juan peron - tres revoluciones militares

Upload: el-ortiba

Post on 30-May-2018

228 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    1/86

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    2/86

    Los trabajos que componen este libro fueron escritos en distintas pocas.El relativo a la revolucin de 1930 fue publicado por el general Jos Mara

    Sarobe, como apndice a sus Memorias (Ediciones Gure, Buenos Aires,1957). Los tres captulos dedicados a la revolucin de 1943 fueronpublicados: en Tribuna de la Revolucin (Ediciones Nueva Argentina,Centro Universitario Argentino, 1948), el primero, y los otros dos en El

    Pueblo quiere saber de se qu se trata (Buenos Aires, 1944). El ltimotrabajo, referente a la revolucin de 1955, crculo solamente en copias enrotaprint.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    3/86

    Como aventura personal, tal vez pocas puedan compararse con la deJuan Pern a travs de casi cuatro dcadas. Protagonista de la revolucindel 6 de septiembre de 1930, cuando era nada ms que un joven capitn, larevolucin del 4 de junio de 1943 tiene en l a su verdadero cerebro. Al

    cabo de una dcada de poder con pocas limitaciones, otra revolucin, el16 de setiembre de 1955, se hace esta vez para abatir su prolongado paso por el gobierno. Su influencia poltica no ha concluido, sin embargo, ycontina proyectndose con diversa intensidad sobre la accin del Estado,la conducta de las fuerzas armadas y la orientacin de las masasargentinas.

    La formacin cultural de Pern, que aparece desde su juventud, le hizo sentir oportunamente que estaba participando en acontecimientos queconstituan etapas cruciales de la historia de su pas. Es poco frecuenteque un joven capitn, que acaba de intervenir en el derrocamiento de unrgimen civil, se tome enseguida el trabajo de redactar un largo testimonio

    sobre su propia accin y, menos frecuente todava, que all expongaalgunas ideas polticas notablemente claras. Porque el anlisis de larevolucin del treinta que encabeza este volumen adems de algunasintencionadas ironas, revela una sensibilidad polticaconsiderablemente formada: el joven capitn se opuso frente a Uriburu aque fuera reformada la constitucin, en un sentido regresivo, y pocosmeses despus del pronunciamiento no poda ocultar su desilusin ante los

    frutos polticos recogidos.

    Los tres captulos relativos a la revolucin de 1943 contienen interesantescontribuciones histricas: en uno de ellos, Pern admite haber escrito de

    su puo y letra el manifiesto revolucionario; en otro expone sin trabas el papel cumplido por el GOU; en los tres, est configurada la ideologademocrtica y nacionalista que algunos confundieron con el fascismo,aprovechando ciertas analogas exteriores.

    El ltimo testimonio es un anlisis escrito en el destierro espaol. Estcargado de reflexiones amargas, pero siempre late en el estilo del viejo

    general la mordacidad de los aos mozos, cuando interrumpa el relato de

    una conspiracin para contar de que modo un rufin se robaba unamquina de escribir envuelta en la bandera argentina, la tarde del 6 de

    septiembre. Los cinco testimonios que fueron compilados bajo el ttulo de TRES REVOLUCIONES MILITARES se editan ahora con una intencinhistoriogrfica cuya oportunidad parece innecesario destacar puesto que

    fueron escritos por un protagonista de primera fila. Noexisten propsitos proselitistas que, por otra parte, podran buscarse seguramente de unmodo ms directo que resucitando pginas relativas a hechos que

    ocurrieron hace veinte o treinta aos.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    4/86

    EL 30

    Lo que yo vi de la preparacin y realizacin de la revolucin del 6 desetiembre de 193O1

    En los ltimos das del mes de junio de 1930, se present en mi despachodel Estado Mayor General del Ejrcito, donde serva yo, el Mayor ngelSolari, viejo y querido amigo Los comentarios generales en esos das eranalrededor de los ascensos acordados por el P.E. y las innumerablesenormidades que como funcin de gobierno, impona en todas partes de laRepblica. Ya se comentaba sin mesura alguna y se criticaba abiertamentelos actos del gobierno depuesto el 6 de septiembre.

    El Mayor Solari conoca mis opiniones respecto e indudablemente no entrcon rodeos sino que se limit a decirme: "Yo no aguanto ms. Hallegado el momento de hacer algo. El General Uriburu est con intencionesde organizar un movimiento armado." Y me pregunt: Vos no estscomprometido con nadie? Absolutamente, le contest. Entoncescontamos con vos, me recalc. S, le contest, pero es necesario saberantes qu se proponen. Ante esta contestacin ma, me dijo: que esa mismanoche nos reuniramos con el General Uriburu, en la casa de su hijo eldoctor Alfredo Uriburu2en la Avenida Quintana NEfectivamente, esa misma noche nos reunimos en la mencionada casa,encontrndose la reunin integrada, por el General Mayor Sosa Molina,Cap. Lucero Franklin, Doctor Uriburu, Mayor Solari ngel y yo.En esa reunin se trat en primer trmino la actitud de los bomberos de laCapital, en trato con los cuales pareca que se andaba desde haca unosdas. Segn refiri el General en esa oportunidad, los bomberos habanestado por producir un movimiento el da anterior, para lo cual habanestablecido el plan de apoderarse de los lugares donde ellos hacan guardiay proceder a tomar a las autoridades y secuestrarlas, apoderndose luegodel gobierno. Parece que necesitando un Jefe Militar haban pensado en el

    General Uriburu, quin avisado concurri a una reunin de los bomberos ylos convenci que deban esperar. Luego el General habl sobre lascuestiones concernientes a un movimiento armado que deba prepararse

    juiciosamente y producirlo cuando se contara con el 80 % de los Oficialescomo mnimo. Todos aceptamos. Luego se refiri al carcter delmovimiento afirmando que sera netamente militar y desvinculado enabsoluto de los polticos; dijo que habiendo sido revolucionario en el 90,

    1 Enero de 1931.

    2 Se trata de Alberto Uriburu.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    5/86

    algo haba sacado de enseanza y que no se expondra y hara exponer anadie para luego entregar el poder a los civiles. Afirm asimismo, que elmovimiento no se diriga solamente contra los hombres que hoyusufructuaban las funciones directivas, sino tambin contra el rgimen de

    gobierno y las leyes electorales que permitan llegar a tal estado de cosas ymantener el gobierno en condiciones tan anormales. Que era necesario enprimer trmino una modificacin de la Constitucin Nacional, a fin de quegobiernos como el de entonces no volvieran a presentarse; que quera quelos resultados de la revolucin fueran trascendentales. En la reunin se lehizo notar que en tal caso, no se contara con la opinin pblica, que noacompaara un movimiento militar que se dirigiera desde sus comienzoscontra la Constitucin Nacional. El General manifest que despus detriunfar la revolucin el pueblo aceptara fcilmente tales cuestiones. Huboen esto divergencias de opiniones y mientras que por un lado se afirmabaque la revolucin deba tener como bandera la defensa de la Constitucin,el General segua pensando que deba sta modificarse y establecer tambincambios en la Ley electoral inclinndose a un sistema colectivista que noenunci. Despus de una corta discusin a este respecto, que no se lleg alconvencimiento por ninguna de las dos tendencias surgidas, se dijo que eracuestin de discutir el asunto y que ello se hara posteriormente. Se tratdespus sobre la forma de reclutar adherentes e inscribirlos, haciendo

    prometer en cada caso, bajo palabra de honor, de guardar el ms profundosecreto. En tales condiciones yo hice presente que hablara al Seor

    Coronel Fasola Castao, de quin era ayudante y conoca sus ideas alrespecto y que por ser un hombre de accin y capaz, sera un granelemento. Tambin promet hablar al Teniente Coronel Descalzo. Conrespecto al primero no encontr buena acogida, pero con respecto alTeniente Coronel Descalzo se me encarg que lo hablara. Surgi allmismo la necesidad de hablar al General Justo, que todos reputbamoscomo el General de ms prestigio en el Ejrcito, por su obra en elMinisterio de Guerra, en lo que no hubo discrepancias. El General nosmanifest que ya haba hablado con el General Justo y que ste se mostraba

    partidario, pero no estaba francamente decidido a ser dirigente delmovimiento y que haba ofrecido su cooperacin diciendo ms o menos: "Si se hace la revolucin yo ser un soldado ms que me incorporar parala lucha".Con respecto al Coronel Fasola Castao el General no se expidi, peromanifest su opinin de no "tocarlo" todava.Yo hice presente, que pensaba como indispensable que se viera y hablara alos Jefes ms capacitados y conocidos por sus ideas, a fin reunir a loselementos sanos y prestigiosos. Que tratndose ante todo, de un

    movimiento de opinin y sabiendo que muchos Jefes y Oficiales pensabanen la misma forma, con respecto al gobierno, nuestra tarea inicial era reunir

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    6/86

    una misma tendencia y en una misma orientacin a todos los que comonosotros pensaban. Hecho esto era el momento de comenzar el trabajodefinitivo de la organizacin y preparacin del movimiento. Se me contestque no poda por el momento hacerse ello, debido a que existan otras

    agrupaciones ya formadas con distintas ideas y otras orientaciones y si bientendan como nosotros a derrocar el gobierno, tenan otras ideas sobre lasfinalidades ulteriores y pensaban hacerlo en unin con polticos y civiles,cuestin que el General quera descartar en absoluto. Desde ese momentose me present el espectro de la divergencia de esfuerzos. No era, en miopinin, el momento de pensar en aferrarse a teoras y superficialidades,sino de la necesidad de unirse ante el enemigo comn. Desde ese momentotrat de convertirme, dentro de esta agrupacin, en el encargado de unirlacon las otras que pudieran existir y tratar por todos los medios de evitar,que por intereses personales o divergencia en la eleccin de los medios, seapartara la revolucin del "principio de la masa" tan elementalmenteindispensable si se quera llevar a ella a buen termino.En fin, a pesar de mis ideas y de que stas no estaban en todo de acuerdocon los circunstantes y especialmente con el General, debido a mi edad ymi jerarqua convena, por ser la primera reunin, una prudente abstenciny un silencio circunspecto. Sin embargo yo me trazaba el plan para elfuturo. Yo hablara con otras agrupaciones y tratara de unir esfuerzos cono sin el consentimiento de los dirigentes a fin de evitar que entre esasagrupaciones surgieran divergencias que malograran el esfuerzo comn de

    los que no siendo dirigentes, no teniendo intereses personales niambiciones interesadas en los puestos o que por no tener cuentas

    pendientes con la justicia militar o situaciones financieras comprometidas,tenamos solo una sana aspiracin de bien para el pas, que seramos al finde cuentas los ms y mejor colocados en la balanza moral que midieradespus nuestros actos.Mi objeto era entonces cooperar al mejor resultado de la revolucin,haciendo todo loposible por unir los dispersos de todas las fracciones.En esa reunin misma, al hablar sobre el personal con que se contaba, no

    pasaban de veinte personas, lo que me convenci, de que recin comenzabala preparacin. Esas personas eran las siguientes: General Uriburu, Tcnl.Alzogaray Alvaro, Tecnl. Molina Bautista, Mayores Sosa Molina, Solari,Mascar, Allende, Ramirez, Capitanes Lucero Franklin, Pern, y algunosotros ms que no recuerdo pero que no llegaban al nmero expresado. ElTcnl. Bautista Molina ni Alzogaray asistieron a esta reunin, pero segndijo el General eran los encargados de reclutar adherentes, en cuya tareaandabandesde haca algunos das.Antes de dar por terminada la reunin habl de varias cuestiones referentes

    a la mejor forma de reclutar personal para la causa, llegndose a expresarvarias veces que el momento era propicio y que haba que poner manos a la

