koselleck, historias de conceptos

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Historias de Conceptos, editorial Trotta

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  • IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII~ 1111111111111UNAM 715088

    IIILIOTICA CINTItAL

  • El centro de la obra de Rcinharr Koselleck lo ocupa ladenominada "historia de los conceptos, cuyo paradig-ma l desarroll -en su calidad de historiador pen-sante, como le llamara Hans-Georg Gadamer-, con-virtindolo en fundamento del monumental diccionarioConceptos histricos fundamentales, editado junto conOtto Brunner y Werner Conze. La historia de los con-ceptos se dirige especficamente contra una historia delas ideas abstracta y se orienta hacia el estudio de losusos lingsticos en la vida social, poltica y jurdica. Esteenfoque es as capaz de medir las experiencias y expec-tativas concretas en el punto de articulacin entre lasfuentes, ligadas al lenguaje, y la realidad poltico-social.

    Los escritos reunidos en este volumen constituyenla parte ms significativa del ltimo legado intelectualde Koselleck. En ellos se narra la historia del mundomoderno a travs de las historias de conceptos comorevolucin, crisis, ilustracin, emancipacin,Bildung y utopa. Se pone as de manifiesto el dobleestatuto de estos conceptos: su funcin de indicadoresy de factores del proceso histrico. El anlisis semn-tico-pragmtico de los conceptos hace visibles tantolas continuidades como los puntos de ruptura dentrode la historia social y cultural, haciendo posible unaforma propia de experiencia histrica: la historia delos conceptos se convierte en un medio para la au-toilustracin histrica del tiempo presente.

  • Historias de conceptos

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    Historias de conceptosEstudios sobre semntica y pragmtica

    del lenguaje poltico y social

    Reinhart Kosellcck

    Traduccin de Luis l-crundcz 'lrITS

    R A T o TL R T A

  • 715066La edicin de esta obro ho contado con lo oyuda de Gocthe lnslilot,

    institucin finonciada por el Ministerio de Asuntos Exteriores alemn.

    CONTENIDO

    COLECCiN ESTRUCTURAS y PROCESOSSerie Ciencias Sociales

    1. Historia social e historia de los conceptos 9

    2. Historia de los conceptos y conceptos de historia 27

    3. Historia conceptual......................................................................... 45

    4. Sobre la estructura antropolgica y semntica de Bildung 49

    5. "Progreso y decadencia. Apndice sobre la historia de dos con-ceptos 95

    Ttulo original: Begriffsgeschichten. Studien zur Semantikund Progmatik der politischen und sozialen Sprache

    6. Desplazamiento de los lmites de la emancipacin. Un esbozo his-trico-conceptual............................................................................ 113

    7. Algunas cuestiones sobre la historia conceptual de crisis 131

    8. Patriotismo. Fundamentos y lmites de un concepto moderno........ 143

    9. Revolucin como concepto y como metfora. Sobre la semnticade una palabra en un tiempo enftica............................................. 161

    10. Sobre la historia conceptual de la utopa temporal......................... 171

    11. Conceptos de enemigo.................................................................... 189

    12. Innovaciones conceptuales del lenguaje de la llustracin................ 199

    13. 2Tres mundos burgueses? Hacia una semntica comparada de lasociedad civil/burguesa en Alemania, Inglaterra y Francia 225

    14. Ms ac del Estado nacional........................................................... 277

    Editorial Trotta, S.A., 2012Ferraz, 55. 28008 Madrid

    Telfono: 91 5430361Fax 915431488

    Email: [email protected]://www.trotio.es

    @ Suhrkamp Verlag, Frankfur! om Main, 2006

    ti:) Luis Fernndez Torres, paro [o traduccin, 2012Eplogo: Carsten Dutt 293

    ISBN 978849879-300-0Depsito Legol: ~j,. 10.134-2012 Procr.icnri de los textos ,. ..

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  • 1II

    HISTORIA SOCIALE HISTORIA DE LOS CONCEPTOS

    Dedicarse a la historia -sea esta lo que sea- y definirla como historiasocial delimita evidentemente la temtica. Y especializar la historia enhistoria conceptual es evidentemente lo mismo. Sin embargo, en ningu-no de los dos casos se trata de una de las delimitaciones habituales de lashistorias especializadas que se encuentran en la historia universal. Porejemplo, la historia econmica de Inglaterra, la historia de la diploma-cia del Renacimiento o la historia de la Iglesia en Occidente constituyenesa clase de mbitos especiales, valiosos como campos de estudio y cuyoobjeto y alcance temporal y regional est preestablecido. En esos casosse tratan aspectos concretos de la historia universal.

    No sucede lo mismo en los casos de la historia social y la historiaconceptual: debido a su autofundamentacin terica, estas reclaman unageneralidad que se puede extender y aplicar a todas las historias especia-lizadas. Qu historia no tiene que ver con relaciones interpersonales,con formaciones sociales de cualquier tipo o con clases sociales? Lacaracterizacin de la historia como historia social implica, por tanto,una innegable reivindicacin permanente -en cierto modo antropol-gica-, que se oculta en cada una de las distintas formas de historia. yqu clase de historia sera la que antes de plasmarse como historia no sehubiese concebido como tal? La investigacin de los conceptos y de suhistoria lingstica forma parte de las condiciones mnimas necesariaspara poder comprender la historia del mismo modo que su definicinimplica las sociedades humanas.

    1. RETROSPECCIN HISTRICA

    Ambas, la historia social y la historia conceptual, existen como enfoquescxpliciios desde Lt llustr.uiu y su descubrimiento del mundo histrico:

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    cuando las formaciones sociales se volvieron fr;gilcs y con ello, ximul-tneamente, la reflexin lingstica se vio sometida a la presin hacia elcambio de una historia que se experiment y articul C0l110 algo nuevo.Quienes desde entonces han prestado atencin a la historia de la re-flexin y de la descripcin histrica tropiezan constantemente con ambosenfoques, bien apoyndose mutuamente como en el caso de Vico, Rous-seau o Herder, o bien por caminos separados.

    La pretensin de atribuir y deducir rodas las manifestaciones de lavida y su transformacin a partir de las condiciones sociales comienzaa formularse con el surgimiento de las distintas filosofas de la historiade la Ilustracin -hasta llegar a Comte y al joven Marx-. A estas lessiguen, aplicando ya una metodologa positivista, las historias de las so-ciedades y de las civilizaciones, las historias de la cultura, las historiasnacionales del siglo XIX y las historias regionales, cuya labor de sntesis,desde Moser pasando por Gregorovius hasta Lamprecht, puede con ra-zn denominarse socio histrica o tambin histrico-cultural.

    Por otro lado, desde el siglo XVIII se tematizan conscientemente histo-rias conceptuales -la expresin proviene con bastante probabilidad deHegel-e-', que conservaron un lugar estable en las distintas historias dellenguaje y en la lexicografa histrica. Naturalmente estas historias fue-ron temarizadas por todas las disciplinas que trabajan con un mtodohistrico-filolgico, las cuales tienen que asegurarse de la validez de susfuentes mediante planteamientos hermenuticos. Toda traduccin al pro-pio presente implica una historia conceptual, cuya inevitabilidad metodo-lgica para todas las ciencias sociales y del espritu ya demostr de formaejemplar Rudolf Eucken en su Geschichte der philosophischen Termino-logie [Historia de la terminologa filosfica]',

    Tambin es habitual encontrar en la prctica investigadora ejemplosde reciprocidad que reconcilian anlisis sociohistricos y del campo dela historia constitucional con planteamientos histrico-conceptuales. Esarelacin de reciprocidad se daba en el campo de la investigacin sobrela Antigedad y la Edad Media, una relacin sobre la que en algunasocasiones se reflexionaba ms y en otras menos, pero que siempre estabapresente, pues qu estado de cosas puede comprenderse, especialmentecuando las fuentes son escasas y difusas, sin atender al modo en quese plasma conceptualmente ese estado de cosas en el pasado y en elpresente? Por eso resulta llamativo que la interdependencia mutua en-tre la historia social y conceptual no fuese elaborada sistemticamentehasta los aos treinta del siglo xx. Pienso en Walter Schlesinger y sobre

    todo en Olio grunllLT. Los mentores de esta elaboracin sistemtica encampos relacionados con la historia fueron Erich Rothacker en la filoso-fa, Carl Schmitt en el campo del derecho y Jost Trier en la lingstica.

    La intencionalidad poltica de estas investigaciones, la conciliacinde la historia social y conceptual, iba dirigida contra dos corrientes, asu vez muy distintas entre ellas, que predominaron en los aos veintedel ltimo siglo: por una parte, haba que desprenderse de los conceptosprocedentes de la historia de las ideas y del espritu, conceptos que seinvestigaron abstrayndolos de su contexto sociopoltico concreto, encierto modo por su valor intrnseco. Por otra parte, haba que evitarsobre todo hacer una historia similar a la historia de los acontecimien-tos polticos, y preguntarse, al contrario, por las premisas a largo plazode estos hechos.

    Otto Brunner quera, como subray en el prlogo a la segunda edi-cin de Land und Herrschaft [Pas y seoro], preguntarse por las pre-misas concretas de la poltica medieval, pero no describir esa poltica:'.Lo importante era mostrar las estructuras a largo plazo de la consti-tucin social y de su transformacin -nunca instantnea-, y hacerlotematizando de forma expresa las distintas expresiones lingsticas delos grupos, bandos o clases sociales as como la hi~toria de su in~-er-pretacin. No es casualidad que los Anales, que surgieron en Francia apartir de unos intereses anlogos, introdujesen desde 1930 la rbricacosas y palabras. Para Lucien Febvre y Marc Bloch el anlisis lings-tico era una parte integral de sus investigaciones sociohistricas. EnAlemania, Gunther Ipsen, que complet sus investigaciones sociohis-tricas, especialmente las demogrficas, con estudios lingsticos, abrinuevos horizontes para la historia moderna. Werner Conze retom to-das estas propuestas al fundar en 1956-1957 el Arbeitskreis [r moderneSozialgeschichte". La conciliacin de los planteamientos sociohistricose histrico-conceptuales es, gracias a la iniciativa de Conze, uno de losretos permanentes de este grupo. Por eso tambin lo es el de su diferen-ciacin, de la que se hablar a continuacin.

    1. H. G. Meier, -Bcgriffsgeschichrc, en J. Ritrer (ed.), Historiscbes Wiirlcr/JUch derPhilosophie, vol. 1, Basilea/Srutrgarr, 1971, pp. 788--808.

