junto al mar

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    Cuando Kate Poole localiz al nieto de la seora Walcott, la andana para

    la que trabajaba, y con quien l no deseaba mantener ninguna relacin, estabalejos de adivinar las consecuencias que aquello le acarreara. Renombrado

    conquistador, Xan Walcott era diferente de todos los hombres que ella haba

    conocido antes, y decididamente mucho ms peligroso. Era capaz de utilizarla y

    de abandonarla sin vacilar ni un momento y, aunque la necesidad la haba

    obligado a trabajar con l en Creta, Kate confiaba en que su fra determinacinla librara de caer presa del legendario encanto de Xan.

    Captulo 1

    KATE sali para Londres a la maana siguiente, despus de telefonear a launidad de vigilancia intensiva del hospital y de que le dijeran que la seora Walcott,la anciana que la haba contratado, estaba durmiendo.

    El objetivo de su viaje era encontrar al nieto de la seora Walcott y apelar asu buen corazn, si lo tena, para que acudiera a hacer las paces con ella. Kate notena muy claro por qu no se hablaban, pero, por lo que saba de la situacin, lepareca que el culpable era el nieto y no la abuela.

    Aunque todava tena treinta y pocos aos, Alexander Walcott ya se habalabrado un nombre como pintor, viajero y amante de hermosas mujeres. La seoraWalcott haba pagado a una agencia de Londres para que le suministrara recortes de

    prensa acerca de sus exposiciones y otros logros suyos. La anciana tena variosvoluminosos lbumes llenos de noticias de sus actividades, tanto artsticas comosociales.

    Entre sus amantes se contaban desde una presentadora de televisin hasta unaabogada norteamericana, pasando por una hermosa violinista japonesa y una jugadorade polo hija de un millonario australiano. Ninguna le haba durado ms de unos pocosmeses y pareca que no escaseaban las sustitutas para las mujeres que descartaba.

    Xan, como su abuela y sus ntimos llamaban a Alexander, haba ganadosuficiente dinero con sus pinturas como para comprarse un elegante piso en Londres,que haba aparecido en las revistas de diseo de interiores, y para sufragar sus

    frecuentes viajes a lugares exticos, de los que volva con un buen nmero de obrasbajo el brazo y todo tipo de selectos recuerdos para la decoracin de su piso o de suestudio en el campo.

    Su abuela, tambin pintora de talento, se ganaba la vida llevando grupos deartistas aficionados a lugares interesantes de Gran Bretaa y del Mediterrneo, yayudndolos a mejorar su tcnica con el lpiz, el pastel y el pincel.

    Xan viajaba solo o acompaado por su amante ocasional. Sus ingresos eran

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    probablemente diez veces superiores a los de su abuela, y tena que hacer muchosmenos esfuerzos para ganarlos. En opinin de Kate, indudablemente, haban sidocincuenta aos de esfuerzos y problemas, incluyendo el doloroso alejamiento de sunieto, la causa de que la seora Walcott sufriera un ataque cardaco la tarde del daanterior.

    El viaje al centro de Londres le llev una hora. Como haba vivido varios aosall, Kate no tuvo ningn problema en encontrar la elegante plaza de estilo georgiano,cerca de los jardines de Kensigton, donde

    viva Xan. Lo peor era encontrar aparcamiento, pero afortunadamente vio unespacio libre, aparc e introdujo una moneda en el parqumetro.

    Mientras estuvo viviendo en Londres haba tenido que vestirse con elegancia ycuidar mucho su apariencia. En aquel entonces haba tenido una imagen quemantener. Pero ahora que era lo que la seora Walcott llamaba su acompaante, yella misma se defina como una chica para todo, no tena ningn problema con sumanera de vestir. Unos vaqueros y una camisa, con una sudadera cuando hacafresco, era la imagen apropiada para su nuevo papel.

    En esos das usaba habitualmente muy pocos cosmticos. Haca meses que nose vesta de punta en blanco. La mayor parte de la ropa que haba usado en Londrestodava la tena guardada en una maleta, recuerdos de una vida a la que nuncavolvera, ni siquiera en el poco probable caso de que le pidieran que se reincorporaraa su antiguo trabajo.

    Como mucha otra gente, Kate haba experimentado la traumtica experienciadel paro, la haba superado y, en el proceso, haba descubierto que ninguna de lascosas que haba perdido la haba hecho feliz.

    Lo que ella necesitaba, lo que haba necesitado durante toda su vida, y nuncahaba tenido, era una familia, el sentimiento de pertenecer a algn lugar. Por eso noestaba interesada en un hombre como Xan Walcott, que no quera tener nada quever con su ms cercano pariente, la anciana seora que en ese momento estabaluchando por recuperarse de un infarto.

    Durante los seis meses que las dos haban pasado juntas, la joven se habaencariado mucho con Nerina Walcott y le habra encantado tenerla como abuela. Elmotivo de que no le sucediera lo mismo a Xan Walcott, as como sus razones para noponerse en contacto con ella, era algo incomprensible para Kate.

    Cuando sali del coche para dirigirse al edificio donde l viva, Kate pens queera posible que no se encontrara en Inglaterra en ese momento. La noche anteriorhaba intentado llamarlo desde el hospital, pero la operadora le haba dicho que sunmero de telfono no era pblico. La nica razn que se le poda ocurrir para quealguien que no fuera una gran celebridad quisiera mantener en secreto su nmero detelfono era la de evitar llamadas recriminatorias de esposas, compaeras yamantes abandonadas. Eso encajaba con lo que ella saba de la donjuanesca vida

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    amorosa de Xan.Cuando puls el timbre del portero automtico, Kate se dispuso a disimular su

    instintivo disgusto por el hombre al que iba a ver. Se dijo que no era bueno mostrarhostilidad hacia alguien cuando se necesitaba su cooperacin. Pero si l se negaba acolaborar, algo de lo que seguramente era capaz, entonces ella podra permitirse

    mostrar sus verdaderos sentimientos.-Quin es? -pregunt una voz por el portero automtico.-Me llamo Kate Poole, seor Walcott. Trabajo para su abuela. Ella se encuentra

    en el hospital... gravemente enferma. Podra dedicarme unos minutos, por favor?-De acuerdo, entre. Es en el ltimo piso -repuso secamente la voz tras una

    pausa, y abri la puerta.La joven pens que quiz Xan Walcott tena calculado el tiempo que

    habitualmente tardaban sus visitantes en subir las escaleras, porque la puerta seabri cuando se dispona a llamar con la aldaba.

    Las fotografas que haba visto de l en los lbumes de la seora Walcott no lehaban dado una idea cabal de su gran estatura. Pens que deba de medir ms deuno noventa y que, en un reciente viaje a algn lugar del trpico, haba adquirido unintenso bronceado que destacaba la frialdad de sus ojos de color gris acero.

    Tambin pens que evidentemente no era su estilo recibir con una sonrisaamable a las mujeres con las que se encontraba. 0 quizs era su relacin con suabuela lo que haba motivado que su expresin no fuera en absoluto de bienvenida.

    -Puedo darle diez minutos -dijo l, retrocediendo para dejarla pasar-. Despusdebo asistir a una cita importante.

    -Si su nmero de telfono estuviera en la gua, me habra ahorrado ustedmucho tiempo -repuso ella-. Tengo demasiadas cosas que hacer como para vermeobligada a conducir hasta Londres, seor Walcott. Estar usted libre ms tarde?Como pariente ms cercano de la seora Walcott, creo que debera estar localizablesi empeora su estado.

    Despus de cerrar la puerta, l la hizo pasar a un amplio y bien iluminado saln,que Kate reconoci haber visto antes en una fotografa de la revista House &Garden.

    - Ha dicho usted que trabaja para mi abuela, en calidad de qu?-Como asistente suya me encargo de su negocio y la acompao en sus viajes.-Cundo empez a trabajar para ella? -le pregunt l, indicndole con un

    gesto que se sentara.-Hace seis meses, a principios de abril -contest Kate sentndose en una

    elegante silla y viendo que l haca lo mismo en un sof.-Yo habra pensado que, despus de todo este tiempo, usted ya debera saber

    que mi abuela y yo no tenemos una relacin muy estrecha -repuso Xan-. De hecho, notenemos ninguna relacin.

    -Me doy cuenta de ello, pero seguramente en estas circunstancias...-Ha preguntado ella por m?

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    -Todava est bajo los efectos de los sedantes.Por el momento no me ha preguntado por usted, pero estoy segura de que lo

    har.-Qu le hace pensar eso?-Ella est obviamente orgullosa de sus xitos -le coment Kate despus de

    hablarle de sus lbumes de recortes de prensa.-Tiene usted el nmero de telfono del hospital? -le pregunt l al tiempo que

    consultaba su reloj.Kate abri su bolso y sac un cuaderno de notas.Vi que l se dispona a levantar el telfono y ley el nmero en voz alta.Despus de marcar el nmero, mientras esperaba, Xan la mir

    apreciativamente de arriba a abajo y luego fijamente a los ojos, como si quisierapenetrar en su mente. Kate se senta incmoda. Esperaba que cuando el operador delhospital descolgara el telfono, l apartara la mirada.

    -Buenos das. Me llamo Alexander Walcott. Soy pariente de la seora NerinaWalcott, que ayer fue ingresada. Podra hablar con alguien que pudiera decirmecmo est, por favor?

    Todava segua mirando intensamente a Kate; a ella le habra gustado podermantenerle la mirada, pero le resultaba imposible.

    Xan estaba repitiendo su anterior pregunta a otro empleado. Para sudesgracia, l segua observndola, pero con una expresin menos dura. Su mirada yano era hostil; se haba transformado en la abierta y apreciativa mirada de unexperto en mujeres evaluando a una candidata.

    A Kate no le gustaba ms la manera en que la estaba mirando que la anterior.Siempre se haba resentido de las penetrantes miradas que le haban dirigido losmiembros del sexo opuesto y, por alguna razn, la expresin de Xan la haca sentirseespecialmente incmoda.

    -Soy el nieto de la seora Walcott, su nico pariente cercano -dijo l hablandocon alguien por telfono-. S ...s, comprendo. Sabe usted si ha preguntado por m?No, no lo ha hecho. Gracias, llamar ms tarde. Mientras tanto, si preguntara por m,puede usted localizarme en este nmero -despus de drselo y de despedirse contono resuelto, colg y le coment a Kate-: La jerga mdica habitual: Situacinestable, pero todava se mantiene en la fase crtica.

    -Que su abuela no haya preguntado por usted - dijo Kate al tiempo que selevantaba-, no significa que no quiera verlo. Tal vez no lo ha hecho porque no tieneesperanza alguna de que usted la visite. Una visita suya podra salvarle la vida.

    -Yo habra pensado que mi reaparicin en este momento probablemente lehara ms dao que beneficio -repuso l con tono sardnico-. Han pasado quinceaos, quiz ms, desde que Nerina y yo nos peleamos. Nuestra relacin siempre fueuna constante batalla desde que tuve suficiente edad para pensar por m mismo. Siusted ha tenido la suerte de contar con un feliz ambiente familiar, probablemente leresultar difcil aceptar que mucha gente ligada con lazos de sangre ni siquiera

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    pueda mirarse a la cara.Kate se pregunt cmo reaccionara l si le contestara: Yo nunca he tenido

    familia. Me abandonaron en el probador de unos grandes almacenes cuandosolamente tena mes y medio de edad. Ignoro quines fueron mis padres. Pero noestaba dispuesta a contarle su vida a ese hombre duro, autosuficiente, que a todas

    luces era un individualista por propia eleccin.-Estoy enterada de eso -repuso la joven framente-. Pero supongo que

    conocer esta expresin la sangre es ms espesa que el agua. Yo nunca habrapensado que las diferencias que, durante su adolescencia, tuvo usted con su abuelahabran afectado a la situacin actual. Ahora es una anciana enferma y su vida haestado llena de aflicciones. Yo s que la prdida de sus padres le afect mucho austed, pero los nios se sobreponen en esos casos. La seora Walcott ha perdidotodo lo que ha amado... Real mente es demasiado pedirle que encuentre algo detiempo para hacer las paces con ella? El hospital no est lejos de aqu.

