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30 en foco ISSN 0717-9987 Inseguridades sociales y Tercera Edad * Juana Silva O. * Agradezco la ayuda de Clara Bustos Zemelman, quien colaboró en la elaboración de este documento.

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Inseguridades sociales y Tercera Edad 30en foco

ISSN 0717-9987

Inseguridades socialesy Tercera Edad*

Juana Silva O.

* Agradezco la ayuda de Clara Bustos Zemelman, quien colaboró en la elaboración de este documento.

Inseguridades sociales y Tercera Edad

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IntroducciónChile es hoy una sociedad en transición demográfica avanzada. Este

proceso es resultado de dos importantes fenómenos: el aumento de la ex-pectativa de vida y la baja en las tasas de fecundidad(1). De este modo, elgrupo etario de mayores de 60 años tiene cada vez más peso relativo en eltotal de la población. Este es un proceso que ya se ha producido en lospaíses desarrollados y que hoy cobra fuerza en los países en desarrollocomo el nuestro.

¿Cuáles son las implicancias de este fenómeno para el grupo de másedad de la población? ¿Cuáles son los efectos que a partir de esto se puedendar para la sociedad en su conjunto? Estas son preguntas que recién comen-zamos a pensar.

Ya logrado el proceso de alargar la vida, corresponde ahora pensar en lacalidad de vida de los años ganados. ¿Cómo viven hoy día los Adultos Mayo-res y cómo viviremos mañana esos años denominados de adultez mayor?

(1) En Chile, el número de hijos por mujer bajó de 2.39, en 1992, a 2.26 en el 2002 (INE y Censo dePoblación, 2002).(2) OMS, “Envejecimiento activo: un marco político”. Revista Española de Geriatría y Gerontología,agosto 2002.(3) Ibídem.

Ya logrado el proceso de alargar lavida, corresponde ahora pensar enla calidad de vida de los años gana-dos. ¿Cómo viven hoy día los Adul-tos Mayores y cómo viviremos maña-na esos años denominados deadultez mayor?

Creemos que los conceptoscentrales de independencia y autono-mía son los que nos permitirá acer-carnos a la calidad de vida en la ve-jez. Independencia, entendida comola capacidad de desempeñar las fun-ciones relacionadas con la vida dia-ria, es decir, vivir con independenciaen la comunidad recibiendo pocaayuda o ninguna de los demás(2). Y autonomía, comprendida como la habi-lidad percibida de controlar, afrontar y tomar decisiones personales acercade cómo vivir al día de acuerdo con las normas y preferencias propias(3).

¿Cómo logramos que esos años se desarrollen dentro de la mayorindependencia y autonomía posible?

Sin duda, la respuesta debe provenir de la planificación de la salud. ElEstado, a través del Ministerio de Salud (MINSAL), es quien tiene la res-

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ponsabilidad de definir las grandes políticas en esta área, mientras que suimplementación y ejecución corresponde, en su mayoría, al Sistema Nacio-nal de Servicios de Salud (SNSS). Este es un organismo público dependien-te del MINSAL, al que pertenece el 70% de la población menor de 60 años

(…) el presente trabajo tiene por ob-jetivo –como parte del concepto deseguridad social– aportar la miradadel sector salud en este progresivoproceso de envejecimiento poblacio-nal de nuestro país, teniendo en con-sideración que para acceder a untrabajo, a nuevos conocimientos y auna participación activa en la socie-dad, se requiere de un estado basalde salud funcional.

y el 92% de quienes tienen 60 o másaños, en tanto que la población res-tante es atendida por un conjunto deorganismos privados denominadoInstitución de Salud Previsional(ISAPRE).

Este sistema se financia con elaporte del Estado y el 7% de la remu-neración de los trabajadores benefi-ciarios, el que por ley se descuentapara este sistema.

El cuidado de la salud, específi-camente el estado de la salud funcio-

nal, no es solo responsabilidad del sector salud, sino que también competea todos los sectores del Estado, los organismos académicos, los medios decomunicación, las personas y la sociedad como un todo.

Bajo este esquema, el presente trabajo tiene por objetivo –como partedel concepto de seguridad social– aportar la mirada del sector salud en esteprogresivo proceso de envejecimiento poblacional de nuestro país, teniendoen consideración que para acceder a un trabajo, a nuevos conocimientos y auna participación activa en la sociedad, se requiere de un estado basal desalud funcional.

