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INFORMACIÓN Y PUNTO DE CAMBIO Notas en torno al lugar de la información en la emergencia de una nueva conciencia humana Gonzalo Gutiérrez Tunquelén, primavera de 1997

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INFORMACIN Y PUNTO DE CAMBIONotas en torno al lugar de la informacinen la emergencia de una nuevaconciencia humanaGonzalo GutirrezTunqueln, primavera de 1997La metfora del tubo para la comunicacin. Nuestra discusin noslleva a concluir que, biolgicamente, no hay informacintransmitida en la comunicacin. Hay comunicacin cada vez quehay coordinacin conductual en un dominio de acoplamientoestructural.Esta conclusin es chocante slo si nos empeamos en nocuestionar la metfora ms corriente para la comunicacin que seha popularizado en los as llamados medios de comunicacin. Segnesta metfora del tubo, comunicacin es algo que se genera en unpunto, se lleva por un conducto (o tubo), y se entrega al otroextremo receptor. Por lo tanto, hay un algo que se comunica, y locomunicado es parte integral de aquello que se desplaza en elconducto. As, estamos habituados a hablar de la informacincontenida en una imagen, objeto, o ms evidentemente, en lapalabra impresa.Segn lo que hemos analizado, esta metfora es fundamentalmentefalsa, porque supone una unidad no determinada estructuralmente,donde las interacciones son instructivas, como si lo que pasa enun sistema en una interaccin quedara determinado por el agenteperturbante y no por su dinmica estructural. Sin embargo, esevidente, aun en la vida cotidiana misma, que la situacin decomunicacin no se da as: cada persona dice lo que lo que dice uoye lo que oye segn su propia determinacin estructural. Desdela perspectiva de un observador hay siempre ambigedad en unainteraccin comunicativa. El fenmeno de comunicacin no dependede lo que se entrega, sino que de lo que pasa con el que recibe.Y esto es un asunto muy distinto a transmitir informacin .(Humberto Maturana y Francisco Varela. El rbol del conocimiento.Santiago, Universitaria, 1994, p. 130).TABLA DE CONTENIDOS.TABLA DE CONTENIDOS. 3INTRODUCCIN. 4I. SOBRE SILENCIOS, PALABRAS Y ACCIN. NOTAS EN TORNO A LAEMERGENCIA DE UNA NUEVA CONCIENCIA HUMANA. 6Conocer y vivir. 6Al principio era la palabra. 13Al principio era la accin. 18La muerte de la modernidad y un nuevo orden de los siglos. 21Silencios para la accin. 24II. SOBRE NUEVA CONCIENCIA, EDUCACIN E INFORMACIN. NOTAS ENTORNO A LAS CATEGORAS DE UN PUNTO DE CAMBIO. 29Las categoras de la nueva conciencia. 29Las categoras de la educacin. 31Las categoras de la informacin. 33Informacin e incerteza. 34COLOFN: PARA UN ENFOQUE HOLONMICO DE LA INFORMACIN. 37EPLOGO. 38BIBLIOGRAFA 40INDICE 434INTRODUCCIN.Mi motivacin en la produccin de este escrito seorigina en los trabajos de la Red Latinoamericana deDocumentacin e Informacin en Educacin (REDUC), que operadesde 1975 y cuyo planteamiento original le ha dado un xitosin precedentes en la regin de Iberoamrica y el Caribe. Suexitoso diseo mira hacia:- La concepcin de la informacin como un proceso en el queuna persona elabora datos con el deseo de iluminar unproblema o una conversacin que le ataen. Por problemasealamos una situacin a la que una persona se enfrenta conel nimo de ir ms all de ella, hasta una accin adecuada,entendindose por tal aqulla que le permite pasar a unanueva situacin consensualmente mejor que la anterior. Porconversacin significamos la interaccin de diferentesdescripciones con el nimo de obtener una nueva y msadecuada descripcin consensual.- La vehiculizacin de los datos hacia los usuarios medianteproductos de intermediacin que le facilitan el proceso deproduccin de informacin. El producto tpico de REDUC sonlos Resmenes Analticos en Educacin (RAE), que presentan,en unas 300 palabras, los contenidos claves de estudios sobrediversos aspectos de la educacin en el mbito que cubre laRed.- La estructura cooperativa del sistema, con la participacinde diferentes organismos de distinta naturalezainstitucional. Uno de ellos presta el necesario servicio decoordinacin de la Red.- El empleo de tecnologa avanzada para el procesamiento ypuesta en servicio de los datos existentes, a la vez queadecuada las necesidades de los centros participantes.El xito de REDUC se ha traducido en una crecientepresencia en el rea iberoamericana y caribea, y fuera deella. Pero estamos - despus de ms de 20 aos - en una etapaen la que se impone la reflexin sobre lo que hacemos. Hoy,la satisfaccin de necesidades de crecimiento econmico delos pases de la regin, unida a algunos anlisis pororganismos internacionales, tienden a instrumentalizar laeducacin en funcin de esas necesidades, fomentando la5competitividad1. El arte de educar corre el riesgo de pasar,de tarea de humanizacin, a esfuerzo por aprendizajes tiles.Como resultado, la vieja metfora del tubo para lacomunicacin y la informacin - campo en el que se inscribela tarea educativa - sigue gobernando acrticamente lasorientaciones de las polticas y de las prcticas2.Este escrito es un intento por ver el campo de lainformacin en la esfera de la educacin desde unaperspectiva diferente. El ncleo de lo que voy a decir esten el convencimiento de que asistimos al comienzo de unanueva era; de que estamos en el umbral de un mundo nuevo. Esemundo se insina en una nueva conciencia que aparece portodos lados: desde las ciencias duras hasta las diferentesformas de espiritualidad que marcan una intensa bsquedaentre la gente de hoy.Aqu, en este umbral, un sistema de produccin deinformacin como REDUC tiene mucho que decir porque apunta alarte de educar, precisamente al punto de cambio hacia unanueva conciencia3.Voy a decir lo que digo discurriendo por dos partes: laemergencia de una nueva conciencia humana y el papel que lecabe all a la informacin en el campo de la educacin.Agradezco a Francisco Tllez sus observaciones y sutrabajo editorial.

1 Como lo hace el lastimoso trabajo de CEPAL/UNESCOEducacin yconocimiento, eje de la transformacin productiva con equidad. Santiago,CEPAL/UNESCO, 1992. Los negativos resultados de una educacin orientadamayormente a la inteligencia racional y al espritu competitivo han sidomostrados hasta la evidencia por los anlisis que recogeDaniel Golemanen La inteligencia emocional, Buenos Aires, Javier Vergara, 1996. Llamanparticularmente la atencin las notas del captulo 15.2 Ver la entrevista de Manuel Guzmn con Humberto Maturana La educacin,un ejercicio de humanidad en: Revista de Educacin, Santiago, Ministeriode Educacin, n 228, Setiembre de 1995, pp. 16-19.3 Ver: Fritjof Capra. O ponto de mutacao. Sao Pablo, Cultrix, 1989.6I. SOBRE SILENCIOS, PALABRAS Y ACCIN. Notas en tornoa la emergencia de una nueva conciencia humana.En esta primera seccin ofrezco una mirada hacia unnuevo mundo que nace. Lo veo insinuarse por todas partes atravs de un modo diferente de conocer. Talvez estamosvolviendo a los orgenes de un conocer global, holstico, enel que la racionalidad no lo es todo sino que una parte, y nola ms grande4. Fue la gnoseologa que nos propusieronPlatn, los neoplatnicos como Plotino, los gnsticos y losfilsofos hermticos. Fue la gnoseologa de la que nos fuimosapartando desde Aristteles, sus traductores rabes y judos,y Toms de Aquino. Talvez, si nos hubiramos mantenido fielesa la otra tradicin habramos atesorado la perdida capacidadde ver ms all de lo que dice nuestro discurso y habramosvivido ms cerca del espritu. El modo de vivir depende decmo conozcamos y un cambio en el conocer cambia la realidadque construimos5.Conocer yvi vi r .Vivir es conocer6. Vivimos porque conocemos: porqueinteractuamos efectivamente con nuestro medio. Porqueenactuamos7 aquello que solemos llamar realidad, y que seencuentra inextricablemente unido a nuestro conocer. De

4 Ver: Daniel Goleman, La inteligencia emocional. Buenos Aires, JavierVergara, 1996.5 Ver: George Leonard, El pulso silencioso. Madrid, EDAF, 1987.6 Recojo las enseanzas de Humberto Maturana y Francisco Varela en: Elrbol del conocimiento, Santiago, Universitaria, 1984. El concepto deconocimiento que se maneja all es operacional: conocer es accinefectiva, es decir, efectividad operacional en el dominio de existenciadel ser vivo (p. 15); y que admitimos conocimiento cada vez queobservamos una conducta efectiva (o adecuada) en un contexto sealado...(p.115). Se hace, pues, referencia a un criterio para saber cundo existeconocimiento, criterio que comparto. Sin embargo, podemos ir hacia atrsy remitirnos a nuestra propia experiencia interna de conocedores; en ellase nos hace presente una adecuacin entre conocedor y conocido, que quedaclaramente expresada por la etimologa latino-griega de cognoscere (quejuxtapone co y nous, algo as como un espritu comn, mentecomn); adaequatio mentis et rei (adecuacin de mente y cosa) dicela escolstica. Digo que ambas descripciones son vlidas y as las usaren lo que sigue.7Ver: Francisco Varela, Conocer, Barcelona, Gedisa, 1990. Varela proponeel trmino enaccin (ver p. 91), tomndolo del ingls enact: poneren escena (en el teatro), poner en accin. Cuando decimos queenactuamos una realidad queremos indicar que eso que llamamosrealidad lo es en la medida de nuestro conocimiento y de nuestraaccin. Como Varela indica se trata de un trmino aun no establecido,propuesto por razones expositivas.7hecho, al establecer un lmite entre lo que concebimos comoexterno y nosotros mismos estamos recurriendo a unartificio que no resiste un examen ms serio. Por supuesto,podemos no preguntarnos acerca de cmo conocemos; seguiremosviviendo como antes... o casi. Pero si lo hacemos, no tenemoscmo esquivar la pregunta acerca de nuestra relacin con esoexterno y su respuesta nos devuelve a lo dicho: siafirmamos la existencia de un mundo objetivo, independientede nuestro conocer, tal afirmacin se basa en nuestro conocermismo; es la circularidad de nuestros actos cognitivos:conocemos una realidad que se nos hace presente solo en lamedida en que la conocemos; yese conocerla, la condiciona.Es un asunto muy antiguo: desde los albores de la filosofanos hemos venido planteando ese asunto8. Por supuesto, sinrespuesta universalmente aceptada, como no sea dentro de unamisma escuela. Lo que pasa es que el mentado problema delconocimiento es un problema mal planteado: preguntarnosacerca de la certeza que podamos tener sobre la existencia deun mundo independiente de nosotros mismos, nos remite anuestros propios procesos cognitivos. Sujeto conocedor,mecanismo del conocer y objeto conocido son inseparables.Mucho se ha discutido sobre este tema, especialmente porquienes han intentado encontrar un terreno firme,autoconsistente, para fundar juicios ticos,metafsicos,cientficos.Temas que se cruzan aqu: todas lasdemostraciones (por ejemplo, de la existencia de Dios, yhay quienes han intentado hacerlo mediante frmulasmatemticas9). Es que lo absoluto atrae, se lo busca; no nosresignamos con nuestra condicin relativa, esto es:condicionada, dependiente,y buscamos certezas.Lasbuscamos en referentes que estn ms all de nosotros mismos;o, simplemente, escondemos la cabeza y esquivamos elproblema. Se nos hace difcil quedarnos en el medio de unasituacin cambiante, en movimiento constante. Sin embargo, elsentido comn nos dice que es as, y - de nuevo - si noshacemos la pregunta acerca de cmo conocemos, qu somos, yqu es el mundo, la respuesta de sentido comn es que no haynada comn.Hay acuerdos y supuestos que se manifiestan en palabras,y sobre tales acuerdos fundamos nuestra convivencia.Suponemos que si digo mesa nuestro interlocutor entiende lo

