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José Joaquín Salazar Franco (Cheguaco) El General Juan Bautista Arismendi Historia y leyendas Tacarigua de Margarita 1991

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Vida y Obra

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Page 1: Juan Bautista Arismendi

José Joaquín Salazar Franco (Cheguaco)

El General

Juan Bautista Arismendi

Historia y leyendas

Tacarigua de Margarita 1991

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CONTENIDO

EL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI COMBATES ASCENDIENTES DEL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI POR LA RAMA PATERNA DESCENDIENTES ASCENSO DE ARISMENDI A GENERAL EN JEFE ACTA DE MATRIMONIO DE DOÑA LUISA CACERES CON EL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI" INTIMACIÓN DEL GENERAL ARISMENDI RECONVENCIÓN DE ARISMENDI MUERTE Y SEPELIO DEL GENERAL ARISMENDI ACTA DE DEFUNCIÓN DEL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI SEMBLANZAS LOS AJUSTICIAMIENTOS LEYENDAS LA PIEDRA DEL GATO LA ASAMBLEA DE NOTABLES DE LA VILLA DEL NORTE LA ARENGA EN TACARIGUA LA FIESTA DE "EL NORTE" EL TELÉGRAFO DOÑA LUISA LAS RELIQUIAS LA VIRGEN DEL VALLE LA PROPUESTA EL PARIENTE MUERTO LOS CANARIOS

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EL DIA DEL ADVENIMIENTO DE LA TERCERA REPUBLICA ARISMENDI, FRANCISCO LÓPEZ Y CARBETÓN EL DISFRAZ DE LOS CARDONES EL EJÉRCITO IMAGINARIO LA MEDALLA DE ARISMENDI EL PERCANCE DE CASACOIMA LOS AJUSTICIADOS EL FABRICANTE DE PÓLVORA LOS PRISIONEROS EL "OJO DE CATACO" LA ORDEN DEL LIBERTADOR LA CUEVA DE ARISMENDI EL ASALTO AL CASTILLO LAS GUERRILLAS EL INVISIBLE LA PRISIÓN DE PAMPATAR OJO POR OJO EL CORRE-CORRE EL MAMEY ARISMENDI Y MORILLO LA LABRANZA

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FEDECENE FONDO EDITORIAL GABRIEL BRACHO MONTIEL PRIMERA EDICION: 1.000 EJEMPLARES AUTOR: JOSÉ JOAQEÍN SALAZAR FRANCO TITULO: JUAN BAUSTISTA ARISMENDI – HISTORIA Y LEYENDAS EDITADO EN LA IMPRENTA OFICIAL DEL ESTADO NUEVA ESPARTA JUNIO DE 1991.

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DEDICADO A FEDECENE EN SUS 25° ANIVERSARIO

Como reconocimiento a su incansable actividad en busca de la revalorizacion de la tradicion margariteña y del despertar entre los chicos y grandes el amor a la historia patria, con sus auténticas manifestaciones.

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AGRADECIMIENTO: Este libro: EL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI, HISTORIA Y LEYENDAS, de José Joaquín Salazar Franco (Cheguaco), es una contribución inestimable de nuestro escritor costumbrista para la difusión del conocimiento de nuestros héroes entre los habitantes de la herencia patria hecha por el líder de la independencia insular, pero sobre todo entre los estudiantes de educación básica, entre quienes existe ayuno completo de la historia por falla en los programas escolares vigentes. Este trabajo lo obsequia Cheguaco a la Federación de Centros Culturales del Estado Nueva Esparta (FEDECENE) en el año de su vigésimo quinto Aniversario y ésta por colaboración de la Imprenta del Ejecutivo Regional, gesto que agradece infinitamente, lo publica para poner en las manos de nuestros escolares y gentes del pueblo la historia y leyenda del General Juan Bautista Arismendi, de quien se tiene que seguir investigando todavía. Que sirva entonces esta contribución de Cheguaco como el estímulo para la tarea pendiente, mientras FEDECENE se lo reconoce y agradece.

Dr. EMIRO MARZANO MAZA Coordinador General Fondo Editorial

GABRIEL BRACHO MONTIEL

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PRESENTACIÓN: La historia independentista de Margarita, podríamos dividirla en dos facetas o menciones. La escrita o activa, en la cual han incursionado buena cantidad de investigadores que se han encargado o se encargan de ir descorriendo pacientemente los telones del olvido, para tratar de ponerle al descubierto sus más íntimos detalles, a manera de que cada día se sepa más y más "la verdad verdadera", fundamentada en fuentes documentales que despejen las dudas y esclarezcan las incertidumbres, para que la realidad destelle ante los ojos del mundo. I la oral o pasiva, la cual viene de boca en boca, traspasándose de generación en generación, abultada en algunas ocasiones y minimizada en otras; la más de las veces saturada de esa ingenuidad propia de los que quieren aportar algo en bien de una causa o de una cosa de su más profunda querencia. Siguiendo los pasos de unas y de otras, he tratado de desempolvar pacientemente y sin aspavientos ni poses eruditas, las huellas del General en Jefe Juan Bautista Arismendi, no sólo en Margarita, sino en todo Oriente, Guayana y Centro de la República, para conformar este trabajo que con la más grande de las satisfacciones he titulado "El GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI - Historia y Leyendas - el cual pongo en manos del público lector, sin ánimos de polemizar ni mucho menos de entablar diatribas.

EL AUTOR

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EL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI

El General en Jefe Juan Bautista Arísmendi, nació del matrimonio del Capitán Don Miguel de Arismendi y Doña María Subero Ibañez Eguía de Alfonzo y tuvo como hermanos a los Coroneles José Loreto y Pedro Arismendi y a Anita, Magdalena y Cristóbal; como abuelos paternos al Capitán Eugenio de Arismendi y a Doña Luisa Magdalena Marcano, y como bisabuelos, por el mismo lado, a Don Juan Bernardo de Arismendi (primer Arismendi llegado a la isla de Margarita) y a Doña Josefa Manuela Berruecos Rodríguez, cumanesa.

Para Noviembre de 1791, el Cap. Don Miguel de Arismendi era justicia Mayor y Comandante de Armas del Norte (Santa Ana), cargo que posteriormente ocupó su hijo Juan Bautista.

El Dr. Horacio Bianchi, al hablar de Arismendi dice: "El primer representante en América de la familia del esclarecido patriota margariteño, fue su bisabuelo, el capitán Don Juan Bernardo de Arismendi, natural de Fuenterrabía, en la provincia de Vizcaya (España); comandante de la vieja fortaleza de Araya, en la segunda mitad del siglo XVII. Tal apellido se deriva de las raíces éuzkaras: aris, que significa roble, y mend: monte, las cuales forman la palabra robledal, o sea, bosque de robles. Y era en verdad el brioso batallador insular fuerte y erguido corno un roble de nuestras montañas".

En lo que respecta al nacimiento del Gral. Juan Bautista Arismendi, los historiadores citan a la ciudad de La Asunción, capital del Estado Nueva Esparta, pero en cuanto a la fecha, hay ligeras divergencias.

El Dr. Horacio Bianchi dice: que fue el 24 de junio de 1770 y José

Silverio González Varela menciona el mismo año, pero sin citar el día ni el mes.

El Coronel de Ingenieros Tomás Pérez Tenreiro, expresa que fue el 15 de marzo de 1775. I Santos Erminy Arismendi, de la misma parentela del prócer, también da esa fecha y asegura haber obtenido el dato, de unos

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apuntes familiares de su abuelo materno y que están corroborados por las distintas hojas de servicio del Adalid.

El Dr. Mario Briceño Perozo, en un informe elaborado por la Academia de la Historia, se pronuncia por la misma fecha, 15 de marzo de 1775.

Jesús Manuel Subero y Rosauro Rosa Acosta se limitan a recoger las fechas que dan los otros biógrafos, 24 de junio de 1770 ó de 1775, aunque el último de los nombrados va más allá, y señala el 1765.

De todas maneras, tradicionalmente se ha venido sustentando la tesis de que el General Juan Bautista Arismendi, nació en la ciudad de La Asunción, el 15 de marzo de 1775 y murió en Caracas el 22 de junio de 1841, y así se celebran o conmemoran sus aniversarios, según el caso.

Personas alejadas o desconocedoras de la historia escrita, comentan entre corrillos, que el nacimiento del Gral. Juan Bautista Arismendi pudo haberse llevado a cabo en "Las Tapias", posesión agrícola de los Arismendi, ubicada en el límite que tenían las Parroquias Eclesiásticas de La Asunción y San José de Paraguachí, y donde, como era costumbre muy arraigada de la época, habitaban gran parte del año, los miembros de aquella familia.

Juan Bautista Arismendi recibió sus primeras clases en la Escuela que regentó en La Asunción su pariente cercano Don Ramiro Eguía, completando su instrucción con estudios militares en Cumaná.

El 9 de febrero de 1790, ingresa como Cadete a la Segunda Compañía de Infantería de Milicias de Blancos de Margarita, y en junio de 1800, es ascendido a Capitán.

Fue Teniente de Justicia Mayor y Comandante de Armas del Norte (Santa Ana) donde dio demostración de rectitud y entereza y empezó a destacarse, como Instructor Militar.

En 1799, actuó como tal autoridad en el juicio del "Sitio de Suárez", hoy Altagracia o "Los Hatos".

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El 3 de mayo de 1801, impidió que dos fragatas enemigas echasen a

tierra su tripulación, que habían intentado con fines de hostilizar.

El 24 de agosto de 1804, casó en La Asunción con María del Rosario Irala Narváez, hija del Capitán español Don Andrés Irala y de la margariteña Doña María de Jesús Narváez y tuvieron como hijos a Ignacio, Coronel de la República; Miguel, Edecán del Libertador y Basilio, quién falleció joven y soltero; las 2 María del Carmen, muertas antes que la madre y Manuela y María del Rosario, fallecidas durante la viudez del padre.

El 24 de septiembre de 1805, hizo retroceder a una Goleta enemiga y a sus 2 botes, sin pérdidas para sus tropas, lo que le hizo aumentar el prestigio y la confianza entre sus superiores.

El 24 de julio de 1806, impidió que una Goleta enemiga sacara un Bergantín español varado en el Puerto de la Cruz, (Puerto Cruz del Valle de Pedrogonzález), al cual venía persiguiendo.

Para el 13 de noviembre de 1809, todavía era Justicia Mayor y Comandante de Armas del Partido del Norte y sus Anexos El Valle de San Juan Bautista, la Sabana Grande y Macano.

