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2

Índice

teológico-espiritual

de la

Sagrada Escritura

© Textos: José Antonio Loarte, 2015

© Edición web, pdf y epub: collationes.org, 2015

3

Las voces recogidas en este índice tratan de presentar al fiel cristiano los

principales textos de la Sagrada Escritura que dan razón de su fe y de su

vida moral; y ayudar también al pastor de almas a fundamentar en los

libros sagrados los aspectos teológicos y espirituales de su catequesis y su

predicación. Teniendo en cuenta esta finalidad, se ha preferido no anotar

algunas voces frecuentes en otros trabajos -historia, geografía, usos y

costumbres de los pueblos semitas, etc.-, que son más bien propias de

especialistas o de personas interesadas en temas estrictamente bíblicos y

exegéticos.

El autor.

4

Abandono

Buscar primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás se nos dará por añadidura, Mt 6,24-34; Lc

12,22-31. Los excesivos cuidados terrenos ahogan la voz de Dios, Mt 13,22. Una sola cosa es

necesaria, Lc 10,38-42. Descargar en Dios todas nuestras solicitudes porque Él cuida de nosotros, 1P

5,6-7. Tomar el yugo de Nuestro Señor y recibir sus lecciones, Mt 11,28-30.

–Salmos relacionados. Abandono en Dios que protege al justo, Sal 4. Súplica para llegar a la

presencia del Señor, Sal 43. Un refugio seguro sólo se encuentra en Dios, Sal 62.

–Vid. Confianza en Dios, Desprendimiento, Providencia, Voluntad de Dios.

Abrahán

Historia de Abrahán, Gn 12-25. Su fe en Dios se le computa como obra de justicia y le hace

merecedor de una numerosa descendencia, Gn 15,5-6; Hb 11,8-12. Por su obediencia se le confirma esa

promesa, Gn 22,1-18. Por su fe y su esperanza es padre de los creyentes, Rm 4,1-25. Las promesas que

recibió son inmutables, Hb 6,13-20. Los creyentes en Cristo son sus verdaderos hijos, Mt 8,11-12; Lc

3,7-8; Rm 9,6-8; Ga 3,6-14.

Acciones de gracias

No olvidar los favores divinos, Sal 103,1-5; 116,12-14. Ser agradecidos, Col 3,15; Si 29,20. En todo

tiempo, en la oración y en la plegaria, Flp 4,6. Tal es la voluntad de Dios en Cristo Jesús, 1Ts 5,18.

Frecuentes gracias de Jesucristo al Padre, Mt 15,36; Mc 14,23; Jn 6,11. El Señor se queja de que

algunos no le agradezcan los favores recibidos, Lc 17,17-18. San Pablo recomienda la gratitud, Col

3,15; 1Ts 5,17. Reprocha a los paganos no haber conocido a Dios ni haberle dado gracias, Rm 1,18-32.

Da gracias por medio de Jesús, Col 3,17. Da gracias por la fe, Rm 1,8; 1Co 1,4. Por la caridad fraterna,

Col 1,3-4; 2Ts 1,3. Por la fortaleza y fidelidad en el ministerio, 1Tm 1,12-13. El leproso curado, Lc

17,16. El fariseo soberbio en el templo, Lc 18,10-14. Acciones de gracias de los bienaventurados en el

cielo, Ap 4,9; 7,12. Himno de acción de gracias, Si 51,1-17.

–Salmos relacionados. La victoria del rey se debe al Señor, Sal 21. Alabanza al Señor que rescató al

salmista de la muerte, Sal 30. Confianza, súplica y agradecimiento de un hombre abandonado de todos y

auxiliado por Dios, Sal 31. Proclamar lo que ha hecho el Señor lleva a nueva petición de auxilio, Sal 40. El

justo da gracias a Dios con alegría poniendo en Él su confianza, Sal 92. Bendito el Señor que perdona a su

pueblo y protege a sus fieles desde el cielo, Sal 103. Exhortación a alabar al Señor por su alianza con

Abrahán, cumplida al sacar al pueblo de Egipto y darle la tierra, Sal 105. Invitación a dar gracias a Dios que

puede cambiar la situación del pueblo, Sal 107. Por su misericordia, que hará triunfar a su pueblo, Sal 108.

5

Alabanza de un sabio por las obras de Dios en favor del pueblo, Sal 111. Invitación a darle gloria y motivos

para hacerlo, Sal 117. Solemne acción de gracias al Señor de quien ha vencido a sus enemigos, Sal 118.

Acción de gracias al Señor que está de nuestra parte y nos salva, Sal 124. Por la salvación de las manos de

los enemigos, Sal 129. Alabanza personal al Señor e invitación universal a glorificarle, Sal 138. Alabanza

por su grandeza, por su misericordia y por su reinado providente y justo, Sal 145.

–Relatos ilustrativos. Acción de gracias de David al Señor por la promesa mesiánica, 2S 7,18-29.

De Salomón en la dedicación del templo, 1R 8,15-61.

–Vid. Gloria (Dar gloria a Dios).

Adán y Eva

Padres de la humanidad creados a imagen y semejanza de Dios, Gn 1,26-28; 2,7.18-25; Si 17,1.

Adán es figura de Jesucristo, Rm 5,14; 1Co 15,45. Paralelismo entre Adán y Cristo, Rm 5,12-21. San

Pablo recuerda que Eva fue formada de Adán y creada para él, 1Co 11,8. Adán desobedeció al mandato

divino en el Paraíso, Gn 2,16-17. Lo hizo seducido por Eva, que a su vez fue engañada por el demonio

bajo figura de serpiente, Gn 3,1-8; 1Tm 2,14. Por Adán y Eva entraron en el mundo el pecado, la

muerte y las tribulaciones, Gn 3,9-19; Rm 5,12.

–Salmos relacionados. Súplica de purificación del pecado y de renovación del corazón, Sal 51.

–Vid. Pecado (original).

Adoración

Postración delante de alguien en señal de sumo respeto, Lc 4,7; Hch 10,25-26. Solamente se debe a

Dios, Ex 20,1-6; Dt 5,6-10; 6,4-8; Mt 4,10; Lc 4,8; Hch 14,7-17; Ap 4,10; 7,11; 22,9. Adorarle porque

es creador de todo, Ap 14,7. Adoración de los pastores a Jesús, Lc 2,15-20. De los Magos, Mt 2,11. Del

ciego de nacimiento, Jn 9,38. De los Apóstoles, cuando calma la tempestad, Mt 14,33. Del Apóstol

Tomás, Jn 20,28. De los Apóstoles, momentos antes de la Ascensión, Mt 28,17. Jesucristo predice que

Dios será adorado en todas partes en espíritu y en verdad, Jn 4,21-24. Necedad de la idolatría y sus

consecuencias, Sb 13,10-14,31; 15,7-9.

–Relatos ilustrativos. Apostasía del pueblo: fabricación y adoración del becerro de oro, Ex 32. Saúl

evoca a los muertos contraviniendo la prohibición divina, 1S 28. Sacrificios a Baal y a Yavé en el

monte Carmelo; Dios escucha la plegaria de Elías y muestra que Él es el único Dios, 1R 18,20-40.

Historia del ídolo Bel y su destrucción, Dn 14.

–Vid. Cánticos, Culto, Oración.

Alegría

6

–Origen sobrenatural. Procede de escuchar y seguir la palabra de Dios, Jr 15,16. Exhortación a la

alegría sobrenatural, Flp 3,1; 4,4; 1Ts 5,16. Jesús la quiere comunicar a los suyos, Jn 15,11; 16,22-24;

17,13. Es fruto del Señor o del Espíritu Santo, Flp 4,4; Ga 5,22; Ef 5,18-20. Alegría de la fe, 1P 1,8.

Alegría que da la esperanza, Rm 12,12. Hay más alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente

que por los justos que perseveran, Mt 18,12-14; Lc 15,7. Es perfecta cuando el alma cumple

perfectamente la voluntad de Dios, Lc 11,28. Ante la salvación eterna, Is 12,3; 35,10; Mt 5,12; Lc 6,23;

10,20; 15,32; Jn 16,22; Hch 8,39; Rm 12,12.

–Características. Relación con la salud, Si 30,14-27. Estar siempre alegres, 1Ts 5,16; Flp 4,4.

Cómo se expresa y alimenta la alegría sobrenatural, Ef 5,18-20; Col 3,16. En los sufrimientos y

tribulaciones, Rm 5,3; 2Co 1,5; 6,10; 8,1-2; 1Ts 1,6-7; Hb 10,34; 11,25. En el sacrificio, Flp 2,17. En

la práctica de las obras de misericordia, Rm 12,8. En la tentación, St 1,2-12; 1P 1,6. San Pablo la pide

para los cristianos, Rm 15,13; 2Co 13,11; Col 1,11. Recibir con alegría a los predicadores de la palabra

divina, Flp 2,25-30.

–Ejemplos de alegría. El Señor bajo la acción del Espíritu Santo, Lc 10,21. Alegría completa y

perfecta de Jesús, Jn 15,11; 16,24; 17,13. En el cielo, después de sus sufrimientos, Hb 1,9. Abrahán al

pensar en el día de Cristo, Jn 8,56. Juan Bautista en el vientre de su madre, Lc 1,41-44. La Virgen en el

Magnificat, Lc 1,46-55. Los pastores de Belén, Lc 2,16-20. El anciano Simeón, Lc 2,28-32. Ana, hija

de Fanuel, Lc 2,38. Los Magos, Mt 2,10. Juan Bautista al saber que Cristo había comenzado su

predicación, Jn 3,29. Pedro, Santiago y Juan durante la transfiguración, Mt 17,4. Los 72 discípulos a la

vuelta de su misión, Lc 10,17-20. El padre del hijo pródigo, Lc 15,32. Zaqueo al ser llamado por

Cristo, Lc 19,6-8. Los peregrinos de Emaús, Lc 24,32. Los Apóstoles tras la resurrección y ascensión,

Lc 24,41.52-53; Jn 20,20. Al sufrir ultrajes por el nombre de Jesús, Hch 5,41. Alegría de San Pablo,

Rm 15,13.32; 2Co 7,4.13-16; Col 1,24; Flp 4,1-4. La multitud de de los bienaventurados en el Cielo,

Ap 19,6-7.

–Salmos relacionados. Invitación a la alegría porque el Señor reina y se manifiesta como Rey, Sal

97. Solemne invitación a alabar al Señor con alegría, Sal 100. Alegría de llegar a Jerusalén, la ciudad

santa, a la que se desea la paz, Sal 122. El recuerdo de la vuelta del destierro se convierte en oración,

Sal 126. Alabanza al Señor por haber exaltado a su pueblo, Sal 149.

–Vid. Cielo, Felicidad, Vida eterna.

Alianza

–Antigua Alianza. Alianza de Dios con Noé y el género humano tras el diluvio universal, Gn 9,1-17.

Con Abrahán como patriarca del pueblo elegido, Gn 15,1-21; 17,1-14; 22,1-19. Con Isaac, Gn 26,23-

25. Con Jacob, Gn 28,10-22; 32,22-32; 35,1-15. Con Moisés y el pueblo de Israel en el Sinaí, Ex

19,10-25; 24,1-11; Os 11,1-4. Con David y su descendencia, 2S 7,1-17; 1Cro 17,1-15. Con Salomón,

7

1R 9,1-9. Se la compara con el matrimonio, por lo que la infidelidad del pueblo es considerada por

Dios como un adulterio, Os 2,1-13; Is 50,1; Jr 2,1-37; Ez 16,59. Promesa de perdón si se convierte, Os

2,14-24; Jr 3 y 4. Plegaria por Israel, Si 36,1-19.

–Nueva Alianza. Promesa de una nueva alianza, Is 42,1-9; 55,3-5; 59,21; Jr 23,5-8; 31,31-34; Ez 16,60-63.

Dios mismo será el Pastor de las ovejas, Ez 34,11-31. Infundirá un corazón y un espíritu nuevos, Ez 36,25-

36. La nueva Alianza queda sellada por la sangre de Cristo, Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,14-20; 1Co

11,23-29; Hb 7,22; 8,1-13; 9,11-28. Superioridad de la nueva Alianza, 2Co 3,1-18.

–Salmos relacionados. La historia del pueblo reafirma la confianza en Dios y en la monarquía davídica,

Sal 78. Exhortación a alabar al Señor por su alianza con Abrahán, cumplida al sacar al pueblo de

Egipto y darle la tierra, Sal 105. Acción de gracias a Dios que tuvo misericordia de su pueblo pecador,

Sal 106. Manifestación del poder divino en los prodigios del Éxodo, Sal 114. Oración por el rey

recordando las promesas del Señor, Sal 132.

–Relatos ilustrativos. La alianza entre Dios e Israel en el monte Sinaí, Ex 19. Ratificación de la alianza

del pueblo israelita con Dios, Ex 24. Renovación de la alianza entre Dios e Israel después de la apostasía del

Sinaí, Ex 34. Renovación de la alianza con Josué, Jos 24. Infidelidad de los israelitas a la alianza tras la

muerte de Josué y castigo divino, Jc 2,8-23. Parábola de los viñadores homicidas, Mt 21,35-46; Mc 12,1-12;

Lc 20,9-19.

–Vid. Jesucristo (profecías y promesas mesiánicas).

Alma

–Valor del alma. Creada directamente por Dios, Gn 2,7; Qo 12,7. Principio de la vida que se toma

por la vida misma, Mt 2,20; Jn 10,11. Más preciosa que el cuerpo, pero se puede perder por el pecado,

Mt 10,28; Lc 12,5. Más preciosa que la vida terrena y que el mundo entero, Mt 16,25-26; Mc 8,35-37;

Lc 9,24-25. El pastor abandona todo para buscar y volver al redil la oveja (el alma) perdida, Mt 18,12-

14. Dar a Dios todo el amor de que nuestra alma sea capaz, Mt 22,37; Mc 12,30. En Jesucristo halla

reposo nuestra alma, Mt 11,29.

–Vida del alma en estado de gracia. Vida del alma en estado de gracia, Ef 4,17-5,20. Identificación

con Cristo, que vive en nosotros por la gracia, Ga 2,20. El Espíritu Santo habita en ella, Rm 5,5. Le

comunica el espíritu de oración, Rm 8,26-27. Principio de fecundidad de nuestros pensamientos,

palabras y acciones, 1Co 13. La obediencia a la gracia la hace ser cada vez más semejante a Dios, 2Co

3,18. Puede engendrar a otras almas a la verdadera vida, 1Co 4,14-15; Ga 5,11-25. El progreso

espiritual consiste en que el “yo“ humano disminuya, mientras Dios toma su lugar, Mt 10,39; 16,25;

18,2-4; 22,34-38; Mc 12,28-30; Ga 2,20. Se puede adelantar siempre, Flp 3,12-14. Todo contribuye

para el progreso del que ama a Dios, Rm 8,28. Predestinación de las almas: vocación, justificación,

glorificación, Rm 8,30. El alma fiel a la gracia penetra las cosas de Dios, 1Co 2,10-16.

–Vid. Gracia, Lucha ascética.

Amistad

–Virtud humana. Elogios de la amistad en el Antiguo Testamento, Si 7,20; 22,24-32. Evita caer en la

soledad, Qo 4,7-12. Amigos y enemigos, Si 6,1-17. Amigos y consejeros, Si 37,1-19. Verdaderos y

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falsos amigos, Si 6,1-17; Pr 1,8-16. Amigos y vecinos, Pr 27,10-22. Ejemplos de amistad en el Antiguo

Testamento, 1S 18,1-3; 2S 1,26.

–Virtud cristiana. Amistad entre Dios y los hombres, Sb 7,27; Is 41,8. Abrahán es llamado amigo de

Dios, St 2,23. Jesús llama amigos a los discípulos si hacen lo que les dice, Jn 15,9-17. No rechaza la

amistad con publicanos y pecadores, Lc 7,34. Nuestro Señor y sus amigos de Betania, Lc 10,38-42; Jn

11,1-44; 12,1-8. Amistad con San Juan, Jn 13,23; 19,26-27. Llama amigo a Judas después de la

traición, Mt 26,50. Los primeros Apóstoles llevan a sus amigos ante Jesús, Jn 1,35-51. Gestos de

amistad de San Pablo en sus epístolas, Rm 16,8-9; Tt 3,15. San Juan saluda a cada uno en particular,

3Jn 15. Amistad entre los primeros cristianos, 1P 5,13; Col 4,14; 2Tm 4,11; Tt 1,4; 3Jn 1; Flp 24. La

mayor prueba de amistad es dar la vida por los amigos, Jn 15,13.

–Relatos ilustrativos. Entre David y Jonatán, 1S 20. Elegía de David ante la muerte de Jonatán, 2S

1,17-27.

Amor de Dios

Amor de Dios a los hombres

–Naturaleza. Dios es Amor, 1Jn 4,8. El amor incansable de Dios a su pueblo, Os 11,1-9. Este amor

es gratuito, Rm 9,15-29; 10,20-21. Nos predestinó antes de la constitución del mundo para ser santos e

inmaculados en su presencia, Ef 1,4. Nos ha llamado de las tinieblas a su admirable luz, 1P 2,9. Se ha

derramado en nuestros corazones por virtud del Espíritu Santo, Rm 5,5. Es pan de vida y fuente de

agua viva que refrigera el alma, Jn 6,35; 7,37-38. Llena la distancia infinita que nos separa de Dios y

nos permite decirle ¡Padre!, Rm 8,15; Ga 4,6-7. Él nos amó el primero, 1Jn 4,7-11.19.

–Universalidad. Ama a todos los hombres, Mt 5,45; Lc 6,35. Dio a su único Hijo para salvarnos de

nuestros pecados, Jn 3,16; Rm 3,23-26; 5,6-11; 2Co 5,18-21. Hace las paces con la humanidad

pecadora por el sacrificio de su Hijo, Rm 5,10. El Padre da a su Hijo y el Hijo se entrega para la vida

del mundo, Jn 6,27.32-33.50-51. Espera a los que se alejan de Él y se siente feliz al perdonarlos cuando

vuelven, Lc 15,11-32. Enseña a todos los hombres, Jn 6,45. Nos dio vida por Cristo, Ef 2,4-5. Nos libró

del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, Col 1,13. El amor de Cristo nos

apremia, 2Co 5,14. Dio a los judíos su Ley, a fin de conducirlos a la fe en Jesucristo, y los llamó con

insistencia, Rm 10,1-21. Los judíos han despreciado este amor; pero como los dones de Dios son

inmutables, el pueblo hebreo se convertirá un día, Rm 11,1-36.

–Características. Solicitud por los hombres, 1Co 1,4-9. Amor paciente, Rm 2,4. Es fiel a los que

confían en Él, Rm 4,13-25; 1Co 1,9. Nos ama hasta con celos, St 4,5. Desea colmar las aspiraciones de

nuestra alma, Jn 4,10-15. Desea establecer su morada en nosotros, Jn 14,23. Diversidad de los dones

divinos, 1Co 12. El don de los dones es la caridad, 1Co 13. Ama sobre todo a quienes aman a su Hijo,

Jn 14,23; 16,27. Amor de Dios a los que obedecen a las inspiraciones de la gracia, 2Co 6,16-18.

–Efectos. Dios nos comunica su amor por el Espíritu Santo, Rm 5,5. El Espíritu Santo ruega por

nosotros y trabaja por nuestra santificación, Rm 8,20-27. Hace conformes a la imagen del Hijo a

aquellos a quienes ha predestinado, Rm 8,28-29. Es el Padre de las misericordias, el Dios de toda

consolación, 2Co 1,3-5; 12,2-4. Ningún poder ajeno a la propia voluntad puede separarnos del amor de

Dios, Rm 8,31-39. Munificencia y fidelidad del amor de Dios, 1Co 1,4-9. Tesoros que ha preparado

9

para los que le aman, 1Co 2,9-12. No despreciemos el amor de Dios, cuya voz nos llama con

insistencia, Hb 12,25-29.

Amor de Dios en Cristo

–Manifestación perfecta del amor de Dios. Desde toda la eternidad, Dios prepara nuestra salvación y

promete un Salvador, Rm 1,2-3. Jesucristo ha venido a encender el amor divino en las almas, Lc 12,48-

49. Caminar en el amor y amar como Cristo nos amó y se entregó por nosotros, Ef 5,2. El Señor quiere

salvarnos a todos y resucitarnos en el último día, Jn 6,39-40. Nos ama como su Padre le ama a Él, Jn

15,9. Quien desprecia ese don del amor divino, no puede vivir, Jn 6,53-54. Amor del Señor a los que

cumplen la voluntad de su Padre, Mt 12,46-50; Mc 3,31-35; 8,19-21.

–Pruebas de amor a los hombres. Cristo es el buen Pastor que da la vida por sus ovejas, Jn 10. Es la

vid y nosotros los sarmientos, Jn 15,1-11. Hace de su carne el pan vivo que da la vida eterna a los

hombres, Jn 6,51-52. Sus humillaciones por nuestro amor, 2Co 8,9; Flp 2,9. Obediente por amor hasta

la muerte, Ga 1,3-4; Flp 2,8. Nos llama a todas horas a su servicio, Mt 20,1-16. Su paciencia para

buscar a la oveja perdida, Lc 15,3-9. Está con nosotros en las horas de peligro: si parece dormir, es para

probar nuestra fe, Mt 8,23-27; Mc 4,35-40. Permanece con nosotros hasta el fin del mundo, Mt 28,20.

–Sus predilectos. Ama sobre todo a los que creen en Él, Rm 1,7. Amor especial por los que sufren:

todo lo que se hace a los necesitados, se hace al mismo Señor, Mt 25,31-46. Prefiere a los que son

pobres de espíritu y humildes de corazón, a los pobres, a los que tienen el corazón puro y deseoso del

bien, Mt 5,3-12; Lc 6,20-23. Por éstos principalmente ha venido Jesucristo, Lc 4,18-19.

Amor de los hombres a Dios

–Fuente de vida. Dios es Amor, 1Jn 4,8. Él encendió en nuestras almas el amor que le tenemos, Lc

12,49-50; Rm 8,15-16.26-27; 1Co 3,16-17. El que no ama permanece en la muerte, 1Jn 3,14. El que

ama, construye, 1Co 8,1. El verdadero amor es paciente y benigno, 1Co 13,4. Hacerlo todo por amor,

1Co 16,14. Es también un fruto del Espíritu Santo, Ga 5,22. No hay temor en el verdadero amor, 1Jn

4,18. Es fuerte como la muerte, Ct 8,6.

–Mandamiento del amor a Dios. No tendrás otros dioses fuera de mí, Ex 20,2-3. Adorar a Dios y

amarle con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente, Dt 6,4-9; 11,13-19; Mt 4,10; 22,37-

38; Mc 12,30; Lc 4,8. Más que a nuestra vida, Mt 10,37-39; 16,24-25; Mc 8,34-35; Lc 9,23-34. Se

manifiesta en el cumplimiento de sus preceptos, Jn 14,21-23; 15,9; 17,26; 1Jn 5,3. Falta de

correspondencia por parte de los hombres: Parábola de la viña, Is 5,1-7. Los viñadores homicidas, Mt

21,33-46; Mc 12,1-12; Lc 20,9-19. Jesucristo quiere sobre todo que le amen sus sacerdotes, Jn 21,15-

18.

–Exigencias. Nuestro cuerpo es de Dios, es templo del Espíritu Santo, 1Co 6,19. Ofrecerle nuestro

cuerpo, como hostia viva y santa, Rm 12,1-2; 1Co 6,13. Llevar en el cuerpo la muerte de Jesucristo a

fin de que la vida de Jesús se manifieste en él, 2Co 4,10-12. Renunciar a la voluntad propia, Mt 7,21;

Jn 14,15.21; 15,9-12; Rm 6,17-22; 8,13; 1Co 13,5; Flp 2,8; 1Tm 5,21. Renunciar a todo para no amar

más que a Nuestro Señor, Lc 18,22. Hacerse voluntariamente esclavos de Jesucristo, Rm 6,11-12;

12,11; 14,6-8; 1Co 7,19; 10,31. Obedecer a Dios como Cristo: hasta la muerte y muerte de Cruz, Flp

2,5-9; 3,8. Sean los que te aman como el sol cuando nace con toda su fuerza, Jc 5,31.

–Efectos. Quien ama al Padre ama al Hijo, Jn 8,42. La ciencia única del amor: Jesucristo crucificado,

10

1Co 2,2. Nada nos separará del amor de Cristo, Rm 8,31-39. Lo que Dios ha preparado para los que le

aman, 1Co 2,9-10. Yavé guarda a cuantos le aman, Sal 145,20. Dios se une íntimamente a quienes le

aman, Jn 14,23; 1Co 6,17; Ap 3,20. Une a Dios hasta el punto de no ser más que un solo espíritu con

Él, 1Co 6,17. Nos lleva a contemplar a Dios y nos transforma cada vez más en su imagen, 2Co 3,18.

Jesucristo vive en nosotros, Ga 2,19-20. Esto se realiza por medio de la Cruz, Ga 5,24; 6,14. Hace

abundar en nosotros los sufrimientos y las consolaciones de Cristo, 2Co 1,5. Todo es estéril fuera del

amor de Dios, Jn 15,1-10. Obtiene el perdón de los mayores pecados, Lc 7,47-49. Recompensa a los

que sufren por amor a Dios, 2Co 1,3-5; 4,10-12; 12,2-4. La caridad, sus efectos, su duración eterna,

1Co 13,1-13. Esta unión perfecta es la que San Pablo pide a Dios para sus hijos espirituales, Ef 3,19. Es

el único punto adonde él mismo tiende, Flp 1,20-23. Estado maldito de los que no aman a Dios, 1Co

16,22.

–Consecuencias prácticas. Es la única cosa necesaria, Lc 10,39-42. No está en las palabras sino en las

obras, Mt 7,21. Amar a Dios y al prójimo son amores inseparables, Mt 22,34-40; Mc 12,28-34; 1Jn 2,3-

11; 4,20-21. El amor fraterno es la señal por la que se conoce a los seguidores de Jesús, Jn 13,35. Ver a

Jesucristo en los necesitados: lo que hagamos a ellos, lo hacemos al Señor, Mt 25,31-46. Sirvamos a

Dios en la justicia, en la paz y en la alegría, Rm 14,17-19.

–Salmos relacionados. Anhelo de encuentro con Dios que manifiesta su poder y su bondad en el

templo, Sal 63. Amor al Señor y promesa de cumplirle las promesas, porque Él ha salvado al fiel de la

muerte, Sal 116.

–Relatos ilustrativos. Vocación de Moisés y envío para liberar al pueblo de Israel, Ex 3-4.

–Vid. Adoración, Caridad, Culto.

Amor al prójimo

–Vid. Caridad.

Ángeles

Seres puramente espirituales que se hallan siempre ante Dios, 1R 22,19; Is 6,2-3; Dn 7,10; Ap 5,11-

12.

–En la vida de Jesús. Son inferiores a Cristo, Hb 1,5-14; 2,5-18. Están al servicio del Señor, Mt 4,11;

26,53; Mc 1,13. El arcángel Gabriel se aparece a Zacarías, Lc 1,11-21. Anuncia a María la concepción

del Verbo, Lc 1,26-38. Un ángel advierte en sueños a José que no repudie a María, Mt 1,20-21.

Anuncian a los pastores de Belén el nacimiento del Salvador, Lc 2,9-15. Un ángel se aparece en sueños

a José para decirle que huya a Egipto y que luego vuelva, Mt 2,13.19-20. El demonio recuerda el papel

de los ángeles en la vida de Nuestro Señor, Mt 4,6; Lc 4,10-12. Juan Bautista es llamado “ángel”

porque prepara el camino del Señor, Mt 11,10; Lc 7,27. Un ángel fortalece a Cristo durante su agonía

en Getsemaní, Lc 22,43. Los ángeles de la Resurrección, Mt 28,2-8; Mc 16,5-8; Lc 24,4-10; Jn 20,11-

14. Los ángeles de la Ascensión hablan a los Apóstoles, Hch 1,11.

–En la vida de la Iglesia. Intervienen en la promulgación de la antigua Ley, Hb 2,2. Libran de la

prisión a los Apóstoles, Hch 5,19-20. Un ángel se aparece al diácono Felipe, Hch 8,26. Aparición al

centurión Cornelio, Hch 10,3-7. Libra a Pedro de la prisión, Hch 12,7-11. Hiere de muerte a Herodes

11

Agripa, Hch 12,23. Se aparece a Pablo durante la tempestad, Hch 27,23. El Apocalipsis es revelado a

San Juan por un ángel, Ap 1,1. Los ángeles ejecutores de los designios de Dios, Ap 7 a 22. Ignoran

cuándo vendrá el fin del mundo, Mt 24,36. Cántico de los ángeles en el cielo, Ap 5,11-12.

–En la vida de los hombres. Están al servicio de los cris­tianos, Hb 1,14. Los ángeles de la guarda, Mt

18,10. Fe de los primeros cristianos en la asistencia del ángel custodio, Hch 12,12-17. Respeto debido a

los ángeles, 1Co 11,10. Servicios que prestan, como San Rafael a Tobías, Tb 5,5-6,18; 9,1-6; 12,6-20.

–Relatos ilustrativos. El arcángel Rafael, enviado por Dios, acompaña a Tobías en un largo viaje y

le libra de todos los peligros, Tb 5-6. Manifestación del arcángel Rafael a Tobías padre e hijo,

revelándoles su identidad, Tb 12.

Anticristo

Adversario de Cristo que aparecerá al final de los tiempos y será derrotado por el Señor, 2Ts 2,3-10.

Descripción, Ap 13,11-18. Está prefigurado desde antiguo, Ez 38-39; Dn 7,8-21. Los autores de

herejías, precursores del Anticristo, 1Jn 2,18-23; 2Jn 7; 2Tm 3,1-9. Suerte final del anticristo: el

infierno, Ap 19,20.

–Vid. Fin del mundo.

Apostolado

–Unión con el Señor. Alegoría de la vid y los sarmientos, Jn 15,4-5. Los elegidos del Señor no

trabajarán en vano, Is 65,22-23. Seguridad de que nos envía el Señor, Jn 15,16. Ningún trabajo es vano

en el Señor, 1Co 15,58. La vida de Cristo crece en el alma del apóstol, mientras que la voluntad propia

la disminuye, 2Co 4,16.

–Misión apostólica. Llamada a ser pescadores de hombres, Mt 4,18-22. Celo apostólico, Lc 11,49, 2Co

5,14-15. Ha de hacerse en medio del mundo, Jn 17,18. Ser sal de la tierra y luz del mundo, Mt 5,13-14.

Actuar como levadura en la masa, Mt 13,33; 1Co 5,6. Los primeros discípulos se sirven de la amistad

para presentar a sus amigos al Señor, Jn 1,35-51. Insistir a pesar de las excusas: el compelle intrare de

la parábola de los invitados a la cena, Lc 14,15-24. Al hablar hay que hacerlo con gracia, adaptándose

a la situación de cada uno, Col 4,5-6. Anunciar el Evangelio por todas partes, Mc 16,15; Hch 5,42; 8,4.

Sentido de responsabilidad, Si 49,17.

–Instrumentos de Dios. La calidad del instrumento cuenta poco, 1Co 1,26-31. Dios da el incremento,

1Co 3,5-7. Es poderoso para hacer que nazcan de las mismas piedras hijos de Abrahán, Mt 3,9. Dejar

obrar a Dios, como el barro en manos del alfarero, Si 33,13-14. Aspirar a ser ministros de Cristo y

dispensadores de los misterios de Dios, 1Co 4,1-2. Hablar de Dios con ocasión y sin ella, 1Tm 4,2-16.

No enorgullecerse: siervos inútiles que cumplen su deber, Lc 17,7-10; 1Co 9,16-17.

–Relatos ilustrativos. La burra de Balaam, instrumento de Dios para realizar sus designios, Nm

22,22-35. Victoria de Gedeón y los trescientos escogidos, Jc 7,1-7. Victoria de David frente a Goliat,

1S 17,31. La higuera estéril: necesidad de dar fruto, Lc 13,6-9. Las diez minas: responsabilidad

apostólica, Lc 19,11-27. Los invitados a la boda del hijo del rey: llamada a todos, Mt 22,1-14. Los

invitados a la cena: insistir ante las excusas, Lc 14,15-24. Paralítico de la piscina que no tenía a nadie,

Jn 5,2-9. Parábola de los talentos: responsabilidad apostólica, Mt 25,14-30. Paralítico de Cafarnaum:

12

ayuda de los amigos, Mt 9,2-8; Mc 2,2-12; Lc 5,17-26. Primera pesca milagrosa: eficacia de la

obediencia, Lc 5,1-11. Segunda pesca milagrosa: peces selectos, Jn 21,1-14.

–Vid. Apóstoles, Frutos, Mundo.

Apóstoles

Características

–Los primeros Doce. Elección y nombres, Mt 10,1-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Su fe, Jn 20,8; Lc

17,5. Fidelidad después del discurso del Señor sobre el pan de vida, Jn 6,67-71. Les ordena repetir el

memorial de la última Cena, Lc 22, 19; 1Co 11,24-26. Se les aparece después de la resurrección, Mc

16,14; Lc 24,36-43; Jn 20,19-29. Le adoran en la montaña, Mt 28,16-17. Les otorga el poder de

absolver, Jn 20,23. Les manda bautizar y enseñar a todas las naciones y les asegura su asistencia, Mt

28,19-20; Mc 16,15-18. Les promete la fortaleza de lo alto, Lc 24,49-53. Mantenimiento, 1Co 9,1-14.

Persecuciones que sufrirán, Mt 10,16-23. Los atormentarán por causa del nombre de Jesús, Mt 24,9.

Abnegación con que deben trabajar, 1Co 4,8-13. Recompensa de su abnegación, Mt 19,27-30; Mc

10,28-31; Lc 18,28-30.

–Flaquezas y defectos. Tenían pensamientos muy humanos, Mt 20,20-21; 26,8-9; Mc 10,35-41; 14,4-5.

Orgullo y ambición, Mc 9,33-37; Lc 9,46; 22,24-27. Al principio ignoraban la verdadera naturaleza del

Señor, Mt 14,25-26; 16,7-9; Mc 6,49-52; 7,17-18; 8,16-21; Jn 4,32-34. Entienden poco las realidades

sobrenaturales, Mt 16,5-12; Mc 8,14-21. Jesús les explica las parábolas del reino de los cielos, Mt 13,18-

23.36-43; Mc 4,13-20; Lc 8,11-15. Los reprende por su falta de fe, Mt 17,16-20; Mc 8,18; Lc 9,41. Quieren

alejar de Nuestro Señor a los niños, Mt 19,13-15; Mc 10,13-16; Lc 18,15-17. Mala interpretación sobre la

enfermedad del ciego de nacimiento, Jn 9 1-2. Inquietud durante la tempestad, Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc

8,22-25. No entienden las predicciones de la Pasión y de la Resurrección, Mc 9,30-32; Lc 9,44-45. Su

flaqueza moral se revela en Getsemaní, Mt 26,40-46.56; Mc 14,37-42.50; Lc 22,45-46. Incredulidad ante las

primeras noticias de la Resurrección, Mc 16,11-14; Lc 24,10-11.24-25. Fortaleza después de la venida del

Espíritu Santo para predicar el nombre de Jesús, Hch 2,14-36; 3,12-26; 4,8-21; 5,29-32.

–Situación en la Iglesia primitiva. Forman el colegio apostólico, Hch 1,12-26. Anuncian el Evangelio

en todas partes y hacen milagros, Mc 16,20. Predicación en el templo, Hch 5,20-25. Persecuciones por

parte de las autoridades judías, Hch 4,1-22; 5,17-42; 12,1-17. Veneración manifestada por el pueblo,

Hch 5,13-16. Oración de los fieles por ellos, Hch 4,23-31. Sus funciones: predicación y oración, Hch

6,4. Presiden la elección de los diáconos y los consagran mediante la imposición de las manos, Hch

6,3-6. Envían a Pedro y a Juan a Samaria, Hch 8,14. Afectuoso recibimiento que hacen a Pablo en

Jerusalén, Hch 21,17-20. Concilio de Jerusalén, Hch 15,1-35.

Vida y misión

–Ministerio apostólico. Dios puso a los Apóstoles a la cabeza de la Iglesia, 1Co 12,28. La gracia del

apostolado proviene de Dios, Rm 12,3. Necesidad del ministerio apostólico, Rm 10,14-17.

Superioridad del ministerio del Evangelio sobre el de la antigua Ley, 2Co 3,7-11. Su fundamento es

Jesucristo 1Co 3,10-15. Ministros de Cristo y dispensadores de los misterios divinos, 1Co 3,4-17; 4,1-

7. Cualidades, 1Tm 3,1-13; Tt 1,5-16. Envío y predicación, Mt 10,5-15; Mc 6,7-13; Lc 9,1-6.

13

Autoridad apostólica, 2Co 10,1-11. Autoridad de su enseñanza, Mt 10,14-15; Mc 6,11; Lc 9,5.

Identidad de la doctrina de los doce Apóstoles y de la enseñanza de San Pablo, 1Co 1,12-13; 15,11. Sus

poderes, Mc 3,15. Poder de atar y desatar, Mt 18,18. Quien los recibe, recibe al mismo Cristo, Mt

10,40-41. Misión universal, Mt 28,16-20; Mc 16,14-18.20. Los falsos apóstoles, ministros de Satanás,

2Co 11,13-15.

–Virtudes. Ideal del trabajador apos­tólico, 2Co 6,3-10. Han de dejar su familia por amor del Señor, Mt

10,37. Sólo buscan agradar a Dios, Ga 1,10. Sólo desean la glorificación de Cristo, Flp 1,19-21. Han

de tomar su cruz y dar la vida por el Señor, Mt 10,38-39. Están dispuestos a dar la vida por sus ovejas,

2Co 12,15. No conocen a nadie según la carne, 2Cor 5,16. Predican el Evangelio y hacen milagros, Mc

6,12-13; Lc 9,6. Instrucciones para la misión, Mt 10,16-42. Actitud ante los medios materiales: pobreza

absoluta, Mt 10,9-10; Mc 6,8; Lc 9,3. Prudencia y sencillez, Mt 10,16. Cómo ha de ser su humildad,

Mt 20,25-28; Mc 10,42-45; Lc 22,25-26. Humillaciones y sufrimientos, 1Co 4,9-13. La caridad de

Cristo les urge, 2Co 5,14-15. Deben dirigirse con preferencia a las ovejas perdidas de la casa de Israel,

Mt 10,6.

–Modo de comportarse. Conducta del ministro de Dios en sus relaciones con las diferentes categorías

de personas, 1Tm 5,1-25; 6,1-2. Con los innovadores y los pecadores, 2Tm 3,4-5. Han de rebatir las

falsas doctrinas, 1Tm 1, 1-4; 6,3-5. Han de combatir el pecado entre los cristianos, 1Co 5,1-6.9-13.

Organizar la oración pú­blica, 1Tm 2. Tienen derecho a vivir del Evangelio, aunque San Pablo renuncia

a usar de ese derecho, 1Co 9,1-27. Son como padres espirituales para sus discípulos, Ga 4,19-20.

Deben ponerse al alcance de su auditorio, 1Co 3,1-2. Quien los desprecia, desprecia a Nuestro Señor y

a Aquel que le envió, Lc 10,16. Los que los reciben, reciben al mismo Cristo y al Padre, Mt 10,40.

Recompensa prometida a los que asisten a los Apóstoles, Mt 10,42.

–Medios y eficacia. Las armas apostólicas, 2Co 10,1-6. Medios de apostolado empleados por San

Pablo, 1Co 2,1-5; 9,19-27; 10,33. El apóstol planta y riega, pero Dios da el incremento, 1Co 3, 3-9. El

Espíritu Santo hace fructuoso el apostolado, Rm,15,19; 1Co 2,4-5. Dios confirma los resultados del

apostolado, 1Co 1,8-9. Sufrimientos del apóstol y su fecundidad, 2Co 4,7-12. La caridad hace fecundo

el apostolado, 1Co 13,1-3. El apóstol necesita las oraciones de los fieles, Rm 15,30. La única ciencia

necesaria del apóstol: Jesucristo crucificado, 1Co 2,2. Recompensas prometidas, Mt 19,27-28; Mc

10,28-30; Lc 18,29-30. Pensar en la recompensa eterna, fuente de valor para los ministros del

Evangelio, 2Co 4,13-18; 5,1-10.

Nota biográfica de los Apóstoles

–Andrés. Encuentro con Cristo y primera llamada, Jn 1,35-41; Mt 4,18-20; Mc 1,16-18. Vocación al

apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Intervenciones en el Evangelio, Mc 13,3-4; Jn 6,8-9;

12, 20-23.

–Bartolomé. Primera llamada, Jn 1,45-51. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16.

Intervenciones en el Evangelio, Mt 20,24; Mc 10,41; Jn 21,1-2.

–Felipe. Primera llamada, Jn l, 43. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4. Intervenciones en el Evangelio,

Mt 20,24; Mc 10,41; Jn 6,5-7; 12,20-23; 14,8.

–Juan Evangelista. Encuentro con Cristo y primera llamada, Jn 1,35-41; Mt 4,21-22; Mc 1,19-20; Lc

5,1-11. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Uno de los discípulos que

14

acompañan más de cerca a Jesús, Mt 17,1-9; Mc 5,37; 9,2-6; Lc 8,51; 9,28-34; 22,8-13. Defectos y

cualidades, Mt 20,20-28; Mc 9,38-41; 10,35-45; Lc 9,49-50.54-55. Sufri­mien­tos que le predice

Nuestro Señor, Mt 20,23; Mc 10,39. Interroga a Jesús sobre su venida y el fin del mundo, Mc 13,4. Su

cercanía a Cristo en la última Cena y en las horas de la Pasión, Jn 13,21-26; Mt 26,36-37; Mc 14,33.

Jesús le confía su Madre, Jn 19,25-27. Va con Pedro al sepulcro y lo encuentra vacío, Jn 20,1-10.

Apariciones después de la resurrección, Jn 21,1-14.20-23. Actividad en la Iglesia primitiva, Hch 3,1-

26; 4,1-23; 8,14-17; Ga 2,9-10.

–Judas Tadeo. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Intervenciones en el

Evangelio, Mt 20,24; Mc 10,41; Jn 14,22.

–Judas Iscariote. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Defectos, Jn 12,4-6.

Jesús pre­dice su traición, Mt 26,21-25; Mc 14,17-21; Lc 22,21-23; Jn 6,64-71. Vende al Señor por un

puñado de monedas, Mt 26,14-16; Mc 14,10-11; Lc 22,3-6. Lo entrega en Getsemaní, Mt 26,48-50; Mc

14,44-45; Lc 22,47-48; Jn 18,3-6. Desesperación y muerte, Mt 27,3-8; Hch 1,15-18.

–Mateo. Llamada y respuesta, Mt 9,9-13; Mc 2,14-17; Lc 5,27-32. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4;

Mc 3,13-19; Lc 6,12-16.

–Pablo. Testigo del martirio de Esteban, Hch 7,58. Perseguidor de la Iglesia, Hch 8,3; 9,1-2.

