igualdad de genero y discriminacion

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Mujeres creen que aún no son tratadas con igualdad SÓLO EL 31,5 POR CIENTO AFIRMA QUE SE SIENTE CON LOS MISMOS DERECHOS Y OBLIGACIONES QUE LOS VARONES REDACCIÓN CENTRAL Pese a leyes, más espacios en la política y discursos de autori- dades, sólo el 31,5 por ciento de las mujeres en Cochabamba afirma con seguridad que es tra- tada con los mismos derechos y obligaciones que los varones, se- gún la encuesta departamental del Foro Regional sobre condi- ciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Co- munidad de Estudios Sociales y Acción Pública. El Foro Regional, formado por Ciudadanía, el Centro de Estudios de la Realidad Econó- mica y Social (Ceres) y Los Tiempos, presenta su quinto es- tudio, esta vez enfocado en la te- mática de género. De acuerdo con la investiga- ción, el 49,5 por ciento de las mu- jeres consultadas indicó que es- tá entre muy en desacuerdo o más o menos de acuerdo con la idea de que existe igualdad en- tre hombres y mujeres respecto al trato. Hay diferencias entre las percepciones de las mujeres de la región metropolitana, que incluye Cercado y los munici- pios del eje, y las de regiones de provincias. En el área metropolitana, el 36,4 por ciento afirmó que cree que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los hombres, mientras que el por- centaje en los valles baja a 27,3, en el cono sur a 24,5, en el tró- pico a 24,8 y en la zona andina hasta 17,3. Aunque la percepción de las mujeres cochabambinas res- pecto a la igualdad de trato no es tan positiva, sí creen que sus oportunidades de acceso a educación y a ser profesionales son mejores. El 60,5 por ciento de las con- sultadas dijo estar muy de acuerdo con la idea de que las mujeres, dentro de su hogar, tienen las mismas oportunida- des que los hombres para edu- carse y se profesionales. Una similar percepción tienen los varones, el 61,5 por ciento estu- vo muy de acuerdo. En este tema también se ob- servan diferencias al comparar las regiones del departamento, especialmente con el cono sur y el área andina. En la zona me- tropolitana, el 69 por ciento de los entrevistados dijo que las mujeres tienen las mismas opor- tunidades que los hombres para educarse y ser profesionales. En los valles el porcentaje cae a 52,4 por ciento, en el cono sur hasta 37,1 por ciento y en la zona andi- na hasta 31,7. En el trópico, sin embargo, el 63,3 por ciento cree que hay igualdad en esos temas. Discriminación La mayoría de la gente opina en Cochabamba que la discrimi- nación de la mujer en Bolivia es un problema, pero un porcentaje importante indica que no es una prioridad. Según los datos de la encues- ta, hombres y mujeres coinciden en que la discriminación contra las mujeres es un gran proble- ma, más del 75 por ciento. Pero, en ambos casos, entre el 21 y 22 por ciento considera que en el país se discrimina a las mujeres, pero no es un problema. En cambio, 2,5 por ciento de los varones y un 3 por ciento de las mujeres afirmó que no existe discriminación contra la mujer en Bolivia. ¿Y por regiones cuál es la percepción? Es en los valles donde menos gente cree que la discriminación contra las mu- jeres es un problema, casi un 60 por ciento respondió afirma- tivamente. En cambio en el área metro- politana casi el 80 por ciento indicó que es un problema, ca- si 75 por ciento en el cono sur, 74 por ciento en la zona andina y 71 por ciento en el trópico co- chabambino. Es también en los valles don- de los ciudadanos más minimi- zan el problema, señala el estu- dio. Un 11,5 por ciento respon- dió que no existe discrimina- ción contra la mujer en Bolivia y casi 29 por ciento aseguró Zona Metropolitana Valles Zona Andina Cono Sur Igualdad de género y discriminación Las mujeres de su hogar tienen las mismas oportunidades que los hombres para educarse y ser profesionales ma s homb ser profe 3 4 5 6 7 Muy de acuerdo 1,0% 5,3% 6,3% 18,4% 691% Valles 1 Muy en desacuerdo 2 3 4 5 6 7 Muy de acuerdo 1,4% 1,0% 2,4% 16,2% 8,6% 18,1% 52,4% 1 Muy en desacuerdo 2 3 4 5 6 7 Muy de acuerdo 2,9% 3,3% 5,2% 11,0% 12,4% 28,1% 37,1% 0,5% 1,0% 1,0% 9,2% 6,3% 18,8% 63,3% 1 Muy en desacuerdo 2 3 4 5 6 7 Muy de acuerdo Zona Andina 2,5% 1,0% 5,0% 11,4% 15,8% 32,7% 31,7% 1 Muy en desacuerdo 2 3 4 5 6 7 Muy de acuerdo Trópico Usted, como mujer, siente que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los varones En el último año, alguna vez se ha sentido discriminado en los siguientes lugares 1 Muy en desacuerdo 2 3 4 5 6 7 Muy de acuerdo 2,9% 2,7% 8,9% 17,4% 17,6% 19,1% 31,5% En las oficinas del gobierno, juzgados, ministerios y alcaldías En el trabajo o cuando ha buscado trabajo En alguna organización política? No 56,7% No Aplica 22% 21,3% 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1 1, 3 3 3 3 3 3 3% 1 1 1 1 3 3 3 3 3 3 % S S S Hombre No 48% 21,2% No Aplica 30,8% Mujer Hombre No 64,7% 27,3% No Aplica 8% Mujer No 62,3% 21,4% No Aplica 16,3% Hombre No 61,9% 7,2% No Aplica 30,8% Mujer No 61,5% 3,2% No Aplica 35,3% INFOGRAFÍA: Los Tiempos/Ramiro Moncada Averanga FUENTE: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública DISCRIMINACIÓN, MAYOR EN LAS OFICINAS La encuesta departamental revela que más hombres y mujeres han sido discriminados en oficinas del Gobierno, ministerios, juzgados o alcal- días. Casi el 57 de los varones que dijo haber sido discriminado alguna vez indicó que pasó el mal momento en oficinas públicas, en el caso de las mujeres, el 48 por ciento hizo la misma afirmación. Más hombres (27 por ciento) que mujeres (21 por ciento) afirmaron que sufrieron de discriminación en el trabajo o cuando estaban buscando un empleo. En cambio, más mujeres (22 por ciento) que varones (19 por ciento) indicaron que fueron discriminadas en lugares públicos como en la calle, plazas, tiendas o el mercado. La misma cantidad de varones y mujeres dijeron que fueron discrimina- dos en alguna organización social, sindicatos, OTB y otros. Más varones afirmaron que se sintieron excluidos en organizaciones políticas. FICHA TÉCNICA DE LA ENCUESTA DEPARTAMENTAL La encuesta fue levantada por Ciudadanía empleando una muestra repre- sentativa de toda la población del departamento mayor de 18 años de edad. Fue realizada entre el 15 de noviembre y el 3 de diciembre de 2014. La muestra total incluye 1.044 entrevistas divididas en cinco macroregio- nes: la zona metropolitana, la región de valles, del trópico, del cono sur y la zona andina del departamento. Estas cinco macroregiones constituyen los estratos de la muestra. La muestra tiene un margen de error de hasta +-3% para un nivel de con- fiabilidad del 95 por ciento representando a toda la población del departa- mento. El diseño de la muestra permite realizar comparaciones a nivel de macroregión con representatividad de la población en cada uno de los estratos, para un nivel de confiabilidad de 95 por ciento y un margen de error de 6,7 por ciento en cada macroregión. ANÁLISIS En las últimas décadas, y particularmente en los últimos años, se han dado pasos agi- gantados en relación con la incorporación de los derechos de las mujeres en la legisla- ción boliviana, no sólo en re- lación con los derechos hu- manos, civiles y económicos, sino también políticos, como la histórica conquista de la paridad que ahora tiene rango constitucional. No obstante, el sentimiento en las propias mujeres de que la discriminación y la condición de desigualdad en relación con los varones no ha disminuido es evidente en los estudios de opinión. Sin desmerecer en absoluto los avances normativos logra- dos, ni las luchas de los movi- mientos de mujeres que han he- cho posibles estos cambios, es fundamental comprender que estas disposiciones necesitan estar acompañadas por otros dispositivos y transformaciones concretas; de lo contrario, su im- pacto es muy limitado y se redu- ce al plano formal. ¿Cuales son estos dispositivos? Para comenzar, aquellos que tienen que ver con la aplicación de las normas, es decir, instan- cias públicas multinivel que ga- ranticen y velen por el cumpli- miento de los derechos de las mujeres de manera eficiente; y la necesaria contraparte de una sociedad civil organizada que, a través de sus liderazgos institu- cionales pueda constituirse en vigilante riguroso de la aplica- ción de la ley. No obstante, el problema prin- cipal se encuentra en el reconoci- miento de una mentalidad fuerte- mente patriarcal que rige la vida cotidiana de hombres y mujeres, y por lo cual, a pesar de los gran- des avances normativos, la cali- dad de dichas relaciones no pa- rece modificarse. De ahí que resulta necesaria una transformación en los imagi- narios sociales y en la conducta de los y las ciudadanas, tanto en espacios privados como la fami- lia, laborales, barriales, de es- parcimiento, pero también en los ámbitos públicos como las orga- nizaciones sociales y políticas, o la función pública, donde el em- poderamiento de las mujeres re- sulta limitado por las prácticas cotidianas. El hecho de que esta percep- ción sea más intensa en provin- cias y en las zonas andinas, muestra justamente la relevan- cia de dichas prácticas socia- les, que en su caso sobrepasan el carácter universal y vinculan- te de la ley. MARÍA TERESA ZEGADA CERES Género: cultura, norma y realidad que sí existe, pero que no es un problema. En el cono sur del departa- mento, casi el 75 por ciento de los consultados dijo que la dis- criminación contra las mujeres es un problema importante y un 4 por ciento señaló que no existe discriminación. En la zona andina, entretan- to, el 74 por ciento ve que el problema es importante, mien- tras que un 4 por ciento asegu- ra que no existe. Finalmente, en el trópico, ca- si un 71 por ciento de la gente considera a la discriminación un problema importante y sólo un 2 por ciento que no existe. FORO REGIONAL DOMINGO SECCIÓN D 21 DE DICIEMBRE DE 2014 COCHABAMB COCHABAMB Opin

