interpelación a jesús de nazaret

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  • 7/31/2019 Interpelacin a Jess de Nazaret

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    Interpelacin a Jess de Nazaret - Salvador Freixedo

    Interpelacina Jess

    de NazaretSalvador Freixedo

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    NDICE

    Pgs.

    DEDICATORIA ............................................................... 3

    INTRODUCCIN............................................................. . 4PROFECAS Y PROMESAS ............................................. 7NAVIDAD ...................................................................... 9LA LUZ DEL MUNDO ..................................................... 11NO VINE A TRAER LA PAZ SINO LA GUERRA 13LA SANTA MISA ............................................................. 16TUS REPRESENTANTES.................................................. 19TE FIASTE DE TU PADRE ........................................... 22INTOLERANCIA................................................................ 25LA MUJER ................................................................... 27PEDID Y RECIBIRIS ................................................... 30MASOQUISMO ............................................................... 32

    TUS TELOGOS .......................................................... 35FUEGO ETERNO............................................................. 38LOS CRISTOS DE LAS CUMBRES.................................... 41HIJO DE DIOS? .......................................................... 44LA CATLICA ESPAA ................................................... 46EL CRISTO DE LOS POETAS........................................... 49TU SBANA SANTA ....................................................... 52DESTRUCTOR DE CULTURAS ........................................ 54MI CREDO ................................................................... 57MI EPITAFIO ................................................................ 58RECONCILIACIN ......................................................... 59

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    A los que me critiquen llamndomeapstata o blasfemo, les dir que laverdad es lo contrario: yo soy unconverso. Me convert del fanatismoa la racionalidad. Gracias a Dios heperdido la fe. Mi infantil fe en elabsurdo dogma cristiano.

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    INTRODUCCION

    Hablo contigo, Jess de Nazaret, pobre hombre zarandeado por el misterio de

    la existencia, por las alabanzas de miles de ingenuos y por los interesescreados de tantos vividores a lo largo de la historia.

    No me dirijo a ti con la sumisin y la infantilidad con que lo han hecho tantosmiles de hombres y mujeres cuyas mentes fueron irremediablementecondicionadas desde su nacimiento para no ver todas las incongruencias quehaba en tu persona, en tu doctrina y en tu culto. Yo tambin lo fui, y me costcasi cuarenta aos liberarme de las falsedades en que tanto mi mente comomi corazn estaban enmaraados. Tan fuertes son los lazos que provienen de lainfancia!

    Hoy me dirijo a ti, de hombre a hombre, para liberarte en parte de lagazmoera que veinte siglos de historia te han echado encima y para

    responsabilizarte tambin de tanto dolor y de tanta sangre que por tu culpa sehan derramado en los dos ltimos milenios de la historia humana.

    Muy probablemente t no tuviste idea de fundar esta mastodnticainstitucin llamada Iglesia catlica. Como tampoco quisiste elaborar todo elcuerpo de doctrinas que ha venido a llamarse teologa cristiana. Tus fanticos einteresados discpulos de los siglos posteriores a tu muerte se encargaron de irachacndote hechos y dichos, ritos y amenazas que casi seguro no pasaronpor tu mente de hombre iletrado. Pero as, poco a poco, fue creciendo como uncncer en la sociedad humana esta funesta filosofa llamada cristianismo yesta farisaica institucin llamada Iglesia catlica, que si, por un lado, hamonopolizado durante siglos la creatividad de muchos artistas, por otro, se la ha

    castrado a miles de hombres y mujeres cuyo arte e ideas no encajaban en lamojigata moral cristiana; aparte de haber frustrado tantos millones devidas con una visin ridcula y estrecha del mundo y del papel del hombresobre la Tierra.

    Muy seguramente t no sabas bien lo que estabas haciendo y te limitabas aseguir, al igual que miles de otros iluminados que ha habido en la historia,las rdenes que te venan de un ms all nebuloso, que tanto ellos como tidentificabais errneamente con Dios.

    Pero tu nombre se ha convertido en signo y en bandera que hoy da siguentremolando muchos para tener entontecidas y sumisas las mentes de sushermanos. Y por eso es necesario desenmascararte sin miedo, para romper eltab que todos estos siglos y todos estos fanticos con autoridad han idocolocando alrededor de tu persona y de tu nombre.

    Me dirijo a ti sin temor de que me mandes a ningn infierno ardiente yeterno. En primer trmino, porque semejante lugar en el que t firmementecreas no existe en absoluto. Y adems, porque aunque lo hubiera, t notendras poder para mandarme a l.

    Te hablo de hombre a hombre, usando mi cabeza sin miedo y sin rencorpero con firmeza, para exponer los derechos del ser humano en esterompecabezas del universo y para que muchos de mis hermanos pierdan el miedoque siente hacia ti, aunque lo tengan en muchos casos disfrazado de respeto yaun de amor.Jess de Nazaret, baja del pedestal en donde la infantilidad humana te hacolocado a la lucha diaria de la vida que t viniste a dificultar an ms con tus

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    imposiciones, tus amenazas y tus prohibiciones. Bastantes dificultades tiene yade por s la existencia humana sobre la Tierra para que vengas t ni nadiea aumentarlas.

    En realidad, te sumaste a los politicastros de todos los tiempos, a losdominadores de los pueblos, como t les llamabas, para apretar an ms

    el yugo de servidumbre bajo el que gime la humanidad.Dijiste mi carga es suave y mi yugo ligero (Mt 11,30), pero lo primero que

    tenemos que replicar a estas palabras es por qu tenemos que llevar ningunacarga ni ningn yugo en aadidura a los que ya de por s nos impone la vida. Yadems, con qu lgica y con qu derecho vienes t, que te proclamas nuestrosalvador, a imponernos ms servidumbre? Si en realidad eres salvador,slvanos de todas ellas y no nos impongas ms.

    Tus tributos de la mente y tus imposiciones morales han angustiado ms elalma de los cristianos que muchas de las contribuciones monetarias y abusosque los polticos paranoicos y todos los lderes desquiciados les han impuestoa sus sbditos.

    Dijiste tambin que no venas a ser servido sino a servir (Mr 10,45). Pero nolo decas en serio, y si lo dijiste no sabas bien lo que decas. Porque la verdades que con tus prdicas, tus milagros, tus amenazas y tus ilusorias promesaspusiste a tu incondicional servicio a cientos de miles de hombres y mujeres quea lo largo de veinte siglos han estado ciegamente a tu disposicin, entregndotetotalmente sus vidas, abandonando sus familias, renunciando a formar unapropia y privndose de placeres legtimos y de bienes materiales.

    Deja, pues, de llamarte salvador cuando en vez de mejorar a lahumanidad has contribuido a ahondar ms sus divisiones no slo en relacin alos que no aceptaron tus prdicas, sino entre tus mismos seguidores, que enveinte siglos han dado un psimo ejemplo, hacindose infinitas guerras y

    odindose profundamente a causa de tus doctrinas, tan imperfectamenteexpuestas que han motivado innumerables interpretaciones y disputas.

    Si realmente fueses Dios, deberas haber previsto esto, pero en lo alto de lacruz no tuviste oportunidad de prever nada ante el derrumbe total de todastus ilusiones de redentor y salvador del gnero humano. Tu fantasmagricomundo espiritual se te vino abajo cuando sentiste en tus carnes los clavoslacerantes y terriblemente reales de aquellos romanos terrenales ypragmticos.

    Ms tarde, tus fanticos discpulos se encargaron de sublimar toda laescena y de rodear tu triste fracaso de un halo de triunfo y de divinidad. Perotu derrumbe fue total.

    Siempre me has dado gran pena cuando te oigo decir desde lo alto de lacruz aquellas desesperadas palabras: Padre mo, por qu me hasdesamparado? (Mt 27,46). En realidad debi ser para ti tristsimo eldescubrir en aquellas terribles circunstancias que el padre, en quien habasconfiado ciegamente y al que habas entregado tu vida, era tan cruel contigocomo lo haba sido siempre con tu pueblo, y que te haba traicionado yabandonado igual que lo traicion y abandon a l.

    Por eso, en aquellas circunstancias no podas prever nada y te fuisteabrazado desesperadamente a tu ilusin, dejando detrs de ti a un grupo detoscos pescadores, que aunque no haban entendido tus confusas prdicas, enlas que mezclabas la liberacin del espritu con la liberacin de la patria, sehaban contagiado de tus delirios mesinicos. Las circunstancias histricas

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    favorables una enorme confusin de creencias y un imperio romano con unareligin hueca y decadente se encargaron del resto.

    Seis siglos ms tarde ya tu fantasmal figura colgada de un madero llenabade angustia a todos los pueblos de Europa y tus fieros y ambiciososrepresentantes pronto convirtieron tu cruz en una espada con la que domina-

    ban y sojuzgaban cuerpos y conciencias.Jess de Nazaret, oye la increpacin que un hombre del siglo XX tiene que

    hacerte a la luz de lo que ha sido la historia de la rel igin que t fundaste.No son acusaciones originales mas. Te las hubieran dicho y de hecho te

    las dijeron miles de otros hombres y mujeres de todos los siglos, pero no losdejaron expresarse con libertad. Porque cuando tus representantes cogieron elpoder o tuvieron suficiente influencia con los tiranos de turno, ahogaronsalvajemente toda voz disidente llenando para ello toda Europa de hoguerasy de horcas.

    En la actualidad tu imperio se derrumba, por ms que tu gran jefe romanose pasee en triunfo por todas las naciones y por ms que las multitudes acudan

    a verlo. A las masas siempre les ha gustado lo nuevo, y en este mundo tanrampln y proletarizado ya van quedando pocos personajes tan pintorescos.Pero gracias a que tus representantes ya han perdido el poder civil que portantos siglos tuvieron o en el que tan directamente influyeron los disidentespodemos discrepar con libertad sin que nadie nos lleve a la hoguera.