    2. R. Eucken, Gescbichte der philoscphschen Tcrminologie, I.cipzig, 1879; rccd. 1%4.

    3. O. Brunncr, La11d und Herrschait, Brnn/Mnich/Viena. 1942, p. xi.4. Vase W. Conze, Zur Grndung des Arbeitskreises fr moderne Sozialgeschich-

    te: Hamburger [ahrbuch [r Wirtschafts- und Gesellschaftspolitik 24 (1979), pp. 23-32.Conze mismo prefera el trmino "historia estructural>, (Strukturgeschichte) para evitar lalimitacin

  • III~ I ()HIA" I1I )N ( 11' I c r', 111 " , I l' 11\ " I 1I lA I I l' 1., I () H I Al) I 1 U S (_ U N (_ I " I U S

    2. LA IMPOSIBILIDAD DE UNA 1IIS'/OIl

  • HIS10RIAS Dl CONCEPTOS "1'. I t, ,. lA ',1)1 lA I I 111', I () I~ 1/\ 1)1 I t r ', ( () N 1, 11' 1 I,_):,

    Esta observacin, aunque resulta evidente, debe no obstante acep-tarse con reservas. Lo que realmente sucede es claramente ms que lamera articulacin lingstica que lo posibilita o que lo interpreta. La or-den, la decisin colegiada o el grito elemental de matar no son idnticosa la violencia propia de matar. Las expresiones de una pareja de enamo-rados no son iguales al amor que experimentan dos personas. Las normasescritas de una organizacin o sus acciones lingsticas no son idnticasa la accin y actividad de la organizacin en s misma.

    Siempre hay una diferencia entre la historia en acto y la articulacinlingstica que la hace posible. Ningn acto lingstico es la accin mis-ma que ayuda a preparar, provocar y ejecutarse. Sin embargo, hay queadmitir que a menudo una palabra tiene consecuencias innegables: bas-ta pensar en la orden del Fhrer de invadir Polonia por mencionar unejemplo llamativo. Pero precisamente en este caso se muestra de formaclara la relacin existente. Una historia no se lleva a cabo sin el hablapero nunca es idntica a esta, no se puede reducir a ella. '

    Por esa razn, ms all del lenguaje hablado debe haber otras premi-sas y formas de ejecucin de los sucesos que los hagan posibles. Podemosmencionar, por ejemplo, el campo de la semitica, que abarca el lengua-je en general. Pienso en la gesticulacin corporal, en la que el lenguajesolamente se transmite de forma cifrada, en los rituales mgicos y en lateologa del sacrificio, que no tiene su asiento histrico en la palabra,sino, por ejemplo, en la cruz, en las conductas grupales establecidas me-diante sus smbolos, o en las modernas seales de trfico. En todos loscasos se trata de un lenguaje de signos comprensible sin palabras. Des-de luego, todas las seales mencionadas pueden verbalizarse. Tambinpueden reducirse al lenguaje, pero su aportacin consiste precisamenteen demostrar que puede prescindirse del lenguaje hablado y provocarsemediante seales o smbolos las correspondientes acciones o controlaractitudes y modos de comportamiento.

    Solo recordar brevemente otras premisas extralingsticas de his-torias posibles: la cercana o lejana espacial, las distancias, que segn loscasos pueden provocar conflictos o retrasarlos, las diferencias tempora-les entre las distintas generaciones y la bipolaridad de los sexos. Todasestas distinciones albergan acontecimientos, peleas y reconciliacionesposibilitados prelingsticamente, aun cuando sea gracias a la articula-cin lingstica como pueden, aunque no tengan por qu, realizarse.

    En todos los actos hay, por consiguiente, elementos extralingsti-cas, prelingsticos y poslingsticos que conducen a una historia. Son lascondiciones bsicas, geogrficas, biolgicas y zoolgicas que a travs dela constitucin humana influyen simultneamente en los acontecimientossociales. El nacimiento, el amor y la muerte, la comida, el hambre, la mi-seria y las enfermedades, quiz tambin la felicidad, cn cualquier uso el

    rolx, la vict ori.r, I; muerte y la derrota. Todos estos son elementos y for-mas mediante los que la historia humana se desarrolla, que abarcan desdela coridianeidad hasta la identificacin de estructuras de poder poltico ycuyo carcter extralingstico difcilmente puede negarse.

    Sin embargo, las distinciones analticas que aqu se han examinadoapenas son comprensibles en el contexto concreto de las acciones queproducen los acontecimientos. Ya que las personas plasman lingstica-mente todas las premisas prelingsticas y las transmiten con su actuary padecer en el dilogo concreto. El lenguaje oral o el texto escrito, eldiscurso vigente en cada caso -o el que se ha pasado por alto- se en-trecruzan en el acontecer concreto convirtindose en un suceso, que entodos los casos se compone de elementos de accin y padecimiento ex-tralingsticas y lingsticos. Aunque el discurso enmudezca, seguir pre-sente el preconocimiento lingstico, que es inherente al hombre y que lefaculta para comunicarse con lo que tiene enfrente: con independenciade si se trata de personas, cosas, productos, plantas o animales.

    Cuanta mayor es la complejidad de los actores creados por el ser hu-mano, como sucede en los modernos procesos de trabajo y sus relacioneseconmicas o en los cada vez ms complejos espacios de accin poltica,ms importantes son las condiciones en las que se produce la comuni-cacin lingstica, orientadas a conservar la capacidad de accin. Unaimportancia que se hace patente en la ampliacin de la comunicacinlingstica: desde el alcance de la voz en el mercado hasta la pantallade un televisor o de un procesador de datos -junto con las institucionesque permiten su difusin-, pasando por los medios tcnicos de trans-misin de mensajes, la escritura, la impresin, el telfono y la radio;desde el mensajero hasta los satlites de comunicaciones pasando por elcorreo y la prensa, incluyendo los efectos de toda codificacin lings-tica. Siempre se ha intentado hacer que el alcance del lenguaje habladoperdure para detener determinados acontecimientos o que se ample yestimule para acelerar los acontecimientos, anticiparse a ellos, provo-carlos y controlarlos. Esta indicacin debera bastar para demostrar elentrecruzamiento entre la historia socia)" y la historia lingstica enla realizacin concreta del hablar y del actuar.

    El discurso hablado o el texto escrito y el suceso que tiene lugarno pueden separarse in actu, solo pueden diferenciarse analticamente.Cuando alguien queda impresionado por una alocucin, la experimentano solo lingsticamente, sino tambin en todo su cuerpo; y si se enmu-dece a consecuencia de una accin, quien se queda sin voz experimen-ta an con ms fuerza su dependencia del lenguaje para poder volver aactuar. Esta interrelacin personal entre discurso, accin y padecimientopuede aplicarse a todos los niveles de los cada vez ms complejos acto-res SOli;I]cS. El entrelazamiento entre las llamadas acciones lingsticas

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    y el acontecimiento real abarca desde el comportamiento individualhasta los distintos modos en que este se integra en las redes sociales,mediante las cuales los acontecimientos se insertan en sus contextos. Estediagnstico, que es vlido para toda la historia acontecida a pesar de lasvariaciones histricas, tiene importantes consecuencias en la descripcinde las historias acontecidas y especialmente en la diferencia entre historiasocial e historia conceptual.

    cspccializnd.is de la historia. Sin embargo, solo se puede estar seguro delo que realmente sucedi, ms all de cualquier hiptesis, mediante lotransmitido oralmente o por escrito, precisamente mediante testimonioslingsticos. Solo mediante las fuentes lingsticas es posible saber quparte del pasado debe contabilizarse como lingstica y cul como lorealmente acontecido.

    Solo puede descubrirse post eventum, mediante testimonios lings-ticos, qu estaba entretejido in eventu. En funcin del tipo de transmisinlingstica con la que se trabaje, tradicin oral o escrita, algunos gne-ros, diversos entre s, se aproximarn mientras que otros se distanciarn.

    El mito y los cuentos de hadas, el drama, la epopeya y la novela secaracterizan por presuponer y tematizar la relacin originaria entre eldiscurso y la accin, entre el padecimiento, el hablar y el callar. Hacerpresente la historia acontecida crea el sentido, que se mantiene digno deser recordado. Esto es precisamente lo que hacen las historias que utilizandiscursos, verdaderos o fingidos, para valorar adecuadamente los acon-tecimientos dignos de ser recordados, o que hacen uso de las palabrasplasmadas en un texto escrito, que demuestran el entrelazamiento dediscurso y accin.

    Son las situaciones nicas, que generan su propia transformacin ydetrs de las cuales puede verse algo parecido a un destino, las quesuponen un desafo para la investigacin y para la comunicacin de cual-quier autointerpretacin e interpretacin general. A este gnero perte-necen, mejor o peor hechas, las memorias y las biografas, que en inglsacentan la interaccin entre el lenguaje y la vida -las Life and Let-ters-, adems de todas las historias que estudian los acontecimientossegn su dinmica inmanente. l dijo esto e hizo lo otro, ella lo dijo ylo hizo, lo que dio lugar a algo sorprendente, a algo nuevo que lo cambitodo. Numerosas obras estn elaboradas siguiendo este esquema formal,sobre todo las que, como la historia de los acontecimientos polticos yla historia de la diplomacia, permiten reconstruir lo que sucedi in actugracias al estado de las fuentes. Desde el punto de vista del uso que ha-cen del lenguaje, estas historias forman parte de un grupo que abarcadesde el mito hasta la novelas. Solo en el mbito cientfico dependen dela autenticidad -por comprobar- de las fuentes lingsticas, que debengarantizar el entrelazamiento, hasta ese momento supuesto, de los actoslingsticos y de las acciones.

    Lo que analticamente puede diferenciarse, lo prelingstico y lo lin-gstico, vuelve a ser una unidad de forma anloga a como sucede enla experiencia gracias a una aportacin del lenguaje: es la ficcin de lofctico. Ya que lo que realmente ha sucedido solo es -retrospectiva-

    4. LA HISTORIA DESCRITA y SUS FUENTES LINGSTICAS

    La relacin emprica que acabo de exponer entre el hacer y el discurso,entre actuar y hablar se disuelve tan pronto como la atencin pasa de lahistoria que tiene lugar in eventu a la historia pasada ex eventu, de la quese ocupa el historiador profesional. La distincin analtica entre un nivelde accin extralingstico y otro lingstico adquiere el rango de princi-pio antropolgico sin el que no es posible plasmar ninguna experienciahistrica en un enunciado coloquial o cientfico, dado que solo experi-mento lo acontecido -ms all de mi experiencia personal- oralmenteo mediante un texto escrito. Aun en el caso de que el lenguaje haya sidoun factor secundario -parcialmente- en la ejecucin de la accin yen su padecimiento, desde el momento en que un acontecimiento pasaa formar parte del pasado, el lenguaje se convierte en un factor prima-rio sin el cual no es posible ningn recuerdo ni ninguna transposicincientfica de ese recuerdo. De este modo, la primaca antropolgica dellenguaje en la descripcin de la historia acontecida adquiere un estatusepistemolgico. Es lingsticamente como debe decidirse qu parte de lahistoria pasada estaba condicionada lingsticamente y cul no.

    En trminos antropolgicos, toda historia se constituye median-te la comunicacin oral y escrita de las generaciones coetneas, que setransmiten mutuamente sus propias experiencias. El texto escrito se con-vierte en el principal vehculo de la transmisin de la historia cuando ladesaparicin de las generaciones ms viejas hace que se diluyan los re-cuerdos transmitidos oralmente. Aunque tambin hay numerosos restosextralingsticas que son testimonios de acontecimientos y situacionespasadas: ruinas fruto de catstrofes; monedas de sistemas econmicos;construcciones que remiten a una comunidad, a un gobierno y a la pres-tacin de servicios; caminos, que remiten al comercio o a la guerra; pai-sajes transformados culturalmente, testigos del trabajo de generaciones,y monumentos, que recuerdan la victoria o la muerte; armas, testimoniosdel combate, utensilios, que remiten a su invencin y uso, en definitivareliquias y hallazgos -o imgenes- que sirven de testimonio detodo lo mencionado. De todos estos restos se ocupan las distintas ramas S. V";lse 11. White, Tiopics o] Discoursc, Balnmore/Londres, 1982.