Particularidades de los Adultos MayoresEl concepto de Adulto Mayor acuñado en nuestro país, que considera

a las personas de 60 años y más, es el grupo de población que más crece enrelación a los otros grupos etarios. Tal es así, que las proyecciones demo-gráficas para el año 2002 –que estimaban el crecimiento de este sector a un10,6%(4)– fueron superadas, alcanzando un 11,4%(5) del total de la pobla-

(4) INE, Proyecciones de Población.(5) INE, Censo de Población, 2002.

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ción, con 1.717.478 personas de 60 y más años. Dentro de este segmento,las personas de 80 años y más es el grupo que más crece.

Los Adultos Mayores integran un grupo heterogéneo. Basta con ob-servar los tres subgrupos conformados en relación a la edad (de 60 a 79años, de 80 a 99 años y de 100 años o más, que en Chile llega al 0,1% deltotal de la población) para darse cuenta de esto.

Grandes diferencias marcan las cuatro décadas que van de los 60 a los100 años. Es así como si bien en todos los grupos etarios existen diferen-cias respecto a la proporción de hombres y mujeres, esta se acentúa en estegrupo que tiene un índice de masculinidad (porcentaje de hombres por cada100 mujeres) de 58% a los 80 años de edad. En Chile, al igual que en losdemás países, las mujeres constituyen la mayor proporción de los AdultosMayores. Esto, porque la esperanza de vida al nacer –que hoy es de 77 añosen nuestro país– es de 80 años para ellas, en comparación a los 74 añospara los hombres(6).

Esta mayor sobrevida de la mujer tiene particular importancia respec-to a la previsión social, dado que muchas de ellas no se incorporan almercado laboral formal, y las que lo hacen, reciben menores ingresos. Deeste modo, la población femenina tendrá una calidad de vida más deteriora-da en sus años más avanzados, en lo que a ingresos económicos se refiere.

Este segmento de la población también se lleva el índice más alto deanalfabetismo, en especial las mujeres de avanzada edad que registran un43,3% de esta carencia de un 3,5% de analfabetismo a nivel global de lapoblación(7). Esto tiene particular importancia, sobre todo en relación a loscuidados de la salud en general, y en especial en el estado de salud cogniti-vo, así como en el riesgo de pérdida de memoria y el posterior desarrollo dedemencia. En este sentido, es sabido que la educación constituye un tre-mendo protector del deterioro cognitivo en la vejez, incluso para retrasar elproceso de manifestación de la demencia cuando esta se instala(8).

Para la sociedad y para el propio individuo es vital ser capaz devalerse por sí mismo en el contexto de los requerimientos personales, es

(6) Ibídem.(7) EFAM-Chile. Proceso de construcción de un instrumento que mide funcionalidad en adultos mayoresen la comunidad. Proyecto FONDEF.(8) David Snowdon, “678 monjas y un científico”. Planeta, Barcelona, 2002.

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decir, que sea independiente. Sin embargo, dadas las características propiasdel envejecimiento, los Adultos Mayores tienen mayor riesgo de presentarenfermedades crónicas degenerativas, y estas, a su vez, implican el riesgode que se compliquen y lleven a la persona que las sufre a una situación dedependencia e invalidez. De hecho, del total de población del país cataloga-da como discapacitada en el último Censo, los Adultos Mayores constitu-yen el 43,4%.

De aquí que si no se establece una política social general, y una desalud en particular adecuada para este grupo etario, la tendencia será a teneruna población mayor con fuertes índices de discapacidad y, por lo tanto, dedependencia.

La funcionalidad: un largo camino recorridoPara esclarecer las necesidades de los Adultos Mayores, es necesario

conocer cómo se produce el proceso fisiológico o normal del envejecimien-

(…) si no se establece una políticasocial general, y una de salud en par-ticular adecuada para este grupo eta-rio, la tendencia será a tener una po-blación mayor con fuertes índices dediscapacidad y, por lo tanto, de de-pendencia.

(9) OPS/OMS, Informe de Comité de Expertos de la OMS. Planificación y organización de los ServiciosGeriátricos. Serie de Informes Técnicos, Nº 546.

to individual, parte del ciclo vital delos seres humanos. En los años 70, laOMS/OPS –en una reunión de ungrupo de expertos– definió qué se en-tiende por envejecimiento del indivi-duo, llegando a concebirlo como:“Un proceso fisiológico que comien-za en la concepción y ocasiona cam-

bios, característicos para las especies, durante todo el ciclo de la vida. Enlos últimos años de la vida, esos cambios producen una limitación de laadaptabilidad del organismo en relación con el medio. Los ritmos a queesos cambios se producen en los órganos de un mismo individuo, o endistintos individuos no son iguales”(9).