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“Cuando no cuida bien a los hijos”, “Cuando le ha sido infiel” y “Cuando se emborracha o se va de fiesta” son tres razones consideradas por hombres y mujeres como causas, entre otras, que más justifican que las parejas lleguen a los golpes, según una encuesta realizada en el departamento de Cochabamba por el Foro Regional (conformado por Ciudadanía, Ceres y los Tiempos).

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Page 1: Igualdad de genero y discriminacion

Mujeres creen que aún no son tratadas con igualdad

SÓLO EL 31,5 POR CIENTO AFIRMA QUE SE SIENTE CON LOS MISMOS DERECHOS Y OBLIGACIONES QUE LOS VARONES

Redacción centRal

Pese a leyes, más espacios en la política y discursos de autori-dades, sólo el 31,5 por ciento de las mujeres en Cochabamba afirma con seguridad que es tra-tada con los mismos derechos y obligaciones que los varones, se-gún la encuesta departamental del Foro Regional sobre condi-ciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Co-munidad de Estudios Sociales y Acción Pública.

El Foro Regional, formado por Ciudadanía, el Centro de Estudios de la Realidad Econó-mica y Social (Ceres) y Los Tiempos, presenta su quinto es-tudio, esta vez enfocado en la te-mática de género.

De acuerdo con la investiga-ción, el 49,5 por ciento de las mu-jeres consultadas indicó que es-tá entre muy en desacuerdo o más o menos de acuerdo con la idea de que existe igualdad en-tre hombres y mujeres respecto al trato. Hay diferencias entre las percepciones de las mujeres de la región metropolitana, que incluye Cercado y los munici-pios del eje, y las de regiones de provincias.

En el área metropolitana, el 36,4 por ciento afirmó que cree que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los hombres, mientras que el por-

centaje en los valles baja a 27,3, en el cono sur a 24,5, en el tró-pico a 24,8 y en la zona andina hasta 17,3.

Aunque la percepción de las mujeres cochabambinas res-pecto a la igualdad de trato no es tan positiva, sí creen que sus oportunidades de acceso a educación y a ser profesionales son mejores.

El 60,5 por ciento de las con-sultadas dijo estar muy de acuerdo con la idea de que las mujeres, dentro de su hogar, tienen las mismas oportunida-des que los hombres para edu-carse y se profesionales. Una similar percepción tienen los varones, el 61,5 por ciento estu-vo muy de acuerdo.