    -Pensar en ello. Ahora, si me disculpa...En lugar de retrasar su salida hasta que ella abandonara el edificio, Xan la

    sigui escaleras abajo. A juzgar por la manera en que iba vestido, con un traje biencortado de color claro, camisa formal y corbata de seda, Kate supuso que su citaconsista en una comida en algn lujoso hotel, o quiz se trataba de algn importanteacontecimiento del mundo del arte como la inauguracin de una gran exposicin. En elvestbulo, l se le adelant para abrir el portal.

    -Ha venido en su coche o en tren? -le pregunt.-He venido en el coche de la seora Walcott. Est al otro lado de la esquina

    -antes de dirigirse hacia all, le tendi la mano-. Adis, seor Walcott. Espero que,cuando haya pensado sobre ello, decidir comportarse humanamente. Por casualidads que usted es el nico beneficiario de su abuela. Si ella no sobrevive al ataque,creo que usted se sentir muy incmodo al heredar su casa de campo sabiendo que nisiquiera intent normalizar su relacin.

    Mientras hablaba, Kate era consciente de la latente fuerza de sus dedoscuando l le estrech la mano.

    -Tiene usted unos ojos extraordinarios. Me gustara admirar su iris con unalupa.

    Entonces vio un taxi y, despus de despedirse rpidamente, lo detuvo, dejandoa Kate en la verja de entrada del edificio.

    Cuando volvi a su coche, antes de arrancar el motor, Kate gir el espejoretrovisor para mirarse los ojos. Muchos hombres haban admirado sus piernas y sulargo y espeso cabello rubio de color miel; le haban dirigido todo tipo de cumplidos,sinceros o no. Con tal de acostarse con las mujeres, los hombres tendan a decirlestodo lo que crean que ellas deseaban escuchar. Pero ninguno le haba hecho a Katecomentario alguno sobre el llamativo color de sus ojos.

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    La seora Walcott s le haba comentado algo sobre ello porque, siendo comoera una artista, era ms observadora que la mayora de la gente. Haba descubiertoque, si las observaba de cerca, sus pupilas ofrecan un tono dorado mezclado conazul, con un crculo exterior de un verde tan oscuro que llegaba a ser virtualmentenegro. Eso tena el efecto de que sus ojos parecan cambiar de color segn la ropa

    que llevara. Con una sudadera azul, sus ojos parecan azules. El pauelo indio de sedaverde que haba comprado en un mercado callejero los haca parecer de ese color.Con el collar de cuentas ambarinas que haba lucido con trajes grises o beiges,parecan dorados.

    -Con esos ojos, hace algunos siglos te habran llamado bruja ...y, por diferentesrazones, yo tambin -le haba dicho la seora Walcott, poco despus de que Kateempezara a trabajar para ella.

    La anciana era la nica persona que conoca los orgenes de Kate; no porquefuera ningn secreto sino porque nadie se haba interesado por ello. Kate era alguiena quien la gente le contaba su vida y sus problemas sin sentir ninguna curiosidad porlos de ella.

    Cuando sala de Londres, dio un pequeo rodeo para pasar por el lugar dondealguna persona desconocida, probablemente su madre, la abandon envuelta en unamanta con el nombre de Kate Poole prendido en ella. Todava conservaba ese pedazode papel, nico indicio del misterio de su nacimiento y antecedentes, a excepcin delhecho de que hubiera sido abandonada en Harrods, uno de los ms famosos grandesalmacenes del mundo.

    Al pasar por delante de la gran fachada del edificio donde, veintisis aosantes, haba llegado a ser noticia en ms de un peridico nacional, Kate experimentuna extraa sensacin. Ese sentimiento haba sido incluso ms intenso cuando,durante su estancia en Londres, se decida a entrar en los grandes almacenes y arecorrer sus departamentos de moda.

    Pero en ese momento, cuando dejaba atrs los almacenes Harrods, no era supropio nacimiento sino la posible muerte de la seora Walcott lo que la preocupaba.

    No dej de pensar en ello mientras se diriga al hospital. All se le permitipasar algunos minutos al lado de la seora Walcott, durante los cuales ocult supropia ansiedad mostrando ante ella una actitud tranquila y confiada.

    El mdico con quien habl Kate al salir de la habitacin se mostr bastanteevasivo cuando le pregunt sobre las posibilidades de recuperacin de su paciente.Kate comprendi que tendra que esperar a ver a Robert si quera contar con unasincera valoracin. Mientras tanto slo poda rezar para que el hombre con quien sehaba encontrado en Londres se sintiera obligado a acudir al hospital por motivos deconciencia. Pero entonces se pregunt si acaso la tena.

    A la edad de diecisis aos, cuando se march dela casa de su abuela, no se sinti moralmente obligado a llamarla para

    comunicarle que se encontraba bien. Por qu iba a preocuparse por ella ahora,despus de todo el tiempo transcurrido, pensaba Kate de camino hacia la casa de

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    campo de la seora Walcott.

    Robert Murrett, hijo del que haba sido mdico de cabecera y amigo de laseora Walcott durante ms de treinta aos, a la sazn jubilado, haba ocupado el

    puesto de su padre en el equipo mdico de la localidad poco antes de la llegada deKate.

    Se haban conocido en una fiesta, y pocos das ms tarde, Robert la haballamado para invitarla a un concierto.

    Fue Robert quien la haba atendido la noche anterior, cuando la joven llam a laclnica pidiendo ayuda. Se present rpidamente en la casa, confirm sus temoresacerca de que la seora Walcott haba sufrido un infarto de miocardio y, mejor queesperar a una ambulancia, decidi llevarla al hospital ms cercano en su propio coche.

    Ms tarde se reuni con Kate para hacerle compaa. Esa misma maana, antesde que ella saliera para Londres, la haba llamado temprano para saber cmo sesenta.

    -Te ha dado un buen susto. Y t te has portado muy bien -le haba dicho l contono amable.

    Como haba estado trabajando en el turno de noche, Robert tena ese da libre.Poco despus de llegar de Londres, Kate lo vio por la ventana de la cocina, aparcandosu coche delante de la casa. Al verla frente al fregadero, lavando unas verduras, lasalud con la mano y entr por la puerta trasera.

    -Hola, cmo ha ido todo?- Xan se dispona a salir cuando fui a visitarlo, as que slo pudimos hablar unos

    minutos. No s si ir a ver a su abuela. No me sorprendera que no lo hiciera.-No te ha cado bien? -le pregunt Robert.Como su padre, Robert era un hombre de mediana estatura y complexin

    fuerte y musculosa. Pareca haber heredado de l la voz tranquila y la miradacariosa de sus ojos azules. Ninguno de los dos se enfadaba o perda la calma nunca;eran hombres de trato agradable, en los que se poda confiar. Adems, Robert erabastante atractivo y tena un gran sentido del humor.

    -Supongo que no -respondi Kate-. A juzgar por todo lo que he odo y ledoacerca de l, Xan no es precisamente mi tipo.

    - Yo nunca he tenido nada que hacer comparado con l -dijo Robert,cruzndose de brazos y apoyndose en la mesa de la cocina-. Recuerdo que solaenvidiar su estatura. Yo era demasiado bajo para mi edad hasta que cumpl loscatorce. l era bastante alto ...y muy solitario. Mi padre me dijo un da, durante eldesayuno, que todava recordaba cuando Nerina Walcott llevaba a Xan a la clnica, ala fuerza, despus de haber recibido una buena paliza. Haba una banda degamberros que la tena tomada con l.

    -Nerina Walcott quera que su nieto estudiara en la misma escuela a la queasisti su hijo Michael, el padre de Xan, pero no poda pagarle la matrcula -dijo

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    Kate-. Llevaba una vida terriblemente difcil. Ser madre soltera siempre es duro,pero su caso fue realmente una mala experiencia.

    -Te ha hablado ella alguna vez de eso?-Me ha contado muy poco, lo principal ...que su novio muri en la Segunda

    Guerra Mundial y que, tanto sus padres como los de l, pretendan dar a Michael, el

    beb en adopcin. Cuando ella se neg, ellos la desheredaron. Es increble, no?Parece un melodrama victoriano.

    -Eso tuvo lugar hace cincuenta aos. Los hijos nacidos fuera del matrimonioeran ilegtimos -dijo Robert moviendo el ndice con tono burln-. Eso todava erauna especie de baldn, incluso cuando los padres que haban muerto en la guerra sehabran casado con sus novias de haber sobrevivido.

    -Yo tambin fui una nia no deseada -le habl brevemente de su estancia en unorfanato. Pens que era mejor que se lo explicara antes de que su relacin deamistad se profundizara ... si acaso lo haca.

    -Cmo te sientes t? -le pregunt Robert.-No creo que eso me haya acomplejado mucho. Cuando comparo mi infancia con

    la de otros nios de otros lugares del planeta, me siento agradecida de haberrecibido al menos una buena manutencin y educacin.

    -No tienes curiosidad por conocer a tus padres?-Cuando era nia, s. Ahora no tanto. No hay manera de que pueda

    encontrarlos, y podran no gustarme si lo hiciera.

    Kate se prepar de cena una tortilla de championes con una patata asada. Conla bandeja sobre las rodillas, se puso a cenar mientras escuchaba los informativosde la radio. A la seora Walcott le disgustaba la televisin, por eso no haba aparatoen la casa.

    Kate estaba a punto de comerse una pera de postre cuando alguien llam a lapuerta.

    Levemente irritada porque la interrumpieran cuando estaba escuchando uninteresante programa, Kate se calz sus zapatillas y fue a abrir. Se quedimpresionada al ver a Xan Walcott en el umbral. Haba esperado que fuera alhospital, pero nunca que fuera a buscarla a ella a la casa de campo.

    -Buenas tardes.En ese momento vesta de manera informal: camisa de cuello abierto, chaqueta

    azul y pantalones blancos. A pesar de ello todava segua teniendo un aire deelegante hombre de mundo, en vez del aspecto desaliado que ella asociaba con losartistas.

    -Buenas tardes, entre. Cuidado, no vaya a golpearse la cabeza con el dintel.-He estado en el hospital -dijo l cuando se diriga al saln.-Ha visto a su abuela?-No. Cuando le expliqu el tipo de relacin que tena con ella al mdico que la

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    atenda, l se mostr de acuerdo en que no era aconsejable que la viera en eseestado. Seguramente se alterara an ms.

    -Yo tambin he estado all, hace apenas un par de horas, pero en seguida sequed dormida -le cont Kate, apagando la radio y recogiendo la bandeja de la cena-.Me dispona a hacer caf. Le apetece una taza?

    -Gracias -ech un vistazo a la habitacin-. Sus obligaciones incluyen mantenereste lugar bien cuidado?