El 4 de mayo de 18 10, en colaboración con Don Manuel Plácido Maneiro y otros honorables insulares encabezó el movimiento insurreccional de adhesión de Margarita a la causa independentista nacional proclamada el 19 de abril de 1810 en Caracas. La Junta Provincial lo ascendió a Coronel y lo encargó del Poder Militar de la Isla, empezando así su carrera de líder o de caudillo insular, lo que le valió a que más tarde lo consideraran como el Libertador de Margarita.

En 1811, el Gobierno de la Isla le confió el mando de la expedición margariteña dirigida a la liberación de Guayana, la cual terminó con la caída de la Primera República.

En 1812 al caer la Primera República con la Capitulación de Miranda, Arismendi de vuelta a Margarita, junto con otros Patriotas, se refugian en

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las montañas de la Isla, para organizar sus cuadros y seguir luchando, pero Pascual Martínez, al encargarse del Gobierno Provincial, le confisca sus bienes, le encarcela a su mujer y a sus hijos y los amenaza con fusilarlos, lo que hace que Arismendi deje el escondite, se presente y lo envíen, entre otros, como prisionero a las Bóvedas de La Guaira, de donde, gracias a la influencia de su pariente, el Obispo de Puerto Rico, Don Juan Alejo de Arismendi, logra que lo pongan en libertad, sin poder evitar que su esposa, debido a las presiones que siguieron tomando contra ella y sus menores hijos, tomara una drástica determinación de dejarlos desamparados.

De regreso a la Isla, es nuevamente encarcelado en el Castillo San Carlos de Borromeo de Pampatar, de donde la Revolución encabezada por el Teniente José Rafael de Guevara, al derrocar a Martínez el 19 de junio de 1813, le puso en libertad y le entregó el mando de la isla en consideración a su jerarquía militar, y en tal sentido organizó una flota de 14 embarcaciones, que al mando de José Bianchi, bloqueó a Cumaná y contribuyó con Mariño a la liberación de Oriente.

Viajó a Caracas el 12 de noviembre de 1813, donde fue nombrado Gobernador Militar de esa Ciudad. El 13 de marzo de 1814, combatió sin éxito contra Rossete. En este año le tocó mandar a ejecutar por ordenes de Bolívar los prisioneros de La Guaira y Caracas (8-2-1814) lo que le valió el remoquete de "Duro" o "Bárbaro", que le endilga Juan Vicente González, diz que por haber caído en el ajusticiamiento un pariente suyo de origen canario. Regresó a Margarita al nombrársele Comandante General de la Isla.

El 4 de diciembre de 1814, casó en la Villa de Santa Ana del Norte con María Luisa Cáceres Díaz, nacida en Caracas el 25 de septiembre de 1799, fallecida allí mismo el 2 de junio de 1866; hija de Don José Domingo Cáceres y Doña Carmen Díaz, a quién había hecho llegar a la Isla, desde "La Esmeralda" en Costa Firme, donde había arribado junto con su familia, en la Emigración de Oriente y a quien había tenido oportunidad de conocer y tratar en Caracas en 1813, donde la había pedido como esposa, sin lograrlo. De esta unión vinieron al mundo 12 hijos, 3 varones y 9 hembras, incluyendo la nacida en el Castillo de Santa Rosa el 26 de enero de 1816:

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Juana Bautista, Juan Bautista (Gral), Aurora, Miguel (Dr.) Rosarito y Carmelita, Amalia, Anita, Abelardo o Román (Gral.), Dolores, Adela y Luisa.

El 11 de abril de 1815, ante la imposibilidad de poder defender a la Isla del poderoso Ejército del tildado Pacificador Pablo Morillo, se acoge a sus ofrecimientos, en contra del criterio de algunos de sus subalternos, pero se queda en su residencia de Santa Ana, aparentemente dedicado a sus actividades agrícolas, pero sin perder el contacto con sus conmilitones más íntimos, a quienes sigilosamente les mantenía informados de la situación imperante y de sus planes.

Los Arismendi, además de sus bienes de La Asunción y Paraguachí, poseían una Hacienda con destilación de aguardiente en El Valle de Tacarigua, según versión del Dr. Mariano de Briceño en su Historia de Margarita, y quien fue casado con 2 de las hijas del prócer, es decir que al enviudar de Carmelita contrajo matrimonio con Amalia.

El 24 de septiembre de 1815, puesto sobre aviso por un joven caraqueño de nombre Pedro Berroterán, de que el banquete para el cual lo invitaba el Gobernador Urreiztieta a La Asunción, no era sino una celada para apresarlos; logró fugarse a la montaña de "El Copey", habiendo corrido la voz a muchos de los suyos e instruir a su esposa acerca de lo que tendría que hacer durante su ausencia. Ese mismo día en la tarde, al verse los españoles burlados por Arismendi, pusieron presa a Doña Luisa y la trasladaron cautiva a La Asunción, casa de la familia Anés, que habían retornado al bando realista, de donde la condujeron al Castillo de Santa Rosa, el 17 de Noviembre del mismo año y a Pampatar el 29 de enero siguiente.

El 15 de noviembre de 1815, obligado por los desmanes del Gobernador Urreiztieta, desde "La Piedra del gato", en La Vecindad de los Martines, organizó y sublevó de nuevo a Margarita; con muy pocos hombres y escasas armas de fuego, asalta y toma El Fuerte de Juangriego, la Casa Fuerte, El Vigía y la Batería de El Norte ( 17-11-15), donde apresaron al Comandante Antonio Cobián y dieron muerte a su segundo, el Oficial de Caballería Carbetón, (dícese que cuando Cobián prisionero entregó su espada a Arismendi le dijo: "Arísmendi, cuando yo era mucho y tu nada, te

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favorecí; ahora que yo soy nada y tú mucho, me debes favorecer"); marcha hacia La Asunción donde mantenían prisionera a su joven esposa en el Castillo de Santa Rosa, sin tomar en cuenta su estado de gravidez y donde le tocó dar a luz su primera hija el 26 de enero de 1816, algunos dicen que nació muerta; otros que murió al nacer, y otros, que fue asesinada por los soldados del Rey.

Durante los últimos meses del año 15 y todo el año 16 Juan Bautista Arismendi sostuvo en la Isla una auténtica y bien planificada lucha de guerrillas, libró varios combates: en el Portachuelo y La Asunción, y asaltó el Castillo de Santa Rosa el 15-12-1815. (Se cuenta que después del asalto al Castillo le propusieron a Arismendi el canje de su esposa por prisioneros españoles entre ellos Cobián y contestó en un arranque de furia "sin patria no quiero esposa". Otros afirman que fue "no quiero esposa bajo cielo esclavo"); también en El Copey, El Mamey (el 25-1-16 Arismendi salvó la vida milagrosamente), La Caranta, Los Cocales, Camino Hondo, Peña Blanca, La Libertad, No. 1 y No. 2, Los Robles y Pampatar, hasta obligar al enemigo a abandonar a la Isla el 3 de noviembre de 1816, pero ya la esposa había sido trasladada prisionera a las Bóvedas de La Guaira, de donde la condujeron a Caracas, el 22 de marzo de 1816 nuevamente a La Guaira el 24 de noviembre de 1816 y de allí el 3 de diciembre enviada en el buque "El Pópulo" a Cádiz en España donde arribó el 17 de enero de 1817 y de donde logró fugarse vía Filadelfia y regresar a Margarita el 26 de julio de 1818 a unirse con su esposo, y a fijar su residencia en la Villa de Santa Ana del Norte, en la misma casa de donde había salido prisionera.

En 1816, dueño ya de la isla, Juan Bautista Arismendi por medio de emisarios de su confianza, invita a Bolívar, emigrado en Haití, a venir a la Isla a ponerse al frente de los Ejércitos, para la liberación del País.

El 3 de mayo de 1816, se entrevista con Bolívar en Juangriego , al arribo de la primera Expedición de Los Cayos de Haití. El 6 de mayo siguiente reunen a la Asamblea de Notables en el Templo Parroquial de la Villa de Santa Ana del Norte, donde se declara la Tercera República "Una e Indivisible", se nombra a Bolívar Jefe Supremo de la República y de sus Ejércitos, a Mariño como su Segundo con derecho a sucesión y se asciende a Arismendi, entre otros, a General en Jefe.

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A finales del año de 1816 y después de haberse comunicado con el

Libertador Simón Bolívar, el Gral. Juan Bautista Arismendi, expediciona sobre Barcelona, y el 3 de enero de 1817, llega a dicha ciudad; el 5 del mismo mes y año marcha con Bolívar sobre Clarines y el día 10 se encuentra con Cedeño vía Guayana. El día 13 recibe órdenes de Bolívar de reorganizar el Ejército de los Llanos, lo que cumplió a cabalidad.

Los días 15 y 16 de febrero de 1817 Arismendi se reune con Piar en Guayana y el 27 de abril se encuentra con Bolívar en "El Chaparro", en esa misma fecha Bolívar le encarga del taller de fabricación de Flecheras en "Boca de Tablas" del Caroní y de fortificar la ensenada de Cobrián para obligar al enemigo a abandonar el Orinoco. En estas actividades es cuando sucede el célebre percance de "Casacoima", cuando tuvieron que tirarse a la laguna infestada de cuanta alimaña había, para poder salvar la vida de una emboscada que le tendieron los realistas, con el propósito de liquidarles corporalmente.

El 2 de agosto de 1817 Juan Bautista Arismendi está en la toma de Angostura, donde mandó el Batallón "Barlovento". Los días 4 y 5 de agosto del mismo año, Bolívar y Arismendi libran sangrientas acciones con fieros abordajes en los sitios de Yaya, Tórtola, Imataca y Las Bocas. Después de haber tomado parte en diferentes combates, regresa a la Isla el 15 de septiembre de dicho año y se encarga de la organización de las tropas y de las defensas de la Provincia; igualmente de sus actividades agrícolas y de pesquería.

En 1819, por desavenencia con el General Urdaneta, a quien se le opuso a que sacara ejércitos de margariteños hacia Costa Firme, lo que se tomó como desacato a la superioridad, fue el 21 de Julio remitido prisionero a Angostura, donde absuelto de los cargos que se le imputaban, fue sacado de la cárcel el 14 de septiembre y nombrado por el Supremo Congreso Nacional Vice Presidente de la República y Encargado de la Presidencia por la renuncia del Lic. Francisco Antonio Zea, hasta el 12 de diciembre de 1819, cuando entregó el mando al Libertador, y se quedó disciplinadamente sirviendo bajo sus órdenes.