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    Pues bien, ambas, la historia social y la conceptual, se caracterizanpor presuponer tericamente, aunque de distinto modo, esa relacin.Desde la perspectiva sociohistrica se investiga la relacin entre los acon-tecimientos sincrnicos y las estructuras diacrnicas. y es una relacinanloga la que se da entre el discurso hablado, sincrnico, y el lenguajeya existente, diacrnico, que ejerce una influencia constante sobre el pri-mero, la que se tematiza desde un enfoque histrico-conceptual. Puedeque todo lo que suceda sea nico y nuevo, pero no hasta el punto de nohaber requerido determinadas condiciones sociales previas a largo plazoque hiciesen posible ese acontecimiento nico. Puede que se acue unconcepto nuevo que plasme en palabras experiencias o expectativas antesinexistentes. Pero no puede ser tan nuevo como para no estar ya virtual-mente presente en el lenguaje dado y no recibir su sentido del contextolingstico del que es heredero. Por tanto, ambos enfoques de investi-gacin incluyen en la interaccin entre discurso y accin, en la que losacontecimientos tienen lugar, la dimensin diacrnica -definida de for-ma distinta-, sin la cual la historia no es posible ni puede comprenderse.

    Una serie de ejemplos servir para explicarlo. El matrimonio es unainstitucin que, a pesar de sus implicaciones biolgicas prelingsticas,constituye un fenmeno cultural con numerosas variantes a lo largo dela historia de la humanidad. Dado que se trata de una forma de so-cializacin entre dos o ms personas de distinto o tambin del mismosexo, el matrimonio es uno de los temas genuinos de la investigacinsociohistrica. Al mismo tiempo es obvio que solo puede hablarse sobreel matrimonio desde un enfoque socio histrico cuando existen fuentesescritas que nos informan sobre ello, sobre cmo los distintos tipos dematrimonio se han plasmado en un concepto.

    Pueden elaborarse dos enfoques metodolgicos como modelos sim-plificados. Uno se centra primordialmente en los acontecimientos, enlas acciones plasmadas en el discurso, el texto y el acto; el otro se centraprincipalmente en las condiciones previas de carcter diacrnico y ensus transformaciones a largo plazo. Busca, por tanto, estructuras socia-les y sus equivalentes lingsticos.

    1. De este modo puede tematizarse un acontecimiento concreto, unmatrimonio real, por ejemplo, del que las fuentes dinsticas nos ofrecenuna amplia informacin: qu motivos polticos existan, qu condicionescontractuales, qu dote se negoci, cmo se escenificaron las ceremoniasy ms datos de esta clase. El desarrollo de este matrimonio tambin puedereconstruirse y narrarse cuantas veces se quiera siguiendo la secuenciade los acontecimientos hasta llegar a las terribles consecuencias a quedio lugar, por ejemplo, la muerte de uno de los cnyuges, la muerte deltestador, contemplada en el contrato, que provoc una guerra de suce-sin. Actualmente tambin puede reconstruirse la historia concreta de

    1111 m.urimouio de LISlolases bajas de forma anloga. Un tema interesantedc la historia cotidiana, que se sirve de numerosas fuentes no utilizadash;lsla ahora. En ambos casos se trata de historias nicas, concretas, queincluyen la tensin irreductible existente entre la felicidad y la miseria yque se insertan en contextos religiosos, sociales y polticos.

    2. Ni la historia social ni la conceptual podran ser tales sin estoscasos particulares, pero investigarlos no constituye su inters primor-dial. Ambas se centran, para caracterizar el segundo enfoque metodol-gico -de nuevo segn un modelo simplificado-, en las condiciones alargo plazo que operan en el nivel diacrnico y que han hecho posiblecada caso particular. Tambin estudian los procesos a largo plazo que sederivan de la suma de los casos particulares. Dicho de otra forma, am-bas estudian las estructuras y su transformacin as como las reglas lin-gsticas mediante las cuales estas estructuras han pasado a formar partede la conciencia social, han sido concebidas y tambin modificadas.

    Empecemos primero con los mtodos propios de la historia socialpara continuar despus con los de la historia conceptual.

    La historia social no ignora la dimensin sincrnica de los matrimo-nios concretos y de las conversaciones o cartas que se intercambiaron.Ms bien la absorben diacrnicamente. As, por ejemplo, en los plantea-mientos sociohistricos el nmero de matrimonios se elabora estadsti-camente para documentar el aumento de la poblacin por clases socia-les. A partir de qu momento aumenta el nmero de matrimonios porencima del de los hogares y granjas preestablecidos estamentalmente,que disponan de un espacio limitado para la produccin de alimentos?Cmo se comporta el nmero de matrimonios en relacin con las cur-vas de salarios y precios, con las buenas y malas cosechas, con el fin deponderar el peso respectivo de los factores econmicos y naturales enla reproduccin de la poblacin? Cmo puede ponerse en relacin elnmero de nacimientos dentro y fuera del matrimonio con el carcterde las situaciones sociales conflictivas? Cmo se relaciona el nmero denacimientos y fallecimientos de nios, de madres y de padres entre scon el fin de explicar la transformacin a largo plazo de una vida matri-monial tpica? Cmo evoluciona la curva de divorcios, que tambinpermite extraer conclusiones acerca del tipo de matrimonio? Todas estascuestiones, entresacadas casi al azar, tienen una cosa en comn: sacar ala luz y ayudar a identificar procesos reales a largo plazo que, comorules, no estn directamente presentes en las fuentes.

    Es necesario un laborioso trabajo previo para conseguir hacer com-pnrnblcs los contenidos de las fuentes, para a partir de esos contenidos;Igregar series de datos y, por ltimo -y esto debe hacerse con antela-l in=-, es necesaria una reflexin sistemtica para poder interpretar lassnies de datos acumuladas. En ningn caso el contenido lingstico de

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    personas estaban excluidas de poder contraer legalmente matrimonio.El matrimonio considerado como ncleo de la casa estaba integrado enel marco del derecho estamental. Esta concepcin se modific con laIlustracin, que en el Derecho Comn General para los Estados prusia-nos (1791-1794) [Allgemeines Landrecht [ur die preu~ischen Staaten]cre un nuevo fundamento contractual legal para el matrimonio. Lareferencia a la situacin econmica se flexibiliz y la libertad de loscnyuges como individuos se ampli hasta el punto de llegar a permi-tirse el divorcio -prohibido desde la perspectiva teolgica-. Esto noquiere decir que el derecho comn abandonase en modo alguno lasdisposiciones teolgicas y las procedentes del derecho estamental; S111embargo el concepto de matrimonio sufri desplazamientos -lo cualsolo puede registrarse mediante un enfoque histrico-conceptual- dematices decisivos que favorecieron una mayor libertad y autodetermi-nacin de ambos cnyuges.

    Finalmente, a comienzos del siglo XIX encontramos un concepto dematrimonio completamente nuevo. La fundamentacin teolgica se sus-tituy por una autofundamentacin antropolgica, que liber a la insti-tucin del matrimonio de su marco legal para hacer sitio a la autorreali-zacin moral de dos personas que se aman. El Brockhaus de 1820 celebrenfticamente la autonoma postulada y la plasm en un nuevo concepto:el matrimonio por amor. De este modo el matrimonio se deshizo del quehasta entonces era su objetivo principal: engendrar hijos. La referenciaa la situacin econmica se suprimi. Posteriormente, Bluntschli lleg adeclarar (como ya hizo antes Milton) que un matrimonio sin amor erainmoral. Deba disolverse obligatoriamente".

    Se han esbozado tres etapas histrico-conceptuales. Cada una deellas estructur de forma innovadora los aspectos fundamentales, encada caso de forma distinta, de la argumentacin normativa heredada.La premoderna del derecho estamental, la innovadora del derecho co-mn y la romntico-liberal, las tres comparten la caracterstica de seren cierto modo acontecimientos en un sentido histrico-lingstico.Repercutieron en todo el sistema lingstico, sistema en el que los ma-trimonios son comprensibles. No es el lenguaje en conjunto, diacrni-camente dado, el que se ha modificado, sino su semntica y con ella lanueva pragmtica del lenguaje que se ha liberado.

    Ahora bien, el mtodo histrico-conceptual no permite concluir quela historia real de los matrimonios celebrados ha tenido lugar de formaparalela a la autointerpretacin lingstica. Las presiones econmicas

    dcsnit;ls mcdi.uu el enfoque de la historia social siguieron actuando enel sentido de limitar, dificultar y hacer ms problemticos los matrirno-nios, Ya pesar de que se redujeron las limitaciones legales, las presionessociales todava siguieron siendo lo suficientemente fuertes como para110 hacer del matrimonio por amor el nico caso empricamente nor-mal. No obstante, la hiptesis tiene a su favor que el concepto de ma-trimonio por amor, en cierto modo en un enfoque temporal, ha tenidoa largo plazo cada vez mayores oportunidades de hacerse realidad. Porotro lado, no puede negarse que ya antes de la creacin romntica delconcepto de matrimonio por amor, el amor como disposicin antropo-lgica tambin exista en los matrimonios del derecho estamental, queno lo mencionan.

    La conclusin que puede extraerse sobre el tipo de relacin entrela historia social y la conceptual es que ambas se necesitan y se remitenmutuamente, sin que eso signifique que puedan llegar a ser en algnmomento idnticas. Lo que realmente tuvo influencia a largo plazo ysufri modificaciones no puede sin ms deducirse de las fuentes escritastransmitidas. Para ello lo que se necesita es en realidad un trabajo tericoy terminolgico previo. Por otro lado, lo que puede exponerse histrico-conceptualmente -en los textos transmitidos-, remite a un campo deexperiencia limitado lingsticamente y atestigua impulsos innovadoresque registran o pueden iniciar nuevas experiencias; sin embargo, estehecho no justifica la conclusin de que se trata de la historia real. La di-ferencia que hemos establecido entre el actuar y el hablar presente en lahistoria que acontece impide retrospectivamente que la realidad socialconverja en algn momento con la historia de su articulacin lingstica.Aun cuando en el corte sincrnico, que es una abstraccin, la accin y laarticulacin lingstica estn entretejidas, la transformacin diacrnica,que es un constructo terico, no tiene lugar en la historia real y en laconceptual en el mismo orden cronolgico o ritmo temporal. La realidadpudo cambiar antes de que esa transformacin se plasmase en un con-cepto, y del mismo modo es posible que algunos conceptos se creasenposibilitando nuevas realidades.

    y, sin embargo, existe una analoga entre la historia social y la historiaconceptual a la que, para terminar, debo hacer referencia. Lo que aconte-ce en la historia de forma concreta solo es posible debido a que las con-diciones previas se repiten con regularidad a largo plazo. Subjetivamente,el acto de contraer matrimonio puede que sea nico, sin embargo, en lse articulan estructuras repetitivas. Las condiciones econmicas exis-telltes al contraer matrimonio, que dependen de la variable produccinde las cosechas () de las coyunturas, que se modifican a ms largo plazo,ti dc la presin fiscal, que desangra mensual o anualmente el presupuestot.unili.u prnisto (;dclll;ls de las prestaciones regulares de servicios de

    6. Sobre esto, vase D. Schwab, Familie, en O. Brunner et al. (eds.), CcschichtlichcGrundbegriffe, vol. 2, Stuttgart, 1975, pp. 271-301; E. Kapl-Blurnc, Liehe tm lcxilion, tesis,Bielefeld, 1986.

