homilética 02 2015

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HOMILÉTICA 105 1. CUARESMA, CICLO B 1. Del 22 de febrero al 5 de abril de 2015 1. PÓRTICO, por Mons. Victorio Oliver Domingo 2. Cantar en Cuaresma, por Antonio Alcalde Fernández 3. Introducción a la Cuaresma, por Donaciano Martínez Álvarez, 3. Pelayo González Ibáñez y José Luis Saborido Cursach • Miércoles de Ceniza (18 de febrero) • Domingo 1º de Cuaresma (22 de febrero) • Domingo 2º de Cuaresma (1 de marzo) • Domingo 3º de Cuaresma (8 de marzo) • Domingo 4º de Cuaresma (15 de marzo) • Domingo 5º de Cuaresma (22 de marzo) - LA PALABRA: Pedro Fraile Yécora (1ª lectura), Fidel Aizpurúa Donázar (2ª lectura), Junkal Guevara Llaguno (Evangelio). - LA HOMILÍA: Rafael Aguirre Monasterio (Miércoles de Ceniza, domingos 1º y 2º) y Javier Vitoria Cormenzana (domingos 3º, 4º y 5º). - RECURSOS: Donaciano Martínez, Pelayo González Ibáñez y José Luis Saborido Cursach, S.J. - MÚSICA: Antonio Alcalde Fernández - ILUSTRACIONES Y COMENTARIOS: Javier Prat Cambra 2. Cardos y rosas: celebración comunitaria de la Penitencia 3. SEMANA SANTA Del 29 de marzo al 5 de abril de 2014 1. PÓRTICO, por Andrés Torres Queiruga • Domingo de Ramos (29 de marzo) • Jueves Santo. Misa vespertina de la Cena del Señor (2 de abril) • Viernes Santo. Celebración de la Pasión del Señor (3 de abril) • Vigilia Pascual (4de abril) • Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor (5 de abril) - LA PALABRA: Pedro Fraile Yécora (1ª lectura), Fidel Aizpurúa Donázar (2ª lectura), José Antonio Badiola Saenz de Ugarte (Evangelio). - LA HOMILÍA: Mª Josefa Torres Pérez. SUMARIO 107 109 111 113 121 129 138 146 154 162 166 166 169 179 187 195 204

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Homilética

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1. CUARESMA, CICLO B1. Del 22 de febrero al 5 de abril de 2015

1. PÓRTICO, por Mons. Victorio Oliver Domingo

2. Cantar en Cuaresma, por Antonio Alcalde Fernández

3. Introducción a la Cuaresma, por Donaciano Martínez Álvarez, 3. Pelayo González Ibáñez y José Luis Saborido Cursach

• Miércoles de Ceniza (18 de febrero)• Domingo 1º de Cuaresma (22 de febrero)• Domingo 2º de Cuaresma (1 de marzo)• Domingo 3º de Cuaresma (8 de marzo)• Domingo 4º de Cuaresma (15 de marzo)• Domingo 5º de Cuaresma (22 de marzo)

- LA PALABRA: Pedro Fraile Yécora (1ª lectura), Fidel Aizpurúa Donázar (2ª lectura), Junkal Guevara Llaguno (Evangelio).- LA HOMILÍA: Rafael Aguirre Monasterio (Miércoles de Ceniza, domingos 1º y 2º) y Javier Vitoria Cormenzana (domingos 3º, 4º y 5º).- RECURSOS: Donaciano Martínez, Pelayo González Ibáñez y José Luis Saborido Cursach, S.J.- MÚSICA: Antonio Alcalde Fernández- ILUSTRACIONES Y COMENTARIOS: Javier Prat Cambra

2. Cardos y rosas: celebración comunitaria de la Penitencia

3. SEMANA SANTADel 29 de marzo al 5 de abril de 2014

1. PÓRTICO, por Andrés Torres Queiruga

• Domingo de Ramos (29 de marzo)• Jueves Santo. Misa vespertina de la Cena del Señor (2 de abril)• Viernes Santo. Celebración de la Pasión del Señor (3 de abril)• Vigilia Pascual (4de abril)• Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor (5 de abril)

- LA PALABRA: Pedro Fraile Yécora (1ª lectura), Fidel Aizpurúa Donázar (2ª lectura), José Antonio Badiola Saenz de Ugarte (Evangelio).- LA HOMILÍA: Mª Josefa Torres Pérez.

SUMARIO

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En este número colaboran:

• Rafael aguiRRe MonasteRio, sacerdote, teólogo, decano de la Facultad de Teología • de la Universidad de Deusto (Bilbao).• fidel aizpuRúa donázaR, capuchino, profesor de Teología Bíblica en la Facultad de Teología • de Vitoria (Logroño)• antonio alcalde feRnández, Sacerdote diocesano, párroco, consultor musical de la CEE profesor • de liturgia en la Facultad de Teología San Dámaso (Madrid).• José antonio Badiola saenz de ugaRte, sacerdote, teólogo, decano de la Facultad de Teología • de Vitoria-Gasteiz (Vitoria)• soco díaz gonzález, educadora, ama de casa y catequista (Valladolid)• pedRo fRaile YécoRa, teólogo biblista (Sant Cugat del Vallés. Barcelona)• pelaYo gonzález iBáñez, sacerdote diocesano, párroco y catequeta (Palencia)• Junkal guevaRa llaguno, RJM, profesora de teología en la Facultad de Teología de Granada • (Granada).• donaciano MaRtínez, sacerdote diocesano, profesor de Teología y catequeta (Palencia)• Mons. victoRio oliveR doMingo, obispo emérito de Oriehuela-Alicante• Juan antonio péRez andRés, educador y pastoralista (Valladolid)• alBeRto péRez pastoR, jesuita, pastoralista, Presidente de Proyecto Hombre (Tudela. Navarra)• JavieR pRat caMBRa, profesor de Religión, dibujante y catequista (Almadén. Ciudad Real).• José luis saBoRido cuRsach, sJ, director de las revistas Homilética y Catequética, responsable • de Justicia, Paz y Ecología de CONFER (Madrid)• Mª Jose toRRes péRez, acJ, formadora y educadora social, trabaja con inmigrantes en el barrio • de Lavapiés (Madrid). • andRés toRRes QueiRuga, sacerdote, teólogo, profesor en el Instituto TeolóGico Compostela• y en la Universidad de Santiago de Compostela.• asun vitoRes BacieRo, educadora, ama de casa y catequista (Valladolid)• JavieR vitoRia coRMenzana, sacerdote, teólogo, profesor emérito de la Facultad de Teología • de la Universidad de Deusto (Bilbao), Presidente de la Fundación EDE (Bilbao).

- RECURSOS: Donaciano Martínez, Pelayo González Ibánez y José Luis Saborido Cursach, S.J.- MÚSICA: Antonio Alcalde Fernández- ILUSTRACIONES Y COMENTARIOS: Javier Prat Cambra

4. MISA FAMILIAR. Del 18 de febrero al 22 de marzo de 2015

Equipo “Homilética”: Soco Díaz González, Alberto Pérez Pastor, Juan Antonio Pérez An-drés, Asun Vitores Baciero y J.L. Saborido Cursach

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PÓRTICOpor Mons. Victorio Oliver Domingo

obispo emérito de Orihuela-Alicante

CLAVES PARA LA CUARESMA

Cuaresma, tiempo de recuerdo y de vivir la experiencia del Éxodo:

La formidable y amorosa apuesta de Dios por el hombre libre, por su libertad. Historia de hechos libe-radores. Iniciativa personal de Dios. De la esclavitud al servicio. Es la historia imborrable del Éxodo, y fue adelante esta historia por el empeño decidido de Dios de que el hombre, sometido, recupere su libertad, la libertad para servir a Dios, garante de la libertad del hombre. Se realizó esta historia a pesar de que buena parte del pueblo, de modo incomprensible y muchas veces, añoraba los ajos y los puerros que comían en Egipto con barro hasta la cintura. ¿Quién es este Dios que de este modo apuesta por el hom-bre libre, liberado y no manipulado, en el siglo XXI? ¿De qué hombre es Dios rival? ¿Qué es el hombre

1. CUARESMA 2014Del 18 de febrero al 22 de marzo de 2015

PÓRTICO DE CUARESMA

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PÓRTICO DE CUARESMA

para nuestro Dios? Es tiempo de repensar la vida, de preguntarme: “¿Soy libre?” Es tiempo de renunciar con decisión a los “dioses y señores”, dominadores y déspotas. Es hora de fundir nuestros “becerros”, construidos con nuestro propio oro. Es hora y tiempo de alistarnos al programa liberador de Dios.

“Los ojos fijos en Cristo”

A él se vuelven en Cuaresma nuestros ojos. Jesús tiene el nombre de “Salvador”, Liberador”, “Redentor.” Fue y es el gran liberador. Leemos este año el Evangelio de San Marcos. Como ningún otro evangelio, empieza por una directa y clara manifestación de fe: “Evangelio de Jesucristo, el Mesías, Hijo de Dios”. Evangelio, que es Jesucristo mismo. La hazaña liberadora más grande, definitiva, la realizó Jesús: con su encarnación, en una solidaridad extrema, bajó hasta el barro del hombre, hasta hacerse pecado. Fue una liberación a costa de su sangre derramada con plena y libre voluntad. La vida y la muerte de Jesús es la más espléndida apuesta por la libertad del hombre. Nadie ha realizado una antropología más elevada del hombre. Nadie ha puesto un precio más alto al valor del hombre. ¡Este es Cristo! El primero. A él se vuelven nuestros ojos y el corazón. Cristo amado. Cristo y yo liberadores del hombre. ¡Salir! Este Cristo debe ser anunciado y presentado a los hombre de hoy por hombres y mujeres que lo han encon-trado, hombres y mujeres creyentes, gozosos creyentes, testigos fieles, místicos, poseídos por la pasión de que el hombre, que convive con nosotros, conozca que tiene un salvador.

La conversión.

Es palabra de esperanza. Gracias a la conversión hay futuro. Un futuro que asegura la misericordia de Dios. Conversión quiere decir, como sabemos, vuelta. Jeremías habla de hombres que dan a Dios la espalda, con desprecio e indiferencia, con olvido. Convertirse es volver a darle la cara Dios. No es califi-carse uno con epítetos. Ni basta con decir: “No soy como los demás”. Sin volver a Dios, a Jesucristo, no hay conversión. El punto de mira es Jesucristo. Yo no soy quien dicen otros que soy. Ni lo que yo mismo digo que soy. El Evangelio, la Palabra de Dios me dicen quién es Dios, quién es Jesucristo, y, a la vez, me hacen saber quién soy yo. Por eso, desconocer el Evangelio no sólo es desconocer a Jesús, sino desconocer quién soy yo. Conversión al Evangelio.

Y conversión a la evangelización.

Vivimos ambiente de ponernos en pie de misión. Escuchamos con fuerza la voz de salir, de ir por todo el mundo. El Papa Francisco nos propone otra necesaria conversión. Es preciso leer Evangelii Gaudium, para descubrir campos de conversión, llamadas entusiasmadas y reales a esta nueva conversión. Se le llama conversión pastoral. Se trata seriamente de convertir nuestras instituciones, organismos, aso-ciaciones, grupos, movimientos: de cerrados en abiertos, de narcisistas, dice el Papa, en solidarios. En esta conversión queda como válido lo que anuncia a Jesús. No tiene sentido de existir en muestras instituciones lo que no anuncia a Cristo, aunque en otro tiempo fue eficaz. Es tema imperioso para la Cuaresma. Para responder con amor y misericordia a la situación de lejanía de Dios, que vive el hombre de hoy. Hagamos buena la Cuaresma.

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CANTAR EN CUARESMA

2. CANTAR EN CUARESMApor Antonio Alcalde Fernández

La santa Cuaresma comienza con el rito de la imposición de la ceniza el miércoles. La celebración anual de la Cuaresma es un tiempo favorable durante el cual se asciende a la santa montaña de la Pascua. La Cuaresma es a la Pascua algo parecido como el Adviento es a la Navidad: tiempo de preparación a la fiesta central. Pascua del Señor en su Nacimiento (Navidad)-Pascua del Señor en su Muerte y Resu-rrección (Pascua).

Cuaresma es un tiempo extraordinario. Es un camino hacia la Pascua. Es un Via Crucis que desemboca-rá en un Via Lucis. Tiempo de gracia y de misericordia; tiempo para la revisión de una Iglesia que se debe reconocer también pecadora, pero llamada a la liberación; tiempo de revivir la libertad de todo pecado.

La Cuaresma es un tiempo de austeridad; ésta se ha de manifestar, sobre todo, en la austeridad de nuestra forma de vivir, para que otros vivan con más dignidad y puedan sentarse a la mesa los que no tienen mesa, pero austeridad también, -como expresión externa- tanto en el ornato del templo como en el canto. En Cuaresma no cantaremos ni el Gloria ni Aleluya alguno, reservándolos para que estallen en una explosión jubilosa en la bella y hermosa Vigilia de la Noche de Pascua. Los instrumentos musicales acompañarán “discretamente”, “prácticamente”, acompañando y sosteniendo el canto, pero no sona-rán con carácter autónomo, “festivamente”. Dentro de la austeridad cuaresmal se nos permite, en el 4º Domingo de Cuaresma “Laetere” y la solemnidad de San José, los instrumentos festivos como el adorno con flores del altar. Es un detalle de la pedagogía maternal de la Iglesia.

Los grandes temas cuaresmales que tienen que aparecer en nuestros cantos son:

Ante todo la Pascua. Todo el dinamismo progresivo de la Cuaresma se centra en ella. Es para noso-tros la meta, como lo fue para Jesús la hora de pasar de este mundo al Padre, su hora.

Los sacramentos pascuales: el recuerdo vivo de nuestro bautismo debe estar presente en todas nuestras jornadas cuaresmales preparatorias de la gran Eucaristía pascual.

La travesía del desierto, con su experiencia de libertad y de encuentro con Dios.

La montaña sagrada, lugar privilegiado de las teofanías o manifestaciones de Dios: el Sinaí (Moi-sés), el Horeb (Elías), el Tabor (Cristo), el Calvario. En el Tabor se anticipa ya la gloria de la Pascua.

La Alianza, siempre renovada y fiel, nueva y eterna.

La conversión. Desde el Miércoles de Ceniza, el pregón es incesante: “Convertíos, creed la Buena No-ticia” (Mc.1, 15). La práctica penitencial externa, de cada uno y de la comunidad entera, ha de brotar de la conversión interior del corazón y se ha de orientar al amor de Dios y al bien de los hermanos.

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En Cuaresma, como en cualquier otro tiempo litúrgico, debemos cantar, pero no debemos de cargar de cantos la celebración. La austeridad cuaresmal se ha de reflejar también en el canto. Estos cantos cuaresmales deben ser más específicos, más identificadores del tiempo litúrgico que celebramos.

Debemos tener una actitud y disponibilidad mayor para aprender cantos nuevos y conseguir que nues-tra liturgia, musicalmente, salga de lo rutinario y convencional.

Convendría destacar con alguna antífona apropiada la Oración de los Fieles. Por ejemplo, “Conduce, Se-ñor, a tu Iglesia a la Pascua eterna”, “En tu reino, Señor, acuérdate de nosotros”, “Oh Señor, escucha y ten piedad”. El Salmo responsorial, con su antífona cuaresmal propia, como texto de oración. El Cordero de Dios, “que quita el pecado del mundo”, en su forma litánica. Demos también una oportunidad en Cuaresma al silencio musical.

Por otro lado hay que cuidar que los cantos cuaresmales no vayan todos en la misma dirección, es de-cir, la penitencial; además de esta dirección hay que potenciar la dirección catecumenal, bautismal, el camino hacia la Pascua, por la Cruz a la Luz, la Alianza...

La Cuaresma nos invita a subir con Jesucristo a Jerusalén, dispuestos a dar la vida como Él para ser, con Él, a través de la cruz, el fermento de un mundo nuevo.

Antonio Alcalde Fernández

CANTAR EN CUARESMA

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INTRODUCCIÓN A LA CUARESMA

Casi desde la primera línea de la carta, Evan-gelii Gaudium, el papa nos llama a comenzar una “nueva etapa” de nuestro caminar eclesial “En esta exhortación quiero dirigirme a los fieles cris-tianos para invitarlos a una nueva etapa evangeli-

zadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”.

Juan Pablo II y Benedicto XVI después, nos propusieron una “nueva evangelización”. A ello se dedicó, precisamente, el Sínodo anterior (7-28 de octubre de 2012). El papa Francisco cambia un poco el acento: de “nueva evangelización” pasa-mos a una “nueva etapa evangelizadora”.

La Cuaresma se puede presentar, pues, como un tiempo de revisión-conversión de cara a una renovación eclesial de cada uno de nosotros y de cada comunidad. Porque no sería posible ese nue-vo camino sin una verdadera conversión personal de actitudes. Conversión a la verdadera libertad, conversión a Jesucristo, conversión una nueva ac-titud “misionera”, como dice Mons. Victorio Oliver en la Introducción.

Esta nueva etapa pide y requiere un corazón nuevo: hacer nuestras las actitudes del Evangelio. Se trata de re-vivir el evangelio. Cuando se habla de “nueva evangelización” solemos mirar hacia “fue-ra”: evangelizar a los otros. Pero la primera evange-lización es recuperar en nosotros la fuerza del evan-gelio. Toda renovación es siempre una “vuelta a las fuentes” para afrontar un presente y un futuro.

Debemos, pues, entrar en UNA NUJEVA ETAPA abierta hacia un horizonte que no podemos con-cretar ya de antemano. El futuro es siempre im-previsible, y más aún si lo ponemos en manos de Dios, que siempre lo es “de las sorpresas”.

En una época de crisis –y la nuestra lo es- sabemos de dónde venimos, es verdad, pero no

sabemos exactamente adónde iremos. En un presente así, lleno de incertidumbres, la “conver-sión” exige anclarnos en algo que sea realmente seguro y eso sólo puede ser el evangelio de Jesús. Las actitudes de fondo que el evangelio nos en-seña son las que pueden permanecer y marcar líneas de renovación.

Queremos centrarnos en algunas actitudes evangélicas que vienen subrayadas precisamen-te por el papa Francisco. Queremos seguirlas y profundizarlas para la necesaria “conversión” que exige una “nueva etapa evangelizadora”.

Elementos visuales

“A cincuenta años del concilio Vaticano II, aunque nos duelan las miserias de nues-tra época y estemos lejos de optimismos ingenuos, el mayor realismo no debe significar menor confianza en el Espíritu ni menor generosidad. En este sentido, podemos volver a escuchar las palabras de santo Juan XXIII en aquella admirable jornada del 11 de octubre de 1962: “Lle-gan a veces a nuestros oídos, hiriéndolos, ciertas insinuaciones de algunas perso-nas que, aun en su celo ardiente, carecen del sentido de la discreción y de la medi-da. Ellas no ven en los tiempos modernos sino prevaricación y ruina (…) Nos parece justo disentir de tales profetas de calami-dades…” (EG 84).

La Cuaresma no puede ser signo de tristeza, de oscuridad o pesimismo. Es un tiempo de con-versión que mira al futuro y, desde el futuro abier-to, llama a la conversión.

3. INTRODUCCIÓN A LA CUARESMA.LÍNEA Y RECURSOS

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INTRODUCCIÓN A LA CUARESMA

Curiosamente, la primera lectura del domingo primero de Cuaresma, comienza este año con la imagen del arco iris.

Un panel en el que iremos colocando, en un arco que va desde abajo y hacia arriba a la de-recha, sin cerrar, un arco iris en el que cada do-mingo iremos poniendo un color y un lema escrito sobre cada “tira”.

El “lema” total de la Cuaresma-Semanas San-ta será: UN ARCO IRIS DE NUEVA VIDA.

El “arco iris” se abre con unas palabras que lo cruzan: “PASAR DE… A… ”

Cada domingo “pasaremos” de una actitud vieja a una actitud nueva.

Es fácil comprender que la idea del arco iris pro-viene de la 1ª lectura del domingo 1º de Cuares-ma (Gén 9, 8-15). Es la promesa de un nuevo tiempo que se abre.

Bajo el “arco iris” irá la imagen del mundo y, den-tro de él, una imagen de la Iglesia. La renovación de la Iglesia no es para sí misma sino para hacer del mundo el “Reino de Dios”.

Domingo a domingo

Cada domingo irá el lema del día, un texto y un poema, oración o canción.

Domingo 1º:

Lema: PASAR DEL CONFORMISMO A … LA NOVE-

DAD DE JESÚS

Domingo 2º:

Lema: PASAR DEL PESIMISMO A…UNA MIRADA

POSITIVA

Domingo 3º

Lema: PASAR DEL MERCANTILISMO A… LA

APUESTA POR LA PERSONA

Domingo 4º

Lema: PASAR DE LA INDIFERENCIA A… LA “RE-

VOLUCIÓN DE LA TERNURA”

Domingo 5º

Lema: PASAR DE LA “AUTORREFERENCIA” A…LA

OPCIÓN POR EL OTRO

Semana Santa

Lema: PASAR DEL NARCISISMO A… LA COMPA-

SIÓN SOLIDARIA

Vigilia Pascual- domingo de Resurrección

Lema: PASAR DEL MIEDO A… LA ALEGRÍA DEL

RESUCITADO

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MIÉRCOLES DE CENIZA

Miércoles de Ceniza18 de febrero de 2015

La propuesta de JC es que nos demos la vuelta hacia los otros, que dejemos a Dios que sea Dios, pero desde dentro de nosotros mismos, siempre en proyección hacia afuera de nosotros mismos. Limosna para el otro, ayuno para uno mismo y oración para Dios. Javier Prat Cambra

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MIÉRCOLES DE CENIZA

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: Joel 2,12-18

El texto en su contexto. En la profecía de Is-rael se distinguen tres momentos delimitados por el exilio de Babilonia (profecía preexílica, exílica y postexílica). Cada una de ellas tiene sus rasgos so-ciales, literarios y teológicos diferenciadores. El tex-to que leemos pertenece a la última de las tres, la profecía postexílica. El ayuno se convoca en Sión/Jerusalén, ciudad que concentra todas las prome-sas mesiánicas; lo hacen los sacerdotes del Tem-plo, no el rey; la teología nos lleva a la confesión en un Dios que es clemente y compasivo, lento a la cólera (Éx 34,6); al igual que el Deuteroisaías, repi-te la pregunta que hacen los adversarios de Israel cuando estaba en el exilio: «dónde está tu Dios». El Señor pide un cambio, pero «del corazón», sino de las vestiduras. Un cambio interno, una conversión sincera; no le bastan los «maquillajes» o el «traves-tismo». El ayuno es profundamente religioso, pues ponen toda la mirada en la misericordia de Dios.

El texto en la historia de la salvación. El ayuno traspasa las religiones con raíz semítica (judaísmo, cristianismo e Islam), siendo común en otras tradiciones religiosas de la humanidad. No faltan quienes los hacen por motivos sociales, en señal de solidaridad o de protesta, llegando incluso a la «huelga de hambre». Otros lo hacen por razones higiénicas, formando parte de dietas o de búsquedas de equilibrios saludables. El ayu-no en la Biblia tiene un entronque propio con la fe de Israel en el Señor de la historia. Por una parte pide la conversión del corazón; Dios no quiere un ayuno separado del interior de la persona, de sus problemas reales. Por otra, está unido al pueblo, incluidos los niños de pecho; Dios no quiere un ayuno individualista, insolidario. El ayuno no es un fin en sí mismo, sino un medio para escuchar la voluntad de Dios, que siempre es salvífica.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y

celebración litúrgica. El ayuno ha sido puesto re-petidamente en tela de juicio en nuestra cultura: «rito vacío», «obligación absurda», «imposición reli-giosa» etc. Sin embargo en la Biblia aparece como un signo de cambio de vida, de conversión sincera y de vuelta al designio de Dios. Dios nos pide que nos paremos; que veamos de qué tenemos que «ayunar» en nuestras vidas; qué es lo que nos «in-toxica», lo que no es «verdadero alimento», para que busquemos su voluntad.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: 2 Cor 5,20-6,2

Entre la segunda visita de Pablo a Corinto y la tercera, anunciada en 2Cor, se escribe este texto en el que Pablo, sobre todo, ha de defender su honradez y dignidad de apóstol frente a una ca-tarata de acusaciones de toda índole. Los adver-sarios de Pablo eran judeocreyentes que gozaban del apoyo y las recomendaciones de Jerusalén. El autor trata de hacer ver que su autoridad de apóstol excluye todo autoritarismo y afán de pres-tigio, desconociendo cualquier principio de au-toridad y considerándose capacitado solamente para hacer el bien a la comunidad. Desde esos presupuestos de alta fraternidad es desde donde demandará un cambio.

Sostiene Pablo que no puede haber nueva re-lación con Dios si no media una profunda recon-ciliación fraterna: “Os pedimos que os reconciliéis con Dios”. Es decir, hay que percatarse de que la reconciliación parte de Dios mismo y toma orien-tación en la obra de Jesús. Una reconciliación que parte de componendas humanas no aguantará la tirantez de la debilidad. Por eso, hay que acoger la reconciliación que Dios demanda a quien quiera hacer parte de la comunidad cristiana. El plural

Al comenzar la Cuaresma

te pedimos, Padre,

que nos des fuerza para

ponernos en camino

de conversión y que

la austeridad necesaria

en estos días nos ayude

a entrar por los nuevos

caminos de renovación

que la Iglesia necesita.

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MIÉRCOLES DE CENIZA

que usa Pablo está indicando que toda la comuni-dad cristiana ha de verse concernida.

Inspirado en el culto sacrificial judío, Pablo pa-rece querer decir que el amor de Dios, para lograr la reconciliación, no escati-mó a su propio Hijo. Dios no quiere la muerte de su Hijo; ésta es fruto de sus opciones a favor de los débiles. Pero, de hecho, su muerte es el dinamismo de cualquier reconciliación, porque la suya fue una entrega reconciliadora con la pretensión de crear la gran familia de la creación reconciliada.

Este habría de ser el gran motivo para no “echar en saco roto la gracia de Dios”, para no frustrar el anhelo reconciliador de Dios que se ha iniciado de manera irreversible a partir de la entrega generosa de Jesús. Si no se trabaja

de firme en la tarea de la reconciliación se arries-ga a perder el dinamismo más vivo de la muerte salvadora de Jesús.

El “tiempo favorable” de que habla la cita de Is 49,8 lo traduce Pa-blo al momento mismo en que escribe su carta: ahora es el mejor tiempo para volver al Evangelio de la reconciliación, ahora es el tiempo de Dios para limar asperezas, situarse en terrenos de hu-manidad y construir la familia de quie-nes se aman. Esos son los trabajos de la reconciliación: “ahora es tiempo favo-rable”. Desoír esta realidad sería poner

en riesgo la vida comunitaria y, más todavía, el valor de la muerte salvadora de Jesús.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Mt 6,1-6. 16-18.

El evangelio de hoy pertenece a la sección central del sermón de la montaña (5,17-7,12) que declara cuál es la justicia del Reino, y selecciona los versos en los que se hace hincapié en el carác-ter interior de esa justicia (v.1).

Mateo pone en boca de Jesús un discurso con claro gusto semita, que utiliza repeticiones, para-lelismos y antítesis. De ese modo resulta más fácil

imaginarle hablando a las gentes de modo informal y casi espontáneo.

La exhortación de Je-sús quiere incidir en las formas de vivir una espiri-tualidad en lo concreto de la vida. Se enuncian las tres formas típicas de la religiosidad judía (Tb 12,8): limosna, oración y ayuno, y se matiza la novedad de la praxis del cristiano, la recta

intención al practicarlas; en definitiva, la necesi-dad de dar un sentido profundo al seguimiento de Jesús en la vida ordinaria.

El discurso tiene tres estrofas, con un esque-ma casi invariable: situación; prohibición/ manda-miento; intención y promesa divina de “pagar”. No habla de manera general, sino que tiene siempre un “tú” a quien el discurso se dirige.

La limosna es la práctica que nos obliga a pensarnos en relación a los otros. Probablemen-te no estaba legislado en el judaísmo cuándo era obligatorio darla. De ahí que algunos se exhibie-ran haciéndola. El discípulo de Jesús no sólo no puede presumir de su acción generosa con el her-mano, sino que se le pide una gratuidad radical que se muestra con el ejemplo “tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda”.

La oración es la práctica que nos pone en re-ferencia a Dios. En el judaísmo no parece que hu-biera lugares públicos destinados a la oración del israelita. Por tanto, carece de sentido salir a rezar para ser visto. La oración privada es importante; ella intensifica la relación personal con Dios. De

Al comenzar la Cuaresma

te pedimos, Padre,

que nos des fuerza para

ponernos en camino

de conversión y que

la austeridad necesaria

en estos días nos ayude

a entrar por los nuevos

caminos de renovación

que la Iglesia necesita.

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MIÉRCOLES DE CENIZA

ahí la necesidad de buscar un lugar “apartado” (cfr. Is 26,20), y quizás por eso el contenido de la oración que aquí se omite (vv.7-14).

Por último, el ayuno, salvo el del día de la Expia-ción (Lev 16,29) y algún otro en situaciones trágicas de sequía o hambruna, está

pensado en Israel como una práctica individual en la que nos vemos confrontados con nosotros

mismos: nuestra capacidad de sobriedad, austeri-dad... Por esa razón no puede practicarse como los hipócritas -actores (del verbo hipokrisn que signifi-ca actuar, exagerar...)-. No puede notarse, de ahí el contraste con el arreglarse y perfumarse para no mostrar la debilidad propia de un ayuno severo.

Ayuno, oración y limosna expresan la justicia del Reino que se hace ya aquí visible, y vinculadas unas con otras, la limosna prepara a la oración y el ayuno ayuda, contribuyen a la unidad de vida que hoy y ahora es tiempo de salvación (2 Cor 6,2).

Junkal Guevara

LA HOMILÍAEl rito típico de este día, la imposición de ceniza, tiene un origen judío y significa arrepentimiento

y dolor por los pecados, pero va acompañado por unas palabras muy de Jesús:”Conviértete y cree en el Evangelio”. Es una invitación apremiante al cambio para acoger a Jesús que “llena de alegría el corazón y la vida de los que se encuentran con Él” (EG 1). La vida cristiana es un proceso inacabable de conversión, de apertura de la vida al misterio de Dios y, al mismo tiempo, a los demás.

Debemos ver la profunda crisis que vive la Iglesia en España no como algo meramente ne-gativo, sino como una llamada de Dios para una profunda renovación eclesial y personal. Recorda-mos los cuarenta años de travesía de Israel por el

desierto –la esclavitud se interioriza y es difícil aceptar la libertad con el riesgo que supone- y redobla-mos la voluntad de ponernos en camino. El Papa Francisco nos invita a ¡Salir!: como Abrahán, como Moisés y el pueblo de Israel, como Jesús, que dejó su Galilea natal donde las cosas le iban bien para enfrentarse con las autoridades de Jerusalén y con la religiosidad del Templo. “Salir” quiere decir que estamos invitados, en la Iglesia, a una renovación radical de costumbres, de lenguaje, de las estructuras, de modo que la Iglesia sea testimonio significativo del amor de Dios en medio del mundo (EG 27). Ante esta invitación no podemos quedarnos pasivos, porque un auténtico soplo del Espíritu recorre a la Iglesia y el peligro siempre es la oposición poderosa de unos y la falta de coraje de otros.

Tenemos que empezar por “salir” cada uno de nosotros. Salir de la contaminación espiritual e ideológica que existe en nuestra sociedad y que se nos mete en los pulmones del alma. San Pablo decía a los cristianos de Roma: “No os acomodéis al mundo presente, antes bien renovaos mediante la transformación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cual es la voluntad de Dios, lo bueno, lo agradable, lo perfecto” (Rom 12, 2). Hay que salir de la contaminación de la indiferencia religiosa, que hace que Dios apenas cuente en nuestra vida. Salir de la contaminación de la insensi-bilidad (“la globalización de la indiferencia” de la que habla el Papa Francisco) ante el prójimo nece-sitado, pasar de largo, no enterarnos de lo que sucede en el mundo, quizá prestando una pequeña

Te ofrecemos, Padre, todo

lo que prometemos llevar

a cabo en estos días de

Cuaresma. Que todo eso

nos ayude a renovar el

camino de nuestra vida

cristiana.

Debemos ver la crisis de la Iglesia en España como una llamada de

Dios para una profunda renovación eclesial y personal

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Homilética

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MIÉRCOLES DE CENIZA

ayuda controlada para salvar nuestra conciencia, pero que ni implica nuestra forma de vida ni nos cuesta realmente nada. El profeta Joel dice que Dios quiere que “rasguemos nuestros corazones”, es decir que seamos misericordiosos, que reaccionemos con indignación y eficacia ante las injusticias que ofenden la dignidad más elemental de tantos hermanos nuestros.

La conversión no viene a amargar la vida ni hay que verla como una pe-sada carga. Al contrario, hay que verla como algo que nos hace libres y que nace de la experiencia del descubrimiento de un tesoro precioso, el amor que Dios nos ofrece en Jesús y que llena de alegría.

La conversión, como todo camino con una meta que merece la pena, supone un esfuerzo. El evange-lio habla de tres buenas obras: la oración o acogida silenciosa de Dios; la limosna o el compartir de verdad;

el ayuno o la renuncia a favor de los más necesitados. El Papa dice que los cristianos no pueden ser “pesimis-tas quejosos y desencantados con cara de vinagre” (EG 85). Jesús decía que hay cosas que deben quedar en-tre el fiel y Dios, sin hacer alardes. Pero también decía

“que brillen vuestra buenas obras para que los hombres las vean y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Hay que combinar sabiamente los dichos evangélicos. La conversión nace del corazón, pero no se queda en la alcoba, porque implica cambiar la Iglesia y aspira a transformar la sociedad.

Rafael Aguirre Monasterio

ORACIÓN UNIVERSAL

Al comenzar la Cuaresma, te presentamos, Padre, nuestros deseos de conversión del corazón y re-novación de nuestra mente:

• Por el papa, los obispos y sacerdotes, para que este tiempo de Cuaresma sea un tiempo de verda-dero renovación y conversión que ayude a transformar el corazón y el rostro de la Iglesia.

• Por nuestro mundo: para que se multipliquen en él los testimonios y las voces que desean y luchan por un mundo más justo, más solidario y más austeramente solidario.

• Por todos aquellos que, en este tiempo de Cuaresma como a lo largo del año, viven, en nuestro país y fuera de él, el ayuno del hambre y la pobreza. Que recuperemos todos la necesaria sensibilidad y el compromiso eficaz con ellos.

• Por las iglesias locales, las parroquias y las comunidades cristianas: que la Cuaresma sea para todos un tiempo de conversión para encontrar a Dios mediante la oración personal, la austeridad de vida y la misericordia.

• Por todos nosotros: para que tomemos en serio el sentido de la Cuaresma y nos esforcemos por vivir una verdadera la conversión y renovación personal.

Escucha, Padre, nuestra oración para que este tiempo de Cuaresma sea realmente un tiempo de renovación para toda la Iglesia.

La conversión no viene a amargar la vida. Es algo que nos hace libres y descubre el

amor de Dios, que llena de alegría.

La conversión nace del corazón, pero implica cambiar la Iglesia y aspira a transformar la sociedad.

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MIÉRCOLES DE CENIZA

RECURSOS

Presentamos hoy lo que va a ser el hilo conductor de nuestra Cuaresma: un tiempo abierto de renova-ción, propio de la “nueva etapa evangelizadora” que nos propone el papa Francisco. Esta “nueva etapa” exige una renovación del corazón, una verdadera “conversión”, que vaya desplegando, a lo largo de cinco semanas, una serie de actitudes evangélicas propias de un nuevo tiempo eclesial.

Explicaremos, pues, este domingo, el panel del “arco iris” de los cinco domingos de Cuaresma. Lema de la Cuaresma-Semana Santa: UN ARCO IRIS DE NUEVA VIDA .El “arco iris” se abre con una palabras que lo cruzan: “PASAR de… A… ”Cada domingo “pasaremos” de una actitud vieja a una actitud nueva.Bajo el “arco iris”, la imagen del mundo y, dentro de él, una imagen de la Iglesia. La renovación de

la Iglesia no es para sí misma sino para hacer del mundo el “Reino de Dios”.

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MIÉRCOLES DE CENIZA

Domingo 1º: PASAR DEL CONFORMISMO… LA NOVEDAD DE JESÚS

Domingo 2º: PASAR DEL PESIMISMO A…UNA MIRADA POSITIVA

Domingo 3º: PASAR DEL MERCANTILISMO DE LA VIDA A… LA APUESTA POR LA PERSONA

Domingo 4º: PASAR DE LA INDIFERENCIA A… LA “REVOLUCIÓN DE LA TERNURA”

Domingo 5º: PASAR DE LA AUTORREFERENCIA A…LA OPCIÓN POR EL OTRO

Semana Santa: PASAR DEL NARCISISMO A… LA COMPASIÓN SOLIDARIA

Vigilia Pascual- domingo de Resurrección: PASAR DE LA MUERTE A… LA ALEGRÍA DEL RESUCITADO

En el momento de la imposición de la Ceniza, se puede entregar a cada persona una pequeña cartulina con la imagen del panel, sin más texto que “PASAR A”… y “UN ARCO IRIS DE NUEVA VIDA”. Cada domingo se puede colorear una de las franjas del arco iris según el color del día, y escribir en ella el lema correspondiente. Por la parte de atrás, puede ponerse el texto del nº 27 de la Evangelii Gaudium.

1. UN TEXTO

“Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangeli-zación del mundo actual más que para la autopreservación. (Evangelii Gaudium 27)”.

2. UN POEMA

A MODO DE PREGÓN CUAESMAL

Al comenzar la Cuaresma ten pedimos, Señor,que nos ayudes a escuchar, despertar y aprender, a entrar en la dinámica que Tú mismo nos regalas. Ayúdanos a ponernos en movimiento, a levantarnos, a explorar nuevas formas de acogida, de comunicación y mensaje.

Abrir la puerta para que entrennuevas formas de vida y creatividad.Abrir paso a la simplicidad y a los gestos más veraces. Preparar el corazón para el despojo, para la limpieza y la purificación, para una nueva etapa evangelizadora.