8Quien desee examinar el llamado problema del conocimiento desde unaperspectiva de la filosofa escolstica encontrar un excelente trabajoen los cinco volmenes de: Joseph Marchal, Le Point de Dpart de laMtaphysique, Bruxelles, 1944. Hay edicin castellana de Gredos, Madrid,1957.9Es conocida la argumentacin de Leonard Eulera Denis Diderot, en lacorte rusa de Catalina la Grande: (a+bn)/z=x, luego, Dios existe. Ver:Arthur Zajonc, Atrapando la Luz, Santiago, Andrs Bello, 1994, p. 112.8mismo que yo significo. Pero nada nos dice que eso seaefectivamente as: no podemos comprobarlo recurriendo a unelemento externo a nuestro propio mecanismo cognitivo. Lasupuesta relacin entre un enunciado y un conjuntoverdadero (como en el caso de Euler) no es ms que eso: unpostulado. Esto es, algo que definimos y a partir de lo cualorganizamos una serie de descripciones que resultanverdaderas en la medida en que responden a ese postuladooriginal.Lo del conocimiento verdadero se reduce, as, a unasunto de postulados. Y los usamos. La vida de quien aceptala existencia de determinados valores ticos puede serenteramente diferente de quien acepta otros... o ninguno. Lavida y la muerte, la convivencia, los regmenes sociales ypolticos, se originan en asuntos del conocer.No solamente es esto as en las vidas individuales.Describir las distintas formas en que las personas y sussociedades se han planteado los temas del conocimiento es unhilo conductor para analizar paradigmas10 culturales11. Porejemplo, las diferencias existentes entre los modos orientaly occidental de plantearse ante el mundo. Diferencias quemuestran menos su parte emergente en un mundo en el que lacultura del pragmatismo se ha venido imponiendo, pero que apoco de hurgar salen a la vista. Dos mundos, ciertamente; ydos modos de vivir basados en dos diferentes modos deconocer, de enactuar la realidad.Occidente se construy sobre la fusin de los espritusgriego y latino, en una aventura que subi por el Rhin,naveg por el Mediterrneo, se asom al Este por el Danubio ySiria, y posteriormente lleg a Amrica, frica y Asia. Msque en una geografa, Occidente ha llegado a expresarse enuna gnoseologa: las cosas son; podemos conocerlas,analizarlas, intervenirlas. El mundo, casa del hombre, estall para ser utilizado y modificado: constituye recursos.La mente humana es instrumento adecuado para conocer y actuaren ese mundo, y las ciencias y artes de todo tipo son su

10El trmino paradigma es de uso frecuente hoy y no siempre unvoco.En su etimologa, para-digma viene del griego par (cerca, acerca) ydegma (muestra, ejemplo). Los bazares del antiguo puerto del Pireo sont degmata. En su sentido propio, pardeigma designa un plano dearquitectura. Uso el trmino para nombrar un modelo comn o frecuente enuna determinada poca, cultura o corriente de pensamiento.11Morris Berman lo ha hecho de una forma particularmente ilustrativa.Ver: Morris Berman, El Reencantamiento del Mundo, Santiago, CuatroVientos, 1990. Ver tambin del mismo autor: Cuerpo y Espritu. LaHistoria Oculta de Occidente, Santiago, Cuatro Vientos, 1992. Otroconocido autor que toca el tema es el fsico Fritjof Capra en dos de sustrabajos: O Tao da Fsica, Sao Paulo, Cultrix, 1983; y O Ponto deMutaco, Sao Paulo, Cultrix, 1989.9mejor producto. Mediante ellas usamos, habitamos y arreglamosnuestra casa. Podramos decir que Occidente ha valorado unaexterioridad lograda y definida en el lenguaje propio de larazn: el habla12.Los sabios de Oriente se han planteado ms comnmentedesde la interioridad: no es ese mundo externo el queconstituye lo real; lo que tenemos por real no es ms que unaapariencia, una transitoriedad. La permanencia ha de serbuscada ms all de esas apariencias, y la vida es camino enese buscar, y ha de ser andada cuidadosamente. No bastavivir, sino que es importante la manera cmo vivamos nuestravida. De ello depende nuestra liberacin del mundo de lasapariencias para llegar a lo que lo supera y fundamenta. Deaqu se sigue que en Oriente se hayan originado valiososmtodos13 de vida, que subsisten hasta hoy y que alimentan losinsatisfechos deseos de espiritualidad de muchos de nuestroscontemporneos.De alguna manera, Oriente y Occidente muestran dosumbrales del conocer, dos actitudes, dos polos, dos esprituscuya complementariedad resulta necesaria para transitar esosumbrales14. Pero, de nuevo, no es cosa de geografas sino quede configuraciones del conocer. En la medida en que los pasospor sus umbrales se hacen ms y ms reiterados, dichapolaridad se nos muestra, salta a la vista, y su aparenteantinomia se disuelve en un ver que la traspasa.Trans-pasar se hace as la palabra clave del conocercomo una invitacin a ir ms all, a adentrarse hacia lo quese esconde tras las apariencias, hasta una zona en que todaapariencia se esfuma, en la que todo camino desaparece y todomtodo deja de serlo.Son frecuentes las expresiones que apuntan hacia lareificacin y cuantificacin del conocer: conocimientoacumulado, transmitir conocimientos, y otras semejantes,que encierran equvocos que se hace necesario despejar.

12 La definicin del hombre como animal racional es tpicamenteoccidental. La elabor Aristteles: zon logikn (animal capaz dehablar) y de all pas a la escolstica como animal rationale. Eltrmino griego lgos designa la palabra, lo mismo que su equivalentelatino ratio. Algo de eso se mantiene en nuestra antigua expresincastellana de dar una razn o recado.13 De nuevo la etimologa (que sirve para precisar lo que decimos). Elorigen griego de mtodo nos remite a met (por entre medio, ms allde) y ods (camino). As, un mtodo es una forma de hacer camino parallegar ms all, traspasar una situacin actual.14 No son pocos quienes han hecho su vida de esta manera. Remito al lectora los testimonios del benedictino Bede Griffiths en: El Matrimonio deOriente y Occidente, Madrid, Paulinas, 1985.10El sentido comn nos dice que el conocer se manifiestaen accin efectiva. Sabemos que hay conocimiento cuandonuestra accin y la que vemos en los dems resulta eficientede acuerdo con un determinado contexto. Por ejemplo, sabemosque alguien sabe usar un martillo cuando lo vemos clavar; oque otro sabe alemn cuando lo escuchamos conversar en eseidioma. Hay un aprendizaje previo, ciertamente; y alguien quepropici ese aprendizaje. Pero el conocer mismo no ha sidotransmitido, sino que enactuado por el propio sujeto. Deesta manera, decir que hoy sabemos ms cosas que hace 100aos resulta inexacto: hay mayor acumulacin de datos, msescritos, mayor codificacin de resultados de experiencias einvestigaciones... pero para que todo eso sea conocimiento serequiere que el individuo los procese de manera tal que suaccin resulte efectiva en su propio campo.La metfora del tubo resulta as inadecuada: no existetal transmisin de conocimientos como si stos fueran unalgo que viaja entre un emisor y un receptor. No hay nada queviaje; hay un maestro que ensea, esto es, que testimonia supropia experiencia; hay un discpulo que aprende, esto es,que realiza la suya propia a partir de determinadosestmulos. Y slo sabemos que hay conocimiento cuando esasegunda experiencia resulta efectiva en la accin.Las expresiones comunes con respecto de la informacinresultan igualmente equvocas. Es lo ya dicho. Un registrocualquiera (por ejemplo, una gua telefnica) no contieneinformacin, sino que datos. Cuando una persona desea llamara alguien recurre a la gua, y en ese momento, ese dato setransforma en informacin: ha sido referido a una necesidadde esa persona.Es importante tener en cuenta estas precisiones, porquenos ayudan a dar cuenta de los a veces difciles umbrales delconocer que se producen, por ejemplo, en la educacin: notodos aprenden ni lo hacen de la misma manera ni con igualesresultados; o en el escaso procesamiento de lo quesupuestamente sabemos: est claro que el hbito de fumar esdaino para la salud, y sin embargo muchos mueren en l, sinhaber producido la informacin que puesta en accin habrallevado a un conocimiento, un sentido, y un resultadobeneficioso.Podemos expresar estas relaciones en el siguientealgoritmo:DATO+REFERENCIA=INFORMACIN+ACCIN=CONOCIMIENTO11En todo umbral del conocer hay un darse cuenta15 queestablece la diferencia entre no conocer y conocer, entredato e informacin, entre accin inefectiva y efectiva. Entodos los campos: desde los hbitos corporales hasta los quellaman al espritu. Porque el ser humano es unidad.En esa unidad cuerpo-mente-espritu es donde el conoceranida, procrea y florece. La parcelacin de las operacioneses otro de los engaos que ocultan su luz, y toda asctica16del conocimiento habr de construir una y otra vez lo uno17.Porque los umbrales del conocer no se abren a paisajesdistintos; son ventanas hacia un mismo valle, puertas haciaun mismo caminar: el hombre que es parte de un cosmos encontinuo proceso de emergencia de conciencia18.El conocer nos supera. No somos los nicos queconocemos, los seres humanos; somos apenas los nicos capacesde elaborar un conocimiento humano, y esto no es la totalidaddel acto consciente. La conciencia radica en cada tomo demateria, movindose permanentemente en un proceso espiral queapunta a la vez hacia la complejizacin y la interiorizacin.Basta remitirnos a los procesos inteligentes de nuestropropio cuerpo, y es algo que no deja de tener una enormeutilidad prctica en una poca en que una medicinamaterialista (por suerte ya en receso) nos ha llenado defrmacos19.Es precisamente de ese carcter holstico, global,supraindividual, de donde toma su fuerza el conocimiento.Porque como todo lo humano, el conocer tiene fuerza, poder decrear y deshacer realidades. Reducido a la dimensinindividual, el conocer aparece modificado por los filtros delyo, referido a un micromundo que se nutre apenas de lalimitada energa de quien lo enacta. Pero en la medida enque son trascendidas las dimensiones de lo individual sehacen presentes nuevas y ms fuertes bandas energticas hasta