Hoy sabemos que el proceso normal de envejecimiento del individuoproduce una disminución de hasta un 25% a 30% de las células que compo-nen los diferentes órganos y sistemas del ser humano, lo que se traduce enuna disminución de las funciones. Así, lo que en situación de exigencianormal no tendría repercusión, sí podrá afectar al individuo frente a una

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exigencia no habitual, dado que el envejecimiento fisiológico afecta las“capacidades de reserva”, especialmente frente a situaciones de estrés comouna intervención quirúrgica, un proceso infeccioso agudo y la administra-

(…) para efectuar una planificación eintervención de los cuidados delmantenimiento de la salud, o abordarlas situaciones de enfermedad, esnecesario buscar un indicador delestado de salud más representativode este grupo que, entre otros, inclu-ya indicadores tradicionales comomorbilidad y mortalidad.

ción de fármacos(10). Si bien en repo-so no existen diferencias entre perso-nas jóvenes y ancianas, la diferenciase produce frente a una mayor exi-gencia fisiológica.

Por lo tanto, el envejecimientode la población y de los individuossignificará una demanda específica ypropia de este grupo etario respecto asu salud. Así, para efectuar una plani-ficación e intervención de los cuida-dos del mantenimiento de la salud, o abordar las situaciones de enfermedad,es necesario buscar un indicador del estado de salud más representativo deeste grupo que, entre otros, incluya indicadores tradicionales como morbili-dad y mortalidad.

La salud en definicionesLa OMS/OPS definió la salud como “Un estado en el que existe una

situación óptima de bienestar físico, mental y social y no meramente comouna ausencia de enfermedad”. Aplicado esto a los Adultos Mayores, signifi-ca que, junto con valorar las enfermedades conocidas o clásicas, es necesa-rio apreciar si existen alteraciones físicas, psíquicas y sociales, las queincorporan aspectos socioeconómicos y culturales. En síntesis, es necesarioconsiderar en forma independiente tanto la percepción subjetiva o “sensa-ción” como la objetiva sobre la presencia o ausencia de enfermedad.

En lo que respecta a la morbilidad, esta puede ser aguda o crónica yesta última categoría puede ser o no incapacitante. Según este indicador desalud, los Adultos Mayores a los 80 años, aun en los mejores sistemas desalud, pueden presentar hasta tres enfermedades crónicas. De este modo, lamorbilidad en este grupo no permite establecer diferencia entre sanos o

(10) M. Isaac, Comollonga y G. Izquierdo Zamarriego, “Fisiología del Envejecimiento”, en: SalgadoAlba. Manual de Geriatría, 3ª edición, MASSON, Madrid, 2002, Págs.: 63-76.

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enfermos, dado que, en su gran mayoría, presentarán alguna enfermedadcrónica. Lo que en realidad marcará la diferencia es si esta enfermedad uotra condición física, psíquica o social ha comprometido el estado de saludfuncional de la persona.

En el año 1976 la OMS/OPS recomendaron el uso de la autonomía oestado de salud funcional como el indicador más representativo del estadode salud de los Adultos Mayores, medida que llevó a este organismo arevisar y formular una serie de acciones. Es así como en 1982 entregó unanueva definición de envejecimiento. A partir de entonces se concibió como“Un proceso de integración entre el individuo que envejece y una realidadcontextual en proceso permanente de cambio. Así el individuo hace esfuer-zos constantes por alcanzar un nivel adecuado de adaptación y equilibrioentre sus propios cambios biofisiológicos y aquellos otros que ocurren enlos medios ambientes socioeconómicos y cultural más amplios”(11).

Estudios epidemiológicos referidos a morbilidad, mortalidad y esperan-za de vida autónoma, que se presentan en el Informe Técnico Nº 706, mues-tran que la discapacidad, en la medida que no se actúe consciente y planifica-damente en su prevención, es lo que tendremos al final del camino(12).

