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RuTA 19216Concurso de cuentos

Institutos CervantesBruselas, Pekín, Moscú, Tel Aviv y Marrakech

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Créditos

© Es una publicación de los Institutos Cervantes de Bruselas, Moscú, Pekín Tel Aviv y Marrakech Edición gratuita. Prohibida su ventaDerechos de reproducción total o parcial: Institutos Cervantes de Bruselas, Moscú, Pekín, Tel Aviv y Marrakech

1ª edición, junio 2011Directora del Instituto Cervantes de Bruselas María A. González EncinarDirector del Instituto Cervantes de Moscú Josep Maria de Sagarra ÀngelDirectora del Instituto Cervantes de Pekín Inma González PuyDirector del Instituto Cervantes de Tel Aviv Julio Martínez MesanzaDirector del Instituto Cervantes de Marrakech Vicente Luis MoraDirector General Fundación Comillas Ignacio Gavira Tomás

Edición y coordinación Araceli Ballesteros Bailón

Intermediarios en los centros:Bruselas José Manuel Alba Pastor y Mauricio Narváez SotoMoscú Rocío Garrido AñónTel Aviv Joaquín López ToscanoMarrakech Vicente Luis Mora y Antonio Vaño AymatFundación Comillas Pilar González Ruiz

NIPO: 503-11-037-1

Logo y grafismo Agustín Alepuz MoralesLogística Isabel Mª Balsas UreñaComunicación interna Maydel Zarza Molina, Beatriz Delgado Lorenzana y Mª Teresa Rodríguez AlvaradoDiseño y maquetación Celso Rodríguez GarcíaGestión cultural Pekín David OcónCollage de la portada Araceli Ballesteros Bailón

Dirección y supervisión Institutos Cervantes de Bruselas, Moscú, Pekín Tel Aviv y Marrakech Imprenta Beijing Rui Te Printing Company

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Felicito a todos los participantes de este singular concurso que une

a Bruselas y Marrakech pasando por Moscú, Pekín y Tel Aviv. Sólo la

literatura, es decir la fantasía, permite una trayectoria tan seductora

y tan poco respetuosa de la geografía. Un verdadero incentivo para

los autores de los cuentos cuyos personajes van acercando con sus

peripecias aventureras estos cinco rincones del globo. La literatura

opera esos milagros. Ella va construyendo, como algo paralelo a la

realidad vivida, una realidad soñada donde aquella se proyecta y se

enriquece gracias a las ilusiones, las invenciones, los sueños y los

deseos que alimentan la imaginación creadora, y a los que dan vida la

destreza o el genio del escritor. Estoy seguro de que este libro, donde

van a aparecer los cuentos premiados, será de mucho interés porque

mostrará lo variada que es la realidad literaria y la huella que dejan las

personalidades de los autores. Así como en este original concurso se

acercan ciudades muy alejadas en el espacio de la realidad, también

la literatura sirve para acercar a hombres y mujeres de distintas

tradiciones, lenguas, geografías y culturas.

Mario Vargas Llosa. Madrid, junio de 2011

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RuTA 19216 es un proyecto común de los Institutos Cervantes de Bruselas,

Moscú, Pekín, Tel Aviv y Marrakech. Se trata de un concurso de cuentos

en el que los estudiantes de estos cinco centros han dado forma a

diferentes historias en la lengua que están aprendiendo. Solo estaban

sujetos a tres restricciones… lo demás era cosa suya.

Si los concursantes han tenido que cumplir con estas restricciones, los

directores de los Institutos Cervantes no han sido menos. A los cinco

se les ha pedido que entraran también en el juego y que elaboraran,

de manera conjunta esta vez, un texto común para explicar a Don

Quijote y a Sancho Panza qué verían y qué sentirían al emprender

esta ruta imaginaria.

La restricción de este texto común era destacar un lugar significativo

para ellos en cada una de sus ciudades.

Este es el resultado:

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Si leyendo la maravillosa Peregrinación al Oeste los adolescentes

chinos aprenden a imaginar, reemprendiendo la vuelta de oeste a

este, RuTA 19216 se propone de algún modo aprender también a

desandar caminos con historias. Parafraseando sin exceso al filósofo

alemán Walter Benjamín, creo que es posible estar de acuerdo con

que narrar una historia es contar abierta o implícitamente un viaje.

¿Cómo llega a Pekín un río de historias que nace en la Gran Plaza de

Bruselas, que aún sospecha el fantasma de Carlos I y observa el busto

pétreo de Carlos II? Siendo uno de los puntos del remoto destino

occidental de la Ruta de la Seda llega, naturalmente, cargada de

historias que contar, que oír y recordar. Esas que nos cuentan lo que

somos y que traman lo que creemos que somos… o podríamos ser.

En el extremo occidental del mayor país del mundo, Moscú es

una suerte de atalaya desde la cual, a través de las cordilleras

infranqueables y los desiertos, de las inmensas estepas, los anchos

ríos y los mares interiores, se divisa una continuidad, que es, a su

vez, la expresión de una diversidad tan rica como insospechada. En

la capital de Rusia el elemento eslavo pasa casi desapercibido entre

la mezcla de razas, culturas, religiones y sabores: kirguizos, tadzhikos,

kazajos, uzbekos, turkmenos, asirios y un rosario de naciones,

famosas y perfectas desconocidas, conviven y se expresan en un

sinfín de lenguas, dialectos y jergas, confiriendo a Moscú ese barniz

de ciudad cosmopolita e irrepetible.

El visitante del mercado de Túlskaya, al sur de la ciudad, se verá

asaltado (aquí el producto se exhibe y se alaba en el más puro estilo

oriental) por comerciantes que, en un ruso no siempre diáfano, le

ofrecerán: jugosos tomates de Azerbayán, mandarinas de Abjazia,

dulces albaricoques de Armenia; granadas de Uzbekistán, del tamaño

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de sandías; toda clase de setas en ristra o en vinagre; mieles siberianas

de mil colores, texturas y consistencias; jengibre y cortezas de naranja

almibaradas de Georgia; esturiones vivos del Mar Negro; cangrejos

gigantes de Kamchatka; pescado seco, ahumado o en salazón del lago

Baikal; especias y frutos secos de Astrakán, de Samara…

¡Y los templos de Moscú!: Las catedrales católica y protestante,

esbeltas, severas, desnudas, parecen pobres cenicientas en

comparación con la opulencia, exterior e interior, de los templos

ortodoxos, cuyos muros retumban, sacudidos por las voces de bajo

de los popes, entre las nubes de incienso y los cientos de velas. Las

bóvedas de las mezquitas rivalizan con las cúpulas ortodoxas, al tiempo

que las sinagogas parecen encerrar aquí un misterio más profundo,

más extraño y más antiguo si cabe que en Praga, en Budapest o en

Cracovia. En la calle, las togas de los budistas buriatios se cruzan con

los amuletos chamánicos de los siberianos.

Para comprender, no obstante, pasado y presente del complejo

entramado de culturas y tradiciones, que precipitan en este crisol

que se llama Rusia, conviene no dejar de visitar el cementerio de

Novodiévichi, junto al monasterio del mismo nombre. Aquí, entre un

bosque de monumentos funerarios de académicos, militares, artistas

y todo género de próceres, asoma, de vez en cuando, algún nombre

familiar: un risueño Tupolev nos da la bienvenida; surge, entre

mármoles, el busto de Khrushov; poco más allá, una cruz ortodoxa

decora la lápida de Rostropóvich; una humilde piedra señala la tumba

de Bulgákov; en la siguiente avenida yace Chéjov; poco más allá, sobre

la línea que une Bruselas y Pekín, descansa Gógol…

Llegamos en nuestro tren ucrónico desde Moscú a Pekín, esa antigua

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Cambaluc que un día deslumbrara a Marco Polo, atravesando el Gobi

y dejando atrás los restos de una muralla construida para proteger

pero también para aislar…

Pekín, lugar intenso de contrastes dramáticos, de gélidos inviernos,

fugaces primaveras tensadas por el viento, veranos tórridos y

húmedos, breves pero espléndidos otoños. Propongo que nos

perdamos ahora por este enjambre de hutones donde se preservan

los últimos restos de tradición y, tal vez, de solidaridad. El laberíntico

corazón de Pekín sobrevive cercado por una modernidad impuesta,

esa ciudad nueva de anchas avenidas que se expande rápida,

ruidosa, caótica y agresiva, ganando implacable su terreno. Antiguo

jardín de sóforas, caquis y azufaifos que observa resignado la llegada

de intrusos de cemento y cristal. Jugando a ser aristócrata y humilde,

orgullosa o sumisa, la ciudad vieja siempre supo conciliar altivos

palacios imperiales con altares de las pequeñas cosas: palomas que

silban al vuelo –flautas artesanas instaladas en sus colas-, grillos

guerreros en estuches de adobe o de bambú, zorzales que saben

pasear sin salir de sus jaulas, cigarras que ensalzan el verano y peces

que exhiben obscenas formas y brillantes colores; barricadas de coles

en invierno, murallas de sandías en verano, trajín de bicis y triciclos

siempre, esperas en cuclillas en cualquier sitio, ajedrez en las calles…

Pekín te cautiva con un amor incurable. Imposible quedar

indiferente. La dejamos atrás, qué remedio. Porque sigue el viaje,

ya en sentido contrario, volviendo sobre los pasos de los viajeros

que un día atraídos por la aventura, la curiosidad, la búsqueda del

conocimiento, la gloria o la devoción llegaron hasta aquí. Me viene

a la memoria el legendario viaje del viajero judío italiano Jacobo

Ben Salomón de Ancona, que supuestamente llegó a China dos años

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antes que el reconocido comerciante veneciano ¿Quién sabe si un

día se desvelará su secreto?

Hemos vuelto a cruzar Asia de un extremo a otro y estamos en Tel

Aviv, la colina de la primavera, la ciudad de las cien calles que dan

al mar, con cientos de edificios bauhaus, a la que le está naciendo

una cresta de hermosos rascacielos. Estamos en Tel Aviv-Yafo, para

ser más precisos. Tel Aviv tiene poco más de cien años y Yafo (o Jaffa

o Jope), su hermana del sur, varios milenios. De ella partió la nave

en la que iba Jonás antes de tener que vérselas con las entrañas de

la ballena, que diría Sancho, y a ella arribaron las naves cargadas

con cedros del Líbano, para mayor gloria del Templo de Salomón.

Según se dice, Perseo liberó a Andrómeda frente a las costas de Yafo.

¡Quién sabe! Entre la ciudad del norte, moderna y blanca, y la ciudad

del sur, antigua y ocre, hay una especie de tierra de nadie, un oasis

de casas con tejas, no muy abundantes por esta zona, que recibe el

nombre de Neve Tzedek, morada de justicia. Paseas por sus calles y

piensas que ya no estás ni en el nuevo ni en el viejo oriente, sino en

un pueblecito de Francia, Italia o España. Neve Tzedek está llena de

restaurantes y de tiendas de decoración. En una de ellas se vende

artesanía y antigüedades de Marruecos. Entramos, y otra vez nos

vemos viajando a través del espacio y del tiempo…

…para llegar hasta África, donde Marruecos y Marrakech, la

ciudad roja, abren sus puertas de adobe ocre al visitante. Entrar

en Marrakech es penetrar en una sinfonía de edificios geométricos

con adornos árabes, acompañada de ritornellos constantes de

palmeras, olivos y otros árboles en estado de ebullición. El rojo y

el verde alternan sus fuegos hasta llegar a la Medina y a la plaza

Xemáa el Fna, declarada Patrimonio Oral de la UNESCO y que es uno

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de los lugares más transitados del mundo. Los cuenteros locales

narran en ella diversas historias, desde la misma de la plaza hasta

fábulas sobre los genios subterráneos del agua. La Koutubía, torre

hermana de la Giralda, se recorta contra las nieves casi perpetuas del

cercano Atlas, y las llamadas a la oración se mezclan con el bullicio

de los vendedores y músicos ambulantes que pueblan la Medina.

Marrakech es una ciudad cosmopolita y hecha para recibir al viajero

y para contarle historias, de modo que podría ser uno de los muchos

finales de este viaje, que en realidad comienza y termina en cada

una de las ciudades: Bruselas, Moscú, Pekín, Tel Aviv, Marrakech, y

desde ahí vuelta a empezar, como la narración sin fin y sin centro de

Scherezade.

María A. González Encinar. IC Bruselas

Josep Maria de Sagarra Àngel. IC Moscú

Inma González Puy. IC Pekín

Julio Martínez Mesanza. IC Tel Aviv

Vicente Luis Mora. IC Marrakech

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La Fundación Comillas tiene como una de sus metas fundamentales, la difusión de la lengua y la cultura hispánicas. Para lograr este objetivo, nuevamente da la mano al Instituto Cervantes, institución presente en nuestro Patronato con la que la colaboración es constante y fructífera. Este ilusionante proyecto que recorre el mundo a través de las letras en español, nos unirá aún más a esas miles de personas que cada día eligen nuestra lengua, y por eso la Fundación Comillas se une a este recorrido por Bruselas, Moscú, Pekín, Tel Aviv y Marrakech para acoger en el entorno privilegiado de nuestra sede cántabra, al final de esos 19216 kilómetros de RuTA, a los ganadores de esta bonita aventura.

Ignacio Gavira Tomás. Director general de la Fundación Comillas

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INICIAL A

El príncipe Antenamios y la felicidad 25 (Ma) Soumia Lamghari

La Rosa de Oro 23 (Pe) Ge Qiushi

¡Nunca más! 38 (Te) Moria Shalev

La Nueva Escuela 44 (Pe) YanJia Guo

El Sueño o la Consonancia 49 (Mo) Alla Koroleva

La examinación de la Babilonia 54 (Mo) Kristina Lotkova

Lo inimaginable 60 (Mo) Nikolay Nikolaev

Un espejo 67 (Mo) Aleksandra Aytalieva

Adónde vamos? 72 (Pe) Fei Wang

El desafío 77 (Te) Elinor Aharon

INTERMEDIO B1

Si la lluvia se termina... 87 (Mo) Liudmila Andreeva

El desahogo del arquitecto 91 (Br) Claire Villaume

El despertar 96 (Pe) Shaofen Tang

Los recuerdos 103 (Mo) Daria Melnik

Las cartas a Elena 109 (Mo) Elena Belonogova

Recuerdos del Futuro 115 (Br) Cristina Nicoleta Burca

Porque no hay arte sin pena 122 (Mo) Tatiana Babina

La riqueza perdida 126 (Pe) Ye Xiangzhou

¡Deja de soñar! 129 (Mo) Olga Berezina

Adela 136 (Br) Lavinia Cinca

Ganadores Finalistas

(Br) Bruselas (Mo) Moscú (Pe) Pekín (Te) Tel Aviv (Ma) Marrakech

^

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AVANZADO B2

Un paso por el mundo 145 (Mo) Alexandra Danilova

El largo camino 152 (Mo) Boris Gorlov

Sócrates tenía razón 159 (Br) Odile Dordain

El sueño milagroso 164 (Mo) Tatiana B. Kireeva

Una alumna sobresaliente 169 (Mo) Vadím Lyáshchenko

Carmen: inspirada a vivir en positivo 176 (Br) Jeannot Rakotomalala

España – el vuelo del alma 184 (Mo) Shubina Borislava

Tres meses de verano 190 (Mo) Maria Serova

Predestinación 198 (Mo) Daria Prokhorova

Alhambra 204 (Mo) Oksana Konina

SUPERIOR C

La Pelota viviente 213 (Pe) Paola Bellabona

Lenin es solvente 219 (Te) Frederic Wittenberg

El día 227 (Mo) Andrey Melnikov

Diego, ya vengo 234 (Pe) Du Jianhua

El Arte de Amar 237 (Mo) Taísiya A. Shirobókova

El hilo de la cometa 244 (Pe) Dominique Montagnon

Hay que dormir más 249 (Mo) Polina Butovskaya

¡Descubre! 254 (Br) Bernadette Verbeke

Una gran heroína 262 (Pe) Jiangen Liu

El aire suave 268 (Te) Ram Malis

Ganadores Finalistas

(Br) Bruselas (Mo) Moscú (Pe) Pekín (Te) Tel Aviv (Ma) Marrakech

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Más, con todo esto, he caído, Sancho, en una cosa, y es que me pintaste mal su hermosura, porque, si mal no me acuerdo, dijiste que tenía los ojos de perlas, y los ojos que parecen de perlas antes son de besugo que de dama.

Fuele a buscar donde el ventero le había dicho que estaba, y hallóle, y díjole que en todo caso le dijese luego lo que le había de decir después, acerca de lo que le había preguntado en el camino.

Y mostróle uno de los más bellos y gallardos mozos que pudiera pintar la humana imaginación. La edad, al parecer, no llegaba a veinte años.

Capítulos XI, XXV y LXIII Segunda parte

Don Quijote de la Mancha

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A todos los concursantes que son cada vez más magos

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INICIAL

(A)

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Hay que respetar tres restricciones:

1ª restricción

En todos los cuentos aparecen:

un/a arquitecto/a un parque una raqueta

Cada cuento incluye, además dos fragmentos extraídos de obras de autores hispanos:

2ª restricción

El primero es de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010 y el segundo es de Ana María Matute, Premio Cervantes 2010:

- no habla idiomas1

- lo sé porque sé que lo sé2

3ª restricción

El Instituto Cervantes cumple veinte años en 2011 así que el otro fragmento es uno de estos tres:

- tengo veinte años, ¿usted qué edad tiene?3

- ¡han pasado veinte años!4

- una joven pelirroja de no más de veinte años5

1La tía Julia y el escribidor Mario Vargas Llosa (Alfaguara. Biblioteca Mario Vargas Llosa. Madrid, 2004)2Paraíso inhabitado Ana María Matute (Ediciones Destino. Madrid, 2008)3 Dublinesca Enrique Vila-Mata (Seix Barral. Biblioteca Breve. Barcelona, 2010)4Deja que la vida llueva sobre mí Nuria Amat (Lumen. Barcelona, 2008)5Los Muertos Jorge Carrión (Mondadori. Barcelona, 2009)

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Hace mucho tiempo en Grecia; vivía un príncipe en un reino de la isla

Antiparos, llamado Antenamios. El príncipe había todo para ser feliz,

un palacio majestuoso, un buena salud; fortunas, mujeres, pero a

pesar de todo eso, él no era feliz, y buscaba el secreto de la felicidad

en los libros, preguntó a sus ministros para el consejo, pero nadie, ni

ninguna respuesta a su pregunta. Un día estaba caminando en un

parque, cansado de pensar en su preocupación, se relajo bajo un

árbol. Cayó en una siesta profunda: y tuvo un sueño, en lo que parecía

una mujer de una gran belleza, y que dijo: Antenamios si desea

encontrar la felicidad, tienes que buscar la tu mismo. Y sigue los

signos. El príncipe se despierto, perturbado, cuando quiso levantarse

descubrió una caja junto a él, la abrió y encontró dentro una tarjeta

donde hay nombres de cuatro ciudades: Moscú –Bruselas -Tel abib

- Pekín – Marrakech- ; el Príncipe regresa al palacio y le dijo a sus

El príncipe Antenamios y la felicidad

Soumia Lamghari

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ministros que decidió emprender un viaje solo; la mañana recoge su

equipaje y ascendió su caballo, viajó durante días y noches que

finalmente llegó a Moscú estaba tan cansado que durmió a lado de

un lago, cuando se despierto se encuentro con un joven pescador, se

dirigió a él con un tono orgulloso y seco: Yo soy el príncipe Antenamios,

te ordeno que me demuestra quien me puede dar la felicidad; el

hombre asustado, desapareciendo rápidamente; Antenamios

continúa su camino encontró Una Mujer Vieja a quién pregunto la

misma cosa con un tono seco; la mujer no respondió y siguió su

camino. Empiezo a nevar, y el príncipe entraba en una cueva en el

bosque, cuando de repente un hombre salió del interior de la cueva

; ¿qué quieres de mi hijo? dijo el hombre ; el príncipe tenía tanto

miedo ; soy el príncipe Antenamios, busco la felicidad, pero no sé

porque nadie quiere hablar con migo , el viejo respondió: y no tes

has preguntado por qué ? es tu manera de hablar que asusta la gente,

es la palabra. Tiennes que saber, las palabras son mágicas, una palabra

puede cambiar una vida, cómo puede destruir la, las guerras se han

disparado debido a las palabras, es una de las armas más peligrosas.

Heridas físicas pueden sanar, las heridas del alma causadas por la

palabra nunca sanan. Tu palabra es tu poder creativo y mágico, es a

través de ella, que expresa las cosas que sueñas, lo que sientes, lo que

realmente eres. Utiliza la palabra para expresar tu amor, tu amor por

tu mismo, tu amor por los demás; utiliza la por construir; y no por

destruir. Sigua tu camino, deje que tu sueños se hacen realidad. El

príncipe estaba tan aturdido, que no dijo ninguna palabra, dio gracias

al hombre y continúa su viaje a Bruselas desde hace messes. Cuando

llegó a un bosque, sigue caminando hasta que encuentra, una casa;

donde llamó a la puerta pero nadie abrió, subía las escaleras hasta

una puerta, encima de que se escribe Feliz quien ha encontrado su

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libertad. Curioso, Antenamios abrió la puerta y encontró a un hombre

viejo, rodeado de madera y materiales, le saludó. El hombre dijo

quien eres: Antenamios respondió, yo soy el príncipe del reino de la

isla griega Antiparos, estoy aquí en busca de la felicidad, y usted: yo

soy un arquitecto respondió el hombre , con una pequeña sonrisa,

cuánto años tienes pregunto el viejo ¿tengo 20 años, usted que edad

tiene? dijo el príncipe: 80 respondió el hombre; el príncipe se acercó

de él: ¿Puedo hacerle una pregunta, el hombre respondió que sí,

cierto , ¿por qué está escrita la frase en la puerta: el arquitecto

contestó: Oiga, si usted busca la felicidad creo que puedo ayudarle. Yo

era consejero del rey antes, toda mi vida le he servido en todo lo que

quería, sin pensar o comprender, cuando era joven quería ser

arquitecto, pero mi padre no lo quiero, y él me dijo que la arquitectura

no es para mí, y yo tuviera que elegir una profesión más prestigiosa.

Pasé toda mi vida para complacer a los demás, incluso mi esposa que

fue elegida por mi padre, yo nunca la he amado, nunca he hecho lo

que yo realmente quería. Finalmente me siento feliz cuando hice lo

que realmente quería: la arquitectura era mi sueño desde siempre,

pero yo no tenía, el valentía de hacer la. Acusan a los padres; a la

religión, a dios; que nos impiden ser lo que realmente queremos.

Pero la verdad que nos impide ser libres, somos nosotros mismos; lo

que buscamos es la libertad de ser nosotros mismos; estos son los

momentos más felices de su vida que se producen cuando se

manifiesta nuestro verdadero ser, cuando no te preocupes de los

juicios de los demás te conviertes en un niño otra vez. Las palabras de

ese viejo tocó el príncipe profundamente y dijo que tienes razón,

porque no hago muchas cosas que quiero; para complacer a los

demás, porque soy príncipe, el arquitecto, ofrece una raqueta de

madera a Antenamios que le dio las gracias y siguió su camino a Tel

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Aviv. Cuando llego; o se encuentro con un mar, que estaba tan caliente

que se lanzó en agua y dejó todo su equipaje junto a el, un hombre se

acercó de su equipaje y quería tomar lo, Antenamios lo ve y salió

rápidamente; el ladrón salió una espada larga y lo ataquo, el príncipe

fue herido, y el ladrón huyo; Antenamios grito, cuando un grupo de

jóvenes fue a su lado, lo vio, que le llevo rápidamente a un curandero;

el príncipe perdido su conciencia durante 3 días; la herida era

profunda. Cuando se despertó, se encontró con varias personas a su

lado, el curandero habló con él: no te preocupes, el ladrón fue

detenido; y tu equipaje esta aquí; pero lamentablemente la lesión ha

influido en tu corazón, tengo temor que no te vas a ser como antes.

Las lágrimas fluían de los ojos del Príncipe. Por la mañana, todo el

mundo se reúne en la corte de juicio; Antenamios estaba furioso y el

ladrón fue encadenado . El juez; lo condenó a muerte; la esposa del

ladrón pidió al príncipe que lo perdone, y dijo que si lo hizo es porque

sus hijos se mueren de hambre; somos pobres dijo la mujer;

Antenamios no responde cuando un rabino se acercó de él y dijo:

perdónalo mi hijo si lo hizo es a causa de su gran pobreza. El príncipe

respondió: ¿Cómo puedo perdonar lo casi me mata¡!!; nunca volvería

como antes a causa de el. El rabino responde: He perdido a mi hija en

la guerra, y he perdonado a los que lo mataron. Debemos perdonar a

los que nos hacen daño. Si el muere, su familia van a sufrir; debemos

perdonar a todos aquellos que nos han hecho mal; no porque ellos

merecen ser perdonados pero para no seguir sufriendo, el perdón es

la única manera de curar, debemos perdonar a nuestros padres, y a

dios también si podemos perdonar a dios, podemos perdonar a su

mismo; si somos tolerantes hacia los demás es más fácil para nosotros

aceptar nuestros errores, liberar su alma y vivir en paz. El príncipe ha

comprendido el mensaje d’el rabino. Se dirigió rápidamente al juez, y

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dijo: Yo; el príncipe Antenamios anuncia a todos que he perdonado

a este hombre. Su esposa estaba llorando, le dio las gracias y que

nunca olvidara lo que hizo. El rabino agradeció al príncipe soy yo

quien debe agradecer a usted, lo que he aprendido hoy ha cambiado

algo en mí; dijo Antenamios. El rabino dijo al príncipe: que dios te

bendigo, Antenamios continúa su viaje a Pekín. Cuando llegó se

encontró con un templo, el lugar era muy tranquilo, velas encendidas

alrededor del templo, se sienta, el lugar era tan relajante que se

durmió. Se despierta, a la voz de un hombre joven, el príncipe abrió

los ojos lentamente, y el joven le preguntó: ¿Necesita ayuda, señor?,

Atenamios responde: si; Busco el secreto de la felicidad. No puedo

ayudarte, pero te puedo indicar alguien que puede ayudarte; es un

hombre sabio de nuestro pueblo, Antenamios cruza el bosque hasta

la montaña se encontró con un viejo sentado junto a su casa: Ven; te

esperaba yo sé porque eres aquí dijo el hombre; ¿y cómo sabes

porque soy aquí? dijo Antenamios, el viejo responde: lo sé porque;

sé que lo sé. El príncipe siguió el viejo, hasta que llegaron a un

cementerio donde hay tumbas, el príncipe se acercó a las tumbas

donde, se escribe ha vivido un mes, un día, una hora. Antenamios

sorprendido -preguntó el viejo, ¿es lo que están todos muertos a

causa de una epidemia?. No el viejo contestó: estos son los momentos

en los que eran felices, que podría ser un mes, días; o minutos. Es lo

que quiero que sepa que podemos buscar la felicidad a lo largo de

nuestras vidas, y podemos encontrar la solo un momento. Por eso se

debe apreciar el momento presente, el pasado no volverá el futuro

no existe, sólo tenemos el momento presente. La mayoría de la gente

es infeliz porque, piensa en el pasado y en el futuro, el miedo de lo

que pasará en el futuro. Vivir el momento presente puede ser

observando un pájaro cantar, hablar con alguien que usted ama, o

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comer vuestra comida favorita. Cada momento es único y nunca

volverá créanme, acto ahora, porque ahora que parece tan grande no

va a durar momento, disfruta lo que tienes, tu salud, tu belleza, todo

lo que posees ahora; las palabras de los sabios, han calmado el

príncipe que dio las gracias al hombre, y continua su viaje a la última

ciudad Marrakech, siguió su camino hasta un oasis, y continúa hasta

que ha encontrado muchas personas reunidas a alrededor de un

niño, muy enfermo: una de las mujeres gritó: hay que reducirlo a

Rihana es ella que puede curar lo, pero la madre del niño respondió:

¿Quién puede tenerlo de vuelta?, hasta ella, Rihana vive en el

desierto; mí «, dijo el príncipe, todo el mundo se callo y se volvió

hacia él: Soy Antenamios yo puedo ayudarlo para ir a el desierto, un

hombre le mostró el camino, quien es Rihana dio Antenamios, Rihana

es un mago respondió el hombre. El Príncipe fue al desierto hasta

que encontró una tienda una mujer muy guapa, salió de la tienda,

Antenamios no podía dejar de mirarla, Rihana dio al niño una bebida

caliente, Antenamios mirabaa profundamente a los ojos mágicos de

Rihana, eres tú que yo vi en el sueño!!!!!! Antenamios gritó, sí, las

almas se encuentran en el universo, y creo que puedo ayudarte dijo

Rihana y trajo un gran espejo, un espejo mágico le dijo que muestra

lo que está dentro de nosotros, olvide todo y mire en ello, El príncipe

miró en el espejo, la imagen de un niño aparece, que habla con su

padre, furioso y dijo: te nunca podrás ser un rey, el imagen desaparece

del espejo, el niño que vi en el espejo es mí mismo, dijo Antenamios

con un tono triste. Rihana dijo: tienes que amarte tu mismo

Antenamios olvidé lo que tu padre te dijo; El amor siempre ha sido la

causa de todos los problemas, o no puede amarte a tu mismo, o no

se puede amar a los demás, o no puede encontrar el amor que desea.

Caía la noche, Antenamios contemplo el cielo pienso en su vida y ;

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su viaje y creo que por fin ha encontrado la paz y el amor que él

quería, se casó con Rihana y regresó a su reino para vivir felices el

resto de su vida.

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Era una noche de principios de verano. Estaba muy tranquilo y había

pocos peatones en el Puente Bac de Roda. Un borracho estaba

durmiendo en el suelo. Era fácil de deducir por su pelo desaliñado,

larga barba y cara sucia que no había cuidado de su aspecto durante

mucho tiempo. No obstante, a pesar de todo, había algo debajo de

ese desorden que lo apartaba de un vagabundo normal. De repente

alguien lo despertó. Era una joven pelirroja de no más de veinte años.

“¿Estás bien? Vas a resfriarte si duermes aquí. ¿Necesitas

ayuda? ”

El hombre, que en realidad era bastante joven y guapo, la miró pero

no la respondió.

“¿A qué se dedica?” La muchacha siguió preguntando.

La Rosa de Oro

Ge Qiushi

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Después de un largo silencio, él finalmente respondió. “Yo, era un

arquitecto.”

“¿Era? ”

“Sí”. El hombre se levantó de pronto, señaló el puente bajo sus

pies y gritó,

“Mira, este puente es mi obra. Además el edificio de allí, de

allá...”

Ella se quedó paralizada, impactada.

El joven dio un hondo suspiro y continuó en un tono más suave. “Fui

muy famoso cuando era más joven. Diseñé muchos edificios famosos

y gané numerosos premios en todo el mundo. Pero todo ha cambiado

desde el día en que mi inspiración me abandonó. La gente me dijo que

ya no podía sentirse conmovida por mis diseños. Después empecé a

buscar mi inspiración en el alcohol. Pero todavía no la he encontrado

y no estoy seguro de encontrarla en el futuro.”

Ella se acercó al hombre y lo consoló: “El edificio no habla idiomas

pero todavía puede expresar sus sentimientos. ¿Conoces la historia

de la rosa de oro? ”

“No. ¿De qué se trata?”

“Hace mucho tiempo, había un limpiador que se enamoró de

su vecina. Pero la chica, que tenía novio, no lo sabía. Un día, el lim-

piador la vio llorando. Ella le dijo que su novio la había abandonado y

que deseaba una rosa de oro, porque le dijeron que traería suerte y

felicidad. Pero obviamente, era demasiado cara para el joven. Así que

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reunío los polvos de la orfebrería y los tamizó con los polvos de oro.

Después de cuarenta años, finalmente hizo una rosa de los polvos. Sin

embargo, nunca pudo encontrar a la chica.

Hizo una pausa por un momento. “Es una historia muy triste. Pero

nos dice la verdad de creación. Cada momento en la vida, cada

palabra y cada vista, cada pensamiento, cada latido del corazón,

todos son los polvos de oro. Dedicamos los años y sufrimos los

dolores para capturarlos y recopilarlos, y al final completamos

nuestra rosa de oro — obras del arte, de música, de literatura, de

arquitectura y de fotografía.”

“Me ha gustado mucho tu historia. Me ha dicho dónde fue mi

inspiración. Voy a recogerla.”

“No te olvides que no podemos ver bien excepto con el

corazón. Me gusta mucho la fotografía. Tiene el mismo punto clave.

Vale, tengo que irme. Te regalo una de mis fotos. Mira, es la Sagrada

Familia de Antoni Gaudí. Es mi arquitecto favorito. Buena suerte.”

Tomó la foto y la vio alejandose cuando algo se le ocurrió de repente.

“Espera. ¿Cómo te llamas?”

“Esperanza.”

Volvió la cabeza y le dio una sonrisa magnética.

¡Qué hermosa era en ese momento!

Al día siguiente, cuando se despertó, pensó que sólo había sido un

sueño. Pero la foto en la mano era tan real. A veces en la vida, lo

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increíble sucede. Se dice que una vez es igual que nunca. Pero su vida

ha cambiado totalmente desde entonces.

Han pasado cinco años. El parque temático fantástico diseñado por

el famoso arquitecto Santiago Calatrava iba a dar la bienvenida a

sus primeros turistas al Día de San Valentín. El día antes, había una

conferencia de prensa sobre el parque.

“¿Cuál es el tema del parque?” Una periodista preguntó a

Calatrava.

“El amor y la inspiración”.

“El estilo del parque es muy diferente a los diseños de su

temprana carrera. ¿Qué le ha hecho cambiar? ”

“Lo siento, es un secreto”. Parecía un poco triste, como si

pensara algo.

“Hay una torre muy alta y hermosa en el centro del parque,

se dice que es como una espada, una raqueta o un florero. ¿En qué

pensaba usted cuando estaba diseñando la torre?” Una periodista

muy guapa le sonreía.

En ese momento, Calatrava la reconoció. Era la chica con que se

encontró en el puente hace cinco años. Su mirada se convirtió muy

afectuosa. “Le responderé en una entrevista personal con usted”.

Más tarde, se está conversando en un café.

“Casi creía que eras sólo un sueño. ¿Cómo has estado todos

estos años?”

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“Muy bien. Cuando me gradué de la universidad, decidí ser

periodista. Creo que es muy interesante y me encanta mi trabajo.”

“¿Cómo sabes que el parque es mi diseño? Ya sabes, en esa

noche era como un mendigo.”

“Hay una escultura de una rosa justo enfrente de la torre

llamada El Polvo Precioso. Esta escultura me hace creer que eres el

hombre que conocí en el puente”.

Calatrava sonrió de felicidad. “De hecho, he estado buscandote

todo el tiempo. La inspiración de la torre me vino con la forma de tu

sombra. Cuando me alejaba esa noche, el farol proyectaba tu sombra

sobre el camino. Estabas tan hermosa en ese momento que nunca

me olvide de aquella escena. Es por ello que diseñé la torre.”

“¡Qué romántico!” Esperanza está muy sorprendida y

emocionada.

Calatrava sujetó a Esperanza en las manos fuerte y la miró a

los ojos. “Gracias por ayudarme a encontrar la verdad sobre la vida

y la creación. En realidad todo el parque es la rosa de oro para ti.

Llenaste mi mente cuando estaba diseñando. Me quedé enamorado

de ti a primera vista. ¿Me dejarás entrar en tu vida, un mundo nuevo

para mi?”

“Sí, será mi respuesta.” Se le iluminó la cara de felicidad.

“Creo que tengo bastante más suerte que el limpiador en la

historia.”

Se besaron como si el tiempo se ha detenido.

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Hoy, cuando estamos viendo los espléndidos diseños de Calatrava,

siempre recordamos esta historia. Si amas a la gente que está a tu

lado, amas la vida, al final completarás tu propia rosa de oro.

(FINAL)

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22/10/2010. Las nueve de la noche.

El Sr. Pedro Rodríguez sentado en su escritorio, en su oficina.

Tratando de trabajar. Tiene cincuenta años, es un famoso arquitecto

a Barcelona. A los últimos diez años, el construyo algunos edificios

muy interesantes y importantes de la cuidad. En estos días planifica

un estructura, cerca de Turo Parque. Los planos sobre el escritorio. La

lámpara está dirigida a ellos. Todo parece estar bien.

Pero esta noche el Sr. Rodríguez es muy preocupado. Mira por la

ventana en frente, detrás de la puerta y piensa.

Por un lado, piensa en Celeste, su esposa. Por al otro, piensa en

Clarisa, su secretaria.

“¿Qué voy a hacer? ¿Cómo puedo hacer esto a ella? ¿Ella me

¡Nunca más!

Moria Shalev

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puede perdonar alguna vez?”. Pero sabe la respuesta: “Nada sería

más lo mismo. Nunca más”.

22/10/2010. Las nueve y cuatro de la noche.

De repente, el silencio en la oficina se rompe. El Sr. Rodriguez no

tiene tiempo para mirar, él solo ve una raqueta en un ángulo de su

visión.

Un golpe fuerte en la cabeza.

Sus pensamientos se transforman en un absoluto silencio.

Un golpe. El Sr. Rodríguez se desmayó.

Un golpe y después unas cuantas puñaladas, con un cuchillo metálico

de papelería de la oficina.

Puñaladas por todo el cuerpo.

Sangre en todas partes. El escritorio llena de sangre. La sangre cubre

los planos.

Sr. Rodríguez es muerto.

Un sonido de fondo clama: “¡Nunca más!”, y seguido – una risilla, y

un absoluto silencio otra vez. El asesino sale de la oficina. La lámpara

está dirigida a el cuerpo del Sr. Rodríguez.

Veinte años antes - 10/4/1990.

Los primeros días de la primavera. Pedro Rodríguez camina con su

hermano menor, Jorge, por los caminos de Turo Parque, cerca de su

universidad.

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Pedro es un estudiante de arquitectura, y Jorge es un estudiante de

Derecho. Los dos son solteros, atractivos y juerguistas.

Una joven pelirroja de no mas de veinte años va a su encuentro. Lleva

un vestido verde corto, que destaca su color especial de pelo, y una

raqueta de tenis en su mano. Pedro siempre se gusta chicas pelirrojas.

Esta chica parece especial para él.

“Yo soy Pedro”, dice a ella, “¿Cuál es su nombre?”

“Yo soy Celeste, mucho gusto”.

“Sin palabras innecesarias Celeste. Has atraído mi atención. ¿Puedo

invitarte a un juego de tenis mañana?”

“Tal vez. ¡Prepárate para perder! Este es mi número de teléfono 078-

876-5425. ¡Hasta pronto!” dice Celeste, risita y continua su camino

adelante.

“¡No pierdas el tiempo, hermano!”, dice Jorge.

“No Jorge. Esta mujer será mi esposa”.

“¿¡Tu esposa?! ¿Tú y tus sueños una vez más?”

“¡Mi esposa. Lo sé porque…sé que lo sé!”

“Hermano, tú tonterias...”.

Por la mañana jugaron a tenis. Ella perdió. “Es tu última

victoria, Pedro, querido. No vas a ganar más. Nunca más!”, ella dijo.

“Si va a ser mía, ya he ganado suficiente…”, Pedro respondió.

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Seis meses más tarde el 21 de octubre de 1990 se casaron.

21/10/2010. Las ocho de la noche, la noche antes del asesinato.

Este es su vigésimo aniversario, pero desde varios años que no

celebran.

Celeste sufre de problemas graves con sus salud mental. Entra y

sale de los hospitales psiquiátricos. Toma medicación antidepresiva.

Nadie sabe por qué empezó. Tal vez es porque no puede tener niños.

Y lo más importante, nadie sabe cuándo su condición va a mejorar.

Pedro ama Celeste, pero su vida no es como él imaginó. Él frustrado.

Nada de lo que hace ayuda.

Se escapa a el trabajo y la oficina, a su gran carrera. No hay ayuda para

aliviar el dolor. Tampoco su romance con Clarisa es ya emocionate.

Sólo por un desliz tuvieron un largo romance. Clarisa es no agradable,

no muy inteligente, y tampoco muy interesante, pero ella estaba allí,

y él se sentía solo.

Ahora dice que está embarazada, ella afirma que el niño es suyo, y

ella quiere cuidar el niño juntos. Él piensa que ella está mintiendo.

No está seguro de que ella estaba embarazada como ella dice, y si es

así - tampoco no está seguro que él es el padre del bebé, y cree que

lo único que ella quiere es su dinero.

Así que va a trabajar por tardes. No quiere encontrarse con ella. Ya le

dijo a ella, que no quiere a ella en su vida.

A pesar de la hora, la puerta se abre. “¡Usted, Mr. Rodríguez, el gran

arquitecto!”, dice Clarisa con cinismo y desprecio, “No responda

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mi teléfonos, y ignora me, ¡no va a ser así! ¿Oyes? ¡No va a ser así!

¡Nunca más! Usted me compra una casa nueva y me paga una buena

suma de dinero”, dice y escribe ‘1,000,000 Euros’ en un papel, “o yo

decirlo todo a tu loca esposa. ¡Todo!”. Mr. Rodríguez no sabe qué

decir. Clarisa lleva en su mano el cuchillo de papelería, y agrega con

gestos y con tono de amenaza - “¡Es tu final! ¿Oyes?”. Clarisa acaba

y sale de la oficina.

Mr. Rodríguez detiene la grabación. ”Esa mujer es mala, y puede

hacer todo”. Él lo sabía. “No se puede ceder al chantaje, pero no

puede hacer más daño a Celeste también”, piensa el Sr. Rodríguez.

23/10/2010. La mañana después del asesinato.

La policía está en la oficina. Buscan el cuchillo de papelería con el

sangre del muerto, el Sr. Pedro Rodríguez y la grabación también.

Celeste es investigada en el estación de policía.

Todo lo que tiene que decir, no ayuda. Las huellas dactilares del arma

del crimen, la grabación, las mentiras sobre el embarazo que no fue.

Clara evidencia, un motivo y una razón por la venganza.

Una sola cosa está sin resolverse, ¿Cuáles son los signos extraños

en la cabeza del cuerpo? - Nadie sabe. Y para nadie parece no ser

importante.

“La secretaria. La amante. La asesina”, piensan todos.

En el otro lado de la ciudad una institución psiquiátrica,

Calma. Celeste en su blanca habitación, lleva una raqueta de tenis

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con una mano, le acaricia la raqueta con la otra mano. “Pedro y el

tenis - dos grandes amores de mi vida”.

“Nadie sabe de mi salir de habitación ayer”, Piensa. “Nadie sabe que

yo sabía de su romance. El bastardo, mi esposo, su lugar está en el

infierno, y su secretaria permanecerá en la prisión, toda su vida.

Tomo mi secreto conmigo”.

“Pedro, querido mío, esta vez, tú pierdes y yo no pierdo más. ¡Nunca

más!”. Habla Celeste por sí mismo, habla y toma sus píldoras para

la depresión. No es una píldora o dos, como siempre. Cuarenta,

guardadas en un largo periodo.

“No más dolor para mí. ¡Nunca más!”. Una última risilla,

tranquilamente, y una vez más hay un silencio total.

Y cuando descubren su muerto cuerpo, mantiene fuerte una raqueta

de tenis en su mano.

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Voy a un parque que está muy cerca de mi casa todos los fines de

semana. Me gusta pasear por este parque porque es tranquilo, no

hay coches, ni gente por las calles, no es nada ruidoso. ¡Es verdad!

no se oye nada por la noche excepto el silencio, además este parque

huele a plantas y a aire fresco. Hay muchos fragmentos de la vida en

este parque que me hacen disfrutar.