15 Gregory Bateson nos ha hecho ver esto con claridad; ver de l, Pasoshacia una Ecologa de la Mente, Buenos Aires, Planeta, 1991.16 Todo proceso de conocer resulta un trabajo, un ejercicio, unaasctica: de skesis, el entrenamiento que realiza el atleta.17 La tradicin cristiana anterior a la escolstica es fiel a estatriloga soma-psych-pnema en cuya unidad radica la conciencia, y hasido retomada, entre otros, por el benedictino J.M. Dchanet, en:Christian Yoga, New York, Harper, 1960.18 Aqu debe ser recordada la abundante obra de Pierre Teilhard deChardin. Para una introduccin sugiero: Peter Smulders, A viso deTeilhard de Chardin, Petrpolis, Vozes, 1965.19 En este tema es seero el trabajo del endocrinlogo hind DeepakChopra. Ver: Cmo Crear Salud, Mxico, Grijalbo, 1990; La CuracinCuntica, Buenos Aires, Grijalbo, 1992; y Cuerpos sin Edad, Mentes sinTiempo, Buenos Aires, Vergara, 1994.12que, en una dimensin de conciencia csmica, el conoceraparece conectado a la totalidad de la energa del universo ysu fuerza es arrolladora20. Como lo he dicho ms arriba, todoconocer implica una relacin del dato a un marco referencial,a una universalidad21 en los dos sentidos de lo universal: poruna parte, un vector de complejizacin o centrfugo, que miralo universal como una totalidad de partes; por otra, unvector de interiorizacin o centrpeto, que mira lo universaldesde el punto en que esas partes son unidad; en ambos casos,la unidad en su dimensin de relacin22, como nodo de unamalla.Sin embargo no podemos tener la pretensin de que latotalidad de la malla del universo se nos haga presente.Precisamente es en ese postulado de universalidad donde seubica la peligrosidad de toda utopa: llevada a la accintiende a engendrar lo que Popper ha denominado ingenierasocial holstica, en la que las mil diferencias delconglomerado social son arrasadas. Lo hemos visto en todoslos totalitarismos, de cualquier signo. El abrirnos a ladimensin universal del conocimiento requiere una posicinmucho ms humilde que supone una doble actitud: atestiguar launiversalidad que intuimos a la vez que reconocer nuestraincapacidad para describirla cabalmente; decir que el todoest en cada parte y que cada parte tiene sentido en funcinde ese todo, junto con hacer el camino de las milparticularidades que conforman nuestro mbito de experiencia.En trminos de accin, criterio de todo conocimiento, estolleva a un tambin humilde dar pequeos pasos que - esperamos- nos irn conduciendo a una mejor comprensin de nuestroentorno.

20 El tema de la fuerza del conocer es uno de los motivos centrales de laserie de trabajos en que Carlos Castaneda nos ha dado testimonio de suaprendizaje con Don Juan. Los libros de Castaneda han tenido muchaslecturas y han influenciado decididamente el cambio de paradigma al queasistimos. Son, hasta ahora, los siguientes: Las Enseanzas de Don Juan(1974), Una Realidad Aparte (1974), Viaje a Ixtln (1975), Relatos dePoder (1976), El Don del guila (1982), El Segundo Anillo de Poder(1986), El Fuego Interior (1986), El Conocimiento Silencioso (1988) y ElArte de Ensoar (1994).21 La tradicin escolstica es clara en esta afirmacin; ens est propriumobiectum intellectus, afirma Toms de Aquino (Summa Theologica, I, 5, 2,resp.).22 Los trminos latino y griego para designar lo universal muestran,precisamente esa doble dimensin: uni-versum, volcado hacia lo uno; yt kathlou, lo que se refiere a la totalidad, lo que se remite altodo. Teilhard de Chardin recoge esta doble dimensionalidad del universoen una ley de la complejificacin y de la interiorizacin (Ver: PeterSmulders. A visao de Teilhard de Chardin. Petrpolis, Vozes, 1965.13Pero - como en todo - lo contrario tambin se hacepresente; habr que repetirlo: todo conocimiento existe en lamedida de nuestra relacin con la unidad de la que somosparte. La fragmentacin de la conciencia (frecuente ennuestra realidad ordinaria) nos pierde en las dicotomas deun yo que se plantea opuesto a un no-yo. Yo y t; las cosas yyo; yo y mi cuerpo, mi mente, mi espritu. Y as,fragmentados, abrimos la puerta a los desrdenes en que sevan expresando nuestras divisiones y tensiones: lasenfermedades de cuerpo, mente y espritu. Recuperar la unidades la tarea de construir una vida que signifique vivir: noser vividos.Conocer se hace de esta manera una tarea de vida.Vivimos tal como conocemos, tal como construimos la realidadde la que nuestra vida forma parte. Vivir es, pues, ms quebiologa: es cuerpo, mente y espritu; es conciencia.Al pr i nci pi oer al apal abr a.El tema de la palabra como hacedora de conocimiento estpresente desde los ms antiguos orgenes del pensamientooccidental. Lo recoge Aristteles cuando define al ser humanocomo zon logikn, animal capaz de habla; animalrationale traduce la escolstica y en esa racionalidad sebasa toda la construccin intelectual de Occidente: lgos,palabra, verbo, llega as a ser razn, capacidad einstrumento de conocer.Con distintas acentuaciones.En Platn y el neoplatonismo ese lgos es subsistente,existente en s, forma pura que infunde cognoscibilidad en lomaterial. La posibilidad de que el mundo sea conocido dependede su participacin en ese lgos; los lgoi spermatiki,palabras o verbos seminales presentes en la naturaleza lahacen cognoscible. La hermosa herencia gnstica tiene aqu sucentro y se manifiesta en expresiones tan aculturadas enOccidente como el acto por el que Dios crea mediante supalabra un mundo a partir de la nada y la visin de Juan elEvangelista que nos dice del Verbo de Dios por el que todaslas cosas fueron hechas y que se encarna en Jess23.

23 Ver las narraciones de los orgenes en Gnesis 1 y 2; y el prlogo delEvangelio de Juan, 1, 1-18. Este prlogo refleja una corriente depensamiento ampliamente difundida por ciertos crculos judos, y quehemos conocido en los escritos de los esenios de Qumrn, en los que ya seanuncia la gnosis.14La influencia de esta corriente de pensamiento espredominante en la filosofa cristiana24 hasta Toms deAquino, quien realiza un desplazamiento hacia Aristtelesbasndose en los trabajos de los filsofos judos y rabes enEspaa25. Pero precisamente a travs de ese descubrimiento deAristteles los conceptos de lgica y razn comienzan aconstruirse ms all de la connotacin mstica del lgosplatnico, neoplatnico y gnstico para alcanzar lainstrumentalidad discursiva, analtica y conclusiva que hanvenido poseyendo en los ltimos ocho siglos y que enDescartes toma una formulacin que suele ser consideradadefinitoria de un modo de pensar occidental26.Pero esta situacin est siendo de alguna manerarevertida. Las nuevas ciencias y tecnologas delconocimiento, alimentadas en resultados de investigacionesespecialmente en los campos de la biologa y la neurologaestn comenzando a cuestionar la afirmacin de existencia deun mundo exterior independiente del sujeto conocedor y de laadecuacin de la razn como herramienta para su conocimiento;y ofrecen un punto de vista que en cierta medida recupera laaccin creadora de realidades que poseen los lenguajes, y elhabla en particular27.Tal cuestionamiento es asunto de sentido comn: podemosdejar de preguntarnos acerca del origen de la certeza quetenemos sobre la existencia de ese mundo externo; pero silo hacemos, no podemos negar que carecemos de un criterioobjetivo para tal certeza: afirmamos la existencia de esemundo exterior e independiente de nosotros basndonos ennuestro acto de conocer y validamos tal acto por laafirmacin de existencia de ese mundo exterior. Es un procesocircular que se remite a s mismo. Ms acorde con lo que nosdice nuestra propia experiencia como conocedores es aceptarque en ese acto de conocer, conocedor y conocido formamos unaindisoluble unidad. Y en ella, la realidad apareceemergiendo del acto de conocer mismo, siendo enactuada porel que conoce.

24 Sobre el concepto de filosofa cristiana es importante conocer elanlisis que hace tienne Gilson en El espritu de la filosofa medieval,Buenos Aires, EMEC, 1952, pp. 27-46.25 Recurdese que Toms de Aquino tuvo que enfrentar crticas ydificultades por haber desplazado al divino Platn prefiriendo losanlisis ms racionales del estagirita.26 As lo hacen los analistas de la llamada modernidad. Ver, porejemplo: Morris Berman, El reencantamiento del mundo. Santiago, CuatroVientos, 1987, pp. 31-36; Fritjof Capra, O Ponto de Mutacao. Sao Paulo,Cultrix, 1989, pp. 52-58.27 Ver un anlisis de esta evolucin en: Francisco Varela, Conocer.Barcelona, Gedisa, 1990.15No es fcil dar este paso de la certeza a la incerteza:todo tambalea. Descripciones recibidas y aceptadasacrticamente desde nios en muy distintos campos que vandesde las afirmaciones propias de la vida corriente hasta lasque se relacionan con nuestros principios y valores msprofundos. Nuestra tendencia a la afirmacin, a ladefinicin, a la universalizacin, a lo apodctico, se siententimamente lesionada.Sin embargo, este paso de la certeza a la incertezadevuelve a la palabra su poder creador. A travs de ellaestablecemos redes de conversaciones que hacen culturas28.Pareciera que las epistemologas de Oriente y Occidentese vienen acercando29. Las implicaciones ticas yeducacionales de este cambio de perspectiva son enormes, yaque nos devuelven la facultad de hacer realidades, demodificarlas; facultad que la afirmacin de independencia deun mundo externo nos haba hecho perder. Nuevamente tenemosel mundo en nuestras manos30.Pero no solamente nuestras conversaciones generanrealidades, culturas, mundos. Tambin lo hace nuestro dilogointerno. El universo que nuestras palabras crean est tambinarmado por nuestra palabra interior, aqulla que se gestacontinuamente en nuestra mente, en la que se reflejan lostemores y las alegras, los xitos y los fracasos, los amoresy los desamores que bullen en nuestro interior.Quienes se han introducido, por ejemplo, en lo que se havenido llamando medicina cuerpo-mente hablan claro sobre larelacin que existe entre las descripciones que una personamaneja acerca de s misma y de su mundo, y las patologas quegenera. La enfermedad no es una entidad independiente denosotros que de pronto nos ataca, sino que se gesta en y connosotros mismos, a partir de la metabolizacin de nuestrasdescripciones31.