Queremos destruir, Señor, los ídolos que enturbian nuestra mirada.

Queremos confiar en la fuerza creadora que nos habita con tu Espíritu,y atrevernos a recibirte a Ti, Dios humano, Dios amigo.

Queremos dejar los miedos a la puerta y abrir nuestro espacio sin defensas, con una mirada siempre positiva,en defensa de la vida y la dignidad humana,en inclusión y con ternura, y con misericordia,saliendo de nosotros y optando por el otromuriendo, como el grano de trigo, a nuestro narcisismo y autorreferencialidad.

Ayúdanos a abrir los ojos,en esta nueva Cuaresma 2014,al arco iris de la novedad y del futuro.

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MIÉRCOLES DE CENIZA

LA MÚSICA

«RASGAD LOS CORAZONES Y NO LAS VESTIDURAS»

«Haz de esta piedra de mis manosuna herramienta constructiva;

cura su fiebre posesivay ábrela al bien de mis hermanos».(J.L. Blanco Vega. Himno Litúrgico)

Ambientación musical. “Este es el ayuno” en Momentos de Paz-16 (SP).Con la celebración del Miércoles de Ceniza se abre para la Iglesia un tiempo de conversión y renovación; tiempo de gracia y de perdón; tiempo de intensidad en la escucha, reflexión y oración de la Palabra de Dios. Camino de la Cruz que conduce a la Luz. Tiempo de volver al camino recto con una actitud de acogida, servicio y caridad hacia los hermanos. Es el tiempo de “convertíos y creed en el Evangelio”.

Canto de entrada: “Dame tu perdón” MD 343; CLN 111; “Llorando los pecados” MD 339-2; CLN 110; ”Hacia ti, morada santa” MD 49-1; CLN O 16.

Antífona responsorial (Salmo): ”Misericordia, Señor; hemos pecado”

Bendición e imposición de la ceniza: Reconociéndonos peregrinos-pecadores imploramos la miseri-cordia del Señor en nuestro camino de conversión. Resuenan en nosotros las palabras de Joel: “Conver-tíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso”. Podemos cantar: “Éste es el ayuno que agrada al Señor” o “Perdona a tu pueblo” MD 339-1, con nuevo texto actualizado en las estrofas; ambos en el CD Hacia la Pascua (SP).

Santo: CLN I 2.

Comunión: “Hombres nuevos” (=Danos un corazón) MD 59; CLN 718; “Oigo en mi corazón” CLN 540; “Pequeñas aclaraciones” (= Cuando el pobre nada tiene) MD 45; CLN 725.

Antonio Alcalde Fernández

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DOMINGO 1º DE CUARESMA

Domingo 1º de cuaresma22 de febrero de 2015

JC le dijo, desde el pináculo del mundo, que no al poder que convierte a los demás en súbditos, que no al dinero que pone precio a la vida humana, que no a la violencia que dibuja fronteras artificiales en el mundo. Javier Prat Cambra

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LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: Gén 9, 815.

El texto en su contexto. Comenzamos la primera de las cinco catequesis en clave de «his-toria de salvación» que nos presenta la liturgia en Cuaresma. La historia salvífica se inicia con Noé, un personaje conocido en las culturas orientales contemporáneas. La destrucción de todo, un tras-fondo de «caos original», acompaña igualmente los relatos de los orígenes en los pueblos de Mesopo-tamia. La narración bíblica presen-tas elementos diferenciadores fun-damentales. En la creación, Dios pone «orden en el caos». ¿Acaso la maldad del ser humano hará que todo vuelva al caos inicial? La Biblia dice con claridad que la voluntad de Dios no es la «destrucción», sino la vida. El texto bíblico introduce el término teológico «alianza» (be-rit); si bien la traducción litúrgica dice «pacto». Las alianzas se formalizaban entre dos partes (en este caso Dios y Noé) y se materializaban en un signo visible y recordatorio; en este caso el «arco iris».

El texto en la historia de la salvación. La teología del Antiguo Testamento desarrollará sucesivas alianzas: con Noé, con Abrahán, con el pueblo, hasta que los profetas anuncien una «nueva y eterna alianza». La salvación de Dios no se «impone», sino que es una propuesta que se acepta. Poco a poco Dios va clarificando su volun-tad; desde la «antigua alianza» de Noé con toda la creación, hasta su expresión máxima que para los cristianos se realiza en Jesús, que personifica la «nueva y eterna alianza». Las alianzas dejan una «señal» que sirva de «recordatorio» para aquellos que la contemplen. El arco iris, en el devenir de la naturaleza, refleja una señal perpetua y universal: la salvación de Dios.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y

celebración litúrgica. La alianza de Noé puede ser leída en clave ecológica. Dios nos entrega el mundo para que lo transformemos; no para que lo usemos a nuestro antojo y lo destruyamos. En una imagen bellísima, cada vez que vemos el arco iris podemos decir: es verdad, Dios no rompe su alianza, la tierra no será destruida. ¡Hay esperan-za, trabajemos por la vida!

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA:

1 Pe 3,18-22

Los tiempos a los que se cir-cunscribe 1Pe son tiempos difíciles, tiempos de alejamiento y de aposta-sía. De ahí que los polos de su ex-hortación sean el bautismo (aunque se menciona una sola vez) y sus

consecuencias junto con la esperanza de una ve-nida próxima de Cristo. Se trataba de mantener el compromiso cristiano contra viento y marea.

El mayor estímulo para mantenerse vivo y ac-tivo en la fe es el recuerdo de Cristo “que murió…inocente…para conducirnos a Dios”. Abandonar ahora el camino cristiano sería dejar a la muerte de Cristo por inútil y, por supuesto, a su vida toda. De ahí que se apele a la adhesión a Cristo: esa ad-hesión, hecha de amor, es la que puede mantener al creyente firme por encima de persecuciones.

Su triunfo puede ser anticipación del triunfo cristiano; su “ser devuelto a la vida” puede ha-cer que el cristiano mantenga una vida según el Evangelio y triunfe en su propósito de vida nueva. Aquí la resurrección no es una doctrina, sino un dinamismo, algo que puede hacer que los tiem-pos de prueba puedan ser encajados y superados con facilidad.

DOMINGO 1º DE CUARESMA

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Homilética

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DOMINGO 1º DE CUARESMA

Aquí estamos, Padre,

llamados por ti. En este

tiempo de Cuaresma

nos invitas a dar pasos

nuevos. Pero nuestros

cerrados ojos son

de mirada corta.

Ábrelos tú para ver

el bello horizonte

de la nueva vida,

la que vivió Jesús.

Recurre el autor a un lenguaje mítico y legen-dario para ilustrar su propuesta de ánimo para los cristianos en peligro: Noé no fue corrompido y se salvó de la catástrofe; lo sucedido con él es figu-ra de lo que sucede con el bautismo (“se salvaron cruzando las aguas”): éste conlleva el compromiso de se-guir a Jesús en medio de un mundo injusto con la certeza de la victoria. No se trata tanto de estigmatizar y condenar al mundo cuanto de ali-mentar la certeza de que el creyente tendrá salida, horizonte, amanecer. El lenguaje exhortatorio es la herra-mienta de ánimo que utiliza.

El bautismo tiene un poder de salvación ya, en este momento (“símbolo del bautismo que actual-mente os salva”). Efectivamente, la salvación no

está al final, sino en todo el camino que es preciso recorrer, en toda la obra que hay que construir. La visión que el autor tiene del bautismo no es tan-to la de un rito, sino la de una fuerza para llevar

un estilo de vida adherido a Jesús y marcado por los valores evangélicos.

Y cuando el autor habla, como fruto de la vida vivida en los paráme-tros del bautismo, de “impetrar de Dios una conciencia pura” se está refiriendo a una vida en bondad y en honradez no como meros valores éti-cos, sino profundizados por la espi-ritualidad evangélicas: buenos hasta

hacer de la bondad un estilo de vida creyente, honrados hasta construir un testimonio legible de otra manera de situarse en la vida.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Mc 1, 12-15

El texto litúrgico funde dos relatos que ocupan un lugar diferente en la estructura de la obra. Los vv. 12-13 narran las tentaciones, que pertenece a la obertura del evangelio; y los vv. 14-15 recogen un sumario de la actividad pública de Jesús que se desarrollará a continuación. Se posibilita, así, una rica catequesis bautismal.

En la primera parte del relato, las tentaciones, muy breves comparadas con Mt y Lc, sitúan el espacio -el desierto-, y el tiempo -cuarenta días-, pero en ambos casos la referencia es teológica, no histórica.

El desierto no interesa por su localización concreta, sino por la potencia de su imagen en la memoria de Israel: lugar de dificultades por el que peregrinar para llegar a la tierra (Ex 15-19; Nm 10,10-22); espacio para el encuentro con Dios (Os 2,14-23); naturaleza privilegiada para percibir los signos de la llegada del Mesías (Is 35). En todo caso, nunca un lugar para perder el tiempo o para el recreo; el desierto es escenario favorable a la

experiencia interior; lugar para conocerse, crecer y afrontar nuevos retos.

Los cuarenta días sugieren una experiencia completa, una ocasión plena-mente disfrutada, un apren-dizaje consumado.

En esas coordenadas Marcos presenta a Jesús ex-perimentando la acción de Satanás, icono de las fuerzas malignas en el judaísmo bí-blico tardío, esas fuerzas que nos desestabilizan, desorien-tan y pervierten.

Jesús, recién bautizado, ha-biendo experimentado la elec-ción y unción por Dios como Hijo y amado, experimenta la acción de esa fuerza que lo agita, que lo tienta en sentido contrario; en definitiva, que lo quiere desorientar o descentrar. La tentación de abandonar, desviarse o desvirtuar su ser Hijo-Mesías (ungido) es real y está presente desde el arranque mismo de su ministerio público.

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DOMINGO 1º DE CUARESMA

Ahora bien, porque es el Ungido-Mesías, como en Is 11,6-9, las criaturas de la tierra -las fieras-, y las del cielo -los ángeles-, lo acompañan en una imagen de la creación restaurada por la presencia y la acción salvadora del Mesías.

Forjado en esa experiencia radical, Jesús aban-dona el desierto para hacer llegar a los hombres y

mujeres de su tiempo la buena noticia de su salva-ción.

En la segunda parte del relato, el dato de la de-tención de Juan tampoco es una referencia tempo-ral para situar cronológi-camente el comienzo de la predicación pública de

Jesús. Es, como ha dicho algún estudioso, una

cronología en clave salvífica: en primer lugar, es un kairós no un cronós; además, es un dato po-lémico que enfoca el ministerio de Jesús en clave conflictivo.

El tiempo de preparación que Juan representa, se deja atrás; ahora es el tiempo de Jesús. A Él es a quien mirar, y mirándolo a él, emprender una aven-tura nueva: convertíos y creed la buena noticia.

De esta manera, el itinerario cuaresmal que co-mienza se muestra como un tiempo teológico que tiene como horizonte la renovación del compromiso bautismal en la noche de la Pascua. Ese tiempo se trasciende por la contemplación de Jesús-Mesías que, experimentando la agitación de la tentación, se mantiene sin embargo firme, y se convierte en modelo del cristiano y el catecúmeno.

Junkal Guevara Llaguno, rjm

LA HOMILÍA

La esperanza en un tiempo nuevo y la confianza en Dios no se apagan del todo a pesar de las mu-chas calamidades (el diluvio, los imperios amenazantes) y de los pecados del pueblo. La naturaleza misma con sus ciclos vitales, con el contraste bellísimo de la lluvia y el sol que crea el arco iris, nos habla de la alianza de Dios con la humanidad, de su presencia misteriosa y amorosa. El episodio de Noé nos invita a ver la humanidad y la creación entera sos-tenida por el amor de Dios, viniendo de El y en camino hacia El.

Esa alianza se consuma en Jesucristo. La Cuaresma empieza con la estancia de Jesús en el desierto, que rememora la del pueblo de Israel durante cuarenta años. En el desierto se puede dar el abatimiento total, pero también el encuentro con uno mismo y con Dios. El Espíritu que ha recibido Jesús en el bautismo le impulsa al desierto. El Bautista ha sido arrestado y Jesús tiene que discernir los caminos de su misión. Las tentaciones de Jesús, episodio breve y muy denso teológicamente, está reinterpretando algo muy central en la vida de Jesús. En efecto, Jesús fue tentado: le propusieron que asumiese el papel de un Mesías con aspiraciones reales, que aniquilase a sus enemigos con fuego del cielo, que deslumbrase con signos espectaculares, que se quedase tranquilo en su casa. Pero Je-sús se entrega a la causa del reino de Dios asumiendo la condición humana sin privilegio alguno. Más aún, se hace el servidor de todos y su fuerza es el amor desconcertante y desnudo. En la convivencia armoniosa con las bestias del campo se manifiesta que es el nuevo Adán, que restablece la relación del paraíso (Gen 2, 19-20) y desarrolla la armonía de las criaturas vislumbrada ya en el arca de Noé.

Nosotros hemos prepa-

rado la mesa, el pan y

el vino. Que tu Espíritu,

Padre, prepare nuestros

corazones para encontrar-

nos con tu Hijo, que es el

camino de la nueva vida.

La naturaleza misma con sus ciclos vitales

nos habla de la alianza de Dios con la humanidad.

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Por eso Jesús proclama que ha llegado el tiempo del cumplimiento de las promesas de Dios. Está irrumpiendo la gran novedad, el reino de Dios, la renovación radical de toda la creación. El Evangelio, la Buena Noticia, no es –como se creía en el mundo romano- la victoria de un emperador o su accesión al trono. Hay una intención crítica y polémica en el anuncio de Mc respecto a la religión imperial: contra todas las apariencias es con Jesús con quien irrumpe el reino de Dios. Jesús invita de forma apremiante

a convertirse, a acoger el reino de Dios como el centro de nuestra vida, a ver y valorar la realidad de forma diferente, a vivir unos valores alternati-vos a los socialmente hegemónicos.

En la medida que nuestra sociedad es más indiferente religiosamente y está más secularizada, tiene que destacar más la novedad del reino de Dios. No es hora de dispersarnos en multitud de afirmaciones doctrinales, sino de centrarnos en lo esencial (EG 43): el amor de Dios, manifestado en Jesús y testimoniado por una Iglesia acogedora, mise-ricordiosa y samaritana. Jesús nos invita a entrar en el reino de Dios, a descubrir el horizonte nuevo que Dios abre a la vida humana, a asumir sus valores nobles y humanizantes. Jesús, que vence la tentación, que es inicio de la nueva creación, nuevo Adán, que actúa movido por el Espíritu, nos invita a incorporarnos a una dinámica nue-va, que viene de Dios, que infunde posibi-lidades nuevas de actuación y que quiere transformar toda la realidad.

Rafael Aguirre Monasterio

ORACIÓN UNIVERSAL

Sabedores de que lo que pidamos en el nombre de Jesús el Padre nos lo concederá, le decimos:

ESCUCHA, SEÑOR, NUESTRA ORACIÓN

• Asiste, Señor, a tu Iglesia para que no se recluya en sus seguridades y sepa escuchar tu llamada en los signos de nuestro tiempo y en las necesidades de sus contemporáneos. Oremos.

• Danos, Señor, gobernantes eficaces y honestos, que no se dejen tentar por el poder ni dominar por la avaricia.

• Haz, Señor, que la prudencia de los mayores no sirva de tropiezo a las nuevas generaciones para descubrir la novedad de tu evangelio.

• Ayuda, Señor, a todos los que trabajan por la paz y el entendimiento entre las personas y haznos agentes de reconciliación.

• Haz que vivamos esta Cuaresma en solidaridad sincera con quienes más sufren la pobreza y sole-dad.

Que estos deseos que ahora te expresamos sinceramente arraiguen en nosotros y puedan convertir-se con tu Espíritu en obras de tu Reino.

DOMINGO 1º DE CUARESMA

En la medida que nuestra sociedad es más indiferente religiosamente, tiene que destacar más la novedad

del reino de Dios.

Jesús vence la tentación y nos invita a incorporarnos

a una dinámica nueva, a posibilidades nuevas de actuación

y a transformar toda la realidad.

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DOMINGO 1º DE CUARESMA

Señor, el pan de tu palabra y de tu amor nos saben a permanente novedad. Ayúdanos a dar cada día un

paso, aunque sea pequeño, para ser buena novedad para los demás.

RECURSOS

PASAR DEL CONFORMISMO A… LA NOVEDAD DE JESÚS

Tras el Miércoles de Ceniza, en el que ya presentamos la dinámica general, afrontamos hoy este domingo como una especie de “obertura” de toda la Cuaresma. Jesús, “empujado por el Espíritu” va al desierto donde discierne cuál es el camino de la “nueva creación” que Dios quiere llevar a cabo. El tema de las tentaciones –tan esencial- pasa rápido para centrarse en la predicación de la gran novedad: el Reino de Dios.

El arco iris es el símbolo de la Alianza que Dios establece tras el diluvio: comienza un tiempo nuevo que anuncia ya la gran novedad de Jesús: “no miréis el pasado… ved que está brotando algo nuevo”, dice el profeta en otro texto…(Is 43, 18-19): “Se ha cumplido el plazo. Está cerca el Reino de Dios. Con-vertíos y creed en el evangelio” (Mc 1,15). Es el tiempo de Cuaresma, la apertura a una “nueva etapa de evangelización” para la que es necesaria la conversión de las actitudes. Conversión al evangelio.

Lema: DEL CONFORMISMO A… LA NOVEDAD DE JESÚSColor de la banda del arco iris: ROJO

1. UN TEXTO de la Evangelii Gaudium (papa Francisco):

Una nueva etapa evangelizadora

“Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. …Quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marca-da por esa alegría (1).

Jesucristo es siempre novedad

“Él [Jesucristo] siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina” (11)

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DOMINGO 1º DE CUARESMA

En una Iglesia abierta

“Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo. Repito aquí para toda la Iglesia lo que mu-chas veces he dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos.(Mc 6,37) (49)

2. UN POEMA

SEGUIRTE DE VERDAD

(A partir de un texto de Pedro Trigo. Texto completo en “Salmos de vida y fidelidad”, Ed. Paulinas, Madrid 1988, págs. 63-65).

3. UNA CANCIÓN

“Canta para mí” ( Luis Guitarra, álbum “Desaprender”)

Hemos escuchado, Señor, la voz de tu Hijo, que nos invitaba a dejarlo todo para seguirle, y le hemos dicho que sí. Nos hemos ido con éla buscar un mundo donde habite la justicia.Él nos ha recibido, Señor, en tu compañía y por eso te llamamos Padre. Y por eso aquí, contigo, en la confianza,se nos suelta la lengua y te decimos nuestra alegría, que es nuestro miedo: es la alegría de ser tus hijos y el miedo de no serlo bastante todavía. Hemos dejado todo; pero, como si tuviéramos imán, las cosas vuelven y se nos pegan.

Te seguimos, Señor, en soledad. En el gran teatro del mundo hacemos de peregrinos, de forasteros; vivimos de cara a la tierra nueva y a los nuevos cielos; vueltos a lo que aún no existe para nosotros,

vivimos con este gran hueco, sabemos que tú no serás un espejismo.

Hemos escuchado la voz de tu Hijo y le hemos dicho que sí, ya que no queremos vivir para nosotros, sino para que venga tu Reino. Queremos vivir como los perros rastreando tu paso;queremos vivir como los negociantes;como los jugadores, como los policías y los ladrones, siempre atentos, vigilantes. Queremos vivir, Señor, como los amantes, porque es tu amor el que nos hace atentos; él nos lleva, como a ti, a escuchar el clamor del oprimido, él nos lleva a servirte en el pueblo creyente y pobre, él nos lleva a obedecer estos signos de los tiempos.

Queremos vivir en obediencia a tu voz, que nos dice “ven” y que, cuando nos has convertido, nos dice “ve a mi pueblo”.

Canta para mí, contágiame la libertad…, es necesaria tras los muros de este infierno. Canta para mí, acércame a la Humanidad en cada historia, cada acorde y cada verso. Canta para mí y nunca dejes de buscar,

y no te canses de vivir, y no te rindas sin luchar. Canta para mí, y nunca olvides que tu voz vence al silencio. Canta para mí, te escucharé en la soledad de quien se sabe derrotada por sus miedos.

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DOMINGO 1º DE CUARESMA

LA MÚSICA

«CONVERTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO»

“Para el camino se nos quedaentre las manos, guiadora,

la cruz, bordón, que es la vereday es la bandera triunfadora” (B. Velado. Himno litúrgico)

Ambientación musical. “Nos has llamado al desierto”. Versión instrumental en Momentos de Paz-13.

Al comenzar la Cuaresma iniciamos nuestra travesía por el desierto de nuestras vidas para llegar, escalan-do la Santa Montaña, a la Pascua de la luz. El desierto cuaresmal es para nosotros un tiempo privilegiado de gracia y de conversión. No es un refugio o una huída. Convertirse es algo más que hacer penitencias o conseguir privaciones momentáneas. Convertirse es renovarse aceptando y cumpliendo la alianza hecha en las aguas bautismales, volviendo nuestras vidas a Dios y abriéndolas a los valores del Reino.

Canto de entrada: “Me invocará y lo escucharé” MD 331-1; CLN A 12. “Nos has llamado al desierto” MD 332-1; CLN 126; o bien, iniciamos este primer Domingo de Cuaresma con el canto de las “Letanías de los Santos” en el CD Hacia la Pascua (SP).

Antífona responsorial (Salmo):”Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza”. LS. pp. 78-79; o bien, esta nueva musicalización:

Santo: CLN I 1 (gregoriano)

Comunión: «Hambre de Dios» (= No podemos caminar) MD 171; CLN O 13; «Por ti, Patria esperada» MD 2-1; CLN 711; o bien, «El cáliz que bendecimos» CLN 536.

La austeridad cuaresmal la expresamos también en el canto. Por esta razón no indicaremos cantos para la salida en este tiempo.

Antonio Alcalde Fernández

Canta para mí, y cuéntales a los demás que cada golpe te hace más fuerte por dentro. Canta para mí, dame razones para andar, proponte un nuevo porvenir, implícame en la gratuidad. Canta para mí, y nunca olvides que tu voz vence al silencio. Canta, canta…, tan sólo canta.

Canta para mí, porque preciso averiguar si “lo que soy” y “a donde voy” es lo que quiero. Canta para mí, y no me dejes olvidar que hace algún tiempo también yo soñé tus sueños. Canta lo que crees, canta lo que esperas, canta lo que amas… …y aunque a veces sea con un nudo en la garganta… canta, y aunque te parezca que ya nadie escucha nada… canta, …y aunque a veces sientas que las fuerzas no te alcanzan… canta.

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Homilética

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DOMINGO 2º DE CUARESMA

Domingo 2º de Cuaresma1 de marzo de 2015

Uno de los mayores logros de la humanidad ha sido la libertad, aunque a lo largo de su historia se ha esclavizado a millones de personas a las que se les negó lo que JC trajo como herencia para todos.

Javier Prat Cambra

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DOMINGO 2º DE CUARESMA

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: Gén 22, 12. 9a. 1518.

El texto en su contexto. Leemos uno de los textos más controvertidos de la Biblia. Para unos es escandaloso: Dios da una orden cruel, Abra-hán responde con una «obediencia ciega»; es la fe entendida como «sumisión». Para otros es una evolución cultural que recoge el paso del sacrificio de seres humanos al sacrificio de animales, paso avalado por Dios. Si tomamos la historia de Abra-hán desde su llamada, vemos cómo hay una serie de promesas de Dios y de dilaciones continuas. Parece que Dios olvida lo prometido. Cuando nace, al final de un largo tiempo, el hijo prometi-do, Dios ordena su sacrificio. Abrahán, con todo, por dos veces, dice: «aquí me tienes». La tensión dramática llevada al límite se resuelve satisfacto-riamente: Dios no quiere la muerte del hijo.

El texto en la historia de la salvación. La liturgia interpreta el texto en clave «histórico sal-vífica». Dios no quiere la destrucción del mundo (semana pasada), sino que, ante el pecado, inau-gura una nueva etapa de salvación por medio de Noé. La nueva situación del hombre con Dios está marcada por la «escucha obediente»; no se rebela contra una orden que no llega a comprender. Los caminos de Dios son insospechados. La «escucha obediente» de Dios es camino de salvación, aun-que esté atravesada de paradojas, de incompren-siones, de momentos de dificultad. El «aquí me tienes» (hinneni) que dice Abrahán, lo volveremos a escuchar en boca de Moisés, de Samuel, de Isaías y de la Virgen María.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y ce-

lebración litúrgica. Abrahán ha recibido el título de «padre de los creyentes»; primero porque espe-ró, contra toda esperanza, en que Dios cumpliría su promesa y en su ancianidad sería padre de un hijo. Luego, porque no se reservó a su hijo único ante

la petición sorprendente de Dios. La fe bíblica nos lleva de la mano por las promesas sorprendentes de Dios y por la escucha obediente y confiada.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: Rom 8,31b-34

La carta a Romanos, escrito de madurez de Pa-blo, urde una argumentación teológica de primera magnitud. Según el apóstol, la situación sin salida en que se hallan tanto el judío como el pagano ha encontrado un horizonte en la muerte salvadora de Jesús de tal manera que, por ella, estamos libres de las grandes constricciones de la historia (la ley, el pecado, la muerte adámi-ca) y podemos llevar una nue-va vida en Cristo, la vida se-gún el Espíritu. Éstas son las grandes certezas y vivencias en las que se ha asentado la experiencia creyente de Pa-blo, ya que él no habla desde los libros, sino desde su más radical vivencia.

El presente texto es el epílogo de la parte primera, la parte expositiva de la carta (la segunda parte verterá sus gran intuiciones espirituales en el molde concreto de la vida comunitaria). El Dios que ha hecho tan magnífico mecanismo es un “Dios a favor nuestro”. Si algo ha dejado claro el proceso de rehabilitación de la muerte salvado-ra de Jesús es que Dios no es enemigo de la histo-ria, sino el mejor aliado de los caminos humanos. De ahí ha de brotar una confianza absoluta.

Este Dios, “que no perdonó a su hijo” (mentali-dad sacrificial de Pablo; no es que no le perdonara, es que lo amó) “nos ha dado todo con él”. Si algo

Señor, con frecuencia

la situación que vivimos

oscurece de pesimismo

la mirada y nos llega

el desaliento y la tristeza,

la impaciencia

y la ansiedad. Necesitamos

que el resplandor de Jesús

transfigurado nos descubra

lo positivo y estar con él

nos devuelva la alegría

de la vida.

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Señor, con frecuencia

la situación que vivimos

oscurece de pesimismo

la mirada y nos llega

el desaliento y la tristeza,

la impaciencia

y la ansiedad. Necesitamos

que el resplandor de Jesús

transfigurado nos descubra

lo positivo y estar con él

nos devuelva la alegría

de la vida.

DOMINGO 2º DE CUARESMA

desvela la rehabilitación de Dios es la generosidad absoluta del Dios que se da totalmente a través de Jesús que se ha entregado totalmente. Esto no solamente modificará los modos orantes del cre-yente, sino que ha de suscitar la confianza hasta saber que la suya es una vida acom-pañada y que jamás quedará dejado de la mano de Dios. Por el contrario, Dios ha echado su suerte del lado de la historia y nunca la abandonará.

Y Cristo, lógicamente, tampoco condenará. ¿Cómo lo va a hacer después de morir-resucitar-estar a la derecha en el triunfo de Dios? Eso quiere decir que la historia tiene en Jesús resucitado a su mejor aliado, a su abogado más eficaz, al compa-ñero más fiel. Y si el creyente cuen-

ta con el amparo de Jesús sabe que las grandes constricciones humanas ya no tienen vigencia sobre él. De ahí brota un caudal enorme de con-fianza y de amor.

Efectivamente, la intercesión de Jesús por la historia es continua. Es cierto que no hace falta “interceder” ante el Dios que ama, porque si ama con su amor lo da todo. Pero el vocabulario reli-gioso de Pablo se pone al servicio de la valoración plena de la mediación de Jesús. Se está queriendo decir que los pasos de la persona pueden andarse en la total confianza porque el acompañamiento de Jesús, sus buenos oficios de amparador, están asegurados.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Mc 9,2-10.

La mayoría de la crítica define el texto como una narración simbólica que contiene una jugo-sa catequesis sobre el mesianismo de Jesús que sólo es posible discernir a la luz de la experiencia de la Pascua.

Para componer la escena conviene notar, en primer lugar, que también aquí las referencias es-pacio-temporales tienen sentido teológico: los seis días remiten a una experiencia real que, de hecho, Pedro quiere atrapar en el tiempo; y la montaña es, en todas las culturas, también la bíblica, un lugar privilegiado para el encuentro con la divinidad.

Además, es importante atender y explicar la presencia de Moisés y de Elías, que no se justifi-can sólo por representar la ley y los profetas. Elías, en la tradición judía y, como consecuencia de su asunción al cielo (2 Re 2,11), es precursor de los tiempos mesiánicos. La referencia a Moisés, por su parte, está relacionada con 2 Mac 2,1-9, que advierte de que la llegada del Mesías viene acom-pañada por la presencia de la gloria del Señor y

la nube, lo mismo que en los tiempos de Moisés. Así, entendemos por qué Marcos provoca la

atención del lector jugando con la presencia de éstos en la escena. En el v.4 sitúa a Elías pre-cediendo a Moisés, mientras que en v.5 lo hace justo al revés. De este modo, primero subraya la importancia de Elías y anuncia que han comen-zado los tiempos mesiánicos; y, después, rubrica esta idea dando al acontecimiento la categoría de revelación divina.

En este marco, se comprende que la censura a la reacción de Pedro esté dirigida en realidad a todos los discípulos (v.6), que no son capaces de captar la acción de Dios en Jesús, reforzada por el cambio en su apariencia y la transformación que se opera en las vestiduras; y legitimada con el testimo-nio de la voz divina.

Jesús, pues, se reti-ra con Pedro, Santiago y Juan a la montaña, y se

Esta mesa es el banquete

de esperanza; en ella

nuestra vida ser renueva,

nuestra comunidad se

rejuvenece y gozamos,

Señor, de tu amor que

todo lo transforma..

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transforma (mejor que se transfigura) delante de ellos. Transformarse ante ellos significa, pues, lle-varles más allá de la experiencia cotidiana que de él tienen; significa posibilitarles una mirada más profunda que viene de la disposición para la reve-lación por parte de Dios.

Como un amigo íntimo que anhe-la mostrarse como es, sin tapujos, sin engaños; como un Maestro (v.5), Je-sús introduce a los discípulos en una experiencia real y muy honda de quién es Él en toda su verdad: envuelto en un color blanco que no es de esta tie-rra, está acompañado de Moisés, el mediador de la revelación, y Elías, el precursor.

Apartados en un lugar favorable a la experien-cia de Dios, la montaña, los más íntimos pueden

contemplar a Jesús, el revelador de la nueva ley, el evangelio; el Mesías que con signos y palabras anuncia la llegada del Reino.

La fuerza de la experiencia deslumbra, asus-ta, desconcierta... Pedro quiere que el tiempo se

detenga, que esa clara visión de Je-sús como Mesías no se apague ni se opaque.

Pero, como en el bautismo, la voz del Padre confirma la veracidad de la experiencia. Jesús es, efecti-vamente, el Hijo amado. Contem-plándole a él, el discípulo encuen-tra la fuerza para salir, lanzado, a la

misión de anunciarle.

Junkal Guevara Llaguno, rjm

LA HOMILÍA

Como el montañero que goza de un paisaje más bello y siente un aire más puro a medida que, a base de esfuerzo, se acerca a la cumbre, el cristiano descubre un horizonte nue-vo y se llena de alegría a medida que,

también con esfuerzo, se va identificando con la libertad, la entrega y la vida de Jesús, que van a estallar en plenitud la Noche Pascual.

¿Cómo es posible que Dios le pida a Abrahán que sacrifique a su hijo único, además eslabón necesario de la promesa? ¿No es inmoral e irracional obedecer tal mandato por mucho que se diga divino? Con estas preguntas podemos mirar al Calvario y contemplar que Dios no interviene para salvar a su Hijo suspendido en el patíbulo más doloroso e infamante. Isaac es la figura de Jesús, pero con la gran diferencia que para éste no hay víctima sustitutoria. Dios, en su amor, ha entregado a su Hijo a la humanidad de verdad y del todo. Lo expone al rechazo más brutal. En la cruz descubrimos la fidelidad de Jesús a la causa del reino de Dios, la violencia terrible con que los poderes del mundo se oponen a este reino, y descubrimos que Dios, el Padre, no retira al Hijo, que mantiene su entrega hasta el final pese al rechazo de los hombres. Con toda razón se puede hablar del dolor de Dios, porque el Padre necesariamente sufre con el Hijo y cuando su amor es rechazado.

Desde aquí, Padre, nos

vamos al hogar y la calle,

al trabajo y la conviven-

cia. Tu palabra nos ha

enseñado a entender las

personas y ver las cosas

con mirada positiva.Que

la eucaristía nos convierta

en profetas que hablan y

hacen el bien.

Como el montañero que siente un aire más puro a medida que,

a base de esfuerzo, se acerca a la cumbre, el cristiano descubre en Jesús un horizonte

nuevo de libertad y entrega.

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Por eso Pablo dice: “El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él?”

En el camino hacia Jerusalén abundan los negros presagios, pero hay un acontecimiento excep-cional, la Transfiguración de Jesús. Por un momento los discípulos más cercanos perciben la gloria de Jesús: es el cumplimiento de la Ley y los Profetas (Moisés y Elías hablaban con El); la gloria divina transfiguró su rostro e iluminó sus vestiduras; la nube, sede de la Shekina, de la presencia divina, cu-bre a Jesús. Sobre todo la voz del Padre le declara como su Hijo amado. Y añade, ahora que se reitera la enseñanza difícil de la cruz, “escuchadle”.

Les es dado a los discípulos, por un momento, vislumbrar la gloria de Jesús, que solo captarán plenamente tras la resu-rrección. Es una experiencia que replantea con más fuerza el interrogante sobre Jesús,

pero que también le hace presentir, como nunca hasta ahora, el atractivo, el misterio, la gloria y la personalidad de Jesús. Una forma nueva de ver la realidad se les empieza a revelar en Jesús. Se ele-va, aún entre brumas, la esperanza por la que siguieron a Jesús tras dejarlo todo y sin saber muy bien lo que les esperaba. El cristiano confía plenamente en Jesús. Se apoya en momentos especiales de encuentro con El, en referencias especiales de Jesús que se ha encontrado a lo largo de su vida. No nos podemos quedar en el monte, hay que bajar, como dice el Papa Francisco, hay que salir y llegar a las periferias, a los excluidos, para anun-ciar el amor de Dios y promover el cambio social. Porque en la Transfiguración expe-rimentamos la infinita misericordia del Pa-dre, surge un deseo inagotable de brindar misericordia. La Iglesia que baja del monte es “la casa siempre abierta del Padre… no es una aduana, es la casa paterna donde hay un lugar para todos, cada uno con su vida a cuestas”. En el monte, con Jesús, los discípulos descubren que “el Evangelio es el mensaje más hermoso que tiene esta mundo y no puede quedar sepultado debajo de muchas excusas”.

Rafael Aguirre Monasterio

ORACIÓN UNIVERSAL

Presentemos al Padre las necesidades del mundo y de nuestra comunidad.

ESCÚCHANOS, SEÑOR

•Los discípulos escucharon una voz: “Éste es mi Hijo amado; escuchadle a Él”. Para que la Iglesia permanezca atenta en la escucha y la contemplación de Jesús. Oremos.

•Los discípulos vieron la Gloria del Señor. Para que descubramos en cada persona su dignidad de hija de Dios y en los más desfigurados el rostro de Cristo. Oremos.

•Abrahán salió de su tierra y sacrificó al Señor al hijo único de la promesa. Para que no caigamos en la tentación de vivir la fe como un sistema de seguridades sino que la vivamos como una aventura que continuamente nos desinstala. Oremos.

El cristiano confía plenamente en Jesús apoyándose en momentos

especiales de encuentro con Él a lo largo de su vida.

En la Transfiguración experimentamos la infinita misericordia del Padre

y surge un deseo inagotable de brindar misericordia.

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DOMINGO 2º DE CUARESMA

•Para que quienes dedican su vida al cuidado de otros experimenten también nuestra cercanía y comprensión. Oremos.

•Para que las dificultades y pruebas del camino no nos desalienten y renovemos cada día la entrega. Oremos. •Para que descubramos en la cruz la fidelidad de Jesús a la causa del Reino y su entrega hasta el final. Oremos.

Escucha, Padre, los deseos de nuestro corazón. Ayúdanos a pensar siempre en positivo.

RECURSOS

PASAR DEL PESIMISMO A…UNA MIRADA POSITIVA

La escena de Abraham puede parecer truculenta y salvaje. En el trasfondo estaban los sacrificios humanos a la divinidad, de las antiguas religiones. Dios rechaza semejante aberración. Y salva a Isaac, ofreciendo una alternativa positiva.

Dios no quiere la muerte, como dice el libro de la Sabiduría: “Dios no hizo la muerte ni goza destru-yendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte ni el Abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal” (Sab 1,13).

Pero el amor, si es verdadero, puede llevar hasta la entrega de la vida y recuperarla en otra dimensión más honda, porque el amor “es más fuerte que la muerte” y la traspasa dándole a ella misma su propia muerte.

La negatividad, el pesimismo, es tan letal como el falso optimismo. Porque hay alternativa: la espe-ranza. Y ése es el anuncio de la “Transfiguración” que nos abre al misterio profundo escondido en medio de la oscuridad de la cruz. Nos cubre la nube del misterio, y de ella brota una nueva palabra, alternativa y creadora, como la palabra dirigida a Abraham: “Este es mi Hijo: escuchadle”. O tal vez: “Este es el Cordero de Dios: seguidle”.