    24 2S

  • 111\ 1 ()HIA\ [JI ((JN( 11'1 ()',

    la poblacin campesina prernoderna), solo ejercen su influencia debi-do a su repeticin regular ms o menos continuada. Lo mismo es vlidopara las implicaciones sociales al contraer matrimonio, que solo puedencomprenderse lingsticamente. Las normas que rigen las costumbres, e!marco legal y -eventualmente- la interpretacin teolgica solo estnvigentes in actu en la medida en que estos mbitos institucionales de in-tegracin se repiten en todos los casos. y cuando se modifican lo hacenlentamente sin que sus estructuras de repeticin se rompan por ello. Loque se denomina de larga duracin solo existe histricamente en lamedida en que e! tiempo concreto de los acontecimientos alberga estruc-turas de repeticin cuya velocidad de transformacin es distinta a la delos propios acontecimientos. La temtica de la historia social consiste enesta interaccin, definida de forma insuficiente mediante la sincrona')y la diacrona.

    La correlacin existente entre cualquier discurso concreto y el lengua-je previamente dado se define de forma anloga, pero no igual. Cuando seutiliza un concepto, por ejemplo, el de matrimonio, nos encontramoscon un conjunto de experiencias de matrimonios vigentes a largo plazo yalmacenadas lingsticamente que se han integrado en el concepto. y e!contexto lingstico, que tambin est previamente dado, regula la ampli-tud de su significado. Con cada uso concreto de la palabra matrimoniose repiten las reglas basadas en e! lenguaje que estructuran su sentido vsu comprensin. Es decir, en este caso tambin son estructuras de repe-ticin lingsticas las que posibilitan, a la vez que limitan, e! campo deaccin del discurso. Toda modificacin conceptual que se convierte enun hecho lingstico se produce mediante una innovacin semntica ypragmtica que permite comprender lo antiguo de otro modo y sin lacual lo nuevo no podra comprenderse.

    La historia social y la historia conceptual poseen distintas velocida-des de transformacin y se basan en estructuras de repeticin diferen-tes. Por eso la terminologa cientfica de la historia social depende de lahistoria de los conceptos para cerciorarse de las experiencias almacena-das lingsticamente. y por eso la historia conceptual debe remitirse alos resultados de la historia social para no perder de vista el hecho deque la diferencia entre una realidad pasada y sus testimonios lingsticosnunca puede convertirse en algo supuestamente idntico.

    2

    HISTORIA DE LOS CONCEPTOSY CONCEPTOS DE HISTORIA

    Hablar en Israe~ sobre historia conceptual (conceptual history o historyof concepts), eXlge empezar con un homenaje a Richard Koebner. La lec-tura de su artculo Sernantics and historiography de 1953 sigue siendotan recomendable como el primer da. Sin entrar en las sutilezas lings-ticas, la gran experiencia acumulada de este historiador muestra en esteartculo lo que las palabras son capaces de hacer, cmo controlan formasde comportamiento y cmo pueden provocar acciones. Pero tambinll1uestr~ cmo dependen de los intereses de los actores polticos y delos partidos. Las palabras y las acciones se influyen y potencian mutua-mente. En su gran obra pstuma editada por Helmut Dan Schmidt Im-fJeriali~m. T~e Story. and Significance of a Political Word [Imperialismo.Historia y significacin de un trmino poltico], Koebner expuso magis-tralmente lo productivo que es ese planteamiento'. Siguiendo un modelopragmtico anglosajn, expone cmo a lo largo de un siglo el significadodel concepto imperialismo cambi significativamente en torno a unadoce.n~ de veces sin que las generaciones posteriores fuesen capaces depercibirlo -a no ser que se hiciese una retraduccin histrico-concep-tual a contextos pasados-. Esto pone de relieve lo dependiente que erael uso lingstico de las cambiantes divisiones partidistas los conflictosI

    . ' ,os intereses de clase y los prejuicios, de! compromiso nacionalista ocol()n~alista y de las ideas de amigo y enemigo de cualquier clase. Elhistoriador capaz de hacer una exposicin de este tipo no solo ilustra alos lectores, sino que contribuye al escepticismo. Esta idea es la que seextrae del trabajo semntico de Koebner. Este utiliza preferentemente

    l. I~. 1(~>L'hller,"Semanti~~ and Hisroriography: The Cambridgejoumal ? (1953),1'1'. I \ I I ,4; ld., lmpcrialisrn. Ihe Story and Signi(icance of a Political Word 1840-1960,nI. d t: I 1. 1). Sdllllldr, Cambridge, 1964.

    26 27

  • H I S I o R I A S LJ I ) N ( I l' I ()', 111', 1 ! lit I Al) I I ( )', \ () N ( I l' I ( ) ", y ( () N ( I l' , ()') U I 1II s I O R I A

    la historia conceptual en un sentido pragmtico. La semntica apareceintegrada en su uso argumentativo -hoy da se prefiere decir: discursi-vo-. Por tanto, las referencias a lo que llamamos el contexto son fre-cuentes, ya que sin l no puede captarse el significado de una palabraconcreta. En este sentido Koebner puede contarse entre los predecesoresde Pocock y Skinner.

    Pero la historia conceptual de Koebner tiene tambin otro aspectoque lleva hasta su pas de origen: Alemania. Como se sabe, el trmi-no historia conceptual>, procede de Hegel o, en cualquier caso, de sucrculo. Hegel reprodujo de forma muy concreta, paso a paso, los mo-vimientos y transformaciones del espritu de Occidente, el trabajo delconcepto", como lo llam en una ocasin. Dicho de otro modo: la his-toria de los conceptos no refleja de forma simple los intereses materialeso polticos, aunque tambin lo hace. La historia de los conceptos enseams bien que en ella estn contenidos los instrumentos propiamente lin-gsticos que debe poseer quien quiere comprender su mundo o influiren l. Por tanto, estos conceptos tambin tienen una historia propia,inmanente al lenguaje. Esta tradicin hegeliana o, si se quiere, idealistainfluy sin duda en el mtodo histrico-filolgico que Koebner aprendien Berln, Breslau y Ginebra.

    Koebner era un medievalista y como tal desarroll un sentido espe-cial para investigar el significado y el uso antiguo de las palabras. Cuantoms escasas son las fuentes, ms necesario es exprimir como limones lospocos textos conservados para obtener de ellos testimonios de un mundodesaparecido. Siguiendo este principio, Koebner edit en 1922 un impor-tante libro que versaba sobre los Comienzos del municipio de la ciudadde Colonia-", En l investig el significado, sobre todo jurdico, que en elsiglo XII tenan conceptos presentes en las fuentes tan centrales como urbs,civitas, burgenses o cives, y cmo pudieron transformarse en el conflictoque enfrent a los ciudadanos con el arzobispo y la nobleza urbana. Koeb-ner se dedic, por tanto, a la historia social y constitucional, entoncespredominantes en la medievalstica, en el mbito de una historia del de-recho, especialmente bien dotada en trminos de fuentes disponibles. Sinembargo, retrospectivamente al lector actual le sorprende que Koebnerutilizase como concepto gua superior de la constitucin republicana dela ciudad comunidad nacional [Volksgemeinschaft], que en realidad noera un concepto que apareciese en las fuentes, sino un concepto modernode los siglos XIX y XX que proyect en la Alta Edad Media:'. Al hacerlo,

    1" x-hncr pensaba sobre todo en los componentes jurdicos que debanc.uartcrizar UIl municipio republicano en el que los ciudadanos tenan losmismos derechos. Podemos estar seguros de que doce aos despus, cuan-do Kocbner se vio obligado a emigrar a Palestina, no habra utilizado de lamisma forma el concepto de comunidad nacional, Fue precisamenteeste concepto el que, una vez incorporados supuestos criterios raciales,sirvi de consigna poltica para excluir a los judos de la comunidad na-cional. Si as se quiere, puede considerarse a Koebner como una vctimatemprana de este desplazamiento semntico, que posibilit y provocla muerte de cientos de miles de ciudadanos alemanes y de millones depersonas inocentes. Koebner debi de haberlo presentido cuando ya en1934 emigr de Breslau a Jerusaln.

    La existencia de una relacin entre los conceptos (lingsticos) yla historia (extralingstica) no puede refutarse seriamente. Tratar deaclarar esta relacin en dos pasos: en primer lugar, me ocupar de lahistoria de los conceptos; en segundo lugar, discutir los conceptos dehistoria. Es evidente que ambos aspectos estn ntimamente relacionados.A continuacin formular algunas propuestas con el fin de aclarar estarelacin de reciprocidad.

    L HISTORIA DE LOS CONCEPTOS

    Toda vida humana est constituida por experiencias, bien sean estas nue-vas y sorprendentes o, por el contrario, de naturaleza repetitiva. Se nece-sitan conceptos para poder tener o acumular experiencias e incorporar-las vitalmente. Son necesarios para fijar las experiencias, que se diluyen,para saber qu sucedi y para conservar el pasado en nuestro lenguaje.Los conceptos son, por tanto, necesarios para integrar las experienciaspasadas tanto en nuestro lenguaje como en nuestro comportamiento.Solo cuando esta integracin se ha llevado a cabo, se es capaz de com-prender lo acontecido y puede que se est en posicin de enfrentarsea los retos del pasado. Es posible que en ese momento se pueda logrartambin la capacidad de prepararse frente a acontecimientos futuros ofrente a posibles sorpresas con el objetivo de impedirlas. Asimismose ser capaz de comunicar posteriormente lo que ha acontecido o denarrar la historia de las propias experiencias. En lenguaje kantiano: nohay experiencias sin conceptos y no hay conceptos sin experiencias. Esteadagio tambin se puede considerar como un enunciado antropolgico.Es aplicable a todas las personas y, en su aspecto formal, tambin a todaslas culturas, lenguas y pocas con independencia de qu experienciasse han adquirido y qu conceptos se han desarrollado para posibilitarlingiistiCllllcnte el infinito nmero de experiencias pasadas y su recuer-

    2. R. Koebner (ed.), Die Anfdnge des Gemeinwesens der Stadt Koln. Zur Entste-hung und altesten Geschichte des deutschen Stadteu/esens, Bonn, 1922.

    3. Vase la resea de A. Koselleck en Historische Vierteljahresschrift 21 (1922-1923), pp. 349-354.

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    do, as como para poder reflexionar tambin sobre posibles experienciasfuturas.