28 Ver la introduccin de Humberto Maturana a El cliz y la espada, deRiane Eisler (Santiago, Cuatro Vientos, 1990).29 Es indicativo de este hecho el movimiento de acercamiento decientficos occidentales y pensadores budistas, promovido por FranciscoVarela. Ver: Francisco J. Varela y Jeremy W. Hayward. Un puente para dosmiradas. Santiago, Dolmen, 1997.30 Humberto Maturana lo ha destacado en numerosos escritos. Ver, porejemplo, Emociones y lenguaje en educacin y poltica, Santiago,Hachette, 1991.31 Los libros del endocrinlogo hind que trabaja en los Estados Unidos,Deepak Chopra, son particularmente iluminadores en esto. Ver: Cuerpos sinedad, mentes sin tiempo. (Santiago, Vergara, 1994); La curacin cuntica.(Barcelona, Grijalbo, 1992); Vida sin condiciones.(Santiago, Vergara,1992).16As, un cambio de nuestro mundo, un traspaso de laslimitaciones de la enfermedad, en definitiva, todo esfuerzopor metabolizar la libertad, ha de partir por parar eldilogo interno. Mientras siga funcionando, seguiremosdependiendo de las mil descripciones aprendidas desde lainfancia y que no solamente nos limitan, sino que crean paranosotros un mundo limitado. La crcel en que nos encerramostiene por barrotes nuestro propio dilogo interior y porguardin nuestro instintiva dependencia de l32. Ymetabolizamos nuestro encierro, nuestra dependencia; lamuerte anida en nuestras clulas.Fruto directo del dilogo interno es nuestra importanciapersonal, ncleo de toda nuestra debilidad; sin ella somosinvulnerables, pero acabar con la importancia personal es unaobra maestra del espritu. Mientras no lo consigamos nosmantendremos dbiles, enfermizos, llenos de temores; y quiendesee ingresar seriamente en el camino del conocimientotendr que habrselas con este trabajo, que no puede serhecho con delicadezas: es colocar el hacha en la raz de todolo que nos duele. Pero el premio es la libertad; sta slollega cuando no nos queda nada de importancia personal33. Yall, toda palabra habr sido superada y nos encontraremos enlas puertas del conocimiento silencioso. Porque todo lenguajey todo conocimiento lenguajeado apunta a su propiasuperacin. De lo contrario, se restringe, queda empobrecido,librado a sus propias posibilidades estructurales. Sabemosmuy bien que cuando hayan sido dichas todas las respuestas atodas las preguntas, todava no ha sido tocado el ncleo delo humano34.Y, por supuesto, del silencio no se puede hablar.

Marguerite Yourcenar pone este mismo pensamiento en las reflexiones delemperador Adriano sobre la enfermedad de que morir: No rehuso ya estaagona que me corresponde, este fin lentamente elaborado en el fondo demis arterias, heredado quiz de un antecesor, nacido de mi temperamento,preparado poco a poco por cada uno de mis actos en el curso de mi vida(Memorias de Adriano, Barcelona, EDHASA, 1982, p. 227).32 Uno de los puntos de partida de las enseanzas de Don Juan que nos hadejado Carlos Castaneda en sus libros, es la necesidad de parar elmundo mediante la detencin del dilogo interno. Ver, por ejemplo, Viajea Ixtln, Mxico, FCE, 1987, pp. 10-14; 152; 193-194; 269; 338-350; y Elconocimiento silencioso, Buenos Aires, EMEC, 1988, p. 207.33 Ver: Carlos Castaneda, El fuego interior. Buenos Aires, EMEC, 1986,pp. 26 a 46 y 146.34 Es ste el trmino natural al que llega el minucioso anlisis de LudwigWittgenstein en su Tractatus logico-philosophicus. Ver los prrafosnumerados del 6.4 adelante (en la edicin bilinge de Alianza, Madrid,1989, pp. 177 y ss.)1718Al pr i nci pi oer al aacci n.Del silencio no podemos hablar. Pero, s, dartestimonio; y nos adentramos en el campo de la accin. All,conocer es ver35. Pero tambin sabemos que conocimiento esaccin efectiva36. Silencio, palabra y accin se entrecruzan yall, en ese entrecruzamiento, a veces nace una luz; hay unver y un cambio de actitud.Manuel Bastas nos ha hablado del hombre de Nogales,un tpico habitante de una poblacin marginal de Santiago enla que Manuel condujo un programa educativo37. Nos cuenta quese encontraban en la etapa de evaluacin del programa, yparticipaban en la reunin los pobladores, en su mayoraparejas jvenes. De pronto, un muchacho tom la palabra paradecir que a l le haba resultado til el programa porque lehaba ayudado a ser consciente de los hbitos machistasimperantes entre las parejas, y que se haba decidido acambiar su mente. Que deseaba que todos se abrieran a unaconsideracin igualitaria de los roles de mujeres y varones,y que, por su parte, haba comenzado a barrer la casa. Que,por la fuerza de la costumbre, lo haca con las ventanascerradas para que no se rieran de l, pero que esperaba quellegara el da en que se atreviera a hacerlo a la vista detodos, barriendo no solo la casa, sino que tambin la vereda.Nada ms. Nada menos. El tipo cambi silenciosamente suvida tomando la escoba para compartir el trabajo con sumujer.Ver esto como lo hace Manuel, es apuntar al despertar deuna nueva conciencia. A partir de la accin cotidiana, conuna escoba en la mano, el hombre de Nogales vio. Laoportunidad la tuvo en la experiencia de un programaeducativo a partir del cual elabor nueva informacin queabri su mente a una conciencia nueva.Ludwig Wittgenstein dira que el hombre de Nogales logrsalir de su botella cazamoscas. Cuando se pregunta sobre el

35 Tomo ver en el sentido que le asigna Don Juan:la capacidad quetienen los seres humanos para ampliar su campo de percepcin hasta elpunto de aquilatar no slo las apariencias externas sino la esencia detodo (Carlos Castaneda, El fuego interior, Buenos Aires, EMEC,1986,pp. 12 y 13).36 Humberto Maturana y Francisco Varela. El rbol del conocimiento.Santiago, universitaria, 1994, p. 15.37 Manuel Bastas. From silence to action: the political theory of AgnesHeller. Notre Dame, Indiana, 1990).19objetivo de su filosofar, Ludwig se responde: mostrarle a lamosca la salida de la botella cazamoscas38.Los seres humanos creamos crceles; o, lo que es lomismo, botellas cazamoscas. Las construimos en torno anosotros, y, en ese encierro, ni siquiera aoramos la salida.Las hacemos con nuestras palabras, con las descripciones denuestra razn.Las botellas cazamoscas que construimos se llamanpobreza y riqueza, desarrollo y calidad de vida, enfermedad ysalud, felicidad y desdicha, soledad y compaa, saber eignorancia, vida y muerte, objetividad y subjetividad.Hacemos una crcel del mensaje liberador de las religiones ynos esclavizamos a sus normas y ritos; la tecnologa quehemos creado nos embotella en su transparente encierro; lafuerza creadora que est en nosotros la usamos para tenerpoder sobre los dems; hacemos de la capacidad analtica denuestra racionalidad un bistur de diseccin de cadveres yde la ciencia un museo de formas disecadas.A veces vivimos con aparente comodidad dentro denuestras botellas: disponemos de siquiatras, consejeros,mdicos y gurs que nos ayudan a arreglarlas. Incluso llegana darnos paos con detergente para limpiar el vidrio: esoforma parte del juego de una sociedad de individuosembotellados. S, por supuesto: creemos en los detergentes(la publicidad nos impone sus cualidades) y recurrimos aterapias que van desde la meditacin hasta el suicidio,pasando por la huida, el refugio, el hedonismo, lasideologas, el trabajo forzado. Pero rara vez encontramos lasalida o rompemos el vidrio.La filosofa, dice Ludwig, debera ayudarnos a encontraruna salida. Precisamente, en la medida en que sea filo-sofa:sabidura (sofa) de lo relacional (tou filou), deltejido en que se manifiesta nuestra pertenencia al universo.Red constituida por los mltiples lenguajes que nosrelacionan. Traspasar esos lenguajes para llegar al silencionos permitir ir de la periferia al centro, lugar en el quese quiebran todas las botellas cazamoscas.Trascender las descripciones que elabora nuestro yo yque recibimos desde que nacemos nos permite llegar a unanueva dimensin, a una nueva conciencia, a partir delsilencio. El silencio que encontramos una vez acalladas lasdescripciones que conforman nuestras continuidades es