Conversión, Hch 9,3-19; 22,5-16; 26,10-18. Vida posterior a la conversión, Hch 9,20-30; 11,22-30;

12,25. Primer viaje apostólico, Hch 13,1-14,28. Intervención en el Concilio de Jerusalén, Hch 15,1-

5.22-35. Segundo viaje apostólico, Hch 15,36-18,22. Estancia en Filipos, Hch 16,11-40. En Tesalónica

y Berea, Hch 17,1-15. En Atenas, Hch 17,16-34. En Corinto, Hch 18,1-18. Tercer viaje apostólico, Hch

18,23-20,38. Estancia en Éfeso, Hch 19,1-40. En Tróade y Mileto, Hch 20,1-38. Prisionero y testigo de

Cristo en Jerusalén, Hch 21,1-23,31. Proceso ante el procurador romano, Hch 23,22-25,22. Discurso de

defensa ante Agripa, Hch 26,1-32. Viaje a Roma para ser juzgado, Hch 27,1-28,16. Apostolado en

Roma, Hch 28,17-31. Tiene clara conciencia de su llamada divina al apostolado, Rm 1,1; 1Co 1,1; Ga

1,11-12. Apóstol de los gentiles, Rm 15,16; Ga 2,7-9. Resumen de su historia hecho por él mismo, Ga

1,11-24; 2,1-21. Puede decir con verdad al final de su vida que ha combatido con valor y ha guardado

la fe, 2Tm 4,7.

–Pedro. Primer encuentro con Jesús, Jn 1,41-42. Llamada y respuesta, Mt 4,18-20; Mc 1,16-18; Lc 5,1-11.

Vocación al apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Es uno de los discípulos que acompañan más de cerca

a Jesús, Mt 8,14-15; 17,1-7; Mc 5,37; 9,2-6; Lc 8,51; 9,28-35. Preguntas que dirige al Señor, Mt 15,15-16; 18,21-

22; 19,27-30; Mc 10,28-31; 13,3-4; Lc 12,41; 18,28-30. Manifestaciones de su fe en Cristo, Mt 14,28-31; 16,13-

19; Mc 8,27-29; Lc 9,18-20; Jn 6,68-70. Jesús le promete el primado en la Iglesia, Mt 16,18-19. Le reprende por

querer apartarle de su misión, Mt 16,23; Mc 8,33. Tributo al templo y pesca milagrosa para pagarlo, Mt 17,24-27.

Se indigna contra los hijos de Zebedeo, Mt 20,24; Mc 10,41. Intervenciones en la última Cena, Mt 26,33-35; Mc

14,29-31; Lc 22,8.33-34; Jn 13,1-10.36-38. Anuncio de que será atacado por Satanás, Lc 22,31-32. Acompaña de

cerca a Cristo en Getsemaní, Mt 26,36-44; Mc 14,32-42; Lc 22,39-46. Defiende a Jesús en el huerto de los olivos,

Jn 18,10-12. Sigue de lejos al Señor, Mc 14,54. Le niega durante la pasión, Mt 26,69-75; Mc 14,66-72; Lc 22,55-

60; Jn 18,25-27. Se arrepiente cuando el Señor le mira, Lc 22,61-62. Corre al sepulcro y encuentra la sepultura

vacía, Lc 24,12; Jn 20,2-10. Apariciones de Cristo resucitado, 1Co 15,5; Jn 21,1-14. Jesús le entrega el primado, Jn

21,15-17. Actuación en la Iglesia primitiva, Hch 2,14-41; 3,1-26; 4,1-31; 5,1-11.26-32; 8,14-25; 9,32-43; 10,1-48;

15

11,1-18. Prisión y liberación milagrosa, Hch 12,1-17. Intervención en el Concilio de Jerusalén, Hch 15,1-11.

Relaciones con San Pablo, Ga 1,18; 2,6-14; 2P 3,15.

–Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo. Llamada y respuesta, Mt 4,21-22; Mc 1,19-20; Lc 5,1-11. Vocación al

apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Uno de los discípulos predilectos que acompañan más de

cerca a Jesús, Mt 17,1-7; Mc 5,37; 9,2-6; Lc 8,51; 9,28-34. Defectos y cualidades, Mt 20,20-28; Mc 9,2-13;

10,35-45; Lc 9,28-36. Interroga a Jesús sobre su venida y el fin del mundo. Mc 13,3-4. Acompaña de cerca a

Cristo en Getsemaní, Mt 26,36-44; Mc 14,32-42; Lc 22,39-46. Aparición junto al lago de Tiberiades, Jn

21,1-2. Martirio, Hch 12,1-3.

–Santiago el Menor, hijo de Alfeo. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16.

In­ter­ven­ciones en el Evangelio, Mt 20,24; Mc 10,41. Actuación en el Concilio de Jerusalén, Hch

15,13-21.

–Simón el Zelotes. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Intervenciones en el

Evangelio, Mt 20,24; Mc 10,41.

–Tomás. Vocación al apostolado, Mt 10,2-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Intervenciones en el Evangelio,

Mt 20,24; Mc 10,4; Jn 11,16; 14,5. Incredulidad ante la Resurrección y acto de fe, Jn 20,24-28.

Aparición de Cristo junto al lago de Tiberiades, Jn 21,1-14.

–Vid. Discípulos, Iglesia.

Aprovechamiento del tiempo

Todo tiene su momento y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo, Qo 3,1-8. El que anda

observando el viento no siembra nunca, Qo 11,4. Cada día trae su propio afán, Mt 6,34. La buena vejez

no es la de los muchos años, ni se mide por el número de días, Sb 4,8. El tiempo es corto, 1Co 7,29.

Aprovechar el tiempo propicio, 2Co 6,2; Ef 5,15-16. Reproche de Cristo a Felipe: llevo tanto tiempo

con vosotros, ¿y no me has conocido?, Jn 14,9. Necesidad de vigilancia pues no sabemos cuándo

llegará el Señor, Mt 24,42-44.

–Vid. Muerte.

Autoridad

Toda autoridad viene de Dios, y el que resiste a la autoridad resiste a Dios, Rm 13,1-2. Las

autoridades civiles son ministros de Dios, Jn 19,9-11; Rm 13,3-7. El buen gobierno, Si 9,24-10,5.

Necedad del gobernante que no admite consejos, Qo 4,13-16. Buenos y malos gobernantes, Qo 10,16-

20. Donde no hay go­bierno el pueblo va a la ruina, Pr 11,14. Exhortación a los gobernantes, Sb 1,1-11.

Ha de ser un servicio, a ejemplo de Cristo, Mc 10,45; Jn 13,13-15; Lc 22,26; Hb 5,5-10. Se debe

obedecer a Dios antes que a los hombres, Hch 4,13-19. Dar al César lo que es del César y a Dios lo que

es de Dios, Mt 22,15-22. Pagar el impuesto a quien es debido, Rm 13,7. Autoridad de la enseñanza de

Jesús, Mt 7,28-29. San Pablo hace uso de la autoridad que recibió de Nuestro Señor, 1Co 5,1-5.

–Salmos relacionados. El rey promete obrar rectamente rechazando a los malvados y acogiendo a los

justos, Sal 101.

–Relatos ilustrativos. Parábola de los árboles sobre los que reina el espino: anuncio del abuso de

autoridad por parte de Abimelec, Jc 9.

16

–Vid. Iglesia, Obediencia.

Avaricia

Es causa de muchos males, Jos 7,19-26; Pr 1,19; 1S 25,38. Hay que guardarse de ese vicio, Mt 6,19;

Lc 12,15; 1Co 6,10, Tt 1,7.11. Especialmente deben evitarla los que gobiernan, Ex 18,21; 23,8; Dt

16,19; Pr 28,16; Is 5,23; 33,15; Ez 22,12-13; Mi 3,11. Algunos perecieron por causa de la avaricia, Jos

7,21-25; 2R 5,20-27; 2M 10,20-23. Necedad de los avaros, Lc 12,13-21; Si 10,9-10. De nada sirve

ganar el mundo entero si se pierde el alma, Mt 16,26. Impide la entrada en el reino de los cielos, 1Co

6,10; Tt 1,7-11. Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino

de los cielos, Mc 10,25. Los excesivos cuidados temporales y la seducción de las riquezas ahogan la

doctrina y queda sin fruto, Mt 13,22. Traición de Judas por dinero, Mt 26,15; Jn 12,4-6. Consecuencias

de la avaricia de Judas, Mt 26,14-16; Mc 14,10-11; Lc 22,3-6.

–Relatos ilustrativos. Ambición del rey Ajab por la viña de Nabot, hasta el punto de ordenar su

asesinato; castigo divino anunciado por Elías, 1R 21; 1R 22,29-38. Parábola del rico necio, Lc 12,16-

21. Codicia de Ananías y Safira, Hch 5,1-11.

–Vid. Desprendimiento, Generosidad, Limosna.

Ayuno

– Significado del ayuno. Señal de luto y de tristeza, Jc 20,26; 1S 31,13; Za 7,2-5; 8,9. Su necesidad,

1Co 9,27. Cómo se ha de ayunar, Is 58,3-7; Jr 14,12. Debe ser humilde, Mt 6,16-18; Lc 18,11-14.

Ayuno de Jesús en el desierto, Mt 4,1-2; Mc 1,12-13; Lc 4,1-12. Ayuno de los hipócritas, Mt 6,16-18;

Lc 18,9-14. Cristo defiende a sus discípulos de las acusaciones que les hacían porque no ayunaban, Mt

9,14-15; Mc 2,18-20; Lc 5,33-35. Ayunos de San Pablo y otros personajes del Nuevo Testamento, Hch

9,9-19; 13,2-3; 2Co 11,27.

–Finalidad y eficacia. Unido a la oración obtiene la misericordia de Dios, Lv 16,29; Jdt 8,5-6; Tb

12,8; 2M 13,12. Dispone para recibir la gracia, Lc 2,37-38. Conviene a los ministros de Dios, 2Co 6,5;

1Ts 5,6; 1Tm 3,3-8; 2Tm 4,5; Tt 1,7; 2,2-3. Para someter el cuerpo al espíritu y nuestra voluntad a la

de Dios, Rm 7,13; 1Co 9,27. Para obtener de Dios el poder de arrojar a los demonios, Mc 9,28-29. No

ayunar por voluntad propia, sino por obediencia, 1Tm 5,21. Reprensión del falso ascetismo, Col 2,16-

23; 1Tm 4,1-5. Los cristianos de Macedonia se privan de lo necesario para socorrer a los de Jerusalén,

2Co 8,1-4.

–Vid. Limosna, Mortificación, Penitencia.

Bautismo

Preparación

–Prefiguración en el Antiguo Testamento. El diluvio, figura del bautismo, 1P 3,20-21. La

circuncisión, Gn 17,8-15; Rm 2,28-29; Ga 5,1-6; 6,15-16; Flp 3,1-6; Col 2,6-19; 3,11. El paso del Mar

Rojo, Ex 14,15-31; 1Co 10,1-5. El agua que brotó de la roca en el desierto, Ex 17,2-6. La curación de

Naamán el leproso en las aguas del Jordán, 2R 5,13-15. Purificaciones legales en el Antiguo

17

Testamento, Ex 29,4; Lv 14,8. Fuente abierta para la purificación del pecado y de la inmundicia, Za

13,1; 14,8; Ez 36,25-32. Aguas que brotan del templo en la visión de Ezequiel, Ez 47,1-12. Sacaréis

con alegría el agua de las fuentes de la salud, Is 12,3.

–Bautismo de San Juan Bautista. Juan bautiza en el río Jordán, Mt 3,6-12; Mc 1,4-8; Lc 3,3-7; 12-

16. Es un bautismo de agua, mientras que Cristo bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego, Mt 3,11;

Mc 1,8; Lc 3,16; Jn 1,33. Es un bautismo de penitencia para mover a la contrición, Mt 3,2-11.

Jesucristo recibe el bautismo de Juan y santifica las aguas, Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22.

Bautismo cristiano

–Institución. Jesús anuncia su bautismo de sangre en la pasión, Lc 12,50. Cristo amó a la Iglesia y se

sacrificó por ella para santificarla, limpiándola con el bautismo del agua, Ef 5,25-26. Instituido y

promulgado por Cristo antes de su Ascensión al cielo, Mt 28,19; Mc 16,15-16. Practicado por los

primeros cristianos, Hch 2,38-41; 8,12-13.36-38; 10,47-48. Bautismo de Saulo, Hch 9,18; 22,16.

Bautismo de los primeros gentiles, Hch 10,44-48; 16,15.33; 19,5. Pablo lo administra a diferentes

personas, 1Co 1,14-16. Se llamaba también “iluminación”, Hb 6,4.

–Características. Es un nuevo nacimiento, Jn 1,25-34; 3,5-7. Regeneración y renovación del Espíritu

Santo, Tt 3,5. Muerte mística, imagen de la muerte real de Nuestro Señor, Rm 6,5. Sepulta con Cristo

al creyente para que resucite a una nueva vida, Jn 3,5; Rm 6,4. Reviste de Cristo, Ga 3,27. Hace de los

fieles un solo cuerpo de Cristo, 1Co 12,13. Necesidad de la fe para el bautismo de los adultos, Mc

16,16; Hch 8,36-37. Necesario para la salvación, Jn 3,5-6; Mc 16,16. No se puede repetir, Hb 6,6;

10,26. A veces significa el martirio, Mt 20,22; Mc 10,39; Lc 12,50.

–Efectos. Obtiene el perdón de los pecados y comunica el Espíritu Santo, Hch 2,38-41; Ef 5,26. Hace

morir al pecado, Rm 6,3-11. Concede una participación en el sacerdocio de Cristo, 1P 2,4-10; Ap 1,4-6;

5,9-10; 20,6. Este sacerdocio común existió ya en el Antiguo Testamento, Ex 19,6; Lv 20,26.

–Vid. Filiación divina, Gracia, Orden sagrado, Santidad, Vocación cristiana.

Bienaventuranza: Mt 5,3-11; Lc 6,20-23.

–Vid. Felicidad.

Bienes temporales

Son buenos porque proceden del Creador, Gn 1,28. Pueden convertirse en malos si no se utilizan

rectamente, Si 8,3; 1Tm 6,9.17. Usarlos con desprendimiento y confianza en Dios, Sal 62,11; Si 14,3-

21; Tb 4,7-11; Mt 6,19-33. Los verdaderos bienes, Si 11, 11-30.

–Vid. Avaricia, Desprendimiento.

Buen Pastor

Cristo es el buen Pastor, Jn 10,1-14. Se compadece de las gentes que andaban como ovejas sin

pastor, Mt 9,36; Mc 6,34. Pone sobre sus hombros a la oveja perdida, Mt 18,12-14; Lc 15,4-6. Envía a

los Apóstoles en busca de las ovejas perdidas, Mt 10,6. Las ovejas conocen a su Pastor y le siguen, Jn

10,4.14-15. Les da la vida eterna, Jn 10,28. Nadie las arrebatará de sus manos, Jn 10,28. Otras ovejas,

18

que están fuera del redil, escucharán la voz del buen Pastor, Jn 10,16. Hay ovejas que no quieren ir a

Él, Jn 5,40; 10,26. Los malos pastores se cuidan de sí mismos, Ez 34,1-10; Jr 23,1ss. Son mercenarios

y abandonan a las ovejas cuando llega el lobo, Jn 10,12-13. Las ovejas huyen de ellos, Jn 10,5.

–Salmos relacionados. Gozosa confianza en Dios, pastor solícito, Sal 23. Súplica a Dios, Pastor de

Is­rael, para que convierta a su pueblo, Sal 80.

–Relatos ilustrativos. Los malos y los buenos pastores en Israel, Ez 34,1-31. Parábola de la oveja

perdida, Lc 15,1-7. Alegoría del buen pastor, Jn 10,1-21.

Cánticos

Los salmos, himnos y cánticos espirituales son manifestación de alegría sobrenatural, Ef 5,19-20;

Col 3,16; St 5,13.

–Antiguo Testamento. Toda criatura alabe al Señor (cántico de los tres jóvenes), Dn 3,46-90. Gloria y

honor al Señor, 1Cro 29,10-13. Dios altísimo y sapientísimo, pastor bueno, Is 40,10-17. Dios victorioso

y salvador, Is 42, 10-16. Dios viene para juzgar, Ha 3,3-15. Dios juzga con justicia, Is 33,13-16. Júbilo

tras el paso del Mar Rojo (cántico de Moisés), Ex 15,1-18. Beneficios de Dios al pueblo, Dt 32,1-12.

Canto de Débora después de una victoria contra los enemigos, Jc 5. Alegría de los humildes en el Señor

(cántico de Ana), 1S 2,1-10. Victoria frente a los enemigos, Is 26,1-12. Dios creador y protector de su

pueblo, Jdt 16,1-17. Dios castiga y salva, Tb 13,1-8. Acción de gracias por la liberación del pueblo, Tb

13,8-16. Oración de Ester pidiendo la liberación del pueblo hebreo, Est 4,17n-k. Alegría del pueblo

liberado, Jr 31,10-14. Alegría del pueblo redimido, Is 12,1-6. Lamentación en tiempo de hambre y

guerra, Jr 14,17-21. Tristeza del enfermo y alegría del que recobra la salud, Is 38,10-14.17-20. Júbilo

del profeta ante la nueva Jerusalén, Is 61,10-62,5. Consuelo y alegría en la ciudad santa, Is 66,10-14.

Súplica por la santa ciudad de Jerusalén, Si 36,1-7.13-16. El monte de la casa del Señor, Is 2,2-5. Dios

renovará a su pueblo, Ez 36,24-28. Conversión de todas las gentes a Dios, Is 45,15-25.

–Nuevo Testamento. Cántico de la Virgen (Magnificat), Lc 1,46-55. Za­ca­rías ante el nacimiento del

Bautista, Lc 1,68-79. Los ángeles en la noche de Navidad, Lc 2,14. Simeón en el templo, Lc 2,29-32.

Dios salvador, Ef 1,3-10. Cristo siervo de Dios, Flp 2,6-11. Cristo primogénito de las criaturas y de los

muertos, Col 1,12-20. Cántico nuevo de los redimidos, Ap 4,11; 5,9-14. El juicio de Dios, Ap 11,17-

18; 12,10-12. Los elegidos en el cielo, Ap 14,2-3. Himno de adoración, Ap 15,2-4. Cántico de todos lo

salvados en las bodas del Cordero, Ap 19,1-8.

Caridad (con los hombres)

Excelencia y cualidades

–Su relación con el amor a Dios. El amor al prójimo es inseparable del amor a Dios, Mt 22,34-40;

25,40-43; Mc 12,28-34; 1Jn 2,3-11. El que no ama a su hermano a quien ve, no es posible que ame a

Dios a quien no ve, 1Jn 4,20-21. Este amor procede de Dios, Rm 15,30; 1Ts 3,12; 4,9. Es mejor que

todos los holocaustos y sacrificios, Mc 12,33. Es la plenitud de la Ley y su cumplimiento, Mt 7,12; Lc

10,27; Rm 13,8-10; Ga 5,14. Es vínculo de perfección, Col 3,14. El “mandamiento nuevo”: amar al

prójimo como Cristo nos ha amado, Jn 13,34-35. El amor más grande es dar la vida por los amigos, Jn

15,12-13; 1Jn 3,16.

19

–Fundamento. Somos sarmientos de la misma cepa, Jn 15,1-6. Miembros del mismo cuerpo místico,

Rm 12,5. El Señor ha muerto por cada uno de nosotros, Jn 12,32-33; Rm 3,23-24; 14,15. Ejemplos de

los primeros cristianos, Hch 2,42-47; 4,32-37. Muy grata al Señor, Si 25,1. Es lazo entre los amos y los

criados, Flm 1-23.

–Características. Himno de San Pablo a la caridad, 1Co 13,1-13. Distintos modos de manifestar el

amor al prójimo, Rm 12,7-8; 1Co 12,27-30. Es indulgente con los débiles, Rm 14,1-13; 15,1-7. No

olvida a nadie, Rm 16,1-16; 21-23. Es respetuosa y agradecida, Rm 16,3-16; 1Co 16,15-20. Sabe

hacerse débil con los débiles, todo para todos, para ganar a todos, 1Co 9,19-23. Huye de la acepción de

personas, St 2,1-13. Es signo distintivo de los discípulos de Cristo, Jn 13,12.35.

–Salmos relacionados. Efectos de la unión fraterna, Sal 133.

–Vid. Amor de los hombres a Dios.

Misericordia con el prójimo

–Excelencia. Es muy grata a Dios, más que el sacrificio, y merecedora de su favor, Pr 3,3; 21,3; Za

7,9. Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso, Mt 5,7; Lc 6,36. Como Dios os ha

perdonado en Cristo, Ef 4,32. Parábola del acreedor que no tuvo misericordia de su prójimo, Mt 18,21-

35. El misericordioso se hace bien a sí mismo, el de corazón duro a sí mismo se perjudica, Pr 11,17.

Premios y castigos en el juicio final, en base a la misericordia con el prójimo, Mt 25,31-46.

–Ha de ser operativa. Estar siempre prontos para hacer el bien, Pr 3,21-35. Solicitud por los

necesitados, Si 3,33-4,11. Las obras más grandes son vanas si se llevan a cabo sin caridad, 1Co 13,1-

13. Antes de presentar la ofrenda en el altar es preciso reconciliarse con los hermanos, Mt 5,23-24. No

sólo con palabras, sino con obras y de verdad, 1Jn 3,18; St 2,14-19. Amemos sinceramente, Rm 12,9.

Múltiples aplicaciones del amor al prójimo, Rm 12,10-21.

–Obras de misericordia. Importancia de la limosna, Tb 4,16; Mt 25,41-45; Lc 11,41; 12,33; St 2,15-16.

Dios ama al que da con alegría. 2Co 9,7. San Pablo pide oraciones para que las limosnas que lleva a los

cristianos de Jerusalén les sean agradables, Rm 15,30-31. Visitar a los enfermos, Si 7,39; Mt 25,34ss.

No descuidar, bajo pretexto de espiritualidad, las necesidades materiales del prójimo, Rm,12,13-15.20;

15,25-28. Con los prisioneros y los afligidos, Hb 13,3. Lo que hacemos a los necesitados, lo hacemos a

Nuestro Señor, Mt 25,31-46. La corrección fraterna, Mt 18,15; Ga 6,1; 2Ts 3,14-15.

–Amor a los enemigos. No resistir a los que nos tratan mal, Mt 5,38-42; Lc 6,29-30. Perdonar

siempre, Mt 18,21-22. Devolverles bien por mal, Mt 5,23-26.43-48; 6,14-15.31-36; Lc 6,28-36; Rm

12,14-16. Vencer el mal con el bien, Rm 12,20-21; Si 10,6.

–Perdón de las ofensas. Perdón de las ofensas, Si 28,1-13. El Padrenuestro enseña a perdonar las

ofensas, Mt 6,8-15; Lc 11,1-4. Perdonar como el Señor nos perdona a nosotros, Col 3,12-13; Ef 4,31-

32. Amar a los que no nos aman para alcanzar el premio prometido, Mt 5,46. Parábola del siervo

despiadado, Mt 18,23-35. No juzgar para no ser juzgados, Lc 6,36-37. Ejemplo de perdón de Cristo en

la Cruz, Lc 23,34-37. Consejos de San Pablo a los corintios para que perdonen a quien había causado

mucho daño, 2Co 2,5-11. Consolémonos y edifiquémonos mutuamente: perdón y beneficencia, 1Ts

5,11-15.

–Vid. Corrección fraterna, Limosna.

Pecados contra la caridad

20

–Escándalo. Malicia del escándalo a los pequeños y humildes; su castigo, Mt 18,1-7; Lc 17,1-2.

Para evitarlo, hay que estar dispuesto a todo, a arrancar un ojo, a cortarse un pie, Mt 18,8-9; Mc 9,42-

49. Evitar incluso lo que es lícito, si al hacerlo hay peligro de escandalizar, Rm 14,20-23; 1Co 8,7-13;

10,22-24. Es necesario que haya escándalos; sin embargo, ¡ay de los que los causan!, Mt 18,7. No

escandalicemos a nadie, para que no se pierda un alma por la cual Cristo murió, Rm 14,15-21.

Reprender con espíritu de caridad a los que causen escándalo, 1Tm 5,20.

–Juicio temerario. Mt 7,1-5; Jn 7,24; Rm 2,1; 14,13. Ponerse en las circunstancias del prójimo antes de

juzgar, Rm 14,1-12. El que juzga es el Señor, 1Co 4,3-5; St 4,12-13.

–Maledicencia. Mt 5,21-26; 2Co 12,20-21; Rm 1,29-32; Col 3,8-9; 1P 2,1-2.

–Otros pecados contra esta virtud, 1Jn 3,15-17; Si 28,1.

–Vid. Difamación.

Frutos de la caridad

Jesucristo vive en el alma por el amor, Jn 13,35; 14,23; 15,3-5; Ga 2,19-20. Contiene la fe y la

esperanza, 1Co 13,7. Cubre la muchedumbre de los pecados, 1P 4,8. Es el cumplimiento perfecto de la

voluntad de Dios, Rm 13,4-10. Es paso de muerte a vida, Jn 3,14. Es la medida con que seremos

medidos, Mc 4,24. Llevando las cargas de los otros se cumple la ley de Cristo, Ga 6,2.

–Relatos ilustrativos. Amor de José a sus hermanos a pesar de los males que le habían causado, Gn

42-45. David perdona la vida a Saúl, su perseguidor, 1S 24; 26. David perdona a los que le habían

traicionado, 2S 19,16-31. Parábola del buen samaritano, Lc 10,25-37. Parábola del rico epulón y del

pobre Lázaro, Lc 16,19-31. El deudor despiadado, Mt 18,23-35.

Carismas

En general, dones divinos concedidos a los hombres, Rm 1,11; 6,23; 11,29; 2Co 1,11; 1Tm 4,14;

2Tm 1,6. En sentido más estricto, gracias extraordinarias otorgadas para utilidad de los demás,

frecuentes en la Iglesia primitiva, Hch 2,4-13; 8,18; 10,44-46; Rm 12,6-8; 1Co 12,1-14.40; Ga 3,5; Ef

4,11-12. Anunciados por el profeta Joel para los tiempos mesiánicos, Jl 3,1-5. Prometidos por Cristo,

Mc 16,17-18; Jn 14,2. San Pablo reprueba los abusos y pone orden en los carismas, 1Co 12-14.

Castidad

–Dignidad del cuerpo. Porque es obra de Dios, Gn 2,15-25. Todo es puro para los que son puros, Tt

1,15. El reino de Dios no consiste en comer ni en beber, sino en la justicia, en la paz y en la alegría en

el Espíritu Santo, Rm 14,17. No cuidar el cuerpo de modo exagerado, Rm 13,14. No despreciar la

salud, 1Tm 5,23. Cristo nos ha salvado por el sacrificio total de su Humanidad Santísima, Ef 5,2; Flp

2,8; Col 1,22; Hb 5,8-9; 9,11-14; 10,5-10. Quiere que completemos en nuestra carne la obra de la

redención, Col 1,24. No vivir nosotros, sino que Jesucristo viva en nosotros, Ga 2,20.

–Motivos de la castidad. Seamos puros, porque el Señor lo quiere, 1Ts 4,3-5; 1P 4,1-3. Necesidad

para la unión con Dios, 1Co 6,16-17. El cuerpo pertenece a Dios, 1Co 6,13-20. Es miembro de Cristo,

1Co 6,13-15. Es templo del Espíritu Santo, 1Co 6,18-19. Ofrecer el cuerpo a Dios como una hostia

viva y santa, Rm 12,1-2. La sabiduría del cielo es casta, St 3,17-18. Es un fruto del Espíritu Santo, Ga

21

5,23. Cada uno recibe de Dios un don particular: vocación al matrimonio y vocación al celibato, 1Co

7,7. Permanecer en el estado de vida en que cada uno es llamado, 1Co 7,17-24.

–Valor y defensa. Dios pide el corazón, Pr 23,26. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma,

con todas las fuerzas, Mt 22,37. Combatir la inclinación al pecado, Mt 5,29-30. Sujetar el cuerpo, Rm

13,14; 1Co 10,7-8. Pureza en las palabras, Ef 4,29; 5,3-4; Col 3,8. Pureza de corazón, Mt 15,17-20;

23,23-25; Mc 7,15-23; Lc 6,45; 11,39-42. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a

Dios, Mt 5,8. Dios no permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas, 1Co 10,13. Huir de las

ocasiones, Mt 5,28-30.

–Celibato apostólico. Excelencia de la virginidad por el reino de los cielos, Mt 19,10-12; 1Co 7,25-35.

Es una gracia que no se concede a todos, 1Co 7,7. Ejemplo de la Virgen María, Lc 1,34-35. Es muy

conveniente para los apóstoles, 2Co 6,6. La castidad sacerdotal, 1Tm 3,2; 5,22; Tt 1,8. El celibato por

amor de Dios es superior al matrimonio, 1Co 7,1-2. Permite alcanzar más fácilmente la unión del alma

con Dios, 1Co 7,32-38. El que deja casa o padre, o hermanos o esposa o hijos, por amor del Reino de

Dios, recibe mucho más en este siglo y en el venidero la vida eterna, Lc 18,29-30. Especial cercanía a

Cristo en el cielo, Ap 14,1-5.

–Castidad matrimonial. Castidad en el matrimonio, Hb 13,4. Derechos y deberes mutuos de las

personas casadas, 1Co 7,1-9. Indisolubilidad del matrimonio, 1Co 7,10-16. Alejarse de la mujer ajena,

Pr 5,1-23; 7,4-27. Huir de las ocasiones, Pr 6,24-35. La viudez, 1Co 7,39-40.

–Pecados contra la castidad. El precepto divino de no cometer actos impuros, Ex 20,14-17; Si 23,21-

24. Malicia del adulterio, Si 23,25-37; Mt 5,27-32; 19,9; Mc 10,11-12; Lc 16,1-8. Episodio de la mujer

adúltera, Jn 8,3-11. Obras de la carne, Ga 5,19. Lucha contra la lujuria y los malos deseos, Col 3,5.

Evitar las palabras torpes, Ef 4,29; 5,3-4; Col 3,8. Malos deseos consentidos, Mt 5,27-28. Los

fornicarios no alcanzarán el reino de Dios, Ef 5,5; Ga 5,19-21. Tampoco los que practican la

homosexualidad, Rm 1,26-28; 1Co 6,9-10. Castigo de la lujuria, 1Cor 5,1-5; Ap 21,8.

–Relatos ilustrativos. Destrucción de Sodoma y Gomorra como castigo por los vicios de sus habitantes,

Gn 19. José es encarcelado por haber resistido a las provocaciones de la mujer de su amo, Gn 39,1-20.

Experiencia mala de David por no haber guardado los sentidos, 2S 11,1-27. Decadencia del reino de

Salomón por haber apartado su corazón del Señor a causa de las mujeres paganas a las que amó, 1R 11.

Historia de Susana y los viejos impúdicos, Dn 13. Historia de Tobías y Sara, cómo llegan castamente al

matrimonio, Tb 7-8.

–Vid. Matrimonio.

Cielo

–Existencia y descripciones. Es de fe la existencia de una bienaventuranza eterna que llamamos

cielo, Mt 5,8; 18,10; 22,30; 25,21.46; Jn 16,22; 17,3; 1Co 13,8-12; 1Jn 3,1-2; Ap 21 y 22. Imágenes

utilizadas en la Escritura para hablar de los bienaventurados: no padecen hambre o sed, frío o calor, Is

49,10; se alimentan del árbol de la vida, Ap 2,7; llevan vestiduras blancas, Ap 3,5; 7,13-17; reciben un

nombre nuevo, Ap 2,17; 3,12; se sientan en el trono de Cristo, Ap 3,21; brillan como el sol en el reino

de su Padre, Mt 13,43; habitan la nueva Jerusalén, Ap 21 y 22; están seguros en el granero donde

Nuestro Señor almacena su trigo, Mt 3,12; Lc 3,17.

22

–Naturaleza de la bienaventuranza celestial. Supera toda expectativa, 1Co 2,9; 2Co 12,1-4.

Herencia de los hijos de Dios, coherederos con Jesucristo, Jn 14,2; Rm 8,17; Ga 4,7. Es sobrenatural,

Mt 11,27; 1Tm 6,16. Consiste en conocer a Dios tal como Él es, Jn 17,3. Visión cara a cara, no por

medio de imágenes, 1Co 13,12; Ap 22,4; Sal 17,15. Esto hará que seamos semejantes a Él, 1Jn 3,2. Es

eterna, Jn 16,22; 1Co 9,25; 2Co 4,17; 1P 5,4. Estado de los bienaventurados, 1Co 15,42-44. Adoran a

Dios y al Cordero, Ap 5,8-14. Gran multitud de los elegidos, Ap 7,9-17. Es remuneración por las

buenas obras realizadas, Rm 2,7; 2Tm 4,8; Tt 3,7-8. Premio proporcional al trabajo de cada uno, Mt

25,14-28; Jn 14,2; 1Co 3,8; 15,41-42; Ap 22,12. Conviene sembrar a manos llenas para recoger mucho,

2Co 9,6. Premio especial a los que enseñaron la justicia, Dn 12,3. Deseo del cielo, 2Co 5,1-10. Buscar

el rostro de Dios, Sal 27. Pensar en el cielo ante los padecimientos o persecuciones, Rm 8,18; Mt 5,12.

–Salmos relacionados. El Señor, refugio seguro al que se anhela entrar, Sal 27. Ardiente deseo de

peregrinar a Jerusalén, Sal 84. El recuerdo del destierro aviva el amor a Jerusalén, Sal 137.

–Relatos ilustrativos. Gloria de la nueva Jerusalén, Is 60-62.

–Vid. Felicidad, Resurrección de los muertos, Vida eterna.

Comprensión

Evitar las discusiones inútiles, reprender con dulzura, 2Tm 2,24-25. Ponerse en las circunstancias

del prójimo, Rm 14,1-12. Tolerarse mutuamente, Ef 4,1-3; Col 3,12-14. Trato del Señor con todos, Mt

19,13-15; Mc 9,34-41. Ejemplo de Cristo, Rm 15,1-13.

–Vid. Caridad.

Comunión eucarística

–Vid. Eucaristía.

Comunión de los Santos

Cristo es la Vid, nosotros los sarmientos, Jn 15,1-8. Revelación a San Pablo en el camino de

Damasco, Hch 9,3-5. Comparación con el cuerpo humano, 1Co 12,12-13. Variedad en la unidad, 1Co

12,14-31. Los miembros necesitan unos de otros, 1Co 12,21. Si padece un miembro, todos los

miembros padecen con él; si un miembro es honrado, todos los otros a una se gozan, 1Co 12,26.

Colecta de Judas Macabeo para ofrecer un sacrificio por los difuntos, 2M 12,43-46.

–Vid. Iglesia, Unidad.

Conciencia

Es como una lámpara que ilumina nuestro interior, Mt 6,23. Indica el camino del bien, Rm 2,14-15;

Jn 1,9. Enseña lo que hay que hacer o evitar, Rm 13,5; 1Co 8,10; 10,25; 1P 2,19. Aprueba las cosas

buenas y reprueba las malas, 1Tm 1,19; Hb 10,22; 1P 3,16. Es causa del remordimiento por el pecado,

Si 14,1. Muestra que los preceptos de la ley están escritos en los corazones, Rm 2,15. Es la regla de

nuestros actos, Rm 2,15; 2Co 1,12; Hch 24,16; 1Tm 1,19; Rm 13,5. Peligros por desoírla, Is 5,20-21.

Bienaventurados los que la siguen, 2Co 1,12. Tener en cuenta el grado de formación de la conciencia

23

de los demás, Rm 14; 1Co 8,7-12; 10,28-29.

Confesión sacramental

–Institución divina. Jesucristo vino para llamar a los pecadores a la penitencia, Lc 5,32; Rm 2,4. El Señor

no quiere que ninguno perezca, sino que todos se conviertan a penitencia, 2P 3,9. Perdona personalmente los

pecados durante su vida pública, Mt 9,2-8; Mc 2,3-12; Lc 5,18-21; 7,37-50; Jn 5,14; 8,11. Promete a Pedro el

poder de absolver, Mt 16,16ss. Promete a los doce Apóstoles el poder de atar y desatar, Mt 18,18. Les

entrega esa potestad a modo de juicio, Jn 20,21-23.

–Cualidades y efectos. Cristo mismo perdona en la confesión, 1Jn 1,8-9; 2,1-2. La absolución

purifica, justifica y santifica en el nombre de Cristo y por la acción del Espíritu Santo, 1Co 6,11. Es

esencial la contrición o dolor de los pecados, Jl 2,12; Ba 2,17-18; Jr 18,8; 31,18-19; Sal 51. Se extiende

a todos los pecados de los que haya verdadero arrepentimiento, Mt 12,31-32; 1Jn 5,16. El perdón de los

pecados requiere una satisfacción o penitencia, 2S 12,13-14. Exhortación a confesar los pecados y a

hacer penitencia, Ap 2,5. La confesión de los pecados da la paz al alma, Sal 32. Alegría en el cielo por

un pecador que se arrepiente, Lc 15,32.

–Salmos relacionados. El Señor perdona a quien le confiesa su pecado, Sal 32.

–Vid. Conversión, Contrición, Pecado, Penitencia.

Confianza en Dios

–Necesidad. Confiar en Dios de todo corazón y no apoyarse en sí mismo, Pr 3,5. Confiar en Dios y

no el hombre, Sal 1; Jr 17,5-8. Constancia en las pruebas y confianza en Dios, Si 2,1-23. En todo

momento, porque Dios es nuestro asilo, Sal 62,9. Ante las necesidades de la vida, Sb 14,1-3; Lc 12,22-

31; 2Co 9,10. En el momento de la persecución, Mt 10,19. Abandonar en Dios las preocupaciones, 1P

5,7; Hb 13,5-6; Sal 55,23. Confiar en Cristo: de Él viene nuestra suficiencia, 2Co 3,4. En la eficacia del

sacerdocio de Cristo, Hb 4,14-16. Exhortaciones a confiar en la Providencia divina, Mt 6,19-33; Lc

12,24-28; Rm 8,31-39; St 4,13-17.

–Frutos. Los que confían en Dios son como el monte Sión, que es inconmovible, Sal 125. La dicha, el

gozo eterno y la misericordia, Si 2,9. En Dios se alegrarán los que aman su nombre, Sal 5,12. Para

vencer al mundo, Jn 16,33. Seguridad de ser escuchados si pedimos conforme a su voluntad, 1Jn 5,14.

–Salmos relacionados. Dios cumple sus designios estableciendo a su Ungido, Sal 2. Invocación confiada al

Señor, que protege de los enemigos, Sal 3. Grito angustioso al Señor ante la arrogancia de los impíos, Sal 10.

Confianza en el Señor de quien dedica a Él su vida, Sal 16. Oración confiada de un justo acosado por sus

enemigos, que espera y proclama la salvación de Dios, Sal 22. Gozosa confianza en Dios, pastor solícito, Sal

23. Confianza en el Señor que perdona, instruye y guía al hombre, Sal 25. El Señor, refugio seguro al que se

anhela entrar, Sal 27. Confianza, súplica y agradecimiento de un hombre abandonado de todos y auxiliado

por Dios, Sal 31. Confianza del justo en el Señor ante el aparente éxito de los sin Dios, Sal 37. Ante la

brevedad y los sufrimientos de la vida sólo cabe confiar en Dios, Sal 39. Nuestra seguridad ante cualquier

peligro está en el Señor, Sal 46. Súplica de salvación frente al enemigo que persigue a muerte, Sal 54.

Confianza en Dios que es más fuerte que los hombres, Sal 56. Oración confiada pidiendo a Dios socorro en

la vejez, Sal 71. Lamentación y súplica ante Dios tras la destrucción del templo, Sal 74. Búsqueda de Dios en

24

la tribulación recordándole sus antiguos portentos, Sal 77. Quien está con el Señor no tiene por qué temer

ningún mal, Sal 91. Confianza en que el Señor te guarda en tu camino, Sal 121. Petición de ayuda al Señor

poniendo los ojos en Él, Sal 123. Quien confía en el Señor es firme como Sión, Sal 125. Confianza filial en

el Señor, Sal 131. Alabanza al Señor y exhortación a confiar en Él y no en el hombre, porque sólo Él reina

eternamente, Sal 146.

–Relatos ilustrativos. Castigo de los israelitas en el desierto por falta de confianza en Dios, Nm 14.

Victoria de Débora sobre enemigos más numerosos, Jc 4. Gedeón vence con trescientos hombres a un

ejército muy numeroso, Jc 7. Victoria de David sobre Goliat, 1S 17. Job ante las contradicciones, Job

5,8-27. La viuda de Sarepta ante las palabras de Elías, 1Re 17,10-16. Judit confía en Dios y vence al

caudillo Holofernes, Jdt 8-13. Mardoqueo y Ester ante el peligro inminente de exterminio del pueblo,

Est 4,17a-17kk. Ester se gana el favor del rey e impide los planes de aniquilación del pueblo hebreo,

Est 4-7. El joven Daniel pide la vuelta del destierro, Dn 9,1-19. Judas Macabeo en sus luchas, 1M 4,6-

25. La madre y los siete hermanos que desafían las órdenes del rey, 2M 7. Imitar a los antiguos, Si

2,11-12.

–Vid. Abandono, Persecuciones, Providencia.

Confirmación

Efusión del Espíritu de Dios vaticinada en el Antiguo Testamento, Jl 3,1-2; Is 32,15-16; 44,3; Ez

39,29; 47,1-12; Za 13,1; 14,8. Promesa del Espíritu por parte de Cristo, Lc 24,49; Hch 1,4-5. En la

Iglesia primitiva era conferida con el bautismo, Hch 2,38; 8,14-25; 19,1-8. Alusión a este sacramento,

1Co 12,13; Hb 6,2.

–Vid. Espíritu Santo.

Conocimiento propio

Reconocer los propios pecados, Sal 51,5-9. Clamar a Dios para que no tenga en cuenta nuestros

pecados, Sal 130,1-3. Parábola del fariseo y del publicano, Lc 18,10-13. No reconocer los propios

pecados puede ser un castigo divino ante el endurecimiento culpable en el mal, Mt 13,12-15.

–Vid. Flaquezas, Humildad.

Constancia: Vid. Fortaleza.

Contemplativos

–Vid. Oración, Recogimientoı, Presencia de Dios..

Contrición

Petición a Dios de que incline su oído y nos libre de nuestros pecados, Sal 31,3-17. Reconocer las propias

culpas y no callarlas, Sal 32,3-5. Reconocerse pobre y necesitado, Ap 3,17-19. Oración de Daniel reconociendo los

pecados de su pueblo, Dn 9,1-19. Oración de arrepentimiento y de petición de perdón por los pecados del pueblo,

Ba 1,15-3,8. Humillarse bajo la poderosa mano de Dios, arrojar en Él nuestras preocupaciones, 1P 5,6-7.

Arrepentimiento de San Pedro tras las negaciones, Jn 21,15-19.

25

–Salmos relacionados. Súplica de purificación del pecado y de renovación del corazón, Sal 51. Súplica

a Dios, Pastor de Israel, para que convierta a su pueblo, Sal 80.

–Relatos ilustrativos. Conversión de una mujer pecadora, Lc 7,36-50. Parábola del hijo pródigo, Lc

15,11-32.

–Vid. Conversión, Pecado, Penitencia.

Conversión

–Naturaleza y exigencias. Necesidad de la conversión, Lc 13,1-5. Dios es juez: llamada a la conversión,

Si 17,16-31. Exhortaciones de los profetas, Is 31,6; Jr 3,12-15; Os 14,2-9; Za 1,1-5. Por medio de la

penitencia, 2Cro 7,14; Tb 13,8; Si 17,21-24; Is 55,7; Ez 33,11; Jl 2,12-17; Mt 4,17; Lc 24,47; Hch 2,37-41.

