kmcero73

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Excelente revista que documenta el centro histórico de México.

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  • kilmetro cero. NoticiAS Del ceNtro HiStrico De lA ciUDAD De mXico Agosto 2014 / No. 73

    DiStribUciN grAtUitA

    coreogrAfAS pArA llevAr

    p. 10No te pierDAS...

    lA cASA De...

    p. 12

    p. 14

    www.gUiADelceNtroHiStorico.mXviStANoS eN:

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    Si hay un tema sobre el Cen-tro Histrico que causa sus-piros es el de los tiempos de su condicin como ciudad lacustre, rodeada de agua, y cruzada por ace-quias, canales y puentes.

    Cuesta creer que hace menos de un siglo funcionaban an varios em-barcaderos en el barrio de La Merced,

    por pAtriciA rUvAlcAbA

    poStAleS lAcUStreSlA AceqUiA reAl, Hoy cAlle De rolDN, viStA DeSDe el crUce coN repblicA De UrUgUAy, cA. 1873. eN el foNDo, lA torre Del templo De lA SANtSimA triNiDAD.

    y que en los aos ochenta del siglo xx, se intent resucitar algunos tra-mos de la Acequia Real, un proyecto que naufrag.

    Como una lectura de verano, proponemos un repaso cronolgico del periodo en que la vida del Centro Histrico estuvo relacionada ntima-mente con el agua. De hecho, An-huac, del nhuatl anauak, significa cerca del agua, de acuerdo con el

    Diccionario de la Lengua nhuatl o mexi-cana (Ed. Siglo xxi) .

    El agua fue proteccin y alimen-to, medio para el transporte de mer-cancas y para el dominio militar, escenario de batallas y de historias de amor, de actividades recreativas, criminales, empresas cientficas, e inspiracin para todo tipo de artis-tas. Tambin, una amenaza constan-te, debido a las inundaciones.

    La revisin abarca los 600 aos transcurridos entre la fundacin de Tenochtitlan y el cierre definitivo del canal de La Viga, en 1957. Tambin incluye un recorrido por los vesti-gios de la ciudad lacustre. Aunque son escasos, vale la pena conocerlos para comprender integralmente el carcter del Centro Histrico.

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  • 2 Km.cero nm 73 Agosto 2014

    km.cero se reparte en bicicleta

    www.cicloSmeNSAjeroS.com telfoNo: 5516 3984

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    lo que el aguanoS dej

    km. cero publicacin mensual editada por el fideicomiso centro histrico de la ciudad de mxico. sandra ortega directora / patricia ruvalcaba y sandra ortega editoras responsables / roberto marmolejo y patricia ruvalcaba reporteros sandra ortega, roberto marmolejo y patricia ruvalcaba no te pierdas / sandra ortega caja de sorpresas / liliana contreras coordinacin de fotgrafos / igloo diseo y formacin / eikon fotografa nuria fernndez meza correccin de estilo / omar aguilar y rafael facio apoyo a la edicin impresin: comisa, gral. victoriano zepeda 22, col. observatorio, c.p. 11840, www.centrohistorico.df.gobredaccin: repblica de brasil 74, 2o piso, plaza de sta. catarina, colonia centro. mxico, d.f. telfono 5709-8005, 6974, 8115 o 9664. [email protected] nmero de certificado de reserva otorgado por el instituto nacional de los derechos de autor: 04-2008-063030300-0 Certificado de licitud de contenido: No. 11716, Certificado de licitud de ttulo: No. 14143.

    No dejes de escribirnos a:

    [email protected]

    en esta entrega de km. cero, y como una propuesta ms para aventurarse en el Centro Histrico este verano, camos en la tentacin de echar una mirada al pasado lacustre de la zona.La rica informacin disponible acerca del tema nos alumbr y sobrepas. Fi-

    nalmente, la relacin entre lo que actualmente llamamos Centro Histrico y los cuerpos de agua que componan la cuenca del lago de Texcoco, se remonta hasta antes de la fundacin misma de Tenochtitlan. Es decir, a los tiempos en que los az-tecas, llegados de Aztln hacia 1215, aprendieron en las mrgenes del lago a vivir de y construir con los recursos locales, as como a domesticar el poder del agua.

    Es muy llamativo tambin ver cmo un grupo humano de tipo tribal evolu-cion hasta convertirse en una civilizacin cuyo poder imperial abarc buena parte de Mesoamrica. Y cmo, en buena medida, ese crecimiento corri para-lelamente al dominio de su medio fisiogrfico. Como si ese medio, sus retos, los hubiesen impulsado.

    Quizs una de sus mejores creaciones como civilizacin, son las fabulosas obras hidrulicas que emprendieron para construir la metrpoli ms grande de su tiempo, a partir de un pequeo islote; separar las corrientes de agua salobre y dul-ce; abastecerse de agua potable; crear una compleja red de vas acuticas y de tierra que, combinadas, les permitieron liderar el comercio y la guerra, y, para lo mismo, mantener estables los niveles de agua, independientemente de la poca del ao.

    Eso sin hablar de las influencias del medio lacustre en la formacin militar y religiosa, la gastronoma, entre otros aspectos culturales.

    Desde la Conquista, cuando ese complicado sistema qued desarticulado sin poder volver a operar integralmente, hasta el cegamiento definitivo del canal de La Viga en 1957 en el tramo correspondiente al Centro, la gestin del entor-no acutico se debati entre conservar e incluso mejorar los vestigios del sistema prehispnico, o acabar con ellos de un plumazo y desecar las lagunas para acabar con la recurrente pesadilla de las inundaciones.

    El deterioro ecolgico, el crecimiento demogrfico y los aires de modernizacin borbnica dictaron su sentencia, y a mediados del siglo xviii se inici el cegamiento masivo de las acequias mexicas. Pero tambin se daban pasos en el sentido de con-servar una parte de la infraestructura que permita la convivencia con el agua.

    Es llamativo que numerossimas estampas del folclor urbano a lo largo de la Colonia y hasta los primeros aos del siglo xx provengan justamente de esa convivencia, que tanto inspir a cronistas, escritores, pintores y otros artistas.

    Aquella vida lacustre es un legado cultural ms del tipo intangible que del tangible. Sin embargo, quedan algunos rastros fsicos que invitamos a conocer.

    En esta entrega, adems, y siguiendo con el tema de patrimonio cultural intan-gible, exploramos mediante un foto reportaje la disposicin dancstica que mues-tran a veces las mercancas en muchos locales del Centro, y la curiosa coincidencia de que en una cuadra de Repblica de El Salvador coexistan tres negocios con sor-prendentes historias: La Casa de la Bscula, La Casa de la Pila y La Casa del Sobre. En la seccin Siluetas, la conversacin es con el chef Vctor Hugo Morales Aguilar, que desde el restorn otra casualidad La Casa de las Sirenas crea platillos inspirados en la variedad de olores y sabores que conoci de nio en el Centro Histrico.

    formA pArte De NUeStrA comUNiDAD

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    recreAciN pArciAl De lA AceqUiA reAl eN lA cAlle De corregiDorA, 1981-1982.

  • Agosto 2014 nm 73 Km.cero 3

    da en 2009 para fortalecer y trabajar con comunidades.

    Tenemos que escuchar todas las voces y opiniones; don Mario es una de ellas; no todos opinan igual (), pero todas tienen el mismo peso.

    Bazbaz adelanta: Esta iniciativa tambin impulsar, en la Ciudad de Mxico, un modelo de renovacin de los mercados pblicos que invo-lucre a los locatarios desde la etapa de planeacin.

    el mercADo como NoDo SociAl

    Otro resultado interesante que se es-pera de este ejercicio, es convertir el mercado en un nodo para fortalecer la cohesin comunitaria en esa zona del Centro Histrico.

    don Mario tiene 45 aos en el negocio de la compra y venta de pollo en el Merca-do San Juan Ernesto Pugibet, y seala que, con casi 60 aos, el famoso mer-cado gourmet necesita actualizarse.

    Necesita una renovacin de la red elctrica, un manejo ms adecuado de los desechos y mejores condicio-nes para que el trnsito en el interior del mercado sea seguro. Todo esto para darle a los clientes una mejor ex-periencia de compra.

    Una modernizacin de los loca-les, dice don Mario, propiciar que trabajemos en mejores condiciones.

    lA voz Del locAtArio

    Los das 3, 4 y 10 de julio se realizaron

    por roberto mArmolejo gUArNeroS

    hacia el mejoramientodel mercado de San juanA casi 60 aos de existencia, el Mercado de San Juan Ernesto Pugibet, famoso por su oferta gastronmica nica, se encamina hacia una remodelacin. El dilogo con los locatarios es el primer paso.

    eN loS tAllereS Se AborDAroN temAS como loS retoS y oportUNDADeS De loS mercADoS pblicoS.

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    tres talleres con locatarios del merca-do para conocer sus necesidades.

    Se abordaron temas como los re-tos y oportunidades de los mercados pblicos, lo que funciona y lo que no en este mercado, y sus ideas acerca de qu debera incluir un proyecto de mejoramiento.

    A solicitud de la Autoridad del Centro Histrico, realizamos estos talleres y una encuesta, que nos dar una visin amplia de cmo los loca-tarios ven a futuro el Mercado San Juan Ernesto Pugibet, explica Suha-yla Bazbaz Kuri.