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    Profecas y Promesas

    Tus seguidores te llaman profeta y hacen de ello una prueba ms de que teres Dios. Pero qu profetizaste, Jess de Nazaret? Profetizaste que Jerusalnsera destruida y que no quedara de ella piedra sobre piedra (Lu 19,44), yefectivamente, Jerusaln fue asediada y asaltada unas cuantas veces, tal comolo haba sido antes de que aparecieses t; pero ah est llena de vida y recinconvertida, contra viento y marea, en la nueva capital del terrorista Estado deIsrael. Tus conciudadanos, violentos y fanticos como t, han dejado de ser lasvctimas de los nazis y se han convertido en los nazis del Medio Oriente.Prometiste que resucitaras (Jn 2,19), y vamos a suponer que efectivamente lohiciste y no fueron tus piadosos bigrafos los que te hicieron resucitar. Peroresulta que Krishna, Osiris, Atis, Mithra, Buda, Quetzalcoatl y tu contemporneoApolonio tambin lo hicieron segn firmemente creen sus millones deseguidores.Profetizaste solemnemente: El cielo y la tierra pasarn, pero mis palabras nopasarn jams (Lu 21,33). Y aparte de que muchas de ellas nunca llegaron nillegarn a ser conocidas por la mayor parte de los habitantes del planeta, lasque lo fueron se transmitieron de una manera muy dudosa, y en la actualidadestn cayendo rpidamente en el olvido, porque cada vez son menos los quelas conocen y las siguen. Y muchas de las que te atribuyeron no eran tuyas,porque otros las haban dicho antes que t.Profetizaste que algunos de tus apstoles estaran vivos cuando t volvierasenseguida (Mt 16,28), pero como no volviste se fueron muriendo con lafrustrada esperanza de volver a verte.Profetizaste que volveras sobre nubes a juzgar al mundo y a condenar a losque no te haban recibido (Lu 21,27) y hace dos mil aos que este mundo

    pecador te est esperando sin que des seales de aparecer.Profetizaste que tus apstoles no habran terminado de recorrer las ciudadesde Israel cuando sera tu segunda venida (Mt 10,23). Pues bien, tus apstolesrecorrieron todo Israel, t te fuiste, y tu famosa segunda venida, de la quetus protestantes tanto hablan, no aparece por ninguna parte, mientras que losjudos estn esperando todava la primera venida de su Mesas, porque a ti note creyeron.Prometiste que estaras con tus apstoles y con tu Iglesia hasta el fin de lostiempos (Mt 28,20), pero tus pobres apstoles acabaron casi todos de unamanera bastante desastrada (aunque t tienes una enfermiza predileccin porlo catastrfico) y tu Iglesia va de tumbo en tumbo desde sus comienzos sin darseales de estar muy bien atendida.Profetizaste para muy pronto el fin del mundo con terribles cataclismos (Mt 24;

    Mr 13; Lu 2), y lo hiciste con lujo de detalles. Pues bien, las seales que paraello diste ya se han cumplido hace tiempo y de sobra. Tu doctrina ya ha sidopredicada a todos los pueblos, aunque muchos de ellos no la hayan querido oro la hayan positivamente rechazado. Adems, tal como t exigas, tushermanos judos ya se han enterado de sobra quin fuiste t, aunque no tehayan dado crdito.Pero el fin del mundo no acaba de llegar. Es cierto que en estos locos tiemposhay mil agoreros de toda calaa hacindote competencia en los malospresagios para este planeta. Pero como no sea por la imbecilidad de polticos ymilitares paranoicos que quieren arreglarlo todo a bombazos no vemos cmonuestra vieja y querida Tierra vaya a desintegrarse o a salirse de su rbita.Fuiste muy generoso en prometer grandes recompensas a los que fielmente tesiguiesen: Yo os aseguro que vosotros que me habis seguido, en la

    regeneracin, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ossentaris tambin vosotros en doce tronos para juzgar a las doce tribus de

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    Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre,madre, hijos o hacienda por mi nombre recibir el ciento por uno y heredar lavida eterna (Mt 19,28-30).Cmo te gustaba, oh Cristo, dejar vagar tu imaginacin y meterte en el mundodel mito! Te aferrabas a tus delirios mesinicos, y aunque para esta vida noprometas muchas cosas, para la otra llenabas de esperanzas las cabezas de los

    pobres diablos que te seguan y que no entendan bien lo que decas. Pero lesgustaba orte porque lo decas con entusiasmo y perciban en ti el atractivoespecial que ha emanado siempre de los iluminados.Tus fieles de hoy, en cambio, leen esas mismas palabras con mucho msrecelo. En primer lugar, t no acabas de venir, y yo personalmente te estoymuy agradecido que no lo hagas, porque, segn dijiste, tu venida va a ser asangre y fuego. En segundo lugar, porque a tus seguidores realmente fieles a lolargo de la historia no les ha ido muy bien. Los pobres, los gimientes, los perse-guidos y los mansos han sido siempre los perdedores en este mundo, y nadieha vuelto para asegurarnos que en realidad en el ms all hayan recibido lo quese les haba prometido.En fin de cuentas, Jess de Nazaret, tienes que reconocer que las profecas nohan sido tu fuerte. Y en cuanto a las promesas que hiciste a los que quisieron

    seguirte tampoco las vemos cumplidas con demasiada exactitud.Tus predicadores de hoy quieren tambin convencer de que en ti se realizarontodas las profecas del Antiguo Testamento; pero les pasa lo que a tus primerospredicadores, los apstoles. San Mateo, por ejemplo, a toda costa quierehacernos ver en su evangelio que las profecas se haban cumplido (5,17;26,54; 27,35, etc.). Pero segn nos dicen los modernos exegetas, para que secumpliese lo que estaba escrito segn leemos repetidamente en tusevangelios Mateo (1,23) retorca a Isaas (Is 7,14) y traa por los pelos acualquiera de los profetas, sin importarle que su aseveracin fuese falsa y aun acosta de quedar en ridculo; tal es el caso de la contradictoria genealoga tuyaque nos presenta, en la que te hace descender de David, va San Jos,acabando con ello de un plumazo con la tan cantada virginidad de tu madre.No! Jess de Nazaret: ni las profecas fueron tales profecas ni mucho menospudieron cumplirse en ti. Lo que tus predicadores han hecho a lo largo de lossiglos fue manejar caprichosa y fanticamente la jerga bblica, y acomodrtelaa ti en lo que les convena. Pero por encima de las palabras escritas,interpretadas y acomodadas con mejor o peor intencin, ah estn dos mil aosde historia con la cruda realidad de los hechos. Tu divinidad es un puro mito, turedencin no existi ms que en tu cabeza, y los humanos, por defectuosos queseamos, no necesitamos que nos salves de nada. La muerte se encarga depurificarnos y de hacernos dar el salto a otra dimensin. Y t no fuiste ningunaexcepcin de ello.

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    Krishna por poner slo dos ejemplos entre docenas es celebrado ennuestros das por cientos de millones de orientales con ms devocin y msamor que los cristianos celebran el tuyo.La habilidad con que tu iglesia ha manejado la historieta de tu nacimiento essemejante a la que ha usado con tu muerte en la cruz. Quin no se llena deternura ante un recin nacido en una cueva, lo mismo que quin no se apiada

    de un hombre que agoniza en una cruz? La Iglesia ha usado ambas cosas paraenternecernos el alma con respecto a tu persona, como si t hubieses sido elnico en nacer y en morir de semejante manera. Millones de hombres ymujeres han nacido en condiciones an ms humillantes y sin culpa alguna deellos, y cientos de miles han muerto en circunstancias iguales o muy parecidas,con el agravante de que muchos de ellos murieron as porque tusrepresentantes oficiales eran los que los ahorcaban o los mandaban a lahoguera.Tus telogos nos dicen que hay una gran diferencia; porque t eres Dios y losotros, por muy desgraciados que hayan sido en su nacimiento o en su muerte,eran slo hombres. Es decir, que el que un hombre mortal nazca desvalido y depadres miserables es cosa casi natural en este mundo desquiciado, pero lo quetiene que llenarnos de pasmo es que t, hijo de Dios, nazcas de la misma

    manera.Y contra esta fatalista manera de discurrir se alza la voz de la raza humana. Enprimer lugar, por qu tantos millones de seres humanos tienen que nacer encondiciones miserables? Quin ha hecho este mundo que lo ha hecho tan mal?Adems, no naciste t para salvar a la raza humana, para redimir a los pobres,para acabar con la injusticia y para dar de comer al hambriento y de beber alsediento? Y no es cierto que despus de tu visita a este mundo los pobressiguen siendo tan pobres y millones de nios siguen naciendo cada da en unascondiciones humillantes?Y en segundo lugar, qu culpa tenemos los humanos de que t hayas queridonacer en una cueva? Fue tu voluntad. Te tendremos que acusar tambin a tide demagogia? De qu le ha valido al mundo tu espectculo de la cueva, sinopara que los artistas y los fabricantes de nacimientos hagan su agosto? Es quetus representantes viven por un acaso en cuevas, o las mujeres cristianas dan aluz en pesebres?Si viniste a ensear la humildad y comprensin hacia los pobres, cmo es quetus pueblos cristianos, que son los ms ricos de la Tierra, no se vuelcan pararemediar este gran escndalo actual tan frecuentemente mostrado en laspantallas de televisin, de miles de nios del frica y Asia naciendo encondiciones increbles y muriendo de hambre a los pocos das? A qu vieneesa comedia de enternecerse ante tu pesebre y no indignarse o no hacer nadapor socorrer a todos estos millones de depauperados ?Tus obispos que todava te siguen construyendo catedrales por qu no lesdicen a tus fieles que es un pecado vivir de espaldas a tanta miseria como en laactualidad hay en el mundo? Por qu no organizan grandes colectas en tu

    navidad para evitar la muerte por desnutricin de tantos miles de nios en Asiay frica? De qu les valen a esos pobres nios los villancicos y el fervormojigato en torno a tu pesebre?Tu gesto teatral no ha servido de mucho como no sea para que en laactualidad, a dos mil aos de distancia, nuestros nios se entretengan poniendoovejitas de plstico al lado de tu pesebre y las abuelitas hagan regalos a susnietos. Pero para solucionar los terribles problemas de este planeta, y paraaliviar la miseria de los pobres con los que parece que con tu nacimiento tequeras identificar, tu gesto no ha servido para nada.