Lema: DEL PESIMISMO A… UNA MIRADA POSITIVAColor de la banda del arco iris: NARANJA

1. ALGÚN TEXTO de la Evangelii Gaudium (papa Francisco):

Cristianos pesimistas

“Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal

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DOMINGO 2º DE CUARESMA

de ser infinitamente amado, más allá de todo” (6). Así se gesta la mayor amenaza, que «es el gris prag-matismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad». Se desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo. Desilusionados con la realidad, con la Iglesia o consigo mismos, viven la constante tentación de apegarse a una tristeza dulzona, sin esperanza, que se apodera del corazón como «el más preciado de los elixires del demonio». Llamados a iluminar y a comunicar vida, finalmente se dejan cautivar por cosas que sólo generan oscuridad y cansancio interior, y que apolillan el dinamismo apostólico. Por todo esto, me permito insistir: ¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora! (83) Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo. ..El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal” (85)

2. UN POEMA

3. UNA CANCIÓN

“Abriendo caminos” (Diego Torres: http://www.youtube.com/watch?v=ImX1AalXJbc)

Voy abriendo caminos para dejarte las cosas buenas que aprendo

mientras camino mis calles. Me llevaré las buenas luces que tiene la gente que me iluminan la vida y me regalan mi suerte

Señor, Jesús, no es fácil bajar de la montaña,pero la travesía se hace más llevadera cuando sentimos tu aliento cerca.

Danos ojos par ver más allá de la oscuridad y la duda;más allá del temor y la fatiga, del agobio y la rutina.

Danos una mirada, como la tuya,que sepa ver en lo escondido,que vaya más allá de lo inmediato;capaz de descubrir paisajes nuevos,de ver el fruto en la semilla.

Enséñanos a ser “realistas soñadores”,a sembrar sin agobiarnos por recoger,a trabajar con decisión en el presente,llenando de posibilidades el futuro.

Danos tu amor, regálanos tu presencia,para cambiar el corazón y humanizar la tierra,para recrear la vida y avivar los sueños,para no olvidar el sentido de nuestro esfuerzo.

Y gracias, porque seamos conscientes o no,Tú estás cerca de nosotroscada vez que nos vemos, cada vez que trabajamos,en cada búsqueda, en cada interrogante,en cada paso, en cada esfuerzo,en cada desánimo, en cada lágrima,Tú estás siempre muy cerca.

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DOMINGO 2º DE CUARESMA

como un río que camina hacia el mar.

Quiero ver la risa del sol por las mañanas que venga siempre a golpearnos la ventana.

Yo quiero un sol, yo quiero un sol que me acompañe. Hablando siempre de frente, tirando todo lo malo

voy abriendo caminos para encontrarte. En este mundo perdido también hay buenos amigos.

Y me llevaré las buenas luces que tiene la gente, y cuando me sienta solo me cuidaran para siempre

como un río que camina hacia el mar.

Saca el dolor afuera, y no te quedes a esperarcomo un río que camina hacia el mar.

Ríe, llora, que aun queda mucho por andar.

Y aunque en el mundo hay personas tan grises, hay otras que no paran de brillar. En esta vida que se me termina no quiero ya dejarte de cantar…

como un río que camina hacia el mar.

Saca el dolor afuera y no te quedes a esperar como un río que camina hacia el mar.

Ríe, llora, que aún queda mucho por andar.

como un río que camina hacia el mar.

Ojala que llueva café en el campo. como un río que camina hacia el mar.

Saber que se puede, querer que se pueda, sacarlo todo pa’ fuera.[como un río que camina hacia el mar.

Cuando tu cantas conmigo, Juan Luis, ay, me sube la bilirrubina a mí. como un río que camina hacia el mar.

Pero deja, Diego, que tus sueños sean olas que vienen y van.

Como un río que camina hacia el mar. Quisiera ser un pez y no perderme en este mar.

como un río que camina hacia el mar.

Y a pesar de los errores trataré de estar mejor…

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DOMINGO 2º DE CUARESMA

LA MÚSICA

« ÉSTE ES MI HIJO, EL AMADO; ESCUCHADLO»

“Señor, te reconocemos y tu Palabra escuchamos, tus caminos seguiremos

y tu ley de amor cantamos”(Nos has llamado al desierto)

Ambientación musical. “Attende, Domine”1 en Momentos de Paz-16.

En la soledad del desierto o del Tabor entramos dentro de nosotros mismos sin máscaras ni engaños. En el silencio, Dios nos habla y nos descubre el sentido de la vida en todo su dinamismo peregrinante. Hemos de vivir ligeros de equipaje, dispuestos siempre a levantar la tienda como quien atraviesa el de-sierto con sus inclemencias, inseguridades y peligros. Pero Dios va con nosotros. Y la luz de la Pascua, en la que todo florece, ilumina y alienta nuestro caminar.

Canto de entrada:”Haz brillar sobre nosotros” CLN 714; ”Sube a la montaña” en el CD Cristo libertador (SP). “Me invocará y lo escucharé” MD 331-1; CLN A 12.

Antífona responsorial (Salmo): ”Caminaré en presencia del Señor”; o bien con la antífona de J. A. Espi-nosa, más popularizada CLN. 534.

Santo: CLN I 3 (Manzano).

Comunión: Al acercarnos a la Mesa del Señor decimos, como Pedro en el Tabor, “qué bien se está aquí!”, y lo expresamos con el canto “Contemplad al Señor” CLN O 37: Contemplad al Señor y quedaréis radiantes. Gustad y ved, ¡qué bueno es el Señor!; o bien, “Tú eres el Dios que nos salva” MD 58; CLN 608.

Antonio Alcalde Fernández

1.- Attende, Domine, se encuentra cantado en castellano, versión rítmica del gregoriano, en el CD Descúbrenos tu rostro, editado por San Pablo.

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DOMINGO 3º DE CUARESMA

Domingo 3º de Cuaresma8 de marzo de 2015

JC barrió del templo del mundo los maletines de los bancos, las organizaciones financieras, las mul-tinacionales… Porque el valor supremo del Reino es la persona, en sí misma, como un absoluto, que no ha de estar sujeta a los vaivenes de los mercados.

Javier Prat Cambra

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DOMINGO 3º DE CUARESMA

Oh Dios, el mercantilismo

se ha convertido en señor

de esta tierra; lo envuelve

todo y todo lo compra.

Las personas, tus hijos

queridos, Padre, quedan

olvidadas y, tantas veces,

descartadas. Muéstranos

que toda persona es tu

templo sagrado, digno de

respeto y entrega.

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: Éx 20, 117.

El texto en su contexto. El texto recoge unas «leyes» que tienen su propia historia interna; con seguridad se conocían ya, al menos en parte, en otras culturas del Próximo Oriente Antiguo. Dios entrega a Moisés sus «mandamientos» en el mon-te Sinaí, dentro del contexto inmediato de la Alian-za con su pueblo. Dios se presenta a sí mismo con el título de «libertador del pueblo en Egipto». Es un Dios celoso que no admite la rivalidad de otros dioses meno-res. Destaca el mandamiento del sábado, como memorial de la creación y como derecho al descanso de la criatura. El res-to de las normas tienen que ver con el debido respeto a los de-rechos de los demás: derecho a la vida, a su dignidad, a sus propiedades.

El texto en la historia de la salvación. La historia de la salvación que empieza con la crea-ción, se renueva en la alianza con Noé; continúa con la alianza de Abrahán, «padre de los creyen-

tes»; ahora se establece con Israel. Dios se com-promete con su pueblo y le garantiza una vida digna y plena mediante los mandamientos; el pueblo se compromete con su Dios mediante su cumplimiento. La historia del pueblo recordará a partir de ahora las «pala-bras» de esta alianza. Su felicidad o no, depende de su cumplimiento o de su desobediencia.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y

celebración litúrgica. El Dios de la libertad, es el Dios de alianza. La idolatría ofrece otros caminos, muchas veces de muerte, que no son los que Dios quiere. Los mandamientos no buscan amargar a nadie, sino conducir a una vida humana: el amor a Dios lleva al hombre/hermano; el amor al hombre/hermano nos lleva a Dios. La relación con los demás no puede ser ni de sometimiento, ni de manipula-ción; «el otro» no es un adversario, sino un miembro

del Pueblo Santo de Dios.Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA:

1Cor 1,22-25

Se puede decir que en 1Cor tenemos la primera gran elabo-ración de la fe cristológica del

NT. Jesús, su muerte y resurrección, por difíciles que sea explicarlas desde la espiritualidad judía, se convierten en el cimiento del edificio espiri-tual del cristiano. Hay que medir la novedad del planteamiento viniendo de un judío como Pablo. Ciertamente, más allá de su indudable capacidad intelectual, hay que reconocer en ello la mano guiadora del Espíritu.

Efectivamente, la cruz de Jesús queda plan-teada como una verdadera subversión de todos los valores. Para quien, como Pablo, ha visto cru-cificados esto es algo admirable. ¿Cómo llegar a formular la centralidad de la cruz de Jesús que es “escándalo para los judíos y necedad para los griegos”? Así es: un Mesías crucificado no es sola-mente una contradicción para un judío sino que, su simple formulación, es algo abominable. Y para los cultos griegos, la cruz, que es el suplicio de la ignominia, lleva a plantear como necedad el que-rer asociarla con un Mesías que salva.

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DOMINGO 3º DE CUARESMA

Traemos a tu mesa, Jesús,

junto al vino y el pan, la

memoria de todas las

personas,sea cual sea su

físico y mentalidad, a fin

de que sean para noso-

tros hermanos de verdad.

Pablo dice que para los llamados, la cruz es “fuer-za de Dios y sabiduría de Dios”. Es decir, en ese su-plicio de la deshonra se manifiesta la fuerza de Dios que salva a los pobres y la sabiduría de Dios que va llevando a la historia a su plenitud por los caminos de la entrega. ¿Qué vericuetos espirituales ha tenido que recorrer Pablo para que ya tan pronto, en la primavera del año 56, se formule la fe desde el hecho de la cruz de manera tan tajante?

El argumento de que “lo necio de Dios es más sabio que los hombres” es un argumento sapiencial; solamente se puede sos-tener si uno, realmente, ha comprobado en su propia experiencia creyente y vital que un Jesús humilde es fuerza real para la vida, si en la cruz se ha encontrado un dinamismo que lleva a aguan-

tar la adversidad, a dar sentido al trabajo humano y a consagrar la dicha como promesa de plenitud. De lo contrario, resulta imposible.

E, igualmente, entender la cruz como que “lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”, única-mente se puede llegar a tal con-clusión desde la propia experiencia de fuerza dentro de la debilidad. Pablo la ha sentido así (como dirá en 2Cor 12,9) y por ello puede ar-gumentar. Es decir, la centralidad

de la cruz solamente se puede mantener desde la experiencia de fortaleza en la fragilidad humana y de verdad en los extraviados caminos humanos. En ese sótano de lo humano se unen la verdad de la persona y la verdad de la cruz.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Jn 2, 13-25

El relato tiene paralelos en los tres sinópticos con los que coincide en el lugar en el que sitúa la escena, el templo, al que se refiere Jesús como “casa” y el enfrentamiento con los cambistas y los vendedores de palomas. Pero el enfoque es diferente: aquí la es-cena se sitúa al comienzo de la vida pública de Jesús, vinculada con la primera celebración de la Pascua e interpretada, no como un vaticinio de la destrucción del templo, sino de la resurrección de Jesús.

El texto se abre y se cierra con referencias de tiempo y espacio con tintes polémicos que prepa-ran al lector para el conflicto que se va a desatar.

La escena tiene lugar “cuando llegaba la Pascua de los judíos”, subrayándose este carác-ter judío de la fiesta y dando a entender que es una fiesta que el autor no asume como propia; y termina con la indicación del sentido pleno de la misma, que sólo se comprende a la luz de la resu-rrección de Jesús, es decir, de su Pascua.

Los acontecimientos tienen lugar en el templo de Jerusalén, el lugar de la Morada de Dios en

medio de los judíos, el espacio del culto, el icono de la identidad judía en tiempos de Jesús.

Al llegar Jesús al templo, se enfrenta a los que representan y hacen funcionar el sistema: cambistas, vendedores.... Les recrimina haber desvirtuado el significado del templo: ya no es la Morada en la que el culto posibilita el misterio del encuentro con Dios, sino que se ha convertido en un mercado, un lugar que vende el misterio: lo ga-rantiza, lo asegura, lo manipula. Quizás se relee Jer 7, y por esa razón, en Juan, Jesús pronuncia personalmente la profecía sobre la destrucción, y lo hace con un vocabulario griego muy personal, en el que resulta decisiva la elección del término “le-vantaré”, y no “reconstrui-ré”, como hacen los Sinóp-ticos. Porque “levantar” es un término que incluye entre sus significados la resurrección de un cuerpo.

El equívoco que el tér-mino permite aparece acla-

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DOMINGO 3º DE CUARESMA

Tú, Padre, nos traes el

perdón y, con tu ternura,

nos invitas a la reconci-

liación. Ayúdanos a poner

a punto nuestro corazón

para las fiestas pascuales

que ya se avecinan.

rado por la indicación del evangelista, que advierte de que todo lo que Jesús hace y dice en ese templo se refiere, en realidad, al templo de su cuerpo. Así, después de la resurrección, los discípulos compren-derán la señal y creerán en la Escritura y en el men-saje de la misma.

Los judíos, en su Pascua y en su templo, es decir, sostenidos en sus instituciones, le piden una señal que avale su desafío. La única que pue-de ofrecer es Él mismo: su modo de afrontar la vida y la muerte lo convierte en el nuevo templo e inaugura la nueva Pascua, el culto de la nueva

alianza. Hay una nueva “casa”, hay un nuevo es-pacio para el encuentro con Dios que trasciende y relativiza las institucio-nes, la propia persona de Jesús y el proyecto del Reino.

Junkal Guevara Llaguno, rjm

LA HOMILÍA

LA APUESTA POR LA PERSONA

Corremos el riesgo de pensar que la prohibición divina de crear y adorar ídolos no va con nosotros. Dios habría dirigido su mandato a hombres y mujeres de sociedades primitivas muy diferentes a la nues-tra. Nos equivocamos. El precepto divino nos concierne de plano a nosotros, los ciudadanos europeos, que nos postramos y damos culto al dinero. El papa Francisco considera que esta idolatría es causante de la nuestra situación de crisis económica y de sus secuelas sangrantes: «Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacífica-mente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la

economía, pone de manifiesto sus desequi-librios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo» (EG 55).

Jesús de Nazaret, devorado por el celo de “la casa” en la que el Padre pretende habitar (la fraternidad universal), denuncia la mentira de todo culto a Dios que sirva como coartada para la injusticia o sin servicio a la justicia (el del Templo de Jeru-salén y el de muchos de nuestros templos). Pero, al mismo tiempo, anuncia su cuerpo resucitado como ámbito o espacio del Espíritu en el que lo aparentemente imposible se hace posible: la FRATERNIDAD.

Este anuncio es una invitación apremiante para la fe de los miembros de la comunidad cristiana. La situación de nuestro mundo reclama con urgencia la presencia y la acción de hombres y mujeres que hayan dado crédito a la palabra de Jesús; que crean en la buena nueva de su cuerpo glorioso; que

La prohibición de crear y adorar ídolos nos concierne de plano a nosotros,

los ciudadanos europeos, que nos postramos

y damos culto al dinero.

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Homilética

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DOMINGO 3º DE CUARESMA

confíen en las inéditas posibilidades históricas del Evangelio de la Fraternidad y las vaya haciendo viables. En una palabra, «pasar…a la apuesta por la persona».

El tránsito hacia la centralidad de las personas y de cada persona en la construcción social (la casa del Padre) no será un camino de rosas. No debemos olvidarlo: «Nosotros predicamos a Cristo crucificado». La negación de la primacía del ser humano no es un error antropológico de carácter teó-rico. En su formulación todos estamos de acuerdo. Sin embargo su aplicación práctica suena a escán-

dalo o a necedad. Su defensa a ultranza exige primeramente conversión personal. Todos es-tamos contaminados por la reducción consu-mista del ser humano. También los católicos

que celebramos la eucaristía. Pero además nos enfrentará con el poder del dinero, entronizado como dios en “la economía sin objetivo verdaderamente humano” que nos gobierna dictatoríamente. En esa lucha por “des-mercantilizar” la vida entera se nos revelará la sabiduría de la cruz. Aprenderemos que «lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hom-bres». Y daremos gracias a Dios por su sabiduría y el poder de su misericordia.

Javier Vitoria Cormenzana

ORACIÓN UNIVERSAL

Reunidos en este domingo tercero de Cuaresma y unidos a toda la Iglesia presentamos al Padre nuestras peticiones con confianza y esperanza:

• Por la Iglesia: para que sepa dar testimonio de la fuerza y sabiduría de Dios manifestadas en Cristo que fue crucificado por denunciar la injusticia de todos aquellos que crucifican y por su solidaridad con los crucificados. Oremos.

PADRE, ESCÚCHANOS

• Por la sociedad: para que sepamos denunciar en ella todo clase de idolatrías que nos quitan la libertad y no nos dejan desarrollar actitudes de apertura, respeto, generosidad y cercanía con los demás. Oremos• Por las instituciones religiosas: para que no se contaminen por intereses egoístas e individualistas y se liberen de todos los condicionamientos que les impiden ser fieles al mensaje del evangelio. Oremos• Por todos los que sufren, por las víctimas de la injusticia: para que la fuerza y espíritu de Cristo cru-cificado nos ayuden a detectar, denunciar y oponernos a las causas de esas injusticias y a acercarnos y responder a las necesidades de los que las padecen. Oremos• Por todos nosotros: para que hagamos de nuestras personas y vida cotidiana un auténtico templo donde se haga presente el amor de Dios para construir una sociedad más justa y más humana. Oremos

Padre, te presentamos estas peticiones porque necesitamos tu ayuda y porque confiamos en ti. Ayú-danos con la fuerza del Espíritu a seguir el estilo de vida de Cristo, crucificado por su amor a los hom-bres y resucitado por la plenitud de tu Amor. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

En la lucha por “des-mercantilizar” la vida entera se nos revelará

la sabiduría de la cruz.

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DOMINGO 3º DE CUARESMA

RECURSOS

PASAR DEL MERCANTILISMO A… LA APUESTA POR LA PERSONA

Hay que “des-mercantilizar” la vida. Jesús, en el pasaje de este domingo, hace el gesto –inusitado- de des-mercantilizar el templo de Jerusalén, el lugar de la presencia de Dios, de la presencia del Padre, del Abbá, el lugar de la presencia de la gratuidad y la misericordia.

En Jesús, la presencia de Dios se transforma en otro “templo”, el único “templo” posible, el de la per-sona de Cristo resucitado, cabeza del Cuerpo en el que todos nos unimos. En la persona de Cristo, toda persona es templo de Dios, templo del Espíritu. Por eso, si el templo de piedra merece respeto, ¡cuánto más respeto merece el mismo Cristo! ¡Cuánto más respeto merece la persona humana y su dignidad!

Hay que des-mercantilizar la vida: las personas, el trabajo, el amor, la naturaleza, las relaciones huma-nas. La persona, pues, nunca puede ser una mercancía. Hemos de construir el templo del Reino de Dios.

Lema:

DEL MECANTILISMO A…

LA APUESTA POR LA PERSONA

Color de la banda del arco iris:

AMARILLO

1. ALGÚN TEXTO de la Evangelii Gaudium (papa Francisco):

La dignidad humana

“La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económi-ca, pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral. ¡Cuántas pa-labras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia (203)… La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de algunos que no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética (218)

“Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad huma-na en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo… Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable,

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DOMINGO 3º DE CUARESMA

en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades (213)

2. UN POEMA

LOS POBRES, SIGNO DE CONTRADICCIÓN

(Benjamín González Buelta, sj, “La transparencia del barro”, Ed. Sal Terrae, Santander 1989, págs. 35-36)

3. UNA CANCIÓN

“Los incontables” (Ain Karem, álbum “A todos los pueblos”)

Los invitados a nuestros comercios, los rechazamos de nuestras mesas.

Los encerramos con alambradas en nuestras fábricas, los alejamos con perros de nuestras casas.

Los seducimos desde la sonrisa de la publicidad, les cerramos el rostro cuando se acercan.

Los recibimos cuando son trabajo y moneda, los esquivamos cuando son justicia y encuentro.

Arrasamos en minutos un barrio vivo, estudiamos la colocación de una estatua muerta.

Los congregamos con promesas cuando dan un voto, los dispersamos con balas cuando exigen un derecho.

Los contratamos cuando son fuerza joven, los barremos cuando son bagazo s exprimidos.

Los admiramos cuando levantan nuestras mansiones, los separamos con las mismas paredes que construyeron.

Les damos limosnas cuando son niños y débiles, les aplicamos cárcel y sospechas cuando son dignos y fuertes.

Exaltamos en libros y sermones su bienaventuranza, su cercanía no mide el sentido de la vida nuestra.

Jesús, te acogemos cuando eres bondad y perdón; te excluimos cuando eres denuncia y justicia.

Como todo pobre de nuestros caminos, eres un signo de contradicción.

No cuentan las mujeres ni los niños,no cuentan quienes vagan marginados,no cuenta quien es pobre o está enfermo,no cuenta quien está crucificado.

No cuentan quienes no tienen trabajo,ni tampoco quien sufre una adiccióno quien habla otro idioma en tierra extraña,no cuenta quien es de otro color.

MAS… PARA TI SON QUIENES CUENTAN,SON QUIENES CANTAN LA GLORIA DE DIOS,SON TU ROSTRO, SEÑOR CRUCIFICADO,

SON TU ROSTRO, SEÑOR RESUCITADO.ERES TÚ.

Ni los niños soldados tienen nombre,ni las niñas que están esclavizadasno existen quienes hoy mueren de hambre,y se ignora a quienes sufren soledad.

No contaron las mujeres ni los niñosy hoy siguen sin contar los más pequeños.Que haga mío el dolor de mis hermanosy comparta, en justicia, el pan con ellos.

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DOMINGO 3º DE CUARESMA

LA MÚSICA

«JESÚS, EL NUEVO Y VERDADERO TEMPLO»

“Delante de tus ojosya no enrojeceremosa causa del antiguo

pecado de tu pueblo.Arrancarás de cuajoel corazón soberbioy harás un pueblo

humilde de corazón sincero”.(J.L. Blanco Vega.Himno Litúrgico)

Ambientación musical. “Corales para el año litúrgico” de J. S. Bach en el CD del mismo título (SP).

En la liturgia de hoy se nos invita a que seamos templos vivos donde Dios reside y podamos ofrecerle un culto en espíritu y verdad, purificados de egoísmos, riquezas, honores, seguridades o beneficios per-sonales. La fe cristiana no se apoya en la fuerza ni en la sabiduría humana, sino en Cristo crucificado, escándalo para judíos y necedad para gentiles.

La Cuaresma es el camino que nos conduce a la Pascua. Cristo resucitado será el nuevo y definitivo templo de Dios en el que se celebrará el culto en espíritu y verdad.

Canto de entrada: “Me invocará y lo escucharé” MD 331-1; CLN A 12. “Somos un pueblo que camina” MD 68; CLN 719; o bien, “El peregrino” (= Errante voy, soy peregrino) MD 38; CLN 715.

Antífona responsorial (Salmo): ”Señor, tú tienes palabras de vida eterna”.

Santo: CLN I 2 (Aragüés).

Comunión: «La alianza nueva» CLN 253; «Perdónanos nuestras culpas» MD 341-2; CLN 115; o bien, «Nueva creación» (= Camina, pueblo de Dios) CLN 726.

Antonio Alcalde Fernández

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Homilética

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DOMINGO 4º DE CUARESMA

Domingo 4º de Cuaresma15 de marzo de 2015

La luz de JC ha de brillar en el mundo entero, en lo más alto de la humanidad, tanto geográfico como humano. A miles de metros, no para señalar ni culpabilizar, sino para salvar e iluminar las conciencias.

Javier Prat Cambra

TTú, Padre, nos traes el

perdón y, con tu ternura,

nos invitas a la reconci-

liación. Ayúdanos a poner

a punto nuestro corazón

para las fiestas pascuales

que ya se avecinan.

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DOMINGO 4º DE CUARESMA

TTú, Padre, nos traes el

perdón y, con tu ternura,

nos invitas a la reconci-

liación. Ayúdanos a poner

a punto nuestro corazón

para las fiestas pascuales

que ya se avecinan.

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: 2 Crón 36, 1416. 1923.

El texto en su contexto. En un breve resu-men, el historiador, conocido como «Cronista», recoge la vida del pueblo. Primero responsabiliza a los sacerdotes y a los jefes del pueblo porque han cometido ini-quidades. El pueblo se mofa de los profetas que Dios mismo les envía. La destrucción de Jerusa-lén se interpreta como un casti-go «sin remedio». Sin embargo, Dios es misericordioso y, una vez que han pagado el castigo de Babilonia, les envía a Ciro, rey de Persia, que les libera de la esclavitud y les permite regresar a Israel. Una novedad sorprende: ¡Ciro, que es pagano, recibe de Dios el encargo de levantar el Templo!

El texto en la historia de la salvación. La his-toria de la alianza alcanza ahora el contrapunto de las acciones del pueblo, que se rebela y desprecia la alianza establecida en el Sinaí. Cuando todo parecía perdido, Dios envía a Ciro: la historia de salvación si-gue sus etapas, Dios no la da por cerrada. Una vez que volvieron a Jerusalén tras el destierro hay una etapa de reflexión: Dios no falla, ha sido el pueblo el que de forma obstinada ha rechazado a su Dios. Dios es el Santo, pero su pueblo ha caído en conti-

nuas idolatrías. Hay un sen-timiento de dolor, de culpa, pero también de justicia.

Palabra de Dios para

nosotros: sentido y cele-

bración litúrgica. Dios es fiel y es consecuente con haber dado al hombre un espíritu de libertad. Dios es miseri-cordioso y, aunque se irrita

porque el pueblo desobedece, actúa con firmeza. Dios es siempre sorprendente: la reconstrucción de su Morada la iniciará un pagano. La Escritura no es un libro que «cierre» tras de sí puertas, sino todo lo contrario: la Escritura no hace sino abrir puertas, dar

nuevas oportunidades, dar vida, ensanchar el camino.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: Ef 2,4-10

La carta a los Efesios sueña con una humanidad reconciliada, la humanidad armónica como un

cuerpo en donde no haya divisiones, ni preeminen-cias, ni desigualdades. Esa unidad ha de ser diná-mica, trabajada, en continua colaboración de unos con otros. Además demanda una fuerte experiencia de interioridad para que lo duro de los días no se lleve todo por delante. ¿Cuál es el fundamento de esa esperanza, con qué apoyos reales se cuenta para poder mantener en pie tal anhelo?

Dice Pablo que la primera evidencia es que “es-tando nosotros muertos por los pecados nos ha he-cho vivir con Cristo”. Es decir, la experiencia creyente va obrando en una especie de “resurrección”, una manera nueva de situarse en la vida, un modo dis-tinto de encarar los problemas de la vida. Esto es así porque la fe en Cristo no es tanto una creencia cuan-to un dinamismo, una fuerza que va reorientando la existencia dándole unos contenidos nuevos.

Tal experiencia llega hasta los límites mismos de Jesús porque, según Pablo, la vida nueva que se le da al creyente “nos ha resucitado con Jesús y nos ha sentado en el cielo con él”. Es decir, lle-gamos a los mismos límites salvíficos que Jesús. O sea: se le abren al creyente todas las posibilida-des, todos los horizontes, todos los amaneceres. Nada queda por salvar, todo resulta reorientado

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DOMINGO 4º DE CUARESMA

hasta los últimos límites. Son argumentos de fondo que Pablo esgrime para dar esperanza a quien anhele un modo de existencia dis-tinto, totalmente nuevo.

Este deseo salvífico del amor del Padre acompaña el caminar humano desde los ini-cios. Pero con Jesús se ha he-

cho visible y perceptible: “Así muestra…su bondad para con nosotros en Cristo Jesús”. Efectivamente, en la bondad de Cristo, en su misericordia desde la que define el ser de la persona y el ser de Dios, hemos percibido la realidad de un Dios totalmente bondadoso con su crea-ción. Estos son los fundamentos sólidos de la experiencia creyente que se hacen vida cuando terminan constituyendo una certeza en el caminar creyente.

Deja bien claro Pablo que todo esto es “don de Dios”. Que lo hayamos conocido por Jesús no lleva a creer que nos lo sacamos nosotros de la manga. No. Viene del don de Dios, de su hondísima y extraña generosidad con su creación, de su amor loco por lo humano. Por eso, y por supuesto, “tampoco se debe a las obras”, porque éstas son el fruto de la experien-cia y no pueden constituirse en razón de la misma. Por eso, “presumir” de este nuevo estado de vida como si fuera fruto de uno mismo es una vanidad.

La conclusión es clara: “somos obra suya” y a nosotros lo que nos corresponde en vivir en la mayor bon-dad y fraternidad posibles. Las razo-nes para la esperanza que propone Pablo son hondamente espirituales y altamente razonables, capaces de constituir el cimiento de la comuni-dad cristiana.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Jn 3, 14-21

Para situar el texto conviene tener en cuenta, al menos, dos cosas:

La primera, que se inserta en el diálogo que, en medio de la tiniebla de la noche, tiene Jesús con Ni-codemo, que confiesa: “sabemos que has venido de Dios porque nadie puede hacer tus signos si Dios no está con él” (v.2). Este diálogo se estructura en torno a tres preguntas y el evangelio de hoy aborda la res-puesta a la tercera de ellas: ¿Cómo vais a creerme si os hablo de las cosas del cielo?” (v.12).

La segunda cosa a tener en cuenta es que la respuesta se construye sobre el mensaje del rela-to de Nm 21, cuando Dios ordena a Moisés levan-tar, a modo de signo, una serpiente de bronce a la que los israelitas debían mirar para curarse de la plaga de serpientes con la que fueron castiga-dos por su falta de fe durante el itinerario por el desierto.

El diálogo entre dos maestros, Nicodemo (v.10) y Jesús (v.2) intenta responder a la pregunta sobre la necesidad de la fe en Jesús. Como la serpiente alzada frente a los israelitas fue un signo de salva-ción para ellos, Jesús, levantado en la cruz, es un signo de vida eterna (primera vez que aparece en Juan) para los que se sitúen con fe ante Él. Porque Dios amó al mundo, dice aquí Juan, no a los dis-cípulos como en los demás casos, entregando al Hijo, y esto no sólo en la Encarnación, sino en la recapitulación del Misterio Pascual, porque lo hizo “para que el mundo se salve” (v17).

Este maestro fariseo (v.10), que tiene una fe incipiente -entre tinieblas- en Jesús, acude a Él, a quien llama Maestro, en busca de respuestas. Jesús, Maestro, le interpreta la Escritura para que descubra en ésta el testimonio de la condición de Jesús como Mesías, pero Mesías crucificado. En otro tiempo, la salvación del pueblo en el desierto vino de un signo hecho de manos humanas que

Tu eres, Padre, la luz que

ilumina nuestro mundo.

Ilumina también nuestro es-

píritu para que tu amor y tu

ternura llenen nuestro cora-

zón y sepamos derramarlo

sobre quienes, cerca o lejos,

viven entre nosotros.

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Homilética

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Te ofrecemos, Padre,

todos los esfuerzos que

venimos haciendo este

tiempo de Cuaresma.

Que respondamos a tu

invitación con la misma

ternura con la que Tú

amas al mundo.

DOMINGO 4º DE CUARESMA

se alzó frente a él; ahora, el hombre Jesús tiene que ser alzado en la cruz a la vista de todos para que el pueblo reciba la salvación.

La cruz recapitula el amor de Dios al mundo, al que salva por la entrega del único Hijo. Sólo la confesión de la fe en Él tiene la capacidad de salvar; negar la condición de Jesús como Hijo y

Salvador es cerrarse al amor de Dios, a una vida eterna, a una luz capaz de iluminar la tiniebla que nos confunde, nos asusta, nos paraliza.

Junkal Guevara Llaguno

LA HOMILÍA

LA “REVOLUCIÓN DE LA TERNURA”

Hoy la Palabra de Dios rezuma misericordia de Dios. San Pablo nos dice en qué consiste su misericordia: estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo, nos ha resuci-tado con él y nos ha sentado en el cielo con él. Todo como una mostración de su gracia y su bondad. Y, a continuación, san Juan recuerda que tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para salvarlo. La señal del amor tan inmenso e inaudito de Dios es la cruz: en ella “se dejo” arrebatar de sus manos a quien él más amaba, el Justo Jesús de Nazaret, para que nosotros pecadores partici-pemos de la vida divina. La “entrega” de su Hijo es expresión, al mismo tiempo de la debilidad y la omnipotencia de la ternura de Dios. La única fuerza divina capaz de salvar al mundo. Con razón el papa Francisco nos recuerda que «El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura» (EG 88)

La palabra nos sitúa, en primer lugar, ante una llamada de Dios a la confianza radical en su ternura sin límites. Todavía el Dios de la ternura misericordiosa es un «evangelio» insuficientemen-

te descubierto en la Iglesia. En la vida de nuestras comunidades aún pesa más la imagen del Dios de la justicia retributiva que, airado, condena a los pecadores que la del Dios de la ternura agraciante y gra-

tuita con justos y pecadores. No acabamos de procesar correctamente la imagen veterotestamentaria de la ira de Dios, que ha aparecido en la primera lectura. Nos cuesta hacerla nuestra como expresión de su empatía con el sufrimiento injusto de los pobres y como correlato de su oferta de misericordia y perdón para los ricos. El amor apasionado de Dios por la vida de sus criaturas y de sus hijos, adopta la forma de ira ante las situaciones de injusticia del mundo. Su amor sin ira por lo que está ocurriendo no sólo se-ría vaporoso y apático, sino que no se podría llamar amor de ninguna manera. La ira no es la fuerza letal de Dios. Lo único verdaderamente mortal en él sería que fuese un “Pasota divino” ante lo que ocurre en su creación. Pero nada mortífero existe en el Dios de Vida, justamente porque es Amor y Ternura.

En la vida de nuestras comunidades aún pesa más la imagen del Dios

de la justicia retributiva que, la del Dios de la ternura.

La ira no es la fuerza letal de Dios. Lo letal sería que fuera un “pasota divino”

ante lo que ocurre en su creación.

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DOMINGO 4º DE CUARESMA

Transitar desde el miedo a Dios a «la revolu-ción de la ternura» es la condición de posibilidad de que nuestras buenas obras «estén hechas se-gún Dios». Se puede verificar diariamente. Ni la revolución industrial del pasado, ni la tecnológica del presente nos han enseñado a no sospechar del diferente y a no desconfiar permanente del otro; ni han exorcizado nuestro temor a ser invadidos por los pobres del Sur. Al contrario, han contribuido a reforzar nuestras actitudes defensivas. Las relaciones interpersonales que promueven son «sólo mediadas por aparatos sofisticados, por pantallas y sistemas que se puedan encender y apagar a voluntad». Consecuentemente no hacen crecer en nosotros la ca-pacidad de vivir juntos con los diferentes. Convertirse a la «revolución de la ternura» demanda «correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo» (cf. EG 88). Algo absolutamente imprescindible para que nuestro mundo sea más humano y habitable para todos.

Javier Vitoria Cormenzana

ORACIÓN UNIVERSAL

Sintiéndonos unidos a toda la Iglesia y compartiendo la experiencia de esta Cuaresma expresamos nuestras peticiones al Padre desde nuestra confianza en su ayuda ante nuestras necesidades:

• Por la Iglesia: para que, en estos tiempos tan faltos de unos ideales que ayuden a caminar hacia el horizonte del Reino, desarrolle su dimensión profética de denuncia de injusticias y anuncio del mensaje liberador del evangelio. Oremos

PADRE, ESCÚCHANOS

• Por la sociedad: para que no desprecie las palabras de los mensajeros ni se mofe de los profetas, como nos dice la primera lectura, sino que, por el contrario, se abra a todo mensaje auténticamente liberador que promueva la justicia y la solidaridad en la sociedad. Oremos

• Por los catequistas y profesores de religión: para que sepan transmitir de un modo ilusionante el mensaje de la segunda lectura de que “estando muertos por los pecados nos ha hecho vivir, resu-citar con Cristo, por puro amor”. Oremos

• Por todos los empobrecidos y marginados: para que, escuchando la voz de los profetas de nuestro tiempo, nos dejemos interpelar por ellos y veamos cómo podemos ser cada uno más solidario con los que sufren la injusticia y necesitan ayuda. Oremos

• Por todos nosotros, para que vivamos con profundo agradecimiento la buena noticia del evangelio -“tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único no para condenar sino para salvar”-; y para que esa vivencia nos ayude a desarrollar toda nuestra capacidad de misericordia por los demás. Oremos

Padre, estamos muy agradecidos por tu Amor manifestado en la solidaridad de tu Hijo Jesús con nosotros, por eso con estas peticiones te presentamos nuestros deseos de ser nosotros con tu ayuda más solidarios con los demás. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Transitar desde el miedo a Dios a «la revolución de la ternura» es la condición de posibilidad de que nuestras buenas obras «estén hechas según Dios».

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Homilética

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DOMINGO 4º DE CUARESMA

RECURSOS

PASAR DE LA INDIFERENCIA A… LA “REVOLUCIÓN DE LA TERNURA”

“Tanto amó Dios al mundo”… leemos hoy en el evangelio. Y también la carta a los Efesios: “por el gran amor con que nos amó”.,.. Como dice Juan en su carta: Dios es amor. El amor de Dios hace que, a pesar de todas las infidelidades de Israel, siga empeñado en su liberación, incluso por medio de un rey pagano, Ciro.

Ese amor de Dios se nos ha hecho visible en Jesús, que “pasó haciendo el bien y liberando a los oprimidos”. Y ese amor de Jesús es un amor lleno de ternura, que es capaz de acercarse a la gente, abrazarla, tocarla, tomarla de la mano… No es amor a distancia, un amor “por carta”.

Y así se nos ha manifestado Dios, amando al mundo incondicionalmente. Y, en Jesús, “hasta el ex-tremo”: la cruz como entrega de la vida por amor. El amor de Dios es un amor concreto: es ternura con todas sus consecuencias. Y esa ternura es salvación.

