la bondad de la conducta

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José Rodrigo Castañeda Monterroso Ética Miss Noemí García 5to Bachillerato en computación 21 de febrero de 2013 La Bondad de la Conducta La buena conducta es esencialmente la ausencia del ego, del yo. Se demuestra en la cortesía, en la consideración hacia los demás, en ceder sin perder la integridad. La conducta es extraordinariamente importante; no es una cuestión momentánea que pueda pasarse por alto o el juguete de una mente sofisticada. Esa conducta brota de la profundidad del propio ser y forma parte de nuestra existencia cotidiana. La bondad se muestra en la acción. Actuar correctamente es una de las cosas más difíciles de hacer. Es algo muy complejo y debe ser examinado muy detenidamente, sin impaciencia y sin sacar ninguna conclusión precipitada. En nuestra vida diaria la acción es un flujo continuado del pasado, a veces interrumpido por una nueva serie de conclusiones. Estas conclusiones se convierten a su vez en el pasado, de manera que uno actúa de acuerdo con ideas o ideales preconcebidos. Uno siempre está actuando o bien desde la acumulación de conocimientos, que son el pasado, o de cara a un futuro idealista, a una utopía. Nosotros aceptamos dicha acción como algo normal. ¿Pero lo es? La cuestionamos después de que haya ocurrido o antes de realizarla, pero dicho cuestionamiento se basa en conclusiones previas o en expectativas de premio o castigo futuros: “Si yo hago esto, obtendré aquello”. Ahora estamos cuestionando todo el concepto aceptado de la acción. La acción tiene lugar después de que hayamos acumulado conocimientos o experiencia; o actuamos y aprendemos, con agrado o desagrado, de esa acción y este aprendizaje se convierte a su vez en acumulación de conocimientos. Por lo tanto, ambas acciones se basan en el conocimiento y no son diferentes. El conocimiento es siempre el pasado y, por consiguiente, nuestras acciones son siempre mecánicas. ¿Existe una acción que no sea mecánica, repetitiva, rutinaria y, por lo tanto, sin pesar? Es realmente muy importante que comprendamos esto, porque donde haya libertad y la bondad florezca, la acción no podrá ser nunca mecánica. Escribir, aprender un idioma, conducir un automóvil, adquirir cualquier clase de conocimiento técnico y actuar conforme a ese conocimiento son actividades mecánicas. Esta actividad mecánica puede suspenderse y en esa suspensión puede formarse una nueva conclusión, la que a su vez se vuelve mecánica. Uno debe tener en cuenta constantemente que la libertad es esencial para la belleza de la bondad. Existe una acción no mecánica, pero se debe descubrir por si mismo. Nadie le puede enseñar o instruir al respecto; no se puede aprender de ejemplos, porque eso se convierte en conformismo e imitación y entonces usted ha perdido por completo la libertad y la bondad no existe.

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la bondad de la conducta

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José Rodrigo Castañeda Monterroso

Ética Miss Noemí García

5to Bachillerato en computación 21 de febrero de 2013

La Bondad de la Conducta

La buena conducta es esencialmente la ausencia del ego, del yo. Se demuestra en la

cortesía, en la consideración hacia los demás, en ceder sin perder la integridad. La conducta

es extraordinariamente importante; no es una cuestión momentánea que pueda pasarse por

alto o el juguete de una mente sofisticada. Esa conducta brota de la profundidad del propio

ser y forma parte de nuestra existencia cotidiana. La bondad se muestra en la acción. Actuar

correctamente es una de las cosas más difíciles de hacer. Es algo muy complejo y debe ser

examinado muy detenidamente, sin impaciencia y sin sacar ninguna conclusión precipitada.

En nuestra vida diaria la acción es un flujo continuado del pasado, a veces interrumpido por

una nueva serie de conclusiones. Estas conclusiones se convierten a su vez en el pasado, de

manera que uno actúa de acuerdo con ideas o ideales preconcebidos. Uno siempre está

actuando o bien desde la acumulación de conocimientos, que son el pasado, o de cara a un

futuro idealista, a una utopía. Nosotros aceptamos dicha acción como algo normal. ¿Pero lo

es? La cuestionamos después de que haya ocurrido o antes de realizarla, pero dicho

cuestionamiento se basa en conclusiones previas o en expectativas de premio o castigo

futuros: “Si yo hago esto, obtendré aquello”.

Ahora estamos cuestionando todo el concepto aceptado de la acción. La acción tiene lugar

después de que hayamos acumulado conocimientos o experiencia; o actuamos y

aprendemos, con agrado o desagrado, de esa acción y este aprendizaje se convierte a su vez

en acumulación de conocimientos. Por lo tanto, ambas acciones se basan en el

conocimiento y no son diferentes. El conocimiento es siempre el pasado y, por

consiguiente, nuestras acciones son siempre mecánicas.

¿Existe una acción que no sea mecánica, repetitiva, rutinaria y, por lo tanto, sin pesar? Es

realmente muy importante que comprendamos esto, porque donde haya libertad y la bondad

florezca, la acción no podrá ser nunca mecánica. Escribir, aprender un idioma, conducir un

automóvil, adquirir cualquier clase de conocimiento técnico y actuar conforme a ese

conocimiento son actividades mecánicas. Esta actividad mecánica puede suspenderse y en

esa suspensión puede formarse una nueva conclusión, la que a su vez se vuelve mecánica.

Uno debe tener en cuenta constantemente que la libertad es esencial para la belleza de la

bondad. Existe una acción no mecánica, pero se debe descubrir por si mismo. Nadie le

puede enseñar o instruir al respecto; no se puede aprender de ejemplos, porque eso se

convierte en conformismo e imitación y entonces usted ha perdido por completo la libertad

y la bondad no existe.

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