Se necesita la gracia, Sal 80,4; Jr 31,18-20; Lm 5,21; Jn 6,44. Es preciso ser humildes y hacerse pequeños,

Mt 11,25-26; 18,3-4; 19,14; Mc 9,34; 10,14-15. Trabajo oscuro de la gracia en las almas, Mc 4,26-27. Las

tribulaciones ayudan a la conversión, Ez 6,9-10; Os 2,6-7; Lc 15,17. Inutilidad de la conversión solamente de

palabra, Mt 7,22-23. Ha de ma­ni­festarse en la vida exterior, Mt 5,14-16; 10,38-39; Lc 8,16; 12,9. Dejar de

hacer el mal, aprender a hacer el bien, Is 1,16. Exige el desprendimiento de todo, Mt 19,16-26; Mc 10,17-31;

Lc 9,23; 14,25-27. Dificultades ocasionadas en las familias por la conversión a Jesucristo, Mt 10,34-37.

–Frutos. Renovación interior, Ef 4,17-24. La conversión no impide que el pecado vuelva a aparecer en

nuestra vida, Mt 13,24-30. Desarrollo del amor de Dios en el alma que se convierte, Mt 13,31-33; Mc

4,30-32; Lc 13,18-21. Ejemplos de conversión efímera y de buena conversión, Mt 13,1-23; Mc 4,3-20;

Lc 8,5-15. La verdadera conversión recibe el perdón y la misericordia, Dt 4,29; 2 Cro 34,26-27; Sal

32,5; Pr 2,1-9; Si 17,28; Is 1,16-20; 45,22; 55,7; Jr 18,8; 29,12; Ez 18,21; 33,14-21; Jl 2,12-17; Za 1,3;

Lc 15,18-20. Alivio y paz del alma que va a Jesús, Mt 11,28-30. El que logra la conversión del pecador

salva a éste de la muerte espiritual y consigue el perdón de sus propios pecados, St 5,20. Los que

blanquearon sus almas en la sangre del Cordero entran en la vida eterna, Ap 22,14; 7,14. Alegría en el

cielo por un pecador que se convierte, Mt 18,12-14.

–Salmos relacionados. Súplica a Dios, Pastor de Israel, para que convierta a su pueblo, Sal 80.

–Relatos ilustrativos. Conversiones poco duraderas del pueblo israelita al ser derrotado por sus

enemigos, Jc 2,11-19. El rey David tras haber cometido adulterio y asesinato, 2S 12,12-13. David

después del pecado de soberbia por haber ordenado el censo del pueblo, 1Cro 21. Los habitantes de

Nínive ante la predicación de Jonás, Jon 3,1-10. La mujer samaritana, Jn 4,6-30. La pecadora

arrepentida, Lc 7,36-50. El hijo pródigo, Lc 15,11-32. María Magdalena, Mt 26,6-13; Mc 14,3-9.

Zaqueo, Lc 19,1-10. Centurión del Calvario, Mt 27,54; Mc 15,39; Lc 23,47. El buen ladrón, Lc 23,42.

Los judíos tras el discurso de Pedro en Pentecostés, Hch 2,37-41. Conversión interesada de Simón

Mago, Hch 8,9-13. El ministro de la reina de Etiopía, Hch 8,26-39. San Pablo en el camino de

Damasco, Hch 9,1-19. Los habitantes de Lidda y Joppe ante el milagro de Pedro, Hch 9,32-43. El

centurión Cornelio y los suyos, Hch 10. El procónsul Sergio Paulo, Hch 13,6-12. Lidia y su familia,

Hch 16,14-15. El carcelero de Filipos, Hch 16,27-34. Dionisio el Areopagita y Damaris en Atenas, Hch

17,34. Crispo, jefe de la sinagoga de Corinto, Hch 18,8.

–Vid. Contrición, Penitencia.

26

Corazón

Dios quiere nuestro corazón, Pr 23,26. Buscarle con todo el corazón, Jr 29,13; Sal 13,6. Yo duermo,

pero mi corazón vela, Ct 5,2. El Señor escudriña el corazón, Sal 17,3; 139,23-24. Amar a Dios con todo

el corazón y cumplir sus mandamientos, Dt 6,5-6. Dios promete dar un corazón de carne en lugar de

uno de piedra, Ez 36,26. Rectitud de corazón, Lc 6,39-49. Donde está tu tesoro, allí está tu corazón, Mt

6,21. De la abundancia del corazón habla la boca, Mt 12,34. Que Cristo habite por la fe en los

corazones, Ef 3,17. Aprender de Cristo a ser manso y humilde de corazón, Mt 11,29. Circuncisión del

corazón, Rm 2,25-3,8.

–Vid. Castidad, Jesucristo (algunos aspectos de su vida).

Corrección fraterna

Mandato del Señor, Mt 18,15-17. Se ha de practicar viendo en el otro un hermano, no un enemigo, 2Ts

3,4-5. Evita el odio al hermano, Lv 19,17. Con dulzura y espíritu de mansedumbre, Ga 6,1; Hb 3,13. Lleva

aparejado un premio, St 5,19-20. El que acepta la corrección va por senda de vida, Pr 10,17. Al principio

cuesta recibirla, pero luego produce frutos de justicia, Hb 12,11. Correcciones de San Pablo a los corintios,

1Co 4,14-21; 2Co 6,1-16. A los gálatas, Ga 4,12-20.

–Relatos ilustrativos. El profeta Natán advierte al rey David de la gravedad de sus pecados, 2S

12,1-14.

Cosas pequeñas

Dios no acepta sacrificios de víctimas defectuosas, Lv 22,19-20. Queja del Señor por falta de

perfección en las obras, Ap 3,2. Quien desprecia las cosas pequeñas, poco a poco cae en las grandes, Si

19,1. Fidelidad en las cosas pequeñas y su premio, Mt 5,19; 25,23; Lc 19,15-19.

Creación

–Creación del mundo. Dios, creador de todas las cosas, visibles e invisibles, Gn 1,1; Est 4,17a-e;

Hch 4,24; Ap 4,11. Todo lo hizo bien, Qo 3,10-12. Dios ama todo lo que ha hecho, Sb 11,21-26. Dios

puso orden al crear, Si 16,24-31. Todo fue creado por medio del Verbo, Jn, 1,1 ss; Rm 4,17; Col 1,15-

16. Primacía de Cristo en la creación, Col 1,15-20. Bondad de la creación, Rm 14,20. Su fin último es

manifestar la gloria de Dios, Sal 19,2; Dt 26,19; 1Co 10,31. Es posible llegar al conocimiento de Dios a

partir de las cosas creadas, Sb 13,1-9; Rm 1,20. Dios conserva a las criaturas en el ser, Sb 11,26; Job

34,14-15; Sal 104,29-30; Hch 17,28; Col 1,16-17; Hb 1,3. Majestad de Dios y pequeñez del hombre, Si

18,1-14. Maravillas de la crea­ción, Job 38,4-39. Consideración sapiencial sobre las obras de la

creación, Si 42,15-25. El sol, Si 43,1-59. La luna, Si 43,6-9. Las estrellas, Si 43, 10-11. El arco iris, Si

43,12-13. Maravillas del mundo animal, Job 38,39-39,30. Grandeza de Dios Creador, Si 39,16-41.

–Creación del hombre. Creación del hombre y de la mujer, Gn 1,26-28; 2,7.21-24; Si 33,10; Hch

17,24-26; 1Co 15,45. Prerrogativas que Dios otorgó al hombre, Si 17,1-15. Dones perdidos como

consecuencia del pecado original: inmortalidad, Gn 2,16-16; 3,19; Sb 2,23-24; Rm 5,12; ciencia, Gn

2,19-24; Si 17,5-9; inmunidad de la concupiscencia, Gn 2,25; 3,7-11. La creación espera el fin de su

servidumbre para participar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios, Rm 8,19-22. El designio del

Padre es restaurar todas las cosas en Cristo, Ef 1,3-10. Nueva crea­ción, 2P 3,11-13; Hb 1,10-12; Ap

27

21.

–Salmos relacionados. Grandeza de Dios y dignidad del hombre, Sal 8. Dios manifiesta su gloria en los

cielos y en la tierra, Sal 19. Alabanza a Dios creador y providente, Sal 33. El reinado eterno de Dios se

refleja en la creación y en la Ley, Sal 93. Alabanza a Dios por establecer el orden de la creación y la

fecundidad de la tierra, Sal 104. El Dios vivo, Señor de la naturaleza y Redentor de su pueblo, Sal 135.

Letanía de alabanza al Señor, Creador del mundo y Redentor de Israel, porque es eterna su

misericordia, Sal 136. Alabanza al Dios Creador que da la paz y la ley a Israel, Sal 147. Alabar al

Señor en los cielos y en la tierra, Sal 148.

–Relatos ilustrativos. Creación del mundo, Gn 1,1-2,4. Creación del hombre y la mujer, Gn 2,5-25.

–Vid. Pecado (original).

Cristianos

–Características. Origen del nombre de cristiano, Hch 11,19-26. Han nacido a una nueva vida por medio

del bautismo, Jn 1,12-13; 3,3; Rm 6,11. Ungidos y sellados en el Espíritu Santo, 2Co 1,21-22. Hijos de Dios

y coherederos con Jesucristo, Rm 8,14-30; 1Jn 3,1; Sal 3,5. Llamados a la santidad, Ef 4,18; 1P 1,13-16.

Rescatados por la sangre de Cristo, 1P 1,17-21. Pueblo santo, sacerdocio real, 1P 2,4-10; Ap 1,4-6; 5,9-10;

20,6. Templos de Dios, 2Co 6,16. Serán reconocidos por la caridad fraterna, Jn 13,35. Llamados al

apostolado en medio del mundo, Jn 17,18; Mc 16,15. Sal y luz del mundo, Mt 5,13-14; Flp 2,12-18. Tienen

como modelo al mismo Cristo, 1P 2,21. Necesidad de estar unidos con Jesucristo, Jn 15,4-5.

–Exigencias. Han de pelear, Flp 3,12. Han de ser humildes en la ciencia, Rm 12,3-5; en los dones, Rm

12,6; en los oficios, Rm 12,7-8. Deben mortificar las pasiones, Col 3,5-9. Deben practicar todas las

virtudes, en particular la caridad, Col 3,12-17. Han de cargar con la cruz de cada día, Lc 9,23. Deberes

con los débiles, Rm 14,1-13. Cómo comportarse entre los paganos, 1P 2,25; 3,1-12. Cómo conducirse

en la persecución, 1P 3,13-22; 4,1-9. Deberes hacia las potestades civiles, Rm 13,1-7.

–Vid. Apostolado, Bautismo, Discípulos, Primeros cristianos.

Cruz

–Ejemplo de Cristo. Se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz, Flp 2,5-8; Rm 5,19. Carga

con la cruz para ir al Calvario, Jn 19,17. Simón Cirineo le ayuda a llevar la cruz, Mt 27,32; Mc 15,21;

Lc 23,26. Fue crucificado en el tiempo señalado y murió, Rm 5,8; Mt 27,35-50; Mc 15,24-37; Lc

23,33-45; Jn 19,18-30. Sufrió el tormento de la cruz en vista de la gloria que le estaba preparada, Hb

12,2-3. Tomar la propia cruz para seguir a Cristo, Mt 10, 38; 16,21-28; Mc 8,31-38; Lc 9,22-26; 2Co

11,21-33; Flp 1,27-30. El Evangelio es la doctrina de la cruz; acomodarlo a la sabiduría del mundo es

hacer inútil la cruz de Cristo, 1Co 1,17.

–Eficacia. La cruz de Cristo, salvación y sabiduría, Jn 12,20-36; 1Co 1,18-31; Ga 6,11-18. Es la única

ciencia que predica San Pablo, 1Co 2,2. El sacrificio de la Cruz se hace presente en la Eucaristía, 1Co 11,26.

Tomar parte en los sufrimientos de Cristo para ser glorificados con Él, Rm 8,17-18. La sangre de Cristo en la

Cruz ha reconciliado con Dios todas las cosas, Col 1,20. Enemigos de la cruz de Cristo, Flp 3,18-19.

Muriendo a la propia voluntad, el cristiano llega a convertirse en otro Cristo, Ga 2,19-20. Crucificar los

deseos y voluntad propia mediante el cumplimiento de la voluntad de Dios, Rm 8,12-13. El “hombre viejo”

28

ha sido crucificado con Cristo, Rm 6,3-11; 7,4; Ga 5,24. Nuestra sentencia de condenación ha sido rasgada y

clavada en la cruz por el sacrificio de Cristo, Col 2,14. Es el árbol de la vida, cuyo fruto sacia a los elegidos,

Ap 2,7; 22,14.

–Vid. Mortificación, Penitencia, Redención.

Cuerpo

–Vid. Castidad (Dignidad del cuerpo), Resurrección de los cuerpos.

Culto divino

–Necesidad. La ley natural enseña al hombre que debe glorificar a Dios y darle gracias, Rm 1,18-21.

Ofrendas de Caín y Abel, Gn 4,3-4. Sueño de Jacob y edificación de un altar a Dios, Gn 28,16-22.

Ofrezcamos nuestro cuerpo como hostia viva, santa, agradable a Dios, Rm 12,1. El culto que agrada a

Dios, Si 34,22-35,26. Dios rechaza el culto meramente externo, Is 1,11-18; Am 5,21-27; Mt 15,1-20;

Mc 7,1-23. Culto cristiano, Hch 2,42; 20,7; 1Co 11,20-24; 16,2. En espíritu y verdad, Jn 4,23-24. Toda

la vida ha de ser un culto rendido a Dios, 1Co 10,31.

–Reglas prácticas. Manera de comportarse en la casa de Dios, 1Co 11,2-22. Detalles de religiosidad, Si

7,31-35. Normas para las asambleas piadosas, 1Co 14,26-40. Organización de la oración pública, 1Tm

2.

–Salmos relacionados. Encuentro en el templo con el Señor, que se hace presente como Rey de la

gloria, Sal 24. Anhelante súplica de poder acceder al templo, Sal 61. Afán de encuentro con Dios que

manifiesta su poder y su bondad en el templo, Sal 63. Lamentación y súplica ante Dios tras la

destrucción del templo, Sal 74. Ardiente deseo de peregrinar a Jerusalén, Sal 84. Bendecid al Señor, y

que Él os bendiga, Sal 134.

–Relatos ilustrativos. Normas que da Dios a Moisés para la construcción del santuario y sus utensilios,

Ex 25-31. Moisés construye el santuario de Dios con ofrendas generosas y materiales ricos, y lo consagra, Ex

35-40. Traslado del Arca de la Alianza a Jerusalén en medio de gran fiesta, 2S 6. Magnificencia de Salomón

en la construcción del templo, 1R 5,15-6-38; 7. Cristo arroja a los mercaderes que profanaban el Templo, Mt

21,12-13; Lc 19,45-48; Jn 2,13-25.

–Vid. Adoración, Oración.

Demonio

–Existencia. Está clara en el Nuevo Testamento, Mt 25,41; Lc 10,18; Jn 8,44; 2P 2,4; Jds 6. Tienta

al Señor en el desierto, Mt 4,1-11; Mc 1,12-13; Lc 4,1-13. Pero está sujeto a Él, Mt 8,28-34; Mc 5,1-

20. Confiesa la divinidad de Nuestro Señor, Mc 1,24; Lc 4,34-41. Temor que le inspira Jesucristo, Mt

8,29; Mc 1,24; 5,7-10; Lc 4,41; 8,27-32. Los escribas acusan a Cristo de estar poseído del demonio, Mc

3,22-24; Mt 12,24-32; Lc 11,15-20. No puede haber concordia entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y

el demonio, 2Co 6,14-16. Nuestro Señor amenaza al demonio, Mt 17,18; Mc 9,25; Lc 9,43. Expulsa

muchos demonios durante su vida pública (vid. Milagros). Jesús contempla la caída de Satanás y el

poder de los hijos de Dios sobre el infierno, Lc 10,17-20. Le venció con su sacrificio, Jn 12,31; 14,30.

–Actividad. Peca desde el principio, 1Jn 3,8-9. Es el poder de las tinieblas, Lc 22,53. Es mentiroso y

29

padre de la mentira, el príncipe de este mundo, Jn 8,44. A él se dirige el culto rendido a los ídolos, 1Co

10,19-21. Es el padre espiritual de escribas y fariseos, Jn 8,44. Los pecadores son hijos espirituales del

demonio, 1Jn 3,10. Son cautivos del demonio por su propia voluntad, 2Tm 2,26. Se transforma en

ángel de luz para engañarnos, 2Co 11,14-15. Usa las Sagradas Escrituras para tentar a Jesús, Mt 4,6-10;

Lc 4,8-12. Se sirve de la ira, si no la dominamos, Ef 4,26-27. Seduce a los espíritus ligeros e

imprudentes, 1Tm 5,15. Se apodera de los que se alejan de la verdad, 1Tm 1,20. Inspira los discursos y

las palabras inútiles, Mt 5,34-37. Puede arrancar del corazón la palabra sembrada por el Evangelio, Mt

13,19. Puede causar daños si no estamos vigilantes, Mt 13,25-39. Ataca a los Apóstoles especialmente

durante la Pasión del Señor, Lc 22,31. Jesús ruega por Pedro y los Apóstoles para que no sean vencidos

por el demonio, Lc 22,31-32. Entra en Judas Iscariote y le sugiere la traición, Lc 22,3-4. Conoce la

misión de Pablo y Silas y trata de obstaculizarla, Hch 16,17. San Pablo experimenta las insidias del

demonio, 2Co 12,7.

–Lucha contra el demonio. Dios se sirve del demonio para probar a los suyos, Job 1,1-2,10; Ap

2,10. La armadura de Dios para contrarrestar las asechanzas del demonio, Ef 6,10-18. La lucha del

cristiano no es contra la carne y la sangre, sino contra los espíritus malignos, Ef 6,12. Gira

alrededor de cada cristiano buscando presa que devorar, 1P 5,8-9. Los demonios se sujetan a los

Apóstoles por virtud del nombre de Jesús, Lc 10,17. Huye de los que le resisten y buscan a Dios,

St 4,7-8. Los que creyeren lanzarán los demonios en el nombre de Jesús, Mc 16,17. Algunos

demonios sólo pueden ser expulsados por la oración y el ayuno, Mt 17,20; Mc 9,28. Cuando se

aproxime el fin del mundo, seducirá a los imprudentes por el espíritu del error, 1Tm 4,1 -2.

Combate de San Miguel y de todos los ángeles contra Satanás y contra todos los demonios al fin

del mundo, Ap 12,7-12. Satanás, vencido, se vengará haciendo sufrir a los cristianos fieles, Ap

12,13-18. Su confederación con los poderes de este mundo para el combate del día grande y sus

falsos prodigios, Ap 16,14-16. Su asalto final contra la Iglesia, su derrota y castigo, Ap 20,7-10.

–Relatos ilustrativos. Tentaciones de Cristo en el desierto, Mt 4,1-11; Lc 4,1-13. El endemoniado de

Cafarnaum, Mc 1,21-28; Lc 4,31-37. El endemoniado de Gerasa, Mt 8,28-34; Mc 5,1-20; Lc 8,26-39. La

endemoniada curada por San Pablo, Hch 16,16-24.

Desprendimiento

–Peligros de las riquezas. Vanidad de las riquezas y del bienestar, Qo 2,1-11; 5,7-19; Si 31,1-11. El

amor a las riquezas es una especie de idolatría, Col 3,5; Ef 5,5. Ese amor es muy propio de los paganos,

Lc 12,30. Es incompatible con el servicio de Dios, Mt 6,24. No poner la confianza en las riquezas, sino

en Dios, Sal 61,11; Lc 12,1-7. 22-32; 1Tm 6,17.

–Necesidad de vivir desprendidos. Donde está nuestro tesoro, allí está nuestro corazón, Lc 12,33-34;

Mt 6,19-21. Poner el tesoro en el cielo, adonde no llegan los ladrones ni roe la polilla, Mt 6,19.

Contentarse con tener lo suficiente, 2Co 9,8; Hb 13,5; lTm 6,8. Aprender a vivir en pobreza y en

abundancia, 2Co 2,14-15; Flp 4,11-12. Hacer buen uso de las riquezas, Si 13,30-14,21. Utilizar los

bienes terrenos sabiendo que no tenemos aquí morada permanente, Hb 13,14. Administrar bien las

falsas riquezas para que el Señor nos confíe las verdaderas, Lc 16,11. Administradores de las cosas y

no sus dueños: parábola de los talentos, Mt 25,14-30. Dios ama al que da con alegría, 2Co 9,7. Castigo

30

eterno de los que han vivido apegados a las riquezas, Lc 16,19-31; St 5,3.

–Ejemplo de Jesús y de los Apóstoles. Ejemplo del Señor en su nacimiento, Lc 2,12; 2Cor, 8,9. No

tiene donde reclinar la cabeza, Mt 8,20. Sufre muchas veces hambre y no tiene para comer más que

granos de trigo o higos silvestres, Mt 12,1; 21,19. No dispone de dinero para pagar el tributo del

templo, Mt 17,26-27. Llega a su culmen en la cruz, Mt 27,35; Lc 23,34. Es sepultado en un sepulcro

prestado, Mt 27,60. Pobreza de los Apóstoles, 1Co 4,11-13; 9,12-13; 2Co 11,27. Trabajos manuales a

que se entrega San Pablo para ganarse la vida, 2Ts 3,7-8. Pobreza de los primeros cristianos de

Jerusalén, Rm 15,25-26; 1Co 16,1-3; 2Co 8,4.

–Relatos ilustrativos. Las mujeres que sirven al Señor con sus bienes, Lc 8,1-3. El joven rico

apegado a sus riquezas, Mt 19,16-30; Mc 10,17-31; Lc 18,18-30. Parábola del rico y del pobre Lázaro,

Lc 16,19-31. Parábola del rico necio, Lc 12,13-21.

–Vid. Limosna.

Difamación

–Caridad y justicia en el uso de la palabra. Discreción en el hablar, Si 27,12-33. Peligros de la mala

lengua, Si 28,14-30. Desechar la murmuración, Si 19,4-18. Ha de estar lejos de las personas piadosas,

Si 23,7-20. Castigo de María, la hermana de Moisés, por murmurar, Nm 12,1-10.

–Dichos del Antiguo Testamento. Más que las riquezas vale el buen nombre, más que la plata y el

oro, la buena fama, Pr 22,1. Tener cuidado de la buena reputación, Si 41,45. El horno prueba los vasos

del alfarero; la prueba del hombre es su conversación, Si 27,6 ss. Quien se dedica a quitar la fama de

otros es un necio, Pr 12,22. Las palabras del chismoso parecen dulces y llegan hasta lo más hondo de

las entrañas, Pr 18,8. Cuida de tu nombre más que de muchos tesoros, Si 41,15. Los días de vida feliz

son contados, pero la buena fama permanece para siempre, Si 41,16.

–Ejemplos del Nuevo Testamento. Jesús se deja acusar falsamente sin responder, Mt 26,63; 27,14; Mc

14,60; 15,4-5. El discípulo ha de imitar al Maestro, Mt 10,24-26. Cómo soportar las calumnias, Mt

5,11-12; Lc 6,22-23. Quien murmura de su hermano o juzga a su hermano, murmura de la ley y la

juzga, St 4,11. Felices seréis cuando dijeren falsamente toda suerte de mal contra vosotros por mi

causa, Mt 5,11-12; Lc 6,22-23. Los discípulos de Cristo no son del mundo, y el mundo los aborrece, Jn

15,18-20. Mansedumbre y respeto para que queden confundidos los que niegan la buena conducta de

los cristianos, 1P 3,16. No devolver mal por mal, sino hacer el bien a los ojos de todos los hombres,

Rm 12,17.

–Salmos relacionados. Súplica ante la conspiración de los malvados, Sal 64. Petición para que Dios

castigue a los acusadores injustos y bendiga al salmista, Sal 109. Súplica de un desterrado frente a sus

enemigos, Sal 120. Oración confiada al Señor pidiéndole protección frente a la violencia de los

enemigos, Sal 140.

–Vid Caridad, Persecuciones, Sinceridad.

Diligencia

–Importancia. Llevar una vida laboriosa, 1Ts 4,11. El que no quiere trabajar que no coma, 2Ts 3,10.

Malas consecuencias de la pereza, Pr 6,4-11. Castigo del siervo perezoso, Mt 25,26-28.

31

–Algunos dichos sapienciales. Los deseos matan al haragán, porque sus manos no quieren trabajar, Pr

21,25. Vendrá sobre él de improviso la ruina y será quebrantado súbitamente y sin remedio, Pr 6,15. La

mano perezosa empobrece, la diligente enriquece, Pr 10,4. Los designios del diligente prosperan, mas

para el negligente todo son pérdidas, Pr 21,5. La mano laboriosa señorea; la perezosa se hace tributaria,

Pr 12,24-25. El campo del perezoso y la viña del insensato: todo eran cardos y ortigas y su cerca estaba

destruida, Pr 24,30-31. Burlas del perezoso, Si 22,1-2. La hormiga, ejemplo de laboriosidad, Pr 6,6-9.

–Vid. Trabajo.

Dios

–Naturaleza y cognoscibilidad. Dios único, Ex 20,1ss; Dt 4,39-40; 6,4; Is 43,10-13; 45,5.22.

Ningún hombre puede verlo o comprenderlo, Job 11,7-8; Ex 33,18-20; Jn 1,18; Rm 11,33s; 1Tm 6,15-

16. Es un Dios escondido, Is 45,14-15. Desconocido por los atenienses, Hch 17,23-28. Se le puede

conocer por medio de las criaturas, Sb 13,1-9; Sal 19,2-3; 104,24; Jr 10,12-14; Qo 3,11-14; Rm 1,19-

20. Se reveló a Moisés en la zarza que ardía sin consumirse, Ex 3,1-14. Ama todo lo que ha hecho, Sb

11,21-26. Majestad de Dios y pequeñez del hombre, Si 18,1-14.

–Nombres y atributos divinos. El que es (Yahveh), Ex 3,12-14. Piadoso y misericordioso, Ex 34,6.

Amor, 1Jn 4,8.16; Señor, Sb 1,1. Santo, Is 6,3. Fiel, 1Co 1,9. Alfa y Omega, Ap 1,8. Espíritu puro, Is

31,3; Jn 4,23-24. Perfección suma y plenitud de ser, Ex 3,14; Is 55,8-9; Si 43,29; Rm 11,33-36.

Eternidad e inmutabilidad, Is 44,6; Sal 90,2; 93,2; Sb 7,27; Si 42,21-22; Ml 3,6; 1Tm 1,17; Hb 1,10-12;

St 1,17. Infinitud e inmensidad, Jr 23,24; Sal 145,3; Sal 147,5. Omnisciencia y omnipresencia, Sal

139,1-13; Hch 17,28. Omnipotencia, Gn 1,1ss; 17,1; 18,14; Is 44,24; Sal 33,9; Sb 11,21; Si 43,14-37;

Est 4,17a-e; Tb 13,14; Lc 1,37; 1Co 12,6. Justicia y misericordia de Dios, Sb 12,12-27. Misericordia,

Ex 34,6-7; Sal 103,8-18; 145,8-9. El Dios de los patriarcas y profetas es el Dios y Padre de Jesucristo,

el Dios de los cristianos, Mc 12,26; Rm 15,6; Hb 1,1-2.

–Salmos relacionados. Reflexión ante la necedad de quienes niegan a Dios, Sal 14; 53. El Dios de

Israel, rey de todas las naciones, Sal 47. Manifestación del poder divino en los prodigios del Éxodo, Sal

114. El Señor penetra lo más íntimo del hombre y su acción alcanza todo lugar y tiempo, Sal 139.

–Relatos ilustrativos. Creación del mundo, Gn 1,1-2,4. Las plagas de Egipto muestran la

omnipotencia y justicia de Dios, Ex 7-11. Paso del mar Rojo por Moisés y los israelitas, Ex 14. Paso

del Jordán por Josué y el pueblo, Jos 3. Toma de Jericó, Jos 6. Dios escucha la plegaria de Elías y

muestra que Él es el único Dios, 1R 18,20-40.

–Vid. Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo, Providencia, Trinidad Santísima.

Dios Padre

–Paternidad de Dios en general. Vestigios de la paternidad divina en el Antiguo Testamento: es

llamado padre de las criaturas irracionales, en cuanto de Él proceden, Job 38,28. Especialmente es

padre de los hombres, hechos a su imagen, Gn 1,26-27; Dt 32,6-9. Padre del rey, Sal 2,7; 89,27-28.

Sobre todo es padre de Israel, Ex 4,22-23; Is 63,16; 64,8; Jr 3,14-22; 31,9; Os 1,9; 11,1; 2S 7,11-16.

Jesucristo revela la paternidad divina respecto de los hombres, que nacen de Dios, Jn 1,12. Por medio

del agua y del Espíritu, Jn 3,3-8; Rm 8,15-23; Ga 4,5; Ef 1,5. Es un nacimiento a una vida nueva, Rm

32

6,1-11; 8,14-24; Ga 3,25-4,7. Es un padre providente, Mt 5,45; 6,26-34; Lc 12,22. Modelo perfecto, Mt

5,48. Ve todas las cosas y es remunerador, Mt 6,4-18. Nos invita a dirigirnos a Él con el apelativo

“Padre nuestro”, Mt 6,9; Lc 11,2. Oración a Dios nuestro Padre, Si 23,1-6.

–Vid. Amor de Dios, Filiación divina, Misericordia divina.

–Primera Persona de la Santísima Trinidad. Jesucristo llama a Dios “Padre” en un sentido personal y

propio, distinguiéndolo de su paternidad respecto a los hombres, Mt 12,50; Mc 3,35; Jn 20,17. Le llama

familiarmente “Abba”, Mc 14,36. Jesús se reconoce solemnemente Hijo de Dios en sentido propio ante

el Sanedrín y esto causa su condena a muerte, Mt 26,63-64; Mc 14,62; Lc 22,70; Jn 19,7. El Padre

envía a su Hijo al mundo, Jn 7,28; 8,42. Sólo el Hijo conoce al Padre, Mt 11,27; Jn 6,46. El Padre y el

Hijo son una misma cosa, Jn 17,11-12. Quien conoce al Hijo conoce al Padre, Jn 8,19; 14,6-7. Obra por

el Hijo y el Hijo hace todo lo que hace el Padre, Jn 5,17-25; 14,10-12. Sólo se va al Padre por medio

del Hijo, Jn 6,37-44. Envía junto con el Hijo al Espíritu Santo, Jn 14,16-17; 15,26.

–Vid. Jesucristo (verdadero Dios), Espíritu Santo, Trinidad Santísima.

Dirección espiritual

–Conveniencia y finalidad. Dejarse guiar, Mt 15,13-14. Para caminar por la senda de la verdad, Si

37,15-19. Para recibir la sabiduría, Si 51,34. Para levantarse si se cae, Qo 4,9-10. Para enardecer el

corazón, como los discípulos de Emaús, Lc 24,32. Pedir consejo, Si 32,23.

–Cómo impartirla. Hacerse todo para todos para salvarlos a todos, 1Co 9,22. ¿Quien desfallece que

yo no desfallezca? ¿Quien se escandaliza que yo no me abrase?, 2Co 11,29. Conciencia de ser

cooperadores de Dios, 1Co 3,9. Comportarse como ministros de Cristo y dispensadores de los misterios

de Dios, 1Co 4,1. Somos embajadores de Cristo, como si Dios os exhortase por medio de nosotros, 2Co

5,20. No quebrar la caña cascada ni apagar la mecha que aún humea, Mt 12,20; Is 42,3. Deber de dar

buen ejemplo, Mt 15,13-14; 23,4; 2Co 6,3-4. Llevar a cada uno por donde Dios lo llama y utilizar los

dones recibidos de Dios, Rm 12,4-8; 1Co 7,7.17.24; 12,14-30. Exhortar incesantemente al

cumplimiento de los deberes de estado, Ef 6,1-9; Col 3,18-25; 2Ts 3,6-14; Tt 2,9-10; 1P 2,18. A

ejemplo de San Pablo, el director espiritual ha de amar entrañablemente a sus hijos espirituales, Rm

1,11; 15,23; 2Co 1,4; 11,2; Ef 6,21-22; Ga 4,19; Flp 1,8; Col 4,7-8; 2Tm 1,2-4; Flm 12.

–Cómo recibirla. Visión sobrenatural: el que a vosotros oye, a mí me oye, Lc 10,16. Humildad: Dios

resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes, 1P 5,5. Obediencia como San Pablo en su

conversión, Hch 9,6-7. Seguir el consejo de los prudentes y no despreciar ningún buen consejo, Tb

4,18. Aceptar los reproches, Qo 7,6.

Discípulos (primeros discípulos de Jesús)

Vocación y sus exigencias

Llamada de los primeros, Jn 1,35-51. Son convidados a las bodas de Caná con Jesucristo: tras el

milagro obtenido por intercesión de la Virgen, comienzan a creer en Él, Jn 2,1-11. Su respeto hacia

Nuestro Señor, Jn 4,27. Su solicitud con Él, Jn 4,31. Para ser discípulo hay que renunciar a todo, Mt

16,24-26; Mc 8,34-36; Lc 9,23-25; 14,33. Han de ser sal de la tierra y luz del mundo, Mt 5,13-16. Son

33

enviados en misión; su regreso y su alegría ante los prodigios realizados en nombre de Jesús, Lc 10,1-

20. Piden a Nuestro Señor que los enseñe a orar, Lc 11,1. Sus virtudes y buenas obras han de mover a

los demás a dar gloria a Dios, Mt 5,16. Van a buscar el pollino para Nuestro Señor, Mt 21,1-7; Mc

11,4-8; Lc 19,30-36. Reflexionar antes de seguir a Jesús, para no exponerse a hacer las cosas a medias,

Lc 14,28-33. Infidelidad de algunos después del discurso del Señor sobre el pan de vida, Jn 6,61-67.

Discípulos de la primera hora

–Áquila y Priscila. Su trato amistoso con San Pablo, Hch 18,1-3.18-21. Instruyen a Apolo, Hch

18,24-26. Su fidelidad, Rm 16,3-5; 1Co 16-19; 2Tm 4,19.

–Bernabé. Generosidad y sobrenombre, Hch 4,36-37. Su carácter, Hch 11,23-24. Su papel en relación

con San Pablo, Hch 9,27; 11,25. Predicación en Antioquía, Hch 11,23-30. Compañero de Pablo en el

primer viaje, Hch 13,2. Apostolado en varios lugares, Hch 13,4-15.42-48. Sufre persecuciones, Hch

13,49-52; 14,5-6. Otros viajes apostólicos con Pablo, Hch 14. Se deja llevar por el ejemplo de los

cristianos “judaizantes”, Ga 2,13. Presencia en el Concilio de Jerusalén, Hch 15,1-6.22-26; Ga 2,1. Su

desavenencia con Pablo respecto a Marcos, Hch 15,37-39.

–Esteban. Su fe y su elección al diaconado, Hch 6,5. Su santidad, sus milagros, Hch 6,8. Oposición que

le hacen los judíos, Hch 6,9-10. Juicio ante el Sanedrín, Hch 6,12-15; 7,1-53. Su martirio, Hch 7,54-60.

–Felipe el Diácono. Elección, Hch 6,5. Predicación en Samaria, milagros y frutos de su predicación,

Hch 8,5-13. Dios le envía a convertir al ministro de la reina de Etiopía, Hch 8,26-40. Recibe a Pablo y

a sus compañeros en su casa de Cesarea, Hch 21,8-9.

–José de Arimatea. Amortaja a Nuestro Señor, Mt 27,57-60; Mc 15,42-46; Lc 23,50-53; Jn 19,38-42.

–Lázaro de Betania. Recibe al Señor en su casa, Lc 10,38-42. Resurrección, Jn 11,1-44. Asiste a una

cena en Betania, Jn 12,1-11.

–Lucas Evangelista. Su prólogo a los Hechos de los Apóstoles, Hch 1,1-3. Acompaña a Pablo en su

tercer viaje, Hch 20,6-38; 21,1-19. Acompaña a Pablo, cautivo, y comparte sus aventuras hasta llegar a

Roma, Hch 27 y 28. Pablo le llama médico muy amado, Col 4,14; 2Tm 4-11; Flm 24.

–Marcos Evangelista. Primo de Bernabé, Col 4,10. Su partida con Pablo y Bernabé, Hch 12,25. Vuelta

a Jerusalén, Hch 13,13. Desavenencia de Bernabé y de Pablo respecto a él, Hch 15,37-39. Cómo ayuda

a Pablo en su ministerio, 2Tm 4,11; Flm 24. Amistad filial por San Pedro, 1P 5,13.

–Matías. Elección como Apóstol en lugar de Judas Iscariote, Hch 1,23-26.

–Nicodemo. Se entrevista con Nuestro Señor, Jn 3,1-21. Defiende ante los otros fariseos al Señor, Jn

7,51. Ayuda a José de Arimatea a enterrar a Jesús y provee de aromas para la sepultura, Jn 19,39-42.

–Silas. Misión que recibe del concilio de Jerusalén, Hch 15,22-34. San Pablo lo elige por compañero,

Hch 15,40. En Filipos, le prenden, le azotan y después lo ponen en libertad, Hch 16,19-40. Sigue a

Pablo a Tesalónica y a Berea, en donde se queda, Hch 17,10-14. Va a reunirse con Pablo en Corinto y

se queda luego con él, Hch 18,5.

–Silvano. Compañero de San Pablo, 1Ts 1,1; 2Ts 1,1. San Pedro tiene entera confianza en él y le

encomienda una misión en varias Iglesias para confirmar en la fe a los cristianos, 1Pe 5,12.

–Timoteo. Educado en el seno de una familia ya cristiana, 2Tm 1,5. Pablo lo lleva consigo en sus

viajes, Hch 16,1-3; 17,14; 18,5. Lo envía en misión a Macedonia, Hch 19,22. Misión a los

tesalonicenses, 1Ts 3,2. Misión en Éfeso, 1Tm 3. Debe ser respetado en su ministerio de obispo, a

34

pesar de su juventud, 1Tm 4,12. San Pablo modera sus mortificaciones y le aconseja que beba un poco

de vino, a causa de una enfermedad, 1Tm 5,23. Cariño que le profesa San Pablo, 2Tm 1,1-5.

–Tito. Colaborador de San Pablo y obispo, 2Co 2,12-13. San Pablo se consuela en Macedonia con la

llegada de Tito y toma parte en su alegría, 2Cor, 7,6-7.13. Hace a San Pablo el elogio de los corintios,

2Co 7,14-15. San Pablo le encarga una misión ante los corintios, 2Co 8,6; 16-23. Su des­interés: no

vive del Evangelio aunque tenga derecho, 2Co 12,18. Acompaña a San Pablo a Jerusalén, Ga 2,3. Viaje

a Dalmacia, 2Tm 4,10. San Pablo le llama su hijo querido en la fe, Tt 1,4. Por qué le deja en Creta, Tt

1,5. Le ordena que vaya a reunirse con él en Nicópoli, Tt 3,12.

–Vid. Apóstoles, Primeros cristianos, Santas mujeres.

Doctrina

–Vid. Fe, Iglesia, Jesucristo.

Dolor

–Vid. Sufrimiento.

Educación

Perseverar en la instrucción, Pr 3,1-12. En la educación de los hijos, lo importante es enseñar la

virtud, Sb 4,1-6. Templanza y buena educación, Si 31,12-32,17.

–Vid. Familia.

Ejemplaridad

Deber de dar buen ejemplo, Lc 11,33; Mt 5,16. Malicia del escándalo, Mt 18,6-7. Revestirse de

entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, longanimidad, Col 3,12. Dar en todo

ejemplo de buenas obras, Tt 2,7. Como Timoteo, a pesar de su juventud, 1Tm 4,12. La verdadera

sabiduría se muestra con la buena conducta, St 3,13. No ser motivo de escándalo para nadie, para que

no sea objeto de burla nuestro ministerio, 2Co 6,3. Responsabilidad para que los gentiles glorifiquen a

Dios, 1P 2,11-12. Ser como carta de Cristo escrita con el Espíritu Santo, 2Co 3,1-3.

–Salmos relacionados. El Dios de la Alianza pide a su pueblo sacrificios sinceros y una conducta según

sus preceptos, Sal 50.

–Vid. Caridad (Pecados contra la caridad: escándalo).

Enfermedad

En el Antiguo Testamento se consideraba como un castigo de Dios por los pecados, Ex 11,4; Nm

12,9-13; 1S 16,14; Is 1,5; Sal 38,3-9. Lamentaciones de Job en la enfermedad, Job 3,1-26. Misterio del

dolor, Job 42,1-6. Salud y alegría, Si 30,14-27. Jesucristo rompió esa interpretación, Jn 9,1-7. Valor

redentor del dolor, 2Co 4,10. Jesús pasó haciendo el bien a los enfermos, Hch 10,38. En el mundo

nuevo no habrá ya dolor ni penas, Ap 7,17; 21,4. Recomendaciones de Santiago a propósito de los

enfermos, St 5,14-15.

–Salmos relacionados. Petición de perdón desde la enfermedad, Sal 6. Invocación al Señor de un

35

hombre enfermo y perseguido, consciente de su pecado, Sal 38. Oración confiada pidiendo a Dios

socorro en la vejez, Sal 71. Petición de auxilio a Dios cuando pone al hombre ante la muerte, Sal 88.

Súplica de un enfermo a punto de morir, Sal 102.

–Vid. Sufrimiento.

Entrega

La Virgen María, ejemplo de entrega a Dios sin condiciones, Lc 1,38. Fe para vencer y seguir al

Señor, Lc 18,35-43. Necesaria para seguir a Cristo, Mt 16,24-26; Lc 11,23; 14,25-26. No existe nunca

razón suficiente para volver la cara atrás en el propio camino, Lc 9,57-62. Desprendimiento para seguir

al Señor: el fracaso del joven rico, Lc 18,18-23. Entregarse a Dios con alegría, 1Cro 29,17-18; 2Co

12,15. Gastarse por los demás, 2Co 11,29. Su recompensa, Mt 13,44-46; 19,16-30; Mc 10,17-31; Lc

18,18-30.

–Salmos relacionados. Confianza en el Señor de quien dedica a Él su vida, Sal 16.

–Vid. Generosidad, Vocación cristiana.

Envidia

–Dichos de la Escritura. Al insensato le mata el enojo, y al necio la cólera, Job 5,2. Todo trabajo y

todo cuanto de bueno se hace, mueve la envidia del hombre contra su prójimo, Qo 4,4. Es malo el de

ojos envidiosos, el que vuelve el rostro y desprecia a las personas, Si 14,8. No comas con el envidioso

ni codicies sus manjares, Pr 23,6. No te goces en la caída de tu enemigo, no se alegre tu corazón al

verle resbalar, no sea que lo vea Dios y le desagrade, Pr 24,17. El que se goza del mal ajeno no quedará

impune, Pr 17,5. La envidia es la caries de los huesos, Pr 14,30. La envidia no tiene nada que ver con la

sabiduría, Sb 6,23.

–Males causados. Donde hay envidias y rencillas, allí hay desorden y toda clase de vilezas, St 3,16.

Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan los que le pertenecen, Sb 2,24. Es

prueba manifiesta de ser carnales y vivir a lo humano, 1Co 3,3. Despojarse de toda maldad y de todo

engaño, de hipocresía, envidias y maledicencias, 1P 2,1. Las disputas de palabras originan envidias,

contiendas, blasfemias, 1Tm 6,3-4. Fuente de discordias, guerras, homicidios, St 4,1-2. Se cuenta entre

las obras de la carne, que merecen el reproche de Dios, Ga 5,19-21. La envidia fue el motivo de la

entrega de Cristo a Pilato, Mt 27,18.

–Relatos ilustrativos. Historia de Caín y Abel, Gn 4,3-12. Los sueños de José causan la envidia de

sus hermanos, que lo venden, Gn 37.

