julio baroja

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Julio Caro Baroja, antropólogo - e historiador social Si ya de por sí es complicado resumir en el poco espacio de unas páginas cualquier vida, en el caso de D. Julio Caro Baroja la tarea entra- ña una serie de importantes dificultades añadidas. Por empezar por los propios condicionantes personales, lo que seguramente no es en absoluto apropiado, las circunstancias en que se escribe esta semblanza para su homenaje, con la muerte de don Julio tan reciente y el sincero sentimien- to por su pérdida todavía muy fresco, quizá no son las mejores para in- tentar objetivar una trayectoria intelectual e investigadora que aún nos resistimos a creer que haya tenido un punto final. Entre estas circunstancias cuenta también la gran cantidad de escritos, homenajes, recuerdos que en muchos medios diferentes y de parte de personas igualmente diversas han aparecido y cuya lectura, hay que reco- nocer que con cierta dosis de subjetividad inevitable, a veces puede merecer un juicio negativo y otras veces dejar una sensación de insatis- facción. Porque ¿qué se puede decir de don Julio que no esté ya escrito por sus amigos más cercanos, y de mejor manera, por él en Los Baroja? ¿qué semblanza de sus inquietudes, sus modos, sus temas de trabajo, sus motivos puede ser más fiel que las Vidas Mágicas o sus cuadros? Someter así su vida a una forma resumida y casi seguro académica no puede crear más que intranquilidad. Pero no es este el único, ni siquiera el más importante de los proble- mas. Lo fundamental es la riqueza extraordinaria y la enorme cobertura temática de una obra que por abarcar, supera los límites de varias disci- plinas y afecta a numerosas especialidades dentro de ellas ¿Cómo resu- mir, sabiendo de qué se trata, trabajos de tecnología, lingüística, magia; sobre vascos, nómadas o judíos; de literatura, arquitectura, biografías, his- toria contemporánea, moderna, de las mentalidades, sobre mitología; acerca de Menandro o el doctor Tomalba? Junto a la variedad, y ligada a ella la cantidad, de unos escritos que for- man una lista bibliográfica con casi setecientos títulos ', hay que apreciar ' La bibliografía de Julio Caro Baroja es ciertamente compleja, no solo por su tamaño sino también por ias modificaciones y reediciones que a lo largo del tiempo

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  • Julio Caro Baroja, antroplogo - e historiador social

    Si ya de por s es complicado resumir en el poco espacio de unas pginas cualquier vida, en el caso de D. Julio Caro Baroja la tarea entra- a una serie de importantes dificultades aadidas. Por empezar por los propios condicionantes personales, lo que seguramente no es en absoluto apropiado, las circunstancias en que se escribe esta semblanza para su homenaje, con la muerte de don Julio tan reciente y el sincero sentimien- to por su prdida todava muy fresco, quiz no son las mejores para in- tentar objetivar una trayectoria intelectual e investigadora que an nos resistimos a creer que haya tenido un punto final.

    Entre estas circunstancias cuenta tambin la gran cantidad de escritos, homenajes, recuerdos que en muchos medios diferentes y de parte de personas igualmente diversas han aparecido y cuya lectura, hay que reco- nocer que con cierta dosis de subjetividad inevitable, a veces puede merecer un juicio negativo y otras veces dejar una sensacin de insatis- faccin. Porque qu se puede decir de don Julio que no est ya escrito por sus amigos ms cercanos, y de mejor manera, por l en Los Baroja? qu semblanza de sus inquietudes, sus modos, sus temas de trabajo, sus motivos puede ser ms fiel que las Vidas Mgicas o sus cuadros? Someter as su vida a una forma resumida y casi seguro acadmica no puede crear ms que intranquilidad.

    Pero no es este el nico, ni siquiera el ms importante de los proble- mas. Lo fundamental es la riqueza extraordinaria y la enorme cobertura temtica de una obra que por abarcar, supera los lmites de varias disci- plinas y afecta a numerosas especialidades dentro de ellas Cmo resu- mir, sabiendo de qu se trata, trabajos de tecnologa, lingstica, magia; sobre vascos, nmadas o judos; de literatura, arquitectura, biografas, his- toria contempornea, moderna, de las mentalidades, sobre mitologa; acerca de Menandro o el doctor Tomalba?

    Junto a la variedad, y ligada a ella la cantidad, de unos escritos que for- man una lista bibliogrfica con casi setecientos ttulos ', hay que apreciar

    ' La bibliografa de Julio Caro Baroja es ciertamente compleja, no solo por su tamao sino tambin por ias modificaciones y reediciones que a lo largo del tiempo

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    tambin la complejidad de la factura, y la lectura, de muchos de ellos. Si no es posible encasillar al autor en los estrechos lmites de disciplinas, es- pecialidades o asignaturas que se usan en los medios universitarios -algo sobre lo que adems don Julio tena un convencimiento y una voluntad ra- dicalmente manifiesto* la eleccin de los temas de trabajo y la forma de desarrollarlos tampoco obedeci casi nunca a los cnones de la "academia..

    En muchos casos Caro Baroja fue precursor, verdaderamente original, y no mero introductor de las corrientes impuestas en otros pases con comunidades cientficas ms avanzadas. Repasando en su bibliografa los significativos aos que corren entre 1957 y 1968 encontramos libros como Los moriscos del reino de Granada (19571, Las brujas y su mundo (19611, Los judos en la Espaa moderna y contempornea (1961-621, Vidas mgi- cas e Inquisicin (19671, El seor inquisidor y otras vidas por oficio (19681, que nos sitan en un momento de renovacin del conocimiento histrico y social, pero del que a Espaa no llegaban sino ecos lejanos y desvados. stas y otras obras constituyen no solo una excepcin en la historiografa que se haca por aquellos tiempos en Espaa, sino tambin una real in- novacin dentro de las modernas ideas que se comenzaban a poner en prctica en la historia cultural y social (o historia antropolgica despus) fuera de nuestro pas. La importancia dada a los individuos, a los casos particulares, a las biografas, a la percepcin de las creencias, a las perso- nalidades y los grupos marginales son ejemplo de innovacin metodolgica y muestran cmo la visin de la realidad histrica de Caro superaba los esquemas de la historiografa tradicional y se enlazaba en cambio con algunas de las ms exitosas comentes posteriores.