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En 1820, fue nombrado Gobernador y Comandante General de Margarita, cargo que abandonó en 1821 al negarse algunos de sus Oficiales a cooperar con tropas para el Ejército de Oriente que debía operar sobre Caracas. Más tarde fue designado Comandante Militar de Cumaná y Barcelona, desde donde marchó en mayo, con 400 voluntarios para incorporarse en Guarenas a Soublette, que incursionaba sobre la Capital.

En 1826 se desempeñaba como Comandante de Armas del Departamento Orinoco, que correspondía al Oriente del País.

El 5 de mayo de 1826 fue condecorado con el "busto del Libertador", por el Gobierno del Perú.

En 1827, toma parte activa en la destrucción de guerrillas realistas que aparecieron en el Centro, Occidente y Oriente de la República.

En 1829, es designado Comandante de Armas y Jefe General de la Alta Policía en Caracas. I en ese mismo año es uno de los abanderados para la separación de Venezuela de la Gran Colombia.

En junio de 1830, se le acusó de haber fomentado la Revolución de Río Chico a favor del Libertador. Nada se pudo comprobar en su contra y continuó gozando de la confianza y estimación del General José Antonio Páez.

En 1835, ejerció la Gobernación de Caracas, lo que se considera como su último empleo oficial.

En el desempeño de los cargos anotados el Gral. Juan Bautista Arismendi, dictó medidas para el implemento de la Instrucción Pública, para la conservación de Bosques y Aguas y para el Resguardo de la Economía.

El 3 de agosto de 1837, registró su último testamento en la Villa de Caucagua (Edo. Miranda).

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Falleció en Caracas el 22 de junio de 1841, a las 8 de la mañana y fue sepultado en la noche del mismo día, en medio de una gran manifestación de duelo popular.

Sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional el 2 de junio de 1876. bajo el Gobierno del Gral. Antonio Guzmán Blanco, en el septenio.

Al General Juan Bautista Arismendi se le considera, con mucha razón, como el Libertador de Margarita.

En 1884, el Gral. Joaquín Crespo, Presidente de la República, donó a la Municipalidad de La Asunción, un busto del Gral. Juan Bautista Arismendi, el cual fue inaugurado el 28 de octubre de ese año, en la plaza dedicada al héroe a la entrada de "El Copey". Dicho busto fue sustituido por una estatua tamaño natural, y colocado en el patio interior de la casa del prócer, en La Asunción.

Con fecha 1° de enero de 1890, el Presidente de la República Dr. Rojas Paúl, con el voto del Consejo Federal, decretó la erección de una estatua de bronce del Gral. Arismendi en Caracas, cosa que nunca se llevó a cabo, no sabemos porque.

La primera estatua del Gral. Juan Bautista Arismendi, fije eregida frente al mar de Juangriego por el Gobierno del Estado Nueva Esparta el 28 de Octubre de 1897 e inaugurada el 11 de junio de 1901.

El busto del General en Jefe Juan Bautista Arismendi, colocado en el antiguo Palacio de Gobierno de La Asunción, fue donado al Ejecutivo del Estado Nueva Esparta por: Ana Teresa Arismendi de Arismendi, Dolores Arismendi de Stelling, José Antonio Arismendi, nietos del prócer y por los bisnietos: Dr. José Loreto Arismendi, Ana Teresa Arismendi de Núñez, Mercedes Arismendi de Núñez, Juan Bautista Arismendi, Enrique Antonio Eraso, Mercedes Eraso de Rodríguez Landaeta y por el señor Don Enrique Eraso, este último nieto político del Adalid.

La casa natal del Gral. Juan Bautista Arismendi, está ubicada en el cruce norte del las calles Independencia y Lárez de la Ciudad de La

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Asunción, y fue reconstruida totalmente en el año de 1970, mediante aportes oficiales y particulares, entre ellos el de Juan Bautista Arismendi bisnieto del prócer,

El 24-1-1873, su hijo Juan Bautista Arismendi Cáceres, fue ascendido a General de División, por el General Antonio Guzmán Blanco, Presidente de la República. I en 1876, ese mismo hijo, ocupó la Presidencia del Estado Nueva Esparta.

COMBATES

Algunos de los combates planificados o dirigidos personalmente por el

General Juan Bautista Arismendi, en la Isla de Margarita, entre los años de 1815 y 1816:

15-11-1815. Asalto y toma del "Fuerte" y pueblo de Juangriego.

17-11-1815. Toma de "La Batería", "El Vigía" y "Casa Fuerte" del Norte (Santa Ana).

21-11-1815. Toma del cerro de "La Libertad" y demás puntos de la "Línea del Cupey o Copey", en La Asunción, desde allí lanzó el Gral. Arismendi su Intimación el 27-11 1815.

30-11-1815. Acción de Armas en "La Caranta", No. 1 y No. 2, "La

Aguada" y "Camino Hondo", en La Asunción.

15-12-1815. Asalto al Castillo de Santa Rosa, en La Asunción.

4-01-1816. Combate en "Camino Hondo", "La Caranta", N° 1 y N° 2, La Asunción.

5-01-1816. Combates en El Puente "El Mamey" y Camino Hondo, en La Asunción.

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25-01-1816. Combates en "El Mamey", "Los Cocales", "El Puente" y

"Cupey" o "Copey", en La Asunción.

31-01-1816. Combates en toda la "Línea del Copey", La Asunción.

05-02-1816. Combates en las alturas de Cazorla. La Asunción.

25-02-1816. Acción de Armas en "Los Cocales". La Asunción.

28-02-1816. Combate en el Callejón de Cazorla. La Asunción.

09-03-1816. Ataque al pueblo de Pampatar.

15-03-1816. Combate en el puesto de "El Mamey". La Asunción.

ASCENDIENTES DEL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI

POR LA RAMA PATERNA

PADRES: Capitán Miguel de Arismendi y Doña María Subero Ibañez de Eguía Alfonzo.

ABUELOS: Capitán Eugenio de Arismendi y Doña Luisa Magdalena Marcano.

BISABUELOS: Don Juan Bernardo de Arismendi (primer Arismendi venido a Venezuela) y Doña Josefa Manuela Berruecos Rodríguez.

TATARABUELOS: Don Juan de Arismendi y Doña Clara Alexandre y Mosquera.

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DESCENDIENTES:

HIJOS: Con Doña María del Rosario Irala Narváez (Asuntina) Ignasio Arismendi Irala, (con procreación) Miguel Arismendi Irala, (con procreación) Basilio Arismendi Irala, (sin procreación) María del Carmen Arismendi Irala, (muerta pequeña) María del Carmen Arismendi Irala, (muerta pequeña) Manuela Arismendi Irala, (sin procreación) María del Rosario Arismendi Irala, (sin procreación).

HIJOS: Con Doña María Luisa Cáceres Díaz (caraqueña) Juana Bautista Arismendi Cáceres (nacida y muerta en el Castillo de Santa Rosa). Juan Bautista Arismendi Cáceres, (con procreación) Aurora Arismendi Cáceres, (sin procreación) Miguel Arismendi Cáceres, (sin procreación) Rosarito Arismendi Cáceres, (sin procreación) Carmelita Arismendi Cáceres, (con procreación) Amalia Arismendi Cáceres, (con procreación) Anita Arismendi Cáceres, (con procreación) Abelardo o Román Arismendi Cáceres, (con procreación) Dolores Arismendi Caceres, (con procreación) Adela Arismendi Cáceres, (sin procreación) Luisa Arismendi Caceres, (sin procreación)

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ASCENSO DE ARISMENDI A GENERAL EN JEFE

SIMON BOLIVAR, Capitán de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva

Granada, etc., etc., etc.

Por cuanto atendido los méritos y servicios de vos ciudadano JUAN BAUTISTA ARISMENDI, General de División, he venido en ascenderos a GENERAL EN JEFE de los Ejércitos de la República. Por tanto ordeno y mando a la autoridad a quien corresponda, dé la órden conveniente para que os ponga en posesión del referido empleo, guardándoos, y haciendo que se os guarden y cumplan las honras gracias, exenciones y preminencias que, como tal, os tocan y que el Intendente del Ejército o Provincia donde fuéreis a servir, haga tomar cuenta, y formar asiento de este Despacho en la Contaduría del Estado.

Dado, firmado de mi mano, sellado con el provisional del Estado, y Refrendado por el Secretario de la Guerra en el Cuartel General de la Villa del Norte de Margarita a 7 de mayo de 1816. (fdos).) Simón Bolívar, Pedro Briceño Méndez (Secretario de la Guerra).

S.E. eleva al General de División Ciudadano JUAN BAUTISTA ARISMENDI A GENERAL EN JEFE DE LOS EJERCITOS DE LA REPUBLICA. Cuartel General del Norte de la Isla de Margarita a 8 de mayo de 1816. Cúmplase lo que S. E. manda. (fdo.) Santiago Mariño (Mayor General). Registrado en esta Intendencia General Página 26 y firmado el asiento correspondiente No. 184, El Intendente General (fdo.) Francisco Zea. (Tomado de la obra: "Casa Natal del General en Jefe Juan Bautista Arismendi" de la Fundación Cultural Neoespartana. 1970)

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"ACTA DE MATRIMONIO DE DOÑA LUISA CACERES

CON EL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI"

"En esta parroqa. de la Villa del Norte o de Santa Ana a cuatro de

Diciembre de mil ochocientos catorce años, yo Pedro Manuel Romero, (Presb° en cura propietario digo que con mi licencia el Pbro. Juan Ant° Godoy Cura de Barcelona y recidente en esta Villa presenció el Matrimonio que por palabras del presente, contraxeron en la propia casa por enfermedad, el Cn° Juan Bta. Arismendi, Coronel de los Exércitos nacionales h.l. de los Cno. Migl. (difunto) y de Maria Subero, viudo de la C.Ma del Rosario Irala, y la Ca. M. Luisa de Cáceres oriunda de la ciudad de Caracas y por el presente recidente en esta Isla, h.l. de los ciudnos. Domingo Caceres (difunto) y Ma. del Carmen Díaz y no haviendo resultado impedimento alguno de las tres proclamas qe. en tres días festivos se corrieron en esta Iglesia de mi cargo, fueron testigos el sacristán Franc° Concepción Romero, el C. Juan Bta. Irala Sargt° Mayor de los Exércitos nacionales vecino de la ciudad y otros varios pa. que, conste así lo certifico y firmo fha. Vt hupra: Pedro Manl. Romero. (Casamiento de Blancos) Año de 1801. Folio 85. Terminó en l845", (Tomado de la obra LA HEROINA DE MARGARITA LUISA CACERES DE ARISMENDI" de: Francisco Lárez Granado).