Dadas las dificultades para medir la autonomía, inicialmente se reco-mendó el uso de conceptos interrelacionados como enfermedad, deficien-cia, incapacidad y minusvalía(13). A ella se liga el principal factor de riesgodel estado de salud de los ancianos y su identificación puede facilitar suintervención. Entre los factores de riesgo se encuentran:

– Condiciones de vida y del ambiente.– Condiciones de salud (enfermedad, funciones físicas, comportamiento

malsano y disponibilidad y uso de servicios).– Estilo de vida y actitudes.– Factores económicos y apoyo social.– Actitudes de la sociedad hacia los ancianos.

(11) Esta definición formula que, desde una perspectiva funcional, “el anciano sano es aquel capaz deenfrentar el proceso de cambio a un nivel adecuado de adaptabilidad funcional y satisfacción personal”.(12) OMS, “Cinco aplicaciones epidemiológicas al Estudio de los Ancianos”. Ginebra, 1984.(13) OMS/OPS, “Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y la Salud”. Espa-ña, 2001.

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El Informe Técnico Nº 779(14), de 1989, formula las áreas a conside-rar en la evaluación del estado de salud funcional en un Adulto Mayor.Estas son:

1. Actividades de la vida diaria en a) movilidad, b) trabajos instrumenta-les que le permiten ser miembro funcional de la sociedad, incluyendola realización de las tareas domésticas, y c) desempeño de funcionesfísicas básicas de atención personal.

2. Funcionalidad relacionada con la salud mental. Esta incluye a) fun-cionalidad cognoscitiva, y b) presencia de síntomas psiquiátricos.

3. Funcionalidad psicosocial o bienestar emocional en los aspectos so-ciales y culturales.

4. Funcionalidad en relación a la salud física. Esta incluye: a) condicionesde salud en su percepción personal, b) síntomas físicos y condicionesdiagnosticadas, c) utilización de servicios de salud, y d) niveles deactividad y medición de la incapacidad (días en cama, por ejemplo).

5. Recursos sociales. Entre otros: a) accesibilidad a la familia, amigos ycomunidad familiar, y b) disponibilidad de estos recursos cuando losnecesite.

6. Recursos económicos. Estos, por regla general, se evalúan comparán-dolos con un factor externo como puede ser un determinado nivel depobreza.

7. Recursos ambientales. Estos consideran: a) vivienda adecuada y alalcance de los medios económicos, y b) ubicación de la viviendarespecto al transporte, centros de compras y servicios públicos.

Al aplicar estos criterios al estado de salud de los Adultos Mayores laevidencia demuestra que estos pueden ser funcionalmente sanos o bientener una condición de salud alterada. Esta última será expresada como unadeficiencia, incapacidad o minusvalía. A su vez, será necesario evaluar lapresencia o no de una enfermedad o morbilidad aguda y/o una morbilidadcrónica y si esta se encuentra compensada o no. Sea cual sea el resultado,necesariamente se deberá agregar a esta evaluación la presencia o ausencia

(14) OMS, “Informes Técnicos de Comité de expertos de la OMS”. Serie de Informes Técnicos Nº 779,OMS. Ginebra, 1989

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de una expresión clínica propia de este grupo etario denominada “síndro-mes geriátricos”, entre los que se encuentran las caídas frecuentes, la incon-tinencia urinaria y otros.

La geriatría(15), especialidad médica nueva que incorpora los elementoscentrales del proceso normal y anormal del envejecimiento, ofrece un modelopropio para la atención de este grupo etario. Este se basa en un sistema decuidados preventivos, progresivos, continuados e integrales que se inicia enel domicilio, se enmarca en la comunidad en la que el Adulto Mayor estáinserto y se extiende hasta quienes requieren una atención especializada.Entre otras, un servicio de geriatría con herramientas propias como la “Eva-luación Geriátrica Integral”, la atención entregada por “un equipo interdisci-plinario” o la intervención de salud basada en “criterios de riesgo vital yfuncional”, entre otros elementos propios de esta especialidad.

Para todas las edades, la primera causa de muerte son las enfermedadesno trasmisibles, en tanto que para los Adultos Mayores predominan las enfer-medades crónicas, si bien juegan un rol importante las enfermedades respirato-rias agudas (el perfil de enfermedades prioritarias es similar en ambos sexos).