    se han ido produciendo. Creo que todos tenemos con Antonio Carreira una deuda por haber asumido, adems con tal ngor y minuciosidad, la tarea de ordenar y cuidar la obra de don Julio. Aparte de algunas recopilaciones restringidas anteriores (ver Carreira, 1994: 91, las bibliografas ms completas de Caro se deben siempre a CmEru que public la primera de eUas (con 354 entradas) en 1978: CAEREIRA, CID, G ~ R R E Z y RUBIO (eds.), Hornaaje a JCB (Madrid: Centro de Investigaciones Sociolgicas), pp. 1541. Posteriormente en 1982 (433 entradas): Homaaje a JCB del Chb Cultura y Sociedad (Madrid: M. de Cultura), pp. 24-51; 1985 (510 entradas): Julio CARO y E d i o T E M P ~ O , DiSqUiSiciom antmplgicas (Madrid: Istmo), secc. 1, pp. 455-492; 1986 (546 entradas): RasSta Internacional de los Estudios Vascos, XXXI, pp. 247-290; adems de una bibliografja esencial, incluyendo 80 fichas (19891: JCB h i o Nacional de las Letra Espaolas 1985 (Barcelona: Anthropos/M. de Cultura), pp. 134-140, y un ensayo de clasificacin temtica (1994): Cuadernos Hhpanoamericanos, 533-34, pp. 9-31. Una de sus ltimas aportaciones (1995) recoge las 82 entradas de los estudios de Caro Baroja dedicados a Navarra: Prncipe de Vuina, LVI, 206, pp. 569-575.. En la RiEK XL, 2 (19351, pp. 471-484, ha aparecido la ltima entrega de la bibliografa de Caro Baroja, desde 1985 hasta la actualidad.

    En buena medida es el carcter antropolgico de esta obra histrica lo que la distingue. Si renovador fue el trabajo~de Caro Baroja en lo que respecta a la investigacin histrica, en el campo de la etnologa su con- tribucin es-fundacional. Tambin en esta rea se movi con absoluta li- bertad, pero, en contrapartida, acompaada de una gran soledad. Su pri- mera vocacin intelectual fue la antropologa, nacida de la curiosidad que le provocaba, y el contraste que representaba con su forma de vida habi- tual, la inmersin en el mundo campesino, arcaico y aislado de Vera de Bidasoa, donde los Baroja echaron de nuevo sus races vascas cuando Po, el escritor, compr la casa de Itzea en 1912. El .otro., lo "otro. es lo que le atraa; evidentemente una motivacin antropolgica. Como muy propias de los antroplogos son tambin la crtica y la incomodidad con respecto a la propia sociedad a la que pertenecen, actitud vital igualmente clara en Julio Caro Baroja. Uno de los rasgos que recorren con ms generali- dad su obra -no solo la antropolgica, tambin la histrica- es la inco- modidad con las imgenes monolticas, las teoras globalizadoras, los paradigmas establecidos; la negacin a ver la realidad de una manera lineal, tpica o simplificadora. Por eso su inters en tratar de lo margi- nal, de lo que no es fcil de someter a la norma, lo variable; lo mismo da si se encuentra en la Espaa del siglo m i o en el desierto del Shara en 1953.

    Sus primeras publicaciones son etnogrfcas y tempransimas, ya que en 1929, es decir, contando el autor quince aos de edad, se fecha Algunas notas sobre la casa en la villa de Lesakan. Tanto ste como otros dos art- culos posteriores, publicados en 1932 y 1933 en el Anuario de Ewko-Fol- klore2, nos muestran a un ms que notable etngrafo que conoce perfec- tamente el terreno, que emplea documentacin histrica concreta para apoyar la observacin directa, con una gran enidicin y un conocimiento bibliogrfico exhaustivo de lo publicado sobre el Pas Vasco y que, inclu- so, nos aporta con sus dibujos tomados del natural una visin detallada de las arquitecturas de que se ocupan los dos primeros trabajos. Estas obras iniciales obedecen a un plan de investigacin ambicioso diseado por Jos Miguel de Barandiarn en el Laboratorio de Etnologa y Eusko-Folklore de la Sociedad de Estudios Vascos, con cuyos cuestionarios y bajo cuyas di- rectrices Caro Baroja se inici en el estudio de la etnografa de los vascos. En 1934, cuando tena veinte aos, publica su primer libro: Tres estudios

    Adems del articulo sobre la arquitectura de Lesaka, Anuaf-io de Eusko-Folklore, M (1929), pp. 69-91, en la misma revista, dirigida por Jos Miguel de Barandiarn, aparecen .Monumentos religiosos de Lesaka", XII (1932), pp. 9-58 y .Cuatro relaciones sobre hechicerla vasca., XIII (19331, 87-145.

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    etnogrJcos relativos alpa vasco; una rareza de la que se tiraron solo unos veinte ejemplares en la imprenta de su padre 3.

    No consistan, por tanto, en ningn entretenimiento de verano las campafias de campo y la colaboracin con Telesforo de Aranzadi y Jos M. de Barandiarn. Un problema distinto era adquirir una completa for- macin en antropologa en la universidad espaola, donde tales estudios no existan como especialidad independiente. En la Facultad de Filosofa y Letras de la Central de Madrid encontr, no obstante, algunos buenos maestros, entre ellos dos alemanes; Hugo Obermaier, con el que estudi prehistork, y Hermann Trimbom, encargado de impartir etnologa. La guerra civil cort a Julio Caro Baroja la carrera por el medio, as que su paso por la universidad tampoco pudo ser nunca un recuerdo grato. En 1940 se licencia en Historia Antigua, terminando en un curso todas las asigna- turas qoe le faltaban, y en 1942 recibe el ttulo de doctor en la misma especialidad pero con una tesis sobre las fiestas '.

    Rc. I.-Caro Baroja (el primero de la izquierda) con sus compaeros de la Universi- dad Central de Madrid y su profesor de Etnologa, Hermann Trimbom (en el entro).

    Con prlogo de Jos Miguel de Barandiarn. Trabajos del Laboratorio de Etno- loga de la Sociedad de Estudios Vascos. Madrid, Imprenta de Caro Raggio, 1934, 125 pp. +figuras. Contiene tres trabajos: Sobre las lamias, Sobre arquitectura popular (el estudio sobre la arquitectura de Lesaka revisado) y Fragmentos de un estudio sobre particularidades etnogrficas de la cuenca del Bidasoa (texto de una conferencia pro- nunciada en Vitoria en 19331. A. CARREIRA, .Bibliografa de D. Julio Caro Baroja", Homenoje a D. Julio Caro Barajo (Madrid: M. de Cultura, 1982), p. 25.

    "ejos cultos y niejos ritos en el folklore de Espaa. Tesis doctoral presentada el 7 de mayo de 1941 en la Facultad de Filosofa y Letras d e la Universidad Central. CARREIRA, OP. Cit., 1982, p. 27.

