la caja tonta

2
“La caja tonta” por Clara Martin La caja tonta es aquél aparato al que llaman “televisión” que forma parte de la decoración del mueble de mi comedor. Lo cierto es que hace más de un año que de forma involuntaria decidí no encenderla más. ¿Cuáles fueron los motivos? Las razones se reducen a una sola: no hacen absolutamente nada que me pueda interesar. Y no es para menos ya que en los últimos años la mayoría de cadenas públicas sólo se han preocupado en mantener o incrementar la audiencia priorizando la explotación del morbo, el sensacionalismo y el escándalo en sus contenidos. Con esta política nacen programas como “Sálvame”, “ Gran Hermano”, “Mujeres y hombres y viceversa” o “El Diario” donde lo único que hacen es regodearse con el sufrimiento y la muestra más sórdida de la condición humana, con la exhibición gratuita de sentimientos y comportamientos íntimos. Efectivamente, me refiero a los programas catalogados como “telebasura”, aquellos que ensucian las mentes de los que voluntariamente (o involuntariamente) los ven. ¿Pero quién es el culpable de la telebasura? ¿Podemos atribuir el mérito a los programadores? Seamos realistas. En un mundo subordinado a los dictámenes del capitalismo, el que decide qué productos ofrecer al consumidor es el “mercado”. Y definitivamente, en la ley de la oferta y la demanda el culpable es

Upload: clara-martin

Post on 10-Mar-2016

214 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

“La caja tonta” por Clara Martin formarnos y entretener? Lo siento, pero yo ya lo he decidido pequeño, de momento te quedas en Off. Así acabó nuestra historia de amor, aunque si no fuera por mis compañeras de piso, definitivamente, se hubiera terminado con el apagón.

TRANSCRIPT

Page 1: La caja tonta

“La caja tonta” por Clara Martin

La caja tonta es aquél aparato al que llaman “televisión” que forma parte de la decoración del mueble de mi comedor. Lo cierto es que hace más de un año que de forma involuntaria decidí no encenderla más. ¿Cuáles fueron los motivos? Las razones se reducen a una sola: no hacen absolutamente nada que me pueda interesar. Y no es para menos ya que en los últimos años la mayoría de cadenas públicas sólo se han preocupado en mantener o incrementar la audiencia priorizando la explotación del morbo, el sensacionalismo y el escándalo en sus contenidos. Con esta política nacen programas como “Sálvame”, “ Gran Hermano”, “Mujeres y hombres y viceversa” o “El Diario” donde lo único que hacen es regodearse con el sufrimiento y la muestra más sórdida de la condición humana, con la exhibición gratuita de sentimientos y comportamientos íntimos. Efectivamente, me refiero a los programas catalogados como “telebasura”, aquellos que ensucian las mentes de los que voluntariamente (o involuntariamente) los ven. ¿Pero quién es el culpable de la telebasura? ¿Podemos atribuir el mérito a los programadores? Seamos realistas. En un mundo subordinado a los dictámenes del capitalismo, el que decide qué productos ofrecer al consumidor es el “mercado”. Y definitivamente, en la ley de la oferta y la demanda el culpable es el que consume. En este sentido, ¿no es más realista atribuirnos el mérito a nosotros mismos? Querido público! Son ustedes quienes cada día, con sólo apretar el botón del “mando” contribuyen a la decadencia de unos valores y principios constitucionales fundamentales en una sociedad democrática! Valores tan importantes como la dignidad, el respeto a la intimidad y la veracidad. Personalmente me desespero porque veo que la situación ha llegado a un punto que si no somos conscientes de lo perjudicial que es, o sabiéndolo lo obviamos, poco a poco la ficción acabará apoderándose de nuestra realidad. No olvidemos que tenemos el derecho de decidir cómo vivir y quién queremos ser, pero no es sólo una reivindicación verbal. Hay que actuar para que las cadenas públicas cumplan con sus obligaciones morales de suministrar productos éticos. ¿Queremos vivir abstraídos por una “caja tonta” que nos hace “tontos”? ¿O queremos un televisor capaz de cumplir con su obligación de informarnos, formarnos y entretener? Lo siento, pero yo ya lo he decidido pequeño, de momento te quedas en Off. Así acabó nuestra historia de amor, aunque si no fuera por mis compañeras de piso, definitivamente, se hubiera terminado con el apagón.