    Comprender algo, ser capaz de concebirlo significa de un modo muyconcreto que e! uso del lenguaje hace de! hombre un ser vivo poderoso.y se sirve de l cuando se mueve, ve algo y lo oye, cuando recuerdao espera algo, en definitiva, cuando acta y, por eso, al mismo tiempopiensa. En el mismo instante en que desplazamos nuestra atencin deesta disposicin general del ser humano al contenido de los conceptos,a las experiencias concretas y reales captadas mediante los conceptos,cuando las experiencias se integran en estos lingsticamente, en ese mo-mento comienzan los cambios. y puede que nos veamos impulsados aempezar a narrar historias porque algo ha cambiado. Sin embargo, elcambio solo es comprensible cuando las condiciones generales, estruc-turales, de ese cambio se repiten. Solo sobre un fondo de condicionesrepetitivas es posible registrar y captar las modificaciones. Con lo cons-tante se alude a la estructura repetitiva de lo que Fernand Braudel de-nomin longue dure. En cuanto a su temporalidad, la longue dure nodebe entenderse como un constante transcurso lineal de acontecimientosiguales, sino como la repeticin continuada de condiciones similares enacontecimientos distintos". Los acontecimientos siempre se diferencianunos de otros, pero sus condiciones previas y sus estructuras se repitende forma ms o menos continua. Esto es aplicable tanto a la dimensinhistrico-conceptual de la historia como a la de la historia factual. La(s)historia(s) conceptual(es) puede(n) tematizarse como la transformacinde los significados y de la pragmtica solo en la medida en que se tieneen cuenta que un gran nmero de otros elementos permanecen igualesy que, por tanto, son repetitivos. Solo sobre e! trasfondo de unas estruc-turas semnticas y pragmticas repetitivas puede concebirse, percibirse ymedirse la innovacin y la transformacin histrica en la semntica y lapragmtica. De este modo, resulta evidente, por ejemplo, que solo condeterminadas precondiciones hermenuticas es posible la introduccinde nuevos conceptos. Por consiguiente, solo puede comunicarse algonuevo si se presupone que el oyente o el lector entienden todo o, al me-nos, casi todo. Tambin quien aporta vocablos muy innovadores partede! hecho de que el resto se comprender, que en ese sentido ya se co-noce con anterioridad. Es decir, la estructura fundamental repetitiva dellenguaje y de la comprensin, su estructura de repeticin es la precon-dicin de que pueda expresarse algo nuevo. Este es un aspecto centralprecisamente porque la estructura repetitiva de los significados previos,que ya se conocen y que, por as decirlo, se aceptan irreflexivamente, nollama la atencin.

    AII)IISC;II, suhll' 1'1t r.isfondo de estas estructuras repetitivas, determi-11,llL!S modiicacioncs, debe recordarse que en la historia algunos cam-bios se producen rpidamente, mientras que otros, por e! contrario, lohacen ms lentamente. Hay distintas velocidades de transformacin.1 by aceleraciones y ralentizaciones con distintos tiempos que se agol-pan y que pueden provocar fricciones e incluso fracturas entre los es-tratos temporales de los acontecimientos concretos, por un lado, y delas estructuras repetitivas, por otro. Con ello, tambin pueden aparecerfricciones en e! uso de! lenguaje, en enunciados, en textos, en discursosy en sus significados. Puede que una palabra adquiera de repente algu-nos significados nuevos, mientras que las dems no lo hagan. Una partede los significados sufre desplazamientos ms rpidamente que el restoy puede que arrastre a su vez ms desplazamientos. Cuando esta posi-bilidad se ha explicado tericamente, es posible proceder de forma msprecisa en el anlisis y plantearse qu significados se mantienen igualesy cules no. Por ejemplo: si se investiga la etapa posterior a 1945, si seestudian las continuidades o discontinuidades histrico-lingsticas ehistrico-conceptuales caractersticas de este periodo, deber prestarseatencin al revisar las nuevas revistas creadas, como Wandlung o NeueSammlung, a los residuos lingsticos, estilsticos y semnticos proce-dentes de la poca nacionalsocialista que an eran habituales en ellosy a la relacin, probablemente con muchas tensiones, que exista entreestos restos an utilizados y la, por otro lado, fomentada reeducacinliberal de la diccin y su conceptualizacin. La proclamacin de lo nue-vo revestido con viejas frmulas. Este es un reto que se repite una y otravez en la historia.

    Penntanme ampliar nuestro planteamiento: desde las estructurastemporales de la historia -tanto de la historia conceptual como de lahistoria factual- a la relacin de los conceptos con los estados de cosasque captan. Dicho de otro modo: crno se articula la relacin tempo-ral entre conceptos y estados de cosas? Sin duda, la clave de la historiaconceptual radica en este punto. Ya que lo que puede y lo que debeconcebirse se encuentra ms all de los conceptos. Toda semntica hacereferencia a algo que se encuentra ms all de s misma, aunque ningncampo de objetos puede concebirse y experimentarse sin la aportacinsemntica del lenguaje. Todas las teoras actualmente de moda que re-ducen la realidad exclusivamente al lenguaje olvidan que el lenguaje tie-IIC y conserva dos facetas: por un lado registra -receptivamente- loque es exterior a l, manifiesta lo que se le impone sin que esto ltimosea lingstico, es decir, el mundo tal y como se presenta prelingsticay 110 lingiisticamente. Por otro lado, el lenguaje hace suyos -activa-IlIl'nll'- todos los estados de cosas y hechos extralingsticos. Para quelo cx t r.rliuuistico pueda conocerse, comprenderse y entenderse debe4, Vase R, Kosclleck, Studien zur Historik, lrncforr d.M., 2000, pp. 12 \s.

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    HIS 1ORlAS lH CONCEP I OS t 11', 1 I ) '1, lA 1I1 I I i', ( 1) N ( I l' r () ', y ( () N c. I l' lOS DI 111 S 1 R IA

    5. H. Schulrz, Begriffsgeschichte und Argumcntationsgeschichtc, en R. Kosclleck(ed.), Historische Semantik und Begriffsgeschichte, Stuttgart, 1979, pp. 43-74.

    I()es que se mudiiqucu uniforme y paralelamente. Sin duda hay un grupoimportante de significados de palabras y de los estados de cosas corres-pondientes que no han cambiado a lo largo de siglos. Durante muchotiempo esto fue vlido para los conceptos que captaban la naturalezay para el mundo de los campesinos y artesanos, es decir, para aquellosmbitos que se caracterizaban por una constante repeticin. No obstante,estos mbitos tambin se modifican y diluyen cuando tienen lugar trans-formaciones econmicas, sociales, polticas y mentales bruscas.

    En segundo lugar, hemos conocido recientemente un ejemplo muyinteresante para el caso de los conceptos que permanecen iguales mien-tras la realidad se ha modificado rpidamente. Para el marxismo soviticola fase superior del capitalismo era la ltima etapa previa a la revolucindefinitiva, que deparara a toda la humanidad libertad y autodetermina-cin. Entonces, el fascismo y el nacionalsocialisrno -que surgieron des-pus de la Primera Guerra Mundial de forma imprevista- se metieronen medio. De forma consecuente conceptualmente, pero factualmentefalsa, ambos se redefinieron a partir de ese momento como la fase supe-rior del capitalismo para no tener que abandonar las doctrinas revolu-cionarias redentoras. Finalmente, despus de 1945, los Estados Unidosy sobre todo la Repblica Federal de Alemania pasaron a considerarsecomo pases con un capitalismo monopolista, agresivos y militaristas, esdecir, fascistas por antonomasia. Este fue el medio de seguir aferrado alas antiguas categoras interpretativas, a los conceptos de una filosofade la historia utpica. Esta retorcida interpretacin de la realidad se tuvoque encajar de forma tan forzada que al final todo el edificio conceptualtradicional y dogmtico se derrumb de la noche a la maana.

    En tercer lugar, la transformacin contraria puede exponerse me-diante la historia de revolucin. El concepto se modifica, pero la su-cesin de acontecimientos que diagnostica se repite de forma parecida.Hasta bien entrado el siglo XVIII el concepto de revolucin indicaba unatransformacin que se repeta regularmente en el transcurso de las distin-tas historias constitucionales. Se vinculaba con las antiguas manifesta-ciones de la guerra civil. Mediante rebeliones, sublevaciones, traiciones,violencia y asesinato tras asesinato se produca una transformacin dela constitucin que nunca sobrepasaba el mbito de lo humanamenteposible, es decir, de una democracia, aristocracia o monarqua y de susformas degeneradas. De este modo, revolucin indicaba el retorno alargo plazo de lo idntico, sin que nada en las sangrientas fases de guerracivil, que tenan lugar con cada transformacin, cambiase. Sin embargo,a partir del siglo XVIII este concepto adquiere una dimensin completa-mente nueva. Desde la Ilustracin y la Revolucin francesa, revolucinl);lce referencia a un proceso nico y excepcional caracterizado por unpoder decreciente que producir un futuro completamente nuevo de au-

    plasmarse en su concepto. Como se dijo al principio: sin conceptos nohay experiencia y sin experiencia no hay conceptos.

    El lenguaje es tanto receptivo como productivo, simultneamenteregistra y es un factor de la percepcin, de la comprensin y del saber.Ninguna realidad puede reducirse a su significado y estructuracin lin-gstica, pero sin esa actividad lingstica no hay -en cualquier casopara nosotros- ninguna realidad. Esta diferenciacin implica la obli-gacin de considerar los dos aspectos de todo concepto. La semnticaexiste como mtodo cientfico porque toda palabra puede tener unamultiplicidad de significados que deben ajustarse a una realidad modi-ficable. y dado que un estado de cosas no puede plasmarse de una vezy para siempre en un mismo concepto, causa una pluralidad de deno-minaciones que deben ajustarse a su transformacin. Por eso existe laonomasiologa como mtodo cientfico. Por tanto, ambos enfoques me-todolgicos, el enfoque semntico y el onomasiolgico, son necesariospara poder analizar y describir la transformacin histrica tanto de losconceptos como de la realidad a captar por los conceptos.

    Como ha sealado Heiner Schultz, solo hay -en sentido estricta-mente lgico- cuatro formas en que puede articularse la transforma-cin correlativa de concepto y estado de cosas'.

    Primera: el significado de una palabra as como el estado de cosascaptado permanecen iguales sincrnica y diacrnicamente.

    Segunda: el significado de una palabra permanece igual, pero elestado de cosas se modifica. Se aleja del significado anterior. Por tanto,la realidad que est cambiando debe captarse y comprenderse lings-ticamente de nuevo.

    Tercera: el significado de una palabra cambia, pero la realidad que antescaptaba permanece igual. Por tanto, la semntica que ha cambiado necesitaencontrar nuevas formas de expresin lingstica para ajustarse a la realidad.

    Cuarta: los estados de cosas y los significados se desarrollan de for-ma completamente separada de modo que la relacin que exista antesya no se comprende. Solo el mtodo histrico conceptual permite ave-riguar cmo y con qu concepto se plasmaba antes una realidad.

    Desde un punto de vista estrictamente lgico, no hay ms alterna-tivas que estas cuatro posibilidades al escribir una historia conceptual.Sin embargo, como es habitual en la historia, empricamente hay innu-merables variantes de formas intermedias. A modo de aclaracin, citaralgunos ejemplos.