    JULIO CARO BAROJA, ANTROP~LOGO E HISTORIADOR .. RDP, Ll, 1, 1996 287

    La influencia alemana de su etapa formativa es evidente, tanto del lado de sus maestros vascos, como de los profesores de Madrid, y se plasma muy claramente en el historicismo, la vinculacin de la etnologa y la prehistoria, y la adscripcin a los postulados de la escuela diiusionista austroalemana de sus primeros grandes libros: Los pueblos del Norte de la pennsula ibrica (Anlisis histrico cultural) (19431, Los pueblos de Espa- a. Ensayo de Etnologa (1940, Anlisis de la cultura (Etnologa-Hstoria- Folklore) (19491, Los vascos. Etnologa (1949)

    A pesar de la conocida, y explcitamente manifiesta por l mismo mu- chas veces G, reticencia de Caro Baroja a incorporarse a las instituciones es- tatales de docencia e investigacin de una forma .normal. 4 viceversa, es decir, resistencia de las instituciones a incluirle a 1- su primer cargo de responsabilidad administrativa es relativamente temprano. En 1944 es nom- brado director del Museo del Pueblo Espaol, puesto donde permanece hasta 1955 en que, ante la imposibilidad de que el museo cumpliera sus mnimas Funciones, presenta su dimisin. Esta dcada larga +ue se superpone en parte a las fechas de los libros arriba citados- est muy caracterizada por su dedicacin al museo; actividad que, ya que no pudo plasmarse en una exposicin museogrfica como hubiera sido deseable, se refleja con fuerza en su obra de investigacin. Por un lado estn los escritos dedicados a la catalogacin de algunas colecciones pertenecientes a los fondos del Museo del Pueblo Espaol7 y a la exposicin de sus teoras y proyectos museo- grficos para una gran coleccin etnogrfica nacional s. Por otro, sus mejo- res artculos sobre tecnologa tradicional datan de esta poca 9.

    5 En el mismo sentido pueden citarse cinco recensiones de obras de autores ale- manes, incluida una de Trimborn, debidas a Caro Baroja y que se publicaron en el rgano de difusin de la Sociedad Espaola de Antropologa, Etnografa y Prehistoria, AtlantU, XVI (19411, pp. 478485. Ver CARREIRA, op. cit., 1982, p. 26. Ms adelante, entre los aos 1949 y 1955, publicar otra serie de reseas dedicadas esta vez a li- bros ingleses en el suplemento de la revista nsula. Ibid., pp. 29-31.

    Ver por ejemplo Julio CARO BAROJA, .Una vida en tres actos., Homenaje a D. Julio Caro Bamja (Madrid: M. de Cultura, 19821, p. 17, donde se refiere a este tema de una forma muy concreta.

    ' Aunque con un trabajo de mucha menor entidad, tambin colabor en la cata- logacin de los fondos del Museo Etnolgico, haciendo la descripcin de los objetos procedentes de los grupos de moros de Jol y Mindanao para la Gua del Museo Etnolgico (Madrid: CSIC, 19471, pp. 100-107.

    Ver al respecto: Proyecto para una instalacin al aire libre del Museo del Pue- blo Espaol (Madrid: Trabajos y Materiales del Museo del Pueblo Espaol, s.a. L19481) y .Posibilidades actuales y futuras del Museo del Pueblo Espaol-, Homenaje a D. Mareo Silvela (Madrid, s.a. [194911, 9-14. Estos y otros escritos sobre museografa de Caro Baroja se rccopiiaroii eii Museos imagi,uzdos (Gijn: Publicaciones del Museo Etnomco de Grandas de Salime, 1986).

    Una buena muestra se reuni en el libro Tecnologia popular espaola (Madrid: Editora Nacional, 1983). Ver tambin los Cuadernos de campo (Madrid: Tumer/M. de

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    Pero adems de lo que se refleja en la produccin bibliogrfica, hay en estos aos otros aspectos muy importantes que seguramente fueron decisivos para la trayectoria intelectual posterior de Julio Caro Baroja y, sin duda, para su vida personal. En muchos aspectos, en la dcada de los cincuenta se definen una serie de cuestiones fundamentales. En lo per- sonal, la muerte de su madre en 1950 y despus de sus tos Ricardo (1953) y Po (1956) significaron para l una ruptura. En sus propias palabras

    A los 42 aos tuve la sensacin de que otra gran etapa de la vida haba termina- do. Una etapa fuerte, intensa, con grandes dolores y grandes amistades, en que mi imagen del mundo se perfil ms. Despus? Despus he pasado de la madurez a la senectud ' O .

    A partir de los aos sesenta parece haber cultivado esa imagen asu- mida de soltero, estudioso y solitario, y conformado su persona como el depositario de la herencia de un pasado, un entorno, una familia y un pas desaparecidos, con la muerte de sus personajes, en sus mejores y ms amables aspectos ' l .

    ptura en las lneas, los mto- i antes su crculo de observacin y

    n el Pas Vasco, sus puestos ad- el Consejo Superior de Inves-

    ajando desde 1941, pero sobre cretario del Centro de Estudios e llevan a establecer contactos y le deparan oportunidades de

    en muy distintos terrenos. entre 1949 y 1950, realiza un largo viaje de reconoci-

    miento C U ~ N I ~ ~ por toda Espaa, pero sobre todo por el Sur, en compa- a de George M. Foster, que recoga informacin para su proyecto de estudio comparado e influencias recprocas entre Espaa e Iberoamrica. Invitado por l, Caro Baroja viaja a Estados Unidos con una beca de la Wenner Gren Foundation para realizar estudios de antropologa en la

    Cultura, 19791. Sobre estos trabajos ver A. CARRERA, 40s estudios tecnolgicos de Caro Bamja., JCB Premio Nacional de las Letras Espaolas 1985 (Barcelona: Antiopos/M. de Cultura, 19891, pp. 111-133.

    ' O Julio CARO BAROJA, "Una vida en tres actos", Homenaje a D. Julio Caro Baroja (Madrid: Ministerio de Cultura, 19821, p. 19. Este artculo fue antes publicado en la revista Triunfo (septiembre de 19811.

    " La imagen ms precisa de la visidn de supoca y de s mismo de Julio Caro Baroja se contiene en su libro de memorias, Los Baroja (Madrid: Taums, 1972).

    JVLIO C M 0 BAROJA. ANTROP6LOGO E HISTORIADOR ...

    Smithsonian Institution de Washington en 1951. PO ba conocido en 1949 a Julian Pitt-Rivers, que se en realizando su trabajo de campo y con el que don Julio estableci una slida amistad. Pitt-Rivers fue el gua de otra estancia de eseldios, est vez en Oxford, en el Institute of Social Anthropology, con una beca del British Council en 1952.