38 Was ist dein Ziel in der Philosophie?-Der Fliege den Ausweg aus demFliegenglas zeigen. Ludwig Wittgenstein. Philosophische Untersuchungen,309.20indecible, pero testimoniable en su fuerza; una vezdescubierta la experiencia del silencio, como el hombre deNogales, volvemos a decir, pero de otra manera y hacia unaaccin nueva.El dilogo silencio-lenguajes-accin es en espiral: unay otra vez, cada vez ms hondo en la bsqueda del centro,cada vez ms amplio en su don de s. Tarea del espritu y dela materia en que se encarna: individual y social, personal ycsmica.Este espiral silencio-lenguajes-accin obra una nuevaconciencia que emerge sobre las descripciones de una razndejada en s sola. Conciencia de un hombre nuevo, enraizadoen el silencio, hablador de nuevos lenguajes, hacedor delamor.21Lamuer t edel amoder ni dadyunnuevoor dendel ossi gl os.Por el ao 50 antes de la era cristiana, el poeta romanoVirgilio deca que magnus ab integro saeclorum nasciturordo, que nace desde dentro un nuevo orden de los siglos yque deseaba estar all39. Y no se equivoc: Jess nace unos 45aos despus; y el nuevo orden que ya se anunciaba en sustiempos se fue haciendo presente.Es una poca muy semejante a la nuestra. El siglo IIa.C. nos muestra un mundo atormentado por guerras,revoluciones y atroces incursiones militares para pacificarsometidos en toda la enorme extensin del mundo grecorromano.Pero cuatro siglos ms tarde, hacia mediados del siglo IId.C. la paz reina desde el Ganges al Tyne, desde la India aBritania; el Imperio Romano cubre las costas delMediterrneo; el Imperio Parto asegura la paz en Iraq e Irn;el Imperio Kusham lo hace en Asia Central. Los constructoresy dueos de esos imperios no son griegos ni romanos, perotienen en honor considerarse filohelenos; el griego es lalengua de la ya presente globalizacin.La paz romano-parto-kushana ha logrado que se estabilicelo social; la vida es algo tolerable para todos, por lomenos, ms segura. Pero la presin de gobiernos autoritariosha creado un enorme vaco espiritual. La gran cuestin escmo llenarlo, y aunque los espritus sofisticados de losfilsofos y de los funcionarios ignoran todava que existenotros temas en la agenda, hay quienes han ledo las sealesde los tiempos. Inicialmente, slo oscuros misioneros demedia docena de religiones venidas todas ellas de Oriente.Pero, suavemente, los lderes religiosos van quitando lainiciativa de manos griegas y romanas y la marea ofensiva destos se repliega.La ofensiva grecorromana fue militar, poltica yeconmica; la contraofensiva fue religiosa y tuvo un futuroprodigioso que el tiempo se encarg de probar40.Luego fue naciendo la modernidad. Lentamente, por lospavimentados caminos que salan de Roma, por el Rhin y elDanubio. Hasta el norte y hasta ese Renacimiento que hizodecir a Christiaan Huygens, humanista, comerciante,cientfico, diplomtico y polglota holands: el mundo es mipas y la ciencia mi religin41. La globalizacin y el

39 Publius Virgilius Maro. Bucolica, IV, 5.40 Ver, por ejemplo, los anlisis de Arnold Toynbee en El Mundo y elOccidente. Madrid, Aguilar, 1858.41 Ver: Carl Sagan. Cosmos. Paris, Nazarine, 1981, p. 143.22imperio de la razn fueron siendo las caractersticas de unamodernidad que an no logramos superar, aunque hace ya msde cincuenta aos que muri. Hoy como en la poca de Virgiliobuscamos un mundo nuevo que nace de sus cenizas.El 1945 la humanidad contaba los muertos de lamodernidad: de 35 a 60 millones. Cien mil quemados enHiroshima el 6 de Agosto y ochenta mil en Nagasaki tres dasdespus. Y la modernidad muri con ellos.Catorce semanas ms tarde se creaba la Organizacin delas Naciones Unidas para la Educacin, la Ciencia y laCultura (UNESCO), con una constitucin cuyo Prembulocomienza as:Los Gobiernos de los Estados Partes en la presenteConstitucin declaran:- Que, puesto que las guerras nacen en la mente de loshombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirselos baluartes de la paz;- Que en el curso de la historia, la incomprensin mutua delos pueblos ha sido motivo de desconfianza y recelo entre lasnaciones, y causa de que sus desacuerdos hayan degenerado enguerra con harta frecuencia;- Que la grande y terrible guerra que acaba de terminar nohubiera sido posible sin la negacin de los principiosdemocrticos de la dignidad, la igualdad y el respeto mutuode los hombres, y sin la voluntad de sustituir talesprincipios, explotando los prejuicios y la ignorancia, por eldogma de la desigualdad de los hombres y de las razas;- Que la amplia difusin de la cultura y la educacin de lahumanidad para la justicia, la libertad y la paz sonindispensables a la dignidad del hombre y constituyen undeber sagrado que todas las naciones han de cumplir con unespritu de responsabilidad y ayuda mutua;- Que una paz fundada exclusivamente en acuerdos polticos yeconmicos entre gobiernos no podr obtener el apoyo unnime,sincero y perdurable de los pueblos, y que, por consiguiente,esa paz debe basarse en la solidaridad intelectual y moral dela humanidad.Es el acta de nacimiento de una nueva conciencia; bienlejos, por supuesto, de una educacin para la competitividad.Hugo Lasalle fue un sacerdote catlico romano,perteneciente a la Compaa de Jess, maestro zen. De origenalemn, lleg a servir en Japn en 1929, adquiriendo lanacionalidad japonesa en 1948 y tomando el nombre de MakibiEnomiya. Dentro de su intensa actividad como hombre deespritu se cuentan ms de 100 obras suyas desde 1948, en lasque da cuenta de su experiencia como maestro Zen; en una de23ellas42 reflexiona sobre una nueva conciencia que nace y en laque nos propone vivir.Toda conciencia es una descripcin. Somos conscientesporque describimos, tenemos conciencia de lo que describimosy nuestras descripciones crean conciencia. Conciencia ydescripcin son trminos reversibles. Concebimos el mundo talcomo hablamos de l, y en torno a nuestras descripciones loconstruimos e - incluso - lo destruimos. Enomiya estaba enHiroshima cuando aviadores norteamericanos dejaron caer elltimo fruto de la modernidad, y experiment en carne propiaque las guerras se gestan en la mente de los hombres.Una nueva conciencia es una nueva descripcin hechaposible por la superacin de las descripciones anteriores,por hacerlas transparentes. As, cuando hacemos ese nuevoorden de los siglos que Virgilio nos dice nacer desdedentro, estamos atestiguando una apertura de nuestraintimidad, nuestra mente, nuestro corazn a una descripcinms amplia, ms fecunda, ms difana. Y que esta aperturatiene lugar por el agotamiento o el quiebre - a vecesviolento, doloroso - de las descripciones anteriores.Es el caso de la modernidad: su muerte se produce porquesus descripciones ya no dan ms, estn agotadas, han llegadoal fin. Tanto se ha agotado nuestra pura racionalidad queestamos buscando integralidad. Tanto dolor ha generado elmanejo del poder que estamos buscando el servir. Tan aisladohemos quedado en nuestras casas llenas de cosas, que estamosdeseando austeridad. Tanta pobreza ha producido el tener, queestamos empezando a dar y compartir. Tanta angustia einsuficiencia nos ha dado el afn de superacin, la lucha pordestacar, la bsqueda de metas ms y ms exigentes, queestamos descubriendo el valor de la rutina, lo repetido, elir y venir de la vida que se basa en procesos de unaadmirable estabilidad.Trascender no quiere decir anular, sino que trans-scendere, subir ms all de; a travs de lo quetrascendemos incorporando lo trascendido con lo que lotrasciende, se llega a una dimensin nueva. En estetrascender las dimensiones anteriores quedan a la veztransparentadas y asumidas. As, lo mgico y lo racionalsiguen estando presentes en las descripciones de una nuevaconciencia integral. Es una conciencia cualitativamentediferente en la que el yo queda superado porque laracionalidad de sus descripciones, de su dilogo interno,queda atrs.

42 Hugo Makibi Enomiya Lasalle. Vivir en la nueva conciencia. Madrid,Paulinas, 1987.24La nueva conciencia te hace ver. Ves la totalidad delmundo desde la totalidad de ti que est ms all de ti. Vesel mundo como un milagro, como algo admirable.Pero la maravilla del ver con la nueva conciencia es elresultado de un trabajo, de una ascesis. El camino de lanueva conciencia pasa por un mtodo43. Los mtodos puedenvariar, pero apuntan todos a una misma finalidad: a colocarteen una posicin en la cual te abres a un nuevo dartecuenta, a una iluminacin, a una conversin. Muchasveces sern pequeos iluminaciones relacionadas con lacotidianeidad, como le sucedi al hombre de Nogales. Pero entodos los casos, el proceso es el mismo: una experiencia quete permite generar informacin nueva de la que nacendescripciones nuevas y un nuevo actuar que produce un nuevoconocer. Entre las descripciones antiguas y las nuevas hay unquiebre, un silencio.Si l enci ospar al aacci n.Fernando Flores es un economista chileno que fueministro del Presidente Allende. Con el golpe militar de 1973sufri los efectos de la represin y la dictadura, y partial exilio. Obtuvo un doctorado en filosofa, centrando suinvestigacin en los nuevos caminos del conocimiento44. Haelaborado una teora y una prctica dirigidas al adecuadomanejo de las conversaciones que intervienen en las acciones,y ha montado una exitosa empresa llamada ActionTechnologies que ofrece asistencia empresarial para laaccin eficiente.Supongo que hubo mucho silencio en los momentos en queFernando fue perseguido. No he seguido sus cursos, sino ques de l por sus escritos. Flores habla de Conversacionespara la accin y como un modo de saludar lo que l hace hequerido presentar una alternativa: la de la accinsilenciosa, a partir del silencio45.

43 Tomo la expresin mtodo en su exactitud etimolgica de met ods:camino por entremedio de, ms all de. Es este un tema largusimo queno abordar aqu. Por lo menos la mitad de los textos de Enomiya serefieren a la prctica del Zen. Las Enseanzas de Don Juan refierendiecisis aos de aprendizaje de Carlos Castaneda con su maestro brujo.En Yoga y Vida Contemplativa (El Arrayn, 1988) he abordado unapresentacin sistemtica de ese mtodo asctico.44 Ver: Terry Winograd y Fernando Flores. Understanding computers andcognition. Norwood, Ablex, 1986.45 Cabe aqu hacer una referencia a testimonios de Gandhi. Por ejemplo,en: An Authography or the Story of my Experiments with Truth, Ahmedabad,Navajivan, 1948. Ver tambin las siguientes selecciones de textos:25Digo que a partir del momento en que la nueva concienciase hace presente, en el proceso mismo de su florecimiento,como expresin suya y a la vez como muestra de tu docilidadante sus enseanzas, van apareciendo actitudes queconstituyen una modificacin cualitativa de los cauces porlos que suele fluir la accin originada en las descripcionesde la conciencia ordinaria. Las motivaciones, criterios ymodos de actuar son otros, nuevos, obedientes a una realidadno ordinaria en la que la capacidad perceptiva del cuerpo haentregado una acumulacin de intensidad que con su cargaproduce un quiebre. El ser humano que de aqu nace, el hombrenuevo, es tambin diferente, y lo es al mismo tiempo todo losuyo, incluido un actuar a travs de los silenciosos caucesde la nueva conciencia. Es lo que llamo silencios para laaccin:Silencio del yo. La nueva conciencia logra la trascendenciadel yo como punto de referencia de las palabras y de laaccin. Tienes conciencia de que por los canales de tu cuerpofluye con toda su fuerza la gran palabra, la gran accin querebasa los diques con los que tu pequeo yo tiene lapretensin de ser el origen de la palabra y de la accin pormenguadas acequias. Diques y acequias del yo han sidodestruidos, banalizados. Tu importancia personal, tu imagende t no tienen ya nada que decir. Tu identidad es recobradaen una dimensin que te trasciende.Silencio de la razn. No habiendo referencia al yo, el rbolde la ciencia del bien y del mal, el de la racionalidad de ladualidad que todo lo dice en trminos de ser y no-ser, se hadesvanecido para dar lugar al brillo nico del rbol de lavida que est en el medio de tu jardn interior. Lasdescripciones de la realidad ordinaria son trascendidas,transparentadas, vistas en su ser relativo, cambiante.Pierden su fijeza, adquiriendo la fluidez de la savia quecorre por el rbol de la vida, de la fuente de agua viva quesalta hasta la vida eterna.Silencio del poder. El poder es el ser como dioses,conocedores del bien y del mal, capaces de distinguir,juzgar, manejar, gobernar, seducir, imponer, conseguir,triunfar. El poder se apodera de ti y te hace su servidor atravs de tu imagen de ti, de tu importancia personal. En lanueva conciencia, el poder se esfuma como una sombra, no esnada. Sus fantasmas desaparecen: el orgullo, el temor, lainquietud, la angustia, el afn, la lucha, el comportamientoautoritario, las rigideces, la duda, la mentira, las