–Vid. Caridad, Difamación.

Esperanza

–Fundamento. No se ha de poner en los hombres, Sal 44,2-4; Jr 17,5-7. Se basa en las promesas divinas,

Hb 6,13-20; Tt 1,1-2. Se funda en Jesucristo, Rm 5,9-11.17.21; 15,12; Flp 1,19-20; 1Tm 4,10; 1Jn 2,1-2. Se

nos comunica por el Espíritu Santo, Rm 15,13. Motivos de esperanza, Rm 8,19-39. Las Sagradas Escrituras

fueron escritas para infundirnos la esperanza, Rm 15,4. La esperanza de los justos está llena de inmortalidad,

Sb 3,4. Necesidad de una esperanza clara, segura, Ef 1,15-19. Falsas esperanzas de los discípulos de Nuestro

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Señor hasta la Resurrección, Lc 24,21. Desesperación de Judas, Mt 27,3-10.

–Esperanza y vida eterna. Aguardar la bienaventuranza esperada, Tt 2,12-13. Nos hace go­zar, ya

desde ahora, del cielo, Flp 3,20-21. No tenemos aquí ciudad fija, sino que vamos en busca de la que

está por venir, Hb 13,14. Firmeza de la esperanza cristiana, Hb 10,19-25. Sostiene en las dificultades,

2Co 4,13-5,10. Pensar en el día en que Jesucristo aparezca, 1P 1,13. Es fuente de alegría, Rm 12,12;

15,13.

–Ejemplos de esperanza. Esperanza de Abrahán, Jn 8,56; Rm 4,18-22. Esperanza de San Pablo, 2Co

1,10. Su única mira es ir corriendo hasta la meta, para ganar el premio al que Dios llama, Flp 3,13-14.

Esperanza de San Pablo en su vejez, 2Tm 4,6-8. Esperanza de los corintios, 1Co 1,7.

–Relación con otras virtudes. La fe conduce a la esperanza, Rm 5,2. Somos salvos en la esperanza, Rm

8,24-25. La esperanza está contenida en la caridad, 1Co 13,7. Es inseparable de la caridad y de la fe,

2Co 4,13-18; 5,1-10. Analogía entre la fe y la esperanza, l Pe 1,21. La caridad es más excelente que la

esperanza, 1Co 13,13. El que espera en el amor de Dios se torna puro como el mismo Dios lo es, 1Jn

3,1-3. Santa libertad que da la esperanza, 2Co 3,12-18; 4,1-6.

–Salmos relacionados. El Señor, refugio seguro al que se anhela entrar, Sal 27. Anhelo de Dios y

esperanza en Él desde la turbación interior, Sal 42. Grito de confianza en el Señor que perdona las

culpas, Sal 130. El recuerdo del destierro aviva el amor a Jerusalén, Sal 137.

–Vid. Cielo, Vida eterna.

Espíritu Santo

Verdadero Dios

El Espíritu Santo es Dios, 1Co 12,4-6. Procede del Padre, Jn 15,26. Lo envía a ruegos del Hijo, Jn

14,16-17.23.26. También es enviado por el Hijo, Jn 15,26; 16,14. Todas las cosas las recibe del Padre y

del Hijo, Jn 16,13-15. Da testimonio del Hijo, Jn 15,26. No hay más que un Espíritu Santo, 1Co 12,4-

13. Sólo Él conoce las perfecciones de la divinidad y penetra hasta lo más íntimo de ella, lCo 2,10-11.

Glorifica a Cristo porque recibe de lo suyo y lo anuncia a los cristianos, Jn 16,14.

Actividad

–En la vida de Cristo. Obra en la Virgen María la concepción de Jesucristo, Mt l, 18; Lc 1,35.

Actuación en el anciano Simeón, Lc 2,25-32. Intervención en el bautismo del Señor, Mt 3,16; Mc l, 10;

Lc 3,22. Juan Bautista le vio descender sobre Jesús, Jn 1, 32-34. Cristo es conducido por el Espíritu

Santo al desierto, Mt 4,l; Mc 1,12; Lc 4,1. Cristo vuelve a Galilea por impulso del Espíritu Santo y se

cumple en Él la profecía de Isaías, Lc 4,14-21. Lanza los demonios en virtud del Espíritu de Dios, Mt

12,28. Jesús se estremece de alegría a impulsos del Espíritu Santo, Lc 10,21. Lleva a Cristo a ofrecerse

al Padre en al altar de la Cruz como Víctima inmaculada, Hb 9,14. Da testimonio de Cristo, 1Jn 5,6.

–En la vida de la Iglesia. Es fruto de la oración de Cristo al Padre, Jn 14,16-26. El Señor promete a los

Apóstoles que el Espíritu Santo bajará sobre ellos y les comunicará su virtud para el cumplimiento de

su misión, Hch 1,4-8. Hablará por boca de los Apóstoles, cuando fueren llevados ante los tribunales,

Mt 10,18-20; Lc 12,11-12. Jesucristo lo comunica a los Apóstoles el mismo día de la resurrección, Jn

20,22. Lo envía en Pentecostés en forma de lenguas de fuego, Hch 2,1-4. Baja igualmente sobre los

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discípulos puestos en oración, Hch 4,31. Baja sobre Cornelio y los que están con él, Hch 10,44.

Desciende sobre doce discípulos de Juan Bautista, Hch 19,6. Su influencia en la conversión de los

infieles, 1Ts l, 5. Envía en misión a Saulo y a Bernabé, Hch 13,2-4. Revelación que hace a Pablo, Hch

20,22-23. Los varones santos de Dios hablaron inspirados por el Espíritu Santo, 2P 1,21. Presencia en

la Iglesia, 2Tm 1,8-14. Gravedad de la mentira contra el Espíritu Santo: episodio de Ananías y Safira,

Hch 5,1-11. Simón Mago intenta comprar el don del Espíritu Santo y es castigado, Hch 8,9-24.

–En el cristiano. Vida según el Espíritu, Rm 8,1-12. Él es quien santifica, Rm 15,16. Él es quien

convierte, Rm 15,19; 1Co 2,4. Elegidos según la previsión de Dios Padre para ser santificados por el

Espíritu, Rm 1,4; 1P 1,2. Nos hace nacer a la vida de la gracia y engendra en nosotros un espíritu

nuevo, Jn 3,5-8. Comunica la vida sobrenatural, Jn 7,37-39. Le debemos la adopción a hijos y poder

llamar Padre a Dios, Rm 8 ,14-17; Ga 4,6. Se infunde en el bautismo, Mt 3,11; Mc 1, 8; Lc 3,16; Tt

3,3-5. Habita en las almas como en su templo, 1Co 3,16-17. También en el cuerpo, 1Co 6,15-20. Por

Él, Dios habita en nosotros, Ef 2,22. Somos como una carta de Jesucristo, no escrita con tinta, sino con

el Espíritu de Dios vivo, 2Co 3,3. Ruega por nosotros y nos une con la Santísima Trinidad, Rm 8,26-

27. El Padre da el Espíritu Santo a quien se lo pide, Lc 11,13.

–Dones y frutos. Los dones del Espíritu Santo, Is 11,1-3. Sus frutos, Ga 5,22-23; Ef 5,19-21. Obra

en cada uno según quiere, 1Co 12,4-11. Nos purifica, nos justifica, nos santifica en el nombre de

Nuestro Señor Jesucristo, 1Co 6,11. Otorga el gozo sobrenatural en medio de las aflicciones y

sufrimientos, 1Ts l,6. Convence al mundo acerca del pecado, de la justicia y del juicio, Jn 16,7-11.

Todo pecado es una resistencia al Espíritu Santo, Ef 4,30-31. La blasfemia contra el Espíritu

Santo no puede perdonarse ni en este mundo ni en el otro, Mt 12,31-32; Mc 3,22-30; Lc 12,10; Hb

6,4-12.

El Espíritu Santo

y las virtudes teologales

–Fe. Le recibimos por la fe, Ga 3,2.5.14; 5,5; Ef 1,13. Nos une al Padre y nos lo da a conocer, Ga

4,6; Ef 1,17. Por su mediación Dios se revela a las almas que Él ama, 1Co 2,9-12. Sin Él no se puede

conocer a Cristo, 1Co 12,3. Enseña todas las verdades, Jn 16,13.26. Recuerda las enseñanzas del Señor,

Jn 14,26. Ilumina nuestra conciencia, Rm 9,1. No enseña con palabras de ciencia humana, lCo 2,13.

Seguir fielmente sus instrucciones, 1Ts 5,19.

–Esperanza. Nos comunica la esperanza, Rm 15,13. Su presencia en el alma constituye las arras de las

promesas que Dios nos ha hecho, 2Co 1,22. Por su poder estamos excluidos de la ley del pecado y de la

muerte, Rm 8,2. Da la vida a nuestras almas y nos resucitará como resucitó a Cristo, Rm 8,9-11. Por Él

podemos hacer morir las obras de la carne, es decir, el pecado, Rm 8,13

–Caridad. La caridad de Dios ha sido derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos

ha dado, Rm 5,5. Con qué celo nos ama, St 4,5. La verdadera libertad consiste en dejarse conducir por

el Espíritu Santo, 2Co 3,17. Nos hace conservar los tesoros de la gracia de Dios, 2Tm 1,14.

–Vid. Gracia, Reino de Dios, Trinidad Santísima.

Estudio

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Jesús en medio de los doctores, Lc 2,46. Inutilidad del saber puramente humano, Jn 3,10. La única

ciencia sobrenatural de San Pablo es Jesucristo, y éste crucificado, 1Co 2,2. El Espíritu Santo inspira

todo conocimiento sobrenatural, Jn 14,26; 16,13. Inutilidad de la ciencia sin la caridad, 1Co 13,1-2.

Los ministros de Dios han de dedicarse al estudio constante de las Sagradas Escrituras, 2Tm 3,16.

Necesidad de la gracia para entender la Escritura, 2P 1,20-21.

–Vid. Sabiduría, Sagrada Escritura.

Eucaristía

–Anuncio e institución por Jesucristo. La multiplicación de los panes, símbolo de la Eucaristía, Jn

6,26-27. Promesa de la Eucaristía, Jn 6,26-59. Institución, Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,14-20;

1Co 11,23-26. Mandato rememorativo, Lc 22,19-20; 1Co 11,24-25.

–Sacrificio de la Misa. Verdadero y propio sacrificio, Lc 22,19-20; Mt 26,28; 1Co 10,20-21; Hb

13,10-12. Prefigurado en el sacrificio de Abel, Gn 4,3-5; Hb 11,4; 12,24. En el de Isaac, Gn 22,1-19;

Hb 11,19. En el de Melquisedec, Gn 14,18-20; Hb 5,1-10; 7,1-28. En el sacrificio de la alianza

ratificada en el Sinaí, Ex 24,4-8. Es la oblación pura profetizada por Malaquías, Ml 1,11-13. Es el

mismo sacrificio de la Cruz, anticipado por Cristo en la Última Cena, Mt 26,28; Mc 14,24; Lc 22,19-

20. Anuncia la muerte del Señor hasta que Él venga, 1Co 11,26. Es incompatible con ofrecer sacrificios

a los ídolos, 1Co 10,16-21. Unión del cristiano al sacrificio de Cristo, Rm 12,1.

–Sagrada Comunión. Es prometida por Jesucristo en Cafarnaum, Jn 6,22-60. Prefigurada en el pan y

vino de Melquisedec, Gn 14,18-20. En el cordero pascual, Ex 12,1-44. En el maná que alimentó a los

israe­litas en el desierto, Ex 16,2-35; Sb 16,20-21.26; Jn 6,31.49.58. En el convite sacrificial tras la

alianza entre Dios y el pueblo, Ex 24,12-18. En el pan que restaura las fuerzas de Elías, 1Re 19,1-18.

En el banquete escatológico al que acudirán todas las naciones, Is 25,6-8; 55,1-3; Pr 9,1-6. Era recibida

con frecuencia por los primeros cristianos, Hch 2,46; 20,7. Necesidad para obtener la vida eterna, Jn

6,35-51. Prenda de la resurrección de los cuerpos, Jn 6,54. Produce la unión íntima con Jesucristo, Jn

6,57-59. Unidad y fraternidad porque todos participamos de un único pan, 1Co 10,16-17. Abusos en

Corinto reprochados por San Pablo, 1Co 11,20-22. Preparación para comulgar, 1Co 11,27-32.

–Presencia real. Es verdaderamente la carne y la sangre de Cristo, Jn 6,48-58; Mt 26,26-28; Mc 14,22-

24; Lc 22,19-20; 1Co 11,27. La fe en este misterio es la señal por la que se conocen los fieles de

Jesucristo, Jn 6,60-71.

Evangelio

–Necesidad y características. En sentido etimológico significa “buena nueva¨, Is 40,9; 60,6; Lc

2,10. Predicado por Cristo, Mc 1,14-15. Por qué ha sido escrito, Jn 20,30-31. Pablo predica el

Evangelio de Jesucristo, Rm 1,9; 15,15-21; 1Co 1,10-17. No le fue enseñado por ningún hombre, sino

por el mismo Señor, Ga 1,11-12. Si la ley de Moisés, anunciada por los ángeles, obligaba a la

obediencia, cuánto más el Evangelio promulgado por Jesucristo, Hb 2,1-4; 3,1-6. Oposición

irreductible entre el Evangelio y la falsa sabiduría humana, 1Co 1,17-31; 2,1-11. La verdadera

sabiduría se halla en el Evangelio, 1Co 2,6-11. Es una fuerza divina, Rm 1,16. Revela al justo la

justicia de Dios, Rm 1,17. Nos hace siervos de la justicia si le seguimos, Rm 6,17-18. La Ley y los

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Profetas dan testimonio del Evangelio, Rm 3,21-22. El Evangelio, confirmación de la ley de Moisés,

Rm 3,31. El reino del Evangelio es el de la gracia, Rm 6,14-15. Nos alcanza la salvación, Rm 1,16. Se

dirige a los hombres “espirituales”, es decir, a los que buscan a Dios, 1Co 2,12-16. No se puede ser

ministro del Evangelio sin una gracia especial de Dios, 2Co 3,4-6. Claridad del Evangelio: sólo los

impíos lo encuentran voluntariamente oscuro, 2Co 4,3-6.

–Evangelización. Necesidad de propagar el Evangelio, Mt 5,13-16; Rm 10,1-21. Nuestro Señor envía a

los Apóstoles a predicarlo, Mt 28,18-20; Mc 16,15-18. Se difunde por la acción del Espíritu Santo, que

enseña a los cristianos toda la verdad, Jn 16,12-13. Será causa de persecuciones, Mt 24,1-13.

Responsabilidad de predicarlo, Col 4,2-6. Pablo arde en el deseo de propagar el Evangelio, Rm 1,13-

15. Propagación entre los gentiles, Rm 15,17-28. Será predicado a todas las naciones antes del fin del

mundo, Mt 24,14; Mc 13,10. Orar por la propagación del Evangelio, 1Ts 3,10-12. Medios emplea­dos

por San Pablo para propagar el Evangelio, 1Co 9,19-23. Por dónde empieza San Pablo la enseñanza del

Evangelio: la Redención y la Resurrección, 1Co 15,1-11. El progreso del Evangelio favorecido por la

cautividad de San Pablo, Flp 1,12-14. No importa la intención de los predicadores, con tal de que

Cristo sea predicado, Flp 1,15-18. El predicador tiene derecho a vivir del Evangelio, 1Co 9,1-14. San

Pablo prefiere no usar de este derecho para no poner estorbo alguno al Evangelio, 1Co 9,12. Los judíos

han despreciado la fe en el Evangelio, mientras que los gentiles se han sometido, Rm 9,30-33; 10,1-4.

La incredulidad de los judíos que conocieron a Jesucristo y oyeron a los Apóstoles no tiene disculpa,

Rm 10,5-21. Conversión final de los hebreos al Evangelio, Rm 11,25-31.

–Vid. Parábolas, Predicación, Reino de Dios, Sagrada Escritura.

Examen de conciencia

Petición de luces a Dios, Sal 143,8. El Señor penetra los pensamientos del corazón, Jr 12,3; Sal

139,23. Diligencia en el examen, 1Co 11,28-31; 2Co 13,5. La pereza, enemiga del examen, Pr 24,30-

31. El peligro de no querer ver ni oír, Mt 13,15. El hijo pródigo vuelve a la casa del padre tras

reflexionar sobre sus pecados, Lc 15,17-19. Optimismo: el justo cae siete veces y otras tantas se

levanta, Pr 24,16.

–Vid. Juicio.

Familia

Cuarto mandamiento del decálogo, Ex 20,12; Dt 5,16; Mt 15,4-6; Mc 7,10-13.

–Relaciones entre los esposos. Deberes de los cónyuges, Ef 5,21-33. Castidad y vida familiar, Si 9,1-

13. Armonía entre mujer y marido, Si 25,1. Consejos a los padres, Ef 6,2-4; 1Co 7,36-38; 1Tm 5,8.

Deberes del marido: cuidar de la mujer y de las hijas, Si 42,9-14.

–Los demás miembros de la familia. Mejor morir sin hijos que tener hijos impíos, Si 15,22-16,6. Sobre

la educación de los hijos, Si 30,1-13; Pr 29,15; Ef 6,4. Lo importante es enseñar la virtud, Sb 4,1-6. Los

hijos malcriados, Si 22,3-6. Deberes de los hijos, Ef 6,1-3; Col 3,20-21. Consejos a los hijos, Dt 5,16;

Pr 6,20-23; Si 3,1-18; 7,29-30; Tb 4,3; Ef 6,1; 1Tm 5,14; 2Co 12,14. Consejos a los criados, Ef 6,5-8;

1P 2,18. Consejos a los amos, Col 4,1; Ef 6,9.

40

–Vida familiar. El gobierno de la casa, Si 33,19-33. Vida doméstica, Si 7,20-30. Virtudes de la familia

cristiana, Col 3,12-4,1. Anteponer el amor a Dios al de la propia familia, Mt 10,34-37; Lc 14,26.

–Relatos ilustrativos. Cuidados filiales de Rut a Noemí, su suegra, Rut 1. Rebeldía de Absalón

contra David, su padre, 2S 15. Duelo de David por la muerte de su hijo Absalón, 2S 19.

–Vid. Matrimonio.

Fe

Virtud sobrenatural

–Características. Profundidad inagotable de la sabiduría divina, Rm 11,33-35. Constituye un

depósito entregado a la Iglesia, 1Tm 1,3; 6,20-21; 2Tm 1,14. Principio de la vida sobrenatural, Jn

11,25-26. Nos hace descubrir en el Evangelio la justicia de Dios, Rm 1,17. Es una gracia, Rm 11,5-10.

Es un don de Dios, Jn 6,37-39.44-46.66; 1Co 13,13; Ef 1,17; 2,8; Col 1,23. Dios la concede por su

bondad, Mt 20,1-16; 1Co 2,4-5. Purifica los corazones, Hch 15,9. Los misterios de la fe se revelan a los

pequeños, Mt 11,25-27; Lc 10,21-22. Proviene de la predicación oída; necesidad de predicar el

Evangelio, Rm 10,14-17. Por medio de las cosas visibles de la creación es posible llegar a la fe en

Dios, Sb 13,1-9; Rm 1,18-23. Puede aumentar, Lc 17,5; 2Co 10,15; Ef 4,29; Col 2,7; 1Ts 1,3.

Fundamento de las cosas que esperamos, Hb 11,1; Col 1,23. No permanecerá en el cielo, 1Co 13,10-12.

–Necesidad. Sin fe es imposible agradar a Dios, Hb 11,6. Necesaria para salvarse, Mc 16,16. La

infidelidad es castigada por Dios, Jn 3,18; 5,38.45; Tt 3,10-11; Ap 21,8. Para el bautismo de los

adultos, Hch 8,36-37; 16,29-33. Para recibir la Sagrada Comunión, 1Co 11,28-29. Fragilidad de la fe,

Lc 18,8. Se puede ver a Dios, oírle, y sin embargo no creer en Él, Jn 6,36. No es un don irrevocable, se

puede perder, Rm 11,28-32. No hacer nada que pueda dañar la fe de los débiles, 1Co 8,10-13; 10,23-

28. Cómo proceder con los que vacilan en la fe, Rm 14; 15,1-3. La incredulidad de los judíos del

tiempo de Cristo no tiene excusa; todos oyeron la predicación del Evangelio, Rm 10,18-21. Conversión

final de Israel, Rm 11,11-31.

–Vida de fe. La doctrina de la Cruz es fuerza divina para los que tienen fe, 1Co 1,18. Es la vida del

justo en la tierra, Rm 1,17. Puede ir acompañada de gracias extraordinarias, 1Co 12,7-13. La fe sin

obras está muerta, Mt 7,21-23; St 2,17-19. Ha de ir unida a la caridad, Mt 9,2; Jn 3,15.36; 7,38; 11,25;

14,12; 20,29; Hch 10,43; 15,9. Rm 1,16-17; 1Co 13,2-7; Ga 3,8-11; Ef 2,8-9; Hb 11,6. Consejos del

ángel del Apocalipsis, Ap 3,1-3.

–Firmeza en la fe. Poder de la fe, Mt 21,20-22; Mc 11,20-24; Hch 3,16. Con ella nada es imposible,

Mt 17,20; Lc 17,6. Escudo del alma en las tentaciones, Ef 6,16; 1P 5,9; 1Jn 5,4. Ser fuertes en la fe, 1P

5,9; 1Co 16,13. Firmeza en medio de las persecuciones, Hb 6,4-12. Optimismo porque la fe en Cristo

vence al mundo, Jn 16,25-33; 1Jn 5,1-5.

–Defensa de la fe. Vigilancia insomne: yo duermo, pero mi corazón vela, Ct 5,2. Vigilancia ante los

que enseñan doctrinas falsas, Hch 20,29-31; Col 2,7-8; 1Tm 1,3-4; 4,1-2. Prudencia y estudio para

preservar la pureza de la fe, 1Tm 1,18-19; 4,15-16. San Pablo defiende con energía la unidad de la fe,

2Co 11,4-6; Ga 1,6-10; Co1 2,1-5; 1Tm 1,3. Ex­hor­ta a Timoteo a que guarde puro e intacto el

depósito de la fe, 1Tm 1,3. Evitar las discusiones y novedades profanas en el lenguaje, 1Tm 6,20; 2Tm

2,14-16.23-24. Falsos doctores ante los que es preciso estar precavidos, 2Tm 4,3-4; 2P 2,1; 3,3-4; 1Jn

41

2,18-23; 2Jn 1,7; Jds 3-23. Falsos apóstoles, 2Co 11,14-15. Anatema de San Pablo a los que anuncian

un evangelio diferente, Ga 1,8-10.

Fe en Jesucristo

–Características. El fundamento de la fe es Cristo, 1Co 3,10-18. El que cree en Cristo tiene la vida

eterna, Jn 3,15-16.36; 6,40.47. La fe en Él calma la sed de verdad, Jn, 6,35. El fin de la ley es la fe en

Jesucristo, que justifica, Rm 10,4. La fe en Cristo no anula la ley de Moisés, Rm 3,31. La Resurrección

de Cristo es la base de nuestra fe, 1Co 15,14-17. El Hijo resucitará a todos los que creen en Él, Jn 6,40.

Por Jesucristo tenemos acceso a la gracia, en virtud de la fe, Rm 5,2. Los milagros de Cristo son

estímulo para la fe, Jn 10,37-38; 11,41-42.

–Consecuencias. El que cree en Cristo puede hacer milagros todavía mayores que los que Él hizo, Jn

14,12. Falta de fe en los discípulos de Nuestro Señor, Mt 17,19-21. Los Apóstoles piden al Señor que

les aumente la fe, Lc 17,5-6. Jesús pide a su Padre, para los apóstoles y discípulos, la perseverancia en

la fe, Jn 17,12-22. Incredulidad y acto de fe de Santo Tomás, Jn 20,24-29. Fe de los romanos, celebrada

por San Pablo, Rm 1,8. Consolaciones que San Pablo encuentra en su fe y en la de sus discípulos, Rm

1,11-12.

–Vid. Milagros.

Ejemplos de fe

–Antiguo Testamento. Fe de Abrahán, Rm 4,3-25. Los patriarcas, Hb 11,1-22. Moisés, los jueces y

profetas, Hb 11,23-40. Los ninivitas y la reina de Saba, Mt 12,39-42; Lc 11,29-32.

–Nuevo Testamento. La Virgen María, ante las palabras del ángel, Lc 1,38. San José, Mt 1,24. Santa

Isabel, Lc 1,42-45. Los pastores de Belén, Lc 2,15-20. El anciano Simeón, Lc 2,28-32. Ana, hija de

Fanuel, Lc 2, 38. Los Magos, Mt 2,1-12. Los discípulos en las bodas de Caná, Jn 2,11. Natanael, Jn

1,49. Deseo de fe de Nicodemo, Jn 3,2-10. Simón, Andrés, Santiago y Juan ante la llamada de Jesús,

Mt 4,18-22; Mc 1,16-20; Lc 5,1-11. Mateo el publicano, Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27-28. Fe de Pedro en

la divinidad de Cristo, Mt 16,13-20. Fe de Pedro ante las palabras que anuncian la Eucaristía, Jn 6,68-

70. Fe de Pedro para caminar sobre las olas y posterior falta de fe, Mt 14,28-31. La mujer samaritana,

Jn 4,28-29. Los samaritanos, Jn 4,39-42. Los publicanos y pecadores, Mt 21,31-32. La muchedumbre,

Mt 4,24; Lc, 6,18. La pecadora en casa de Simón, Lc 7,36-50. El leproso samaritano, Lc 17,15-19. El

ciego de nacimiento, Jn 9,36-38. La mujer cananea, Mt 15,21-28; Mc 7,24-30. Marta y María ante la

muerte de su hermano, Jn 11,22-27. Los dos ciegos, Mt 9,27-29. Fe dudosa de muchos habitantes de

Jerusalén en la época de la primera Pascua, Jn 2,23-25.

–Relatos ilustrativos. Fe de Abrahán en la promesa divina, Gn 12; 13,14-18; 15,1-21; 17,1-8. Por su

falta de fe y sus rebeldías contra el Señor, el pueblo israelita no entró en la tierra prometida y tuvo que

vagar por el desierto durante cuarenta años, Nm 14. La viuda de Sarepta ante la petición de Elías, 1Re

17,10-16. El anciano Eleazar, 2M 6,18-31. Los siete hermanos macabeos y su madre, 2M 7,2-41. El

funcionario de Cafarnaum, Jn 4,46-54. El centurión que ruega por su siervo, Mt 8,5-13; Lc 7,2-10. El

paralítico de Cafarnaum y sus amigos, Mt 9,2-8; Mc 2,2-12; Lc 5,17-26. La hemorroísa y Jairo, Mt

9,18-26; Mc 5,21-43; Lc 8,40-56. El padre del niño lunático, Mt 17,14-21; Mc 9,14-29; Lc 9,37-43. La

mujer cananea que ruega por su hija, Mt 15,21-28; Mc 7,24-30. El ciego de Jericó, Mt 20,29-34; Mc

10,46-53; Lc 18,35-43.

42

–Vid. Justificación.

Felicidad

La Virgen es feliz por haber dado a luz al Salvador del mundo, Lc 1,48; 11,27. Y por haber creído

en las promesas divinas, Lc 1,45. Simón Pedro es feliz porque el Padre le reveló que Jesús es el Cristo,

el Hijo de Dios vivo, Mt 16,17. La mayor felicidad según los libros sapienciales, Si 25,1-16.

–Fundamento. Felicidad de Israel, porque ha recibido de Dios la Revelación, mantiene con Él una

Alianza, ha sido elegido, predestinado y salvado, Dt 33,29; Sal 33,12; 65,5; 84,5-6; 89,16; 146,5.

Escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica, Lc 11,28. El justo tiene la certeza de que en las

aflicciones y en el dolor, y especialmente en el martirio, se puede ser feliz, Dn 12,12; 2M 7,36-37.

Todos los requisitos para la felicidad se encuentran recapitulados en las bienaventuranzas, Mt 5,3-12;

Lc 6,20-23. La felicidad, en último término, reside en la comunión con Dios, Sal 73,25-28.

–Quiénes son felices. Los que creen sin haber visto, Jn 20,29. Los que no se escandalizan de Jesús, Lc

7,23; Mt 11,6. Los que han visto a Cristo, Mt 13,16. Los que en período de prueba permanecen

vigilantes, esperando la llegada del Señor, Lc 12,37-38; Ap 16,15. Los siervos fieles y prudentes, Mt

24,46; Lc 12,43. Los que practican la caridad con los necesitados, Lc 14,14. Los que son humildes y

serviciales con sus hermanos, Jn 13,17. Los que han soportado la prueba con generosidad y se han

hecho acreedores a la recompensa divina, St 1,12-25; 5,11; 1P 3,14; 4,14. Los que han recibido el

perdón de sus pecados, Sal 32,1-2. Los que tienen la conciencia tranquila, porque no han pecado con la

lengua, Si 14,1-2; 25,8; 28,19. Quien teme a Dios, le ama, le busca y espera en Él, Sal 2,12; 34,9; 40,5;

84,13; 112,1; Pr 16,20; 28,14; Si 34,15; Is 30,18; Tb 13,14.

–Salmos relacionados. Felicidad del hombre de conducta recta y generosa, Sal 112. Felicidad del

hombre que teme al Señor, Sal 128. Petición del rey al Señor, que salvó a David, para que le proteja a

él y dé prosperidad al pueblo, Sal 144.

–Vid. Alegría, Cielo, Vida eterna.

Fidelidad

–Fidelidad a Dios. Bendiciones divinas a los que son fieles, Dt 28, 1-14.

–Salmos relacionados. Súplica al Señor confiando en su palabra porque en ella se unen la misericordia

y la fidelidad, Sal 85. Petición de ayuda para ser fiel al Señor, Sal 86. Súplica al Señor misericordioso y

fiel a sus promesas que ha abandonado a su Ungido, Sal 89. Amor al Señor y promesa de cumplirle las

promesas, porque Él ha salvado al fiel de la muerte, Sal 116. Felicidad del hombre que teme al Señor,

Sal 128. Oración por el rey recordando las promesas del Señor, Sal 132. Dios abomina del hombre que

es infiel con sus semejantes, Pr 6,12-19.

–Relatos ilustrativos. Esaú vende el derecho de primogenitura a su hermano Jacob por un plato de

lentejas, Gn 25,27-34; 27. Fidelidad de Matatías a la ley de Dios, 1M 2. Ejemplo de fidelidad hasta la

muerte del anciano Eleazar, 2M 6,18-31. La madre y sus siete hijos, que sufren la muerte por su

fidelidad a la ley de Dios, 2M 7. El primer mártir, San Esteban, Hch 7.

–Vid. Alianza, Amor de Dios, Amor de los hombres a Dios, Perseverancia.

43

Fiestas

–Fiesta semanal. El sábado en el Antiguo Testamento, Ex 20,8-11; Dt 5,12-15. Día de gozo, Nm

10,10. Observancia del sábado según la doctrina y el ejemplo del Señor, Mt 23,4; 12,3-12; Mc 1,21;

2,25-27; 6,2; 6,6; Lc 13,10. Para los cristianos es el domingo, día de la resurrección del Señor, Hch

20,7-12; 1Co 16,2; Ap 1,10

–Fiestas anuales. Fiesta judía de la Pascua, Ex 12,1-14.20; Jos 5,10; 2R 23,21; 2Cro 30,1; 35,1; Esd

6,19; Ez 45,21; Jn 2,13-23; 6,4. Paso de la Pascua judía a la Pascua cristiana, Mt 26,17-29; Mc 14,12-

25; Lc 22,1-20; Jn 13,1-30; 1Co 11,23-26. Fiesta judía de Pentecostés, Dt 26,1-11; 2Cro 8,13; 2M

12,32. Pentecostés cristiana, Hch 2,1-41. Fiesta judía de los Tabernáculos, Dt 16,13-15; 31,l0; Esd 3,4;

Ne 8,15-17; 2M 1,9; 10,6; Jn 7,2. Día de la expiación, Lv 23,26-32. Dedicación del Templo, 1M 4,41-

51. Han de celebrarse con verdadera piedad, Is 1,12-15; Jr 6,20; Os 6,6; Am 5,21-22; Mi 6,6-8. Alegría

en las fiestas, SaI 122,1-4.

–Relatos ilustrativos. Institución de la Pascua hebrea y su significado, Ex 12.

–Vid. Culto divino.

Filiación divina

Alumbrada en el Antiguo Testamento, Si 23,1-4; Sb 2,10-20; Ml 2,10. Aparece claramente en el

Nuevo Testamento, Jn 1,12-13; Mt 6,9-18; Lc 11,2; 11,11-13; Ef 1,3-6. Es fruto del bautismo, Jn 3,3-8.

Ga 3,26-29. Somos verdaderamente hijos de Dios, Ga 4,1-5; 2P 1,4; 1Jn 3,1-2. El Espíritu Santo y la

filiación divina, Rm 8,14-17.29; Ga 4,6-7.

–Vid. Gracia, Espíritu Santo, Dios Padre (Paternidad de Dios en general)

Fin del mundo

–Certeza. Profetizado ya en el Antiguo Testamento, Dn 12,1-13; Jl 2,21-3,5; Za 14,1-21. Jesucristo

lo revela a los Apóstoles, Mt 24,4-41; Mc 13,3-37; Lc 21,7-33. Certeza de su llegada, Mt 24,32-35; Mc

13,28-31. La destrucción de Jerusalén es figura del fin del mundo, Mt 24,2-23; Mc 13,4-23; Lc 21,5-

24.

–Señales. Dios no ha querido revelar el tiempo en que sucederá, Mt 24,36-41; Mc 13,32-37; Hch 1,7;

1Ts 5,1-3. Puede ocurrir en cualquier momento, está siempre cerca, 1Jn 2,18; Ap 1,7. Vendrá

súbitamente y los pecadores no tendrán tiempo de arrepentirse, Lc 17,22-37. Es comparado a la siega,

Mt 13,30.39-43.49-50. Antes se predicará el Evangelio en todo el mundo, Mt 24,3.14. Se manifestará el

Anticristo, 2Ts 2,3-11. Habrá una gran apostasía, Mt 24,11-12; Lc 18,8; 2Ts 2,3; 1Tm 4,1; 2Tm 3,1-5;

1Jn 2,18-23. Irá precedido de la conversión de Israel, Rm 11,25-32. Perturbaciones del mundo visible,

Mt 24,7-8. 29-30; Lc 21,25-26; Jl 4,14-16.

–El mundo nuevo. Renovación del mundo, 2P 3,3-13; 1Co 7,31; Rm 8,19-22. Habrá unos cielos nuevos

y una nueva tierra, Is 65,17; 66,22; Ap 20,11; 21,1-5. Después de esto, Cristo entregará el Reino al

Padre y Dios será todo en todas las cosas, 1Co 15,24-28.

–Relatos ilustrativos. Visiones de Daniel, Dn 7-8; 12. Retribución de justos e impíos, cielos nuevos

y tierra nueva, Is 65-66.

–Vid. Jesucristo (segunda venida), Juicio (final).

44

Flaquezas

Tesoro en vasos de barro, 2Co 4,7-12. Dios elige la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes,

1Co 1,27-29; 4,10. Su poder se manifiesta a través de la flaqueza humana, 2Co 12,9-10. La humildad

lleva a gloriarse en la propia flaqueza, 2Co 11,30; 12,5. Con Cristo somos fuertes por el poder de Dios,

2Co 13,4. El Espíritu ayuda nuestra flaqueza, Rm 8,26. Acudir al Señor, Sal 6,3. Los fuertes han de

llevar las flaquezas de los débiles, Rm 15,1. Corregir a los inquietos, alentar a los pusilánimes, acoger a

los flacos, ser sufridos con todos, 1Ts 5,14.

–Relatos ilustrativos. La estatua con cabeza de oro y pies de barro, Dn 2. Curación de un leproso

que reconoce su enfermedad, Mt 8,2-4; Mc 1,40-45; Lc 5,12-16.

–Vid. Fortaleza, Humildad, Pecado.

Fortaleza

–Necesidad. La vida cristiana es lucha, Job 7,1; 1Tm 6,12; 2Tm 2,5. El cristiano es soldado de

Jesucristo, 1Tm 1,18; 2Tm 2,3. El reino de los Cielos se alcanza a viva fuerza, Mt 11,12. Firmeza en la

fe, 1Co 16,13; 2Ts 2,13-17, 2P 3,17. En el trabajo y en el bien, 2Ts 3,6-15. Para cosechar frutos, St 5,7-

11. Mejor que el valiente es el que aguanta, y el que sabe dominarse vale más que el que conquista una

ciudad, Pr 16,32. Serenidad al corregir, Si 20, 1~8.

–Origen sobrenatural. Proviene de Dios, Sal 25,15; Sal 27,14; Sal 31,25; Sal 59,10. El fuerte bien

armado que guarda su casa, Lc 11,21. No temer a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma,

Mt 10,28; Lc 12,4-5. Fortalecerse en la gracia de Cristo Jesús, 2Tm 2,1. Combatir poniendo los ojos en

Cristo, Hb 12,1-3. Con Cristo, cuando parezco débil, entonces soy fuerte, 2Co 12,10.

–Frutos. Los que confían en Yavé renuevan las fuerzas, echan alas como de águila, corren sin cansarse

y caminan sin fatigarse, Is 40,31. Quien persevere hasta el fin, éste se salvará, Mt 10,22; 24,13.

Ejemplo de los santos del Antiguo Testamento, Hb 11. Ejemplo de San Pablo, su fortaleza frente a los

promotores de discordias en Corinto, 1Co 3,17; 4,8-21; 2Co 10,1-17; 11,16-32; 12,1-21; 13.

–Relatos ilustrativos. Sansón se deja seducir por Dalila y pierde la fuerza contra sus enemigos, Jc

16. Fortaleza de la madre y sus siete hijos, que sufren la muerte por fidelidad a la ley de Dios, 2M 7.

–Vid. Frutos, Lucha ascética.

Fraternidad

Muy recomendada en el Nuevo Testamento, Rm 12,10; 1Ts 4,9; Hb 13,1; 1P 1,22; 2,17; 5,9; 2P 1,7.

El hermano ayudado por su hermano es como una ciudad amurallada, Pr 18,19.

–Salmos relacionados. Efectos saludables de la unión fraterna, Sal 133.

–Vid. Amistad, Caridad, Corrección fraterna.

Frutos

Los árboles se conocen por sus frutos, Mt 7,15-16; Lc 6,43. Buscar primero lo que se refiere a Dios,

Mt 6,33; Lc 10,41-42; Jn 6,27; 1Co 10,31. Dependen de la unión con Cristo: parábola de la vid y los

sarmientos, Jn 15,1-8. Dependen de la correspondencia a la gracia de Dios: parábola del sembrador, Mt

13,1-23; Mc 4,1-20; Lc 8,4-15. Morir como el grano de trigo para dar fruto, Jn 12,24. Tener paciencia:

45

parábola del trigo y la cizaña, Mt 13,24-26. Ordinariamente se producen poco a poco: parábola del

grano de mostaza, Mt 13,31-32; levadura que hace fermentar la harina, Mt 13,33. La falta de fruto:

parábola de la viña que dio agrazones, Is 5,1-5; la higuera infructuosa, Lc 13,6-9; la higuera estéril

maldecida por Jesús, Mt 21,18-19. Castigo del rey Baltasar: fue puesto en la balanza y hallado falto de

peso, Dn 5,27.

–Vid. Paciencia.

Generosidad

–Características. A ejemplo de Cristo, que dio su vida por nosotros, 1Jn 3,16. Dar sin esperar nada a

cambio, Lc 14,12-14. Dar gratuitamente lo que gratuitamente se ha recibido, Mt 10,8. Al que tiene, se

le dará más y abundará, Mt 13,12. Hay más dicha en dar que en recibir, Hch 20,35. Dios ama al que da

con alegría, 2Co 9,7. Promesas a los Apóstoles por haber dejado todo y seguido a Jesús, Mt 19,28-30;

Lc 18,28-30. Se recogen frutos a la medida de la generosidad en la siembra, 2Co 9,6-9. El ciento por

uno, Lc 8,8. Tacañería y generosidad, Si 14,3-21.

–Relatos ilustrativos. Los Apóstoles que dejan todas las cosas, Mt 4,20-22; Lc 5,1-11. Zaqueo, Lc

19,8. Las mujeres que sirven al Señor con sus bienes, Lc 8,1-3. La viuda pobre, Mc 12,41-44; Lc 21,1-

4. El joven rico apegado a sus bienes, Mt 19,16-30; Mc 10,17-31; Lc 18,18-30. La mujer que unge los

pies de Jesús, Lc 7,36-50. María de Betania, Mt 26,6-16; Mc 14,3-9; Jn 12,1-11. Los filipenses que

ayudan a San Pablo, Flp 4,10-20.

–Vid. Entrega.

Gloria

–La gloria de Dios. La pregonan los cielos, Sal 19,1-5. Resplandece en el Verbo, Sb 7,25; Jn 1,14;

Col 1,15; Hb 1,3. La cantan los serafines, Is 6,1-4. Se muestra en las obras divinas de Cristo, Jn 11,40-

44. Es incomunicable, Jn 9,24. La gloria del Padre viene del Hijo, Jn 17,1-4. La gloria de Cristo viene

del Padre, Jn 12,28; 17,1-5.21-24. Jesucristo no necesita de la gloria del mundo, Jn 5,41-45. Los

ángeles rinden gloria a Dios por el nacimiento del Salvador, Lc 2,14. Era necesario que el Señor

sufriese para entrar en su gloria, Lc 24,26.46; Hb 2,9. Gloria imperecedera que Cristo adquirió con su

anonadamiento y su obediencia hasta la muerte de cruz, Flp 2,4-9. Nuestro Señor vendrá en su gloria a

juzgar al mundo, Mt 25,31-46.

–Dar gloria a Dios. Que ninguna criatura se gloríe delante de Dios, 1Co 1,29. El que se gloríe, se gloríe en el

Señor, 1Co 1,31; 2Co 10,17; Ga 6,14. Gloriarnos ¿de qué? Lo hemos recibido todo de Dios, 1Co 4,7. La

gloria de este mundo es como la flor del heno, 1P 1,24. Hacer todo para la gloria de Dios, 1Co 10,31. No

fiarse del juicio de los hombres, 1Co 4,3. Si Pablo se gloría de su flaqueza, es para gloria de Dios, 2Co

11,30-33; 12,1-10. No hagamos nada por vanagloria, Flp 2,3. Las buenas obras incitan a los demás a

glorificar a Dios, 1P 2,12. Glorifiquemos a Dios en nuestro cuerpo, 1Co 6,20. Somos vasos de misericordia

preparados para la gloria, Rm 9,23. Buscar sólo la gloria de Dios, 1Co 10,31. Suframos con Jesús para ser

glorificados con Él, Rm 8, 17-30; Col 3,4. La esperanza de la gloria futura da fuerzas, 2Co 4,7-18; 5,1-10.

Gloria de la nueva Jerusalén, Ap 21.

–Salmos relacionados. Alabanza a Dios que manifiesta su gloria en los cielos y en la tierra, Sal 19.

46

Alabanza a Dios que deja oír su voz, Sal 29. Alabanza a Dios creador y providente, Sal 33. Invitación a

la alabanza al Señor porque Él es bueno y salva, y es de sabios refugiarse en Él, Sal 34. Alabanza al

Señor por la belleza de Jerusalén y por la seguridad que ofrece en ella, Sal 48. Alabanza a Dios que

perdona, salva a su pueblo y hace fértil la tierra, Sal 65. Alabanza a Dios por haber salvado al pueblo y

al salmista, Sal 66. Petición de bendiciones divinas para que todas las naciones alaben a Dios, Sal 67.