    La frentica actividad desarrollada en estos aos -n que, por otro lado, la muerte reciente de su madre, de su to Ricardo y la postracin en que se encontraba su to Po le suman en la melancola y la depresin- cul- mina con su trabajo emogrfico de campo ms intenso y espectacular, el realizado entre los nmadas del Sahara Occidental en 1953. A instancias del director general de Mamecos y Colonias, Jos Daz de Villegas, se plantea la realizacin de un trabajo etnogrfico sobre los indgenas nmadas del entonces Sahara espaol, para el cual es recomendado Caro Baroja (segu- ramente por Toms Garca Figueras), quien lleva a cabo la expedicin en compaa de Miguel Molina Campuzano. Solamente tres meses permanecen en el territorio del Sahara Occidental y Ro de Oro, pero el intensivo traba- jo de campo, y el realizado antes y despus del viaje sobre fuentes biblio- grficas, producen un libro importantsimo dentro de la literatura antropo- lgica nacional, los Estudios sabananos (19551, y una serie de artculos que se recopilan en 1957 con el nombre de Estudios mogvebZe~'~.

    Fic. 2.-Esquema de distribucin social. Dibujo de J. Caro Baroja. Estudios saharianos, 1955, p. 51.

    l2 Dentro del mismo gmpo de publicaciones sobre el Norte de frica debe con- tarse tambin un folleto titulado, Una cisin de Marruecos a mediados del siglo xvr (la delpnwzer historiador de los r i a r i s ~ , Diego de Torres) (Madrid: CSIC, 1956). Ver so- bre estos trabajos, Mercedes GARCA ARENAL, "Estudios sahatianos y mogrebes-, Cua- dernos Hqbanoameifcanos, 533-34 (Homenaje a Julio Caro Baraja) (19941, pp. 209-216.

  • El trabajo sobre los saharauis de Julio Caro Baroja resulta excepcional en varios sentidos. En primer lugar para su propio autor, que califica a los Estudios saharianos -como el hijo intelectual ms extrao de los mu- chos que he tenido. 13, lo considera un enigma y siente por l un afecto especial. El enigma consiste en haber conseguido con tan poco tiempo una enorme cantidad de informacin especializada, en haber desarrollado una observacin tan extensa y aguda sobre el terreno y, ms importante an, haberse sumergido tan profundamente y de una forma tan emptica en una cultura alejada de la suya. El misterio, en fin, de los grandes etngrafos de campo.

    Adems, la monografa resultante de tal experiencia presenta unas cua- lidades de claridad, estmctura y esti- lo que la hacen atractiva por s. Se- guramente, no habr mayor ndice de la aceptacin, xito, valor o ve- racidad alcanzados por un trabajo antropolgico que la asuncin del

    i mismo por la comunidad estudiada.

    obra de Caro Baraja, que ha circu- lado y ha sido unida a su propia me-

    oria histrica por el pueblo saha- ui 14. Tampoco la desgraciada histo- a de los nmadas ha abandonado

    nunca al que fuera su etngrafo, como lo demuestra el que el tema de casi su ltimo texto publicado sea el

    cuerdo de su viaje al Ro de Oro 15. de Julio Por ltimo, la excepcionalidad

    ende tambin del contexto en que debe situarse esta obra, dentro de

    J. CARO BAROJA, B~logo-, Estudios saharianos (Gijn: Jcar, 1990, 2." ed). l4 Aifonso AF~ADA, .Julio Caro Baroja salva el silencio de la o m odia., El Pus,

    12-X-1995. " 43ecuerdos de una estancia en el Sahara., Ciclo de confeenclac de la Real Aca-

    demia de la Historia (Madrid: Fundacin Areces, 19931, pp. 13-26. Ver tambin .Los nmadas y su porve-, Archivo de Estudios Af*canos, XX, nm. 78 (1966), pp. 61- 71; .Un adis a los nmadas saharianas., Blanco y Negro, nm. 3322 (3-I-1976), pp. 42-44 y -Caro Baroja y el pueblo Saharaui~. Entrevista porPedro Vaquero, Ttempo de HLctona, nm. 65 (abril, 19801, pp. 108-113.

    JULIO CARO BAROJA. AI\'TIIOPOLOGO E IIISTORIAIIOR ... R D r L1. 1. 1996 291

    una comunidad antroPolgica, la espaola, donde son contadas las oca- sianes -y no consigue ninguna una categora equiparable- en que el objeto de estudio lo constituye un pueblo distinto a los que forman nuestro propio pas; e3 decir, donde la antropologa se practica casi exclusivamente sobre los propios espaoles. Leyendo los Estudios saharianos se conoce no solo la vida, transcurrir histrico y carcter cultural de diversas cabilas de nmadas; se comprende tambin el modo paiticular como se desen- volvi el colonialismo africano en Espaa y lo que, sin tpicos, ste dio de s.

    Volvamos ahora, tras este parntesis del trabajo sahariano, al hilo cronolgico que nos serva de conductor. Aunque para estas fechas sera absurdo hablar ya de formacin, por muchas estancias de estudio en el extranjero que disfrutara, y a pesar de que l mismo ha expresado mu- chas veces que fue durante la guerra civil .en que viv como el topo en su madriguera" 16, cuando ley, encerrado en la biblioteca de Vera, como

    FIG. 4.-Distribucin grfica de las familias, y sus propiedades en ganado: de un campamento nmada. Dibujo del trabajo de campo en el Sahara.

    Estudios saha~anos, 1955, p. 205.

    '"Una vida en tres acros., op. cit., p. 15.

  • 292 R!JR LI, 1, 1996 CARMEN ORTIZ G . ~ R C ~ A

    luego ya nunca volvera a leer, es tambin cierto que sus estancias en Inglaterra y Estados Unidos determinaron no poco el enfoque y el mto- do de sus trabajos posteriores.

    Si en la dcada de los cuarenta la influencia alemana es patente en su trabajo antropolgico, en los cincuenta y sesenta los intereses se rela- cionan ms con el mundo anglosajn y con una idea funcionalista. La actitud manifiestamente historicista de Caro Baroja no poda ajustarse a la visin clsica del funcionalismo propuesta por Malinowski o Radcliffe- Brown, hasta cierto punto estrecha, basada en la sincrona absoluta e inspirada en el modelo de sociedades relativamente primitivas y aisladas; con ms propiedad lo que recogen sus trabajos es la crtica y el ajuste de la teora funcional a sociedades complejas y con historia hechos por Evans- Pritchard ". Puede decirse sin duda que los Estudios saharLanos y mogrebes son las obras donde, de forma ms patente, se hace una defensa explci- ta del mtodo funcional. Pero hay que decir tambin que en ellas la his- toria, junto a la antropologa social, aparece como un componente bsico (incluso ocupando captulos separados cada disciplina e n Estudios saharianos), y el historicismo (no del tipo morfolgico, que interviniera en la escuela austroalemana, que es criticada) como un requisito perfec- tamente compatible con el funcionalismo antropolgico.