Gandhi, Todos los Hombres somos Hermanos, Madrid, Atenas, 1984; y SuzanneLassier, Gandhi y la no-violencia, Madrid, Paulinas, 1976.26ideologas, el cncer. Y en su lugar se hace visible lairresistible fuerza del espritu que te toma y te lleva a lasmaravillas de un mundo en el que los lenguajes no sonfronteras sino que horizontes siempre en movimiento y en elque la accin pasa por ti, a travs de ti a ese mundo y aesos horizontes. Vienen los dones de la humildad, laconfianza, la paz, el servicio, la fluidez, la certeza, lavisin amplia, el amor. La libertad.Silencio del tener. El tener da poder. El rico domina alpobre; el que sabe, al que no sabe; el elegante, al malvestido; el que decide, al que no tiene voz; el que manda, alque obedece; el armado, al desarmado. Y los lenguajes delpoder se definen en trminos de clase social, logro,eficiencia, brillo, acceso a las decisiones y al consumo. Elllamado desarrollo no ha sido, para muchos, sino que untener ms. Y las consecuencias las sufre nuestro medio humanodegradado. En la nueva conciencia, el tener cede al seraustero de quien goza la libertad de vivir con lo menosposible, de la pobreza que el Maestro Eckhart define como nodesear nada, no conocer nada, no tener nada46.Silencio del hacer. Todo hacer puede ser violencia si vienedel yo, si se origina en alguno de sus fantasmas. Trascendidoel yo, la nueva conciencia se abre a las paradojas de unhacer en el no-hacer. No-hacer dejar que la accin fluya atravs tuyo, no a partir de tu yo sino que desde la granaccin del universo. Terminan nuestros pequeos haceres,nuestro afn de modificarlo todo, de prevenir, preparar,decidir, tratar, lograr. Desaparecen las metas y losobjetivos; solo queda un ver atentamente los signos de lostiempos para dejar que nuestro hacer fluya en su sentido.Silencio del lograr. Los lenguajes del poder y del yodescriben el logro, el xito, como meta de la vida humana.Estamos llenos de expresiones relativas a la realizacinpersonal; cuando preguntamos a alguien qu haces? larespuesta suele indicar su trabajo; y ante la pregunta cmote va? la contestacin alude al xito, por lo general, entrminos de ingresos, bienes y responsabilidad laboral yprofesional. Llamamos curriculum vitae, curso de la vidaa una lista de estudios y trabajos. En la vida socialcorriente, ser ingeniero es ms que ser profesor, tener muchoque hacer es laudable y a quien se declare ocioso se lo miracon asombro o sonrisa. La importancia del logro pasa a vecespor encima de cmo se lo obtenga. En la nueva conciencia, ellogro es algo de lo que no te ocupas. La fuerza en la que teinmerges te seala una direccin y te pones en camino. T

46 Ver el comentario de D.T. Suzuki en: Budismo Zen. Barcelona, Kairs,1986, p. 170.27recorres fielmente esa ruta, con todo lo que ella significa,y descuentas el resultado. Tu vida no se define por puntosfijos, sino por su flujo.Silencio de la autocompasin. Uno de los recursos mscorrientes que empleamos para atraer la atencin de los demses la enfermedad. Cmo te va? Ms o menos; vamospasando, con el deseo de que el tema contine y podamoshablar de los dolores que siento, de los mdicos queconsulto, del siquiatra que me trata. Es la autocompasin queno slo refiere enfermedades sino que las genera, las cuida,las utiliza. Usamos nuestro cuerpo en vez de identificarnoscon l. Dejar atrs la autocompasin requiere todo el trabajoasctico de la nueva conciencia.Silencio de la compaa. La nueva conciencia te da un granamor, pero te acompaar siempre un fondo de soledad: a tusilencio no llega nadie. Don Juan nos ensea que elconocimiento silencioso te da libertad y regocijo de la manode tristeza y aoranza; que sin stas uno no est completo,pues sin ellas no hay sobriedad ni gentileza; que lasabidura sin gentileza y el conocimiento sin sobriedad sonintiles47; que en tu vida slo el camino es real48. La nuevaconciencia te pone en camino; con amor y solidaridad a la vezque con fluidez y soledad. Es otra de sus paradojas.Silencio de la seguridad. En la nueva conciencia existecerteza con respecto de la vida, del mundo y de t mismo.Certeza radical, confiada. Pero n la seguridad: no aqullaque busca alejar el riesgo, la sorpresa. La nueva concienciacomienza con un salto al vaco; con un soltar la rama de laque te sujetas sobre el abismo, abrir las manos y dejarte ir,confiadamente. Es precisamente en ese salto donde lasdescripciones del yo egotista se desvanecen como sombras;donde toda seguridad se hace intil, pierde sentido. Quedanatrs, en un mundo trascendido. La seguridad es unadescripcin de la importancia personal y nada queda de ellacuando el yo muere. No existen compaas de seguros en latierra sin caminos49.Silencio de la muerte. En el desfile del 1 de Mayo de 1990,en la Plaza Roja de Mosc, un monje joven y barbudo levantun letrero: Cristo resucit, Mijail Sergevich50. El recado

47 Carlos Castaneda. El fuego interior. Buenos Aires, EMEC, 1986, pp. 14-15.48 . Viaje a Ixtln. Mxico, FCE, 1987, p. 361.49 La expresin tierra sin caminos es de Juan de la Cruz. Ver Subida alMonte Carmelo, II, 4, 5. La he tomado en un escrito anterior: Por latierra sin caminos. El Arrayn, 1989.50 En: El Mercurio. Santiago, 2 de mayo de 1990.28era para Gorbachov, y proclamaba lo que la nueva concienciacristiana viene anunciando desde hace casi dos mil aos: queJess venci a la muerte, y nosotros con l; toda nuevaconciencia canta el triunfo de la vida sobre la muerte. Estacerteza hace de la muerte una amiga que te ayuda a poner lascosas en su lugar: cuando comienzas a perder perspectiva, ainquietarte, la muerte te dice que ella an no te ha tocado;que cada acto tuyo tiene la fuerza de ser tu ltima batallasobre la tierra; que slo tienes tu vida y tu muerte; y laeternidad. Que no tienes tiempo para dudar ni para tuimportancia personal ni tu autocompasin51.

51 La referencia a la muerte como consejera es frecuente en Don Juan. Ver,por ejemplo: Carlos Castaneda, Una realidad aparte, Mxico, FCE, 1987, p.175; , Viaje a Ixtln, Mxico, FCE, 1987, pp. 62, 74, 127.Ignacio de Loyola da la misma idea. Ver: Ejercicios Espirituales, Segundasemana, Segundo modo para hacer sana y buena eleccin..., 3a. Regla.29II. SOBRE NUEVA CONCIENCIA, EDUCACIN E INFORMACIN.Notas en torno a las categoras de un punto decambio.Hay quienes dan testimonio de grandes iluminaciones: deuna nueva conciencia que llega en forma arrolladora,cambiando la vida toda de una persona. Pero - por lo general- es ms bien asunto de minucias. Pequeos cambios, nuevasperspectivas para ver un problema, alguna descripcindiferente. Modificas alguna actitud con respecto de losdems; te ves a t mismo de otra manera; dejas de lado algnhbito superado. Y as, poco a poco, tu vida va cambiando.Es se el campo de la educacin, la que defino como elarte de la relacin intencionada. Apunta a producir puntos decambio que hacen posible el florecimiento de una conciencianueva, de un decir diferente, de realidades que antes noexistan.En esta seccin voy a proponer algunas categoras quepermitan decir ese punto de cambio52.Lascat egor asdel anuevaconci enci a.Referirse a las categoras de la nueva conciencia es,entonces, un intento por traer a luz su aparecer en loslenguajes cotidianos.Movimiento espiral de callar y decir. Toda concienciadescribe y con ello hace un universo. Todo universo es unadescripcin. Las descripciones de nuestra concienciaordinaria son las que hemos venido recibiendo desde quenacemos, sin silenciarlas jams. En su conjunto, formancontinuidades que defendemos: nos cuesta salir nuestro mundo,aunque sea una botella cazamoscas. Pero hay momentos en queesas descripciones se rompen; ya sea por situaciones quevivimos o por una voluntad crtica expresa. Las descripcionesson silenciadas, nuestro dilogo interno es detenido, y con

52 Tomo la expresin categora como lo hace Martn Heidegger en Sein undZeit (I, 9): decir pblicamente, decir como se lo hace en la plaza(de kat y agor: como en el gora, en pblico). Lo avistado yvisible de tal ser son las kategorai. Aristteles llam as a un apuntede clase en el que defini los trminos bsicos de sus descripcionesmetafsicas. Una ciencia que trata acerca de las palabras en cuantostas pueden constituirse en predicados (predicables) de unaproposicin) dicen Humberto Gianini y Mara Isabel Flisfisch en laintroduccin de su edicin bilinge de las Categoras (Santiago,Universitaria, 1988, p. 19).30ello paramos el mundo53, detenemos el universo de nuestraconciencia ordinaria; aunque slo sea en pequeos detalles. Yen ese silencio aparecen nuevas descripciones, las de unaconciencia nueva.Fluidez y transparencia. Las continuidades de descripcionesde la conciencia definen, determinan, fijan. La nuevaconciencia se manifiesta como un continuo cambio, sin puntosfijos que no sean sometidos constantemente a una accin desilenciar sus descripciones para hacerlas transparentes.Integralidad. Las descripciones de la racionalidad sonalternativas: unas u otras. Buscan coherencia. Para elloestn hechas las ciencias, y lo admirable queda fuera. LudwigWittgenstein: Es absurdo decir que la ciencia ha probado queno hay milagros. La verdad es que el modo cientfico de verun hecho no es el modo de verlo como milagro54. En laintegralidad de la visin de lanueva conciencia, lasdistintas descripciones se iluminan unas a otras, y detrs deellas y de su continuo cambio asoma un mundo al que no llegala racionalidad de los opuestos55.Novedad. Se trata de una conciencia nueva en el sentido deque se hace presente por transparencia y trascendencia de unaconciencia ordinaria, habitual. De pronto est all. De muydistintas maneras: a veces, como iluminacin sbita,repentina, luego de un largo caminar; otras, paulatinamentehasta que de pronto nos damos cuenta que est all,calladamente pero con una fuerza que se impone.Carcter notico. Posee una calidad de nesis (conocerdirectamente), no de una diania56 (conocer a travs de).No el resultado de un discurso sino que de un intuir: intusire, ir hasta adentro desde dentro. La nueva conciencia esreflexiva en el sentido etimolgico: reflectere, devolverlo que llega o reflejar.Orientacin a la accin. La fuerza de que aqu se genera esimbatible; basta recordar, por ejemplo, a los mrtires de lanueva conciencia religiosa o poltica.