En este tema también se ob-servan diferencias al comparar las regiones del departamento, especialmente con el cono sur y el área andina. En la zona me-tropolitana, el 69 por ciento de los entrevistados dijo que las mujeres tienen las mismas opor-tunidades que los hombres para educarse y ser profesionales. En los valles el porcentaje cae a 52,4 por ciento, en el cono sur hasta 37,1 por ciento y en la zona andi-na hasta 31,7. En el trópico, sin embargo, el 63,3 por ciento cree que hay igualdad en esos temas.

DiscriminaciónLa mayoría de la gente opina

en Cochabamba que la discrimi-nación de la mujer en Bolivia es un problema, pero un porcentaje importante indica que no es una prioridad.

Según los datos de la encues-ta, hombres y mujeres coinciden en que la discriminación contra las mujeres es un gran proble-ma, más del 75 por ciento. Pero, en ambos casos, entre el 21 y 22 por ciento considera que en el país se discrimina a las mujeres, pero no es un problema.

En cambio, 2,5 por ciento de los varones y un 3 por ciento de las mujeres afirmó que no existe discriminación contra la mujer en Bolivia.

¿Y por regiones cuál es la percepción? Es en los valles donde menos gente cree que la discriminación contra las mu-jeres es un problema, casi un 60 por ciento respondió afirma-tivamente.

En cambio en el área metro-politana casi el 80 por ciento indicó que es un problema, ca-si 75 por ciento en el cono sur, 74 por ciento en la zona andina y 71 por ciento en el trópico co-chabambino.

Es también en los valles don-de los ciudadanos más minimi-zan el problema, señala el estu-dio. Un 11,5 por ciento respon-dió que no existe discrimina-ción contra la mujer en Bolivia y casi 29 por ciento aseguró

Zona MetropolitanaValles

Zona Andina

Cono Sur

Igualdad de género y discriminación

Las mujeres de su hogar t

ienen las

mismas oportunidades

que los hombres para educarse y

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fesionales

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2 3 4 5 6 7 Muy deacuerdo

Trópico

Usted, como mujer, s

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tratada con lo

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derechos y obligaciones que lo

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varones

En el último año, alguna vez se ha sentido discriminado en los

siguientes lugares

1 Muy endesacuerdo

2 3 4 5 6 7 Muy deacuerdo

2,9% 2,7%8,9%

17,4% 17,6% 19,1%

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INFOGRAFÍA: Los Tiempos/Ramiro Moncada AverangaFUENTE: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública

DISCRIMINACIÓN, MAYOR EN LAS OFICINAS

La encuesta departamental revela que más hombres y mujeres han sido discriminados en oficinas del Gobierno, ministerios, juzgados o alcal-días. Casi el 57 de los varones que dijo haber sido discriminado alguna vez indicó que pasó el mal momento en oficinas públicas, en el caso de las mujeres, el 48 por ciento hizo la misma afirmación.Más hombres (27 por ciento) que mujeres (21 por ciento) afirmaron que sufrieron de discriminación en el trabajo o cuando estaban buscando un empleo. En cambio, más mujeres (22 por ciento) que varones (19 por ciento) indicaron que fueron discriminadas en lugares públicos como en la calle, plazas, tiendas o el mercado.La misma cantidad de varones y mujeres dijeron que fueron discrimina-dos en alguna organización social, sindicatos, OTB y otros. Más varones afirmaron que se sintieron excluidos en organizaciones políticas.

FICHA TÉCNICA DE LA ENCUESTA DEPARTAMENTAL

La encuesta fue levantada por Ciudadanía empleando una muestra repre-sentativa de toda la población del departamento mayor de 18 años de edad. Fue realizada entre el 15 de noviembre y el 3 de diciembre de 2014.La muestra total incluye 1.044 entrevistas divididas en cinco macroregio-nes: la zona metropolitana, la región de valles, del trópico, del cono sur y la zona andina del departamento. Estas cinco macroregiones constituyen los estratos de la muestra.La muestra tiene un margen de error de hasta +-3% para un nivel de con-fiabilidad del 95 por ciento representando a toda la población del departa-mento. El diseño de la muestra permite realizar comparaciones a nivel de macroregión con representatividad de la población en cada uno de los estratos, para un nivel de confiabilidad de 95 por ciento y un margen de error de 6,7 por ciento en cada macroregión.

ANÁLISIS

En las últimas décadas, y particularmente en los últimos años, se han dado pasos agi-gantados en relación con la incorporación de los derechos de las mujeres en la legisla-ción boliviana, no sólo en re-lación con los derechos hu-manos, civiles y económicos, sino también políticos, como la histórica conquista de la paridad que ahora tiene rango constitucional.

No obstante, el sentimiento en las propias mujeres de que la discriminación y la condición de desigualdad en relación con los varones no ha disminuido es evidente en los estudios de opinión.

Sin desmerecer en absoluto los avances normativos logra-dos, ni las luchas de los movi-mientos de mujeres que han he-cho posibles estos cambios, es fundamental comprender que estas disposiciones necesitan estar acompañadas por otros dispositivos y transformaciones concretas; de lo contrario, su im-pacto es muy limitado y se redu-ce al plano formal. ¿Cuales son estos dispositivos?

Para comenzar, aquellos que tienen que ver con la aplicación de las normas, es decir, instan-cias públicas multinivel que ga-ranticen y velen por el cumpli-miento de los derechos de las mujeres de manera eficiente; y la necesaria contraparte de una sociedad civil organizada que, a través de sus liderazgos institu-cionales pueda constituirse en vigilante riguroso de la aplica-ción de la ley.

No obstante, el problema prin-cipal se encuentra en el reconoci-miento de una mentalidad fuerte-mente patriarcal que rige la vida cotidiana de hombres y mujeres, y por lo cual, a pesar de los gran-des avances normativos, la cali-dad de dichas relaciones no pa-rece modificarse.

De ahí que resulta necesaria una transformación en los imagi-narios sociales y en la conducta de los y las ciudadanas, tanto en espacios privados como la fami-lia, laborales, barriales, de es-parcimiento, pero también en los ámbitos públicos como las orga-nizaciones sociales y políticas, o la función pública, donde el em-poderamiento de las mujeres re-sulta limitado por las prácticas cotidianas.

El hecho de que esta percep-ción sea más intensa en provin-cias y en las zonas andinas, muestra justamente la relevan-cia de dichas prácticas socia-les, que en su caso sobrepasan el carácter universal y vinculan-te de la ley.

MaRía teResa Zegada

ceRes

Género: cultura, norma y realidad

que sí existe, pero que no es un problema.