    A partir de esta poca Julio Caro Baroja ha encontrado un mtodo propio al que muchas veces, a partir de que emplee esta expresin por primera vez en su obra de mayor xito, Las brujas y su mundo (19611, se referir como .esuucturalismo histrico" '*. Pero, an ms importante que esto, ha encontrado la definicin de la materia a la que se ajustan sus intereses como investigador: la historia social o, si queremos, la antropo- loga histrica. La historia social es la disciplina a la que se dedican los antroplogos que trabajan sobre el desarrollo histrico de una sociedad. Es decir, como lo ha expuesto un especialista en la obra carobarojiana: .La historia social resulta ser, pues, una antropologa de sociedades leja- nas en el tiempo en lugar de una antropologa de sociedades que son contemporneas. '9. As pues, lo que la antropologa social inglesa le aport fue, paradjicamente, la clave para practi-r sus estudios histricos.

    Los aos sesenta inauguran el periodo de madurez intelectual de Julio Caro Baroja. Como l mismo ha recordado ms de una vez: -he escrito y

    '' Francisco CAsnLLA URBANO, .El anlisis histrico y antropolgico de las mino- ras en la obra de Julio Caro Baroja,, Cuadernos HianoarnMcanos, 533-34 (19941, pp. 83-98; p. 87.

    la F. CAS'I'ILLA URBANO, .Metodologa en la obra de Julio Caro Baroja., Reuista h- ternacional de los Estudios Vascos, 2 (19891, pp: 271-284; pp. 280-282.

    l9 F. CAS~LLA URBANO, .El anlisis histricoY ant~opolgico ...., as. cit., p. 89.

    JULIO CARO BAROJA, ANTROPLOGO E HISTORIADOR ... RDP, LI, 1, 1996 293

    he publicado de 1960 a 1980 ms que en el resto de mi vida- ". Pero adems; la calidad de estos escritos es extraordmaria. La serie de los li- bros que consolidarn su prestigio internacional comienza con Los mariscos del reino de Granada (1957) 2', sigue con Las brujas y su mundo (19611, sin duda su obra ms conocida; Los judos en la Espaa moderna y con- tempornea (196142), El Carnaval (Anlisis histricozultural) (13651, Vidas mgicas e Inquisicin (19671, Ensayo sobre la literatura de cordel (1969) y, ya unos aos ms tarde, Las formas complejas de la uida religiosa: Re- ligin, sociedad y carcter en la Espaa de los siglos xm y x w (1978); por citar solo algunos de los que obtuvieron mayor resonancia.

    A pesar de la reiteracin con que su autor, al menos en esta poca, reclamaba para s y para su trabajo -por muy diacrnicos o del pasado que fueran los temas tratados- la caraterizacin de .antropolgicon, estos libros, como otros muchos artculos y monografas, encontraron mayor eco entre los historiadores que en los medios antropolgicos. Aparte de las reseas y traducciones de algunas de sus obras, tal indicaran el nombra- miento de Julio Caro Baroja, en 1960, como director de curso de la Sec- cin de Historia Social y Econmica de la cole Pratique des Hautes tudes de Pars y su entrada, en 1963, en la Real Academia de la Historia, res- paldada su candidatura Por Ramn Menndez Pidal, Manuel Gmez Mo- reno, Diego Angulo y Ramn Carande 22.

    Con todo, hay que recordar que el reconocimiento, aunque en estos aos todava ms marginal, tambin se dio del lado de la comunidad antropolgica internacional. A partir de la estancia en Oxford en 1952, la vinculacin con el grupo de antroplogos formado en Inglaterra que, desde su primera dedicacin africanista, comienza a proyectar su inters hacia Europa y concretamente hacia el Mediterrneo es algo ms que coyuntu- ral. As, Caro Baroja participa en la conferencia que, patrocinada por la W e ~ e r Gren, se celebra en 1959 en Burg Wartenstein (Austria), dirigida por Pitt-Rivers y con asistencia mayoritaria de especialistas britnicos o que haban estudiado en Oxford, como Campbell, Peristiany, Abou-Zeid, Geher, E. L. Peters y P. Stirling, pero a la que acuden tambin norteamericanos (E. Friedl o L. Wylie) y franceses (Bourdieu y Chiva) ". Prcticamente el

    2o J. CARO BAROJA, "Una vida en tres actos., p. 20. " Ese mismo ao publica Razas, pueblos y linajes (Madrid: Eds. de la Revista de

    Occidente), recopilacin de articulas anteriores y alguno nuevo, que contiene uno de cone metodolgico que expone los aspectos tericos que se han tratado ms arriba: .La investigacin histrica y los mtodos de la Etnologa (Morfologa y hincionalismo)~, publicado antes en Revista de Estudios PolZicos, 80 (19551, pp. 61-82.

    J. CARO BAROJA, .Una vida en tres actos", p. 20. Las aportaciones a este simposio fueron publicadas por P~rr-Rri~~s bajo el t-

    tulo de Mediemaman countymen. Ersays in the Social Anthropologv of the Meditera-

  • 294 R D T LI, 1, 1996 CARMEN O R ~ Z GARC~A

    mismo grupo, incluido el antroplogo espaol, bajo la direccin ahora de J. G. Peristiany, prosigue sus discusiones, centradas en los conceptos del honor y la vergenza en las sociedades mediterrneas, en dos conferen- cias sucesivas, celebradas en 1961 y 1963 en Atenas. El resultado es de nuevo un libro de ensayos que puede considerarse fundacional en la que ha dado en llamarse Antropologa del Mediterrneo: Honour and Shame. m e Values of Meditewanea~z Soci'ety (1965) 24. Por ltimo, ms de veinte aos despus, el reconocimiento de la comunidad antropolgica se plas- ma en el nombramiento de Caro Baroja como miembro honorario del prestigioso Roya1 Anthropological Institute of Great Britain and Ireland.

    Fic. 5.4onfeiencia antropolgica celebrada en Atenas en 1963. Parlicipan Kayser, PitrRii-ers, Friedi, Peristiany, Wylie, Chiva, Bourdieu, Campbell, i ?, Caro Baroja y Gelinei (en tomo a la mesa, de izquierda a derecha).