Canto para celebrar la presencia de Dios en el Templo y su protección a Israel, Sal 68. Reconocimiento

de Dios que salva a Jerusalén y juzga a todos los pueblos, Sal 76. La historia del pueblo reafirma la

confianza en Dios y en la monarquía davídica, Sal 78. Invitación a todas las naciones a alabar al Señor

con un cántico nuevo, Sal 96. Israel, las naciones y la naturaleza son invitados a cantar al Señor, Sal 98.

Invitación a ensalzar al Señor, Rey en Sión, porque Él es santo, Sal 99. Solemne invitación a alabar al

Señor con alegría, Sal 100. Alabanza a Dios por establecer el orden de la creación y la fecundidad de la

tierra, Sal 104. Alabanza al Señor, único Dios verdadero, Sal 115. Alabanza del Dios vivo, Señor de la

naturaleza y Redentor de su pueblo, Sal 135. Letanía de alabanza al Señor, Creador del mundo y

Redentor de Israel, porque es eterna su misericordia, Sal 136. Alabar al Señor en los cielos y en la

tierra, Sal 148. Alabanza al Señor por haber exaltado a su pueblo, Sal 149. Himno conclusivo de

alabanza al Señor, Sal 150.

–Vid. Acciones de gracias, Cielo, Dios, Esperanza, Fin del mundo, Humildad.

Gobierno

–Vid. Autoridad.

Gracia

–Significados de la palabra. Dotes del cuerpo o del alma con que se gana la benevolencia o el favor

de los demás, Ex 3,21; 11,3; Sal 45,3 Pr 1,9; 11,16. Esa misma benevolencia o favor, Gn 30,27; 32,6;

33,8; Lc 1,30; Hch 7,46; Hb 4,16. Los bienes que proceden de esa benevolencia, Rut 2,20; 2S 2,6;

15,20; Pr 4,9. El beneplácito de Dios, del que se deriva la economía de la redención, Rm 4,2-5; 11,5-6;

Ef 1,5-6.12; St 4,6.

–Carácter sobrenatural. Es renovación interior, no algo meramente extrínseco, Am 5,14-15.21; Mi 6,8;

Is 1,18; 66,2; Sal 51; Mt 5,20; 18,3; Lc 17,21; Ef 1,13; 1Jn 3,9. Jesús reprocha a los fariseos la mera

exterioridad de sus prácticas religiosas, Mt 23,23ss. Se compara con la relación nupcial de Dios con el

alma, Os 1-3; Jr 2,1-2; 3,1; Ez 16,8ss. Se concede gratuitamente, Jr 18,6; 17,14; 31,18; Sal 41,5; 80,4;

Ez 16,1-14; Rm 6,4-7; Ef 2,8; 2Co 3,5; 2P 1,4. Respeta la libertad, Rm 1,20-21; 6,12-14. Hay gracias y

dones diferentes, Ef 4,7; Rm 12,3-8. Prepararse para recibirla y cultivarla, Mt 13,18-30; 1Co 4,10-12;

15-18. El aumento de la gracia no es obra nuestra, Mc 4,26-27.

–Necesidad. Dios obra el querer y el obrar, Rm 9,16; Flp 1,29; 2,13; 2Co 3,5. Es fruto de la atracción

del Padre, Jn 6,44. Dios da a todos las gracias necesarias, Mt 5,45; 1Tm 2,3-6. Da su gracia a quien

quiere y puede retirarla por la resistencia de los hombres, Rm 1,24-32; 9,15-29. Sobre todo da su gracia

a los humildes, Lc 18,15-17; 1Co 1,26-29. Con la cooperación del Espíritu Santo, 1Co 12,3. Necesaria

para la salvación, Mt 19,25-26; Mc 10,26-27; Lc 18,26-27; Rm 7,14-23; 11,7. Para estar unidos a

Cristo: como los sarmientos a la vid, Jn 15,5.

47

–Correspondencia a la gracia. Corresponder a la gracia, Za 1,3; Is 1,16-20; Rm 12,9-21; 13; 14; 15,30-

31; 1Ts 5,19. Hacer fructificar las gracias recibidas, Lc 19,2-26; 2Ts 2,16-17. Ser fieles aun a las

gracias más pequeñas, Lc 16,10. Diversa correspondencia a la gracia: parábola del sembrador, Mt 13,1-

23; Mc 4,1-20; Lc 8,12-15. No debe ser estéril sino fructuosa, Rm 5,2; 1Co 15,10; 2P 3,18. Al que

tiene se le dará y al que no tiene, lo poco que parece tener se le quitará, Mt 13,12. Faltas de

correspondencia: parábola de la higuera estéril, Lc 13,6-9; parábola de los viñadores, Lc 20,9-14. Jesús

se lamenta por la falta de correspondencia de los habitantes de Jerusalén, Mt 23,37-39. Gracias que

siguen a la de la fe y que son los medios de la justificación, Rm 5,1-4; 8,1-13.

–Efectos. Concede una participación en la naturaleza divina, 2P 1,4. Convierte a las almas en templo

de Dios, Jn 14,23; Rm 5,5; 8,11; Ga 4,6; 1Co 3,16. Hace justos ante Dios, 1Co 6,11; Ef 4,23. Hace

hijos de Dios, 2S 7,14; Sal 89,27; Jn 1,12-13; Rm 8,14-17; Ga 4,5. Hace participar en la vida de Cristo,

Ga 2,20; 1Co 3,16; Ef 2,21. Hace amigos y hermanos de Cristo, Jn 15,14-15; 20,17; Rm 8,29; Hb 2,11-

12. Da sabiduría e inteligencia para conocer la Voluntad divina, Ef 1,7-9.16-18. Da esperanza y espíritu

de oración, Rm 8,23-27. Transformación del alma por la gracia, 2Co 3,18; 4,6. Es incoación de la vida

eterna, Rm 6,22; Tt 3,5. Da la posibilidad de merecer sobrenaturalmente, 1Co 3,8; 2Tm 4,7-8. Todo es

posible con la gracia de Dios, Flp 4,13.

–Salmos relacionados. El éxito de las obras humanas depende del favor del Señor, Sal 127.

–Vid. Alianza, Alma, Carismas, Filiación divina, Justificación.

Gula

–Vid. Mortificación, Templanza.

Humildad

Necesidad, motivos y frutos

–Necesidad. Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da su gracia, 1P 5,5-6; St 4,6; Sal 138,6. Derribó

del trono a los poderosos y ensalzó a los humildes, Lc 1,52. No desprecia un corazón contrito y humillado, Sal

51,19. Portarse de manera digna del estado a que hemos sido llamados, con toda humildad, Ef 4,1-2. Revestirse de

entrañas de compasión, de benignidad, de humildad, Col 3,12. Cuál debe ser la humildad de los apóstoles, Mt

20,25-29; Mc 10,42-45; Lc 22,24-30. Somos siervos inútiles, Lc 17,10. Ha de acompañar las buenas obras, la

oración y el ayuno, Mt 6,1-18. La fe debe ser humilde, 1Co 14,36. La humildad es una forma de la caridad, 1Co

13,4-5. Humildad de espíritu y de corazón, Rm 12,16. Humildad ante las autoridades, Rm 13,1-7. Ventajas de la

humildad, Si 3,19-32. Honra y deshonra, Si 10,23-11,6.

–Motivos. Porque todo lo bueno lo hemos recibido de Dios, 1Co 4,7. Porque somos pecadores, Rm 3,9-

23; 7,13-24; 1Co 6,9-11. Para ser instrumentos en manos de Dios, 1Co 1,26-31; 3,4-9. Para que Cristo

crezca en nosotros, Jn 3,30. Para imitar al Señor, Mt 11,28-30; 1Co 3,18-23. Por ser miembros del

cuerpo místico de Jesucristo y necesitados los unos de los otros, 1Co 12,12-30.

–Frutos. Ventajas naturales y sobrenaturales de la humildad, Lc 14,8-14. Con la humildad llega la

sabiduría, Pr 11,2. La oración del humilde traspasa las nubes, Si 35,21. Quien se ensalzare será

humillado, y quien se humillare será ensalzado, Mt 23,12; St 4,10. Parábola del fariseo y del

publicano: diverso resultado de la oración humilde y de la oración soberbia, Lc 18,9-14. La humildad

48

evita el juzgar a los demás, Mt 7,1-5. Da la ciencia de las cosas del cielo, Mt 11,25; Lc 10,21. Sin esta

virtud no se puede entrar en el cielo, Mt 18,1-5; Mc 9,32-37; Lc 9,46-48. San Pablo llega a identificar

tan completamente su voluntad con la de Dios, que ya no vive, es Jesucristo quien vive en él, Ga 2,20.

Ejemplos de humildad

–De Cristo y la Virgen. Cristo se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz, Flp

2,5-8. Maestro de mansedumbre y humilde de corazón, Mt 11,29. Lavatorio de los pies en la última Cena, Jn 13,1-

17. Maldiciones contra los orgullosos, Mt 23. Jesús enseña a Pedro la verdadera humildad, Mt 16,23; Mc 8,33.

Humildad de María en la Anunciación, Lc 1,38. En la Visitación: el Magnificat, Lc 1,46-55.

–Otros ejemplos. Juan el Bautista, Mt 3,11. La mujer cananea, Mt 15,27; Mc 7,28. El centurión de

Cafarnaum, Mt 8,8-9; Lc 7,6-8. Pedro al realizar un milagro, Hch 3,12. Al recibir una reprensión de

San Pablo, Ga 2,11. San Pablo se reconoce pecador, Rm 3,7. Esa humildad no le impide ver el bien que

Dios hace por medio de él, 1Co 15,10. No le quita su dignidad de Apóstol, 2Co 3,4-6; 11,7ss. No le

impide dar a conocer las gracias recibidas de Dios, cuando lo ve útil para el apostolado, 2Co 12,1-13.

No le impide ser enérgico, 2Co 13. Ni reprender al mismo Pedro cuando es necesario, Ga 2,11.

–Salmos relacionados. Alabanza al Señor que se abaja desde el cielo para exaltar al desvalido, Sal 113.

–Relatos ilustrativos. Dios utiliza instrumentos desproporcionados, como la burra de Balaam, para

que se cumplan sus designios, Nm 22,22-35. Comportamiento de Juan Bautista preparando el camino

de Cristo, Mt 3; Mc 1; Lc 3; Jn 1,19-34; 3,22-36. Parábola de los primeros puestos, Lc 14,7-11.

Parábola del fariseo y del publicano, Lc 18,9-14.

–Vid. Flaquezas.

Iglesia

Institución divina

–Fundación por Jesucristo. Ilustra su naturaleza mediante las parábolas del reino de los cielos, Mt

13. Escoge doce Apóstoles como fundamento de la sociedad que quiere fundar, Mt 10,1-4; Mc 3,13-19;

Lc 6,13-16. Promete a Pedro que sobre él edificará la Iglesia, Mt 16,16-20. Promete a los Doce la

potestad en la Iglesia, Mt 18,18. Instituye la Eucaristía y el Orden sagrado en la Última Cena, Lc 22,17-

20; 1Co 11,23-26. Nacimiento de la Iglesia en la cruz, simbolizada por la sangre y el agua que manan

del costado de Cristo, Jn 19,33-37. Tras resucitar, comunica a los Apóstoles el poder de perdonar los

pecados, Jn 20,21-23. Entrega a San Pedro la potestad suprema con el encargo de apacentar a sus

ovejas, Jn 21,15-17. Da a los doce Apóstoles poder para predicar con autoridad, Mt 28,18-19; Mc

16,15-20. Los envía a enseñar y bautizar a todas las naciones, Mt 28,19-20; Mc 16,15-16. Les promete

estar siempre con ellos, Mt 28,20. Les asegura el envío del Espíritu Santo, Lc 24,49; Jn 14,16-17. En

Pentecostés, la Iglesia se manifiesta públicamente al mundo, Hch 2.

–Difusión. Desarrollo de la Iglesia en Jerusalén, Hch 2,41; 4,4. Elección de los siete diáconos, Hch 6,1-

7. Propagación en Judea, Hch 8,1-4. En Samaria, Hch 8,12-25. En las comarcas limítrofes, Hch 8,40;

9,32; 10,48; 11,18. Fundación de la Iglesia de Antioquía, Hch 11,19-30.

Nombres de la Iglesia

49

–Cuerpo místico de Cristo. Revelado a San Pa­blo en el camino de Damasco, Hch 9,1-9; 22,6-11;

26,12-18. Todos los cristianos son miembros del único cuerpo de Cristo, Rm 12,4-5; 1Co 12,12-31; Ef

4,4; Col 3,15. Cristo es la cabeza del cuerpo de la Iglesia, Col 1,18; Ef 1,15-23. Unión a la cabeza

como los sarmientos a la vid, Jn 15,1-8. El mismo Espíritu, que obra todas las cosas, es el que mora en

la Iglesia, 1Co 12,4-6. El cuerpo místico crece y se perfecciona por la caridad, Ef 4,15-16.

–Otros nombres. Iglesia o convocación de los llamados, Mt 16,18; Hch 20,28. Estaba prefigurada en el

antiguo pueblo de Israel en cuanto asamblea convocada ante el Señor, Nm 20,4; Dt 23,1-4; Ne 13,1-3.

Nuevo pueblo de Dios, Jr 31,31-34; 1P 2,9-10; Ap 7,9-17. Esposa de Cristo, Ef 5,22-32. Campo de

Dios, 1Co 3,4-9; Mt 21,33-34. Casa o templo de Dios, 1Co 3,9-17; Ef 2,19-22; 1Tm 3,14-15; 2Tm

2,19-21, 1P 2,5. Redil de Cristo, Jn 10,1-10; 1P 5,2-4.

–Vid. Reino de Dios.

Notas y propiedades

–Unidad. Jesucristo fundó una sola Iglesia, edificada sobre la roca que es Pedro, Mt 16,18-19.

Quiere que constituya un solo rebaño bajo un solo pastor, Jn 10,16. Pide a su Padre la unidad para la

Iglesia, Jn 17,21-23. Todos hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo,

ya sean judíos o griegos, esclavos o libres, 1Co 12,13. No hay más que un solo cuerpo y un solo

Espíritu, una fe, un bautismo, Ef 3,3-6. Conservar la unidad de espíritu, Ef 4,1-15.

–Santidad. Dios nos ha colmado en Cristo de toda suerte de bendiciones espirituales para ser santos, Ef

1,3-4. Jesús pide a su Padre que santifique a los suyos, Jn 17,17. Se dio a sí mismo por nosotros, para

redimirnos de todo pecado, Tt 2,14. Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella para santificarla, Ef

5,25-26. Es santa, sin mancha ni arruga, Ef 5,27.

–Catolicidad. Isaías profetiza que a la nueva Jerusalén, figura de la Iglesia, llegarán gentes de todas las

naciones, Is 60,1-22. Cristo vino a ilu­minar a todos los pueblos, Lc 2,31-32. Mandó predicar el Evangelio a

todas las gentes, Mt 28,19; Mc 16,15-20; Lc 24,47; Hch 1,8. El Evangelio ha de ser predicado a todas las

naciones antes del fin del mundo, Mt 24,14; Mc 13,10. En toda la tierra resonó la voz de los Apóstoles, Rm

10,18. El Evangelio se propaga en todo el mundo, donde fructifica y va creciendo, Col 1,6. En la Iglesia no

hay distinción por razones de raza, de sexo, de condición, Ga 3,26-29. Reúne a judíos y gentiles en un solo

cuerpo, Ef 2,14-18. La conversión de Cornelio por obra de San Pedro abre la puerta de la Iglesia a los

gentiles, Hch 11,1-30. San Pablo defiende esta catolicidad, Ga 2,11-16. El Concilio de Jerusalén sanciona la

plena apertura de la Iglesia a los gentiles, Hch 15,22-29.

–Apostolicidad. Los Apóstoles, encargados de la predicación del Evangelio, Mt 10,15-42; Mc 6,7-12;

16,15; Lc 9,1-6. Deben instruir y bautizar a todas las gentes, Mt 28,19-20. Predicación de los

Apóstoles, Hch 5,42. Veneración que les muestra el pueblo, Hch 5,13-16. Dan a conocer su misión de

predicar y orar, Hch 6,4. Los cristianos están edificados sobre el fundamento de los Apóstoles, Ef 2,20.

La Jerusalén celestial, la Iglesia, tiene doce cimientos, que llevan escritos los nombres de los doce

Apóstoles, Ap 21,14.

Miembros de la Iglesia

–Fieles en general. Son piedras vivas de la Iglesia, 1P 2,4-8; 1Co 3,12-14. Distintas funciones en el

cuerpo, 1Co 12,14-30; Ef 4,7-11. Necesitan los unos de los otros, 1Co 12,25. No están bajo la ley de

Moisés, Ga 4,21-3l. Sufrir por la Iglesia en unión con Nuestro Señor, Col 1,24. Respeto y veneración

50

debida a los ministros de la Iglesia, 1Ts 5,12-13; Hb 13,7.17. Someterse a las enseñanzas de la Iglesia,

1Jn 4,1-6.

–Ministros sagrados. Cualidades que han de po­seer, 1Tm 3; Tt 1. De­recho a vivir del Evangelio, 1Co

9,9-14. Los cristianos tienen el deber de proveer a las necesidades del clero, 1Co 9,1-9.

–Salmos relacionados (en cuanto que la Jerusalén celestial es figura de la Iglesia). Alabanza al Señor

por la belleza de Jerusalén y por la seguridad que ofrece en ella, Sal 48. Canto a Jerusalén ciudad de

Dios y madre, Sal 87. Alegría de llegar a Jerusalén, la ciudad santa, a la que se desea la paz, Sal 122.

–Vid. Orden sagrado, Reino de Dios.

Infancia espiritual

Hacerse como niños, Mt 18,1-14; 19,13-15; Mc 10,13-16; Lc 9,46-50; 10,21-24; 18,15-17. Apetecer

la leche del Espíritu 1P 2,1-3. Dios revela sus misterios a los que se hacen como niños, Mt 11,25-27;

Lc 10,21-24.

–Salmos relacionados. Confianza filial en el Señor, Sal 131.

Infierno

–Misericordia divina y condenación eterna. Dios quiere usar misericordia con todos, Rm 9,14-16;

11,32. Respeta la libertad y deja endurecerse a quien quiere, Rm 9,18. Tiene paciencia, Rm 2,4-7. Pero

prepara vasos de ira para los que se pierden, Rm 9,19-33. Todos los hombres tienen ante sí su salvación

eterna y su condenación, entre las que pueden escoger, Si 15,15-18; 1Co 9,27. La situación de castigo

eterno es el infierno, Nm 16,30-33; Jdt 16,17; Job 10,20-21; Is 33,14; 66,24; Mt 5,22; 8,12; 13,40-42;

25,41.46; Jn 3,36; 5,29; Rm 2,7-9; Hb 10,26.31; 2P 2,9-17; Jds 6-7.12-13; Ap 14,9-11; 20,13-15.

Ancha es la puerta y espaciosa la senda que lleva a la perdición, Mt 7,13; Job 24,19. El pensamiento

del infierno ayuda a no pecar, Si 7,18-19; Mt 10,28; Lc 12,4-5.

–Castigo del pecado mortal personal. San Pablo enseña que hay pecados que merecen la

condenación eterna, si el hombre no se arrepiente, 1Co 6,9-10; Ga 5,18-21; 1Tm 1,9-11. Lo

mismo el Apocalipsis, Ap 21,8. En especial, el Nuevo Testamento enumera la apostasía, Ap 14,9-

11; el escándalo, Mc 9,42-43; la desobediencia al Evangelio, 2Ts 1,8-9; la hipocresía, Mt 24,51; la

pereza de los que no sacan fruto a los dones recibidos de Dios, Mt 25,14-30; la imprudencia de las

vírgenes necias que no se proveen del aceite de las buenas obras, Mt 25,1-13; la avaricia de los

que se despreocupan de los pobres, Lc 16,19-31; la ausencia de obras de caridad con el prójimo,

Mt 25,31-46. En resumen: es preciso vestir el traje de bodas (la vestidura de la gracia) para entrar

en el banquete que Dios prepara a los elegidos, Mt 22,11-14.

–Penas y eternidad. La principal pena es la lejanía de Dios, Mt 25,10-12. 41; Lc 16,26; 2Ts 1,9; Ap

22,15. Dios esconde su rostro, Dt 31,17. También hay una pena de sentido, que se compara a un fuego,

Mt 3,10-12; 13,30.40.42.49-50; Lc 3,9-17. Un lago de fuego y azufre, Ap 19,20; 20,9-10. 14-15. Fuego

inextinguible, gusano que no muere, Mc 9,43-46; Is 66,24. Tinieblas, llanto y crujir de dientes, Mt

8,12; 22,13; Job 10,22. Esta pena es de diversa intensidad, según los pecados cometidos, Sb 6,6-7; Mt

10,15; Ap 18,6-7. Duración eterna, Mt 3,12; 25,46; Mc 9,47-48; Ap 14,11; 20,10. El Apocalipsis lo

llama “segunda muerte”, Ap 20,14; 21,8.

51

Ira

–Vid. Caridad, Mansedumbre, Paciencia.

Jerarquía eclesiástica

–Vid. Iglesia (miembros), Orden sagrado.

Jesucristo

Dios y hombre verdadero

–Verdadero Dios. Es el Verbo eterno que se encarna en la plenitud de los tiempos, Jn 1,1-18; Ga

4,4-6; 1Jn 1,1-4; 4,14-16. Se declara a sí mismo Hijo de Dios, Jn 3,16-17; 7,33; 10,36; 16,5.28; 17,8;

Mt 26,63ss. Identidad sustancial con el Padre, Jn 5,17; 8,16.29; 10,30-33; 14,10; 16,32; 1Jn 2,21-24;

Ap 19,13. Reconocido Hijo de Dios por el mismo Padre, Mt 3,17; 17,5; Mc 1,11; 9,7; Lc 3,22; 9,35.

Confesión de San Pedro, Mt 16,16. Reconocimiento de los discípulos, Mt 14,33. Del centurión en el

Calvario, Mt 27,54; Mc 15,39. Su divinidad se manifiesta en la resurrección, Rm 1,4. Principales textos

de San Pablo, Rm 1,1-4; 9,5; Col 1,15-19; Ef 1,4; Flp 2,5-11; Hb 1,1-3; Tt 2,13. Anunciado entre

sombras en el Antiguo Testamento, sobre todo en los textos que hablan de la Sabiduría divina, Pr

8,22ss; Si 24,5ss; Sb 9,1; 18,14ss.

–Verdadero hombre. Es el Hijo de Dios venido en la carne, Jn 1,14; 1Jn 4,1-3. 9-10. Lo muestra su

genealogía humana, Mt 1,1-16; Lc 3,23ss. Predestinación, como hombre, para ser el Hijo de Dios,

Rm,1,4. Su concepción y nacimiento, Mt 1,18ss; Lc 1,26ss; 2,21. Tiene sentimientos humanos como

tristeza, alegría, miedo, lágrimas, Mt 26,38; Mc 14,33-34; Lc 22,41ss; Jn 11,15.33ss. Semejante en

todo a nosotros excepto en el pecado, Hb 4,15. Tras la resurrección, su cuerpo sigue siendo humano, Lc

24,39.

–Profecías y señales mesiánicas. Redentor prometido tras el pecado original, Gn 3,14ss. Promesas

hechas a Abrahán, Gn 12,1-3. Vaticinio de Jacob, Gn 49,1ss. Profecía de Balaam, Nm 24,17. Nacerá de

la estirpe de David y tendrá un reino eterno, 2S 7,8-15; Lc 1,31-33. Nacerá de una virgen y se llamará

Enmanuel, Dios con nosotros, Is 7,14; Mt 1,22-23. Se anuncia su nacimiento en Belén, Mi 5,2; Mt 2,5-

6. Se profetiza su entrada en el templo, Ml 3,1; Lc 2,22-28. Por su causa habrá luto en Belén, Jr 31,15;

Mt 2,16-18. Será llamado “Nazareno”, Is 11,1; Mt 2,23. Luz que iluminará al pueblo que anda en

tinieblas, Is 9,1-3; Mt 4,13-16. Irá precedido por un mensajero que le preparará el camino, Is 40,3-5;

Mt 3,2; Mc 1,1-8; Lc 3,4-6. Sobre Él reposará el Espíritu del Señor, Is 11,1-3; 61,1-2; Lc 4,17-21.

Siervo de Yavé, manso y humilde, que llevará el derecho y la salvación a las naciones, Is 42,1-7; 49, 1-

9; Mt 12,15-21. Señales de los tiempos mesiánicos que Jesús se aplica a sí mismo respondiendo a una

pregunta del Bautista, Is 35,4-6; 61,1-3; Lc 7,19-23. Entrada triunfal en Jerusalén a lomos de un

borrico, Za 9,9; Mt 21,1-6. Abandono por parte de Dios en la Pasión, Sal 22,2-3; Mt 26,38-44; Lc

22,39-46. Sufrimientos del justo afrentado por todos, Sal 69,2-22; Mt 27,48-49; Mc 15,36-37; Lc

23,36. Es el Siervo de Yavé que carga con los pecados de los hombres y ofrece un sacrificio de

expiación, Is 52,13-53,12; Lc 2,32-34. Hace suyos en la Cruz los sentimientos del justo acosado por sus

enemigos, que espera y proclama la salvación de Dios, Sal 22; Mt 27,45-46; Mc 15,34-35; Jn 19,23-24.

52

No experimentará la corrupción del sepulcro, Sal 16,8-11; Hch 2,31-32. Su exaltación al cielo, Sal

110,1-8; Hch 2,33-35. Lleva consigo a los cautivos liberados, Sal 68,19; Ef 4,8. Su sacerdocio eterno,

Sal 110,4; Hb 5,5-6. Su reinado, Sal 2,7-9; 110,1.5-7; Mt 22,42-45; Hch 2,29-30. Es el hijo del hombre

al que Dios concede todo el poder, Dn 7,13-14. Cristo se aplica con frecuencia a sí mismo este título,

Mt 17,12; 25,31ss.

–Salmos relacionados. Dios cumple sus designios estableciendo a su Ungido, Sal 2. Oración por el

rey, Sal 20. Oración confiada de un justo acosado por sus enemigos, que espera y proclama la salvación

de Dios, Sal 22. Alabanzas al ungido y a su esposa el día de sus nupcias, Sal 45. Súplica al Dios

salvador de un hombre en desgracia, piadoso y afrentado por todos, Sal 69. Oración por el rey y su

reinado para que con ellos lleguen todos los bienes, Sal 72. El Señor otorga al rey dignidad divina y

sacerdotal, Sal 110. Oración por el rey recordando las promesas del Señor, Sal 132.

Mediador entre Dios y los hombres

–Mediación única. Es mediador por su humanidad unida a la divinidad, 1Tm 2,5. Hb 9,15; 12,24.

Vid a la que los sarmientos han de estar unidos, Jn 15,1-9. Cabeza del cuerpo místico de la Iglesia, 1Co

1,4-9.30; 6,15-17; Rm 6,3ss; Ga 3,26-29; Ef 4,4-6. Redentor universal, Mt 20,28; 26,28; Jn 1,29; 12,32;

Rm 3,21-26; Ga 4,4; 1Co 15,22; 1Tm 1,15. Siervo de Yavé que lleva los pecados de todos, Is 52,13-

53,12. Anuncia su exaltación en la Cruz, donde será alzado como la serpiente de bronce en el desierto,

para atraer a sí todas las cosas, Jn 3,14-15; 12,32-34; Nm 21,4-9. Nos ha redimido por su encarnación,

pasión y muerte, Rm 8,3; Flp 2,5ss; 2Co 4,11ss; 5,21; Ga 2,19ss; Col 1,20ss; Ef 1,7; 1P 1,18-20;

2,21ss. Sólo por Él se puede alcanzar la salvación, Jn 17,21; Hch 4,7-12; 1Co 12,3.

–Oficio profético. Profeta anunciado en el Antiguo Testamento, Dt 18,18; Is 42,3ss. Se llama a sí

mismo Maestro, Mt 23,10; Jn 13,13. Vino para predicar el Evangelio y enseñar la verdad, Mc 1,38; Jn

18,34-37. Nos dio a conocer al verdadero Dios, 1Jn 5,20. Manifestó el nombre de Dios a sus discípulos,

Jn 17,6. Su doctrina es la de su Padre, Jn 7,16. Tiene palabras de vida eterna, Jn 6,69. Busca sólo la

gloria del Padre, Jn 7,16-18. Vino sobre todo para evangelizar a los pobres, Mt 11,5; Lc 4,18. Enseñó el

camino de Dios según la pura verdad, Lc 20,21. Sus palabras son espíritu y vida, Jn 6,63. Enseñó con

sus palabras y con sus obras, Jn 13,15; Hch 1,1. En las sinagogas, Lc 4,15. En las ciudades y aldeas, Mt

9,35. Sus oyentes admiraban su doctrina, Lc 4,22. Habla de muchas cosas por medio de parábolas, Mt

13,3. Jamás hombre alguno habló como Él, Jn 7,46. Su palabra nos hará libres, si la ponemos en

práctica, Jn 8,31-32. Su Evangelio es la espada que separa a los fieles de los demás hombres, Mt 10,34.

–Oficio sacerdotal. Sumo sacerdote constituido por Dios Padre, Hb 5,1-10. Según el or­den de

Melqui­se­dec, Gn 14,16-20; Sal 110; Hb 5,10; 7,1-3. Superior al sacerdocio levítico, Hb 7,4-19. Desde

el momento de la encarnación se ofrece a Dios Padre en sacrificio, Hb 10,5-7. Sacerdote y Víctima al

mismo tiempo, Hb 8,1-13; 9,13-28. Sacerdocio eterno que perdura en el Cielo, Hb 7,20-28; 9,11-12.

Hace partícipes de su sacerdocio a todos los cristianos mediante el sacerdocio común de los fieles, 1P

2,4-10; Ap 1,4-6; 5,9-10; 20,6. Este sacerdocio común existió ya en el Antiguo Testamento, Ex 19,6.

Instituye además un sacerdocio ministerial o jerárquico en la Última Cena y lo transmite a los

Apóstoles y a sus sucesores, Lc 22,19; 1Co 11,23-27.

–Oficio real. Profetizado en el Antiguo Testamento, Sal 2; 45,2-10; 72,2-20; 88; 110; Is 9,6ss; Jr 23,5;

Dn 2,44. Promesa de Dios a David: de su descendencia saldrá un rey eterno, 2S 7,12-14. Lo confirma

53

el arcángel Gabriel a María en la Anunciación, Lc 1,31-33. Es reconocido por los magos, Mt 2,1-12. Es

superior a David, Mt 22, 41-44. Prepara el reino a sus discípulos, Lc 22,29-30. Es rey por naturaleza,

Col 1,15-19; 1Co 15,24-25. Confiesa su realeza ante Pilato, Jn 18,33-37; Lc 23,3. Figura en el título de

la cruz, Jn 19,19-22. Es rey también por derecho de conquista en la cruz, Col 1,19-23; 1Co 6,20; 1P

1,18-19. Es reconocido por el buen ladrón, Lc 23,43. Se muestra así en el Cielo, Ap 19,13-16. Su reino

no es de este mundo, Jn 18,33-36. Es principalmente espiritual, se desarrolla en las almas, Lc 17,20-21.

Como verdadero Rey, goza de la potestad legislativa, Is 33,22; Mt 28,18. También del poder ejecutivo

y judicial, Jr 23,5; Sal 72; Mc 16,16; Jn 5,22ss; Hch 10,42. Este poder se manifestará sobre todo en el

juicio final, Mt 25,31ss.

–Vid. Buen Pastor, Juicio (final), Reino de Dios.

Vida de Jesucristo

–Encarnación y vida oculta. Genealogía, Mt 1,1-17; Lc 3,23-38. Concepción virginal, Lc 2,1-26;

Mt 1,18-25. Nacimiento y adoración de los pastores, Lc 2,1-20. Circuncisión y presentación en el

templo, Lc 2,21-38. Adoración de los magos, Mt 2,1-12; Huida a Egipto y vuelta a Nazaret, Mt 2,13-

23. Viaje a Jerusalén a los doce años, Lc 2,41-50. Vida ordinaria en Nazaret, Mt 2,23; 13,53-58; Lc

2,39-40.51-52.

–Vida pública. Bautismo en el Jordán, Mt 3,13-16; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22. Ayuno y tentaciones en el

desierto, Mt 4,1-11; Mc 1,12-13; Lc 4,1-13. Comienzo del ministerio público, Mt 4,12-17; Mc 1,14-15;

Lc 4,14-15. Sermón de la montaña, Mt 5-7. Las bienaventuranzas, Mt 5,1-12; Lc 6,20-26.

–Pasión y muerte. Última Cena, Mt 26,1-35; Mc 14,12-31; Lc 22,1-38; Jn 13-17. Agonía en el huerto,

Mt 26,36-46; Mc 14,32-42; Lc 22,39-46. Prendimiento y proceso, Mt 26,47-27,26; Mc 14,43-15,15; Lc

22,47-23,25; Jn 18,1-19,16. Tormentos, crucifixión y muerte, Mt 27,27-56; Mc 15,16-41; Lc 23,26-49;

Jn 19,17-37. Sepultura, Mt 27,57-66; Mc 15,42-47; Lc 23,50-56; Jn 19,31-42.

–Vida gloriosa. Resurrección y primeras apariciones, Mt 28,1-15; Mc 16,1-12; Lc 24,1-12; Jn 20,1-30.

Los discípulos de Emaús, Lc 24,13-35. Aparición y pesca milagrosa junto al lago de Tiberiades, Jn 21.

Últimos momentos en la tierra y ascensión al cielo, Mt 28,16-20; Mc 16,14-20; Lc 24,36-53; Hch 1,1-

11.

–Segunda venida. Volverá gloriosamente al fin de los tiempos, Mt 16,27; Mc 8,38; Lc 9,26; Hch 1,11.

3,20-21; 1P 4,13; 2P 3,1-16; 1Ts 4,15-18; 1Co 4,5; Hb 1,6; St 5,8. Vendrá como juez universal, Mt

25,31; Mc 13,26; Lc 21,27.

–Vid. Fin del mundo, Milagros, Parábolas, Resurrección de los muertos.

Algunos aspectos de su vida

–Profecías hechas por Jesús. Su muerte y resurrección, Mt 16,21; 17,21-22; 20,17-19; 26,1-2.32;

Mc 8,30-39; 9,29-31; 10, 32-34; Lc 9,44-45; 18,31-34; Jn 2,19. Destrucción de Jerusalén y fin del

mundo, Mt 24,1-35; Mc 13,1-31; Lc 21,5-32. Traición de Judas, Mt 26,21-25. Negaciones de Pedro,

Mt 26,33-35; Mc 14,29-31; Lc 22,31-34; Jn 13,36-38. Sufrimientos futuros de los Apóstoles, Mt 10,16-

25; 20,23; Mc 10,39; Jn 15,18-20; 16,1-5.31-32. Perennidad e indestructibilidad de la Iglesia, Mt 16,18.

Predicación del Evangelio en todo el mundo, Mt 26,13; Mc 14,9. Universalidad del culto cristiano, Jn

4,21. Se cumplirán todas sus palabras, Mt 5,18.

–Unión con Dios Padre. Vive por el Padre, Jn 5,26-27; 6,58. Está en el Padre y el Padre en Él; por eso,

54

quien le ve a Él, ve también al Padre, Jn 14,9-10.20. Hace siempre lo que es deseo del Padre, Jn 14,31.

Juzga según oye al Padre, por eso su juicio es justo, Jn 5,30. Está siempre con el Padre y hace siempre

lo que agrada al Padre, Jn 8,29.

–Vida de oración. Se retiraba con frecuencia a lugares solitarios para orar, Mt 26,36; 14,23; Mc 1,35;

Lc 5,16; 9,18; 11,1. Elevaba su oración a Dios en los momentos más importantes: antes de elegir a los

Apóstoles, Lc 6,12; antes de la multiplicación de los panes, Jn 6,11; Mt 14,19; al resucitar a Lázaro, Jn

11,41,42; al instituir la Eucaristía, Mc 14,23; Lc 22,19. Ora con perseverancia durante la agonía en el

huerto, Lc 22,40-45.

–Sentimientos interiores. Entra en el mundo para cumplir la voluntad del Padre, Hb 10,5-10. Se

anonada tomando forma de siervo, Flp 2,5-11. No viene a ser servido, sino a servir y dar su vida por la

redención de los hombres, Mt 20,28. Es modelo de mansedumbre y humildad, Mt 11,29. Nos ama

como el Padre le ama a Él y pide correspondencia, Jn 15,9. Nos amó hasta el extremo, Jn 13,1. Hasta

dar su vida por nosotros, Jn 15,13. Quiere que nos amemos mutuamente como Él nos ha amado, Jn

13,34. Llama amigos a sus discípulos, como prueba de amor, Jn 15,15. Lázaro, Marta y María, amigos

de Jesús, Jn 11,11-44. Al mismo Judas le llama amigo, Mt 26,49-50. Llora sobre Jerusalén, Lc 19,41.

–Trato con los pecadores. Ha venido para salvar a las ovejas perdidas de la casa de Israel, Mt 15,24.

No ha venido por los justos, sino por los pecadores, Mt 9,13; Mc 11,17; Lc 5,30-32. Alegría en el cielo

por la conversión de un pecador, Lc 15,7. Parábolas sobre el perdón de los pecadores: la oveja perdida,

Mt 18,12-14; Lc 15,3-7; la dracma perdida, Lc 15,8-10; el hijo pródigo, Lc 15,11-31. Otorga el perdón

a la Samaritana, Jn 4,7-29. Al paralítico de Cafarnaum, Mc 11,5-11. A la pecadora arrepentida, Lc

7,37-50. A la mujer adúltera, Jn 8,3-11. A Zaqueo, Lc 19,1-10. A Pedro después de las negaciones, Lc

22,61. A sus verdugos, Lc 23,34. Al buen ladrón, Lc 23,42-43.

–Trato con los afligidos y enfermos. Se compadece de las turbas que yacen como ovejas sin pastor, Mt

9,35-37; 14,16; 15,32; Mc 6,34; Lc 10,2; de Jairo, cuya hija acaba de morir, Mt 9,18-26; Mc 5,22-43;

Lc 8,41-46; de la viuda de Naim, Lc 7,11-17; de Marta y María, y resucita a Lázaro, Jn 11,20-37. Se

olvida de sí mismo, y dice a unas mujeres que no lloren por Él, Lc 23,28. Llama a los afligidos y a los

que andan agobiados con trabajos y cargas, Mt 11,28.

–Trato con los pobres. Modelo de pobreza, 2Co 8,9. Pobreza de los Apóstoles, 1Co 4,11-13; 9,12-13; 2

Co 11,27. El Señor y los Apóstoles padecen hambre, Mt 12,1; 21,19. No tenían dinero para pagar los

impuestos, Mt 17,23-26. Bienaventurados los pobres, Mt 5,3; St 2,3. Se gloría de evangelizar a los

pobres, Mt 11,5; Lc 4,18. No quiere la inquietud por el día de mañana, Mt 6,25-34.

–Trato con los ricos. Nicodemo se entrevista con Jesús, Jn 3,1-29. Jesús se hospeda en casa de Zaqueo,

Lc 19,1-10. Jesús arroja del Templo por dos veces a los mercaderes que intentaban enriquecerse, Jn

2,13-25; Mt 21,12-17; Mc 11,15-19; Lc 19,45-48. Nicodemo y José de Arimatea se declaran discípulos

de Jesús y ungen su cuerpo, Mt 27,57-60. El primer anatema de Jesús fue contra los malos ricos, Lc

6,24-25; St 5,1-7. El rico de la parábola se condenó por haber empleado mal sus bienes, Lc 16,19-31.

–Vid. Apóstoles, Bienaventuranzas, Desprendimiento, Discípulos, Eucaristía, Iglesia, Milagros, Orden

sagrado, Parábolas, Reino de Dios.

Juan Bautista

55

Anunciación a Zacarías en el templo, Lc 1, 4-25. Santificado en el seno materno por la Visitación de

la Virgen a Isabel, Lc 1,39-45. Nacimiento y prodigios, Lc 1,57-80. Predicación en el Jordán, Mt 3,1-

12; Mc 1,8; Lc 3,1-14. Bautiza a Cristo y da testimonio de Él, Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,15-22; Jn

1,15-42. Le envía una embajada desde la cárcel, Mt 11,2-6, Es alabado por Cristo, Mt 11,7-15. Su

martirio, Mt 14,1-12; Mc 6,14-29; Lc 9,7-9. Es figura de Elías, Mt 17,10-13; Mc 9,12-13.

Juicio

–Juicio particular. Tiene lugar inmediatamente después de la muerte, Hb 9,27. Fija definitivamente la

suerte eterna del alma: como el árbol que cae en un sitio, ahí se queda, Qo 11,3. Lleva consigo el premio o el

castigo, Lc 16,22; 23,43; 1Ts 5,9-10; Rm 14,10-12; 2Co 5,1-10; 2Tm 4,6-8; Ap 14,13; 20,4-6. Juicio

riguroso de quienes rechazan la verdad conocida, Mt 11,20-24; Hb 10,26-31. De los que escandalizan a los

pequeños, Mt 18,6-9; Mc 9,42. De quienes abusan de la autoridad recibida, Is 10,1-4; Sb 6,1-7. De quienes,

conociéndolo, no cumplieron su deber, Lc 12,47-48. Hacer frecuente memoria del juicio, Si 11,27-28

–Juicio final. Anunciado por los profetas, Sal 98,8-9; Is 13,9-13; 24,1-3; 66,15-18; Jl 2,1-2; 4,1-3.14-

21; So 1,2-3; Dn 12,1-3. Jesucristo ha sido constituido por Dios juez de vivos y muertos, Hch 10,42;

17,31; Rm 14,10; 2Co 5,10; 2Ts 1,6-10; Hb 9,28; 1P 4,5. Separará a los buenos de los malos como el

trigo de la cizaña, Mt 13,36-43; como los peces buenos de los malos, Mt 13,47-49; como las ovejas de

los cabritos, Mt 25,31-33. Sacará a plena luz lo que está en los escondrijos de las tinieblas y descubrirá

las intenciones de los corazones, Rm 2,13-16; 1Co 4,5. Vendrá acompañado por los ángeles, Mt

13,30.39-43.49; 16,27; 24,31; 25,31; Mc 13,27; Lc 9,26; 2Ts 1,7-8. También los Apóstoles participarán

en el juicio, Mt 19,28. Versará sobre las obras, Mt 3,10-12; 7,21-23; Lc 3,9-17; Rm 2,6. Especialmente

sobre la caridad con el prójimo, Mt 25,31-46. Se dará cuenta hasta de la palabra ociosa, Mt 12,36. De

las omisiones, St 4,17; Qo 12,14. De los pensamientos ocultos, 1Co 4,4-5. La misericordia de Dios

aplaca el rigor del juicio, Jn 8,3-11. Preparación para ese día, 2Co 9,6; Ga 6,8-9; Flp 3,20-21. Juicio de

los impíos, Si 16,7-23. Arrepentimiento tardío de los pecadores, Sb 5,1-14. Premio de los justos, Sb

5,15-16.

–Salmos relacionados. Destino trágico del impío y alegría eterna del justo, Sal 52. Drama interior de un

justo tentado por el éxito de los impíos, Sal 73. Acción de gracias porque el Señor es quien juzga, Sal

75. Reconocimiento de Dios que salva a Jerusalén y juzga a todos los pueblos, Sal 76. El pueblo

suplica el perdón divino y el juicio de las naciones que han destruido el templo y sembrado la muerte,

Sal 79. Dios juzga a los jueces injustos de la tierra, Sal 82.