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    7/86

    obra. El Mayor Solari que era el encargado de las relaciones con losbomberos, nos impuso del estado en que se encontraban sus gestiones. Enel Cuerpo de Bomberos exista un verdadero Soviet. El mando estabaliteralmente en manos la tropa. Los Oficiales lo eran solo de nombre. Se

    ejecutaban solo las rdenes del "Grupo los diez" que era como se llamaba ala junta de caracterizados que dirigan al resto de la tropa. Ellos estabanfrancamente por la revolucin y queran que ella fuera a corto plazo. Solariera en esos momentos el verdadero jefe de Bomberos y sus inspiracioneseran seguidas al pie de la letra. No olvidar nunca con cuanta admiracinvea a este jefe, cuyas condiciones personales sobresalientes se ponan demanifiesto en cada instante, pero que su vehemencia a menudo le haca verlas cosas con exageracin.La reunin se haba prolongado por espacio de cinco horas y siendo las tresde la maana, salimos a la calle con el espritu tranquilo, pero con

    profundos pensamientos sobre la cuestin. Yo pensaba que el GeneralUriburu era el hombre que siempre conoc, un perfecto caballero hombrede bien, hasta conspirando. Su palabra un tanto campechana y de franquezaevidente me haba impresionado bien. Vea en l un hombre puro, bieninspirado y decidido a jugarse en la ltima etapa, la carta ms brava de suvida. Pens que era un hombre de los que necesitbamos, pero l solo norepresentaba todo en la accin que colectivamente iramos a realizar. Eranecesario en mi concepto ver que hombres ms allegados a l fueran tan

    puros y decentes como l. Y confieso que en mis tribulaciones, llegu a

    convencerme de la necesidad de buscar a otros, pues los que estaban ms junto a l, no llenaban las condiciones que atribua necesarias a esoscolaboradores. Tena sin embargo un alto concepto del Mayor Sosa Molina,

    pero l era como yo uno de los que recin llegaban. Solari a quien conocaa fondo en la pureza de sus sentimientos y pasiones de soldado, tena unamisin alejada y no estaran en frecuente contacto con el General.Salimos a la calle y tuvimos la impresin de que nos seguan, pero fue fcildeshacerse de los perseguidores.Al da siguiente en el Estado Mayor hablamos con Solari largamente y yo

    le hice partcipe de mis pensamientos y le comunique dudas sobre loshombres que en ese momento estaban ms cerca del General, francamenteno los consideraba capacitados intelectualmente en su accin y tampoco losconsideraba moralmente tan puros como crea que deban ser los hombresque asesoraran y colaboraran con l. Yo segua pensando que era necesarioagrupar jefes de prestigio intelectual y moral y no audaces. Hombres quefueran desinteresados y entraran para defender la patria contra lasasechanzas de un nuevo ao de Gobierno de Irigoyen, pero que al terminarla revolucin no reclamaran nada para s, ni que entraran al moliente para

    defender cuestiones personales pendientes o para evitar situaciones pecuniarias comprometidas, como saba que existan. Esos hombres

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    8/86

    podran aceptarse pero no para dirigir y menos an en un caso como stepuramente moral. En fin yo no estaba contento con la iniciacin y pensabaya en cosas que despus se corroboraron.Pasaban los das y nosotros seguamos buscando adherentes. Al primero

    que habl fue al Capitn Camilo Gay a quin conoca de la Escuela deguerra y que como hombre decente y patriota estuvo inmediatamente deacuerdo con nosotros, pero como es natural, quera saber en quecondiciones se lo embanderaba. Por ser un hombre consciente no queracomprometerse sin antes escuchar de labios del propio General, lasfinalidades perseguidas. Yo lo present a Solari y l lo llev a una reunincon el General y otros nuevos inscriptos. Habl despus con Gay sobre elasunto y l me dio sus puntos vista, que coincidan con los mosabsolutamente. El pensaba como yo, que era necesario reunirse yorganizarse.Pasamos entre los dos, varios das estudiando y comentando el asunto encuyo nterin hablamos a varios camaradas del Estado Mayor; dos "nosfallaron" y entonces nos hicimos ms cautelosos. Yo por mi parte habl avarios y vi que la cuestin de convencer a los hombres cuando hay que

    jugarse entero en la partida, es una cuestin muy difcil. Sin embargoseguimos nuestra activa propaganda.Ms o menos para el 3 de Julio me comunic el Teniente CoronelAlzogaray que haba sido designado para formar parte del Estado Mayorrevolucionario como auxiliar de Seccin. En lneas generales el Estado

    estaba constituido en la siguiente forma:1 Seccin (Operaciones)

    Jefe: Tcnl. Alvaro Alsogaray.Oficiales: Mayores Mascar, Allende, Emilio Ramrez; y Capitanes JuanD. Pern y Camilo Gay.2a. Seccin (Informaciones)

    Jefe: Tcnl. Pedro P. Ramrez,Oficiales: Capitanes Urbano de la Vega, Jos Pipet y Gregorio Tauber.3a. Seccin -(Personal reclutamiento)

    Jefe: Tcnl. Bautista Molina y Mayores Solari y Sosa Molina y Tcnl.Faccioni.Cambiamos ideas individualmente con el Tcnl. Alsogaray pero no nosreunimos nunca para trabajar.Para el 10 de Julio (aproximadamente) recib el siguiente tema del Jefe dela 1 Seccin Tcnl. Alzogaray.Tema:Idea General sobre la forma en que Usted cree se puede llevar a la prcticael movimiento.

    Aclaraciones:

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    9/86

    1) Conviene como medida previa, efectuar una concentracin de lasfuerzas adheridas, de la Capital y Campo de Mayo? Ventajas y desventajasde tal procedimiento.2) Cules son los objetivos tcticos que segn su juicio prometen mayor

    xito al movimiento?Breves fundamentos.Para el desarrollo de este tema se me daba 20 horas de plazo.Lo desarroll sin duda, porque me haba comprometido, pero su desarrollo

    poda tener la natural eficacia que me daban los conocimientos que yo tenasobre las fuerzas adheridas, medios, etc.Este tema me dio la pauta, sobre la capacidad de la parte directiva. En quemanos habamos cado? La gente no conoca el asunto que tena entremanos y se preparaba a improvisar. Yo en el desarrollo de mi tema medespach a gusto. S que no agrad, pero como Oficial de Estado Mayorcumpla con mi deber haciendo ver claramente la magnitud del problema yla grave responsabilidad de los que rigieran la ejecucin. Se veaclaramente que no se realizaba nada y que el Jefe de Operacin se pasabalos das en cabildos intiles con algunos Oficiales de Polica a quienes

    peda datos e inspiraciones y as haba llegado a concertar un plan que noscomunic y que apreciaba una ingeniosa combinacin; el plan en cuestinera:1)Apoderarse del Seor Irigoyen en su propiacasa,para lo cual utilizarauno de los dos camiones del diario La Prensa que todos los das llevan los

    diarios a la Estacin Constitucin. Metera en uno de ellos 10 o 20 hombresdecididos y al amanecer, pasara de improviso un camin de esos y bajaranlos hombres que entraran decididamente en la casa.2) Luego de secuestrado Irigoyen levantar las tropas y ocupar el gobierno,

    para lo cual era necesario tomar el Arsenal en primer trmino y luego loscuarteles que ocuparan las tropas no plegadas.Creo que este plan no necesita comentarios ms o menos del mismo cuo,que los que se haban hecho en el ao 40, quiz en el 90 4 de Febrero.Me imagino la suerte que habran corrido los pobres 10 o 20 del camin de

    marras, cuando al detenerse frente a la casa de Irigoyen, le hubiesen abiertoun fuego terrible las ametralladoras instaladas en las azoteas de Scarlatto yla propia casa de Irigoyen los hubiera recibido a balazos. Mientras lassecciones de Granaderos que pernoctaban en la casa de Scarlattoconcurran. Y todo para qu? Acaso Irigoyen vala tanto? No se suponaque ni bien disparado el primer tiro huira como lo haba hecho otras veces?Y en este caso nada mejor, se secuestrara solo, como lo hizo en realidad;

    por otra parte nada ms conveniente A enemigo que huye, puente deplata". En cuanto a levantar las tropas se descontaba, era natural que todo lo

    gastara el plan en el Seor Irigoyen.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    10/86

    Es de imaginarse la cara de los Oficiales de Estado Mayor despus deescuchar el plan del Jefe de la Seccin. Y pensar que de nuestras decisiones

    podra depender el xito del movimiento y que no slo debamos respondercon nuestras resoluciones de la propia suerte y vida, sino de las de todos los

    camaradas que se metieran en la aventura. Confieso que no pude dormirenvarios das, pensando en el entusiasmo ingenuo de muchos y en laconfianza que ponan en nuestras decisiones.Despus de meditar largamente y pasar momentos de verdadera angustia,ante la responsabilidad moral que pesaba sobre nosotros, desgraciadamentetan desvinculados de la parte directiva, por no presentarme y decir laverdad de mis pensamientos, me sent y escrib un segundo trabajo, sobrela forma en que yo crea que deba trabajarse para dar forma orgnica alcaos en que vivimos y trabajar sin descanso para orientar en forma racionalnuestro trabajo, que hasta ese momento se haba reducido a reuniones tipo

    soviet, donde todos hablaban, todos opinaban y en resumen despus decinco o seis horas de discusin, sobre la forma en que deba tomarse aIrigoyen o levantar las tropas, no se haba llegado a nada en concreto. Perodesgraciadamente a ese trabajo ni me contestaron. Sin duda no lo leyeron.Era como golpear en la piedra con mazo de madera.Este Estado mayor estaba irremisiblemente perdido, me convenc enseguida, todo se haca entre el General, el Tcnl. Molina, Alzogaray, Solari,etc. El Coronel Mayora todava para esta poca no haba intervenido y yotena fe en l, a quien conoca de la Escuela Superior de Guerra. Estaba

    entonces confiado que pronto se hara cargo del E. M. y entonces nuevosrumbos seran los que se tomaran.Hasta entonces no tena mi composicin de lugar hecha: no concurrira alas reuniones, para qu?, si saba que se reduciran, a conversar,improvisar planes ilusorios y ejercitarse en temas hipotticos sin utilidad.Yo que haba terminado la Escuela Superior de Guerra, no tena deseos deseguir con temas y menos de esta naturaleza.As pasaron algunos das sin que yo diera seales de vida. Esperaba, quecualquier da se organizase el Estado Mayor en forma, para prestar una

    colaboracin decidida.El 15 de julio aproximadamente, se me cit para una reunin a la queasistira con el General Uriburu y los Jefes ms allegados a l, paradiversos asuntos relacionados con el reclutamiento del personal. El EstadoMayor no tena nada que ver con esta reunin. Yo personalmente cre que

    podra hacer algo en bien de una unin con los otros ncleos, que yaconocamos existan.La reunin deba realizarse el sbado 17 de Julio a las 21 horas en elrestaurante Sibarita de la calle Corrientes y Pueyrredn.