    Bazbaz es fundadora y directora general de Cohesin Comunitaria e Innovacin Social, A. C. (ccis), una organizacin sin fines de lucro crea-

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    Y es que el Mercado San Juan Ernesto Pugibet presenta caracters-ticas singulares: su clientela es ex-tensa y variada, puede ser la seora que lleva 40 aos comprando fruta o verduras en el mismo puesto, o un gran restaurante que se abastece all de carnes exticas.

    Adems de vender, aqu hay loca-tarios abocados al servicio. En un mis-mo local se pueden comprar a granel embutidos y quesos de excelente cali-dad, y/o saborear una exquisita bague-te preparada con esos ingredientes, y acompaada de una copa de vino.

    Estos comerciantes son especia-listas en su giro. Adems, conocen a sus clientes por nombre, apellido e incluso a los familiares y preferen-cias, y cuando reciben un nuevo pro-ducto, muchas veces llaman a quien saben que puede aprovecharlo.

    Eso es algo extraordinario y di-ra que es parte del patrimonio in-tangible de la Ciudad de Mxico, que se da solo en los mercados pblicos. Es una interaccin que va ms all de la parte comercial, aade Bazbaz.

    Todava no hay un cronograma para el inicio de un proyecto de mejo-ramiento porque autoridades y loca-tarios tendrn que ponerse de acuer-do para definir ese proyecto. Pero el primer paso se ha dado.

    verSoS de huerta, en avenida jurez

    Para celebrar los cien aos del nacimiento de El Gran Cocodrilo, como se llama-ba cariosamente al poeta Efran Huerta, el 9 de julio se devel una escultura en su honor, en la esquina de Avenida Jurez e Iturbide.

    Huerta, cuya obra est profunda-mente vinculada con la Ciudad de Mxico, es autor de poemas como La muchacha ebria, Declaracin de amor, entre muchos otros.

    Sencilla y sin rebuscamiento, la escultura es de Juan Manuel de la Rosa y est sobre un pedestal de mr-mol veteado en blanco y negro.

    Tiene forma de libro abierto y en l estn inscritos los primeros seis versos del poema titulado Avenida Jurez.

    Los caminantes del Centro pode-mos ahora recordar ese poderoso re-trato emocional de la ciudad moder-na, que emerga en la segunda mitad del Siglo xx. fo

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  • 4 Km.cero nm 73 Agosto 2014

    Algo SAbAN...

    A su llegada a la cuenca del lago y en los diferentes asentamientos que tuvieron a lo largo de un siglo, los aztecas realizaron construcciones religiosas, conocieron la forma de regular el agua en represas, (y) construyeron fortificaciones, explica Sonia Lombardo en Desarrollo urbano de Mxico-Tenochtitlan.

    De manera que cuando fundaron Tenochtitlan en 1325 segn algunas fuentes pudo ser en 1370, en un islote del lago de Texcoco, ya saban algo de urbanismo y de ingeniera hidrulica.

    La seal esperada, segn la leyenda, de un guila blanca (Huitzilopochtli) posada sobre un nopal, fue vislumbrada so-bre un pequeo islote, entre tulares y juncales, que perteneca al seoro tepaneca del poderoso Tezozmoc, indica Lombardo.

    Segn el Cdice Ramrez, citado por esa autora, Al da si-guiente, emprendieron la construccin de un humilladero para honrar al dios protector, y cortando zspedes los ms gruesos que encontraron en aquellos carrizales, hicieron un

    asiento cuadrado justo al mesmo tunal. Lo que debi ser donde actualmente estn los vestigios del Templo Mayor.

    El espacio habitable era minsculo. Estaban tan pobres, apretados y temerosos, que las primeras edificaciones eran slo jacales de carrizo, y vivan nicamente de la pesca y de los productos que obtenan de la laguna.

    Al segundo ao, los aztecas ya pudieron comprar mate-riales como piedra, madera y cal para construir un templo

    ms duradero para Huitzilopochtli. Esto, a cambio de lo que conseguan en la laguna: el pez, el ajolote, y la rana, el camaroncito, el aneneztli, la culebra de agua, la mosca de los pantanos, el gusanillo lagunero y el pato, el cuauhchilli el nade, todos los pjaros habitantes en el agua, pues ellos con los que compremos la piedrecita, la maderita. (dem).

    Despus de levantar el templo, se edific un juego de pelota. La traza fue radial, cuatro calzadas partan del templo hacia los puntos cardinales, formando cuatro parcialidades. La falta de espacio para vivienda se resolvi agregando terreno chinampas al islote, sobre todo hacia el sur y el suroeste. Las primeras calles principales fueron de agua, as que la navegacin era una prctica cotidiana.

    UN DelicADo SiStemA

    El conocimiento de los flujos de agua circundantes, permiti a los mexicas crear un delicado sistema hidrulico a base de diques, compuertas, acequias, canales de navegacin y de riego y acueductos, que segua el curso de las estaciones. As se evitaban tanto inundaciones, como que se mezclaran las aguas saladas de Texcoco con las dulces de Xochimilco y Chalco, y posibles ataques de pueblos rivales.

    La calzada de Iztapalapa, por ejemplo, era a la vez un gran dique que separa-ba el agua salada de la dulce; a sus lados corran canales que pudieron funcionar

    viene de la pgina 1

    PoStaleS lacuStreS

    lAS embArcAcioNeS meXicAS erAN De UNA SolA piezA o rbol cAvADo SiN

    jUNtUrAS (...) lAS HAbA pArA UNo, DoS HombreS, HAStA (...) ciNcUeNtA HombreS.

    frAgmeNto Del cDice meNDozA qUe mUeStrA lAS ActiviDADeS eN qUe Se eDUcAbA A loS NioS; loS vAroNeS prActicAbAN, eNtre otrAS, lA peScA y lA NAvegAciN.

    vAS De comUNicAciN AcUticAS y De tierrA De mXico teNocHtitlAN.

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  • Agosto 2014 nm 73 Km.cero 5

    eN teNocHtitlAN, lA vA qUe eS Hoy 16 De Septiembre-corregiDorA erA UNA cAlle miXtA. meDA 7.5m De ANcHo eN el cArril

    De AgUA y 5m eN el De tierrA.

    cortS mAND coNStrUir 13 bergANtiNeS pArA veNcer A lA flotA imperiAl meXicA.

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    como vas acuticas o acueductos. Iba hacia el sur, meda casi 14km, y tena enor-mes vigas desmontables, para defensa de la ciudad. Del mismo modo parece haber funcionado la calzada Tacuba, que tena por lo menos siete puentes levadizos.

    Siguiendo a Lombardo, para el reinado de Moctezuma II (1502-1520), adems de las calzadas y otras vas secundarias, la ciudad tena tres tipos de calles: de tierra, de agua y mixtas. Por las calles de agua circulaban muchsimas canoas, ya que era uno de los medios de comunicacin ms eficientes y difundidos entre toda la poblacin; las chinampas, y casi todas las casas en su parte posterior te-nan acceso a alguna acequia y por ella se efectuaban todos los servicios cotidia-nos; en cambio, las puertas principales de las casas daban a callecillas angostas de tierra. Atravesaban las acequias infinidad de pequeos puentes de vigas que facilitaban el paso de los peatones.

    Algunas calles mixtas eran bastante anchas. La que iba por las actuales 16 de Septiembre y Corregidora llamada luego de la Acequia y de Las Canoas me-da 7.5m de ancho en el carril de agua y 5m en el de tierra.

    Los mexicas fueron quienes mayor dominio alcanzaron del arte de la navega-cin y en la ciencia de la ingeniera hidrulica.

    Al llegar los espaoles, haba unas 40 ciudades en el recinto del Valle, con una actividad muy intensa. Se ha calculado que a principios del siglo xvi, se extraa un milln de pescados para el consumo de esas ciudades, segn Carlos J. Sierra en Historia de la navegacin en la Ciudad de Mxico. Unas 4 mil canoas entraban a diario a la ciudad, camino al mercado de Tlatelolco. Otro cronista espaol, Alon-so Suaro, calcul que haba en la laguna entre sesenta y setenta mil canoas de las grandes, para el traslado de provisiones.

    Se ha dicho, adems, aunque las fuentes consultadas no lo confirman, que a manera de entrenamiento, los mexicas practicaron una suerte de deporte similar a las regatas.

    Sobre la tipologa de las acallis nombre de las embarcaciones ms peque-as, aunque se us tambin como genrico de embarcacin, Gonzalo Fernn-dez de Oviedo, uno de los conquistadores, escribi que eran de una sola pieza o rbol cavado sin junturas (...). De fondo plano y sin quilla. Las haba de diferentes tamaos, para uno, dos hombres, hasta las que podan ir cuarenta o cincuenta hombres. Al parecer eran muy ligeras y se volcaban fcilmente, pero no se hun-dan aunque se llenaran de agua. Las prtigas se usaban para el empuje en aguas someras, y el remo con paleta, en aguas ms profundas.

    iNfANterA miXtA

    En sus inicios, la sociedad mexica fue teocrtica con un liderazgo religioso, pero evolucion hacia una de tipo imperial, en la que los aspectos comercial y militar alcanzaron un rango tan relevante como la religin.