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INTIMACIÓN DEL GENERAL ARISMENDI

"El pueblo de Margarita, y a su nombre Juan Bautista Arismendi: intima al Señor Gobernador del Castillo de Santa Rosa, y a los jefes de las baterías de Pampatar, que se las entreguen, en el término de cuatro horas, en la misma forma que lo hicieron sus vecinos a la llegada del Gral. Morillo; a quién se sometieron por error y suma confianza, seguros de que se les guardarán y mantendrán todos aquellos derechos, privilegios e inmunidades que el derecho de las gentes y de la guerra concede y permite a los que se hallan en este caso, añadiendo que los pactos que se celebren con este objeto serán sagrados o inviolables.

Alturas de la ciudad de La Asunción, a 27 de noviembre de 1815. JUAN BAUTISTA ARISMENDI.

A los Señores Gobernador de la ciudad, y Pampatar y sus Castillos y

baterías"... (Tomado de la Historia de Margarita de Francisco Javier Yanes)

RECONVENCIÓN DE ARISMENDI

"Señor Gobernador: Me ha sido muy sensible y extraño el que habiendo dirigido a V.S. el día de ayer un parlamentario a estilo militar, se le hubiese recibido por la guardia del puente con una bandera negra, y tiros de fusil. Proceder este sin duda del diverso concepto que las partes beligerantes o pueden formar de la presente lucha.

"La guerra que hago y haré es conforme a las que hacen las naciones del antiguo mundo en estos tiempos según las ordenes que dio el Congreso de Nueva Granada, protector de la expedición contra Venezuela en el año de 1813, y no la guerra de muerte que malignamente se atribuye a los

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patriotas. Por cuyos motivos espero que V.S. me dé alguna explicación sobre la guerra que hace, y que entre tanto economizará, como es debido, la sangre humana; que no atentará contra la vida de ningún vecino de los que se hallan bajo su mando o custodia, en el concepto de que no verificándolo así, yo y mi pueblo nos veremos en la precisión de practicar lo mismo con los prisioneros que estén a nuestra disposición, y en la de seguir o romper, si no se accede a nuestra solicitud, una guerra igualmente sangrienta y destructora, pues nuestro pueblo montante a más de siete mil almas, está resuelto y decidido a morir primero junto con las demás tropas de mi mando, que a dejar de seguir la empresa que ha tomado a su cargo, hasta verla realizada. Dios guarde a V.S. ms. as. Cuartel General de alturas de la ciudad, noviembre veinte y ocho de 1815, a las nueve de la mañana. Juan Bautista Arismendi. Señor Gobernador de la ciudad, del Castillo de Santa Rosa y de Pampatar". (Tomado de la Historia de Margarita de Francisco Javier Yanes)

MUERTE Y SEPELIO DEL GENERAL ARISMENDI

El 22 de junio de 1841, a las 8 de la mañana, dejó de existir en la ciudad

de Caracas, el General en Jefe Juan Bautista Arismendi, Libertador de Margarita, el pueblo neoespartano, sintió profundamente, de extremo a extremo, su fallecimiento, igual sucedió con el pueblo caraqueño y de eso quedaron testimonios escritos e irrefutables como estos:

"La mañana del día 22 de Junio de 1841, aparece poblada de misterios: El viento es un susurro de tristeza y algo como un lamento de la patria adolorida se dilata hasta Las Pampas. Las campanas tomando la nota de melancolía de las almas, lloran con el bronce de su acento. Arismendi ha muerto, y el dolor que produce su desaparición lleva su nota de amargura hasta el confín de la República..."

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"La inhumación del cadáver efectuóse por la noche, bajo el palio de las

estrellas, entre una multitud que hacía imposible el tránsito por las calles. La urna iba exornada con el pabellón de la patria, la banda de General en Jefe y la espada del ilustre Prócer.

La prensa toda al anunciar la desgracia que afligiera a la patria, ciñó a la frente del benémerito difunto, fresca corona tejida por las frases al describir sus glorias; hasta la propia Gaceta manifestó su dolor con estas palabras:

"Ha fallecido el 22 de los corrientes a las 8 de la mañana este valiente Caudillo neoespartano, este ilustre veterano de la independencia. El alma se contrista al ver desaparecer esos monumentos vivos de heroísmo cuyos sacrificios han sido el precio de la libertad de nuestra patria y de los destinos gloriosos que la esperan. Que no les concediera la providencia un siglo de existencia para que vieran fructificar el árbol de vida que sembraron'..."

"Que no tengamos un Panteón digno de nuestros próceres y nuestros Mártires! ... Si, ese Panteón existe magnífico, imperecedero existe en la Historia".

"Las proezas del difunto general y sus virtudes cívicas le hacen acreedor a un sentido duelo de la patria, a que su memoria se conserve grata hasta la más remota posteridad".

"Sirva de alivio esta consideración a la heroina americana su virtuosa compañera que también disfruta de celebridad histórica y a su numerosa y respetable familia". (Tomado de ARISMENDI Y LA GUERRA A MUERTE" de S. Erminy Arismendi).

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ACTA DE DEFUNCIÓN DEL GENERAL JUAN BAUTISTA ARISMENDI

"En la ciudad de Caracas en veintidós de junio de mil ochocientos

cuarenta y uno, yo, el Teniente Cura de esta Santa Iglesia Metropolitana, hice los oficios de sepultura por la noche, con superior permiso, y al siguiente día honras cantadas por mayor, al cadáver del señor General Juan Bautista Arismendi, casado con la señora María Luisa Cáceres. Recibió los sacramentos de Penitencia y Extrema Unción, y no el Santísimo Viático por que no dio lugar el mal. De que certifico, firmado: José Estanislao González". (Tomado de la obra "ARISMENDI Y LA GUERRA A MUERTE" de S. Erminy Arismendi)

SEMBLANZAS

Así describió al General Juan Bautista Arismendi, el Coronel de Ingenieros, Tomás Pérez Tenreiro, en su libro "Generales en Jefe de la Independencia",

"...Decisión, coraje a toda prueba, actividad, son tres de las principales cualidades de Arismendi. Aventaja a otros Jefes en instrucción militar y experiencia de mando. Parte de su ascendiente viene sin duda alguna de los nexos creados en la instrucción de milicias y en el cumplimiento de comisiones en toda la isla. No teme las responsabilidades y en el cumplimiento del deber militar pocos lo igualan. Maneja con prudencia y honestidad los fondos públicos"...

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" ... En fin, reunía dos requisitos, de aquellos indispensables al

verdadero Jefe de Guerra: competencia militar y definida personalidad"...

Juan Vicente González, el más furibundo detractor del General Juan Bautista Arismendi, en su obra "José Félix Rivas", dice de él lo siguiente:

" ... Contemplémosle en la capital a fines del año 13. ¿No véis esa cosa verdeamarilla, de ojos parduzcos, surcado el señudo rostro de duras líneas que se chocan, su habla una jeringonza bárbara y sanguinaria'? Observénsele bien: es pequeño de cuerpo: la parte posterior del cerebro está desarrollada ampliamente como la del tigre: su acento imita el acento español, como remedan algunos animales carnívoros los gritos de sus víctimas"...

Santos Erminy Arismendi, nos dejas esta semblanza del General Juan Bautista Arismendi:

"... Cuando Arismendi apareció en el escenario de las luchas emancipadoras, no era un improvisado: Puelles así lo afirma cuando certifica que es “activo, tiene inclinación a la carrera de las armas y firmeza en el mando", lo cual confirma Moxó cuando en su carta a Morillo le dice: “La cosa de la isla es muy formal. Las líneas de los enemigos están marcadas en reglas y las baterías perfectamente construidas, lo que me hace creen que tienen un oficial facultativo". Con efecto, con su Hoja Militar al servicio de la 2a. Compañía de Infantería de Milicias Regladas de la Isla, cuando aún era un simple Capitán, se expone... "Arismendi, Capitán Juan Bautista. 2a Compañía de Infantería. Milicias Regladas de Blancos de Margarita. Su edad 33 años, su país Margarita, su calidad hijo de Capitán, su salud buena, sus servicios y cunstancias, los que se expresan"...

El Dr. Horacio Bianchi, otro de los biógrafos del Gral. Arismendi, entre otras cosas nos asegura:

Mi bisabuelo, el prócer Policarpo Mata, quien trató íntimamente al Gral. Arismendi, le refería a mi difunto padre, que aquel era persona de correctos modales, de conversación amena y de esmerada educación doméstica. El

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conocido historiador Jules Mancini lo cataloga entre los patricios de elevado cultura"...

Y Don Mariano de Briceño, dos veces yerno del Gral. Arismendi, nos asienta:

" ... Su primera esposa fue la señorita María del Rosario Irala. A esta niña debió Arismendi la destrucción en sus costumbres de un poderoso elemento de desorden. Aficionado al juego, pasión por desgracia generalizada en las colonias españolas, pasaba con frecuencia por la pena de verse amonestado prudentemente por su esposa. Favorecido una vez por el azar con tina ganancia deslumbrante, púsola a disposición de su joven compañera, la cual, rechazando con imponente energía aquella riqueza improvisada y tentadora, protestó que su delicadeza le prohibía para siempre hacer uso de ella. La moral en acción tan imponente de su esposa, produjo su natural efecto en el ánimo de Arismendi: Jamás volvió a jugar. Dedicóse al trabajo con tesón, haciéndose empresario de la pesquería, con ella adquirió modestos bienes de fortuna que después sacrificó en obsequio de su Patria” ......

LOS AJUSTICIAMIENTOS

Los prisioneros ajusticiados en Caracas y La Guaira en febrero de 1814, fueron por, órdenes expresas del Libertador Simón Bolívar y no obra del Gral Juan Bautista Arismendi, como mal intencionadamente se le ha tratado de atribuir. Al efecto, véanse las siguientes partes:

"Numero 116. En obedecimiento a orden expresa de S.E General Libertador para que sea decapitados todos los presos españoles y canarios encerrados en las bóvedas de este puerto, se ha comenzado la ejecución, pasándose por las armas esta noche ciento de ellos. LEANDRO PALACIOS".

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"Número 119. Ayer tarde fueron decapitados ciento cincuenta hombres

de los españoles y canarios encerrados en las bóvedas de este puerto, y entre hoy y mañana lo será el resto de ellos. LEANDRO PALACIOS".