    Efectivamente nos reunimos all, el da y hora indicada, los siguientes Jefesy Oficiales: General Uriburu, Tcnles. Alzogaray y Molina, Mayores

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    11/86

    Allende, Ramrez y Solari y Capitn Pern. Confortablemente ubicados enuna sala reservada, mientras bebamos caf y fumbamos, debamosdiscutir los problemas que considerbamos ms fundamentales para larevolucin.

    El Teniente Coronel Molina estuvo exageradamente amable conmigo, hastalleg a tutearme, yo guard naturalmente el respeto circunspecto a que mecrea obligado, por mi jerarqua y la suya. Me habl de la gran accin que

    poda desempear yo entre los suboficiales, donde me conocaampliamente vinculado por haber servido durante seis aos consecutivos enla Escuela de Suboficiales. Segn me deca yo deba hablar al mayornmero posible de suboficiales y comprometerlos en la revolucin. Yo melimite a callar pero mi opinin era contraria a la del Teniente Coronel. Noera posible aceptar como conveniente, comprometer a los suboficiales y nohablar a los Jefes y Oficiales primero pensaba que si era necesario llegar acomprometer a los Suboficiales, nada ms natural que ello se realizara unavezque se hubiera hecho lo propio con los Jefes y Oficiales, en cuyo casoseran ellos los encargados de predisponer a oficiales y soldados. Creer quese puede sacar la tropa a la calle, para un movimiento armado, con lossuboficiales, en mi concepto, es desconocer el Ejrcito. Yo pensaba que sincomprometer a los Oficiales no haba ni qu pensar. Afortunadamente elllamado a la reunin me evit entrar en consideraciones.Una vez reunidos, se convers sobre diversos asuntos, entre ellos lanecesidad de intensificar la propaganda entre los Oficiales, para lo cual se

    mandara a todos los que fuera posible el diario La Nueva Repblica quesala defendiendo en particular las ideas sustentadas por el General. Altratarse sobre los Oficiales con que se contaba hasta ese momento, se llega la conclusin de que era un nmero muy reducido y aunque los trabajosestaban bien encaminados; no poda contarse an, con seguridad, conninguna unidad de Campo de Mayo ni de la Capital, pues hasta ahora todose reduca a unos cuantos Oficiales subalternos (Tenientes primeros oSubtenientes) que se habran comprometido, muy pocos Capitanes ycontados Jefes. La situacin de los bomberos segua siendo la misma y se

    estaba tratando de comprometer a algunos policas y Oficiales delEscuadrn de Seguridad. Con respecto a la Armada se tenan presuncionesfavorables, pero no se haba llegado a nada concreto todava. El seorLeopoldo Lugones se haba presentado al General, en el Jockey Club, y sehaba ofrecido incondicionalmente; l pensaba utilizarlo prcticamente enlo que lo consideraba ms til: escribiendo.El General volvi a repetir en extensas consideraciones, la necesidad detener puntos de vista definidos para una accin conveniente de Gobierno,una vez que se hubiera derrocado al existente, y dijo: que ya tena en

    preparacin una proclama a dar tan pronto hubiera triunfado la revolucin.Una vez que termin de hablar yo ped permiso para hacerlo y exprese

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    12/86

    franca y libremente mis ideas al respecto; dije en primer trmino, queapreciaba como elementalmente indispensable, antes de considerar ningunaotra cuestin, la necesidad de organizarse porque hasta ahora ramos unconglomerado de hombres con buenas ideas, que se destruan solas en

    intiles discusiones o se perdan en la prctica, porque no se ponan nuncaen ejecucin. Era en mi concepto, necesario dar formas orgnicas a laagrupacin a fin de que el trabajo tuviese un rendimiento til, haballegado, en mi concepto el momento de formar un Estado Mayor que bajaraen forma de asegurar la realizacin del movimiento que no poda estarlibrado a las decisiones de un solo hombre. El General aprobabsolutamente mi indicacin.En seguida habl sobre la forma de reclutar personal por un sistema deinfiltracin. Era necesario poner clulas en cada unidad y que ellas solas semultiplicaran, siguiendo siempre atento a la propaganda. Tambin seacept el temperamento y luego entregu al Mayor Solari un trabajo dondedetallaba el sistema en cuestin. Premeditadamente, haba dejado para loltimo, el punto que yo consideraba ms decisivo, del programa que mehaba trazado para esa noche. Se trataba de la unin de nuestra agrupacincon otras que sabamos que existan. Hice una disertacin sobre lanecesidad de atraerlas, no era posible que el Ejrcito ya divido entre losOficiales Irigoyenistas y antirigoyenistas, sufriera nuevas divisiones. Ellotena el evidente peligro que presentaba la situacin del momento: losirigoyenistas se mantenan evidentemente unidos y los antirigoyenistas que

    pensbamos en vencer a los otros, estbamos divididos en variasfracciones, caracterizadas por las ideas de los Jefes que las dirigan. Hice

    presente que en conversaciones tenidas con el Coronel Fasola Castao, steme haba manifestado: Yo saldr con el primero que salga". Considerabaque este Jefe tena gran prestigio y era necesario atraerlo, adems era unhombre capacitado y de accin. Esa propuesta ma no encontr acogidafavorable y se me dijo que no convena an buscar la unin de esasagrupaciones, ellas caeran solas despus, cuando se les hubieran minadolos cimientos. Yo todava hice presente, que en mi opinin, sabiendo que

    era un nmero muy reducido, no estbamos en condiciones de rehusarfuerzas que nos eran afectas o tenan la misma orientacin nuestra, pero nollegamos a nada concreto sobre este punto.De esta reunin saqu claramente la siguiente conclusin: los hombresdirigentes de nuestra agrupacin, queran excluir a los Jefes Oficiales queno aceptaban totalmente las imposiciones que se les haca. As, muchoshombres eran sistemticamente resistidos. Por otra parte no resultaban

    personas gratas los Jefes y se quera prescindir de Coroneles y Generales.Se deca y con razn que sera una revolucin de Tenientes. Creo que haba

    un poco de inters y egosmo. Molina y Alzogaray queran ser nicos ycombatan la intromisin de todo hombre que pudiera suplantarlos, como

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    13/86

    lgicamente hubiera sucedido en el caso de que algunos Jefes capaceshubieran ingresado decididamente a la agrupacin. Eran terriblementecelosos y trataban de esconder al General con pretexto de asegurarlo, demanera que nadie sino ellos pudieran llegar. En esto creo que est la causa

    fundamental de la absoluta desorganizacin del movimiento y del fracasoseguro a que hubiramos ido, si manos y cerebros amigos bienintencionados, a ltima hora, no se hubieran puesto decidida ydesinteresadamente al servicio de esta gran causa.Yo segua pensando, con tristeza, que haba transcurrido ya casi un mes dela primera reunin y nada se haba adelantado prcticamente. El Generalestaba influenciado por personas interesadas y peligrosas. Ello me llenabade zozobras.Como yo haba quedado encargado de hacerlo al Tcnl. Descalzo ainstancias del Mayor Solari y del General, se me pregunt si ya lo habahecho. Como me haba sido imposible hacerlo hasta ese momento promethablarlo al da siguiente. Manifest de paso si conoca las ideas del Tcnl.respecto al Gobierno de Irigoyen, pero que no poda asegurar suincorporacin por cuanto lo conoca como un hombre muy independiente yaunque era un enemigo decidido y conocido del entonces actual estado decosas, no saba a ciencia cierta cul sera su decisin.La reunin segua su curso natural y se hablaba de la perspectiva que

    presentaba el Regimiento 3 de Infantera, cuyo Jefe y Ayudante estabancomprometidos, cuando un accidente fortuito vino a malograrla e

    interrumpirla bruscamente. Eran las 23 y 45 minutos. Como la temperaturaera muy baja, en el saln se haba puesto en un tarro una gran cantidad de

    brasas, que hacan las veces de estufa. El anhdrido carbnico se fuealmacenando paulatinamente, que como es natural suponer, estbamos con

    puertas cerradas. Con la animacin de la charla nadie repar en ello y aspasaron tres horas, cuando de improviso notamos que el Mayor Allende sehaba desvanecido y estaba intensamente plido. Pusimos manos a la obra

    para reanimarlo. Lo sacamos al patio pero como no volva en s, la reuninqued disuelta. El General escap por una puerta para salir al negocio ante

    la insinuacin nuestra para evitarle compromisos. Despus de masajes,agua, etc., Allende volvi en s y nos retiramos.Mientras viajaba a mi casa hice un ligero balance sobre lo que habamosadelantado y confieso que llegu acongojado, pues despus de un mes detrabajos estbamos en el mismo lugar. Algunos se haban incorporado yaunque las filas se hubieran engrosado, era tal la desorientacin que exista,que de nada vala todo esfuerzo. Se perfilaba un solo camino y ste estabacubierto de obstculos. No haba ninguna idea. La incertidumbre msespantosa rodeaba a este grupo de hombres, que se debata entre numerosos

    pensamientos sin atinar a asistirse a uno que lo llevara a buen puerto. Peropor lo menos se haba llegado a la conclusin de formar el Estado Mayor

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    14/86

    para que tomara el timn y dirigiera esta nave promisoria pero que hastaahora haba seguido rumbos inciertos y recorrido trechos de malhadadasrutas. Los intereses personales eran malos consejeros. El Tcnl. Molinaquera que el movimiento se produjera cuanto antes y que nos lanzramos a

    la lucha "ya mismo" deca. No poda comprender cules eran los mvilesde este hombre y mis reflexiones lo atribuan a su exaltacin y optimismo.Despus he cambiado de pensamiento, eran posiblemente causas ms

    profundas las que lo impulsaban a correr esta aventura, que tena todas lasapariencias de un verdadero suicidio. Si se hubieran cumplido sus deseos,estaramos a estas horas toda la plana Mayor y nuestro Comandante en Jefecontemplando las delicias de los panoramas fueguinos. Afortunadamente lacordura triunf una vezms sobre la incomprensin.En los das subsiguientes se organiz el Estado Mayor y se pensaba

    proceder cautelosamente y con mtodo. La designacin del Jefe de E. M.result ya una garanta de mesura y sentido comn, que hasta entonces sehaba podido apreciar, que era el menos comn de los sentidos. El EstadoMayor qued constituido as:

    Jefe de Estado Mayor: Coronel Jos M. Mayora. Subjefe de Estado Mayor: Coronel Juan Pistarini.