Soy un arquitecto chino, normal, callado y un poco serio, sin embargo

trabajador. Me gusta pensar mientras paseo. Pienso colores, líneas,

formas y después creo diseños de grandes y pequeños edificios. He

trabajado en diversos proyectos, por ejemplo, un gran ayuntamiento,

varios hospitales con instalaciones de todo tipo, hoteles acogedores

y centros comerciales diversos.

Estoy muy ocupado y tengo mucho dinero, pero me parece que

La Nueva Escuela

YanJia Guo

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todavía falta algo en mi vida. No tengo muchos amigos y salgo poco.

Vivo lejos de mis padres y estoy soltero. A veces, estoy bastante

aburrido. Necesito hacer algo distinto. A mis compañeros, les gusta

ayudar a la gente necesitada. Yo prefiero colaborar de una manera

diferente, más indirecta.

Hay un anuncio en mi barrio. Se buscan voluntarios para una nueva

escuela. Necesitan un arquitecto y ¡eso es justo lo que me interesa!

Se trata de una escuela de huérfanos. El director de la escuela necesita

un diseño para el nuevo edificio que albergará la escuela. Dice que

los huérfanos son muy optimistas, alegres y dinámicos aunque no

tienen padres. Ellos son inteligentes, educados y activos. La escuela

debería ser bonita, simpática, cómoda y con un ambiente agradable.

El director es amable y generoso y yo le he pedido que me conceda

dos meses para diseñar el nuevo proyecto.

Éste es mi primer diseño gratis y sin embargo me resulta muy

difícil. De momento no tengo ninguna idea en absoluto. Para mí, la

escuela es un lugar en el que se estudia, hay conocimientos, ciencias,

preguntas y respuestas. Me gustaría que fuera moderna y tradicional

a la vez, donde se respire optimismo y cariño, pero ¿cómo es una

escuela optimista y cariñosa?

Últimamente paseo mucho, casi todos los días, pero el paseo no

puede ayudarme esta vez. ¡Qué perplejo estoy! Voy al parque una y

otra vez en espera de un milagro.

Paseo y pienso como de costumbre, de repente, alguien en bicicleta

pasa a mi lado y escucho un ruido que me saca de mis pensamientos.

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¡Pang, Pang! algo cae al suelo. Se trata de una raqueta roja que

pertenece a la persona que conduce la bicicleta. Es una chica pelirroja,

lleva una camiseta amarilla y no se ha dado cuenta de su pérdida, así

que continúa su camino como si nada hubiera pasado.

La recojo, pero no conozco a la chica, ¡creo que no podré devolverle la

raqueta! Decido hacer una pausa y volver a casa, cuando de repente

veo que en la raqueta hay unas letras escritas. Es el nombre de una

guardería que conozco y que no está muy lejos. Quizás la chica trabaje

allí. ¿Quién sabe? Así que decido acercarme y comprobar si estoy en

lo cierto. Salgo del parque y me acerco distraídamente con la raqueta

en mis manos.

Hace buen tiempo y no sé por qué pero me siento más relajado

cuando estoy cerca de los niños. Tal vez sea porque me hace sentir

bien al saber que puedo ayudarles.

La guardería es un poco antigua, de color rojo. Encima de los

antepechos hay muchas flores. Escucho risas detrás de las ventanas.

Me acerco a una de las ventanas que está abierta y veo a varios niños

jugando con unos bloques de colores. Otros niños están pintando

y dibujando mientras charlan animadamente, parece que están

diseñando algo, aunque no sé muy bien de qué se trata, encima de

la mesa hay un mural de cartulina con el dibujo de lo que parece ser

una casa.

En el diseño de los niños hay una gran puerta y detrás de ella un arco

iris que ocupa toda la pared y que conduce a un pequeño jardín con

muchos girasoles. Al fondo del jardín hay varias puertas que dan a

varias habitaciones. En las paredes de las habitaciones están pintadas

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unas nubes de color azul claro y flores de diferentes colores. Puedo

ver muchos dibujos dentro de las nubes de comida, plantas, animales,

y gente.

Siguiendo el camino del arco iris se llega a la segunda planta donde

deja de ser un arco iris para transformarse en la dirección de varios

caminos de diferentes colores. En el centro de la habitación hay

varios videos que emiten distintas imágenes en 3D y compruebo que

cada color muestra una materia diferente: matemáticas, ciencias,

literatura, geografía, historia, etc. Al final de la habitación hay unas

escaleras que suben a la tercera planta.

En esta planta hay una estancia con unos pilares finos y largos.

Dentro de cada pilar hay una pantalla táctil, me acerco un poco

más y compruebo que en cada una de ellas se muestra una palabra

diferente: placer, desagrado, amor, espera, desengaño, futuro,

curiosidad…... A cada paso que das vas viendo las palabras y ahora

entiendo cual es el motivo de esta estancia, que nos quieren enseñar

esos pilares y esas palabras. Son los pasos de la vida y solo paso a

paso podremos madurar y vivir todas esas emociones que nos harán

crecer y convertirnos en adultos.

La puerta del aula se abrió mientras yo miraba asombrado este

“diseño”.

—“A ver niños. ¿Cómo es nuestra nueva escuela?”— entra y

dice la profesora.

¿La nueva escuela?

¡Qué idea más buena! ¡Esta es la escuela que los niños

imaginan y necesitan!

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—“¡Ah!...... Lo sé” — digo en voz alta.

La profesora se vuelve hacia mí. Está sorprendida, sus ojos lo

demuestran. Es una joven pelirroja de no más de veinte años. Lleva

una camiseta amarilla.

¿Es pelirroja y lleva una camiseta amarilla? ¡Es ella!

Le muestro la raqueta. Ella sonríe y viene hacia mí.

—“¿Es tu raqueta?” — pregunto.

—“Claro que sí. ¡Qué suerte tengo! Muchas gracias, eres muy

amable” — dice la chica.

—“De nada“ — digo.

—“¿Eres profesora aquí?” — pregunto.

—“No, soy estudiante y voluntaria. Vengo aquí todos los

viernes a jugar con los niños” — contesta.

—“¡Qué bien!, yo también soy voluntario” — digo orgulloso.

—“¿Te gustan los niños?” — pregunta ella.

—”Si, me encantan” — contesto.

—“Y, ¿Por qué tú dices ‘lo sé’ en alto? ” — pregunta ella.

—“Pues, porque.... Nada, nada” — digo.

Lo sé porque....... sé que lo sé.

La nueva escuela.

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Era un día soleado bien en septiembre, pero una joven pelirroja de

no más de veinte años estaba triste. Se llamaba Alícia. Ella tenía

unos padres maravillosos pero a ellos les gustaba trabajar mucho. Su

padre fue un arquitecto, su madre fue un médico y también tenía

un hermano pequeño y agradable y muchos amigos. Hoy era el

cumpleaños de Alicia, pero no puede celebrar con nadie.

Ella recibió muchos regales: vestido y ordenador nuevos e incluso una

raqueta profesional de tennis. Pero la alegría no fue completa. Papá

estaba en una obra de construccion en otro país, la madre trabajaba

en el hospital, su hermano venía a visitar los abuelos. Y sus los amigos

se separaron a diferentes partes del Mundo.

Se sentó en un parque de la Plaza de España cerca del monumento

a Cervantes El sol calienta suavemente, susurro de las hojas de los

árboles, tristeza arrullado, Alícia cerró los ojos ...

El Sueño o la Consonancia

Alla Koroleva

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Ella despertó porque una voz habla con ella. La voz era agradable,

pero desconocido.

- Hermosa señorita, ¿por qué está triste?

Frente a su había unos dos hombres desconocidos. Uno de ellos era

alto y «era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rosto»

contrario lo segundo era de bajo, rechoncho y bondadoso. Estos los

desconocidos le parecía extrañamente conocido.

Inesperadamente por la misma, ella empieza a decirme a los

desconocidos:

- Es que hoy tengo un cumpleaños…

- ¡Qué coincidencia! Exclamó el desconocido alto

- ¡Tengo el cumpleaños hoy también! Pensó por un momento

y continuo

- ¡No está seguro lo que yo tengo, es posible lo que mi padre

tiene el cumpleaños ! Por lo menos alguien del planeta tiene el

cumpleaños como usted exactamente. ¡Y esto es maravilloso!

- ¿Por qué está triste, señorita hermosa? Repitió su pregunta

a lo alto

- ¿Por qué este mundo funciona tan difícil? Alícia hace a punto

de las palabras de las reflexiones tristes.

- ¿Por qué mi familia y mis amigos tan lo lejos, y no puedan

compartir conmigo la alegría de este día.

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- ¿Por qué la felicidad nunca es completa?

- ¿Por qué lo sabio va mano o mano con el tristeza, alegría con

lágrimas, miedo con esperanza y amor con .... ?

Sonrisa elusivo tocó los labios de lo alto.

¿Y dónde son los queridos por de corazón de usted?

- Mi papá está en Marrakech, mis amigos Rogue, Laura e Isabel

están en Beijing, Tel Aviv, Bruselas y mi novio Miguel está en Moscú.

- ¡19 216 kilometros, señor! el desconocido segundo dijo – si

visitar todos los amigos de uno por uno.

- Sí, mi amigo, es gran distancia para un hombre, pero no es lo

grande para nuestros «sabio nigromante» que llamaba Viento.

- ¿Cree en unos milagros, la señorita hermosa?

- ¡No, señor, por desgracia, no!

Sus últimas palabras se ahoga en las ráfagas de el viento fuerte, que

fue tan repentinamente como llegó.

- Permítanme, señorita hermosa, hacer un regalo de

cumpleaños para usted.

Hace tiempo y el viento vuelta y Alícia con asombro ve cinco

pájaros increíbles.

- Esto es un bello Flamenco Rosa de Marrakech, La Grulla noble

ermitaño de Beijing, y la Abubilla trabajador de Tel Aviv, y el Cernícalo

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independiente de Bruselas, y no tiene miedo de las heladas el

Camachuelo de Moscú. Cada de uno no habla idiomas de los demás

(otros), pero llegó a la llamada del viento para hacer un regalo.

Los pájaros cantan. Se trataba de una polifonía increíble, cada uno

cantó su materna idioma, pero combinan por un impulso común para

que haciendo un cumpleaños inolvidable ellos cantaba de sus almas.

A través de esta canción, Alícia sentía la consonancia de su alma con

del mundo.

- ¡El regalo es igual de precioso que inesperados de mi vida!

¿Por qué usted tan bueno conmigo y como acierta, el señor

sabio, que me daría una gran alegría?

- Yo no soy tan sabio como responder a todas sus preguntas,

hermosa señorita, pero yo sé que cada persona hay un momento

cuando quiere sonreír al mundo, pero no puede sin la ayuda de otro

hombre. Y siempre hay alguien que le ayude a sonreír. Y con una

sonrisa las preguntas se contesta.

Leonardo da Vinci, parece decir lo que - el arco es una fuerza que

le compone por dos los débiles: para la arquitectura consta de dos

cuartos de círculo, cada una de ellas es muy débil en lo mismo

y quiere a caer, pero apoyándose de su caída uno con el otro, dos

puntos débiles se transforman en una fuerza unificada.

- ¡No tenga miedo de ser débil o triste, señorita hermosa,

recibir ayuda o ofrecer ayuda! - ¡Tiene que temer no quiere escuchar

la consonancia del mundo!

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Alícia abrió los ojos. Era el día soleado bien en septiembre, pero no está

triste y no están los desconocidos tampoco. Sólo lo cinco los pájaros

increíbles estaban cerca del más alto y el más bello monumento de

Madrid.

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Me llamo Pavel. Soy arquitecto, estudio en el Instituto de la

Arquitectura de Moscú. Es mi ultima año como estudiante. Tengo que

escribir una diploma. Hoy voy a quedar con mi profesor, quién es un

hombre muy intelligente y famoso aunque ahora ya bastante mayor.

Ha llamado esta mañana y ha dicho: “Creo, que nuestra trabaja va a

ser muy interesante para dos juntos. Tengo una buena idea.” “¡Claro

que si!” -yo pensé. Después de comer voy al Instituto.

Mi profesor es muy felíz a ver a mi: “¡Buenas tardes, Pavel!” “¡Buenas

tardes, señor profesor! ¿Cómo esta usted?” Me responde con la

sonrisa hospitalaria:

- Gracias, Pavel, bien. Vamos a sentar y voy a decir como realizar

tu diploma y mi intención, que tiene que ayudarte en tu vida futura,

también. Y luego tienes el tiempo para pensar las cosas.

La examinación de la Babilonia

Kristina Lotkova

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Un poco mas tarde he comprendido, que mi profesor tiene un mejor

amigo muy rico, quién va a dar dinero de sobra para concebir y

construir un parque fenomenal de atracciones para toda la gente a

hacerla feliz y también para celebrar su nombre por la historia. El

profesor voy a reunir un grupo de cinco estudiantes de ultimo curso

de nuestro instituto para realizar este trabajo como una diploma

de los todos juntos – italiano, inglés, español, chino y ruso. Casi allí

mismo quise a rechazar el ofrecimiento. Le exclamé: “¡Es imposible!

Hablamos diferetnes lenguas y nunca cumplimos.” Pero el profesor

terminó muy tranquilo: “Tienes que pensar sobre esta idea. Vamos a

quedar siguiente semana, Pavel.”

Dos horas después llamé a mi amiga Elena y fuimos al parque cerca

de su casa, llamado Kolomenskiy, que muy bonito. Elena es una

estudiante de historia. Compartimos unas noticias del dia. Me parecí

que Elena fue alegre. Ha gustado una lección de profesora de historia

antigua esta mañana. Empezamos a jugar al tenis y me preguntó:

“¿Has oido sobre de Babilonia alguna vez?” Fui muy enfadado con

la discusión de este mediodía. Le conté sobre mi preocupación y

terminé: ¡Exactamente! ¡Que igualidad! ¡La Babilonia! Todos juntos

vamos a dar al través con nuestras diplomas como la gente antigua

con su torre de Babel. Elena expresó: “Nuestra profesor ha dicho que

siempre puede encontrar el otro variante de cada hecho historico.

Hay que pensamos sobre este uno.” Mientras proseguí el camino de

balón detrás y golpeó contra mi bolso balanceado con la raquete en

el mano derecha y oí las ultimas palabras de Elena: “¡Pavel, cuidado!”

Ya me he desmayado…

Cuando abrí los ojos, alrededor ví la habitación nueva. A la izquierda

de la cama, donde yazco, está una chica. Reconozco a Elena. Voy

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a llamar a su nombre, pero ella habla la primera: “Cómo está tu

cabeza?” “Gracias, me encuentro bien.” “Me alegra que tu salud ha

regresado,” – se sentó cerca de mi encima de la cama y ahora ví, que

esta chica no es Elena, pero se muy parece a élla. “¿Cómo te llamas?”

- le pregunto. “Soy Anele, sacerdotisa y también la hija de Nimrod, del

Grande Emperador de Babilonia en la Tierra Sanaar”. “¿Y que pasa a

mi y que hago ahí?” – pregunté muy sorprendido. Me dijo:

- Nuestros guerreros han traido aquí tu y quatro arquitectos

más.

- ¿Somos tus presos? – le inquirí bastante cuidado. Oye mi

propio voz, que se ha hecho muy cambio. Yo pienso, que he volvido

loco.

- ¡Que tontería! Ha visto los presos algunas veces, quién se

acostaría un dormitorio como este y a quién tan bien atendería?

Durante del viaje tu fuiste enfermo muy mal, tuviste una fiebre fuerte.

Yo tuve que curarte pronto, – ella dijo y adicionó riéndo más - Creo

que tu eres demasiado joven para ser un arquitecto famoso.

- Tengo veinte años, ¿usted qué edad tiene?

- Veinte, también. Pues, puedes llamar “tu” a mi.

- Me parece que tu eres demasiado joven para ser una

sacerdotisa,

- yo desafié.

Ella rió: “Vístete y vamos a tener una reunión con Nimrod, del Grande

Emperador de Babilonia en la Tierra Sanaar y tus compañeros de otras

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paises. Ahí comprenderé a todo”. “Qué es la reunión?” – le pregunté,

pero ya se ha salido del salón. Me levanté y fui a la ventana a ver

cómo estan fuera. ¡El paisaje enfrente de mis ojos es muy grandioso!

En el grande patio estan paseando mucha gente. Delante de mi lugar

y bastante lejos estan las puertas grandes de oro, luminado debajo

de brillo de sol. Alrededor de la ciudad está la barrera. Detrás de

la barrera empiezan dos rios anchos – uno a la derecha y otro a la

izquierda. En el centro del patio esta un hoyo ancho y profundo. ¡Está

mucha arena roja y mucho polvo por todas partes! “¡Que da qué

pensar!” – pensé para sí.

He oido que alguién han llamado en la puerta y ha sonido el voz de

una chica: “Señor, del Grande Imperador de Babilonia en la Tierra

Sanaar esta esperando a usted. He venido para escoltarse.” “Voy,

voy,” – le contesté y salí. Fuimos andando sobre numerosos pasillos

y entramos en la sala grande con el techo muy alto. Adelante de la

entrada esta el trono enmarcando en la tela roja y de oro. En el trono

se senta El Emperador. ¡No dudas que tiene la misma cara como mi

profesor! Estoy listo a llamar su nombre, pero espero un momento.

A la derecha del Emperador esta su hija Anele, quién solta un grito:

“¡Silencio! ¡El Grande Emperador de Babilonia en la Tierra Sanaar voy

a decir!” Yo voy cerca, donde estan cuatro hombres jovenes aparte

uno a uno y me siento la vibración en las rodillas porque la solemnidad

de ocación. El Emperador levanta su mano y empieza a hablar:

- Saludos a usted, el quinto arquitecto, de Larsa. Tu estas

entre otros, quién hemos traido aquí de Shumera, de Akkada, de

Jalne y de Mari para hacer una misión de la historia. Es la voluntad

de Madruk, El Deidad y El Protector de nuestro Imperio gran y

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invencible. ¡Tenemos que construir una torre colosal y alta como el

cielo! Hagamos célebre nuestro nombre antes que nos dispersemos

por toda la tierra Sanaar. Si hay la avenida de aguas, podemos

que estar fuera de peligro – dentro de nuestra torre de Babel.

Después de sus discurso, El Emperador se levanta y se baja por unos

escalónes de la escalera. Va al primero arquitecto y le habla: “Puede

Madruk ayudarte!” Va al segundo y habla lo mismo. Al tercero, al

quatro y al final a mi. Y sale. Yo empiezo a entender la situación, pero

tengo que recibir unas respuestas a las preguntas.

Anele va a ir fuera, pero le llamo y ella vuelve con la sonrisa ancha.

- A dónde vas a ir, Anele? – le pregunté. - ¿Puedo acompañarte?

- Voy a ir a la Casa del Deidad Madruk, tengo que preparar

algunas cosas para el fuego santo esta noche. Y tu tienes que quedar

con tus compañeros y que pensar sobre un plan de la torre de Babel.

- ¿Cómo tu piensas que nosotros comprendemos uno a otro?

¡Un asunto es que hablamos lenguas diferentes! – le dije irritante.

- Hablamos todos la misma lengua si tenemos una misma

voluntad. Nunca hay que tener mucho orgullo, hay que siempre tener

mucho voluntad a escuchar a otros. Es tu destino. Si quieres, vamos a

ir juntos a la Casa del Deidad Madruk – en el tiempo del fuego santo,

cuando El habla. Va a ir a la barrera de la Deidad Ishtar esta noche.

Voy a esperar a tu.

Ella salió. Y pensando me uní el grupo de cuatros arquitectos. Supe

que no podría decir nada. ¡Ninguno puede comprender la lengua de

otros, además son antiguas!

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Algo tiempo después estuvimos hablando sin pausas, aunque

diferentes lenguas, pero comprendemos uno a otro perfecto,

mientras estuvimos haciendo los dibujos y hablando sobre nuestras

ideas extraordinarias. Me alegré cómo el dia se pasó. Le dije sobre

esto a Anele, cuando quedamos a la barrera de la Deidad Ishtar, que

ví fuera de la ventana de mi dormitorio.

“Me alegré esta noticia, también” – ella hice el fuego enfrente

de la estátua de Madruk de oro. “Mira, El Deidad Madruk ha me dice

una vez: Tenéis que construir la torre de Babel y si completáis mi

voluntad, voy a bajar del cielo y unir la tierra y mi reino de cielo. Pero

si no podéis nunca comprender unos a otros, os separáis lejos unos

de otros.”

Dije riendo y me sentí muy cansado: “¡Una estatua no habla idiomas!”

“Es verdad.” – Anele continuó – “Pero nada nos impedirá que llevan a

cada todo lo que se propongan. Tienes que escuchar con tu corazon.”

Mientras estuve mirando al fuego yo me dormí y me despierté con un

abrir y cerrar de ojos, pero ahora alrededor está un cuarto de hospital,

todo blanco. Sobre la cama, donde estoy tumbado, se senta Elena y

pregunta alegre: “¿Cómo te vas?” “Elena, - hablé con prisa, - ¡Qué

buena mentira! Yo comprendí, porqué El Babilonia se destruió. No es

la problema de Dios o de unas lenguas diferentes. ¡Es la problema de

la gente, cuando tienen mucho orgullo y no quieren escuchar uno a

otro! Y voy a acordar con mi profesor y vamos a construir un parque

genial con mis compañeros extranjeros. ¡Cueste lo que cueste,

tenemos que representar la unidad de la nuestra mente y del nuestro

espíritu!

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“¡Qué gustazo!”, Pablo estaba pensando, paseando lentamente por

los senderos tortuosos del parque muy tranquilo y hermoso que

servía como un refugio para los barcelonenses y los visitantes de la

ciudad que querían escapar del ánimo bullicioso e ilimitado de esta

ciudad extravagante. Aquí y allá algunos tórtolitos estaban disfrutando

unos de los otros y también del aire fresco, suave y perfumado de

las últimas semanas de primavera. Algunas familias jóvenes iban de

merienda y los niños estaban jugando un juego improvisado de correr

de aquí para allá a través de los rayos dispersos del sol que se parecían

a los focos que estaban pasando por las copas gruesas de los árboles.

Pablo estaba de buen talante por ver esta imagen tranquila de la

felicidad sencilla. Cuando un chico con una raqueta en las manos pasó

por delante de él, los recuerdos de la última vez cuando estuvo aquí

empezaron a ocupar su cabeza más y más. Recordó que la cancha de

Lo inimaginable

Nikolay Nikolaev

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tenis estaba cerca del mirador donde iba a encontrarse con Ana en

unos minutos. Para él todavía era difícil de creer estar allí otra vez. Era

como un sueño que nunca había soñado.

Pavel, que era su nombre verdadero, siempre quería ser un

arquitecto famoso, pero este objetivo parecía inalcanzable para un

niño pequeño del interior del norte de Rusia, aunque tenía un talento

incuestionable e ingenio muy raro. Cuando cumplió dieciocho

años sus padres le dieron el regalo más deseado en el mundo por

él. Después de haber gastado todos sus ahorros de la vida, podían

darse el lujo de pagar la carrera de arquitectura de su hijo en una

de las universidades moscovitas más prestigiosas de Rusia. Pablo

estaba en el séptimo cielo por obtener una oportunidad de realizar

su mayor ilusión. Moscú le parecía un leviatán que fácilmente podría

pisar casi todo el mundo, pero que podría darle las oportunidades

y la posibilidad de conocer a la gente que él necesitaba. La vida allí

resultó en una pequeña pesadilla cuando tuvo que estudiar y trabajar

todo el día para pagar el alojamiento. Poco a poco se acostumbró a

esta forma turbulenta de la vida de la capital.

Se graduó de la universidad con gran éxito y consiguió un trabajo

en una empresa internacional. Empezó a participar en diferentes

proyectos importantes a la vez en Rusia y en el extranjero y viajó

mucho a lo largo de los dos años. Le gustaba recibir una colosal auto-

realización de su trabajo, haciendo las vidas más fáciles, más ligeras,

más felices, ya que, en su concepción, estaba diseñando no sólo

formas y espacios para vivir y trabajar, pero, sobre todo, la atmósfera,

el humor y algo que solía llamar “el alma de la casa”, es decir, algo

que podía cambiar sólo en parte con su trabajo y que generalmente

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era una especie de reflejo de personalidades de los propietarios y

los acontecimientos que habían ocurrido en sus vidas. A pesar de

todo esto, hasta este momento parecía que Pablo estaba muy lejos

de encontrar su verdadero hogar. Sabía con certeza que Moscú, una

ciudad que le dio su sueño y el rango que él deseaba, parecía incapaz

de darle esta cosa mucha más impalpable.

Su primer encuentro con España tuvo lugar en Valencia donde

su compañía participó en el foro dedicado a la arquitectura

contemporánea y Pablo fue uno de los empleados destacados

invitados a compartir experiencias con sus colegas europeos.

Precisamente allí le dieron el nombre de Pablo en la manera española

de su nombre ruso Pavel por su tez morena y su dominio limitado

del español, sin embargo mejor entre sus compañeros rusos que

no hablaban español. El viaje tuvo mucho éxito, pero Pablo estaba

tan ansioso por saber un poco más sobre este país impresionante,

brillante y de muchas maneras contradictorio que espontáneamente

cambió su ruta y decidió hacer una visita corta a Barcelona. A la

postre, era una ciudad con la arquitectura maravillosa y Pablo tenía

una mezcla extraña e inexplicable de cierta emoción e intimidad

durante toda la estancia en el país.

Barcelona le dio una cálida recepción: hacía calor pero era más cariño

que ardor, las calles abundaban de gente abigarrada y nubes de

turistas, y el espíritu de festividad se sentía en el aire. Finalmente Pablo

encontró el alojamiento que buscó en Internet el otro día estando de

prisa justo antes de su salida de Valencia. Resultó ser un albergue

muy popular entre los mochileros en su mayoría de edades entre

veintitrés y veintiséis. “¡Eso es justamente lo que necesito!” pensó

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Pablo, echando un vistazo al interior de la entrada bastante compacta

y simple donde lo primero que llamaban a los ojos eran algunas

lámparas, que presentaban como soportes parejas desnudas con alas

de mariposas, tendiendo las manos al sol personificado en la bombilla.

Parecía que aquí incluso los lugares a primera vista más ordinarios

podían henchir el ojo hasta de un arquitecto cosmopolita. Una joven

pelirroja de no más de veinte años estaba sentada en uno de los dos

divanes de color rojo vivo y estaba apasionada con conversaciones

virtuales con alguno de sus amigos. En el segundo diván se hallaba

un joven de apariencia asiática que atentamente estaba leyendo su

guía turística muy gruesa, anotando algo alternativamente en su

libreta no menos pesada que la guía. Lo más probable era que sería

bastante difícil encontrar una buena compañía aquí y así Pablo se

fue a su habitación que, para su sorpresa, resultó ser un dormitorio

estrecho para cuatro personas y allá hubo cinco maletas grandes.

“Pues, apretados pero contentos”, pensó Pablo contando con una

noche intranquila entre unos turistas incansables. En este momento

irrumpió en el cuarto una morenita con los ojos grandes y una melena

negra y en un vestido corto y rojo, sólo destacando toda la belleza de

su poseedora. “¡Dios mío! ¡Pensaba que este cuarto era solamente

para chicas!”, dijo la chica con gesto de asombro y vergüenza, pero

en algunos segundos, ya con una sonrisa radiante, añadió: “De todas

formas, no estoy en contra de ninguna manera. Soy Ana”. Los dos se

echaron a reir. Esas cinco maletas resultaron ser suyas, y Barcelona

era la ciudad de camino a San Francisco – la ciudad de sus sueños

desde niña, donde fue a pasar algunos meses y tomar un curso de

inglés. Pablo notó: «Lo último, que he esperado ver en este lugar es

una española verdadera» «¡Ja, ja! ¡Sí, tienes mucha suerte! Es más, ya

que hablas español un poco. Aquí siempre tienes muchos problemas

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si no hablas español, especialmente si vas a viajar a otros lugares no

tan grandes como Barcelona. Es que normalmente la gente no habla

idiomas extranjeros, salvo unos locales» El día voló imperceptible

y ligeramente. Como ninguno conocía la ciudad y tenían mucha

hambre, encontraron un mesón sospechoso con comida mediocre

y un dueño gritón, que de ninguna manera molestó los dos viajeros.

Habiendo notado la foto de su pueblo entre las fotos en blanco y

negro en la pared, Ana entusiásticamente empezó a contar sobre

su vida en uno de los pueblos de Castilla, su estudio en el facultad

de periodísmo, sus amigos, viajes y su país... Pasaron el resto del

día andando sin rumbo por las calles y los barrios desconocidos y

tratando de abarcar lo infinito.

“Mañana es el día de la partida” – Pablo estaba pensando de

mala gana, contemplando la magnificencia seductiva de la ciudad

que estaba centelleando y quedaba sumida en el crepúsculo. Ana

estaba acostada en el banco cerca con la pierna colgando y echaba

miradas en el abismo que ennegrecía el mar. Un fresco agradable de

la brisa suave estaba haciendo llegar casi tangible aroma de flores y

melodía dulce de olas que estaban creando una sensación de dicha

sobrenatural, como si todos los sueños del mundo estaban en las

manos. Pablo le dijo:

- ¿Me parece o ese es el olor de tus pelos?

- ¡Ja, jа! ¡Sí, es mi magia!

- Es muy extraño, mañana voy a salir a casa, pero no me deje la

sensación de que ya estoy en mi casa, no quiero irme. ¿No te parece

extraño?

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- Por lo visto, en tu vida pasada ya habías vivido aquí, también

trabajando como arquitecto y construías unas villas para las nobles.

- ¡Bobón!

- Me parece que cada uno tiene una oportunidad de encontrar

su hogar verdadero, hay que entenderlo a tiempo.

Al día siguiente un taxi, colmado de cinco maletas y una mochila de

tamaño regular, les llevó al aeropuerto. «Pues… por lo que parece,

nuestras caminas divergen aquí», Ana dijo, besándole… A la vuelta, no

lo dejaban ni un segundo los pensamientos de este viaje corto pero

tan insólito. A Pablo le desbordaban sentidos que no podía explicarse

a sí mismo. ¿Si era enamoramiento o la curisiosidad que le era tan

propia? Estaba fascinado de la hermosura incomparable y creatividad

de todavía espíritu joven de la ciudad antigua. Pero realmente le

hacía palpitar el otro mundo, mundo de esa morenita graciosa.

No podía explicarse a sí mismo lo que la hizo tan especial, pero

él sabía que era. Pablo sabía que la puerta de este mundo

simplemente se entreabrió para él, pero esto fue suficiente para

sentir toda la sinceridad, lo radiante y cordial de su belleza. Este

lo resplandor permanecía con él a pesar de decenas de miles de

kilómetros que había entre ellos. ¿Por que me pasó esto a mí? ¿Por

qué tan pronto tuvo que decir ‘adiós’ sólo para darse cuenta en poco

tiempo que no quería decirlo nunca?

Ha pasado un año. Fue su Segundo día en Barcelona en su vida.

Pablo se sentía muy entusiasmado de saber que después de esta

vez mañana habría una tercera, y pasado mañana – una cuarta.

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Después de los largos meses de intentos desesperados por encontrar

cualquier forma, cualquier pretexto para estar en el lugar donde su

corazón anhelaba estar, su destino le dio un regalo inesperado, pero

tan deseado e inestimable. Su empresa acababa de abrir una oficina

nueva en Barcelona y se le ofreció un puesto de trabajo allí… Después

de haber salido del parque, se fue al mirador que tenía buena vista

del puerto. Ana estaba mirando hacia abajo, cuando Pablo se acercó

a ella y le abrazó, por lo que se estremeció un poco, pero al cantazo se

dio cuenta de lo que era lo que había esperado tanto tiempo. Después

de haber inhalado este aroma tan conocido, embriagador, inefable,

Pablo le dijo a Ana: Me parece que mí hogar está en el mundo tuyo…

“Pues… ¡Bienvenido!”

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“Joven pelirrojo no más que veinte años...” - leía él en voz alta

estando sobre el banco en el parque. Él leía tan fuertemente que las

personas pasando de largo le prestaban la atención. Pero se volvían

no sólo porque él leía fuertemente... Él leía y se oía de dentro, y era

importante cuánto el tenía años, y no es importante como él se veía,

es importante sólo lo q feliz y orgulloso para él. Pero las transeúntes

oían completamente otro. No es ue él era claro y luz que lo llenaba

era visible no por todo, y sólo por aquellos sabía mirar y ver. Y esta

luminiscencia la naturaleza lo ha regalado, habiéndole tomado el

rumor. Él era el sordo y por eso hablaba mal y leía. Cuando él leía

en voz alta, los sonidos resultaban tales pesados, tales agujereados,

abruptos y sordos. Es porque las personas le prestaban la atención.

En aquel lugar donde él vivía siempre era caliente. Los días eran muy

cariñosos, y las tardes aterciopelado, por eso él quería vivir mucho

Un espejo

Aleksandra Aytalieva

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aquí y alegria a cada día. Pero lo más posible él quería la noche. Por la

noche él podía soñar, ya que en la oscuridad él veía que quería ver. Y

lo más posible él quería la noche por lo que por la noche en el cielo las

estrellas velaban, que dormían por el día. Y él podía hablar con ellos.

Él hablaba las horas. Podía hablar hasta mañana. Las escuchaban,

respondían. Las estrellas le regalaban la luz, los besos. Él lucía. Él

se hundía en este diálogo, y por el día los besos de las estrellas se

escondían en sus pestañas. Y por eso por el día le parecía las estrellas

al lado y él no se sentía solitario.

Y aquí una vez por el día de verano todo regular le parecía insólito.

Él iba por el mismo camino, por que iba siempre, pero lo le parecía

otro. Él se ha parado cerca del parterre, como siempre, y parecía así

como las flores lo miraban de otro modo. Él era feliz, como si de que

esto espere esto debía pasar muy pronto. Él no iba, volaba, y no ha

notado como ha chocado con la persona. El muchacho quería pedir

perdón, pero la persona no lo ha notado. Él estaba tal pensativo y era

mental en otro lugar. Esto era un hombre no muy joven, con gafas,

con manos son ensuciado de grafito. Él estaba y tenía en las manos

muchos grandes pajinas con los dibujos y miraba apasionadamente

donde esto a lo largo de la calle. El muchacho en seguida ha adivinado

que esta persona es el arquitecto, ya que él tenía tantos dibujos

interesantes de las casas diferentes. Si el muchacho ha notado como

estas casas son hermosamente dibujados y ha querido preguntar

puede dibujar esta persona a una escalera , que podría gustar las

estrellas. Pero sólo el muchacho se ha acercado, el arquitecto se ha

puesto en marcha del lugar y los pasos grandes esfumaban a el en

finales de la calle. El muchacho no ha conseguido preguntar, pero no

se ha amargado, ya que él sabía exactamente que hoy por la noche él

hablará con ellos.

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Todo el día que se ha quedado él pensaba sobre la escalera. Ya que

sobre la escalera podría ser aún está próximo a las estrellas, que así

lo comprenden. Él ha comprendido que es cierto signo. Y esta persona

en parque con los dibujos extraordinarios de futuro, y las miradas de

los flores y el olor del pan tierno de la panadería, que él pasaba de

camino al parque, algo presagiaba todo, pero él no comprendía que.

Él esperaba sólo la noche y tenía prisa a casa.

Él ha llegado a casa y no ha notado como anaranjado del ocaso las

esquinas de las casas y las callecitas estrechas empezaban a recordar

los pliegues sobre la seda negra, que era trasvasada por luz de las

foralas.

Él se ha subido a su habitación. Sin encender luz, él ha quitado el calzado

y ha arreglado de la ventana la flor que era posible ampliamente

abrir la ventana. Tan pronto como las hojas de la ventana se han

abierto, él ha sentido como la habitación ha empezado a respirar

por la noche. Y él ha aspirado profundamente la noche y se hacía

su parte. Él, orgulloso para él, se ha sentado a la peana y empezaba

a mirar en el cielo. Luego ha cerrado los ojos y piensa en el diálogo

estelar empezaban a pasar en su cabeza. Ya que ha pasado todo el

día, es sobre que contar y preguntar. Tan pronto como el muchacho

ha abierto los ojos, como de repente, inesperadamente él ha caído de

la peana. El muchacho empezaba a levantarse despacio y en sus ojos

asustados había una admiración.

“No puede ser...” - hablaba él.

“¡Que vistosа!”

“¡Que viva!”

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El ha visto a nueva estrella en el cielo. Su estrella. Por eso para él lucía

es más brillante otro. Antes el muchacho admiraba otras estrellas y

hablaba con ellos, y era feliz. Y ahora él era enamorado.

Y desde la misma noche él hablaba solamente con ella, la oía

solamente, y solamente a su besos lucían a él sobre las mejillas, y por

el día se escondían en sus pestañas dorados del sol.

Él fue muy feliz, ya que él tenía un amor, lo escuchaban y oían, él oía,

él hablaba y soñaba, miraba y admiraba... Todo esto hacía por su vivo,

que luce, y lo más importante - no tan como todo. Él veía el sol y le

sonreía, oía el viento y los pelotilleros en el unísono. Él veía la alegría

de los niños, cuando ellos jugaban con las raquetas en el pargue.

Él era sordo, pero era feliz. Él vivía uno, pero no era solitario. Él se

alegraba a todo que tenía, él lo apreciaba y por lo tanto se distinguía

de las otras personas. Las personas eran alrededor otros. Ellos tenían

una vista, pero no sabían mirar y ver. A ellos era el rumor, pero no

sabían oír.

El muchacho quería a las personas, pero no lo notaban y por eso él

empezaba a hablar con las estrellas, lo escuchaban y respondían.

Una noche magica, que era oscura como el grafito, el cielo es

alegre muy bajo sobre la ciudad del peso de las estrellas, por que

era sembrado. El muchacho estando como siempre sobre la peana

hablaba con la estrella. Y ha preguntado - de que él querría lo más

posible. El muchacho ha cerrado los ojos y ha reflexionado. Y como

el papel alquitranado ha propuesto el deseo y ha abierto los ojos, la

estrella empezaba a caer y en un segundo se ha perdido.

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Él lloraba toda la noche en el unísono con la lluvia. Y la mañana ha

dormido. Los besos de la estrella no poblaban su pestaña. Ha venido

el día. Él triste ha salido al parque. El ha llegado al banco querido, él

se ha sentado y no ha notado a la muchacha, que estaba ya allí. Él

pensaba en aquel por qué la estrella ha apagado, por qué él ahora

primeras veces es solitario. Él soñaba con una nueva noche, que

puede hacer a sus feliz de nuevo. Y de repente la muchacha se ha

vuelto a él y ha preguntado:

- “¿Que has propuesto cuando ha preguntado la estrella?”

El muchacho sin volver la cabeza ha respondido:

- “Querría que todos las personas oigan y se veían.”

Y tan pronto como ha pronunciado estas palabras, él ha comprendido

que ha oído a la muchacha y que lo oye.

Sus pestañas han empezado a temblar y en ellos de nuevo se veían

motas de la luz.

El deseo de este muchacho fue muy bueno y muy desinteresado y por

eso la estrella ha apagado que lo se haya realizado.

¿De donde lo sé, pregunten? Lo sé porque - sé que lo sé.

Yo hablo con ellos tambien.

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Cuando era una niña, la aldea que vivía estaba muy tranquila. Todos

los días son iguales. Los días estábamos tranquilos y las noches

tambien. Los rios fluían en voz baja. Las colinas no hablaron tampoco.

Todas las personas son pobres. Los padres se levantaron temprano, y

los niños más tarde. En los veranos, los chicos y los jovenes nadaron y

pescaron en los rios pequeños juntos. Y los invierones toda la familia

nos sentamos al lado del fuego juntos.

Pero alguno día todos cambiaron. Si alguna abuela estuvo enferma,

nadie subo. Si un niño no fui a la escuela, nadie subo tampoco. ¿Por

qué? ¿Adónde fueron sus hijos o padres? Los hijos jovenes fueron

a las cuidades y los padres jovenes también. Sólo las mayores y las

niños pequeños estuvieron allí en casa. Mis padres fueron una pareja

de ellos.

Adónde vamos?

Fei Wang

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Viví en el pueblo con mi hermana menor y nuestra abuela, la madre

de mi madre. Nunca había estado en una ciudad grande. El lugar más

lejo del pueblo en mi cabeza fue el asiento de condado. Mi hermana

creyó la misma como yo.

Un día, salí de colegio y volví a mi casa. Un chico se acercó a mí. Fue

un chico alto y guapo. Tuvo una raqueta en su mano. Cuando el sol

brilló sobre él, tuve un sueño sencillo pero bonito. Pensé que si el

novio mío en el futuro será este chico, que bueno.

Tal vez estuve un poco loca. Lo creo no soy una chica muy guapa,

pero soy muy amable y tengo la corazón buena. Cuando encontró su

mirada, toda la mesilla mía cambió a rosa. Me enamoré a la primera

vista.

- ¿Sabes jugar al tenis?- No habló el idioma de mi pueblo, pero

perfecto mantarín chino.

En todos los colegios hablamos mandarín. Cuando estamos fuera

del colegio, nadie habla, tampoco los profesores. Parece más facil

nuestro idioma del pueblo.

-Sólo un poco.-

- ¿Puedes jugar conmigo?

- Claro.

Miré arriba y abajo de él. Para nosotros pobres, no fui fácil a tener

ropa nueva. Tuvimos que ponernos en la ropa vieja de nuestros

hermanos.

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- ¿Eres del asiento de condado?

- No.

- ¡Pero tu ropa es tan bonita, y parece nueva!

- Soy de Cantón, la ciudad más grande del sur de China. Voy

aquí para visitar mis abuelos.

- ¿Está muy lejos? Mis padres están en una ciudad cerca de

allá. Dicen que es un lugar llenado de oros.

- Sí, vengo aquí en tren primero, en autobus después, al fin, en

bici. Es muy dificíl, ¿sí?

- Deseo que ver a un tren algun día. También quiero visitar tu

ciudad.

- ¡Qué bueno! Si iras allá, podemos jugar al tenis en el parque.

- Cómo se llama el parque?

- Zhongshan parque.

Una semana después, volvió a su casa. Cada día fui a la casa de sus

abuelos. Pero, nunca estuvo acá.

Estudié mucho porque quise ir a la universidad de su ciudad. Si soy

una estudiante de universidad, puedo ser más valiente. Quiero lo

preguntar: ¿Puedes ser mi novio?

Ya he acabado de studio. Soy una arquitecta. Trabajo en la ciudad

suya. Cada tarde después del trabajo, paseo por la calle. Esta tarde,

no puedo dejar.

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Caminando en la calle, me siento tan sola. No sé que adónde voy. Es

una ciudad sin familia, tampoco amigo. Nadie conoce a mí. Pero aquí

está mi sueño de amor.

Paso delante de un bar, alguna chica está cantando una canción de

amor. De pronto recuerdo las que le gustan. Muy de vez en cuando,

encontro alguna cosa bonita en la ventana de una tienda, imagino sus

ojos brillando. Pero no está al lado mío. Pienso que todavía no sale de

mi lado, porque está en mi corazón, en mi cabeza.

Hoy hace viento. El aire cola entre mi pelo, tan sueva. Me gusta tomar

el sol y el viento. Quizas porque parecen cariñosos.