Relatos ilustrativos. Banquete de Baltasar: Daniel anuncia su castigo inminente, Dn 5. Descripciones

del juicio final del profeta Isaías, Is 24-27; 63-64. Descripciones hechas por Cristo o los Apóstoles, Mc

13, 26-27; Lc 21,34-36; 1Co 15,51-53; 1Ts 4,12-16; 2Ts 2,8-13; Ap 20,11-15.

–Vid. Fin del mundo, Resurrección de los muertos, Vida eterna.

Juramento

Invocación de Dios como testigo de una afirmación o promesa, Gn 31,49-50; Jr 38,16; 42,5.

Solemnidad, Gn 14,22-23; 24,1-9. Su violación es vengada por Dios, Ex 20,7. Es alabado quien lo

cumple, Sal 15,4. Pero reprobada la costumbre de jurar con ligereza, Si 23,9-15; 27,15. No se ha de

56

jurar por los falsos dioses, sino sólo por el Señor, Dt 6,13; 10,20; Is 19,18; 48,1; So 1,5. Se jura

también por el templo, por el cielo y por todo lo que se reputa santo, Gn 42,15; 2S 11,11; Mt 5,33;

23,16-22. Con él se pone fin a los litigios, Ne 5,12; 13,25; Hb 6,16. Condiciones para la licitud, Jr 4,2.

Jesucristo aconseja evitarlo, Mt 5,33-37.

–Relatos ilustrativos. Los exploradores enviados por Josué y promesa a Rahab, Jos 2. Voto

temerario de Jefté que le lleva a sacrificar a su hija, Jc 11,29-40.

Justicia

Virtud cardinal

–Naturaleza. Rige las relaciones del hombre con sus semejantes, Is 32,1; Am 6,12. Incluye todas las

virtudes que hacen a un hombre perfecto, Ez 18,5-30. Premios que consigue de Dios, Pr 10,2-7.

Exhortaciones a la justicia, Si 4,33-34; Col 3,22-25; lTs 4,6; Tt 2,12; 1P 2,18-25. Rectitud en las

transacciones, Si 26,25-27,11. Los préstamos, Si 29,1-35. La justicia hacia Dios es lo primero, Mt

23,23; Lc 11,42. Dar a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios, Mt 22,15-21. La verdadera

conversión empieza por acercar a los pecadores al camino de la justicia; ejemplo de Zaqueo, Lc 19,8.

–Comportamiento ante la injusticia. Cómo sufrir la injusticia, Mt 5,10-12; Lc 6,21-23. Aparente

bienestar de los impíos y su castigo, Job 21,7-18; Si 16,7-23. El que comete injusticia recibirá el

castigo de Dios, Rm 12,19-21; Col 3,25; 1Ts 4,6; 2Ts 1,6. Dura condena de los que oprimen a pobres e

indigentes, Is 58,3-11; Jr 7,4-7; Os 4,1-2; Am 2,6-7; Mi 2,1-2. Cómo serán castigadas las injusticias en

las relaciones laborales, St 5,1-12.

–Salmos relacionados. Súplica a Dios, juez justo, ante la injusticia de los jueces de la tierra, Sal 58.

Dios juzga a los jueces injustos de la tierra, Sal 82. El rey promete obrar rectamente rechazando a los

malvados y acogiendo a los justos, Sal 101. Petición para que Dios castigue a los acusadores injustos y

bendiga al salmista, Sal 109.

–Relatos ilustrativos. Juicio de Salomón a dos mujeres que disputaban sobre el hijo, 1R 3,16-28.

–Vid. Juicio.

Justicia y santidad

–En sentido general. La justicia es la santidad que se opone al pecado, Gn 18,23; 2 Co 6,14. El reino

de Dios es justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo, Rm 14,17. Justicia y misericordia, Sal 51,16;

65,6. Justicia y temor de Dios, Lc 2,25; Hch 10,22. Consiste en obrar conforme a la voluntad de Dios,

Ez 18,5. Cumpliendo sus mandamientos, Pr 8,20; Si 16,22; Sb 14,7. Ha de ser mayor que la de los

escribas y fariseos, Mt 5,20. Recompensa que proviene de esta conformidad con la Voluntad divina, Dt

6,25; 24,13; Sb 5, 16-21; Pr 21,21; Lc 1,6; Mt 23,29. Bienaventuranza de los que buscan la justicia o

son perseguidos por su causa, Mt 5,6

–Justificación en Cristo. El Señor ha venido para que podamos servir a Dios con santidad y justicia, Lc

1,75. Los fariseos no creyeron en Juan Bautista, que practicaba la justicia, mientras que los publicanos

y las rameras creyeron en Él, Mt 21,32. Buscar primero el Reino de Dios y su justicia, Mt 6,33.

Ejemplos de hombres justos: San José, esposo de María, Mt 1,19; el anciano Simeón, Lc 2,25; José de

Arimatea, Lc 23,50.

57

–Salmos relacionados. Alabanza a Dios que juzga y castiga a los impíos, Sal 9. Confianza del justo en

el Señor ante el aparente éxito de los sin Dios, Sal 37. Apelación al Señor, juez de toda la tierra, ante la

opresión que sufre su pueblo, Sal 94.

–Vid. Justificación.

Justificación

–Necesidad. Todos la necesitan, gen­tiles y ju­díos, Rm 1,18-32; 2,1-24; 3,1-20. Carac­terísticas de

la justificación, Rm 3,21-31. La ley mosaica es impotente para justificarnos, Ga 3,1-18. Ha sido un

tutor encargado de llevar a los judíos a Cristo, Ga 3,19-24. Justificación de Abrahán por la fe y no por

las obras de la ley ni por la circuncisión, Rm 4,1-22. Somos justificados por las obras de la fe, Rm 4,3-

8; St 2,17-26; Flp 3,9. Cuál es la fe que justifica, Rm 3,28. Somos justificados por la fe en Jesucristo,

Rm 1,17; 3,22-30; 1Co 1,30; 2Co 5,21; Ga 2,16-21. El hombre será justificado sin las obras anteriores

a la fe, Rm 3,20-28. Pero no será justificado sin las obras posteriores a la fe, Rm 2,5-13. La

justificación solamente por las obras es imposible, Rm 9,30-32,10,5-13.

–Efectos de la justificación. Victoria sobre el pecado, Rm 5,12-21; sobre la muerte, Rm. 6,1-23; sobre

la carne, Rm 7,1-13. Liberación de la ley mosaica, Rm 7; Ga 3,25-29; 4,1-20. Esperanza en Dios, Rm.

5,1-11. Paz, Rm 5,1. Alegría en las tribulaciones, Rm 5,31. Por la fe se resiste al demonio, 1P 5,8-9.

Certidumbre de la glorificación, Rm. 8,14-39. La herencia mesiánica prometida por la fe, Rm 4,13-17;

Ga 4,21-31.

–Vid. Fe , Gracia.

Ley divina

–Ley eterna. Está escrita en los corazones de todos los hombres, Rm 2,12-16. Se contiene en los

mandamientos, Ex 20,1-19; Dt 5,1-22. Los mandamientos divinos dan la vida, Mt 22,34-40; Mc 12,28-

34; Lc 10,26-28. Quien los cumple es grande en el reino de los cielos, Mt 5,19. El mayor mandamiento

es la caridad, que encierra la plenitud de la ley, Mt 7,12; 22,34-40; Mc 12,28-34; Lc 6,31; 10,25-28;

Rm 13,9-10. Se cumplirá hasta la más pequeña letra de la ley, Mt 5,18; Lc 16,17.

–Ley mosaica. La sabiduría y la ley de Moisés, Si 24,32-39. Temor de Dios y fidelidad a la ley, Si

32,18-29. Sus puntos más importantes: justicia, misericordia, buena fe, Mt 23,23. Es buena para los que

hacen de ella un uso legítimo, 1Tm 1,8. Daba conocimiento del pecado, pero no justificaba, Rm 3,20-

29; 5,20-21. Santa, justa y buena, pero también ocasión de pecado, Rm 7,7-13. Función de la ley, Hch

7,1-53; 1Tm 1,8-11. La tarea del maestro de la ley, Si 24,40-47. Los sacrificios de la ley mosaica eran

figura o sombra de las cosas celestiales, Hb 8,4-5. Insuficiencia: alegoría de los dos hijos de Abrahán,

Ga 4,21-31. Las promesas divinas se hicieron a Abrahán antes de la ley; por eso la herencia no

proviene de su cumplimiento exterior, sino de la fe, Rm 4,1-25. Ha sido el pedagogo encargado de

conducir a los judíos a Jesucristo, Ga 3,15-24. Los judíos serán juzgados por ella, Rm 2,12-24. Ha sido

la introductora de una esperanza mejor por la que vamos a Dios, Hb 7,18-19. María y José obedecieron

sus preceptos, Lc 2,21-41. Cristo la cumplió durante su vida terrena, Mt 8,4; 17,23-26; Mc 1,44; Lc

5,14.

–Ley evangélica. Jesús no ha venido a destruir la antigua ley, sino a perfeccionarla, Mt 5,17-48; Lc

58

16,16-18; Rm 3,31. Nos ha librado de la esclavitud de la ley, Rm 7,1-6; Ga 3,25-28; 4,1-11. Y de la

concupiscencia originada por sus mandatos, Rm 7,7-25. Da su verdadera interpretación, Mt 12,1-14. La

caridad, plenitud de la ley, Rm 13,8-14. La ley antigua cesa con el advenimiento del reino de los cielos,

Lc 16,16. Si la ley mosaica obligaba a la obediencia, más obliga el Evangelio, Hb 2,2-3.

–Salmos relacionados. Invitación a vivir según la ley divina, Sal 1. Dios invita a obedecer su ley, Sal

81. El reinado eterno de Dios se refleja en la creación y en la ley, Sal 93. Meditación sobre la Palabra

de Dios y oración para conocerla y poder cumplirla, Sal 119.

–Relatos ilustrativos. Entrega a Moisés del Decálogo y otras leyes, Ex 20.

–Vid. Caridad, Espíritu Santo, Evan­gelio, Justificación, Lucha ascética.

Libertad

–Libertad verdadera. Dios creó libre al hombre y respeta su libertad, Si 15,11-21. Bienaventurado el

que se ajusta libremente a la Voluntad de Dios, Si 31,10. Sólo la verdad hace libres, Jn 8,31-37.

Nuestro Señor ha venido a darnos la verdadera libertad, Lc 4,18. Nos ha hecho libres por la fe, Ga 4,21-

31. Mantenerse en esa santa libertad, Ga 5,1-12. Verdadera libertad de las almas que obedecen a la

gracia y al Espíritu Santo, 2Co 3,17. Es liberación del pecado, Rm 6,12-23. Consiste en la práctica de la

caridad, Ga 5,13-18. La caridad nos hace siervos de todos, 1Co 9,19-23. El cristianismo, principio de la

verdadera libertad, Flm 8-21. Servir a los que tienen autoridad como si sirviéramos a Nuestro Señor, Ef

6,5-8. Consejos de San Pablo a los siervos y a los señores, Col 3,22-25; 4,1. Sumisión a las autoridades

establecidas, Rm 13,1-7.

–Falsa libertad. La falsa libertad es libertinaje, Ga 5,13-17. No hacerse esclavo de ninguna cosa,

1Co 6,12-14. Los que no quieren someterse a Dios se hacen esclavos de su propia carne, Rm 1,19-32.

La sabiduría de la carne es muerte; la del espíritu es vida y paz, Rm 8,1-2. O hijos de Dios, o esclavos

del pecado, Rm 6,12-23.

Limosna

–Necesidad. Frecuentemente recomendada, Ex 23,11; Lv 19,10; 23,22; Dt 15,11; 24,19-22; 1Re

17,10-16; Tb 4,5-11; Sal 40,1; 81,4; Pr 3,27-28; Si 29,12. Solicitud por los necesitados, Si 3,33-4,11.

Estar siempre dispuestos a alimentar a los pobres, Rm 12,13; 15,25-27; 16,1-2. La oración es limosna

espiritual, Rm 15,30-31. Prueba de que el amor de Dios habita en el cristiano, 1Jn 3,17. Ayudar a los

hermanos y a los enemigos, Rm 12,13.20. Ejemplo de los cristianos de Macedonia y Acaya, Rm 15,26-

29. Colecta para los cristianos de Jerusalén, 1Co 16,1-4; 2Co 8. Ahorrar para los pobres y para la

Iglesia, Mc 12,41-44,1Co 16,1-2. San Pablo acepta con agradecimiento las limosnas de los filipenses,

Flp 4,16.

–Modo de hacerla. Dar de lo necesario, Mc 12,41-44; Lc 3,11; 21,1-4. Conforme a los propios medios,

Lc 11,41. A los que no nos lo pueden devolver, Lc 14,12-14. Sin avergonzar a los que nada poseen,

1Co 11,22. Con generosidad, Si 14,3-21; 2Co 9,6-9. Con alegría, Flp 4,10-20. No para ser vistos de los

hombres, sino de Dios, Mt 6,2-4; Hb 13,16.

–Frutos. Son abundantes, Tb 4,7-12; 12,9-12; Is 58,10; Pr 28,27; Si 3,33; 29,15; Dn 4,24; Lc 6,38. Libra

del castigo de Yavé, Sal 41,2. Alcanza el perdón de los pecados, Tb 12,8-10; Dn 4,24. Quien da su dinero a

59

los pobres se hace amigos en el cielo, Lc 16,9. Procura un tesoro inagotable en el cielo, Lc 12,33-34. Si se

hace sin caridad es estéril, 1Co 13,3. El Señor desprecia las limosnas de los hipócritas, Mt 6,1-4. Alaba la

limosna de la viuda pobre, Mc 12,41-44; Lc 21,1-3. San Pedro resucita a Tabita, que había socorrido a

muchos pobres, Hch 9,36-41. Las oraciones y las limosnas de Cornelio le disponen a la conversión, Hch

10,2.4.31. Toda limosna tiene su recompensa, incluso el dar un vaso de agua fría por amor de Cristo, Mt

10,42. Dios paga la limosna con generosidad, otorgando bienes materiales y espirituales, 2Co 9,8-15.

–Salmos relacionados. A quien se apiada del pobre, Dios le escucha en su desgracia, Sal 41.

Lucha ascética

–Necesidad y constancia. No es sólo contra la sangre y la carne, sino contra los espíritus malignos,

Ef 6,12. Querer el bien está en nosotros, pero para practicarlo es necesario luchar con la ayuda de la

gracia, Rm 7,18-20. Jesucristo recuerda la necesidad de la pelea interior, Mt 10,34; 16,24. Esforzarse

por aprender a hacer el bien, Is 1,17. Con la gracia de Dios, es posible apartar la voluntad del pecado,

aunque no se puede someter enteramente a los sentidos, Rm 7,13-25; 8,1-13. Si el alma no quiere, nada

la separará del amor de Cristo, Rm 8,31-39. Pero debe esforzarse por correr deportivamente hacia Dios

y para su servicio, 1Co 9,26. Pelear como los atletas en el estadio para recibir el premio, 2Tm 2,5-6.

Paciencia en las tribulaciones 2Co 6,4-10. Mientras el hombre exterior se corrompe, el hombre interior

se renueva de día en día pensando en el cielo, 2Co 4,16-18.

–Lucha de la carne contra el espíritu. Lucha de la carne contra el espíritu, según San Pablo, Rm 7,7-25; Ga

5,16-25. La ley de Moisés no daba fuerzas a causa de la debilidad de la carne, Rm 8,3. La carne sólo

engendra carne y no espíritu, Jn 3,5-8. El hombre natural no percibe las inspiraciones del Espíritu Santo, 1Co

2 14; 3,1-2. A qué tiende la carne por sí misma, cuando no está sujeta al espíritu por amor de Dios, Rm,1,24-

32. Vivir según la carne causa la muerte, Rm 8,5-8. La envidia y la discordia son obras de los hombres

carnales, 1Co 3,3. La sabiduría mundana es locura delante de Dios, 1Co 3,18-20. Frutos de la carne sin el

Espíritu, Ga 5,16-24. El que siembra para su carne recoge la corrupción, Ga 6,8. Tratemos duramente al

cuerpo y tengámosle en esclavitud, 1Co 9,27. Ni la carne ni las criaturas espirituales pueden separarnos del

amor de Jesucristo contra nuestra propia voluntad, Rm 8,35-39. Dios ha mandado a su propio Hijo, revestido

de una carne igual a la del pecado, para condenar al pecado en la carne, Rm 8,3-4.

–Armas para la lucha. Sentido deportivo de la lucha espiritual, 1Co 9,25-27. Armadura espiritual del

cristiano, Ef 6,10-18; 1Ts 5,6-9. Vigilancia, 1Ts 5,1-11. Sostener el buen combate como Timoteo, 1Tm

1,18. Ser buen soldado de Cristo Jesús, 2Tm 2,3-4. Para vencer, identificarse con Cristo, Ga 2,19-20.

Necesidad de la mortificación para que predomine la vida de la gracia, 1Co 9,27. Los que son de Cristo

crucifican la carne con sus pasiones y concupiscencias, Ga 5,24. La castidad hace más fácil al alma el

servicio de Dios, 1Co 7,29-34.

–Frutos. Cuanto más suframos con Cristo, tanto más abundarán las consolaciones de Cristo, 2Co

1,5. La muerte de toda voluntad opuesta a la de Dios, es el principio de la vida eterna, 2Co 4,7-18; 5,1-

10. El que nace de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe, 1Jn

5,4. Exclamación de San Pablo al final de su vida: he combatido el buen combate, he terminado mi

carrera, he guardado la fe, 2Tm 4,7-8.

–Salmos relacionados. Anhelo de Dios y esperanza en Él desde la turbación interior, Sal 42. El pueblo

60

derrotado recuerda anteriores victorias, y suplica audazmente a su Dios, Sal 44. Petición de ayuda

después de sufrir una gran derrota, Sal 60. Búsqueda de Dios en la tribulación recordándole sus

antiguos portentos, Sal 77. Súplica al Señor para no caer en el mal ni en manos de los malvados, Sal

141.

–Vid. Vida sobrenatural.

Lujuria

–Vid. Castidad.

Magisterio

–Vid. Iglesia, Jesucristo (oficio profético).

Mandamientos

–Vid. Amor de los hombres a Dios, Caridad, Ley divina.

Mansedumbre

–Virtud cristiana. Ejemplo de Jesucristo, Mt 11,29; 21,5. Se recomienda expresamente, Pr 15,1; Si

1,29; 4,8; Mt 5,38-42; Lc 6,27-30; Ef 4,31-32; Ga 6,1; Col 3,12-15; 2Tm 2,24; 3,1-2; 1P 3,8-9.16.

Bienaventurados los mansos, porque poseerán la tierra. Mt 5,4. Es una forma de la caridad, 1Co 13,4-7.

Compatible con una ira santa, Mt 21,12-13; Ef 4,26. Corregir con mansedumbre, Sal 4,5; 2Tm 2,25-26.

Es uno de los frutos del Espíritu Santo, Ga 5,22-23. No maldecir ni a los perseguidores, Rm 12,14; Tt

3,2. La falsa mansedumbre de los hipócritas, Rm 16,18.

–La ira, pecado opuesto. Malicia de la ira, Si 28,1-14; Pr 26,26. Ha de estar lejos de los cristianos, Ef

4,31; St 1,19-20. Reconciliarse con el hermano antes de presentar la ofrenda, Mt 5,23-24. No se ponga

el sol estando airados, Ef 4,26. Castigo de la ira y del odio, Mt 5,22.

–Relatos ilustrativos. Abigail aplaca la ira de David, justamente enojado con su esposo, 1S 25.

–Vid. Caridad, Paciencia.

Matrimonio

–Origen y naturaleza. Institución divina, Gn 1,27-28; 2,18-22; Tb 7,8-10. Unidad e indisolubilidad

desde el principio, Gn 2,23-24. Jesucristo reafirma la indisolubilidad del matrimonio, Mt 5,31-32; 19,3-

9; Mc 10,2-12; Lc 16,18; Rm 7,2-3; 1Co 7,10-11. Fue elevado por Cristo a la dignidad de sacramento,

Jn 2,1-11; Ef 5,25-32. Santidad del matrimonio cristiano por ser signo de la unión de Cristo con la

Iglesia, Ef 5,23-33. Profanación del matrimonio por los idólatras y los impíos, Rm 1,26-27. Jesucristo

recurre a la imagen del matrimonio para hablar del reino de los cielos, Mt 22,11-14; 25,1-13. Es figura

de la unión espiritual de Dios con el alma, 2Co 11,2. Las bodas del Cordero, Ap 19,6-9. La nueva

Jerusalén que desciende del Cielo ataviada como una esposa, Ap 21. La alianza matrimonial es modelo

de las relaciones de Dios con Israel (vid. Alianza).

–Matrimonio y castidad. El celibato es más excelente en sí mismo que el matrimonio, 1Co 7,7-8. Pero

es mejor casarse que abrasarse por la impureza, 1Co 7,9. Castidad en el matrimonio, Hb 13,4. Consejos

61

sobre las segundas nupcias, 1Co 7,39-40; 1Tm 5,14.

–Consejos prácticos. Discernimiento al elegir esposa, Si 36,20-28. Exhortaciones a los esposos, 1Co 7,1-34;

11,1-16; 14,34-35; Ef 5,22-24; 1Tm 2,11-14; Col 3,18-19; 1P 3,1-7. Deberes mutuos, 1Co 7,3-6. Dar el

primer lugar a los intereses sobrenaturales, 1Co 7,29-31. El matrimonio requiere la renuncia a la voluntad

propia, 1Co 7,4. Escuela de caridad, Ef 5,25-33. Regla práctica para los padres de familia, 1Co 7,36-38.

Matrimonio con personas no bautizadas (privilegio paulino), 1Co 7,12-16. El matrimonio y el ministerio

eclesiástico, 1Tm 3,2; Tt 1,6. Áquila y Priscila, ejemplo de matrimonio cristiano, Hch 18,24-28.

–Relatos ilustrativos. Historia de Tobías y Sara, cómo llegan castamente al matrimonio, Tb 7-8.

–Vid. Castidad, Familia.

Mesías

–Vid. Jesucristo (Profecías y señales mesiánicas).

Milagros

Naturaleza

–Finalidad. Su principal finalidad es demostrar la divinidad de Cristo y la verdad de su doctrina, Jn

10,37-38; 15,24. Su potestad sobre el demonio, Jn 7,31. Para probar que puede perdonar los pecados,

Mt 9,6; Mc 2,10-11; Lc 5,24. Su poder como señor del sábado, Mt 12,8-13. Su dominio sobre la

naturaleza, Jn 6,1-48; Jn 11,25. Su compasión y misericordia, Mt 15,32; Mc 7,34; 8,2. En la primera

Pascua que estuvo en Jerusalén creyeron en Él a causa de las curaciones que hacía, Jn 11,23. La falta de

fe impide al Señor hacer milagros, Mt 13,57-58; Mc 6,1-6; Lc 4,16-30. Cura incluso a los que no se lo

piden, Lc 7,13-15: Jn 5,6.

–Significado. Son también señales o “signos” con los que indica realidades más altas: la pesca

milagrosa anuncia que los Apóstoles serán pescadores de hombres, Mt 4,18-19; Lc 5,1-11; la barca

sacudida por la tempestad representa a la Iglesia expuesta a las persecuciones, pero protegida por el

poder de Dios, Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25; dar la vista a los ciegos es imagen de la fe, Jn

9,38-39; las enfermedades curadas representan los pecados que han sido perdonados, Lc 5,20-24; el

pan material es símbolo del pan eucarístico, Jn 6,28-59; la conversión del agua en vino figura la

transubstanciación del vino en la sangre de Jesucristo, Jn 2,10-11.

Milagros de Cristo

–Sobre cosas, animales, plantas o elementos. Conversión del agua en vino, Jn 2,1-11. Dos pescas

milagrosas, Lc 5,1-11; Jn 21,1-13. Dos multiplicaciones de panes, Mt 14,15-21; 15,32-39; Mc 6,30-44;

8,1-10; Lc 9,10-17; Jn 6,1-13. La tempestad calmada, Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25. El andar

sobre las aguas, Mt 14,25-31; Mc 6,48; Jn 6,19. La moneda en la boca del pez, Mt 17,23-26. La higuera

que se seca inmediatamente, Mt 21,18-19; Mc 11,12-14.19-21.

–Curaciones. Los evangelistas narran muchas veces curaciones milagrosas obradas por Jesucristo, Mt

4,23; 8,16-17; 12,15; 15,30-31; Mc 1,32-34; 3,10-12; Lc 4,40-41; 5,17; 6,18-19; 9,11. Relatan

particularmente la curación de personas a un tiempo enfermas y poseídas por el demonio, Mt 8,28-34;

9,32-33; 12,22; 17,14-20; Mc 1,23-37; 5,1-20; 9,13-28; Lc 8,26-39; 9,37-44,11,14. Curación de ciegos,

62

Mt 9,27-31; 20,29-34; Mc 8,22-26; 10,46-52; Lc 18,35-43; Jn 9,1-38. De leprosos, Mt 8,2-4; Mc 1,40-

45; Lc 5,12-15. De paralíticos, Mt 9,1-8; Mc 2,1-12; Lc 5,17-26; Jn 5,1-14. De un hidrópico, Lc 14,1-6.

La mujer que tenía flujo de sangre, Mt 9,20-22; Mc 5,25-34; Lc 8,43-48. El hombre de la mano seca,

Mt 12,9-13; Mc 3,1-5; Lc 6,6-10. La mujer encorvada, Lc 13,11-13. Otras enfermedades, Mt 8,5-13;

15,21-28; Mc 1,29-31; 7,24-30; Lc 4,38-39; 7,1-10; Jn 4,46-54.

–Expulsiones de demonios. Mt 8,16.28-32; 9,32; 12,22-30; 15,21-28; 17,14-21; Mc 1,21-28.32-34; 5,1-20; 7,24-

30; 9,14-29; Lc 4,31-37.41; 4,34-41; 8,26-39; 9,37-43; 11,14-26; 13,10-17.

–Resurrecciones. Los evangelistas cuentan tres: el hijo de la viuda de Naim, Lc 7,11-17; la hija de

Jairo, Mt 9,18-26; Mc 5,22-33; Lc 8,40-56; Lázaro, Jn 11,1-45. Es probable que hiciera otras, según

puede deducirse de las palabras que dirigió a los enviados de Juan Bautista, Mt 11,5; Lc 7,22.

–Modo de hacerlos. Salía de Él una virtud que curaba a cuantos se le acercaban, Lc 6,19. Ordinariamente

curaba con la palabra, Mt 9,6-7; 17,18; Mc 5,33-34. Otras veces empleaba ciertas acciones, Jn 9,6. Imponía

sobre ellos las manos y los curaba, Mt 8,16; Mc 1,32-34; Lc 4,40-41. O tocaba al enfermo, Mt 8,3.15; 9,29;

20,34; Mc 1,41; 7,33; Lc 4,40; 5,13. A veces, hacía algunas recomendaciones, Lc 5,14; Jn 9,7. Curaciones

obradas a distancia, Mt 8,13; 15,28; Jn 4,46-54. Curaciones conseguidas por enfermos e inválidos que tocan

a Nuestro Señor, Mt 9,20-21; 14,36; Mc 3,10; 5,27-34; 6,56; Lc 6,19; 8,44-47. Nuestro Señor da a sus

discípulos el poder de realizar curaciones sobrenaturales, Mt 10,1; Mc 16,18; Lc 9,1; 10,9.

Otros milagros

–De los Apóstoles. Pedro y Juan curan a un cojo de nacimiento, Hch 3,1-16. Varios milagros, Hch

5,12-16. Pedro cura a Eneas el paralítico, Hch 9,33-34. Resucita a Tabita, Hch 9,36-42. Pablo cura en

Listra a un cojo de nacimiento, Hch 14 7-9 Cura a una posesa en Filipos, Hch 16,16-18. Varios

milagros en Éfeso, Hch 19,11-12. Resucita a Eutico, Hch 20,7-12. Curaciones hechas en Malta, Hch

28,8-9. Episodio de la víbora, Hch 28,3-6.

–Algunos milagros relatados en el Antiguo Testamento. Paso del mar Rojo por Moisés y los

israelitas, Ex 14. Paso del Jordán por Josué y el pueblo de Israel, Jos 3. Toma de Jericó, Jos 6.

Multiplicación de la harina y del aceite, y resurrección del hijo de la viuda por Elías, 1R 17. Eliseo

multiplica el aceite y resucita al hijo de la mujer sunamita, 2R 4. Curación de la lepra de Naamán, 2R 5.

Varios milagros de Eliseo, 2R 6. Curación milagrosa de Ezequías, 2R 20. Los tres jóvenes arrojados al

horno quedan indemnes, Dn 3. Daniel en el foso de los leones, Dn 6.

Ministros sagrados

–Vid. Orden sagrado.

Misa

–Vid. Eucaristía.

Misericordia divina

–En el Antiguo Testamento. La misericordia eterna del Señor, Ex 34,5-7; Sal 86,15-17; 145,8;

146,7-9; Sb 11,24; 12,1-2. Dios perdona a todos porque es amador de las almas, Sb 11,23-26. Como el

pastor que conduce a su rebaño a buenos pastos, Sal 23. Como la madre que cuida de sus hijos, Is 22,4;

46,3; 49,15-16; 66,13; Os 11,1-8. Como el padre benigno y compasivo con los que le temen, Sal

63

103,13. Constantemente vigila sobre ellos, Sal 25,15-16; 33,13-19; Ez 20,17. La tierra está llena de su

misericordia, Sal 119,64. Grandeza de la misericordia del Señor para los que se vuelven a Él, Si 17,28.

Misericordia y justicia, Sal 85,8-14; Ez 33,12-19.

–La misericordia divina revelada en Cristo. Dios es el Padre de las misericordias y Dios de toda

consolación, 2Co 1,3-4. Derrama su misericordia de generación en generación, Lc 1,50; Rm 11,32. Nos

ha salvado enviándonos a su Hijo por el Espíritu Santo, Tt 3,5-7; 1P 1,3. Jesucristo es la encarnación y

revelación de la misericordia divina, Jn 3,16; Ef 2,4. Sale en busca del pecador como el pastor tras la

oveja descarriada, Mt 18,12-14; Lc 15,1-7. Como la mujer que busca la moneda perdida, Lc 15,8-10.

Como el padre que espera el regreso del hijo pródigo, Lc 15,11-32.

–Salmos relacionados. Confianza en el Señor que perdona, instruye y guía al hombre, Sal 25. Súplica al

Señor cuya bondad supera la malicia humana, Sal 36. Súplica al Señor confiando en su palabra porque en

ella se unen la misericordia y la fidelidad, Sal 85. Petición de ayuda para ser fiel al Señor, Sal 86. Súplica al

Señor misericordioso y fiel a sus promesas que ha abandonado a su ungido, Sal 89. Bendito el Señor que

perdona a su pueblo y protege a sus fieles desde el cielo, Sal 103. Acción de gracias a Dios que tuvo

misericordia de su pueblo pecador, Sal 106. Invitación a dar gracias a Dios que puede cambiar la situación

del pueblo, Sal 107. Alabanza a Dios por su misericordia que hará triunfar a su pueblo, Sal 108. Alabanza al

Señor que se abaja desde el cielo para exaltar al desvalido, Sal 113. Solemne acción de gracias al Señor de

quien ha vencido a sus enemigos, Sal 118. Letanía de alabanza al Señor, Creador del mundo y Redentor de

Israel, porque es eterna su misericordia, Sal 136.

–Relatos ilustrativos. Compasión de Cristo por la viuda de Naim, Lc 7,11-17. Parábola del padre

misericordioso y el hijo pródigo, Lc 15,11-32. Perdón de la adúltera arrepentida, Jn 8,1-11. La mujer

encorvada, Lc 13,10-17. Multiplicación de los panes y los peces, Mt 14,14-21; Mc 6,34-44; Lc 9,12-17;

Jn 6,5-15. Parábola del buen samaritano, Lc 10,25-37.

–Vid. Amor de Dios (a los hombres), Dios, Jesucristo.

Moisés

Nacimiento y vida en Egipto, Ex 2,1-22. Vocación y misión divina, Ex 2,23-3,22. Intercesión ante

el faraón, Ex 5-6. Resistencia del faraón: las diez plagas, Ex 7,14-11,10; 12,29-36. Institución de la

pascua, Ex 12. Salida de Egipto y paso del mar Rojo, Ex 12,37-15,21. Recibe las tablas de la ley, Ex

31,18-34,35. Muere antes de entrar en la tierra prometida, Nm 20,12; 27,12. Elogio de Moisés, Dt

34,10-12; Si 45,1-6.

–Vid. Justificación, Ley divina.

Mortificación

Necesidad para tener la vida del espíritu, Rm 6,12; 8,12-13; Col 3,5; Ga 5,16-24. Es la senda

angosta y la puerta estrecha que conduce a la vida, Mt 7,14; Lc 13,24. Tomar cada día la cruz para

seguir a Cristo, Lc 9,23. Gloriarse en la cruz de Jesucristo, Ga 6,14. Padecer con Cristo para vivir y

reinar con Él, 2 Co 4,10; 2Tm 2,11. Única ciencia necesaria: Jesucristo crucificado, 1Co 2,2. Castigo

mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que, habiendo predicado a los otros, venga yo a ser reprobado, 1Co

9,27. Necesidad de morir como el grano de trigo para dar fruto, Jn 12,24. El que ama su vida, la pierde;

64

pero el que aborrece su vida en este mundo, la guarda para la vida eterna, Jn 12,25. La tribulación de un

momento nos gana una gloria eterna, 2Co 4,16-18. La verdadera caridad impone privaciones para

socorrer al prójimo, 2Co 8,2-5. Mortificación de la lengua, St 1,26; 3,3-12. La mortificación es

principio de paz, St 4,1-10.

–Vid. Cruz, Lucha ascética, Penitencia.

Muerte

–Realidad universal e imprevisible. Brevedad de la vida, Job 7,6-10; Sb 2,1-5; 1P 1,24. Hay un

tiempo para cada cosa, Qo 3,1-8. Universalidad de la muerte, Sb 2,1-5; 7,6; Qo 2,14-16; 3,19-22; Job

14,1-2; Si 14,18-20; 18,8-9; 41,1-7; Sal 89,49; Hb 9,27; 13,14. Consecuencia del pecado original, Gn

3,19; Sb 1,13-16; 2,21-24; Si 25,33; Rm 5,12; 6,23. Llega cuando menos se espera, Mt 24,40-42; Lc

13,1-5; 17,26-37; 21,34-36; 1Ts 5,3; 1P 4,7-14; Ap 16,15. El rico insensato, Lc 12,16-21. Con ella

acaba el tiempo de merecer, Qo 9,10; Si 11,28; 17,26; Jn 9,4; 1Co 7,29. Sólo nos acompañan las

buenas obras, Sb 5,4-13; Si 35,6; 2Co 5,10; Ga 6,7-10; Ap 14,13. Victoria de Cristo, 1Co 15,24-26,35-

38. Será vencida definitivamente, Ap 21,4.

–Preparación y vigilancia. No temer a la muerte, Si 41,1-7. Pensar en la muerte ayuda a prepararse, Qo

12,1-7. Que ese día no nos sorprenda como un ladrón, Si 18,21-24; 1Ts 5,4-10. Velar y orar, Lc 21,34-

36. Las diez vírgenes que aguardan al esposo, Mt 25,1-13. Vigilar como el siervo que aguarda a su

señor, Mt 24,42-44; Lc 12,35-40. Como el portero que espera la llegada de su amo, Mc 13,33-37.

Como el administrador fiel y prudente, Mt 24,45-52; Lc 12,35-40. Como el administrador celoso, Lc

12,42-48. Como los criados de la parábola de los talentos, Mt 25,14-30.

–Diversos tipos de muerte. La esperanza cristiana suprime el miedo a la muerte, 2Co 4,7-10; Hb 13,14.

El justo casi la desea, porque le lleva a estar con Cristo, Flp 1,21-26. Es dichosa la muerte de los justos,

Sal 116,15; Sb 3,1-11; 5,15-16; 1Ts 4,13; 2Co 5,1; Ap 14,13. La muerte prematura, premio del justo,

Sb 4,7-16. Es desgraciada la muerte de los pecadores, Sb 5,1-9; 2Co 11,15. Diferente suerte de justos e

impíos, Qo 9,2-10; Sb 3,1-19. Destino de los malvados, Job 20,4-29; Si 4,17-20. Obras del malvado y

su castigo, Job 24,1-24. Duelo por la muerte de los seres queridos, Si 38,16-24.

–Salmos relacionados. Ante la brevedad y los sufrimientos de la vida sólo cabe confiar en Dios, Sal 39. La muerte

alcanza a todos, pero Dios cuida de la vida del justo, Sal 49. Súplica ante la brevedad de la vida y sus penalidades,

Sal 90. Petición de un enfermo a punto de morir, Sal 102.

–Vid. Juicio, Resurrección de los muertos, Vida eterna.

Mundo

–Bondad natural. Por ser hechura de Dios, Gn 1,10.12.18.21.25.31. Todo lo hizo bien, Qo 3,10-14.

Nada hay nuevo bajo el sol, Qo 1,3-11. El amor de Dios al mundo le lleva a enviar a su Hijo, Jn 3,1-21.

Los cristianos están en el mundo pero no son del mundo, Jn 17,9-14. El Señor pide al Padre que no

saque a sus discípulos del mundo, sino que los guarde del mal, Jn 17,15-21.

–El mundo como enemigo de Dios. A causa del pecado, el demonio es el príncipe de este mundo, Jn

12,31; 14,29; 16,11. Sus obras: concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la

vida, 1Jn 2,16. In­com­patibilidad entre el amor al mundo en este sentido y el amor a Dios, 1Jn 2,15-

65

17. Odio del mundo a los cristianos, Jn 16,1-4; 15,18-26. Confianza: Cristo ha vencido al mundo, Jn

16,25-33. La fe en Cristo vence al mundo, 1Jn 5,1-5. Tendrá un fin, 2P 3,10-13.

–Vid. Creación, Fin del mundo.

Novísimos

–Vid. Fin del mundo, Muerte, Juicio, Cielo, Infierno, Purgatorio, Resurrección de los muertos, Vida

eterna.

Obediencia

–Características. Obedecer primeramente a Dios, Hch 4,19-20; 5,26-31. Mejor es la obediencia que las

víctimas, 1S 15,10-23. El alimento de Jesús es cumplir la Voluntad de su Padre, Jn 4,34. Norma de todos

nuestros actos, Mt 3,13-16; Jn 13,3-9. No sólo de palabra, St 1,19-25. Efectiva: parábola de los dos hijos

enviados a la viña, Mt 21,28-31. Pronta, Hb 12,25-29.

–Ámbito. Obediencia en el ámbito familiar, Ef 5,22-23; 6,1-8; Col 3,20; Tt 2,9-10; 1P 3,1-6.

Obediencia a los pastores de la Iglesia, Hb 13,7-19. A las autoridades civiles, Rm 13,1-7; 1P 2,13-17.

–Frutos. Premios que promete el Señor a los israe­litas, Dt 11,13-15. Por su obediencia, Jesucristo ha

rescatado a los hombres, Rm 5,19; Flp 2,5-11. Fruto de la obediencia de María es su maternidad divina,

Lc 1,35-38. Por la obediencia a Dios nos convertimos en madre y hermanos de Jesús, Mt 12,48-50; Mc

3,33-35; Lc 8,21. Dios Padre otorga el Espíritu Santo a los que obedecen, Hch 5,32. Todos los que

obedecen al Espíritu Santo son hijos de Dios, Rm 8,14. Quien escucha las palabras de Cristo y las pone

por obra, es el hombre prudente que edifica su casa sobre roca, Mt 7,24. La obediencia es causa de paz,

Is 48,18.

–Ejemplos de obediencia en el Nuevo Testamento. De Jesucristo al entrar en el mundo por la

encarnación, Hb 10,5-7. Del Señor hasta la muerte y muerte de cruz, Flp 2,5-11. De María al misterio

de la Encarnación, Lc 1,35-38. De José al ángel, Mt 1,18-25; 2,13-14. De José y María al decreto de

César Augusto, Lc 2,1-5. De José y María a la ley judaica, Lc 2,21-24. De los magos a la inspiración de

Dios, Mt 2,1-12. De Jesús durante su vida oculta en Nazaret, Lc 2,51. De los Apóstoles a la llamada de

Jesús, Mt 4,18-22; 9,9; Mc 1,16-20; 2,13-14; Lc 5,27-28. Del diácono Felipe, Hch 8,26-27. De Saulo

en su conversión, Hch 9,5-9. De Pablo a una orden recibida en sueños en Tróade, Hch 16,9-10. De

Ananías, Hch 9,11-17. Del centurión Cornelio, Hch 10,7-9.

–Salmos relacionados. Dios invita a obedecer su ley, Sal 81. Invitación a alabar al Señor y a escuchar

hoy su voz, Sal 95.

–Relatos ilustrativos. Castigo por desobedecer una orden estricta de Dios, Jos 7. Sacrificio de Isaac

y frutos de la obediencia de Abrahán, Gn 22. El Señor retira su favor a Saúl por no haber cumplido

exactamente sus mandatos, 1S 13,7-14; 15,1-26. Castigo a un hombre de Dios que no cumplió todo lo

que el Señor le había ordenado, 1R 13. Naamán queda curado de la lepra al obedecer la orden de

bañarse en el Jordán, 2R 5. Pesca milagrosa: eficacia de la obediencia, Lc 5,1-11. Curación del ciego de

nacimiento, Jn 9,1-11.

Oración

66

–Necesidad y modo de hacerla. Necesaria para resistir la tentación, Mt 26,37-41; Mc 14,38. Para

obtener las gracias necesarias, Jn 4,10. Para obrar el bien, 2Co 13,7. Para obtener vocaciones del dueño

de la mies, Mt 9,37-38. Oración individual, en el secreto de la casa, Mt 6,5-6. Oración en común, Mt

18,19-20. Velar en la oración, 1P 4,7; Col 4,2. Con rectitud de intención, Mt 6,5-14; 1Tm 1,8; 1Re

18,26-29; Is 1,15. Constante, Lc 18,1; 1Ts 5,12-22. Humilde, Lc 18,9-14. Perseverante, Lc 11,5-8;

18,1-8; Ef 6,17-18. Confiada, Mc 11,23.

–Oración de Jesucristo. En la intimidad con su Padre, Mt 14,23; 11,25-26; Mc 1,35-39; Lc 6,12.

Oración por sí mismo, Mc 14,35-36; Lc 22,41. Oración por sus Apóstoles y futuros discípulos, Lc

22,32. Oración sacerdotal en la Última Cena, Jn 17,1-26. Oración en el huerto, Mt 26, 36-46; Mc

14,32-42; Lc 22,39-46; Hb 5,7. Oración en la Cuz, Lc 23,34. La intercesión del Señor tiene carácter

permanente, Hb 7,25. Usó de pasajes de los salmos para expresar su oración personal, Mt 27,46 (Sal

22); Lc 23,46 (Sal 31,6).

–Oración de la Iglesia. Los Apóstoles se reúnen en oración para recibir el Espíritu Santo, Hch 1,14.

Oración de los primeros cristianos, Hch 4,23-31. Fundamento de la actividad de la Iglesia, Hch 1,24-

26; 6,6; 1Tm 2,8; Ap 6,9-14. Oración por Pedro para que fuera librado de la cárcel, Hch 12,1-17.