    En primer lugar, es extremadamente raro que el significado de laspalabras y los estados de cosas se correspondan a largo plazo, y ms an

  • HISTORIAS DE CONCEP I o s ru. f t tll,/\ ,,' I t ,', I t .N! 11' 1I i', )' ( ()N( 11" c j ', IJI 111\ I uHIA

    toorganizacin pacfica de los pueblos. El nuevo concepto de revolucinocult, suprimi o desplaz el hecho de que, al igual que suceda antes,estas revoluciones, interpretadas de forma progresiva, tenan que llevar asangrientas guerras civiles. Surgi un concepto de revolucin reinterpre-tado utpicamente que, cuanto ms dejaba de lado conceptualmente yms rechazaba tericamente la antigua repeticin de las manifestacionesbrutales y sangrientas de una guerra civil, ms las provocaba. Por eso larealidad de la guerra civil pidi la palabra desde su segundo plano. Elconcepto se modific desde finales del siglo XVIll, mientras que la realidadque hasta entonces designaba permaneci igual: a pesar de todos los pro-gramas utpicos, el asesinato, la violencia y la guerra se repitieron.

    En cuarto lugar, la tensin existente entre el concepto y el estado decosas referido mediante Staat [Estado] constituye un caso especialmen-te interesante sobre el desarrollo divergente de la historia de la palabray de la historia factual. Escojo la historia conceptual alemana, que, par-tiendo con un retraso de cerca de cien aos, alcanza a la historia con-ceptual y factual francesa para finalmente terminar separndose de ella.Status poda significar en la tradicin latina, inicialmente una tradicincomn a toda Europa hasta entrado el siglo XVII1, Stand refirindose, enel sentido de rank, honour, office, arder, o del tat francs, a cada unode los tres estamentos. Status, llamado tambin Staat en alemn y neer-lands, era un concepto que remita a una sociedad plural, jurdicamen-te heterognea y social y polticamente desigual. Status en el sentido deestamento significaba, por tanto, un grupo jurdicamente delimitable yexcluible, que presupona en el seno de la misma sociedad otros gruposigualmente delimitables y excluibles. La nica caracterstica que los es-tamentos tenan en comn era su igual sometimiento al prncipe sobera-no, que intentaba concentrar en sus manos todo el poder.

    La moderna administracin del Estado surgi en la medida en que elprncipe fue capaz de hacer valer sus derechos y de desarrollar institucio-nalmente un ejrcito, los impuestos, la justicia y eventualmente tambin laIglesia. La administracin del Estado deshizo, nivel y anul las diferen-cias estamentales, lo que dio lugar, mediante la imposicin de una crecien-te igualdad legal, a la moderna sociedad de clases del siglo XIX.

    Pido disculpas por este breve resumen lineal del desarrollo del Es-tado territorial alemn, pero he aceptado este modelo como abrevia-cin de una historia factual de gran complejidad debido a que es vlidopara contrastar con l la historia conceptual de status. La historia de laformacin del Estado no transcurre en la realidad en conformidad nitampoco de forma paralela a la de la historia conceptual que se refierea ella. Veamos los siguientes ejemplos:

    1. Durante el siglo XVII, y prolongndose durante el siguiente siglohasta bien entrado el XIX, Staat coincidi con estamento Standl. El esta-

    11H'lllodel pruicip eLI Sil Fstado. En el lenguaje de la teora de! derecho,heredera del derecho natural, se llev a cabo en pocas dcadas un giro deI XO grados. Estamento se convirti entonces en un factor que obsraculi-1,;lba la formacin del Estado: Estado y estamento, dotados al prin-cipio con un contenido semntico idntico, se convirtieron en conceptosrgidamente opuestos. Algo, por cierto, parecido al caso de revoluciny guerra civil en la misma poca.

    2. Status, hasta entonces un concepto que se refera a una sociedadplural, se convirti en un concepto fundamental y como Staat reclamIIn derecho absoluto sobre cierto nmero de significados. En lugar delprncipe, el Estado mismo se convirti en soberano, el lugar del jefedel Estado lo ocup el Estado en general. El Estado concentr to-dos los derechos de soberana relativos a la legislacin, las finanzas, losImpuestos, la escuela, la Iglesia y el ejrcito. Consider ciudadanos dellxrado a todos los que hasta entonces haban sido sbditos divididos enestamentos. Y todo esto en un territorio exactamente delimitado haciad exterior. En esta medida, Staat se transform en uno de los muchossingulares colectivos de la modernidad [Neuzeit], que agrupan de formaabstracta muchos significados.

    3. El Estado unificado excluy desde entonces todos los otros signi-licados antes habituales de Staat, lo que contrasta con los Estados occi-dentales vecinos en los que an hoy puede hablarse de state of affail's odc tat des choses, expresiones que han desaparecido en alemn. Sin em-h.ugo, nada ms convertirse Staat en un concepto fundamental, con unapretensin de exclusividad antipluralista, tambin pas a ser cuestionado.

    Nos encontramos as con un criterio general que caracteriza a unconcepto histrico fundamental. Staat, como singular colectivo dotadode una gran complejidad, comparte esta caracterstica con algunas do-leilas de conceptos fundamentales similares que se formaron en torno;1 IXOO.

    Staat se convirti en un concepto insustituible, sin l la realidad so-llal y poltica ya no poda ser aprehendida ni interpretada. Precisamentepor esa razn fue cada vez ms controvertido, ya que todos los partidosprocedentes de los antiguos estamentos queran construir su propio Es-I.Ido, llevar a cabo sus propios programas. Por eso e! concepto de Esta-do, que antes era plural, volvi a diferenciarse, pero sin abandonar la"ll"ICllsin institucional de exclusividad que haba adquirido. Se convir-110 l'lI 1111 Estado monrquico, un Estado social, un Estado cristiano, unL\Lldo de derecho, un Estado-nacin, un Estado del bienestar, un Estadopopul.u; 1111 Estado federal y en todo lo que poda y puede concebirse.li)lbs l'st;ls combinaciones de palabras, que han variado a lo largo de lahl\ltlrLI y por las 'lile en el mbito emprico se ha luchado COI1 dureza, se,III1II1'IILIIIdl' h scm.intica del Estado en general.

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  • HIS ORlAS OE CONClI' I OS 111', , ( ) 11lA I j I I ( )', ( r) N ( I " I ( ) \ Y ( () N ( I " I () \ 1) I 111', I () H I A

    Podra discutirse si esta historia conceptual especficamente alema-na es solo una reaccin a una realidad previa o si la nueva concepcinde Estado, ese producto de la filosofa de la historia idealista, imprimisu sello a la realidad. Lo que s puede afirmarse con certeza es que estenuevo concepto general de Estado es insuficiente para dar cuenta de lavariabilidad caracterstica de la historia de los acontecimientos. Por otrolado, hay estructuras de repeticin presentes en la sociedad administra-da burocrtica mente que solo pueden subsumirse de forma adecuadabajo e! concepto fundamental y permanente de Staat.

    Como primer resultado provisional tenemos que el significado delas palabras y su uso nunca tienen una relacin de uno a uno con loque llamamos realidad. Ambos, conceptos y realidades, poseen su pro-pia historia y aunque es cierto que uno remite al otro, se modifican deforma distinta. Debe hacerse hincapi en que los conceptos y la reali-dad cambian a velocidades distintas, a veces es la conceptualizacin dela realidad la que va por delante de esta y otras veces es la realidad laque va por delante de la conceptualizacin.

    Este hecho ha quedado patente con nuestra lista de ejemplos. Todoslos conceptos tienen, como ya qued claro en el caso del concepto deEstado, estratos diacrnicos de distinta profundidad. En el siglo XVJII,status = Stand tena un significado excedente de siglos de antigedad.La diversidad estamental de derechos, honores, privilegios, libertades,cargas u obligaciones incluida en este concepto proceda en general de loque llamamos Alta y Baja Edad Media. El concepto iba cargado con untesoro de experiencias, que se haba acumulado a lo largo de diferentespocas, aun cuando los estados de cosas a que se refera fuesen cada vezms criticados. En cualquier caso, inicialmente se trata de un concepto deregistro de experiencias [ErfahrungsregistraturbegriffJ. Un tipo de concep-to que predomin en el lenguaje poltico, social y jurdico desde la AltaEdad Media hasta la Ilustracin.

    En e! siglo XVIII se aadieron nuevos conceptos que ayudaron alos antiguos a transformarse en una nueva realidad. Se trata de lossingulares colectivos antes descritos. De las libertades surge la liber-tad; del antiguo imperio, la repblica federal>, (rpublique fdrale)-plasmada por Montesquieu y por Johannes Mller en ese conceptoinnovador-; de los progresos, el progreso; de las historias, la his-toria. Todos estos conceptos fundamentales y otros anlogos tienenen comn que -en sentido temporal- ya no se basan solo en un con-junto de experiencias que reflejan. De hecho proyectan una transfor-macin constitucional de carcter social, poltico y religioso. Nuestroconcepto de Estado tambin participa de esta apertura al futuro. Seconvierte en un concepto generador de experiencias [Erfahrungsstiftungs-begriffJ

    1-:1hu do por .uuouomasia, el Estado en general como se puso demoda llamarlo durante la Revolucin francesa, sobre e! que reflexiona-ron tericamente en profundidad los filsofos idealistas, adquiri pre-n-nsiones normativas con objetivos jurdicos y morales que solo se cum-pliran en el futuro. El Estado autntico era el que estaba por venir, elEstado del futuro.

    Hay, por ltimo, una tercera variante. Despus de que durante mu-cho tiempo nuestro concepto registrase y preservase experiencias quele haban precedido, y despus de la fase en la que incluy en su sig-nificado la idea de un futuro nuevo, termin por separarse completa-mente del contexto de las experiencias de! presente: se convirti en unconcepto enriquecido con elementos utpicos, en un puro conceptode expectativas [ErwartungsbegriffJ. En Fichte el Estado autntico esel que educa a sus ciudadanos para ser autnomos, ciudadanos queuna vez que hayan tomado toda la administracin en sus manos harnprescindible todo Estado y, con ello, todo poder y coaccin. La metade este Estado es abolirse a s mismo. Anticipa lo que posteriormenteen Marx y Engels sera el dogma de la supresin del Estado en elfuturo.

    Con esto tenemos un segundo resultado de nuestro anlisis: no solorodos los conceptos fundamentales son insustituibles, y por eso mismopolmicos, sino que tambin poseen una estructura temporal interna.'Iodo concepto fundamental contiene elementos de significados pasadosen estratos situados a distinta profundidad y expectativas de futuro dedistinta importancia. Con ello estos conceptos generan, en cierta formaen un proceso inmanente al lenguaje, un potencial de movimiento y demodificacin temporal con independencia de su contenido de realidad.l .os conceptos formados con e! sufijo -ismo son representativos de losI(orminos con una gran carga de innovacin. La lista de estos -ismos esextensa. Comienza a principios del siglo XVIII con patriotismo, que pro-grallla un amor a la patria inducido por un cosmopolitismo que superatodas las monarquas, y llega, pasando por republicanismo, derno-rratisrno, liberalismo, hasta socialismo y comunismo, as como a"nacionalismo, fascismo y nacionalsocialismo, Sionismo" tambinturma parte de esta serie y no solo lingsticamente.