    Ese proceso fue paulatino, pero el despegue de los mexicas como cultura do-minante en Mesoamrica se dio a partir de la Triple Alianza que formaron con Texcoco y Tlacopan, en 1430.

    En el ascenso del Estado militarista conformado por la Triple Alianza, la navegacin fue estratgica, pues bas su podero en el uso intensivo de canoas.

    Estas aportaban la ventaja de transportar pertrechos militares, hombres y su-ministros; adems, transmitieron tanto a las ciudades del lago como a las islas, la idea de que podan ser un objetivo rpidamente alcanzable, se lee en Historia general de la infantera de marina mexicana. La posicin de Tenochtitlan permita a las milicias un desplazamiento muy veloz a travs de la cuenca.

    En su organizacin castrense, los mexica contaban con un Cuerpo de Infan-tera que se desplazaba tierra adentro, pero tambin en ros, lagos y a travs de la costa. Es decir, era una Infantera que tena las funciones de tierra y de agua.

    frAgmeNto Del cDice floreNtiNo Sobre lA cADA De teNocHtitlAN.

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    trece bergANtiNeS DeSDe tlAXcAlA

    Se ha descrito innumerables veces la admiracin con que los espaoles contem-plaron por primera vez la ciudad de Mxico-Tenochtitlan: cosas de encanta-miento, expres Bernal Daz del Castillo.

    Cuando fueron invitados a recorrer la ciudad, la infraestructura lacustre y la actividad naval llamaron la atencin de los conquistadores. Corts tom nota del funcionamiento de las compuertas y del peligro que eso significara para l en los enfrentamientos que tarde o temprano tendran lugar. Pens en construir cuatro bergantines para facilitar la salida por agua en caso de necesidad, segn relatos de la poca.

    A su vez, Moctezuma II, que abord uno de ellos, invitado para ir de cacera, qued asombrado por el funcionamiento del velamen tecnologa que l desco-noca: las canoas indgenas no lograban alcanzarlo.

    El primer gran enfrentamiento entre mexicas y espaoles y sus aliados in-dgenas fue despus de la matanza del Templo Mayor, donde 600 mexicas de alto rango fueron asesinados por soldados de Corts.

    La venganza indgena termin el 30 de junio de 1520, despus de siete das de asedio contra los extranjeros, pertrechados en las casas de Axaycatl. Los es-paoles huyeron en la noche, en sigilo, por la avenida Tlacopan, pero fueron descubiertos y atacados tanto a travs de las acequias, como por la retaguardia, con piedras y flechas. Aunque llevaban un puente porttil para salvar los tramos cortados por acequias, al ser rodeados, muchos no lograron llegar a tierra firme y murieron all.

  • 6 Km.cero nm 73 Agosto 2014

    Un ao despus, y con ayuda de los tlax-caltecas, Corts regres decidido a conquis-tar la ciudad. Traa un plan para sitiarla y cortarle los suministros, sobre todo el de agua potable, que llegaba por un acueduc-to desde Chapultepec. Para vencer a la flota naval imperial, trajo desde Tlaxcala, descla-vados, 13 bergantines que haba mandado hacer. Ocho mil indgenas los transportaron hasta el lago de Texcoco. El primer combate naval registrado en las crnicas del conti-nente americano, y que tuvo lugar a 2,200 metros sobre el nivel del mar durante el sitio que impuso Corts a la gran Tenochtitlan, tuvo lugar en el lago de Texcoco. Sahagn establece la fecha del 10 de mayo de 1521 en la que se inicia, prolongndose por 95 das, se apunta en Historia general de la infante-ra Otras fuentes indican que dur 75 das.

    Gracias a alianzas que se iban sumando, Corts consum la conquista con el apoyo de 50 mil combatientes indgenas y 20 mil canoas. Del lado mexica, pelearon 300 mil efectivos y miles de canoas, muchas de ellas acorazadas.

    Entre sus tcticas militares, los mexicas encajaban estacas en el lago para daar los navos enemigos, o los llevaban a los albarradones no visibles para que all se estrellaran; algunos bergantines tuvieron que ser reparados durante el asedio.

    Al mismo tiempo, las incursiones por tierra se fueron haciendo cada vez ms profundas. El abasto de agua potable pronto haba sido cortado y la solucin de mantenerlo mediante canoas fue insostenible. El corte de comunicaciones de Te-nochtitlan con Tlatelolco, su alacena, fue decisivo.

    En la batalla final, que dur 24 horas, los mexicas aun enfrentaron a varios bergantines y a 6 mil canoas. El 13 de agosto, cay una Tenochtitlan desfallecida por la guerra, el hambre, la sed y la viruela, resume Historia general

    Tiempo despus, al oriente de la ciudad se levant una fortaleza para dar abrigo a los bergantines, de manera que () quedaran seguros y en condiciones de entrar o salir en caso necesario, informa Carlos J. Sierra. El lugar, conocido como Las Atarazanas, se volvi una plazuela vecina al mercado de La Merced. Falta de atencin, mantenimiento y carena (recubrimiento protector), provoc la destruccin de aquellos navos entre los aos 1531 y 1540.

    crcUlo vicioSo

    La capital de Nueva Espaa conserv parte del sistema hidrulico prehispnico, aunque fue severamente daado durante el asedio. Por ejemplo, la albarrada de Net-zahualcyotl, que haba servido para dejar fluir agua dulce de manantiales y de los lagos de Xochimilco y de Tlhuac alrededor de la isla, fue rota por Corts para abrir paso a los bergantines. Y terminada la guerra, mand rellenar muchas acequias con piedras de los edificios destruidos, para crear calles y avenidas.

    Aun as, el trfico fluvial sigui siendo intenso, no solo para el abasto, sino para la propia construccin de la nueva ciudad; mucho del material se transpor-t en canoas y, como si faltaran paradojas, uno o varios diques fueron mutilados para usar la piedra.

    Ms tarde, el trfico disminuira. De acuerdo con Sierra, en los aos de la Con-quista el nmero (de canoas) fluctuaba entre 100 y 200 mil; en el siglo xvi ms de mil canoas al da entraban a la ciudad, pero para el xvii esa cifra era de entre 70 a 150.

    Al desarticular el sistema hidrulico, pronto los espaoles tuvieron que lidiar con las inundaciones, despus de las cuales era muy difcil desazolvar los canales: se haba establecido un crculo vicioso. La de 1629, que mantuvo la ciudad bajo agua y lodo por cuatro aos incluso fue desalojada afect ms aun el sistema fluvial; la albarrada de San Lzaro, por ejemplo, fue totalmente cubierta por el agua.

    Esas penurias los llevaron, primero, a tratar de parchar el sistema pero no funcion; a fines del siglo xvi la idea de desecar el lago era ya una opcin firme, aun cuando tomara siglos llevarla a cabo.

    De todos modos, a fines del siglo xvii y en la primera mitad del xviii, los viajeros y cronistas elogiaban las imgenes venecianas de la ciudad. Siete acequias mayo-res sobrevivan, as como varias secundarias, y numerosos canales y puentes, en los que se desarrollaba un intenso intercambio comercial.

    De hecho, hubo un repunte de la actividad comercial fluvial. Una canoa so-portaba de 65 a 70 fanegas de maz una fanega equivala a poco ms de 55lt, informa Sierra. A fines del siglo xvii, se estima que llegaban a la ciudad alrededor de 5 mil fanegas; en 1709 llegaron 97 mil 330 fanegas, en mil 419 canoas. Adems, otros productos tambin llegaban por esa va.

    Un tramo del canal de La Viga se convirti a fines del siglo xviii en el delicioso Paseo de la Viga. Conocido tambin en diferentes momentos como de la Orilla, de Revilla-gigedo, Paseo Jurez y de Iztacalco, su apogeo fue en el siglo xix.

    Este lugar de recreo y distraccin para los habitantes de la ciudad de Mxico tuvo una extensin de 1 560 metros de longitud por 30 metros de latitud, y su belleza natural () inspir a varios escritores como Guillermo Prieto, la marquesa Caldern de la Barca, Luis Castillo Ledn e Ignacio Muoz, informa Araceli Peralta.

    Especialmente en Cuaresma, y durante la festividad del Viernes de Dolores, o Fiesta de las Flores, gente de todas las clases sociales acuda al lugar.

    Ignacio Muoz, citado por Peralta, relata: A hora temprana toda la ciudad se tras-ladaba a dichas calles (Roldn) en donde se hallaba el embarcadero, tomando en al-quiler canoas y trajineras que adornadas con amapolas, apios, tules y claveles, servan para pasear a lo largo del canal hasta llegar a la Viga o Santa Anita [] los remeros cantaban y bailaban dentro de las canoas, en las que eran servidos tamales, moles, atoles, enchiladas y cuanto antojo conoce la complicada ciencia culinaria mexicana.

    Los campesinos xochimilcas aprovechaban la festividad para ganarse un dine-ro extra, paseando a las personas en sus canoas.

    No faltaban los accidentes, la mayora provocados por la embriaguez y negli-gencia de los visitantes, lo que oblig al Ayuntamiento a crear un cuerpo de polica montada encargada de cuidar el orden en los paseos de la ciudad de Mxico.