Del estado de salud de los Adultos Mayores en Chile(16), y en lo quedice relación con la mortalidad, cabe destacar que las tres primeras causasde muerte son: enfermedad isquémica, enfermedades cerebrovasculares yenfermedades respiratorias crónicas. La diabetes mellitus, en tanto, ocupael noveno lugar de la lista.

La pérdida de años por muerte prematura es mayor para los hombres yentre las causas principales se encuentran los tumores y las enfermedades delaparato circulatorio. Un valioso indicador en este caso es el AVISA (Año deVida Saludable), ya que este mide la importancia relativa de la función respec-to a la pérdida de años como resultado de muerte prematura y discapacidad.

Otro indicador importante es el de la expectativa de vida saludable.Este ajusta la expectativa de vida por tiempo gastado en mala salud, el que,de acuerdo a la Tabla que se presenta a continuación, muestra cómo dismi-nuye en forma significativa en las personas de edad avanzada.

(15) OMS. Informes Técnicos de Comité de expertos de la OMS, serie de Informes Técnicos Nº 779,OMS. Ginebra, 1989.(16) OPS/OMS. Perfil del Adulto Mayor en Chile, desarrollando respuestas integradas de sistemas decuidado de salud para una población de rápido envejecimiento (INTRA). Santiago de Chile, 2003.

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Expectativas de vida saludable a los 65, 75 y 85 años.Estimaciones 2000 para Chile.

Método Sullivan

Edad Expectativa de Expectativa de EVS/ EVVida (EV) Vida Saludable (EVS) (%)

65 años 18,6 años 14,7 79,3

75 años 11,2 años 7,8 69,1

85 años 6,4 años 3,1 48,9

Fuente: OPS, Estudio Multicéntrico sobre Salud, Bienestar y Envejecimiento en siete ciudades principa-les de América Latina y el Caribe (SABE), 1998.

ConclusionesDe lo expuesto se puede concluir que:

– La mantención de la funcionalidad de los Adultos Mayores debe estaren el núcleo central de las políticas de salud.

– Estas políticas deben concentrarse en modificar un modelo de aten-ción creado para la etapa anterior a las enfermedades infecto-conta-

Que el Adulto Mayor conserve sufuncionalidad no es solo responsabi-lidad del área de salud. Los sectoresde vivienda, educación, trabajo, se-guridad social, obras públicas y cul-tura, entre otros, deben coordinarsepara enfrentar las múltiples proble-máticas de los Adultos Mayores.

giosas. Las enfermedades notransmisibles, en tanto, exigenla presencia de equipos entrena-dos, además del apoyo de lasciencias médicas como tales ylas habilidades de comunica-ción que permitan que las per-sonas cambien sus estilos devida para llevar una existenciamás saludable.

– Que el Adulto Mayor conserve su funcionalidad no es solo responsa-bilidad del área de salud. Los sectores de vivienda, educación, traba-jo, seguridad social, obras públicas y cultura, entre otros, deben coor-

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dinarse para enfrentar las múltiples problemáticas de los Adultos Ma-yores. Esta coordinación multisectorial es el principal objetivo delServicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), organismo de re-ciente data creado por ley por el Estado. Dado que las necesidadesson múltiples, desarrollar esta tarea requiere de un presupuesto desti-nado en forma específica a las acciones ligadas al envejecimiento. Sinembargo, la sensibilidad actual no sitúa el envejecimiento poblacionalcomo una prioridad.

– La política social hacia los Adultos Mayores debe estar orientada afavorecer la seguridad del ingreso, situación que para la gran mayoríade ellos está dada. Es decir, han terminado una vida laboral remunera-da por su jubilación. Aquí podríamos reflexionar sobre cuál debieraser el monto de esta jubilación, en el sentido que a lo menos lespermitiera cubrir sus necesidades básicas. Esto es, los gastos ocasio-nados por concepto de techo o lugar donde vivir. Este debe reunircaracterísticas de confort básicas, a la vez de disminuir los riesgos desalud asociados a la vivienda, entre ellos los accidentes en el hogar,los que se pueden prevenir si se evitan las barreras arquitectónicas.También tiene que garantizar una alimentación adecuada a sus reque-rimientos.

– Asegurar la posibilidad de un trabajo para algunos Adultos Mayores,y para los que trabajan, asegurarse de que las condiciones ambientalesy tecnológicas estén a su alcance. Esto exige programas de formaciónespecíficos que contribuyan a mantener sus ingresos. Por otra parte,para quienes están próximos a su retiro, implementar lo que se conocecomo ‘preparación para la jubilación y utilización del tiempo libre’.