    Todos estos conceptos de movimiento y de accin compartan la.iuscncia de experiencias acumuladas en e! momento de su acuacin,.1 excepcin de la disposicin psquica de sus usuarios. Solo en el trans-Imm de las luchas polticas se hicieron realidad, con distinto xito, losdiversos programas. En esta serie solo uno de los conceptos mencio-liados no ha sido hecho realidad por sus promotores y por quienes lo111ilizall, COIllO as reconocen, hasta e! da de hoy: el comunismo. Hasta,11101":1 sigile siendo un estricto concepto de expectativas.

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  • \9

    HIS I Of{IA~ Uf C()NClf' I ()') 111 -. I I '11 lA I f I I 1 )', I () "JI 1 t' I ( )

  • H t S r (J R t A S IJ I ) N ( I l' r (_) s u r. , t ~ 11.I /\ 1) I I I J', ( 4) (\J 4 I l' I () \ y ( () N r l." I () ~ 1) I III S I U R' A

    Vaya reforzar las dos posiciones extremas brevemente esbozadasatribuyndoles el carcter de principios heursticos del conocimiento.Una historiografa socioeconmica y otra basada en el anlisis crtico detextos no tienen por qu excluirse necesariamente. Por el contrario, pue-den estimularse recprocamente. Sin embargo, ni el enfoque materialistani el idealista pueden dar respuesta a nuestra cuestin inicial acerca de ladiferencia, que constantemente se reproduce, entre la realidad histricay su forma lingstica. El lenguaje es, por seguir utilizando esta parejade enfoques opuestos, ambas cosas a la vez. As que la pregunta acer-ca de lo que realmente es una historia debe formularse de otro modo.Decidir si la historia est fundamentalmente determinada econmicapoltica, religiosa, mental, socialmente o por cualquier otro factor puederecibir una respuesta completamente diferente en funcin de las prefe-rencias y experiencias de cada autor. En este caso no puede tomarse unadecisin que excluya al resto de modelos explicativos. Pero lo que s esseguro es que, planteada la alternativa metodolgica acerca de qu debeprimar, la propia respuesta ser una decisin lingstica.

    Sigue teniendo que tomarse una decisin articulada lingsticamen-te relativa a qu factores o condiciones deben contar ms: los lings-ti~os ~ los no lingsticos. El enfoque heurstico, bien sostenga que lahistoria se comprende mejor siguiendo los intereses econmicos o bienmediante los modos de comportamiento mentales, fijados quiz lings-ticamente, ha de ser en primer lugar clarificado tericamente es decirlingsticamente. Siempre es posible ofrecer soluciones parci~les o un~combinacin de respuestas tentativas, como especialmente les suele gus-tar hacer a los historiadores. Sin embargo, desde el punto de vista epis-temolgico es inevitable enfrentarse a la alternativa, que debe resolverselingsticamente, acerca de si la historia est determinada lingstica oextralingsticarnente.

    La prioridad del lenguaje en la determinacin de lo que es una histo-ria es, por tanto, el resultado de una reflexin metodolgica. En ningncaso se toma con ello una decisin previa sobre su contenido. La deter-minacin del contenido a tratar en el proceso de investigacin puedeconcentrarse precisamente en factores no lingsticos: en los impulsos ydeseos humanos, en las necesidades y en la escasez de los recursos parasatisfacer esas necesidades, en los intereses econmicos o en el deseo delpoder poltico, en comportamientos rutinarios irreflexivos, en el con-dicionamiento geogrfico de las acciones, en elementos que preceden atoda interpretacin lingstica como el aire, la tierra o el mar, como losros, los desiertos o las montaas, como la nieve, las heladas, las tormen-tas, las inundaciones, las catstrofes naturales, el calor, la sequa y otrasrestricciones que sufre el ser humano como, por ejemplo, las enfermeda-des infecciosas, que pueden provocar la muerte antes de tiempo.

    U11;] investigacin puede igualmente centrarse en las condiciones y("11 los resultados estrictamente lingsticos de las acciones, por ejem-plo, en los pleitos, que pueden interrumpirse durante las guerras, peroque previamente han tenido lugar lingsticamente. A este mbito perte-nccen las actas y los documentos legales, y para la historia de la religin ode la Iglesia son imprescindibles los textos teolgicos, lo que no implicaque necesariamente tengan la ltima palabra. Del mismo modo, la histo-ria poltica constitucional tiene que utilizar las declaraciones lingsticasde los implicados y sus textos normativos para comprender y describirla mayor rapidez o lentitud de los cambios.

    Tucdides, el decano de nuestra historiografa poltica y antropo-lgica, hizo de la alternativa entre una historia condicionada lings-tica o extralingsticamente el modelo fundamental de su trabajo: losasesinatos y las atrocidades, las enfermedades y la esclavizacin quese produjeron y que afectaron a las personas en las guerras y guerrasciviles aparecen en sus captulos narrativos. Sin embargo, lo que loshombres pensaron sobre esos sucesos, la forma en que expresaron sustristes experiencias y las esperanzas que constantemente surgan en ellosse encuentran en los discursos y dilogos. Es en ellos en donde lo queha sucedido, lo que pudo haber sucedido o lo que suceder en el futurose plasma en conceptos. Lo que actualmente se suele subsumir bajo laoposicin de teora y praxis, Tucdides lo redujo de forma ms clara,inmediata y concreta a la anterior alternativa: por un lado, reflexionesy enunciados lingsticos o dialgicos, por otro, hechos y omisiones,acciones y padecimientos. Con esta diferenciacin hasta ahora no su-perada entre el lenguaje y el acontecer, entre el habla y la secuencia deacontecimientos llego al final de mis reflexiones.

    Me voy a centrar ahora en los predecisiones lingsticas, en las pre-misas conceptuales con las que deben investigarse, comprenderse y des-cribirse las historias. Debo insistir una vez ms, para prevenir cualquierideologizacin fcil, en que con esto no se toma partido previamente a fa-vor de una historia determinada solo lingstica o extralingsticamente.

    En primer lugar, es obligado hacer referencia a un hecho que en laslenguas occidentales derivadas del latn solo puede expresarse con difi-cultad: a saber, a la diferencia entre Historia [Historie] (histoire, bis-tory) e historia [Geschichte] (the real events). Se trata, de forma simpli-ficada, de la oposicin obvia entre res gestae, los pragmata, las accionesy los sucesos, por un lado, y de los relatos sobre ellos, de las narracio-nes histricas y de las historias, por otro. Esta oposicin, que nosotrostambin utilizamos, fue hasta bien entrado el siglo XVIII evidente, y, sintll1hargo, ha desaparecido.

    Si nos ccut r.uuos cn el .imbito lingstico alemn, descubrimos que;1 In;lks del siglo \VIlI s,' prodlljo una transformacin sorprendente,

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  • que llev a un concepto completamente nuevo de historia. En primerlugar, la historia se condensa hasta formar un singular colectivo, queconcentra en un concepto comn todas las historias concretas del pa-sado y las posibles de! futuro. Antes historia era un concepto pluralque se refera a la suma de las historias concretas. Cada una de estashistorias concretas tena su propio actor -un prncipe, un pas, ete.-.Estos sujetos eran e! objeto de una narracin o descripcin del historia-dor, que redactaba sus Historias a partir de determinadas historias.

    Por el contrario, el nuevo singular colectivo, que se form lentamente,se convirti en su propio sujeto. La historia comenz, al igual que Dios,a actuar por s misma y a hacerlo a travs de los agentes individuales. Deeste modo, e! nuevo concepto adquiri otro estatus, un estatus tericoque el antiguo plural las historias [Geschichten] nunca alcanz antes.Heinrich Koster, un filsofo de Giegen, defini correctamente el nuevoconcepto que haba surgido: La historia significa lo mismo que teorade la historia o que filosofa de la historia o que lgica de la historia-s,Historia se convirti en un metaconcepto. En otras palabras, el conceptono solo tematizaba los acontecimientos que tenan lugar empricamente,sino que primordialmente se centraba en las condiciones de las historiasposibles. En este sentido, la historia se convirti en el sujeto de s misma.

    En segundo lugar, esa historia se convirti al mismo tiempo en su propioobjeto debido a que el concepto tradicional de historia en cierto modo fueabsorbido por el singular colectivo. Aproximadamente desde 1780 historiapoda significar tambin Historia. La historia de los sucesos y el modo deinvestigarla y narrarla se plasmaron, por consiguiente, en un mismo concep-to. Las condiciones en que se desarrollaba la accin y las condiciones de suconocimiento o, en otras palabras, las precondiciones extralingsticas y laslingsticas de toda historia se concibieron conceptualmente de forma con-junta. O si se prefiere, lo que se produjo fue, desde un punto de vista estric-tamente histrico-lingstico, una transformacin transcendental anticipada:las condiciones de la realidad son simultneamente las de su conocimiento.

    Wilhelm von Humboldt hizo una aguda reflexin sobre esta con-vergencia. Citemos sus palabras: Todo lo que acta en la historia delmundo tambin se mueve en el interior de las personas. El historia-dor digno de ese nombre debe describir cualquier acontecimiento comoparte de un todo o, lo que es lo mismo, descubrir en cada uno de ellosla forma de la historia en general-".

    Sl' csr.i cerca de vislumbrar en esta teora de la convergencia un ar-gllllll'llto circular esttico. Todo historiador puede reencontrar de formaobjetiva en su historia lo que subjetivamente ha introducido en ella. Enconsecuencia, las ideologas pueden penetrar sin freno en el terreno deLis descripciones histricas, porque el todo presupuesto tericamente sereconoce de forma descontrolada en cada uno de sus mbitos concretosdc investigacin.

    Voy a ahorrarnos ejemplos de esta clase de historiografa cortocircui-lada ideolgicamente. Se encuentran tanto en la llamada fase precientfi-ca como en la llamada cientfica del gremio de historiadores. Quien per-mite que determinados intereses guen el conocimiento debe saber queestos mismos intereses obstaculizan simultneamente ese conocimiento,Solo voy a hacer referencia a la Historia alemana del siglo XIX que, con1111 alto grado de desarrollo histrico-crtico, busc en el anterior mileniouna historia del pueblo alemn, cuya formacin como tal no se concibi,sin embargo, hasta el siglo XIX, La ciencia no protege del error.

    Por otro lado, la ciencia es capaz de establecer unas barreras me-todolgicas que eviten juicios precipitados. Una de estas barreras es ladiferenciacin histrico-conceptual entre lenguaje e historia, dos mbi-tos que nunca podrn llegar a una correspondencia mutua. La historiasiempre es ms o menos de lo que lingsticamente se dice sobre ella;del mismo modo el lenguaje siempre dice ms o menos de lo que seencuentra en la historia real.

    HI:)rORIA~ DI C(_)NC(I'IU~, JII'.I j )HIA 1'1 I cr'. ( ()~J( 11' 1 ()\ Y (uNC (P I 0\ OL IIIS I ORlA

    8, H, M. G. Kster, "Historie, en Deutsche Encyclopddie, oder Allgemeines Real-W(jrterbuch alter Knste und Wissenschaften, 23 vals" 1778-1804, vol, 12, l-r.incforrd.M, 1787, p. 660.

    9, W van Humboldt, ber die Aufgabe des Geschichtsschreibers [1821 J. en Se/ni/-ten zur Anthropologie und Geschicbtc, Darmsradt, ; InO, pp. 5XS -606, aqu p. "'JO.