    -Hago todo lo que es necesario hacer.-Esta casa es ahora muy diferente de cuando yo viva aqu ...o al menos desde

    que muri mi madre. A Nerina jams nadie pudo domesticarla.-Disclpeme, tengo que ir a la cocina -dijo la joven, retirndose a continuacin.Cuando Kate lleg a la casa, sinti la urgente necesidad de hacer una limpieza a

    fondo. Supona que era debido a su avanzada edad por lo que la seora Walcott habaconsentido que el polvo y la suciedad se acumulasen en cada rincn de la casa.

    Kate no era una fantica de la limpieza, pero nada la haba preparado parasoportar el estado del cuarto de bao y de la cocina. Una vez que se encarg deellos, dedic su atencin al resto de las habitaciones.

    Mientras Kate esperaba a que se hiciera el caf, Xan se reuni con ella en lacocina. Pos la mirada en la encimera y en los limpios escurreplatos de madera depino que flanqueaban el antiguo fregadero de cermica.

    -No le molestar estar aqu sola? -inquiri l.- No creo. Voy a estar demasiado ocupada. Quiz usted pueda aconsejarme

    sobre algo ,..cmo podra encontrar un tutor sustituto para el viaje a Creta del mesque viene? Trece personas ya han reservado plaza. Anular el curso a estas alturas vaa suponer una enorme desilusin para esta gente, por no hablar de la prdida deingresos que le ocasionar a la seora Walcott. De alguna forma, tengo queencontrar a un sustituto. Pero yo no puedo pedirle consejo a ella, y mi conocimientodel mundo del arte todava es muy limitado. Podra servirme de ayuda la RealAcademia?

    -Probablemente, si hubieran recibido el aviso con mayor antelacin. Quizahora no dispongan de tiempo suficiente. Si estuviramos en temporada devacaciones, muchos instructores habran estado encantados de trabajar en Creta,pero ahora ya estn todos en sus puestos de trabajo.

    -Qu me dice de las galeras que patrocinan las obras de jvenes artistas?Quiz ellos conozcan a alguien, no cree?

    -En ese caso, pediran una tarifa alta ms su comisin -contest l con tonoseco-. Nerina trabajaba con una galera que le venda sus obras. Sigue hacindolo?

    -No, hace ya algn tiempo que dej de enviarles obras. Estaba esperando asolucionar esa situacin mientras estuviramos en Creta. Ha sido un verano muyajetreado. Hemos realizado muchos viajes con cortos intervalos de descanso. Creoque ha sido demasiado para ella. Bueno, evidentemente ha sido as. Eso es lo que leha producido el ataque cardaco.

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    -Yo habra pensado que la causa era anterior al verano pasado -dijo Xan-. Heestado hablando con un cardipata de la unidad de vigilancia intensiva. Es probableque sus arterias coronarias hayan estado encogindose durante aos. Puedo llevarlela bandeja?

    Cuando Xan llev la bandeja dell caf al saln, Kate record que uno de los

    artculos sobre l que haba ledo haca referencia a sus impecables modales.-Me gustara preguntarle algo -dijo l mientras pona la bandeja frente al viejo

    sof-. Dnde va a tener lugar el curso y qu se espera que haga el tutor sustituto?-El lugar se llama Chani -respondi Kate-. Es un antiguo puerto del oeste de

    Creta. Adems de la ciudad y de la costa, hay varios lugares interesantes parapintar en las colinas de los alrededores. La idea consiste en pintar por las maanas ypor las tarde, y dejar las noches libres para nadar o descansar. Los grupos siempredesayunan y comen juntos, pero las comidas son optativas; unos se llevan algo decomer, otros comen en algn restaurante. Cada noche, antes de cenar, hay unasesin de discusin organizada por el tutor. Mi trabajo consiste en solucionar losproblemas prcticos. La seora Walcott se encarga del aspecto artstico.

    -As que las dos estn pendientes del grupo durante la mayor parte del tiempo.-En realidad durante todo el tiempo, excepto el largo intervalo para comer

    entre las doce y las cuatro, y nuestros dos das libres.-Qu tipo de gente participa en los cursos?-De todo tipo. Solteros, parejas aficionadas a la pintura, pintores con

    acompaantes que no pintan, principiantes, algunos profesionales.. .Habitualmentehay ms mujeres que hombres, pero no siempre. En general es genteexcepcionalmente buena, aunque algunas veces hay una persona difcil.. .alguien queno se lleva bien con los dems, o que se queja demasiado. Pero tratar con ellos estarea ma, no del tutor. Voy a darle uno de los folletos publicitarios de la agenciapara que se lo lleve.

    De lo que una vez haba sido el cuarto de lavado y actualmente era lahabitacin de trabajo de Kate y la oficina de Vacaciones Palette, la joven sali conuna carpeta que contena los folletos de los viajes a Creta. En la portada figurabauna fotografa, tomada haca algunos aos, de Nerina Walcott sentada ante uncaballete en la regin de Dordoa, en Francia. Llevaba un sombrero de ala ancha ysonrea a la cmara con el encanto que ella saba exhibir cuando quera. A pesar desus arrugas y de su cabello cano, pareca una mujer activa y fuerte, muy diferentede la que en ese mismo momento yaca en una cama de hospital, conectada a unmonitor electrocardiogrfico.

    Despus de echar un vistazo a la fotografa, Xan estudi con mayor atencin elresto del folleto.

    -Es muy bueno -dijo examinando el texto-. Quin se lo dise?-Yo...basada en lo que su abuela me cont sobre Chani y en mis propias

    investigaciones -contest Kate-. Desde que dej de trabajarr para una agencia delEstado, he estado aprendiendo diseo publicitario por ordenador, con la esperanza

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    de establecerme algn da por mi cuenta.-Me pregunto qu tipo de trabajo ha estado haciendo para Nerina. No puedo

    imaginar que alguien se quede aqu a menos que no tenga otra opcin -coment l,mirndola pensativo.

    -Cmo puede hablar as de ella cuando est gravemente enferman... .quiz al

    borde de la muerte? -pregunt Kate con los ojos brillantes.-Porque no soy un hipcrita -replic l con tono tranquilo-. Hace solamente seis

    meses que conoce usted a Nerina. Yo he vivido bajo su techo durante diecisis aos.Creo que eso me da cierta capacidad de juicio sobre su carcter. Siempre podamostrarse encantadora.. .cuando le convena. Pero su encanto es solamente unafachada.

    -Lo mismo podra decirse de usted. Por lo que he ledo, usted tiene modalesencantadores, pero parece que con ello causa ms dolor que placer, a largo plazo.

    -De qu est hablando? -pregunt l levantando una ceja.-Yo... yo me refera a algunos de los artculos acerca de usted que le en los

    lbumes de su abuela - contest Kate, lamentando ruborizada su espontneareaccin-. Usted ha recibido un montn de publicidad, no toda favorable, pero...

    -Tampoco muy verdica -la interrumpi l.-De todas formas, se no es mi problema. No se lo habra mencionado si no

    hubiera hablado tan mal de su abuela. Por lo que a m respecta, ha sido una jefaideal. He sido mucho ms feliz que cuando estaba en Londres. Quiere ms caf?

    -Gracias. Cuando quiso telefonearme y se encontr con que mi nmero no erapblico, poda haberle pedido a la polica que contactara conmigo, al tratarse de unaemergencia.

    -Ya pens en eso, pero en esas circunstancias me pareca mejor hablarpersonalmente con usted hoy.

    -Acaso lo que haba ledo acerca de m despert su curiosidad? -pregunt lcon un desconcertante destello de diversin en sus ojos grises.

    -Desde luego que no -contest Kate, tensa-.Eso no tena nada que ver. Por una parte no quera revelar pblicamente que su

    abuela y usted no mantenan ningn contacto, y por otra me pareci que sera mspersuasiva si hablaba con usted directamente en vez de por telfono.

    -Efectivamente, lo fue -repuso l con tono suave, mirando con expresinapreciativa sus largas piernas, destacadas por los vaqueros cortos que llevaba.

    Kate pens que si l pretenda convertirla en otra de sus conquistas, estabamuy equivocado.

    -Es triste que usted necesitara que lo persuadieran, seor Walcott -repusoframente-, pero yo estoy encantada de que haya venido y espero poder confiar ensu apoyo mientras su abuela se recupera ...si es que lo hace. No tiene a nadie ms enquin apoyarse.

    -La tiene a usted. Creo que ser una preciosa aliada si las cosas se ponen

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    difciles.Y usted es un maestro de la manipulacin, pero no va a tener xito conmigo,

    pens Kate. En vez de eso, dijo:-Har todo lo posible. Pero cuando se recupere, si eso sucede, seguramente

    necesitar ms cuidados y atenciones de los que yo pueda darle.

    -Ya nos ocuparemos de eso cuando llegue el momento. Un problema msurgente es encontrar un tutor sustituto -termin su segunda taza de caf y selevant-. Esta noche har algunas llamadas y te telefonear por la maana. No temolestes en acompaarme, conozco el camino. Buenas noches ...Kate.

    Captulo 2

    AUNQUE Kate haba negado, indignada, que su visita a Londres de esa maanahaba sido motivada por la curiosidad, despus de acostarse y

    de no poder conciliar el sueo, tuvo que reconocer que haba algo de verdad enla burlona aseveracin de Xan.

    Se dijo, pese a todo, que era el hecho de que se tratara de un artista famoso,ms que su xito con las mujeres, lo que haba excitado su curiosidad.

    Aunque careca de habilidades artsticas, Kate experimentaba un gran placeradmirando las obras de arte que hacan los dems. Cuando trabajaba en Londres,haba pasado gran parte de su tiempo libre visitando museos y galeras o leyendolibros de arte en la biblioteca pblica.

    Lo primero que hizo a la maana siguiente fue telefonear al hospital. Suspirde alivio al enterarse de que la seora Walcott haba pasado una buena noche.

    Record que, segn Robert, si resista durante cuarenta y ocho horas, lasperspectivas de recuperacin seran mucho ms esperanzadoras.

    Kate pas la mayor parte del da sentada en silencio al lado de la cama de laseora Walcott, en caso de que se despertara sbitamente y, alarmada, necesitarael consuelo de ver un rostro familiar.

    La anciana se despert algunas veces, pero por poco tiempo y sin alterarse.Cuando Kate le tom una mano y le repiti con tono suave y tranquilo que no tena porqu preocuparse de nada, la anciana pareci calmarse y se qued nuevamentedormida.

    Cerca de las cuatro de la tarde, Robert asom la cabeza por la puerta de lahabitacin y le indic a Kate que se reuniera con ella en el pasillo.

    -He venido en nombre de tu mdica -le dijo-. Aire fresco y ejercicio es lo queella te ha prescrito. Vamos a dar un paseo.

    Despus de empezar a trabajar para la seora Walcott, a Kate le habanasignado como mdico una ginecloga del equipo de practicantes de la localidad.Haca tiempo que no haba tenido necesidad de consultarla.

    -Cmo est Nerina? -le pregunt Robert cuando salan del hospital.-Durmiendo. He hablado algo con ella, pero afortunadamente no me ha

    preguntado por el viaje a Creta. A propsito, ayer por la tarde me visit su nieto.

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    -De verdad? Mostr una actitud ms colaboradora que cuando lo viste enLondres?

    -Va a intentar conseguir un tutor sustituto para el viaje a Creta. Pero aunquepueda hacerlo, todava queda un gran problema -explic Kate cuando llegaron alaparcamiento del hospital-. Luego te hablar de ello. A propsito, a dnde vamos?