    Teniendo estos hechos a la vista resulta aun ms sorprendente la fre- cuencia con que se le ha encasillado como un historiador atpico y aun- que sea en menor medida como anuoplogo, tambin atpico. En los aos sesenta y dentro de su propio pas se puede explicar que el gremio ms receptivo ante la novedad que representaban sus obras tuviera que ser el de los historiadores, dada la falta de una mnima estructura profesional

    nean (Paris-The Hague: Mouton, 1963). El artculo de Caro Baroja se tiiula -The City and the Country: Reflections on Some Ancient Commonplaces~~, pp. 27-40; se haba publicado en espaol: .La ciudad y el campo o una discusin sobre viejos lugares comunes.,, en R D P , XV (19591, pp. 381-400.

    '' La contribucin de J. C.mo BAROJA es: "Honour and Shame: A Historical Account of Several Conilic~. La edicin espaola del libro, El concepto del honor en la socie- dad mediterrnea (Barcelona: Labor, 1968) lleva tambin un prefacio suyo.

    JULIO CARO BAROJA, Ah?ROPLOGO E IIISTORIADOR ... R D P , LI, 1, 1996 295

    para la antropologa. Sin embargo, cuando esta ltima circunstancia se produce de hecho, es decir, a panir de los aos-setenta, desde las nue- vas ctedras y drpartdrneritos universiiarios se insiste en la antropologa del ~editerrneo, de los campesinos, de las sociedades complejas, pero se olvida el nombre y la aportacin de Caro Baroja a esas mismas cues- tiones para preferir como referencia otras figuras de su mismo grupo (los ingleses que primero acuden al Mediterrneo) o posteriores (algunos tam- bin de formacin oxoniana como Camelo Lisn) 'j. Es as significativo que, en estos aos setenta, los dos textos que pueden citarse como me- jor ejemplo de valoracin de la contribucin de Julio Caro Baroja a la antropologa se deban ambos a reconocidos antroplogos anglosajones, Piu- Rivers y Davydd Greenwood '6.

    No obstante, los aos ochenta significan la llegada de un reconoci- miento masivo por pane de la intelectualidad y de las instituciones culm- rales y cientFicas para la ya por entonces larga y fecundsima labor de don Julio. Suponen tambin su presencia pblica en infinidad de foros, congresos, seminarios y eventos de todo tipo, as como una participacin constante en los distintos medios periodsticos de comunicacin. Sin em- bargo, su trabajo investigador obedece a unas lneas de continuidad y a unos objetivos concretos que se insertan en la concepcin general que gua todos sus proyectos de estudio. De alguna manera, las publicaciones de Caro Baroja a partir de los setenta comienzan a tener un cierto carc- ter de recapitulacin, en el sentido de que vuelve sobre viejos temas, recopila artculos dispersos para agmparlos en volmenes de ensayos homogneos o bien completa con obras nuevas aqullas parcelas de su proyecto que an quedan pendientes, como queriendo empezar a cerrar un crculo de intereses.

    Acerca del mundo religioso y los conflictos que se producen en el mbito de las creencias aparecen en estos aos Inquisicin, bmjeria y

    En este sentido uno de los juicios ms improcedentes y desafortunados fue e1 de un recin doctorado en antropologa que, en un artculo supuestamente historio- grfico, mencionaba que la obra de Caro Baroja -no entra dentro de la esfera de las ciencias social es^. 1. MORENO NAVARRO, -La antropologa en Andaluca. Desarroilo his- trico y estado actual de las investigaciones~, Ethnica, 1 (19711, 108-144; p. 130. Pre- cisamente, un reconocido socilogo, en un trabajo un poco posterior, haca una valoracin totalmente contraria, y muy elogiosa, de la labor sociolgica de Caro: S. GINEK, *Virtudes e indigencias de la sociologa espaiolas, W. AA., La cultura bajo el franquhmo (Barcelona: Ediciones de Bolsillo, 19771, 133-155, p. 142.

    " Davydd J. GREENWOOD, *Julio Caro Baroja: sus obras e ideas", Ethnica, 2 (19711, pp. 79-97. Julian Pin-RIVERS, .A Personal Memoir., Homenaje a Julio Caro Baroja (Madrid: Centro de Investigaciones Sociolgicas, 19781, pp. 887-893.

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    criptojudaismo (19701, De la supersticin a l ateismo (Meditaciones antropo- lgicas) (1974) e Introduccin a una historia contempornea del anticlai- calismo espaol (1980). La uiloga sobre el ciclo anual festivo en la cultu- ra popular, iniciada con El Carnaval, se completa con La estacin de amor (Fiestas populares de mayo a San Juan) (1979) y El esto festivo m s t a s populares de verano) (1984). El campo y la ciudad, el paisaje y su inter- pretacin cultural es otro motivo recurrente en estos aos. Aunque ya haba aparecido mucho antes, por ejemplo en La ciudad y el campo (1966), en los aos ochenta se culmina una obra tan ambiciosa como La casa en Navarra (19821, aparecen varios artculos y libros de ensayos (Paisajes y ciudades, 1984; Arte visoria, 19901, y hasta una muy personal gua culm- ral de Toledo (1988).

    La biograf, no solo como gnero literario sino fundamentalmente como mtod0 vlido de conocimiento antropolgico e histrico, es otro de los motivos constantes que atraviesan el proyecto carobarojiano. En 1972 co- incide la publicacin de los dos libros fundamentales en este terreno, las Smzblanzas ideales, una recopilacin de retratos de personajes con los que el autor tuvo un contacto estrecho, y sobre todo sus impresionantes me- morias familiares, Los Barja. Pero en realidad todos sus libros estn po- blados de individuos, de personajes llamativos, marginales, falsarios, mesinicos, adems, por supuesto, de la gente corriente.

    Si su obra autobiogrfica y las semblanzas de sus maestros y amigos participan de un tono literario y de recreacin personal de los recuerdos, sus biografas histricas, la mayora ocupadas en personajes de los siglos XVI y xc?~, transmiten una perspectiva diferente. La reconsmccin se basa en documentos escritos perfectamente contrastahles y, a pesar del induda- ble atractivo de las acusadas personalidades de marginados o dominadores, en s mismas, lo que se produce es una mirada voluntariamente distancia- da que busca la explicacin de ciertas formas arquetpicas de conducta, a partir de su prctica en casos concretos --es decir, las historias de vida de alguno de sus representantes-, y la relacin de estas trayectorias indivi- duales con la estructura social en la que se desenvuelven 27.