"El 15 de febrero le hace la siguiente participación:

"Número 123. Ayer tarde fueron decapitados doscientos cuarenta y siete españoles y canarios, y sólo quedan en el hospital veintiún enfermos y en las bóvedas ciento ocho criollos. LEANDRO PALACIOS".

“El 16 de febrero, último parte:

"Número 126. Hoy se han decapitado los españoles y canarios que estaban enfermos en el hospital, último resto de los comprendidos en la orden de S.E. Lo que participo a ud. para su inteligencia. LEANDRO PALACIOS". (Tornado de la obra "JOSE FELIX RIBAS", de Juan Vicente González)

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LEYENDAS

LA PIEDRA DEL GATO

Se ha especulado bastante, que cuando el Libertador vino por primera vez a Margarita, después de pasar por el Portachuelo de San Juan y conocer a "El Maco", continuaron el recorrido por la vereda de "El Zabilar" para entrar en La Vecindad de los Martínes donde contaban con muchos adeptos. En todo el trayecto el General Arismendi venía entablando una amena conversación con el Libertador y narrándole como había planificado la toma de Juangriego, la de "El Norte" (Santa Ana) y demás poblaciones aledañas, cuando al pasar por frente a una pequeña colina, le dijo muy entusiasmado "Su excelencia, ese es el cerro de la "Piedra del Gato", a lo que Bolívar muy condescendiente y con una sonrisita sarcástica le contestó: "Lo felicito General". Y era que ya el Libertador, por uno de los acompañantes, se había enterado que el General Arismendi, en toda la Isla, por su manera sigilosa de actuar y de dar los golpes al enemigo, lo apodaban "El Gato", aunque él rabiaba de ironía al saberlo.

LA ASAMBLEA DE NOTABLES DE LA VILLA DEL NORTE

Se cuenta que cuando Bolívar pisó por primera vez el suelo margariteño,

más de uno aspiraba la Jefatura Suprema de la República y la Comandancia General de los Ejércitos, y para eso buscaban adeptos muy sigilosamente, lo que llegó a oídos de Arismendi que era a la sazón el caudillo de la Isla, quien al efectuarse la Asamblea de Notables en la Iglesia de El Norte (Santa Ana) y cuando ya iba a empezar la votación, terminado como había sido el discurso del Libertador, y sin esperar que ningún otro hablara, se paró blandiendo su espada y dijo: "doy mi voto por Bolívar y hay de aquel que diga lo contrario". Esto bastó para que todos empezaran a

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votar por el Libertador hasta que éste fue proclamado Jefe Supremo de la República y de sus Ejércitos y Mariño como su Segundo.

LA ARENGA EN TACARIGUA

Se dice que cuando Bolívar llegó con su gente, por primera vez a la población de Tacarigua, se acercó a un grupo de personas de todas las edades y sexo que eufóricos lo victoreaban y muy galantemente, desde el mismo caballo que montaba, empezó a arengarlos, para terminar diciéndoles: ''ya ustedes saben, aquí todos tienen que ir contra España, contra España, contra España, que es quien nos tiene arruinados". Un tacarigüero, que según estaba medio embriagado, le respondió: "que va General, contra España ni por un pienso, porque España es aquí todo para nosotros". El Libertador en vista de esto, se dirigió al General Arismendi diciéndole. "a este pueblo hay que quemarlo con todo y gente inmediatamente", a lo que Arismendi le contestó muy sonriente: "No General, el no se está refiriendo a España la de ultramar, sino al Doctor caraqueño y patriota José España, que vive entre ellos", lo que dio motivo para que todos se echaran a reír a carcajadas.

LA FIESTA DE "EL NORTE"

Cuando Arismendi fue Comandante de Armas de la Villa del Norte, ya tenía en las cercanías de Tacarigua una finca con producción, entre otras cosas, de coco, plátano, caña y destilación de aguardiente, como lo asevera Dn. Mariano de Briceño en su Historia de Margarita. El motivo de este relato es que cuando el Libertador estuvo en Margarita, se le brindó una recepción en dicha Villa por lo más granado de la sociedad de entonces, para lo cual, el General Arismendi hizo traer de su finca cantidades de barriles de guarapo y de ron blanco. La gente empezó a beber incontrolablemente hasta que se embriagaron en presencia del Libertador que los observaba pacientemente. En una de estas, el General Arismendi se acercó al Libertador y le insinuó que se tomara una copa, a lo que éste le contestó: "No Juan Bautista, del padre todo tiempo pero del hijo ni por un pienso"; es decir, que guarapo todo el que pudiera pero ron blanco ni por "mamadera".

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EL TELÉGRAFO Tan pronto como el Libertador pisó tierra margariteña el 3 de mayo de

1816, empezaron a emitirse sonidos de tambores y botutos (guaruras) desde lo más alto del cerro Norte de La Galera, o sea, "El Vigía", y a repetirse desde las cumbres de las demás serranías hacia todos los confines, y al poco rato empezaron a recalar a Juangriego gentes a caballo y a pie, desde los más apartados rincones de la Isla, cosa que le fue causando extrañeza al Libertador, hasta el punto de dirigirse a Arismendi preguntándole: "¿A que se debe que la noticia haya cundido tan rápido y con tanta precisión?" A lo que Arismendi le contestó: "Se debe, Excelencia, a que el telégrafo funcionó a las mil maravillas". De todo esto se deduce, que si tenía razón Francisco Javier Yánez, cuando dice en su historia, "que se emitían señales telegráficas desde La Asunción hasta Pampatar".

DOÑA LUISA

Desde muchachito hemos escuchado decir a los más viejos, que allá por el año de 1816, cuando ya Arismendi se vio con una gran parte de la Isla en su poder, es decir, libre del dominio de los españoles, mandó a buscar a Bolívar que se encontraba refugiado en Las Antillas, para que desde aquí emprendiera nuevamente la liberación de la patria, no sólo porque conocía la gran fuerza de mando que tenía el caraqueño ni porque en una ocasión le había confiado la Gobernación de Caracas, sino por un gran agradecimiento que tenía para con él, que consistía en que cuando la "Emigración a Oriente" el propio Bolívar se dio cuenta del estado de agotamiento y desesperación en que venía la familia Cáceres y montó a la niña Luisa en el anca de su caballo y en el camino al ver que ya no podía continuar con ella, se la encomendó a uno de los oficiales de su confianza, para que la condujera sana y salva hasta la Esmeralda de Carúpano, donde Arismendi, que ya la había conocido en Caracas y había quedado prendado de ella, la mandó a buscar con todos los suyos, para hacerla su esposa en esta Isla.

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LAS RELIQUIAS

Ha venido transmitiéndose en forma oral de generación en generación y como una anécdota más, que cuando el Libertador estuvo en Margarita, se dio cuenta que toda la tropa, tanto oficiales como soldados, fueran con o sin camisa, llevaban terciada, cuando menos, una diminuta busaquita de cuero confeccionada rústicamente la cual no desamparaban ni un momento y cuidaban más que la niña de sus ojos; cosa que lo llevó a preguntarle al General Arismendi, que significaban aquellos raros distintivos y que influencias ejercían sobre las personas. El General Arismendi, en demostración del profundo conocimiento que tenía acerca de todos los quehaceres de su gente, no sólo se limitó a decirle que eso en Margarita se conocía con el nombre de "reliquia", sino que fue más allá, detallándole punto por punto todas y cada una de las cosas de que se componían; como las confeccionaban y para que las usaban. No se dice si el Libertador portó alguno de esos amuletos, pero si se asegura que nunca los prohibió entre sus tropas, fueran o no margariteñas y que en muchas ocasiones las llegó a recordar aún en regiones muy distante de esta tierra.

LA VIRGEN DEL VALLE

Se cuenta que al Libertador llegar por primera vez a Margarita, de una de las cosas que se le habló como de gran importancia, fue de la Virgen del Valle y de los milagros que hacía a los patriotas. Se le dijo que en muchas ocasiones la habían visto en persona dentro de los ejércitos y que cada vez que eso sucedía salían triunfantes. El Libertador no se mostró muy crédulo a los dichos, hasta que una noche divisó la silueta de una rara mujer, que le impresionaba demasiado, rondando por el fondo de la casa donde, se encontraba acostado. De inmediato llamó al General Arismendi y le pidió que lo condujeran hasta donde se encontraba la Virgen del Valle; cosa que llevaron a cabo con la mayor de las diligencias y más grande de los recatos, debido a que la tenían muy oculta para preservarla de los enemigos que la buscaban obsecadamente para matar en ella la fe de los patriotas. Se cuenta asi mismo que el Libertador se limitó a observar a la

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imagen con gran detenimiento, y a decirle a los que le acompañaban: "ahora si creo que esta Virgen es más milagrosa que lo que ustedes se imaginan".

LA PROPUESTA

Cuando la guerra había desencadenado sobre la Isla de Margarita toda

la intensidad de su tragedia, cuando el ardor de las batallas enrojecía su cielo como el resplandor de un gran incendio, cuando su tierra se estremecía de pavor, el odio se había enseñoreado y la divisa era de muerte. Urreiztieta queriendo aprovecharse del amor de Arismendi hacia la esposa cautiva le propone canje por algunos prisioneros que eran valla para el desbordamiento brutal de sus excesos. Ante la propuesta el Caudillo, tembló de emoción, pero la fortaleza de su espíritu impidió que el afecto nublase su clara inteligencia y dio tiempo al relámpago de la primera idea. Con precisión y evidencia adivinó que aquel cambio de prisioneros permitiría al enemigo, libertados sus rehenes, todo género de crueldades para infundir el pánico; e irguiéndose sobre la cumbre del más elevado patriotismo, respondió: "Diga ud. a Don Joaquín que sin patria no quiero esposa". (Tomado de la obra "Arismendi y la Guerra a Muerte", de S. Erminy Arismendi).

EL PARIENTE MUERTO

..."En medio de una carga que había ordenado dar para desalojar al enemigo de sus posiciones cae, partido el corazón de un balazo, uno de los familiares que le acompañaban; los compañeros recogen el cadáver y se lo llevan a Arismendi. Pero el Caudillo frente al cuerpo inanimado del pariente exclama: "traidor". Días después interrogado sobre el particular por su compañero, el General Manuel Plácido Maneiro, le responde: "El hombre. que cae muerto en la batalla es porque le falta energía para oponerse a la muerte, de consiguiente es un desertor, un mal patriota, que falta a su deber de combatir".

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(Tomado de la obra "Arismendi y la Guerra a Muerte", de: S. Erminy Arismendi).