En el cono sur del departa-mento, casi el 75 por ciento de los consultados dijo que la dis-criminación contra las mujeres es un problema importante y un 4 por ciento señaló que no existe discriminación.

En la zona andina, entretan-to, el 74 por ciento ve que el problema es importante, mien-tras que un 4 por ciento asegu-ra que no existe.

Finalmente, en el trópico, ca-si un 71 por ciento de la gente considera a la discriminación un problema importante y sólo un 2 por ciento que no existe.

FORO REGIONALDOMINGOSECCIÓN D 21 de DICIEMBRE de 2014

COCHABAMBCOCHABAMBOpin

Page 2: Igualdad de genero y discriminacion

D2 Los Tiempos | CoChabamba | año 2014 | Domingo | 21 De DiCiembre

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estuDio | El 71 por ciento de los encuestados en Cochabamba por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública perci-be que las mujeres tiene más participación en la política que hace años

Sólo 6,5% de mujeres participa en las organizaciones políticasRedacción centRal

Contrariamente a lo que per-cibe el 71 por ciento de los en-cuestados en el departamento de Cochabamba de que la mujer participa más en la política que hace unos años, sólo alrededor del 6,5 por ciento de las consul-tadas dijo que asiste una vez al mes a una reunión de un parti-do o organización política, se-gún una última encuesta sobre condiciones de vida en Cocha-bamba, levantada por Ciudada-nía, Comunidad de Estudios So-ciales y Acción Pública y Ceres, entre el 15 de noviembre y el 3 de diciembre de 2014.

En cambio, el 29 por ciento de los encuestados dijo que consi-dera que los hombres siguen te-niendo más poder de decisión que las mujeres.

Asimismo, un 75 por ciento está de acuerdo que hay igual-dad entre hombres y mujeres en la política boliviana y que esto ya no es un problema, en con-traposición a un 24 por ciento que no está de acuerdo con esta afirmación.

Quehacer políticoEn cuanto a la consulta de si

tendría interés en ser dirigente de una organización social, de ser autoridad, representante o ejercer algún cargo público, el 64 por ciento manifestó que no le interesa y un 36 por ciento que sí. Del total de los que qui-sieran ocupar un cargo dirigen-cial, el 38 por ciento son varo-nes en contraposición a un 33 por ciento de mujeres.

Otro es el resultado si se ve por regiones, el 50 por ciento de los encuestados de la zona andi-na dijo que estaría interesado en ser líder, seguidos por el 46 por ciento del trópico, el 43 por ciento del Cono sur, el 40 por ciento de los valles y 29 por ciento del área metropolitana.

A la pregunta de si asiste a las reuniones de un comité o junta de mejoras para la comu-nidad, el 40 por ciento de los en-cuestados señaló que una vez a la semana o dos veces al mes, el 20 por ciento una vez al año y el 40 por ciento dijo que nunca. En comparación entre las regiones, la participación alcanza a 54 por ciento en la zona metropoli-tana, el 55 por ciento en los va-lles, 71 por ciento en el cono sur, 76 por ciento en el trópico y 75 por ciento en la zona andina de Cochabamba.

A la consulta de qué posición ocupan en estas organizaciones, el 92 por ciento dijo que son miembros y el 8 por ciento ocu-pan cargos directivos. De los que están entre los líderes, 9 por ciento son varones y 6 por cien-to mujeres.

La misma pregunta por regio-nes, el 97 por ciento de la zona metropolitana señaló que asiste como miembro y el 3 por ciento como dirigente. En los valles es-ta relación es de 94 por ciento de integrantes a 6 por ciento de líderes. Otra cosa es en el cono sur, en el trópico y zona andina, donde los dirigentes alcanzan a 13, 17 y 16 por ciento, respecti-vamente.

En algo varían los porcenta-jes de participación de la gente cuando se trata de reuniones de una asociación de profesiona-les, comerciantes y organizacio-nes productivas. El 18 por cien-to asegura que asiste por lo me-nos dos veces al mes, el 22 por ciento dos veces al año y el 78 por ciento nunca. Por regiones, lideran con 36 por ciento los de la zona andina, seguidos con 33 por ciento por los del cono sur, con 27 por ciento los de los va-lles y el trópico y 15 por ciento los del eje metropolitano.

Participación política Sobre la participación de los

encuestados en una organiza-ción o partido político, el 11 por ciento aseguró que asiste a reu-niones entre una vez a la sema-na a una vez al año en contrapo-

Ha asistido a una asamblea

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oncejo

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una organización social, de ser a

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representante o ejercer algún cargo

público

Hay quienes creen que ahora hay igualdad entre

hombres y mujeres en la política boliviana y que esto

ya no es un problema ¿Está usted muy de acuerdo, de

acuerdo, en desacuerdo, o muy en desacuerdo?

La mujer en la política: participación y empoderamiento

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Sí19%

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88,6%Sí

11,4%

10,1%

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24,3%

75,7%

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77,9%

Zona Metropolitana

ZonaAndina

Valles Cono Sur Trópico

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No

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Sí18,2%

Hombre

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11,5%

Zona Metropolitana

ZonaAndina

Valles Cono Sur Trópico

12%

88%

21,9%

78,1%

14,7%

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17,6%

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20.,7%

79,3%

No62%

Sí38%

Hombre

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66,8%Sí

33,2%

Zona Metropolitana

ZonaAndina

Valles Cono Sur Trópico

29,3%

70,7%

40,4%

59,6%

43,1%56,9%

46,9%53,1%

50,2% 49,8%

Muy en desacuerdo1,1%

Muy de acuerdo

16,3%

De acuerdo61,4%

En desacuerdo21,2%

Hombre

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Muy en desacuerdo3,2%

Muy de acuerdo

19,2%

De acuerdo54,3%

En desacuerdo23,4%

INFOGRAFÍA: Los Tiempos/Ramiro Moncada Averanga

FUENTE: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública

sición con un 89 por ciento que djo que nunca. De ese total, 91 por ciento interviene como miembro y un 9 por ciento como dirigente. Sin embargo, lo llama-tivo es que cuando los datos se desagregan por sexo, se puede ver que el 88 por ciento de las mujeres asiste como integrante y el 12 por ciento como líder, en comparación con un 92 por cien-to de varones como miembros y 7 por ciento como cabecillas.

Por otro lado, el 93 por ciento de las mujeres afirmó que nunca asistió a una reunión de un par-tido y el 6,5 por ciento por lo me-nos una vez al año. En cambio, el 85 por ciento de los varones di-jo que nunca y el 15 por ciento por lo menos una vez al año.