    La atencin a la historia personal y la importancia otorgada a la esca- la de anlisis proporcionada por el ciclo vital de los individuos es signi- ficativa de la renovacin de las tendencias historiogrficas a panir de los aos setenta (historia de las mentalidades, de la vida cotidiana, etc.). Tam- bin se ha indicado que este terreno de las historias de vida es uno de los mejores para que se produzca un acercamiento metodolgico entre disciplinas cercanas pero separadas, como la historia, la antropologa o la

    " F: CAsn~m URBANO, "Sobre la 'Nueva Historia': autobiografa, biografa e hisro- rias de vida en la obra de Julio Caro Baraja., Anhopologa, 4 5 (19931, pp. 163.192.

    JULIO CARO BAROJA, ANTROP~LOGO E HISTORIADOR ... RDT, LI, 1, 1996 297

    sociologa, ya que en l la frecuente separacin entre ciencias sociales y humanidades resulta en gran medida desdibujada por la comunidad del mtodo y los objetivos ".

    Pero adems, en Caro Baroja, la prctica antropolgica de trabajo de campo anterior, el proyecto de desarrollar un estmcturalismo histrico y el inters terico por los arquetipos y por descubrir los mecanismos in- ternos en que se basa la produccin de la propia documentacin sobre la que luego se apoya la reconstruccin histrica, son las motivaciones que le llevan a elaborar sus estudios fundamentales en este gnero, reco- pilados ya en los aos sesenta en libros como Vidas mgicas e inquisi- cin (1967) y El seor inquisidory otras vidas por oficio (1968), a los que se suma despus Vidas poco paralelas (con perdn de Plutarco) (1981).

    Si todas sus biografas histricas son antropolgicas, con independen- cia de la cronologa concreta en que se desenvuelvan, una de ellas lo es ms que el resto en un aspecto metodolgico que la hace muy particu- lar. Se trata de un trabajo publicado en los cincuenta, dedicado al seij Ma el Ainin (1830-31; 19101, un santn y lder poltico sahariano 29, que resul- ta esclarecedor de los objetivos cientficos con que se emprende el relato de una vida. La unin de datos procedentes de fuentes documentales y bibliogrficas (en las que contrasta el diferente trato dado al personaje segn sea el autor francs, espaol o del Norte de frica), con los relatos mantenidos por tradicin oral entre sus descendientes y partidarios -al- gunos de ellos hijos del propio jeque-, de los que Caro Baroja recogi diuectamente la historia de vida, as como la visita a la ciudad de Smara fundada por el santn, podran haber dado lugar a un relato novelesco, para el que se dan todos los ingredientes, incluida la aparicin, en terri- torio tan extico, de un submarino. Al final, la narracin resulta tremen- damente atractiva, pese a la reconocida resistencia del autor a introducir elementos literarios para atenerse al objetivo trazado: *Hacer ver el nexo de una personalidad vigorosa con un tipo de sociedad y de cultura y con un devenir histrico en momento crtico de conflictos y luchas. lo.

    De la importancia otorgada por Caro Baroja a la historia individual es buena muestra, finalmente, el tema escogido para su discurso de ingreso en la Real Academia Espaola: Gnero biogrfico y conocimiento antropol- gico (1985), donde, con su personal forma, sintetiza sus intereses en este gnero.

    L9 Jorge BALAN, .Introdu~cins, J. Baln (ed.1, Las hirrorias de vida a ciencias so- ciales. Teorla y tcnica (Buenos Aires: Nueva Visin, 19741, pp. 8-11.

    .Un santn sahariano y su familia., Estudios subarianos (Madrid: CSIC, 19551, PP. 285-335.

    " Op. cit., p. 334.

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    Los vascos son otro de los sujetos fundamentales de su obra. Sus tra- bajos monumentales sobre el Pas Vasco-Navarro incluyen desde los pro- blemas del origen y evolucin de la lengua (Materialespara una historia de la lengua vasca en su relacin con la latina, 1946; Sobre la lengua ud~ca y el umscoiberismo, 19791, a monografas etnolgicas tan completas como Los Vascos, o proyectos de abordaje total de la historia, la emohistoria y la etnologa como el que culmina en los tres volmenes de Etnograrw histrica de Navarra (1971-72). No parece, pues, que pueda discutirse objetivamente que Caro Baroja sea el mayor y mejor estudioso de la cul- tura de los vascos; otra cosa es que haya resultado ser una personalidad difcil de encasillar con comodidad, y siguiendo un criterio localista, como el antroplogo vasco de los vascos. De hecho, en esta etapa que arranca a fines de los setenta, su propia comunidad de origen es motivo de re- flexim para nuestro autor. En la recopilacin de sus escritos en una serie de 19 volmenes que, bajo el ttulo general de Estudios vascos, comienza a editarse en 1973, no se evita el anlisis de fenmenos polticos actua- les, N la crtica de la violencia que rodea la ideologa nacionalista vasca, conflictos a los que se dedican el tomo XII de la serie, titulado El labe- rinto unsco (1984) y el XVI, Problemas vascos de ayer y hoy C.1986) ".

    La falta de un soporte terico y metodolgico suficientemente explci' to en sus trabajos es uno de los tpicos que ms frecuentemente se repi- ten respecto a la investigacin de Caro Baroja. Sin embargo, de la lectura (aunque no sea exhaustiva) de su obra no puede deducirse tal afirma- cin, a pesar de que el autor se manifieste muchas veces conmrio a1 exceso de esquematismo y hasta el dogmatismo que conlleva encorsetarse bajo los abundantes =ismos- que se suceden con rapidez y que a menudo ms que sustentarse en teoras potentes, suponen simplemente acogerse a una escuela. Por el contrario, en la enorme y variadsima obra que ha producido se observan sutiles hilos que conducen de unos problemas a otros y que dibujan un mundo de creacin cientfica original.

    Por otra parte, su preocupacin por la teora es constante, aunque a veces la resolucin de los problemas de esta ndole le plantee ciertas dudas y dificultades. En este sentido, algunos de sus libros se encaminan, a tra- vs de un exposicin histrica de los principios que, sucesivamente, han regido el pensamiento antropolgico, a mostrar la variedad de soluciones que han podido darse para las mismas cuestiones bsicas y cmo, depen-

    " Ver Davydd GREEPIWOOD, "Euiicidad, identidad cultural y codicto social: una visin general del pensamiento de Julio Caro Baroja., Julio Caro Baroja. Premio Nacional de las Letras Espaolas 1985 (Barcelona: Anthropos/M. de Cultura, 19891, pp. 12-33, pp. 28-31. Al terrorismo dedica J. Caco Baroja otra monografa: Tenor y terrorismo (Barcelona: Plaza & Jans / Cambio 16, 1989).