LOS CANARIOS Un día cualquiera, aun fresco el resquemor de la contienda, a esa hora en que se acuesta el sol y se levantan las estrellas, partía para su hacienda de Caucagua el General Arismendi cuando alcanzó a mirarlo el épico centauro de los llanos General José Antonio Páez, quien al tenderle el brazo y observar que no portaba revólver ni lo llevaba en la cañonera de la montura, con acento burlesco o quizás pleno de sinceridad observó: "Juan Bautista", ¿A estas horas para la hacienda sin un arma cuando esa vía está colmada de canarios?" (*). A lo que el General Arismendi respondió: "José Antonio, no la debas no la temas". El Adalid tenía la plena convicción de que los actos de su vida toda, habían sido ajustados al deber.

(*) Españoles y también el nombre de un pájaro. (Tomado de la obra "Arismendi y la Guerra a Muerte". De: S. Erminy Arismendi).

EL DIA DEL ADVENIMIENTO DE LA TERCERA REPUBLICA

La tradición ha mantenido como cosa-cierta, que cuando terminó la

Asamblea de los Notables en la Iglesia Parroquial de la Villa del Norte (Santa Ana), el cura párroco cantó una Salve en acción de gracias y las campanas fueron echadas al vuelo. El Libertador salió a la calle y al confundirse con el público y escuchar los tañidos de los bronces sagrados, a todo pulmón exclamó: "están tocando por el advenimiento de la Tercera República, una e indivisible" y el General Arismendi secundó: y por la muerte del coloniaje y de la dominación española en esta tierra". Expresiones que continuaron siendo coreadas por la multitud durante mucho tiempo...

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ARISMENDI, FRANCISCO LÓPEZ Y CARBETÓN

En muchas ocasiones escuchamos decir al viejo Pedro López, nativo de "El Cercado", que según te contaba su abuelo Francisco López, Oficial de la Independencia y su mamá Atanasia López, hija de aquel; que cuando el General Arismendi fue informado de que el baile o banquete que el Gobernador estaba preparando en La Asunción no era sino una trampa para apresarlo, les avisó, a sus amigos más intimos y a tempranas horas de la noche se fugó para las montañas de "El Copey", indicándole a su mujer, Doña Luisa Cáceres, lo que tenía que hacer durante su ausencia.

Que de dicha montaña de "El Copey" bajaba y se guarecía en una cueva natural que había en "El Rincón de las Palomas" o "Rincón de Tacarigua", en la "Banda Acá" de la montaña, donde estaba seguro que nadie lo comprometería, porque todos los labradores de esas tierras eran sus amigos y partidiarios, debido a que muchos trabajaban en la hacienda con alambique, que tenían los Arismendi en esos parajes.

Que allí pasó un tiempo, sin que las tropas del Gobierno lo pudieran conseguir a pesar de la requisa que mantenían día y noche sobre la región, y donde estaba al tanto de todos los movimientos que hacían, por los mensajes que muy secretamente le llevaban sus seguidores, entre ellos José Juan Moya de Tacarigua Adentro, José Victorino Guzmán y Clemente González, de Tacarigua Afuera, hasta que a mitad de noviembre resolvió mudarse para "La Vecindad de los Martines", donde ya tenía muy buenos contactos, debido a que una gran cantidad de los labradores de "El Rincón de las Palomas" eran vecindaderos.

A muy tempranas horas de la noche y en la única compañía de sus 3 baquianos: Moya, González y Guzmán, vestidos de conuqueros, bajaron por la quebrada de "La Noria", siguieron por "Los Palosanos" pasaron por "El Alto del Gallego", se detuvieron en la entrada de "El Cercado", donde se

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les incorporaron Francisco López y un tal Rojas de "El Maco" y unos norteros, tomaron "La Vereda del Caribe" y llegaron a "La Piedra de El Gato", donde empezaron muy sigilosamente a correr la voz entre todos los comprometidos y en la madrugada del 16 con un grupo que no llegaba a 15 hombres, armados con 3 fusiles, uno de ellos que proporcionó un soldado español de apellido Fernández que se incorporó al grupo, y varios machetes bien amolados, asaltaron de sorpresa a la Guarnición de Juangriego, que no les dio tiempo a los "guachupines" (cachupines) ni de disparar un tiro; hicieron presos a todos los que pudieron y con los que se les pasaron y los que se le fueron sumando, siguieron sobre Santa Ana, que si la tuvieran que tomar a sangre y fuego, donde Arismendi tuvo que usar todas las argucias que sabía, entre ellas, las de disfrazar de soldados a los cardones del cerro de la Cruz, para que engañados se le rindiera la "Casa Fuerte", y toda la Guarnición, mandada por el Comandante Cobían, "Más malo que Guardajumo", y a quien aprisionaron. Su segundo un Oficial de Caballería nombrado Carbetón, trató de fugarse cogiendo por las cumbres de los cerritos de "El Cementerio" hacia el Naciente, seguido muy de cerca por Francisco López, quien al tenerlo como a un tiro de fusil, lo alertó, en el momento que trataba de pasar una talanquera para caer en el camino de Tacarigua, y tan pronto como miró hacia atrás para percatarse de la alerta, le acomodó una bala por un ojo, que era lo único que llevaba descubierto de la coraza que portaba. Al verlo muerto, le quitó el sable, la pistola y el fusil que se llevaba, y se los trajo al General Arismendi, quien después de comprobar lo cierto y ordenar el enterramiento del cadáver cerca del dátil donde había caído, en el conuco que más tarde fue de Félix Gómez, se los regaló, para que los tuviera como suyos. Con el sable hicieron, mucho tiempo después, un estoque, con el fusil un "chopo" para cacería y el cañón de la pistola fue donado al "Museo de Armas del Castillo de la Asunción", por el propio Pedro López.

Así terminó la vida de Carbetón, tan malo como el mismo Cobián, de quien se asegura que su fantasma sigue rondando por esos predios, asustando la gente, ahora con el nombre de “Cachaplán".

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EL DISFRAZ DE LOS CARDONES

Se dice que cuando Arismendi asaltó y tomó la Guarnición de Juangriego sin un tiro, y pasó a cuchillo a todos los que no se plegaron a él, y en vista de la resistencia que le podían hacer en "El Norte", mandó a recoger todos los mamarrachos que se encontraban de San Juan Bautista para arriba, los cuales eran muchos porque se, estaba en épocas de invierno y esos mamarrachos los utilizaban para espantar a las angoletas que destrozaban las sementeras; los mandó a colocar sigilosamente, en el cerro de "La Cruz", donde había quedado abandonada la "batería", y ordenó que les fueran poniendo sombreros de cogollo y palancas de coco, labradas como fusiles, asimismo a los cardones, mientras que los que tuvieran machetes "despalmaditos" se acostaran en la cumbre de la colina del "Vigía", sin hacer ruido, hasta que se les diera la orden de entrar en combate.

Que a la voz de "al arma blanca" y los españoles ver que los del "Vigía" se les venían encima como unos diablos, abrieron fuego, pero al echar la vista sobre el cerro de "La Cruz", y mirar aquel ejército como a punto de entrar en batalla, empezaron a retroceder, hasta que se rindieron, cayendo preso entre muchos, su Comandante "Cobián"

Cuando el Sol empezó a avanzar y a aclarar bien el día, se dieron cuenta que el pretendido ejército era inmóvil y que habían sido engañados, pero que ya no tenían nada que hacer, porque Arísmendi era el dueño y señor de toda la zona del "portachuelo pa' bajo".

EL EJÉRCITO IMAGINARIO

Era voz popular en toda Margarita, que cuando el General Juan Bautista Arismendi, estuvo seguro de que la "Expedición de Los Cayos", entraría a

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la Isla sin ningún inconveniente, mandó a correr la voz, de que la flota que venía, constaba de más de 20 buques en son de guerra y bien equipados, con soldados no sólo venezolanos sino de otras latitudes. Que traía más de 3.000 hombres bien pertrechados capaces de resistir hasta una guerra larga. Que ya más de 1.000 soldados habían desembarcado en las costas de Macanao y estaban escondidos dentro de sus montañas, esperando únicamente la orden de entrar en acción.

En vista de todo esto los españoles se fueron tragando el trazo y dándole credulidad a lo dicho, llegaron al extremo de irse encerrando en sus cuarteles de la parte no dominada totalmente por los patriotas, sin siquiera atreverse a abrir exploraciones, para cerciorarse de la realidad.

Así fue que el día que los "Expedicionarios" amanecieron anclados en la rada de Juangriego, los españoles empezaron a evacuar el Castillo de Santa Rosa en La Asunción, acuartelándose en el de Pampatar, de donde algún tiempo después, abandonaron la Isla dejando prendida una mecha a propósito de que volara el Castillo como un polvorín cuando los patriotas lo ocuparan, lo que no les dio ningún resultado positivo, porque dicha mecha fue descubierta a tiempo y desmantelada, lo que hizo afianzar más la fe de los margariteños, en la Virgen del Valle a la cual le atribuyeron lo sucedido como un milagro.

LA MEDALLA DE ARISMENDI

Margarita es por tradición una región de creyentes. En Margarita andan

de boca en boca los milagros de la Virgen. Entre los milagros de la Virgen son a cada momento de grata recordación, "el de la pierna de perla" y "la medalla y la bala de Arismendi".

Se cuenta, y esto ha venido pasando de generación en generación en forma oral", que estando el Gral. Juan Bautista Arismendi dirigiendo en persona una de esas batallas, que le dieron renombre y lo llenaron de gloria en la guerra de Independencia, fue disparado, casi a quemarropa, por un

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soldado enemigo, en el sitio conocido como "El Mamey, yendo la bala a chocar directamente contra una Medalla de la Virgen del Valle, que el General nunca desamparaba, lo que impidió que le perforaran el cuerpo al General y le ocasionara la muerte. Que el propio General, en presencia de sus acompañantes, que se quedaron absortos contemplando el milagro, recogió del suelo el plomo machacado y junto con la medalla en iguales condiciones, los portó consigo como un talismán durante muchos años de su vida, y que los entregó a la Iglesia para que los conservaran como un recuerdo, cuando consideró que ya estaba fuera de actividad.

Se dice, que desde entonces la medalla y la bala de Arismendi empezaron a formar parte de la historia popular como un milagro de la Virgen.