    1 seccin Operaciones: Jefe: Teniente Coronel Alvaro Alzogaray. Aux.:Teniente Coronel Adolfo Espndola

    Teniente Coronel Juan N. Tonazzi. Mayor: Miguel A. Mascar

    Jos M. de AllendeEmilio Ramrez

    Capitn: Juan PernCamilo A. Gay

    2a. Seccin Informaciones: Jefe: Teniente Coronel Pedro P. Aux.: Capitn Urbano de la Vega

    Jos A. PipetGregorio Tauber

    3a. Seccin Reclutamiento del personal: Jefe: Teniente Coronel Bautista Aux.: Mayor ngel Solari

    Mayor Sola Molina Teniente Coronel Emilio Faccioni Capitn Ricardo Mendioroz

    Estas designaciones nos fueron comunicadas pero no nos reunamos nuncay nada sabamos de los asuntos, de manera que pasaban los das sin que

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    15/86

    nosotros supiramos qu suceda. Despus me he dado cuenta a queresponda este silencio. Los mismos hombres seguan con las mismasmaas. El General sin duda orden la formacin del E. M. y enconsecuencia se form, pero los que se atribuyeron las jefaturas de las

    secciones, mantenan al resto alejado y en la ignorancia ms completa delos asuntos. Ellos eran en realidad el Estado Mayor. Todo lo confirmdespus. Tenan temor de ser suplantados por la gente capaz, se defendande aquella manera, formando un crculo de hierro alrededor del General.Ms o menos para el da 2 de agosto se nos cit a una reunin, que debarealizarse en la calle Azcunaga, frente a la Recoleta. Lugar solitario y quedaba ciertas seguridades. La casa era una garconiere bastante espaciosa ycmoda en los altos y en los bajos viva el Teniente, Coronel retiradoKinkeln.

    Nos reunimos all cerca de cien Oficiales, concurri el General, Tcnl.Mayora, Tcnls. Molina, Alzogaray, cinco o seis Capitanes y el resto eranTenientes 1os., Tenientes y Subtenientes. Creo que se pretendi hacer unaconcentracin de elementos comprometidos. Convers con numerososOficiales sobre el tema obligado y todos se mostraban muy entusiastas ydecididos. Yo aparentaba estar en la misma situacin de espritu, pero "la

    procesin me andaba por dentro". Pas una hora en conversaciones personales y luego nos comunicaron que debamos bajar de a pocos yentrar en la casa del piso bajo, porque exista el peligro de que cediera el

    piso y adems porque la casa de Kinkeln tena dos salidas y ello

    despertara menos la suspicacia de los vecinos. Una vez abajo el Generalreuni a todos en un saloncito y el Capitn Gay ley una carta proclama enque se incitaba a los presentes a cumplir con su deber y tratar de buscar portodos los medios interesar a los camaradas por la causa. Yo aperson alGeneral e insist una vez ms en la necesidad de hablar con los Jefes que sesaba que andaban trabajando por su lado, pero con los mismos resultadosde las veces anteriores. Yo ya consider perdida mi causa, pues las pocasveces que yo hablaba con el General, no podran ser suficientes paraconvencerlo de lo contrario, a lo que prudentemente se lo aconsejara,

    aunque haba razones y fundamentos muy poderosos de mi parte.Terminada la reunin nos dispersamos en todas direcciones y yo llev deella la peor impresin. ramos 100 Oficiales que formbamos unaagrupacin rebelde, estbamos desorganizados, mal dirigidos, se haban

    puesto de manifiesto intereses y pasiones, el progreso era evidentementelento y pareca que la gente, como yo, empezaba a desmoralizarse, comouna consecuencia lgica de la falta de firmeza comando y lo inferior delelemento que rodeaba al General.Esa noche tuve la franca sensacin de la derrota, aun cuando mi espritu se

    debata en razonamientos optimistas y allegaban en mi espritu todos losfactores que nos eran favorables. Sin embargo una reflexin profunda me

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    16/86

    llevaba siempre a la conviccin de que slo la suerte poda salvarnos. Tristeargumento para el que est acostumbrado a considerar los problemas de laguerra, por el contrapeso de factores. Tenamos en nuestra contra a loshombres que estaban apurados por producir el movimiento, cuando todos

    los razonamientos aconsejaban esperar, haba aguantado dos aos aIrigoyen, tanto ms daba que lo aguantara tres o cuatro ms. Sin embargo,y a pesar de que la enorme mayora pensaba bien, entre los Oficiales

    jvenes, esos falsos conductores estaban formando escuela.Al da siguiente fui a visitar a mi querido amigo y primer Capitn, TenienteCoronel Descalzo, con la intencin de cumplir el cometido que se me dieraen la reunin que mencion antes. Yo no tena ninguna idea sobre lasintenciones del Tcnl., pero lo conoca reflexivo y profundo conocedor delos hombres. Su opinin en cualquier caso me sera valiosa.Comenc dicindole que exista una conspiracin contra el gobierno y quetena encargue de verlo a l para que se incorporara ya que se descontabansus ideas muy conocidas por todos. El Tcnl. me contest: "Vea mi amigo,yo soy un escamado en esta cuestin de servir a intereses personales. Antesde que usted me diga quines son y cules son los propsitos le puedoadelantar que si usted se ha embanderado en alguna tendencia, servir aintereses personales de dos o tres que se encumbrarn sin merecerlo envirtud del esfuerzo de todos. Yo he pertenecido a una logia que me haenseado ms a conocer a los hombres, que los cuarenta aos de vida quetengo". Yo no poda menos que apreciar que era la experiencia la que en

    ese momento hablaba y con esos argumentos que yo comparta, mi antiguoJefe y amigo me desarmaba ya en los comienzos. Sin embargo ensay algoms convincente. Le dije: Vea que el que preside la agrupacin es elGeneral Uriburu. El me contest: Bien, tengo un gran concepto personaldel General, pero quines son los que lo rodean? All deb palidecer. Estehombre por una natural intuicin y con gran conocimiento de las cosas, mellev al terreno donde deban sucumbir mis argumentos. Le contest que

    por ahora estaban junto al General los Tenientes Coroneles Molina,Alzogaray y Mayores Solari, Sosa Molina y otros. All fue donde me dio el

    golpe de gracia. Me dijo, Sosa Molina y Solari son buenos Oficiales. Perocon los otros yo no voy ni a misa. El Teniente Coronel Descalzo en unsegundo me haba dicho, lo que yo haba necesitado dos meses paraconvencerme. Me dio una serie de consejos personales todos muy sabios yque yo recog con el agradecimiento de mi gran amistad, a este hombre tanhonrado, tan ntegro y tan caballero. Sal de la casa de este, mi gran amigo,convencido de que tena raznen todo y que tena naturalmente sobradosmotivos para no embanderarse en esta tendencia a todas luces interesada ydonde alrededor de un hombre puro se agitaban bajas pasiones.

    Al da siguiente en la Oficina (Estado Mayor General del Ejrcito) lecomuniqu a Solari que haba hablado al Teniente Coronel Descalzo y que

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    17/86

    me haba contestado que no deseaba embanderarse en ninguna tendenciapues tena pensado irse a Europa con licencia y como no estara en BuenosAires no deseaba compartir la preparacin del movimiento, en el que quizno pudiera participar debido a su viaje. Esta era la causa oficial, diremos

    as, pero le insinu a Solaritambin la verdadera causa.El Coronel Fasola Castao me hablaba todos los das del movimiento en preparacin y pocos informes podra yo haberle dado, porque siempreestaba mejor enterado que yo de todo, de cuanto se haca y pasaba. Pareceser que tena amistad con algunos ciudadanos que trabajabanconjuntamente con el General Uriburu, en la preparacin de algunasfracciones civiles como la Legin de Mayo. Por ellos saba todo. Demanera que yo me informaba a pesar de ser un Oficial del Estado Mayorrevolucionario; un Jefe que no formaba parte de la agrupacin. En estosdas nosotros vivamos en la ms absoluta ignorancia de la situacin de lostrabajos, de manera que no me vena mal que el Coronel me informara,

    pues aun cuando no estuviera materialmente adherido a nosotros yo sabasus ideas y que cuando nos lanzsemos a la calle l sera uno de losnuestros.Da una idea lo que dejo expuesto, del grado de desorganizacin en que sedesenvolva todo. Se nos exiga a nosotros un secreto, que por otra parte sedivulgaba a voces. Sin embargo yo no era el ms perjudicado porque elCoronel me impona de todas las noticias, ya que conoca la lealtad de misservicios a su lado.

    Pasaban los das en la ms apacible calma hasta que se nos anunci unareunin del Estado Mayor Revolucionario en la calle Guise N casa delCapitn Mendioroz; se fij para el da 12 de agosto. Concurrimos a ella

    puntualmente. Estaban presentes:1 Coronel Mayora Jefe del E. M.2 Coronel Pistarini Subjefe del E.M.3 Tcnl. Pedro Ramrez Jefe de la 2. Sec.4 Capitn Jos Pipet.5 Tcnl. Alzogaray Jefe de la 1 Sec.

    6 Capitanes Pern y Gay.7 Mayor Solar Jefe acc. de la 3a. Sec.8 Capitn Mendioroz.Esta reunin fue memorable porque por primera vez,en todo el transcursode la preparacin, me di el placer de hablar claramente y de llegar a laconclusin que no slo no estbamos preparados, sino que estbamosdesorganizados y no contbamos an con nada concreto. Comenzhablando el Coronel Mayora con la calma que le era caracterstica y en

    pocas palabras pero puso en claro todo. Empez diciendo que el

    movimiento slo poda producirse si se contaba por lo menos con el 50 %de los Oficiales. Interrog acto seguido al Mayor Solari, que tena el

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    18/86

    registro, sobre el nmero de oficiales adheridos. Eran sumamente pocos,unos 150. Solari le dijo que por el momento poda contarse con algunasunidades donde haba Oficiales comprometidos. En lneas generales ellaseran:

    Esuela de Infantera: All se contaba con 10 o 12 Oficiales, todos Teniente1, Tenientes y subtenientes. Ningn Jefe ni Capitn haba sido hablado. Demanera que todo deba esperarse de aquellos Oficiales. El Coronel dijo queno era posible hacer nada en esa forma.Colegio Militar: No haba ningn Jefe ni Capitn se contaba con algunosOficiales subalternos en dos de las Compaas de la infantera. En elescuadrn pasaba igual y lo mismo en la batera.

    Escuela de Artillera: Se contaba con el Mayor Quiroga, Jefe del Grupo dereconocimiento y unos cuantos Oficiales.

    En la Escuela de Suboficiales: Se contaba el Comandante de la Batera ycuatro oficiales.En las dems unidades de Campo se contaba con algunos Oficialessubalternos que haban sido hablados, pero eran muy pocos. De lasunidades de la Capital, aun cuando no estaban en mejores condiciones, sehaba iniciado un trabajo para comprometer al mayor nmero posible deOficiales y se hacan clculos alegres y especulaciones tericas sobre, el

    proceder de los Suboficiales y la tropa.Cuando termin la compulsa del registro de adherentes, la desilusin estabarepresentada en todos los rostros.