Lema: DE LA INDIFERENCIA A … LA “REVOLUCIÓN DE LA TERNURA”Color de la banda del arco iris: VERDE

1. ALGÚN TEXTO de la Evangelii Gaudium (papa Francisco):

La “revolución de la ternura”

“El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presen-cia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenen-cia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su en-

carnación, nos invitó a la revolución de la ternu-

ra (88)...Todo ser humano es objeto de la ternura

infinita del Señor, y Él mismo habita en su vida. Jesucristo dio su preciosa sangre en la cruz por esa persona. Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida. Es lindo ser pueblo fiel de Dios. ¡Y alcanzamos plenitud cuando rompemos las paredes y el cora-

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Homilética

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DOMINGO 4º DE CUARESMA

zón se nos llena de rostros y de nombres! (274)… Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible (44).

2. UN POEMA

INSTRUMENTO SOLIDARIO

(Patxi Loidi, “Mar adentro”, Ed. Sal Terrae, Santander 2003, pág. 217).

3. UNA CANCION

“Nada de lo humano me es ajeno” (Amigos de orar, álbum “Todo vuelve a ser posible”)

Nada de lo humano me es ajeno,donde estáis los hombres yo estoy.Yo me he encarnado en vuestro barro,para darle vida con mi AMOR.

Si me buscas a Mi te diré “¡aquí estoy!”:en el pobre, en el más pequeño, en el que a tu lado pide amor.

Si me buscas a Mí te diré “¡aquí estoy!”:en las ilusiones, en los sueños, todo es mi Palabra, allí estoy Yo.

Señor, haz de mí un instrumento de tu solidaridad.

Donde haya hambre, que yo regale tu pan y enseñe a conseguirlo honradamente.

Donde haya enfermedad y falta de higiene, que yo promueva la sanidad.

Donde haya niños desescolarizados, que yo busque los recursos necesarios.

Donde no haya techos o estén rotos, que yo trabaje por viviendas dignas.

Donde haya desaliento e inhibición, que yo fomente la participación y la esperanza.

Donde haya desunión entre vecinos, que yo impulse la colaboración comunal.

Haz que no busque mi vanidad, sino el bien de mis hermanos; que no trabaje por mi reconocimiento, sino por su desarrollo material y espiritual; que no promueva el agradecimiento hacia mí, sino su dignidad; y que mi satisfacción consista en haber amado con obras.

Gracias, Señor, porque cuanto más doy, más recibo; cuanto más trabajo, más ayudo; cuanto menos me busco a mí mismo, más eficaz soy; y cuanto más comparto con los pobres, más resucitas Tú en mí, porque Tú eres ... «la Solidaridad».

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DOMINGO 4º DE CUARESMA

LA MÚSICA

« ÉL NO VINO A CONDENAR, SINO A SALVAR».

“Señor que reconcilias contigo a los hombres por tu Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano

se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales”

(O. Colecta)

Ambientación musical. Tema: “Dios es fiel” en Música para orar-V (Pax)

Ante nuestras infidelidades Dios no responde sólo con el castigo, sino con la esperanza del perdón, porque Él no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Dios, por amor, entregó a su propio Hijo a la muerte. Todo el que cree en él tiene vida eterna. Jesús ha venido para salvar, no para condenar; ha venido para liberar, no para esclavizar. Quien acepta la luz se salva, pero quien prefiere las tinieblas se condena a sí mismo.

Canto de entrada: “Me invocará y lo escucharé” MD 331-1; CLN A 12; “Dios es fiel” MD 337-1; CLN 117; o bien, “Éste es el día del Señor” CLN 712.

Antífona responsorial (Salmo):”Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti”.

Santo: CLN I 7 (C. Erdozáin )

Comunión: Quien cree en Jesús, acepta la luz, se hace amigo suyo y se salva.”Creo en Jesús” CLN 274; “Éste es el pan de los hijos” MD 190. La fe en Jesús, que salva, nos hace regresar del abismo en el que nos vemos sumidos al abandonar a Dios y volver confiados a sus brazos de Padre. “Hoy vuelvo de lejos” en el CD del mismo título.

Antonio Alcalde Fernández

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Homilética

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DOMINGO 5º DE CUARESMA

Domingo 5º de Cuaresma22 de marzo de 2015

En torno al aniversario de Monseñor Romero de América, JC da sentido al martirio de miles de testi-gos del evangelio en todos los continentes y en todas las épocas, también en los siglos de las nuevas tecnologías y las conquistas de los límites de la humanidad. Javier Prat Cambra

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DOMINGO 5º DE CUARESMA

Te rogamos, Padre, que

nos ayudes para salir de

nuestro propio egoísmo y

nuestros intereses para

que, como hizo Jesús,

vivamos en función de las

necesidades de los otros.

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: Jer 31, 3134.

El texto en su contexto. La alianza de Dios no tiene fecha de caducidad, porque Dios no dice primero «sí» y luego «no». Ahora bien, la alianza con Dios es frágil; puede ser revocada por el hombre cuando éste se empeña en no cumplirla. ¿Cómo salir de este atolladero? La alianza del Sinaí ha fa-llado, pero Dios anuncia «una alianza nueva». Toda novedad debe tener elementos antiguos (continui-dad) y elementos distintos o iniciadores (ruptura). La alianza que anuncia Jeremías está afirmada en la de Israel (Noé-Abrahán-Sinaí); pero debe dar un paso adelante, un paso que suponga un avance radical, porque el pueblo ha interpretado la Ley de Dios de forma estrecha y legalista. La «nueva alian-za» estará escrita en los «corazones»; esta nueva relación la define Jeremías como «conocer a Dios

El texto en la historia de la salvación. El pueblo había caído en la trampa de la norma sin alma, de la frialdad de lo estipulado. Trampa que les había llevado a cumplir sin creer; a observar sin necesidad de amar. Ellos mismos iban cons-truyendo su desgracia sin ser del todo conscien-tes. La destrucción de Jerusalén y el destierro fue el punto álgido de esta obcecación. Jeremías es el profeta que, tomando en sus manos los viejos mimbres de su tradición teológica, da un mensaje de conversión a la vez que de esperanza a su pue-blo. El objetivo ya no es «cumplir lo estipulado», sino «conocer a Dios». Para amar hay que «cono-cer»; Dios nos conoce y nos ama; Él quiere que le conozcamos y que le amemos.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y

celebración litúrgica. Estamos ante un texto fun-damental para comprender el cristianismo como plenitud de la alianza. La Iglesia cristiana ha vis-to en este anuncio de Jeremías, el anuncio de la «nueva alianza» cumplida en Jesús. Jesús lleva a

su término la condición de «novedad», de «interio-ridad», y la de «conocer a Dios». Jesús hace de una religión de normas, una religión de vida interior.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: Heb 5,7-9

Aunque Hebreos habla de “sacerdocio” hay que leer esta expresión fuera del marco estrictamente reli-gioso. Efectivamente, el sacerdocio de Jesús no tiene que ver con el culto, sino con su propia existencia: la transformación íntima de su propia humanidad para ponerla de acuerdo con el designio de amor del Padre ha sido el núcleo de su sacerdocio. Él se ha manteni-do en la fidelidad, pero ha sufrido las consecuencias del pecado de la historia al aceptar la existencia con todo su dolor y tragedia. Así ha transformado la naturaleza hu-mana de rebelde en humana, de egoísta en fraterna.

La experiencia de la limi-tación histórica ha llegado en Jesús hasta el límite: “a gritos y con lágrimas”. Un Jesús que grita y que llora, cosa a la que no está acostumbrado nuestro imaginario, es el que ha tenido que aprender el camino de lo humano. El aprendiza-je de la misericordia en Jesús ha sido muy doloroso y ha puesto a prueba todas sus capacidades.

Dice el autor que Dios habría “podido salvarlo de la muerte” pero esto no es así. Las opciones de Jesús, su ponerse del lado de los pobres, su opo-sición a los poderes tiránicos es lo que le ha lleva-do a la muerte. Él, por amor, acogió esta historia con todos sus precios y contradicciones. Salvarle de esa muerte entregada habría conllevado el re-negar de sus propias opciones. Y eso sí que ha-bría sido verdaderamente una profunda muerte.

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DOMINGO 5º DE CUARESMA

Te ofrecemos, Padre

nuestro, nuestro deseo de

pensar más en los demás

que en nosotros mismos

porque sabemos que si el

grano de trigo no muere,

no puede dar fruto.

El fruto de nuestra entre-

ga lo ponemos, Señor,

en tus manos.

Y añade que “en su angustia fue escuchado”. Y efectivamente, así ocurrió. No fue escuchado para ahorrarle un sufrimiento que no venía de Dios, sino de los fuertes precios his-tóricos que tuvo que pagar. Pero fue escuchado con profundo amor, con enorme acogida, con un abrazo cálido que Jesús, por causa de su dolor, no sentía. Pero estaba ahí. Nunca estuvo el Padre más cerca de Jesús que en su enorme desamparo.

La obediencia que aprendió Je-sús sufriendo no fue quieras que no, no fue un sometimiento obligado, un doblegarse ante una fuerza que no se desea. Es una obediencia de amor. Por eso, hasta el término obediencia le viene estrecho. Entró por el cami-

no que el Padre le marcaba porque Jesús amaba al Padre. Si despojamos a la obediencia de ese amor se convierte en una injustificable opresión.

Este amor es el que ha hecho que “todos” logren la salvación, la dicha, el horizonte para sus vidas. Interpretar la salvación como el mero ir al cielo es-capando del infierno es un empobre-cimiento. La salvación es la certeza de que la vida tiene salida, de que hay ho-rizonte para las personas y las cosas, que siempre tendremos un amanecer de posibilidad y de gozo. Estos son los valores que aporta en cantidades

enormes el “sacerdocio” existencial de Jesús, su hermosa entrega de amor.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Jn 12, 20-33

El evangelio de hoy conecta con el del primer domingo; Jesús experimenta, de nuevo, la tenta-ción, se siente turbado y reconoce la acción del Príncipe de este mundo. Pero no está sólo. De nuevo se intuyen los ángeles, la presencia del cie-lo, del Padre. Sin embargo, el momento vital en que se encuentra es totalmente otro. El primer do-mingo lo vimos en el arranque de su vida apostó-lica, momento de entusiasmo, de fuerte experien-

cia de Dios en el Bautismo. Ahora lo vemos cuando, habiendo experimentado el conflicto radical de su pretensión, intuye que pa-gará con su vida el precio de la proclamación de la Buena Noticia.

Es interesante notar que los destinatarios del discurso son unos griegos, es decir, paganos, pero suben a Jerusalén por la

Pascua, lo que nos permite pensar que quizás son prosélitos; su interés por conocer a Jesús justifi-ca las primeras palabras de Jesús: “ha llegado la Hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado”. La condición universal, no exclusivamente judía, de los que buscan a Jesús nos habla de la expan-sión misionera de la primera comunidad.

Si estos prosélitos representan cualquier gru-po de gente en búsqueda, con inquietudes de fe, la parábola que Jesús plantea cuando le llegan noticias de ellos, tiene que interpretarse en la perspectiva de la fecundidad de su mensaje, que es el que ha movilizado a estos prosélitos.

Y, así como en los sinópticos, y quizás como en Is 55,10-11, el núcleo del mensaje de la pará-bola tiene que ver con la fecundidad/esterilidad de la semilla. Y en esta clave ha de interpretarse la referencia a la clave sobre la que ha de pivotar la vida del discípulo de Jesús, que es la que ya se anunció a Nicodemo: dar la vida, que es confesar la fe en Jesús e identificarse con su destino, es conservarla para la vida eterna.

La legitimación de las palabras de Jesús provie-ne ahora, como de forma solemne y por primera vez

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en Juan, de la voz del Padre, que se hace oír desde el cielo. Lo ha glorificado a través de los signos de su vida pública (Caná; curación del hijo del funcionario; curación del paralítico; multiplicación de los panes; la marcha sobre las aguas; el ciego de nacimiento; Lázaro; lavatorio de los pies); lo volverá a glorificar por la Pasión, Muerte y Resurrección.

Esos prosélitos representan el mundo que Dios ha amado (3,16); la voz de Dios legitima el ministerio de Jesús en el conjunto de la historia

de la salvación, un ministe-rio que Él asume personal-mente en primera persona: cuando Jesús sea alzado en la cruz, ese gesto atraerá a todos los que, como esos griegos, estén en búsqueda, quieran vivir una vida plena-mente fecunda.

Junkal Guevara Llaguno

LA HOMILÍA

LA OPCIÓN POR EL OTRO

La alianza nueva prometida por Dios, aquella que tiene sabor a misericordia inaudita y tiene su sede en los corazones de los hombres y las mujeres, se selló definitivamente en la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. En aquel acontecimiento, tanto la fidelidad divina como la humana se desplegaron y se correspondieron sin fisuras. Entonces, por primera y única vez, un ser humano

mereció el título de Hijo de Dios. De manera prototípica y sin-

gular, el encuentro de Jesús con Dios le rescató del imperio de la conciencia autorreferencial y le

convirtió en un ser humano ex-céntrico, en «hombre-para-Dios» y «para-los-demás. Duro y doloroso aprendizaje de su condición de Hijo de Dios y de hermano de los hombres en un mundo sometido al poder del pecado como «enclaustramiento en uno mismo». En esas condiciones adversas entretejió su fidelidad a Dios con la urdimbre de la confianza y la obediencia. El resultado fue el «ars moriendi» como su forma de vida: entregar la vida para que otros tengan vida; “des-vivirse” por el otro hasta dejarse arrebatar la vida como forma fecunda de producir los frutos de la salvación según Dios.

Jesús nos propone desplegar en su seguimiento histórico nuestra fe en él. Nos invita a adentrar-nos en una experiencia de encuentro con Dios como la suya y a incorporarnos con él a las prácticas

del arte de «perder para ganar». Se trata de una experiencia religiosa que, negativamente, desvela como fraudulento todo intento de identificar la re-ligación con Dios con la religación con uno mismo

Te damos gracias por todo

lo que de ti recibimos,

Padre nuestro. Que nunca

nos separemos de ti y

que, en los próximos días

de Semana Santa, sepa-

mos acompañar a Jesús

en su pasión, muerte y

resurrección..

El encuentro de Jesús con Dios le rescató de la conciencia autorreferencial y le convirtió en un ser humano ex-céntrico, en «hombre-para-Dios» y «para-los-demás.

El resultado de la fidelidad confiada de Jesús fue el «ars moriendi» como su forma

de entregar la vida para que otros tengan vida, “des-vivirse”.

Jesús nos propone incorporarnos con él a las prácticas del arte

de «perder para ganar»

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y de convertir, al mismo tiempo, al otro en superfluo para el encuen-tro con Dios Padre. Positivamen-te, la experiencia de Dios en el se-guimiento de Jesús nos agracia, como a él, con la capacidad de despojarnos de nosotros mismos, convierte cada presencia del otro en llamada a la fraternidad. Nos propone el camino de la ex-centricidad como un éxodo que cons-truye el «ser humano espiritual» desde las necesidades y demandas de quienes no son de los míos, de los extraños que, como consecuencia de mi aproximación, se van convirtiendo paulatinamente en hermanos y amigos. Sin la fecundidad de esta experiencia religiosa, el proyecto utópico de una Iglesia «des-centrada», de una comunidad «des-centrada», de una persona «des-centrada» o de una ciudadanía «des-centrada» es una quimera.

La invitación de Jesús va acompañada de una promesa de salvación eterna, que ya podemos de-gustar, al menos, parcialmente en nuestro «pasar… a la opción por el otro». Se hará verdad para nosotros y podremos verificar en nosotros aquello que el papa Francisco nos recuerda: «llegamos a ser plena-mente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero» (cf. EG 8). Un ser relacional y fraterno.

Javier Vitoria Cormenzana

ORACIÓN UNIVERSAL

En este último domingo de Cuaresma te presentamos, Padre, nuestros deseos y necesidades. Que no pensemos en nosotros mismos, sino que la nuestra sea siempre una oración abierta a los demás.

ENSÉÑANOS, PADRE, A PERDER PARA GANAR

• Te pedimos, Padre, por la Iglesia toda, desde el papa hasta el último fiel. Que no sea una Iglesia “auto-referencial” sino que esté volcada en “las angustias y tristezas”, “las alegrías y las esperan-zas” de la humanidad más que en sus propias necesidades.

• Te pedimos, Padre, por el mundo rico del planeta, que vive mayoritariamente del consumo y la po-sesión de cosas, en donde las personas sólo piensan en sí mismas. Que descubran el gozo del don y del decrecimiento a favor de los demás.

• Te pedimos, Padre, por todos los padres y madres de los países pobres, que, a pesar de su pobreza, se desviven por sus hijos. Ellos son para nosotros testimonio de un modo humano y cristiano de vivir.

• Te pedimos, Padre, por todos los que se dedican al anuncio del evangelio, sacerdotes, religiosos o laicos. Que, por dar gusto a todos, no mutilen el evangelio ocultando el mensaje del grano de trigo que, para ser fecundo, debe morir. Y que, sin embargo, lo anuncien como una Buena Noticia y una fuente de alegría.

• Te pedimos, Padre, por todos nosotros, que queremos seguir los pasos de Jesús en nuestra vida. Que aprendamos el arte de perder para ganar, de morir para dar vida.

Escucha, Padre, nuestra oración, y que nuestra misma plegaria nos convierta a nosotros en mensa-jeros del evangelio.

La ex-centricidad es un éxodo que construye el «ser humano espiritual» desde quienes

no son de los míos y que se van convirtiendo en mis hermanos y amigos.

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DOMINGO 5º DE CUARESMA

RECURSOS

PASAR DE LA “AUTORREFERENCIA” A…LA OPCIÓN POR EL OTRO

Al término de nuestra Cuaresma, la apertura a una “nueva etapa evangelizadora” nos presenta la actitud más radicalmente evangélica, vivida por el mismo Jesús: la entrega de la vida. El despojo de uno mismo y de los propios intereses para “salir de sí al encuentro del otro, de los otros. Para “trascender-se”, luchando contra la tentación narcisista y cómoda de la “autorreferencialidad”.

El papa lo denunciaba en Río, hablando a los obispos del CELAM, refiriéndose a la “ideologización psicológica. Se trata de una hermenéutica elitista que, en definitiva, reduce el “encuentro con Jesucris-to” y su ulterior desarrollo a una dinámica de autoconocimiento. Suele darse principalmente en cursos de espiritualidad, retiros espirituales, etc. Termina por resultar una postura inmanente autorreferen-

cial. No sabe de trascendencia y, por tanto, de misionariedad”.El despojo es condición de nueva vida. Y es la mayor evangelización: la del testimonio. Una Iglesia

des-centrada. Una comunidad des-centrada. Una persona des-centrada…

Lema: DE LA “AUTORREFERENCIA” A… LA OPCIÓN POR EL OTRO Color de la banda del arco iris: AZUL

1. ALGÚN TEXTO de la Evangelii Gau-

dium (papa Francisco):Al final, todo da fruto…

“Como no siempre vemos esos brotes, nos hace falta una certeza interior y es la convic-ción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes fracasos, porque «llevamos este tesoro en re-cipientes de barro» (2 Co 4,7). Esta certeza es lo que se llama «sentido de misterio». Es saber con certeza que quien se ofrece y se entrega

a Dios por amor seguramente será fecundo (cf. Jn 15,5). Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabiliza-da. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo.

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DOMINGO 5º DE CUARESMA

Tiene la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde nin-

guna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se

pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida. A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización huma-

nitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo, que escapa a toda medida. Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos. El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin pretender ver resultados llamativos.

Sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria. Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca (279)

2. UN POEMA

Cuando te has olvidado de ti mismo, cuando te has agotado en el servicio a los últimos, cuando has vencido la tentación de cualquier apego, cuando has aceptado el sufrimiento como compañero, cuando has sabido perder, cuando ya no pretendes ganar, cuando has compartido lo que tú necesitabas, cuando te has arriesgado por el pobre, cuando has enjugado las lágrimas del inocente, cuando has rescatado a alguien de su infierno, cuando te has introducido en el corazón del mundo, cuando has puesto tu voluntad en las manos de Dios, cuando te has purificado de tu orgullo, cuando te has vaciado de tanto acopio superfluo, cuando te sientes herido ...

3. UNA CANCIÓN

“No guardes tu vida” (Ain Kasrem, álbum “¡Alégrate!”)

brilla en ti, gratis, la luz de Dios, sientes su presencia irradiando frescura primaveral, y su perfume te envuelve y reanima. Ya no necesitas otros tesoros. Dios te acompaña, te habla, te protege. Te sientes esponjado en un mar de dicha. Y si no estás en las nubes, es un Tabor que se te ofrece gratis, para que disfrutes ya lo presente y camines firme y sin temores.

(Florentino Ulibarri, “Al viento del Espíritu”)

Quien guarda su vida, la pierde, la pierde.Quien la gasta en mi nombre, la libera.

Voy en busca de la vidamirando siempre hacia el sur.Camino con la certezade que a mi lado estás tú.

Me esperas en quien espera

una mano amiga.Soy simiente, levaduraal servicio de la vida.

Desde abajo y desde dentrote encarnas en Nazarety en las cosas más pequeñasnos invitas a creer.

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Homilética

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DOMINGO 5º DE CUARESMA

LA MÚSICA«RECONOCE AL SEÑOR»

“En tierra extraña peregrinos, con esperanza caminamos,

que, si arduos son nuestros caminos, sabemos bien a dónde vamos.En el desierto un alto hacemos, es el Señor quien nos convida,

aquí comemos y bebemos el pan y el vino de la vida.

(Himno Litúrgico)

Ambientación musical. “Volveré, volveré” en Momentos de Paz-16

Se nos acerca la Pascua y Dios nos quiere hombres nuevos. Jeremías anuncia una restauración, una renovación espiritual, un pacto nuevo, una alianza nueva, sellada no en piedra sino en el corazón de los hombres. Él será su Dios y ellos serán su pueblo. La nueva Alianza la instaurará Jesús en su misterio pascual, simbolizado en el grano de trigo que muere y da mucho fruto.

Canto de entrada: “Me invocará y lo escucharé” CMD 331-1; CLN A 12. “La Alianza nueva” (=Danos, Señor, un corazón nuevo) MD 371; CLN 253; o bien, “Nos has llamado al desierto” MD 332-1; CLN 126.

Antífona responsorial (Salmo): “Oh Dios, crea en mí un corazón puro”

Santo: CLN I 4 (Juan-Alfonso García)

Fracción del pan: ”Cordero de Dios” CLN N 12 (Greg . “De Angelis”)

Comunión: “Éste es el pan de los hijos” MD 190; “Altísimo Señor” (popular); o bien “Vamos buscando la verdad” CLN 730.

Antes de la bendición final conviene dar los avisos, recordar los horarios de culto de la Semana Santa, así como convocar al pueblo unos minutos antes para ensayar un poco y recordar los cantos de las celebraciones.

Antonio Alcalde Fernández

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CARDOS Y ROSAS

2. Cardos y rosas:

celebración comunitaria de la Penitencia

1. Canción de entrada

2. Saludo del sacerdote: Que el amor y la misericordia de Dios nuestro Padre…

3. Ambientación:Puede hacerse entre dos animadores, o entre un animador/a y el sacerdote, o entre los tres… Deben tenerse preparados varios cardos repartidos entre algunas personas a las que se les ha indicado lo que tienen que hacer durante esta ambientación.

El corazón es símbolo del amor que se nos regala, de la misericordia, de la ternura, de la compasión con que el Padre Dios nos rodea y nos envuelve a cada uno de sus hijos e hijas. Por eso el corazón, signo del amor y la misericordia de Dios, es el gran símbolo de lo que celebramos y nos sentimos llamados a vivir y contagiar. Pero hoy vamos a tener también presente otro símbolo: los cardos.

Salen dos personas con cardos en la mano o en un recipiente

Son imagen de todo lo que pincha, de lo que hiere, de lo que hace daño…: nuestras faltas de amor hacia nosotros y hacia los demás. Todo eso que rompe el amor, nos distancia y nos separa a unos de otros y de Dios.

Cuando una persona es seca, brusca, antipática o agresiva decimos que es “un cardo” porque pare-ce que “pincha”, que araña, que rechaza o repele a quienes se acercan a ella.

Cuando tomamos una actitud de “cardo”, tenemos muchas posibilidades de hacernos daño a noso-tros y hacérselo a los demás:

• Cada vez que hacemos algo mal o dejamos de hacer el bien, dejamos un cardo en el camino… (Se dejan unos cardos tirados por el suelo) .con el que podemos pincharnos nosotros mismos o quienes caminan a nuestro lado.

• En ocasiones no nos conformamos con abandonarlo en el suelo, sino que se lo arrojamos a alguien… (Algunas personas de entre la asamblea se arrojan cardos mutuamente) ….y lo pincha-mos, le arañamos o le provocamos heridas.

• Hay veces que lanzamos el cardo hacia arriba… (algunas personas lanzan cardos hacia arriba) …sin darnos cuenta de que, al volver, puede caer encima de nosotros y de quienes nos rodean, y nos dañamos a nosotros y a los demás

En un momento de silencio, contemplamos el corazón, que nos invita a sentirnos envueltos y arropados por el amor y la misericordia de Dios, y contemplamos los cardos, que nos invitan a mirarnos a nosotros

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CARDOS Y ROSAS

mismos y a reconocer esas actitudes con las que nos hacemos daño a nosotros y herimos a los demás, actitudes que nos vuelven ariscos entre nosotros y con Dios..

4. Oración:Señor, Jesús, no has venido a juzgar nuestros fallos y erroressino a buscar a quien anda extraviado,curar a quien está herido,acoger a quien está desamparado,lavar a quien está manchado,sanar a quien está enfermo,levantar a quien ha caído,salvar a quien se siente culpable,perdonar a quien ha pecado,devolver la dignidad a quien la ha perdido. Tú, que crees en nosotros,Tú, que nos amas más que nosotros mismos,Tú, que eres mayor que todos nuestros pecados:recréanos y danos un futuro nuevo y mejor.

5. Liturgia de la Palabra:a) Primera lectura: Gál 5, 16-23b) Canción (adecuada a los sentimientos de ambas lecturas)c) Evangelio: Lucas 6, 27-38

6. Reflexión:Las palabras de Pablo y, sobre todo, las palabras de Jesús, son una invitación a dejarnos empapar y guiar por el Espíritu de Jesús. A cultivar en nosotros los frutos de ese Espíritu que nos impulsa a hacer el bien y a tratar a los demás como nos gusta que ellos nos traten. Estas palabras que hemos escuchado nos invitan en esta tarde a revisar nuestra vida, sintiéndonos queridos por el Padre Dios y llamados a amar a los demás como él nos ama: practicando la compasión, la generosidad, el perdón, la solidaridad, haciendo el bien a todos y a fondo perdido. Por eso, esta tarde, venimos a reconocer nuestra pequeñez y debilidad, y a abandonarnos confiadamente en los brazos del Padre para que Él nos renueve y nos empuje hacia delante, con su amor y su misericordia.

7. Montaje: “La sabiduría del abuelo” (puede solicitarse a la dirección de la revista)

Comentario (tal vez puede hacerlo el sacerdote que preside la celebración):

Todos, sabiéndolo o sin saberlo, consciente o inconscientemente, alimentamos a uno de estos lobos, o a los dos… en parte a uno, en parte a otro… a veces crece más uno, y en ocasiones es el otro… Quizás nos ayude a saber cómo somos y cómo nos gustaría ser, el pa-

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CARDOS Y ROSAS

rarnos a pensar y preguntarnos: ¿con lo que decimos y hacemos, con la manera de tratar y relacionarnos con los demás?, ¿qué “lobo” está creciendo en nuestro interior?

Jesús nos dice: “De los espinos (de los cardos) no se recogen higos, ni de las zarzas se ven-dimian racimos. La persona buena saca el bien del buen tesoro de su corazón” (Lc 6, 44-45).

Nos preguntamos: ¿qué semillas, que valores o contravalores sembramos, cultivamos, alimentamos en nuestro corazón? ¿Qué vamos dejando a nuestro paso: cardos que hieren o rosas que perfuman y alegran la vida?

Las semillas que se cuidan, se riegan, se abonan, se acompañan… se convierten en plan-ta o en cardo, en árbol o en zarza, en frutos o en agraces…

8. Examen de la propia vida (lo puede ir comentando un monitor/a)En un momento de silencio revisamos nuestra propia vida…

Un breve tiempo de silencio

Miramos qué estamos cultivando, alimentando…, en nuestra relación con los demás, con Dios y con nosotros mismos.

Un breve tiempo de silencio

Reconocemos aquello que no está bien y de lo que queremos pedir perdón.

Un breve tiempo de silencio

9. Invitación a la conversión: Escuchamos y acogemos la invitación que nos llega para cambiar los “cardos” que podemos sembrar, culti-var y arrojar… por rosas que embellecen, perfuman, alegran y dan colorido a nuestra vida y a la de los demás.

Después de leer cada estrofa, leída entre dos lectores, se acerca una persona y coloca una rosa en el florero

10. Pedimos perdón (todos juntos):

1. Elige amar en vez de odiar,crear en vez de destruir,perseverar en vez de claudicar,

2. … alabar en vez de criticarcurar en vez de herir,reconciliar en vez de pelear,

1. …enseñar en vez de esconder,compartir en vez de robar,actuar en vez de aplazar,

2. …crecer en vez de conservar,comprender en vez de juzgar,unir en vez de separar,

1. …bendecir en vez de condenar,compartir en vez de almacenar,sembrar en vez de cosechar...

2. …Abre tu corazón al viento del Espíritu,déjate impulsar por el amor,y a tu paso crecerán semillasde vida y humanidad.

Señor, Dios nuestro: Tú eres bueno,eres fiel y misericordiosoy justo con todo lo que haces.

Ante Ti y ante la Comunidad, nos reconocemos pecadoresy te pedimos perdón.

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CARDOS Y ROSAS

11. ConfesionesModo de realizarlo: Las realizamos según el modo acostumbrado, expresando con ello un gesto el deseo de quitar cardos de nuestra vida y cultivar rosas. Las rosas son delicadas, ne-cesitan cuidados y atenciones, hay que regarlas y alimentarlas… Al acabar la confesión, cada uno se acerca a las rosas y echa un poquito de agua en el florero.

12. Ofertorio (en el caso de que se siga la Eucaristía)Es el momento de pensar personalmente algún gesto concreto, algún compromiso, algún aspecto que queremos cuidar, como expresión de nuestro deseo y disposición a renovar el corazón y renovar la vida.

Momento de silencio

13. Oración de acción de graciasTe damos gracias, Padre, por el perón y la reconciliación que hemos celebrado; porque podemos expe-rimentar tu amor sin límites ni condiciones. Que esta experiencia nos ayude a vivir buscando siempre todo lo que favorece el bien, la paz y la fraternidad.

14. Canción final Pelayo González Ibáñez

Hemos pinchado y heridocon muchos cardosa nuestros hermanos y hermanas.

Cardos de egoísmo:hemos pensado sólo en nosotros mismos.

Cardos de soberbia y de orgullo: nos creemos superiores. Cardos de consumismo y ansia de poseer: no hemos compartido lo que tenemos.

Cardos de miedo al compromiso: nos hemos refugiado en nosotros mismos.

Cardos de ira y agresividad:no hemos tenido paciencia ni ternura.

Cardos de indiferencia y comodidad:hemos olvidado nuestras promesas bautismales.

Señor, escucha nuestra súplica arrepentida. Acógenos en tu regazoy danos un corazón nuevo.

Renovar la vida:admirar tus surcos y huellasen nuestra carne vieja y correosa;abrirse a tus sugerenciasaunque no lleguemos a entender.

Renovar la vida:aceptar como centro, eje y motortu Espíritu en nuestra vida;poner todas las cruces bajo su presenciay exponernos con esperanza a su brisa.

Renovar la vida:descubrirnos como flor florecida-hermosa, perfumada y distinta-;acercarnos a los otros dignamentey hacer un jardín para los caminantes. Renovar la vida:no malograrla en tonterías,no conservarla escondidasino compartirla, sin medida,gratis y con alegría.

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PÓRTICO DE SEMANA SANTA

3. SEMANA SANTADel 29 de marzo al 5 de abril de 2015

PÓRTICOpor Andrés Torres Queiruga

La vida humana no es una cinta uniforme, que se extiende monótona en el tiempo. Necesita cambio y variedad, para ir desplegando las distintas posibilidades de su polifonía existencial. Los tiempos litúrgi-cos tienen esa función en la vida religiosa. La pautan, al ir acentuando sus dimensiones fundamentales. El Adviento cultiva de manera especial la esperanza; la Cuaresma habla de la necesidad de conversión y de la necesaria austeridad que comporta. El Triduo Pascual está en el centro, va a lo decisivo y funda-mental; por eso culmina lo anterior y prepara para vivirlo en el Tiempo ordinario.

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Pero incluso cada tiempo debe modularse de acuerdo con la etapa o la circunstancia que atraviesa. La actual está marcada por la crisis. Crisis heredada y que no cesa, sino que más bien acentúa su gravedad. La luz de la Pascua, siem-pre necesaria, debe ser cuidada y anunciada con especial cuidado.

Hacerlo no resulta difícil, en principio. Porque ella — pascua, paso a lo nuevo— es también crisis, consumación de la misma y luz definitiva sobre su sentido. Se despliega en el curso de tres días, que facilitan la asimilación y se prestan para una acla-ración actualizadora. Ésta no resulta fácil, porque la Pascua está cargada de emotividad genuina, pero, de ordinario, interpretada en patrones cultu-rales que ya no son los nuestros y que, en puntos importantes, precisan nueva comprensión. Acaso unos apuntes, necesariamente rápidos y elemen-tales, puedan ayudar algo.

La cruz del Viernes Santo abre el ciclo, con la presencia terrible de la injusticia, el sufrimiento y el fracaso: con el problema del mal. Ella ha sido y sigue siendo el consuelo principal y la garantía de sentido y esperanza. Pero conviene liberarla de una terrible deformación, no siempre explícita en los textos ni consciente en las cabezas y los corazones. Porque una tendencia secular tiende a verla como “querida por Dios”, para otorgar el perdón y realizar la salvación. Eso puede ocultar la evidencia de que la cruz fue un crimen horrible, que como tal Dios no podía querer, sino rechazar con todo su ser.

Lo que Dios quería —y sigue queriendo— es el amor a los demás y la fidelidad en su ejercicio, aunque eso pueda llevar a que la maldad humana cometa el pecado de matar al inocente. El mal es siempre lo que Dios no quiere, a lo que se opone. Por eso nos convoca a colaborar con Él, para su-perarlo en lo posible. Acaso se comprende mejor cuando, en lugar de partir de dogmas verdaderos pero mal interpretados, lo pensamos en aquellos —de Luther King a Mons. Romero— que, como

Jesús, han mantenido su amor y su fidelidad, a pesar de las posibles consecuencias, nunca que-ridas, sino dolorosamente toleradas por ellos y por Dios, porque no existía otra posibilidad. Y esos ejemplos mayores iluminan nuestra vida normal de creyentes —de personas humanas— cuando somos mordidos por el mal.

La vigilia del Sábado Santo es la luz gloriosa que la Historia de la Salvación arroja sobre nues-tra vida y nuestra historia. Correctamente leída, la impresionante sucesión de lecturas muestra al Dios que, creándonos por amor, busca única-mente nuestro bien, trata de liberarnos de toda injusticia y toda opresión, iluminando nuestro ca-mino con la palabra y el ejemplo de los profetas y, finalmente, con su culminación en Cristo. Un camino a un tiempo duro y glorioso: de comienzo imperfecto como todo nacimiento, pero creciendo envuelto en el amor del Dios Abbá, que acompa-ña, ayuda y nos asegura la realización definitiva de su “sueño” de plenitud para nosotros.

“Correctamente leída”, he escrito con toda in-tención. Porque las lecturas necesitan ser cuida-dosamente interpretadas —y predicadas— a la luz final del Evangelio. Es preciso aclarar de manera muy expresa —de otro modo, tal vez no deberían leerse— pasajes que pueden clavar en la imagi-nación de los oyentes la idea de que Dios, para salvar a unos, ahoga en el mar a otros o que, más allá del símbolo, puede probar la fe de un padre exigiéndole que mate a su hijo… Con más razón todavía, conviene revisar el mismo esquema de toda la historia salvífica. Porque su lectura literal —de nuevo, más allá del símbolo— presenta una secuencia terrible: paraíso real – pecado histórico inicial – castigo implacable con la muerte, el mal y los horrores que afligen a todos los descendientes sin que tengan culpa alguna – finalmente, reden-ción mediante la cruz como condición o incluso precio exigido para otorgar el perdón… Esquema exagerado ciertamente. Pero ojala nos escandali-ce su crudeza. En todo caso, sea o no exacto, es

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urgente tenerlo en cuenta, al menos como fantas-ma que habita y atormenta muchas conciencias.

Finalmente, está la gloria de Domingo de Re-surrección. En él celebramos la victoria definitiva sobre el mal, incluida la muerte, “el último ene-migo”, según san Pablo. Dios tiene la última pala-bra y, más allá y más honda que todo sufrimien-to, está la Vida, que ya ahora es realmente “vida eterna”, en tránsito a la plenitud esperada. Aquel que con su poder ha sido capaz de crearnos de la nada, con su amor no nos abandona en la historia ni nos deja aniquilados en el abismo de la muerte. Morir es encontrarse vivos en los brazos de Dios: “En tus manos pongo mi vida” (Lc 23,46). Lo he-mos aprendido y lo proclamamos definitivamente como acontecido en Jesús y, en él, comprende-mos que es verdad, desde siempre y para todos,

hijas e hijos del “Dios de vivos y no de muertos”.La luz de la resurrección, a pesar de todas las

sombras, eclipses y sufrimientos, ilumina la vida, asegurando la esperanza y llamando al amor ac-tivo. La Pascua introduce en el trabajo de la histo-ria, abriéndose sobre el Tiempo ordinario, donde conviene ir conjuntado en síntesis viva y siempre precaria la lección íntegra del Triduo. El ciclo litúr-gico continúa y vuelve a presentar a Jesús como el modelo integral. Crucificado, pero Resucitado. Resucitado, pero como aquel que, expuesto como todos a los avatares del tiempo, con sus alegrías y sufrimientos, enseña que el camino verdadero pasa por el amor y el servicio, animado por la con-fianza en el Abbá que jamás abandona y siempre apoya y acompaña.