    -Podemos ir a la caada -sugiri Robert.Ya haban paseado antes por la antigua caada de ganado de los alrededores

    del pueblo. A la salida del hospital, mientras segua el coche de Robert, Kate sepregunt si encontrara algn mensaje de Xan en el contestador automtico cuandovolviera a la casa. 0 quiz se presentara all directamente despus de haber llamadoal hospital.

    Robert se haba quitado el suter y se estaba subiendo las mangas de la camisacuando Kate aparc al lado de su coche en el aparcamiento de la caada.

    -He trado un termo de t y un poco de pastel de mi madre. Lo ha estadopreparando este fin de semana.

    Kate saba que la seora Murrett era un maestra en todo tipo de artesdomsticas.

    -Bueno, cuntame ...cul es el otro gran problema del que hablabas antes?-pregunt Robert cuando empezaban a andar.

    -Aunque Xan pudiera encontrar un sustituto para el viaje, el grupo todavanecesitara un encargado y yo no puedo hacer de gua y cuidar al mismo tiempo de laseora Walcott. Una enfermera me ha contado hoy que, a menos que se produzcancomplicaciones, la mayor parte de los pacientes que han sufrido ataques cardacos nopermanecen mucho tiempo ingresados. Al cabo de diez das siguen un tratamientofuera del hospital.

    -En efecto -asinti Robert-, pero teniendo en cuenta la edad de la seoraWalcott y su obstinado temperamento, un perodo de convalecencia controlado porprofesionales sera recomendable. Si t intentaras hacerte cargo de ella,probablemente al menor descuido tuyo te ignorara. Necesita estar bajo laautoridad de alguien que la controle.

    -Te refieres a una clnica para ancianos? Pero ella no puede permitirse pagarel precio de una privada, y creo que se negara a ir a una pblica. Es una mujer muypoco sociable, ya lo sabes. La he visto comportarse de forma bastante descorts conalguno de sus alumnos cuando no le gustaba, por ejemplo, su manera de vestir o suactitud. En el ltimo viaje, fue casi grosera con una persona en particular. Tuve queasegurarme de que la pobre y desprevenida vctima no se sentara cerca de la seoraWalcott en las comidas; podra haberle arrancado la cabeza.

    -Pobre de ti -coment Robert con una sonrisa-. Debe de ser cansado hacer deniera de un grupo de desconocidos en el que puede haber de todo. Especialmentecuando su tutora es un poquito arpa.

    -Eso es injusto -objet Kate-. Su mal genio no es natural. Simplemente tienepoca paciencia cuando los dems la irritan.

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    Despus de diez minutos de andar por la caada, deleitada por la vista de losgrandes espacios abiertos y el silencio slo turbado por el sonido distante de untractor y, ms cerca, por el zumbido intermitente de las abejas, Kate se sinti conms fuerza y vigor.

    -Unos amigos mos han vuelto recientemente de Francia, donde han estado

    haciendo un recorrido en bicicleta -dijo Robert ms tarde, cuando se hallabansentados en el csped bebiendo t y comiendo pastel-. Dicen que se han divertidomucho. Estuvieron con otras diez personas, haciendo unos cuarenta kilmetrosdiarios en bici. He pensado en apuntarme a la misma excursin a finales de octubre.Dependiendo de cmo vayan las cosas por aqu, te apetecera hacer un recorrido enbicicleta por la Bretaa?

    -Estoy segura de que me encantara -contest Kate escogiendo las palabrascon mucho cuidado-, pero teniendo en cuenta la enfermedad de la seora Walcott,es probable que no pueda hacerlo para entonces.

    Robert se estir cun largo era y se apoy sobre uncodo mientras ella se sentaba con las piernas cruzadas.Luego coment:-Por lo que me has dicho acerca de los viajes depintura a Francia, es seguro que no se trata de unasvacaciones, por lo menos por lo que a ti respecta. Alparecer te generan ms tensin que descanso. Deberas descansar durante una temporada antes de que llegue el invierno.Supona que, para Robert, unas vacaciones en bicicleta significaban la

    oportunidad de experimentar una relacin sexual sin suscitar rumores. Como mdico,l tena que vigilar su reputacin. Para otros hombres, la ausencia de la seoraWalcott supondra una oportunidad ideal para conseguir un ambiente de intimidad.Pero la casa, aunque apartada, no estaba tan lejos del pueblo como para lo que allhicieran pudiera pasar desapercibido. El coche de Robert aparcado frente a la casa,de noche, o incluso durante gran parte del da, sera reconocido y la noticia seradifundida. De inmediato sera de dominio pblico que el joven mdico y la chica deLondres se haban liado aprovechando la ausencia de la anciana.

    -Ha sido una buena idea dar este paseo -dijo Kate cuando volvieron a donde seencontraban sus coches-. Gracias por el t y por la compaa.

    -Pensars sobre mi propuesta.. de recorrer laBretaa en bicicleta? -le pregunt) l lxmindule una mano sobre un hombro,

    cuando ella ya se volva.-S, lo pensar -respondi con una sonrisa.-Te ver maana -aadi l acercndosele ms-. Intenta no preocuparte

    demasiado. La mayora de los problemas tienen solucin.Se inclin y la bes, primero en una mejilla y luego levemente en los labios. Fue

    una caricia demasiado fugaz, que a Kate no le revel acerca de su relacin

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    nada ms que lo que ya saba. A ella le gustaba Robert; lo encontraba atractivo.Pero todava se preguntaba si l podra satisfacer sus profundas necesidades yaspiraciones. Nadie lo haba hecho hasta ese momento, y quiz nadie lo hara.

    Por un momento pens que l se detendra all; que la innata paciencia deRobert, una de sus ms admirables cualidades, lo disuadira de seguir adelante.

    Pero en eso se equivocaba. Despus de mirarla fijamente, como si intentaraadivinar lo que ella misma quera de manera inconsciente, la abraz y le dio un besoque no le dej duda alguna acerca de sus sentimientos.

    l la deseaba. La deseaba urgentemente, pero como era un hombre civilizado,se oblig a retirarse.

    Perversamente, cuando l la solt, Kate se sorprendi a s misma deseando queno fuera tan civilizado, tan completamente dueo de sus sentimientos.

    -Podramos cenar juntos esta noche -dijo Robert, ruborizado y con los ojosbrillantes, dominando firmemente su deseo-, pero tengo que intervenir en uncongreso organizado por la clnica de asmticos.

    Kate pens que esa clnica era una pasin para l.-Debera quedarme cerca del telfono en caso de que Xan me llamara por lo del

    tutor sustituto -dijoKate con tono ligero, secretamente aliviada de que Robert no tuviera esa noche

    libre.-Te llamar maana. Cudate -y le dio una palmadita en el brazo antes de

    marcharse.Cuando Kate lleg a la casa, vio un todoterreno de color verde aparcado en el

    sendero de entrada. No tena ninguna duda de quin era su dueo, pero se preguntdnde se hallara en ese momento. Tal vez lo encontrara en el jardn posterior.

    Sigilosamente lleg a la parte posterior de la casa.Xan Walcott estaba sentado en una silla de lona,pintando el huerto de su abuela.-Cunto tiempo llevas aqu? -le pregunt Kateen tono bajo.Aunque deba de haber estado muy concentrado;Xan no pareci sobresaltarse.-Hola, Kate. No mucho -se levant-. Cuandovi que no estabas, llam al hospital y me dijeron quehabas pasado all la mayor parte del da, pero que ya te habas marchado. As

    que me puse a matar el tiempo haciendo un boceto.-No vine directamente a casa, antes fui a dar un paseo. Puedo verlo?

    -pregunt echando un vistazo a su cuaderno de bocetos.l se lo ense. Desde que empez a trabajar para la seora Walcott, Kate

    haba visto decenas de acuarelas pintadas por artistas de diferentes estilos ycalidades. Pero ni siquiera las mejores podan compararse con aquel encantadorboceto del huerto, con el jardn en primer plano y los bosques al fondo.

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    Parecindole que cualquier expresin de elogio debera sonar banal, Kate lecoment mientras le devolva el cuaderno:

    -Tu abuela me ense una carpeta de los dibujos que hacas cuando eraspequeo. Siempre supiste que alguna vez seras artista?

    -Era una de las cosas que quera ser. Este boceto todava no est terminado.

    Podemos tomar un t mientras lo termino?-Por supuesto.Cuando ella se encontraba en la cocina preparando el t, l dio unos golpecitos

    en la ventana. Cuando Kate la abri, Xan le dijo:-Si me dejas la llave del cobertizo, puedo sacar unas sillas plegables.Despus de entregarle la llave, Kate lo observ mientras se alejaba. Haba

    visto pocos hombres altos tan bien proporcionados como Xan. Se sorprendi a smisma imaginndoselo desnudo, y se pregunt qu hara para mantenerse en forma.No poda imaginrselo levantando pesas en un selecto gimnasio de ciudad. Pens quequiz la prctica regular de la natacin le dara esa fluidez de movimientos, o quizcorra en algn parque.

    Despus de desaparecer en el cobertizo situado en un extremo del jardn, Xansali momentos ms tarde llevando dos viejas sillas plegables en una mano como sifueran un par de ligeros tableros de dibujo.

    -Qu es esto? Sabe a melocotn -dijo Xan cuando prob el t.-No te gusta? Si quieres, puedo hacerte uno normal.-No, sabe bien. Es algn tipo de infusin?-Es un oolong de Formosa -explic ella-. Cuando tena doce o trece aos, los

    sbados por la maana haca recados para un anciano que, debido a su salud, no podasalir de su casa. Haba nacido y vivido en el Lejano Oriente. Tena la casa llena de lascosas que se haba trado de all. Tomaba el t en tazas de una porcelana tan finaque casi era transparente. El me dijo que el oolong proceda del chino wu lung, quesignifica dragn negro. Si no lo hubiera sabido, probablemente habra estado todala vida consumiendo bolsitas de t de supermercado, inconsciente de todas lasposibilidades interesantes que existen en materia de ts.

    -Oh, s, la vida est llena de posibilidades interesantes. El problema est enencontrar tiempo para probarlas todas -repuso Xan-. Hablando de problemas, lapasada noche y hoy por la maana he estado haciendo grandes esfuerzos paraencontrar un tutor sustituto, me temo que sin xito.

    -Nunca tuve muchas esperanzas. Bueno, tendr que llamar al grupo de Creta ydecirle que el curso se ha anulado.

    -No. Yo ir -dijo l.Asombrada, Kate lo mir fijamente.-Para esos das no tengo ningn compromiso que no pueda postergar -continu

    Xan-. Y Chani me parece un lugar interesante.Kate abri mucho los ojos con expresin incrdula. Se pregunt si l estara

    hablando en serio.

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    Haba muchos pintores profesionales que se dedicaban a ensear, perogeneralmente eran de rango secundario, no grandes maestros como Xan. Teniendo encuenta la aparente indiferencia que l haba mostrado hacia su abuela, Kate pensque su propuesta era asombrosa. A menos que, en el fondo, fuera mejor persona delo que haba credo en un principio, y la enfermedad de Nerina hubiera reavivado

    algunos vestigios de su afecto por ella.-Bien, eso es maravilloso.-Creo detectar algunas reservas -observ l con agudeza-. Dudas de mi

    habilidad para hacer el trabajo?-Oh, no, para nada -se apresur a replicar Kate-. Estoy segura de que te

    esforzars en ello, y de que lo hars muy bien. Solamente espero que no loencuentres.. .aburrido.