    El Coronel Mayora con evidente buen juicio dijo: "Seores, estamos en loscomienzos. No se cuenta con nada seguro an. Es preciso esperar y seguirtrabajando. Sera un error largarse a la aventura, cuando se puede con untrabajo conciente y una buena organizacin volcar a nuestro favor todos losfactores del xito. Termin asegurando que como estaban las cosas nosaldra de sus cuarteles una sola unidad. Si tratamos de hacer algo en estemomento, dijo, el ms absoluto sera el resultado. Todos compartimos suopinin y la apoyamos con nuevos argumentos.Ese era el punto de partida para nosotros, debamos trabajar y organizamos,

    de otro modo iramos al fracaso.Cuando le lleg el turno de hablar al Jefe de Seccin del E. M., el Tcnl.Alzogaray expuso su plan para tomar a Irigoyen, que naturalmente no fueaceptado y se abreviaron los comentarios.Sobre las tropas y la accin a desarrollarse en el movimiento mismo, el Jefede Operaciones no haba pensado nada. Creo que todos tenamos en esemomento la sensacin de tristeza, que llevan al espritu las cosas fatales.Ya desde ese momento pens que esto no tena arreglo. La imprevisin, laineptitud y el error marchaban de la mano. Nada bueno podamos esperar

    de estos tres sujetos. Sin embargo echando mano de las ltimas reservas de

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    19/86

    optimismo de que disponamos, hablamos de posibilidades de organizarnosy planear bien las cosas.El Coronel Pistarini habl, que siendo la primera vezque concurra a unareunin no quera opinar en extenso, pero que su opinin era desastrosa. El

    crea que en la forma que estaban las cosas no poda hacerse nada, que nose haba comenzado an a trabajar y que mal poda an hablarse de planesy proyectos. Tena razn, eso mismo venamos varios diciendo desde los

    primeros das.Terminada la reunin salimos y al hacerlo recuerdo que le dije a Gay: "estono tiene compostura".En la esquina encontramos al Capital Ataliba Devoto Acosta que esperabaal Tcnl Molina y nos dijo de paso que lo haba hecho llamar.Esta reunin a pesar de las comprobaciones poco favorables y delconvencimiento del estado lamentable en que nos encontrbamos, en lo quea organizacin se refiere, tuvo la virtud de reconfortarme, porque crellegado el momento de encauzar las cosas y proceder concientemente.Crea que la influencia del E. M. ante el General Uriburu tuviera la virtudde fundamentar los rumbos seguidos ahora. De manera, que me pas esanoche reflexionando y haciendo clculos de las posibilidades de organizartodo bien para que el movimiento saliera como un reloj.Al da siguiente conversamos largamente con Gay y cambiamos ideassobre la mejor forma de proceder. Nosotros debamos entendernos con elCoronel Pistarini para cualquier cuestin del puesto que tenamos en E. M.

    de manera que todo se facilitaba, desde que este Coronel estaba en el E. M.G. del E. junto con nosotros.El Mayor Mascar vino ese da a mi oficina y hablamos detenidamentesobre estos asuntos, el como yo apreciaba que no tenamos ninguna

    posibilidad por el momento, sino esperar y trabajar. Con l opinaban enigual forma el Mayor Ramrez y Allende.El Teniente Coronel Adolfo Espndola con quien habl detenidamentehaba sido hablado, pero se lo mantena en la ms absoluta incertidumbre.Yo lo puse al corriente de la reunin del Estado Mayor, a la cual l no

    haba concurrido porque nada le haban comunicado.Supe en esos das que se haba realizado una reunin en casa del MayorThorne, de caractersticas similares a la realizada en la calle Azcunaga yadonde concurrieron alrededor de 100 Oficiales, en general los mismos quehaban estado en la anterior. Esta reunin haba trascendido y yo supe quese comentaba en el Ministerio, pero no pasaba de comentario. Nosotrostenamos un buen servicio de informaciones que aprovechbamos por todoslos medios a nuestroalcance.La reunin del Estado Mayor y su decisin nos haba dado una sensacin

    de seguridad, pero pasaron unos das y como no nos reuniramos,

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    20/86

    seguamos colaborando con ideas por intermedio del Subjefe CoronelPistarini, a quien recurramos para todas las cuestiones de nuestro cargo.En pocos das pude tener claramente la impresin de que la decisin delJefe de Estado Mayor, de esperar y trabajar, no haba encontrado arriba un

    apoyo favorable. Para el 20 de agosto ya se anunciaba, que pareca que elGeneral, Tcnl. Molina, Alsogaray y Mayor Solari queran lanzarse a larevolucin. Nosotros que conocamos el estado desastroso de laorganizacin y los medios insuficientes con que contbamos nos opusimosterminantemente. En esa poca no poda explicarme yo cmo era posibleque el Tcnl. Molina y Alzogaray que conocan como nosotros la tristesituacin, estuvieran tan apurados por producir el movimiento. Despusque he conocido algunos detalles de estos jefes he tenido la explicacin detodo. Por otra parte adems de los intereses personales, vean un marcado

    peligro en que otra agrupacin se les adelantara. Pero en esto nadie pensabaseriamente.Se entabl as una lucha en el Estado que impona una espera para nolanzarse a una aventura y los hombres que estaban como consejerosinmediatos del General, que por cuestiones personales graves, queran

    precipitar en cualquier forma los acontecimientos.El resultado de esta lucha lo obtuvimos a los pocos das. Lo encontr alTeniente Coronel Alzogaray a la entrada del Estado Mayor y me entreguna lista para comunicar a los distintos Jefes y Oficiales los nuevosdestinos. El Estado Mayor quedaba disuelto. Los intereses personales

    haban triunfado una vezms. Dicha lista deca:Destinos para los Oficiales del E. M.Teniente Coronel Adolfo Espndola Escuela de ArtilleraTeniente Coronel Tonazzi A. 1Mayor Mascar Escuela de InfanteraMayor Allende Escuela de InfanteraMayor Ramrez Escuela de InfanteraTeniente Coronel Pedro Ramrez C. 2Capitn Camilo Gay C. 2

    Capitn Juan Pern Escuela de SuboficialesCapitn Urbano de la Vega A. 2Capitn Jos Pipet C. 2Capitn Gregorio Tauber Escuela de Infantera.En resumen quedaban como Estado Mayor, Molina, Alzogaray, Solari yMendioroz, nos haban desplazado y en manos de tales seores no eradifcil que nos lanzaran al movimiento cualquier da a ciegas, sin saber quehacer y absolutamente convencidos que iramos al ms completo fracaso.Yo por mi parte haba recibido orden de presentarme al da siguiente al

    Teniente Coronel Cernadas, nombrado segn se me afirm, Director de laEscuela de Suboficiales por el Comando de la revolucin.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    21/86

    Esa misma tarde me reun con Gay y despus con Tauber e hicimos laapreciacin de la situacin.

    Nos habamos comprometido, es cierto, pero no podamos entregarnosciegamente a la direccin de incapaces e interesados.

    De aquel rpido cambio de ideas en que consultamos tambin a todos losOficiales del disuelto E. M., la conclusin no pudo ser ms desconcertante:la apreciacin dio por resultado que no contbamos con fuerzas, queestbamos dirigidos por exaltados e intiles, que todo estaba desorganizadoy que no se contaba con probabilidades de sacar ninguna unidad porque lasrdenes que venan eran por ejemplo, como la siguiente: El TenienteCoronel Ramrez se har cargo del C. 2 con los Capitanes Gay y Pipet, elRegimiento se lo va a entregar el Teniente tal en Hurlingham. Es naturalque en el nimo de todos nosotros estuviera que ese Teniente no sacara elRegimiento.En fin resolvimos aclarar la situacin y consultamos al Subjefe, que nosmanifest que nada saba y que era, como nosotros, de la opinin queiramos al fracaso.Ese mismo da se me aperson el Mayor Mascar y me dijo que por elaspecto que haban tomado las cosas le haba dicho al Teniente CoronelAlzogaray que no contasen con l en absoluto. Que no estaba loco ninecesitaba entregarse a la direccin de cuatro exaltados. Igual actitudtomaron el Mayor Ramrez y el Mayor Allende.El Teniente Coronel Adolfo Espndola y el Teniente Coronel Tonazz

    renunciaron inmediatamente que se les comunic la noticia de disolucindel Estado Mayor. Nosotros resolvimos ver al General Uriburuy decirle laverdad de las cosas y ante la imposibilidad de hacerlo personalmente,encargamos al Coronel Pistarini y Tcnl. Ramrez que lo hicieran esperandoal da siguiente para resolvernos.Al da siguiente nos contestaron que no lo haban podido ver. Pasamos eseda en la misma situacin y estado de nimo.El Coronel Mayora haba sido detenido y segn parece en el Ministerio setena la lista completa de los Oficiales que haban estado reunidos en casa

    del Mayor Thorne. Se deca que estaban deteniendo a todos.Nosotros ya sabamos el da anterior cmo se haba producido la delacin, pues nuestro servicio de informaciones particular no fall ni esa vez.Observ la eficacia del mismo por el detalle que paso a relatar:El Capitn Anbal Aguirre, que concurra muy a menudo al Ministerio deGuerra traa generalmente las noticias del da. Esa tarde dijo que en elMinisterio de Guerra haba encontrado al Capitn Passern de particularhablando con el Mayor Ricci y que cuando l pas Passern se habatapado la cara disimuladamente con el pauelo. Haba en esto una doble

    curiosidad: un Oficial de particular en el Ministerio y que no quera quesupieran quien era. Nosotros que sabamos que Passern estaba

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    22/86

    comprometido, inmediatamente atamos cabos para esperar nuevas noticias.En seguida habl con el Capitn Emiliano Rodrguez viejo, y queridoamigo mo, que ya haba hablado y convenido con l sacar la Compaa deArchivistas el da de la revolucin. En la conversacin que tuve con l, que

    por razones de su cargo concurra siempre al Ministerio, me dijo queefectivamente estando l en el mismo, haba salido Ricci con un ordenanzahasta la puerta e indicndole a un civil que estaba en la plaza de Mayo lehaba dicho: "Mira, ves a aquel civil que est all, hacelo pasar por la

    puerta de atrs y me lo llevas a mi despacho". Ese civil no era otro quePassern. As descubrimos y confirmamos nuestras suposiciones.Esa misma tarde pensamos por nuestra cuenta y riesgo, tomar lascontramedidas y publicamos en Crtica y Frondapor una carta annima lanoticia siguiente:"En uno de los institutos de Campo de Mayo, ha sucedido un episodiointeresante y que pone de relieve el siempre buen humor de nuestrosOficiales.Parece ser que en dicho instituto los Oficiales para poner a prueba la lealtadde un Capitn, y divertirse un rato simularon estar comprometidos en unaasonada militar a producirse prximamente y en tal concepto le solicitaronsu cooperacin. La broma estaba bien preparada y surti su efecto, pueshubo quien se encarg de vigilar al Capitn de marras.A estar por lo que se nos informa, ayer a la tarde se lo ha visto a dichoOficial vestido de civil en el Ministerio de Guerra, lo que resulta

    sumamente sugestivo. Hay quien afirma que ha ido en busca de los 30dineros de la leyenda."Con esta publicacin buscbamos confundir ms a los que en esosmomentos no estuvieran en el secreto de las cosas. Sin embargo biensabamos nosotros la verdad de este sonado asunto.Esa misma tarde deba presentarme al Teniente Coronel Cernadas, que congran satisfaccin ma deba ser mi Jefe en el movimiento. Yo tengo por lun sincero aprecio y dentro de la mala situacin en que nos encontrbamosera una garanta para nosotros un hombre consciente, inteligente y capaz;

    como el Teniente Coronel.Efectivamente, le habl al Instituto Geogrfico Militar donde se encontrabaen ese momento y fui a presentarme. Es natural que yo pensara en que lsubsanara mi desconocimiento y falta de noticias.Despus de cambiar algunas palabras con l, entr de lleno al asunto queme llevaba y le dije:"Mi Teniente Coronel, vengo a presentarme a usted, para servir a susrdenes en el movimiento". El me contest: "Yo no s nada de que se trata,me han dicho ayer que el General Uriburu quera hablarme pero no he

    hablado an con l. No s que trame un movimiento ni tengo compromisoalguno con nadie.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    23/86

    Cualquiera puede imaginarse la cara con sal de all, despus de tansoberbio papeln. La indignacin con que sal de all, era proporcional a laviolencia que terminaba de pasar.Qued en hablar nuevamente con l cuando supiera algo del asunto.