Andrés Torres Queiruga

PREGÓN PARA LA SEMANA SANTA

Si te dicen que no estoy, recuerda. Si te dicen que me he ido, pregunta sin miedo. Si te dicen que nunca he estado, sonríe. Si te dicen que no sirvo, muestra tus anhelos. Si adviertes que me ausenté, llora los porqués. Si no me encuentras, busca. Si dudas y desesperas, camina. Si la vida se hace dura y sangra, mira mis entrañas. Si te avisan que no siento, acércate. Si te atemorizan porque no llamo, escúchame. Si te aseguran que estoy perdido, sigue mis huellas. Si te sugieren que ya no sirvo,

descubre tu alianza conmigo. Si te dicen que me fui, persígueme. Si te aseguran que he perdido, proclama mi triunfo. Si te dicen que he muerto, búscame entre los vivos. Si te dicen que soy un fantasma, palpa mis llagas.

Si te dicen que vuelvo,no te detengas.Si te preguntan si perdoné,di que sí.Si te dicen que me has perdido,háblales de tus encuentros conmigo.Si te sugieren que fracasé,diles que el ser humano es lo que importa.

Y si te reclaman mi cadáver,di que estoy vivo en ti.

Florentino Ulibarri

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DOMINGO DE RAMOS

Domingo de Ramos29 de marzo de 2015

JC viene por el camino de Jerusalén, también el de la cruz. El mensaje de vida y de resurrección ha de pasar por el duro y cruel cedazo de la violencia. El milagro de la vida eterna no nos ha de librar del breve y doloroso trance de la muerte. Javier Prat Cambra

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DOMINGO DE RAMOS

Tú nos has enviado,

Padre, a Jesús, hombre

como nosotros, que murió

ajusticiado en una cruz

por su fidelidad y por

todos nosotros, dándonos

testimonio de lo que es

de verdad el amor. Que

a lo largo del día de

hoy y de esta Semana

Santa aprendamos a vivir

como él vivió, porque si

morimos con él también

resucitaremos con él.

LA PALABRA

Entrada en Jerusalén: Mc 11,1-10.

Con el capítulo 11 comienza la segunda sec-ción de la segunda parte del evangelio de Mar-cos (11,1-13,17). Jesús llega, por fin, a Jerusalén, la meta de un camino que había comenzado en 8,27, inicio de la primera sección que llega hasta 10,52. Durante ese camino, Jesús ha anunciado por tres veces su destino de pasión, muerte y re-surrección (8,31; 9,31; 10,33-34); ha recibido por tres veces la incomprensión de los discípulos (de Pedro en 8,32; de los Doce en 9,32ss; de Santia-go y Juan en 10,35ss) y ha instruido a los suyos, también por tres veces, sobre el verdadero disci-pulado (8,34-38; 9,35-37; 10,42-45). Lo que ha enseñado, Jesús lo va a vivir de una manera defi-nitiva en la ciudad santa, en Jerusalén.

El camino hacia Jerusalén no solo es una su-bida física (en efecto, hay que salvar unos 1000 metros de altura desde algunas zonas de Galilea), sino también una subida teológica, porque Jeru-salén es la ciudad donde residen los enemigos de Jesús, y llegar a Jerusalén es ponerse a tiro de dichos enemigos. Es un camino para valientes y para fieles, y Jesús, entregado por completo a llegar hasta el final en su misión, lo recorre apro-vechando bien el tiempo.

El texto nos sitúa, al comienzo, en las inmedia-ciones de la ciudad santa y, al final, en la propia Je-rusalén tras la entrada “triunfal” de Jesús en ella. He puesto entre comillas la palabra “triunfal”, por-que ciertamente las necesita. La imagen descrita por el evangelio es bastante grotesca: bien que las ramas cortadas alfombrando el suelo y los mantos desparramados como esteras indiquen la entrada de una personalidad importante; bien que los gri-tos del gentío profiriendo hosannas y bendiciones en alegre algarada señalen que llega “un reino que viene”. Todas esas expresiones nos llevan a contem-

plar la escena: ¿Quién entra?... Y el texto, que repite 4 veces el término “burro”, como insistiéndonos en que nos fijemos precisamente en ese denostado animal, nos ofrece la imagen de Jesús montado en un burro. ¿Qué personalidad tenida por “impor-tante” monta un burro? Repasad mentalmente las estatuas de reyes o generales que se hallan en vuestras ciudades… son estatuas ecuestres. ¡Todos a caballo! Alejandro Magno, el Cid Campeador, Na-poleón, Pancho Villa, hasta Buda y Mahoma tuvie-ron caballos famosos... ¡Jesús de Nazaret entra en burro y además prestado! Ni siquiera la referencia profética (la imagen del “rey humilde” de Zac 9,9) debe evitar el impacto visual que, naturalmente, es también catequético y teologal. Jesús es un Hijo de Dios especial, Jesús es un rey especial, Jesús mismo es es-pecial. Y nosotros seguimos siendo tan “convencionales”, tan a caballo…

La imagen de Jesús en-trando a Jerusalén en burro es todo un símbolo de los “cambios de mentalidad” y la “subversión de valores” que exige el seguimiento cabal de un Maestro y un Señor así: nada tópico, nada convencional, libre de toda atadura humana para hacer-se esclavo de todos y entre-garse hasta el final.

Vivamos esta entrada en Semana Santa como un movimiento necesario que haga zozobrar nuestro orden, nuestra rutina, nuestro narcisismo y entremos en Jerusalén con Jesús para aprender de sus sorpresas, de su decisión firme, de su com-pasión solidaria.

José Antonio Badiola Saenz de Ugarte

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Tú nos has enviado,

Padre, a Jesús, hombre

como nosotros, que murió

ajusticiado en una cruz

por su fidelidad y por

todos nosotros, dándonos

testimonio de lo que es

de verdad el amor. Que

a lo largo del día de

hoy y de esta Semana

Santa aprendamos a vivir

como él vivió, porque si

morimos con él también

resucitaremos con él.

DOMINGO DE RAMOS

Te ofrecemos, Padre,

la entrega de amor de

Jesús por nosotros y nos

unimos a él ofreciendo

también nuestras vidas

para que se haga realidad

un mundo nuevo de fra-

ternidad universal.

PRIMERA LECTURA: Is 50, 47

El texto en su contexto. Los poemas del Siervo de Yahveh forman parte del libro del «Se-gundo Isaías» (Is 40-55). Siguen siendo una ven-tana abierta a la novedad, sorpresa y paradoja en un libro que habla de la «consolación» que Dios promete a su pueblo exiliado en Babilonia. El poe-ma describe la figura de alguien que sabe con-solar a los abatidos y escuchar a quien le habla. No es por estrategia, sino que Dios mismo le ca-pacita «abriéndole el oído». No pone resistencia, sino aceptación, incluso en los momentos de violencia («palizas», «salivazos», «ultrajes»). No lo hace por bonhomía, sino porque se fía del Señor; sabe que está con él y que no será defraudado.

El texto en la historia de la

salvación. ¿De quién habla el poema? No hay propuesta que lo identifique: una figura histórica, un poeta, él mismo, el pueblo de Israel como personaje colectivo. Puede ser un problema, o mejor, puede ser un oráculo que tomando como punto de partida la realidad, se abre a la acción de Dios. La figura del «Siervo de Yahveh» es particular y es, a la vez, universal. En la Biblia nos encontramos a veces con figuras abiertas, de forma que un único sentido no pueda explicar todo su significado profundo.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y cele-

bración litúrgica. En el comienzo de la Semana San-ta la liturgia nos presenta el primer cuadro de la figura de un hombre que vamos a contemplar. El «hombre» que presenta Dios mismo no es el dictador, el violen-to, el vanidoso ni el arrogante. Todo lo contrario, hu-milde y atento, comparte la suerte de las personas. La salvación de Dios sigue el camino del «Siervo de Uahveh», imagen y anticipo de la de Jesús.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: Filp 2,6-11

La comunidad más amada por Pablo, la de Fi-lipos (la prueba es que no tuvo reparo en pedirle una ayuda en un momento de necesidad, él, Pablo, tan celoso de su autonomía económica) estaba afectada del mal común de toda comunidad: las ambiciones y las consiguientes divisiones. Pablo había soñado una comunidad nueva para aquella pobre iglesia que se reunía en la orilla del río (Hech 16,15). Pero la evidencia era que el desacuerdo ha-bía hecho presa en la pobre comunidad.

Pablo no se resigna y toma un himno del “cantoral cristológi-co” de las primeras comunidades para animar a los filipenses a te-ner las mismas actitudes de Cris-to y evitar así la división. El himno es una auténtica “radiografía” del interior de Cristo que desvela y anuncia el itinerario que ha segui-do en su vida y, sobre todo, en su pasión y resurrección. Es preciso

leer esta radiografía en clave histórica, no con el trascendentalismo y teísmo con los que habitual-mente se la toma.

Desde ahí y cuando Pablo dice que Cristo “se despojó de su rango” no está aludiendo a la divi-nidad, sino a los atributos que el hecho religioso le podría asignar y a los que él ha renunciado “pa-sando por uno de tan-tos”. Jesús no viene de ningún lado, sino que, como todo pertenecien-te a la historia, brota en ella asumiendo todas sus consecuencias sin rubor. Cristo no se aver-güenza de ser uno cual-quiera porque ese va a ser el camino que le va

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La Eucaristía siempre nos

da fuerzas para seguir

caminando en la vida.

Que la felicidad total que

nos prometiste a todo el

universo se realice, Señor,

por la entrega de Jesús y

nuestra participación en

su modo de vivir.

a llevar a los “cualquie-ra” que es toda realidad creada. Queda desactiva-da toda rivalidad.

Efectivamente, su actuación es la de “un hombre cualquiera”, no el sentido empobrece-dor de la expresión, sino en el afán de asimilar el hecho de Jesús al pobre camino humano para dar

a este la riqueza de fondo que el amor del Padre le otorga por la creación. Cualquier cristiano ha-bría de aspirar a ser ese “hombre cualquiera” que se entrega. Todas las preeminencias y jerarquicis-mos quedan barridos de un plumazo.

En esa misma clave hay que leer el “abajamien-to” de Jesús que no es una humillación, sino un profundo acto de solidaridad. Por eso, entregarse

al otro no conlleva desdén ni empobrecimiento, sino que late dentro de esa entrega un brillo oscuro que la hace divina. Que el tope de la entrega haya sido la muerte de cruz está indicando que el abaja-miento solidario y humanizador no conoce límites. Siempre habrá que estar en tal actitud de ofrenda.

Este ha sido, por raro que parezca, el cami-no recorrido para llegar a la plenitud, a recibir el “nombre-sobre-todo-nombre”, el nombre de her-mano total, aliado de la historia, dador de hori-zontes, posibilitador de dicha plena. El triunfo de Jesús es el triunfo de humanidad entregada, no algo que le viene sobreañadido. Lo que quiere de-cir que la historia tiene posibilidades de plenitud, de llegar a la filiación (Jn 1,12). Cuando el creyen-te dice “Jesucristo es Señor” no reafirma una pre-rrogativa divina cuanto confiesa la certeza de que este camino que Jesús ha seguido puede ser el suyo de igual manera.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Mc 14,1-15,47

En un sentido, el evangelista Marcos dispuso todo su evangelio como preparación para el momento culminante del mismo, el relato de la Pasión. Ya en Mc 2,20 Jesús se refería a sí mismo como un “novio que iba a ser arrebatado”, es decir, asesi-nado. Poco después, en 3,6, se narraba un com-plot de fariseos y herodianos para matar a Jesús. A ellos se suman, en 12,12, los sumos sacerdo-tes, los escribas y los ancianos. Ahora, por fin, el complot se pone en movimiento. El relato de la Pasión (Mc 14,1-15,47) tiene una disposición muy esmerada. Tiene dos partes principales con tres secciones, cada una dispuesta con la misma estructura. En la primera parte, que concluye con el prendimiento de Jesús, los protagonistas son Jesús y los discípulos; en la segunda, que termina con la sepultura, los protagonistas son Jesús y sus adversarios. Esta es la estructura general que J. Marcus observa en el relato:

Parte I: Jesús en libertad1.- Prólogo: Complot y unción (14,1-11)

A.- Complot contra Jesús (14,1-2)B.- Unción de Jesús (14,3-9)A’.- Complot contra Jesús (14,10-11)

2.- Última Cena (14,12-31) A.- Preparación para la Cena (14,12-16) B.- Última Cena (14,17-31)

3.- Acontecimientos en Getsemaní (14,32-52) A.- Agonía (14,32-42) B.- Prendimiento (14,43-52)

Parte II: Jesús en cautividad 1.- Proceso judío (14,53-72)

A.- Pedro como espectador (14,53-54) B.- Interrogatorio ante el Sanedrín (14,55-65) A’.- La negación de Pedro (14,66-72)

2.- Proceso romano (15,1-32) A.- Interrogatorio ante Pilato (15,1-15) B.- Burlas (15,16-32)

3.- Muerte y sepultura (15,33-47) A.- Muerte (15,33-41) B.- Sepultura (15,42-47)

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El relato nos ofrece diversas claves de interpre-tación. Naturalmente, la figura central es Jesús, que afronta su destino final con la oposición hostil de los dirigentes judíos, con el cambio de opinión de una masa popular manipulada por aquellos, pero también con la deserción de todos sus discípulos y la sombra terrible de la ausencia de su Dios y Pa-dre en el momento culminante. En este sentido, la desgarradora muerte de Jesús entre gritos es tan oscura y negra como la negra oscuridad que cubrió toda la Tierra en esa hora terrible. Sin embargo, ya antes, ese Jesús modélico en su entrega y en su fidelidad a la misión encomendada, realiza, en un asfixiante ambiente de muerte, dos gestos de vida. En primer lu-gar, la institución de la eucaristía: Jesús, realizando una impactante acción ritual sobre el pan y el vino de la cena pascual, presenta su muerte como sacrificio expiatorio. Así, transforma lo que parecía -y era- una tragedia, en algo salvador y redentor. Jesús sella una alianza duradera para siempre y se ofrece como alimento que fortalece para vivir en esa alianza. El segundo gesto viene poco después. Tras la cena-eucaristía, Jesús y sus discípulos salen hacia el monte de los Olivos. Allí les preanuncia su deserción como discí-pulos, pero también la decidida voluntad del Maes-tro de seguir siéndolo, pese a todo: “Después de mi resurrección iré delante de vosotros a Galilea”. Ese será también el contenido del mensaje pascual del joven vestido de blanco a las mujeres. Jesús “irá por delante”, es decir, Jesús seguirá siendo el Maestro de aquellos discípulos en los que se transparentan bien nuestras negaciones, nuestras acomodacio-nes, nuestras torpezas y nuestros miedos. Nada de esto será obstáculo para que Jesús quiera seguir contando con los suyos. Esa capacidad tan de Je-sús de trocar la muerte en vida (la enfermedad en salud, el pecado en reconciliación) es motivo de es-peranza para nosotros, pero también estímulo para hacer lo mismo.

Esto nos da pie a considerar el relato de la Pa-sión desde el punto de vista discipular (eclesial). Los discípulos empiezan bien (no como en Mateo, cf. Mc 14,4 y Mt 26,8), obedeciendo a Jesús en los preparativos de la cena. Marcos nos quiere en-señar que dicho comportamiento obediente y fiel es un modelo para todos los seguidores de Jesús. Pero será su última respuesta positiva a Jesús. Inmediatamente después, Jesús anunciará la trai-ción de uno de ellos, de Judas, y el escándalo gene-ral de todos ellos. En el episodio de Getsemaní se-rán incapaces de acompañar despiertos y orando al angustiado Jesús, pese a su repetida demanda;

y, antes de las negaciones de Pe-dro, huirán todos. La frase lacóni-ca “Y, abandonándole todos, hu-yeron” (14,50) es el contrapunto, trágico y decepcionante, al mo-mento de su pletórica respuesta a la llamada de Jesús (1,18 D).

Solo la magnánima benevolencia de Jesús arregla-rá tan gran despropósito, con el anuncio, ya men-cionado, de su ir por delante a Galilea.

El relato tiene, naturalmente, muchos más ele-mentos interesantes, imposibles de considerar en estas breves líneas. Pero hay un aspecto que no podemos obviar. Todos los acontecimientos de la narración suceden, por así decirlo, a dos niveles. Al nivel de los hechos, parecen ser los enemigos de Jesús los que llevan la voz cantante, los que se salen con la suya, los que triunfan… Pero, a un nivel más profundo, nada ocurre que no esté presenta-do como cumplimiento de un misterioso designio divino que solo puede aceptarse desde la fe más honda, la confianza más extrema, la fidelidad más radical. La masiva presencia de citas y alusiones al Antiguo Testamento es un signo, tan sutil como elocuente, de que incluso en la pasión de Jesús, Dios lo controla todo y nada de lo que ocurre es-capa a su paternal providencia. Puede que no en-tendamos sus ritmos y sus ciclos, pero responderá.

Antonio Badiola Saenz de Ugarte

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LA HOMILÍA

El profeta Isaías nos recuerda que Dios no es impasible ante el sufrimiento y la injusticia de los inocentes. Por eso su Palabra, si nos abrimos a ella, tiene capacidad para espabilarnos el oído, avivar sensibilidades y despertarnos a una nueva conciencia en la que, como dice el papa Francisco, “los cristianos y cristianas corramos el riesgo del encuentro con el otro, con su presencia física, que siempre interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría, en un constante cuerpo a cuerpo (EG 88) y “prestemos atención para estar cerca de nuevas formas de pobreza y fragilidad (…) aunque eso aparentemente no nos aporte beneficios (EG 210).

La novedad y la alegría del Evangelio que en-carna Jesús le lleva a vivir en compasión solidaria ante el sufrimiento de la gente, especialmente con las personas y colectivos más excluidos por la so-ciedad y el Templo. Este modo de situarse de parte de los pequeños, anunciando desde ahí la Buena Noticia de la misericordia del Abba y la universali-dad del reino “desde abajo”, denuncia las dinámicas de poder, del tener y del valer que el sistema neoli-beral inocula en nosotros como un “ veneno”. Como cristianos y cristianas, necesitamos identificar estas dinámicas porque, incluso “bajo capa de bien”, pueden llevarnos a colocar en el centro de nuestra vida no la persona, ni las necesidades de nuestros prójimos o prójimas, sino nuestros intereses particulares, la propia seguridad, el dinero, la competitividad, el “que dirán”, en definitiva el mantenimiento de nuestro propio satus quo. Este estilo de vida nos hace cómplices del mal y la injusticia y genera víctimas (EG 53).

La Buena Noticia del Evangelio es que el Dios de Jesús es servicio, gratuidad, donación, ternura y misericordia en acción para todos y todas desde los últimos. Así, la novedad y la al-ternativa que nos ofrece el Dios cristiano frente a otras religiones es la del “abajamiento” y encar-

nación hasta el extremo: “actuando como un hombre cualquiera se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y muerte de cruz “. De este modo Jesús no exalta ni legitima ninguna cruz como “querida por Dios “, sino que la denuncia. Al “ponerse en su lugar” anuncia que el sufrimiento nunca es la pa-labra “última” en la historia, sino que el amor salva, libera, dota de sentido y plenitud la vida aun en las circunstancias más adversas. El amor existe y es posible vivirlo hasta fin.

La libertad de Jesús para vivir amando de esta manera no depende de las expectativas de los demás so-bre Él. No se deja “seducir” por el clamor del pueblo cuando le aclama triunfalmente a la entrada en Jerusalén, ni tampoco la incomprensión y el abandono de los suyos le lleva a renunciar a sus opciones. Su libertad no es una libertad que nace de “afuera a adentro”, sino que está anclada en el corazón de Dios. Su libertad está “amarrada” al sueño de Dios: que la ternura, la compasión solidaria, la justicia alcancen a todas las criaturas y que se acabe para siempre el dolor y el llanto.

La novedad del Evangelio que encarna Jesús

es su vida en compasión solidaria ante el sufrimiento de la gente, especialmente con las personas

y colectivos más excluidos.

La novedad y la alternativa que nos ofrece el Dios cristiano

frente a otras religiones es la del “abajamiento” y encarnación

hasta el extremo.

Jesús no se deja “seducir” por el clamor del pueblo ni por la incomprensión

y el abandono de los suyos. Su libertad está anclada en el corazón de Dios.

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También hoy como ayer, la Buena Noticia de Jesús es una provocación a nuestras vidas. Sus preferencias pueden escandalizarnos o la desinstalación a la que nos invita puede llevarnos a tomar posturas defensivas y justificadoras. Pero también, aun sabiéndonos débiles y pecadores, podemos quedar seducidos por su libertad y compasión hasta el extremo, como le sucedió a aquella mujer que, en un gesto de desmesura amorosa, le ungió con la gratuidad del perfume; o como aquellas otras que, mas allá de lo políticamente correcto, se mantuvieron fieles hasta la cruz; o como el acomodado José de Arimatea a quien conocerle le cambió la vida.

María José Torres Pérezs, acj

ORACIÓN UNIVERSAL

Convocados en este Domingo de Ramos para iniciar las celebraciones de la Semana Santa, te pre-sentamos nuestras peticiones que expresan nuestra necesidad de tu ayuda, pero también nuestra inmensa confianza en ti.

• Por la Iglesia: para que acogiendo a Jesús como el bendito que viene en nombre del Señor, sepa también acoger, como consecuencia, su mensaje de amor y fraternidad para con todos sin discri-minaciones. Oremos.

HAZNOS, PADRE, SOLIDARIAMENTE COMPASIVOS

• Por la sociedad: para que sepamos sembrar en ella actitudes de acogida y reconciliación, especial-mente en las situaciones de conflicto, racismo y discriminación. Oremos.

• Por los que tienen poder: para que sepan, como Jesús, no aferrarse a su categoría de prepotentes, sino transformar ese poder en servicio a las necesidades de los demás, especialmente de los más vulnerables y desvalidos. Oremos.

• Por todos los perseguidos y oprimidos: para que encuentren siempre defensores de sus causas perdidas y sientan, a través de esas ayudas, que Dios siempre está con ellos. Oremos.

• Por todos nosotros, para que en las celebraciones de la Semana Santa de este año sepamos acom-pañar la Pasión del Señor recordando a los que sufren en nuestra sociedad y queriendo comprome-ternos a ayudarles según las posibilidades de cada uno de nosotros. Oremos.

Padre, al recordar la Pasión de Jesús, en esta Semana Santa no queremos quedarnos en meros sentimientos de compasión ante el dolor de Cristo, sino motivarnos para estar siempre dispuestos a denunciar a los que crucifican y solidarizarnos con los crucificados. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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RECURSOS

PASAR DEL NARCISISMO A…LA COMPASIÓN SOLIDARIA

Comienza la “Semana Santa”, que es el nombre popular del “misterio” esencial de nuestra fe cristia-na. Es la puesta en acto del evangelio del domingo quinto de Cuaresma: si el grano de trigo no muere....

Por un lado, en la “Pascua” se da el paso a la confesión de fe en Jesús como el Hijo de Dios, no sólo como un “reformador” del judaísmo. Por otro lado, la “Pascua” no es algo que se realiza en Jesús en beneficio de él mismo. La Pascua no es autorreferencial: “No lloréis por mí”, dice Lucas en el camino ha-cia el calvario: “llorad por vuestros hijos”. Jesús no muere para sí mismo, sino en solidaridad con todos los que padecen la injusticia, en solidaridad con todos los que sufren, con todos los mueren. La entrega por amor al otro es, además, com-pasión, com-padecimiento con los “padeceres” de la humanidad hoy.

La pasión, muerte y resurrección de Jesús son “modelo” de nuestra vida para que también nosotros muramos nuestra vida en solidaridad con los que sufren y con Él. Que, en la Semana Santa, abramos nuestro corazón a todos los sufrientes.

Lema: DEL NARCISISISMO A…LA COMPASIÓN SOLIDARIAColor de la banda del arco iris: VIOLETA

1. ALGÚN TEXTO de la Evangelii Gaudium

(papa Francisco):

La tentación de espiritualismo narcisista

“Hoy se puede advertir en muchos agentes pasto-rales, incluso en personas consagradas, una preo-cupación exacerbada por los espacios personales de autonomía y de distensión, que lleva a vivir las tareas como un mero apéndice de la vida, como si no fueran parte de la propia identidad. Al mismo tiempo, la vida espiritual se confunde con algunos momentos religiosos que brindan cierto alivio pero que no alimentan el encuentro con los demás, el compromiso en el mundo, la pasión evangeliza-dora. Así, pueden advertirse en muchos agentes evangelizadores, aunque oren, una acentuación del individualismo, una crisis de identidad y una caída del fervor. Son tres males que se alimentan entre sí” (78)

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2. UN POEMA

SI YO TUVIERA ENTRAÑAS DE MISERICORDIA

3. UNA CANCIÓN

“Quién” (Luis Guitarra, en el álbum “Todo es de todos”)

DOMINGO DE RAMOS

Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia... saldría de mi casa para encontrarme con los necesitados; de mi apatía, para ayudar a los que sufren. de mi ignorancia, para conocer a los ignorados; de mis caprichos, para socorrer a los hambrientos; de mi actitud crítica, para comprender a los que fallan; de mi suficiencia, para estar con quienes no se valen; de mis prisas, para dar un poco de mi tiempo a los abandonados; de mi mundo de seguridades, para acompañar a los que viven perseguidos; de mi pereza, .

para socorrer a quienes están cansados de gritar; de mi burguesía, para compartir con los pobres.

Señor, si yo tuviera entrañas de misericordia ... aprovecharía mi experiencia para ayudar a los equivocados; mi ternura, para acoger a emigrantes y niños; mi salud, para acompañar a enfermos y ancianos; mi ciencia, para orientar a los perdidos; mi responsabilidad, para cuidar a los abandonados; mi rectitud, para buscar a los pródigos; mi paz interior, para reconciliar a los enemigos; mi amor, para acoger a los desengañados; mi oración, para hacerme más hijo y hermano; mi vida, para darla a quien la necesita.

¡Señor, dame entrañas de misericordia! Florentino Ulibarri

¿Quién escucha a quién cuando hay silencio? ¿Quién empuja a quién, si uno no anda? ¿Quién recibe más al darse un beso? ¿Quién nos puede dar lo que nos falta? ¿Quién enseña a quién a ser sincero? ¿Quién se acerca a quien nos da la espalda? ¿Quién cuida de aquello que no es nuestro? ¿Quién devuelve a quién la confianza? ¿Quién libera a quién del sufrimiento? ¿Quién acoge a quién en esta casa? ¿Quién llena de luz cada momento? ¿Quién le da sentido a la Palabra? ¿Quién pinta de azul el Universo? ¿Quién con su paciencia nos abraza?

¿Quién quiere sumarse a lo pequeño? ¿Quién mantiene intacta la Esperanza? ¿Quién está más próximo a lo eterno: el que pisa firme o el que no alcanza? ¿Quién se adentra al barrio más incierto y tiende una mano a sus “crianzas”? ¿Quién elige a quién de compañero? ¿Quién sostiene a quien no tiene nada? ¿Quién se siente unido a lo imperfecto? ¿Quién no necesita de unas alas? ¿Quién libera a quién del sufrimiento?... ¿Quién mantiene intacta la Esperanza?

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Homilética

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DOMINGO DE RAMOS

LA MÚSICA

«BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR»

“¿Quién es este que viene, recién atardecido,

cubierto con su sangre como varón que pisa los racimos?

Éste es Cristo, el Señor,convocado a la muerte,

glorificado en la resurrección”.(Himno Litúrgico)

Ambientación musical: “Pueri haebreorum” (Gregoriano)

La Cuaresma llega a su cumbre y entramos en el pórtico de la Semana Santa con la solemne procesión de Ramos. Los aplausos, vivas y hosannas de este Domingo pronto se tornarán en insultos, silencio y petición de muerte al que es inocente. El drama de la Pasión, flagelaciones y crucifixiones, se siguen repitiendo hoy en nuestro mundo. ¡No cerremos los ojos!

Procesión con los ramos: acompañamos a Cristo con nuestros cantos y con nuestros ramos como signos populares de victoria. Cantamos: «Gloria, alabanza y honor» CLN 158; «Hosanna al Hijo de David» MD 333; CLN 161; «Que alegría cuando me dijeron» MD 222; CLN 525.

Antífona responsorial «Dios mío. Dios mío,¿por qué me has abandonado?»

Pasión de N.S.J.: durante la lectura de la pasión se pueden ir intercalando unas antífonas populares para que el pueblo intervenga en el relato y se le haga más comprensible. Por ejemplo: «Pueblo mío» MD 346; CLN 154; «Perdona a tu pueblo, Señor» MD 339-1; CLN 104; «Quédate y vela conmigo» CLN 167; «Sube el nazareno» CLN 169; MD 349.

Santo: en el Sanctus de la Eucaristía hoy recobran una nueva vitalidad y actualidad las aclamaciones y hosannas con las que el pueblo judío aclamó a Cristo en su entrada triunfal en Jerusalén. CLN I 8.

Comunión: «Antes de ser llevado a la muerte» MD 185; CLN O 32; «Oh, Señor, yo no soy digno» CLN O 40; «Altísimo, Señor» (popular); «¡Victoria. Tú reinarás!» MD 334; CLN 106.

Antonio Alcalde Fernández

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JUEVES SANTO

JUEVES SANTO

MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR

2 de abril de 2015

JC quiere lavar los pies, en todas sus acepciones, variantes y sinónimos, a los pobres, a las víctimas, a los desheredados, a los abandonados, a los últimos de la historia y de la sociedad, en definitiva a los que no cuentan en este mundo.

Javier Prat Cambra

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Homilética

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JUEVES SANTO

Nos has reunido, Padre,

para celebrar la última

cena de Jesús en la que

él nos regaló la Eucaris-

tía en el pan partido y

su sangre derramada.

Que esta celebración

nos contagie su amor y

su fuerza vivir siempre

como servidores de

todos creando a nuestro

alrededor un mundo de

amor, de justicia, de paz y

de fraternidad.

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: Ex 12, 1-8. 11-14

El texto en su contexto. Leemos un texto al que podríamos darle el valor de ser «fundacional». Tiene valor de «memorial» que celebra la «fiesta perpetua», que alcanza a «todas las generaciones». Visto desde el punto de vista antropológico, se pueden adivinar una serie de ritos antiguos propios de los pueblos ganaderos nómadas: sacrificio de un cordero para asegurar los futuros pastos; la ausencia de levadura en los panes, para asegurar las futuras cosechas que deben ser totalmente re-novadas cada año; los primogé-nitos, futuro de pervivencia del pueblo. El texto conserva datos preciosos sobre el rito antiguo y la forma en que debe ser realizado. Pero no se trata de un documento muerto, sino vivo: la me-moria implica una historia que contar (la noche de la salvación) y un encargo: seguid celebrándola.

El texto en la historia de la salvación. La cena en la noche de Pas-cua, unida a la liberación de Egipto, y la siguiente travesía del desierto, tras-pasan los siglos y siguen siendo memorial de la ac-ción de Dios con su pueblo. Los grandes relatos bíbli-cos retornan y renuevan esta fiesta que ha pasado a ser la principal en el ca-lendario judío. También Jesús celebraba esta fies-ta; Jesús le dio un sentido nuevo, pretensión inaudita para los judíos; en ella fue apresado y ejecutado.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y ce-

lebración litúrgica. La palabra «Pascua» significa «paso». Dios «pasó» por su pueblo, pero no «pasó de largo», sino que escuchó sus gritos, le atendió y lo liberó. Dios pasa por la historia, pero no lo hace de forma ajena, sino que entra hasta el fondo y se compromete. También hoy, y lo hace salvando. Quizá tenemos que aprender a descubrir y leer

esos signos que evidencian el paso de Dios. No son eviden-tes a los ojos humanos, pero descubriéndolos, nos aden-tramos en el sentido profundo de la historia de salvación.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: 1 Cor 11, 23-26

La vitalidad de las comunidades de Corinto te-nía su reflejo en las reuniones “eucarísticas”, en las que se recordaba a Jesús, su cena y su memo-ria, y se alababa a Dios por él. No conviene asimilar en exceso aquellas reuniones a nuestras misas. Tales reuniones reflejaban lo bueno del anhelo cre-yente y también la situación de la ciudad, la prove-niencia social de los cristianos, muchos de ellos, al parecer, artesanos de bajo nivel e incluso escla-vos (más la tercera parte de la ciudad trabajaba en régimen de esclavitud). Pablo da una serie de orientaciones para que esas estridencias sociales no tengan cabida en la cena-recuerdo de Jesús.

La “tradición” que transmite Pablo tan pronto es más un espíritu que un rito. Es la tradición del amor entregado que se renueva cada vez que se come el pan recordando a Jesús. Cualquier rito que se haga, sencillo o elaborado, que no lleve directamente a ese amor entregado será una realidad huera. Y si, además, se come el pan sin trabajar las limitaciones sociales, las diferencias

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JUEVES SANTO

Que sepamos siempre

celebrar la Eucaristía

conscientes de todo lo

que significa y participan-

do en ella de un modo

pleno y activo, pues en

ella Jesús resucitado se

hace presente y nos da

nueva vida al servicio de

un mundo nuevo.

de clases, las injusticias, amenaza un peligro de corrupción de la memoria del amor entregado.

Por eso, el pan hay que asociarlo siempre a “la noche en que fue entregado”, es decir, tiene que desvelar la capacidad de entrega de Jesús, hasta el límite, y la capacidad asociada de quien recuerda. Si esta entrega no está presente hoy, el pan partido y la copa compartida nada tienen que ver con la cena de Jesús. Es preciso volver a los orígenes espirituales, más que rituales.

Tanto el pan como el vino se toman “en me-moria mía”. Esta memoria ha de ser no un mero recuerdo, amable y agradecido, sino dinamizador, capaz de motivar planteamientos similares en quien recuerda. Si el recuerdo no tiene dentro el anhelo de re-producir la entrega se desliza suave-mente por la pendiente del rito con el peligro de que quede en mera exterioridad.

De esta manera se revi-ven las fuerzas interiores de la entrega de Jesús “hasta que él vuelva”, hasta que el todo de la historia se unifique en el amor, hasta que la persona descubra que el sentido de su vida es simplemente amar y vivir mirando en la dirección del otro. La parusía del en-tregado no es extrahistórica, sino bien cercana y mezclada al caminar histórico. Eso es lo que hace que el recuerdo de Jesús sea “peligroso” para todo aquel que se ha instalado en la injusticia y el expolio. La vitalidad del recuerdo se mide por esa peligrosidad que “amenaza” a una sociedad injusta.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Jn 13, 1-15

El pasaje joánico del lavatorio de los pies, que leemos en la solemne fiesta de Jueves Santo, da comienzo a la última gran sección del evangelio de Juan. Atrás queda la entrada mesiánica en Je-rusalén (12,12-19), el anuncio de Jesús de que ha llegado su hora, la hora de su glorificación por medio de la muerte en cruz (12,20-36) y la respuesta final de incredulidad por parte de los judíos (12,37-50). Esta-mos en vísperas de la fiesta de Pascua y, antes de que se precipiten los acontecimientos, Jesús cena con sus discípulos y realiza, durante la cena, el insóli-to gesto de ponerse a lavar los pies de los suyos. Se estrecha el espacio y se adensa el tiempo. El ambiente de intimidad facilita el franco y larguí-simo discurso de despedida (13,31-16,33) y la oración de Jesús al Padre (17,1-26). Después, en 18,1 comienza el relato de la Pasión que, en Juan, no tiene los ribetes dramáticos de Marcos, sino

que todo él está preñado de la majestad sublime de Jesús.

El texto insiste en lo que Jesús sabe: sabe que ha llegado la hora de pasar de este mundo al Pa-dre (v. 1), sabe que el Padre le ha puesto todo en sus manos, sabe que había salido de Dios y Dios tiene que volver (v. 3), sabe quién le va a entregar (v. 11). No se trata de un conocimiento intelectual

o académico; se trata más bien de un conocimiento exis-tencial y teologal: su íntima relación con Dios Padre le per-mite vivir los acontecimientos con una profundidad que les

da sentido y oportunidad. Lee la realidad desde Dios y ello posibilita “darle la vuelta” a la misma y encontrar el sentido a lo que parecería un sinsen-tido: su propia pasión y muerte. Toda una lección para nosotros, creyentes azarosos que nos vemos arrastrados por la corriente de los acontecimien-tos diarios, sin afrontarlos con profundidad y des-de Dios. No tiene el mismo sentido, ni se vive de la misma forma, un hecho de vida leído e interpreta-

Jesús, leyendo la realidad desde Dios, le “da la vuelta”

a la misma y encuentra el sentido al sinsentido de su pasión y muerte.

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do desde la voluntad de Dios y en relación íntima y profunda con Él.

El texto insiste en lo que Jesús ama: lo hace con una expresión introductoria (v. 1) que, sin embargo, sobrevuela y fecunda todo lo que sigue. Jesús, que amaba a los suyos que estaban en el mundo, los ama ahora hasta el final. Un amor completo, un amor acabado, un amor per-fecto: todas estas expresiones pueden traducir también la expresión “hasta el final”. Por causa de ese amor perfecto Jesús lavará los pies a los dis-cípulos. Él, “maestro y señor” (vv. 13.14), se abaja hasta lo más bajo de los discípulos, sus pies. Toda una lección para nosotros, qui-zá demasiado tibios para de-jarnos llevar por el amor hasta atender lo más bajo, esto es, lo más necesitado de solidari-dad, de justicia, de la bondad de Dios. El amor compasivo rompe esquemas y tiempos y roles. Solo desde una profunda relación con Jesús y su “amor acabado” podemos responder con un amor entregado a los más pobres y más

necesitados. Si nuestra relación con Jesús no nos lleva a una entrega de amor más resuelta, esa re-

lación no puede ser verdadera. El texto insiste en lo que

Jesús hace, como ejemplo de lo que tenemos que hacer sus discípulos. ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? (v. 12). Os he dado ejemplo para que también vosotros hagáis

como yo he hecho con vosotros (v. 15). Tres veces el “vosotros” marca el énfasis en la interpelación de Jesús a sus discípulos, a todos nosotros. Tres veces el verbo “hacer” enfatiza el hecho de que la fe y el seguimiento tienen que sustanciarse, necesariamente, en un comportamiento debido,

en una praxis concreta, que es la praxis del servicio y del amor. Toda una lección para nosotros, que fácilmente se-paramos lo que creemos de lo que hacemos.