Oración constante de acción de gracias, 1Co 1,4; Flp 1,9-11. Se dirige al Padre por Jesucristo, Ef 5,20.

Doxologías e himnos litúrgicos, Flp 2,6-11; 1Tm 1,17. Los Apóstoles exhortan continuamente a los

cristianos a cuidar la oración, Rm 12,12; Col 4,2; 1P 4,7; St 5,16. San Pablo se encomienda a las

oraciones de los fieles, Rm 15,30. Los tiene continuamente presentes en sus oraciones, Rm 1,9-10; Ef

1,16; Col 4,12; 1Ts 1,2-3.

–Otros ejemplos de oración. El funcionario de Cafarnaum, Jn 4,46-49. El paralítico y sus amigos, Mt

9,2; Mc 2,3-5; Lc 5,18-20. El centurión de Cafarnaum, Mt 8,5-13; Lc 7,1-10. Los discípulos durante la

tempestad, Mt 8,25; Mc 4,37; Lc 8,23-24. Jairo por su hija, Mt 9,18; Mc 5,23; Lc 8,41. Los dos ciegos,

Mt 9,27. El padre del lunático, Mt 17,14-16; Lc 9,38-39. Marta y María antes de la resurrección de

Lázaro, Jn 11,21-35. Los ciegos de Jericó, Mt 20,30-31; Mc 10,47-48; Lc 18,38-39. Ora­ción de

despedida de Pablo en Mileto, Hch 20,17-35.

–Oración de petición. El Padrenuestro, modelo de oración, Mt 6,9-10; Lc 11,2. Orar los unos por los otros,

St 5,16. Orar por los que persiguen y calumnian, Mt 5,44-45; Lc 6,28. El Señor concede también lo

indispensable para la vida material, Mt 7,7-11; Lc 11,9-13. Ha de ser confiada, Mt 21,22; Mc 11,24; Lc

11,13; St 1,5; Sal 62,9. Humilde, Lc 18,1-14; St 4,6; Si 35,21. Perseverante, Mt 15,21-28; Lc 18,1-8; Hch

1,14; 1Ts 5,17; St 5,16. Pedir en nombre de Jesús, Jn 16,23-27. Pedir varios juntos, Mt 18,19-20. De este

modo es siempre eficaz, Mt 7,7-11; Lc 11,5-13; St 5,13-18.

–Salmos relacionados. Súplica apoyada en la palabra de Dios, Sal 12. Súplica confiada al Señor

presentándole la propia inocencia, Sal 17. Oración por el rey, Sal 20. Súplica de quien se sabe inocente ante

el Señor, Sal 26. El Señor escucha la súplica de quien le reconoce, Sal 28. Proclamar lo que ha hecho el

Señor lleva a nueva petición de auxilio, Sal 40. A quien se apiada del pobre, Dios le escucha en su desgracia,

Sal 41. El pueblo derrotado recuerda anteriores victorias, y suplica audazmente a su Dios, Sal 44. Súplica

confiada en medio de la tribulación causada por enemigos y amigos, Sal 55. Oración pidiendo auxilio al Dios

de cielos y tierra, Sal 57. Petición a Dios para que desbarate a los pueblos que traman contra Israel, Sal 83.

Meditación sobre la Palabra de Dios y oración para conocerla y poder cumplirla, Sal 119. Petición de

67

misericordia al Señor y de ayuda para cumplir su voluntad, Sal 143. Petición del rey al Señor que salvó a

David, para que le proteja a él y dé prosperidad al pueblo, Sal 144.

–Relatos ilustrativos. Intercesión de Abrahán para evitar el castigo de Sodoma y Gomorra, Gn

18,16-33. Oración de Moisés con los brazos extendidos, para alcanzar victoria contra los enemigos, Ex

17,8-15. De David ante el Señor por la promesa mesiánica, 2S 8. De Salomón en la dedicación del

templo, 1R 8,15-61. La oración de Elías pone fin a una gran sequía en Israel, 1R 18,41-46. El Señor

escucha las oraciones de Tobías y Sara, en lugares distintos y por diversos motivos, y envía al arcángel

Rafael, Tb 3. Insistencia de la mujer cananea para alcanzar la curación de su hija, Mt 15,22-28; Mc

7,25-30. Perseverancia de la viuda ante el juez inicuo, Lc 18,1-8.

–Vid. Cánticos, Salmos.

Orden sagrado

–Naturaleza. Instituido por Cristo en la Última Cena, Lc 22,19; 1Co 11,23-26. Superior al de la

Antigua Alianza, 2Co 3,4-18. Elección divina, Hb 5,1-6; Si 45,20-21. El sacerdote es mediador entre

los hombres y Dios, Hb 4,14; 5,1; 7,25; 8,1-4. Actúa en nombre y en persona de Cristo, Lc 10,16.

Ministro de Cristo, 1Co 3,4-23. Dispensador de los misterios de Dios, 1Co 4,1-7.

–Sucesión apostólica. Jesucristo envía a los Apóstoles a todo el mundo, Jn 17,18-19; 20,21-23; Mt

28,19. Establecen diáconos, Hch 6,1-6. Trans­miten a obispos y presbíteros la potestad recibida, Hch

13,3; 14,22; 20,28; 1Tm 4,14; 5,22; 2Tm 1,6. Encargan a otros que a su vez la transmitan, 2Tm 2,1-2;

Tt 1,5.

–Cualidades y deberes de los ministros sagrados. Selección y cualidades de los presbíteros, 1Tm 5,17-25;

Tt 1,5-9. Modelo de santidad, Tt 1,5-9. Virtudes sacerdotales, 1Tm 3,1-10. Guardar la sabiduría y predicar la

doctrina, Mal 2,7. Buen pastor que da la vida por sus ovejas, Jn 10,1-18. Le urge la caridad de Cristo, 2Co

5,11-21. Comportamiento personal y con los diversos géneros de personas, 1Tm 4,12-5,2. Deberes con la

grey confiada, 1P 5,1-4. Reverencia debida a los sacerdotes, Sal 105,15; 1Cro 16,22; Si 7,31; 1Ts 5,12-13;

Hb 13,7.

–Vid. Iglesia (miembros), Tradición.

Paciencia

–Necesidad. Paciencia de Dios con los hombres, Ex 34,1-10; Si 18,11-14; Mt 18,21-35; Lc 13,6-9.

Algunos dichos proverbiales, Pr 15,18; 16,32; Si 1,29. Paciencia del cristiano, Lc 21,7-19. Se

fundamenta en la fe y en la esperanza, Hb 11,24-26.35-40; 1Tm 4,10; 2Tm 2,8-13. El amor es paciente,

1Co 13,4-7. Proceder con humildad, mansedumbre y longanimidad, Ef 4,1. Modelos de paciencia son

los profetas, St 5,10. Virtud propia del ministro de Dios, 2Co 6,3ss. Como el labrador espera los frutos

de la tierra, St 5,7.

–Ámbito de su ejercicio. En la ad­ver­sidad y en la enfermedad, Job 1,21; 2,6ss; Si 38,9; St 5,7-11. En

las tribulaciones, Rm 5,3-4; 2Co 1,5-6; St 1,2-4. Con los que yerran, 2Tm 2,22-26. Para perseverar en

el servicio de Dios, Si 2,1-5. Para alcanzar las promesas de Cristo, Mt 5,11-12; Lc 6,22-23; Hb 10,36.

Será especialmente necesaria al fin del mundo, Mt 24,5-24; Mc 13,6-23; Lc 21,8-19.

68

–Relatos ilustrativos. Oración de Tobías en la adversidad, Tb 3,1-6. Comportamiento de Job ante el

sufrimiento, Job 1,1-2.13. De David ante las maldiciones que le dirigen, 1S 16,5-14. Ejemplo de

Jesucristo durante su pasión, Mt 27,27-31; Lc 23,6-12; Jn 18,22-23; Hch 8,32-35; Hb 12,1-3; 1P 2,19-

24.

Palabra de Dios

Meditación sobre la Palabra de Dios y oración para conocerla y poder cumplirla, Sal 119.

–Vid. Cánticos, Evangelio, Sagrada Escritura, Salmos.

Pastor

–Vid. Buen Pastor.

Parábolas

–Características. Narración ideada para exponer con viveza una verdad de orden superior, Ez

17,2ss; Jc 9,ss; 2S 12,1ss. Jesucristo las utilizó mucho en su predicación, Mt 13,3.34-35.52. Razón de

las parábolas, Mt 13,10-18. Las explicaba a solas a sus discípulos, Mc 4,10-12; Lc 8,9-10. Debió de

exponer otras muchas parábolas que no han sido conservadas, Mt 13,34; Mc 4,33-34.

–Principales parábolas de Cristo. Administrador fiel, Lc 12,41-48; Mt 24,45-51. Administrador infiel,

Lc 16,1-13. Bodas reales, Mt 22,1-14. Buen pastor, Jn 10,1-11. Buen samaritano, Lc 10,30-37. Casa

bien o mal fundada, Mt 7,24-27; Lc 6,47-49. Diez minas, Lc 19,11-27; Mt 25,14-30. Dracma perdida,

Lc 15,8-10. Fariseo y publicano, Lc 18,9-15. Grano de mostaza, Mt 13,31-32; Mc 4,30-32; Lc 13,18-

19. Grano de trigo que crece en silencio, Mc 4,26-29. Higuera estéril, Lc 13,6-9. Huésped nocturno, Lc

11,5 -8. Hijo pródigo, Lc 15,11-32. Hijos enviados por su padre a la viña, Mt 21,28-32. Invitados al

banquete, Lc 14,16-24. Jornaleros enviados a la viña, Mt 20,1-16. Juez inicuo y viuda, Lc 18,1-8.

Lámpara encendida, Lc 8,16-18; Mc 4,21-22. Levadura, Mt 13,33; Lc 13,20-21. Lo que mancha o no

mancha, Mt 15,10-20. Medida, Mc 4,24-25. Niños caprichosos, Mt 11,16-19; Lc 7,31-35. Oveja

perdida, Mt 18,12-14; Lc 15,3-7. Padre de familia, Mt 13,51-52. Padre de familia que debe velar, Mt

24,42-44; Mc 13,33-35; Lc 12,35-38. Perla preciosa, Mt 13,45-46. Red barredera, Mt 13,47-50. Rico

epulón y pobre Lázaro, Lc 16,19-31. Rico necio, Lc 12,16-20. Sembrador, Mt 13,1-23; Mc 4,1-20; Lc

8,4-15. Servidor fiel y prudente, y servidor malo, Mt 24,43-51; Mc 13,33-37; Lc 12,39-40. Siervo

despiadado, Mt 18,23-35. Talentos, Mt 25,14-30. Tesoro oculto, Mt 13,44. Trigo y cizaña, Mt 13,24-

30. Viñadores homicidas, Mt 21,33-46; Mc 12,1-9; Lc 20,9-17. Vírgenes prudentes y vírgenes necias,

Mt 25,1-13.

Paz

–Origen. Es obra de la justicia, Is 32,17. Dios es un Dios de paz, 1Co 14,33. El Evangelio es la

buena nueva de la paz, Hch 10,36. Cristo la promete a sus discípulos, Jn 14,27; 16,33. Don de Jesús, Lc

24,36; Jn 14,27; 20,19-31. Fruto del Espíritu Santo, Ga 5,22. Patrimonio de los hombres de buena

voluntad, Lc 2,14. Proviene de tomar sobre sí el yugo de Cristo que es ligero, Mt 11,28-29. Saludo

usado por Jesucristo, Mt 10,12-14; Lc 24,36; Jn 20,19-21.

–Características. El reino de Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo, Rm 14,17. Cristo no ha

69

venido a traer la paz sino la guerra, Mt 10,34-37; Mc 13,12-13. Su paz es distinta de la del mundo, Jn

14,27. Sobrepuja todo entendimiento, Flp 4,7. Los cristianos, sembradores de paz, Lc 10,5; Rm 12,18.

Serán llamados hijos de Dios, Mt 5,9. Procurar la paz con todos, Hb 12,14-18. Vivir en paz para que el

Dios de la caridad y de la paz esté en nosotros, 2Co 13,11. San Pablo recomienda a los cristianos evitar

pleitos entre sí, 1Co 6,7. Exhortación a la paz, Ef 4,25-32. Ser concordes en un mismo pensar y en un

mismo sentir, 1Co 1,10. No perderla en las dificultades, Flp 4,10-20. Se pierde por la soberbia, Pr

13,10. Todo reino dividido contra sí mismo será desolado, Mt 12,25.

–Salmos relacionados. Alegría de llegar a Jerusalén, la ciudad santa, a la que se desea la paz, Sal 122.

Pecado

Pecado original

Cometido al comienzo de la historia, por instigación del demonio, Gn 3,1-6; Si 25,33; Sb 2,24; Jn

8,44. Sus consecuencias inmediatas, Gn 3,7-9. Castigo de los primeros padres, Gn 3,9-19. Dones

perdidos como consecuencia del pecado original: inmortalidad, Gn 2,16-17; Sb 2,23-24; Rm 5,12;

ciencia, Gn 2,19-24; Si 17,5-9; inmunidad de la concupiscencia, Gn 2,25. Transmisión a todos los

hombres, Sal 51,7; Job 14,4; Rm 5,12-14. Consecuencias para los descendientes de Adán, Rm 3,10-18;

5,15-21; 7,13-25. Miseria de la condición humana, Si 40, 1-11. Somos por naturaleza hijos de ira, Ef

2,2-3. Dios lo permitió para tener misericordia de todos, Rm 11,32. Sobreabundancia de la Redención,

Rm 5,15-21. La ley del Espíritu libra de la ley del pecado, Rm 8,1-13. Cristo es propiciación de

nuestros pecados, 1Jn 2,1-2. El Hijo de Dios vino al mundo para destruir la obra del demonio, 1Jn 3,8-

9. Las consecuencias del pecado original permanecen aun después de recibir el bautismo, Rm 7,14-25.

Pecado mortal

–Naturaleza. Es dejar a Dios, fuente de aguas vivas, para volverse a las criaturas, Jr 2,13-19. Nace

del interior del corazón, Mt 15,16-20. Tiene carácter personal, Ez 18,1-32; 33;10-20. Nadie está libre,

ni gentiles ni judíos, Rm 1 y 2. Todos los hombres son pecadores, Rm 3,1-20; 1Jn 1,8. Progreso del

pecado después del pecado original, Gn 6,1-7. Aumentará al final del mundo, 2Tm 3,1-5. Caducidad

del mal: al final desaparecerá el pecado, Si 40,12-16.

–Malicia y efectos. San Pablo recoge listas de pecados graves, merecedores del castigo eterno, Rm

1,21-32; 1Co 6,9-10; Ga 5,18-21. Pecados especialmente graves son: la idolatría, 1Co 8,1-6; Ap 2,12-

29; el pecado contra el Espíritu Santo, Mt 12,22-37; Mc 3,22-30; Hb 6,4-12; la apostasía, Hb 10,26-31;

la simonía, Hch 8,18-25; el escándalo de los pequeños, Mt 18,1-7; Lc 17,1-2; el adulterio, 1Co 6,9; Hb

13,14; los actos homosexuales, Rm 1,24-32; 1Co 6,9; los pecados contra la justicia que claman al cielo,

St 5,1-6. Amenazas divinas contra los pecadores, Lv 26,14ss. La paga del pecado es la muerte, Rm

6,23. El error y las tinieblas del alma son efectos del pecado, Si 11,6. Somete a la esclavitud del

demonio, Jn 8,34; 2Tm 2,26. Los pecadores son enemigos de su propia dicha, Tb 12,10.

–Remedios. Huir del pecado como del mayor mal, Si 21,1-11. Evitar las ocasiones, Mt 5,29-30; 18,8.

Apartarse de la compañía de los pecadores, Pr 1,8-19. Consejos para evitar el pecado, Si 7,1-19. Lucha

contra el pecado, Mt 5,29-30; Hb 12,4.

Pecado venial

70

Todos cometemos pecados, 1Jn 1,8-10; St 3,2. Hasta el justo peca siete veces al día, Pr 24,16; Qo

7,20-24. Hay pecados que no causan la muerte del alma, 1Jn 5,16. Son pequeñas raposas que destrozan

la viña, Ct 2,15. Predispone al pecado mortal: el que es infiel en lo poco también es infiel en lo mucho,

Lc 16,10. Pecados de omisión: el que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado, St 4,17. De

cualquier palabra ociosa que hablen los hombres han de dar cuenta en el día del juicio, Mt 12,36.

Pecados capitales

–Vid. Avaricia, Envidia, Gula, Ira, Lujuria, Pereza, Soberbia.

–Salmos relacionados. El Señor perdona a quien confiesa su pecado, Sal 32. Invocación al Señor de un

hombre enfermo y perseguido, consciente de su pecado, Sal 38. Súplica de purificación del pecado y de

renovación del corazón, Sal 51. El pueblo suplica el perdón divino y el juicio de las naciones que han

destruido el templo y sembrado la muerte, Sal 79. Grito de confianza en el Señor que perdona las

culpas, Sal 130.

–Relatos ilustrativos. Castigo divino a la humanidad: el diluvio, Gn 6,15-22; 7,11-24. Destrucción

de Sodoma y Gomorra, Gn 19. Caídas graves de David por no evitar las ocasiones, 2S 11.

–Vid. Bautismo, Confesión sacramental, Redención.

Penitencia

–Necesidad de la penitencia. Los profetas invitan a la conversión y a la penitencia por los pecados,

Is 1,10-20; Jr 2,1-37; 3,12-4,4; 31,18-22; Os 6,1-11; 11,1-11; 14,2-10; Jl 1,13-20; 2,12-17; Am 5,4-

7.14-15; Jon 3,1-10; So 2,1-3; Za 1,1-6. Llamada de Juan el Bautista al cambio de vida, Mt 3,1-12; Mc

1,4-8; Lc 3,7-9. Cristo comienza su predicación invitando al arrepentimiento, Mt 4,17; Mc 1,14-15.

Reproche a las ciudades donde realizó muchos milagros pero no hicieron penitencia, Mt 11,20-24; Lc

10,13-14. Contraste con los habitantes de Nínive, que hicieron penitencia ante la predicación de Jonás,

Mt 12,38-42; Lc 11,29-32. No ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a penitencia, Lc

5,32. Necesidad de pasar por la puerta angosta, Lc 13,24-27.

–Exhortación a la penitencia. El Señor reprende y corrige a los que ama, Ap 3,19. La muerte puede

llegar en cualquier momento, Lc 13,1-5. Exhortación de Santiago, St 4,8-10. Quejas del Señor ante la

falta de arrepentimiento de los hombres, Pr 1,24. Dios dilata los castigos para dar tiempo a que los

hombres hagan penitencia, 2P 3,9. Castigo de los que no se arrepienten de sus pecados y no hacen

penitencia, Ap 2,5; 9,21.

–Salmos relacionados: los siete salmos penitenciales. Petición de perdón desde la enfermedad, Sal 6.

Dichoso el hombre cuyo pecado es perdonado, Sal 32. Súplica del hombre afligido por Dios a causa de

su pecado, Sal 38. Purificación del pecado y renovación del corazón, Sal 51. Plegaria de un afligido

que desahoga su congoja ante el Señor, Sal 102. Grito de confianza en el Señor que perdona las culpas,

Sal 130. Petición de misericordia a Dios y de ayuda para cumplir su voluntad, Sal 143.

–Relatos ilustrativos. David hace penitencia por sus pecados, 2S 12,15-25.

–Vid. Ayuno, Confesión sacramental, Contrición, Conversión, Mortificación, Pecado.

Perdón

71

–Vid. Caridad (Amor a los enemigos y perdón de las ofensas), Pecado.

Pereza

–Vid. Diligencia, Trabajo.

Persecuciones

–Visión sobrenatural. Insidias del impío contra el justo, Sb 2,10-20. Jesús anuncia que sus

discípulos sufrirán persecuciones, Mt 10,16-23; 24,9. Verlas como señal del amor paterno de Dios, Pr

3,11, Hb 12,4-13. Pruebas con las que Dios purifica al alma, Job 23,10; Pr 17,3; Sb 3,6; Is 48,10. No

extrañarse de ser perseguidos a causa de la fe, 2Tm 3,12; Hb 10,32-39. Es sumo gozo verse rodeados

de diversas pruebas, St 1,2. Agrada a Dios quien por consideración a Él soporta las ofensas padeciendo

injustamente, 1P 2,19. Necesarias para seguir a Cristo, Mt 10,38. Bienaventuranza de los perseguidos o

calumniados, Mt 5,10-11. Bendecir a los perseguidores, Rm 12,14.

–Frutos. Efectos beneficiosos, Hch 8,1-8; 14,19-28. Misericordia de Dios en el tiempo de la

tribulación, Si 35,26. El Señor da sabiduría y fortaleza para afrontar la prueba, Lc 21, 12-18; Hch

4,1-22. Persecuciones sufridas por los Apóstoles, 1Co 4,9-13; 2Co 4,8-12. Por los fieles de la

Iglesia primitiva, Hch 7,54-59; 8,1-3; 9,1-14. Por San Pablo y sus compañeros, Hch 13,45-50;

14,1-6.18-19; 16,19-26; 17,1-14; 18,11-17; 21,27-40; 2Co 11,21-29. San Pablo rebosa de gozo en

todas sus tribulaciones, 2Co 7,4. Si sufrimos con Cristo, reinaremos con Él, 2Tm 2,12. Perseverar

hasta el fin, Mt 24,9-13. Seguridad de la victoria: casa fundada sobre roca, Mt 7,24-25.

–Salmos relacionados. Confianza en Dios ante las persecuciones, Sal 7. Dramática apelación al Señor

en la desgracia, Sal 13. La salvación llega cuando se invoca al Señor, Sal 18. Súplica de un hombre que

buscaba la paz y encontró persecución, Sal 35. Súplica de salvación frente al enemigo que persigue a

muerte, Sal 54. Súplica confiada en medio de la tribulación causada por enemigos y amigos, Sal 55.

Petición de auxilio cuando los enemigos atacan como perros, Sal 59. Súplica ante la conspiración de los

malvados, Sal 64. Súplica de un hombre en desgracia, piadoso y afrentado por todos, Sal 69. Urgente

petición de auxilio divino frente a los enemigos, Sal 70. Acción de gracias al Señor que está de nuestra

parte y nos salva, Sal 124. Súplica confiada al Señor pidiéndole protección frente a la violencia de los

enemigos, Sal 140. Oración de un hombre solo y perseguido, Sal 142.

–Relatos ilustrativos. Huida del profeta Elías ante las amenazas de Jezabel y Ajab, y encuentro con

Dios en el Horeb, 1R 19.

–Vid. Confianza en Dios, Cruz, Paciencia, Perseverancia.

Perseverancia

–Necesidad. En las obras buenas, Hch 1,14; 2,42; Hb 12,4-13. Poner los ojos en Cristo, nuestro

modelo, Hb 12,1-3. Para no perder el fruto del trabajo, 2Jn 8. Conservar hasta el fin la confianza del

principio, Hb 3,14. Perseverar hasta el fin, Mt 10,22; 24,13. Hasta poner la última piedra en el edificio

de la propia santificación, Lc 14,28-33. Hasta poder decir: he combatido el buen combate, he terminado

mi carrera, he guardado la fe, 2Tm 4,7.

–Recomendaciones y promesas. Estar en guardia, mantenerse alerta, Ha 2,1. No volver la cara atrás, Lc

72

9,62. No cansarse de hacer el bien, Ga 6,9. Como el deportista que se entrena para conseguir el premio,

1Co 9,24-25. Vuestro trabajo no es en vano ante el Señor, 1Co 15,58. Se promete la corona de la vida,

Ap 2,10. Ser columna en el templo de Dios, llevar escrito su nombre, Ap 3,11. El que venciere se

sentará con el Señor en su trono, Ap 3,21.

–Relatos ilustrativos. Parábola de la viuda y el juez inicuo, Lc 18,1-8.

–Vid. Fidelidad, Oración, Premio, Vida eterna.

Piedad

Es propio del hombre de Dios seguir la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la

mansedumbre, 1Tm 6,11. El misterio de la piedad, 1Tm 3,16. Proviene del Espíritu Santo, por el que

clamamos Abba, Padre, Rm 8,15. Es útil para todo y tiene promesas para la vida presente y para la

futura, 1Tm 4,1-11. Manifestaciones concretas, St 1,26-27. Ejemplo de los mayores, hombres piadosos

cuya justicia no cayó en el olvido, Si 44,10. Recompensa de las obras piadosas, Hch 9,36-43.

– Vid. Filiación divina, Oración.

Pobreza

–Vid. Desprendimiento, Jesucristo (trato con los pobres).

Predicación

Necesidad de la predicación, Rm 10,14. El Evangelio es la palabra de la verdad, Ef 1,13. Sólo Cristo

tiene palabras de vida eterna, Jn 6,68. La palabra del Señor es espíritu y vida, Jn 6,63. Exhortación a

escuchar la palabra de Dios, Mc 4,9-23; Lc 8,14-15. Los predicadores son cooperadores de Dios, 1Co

3,4-9. Dignidad de los predicadores, 1Co 3,8-9; 4,1. Son ministros de Cristo y dispensadores de los

misterios de Dios, 1Co 4,1-2. El sacerdote es puesto para beneficio de los hombres, Hb 5,1-4. Su

responsabilidad personal, 1Co 3,10-16. Debe combatir las malas doctrinas, 1Tm 1,3-20. No busca

agradar a los hombres, sino sólo a Dios, 2Co 4,5; 1Ts 2,4. Al hablar hay que hacerlo con gracia,

adaptándose a la situación de cada uno, Col 4,5-6. Ha de sacar de la doctrina revelada en el Antiguo y

Nuevo Testamento la ciencia necesaria, 2Tm 3,16-17. Comete un crimen el que profana la palabra de

Dios, 2Co 2,17. El don de lenguas, 1Co 14.

–Vid. Evangelio, Orden sagrado, Sagrada Escritura.

Presencia de Dios

Camina en mi presencia y sé perfecto, Gn 17,1. Los ojos del Señor están fijos sobre los caminos del

hombre y contemplan todos sus pasos, Job 34,21. Buscar el rostro de Dios, Sal 27,8-14. Buscar a Dios

con sed, como la tierra árida y sedienta de agua, Sal 63,2. Poner los ojos en Yavé, porque es quien libra

de los peligros, Sal 25,15. El Señor está a mi diestra, no me moveré, Sal 16,8. Pendientes de Dios como

los ojos del siervo a las manos de su señor, Sal 123,2. Promesa divina: Yo estaré con vosotros hasta la

consumación del mundo, Mt 28,20.

–Salmos relacionados. Petición de ayuda a lo largo del día, Sal 5. Lo mejor siempre es permanecer

junto a Dios, Sal 11. Condiciones para mantenerse en la presencia del Señor, Sal 15. Súplica para llegar

73

a la presencia del Señor, Sal 43. El Señor penetra lo más íntimo del hombre y su acción alcanza todo

lugar y tiempo, Sal 139.

Primeros cristianos

Vida cotidiana, Hch 2,42-47; 4,32-37; Rm 16,1-24. Acción de gracias y oración por la Iglesia, Hch 4,23-31.

Ambiente de fraternidad, Hch 28,11-16. Vida ejemplar: un solo corazón y una sola alma, Hch 4,32-37. Algunas

excepciones, como Ananías y Safira, Hch 5,1-11. Crecimiento del número de los discípulos, Hch 5,12-16. Se

dispersan a causa de la persecución y aprovechan para hacer apostolado, como Felipe el diácono, Hch 8,4-8.

Crecimiento y paz de la primera comunidad cristiana, Hch 9,31. Bautismo del centurión Cornelio, el primer gentil,

Hch 10,1-48. Exigencias de la santidad cristiana que San Pablo predica a los efesios, Ef 5,1-20. Pobreza de los

primeros cristianos de Jerusalén y colecta promovida por San Pablo, 1Co 16,1-3; 2Co 9,1-15; Rm 15,25-29. Cómo

se comportaban con los pecadores, 1Co 5,9-13. Con los que vacilaban en la fe, Jds 22-23. Con los otros cristianos

en los procesos, 1Co 6,1-11.

–Vid. Discípulos (primeros discípulos de Jesús).

Prójimo

–Vid. Caridad.

Providencia divina

Da a todos la vida, el aliento y todas las cosas, Hch 17,24-28. Gobierna todo con suavidad y cuida de

todos, Sb 6,17; 8,1. Todo lo dispone con medida, número y peso, Sb 11,21; 12,13-18. Providencia especial

con los hombres, Pr 16,9; Mt 6,25-34. Obra en los hombres y con los hombres, Is 26,12; Flp 2,13. Durante

los viajes, Si 34,9-21. Los hombres, instrumentos libres de la providencia divina, Pr 21,1; Is 10,15; Ez 36,26.

Providencia con los Apóstoles, Mt 10,16-42.

–Salmos relacionados. Alabanza al Dios Creador que da la paz y la ley a Israel, Sal 147.

–Relatos ilustrativos. Viaje del siervo de Abrahán en busca de esposa para Isaac, Gn 24. Viaje de

Tobías a un país lejano, Tb 5-9.

–Vid. Abandono, Confianza en Dios, Creación.

Prudencia

–Importancia. Con la sabiduría se edifica la casa y con la prudencia se afirma, Pr 24,3. Buscarla

desde la juventud, Sal 119-100; Sb 8,2.9. Hace más el sabio que el valiente, el hombre de ciencia más

que el fuerte, Pr 24,5. Fuente de vida es la cordura para quien la tiene, y es castigo del necio la necedad,

Pr 16,22. La prudencia vale más que las perlas, y cuanto hay de codiciable no puede comparársele, Pr

8,11. Prudencia con las compañías, Si 9,14-23. Prudencia con los favores, Si 11, 31-12,19. Prudencia

antes de hablar y actuar, Si 8,15-18; 11,7-10. En las relaciones sociales, Si 8,1-22. En el trato con ricos

y pobres, Si 13,1-30.

–Algunos dichos sapienciales. Las palabras del sabio y del necio, Si 20,17-25. Escuchar los consejos de los

sabios, Pr 22,17-19. Treinta consejos prácticos del sabio, Pr 22,22-24,22. Mejor la prudencia que la astucia,

Si 19,18-28. El corazón del sabio hace prudente su boca y sobre sus labios crece la persuasión, Pr 16,23. No

74

te apartes de los dichos de mi boca, Pr 4,1-2. Mejor es reproche de sabio que alabanza de necio, Qo 7,5-6.

Donde no hay gobierno el pueblo va a la ruina, en la abundancia del consejo está la salvación, Pr 11,14.

–Prudencia del espíritu y de la carne. Dios nos ha colmado de toda sabiduría y prudencia, Ef 1,7-8. No

proviene de la edad, sino del cumplimiento de la voluntad de Dios, Sal 119,100. Jesucristo recomienda

ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas, Mt 10,16-23. Hombre prudente que edifica su

casa sobre roca, Mt 7,24-27; Lc 6,46-49. Prudentes en el negocio del alma: parábola del administrador

infiel, Lc 16,1-8. Ser prudentes y velar en oración, 1P 4,7. Las vírgenes prudentes y las necias, Mt 25,1-

13. No actuar como necios, sino como prudentes, aprovechando el tiempo, Ef 5,15-16. Si nos

juzgáramos rectamente, no seríamos juzgados. 1Co 11,31. No juzgar por las apariencias, sino por un

juicio recto, Jn 7,24. La apariencia de este mundo pasa, 1Co 7,31. Mientras tenemos tiempo, obremos

bien, Ga 6,10. La prudencia de la carne es muerte, la prudencia del espíritu es vida y paz, Rm 8,6.

–Relatos ilustrativos. Consejo de Jetró a Moisés e institución de los jueces en Israel, Ex 18.

Medidas que tomó Jacob para aplacar a su hermano Esaú, Gn 32,4-21; 33. Parábola del mayordomo

sagaz, Lc 16,1-14.

–Vid. Autoridad, Sabiduría.

Pureza

–Vid. Castidad.

Purgatorio

–Existencia y naturaleza. Existe realmente, 2M 12,43-46; Mt 12,32; 1Co 3,10-17. Muestra de la

justicia de Dios, Mi 7,9; 1Jn 5,16. En el cielo no puede entrar nada manchado, Ap 21,27. Necesario

para purificar las obras (heno, madera, paja) que cada uno haya puesto sobre el fundamento que es

Cristo, 1Co 3,10-15. No se sale de allí hasta pagar el último centavo, Mt 5,26; 18,23-34.

–Penas. Tienen carácter temporal: después de un ligero castigo, las almas serán colmadas de beneficios

porque Dios las probó y las halló dignas de sí, Sb 3,1-5. Estarán un tiempo en la prisión y después

serán libradas, Is 24,22; Sal 142,8. Se las puede ayudar mediante el ofrecimiento de sufragios, 2M

12,38-46; Si 7,37; 1Co 15,29. Con las riquezas injustas es posible hacer amigos para que, cuando ellas

falten, nos reciban en las moradas eternas, Lc 16,9.

Recogimiento

En la boca de los necios está su corazón; y el corazón de los sabios es su boca, Si 21,29. El sabio se calla hasta el

momento oportuno; el necio no sabe guardar su tiempo, Si 20,7. En toda labor hay fruto; pero la charlatanería

empobrece, Pr 14,23. En el mucho charlar no falta el pecado, el que refrena sus labios es sabio, Pr 10,19.

–Vid. Oración, Presencia de Dios.

Rectitud de intención

Imagen del ojo en el cuerpo: si está sano, todo el cuerpo será luminoso, mas si está enfermo, todo el

cuerpo se hallará en tinieblas, Mt 6,22-23. El sabio tiene ojos en la frente y el necio anda en tinieblas, Qo

2,14. Trabajar, rezar, ayunar, dar limosna, cara a Dios y no cara a los hombres, Mt 6,1-8.16-18; Ef 6,5-8.

75

Hacerlo todo para la gloria de Dios, 1Co 10,31. Buscar agradar a Dios y no a los hombres, 1Ts 2,3-8. El

alimento del Señor es hacer la voluntad del que le envió y acabar su obra, Jn 4,34. Es necesaria para

reconocer a Jesús, Jn 7,1-30.

–Salmos relacionados. El Dios de la Alianza pide a su pueblo sacrificios sinceros y una conducta según

sus preceptos, Sal 50.

–Vid. Sinceridad.

Redención

Necesaria porque todos los hombres hemos pecado, Rm 3,10-23; 11,32. Por el pecado original

éramos vasos de ira dispuestos para la perdición, Rm 9,22. Pero Dios desea que todos se salven, 1Tm

2,4. Se compadece de quien quiere, Rm 9,18.25-29; Col 1,11-14. Quiere usar misericordia con todos,

Rm 11,32. Se compadece incluso de los que voluntariamente desprecian su gracia, Rm 2,4; 10,20.

Todos reciben gracias suficientes para no pecar, Rm 1,21-23. Cristo murió para salvar a todos los

hombres, Rm 3,23-24; 5,6-9; 2Co 5,14-15; 1Tm 2,6; 1Jn 2,2; 1Jn 2,2. Nos ha rescatado con su

obediencia al Padre, Rm 5,18-19; Flp 2,5-8. Al precio de su sangre, Hb 9,11-15; 1Co 6,20; 7,23; 2Co

5,19; 1P 1,18-20. Sobreabundancia de la redención, Rm 5,15-21. Los que se pierden, se pierden por su

culpa, Rm 1,19-23; St 1,13-18. Los llamamientos de Dios, Hb 12,25-29. Colaborar en la propia

salvación, 1Co 9,24-10,14; Col 1,24; 2Tm 2,11-13.

–Vid. Jesucristo (Mediador), Justificación, Pecado.

Reino de Dios

–Significado y anuncio. Dominio perpetuo de Dios en todo el universo por razón de la creación y

conservación, Sal 103,19; 145,13. Dios es de modo especial rey de Israel por razón de la elección y

consentimiento del mismo pueblo, Ex 24,3-8. Da las leyes a este pueblo y les manifiesta su voluntad

por medio de profetas y sacerdotes, Dt 18,18. Por eso el rey de Israel gobierna al pueblo en nombre y

como vicario de Dios, 1S 12,13-15; 2S 7,14. Por la rebelión de Israel, Dios elige un pueblo dócil y

santo entre los gentiles, Is 2,2-4. El Señor pone como príncipe de este reino a un rey de la casa de

David, Sal 2,6-9; 72,1-20; 110,1-5; Is 9,6-7; 11,1-10; Jr 23,5; Ez 37,21-25; Os 3,5; Am 9,11; Mi 5,1.6.

Se instaura en el Nuevo Testamento con la predicación de la penitencia y conversión de las mentes a

Dios, Mt 3,2; 4,17; Mc 1,4-8; Lc 3,3-6.

–Predicación e institución por Jesucristo. Anunciado por Juan Bautista, Mt 3,2. El Señor lo predica

desde el comienzo de su vida pública, Mt 4,17; Mc 1,14-15. Lo compara con la semilla que lanza el

sembrador a voleo, Mt 13,3-23; con un campo en el que crecen juntos el trigo y la cizaña, Mt 13,24-

30,36-43; con el grano de mostaza y la levadura, que son pequeños en sus comienzos, Mt 13,31-35; con

una perla preciosa y un tesoro escondido, Mt 13,44-46; con una red que recoge todo género de peces,

Mt 13,47-51; con el grano de trigo que crece en silencio, Mc 4,26-29; con una gran cena, Lc 13,24-30;

14,15-24; con un banquete de bodas al que todos son invitados, Mt 22,1-14; con una viña a la que todos

son llamados a trabajar, Mt 20,1-16; con una viña arrendada a labradores rebeldes, Mt 21,33-46; Mc

12,1-12; Lc 20,9-19.

–Naturaleza. Es el reino de nuestro Padre celestial, en cuya providencia debemos confiar y a cuya

76

voluntad debemos someternos, Mt 6,5-14.26-32. La acción y los milagros de Jesús son señal de su

llegada, Mt 8,14-17; Lc 10,14-26. Se realiza en la persona misma de Jesús, Mt 12,28; Lc 11,20. No es

de este mundo, Jn 18,36. Es de naturaleza espiritual, Rm 14,17. Se manifiesta con sencillez, Lc 17,20.

Está ya en medio de nosotros, Lc 17,21.

–Características. Tiene una fase temporal y otra eterna, Mt 13,3-9.18-52; 25,14-29. La fase terrena del

reino de Dios es la Iglesia, Mt 16,16-19. Se realizará plenamente al fin de los tiempos, Ap 21,1-22,5.

Consiste en la justicia, en la paz y en el gozo del Espíritu Santo, Rm 14,17. Se revela a los humildes,

Mt 13,10-17; Mc 4,10-12; Lc 8,9-10. Su ley es la caridad, Mt 22,34-40; Jn 13,34-35; 1Jn 3,13-24.

Requisitos para entrar en el Reino: renacer del agua y del Espíritu, Jn 3,3; vivir el espíritu de las

bienaventuranzas, Mt 5,1-12; cumplir la voluntad de Dios, Mt 5,17-20; 7,21-23; ser humildes y hacerse

como niños, Mt 18,1-4; 19,14-15; hacerse violencia a sí mismo, Mt 11,12; Lc 16,16. Muchos son los

llamados y pocos los elegidos, Mt 20,16; 21,31-32; 22,14.

–Vid. Fin del mundo, Iglesia, Jesucristo (oficio real).

Respetos humanos

Vergüenza buena y mala, Si 4,23-29. Vergüenza para el bien y vergüenza para el mal, Si 41,17-42,8.

Hablar de Dios con ocasión y sin ella, 2Tm 4,1-5.

–Vid. Apostolado.

Resurrección de los muertos

–Verdad revelada por Dios. Fruto de la omnipotencia divina, Nm 16,22; 1S 2,6; 1Re 17,17-22; 2R

4,18-37; 1Co 15,35-38. Se afirma en el Antiguo Testamento, Is 26,19; Dn 12,1-2; Job 19,25-27; 2M

7,9.14. Es una de las verdades fundamentales de la fe, afirmada por el Señor contra los saduceos, Mt

22,23-33; Mc 12,18-27; Lc 20,27-40. Enseñada a los discípulos, Jn 5,28-30. A Marta, antes de la

resurrección de Lázaro, Jn 11,3-27. Expuesta por los Apóstoles en su predicación, Hch 4,2; 17,18; 23,6;

24,15. Cuadro del Apocalipsis, Ap 20,12-15.

–Naturaleza y modo. Se deduce de la resurrección de Cristo, 1Co 15,12-19; de la mística unión entre

Cristo y los cristianos, 1Co 15,20-22; de la perfecta victoria de Cristo sobre la muerte, 1Co 15,53-57;

de la presencia del Espíritu Santo como prenda en nuestros cuerpos, Ef 1,13-14; de los trabajos

apostólicos, 1Co 15,30-32; del deseo infundido por Dios en los corazones para la perfecta redención

del cuerpo, Rm 8,22-23. Se halla en íntima relación con la recepción de la Eucaristía, Jn 6,39-40.55. La

muerte será destruida por Cristo, 1Co 15,24-26. Hay una resurrección para la gloria y otra para el

castigo, Jn 5,28-29. Se tratará del mismo cuerpo de ahora, Job 19,26-27; 2M 7,11; 1Co 15,53. Pero

transformado como la semilla que se echa en tierra y resurge, 1Co 15,39-54. Es una resurrección para

no morir nunca más, Lc 20,34-38; 1Co 15,53; Ap 21,4. Cualidades de los cuerpos gloriosos, 1Co

15,42-44. Fomentar la esperanza de la resurrección, 2Co 4,13-18.

–Relatos ilustrativos. Visión de los huesos secos que resucitan, Ez 37,1-14.

– Vid. Cielo, Vida eterna.

Revelación

77

Manifestación del misterio de Dios y de su voluntad con respecto a los hombres, Ef 1,3-23; Ga 1,6-

10. Jesús mismo es la revelación del Padre, Mt 17,1-13; Jn 14,1-4; Hb 1,1-4; Ap 5,1-14. San Pablo es

encargado de revelar ese misterio a los gentiles, Ef 3,1-13. Se le muestran cosas que la lengua humana

no puede explicar, 2Co 12,1-10.

–Vid. Evangelio, Sagrada Escritura.

Romano Pontífice

Jesús cambia el nombre a Simón por el de Pedro, para significar cuál será su papel en la Iglesia, Jn

1,40-42. Le promete la primacía en la Iglesia y unos poderes adecuados, Mt 16,13-19; Lc 22,31-32.

Entrega del primado, Jn 21,15-17. San Pedro anuncia que tras su muerte se cuidará de que los cristianos

recuerden sus instrucciones y advertencias, 2P 1,12-15.

–Vid. Iglesia, Orden sagrado.

Sabiduría

En el Antiguo Testamento

–Naturaleza y efectos. Toda sabiduría procede del Señor, Si 1,1-8. Cualidades, Sb 1,4-7; 6,12-21;

7,8-30. Es propia del corazón prudente, Pr 18,15. No procede de los años, sino del deseo de cumplir la

voluntad de Dios, Sal 119,100. Aparta de las malas compañías, Pr 2,10-22. Discierne lo bueno de lo

malo, Si 33,7-15. Beneficios que trae consigo, Pr 2,1-22; Qo 6,8-12; Si 14,22-15,10. Bienes que la

acompañan, Pr 8,1-21.32-36. El temor de Dios es el principio de la sabiduría, Job 28,12-28; Si 1,11-

40; 2,7-23.

–Verdadera y falsa sabiduría. Vanidad de la sabiduría y de la ciencia humana, Qo 1,16-18.