Ahora estoy descansado en una parada de autobus, al lado de el

parque suyo. Un chica pregunta a una mujer joven: -Mama, adónde

vamos?-

Sí, me gusta saber la repuesta tambien.

-Vamos a la felicidad.-

Que bonita esta respuesta!

Me levanto la cabeza. De pronto, el chico de mi sueño corre por aquí.

Es más alto y guapo que antes. El sol está brilliante como el día nos

conocimos, y sus ojos también.

Me quiere. Lo sé porque su mirada es caliente, pero nunca ha hablado

sobre amor conmigo antes.

- Mi hija, ya está aquí,. Esta semana no puedo comer bien,

beber tampoco. Sólo estoy esperado a tí.--¿Qué dice?- Me pregunto

en mi cabeza.

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- Yo tampoco.- Una voz bonita detrás de mí responde.

Me vuelvo la cabeza, una joven pelirroja de no más de veinte años

está bajando el autobus.

Sin embargo, llega el fin de mi amor. Me pareczo una tonta.

¿Adónde voy? No sé. ¿Dónde está el feliz? No sé tampoco.

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Todo empezó con la vuelta de unas faldas y las notas de un tango.

Uno de esos tangos que nunca domaron la hoja pero son conocidos a

flor de piel en las yemas de tus dedos.

Las noches de Barcelona tentaron a Ismael Caeiro a esta calle, que por

su aislamiento del centro y el velo de las tinieblas podía dar refugio a

todos, sin importar si habían venido desde del paraíso o el infierno.

Estas distinciones pertenecían a calles mas selectivas como el Passeig

de Gràcia, que tenían un apellido ilustre.

En estas aceras, hombres y mujeres hablaban un idioma antiguo

como Adán y Eva, hecho de música y los movimientos del tango.

Aquí buscaba Caeiro el anonimato, aquí podia caminar sin escuchar

los fragmentos de su fracaso bajo sus pies.

El desafío

Elinor Aharon

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Horas después de reunirse con Aguilar y Ulrica aún sentía la textura

del elefante de mármol que acariciaba cuando le dijeron que no lo

harán socio en la oficina de arquitectura, su reputación de arquitecto

estaba demasiado manchada para arriesgar.

Carajo, ¡han pasado veinte años! Agotado, se apoyó en la ventana de

una panadería.

El ruido de pasos le hizo volver al presente, eran los pasos de un

hombre muy pequeño, casi enano; iba vestido con un traje negro y

plumas blancas adornaban su cabeza, sorprendido por este extraño

personaje, Caeiro no oyó cuando le habló la primera vez y el hombre

se vio obligado a repetir, hecho que le llevó a ser aún más molesto

“¡Señor! ha pasado por aquí una patrulla?”

“No, ninguna” logró responder.

El petiso se vio aliviado, “estoy a tiempo entonces” por un instante

miraba alrededor cautelosamente y con la mirada fija en la panadería

recitó unas frases que Caeiro no logró escuchar sin embargo, la visión

le causó mucho placer.

El sonido de cristales rotos lo cogió por sorpresa, también el objeto

tirado, una copia vieja de la biblia.

Memorias de la educación religiosa que recibió hicieron que Caeiro

se pusiera serio enseguida.

“¿Por qué lo hizo?”

“¿Como que por qué?” se asombraba el enano “¿Cree usted

que mandarían una patrulla si no lo haría?”

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“No no” negó con la cabeza, “las piedras ya son demasiadas

conocidas”.

A distancia sonaba una sirena, fue la oportunidad perfecta para

retirarse pero era como todo lo que vivió eata día le colmó justo en

este instante y se quedó mudo frente a semejante excusa que no

podía negar su razonamiento.

“Huimos!”

Con fuerza que contrariaba a su pequeña figura, tomó a Caeiro por su

brazo y empezó a correr obligando a Caeiro a seguirlo.

“Oye! yo no tengo vela en este entierro!” empezó Caeiro, pero

el enano no prestaba atención a su prisionero y siguió corriendo en la

dirección de un oscuro parque desconocido a Caeiro.

Cuanto más se alejaban los sonidos de la sirena más corría el

desconocido, no paraba hasta que algunos árboles envolvieron a los

dos.

“¿Deseaba decir algo?” preguntó cortésmente “lamento ser tan

grosero contigo pero estábamos en peligro a causa de tus acciones”.

“¡Mis acciones?!” se asombró Caeiro “ fuiste tú que… “

“¿Acaso no eres el arquitecto Caeiro?” Interumpió el petiso

¿Quién demonios eres?”

“Antonio de Siagora” respondió inmediatamente mientras se

arrodillaba,”para servirle, como ahora”.

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“Pero le pido” agregó, limpiando hojas de su chaqueta

atentamente “que no me obligue a hacer cosas así a menudo, no me

gusta montar un espectáculo en plena calle”.

“Mira” comenzó Caeiro. Temor se dibujaba en su voz con

debilidad y duda “no sé por qué me elegiste a mí como .... “ no pudo

encontrar la palabra correcta y su voz murió delante de los ojos del

otro hombre.

Antes no había prestado atención a estos ojos, en el silencio de la

noche que solo ahora notó vio claridad en vez de la locura que había

esperado.

“Sí’” dijo el otro tranquilamente”esta reunión se estableció

hace mucho tiempo, veinte años atrás”.

“Veinte” susurró Caeiro para sí mismo, de pronto cayó la calma

sobre él, probablemente era su tiempo para responder por sus actos,

era hora de libertad.

Su mirada flotó desde los árboles pintados de plata con la luz de la

luna a las plumas que cayeron a la tierra.

“Muy bien, estoy dispuesto a enfrentar cualquier cosa que

quieras reprocharme”

“No estoy aquí para dictar sentencia” dijo Siagora “yo solo soy

su verdugo” dijo después de un momento de reflexión.

“No es necesario que digas nada, como dijo alguna vez un rival

mío: “los hechos son los enemigos de la verdad”

“Entonces ¿qué quieres?”

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“Pues, muy sencillo” respondió Siagora mientras se sentaba

sobre una pila de trastos viejos que se encontraba cerca “te llegó la

hora”.

La risa era demasiado fuerte para sofocarla y Caeiro se vio obligado

a sentarse en el suelo para tratar de controlarla “no se supone que

deberías venir con cuernos y fuego?”

Siagora parecía apologético “tras cientos de años llevándolos

encima, son bastante agotadores” confesó “cómo me gustaría alguna

renovación” dijo con desesperación agitando sus manos “por lo

menos puse cierto interés en su caso, desputaran especulaciones

durante años acerca de los motivos que te llevaron a la muerte, la

soledad, la indiferencia, la religión”.

“No creo que alguien estuviera interesado” opinó Caeiro “ la

muerte es demasiado rutinaria en estos tiempos para que la gente

haga más que levantar una ceja”.

Si hasta ahora Siagora mostraba ser un demonio muy pacífico, esta

crítica le hizo

mostrar el lado más creativo: fuertes vientos comenzaron a soplar,

pedazos de tierra empezaron a golpear a Caeiro que se esforzó por

mantenerse de pie.

“¿Rutinario?! ¿qué sabe usted?” gritó enojado, terremotos

acompañan su ira los Pedazos de tierra se han vuelto más precisos.

La tormenta forzó a Caeiro a buscar cualquier arma para defenderse,

su mano encontró un objeto duro y con él lanzaba en la direccion de

Siagora, sorprendiéndole con su atrevimiento.

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“Sé que la muerte no me asusta” aseguró, pulsando su arma

contra su oponente.

“¿Ah no?! ¿Por qué?” Siagora contestó con desprecio, “¿sabes

todo sobre él?”

“Lo sé porque… sé lo que sé” prometió Caeiro “hace años que

no tengo nada que perder a la muerte”.

¿Un desafío? Siagora mostró sus dientes “lo acepto” continuó

empujando a Caeiro al piso, “voy a darle un plazo”.

“¿Que tipo de plazo?”

“La eternidad, para evaluar mi obra, hasta que usted me pida

la bondad de la muerte”

Caeiro estudió el rostro de Siagora, entendía que a partir de este

momento los dos estarían unidos en la rivalidad.

¿Acaso tengo alguna opción?

“Ya no” reía Siagora “ustedes los seres humanos siempre

quieren promesas y fronteras y se asustan cuando los consiguen,

la próxima vez que nos veamos será su fin “ advirtió “no me gusta

perder”.

Caeiro juntó toda su voluntad para no darle el placer de ver su temor,

“no estés tan seguro de vencerme, en la primera batalla sólo necesité

una raqueta de tenis para ganar” dijo recogiendo el objeto que había

usado para tumbar al enano a tierra.

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Si fuera posible, Siagora mostró estar aún más satisfecho “esta lucha

será interesante” garantizó “tengo que irme ya, casi es el amanecer”

Caeiro se dio cuenta de las rayas de sol pintando las piedras.

“Hasta pronto” se despidió Siagora.

“Hasta nunca” opuso Caeiro.

“Estas aprendiendo” elogió Siagora y desapareció.

Después de cumplir con el diablo para estar tranquilo hay que

cumplirle también a Dios, así que Caeiro el ateo ha ido a encender

una vela en la Iglesia de La Sagrada Família.

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INTERMEDIO

(B1)

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Hay que respetar tres restricciones:

1ª restricción

En todos los cuentos aparecen:

un/a arquitecto/a un parque una raqueta

Cada cuento incluye, además dos fragmentos extraídos de obras de autores hispanos:

2ª restricción

El primero es de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010 y el segundo es de Ana María Matute, Premio Cervantes 2010:

- se sentó al borde del sillón, estiró el cuello1 - en aquel cuadro había un hombre, con la mano levantada2

3ª restricción

El Instituto Cervantes cumple veinte años en 2011 así que el otro fragmento es uno de estos tres:

- una muchacha con menos de veinte años, preñada como de cinco meses, comienza a vomitar en el asiento3

- después de trabajar durante veinte años para ellos casi por nada4

- una jovencita en sus veintes, melena azabache, impermeable beige5

1 Conversaciones en La Catedral Mario Vargas Llosa (Alfaguara. Biblioteca Mario Bargas Llosa. Madrid, 2004)2 La virgen de Antioquía y otros relatos Ana María Matute (Narrativa Mondadori. Madrid, 1990)3 Candela Rey Emmanuel Andújar (Alfaguara. Santo Domingo, 2006)4 Cultivos Julián Rodríguez (Mondadori. Barcelona, 2008)5 Las teorías salvajes Pola Oloixarac (Alpha Decay. Barcelona, 2010)

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Estaba lloviendo. Un pintor viejo estaba sentado en un sillón alto

bebiendo vino y hojeando un álbum con reproducciónes de sus

cuadros. Sus manos estaban volteando las páginas, pero delante

de su mirada mental apareció toda la vida - casi acabada. Él acercó

a sus ojos la reproducción de su mejor cuadro. En aquel cuadro

había un hombre con la mano levantada, en andrajos y rodeado con

muchos ricachos peripuestos en sus trajes exquisitos. Los ricachos

miraban a la tierra donde en fango estuvo tirado mucho dinero.

Ellos desadvertían nada excepto el dinero y no miraban arriba al

primaveral sol a donde el pobrete mostró. El pintor suspiró, puso el

álbum a las rodillas y tapó con cansancio los ojos con la mano. Él pintó

este cuadro hace mucho tiempo y desde aquella época su vida se ha

cambiado muchissimo. Antes era pobre y desconocido, ahora es rico

Si la lluvia se termina...

Liudmila Andreeva

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y muy famoso, sus pinturas estan en los mejores museos del mundo,

pero él no sé por qué por mucho tiempo no ha advertido el sol, ha

advertido solamente la lluvia y la niebla. No sé cuándo algo se rompió

en su alma. Hay mucha gente, que admira su talento, sin embargo,

no hay nadie, quien lo amo como si nada, como un hombre ordinario.

El pintor frotó el entrecejo, un poco abocharhado de sus gafas, e hizo

otro trago de vino. No tiene mujer, no tiene hijos. Su primera mujer,

cuando él era joven, se marchó porque él era demasiado pobre, y la

segunda, cuando él se hizo rico, se marchó porque él era demasiado

viejo. Sí, puede ser que en los últimos tiempos se ha ahilado y no ve

en lo futuro nada excepto la lluvia y la niebla. Pero con todo eso él

tiene una cosa: se ha llegado a París para pintar su último cuadro,

para pintar su lluvia. Y después... Y después él va a ir a su casa en

Italia, cultivar la uva y cada noche va a charlar con viejos señores

italianos en tavernas pequeñas. Tal vez, allí él verá el sol de nuevo. El

pintor abrió los ojos y se puso de fuerza a pie. Hoy, como ayer, como

anteayer y como hace dos días, como cada día de dos semanas que

vivo en París, irá a un parque pequeño, se sentará a un banco cerca de

la peana de la colina con una iglesia en la altura y estará observando:

niños con cazadoras divertidas, adolescentes desalados a algún sitio

con sus raquetas, señoras elegantes en un café comarcano. Él ve esta

vida cada día, pero ya no espera a ser su particionero de nuevo: sus

ojos estan cubiertos con la niebla, la capa de la lluvia impide a sus

pensamientos. Pues, él pintará su lluvia y pondrá todo el alma en

este último cuadro... e irá. Y todo su dinero dará al cura de la iglesia

en la colina. Sí, es una buena idea y hoy él llamará a su abogado para

hacer testamento.

***

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El pintor viejo en su estudio parisíno estaba mirando a su cuadro, casi

acabado, y no daba crédito a sus ojos. Él vió la iglesia en la altura de la

colina, tan genial como el arquitecto la había construido, la escalera

con escalónes de piedra, el cielo sombrío, los árboles mojados después

de la lluvia con vedejas de la niebla se enredados en sus ramos, una

mesita del café con un periódico olvidado cuyos folios se elevaron

como las alas del herido pájaro intentado a volar. Y una muchacha

– una jovencita en sus veintes, melena azabache, impermeable

beige... Pero él estuvo de acuerdo que ayer no había pintado ninguna

muchacha. Ayer en el cuadro no había ninguna persona, solamente

la lluvia y la niebla. No era loco y estaba seguro que ninguna persona

había entrado en su piso excepto él mismo. ¿Entonces de dónde

apareció ella? El pintor estaba intrigado. Él querría a ver la cara de

la chica, pero ella estaba subriendo la escalera y él veía solamente

su espalda. Todo el día no puso trabajar y se durmió totalmente

quebrantado. El día siguente, cuando se despertó, el pintor vió que

la chica se había vuelto: el sentimiento del reconocimiento se juntó

a su asombro de lo que estaba ocurriendo. Él ha visto esta cara, pero

¿dónde? y ¿ cuándo? Algunos días el pintor trataba a recordarla,

pero la lluvia en el cuadro le impedía y la niebla de los años pasados

cubría sus ojos. Una vez en la mañana él vió que la chica se sonrió.

En este mismo segundo un rayo del sol se cayó en el cuadro – y él

se la recordó. En aquel momento sorprendió mucho como se puso

olvidarla. Esta chica era su primer amor y presisamente ella descubrió

su talento hace muchos años, le mostró el mundo lleno del sol. Ella

lo amaba tan fuertemente que permitió a olvidarla, cuando él se

marchó de sus pueblo a la capital para conquistar el versátil público

artístico. La vida lo remoleneó y ella no escribió ninguna carta que

pudo recordar sobre ella. Él casi la ha olvidado, pero ella ha llegado

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para volver a mostrarlo el sol. El pintor viejo se sentó en su sillón alto

y se sonrió felizmente.

***

A las 12 en punto un abogado llamó a la puerta del estudio de su

amigo-pintor. Ayer el pintor le llamó por teléfono y pedió a venir para

hacer testamento, sin embargo en aquel momento nadie le abrió.

Detras de la puerta era silencio. El abogado empujó la puerta y ella

cedió. La primera cosa cual él vió en la habitación fue la pintura: la

escalera con escalónes de piedra, la iglesia en la colina, los árboles

y las mesitas del café eran mojados después de la lluvia, pero hacía

mucho sol. Los rayos del sol eran en cada rinconcito del cuadro. El

abogado pensó que hace mucho tiempo su amigo no había pintado

los cuadros tan vivos, claros, llenos del sol. Él miró al cuadro otra vez y

vió una guante de mujer olvidado en la escalera. En algunos minutos

él por fin miró a otras partes de la habitación: en su sillón alto estaba

sentado el pintor viejo, su mirada estaba fijado a lo lejos, los labios

estaban sonriendo. Él estaba muerto.

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Amanecía cuando Javier acudió al parque por la segunda vez desde

aquel maldito día. Una lluvia fine y fría caía y ya estaba calado hasta

los huesos. No se había llevado un paraguas, pero no le importaba

nada de la lluvia. Al contrario le ayudaba a pensar, aunque todavía se

sentía perdido. Recordaba aquella discusión rara con unos políticos

del ayuntamiento, que la semana pasada vinieron a hablar con él en

su nuevo gabinete de arquitectura. Hasta hace seis meses atrás había

trabajado para los arquitectos más famosos del país. Pero después de

trabajar durante veinte años para ellos casi por nada, se había sentido

un arquitecto muy frustrado e infeliz. Había estudiado arquitectura

soñando con realizar proyectos idealistas y ambiciosos, pero había

acabado siendo un ayudante y basta. A casi los cincuenta años se

había dado cuenta de que su vida pasaba inexorablemente sin poder

realizar algo suyo. Además no estaba de acuerdo en absoluto con los

El desahogo del arquitecto

Claire Villaume

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proyectos arquitectónicos de sus empleadores. En efecto, la ciudad

se había vuelto un cubo de cemento. No había ni un árbol por las

calles y la única isla verde que quedaba era el parque en el que estaba

en este momento. Ahora bien sus jefes habían contribuido en gran

parte a este éxito y también él indirectamente. Pero no había dicho

nada por miedo de perder el trabajo. Le daba vergüenza pensar que

era un poco responsable de como se había vuelto su ciudad. Por

todas esas razones, después años de sacrificios financieros, finalmente

había abierto su propio gabinete. El problema era que desde el

principio los negocios habían sido muy malos y hoy en día su gabinete

estaba al borde de la quiebra. Por lo tanto, se había quedado muy

perplejo y sorprendido cuando los dirigentes de la ciudad le habían

propuesto un proyecto muy grande, o sea, de hacer desaparecer el

último parque de la ciudad construyendo en su lugar el enésimo

centro comercial del que nadie necesitaba. ¡No podía pasarle algo

peor! No entendía por qué había sido elegido. Por un lado, el primer

verdadero trabajo que le habían ofrecido era del todo contrario a sus

ideas en materia de arquitectura, por otro lado, era la única posibilidad

de poner las bases para un futuro profesional más seguro. Se sentía

combatido entre sus principios y la necesitad de salvar su empresa.

De repente se puso a llorar por la rabia y sus lágrimas se mezclaron

con la lluvia che seguía cayendo. Ya no supo distinguirlas. Después de

llorar todas las lágrimas de su cuerpo y al recobrarse vio a un niño que

se acercaba con una raqueta en la mano. Se puso muy asombrado.

¿Qué hacía este niño solo aquí bajo la lluvia y por qué tenía una

raqueta? Cuando el niño se encontró a cinco metros de él, Javier se

quedó todavía más atónito. ¡El niño parecía igual a él de pequeño!

Debía de tener cerca de diez años. Sus ojos eran grandes, azules y

curiosos. El niño se paró frente a él y le enseñó la raqueta. Era una de

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esas raquetas de madera con las que solía jugar de pequeño y que

hoy en día ya no se vendían en las tiendas, el plástico habiendo

reemplazado la madera. De repente sintió una ola de nostalgía

sumergirlo. Se acuerdó de cuando solía jugar con sus amigos en los

parques de la ciudad, cuando su ciudad era llena de árboles, de

plantas, de flores, de verde. Volvió a llorar. Entonces, el niño le dio la

raqueta. No habló, pero sus ojos eran como un libro abierto y decían:

“¡Tómala, tómala, te podrá ser útil!” A principios, Javier quedó inmóvil

por la sopresa. Pero, frente a la insistencia del niño cogió la raqueta.

Y en este mismo momento el niño desapareció. Por unos minutos

pensó que había soñado despierto debido a su estado de ánimo, pero

luego se dio cuenta de que tenía la raqueta en las manos. Del todo

atónito y de mala gana se decidió a volver a su despacho. En efecto,

dentro de una hora habría tenido que entrevistarse de nuevo con

esos dichosos dirigentes y darles una respuesta, que todavía no

conocía. Además su traje estaba lleno de agua y tenía que cambiarse

antes de la cita. Al volver en su coche se fijó otra vez en las calles por

las que pasaba y no conseguí reconocer la ciudad de su infancia.

Nunca había sido bombardeada durante la guerra, sino destruida por

la voluntad de personas codiciosas de riquezas, que en lugar de zonas

verdes o de edificios históricos maravillosos habían construido

monstruos horrorosos de cemento sin alma. La ciudad estaba cruzada

por carreteras muy largas para permitir la circulación de más coches,

pero el tráfico había empeorado por falta de inversiones en una red

eficiente de transportes públicos. Además los nuevos edificios habían

sido construidos sin armonía y sin la aprobación de un proyecto

urbano coerente. Perdido en sus pensamientos, de vez en cuando

miraba la raqueta que había puesto sul asiento delantero

preguntandose que habría hecho con este objeto. Cuando llegó a su

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despacho vio que Rocío, su secretaria, todavía no había vuelto de la

pausa para comer. Entonces secó los cabellos y el rostro, se mudó de

ropa, se sentó al borde del sillón, estiró el cuello y volví a observar la

raqueta que había cogido en su mano. Le parecía que el tener esta

raqueta le daba confianza, lo tranquilizaba. ¡Quizás fuese mágica! Al

pensar eso se puso a sonreir: se estaba volviendo un poco tonto… Sus

pensiamentos fueron interrumpidos por el timbre del teléfono. Era su

secretaria. Contestó. Rocío le informó que los dirigentes del

ayuntamiento acababan de llegar. Intentó quedarse calmoso, pero le

cuestó mucho. Cuando entraron a su despacho, se levantó para

saludarles y después les invitó a sentarse. Mientras Rocío servía el

café y los refrescos, empezaron a hablar del dichoso proyecto del

centro comercial. Javier recuerdó todo lo que había pensado y visto

esta mañana y reventó de rabia. Sin pensar y cegado por la ira, se

puso a dar golpes fuertes a sus interlocutores con la raqueta. Se gozó

mucho en este hecho, se sintió liberado. Pero, en el mismo momento,

se dio cuenta de que había cometido una locura. ¡Le habrían

denunciado y habría acabado en la cárcel sin haber resuelto nada! Ya

estaba listo para el peor, cuando tuvo la impresión que el ambiente

en la habitación se hubiese cambiado, que fuese más sano y fresco.

De repente sus interlocutores, sin evocar los golpes, como se nada

fuese pasado, se pusieron a sonreirle y volvieron a hablar del proyecto

arquitectónico. Después de las primeras palabras, Javier no dio

crédito a sus oídos: ¡Le estaban decribiendo un proyecto del todo

diferente de lo que le propusieron la semana pasada! Le dijeron que

la ciudad se había vuelto un lugar feo, gris y triste, que se habían

equivocado al seguir una política a corto plazo sin pensar en las

generaciones futuras y que entonces ya era hora de cambiar esta

política ciega. Añadieron que ya no estaban de acuerdo con sus ex

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empleadores porque tenían una concepción antigua de la arquitectura

urbana y que necesitaban ideas nuevas para transformar la ciudad en

un modelo de arquitectura ecológicamente sostenible para las otras

ciudades del país y de Europa. Querían una ciudad para las personas

y non para los coches, una ciudad llena de verde, una ciudad

funcionando gracias a las energías renovables, una ciudad con

edificios históricos restaurados y non destinados a ser destruidos

para costruir rascacielos horrorosos. Al final le propusieron de ser el

jefe del proyecto y de trabajar con un équipo de arquitectos jóvenes

con las ganas de hacer cosas nuevas. Javier se quedó atónito, le

pareció de vivir en un sueño. ¡No era posible! Se apretó el cuello y

sintió el dolor. ¡No estaba soñando, era la realdad! Miró sus

interlocutores y después la raqueta que tenía en su mano temblorosa.

Volví a mirarles y contesté que era un honor para él aceptar su oferta.

Cuando se fueron ido, Javier se fijó en la raqueta y rió como un niño.

Luego se quedó pensativo por un rato. Abrió su caja de caudales,

depositó la raqueta, cerró la puerta con mucha attención y miró por

la ventana. Por fin, la lluvia, que caía desde hace una semana, había

cesado y el sol había vuelto. Con mucha tranquilidad se sintió a su

mesa di despacho y se puso al trabajo.

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Este es un mundo maravilloso! Si deseas tener una vida feliz, lo único

que tiene que hacer es despertar a tu corazón!

¿Quién es Ella?

Este primavera llega un poco más tarde que el año pasado. Es ya en

abril, las flores se encuentran todavía en la pubertad temprana en

la ciudad. Hoy es sábado, ella se levanta a las ocho de la mañana.

En general, se queda en casa para el fin de semana, se selecciona

un libro para leer o ve videos, etc. Su vida parece estar tranquila y

sencilla.

Ella es una arquitecta. A pesar de que ha cambiado varias veces de

su lugar de trabajo, que nunca ha cambiado su carrera. Después de

trabajar durante veinte años para ellos casi por nada. Ella no sabe si

El despertar

Shaofen Tang

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le gusta o no para como arquitecta, en todo lo que es demasiado vieja

para hacer otra carrera en la edad de 40 años. Al menos ella tiene un

trabajo para ganarse la vida.

Ella casi no tiene amigos cercanos; la mayoría de los buenos amigos

anteriores que ya han estado casados y poco a poco no tienen ningún

contacto unos a otros. En su corazón, ella sabe que no lenguaje común

más si se vuelven a encontrar. Otros pueden ser más gusta hablar de

sus maridos, hijos, o cómo tratar la relación con las padres de sus

maridos. Sin embargo, ella no está interesada en estos temas, y ella

no le importan los problemas porque cree que esas cuestiones no

entrará en su propia vida. Por lo tanto, ella prefiere quedarse en casa.

Ella tiene una hermana que es 3 años mayor que ella. Ayer por la

noche, su hermana la llamó para quejarse de su marido, porque hace

poco, su hermana duda si su esposo tiene otra mujer fuera de la

familia. Por lo tanto, ella utiliza algunas buenas palabras para consolar

a su hermana. De hecho, ella piensa que su hermana es una mujer

feliz, por lo menos su hermana puede directamente expresar sus

dudas, sus quejas. Sin embargo, en su memoria, ella no habla nada de

su verdadera historia propia de su hermana o cualquier otra persona.

No es porque ella no quiere decir, sino que no puede hacerlo.

Al igual que todas las personas, cuando ella está durmiendo, ella

tiene sueños. Una noche, ella perdió todos los dientes en su sueño.

La mañana siguiente, ella fue a buscar en Internet para encontrar el

verdadero significado del sueño. Por último, se encontró con una de

esas explicaciones que eran mucho más adecuado para su caso, lo

que explica todos los dientes están desapareciendo, significa que

decir adiós al pasado!

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La Adolescencia de Ella

Cuando tenía 12 años, ella empezó a sentir que había algunas

diferencias de otras chicas. Aunque no podía asegurarse de que las

diferencias en sus aspectos biológicos o fisiológicos, ella había un

fuerte sentimiento cada vez más. Tenía esta confusión hasta que

conoció a una chica cuyo nombre es Jia. Ambos tenían 13 años

estudiando en la misma clase. Hasta hoy en día, ella tampoco puede

encontrar el momento exacto de ella comenzó a observar en secreto

a Jia.

A veces, en la clase, ella miró involuntariamente hacia atrás para

encontrar Jia de vez en cuando. Cuando se encontró con que Jia ya

había fijado en ella, se ajustó el espíritu del ojo a la vez. Ella recuerda

claramente que una vez, en un parque, todos los estudiantes estaban

en frente de un cuatro abstracto de escuchar a la introducción de

una guía. En aquel cuadro había un hombre, con la mano levantada.

Cuando se volvió, de pronto se encontró que Jia estaba de pie a su

lado, pero Jia no la vio, ella sólo miró el cuadro. De hecho, Jia fue una

de las chicas más bonitas en la escuela, sobre todo que ella puede

tocar el piano y cantar muy bien. Algunos niños les gustó tanto Jia. Sin

embargo, en ese momento, ella era muy común, casi nadie reparó en

ella. Tal vez alguien, ella no lo sabía.

Su pasatiempo favorito era leer libros, a veces ella escribió algunas

palabras o poetas. En ese momento, ella de vez en cuando en algunos

libros, leyó algunas palabras, como « homosexual «, etc. A partir de

aquel momento, ella inmediatamente se piensaba en la suya. Por fin

se dio cuenta de lo que es su verdadera diferencia de la mayoría de la

gente. Desde entonces, se convirtió en una niña introvertida.

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De hecho, Jia no vivía lejos de su casa. Ahora, ella se olvida de la razón

por la que ella fue a la casa de Jia por primera vez. Era un sábado por

la tarde. Ella llamó a la puerta, con un dejo de temor en el corazón.

La puerta se abrió para ella, Jia tiró a ella en la puerta y la puerta se

cerró inmediatamente detrás de ella. Se enteró de que ella ya estaba

en brazos de Jia. Ella y Jia, se abrazaron unos a otros sin palabras

por un tiempo muy largo. Este momento siempre permanece en su

memoria. Desde entonces, tuvieron la oportunidad de vez en cuando

juntas. Este fue la adolescencia ambigua de ella. Ellas nunca habían

tenido ningún tipo de compromiso, no se hablaban palabras dulces

entre ellas. Simplemente le gustaba estar juntas.

Cuando ella tenía 18 años, se fue a estudiar en una universidad de

otra ciudad. Más tarde, ella no tiene ningún contacto con Jia.

En el mundo, tal vez nadie lo sabe o nota que ha habido un amor entre

dos chicas. Ellas están bien protegidos. Ella nunca lo había hablado de

con nadie. Jia se mencionan con los demás? Ella no lo sabe.

La Juventud de Ella

Después de graduarse de la universidad, regresó a su ciudad local

para trabajar. A veces, ella tenía que seguir a sus padres para conocer

a algunos chicos de la meta del matrimonio. De todos modos, su

hermana mayor ya estaba casado con una vida que parece ser feliz.

Por otra parte, el principal tema a sus amigos también habló de

novio, el matrimonio, etc. Sin embargo, para ella, el trabajo era lo

único importante. ella se sentía como una zombie. Le gustaba tener

una vida de trabajo ocupado, porque así no tenía mucho tiempo para

pensar en otras cosas.

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Sin embargo, el mundo no será siempre imperfecto. Cuando tenía 23

años, ella conoció a Lisa, que es muy hermosa chica. Ella se enamoró

de Lisa, y ella estaba muy feliz de que Risa también la amaba tanto.

Ella pensaba que la vida sería seguir así. Sin embargo, un día, Lisa se

acercó a ella para despedirse de ella porque tenía que cumplir sus

responsabilidades sociales y tuvo que seguir a sus padres. Risa está

casada con un hombre rico finalmente. Risa le dijo que no le gustaba

que el hombre, pero ella necesita una vida como la mayoría de la

gente. Así que las dos chicas se separaron. De hecho, ella admiraba

a gente como Lisa que pueden vivir con la persona que no ama, pero

ella no podía hacerlo. A menudo se dijo a sí misma: si pudiera cambiar

mi naturaleza, me gustaría tener una vida similar a los demás. Por

desgracia, la vida no existe «si», es imposible para ella cambiar su

naturaleza.

Tal vez la vida no sólo tiene amor, pero las responsabilidades, los

demás, etc. Siempre se pregunta ella que cuánta gente realmente

puede tener toda una vida con un amor verdadero en el mundo!

Incluso si la hay, cuántas personas van a luchar?

Por la noche, le gustaba escuchar la radio, la música le ayuda a la

comodidad. En estos años, las palabras como «homosexual» o

«gay» se han convertido no ser ajeno a la opinión pública. La gente a

menudo rumorea o hace el ridículo con una estrella de cine con una

orientación homosexual, o una película homosexual gana premios

internacionales, etc. Algunos conocidos personajes han declarado

públicamente su orientación homosexual. En sus ojos, el mundo

realmente está cambiando día a día.

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La Madurez de Ella

Ella comienza a tener su propio departamento desde 2008, cuando

el precio de la vivienda era mucho más bajo que ahora. Ella siente

que algunas cosas van a ella con suerte, ella no pertenece a una de

las infortunadas mujeres en el mundo. En todo, ella tiene su propio

espacio para poner su felicidad, tristeza, etc. Ella está lejos de los

padres, y amigos que están demasiado preocupados por su vida

personal.

Cada semana que va del centro de deportes de una vez con una

raqueta de tenis, todas las vacaciones que viaja a otras ciudades con

una mochila grande. Ella ha aceptado su identidad por completo.

Incluso a veces se saltará una idea en su cabeza, ¿Por qué sólo me

gustan las personas del mismo sexo? ¿Si uno entre los padres sería ?

Entonces, ella no puede pensar en más. Sin embargo, su vida se

vuelve más tranquila.

Cada mañana, ella va a trabajar en metro. Y cada noche, ella regresa

a su casa en metro. En el metro está siempre lleno de gente. Los

pasajeros están muy cerca uno del otro, pero todo el mundo sigue

siendo con una larga distancia para sus corazóns. En esta ciudad,

¿cuántas personas tienen la misma experiencia que ella tiene?

¿Alguien tiene lo mismo que ella? En el corazón de todos, hay un

mundo que los demás no pueden ver, ¿no?

Esta mañana, se siente un poco incómodo. Ella come la medicina, y

ella vuelve a su cama otra vez. Nadie se ocupa de ella por su lado. A

veces, piensa en cuando ella se murió un día, nadie lo sabe. ¿Es una

cosa tan miserable? Cuando ella está pensando en este punto, ella

está un poco triste.

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No importa lo que la vida continuaría, ella decide ser feliz cada día.

Por otra parte, que espera encontrar a alguien que puede entrar en

su vida, y más tarde se convierte en su compañero de vida. Ella cree

que ese día será muy pronto. Cuando la persona aparece, no se duda

en estar con ella en público. Cuando llegará el día?

En este momento, ella está pensando qué ponerse para esta noche.

Esta noche, será la primera vez que se entra en un bar de homosexuales

más famosa en este ciudad para tomar una copa! Sobre todo, ella

tiene una cita con un editor de la famosa revista en el bar para hablar

de la publicación de su novela «El despertar».

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Ahora es el año 2066... 19.216 días han pasado desde que la gente

salió de la Tierra. ¿Los he estado contando? Claro que si... La causa es

que el día cuando salimos de la Tierra se quedó en mi memoria.

Ayer finalmente conseguí el permiso para controlar la nave cósmica...

y para volver... Despegué inmediatamente, porgue todo lo había

preparado hace mucho tiempo. No era necesario decir adiós a nadie.

Dicen que en perspectiva van a tener algunas expediciones que

ayuden a las personas a entender mejor la historia de humanidad. No

sé, es posible, pero ahora solo los locos, como son - “los esclavos del

pasado”, visitan el planeta muerto.

¡La superficie de la tierra cambió mucho! Antes había continentes,

países, islas, ahora todo está lleno de agua, porque los océanos

Los recuerdos

Daria Melnik

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inundaron la parte más grande del mundo. Pero aun hay algunas

partes de tierra firme, incluso el territorio de mi ex ciudad, donde he

decidido aterrizar y he elegido una antigua plaza en el centro como

pista de aterrizaje.

Recuerdo como empezó todo. Al principio eran unas inundaciones, de

trecho a trecho; después tornados fuertes que destruyeron la mitad

de las ciudades en América; se despertaron los volcanes en Italia,

Islandia, Rusia... Era como si la naturaleza se enfadara con nosotros!

Después más: porque a los volcanes les siguieron terremotos y

tsunamis. Algunos países ribereños desaparecieron en segundos.

Empezó una catástrofe nuclear, porque se destruyeron estaciones. No

había una solución. El pánico y la desesperación se apoderaron de

los hombres. Y cuando sentíamos que no tendríamos ningún salida,

ninguna posibilidad de salvarse, llegaron “Ellos – Otros” en maquinas

grandes para ayudarnos. Empezó una evacuación mundial.

He salido de mi nave a la plaza o, con más exactitud, al lugar donde

hacía cierto tiempo había una plaza mayor, muy grande y bonita...

Ahora los edificios están en ruinas, solo algunos recuerdan la grandeza

de antaño. Y en otros tiempos me parecía que los habían construido

para muchos siglos; en otros tiempos – cuando era arquitecto. En

algún sitio cerca de la plaza tiene que estar el primer edificio que

yo proyecté, pero me da igual que todavía esté allí. Quiero buscar el

parque donde habitualmente paseaba con Ana. Su fotografiá es la

única cosa que he tomado de la Tierra 2. La he sacado del bolsillo,

ahora ella está bastante usada porque siempre ha estado conmigo.

En la fotografiá está Ana como yo la recuerdo en día que la conocí -

una jovencita en sus veinte, melena azabache, impermeable beige:

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Algunos años antes de la catástrofe había ganado el primer premio

en un concurso internacional de arquitectura, pues pude organizar mi

propio estudio . Ella tuvo un reunión conmigo en la oficina. Dijo que

se llamaba Ana y empezó a tutearme desde los primeros minutos.

Era tan guapa y tan natural que yo estaba muy contento de que no

hubiera fronteras entre los dos. Después de nuestra conversación

sobre el proximo trabajo, ella me preguntó con una sonrisa señalando

al cuadro detrás de mi :

- “¿Te gusta Corbusie? ¡Que sorpresa! ¡El fue un revolucionario

en arquitectura! ¿Tu lo eres también?”

En aquel cuadro había un hombre, con la mano levantada - “El

Modulor” de Le Corbusie que fue un arquitecto muy famoso en el

mundo entero.

Le dije que creía en que llegar a ser casi tan talentoso como él.

En realidad “la revolución” era una palabra que había caracterizado

a Ana mejor, y yo simplemente era alguien que había tranquilizado

su energía extra. Claro que me enamoré de ella a primera vista.

Aquellos días, semanas, años antes de la catástrofe fueron los mas

felíces. Ella era como un viento fresco en mi vida. Los días laborables

trabajábamos mucho sobre el proyecto y por las tardes Ana me

obligaba a salir por el parque para descansar de la arquitectura un

poco. Los fines de semana ella tiraba un millón de cosas (necesarias

y poco necesarias) en el portaequipaje del coche: un juego de picnic,

una manta, unos raquetas para jugar al volante etc.; y viajabamos en

cualquier dirección porque nunca planebamos a donde.

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Sin notarlo descubrí que había llegado al parque. Es sorprendente

que algunos árboles sobrevivieran y tuvieran hojas pequeñitas. Creo

que con el tiempo el aire se haría idóneo para la respiración. Un banco

donde me había sentando con Ana nuestra última noche también se

había conservado.

Al poco tiempo se hizo conocido que “Ellos” (“Otros”) no evacuaban

a todas las personas del planeta peligroso. Cada persona tenía que

pasar un chequeo y sólo los que estaban enteramente sanos se

alejaban volando de la Tierra. Por eso “Ellos” no llevaban en las naves

cósmicas a los hombres que eran mayores de 65 años. Eso fue una

nueva tragedia. Algunas personas se negaban a dejar la Tierra por

sí mismas. Aquella noche, en el parque, Ana y yo decidimos que nos

evacuaríamos. A la mañana siguiente la besé y nos separamos porque

las mujeres y los hombres pasaban el chequeo separadamente.

Antes de que me mandaran a una nave cósmica, la estuve buscando

por allí...y después en el nuevo planeta, porque hasta hacía poco

tiempo no había creído que Ana hubiera quedado en la Tierra. Había

personas como yo: que perdieron no sólo su casa, su planeta, su

vida habitual sino también sus parientes, había muchos – ¡millones!.

Después los “Otros” nos propusieron hacer una operación que alejaría

las emociones, porque las razas superiores del universo viven de la

razón, y solamente civilizaciones jóvenes, como la nuestra, viven de

emociones. Algunos, muchos, aceptaron la propuesta, pero yo no.

¿Y en el presente? Estoy como alma en pena - no me inscribí en aquel

mundo nuevo. Tengo una profecía que nadie necesita: todos viven

en capsulas – VIPs (viviendas inteligentes personales)- y no necesitan

ningún diseño, porque la función es lo más importante.

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Me he sentado en un banco. Este ambiente parecía muy tranquilo.

Me he quitado el casco y estoy sintiendo un viento ligero erizando mi

pelo. He cerrado los ojos... Eso es todo...

- “Descarga eléctrica! Rápido! Uno...dos...tres”

- “No hay pulso.”

- “¡Una vez más! ¡Haceos a un lado! Descarga... Uno...dos...

tres... Nada... Él ha muerto...” - ha dicho el doctor con cansancio.-

“Registra el tiempo de muerte – son las 19:21... Eso es todo.” - y ha

salido del quirófano.

Dos médicos internos han seguido al doctor.

En el pasillo de hospital uno de estos dos ha dicho:

- “Creo que nunca me voy a acostumbrarme a esto. Me da

pena que aquel viejo ha muerto. Los enfermeros de ambulancia han

dicho que lo encontraron en un banco del parque donde había tenido

un ataque cardíaco y no había podido recobrar el sentido. No tenía

ningún documento de identidad. En su bolsillo había solamente una

fotografía ajada de una chica, por detrás de la cual estaba escrito

“Ana”.

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- “¡Sí,qué triste!.... En la oficina de registro ahora ya habían

llamado a la policía. Ellos se ocuparán de eso.”

Han pasado de largo por la Tele en el pasillo que estaba transmitido

las ultimas noticias:

“Tras el terremoto más violento de los últimos 140 años, Japón

ordena la evacuación de 3.000 residentes cerca de la planta nuclear

de Fukushima Daiichi, en el noreste del país... “

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El 10 de diciembre de 2009. Mi adorada Elena: todo lo que ocurrió

conmigo antes, de nuevo se ha repetido, y el día de hoy se semeja al

día de anterior. Así como todos los días hasta este momento, ahora

continúo pensando en ti, y tan sólo los pensamientos sobre tu imagen

me dan la esperanza para existir.

Nuevamente tu cara, saliendo a la superficie de la profundidad de

mi pasado, irradia la luz magica, iluminando mis pensamientos

deshilvanados. Me parece que esta luz va corriendo hacia adentro de

mi conciencia con los impulsos eléctricos, cundiendo a gran velocidad

por el cuerpo; estoy ardiendo en el fuego de mi memoria...

El 15 de enero de 2010. Mi querida Elena: todavía no me he acordado

de aquel día cuando tuvimos cita por la última vez; siento como

últimamente el eco de las imágenes indefinidas y los fragmentos de

Las cartas a Elena

Elena Belonogova

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las frases vienen paralizando mi alma, no permitiendo evocar en mis

sueños nuestros encuentros.

No obstante, mi memoria no permitió olvidar el primer encuentro,

mostrandole “como en una pelicula”: aquel día soleado, cuando

decidí dar un paseo por la ciudad, vi a ti (al entrar por casualidad en la

cancha de tenis); mientras que te entrenabas al tenis y enviabas una

pelota al adversario tuyo, me pareció que el pelota estuvo ansiando

volver a ti inmediatamente para tocar las cuerdas sensibles resonadas

de tu raqueta de tenis... una y otra vez, estuviste increíblemente

guapa y perfectisima, tus músculos como si hubieran comenzado

a sonar, concertando con el cordaje de la raqueta. La panorama

general era inimaginable, como si yo hubiera visto la música puesta

en movimiento: tú, el sol, tu sonrisa de Afrodita, la falda muy corta,

tus rodillas redondas y lisas... Estuve quedado inmóvil mirandote,

mi Diosa: unos besos de los rayos del sol cubrieron tu cara linda y se

escondieron en el nube del pelo, al dorarle. En el mismo instante morí

y nací de nuevo, para amarte... para siempre...