De manera general, según re-giones, a la consulta de si asis-ten sólo como miembros o diri-gentes, el 24 por ciento de los de la zona andina dijo que son diri-gentes, seguidos por los del tró-pico con 11 por ciento, en la zo-na metropolitana con 6, en los valles con 5 y en el cono sur con 4 por ciento.

relación con su municipio

En cuanto al interés de los encuestados sobre las instituciones municipales y sus servicios, de manera general, a la pregunta de si asistió a una asamblea o sesión de Concejo durante los últimos 12 meses, sólo el 15 por ciento dijo que si, en contrapartida con un 85 por ciento que respondió que no. Estos porcentajes se incrementan cuando se desglosa por regiones. El 28 por ciento de los encues-tados del cono sur manifestó que asistió a una reunión en el Concejo Municipal, seguido por los de la zona de los valles con 24 por ciento, la zona andina con 22 por ciento, del trópico con 19 por ciento y el área metropolitana con 10 por ciento. Sobre si los consultados presentaron alguna petición a alguna oficina, funcio-nario o concejal de la municipalidad durante los últimos 12 meses, el 14 por ciento respondió que si y el 85 por ciento que no.El porcentaje más alto, con 21 por ciento, fue registrado en los valles, le sigue la zona andina con 20 por ciento, trópico con 17 por ciento, cono sur con 14 por ciento y, por último, 12 por ciento en la zona metropolitana.

participación política

análisis

En Bolivia hay avances en materia legislativa orientada a promover la igualdad entre mujeres y hombres, sin em-bargo, se sabe que además se tiene que modificar la cultura ciudadana para que realmen-te alcancemos igualdad en el acceso a puestos de decisión.

Esto pasa por la motivación y el interés, los datos de la encuesta muestran que las mujeres del trópico tienen mayor interés (40%) de ser dirigentes o autoridades que el resto de las mujeres del de-partamento, en cambio en los valles solo el 29% de las mu-jeres tiene interés. Mientras que entre los hombres, los de la zona andina tienen mayor interés que el resto (66%) y los que menos se interesan están en la región metropoli-tana (26%).

La participación política de las mujeres rurales pasa por un paso previo que es el de-sarrollo de destrezas en orga-nizaciones de mujeres en las que participa el 14% de todas las mujeres del departamento. En la región donde existe ma-yor participación de este tipo es en la zona andina donde el 26% lo hace al menos una vez al mes y el 10% al menos una o dos veces al año, mien-tras que en la región metropo-litana el 93% de las mujeres señala que nunca lo hace.

El contexto político y las presencia de organizaciones indígena originaria campesi-nas inciden en una mayor part icipación e interés de participar en el trópico y zo-na andina, en cambio el inte-rés y participación son me-nores en la ciudad o los va-l les que t ienen mayor in-fluencia y contacto con la re-gión metropolitana.

La igualdad pasa también por el acceso a puestos de decisión en espacios institu-cionales y éstos todavía son masculinos, solo el 6% de las mujeres participa en par-tidos políticos 8 puntos por debajo de los hombres y en-tre quienes acceden a la diri-gencia partidaria las mujeres equivalen a dos tercios de los hombres.

Más allá de las restriccio-nes u oportunidades para el acceso, cabe tomar en cuenta que la construcción de la masculinidad se vincula a la política y no así la feminidad.

Olivia ROmán aRnez

ciudadanía

¿Quiénes quieren ser autoridades o dirigentes?

Foto: Los Tiempos

Page 3: Igualdad de genero y discriminacion

PARADOJA | Las mujeres tienden a ser más tolerantes con la violencia machista en casos de infidelidad, mal cuidado de los hijos o cuando la esposa se emborracha

Todos la rechazan, pero a veces se acepta la agresión en la pareja

Un dato aparente-mente alentador, sobre todo si se lo compara con los de anteriores estudios

similares, es el que indica que la mayoría de la población co-chabambina, tanto entre hom-bres como entre mujeres, con-sidera que en ningún caso se justifica que un hombre le pe-gue a su mujer. En efecto, cuan-do a la gente se le preguntó: “Algunas veces se justifica que un hombre le pegue a su mujer. ¿Qué tan de acuerdo está usted con esa afirmación?”, un total de 86,8 por ciento de las perso-nas encuestadas dijo estar “En desacuerdo” o “Muy desacuer-do” con esa afirmación.

Visto el asunto desde el pun-to de vista de género, no se ha-llan diferencias muy significa-tivas pues es muy leve la varia-ción entre el 86,58 de varones y el 86,98 de mujeres que se ma-nifestaron intolerantes contra cualquier forma de violencia contra la mujer.

Sin embargo, el optimismo sobre lo que tales respuestas pueden reflejar de la mentali-dad colectiva se encuentra con un límite cuando ante las mis-mas personas se abordó el te-ma desde un diferente ángulo y se les preguntó: “En qué casos se justifica que el esposo o la esposa golpee a su pareja?”

Al plantearse el problema en esos términos, y cuando a la gente se le da razones concre-tas, los resultados indican que “Cuando no cuida bien a los hi-jos”, “Cuando le ha sido infiel” y “Cuando se emborracha o se va de fiesta” son las tres razo-nes que son consideradas por un porcentaje muy alto de

hombres y mujeres como cau-sas que justifican que las pare-jas lleguen a los golpes.

A esa conclusión se llega al desmenuzar las respuestas de la gente, pues casi la mitad de la población (48,5 por ciento) considera que no cuidar bien a los hijos justifica que un espo-so o una esposa golpee a su pa-reja. Más de la mitad de los hombres 56,7 por ciento así opina, frente a 39,6 de mujeres que ve como legítima esa causa de agresión.

En segundo lugar como cau-sa aceptada de violencia figura la infidelidad. Al llegar a este punto del cuestionario llama la atención el dato según el que los hombres serían más to-lerantes que las mujeres ante la infidelidad de pareja, o por lo menos dispuestos a llegar a la violencia por esa causa. En efecto, de un total de 35,4% de personas que cree que un acto de infidelidad es buen motivo para que un esposo o esposa golpee a su pareja, resulta sig-n i f i c a t i v a m e n t e m a y o r (42,7%), el porcentaje de muje-res, frente a 28,8 por ciento de varones que justifican la vio-lencia si esta es causada por un acto de infidelidad.