Verdadera y falsa sabiduría, Si 37,20-34. El verdadero sabio, Si 14,22-27; 15,1-10; 33,1-6. La necedad,

Pr 9,13-18; Si 22,7-22. Los falsos sabios, Jr 8,7-12. Palabras del sabio y del necio, Si 20,9-25; 21,12-

31. Vanidad de vanidades: nada hay nuevo bajo el sol, Qo 1,1-11.

–Exhortación a la sabiduría. Amor de la sabiduría, Si 4,12-22. Sus excelencias, Si 1,1-10; 24,1-13.

Elogio de la sabiduría, Pr 3,13-20. Invitación a seguirla, Pr 1,20-33; 4,1-9; 8,1-21. Consejos para

alcanzarla, Si 6,18-37. Perseverancia en buscarla, Pr 3,1-12. Banquete al que invita a todos los

hombres, Pr 9,1-6. Poema sobre la búsqueda de la sabiduría, Si 51,18-38. Oración para alcanzar la

sabiduría, Sb 9,1-12.

–Su acción en la creación y en la historia. Sabiduría de Dios en la creación, Pr 8,22-36. La infundió en

sus obras, Si 1,9-10. Su acción en la historia de la salvación desde Adán a Moisés, Sb 10,1-11,20; 16,1-

19,21. La sabiduría pone su morada en Israel, Si 24,1-31. Dios la otorga a Salomón, 2R 3,4-14. La

sabiduría y la ley, Si 24,32-39. A veces aparece como personificada en los libros sapienciales del

Antiguo Testamento, Pr 8,22-21; 9,1-15; Sb 7,22-27; Si 24,5-16.

–Relatos ilustrativos. José interpreta los sueños del faraón y es nombrado administrador de los bienes

de Egipto, Gn 41. Petición del rey Salomón a Dios, 1R 3,2-14.

–Salmos relacionados. La muerte alcanza a todos, pero Dios cuida de la vida del sabio, Sal 49.

La Sabiduría cristiana

78

La verdadera sabiduría se encuentra en el Evangelio, 1Co 2,1-16. Está escondida en Cristo, Col 2,1-

8. Revelada por Dios, 1Co 2,6-11. Se comunica a los humildes, Mt 11,25-27. Jesús mismo es la

Sabiduría de Dios, Mt 11,16-19; 12,38-42; Lc 7,31-35; 11,29-32. Sabiduría de la Cruz, 1Co 1,18-31;

2,1-5. Debe predicarse con lenguaje espiritual, 1Co 2,12-16. Qué debe hacer el que quiere poseer la

sabiduría divina, 1Co 3,18-23. Insuficiencia si no va unida a la caridad, 1Co 8,1-6. Verdadera y falsa

sabiduría, St 3,13-18.

–Vid. Prudencia.

Sacerdocio

–Vid. Bautismo (Bautismo cristiano, efectos), Jesucristo (Mediador, oficio sacerdotal), Orden

sagrado.

Sacramentos

–Vid. Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Confesión sacramental, Unción de enfermos, Orden

sagrado, Matrimonio.

Sagrada Escritura

–Naturaleza. La Palabra de Dios es luz que ilumina nuestros pasos, Sal 119,105. Fuego abrasador

dentro del alma, Jr 20,9. Escudo de quien confía en Dios, Pr 30,5. Divinamente inspirada, 2P 1,16-21;

2Tm 3,14-17. No se interpreta por autoridad privada, 2P 1,20. Habla de Jesucristo, Jn 5,39-47; Hch

17,11; 26,22-23. Finalidad, Jn 17,8; Rm 15,4; Ef 6,17. Jesucristo abre la inteligencia de los Apóstoles

para que la entiendan, Lc 24,45.

–Cómo leerla y escucharla. El Señor ordena por medio de Moisés que la ley se lea al pueblo cada siete

años, para que la conozcan todas las generaciones, Dt 31,13. Tenerla siempre presente para no

olvidarla, Dt 11,18. Leerla y escucharla con devoción, como el pueblo de Israel a la vuelta del exilio,

Ne 8,1-10. Escucharla y cumplirla es causa de felicidad, Sal 119,103; Lc 11,28; St 1,21-24.

– Palabra de Dios. Desearla con hambre, Am 8,11. Eficacia de la palabra de Dios, Is 55,11; Mt 7,26;

Hb 4,12. La caridad de Dios es perfecta en el que la guarda, 1Jn 2,5. No cumplirla es causa de condena,

Jn 8,47; 12,48. Falsos doctores que la pervierten, Mt 7,15-20; Hch 20,28-31; Flp 3, 1-2; Col 2,1-8; 1Tm

6,3-5; 2Tm 3,1-9; 2P 2,1-3; Jds 4.

–Vid. Evangelio, Cánticos, Salmos.

Salmos

Los salmos, himnos y cánticos espirituales son manifestación de alegría sobrenatural, Ef 5,19-20;

Col 3,16; St 5,13.

–Salmos de alabanza. A Dios Creador y Salvador: 8, 19, 29, 33, 100, 103, 104, 105, 111, 113, 114,

117, 135, 136, 145, 146, 147, 148, 149, 150. En recuerdo de acontecimientos salvíficos: 78, 105. Por la

victoria sobre el enemigo: 68.

–Salmos de acción de gracias: Acción de gracias individual: 9-10, 30, 32, 34, 40, 92, 116, 138. Acción

de gracias comunitaria: 65, 66, 67, 75, 105, 106, 107, 118, 124, 129, 134.

79

–Salmos de confianza en Dios: 4, 11, 16, 23, 27, 62, 121, 123, 131.

–Salmos de súplica. Súplica individual ante la enfermedad: 6, 22, 28, 39, 41, 88. Ante el ataque de los

enemigos: 3, 13, 25, 61, 63, 69, 70, 71, 108, 109, 120, 130, 141. Para obtener el perdón de los pecados:

6, 32, 38, 51, 102, 103. Frente a las acusaciones de los enemigos: 5, 7, 17, 26, 31, 35, 36, 42-43, 54, 55,

56, 64, 86, 140, 142, 143. Súplica comunitaria ante guerra, peste, carestía: 12, 44, 60, 74, 79, 80, 83,

85, 89, 90, 106, 126, 137.

–Salmos de la realeza de Dios. En cuanto reina sobre el universo y todos los pueblos. 47, 93, 94, 96,

97, 98, 99. Como juez que acusa a su pueblo: 14, 50, 52, 53, 81, 82.

–Salmos sobre el rey. En cuanto instrumento de Dios para guiar al pueblo: 2, 21, 45, 72, 110. Otros

salmos reales: 18, 20, 89, 101, 132, 144.

–Salmos en relación con Jerusalén y con el templo. Himnos a la ciudad de Sión: 46, 48, 76, 87.

Himnos de la subidas (salmos graduales): 84, 95, 120-134. Himnos procesionales: 15, 24, 46, 68, 132.

–Salmos sapienciales. Excelencia de la ley divina: 19,8-5. Beneficios de seguirla: 1, 34, 112, 119.

Salmos didácticos que reflejan la enseñanza y el arte de componer de un sabio: 9-10, 25, 33, 34, 37, 49,

78,111, 112, 119, 127, 128, 145.

–Salmos con especial relieve mesiánico: 2, 21, 45, 72, 110.

San José

El patriarca José, hijo de Jacob, figura de San José: “Id a José y haced todo lo que él os diga”, Gn

41,55. Su misión en el plan salvífico, Mt 1,18-25. Viaje a Belén con María que se hallaba encinta, Lc

2,4. Obediencia pronta a los avisos divinos, Mt 1,24; 2,13-15.19-22. Pierde a Jesús y lo encuentra en el

templo, Lc 2,48-51.

Santas mujeres

Siguen a Nuestro Señor y le asisten con sus bienes, Lc 8,1-3. Están presentes en el Calvario, Mt

27,55-56; Mc 15,40-41; Lc 23,49; Jn 19,25-27. Presencian la sepultura de Jesús, Mt 27,61; Mc 15,47;

Lc 23,55-56. Acuden a embalsamar su cuerpo y encuentran el sepulcro vacío, Mt 28,1-10; Mc 16,1-8;

Lc 24,1-11.

–María Magdalena. Ocupa un lugar entre los discípulos, sigue a Nuestro Señor y le asiste con sus

bienes, Lc 8,1-3. Halla vacío el sepulcro en la mañana de la Resurrección y avisa a los Apóstoles, Jn

20,1-2. Encuentro con Jesús en el jardín del huerto, Jn 20,11-18.

–María de Betania, hermana de Lázaro. Recibe al Señor en su casa y escucha sus palabras, Lc

10,38-42. Diálogo con Jesús antes de la resurrección de Lázaro, Jn 11,28-35. Unge al Señor pocos días

antes de su muerte, Jn 12,3-11; Mt 26,7-18; Mc 14,3-9.

–Marta, hermana de Lázaro. Recibe al Señor en su casa pero anda inquieta por el trabajo de la

casa, Lc 10,38-42. Su fe en la divinidad de Cristo, Jn 11,20-27. Diálogo con Jesús a propósito de la

muerte de Lázaro, Jn 11,19-27.

–Pecadora arrepentida. Su arrepentimiento, Lc 7,37-38. Nuestro Señor la defiende contra Simón el

fariseo, Lc 7,40-47. Es perdonada por Nuestro Señor, Lc 7,48.

–Otras santas mujeres. Juana, mujer de Cusa, Lc 8,3; 24,10. Salomé, madre de Santiago el Mayor y de

80

Juan, Mt 20,20-23; 27,56; Mc 15,40; 16,1-7. María Cleofás, madre de Santiago el Menor y de José, Mt

27,56; Mc 15,40; 16,1-7; Lc 24,1-8; Jn 19,25.

Santidad

–Significado. Dios es santo por esencia, pues su naturaleza trasciende infinitamente en perfección a todo

lo creado, Lv 11,44-45; 20,3; 21,8; 22,32; Is 6,3. Es santo el lugar que Dios santifica con su presencia de

algún modo, Ex 3,5; 19,10.21-22. Son santas todas las cosas pertenecientes al culto divino, Ex 28,2; 29,6;

30,25; 31,10; Lv 10,7; Nm 31,6. También son santos por su consagración los sacerdotes, levitas, nazareos, el

pueblo israelita, Ex 19,6; Nm 6,5.8; Dt 14,21. El tiempo cuando se dedica al culto de Dios, Ex 31,14; Lv

23,4-32. En Dios se da la santidad moral, en cuanto que odia el pecado y la iniquidad, Sal 1,5-7; Pr 15,9; Sb

14,9; Mt 7,23; Ap 21,8.

–Vocación universal. Dios llama a todos a la santidad, Gn 17,1; Lv 20,26; Mt 5,48; 19,21; 1Ts 4,2-7;

1Tm 2,3-4. Exige del hombre santidad y justicia, Sal 51,4.9; Is 1,16-20; Jr 2,22; 4,14; Mt 5,48; St 4,8.

Elección desde la eternidad, Ef 1,4. Alcanza su plena perfección por la infusión del Espíritu Santo, Sal

51,12; Hch 2,38-39; Rm 5,5; 8,7-11; 1Co 3,16-17; 6,9-11.19-20; Ga 4,6; 5,22-24.

–Respuesta humana. Es obra de Dios en nosotros, Jn 10,10; Flp 1,6; 1P 5,10. Es lo único necesario, Lc

10,41-42. Abrir al Señor que llama, Ap 3,20; 1Jn 4,12-16. Perseguirla día a día sin pausa, Flp 3,12-14.

La caridad es el vínculo de la perfección, Col 3,14. Consejos para alcanzarla, Mt 19,21; Mc 10,21; Lc

18,22; Jn 14,23; 15,4-5. Efectos de la predestinación a la santidad: vocación, justificación,

glorificación, Rm 8,30.

–Vid. Amor de Dios, Caridad.

Servicio

Ejemplo de Jesucristo, Mt 20,28; Jn 13,1-15. Grandeza de servir siguiendo su ejemplo, Mt 23,11; Jn

12,26; 13,16. Ambición de los Apóstoles: discuten por ser los primeros, Mt 20,20-27; Mc 9,33-37; Lc 22,24-

30. San Pablo se hace siervo de todos por amor a Cristo, 1Co 9,17-23. Trabajar siempre más y más en la obra

del Señor, sabiendo que nuestro esfuerzo no es inútil a los ojos de Dios, 1Co 15,58. Servir con alegría, Sal

100,1-2. Somos siervos inútiles; lo que teníamos que hacer, eso hicimos, Lc 17,10.

Sinceridad

–Belleza de la verdad. Cristo es camino, verdad y vida, Jn 14,6. Es el Verbo de Dios que podemos

conocer y en quien debemos vivir, 1Jn 5,10-11. Permanecer en su palabra lleva a conocer la verdad, y

la verdad hace libres, Jn 8,31-32. Es inútil buscar la verdad fuera de Él, Col 2,3. El Espíritu Santo guía

hacia la verdad completa, Jn 16,13. Dios aborrece los labios mentirosos y le agradan los que proceden

sinceramente, Pr 12,22. El cristiano no debe mentir, Ef 4,25; Ap 14,5. Sea nuestro sí, sí, nuestro no, no,

Mt 5,37. Atractivo de la sinceridad en medio de la mentira que reina en el mundo, Flp 2,14-16. La

palabra oída debe reflejarse en el comportamiento, St 1,19-27.

–Malicia de la mentira El diablo es padre de la mentira, Jn 8,42-44. La mentira es deshonra para el hombre, Si 20,26-

28. Los gentiles colocaron la mentira en el lugar de la verdad, Rm 1,25. Añadir mentiras a mentiras no acaba bien, Si 7,14.

Todo lo que está oculto será descubierto, Mt 10,26; Ef 5,11-14. Evitar murmuraciones: la palabra más secreta no quedará

81

impune, Sb 1,11. Los mentirosos no entran en el reino de los cielos, Ap 21,8; 22,15.

–Verdad y caridad. San Pablo exhorta a los colosenses a la sinceridad, Col 3,8-9. La sinceridad es señal

de la auténtica caridad, Rm 12,9; 12-13; 1Co 13,5-6; 1Jn 2,3-11; 3,16-24; 4,20. Hable cada uno

verazmente con su prójimo, pues somos miembros unos de otros, Ef 4,25. Buscar agradar a Dios y no a

los hombres, lTs 2,3-4. Vivir la verdad con caridad, Ef 4,15. Ser sinceros sin temor a desagradar a los

hombres, Ga 1,10. Hacer todo con sinceridad y pureza de intención, 1Tm 5,21. Sinceridad y

generosidad, Si 4,30-36. Lealtad y sinceridad, Si 5,8-17.

–Hipocresía. Nada valen las limosnas, oraciones y ayunos de los hipócritas, Mt 6,1-8. Los hipócritas

juzgan severamente a los demás, Mt 7,1-5. Necedad de los hipócritas, Lc 12,1-2. Indignación de

Nuestro Señor contra los hipócritas, Mt 15,3-9; Mc 7,9-13; Lc 11,37-52.

–Relatos ilustrativos. El profeta Miqueas anuncia que en la boca de los falsos profetas actúa un

espíritu de mentira para engañar al rey, 1R 22,1-28. Curación de un mudo endemoniado, Mt 9,32-34.

Historia de Ananías y Safira, y su castigo, Hch 5.

–Vid. Difamación, Rectitud de intención.

Soberbia

Todo lo bueno proviene de Dios, 1Co 4,7. Evitar la presunción, Si 5,1-7. Que no se gloríe el sabio

de su sabiduría, ni el fuerte de su fortaleza, ni el rico de su riqueza, Jr 9,22-23. La soberbia es odiosa al

Señor y a los hombres, Si 10,7. Es causa de todos los males, Si 10,12-22. Será humillada la soberbia

humana y sólo Dios será exaltado aquel día, Is 2,11. Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los

humildes, Hch 12,20-23; 1P 5,5-7; St 4,6. Quien no abraza la doctrina de Jesucristo, es un soberbio que

nada sabe, 1Tm 6,3-4. Males de la soberbia, Pr 13,10; Sb 5,8.

–Relatos ilustrativos. La torre de Babel y su castigo, Gn 11,1-9. David ordena por soberbia el censo

del pueblo y es castigado, 2S 24.

–Vid. Flaquezas, Humildad.

Sufrimiento

Es una prueba de Dios y como tal la consideran los justos, Job 5,17; Tb 13,16. Valor del sufrimiento

de Jesús, Mt 27,27-31. Valor del sufrimiento del cristiano, Flp 2,25-30; Col 1,24-29; 2Ts 1,3-5; St1,2-

13; 1P 3,13-17. Los sufrimientos de la tierra no tienen proporción con la gloria que nos espera en el

cielo, 2Co 4,17. Tomar la Cruz y seguir a Cristo, Lc 9,23.

–Vid. Cruz, Enfermedad, Persecuciones.

Temor de Dios

–Temor de Dios y pecado. Perseverar siempre en el temor de Yavé, Pr 23,17; 28,14. Temor del

Señor y fidelidad a la ley, Si 32,18-29. Temer a Dios y servirle con integridad y en verdad, Jos 24,14.

Es fuente de dicha, Dt 6,24. Si no temes a Dios, pronto será derribada tu casa, Si 27,3-4. Temer al que

puede arrojar alma y cuerpo en el infierno, Lc 12,4-5. Ante la perspectiva del juicio, 2Co 5,9-10; Ap

14,6-7. Al que teme al Señor no le saldrá lo malo al encuentro, y aun en las pruebas será librado, Si

82

33,1. Serás rico si temes a Dios y te apartas de todo pecado y haces lo que le es grato, Tb 4,21. Temor y

confianza, 1Co 10,12-13.

–Temor filial. Don del Espíritu Santo, Is 11,2-3. El amor perfecto desecha el temor, 1Jn 4,18. Completar nuestra

santificación en el temor de Dios, 2Co 7,1. Nadie es mayor que el que teme al Señor, Si 10,27. Engañosa es la

gracia, vana la belleza, la mujer que teme a Dios, ésa es de alabar, Pr 31,30. La misericordia de Dios se derra­ma

sobre los que le temen, Lc 1,50. El temor de Dios es la confianza del fuerte, y sus hijos hallarán refugio en Él, Pr

14,26. El que teme al Señor no puede estar descuidado, no se desalentará, porque Él es su esperanza, Si 34,16. El

temor del Señor es como un paraíso de bendiciones, Si 40,28. Nada hay mejor que el temor del Señor, nada más

dulce que atenerse a sus mandamientos, Si 23,37. Riquezas, honra y vida, son premio de la humildad y del temor

de Yavé, Pr 22,4. Gloriarse en el temor de Dios, Si 9,22.

–Vid. Sabiduría.

Templanza

–Virtud cardinal. No inquietarse por el alimento, Mt 6,25-26. Pedir a Dios el pan de cada día, Mt

6,11; Lc 11,3. Buscar primero a Dios y lo demás se nos dará por añadidura, Mt 6,33-34. Trabajar por el

alimento que dura hasta la vida eterna, Jn 6,26-27. Vivir sobriamente en espera de la venida del Señor,

Tt 2,12-13; Lc 21,34-35. Tratar duramente al cuerpo, 1Co 9,27. Templanza y bue­na educación, Si

31,12-32,17.

–Consejos sobre las comidas y bebidas. No hay alimentos prohibidos, todo depende del juicio de la

propia conciencia, Mt 15,11; Rm 14,1-6.14-23; 1Co 6,12-13; 8,9-13; 10,28-30; Tt 1,15. Continencia de

alma, Si 18,30-19,3. No juzgar a nadie por el beber y el comer, 1Co 11,16-23; 1Tm 4,1-5. Es

indiferente comer o no carnes sacrificadas a los ídolos, pero hay que evitar el escándalo, Rm 14,14-21;

1Co 8 ,1-13; 10,23-33. Ya comáis, ya bebáis, hacedlo todo para la gloria de Dios, Rm 14,6; 1Co 10,30-

31.

–Pecados contra la templanza. San Pablo re­prende a los corintios por su gula, 1Co 11,17-21,33-34. La

gula, consecuencia de la incredulidad, 1Co 15,32. Es una idolatría, porque los glotones hacen de su

vientre un dios, Flp 3,18-21. Peligro en que la gula pone al alma, Lc 21,34. La gula roba el vigor

sobrenatural, Lc 21,34. Consecuencias de la gula: lujuria, impureza, disputas, envidia, Rm 13,13-14.

Glotonería, Si 37,32. El vino incita a la lujuria, Ef 5,17-20. Huir de la embriaguez, 1Ts 5,7-8; Rm

13,13. Gula de los israe­litas en el desierto; consecuencias y castigo, 1Co 10,7. La embriaguez,

glotonería y vicios semejantes, impiden la entrada en el reino de los cielos, 1Co 6,10; Ga 5,19,21; Flp

3,19; 1P 4,3. Castigo del rico que banqueteaba, Lc 16,19-31.

–Relatos ilustrativos. Esaú vende el derecho de primogenitura a su hermano Jacob por un plato de

lentejas, Gn 25,27-34; 27.

–Vid. Ayuno, Desprendimiento, Mor­tificación, Penitencia.

Tentaciones

Prueba a la que alguien es sometido para ejercicio de su virtud, Job 1,7-12; Si 2,2-6; St 1,2. Vivir

preparados para la tentación, Si 2,1-3; Job 7,1; St 1,2. Dios no tienta al mal, St 1,13-15. La tentación

procede del demonio y de la concupiscencia, Lc 22,31; Rm 6,12-23; Ef 6,12; 1P 5,8. El Señor quiso ser

83

tentado para darnos ejemplo, Mt 4,1-11; Mc 1,12-13; Lc 4,1-13. Porque Él mismo ha sido tentado,

puede socorrernos, Hb 2,18. Enseñanzas de la historia de Israel para vencerlas, 1Co 10,1-11. Dios no

permite que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas, 1Co 10,12-13; Ap 2,10. Utilidad de las

tentaciones, 2Co 12,7. Vigilar y orar para no caer en la tentación, Mt 26,41; Mc 14,38. Petición del

padrenuestro, Mt 6,9-15. Premios al vencedor, St 1,12; Ap 2,7.17; 3,12,21.

–Salmos relacionados. Drama interior de un justo tentado por el éxito de los impíos, Sal 73.

–Relatos ilustrativos. La tentación en el paraíso, paradigma de toda tentación, Gn 3. Sansón se deja

seducir por Dalila y pierde la fuerza contra sus enemigos, Jc 16,31. Las tentaciones de Cristo en el

desierto: su victoria es prenda de la nuestra, Mt 4,11; Lc 4,1-13.

–Vid. Lucha ascética, Paciencia.

Tibieza

Ser fervorosos de espíritu, como quienes sirven al Señor, Rm 12,11. Despertar del sueño de la

tibieza, Ef 5,14. Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el amo de la casa, Mc 13,35-37. Desde los días

de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos está en tensión, y los esforzados lo arrebatan, Mt

11,12. Reproches del Señor, por no ser ni frío ni caliente, sino tibio, Ap 3,14-22. Por no hallar perfectas

tus obras en la presencia de mi Dios, Ap 3,2. Porque el pueblo le honra con los labios, pero su corazón

está lejos de Él, Mt 15,8. Higuera estéril, Lc 13,6. Maldito el que realice negligentemente la obra de

Yavé, Jr 48,10.

–Vid. Amor de los hombres a Dios, Diligencia, Fortaleza, Frutos, Laboriosidad, Lucha ascética.

Trabajo

Dios puso al hombre en el jardín del Edén para que lo trabajara, Gn 2,15. Es condición natural del

hombre, Job 5,7. Trabajar de sol a sol, Sal 104,23. Precepto de trabajar seis días y dedicar uno al

descanso, Ex 23,12. La fatiga es castigo después del pecado original, Gn 3,17-19. Trabajar para

conseguir bienestar es grato a Dios, Qo 3,13-14. No trabajar sólo para la vida presente, Qo 2,12-23.

Trabajar cara a Dios, no cara a los hombres, Jn 6,26-28; Col 3,23. Sin inquietudes: una sola cosa es

necesaria, Lc 10,41-42. Los cristianos han de llevar una vida laboriosa, 1Ts 4,9-12. Trabajar para

ganarse el propio sustento, Hch 18,2-3; 20,34; 2Ts 3,6-15. Algunos trabajos: la medicina, Si 38,1-15;

la labor del maestro, Si 33,16-18; el oficio de escriba, Si 38,25-27; 39,1-15; los trabajos manuales, Si

38,28-38. Jesús era conocido como trabajador, Mt 13,55.

–Relatos ilustrativos. Las más duras fatigas se tornan ligeras, como a Jacob los catorce años de

servicio por amor de Raquel, Gn 29,15-30. Elogio de la mujer hacendosa, Pr 31,10-31. Parábola de los

talentos, Mt 25,14-30. Parábola de las diez minas, Lc 19,11-27. Parábola de los jornaleros contratados a

diversas horas del día, Mt 20,1-16.

Tradición

San Pablo recibe el Evangelio que predica por tradición y lo comunica a otros, 1Co 11,2.23; 15,1-3;

2Tm 2,14-15; 3,14-15. Exhorta a Timoteo a conservar el depósito de verdades recibidas, 1Tm 1,3;

6,20-21; 2Tm 1,14; 1Jn 2,24.

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_ Vid. Fe, Sagrada Escritura.

Trinidad Santísima

–Atisbos de la Trinidad en el Antiguo Testamento. Creación del hombre, Gn 1,26. Episodio del

encinar de Mambré, cuando Abrahán recibe a los tres huéspedes y les habla a veces en singular y a

veces en plural, Gn 18,1-15. Textos en los que la paternidad divina adquiere un carácter especialmente

marcado y personal, Sal 2,7; 110,3. Textos en los que la Palabra de Dios o la Sabiduría divina aparecen

muy personalizadas, Is 55,10-11; Sal 147,15; Pr 8,22-31; 9,1-5; Sb 7,22-27; Si 24,5-16. Textos en los

que el Espíritu de Yavé se muestra especialmente activo, Gn 1,2; Ez 36,26; Jl 3,1.

–Revelación plena en el Nuevo Testamento. Misterio revelado en la anunciación a la Virgen, Lc 1,26-

38. En el bautismo de Cristo en el Jordán, Mt 3,16-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; Jn 1,32-34. En la

transfiguración, Mt 17,1-5; Mc 9,2-7; Lc 9,28-36. En la última Cena, cuando Jesús promete el envío del

Paráclito, Jn 14,26; 15,26. En el mandato misional antes de la Ascensión, Mt 28,19-20; Lc 24,49; Hch

1,4-8. Principales textos trinitarios en los escritos apostólicos, 1Co 12,4-6; 2Co 13,13; Ef 1,3-13; Ga

4,6; 2P 1,1-2.

–Vid. Dios, Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo.

Tristeza

Males de la tristeza, Pr 12,25; Pr 15,13; Pr 17,22. La tristeza según Dios es saludable, 2Co 7,8-11.

La tristeza que no es según Dios hay que evitarla, Sal 118,28; 2Co 2,5-8; Hb 12,15. Tristeza del joven

rico apegado a sus bienes, Mc 10,21-22. Alegrarse siempre en el Señor, Fil 4,4. Tristeza que se cambia

en gozo, como la mujer cuando da a luz, Jn 16,20-22. Se combate con la oración, St 5,13. Dios ama al

que da con alegría, 2Co 9,7.

–Vid. Alegría.

Unción de enfermos

Prefiguración en las curaciones obradas por los Apóstoles, Mc 6 ,6-13. Promulgación por el Apóstol

Santiago, St 5,13-18.

Unidad

Un solo rebaño y un solo pastor, Jn 10,16. Como la vid y los sarmientos, Jn 15,5-6. Como miembros

de un mismo cuerpo, 1Co 12,6-26; Ef 4,11-15. Su modelo es la unidad de Jesús con el Padre, Jn 17,11-

23. Se basa en la fe, en el bautismo y en la común vocación cristiana, Ef 4,6-9. Jesús pide la unidad de

los discípulos a lo largo de los tiempos, Jn 17,20-26. Conservar la unidad del espíritu en el vínculo de

la paz, Ef 4,3-6. Se fomenta con el amor fraterno, Rm 12,10. Tener un solo corazón y una sola alma,

Hch 4,32; 1P 3,8-12. Un mismo lenguaje y un mismo sentir, 1Co 1,10-17; Flp 2,1-4.

–Vid. Caridad, Iglesia (notas).

Vida de infancia

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–Vid. Infancia espiritual.

Vida eterna

–Naturaleza. Procede del amor infinito de Dios, Jn 3,16. La promete a quienes le aman, St 1,12.

Consiste en conocer a Dios y a su enviado Jesucristo, Jn 17,1-5. Dios mismo será la eterna luz, Is

60,19-20. Esperamos de Dios una casa eterna en los cielos, 2Co 5,1-5. Es muy grande la recompensa

que aguarda en el cielo, Mt 5,12; 10,4 1-42. Cada uno recibirá el pago debido a las buenas o las malas

acciones que haya hecho mientras estaba en la tierra, 2Co 5,10; Rm 2,5-6. Será a la medida del trabajo

de cada uno, 1Co 3,8.

–Prometida por el Señor. Sólo Cris­to sacia la sed de vida eterna, Jn 4,13-14. Jesús promete a sus discípulos

fieles el ciento por uno y la vida eterna, Mt 19,29; Mc 10,30. Es recompensa a quienes son generosos, Lc

6,38; 16,9. A quienes son dóciles a las enseñanzas de Cristo, Jn 10,28-29. A los que tomen su yugo y le

sigan, Mt 11,28-30; Jn 8,12.31-32; 10,9. A los humildes, Mt 18,4. A quienes hayan socorrido a los

necesitados, Mt 25,34-40; Lc 14,14. A quienes asistan a sus discípulos, Mt 10,40-42. A quienes practican y

enseñan los mandamientos, Mt 5,19. A quienes perdonan las ofensas, Mt 6,14. A quienes piden con

perseverancia, Mt 7,7-11. A quienes padecen persecución por causa de la justicia, Mt 10,19-22. A quienes

confiesen a Cristo delante de los hombres, Mt 10,28-33. A quienes pierdan la vida por amor suyo, Mt 10,39.

–Vida eterna y vida presente. El bautismo nos hace herederos de la vida eterna, Tt 3,5-7. La recepción

digna de la Eucaristía nos introduce ya en la vida eterna, Jn 6,27.40.48-58. La puerta para entrar es

angosta y el camino estrecho, Mt 7,13-14; Lc 13,22-30. Se alcanza evitando las obras de la carne y

realizando las del Espíritu, Ga 6,7-8. Correr hasta la meta para ganar el premio que Dios nos tiene

preparado, Flp 3,13-14. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida, Ap 2,10.

–Salmos relacionados. Felicidad del hombre de conducta recta y generosa, Sal 112.

–Vid. Cielo, Fidelidad, Perseverancia, Resurrección de los muertos, Vida sobrenatural.

Vida sobrenatural

Es una vida nueva, Col 3,1-4. Nos la alcanza Cristo con su muerte y resurrección, 2Co 5,15.

Proviene de la unión con Cristo, Jn 15,1-8. Vivir en Cristo para tener vida sobrenatural, Ga 2,20.

Renovada en el Espíritu, Rm 8,1-13. Tendencias opuestas de la vida según la carne y según el Espíritu,

Ga 5,16-17. Progresa muriendo a la vida según la carne y viviendo según el Espíritu, Col 3,5-17.

Esforzarse por aprender a hacer el bien, Is 1,17. El que halla su vida, la perderá, y el que la perdiere por

amor de mí, la hallará, Mt 10,39. Escuchar las palabras de Cristo y ponerlas por obra, Mt 7,24-25. El

árbol bueno da frutos buenos, Mt 7,16-20. Senda del justo y senda del malvado, Sal 1,1-6; Pr 4,10-27.

Contraste entre la vida del justo y la del impío, Pr 10,1-32.

–Vid. Fe, Esperanza, Caridad, Lucha ascética.

Virgen Santísima

María en el Antiguo Testamento

–Textos mariológicos. Nueva Eva, de la que nacerá el Redentor, Gn 3,15; Ga 4,4-5; Lc 2,26-35;

Rm 5,17-19. Porque será Madre de los que tienen vida sobrenatural, Gn 3,20; Jn 19,26-27. Vástago de

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la raíz de Jesé, Is 11,1; Virgen y Madre, Is 7,14; Jr 31,22. Dará a luz en Belén, Mi 5,1-3. Excelsa hija

de Sión que personifica al pueblo de Israel, Za 9,9; So 3,14-18; Jl 2,21-27. Hija y esposa del rey, Sal

45,11-18.

–Textos acomodados por la liturgia. Predestinación eterna, Pr 8,27-30. Rasgos de la Esposa del Cantar

aplicados a María, Ct 1,7; 2,2; 4,7; 5,9; 6,3-10. Heredad de Dios entre los hombres, Si 24,7 ss. Quien la

encuentra, halla la vida, Pr 8,32-35. Fecundidad de sus frutos, Si 24,13ss. Mujer perfecta que allega

toda clase de bienes, Pr 31,1-31.

–Símbolos de María. Paraíso terrenal (Dios pone sus delicias en María), Gn 2,8. Arca de Noé (salvada

del diluvio del pecado), Gn 6. Paloma del arca (anunciadora del fin del castigo), Gn 8,8ss. Arco iris

(símbolo de paz entre Dios y los hombres), Gn 9,11. Escala de Jacob (une la tierra con el cielo), Gn

28,12ss. Zarza que arde sin consumirse (integridad virginal de María en su maternidad) , Ex 3,1-11.

Arca de la alianza (porque llevó en su seno al Verbo encarnado), Ex 25,10-22. Vellocino de Gedeón

empapado de rocío (plenitud de gracia en un mundo seco por el pecado), Jc 6,36ss. Tabernáculo del

Altísimo (morada de Dios entre los hombres), Sal 19,6; Sal 46,5. Templo de Salomón (habitación del

Rey del cielo), 1Re 6ss. Reina a la derecha del rey (comparte con Cristo la realeza), Sal 45,10-13.

Tierra fértil (acoge fielmente la palabra de Dios), Sal 87,1-7. Ciudad de Dios (el Señor reina en Ella sin

impedimento), Sal 46,5. Puerta oriental del Templo por la que sólo entra el Señor (alusión a la

virginidad perpetua de María), Ez 44,1-2. Ciudad de refugio (a su patrocinio pueden acogerse los

pecadores), Nm 35ss; Dt 4,41; Jos 20,7-8. Nubecilla que anuncia el fin de la sequía (anunciadora de la

gracia que Cristo trajo al mundo), Is 45,8; 1Re 18,44ss.

–Mujeres que son figura de María. Eva, madre de los vivientes, Gn 2,21-23. Sara, esposa de Abrahán,

de quien descenderá el Mesías, Gn 17,16-19. Rebeca, esposa de Isaac, Gn 24,12-15. Raquel, esposa

preferida de Jacob, Gn 29,18. María, hermana de Moisés, Ex 2,1-10. Débora, que vence a los enemigos

de Is­rael, Jc 5,7. Ana, madre de Samuel, en quien se inspira la Virgen en su Magnificat, 1S 2,1-10.

Noemí, por su gran dolor en la pasión, Rut 1,20. Abigail, que calma la ira de David, 1S 25,1-44. Ester,

que atrae la mirada del rey y libra al pueblo del exterminio, Est 4-5,7. Judit, que corta la cabeza del

enemigo y es aclamada por el pueblo, Jdt 8-13; 15,8-14; 16. Betsabé, madre del rey Salomón, a quien

su hijo escucha y sienta a su lado, 1Re 1,11ss.

María en el Nuevo Testamento

Anunciación, Lc 1,26-38; Mt 1,18-25. Visitación a Isabel, Lc 1,39-56. Nacimiento de Jesús en

Belén, Lc 2,1-21. Purificación en el Templo, Lc 2,22-38. Adoración de los Magos, Mt 2,1-12. Martirio

de los inocentes y huida a Egipto, Mt 2,13-18. Vuelta a Nazaret,Mt 2,19-23. Pérdida y hallazgo de

Jesús en el Templo, Lc 2,41-50. Vida oculta en Nazaret, Lc 2,39-40; 51-52. Presencia en las bodas de

Caná, Jn 2,1-11. Acude a ver a Cristo durante la vida pública, Mt 12,46-50; Mc 3,31-34; Lc 8,19-21.

Elogio de una mujer del pueblo, Lc 11,27-28. Pre­sencia junto a la Cruz, Jn 19,25-28. Espera la

Pentecostés en el Cenáculo con los Apóstoles, Hch 1,14. Visión de San Juan: mujer vestida de sol y

coronada de estrellas, Ap 12,1-6.

Santidad y privilegios

Madre de Dios, Is 7,14; Lc 2,6-7. Inmaculada Concepción, Gn 3,15; Ct 4,7; Pr 8,24. Llena de

gracia y virtudes, Lc 1,26-38. Virginidad perpetua, Is 7,14; Mi 5,25; Ct 4,7; Lc 1,26-28; Mt 1,18. Vida

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contemplativa, meditando las cosas en su corazón, Lc 2,19; 2,51. Humildad de María: el Magnificat, Lc

1,39-56. Se preocupa de las necesidades de los hombres, como en las bodas de Caná, Jn 2,1-11.

Anuncio de su participación en la redención, Lc 2,25-35. Realización de esa profecía, Jn 19,26-27.

Maternidad espiritual, Jn 19,26-27; Si 24,26.

Veneración y recurso a María

Bella como la aurora, hermosa cual la luna, resplandeciente como el sol, terrible como un ejército en

orden de batalla, Ct 6,10. Bienaventurado quien la escucha y vela a su puerta cada día, Pr 8,34. Es

como una tienda que repara de día contra el calor y es refugio y abrigo contra la tormenta, Is 4,6.

Alabanzas por su triunfo sobre los enemigos, Jdt 15,10. Proezas que superan a todas, Pr 31,29. Su

intercesión en las bodas de Caná, Jn 2,1-11.

Virginidad

–Vid. Castidad (celibato apostólico)

Vocación cristiana

–Elección divina. Antes de la creación del mundo para ser santos, Ef 1,3-14. Iniciativa divina, Mc

3,13; Jn 15,16; Ga 1,1; 2Tm 1,9. San Pablo la da a conocer a todas las gentes, Col 1,24-29. Llamada

por el propio nombre, Is 43,1; Mt 10,1-4; Mc 3,13-19; Lc 6,12-16. Exigencias de la llamada, Mt 8,18-

22; Lc 9,57-62. Aunque no coincida con nuestros planes, Jon 1,3. seguridad: los elegidos de Dios no

trabajarán en vano, Is 65,22-23.

–Correspondencia. Responder sin dilaciones, Mt 9,9-13; Mc 2,14; Lc 5,27-32; Jn 1,36-37. Permanecer

en la condición o estado que se tenía al ser llamado, 1Co 7,17-24. Desprendimiento de la familia y de la

propia vida, Mt 10,37-38; Lc 14,26-27. Desprendimiento de las cosas terrenas, Mt 19,16-26. Decisión

de poner el remate, la última piedra, Lc 14,28-33. Excusas de los invitados a la cena, Lc 14,1 6-20. Se

promete un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe, Ap 2,17. El ciento por uno y la vida

eterna, Mt 19,17-30; Mc 10,28-31; Lc 18,28-30.

–Relatos ilustrativos.

Antiguo Testamento. Abrahán, promesa divina y fe en su realización, Gn 12,1-9; 15,1-21; 22,1-18;

Rm 4,1-25; Hb 11,8-19. Jacob, seguridad de la asistencia divina y lucha con el Ángel de Yavé, Gn

28,10-22; 32,23-31. José sufre la envidia de sus hermanos, Gn 37,2-36. Moisés, elección divina y

misión liberadora, Ex 3,1-22; Hb 11,23-29. Josué, sucesor de Moisés y guía de Israel, Dt 31,1-8; Jos

1,2-9. Gedeón, fortaleza que presta la vocación, Jc 6,11-16. Sansón, consagración a Dios desde el

nacimiento, Jc 13,2-24. Samuel, disponibilidad completa ante la llamada, 1S 3,1-21. David, gratuidad

absoluta de la llamada, 1S 16,1-13. Salomón, intercesión de su madre, 1R 1,11-40. Elías, celo por la

gloria de Dios, 1R 19,9-18. Eliseo, revive el poder de Elías, 2R 2,1-15. Isaías, purificación por parte de

Dios, Is 6,1-13. Jeremías, excusas y misión, Jr 1,4-10. Ezequiel, visión de la gloria de Dios y encargo al

profeta, Ez 1,4-13; 2,1-3,27. Daniel, fortaleza que da la vocación, Dn 10,2-19. Jonás, huida ante la

llamada y castigo divino, Jon 1,1-15.

–Nuevo Testamento. Zacarías, padre del Bautista, incredulidad y castigo, Lc 1,5-25. Virgen María, fe,

humildad, pureza, Lc 1,26-38. José, obediencia inmediata, Mt 1,18-25. Juan Bautista, preparar los

88

caminos del Señor, Mt 3,1-11; Mc 1,1-8; Lc 3,1-18; Jn 1,19-34. Primeros discípulos, prontitud en la

respuesta, Jn 1,35-51. Pescadores del lago, dejar todas las cosas, Mt 4,18-22; Lc 5,1-11. Mateo el

publicano, afán apostólico, Mt 9,9-13. Elección de los Apóstoles, gratuidad y misión, Mt 10,1-19; Mc

3,13-19; Lc 6,12-16. Joven rico, fracaso en la vocación, Mt 19,16-30; Mc 10,17-31; Lc 18,18-27.

Pablo, entrega completa e inmediata, Hch 9,3-19. Parábola de los obreros contratados para trabajar en

la viña: cualquier momento es bueno para ser llamados, Mt 20,1-16.

–Vid. Apóstoles, Cristianos, Discípulos.

Voluntad de Dios

–Naturaleza. Voluntad salvífica universal de Dios, 1Tm 2,1-7. Es inmutable, 2Co 1,18-22. Se

conoce en la oración, Mt 26,36-46. Se resume en ser santos, Mt 5,48; 1Ts 4,2-7. Las Sagradas

Escrituras nos revelan esta santa voluntad, 2Tm 3,16-17. Buscar sólo agradar a Dios, Ga 1,10-16.

Discernir cuál es la voluntad de Dios, Rm 12,2; Ef 5,17. Jesucristo bajó del cielo para cumplir la

voluntad de su Padre, Jn 6,38; Hb 10,7-9. Es su alimento, Jn 4,34. La acepta plenamente aunque

repugne a su voluntad humana, Lc 22,42.

–Correspondencia humana. Lleva consigo toda sabiduría e inteligencia espiritual, Col 1,9. Pablo

conoce y cumple la voluntad divina, Hch 20,22-25; 21,13-14. Cómo cumplir esta santa voluntad, Flp

2,14-15. Ponerla por obra es como edificar la casa sobre roca, Mt 7,24. El que hace la voluntad de Dios

permanece para siempre, 1Jn 2,17. Cumplirla con obras, Mt 7,21-23. Aceptación de la voluntad divina

y sus frutos, Job 1,1-2.13; 42,10-17. Su cumplimiento trae la paz, Is 48,18; Pr 1,33; Hch 21,1-14. Los

que la cumplen son los verdaderos parientes del Señor, Mt 12,46-50; Mc 3,31-35; Lc 8,19-21. Castigo

del siervo que no cumple la voluntad de su señor, Lc 12,47. Las órdenes de los superiores legítimos

representan la voluntad de Dios para nosotros, Col 3,22-24.

–Salmos relacionados. Petición de misericordia al Señor y de ayuda para cumplir su voluntad, Sal 143.

–Vid. Ley divina, Obediencia, Sabiduría, Santidad.