El 17 de marzo de 2010. Elena, ¿por qué todavía no te he visto?

¿Dónde estás? Sigo escribiendo para ti, pero sólo la vacuidad me ha

vuelto a responder a los repercusiones de pensamientos expirados.

Elena, deseo que vengas...

El 25 de mayo de 2010. Es extraño. Esta mañana me he despertado

de buen humor, unos ángeles me han visitado. Ellos han estado

maravillosos; como si el cielo hubiera construido la ruta hacia la

tierra, al enviarles para mi. Los ángeles... se visten de ropas blancas...

quienes me han dado el aplacamiento.

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Un poco después.Es muy extraño. Hoy el primer día cuando he dejado

de pensar en algo; al tranquilizarme, estoy sintiendo el calor.

Extracto de la historia clínica del paciente.15.10.2009: “El 15

de octubre de 2009 a la clínica del doctor de la medicina s-r X. se

hospitalizó un paciente con amnesia, según el examen médico para él

estuvo fijado el tratamiento curativo”.

La continuación. El 12 de julio de 2010.La nota del doctor X.: “El estado

de hoy de salud del paciente es estable, pero sin las mejoras en las

recuerdos, sigue existiendo amnesia. A veces el paciente se acordaba

de unos hechos de su vida, pero después les olvidaba. Sintetizando: el

paciente no tiene las quejas por su salud, excepto su la molestia por

la falta de memoria. Después de visitar de hoy al paciente, ordeno

continuar la cura que le fijó el médico en el día de hospitalización”.

Al mismo tiempo, el 12 de julio de 2010. Elena, me empiezo a acordar:

¡deseaste me dejar! ¿Por qué? No sé... ¡Te quiero! Ah ... me parece

que puedo comprender... !Basta¡ Ya he entendido por qué todavía no

has visitado a mí. Pero te perdono, deseo que vengas. ...Al recibir la

respuesta de la memoria, veo que...

El Diario. Las últimas noticias de la crónica criminal. En el segundo de

octubre de 2009 unos instructores policiales de la ciudad M., al formar

un expediente, hicieron averiguaciones a petición de madre por la

desaparicion la s-ra N. , de su hija, quién tenía 25 años. Después de

ejecutar las acciones obligatorias, los instructores policiales aclararon

los pormenores: la había matado el marido.

Según los hechos establecidos: el señor N. - él era el esposo de la

señora N. desaparecida - había asesinado a esa mujer; mientras había

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estado realizando el plan del asesinato pensaba, lo que de verdad de

este modo, habría podido curarla de la fiebre de amor a un hombre

(sobre ese hombre el s-r N. no sabía ninguna informacion particular).

La nota. La información, citada a continuación, está publicada

conforme con los antecedentes de policía y los hechos irrevocables

de la averiguación, incluyendo al acontecimiento las explicaciones del

s-r de N.:

“Yo trabajaba en una empresa constructora, ocupaba el puesto

del arquitecto general. Cuando la empresa había recibido un gran

encargo de construcción del parque de atracciones, yo tenía el

derecho del paso libre y podía entrar en todos los locales del parque

durante de edificación, porque el consejo de ejecutores me designó

el arquitecto principal de la construcción de este parque. Una noche

entré en “La Sala De Los Horrores” - un local de construcción - para

llevarse consigo a casa mia una maqueta de un de los objetos

expuestos, junto con sus elementos. Luego, en el garaje de mi casa

construí un mecanismo especial: establecí los cables eléctricos y

otros elementos... y finalmente, elaboré el aparato que estaría capaz

de sanar del enamoramiento a mi mujer”.

La nota del juez de instrucción: respectivamente con la conclusión

realizada por los especialistas, el s-r N. fabricó el modelo funcionado

de “la silla eléctrica”, que se parecía a unos modelos históricos, les

se habían utilizado para hacer la electrocución a los criminales del

pasado.

La continuación (la explicación de s-r N.): “Después coloqué dentro

del mecanismo a mi mujer, quién estaba bajo el influjo del soporífero,

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lo que yo había dado a ella de antemano, además estuve seguro: si

la corriente eléctrica pasara a través del cuerpo de mi mujer, la se

curaría del enamoramiento”.

Según los hechos irrevocables de la averiguación: cuando los policías

le hallaron al lado del cadáver de la mujer, sus ojos estaban locos. Él

estaba gritando: “Ella no ha muerto, ella está durmiendo”. Sollozando,

murmuró: “Dentro de dos días llegará el espíritu, le dará los polvos

mágicos, para mujer, quién se despertará y será aún más hermosa y

obediente”. En la actualidad el s-r N. está en la clínica del doctor le la

medicina s-r X.

El octubre de 2011. … En algún sitio de Mallorca... Tony de Demone

estuvo admirado la puesta del sol, después cerró la ventana y pasó

por la habitación a paso ligero, se sentó al borde del sillón, estiró el

cuello y quedó pasmado (exclusivamente el brillo de sus ojos mostró

la agitación): fue hermosísima. Tony seguía deleitando a la mirada.

Al sentir, ella volvió la cabeza y la sonrisa astuta del zorro contento

comenzó a jugar sobre sus labios:

“Estoy de acuerdo, todo ha resultado magníficamente. Enrique

está hospitalizado, espero que esté allí para siempre y sea muerto

para el mundo, pero eres, el autor genial y el director de escena de

mi vida libre, ahora estás aquí conmigo.

¡Perfectamente! Por último hemos recibido todo: dinero de

Enrique es para nosotros, soy para ti y la libertad esperada es para mi.

¿Te acuerdas? Aquella pobre vagabunda, también el doctor

conocido en ciencias médicas s-r X. que la atropelló a muerte por su

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coche y, por fin, el cadáver de esta desgraciada: ayudaron a nosotros.

¡Fue suerte! El s-r X. no deseaba ingresar en la cárcel y tú, como su

abogado, le ayudaste. El espectaculo era muy verdadero: el cadáver de

vagabunda vestido con mi ropa, aunque mi esposo estaba pensando

como sí hubiera sido mi cuerpo amodorrado y tú, como sí fueras el

espiritu en los ojos y pensamientos de mi marido. Representaste al

brujo muy verdadero y contaste como puede sanar a su mujer - la

corriente eléctrica y “el polvo mágico” - me estoy riendo.

Sin tú, mi abogado y el criado del diablo, sin el doctor X. que tenía

mucho miedo de la cárcel, y sin pobre vagabunda... ¿Quién sabe? Si

no hicieras tus acciones, seguro que yo sería la mujer de Enrique y tú

seguirías siendo el letrado, pero ahora estamos juntos. ¡Vivat!”

El período contemporaneo, unos días de esta semana. Después del

acontecimiento han pasado muchos años. Elena y Tony hace mucho

desaparecieron del mundo. Habían despilfarrado rápido todo dinero

de Enrique y vivían en la extrema miseria hasta la muerte. El doctor X.

(fue cómplice de la historia conocida) antes de morir había transmitido

la dirección de la clinica a su hijo. El hijo no había podido administrar

la clinica con éxito y se arruinó dentro de poco.

Ahora la clinica está funcionando por donativos en efectivo. Solamente

algunos enfermeros de esta clinica continuan al cuidado del paciente

sobreviviente; después de trabajar durante veinte años para ellos casi

por nada - únicamente preocupandose de enfermo por de lástima -

absolutamente todo lo que está ocurriendo les parece incambiado,

lo mismo que pasaba antes: día a día Enrique sigue nombrando a

todos enfermeros “los ángeles” y constantemente escribe cartas a

Elena, su esposa...

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Hela: ¡Que ciudad tan verde! Debe de haber mucha naturaleza en esta región!

Alberto (el alcalde): Si le digo que de hecho es un desierto aquí,

me diría que estoy bromeando. Pero todo fue construido a base de

tecnología verde: los edificios, la infraestructura, incluso los parques.

¡Vamos a ver uno! Esta muy cerca.

Hela: ¡Me encantaría! ¡Vamos!

La discusión continúa en el camino. Hela está mirando alrededor

maravillada por lo que ve. Esta ciudad de Ofiuco era de verdad como

se la imaginaba: un mundo verde en el que daba ganas de vivir.

Los edificios no eran muy altos; unos tenían murallas con verduras

de hojas, techos verdes, con flores o aun diferente plantas si eran

espacios privados. No faltaban ni los paneles solares que servían para

Recuerdos del Futuro

Cristina Nicoleta Burca

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la calefacción y electricidad interna de las casas. En una palabra: una

arquitectura exquisita, como se lo había imaginado siempre en su

trabajo de arquitecta.

Hela: ¡Es de verdad una ciudad verde! Lo que queremos un día para

nuestra Tierra también. ¿Y cómo cultivasteis la naturaleza si antes era

desértico?

Alberto: Pues es un principio muy fácil de hecho, pero que tiene una

historia muy larga. Las semillas están sembradas en un suelo irrigado

de modo subterráneo con muchos acueductos. Así tenemos todo:

la hierba, las flores, los arboles incluso. Por todos lados, en los que

queremos más espacios verdes construimos un sistema igual.

Hela: ¿Entonces todo el país fue un deserto al principio?

Alberto: Si, exactamente. Podríamos decir todo el planeta, porque el

planeta no tiene más que un solo país. No hay más de 20 millones de

ciudadanos repartidos en veinte ciudades y un centenar de pueblos.

Hay gente que piensa en el futuro de su planeta y no gasta los recursos

naturales que tiene.

Una coche de tipo Zen, que Hela conocía como híbrida en la Tierra,

cruza de repente el camino y los hace parar.

Miguel (el alcalde adjunto): ¿Y a qué honor debemos su visita por

aquí, señora arquitecta?

Alberto: De hecho la primera visita de un ciudadano de la Tierra en

Ofiuco.

Hela (un poco nerviosa): Estoy en una misión de trabajo señores

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y el placer de encontrarlos es mío. Como arquitecta de proyectos

ecológicos, ver Ofiuco, el planeta modelo por su construcción

durable, es más que un reto. Los cambios climáticos en la Tierra son

tan drásticos e irreversibles que la necesidad de cambiar las maneras

de consumir y utilizar los recursos es más urgente que nunca.

Ya llegaron al parque. Hela se quedo muda por la imagen que tenía

ante ella: un mundo floral riquísimo, árboles y arbustos rodeando

edificios o espacios de juego para los niños. Todo fue construido con

materiales duraderos para cuidar el medio ambiente: los edificios

grandes, con ladrillos ecológicos y los más pequeños, con madera de

bambú, el árbol menos consumidor de CO2 del mundo.

Miguel: Es verdad que hemos logrado vivir en este tipo de mundo,

pero hay que reconocer que nos costó un par de siglos para llegar

aquí. La historia de Ofiuco, como planeta verde, comenzó hace unos

quinientos años. Antes había la misma forma de vivir que en la Tierra,

como lo vemos hoy en la prensa. Y de un planeta verde al principio se

convirtió en el deserto actual.

Hela: Un desierto que afortunadamente ya no se ve más. Ofiuco es

de verdad el planeta de los visionarios del mundo, como su nombre

lo dice, por lo demás.

Alberto (mirando a su colega, el alcalde adjunto, pregunta como a los

dos): pero lo curioso es que hasta ahora ninguna otra persona de la

Tierra se había atrevido a venir aquí. A pesar de la pequeña distancia

que nos separa: estamos más cerca de la Tierra que vuestro satélite,

la Luna.

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Hela: Es verdad, pero el reto es bastante grande para nosotros. Vine

aquí con una raqueta, la máquina del tiempo. Logramos construirla

hace poco tiempo en la Tierra. Pero utilizarla no es cosa fácil: una vez

que entras allí, el viaje hacia otros planetas no toma mucho tiempo,

pero un día pasado en el planeta toma veinte años terrestres.

Los alcaldes se miraron de reojo un poco asustados. Ambos pensaban

en una cosa y no sabían cómo preguntársela a Hela. Se interesaron en

el plan que la arquitecta tenía para su visita en Ofiuco. Era previsible

que ella se quedara solamente un día, para no gastar su vida después,

y tomar fotos, un par de vídeos con gente del Ofiuco o comprar varios

objetos ecológicos que se los pudiera llevar con ella sobre la raqueta.

Pero más o menos pronto, la pregunta que daría más miedo a Hela,

no dejo de aparecer.

Alberto (más valiente y fácil de conversación que su colega): Suprimir

20 años de su vida es un riesgo que no se lo asume mucha gente. Esto

es admirable en Ud., señora. Pero no puedo dejar de pensar que hay

una razón más profunda detrás de una curiosidad profesional.

Hela (con una vista de niebla): No está equivocado, señor alcalde. Lo

que me trae aquí es más un asunto personal.

Les contó que Ofiuco no era solamente un símbolo de planeta verde

para ella, sino también el símbolo de su signo zodiacal. La gente

de la Tierra acababa de descubrir este signo del visionario, entre el

Escorpión y el Sagitario. ¡Qué curioso descubrir esta civilización, con

unos miles de años de retraso! - pensaban los alcaldes. Pero sabían

que no era todo.

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Ambos se pusieron un poco nerviosos… Una muchacha con menos de

veinte años, preñada como de cinco meses, comienza a vomitar en

el asiento de frente, en el metro. La preguntaron si necesitaba algo,

pero como no contestaba, los dos jóvenes la bajaron del metro en la

siguiente estación y la llevaron al hospital central de Madrid, el más

cercano.

Ya estaba mejor. El doctor le dio las dosis de calcio por perfusiones,

así que podía preguntar al menos lo que tenía.

El doctor: ¡Es usted muy afortunada, señorita! A pesar de su mal

estado, su niño ha sobrevivido y ahora está más sano que nunca

¡Felicidades!

No entendía nada. Había intentado abortar el día anterior y, ¿no lo

logró? ¿Qué fue esto, una mala broma del supuesto médico que le

ayudó hacerlo? ¿O un complot para robarle dinero y no ser culpado

por el gobierno que sigue prohibiendo los abortos? ¿Y ahora, ese

doctor no se daba cuenta de ello? Pensaba que vivía una pesadilla.

Que ya duraba desde hace un tiempo.

Había quedado embarazada con el ídolo de la Universidad de

Arquitectura, donde los dos estudiaban. No era más que su primer

año allí. Él era el modelo de la carrera, una de las más prestigiosas

de España. Pero el fuego se extinguió después de cinco meses.

Ella misma lo paró, antes de que él fuera encarcelado por culpa de

drogas. Pero llevaba con ella el rastro más pesado posible: un hijo.

No podía conservarlo – pensaba ella. Primeramente, porque seguir

le universidad con un hijo sería una vergüenza a su edad y los riesgos

de ser eliminada eran grandes. Y en segundo lugar, porque él no lo

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reconocería nunca, aunque lo supiera. Pero ya no podría perder más

tiempo. Así que tomó la decisión más pesada de su vida: congelar

un año de universidad, dar a luz al niño y darlo en adopción. Y nunca

quiso dar marcha atrás en esto. Asunto cerrado – pensaba ella.

Se sentó al borde del sillón, estiró el cuello como para tomar un poco

de fresco y tomó otra taza de café. La pregunta del alcalde le vino

como un golpe en la cara.

Alberto: Lo siento por preguntarle señora, pero ¿cómo piensa Ud.

en un futuro mejor para su planeta, cuando una vida más ecológica

es sinónimo de una vida más responsable también? ¿Dónde está la

responsabilidad, cuando los padres abandonan a sus hijos? ¿No cree

Ud. lo mismo?

Un golpe que sabía que lo merecía y que sentía que este viaje se lo

traería. Era casi la hora de irse. Terminaron todas las visitas que quería

hacer en la ciudad. Misión cumplida profesionalmente. ¿Pero del lado

personal? Los remordimientos eran más grandes que antes. ¿Qué

podría hacer a los sesenta años que tendría cuando se encontrara de

nuevo en la Tierra? ¿En Madrid, con su vida habitual?

Pero no atardeció más. Se despidió de los dos alcaldes de Ofiuco y

subió a la raqueta. En una hora de viaje estaría de nuevo en su vida

real, o en una nueva vida después de veinte años. El pensamiento la

estremeció de miedo.

Sin darse cuenta, tomó la tarjeta postal que Miguel le había ofrecido

antes de despedirse, y leyó: ¡Contacte a su hijo, Hela, durante este

mismo viaje, antes de aterrizar! Y los veinte años gastados no serán

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más que dos. Para ti y para toda la Tierra. ¡Decida ahora lo que quiere

para su vida! Saludos, Alberto y Miguel.

Vino cuando menos lo esperaba. Ya no tenía más dudas de lo que

debía hacer. El mensaje de los alcaldes le dio tantas fuerzas que

sentía que su corazón se le salía del pecho. El despertador sonaba

desde hace un rato. Una nueva semana comenzaba y tenía que irse

a la oficina.

Pero ahora sabía qué quería para su vida. Salió de la cama y abrió el

ordenador para escribir a los padres adoptivos de su hijo. La visión de

su futuro ya era clara.

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Se dedica a Dresden, la ciudad, que me inspira,…a Leonid, el artista, que nunca titulará su cuento como yo,…a “Historia de un amor”, la canción, que me hizo empezar español…

Y si ya no puedo verte,¿Por qué Dios me hizo quererte?

(Carlos Eleta Almaran, “Historia de un Amor”)

“No se ¿Por qué?”

El sonrió a este sms, egual que siempre rió a su frase favorita. El avión

estaba tomando altura. El suspiró y apagó el teléfono. Hojaldre de las

nuebles se cambió en crema batida y en merengue blanco despues. El

miró al indicador “¡ajústense el cinturón!”, probablemente, la decima

ves en el minuto. Cinco horas y media mas…320 minutos… 19 216

segundos… como si no viviía este 20 años.

***

Porque no hay arte sin pena

Tatiana Babina

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Asi fue su primer día en Dresden. Quería verla ahora y aquí. Despecho

de lluvia, viento y estado de ánimo en el sentido de Pissarro. El corrió

a todo correr, pero la pinacoteca era serrado y su Madonna Sixtina

de puertas adentro. El parque desierto. Solo una jovencita en sus

veintes, melena azabache, impermeable beige estaba delante de una

estatua, llorando, a lo mejor no, pero su cara estaba mojado.

- ¿Se lo puedo dar un paraguas?

- No se ¿Por qué?

- Porque no es necesario sufrir por el arte.

- ¿En serio? Creo, que no hay arte sin pena.

De pena ella sabía el valor. No le gustaban flores ni bonbones. Estaba

reyendo a su invitaciónes a ir al cine, al teatro o al café. Una cosa, que

la encantaba, era el Arte. Ellos iban a la Galeria de Maestros Antiguos

o se sentaban en el puento sobre Elba, entre las ciudades Antigua y

Nueva.

Ella, ella, ella… Ella era la obsesión, era la bendición, era todo. Vivía

en todas sus obras, todos los rizos y todas las palmas, sueños dorados

y sueños eternos.

Se eclipsó en un momento. Cómo siempre, quedaron en Zwinger,

debajo del reloj. Fue el primer día de sus vacaciónes. Tenían todo un

verano y una vida por delante.

- Perdona por llegar tarde…

- Tiempo no tiene importancia, cuando sientes felicidad. Un

minuto o una hora son una vida pequeña.

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- Pudieron vivir juntos quince vidas mas. Pero tengo excusa.

- ¿Te casó?

- ¡Basta de reirte! Puedo ir a Tel-Aviv para trabajar por Mivney

Taasiya, el gigante de construcción. Me han eligido el mejor de 200

nuestros estudiantes.

- …

- Yo he dicho “no” ¿Mira?

- …

Como quería el oir ese “No se ¿Por qué?” Porque entonces el sabía

una respuesta! Quería lo susurrar y gritar: “¡Por ti!” No siento, que

tenía que trabajar en proyectos peores o esperar la llegada de su

fama. Tiempo no tiene importancia, cuando sientes felicidad. Pero

ella estaba callado toda la tarde. ¿Y el? No vió nada. Qué tonto y qué

feliz estaba!

***

Ahora, hace 20 años, a veces toma y lees esa su nota última:

“Tú no eres solo arquitecto, sino artista de Dios. Yo no quiero

y no puedo emular con El. Ninguna mujer es digno de este sacrificio.

Perdona me, como nunca perdonaré mi mismo, si me quedo. Con

todo y con eso: no hay arte sin pena.”

Cuando se marchó, el buscaba la por doquier. Nunca la encontraba

y por eso creaba la si mismo. Ella era su Venus, su Virgen y su ideal.

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Su espalda contornea el rascacielos en Bruselas, su pelo se ondulan

en el cercado de Agdal Jardines de Marruecos y su cara de estilo

impresionismo hay en cada segunda raqueta, que se puede comprar

en Pekin. Se casó. Toda la ternura el dió a su hija. La amaba mas, que

su vida. Pero (el decirá nunca, el decirá a nadie) no mas, que Ella.

***

El encontró a ella anteayer en Moscú. Por casualidad. Por las veleidades

de la suerte. Durante del viaje a Moscú fue a la opera para refrescar

la cabeza, pero salió perdiendo esta cabeza totalmente. Ella estaba

cantando en “Aida”, para el, sobre el. Despues de dos días juntos,

delante de salida a Madrid el hizo una sola cosa posible – escribió un

sms: “¿Tú serás mi mujer?” Tuvo que adivinar su “No se ¿Por que?”

No pensando escribió: “Porque no hay arte sin ti.”

Pero no se puede enviar sms de 10 000 metros. Como no se puede

enviar un mensaje, que se tenía que enviar hace 20 años. Y ningun

avion puede recoger nosotros tan alto, que nuestro amor primero. El

paseó por aquí y por allí y se sentó al borde del sillón, estiró el cuello

y susurró: “¿Por qué?..” Y la memoria recordó: “Para hacer me sufrir

mas”. El borró lo escrito. Avión toco la tierra. Habitualmente escribió

a su mujer: “No esperad. Voy a ir a trabajo al principio.” Y serró sus

ojos.

***

Estа noche ella se ha acostado con el teléfono en la mano. La mano,

con que ha arruinado dos vidas. Porque no hay amor sin pena

tampoco.

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Eran las 8 de la mañana. Un haz de rayos, que atravesaba por entre

las hojas, entraba por la ventana, daba un poco de calor al mísero

cuarto. Parecía un día lleno de esperanza. Javier permanecía un rato

despierto en cama antes de levantarse, lo que había sido su hábito

desde muy niño. Oyó los pasos precipitados de su mujer. Sabía que

ella estaba preparando el desayuno: un bocadillo de queso y un vaso

de leche. Casi todos los días igual. Javier se sentó al borde del sillón,

estiró el cuello.

Javier siempre se consideraba orgullosamente un arquitecto

paisajista. Sin embargo, no era sino jardinero que trabajaba en un

cortijo del hombre más rico del pueblo. Andaba diciendo que tarde

o temprano sería el arquitecto paisajista más famoso del mundo y

su mayor deseo de diseñar un parque se realizaría. A pesar de su

engreimiento, parecía que llevaba una vida feliz con su linda mujer,

La Riqueza Perdida

Ye Xiangzhou

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Verónica, que hacía toda clase de deberes domésticos sin quejarse

nunca, y con sus gemelas con 8 años de edad. No obstante, él no creía

lo mismo.

De repente, se le ocurrío algo a Javier. Tras meditar un rato, se

preguntó a sí mismo:

—Aparte del cansancio y poco sueldo, ¿qué más he logrado

después de trabajar durante veinte años para ellos casi por nada?

¿Acaso un arquitecto paisajista excelente como yo lo merece todo

eso? No me lo creo...

Luego, le llamó a su mujer:

—¡Ven aquí, Verónica! Tengo algo que decirte.

Verónica dejó la ropa en la lavadora y entró en su habitación. Javier

aclaró su voz y comenzó a dar su “discurso”:

—Ya estoy harto de que me paguen mal con lo mucho que

trabajo en su jardín. No soporto más la monotonía de la vida. Creo

que ya llega el momento de cambiar. Voy a salir de casa unos meses

para buscar alguna formación profesional que me pueda convertir en

un arquitecto paisajista. Eso será mi único destino.

Al oír lo que dijo su marido, sentía cierta tristeza sin decir nada.

Después de un silencio sofocante, Verónica le dio un abrazo como si

le estuviera despidiendo.

Javier cogió al azar alguna ropa del armario, la metió en su maleta

y se fue a la ciudad. No sabía qué le estaba esperando en el futuro

y que una lágrima rodó por la cara de su mujer detrás de la puerta

tampoco.

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Resultó que convertirse en un arquitecto verdadero no era tan fácil

como él se había imaginado. Andaba días y días sin conseguir nada.

No es que se careciera de formación profesional en la ciudad, sino que

había un montón de cosas nuevas e interesantes que él nunca había

visto en su vida. Estaba curioso por todo: los bares, las discotecas, las

luces de color, e incluso las cosas más comunes como las raquetas

de tenis... No tardó mucho en gastar todos sus ahorros divirtiéndose

por todas partes de la ciudad. Pensaba que estaba destinado a no

pertenecer al campo, sino a la ciudad.

Transcurrían los meses, en vez de ser un arquitecto paisajista, se

convirtió en un mendigo andrajoso que pedía limosna a cualquiera.

Por desgracia, no tenía a quien le pudiera sacar las castañas del fuego.

Sin embargo, la vida de su pueblo natal seguía. No había nadie que

se dara cuenta de su desaparición, excepto la pobre Verónica. Ella

pasaba los días abrigando la esperanza de que su marido volvería, la

cual le iba desapareciendo cada día más lejos.

¿Y Javier? Después de no se sabía cuántos años, un día llegó a ser

un arquitecto paisajista por fin, lo que ocurrió sólo en su sueño, por

supuesto. Ninguno de su pueblo le volvía a ver jamás.

Llevamos toda la vida buscando felicidad y muchas veces nos fijamos

tanto en lo inalcanzable que no nos damos cuenta de lo que ya

poseemos. La riqueza perdida nunca se recuperará. La familia que

siempre está a nuestro lado, los amigos que siempre nos echan

una mano cuando nos encontramos en el apuro, los vecinos que

nos saludan todas las mañanas, e incluso los desconocidos que nos

sonríen, son nuestra riqueza que merece ser apreciada de por vida.

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Una mujer en sus cincuenta, guapa y vestida con gusto estaba sentada

en una terraza en el centro de Barcelona. Las bocanadas de humo

subían y se consumían a ojos vistas. Todavía no podía creer que todo

lo que ocurría era real. Con una sonrisa leve evocó aquel día remoto,

en que se enamoró de España por primera vez.

Todo ocurrió hace mucho tiempo. Por entonces era una chica

simpática de catorce años. Vivía en el país que en aquel tiempo se

llamaba la URSS.

Aquel sábado Nati despertó a las diez de la mañana, pero no quería

levantarse de su cama favorita. Hacía mal tiempo, la lluvia azotaba

los cristales durante toda la noche y por lo tanto las calles estaban

inundadas. Nati se estiró y se levantó indolentemente. Nadie estaba

en casa. Su hermana mayor se fue al campo con su marido, los padres

¡Deja de soñar!

Olga Berezina

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se levantaron muy temprano para ir de compras. Aunque “ir de

compras” era una frase muy extraña para aquel tiempo en la URSS.

La familia de Nati recibió un piso nuevo hacía tres meses, que todavía

carecía de los muebles y otras cosas necesarias. Pero para comprar

algo había que solucionar un asunto sobre la marcha. Sin amigos o

conocidos en la esfera comercial todo el mundo tenía que hacer colas

inmensas para comprar unos zapatos. Al fin y al cabo toda la gente

soviética caminaba por las calles con el mismo calzado. ¡Imagínaos

que había que hacer para encontrar unos muebles! Nati era una chica

muy lista y entendió entonces, que mamá y papá no iban a regresar

al menos hasta la noche. Decidió a desayunar. Después de hacer

huevos fritos se sentó a la mesa y puso la tele. Sin embargo, todos los

programas eran aburridos como siempre. Ponían las noticias. La gente

animosa con sonrisas falsas anunciaba los adelantos de la agricultura

sovietica. Los éxitos de los conciudadanos siempre ponían a Nati de

buen humor, pero escuchar cada día lo mismo le empezaba a parecer

un poco aburrido. Los mismos locutores, las mismas palabras, las

mismas entonaciones, como el déjà vu.

Un poco después Nati decidió darse un paseo por el parque

“Sosnoviy”, que estaba situado cerca de su casa. La gente estaba

haciendo ejercicio o simplemente paseaba con los perros. Una chica

rubia caminaba con una raqueta. Una jovencita en sus veintes, melena

azabache, impermeable beige paseaba con un hombre muy guapo.

Todo el mundo disfrutaba del fin de semana. Los caminos estaban

húmedos, se respiraba bien después de la lluvia. En el banco favorito

de Nati estaba sentado un niño. Pintaba algo en su cuadernillo. Nati

lo reconoció. Era Misha, el hijo menor de su vecina.

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- ¡Hola, Nati! – le sonrió.

- ¡Hola, Misha! ¿Qué tal?

- ¡Muy bien! Voy a estudiar en una escuela de pintura. Mamá

cree, que tengo talento.

- ¡Que bien! – sonrió Nati, - ¡Muéstrame algo de tus obras!

Misha le dió su cuadernillo. En la primera página había un hombre

con un instrumento muy extraño.

- ¿Quién es?

- ¡Es un arquitecto!

- ¿Y porqué arquitecto?

- Es que yo quiero ser arquitecto.

- ¡No lo sabía! Pensaba que soñabas con los cohetes.

- Soñaba con ellos ya en la infancia. Ahora sé que no es posible.

Soy realista.

Después de hablar un poco más con Misha Nati se despidió de él

y, como empezó a llover de nuevo, decidió a regresar a casa para

tomar un paraguas. Le dijeron que en el cine “Zarya” ponían una

nueva película, y Nati tenía muchas ganas de verla. Pero en lugar del

paraguas en el umbral encontró a su hermana Rima.

- ¡Oh, Nati, que suerte! – exclamó. – Tengo que irme ahora,

cuida de Sasha, por favor. – y se fue antes de que Nati empezó a

protestar.

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Sasha tenía solamente cinco años, pero era muy comprensivo. No era

nada caprichoso. Sonrió a su tía, se descalzó y entró en el comedor. Se

sentó al borde del sillón, estiró el cuello mirando a la pared.

- ¡Que bonita la pintura! – exclamó.

- ¡Gracias! – replicó Nati. – Es un regalo de mi abuela.

Sasha se levantó del sillón y tomó su osito de peluche.

- Nati, ¿porqué casi todos mis amigos tienen ositos iguales? – le

preguntó a su tía.

- ¡No sé! Pero a mí me gusta mucho. ¿Y a tí?

- A mí me gusta también. Es que ayer mamá me contó una

historia sobre los ositos blancos. Pero no importa.

Empezó a jugar. Durante unos minutos Nati miró a su pequeño

sobrino, y después le preguntó:

- ¿Sasha, puedes quedarte una hora solo? Tengo algo que hacer

y tío Tolya regresará muy pronto.

- ¡Si, claro, Nati! Estoy ya completamente independiente.

- Pues, si quieres algo, llama a nuestra vecina. ¿Vale?

- ¡Vale!

- Gracias, querido. ¡En la cocina hay helado muy rico! – le guiñó.

Cuando ella salió a la calle, la lluvia ya había terminado. “¡Como

siempre!” – pensó Nati, cerrando el paraguas.

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El edificio del cine “Zarya” era muy grandioso. Parecía a un palacio

y recordaba el tiempo cuando en Rusia reinaban los zares. Ponían

una película española, se llamaba “Digan lo que digan”. Hasta aquella

noche Nati nunca había visto ninguna película extranjera. Entró en

la sala y se sentó. Dentro de unos minutos la luz se apagó y en la

pantalla aparecieron los subtítulos. Después de primeros segundos

Nati olvidó que estaba en el cine. Le pareció que se podía sentir el

olor del mar, el calor de los rayos solares bajando del cielo argentino.

Y, de repente, un actor empezó a cantar. Nati se enamoró en un

instante de su voz bonita. El sujeto era bastante ordinario, se trataba

de un amor entre un cantante famoso y una chica. Pero cada cuadro

era la viva imagen de la pasión, de la libertad. Todo eso faltaba en la

vida cotidiana de la gente soviética. Era algo totalmente nuevo, como

un gran invento, como una revelación. Y para una chica de catorce

años era el primer amor.

Nati regresó a su casa. Estaba totalmente absorta en sus pensamientos.

Quería ver todos estos colores en su propia vida. Argentina estaba

muy lejos, pero España estaba en Europa. Decidió a cualquier precio

ver España con sus propios ojos.

Toda la familia estaba reunida, excepto Rima. La madre estaba

sentada en su sillón favorito.

- ¡Nati, querida! ¿Cómo estás? ¿Que has hecho hoy? Es que tus

ojos están brillando. – le preguntó a su hija.

- Estuve en el cine. Mamá, ¡no puedes imaginarte que yo he

visto!

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- ¡Cuéntame!

Nati hablaba más que una hora sin parar. Describió todas sus

impresiones. Pero los desengaños siempre están cerca de los sueños.

- Nati, querida, no sueñes con España, por favor. Es que la URSS

no tiene relaciones diplomáticas con ese país y por lo tanto no es

posible viajar allí. Perdóname por decirlo todo y por desengañarte.

Pero no te preocupes, yo en tu lugar inventaría algún otro sueño. Más

real. – dijo finalmente su madre.

Totalmente desengañada y triste, Nati se fue a su habitación y se echó

en la cama. Toda la noche no podía acostarse. Lloró un poco, pero

dentro de poco tiempo empezó a soñar de nuevo. Soñar con las vistas

preciosas, con los caminos desconocidos y con la belleza que vió ayer

por primera vez.

Nati sabía, que viajar a España no era posible. Pero también sabía,

que unos minutos de “Digan lo que digan” cambiaron radicalmente

su mundo interior. Y aunque las cosas a menudo le parecían grises o

negras, desde ayer sus ojos veían todo de color.

Una voz la despertó de sus ensueños. Natalia sonrió cuando su

marido la abrazó.

- ¿Estás pensando en mí, creo? – le preguntó a su mujer.

- ¡Por supuesto!

- Pues, tenemos que irnos. Misha ya está esperando a nosotros.

- ¿Está aquí, en Barcelona? ¡Que sorpresa! – exclamó.

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- Si, los cosmonautas son impredecibles. Tienen tan poco

tiempo libre.

Natalia se levantó y tomó a su marido del brazo.

- Lo sé. Pero hay que tener esperanza.

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Eran las siete de la noche y José Arturo aun no había vuelto. Era un

día tranquilo de 11 mayo 1990, pero la señora María tenía un mal

presentimiento. Algo muy grave debe haber sucedido. Normalmente,

José Arturo no llegaba tarde para la cena o al menos, siempre dejaba

una nota cuando se iba a tardar. José Arturo Méndez, arquitecto

famoso en Bogotá vivía en su casa muy lujosa situada en la Plaza

Bolívar, con la señora María, su tía. Había llegado casi al la mitad de

su vida, como diría Dante, y aun era soltero porque según él no había

lugar para el amor en su vida. 20 años atrás, sus padres murieron en

un accidente de avión cuando se iban de viaje a Madrid. José Arturo

fue el único sobreviviente de la tragedia y no se acordaba de nada.

Este día se cumplían 20 años del accidente pero José Arturo no tenía

tiempo para ir al cementerio. Iría el domingo y llevaría un ramo de

flores, como las estrellas por sus padres. Se había marchado de la

Adela

Lavinia Cinca

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oficina dos horas más temprano porque tenía que llegar al palacio

de justicia. Hacía más frío que de costumbre. Manejaba el coche

y pensaba en todas las cosas que aun tenía que hacer. Al no estar

atento, omitió parar en el semáforo. Por desgracia, atropelló a una

muchacha que pasaba por la calle sin mirar al tráfico. En la velocidad,

perdió el control de la rueda y el coche golpeó un árbol. José Arturo

se desmayó y algunos momentos más tarde, al reponerse, salió del

coche para ayudar a la chica. Afortunadamente nadie se paró para

verificar lo que había pasado.

Ella estaba estirada por el suelo pero no parecía herida. La miró

de cerca y vio una jovencita en sus veinte, melena azabache,

impermeable beige, con ojos azules y de piel clara. Era muy guapa

se dijo él en su mente mientras tenía la impresión de haberla ya

visto, pero no podía recordar dónde. Le preguntó si le dolía algo. La

jovencita, asustada, dijo que estaba bien y que no necesitaba ninguna

ayuda. No era colombiana, porque tenía un acento español. Ella lo

miraba perdida como si lo hubiera ya visto en algún pasado lejano.

José Arturo ofreció dejarla en su casa. La jovencita se negó. Entonces,

pensando que el accidente había sido una señal de sus padres, José

Arturo le propuso ir a un lugar especial donde él podía reconocer sus

rostros en las estrellas. Ella aceptó muy alegre. Subieron en el coche

y comenzaron a platicar.

- ¿No eres de aquí, no?, habló en voz baja por primera vez José

Arturo.

- Pues sí y no. Mi madre es española, mi padre es colombiano y

vivo en Bogotá desde que era una niña. ¿Tan fuerte que se me nota?

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- No, justo un poquito, dijo él para no molestarla. ¿Y cómo te

llamas?

La chicha lo miró enigmáticamente y por algunos instantes evitó

responderle.

- Me llamo Adela Suárez. ¿Y tú?

- José Arturo Méndez. Encantado. Tienes un apellido muy hermoso, dijo él, “tan hermoso como tú” añado en su mente pero no tuvo el valor de decírselo. Sentía algo que no había experimentado nunca. ¿Era amor? Imposible decirlo. – ¿Y a que te dedicas, estudias?, continuó él en un tono perdido.

- Estudio las artes en la Universidad. Estoy en el primer año.

- Me da mucho gusto oír esto. Yo soy arquitecto y pienso que la

arquitectura es medio arte, medio ciencia. ¿Te gusta la pintura?

- Es lo que más me interesa. ¿Quieres que te enseñe las pinturas

que he hecho?

- Si, por supuesto. ¿Y donde están tus pinturas?, quiso saber

José Arturo.

- Calle 5ª, numero 11, dijo Adela.

Comenzaron a discutir sobres las artes. José Arturo encontraba Adela

muy inteligente, simpática y atractiva, toda una artista. 20 minutos

después llegaron al frente de un caserón cuadrado que el ojo de

arquitecto de José Arturo, aun que había pasado varias veces por allí,

no reconocía haber visto antes.

- ¿Pertenece todo a tu familia?, pregunto José Arturo.

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- Si, es de mi familia. Mi padre murió hace muchos años. Mi

madre tenía casi mi edad cuando conoció mi padre en la universidad

de Madrid. Ella estudiaba medicina y el era profesor y medico. Se

enamoraron a primera vista y se casaron después que ella terminó

sus estudios. Pero ya vas a conocer a mi madre.

- ¡Mama, aquí estoy!, gritó Adela cuando abrió la puerta. Su

madre, una mujer morena, alta y delgada le contesto muy feliz:

- ¡Bienvenida, hija! Pero, al ver a José Arturo se calló y en sus

ojos oscuros centellaron miedo y asombro.

- Adela le presento a José Arturo y le explico lo que había

sucedido una hora atrás. La señora Suárez se tranquilizó cuando supo

que su hija se encontraba bien. Invito al joven a quedarse para cenar

y el aceptó.

- ¿Mientras que mi madre prepara la cena que dices si nos

vamos a ver mis cuadros?, propuso Adela insinuante.

Subieron dos pisos y llegaron en un ático muy luminoso, con una

ventana muy larga y una vista lindísima sobre el parque Santander.

Había pinceles y colores por todos lados que sembraban una alfombra

del arco iris. Los cuadros eran muy similares: personas y retratos con

miradas tristes. La habitación parecía un museo.

- ¿Subes a menudo aquí para pintar?

- Si, respondió Adela. De vez en cuando quiero sentirme feliz

y recordar a mi padre. Ese retrato es de él. José Arturo admiro el

retrato de un hombre de cabellos gris con la piel clara y los mismos

ojos azules, profundes, sin fin de Adela.

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- Te pareces a él, dijo José Arturo ausente.

- Todo el mundo dice eso, añado Adela como en un sueño. Su

mente ya estaba lejos, en aquellos días cuando su padre aun seguía

vivo.

José Arturo se arrepintió de haber dicho eso y mientras que Adela

permanecía en su sueño, dio una vuelta a la habitación. En el rincón

más oscuro, vio un cuadro cubierto con un lienzo raro.

- ¿Qué hay allí?, quiso saber José Arturo.

- ¡Nada! respondió rápido Adela. No hay nada.

- ¿Cómo que no hay nada? ¿Por qué no me quieres mostrar?,

insistió José Arturo. Y en aquel instante, una curiosidad enferma

puso posesión sobre él y como una raqueta, José Arturo se lanzo al

cuadro y se le quitó el lienzo. Se quedó sin palabras, pálido. El cuadro

le daba escalos fríos. En aquel cuadro había un hombre, con la mano

levantada, como para mostrar las estrellas en el cielo, de ojos negros,

piel clara y cabellos castaños. Miraba perdido en el horizonte sentado

al lado del río Bogotá, y parecía imaginarse cosas que no existían pero

que habrán podido existir.

- Pero este soy yo, dijo mareado José Arturo. Soy yo cuando

voy al río para sentirme más cerca de mis padres, cuando trato de

reconocerlos en cada estrella, cuando sueño que construiré una casa

allá, como mi madre siempre quiso. ¿Cómo hiciste para dibujarme si

jamás me has visto en tu vida?, pregunto él inquieto.

Adela no respondió en seguida. – Te he soñado. Te he visto en mis

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sueños muchas noches como estabas llorando en el río. Y tenía tantas

ganas de conocerte. A veces me preguntaba si eras de verdad o nada

más que una alucinación de mi mente atormentada. Y ya vez, el

destino cumplió mi deseo.

José Arturo se quedó callado. Se dirigió por las escaleras, se despidió

rápido de Adela y de su madre y se fue. Al regresar a su casa comentó

todo eso a María. Ella lo escuchó y sin decir nada llevó un artículo

de prensa muy antiguo, datado el 11 Mayo 1970, el día cuando los

Méndez murieron en el accidente. El artículo hablaba de la trágica

historia de otra familia, los médicos Suárez. Un año después de la

muerte del famoso doctor Suárez, su viuda, Alejandra, 30, también

médica, murió en el vuelo 115 por Madrid. El cuerpo de su hija,

Adela, 5, no fue encontrado. Al mirar la foto, José Arturo reconoció

los rasgos de Adela y de su madre. No podía comprender qué había

sucedido hace un par de horas, pero en su mente rodaban imágenes

de los últimos minutos del accidente de avión. Estaba jugando con

una niña, su nombre era Adela. De pronto, un fuego enorme y un

ruido infernal tragaron todo. Caído, él aun cubría el cuerpo de la niña

y después nada… el mundo se los volvió encima. Aterrorizado, volvió

al sitio donde estaba la casa de Adela. No había nadie allí. Al llegar,

el caserón no era el mismo, estaba vacío, podrido e invadido por

telarañas, pero al subir en el ático encontró un único cuadro, aquel

con su rostro. Quiso destrozarlo, pero no pudo. Comenzó a llorar y se

fue para el río, como siempre.