EL PERCANCE DE CASACOIMA

Casacoima es una laguna de la parte oriental del País. Está ubicada en una región de Guayana, que actualmente corresponde a Delta Amacuro, cercana a las márgenes del Orinoco. Se alimenta de las aguas que espande este río en las épocas de sus crecientes, la mayor parte del año sus aguas permanecen estancadas y por ende descompuestas y llenas de cuantas alimañas viven en ellas. Se cuenta que en la época de la Independencia y estando en campaña por esas regiones, los Generales Bolívar y Arismendi, junto salieron a inspeccionar, en compañía de algunos edecanes, unas obras que estaban ejecutando para la defensa de la región, llegándose hasta las cercanías de la citada laguna, se dieron cuenta que estaban envueltos en una trampa que el enemigo les había tendido para aniquilarlos personalmente, no quedándoles más remedio que tirarse a la laguna con ropas y todo, y cruzarla a nado de extremo a extremo. Ganada la otra orilla, el Libertador todavía jadeante, dirigiéndose a Arismendi le dijo: como fue posible que tú, sin ser un gran nadador te zumbaras también a la laguna, a lo que Arismendi le contestó: "Si hubiera sido de agua hirviente o de plomo derretido, también me hubiera tirado, porque era preferible morirse achicharrado antes que caer en manos de esos carajos".

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LOS AJUSTICIADOS

Entre la gente más vieja, hemos oído comentar, que cuando el General Juan Bautista Arismendi se encontraba trazando sus planes en "La Piedra del Gato", tanto él como los suyos estaban recelosos porque sabían que dos soldados de la guarnición de "El Norte" hacían recorrida todas las noches por La Vecindad, armados de fusiles y que cualquier imprudencia podía delatarlos y venírseles abajo el plan que tenían, que era el de asaltar a Juangriego. Entre los comprometidos con Arismendi se encontraba un peluquero de "El Moro" que ejercía su trabajo debajo de un árbol bastante frondoso. Que fingió estar "peluquiando" a un compañero cuando llegaron los dos soldados y despojándose de las armas que portaban se sentaron a descansar, lo que aprovecharon, el peluquero y su acompañante, para caerles encima, dominarlos y amarrarlos sin que lanzaran un grito y quitarles las armas. Así se los llevaron al General Arismendi, quien al tomar los fusiles ordenó ajusticiarlos silenciosamente. Estos fueron los dos primeros ajusticiados, sin que nadie se diera cuenta y los dos fusiles junto con el que había entregado un Oficial de apellido Fernández que se había pasado a los complotados, los tres que llevaron al asalto de Juangriego. Todo esto forma parte de la tradición popular margariteña, que ha venido traspasándose de generación en generación en forma oral.

EL FABRICANTE DE PÓLVORA

Cuentan que estando Arismendi reunido con los suyos en "La Piedra del Gato" planificando el asalto a Juangriego, uno de los comprometidos le dijo: "General estamos perdidos, ya esto quizás lo saben en todo el pueblo y hay un oficial español de la guarnición de "El Norte" que está enamorado aquí y viene todas las noches a pasear a la novia y al éste enterarse, no hay quien nos salve. A lo que Arismendi le contestó: "no podemos ni matar a nadie, ni

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hacer un tiro para que no cunda la alarma, pero si debe haber entre nosotros alguno que se ocupe de ponerlo preso sin hacer ruido": Seleccionaron al más práctico, quien sigilosamente se fue y se escondió tras de la empalizada sur del camino, porque sabía que el Oficial era zurdo y portaba de ese lado el arma; tan pronto sintió las pisadas, le saltó como un tigre y lo desarmó, obligándolo a callar. Lo llevó amarrado a presencia del General Arismendi, quien después de recibir la pistola que le habían arrebatado le perdonó la vida, porque el Oficial le juró ser fiel a ellos y enseñarlos a fabricar pólvora de la cual estaban muy necesitados. Valiéndose de la concha de coco quemada y de un ácido que les recomendó conseguirles secretamente, les fabricó en la misma noche catorce cartuchos, que según la tradición, fueron los que llevaron con los tres fusiles, al asalto de Juangriego y los cuales no tuvieron necesidad de usar, viniéndolo a hacer, en la toma de "El Norte". Se dice que éste Oficial, estuvo con los Patriotas hasta el asalto del Castillo donde rindió su vida y que Arismendi y los demás compañeros, lo lloraron hasta más no poder, por lo bien que se les había portado. Se asegura que todo esto aparecía registrado en el llamado "Diario de Arismendi" que en un legajo muy bien confeccionado, reposó durante muchísimos años en poder de Lucas Romero (papalucas) en La Vecindad de los Martines.

LOS PRISIONEROS

En más de una ocasión ha sido repetida por la gente del pueblo, a manera de anécdota, que en la conversación que tuvo el General Arismendi con el Libertador durante su primer viaje a Margarita se atrevió a preguntarle, que podía hacer con los prisioneros de guerra que tenía en su poder y que eran muchos para seguirles manteniendo con las escasas raciones que poseía; limitándose el Libertador, después de una ligera reflexión a contestarle: "simplemente ponerlos en libertad, para si ellos quieren repetir, poder volverlos a poner presos". Ya el Libertador había dejado de ser el hombre del Decreto de Guerra a Muerte.

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EL "OJO DE CATACO"

Se dice que el Libertador se daba cuenta del mínimo detalle de cada uno de los soldados y de lo superticioso de los margariteños, y que por lo tanto, cuando estuvo por primera vez en Margarita, una de las cosas que le dejó impresionado, fue la del centinela que estaba haciendo su guardia nocturna en la Casa Fuerte de "El Norte", con un ojo "despabilado", es decir, muy abierto, y el otro completamente cerrado, al punto que llamó al General Arismendi y le dijo: "mira Juan Bautista, ¿ a que se debe que tus centinelas hagan la guardia nocturna con un ojo demasiado abierto y el otro completamente cerrado?; ¿es que acaso es una fórmula misteriosa que tu has descubierto o una superstición más, de los tuyos?". A la que el General Arismendi le respondió: "disculpe Libertador, pero ese es únicamente el soldado "ojo de Cataco" que motivado a un accidente que sufrió cuando niño todo el tiempo tiene que estar de esa manera.

LA ORDEN DEL LIBERTADOR

Ha quedado por ahí rondando de boca en boca de la gente del pueblo,

con esa característica y esa picardía que usa el margariteño para envolver todas sus cosas y darle un doble sentido entre lo serio y lo humorístico, al extremo de casi no saberse donde empieza lo uno y termina lo otro, que cuando el General Arismendi gobernaba en la Isla, y tenía una cantidad de prisioneros que había hecho al enemigo en los varios encuentros que con él había sostenido y sus partidiarlos le pedían a voces la máxima venganza por los oprobios que habían cometido los realistas en esta tierra de Dios, recibió una orden del Libertador donde le recomendaba: "que habiendo cesado la guerra a muerte, condujera la lucha independentista por los medios más humanos y menos bárbaros, y que por lo tanto, no permitiera que se derramara ni una gota de sangre de prisionero alguno", mensaje que le fue contestado por el general Arismendi de la siguiente manera: "General, sus ordenes han sido cumplidas al pie de la letra. No se ha derramado ni una sola gota de sangre de prisionero alguno, porque todos, han sido ahorcados".

LA CUEVA DE ARISMENDI

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En el "Rincón de Tacarigua" o "Rincón de las Palomas", como se le

decía antiguamente, hay una cueva a la cual los campesinos del lugar conocen con el nombre de "Cueva de Arismendi". Se dice que allí se guareció el General Juan Bautista Arismendi, cuando estuvo huyendo por las montañas de "El Copey", después de su negativa a asistir al banquete que el Gobernador de la Isla había preparado en La Asunción para apresarlos. Y se comenta también, que desde esa "Cueva" el General Arismendi dirigía sus operaciones, por intermedio de tres amigos íntimos que allí le llegaban y que eran incapaces de delatarlo, debido a que trabajaban en la labranza y en el alambique, que los Arismendi poseían en ese lugar; y se asegura que de allí fue que partió para la "Piedra del Gato" a planificar el asalto a Juangriego. Dicha "Cueva" en los actuales momentos se encuentra derrumbada por la acción del tiempo y sin acceso por lo intrincado de la zona donde se encuentra.

EL ASALTO AL CASTILLO

Se dice que cuando el General Juan Bautista Arismendi concibió la idea de asaltar el Castillo de La Asunción, para poner en libertad a su esposa, que la tenían los españoles encalabozada, mandó a algunos de los suyos, claro que a los más prácticos, a la montaña de "El Copey", a fabricar unas escaleras lo más largas que pudieran, angosticas y de tramos distantes, para que no pesara mucho; que las hicieran con una madera que abundaba mucho por los lados de Tacarigua, a la cual los campesinos conocían con el nombre de "mastre" y que no utilizaran machetes sino serruchos para que no se escuchara el "campaneo". Que cuando tuvo Informado de que el trabajo estaba terminado, ordenó que las fueran bajando, con la caída de la tarde, hasta la "Peña Blanca", de donde partieron, ya bien entrenados, para las toma de la fortaleza, que al llegar por la parte del Poniente, que era la más desguarnecida, la dieron por tirar unas piedrecitas a las garitas a ver si alma del mundo se movía y al percatarse que todos estaban profundamente dormidos, mandó a qué las fueran colocando con la mayor precaución y empezaran a subir, uno a uno, todos con las camisas quitadas, y armados los más, con machetes "despalmaditos" por filo y lomo, y que al caer en la

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explanada, se fueran acostando sin hacer ruidos, hasta que él llegara y diera la voz de guerra. Pero que, cuando ya habían subido unos cuantos y el asunto iba resultando de maravillas, un soldado, que unos dicen que se apellidaba Tenías y otros, Sanz, y al cual se le había pasado la mano en el trago de ron con pólvora que tomaban para espantar el miedo o los nervios, pegó el grito de ¡Viva la Patria!, lo que originó, que sedespertara la soldadesca y comenzara la matazón. Los que estaban arriba se defendieron como fieras y fueron muchos los españoles que cayeron primero que ellos, pero a los que no les dio tiempo a subir, cayeron heridos y reventados cuando les volteaban las escaleras. Con la claridad de la mañana, los que pudieron se fueron retirando a sus posiciones, pero los que quedaron en la explanada prisioneros los ajusticiaron entre el mismo charco de donde habían caído y en presencia de la prisionera, a quien querían amedrentar sin lograrlo. Arismendi fue el primero en lamentar lo sucedido, pero sin amilanarse ni a los suyos, quienes juraron venganza.