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    LA LUZ DEL MUNDO

    Tu dijiste: Yo soy la luz del mundo (Jn 8,12) y tus fanticos se han encargadode repetirlo por siglos a los cuatro vientos, dicindonos que t eres la luz queilumina a todo hombre que viene a este mundo.Y no slo eso, sino que t mismo extendiste esta cualidad de iluminar a tusdiscpulos y representantes. Tuyas son estas palabras: Vosotros sois la luz delmundo (Mt 5,14).Pero te pregunto en nombre de millones de seres humanos que viven en laoscuridad: Qu luz es la tuya y la de tu Iglesia? Porque la historia nos dice quea medida que tus ideas y el poder de tus representantes se fueron adueandode Europa, la luz de la cultura bizantina y romana se fue eclipsando hasta llegara las tinieblas de la Edad Media. En el siglo X, cuando tus vicarios eran las msaltas autoridades de Europa, dueos y seores de reinos, con ejrcitosincluidos, la barbarie ms absoluta reinaba entre tus sbditos que sedegollaban sin piedad por cualquier bagatela, siendo de ello ejemplo vergonzo-so tus vicarios supremos. No menos de siete de ellos murieron asesinados enun siglo; y no por los enemigos de tu Iglesia, sino por otros representantestuyos que queran su puesto, o por sus cristianos parientes, para as instalarsecmodamente a la sombra de la silla de Pedro, en donde estaban a salvo decontratiempos materiales y espirituales y desde donde podan cometer todasuerte de abusos. Tus fanticos desconocen casi por completo la historia de lainstitucin que t fundaste, y por eso se enfadan cuando oyen decir estas cosascreyendo que son puras calumnias. Si conociesen los hechos no defenderan tandenodadamente a su Iglesia.Y si del siglo X, con sus tinieblas culturales saltamos al XIV y al XV, nossumergiremos otra vez en un cenagoso mundo de tinieblas morales, en la casa

    de tus supremos representantes. Si tus Papas del siglo de hierro usaban laespada de una manera muy poco evanglica los de los siglos XIV y XV usaron eldinero de un modo nada edificante. Si realmente te hubieras preocupado por tuIglesia, hubieses hecho algo por impedir que llegasen al solio pontificio tipejoscomo Clemente VII, el primer Juan XXIII, Paulo II, Sixto IV, Inocencio VIII, Alejan-dro VI, Julio II, Len X... y un largo etctera de pontfices corruptos, cuya vida delujos y ostentacin distaba muchsimo de los principios del evangelio que thabas vivido y que ellos farisaicamente continuaban predicando.Dices que eres la luz del mundo. Por qu no iluminaste a muchos de tusseguidores, investidos de poder civil o eclesistico, para que noensombreciesen tanto las vidas de sus sbditos? Sus mentes estaban tan entinieblas como las de muchas otras autoridades que no te conocieron. Y enmuchos casos el haberte conocido les obnubil an ms la razn, porque los

    hizo ms fanticos y ms atropelladores de los derechos de sus sbditos, queaquellos que no se llamaban cristianos.Luz del mundo? Tus fanticos, a fuerza de orlo muy seriamente desde suinfancia, llegan a creer que t fuiste en realidad una lumbrera que ilumin aeste mundo en tinieblas; pero pregntales a todos aquellos pueblos para losque el cristianismo ha significado la destruccin de su cultura el derribo detodos sus templos, el asesinato de todos sus lderes y hasta la desaparicin desu lengua.No se enciende una luz dijiste y se pone debajo de una mesa; porquedesde all no alumbra. Antes al contrario se pone encima para que d luz ytodos puedan ver. (Lu 8,16). Si t eras luz, porqu no te colocaste donde tusmandamientos, tus consejos y tus ejemplos fuesen ms vistos y tuviesen mayorinfluencia en las vidas de los que iban a seguirte? Por qu nada ms morir t

    empezaron las luchas entre tus discpulos y se apag la claridad de tusenseanzas y la bondad de tus ejemplos?

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    Quisiste encenderte como una antorcha en lo alto de la cruz para que suresplandor iluminase los siglos por venir, y a los pocos aos de tu desaparicinya la sangre ensombreca tu obra: la sangre que tus feroces discpulos hacanderramar a los que no queran seguir tus confusas enseanzas y la sangre detus propios seguidores que se perseguan entre ellos por puras ambiciones hu-manas disfrazadas de celo por tu doctrina.

    No viniste a iluminar a este mundo, Jess de Nazaret. Viniste a ensombrecerlocon un mito ms, hacindote el propagador de una nueva secta que lo nicoque haca era confundir ms las mentes de los humanos y alejarlas ms de laverdad. Probablemente sin darte cuenta, lo nico que hiciste fue resumirmuchos de los viejos mitos en los que la humanidad vena creyendo desde ha-ca milenios y mezclarlos con tus propias alucinaciones y con los mensajes quete susurraba al odo la voz de Yahv que t errneamente identificabas conDios.Tras tus mensajes, a la humanidad le ha pasado lo mismo que a ti te sucedi alfin de tu vida: ya no sabe qu pensar. T, desde lo alto de la cruz, te quejaste atu enigmtico padre y le preguntaste por qu ya no sentas su presencia. Loshumanos ms evolucionados, viendo el estado del cristianismo, sudescomposicin evidente y su manifiesta divisin e ineficacia en cuanto a la

    transformacin del mundo, se preguntan: Por qu no ha funcionado? Sidespus de dos mil aos no lo ha hecho es indudable que ya no lo har, y msviendo su estado de creciente deterioro.Si t eres la sola luz que ilumina a este mundo, gran parte de la humanidadha estado siempre en tinieblas, porque lo cierto es que nunca te ha conocido. Ylos que te conocieron no te recibieron, como dijo tu evangelista, y han vividotan a oscuras como los paganos. Dime, Jess de Nazaret, dnde est tu luz?La humanidad pensante, en la actualidad sigue tan en tinieblas como cuando tviniste, sin saber, ante el misterio de la vida, de dnde la traen ni a dnde lallevan. Tu luz fue slo un fogonazo repentino para unos cuantos que seilusionaron creyendo que ya tendran otro sol invicto que guiase a lahumanidad, pero la triste realidad fue que, como un cohete de feria, tu luzempez a declinar rpidamente, y a poco la oscuridad volvi a reinar sobre laTierra.Tus doctrinas se mezclaron con las que las haban precedido; tusrepresentantes las acomodaron a los intereses de los poderosos y a los suyospropios, y al cabo de los aos se haban convertido en tradiciones seculares yen ritos sin sentido. El miedo a las autoridades civiles y religiosas y el terror alms all mantena a la grey sumisa. Pero, salvo los fanticos que por notener cabeza nunca tienen dudas, la humanidad segua en tinieblas. Tu luz seapag contigo en el Calvario.

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    NO VINE A TRAER LA PAZ,SINO LA GUERRA

    Tu lo has dicho. Tus doctrinarios saben explicar muy bien la frase y acabandicindonos con melifluas palabras que t eres el prncipe de la paz y otrasbellezas por el estilo.Pero tu propia exgesis nos aclara el sentido de tu mensaje: Por m se alzar elhijo contra su padre y la hija contra su madre (Mt 10,35), y por mi causaseris odiados, expulsados de los lugares y apedreados (Le 21,12).Efectivamente, viniste a traer la guerra, y la historia de tu Iglesia es la mejorprueba. Tus representantes, que se supona fuesen mansos y humildes decorazn (Mt 11,29), tuvieron por muchos siglos ejrcitos que mataban y

    saqueaban igual que los de los reyes llamados cristianos. La historia de tusfieles es por lo menos tan belicosa como la de los que nunca creyeron en ti. Lasnaciones cristianas han dominado el mundo y no con mansedumbre, sino conviolencia y avaricia, saqueando a los pobres pueblos atrasados e indefensos.Puede ser que en alguna ocasin tuviesen que defenderse de las incursiones delos brbaros no cristianos que queran invadir sus territorios; pero la mayorparte de las veces, a lo largo de la historia, no ha sido as. Las nacionescristianas invadieron, contra toda justicia, los territorios de los no cristianos,con la farisaica disculpa de que los queran convertir a la santa fe de Cristo.Es decir, los queran hacer tan avasalladores y tan ladrones como ellos.Para esta inicua tarea iban los misioneros al lado de los soldados, y como nopoda ser menos, las conversiones en masa se simultaneaban con lasmatanzas en masa de aquellos que no queran rendir sus derechos y sus

    mentes.Esa ha sido la historia de Sudamrica y de gran parte de frica. Losconvertimos al mismo tiempo que les robbamos sus tierras y sus mujeres yles destruamos sus templos y sus culturas. Los ms vivos se quedaron por allpara culminar el expolio y convertirse con el paso del tiempo en sus grandeslderes polticos. Pero los pobres indios y los pobres negros han ido de mal enpeor hasta el estado lamentable en que actualmente se encuentran:arruinados, transculturados y llenos de complejos al haber perdido su propiaidentidad; dominados por unos politicastros rapaces y frecuentementeasesinos, herederos de conquistadores y misioneros, y desesperados comopueblos al no ver solucin para sus crecientes males. Pero eso s, con fe en ti!Siguindote como borregos en las grandes solemnidades y procesiones,creyendo ingenuos! que t vas a salvarlos de sus desgracias cuando t

    eres el gran culpable de todo lo que les ha sucedido. Todos son cristianos y elcontinente est lleno de templos dedicados a ti. En las ms altas montaas, portodas partes, se pueden ver grandes estatuas tuyas en ademn de bendecid alas pobres multitudes depauperadas y, en no pocas ocasiones, hambrientas.Creen todava en ti porque no saben, a pesar de que bien claro lo dijiste, que novenas a traer la paz, sino la guerra. Qu bien has cumplido esta palabra tuya!Y si miramos a la parte norte del continente americano nos encontramos conque all tus cristianos actuaron de una manera muy diferente. All no derribarontemplos, porque casi no los haba, ni destruyeron culturas: all tus cristianoscazaron a los indios igual que a los bisontes hasta que los aniquilaron. Cuandoposteriormente se dieron cuenta de que an quedaban algunos indios y unospocos bisontes los metieron en reservas para que perdurasen como unrecuerdo de lo que haban sido los primitivos pobladores de aquellas tierras.A los bisontes les ha ido mejor que a los indios, porque se han multiplicadomientras pacen apaciblemente en los terrenos que les han sido acotados,

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    mientras que los indios, sumergidos de repente y artificialmente en una culturaque no es la suya, agonizan diezmados por el aburrimiento y el alcohol.Estos son tus cristianos, Jess de Nazaret. As actan cuando quieren extendertu reino. Lo extienden l igual que lo extendi aquel otro alucinado llamadoMahoma: a golpe de espada, y con guerras santas. Tus discpulos organizaronotras guerras santas a las que llamaron cruzadas, y por amor a ti

    asesinaron a miles de seres humanos cuyo nico pecado era no creer en ti.Y si malos fueron para con los no creyentes, peores an fueron entre s,odindose a muerte y matndose durante siglos por diferentes interpretacionesde tus confusas y contradictorias prdicas. Por qu no dejaste nada escritoindicando claramente cul era tu voluntad y cules eran tus ideas? Hubiesesevitado las espantosas carniceras que tus discpulos cometieron unos contraotros pensando todos que ellos eran los que interpretaban fielmente tus deseosy tu pensamiento.La historia de Europa durante veinte siglos es una continua lucha entre tusseguidores. Primero se excomulgaban y se perseguan, porque unos decan quet eras Dios y otros lo negaban. Ms tarde, cuando tus representantes cogieronel poder civil o se aliaron a los que lo tenan, mataban a los que no se lessometan o incluso a los que no pensaban como ellos. Y ms tarde an, tus