Allí, solo y cansado, José Arturo se durmió. Soñó con Adela, su madre,

sus padres, el avión y el cuadro. Una voz conocida lo despertó.

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- ¡José Arturo, soy yo, Adela! ¿Te encuentras bien? ¿Has tenido

una pesadilla? Estabas gritando y llorando en el sueño.

No entendía nada. Le contó a Adela toda la historia de sus

padres sin mencionar nada sobre la visita al caserón. Entonces, ella

le dijo:

- La historia del periódico es verdadera. Veinte años atrás en

aquel avión maldito que se llevó a mí madre y tus padres, tú me

protegiste sin importarte tu propia vida. Yo sobreviví, y nadie lo supo.

Y aquí estoy, a tu lado para siempre...

José Arturo le confesó que sabía todo lo que había ocurrido

durante el accidente de avión pero no recordaba nada del camino

que hicieron juntos hasta el río.

- ¿Pero no te acuerdas? Tú me trajiste aquí hace unas horas.

Dijiste que me llevarías a un lugar especial para ver las estrellas donde

estaban tus padres. Y yo vine porque también deseaba volver a ver a

los míos…

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AVANZADO

(B2)

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Hay que respetar tres restricciones:

1ª restricción

En todos los cuentos aparecen:

un/a arquitecto/a un parque una raqueta

Cada cuento incluye, además dos fragmentos extraídos de obras de autores hispanos:

2ª restricción

El primero es de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010 y el segundo es de Ana María Matute, Premio Cervantes 2010:

- alguien, en la penumbra, se puso a llorar1 - secamente me indicó que debía reincorporarme a mis tareas

habituales2

3ª restricción

El Instituto Cervantes cumple veinte años en 2011 así que el otro fragmento es uno de estos tres:

- chicos y chicas de veinte años bailaban junto a elementos mucho mayores que intentaban exhibir un estilo de baile frío y distante3

- tal vez una familia sea eso: algo que pasa un ratito juntos -digamos ¿veinte años?4

- entre los trece años que debía de tener cuando a él lo apresaron, y los veinte que debe tener ahora, su cara ha perdido toda apariencia infantil5

1 La guerra del fin del mundo Mario Vargas Llosa (Punto de lectura. Barcelona, 2007)2 La torre vigía Ana María Matute (Editorial Destino. Madrid, 2005)3 Un enano se suicida en las Vegas Francisco Casavella (Anagrama. Narrativas Hispánicas. Barcelona, 1997)4 La familia Fortuna. La venganza de Beatriz Tulio Stella (Lengua de Trapo. Col. Nueva Biblioteca. Madrid, 2001)5 Corona de flores Javier Calvo (Mondadori. Barcelona, 2010)

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Un paso por el mundo

Alexandra Danilova

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme,

no hace mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en

astillero,adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor...” De esta manera

podría empezar el cuento casi quinientos años antes. Pero ahora

tenemos el siglo 21 en la calle, y por eso este cuento empezaría así:

Habían cambiado muchas cosas en el mundo durante tanto tiempo,

pero nuestros viejos personajes conocidos como Don Quijote y

Sancho Panza se han quedado igual que antes. Ellos tan solo han

cambiado sus profesiones.

En cuanto Sancho, él se hizo bastante rico, ya que se convirtió en

un bróker, y trabajaba ahora en la Bolsa, controlando las acciones y

haciendo algunos negocios. Él llego a ser un hombre independiente

económicamente, nunca andaba mal de dinero, tenía una familia

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grande, una casa en Valencia cerca del mar, pero se continuó práctico

y sensato como antes. En general arregló sus asuntos no muy mal, y

siguió a su aire.

Por lo que a Don Quijote, él estaba como siempre lleno de sus

pensamientos y ahora enseñaba en una escuela las clases de

literatura y al mismo tiempo un curso teatral para los estudiantes

mayores. ¡Qué hombre tan extraordinario, bonito y amable al igual

antes era él!

Los dos amigos se encontraban a veces para recordar en su memoria

los días antiguos llenos de aventuras por España cuando eran

jóvenes. ¡Que sonora carcajada de Sancho se puede oír cada vez que

él recuerda la aventura con los molinos de viento! Pero señor Don

Quijote todavía está seguro, que aquellos cuarenta molinos eran

realmente gigantes. Y siempre añade, limpiando sus gafas:“¡Sancho,

tengo una vista de lince, nunca los podría confundir!”

Un día paseaban Sancho y Don Quijote por la ciudad, hacia mucho

sol, los pájaros piaban, y como hacia un tiempo tan maravilloso, los

dos decidieron comprar un billete de lotería para cada uno. Enseguida

los amigos restregaron los billetes y ... ¡que milagro!

- “¡Nos ha tocado la lotería, señor Quijote!” – gritó Sancho.

- “¿Qué, tesoro, joyas?” – respondió Don Quijote.

- “¡Seguramente lo mejor! Es un viaje alrededor del mundo en

siete dias, no lo puedo imaginar, si lo llego a saber!”

-“Bueno Sancho, supongo que eso no será posible,

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necesitaremos al menos ochenta dias para hacerlo, mi antigua

rocinita flaca Rocinante no puede moverse tan rápido..”

-“¡Que lo dice usted, señor Quijote! Vivimos en el siglo XXI,

solo dos horas y estamos en cualquier otro punto del mundo!” – le

respondió Sancho.

Entonces, de esta forma empieza nuestra narración y un viaje

inolvidable. ¡Nuestro punto de partida es... Bruselas, Bélgica!

Los protagonistas hicieron sus maletas y volaron esa misma tarde a

Bruselas – una ciudad moderna e histórica al mismo tiempo. Y para

que no perder mucho tiempo, porque ellos tenían solamente un día

para verla, Sancho Panza y Don Quijote se sentaron en un autobús

turistico para hacer una excursión por la ciudad. Ellos pasaron cerca

un edificio historico medieval, que Don Quijote recordó por el estilo

de construcción de sus fachadas asimetricas. “¿Te has enterado

Sancho de que esto es la Casa Tassel, que fue construido por un

arquitecto belga bastante famoso, que se llama Víctor Horta, el cual

fue conocido por sus edificios de estilo flamenco, y ciertas obras de

arte?” – dijo Don Quijote. El quiso ver todos los detalles, pero Sancho

le dió prisa, porque ellos tenían que visitar indudablemente Gran

Plas, el Cathedral de Bruselas y un monumento del Manneken Pis.

El monumento no impresiono nada a Don Quijote, ya que le dijo

a Sancho: “Esto me ofende como el caballero andande, soy incapaz

de entenderlo” . Como punto obligatorio de visita en Bruselas

Sancho eligió el estadio del Rey Boduen. “Si, Sancho, tienes razon,

necesitamos cumplimentar al Rey.” – añadió Don Quijote. Entonces, el

estadio dejó estupefacto a Don Quijote por su tamaño. “Sancho, has

traido contigo unas raquetas? Tenemos que jugar aqui en este prado

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hermoso” – le dijo él a Sancho. “Pero que dice usted, señor Quijote, si

es un campo de fútbol” – respondió Sancho. “¡Fútbol, Sancho! Como

podrías cambiar el bádminton por el balón de fútbol..!” – exclamó el

señor Quijote.

En el segundo día nuestros protagonistas llegaron a Moscú. Don

Quijote y Sancho se habían preparado a fondo para visitar esta ciudad.

Y es que Don Quijote había comprado la ropa de abrigo: válenki y un

abrigo de pieles. Así, cuando Sancho lo vió, le dijo: “Señor, es verano,

¿lo ha olvidado?” Y Don Quijote le respondió: “Pues, Sancho allí hace

frio aún en verano también”.

A pesar de todo, a los amigos se les quedó en la memoria esta ciudad

por su architectura moderna y el paso de la vida tan rápida y enérgica,

pero un poco cara. Allí ellos visitaron la Plaza Roja, las Montañas

de Gorrión, Mausoleum y Tretyakov galería de pinturas. De vez en

cuando Sancho entraba el Masoleum, le daba miedo la oscuridad de

allí, porque estaba alumbrado solamente el centro del museo. Y en

cuanto Sancho decidió a salir de este lugar, oyó que alguien, en la

penumbra, se puso a llorar. Entonces Sancho se volvió y miró a todos

lados, pero nada. “¿Pero dónde esta señor Quijote?” – preguntó

Sancho a si mismo. Y en el rincón opuesto vió una figura, que se

estaba sentando en cuclillas y que estaba gimiendo con tristeza. Así

que Sancho se la acercó y apreció que esta figura era Don Quijote.

¿Qué pasa, señor, por qué estas llorando?” – le preguntó Sancho. Y

Don Quijote levantandose le respondió: “Sancho, ¡qué vergüenza!

pero la verdad es que yo tengo un grandisimo miedo de la oscuridad,

y siempre tengo la impresión de que alguien esta detras de mi espalda

en la penumbra...”.“Si lo llego saber” – respondió Sancho.

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Once horas del vuelo en el avión y nuestros amigos llegaron al

corazón de China – en Pekín. La única cosa que los agobió mucho fue

la multitud de gente en las calles, y por eso ellos intentaron quedarse

juntos con el grupo de turistas con el que habían llegado. Después de

la visita a la Ciudad Prohibida en el centro historico, los dos amigos

se dirigieron al parque Bei-Jai. “Sancho, es el jardín mas antiguo de

China, es el jardín del emperador, donde él paseaba por las sendas,

¡mira y admira!”- dijo Don Quijote.

Lo de la Gran Muralla China, no le impresionó nada a Sancho. Es que

al parecer, él tenía la fobia a la altura. Entonces Don Quijote lo dejó

al pie de la muralla, y fue a investigarla. Dos horas mas tarde Don

Quijote volvió a Sancho tan orgulloso de si mismo. “Bueno señor,

¿qué pasa ahora?” – le preguntó Sancho. “Mira, Sancho, yo he sido

un ilustre invitado aqui en China, la gente me ha condecorado con

una medalla honorífica nominal por la ascensión a la punta más

alta de esta Muralla ” – respondió Don Quijote. “Señor, no me tome

el pelo, cada dos por tres baja de la Muralla con esa medalla” – le

respondió Sancho.

El siguiente punto del viaje de los nuestros protagonistas fue Tel Aviv,

una de las grandes ciudades de Israel. La ciudad le pareció a Sancho

muy cosmopolita, moderna y llena de turistas. Don Quijote no les

presto atencion a los rascacielos, ya que realmente no le gustaban

nada. “ La verdad, Sancho, estoy muy viejo para luchar contra estos

gigantes de cristal, no creo que mi lanza sea tan larga y aguda para

atravesarlos.” – dijo Don Quijote a Sancho. “Lo que usted diga, vuestra

merced. A mi tampoco me atraen la antencion, pero dudo que sean

gigantes” – respondió Sancho. Por la noche los dos fueron a la playa,

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porque hacia tanto calor, que no podian soportarlo. Allí habia una

gran fiesta, la gente bailaba y cantaba unas canciones indígenas.

“Sancho, mire los chicos de ahí delante” – exclamo Don Quijote.

Entonces Sancho vió que chicos y chicas de veinte años bailaban junto

a personas mucho mas mayores que intentaban exhibir un estilo de

baile frío y distante. “Qué baile tan original, no?” – preguntó Sancho.

“Si, Sancho, amigo mio, tienes razón” – respondió señor Quijote y se

quedó mirándolos y pensando durante toda la noche.

El final de este viaje fue en Marrakech, la “ciudad roja” por el color

rojo que tienen los edificios y murallas. Así que Sancho y Don Quijote

tuvieron solamente un dia para ver la ciudad, ellos visitaron las

lugares mas conocidos y impresionantes: la Plaza central Djema al

Fna, que estaba llena de artistas, bailadores, vendedores de agua.

Esto, sin embargo, le pareció a Don Quijote que él estaba en un

actuacion en un teatro, y pensó: “Al menos hay un poco de vida,

como en mi pueblo natal”. Entonces eso le puso de buen humor y

empezó a bailar, pero de vez en cuando se acabó el baile, no pudiera

encontrar Sancho en ningún sitio cerca de la Plaza.. Pero recordó que

Sancho le habia dicho algo sobre los jardines de Agdai, y se marchó a

buscarlo allá. Cuando encontró a Sancho, él estaba sentando cerca de

una fuente, absolutamente triste. “Bueno, Sancho, aqui estas, por fin

te he hallado!Vamonos, sino llegaremos tarde al avión, que nos lleva

a casa” – dijo Don Quijote. “A no, señor, yo no entro allí a ménos que

me prometas que vamos a cenar antes. ¡Estoy muerto de hambre!”

– le respondió Sancho. Así fue la última cena de este viaje.

En unas horas más tarde los amigos llegaron a casa. Decir que

estaban cansados, es como no decir nada. Pero no hay mal que por

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bien no venga, y Sancho Panza y Don Quijote se encontraron bajo

las impresiones de su gran viaje y se dieron prisa para compartirlas

con sus parientes y amigos. Para Don Quijote este viaje fue el más

importante y quedando en la memoria, sin duda, excepto de sus

aventuras en España, que había tenido hace muchos años. Y aún

hasta ahora, lo recuerda y narra a sus nietos.

Lo de Sancho, él, en cuanto entró a su casa, se dijo a sí mismo: “¡Casa

mía, casa mía, por pequeña que tú seas me pareces una abadía! No

hay nada mejor, que estar con mis queridos.”

Pero un camino, lleno de aventuras, siempre esta esperando a los

dos antiguos amigos.

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Fue un momento triste. Mi abuelo atravesó la guerra y el hambre,

sobrevivió en las condiciones de taiga cundo trabajaba en el

aprovisionamiento de madera. Me parecía que mi abuelo viviría por

siempre. Pero murió.

Después de su muerte, por primera vez entré en su casa cerca de

Moscú cómo el nuevo propietario. Afluyeron los recuerdos… Cuando

tuve 8 años, me colé al desván y encontré allí una caja con muchas

cosas extrañas. Pero mi abuelo me descubrió, castigó y me prohibió

subir nuevamente al desván. Desde aquel momento pasaron más que

20 años. Ahora nadie podría prohibirme satisfacer mi curiosidad.

En el desván había un montón de trastería. El abuelo nunca botó algo.

Encontré los arneses (aunque yo sabía que el abuelo nunca tenía un

caballo) y una raqueta (a pesar de que el abuelo nunca jugó al tenis

El largo camino

Boris Gorlov

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porque pensaba que todos los deportes, excepto el fútbol, era “la

infección capitalista”).

Finalmente encontré lo que buscaba. Con impaciencia empecé a

sacar los objetos más sorprendentes. Un antiguo reloj alemán, un

frasco de hierro, un foto en blanco y negro de un hombre bajito con

bigotes…. Y un libro. ¡Cuando lo abrí no podía creer a mis ojos! Era

Don Quijote. ¡La primera edición de Francisco Robles! Con ansiedad

empecé a pasar las vetustas hojas.

Los exploradores oyeron cierto ruido en las matas. El teniente del

Ejército Rojo Nikolai Tikhomirov apuntó su fusil hacia allí y gritó

amenazante. Si detrás de las matas estuvieran los nazis, empezaría

el tiroteo. Pero detrás de las matas apareció un hombre bajito con

bigotes. En sus manos sostenía una mochila gris. Nikolai le preguntó,

quién era. Al principio en alemán chapurreado, después en francés.

El hombre respondió en francés. Se llamaba Naúm. Vivía en Bruselas.

Toda su familia había sido fusilada por ser judíos. Él logró escapar.

Naúm contó que estaba tratando de alcanzar a sus parientes. Desde

hacía ya 3 semanas y no comió por 2 días.

Los exploradores le dieron algo de comer. Nicolai le dio su lata de

conservas. Así se marcharon. Dentro de 2 días los exploradores

regresaban a su regimiento. A un lado de la senda, en la oscuridad,

vieron un cuerpo. Nikolai lo reconoció. Se acercó corriendo y dio la

vuelta al cuerpo. Naúm llevaba muerto desde hacía ya unas horas. La

sangre ya no corría de su herida. Pero sus manos todavía apretujaban

su mochila. Nikolai tuvo que cortarlo con navaja. Adentro apareció

un libro. Entre las hojas estaba una foto de Naúm. Nikolai no sabía

porque, pero recogió ambas cosas.

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Fue en mayo de 1909. Olía a flores y el pan tierno. Pero a los habitantes

del barrio Ajuzát Bait de la ciudad Yafo no les interesaban los olores.

Se reunieron para inventar el nombre nuevo para el lugar donde

vivían. Los debates continuaron unas horas. Finalmente dio un paso

hacia adelante Menájem Sheinkin y dijo ponderable: “Llamáremos

nuestra ciudad Tel Aviv – La Colina de la Primavera”. Nadie se atrevió

discutir con él.

La reunión acabó en una fiesta. Unos vecinos trajeron los dulces, otros

los instrumentos. Empezaron los bailes. Chicos y chicas de veinte años

bailaban junto a elementos mucho mayores que intentaban exhibir

un estilo de baile frío y distante. Menájem miraba a sus vecinos por

largo tiempo con una sonrisa. Volvió a casa por la tarde pero justo a

tiempo. Su hermano, que decidió trasladarse con su familia a Europa,

colocaba las cosas en el carruaje.

Cerca, estaba de pie el chico de 10 años. Menájem se acercó al

sobrino.

- ¿Nahúm, aun sabes a donde vas?

- Mi padre me dijo que nuestro nuevo hogar está en Bruselas.

Pero no se, donde está. Lejos…

- Espérame aquí.

Menájem entró en la casa, volvió con un saco y se lo dio al sobrino.

Nahúm echó una ojeada con curiosidad en la saca y miró al tío con

decepción.

- Pensé que me regalaste los dulces, pero veo el Talmud…

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- No es el Talmud, - respondió Menájem casi con enfado, -

pero es un gran libro también. Me lo pasó mi bisabuela Sara. Aquí

se dice sobre un viaje más difícil que el de Moisés. Lo hicieron

solo dos. El gordo y el loco. Pero aquellos dos costaban a la nación

entera. Guarda este libro. Desde ahora es tuyo.

Nahúm aceptó el regalo sin entusiasmo. Pasarían los años antes de

que él lo leyera en Bruselas.

El mercado en la plaza de Jamaa el Fna, en Marrakech, estaba

bullendo. Aquí se vendía y se compraba todo que hay en el mundo.

Los animales exóticos, las frutas de todas partes del planeta, sables

curvos y alfombras. ¡El más rico bazar del siglo 18! Por eso nadie

prestó atención a un hombre pequeño con los ojos estrechos.

Se oscureció. La plaza quedó vacía. Los compradores y vendedores se

fueron a la mezquita. En el mercado se quedó sólo el viejo Joachim,

el comerciante de los libros. A él, judío, no hacía falta ir a la mezquita.

Recogía su mercancía cuando oyó los sonidos extraños de un callejón

oscuro. Joachim preguntó en voz alta, quién estaba allí. De repente

alguien, en la penumbra, se puso a llorar. Joachim encendió una

candela y vio que estaba llorando el mismo forastero que vagaba por

la plaza durante el día. El comerciante le preguntó que le pasaba pero

no pudo entender ninguna palabra de respuesta. Joachim suspiró y

dio una señal de seguirle.

Sara, la hija del comerciante se sorprendió viendo a su padre con un

desconocido.

- Padre ¿Quién es?

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- No lo sé. Él vagaba por el mercado todo el día. Me apiadé.

Dale algo de comer y déjale dormir un poco.

El forastero se puso a comer. Sólo después de saciarse, el peregrino

trató de darse a entender con los dueños. De los gestos embrollosos

y algunas palabras árabes Joachim y Sara entendieron que el era

también un comerciante, pero fue robado por los beduinos no muy

lejos de Marrakech. Todo su grupo fue asesinado. Sólo el logró escapar.

Ahora estaba solo en un país ajeno sin una moneda. Sara quería

conocer de que país había llegado. Ella trajo un libro con los mapas y

estuvo muy sorprendida cuando el forastero indicó su patria. ¡China!

Pronto la luz en casa apagó. Pero Joachim no cerraba los ojos. De

repente oyó un susurro. Entre las tinieblas él pudo distinguir como

su invitado se colaba a la mesa de escritorio y sacaba un pequeño

saquito con monedas. Joachim no impedía al ladrón. Estaba tumbado

observando. El chino ya tomaba el dinero en la palma pero tardaba

Después de cavilar un rato no se sabe de dónde sacó algo y lo puso con

cuidado allí donde estaban las monedas. En un minuto desapareció.

Joachim nunca más le vio.

Por la mañana Joachim se acerco a la mesa y miró lo que le había

dejado su invitado convertido en ladrón. Envuelto en trapos estaba

un libro. El comerciante pasó por algunas páginas y entendió de una

vez que nunca lo vendería.

Llamaron a la puerta. La vieja Qí ya se acostumbró a que llegaran

a ella de noche y de día. Fue la más conocida curadora en Pekín.

Esta vez trajeron un hombre moreno y alto. Tenía fiebre. Los que le

han traído contaron que este hombre era un arquitecto de España,

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se llamaba Diego. Él llegó a China en una nave grande con otros

españoles. Sus amigos se fueron y él se quedó. Le propuso muchas

veces al gobernante de Pekín construir las escuelas. Finalmente el

gobernante le dijo: “Hágame un pabellón en mi parque. Si me gusta

te daré el dinero para construir las escuelas de tus proyectos”.

Cuando Diego cayó enfermo, el pabellón ya estaba finalizado. Bonita

construcción en el centro de parque al frente del estanque tenía algo

árabe, algo europeo, algo judío… y chinesco también. …Cómo si todos

los estilos del mundo mezclaran en una pequeña construcción.

La vieja Qí probó todo, desde ungüento de ginseng, hasta veneno

de serpiente, pero la enfermedad no se iba. Dentro de 3 semanas

el español murió. El gobernante llegó a la casa de la vieja Qí para

despedirse y expresar el respeto al Diego porque le gustó mucho

el pabellón. Cuando se propuso salir, la vieja Qí cayó de rodillas y

se dirigió al gobernador. Ella ha gastado todo su dinero para curar

este extranjero, pero no ha ganado nada. El gobernante se rió: “!No

le salvaste! ¿Para que te voy a pagar? Vale. Tienes un saco con sus

bagajes. Tómalo”. Después de estas palabras el gobernante abandonó

la vieja Qí. Ella estando por las nubes escupió al saco de Diego.

En cambio su nieto pequeñito Liú se desvió de los juguetes nuevos.

Encontró en el saco una pipa, tabaco, un collar extraño y un libro.

Trató de fumar la pipa pero tosió y lo tiró. El collar Liú se rompió en

un mes. Pero el libro quedó con él por años aunque él no entendía

ni una palabra.

Una vez en Pekín llegaron los españoles. Uno de ellos, que sabía

chino, tradujo a Liú, que ya era adulto y se hizo un comerciante, con

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el nombre de libro: “El ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha”.

Aquel español se sorprendió mucho porque este libro apareció en

España 80 años antes de este momento, en el 1605. Ya era imposible

comprarla. El español le propuso a Liú mucho dinero por el libro, pero

Liú se negó. Estaba seguro que poseer este libro puede le hacía ser

un humano especial, pero todavía no sabía que tan largo camino le

esperaba a este libro.

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Las agujas del reloj indicaban las 09h45 en este jueves luminoso de

primavera. Juan estaba leyendo el periódico cuando de repente vio el

anuncio que iba a cambiar su vida más que podía imaginarlo.

Mientras que era persuadido de que el 26 de marzo marcaría por fin

el principio del apogeo de su carrera, ese arquitecto de 45 años no

podía sospechar que en realidad se trataba del fin de la vida apacible

que había llevado hasta ahora.

El terreno de 3000 m2, que siempre había soñado comprar, estaba en

venta. Juan se apresuró a marcar el número de teléfono del vendedor.

Obtuvo una cita con él el día siguiente por la tarde. Gracias a una

herencia reciente, convenció al terrateniente actual de que era el

comprador ideal.

Sócrates tenía razón

Odile Dordain

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Tres meses después, tal un niño que acababa de recibir el juguete

tan esperado el día de los reyes, Juan no pudo abstenerse de hacer

visitarles el objeto tan ansiado a su mujer, Luisita e a sus amigos.

Como abeja en flor, iba y venía en el dominio situado en la linde de

su ciudad natal. No se agotaba en explicaciones: “Mirad, aquí habrá

una torre para los niños. Allí, el jardín de invierno para que Luisita

ocupe sus días. Una parte de la casa será prácticamente sepultada

por preocupación de energía. Otra se elevará hacia el cielo para sacar

provecho de la luz. Será a la vez una fortaleza e un palacio de cristal

aéreo.”

Las personas que acompañaban a Juan, ya podían concebir su casa.

Esa obra magistral se alzaría de tierra dentro de algunos meses y

marcaría el mundo de la arquitectura moderna para siempre.

En primer lugar, Juan inició las gestiones administrativas con ayuda de

sus asistentes fieles. Todo se desarrollaba perfectamente bien como

si se tratase de un príncipe cuyos súbditos leales pusiesen todos los

medios para que cualquier obstáculo desapareciese. Un verdadero

cuento de hadas.

Sin embargo, un día, el viento giró. La rosa de los vientos indicó la

dirección de la estrella polar: la suerte le dio la espalda. Las dificultades

de la obra se amontonaban al mismo tiempo que las piedras e otros

materiales utilizados. Juan era el único que no se daba cuenta que su

proyecto era titánico. Era probable que se estancara o peor que se

hundiera.

Mientras tanto, Luisita se dedicaba a sus ocupaciones. Así como

los más observadores de ustedes lo habrán comprendido, y no hay

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duda que este detalle no se les hubiera escapado, queridos lectores,

Luisita era ama de casa. Se encargaba en cuerpo y alma de la casa,

de su querido marido y de sus hijos adorados, Martín y Lola. Juan

consideraba en efecto que su mujer no debía trabajar sino cuidar de

la casa, de la familia como cualquiera buena burguesa que se respeta.

Totalmente enamorada, no fue un sacrificio cuando Juan le pidió

que interrumpiese sus estudios de filosofía. Sí, ambos se conocieron

en la universidad hace más de 20 años. Se casaron en seguida.

“¡Demasiado jóvenes!” si a ustedes les gustaría conocer mi punto de

vista. ¡Los personajes ya no escuchan al escritor! No obstante, como

diría literalmente Pascal: “El corazón tiene sus razones que la razón

ignora.” Lo siento, volvamos a nuestros tortolitos.

Al principio, Luisita había leído muchos libros sobre la arquitectura

para entender a su marido. Juan estaba encantado hablar con ella de

sus proyectos y dificultades para encontrar su estilo que le permitiera

tener un apellido reconocido. Pero, poco a poco, cada uno se había

encerrado en su propio mundillo sin darse cuenta de ello. Mientras

que Juan estaba trabajando cada vez más, Luisita estaba olvidando

que no sólo era madre sino también mujer. Además, el tiempo

había sido enemigo silencioso. Ahora sus conversaciones trataban

sólo de sus hijos, de la única parte de la casa donde podían vivir o

de su jardín hoy convertido en un parque gracias a los esfuerzos de

Luisita. En conclusión, su amor se había atenuado incluso empezaba a

erosionarse. No haría falta mucho para que se derrumbase.

Por culpa del retraso en la obra de su casa, Juan se hacía irascible

un poco más cada día. Una noche, volviendo a casa, exclamó: “Oye,

Luisita ¿que has hecho hoy? He encontrado esto en el jardín. ¿No

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puedes cuidar que todo sea ordenado? ¡La educación de los niños

deja que desear!”

En ese momento, Luisita encajó el golpe sin decir nada. Se desahogó el

día siguiente por la mañana contándole el incidente a su amiga, Ana:

“Estuve cocinando anoche, cuando, de repente, Juan entró en casa,

enfurecido, una raqueta en la mano. Uno de los niños había debido

olvidarla en el jardín. Sabes como Martín es: distraído desde siempre.

Estaba a punto de explicarle a Juan que era realmente insignificante

cuando secamente me indicó que debía reincorporarme a mis tareas

habituales. ¿Te das cuenta, comportarse así conmigo? Ya no es el

hombre al que conocí. El oro se ha hecho piedra: ahora no tiene el

corazón de oro sino de piedra. Además, ya no nos contamos nada.

Somos dos extranjeros uno cerca del otro. Y cuando hablamos, es

como si no utilizásemos el mismo idioma. ¡Un verdadero diálogo de

besugos! Me molesta esa situación. Me siento muy sola y tengo la

impresión asfixiarme.”

Ana: “¿A lo mejor estaba de mala leche? Su vida ha cambiado mucho

desde que la obra de vuestra casa empezó. En lo que te concierne, si

puedo hablarte francamente, nunca he comprendido por qué habías

vivido como una ermitaña. Te recomiendo que salgas para encontrar

a gente. Seguro que hay algo que te interesa, ¿no?”

Luisita: “Pues, no lo sé. Hace mucho tiempo que he perdido la

costumbre de cuidarme. Déjame reflexionar. ¡Oh, sí! Ya lo sé. Tengo

una asignatura pendiente: me gustaría volver a leer e incrementar

mis conocimientos en filosofía.”

Ana: “Muy buena idea. Deberías ir al círculo de lectura de la ciudad.

Tal vez hay una sección de filosofía”.

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Aquella conversación a corazón abierto fue benéfica. Luisita se volvió

miembro del círculo. No sólo su cultura se enriquecía sino también

ella llegaba a ser cada vez más segura de ella misma. Se atrevía a

desafiar la autoridad masculina en casa de vez en cuando. Estaba

claro que había perdido sus ilusiones poco a poco hasta el día cuando

opinó: “tal vez una familia sea eso: algo que pasa un ratito juntos –

digamos ¿veinte años?”

A partir de este momento, empezó a examinar su vida, a actuar de

manera más cerca de lo que pensaba. No obstante, no se sentía

completamente feliz. Juan seguía siendo desagradable con ella. Ya no

tenían nada en común. Su vida era insípida.

La inauguración de la obra por fin acabada fue terrible para Luisita. La

enésima burla de Juan en contra de ella ante todos sus amigos fue la

gota que colmó el vaso de su paciencia. Fue esa noche que ella pasó

revista a su vida: “Los niños están en la universidad ahora. Ya no me

necesitan. Juan se preocupa sólo de su trabajo. Ya no está enamorado

de mí. Ya no subsiste ninguna ternura entre nosotros.”

De madrugada, Luisita pensó: “Sócrates tenía razón: una vida sin

examen no merece la pena ser vivida.” Tomó su decisión: “es ahora o

nunca.” Dejando la casa, marchaba hacia su nueva vida, liberada de

cualquiera obligación del pasado. A lo lejos, oyó las campanas de San

Cristóbal marcar las 09h45. Era un jueves de primavera. El sol brillaba

y calentaba la espalda de esta mujer que por fin tomaba las riendas

de su vida por primera vez.

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Un buen día de primavera un joven 20 años de edad, alto, esbelto,

con cabellera ondulada y ojos vivos salió de la universidad. Esto era

Rodrigo, futuro arquitecto. Él acabó de pasar el examen y no se pusó

a esperar sus amigos, con quienes había acordado encontrarse de

tarde. Decir que él estuve de buen humor es no decir nada. Imagine

una persona sana, cuyos padres ya estan joven y sanos, cuyos abuelos

estan bastante animosos y enérgicos. Él está soltero, por eso no tiene

motivos inquietarse sobre su familia. Añade con ese que él tiene

muchos amigos, dedica a ocupación preferida, ahora mismo acabó

de pasar el examen, no se olvide que llegó la primavera y usted

comprenderá que sensación de entusiasmo y felicidad sin motivos

sintió Rodrigo. Él experimentó afluencia de fuerzas, enerjía; le parecía

que él pudiera hacer todo y todo se resultara bien. Le llenó el deseo

moverse, hacer algo. Él andaba a buen paso hacia adelante, despues

El sueño milagroso

Tatiana B. Kireeva

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doblaba a la izquierda en dirección al parque, por el camino compró

el periodico y al cabo de algun tiempo entró en el parque.

Rodrigo soñaba con viajes. Le gustaría visitar lugares diferentes de la

tierra, mirar, como vive la gente, mirar a las ciudades y pueblos, ver

oceanos y mares, montañas majestosas y llanuras, bosques, estepas y

desiertos, cataratas grandiosas, lagos pintorescos, rios grandes y rios

pequeños con ensenadas tranquilas. Rodrigo leía mucho, leía y bellas

letras y libros sobre monumentos de arquitectura de paises y épocas

diferentes y él desearía ver todo por sus propios ojos. Él apetecería

más creer algo sorprendido y le parecía que él lo pudiera.

Hacía un día hermoso, el sol resplandecía, los aves trisaban con

regocijo, verdura fresca del follaje nuevo alegraba la vista, el aire

estaba lleno de aromas de flores. Rodrigo aminoraba el paso y tomaba

el sendero hacia el lago. Cerca del lago él se sentó en el escaño al

pie de un árbol grande. Los sonidos de la ciudad han quedado en la

lejanía. No había nadie. Rodrigo desplegó el periodico, le hojeó, no

quisó leer, vio crucigrama, leyó:

– Horizontal: el autor del cuento en que hay una frase siguiente:

“entre los trece años que debía de tener cuando a éllo apresaron, y

los veinte que debe tener ahora, su cara ha perdido toda apariencia

infantile”, cinco letras.

– O, es un relato de Javier Calvo. Este año le ha leido. Seguimos

viendo…Vertical: una cosa que usan cuando jugan al tenis, tenis de

mesa, volante (badminton). Es raqueta. Siete letras. Encaja.

Rodrigo quedó pensativo: “Aqui hay un ejemplo más de “amigos

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falsos” de traductores. En ruso esta palabra significa “cohete”.

Cohete…Sea bien dar la vuelta a la tierra en el cohete, ver todos a

una. Nuestra tierra es tan hermosa. Yuri Gagarin, el primer hombre

que visitó el espasio cosmico, dijó que la tierra estuvo envuelta con

un velo azul celeste. Él lo ha visto. Pero lo es interesante: en siglo XIX,

en 1841, 120 años antes del vuelo de Gagarin gran poeta ruso M.

Lermontov en su poesía1 había escrito:

¡En cielos está solemnemente y maravillosamente!

La tierra está durmiendo en aureola (resplandor) azul celeste.2

Lermontov no le vio y no pudo ver ya que entonces hasta aviones

no existian. ¿Cómo él podía conocer que aspecto la tierra tenía de

cosmos? Lermontov no fue científico sino poeta. Es maravilloso.

¿Qué es esto? ¿Una prevision genial o una coincidencia casual? ¿Por

qué rica fantasia del poeta le apuntó tan justa imajen? ¿Y puede una

persona agorar futuro, conocer, por ejemplo, su proprio destino?”

Afluencia de tal pensamientos comenzó a girar en la cabeza de

Rodrigo. Él meditó profundamente y empezó a dormitar.

Rodrigo tuvo un sueño. Ahí él está en el cohete y ve la tierra como el

globo con océanos y continentes. Y ahí él está en el tren y fuera de

ventana pasan paisajes admirables. Y ahí él está en el bosque o en

el parque. Rayos de sol estan en hierba, una senda serpentea entre

árboles. Una joven graciosa anda, pensando, por esta senda. De súbito

Rodrigo sintió una agitación inexplicable. Él intenta la discernir, pero

su obra todo el tiempo cae. De repente un collar del cuello de la chica

cae a senda, pero ella no nota. Resplandor vivo de piedras atrae la

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atención de dos urracas. Una de ellas coge el collar y vola, otra sigue a

primera. Tiene lugar una pendencia. El collar cayendo se engancha en

rama del árbol y se queda colgado. Las urracas continuan peleandose.

Rodrigo se despertó de gritos fuertes de las urracas. El sol se inclinó al

ocaso, las sombras de los árboles se pusó largas. Atardecía.

“Que sueño insólito. Ojala esto sea en realidad”, – pensó

Rodrigo y se pusó a mirar alrededor. En una rama del árbol vecino

él percibió el collar. Por momento Rodrigo enmudeció de asombro,

despues él se acercó , subió en puntillas, levantó su brazo, pero no

pudo coger el collar que estuvo demasiado alto. Entonces él cogió

de tierra un ramo, quitó el collar con le ayuda y se puso le examinar.

“Es interesante, – piensó Rodrigo, – ¿Cómo este collar llegó aqui? ¿y

quien es su ama: una chica o una mujer de edad?”

De subito él oyó que alguien en la penumbra se pusó a llorar. Rodrigo

se levantó del sitio, hizó algunos pasos y vio que a la izquierda por el

alameda sombria iba lentamente una chica, miraba abajo y lloraba

muy quedo. Su apariencia recordó a Rodrigo la apariencia de aquella

chica, que él habia visto en su sueño y su corazón lató fuertamente.

Inquieto Rodrigo se acercó coriendo a la chica y preguntó: “¿Qué

pasa? ¿Porqué está llorando?”

– He perdido mi collar, todo que me quedó de mi mama, –

contestó la chica, levantó su cabeza y miró a Rodrigo. Sus ojos grandes

y verdes con pestañas largas y negras eran tan lindos…

– Soy huérfana,– continuaba ella, – mi padres perecieron a

causa de accident en coche cuando tenía diez años. Desde este tiempo

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viví con mi tia materna. Tengo solo fotos y este collar… tenía, – añadió

ella y se pusó áun más triste. Una lagrima rodió sobre su mejilla.

– No se apene, ¡desterre la tristeza! – exclamó Rodrigo, – mire,

¿es suyo? – y él la tendió el collar.

– Si, es mio, pero ¿comó llegó a usted?

– O, es una historia muy interesante, – dijó Rodrigo, – y yo la

voy a contar a usted.

Y ellos juntos fueron por el sendo.

1 La poesía “Salio solo en el camino” («Выхожу один я на дорогу») (1841)

2 En ruso:…В небесах торжественно и чудно!Спит земля в сияньи голубом…

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Son las nueve y media de la tarde. Ya es hora de ir a la estación. Paquita

ha bahado por el hall del hotel. El portero ha traído una maleta y ha

pedido un taxi. Algunos de su colegas con sus bagajes han bahado

por el hall también instalándose en las sofás y los sillones. Meneaban

las cabezas y sonreían amistosamente si cruzaban las miradas con

ella. Sonreía en respuesta tambien. Aunque sabía que la odiaban y

envidiaban por su carrera exitosa de la arquitecta que ella ha hecho

a los 29 años. Su discurso en la conferencia estuvo brillante. Además,

brillante como siempre y como todo que hacía ella.

Un microbús ha llegado a la entrada del hotel. Cuatro chicos y tres

chicas con las bolsas grandes deportivas a las espaldas salieron y

se dirigieron a la recepción. Los jovenes tenían estaturas grandes y

musculosos, con los hombros y los brazos asimétricos, las pantorrillas

sobrenaturales, las caras curtidos por el aire. Eran robustos y parecidos,

Una alumna sobresaliente

Vadím Lyáshchenko

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como los hermanos. Las muchachas por lo contrario eran diferentes

– una gallarda, de alta estatura, otra más abajo, pero fuerte, y tercera

– la delgada, pequeña y desgarbada; parecía que la bolsa fuera más

grande que ella. Paquita le conocía estas complexiones, estas caras

y estas bolsas grandes con dos correas anchos también. En otros

tiempos ella hugaba tenis e iba por los torneos de tenis como estos

jovenes y muchachas.

Un hombre alto con una mochila y una raqueta en las manos se

apareció en la puerta de entrada. “Chicos, desayunaremos a las

siete y media de la mañana. Saldremos por el entrenamiento a las

ocho. Cenad y dormid. Todos.” ¡Paco! Ella reconoció a él antes de que

discernía su cara, un instante antes de que oía su voz. Reconoció a él

por el andar y definitivamente por la manera de girar una raqueta en

torno a dedo índice. Nadie podria girarla tan virtuosamente.

Espontáneamente su pies empezaron a levantar su cuerpo al encuentro

de él, pero no se dejó vencer del este sentido, había estrechado los

brazos del sillon con sus manos. Él se acercó a la recepción, tomó la

llave y se dirigió al ascensor siguiendo girar una raqueta. Ahi se volvió,

la vio, se desenvolvió y anda hacia ella, sonriendo.

- ¡Paquita, hola! Encantado de verte – él dijo si como se

versaron no hace seis años, pero ayer.

- ¡Hola, Paco! -tendió la mano a él. Desde que la acordaba de

él, su palma tan grande y cálida siempre tenía estos callos de raqueta

del tenis.

- ¿Que haces aqui?

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- He participado en la conferencia. ¿Y tu? ¿Estos chicos son

tuyos alumnos? Entrenas de nuevo?

- Sí. Como vés.

- ¿Y por qué no arquitectura?

- Después de haber cursado los estudios hice dos proyectos,

incluso uno realizado. Luego seguí sin interés. Volví al tenis. Es

probable que eso sea más de cerca para mí y no pueda vivir sin el

tenis. Bueno, lo sabes.

- Señora, vuestro taxi llegó -dijo el portero.

- ¿Ya? Bueno, lleve la maleta, llegaré pronto. ¿Te encuentras

con algunos compañeros de nuestro curso? Ahora mismo Victor y

Maria han estado aquí, en la conferencia.

- No. Encuentro aquellos con quien nos jugaba desde niños,

y los entrenadores también. Es que trabajo con Jose en el club

deportivo Saladar.

- ¿Como está Jose?

- No cambia. Entrena David, como antes. Está orgulloso de él.

Su mejor tenista. Verdad es que David tiene 28 ya y no le resta mucho

que jugar – dos o tres años, no más.

- ¿Y Pancho?

- Pancho envejeció un pocito. Pero sigue entrenar las chicas. Tiene algunas muy perspectivas.

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- Estábamos muy perspectivos una vez también, más

exactamente – tú estabas.

- Sí. Pero tú has conseguido mucho. Has llegado a ser arquitecta

conocida. Leo tus articulos a veces, me los gustan.

- Gracias. ¿Te has casado?

- No. ¿Y tú?

- Sí. Estoy casada.

- ¿Juega él al tenis?

- No, es un interiorista.

- ¿Estás feliz con él?

- ¡Pues sí! Tengo dos hijas pequeñas, de cuatro y de uno años.

Tengo una casa grande y bonita. Me gusta mucho mi trabajo. De

seguro estoy feliz.

- Señora, el taxista pregunta si vais pronto, le dice que tiene

otras llamadas después de la vuestra” -dijo el portero.

- No es nada, pronto. -¿Fumarás? -Paquita ha alargado un

cigarillo a Paco.

- No fumo, lo sabes.

- Sabía antes, pero no nos hemos versado mucho tiempo.

Empecé hace tres años y no puedo dejar de ninguna manera… ¿Jugáis

un torneo aquí?

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- Sí. Hemos recibido el cuadro pesado. Cinco han perdido ya,

dos se han quedado, pero tendrán los contrincantes fuertes por la

mañana.

- Si querría ver los jugadores tuyos, ¿cual de los torneos visitara

mejor?

- Cualquier torneo de ITF. Y puedas ver mis chicos en todo

torneo Futures.

- Bueno, es hora de ir. Me alegré de verte. ¡Adiós!

- ¡Adiós, Paquita!

Ella ha salido del hotel y ha tomado el taxi.

…Se conocieron en uno de los torneos de juniors. Tenían quince años

ambos. Luego se encontraron en otros torneos, donde jugaban chicos

y chicas a un tiempo. Además elegían unos torneos adonde pudieran

ir juntos. Empezaban a participar unos torneos profesionales. Paquita

no era una tenista mejor, pero una chica inteligente y atractiva.