    -Entonces t deberas asegurarte de que no me aburra, no? -repuso con unaenigmtica sonrisa --, Puedo usar tu telfono?

    -Por supuesto.Mientras l llamaba, Kate lav las tazas de t al tiempo que reflexionaba sobre

    lo que habra querido decirle con su ltimo comentario. Se estaba quitando losguantes de goma cuando Xan entr en la cocina.

    -He reservado una mesa en El Angel. Tenemos mucho que hablar. Les he dichoque estaramos all a las siete, con lo cual tienes tiempo para ducharte y vestirtemientras yo estiro las piernas. Hasta luego.

    Y desapareci por la puerta trasera, cuidando de agacharse para no golpearseen la cabeza con el dintel.

    El Angel, que distaba unos quince kilmetros de la casa, figuraba en las guascomo uno de los mejores lugares para comer. Kate nunca haba estado all. Era caro,un lugar frecuentado por gente rica.

    Mientras Xan paseaba, Kate dud entre sacar o no uno de los vestidos deLondres que guardaba en su maleta, en la buhardilla. Al fin decidi ponerse unosvaqueros y una camisa de pana.

    La camisa era de color amarillo y combinaba bien con su pelo. Se puso uncinturn plateado, un pauelo de seda y unos pendientes de aro. Se dijo que eraridculo que estuviera tan nerviosa por salir a cenar con Xan Walcott; deberapensar en Robert y reflexionar sobre si quera continuar su relacin con l, dado elrumbo que estaba tomando.

    Pens que si Robert la hubiera invitado a cenar esa noche, posiblemente lehubiera pedido que se casara con l. Poda ver eso tan claramente como el solocultndose detrs del bosque que haba al oeste de la casa. A esas alturas, unapropuesta de ese tipo era inevitable.

    Robert haba pasado la edad de los amores impulsivos y ocasionales. Estaba enun etapa de consolidacin de su vida, dispuesto a fundar una familia numerosa. Kate

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    quera eso tambin: un hogar, nios, pero sobre todo un hombre especial al que amary que la amara. Se pregunt si Robert sera el hombre adecuado para ella, y si podraser feliz a su lado durante el resto de su vida. Porque cuando se casara, querahacerlo para siempre.

    Pens que probablemente todo el mundo quera eso, pero algunas personas

    hacan elecciones equivocadas. Kate estaba buscando una mezcla especial de pasin yamistad que fuera indestructible.

    La joven estaba sentada en el borde de su cama, perdida en sus pensamientos,cuando oy que Xan la llamaba desde abajo. Tom su bolso y baj a reunirse con l.

    -Saldr para Chani algunos das antes que vosotros, para captar el ambientedel lugar y elegir los mejores sitios para pintar -le dijo Xan una hora ms tarde,sentado frente a ella en un apartado rincn del comedor de El Angel. Habanterminado de cenar y estaban esperando el postre.

    -Lo siento, es demasiado tarde para cambiar el billete -repuso Kate-. Porhaberlo reservado con antelacin, conseguimos un buen precio. No puedo cancelar elde la seora Walcott a estas alturas.

    -Tanto si puedes hacerlo como si no, no voy a usarlo -dijo l framente-. Ahoraya nunca vuelo en clase turista. No hay suficiente espacio en el asiento para unapersona tan alta como yo. Cuando era joven, no tena ms opcin que sentarme conlas rodillas pegadas al asiento delantero. Nunca ms. Pero no te preocupes; noespero que Palette financie mis gastos extraordinarios. Me costear miscomodidades de mi propio bolsillo.

    Aunque antes Xan le haba dicho que tenan muchas cosas de qu hablar, era laprimera vez que mencionaba el tema del viaje a Creta. Desde su llegada a El Angelhaba llevado la conversacin por otros derroteros, y Kate se haba encontradodisfrutando de su compaa tanto como de la excelente comida.

    Xan haba elegido el vino: un Gewrztraminer, blanco de mucho cuerpo, queKate haba supuesto proceda de Alemania, pero que l haba descubierto mientraspintaba en los montes Vosgos, en Francia. Era un vino seco y muy fuerte.

    Cuando el propietario de El Angel se dispona a volver a llenarle la copa, Xan selo impidi diciendo:

    -Tengo que conducir.l ya haba tomado tres copas y Kate dos, con una a medio terminar. Aunque a

    ella le gustaba el vino, quera mantener la cabeza despejada. Cuando el dueo sedispuso a volver a llenarle la copa, la joven puso una mano sobre ella. Ambos hombresparecieron sorprenderse por su gesto.

    -Note gusta? -le pregunt Xan.-Es delicioso, pero muy fuerte. T tienes que conducir de regreso a Londres y

    yo todava tengo unas tareas pendientes de contabilidad -cuando lleg un camarerocon el carrito de los postres, para que eligieran, la joven aadi-: Aunque me tientan,creo que ya no puedo ms.

    -Vas a querer caf?

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    -S, por favor.-Siempre eres tan disciplinada? -le pregunt Xan cuando se quedaron solos

    otra vez-. Lo que se oculta detrs de esa tez plida y de esa esbelta figura ...es unfrreo control de ti misma?

    -La comida y la bebida no son mis vicios -repuso ella con tono ligero-. Me

    encanta visitar las libreras antiguas. Soy famosa por acostarme con una novela ydevorarla en una sola noche ...y parecer una zombi al da siguiente.

    -Hay mejores cosas que hacer en una cama, no te parece? -pregunt l.Su comentario la tom por sorpresa y, por primera vez en aos, se ruboriz.

    Despus de una pausa, le devolvi la pregunta.-A qu te refieres?-Te gustan esas cosas? -inquiri l mirndola divertido.-Puede que a ti no te importe proteger tu intimidad. Yo soy ms reservada

    -repuso con tensin.-Mis reservas no pueden salvaguardar mi intimidad cuando mi trabajo suscita

    la atencin pblica - replic Xan con tono seco antes de que les sirvieran el caf.Xan sac entonces del bolsillo de su chaqueta un pequeo cuaderno y un lpiz.

    Discretamente empez a dibujar a un matrimonio que se hallaba sentado en otramesa.

    Despus de haber defraudado la curiosidad de Xan acerca de su vida amorosa,Kate se sorprendi a s misma al imaginarse cmo sera la de l. Dudaba que hubieratranscurrido mucho tiempo desde su ltima experiencia sexual. Kate estaba segurade que, con su cuerpo poderoso y sus elegantes manos de artista, deba de ser unmagnfico amante. Se pregunt si habra algo de ternura en sus caricias.

    -Te llevo a casa -dijo Xan despus de tomarse el caf y pedir la cuenta.Pareca impaciente, como si quisiera encontrarse en cualquier otro lugar. Ella

    no saba por qu haban ido all. Ciertamente no haba sido con el propsito que lhaba afirmado antes. Eso apenas haba sido tratado.

    -Ha sido un gran alivio que el viaje no haya tenido que ser cancelado -dijo elladurante el trayecto de vuelta hacia su casa-. Te estoy muy agradecida. ..y la seoraWalcott tambin lo estar, cuando se recupere del todo. Tan pronto como mepregunte por ello, se lo contar. Aunque sera mejor que se lo dijeras t mismo.

    -Olvdalo -replic con tono cortante- , Ya te he dejado claro que ella y yo notenemos nada que decirnos. No insistas, Kate. No podras hacerme cambiar deopinin.

    Habindolo rechazado antes por haberse entrometido en temas personales,Kate se dijo que no tena ningn derecho a ofenderse cuando l haca lo mismo.

    -Gracias -baj del coche cuando llegaron a la casa.Como Xan ya haba hecho gala de sus exquisitos modales, Kate no se sorprendi

    cuando la acompa hasta el porche y le pidi la llave para abrir la puerta, o cuandoentr en el pequeo vestbulo para pulsar el interruptor de la luz.

    La sorpresa se produjo cuando ellaa se dispona a darle las gracias por la

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    agradable tarde que haba pasado y se encontr de repente presa entre sus brazos.Se le quebr la voz al darse cuenta de que la iban a besar por segunda vez en eseda.

    Captulo 3LA diferencia entre los besos de Robert y los de Xan era algo demasiado

    difcil de comprender para Kate mientras todava se hallaba entre sus brazos.Senta que la mente se le desconectaba, abandonada a sus sensaciones.

    Poda aspirar el aroma de la piel de Xan, escuchar los latidos de su corazn,saborear el contacto de sus labios y sentir la fuerza de sus brazos.

    Con los ojos cerrados no poda ver, pero eso slo serva para intensificar susotras sensaciones. I,a excitacin corra por sus venas, tan potente como el vino quhaba tomado en la cena. Temblando, su cuerpo lo anhelaba, su boca se haca mssuave bajo la de l. Obedeciendo a un ciego instinto, levant las manos y sinti ladureza y amplitud de sus hombros, la textura de su cabello oscuro.

    Pero entonces, en la lucha interna que libraba Kate entre su razn y susentimiento, el sentido comn sali violentamente a la superficie. Luch paraliberarse,

    pero solamente por unos segundos; Xan no intent retenerla.-Siento que hayas desperdiciado la tarde -dijo framente Kate, ms furiosa

    consigo misma que con l- pero, por estos lares, llevar a cabo lo que ests pensandocuesta ms que una invitacin a cenar en un lugar caro. Y antes ya te dije que tenaque trabajar.

    Kate esperaba que el rostro de Xan se ensombreciera con la natural expresinde resentimiento de un hombre poco acostumbrado a verse rechazado por unamujer, que haba pensado que sucumbira fcilmente a su encanta. Pero, para susorpresa, Xan pareca divertido.

    -Solamente era un beso de buenas noches, Kate, no un intento de seduccin.Cuando eso figure en la agenda, te avisar convenientemente. Mientras tanto, nodejes que tu aturdimiento haga que te olvides de cerrar con llave y de echar lacadena a la puerta. Estar en contacto. Buenas noches.

    Sonriendo, desapareci en la noche. Segundos despus, Kate escuch elbramido del motor del todoterreno cuando parti para Londres.

    Varios das ms tarde, el mdico especialista que estaba a cargo de la seoraWalcott le coment a Kate que, siguiendo las instrucciones de Alexander, supaciente iba a pasar su perodo de convalecencia en una de las mejores clnicasprivadas del sur de Inglaterra.

    -No tenga ningn reparo en marcharse, seorita Ponle -le dijo el mdico contono amable-. Evidentemente se preocupa usted mucho por el bienestar de la seoraWalcott. Puedo asegurarle que recibir la mejor atencin durante su ausencia. A sudebido tiempo ser trasladada en ambulancia e instalada en una confortable

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    habitacin individual con vistas a un jardn, y disfrutar de todas las comodidades.Naturalmente se perder sus visitas, pero espero que para cuando usted vuelva,est dibujando otra vez.

    Kate volvi a su casa contenta y satisfecha por el generoso gesto de Xan, quizel primer paso hacia una reconciliacin entre dos personas que tenan mucho en

    comn.Estaba leyendo en la cama cuando son el telfono. El reloj que estaba sobre la

    mesilla marcaba las once y media. La joven pens que era una hora un poco extraapara llamar, a no ser que la seora Walcott hubiera sufrido una recada.