Lecciones de vida, leccio-nes del Maestro y Señor, leccio-nes que tenemos que aprender y hacer.

Antonio Badiola Saenz de Ugarte

LA HOMILÍA

La compasión solidaria de Jesús se hace gesto y signo sacramental en la Eu-caristía. La Eucaristía es la máxima expre-sión del “darse” de Cristo y de su gratuidad incondicional. Por eso, como ha dicho el papa Francisco, “no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y un alimento para los débiles (EG 47). Si en la Pascua judía el signo de la acción liberadora de Dios es la sangre y el sacrificio, en la Última Cena lo es el cuerpo partido y repartido de Jesús, accesible a todos como alimento básico para la vida del mundo. Del mismo modo, la Eucaristía no es algo “accidental” en la existencia de Jesús, sino que fue gestándose a lo largo de toda su vida y conduciéndole hacia la entrega total en sus pala-bras, en sus gestos y encuentros con la gente, especialmente con la más herida y vulnerada.

Solo desde una profunda relación con Jesús

y su “amor acabado” podemos responder

con un amor entregado a los más pobres

y más necesitados

La Eucaristía no es algo accidental en la existencia de Jesús, sino que fue gestándose a lo largo de toda su vida y conduciéndole hacia la entrega total.

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JUEVES SANTO

En el contexto cultural contemporáneo a Jesús, el imaginario del banquete mesiánico (Is 25, 6-10) como el gran signo de la irrupción de la novedad de Dios en la historia, tenía mucha fuerza entre

los creyentes judíos. Por eso Jesús, desde la experiencia inclusiva del amor compasivo del Abba, lo va a historizar y radicalizar tanto con sus parábolas (Mt 22,4) como con sus hechos: practicando una comensalidad abierta (Lc 15,2). Sus comidas con pecadores, publicanos y prostitutas inau-guran un nuevo orden cuyo centro es el amor y la compasión más que la ley y

las tradiciones excluyentes. Esta práctica de Jesús sitúa en condiciones de igual-dad a todos los seres humanos en su accesibilidad Dios y a los bienes de la tierra. Por eso algunos teólogos y teólogas afirman a Jesús le mataron por su forma de compartir la mesa y por con quienes eligió hacerlo.

Las comidas de Jesús quiebran la imagen de un Dios sólo para selectos y revelan a un Dios cuyo ser

y hacer es misericordia en acción, compasión solidaria, cercanía e identificación con los y las exclui-das. Pero la Última Cena de Jesús no es tampoco una de tantas comidas de Jesús, sino que tiene un carácter de “memorial”, de “testamento”. Jesús es consciente de que en torno a él se va cerrando un cerco y busca la intimidad con sus discípulos para compartirles los secretos de su corazón y para ratificar su deseo de entrega, de seguir adelante en la misión que el Abba le ha encomendado. Por eso, la Última Cena es un compendio de lo que ha sido la vida de Jesús. Su originalidad radica tam-bién en que Jesús es el “anfitrión” y se presenta a la vez como “el que sirve”, algo absolutamente inusual en la mentalidad judía donde quienes servían en las comi-das eran las mujeres, y los esclavos. Al hacerlo Jesús ocupa su lugar.

Este mismo sentido es el que expresa el texto del Lavatorio. El testamento que Jesús nos deja a sus seguidores y seguidoras es el servicio. Este Jesús “agachado”, con jofaina y toalla en mano, rom-

pe la dialéctica del amo y del esclavo y nos revela a un Dios identificado con los últimos, sirviendo desde abajo e inau-gurando desde ese lugar la horizontali-dad del Reino, la gran fiesta de la frater-nidad humana. Celebrar la Eucaristía,

comulgar a Cristo es identificarnos con su persona y su proyecto como servidores y servidoras de la fraternidad humana. “Haced esto en memoria mía”, es seguir actualizando la existencia al modo de Jesús. La Eucaristía no es un rito sino una dinámica existencial. Comer a Jesús es actualizar su me-moria transformadora en nuestro mundo, por eso nunca es un tranquilizante, sino más bien un riesgo.

¿A qué riesgos nos invitan hoy nuestras Eucaristías?María José Torres Pérez, acj

Que esta comida del pan

de la Eucaristía sea para

nosotros el alimento

principal para vivir en se-

guimiento de Jesús desde

los valores del Evangelio.

Sus comidas con pecadores inauguran un nuevo orden

cuyo centro es el amor y la compasión más que la ley y las tradiciones

excluyentes.

A Jesús le mataron por su forma de compartir la mesa

y por con quienes eligió hacerlo.

El testamento que Jesús nos deja a sus seguidores y seguidoras es el servicio.

Celebrar la Eucaristía, comulgar a Cristo,

es identificarnos con su persona y su proyecto como servidores

y servidoras de la fraternidad humana.

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JUEVES SANTO

ORACIÓN UNIVERSAL

Reunidos en torno a la mesa del pan partido y repartido acogemos el signo del servicio y presenta-mos humildemente nuestros deseos.

HAZNOS TESTIGOS DE TU AMOR

• Que la Iglesia sea de verdad una iglesia de iguales y servidores; que nadie sea “señor” para los demás sino que en ella estemos al servicio unos de otros, cumpliendo cada uno su función en una comunidad de hermanos. Oremos.

• En el mundo hay muchos hambrientos de pan y de palabra; que el pan que de ti recibimos, Señor, nos dé fuerzas para ofrecer a otros el pan del compartir y de la solidaridad. Oremos.

• Que quienes realizan el servicio de la caridad y del voluntariado en la Iglesia lo desempeñen sin servilismos ni paternalismos sino desde el respeto a la dignidad de las personas. Oremos.

• Que nuestra iglesia, empezando por cada uno de nosotros, sea de verdad una “iglesia de los po-bres”; más aún, una iglesia pobre, abierta y solidaria, capaz de hacer posible el “amor fraterno” que anunciamos. Oremos.

• Para que podamos celebrar la eucaristía con coherencia y verdad, aprendiendo en ella a servir. Oremos.

En esta tarde de entrega y comunión, escucha, Padre, nuestras plegarias y danos un corazón de servidores.

RECURSOS

1. ALGÚN TEXTO de la Evangelii Gaudium (papa Francisco):

Los sacramentos de “puertas abiertas”

“La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes…. Todos pueden participar de algu-na manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacra-mentos deberían cerrarse por una razón cualquiera… La Eucaristía, si bien constituye la plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio y un alimento para los débiles… A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas (47)

“Tocar” la realidad

“A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana, para que aceptemos de verdad entrar en

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contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura. Cuando lo hace-mos, la vida siempre se nos complica maravillosamente y vivimos la intensa experiencia de ser pueblo, la experiencia de pertenecer a un pueblo” (270)

2. UN POEMACompartid

3. UNA CANCIÓN

“Haznos ofrenda” (Cecilia Rivero: http://www.youtube.com/watch?v=2kszI65qJ7c)

«Haced esto en memoria mía». Compartid el pan, compartid el vino.

Cuando el fracaso parezca desmembrarlo todo, cada persona, cada grupo, como cuatro caballos al galope tirando del mismo vencido hacia los cuatro puntos cardinales,

Cuando el hastío vaya plegando cada vida aislada sobre sí misma, contra su propio rincón, pegadas las espaldas contra muros enmohecidos,

Cuando el rodar de los días arrastrando confusión, estrépito y consignas, impida escuchar el susurro de la ternura y el pasar de la caricia, después del Tabor.

Cuando la dicha te encuentre y quiera trancar tu puerta sobre ti mismo, como se cierra en secreto una caja fuerte,

Cuando estalle la fiesta común porque cayó una reja que apresaba la aurora, amanece más justicia, y la solidaridad crece,

Reunios y escuchad, compartid el pan, compartid el vino, dejad brotar la dicha común y sustancial, el futuro escondido en este recuerdo mío inagotablemente vivo

Benjamín Gonzalez Buelta, sj

Haznos ofrenda, Señor, hoy contigode justicia y reconciliación,pan partido, siempre repartidoen la mesa de la comunión.

Haznos vida, cariño y entrega,que, valientes, podamos romper

actitudes que matan la vida,que nos llenan de miedoy nos quitan la fe.Que tu entrega y pasión por la vidase abra espacio en nuestro interior,que tu vida, ofrenda fecunda,se haga fruto en nuestro corazón.

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JUEVES SANTO

LA MÚSICA

«HACED ESTO EN MEMORIA MÍA»

“¡Memorial de la muerte del Señor,pan vivo que a los hombres das la vida!

Da a mi alma vivir sólo de ti,y tu dulce sabor gustarlo siempre”

(Himno Litúrgico)

Ambientación musical. “Éste es el pan de los hijos” en Momentos de Paz-13.

La santa Cuaresma ha terminado. Con esta Eucaristía el pueblo cristiano comienza a celebrar el Santo triduo Pascual: memorial de la muerte y resurrección del Señor.

Este día será memorable para vosotros. Misterio del mayor amor, el más profundo. ¡Atardecer en Jerusalén! ¡Santo cenáculo! Jesús pasa de este mundo al Padre habiendo amado a los suyos hasta el extremo, ¡como nadie amó jamás! Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz procla-mamos la muerte del Señor hasta que Él vuelva.

Canto de entrada: “Reunidos en el nombre del Señor” MD 73; CLN A-9; “Peregrinos de la paz”. El canto resume los aspectos esenciales de la Eucaristía: sacrificio y banquete de su amor. CD: Paz a Vosotros (SP) MD 52. “El Señor nos llama” MD 74; CLN A-5;

Antífona responsorial (Salmo):”El cáliz que bendecimos…”.

Durante el Lavatorio de los pies podemos reproducir el gesto de Jesús con un silencio contemplativo, mien-tras suavemente se ambienta con las antífonas gregorianas “Ubi charitas”, “Mandatum novum” o bien, si se cree más oportuno, cantamos el popular “Un mandamiento nuevo”. Conviene que realcemos en este día la procesión de los dones, bien visible el pan y el vino junto con la colecta de solidaridad con alguno de los casos más urgentes y sangrantes. Durante la colecta y presentación de los dones podemos cantar:”Las ofrendas de tus dones” en el CD Paz a Vosotros y “Donde hay caridad y amor” MD 179; CLN O 26;

Rito de la paz: Es muy apropiado que hoy cantemos la paz que nos da Jesús como un signo fuerte e intenso de fraternidad. “Danos la paz” CLN N 52.

Comunión:”Cerca de ti, Señor” (Coral Popular-L. Masson); “Al atardecer de la vida” MD 97; CLN 739; “Comiendo del mismo pan” MD 180; CLN O 27; “Acerquémonos todos al altar” MD 170; CLN O 24.

Traslado del Santísimo: “Cantemos al amor...”; “Adoro devote”; “Tantum ergo”; “Oh sagrado convite”;”Que la lengua humana”; “Una espiga”; “Estáte, Señor, conmigo”

Antonio Alcalde Fernández

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VIERNES SANTO

VIERNES SANTO3 de abril de 2015

JC fue ejecutado y asesinado porque resultaba muy divino para ser hombre, o quizá muy humano para ser Dios. Antes de que su mensaje rompiera los esquemas de los judíos y los romanos, las au-toridades decidieron que estaba mejor muerto, en silencio.

Javier Prat Cambra

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VIERNES SANTO

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: Is 52,13 – 53,12

El texto en su contexto. El cuarto poema del «Siervo de Yahveh» es una obra maestra de la poesía bíblica, consiguientemente de la poesía hebrea y religiosa. Paralelismos, repeticiones, imágenes vivas… Su autor, anónimo como todo el Antiguo Testamento, hace que nos imagine-mos a un hombre inocente, sin ningún atractivo humano, incluso detestable. Acostumbrado a los sufrimientos, no protesta; es enterrado entre los malhechores. Es todo lo contrario a un «héroe» o a un «triunfador». Sin embargo, la voz de Dios le da el título, por dos veces, de «mi siervo». Es más, le da un sentido religioso a su vida y a su muerte: los pecados de «muchos», en-cuentran en él el perdón.

El texto en la historia

de la salvación. La Biblia combina la presentación de grandes hombres poderosos como el faraón, Salomón o Ciro, con otros que son pequeños, humildes y apa-rentemente no pueden nada: el niño Samuel, el niño David, Amós, Jeremías. La historia de la sal-vación no sigue la senda del poder, de la violencia y de la opresión de los débiles; todo lo contrario: Dios se sirve de lo que no cuenta, de lo débil, de lo humilde. La figura del «Siervo de Yahveh» abre una senda del enviado de Dios que lejos de ser un Mesías que arrolla, es un Mesías que se pone entre los últimos, entre los que no cuentan.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y

celebración litúrgica. La Iglesia ha visto siempre en la figura del «Siervo de Yahveh» y en su cuarto poema, una prefiguración, un anuncio, de la vida y muerte de Jesús, el justo inocente, el pobre que nos enriquece, el no violento que denuncia la vio-lencia. La figura del «Siervo de Yahveh» leída al

mismo tiempo que la de Jesús, abre un camino de luminosidad para comprender el misterio de la acción de Dios, siempre paradójica, siempre sor-prendente, siempre salvífica.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: Heb 4,14-16; 5, 7-9

La carta a los Hebreos quiere ser una cate-quesis para la animación espiritual más que una catequesis de tema sacramental (se dice que es una exhortación bautismal). Las primeras comu-nidades, ya tan pronto, experimentaron momen-tos de gran decaimiento. El horizonte primigenio del Evangelio se desdibujaba y el empuje de las

primeras generaciones de seguidores dejaba paso a un aletargamiento peligroso. De ahí que los escritores más lú-cidos, uno de ellos Hebreos, se esforzaron por reanimar la fe en peligro encontrando

nuevos motivos espirituales. La idea del “sacerdo-cio existencial” de Jesús, el sacerdocio nuevo que en nada se parece a los anteriores, ha sido uno de esos locus explotados.

Cuando el autor afirma que Jesús ha “pene-trado en los cielos” está aludiendo al modo nuevo de entrar en el ámbito de lo santo que ha tenido Jesús. El sumo sacerdote llegaba al Santuario a través del velo del templo. Jesús llega por el “velo” de su historia por el que ha entrado en el ámbi-to de lo divino. De ahí que vivir la historia en ma-neras de seguimiento es el camino para quienes siguen el nuevo y peculiar sacerdocio de Jesús. El triunfo de éste augura el de aquellos.

Por eso, porque Jesús ha vivido en la historia, con sus avatares, puede entender a quienes viven en ella. La expresión “excepto el pecado” hay que

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entenderla bien para no desvirtuar el argumento. Jesús ha sido fiel, pero ha conocido todas las con-secuencias del pecado (soledad, desamor, incomprensión, desa-rraigo, muerte) por su pertenencia histórica. Es precisamente por esa experiencia suya en el “pecado” por lo que puede entender, acoger, perdonar a quienes se mueven to-davía en ese campo de batalla que es la debilidad histórica.

De ahí brota la confianza: “Acerquémonos confiadamente”. Lo “santo” provoca estupor y estremecimiento, temor incluso. La solidaridad histórica de Jesús derriba tal temor y deja paso a la simple y humilde confianza. Un tipo de sacerdocio que no saca del temor no es el de Jesús. Por tal confianza puede uno acceder al “trono de gloria”, a lo más íntimo de Dios, sabiendo que ahí va a ser comprendido y acogido. Se han trastocado los planteamientos

del mecanismo religioso que instala a la persona en el temblor ante lo divino.

Los “gritos y lágrimas” de Je-sús avalan esta espiritualidad porque, de lo contrario, su dolor habría sido inservible. Pero al ser “escuchado” se ve con claridad que su sacerdocio existencial te-nía sentido, que su propuesta dis-tinta de culto, el culto “auténtico” que diría san Pablo (Rom 12,1), no es sino la vida ofrecida al otro en amor, manera de ofrecerla al

mismo Dios.Por lo tanto, la fe cristiana piensa en una “con-

sumación” distinta: aquella que lleva a la pleni-tud del amor, no una consumación alejada de la realidad histórica a la que se ha amado, servido y entregado. Abre así la propuesta de Jesús una nueva configuración del fin y del destino humano.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Jn 18,1 – 19,42

Si todavía resuena en nuestros oídos el relato de la pasión de Jesús tal como lo narra Marcos, observaremos un cambio radical en el relato de Juan. Ambos cuentan los mismos hechos, pero con unas perspectivas muy diferentes. Desde luego, Jesús en Marcos, un Jesús sufriente en toda la exten-sión de la palabra, un Je-sús abandonado por todos, que afronta su destino en una dolorosa soledad y trágico desamparo, nada tiene que ver con el soberano Jesús de la narración joánica, lleno de majestad, que todo lo conoce, todo lo permite, todo lo consiente, porque sabe que su destino en la cruz es su hora, la hora de su eleva-ción-exaltación y de gloria: la paradoja, tan típica del cuarto evangelio, no puede llegar más lejos.

La Pasión, en Juan, resulta ser un relato muy cuidado en su estructura. Hay tres secciones de pa-recida extensión. La primera contiene los episodios del prendimiento y del interrogatorio de Jesús por las autoridades judías, intercalado por las negacio-

nes de Pedro (18,1-27). La segunda contiene el juicio de Jesús ante Pilato, impactantemente esceni-ficado (18,28-19,16a). La tercera contiene los epi-sodios de la crucifixión,

muerte y sepultura de Jesús (19,16b-42). Recogemos del comentario de R.E. Brown

algunas características propias de la Pasión de Juan. Sobresale su presentación obstinadamente negativa de “los judíos”: son los únicos verdade-ros enemigos de Jesús, los que vierten acusacio-nes contra él y, en definitiva, los responsables de su muerte. Por el contrario, Pilato es presentado

El soberano Jesús de Juan, está lleno de majestad:

todo lo conoce, todo lo permite, todo lo consiente, porque sabe que

su destino en la cruz es su hora, la de su gloria.

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de manera mucho más amable, muy interesado en salvar a Jesús. Es impresionante leer y releer el encuentro de Jesús y Pilato, en la sección central del relato, donde siete episodios consecutivos se sitúan alternativamente dentro y fuera del preto-rio: dentro, en una estancia interior del pretorio,

reina una ambiente sereno y sensato, donde la inocencia de Jesús queda claramente atestigua-da; fuera, en el patio exterior del pretorio donde se agolpan “los judíos”, se escucha el griterío ensordecedor de los que solo buscan la muerte de Jesús. Pilato entra y sale continuamente, de-batiéndose entre su convicción y su puesto de gobierno, que al final acabará imponiéndose. Este Pilato representa a muchas personas “buenas”, a las que les/nos falta el coraje para apostar deci-didamente por la persona y la causa de Jesús. El que quiere ser neutral en un mundo lleno de con-flictos acaba inevitablemente por servir al mundo, y no al Reino de Dios.

Hay también una presentación muy particular de Jesús, porque aparece a lo largo de la pasión no como una víctima, sino como quien controla y consiente todo. Ya en 10,17-18 había dicho que nadie puede quitarle la vida; él la entrega volun-tariamente, porque acepta vivir “la hora” señala-da por el Padre (cf. 12,27). Jesús y el Padre son uno (cf. 10,30), por lo que no va a pedir, como en los otros evangelios, que pase de él el cáliz de la pasión; al contrario, su deseo es que llegue esa hora, para que el nombre de Dios sea glorificado

y se cumplan las Escrituras (cf. 12,27; 18,11). Este Jesús triunfante vive su muerte como una elevación de regreso al Padre. No sufre agonía en Getsemaní, las burlas y torturas son minimizadas al máximo, mantiene una soberana dignidad en sus encuentros con las autoridades judías y roma-nas y, al contrario de Mc y Mt, Jesús no muere solo: al pie de la cruz se encuentran, entre otros, su madre y el discípulo amado. Sus últimas pala-bras (“Todo está cumplido”) y el comentario del narrador (“Entregó el espíritu”) son más propias del vencedor que llega exitoso a la meta, que de un siervo sufriente injustamente perseguido. Se trata, pues, de una pasión vista tan absolutamen-te con los ojos de la fe que la víctima ha pasado a ser el vencedor. Quizá sea ésta una de las mejo-res lecciones del relato: aprender a ver la realidad

con los ojos de la fe y a vivir la vida desde la con-fianza y entrega a la voluntad de Dios Padre, per-mite abrir unas dimensiones inusitadas capaces de transformar en vida lo que es muerte, en éxito lo que es fracaso, en gracia lo que es pecado.

Finalmente, algunos episodios exclusivos de Juan confieren una ulterior riqueza de sentido a la narración de la Pasión. Juan desarrolla más que los otros evangelistas el reparto de la ropa de Jesús: la túnica de una pieza, vestimenta sa-cerdotal, simboliza que Jesús, además de rey, es también sacerdote y que su muerte es entonces una acción sacrificial por los demás (cf. 17,19). Después, encarga a María ser la madre del discí-pulo amado, es decir, nos da una madre a todos los creyentes. La muerte de Jesús supone el don de su Espíritu y no será el último: en la lanzada, la sangre y el agua que brota de su pecho simbolizan los sacramentos de la eucaristía y el bautismo,

Pilato representa a muchas personas “buenas”, a las que

les falta el coraje para apostar deci-didamente por la persona

y la causa de Jesús.

El que quiere ser neutral en un mundo lleno de conflictos acaba inevitablemente por servir al mundo y no al Reino de Dios.

Aprender a ver la realidad con los ojos de la fe, como Jesús, permite abrir unas dimensiones

inusitadas capaces de transformar en vida lo que es muerte.

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mediante los cuales recibimos la vida y la fuerza de Jesús.

En fin, muchos aspectos realmente impac-tantes y ricos en su significado, como para que

gustemos en profundidad este relato de la Pasión que ya nos adentra en el triunfo de la vida y en el gozo pascual.

José Antonio Badiola Saenz de Ugarte

LA HOMILÍA

La vida no es una improvisación. Nuestras decisiones más importantes tampoco son espontá-neas sino que van precedidas de muchas otras pequeñas y cotidianas decisiones que van configu-rando el momento de la definitividad. Así le sucedió también a Jesús. Su modo de estar en la vida y relacionarse con la gente de forma compasiva y solidaria se le hizo “intolerable” a los poderosos de este mundo. Hay vidas y palabras que molestan, porque la fuerza transformadora del amor en ellas denuncia el desamor, la injusticia y la violencia y revela complicidades que no queremos ver.

Hoy también, como proclama el papa Francisco, resultan “molestos” los reclamos por la soli-daridad universal, la distribución justa de los bienes, la preservación de las fuentes de trabajo, el reconocimiento de la dignidad de los débiles y la dignidad de la tierra, en definitiva las exigencias de un Dios que se compromete con la justicia (EG 203, 215). Por eso, celebrar la pasión de Cristo es tomar conciencia que Jesús “no murió”, sino que a Jesús “le arrancaron de la tierra de los vivos“ (Is 53,8). Su muerte, como la de tantas personas hoy en nuestro mundo -tráfico de seres huma-nos, talleres clandestinos, accidentes laborales, violencia doméstica, rutas migratorias (EG 211)- no fue “accidental”, sino que son “crónicas de una muerte anunciada“. La imagen del Siervo de Yahveh “despreciado y evitado por los hombres”, “desestimado” “maltratado”, juzgado injustamente, se reproduce cotidianamente en nuestros am-bientes. En nombre de Jesús se nos pide posicionarnos ante ellos con las entrañas compasivas y solidarias del Dios que es Padre y Madre de todos.

Pero no toda cruz es redentora ni el sufrimien-to en sí mismo es un valor ni algo deseable. A la cruz hay que mirarla siempre por dos lados: el de los crucificadores y el de las víctimas. Por el lado de

los crucificadores, hay que maldecir la cruz. Quizás nos hemos acostumbrado demasiado a aquello de “Salve Cruz, única esperanza”, y hemos olvidado que hay cruces que no son cristianas, sino legitimado-ras del dolor y la injusticia que recae sobre las vidas de los inocentes. Nada más contrario al Dios todo compasivo de Jesús que la exaltación del sufrimiento por el sufrimiento. Dios no ama la Cruz, sino a los crucificados, por eso se pone en su lugar y no la rehúye; por eso el amor cristiano se concreta en la faena de bajar de la cruz a los crucificados; y por eso paga el precio de la cruz, cruenta o incruenta.

Amar compasivamente al modo de Jesús hoy nos hace participes de su pasión en el mun-do y nos impide caer en espiritualidades evasivas

Celebrar la pasión de Cristo es tomar conciencia que Jesús

“no murió”, sino que “le arrancaron de la tierra de los vivos “( Is 53,8).

Hay cruces que no son cristianas, sino legitimadoras del dolor

y la injusticia

Amar compasivamente al modo de Jesús hoy nos impide caer en espiritualidades evasivas.

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que no soportan la prueba del fracaso, la oscuridad ni el silencio. En la cruz, Dios nos muestra la densidad más honda de su misterio. Un Dios que no sólo está a favor de las víctimas, sino “a merced de sus verdugos”. En la Cruz, Dios expresa su máxima solidaridad y cercanía con las víctimas gene-rando una esperanza que no está reñida con la oscuri-dad y las preguntas sin respuesta, una esperanza que no pasa por encima del desgarro humano. En la Cruz, Dios sostiene a su Hijo y a toda la humanidad sufriente desde dentro de su corazón dolorido y despo-jado, ayudando a resistir y a encarar el sufrimiento, capacitando para que ni siquiera el propio dolor y abandono se conviertan en medida del mundo, sino que sea pro-existencia, entrega y donación amorosa hasta el fin. Es posible morir y vivir amando hasta el extremo.

María José Torres Pérerz, acj

RECURSOS

1. ALGÚN TEXTO de la Evangelii Gaudium (papa Francisco):

Esclavitudes

“Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). ¿Dónde está tu hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a es-condidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda” (211).

Los más débiles

“Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno. La sola razón es suficiente para reconocer el valor inviolable de cualquier vida humana, pero si además la miramos desde la fe, «toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios y se configura como ofensa al Creador del hombre» (213)

Es posible morir y vivir amando hasta el extremo.

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2. UN POEMAEL GRITO DE TODA LA HISTORIA

(Benjamín González Buelta, “La transparencia del barro”, Ed. Sal Terrae, Santander1989, págs. 38-39)

3. UNA CANCIÓN: “Me das con tus heridas” (Teresianas. Álbum “Todo vuelve a ser posible”)

Dentro de tu grito en la cruz caben todos nuestros gritos, desde el primer llanto del niño hasta el último quejido del moribundo. Cuando la palabra es pequeña e incapaz para expresar tanto dolor nuestro, el cuerpo y el espíritu se unen en este espasmo descoyuntado.

En tu grito de hombre comprometido por la nueva justicia, denuncias a los vientos de todas las épocas los sufrimientos encerrados en las salas de tortura clandestina y los llantos ahogados en la intimidad de corazones justos sin salida, todos los atropellos contra minorías impotentes y la explotación de hombres amordazados por leyes, máquinas, amos y fusiles.

En tu grito oímos la protesta de Dios contra todas las violaciones de sus hijos. En ti grita el Espíritu crucificado por los tribunales, sinagogas e imperios de los siglos

que quieren enmudecer el futuro libre y justo. La rebeldía joven de América Latina, las mayorías negras de Sudáfrica, se unen a tu denuncia crucificada.

Dentro de tu grito lanzado al cielo encomiendan su vida en las manos del Padre todos los que se sienten abandonados en un misterio incomprensible. Desde el desconcierto lanzado como queja de los que experimentaron tu amor alguna vez, pero se sienten abandonados ahora, y sólo en la lucha contigo esperan su salida, desde todas las noches del espíritu, llega hasta tus manos de Padre nuestro grito.

En ese grito tuyo último, dolor de hombre y dolor de Dios, inclinamos agotados la cabeza y te entregamos el espíritu cuando llegamos a nuestros límites, donde se extinguen los esfuerzos y los días y donde empezamos a resucitar contigo.

Me das con tus heridas la prueba de tu muertey quieres con mi muerte que yo viva el amor.Me das con tus heridas tu Carne hecha pan vivoy quieres que en mi carne me entregue como don.

Me das con tus heridas certeza y cercanía.Mi fe sepa encontrarte Amor en el dolor.Me das con tus heridas la Vida que no muere,que venza en mí a la muerte y ahuyente

[en mí el temor.

Me das con tus heridas tu entrega y tu ternura.Que en mí sea el silencio Presencia y Comunión.Me das con tus heridas razones y esperanzade ser para el hermano don de liberación.

Me das con tus heridas la Fuente que me saciade vida en abundancia, de amor y de perdón.Me das con tus heridas tu Historia en mí presente,Jesús, viva tu suerte hecha canto y pasión.

¡GLORIA A TI, MI SEÑOR! AMÉN.

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LA MÚSICA

«NO PARECÍA HOMBRE; DESPRECIADO Y DESESTIMADO»

“Se cubrieron de luto los montesa la hora de nona...

Y Jesús inclinó la cabezaa la hora de nona”

(J.L. Blanco Vega. Himno Litúrgico).

El silencio profundo y meditativo es la gran música de esta celebración, a imitación de Jesús: “como un cordero, llevado al matadero. No abría la boca. Sin defensa, sin justicia se lo llevaron. ¿Quién meditó en su destino? Sus cicatrices nos curaron”.

Liturgia de la Palabra: La antífona responsorial con la que respondemos a la Palabra de Dios anuncia-da por Isaías es “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”.

Durante la proclamación de la Pasión podemos intercalar tres o cuatro aclamaciones de la asamblea con unos estribillos o antífonas como: “Oh Dios,¿por qué nos has abandonado?”; “Pueblo mío,¿ qué te he hecho?” MD 346;CLN 154;”Pedro te negó tres veces”(Madurga);”Cristo sube a la Cruz”(Alcalde);”Sube el nazareno” MD 349; CLN 169. “A la hora de nona”; “Jerusalén, Jerusalén”(Erdozáin);”perdona a tu pueblo”;”Perdón, oh Dios mío”(popular);”Tu reino es vida” MD 223; CLN 511 ; “Anunciaremos tu reino” MD 9-1; CLN 402. “Victoria. Tú reinarás” MD 334; CLN 106.

Oración universal: También podemos destacar la respuesta en la Oración Universal: “Señor, escúcha-nos; Señor, óyenos”; “Kyrie, eleison”; «En tu reino, Señor, acuérdate de nosotros» u otras.

Adoración de la Cruz: un buen declamador puede recitarnos los “Improperios” del misal o escuchamos alguna pieza polifónica, p. e. “Popule, meus” de T. L. de Victoria; también podemos cantar: “Oh Cruz te adoramos” CLN 156; MD 347-1. “Padre, a tus manos encomiendo” MD 134.

Comunión: Si preferimos comulgar en silencio, sin canto alguno, podemos ambientar la comunión con Momentos de Paz-16 donde encontramos orquestaciones muy apropiadas con los cantos más repre-sentativos y populares.

Antonio Alcalde Fernádez

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VIGILIA PASCUAL

VIGILIA PASCUAL4 de abril de 2015

Las mujeres encontraron a JC fuera del sepulcro, más atractivamente divino, diferente pero el mismo hombre, quizá un poco más de Dios al superar la barrera de la fría muerte, expresada en poco más de dos días de luto sin consuelo.

Javier Prat Cambra

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VIGILIA PASCUAL

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA:

1. Gén 1,1 -2,2

El texto en su contexto. Leemos un gran pór-tico teológico y literario: Dios inicia una historia: pone orden en el caos inicial; separa los contra-rios; hace surgir la vida vegetal y animal; la corona con el ser humano. No es un proyecto «fallido» o «no deseado»; Dios asevera cada decisión con la expresión «vio que era bueno». Hay una progre-sión esquemática basada en el número siete: el último día Dios «descansa» de su obra. No es obra de un «dios menor». Dios es creador del cielo y la tierra; sostiene su obra, y la encamina hacia su plenitud.

El texto en la historia de

la salvación. Nos preguntamos por dónde em-pezar a leer la Biblia como libro. Podemos dar distintas respuestas, pero la primera de todas es que hay que empezar por la primera página. La Biblia se puede leer «por partes», pero se puede leer también como la «narración de Dios». No vi-vimos en un mundo caótico, azaroso, dejado a su suerte. Vivimos en un mundo querido por Dios. El ser humano no es un tumor que le ha salido a la creación, sino su corona. La historia humana, leí-da desde Dios, es una historia con sentido y con futuro. Iniciamos un camino, no un laberinto.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y

celebración litúrgica. La noche de las noches, la Vigilia pascual, recuerda el plan de Dios desde el principio. Podemos leer la historia desde la Pas-cua de Cristo, desde su resurrección, y echar la vista atrás. Hay un camino que hay que recorrer; una historia que hay que protagonizar; un senti-do que hay que interpretar. En la Resurrección de Cristo todo encuentra su lugar.

2. Éx 14,15 – 15,1

El texto en su contexto. Un drama con cua-tro protagonistas: el actor principal es el Señor. El faraón y los ejércitos, sus enemigos. El pueblo de Israel, asiste atónito. Moisés, siervo del Señor, obedece. El Señor Dios se queja a Moisés de que «siga clamando» contra él. Luego actúa: «lucha en favor de su pueblo» contra Egipto y «salva a Israel de las manos de Egipto». Moisés es mediador de

la acción de Dios que «extiende la mano» para hacer posible la victoria. El pueblo, por su parte, «teme al Señor» y cree en él. Los egipcios no son «víctimas inocentes», pues perseguían al pueblo para masacrarlo.

El texto en la historia de la

salvación. Esta narración forma parte de los textos fundantes y fundamentales de la Biblia. Hablamos de «fundantes» porque son fundamento de iden-tidad como pueblo y como fe religiosa: Israel es el pueblo que Dios ha librado de los enemigos con bra-zo poderoso; Israel se reconoce a sí mismo como un pueblo que fue esclavo y que ahora es libre. No han sido ellos los que lo han conseguido, sino el mismo Dios. Por eso lo recuerdan, lo celebran y lo escriben para memoria perpetua. La narración de una gesta interpretada desde la fe se convierte en momento histórico de referencia para todas las generaciones.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y cele-

bración litúrgica.. La liturgia de la Iglesia considera irrenunciable leer este texto en la noche de Pascua. El Dios creador (primera lectura) es un Dios de li-bertad (segunda lectura). El Dios de la naturaleza (primera lectura) es un Dios de la historia (segunda lectura). La libertad histórica y parcial del pueblo de Israel es figura de la libertad absoluta y definitiva que Dios concede en la Pascua de su Hijo.

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3. Is 55, 1-11

El texto en su contexto.Colofón del «libro de la consolación» (Segundo Isaías, Is 40-55), que re-coge las grandes tradiciones proféticas de Israel y de Judá. Siguiendo un orden, la insistencia en «bus-car al Señor» recuerda a Amós; el título de «Santo de Israel» y el nombre de David, al primer Isaías (Is 1-39); la «alianza» perpetua que Dios sellará en un futuro, recuerda a Jeremías. El Segundo Isaías pre-senta una teología propia con rasgos marcados: la eficacia y la fecundidad de la palabra de Dios, que dan inicio y fin a su libro. Por otra parte, la insisten-cia en la gratuidad y en la novedad sorprendente de los planes de Dios que desconocemos: «mis pla-nes no son vuestros planes».

El texto en la historia de la salvación. La lar-ga y tortuosa historia de la humanidad, de la que el pueblo de Israel no es sino un ejemplo, apunta a un futuro de esperanza. La palabra de Dios se cumple, y es una palabra de vida. Hasta los más pobres pue-den acudir, porque es gratis. Hasta los más escép-ticos se asombran ante los caminos que abre Dios.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y cele-

bración litúrgica. Para celebrar la Pascua hay que re-cuperar el sentido de sorpresa, de gratuidad y de nove-dad. Dios cumple su palabra, y lo hace de forma eficaz.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: Rom 6, 3-11

Los escritos paulinos tienen siempre un cierto componente polémico. Quizá sea por los métodos li-terarios de la época o por un cierto talante personal del mismo Pablo. Éste ha descrito el mecanismo de rehabilitación que Dios ha ideado para todos, judíos y gentiles, en la muerte salvadora de Jesús. De esa ma-nera nos vemos libres de las grandes constricciones de la existencia, del pecado, de la Ley y de la muerte adámica. Pero, ahora, y ahí viene la polémica, parece que un objetor, ficticio o real, entiende que con ello se banaliza el pecado y da igual tener altura moral o no

tenerla. Si lo que cuenta es la interioridad, piensa el legalista, se favorece el libertinaje.

Pablo recurre al simbolismo del bautismo que todos, incluso los judíos, conocen: es como una muerte, un “ser sepultado” que abre el camino de una existencia nueva. Lo importante no es el bautismo, el rito, sino lo que simboliza: si la muer-te de Jesús no abre a una existencia nueva, ha sido estéril. Por eso, la medida de la buena com-prensión del bautismo es ver si “andamos en una existencia nueva”. Esa existencia es la de quien ha comprendido que no hay constricción suficien-te que le impida vivir en bondad, en generosidad, en entrega, como lo ha sido en el caso de Jesús.

Hay, según Pablo, una conexión existencial entre Jesús y nosotros, en la medida en que él simboliza nuestro itinerario vital. De ahí que “si nuestra existen-cia está unida a una muerte como la suya, lo estará también a una resurrección como la suya”. O sea, la conexión honda con Jesús abre al caminar humano a unas posibilidades de “resurrección”, de plenitud, de libertad, de dicha, de novedad, que hacen que el viejo caminar humano sobre la tierra devenga un camino de novedad, de vida distinta y de sentido renovado.

