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Universidad de Concepción Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Sociología Informe de lectura: “Materiales de Sociología de la Educación y la Cultura” Estudiante: Javier Arroyo Olea Diego Pérez Arias

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Universidad de ConcepciónFacultad de Ciencias SocialesDepartamento de Sociología

Informe de lectura: “Materiales de Sociología de la Educación y la Cultura”

Estudiante: Javier Arroyo Olea

Diego Pérez Arias

Carrera: Pedagogía en Historia y Geografía

Curso: 1er año, 1° semestre.

LUNES 02 DE MAYO DE 2014

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Primera sección: “Conceptos fundamentales”

Esta primera sección del texto de Carlos Lerena titulado “Materiales de Sociología de la Educación y la Cultura”, está enfocada a la síntesis de las ideas principales que contiene el mismo, centrándose en los autores como Émile Durkheim, Auguste Comte, Karl Marx y Max Weber.

En sí, el texto contiene una gama de ideas enfocadas al área sociológica de la educación. Primero que todo es necesario identificar las ideas del primer autor que se menciona: Auguste Comte quien plantea un “Tratado de educación universal” en donde propone la sustitución del área política del catolicismo, colocando como reemplazo una educación “positiva” en la que los nuevos maestros-sociólogos suplen todas las funciones sociales que la cúspide católica ya había perdido, dejando así en la palestra un enfoque conservador de la educación y dándole énfasis a su postura de que el individuo es producto de la educación, contribuyendo así a su concepción de educación como la principal aplicación de cualquier sistema de ideas. Por otra parte, Comte, además de hacer hincapié en que la educación es inseparable de los principios de la moral positiva, comprende a la educación no sólo como algo meramente intelectual, sino que hace hincapié en el carácter afectivo que esta tiene debido a que toda enseñanza es educación, planteando así una dicotomía representada en la “educación espontánea” (conocida como primera educación, la cual ve a la madre como la detentora del poder ideológico dentro del seno de la familia) y la “educación sistemática” (inculca hábitos básicos y, en sí, lo que la sociedad conoce como educación). En síntesis, Comte concluye con lo que él denomina, como vimos al principio, “educación universal” la cual forma al individuo a partir de un estado positivo, tomando en cuenta las dificultades morales y desembocando en lo que él comprende como sistema educativo que lo describe como aquel sistema de ideas necesarias que preparan a los individuos tanto para adaptarse uno mismo al sistema en donde será sumergido, como para el orden social donde tendrá que desenvolverse.

Para continuar, hay que mencionar al individuo que es conocido como uno de los padres de la sociología: Émile Durkheim, quien comprendía al sistema de enseñanza como instancia para imponer la postura sociológica de construir una doctrina moral, imponiendo así un sistema igual. A la vez, Durkheim plantea que la educación debe estar enfocada a las sociedades históricas, siendo estudiada como hecho social, es más, plantea que la educación es un proceso de creación y producción social, ideas contrarias al idealismo de Kant que defiende un desarrollo (educación) armónico tanto con el individuo como con sus facultades. Por otro lado, Durkheim postula que no hay nada que preexista dentro del individuo, ya que, según este autor, el hombre es producto de él mismo y de su sociedad, conllevando así una negación a la naturaleza humana y dándole paso a un proceso de mera producción de hombres. Paralelamente, Durkheim hace énfasis en que la educación debe apuntar a la producción de hombres que la sociedad necesita y que, a la vez, este acorde con la economía interna de la misma. Es así como este sociólogo comienza a hablar de otro punto el cual es la asimetría en las relaciones pedagógicas que, en sí, se tratan de “relaciones de dominación ideológica”, colocando a la educación en una comparación con la hipnosis debido a que es la autoridad quien se beneficia de las circunstancias y es así como, a través de este proceso de dominación, Durkheim plantea la idea de que la educación es, al fin y al cabo, un instrumento de dominación de almas. Otra idea principal en la que hace bastante hincapié es en el carácter decisivo que tiene la imposición de una doctrina moral en la práctica educativa la cual conlleva una autoridad moral que pertenece al educador y que convive con el enfoque integral de la educación que se representa en la inculcación de ideas y sentimientos que son indispensables para la comunidad. Es por lo anterior que este sociólogo plantea que la sociedad se refleja y/o reproduce en la educación, fundamentando además, en que el sistema educativo es el conjunto de prácticas pedagógicas que existen en la sociedad permitiendo así su renovación, mantenimiento o, como se planteó anteriormente, reproducción. En síntesis, Durkheim es partidario de que la educación cumple la función de asegurar la persistencia de una diversidad necesaria pero a la vez especializándola, conllevando así una doble función: contribuir a asegurar las ideas compartidas por todos los “animales políticos” (como diría Aristóteles) y, a la vez, realimentar el proceso de división social del trabajo. En sí, este autor busca una educación fundamentada en la sociología, proponiendo así una pedagogía sociológica, rompiendo así con el paradigma imperante de Kant.