Muchos jovenes la galanteaban e intentaban ganarse la simpatía de

ella. Pero Paco llegó a ser su novio, aunque no haga nada especial

para eso. En las diecisiete años se hicieron amantes…

El taxi se ha parado ante la estación. Ella ha pagado.

…En las dieciocho años, después de la época de intentos desgraciados,

se decidieron dejar el tenis professional y empezar prepararse para

ingreso en el facultad de arquitectura de la Universidad. Paquita

siempre tenía los resultados buenos y las notas mejores. Paco - no,

pero dibujó muy bien. Juntos ingresaron en la Universidad. Si bien

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se separaron durante el curso tercero. Para entonces Paquita, la

enérgica, atenta y constantemente orientada hacia un objetivo,

estaba harta de pereza y despreocupación de Paco…

Ella ha ido por la andén y ha tomado el tren.

… En el curso tercero ambos a dos participaron en el concurso

estudiantil de unos proyectos de la reconstrucción del parque viejo.

Paquita proyectó un centro grande de comercio y entretenimiento

en la parte central y las esculturas e instalaciones de autores

modernos entre los árboles en otras partes del parque. Unos

bancos y cenadores viejos debían que sustituir por las formas de

arquitectura moderna. En total resultó una combinación de estilo y

funcional de unas construcciones urbanísticas y un paisaje natural.

Su proyecto produjo efecto y estuvo propuesto por un premio.

Paco sugerió un proyecto bastante extraño. Lo de la restauración

en realidad. Propuso el restablecimiento en el aspecto original y la

afirmación de cenadores, bancos, esculturas, farolas, tablado y otros

elementos del parque, y la renovación de equipos también. Durante

la presentación no ha encontrado nada mejor que entrara en detalles

sobre la influencia del ambiente cultural-histórico en la formación

de la personalidad del ciudadano, sobre la devaluación de valores

familiares y sobre la crisis de la cultura, que nuestra civilización sufre.

Encontró y incluyó en su proyecto unos recuerdos de los habitantes

que paseaban en el parque a principios del siglo veinte. Y los leyó,

haya contado cómo las fiestas pasaban en el parque, y cómo y

cuando y qué y cuales músicos tocaban en estos tiempos remotos, y

como graciosamente chicos y chicas de veinte años bailaban junto a

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elementos mucho mayores que intentaban exhibir un estilo de baile

frío y distante…

Por extraño que sea, el jurado tuvo en cuenta sus razones a modo de

que le quisiera tener la posibilidad de ver lo mismo banco donde sus

abuelos habia besado por primera vez, que sus descendientes pudiera

verlo, etcétera. En resumen su proyecto inesperadamente estuvo

propuesto por un premio también y después de disputa exasperada

lo ganó con la mayoría de votos mínima - sea uno, sea dos.

Paquita felicitó Paco, pero después del concurso sus relaciones se

agravaron rápidamente y definitivamente. No reñaban ya, seguían

saludarse y hablar, pero no estaban juntos, alejándose más y más…

***

El tren acortó una velocidad pasando el puente. A continuación la

aceleró de nuevo. Se empezó a repiquetear por un techo, al principio

flacamente, después fuertemente. Un paisaje nocturno afuera

transformó en lo fantasmagórico por unos hilos de agua resbalandose

sobre ventanas del coche. Pasajeros escasos se quedaron dormido –

algunos echados en asientos, otros alargandose sobre tres asientos a

la vez. Alguien, en la penumbra, se puso a llorar.

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Érase una vez una joven muy guapa e inteligente que vivía en

Bruselas y trabajaba como traductora e intérprete. Carmen era una

apasionada de los bailes latinos y bailaba con un estilo tan natural y

suave que era admirada por todos los chicos que la conocían, incluso

José, un ingeniero de construcción que trabajaba en una empresa

multinacional. Carmen y José eran muy amigos desde hacía tres años.

Una tarde lluviosa y oscura, como siempre hacía mal tiempo en

Bruselas, sucedió que José fue a dar un paseo por la “Grand-Place”

al centro de la ciudad. De repente, alguien, en la penumbra, se puso

a llorar. La luz era débil y gris, apenas se podía ver pero José se dio

cuenta de que era Carmen. Sus ojos habían perdido el brillo natural.

— ¿Carmen, qué te pasa? ¿Por qué estás triste?-preguntó José

asombrado- ¿Qué problema tienes?

Carmen: inspirada a vivir en positivo

Jeannot Rakotomalala

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— Nada, nada. -respondió Carmen, limpiándose las lágrimas-

Todo va bien. No te preocupes.

José pudo intuir de entrada que la vida de su amiga no estaba

funcionando tal y como ella pretendía. Empezaron a charlar y ella

tardó cinco minutos en enumerarle la lista de las decepciones que

había tenido a lo largo de los últimos años. La verdad era que Carmen

había aprendido que la decepción dolía, no quería que le hicieran mas

daño y por tanto había decidido que si no esperaba que sucedieran

cosas buenas, no se sentiría decepcionada cuando no pasaran. Así

que se había vuelto negativa en la vida.

— He perdido el timón de mi vida- confesó Carmen con la voz

angustiada-

— Oye, yo que tú, iría a España por algunos días para cambiar

de ambiente, tomar aire y disfrutar del sol y del mar. Si quieres, iré

contigo. Además, el festival Danzabrasil de Barcelona comenzará este

fin de semana.

— De verdad. Bueno, vale.

Así que días después, llegaron a Barcelona. Contrario a lo que

había sucedido en fiestas de baile años antes, en las que chicos y

chicas de veinte años bailaban junto a elementos mucho mayores

que intentaban exhibir un estilo de baile frío y distante, el festival

Danzabrasil era un punto de reunión internacional para aficionados y

apasionadas de los bailes latinos y brasileños; así, gente de casi todos

los países del mundo y de todas las esferas, sin separación de las

generaciones, bailaban un estilo de baile caliente y sensual. Carmen y

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José lo pasaron de maravilla bailando el Lambazouk, un estilo de baile

brasileño evolucionado de la Lambada y típicamente bailado a ritmo

caribeño zouk.

Lambazouk: caliente y sensual… El “Cambré”

A diferencia de la Salsa donde a la chica la diriges con las

manos, el Lambazouk requería bailar con las caderas pegadas una

contra la otra de la pareja. Así, en un movimiento lateral básico, las

caderas se movían primero, y el resto del cuerpo seguía, y esto era

parte de lo que hacía el baile tan sensual. Sin embargo, en varios

movimientos la pareja también estaba conectada por contacto de

ojos, piernas, brazos, hombros, cabezas. Aunque el Lambazouk fuera

un estilo enérgico, el baile fluía suavemente y los movimientos eran

continuos y la chica estaba constantemente en órbita alrededor del

compañero. Carmen bailaba con mucha gracia los más distintivos

movimientos, incluso el “Cambré” - arqueando hacia atrás, a veces

hasta debajo de la cintura -, los movimientos de pelo específicos y

los movimientos de la cabeza para la chica.

Al día siguiente Carmen y José fueron a dar un paseo por el

barrio ubicado en el límite noreste de la ciudad de Barcelona en su

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vertiente litoral. Así llegaron al puente Bac de Roda con sus dos aceras

que se ampliaban poco a poco hasta convertirse en paseos, con una

espléndida vista del parque Sant Marti. Por el bello entorno y por

el vasto panorama que se dominaba desde allí, la elegante estructura

atraía tanto a los padres de familia y abuelos que empujaban los

cochecitos de sus hijos o sus nietos, como a los enamorados que

llegaban a contemplar la puesta de Sol.

— ¿Sabes quien es el diseñador de este puente tan imponente?

- preguntó Carmen.

— Sí, se llama Santiago Calatrava. Es un arquitecto audaz cuyas

creaciones no se parecen a nada de las que se construye hoy en día.

Trabajé cinco años en su oficina en Valencia antes de mudarme a

Bruselas, así que lo conozco muy bien. La mayoría de los edificios

modernos se caracterizan por sus afiladas aristas y sus rígidas

fachadas de cristal, mientras que los de este arquitecto nacido en

España toman prestadas las líneas curvas de la naturaleza, con lo

cual dan una impresión más suave y atrayente.

El resultado es una feliz variante de la arquitectura rectangular de

nuestros días; construcciones que reflejan el genio alegre y entusiasta

de su creador.

— ¿Entonces, este arquitecto crea tanto edificios como

puentes, no?

— Desde luego. Los trabajos predilectos de Calatrava parecen

ser los puentes, en cuyo diseño los arquitectos tienen mucha libertad.

Por ejemplo, el puente Alamillo en Sevilla, posiblemente el más

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imponente de todos los que ha hecho Calatrava, demuestra el talento

del arquitecto para llevar los materiales al límite de sus posibilidades.

Esta estructura en forma de arpa cruza el río Guadalquivir. Hubo

quien opinó que su realización era imposible, pero este diseñador

audaz probó que esos escépticos se equivocaban. Es que Calatrava,

rara mezcla de arquitecto, ingeniero y artista, está acostumbrado

a los desafíos. Lo que más le gusta hacer es dibujar; sus proyectos

de ingeniería más complicados comienzan siempre con un sencillo

boceto a lápiz, a menudo acompañado con apuntes de las formas

de la naturaleza en las que se inspira. Como por arte de magia, una

raqueta se transforma en puente, un ojo se convierte en vía de acceso,

o un toro que embiste se metamorfosea en una fachada.

— ¿Cómo se ha desarrollado su creatividad?- preguntó Carmen entusiasta.

— Calatrava manifestó su creatividad muy claramente desde

sus mocedades. De adolescente, su familia lo alentó a tomar clases

nocturnas en la escuela de arte de la localidad, donde se aficionó a

hacer dibujos de la naturaleza. Ya convertido en un hombre joven,

El puente Bac de Rodaraqueta

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consideró que amaba las artes pictóricas lo suficiente para dedicarse

a ellas, pero la arquitectura le pareció una opción más práctica.

— ¿Qué es lo que caracteriza mejor su concepto de

arquitectura? –preguntó Carmen, maravillándose cada vez más del

genio de este artista inspirador.

— Todos sus proyectos revelan el profundo amor de este

arquitecto por la naturaleza y la humanidad. Toda la gente que

labora con Calatrava comparte su concepto de la belleza, y la idea de

que la arquitectura debe mejorar la vida.

En aquel momento, los ojos de Carmen recobraban el brillo natural,

y afirmó:

— Ahora me doy cuenta de que, dentro de mí, tengo la

capacidad de superar los contratiempos con una actitud positiva.

Quiero decir la fuerza interior que me capacita para vivir en positivo,

y que me lleva a transformar las dificultades en oportunidades para

crecer, aprender de los errores y reconocer las lecciones, creciendo

en fortaleza y sabiduría. Esta fuerza interior ya la tengo pero no la

podía ver, estoy descubriéndola a través del espejo al cual me he

mirado.

— ¿De qué espejo hablas? -preguntó José.

— Bueno, hablo de lo que se refleja dentro de mí, incluso

alguien que admiro y lo que contemplo como modelo, todo lo que

me inspira a vivir en positivo. Está claro que el arquitecto Calatrava

me ha inspirado mucho, su audacia, su capacidad de hacer frente a

los desafíos, su creatividad, su genio alegre y entusiasta, su concepto

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de la belleza y su amor por la naturaleza y la humanidad, la idea de

que la arquitectura debe mejorar la vida de la gente.

— ¿En cuanto al festival Danzabrasil, qué te ha inspirado a vivir

mejor?

— Mira, el intercambio de la riqueza cultural en este

acontecimiento internacional ha proporcionado a cada uno una

oportunidad de entablar conversación con los demás, compartir

y aprender de la educación de cada uno, ¿qué nos une y cómo

podemos vivir en paz juntos, relacionados por entendimiento mutuo

y apreciación de culturas diferentes del mundo? Total que, como arte,

el baile resulta un catalizador que fomenta un cambio positivo, tanto

personal como social.

Carmen tenía una nueva perspectiva que la capacitaba para darse

cuenta de la fuerza interior que ya comenzó a despertar porque

las experiencias de los dos últimos días así se lo mostraron, y ya

estaba lista para que comenzara a usarla. Así no sólo se sobreponía

a la adversidad, sino que salía transformada de ella. A partir de

aquel momento sabría que, aunque en su vida volvieran a aparecer

situaciones difíciles, inesperadas, aparentemente sin salida... podría

tomar aire, abrir nuevos caminos, encontrar apoyo. Sabría que dentro

de ella existían recursos que le permitirían dar el siguiente paso, y

después otro más.

Carmen regresó a Bruselas la semana siguiente, y algunos meses

después sería difícil encontrar una joven más positiva e interesada

por la vida; el mundo era brillante, alegre y estaba lleno de maravillas.

Cada paso que daba por la calle le conducía a nuevos descubrimientos.

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Para ella la hierba era siempre verde y el cielo azul. Cuando despertaba

por las mañanas, apenas podía esperar para saltar de la cama y ver

que nuevas maravillas le traía el día.

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Hace dos años descubrí Madrid. Mi amiga y yo fuimos invitadas a

pasar las vacacionesde Navidad en Almería, una provincia al sur de

España en la costa andaluza.

El billete de viaje lo compré con destino Madrid. Sólo Madrid. Tenía

la intención de pasar dos días en la capital y conocerla por encima,

porque dos dias es tan poco para descubrir con la profundidad.

Nos alojamos en un pequeño hotel de la calle Ábada, en el corazón

de Madrid. A cien metros de la Gran Vía, la arteria que día y noche

no deja de latir. Armadas con la guía turística pasamos revista a

unos de los lugares destacados en el centro de la ciudad. Contentas

con nosotras mismas nos unimos a una corriente de madrileños y

extranjeros que sube y baja por las calles de escaparetes multicolor.

Yo había leído antes sobre “la movida madrileña”, sin embargo, me

impresionó que en España se saliera tanto.

España – el vuelo del alma !

Shubina Borislava

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Ese fue mi primer contacto con Madrid. Fue corto, pero desde aquel

momento no dejaba de sentir las ganas de volver allí de nuevo.

Por lo tanto, en el verano, cuando tuve la oportunidad de coger mis

vacaciones, mi destino era claro: España. ¡Y, por supuesto, Madrid!.

Ahora podría, por fin, unirme y mezclarme con una multitud de

turistas y madrileños, caminar por las calles del viejo Madrid,

perderme por sus rincones y descubrir nuevos lugares.

Era junio y encontré a la ciudad más hermosa que en invierno. El

sol le daba mayor color. Recuerdo cuando al salir a la Puerta del Sol,

bajando por una calle, no pude dejar de exclamar:

- ¡Oh Dios mío! ¡Cuánto sol, y cuánta luz les regala a los

madrileños!

A nosotros, los rusos, el clima no nos mima, por eso nos quedamos

entusiasmados por tanta generosidad de la naturaleza.

Me sentía feliz de tener por delante unos días en la capital del Reino.

La belleza de la ciudad, su arquitectura, la cordialidad de la gente,

todo eso me impresianaba y me permitía disfrutar cada minuto de mi

estancia. Me llamaba la atención que los españoles me ayudaran con

amabilidad cuando me enfrentaba con dificultades del idioma.

Un día, caminando y disfrutando de la sensación de estar perdida

en una ciudad desconocida, entré en un gran parque. Era un parque

encantador. Me encontraba cansada y quería tomar una pausa bajo

la sombra de los árboles. Me senté en un banco complacida con mi

pasatiempo y la sonrisa iluminaba mi rostro. En este momento, un

hombre que llevaba una raqueta en su mano, se sentó al lado.

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- ¿Qué tal todo? - Me preguntó.

Sorprendida y con tono inseguro, casi susurrando, le contesté:

- Todo bien, gracias.

Aunque había estudiado español en el Instituto Cervantes de

Moscú, prefería no hablar en la calle por miedo a equivocarme. El

hombre no prestó atención a mi inseguridad en las respuestas y

seguía preguntando al mismo tiempo contando de él. Me dijo que

era arquitecto y que en su tiempo libre jugaba al tenis. Este día ha

venido a jugar en las canchas que habían en el parque. Así fue mi

conocimiento a este hombre que desde aquel momento empezaba

a ser mi amigo. Durante mi estancia nos encontramos varias veces,

pasábamos el tiempo charlando y, gracias al arquitecto, pude conocer

algo más de la historia y la reconstrucción de los monumentos y

edificios, de su arquitectura e incluso de las divertidas historias de

las crónicas sobre la capital española.

Y poco a poco perdía mi timidez y me animaba a hablar, sentía más

confianza y no tenía vergüenza inicial a cometer errores.

Se aproximaba el fin de semana y mi amigo me ofreció viajar al País

Vasco.

¿Podría yo soñar algo parecido? ¡No sólo iba a descubrir Madrid sino

que esta vez iba a tener la oportunidad de conocer otra parte de

España!

- ¡Qué fantástico! - aceptó su proposición sin dudar.

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Y ese viernes por la tarde nos pusimos a viajar al norte. La autovía

pasaba por paisajes amarillos y quemados hasta que no cruzamos

las montañas. Desde aquí podíamos contemplar las vistas más

pintorescas de la zona con bosques de roble, iglesias y casas aisladas

en estrechos valles.

Nuestro destinto era el pueblo costero de Mundaka. Pero antes de

llegar, mi amigo me regalaba otra sorpresa: paramos en Bilbao.

Bilbao es una ciudad hermosa con un río que corre por el centro de la

población. Al salir del coche, un fresco acarició mi piel. Era un fresco

verde, como el verde de los bosques que nos acompañaban durante

el viaje. Por el contrario del calor y el color amarillo de Madrid y del

centro de España en verano, el norte huele a verde y al mar.

De repente, mi atención fue atraída por el edificio junto al río, parece

a un barco de forma inusual. Un barco que no era barco, un edificio

que no parecía un edificio. Mi amigo el arquitecto vino a ayudarme

y explicó:

- Es el museo Guggenheim. Luego veremos cómo está hecho y

las planchas metálicas que lo cubren como si fueran las escamas de

un armadillo.

El edificio era espectacular. Y añadiendo originalidad a ese entorno,

una araña gigante hecha de hierro parece caminar entre el museo y

el río. Y, me imprecionó un perro gigante, de piel de flores, que estaba

al otro lado del museo. Los turistas no dejaban de hacer fotos para

tener el recuerdo de algo inolvidable.

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Después de nuestra parada en Bilbao, llegamos a nuestro destino

ya de noche. Teníamos hambre. Buscamos un lugar para cenar y

encontramos un bar junto a la bahía. La voz del mar acariciaba nuestro

oido. De repente, hemos oido que alguien, en la penumbra, se puso

a llorar. Era un niño que estaba pescando y que por su descuido dejó

caer al agua el cubo con los peces. Todos sus trofeos habían perdido.

El chico no pudo ocultar la frustración.

Habíamos llenado de sentimentos al muchacho nos retiramos al

hotel. El día paso intenso.Nos encontrábamos cansados del viaje y

nuestra intención era salir al día siguiente temprano para recorrer los

alrededores y descubrir la costa.

Al día siguiente, la luz de la mañana nos regaló una pintura preciosa.

Mundaka estaba bañada por un mar azul, con una playa de arena color

naranja. Los jóvenes ya estaban a la búsqueda de la ola. Supimos que

Mundaka es un lugar muy famoso debido a su “ola izquierda” y esta

considerada como mejor ola de Europa para la práctica del deporte

de las tablas. ¡Nunca hubiera pensado que un pueblo tan pequeño

tiene tanta importancia!

No pude resistir el placer de nadar en el mar esa mañana.¡Qué

vitalidad me había dado el agua! La tarde de ese día pasamos en un

pueblo cercano. No recuerdo su nombre pero recuerdo su encanto.

Estaba la fiesta y los ciudadanos celebraban en la plaza un concurso

de bailes regionales. Los chicos y chicas de veinte años bailaban junto

a elementos mucho mayores que intentaban exhibir un estilo de baile

frío y distante. Los jóvenes iban vestidos con trajes tradicionales.La

gente en la plaza recibía a los grupos de baile con aplausos y gritos.

Los días siguientes al de nuestra llegada a Mundaka, los pasamos

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visitando los alrededores. Pueblos como Lekeito, Elantxobe, Bermeo,

me dieron la oportunidad de disfrutarme de sus pescados, de sus

aguas, de sus paisajes, de su encanto.

Por desgracia, llegado el tiempo del regreso, de nuevo llegamos a

Madrid.Mis vacaciones estaban a punto de acabar. El corazón había

llenado de impresiones. Con maleta de millon de recuerdos y poco

de jamón regresé a Moscú.

¡Cuántas sorpresas agradables e inesperadas me pasaron en este

viaje a España!

Ya en Moscú, sentía una gran alegría de lo que había descubierto y

conocido, pero al mismo tiempo sentía la nostalgia de la despedida

de España.

Finalmente, este viaje me ha dado un nuevo impulso para seguir

estudiando la lengua y la cultura española.

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Artavesaba el parque por la senda de arena hacia la pista de tenis. El

vientecillo fresco de la mañana acariciaba agradablemente su cara y

le hacía cosquillas en su cuello. Los tempranos rayos solares apenas

traspasabanla espesa copa de los árboles. El parque casi no tenía

visitantes, y esta calma temporal, con el timido trino de los pájaros,

calmaba sus nervios, últimamente muy alterados.

Cada día tenía que trabajar hasta altas horas para acabar a tiempo el

proyecto del edificio en la plaza de España. Desde la infancia soñaba

con construir nuevas ciudades.

Pero ahora tenía casi cuarenta años, era el arquitecto, el proprietario

de la gran oficina de diseños y proyectos. Pero todavía no había

construido la ciudad de sus sueños ni había creado su familia. Trabajo,

pista de tennis, viaje a casa, trabajo… Los días pasaban como los

Tres meses de verano

María Serova

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fotogramas de una película ya vista, rápida e irrevocablemente.

Cerca de la pista, en el banco, había una chica. Pero no era su

compañera Arantxa.

Como siempre, llega tarde – pensó mirando su reloj.

La chica al verlo se levantó rápidamente y salió a su encuentro.

Algo caliente se desbordó en su pecho, y él se quedó inmóvil, sin

respiración.

La chica era muy alta, esbelta. Vestía una minifalda blanca y una blusa

del mismo color que subrayaba ventajosamente el bronceado de sus

manos hermosas y su delgado cuello largo.

Sostenía la raqueta en las manos.

El reflejo del sol jugó con los cabellos dorados de la chica y transformó

su figura en una visión asombrosa, que desaparecería en el caso de

que él frunciera las cejas. Pero su aterciopelada voz le devolvió de

nuevo a la realidad.

-¡ Hola! me llamo María, - se presentó con una sonrisa.

- José Miguel, - respondió manteniendo la respiración.

Los grandes ojos azules de María desprendían una luz extraordinaria,

y él creyó ahogarse en este abismo azul. Su sonrisa infantilmente

traviesa, su mirada exaltadamente radiante, su garbosa figura, todo

en ella, mostraba su juventud floreciente.

Cansada de esperar a su compañero, la chica le invitó a jugar un

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partido. Él aceptó con mucho agrado, tanto , que no se percató de

la llegada de Arantxa, ni de su marcha diciendo adiós con la mano y

desapareciendo entre el verdor del parque.

Tras el partido pasaron el día juntos. Y el siguiente, y el siguiente…

Y así los tres meses de verano. María haciendo muchas fotografías,

conversando con gente, que ya los tomaba por esposos, lo que

complacía enormemente a José Miguel. María dedicó los tres meses

de verano a escribir un libro sobre España, sus ciudades y pequeños

lugares, sus personas abiertas y hospitalarias, sus alegrías y sus

desgracias, sobre las tristes canciones españolas, que rompen los

corazones por el dolor, y los bailes ardientes, que hacen perderse en

la danza, olvidándose de todo en el mundo.

Viajaron por muchos restaurantes y pequeñas bodegas, probando los

platos y los vinos mas típicos de la geografía española.

Con el mismo entusiasmo con el que pescaban en el mar acompañando

a los habitantes del lugar en Sagunto, ascendían por los caminos

montañosos en el monasterio Monserrat.

Él se asombraba a menudo, como ella, que había nacido en la nevada

y lejana Rusia, tenía tal afición y amor por España.

María le dijo que en la Sociedad de los periodistas habitualmente le

preguntan por esto y ella siempre responde que en la vida pasada,

probablemente, vivió en España. ¡Pero lo más interesante, añadía

sonriendo, me creen!

Los padres de José Miguel recibieron con alegría a María, y ella

absolutamente sin tensión, se ha insertado en toda la atmósfera

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familiar, como si siempre, toda la vida hubiera estado aquí, con ellos,

en esta casa en Úbeda escondida entre los olivares infinitos. Tal vez

una familia sea eso: algo que pasa un ratito juntos - digamos ¿veinte

años? Su sonrisa gustaba a José Miguel. Cuando sonreía, sobre sus

mejillas tenía unos pequeños hoyuelos apenas visibles, y él, él … los

besaba …

Él recibió su primera carta, dos segundos después de que María

aterrizara en Moscú.

«… Mi, te echo de menos ya … te quiero …»

Y en la respuesta, las teclas de su ordenador, ahogándose de la

agitación junto a él, respondían:

«… te amo, María … mucho... te amo …»

Uno y otro, se escribían cartas cada media hora. Parecía, que no

podían ni suspirar ni dar un paso sin hablar uno con otro.

«… Mi, de nuevo hoy ni has comido ni has cenado… bocadillos

y tostadas estropearán tu estómago … quisiera poder cocinar una

fabada como la que prepara tu madre, pero no puedo comprar aquí

chorizo ni morcilla ..»

«… pequeño Juanma todo el tiempo me pregunta cuando

volverás … He comenzado el proyecto de mi ciudad … haré allí nuestra

casa …»

«… trabajas mucho … eso no es bueno… estas dañando tu

corazón … cuídate … dónde estará? Me gustaría que estuviera en la

calle…»

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«… no puedo encontrar aquel jersey que me regalaste …»

«… lo habrás olvidado de nuevo sobre la mesita de salón …

tienes que abrigarte mejor …»

«… hoy te he comprado flores …»

«… ¿desde luego son las rosas rojas a Marta? … de nuevo a

Marta!? Tengo celos, no vayas más a esta tienda …»

«… está lloviendo … frío otoñal … recuerdas cómo íbamos

descalzos por los charcos, y como tu sobrino corría a nuestro

encuentro con el paraguas … he escrito sobre ello en el libro …»

«… no vayas bajo la lluvia, en seguida te resfrías, ¿has

olvidado?.»

«… por la mañana he acabado de escribir el libro sobre España...

El jueves lo presen toen la prensa … lo he titulado TRES MESES DE

VERANO …»

«… ¡estás loca! ¡Tantas noches sin dormir! … espero tu libro…

te quiero …

¡Duerme un poquito por favor!»

«… está nevando… la nieve blanca y pura … me voy por la tarde

a la casa editora … Hoy es la presentación de mi libro… miles de

besos. Siempre contigo…»

Era su última carta.

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Pero él esperó, continuó escribiendo, preguntando, indignándose

con su silencio y al momento haciendo de nuevo una declaración

amorosa. Continuaba escribiendo.

María yacía inmóvil en la cama del hospital. Tenía puesto un

cuentagotas. La operación tuvo éxito, pero no sentía sus pies. Los

médicos se asombraban de cómo podía sobrevivir a un accidente tan

terrible. Había sido un milagro.

Esta noche su habitación y el pasillo están tenuemente iluminados

por las luces de la calle. Los habitantes de hospital duermen. De

repente, alguien en la penumbra ha comenzado a llorar.

El llanto es desgarrador, agudo, terrible. El lamento ha tocado

su corazón, lo ha hecho encogerse, y se ha asustado de repente.

María se siente muy afligida con sus nuevas circunstancias, siente

toda la gravedad de la posición, el desconsuelo de la situación y ha

comenzado a llorar …Como vivirá, cómo … y él … su Mi, para qué la

necesita así …

José Miguel no sabe qué pasa, por qué ella calla, no sabe qué hacer.

Su teléfono no responde, no tiene su dirección, no hay más cartas …

Delira, trabaja automáticamente, come, se sienta en el coche y se

pierde en el flujo de coches multicolor, sin haber encontrado las

respuestas a ninguna de sus preguntas… los amigos y los parientes ya

empiezan a temer en serio por su salud.

Y de repente recibe un e-mail! ¡La carta de María!

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Sus manos tiemblan. El corazón le golpea locamente! ¡Al fin! ¡Ha

escrito!!! ¡Ha escrito!!!

Él abre e-mail y

«… Hola: estoy bien. Comienzo a crear mi vida sin ti, perdona.

No quiero que sientas cólera. Quiero que encuentres tu destino

verdadero, la chica que te conviene….soy muy feliz, te escribiré

después, más tarde …»

De repente todo se detiene para José Miguel.Sus ojos se oscurecen.

Deambula por el largo pasillo de la oficina, tropezando con los

empleados que lo miran asombrados. Él lee y relee tratando de

encontrar entre las líneas algo nuevo. Una hora más tarde escribe:

«No. No te creo».

Él vaga perdido por Moscú que se encuentra cubierta de nieve,

arropado en la bufanda en busca de la Sociedad de los periodistas…

Ahora él sabe todo. Todo lo que María no se había atrevido a decirle,

pero lo más importante es que sabe que está viva y que le quiere …

Los moscovitas caminan con prisa, agitados con los paquetes, las

cajas, las tartas.¡ Ya se acerca el Año Nuevo! En las plazas hay unos

altos abetos adornados con luces que se reflejan la nieve e iluminan

toda la calle. La nieve cae sobre sus negros cabellos rizados, sus

mejillas ardientes de la excitación, sus pestañas. Le ciega los ojos y

se derrite instantáneamente, cayendo en forma de pequeñas gotitas

saladas por su cara.

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María se encontraba junto a la ventana situada en la terraza de la casa

de campo de sus padres, con los pies cubiertos por la manta caliente.

Hoy por primera vez ha podido caminar algunos metros por la

habitación y subir algunos escalones de la escalera. Los copos de

nieve le parecían suaves y ligeros, como siempre allí. El invierno en las

montañas de España …Ella ha abierto otra vez su portátil y de nuevo,

lo ha cerrado. No ha oído cómo ha comenzado a ladrar el perro,

como han llamado a la puerta, como alguien ha entrado a la terraza

…De repente ha sentido el tacto tierno de las manos conocidas a sus

ojos, sin comprender hasta el fin, si es realidad o todo pasa en su

imaginación y en los sueños infinitos.

- Mi … Mi … - ha susurrado María, y ha puesto sus manos

encima de las de José Miguel.

- ¿Te vienes conmigo a construir una nueva ciudad? No puedo

escoger el lugar para nuestra casa … Él ha empezado a besar sus ojos,

sus manos, sus mejillas …

- Sí … sí … sí … me voy …

Se han abrazado y miraban uno a otro en los ojos, sin pestañar.

- Me había olvidado… necesito su autógrafo, señorita … dijo él

sacando de su mochila el libro Tres meses de verano con su fotografía

sobre la cubierta en aquel parque. Aquel parque que ha unido sus

destinos.

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Hacía un tiempo típico para el otoño: hacía húmedo, debido a que

lluvía mucho, y hacía bastante frio a causa del viento norte, que llegó

anoche. Un chico salió de un café y, levantando el cuello, se marchó

rápidamente. Dentro del café se quedó una chica, que parecía muy

triste: su cabeza estaba inclinada hacía la mesa y unas lágrimas caían

a su taza de café. Al pagar la cuenta ella salió a la calle y apenas

abotanandose se dirigió hacia el parque. Las piernas la llevaban por

unos cenderos al lado de unos robles antiguos y ramosos. Su cara

estaba mojada de lágrimas y su cabeza - de lluvia, pero a la chica le

daba igual y ella segía caminando, preguntando a sí misma: «¿Qué

voy a hacer ahora? ¡Si no tengo el futuro, no hay sentido de la vida!

¡Más vale morir que sufrir! ¡No puedo sentir este dolor, que me está

haciendo pedazos!».

Predestinación

Daria Prokhorova

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Segía caminando la chica se dio cuenta de que se encontró en una

parada de autobuses, directamente enfrente de un autobús viejo,

que abrió las puertas delante de ella. Debido a que no tenía ninguna

idea a donde ir, la chica decidió subirse al autobús y sacó el monedero

de su bolso para comprar el billete. Pero cuando el conductor dio un

vistazo a ella, le dejó pasar sin pagar, por tener muy mal aspecto:

estaba mojada hasta los huesos y unos hilos de agua corrían de su

pelo enmarañado pareciendose las lágrimas que caían gota a gota de

sus ojos zarcos. La chica pasó hasta el fin del salón y se sentó al lado de

la ventana. Al pegar la frente al cristal, cerró los ojos y sigió llorando y

pensando en la muerte, que pudiera calmar sus sufrimientos.

Repentinamente alguien le tocó por la mano. Stella abrió los ojos

y vío a un chico, que era hermosísimo como si fuera un ángel. Era

rubio y teniá ojos azules, que le miraba a ella con tal bondad, que

solamente una madre pudiera sentir a su niño. Llevaba unos vaqueros

azules y una camiseta blanca.

«¡Hola, guapa! ¿Qué tal? Me parece que estás muy triste,

¿no?», - pronunció el chico.

Unos segundos Stella quedó silenciosa y solamente miró a sus ojos

expresivos y bondadosos. Pero al fin y al cabo exclamó llorando: «¡Si ,

me he desesperado y no sé que hacer! Me parece que ahora entiendo

la gente que se suicidó a causa de amor no correspondido».

«Te entiendo, cariña, - suavemente dijo el joven, - una vez

sentía lo mismo. Me traicionaron cruelmente y estuve a punto de

abrirme las venas».

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La chica se deshizo en lágrimas - estaba pensando en lo mismo.

«Pero lo soporté, - continuó él, - cuando subí al autobús y ví

que alguien, en la penumbra, se puso a llorar, me dí cuenta de que

tenía que auydarle. En estos momentos es muy importante que

alguien esté al lado y pueda contarte que no es el fin, que tienes el

futuro magnífico».

«¡Pero nunca podré enamorarme de alguien otra vez ! – gritó

la chica, - ¡no me falta nadie excepto él ! Llevamos 8 años juntos y no

sé que hacer sin este hombre. ¡No tengo el futuro!».

«Créeme, bella, ¡tienes el futuro espléndido ! – sonrió el joven,

- ¡Venga! ¡Vamos ! Te mostraré algo”.

Y, cogiendo Stella por la mano, él bajó del autobús y la pareja se

encontró delante de una casita de color azul celeste. Al entrar la chica

vió una zala donde chicos y chicas de veinte años bailaban junto a

elementos mucho mayores que intentaban exhibir un estilo de baile

frío y distante.

«¿Pero qué es este? ¿Quiénes son estos chicos y estas chicas?

- preguntó Stella sorprendida.

El chico de los ojos azules la cogió a Stella de la cintura y se pusieron

a bailar. «Es una especie del baile para los ex infortunados, - contestó

él, - cada persona de aquí fracasó al menos una vez en su vida, y hay

que decir que fueron unos problemas muy graves. Afortunadamente,

se dieron cuenta de que todo malo que susedió con nosotros – fue

para bien».

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«Pero no comprendo nada, ¿qué quieres decir con eso?» – le

preguntó Stella sorprendida.

«Mira a este hombre del traje azul, - señaló con una mirada a

uno de los bailarines, - en la infancia Stephan tenía maña para debujar,

en cambio, su padre le aseguraba la carrera de deportista. Y por tanto

el niño pasaba casi todo el tiempo en la pista de tenis. Una vez en un

entrenamiento ordinario, después de lo que le esperaría un partido

importante, ocurrió un accidente. La raqueta de un chico, que estaba

jugando al tenis cerca de él, casualmente se escapó y acertó a darle

a Stephan por la columna vertebral. Después de este acontecimiento

sus piernas quedaron paralizadas. ¡Parecía que nada pudiera ser

peor! Toda la familia estaba destrozada por la pena. Stephan aún

abandonó los estudios para un año, porque no podía ni estudiar, ni

tampoco asimilar algo, ni siquiera ver a alguien a excepción de su

familia. Pero en este preciso momento el chico empezó a dibujar. Y

el dibujo poco a poco le volvió a la vida. Al mirar sus dibujos, los

padres se dieron cuenta de que Stephan era talentoso y dibujaba

muy bien. Por consiguiente después de haber terminado los estudios

en la escuela, el chico ingresó en la Universidad Arquitectónico. Más

tarde, cuando Stephan acabó la carrera, le invitaron a China para

trabajar en un proyecto a causa de que era el mejor estudiante de

su curso. Llevó tres años allí y construyó un palacio grande, que a los

autóctonos les gustó mucho. Y cuando quedó solamente un día hasta

su regreso a casa, el encontró con un curadero viejo. Al mirar a las

piernas paralizadas del arquitecto joven, el curadero le ofreció hacer

una cura de corta duración, para que mejorara la circulación de la

sangre. El chico aceptó este tratamiento, y el curadero le echó en la

camilla. Luego el anciano se puso a clavar unas agujas especiales en el

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cuerpo del chico y friccionar su columna vertebral de forma original.

Después de acupunctura y masaje el chico se sentó en la camilla

y el curadero le pidió que se imaginara que sus dedos se movían.

Stephan obedeció y empezó a imaginarse. Súbitamente abrió los ojos

y miró asombroso al curadero, que estaba sonriendo. ¡Sus dedos se

pusieron a moverse! Después de aquel prodigio Stephan llevó casi 6

meses en China y poco a poco empezó a andar: al principio andaba

con muletas, después con bastón».

«Y mira a él otra vez, - sigió el chico de los ojos azules sonriendo,

- ahora está bailando. Por lo demás, es un arquitecto famoso y está

feliz en su matrimonio».

Involuntariamente Stella dio suspiros : «¿Es posible que esto sea la

verdad ? »

«¡Si ! ¡Y no sabes cómo ! Hay muchos anécdotas tristes con

un final feliz. – respondió su compañero de baile con una sonrisa, -

pero quiero que tu entiendas – lo que susedió cambiará tu vida para

siempre y la mejorará. Seguro que serás feliz. Tienes que esperar un

poco y lo verás».

La chica se echó a llorar otra vez, pero ahora con una sonrisa: «Te he

entendido… ¡qué bien que hayamos topado! Ahora yo sé que no es el

fin y que tengo toda la vida por delante».

«¡Tienes razón! Y quiero que no lo olvidas nunca. No hay

casualidades en la vida, pero todo lo que ocurre - cambia para bien».

«¡Nunca olvidaré esto!» - murmuró la chica, secandose unas

lágrimas y sonriendo.

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Pero en aquel momento Stella se dio cuenta de que el chico de los

ojos azules desapareció. Ella estaba sentada en el autobús como

antes, pero su pelo y la gabardina ya se han secado. Por la ventana

vió que los rayos del sol estaban asomandose poco a poco y a lo lejos

se divisaba el arco iris. Stella puso su melena en orden, cabeceó y se

sonrió otra vez: ”Nunca jamás voy a pensar en suicidio o que todo ha

terminado. Sabré que todo lo mejor me espere en el futuro».

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Me llamo Julio Zafra. Soy arquitecto de Granada. Ahora vivo en Arabia

Saudita porque tengo mi trabajo aquí - proyecto de palacio para un

emir muy rico. El quiere el palacio precioso y fuera de lo común.

Para mí no hay mejor lugar que Alhambra en mi ciudad natal. No hay

ningún otro palacio más grandioso o más precioso que Alhambra. He

visto Alhambra muchos veces y cada vez Alambra alegra mi visto.

Me encanto sonido de agua, árboles de los naranjas, un paisaje con

Sierra Nevada y por supuesto Palacios Nazaríes. ¡Qué vida tuvieron

sultánes y reyes que vivieron aquí!

Bien…tengo una idea preciosa (como siempre). Puedo preparar para

un viaje a Granada, quiero mirar otro vez a mi palacio especial.

En el avión leí un periódico sobre otro lanzamiento de una raqueta

Alhambra

Oksana Konina

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en América del Norte. ¡Qué barbaridad! Nos no sabemos nuestra

historia pero queremos explorar otros mundos. ¿Por ejemplo, que

se ocurrió con todos los hombres de los Abencerrajes en Alhambra

en siglo XV? ¿Por qué sultán mató ellos? Tenemos muchismo otros

misterios en nuestra historia.

Soy en Alhambra por fin. Palacios Nazaríes son mis favoritos. Aquí, en

la Sala de los Abencerrajes es posible ver manchas de sangre de los

Abencerrajes. Yo recuerdo la historia cuando sultán Muhammad V

qué quiso tener un poder para gobernar el país - mató todos los otros

pretendientes. ¡Qué crueldad!

Me creo que es un tiempo para siesta pequeña. Hay una silla

acolchada aquí, en El Patio de los Leones. Tranquilidad y paz .... y yo

no noté como me dormí.

Me despertó con buen sentimiento. Anocheció. Me estiré y escuché

dos voces - un voz alta y otro voz empañada. Voz alto dijo:

- Ellos llegarán hoy por la tarde. Primero llegarán hermanos

mayores, despues los padres y hermanos menores.

- ¿Verdugo está preparado?

- Si, es nuestro mejor. Esperá en alcoba

¿Qué es esto? ¿Qué pasaran aqui? Tengo que pensar lo más

rápidamente posible. Estoy seguro este lugar es peligro. Hombres

dicen sobre homicidos. No hay ningún duda sobre esto. Pero este

patio es tan abierto, no hay ningún árbole aquí. Aha, Fuente de los

Leones. Corre, Julio, corre. Me oculté entre dos leones. Hm, por qué

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los leones como los nuevos, sin huellas de restauración. ¿Por qué

ellos son aquí en el patio y no en la Sala de los Leones? Estoy seguro

que despues de restauración ellos estan separado del publico con

cuerdas. Bale, no hay tiempo para pensar, voy a mirar a las asesinos.

Dos hombres haben parado al lado del fuente. Madre mia, ellos

llevan los ropas antiquos como en siglo XV. Posiblemente es rodaje de

una película, pero no hay ningún cámara tomavistas, ni siquiera otros

hombres. ¿Estoy loco o es possible que yo en siglo XV? Los hombres

se marcharon a alcoba del sultán.

¿Qué puedo hacer en este momento? Primero encontrar el ciudad,

¿ y después? Cómo volveré a mi siglo? No quiero quedarse aqui...

No hay tiempo para tener miedo. Recuerdo hay Torre de los Picos y

Puerta del Arrabal cerca de aquí.

Sala de dos Hermanos... música celestial, fragancia de rosas, chicos

y chicas de veinte años bailaban junto a elementos mucho mayores

que intentaban exhibir un estilo de baile frío y distante.

La salida del palacios. Un jardin pequeño. Ah, mira Palacio de Yusuf

III, ¿Es verdad? No hay ningún duda es Palacio y yo Julio Zafra primero

y ultima persona del siglo 21 veo el.

Tengo que descanso un poco en un parque enfrente de Palacio de

Yusuf III. Escucho cerca de mi ... alguien, en la penumbra, se puso a

llorar.

Una chica muy guapa habia llorando en jardin de rosas. Tengo que

pasar sin detenerse, pero la chica probablemente es en desgracia.

Bale, necesito audar.

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- ¿Qué pasa, señorita? ¿Puedo audar?

- La chica gritó y saltó a un lado.

- No ten miedo, soy tu amigo. ¿Porqué ha llorando?

La chica miraba a mi sin decir nada. Después 5 minutes yo decidió

salir por la puerta.