– Definir políticas que promuevan el acceso de este grupo a un adecua-do uso del tiempo libre y recreación, dado que dispone de un espacioque antes ocupaba en su trabajo. Promover y facilitar su participaciónen los diferentes organismos de la comunidad, entre otros, en losrelacionados con la seguridad ciudadana, un bien social altamentevalorado por este segmento de la población.

– Disponer de una vivienda apropiada, ya sea la casa habitual o untecho protegido, cuando aparezcan limitantes funcionales de salud.Esta es una responsabilidad colectiva e individual y la población debe

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ser educada para pensar y preparar su lugar de residencia cuandollegue a la adultez mayor. Si este está en el propio domicilio hay queestar conscientes de que con seguridad se requerirán ciertas adapta-ciones, lo que tendrá un costo asociado. Si se trata de un techo prote-gido (con requerimientos y atenciones específicas para el cuidado dela salud) en unidades de larga estadía –conocidas en nuestro paíscomo casas de reposo–, desde ya hay que pensar que este sistemarequiere entrar con urgencia a la discusión pública. Tanto respecto dela normativa y regulación que permite su funcionamiento como la queadmite su financiamiento.

– Velar porque todos los profesionales que se relacionan con los Adul-tos Mayores tengan formación obligatoria en pregrado. Entre ellas, la

La adultez mayor, tal como se dahoy en forma masiva, debe ser mira-da como una oportunidad para la so-ciedad y no como una carga.

gerontología, geriatría y otrasciencias afines al envejecimien-to individual y poblacional.Hoy son pocas las universida-des que incluyen este conceptoen forma regular en las carrerasde la salud.

– El envejecimiento individual y poblacional es un logro de la sociedad yexige que todos sus participantes, tanto en forma individual como co-lectiva, miren con responsabilidad cómo queremos que sea nuestra cali-dad de vida en la vejez. Esto no se construye de un día para otro, sinoque es un proceso que tiene asociados costos de todo tipo, entre elloseconómicos, que se deben discutir como país para acordar cómo seenfrenta el costo de mantener la autonomía(17). Y lo que es más impor-tante, cómo se enfrenta este tema y qué se hace en caso de que, pese atodas las medidas preventivas, la persona se complique con altos gradosde dependencia. Aquí hay ejemplos de cómo países muy envejecidosdisponen de un seguro solidario, ya sea de carácter voluntario u obliga-torio, que aborda las necesidades asociadas a la dependencia.

– El mantener a nuestros adultos mayores funcionalmente sanos permitevisualizar con mayor claridad las ganancias que como sociedad se

(17) Alberto Arenas, comentario a documento previo.

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pueden obtener de la relación de cuidado que se establezca con estegrupo humano, además de las múltiples tareas que los mismos Adul-tos Mayores pueden desarrollar para beneficio de la sociedad.

– La adultez mayor, tal como se da hoy en forma masiva, debe sermirada como una oportunidad para la sociedad y no como una carga.Una oportunidad que, de ser aprovechada por todos los sectores, per-mitiría desarrollar los vínculos sociales tan trizados en la actualidad.La solidaridad ejercida de hijos a padres, de amigos y vecinos permi-tirá restablecer las confianzas que reestructuren a la sociedad o, másbien, que la reconviertan en una sociedad en la cual vale la pena vivir.

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Inseguridades sociales y Tercera Edad

Autor

Juana SilvaMédico Geriatra. Directora Instituto Nacional de Geriatría “Presidente Eduar-do Frei Montalva”. Master en Administración Hospitalaria.

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© 2004 EXPANSIVA

La serie en foco recoge las investigaciones deEXPANSIVA que tienen por objeto promover undebate amplio sobre los temas fundamentales dela sociedad actual.

Este documento, cuya presente edición fue editadapor Cony Kerber y contó con la colaboración deUca Pérez, es parte de un proyecto de laCorporación que funcionó con el objetivo depromover ideas para frenar la inseguridad queafecta a los adultos mayores, las mujeres y losjóvenes. Esta iniciativa fue apoyada por laFundación Ford y coordinada por Javier Couso.

Estos documentos, así como el quehacer deEXPANSIVA, pueden ser encontrados enwww.expansiva.cl.

Se autoriza su reproducción total o parcialsiempre que su fuente sea citada.