“Cuando se emborracha o va de fiesta”, causa aprobada por 27,5 de la población (28,2 por ciento de mujeres y 27,0% de va-rones), aparece como el tercer motivo que justificaría una agre-sión de pareja. Una vez más, co-mo en el caso de la infidelidad, son más las mujeres que los hombres los que así opinan.

“Cuando le insulta o le dice palabras feas”, “cuando se pierde sin avisar” “cuando co-quetea con otra(o)” y “cuando

le esconde cuánto dinero ga-na”, en ese orden, son otras de las razones por las que un sig-nificativo número de personas, entre hombres y mujeres, justi-fica las agresiones.

Al plantearse de ese modo la pregunta, se pudo constatar que si bien en términos gene-rales la gente tiene una opi-nión negativa de la violencia de pareja, no lo es tanto que no considere que, aunque sea ex-cepcionalmente, ésta pueda justitificarse. Así lo confirma el hecho de que sólo 6,9 por ciento de las personas haya sostenido que descartando to-das las anteriores opciones, ha-ya optado por afir mar que “Nunca se justifica”.

Para indagar sobre la medi-da en que las opiniones de las personas están motivadas en su propia experiencia, se les pidió que contesten: “Pensan-do en la relación con su pareja, ¿han tenido problemas que se manifestaron en alguna de las siguientes formas?” 1.- Si reci-be o recibió insultos, comenta-rios humillantes o hirientes, ¿amenazas?, 2.- Si recibe o re-cibió empujones. 3.- Si recibe o recibió golpes con la mano o con el pie. 4.- Si recibe o reci-bió golpes con algún objeto y si no tuvo ninguno de los pro-blemas anteriores fueran las opciones entre las que las per-sonas encuestadas eligieron su respuesta.

Según las respuestas obteni-das, las parejas cochabambinas serían relativamente pacíficas, pues 30,8 por ciento de los va-rones y 24,1 de las mujeres afirmó que nunca tuvo que afrontar alguna de las situacio-nes descritas.

1,2%22,4%

56,6%

12,4%

7,5%Muy buenos

Buenos

Ni buenos

ni malos

MuchoPoco

Malos

Muy malos ¿Hasta

qué punto diría

que el Gobierno actual

promueve y protege

los derechos de

las mujeres?

5,0%

4,4%

10,8%

23,6%21,3%

21,1%

13,7%

32

17

6

5

4

¿Diría usted que estos servicios son?

Cuando le ha sido in�el

Cuando le esconde cuánto dinero gana

Cuando no cuida bien a los hijos

Cuando coquetea con otra/o

Cuando se emborracha o se va de �esta

Cuando le insulta, le grita o le dice palabras feas

Nunca se

justi�ca

buenos

MuchoPoco

5,0%

4,4%

0 8%13,7% 2

17servicios son?

VIOLENCIA MACHISTA

35,4%

64,6%

2,7%

97,3% 51,5%

48,5%

85,1%

14,9%

En qué casos se justi�ca que el esposo o la esposa golpeen a su pareja

Cuando se pierde sin avisar

72,5%90,2%

9,8%

27,5%

85,0%

15,0%

93,1%

6,9%

NOSÍ

Infografía: Los Tiempos / Wilson CahuayaFuente: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública

0,4% 12,9%

39,4%47,4%

Muy de acuerdoDe acuerdo

En desacuerdoMuy en

desacuerdo

Algunas veces se justi�ca que un hombre le pegue a su mujer.

¿Qué tan de acuerdo está usted con esa a�rmación?

Pensando en los servicios de asesoramiento legal

a mujeres y familias, como el SLIM, la defensoría

municipal y la Brigada de Protección a la Familia

Entre quienes sufrieron alguna de las formas de agresión seña-ladas, los insultos, comentarios humillantes o amenazas aparecen como las más comunes un 21,2 por ciento de hombres y 32,5 de mujeres afirmó haberlas sufrido.

Formas extremas de violencia, como haber recibido golpes con la mano o el pie afectan a las mujeres en una proporción notable-mente mayor que a los hombres. En efecto, mientras sólo 3,1 por ciento de los hombres afirma haber sufrido una agresión física directa (con manos o pies), ese porcentaje se eleva a 10,9 cuando se trata de mujeres.

Exactamente la misma tendencia se observa cuando de agresio-nes más graves, para las que el o la agresora utilizó algún objeto se trata. Sólo 0,3 de los hombres afirmó haber sido víctima de esa forma de agresión, lo que contrasta con el 3,0 por ciento de las mujeres encuestas que reveló haber tenido que afrontar esa for-ma de violencia en algún momento de su relación de pareja.

Mujeres, las más agredidas

ANÁLISIS

Los cochabambinos tienden a sostener que la desigualdad de género ya no es un proble-ma serio en Bolivia y que con los avances de los últimos años las mujeres tienen simi-lar poder de decisión que los varones.

Sin embargo, también se inclinan por apoyar el esta-blecimiento de cuotas que ga-ranticen la participación fe-menina en los órganos de po-der y a que el gobierno impul-se políticas firmes para que los ingresos de las mujeres no sean inferiores a los de los varones.

Si uno considera estos da-tos en conjunto encuentra fá-cilmente que se contradicen. Si tienen similar poder, ¿para qué las cuotas? Y si la des-igualdad ya no es un proble-ma. ¿para qué las políticas?

Estas contradicciones se explican porque las respues-tas de los encuestados reve-lan sus opiniones o percep-ciones, pero también sus ex-periencias. Y aunque ambas dimensiones no siempre son diferentes, una encuesta pue-de descubrir que con frecuen-cia sí lo son. Eso es lo que sucede en el tema de la des-igualdad de género.

Los gobiernos han estado enfatizando la problemática de la discriminación hacia la mujer y lo ha hecho con dis-cursos, con actos y con le-yes. Se habla del tema, hay mujeres en el gabinete y en las asambleas, y hay nuevas leyes que son publicitadas por los medios.

Todo esto moldea la opinión de la gente e influye en sus percepciones: las cosas han cambiado. Pero la vida diaria, donde tienen experiencias concretas, les dice que no es así, y que aún queda un largo camino por recorrer. Las per-cepciones no coinciden con las experiencias, y la encues-ta del Foro Regional plantea preguntas en ambas dimen-siones, de manera que nos permite detectar, precisa-mente, esta disociación.

Lo interesante es que, en este caso, las percepciones parecen estar alentadas tam-bién por el deseo de que se hagan realidad, como lo prue-ba el hecho de que en general la gente tiende a favorecer políticas más eficaces cuando se le plantean no cuestiones generales sino problemas concretos.