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    En 1803-1804, el Virrey Iturrigaray dispuso la apertura del canal de Texcoco para bajar los costos del transporte de trigo proveniente de Tula y Cuatitln, ya que el flete terrestre era muy alto. Los caminos de tierra estaban amenazados por los asaltantes, y se descomponan durante las lluvias, aunque que la va fluvial bajaba su rendimiento en temporada de secas.

    Sin embargo, en una especie de esquizofrenia institucional, el proyecto de desage y de desecacin de los lagos segua adelante. La llegada de los Borbones a la Corona Espaola sell el destino de Nueva Espaa en lo econmico, poltico, social y cultural. Al sistema de acequias y canales, tambin le lleg la hora.

    el triSte DeSmoNtAje

    Lo que quedaba del entramado hidrulico de Mxico-Tenochtitlan fue desmonta-do sistemticamente por disposicin de los Borbones. Con ello, cambiaron para siempre el paisaje urbano, los medios de transporte y los puntos de referencia de los habitantes de la ciudad novohispana.

    El cierre paulatino de las acequias comenz a mediados del siglo xviii y con-tinu a lo largo del xix, informa Guadalupe de la Torre en Las calles de agua de la Ciudad de Mxico en los siglos xviii y xix.

    Fueron varios los motivos. El nivel de las aguas en las acequias disminuy debido a la desviacin de corrientes de agua y el alargamiento de los cauces de los ros para ampliar el riego de tierras de cultivo. Adems, la falta de una pol-tica eficiente para mantener desazolvadas las acequias (caus) su degradacin y

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    Acequia de Resguardo

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    Acequia de Palacio

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    SALTO DELAGUA

    SANTACRUZ

    SANTA ISABEL

    SANFRANCISCO

    SANTAMARA

    ALAMEDACENTRAL

    SANTA ANA

    PLAZAMAYOR

    Compuerta deChapingo

    Compuerta delos Cuartos

    Compuerta de Tepa

    Compuertade San Sebastin

    Compuerta de San Lzaro

    Si hay un personaje emblemtico en la historia de la vida lacustre del valle de Mxico, es el remero, siempre con su pr-tiga en las manos.

    No es el nico. Los carpinteros que construan y reparaban embarcaciones, as como los oficiales encargados del

    mantenimiento de la infraestructura naval tambin fueron clave. Las canoas ms grandes del periodo colonial eran las embarcaciones de cincuenta pies o ms de argn con capacidad para varias toneladas. La longitud mnima era de unos catorce pies. Eran de madera, cortada de un solo tronco, con remo cua-drado y poco fondo. Un carpintero hbil de Xochimilco poda hacer una canoa en una semana. Gran parte del transporte se realizaba de noche, de modo que el calor del da pudiera ser evitado, informa Sierra.

    Durante el Virreinato y el siglo xix, la mayora eran indgenas pobres, su tra-bajo se desenvolva en medio del peligro (y un) constante estado de embriaguez; trabajo fsico e inmoralidad calificaron el oficio como perjudicial para la salud del remero y ms usual para las bestias que para seres racionales.

    Los problemas de inseguridad incluan a los piratas de agua dulce, que asal-taban lo mismo embarcaciones pequeas que buques, a veces con saldos trgicos.

    No se dispuso de cifras sobre la cantidad de remeros y remeras que cir-culaban en la cuenca, aunque los nmeros de embarcaciones dan alguna idea. Como sea, estos personajes y sus costumbres formaron parte de las estampas cotidianas de lo que ahora llamamos Centro Histrico.

    Aqu una, proporcionada por Peralta: A principios del siglo xx, los campe-sinos de Xochimilco llevaban a vender sus verduras a Mxico cada quince das. Se embarcaban a eso de las 5 o 6 de tarde para llegar al amanecer a la Viga o a Jamaica, o bien, salan de madrugada para llegar al anochecer. Durante el trayecto los campesinos y los remeros disfrutaban de un rico caf de olla que acompaaban con tortillas, tlacoyos y tlapique de pescado o de almejas, preparados por las mujeres. Al llegar acercaban su canoa al bordo y ponan su mercanca en la orilla para venderla. Concluida la venta, aprovechaban para comprar en el mercado de la Merced los productos que necesitaban. Con la aparicin del tren, los productores optaron por pagar a una persona para que les llevara su canoa a Xochimilco, y ellos se regresaban en el tranva. Otro me-dio de transporte que utilizaron los xochimilcas fue la gndola, que era un tren que jalaba dos plataformas de madera sobre las que se suba la gente con sus productos; sta iba de Xochimilco hasta la ciudad de Mxico.

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    por consecuencia su poca rentabilidad como vas para el transporte de personas y bastimentos.

    Las reformas borbnicas incluan un captulo de saneamiento y ordenamien-to de las vialidades. Las acequias fueron consideradas focos de infeccin, pero para garantizar el desage de la ciudad las principales () fueron sustituidas por caos subterrneos o atarjeas.

    El proceso de cegamiento de las acequias se inici en 1753, nada menos que con la Acequia Real, la ms caudalosa: fue cegada en el tramo con menos trfico fluvial, entre el Coliseo y el ngulo suroeste de la Plaza Mayor, y en su lugar fue construida una doble atarjea para que condujera con fluidez las aguas.

    Para principios del siglo xix, las calles de agua dentro de la traza casi haban desaparecido. De los 56 puentes que haba a mediados del xviii, se haba perdido una docena los restantes desaparecieron por deterioro, aunque tambin se construyeron algunos.

    cAmiNoS De AgUA

    A mediados del siglo xviii, haba cinco acequias principales en la Ciudad de Mxico que nacan en la zona poniente de la cuenca de Mxico y la cru-zaban en sentido poniente-oriente siguiendo el declive natural del terreno hasta desaguar en el lago de Texcoco, que era la parte ms baja, escribe la investigadora Guadalupe de la Torre Villalpando. Eran las de Santa Ana, la de Tezontlale, la del Apartado o del Carmen, otra cuyo nombre no especifi-ca y que entraba por la calzada de Chapultepec barrios de San Juan y de Beln y luego se desviaba hacia el sur por el barrio de Salto del Agua y Monserrat hasta desembocar en la cinega de San Antonio Abad. La ace-quia Real o del Palacio era la ms caudalosa y larga; tena tres ramales, dos de ellos eran el de Regina y el de La Merced.

    Estaba adems la acequia de Mexicaltzingo o canal de La Viga, que vena del sur, de Chalco, y segua su curso hacia el norte, por el oriente de la ciu-dad. La acequia de resguardo (fiscal) o zanja cuadrada pues tena ese tra-zo, se empez en la primera mitad del siglo con el fin de unir las garitas que circundaban la ciudad, y controlar mejor el pago del impuesto de alcabala y la entrada de mercancas. Nunca se termin totalmente, pero los tramos rea-lizados desaparecieron gradualmente debido a la urbanizacin a fines del xix.

    UNAS De remeroS...

  • 8 Km.cero nm 73 Agosto 2014

    A fines de ese siglo, los puentes haban dejado de ser referentes urbanos, (pero) muchas de las calles conservaban nombres como Puente de la Misericor-dia, Puente de Tezontlale, Puente del Espritu Santo o Puente del Zacate, entre otros, apunta De la Torre.

    La acequia de Mexicalzingo o Canal de La Viga, que vena desde el lago de Chalco y conflua en el de Texcoco, tuvo una historia diferente.

    Esta va, que en algunos tramos se una a la Acequia Real, fue la nica que las autoridades virreinales estuvieron interesadas en aprovechar y mantener en fun-cionamiento. En el siglo xviii, para favorecer la circulacin de canoas y trajineras, cuando el nivel de las aguas comenz a bajar a causa de la desecacin de los lagos, se construyeron compuertas en Chalco para regular su caudal, informa la autora.

    Tena inclusive el puente ms suntuoso, el de La Viga, que funcionaba como garita desde 1604, y estaba a dos kilmetros de la actual calle de San Pablo.

    Un vvido recuento elaborado por Araceli Peralta en El canal, puente y garita de la Viga, dice: A mediados del siglo xix pasaban por ah productos como ajon-jol, alverjn, almagre, azufre, arroz, azcar, becerros de un ao, cascalote, caf, carbn, carneros, cebada, cecina de res, cera de Campeche, cobre viejo, cueros de res, cueros de ternera, chipotle, frjol (sic), habas, harina, pulque, lenteja, linaza, lea, maz, miel, nabo para aceite, nieve, paja, panocha, papa, sal de Colima, sal de tierra caliente, sombra parda, tabaco, terneras de dos aos, toros, bueyes, no-villos, vacas, caoba, mezquite, morillos de cedro, trozos de fresno de dos varas, vi-gas, soleras, tablas, bisagras, chiluca, tezontle, aguardiente de caa, aguardiente de uva extranjero, clavazn, chile sucre, cacao guayaquil, coac, libros impresos, mezcal, papel extranjero, aguarrs, brea, fierro del pas, hilaza, mantas del pas, salvado, lana y madera de encino para maquinaria.

    entre 1858 y 1859 pasaron por la garita, de acuerdo con su tamao, 685 trajineras, 960 de porte (24 varas de largo), 90 de medio porte (12 varas de largo) y 458 chalupitas, que a su vez transportaban lana, zacatn, piedra y arena, dando un total de 4 944 canoas.