- ¿Quién es usted? - Dijo ella

- Soy Julio Zafra. Soy arquitecto de Granada. Yo estoy aquí por

equivocación

- Estoy llorando por qué mi padre querrá asesinar toda la

familia des Abencerrajes y yo no hay posibilidad para prevenir eso.

- ¿Por qué el quiere matar?

- Ellos son herederos legal del poder

- ¿Puedo audarte?

- Ustedes tan amable. Si, es possible pero es peligroso.

Podemos advertir a los hombres des Abencerrajes del peligro

- ¿Donde puedo buscar ellos?

- Viven en Guadix, llegarán aquí dentro de tres horas. No hay

mucho tiempo.

- ¿Te piensas ellos creerán mi palabra?

- No, pero aquí está mi pañuelo. Es suficiente

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- Bale, yo tengo ganas para audarte....

- ¡Mucho gracias caballero sin miedo ni reproche!

- ¿Te sabes como yo puedo salir al camino?

- Si, ve detrás de mi

Nos pasamos Torre de los Picos y Puerta del Arrabal, cerca de Torre

de la Cautiva la princesa abrió una puerta encubierto y en 3 minutes

yo estuve por la cuesta de los chinos. miré por encima del hombro y

corré lo más rápidamente posible a la ciudad.

Encontré hermanos mayores des Abencerrajes después de 2 horas.

Después una media hora mas nosotros galopamos a rienda suelta

desde Granada hasta ciudad natal des Abencerrajes. Allí ellos tuvieron

un consejo de familia y decidieron escapar de sultán. Dijeron que yo

fui sus salvador y preguntaron qué you quise. Pero mi único deseo fue

ir a mi casa….

Por la noche armas de sultán llegaron a Guadix, tuvimos un combate

grande. Yo combatí como otros, requerdé un soldado de sultán con

espada encima de mi cabeza y... nada mas......

Me duele mi cabeza muchisima. Probablemente es un insolación.

Estoy en El Patio de los Leones. ¿De nuevo? Pero paisaje es muy

differente, no hay leones en el cetro del Patio y ..... hay mucho

turistas. ¿siglo 21? ¡Qué feliz! Yo he tenido una pesadilla. Voy a casa

para descansar. Un poco des Abencerrajes por fin - voy a mirar otro

vez a la Sala de los Abencerrajes. Una guía dijo a historia de ellos a

su grupo

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- ... los Abencerrajes se salvaron y vivieron en otro ciudad toda

sus vida. Ellos nombraron aquel ciudad Zafra en honor de sus Salvador

Julio Zafra. Y tambien los habitantes de Granada se nombraron una

calle en Granada en honor de el.

¿? ........es mi nombre.................

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SUPERIOR

(C)

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213

Hay que respetar tres restricciones:

1ª restricción

En todos los cuentos aparecen:

un/a arquitecto/a un parque una raqueta

Cada cuento incluye, además dos fragmentos extraídos de obras de autores hispanos:

2ª restricción

El primero es de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010 y el segundo es de Ana María Matute, Premio Cervantes 2010:

- todo lo que dicen había sido cierto y todavía mucho más, cada día descubro algo nuevo, me quedo mareada y digo qué es esto1

- pero ocurrió que la lectura pareció despertarle a la vida, y renació en él aquel vigor que , a decir verdad, nunca había decaído demasiado2

3ª restricción

El Instituto Cervantes cumple veinte años en 2011 así que el otro fragmento es uno de estos tres:

- ya ves, si a este hombre lo hubiera oído yo a los veinte años, las cosas habrían sido de otro modo3

- algo inconcebible puesto que la concesión del peaje había caducado -después de veinte años- a las cero horas del día anterior 4

- tenía yo veinte años y quemábamos horas averiguando las más elementales posturas de beber leyendo5

1Pantaleón y las visitadoras Mario Vargas Llosa (Alfaguara. Biblioteca Mario Vargas Llosa. Madrid, 2004)2Olvidado Rey Gudú Ana María Matute (Espasa Narrativa. Madrid, 1996)3Don Juan Gonzalo Torrente Ballester (Alianza editorial.Madrid, 1998) 4Atractores extraños Javier Moreno (InÉditor. Col. Imaginatio. Coruña, 2009) 5 El gran momento de Mary Tribune Juan García Hortelano (Cátedra. Madrid, 1990)

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Nunca había tenido problema de insomnio. El sueño fue siempre

su refugio, una tregua creativa. Se acostaba con dudas, ideas

incompletas, fragmentos de imágenes. Por la mañana se despertaba

con un plan, una solución. Como si fuese conducido por manos

expertas, los detalles se juntaban y un dibujo, un boceto, un proyecto

tomaba forma. Siempre así, desde niño.

Al momento de desayunar, siempre escuchaba el noticiario por la

radio. Un ritual, cada día a las nueve. También reservaba un rato para

leer su página web preferida abierta sobre su mundo de edificios,

ciudades, jardines.

Cuando su pesadilla empezó, Alejandro tenía 34 años. Fue el día que

leyó la noticia1 que iban a construir un hotel con forma de raqueta de

ping pong. Era la obra atrevida de un arquitecto chino.

La Pelota viviente

Paola Bellabona

1 El cuento se ha inspirado libremente en la noticia: “Hotel en la forma de la raqueta de ping-pong” , 24/03/2011, Centro de Información de Internet China (http://spanish.china.org.cn/travel/txt/2011-03/24/content_22210072.htm)

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Un proyecto desarrollado en una provincia china casi desconocida en

España, en una pequeña ciudad, como dicen ellos, de unos cuantos

millones de personas.

Aquella mañana un clic seco abrió la ventana sobre la noticia. La cara

se acercó a la pantalla, con los ojos desorbitados frente a la raqueta

de cristal. De pronto se le nubló la vista. Se le se cayó el vaso que tenía

en la mano y se hizo añicos. El zumo de naranja se derramó sobre el

entarimado de bambú.

Lo mismo parecía pasar a Alejandro y sus años de estudio en

Valencia, siguiendo los pasos de Calatrava. Años aplicándose para

identificar y desarrollar su estilo, inspirándose a las obras de Wright,

las de Foster. Horas dedicadas a dibujar buscando un compromiso

entre estética moderna y funcionalidad, entre la ambición de dejar

una sigla inconfundible de su creatividad en cualquier rincón del

mundo y la responsabilidad de realizar edificios de bajo impacto

ambiental. Diez años de trabajo mal pagado en estudios famosos con

su espalda doblada sobre proyectos residenciales, esperando tener la

oportunidad de firmar su primera obra.

Él no sabía que existían arquitectos con esta especialización. Mejor

dicho, sabía que existían arquitectos para todo, rascacielos, tiendas,

teatros, hoteles, piscinas y en su Barcelona vivía acostumbrado a

construcciones inusuales. Su curiosidad siempre lo había llevado

a explorar nuevas geometrías en internet o en vivo. Se había

sorprendido con una sonrisa en su cara al mirar la Casa Torcida. No

se había entusiasmado frente al Elefante en Tailandia, un edificio

parecido a una construcción gigante hecha de piezas de Lego blancas.

Lo habían dejado atónito las inversiones futuristas con forma de

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una palmera de dátil o planisferio de los millonarios de Dubai. Sin

embargo, siempre había sobrevivido, feliz.

Para la raqueta puesta al revés, cabeza en la tierra, no no, no estaba

preparado y Alejandro quedó deshecho con la noticia, como si

hubiera tirado a la basura los últimos diez años. Reuní fuerzas para

que los ojos avanzaran sobre la hoja, línea tras línea, llegando al final

del artículo.

Empujado por la sed de entender, intentó buscar en internet una

entrevista a este quijote de las formas. Una voz pausada describía

el conjunto, explicando que al lado de la Raqueta, iban a levantar

otros edificios con forma de pelotas. Una de fútbol, una de voleibol

y otra más de baloncesto. Todos edificios destinados a actividades

deportivas.

El proyecto futurista agredió su sentido de armonía, su idea de gracia

y el juego de volumen de los cuales él siempre estuvo convencido.

Un escalofrío recorrió su espalda. Una sensación de vértigo raptó su

aliento. Alejandro solo pudo arrastrarse hacia el sofá blanco.

Quizá les pasó lo mismo a los franceses del siglo XIX, cuando

leyeron de la famosa torre de trescientos treinta metros. Quizás

si la estructura de hierro casi inútil, de una forma muy rara, una

publicidad tridimensional para el Expo París decepcionó a los jóvenes

arquitectos si se quedaron como paralizados en sus camas. A lo mejor,

los más listos vieron lejos imaginándola como el símbolo modernista

de la capital francesa. Otros probablemente se preguntaron si no era

mejor cambiar de carrera profesional.

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El teléfono sonó repetidamente los cinco días siguientes, durante los

cuales Alejandro había dejado abandonado su cuerpo sobre el sofá,

esperando reposar y por fin recuperar el ánimo. Al contrario, cada

vez que intentaba cerrar los ojos, la imagen de la raqueta aparecía en

movimiento, llevándose detrás la pelota vivaz y fiel. Se desvanecían

al abrir los ojos otra vez.

Solo el zumo en el suelo quedaba como testigo de lo que había

pasado hace unos días.

Por fin, estiró su brazo. Con sus dedos aguantó el auricular del

teléfono y vomitó su drama aparente. Al otro lado, Javier, su mentor

desde siempre.

– Ya ves, si a este hombre lo hubiera oído yo a los veinte

años, las cosas habrían sido de otro modo. No me habría paralizado

como tú. No habría pensado dejar arquitectura por economía – le

comentó Javier. –Las noticias viajaban lentamente y las obras tenía

que ir a verlas. El dinero era muy poco y yo tenía que plantear bien

mis vacaciones. Tenía que elegir una ciudad bonita y convencer a mi

novia del momento de que me acompañara en visitas agotadoras a

maravillas arquitectónicas que solo a mí me interesaban.

Alejandro escuchaba inmóvil.

–Nunca permití que las imagines me paralizaran, sino que

alimentaran mi curiosidad, mi creatividad– siguió Javier –Cada visita

resultaba ser un ladrillo con el cual enriquecer el palacio de mi

pasión. Al final –sentenció Javier – tu vida corre arrastrada por tus

sueños, y no hundida por los sueños de otros, aunque puedan entrar

en colisión con los tuyos.

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– Si no soy capaz de crear nada, pues haré yo la pelota. Sí, una

pelota viviente y me pondré agazapado al lado de esa raqueta, cada

hora a un lado distinto, y …–farfulló Alejandro.

– Ya está – añadió Javier fastidiado –deja esta tontería de la

escultura viviente – y sin escuchar a Alejandro que seguía parloteando

– no pierdas tiempo tirado sobre el sofá. Sal a la calle, mira a los

alrededores. Ve a descubrir como si puede, sin miedo, imaginar y

trasformar una idea en un paisaje. Si alguien ha podido concebir un

parque sobre la colina barcelonesa con arcos y columnas que parecen

el escenario de una fabula y jardines habitados por salamandras

hechas de trocitos coloridos de cerámica –dijo el profesor – tu puedes

imaginar algo más creativo que hacer la pelota viviente en China –y

siguió provocándolo –si estás obsesionado con esta pelotita, invéntate

algo y sorpréndeme –Sin concederle replica concluyó –abre los ojos,

abre los libros de arte que tienes y déjate llevar por tu imaginación.

Otro clic sordo término la llamada, dejando Alejandro anonadado.

De pronto se levantó como llevado por una furia animal. Abrió todos

los libros que descansaban sobre los estantes de la sala de estar. Un

bombardeo de imágenes de palacios, jardines, teatros, muebles….

Abría uno y lo ponía al lado, y un segundo, y otro y otro más, en

una secuencia ritmada. Retomó algunos de ellos y se puso a leer

lentamente los conceptos de las obras que más le gustaban. Después

de horas se sintió abatido por el cansancio, pero ocurrió que la lectura

pareció despertarle a la vida, y renació en él aquel vigor que, a decir

verdad, nunca había decaído demasiado.

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Ya era de noche. Decidió dirigirse a la cama y intentar conciliar un

sueño reparador capaz de sanar su inquietud.

Se levantó y sin ponerse a escuchar la radio, Alejandro decidió

buscar el correo electrónico del arquitecto chino. Le escribió, sin

miedo, su plan para la pelotita que se había materializado durante

la noche anterior. Buscó el beneplácito para reconvertir la pelota en

un edificio-globo de paneles solares. Un espacio multifuncional que

alojaba sus pasiones: un escenario donde representar obras clásicas

y también improvisaciones modernas, un café-librería donde tomar

té o café mirando maravillosos volúmenes de arte. Los dos rodeados

de un invernadero lleno de orquídeas, porque siempre necesitamos

tener signos de vida.

Hoy día, Alejandro y Yujiang2 son amigos. Trabajan juntos y cada año

se ven en China. Brindan con zumo de naranja en el café-librería “la

Pelota viviente”, ahora famoso por la anécdota que cuentan los dos.

2Se ha decidido no utilizar el nombre verdadero del arquitecto chino, sino seguir en la invención

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El mozo de café estaba de pie, escoba a mano, siguiendo el vaivén

de la calle Parisina «Rue des Rosiers», en el barrio judío. En la

esquina de la calle François Duval, un joven, probablemente el hijo

del farmacéutico, tañaba la guitara. Algunas monedas echadas por

amables turistas le habían alentado volver el día siguiente por otras

canciones.

A los lejos, un taxi intentó abrirse un paso a través los peatones

marchando en la calle peatonal, abierta a la circulación del transporte

público después la cerrada de las tiendas. Llegando al umbral del

famoso restaurante «Jo Goldenberg», el taxista se paró. Salió primero

del coche, un hombre, unos cuarenta anos de edad, vistiendo un traje

negro con una corbata del mismo color.

El hombre, bien educado, mantenía la puerta abierta para dejar salir

a su hermosa, también vestido con un vestido largo negro. Su airosos

Lenin es solvente

Frederic Wittenberg

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cabellos cerradas que caían sobre sus hombros eran casi tan bonitos

que la cadena de oro que se deslizaba entra su pecho generoso

parecía ser la continuación de su pelo. Mentar sus delgadas piernas,

sus medias y sus zapatos de tacón golpeando el acera, provocaría un

aceleración cardíaca inútil y peligrosa!

La pareja se sentó a una mesa, reservada en antelación por el

caballero de la dicha; el señor Zlatopolski. Rápidamente, el camarero

dio las cartas; una, es muy conocido, sin presos, por la señora, otra,

para provocar sudores, al señor.

El señor Zlatopolski ordenó una «vodka doble» para su mismo, un

«Campari» para su mujer y pequeños tapas para desengañar el

hambre.

“¡Vaya surte!” dijo el señor Zlatopolski, a eso de las 21 horas,

se tocara música yiddish. Sonriendo, su mujer empezó buscar dentro

de su bolso, sus cerillas y sus cigarrillos, esos que se fuman con una

boquilla para evitar alterar sus dedos.

La ligera algarabía de los comensales animaba el restaurante. Los

vasos ya servidos, el señor probaba su vodka no sin haber portado el

vaso frío a la ventana de su nariz cerrando los ojos, probablemente

teniendo un cualquier sueño. Mientras que el señor bebía su licor,

las labras rojas pulposas de la señora besaron el cristal, lleno con

un zumo multicolor que le gustan ordenar a las mujeres. Bebiendo,

ambos se quedaron silenciosos.

Aunque el señor Zlatopolski era fiel, echar un ojo a la cadera guapa

de la nueva camarera no hubiera podido hacerlo fatal. Mal que bien,

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este comportamiento hacia sonreír a su mujer. Se recordaba que

veinte cinco años antes, después haber sido diplomado arquitecta,

fue trabajar a un kibutz en Israel, en cual encontró a su futuro marido,

que ya no estaba insensible a los escotes al pasar de las jóvenes

israelitas en el campo de bananas donde trabajaron juntos. «Ya ves, si

a este hombre lo hubiera oído yo, a los veinte años las cosas habrían

sido de otro modo» pensaba ella!

El señor Zlatopolski, Charles de su apellido, acaba terminar sus

estudias de Comercio en una prestigia escuela francesa, y porque

había prometido a su abnegada madre personarse a Israel para hacer

la mili por tres años como todo los Israelís, regresó al país de la leche

y de la miel. Charles, era devenido un Israelí, a los seis anos, siguiendo

a sus padres, una copia de emigrantes Rusa-Polaca. Después de la

mili, Charles había elegido un kibutz cerca del mar y no demasiado

alejado de Tel Aviv para visitar a sus padres y celebrar los fines de

semanas por allí en los bares de la «Ciudad Blanca».

Su desprendimiento por la lengua de Moliere durante sus estudias en

Francia le había acercado de Cécile Sagalak, la única joven francesa

que llegó al kibutz el mes siguiente.

Nada más después del verano, regresaron juntos a Francia y

mantuvieron una relación que fue seguido de un matrimonio religioso

en la sinagoga, exigido por los ambas madres.

Charles, ejecutivo en una empresa internacional se dedicaba ad

asuntos importantes y viajaba regularmente acompañada con una

secretaria lo que provocaba sospechadas y investigaciones regulares

por su mujer de los bolsillos se su mantel.

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Durante una ausencia de su marido, una vez que Cécile tuvo un

día de descanso, encontró una índole de papel sobre las baldas,

discretamente deslizado entre dos libros, escribiendo en letras

hebraicas. Tontamente, había pensado que debía de ser un documento

enviado por la embajada. Pero hubo algo que la sorprendió. Jamás,

su marido había escondido ningún documento o papeles oficiales en

casa; y por seguro, este papel no debía tener ninguna relación con su

trabajo.“¡A pesar de tener clientes hebraico hablantes!” pensó Cécile

quien, probando leer la carta, consigo entender algunas palabras,

direcciones, hoteles, fechas, lugar de reunión…

-Te apetece algo, mi amor?

La voz de Charles había despertado su esposa de sus pensadas.

-Tenga un «Plato de pescado gefilte” respondió Cécile? ?Y tu

cariño?!Chuletas de cordero lo imagino!

Charles sonriendo, ordenó los platos, y se giró silencioso hacia los

músicos que empezaron tocar canciones tradicionales rusas y yiddish.

Cécile ponía buena cara. Había vuelto a ver las imagines todo la

mañana en las cadenas de informaciones continúas. Los partes,

transmitidos fríamente por los teletipos eran alarmantes. También

los medios de comunicación se apresuraron difundir las fotografías y

las imágenes de la seguridad del hotel.

Entre algunos turistas, saliendo del ascensor en un hotel de Baréin

se divisaba un hombre llevando un bigote, una raqueta, y vestidos

de deportes, regresando a su habitación siguiendo otra «turista».

Se resulto que un hombre, arabo, fue encontrado muerte en su

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habitación, y las sospechas giraron rápidamente hacia los servicios

secretos Israelitas. En efecto, la víctima, un palestino, se encontraba

en Baréin para comprar armas.

Ningún de esos detalles le había alertado, pero este vientre abultado,

y luego la fotografía del pasaporte difundido por todos los medias

internacionales no daba ninguno dubio, «todo lo que dicen había sido

cierto y todavía mucho mas, cada día descubro algo nuevo, me quedo

mareada y digo qué es esto» pensaba ella.

Y esta vez, no se había equivocada. Asustada, había empezado hacer

la relación con el testigo de su amigo Belga, Laurent, vendedor de

cristales, que había visto a su marido en los barrios de Bruselas

cuando tenía que ser en Pekín. Charles a pesar de todo le había vuelto

un regalo, un camisón con impresos chinease!!!

Charles estaba jugando con la cucharilla, siguiendo el ritmo de la

música. A Cécile, le hacía placer ver a su marido aprovechar de su

pequeño hazaña. Ahora, Charles sabía que Cécile lo sabía y Cécile

sabía que Charles sabia que ella lo sabía. No hay que buscar cinco pies

al gato; por veinte cinco anos Charles consiguió esconder sus lazos

con los servicios secretos Israelíes.

Se pude decir poco con certeza. Se sabe sin embargo que los

atracadores eran profesionales, y que sin dudas, eran experimentos.

“¡Todo se andará!” pensaba Cécile mirando a su marido como si nada.

Por ahora, el violinista se había acercado a Charles y a su belleza y

empezó tocar una melodía suave. La luz de la pantalla dejó aparecer

las caras sonrientes, las miradas satisfechas que traducían una

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contagiosa sensación de alivio. Y enseguida, ¡la imaginación vuela ya

a otra parte!

Algunos accidentes aéreos a dirección de la República Islámica Irania,

misteriosos secuestros de ingenieros arabos en Bulgaria; Cécile

temblaba pensado en que su cariño haya acertado un tal acto.

Charles escudriño la mirada de su compañera, como si buscara

aprobación.

La braveza de su marido no sorprendió a Cécile, pero los medias

habían manifestado la emulación del lío provocado por el homicidio,

además, Cécile estaba asustada pensado en que el homicidio de la

desgracia victima acarrearía consecuentes y estaría seguramente

vengado un día o otra lo que podría comprometer sus próximas

vacaciones en Marrakech!

Charles susurró algunas bobadas a la ojea de Cécile que hizo lucir

sus bonitos ojos. Ahora las bebidas corrían con fruición y la música

estaba siempre tan melodiosa. Cécile, aún en sus sueños pensaba a

su marido disfrazado de deportista, ¡el que odio el deporte! ¿Quizás

el próximo paso sea fregar?

Charles continuaba aprovechar el vaso frío, cuyo las gotas de aguas

resbalan sobres sus dedos. Su mujer sabía que Charles no tenía nada

que decir al respecto de este viaje poco original. Charles intentaba

distanciarse. A Cécile, no le quitaba que su amor hubiera podido estar

agazapado y este continuaba asustarla.

“Acertaron huirse, tranquilamente, algunos, viajando a dirección de

Australia, otros a España, Francia... ¿Quizás, fueron juntos a tomar

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unos vinos en el aeropuerto, hicieron algunos comprados en el duty-

free y se despidieron?”

De repente, Cécile le pidió pagar y volver a casa cuanto antes. «Ya va

siendo» contestó Charles, después haberla confesado estar también

cansado. Cécile tomó su monedero, y sacó una polvera. Charles salió

su cartera de su chaqueta, y poniéndose a la camarera, le dio algunos

billetes, y le dijo quedarse con la vuelta. La joven empleada del

restaurante le contesto sonriendo, feliz de las propinas que Charles

acaba dejarla.

Después haber saludado los empleados y el dueño, la copia salió

del restaurante a mano izquierda, dirigiéndose hacia una carretera

bordeando el río Seina, conocido para estar un itinerario de

predilección para los amorosos. Caminando, travesaron un pequeño

parque donde a los niños le gusta disfrutarse jugando con el subibaja

y los columpios.

De pronto, esperando al pasando peatones que el semáforo se cambiase

de verde, Charles, miró a un hombre, marchando rápidamente, los

manos en los bolsillos. El hombre no estaba demasiado grande, y sin

pararse de mirarlo, Charles intentaba reconocer a esta enigmática

persona, la cual estaba viendo el bordillo de la acera.

¡Hombre! ¡Joaquín el Calorro! se exclamó Charles. A Cécile, le

agradaba ver a su marido, conmovido reconocer a un amigo. Charles

estaba a punto atravesar la calle, pero, un todo-terreno se hecho rodar

de modo que Charles no pudo pasar a pesar del cambio de color del

semáforo, favorable a los peatones. «¡Eso no me gusta nada!» pensó

Charles viendo el coche ir más despacio acercándose a Joaquín.

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Lo que aconteció entonces, recordó a los anos de la ley seca en los

Estadios Unidos… La ventanilla derecha se bajó, un brazo salió del

coche, revólver a mano. El ademan fue preciso, el ruido del despedido

breve y el proyectil salió bien alcanzando a su objetivo.

En cuanto Joaquín cayó a tierra, el coche aceleró y desapareció en los

lejos. Charles y Cécile corrieron hasta Joaquín, probando llamarlo y

controlar que sea todavía en vida.

Joaquín era perito en Inteligencia de señales, es decir que sabia

analizar informaciones, noticias, en lo relativo al terrorismo. Charles

quien tenía un apego fuerte para su amigo, intentó decir algunas

palabras en castellano. Los ojos de Joaquín, llenos de miedo y de

tristeza estaban saludando una última vez a su eternal hermano.

Cécile quiso tomarlo directamente a un hospital para huir el peligroso.

Charles, que tenía hábito de este tipo de situaciones, manifestó un

interés para los documentos encontrado en el bolsillo de Joaquín.

«Todo indica que Joaquín no estaba de vacaciones en París» pensó el.

Charles reparó en un billete, escrito a mano con tinta roja y leyó:

¡Lenin es solvente!

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- ¡Espartanos! ¿Cual es nuestro oficio?

- ¡¡¡Comer, comer, comer!!!

Alex se dio cuenta de que estaba a punto de ganar la discusión con

Anna. Se conocieron esta mañana en la estación de tren en Ryazan –

una ciudad rusa antigua y desconocida por la mayoría del mundo. La

minoría del mundo que conoce Ryazan es los rusos o los aficionados

de la historia del país.

Alex y Anna se conocieron no solo uno a otro pero también a doce

chicos y chicas de trece y catorce años. Sus empleadores les habían

obligado a organizar una excursión al campo y al museo para los niños.

Alex era periodista en un periódico local y también hacía

traducciones para una empresa de Moscú. Hace dos meses se

El día

Andrey Melnikov

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había mudado a un piso alquilado y poco a poco entendía qué

talentos de cocinar y de mantener el fuego de hogar tenía su madre.

La verdad es que el fuego de su nuevo hogar estaba a punto de apagar

en cualquier momento por suciedad y porque Alex era incapaz de

cocinar algo más que un huevo escalfado. Pero en este momento no

quería pensar ni de su casa, ni de hogar, ni siquera de fuego.

Alex trataba de calcular el numero del visto por el que se había

enamorado de Anna. Estaba claro que no había sido el primero.

Eligiendo entre el segundo y el tercero Alex se inclinaba al segundo.

Nunca se le daba bien describir la belleza de de las mujeres y por eso

definió Ana como una chica morena, delgada, guapa y con los ojos

magnéticos. Sabía que ella tenía entre 22 y 25 años y trabajaba como

una secretaria.

Después de subir el tren Alex se dio cuenta de que pensar en la mujer

de su vida no era el mejor medio de controlar los jóvenes que querían

causar impresión a las chicas. Al ocupar los sitios tardó dos minutos

para que los chicos encontraron su primera víctima: un abuelo que

estaba sentado por delante y llevaba una gorra muy grande. Alex

pensó que con esta gorra el abuelo habría podido luchar contra Hitler

o, incluso, Napoleon.

Dos chicos más valientes sacaron los bolis modificados y empezaron

a escupir con las trizas de papel masticado a través de los tubos de

los bolis. Evidentamente habían practicado mucho porque todas

las balas acertaron en la gorra. Resultó que el abuelo había perdido

todas las prácticas de las guerras contra Napoleon y Hitler. En lugar

de caerse abajo del banco y sacar una granada de mano él giró la

cabeza y dos balas acertaron en su cara. Y luego los francotiradores

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de la Guardia Vieja de Napoleon mostraron, como hubiera escrito

Jack London, la superación de juventud sobre vejez: los chicos se

cayeron abajo del banco y se arrastraron hacía la salida del vagón.

Pero cinco segundas más tarde Alex fue la única persona que podía

salvar la juventud de la ira de vejez. Él lo hizo. Mientras explicando

al abuelo lo que podía explicar, Alex pensó que él quería hacer para

Anna lo mismo que los francotiradores ya habían hecho para las

chicas jóvenes. Pero en otra manera. Encontró la manera fácilmente.

- ¡Robin Hood y Wilhelm Tell! ¡Estáis detenido! ¡Seréis

ahorcados por la madrugada! ¡No tenéis ninguna palabra ultima

porque su culpa está evidente! - dijo en la voz alta y miró a Anna de

reojo.

Ella estaba sonriendo. La ola de calor llenó el corazón de Alex, pero se

rompió chocando con la nueva muestra del poder de juventud. Otro

joven, que no quería perder la batalla por la atención de las chicas,

desencadenó la guerra de las vistas contra el perro del abuelo. No se

sabe quien ganó la guerra pero el perro comenzó a ladrar de un modo

atronador y saltó a todo lo largo de trailla.

- Me parece que eres incapaz de controlarlos. - dijo Anna con

una sonrisa por la que Alex completamente perdió la cabeza.

- ¡Solo guillotinas salvarán La República! - el contestó y dio al

domador de perros un golpe ligero con una raqueta. “Donde ella va a

jugar al tenis?” - pensó Alex.

Finalmente el tren llegó al pueblo Konstantinovo donde había nacido

Sergei Yesenin. Los aficionados de la cultura rusa conocen a este

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poeta del “Siglo de plata” de poesía rusa. Los otros tienen la privilegio

de olvidar su nombre.

La guarnición de los jóvenes fue concentrado cerca de un parque.

Anna dijo que tenían que ir al museo de Yesenin, pero Alex tenía

mucha hambre. Y tenía un plan.

- ¡Otra vez! ¿Cual es nuestro oficio?

- ¡¡¡Comer, comer comer!!!

Alex se dio cuenta de que ganó la discusión con Anna. Saber la

historia de antigüedad es bueno, pero ver las películas de Hollywood

es, incluso, mejor.

Después de comer los bocadillos de casa todos se pusieron de buen

humor y en el museo los chicos estaban tranquilos porque sus

estómagos digerían la comida. Para Anna no había más remedio que

confesar que la idea de comer había sido genial.

Lo único que aniebló la excursión fue revelación del domador de

perros.

-Una amiga de mi madre me dijo que en el pueblo vive una abuela

que de joven fue la amante de Yesenin. - el dijo.

Todos los chicos se pusieron a reírse y la guía se puso roja como si

fuera ella quien había sido amante de Yesenin.

-Nos vamos. - intervinió Anna. El grupo estaba en la ultima

habitación del museo que hace cien años había sido la casa de

Yesenin. La decisión de terminar la excursión parecía a Anna muy

lógico.

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- Quieres encontrar esta abuela y preguntarle algo sobre

Yesenin? - mientras diciendo esto Alex ya sabía que estaba cometiendo

error.

- Callate. A veces te comportas como un imbécil. ¿A que te

dedicas?

- Soy arquitecto.

- ¿Verdad?

- No. Como soy imbécil, siempre quería decir que soy arquitecto

a un otro imbécil cuando me ingresaran. Ahora te lo digo a ti.

- ¿Te he dicho que te callaras? ¡Pues no! Cuentame algo de la

vida de imbéciles.

Estaban caminando al lugar para tiendas de campaña y Alex

rápidamente gastó la existencia de chistes como “¿Sabes que había

un italiano que nadaba tan bueno que le ofrecieron el trabajo de

policía de tráfico en Venecia?” o “Había un escocés que siempre se

curaba por prontuario de medicina. Y un día murió de una errata”.

Luego empezó a hablar de aventuras y experiencias que había tenido

con su mejor amigo: “Tenía yo veinte años y quemábamos horas

averiguando las más elementales posturas de beber leyendo”. Más

tarde contó la historia triste de desamor de su compañero y de como

él había vencido la depresión: “Pero ocurrió que la lectura pareció

despertarle a la vida, y renació en él aquel vigor que, a decir verdad,

nunca había decaído demasiado”.

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Al final llegaron al lugar de campamento donde se encontraban el

campo, el bosque y el río. Alex no necesitaba seguir contando tonterías

porque tuvieron que montar tiendas de campaña. Al montarlas los

chicos ya entendieron la diferencia entre los jóvenes imberbes y el

hombre que tenía experiencia, tranquilidad y seguridad de si mismo.

Empezaron a pegar fuego para cocinar y en este momento ocurrió

lo que, como se dice, completamente cambió el cauce de la vida de

los protagonistas. Los chicos se pusieron a jugar a los indianos y los

cowboys. Después de tiroteo, en el que las armas de fuego de los

cowboys ganaron a los arcos y las flechas indianos, las indígenas de

America del Norte utilizaron uno de sus estratagemas favoridas y

incendiaron la pradera.

La velocidad de propagación del fuego mostró que los indianos eran

guerreros expertos. Alex actuó rápido y duro. Formó la linea de los

chicos desde el río hasta el foco del fuego. Él llenaba cubo con agua

y lo pasaba al chico siguiente. En fin de la linea Anna tiraba agua al

fuego. El cubo movía a la velocidad del sonido y el fuego no llegó

al bosque. Tardaron cinco minutos en salvar la naturaleza pero a los

todos los parecieron cinco horas.

Comieron en silencio y los chicos se pusieron a dormir sin las bromas

que son imprescindibles para los jóvenes que duermen juntos en el

campo.

Veinte minutos más tarde Anna y Alex estaban sentando en la orilla

del río.

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- ¿Estas cansada? ¿Quieres irte a dormir?

- No, no, estoy bien.

- Entonces ven aquí, - dijo Alex abrazándola.

- ¿Pues puedo elegir entre irme a dormir y esto?

- La verdad es que ahora no puedes elegir.

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Cuando el avión salió de Pekín rumbo a Madrid, Tang Tang no pudo

controlarse y empezó a llorar como una nena. Desde que recibió la

noticia fúnebre de Diego, pasó tres días sin comer ni dormir. El billete

lo sacó a primera hora, pero tuvo que esperar el visado. Ahora, todo

estaba listo, pero, Diego se había ido.

Conoció a Diego hacía un año cuando viajó por primera vez a Madrid

por una beca de seis meses. Estudiaba la literatura española en una

universidad no muy grande, pero, hermosa, con numerosos árboles y

plantas como si fuera un parque. Le gustaba pasear por los caminitos

y sentarse en un banco leyendo ó escuchando los cantos de los

pájaros. Nunca había esperado lo que le pasó con Diego aquella tarde

del sábado.

Diego, ya vengo

Du Jianhua

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La lluvia cayó tan repentina y fuertemente que la dejó todo mojada.

Corría rápidamente hacia el dormitorio cuando chocó con Diego,

mojado y sentado en una silla de ruedas, tratando de tapar algo con

su impermeable. “Discúlpeme, señorita, ¿le he lastimado?” “No,

no, tranquilo.” “Es que ... temo que mi libro y mi raqueta se mojen.”

Murmuraba él. Ella miró al cielo y se reía, “Ha parado la lluvia gracias

a Dios.” Él también se reía como un chico. “¿Cómo te llamas?”“Tang

Tang, ¿y tú?” “Diego.”

Dos días después, se encontraron nuevamente. “¿Qué estás

leyendo?” preguntó ella. “Don Quijote.” “¿Te gusta la literatura?” le

preguntó con gran sorpresa. “Sí, muchísimo. Cuando estudiaba en la

universidad, tenía yo veinte años y quemábamos horas averiguando

las más elementales posturas de beber leyendo. Mi padre es

arquitecto y quería que yo estudiara la arquitectura, pero, me fascina

la literatura y por fin la elegí.” Tang Tang lo escuchaba silenciosamente

sin querer interrumpirlo. “Pero, en mi vida hay otra cosa que también

me fascina: tenis. Empecé a jugar a los 15 años y participé todos los

años a los campeonatos de la universidad. Pero, faltaban dos meses

para graduarme, tuve un accidente, que me dejó paralizado. No volví

más al campo de tenis, pero, la raqueta siempre está conmigo. ”

Aquella noche, Tang Tang se desveló. Era cierto que a Diego le había

pasado lo más desgraciado en la vida, pero ocurrió que la lectura

pareció despertarle a la vida, y renació en él aquel vigor que, a decir

verdad, nunca había decaído demasiado. Un nuevo Diego, firme,

fuerte e indomable apareció en el fondo de su alma. Se sentía cada

vez más cerca de él.

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Los seis meses pasaron muy rápido. Tang Tang había terminado sus

estudios y tendría que volver a Pekín. Pero, tenía algo que no pudo

dejar: Diego.

Se encontraron otra vez, quizás la última vez antes de su salida.

Silencio. Ni los cantos de los pájaros. Diego sacó algo de su bolso, “Un

recuerdo para tí.” Tang Tang lo abrió: un ejemplar de“Don Quijote”

y una raqueta. “Diego, no te olvidaré nunca. Algún día volveré y no

me separaré más de tí.” Diciéndolo, Tang Tang no pudo controlarse y

empezó a llorar como la lluvia del día de su primer encuentro.

No recordaba cuántos correos había mandado a Diego después de

su vuelta a Pekín, pero, sí se acordaba de él todos los días y todas las

noches. Había quedado con Diego en que volvería a verle tan pronto

cuando terminara su tesis. Faltaba sólo un mes.

“Diego, ¿por qué no me esperabas?”

“Diego, ¿por qué te fuiste solo?”

“Diego, ya vengo con tu raqueta y tu favorito Don Quijote.”

Diego ...

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Al Amor que me enseñó a amar.

Capítulo I “Linda”.

Y me volvió a besar, y salimos a dar un paseo debajo de la nieve,

debajo de la nieve de noviembre...

“¡Hola corazón! ¿Cómo estás? Me fui de Rusia pensando en

ti, pasé muy bien la última tarde contigo. ¿Estás por retornar a tu

ciudad? <...>”

¡Que tarde tan linda! (sin saber en aquel día que significaba esa

palabra). Algo llena de pereza, de ese calor suave que da el sol de

julio, llena de tranquilidad y de magia de este parque... Aquella tarde

la quise guardar en mi corazón para toda la vida, la quise olvidar cien

mil veces, quería imaginar que todo sólo fue un hermoso sueño, y

El Arte de Amar

Taísiya A. Shirobókova

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que no me trajera ilusiones para que pudiera seguir mi camino sin

él, sin su imagen, sin la firma de sus besos en mis labios. Pero... pero

nada pude hacer. Y ahora, ya al pasar unos años, se lo agradezco a mi

Destino por todo lo que haya pasado.

Era entonces una niña, como a él le gustaba llamarme referiéndose a

mi “inmadurez”. Pero los niños son esas personas con las almas puras

que saben enamorarse verdaderamente.

Estábamos tomando este calor suave del sol de la tarde cuando

vi a aquel chico que estaba a la derecha. Tenía yo veinte años y

quemábamos horas averiguando las más elementales posturas de

beber leyendo, quizás, leyendo nuestros pensamientos. Me moví y

dentro de un momento oí su voz por primera vez:

- Hola, ¿italiana?

- No, soy de aqui, de Rusia.

- Y, ¿hablas español?

- Sí, un poco.

- Ah, eso, “un poquito”, - se sonrió.

Llevaba cuatro meses estudiando español y lo seguía aprendiendo

por mi cuenta.

- ¿Cómo te llamas?

- Taia, ¿y tú?

- Pablo.

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- Encantada.

- Igualmente, mucho gusto.

Enseguida me olvidé de un montón de las palabras aprendidas y le

pregunté:

- ¿Cuál es tu patria? (en vez de preguntarle de dónde era).

Y de nuevo se sonrió suavemente, pero sin reírse de mi.

- Soy de Uruguay, de Montevideo.

- ¡Ah! Vaya, tan lejos, y, ¿qué haces aquí?

- Estoy viajando. Vine para ver la arquitectura rusa, soy

arquitecto.

- Eres muy linda.

- ¿Qué?

- Que eres muy linda.

- ¿Linda?

- Sí. Linda es lo mismo que bonita, hermosa.

- Ah, gracias.

- Es verdad. Y tú, ¿qué haces? ¿de dónde eres?

- Soy de una pequeña región que se encuentra casi en el

centro del país (luego él llamaráa mi pequeña Patria: El corazón de

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Rusia) , bastante lejos de aquí, se llama Udmurtiya. Soy estudiante de

la facultad de Bellas Artes, seré diseñadora de publicidad.

- Ah, ¡qué casualidad! Somos los dos interesados en el arte.

Hablaba con un acento que me costaba mucho entender, pero tan

suave que enseguida me enamoré de su voz. Y todo empezó así.

Varias veces volví a aquel lugar, a aquel parque, para buscar sus

huellas, para sentir de nuevo aquella sensación que nació en mi

corazón aquel día. Pero ya no estaba. Todo lo mismo, pero lleno del

ruido de las calles, de otra gente, de otro aire. ¡Ay! Como quisiera que

volviese alguna vez para buscarme y para poder vernos aunque fuera

por un solo segundo. Pero el tiempo pasaba y él no aparecía.

Aquel lugar, aquel santo lugar de mi corazón dedicado a aquel hombre

que siempre será guardado por mi alma como una obra del arte llena

de colores de verano, llena del aroma de la tarde, llena de la música

de su voz. No quiero que se cambie. Así lo voy a recordar.

Capítulo II “Inolvidable”.

Me contaba cosas, pero aquella vez entendía muy poco, y, lo que me

sorprendía es que sentía un suave fuego en mi corazón, me gustaba

oír su voz. Paramos en un lugar muy bonito, sobre un puente, y me

dijo: “Que romántica es esta tarde, ¿verdad?”

Me acompañó hasta la residencia de estudiantes y nos dejamos

nuestros contactos. Aquella tarjeta la guardo como un gran tesoro,

es todo lo que me quedó de él. Me escribió su primer apellido, era

Saavedra, y yo pregunté si era uno de los parientes del famoso escritor

y de nuevo se sonrío con su sonrisa soleada.

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- Bueno, Linda, ya pronto sale mi tren para Moscú, ¿me

acompañas un poco?

- Sí, vamos.

Ya estábamos cerca del parque cuando me tomó de la mano y la

aprietó suavemente, con esa suavidad que hay en la caliente sangre

latina. Ya no me acuerdo que me seguía diciendo, sólo dentro de

un momento sentí su beso que casi me hizo desmayar, tan lindo,

profundo, inolvidable, inmenso, el que me gustaba volver a tener en

mis labios, el que no me cansaba recibir, el que me gustaba tener de

postre, el que para mi era la declaración de su amor, la firma de su

amor, el que después seguiré buscando sin poder encontrarlo en otras

bocas. Con sus besos él me sabía acariciar el alma. Era momento para

sentirme feliz. Y lo era. Y lo soy. Y lo seremos. Aquella misma tarde su

tren salió para Moscú.

Capítulo III “Uruguay”.

Luego volvió a Montevideo para terminar su carrera y al obtener el

diploma volver a Europa. Ahora estaba un poco más lejos y un poco

más cerca. Me acuerdo de sus dibujos de la catedral de San Isaak, los

que él me enseño aquella linda tarde.

Dentro de un tiempo se graduó y volvió a Mallorca. Y se hizo arquitecto.

Bueno, en él mi sueño de ser arquitecta se convirtió en la realidad.

Capítulo IV “Moscú”.

Sí, y ahora yo también estoy aquí, en esta bella ciudad. Estoy paseando

y ya totalmente conjelada, no siento ya ni mis manos, pero que vista

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se abre, todo está iluminado: la estrella roja sobre la torre Spasskaya,

aquí en La Plaza Roja puedo sentir la grandeza de mi Patria, de mi

gran Rusia.

Hace viento, pero eso no me molesta, aunque ya voy sin rumba, sola,

entre tanta gente, sola…

Y de repente vuelvo a sentir el calor de su mano: grande, fuerte, suave,

la que toma la mía, aquí, en este frío, cuando más lo necesito. Y me

quita el abrigo, miro para atras y veo la columna de Alejandro, ¡Dios

mío!¡Estamos en la Plaza de los Palacios! Sí, sí, aquí, y hace más de

treinta grados de calor. ¡Qué suerte! Vino en aquel momento cuando

más lo necesitaba. Y me ha vuelto a besar, con esta suave humedad

que pertenece solo a él y dijo: hola.

Capítulo V “No sé”.