    discpulos divididos en cien sectas, invocando todos tu nombre, organizaronguerras fratricidas que duraron siglos y que llenaron Europa de odio y demuertos.No habas dicho t que estaras con tu Iglesia hasta el fin de los siglos? (Mt28,20). No veas desde las alturas cmo tu Iglesia tena y tiene desgarradas lasentraas con tantas divisiones y peleas? Por qu entonces no la has socorridoy has permitido que se desmiembre en tantas sectas que todava siguenhacindose la guerra, aunque hoy ya no sea en los campos de batalla, sino me-diante libros, en emisiones de radio y en las pantallas de televisin? O fallaste atu promesa o hablaste por hablar, sin saber bien lo que decas, o no tienespoder ninguno desde el ms all sobre este cmulo de confusas creencias quese ha extendido por el mundo como un tumor canceroso.Hoy da ya las ideas religiosas en Occidente no son como antao causas deguerras, porque las sociedades ms evolucionadas han cado en la cuenta deque los dogmas que tus representantes siguen sosteniendo no tienen sentido.Hoy da las guerras vienen de la paranoia y de las ambiciones de unos cuantosaudaces a quienes la masa borreguil escoge democrticamente o que se hanadueado del poder por la violencia o el engao.Pero si las guerras de religin han pasado a la historia, todava se daninfinitas batallas familiares y sociales contra los herejes que no quierensometerse al credo cristiano oficial.El que esto escribe sabe muy bien lo que son estas batallas sociales debidasa la religin, por haberlas padecido en propia carne a raz de su rebelin contralos dogmas y contra el farisesmo de los jerarcas. Con motivo de mi libro MiIglesia duerme, escrito hace ya ms de veinte aos, muchos de los que hasta

    entonces haban sido grandes amigos no volvieron a dirigirme la palabra y seapartaban de m como de un apestado.Y con gran dolor tengo tambin que decir que personas que me queranentraablemente comenzaron a sufrir cuando cayeron en cuenta que mis ideasya no eran ortodoxas. El amor que me tenan les impidi alejarse de m, peroentre nosotros se hizo un vaco que no exista antes.Efectivamente, viniste a traer la guerra, y hasta te jactas de ellocontradicindote a ti mismo.Tu frase el que no est conmigo est contra m (Le 11,23) es el perfecto lemade la intolerancia, y nos da la pauta para toda la violencia que vemos en laactuacin de tus seguidores a lo largo de la historia, y hasta de la ascticapredicada por tus fanticos directores de almas y msticos. Guerra contra smismo! Guerra al placer! Guerra a las pasiones! Guerra al sexo! Todo

    lo agradable de la naturaleza es sospechoso para ti y para tus ascetas. Ya lodijiste con otras palabras, indicadoras de tu talante rigorista y apasionado: Lavida del hombre sobre la Tierra es lucha.

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    Y los aturdidos hombres nos preguntamos: lucha..., por qu? No entraste enel mundo invocando la paz? No es la lucha enemiga de la paz? No tepresentabas a tus discpulos, despus de tu crucifixin, dicindoles como primersaludo, la paz sea con vosotros? (Jn 20,19) No es la vida ya de por sbastante agitada y dificultosa para que encima vengas t a hacrnosla msdifcil?

    Jess de Nazaret, djanos en paz! y no nos acongojes ms el alma con tusamenazas, con tus prohibiciones y tus mandamientos antinaturales. Sirealmente quieres ayudar a esta doliente humanidad, lbrala de sus estpidoslderes, que en lugar de ayudarnos a vivir racionalmente y en paz, y en vez degastar el dinero que nos sacan en proporcionarnos bienestar lo gastan en darsebuena vida y en pagarle a los maniacos de la guerra para que sigan fabricandoarmas y nos tengan muertos de miedo. Hacen lo mismo que t: nos dicen quese sacrifican por nosotros y que su trabajo es slo por nuestro bien, pero lacruel realidad es que nos llenan de angustia, robndonos nuestro dinero ynuestra paz.Si realmente amas a la humanidad, danos lderes que realmente sean mansosy humildes de corazn como t predicabas y como ciertamente no han sidotus representantes y seguidores. Danos la paz que nos prometiste y que no nos

    dejaste: Mi paz os dejo, mi paz os doy (Jn 14,27) Hablabas en serio?Cundo ha habido paz en el mundo ? No la hubo antes de venir t y sigui sinhaberla despus que te fuiste. No slo entre los que nunca te conocieron, sinoentre los que se decan seguidores tuyos, que inflamados con tus prdicasfanticas hicieron correr ros de sangre en el mundo entero y abusaron in-misericordemente de los pueblos menos desarrollados.Mi paz os dejo, mi paz os doy... Qu ciegos estn tus seguidores y qu ciegoestuve yo por tantos aos al no ver la enorme mentira de esta y de otrasmuchas palabras que t ilusoriamente dijiste y que tus interesadosrepresentantes han seguido repitiendo pomposamente, aunque viesen a sualrededor a la miseria, al odio y a la guerra campando por sus respetos.T dijiste que tu paz no era como la del mundo (Jn 14,27). No sabemos cmoes la paz del mundo, pero tampoco sabemos cmo es la tuya, porque a lo largode la historia hemos podido ver muchas veces cmo hombres y mujeres que seentregaron a ti en cuerpo y alma, y que lgicamente deberan haberse hechomerecedores de la paz que tu prometiste, se vieron atropellados injustamente yprivados no slo de la paz sino de la vida. Dnde estabas t para hacer valertu promesa? Esperemos que los estuvieses aguardando en el reino de loscielos; porque tambin habas dicho que de los pobres de espritu seria elreino de los cielos (Mt 5,9). Esperemos; porque ciertamente ni a los pacficosni a los pobres de espritu les ha ido nunca demasiado bien en el reino de laTierra.

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    LA SANTA MISA

    La misa fue durante siglos el principal acto social en el mundo occidental. Quelos sacerdotes se hayan empeado en conservar su contenido religioso es algosecundario; y adems no lo han conseguido muy eficazmente. Las misas delos pentecostales, sin comunin y sin misterio elemento esencial en el mitoreligioso lo mantienen en mayor medida; y eso a pesar de la histrinicapresencia de algn arrebatado ministro aullante.En los ltimos tiempos y sobre todo en la desgarrada Hispanoamrica, la misase ha convertido en un acto poltico para hacer saber al Gobierno lo que lacensura devotas de turno no deja decir en peridicos y emisoras. Lospanegricos y las homilas de los servicios religiosos por el ltimo asesinado porlas Fuerzas Armadas o por los defensores del orden sirven muy bien paraello. Y si as es, Dios bendiga las misas que por lo menos sirven para esto.He aqu unas palabras tuyas que cosa rara tus seguidores han sabidointerpretar bien y poner al da. Dijiste: Lo que yo os digo en la oscuridad,decidlo vosotros a plena luz; y lo que os al odo, proclamadlo desde lostejados (Mt 10,27). Ellos traducen: Lo que el pueblo aplastado susurra conmiedo, gritadlo vosotros en las homilas; y lo que se cuchichea en las oficinas,decidlo en los plpitos.Si en los pases en que la libertad y los derechos humanos son conculcados, lamisa sirviese para convertir los tejados del evangelio en pulpitos, y loscuchicheos en pblicas denuncias, tal acto litrgico sera una bendicin y habraque conservarlo a toda costa como un bien social.Pero desgraciadamente por un monseor Romero que muri al pie del altarcomo un moderno Baraquas (Mt 23,35), asesinado por los militares-verdugos

    de su pas por haber convertido el pulpito en tejado denunciador, hay milesde pastores que lo nico que hacen es pastorearse a s mismos banquetearcon los engalanados opresores y repartir cada domingo hierba pedestre yregurgitada a su rey. Porque en eso se ha convertido la misa: en una rutinatediosa en la que los viejos bostezan y de la que los jvenes huyen como de lapeste.En los pases menos desarrollados y en aquellos pueblos donde las costumbrestradicionales estn todava muy arraigadas, la misa dominical es un acto socialesperado por todas las mujeres, adolescentes y adultas, como la nica ocasinde relacionarse con el mundo. Las jovencitas casaderas se aderezan para servistas y los jvenes, aunque se queden cerca de la puerta y no les importe nadalo que el sacerdote hace, no dejan de asistir porque es la nica ocasin de ver ala dama de sus sueos.

    Para esta gente, al igual que para muchsimos catlicos, lo mejor de laceremonia es el ite missa esty el intercambio humano que se produce a lasalida. El ambiente festivo que entonces se respira y la ocasin de saludar y vera la gente amiga es algo que bien vale la pena de los aburridos dominasvobiscum.He aqu otro aspecto positivo de esta ceremonia cristiana que si bien ha perdidoentre el pueblo gran parte del profundo valor que los telogos le atribuyen,conserva todava un gran arraigo en las poblaciones pequeas debidoprecisamente a este contenido social positivo que tiene.Sin embargo, aun desde este punto de vista humano y social, la misa tieneotros ngulos que ya no son tan apreciados por otra parte de nuestra sociedad.La picaresca popular le atribuye muchas cosas a esta ceremonia. Tal como dijoalguien, Dios nos dio la maana del domingo para dormirla, pero los curas nos

    la echan a perder con la santa misa.

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    Y si la misa fuese slo esto no merecera la pena que le dedicsemos tantaatencin. Pero segn los sesudos telogos la misa es mucha ms; es en ciertamanera el centro de la Iglesia.Segn ellos, en la misa ests t, Jess de Nazaret, en cuerpo y alma. Porque enella es donde se celebra la eucarista, y la eucarista eres t mismo, aunquebajo las apariencias de pan y vino. Y al decir esto estamos entrando en un

    terreno resbaloso que increblemente sigue siendo transitado en nuestrostiempos por miles de personas que se consideran inteligentes. Entramos en elterreno del mito descarnado y primitivo.Tu presencia real en la eucarista es un mito tan claro y tan parecido a otrosque se puede estudiar como un paradigma de todas las cualidades tpicas delmito perfecto.Cunto nos gustara saber, Jess de Nazaret, si en verdad en la ltima Cena,cuando bendijiste el pan y el vino, tenas en mente todo el enorme tingladodogmtico que tus doctrinarios montaron posteriormente en torno a tussencillas palabras! Torrentes de tinta para probar tu presencia o paraimpugnarla, y ros de sangre para defender cada uno sus fanticas posiciones.La sangre que corri en tantas guerras religiosas s era verdadera sangre; encambio, la que hay en el cliz es slo un delirio de tus telogos.