¿Y dónde queda nuestra “vieja condición”? Ha sido “destruida nuestra personalidad de pecadores”. Es cierto que en la superficie sigue manando la fuen-te del pecado. Pero en el interior, en lo profundo, se ha abolido el dominio del pecado sobre el caminar humano. Ya no tiene sentido construir la vida sobre el cimiento del pecado y de la culpa, sino que hay que hacerlo sobre el gozo y la libertad, sobre la gracia.

El creyente “ha sido absuelto del pecado”. Esa gran reconciliación, esa hondísima absolución, hace que volver a asentarse en el pecado sería re-nunciar al potencial de gracia que es la muerte de Jesús. La gran reconciliación que la muerte de Je-sús efectúa sobre la historia es la que da respiro y libertad al caminar humano. Se escucha en estas páginas la “llamada de la libertad” (Kässeman) que nunca se ha apagado en el caminar humano.

Fidel Aizpurúa Donázar

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EVANGELIO: Mc 16,1-7

“Pasado el sábado”… Así comienza el evange-lio que engalana la noche más importante del año, la noche de gracia de la resurrección de Jesús. Sí, ha pasado el sábado y, con él, la pasión, la muerte, el dolor, el miedo, el sinsentido… Nace un nuevo día que rompe y hace añicos el cruel imperio de la muerte. El texto no deja de anunciar que algo total-mente nuevo ha ocurrido. Su insistencia es espec-tacular. Por tres veces se obstina en decirnos que la alborada trae una noticia impensable, la mejor noticia de todas: Jesús vive, Jesús ha sido resuci-tado por Dios y, con ello, su proyecto y su misión tienen futuro, tienen la fuerza de la vida divina. Mc 16,2 lo dice: “Muy de madrugada”, “el primer día de la semana”, “a la salida del sol”. Con cualquiera de estas expresiones, cargadas además de senti-do simbólico, habría bastado para marcar el nuevo día. Pero el evangelista quiere hacernos ver que la ruptura entre el sábado de pasión y el domingo de resurrección es un abismo formidable, aunque un abismo que confluye en una persona: “Jesús de Nazaret, el crucificado, ha sido resucitado” (v. 6). La fuerza expresiva de las tres indicaciones tempo-rales debería empujarnos a desprendernos de todo lo viejo, que muere con el sábado, y abrirnos a toda la novedad de la Resurrección de Jesús.

Las mujeres, valientes seguidoras que habían continuado el camino doloroso de Jesús (15,40-41), después de la deshonrosa huida de “todos” los discípulos (14,50), y que se habían fijado dón-de ponían el cuerpo muerto de Jesús (15,47), van al sepulcro todavía atadas al pasado y con pro-blemas que ya pertenecían al pasado (16,3). Pero reciben, asustadas, la inusitada noticia: primero, ¡fuera miedos!, que ya no tienen sentido en el día nuevo; luego, la constatación de que Jesús ya no ocupa el sepulcro, porque un vivo no habita es-pacio de muertos; por fin, un mensaje para los discípulos dispersos: a ellos, y no a otros mejo-res, Jesús les vuelve a preceder en Galilea. Es el

primer regalo, ¡y qué regalo!, de la Resurrección: Jesús se ofrece, de nuevo, como Maestro que va por delante, sin tener en cuenta la huida de aque-llos discípulos miedosos y torpes que tan bien nos representan. Nunca es tarde para recomenzar en aquella Galilea de los síes y los sueños, en aque-lla Galilea donde habían experimentado toda la bondad y la compasión, toda la libertad y el valor de su Maestro.

La resurrección de Jesús, nada fácil de experi-mentar en su plenitud de sentido, rehabilita la per-sona de Jesús, que nos acompañará para siempre en la Eucaristía, y también su proyecto, ese reinado de Dios al que se dedicó por completo.

“Allí le veréis”: Galilea es el lugar de reen-cuentro con Jesús, el crucificado-resucitado. Ga-lilea es todo lugar en que la compasión vence al rigorismo, en que la justicia vence a la injusticia, en que el perdón vence a la venganza, en que la fraternidad vence al odio, en que la alegría vence al sinsentido, en que la fe vence al miedo. Gali-lea es comenzar de nuevo a seguir al Maestro, a confiar plenamente en él y a adherirse entera-mente a él.

El evangelio de hoy no quiere estropear este soplo de ilusión, de esperanza y de explosión de vida, y evita el engorroso y sorprendente v. 8, con el que termina el evangelio original de Marcos. “Y, saliendo, huyeron del sepulcro, porque se apode-ró de ellas temblor y espanto. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo”. El valiente autor del evangelio quiere que, incluso las mujeres, último personaje de identificación para sus lecto-res, fallen en su cometido. Pero esa disposición narrativa busca algo: retar al lector del evangelio a que dé el paso al apostolado; la historia de Je-sús no puede acabar en el silencio y tú eres el/la encargado/a de anunciarla con tus palabras y tus obras.

Antonio Badiola Saenz de Ugarte

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LA HOMILÍALa injusticia y el sufrimiento no tienen la última palabra sobre la historia. Hay formas de vivir que

revelan que el amor es más poderoso que la muerte y que la Palabra encarnada de Dios actúa fecun-damente en la historia, de modo que nunca retorna a Él vacía, aunque tenga que atravesar la densidad del sufrimiento. La palabra de Dios es creadora y apuesta siempre por la vida frente a toda forma de violencia, opresión o muerte. Así se nos ha ido reve-lando a lo largo de la historia de la salvación como los textos de la Vigilia Pascual ponen de manifiesto. Ni siquiera el pecado puede romper esta opción amorosa de Dios por la humanidad y la creación. Pese a nuestras dificultades, esclavitudes e infidelidades, Dios sigue apostando por nosotros, incluso en los momentos de absoluta oscuridad, cuando no vemos ninguna salida, cuando nos asalta la certeza de que todo está perdido. Dios se nos ofrece “de balde” sin imponerse, sino mas bien exponiéndose a nuestra libertad y acogida. Como dice el papa Francisco, su amor inquebrantable “nos permite levantar la cabeza y volver a empezar con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolver-nos la alegría “(EG 3). Su gratuidad tiene capacidad de transformar el corazón de piedra en un corazón de carne y sellar una nueva alianza que en Jesucristo alcanza su plenitud.

Por eso la vida cristiana no termina en la cruz, sino que nace en la noche de Pascua. En la tradición mística de la Iglesia existe una co-rriente dentro de la espiritualidad femenina que identifica la cruz con la imagen de un parto en el que a Dios se les rasgan las entrañas y da a

luz una nueva humanidad. La Resurrección de Jesús lo renueva todo, nos abre a la novedad de su Espíritu vivificante y reciclador. Pero a la vez la Resurrección se nos da en primicia (1 Cor 15,20) y, como toda primicia, tiene algo de seminal, porque lo nuevo siempre nace pequeño. Quizás por eso necesitamos liberar nuestra concepción de la Resurrección de todo tipo de triunfalismo, ya que la experiencia de la Resurrección es siempre humilde y un tanto opaca, porque la realidad no deja de perder su densidad y dureza y sólo podemos captar su huella con los ojos de la fe. La Re-surrección nos cambia la mirada, la libera del daltonismo espiritual que a veces nos invade, que consiste en detectar sólo el rojo del sufri-miento que nos rodea y a tener una especie de incapacidad para detectar el verde espe-ranza que también está junto a nosotros.

También nosotros, como las mujeres que acu-dieron aquella mañana de Pascua al sepulcro, po-demos estar empeñados en buscar a Cristo en un lugar equivocado. Es en el corazón de la vida, en nuestra Galilea cotidiana donde podemos hallarle y

La palabra de Dios es creadora y apuesta siempre por la vida

frente a toda forma de violencia, opresión o muerte.

En la tradición mística de la Iglesia hay una corriente que identifica

la cruz con la imagen de un parto: a Dios se les rasgan las entrañas y da a luz una nueva humanidad.

La Resurrección nos cambia la mirada y la libera del daltonismo

espiritual por el que detectamos sólo el rojo del sufrimiento

y nos hace incapaces de detectar el verde de la esperanza.

Como las mujeres que acudieron al sepulcro, podemos estar

y seguir empeñados en buscar a Cristo en un lugar equivocado.

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reconocerle en la hondura de lo ordinario, dotándolo de sentido y fuerza regeneradora. Como el ángel a las mujeres, son muchos los mensajeros que pone nuestro camino para señalarnos que su lugar no es la muerte si no la vida, no es el llanto ni el duelo, sino

la alegría. El Resucitado nos “primerea” en el amor y nos invita a involucrarnos con Él en la tarea de acompañar a las personas y hacer de la vida una fiesta permanente y no una pesadilla, a ser una iglesia “en salida” presente en los periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG24, 20).

María José Torres Pérez, acj

ORACIÓN UNIVERSAL

Con el gozo de Cristo resucitado, te presentamos, Padre, nuestros deseos en esta noche santa:

• Oremos por la Iglesia, el papa Francisco, los obispos y toda la comunidad de los seguidores y segui-doras de Jesús en el mundo. Oremos para que la fuerza regeneradora de esta noche nos renueve y nos haga ser cada vez más una “iglesia en salida”, una iglesia más universal y de puertas abiertas donde la humanidad más herida y buscadora se sienta con derecho a formar parte de ella.

• Oremos por quienes gestionan la economía y la vida política. Oremos porque no sirvan al dinero ni a los poderosos y grandes de este mundo, sino a los últimos. Oremos porque su liderazgo esté fundamentado en los valores del Reino y no en los mercados y para que la honestidad y la trans-parencia tengan más fuerza en sus vidas que la tentación de la corrupción y la utilización de los bienes públicos al servicio de sus intereses personales.

• Oremos por aquellos y aquellas a quienes su dignidad humana les es pisoteada y arrebatada cada día, por quienes más padecen las consecuencias de la violencia y la injusticia: las personas sin techo, las víctimas de las guerras, los refugiados y refugiadas, los desempleadas y desempleadas de larga duración… Oremos para que la esperanza del Resucitado nos ayude a todos y a todas a situarnos en la vida de parte de las víctimas y a combatir con la fuerza del amor y la solidaridad las causas de la violencia y la injusticia en nuestro mundo

• Oremos por quienes estamos esta noche celebrando la victoria del amor inquebrantable de Dios sobre la muerte, por nuestra comunidad cristiana, que nos dejemos conducir por la fuerza del Re-sucitado que nos envía a anunciar la alegría del Evangelio en nuestro barrio, en nuestras familias, en nuestros entornos, siendo signo de que otro mundo, otras relaciones, otra iglesia son posibles.

Escucha, Padre, nuestras oraciones. Danos siempre tu alegría y ayúdanos a saber vivir en tu presencia.

El Resucitado nos “primerea” en el amor y nos invita a hacer

de la vida una fiesta permanente y no una pesadilla.

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RECURSOS

PASAR DEL M IEDO A…LA ALEGRÍA DEL RESUCITADO

“El evangelio de la alegría” es el mensaje primero que ha querido dejarnos el papa Francisco. Y no por-que él sea un hombre “optimista”, sino porque cree en Cristo resucitado. En él, el optimismo (iluso) y el pesimismo (falso) se convierten en esperanza. Por esa esperanza, no podemos vivir un cristianismo triste, incapaz de contagiar, sino que estamos llamados a vivir y comunicar la alegría de la vida que Dios nos ha regalado, germen de una historia y una plenitud nueva.

Lema: DEL MIEDO A…LA ALEGRÍA DEL RESUCITADOColor de la banda del arco iris: BLANCO

1. UN TEXTO

La vida puede cambiar (Evangelii Gaudium).

“Algunas personas no se entregan a la misión, pues creen que nada puede cambiar y entonces para ellos es inútil esforzarse…. Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfa-do sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder. ..Eso también sucede hoy. Se nos invita a descubrirlo, a vivirlo. Cristo resucitado y glorioso es la fuente pro-funda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayu-da para cumplir la misión que nos encomienda (275). Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable. Verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse. Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a través de las tormentas de la historia. Los valores tienden siem-pre a reaparecer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible. Ésa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo (276). ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva! (278)

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2. UN POEMA

1. ES LA HORA DE LA VIDA NUEVA

3. UNA CANCIÓN “Aleluya” (Ain Karem. Álbum “Busca mi rostro”)

Es hora de entrar en la noche sin miedo, de atravesar ciudades y pueblos, de quemar lo viejo y comprar vino nuevo, de quedarse en el corazón del mundo, de creer en medio de la oscuridad y los truenos. ¡Es la hora de la vida nueva!

Es hora de levantarse del sueño, de salir al balcón de la vida, de mirar los rincones y el horizonte, de asomarse al infinito aunque nos dé vértigo, de anunciar, cantar y proclamar. ¡Es la hora de la vida nueva!

Es hora de romper los esquemas de siempre, de escuchar las palabras del silencio, de cerrar los ojos para ver mejor, de gustar su presencia callada, de andar por los desiertos. ¡Es la hora de la vida nueva!

Es hora de despertar al alba, de descubrir su presencia entre nosotros, de iniciar caminos nuevos, de andar en confianza, de pasar a la otra orilla. ¡Es la hora de la vida nueva!

Es la hora de confesar la vida, de hablar poco y vivir mucho, de arriesgarlo todo apostando por Él, de sentarse a la mesa y calentar el corazón, de esperar contra toda esperanza. ¡Es la hora de la vida nueva!

¡Es Pascua, el paso de Dios por nuestro mundolavando las heridas,sembrando esperanza,levantando la vida,llenando de semillas nuestras alforjas vacías!

Florentino Ulibarri

¡Aleluya! ¡Aleluya! Aleluya!

¡El señor resucitó! ¡Aleluya!Cantad todos llenos de alegría.¡Demos gracias a nuestro Dios!

María alentó nuestra fe. ¡Aleluya!+Y el Señor confirmó su esperanza.¡Demos gracias a nuestro Dios!

Magdalena lo anunció. ¡Aleluya!El Señor la hizo su testigo.¡Demos gracias a nuestro Dios!

Gritad, danzad, proclamad. ¡Aleluya!Se rompieron nuestras cadenas.¡Demos gracias a nuestro Dios!

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LA MÚSICA«ALÉGRESE NUESTRA MADRE, LA IGLESIA»

“Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!,despierta, tú que duermes,

y el Señor te alumbrará.Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,

el mundo renovadocanta un himno a su Señor”

(Himno Litúrgico)

LUCERNARIO: Reunida la comunidad en torno al fuego celebramos el paso de la noche al día, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida y aclamamos a Cristo, Luz del mundo. Cantos apropiados para este rito tenemos “Luz de Cristo” (Aclamación del misal); “Oh luz gozosa” MD 8-1;CLN 760; “Dios que creó la luz del sol” MD 29-2; CLN 704. En el Pregón Pascual se pueden intercalar unas aclamaciones re-ferentes a Cristo, Luz: “Danos tu luz” de J.A. Espinosa; “Vuestro canto hoy”, “Nuestra Pascua inmolada” MD 351-2; CLN 203, de L. Deiss; “El Señor es mi luz” MD 242; CLN 505.

LITURGIA DE LA PALABRA: La Palabra de Dios es rica y abundante en esta noche. Algunas antífonas podrían ser cantadas; al menos, las que se refieren al Espíritu, al triunfo del Señor, al agua que regenera.

Concluidas las lecturas del A.T. entonamos jubilosos el Canto del Gloria: CLN C I (“De Angelis). También el Aleluya del Salmo responsorial debe resonar con júbilo y fuerza en esta Noche Pascual. Sal.117 LS. pp. 127-128.

Liturgia Bautismal: Como criaturas nuevas, surgidas de las aguas bautismales, renovamos nuestro bautismo y nos asociamos a Cristo Resucitado. “Fuente bautismal” CLN 427; “Un solo Señor” MD 5-1; CLN 708; “Una nueva vida” MD 21; CLN 426.

Santo: CLN I 14.

Fracción del Pan: ”Cordero de Dios” (litánico) N 15.

Comunión: “Beberemos la copa” CMD 162; CLN O 10; “Resucitó, resucitó” MD 362-1; CLN 208. “Nues-tra Pascua” MD 351-2; CLN 203.

Antes de la bendición final cantamos la antífona gregoriana “Regina coeli” MD 315-1; CLN 303. Y a la salida del templo nos acompañarán los acordes sonoros del “Aleluya” de G. F. Haëndel.

Antonio Alcalde Fernández

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DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

Juan y Pedro corren al sepulcro, ya vacío, ya abierto de par en par ante los ojos del mundo, tan nece-sitado de un mensaje de vida y resurrección. Quizá por eso corren, urgidos por la alegría de saberse condenados a la vida para siempre

Javier Prat Cambra

DOMINGO DE PASCUADE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

MISA DEL DÍA

5 de abril de 2015

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DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

LA PALABRA

PRIMERA LECTURA: Hech 10, 34a. 37-43

El texto en su contexto. El autor de los He-chos pone en boca de Pedro un discurso que re-coge el «primer anuncio» de la Iglesia, el kerygma. Un anuncio escueto y completo; dicho de forma telegráfica: Jesús, galileo de Nazaret, contemporá-neo de Juan Bautista; pasó haciendo el bien; es el Ungido de Dios; lo mataron, pero Dios lo resucitó; nosotros somos testigos; nos envió a predicar; Dios lo ha nombrado juez; los que creen reciben el per-dón. Contenido histórico, teológico y salvífico.

El texto en la historia de la salvación. El anuncio de la Iglesia, de todos los tiempos, es el anuncio de Pedro: la persona de Jesús muerta y resucitada. Él es el juez; en él somos per-donados. La misión de la Igle-sia es «dar testimonio», y para ello se sirve de los «testigos» de la resurrección. Experiencia pascual y anuncio son inseparables. No es cosa de ideólogos, sino de testigos.

Palabra de Dios para nosotros: sentido y cele-

bración litúrgica. La Resurrección de Jesús ha sido y seguirá siendo el núcleo del anuncio de la Iglesia. No es un anuncio mítico, pues Jesús es una persona real; tampoco es un recordatorio sentimental, pues es el anuncio de la salvación como realidad que afecta a toda la humanidad. La mañana de Pascua se renueva cada año en cada creyente.

Pedro Fraile Yécora

SEGUNDA LECTURA: Col 3, 1-4

La carta a los Colosenses es uno de los va-rios escritos del NT que sale al paso de corrientes doctrinales cuestionables bajo el denominador común del gnosticismo. Éste se basa mucho en observancias externas que anhelan una imposi-

ble plenitud. El autor opone a este planteamiento el de un Mesías que renueva el caminar huma-no por la fe en unas nuevas relaciones humanas, opuesta a las de los mecanismos inhumanos del mundo y que logran hacer desaparecer las barre-ras que levantan entre sí los humanos. Esos son los frutos esenciales de la resurrección.

A esas nuevas relaciones se refiere el texto con las expresión “los bienes de allá arriba”. Son los bienes del Evangelio, los valores y criterios de Jesús, avalados por el “allá arriba” del amor del Padre, del secreto designio de reconciliar todos los seres del cosmos (1,20). Con esos bienes ha fun-cionado Jesús y con ellos habrá de hacerlo quien

quiera vivir “resucitado”. Efec-tivamente, la resurrección an-ticipa en el ahora del seguidor la plenitud que mantiene la utopía cristiana. Este “adelan-

tamiento” a la historia de la vivencia resurreccional es la gran novedad de la fe en la resurrección.

“Aspirar a los bienes de arriba” es, en definiti-va, aspirar a una historia resucitada. Es decir, por la fuerza de la resurrección de Jesús se puede in-tentar construir un camino humano con los valo-res del Evangelio. Estos valores darán al itinerario humano no solo un color distinto, sino un conte-nido específico: el de la novedad que surge de la entrega de Jesús. Una sociedad “resucitada”, de relaciones nuevas, ésa es la máxima aspiración de Jesús y su seguidores.

La “vida escondida” con Cristo en Dios no hace relación a ningún intimismo. Todo lo contra-rio, es la vida con un fuerte dinamismo en su inte-rior, aquel que la hace nueva, hermosa y fraterna. Una vida en cuyo cimiento han venido a poner su tienda el Padre y Jesús (Jn 14,23). Desde ese “es-condimiento” se puede pretender la novedad de vida que aporta la resurrección de Jesús.

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DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

El “aparecer en gloria juntamente con él” es algo que puede ir haciéndose ya en la medida en que los valores del Evangelio dinamicen el caminar humano. Es cierto que se aspira a plenitudes; pero ya desde ahora el amanecer que es la resurrección de Jesús puede iluminar la existencia. Este adelan-tamiento de la resurrección es el gran acicate que

puede hacer que la rutina y el desencanto no se ceben en la vida creyente o que no mire en la direc-ción de atajos milagrosos que le alejen de la her-mosura oculta del pobre camino histórico, camino que tiene vocación de resurrección.

Fidel Aizpurúa Donázar

EVANGELIO: Jn 20, 1-9

Con el capítulo 20 comienza un nuevo día, el día de la Resurrección. La escena anterior co-rresponde a la sepultura de Jesús (Jn 19,38-42), punto final de la pasión y muerte de Jesús, que, en Juan, tiene unas características muy particula-res. El primer relato para tratar la resurrección es éste que consideramos hoy, el relato del sepulcro vacío (20,1-10). Después, vendrán dos relatos de apariciones: a María Magdalena (20,11-18) y a los discípulos (20,19-29). En ningún evangelio se nos narra la Resurrección en cuanto tal, pero se cuenta con dos tradiciones (la del sepulcro vacío y la de apariciones) para expresar un hecho tan absolutamente nuevo y trascendental.

El evangelio pascual reco-ge prácticamente toda la perí-copa (deja el v. 10), que tiene una parte introductoria (vv. 1-2), el cuerpo del texto, su parte central (vv. 3-9) y el ver-sículo final (v. 10). En el cuer-po central podemos advertir tres movimientos: el que culmina con la llegada al sepulcro de Juan, sin entrar (vv. 3-5); la llegada y entrada al sepulcro de Pedro (vv. 6-7); la entrada de Juan, que termina el proceso ver-creer (vv. 8-9). La comunidad joáni-ca reconoce la primacía de la petrina (aunque “el otro discípulo” llega primero, espera a que “entre” Pedro), pero se reserva para sí el paso primero a la fe pascual.

El evangelista se centra en el sepulcro, térmi-no que aparece hasta 7 veces (vv. 1.1.2.3.4.6.8)

y en los lienzos por el suelo (vv. 5.6.7), para que comprendamos que la historia de la pasión ha quedado definitivamente atrás y del ver pasemos al creer (vv. 1.5.6.8).

Los personajes nos enseñan cosas importan-tes, aupándonos a un proceso que culmina en la fe pascual. María Magdalena ve la losa quitada, pero no interpreta bien ese hecho: no dice que estaba quitada la losa, dice que han quitado al Señor. Pedro contempla lo que el texto quiere fo-calizar: el sepulcro y las muestras de muerte (los lienzos y el sudario), pero no interpreta. Solo “el otro discípulo” ve, interpreta bien y cree. Tenemos que ser conscientes del proceso de la fe, de nues-tras (posibles) falsas interpretaciones para com-prender la Resurrección y las nuevas huellas del

Resucitado entre nosotros, de nuestra (posible) superfi-cialidad a la hora de “leer” los acontecimientos. No necesi-tamos ya creyentes pasivos y superficiales, sino creyentes que se preocupan de enten-

der bien el misterio de la fe y sus consecuencias para la vida. En este sentido, advirtamos otro ele-mento elocuente del texto: todos los personajes corren. Esto nos sugiere una fe menos acomoda-da, menos “amodorrada” y más comprometida, más “apresurada” en llegar a Jesús y en llevar a Jesús a los demás.

El sepulcro, lugar de muerte, está vacío, y abandonadas las marcas de un cadáver que ya no lo es. No podemos buscar a Jesús en los ámbitos de la muerte, ni debemos mantener esos ámbitos

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DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

El Espíritu del Resucitado nos urge a renovarnos y nos invita a ser una Iglesiasiempre de “puertas abiertas” al encuentro

de la humanidad más herida.

en el mundo en que nos movemos. La causa de Jesús sigue adelante, porque Jesús está vivo. La causa de Jesús es la VIDA (Jn 10,10), una vida ple-na, digna, con sentido. Y sus discípulos hemos de

empeñarnos completamente en plenificar, dignifi-car y dar sentido a nuestra propia vida y a la vida de nuestros hermanos.

José Antonio Badiola Saenz de Ugarte

LA HOMILÍA

El Evangelio es una Buena Noticia cuya alegría arraiga en el primer domingo de Pascua. Dios no es un Dios de muertos sino de vivos. Por eso, como dice el papa Francisco, “no huyamos nunca de la Resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase, que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia delante”, porque “nadie queda excluido de la alegría que nos reporta el Señor“ (EG 3). Esta fue la experiencia de los apóstoles: aquel galileo que “pasó por la vida haciendo el bien·”, liberando a los oprimidos y que fue condenado y crucificado por los poderosos de este mundo sigue vivo y nos convoca a anunciar y hacer histórica la Buena Noticia del amor y la alegría en nuestro mundo.

Como Magdalena, Pedro y Juan “aun cuando estaba oscuro” podemos detectar las huellas del Resucitado en el corazón de la vida. Para ellos ne-cesitamos “una mirada de fe” que va mas allá de los datos empíricos de “un sepulcro vacío”, acoger y abrirnos a una nueva dimensión que nos hace descubrir que la realidad está habitada por una pre-sencia que la dota de posibilidades insospechadas e imprevisibles. Por eso los signos no son prueba

de fe, sino que es la fe la que descubre signos, por-que a menudo lo aparente no es lo real y lo que se ve no es siempre lo que hay que creer. Por eso no se trata de ver para creer, sino de creer para ver. La ex-periencia de la Resurrección nos da unos “nuevos

ojos” que nos permite captar las “chispas de novedad”, las oportunidades y no sólo los inconvenien-tes que están en lo hondo de toda persona y realidad. Desde esta nueva sensibilidad, podemos tam-bién, como los apóstoles, “entender las Escrituras”, experimentar vital-mente que las promesas de Dios en Cristo han quedado cumplidas y que, a la vez, necesita de nosotros para seguir llevando adelante su Buena Noticia en la historia.

El Resucitado se deja reconocer por sus efectos en nuestro corazón. Experimentar su presencia nos va liberando de la desconfianza y el miedo, nos reconcilia con nosotros mismos y con los demás,

nos despierta el gozo profundo de la apuesta por la vida en toda situación por adversa que sea y nos convoca con otros y otras a ser testigos de su

Como Magdalena, Pedro y Juan, podemos detectar

las huellas del Resucitado en el corazón de la vida.

La realidad está habitada por una presencia que la dota

de posibilidades insospechadas e imprevisibles.

La experiencia de la Resurrección nos da unos “nuevos ojos”

que nos permite captar las oportunidades y no sólo los inconvenientes

en lo hondo de toda persona y de la realidad.

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DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

esperanza y su alegría. La comunidad nace en este primer domingo de Pascua. El Espíritu del Resuci-tado nos urge a renovarnos profundamente como Iglesia revitalizando nuestra dimensión misionera con creatividad y nos invita a ser una Iglesia siempre de “puertas abiertas”, que sale con humildad al encuentro de la humanidad más herida, sin miedo mancharse ni quedar salpicada por ella pues se siente carne de su carne ( EG 49 ).

María José Torres Pérez, acj

ORACIÓN UNIVERSAL

Con el alba, Padre, amanece la vida en este domingo de Resurrección. Unidos a Cristo resucitado, te pedimos:

• Oremos por la Iglesia, como comunidad de ministerios; por nuestro hermano el papa Francisco, por los obispos, por todos y todas los que nos sentimos convocados por la presencia viva de Cristo en nuestro mundo: laicos y laicas, religiosos y religiosas, sacerdotes: que seamos signos de la es-peranza y la alegría del Resucitado en las periferias de nuestro mundo y en nuestros ambientes cotidianos.

• Oremos por los políticos, y gobernantes, los responsables de las instituciones públicas en nuestro mundo, que no se dejen corromper por el poder del dinero y los intereses de los mercados, sino que ejerzan sus tareas con honestidad, espíritu de servicio, sentido de la justicia sin olvidar nunca las necesidades de los más empobrecidos y empobrecidas

• Oremos por quienes más están padeciendo las consecuencias de los recortes y la crisis econó-mica: las personas desahuciadas, los parados y paradas de larga duración, los jóvenes en busca de primer empleo, las familias encabezadas por mujeres, los excluidos y excluidas de la sanidad pública, y por quienes viven las consecuencias de las diferencias Norte / Sur en nuestro mundo, especialmente los migrantes, las personas desplazadas por causas de la guerras y los desastres ecológicos, etc. Oremos para que la esperanza del Resucitado contra toda desesperanza renueve nuestros compromisos con la justicia y la paz en nuestros ambientes y a hacerlo al modo de Jesús

• Oremos por nuestra comunidad cristiana, por nuestras necesidades y dificultades; que no nos cen-tren ni nos ahoguen en nosotros mismos, sino que nos hagan más prójimos y prójimas de quienes peor lo pasan en nuestro mundo, para ir así creciendo y comprometiéndonos juntos como comuni-dades de solidaridad y compromiso, centradas en la Buena noticia y la esperanza del Resucitado

Estos son, Padre, nuestros deseos. Haznos cómplices de aquellas cosas que te pedimos.

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DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

RECURSOS

1. UN TEXTO

“La fe es también creerle a Él, creer que es verdad que nos ama, que vive, que es capaz de intervenir misteriosamente, que no nos abandona, que saca bien del mal con su poder y con su infinita creatividad. Es creer que Él marcha victorioso en la historia «en unión con los suyos, los llamados, los elegidos y los fieles» (Ap 17,14). Creámosle al Evangelio que dice que el Reino de Dios ya está presente en el mundo, y está desarrollándose aquí y allá, de diversas maneras: como la semilla pequeña que puede llegar a con-vertirse en un gran árbol (cf. Mt 13,31-32), como el puñado de levadura, que fermenta una gran masa (cf. Mt 13,33), y como la buena semilla que crece en medio de la cizaña (cf. Mt 13,24-30), y siempre puede sorprendernos gratamente. Ahí está, viene otra vez, lucha por florecer de nuevo. La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!” (278)

2. UN POEMA

En medio de la sombra y de la herida me preguntan si creo en Ti. Y digo que tengo todo cuando estoy contigo: el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.

Sin Ti, el sol es luz descolorida. Sin Ti, la paz es un cruel castigo. Sin Ti, no hay bien ni corazón amigo. Sin Ti, la vida es muerte repetida.

José Luis Martín Descalzo (“Testamento del pájaro solitario”, Ed. Verbo Divino, Estella-Navarra 201023, pág. 42).

LA MÚSICA

«¡QUÉ MAÑANA DE LUZ !»

“Caminad al viento de la fe,sembrando de ilusión vuestro sendero:

viviendo del amor.No temáis: que Cristo nos salvó;

la muerte ya no hiere a sus amigos.¡Jesús resucitó !

(L.Elizalde).

Contigo el sol es luz enamorada y contigo la paz es paz florida. Contigo el bien es casa reposada

y contigo la vida es sangre ardida. Pues, si me faltas Tú, no tengo nada: ni sol, ni luz, ni paz, ni bien, ni vida.

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DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

Ambientación Musical: “La Misión: Gabriel´oboe” de E. Morricone.

“Este es el día en que actuó el Señor”. La Resurrección de Cristo es el centro y la clave de nuestra fe. Afirmamos nuestra fe, como María de Magdala, confesando que “¡Resucitó de veras mi amor y mi es-peranza!” El sepulcro vacío es el inicio de una fe madura en el Resucitado. Hoy es el Gran Domingo, el Día del Señor, vivo y glorioso.

Canto de entrada: “Cristo resucitó, ¡aleluya!” (CLN A 13)”Resucitó el Señor” MD 353-2; CLN 205. “Re-surrección” CLN 210; MD 358.

Canto del Gloria: CLN C 4

Salmo responsorial: Sal.117 de M. Manzano en Salmos para el pueblo. (Pax). O bien con la misma antífona de la Vigilia Pascual.

Aclamación al Evangelio: “Aleluya” (O Fili) CLN E 2.

Santo: CLN I 8.

Rito de la paz: “La paz” de A. Alcalde. CD Paz a Vosotros.Comunión: ”Un cántico nuevo” MD 357-2; CLN 206. “En la mañana de Resurrección” CLN 213.

Antífona final: “Reina del cielo, alégrate” MD 388; CLN 324; o bien, donde sea posible en gregoriano.

Antonio Alcalde Fernández

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Miércoles de Ceniza18 de febrero de 2015

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La celebración está inspirada en los materiales que ofrece “Líneas de Fuerza S.J. 2014”:http://www.lineasdefuerzasj.com/descargas-lineas-de-fuerza/93/view,containers/sort_order,4/

La celebración puede realizarse en la parroquia, sea a la hora de catequesis o en otro momento que parezca oportuno. También podría realizarse en un centro escolar, acomodándola debidamente a los alumnos de 2º y 3er ciclo de Primaria, o incluso a los del 1er ciclo de la ESO.Será muy distinta la celebración si se dedica un tiempo a su preparación y se evita la improvisación del momento. En ella, como en las celebraciones dominicales, la co-laboración de los padres también le dará un sello muy diferente, al no reducirla a celebración pura-mente infantil donde los padres están ausentes o son meros espectadores.

Supuestas estas observaciones que, aunque sabidas y lógicas conviene señalar, presentamos algunas ideas previas a la celebración.

OBJETIVOS

Convertir la Cuaresma en “tiempo de reflexión y de vivencia”.Preparar “en familia” la fiesta de la Pascua.Dar protagonismo a “la mirada” de Jesús y la nuestra, siguiendo la misma línea de los domingos de cuaresma de este año:

- Mirar y descubrir en nuestro interior lo que no se parece a Él, de manera que podamos cambiarlo.- Mirar a los demás como Él, ayudando, perdonando, compartiendo...

ACTIVIDADES ANTES DE LA CELEBRACIÓN

Escuchar y aprender si hubiera tiempo, la canción “Mira de nuevo”:http://www.lineasdefuerzasj.com/descargas-lineas-de-fuerza/func-startdown/529/Dialogar en torno a su letra, teniendo en cuenta los objetivos citados para la Cuaresma.Dialogar sobre las personas que aparecen en la canción y lo que han expresado con sus gestos y expresiones.

MISA FAMILIARCUARESMA 2015Del 18 de febrero al 22 de marzo de 2015

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MISA FAMILIAR - MIÉRCOLES DE CENIZA

Dar sentido al Miércoles de Ceniza, como comienzo de un nuevo camino para aprender a mirar la vida.Repartir responsabilidades para la celebración (reservando algunas a los padres, a ser posible)

MATERIALES NECESARIOS:

Guía de la celebración.Proyector de vídeo / reproductor de música, o instrumentos musicales.Pañuelo para vendar ojos, lupa grande, prismáticos, gafas graduadas, gafas de sol, tablet, gafa con forma de corazón (se puede hacer de cartulina, cartón o goma EVA).Ceniza

CELEBRACIÓN

Canción: “Mira de nuevo” (Si no se ha utilizado previamente, habría que empezar por introducir el diá-logo que sugerimos anteriormente)

Saludo

Jesús nos enseñó a caminar juntos. Caminar en solitario la Cuaresma no es su estilo, ni el de los buenos cristianos. Mejor hacerlo en familia y con los amigos. Por eso nos hemos reunido aquí junto a Jesús: para decirle que nos ayude a comenzar esta larga caminata de cuarenta días. Y para sentirnos juntos, compartiendo un mismo deseo: ser cada día más amigos de Jesús y de los demás. Con este pensamiento, le hacemos nuestra primera oración:

Oración

Señor, hoy comenzamos la Cuaresma. Sabemos que estos cuarenta días son una oportunidad para aprender a mirarte a ti y a los demás. Tú eres el maestro de la mirada y por eso te pedimos que nos enseñes a mirar como Tú. Amén.

Dinámica/reflexión de los ojos (con niños voluntarios):Niño con una venda en los ojos: Bartimeo no podía ver nada: ¿ves tú a los demás y a Jesús? ¿Por qué? (Las vendas en la vida son las dificultades en general que tapan la vista)Niño con lupa en los ojos: ¿Ves algo? (Poner la lupa para ver a lo lejos y luego para ver una uña, etc.) ¿Por qué? (Sólo se ve lo de cerca: mirada egoísta, centrada en uno mismo)Niño con prismáticos: ¿Ves algo? (Ponerla para ver la uña de antes o lo que está a distancia). ¿Por qué? (Puede significar cuando “miramos a las nubes y sin pisar la realidad”, pero no vemos a los que tenemos cerca ni nuestro interior)Niño con una tablet: ¿Ves algo? (Le guiamos la tablet siempre delante de los ojos, para que no pueda ver lo que quiere) ¿Por qué? (Los que sólo piensan en los juegos, el móvil, etc. Les tapa toda otra realidad).Niño con gafas prestadas: ¿Ves algo? (Las gafas no son mías, tienen graduación para otros. Veo la realidad distorsionada y con dificultad). ¿Por qué?

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MISA FAMILIAR - MIÉRCOLES DE CENIZA

Niño con gafas en forma de corazón: ¿Ves algo con las gafas del corazón? (Puede mirar a todos, al interior, a lo de lejos, a los amigos, a Jesús). Estas son las gafas de Jesús, y quiere enseñarnos a usarlas.

Lectura. El ciego Bartimeo: Mc 10, 46-52

Diálogo:

¿Qué quería Bartimeo? ¿Yo me parezco a Bartimeo? ¿Por qué? (Nosotros podemos ver. Pero puede ocurrir que a veces miramos mal, hay obstáculos que nos impiden ver bien, o vemos borroso. Pode-mos estar distraídos o miramos para otro lado, a cosas que no son Jesús).¿Estoy dispuesto a pedirle que me enseñe a mirar como Él? ¿Estoy dispuesto a decirle que me enseñe a mirar mi interior para descubrir dentro de él las cosas buenas y las malas?

Imposición de la Ceniza

Presentar el signo de la ceniza en su sentido histórico desde tiempos bíblicos que, más allá de su ma-terialidad, expresa deseo de conversión, ganas de ser mejor, Puro signo que de por sí “no hace nada”, a través del que afirmamos nuestro deseo de tomar en serio la Cuaresma.