LAS GUERRILLAS

Es voz popular que el General Juan Bautista Arismendi desde joven era un hombre muy astuto y que por eso lo apodaban "El Gato". Que esa astucia le valió mucho durante la guerra de la independencia, porque siempre trato de usar artimañas para no enfrentársele al enemigo a campo descubierto, vista la superioridad en armas, en pertrechos y en gente que aquellos tenían, sino que en todo momento, los trató de engañar y de mantenerlos en jaque, con asaltos, sorpresas y emboscadas que les tendían, de día y de noche, de entre los mogotes, las quebradas, los matorrales, las empalizadas, y desde cualquier cosa que le sirvieran de parapeto. Que a cada momento animaba a los suyos diciéndoles "Que más valía poquitos briosos, que, muchos patiquines". Que así se llevaron a cabo los asaltos de Juangriego, El Norte, y la toma de "La Libertad", "Peña Blanca", "El Mamey", "Cazorla", "Camino Hondo", y "El Pozo de Silveria"; el ataque de "Las Tapias", el del ''camino de Los Robles", y tantos otros que serian largos enumerar. Todo esto ha dado motivo a que muchos expertos consideren que el General Juan Bautista Arismendi, como estratega se

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adelantó al tiempo, poniendo en práctica lo que hoy se conoce con el nombre de guerra de guerrillas.

EL INVISIBLE

Es voz popular, que tan pronto como se supo la fuga de Arismendi, para no asistir al banquete-trampa, que el Gobernador le había ofrecido en La Asunción, empezaron a buscarlo como "palito de romero". La población de Tacarigua fue registrada casa por casa y conuco por conuco. En la labranza de los Arismendi, no dejaron que no removieron y hasta las personas los resquisaban íntimamente, para ver si era que estaba disfrazado. Esa pesquiza se fue extendiendo por toda la Isla y le pusieron hasta precio a su cabeza, pero no lograron conseguirlo porque el General Juan Bautista, andaba bien "arrejerado", es decir, que cargaba una reliquia del lado izquierdo, que no desamparaba una medalla de la Virgen del Valle y además sabía la oración "del invisible", que quien la tiene de devoción, pueden pasar por junto a él, hasta rozándole si es posible y no lo miran, porque los poderes de la oración lo ocultan de la vista enemiga.

LA PRISIÓN DE PAMPATAR

Entre los más ancianos de la Isla, siempre hemos escuchado comentar, que cuando la caída de] primer Gobierno Republicano, los españoles se tornaron más malos y recogieron una gran cantidad de los que se habían identificado con ese Primer Gobierno y los mandaron a purgar condenas para las prisiones de Puerto Cabello y de La Guaira, entre los cuales iba el General Juan Bautista Arismendi, pero que gracias a las recomendaciones de un familiar suyo que era Obispo, lo pusieron en libertad, pero que al poner sus pies en esta tierra, lo aprisionaron nuevamente los españoles y lo encalabozaron en el Castillo de Pampatar. Que allí estuvo sin ver ni Sol ni

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Luna, hasta el alzamiento de un joven Teniente de nombre José Rafael de Guevara, hijo del Coronel Rafael de Guevara, quien estaba entre los presos de La Guaira, y de Josefa o Josefina Marcano, y de otros que habían logrado quedarse resagados en la Isla, de escondite en escondite sin que dieran con ellos ni nadie los comprometiera. Que tan pronto como tomaron a Santa Ana, a sangre y fuego, y a La Asunción, se fueron de inmediato a Pampatar, rindieron al Castillo, desencalabozaron a Arismendi y le dieron el mando del movimiento, en vista del mayor grado militar que poseía y que así fue como Juan Bautista Arismendi siguió acaudillando la revolución.

OJO POR OJO

Todavía en muchas partes de la Isla se comenta, que el Gral. Juan Bautista Arismendi era un hombre pacífico y humano, que trataba muy bien y de una manera condescendiente a los trabajadores de sus pesquerías y de sus labranzas, compartiendo con ellos no sólo las comidas sino hasta los juegos de gallos, de barajas y de dados a los cuales eran bastante aficionado, pero que la guerra lo había ido poniendo tan duro, que, cuando se encolerizaba, se cegaba y se transformaba en una fiera, al extremo que el día que los españoles ajusticiaron a los presos del asalto al Castillo de La Asunción, mandó a sacar más de 150 de los prisioneros que tenía y con los cuales se había venido comportando tan bien, que hasta los hacía participar de las provisiones de su tropa y poniéndolos en fila, sobre la explanada del Fortín de "La Libertad", entre algarabías y golpes de tambor, como para que los observaran de "Santa Rosa", ordenó que les pasaran, uno a uno, a cuchillo, empezando por los Oficiales y terminando por los soldados, gritándoles: "si los españoles lo que quieren es una guerra de ojo por ojo y diente por diente, aquí la tienen".

EL CORRE-CORRE

Se asegura, que el General Juan Bautista Arismendi, para no caer en

manos de los españoles, tuvo necesidad de andar en un constante corre-corre, de escondite en escondite, por las montañas de la Isla, a las cuales, gracias a Dios, conocía de "rabo a cabo". Que en varias

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oportunidades se ocultó en los parajes de "La Mira" y "Guayamurí", donde se valía de un negro de su confianza, al que le dejaba en sitios determinados, mensajes para sus íntimos y, dinero para que le consiguiera provisiones de boca, con la buena suerte de que al negro, nunca lo sorprendieron ni lo comprometió. Igualmente se asegura, que de esos parajes pasó a "Los Chuares" de Salamanca, donde se encontraba el día que los "guachupines" (cachupines) mataron a una tal Marcelina Caraballo, por no haber contestado un "alto quién vive” y que por su estado avanzado de embarazo, aun muerta, se le movía el hijo dentro de la barriga, lo que causó gran consternación entre los vecinos. También se asegura, que de ese sitio y disfrazado de labriego. pasó a las montañas de "El Tamoco", de aquí volvió a las de Tacarigua, de donde bajó amparado por la oscuridad de la noche a la "Piedra del Gato", en La Vecindad, a planificar el asalto a Juangriego, para sorpresa de propios y extraños.

EL MAMEY

Siempre se comenta que la pelea de "El Mamey" fue una de las más encarnizadas. Se dice que repuestos los patriotas del desastre del Castillo, en la mañana del día 25 de enero de 1816, el General Juan Bautista Arismendi, pretendió forzar la toma de la ciudad por la vía de "E] Mamey", encontrándose con una resistencia endemoniada, por lo que se vio obligado a recurrir a la práctica de dividir su gente en pequeñas partidas y diseminarlas por todos los contornos y a sustituirle los nombres a los Oficiales, por números, con el propósito de desorientar al enemigo, al vocear las órdenes, lo que le estaba dando buenos resultados, hasta el momento, en que, en lo más rudo del combate, una bala vino derechito a chocar contra la humanidad del General Arismendi, con la buena suerte de estrellarse en una medalla de la Virgen del Valle que nunca desamparaba, lo que trajo un poco de confusión, que aprovecharon los contrarios para refugiarse en el Castillo, que tenían artillado hasta más no poder y evitando así la libertad de la prisionera, que era uno de los principales propósitos.

ARISMENDI Y MORILLO

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Es comentario muy arraigado en toda Margarita, que cuando en Pampatar ancló la mayor escuadra de guerra española que cruzó los mares, mandada por el tal Pablo Morillo, el General Arismendi, que ya veía reducida la libertad únicamente a la Isla, decidió, en contra de la voluntad de algunos de sus Oficiales, aceptar la rendición pacífica que se le propuso, para evitar el derramamiento de sangre patriota, vista la inferioridad numérica en que se encontraban y la poca esperanza de recibir resfuerzos de parte alguna, optó por izar la bandera blanca y dirigirse al Cuartel General del expedicionario, junto con algunos de sus más fieles colaboradores, donde juró, de rodillas, obediencia al Rey y olvido de lo pasado. Pero que en el preciso momento que eso estaba sucediendo, uno de los Oficiales que acompañaban a Morillo le dijo: "General, no le perdone la vida a ese hombre que es un demonio; no crea en lo que le está diciendo, las lágrimas que le ve derramar, parece que fueran de cocodrilo, y presiento que lleva por dentro un fuego de rebeldía que al estallar acabará con todo lo que estamos haciendo para el bien de nuestro Soberano". Morillo restó importancia a la observación y se limitó a responderle: "Aquí el único que manda soy yo". Al levar anclas la flota, se le quemó el más grande y peltrechado de los barcos en las cabeceras de Coche y esto se atribuyó a una súplica de Arismendi a la Virgen del Valle, de quien era un gran devoto, en vista de que a ella le habían quitado todas sus prendas para llevárselas. No pasó mucho tiempo sin que los presagios del General español fuesen cumplidos.

LA LABRANZA

Para nadie es un secreto. que el General Juan Bautista Arismendi, poseía una hacienda con destilación de aguardiente en El Valle de Tacarigua, pués, tanto los historiadores como la tradición oral, lo han asegurado. Se dice, que Doña Luisa, ya vieja, le comentaba a sus hijos: "Tan pronto como nos casamos, dejamos a mi mamá y a mi hermano en la casa del Norte y nos fuimos a pasar nuestra luna de miel a una labranza de su propiedad, donde encontramos la más absoluta tranquilidad. Parecía que Juan Bautista se había olvidado por completo de su condición de

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militar, Sólo pensaba en la porción de tierra fértil, en los hermosos plantíos, en el bullicio de las aves de corral, en sus bestias y en las vacas de ordeño, ante todo lo cual nos sentíamos complacidos. A su lado yo vivía satisfecha de su comprensión y de su afecto. Era como si no hubiera existido diferencias entre nuestras edades a pesar de la distancia que nos llevábamos: nos amabámos con la misma inocencia de dos jóvenes que acababan de asomar a la vida. Como la lejanía no era mucha, ibamos entre tardes a la casa del Norte y con regularidad a las misas dominicales Pero tanta felicidad no duró mucho por culpa de los malvados representantes del Rey".

FIN

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BIBLIOGRAFIA: ARAMBARRI, Francisco Xavier

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DEL GRAL. JUAN B. ARISMENDI. DE BRICEÑO, Mariano.

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LA EXPEDICION DE LOS CAYOS EN EL ANDAR DEL TIEMPO. SALAZAR F. José Joaquín.

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HISTORIA POPULAR DE MARGARITA SUBERO, Jesús Manuel.

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JOSE FELIX RIBAS. YANES, Francisco Javier,

HISTORIA DE MARGARITA. PERIODICOS Y REVISTAS. DOCUMENTOS PUBLICOS. TRADICIONES ORALES. PAPELES VARIOS.