    -Diga?-Hola, Kate. Cmo va todo? -pregunt Xan, dando por hecho que ella

    reconocera su voz.-Crea que hoy salas para Creta. Ha pasado algo malo?-Nada. Te llamo desde Chani. Dnde ms podra estar?-Te oigo tan bien que todava te crea en Londres. Parece mentira que se trate

    de una llamada de larga distancia.-Yo tambin te oigo muy bien. Qu ests haciendo? Trabajando con tu

    ordenador?-No, estoy acostada.-Sola?-S -respondi con tono lacnico.-Has contestado demasiado rpidamente como para que te haya despertado.

    Qu ests leyendo?-Un libro sobre el folklore de Creta.-Eso no te librar de mantenerte despierta hasta el alba -dijo l, hacindola

    recordar la cena en El Angel y lo que sigui despus.Kate se estremeci al recordar su beso. Intentando adoptar un tono formal,

    pregunt: -Es de tu gusto el hotel?-Est bien, y la comida es excelente. Precisamente ahora vengo de dar un

    paseo por el muelle. Cmo es que no hay hombres en tu vida?-Tengo varios amigos -respondi ella, pensando en algunos colegas suyos de

    Londres con los que todava se mantena en contacto, pero no de la forma que l lesugera.

    -Pero ninguno en especial?-Esta llamada te va a resultar muy cara. Supongo que habrs llamado para que

    te informe sobre el estado de tu abuela. Sigue bien. Uno de estos das la trasladarna la clnica que t has elegido.

    -Ya me lo han dicho -repuso Xan con un tono repentinamente cortante-. Healquilado un coche para visitar los alrededores. Si quieres ponerte en contactoconmigo antes de tu llegada, envame un fax y te llamar tan pronto como pueda.Buenas noches, Kate -y cort la comunicacin.

    Kate se dijo que haba sido la mencin de su abuela lo que haba hecho que Xan

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    le colgara el telfono tan bruscamente. Cerr el libro y lo dej a un lado; luego apagla luz y se desliz bajo las sbanas, pero no porque tuviera sueo. La llamada de Xanhaba turbado su tranquilidad de espritu como una sbita rfaga de vientodispersaba las hojas de los rboles en otoo. Se pregunt por qu haba eludido supregunta acerca de si mantena relaciones con algn hombre en especial. Pens que

    Robert era un hombre especial para ella, o al menos quera serlo. l le haba llamadoesa maana, contrariado porque las presiones de trabajo y los compromisosfamiliares le haban impedido verla.

    Kate intent concentrarse en el tema pendiente de su futuro a largo plazo conRobert. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, fueron las expectativas de su futuroinmediato las que se impusieron.

    A finales de esa semana abandonara la casa e ira a Chani. Mientras estuvieraall averiguara la razn por la que Xan, aunque se haba ocupado del aspectofinanciero de la clnica, todava reaccionaba negativamente ante cualquier mencinde su abuela.

    La vspera del viaje, Kate cen con los Murrett. Al invitarla, la seora Murrettle haba dicho:

    -No querrs ensuciar la cocina despus de haberla limpiado y de haberdescongelado el frigorfico. Robert te acompaar pronto a tu casa. No esconveniente que una chica ande por la calle a una hora tan avanzada de la noche.

    De hecho, teniendo en cuenta lo temprano que se acostaban los Murrett, y queella misma tendra que madrugar al da siguiente para ir al aeropuerto, Kate les diolas gracias con amabilidad y se despidi poco despus de las diez.

    yDespus de acompaarla, Robert no esper a que Kate lo invitara a tomar una

    taza de caf y entr en la casa. Mientras la joven lo preparaba, l le coment:-Dos semanas sin ti me va a parecer mucho tiempo. Supongo que t estars

    demasiado ocupada para pensar en m, pero yo te voy a echar de menos un montn.Te quiero, Kate. Quiero cuidarte, compensare te por todo lo que te ha faltado, alcarecer de familia. Cuando vuelvas, te casars conmigo?

    Kate pens que la propuesta de Robert era tpica del hombre que era: amable,generoso, de confianza. Saba que era estpido desear que l hubiera esperado a quevolviera de Creta y eligiera para declararse un lugar ms romntico que la sobriacocina de la seora Walcott. El recuerdo de la mesa de El Angel a la luz de las velasacudi a su mente.

    -S que puedo hacerte feliz -dijo l entre besos, despus de abrazarla-. Laprimera vez que nos encontramos supe que eras la nica mujer para m.

    Con los ojos cerrados y labios entreabiertos, Kate esperaba verse arrastradapor la emocin. Pero aunque era una agradable experiencia, no era el arrebato desensualidad que haba sentido en los brazos de Xan. Saba que, si se dejaba llevar yse renda a las caricias de Robert, no se vera arrastrada a una apasionada noche deamor en la gran cama donde mucho tiempo antes haba dormido Xan.

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    -Vas a decirme que s, verdad? -le pregunt l con voz ronca, dejando debesarla.

    -Todava no s si estoy preparada para el matrimonio, Robert. Dejando a unlado otras consideraciones, la seora Walcott me necesita. No puedo dejarlaabandonada ahora.

    -Por supuesto que no, pero en cualquier caso no nos casaramos antes de laprimavera. Tenemos que encontrar una casa, organizar la luna de miel.. .hacer milcosas.

    -Te ests precipitando -se apresur a decir Kate, repentinamente inquieta-.Todava no he dicho que s. No estoy segura de poder corresponder a tussentimientos. Debo ser sincera... No estoy enamorada de ti, Robert. Te tengomucho, mucho cario, pero no creo que eso sea suficiente. Necesito tiempo, muchoms tiempo.

    Robert se qued abatido. Evidentemente haba es tado casi convencido de queella se mostrara igual de dispuesta que l a empezar conn los preparativos que, parala gente como los Murrett, constituan el preludio formal de toda boda.

    Despus de desearle buenas noches, Robert volvi a su casa visiblementedecepcionado pero a la vez esperanzado, ya que confiaba en que Kate cambiara depostura a su vuelta de Creta. Por su parte, la joven se alegraba de que l no hubieraintentado vencer sus dudas por medio de una persuasin fsica. Estaba segura deque Xan, en similares circunstancias, no hubiera tenido tantos escrpulos. Aunque lhaba afirmado que no lo haba intentado, Kate estaba completamente segura de que,si ella lo hubiera consentido, Xan habra pasado la noche all. Los hombres como laprovechaban esas oportunidades cuando se les presentaban. Si en Creta ningunaotra mujer atraa su atencin, podra intentar probar suerte con ella una vez ms.

    El avin que volaba a Creta tena una capacidad de casi cuatrocientospasajeros, y los miembros del grupo ocupaban asientos dispersos, as que no tenanoportunidad de conocerse durante el viaje. Por otro lado, con tanta gente a bordo ylos pasillos llenos de turistas, muchos de ellos con nios, a Kate le resultabaimposible localizar y entablar contacto con los integrantes del grupo de Palette.

    La etapa final de su viaje les llev cerca de media hora. En el autocar, Kate selevant de su asiento contiguo al del conductor y se coloc frente a los pasajeros.Usando el micrfono, les dijo:

    -Buenas tardes, seoras y caballeros. Como casi no he tenido oportunidad dehablarles en Gatwick, voy a presentarme: soy Kate Poole. Por favor, llmenmesimplemente Kate y no duden en dirigirse a m para cualquier tipo de consulta oproblema. Pronto estaremos en Chani -continu--, y tan pronto como lleguemos alhotel Cydonia, se registrarn y entonces tendrn tiempo para deshacer el equipaje ydescansar, o estirar las piernas, si lo prefieren -hizo una pausa y aadi-: A las sietese les obsequiar con unas bebidas en la terraza y Kyria Drakakis, la propietaria delhotel, les dar la bienvenida. All tambin conocern a su tutor, Alexander Walcott.Muchos de ustedes ya habrn odo hablar de l. Creo que estarn de acuerdo

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    conmigo en que son ustedes muy afortunados de que, en ausencia de la seoraWalcott debido a su enfermedad, su famoso nieto haya accedido a suplantarla. Esinusual que un artista de su categora se encargue de una excursin de pintura yestoy segura de que van a disfrutar vindolo trabajar y hablando con l. Les repitoque si tienen alguna pregunta, preocupacin o sugerencia, no duden en acudir a m.

    Para eso estoy aqu. Gracias -cerr el micrfono y se sent.Al igual que en muchas ciudades, la periferia de Chani no era particularmente

    atractiva, aunque aqu y all destacaban los jardines con naranjos y las buganvillascon su tono rojo y carmes. Pero cuando el autocar entr en las estrechas calles delcentro, los integrantes de la excursin lanzaron exclamaciones de gozo y excitacin.

    El hotel se haba encargado de la distribucin de las habitaciones y a Xan lehaban asignado la preferida de la seora Walcott, que durantee mucho tiempo habaestado visitando Chani en las temporadas de otoo. Contaba con un amplio balcndonde poda pintar antes del desayuno cuando la luz era particularmente buena, ytambin tomar el sol durante el descanso de las primeras horas de la tarde.

    Preparada para encontrarse con la peor habitacin del hotel, Kate se llev unaagradable sorpresa cuando, al abrir las contraventanas, se encontr con que dabadirectamente al mar. La habitacin estaba amueblada de manera sencilla peroatractiva, con un icono colgado en la pared de detrs de las dos camas individuales yunos cuadros de campesinas cretenses a un lado de la ventana. En lugar de unarmario, haba un nicho con cortinas, con dos cajones poco profundos formando unestante bajo el cual haba espacio para el equipaje.

    Cuando Kate empezaba a deshacer las maletas, llamaron a la puerta. Al abrir seencontr con una sonriente doncella que le tendi una bata de algodn con unaexpresin de disculpa por haberla molestado. Kate la puso en el taburete delpequeo cuarto de bao y luego decidi darse una ducha antes de terminar dedeshacer la maleta. Ya se haba desnudado cuando llamaron otra vez a la puerta, y seenvolvi en una toalla para ir a abrir.

    Esperando encontrarse de nuevo con la doncella, que tal vez habra olvidadoalgo, Kate se qued espantada y sobresaltada al ver a Kan.

    -Qu tal. el viaje? --le pregunt l irrumpiendo en la habitacin, dando porsentado que poda entrar y hablar con ella incluso aunque no estuviese vestida.

    -Bien ...aunque un poco cansado.-Has tenido un da duro. Necesitas una copa. Me he encargado de que te suban

    una botella y un cubo con hielo a la habitacin. Te preparar un buenreconstituyente. Te gusta la habitacin que he escogido para ti?

    -S, mucho -pens que era un hombre duro de pelar, que haba jugado suscartas con mucha habilidad-. Pero espero que el resto del grupo se sienta igual desatisfecho. Nuestro trabajo consiste en encargarnos de ellos, y no en anteponernuestro bienestar al suyo.

    -Tienes razn, s. Pero tenemos derecho a algunos beneficios adicionales.En la habitacin, acondicionada para dos personas, haba una bandeja con dos

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    vasos sobre una mesa. Xan se encarg de preparar dos copas de brandy con hielo yjengibre.

    -Esto te har sentir mejor -dijo tendindole un vaso.-Estaba a punto de ducharme -repuso Kate. -No hay prisa -coment Xan

    consultando su reloj-. Sintate en la repisa de la ventana y reljate durante unos

    minutos.All mismo era donde Kate haba pensado en sentarse durante un rato despus

    de su ducha. Pero hacerlo cmodamente sin exhibirse de manera comprometedoraera algo ms fcil de decir que de hacer. Afortunadamente, Xan haba descubiertoel icono y mientras lo observaba de cerca, ella fue capaz de subirse a la ancha repisade la ventana y esconder sus piernas tan decorosamente como se lo permita la cortatoalla en la que se haba envuelto.