53 Don Juan ensea que para ver es necesario parar el mundo. Ver:Carlos Castaneda, Viaje a Ixtln, Mxico, FCE, 1987, pp. 10-14; 152; 193-194; 269; 338-350; y El conocimiento silencioso, Buenos Aires, EMEC,1988, p.207.54 Ver Conferencia sobre tica en: Umbral XXI, Mxico, UniversidadIberoamericana, n. 3, 1990, p. 16).55 Ver la introduccin de Carl Gustav Jung a la edicin de El secreto dela flor de oro preparada por Richard Wilhelm,Barcelona, Paids, 1988,pp. 30-31.56 El trmino es empleado para designar la mente discursiva.31Lascat egor asdel aeducaci n.Como en todas las cosas, sobre la educacin existennumerosas descripciones, muchas de ellas aberrantes unas deotras. Louri nos recuerda sobre esto la parbola de losciegos que tratan de describir un elefante57. Tot auctores,tot sententiae. Es que la educacin, al ser categorizada, semanifiesta en un a la mano enmarcado en un paraje quedefine su mundanidad. Intentar traer a la luz las categorasde la educacin es un referirse al hecho educativo paradescubrir all la verdad encubierta por el paraje58. As,pues, cuando el lenguaje corriente habla de un sistemaeducativo, se est refiriendo a un sistema de escuelas enlas que - supuestamente - se hace algo de educacin, y a unmecanismo de soporte para lo que all se hace: por logeneral, ensear algo.Yo defino la educacin como el arte de la relacinintencionada, lo que nos remite a un hecho en que dos o mspersonas se relacionan entre s para tender a un cambiopersonal en relacin con una finalidad59.Movimiento. Aristteles define el movimiento como el actodel ser en potencia en cuanto tal60. Es lo propio del serimperfecto, y va en el sentido de la actualizacin de suspotencialidades. Se afirma as la caracterstica expresiva dela educacin, que retoma Paulo Freire en su oposicin entreeducacin bancaria y educacin liberadora61. Por su parte,Sciacca nos recuerda que educar viene de e-ducere,conducir hacia afuera lo que est dentro62.Cambio cualitativo. Ms adelante63 Aristteles explicita elmovimiento en trminos de una jerarqua de cambios:sustancial, referido a la generacin y a la corrupcin;cuantitativo, a un aumento o disminucin de materia; local otranslacin espacial; y cualitativo. Este ltimo consiste enla transformacin de una o varias cualidades del ser por la

57 Sylvain Louri. Education and development. Strategies and decisions inCentral America. Paris, IIEP, 1989.58 El trmino griego para verdad es alzeia, que significa lo noencubierto. La Verdad era representada en figura de mujer desnuda.59 Una invitante propuesta es la que hacen Fernando Flores y FranciscoVarela en el texto Mapas fundamentales, en: Revista de educacin,Santiago, Ministerio de Educacin, n 228, Setiembre de 1995, pp. 27-33.60 Ver la Fsica, 201a, 10.61 Ver, por ejemplo, las conversaciones con Frei Betto en: Esa escuelallamada vida, Buenos Aires, Legaza, 1988.62 Michele Federico Sciacca. El problema de la educacin en la historiadel pensamiento occidental. Barcelona, Miracle, 1957.63 Ibidem.32adquisicin de una nueva forma (trans-formacin) de esa oesas cualidades.Perfeccin. El cambio cualitativo se produce en el orden dela perfeccin: terminar el ser, terminar de hacerlo:per-facere. Entra aqu la dimensin tica de la educacin.No hay educacin al margen de los valores definidos por lanaturaleza humana; por ejemplo, la vida. Una educacinmilitar, por ejemplo, orientada a destruir al enemigo, noes aceptable, aunque se la vista con ropajes de autodefensa.Tanto el concepto de enemigo como el de su destruccinvulneran valores humanos relacionados con la vida. Que estocarece de sentido en una sociedad llena de agresiones? Porsupuesto que n: estamos hablando de una educacin en laperspectiva de una nueva conciencia. Gandhi: la no-violenciaconsiste en estar dispuesto a que cualquier situacin deconflicto se resuelva a costa ma; marchar sobre elcortante afilado de la ahimsha no es fcil en un mundolleno de himsha64. No es cosa balad esta de la educacin:pone el hacha en la raz.Intencionalidad. Un cambio en el orden de la perfeccinsupone un tender, un ir hacia. Un caminar, en el sentidoque le otorga Toms de Aquino cuando habla del ser humanocomo teniendo un status viatoris65. George Leonard habla dela intencionalidad como el vector de la identidad66 y DonJuanse refiere frecuentemente al intento, la intenciny el acto de intentar67. La categora intencional de laeducacin seala una accin explcita y no-neutra, con lo quenuevamente hacemos referencia a lo axiolgico y lo tico.Carcter magisterial. La accin educativa seala hacia unmaestro. Muestra la experiencia de los valores vividos porlas personas y los grupos humanos, que son transmitidos porprocesos en los que actan personas y grupos de personas. Elpeso relativo de esta accin va disminuyendo en la medida deldesarrollo de la autonoma, madurez en la que se hacepresente la voz del maestro interior que hay en cada uno de

64 Citado en: Suzanne Lassier, Gandhi y la no-violencia. Madrid, Paulinas,1976, p. 200. Se suele traducir ahimsha como no violencia, peroentiendo que significa ms bien la actitud espiritual que da lugar a unactuar no violento.65 Son muchos los lugares de esta referencia. Ver, por ejemplo, S.Th, III,15, 10. Ver tambin el excelente anlisis de Josef Pieper Sobre laesperanza, Madrid, Rialp, 1951.66 George Leonard. El punto silencioso, Madrid, Edaf, 1987, caps. 9 y 10.67 Son muchas las referencias a este propsito. Ver, por ejemplo, CarlosCastaneda, El don del guila, Mxico, Edivisin, 1989, pp. 129 y 287 a289. . El conocimiento silencioso, Buenos Aires, EMEC, 1988, pp. 12-19,33-34, 51-57, 67-70, 81-87, 136, 200, 315.33nosotros, y la que con frecuencia no alcanzamos a or en eltrfago de nuestras descripciones68.Carcter mgico. La modernidad desencant el mundo69 y alhacerlo, lo disec. Tarea de la educacin en la nuevaconciencia es reencantarlo70. Reencantar el universo es volvera descubrir su trama y la vida que se hace presente en ella,mucho ms all de las descripciones de la razn.Lascat egor asdel ai nf or maci n.In-formacin tiene que ver con formar desde dentro,constituir, dar forma. Un conjunto de elementos (datos) sonllamados a constituirse en un ser nuevo mediante su relacincon un marco de referencia. Las categoras de la informacintienen que ver, pues, tanto con los datos como con los marcosreferenciales.Transparencia de los datos. Un dato es un elemento o unidadque contiene en s potencialidad informativa. Estas unidadeshan de ser puestas a la luz, transparentadas, por su estar ala mano, por su disponibilidad.Trazado de paradigmas. Paradigma es un trmino muyempleado, gracias a su imprecisin. Retomo su origensemntico: de par y degma, en torno a y muestra,ejemplo. En griego, paradigma designa un plano dearquitectura. La categora de trazado de paradigmas define ala informacin como til o instrumental; se refiere al diseode un croquis que represente el paraje en el que se expresaun dato.Elaboracin de teoras. De nuevo la etimologa: teoraquiere decir: mirada (oro) hacia Dios (thes). Es un tenerojos para una visin amplia, desde un conjunto en el cual esedato cobra sentido. Una teora est constituida por unconjunto coherente de hiptesis que la soportan (hiptesisquiere decir colocar debajo de).

68 Para un excelente anlisis de este tema ver: Karlfried Graf Drkheim,El maestro interior, Bilbao, Mensajero, 1984.69 La modernidad produce inevitablemente un desencantamiento del mundoe impulsa hacia la secularizacin de la cultura en la esfera pblica(Jos Joaqun Brunner: Los intelectuales chilenos se definen en: ElMercurio, 16.09.90, p. E7). Vivimos en un mundo cada vez ms escptico,laico y relativista, y sigue habiendo razones para continuar en esadireccin, de modo que no veo una posible reversin (Toms Jocelyn-Holt,Ibidem.)70 Ver: Morris Berman, El reencantamiento del mundo, Santiago, CuatroVientos, 1987.34Decir diferencias. Bateson describe la informacin como ladiferencia que hace la diferencia71. Decir una diferenciacorresponde a un cambio de mente, a una perspectiva nueva. Elpivote de toda iluminacin es la informacin.Funcin de razn. Se refiere al ser-til de la informacin,novedad ordenada a las descripciones de las que se siguenconversaciones, decisiones y nuevos hechos educativos.Funcin de intensidad. Se refiere al cambio cualitativomismo, a partir de una diferencia que silencia descripcionesy origina nuevos decires.Fenomenologizacin del hecho educativo. Fenomenologizarequivale a aplicar la palabra (lgos) a lo que aparece, loque se muestra (fainmenon). La informacin ha de hacer verel hecho educativo, transparentarlo, permitir que sea visto.I nf or maci nei ncer t eza.Podra hacerse una historia de Occidente en torno a labsqueda del Punto Fijo. Nos encontraramos con lascosmogonas geocntricas que prevalecieron hasta Galileo; conlos afanes y teoras de gegrafos y navegantes delRenacimiento; con los autos de fe de ayer y de hoy; con lasmodernas empresas que nos venden seguridad. Siempre lo mismo:hallar el punto de referencia desde el cual todo puede serdefinido; establecer lo verdadero separndolo de lo falso;procurar lo estable, lo que no cambia. En todo: desde lareligin hasta la poltica; en la conducta y la salud; y paraqu decir en la escuela, aqulla vaca sagrada de Illich,cuya razn de ser es transmitir los modos y manerasperpetuados en una sociedad72. Sin embargo, los puntos fijos se nos mueven. Las metasse hacen horizontes siempre cambiantes, y el resultado es elhasto del que nos habl Sartre hace ya algn tiempo73 o ladepresin que ha sido definida como el mal de lamodernidad74. Es que nos hacemos incapaces de vivir elmovimiento, el cambio. Nos aferramos a lo que sea, y all,agarrados al arbusto de la orilla, el agua del ro nosentorbellina y ahoga. No nos atrevemos a soltar nuestrasfijezas y a aprovechar la corriente para nadar. Como Roberto