    A mi regreso al Estado Mayor General del Ejrcito seguimos loscomentarios y cada vezme afirmaba ms en la resolucin que proyectaba.Si al da siguiente el Teniente Coronel Cernadas no saba nada, me

    presentara al Tcnl. Alzogaray y renunciara a seguir a las rdenes delComando revolucionario. De todas maneras no era necesario estar ligados aellos para poder seguir sirviendo desinteresadamente al movimiento.El Tcnl. Pedro Ramrez, y el Coronel Pistarini haban hablado con elGeneral, pero aunque no nos decan nada en concreto, pareca que habancambiado de opinin y ya no estaban dispuestos a renunciar como antes.Con ellos entr la indecisin entre los Oficiales que horas antes no queransaber nada con la revolucin dirigidos por los hombres que tenamos.Esa noche vino a mi casa el Capitn de Artillera Jos Fernndez, quecursaba la Escuela Superior de Guerra, al que le haban encargado losdems Oficiales del Instituto y especialmente de su curso, que meaveriguara cul era la situacin, porque a ellos le haban ledo una orden,firmada por el General que prescriba la forma que se encolumnaran lastropas de Campo de Mayo, con la cabeza en Hurlingham a lo largo delcamino a Campo de Mayo. En ella se daba la orden de encolumnamiento ycomo ellos no saban nada queran enterarse por m que me saban del E.

    M. revolucionario. Yo a sus preguntas no pude contestarles, porque nadasaba. Pero en cambio les puse bien en claro la situacin y probabilidades.Para esto se segua viviendo en la ms absoluta incertidumbre, nadie sabaqu hacer y en general todos los Oficiales que haban sido hablados,estaban convencidos de que no se hara nada por el momento. Sin embargoel Comando estaba dispuesto a lanzar el movimiento esos mismos das.

    Nunca en mi vida ver una cosa ms desorganizada, peor dirigida ni uncaos espantoso como el que haba producido entre su propia gente, elcomando revolucionario los ltimos das del mes de agosto de 1930.

    Pareca ms bien que de simplificar las cosas, trataba por todos los mediosde confundirlas.La desconfianza haba llegado hasta el ltimo Oficial y ya se notaban lossntomas del descontento de los mismos que haban sido comprometidos

    para semejante direccin. All pude apreciar lo que ser en la guerra,cuando el mando sea incapaz de llevar a las fuerzas la sensacin deseguridad indispensable para el xito.

    No se haba comprometido sino a un nmero insignificante de Oficiales yellos eran todos subalternos y para peor stos vivan en la ms absoluta

    incertidumbre y desorganizados en su proyectada accin. Cada uno tenaque atribuirse su propia misin, sin conocer la idea del comando. Muchos

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    24/86

    Oficiales se haban abandonado a su propia desesperacin y estabandecididos a no hacer nada. Los Oficiales que no haban sido hablados queeran la enorme mayora, vivan en el mejor de los mundos. No podannunca imaginar que se obraba con tanta premura y lo peor del caso es que

    de estos Oficiales que no haban sido consultados una gran mayorasimpatizaba con la idea de la revolucin, pero la ineptitud de la partedirigente y el interesado apuro, desperdici lamentablemente estas fuerzas.El cuadro que se nos presentaba a los que tenamos elementos de juicio

    para apreciar, era de lo ms desolador que pedirse hubiera.De las tropas de Campo de Mayo no saldra ninguna de sus cuarteles. Lasde la Capital seran adversas sin duda. El Colegio Militar cuya direccin,Jefaturas y Comandos de las Ca. Ba. y Escd. no estaban comprometidos,difcilmente saldra. De modo que no quedaba otra cosa que pensar, que elGeneral estaba engaado por los que lo rodeaban y que saldra a la callesolo o con un puado de soldados, que sera ridculo pensar en el xito.Ello se hubiera producido, si inteligentes medidas tomadas con todoapremio por varios Jefes capaces, horas antes de la revolucin, no hubieranvenido como del cielo, en defensa de una direccin ms capacitada. Esosmismos Jefes que han sido despus dispersados por la maldad y la perfidia,miles de kilmetros en el extranjero y en el pas. As paga el Diablo a quien

    bien lo asiste. De ello no hay que culpar al General que bien sabemos todoses un perfecto caballero e incapaz de una bajeza, sino a sus consejeros.Estos fatdicos adlteres han hecho sentir su nefasta accin tanto durante lo

    que podramos llamar (muy impropiamente por cierto) la preparacin de larevolucin, y aunque durante la ejecucin de la misma no hicieron nada,volvieron a mostrar las uas tan pronto como el Gobierno Provisional sehizo cargo del mando. Era dado entonces ver la ms solapada persecucin atodos los Oficiales.Al da siguiente volv a presentarme al Tcnl. Cernadas y me dijo que nadasaba an, pues no haba podido ver al General, pero que segn le habandicho, haban dispuesto de l sin consultarlo y sin darle misin alguna nienterarlo sobre la verdadera situacin. Es natural que l estuviera azorado

    ante la noticia. Segn le haban dicho, como dato informativo, era elencargado de sacar la Escuela de Suboficiales y marchar con ella a BuenosAires. Este Jefe se agarraba la cabeza y deca: "menos mal que no s nadani tengo compromiso alguno pues esta misin es un presente griego". Esteepisodio uno de los tantos que prueban el estado espantoso de desorden eincomprensin que reinaba entre los hombres, que como sombras girabanalrededor del General sin hacer otra cosa que hablar sin meditar nada nitomar medida alguna.Yo que ya saba la misin que le haba adjudicado al Teniente Coronel

    Cernadas, haba hecho mis averiguaciones del caso. Conoca la Escuela deSuboficiales como algo propio pues haba estado all seis aos. All, a pesar

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    25/86

    de lo que afirmaba el Tcnl. Molina, no poda contarse con que losaspirantes se negasen a tirar ni nada por el estilo. Los Suboficiales selimitaran a cumplir con su deber. De ello estaba absolutamente persuadido.El Teniente Coronel Cernadas comparta absolutamente mis ideas y

    afirmbamos que solo un loco o un ignorante, podra ocurrrsele locontrario. Pero si bien no podamos pensar en lo primero, estbamosconvencidos de lo segundo.En resumen, la misin encomendada era irrealizable en este caso, como lasdems que se haban dado a los distintos Jefes y Oficiales sino calclese. ElTcnl. Cernadas deba sacar de su cuartel a la Escuela de Suboficiales eldamismo de la revolucin y conducirla a la Capital. Para ello contaba concuatro Oficiales que de distintas oficinas se le presentaron en casa, yoincluido, que deban ser los que tomaran el mando de las unidades de laEscuela una vez sublevadas. En la Escuela se contaba para sublevarla conel Comandante de la Batera (Tte. 1 Costa) y cuatro Tenientes ySubtenientes, que se haban comprometido en el movimiento. Es decir quede los 30 Oficiales de Escuela tenamos 5 a favor nuestro. Valiente

    porvenir el nuestro!...Haba que hacer notar, que de los cuatro Oficiales destinados a servir a lasrdenes del Tcnl., slo yo conoca la Escuela, los dems no haban estadoni de visita.Sin embargo queriendo servir de la mejor manera a la revolucin y agotarlos medios antes de desistir de esta arriesgada empresa, me puse en

    campaa, para averiguar qu se poda hacer. Tom mis medidas y consulta mi viejo Sargento 1 y otros suboficiales, ya que no pude hacerlo conningn Oficial, por encontrarse stos acuartelados y para evitar cualquiersospecha.

    De mis averiguaciones result: La Escuela viva desde haca das en"estado de Guerra" con servicio de avanzadas establecido de noche sobrelos caminos. Se haban tomado medidas especiales para la guardia yvigilancia del cuartel durante el da y la noche. De los Suboficiales de mitiempo no quedaba sino el Sargento 1 de mi Compaa, los dems haban

    sido transferidos a distintos destinos. Exista desde haca mucho tiempoentre los suboficiales una intensa propaganda sobre la necesidad de serJefes (sic) y hasta se deca, cosa que no pude comprobar, que el Ministro deGuerra haba reunido a los Suboficiales de la Escuela y les haba hecho

    prometer absoluta fidelidad al gobierno y prometido mejoras de susituacin. A mi Sargento 1 se lo haba radiado y se le haba encomendadoel cuidado de la guardia desde las 6 de la maana hasta las 18 horasdespus de lo cual se retiraba a su casa. Haca ya tiempo que no eraencargado de Compaa. Los Oficiales sospechosos eran estrechamente

    vigilados. Exista lnea telefnica directa con las Escuelas de Infantera yArtillera.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    26/86

    En estas condiciones es fcil comprender que la misin que se nosencomendaba era demasiado difcil de cumplir y que en el mejor de loscasos, podra preverse, que nuestra presentacin a la Escuela para tomar elmando sera de caracteres cmicos ms bien que trgicos. La accin

    nuestra, estaba indiscutiblemente destinada a terminar en uno de loscalabozos de aquel instituto. Y para ello haban necesitado tiempo los de laP. M. (sic) del Comando revolucionario! Es natural que el habernos

    percatado de ellos, era una gran ventaja.Como se comprender no ramos lo suficientemente ingenuos, ni losuficientemente tontos para tomar en serio tal misin.Quedamos con el Tcnl. Cernadas en que esa noche, l hablara con elGeneral Uriburu y le pintara la situacin.En espera de aquella respuesta quedamos los cuatro Oficiales que habamossido puestos a sus rdenes.Al da siguiente volv a tomar contacto con mi ocasional Jefe, a la espera deque despejara la incgnita. Pero recib como contestado que estaba en lamisma situacin que antes. Nada saba y los pocos datos que habaconseguido no hacan sino corroborar la psima impresin que tena de loshombres y las cosas que sucedan alrededor del movimiento proyectado.En consecuencia desde ese momento nos consideramos desligados denuestra comn obligacin y cada uno tom por su lado, el partido quecrey conveniente. No s que hizo el Teniente Coronel, pues yo no lo volva ver hasta la reunin del da 5 de septiembre en la casa del Teniente

    Coronel Descalzo.Se haba producido para m el momento que ambicionaba y al que meimpulsaban todas mis convicciones y mis fuerzas. Haba cumplido en lamedida de lo posible, la misin que se me confiara, haciendo todos losesfuerzos para llenar en mejor forma m cometido personal. Se haba

    puesto en evidencia lo irrealizable del pensamiento ridculo de sacar laEscuela de Suboficiales y yo quedaba en libertad para desahogar de algunamanera mis mal contenidos sentimientos.Me encamin en seguida a la Inspeccin General del Ejrcito, donde estaba

    seguro que hallara al Teniente Coronel Alzogaray y all le plantee misituacin de la siguiente manera: (Era el da 3 de setiembre de 1930 a las 16horas)."He sido un Oficial que desde los primeros das en que se pens en unmovimiento armado, me puse al servicio de esta causa, no de los hombresque la dirigen. He colaborado honradamente, sin ningn inters personal,

    puesto que nada puedo ganar y en cambio lo expongo todo. He asistido alas reuniones generales y a las que realiz el Estado Mayor hasta sudisolucin y en ellas he expuesto francamente ideas y he aportado algunas

    que fueron aprovechadas. He estado siempre decidido a jugarme todo porel todo. No puede haber nada ms justo que exija en compensacin de todo