    JULIO CARO BAROJA, AVTKOI'LOGO E HISTORIADOR RDP, l.[, 1, 1996 299

    diendo de muy diversos factores y condicionantes, unas han tenido ma- yor trascendencia que otras. En un libro pionero, Anlisis de la cultura (Etnologa-Historia-Folklorej (19491, se aborda por primera vez la exposi- cin de los Conceptos claves y la historia ms reciente de la disciplina antropolgica. Pero ser en las ltimas dcadas de su vida cuando dedi- que de nuevo su esfuerzo a estos aspectos, sobre todo en dos libros: La aurora del pensamiento antropolgico (La Antropologia en los cl&icos grie- gos y latinosj (1983) y Los fundamentos del pensamiento antropolgico moderno (19851, a los que puede aadirse otro, ms parcial, pero igual- mente importante en el terreno al que nos referimos, La cara, espejo del alma. Historia de lafisiognmica (1987) 3Z. ste, junto a uno de los lti- mos libros de Caro Baroja, Las falsificaciones de la Historia (en relacin con la de Espaa] (1991), es indicativo, a la vez, de la curiosidad susci- tada en el autor por los caminos, errados en el primer caso y falsos di- rectamente en el segundo, por los cuales ha transitado muchas veces el conocimiento .cientfico. del hombre y de sus actos. Esta actitud est en

    Fic. 6.-Julio Cao Baroja en un viaje de trabajo por Extremadura, 1973.

    3Z Ver sobre estos trabajos, Carmen ORTIZ GARC~A, -Las historias de la antropolo- ga de Julio Caro Barojas, Cuadernos Hispanoarneffcanos, 533-34 (19941, pp. 55-67.

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    relacin con el respeto que cree debe guardarse a la concepcin del co- nocimiento como un proceso acumulativo, al que han contribuido ms fuerzas, y ms diversas, de las que las modas tericas y las novedades actuales parecen tener hoy exclusivamente en consideracin.

    No solo sus ensayos sobre historia del pensamiento cientfico inciden en este aspecto? sino que en general son las formas de construccin ra- cional o pseudorracional de la realidad las que han sido objeto central de anlisis, prcticamente en toda la obra de Caro Baroja. De este carc- ter participaran desde las cosmovisiones o visiones mgicas del mundo de muchos de los personajes o grupos marginados de los que se ocupa, a las ideas *racionales. o avanzadas, que se imponan para justificar la di- ferencia y las actuaciones sobre los diferentes; la utilizacin de la false- dad en la reconstmccin del pasado y de la identidad grupa1 o nacional, y sus motivos; o los mecanismos definitorios y de funcionamiento de ar- quetipos, tpicos y lugares comunes ' l .

    Dentro de este inters general por los arquetipos y las formas de fun- cionamiento de las ideas colectivas, las caracterizaciones tpicas sobre las formas de ser de las personas, en funcin de su oficio, su lugar de 01% gen, mia o -raza=, ocupan un lugar destacado y temprano en la biblio- grafa de Caro Baroja. Ya en 1951 aparecen dos airculos, -Sobre psicolo- ga tnica- e -Ideas y personas en una poblacin rural., que son recogidos, con otros ensayos sobre ideas raciales y sociocntricas, al final de la d- cada, en el libro Razas, pueblos y linajes (1957). Adems de esta obra, ser fundamental otra recopilacin, El mito del carcter nacional. Medita- ciones a contrapelo (1970). En ella, junto a una serie de artculos sobre lugares comunes, tpicos repetidos o directamente mentiras que circulan en la investigacin histrica ("Del cuaderno de notas de un historiador perplejo., se titula esta primera parte), se incluye un amplio ensayo que trata de una falsa verdad - e l carcter nacional-, que ha tenido trascen- dencia cientfica y que la tiene considerable en la mentalidad colectiva, con consecuencias prcticas de todo tipo, incluidas las polticas; a la cual, Caro Baroja considera un mito y analiza como tal )*. 'v. C m URBANO, gulio Caro Bamja: una aproximacin a su obra antropolgica

    e histrica-, Ransta d'Etnologia de Calalunya, e.p. ' Ver de la misma poca, .Supersticin y ciencia. (1972) y .De nuevo sobre 'ca-

    racteres tnicos': la vasco y lo vizcano y cienostpicos literarios., publicados en De la supmticin al ateismo (Meditaciones antropolgicas) (Madrid: Taums, 1974). Ms recientes: De los arquetipos y leyadas. Dos tratados introductoeos (Barcelona: Crculo de Lectores, 1989); =Tpico literario y caracterizaciones an~opolgicas: caracteres nacio- nales., ReuisTa de Occidente, 56 (1980, pp. 91-103 y 6obre los caracteres nacionales., Fragmentos italianos (Madrid: Isuno, 1992).

    JULIO CARO BAROjA. ANTROPOLOGO E HLSTORLADOR ... RDP, LL 1, 1996 301

    En stos, como en otros muchos de sus escritos (y en muy diversos aspectos que no podemos aqu abarcar), lo que-sorprende es la moderni- dad de las cuestiones que plantean, incluso, si se permite la expresin, su -postmodernidad.. La obra de Julio Caro Baroja, leda y releda hoy, sorprende, adems de por la originalidad y potencia cientfica que revela, por su novedad constante. Fijndonos, ya casi con una perspectiva hist- rica que dan los aos transcurridos, no hay prcticamente ningn tema, ningn inters puntual de la antropologa social que se hace actualmente en nuestro pas 4 e s d e los problemas de la etnicidad y la identidad, al anlisis cognitivo de los discursos- que no encuentre en esa obra un antecedente, un punto de vista particular, una gran cantidad de datos y, en definitiva, una referencia inexcusable de autoridad.

    Es una prdida enorme que el filn de la creatividad de don Julio se haya al fin e irremediablemente acabado. Sera lamentable, y desde luego evitable, que nosotros no aprendiramos algo, bastante, de todo eso que nos ha dejado.

    CARMEN ORTIZ GARC~A Departamento de Antropologa

    Instituto de Filologa. CSIC

    Partiendo de la concepcin de la obra de Julio Caro Baroja como un proyecto dota- do de unidad interna, que tanto afecta a la btoria como a la antropologa, se analizan sus sucesivas inluencias tericas, se exponen sus principios tericos y metodolgicos y se resean algunas de sus aportaciones cientficas en las temticas concretas a las que dedic su obra de investigacin.

    An anaiysis is made of the published works of Julio Caro Baroja, assuming that bis whole project had an interna1 coherence and was related both to History and Anthropologi. Other writers' iniuences on bis work are scrutinized, as well as bis theoretical and methodological background. Finaliy, some of his most important research contributions are summarized.