    Segn ellos, ah ests t, despus de dos mil aos, presente y vivo en cada unade las misas. Y tus cristianos, con sus ttulos acadmicos, con sus avancestecnolgicos, con su sonrisa incrdula y despectiva hacia todo aquello quehuela a espritus o a cualquier cosa acientfica, admiten el mito tantranquilamente y acuden sumisos y devotos a comerte convertido en pan!Dnde se queda el espritu crtico tan depurado que nuestra sociedad muestraante otras realidades de las que hay muchas ms evidencias que las quetenemos de la realidad de la eucarista?Tus cristianos desconocen que el mito de comerse a Dios es tan viejo como lahumanidad. Griegos y romanos se coman a Demeter y a Ceres cuando ingeranciertas tortas rituales de trigo; el soma era la bebida con la que los hindesse identificaban con la divinidad; cuando los devotos de Mithra beban del clizllamado agathodemon estaban bebiendo la sangre de su dios y otro tanto lessuceda a los creyentes en Tammuz y Osiris...Naturalmente todos estos ritos que he citado para tus fieles son purasaberraciones con las que Satans logr embaucar a aquellos pobres paganos.En cambio, tu transustanciacin que en la jerga teolgica es la manera queel pan tiene de convertirse en tu cuerpo es genuina. Ah no hay duda. Haypuro milagro y poder de Dios. O como dicen los pentecostales cuando les da elarrebato mstico: Hay fuerza en el cuerpo de Cristo!Cmo se nos obnubila la mente para juzgar sin prejuicio cualquier cosa que seaentraablemente nuestra!Como no poda ser menos, un mito tan difano tuvo y tiene detractores aunentre los propios cristianos. Y ms cuando segn tu costumbre, t no hablasteclaro sobre ello, siendo as que en un tema tan discutible y tan dudoso deberas

    haber dejado las cosas mucho ms claramente definidas. Te limitaste abendecir el pan y el vino y a decir a aquellos pobres hombres que hiciesen lomismo en recuerdo tuyo (Le 22,19; Mt 26,26). Pero estas palabras sondemasiado genricas y naturalmente trajeron toda la confusin que dura hastanuestros das.Porque lo cierto es que tus cristianos protestantes, con muy buen sentido, creenque tu presencia en el pan, al igual que toda la ceremonia, es meramentesimblica y niegan que t ests realmente presente en las especies, mientrasque los catlicos dicen con gran segundad y gran credulidad que el quetoca la hostia te toca a ti! Y de ser esto as, tu eucarista se convierte en unrompecabezas: ests o no en las partculas?, cundo te retiras una vez queeres ingerido por el comulgante?, cmo es posible que algunas personashayan sido envenenadas con hostias consagradas?... Cunto fanatismo y

    cunta infantilidad!Hoy pienso con asombro en las muchas horas que yo mismo pas hincadodelante del sagrario. Yo crea sinceramente que t estabas all con una

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    presencia real, y por eso te haca compaa y te peda ingenuamente que meayudases a m y a otros en los muchos problemas de la vida. Me aprovechabade tu presencia tan prxima y tan humana para tratar de ahondar mi amistadcontigo. No hace mucho entr en un convento de monjas en cuya capilla enpenumbra dos religiosas completamente inmviles estaban de guardiaarrodilladas en el medio del comulgatorio ante la custodia expuesta. Para ellas

    t estabas all.ramos slo tres personas en el templo. Se oa el silencio. Sentado, comenc arecordar tiempos idos, y sent de repente una profundsima pena, no por m,sino por aquellas dos pobres mujeres que llenas de buena fe, habiendorenunciado a lo mejor de la vida, consuman su existencia all de rodillas en elsilencio entre sombras entregando su corazn a otra sombra y adorando a unaoblea de trigo!Cuntos millones de horas habrn pasado tus buenos cristianos de la mismamanera, hablndole intilmente a un pedazo de pan? No es para llorar el vercmo la humanidad malgasta su tiempo y sus mejores energas en algo que escompletamente imaginario? No es humillante para la raza humana el habersedejado engaar por una creencia tan burda que hasta los nios deberan sospe-char que se trata slo de una broma o de un engao? Pero no tiene nada de

    extrao que esto haya sucedido cuando se da la triste realidad de que loshumanos admiten mentiras an mayores, como son la de creerse que ellos sonlos dueos y seores de ste mundo.La eucarista es un mito que est en lnea con el de la encarnacin y con el dela muerte de Dios en la cruz. Transcribo de m libro Visionarios, msticos ycontactos extraterrestres: Los hombres, en nuestra desesperacin por tener aDios a mano como el nio que se agarra a su padre para no perderse entre lamultitud, hemos cometido la infantilidad de hacerlo hombre; y en nuestromiedo de que por su grandiosidad no se nos haga incomprensible, lo hemosmatado. No importa que luego, avergonzados, lo hayamos hecho resucitar; peroya para siempre y para seguridad de nuestro psiquismo lo podremosrepresentar en una cruz, muerto.Me falt decir que la eucarista es otro de esos mecanismos inconscientes queel ser humano tiene para convertir un mito o un arquetipo en un rito o en unaceremonia concreta. En este caso, la unin e identificacin con Dios, vivida deuna manera tan radical y tan primitiva como es comindoselo.Tus cristianos te devoran, Jess de Nazaret, despus de haberse devorado entreellos durante veinte siglos y de seguirse mordiendo los costados con susenvidias y celos. Pero t carne y tu sangre que con tanta devocin ingierentodava muchos de ellos no los hace ms tolerantes ni ms humanos. Antes alcontrario, los que se alimentan de ti suelen ser ms virulentos y menos com-prensivos para las creencias de los dems.Adems, si el mito de tu presencia real no fuese mito serias un sercompletamente carente de sentido de la justicia, al dejar totalmente ignorantesde semejante milagro a la mayor parte de la humanidad. Los lejanos mongoles,

    los habitantes de Manchuria, la inmensa mayora del pueblo chino y 4.000millones de hombres en total desconocen que Dios est metido dentro de unospequeos pedazos de pan en unos cajoncitos escondidos en algunas Iglesias deEuropa y Amrica.Deberas hacer algn esfuerzo que ciertamente sera menor que el milagrazoque constantemente tienes que estar haciendo en la transustanciacin, paraque el mundo se enterase de semejante maravilla. Pero ni lo haces t ni hasayudado mucho a que tus seguidores lo hagan, porque despus de dos mil aosla mayor parte de los habitantes del planeta siguen sin enterarse.

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    TUS REPRESENTANTES

    Dijiste: Mi reino no es de este mundo (Jn 18,36), y sin embargo, tus mximosrepresentantes han sido desde hace siglos monarcas de un reino. Y loremachabas diciendo: Si mi reino fuese de este mundo mi gente habracombatido para que yo no fuese entregado a los judos..T reino, Jess de Nazaret, no fue de este mundo, pero el de tus representantess. Hasta hace muy poco han tenido ejrcitos que han combatido por ellos y pordefender sus posesiones terrenales; y sus soldados no eran simblicos y decarnaval como son en la actualidad los de la guardia suiza en el Vaticano, sinoque eran con mucha frecuencia fanticos voluntarios o feroces mercenarios queen ocasiones realizaron matanzas que hubiesen avergonzado a cualquier tirano.El suyo es un reino con palacios y museos; un reino con embajadores, conrecaudadores de impuestos, con cdigos de justicia y con penalidades paraaquellos que no cumplan las leyes; un reino con bancos y con banquerostramposos y avaros aunque estn ordenados in sacris a los que no lesimporta en qu invierten el dinero del reino, con tal de que produzca buenosdividendos; un reino en donde no slo se politiquea internamente en lospalacios vaticanos, sino que se lleva la poltica y las influencias a todos los otrosGobiernos en donde hay sbditos cristianos; un reino en donde por siglos secobraron tributos directos yendo contra lo que t habas dicho y en dondeen la actualidad se cobra por los servicios espirituales que se prestan. Losbautizos, las misas, los entierros y las bodas tienen tarifas como en cualquieroficina del gobierno.Tu reino espiritual, Jess de Nazaret, tus representantes lo han convertido en unreino de este mundo. Si eres Dios, no pudiste preverlo?

    Tan en serio han tomado su papel de reyes y de seores de este mundo quedesde muy temprano en la historia se preocuparon de agenciarse territoriosarrebatndoselos a las buenas o a las malas a otros reyes y seores msdbiles que ellos. Nuestro catolicsimo Felipe II tuvo que hacerle la guerra a unode ellos (Paulo IV), que quiso usurparle sus posesiones en Italia; y si nospusisemos a enumerar todas las guerras que tus representantes, grandes ypequeos, han hecho con el nico objeto de conseguir o de defender tierras yciudades, no terminaramos.Qu mal ejemplo, Jess de Nazaret, han dado tus pontfices a lo largo de lahistoria! Cmo no los asististe de una manera especial, tal como lo habasprometido, para que respetasen tu voluntad y no hiciesen caricatura o burla detus palabras?Dijiste: Las zorras tienen cuevas y las aves del cielo tienen nidos, pero el hijo

    del hombre no tiene dnde reclinar la cabeza (Lu 9,58). Tus representantesestn muy lejos de imitar tu ejemplo en cuanto a vivienda. No slo los pontficesromanos han vivido siempre en suntuosas mansiones, sino que hasta loscientos de obispos de todo el mundo distan mucho de no tener dnde reclinar lacabeza. Y esto se ha hecho tan comn y normal que sus moradas se llamanordinariamente palacio episcopal.Hace ya veinte aos, y refirindome a esos personajes bblicos, medio polticosmedio obispos, llamados nuncios, escrib en mi libro Mi Iglesia duerme:Recuerdo la mala impresin que me llev cierto da que con gran sacrificio porparte ma acud al nuncio de Su Santidad, residente en una capital distante,para exponerle ciertos graves problemas que afectaban a toda una dicesis. Suexcelencia me recibi entre mrmoles, y para estar a tono con el entorno, conuna frialdad marmrea me permiti exponerle mis argumentos... Pero donde

    ms visiblemente muestran los nuncios su alejamiento de la realidad cir-cundante es en su manera de vivir. Aparentemente tienen la idea de que si no