    A esa actividad se sumara la de un nuevo invento de la era industrial.

    lA repblicA eN UN bArco De vApor

    Consumada la guerra de Independencia, el sistema lacustre del valle de Mxi-co sigui siendo motivo de controversia: para unos era indispensable desecar los lagos, para otros aprovecharse de ellos con fines de transporte, canalizacin e irrigacin, y para algunos ms, ambas cosas deban combinarse en el desarrollo planificado de la Ciudad de Mxico, seala Sierra.

    Entre quienes deseaban aprovechar los cuerpos de agua, haba numerosos inventores y empresarios que, a partir de la dcada de 1840 y hasta fines del siglo, presentaron proyectos de navegacin interior. Dada la inestabilidad poltica y econmica de Mxico durante casi todo ese periodo, asombra que tantos proyec-tos hayan prosperado, aunque muchos tambin fracasaron.

    El pionero de la navegacin a vapor en el Anhuac fue Mariano Aylln, quien pas las de Can para montar y operar una compaa de tres buques de vapor que iran entre la capital, Chalco, Texcoco, Tacubaya, Guadalupe Hidalgo, San ngel y Tlalpan. Esto requiri desde la construccin de los dos primeros vapores uno para 200 pasajeros y otro para 20 y la de un muelle en la garita de La Viga, lim-piar el canal y elevar algunos puentes. El 21 de julio de 1850 el vapor Esperanza

    Se requeran obras, pero la indecisin sobre si acelerar la desecacin era lo mejor, tambin segua. Fue el gobierno de Madero el que opt por llevarla a cabo.

    ltimoS eStertoreS

    El sistema lacustre de la Ciudad de Mxico dio sus ltimos estertores a fines del si-glo xix y principios del xx. Los factores que contribuyeron a ello son ms o menos los mismos que se presentaron a mediados del xviii, solo que agudizados. Adems, el auge del tren y despus del automvil desplazaron al transporte fluvial.

    El canal de la Viga, al quedar desaguado sirvi como depsito de basura y desechos, en cuya composicin entraban lirio acutico, animales muertos y toda clase de inmundicias y materias putrefactas, por eso, la Comisin de Higiene de-clar a esa zona de alto riesgo para la salud pblica; en 1940 comenz a ser relle-nado y para 1957 fue pavimentado, explica Peralta.

    Una especie de regurgitacin del sistema lacustre tuvo lugar en 1952, cuando hubo inundaciones que afectaron seriamente el Centro, en especial la calle de 16 de Septiembre. Las canoas reaparecieron espordicamente para transportar a las personas, recuerda Sierra. Parece que el espritu de la antigedad quera recordar a los habitantes del Mxico moderno uno de los vehculos que por ah mismo algn da fueron imprescindibles .

    mANiobrAS De reSUcitAciN

    El hallazgo, en 1978, del monolito de la diosa mexica Coyolxauhqui, en el rea del Templo Mayor, deton el inters de los gobiernos local y federal en recuperar el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico, que se encontraba en un estado de aban-dono institucional.

    Se inici la demolicin de edificios de esa rea para recobrar los vestigios prehis-pnicos, seguida de una suerte de recreacin de la ciudad virreinal que implic la restauracin de inmuebles emblemticos y de la escala histrica de la ciudad.

    El proyecto de rescate incluy, entre 1980 y 1981, excavaciones arqueolgicas en un tramo de 260m de la Acequia Real, sobre las calles de Corregidora, desde Pino Surez hasta Alhndiga, y luego sobre esta. Esta acequia, la ms importante en tiempos prehispnicos, se haba cegado por tramos, y se termin en 1939.

    Las excavaciones permitieron ubicar el trayecto de la Acequia, y el hallazgo de vestigios de muros, escaleras, embarcaderos y puentes as como de objetos de todo tipo, tanto prehispnicos como coloniales.

    Por iniciativa de los arquitectos Pedro Ramrez Vzquez y Vicente Medel, di-rector, y director general de obras en sitios y monumentos de patrimonio cul-tural, respectivamente, de la entonces Secretara de Asentamientos Humanos y Obras Pblicas, as como del historiador Gastn Garca Cant, director del inah,

    eN lA SegUNDA mitAD Del Siglo XiX, NUmeroSoS bArcoS De vApor circUlAroN

    eNtre lA cApitAl y cHAlco.

    16 De Septiembre DUrANte UNA iNUNDAciN, eN 1952. Se USAroN bAlSAS De HUle como trANSporte pblico.

    hizo su primer viaje a Chalco. En agosto se regu-lariz el servicio.

    Tambin Jos Brunet, en 1861, obtuvo permi-so para navegar en el valle con barcos de vapor; Carlos Pehive introdujo adems barquillos a h-lice para el canal o zanja de Mxico a Tacubaya y Tito Rosas impuls la navegacin en veleros.

    Siguiendo a Sierra, durante el imperio de Maximiliano (1863-1867), se concedieron tam-bin algunos permisos.

    En 1869, una compaa lanz el vapor Gau-timoc, que dara servicio entre la metrpoli y las poblaciones ribereas. Para el paseo inaugural se invit al presidente Jurez. Buena parte del gabi-nete de la Repblica restaurada estaba all, distri-buido entre la proa y la popa. En el camino, ex-plot la caldera con terrible estrpito, pero sin daar a nadie. Guillermo Prieto escribira en una crnica: llama la atencin la buena fortuna (del) ciudadano Presidente de la Repblica, quien sale siempre ileso de todos los peligros.

    Ms proyectos se siguieron aprobando hasta 1890. Sin embargo, la desecacin natural de los lagos continuaba, y sostener niveles de agua na-vegables en los canales era cada vez ms difcil.

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    se decidi restaurar dos tramos de la Acequia, uno en Corregidora a lo largo del Palacio Nacional y otro en Alhndiga.

    Fotografas del momento muestran un inusitado paisaje urbano con esos dos espejos de agua. Sin embargo, era tambin la poca en que el comercio informal creca aceleradamente, y las calles fueron invadidas. Los tramos restaurados no se podan apreciar, y se usaban como depsitos de basura; como haba ocurri-do en otros momentos de decadencia, se volvieron focos de contaminacin. En 2004 fueron clausurados nuevamente.

    Bajo el puente de Roldn, y junto a la Casa del Diezmo, an se formaron por un tiempo sendos encharcamientos. Fueron sellados durante la intervencin que en 2009 renov la infraestructura urbana de la calle de Alhndiga y la con-virti, adems, en una va peatonal.

    Con ese acto parece haber quedado cerrado el captulo de las vas navegables del Centro Histrico, ante lo cual solo queda, efectivamente, suspirar. Sin em-bargo, la Ciudad de Mxico sigue estando en una cuenca lacustre, y la fuerza del agua latente en sus cimientos, a veces se manifiesta, recordndole el pasado.

    Algunas fuentes consultadas: Sonia Lombardo de Ruiz, Desarrollo urbano de Mxico-Tenochtitlan segn las fuentes histricas, sep-inah, Mxico, 1973, 239 p.; Carlos J. Sierra, Historia de la navegacin en la Ciudad de Mxico, 6. ed., Mxico, 1996, ddf, 120 p.; Leticia Rivera Cabrieles, Antecedentes prehisp-nicos de la infantera naval en la cultura mexica en Historia general de la infantera de marina mexica-na, tomo I, Semar, Mxico, 2012; Guadalupe de la Torre Villalpando, Las calles de agua de la Ciudad de Mxico en los siglos xviii y xix, en www.boletin-cnmh.inah.gob.mx/boletin/boletines/3EV18P58.pdf, consultado el 10/07/2014; Araceli Peralta Flores, El canal, puente y garita de la Viga, http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/caminosymercados/cm023.pdf, consultado el 10/07/2014; Mnica Lugo Ramrez, La acequia de La Merced, siglos xv-xix, en www.boletin-cnmh.inah.gob.mx/boletin/boletines/3EV11P29.pdf, consultado el 12/07/2014.

    SigUieNDo el rAStro Del AgUA

    1. teStigoS Del trAyecto De lA AceqUiA reAl

    El sistema de acequias de Mxico-Tenochtitlan se estructur entre 1360 y 1420. Su va ms importante llamada Acequia Real durante la Colonia se desec en 1939. Hoy, sobre la calle de Corregidora, una serie de testigos discos metlicos incrustados en el piso, indican su trayecto desde Pino Surez hasta Correo Mayor.

    En algunas calles, sobre todo del barrio de La Merced, hay placas que recuerdan nombres de canales, puentes y embarcaderos. Mientras la ciudad fue lacustre, fueron sitios de referencia. Los nombres se tomaban con frecuencia de algn edificio, institucin, oficio o personaje cercano. Por ejemplo, en Manzanares y Roldn se ve una placa que dice Puente de La Merced; en Repblica de El Salvador y Plaza de la Aguilita, otra reza Embarcadero, y en una de las esquinas de Casa Talavera, Calle del puente Colorado. Tambin algunas calles del Centro deben su trazo en diagonal a que en el pasado fueron acequias o canales, como Repblica de Per y Roldn (acequias del Carmen y de Mexicaltzingo, respectivamente).