Pasando a otro autor es donde nos encontramos con Karl Marx, quien tiene la base de su postura sobre la educación en la función educadora que tiene el Estado y es con esa premisa que analiza temáticas como la unión de la enseñanza y el trabajo productivo, el objetivo que tiene la escuela y el postulado de una sociedad socialista, todo esto desde el punto de vista de Marx. En sí, este autor explica la relevancia que tiene el área

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práctica de la educación, dando como ejemplo el trabajo del niño en las fábricas, pero no desde un punto de vista comercial ni como factor de producción, sino que Marx ve en el trabajo la oportunidad de que un hombre se despliegue en su misma esencia y que, el niño, al combinar la teoría con la práctica, se convierte en un potente medio de transformación de la sociedad. Por otro lado, Marx habla sobre un “hombre polivalente” el cual es producto de la educación que combina la enseñanza con el trabajo producto y que da como resultado al hombre de la sociedad sin clases (comunista). Sin embargo, este autor no deja de lado el rol de reproductor de subordinación que tiene la escuela dejando así en la palestra la concentración de poder que tiene esta institución ya que permite reproducir tanto las estigmatizaciones sociales como la estructura de la misma. Contraponiendo lo anterior hay que darle énfasis en que Marx postula una educación integra ya que ve en este sentido el rol social que tendrá la juventud y que, al fin y al cabo, son ellos los protagonistas del sistema social al que están impuestos. Para finalizar, hay que darle hincapié a la idea de Marx de una educación estatal neutra, en el sentido de que él busca que no se impartan temáticas que sean proclives a discusiones que provoquen roces como lo es el caso de las asignaturas de religión, política y economía. Al fin y al cabo, la postura de Marx es el antagonista del ideal de Comte y Durkheim como se ha visto anteriormente ya que este le da un sentido social pero desde una nueva perspectiva.

Encontrándonos con el último autor está Max Weber quien parte de la premisa de que la escuela, al igual que la iglesia y la familia, constituye una asociación de dominación la cual es representada en que esta institución, al fin y al cabo, impone una cultura y la enseña y profetiza como la única, verdadera y legítima, esto convierte al sistema de enseñanza en, como diría Weber, una asociación “hierocrática” la cual consiste en un tipo de dominación que aplica una coacción psíquica para la garantía de un orden. En sí, Weber trata de explicar que la escuela, al igual que la iglesia en su momento (he aquí la aclamada homología estructural iglesia-escuela), impone una cultura, la administra y la inculca, haciendo énfasis en un tipo de monopolio. Para complementar lo anterior, este autor menciona que el sistema se enseñanza aparece cuando aparecen tres condiciones donde se engloban: la existencia de un cuerpo permanente de especialistas, una formación uniforme de dicho cuerpo, conllevando un reclutamiento del mismo, y la separación del carisma de ellos mismos relativo a un carisma oficial. Para continuar, Weber plantea la existencia de tres tipos de educación: Carismática (despierta cualidades estrictamente del individuo, las puede estimular pero no crear. Por ejemplo: el guerrero), humanística (trata de cultivar un modo de vida con todas las actitudes y comportamientos que esta conlleva. Por ejemplo: el hombre culto) y, por último, especializada (imparte una estructura de dominación legal asociada al proceso de burocratización y racionalización. Por ejemplo: el burócrata). Para concluir su idea, Weber da énfasis en que el burócrata tiene una racionalidad técnica que se mide por la manera en que puede manipular la realidad y, en ese contexto, enmarca de manera explícita la diferenciación entre las áreas de enseñanza y cómo estas repercuten tanto a nivel personal y, a la vez, social.

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Segunda sección: “Reflexión y/o comentario”

Esta sección constará de la crítica de las ideas principales de cada autor que fueron explicadas en la sección anterior. Para que lo anterior quede ordenado la crítica ira en orden respecto a la explicación de las ideas de los autores comenzando por Auguste Comte y finalizando con Max Weber.