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    imitan, aunque en tono menor, la pompa vaticana, no pueden representareficientemente a la Santa Sede.Los representantes del siervo de los siervos de Dios (y ya va siendo hora deque o hacemos verdaderos muchos de estos motes que usan en la Iglesia o losborramos para siempre) tienen un automvil tan bueno como el de cualquierembajador, se visten ms llamativamente que cualquier embajador, viven en

    un palacio mejor que el de la mayora de los embajadores y son huspedesdistinguidos de cuanto cctel, inauguracin, fiesta patria o aniversario dealguna importancia se celebre. Sus apariciones entre la gente humilde sonmucho ms parcas, ya que los pobres y aun la gente de clase media no suelenestar envueltos en grandes protocolos de Estado y no suelen celebraraniversarios como no sean los de sus incoloras vidas o los de sus difuntos.Dijiste tambin: No tomis oro ni plata ni cobre, ni tengis dos tnicas nisandalias... (Mt 10,10).Tus obispos no tienen sandalias; tienen zapatos con hebillas plateadas odoradas, que luciran ridculas en los pies de cualquier otro ciudadano. Y tuscardenales no s si tienen dos tnicas, pero en la que hasta hace poco tenanlucan una grotesca cola de hasta ocho metros de largo! No los veas t desdeel sagrario, en donde dicen que ests de cuerpo presente, avanzar

    pomposamente como pavos reales por la nave central de sus respectivascatedrales, arrastrando tras de s aquel nclito apndice, aquella sacra traperaroja que resume toda la mundanidad y toda la ridiculez de las cortesrenacentistas y dieciochescas? No te cogan ellos poco despus en sus manosal celebrar la misa? Por qu nunca le dijiste nada a alguno de ellos acerca de laburla que supona el representarte a ti y vestir de aquella manera? No slo unaburla a ti y a tus palabras, sino una provocacin y un insulto para los miles desus ovejas que viven en la miseria o pasando estrecheces.Dijiste: Cuando seis invitados a un banquete no ambicionis los primerospuestos...A tus representantes parece que les gust lo de los banquetes, porque cuntohan banqueteado! Y no slo como invitados de los ricos y poderosos, sino queellos mismos han organizado banquetes con frecuencia y no han invitado a ellosa los pobres y mendigos tal como t le dijiste al fariseo que te invit a comer:Cuando des una comida o una cena no llames a tus amigos o a tus hermanos yparientes ni a tus vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez y tengas yatu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los cojos y a loslisiados y ciegos, y sers dichoso porque no te pueden corresponder y as se tecorresponder en la resurreccin de los justos (Lu 14,12-14).Tus representantes han invitado repetidamente a los poderosos parapolitiquear, a los ricos para tratar de finanzas y a los parientes para hartarse.A modo de ancdota, permtame el lector que transcriba una nota tomada demi libro El cristianismo, un mito ms: He aqu lo que se consumi en la bodade una sobrina del Papa Juan XXII (1316-1334): ocho bueyes, 55 carneros,cuatro jabales, 200 capones, 690 pollos, 580 perdices, 280 conejos, 40

    codornices, 37 patos, 50 palomas, dos grullas, dos faisanes, dos pavos, 292aves menores, 3.000 huevos, variedad abundante de pescado, 2.000 manzanasy peras, 4.000 panes y unos 2.000 litros de vino. Total, que las bodas deCamacho fueron un asco. Todo esto pagado con las limosnas y contribucionesde los catlicos humildes de toda Europa!Y los pobres de los que t tanto hablabas? Para los pobres, Juan XXII reservtus bienaventuranzas, que tambin estn en el evangelio.Decididamente tus representantes dan la impresin de haberlo ledo slo parahacer caricatura de l.Tu entrada en Jerusaln, das antes de la pasin, la hiciste solemnemente, comouna gran excepcin en tu vida, cabalgando sobre una humilde asna. En elcaminar y el viajar, tus pontfices, desde muy temprano en la historia, seolvidaron de los asnos y de las ramas de rboles y de las vestiduras humildes.

    Su viajar fue siempre pomposo y lleno de ostentacin. Desde los enjaezadoscorceles blancos de los Papas de la antigedad, escoltados por miles de jinetesy llevados de la brida por algn rey o emperador, hasta los opulentos palios, las

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    alfombras principescas, las sillas gestatorias, las carrozas adoseladas, losasientos ad hoc en los aviones y los papamviles de nuestros das hay ungran trecho que tus representantes han caminado sin volver la vista atrs ysin preocuparse de que tales poses van contra el espritu de lo que t habaspredicado con el ejemplo cuando casi descalzo caminabas con tus apstoles lospolvorientos caminos de Judea y Samara.

    Qu lejos queda la humilde asna que te sirvi de vehculo en tu entrada enJerusaln! Cmo los has dejado que hagan por tanto tiempo caricatura de loque t predicaste? Cmo no has defendido a tus fieles de sus mundanidades yde sus falaces enseanzas? Cmo te has desinteresado tanto de tu Iglesia, a laque prometiste asistencia perpetua hasta el fin de los tiempos? Cmo no hascumplido tu palabra dejando que tus representantes en cuanto a vestimenta ymodo de vivir se convirtiesen en una caricatura de lo que t fuiste?

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    TE FIASTE DE TU PADRE

    Dijiste: Mi Padre y yo somos una misma cosa (Jn 10,30). Sed perfectos comovuestro Padre es perfecto (Mt 5,48). Si vosotros, siendo malos, sabis darcosas buenas a vuestros hijos, cunto ms vuestro Padre que est en los cielosdar cosas buenas a los que se lo pidan? (Mt 7,11).Qu buena idea tenas de tu padre, Jess de Nazaret, pero qu equivocada! Nose mereca que t pensases tan bien de l. No fuiste demasiado ingenuo enfiarte tanto de un seor que se haba portado tan mal con tu pueblo? Porque sihemos de creer lo que la Biblia nos dice, tu padre dio muestras en repetidasocasiones de no tener entraas. No slo fue cruel con los enemigos del pueblohebreo, sino con su mismo pueblo escogido. Slo un padre demente o ciego porla ira podra hacer lo que tu padre hizo en tantas ocasiones con sus hijos tushermanos y contigo mismo.Pero de Dios no tenemos derecho a pensar que sea demente ni que se dejedominar por la ira ni que sea vengativo o rencoroso o mezquino. Y sin embargo,o rechazamos de plano la Biblia o no tenemos ms remedio que admitirsemejantes defectos en tu padre.Oye lo que el Pentateuco dice de l: Y mat a todos los primognitos en el pasde Egipto, desde el primognito del hombre hasta el primognito del ganado(Ex 13,15). No te parece que un ser todo perfecto debera haber obrado deotra manera?Oye este otro pasaje tomado del captulo 32 del mismo libro: Entonces,Moiss, viendo al pueblo desenfrenado... se puso a las puertas del campamentoy exclam; "A m los de Yahv!", y se le unieron los hijos de Lev. El les dijo:"As dice Yahv: 'Case cada uno su espada al costado; pasad y repasad por el

    campamento de puerta en puerta y matad cada uno a su hermano, a su amigoy a su pariente'." Cumplieron los hijos de Lev la orden de Moiss, y cayeronaquel da unos tres mil hombres del pueblo. Y dijo Moiss: "Hoy os habisganado la investidura como sacerdotes de Yahv a costa de vuestros hijos y devuestros hermanos, para que l os d hoy la bendicin".Qu padre tan salvaje tenas! No te parece que distaba infinitamente de laperfeccin que cabe esperar de Dios?En las pginas del Pentateuco muy frecuentemente nos encontramos con estafrase: Encendise la ira de Yahv. Deja que ahora encienda mi ira contraeste pueblo y lo devore (Ex 33,10), etc. No alababas t la mansedumbre? Yno te llenaste de asombro cuando te enteraste de cmo tu padre se dejabadominar tan fcilmente por la ira?: Yo no ir contigo, porque eres un pueblo dedura cerviz, no sea que te destruya por el camino (Ex 33.3).

    Y no te escandalizaste cuando leste que tu padre era celoso y cuando supisteque adems era vengativo y que castigaba los pecados de los padres en loshijos?: Porque yo, Yahv, soy un dios celoso que castiga los pecados de lospadres en los hijos hasta la tercera y cuarta generacin (Ex 20,5).No te dio miedo que pudiese hacer lo mismo contigo? No te horrorizastecuando supiste cmo se port con los hijos de Aarn, a los que mat slo porofrecerle incienso incorrectamente? Y no te indignaste cuando supiste cmofulmin a Uzz slo por tocar el arca? No la toc con atrevimiento o por maldad,sino porque se balance peligrosamente amenazando caerse. Hizo slo ungesto natural e instintivo, llevado por su gran respeto hacia aquel objetosagrado. Pero el mal humor y la intolerancia de tu padre no aguantaba nidesobediencias inconscientes y lo fulmin en el acto.No se te hizo muy extraa la peticin que le hizo a Abraham de que sacrificase

    a su hijo como si fuese una res? No se te pareci demasiado aquel sacrificiohumano a los que los otros dioses mesopotmicos exigan a sus

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    pueblos?. Es cierto que a ltima hora mand un ngel paraque detuviese el brazo de su padre cuando ya iba a degollar al joven Isaac; perono deja de ser una broma macabra el exigirle a un padre que tome semejantedecisin. Aunque ello nada tiene de extrao en un Yahv que ya haba legisladoen el Deuteronomio: Si un hombre tiene un hijo rebelde y dscolo que noescucha la voz de su padre ni de su madre y que, castigado por ellos, no por

    esolos escucha, su padre y su madre le echarn mano y lollevarn afuera, donde los ancianos de la ciudad... Entonces todos losciudadanos lo apedrearn hasta que muera. As hars desaparecer el mal de enmedio de ti, y todo Israel, al saberlo, temer (Deut. 21,18). No leste cuandoJeft, rey de Israel, le prometi a tu padre que si le otorgaba la victoria sobresus enemigos le sacrificara a la primera persona que le saliese al encuentrotras la batalla? Cmo tu padre permita que nadie le hiciese tan brbaraspromesas? Tan mala idea tenan de l? No sera porque saban quesemejantes sacrificios le gustaban? Y no supiste que la primera persona que lesali al encuentro tras la batalla ganada fue su propia hija? Y qu hizo tupadre? Se le apareci para decirle que no cumpliese una promesa tanmonstruosa y menos tratndose de quien se trata? Nada de eso, Jess de

    Nazaret. Tu padre se call y dej que aquel salvaje degollase con su propiamano a su nica hija. Y ante hechos as, nosotros tenemos derecho a deducirque tu padre era de la misma calaa que los Moloc, los Baal y los Belze-bub delos pueblos mesopotmicos.Si conocas su manera de actuar deberas haberte rebelado contra l y nohabrnoslo puesto como modelo. Y mucho menos deberas habernos dicho quenos amaba y que se preocupaba por nosotros.Esta circunstancia nos hace sospechar de ti, de tu sabidura y de tu divinidad.Cmo seguiste sindole fiel a un individuo tan funesto? Cmo no lorechazaste pblicamente como padre y nos dijiste que no lo imitramos?Cmo hasta el fin de tu vida seguiste presentndonoslo como modelo?Jess de Nazaret, estabas ofuscado. No nos podemos explicar cmo has podidotener un fallo tan grande. Admitimos tu buena voluntad porque durante tu vidate vimos sacrificarte por ensearnos lo que t creas que era el mejor caminopara nuestra salvacin... Pero cmo es posible que nos dijeras que t eras unamisma cosa con semejante energmeno?Nuestra idea de Dios es muy diferente de la que t tenas. Es cierto queimaginar a Dios como un padre le da al alma cierta tranquilidad, pero, por otrolado, supone una cierta infantilidad. Los nios son los que estn llamandoconstantemente a su padre y se sienten atemorizados si l, por alguna causa,los abandona. Un adulto ya no est pendiente de su padre ni necesita llamarloconstantemente. Un adulto se abre camino l solo y soluciona con su propioesfuerzo las dificultades que se le presenten. Decididamente hemos superadola etapa del hombre-nio que en el ms all espera encontrarse al dios-mam.Como el nio que al volver por la tarde de la escuela necesita encontrar en casa

    a su mam para contarle todas las incidencias del da. Tal dios-mam no existe.Es cierto que el ms all nos da algo de miedo al no saber nada de l. Pero nosda miedo porque slo podemos llegar a l pasando por la angosta puerta de lamuerte, y sobre todo, por lo que tus telogos nos han dicho de l, inventandoestados eternos de sufrimiento y delirios por el estilo.Decididamente, imaginar a Dios como un padre es una idea bella, pero infantil.Cuando t lo presentaste as, Jess de Nazaret, diste un paso de avance enrelacin a la idea que en tu pueblo se tena de l. El Yahv que tus hermanosconocan por el Pentateuco era un viejo cascarrabias bastante sanguinario y tse lo cambiaste por un padre.Pero dinos: con qu derecho lo hiciste? No segua siendo el mismo? Es queacaso la Tora haba perdido su vigencia? Jess de Nazaret, el que t llamabasmi padre cometi contigo una felona ms y te enga inicuamente. Te hizo

    creer que contigo y con tus cristianos iba a portarse de manera diferente, y poreso t te entregaste a l. Pero segua siendo el mismo y tu desesperacin en lacruz fue un tardo reconocimiento de tu error.