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    27/86

    ello, por lo menos que se me tenga un poco de consideracin y seriedadpara tratarme. He aceptado, que sin decirme una palabra, se me expulsaradel E. M. porque mis ideas no convenan a los intereses de algunos, porqueno quera que fueran a pensar esos mismos que me negaba a jugarme la

    vida, si era necesario, tomando una unidad de tropa. Pero no puedo aceptarque seamos juguetes de la ineptitud y falta de ciencia de los que nos cargancon misiones como la que he recibido yo, que solo puede atribuirse airresponsables o desequilibrados. He hecho en mis gestiones con elTeniente Coronel Cernadas un enorme papeln, porque a nadie se le ocurremandarme que me presente a recibir rdenes de un Jefe que ni siquiera hasido hablado con anterioridad, que de no ser que se trataba de un caballero,

    pudo ordenar all mismo mi detencin. Yo jams perdonar a los culpablesde tan inslita actitud. Parecera que se empearan en desordenar las cosase introducir el caos ms grande entre nosotros.Por la afrenta gratuita de mi expulsin del E. M., por la falta de seriedad yde conciencia que demostraron al encargarme una misin como la que medieron, porqu no tengo la menor seguridad de mi persona, porqu veodesde hace mucho tiempo que la direccin de este asunto est en las peoresmanos que pudieran elegirse, es que he resuelto separarme de Ustedes ytomar personalmente la actitud que me plazca. Yo no me he entregado anadie, sino que me haba dispuesto a colaborar en una causa, que siguesiendo la misma para m, pero estoy desconforme con los hombres que ladirigen y me separo de ellos.

    Le agradezco las atenciones que Usted personalmente ha tenido para m yle ruego que transmita mi decisin al General.Debo hacerle presente que aunque est separado de Ustedes, el da que se

    produzca el movimiento cooperar en cualquier forma a su xito y quejams estar contra Ustedes sea cualquiera la situacin y la causa. Y si lafortuna me abandona en el momento oportuno empeo mi palabra que

    juntar en la calle a los civiles que quieran seguirme y al frente de ellosmarchar a la casa de gobierno.Esas ms o menos fueron mis palabras.

    El Teniente Coronel me contest casi textualmente:"Muy bien mi Capitn, yo transmitir al Seor General su decisin y pormi parte encuentro justificada su actitud. Yo si no tuviera tan grandescompromisos con l General tomara su misma actitud.Sal de su despacho con una gran satisfaccin la misma casi queexperimento cada vez que la recuerdo. Con ella saba que me ganaba lamala voluntad de los futuros mandatarios y consejeros. Pero mi concienciaquedaba tranquila y me haba desahogado a mi manera. No ignoraba queello poda costarme muy caro pero no deseaba comprar mi tranquilidad al

    precio de la claudicacin de mis sentimientos de hombre honrado.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    28/86

    Desde ese momento me sent como libertado. Haba recobrado tcitamentemi independencia absoluta y me decid a obrar de la manera queconsideraba ms apropiada a mi temperamento. Haba convenido das antescon el Comandante de la Compaa de Archivistas Capitn Emiliano

    Rodrguez, que yo le avisara el da oportuno para salir a la calle con laCompaa. Pensaba incorporarme all en el momento oportuno ydemostrarles a los Seores del Comando, si ellos eran ms decididos queyo en el momento oportuno.El da 4 de setiembre recib la visita de mi gran amigo y querido Jefe Tcnl.Descalzo y me invit a que nos reuniramos en su casa, para tratar unasunto sobre la revolucin que se vea venir. A m que estaba en esosmomentos libre, me encant la idea y me decid inmediatamente.A las 21 horas nos reunimos en la casa del Tcnl., Quesada 2681, losTenientes Coroneles Sarobe, Descalzo, Castrilln, Mayor Nadal y yo. Enesta reunin existi un acuerdo absoluto en las decisiones, todos

    pensbamos que lo peor que poda hacerse era entronizar una dictaduramilitar que sera combatida en absoluto por la nacin entera. Losestudiantes haban recorrido las calles gritando "dictaduras no" y habandeclarado que resistiran a cualquier dictadura. Los rganos de la opininse mostraban francamente contrarios a tal sistema de gobierno. Si larevolucin se lanzaba a la calle en procura de una dictadura militar caeraen el vaco.Por otra parte se saba que la junta revolucionaria no contaba si no con un

    reducido nmero de Oficiales, casi todos subalternos. Se llegaba a laconclusin que las tropas difcilmente, saldran a la calle. De manera que lanica salvacin era el pueblo y muy especialmente los estudiantes, astambin como la Legin de Mayo. Si los dirigentes polticos negaban suapoyo a la revolucin, sta estara irremisiblemente prdida, eso era

    precisamente lo que no queran entender los de la junta revolucionaria.Yo que conoca mejor que nadie la situacin del movimientorevolucionario, el caos espantoso en que se encontraba la juntarevolucionaria, lo reducido de las fuerzas con que contaban, el desorden

    que exista en las ms elementales cosas, la falta absoluta de coordinacinde los distintos esfuerzos, la ignorancia e incertidumbre en que se debatanlos Oficiales comprometidos por falta de rdenes y noticias, estaba encondiciones de afirmar, que si el General Uriburu se lanzaba a la calle conalgn ncleo de fuerzas que difcilmente pudiera conseguir, y el pueblosimultneamente no se largara a la calle sera un espectculo grotesco y elms aplastante fracaso sera el fin de esta chirinada ms propia de unarepubliqueta centroamericana.Aprobamos la excelente idea de reclutar oficiales en el mayor nmero

    posible, para lo que nos pondramos a la obra inmediatamente y luego conlas listas de adherentes, se tratara de convencer al General de la necesidad

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    29/86

    de recapacitar sobre la conveniencia de interesar al pueblo en la revolucin,asegurndole por declaraciones formales de que no se impondra unadictadura militar, tan inoportuna como detestable al espritu democrtico denuestro pueblo. El Teniente Coronel Sarobe haba redactado un programa

    de accin para la Junta de gobierno que fue aprobado por aclamacin.Qued todo arreglado, al da siguiente buscamos adherentes y se lleg,segn creo, al nmero de 300. Ello prueba que los Oficiales estabanfrancamente decididos por las lgicas ideas que surgan al margen de losque queran una dictadura divorciada con el pueblo de la Nacin, que haraodioso al Ejrcito y encontrara una gran resistencia en la poblacin.Yo recib como misin adems, imprimir 200 copias. Hecho lo cual en lamquina mimeogrfica del Estado Mayor General del Ejrcito, llev

    personalmente al Tcnl. Descalzo a su casa, el da 5 de setiembre a la tarde.Esa misma noche convencieron al General sobre las necesidades expuestasy tuvimos conocimiento de que la revolucin se producira al da siguientea las 7 de la maana. Yo fui nombrado Ayudante del Tcnl. Descalzo aquien el General Uriburu haba entregado un documento de su puo y letra,donde lo acreditaba como representante de la Junta Militar ante Junta Civilde la revolucin. En esa forma el pueblo y el Ejrcito de la manomarcharan a expulsar del gobierno a los hombres que lo usufructuaban.A las 18 horas el Teniente Coronel Descalzo me comunic queconcurriramos esa noche a una reunin que deba realizarse en Crtica conlos dirigentes polticos de la revolucin. Yo deba esperarlo en Crtica a las

    21 y 30 horas, entrando por la calle Rivadavia. Mi contrasea para entrarera deseo ver al Doctor Santamarina. All nos reuniramos con mi Jefe.A las 17 horas tuve conocimiento de que se haba declarado el estado desitio y que el Doctor Martnez, se haba hecho cargo del gobierno.Me traslad de mi casa y me vest de paisano para concurrir a la reuninque deba realizarse en Crtica.A las 21.10 estaba en la esquina de Crtica, la 6 Edicin haba sidoconfiscada y quemada en grandes hogueras hechas en el centro de la calle.La manzana estaba rodeada de Policas a caballo y a pie, amn de

    numerosos pesquisas que rodeaban disimuladamente la manzana. Loscanillitas en grupo a media cuadra prorrumpan en gritos e improperioscontra los agentes del orden. El grito de "chorros" resonaba por todas

    partes. Numerosos vendedores de diarios llorosos y maltrechosconversaban con los ciudadanos. Yo poco a poco me fui acercando a la

    puerta de Crtica despus de observar detenidamente los alrededores.Esper cerca hasta las 21.30 a fin de enterarlo al Teniente Coronel quehaban confiscado y quemado la edicin y que estaban por allanar el diario;

    pensaba poder evitarle el que lo tomaran dentro. A las 21 y 45 viendo qu

    no llegaba me decid a entrar. Me detuvieron en la puerta, les dije "vengo aver al Dr. Santamarina" y me franquearon la entrada. Entr y pas al patio

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    30/86

    donde se amontonaban los diarios para el reparto, pas dos salones y luegome obligaron a salir, dicindome que el Doctor Santamarina ya no estabaall.

    Naturalmente la salida era peligrosa, porque pensando en actividades

    belicosas haba cargado al cinto mi pistola Colt 45 y su volumen era fcilde distinguir, a pesar de que la disimulaba algo con el perramus. Al salirobserv que dos me miraban y luego uno me segua. Tom un auto y me fuia la casa de mi familia en Zapata 315; entr decididamente sin mirar atrs.Volv a salir y el individuo que me haba seguido estaba en la esquina. Yoen previsin haba dejado mi pistola y haba cargado un estoque de Toledoen quin tena ms confianza. Al pasar junto al pesquisa le mir la cara y elhombre baj la vista. Tom un auto y mientras perda tiempo mi

    perseguidor me dirig al centro, di vuelta y lo perd de vista. As llegu aQuesada y Cabildo, descend y camin hasta la casa del Tcnl. Descalzo.An no haba llegado. Yo estaba un tanto preocupado porque no hubierasido difcil que lo detuvieran o hubiese pasado algo. En realidad haba un

    poco de incertidumbre.A las 11 lleg el Tcnl. Sarobe, yo lo recib conversamos un rato. Luegoempezaron a llegar los Oficiales que haban sido citados a la reunin, pararecibir las misiones para el da siguiente. Mientras llegaba el TenienteCoronel Descalzo, convers el Tcnl. Sarobe con los distintos Oficiales,enterndolos de las gestiones por ellos realizadas ante el General Uriburu yel acuerdo a que haban llegado. Ley un manifiesto que segn dijo haba

    sido preparado por el General Uriburu en el cual se amenazaba a la prensaen general con sanciones para el caso de no producirse de acuerdo a lasconveniencias del gobierno, lo mismo que a los polticos y pueblo engeneral. Luego ley el que l haba redactado en reemplazo de aquel, y queencaraba las cosas con mayor tino y agradeca a la prensa su campaa enfavor de la revolucin, lo mismo que al pueblo que haba cooperado. En fin

    poda decirse que con el vuelco de propsitos impuesto al General, por losTcnls. Sarobe y Descalzo, se haban tomado por los mismos las medidasnecesarias para hacerlo efectivo en todos los rdenes. Un original de ese

    manifiesto fue firmado por los presentes y guardado por el Tcnl. Sarobe.Ms o menos a las 0.30 del 6 lleg el Teniente Coronel Descalzo, venaaparentemente tranquilo. Fue recibido con gran satisfaccin por todos.Inmediatamente explic con lujo de detalles la situacin y reparti lasnumerosas misiones que traa para todos los Oficiales, que estabanreunidos.Esta reunin termin ms o menos a las 2 y 30 horas del da 6 de setiembre.Yo que era Ayudante del Coronel Fasola Castao, en el Estado MayorGeneral del Ejrcito, conoca bien sus intenciones y al conversar con l el

    da 5 de setiembre a la noche antes de salir para Crtica ms o menos a las21 horas, en esa casa, me haba dicho que segn informes que l tena por