Se puede observar que Comte tiene una postura conservadora, tanto por su defensa al Antiguo Régimen como por su constante propuesta al plantear que la educación debe estar necesariamente ligada con la expansión de una misma moral por el simple hecho de que nos vamos a sumergir en el sistema. Sin embargo, uno de los puntos que rescato de este autor es la separación que hace entre educación espontánea y educación sistemática, he ahí un punto fuerte de Comte ya que, hoy en día, esto claramente es comprobable: por un lado tenemos la familia (especialmente el lado materno) en donde se nos inculca un cierto tipo de ideología o postura que no va más allá del círculo, pero al entrar a mayor edad y entrar a la educación sistemática se puede ver explícitamente la manera en que tanto los maestros como la institución en sí te inculcan y/o imponen una conducta que, al fin y al cabo, esta determinada acorde a los intereses de la sociedad. Pero la postura de Comte sigue planteando un conservadurismo al momento de plantear que los maestros deben hacerse cargo de las funciones que la cúpula católica (sacerdotes) ya no puede ejercer, derivando así a que la educación no tenga libre albedrío, sino que esté amarrada y anclada a la cultura misma de una postura religiosa. Al fin y al cabo, Comte defiende la postura de que la escuela sirve para aplicar un sistema de ideas (e incluso ideologías) del índole que la misma sociedad interprete como beneficiosa para la gente que es partícipe activa del sistema educacional.

En conclusión con este autor, se puede hacer énfasis en que su postura sobre la educación es la típica y tradicional que se encuentra en la palestra el día de hoy, con un fuerte movimiento que rechaza una educación con el índole que plantea Comte y que, quizás, en su periodo fue un tanto más aceptada.

El siguiente es Émile Durkheim quien tiene una postura bastante peculiar (e igualmente conservadora) con respecto a la educación. Hay que recordar que este autor pertenece a la corriente funcionalista la cual, además de hablar de una sociedad orgánica y otra inorgánica, tiene como representatividad la búsqueda de las soluciones a las problemáticas sociales mediante las instituciones que, a la vez, son mecanismos. Tomando en cuenta lo anterior se puede ver explícitamente porque la postura de Durkheim es tan peculiar con respecto a la educación. Lo primero que llama la atención es aquel concepto de que la educación no permite que el individuo se desarrolle de manera natural como propone Kant, sino que la educación lo que hace es “crear y producir” acorde a las necesidades de las sociedad y a la economía de la misma que, a la vez, van imponiendo una moral social a través de las instituciones educacionales. Además, el simple hecho de comparar la educación con la hipnosis cumple otro rol que da el puntapié para investigar, analizar y criticar la postura de ese autor. Por un lado, tener la idea de que una persona no tiene “naturaleza humana”, en el sentido de que llega vacío al establecimiento es una idea, por así decirlo, bárbara, porque se está negando rotundamente un conocimiento previo del individuo que entra en este organismo llamado sociedad. Sin embargo, la concepción que tiene Durkheim sobre educación no se aleja de la realidad que existe hoy en Chile en donde, al fin y al cabo, esta institución o mecanismo (en palabras de Durkheim), está a merced de la economía y lo bursátil que, en cierto sentido, logra guiar tanto la vida personal como la vida de la sociedad. En el mundo que se vive hoy el capital está carcomiendo a la persona misma, imponiéndole “valores” que importan poco y nada, en fin, la educación dejó de ser una válvula de escape y se convirtió en una celda que no permite (o muy poco) compartir ideas diferentes a las que impone, más que el Estado, la economía. Pese a lo anterior, eso no impide que exista un sector que luche contra aquel sistema que Durkheim respaldaba, es más, muchos profesionales del área educacional consideran que el individuo tiene una “naturaleza humana” y que la educación es un método de libertad, y no debe utilizarse como método tanto de reproducción social como de represión.

Para sintetizar mi reflexión sobre este autor y sus postulados me gustaría recalcar que nos desenvolvemos, desde mi punto de vista, en la educación que planteó Durkheim debido a todos los argumentos anteriormente entregados sostengo que estamos bajo la premisa Durkheimiana a nivel tanto de fin de la educación como de proceso educativo. Pese a que “las teorías resisten a la agresión de las teorías enemigas o de los argumentos

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adversos”1, eso no evita que la crítica continúe, sobre todo si es sobre una temática tan relevante como luchar contra un sistema educacional que está basado en el ideal de un individuo como lo fue Durkheim.

Pasando a Karl Marx el enfoque se torna un tanto diferente debido a que la directriz de este personaje está orientada hacia una crítica más centrada en cierta parte de la sociedad que es partícipe del sistema educacional y, del mismo modo, de la sociedad. En sí, lo que más se critica sobre el enfoque de Marx es que este autor respalda el trabajo de los niños en las fábricas, pero lo que pocos saben es que él no lo ve como un factor de producción ni mucho menos, todo lo contrario, él piensa que llevando de la teoría a la práctica a los individuos estos aprendan más y, así mismo, se conviertan en un aporte a la sociedad que vendría en el futuro: una sin clases. De por sí, es una idea extravagante, sobre todo si lo aplicamos en el Chile de hoy, debido a que ese tipo de “práctica” se ve en los liceos con un enfoque más técnico-administrativo en donde llevan la teoría a la acción. Sin embargo, en lo que difiero bastante con Marx es a la hora de hablar de prohibir asignaturas que pueda provocar roces o discusiones entre los estudiantes, para esto planteo la siguiente pregunta: si no es en la escuela, ¿dónde? La educación por su esencia está obligada a mostrar todas las caras de un prisma, sin dejar en el tintero temáticas por el simple hecho de que pueda crear discusiones, es más, la idea de la educación, desde mi punto de vista, es entregar las herramientas para que los estudiantes puedan debatir, criticar y analizar por sí solos sobre diversas temáticas, sobre todo del área económica y política. Sin embargo, estoy de acuerdo con que se saque la enseñanza de la religión ya que pienso que la base de una buena educación es que esta sea laica, que la iglesia no haga lo que hizo por tantos años: imponer una cultura y un dogma por sobre todas las cosas dejando en el aire un sinfín de posturas y, además, culturas externas a su estructura. Al fin y al cabo, la escuela y la educación son las herramientas que, además de enfocar al desarrollo integral del estudiante, permiten un debate fundamentado sobre una gama de índoles tomando casos desde ideologías hasta regímenes políticos y si esto no se da en la educación entonces jamás se dará y volveremos a ser una barbarie.