    4. comiDA coN rASgoS

    preHiSpNicoS

    La alimentacin de los mexicas contena muchos ingredientes provenientes del lago, como hueva de mosco de pantano (ahuautle) y pato. An hoy pueden degustarse, en el pasillo de los nopales de la nave mayor del Mercado de La Merced, alimentos que son reminiscencias de aquellas recetas. La mayora vienen del lago de Ptzcuaro. Hay tamales de pescaditos blancos; guiso de ancas de rana; pescaditos con nopales y chile en penca de maguey; boquerones con o sin chile; trucha ahumada y trucha criolla con relleno enchiloso; gusanos de maguey; ahuautle para hacer tortas; chapulines; escamoles (hueva de hormiga) y jumiles (chinches de monte).

    5. cASA De lA AceqUiA

    Este edificio se asienta en lo fue el inicio de una acequia prehispnica conocida durante el Virreinato como de Regina se diriga en diagonal hacia La Merced, canal con el que entroncaba. En la Colonia, fue una casa, en cuyo interior corra el canal. El terreno tambin estaba conectado a un puente llamado del Monzn. La edificacin, podra decirse, se comi parte del canal; algunos vestigios de este an pueden verse en un extremo del patio. La acequia de Regina fue cegada en 1788.

    En el siglo xx la propiedad fue vecindad y ms tarde aloj el Ateneo Espaol. Actualmente, se encuentran all la Antigua Madero Librera, Artes Populares Vctor y el Centro de Cultura Casa de la Acequia.isabel la catlica 97, esq. San jernimo.

    6. cANAleS y cHiNAmpAS eN XocHimilco

    Los vestigios ms patentes del antiguo sistema lacustre son desde luego los canales

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    2. pUeNte De rolDN y ANtigUA AlHNDigA (cASA Del Diezmo)

    En la peatonal Alhndiga, casi esquina con Roldn, est el puente de Roldn, que fue hasta finales del siglo xix el principal puerto interior de la capital.

    Junto al puente de Roldn est la Antigua Alhndiga. Fundada en 1573, fue el mayor almacn de granos de la capital novohispana. Durante el siglo xviii el edi-ficio pas a manos de la arquidicesis, que lo us para recibir los diezmos. Por eso se le llama tambin Casa del Diezmo. Abandonada en el siglo xix, actualmente es la Direccin de Salvamento Arqueolgico del inah. No hay acceso al pblico.roldn y Alhndiga. m zcalo.

    3. NombreS De cANAleS y pUeNteS

    eN lA cAlle De AlHNDigA Se recre UN trAmo De lA AceqUiA reAl eN 1982.

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  • 10 Km.cero nm 73 Agosto 2014

    a menudo, en los negocios del Centro Histrico las mercancas danzan. Prendas ntimas femeninas parecen embrujadas por una msica se-creta de can-can. Zapatos para nia juegan al tap. Pasos congelados de jazz estilo Broadway o pelcula de los aos cuarenta se ven en un grupo de cafeteras. Movimientos de vals en unos trajecitos ceremoniales, y de msica disco en unos guantes. Y, no faltaba ms, un alegre zapateado mexicano, a cargo de unas piatas. (p.r.)

    coreografaS Para llevar

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    cantinaSmarrakech lonchera, el regreso a los bsicos

    marrakech lonchera

    filomeno Mata 18 casi esq. Madero. M Bellas artes, ecobici 5 de Mayo-Bolvar. Mar-Mi 11-22hrs., Jue-vie 12-2:30hrs., sb 9-2:30 hrs. y dom 9-21hrs.fB: facebook.com/pages/Marrakech-saln

    Darwin apto para todas las especies

    antiguo Colegio de san ildefonso. Justo sierra 16. M Zcalo. Hasta el 21 de septiembre. Mar. 10-19:30 hrs., Mir-dom 10-17:30 hrs. admisin: 45 pesos, general; 22.50 pesos, estudiantes y maestros; libre para nios menores de 12 aos, inapam, prepa s (gdf) y en contacto contigo (unam). Martes, entrada libre general. tel. 5702 2991. www.sanildefonso.org.mx

    Marrakech Lonchera abri sus puertas el 12 de julio, y es el nuevo negocio de Juan Carlos Bautista y Vctor Jaramillo, viejos conocidos del Centro Histrico por sus aventuras gastro-cantineras como El Ge-neralito fonda abierta en 1996 en la calle de San Ildefonso y el Marrakech Saln, en la calle de Cuba, epicentro de la diversidad sexual en el primer cuadro.

    La carta no tiene complicaciones, por ejemplo: tacos (desde 15 pesos), tor-tas (28), hamburguesas (60) y enchiladas (70). Los tragos? Cerveza de barril (bola o tarro, 38); tequilas (desde 50); ron (desde 50) o las solicitadsimas gomichelas (cer-

    veza de barril con una dosis de panditas, medio litro, 45).

    El cliente puede escoger las mesas de la terraza o la parte de arriba, ms ntima, con decoracin retro. Atrs hay una pista de baile, con cupo limitado. Los jueves habr proyeccin de pelculas y dilogos con los realizadores de las mismas. El pro-grama se puede consultar en la cuenta de Facebook del Marrakech.

    Esta es una propuesta gay, pero he-terofriendly, dice Jaramillo.

    Aqu, como en nuestra casa, nos gusta recibir a todo tipo de gente. No nos gusta la discriminacin.

    cienciaDarwin de carne y hueso

    La exposicin Darwin apto para todas las especies es un emocionante recorrido por el desarrollo de una idea que fue madu-rando a lo largo de dos dcadas y qued plasmada en el libro Origen de las especies (1859), que transform definitivamente la comprensin de la existencia de la vida en la Tierra.

    Esta muestra es considerada la ms completa que se haya realizado sobre el naturalista ingls y fue organizada por algunos de los museos de historia na-tural ms prestigiosos del mundo. Ha recorrido nueve pases antes de llegar al Antiguo Colegio de San Ildefonso.

    Organizada en once ncleos tem-ticos desde las primeras inquietudes cientficas del joven que coleccionaba escarabajos hasta las reacciones que despert su obra cumbre exhibe ma-nuscritos originales, objetos personales, especmenes vivos, as como videos y materiales interactivos. Remata con una sala sobre la biodiversidad en Mxico.

    Son fascinantes, por ejemplo, la re-produccin del despacho de Darwin y ejemplares vegetales colectados por l en Galpagos. Lo ms novedoso es que, entre cartas y apuntes, se asoma un in-sospechado Darwin de carne y hueso.

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    casa de la msica mexicana

    fco. gonzlez Bocanegra 73, Col. Morelos. M lagunilla.Consulte la convocatoria completa en www.casamus-mex.org. pregunte por la promocin por pago pronto.tel. 5772 2742. [email protected]

    educacininscripciones en la casa de la msica mexicana

    La Casa de la Msica Mexicana est lista para recibir a quienes quieran aprender los instrumentos y los gneros de la m-sica popular de nuestro pas.

    En los talleres libres se ensean tc-nicas para tocar acorden o arpa jarocha, guitarra o percusiones 17 instrumen-tos en total, canto popular, mariachi actual y antiguo.

    Tambin se imparte la carrera de Promotor Tcnico en Msica Popular Mexicana. Hay talleres especiales en arreglo musical o transcripcin musical, por ejemplo, si se rene un mnimo de participantes.

    Aunque las clases se inician el 18 de

    agosto, se recibirn solicitudes hasta el 30 de septiembre, en cuyo caso los es-tudiantes debern ponerse al corriente con sus compaeros.

    Los requisitos: tener 15 aos cumpli-dos (no hay lmite mximo), secundaria terminada y cubrir una cuota de recupe-racin, la cual es deducible de impuestos. Los estudios tienen reconocimiento del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y de la Secretara de Cultura de la Ciudad de Mxico.

    Fundada en 1990, esta institucin tiene la misin de investigar, ensear, difundir y preservar la msica popular mexicana en todas sus manifestaciones.

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    el exilio espaol en la ciudad de mxico

    Museo de la Ciudad de Mxico. pino surez 30. M pino surez, MB Museo de la Ciudad. Hasta el 1 de enero de 2015. Mar-dom 10-18 hrs. admisin: 25 pesos, general; 12.50 para estudiantes, maestros e inapam; Mi, entrada libre general.tel. 5522 9936.

    exPoSicioneSUna historia colectiva

    Entre 1939 y 1942 llegaron a Mxico ms de 20 mil espaoles, huyendo de la dictadura de Francisco Franco. La ex-posicin El exilio espaol en la Ciudad de Mxico recorre ese pasaje histrico expli-cando, primero, las causas de la Guerra Civil y la posicin del gobierno mexica-no. Luego, mediante mapas, fotografas y objetos personales, narra cmo los re-fugiados llegaron a Veracruz.

    La ciudad de los refugiados, tercer ncleo temtico de seis, incluye una de las piezas ms atractivas: un mapa de ma-dera, colocado sobre el suelo, que mues-tra los centros de reunin e instituciones

    animados por los migrantes, desde cafs y restaurantes, hasta fbricas, comercios, centros de actividad poltica y escuelas. La concentracin ms grande est en el Centro Histrico.

    El legado del Exilio recuerda las co-nocidas aportaciones en lo cultural, pero tambin otras en lo econmico, como la fundacin de empresas y comercios.