71 Ver: Gregory Bateson. Pasos hacia una ecologa de la mente. BuenosAires, Planeta, 1991.72 Ver: Ivan Illich. Deschooling society. New York, Harper and Row, 1971.73 La Nause es de 1938.74 Ver una buena sntesis de estudios al respecto en: Daniel Goleman, Lainteligencia emocional. Santiago, Vergara, 1997, pp. 267 y ss.35de la Rive, en la novela de Umberto Eco, nos cuesta un largoproceso el desnudarnos, saltar al agua y dejar atrs el barcodel conocimiento establecido75. Una concepcin tradicional de la informacin retoma elmismo espritu: recuerde: la informacin reduce laincertidumbre se receta en un informe de un seminarioreciente. Pero poco es lo que avanzamos a partir de eseenfoque: solo llegamos a acumular descripciones sin que nadacambie en nosotros ni en nuestras vidas. Y es precisamenteeste cambio el que constituye el eje del acto educativo. La informacin - lo hemos venido diciendo - se ubica enel centro del cambio, es su pivote. Y al serlo, se relacionano con la certidumbre sino que con la incerteza. Cada vez queabandonamos nuestros puntos fijos, cada vez que soltamosnuestras amarras, cada vez que nos desnudamos y nos atrevemosa saltar al agua, estamos colocndonos en el camino de lo queviene en lugar de lo que ya fue; en el camino del proceso dein-formacin: de ir dando nuevas formas. Los corredores de distancias largas conocemos bien eseestado que llamamos la zona en el que se acaba el esfuerzo,la respiracin se hace natural y pausada, el cuerpo enteroadquiere un ritmo espontneo... y los kilmetros pasan sinser sentidos76. En todo aprendizaje existe el mismo efecto;ms aun: no hay aprendizaje en el solo esfuerzo, sin que seproduzca el llamado estado de flujo en el cual el nio (ocualquiera que aprende) adquiere una concentracinespontnea, en la que todo sucede suavemente, sin serforzado. Y cuyo resultado es unanueva comprensin queaflora, un acto creativo, un salir de sus anterioresdescripciones para que aparezcan otras nuevas, las que - a suvez - habrn tambin de ser superadas. Aprendizaje IIIllama Gregory Bateson a ese estado de superacin de smismo77. San Juan de la Cruz dir Entrme donde no supe yquedme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo78. Desde las ms fundamentales experiencias de cambio ennuestras vidas hasta los ms pequeos detalles de losaprendizajes de cada da, la informacin ser siempre esa

75 Umberto Eco. La isla del da de antes. Barcelona, Lumen, 1995.76 Los testimonios de esta experiencia son numerosos. Ver, por ejemplo,James F. Fixx. The complete book of running. New York, Random House,1977. Joe Henderson (Ed.). The complete marathoner. Anderson World,Mountain View, 1981.77 Ver Gregory Bateson. Pasos hacia una ecologa de la mente. BuenosAires, Planeta, 1991.78 Copla Entrme donde no supe en: S. Juan de la Cruz, Obras completas.Burgos, Monte Carmelo, 1987.36diferencia que hace la diferencia, esa generadoraintroduccin de la incerteza. El proceso de la informacin es, as, un ir oponiendodescripciones, unas a otras, traspasndolas todas, siempre enbusca de un estado en el que aparece una nueva y tenue luz.Un hermoso texto de Platn nos lo recuerda. El maestro tiene75 aos, y morir cinco aos despus, luego de una larga yfructfera vida acadmica; escribe en su Carta VII: Cuandose ha restregado uno contra otro cada uno de los factores,nombres, definiciones, imgenes y sensaciones, cuando se losha probado en discusiones amistosas sin poner ningn nfasisen las preguntas ni en las respuestas, se produce de pronto,en forma incipiente, un trazo de luz, se concibe y comprendeel objeto estudiado...79. Cuntos cnceres somticos, squicos, espirituales ysociales nos evitaramos si no nos aferrramos a nuestrascertezas, nuestros puntos fijos.

79 Citado por: A.-J. Festugire. La rvlation dHermes Trismgiste.Paris, Lecoffre, 1954. Vol IV, pp. 87-88.37COLOFN: PARA UN ENFOQUE HOLONMICO DE LAINFORMACIN.El fsico Geoffrey Chew ha elaborado una filosofabootstrap de la naturaleza y la utiliza para la construccinde teora sobre el comportamiento de la materia. En estavisin, el universo es concebido como una tela o tejidodinmico de elementos, una trama de eventosinterrelacionados, amarrados entre s como lo estn losojetillos de una bota de caza por el cordn: bootstrap.Ninguna de las propiedades de cualquier parte de la trama esfundamental; todas se encuentran influidas por las otras, yla consistencia global de las relaciones mutuas es la quedetermina la estructura de toda la trama80.A travs de este escrito he intentado servirme de unenfoque semejante, que llamo holonmico, para iluminar elsitio de la informacin en el punto preciso de cambio en elque nace una nueva conciencia, que se abre, lo sabemos, a ununiverso dinmico, donde lo ilusorio, lo engaoso, consisteen fijar eventos, sacndolos de la trama en la cual cobransentido.En el eplogo dejar la palabra a Teilhard de Chardinquien nos hablar de la necesidad de ver para dar cuentadel hecho humano. Este ver obra en la emergencia de unanueva conciencia que se hace presente con una fuerza cada vezmayor en las dimensiones personal y social de lo humano.En este nacimiento de una nueva conciencia, la educaciny la informacin encuentran su sitio. El desafo de unsistema de informacin est en operar conjuntamente lasdimensiones de razn y de intensidad de la informacin en latarea de fenomenologizar un hecho educativo. Trabajar ambasfunciones exige ejercer vigilancia sobre un ir y venirdialctico en el que un decir se transparenta y refleja enotro. Ejercer vigilancia es abrir del sentidos de que noshabla Teilhard: de la inmensidad espacial, de la profundidad,del nmero, de la proporcin, de la cualidad o novedad, delmovimiento, de lo orgnico.

80 Para una bibliografa sobre el tema ver: Fritjof Capra, O Tao dafsica. Sao Paulo, Cultrix, 1989, especialmente pp. 213 ss.38EPLOGO.Ver. Se podra decir que toda la vida consiste en esto - sino como finalidad, por lo menos esencialmente -. Ser ms esunirse ms y ms. Sin embargo, lo comprobamos ms an: launidad no se engrandece ms sustentada por un acrecentamientode conciencia; es decir, de visin... No hay necesidad de serhombre para percibir los objetos y las fuerzas dispuestascircularmente alrededor de uno mismo. Todos los animales lohacen tanto como lo hagamos nosotros. Pero es peculiar delHombre ocupar en la Naturaleza una posicin tal, que esaconvergencia de lneas resulta ser no slo visual, sinoestructural... Para descubrirse a s mismo hasta el fin, elHombre tena necesidad de sentidos cuya gradualadquisicin, segn diremos, llena y marca los hitos de lahistoria misma de las luchas del Espritu.- Sentido de la inmensidad espacial, tanto en lo grande comoen lo pequeo, que desarticule y espacie, en el interior deuna esfera de radio indefinido, los crculos de objetos quese comprimen a nuestro alrededor.- Sentido de la profundidad, que relegue de una maneralaboriosa, a lo largo de series ilimitadas, sobre unasdistancias temporalmente desmesuradas, los acontecimientosque una especie de gravedad tiende de manera continua acomprimir para nosotros en una fina hoja de Pasado.- Sentido del nmero, que descubra y aprecie sin pestaear lamultitud enloquecedora de elementos materiales o vivientesque se hallan comprometidos en la ms mnima de lastransformaciones del Universo.- Sentido de la proporcin, que establezca en lo posible ladiferencia de escala fsica que separa, tanto en dimensionescomo en ritmo, el tomo de la nebulosa, lo nfimo de loinmenso.- Sentido de la cualidad o de la novedad, que pueda llegar,sin romper la unidad fsica del Mundo, a distinguir en laNaturaleza unos estadios absolutos de perfeccin y decrecimiento.- Sentido del movimiento, capaz de percibir los irresistiblesdesarrollos ocultos en las mayores latitudes - la agitacinextrema disimulada bajo un velo de reposo -, lo completamentenovedoso deslizndose hacia el centro mismo de la repeticinmontona de las mismas cosas.- Sentido de lo orgnico, finalmente, que descubra lasinterrelaciones fsicas y la unidad estructural bajo lasuperficial juxtaposicin de las sucesiones y de lascolectividades.A falta de estas cualidades en su escrutar, el Hombrecontinuar siendo indefinidamente para nosotros, hgase loque se haga para que podamos ver, lo que an resulta ser para39algunas inteligencias: un objeto errtico dentro de un Mundodislocado. Que se desvanezca, por el contrario, en nuestraptica la triple ilusin de la pequeez, de la pluralidad yde la inmovilidad, y el Hombre vendr a adquirir la situacincentral que habamos anunciado: cima momentnea de unaAntropognesis que corona a su vez una Cosmognesis.El hombre no sera capaz de verse a s mismo de maneracompleta fuera de la Humanidad, ni la Humanidad fuera de laVida, ni la Vida fuera del Universo. (Pierre Teilhard deChardin. El fenmeno humano. Madrid, Taurus, 1963, pp. 43-47).40BIBLIOGRAFAAQUINATIS, Scti. Thomae Summa Theologica. Matriti, BAC,MCMLII.ARISTTELES. Categoras. Santiago, Universitaria, 1988.BASTAS, Manuel. From silence to action: the political theoryof Agnes Heller. Notre Dame, Indiana, 1990.BATESON, Gregory. Pasos hacia una ecologa de la mente.Buenos Aires, Planeta, 1991.BERMAN, Morris. El reencantamiento del mundo. Santiago,Cuatro Vientos, 1990.. Cuerpo y espritu. La historia oculta de Occidente.Santiago, Cuatro Vientos, 1992.BRUNNER, Jos Joaqun. 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