Para concluir mi análisis sobre Marx me gustaría recalcar nuevamente que, pese a sus buen índole educativo (que además concierne a la educación estatal), la eliminación de temáticas tan cotidianas y trascendentales como la economía o la política conllevaría a una inconsecuencia misma de la esencia que tiene la educación, conllevando a una desinformación de la población tanto sobre esa temática y, porque no decirlo, de periodos de la historia en donde ambas temáticas fueron determinantes, e incluso, hasta el día de hoy.

Y, por último, hay que analizar a Max Weber quien, como pudimos darnos cuenta en la sección anterior, tiene una postura bastante completa y representativa. La crítica que hace Weber a la educación es bastante factible debido a que entrega ejemplos y diferencia bien una temática de otra. En sí, comparto bastante su posición frente a ciertas temáticas como lo es el caso de la homología estructural iglesia-escuela, esto se ve explícitamente hasta el día de hoy en donde la escuela, al igual que la iglesia en su tiempo, imparte una cultura la que considera como legítima, apartando así a las demás. En este aspecto, la escuela juega un rol determinante ya que tiene la facultad de escoger que cultura impartir y a cual hacerle una especie de “apartheid”. Por ejemplo: en el sistema educacional de Chile, hoy en día, a los estudiantes les enseñan en Historia de Chile que existió un “Desastre de Curalaba” en donde los españoles fueron vencidos por los mapuche, pero en ese sentido, ¿por qué no se enseña como “Victoria de Curalaba”?, y es ahí donde entra Weber y su planteamiento de que la escuela ve que cultura imparte, en este sentido es la cultura defensora de los españoles la cual se defiende tanto en los libros de Historia del gobierno como en las clases mismas de los profesores de esa asignatura. Y es en este punto en donde el maestro juega un rol fundamental de neutralidad ya que, como tarea del profesor, debe enseñar los hechos como fueron, sin mostrar preferencia o narrar la historia desde un punto de vista extremista e intransigente, cosa que muchos profesores no saben hacer y apelan a la humillación y violencia simbólica hacia el estudiante que comienza a criticar lo que no le parece correcto o no le calza bien. Por otro lado, la división de la educación que hacer Weber es una representación a flor de piel de lo que sucede hoy en el país. Por ejemplo: la educación carismática se puede aplicar a los conventos, la educación humanística puede ser el mismo regimiento (a la hora de buscar obediencia acorde a un ideal) y la educación especializada se puede aplicar en los liceos técnico-profesionales. Es así como el enfoque de Weber puede ser ejemplificado (como el de Durkheim) en la actualidad. Pese a aquello, mi crítica de enfoca en que, aunque planea problemáticas explícitas, no genera soluciones, no es como Marx que plantea lo que quiere hacer con la educación y cómo, Weber sólo deja las ideas pero el método nunca aparece. Sin

1 Morin, Edgardo. 2001: “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”. Editorial Nueva Visión. Buenos Aires, Argentina.

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embargo, los postulados, a pesar de no tener respuesta hoy en día, sirven para ver en qué seguimos fallando históricamente como sociedad y plantear una y otra vez cómo podemos superar dichas dificultades e injusticias.

Para concluir este informe de lectura me gustaría sintetizar que el enfoque que tiene Weber sobre la educación es uno de los pocos (por no decir el único) que, al analizarlo, lo encontré conciso y complementario tanto con la concepción de lo que se entiende por educación, como con las aristas sociales que permiten que este arte y/o ciencia (constante disputa) siga aumentando su fuerza crítica. Además, el texto de Lerena en sí permite ser de gran ayuda a la hora de entender los conceptos de educación desde una mirada más sociológica y de diversos periodos, dejando así en claro el postulado de los propulsores y pioneros de la sociología que hoy entendemos como tal.