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    HISTORIA CONCEPTUAL

    Desde la dcada de los aos cincuenta, historia conceptual" remite aun campo de la investigacin histrica para el que el lenguaje no es uncpifenrneno de la llamada realidad (

  • HISTORIAS LH CONCcP I 0, 111\ I (){IA ( (d,Jl 11' I UAI

    cmo se aaden entonces determinaciones parcialmente excluyentes: lstado se entiende como Estado de derecho, nacional, del bienestar, Estadodel Fuhrer, aristocrtico, etc. Ser insustituible y, por tanto, polmico eslo que diferencia a los conceptos fundamentales de gran complejidad delresto de conceptos. Cada concepto fundamental encierra un potencialhistrico de transformacin.

    De esto se sigue que los conceptos fundamentales no deben vincu-larse a ideas o cuestiones atemporal es, aunque puedan aparecer estratosde significado recurrentes. Primordialmente, la historia conceptual sepregunta por cundo, dnde, por quin, para quin y cmo se conci-ben d.eterminadas intenciones o estados de cosas. La historia concep-tual siempre se pregunta por los desafos excepcionales en los que secondensan lingsticamente respuestas conceptuales en el uso concretodel lenguaje. Todos los conceptos no solo tienen significados sincrni-cos peculiares, tambin estn ordenados a la vez diacrnicamente. Aunr~t~icamente r~gulados, en la pragmtica los conceptos agudizan susignificado particular para conseguir la aprobacin. En la semntica,por. el contrario, hay grabadas experiencias, a menudo centenarias, queennquecen la fuerza expresiva de un concepto tanto como lo limitan.Por ltimo, en la sintaxis y en la gramtica el espacio para el uso de unconcepto se circunscribe a largo plazo de forma repetitiva, modificn-dose lentamente", Segn cmo se aborde la cuestin, en toda historiaconceptual la sincrona y la diacrona se entrelazan de distintas formas,pero nunca son aislables.

    Por eso, todos los conceptos poseen una estructura temporal. En fun-cin de la cantidad de contenidos de experiencia que se han acumuladoen el concepto y en funcin de cuntas expectativas innovadoras inclu-ye~un concepto tendr distintas valoraciones temporales. Hay conceptosorle.ntados al pasado, que conservan grabadas experiencias antiguas y quese crerran frente a cambios en su significado, y conceptos que anticipan elfuturo. Anticipaciones que evocan un futuro nuevo o distinto, hablandoterminolgicamente: conceptos de experiencias, expectativas, movimien-to, futuro, etctera.

    Toda historia conceptual tambin necesita investigar interdiscipli-narmente la escala de los distintos entrelazamientos sincrnicos y dia-crnicos', La metafrica y la retrica pertenecen asimismo en el nivelhistrico-lingstico a la investigacin, as como el aprovechamiento delas historias factuales del derecho, la teologa, la filosofa, la economa,etc., cuya respectiva importancia vara en funcin de la situacin o te-

    11I;tlll;thisl ric.t. LI ;1I1tigua idea hermenutica, que tambin era historia11 lIn'ptllal y segn 1;1 cual la historia no poda evitar reflexionar sobre1'11sLIIUSlingiistico de su metodologa y de sus resultados con el fin des.ibcr de qu hablaba, ser denominada de forma aparentemente inno-v.uloru, a partir de una evolucin en los Estados Unidos de principiosde los aos setenta [del siglo xx], como linguistic turn,

    l.a historia conceptual ha sido criticada en la medida en que servade marco terico del proyecto Gescbicbtliche Grundbegriffe. Histori-SI ')1'$ Lexikon del' politisch-sozialen Sprache in Deutschland (ed. de Otrolvruncr y otros, 9 vols., 1972-1997). Rolf Reichhardt, entre otros, hahecho hincapi en la inclusin en el Handbuch politisch-sozialer Grurul-I/I'gri(fe in Prankreich 1680-1820 (20 nmeros desde 1985) de fuen-les simblicas y de fuentes ordenadas cronolgicamente, recogiendo,Is la crtica a la hiptesis de que es posible investigar los conceptos(OIllO condensaciones lingsticas independientes muy complejas". Acsl a crtica se opone el que todo concepto ea ipso est relacionado conSil contexto. En concreto, sin contraconceptos, conceptos superioresl inferiores, conceptos anexos y conceptos adyacentes, no es posible.uializar ningn concepto. Cada uno remite obligatoriamente a unida-dls textuales mayores sin por eso perder su estatus de premisa nece-s.u'ia para el pensamiento de procesos semiticos sobre los que ha dediscutirse. Especialmente los conceptos paralelos obligan a formular[uuro a cuestiones semasiolgicas sobre los significados delimitablesde un trmino cuestiones onornasiolgicas relativas a las distintas de-uominaciones de estados de cosas similares. El paso al llamado anlisisdd discurso se produce, por tanto, automticamente. Los conceptossie-mpre estn integrados en redes conceptuales. De lo que se trata esde saber el grado de precisin con el que se analizan los conceptos:~I se analiza la diacrona o sincrona de los conceptos, si las unidadesuxtuales mayores se analizan segn frases, prrafos, captulos, librosy los correspondientes textos que las contradicen, o si el vocabularioItllgiistico fctico o virtual se investiga en conjunto con los corres-l" llldientes equivalentes de otras lenguas. Si quiere comprenderse lahistoria, ninguna ampliacin o limitacin de la investigacin puedeIgllm;lr la actividad creadora de sentido y progresiva de los conceptosrn Sil transformacin.

    I l.iy una apora permanente que obliga a una constante reflexiny re('scritura: la historia siempre es ms o menos de lo que concep-

    2. E. Coseriu, Synchronie, Diachronie und Gcscbicbte, Mnich, 1974 [orig.: Sincronia, diacrona e historia, Credos, Madrid, 19S81.

    3, G. Scholrz (ed.), Die lnterdisziplinaritat der /legriffsgesch 1,/". l l.unburuo, J.()()I).

    '1. 1). 1\11'''', t tisturisrh Semantik, Stuttgart, 1987; H. Lehmann y M, Richrer, Tbe1\'1',/11111.': (J/ Ii,/ur ,d "'mls 'I/Id Concepts, Washington, 1996; K. Palonen, Die Entzau-1"'/II/1!: ,/"/ Iln:ri//. 1),IS Umschrcihcn da poliuscben Begriffe be; Quentin Shinner undI\,'",h/l/ 1,,,.,,,1/,,1... MiiIlSI(T,20tH,

    46 47

  • HISlORIAS u i CONC~PIOS

    tualmente puede decirse sobre ella. Del mismo modo que la lenguasiempre produce ms o menos de lo que est contenido en la verdaderahistorias. El Archiv fr Begriffsgeschichte, que se publica desde 1955, yel History of Political and Social Concepts Group, fundado en Londresen 1998, tienen, por tanto, una importante labor por delante",

    5. R. KoseHeck, Die Geschichte der Begriffe und Begriffe der Geschichre-, CIlC. Dutt (ed.), Herausforderungen der Begriffsgeschichte, Heidelberg, 2003, pp. 3-16. Va-se supra "Historia de los conceptos y conceptos de historia, pp. 27-43.

    6. Desde 2005 se publica semestralmente Contributions to the History OfC(J1/ccfits,ed. de J. Ferres, jr, (IUPER, Brasil) y S. Chignola (Unversidad de Padua, lralia).

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    SOBRE LA ESTRUCTURA ANTROPOLGICAy SEMNTICA DE BILDUNG'"

    In memoriam Carl Dahlhaus

    ADVERTENCIA PRELIMINAR

    Bildung no es instruccin [Ausbildung] ni presuncin [Einbildung]. Aeste respecto el uso conceptual contemporneo establece lmites claros.La cultura no se reduce a sus prerrequisitos institucionales: ser solo elresultado de la instruccin; ni tampoco se desvanece en trminos psico-lgicos o desde la crtica ideolgica: ser solo la presuncin de personassupuestamente cultas. Desde el punto de vista del uso lingstico, el con-cepto de Bildung presenta una resistencia caracterstica. Quien simplificaBildung hasta dejarla en instruccin o la desenmascara como presuncinse presenta a s mismo desde esa perspectiva crtica como una personaculta. Evidentemente, al concepto de Bildung le es inherente una tensinproductiva que consiste en su capacidad de estabilizarse una y otra vezmediante su utilizacin autocrtica. No puede explicarse de otro modo suliSO constante a lo largo de doscientos aos y su continua recuperacin atravs de mltiples fricciones.

    Este hecho planteaba un reto para el grupo de trabajo de historiasocial moderna cuando centr su atencin en el fenmeno del Bildungs-bilrgertum [burguesa cultivada]. Entre los historiadores sociales existeel consenso general, si bien vago, sobre el hecho de que la cultura rno-dcrna se desarroll junto con la formacin social que podemos denomi-nar burguesa [Brgertum]. De dnde ha venido la ms bella educa-cin / si no ha sido del burgus? Esta pregunta, que Goethe responde en

    Se ha optado por mantener la forma original del trmino Bildung y de los sinrag-111;1.' 'lile lo incorporan dehido a la imposibilidad de encontrar un equivalente en castella-"O '1"" aglll,in(' la pluralidad de sentidos presente en la voz alemana. Escoger un trmino"'1'.11",1 cI, cut n los posibles -creacin, forma, instruccin y cultura, entre otros-e- su-I'0lldna 1II

  • HISIl)RIAS DI' CONCll'lOS " I )H 1\ r I Al', I PI' I 1 11 H A A N , 1{ ( ) l' {) 1 () (, I { A y ~ I M A N I I C. A DE: R 11 D UN (,

    su misma formulacin', es, desde la perspectiva del Bildungsbrgertum,tambin la que se planteaba el grupo de trabajo. Solo que la respuestaya no es tan clara como hace doscientos aos. Consciente de las impli-caciones metodolgicas, el grupo de trabajo acept unos desafos, quese han plasmado en los cuatro volmenes sobre el Bildungsoiagerturn',

    En e! concepto compuesto de Bildungsburgertum estn presentes toodas las dificultades metodolgicas que es necesario clarificar para delimitare! campo de investigacin. Es evidente que el concepto de Bildungsburger-tum no puede explicarse solo mediante Bildung ni, por el contrario, re-ducirse al elemento burgus: ambos procedimientos llevan a argumentoscirculares o a afirmaciones tautolgicas que pegan dos tipos distintos deconceptos en lugar de separarlos analticamente. Empricamente es evi-dente, por ejemplo, que la Bildung no se restringe a las clases burguesas.Tambin la nobleza y las clases no burguesas fueron o son portadoras deBildung y tuvieron contacto con ella de diversas formas. Por otro lado, de-terminar qu es la burguesa resulta extremadamente complejo. Desde unpunto de vista social, poltico y econmico, puede adscribirse a distintoscontextos, que abarcan desde la sociedad burguesa/civil-a partir de Aris-tteles- hasta la vida asociativa y la sociabilidad informal, pasando por elEstado nacional y por las caractersticas propias de estamentos o de clasessociales concretas. Bildung no puede en ningn caso ser el rasgo dominan-te sino a lo sumo uno ms entre otros. Para clarificar concretamente qufue el Bildungsburgertum, cmo surgi y en qu medida existe actualmen-te, es necesaria la s