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    Si nosotros imaginramos a Dios como a un padre, ciertamente no sera elpadre Yahv. Con l no queremos nada.La idea que un hombre moderno tiene de Dios no es tan concreta ni tanfamiliar, ni en fin de cuentas, tan infantil. Dios no es tan simple como parapoder resumirlo en la sola idea de padre. Lo que sea Dios tiene que sercompletamente incomprensible en toda su grandiosidad para la mente humana.

    Sentirse recibido, abrazado, acariciado y hasta mimado por Dios en persona alllegar al otro mundocosas completamente naturales en un padre ante lallegada de su hijo es algo demasiado humano y demasiado infantil. Alindividuo a quien esta imagen le valga har muy bien en mantenerla si no escapaz de concebir a Dios de otra manera. Pero adems hara muy bien sitratase de evolucionar un poco en su concepcin del ms all y en sacudirse delas miopes ideas que el cristianismo le ha sembrado en el alma acerca de lamuerte, de la vida y del universo.Tus devotos han dicho repetidamente que Dios es amor. Ojal se hubiesencontentado con decir esa frase y no nos hubiesen seguido diciendo lindezasabsurdas acerca de sus cualidades y de su misma esencia, que eran slo unaproyeccin de la pequeez de sus mentes. Cmo tus telogos han tenido laosada de dividir a Dios en tres, definirlo, humanizarlo y hasta hacerlo asesino

    de s mismo?Jess de Nazaret, no nos sigas presentando a Yahv como a nuestro padre. Si tesomos sinceros, preferimos ser hurfanos.

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    INTOLERANCIA

    Dijiste: El que no est conmigo est contra m, y el que no recoge conmigodesparrama (Mt 12,30; Lu 11,23). Tus palabras te traicionan, OH Cristo! Shoy da las pronunciases en nuestra sociedad te llamaran enseguida, y conrazn, intolerante. No puede uno quedarse neutral sin pensar ni recogercontigo? No! T no quieres neutrales; t no le toleras a nadie que se limite amirar. Necesariamente hay que agacharse a recoger contigo. Porque t eresDios y tienes toda la razn. Pero mucho vas a tener que hacer paraconvencernos de que eres Dios cuando vemos que tu mal humor es tanhumano.Esta intolerancia tuya y este talante de celote que tus bigrafos tan bien handisimulado, se lo has trasladado a tu Iglesia que ha hecho gala de l repetidasveces a largo de los siglos.Las hogueras con que tus inquisidores limpiaron a Europa de gentes que noqueran recoger contigo son una prueba de ello. El Concilio Vaticano II, con unfarisesmo increble, nos viene a decir ahora que hay que respetar lascreencias de cada uno, y que el santuario de la conciencia es inviolable.Pero tus santos esbirros de los siglos XIII al XVIII no lo creyeron as y abrasaronentre las llamas a los que no estaban contigo. Es decir, fueron consecuentescon tu intolerante mxima.Y no contentos con levantar catafalcos para la horca en el viejo continente sefueron a Amrica a colgar a los pobres indios, sin olvidarse de los cristianosviejos que all tampoco queran recoger contigo.No nos habas dicho que eras manso y humilde de corazn? (Mt 11,29). Nohabas alabado a los mansos y les habas prometido los bienes de la tierra? (Mt

    5,4). No quedamos en que no habas venido a ser servido, sino a servir? (Mr10,45). No nos habas dicho que el que de los tuyos fuese el primero sehiciese el ltimo? (Mr 9,35). Eres muy contradictorio, Jess de Nazaret.Y seguimos leyendo el evangelio y de nuevo nos encontramos con palabrasque nos chocan: El que creyere y se bautizare, se salvar, y el que no creyerese condenar (Mr 16,16), De nuevo, tu intolerancia.Dime: Qu haremos los que despus de haber reflexionado sobre tusenseanzas no las juzgamos convincentes y las rechazamos? Segn t, nosiremos al fuego eterno. Pero para qu nos sirve entonces la cabeza? Servirslo para inclinarla ante los grandes o ante los que os llamis hijos de Dios yqueris imponernos vuestras absurdas doctrinas? No se supone que nos la handado para usarla y para discernir con ella lo verdadero de lo falso?No! Jess de Nazaret; el que no est contigo tiene derecho a no estarlo si su

    cabeza as se lo dice, y adems porque muchas de las cosas que dijiste sonintragables. Y el que no recoge contigo tiene derecho a no hacerlo si lo que turecoges no le conviene.Di a tus cristianos que sean ms tolerantes; que aprendan de los fieles de otroscredos a ser ms respetuosos con las ideas religiosas de los dems. Que seenteren de que cuando tus misioneros llegaron a tierras donde el budismo o elhinduismo eran la religin principal, las autoridades los recibieronamigablemente y les mandaron exponer en su presencia las nuevas doctrinaspara compararlas con las suyas y quedarse con ellas si eran mejores. Y dehecho, algunos se quedaron con ellas porque vieron que no eran tan malascomo las que haban practicado hasta entonces.Esta s es una manera racional de comportarse y no la de tus pontfices y reyes,que degollaban sin escrpulo no slo a los paganos que no crean en ti, sino a

    los mismos cristianos que crean en ti pero no lo hacan como a ellos lesgustaba.

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    Di a tus fieles, sean estos sacerdotes, jueces o polticos, que no excomulguen,no condenen o no encarcelen a los que no piensen como ellos. Tus sacerdotes,en innumerables ocasiones, han usado los plpitos y los confesionarios parapolitiquear y para hablar mal de gobernantes y de personas que discrepaban ensus creencias, aunque desempeasen bien su tarea. Tus polticos han abusadomuchas veces de su poder y han hecho de sacristanes de los obispos,

    reprimiendo y encarcelando contra toda justicia a los que aquellos le indicaban.Y tus jueces, con tu imagen colgada encima de sus cabezas o patente en mediode sus tribunales, han condenado inicuamente en muchas ocasiones a personascuyo nico delito era el haber mostrado pblicamente que no estaban deacuerdo con las ideas de tu Iglesia. Y esto ha sucedido no slo en tribunales desegunda o tercera categora, dirigidos por jueces fanatizados, cofrades dealguna hermandad rociera, sino en el mismsimo Tribunal Supremo, en dondeno hace muchos aos se emitieron en este particular sentencias dignas de laEdad Media (*).Y sobre todo, diles a tus militares catlicos que no estn perpetuamentesoando con golpes de Estado para acabar con todos los que tienen una ideadiferente de la moral, de la sociedad o de la patria.Ensales que la mente es libre y que, por lo tanto, se puede pensar de muchas

    maneras; y que el pecado mayor que uno puede hacer con ella es no usarla. Yensales tambin a cmo hacerlo, porque hasta ahora la han usado bastantepoco y bastante mal.Diles en general a tus cristianos ms recalcitrantes que sean ms civilizados yque se olviden un poco de sus ritos y dogmas y los cambien por comprensin,por respeto y por buenos modales, de los que tan faltos han estado a lo largode la historia.Diles que se olviden para siempre de ndices de libros prohibidos y decensuras gubernamentales para las puras ideas. Y mucho ms diles que seolviden de Inquisiciones y de Santos Oficios. El Santo Oficio tena el oficio nadasanto de mandar a pobres gentes a la hoguera.Y por si no lo sabes, Jess de Nazaret, hoy tienes todava muchos sbditos queaoran tiempos pasados en que todo el mundo tena que ser cristiano a lafuerza.

    (*) El que quiera profundizar sobre este tema debera leer el libro del catedrticouniversitario Francisco Jos Bastida titulado Jueces y franquismo (el pensamientopoltico del Tribunal Supremo en la dictadura), edit. Ariel, 1986.

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    LA MUJER

    En tu cristianismo, Jess de Nazaret, la mujer ha sido postergada inicuamente.A fuerza de ver desde la niez esta discriminacin practicada de una maneranatural, ya no caemos en la cuenta de ello.Por supuesto que los sabios telogos y las autoridades eclesisticas no admitenesto o tratan de taparlo con sofismas en los que tan experta es la filosofaescolstica. Pero la realidad es que la mujer ha sido durante muchos siglos uncero a la izquierda en el cristianismo y en la llamada cultura de Occidente,basada en tus doctrinas.En la actualidad, ellas tratan de sacudirse este yugo discriminatorio, pero seestn encontrando con muchas dificultades que, en el seno de la Iglesiacatlica, parecen insalvables, debido no slo a la cerrazn de mente delpontfice reinante, sino a cierta misoginia defendida por siglos infaliblemente.Baste con asomarse someramente a las pginas de los Padres de la Iglesia,sucesores de los apstoles, y a los escritos de los grandes doctores, paraencontrarse con una serie de improperios vertidos con toda tranquilidad contrala mujer, como si sta fuese una criatura del diablo.En el otrora famoso Directorio del sacerdote, escrito por el jesuita padre BenitoValuy, podemos leer lindezas como stas, que nos muestran a las claras eldesenfrenado machismo que por siglos ha imperado en la Iglesia: Qu es lamujer? San Jernimo responde que es la puerta del diablo, el camino de lainiquidad, la mordedura de un escorpin. En otra parte dice que la mujer esfuego; el hombre, estopa, y el diablo, fuelle (!).San Mximo llama a la mujer naufragio del varn, cautiverio de la vida, leonaque abraza, animal malicioso. San Atanasio Sinata le llama vbora vestida,

    consuelo del diablo, oficina de los demonios, horno encendido, lanza delcorazn, tempestad de la casa, gua de las tinieblas, maestra de los delitos,boca desenfrenada, calumnia de los santos.San Buenaventura dice que una mujer adornada y bella con sus aderezos esuna espada del demonio bien afilada. Cornelio a Lapide un jesuita muyfamoso por sus comentarios bblicos, dice que la mirada de la mujer es debasilisco, y su voz, de sirena. Con ella encanta y con la vista quita el juicio, ycon entrambas cosas pierde y mata.Y termina el sesudo maestro de asctica dicindoles a los sacerdotes: QuieraDios que la experiencia no os venga a confirmar estas expresiones.Cunta insensatez dicha con toda solemnidad! El voto de castidad y eleunuquismo que t alabaste en tus evangelios acab por nublarles la cabeza avarones por otro lado tan eminentes.