    Entre los objetos y palabras que con-mueven, estn estas de Eduardo Nicol: Era un deseo firme de servir a ese pas que no peda nada de nosotros y al que por eso mismo tenamos que darle todo. Y fuimos fieles.

    comPraSromera de la nuez de castilla,en San ciprin

    Lleg la temporada de chiles en nogada y, con ella, la romera de las nueces de Castilla en el rea central del mercado de San Ciprin.

    Ya sea para consumirla como botana o para preparar la insuperable salsa de nogada, el delicado y carnoso manjar se consigue de julio a septiembre tem-porada de cosecha gracias a los afanes de unas 50 vendedoras lideradas por la seora Reyna Santos.

    Las nueces se ofrecen con cscara, desde los 20 hasta los 180 pesos por ciento, dependiendo del tamao. Sin embargo, dice la seora Reyna, la ma-

    yora prefiere la nuez limpia (350 el kilo), porque ahorra el esfuerzo y tiem-po de romper la cscara y retirar la mem-brana del fruto.

    La mayora de las vendedoras provie-ne de Atlautla y de Amecameca, Estado de Mxico, regiones donde los habitan-tes esperan estas fechas para trabajar en la recoleccin y limpia de la nuez. Todo se hace a mano, es trabajo artesanal.

    La romera tiene lugar de lunes a do-mingo, de seis de la maana a seis de la tarde. El mercado de San Ciprin se ubi-ca en las afueras del metro Candelaria, por la salida de la lnea azul agua.

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    eSPerndote...

    En el Centro Histrico viven muchos se-res fantsticos. Hay fantasmas, grgolas y pegasos. Y tambin hay un gigante. S, un gigante, no es broma. Mide ocho me-tros de altura y pesa ocho toneladas.

    Por si fuera poco lo grande que es, es mitad mujer (por el frente) y mitad hom-bre (por atrs).

    Aunque parece que va a echarse a an-dar, no lo har, pues es una escultura de bronce, obra del artista Jos Luis Cuevas.

    l dice que la parte femenina repre-senta a su musa, es decir, la mujer que lo inspira para crear. Y que la parte mas-culina es l mismo; vaya, es un autorre-trato. La escultura se llama La Giganta y la hizo en 1990.

    Si quieres conocerla, ve a visitar el Mu-seo Jos Luis Cuevas, donde adems podrs ver muchas obras de este dibujante, pintor, grabador y escultor mexicano.

    Ella est en el patio, esperndote.

    museo jos luis cuevas

    academia 13. M Zcalo. Mar-dom 10-18hrs.admisin: 20 pesos, general; 10 pesos maestros y estudiantes con cre-dencial; entrada libre con credencial del inapam; dom, entrada libre general.tels. 5522 01 56 y 5542 6198.

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    en el Centro Histrico hay negocios irrepetibles. Lo son porque no los hay en otros rumbos de la ciudad y porque su oferta es tan especfica y tan vas-ta, que se vuelve increble. Aunque sean productos de uso cotidiano.

    km. cero visit tres de ellos, to-dos en la misma cuadra: Repblica de El Salvador, entre Isabel La Cat-lica y Bolvar.

    Negocio fAmiliAr

    La Casa de la Bscula, en Repblica de El Salvador 62 A, est en un local de cuatro por diez metros.

    Del techo cuelgan bsculas de reloj para lavandera. Las tpicas de mercado y varios modelos de bscu-las electrnicas estn dispuestas en repisas. Repartidas en la mnima su-perficie libre del negocio, hay bscu-las industriales capaces de soportar hasta 40 toneladas.

    Josefina Okhuysen Morales es la encargada de esta sucursal, la ms antigua de la Ciudad de Mxico: Tenemos otra en Rojo Gmez, que es la matriz, pero aqu naci La Casa de la Bscula.

    Josefina recuerda que su padre vino de Morelia a rescatar el negocio, que estaba por cerrar. Su herma-no mayor las fabricaba all en Mi-choacn y no pegaba el negocio ac; mi pap se vino en 1940 y vivi aqu, en este mismo local para no pagar renta y echar a andar su venta.

    Con tesn de pionero, Enrique Okhuysen hijo de un holands y una francesa que vivieron en Guada-lajara a principios del siglo xx fue introduciendo poco a poco las bs-culas y una nueva forma de pesar en tiendas y mercados: antes se haca en arrobas, un sistema muy antiguo.

    la caSa de...La Casa de la Bscula, La Casa de la Pila y La Casa del Sobre son excelentes ejemplos de una de las caractersticas del comercio en el Centro: la hiperespecializacin.

    por roberto mArmolejo gUArNeroS

    bsculas para laboratorio tan sensi-bles que detectan una diezmilsima de gramo; para pesar personas, que dan los kilos pero tambin el por-centaje de grasa o de agua corporal; para almacn; para lavandera o para mercado.

    Pero sobre todo, ofrecemos mu-cho las especializadas. Por ejemplo,

    bsculas para ferrocarril o para ca-min, que no se pueden exhibir aqu, pero tenemos en catlogo. Estas sir-ven para pesar mercancas cargadas en los contenedores.

    Las hay de muchos precios. Des-de la ms barata, que es una bscula de cocina de 80 pesos, hasta las ana-lticas, de 40 mil pesos, que son para investigacin cientfica o anlisis clnicos.

    La clsica de mercado (de 20 kilos) es muy popular por su pre-cio, unos 750 pesos. Las lavanderas prefieren la de reloj, porque puede llevar un canasto para pesar la ropa, informa Josefina.

    Cada vez nuestros clientes de mercados y tianguis aceptan ms las electrnicas, porque se han dado cuenta de que funcionan muy bien y son ms tiles. Pueden dar desde el precio de lo comprado y hasta el im-porte del cambio, y aunque son ms caras mil 580 pesos una de 20 ki-los se pagan solas porque casi no se descomponen.

    Hasta hace unos 20 aos, cuenta la comerciante, esta era la calle de las

    bScUlAS pArA peSAr DeSDe DiezmilSimAS De grAmo HAStA toNelADAS.

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    Desde entonces, con mucho xi-to, la familia se dedica a este negocio. Incluso tienen una marca propia de bsculas electrnicas para pequeos comercios, Oken, que fabrican sus hermanos. E igualmente, distribuyen la lnea estadounidense Ohaus.

    Aqu se pueden encontrar apara-tos para pesar de todo, literalmente:

  • Agosto 2014 nm 73 Km.cero 15

    lAS cASAS De...

    bsculas. Lleg a haber 10 estableci-mientos del mismo giro, pero ahora solo quedamos como tres tiendas. Sin embargo, no nos movemos del Centro porque a la gente le gusta venir a comprar aqu. No s por qu, pero esa fascinacin persiste.

    lA AA como el bolillo

    Clientes entran y clientes salen sin parar de ese local de vitrinas espacio-sas que exhiben bateras de marcas muy conocidas, pero tambin mode-los poco comunes, como celdas sola-res de importacin. Es La Casa de la Pila, en el nmero 39, accesoria E. Es un comercio pequeo, pero siempre lleno de gente.

    Don Carlos Grauben Urquiza es el heredero de un negocio que comenz en 1963 cuando su padre, un inge-niero electrnico, puso enfrente, en el nmero 38, un local donde haca transformadores, radios y bocinas.

    Le daba mantenimiento a las radiodifusoras de aquellos tiempos. Yo empec a meter la pila en los se-tenta, recuerda don Carlos. Como buen padre, me traa de la oreja al ne-gocio en cada oportunidad.

    Hoy, don Carlos ofrece unas 4 mil 500 variedades de bateras de 300 marcas diferentes. Las hay de carbn, zinc, heavy duty, alcalina, litio y de polmeros; estn las recargables para videocmaras, cmaras fotogrficas digitales y anlogas; las bateras li-bres de mantenimiento; las de reloj; o las que usan los aparatos de audicin y los equipos mdicos.

    El empresario no lo duda: su ne-gocio tiene cualquier pila que se re-quiera. Desde la doble AA hasta pi-las para la lap top; adems, hacemos bancos de bateras, que son estos paquetes de varias pilas que utilizan ciertos equipos como los telfonos inalmbricos.

    La oferta se extiende hasta los cargadores de bateras, gabinetes metlicos, fuentes de poder y tres marcas de paneles solares e inverso-res. En el caso de estos ltimos pro-ductos, dan asesora para el correcto uso e instalacin.

    Mis clientes de paneles solares vienen de Hidalgo, Guerrero o Oaxa-ca; porque all los niveles de insola-cin son muy buenos y estos equipos resultan bastante rentables.

    Una celda que produce 15 watts cuesta mil pesos. Si el consumo del cliente es de 150 watts, va a necesitar 10 de stas. Parece un gasto fuerte, pero al final, es una buena inversin porque se recupera rpidamente. Nada ms hay que hacer cuentas con el recibo mensual de luz, afirma Don Carlos.

    Y presume sus ofertas: De la do-ble AA, que es la ms vendida, pueden encontrar un paquete en 60 pesos; no-sotros tenemos una opcin ms eco-nmica de 35 pesos el paquete.

    Como casa especializada, tiene pilas muy especficas para microsco-pios electrnicos, por ejemplo, que llegan a costar hasta siete mil pesos.