RobeRto LaseRna

CeRes

Percepciones y experienciassobre la equidad

Los Tiempos | CoChabamba | año 2014 | Domingo | 21 De DiCiembre D3DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

LA MIRADA FEMENINA ES MÁS ESCÉPTICA

Uno de los temas que se quiso indagar a través de la encuesta fue la manera cómo las personas perciben que las leyes, normas e instituciones vigentes en nuestro país para combatir la violencia doméstica han servido, desde su experiencia personal, para afrontar el problema.Para ello, a la gente se le hizo el siguiente planteamiento: “Y pensando en los servicios de asesoramiento legal a mujeres y familias, como el SLIM, la defensoría municipal y la Brigada de Protección a la Familia ¿Diría usted que estos servicios son: Muy buenos, buenos, ni buenos ni malos (regulares), malos o muy malos (pésimos).La mayoría de la población encuestada (56,6 por ciento) no tiene una opinión categórica sobre la calidad de los servicios de asesoramiento legal a mujeres y familias. Y aunque es ligeramente menor el porcentaje de mujeres que optan por calificarlos como “regulares”, no es mucha la diferencia frente al 58 por ciento de los varones que así lo hace.Es en cambio significativa la diferencia cuando se disgregan los datos de quienes los califican como “buenos” y “muy buenos” (23,6 por ciento) , o “malos” y “pésimos” (19,9 por ciento) pues la opinión negativa entre mujeres (21,9 por ciento) es muy superior al 17,8 por ciento de varones que así opina.“¿Hasta qué punto diría que el Gobierno actual promueve y protege los derechos de las mujeres?” fue otra de las pre-guntas y se propuso a la gente que otorgue una calificación de 1 a 7. Agrupadas las respuestas en tres segmentos (calificación reprobatoria, de 1 a 3, regular (4) y aprobatoria 5, 6 y 7), el balance final resulta muy positivo para la gestión gubernamental. Entre los hombres son más (58,3) quienes la valo-ran positivamente ), 25 por ciento quienes la califican como regular y sólo 16,98 por ciento quienes consideran que merece una nota desaprobatoriaEntre las mujeres, en cambio, sin dejar de ser positiva, la percepción no lo es tanto pues las calificaciones aprobato-rias llegan a 54,20 por ciento, mientras que las reprobatorias se elevan hasta 23,49 por ciento.

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Page 4: Igualdad de genero y discriminacion

d4 Los Tiempos | CoChabamba | año 2014 | Domingo | 21 De DiCiembre

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contradicciones | En el discurso, varones y mujeres consideran que hay igualdad en la distribución y corresponsabilidad de las tareas de cuidado en el hogar, pero los datos de la realidad muestran desigualdades sustanciales

La mayoría de las mujeres cargacon todo el trabajo del cuidado Jenny Cartagena T.

Casi el 45 por ciento de las mu-jeres encuestadas en el departa-mento de Cochabamba admite tener la responsabilidad princi-pal de realizar las tareas asocia-das con el cuidado del hogar y de los miembros de la familia, vale decir cuidar a los niños y niñas, a las personas mayores y con al-guna capacidad especial, ade-más de realizar tareas de limpie-za, elaboración de los alimentos y otras tareas.

Contrariamente, sólo un 11,7 por ciento de los varones dice cumplir con esas obligaciones, según una última encuesta de-partamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levanta-da por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública entre el 15 de noviembre y el 3 de diciembre de 2014.

La encuesta fue realizada a una muestra de 1.044 personas (513 varones y 531 mujeres) ma-yores de 18 años de las 5 macro-regiones del departamento, con-formadas por los municipios en función a sus características geográficas y culturales.

Esta realidad, que refleja la brecha aún grande en la distri-bución en razón de género del trabajo del cuidado de la vida (no remunerado), sin embargo se contrapone a lo que piensan sobre el tema los encuestados.

Mujeres y varones, en un 61 por ciento expresaron estar de acuerdo en que las instituciones públicas deberían responsabili-zarse por el cuidado de niños, ancianos y personas con capaci-dades especiales para facilitar

que las mujeres puedan dedicar-se a estudios o actividades labo-rales.

Consultados los encuestados si ¿el trabajo de cuidar a la fami-lia y el hogar debería distribuir-se por igual entre hombres y mujeres, el 67 por ciento respon-dió estar de acuerdo, frente a un 18 por ciento que manifestó es-tar en desacuerdo con eso.

Por otra parte, son las mujeres en mayor porcentaje (74%) con relación a los varones (61%) que están convencidas que las res-ponsabilidades deben ser com-partidas, percepción que no se refleja en la realidad.

Horas de trabajoEsa carga de las responsabili-

dades de las tareas del cuidado del hogar en las mujeres es rati-ficada en la cantidad de horas al día que éstas le dedican a ese trabajo. El 17,2 por ciento de las mujeres entrevistadas señaló de-dicar entre 10 a 24 horas prome-dio al día al cuidado de su hogar y de los miembros de su familia, frente a un 5,6 por ciento de va-rones que dice ocupar esa canti-dad de horas para esas tareas.

El 70 por ciento de las mujeres le dedica entre 1 y 5 horas a las tareas del cuidado del hogar, mientras que un 83 por ciento de los varones destinan esas horas.

Un 7,1 por ciento de las varo-nes señala dedicarle cero horas a esas tareas, mientras sólo 2,6 por ciento de las mujeres hace lo mismo, no destina nada de su tiempo para ese trabajo.

Menos horas mayor porcenta-je de hombres, más horas el por-centaje de las mujeres aumenta.

Estas diferencias nuevamente se contraponen a lo que piensan las mujeres, cuando el 50,6 por ciento señala que siente que es tratada con los mismos derechos y obligaciones que los varones, sólo el 5,6 por ciento considera que no es así.

Los resultados de la encuesta con relación a la responsabili-dad de las tareas del cuidado del hogar, que no muestran grandes variaciones con relación al nivel educativo, edad ni macroregión, están demostrando que discursi-vamente los cochabambinos y cochabambinas, en cuanto al ideal que tienen, son muy iguali-tarios y equitativos, pero en la realidad, a momento de distri-buirse entre varones y mujeres las responsabilidades, las dife-rencias son sustanciales, el tra-bajo efectivo del cuidado del ho-gar recae sobre las mujeres.

Esa carga, el que sea mayor o menor, según la encuesta no está determinada o condicionada a factores como el nivel de ingre-sos o de educación; el que las mujeres tengan los mismos in-gresos y nivel educativo que los varones, no va suponer que ten-ga menor responsabilidad en las tareas de cuidado del hogar.