    Kate saba que con cualquier otro hombre no le habra preocupado tanto elescaso tamao de su toalla; de alguna manera, Xan la haca ser anormalmenteconsciente de su cuerpo y de su femineidad.

    Despus de haber mirado todas las pinturas de la habitacin, l tom una sillade mimbre y la acerc a la ventana.

    -Este es lugar delicioso. Podra pasar un mes estupendo aqu. All donde quieraque mires, hay temas interesantes que pintar: los viejos edificios, las barcas, lospescadores. Por alguna feliz circunstancia, Chani parece haber escapado a lainvasin de lujosos yates a motor que han cambiado el carcter de tantos puertosdel Mediterrneo.

    -Me alegro de que te guste. Desde luego, lo que puedo alcanzar a ver desdeaqu me parece precioso -coment Kate antes de probar su copa.

    El impacto del brandy fue mayor del que haba esperado. Kate no tomabaalcohol con frecuencia, y prefera el vino a los licores fuertes. A pesar de todo,surti el efecto esperado. Al cabo de unos minutos, empez a sentirse menoscansada.

    Al igual que durante la cena en El Angel, Xan se esforz por mostrarseagradable y simptico..

    -Tienes buenas expectativas para esta quincena? -pregunt l cuando casihubo apurado su copa-. 0 el hecho de tener que habrtelas con un maestroinexperto te hace sentir como si tuvieras que pasar por una dura prueba deresistencia?

    -Espero disfrutar con todo esto. Creo que todos lo haremos -contest ella contono alegre; luego, en un impulso, aadi-: Estaba un poco preocupada por el ingresode tu abuela en la clnica, pero se ha adaptado muy bien. Es un sitio estupendo, nopodra ser mejor. Anteayer la trasladaron, y ayer mismo fui a verla para despedirmede ella.

    Mientras Kate hablaba, la expresin de Xan se endureci convirtindose en lamscara de fra indiferencia que siempre adoptaba ante cualquier mencin de suabuela.

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    -Siendo as, podras dejar de preocuparte por ella, no te parece? -repuso lbruscamente-. Has hecho por ella ms de lo que nadie podra haber esperado de ti.Est recibiendo excelentes cuidados. No eres responsable de su persona.

    -Lo ser hasta que t aceptes plenamente esa responsabilidad -fue`la rplicaimpetuosa de Kate-. El hecho de que hayas costeado su estancia es la clnica es un

    paso en esa direccin, pero no es suficiente. Ella necesita que alguien se haga cargode ella ...y t no ests dispuesto a eso.

    -Ests equivocada, Kate -repuso Xan apurando su copa y levantndose-.Comprendo lo que quieres decir pero, francamente, tus observaciones no son nirelevantes ni adecuadas. S buena chica y olvdate de ello. Te ver ms tarde.

    Volvi a dejar el vaso en la bandeja y sali de la habitacin, cerrandosuavemente la puerta tras de s.

    Kate permaneci donde estaba durante unos minutos; despus se baj de larepisa de la ventana. Dej su

    vaso a un lado y fue a ducharse.Era incapaz de comprender la actitud de Xan. Se dijo que quiz nunca

    descubrira la causa de esa implacable hostilidad hacia Nerina.

    Cinco minutos antes de subir a la terraza donde haban sido citados losintegrantes del grupo, Kate revis el listado de todos sus nombres para refrescar lamemoria y enterarse de algunos detalles.

    Saba que al trmino de esa quincena sabra muchas cosas sobre ellos: susopiniones, su disposicin, sus virtudes y sus defectos. Pero todava eran unosdesconocidos para ella y su trabajo consista en crear un clima de agradableconvivencia. Se pregunt hasta qu punto Xan la ayudara en esa tarea, si hara unesfuerzo por mostrarse agradable con ellos o si concentrara toda su atencin enJuliet con el fin de conquistarla.

    Juliet Craig viajaba sola. Kate desconoca su edad, ya que la mujer no habarellenado los datos de su nacimiento, pero calculaba que tendra bastante ms detreinta aos o quiz incluso cuarenta. En la seccin del cuestionario donde se peda alos integrantes del grupo que valorasen sus habilidades artsticas, se habaautocalificado como experta.

    Era alta y esbelta. Sus maneras eran bastante fras; Kate pens que tal vezeso se debiera a su timidez. Quiz no fuera feliz. No le habra extraado queestuviera divorciada.

    A la hora de la cena, en el comedor del hotel, se haba dispuesto una gran mesapara el grupo de Palette. Kate haba colocado un rtulo con el nombre AlexanderWalcott en el asiento de cabecera para reservarlo. Ella esperara a ocupar unasiento libre cuando todos se hubieran sentado.

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    Mientras esperaba a que los miembros del grupo escogieran sus asientos, Katetuvo que admitir que Xan haba respondido a sus expectativas durante el primerencuentro que haba tenido lugar en la terraza. Haba charlado con todos y no habadedicado una excesiva atencin a Juliet. Kate haba observado tambin que la mujerhaba adoptado una actitud igualmente indiferente hacia su atractivo tutor.

    El nico asiento libre que quedaba era contiguo al del coronel McCormick, uncliente habitual de la seora Walcott. Eso le agrad a Kate, ya que saba que elcoronel habitualmente viajaba acompaado de su mujer, pero haba enviudadorecientemente. Era la primera excursin de pintura que haca solo y Kate queradedicarle una especial atencin.

    La joven acababa de sentarse cuando una camarera dej una sopera frente aella. La sopa tena un aspecto delicioso. A Kate se le haba abierto el apetito yestaba impaciente por probarla. Pero la mujer que se hallaba sentada al otro lado lehizo un gesto a la camarera para que no le sirviera.

    -Yo...no quiero, gracias -dijo con voz lenta y clara-. Esperar al plato principal.-No le gusta? -pregunt sorprendida la joven camarera cretense. Entonces,

    encogindose de hombros, se llev la sopera par servir a otra persona.Ms lejos, un hombre intentaba llamar su atencin.-Puede traerme la carta de vinos, por favor? -despus de leerla, coment en

    voz alta-: Estos precios son escandalosos! Piden cinco libras por un vino corriente!En medio del silencio que sigui, Xan, que haba consultado la carta de vinos

    antes que l, coment:-El retsina no es un vino caro.-Pero no sabe bien -replic una mujer que se hallaba sentada cerca de l-. Slo

    lo he probado una vez, pero no podra beberlo. Tiene un sabor horrible.- Un sabor caracterstico quizs.. .como tantas buenas cosas que hay en la vida.No haba rastro de descortesa ni en su tono ni en su expresin, pero Kate

    intuy que Xan pensaba que aquella mujer era una estpida y que tendra quesoportar a disgusto su presencia.

    Xan se levant de la mesa y, para sorpresa de Kate, fue hacia donde ella seencontraba sentada. Inclinndose hacia la joven a un lado del coronel McCormick, ledijo con tono suave:

    -Has probado el retsina, Kate? Te gustara compartir una botella conmigo?-Gracias. S, tomara una copa -contest ella.Xan asinti y luego fue a hablar con la seora Drakakis, que tena un ojo puesto

    en el grupo y otro en los dems comensales.-Cunto tiempo llevas trabajando para Palette? -le pregunt el coronel.-Slo desde este verano. Espero que me avise cuando haga algo mal -le pidi

    ella.-Eres muy eficiente. Si Nerina hubiera contratado antes a alguien como t,

    probablemente no habra cado enferma. Se negaba a aceptar las limitaciones de suedad y trabajaba demasiado.

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    Tan pronto como todos hubieron sido servidos, Kate prob la sopa. Le pareciexquisita y repiti. Pudo ver que lo mismo haca Xan, as como el hombre mayor queestaba sentado a su lado. En cambio, otros miembros del grupo ni siquieraterminaron el primer plato.

    -Siempre hay gente melindrosa con la comida -le coment el coronel a Kate en

    tono confidencial-. No s por qu viajan al extranjero si tienen miedo de comer otracosa que no sea lo que comen en su casa todos los das.

    El plato principal consista en cordero con un fuerte condimento de especias,servido con pur de patatas y una ensalada de tomate y pepinos. Kate ya habaempezado a comer cuando una camarera le llen la copa de la botella de retsina quehaba encargado Xan.

    El sabor le pareci diferente de todos los vinos que haba probado antes, peroen absoluto desagradable. Cuando mir a Xan y se encontr con sus ojos fijos enella, le sonri y le dio las gracias. Como respuesta, l asinti y levant su copa a modode brindis.

    Despus del cordero, les sirvieron buuelos con miel. Cuando todos terminaronde comer, Kate se levant y golpe su vaso con una cuchara para atraer su atencin.

    -Para que esta noche hablemos sobre el programa de maana, la seoraDrakakis ha sido tan amable de poner a nuestra disposicin su saln privado duranteuna hora. Est en el segundo piso, al final del pasillo. Xan abrir la discusin a lasnueve y media.

    Cuando Kate bajaba las escaleras, escuch detrs de ella una voz lenta ytranquila que deca:

    -El descanso de diez minutos es en beneficio de la gente mayor e incontinente,supongo, no?

    Kate se volvi para mirar sobre su hombro a Juliet Craig.Afortunadamente no haba cerca nadie que pudiera escucharla y sentirse

    dolido por su comentario. Kate repuso con tono seco:-A estas alturas del ao, es de esperar que el grupo est compuesto en su

    mayor parte por gente jubilada. La gente ms joven suele acudir en la temporada deverano.

    -Ya lo supongo. Tu jefe y t sois amigos ntimos, como se suele decir?Capitulo 4AQUELLA pregunta tom a Kate desprevenida. -Nos conocemos poco. -Pero

    habis compartido una botella de vino. -Eso ha sido simplemente un gesto corts porparte de Xan.

    -Est casado?Kate movi la cabeza, preguntndose si aquella mujer, a pesar de ser una

    experimentada pintora, habra ido all tan slo para tener una aventura devacaciones o encontrar un marido.

    Continuaron bajando por la elegante escalera de madera pulida y reluciente. Elhotel estaba amueblado en un estilo hogareo y durante siglos haba pertenecido a

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    los antepasados de la seora Drakakis.Su cuarto de dibujo, demasiado grande para ser considerado como un saln,

    era amplio, de techos altos y suelo de piedra cubierto por esteras. El mobiliario eraantiguo, al igual que los cuadros que colgaban en las paredes. Los sofs y las sillasestaban cubiertos con telas de color rojo bordadas a mano. Tambin sobre los

    numerosos cojines haba piezas de antiguos bordados de tonos rojo y rosa.-Son divinos -coment Juliet, tomando una de las piezas-. Se pueden comprar

    estos bordados en Chani?-Creo que s. Tengo una lista de las mejores tiendas. Maana, en el desayuno,

    te dar una copia.Kate vio que Juliet se dejaba caer con gracia en un sof para examinar un

    diseo de la tapicera. Esa noche llevaba un jersey negro con una elegante faldablanca de lino, y calzaba unas sandalias con cintas que resaltaban sus finos tobillos.Llevaba las uas y los labios pintados de un tono rojo que haca juego con su collar decuentas. Sentada all, en el sof, pareca como si estuviera posando en una sesin defotografas para revistas de moda.