    Es increble con qu tranquilidad y hasta con qu sinceridad muchos buenoscatlicos, repitiendo lo que sus lderes les dicen, afirman, por el contrario, queel cristianismo ayud grandemente a la dignificacin de la mujer y que graciasa l, ella pas a tener en el seno de la familia un rango similar al del hombre, almismo tiempo que en la sociedad su participacin se acrecentaba de unamanera notable.Para ello nos hacen comparaciones con otras culturas y sociedades en dondelas mujeres son tratadas como una mera posesin de los varones y en dondehasta son sacrificadas con l cuando ste fallece. Y de una manera particularnos presentan a la mujer en la cultura islmica, sometida por completo a lavoluntad de su marido, teniendo que soportar la humillacin de la poligamia yno pudiendo participar en mil actividades normales de la sociedad en que lasmujeres occidentales toman parte de una manera muy activa.

    Pero lo curioso es que cuando nos asomamos a la literatura religiosa islmicanos encontramos que sus lderes nos dicen lo mismo que los nuestros en cuanto

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    a lo beneficioso que el Islam ha sido para la dignificacin de la mujer y tienenpara ello mil argumentos que son tan falsos como los de nuestros telogos.Naturalmente que cuando se parte de cero, es decir, cuando se compara elestado de la mujer en el cristianismo con una cultura en que la mujer esconsiderada slo como un objeto, los principios cristianos que rigen el estado dela mujer aparecen como de una gran altura. Pero no tienes que olvidarte, Jess

    de Nazaret, que cuando t viniste al mundo y cuando tu religin comenz aextenderse, ya haban existido grandes imperios en donde los derechos de lamujer ya no estaban a cero. Ya haban pasado por este mundo unos cuantosHammurabis que se haban preocupado por defender la dignidad de la mujer yde los pobres. Y haban existido pueblos como los celtas, en donde la mujerocupaba un lugar preponderante.Y si bien es cierto que en la cultura y religin hindes la mujer acompaaba almarido en la pira funeraria, tambin es cierto que en la egipcia y en lamesopotmica ya haba habido Semramis, Nefertitis y Cleopatras que habansido las dueas y seoras de sus pueblos.De modo que los que nos presentan el respeto que en el cristianismo se le haprofesado a la mujer como algo original tuyo estn mintiendo a sabiendas odesconocen por completo la historia.

    En el cristianismo aparecido durante el imperio romano, que habadesarrollado unos principios jurdicos que han llegado hasta nuestros das eralgico esperar que la mujer ocupase el puesto que naturalmente le-correspondeen la sociedad. Y sin embargo, vemos que no fue as y claramente podemosdistinguir una tendencia solapada que a veces se hace manifiesta a relegara la mujer a un segundo puesto y aun a hacerla desaparecer por completo deciertas actividades eclesisticas.Es muy cierto que San Pablo le dice al varn a la hora del matrimonio:Compaera te doy y no sierva; pero tambin es muy cierto que en cuanto setrata de algo puramente eclesistico o litrgico el mismo San Pablo le dice a lamujer de una manera un tanto brusca que enmudezca: Las mujeres, que secallen en la Iglesia (1 Cor 14,34). Y a juzgar por lo que vemos en la historia esaimposicin de silencio se refera no tanto a los cuchicheos femeninos, tannaturales, por otra parte, sino al opinar sobre cualquier tema que se refiriese ala doctrina. Eso es cosa de hombres. Tuvieron que pasar diecinueve siglospara que las autoridades infalibles romanas declarasen doctora a una mujer.Como si hasta entonces las mujeres hubiesen tenido el cerebro seco.Ante tamaa discriminacin, tus jerarcas de hoy estn haciendo pinitos paraque no los tachen de machistas y de perpetuadores de una discriminacininjusta. . Pero corren el peligro de ahorrar en el alpiste del canario.Hoy vemos a las mujeres haciendo la lectura en las ceremonias litrgicas,presentando las ofrendas, ayudando a misa y hasta repartiendo la comunin,para escndalo de los rancios lefevristas. Pero todo esto es andarse por lasramas.Las mujeres despiertas ya no se contentan con esos remiendos y exigen ms.

    Exigen algo que tus obispos y vicarios no les pueden conceder: la ordenacinsacerdotal. Y no se lo pueden conceder, porque hace ya aos que definieroninfaliblemente que las mujeres no pueden recibir el orden sacerdotal porque esun sacramento reservado por derecho divino a los varones. El Espritu Santoles dijo que eso es cosa de hombres. Y hoy da no pueden dar marcha atrs,porque pondran en entredicho la inspiracin divina de los Pontfices y lasabidura del Espritu Santo.He aqu un rea importantsima en la que tu Iglesia se declarairremediablemente machista. Parece que con ello no hace sino seguir unaespecie de pauta que t le trazaste de una manera general en los evangelios,en el trato nada amable que le dispensaste a tu madre. Lo podemos verprimeramente en la seca contestacin que le diste cuando te encontraron en eltemplo discutiendo con los doctores (Lu 3,49). Posteriormente, en las bodas de

    Cana (Jn 2,1), en el episodio cuando, predicando t, alguien te dijo que tumadre quera verte (Mr 3,33) y en la falta general de manifestaciones de cariode un tal hijo a una madre tan especial.

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    PEDID Y RECIBIRIS

    Dijiste: Pedid y recibiris. Buscad y encontraris. Llamad y se os abrir (Mt7,7). Qu bellas palabras! y qu huecas palabras! Las pronunciaste si es queen realidad las pronunciaste pero no las cumples.Nos recuerdan a las untuosas frases con que tus pontfices empiezan susencclicas. En tiempos pasados las comenzaban de la misma manera,llamndose siervos de los siervos de Dios e imponiendo luego dictatorialmente su voluntad sobre los siervos de Dios. Invocaban farisaicamente en susbulas y cartas pastorales tu misericordia y benignidad y acababan incitando alos catlicos a aplastar a los que no tenan la misma idea de ti. Aplastemos aesta peste repugnante deca Inocencio III en su Bula para la cruzada contralos albigenses hasta que no quede de ellos memoria.Tus palabras invitando a la oracin y prometiendo que ser oda, son hermosas,pero no las cumples. Cuntos millones de plegarias humildes y fervientes salencada da de los labios y de los corazones de los humanos que no encuentranrespuesta alguna por parte tuya ni por parte del misterioso Yahv, a quien ttenas por padre!0 sois sordos o no os importa nada el dolor de tantos millones de sereshumanos que claman a vosotros en todos los idiomas y desde todos losrincones de este desventurado planeta. No veis todo el sufrimiento que hay enel mundo? No veis que la mayora de las naciones tienen por gobernantes aindividuos totalmente incapaces cuando no a fantoches engalanados o asimples buscones polticos que lo nico que pretenden es su enriquecimientopersonal? No veis toda la enorme injusticia que reina en el mundo producidaen no pequea parte por la ineficacia, por la estupidez y hasta por la corrupcinde los propios tribunales de justicia? No llegan hasta vosotros los llantos de

    millones de nios hambrientos mientras los militares gastan enormes sumas enfabricar armas espantosas que luego no pueden destruir?Cristo: ests sordo? No oyes todo este infinito clamor que cada da sale de loshabitantes de este mundo que t dices que viniste a salvar? De qu nos hassalvado si el dolor es hoy tan grande como cuando t anduviste entre nosotros?Para qu nos amenazaste con infiernos .si esta vida, para miles de sereshumanos se ha convertido en un verdadero infierno?Llamad y se os abrir... qu farsa! Llamar adonde? A qu puerta? A laspuertas de tus representantes? Ellos tienen horas de consulta como losabogados o los mdicos y no se interesan mayormente por el sufrimientohumano. Se interesan por sus escuelas, por sus edificios, por sus exoneracionesfiscales y por sus privilegios. Llamar a tus templos? Por miedo a los ladronesestn cerrados la mayor parte del tiempo.

    En siglos pasados el que se cobijaba en el templo se vea amparado por laIglesia y la injusticia de los seores feudales no le alcanzaba tan impunemente.Pero en la actualidad tus templos son edificios semipblicos en donde tusociedad administradora de bautizos, bodas y entierros porque en eso se haconvertido tu Iglesia- celebra ciertos ritos sin sentido, una de cuyas partesprincipales es la colecta de los donativos de los fieles.Hace ya muchos aos, en un templo de Roma situado en lo alto de la escalinataque domina la plaza de Espaa tuve ocasin de reflexionar acerca de estas tuspalabras: Llamad y se os abrir. Muy turstica mente haba un letrero quedeca nada menos que en seis idiomas: La iglesia est cerrada. Fue intil queyo, que haba ido especficamente a aquella iglesia, llamase. La iglesia estabacerrada. Al igual que estn tus odos a las plegarias de tantos fervientesseguidores tuyos que intilmente claman a ti cada da para que los ayudes en

    tantos problemas como conlleva la vida diaria.

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    Entre los creyentes se ha convertido en un tpico el decir que Dios siempreoye las plegarias y creen que lo pueden probar por las ocasiones en que lesfue concedido lo que pidieron. Pero para una vez que se cumplen nuestrasplegarias hay docenas de veces que quedan sin cumplir a pesar de que lasplegarias eran tan fervientes como en las otras ocasiones. El falso Dios delcristianismo est definitivamente sordo. Y si no, cmo es posible que no haya

    odo tu desesperada plegaria en la cruz dejndote morir entre tormentos?Padre, por qu me has desamparado?, gritaste en medio de la noche de tuagona, y tu padre no te dio contestacin alguna. O es completamente sordo oes un sdico que se dio gusto vindote morir lleno de angustia, o su existenciaes un puro mito y t no fuiste ms que un pobre alucinado vctima de viejascreencias mticas. Pero lo cierto es que en el instante crucial de tu vida, cuandoni siquiera le pedas que te librase de la cruz sino que simplemente te explicasealgo que no comprendas, no te oy.Deja, por tanto, de decirnos que pidamos con confianza porque seremos odos,y de que llamemos porque se nos abrir.La humanidad, desde hace miles de aos, est pidindole a todos los dioses deturno que la liberen de las enfermedades y de tantas otras miserias queacongojan la vida. Pero el tropel de dioses, incluido tu padre Yahv, han dejado

    que los humanos sigan gimiendo bajo mil calamidades en este triste p