Es así que la inserción de las mujeres al mercado laboral, no ha significado que deje de cum-plir con las tareas del cuidado del hogar, contrariamente du-plicó su responsabilidad difi-cultando relativamente su par-ticipación en los ámbitos de la vida laboral, política y social, en general y ha contribuido a profundizar la desigualdad so-cial y de género.

EL ROL DE LA MUJER Y LA ECONOMÍA DEL CUIDADO Ud. cree que las instituciones públicas deberían responsabilizarse por el cuidado de niños, ancianos y discapacitados para facilitar que las mujeres puedan dedicarse a ESTUDIOS O ACTIVIDADES LABORALES

El trabajo de cuidar a la familia

y el hogar debería distribuirse por igual entre hombres y mujeres.

¿Hasta qué punto está de acuerdo o en desacuerdo

con esta frase?

Algunas personas sienten que tienen libertad de elegir lo

que hacen con sus vidas y que tienen control total sobre

ellas, y otras personas sienten que lo que hacen

no tiene ningún efecto en lo que pasa en sus vidas, que no las controlan. Por favor

indíquenos en la escala

¿Cuánta libertadde elegir y de control siente

usted que tiene sobre la formaen que le resulta su vida?Nada

2 3 4 5 6

Mucho

4 5 6

Mucho

¿Diría usted que la gente de por aquí pre�ere hacer estudiar a sus hijos hombres o a sus hijas mujeres?

Trabajando No está trabajando en este momento

pero tiene trabajo Está buscando trabajo activamente

Es estudianteSe dedica a los quehaceres de su hogar

Está jubilado pensionado o incapacitado permanentemente para trabajar

No trabaja y no está buscando trabajo

1,0% 1,1%

8,0% 24,6%

28,0%22,6%

14,7%

Usted se siente respetado y

valorado en su comunidad

1 2 3 4 5 6 7Muy en

desacuerdo

Muy en desacuerdo

Muy de acuerdo

Muy de acuerdo

3,5 1,35,1

12,316,1

23,4

38,3

1 2 3

5

6

7 4

1 2 34

5

6

7

1,4%1,1%

3,3%

15,7%

20,3%

27,5%

30,6%

educar a los hijos hombres educar a las mujeres No hacen diferencias

8,6% 0,7% 90,7% Fuente: Encuesta departamental sobre condiciones de vida en Cochabamba levantada por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública

Infografía: Los Tiempos / Wilson Cahuaya

¿A qu

é se dedica u

st

ed principalmente?

55,6%2,8%

1,8%15,5%16,8%

3,6%

3,8%

0,6%

4,6%

14,9%

21,3%

46,4%

1,2%

11,0%

Dentro de las fami-lias, la responsabili-dad de las tareas del cuidado del hogar son asumidas, en la mayoría de los casos, por las mujeres.

Análisis

La economía del cuidado se refiere a la relación entre el funcionamiento del sistema económico (bienes, servicios, actividades relacionadas con la reproducción y bienestar de las personas) y la organización so-cial del cuidado, es decir de alimentación, educación, salud y medio ambiente que implica tiempo, energía y afectividad. Un aspecto central de la eco-nomía del cuidado es el trabajo realizado en el hogar y que no es remunerado, ni se calcula monetariamente.

No es una encuesta especia-lizada en uso del tiempo, sin embargo, sus datos permiten ver las diferencias del trabajo de cuidado que realizan hom-bres y mujeres y las diferencias entre lo que se “piensa” y se “practica” en la llajta.

Respecto a las horas que de-dican hombres y mujeres de la sociedad cochabambina al tra-bajo de cuidado, las respuestas muestran que, en general, las mujeres realizan más que el doble de trabajo de cuidado, una faceta más de las des-igualdades de género.

Estos datos presentan mati-ces por macroregiones. Las mujeres de los valles y la zona andina tienen mayor carga de trabajo de cuidado y se advier-te que las mujeres de la zona metropolitana -al igual que los hombres- realizan menos tra-bajo de cuidado en compara-ción con otras macroregiones.

Si se consideran las varia-bles de educación e ingresos se mantienen las diferencias entre hombres y mujeres respecto a su dedicación al trabajo de cui-dado, inclusive en aquellos sectores con niveles educativos e ingresos similares donde las mujeres son las principales responsables de esta tarea.

Si consideramos a personas menores y mayores a 30 años las desigualdades en el trabajo de cuidado se mantienen. Am-bos tienen similar comporta-miento, lo que relativiza la in-fluencia positiva que podría te-ner el acceso a mayor informa-ción por parte de los jóvenes.

Estas “prácticas” contrastan con las “ideas” que pregonan los entrevistados, pues una gran ma-yoría declara estar muy de acuer-do en que el trabajo de cuidado debe ser distribuido por igual.

¿Cómo cambiar este patrón de conducta que imposibilita a las mu-jeres insertarse en el mercado labo-ral, participar en la vida pública y capacitarse en mejores condicio-nes? Ese es un desafío para la so-ciedad, pero también para el Estado.

Jaqueline Garrido

Cortés

Ciudadanía

El trabajo del cuidado en el hogar

responsabilidad compartida

• Para subsanar la brecha existente en materia de servicios de cuidado del hogar, para que las responsabilidades entre varones y mujeres sean menos asimétricas, para que las necesidades de cuidado no sean solamente asumi-das por las familias y, dentro de las familias, por las mujeres, sino más bien por la sociedad en su conjunto, se vienen debatiendo en diferentes niveles medidas y acciones que hagan frente a esta realidad.• Las propuestas, ante el reconocimiento de que el cuidado del hogar es un derecho de los miembros de la familia, apuntan a que esas tareas se consi-deren una responsabilidad de la sociedad en su conjunto, es decir que sea compartida por las familias, las organizaciones y el Estado.• El cómo se organiza una sociedad para “cuidar” a la familia, refleja en gran parte el grado de desarrollo social y el nivel de calidad de vida que esa sociedad ha logrado alcanzar. Una sociedad donde las necesidades de cui-dado de los hijos son asumidas casi exclusivamente dentro del hogar, por las madres, muchas de las cuales son “penalizadas” por combinar tareas de cuidado familiar con su participación laboral, es definitivamente una socie-dad que está todavía muy lejos de lograr “vivir bien”, afirman los expertos.

Foto: Carlos López

Roles y el cuidAdo del hogAR