    El grupo ya se haba reunido y estaban haciendo comentarios sobre la cenacuando entr Xan. Todos se quedaron en silencio.

    Kate se dio cuenta de que l tena un innato aire de autoridad. Pens que quizse tratara de algo heredado. Su abuelo haba muerto cuando mandaba un escuadrnen Anzio; slo contaba veinticuatro aos. A esa misma edad, Michael, el padre deXan, que capitaneaba un grupo de entusiastas de la espeleologa, pereci ahogado alintentar rescatar a una persona que haba sido atrapada por una inundacinsubterrnea.

    De pie al lado de la gran chimenea del saln, Xan escudri los rostros de losmiembros del grupo y empez a hablar.

    -Vacaciones Palette, la agencia fundada y dirigida por mi abuela, se ha ganadouna excelente reputacin. Pero son ustedes desafortunados ya que, en lugar depasar dos semanas divirtindose y aprendiendo de ella, van a tenerme a m comotutor. Yo no estoy acostumbrado a ensear y, como muchos artistas orientados altrabajo prctico, no soy muy aficionado a la teora -hizo una pausa y continu-:Durante nuestras sesiones de trabajo, espero que ustedes trabajen duro. Elcomedor se abre a las siete y media, lo cual les da suficiente tiempo para trabajar,preparar su equipo y estar en el vestbulo, dispuestos a empezar, a las nueve enpunto.

    -Seor Walcott -dijo una mujer, levantando una mano-, nosotros habitualmenteempezamos a las nueve y media. Las nueve es una hora demasiado temprana, nocree? Especialmente la primera maana, cuando todava no nos hemos acostumbradoa dormir en una cama extraa.

    -Alguien ms piensa que las nueve es una hora demasiado temprana?-pregunt Xan. Como nadie respondi, aadi-: Lo siento... me temo que se haquedado usted en minora frente a los madrugadores.

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    -Si todo el mundo est dispuesto a salir a las nueve, entonces me inclino ante lamayora.

    -Empezaremos por un paseo por el muelle - continu Xan-. Luego iremos almercado para comprar comida. Despus descansaremos un poco en algn caf y lespedir que realicen algunos bocetos, con el fin de valorar su capacidad y adaptar el

    curso a las necesidades de cada uno. Maana slo necesitarn un lpiz y el cuadernode dibujo. Alguna pregunta o sugerencia? -nuevamente nadie respondi y Xan sevolvi hacia Kate-. Quieres aadir algo, Kate?

    -Solamente que tomaremos un desayuno cretense. Si alguien quiere algodiferente, tendr que avisar lo en recepcin esta noche.

    -Qu es un desayuno cretense? -pregunt Juliet, cruzando las piernas einclinndolas hacia un lado, como hacan las modelos.

    -Fruta con mizithra, que es un queso de oveja, y yogurt con miel y aceitunas. Elpan es muy bueno tambin. Y para beber, un t a base de una seleccin de diezhierbas.

    Como no haba ms preguntas, aproximadamente la mitad del grupo se levantpara retirarse a sus habitaciones y el resto se qued charlando y tomando caf.

    -Me voy a dar un paseo por la ciudad -dijo Xan-. Te vienes conmigo, Kate?A la joven le habra gustado salir, pero le pareci ms prudente negarse.-No, gracias. Tengo que escribir una carta.No aadi que se trataba de una carta para la seora Walcott. El hotel tena

    una mquina de fax, al igual que la clnica. Pens que su jefa se tranquilizara alrecibir un informe diario de sus actividades, en el que se resaltaran los aspectospositivos del viaje y no se hiciera mencin alguna de las dificultades que pudieranproducirse.

    Juliet se integr entonces en su conversacin.-Podemos las mujeres pasear por aqu, o hay peligro de que nos acosen los

    jvenes cretenses? -le pregunt a Kate.-Segn Manolis, el conductor de nuestro autobs, las mujeres estamos a salvo

    aqu. De todas formas, es ms prudente no alejarse del centro y evitar los callejonesoscuros. A veces el riesgo no viene dado por los cretenses, sino por los propiosturistas.

    -Yo me dispona a dar un paseo, si prefieres salir acompaada -dijo Xan.Juliet acept su ofrecimiento con un entusiasmo no mayor que si hubiera

    procedido del coronel McCormick. Pero Kate estaba casi segura de que aquella mujerhaba escuchado su anterior negativa a la propuesta de Xan y se haba apresurado aaprovechar la oportunidad de reemplazarla.

    A la maana siguiente, Kate sali temprano del hotel con el traje de baopuesto debajo de su camiseta y de sus pantalones cortos, y la ropa interior envueltaen una toalla.

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    La playa en la que la seora Walcott siempre nadaba antes del desayuno en susvisitas a Chani estaba a cierta distancia del hotel. Haba muy poca gente all. Katedisfrut mucho con el paseo.

    Cuando lleg a la playa, dej la ropa en el suelo y corri hacia el agua.Prudentemente se qued donde haca pie y nad con energa paralelamente a la

    costa. Despus, cuando descansaba en el agua, vio un tubo de respiracin asomandoen aguas ms profundas, de un tono azul turquesa.

    Cuando se estaba preguntando qu estara mirando el portador del tubo, stese zambull repentinamente. Por un segundo su piel hmeda y bronceada y subaador de color coral refulgi a la temprana luz de la maana y Kate vislumbrmomentneamente sus aletas negras. Entonces desapareci.

    Estuvo bajo el agua durante tanto tiempo que ella empez a preguntarse si lehabra sucedido algo. Entonces, tan repentinamente como haba desaparecido, sali ala superficie expulsando agua por el tubo. Mirando hacia la playa, se puso a hacerseas con la mano. Volvindose para ver quin estaba all, Kate descubri que nohaba nadie. Su sospecha de que le estaba haciendo seas a ella se vio confirmadacuando observ que empezaba a nadar directamente hacia donde se encontraba.

    Kate, que hasta entonces se haba mantenido flotando de espaldas, hizo pie yse irgui. Se pregunt si el buceador sera uno de esos chicos cretenses que habamencionado Juliet.

    El dej de nadar cuando se encontraba a unos metros de ella. Cuando se irgui,Kate observ que era mucho ms alto que los nativos de Creta. De alguna forma, leresultaba familiar. Cuando se quit el tubo de la boca y las gafas de buceo,descubri que era Xan.

    -Buenos das. No esperaba verte a esta hora - dijo l acercndosele.-Buenos das: Qu tal el buceo?No escuch su respuesta porque, cuando l se acerc, Kate se qued

    desconcertada por su propia reaccin al verlo sin ropa. Pareca un joven dios griego;cada uno de sus msculos se dibujaba bajo su lustrosa y bronceada piel. Vestido, laanchura de sus hombros resultaba obvia, pero desnudo pareca an ms formidable.Sin embargo, su torso poderoso no tena nada que ver con los excesivamentedesarrollados de los culturistas. El cuerpo de Xan era esbelto y grcil. En unapalabra, hermoso.

    Kate era consciente de que no era slo estticamente como le agradaba esecuerpo. Tambin estaba excitada a un nivel ms primitivo. No quera que eso lesuecediera, pero as era. Las sensaciones que l le haba suscitado escapaban a sucontrol. Slo poda disimularlas.

    -Escribiste tu carta? -le pregunt l.-Qu tal tu salida nocturna? -inquiri Kate despus de asentir.-No estuvimos hasta muy tarde. Los cafs estaban haciendo un buen negocio

    tanto con los turistas como con la gente de la localidad. Es cmoda tu cama?- Mucho.

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    -Tambin la ma, pero anoche un insecto se desliz bajo ella, pudiendo habercausado algn trastorno si yo hubiera sido una joven de delicada sensibilidad.

    -Qu tipo de insecto? Una cucaracha?-No lo creo. Estaba leyendo y no pude observarlo bien. Desapareci en una

    grieta del suelo cuando me incorpor intentando enfocarlo con mi linterna.

    -Ser mejor que no se lo comentes a nadie ms. o queremos que las mujeresdel grupo se pongan a rebuscar asustadas bajo sus camas.

    -Quiz no debera habrtelo mencionado. Pero t no pareces el tipo de mujer aquien le asusten las araas o los ratones.

    -Me gustan los ratones. Pero no me entusiasman las araas -reconoci ella.-Tienes permiso para llamarme a mi habitacin si te ves en problemas.Con expresin burlona, la mir de arriba a abajo fijndose en las formas que

    revelaba su bikini.Haca seis aos, cuando tena veinte, Kate haba perdido peso. De adolescente

    haba sido ms bien regordeta, como resultado de la abundante dieta del orfanato yde su debilidad por el chocolate. Actualmente pesaba unos sesenta kilos y podapermitirse el lujo de comer dulces ocasionalmente sin que ello afectara a su esbeltafigura. Saba que tena un buen fsico, pero Xan era un experto y pens que quiz nopoda competir con' las bellezas de largas piernas que haban veraneado con l enlugares incluso ms bonitos que Chani.

    -Te vi antes de que t me vieras. Eres una buena nadadora -le dijo Xan-. Y losuficientemente prudente como para no adentrarte en aguas profundas cuando nohay nadie ms cerca. Si me quito las aletas y te acompao, te gustara nadar msalejada de la playa?

    -No crees que pueden robrtelas si las dejas en la arena?-No a esta hora del da. Estamos solos ...como Adn y Eva -aadi mirndola

    burln.Kate se qued donde estaba mientras Xan se diriga hacia la playa para

    despojarse de su equipo. Cuando l levant los brazos para quitarse su mscara debuceo, ella no pudo sino admirar su musculatura. Con Robert nunca le haba sucedidoalgo parecido. Se record que la atraccin fsica no poda confundirse con el amor,aunque formara parte de ese sentimiento.

    l ya se encontraba en aguas poco profundas, y lavista de su cuerpo bronceado le sugiri a Kate indeseables pensamientos.

    Deliberadamente ella le dio la espalda, empezando a nadar hacia el horizonte. Sabaque l no tardara en alcanzarla aunque nadase todo lo rpido que pudiera.

    Casi haba llegado al lmite de sus fuerzas cuando Xan le grit que sedetuviese. Haba estado nadando a su lado durante varios minutos, siguiendo suritmo con facilidad.

    -Esto debera habernos abierto el apetito para el desayuno -dijo l cuandoKate segua batiendo el agua, jadeante.

    La joven observ que Xan no estaba en absoluto sin aliento. Pens que

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    probablemente podra nadar kilmetros sin cansarse. De haber estado sola, no lehabra gustado estar tan alejada de la playa, pero a su lado se senta curiosamentesegura.

    0 al menos lo estaba hasta que l se zambull bajo la superficie y emergidetrs, muy cerca, para deslizar las manos bajo sus axilas y tirar de ella hacia atrs,

    de modo que su fuerte pecho hizo contacto con su espalda.-Ests sin aliento? Descansa. Djame practicar mis tcnicas de salvamento

    -le dijo muy cerca de su odo, antes de empezar a remolcarla hacia la costa.A Kate le resultaba imposible apartarse de l. Todo lo que poda hacer era

    mantener los pies juntos apartndolos de la batida de sus poderosas piernas, yrendirse a su ltima broma hasta que l se cansara.

    -Esto es precioso, no? Esta es mi hora favorita del da...-S, es encantador -asinti ella.Kate contempl el cielo sin nubes, todava teido con los colores d