No sé, ni podré saber si dejé alguna huella en su vida, fuera la firma de

un beso o un recuerdo de un país lejano. Viví tantos momentos con

él, felices y tristes, pero igual llenos de amor. Él me sabía cautivar. Y

yo no me puedo responder porque todo resultó así: éramos siempre

como dos jugadores con raquetas, nos escribíamos y enviábamos los

señales del amor, cada uno con su raqueta que con su red cautivaba

al otro y, como tenía un marco, una cosa la que yo considero que a

veces no nos permite hacer algo, no permitió realizarse en la vida a lo

más lindo que vivía en nosotros.

No sé si algún día volveré a sentir lo mismo por otro hombre. Quizás.

Lo quiero mucho. Y siempre lo seguiré queriendo. Así es el amor, que

sólo pasa una vez por la vida. Los demás son sólo las cosas parecidas,

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las aventuras que busco, pues, no sé, por varias razones: pasar el

tiempo libre o intentar encontrar un nuevo amor.

Dudo que lo vuelva a ver. Está muy lejos. En unos momentos pienso si

me necesitara a su lado, ya me lo avisaría, mañana mismo yo dejaría

todo aquí e iría a verlo, aunque para una semana, aunque ya casado,

aunque, quizás, ya casada yo.

Su imagen para siempre se grabó en mi pensamiento, en mi corazón,

en mi vida. Si hoy supiera que mañana lo volvería a ver, me sentiría

la más feliz. Y cuando vuelvo a pensar en él, los latidos de mi corazón

me dicen que lo sigo amando. Todo lo que dicen había sido cierto

y todavía mucho más, cada día descubro algo nuevo, me quedo

mareada y digo qué es esto, y me respondo que todo esto es El Arte

de Amar.

“…Te quiero, amor, te mando tres besos, dos para tus mejillas y

uno para tus labios. Cuídate mucho. Mi amor, te acompañaré en toda

la vida. Adiós.”

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¡No sé que bicho me haya picado para pedir esto!

Soy un tío raro, no me gusta preguntar. Si me pierdo no voy a pedir

ayuda, prefiero comprar una camiseta que tiene un dibujo de mapa.

Si no entiendo lo que me dice “El”, no pido que me lo repita pero

me quedo sin dormir tres noches. En una cena romántica dedico

más tiempo a estudiar la etiqueta de la botella de vino que a contar

cuentos chinos. No he tenido muchas novias.

Pero tengo mucho éxito en mi trabajo. No tengo que hablar. Un curro

totalmente desconocido y oculto. No es ilegal pero no es tampoco

una cosa que se habla abiertamente.

Yo soy un hombre en la sombra. ¡Yo soy el negro de un arquitecto !

Quiere decir que cuando «El», participa en un concurso de arquitectura,

El hilo de la Cometa

Dominique Montagnon

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yo empiezo antes, buscando ideas y dibujando. Todo lo que se ve,

las entrevistas y las discusiones con la gente lo lleva «El». Por mi

parte yo estudio los lugares : mirando a la gente y leyendo la historia

local. Yo busco un sentido a lo que me pide. Aunque soy tímido puedo

decir que no solamente trato de responder a lo que quiere un cliente,

yo busco también el alma del lugar. Pocos lo saben, «El» tampoco.

El día que me pico el bicho, el día que cambio mi vida, yo estaba

en Beijing. Una ciudad que conozco bastante bien. Como «El», el

arquitecto, tiene una fama mundial, - disculpe no puedo decir su

nombre- yo tengo que viajar mucho. El ha hecho dos gran edificios en

Beijing. Todos con muchos ruidos y controversias.

El nuevo concurso de arquitectura fue para la construcción de un

gran Mall, - esta palabra inglesa me parece perfecta para definir un

centro comercial: un gran Mal de nuestro tiempo- . Este Mall tenia

que estar subterráneo, debajo del segundo anillo para unir por el

Sur el Templo de los Lamas y por el Norte el Parque Ditan. La idea y la

plata venían de un grupo bancario de Hong-Kong. El ayuntamiento de

Beijing podría dar su autorización si el proyecto incluya también las

salidas de metro y un parking gigante para 10.000 coches.

Tengo que hacer lo que me pide. Entonces empezaba el estudio.

La gente del barrio estaba acostumbrada a ver mi cara sin sabor. Yo

pasaba mis días caminando al lado del segundo anillo, paseando en el

parque Ditan, mirando a los elegantes arboles que se destacan sobre

el fondo de las paredes rojas. Normalmente yo estaba afuera toda

la mañana y dedicaba la tarde para hacer dibujos en mi habitación

de hotel con vista fantástica sobre el tercero anillo. Por la mañana

me gustaba ver la gente haciendo ejercicio. Especialmente los chinos

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que jugaban al bádminton al lado de la puerta Este del Parque Ditan.

Antes de las 9 me gustaba quedarme media hora de pie para seguir

una partida. Después entraba en el parque, esperando encontrar la

idea para salir de manera honorable de un proyecto que quisiera que

escaleras automáticas entran directamente en los templos.

¡No sé que bicho me haya picado este día pero pregunto algo!

“¿Puedo jugar con vosotros?» Pregunto en mi idioma

probablemente para que mi pregunta se pierde.

Pero no es lo que ocurrió. Un chino muy amable me respondo un DUI

muy claro y me dio su raqueta.

-«Deng yi xia».

Claro que tenia que esperar un poquito que se termine la partida.

Había olvidado que una raqueta de bádminton es tan ligera. La

cabeza ovalada de la raqueta me llamaba mucha la atención. ¡Que

forma interesante! ¿Una cara? ¿Un campo? ¿Una ventana? ¿La zona

del proyecto podría ser un gran ovalo? ¿Cada hueco de la red une

división del espacio? Yo me puse a imaginar cada orificio del cordaje

como una tienda llena de vida. Yo tuve de súbito la certitud que esta

raqueta me podría dar la llave para ganar el concurso de arquitectura.

Sin darme cuenta yo seguí mi paseo con la raqueta en frente de

mi, un poco como un navegante y su sextante. Entre en el parque

Ditan, detrás de la red de la raqueta todo parecía muy diferente. ¡Me

emocione, me sentía como un pirata cerca del tesoro! Yo puse la

raqueta mas cerca de mi cara como un espejo. ¡Yo vi mas cosas, pero

no alderredor, yo me vi!

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Cada cuadro vacío se animo mas, cada uno con su pequeña escena,

yo me vi, en dos en tres, en una linea completa, en una columna

completa En cada cuadro, apareció una escena miniatura muy precisa

de mi vida:

• Yo me vi con “El”, en un café de Paris cerca de la universidad. Tenia yo

veinte años y quemábamos horas averiguando las mas elementales

posturas de beber leyendo.

• Yo me vi mirando a Gabriela riendo con mi mejor amigo en un bar

de Santiago. Todos se reían de mi esa noche.

• Yo me vi peleando con mi hermanos. Ellos me gritaban . “gordo,

tonto, loco, te van a poner los cuernos”. Pero que decir, todo lo que

dicen había sido cierto y todavía mucho mas, cada día descubro algo

nuevo, me quedo mareada y digo que es esto. Si mareada, lo escribo

de propósito porque no sabe bien quien yo estaba.

Y también vi otras escenas que no habían llegadas todavía:

Yo solo mirando una película en un teatro gigante donde estaba “El”

sobre la pantalla.

Yo solo bajando de un bus para ir en una calle oscura y estrecha

Yo solo haciendo un fuego de todos mi dibujos sobre una playa

desconocida

Yo solo comiendo pato laqueado en un restaurante de lujo

Yo solo hablando con mi mismo

Yo solo durmiendo

Yo solo muerto

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¡No sé que bicho me haya picado...me puso loco ! No fue de

acuerdo con mi futuro. La raqueta tan ligera que tenia en cada de su

hueco el esencial de mi vida me parecía un instrumento del diablo.

Con toda mi fuerza yo tire la raqueta sobre la pared roja del parque.

Ella exploto en un segundo pero el cordaje se desarrollo en un hilo

blanco único como una pelota. Un tío chino le recorrió y le uso para

su cometa de papel. Una cometa roja en forma de mariposa.

Con una ola de viento, el hilo y la cometa se fueron elegantemente

en el cielo.

Me quedo mirando el hilo que cuadraba mi vida

Me quedo aquí con todos los tíos volando cometas

Me quedo sin memoria olvidando todo incluso el arquitecto

Me quedo maravillado; ligero, libre sin pasado sin futuro

Me quedo con los ojos mirando al cielo

Me quedo sin mi papel de doble

Me quedo en silencio

Me quedo sin punto

Me quedo contento

Me quedo nuevo

Me quedo yo

Voy a volar cometas.

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Érase una vez un chico que nunca tuvo suerte o, como dicen en estos

casos, no nació con estrella sino estrellado. Todos los profesores

en la escuela y después en la universidad le tenían manía, no tenía

amigos porque todo el mundo le consideraba un autentico gafe. La

única cosa que le salía bien era jugar al tenis: ganó una raqueta de

oro como mejor jugador juvenil. En aquella época cada mañana se

levantaba muy temprano y jugaba en un parque al lado de su casa.

Era un parque precioso, con estatuas fantásticas de animales salvajes,

inspirados en los cuentos de hadas.

El chico tenía un sueño: quería ser un arquitecto muy famoso, le

gustaba pensar en cómo sería un mundo ideal, cómo convertir las

cosas cotidianas en obras de arte moderno. También estaba colado

por la chica más guapa de toda la clase, pero ella siempre le daba

calabazas y la última vez que le invitó a una cita, le dio plantón.

Hay que dormir más

Polina Butovskaya

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Entonces, un día soleado de mayo, cuando iba a regañadientes a la

escuela, se encontró una botella vacía de cristal verde. Era una botella

muy antigua, de los tiempos de Maricastaña, pero muy sospechosa,

algo dentro de sí le decía que tenía que abrirla. Así lo hizo y en ese

mismo momento se sintió una onda sonora y luminosa y se le apareció

un geniecillo, bueno, no exactamente un geniecillo, sino un individuo

de un vistoso color azul, cuadrado como un armario de dos cuerpos y

bíceps de gorila. En otras palabras: un auténtico cachas.

-¿Qué quisiera, mi patrón? Todos sus deseos serán cumplidos

en un santiamén

El chico se cortó un mogollón, todo eso ocurrió tan rápido que no

tuvo tiempo ni de pensar...

“Estaré soñando” pensó el chico. “Bueno, hay que aprovecharse

de la suerte que tienes, estas cosas no pasan todos los días”.

-Pues sinceramente, soy novato en estas cosas de los deseos,

¿sería usted tan amable de explicarme cuáles son los límites de sus

poderes mágicos?

-Puede pedir tres deseos pero la única cosa donde no puedo

ayudar es en los asuntos del corazón, porque esas cosas no se

compran. Y tienes que ofrecerme algo como garantía, la cosa que

aprecias más en tu vida. Pero debe ser una cosa que ganaste con tus

propios esfuerzos.

Y Ferràn- que así se llamaba nuestro protagonista- le dio su raqueta

de oro.

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Tras pensarlo, decidió cumplir el sueño de toda su vida, convertirse

en el arquitecto más famoso del mundo. Dijo esto y cerró los ojos.

Cuando se despertó, se dio cuenta de que ya era mayor, tenía como

30 años y se encontraba en una casa enorme con puertas de madera

y cristal y ventanas abiertas de par en par.

Salió a la calle y vio una plaza llena de gente gritando su nombre y

celebrando su éxito a bombo y platillo, agitando periódicos en las

manos. Al volver a casa sonó el teléfono

- Hola, soy Beatriz, ¿puedo hablar con Ferràn?

En este momento sintió tal nudo en la garganta, que no le salían las

palabras adecuadas.

-Pues soy yo ¿en qué podría servirle?

-¿No te acuerdas de mi? Soy Beatriz, la chica de tu colegio, la

que siempre te daba largas, me encantaría verte este sábado, ¿te

parece?

“Qué raro: nunca me hacía caso y de repente este cambio tan

súbito de actitud, aquí hay gato encerrado”, pensó nuestro arquitecto.

Claro, estaba enamorado de ella, le volvía loco y esas cosas, pero no

podía dejar de pensar que le deseaba por puro interés. Cuando era

pobre como una rata y estaba sin blanca y sin respeto no quería saber

nada de él y ahora ¿qué? ¿Ya se había convertido en el hombre de su

vida? ¡Menuda chorrada! Pero... por otro lado... Beatriz... ¡Era Beatriz...!

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Como suele suceder en estos casos, acudió a la cita. Y a aquélla siguió

otra, y otra, y otra... Algo más tarde ella le persuadió para que se

fueran a vivir juntos. Dos meses y unas diez mil broncas más tarde la

cosa había degenerado tanto que la bronca diez mil uno poco podía

ya aportar al mutuo desasosiego.

Al final resultó que el geniecillo de ciento veinte kilos le había hecho

un flaco servicio: acabaron como el rosario de la aurora porque Ferràn

se dio cuenta que la chica estaba con él sólo por su fama y su dinero;

además, se le pegó como una lapa, y cuando se peleaban le llamaba

cada dos por tres y quería que empezaran de cero.

Pero nuestro protagonista se dio cuenta de que antes de pedir algo

tienes que pensar si lo necesitas de verdad, y si no es algo que podrías

conseguir con tu propio trabajo y esfuerzo. Esto le pasó por querer

que alguien cumpliera su deseo sin esfuerzo ninguno por su parte,

por desear algo que hubiera podido conseguir valiéndose de su propia

voluntad y su propio talento. Sólo le consolaba el pensamiento de

que, si bien hay cosas en la vida que no puedes cambiar, en ocasiones

son los eventos del pasado los que pueden alterar nuestro modo de

pensar. En otras palabras, que no hay mal que por bien no venga.

Pasaron cinco años y un día, paseando por el parque cerca de su

primer colegio se encontró con su maestro, que siempre le ponía

malas notas.

-¡Anda! ¡Cuántos años, Ferrán! Has cambiado un montón,

¿sabes? Quería decirte una cosa: pienso que tú eras mi alumno más

listo, creo que tu potencial es enorme, pero deberías leer más.

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“Ya ves, si a este hombre lo hubiera escuchado yo a los veinte

años, las cosas habrían sido de otro modo”, pensó nuestro chico.

Resultó que su ex-profesor era, en realidad, el mágico maromo azul

disfrazado, que le ofreció volver atrás en el tiempo.

- Si quieres hacerlo, no tienes más que pedirme que te devuelva

lo que en su día ganaste con tu propio talento y que yo he conservado

durante todos estos años. ¿Quieres regresar al punto en que nos

encontramos?, dijo el geniecillo.

Sinceramente, ignoro cuál fue su decisión, pero lo cierto es que

empezó a leer muchos libros, y ocurrió que la lectura pareció

despertarle a la vida, y renació en él aquel vigor que, a decir verdad,

nunca había decaído demasiado.

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No es posible, dijo Lina, cuando abrió la puerta de su piso.

Los muebles, las fotos habían desaparecido. Quedaban unos cojines

en desorden y una vieja pintura de flores. Durante su ausencia, su

marido se lo había llevado todo.

- Habría podido pensarlo -murmuró. -Ya hacía meses que

discusiones y desacuerdos se venían sucediendo, pero no podía

imaginarme que reaccionaría tan radicalmente. No, nunca hubo

violencia física, ningún golpe, ningún vaso tirado al suelo. Sólo

palabras duras e inclementes de un lado de la mesa al otro, de la

cocina al cuarto de estar.

La circunferencia de la raqueta en la pared marcaba la ausencia del

objeto. Su marido sabía que la hería dolorosamente quitando el

recuerdo du su madre fallecida, que tanto echaba de menos.

¡Descubre!

Bernadette Verbeke

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Lina encontró dos latas de sardinas. Miraba alrededor. Nada más. Sí

un cacto, del cual no se acordaba cuándo lo había regado por última

vez.

Salió y deambuló por la calle, la mirada perdida. La tristeza y la

incomprensión le impidieron llorar. Ni siquiera niños piando como

gorriones la despertaron de su somnolencia. Faltó poco para que un

coche la atropellara. Este acontecimiento la hizo volver a la realidad.

Cansada, se sentó en un banco del parque urbano en el que había

una fuente, cerezos japoneses y flores primaverales. Una cigüeña

proclamaba a su paso que había llegado el fin del invierno. Unos

niños jugaban al pillapilla, otros al fútbol.

De repente una pelota chocó contra la pierna de Lina. En un reflejo

ella la devolvió. El ánimo por defender el honor de los colores valoró

el acto automático de Lina y la involucró, a pesar suyo, en un grupo.

La vegetación esperaba sol, luz y calor para abandonar su cáscara

invernal.

- Yo también -soñaba Lina-, tengo que salir de mi invierno.

Un bocadillo y una tónica le dieron las fuerzas para regresar al piso.

Sentada en un alfeizar, recordaba la felicidad de su nido familiar, la

alegría de sus compañeras de clase, la libertad como un pez en el agua

en el club de natación. Los recuerdos la acariciaban calurosamente,

procurándole un bienestar que la sorprendía.

- Hace mucho tiempo que no vivía tales emociones, -dijo.

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Los cojines como simulacro de colchón evitaban el contacto duro

y frío con el suelo. Se adurmeció. Soñaba que alguien la obligaba a

comprar un abrelatas para liberar las sardinas enlatadas. Y así fue:

las sardinas se escaparon y realizaron su vida en el agua.

Al despuntar la aurora Lina se despertó y pensó:

- El sueño es un arquitecto que me estimula a liberarme de

opresiones para crear mi vida y realizar capacidades aún no brotadas.

Partículas de polvo del piso subían y bajaban en el primer rayo de luz.

La iluminación matinal dio más brillo al bodegón floral. El cacto no

había cambiado, por lo menos a simple vista. Le parecía a Lina que

el pescador de la lata de sardinas le hacía un guiño de complicidad.

- Buen día hoy, ¿no? -le contestó instintivamente Lina. El

pescador no replicó.

- No tengo qué desayunar. Tomaré un café abajo en el bar,

-continuó ella.

Dio la vuelta por el parque. El banco del día anterior la esperaba. El

amarillo optimista de los narcisos, las nubes rosadas de los cerezos

japoneses, el verde frágil de los tilos acogían a Lina en una manta

de tallos y ramas. Una brisa suave mecía la cuna vegetal. Lina se dio

cuenta de que recuperaba un poco su ánimo. Canturreó. Su «¡Hola!»

hizo eco al «¡Hola!» de un anciano que se paseaba con su perro. Poco

después se marchó.

Entró en un bar en el que la radio y un canario se disputaban la

supremacía sonora. Lina pidió un refresco. El dueño fregaba los

platitos de tapas. Respondió a un cliente:

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- ¿Qué dices? ¿Todavía no han encontrado a nadie para adornar

con flores el paso de Jueves Santo? ¡Y queda tan poco tiempo!

Lina lo oyó sin prestar especialmente atención. Salió sin embargo

del bar con un número de móvil y una dirección en un posavasos de

cerveza.

El sábado llegó a la sala de la Hermandad. La banda musical estaba

a punto de tocar una marcha. El dirigente señaló con el dedo a una

señora. Lina se presentó a ella. La señora asintió visiblemente aliviada.

Al día siguiente la señora se congratuló con Lina por sus ideas sobre

el adorno.

- Voy a matricularme en un cursillo de arte floral, - se propuso

firmemente Lina.

En la Academia varias personas ya se conocían entre si y saludaron

brevemente a la “nueva”. El profesor les dió la bienvenida, les explicó

el programa de la tarde y la técnica de la obra por realizar. Lina sentía

que recuperaba vitalidad. Al salir el profesor elogió el talento de la

jóven promesa, pero ella no se atrevió contestar.

Lina colocó con un orgullo prudente su primera creación en un alfeizar

de su piso. Estaba muy a gusto en el curso. Progresó en creatividad y

aumentó en confianza, lo que le permitió en lo sucesivo charlar con

la gente durante la pausa.

Publicidad y fotos decoraban el pasillo de la Academia. En la foto

de la clase del otoño anterior reconoció en la primera fila a Tere,

una antigua compañera de senderismo. Se habían cuidado los pies

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dolorosos la una de la otra, habían reído y merendado juntas. Tere le

había confiado problemas familiares y la importancia de la naturaleza

para su tranquilidad mental.

Lina se acordó de las conversaciones. Confirmó el papel benéfico del

parque, del arte floral y hasta de la pintura menos mate de su piso. En

este momento, se preguntó qué le habría ocurrido a Tere. Su número

todavía estaba en el móvil de Lina. El contestador automático la invitó

a dejar un mensaje corto. Tere la llamó a su vez:

- ¡Por Dios, Lina! ¿Dónde estás? ¿Qué noticias me das?

¿Cenamos juntas?

Se citaron en el patio de la pizzería de Salvatore. Tere le habló de su

jaqueca, de la reestructuración de su empresa, de la escapada de su

marido.

- Hace un mes -se desahogó Lina- encontré a un conocido de

mis padres. Había conocido a Paco, mi entonces novio, porque ambos

habían vivido en la misma manzana. El señor les había vaticinado a

mis padres arena en la máquina de mi vida si me casaba con aquel

palurdo, como llamaba a Paco. Tenía razón, ocurrió como había

presagiado. Ya ves si a este hombre lo hubiera oído yo a los 20 años,

las cosas habrían sido de otro modo. Me extraño de que mis padres

nunca me hayan narrado el encuentro. Quizás habría escuchado y

reflexionado. Subo poco a poco la cuesta de los problemas. Me siento

ahora más dinámica, pero aún no feliz.

Compartieron el guión de sus vidas en la confianza de una amistad

recobrada. Se despidieron.

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Lina vio que el espejo de su cuarto de baño reflejaba su sonrisa. Se

quedaba asombrada de los cambios de las últimas semanas, de las

contrariedades, de los encuentros, de su propia identidad renovada.

Apenas logró creer la rápidez de su evolución.

- Los encuentros son espejos que nos enseñan a mirar quiénes

somos -pensó-.Todo lo que dicen había sido cierto y todavía mucho

más, cada día descubro algo nuevo, me quedo mareada y digo qué

es esto.

Lina se fue a la biblioteca por un DVD de arte floral. Se asustó

terriblemente cuando entró en el vestíbulo. Paco estaba consultando

el catálogo informatizado. Él no vio a Lina. Lina sintío rabia por él, le

odiaba por las decepciones. Tenía el estómago revuelto y se escondió

detrás de una estantería. Salió de la biblioteca con las manos vacías.

Pocos días después se fue a comer en un restaurante auto-servicio,

sobrellevando como podía del susto en la biblioteca. Con su bandeja

y su plato del día buscó una mesa libre, para ella sola, en medio de

la muchedumbre ruidosa. Apenas sentada, se quedó paralizada,

fulminada por un rayo. Unas mesas más allá, Paco y Tere comían

juntos, charlando de manera visiblemente amistosa. Lina se exclamó :

- ¡Tere, con quien me sinceré! ¡Tere, la traicionera, la alevosa!

No logro comprender.

Lina no probó ni un bocado de la chuleta y dejó la ensalada de fruta

sin tocarla.

Buscó consuelo en el banco de “su” parque. “Su” naturaleza ya había

sido el amparo, ya la había acogido fielmente en sus brazos.

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La desconfianza se apoderó de Lina. Se sentía engañada. Le corrían

gruesas lágrimas amargas por las mejillas, que no le permitían ver a

los niños que jugaban como los demás días. Se sentía aplastada por la

brutalidad de la vida. Se dijo :

- No es possible. Mis desgracias desgarran mi corazón. Me

hundo completamente. ¿Cómo arrancar de nuevo ahora? No puedo

confiar en nadie. Los otros me apuñalan el corazón y giran el arma

para causar las mayores lesiones posibles.

Lina no estaba dispuesta a escuchar nada de nadie y no oyó el

«¡Hola!» del anciano que se paseaba con su perro.

Volvió a su piso llorosa y rabiosa. Tuvo ganas tirar sus arreglos florales

por el suelo o a la basura, no importaba donde. Lo maldijo todo. El

pescador de las sardinas trató en vano levantar el ánimo por otro

guiño.

El móvil sonó. Lina lo miró antes de contestar. Era ella, Tere. En un

primer momento, Lina rehusó descolgar. Más tarde lo hizo, con la

firme intención de decirle cuatro verdades, de insultarla, de tratarla

de …, pero Tere no se lo permitió.

- ¡Hola, Lina! -dijo -. Vi a Paco y comimos juntos. Le conté tus

sufrimientos, tus penas, tus esfuerzos por superar a ti misma. Le hablé

de tu valentía y de tus talentos artísticos. Fue como si él descubriera a

una Lina desconocida.

Lina lloró, sentía vergüenza propia y hacia su amiga. Sin embargo, fue

recobrando poco a poco el dominio de sí misma.

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- Lina, ¿por qué no contestas? Lina, ¿me escuchas? ¿Todavía

estás? -preguntó Tere.

- Si. - susurró Lina con la voz empañada por las lágrimas.

Lina no lo aguantó más. Colgó el móvil. Sollozó. Se sentía ingrata y

desleal.

Por la noche, su móvil sonó. En un SMS de Paco, podía leer: «¿Lina,

podemos vernos?»

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Se llama Zhang Qiu, nació en el año 1896 en una familia de arquitecto.

En su juventud, China estaba experimentando un gran cambio del

régimen político, de la dinastía Qing a la República de China. Era una

firme opositora del antiguo sistema y participaba arriesgando mucho

su vida en la lucha para derribarlo.

Después de que el partido revolucionario ganara el combate, Zhang

ponía todo su entusiasmo por la fundación del Nuevo Poder. Tomaba

parte fervorosamente en la campaña de la Reforma Agraria la que

se realizó con mucha violencia en la fase inicial del Nuevo Gobierno.

Zhang lo consideraba como un medio imprescindible para derrocar

un poder decadente e implantar la justicia social, por lo tanto, en

vez de expresar su caridad y piedad ante las cosas sangrientas, así lo

describió: “de la crueldad aparente sale la bellleza real”.

Una gran heroína

Jiangen Liu

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Nunca había sospechado la creencia que se formaba en su juventud

hasta que más tarde cuando élla misma comenzó a experimentar en

carne viva la igual persecución cruel y se dio cuenta de que éllos, como

los jóvenes lleno de pasiones, fueron engañados por los usurpadores

del Poder.

Era una muchacha bonita e inteligente, tenía excelentes talentos en

la Literatura. En 1915 aprobó el examen ocupando el primer puesto

en la provincia en que vivía, y con tal éxito, fue admitida por la

Universidad de Nanjing en que era considerada como una estudiante

extraordinaria, además tenía mucha afición al deporte y siempre

llevaba una raqueta para jugar el tenis en la cancha que se encontraba

en el centro del parque de la universidad, disfrutando de una vida

muy agradable y feliz en aquel tiempo.

El año 1917 fue un viraje brusco de Zhang, se la dejó tirar

inesperadamente hacia un torbellino político, fue condenada, casi

de una noche a la mañana y junto con más de millares de personas,

“enemigos sociales”, y como consecuencia, le privaron de todos

los derechos civiles y empezó a llevar una vida con todo tipo de

penalidades.

¿Qué pasó para élla? Lo sucedió era que en el comienzo de aquel

año, el Gobierno lanzó una llamada a todas las clases sociales

estimulándolas que le plantearan consejos, propuestas o críticas,

con fin de que mejorara su administración del poder ejecutivo. Para

responder a este llamamiento surgió rápidamente en toda la sociedad

una oleada de exponer con libertad las distintas opiniones y se oían

muchos sonidos de crítica a la administración del Estado.

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En la universidad en que estudiaba Zhang, apareció un ambiente

muy caluroso. Los estudiantes expresaban a su antojo las opiniones,

comentando cuestiones políticas...., Zhang estaba muy conmovida,

jamás había visto semejante escena en su vida. Admiraba a aquellos

compañeros que tenían esos singulares conceptos, aunque no los

aceptaba plenamente. Habló muy poco al principio y sólo escuchaba,

observaba y reflexionaba.

Sin embargo, esa atmósfera animada era tan efímera que no duró

más de un mes y se cambió bruscamente debido a que el poder

autoritario creía que aquellas personas, que se atrevían a criticarle

aguzadamente, eran muy peligrosas y decidió reprimirlas.

El aire social se alteró por momentos, aquella gente, que habían

hecho críticas al gobierno fueron atacados de repente por una fuerza

muy feroz y bien organizada. Zhang no entendía de lo que ocurrió

ni apenas creía sus propios ojos, preguntaba a sus compañeros para

comprobar la noticia, y una le dijo“todo lo que dicen había sido cierto

y todavía mucho más, cada día descubro algo nuevo, me quedo

mareada y digo qué es esto” . Zhang se puso muy enojada cuando la

novedad se había confirmado, impulsando por la justicia decidió salir

para defender a esas personas que élla creía inocentes.

Un día, en un sitio de la universidad, hizo una congregación en que

asediaban a un jóven estudiante. La escena era muy caótica, palabras

incoherentes, gritos a voz en cuello, alusiones personales....., el jóven

atacado era como un pobre cordero aguantando silenciosamente todo

tipo de humillaciones. De súbito, Zhang saltó a la mesa y empezó a

hablar. ¿ qué quiere decir con todo esto? -Interrogó.- ¿es un debate o

es un juicio? y si el juicio, ¡no tiene ningún sentido! ¿A quién juzgáis?

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¿a este compañero? ¿Acaso no es que aconsejaban a la gente que

expresaran libremente las opiniones? ¿por qué os montáis en cólera

apenas las escucháis? ¿No es que este compañero sólo escribió una

poesía en que clamó por la libertad? ¿vale la pena de que mostráis

esos enojos tan absurdos y exagerados? ¿vale la pena de que le hacéis

un ataque tan cruel y despiadado? En estos días yo no hablo casi

nada, ¿por qué? porque yo sé cláramente que, si salgo a defender

a esos compañeros, me encontraré sin duda, en la misma situación,

entonces estoy muy desconcertada y vacilada......, ¿Quién eres tú? -

una voz interrompió sus palabras, ¿Quién eres tú? - hizo una pregunta

adversa Zhang, ¿tienes derecho de preguntarme con esta forma?

¿eres un policía o un agente secreto? Escucha bien, me llamo Zhang

Qiu, puesto que hoy salgo en público ante vosotros, ¡ya no tengo

miedo por nada, aun cuando el cuchillo se ponga sobre mi cabeza!

La arma blanca del Poder lanzó de inmediato hacia a Zhang, era

víctima de fuertes ofensiones, no le permitían que se defendiera de

nada. Sufrió tanto que se suicidó para protestar de tales actos brutales

y se salvó después. Tras experimentaba innumerables sufrimientos

y reflexionaba profundamente sobre el suceso, sacó en conclusión

de que lo ocurrido no significaba la vileza de algunas personas que

rodeaban a su alrededor, sino la del régimen estatal y una vez tomó

esta conciencia, su crítica comenzó a girar apuntando directatamente

hacia aquel balumbo y lo hacía sin cesar nunca hasta el fin de su vida.

La historia posterior de Zhang era muy larga y trágica,he aquí sólo se

limita a hacer un resumen. Primero, fue expulsada de la universidad

y obligada a hacer trabajos duros y pesados como el castigo, luego,

como era indomable y siempre mantenía la fuerte resistencia contra

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esas opresiones, la metieron en el cárcel en que padecía todo tipo de

torturas muy espantosas, más tarde, condenada a 20 años de prisión,

y por último, pena de muerte.

Zhang jamás inclinó su noble cabeza ante tales barbaridades y habló

con toda su indignación “¡Los verdaderos culpables son los descarados

gobernadores del régimen totalitario! ¡La Historia declarará mi

inocencia! ¡En el Tribunal de la Justicia seré yo la acusadora!” Después

de 5 años de prisión, Zhang fue fusilada.

¡Qué se aflige de ver a una persona, que ponía sinceramente todo

su esfuerzo y su afán por la construcción de un Nuevo Régimen, fue

asesinada al final por el mismo!

Muchos años después la sentencia injusta se derogó, y Zhang fue

declarada inocente.

La causa real que conducía a Zhang a la muerte, consistió en que

élla había resistido intransigente y decididamente a la violencia,

a la violación de los derechos humanos, y sobre todo, al sistema

autocrático. Pero el motivo inicial, originó de defender a un

compañero de un trato injusto. Entonces, después de mucho tiempo

de su muerte, un periodista entrevistó a varios de sus compañeros de

aquel entonces, preguntándoles “¿qué harías tú si supieras u oyeras

que ese compañero estaba sufriendo de tal injusticia? ” Respondieron

todos que no podrían hacer lo mismo como Zhang, y uno de ellos dijo

“ya ves, si a ese hombre lo hubiera oído yo a los vente años, las cosa

habrían sido de otro modo, como ninguno de nosotros tevo el coraje

para protegerle ante esa situación, habría sufrido mucho más. Zhang

le salvó con el precio de pagar su propia vida”

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Termino esta historia con el fragmento de un discurso que dio un

compañero de Zhang en la ceremonia de poner sus cenizas de hueso.

“Entre las heroínas muy pocas en la historia moderna de China,

Zhang Qiu tiene un valor super especial. Su concepto, su valentía,

sus miradas penetrantes y perspicaces, son como las espadas muy

afiladas, con que dio fuertes puñaladas hacia la cortina de hierro del

sistema autocrático y de la superstición moderna. La sangre de una

mujer delicada está convirtiéndose en una gran energía para hacer

despertar a un pueblo y a toda la nación. Zhang Qiu, nuestra querida

hermana, en el tiempo de su padecimiento, cualquier malvado y

canalla se atrevía a humillarte y burlarse de ti. Pero hoy, cada persona

de buena corazón, te estima, te respeta y te admira. ¡Eres fuego, eres

espada, eres Prometeo de China, eres una gran heroína, la verdadera

heroína, sin par e inigualada!!”

La vida de Zhang Qiu ya no existe, pero su alma y su espíritu serán

inmortal.

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Faltaba un cuarto por las dos de la tarde cuando me levante de la cama y fui a ducharme. Si no hubiera programado una cita con mi hermana mayor, probablemente ahora todavía estaría en la cama, pero ella es una arquitecta muy ocupada y “Cariño, tenemos que encontrarnos temprano, a las dos de la tarde ¿En tu restaurante favorito? Un beso”, y porque una vez más necesitaba de su ayuda financiera, no me quedaba otra opción.

El agua caliente de la ducha llovió y envolvía mi cuerpo, el cerebro no estaba completamente despierto. Todavía todo estaba en paz. Sin embargo, cuando pasaron dos minutos me di cuenta que no habían toallas limpias.

“David, trae una toalla del armario” grité, y el, con los ojos todavía medios cerrados con hilos del sueño, trajo toalla grande y blanca.

El aire suave

Ram Malis

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El agua, el agua es vida, el agua que cae sobre mi cuerpo, el agua bendita, el sonido del agua me trae recuerdos de mi familia. Todo lo que dicen había sido cierto y todavía mucho más, cada día descubro algo nuevo, me quedo mareada y digo qué es esto la verdad, y la verdad es que no soy industrioso, sino perezoso. La facultad de arquitectura me puso aturdido. Entonces, soy el único en la familia que no es arquitecto, me dedique al diseño, un punto negro más en mis antecedentes.

La temperatura del agua había bajado por lo cual cerré la llave a regañadientes. ¿Desde cuándo me gustaba el agua caliente para bañare? No recuerdo. En mi juventud siempre sentía frío y estaba enfermo a menudo. Mis padres fueron como los ángeles, ángeles que están en el cielo, y nunca visitaban el tierra del su hijo. Un baño de inmersión en agua caliente era una solución necesaria, o el calor de los brazos de mi hermana mayor. Ella nunca tenía miedo decirme la verdad por más dura que fuera, sino yo sabía que sus brazos siempre estaban dispuestos a proporcionarme toda su ayuda.

Salí del cuarto de baño y comencé buscar ropa apropiada dentro del revoltijo del dormitorio. ¡Qué desorden! En cada rincón habían pilas de camisas, pantalones, libros, pedacitos de hierba, hasta la raqueta de tenis entre todo. ¡Carajo! Por fin, encontré un jeans de color azul oscuro y una camisa blanca. Me miré al espejo y era contento con los buenos resultados de mi actividad en el gimnasio. Me gusta mi cuerpo, y por supuesto la gente era celosa. Tomé las llaves de la moto, el casco y la chaqueta de piel negra y me dirigí a la planta baja. El reloj marcaba las dos y cinco, y como siempre iba a llegar tarde.

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Subí a la moto y piloté como si no hubieran coches o personas en las calles, cuando de pronto, pero como suele, tuve la sensación de que el aire había cambiado rígido, y no soy yo, estoy un poco más libre y al mismo tiempo oscuro. Era un día luminoso, pero mis pensamientos eran sombríos, ya había pasado el parque camino al restaurante.

Tenía yo veinte años y quemábamos horas averiguando las más elementales posturas de beber leyendo, yo y David. Quería devorar el mundo sin tener consideración de nada ni de nadie, es un rol que va conmigo. El rugido interior fortalecido por el viento que soplaba, y me recordaba con el cuchillo y el tenedor con los que he tragado el mundo: las ropas preciosas, las fiestas opacas que terminaban quien sabe a qué hora, los limites que no tenia… sin embargo sobre todo mi hermana que era como el ojo de la tormenta.

Cuando llegué al restaurante sentí que el viaje duro casi una eternidad, pero el reloj marcaba que solo habían pasado quince minutos. Bajé de la moto, me saqué la chaqueta de piel negra, y de repente el aire estaba en sereno. ¿Porque mis pensamientos volvían a las memorias dañinas? Es un gran misterio.

Entré al restaurante y como era de esperar mi hermana estaba sentada cercano la mesa.

“Que lindos jeans” fueron sus primeras palabras. No había necesidad de hablar de mi retraso habitual, quizás haya sido obligada a cancelar alguna otra cita. La conversación se desarrollo sobre un día cotidiano. Habló de un proyecto que

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la empresa había recibido, un edificio de oficinas, simple pero desafiante, y que el cliente quería algo especial en el diseño. También sobre su hijo mayor que empezó a decir frases completas, y sobre su hija pequeña que aun no caminaba. Me quedé callado. ¿Qué tengo que renovar? Nada sustancial había cambiado desde nuestra última reunión. Ella era el centro de un mundo brillante, y yo un margen oscuro.

Después que terminamos de comer (yo: ensalada jamón pato, pimientos rellenos, y faisán a la salsa de moscatel; Ella: pasta), vino el silencio, que marcó mi turno de hablar, o más bien - mi turno de pedir. Como de costumbre, pero esta vez, al tratar de encontrar las palabras adecuadas, explicaciones y excusas, porque necesito más dinero, mi hermana me preguntó como es mi compañero de apartamento.

Quería decirle que yo no sé nada, quería responder porque de repente se acordó de él, sino las palabras cambiaron a voz baja, pero habían algo claro como el sol – “sabía que David es mi novio”.

La cara de mi hermana se avejentó. Bueno, no movió ningún músculo, solo la sonrisa congelada quedaba, pero mis ojos habían visto dos realidades - la existente y la imaginaria. Las palabras dichas no tenían retorno, el hábito y el espanto dejaron atrás la complicación, y segué la charla sobre el dinero que no alcanza, los gastos de la universidad, el costo del equipamiento del taller y el vivir en el centro de la ciudad…

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Mi hermana pidió la cuenta, y pagó el camarero y yo. Nos despedimos con un beso y un adiós, y nos fuimos cada uno por su camino. Cuando subí a la moto para regresar al apartamento sentí por primera vez que el aire podría ser suave.

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Este libro también es de…

… Svetlana Chernova • Alexandra Mansilla • Victor Matkovskiy •

Tamara Tsulaya • Xiang feng Qin • Ying Zeng • Wang Ran • Bhih Jihane •

Margarita Yashkova • Natalia Chekalova • Julia Bessmertnykh • Maria

Nichiporuk • Vladimir Gaynanov • María Schurik • Wang Xueying •

Maomiao Yi • Marina Vostrikova • Yulia Smirnova • Daria Kustova • Ye

Huizi • Adna Ofer • Zalit Tzafra • Dalia Marit Koren • Moshe Zamero.

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Todos los agradecimientos posibles e imposibles sin orden pero con

gran concierto a…

…María A. González Encinar • José Manuel Alba Pastor • Soledad García Sebastián • Mauricio Narváez Soto • José García Martín • Stéphanie Pierre • Valeska Pichuante Saud • Josep María de Sagarra Àngel • Olga Chapado • Rocío Garrido Añón • Olga Prozorova • Ekaterina Terentieva • Inma González Puy • Manuel Fernández Conde • Belén Fernández del Pino • David Ocón • José Javier Cuervo Canosa • Adrián Álvarez González • Belen Xu • Erica Li • Isabel Mª Balsas Ureña • Agustín Alepuz Morales • Maydel Zarza Molina • Teresa Rodríguez Alvarado • Beatriz Delgado Lorenzana • Laura Bai • 秘Pak • Enrique Maldonado Roldán • Celso Rodríguez García • Dominique Montagnon• Shaojie Fu • Fátima Fan • Eva Zingoni • Laurent Mauriac • David Rivera Gámez • Julio Martínez Mesanza • Ivonne Lerner • Joaquín López Toscano • Christi Cerdà • Agustina Moscovitch • Vicente Luis Mora • Antonio Vañó Aymat • Larbi Afallas • Mohamed Mzireg • Ana Vélez • Igancio Gavira Tomás • Pilar González Ruiz • Agustín Vera Luján • Pedro Velarde • Carmen Caffarel Serra • Francisco Moreno Fernández • Raquel Romero Guimellas • Luisa Estevan Estevan • Beatriz Pérez Serrano • Beatriz Rodríguez • todos los profesores de Bruselas, Moscú, Pekín, Tel Aviv y Marrakech.

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Este libro

nació en Bruselas,

Moscú, Pekín, Tel Aviv y

Marrakech en junio

2011

Nº ........ / ........

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19216 son los kilómetros que recorrerían Don Quijote y Sancho Panza si decidieran salir a ver mundo y, partiendo de Bruselas llegaran a Marrakech, pasando por Moscú, Pekín y Tel Aviv. Ellos establecerían esta RuTA imaginaria y por eso, para darle vida, los cinco centros han convocado este concurso.

19216 est le nombre de kilomètres que parcourraient Don Quichotte et Sancho Panza, s’ils décidaient de partir voir le monde de Bruxelles à Marrakech en passant par Moscou, Pékin et Tel Aviv. Ils traceraient cette RouTe imaginaire. Aussi, pour lui prêter vie, les cinq centres ont organisé ce concours.

19216: het aantal kilometers dat Don Quijote en Sancho Panza zouden afleggen mochten ze besluiten om vanuit Brussel de wereld te gaan ontdekken en via Moskou, Peking en Tel Aviv tot in Marrakech te reizen. Om deze denkbeeldige rouTE tot leven te brengen hebben de vijf centra deze wedstrijd op het getouw gezet.

19216 километров прошли бы Дон Кихот и Санчо Панса, если бы решили посмотреть мир, отправившись из Брюсселя в Марракеш через Москву, Пекин и Тель-Авив. Они проложили бы вымышленный МАРШРУТ через пять городов, центры Института Сервантеса в которых и проводят этот конкурс.

19216是堂吉诃德和桑丘潘沙当初决定离家出走看世界所需要走过的里程数,他们从布鲁塞尔出发,途经莫斯科、北京和特拉维夫,最终到达马拉喀什。他们开创了这条想象中的路线,为了使其成为现实,这五个学院联合举办此次故事竞赛。