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    31/86

    algunos civiles muy amigos de l, la revolucin deba estallar al dasiguiente. Yo le corrobor la noticia y qued comprometido a avisarle loque se resolviera y tambin en lo posible pedir una misin para l porqueno se le haba dicho nada y, como siempre pude comprobar en las

    reuniones, se lo haba dejado de lado y sin misin el mismo da larevolucin.Yo haba aceptado el cargo de Ayudante del Teniente Coronel Descalzocon gran alegra, pues el respeto y admiracin que siento por este noblesoldado, se una a mi profundo cario de una vieja e ntima amistad. Antel influ para que se le asignara una misin al Coronel Fasola Castao,distinguido Jefe a cuya capacidad se une el que es un hombre joven y deaccin. Tal vez esas y no otras hayan sido las causas del porqu no se lehubiera dado ingerencia en el comando de la Junta Militar revolucionaria.El Tcnl. Descalzo se lament de que no se hubiera dado al Coronel Fasolauna misin que estuviera a la altura de su capacidad. Pero como al GeneralJusto tampoco se le haba dado misin, me dijo que le comunicara alCoronel que el General Justo se iba a incorporar a la columna en elMonumento de los Espaoles a las 11.30 y que le acompaaran los Ttes.Coroneles Sarobe, Tonazzi y Espndola y que el Coronel Fasola estara allen el mejor lugar para el caso de que pudieran herir o matar al GeneralUriburu, servir de E. M. al General Justo que tomara el mando.En esas condiciones, una vez terminada la reunin, el Tcnl. Descalzo mellev a la casa del Coronel Fasola Castao, Arcos 2037, para comunicarle

    la nueva. Estuvimos all, golpeando hasta las 3 y 30 horas, pero nadie sali.Como el Tcnl. Descalzo no poda detenerse ms debido a que tena que

    presentarse al General Uriburu para dar cuenta de sus gestiones nospusimos en marcha, debiendo al da siguiente a primera hora comunicarleyo al Coronel su puesto. El Tcnl. Descalzo me condujo hasta mi casa y nosdespedimos hasta las 7 horas.Yo entr a mi casa, prepar mis elementos y dorm hasta las 5.30 horas

    plcidamente. Las cartas estaban tiradas, haba que esperar que todo salierabien.

    A las 6 horas, cuando me dispona a salir para dirigirme a la casa delCoronel Fasola, ste me abrevi el trabajo, pues lleg a mi casa en busca denoticias. Una vez que le hube comunicado lo que para l se meencomendaba, part para la casa del Tcnl. Descalzo. Llegu a las 7 y miJefe dorma tranquilamente, ese era para m un indicio agradable. El viejoCapitn de otros tiempos mantena la imperturbable calma de siempre.Recuerdo que conversando le record una ancdota suya cuando eraComandante de la 2 Compaa del R. 12, en que un da de tiro de combateen Paracao porqu unos soldados demostraban temor estando de

    marcadores en los fosos se pase a caballo durante veinte minutos entre losblancos, mientras los tiradores hacan proezas para no herir a su Capitn,

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    32/86

    que tal leccin de valor y sangre fra les daba. No creo, sin embargo, que enninguna de tales circunstancias, se hubiera alterado el pulso de estehombre, ni cuando de Capitn jug con su vida en Paracao, ni cuando deJefe durmi tranquilamente hasta el momento mismo de estallar la

    revolucin, que tan de cerca le tocaba.Hasta las 9, ms o menos, esperamos en la azotea de la casa, con una gran bandera argentina lista, para saludar a los aviadores que pasaran encumplimiento de la misin que conocamos.Hecho lo cual nos pusimos en marcha hacia la Escuela Superior de Guerra,

    previo alistamiento de nuestras armas por las dudas. En el caminoencontramos a un Oficial de Polica que habl el Tcnl. Descalzo,encontrando el nimo de ste dispuesto por lo menos a abstenerse ante laamenaza, que representaban las tropas del Ejrcito.Llegamos a la Escuela de Guerra y encontramos en la puerta de ella, en suautomvil listo para salir, al Mayor Laureano Anaya. El Tcnl. le habl,

    pero ste le contest que iba en cumplimiento de una orden del CoronelValotta, para constatar si de Campo de Mayo, marchaban tropas sobre laCapital. El Tcnl. entonces entr a la Escuela seguido por m que a prudentedistancia vigilaba por su persona, en previsin de cualquier imprevisto, auncuando saba que las tropas y Oficiales de la Escuela estaban con l.Su llegada al patio interior de la Escuela fue recibida con gran alegra porlos oficiales alumnos que en seguida le formaron rueda alrededor en

    procura de noticias. Los profesores en pequeos grupos hacan comentarios

    de ocasin.Segn me dijeron all, el Coronel Valotta les haba hablado a los Oficiales,dejndoles libertad para proceder. El Coronel Duval estaba a cargo de laEscuela, pues el Director se haba ausentado ya.Los Oficiales alumnos recibieron orden del Tcnl. Descalzo de esperar allhasta la llegada de las tropas, para luego tomar el mando de la grancolumna de civiles armados que deba formarse en el monumento de losEspaoles.Mientras tanto y para no perder el tiempo, empezamos a conversar con los

    Oficiales que estaban en el cuartel de Granaderos. Hice llamar al Teniente1 Navarro Lahite, a quin saba comprometido, que era Ayudante del Jefede Regimiento y le pregunt qu hacan, l me contest que haba queesperar, pues todo saldra bien a su tiempo. Como haban emplazadonumerosas ametralladoras apuntando desde los jardines y frente a lascuadras, le hice notar el peligro de que ellas entrasen a funcionar contra lastropas que pasaran. Me aclar que tenan orden de tirar slo en caso de queatacaran al Regimiento. Desde el primer momento me llamaron la atencinlos dos automviles blindados que estaban frente al Casino de Oficiales,

    parados y con su personal al pie. Yo pens... Si pudiera sacar uno deesos!... y asociaba esa idea con la actitud del C. 8, que saba decididamente

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    33/86

    contraro al movimiento, con la expresa declaracin de su Jefe, que segndecan haba manifestado que "se hara matar al frente de su Regimiento".Con un auto blindado pareca muy fcil detenerlo en cualquier parte.Me sacaron de las anteriores cavilaciones lo gritos entusiastas de los

    estudiantes que vena a pedir el concurso de las tropas de la Escuela enmedio de frecuentes gritos de "Viva la patria y el Ejrcito". Hablaron con elDirector y Tcnl. Descalzo, les lemos las proclamas (del Tcnl. Sarobe) y losestudiantes se llevaron algunas. El efecto que en sus nimos produjo lalectura fue estupendo, pues por aclamacin general se dieron vivas alEjrcito y Oficiales del mismo.Tuvo noticias el Tcnl. Descalzo de que el Colegio Militar haba marchadode San Martn y como no se tuvieran seguridades se decidi ir

    personalmente a comprobarlo. Yo me ofrec a acompaarlo y numerososOficiales hicieron lo mismo. Granaderos estaba al caer, solo necesitbamosel ltimo esfuerzo. Arreglamos con los Oficiales que pudimos hablar, queel Colegio Militar pasara por la calle Luis Mara Campos, hara alto en la

    puerta del cuartel y tocara el Himno Nacional. En ese momento nosotrosentraramos al cuartel desde la Escuela de Guerra y decidiramos la actitud,en lo posible, para plegarlo al movimiento.Salimos de la Escuela en dos automviles y nos dirigimos a Belgrano pordonde, se nos haba informado, venan las primeras patrullas del ColegioMilitar.A la altura de Saavedra encontramos la columna y estrechamos la mano del

    Coronel Reynolds, que visiblemente emocionado nos contest al saludo. Lacolumna vena muy mezclada con automviles y grupos de ciudadanos quela acompaaban.El Tcnl. Descalzo le comunic al Director del Colegio el plan preparado

    para sacar de Granaderos la tropa que haba. El Coronel acept y nosotrosregresamos a la Escuela de Guerra para llenar el cometido que en ello noscorresponda.

    No encontramos al General Uriburu ni a nadie de su Comando, ni con lacolumna ni en el trayecto que recorrimos. En cambio encontramos al

    General Justo que esperaba el pasaje del Colegio, en una calle prxima dedonde encontramos la columna.Una vez, que llegamos a la Escuela, seguimos con las gestiones paradecidir a los Oficiales de Granaderos a sacar la tropa y los autos blindados.Tambin fuimos a los Servicios del Estado Mayor, donde el da anteriorhaba estado yo conversado con el Teniente Hermansson, que se mostr deacuerdo con la idea de la revolucin. Sin embargo el Teniente dijo quehaba reflexionado mejor y prometa no salir del cuartel con la tropa, peroque no deseaba participar con nosotros. Para evitar un incidente grave,

    aceptamos su promesa y nos retiramos.

  • 8/14/2019 Juan Peron - Tres Revoluciones Militares

    34/86

    Otra vez en la Escuela, tuvimos noticia de que el Colegio Militar novendra por Luis Mara Campos, si no que marchara por Crdoba y Callaohacia el Congreso, para evitar un combate con el R. 1 y R. 2 que seencontraban desplegados sobre el terrapln del F.C.C.A. cerrando el paso.

    Nosotros pudimos comprobar esto ltimo, pero no creamos que tiraransobre tropas.El Jefe de Granaderos ante nuestras gestiones mand decir que "bajo su

    palabra de honor" las tropas no saldran del cuartel y que solo se resistiransi eran atacadas. Era una nueva conquista. Granaderos estaba prximo acaer. Nuevas gestiones y presiones sobre los Oficiales decidieron a estos aimponerle al Jefe la necesidad de salir. Este se neg y los Oficiales lenegaron su apoyo. El hombre estaba vencido. Se encerr en su despacho yse le puso un centinela. Hicimos irrupcin en el cuartel, hubo grandesmuestras de alegra por nuestra parte y conformidad por la de loscamaradas de Granaderos. Slo un Capitn y un Teniente no quisieron

    plegarse, porque tenan sus compromisos muy respetables por cierto ynadie hizo objecin. Se nombr Jefe del Regimiento al Tcnl. Pelesson ysacamos la tropa para llevarla hacia la columna.Yo me tom uno de los autos blindados y me encontr con un suboficialque haba sido aspirante de mi Compaa en la Escuela de Suboficiales. Ledi orden de partir y salimos. Los dos escuadrones de Granaderos queestaban dentro del cuartel salieron en camiones. En el otro automvil

    blindado iba el Tcnl. Descalzo. Escoltamos con los dos a los camiones en