    Entre sus clientes hay empre-sas como Televisa, Canal Once y la Secretara de Gobernacin; pero el principal, es el particular, que com-

    eNriqUe okHUySeN reScAt lA cASA De lA bScUlA e iNtro-DUjo poco A poco lAS bScUlAS y UNA NUevA formA De peSAr eN tieNDAS y mercADoS: ANteS Se HAcA eN ArrobAS.

    Josefina okHuysen, eMpresaria.

    lAS HAy De cArbN, ziNc, HeAvy DUty, AlcAliNA, litio y De polmeroS NiNgUNo tieNe NUeStrA vArieDAD.

    pra principalmente la AA y la AAA, que son como el bolillo en la pana-dera, dice con humor don Carlos.

    Yo soy del Centro toda la vida; mis hermanas estudiaron en las Viz-canas; el negocio tiene medio siglo aqu, porque aqu est eso, el negocio.

    ceNteNAS De SobreS

    Para descubrir La Casa del Sobre hay que estar muy alerta. Y es que en ese mar de carteles, anuncios, pancartas y marquesinas que saturan Repblica de El Salvador, sobresale tmidamen-te uno, en el nmero 39, donde est este rincn especializado en sobres y papel para envolver mercancas.

    En un pasillo angosto y con luz blanca, se encuentra desde hace cua-tro aos un sitio donde la variedad de sobres parece irreal.

    Daniel Luna, el encargado, de-talla: Los otros establecimientos, como las papeleras grandes de esta cuadra, tambin venden sobres, pero ninguno tiene nuestra variedad: sie-te tipos de papel bond, opalina o kraft, por ejemplo y 60 medidas diferentes de sobres. Y podemos ven-der desde una pieza hasta millares.

    Sobres para tarjetas de presen-tacin, para invitaciones, para estu-dios clnicos, para radiografas, para correspondencia, sobres, sobres, so-bres para cada cosa que a uno se le ocurra. Y casi en el tamao que se le venga en gana.

    Sin embargo, unos se venden ms que otros: Entre los sobres para tarjetas de presentacin, hay cin-co tamaos, pero el ms pedido es el que mide 6 x 9cm, que nosotros conocemos como nmero dos. Del sobre social, para invitaciones, el ms vendido es el media carta 5 x 22cm, pero tenemos hasta tamao oficio. Claro, tambin tienen los so-bres de lnea en blanco y amarillo.

    Los precios tambin varan segn medidas. El ms barato es el sobre para tarjetas de invitacin estndar: 40 pesos el ciento/ 0.40 la pieza. El ms caro? El sobre para radiografa de 40 x 50 cm: cuatro mil pesos el mi-llar, es decir, cuatro pesos por pieza. Todos fabricados en Mxico.

    Tambin vendemos rollos de papel de distintos tamaos para en-volver mercancas. Se venden por kilo y los hay en medidas pequeas hasta 30cm de ancho, para farma-cias, panaderas o pasteleras o en grandes, de 30 a 76cm, muy usados para la creacin de patrones para la confeccin de ropa. Los precios van de los 120 a los 800 pesos y dependen del peso del rollo. El ms popular es el estampado.

    Tenemos una clientela variada, pero la principal en sobres son im-prentas o laboratorios clnicos; en rollos, farmacias, laboratorios y pe-queas fbricas de marcos o burros de planchar, concluye Luna.

    lA cASA De lA bScUlA

    repblica de el salvador 62-a.

    M isabel la Catlica.

    lun-vie 9:30-18hrs.; sb 9:30-

    14hrs. tel. 5521 3889.

    lA cASA De lA pilA

    repblica de el salvador 39-e.

    lun-sb 9-19hrs. tel. 5518 4681.

    lA cASA Del Sobre

    repblica de el salvador 39,

    interior g. lun-vie 10-18:30hrs.,

    sb 10-14:30hrs. tel. 5709 6651.

  • 16 Km.cero nm 73 Agosto 2014

    el chef Vctor Hugo Morales Aguilar pica la calabacita, el chayote y los chiles po-blanos con sus manazas. Para ser tan grandes y toscas, sus movimientos son grciles.

    La cocina de La Casa de las Sire-nas, restaurante ubicado en una casa colonial de 1750, en Guatemala 32, no es espectacular, pero la variedad de ingredientes pescado y chile meco, jengibre y mole negro de Oaxaca dan pistas sobre su chef ejecutivo.

    Aqu se combinan los sabores que prob siendo un nio y la expe-riencia adquirida despus: Me cola-ba para ver cmo cocinaban los chefs en festivales de cocina francesa, por ejemplo, en Le Fouquet, un gran res-taurante del Hotel Camino Real.

    trADiciN fAmiliAr

    Llegu aqu invitado por la familia Salas, que hered este inmueble y lo restaur hace 20 aos para convertir-lo en restaurante, cuenta con su voz de bartono y sus ademanes suaves. Me encargu de renovar con mis platillos la carta, junto con Edgar Trejo, el chef residente.

    Cuando se le pregunta por su for-macin como chef, sonre y confiesa: Yo iba a ser arquitecto, pero la tra-dicin familiar me llev a la cocina.

    En su libro Sazones y andanzas por el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico (unam, 2012) cuenta un poco de esa historia.

    Su bisabuela materna, poblana, Josefa Espinoza de los Monteros, des-pus de que la familia haba quedado devastada por la Revolucin, emigr al puerto de Veracruz, separndose de su hermana Angelita. All trabaj en un restaurante francs y luego de embarazarse de un marino espaol, se vino a la Ciudad de Mxico.

    Ac se reencontr por pura casualidad con su hermana en el Mercado San Lucas, en lo que hoy es Pino Surez, y pusieron un tendajn donde vendan mole.

    La abuela y la madre del futuro chef tambin trabajaron en aquel lu-gar. Desde nio me llevaron a traba-jar al puesto del Mercado San Lucas. Todos los hijos tenamos que ayudar de alguna manera en el negocio fa-miliar y yo lo haca porque comer es

    por roberto mArmolejo gUArNeroS

    eN el mercADo AteN-DAmoS A DoctoreS, SecretAriAS o cArgA-DoreS. teNAmoS qUe DArle gUSto A toDoS; All ApreND qUe el ceNtro erA priNcipAl-meNte DiverSiDAD.

    uno de mis placeres desde siempre.Dej la carrera en el quinto se-

    mestre de arquitectura y me fui a M-rida; all empec a meterme a cocinas y a seguir a chefs. Termin trabajan-do con Martha Chapa, que adems de pintora es una estupenda cocinera.

    Despus, decidi lanzarse por su propio camino: la mixtura de sabores e ingredientes tradicionales en nove-dosas presentaciones, como el filete de robalo en salsa de perejil y rome-ro con huitlacoche y escamoles, que cre para La Casa de las Sirenas.

    oloreS y SAboreS Del ceNtro

    El chef vive en Calzada de la Viga es-quina Fray Servando, en el lmite del Centro Histrico. Desde ah camina al restaurante, o enfila hacia Ciudad Universitaria, pues l es chef ejecuti-vo de la Rectora. Lleg ah por Juan Ramn de la Fuente, con quien antes trabaj en la Secretara de Salud.

    Ahora atiendo a Jos Narro, que es un gran seor de gustos sencillos: lo que ms disfruta son los frijoles. Nada de combinaciones o prepara-ciones extravagantes.

    Del Centro aprendi la diver-

    jocoque y pepinos: Era extraordina-rio probar otros sabores a esa edad. Yo creo que por eso, mi cocina favo-rita sigue siendo la libanesa.

    Tambin estn presentes los olo-res de La Merced a guayaba y ce-bolla, los antojitos en la Plaza de la Aguilita o el mole que coma con sus padres los domingos en la calle de Academia.

    El chef termina su famosa sopa verde mexicana Centro Histrico y sube a la terraza del restaurante. La vista es nica: del lado izquierdo Templo Mayor y enfrente, la parte trasera de la Catedral y el Sagrario Metropolitano. El Centro nunca me va a dejar de inspirar. Aqu cre-c y aqu vivo. Aqu encuentro todo para crear mis platillos.

    Mi madre me deca: Todo el es-fuerzo que hicimos en la cocina para que ustedes salieran adelante con una carrera, y mira qu haces ahora. Pero es que su sazn y sus secretos para cocinar, la manera en que sa-zonaba el mole o el tiempo que le tomaba cortar pacientemente todos los ingredientes de ese platillo, no poda dejar que se olvidaran.

    sidad de aromas y sabores que im-pregnan sus recetas: lomitos de huachinango con salsa de esquites y almejas al epazote, gaznates de ans enmelados al ans o carpaccio de abu-ln con aderezo tahini al chipotle.

    En el mercado atendamos a doctores del Hospital Jurez, secreta-rias de oficinas cercanas o cargado-res que llegaban con mercanca muy de maana. Tenamos que darle gus-to a todos; all aprend que el Centro era principalmente diversidad.

    En la primaria Fray Pedro de Gante, en Regina, sus compaeros hijos de libaneses llevaban de lunch

    el centro nunca va a dejar de inSPirarme

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    ...SU SAzN y SUS SecretoS pArA cociNAr, No poDA DejAr qUe Se olviDArAN.