Concretar las palabras del sacerdote y las del que recibe la ceniza. Por ejemplo:

¿Quieres aprender a mirar como Jesús? R/ - Sí, quiero¿Quieres preparar la fiesta de la Pascua? R/ - Sí, quiero

Presentador: Antes de terminar, un momento de silencio para decirle en nuestro interior a Jesús el “sí quiero” que hemos pronunciado al imponernos la ceniza. Sí quiero aprender a mirar, sí quiero mirar como Jesús, sí quiero caminar estos cuarenta días de Cuaresma en el grupo de los amigos de Jesús (Silencio).

Y para terminar, vamos a hacerlo pidiendo su ayuda y dando gracias.

Peticiones

Amigo Jesús, te pedimos que nos ayudes a verte en nuestro interior y a llevarte a los demás. Para que los demás, al vernos, te vean a Ti.Amigo Jesús, te pedimos fuerzas para ver en nuestro interior todo aquello que no se parece a Ti. Danos voluntad para poder cambiarlo en esta Cuaresma.Amigo Jesús, te pedimos por todos los que no te conocen. Para que pongas en su camino amigos que les hablen de Ti.Amigo Jesús, te pedimos por nuestras familias y amigos. Para que en las dificultades nunca nos falte la Esperanza y la Fe de que Tú estás con nosotros.

Acción de gracias

Gracias Señor, porque siempre nos perdonas y estás con nosotros dándonos fuerza y esperanza. Gracias porque eres nuestro Gran Amigo.Gracias Señor, porque siempre nos escuchas y nos das lo mejor para nuestras vidas. Gracias porque nos quieres y tenemos personas que nos quieren.Gracias, María, porque eres nuestra Madre, que siempre nos cuidas y nos enseñas a estar siempre alegres.

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Nota previa: Propiamente la fiesta litúrgica de este domingo es “La cátedra de S. Pedro Apóstol”, pero por razones pastorales, sugerimos la lectura propia del evangelio del 1er domingo de Cuaresma, Ciclo B.

Para preparar: Arbolito seco, real o pintado en un panel; cello; hojas verdes (para la representación y para todos los niños); recipiente para el “charco”; el Power Point que se indica luego; fichas de la Cuaresma.

Monición de entrada:

Buenos días. Después de haber empezado la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza, hoy celebramos el primer domingo para preparar la fiesta de la Pascua. Jesús también se preparaba. Antes de hacer algo importante, ponía mucho empeño en prepararse. Y la mejor forma de prepararse de Jesús era la oración. Por eso, cuando dejó su casa y a su madre, fue a prepararse para salir a predicar. Primero acudió al Jordán para bautizarse, y luego se retiró a rezar cuarenta días en el desierto. En el desierto fue duramente tenta-do, pero Él venció todas las tentaciones. Eso es lo que vamos a leer en el Evangelio de hoy. Comenzamos, la celebración poniéndonos en pie y cantando.

Saludo del sacerdote

El pasado miércoles muchos de vosotros recibisteis la ceniza. Lo hicimos como comienzo de la Cuares-ma: cuarenta días para preparar la gran fiesta de la Pascua. ¿Cómo lo hicimos?... (Que lo digan) Nos acaban de decir que Jesús también se preparó antes de salir a predicar. Por eso, antes de comenzar la celebración le decimos al Señor, en silencio, que nos ayude a preparar la gran fiesta de la Pascua y a ser muy buenos durante estos cuarenta días… (Silencio) También le pedimos perdón por todas nuestras cosas malas.

MISA FAMILIAR - MIÉRCOLES DE CENIZA

Gracias, María, porque nos enseñas a querer a Jesús cómo Tú lo hiciste. Gracias por ser tan buena con nosotros.

Oración final

Señor, vamos a comenzar un camino. Sabemos que no será fácil. Para Ti tampoco lo fue, pero tú serás mi ejemplo, mi guía. Serás el apoyo donde encontraré la fuerza para cambiar mi corazón y darle luz. Caminar junto a ti me hace feliz y fuerte. Señor, quiero cambiar, ser mejor para todos, ser mejor para mí. Ayúdame a seguir tus pasos y no perderme. Seguro que juntos lo conseguiremos. Amén.

Canto de despedida

LAS TENTACIONES22 de febrero de 2015

Domingo 1º de Cuaresma

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 1º DE CUARESMA

Peticiones de perdón

Señor: tú no caías en ninguna tentación, pero a veces nosotros sí. Por eso te decimos, Señor ten piedad.Señor: cuando nos atrae alguna cosa que no nos conviene, a veces no sabemos aguantarnos y cae-mos en la tentación. Por eso te decimos, Cristo ten piedad.Señor: quisiéramos parecernos a ti, pero nos cuesta mucho. Por eso te decimos, Señor ten piedad.

Monición del Evangelio

El evangelio de Marcos nos habla en unas pocas líneas de las tentaciones que tuvo Jesús. Jesús se hizo tan igual a nosotros, pasó por las mismas tentaciones que solemos tener los hombres: riqueza, poder y prestigio. De todas ellas salió victorioso. Escuchemos el Evangelio.

Evangelio: Marcos 1, 12-15

Proyección

Jesús quiso ser como nosotros y tuvo las mismas tentaciones que tenemos los hombres. Pero siempre las dominó. Vamos a ver cómo nos lo cuenta este vídeo:http://www.youtube.com/watch?v=nKaVryH5eDM

Nosotros también tenemos tentaciones. Atended a esta historia.

Representación

Si el árbol es real, un niño, o mejor un padre o una madre, sujeta una rama grande sea. Si está dibujado en un panel, no hace falta.

Narrador: Había una vez un árbol muy antiguo y con muchos años de experiencia. El árbol había permanecido aburrido y sin hojas a lo largo de todo el frío invierno. Pero un día brillaron de pronto unos cálidos rayos de sol que anunciaban la llegada de la primavera y el árbol, despertando de su letargo, sintió que brotaba una hojita verde en sus ramas.

Sale un niño –o un mayor- y sujeta –sin pegar- una pequeña hojita verde de cartulina en una ramita. La sustituirá poco después por otra mayor, representando su crecimiento.

La hojita pronto fue creciendo, pues el corpulento y generoso árbol la alimentaba con su savia y le hacía brillar verde y hermosa. Llegó el mes de marzo acompañado por el viento y con él comenzó a agitarse por primera vez en su vida.

Sale un niño volando con las manos extendidas y luego se acerca a la hoja verde soplando. El niño que la sujeta la agita.

El viento, acariciándola le murmuró:

Viento (una voz femenina) ¿Qué haces ahí tan aburrida y solitaria, atrapada en esa rama? Si te vie-nes conmigo, te enseñaré a bailar y serás libre.Narrador: Pero el viejo tronco le dijo al oído muy callandito:Árbol: (una voz masculina) Ten cuidado con lo que te dicen. Ese no es un buen camino. Tú has nacido para otra cosa.

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Narrador: Pero el viento seguía insistiendo.Viento: Fíjate cómo vuelan esas hojas por el parque: viven libres y divertidas.Árbol: Ten cuidado, es una tentación muy peligrosa. No le hagas caso.Narrador: La hoja no siguió el consejo del árbol que tantos cuidados tenía con ella y, desprendiéndo-se de su rama, se dejó llevar por el viento para unirse a la danza de sus nuevas amigas.

Salen unos niños danzando como el viento, con hojas verdes en sus manos y se unen al niño del árbol.

De pronto, vio aterrorizada que rodaban juntas por el suelo y se acercaban peligrosamente hacia un charco muy grande, donde reposaban atrapadas un montón de hojas secas y podridas.

Hacen descender las hojas al suelo y avanzan juntas hacia un recipiente que represente al charco, tapándose las narices con repugnancia

Entonces volvió a escuchar la voz del tronco, que gritaba a lo lejos con voz poderosa:

Árbol: ¡Cuidado, vuelve, no te dejes atrapar!Narrador: La hojita, justó pudo escuchar su voz y.... ¿Qué pasó?...

Se abre un diálogo para que, entre todos, terminen el cuento. Luego, se trata de contar el final en positivo.

Narrador: Y de pronto despertó de su pesadilla. (La hoja despierta de nuevo en la rama: el niño vuelve adonde estaba el árbol y vuelve a colocar la hoja donde estaba, pegándola a la rama). Todo había sido un sueño. Desde aquel día, la hojita decidió vivir más unida que nunca al tronco y al montón de hojas que iban brotando junto a ella. (Aproximan las hojas al árbol y salen otros niños con más hojitas y pe-gan las hojas a las ramas).Toda juntas, cuando soplaba el viento, aprendieron a danzar y a cantar abra-zadas a la rama del viejo tronco. (Se agitan). Y aprendieron que habían nacido para alegrar el parque, dando sombra y cobijo a todos los que venían a descansar junto al viejo y robusto tronco”.

Comentario niños y mayores

Comentar con los niños la tentación del árbol.¿Cómo fueron las tentaciones de Jesús? ¿Quién le tentó? (el evangelio habla de Satanás… Se pide a los mayores que nos ayuden a explicar qué es eso de “Satanás”, “el diablo”…: son la “representación” del mal y de las cosas malas que se nos ocurren, como si alguien nos soplara por el oído…. Porque el mal no se le ve. Lo que vemos son las cosas que hacemos mal. Por eso nos lo imaginamos como un señor muy malo…, y le llamamos así: “Satanás”, que es una palabra hebrea que significa “adversario” o “enemigo”, porque lo malo siempre es nuestro enemigo, que siempre nos hace daño aunque no nos lo parezca…).Jesús no cayó en ninguna tentación.¿Qué tentaciones tenemos nosotros que nos arrastran como a esas hojas? (Que pongan ejemplos) Cuando nos dejamos llevar por una tentación (por ejemplo, desobedecer a nuestros padres volviendo más tarde a casa) ¿nos hace peores?... ¿Por qué? ¡Si nos lo hemos pasado mejor!... (Acostumbrarnos a lo malo, nos hace peores, aunque de momento no lo parezca. Y lo contrario).Esta semana de Cuaresma, todos, mayores y pequeños, nos vamos a proponer ganarle a una tenta-ción. Y se la ofreceremos a Jesús el próximo domingo.

MISA FAMILIAR - DOMINGO 1º DE CUARESMA

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Presentamos ahora la ficha de la Cuaresma y pedimos la colaboración a los padres y mayores para relle-narla con su ayuda. Es un medio sencillo, pero eficaz, para vivir la Cuaresma en familia. Cuarenta días iremos apuntando cómo los vivimos. Lo haremos a través de la “Ficha de la Cuaresma”, rellenando las casillas de color diferentes:

Verde = Bien con los demás y con Dios (rezarle)Amarillo = Regular (Tarjeta amarilla)

Rojo = Mal (Tarjeta roja)

Las tarjetas pueden recuperarse con una buena acción.

Oración en silencio (guiada) Le pedimos a Jesús, en silencio, que nos ayude a ser como Él.

Peticiones:

Te pedimos, Señor, que nos ayudes a nosotros y a toda la Iglesia a vivir la Cuaresma en familia.Te pedimos, Señor, que sepamos compartir lo que tenemos, sin caer en la tentación de ser egoístas. Roguemos al Señor.Te pedimos, Señor, que sepamos perdonar, sin caer en la tentación de dejarnos arrastrar por el mal genio. Roguemos al Señor.Te pedimos, Señor, que sepamos trabajar y hacer los deberes, sin caer en la tentación de la comodi-dad. Roguemos al Señor.Te pedimos, Señor, que sepamos cumplir los buenos propósitos de la cuaresma, sin caer en la tenta-ción del olvido. Roguemos al Señor.

Ofertorio: Hojas verdesTodos los que quieran ofrecer a Jesús un buen comportamiento esta semana, que vengan. (Se reparte a cada niño una hoja verde). La semana que viene, todos los que hayáis pintado de verde la ficha de la Cuaresma, saldremos a poner en el árbol esta hojita verde. Ahora se la vamos a ofrecer a Jesús.

Uno de los niños (mientras los demás levantan la hoja verde): Señor: te ofrecemos esta hoja verde. Queremos portarnos bien y vencer todas las tentaciones que nos vengan esta semana. Ayúdanos a prepararnos a lo largo de la Cuaresma para la fiesta de la Pascua.

Acción de gracias

Te damos gracias, Jesús,porque eres el tronco que nos mantiene rectos,que nos mantiene unidos,que nos cuida y nos alimenta.Te damos gracias por estar unidos a ti,sin dejarnos llevar por el aire de las tentaciones.

MISA FAMILIAR - DOMINGO 1º DE CUARESMA

Te damos gracias porque tú también fuiste tentado,lo mismo que nosotros,pero venciste todas las tentacionesy nos enseñaste a nosotros a vencer las nuestras.Gracias, Jesús, por ser el tronco que nos mantiene firmesy que nos ayuda a crecer.

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 1º DE CUARESMA

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 2º DE CUARESMA

Domingo 2º de Cuaresma

LA TRANSFIGURACIÓN

1 de marzo de 2015

Para preparar: Árbol de la semana anterior; hojas verdes de la semana anterior; pegatinas de corazones; balón; camiseta de futbol; deberes; linterna; cello.

Monición de entrada:

Buenos días. Hoy vamos a ver cómo Jesús subió al monte con un grupo de sus más amigos. Y bajaron del monte felices y contentos. Jesús los llenó de luz y de alegría.

Esta iglesia no es ningún monte, pero la luz de Jesús está en todas partes y vamos a intentar recibirla. Comenzamos la celebración cantando a Jesús.

Saludo del sacerdote

Buenos días niños y familias todas. ¿Os acordáis de una cosa que ofrecimos a Jesús el domingo pasa-do?... (Las hojas verdes) ¿Y qué dijimos que íbamos a hacer con ellas?... Eso es: los que hayan rellenado la ficha de la Cuaresma con verde, pegarán sus hojas a las ramas del arbolito. Y los que las hayan olvidado en casa, podrán venir también a pegarlas. Pero antes, vamos a pedir perdón por las veces en que no nos hemos portado bien.

Peticiones de perdón

Señor, perdónanos por todas las veces que nos dejamos llevar por otras luces distintas que la tuya. Señor, ten piedad.Señor, perdónanos porque a veces no te seguimos y nos apartamos de tu camino. Cristo ten piedad.Señor, quisiéramos seguir siempre tu ejemplo, pero no siempre lo conseguimos. Por eso te decimos, Señor ten piedad.

Ahora invitar a los niños a salir a pegar las hojas verdes.

Monición al Evangelio

Los amigos de Jesús estaban tristes y desanimados. Y Jesús invitó a varios de ellos, a los más amigos suyos, para que le acompañaran a un monte. Cuando bajaron del monte su corazón era muy distinto. Escuchad lo que pasó.

Evangelio: Marcos 9, 2-10

Lectura del santo evangelio según san Marcos:En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña

alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no

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puede dejarlos ninguna lavandería del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:

- Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:

- Este es mi Hijo amado; escuchadlo.De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban

de la montaña, Jesús les mandó:- No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muer-

tos.Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de “resucitar de entre los muer-

tos”. Palabra del Señor.

Comentario niños y mayores

Puede ponerse alguna de las imágenes de la Transfiguración que os presentamos en Power Point como fondo de la escena. (Si lo desean, lo pueden pedir a la dirección de la revista)

Escenificación muda:

Salen varios personajes, niños y mayores. Dos están de la mano y tienen pegado un corazón muy grande con una ima-gen de Jesús. Otros dos mueven con las manos un balón y llevan la camiseta del Madrid o Barça. Otros dos juegan con un móvil. Otros dos están haciendo los deberes. Otros dos juegan a palmas cantando. Todos están sonrientes. Una linterna juguetea iluminándoles de pareja en pareja

¿Qué niños de estos lucen más? Se sacan a algunos niños o mayores para que ordenen las parejas de más a menos luz.¿Por qué los han ordenado así?... ¿Estáis de acuerdo?...¿Por qué tiene luz la pareja con el corazón? ¿De dónde les sale la luz? (El corazón es como la linterna que ilumina la vida del hombre) ¿Y los que no llevan puesto el corazón qué significan? ¿Tienen o no tienen luz?¿Qué necesitarían para que tuviesen luz? (estar con Jesús…).Los que quieran esta semana hacer los deberes, jugar, des-cansar y hacer todas las cosas con la luz de Jesús, que le sigan has-ta su monte secreto.

MISA FAMILIAR - DOMINGO 2º DE CUARESMA

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 2º DE CUARESMA

Sale Jesús (un padre con alba y la palabra JESÚS en el pecho) desde abajo (del presbiterio), por ejemplo. Le siguen. Suben hasta el altar y, al llegar arriba, les dan una pegatina con el corazón que lleva el rostro de Jesús. Luego bajan con la pegatina puesta, por distintos caminos, hasta sentarse donde estaban.

Esta semana, hay que bajar del monte con el corazón lleno de Jesús y llenar el mundo de su luz. ¿Cómo podemos llenar el mundo de su luz? (Los padres pueden ayudar, si a los niños no se les ocu-rren cosas nuevas: sonreír, alegrar, etc. En los momentos de protesta, capricho, rabietas, etc. a sonreír con amabilidad, sin malas caras, etc. Y pueden decir algo de lo que pueden hacer los mayores en el trabajo, en casa, con los amigos, en el barrio, en la ciudad…) Podéis pegar la pegatina en vuestra habitación, como recordatorio semanal. Y la semana que viene, os daremos flores para colgarlas en el árbol de la Cuaresma. Serán las flores de la luz de Jesús y del amor.

Peticiones:

Que alegremos la vida de los que nos rodean: padres, amigos y compañeros.Que Jesús sea siempre nuestro mejor amigo. Que todos los niños puedan vivir felices y contentos, sin guerras y sin hambre.Que haya muchas personas como Jesús, que den mucha alegría al mundo.

Oración en silencio, como siempre, ayudados por una persona mayor…

Ofrendas: Corazón (de los que se han repartido):Señor, te ofrecemos este corazón, como signo de todo el cariño y alegría que queremos repartir a lo largo de la semana. Queremos sembrar el mundo de alegría a lo largo de la Cuaresma y de toda nuestra vida.

Oración de acción de gracias

Te damos gracias, Jesús,porque tú nos ayudas a vivir con alegría,como dice el papa Francisco.Tú no quieres caras “de vinagre”sino sonrisas y miradas buenas.Queremos poner floresen el árbol de la Cuaresmay en el árbol de la vidapara que nos iluminen a todoscomo nos iluminas tu, Jesús,que tienes tu corazón lleno de luz.

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 3º DE CUARESMA

Domingo 3º de Cuaresma

LA CASA DEL PADRE

8 de marzo de 2015

Para preparar: Árbol de la Cuaresma; cello; corazones; paquete de chicles; juguete; mesa de altar pequeña con algún objeto represen-tativo; flores.

Monición de entrada: Buenos días. Celebramos ya la tercera semana de Cuaresma. Van pa-sando muy rápidos los días y los tenemos que aprovechar para preparar la gran fiesta de la Pascua. En tiempos de Jesús, también celebraban

la Pascua y tenían grandes preparativos, aunque muy distintos de los nuestros. En la lectura que vamos a hacer del Evangelio, nos van a contar cómo se preparaban los judíos para la Pascua. Pero Jesús no estaba nada de acuerdo en las cosas que hacían. Lo veremos enseguida. Nosotros vamos a preparar también nuestro corazón para esta celebración, cantando al Señor. Lo hacemos de pie y cantando a Jesús.

Saludo del sacerdote

Es verdad. Jesús no estaba de acuerdo en la forma de preparar la Pascua de los judíos. ¿Estará Jesús contento de la forma como la preparamos nosotros? ¿Estamos aprovechando la Cuaresma? Al comen-zar esta Eucaristía, le decimos que queremos preparar muy bien nuestro corazón para la gran fiesta de la Pascua. Y le pedimos perdón por todas las veces que no somos buenos.

Peticiones de perdón

Señor, perdónanos porque a veces tenemos en nuestro corazón cosas que no te gustan. Señor, ten piedad.Señor, perdónanos por las veces que nos olvidamos de quererte mucho a ti y a los demás. Cristo ten piedad.Señor, quisiéramos prepararnos muy bien para la fiesta de la Pascua, pero a veces se nos olvida. Señor ten piedad.

Pegar corazones en el árbol

Los que os habéis portado bien alegrando a los demás y los que estéis pintando la ficha de la Cuaresma de verde, os podéis acercar para pegar en el árbol los corazones del cariño y la alegría (Se reparten corazones de la semana pasada y se pegan en las ramas)

Monición del Evangelio

Hoy nos presenta el Evangelio una escena dura: Jesús derribando mesas lanzando por el suelo las monedas de dinero. Eso sucedía en el templo, en el lugar que estaba destinado a rezar y que habían convertido en lugar para negociar. Escuchemos el evangelio.

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 3º DE CUARESMA

Evangelio: Juan 2, 13-25

Lectura del santo evangelio según san Juan

Cuando se acercaba la fiesta de la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban el dinero con sus me-sas. Entonces hizo un látigo con unas cuerdas y los echó del templo, con todas sus ovejas y bueyes. A los que negociaban con dinero les volcó las mesas y les tiró las monedas por el suelo. Y a los que vendían palomas les dijo: “Quitad todo esto de aquí y no convirtáis la casa de mi Padre en un merca-do”. Luego se presentaron los judíos para preguntarle:

- “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?”Jesús les respondió:- “Destruid este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años

ha costado construir el templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?” Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se

acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho. Es Palabra del Señor.

Comentarios niños y mayores

Puede proyectarse algunos de estos vídeos de la expulsión de los vendedores por Jesús: - https://www.youtube.com/watch?v=4TBtYOupYSY- https://www.youtube.com/watch?v=J6PvQDAidDg

Escenificación muda:

Se trata de representar con gestos una misa. Uno hace de Sacerdote y los demás de fieles. Poco a poco, van haciendo las siguientes acciones, unos detrás de otros Sólo desde el comienzo está uno que está dormido y algunos otros que están muy formales rezando y levantan el dedo cuando el sacerdote pregunta.

Uno llega tarde y saca un paquete de chicles y se lo ofrece a otro compañero. Otro se pone a jugar con un juguete. Otro se pone a charlar con su compañero/a. Mejor irlo haciendo por partes, para caer mejor en la cuenta de las diferentes actuaciones.

¿Qué han representado estos niños?...¿No es bueno compartir un chicle?... ¿Y no hay que valorar que por lo menos han ido a la Iglesia a rezar?...¿Por qué venimos a la iglesia?...Pero, ¿qué es una “iglesia”?¿Cómo tenemos que comportarnos en la iglesia?¿Lo hacemos todos así? ¿Los pequeños? ¿Los mayores?Entonces, venir a la iglesia es algo muy aburrido… ¿o no? ¿Cómo puede ser algo interesante estar en la iglesia?¿Es acertado decir que venimos a “oír misa”? ¿Por qué sí y por qué no?

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 3º DE CUARESMA

Oración en silencio como de costumbre, pero sin caer en la rutina…

Peticiones

Pedimos al Señor que nos ayude a ser respetuosos en la iglesia. Roguemos al Señor.Pedimos al Señor que nos ayude a participar y colaborar con la iglesia en la comunidad. Roguemos al Señor.Pedimos al Señor que los cristianos sepamos rezar en la iglesia y en todas partes. Roguemos al Señor.Pedimos al Señor que siempre que vengamos a rezar a la iglesia, salgamos con más ganas de ser mejores. Roguemos al Señor.Pedimos al Señor por todos los niños que no les han hablado de Dios y no les han enseñado a rezar. Roguemos al Señor.

Ofrendas: Dibujo o foto de un templo o de la iglesia de su parroquia. Lo ponemos a los pies del árbol Señor: queremos valorar mucho el lugar de oración. Sabemos que podemos rezar y unirnos a ti en todas partes, también cuando estamos con los demás. Pero nos gusta tener un lugar donde celebrar y hablar contigo. Por eso, hoy te presentamos nuestra iglesia con corazón agradecido.

Oración de acción de gracias

Te damos gracias, Jesús,porque limpiaste el temploque estaba convertido en un mercado.Así nos enseñaste a comportarnoscuando venimos a la iglesiay nos juntamos con la comunidad,o cuando nos quedamos solos en ella.Que sepamos ser respetuososdentro de la iglesia,pero sin estar callados y aburridos.Y sobre todo,que respetemos a las personas,que son también el templo de Dios,porque las personas no se compran ni se venden.Gracias, Jesús,por enseñarnos a estar en la iglesia,solos o con los demás.

Avisos:

Los que a lo largo de la semana hayan rezado a Dios en casa o en una iglesia, podrán pegar flores en el árbol de la Cuaresma (se repar-ten flores y se pegan).

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 4º DE CUARESMA

Domingo 4º de Cuaresma

EL CIEGO DE NACIMIENTO15 de marzo de 2015

Nota: a pesar de estar en el Ciclo B, optamos por tomar el Evangelio corres-pondiente del Ciclo A (Jn 9,1-41) por las dificultades de comprensión que el evangelio del Ciclo B (Jn 3,14-21) puede tener para los niños.

Para preparar: árbol; hojas y flores del árbol; cello; vídeo de la canción del ciego; caretas para cada ceguera; rotu; ojos del ofertorio.

Monición de entrada: Buenos días. (En algunos países) ya se aproxima la primavera, y parece que ve-mos las cosas de otra manera, con más luz, más sol…. Pero no todo es alegría en el mundo. Hay muchos puntos negros y muchas situaciones humanas que necesitan una mirada de cariño. Este va a ser el tema de la Eucaristía de hoy. Jesús es la luz del mundo y necesitamos su mirada de luz para no caminar como ciegos guiados por ciegos. De pie, comenzamos cantando.

Saludo del sacerdote

¿Cómo va la ficha de la Cuaresma?... (Que lo digan)El domingo pasado vimos a Jesús en el templo, y nos impresionaba la forma de echar a la gente. Apren-dimos que el templo, la iglesia, es una casa de oración, y que tenemos que aprender a respetarla y a rezar bien en ella. Hoy Jesús nos va a enseñar a estar fuera de la iglesia. Cuando salimos de la iglesia vamos a encontrar mucha gente que nos necesita, y que están como esperando a que les demos alegría y esperanza. Como en todas las Eucaristías, vamos a comenzar pidiendo perdón al Señor.

Peticiones de perdón

Señor: en misa aprendemos que tenemos llenar el mundo de alegría y esperanza, pero luego se nos olvida. Por eso te decimos, Señor ten piedad.Señor: A veces somos como ciegos, porque nos ciegan los enfados, las envidias y los egoísmos. Por eso te decimos, Cristo ten piedad.Señor: ser luz y alegría es ser buen ejemplo para los demás, pero a veces en vez de ser buen ejemplo hacemos lo contrario. Por eso te decimos, Señor ten piedad.

Pegar flores en el Árbol

Todos los niños que se han esforzado en portarse bien y en rezar a Jesús, pueden salir a pegar la flor en el árbol de la Cuaresma (Se les reparten florecillas y se les ayuda a pegarla en las ramas.)

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 4º DE CUARESMA

Monición del Evangelio

Vamos a leer un evangelio con la historia de un milagro de Jesús. Hay que estar muy atentos para ver cómo reacciona cada una de las personas que son testigos de la curación. Son como un reflejo de las reacciones que solemos tener nosotros ante Jesús. Escuchamos el Evangelio.

Evangelio: Juan, 9, 6-38

Lectura del santo evangelio según san Juan:

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:

- Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: - ¿No es ése el que se sentaba a pedir?Unos decían: - El mismo.Otros decían: - No es él, pero se le parece.Él respondía: - Soy yo.Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo ba-

rro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó:

- Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.Algunos de los fariseos comentaban: - Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.Otros replicaban: - ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: - Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?Él contestó: - Que es un profeta.

No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista y les preguntaron:

- ¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? Sus padres respondieron: - Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego. Pero, cómo ve ahora, no lo sa-

bemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.

Le replicaron: - Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?

Y lo expulsaron de la iglesia. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:- ¿Crees tú en el Hijo del hombre?

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 4º DE CUARESMA

Él contestó: - ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?Jesús le dijo: - Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.Él dijo: - Creo, Señor. Y se postró ante él. Es Palabra del Señor.

Comentario niños y mayores

En el evangelio van aparecien-do una serie de personas, y sus reacciones ante Jesús son muy significativas: ¿Cómo reaccio-nan los vecinos?¿Y los fariseos?¿Y los padres del chico?¿Cómo reacciona el chico ciego?Y hay dos reacciones finales importantes: la de los fariseos y la del ciego. ¿Cómo reaccionan los dos?El ciego pedía que le ayudaran. Estaba ciego y no podía caminar ni valerse. Nosotros, muchas veces, somos como ese ciego, aunque tengamos los ojos abiertos y nos creamos que vemos,…. Es decir, que no sólo hay cegueras físicas: hay otras cegueras que impiden caminar. ¿Cuáles son?... (Egoísmo, riquezas, violencia, vicios, comodidad…)

Conforme las nombran, salen para ponerse en los ojos una careta con la palabra correspondien-te que le escribe una persona mayor. Esperan en fila hasta nombrar todas las palabras)Jesús vino a darnos su luz, a curarnos con su cariño todas las cegueras y a enseñarnos a mirar al mundo como Él. Eso es lo que vamos a representar:

Se ponen a caminar muy despacio con las manos extendidas diciendo: “¡Ayuda!, ¡Ayuda!... Sale Jesús caminando en fila y de la mano con unos cuantos amigos. Se acerca a cada uno de los ciegos y les dice: “¿Qué quieres?” y le responden “¡Quiero ver!. Luego les quita la máscara, les da un beso y le va incorporando a la fila.

¿Qué ha pasado?

Como alternativa puede proyectarse alguno de estos vídeos:https://www.youtube.com/watch?v=w8dW9rM4BF8 (tal vez el más recomendable, aunque está en inglés con subtítulos en castellano)https://www.youtube.com/watch?v=dPxub13Yb7Q (dibujos animados. La voz es latinoamericana, pero eso sólo puede molestar a los que no son latinoamericanos)https://www.youtube.com/watch?v=v42PhOac1jU (es otra versión fílmica algo más dura que la primera).

Oración con canto: (Se trata de poner la canción que se sugiere a continuación y ayudar a rezar con ella): https://www.youtube.com/watch?v=oYQrBKfgF5s

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Homilética

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 4º DE CUARESMA

Peticiones

Jesús: queremos librarnos de todas nuestras cegueras. Escúchanos, Señor.Jesús: queremos dejarnos guiar por ti, porque sabemos que Tú eres la luz que alumbra el camino. Escúchanos, Señor.Jesús: Te pedimos por toda la iglesia: para que cumpla con su misión de mirar al mundo como Tú lo miras. Escúchanos, Señor.Jesús: hay muchos pobres y necesitados en los caminos de la vida, que necesitan ayuda. Queremos verte en ellos. Danos un corazón generoso como el tuyo, para socorrer y ayudar a los demás. Escú-chanos, Señor.

Ofrendas: unos ojos pintados en una cartulina.

Señor: te presentamos estos ojos: Queremos ver la vida con los tuyos. Enséñanos a mirar como Tú.

Acción de gracias

Te damos gracias, Jesúspor la vista que nos has dado,aunque también hay niños y mayoresque no ven, pero tienen otros sentidos más agudosy los aprovechan.Por todo te damos gracias, Jesús.Pero sobre todo te damos graciasporque nos has enseñadoque hay peores ceguerasque las de los ojos:son las cegueras del corazón,cuando somos egoístas y nos importa tanto “lo nuestro” y “nuestras cosas”que no sabemos ver lo que necesitan los demás.Haznos siempre mirar, Jesús,como mirabas y sigues mirando Tú.

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Homilética

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 5º DE CUARESMA

Domingo 5º de Cuaresma

SI EL GRANO DE TRIGO NO MUERE22 de marzo de 2015

Para preparar: árbol de Cuaresma; mesa con tela que cubra hasta el suelo; semillas de papel o de corcho blanco para lanzar; video de un canto; frutos de colores para pegar en el árbol.

Monición de entrada:

Buenos días. Ya estamos en la quinta semana de Cuaresma. Sólo nos falta una para llegar a la Semana Santa. Hoy Jesús nos va a decir una frase que

dejó muy preocupados a sus amigos. Como la repetía de vez en cuando, sus amigos cada vez se mos-queaban más y se quedaban más preocupados, porque no acababan de entenderla. En la Eucaristía de hoy trataremos de comprenderla. Ahora, comenzamos la celebración cantando.

Saludo del sacerdote

¿Sabéis lo que significa la frase que repetía Jesús?...No os preocupéis, que en seguida lo sabremos. Y vamos a ver que tiene mucho que ver con la Semana Santa y con la Resurrección. Comenzamos la Eucaristía haciendo un momento de silencio, para sentir dentro del corazón mucho cariño a Dios y a los demás.

Un momento de silencio

Peticiones de perdón

Perdona, Señor, porque a veces somos semillas egoístas que no dan fruto. Señor, ten piedad.Perdona, Señor, porque a veces somos semillas comodonas que no se esfuerzan. Cristo, ten piedad.Perdona, Señor, porque a veces no somos semillas generosas. Señor, ten piedad.

Monición al Evangelio

Hoy el Evangelio es un poco triste. Pronto comenzamos la Semana Santa y Jesús sabe que tiene que morir. Dentro, se le revuelve el interior pensando en ello. Pero no se va a acobardar y va a seguir valiente hasta el final. Escuchad cómo nos lo cuenta el evangelio de Juan.

Evangelio: Juan 12, 20-25

Lectura del santo evangelio según san Juan.

Se acercaba la fiesta de la pascua. Entre los que habían venido a celebrar la fiesta, había algunos griegos, que acercándose a Felipe, le rogaban:

- Eh, amigo, quisiéramos ver a Jesús.Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó:

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Homilética

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 5º DE CUARESMA

- Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda sin dar fruto; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que sabe negarse a sí mismo en este mundo dará fruto de vida eterna. El que quiera servir-me, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor. A quien me sirva, el Padre lo premiará.

Vídeo-canción:

Poner el vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=Xspujl508v4

Se trata de una canción. Durante el primer minuto, sólo hay música. En ese tiempo, cuidando de crono-metrarlo bien, puede leerse lo siguiente:

Había llegado Jesús a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua. Estaba rodeado de un gran gentío que acudía a la fiesta. Algunos querían conocerlo, como nos han leído en el Evangelio. Luego, al anochecer, seguramente se habrían ido a un descampado a charlar y comer pan y frutos secos con el grupo de sus amigos. Jesús sentía por dentro angustia, porque veía lo que se acercaba su Pasión. Y allí, entonces, les explicó: “Si el grano de trigo no muere, no da fruto.

Y se sigue escuchando la canción.

Que salga alguno a explicar lo que nos quiere decir esta canción (Lo dicen)Vamos a intentar representar lo que dice esta canción. Estad atentos:

Otra alternativa de canto puede ser: “Sé como el grano de trigo”:

https://www.youtube.com/watch?v=zMyVlhO0aLY

Representación:

Una mesa cubierta con una tela, delante de los que van a representar. Unos cuantos niños se colocan detrás, de rodillas, para que no se les vea. Sobre la mesa se puede colocar una “chule-ta” con las cuatro frases que tienen que decir.

Narrador: Estad muy atentos para ver lo que pasó con un grano de trigo que era muy generoso.Grano de trigo: Yo soy un grano de trigo que quiere dar mucho fruto.

Sé como el grano de trigo que caeen tierra y desaparece.Y aunque te duela la muerte de hoy,mira la espiga que crece.

Un trigal será la Iglesiaque guardará mis entregas,fecundadas por la sangre de Aquélque dio su vida por ella.

Ciudad nueva del amor,donde vivirá el pueblo

que en los brazos de su dueño nació,sostenido de un madero.

Yo mi vida he de entregar,para aumentar la cosechaque el sembrador al final buscaráy dejará ser eterna.

Y un día al Padre volveré,a descubrir el secretode la pequeña semilla que fielcobró su herencia en el cielo.

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Homilética

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 5º DE CUARESMA

Va hacia el centro de la mesa y se coloca detrás de ella. Muy despacio, se irá agachando has-ta colocarse como sus compañeros, escondido del todo, mientras sigue leyendo el narrador.

Narrador: Al grano de trigo generoso, no le importó sufrir y desaparecer dentro de la tierra (desa-parece). Se metió dentro de la tierra y allí, dentro de ella, fueron pasando los días. Poco a poco, el pequeño grano se dejó transformar por el agua y la tierra. Allí seguía quietecito y generoso, regalando a la tierra lo poquito que tenía de vida. Y después de haberlo dado todo, cuando parecía que ya había muerto… ¡Ocurrió una cosa admirable!Grano de trigo: (escondido) ¿Qué me está pasando…?Narrador: El grano de trigo notó algo raro sobre su cabecita. En lugar de pelo, le brotó una pequeña caña de color verde, que se estiraba y se estiraba, hasta salir fuera de la tierra y asomarse al sol… (Saca las manos unidas y detrás de ellas los brazos)Narrador: Siguió creciendo y creciendo y, sintiéndose lleno de fuerza y de alegría, gritó fuerte.Grano de trigo: ¡Quiero dar mucho fruto! (Extiende los brazos a los lados) ¡Quiero llenar el mundo de semillas! (Coge bolitas blancas de papel o de corcho blanco y las lanzan a los dos lados)Narrador: Y ocurrió una cosa maravillosa. Cada granito cayó en tierra y quisieron seguir el ejemplo de quien les dio la vida. Pareció que también morían, pero… podéis imaginaros lo que ocurrió: bro-taron y crecieron, hasta llenarse de semillas. (Se van levantando haciendo los mismos gestos que el primero) Luego, gritaron a una:Granos: ¡Quiero llenar el mundo de semillas! (cogen bolitas blancas de papel y las lanzan a los dos lados)

Comentario niños y mayores

¿A quién representa la semilla generosa?... ¿Y las demás semillas?...¿Qué significa esa imagen de las semillas? (Los padres pueden ayudar. El ejemplo son ellos mismos, dando la vida a sus hijos…Son ejemplo del vaciarse –desprendimiento y generosidad, olvido de sí mismo- para llenar a otros –dar vida a los demás-. Valorar ese gesto de Jesús en Semana Santa)¿Quiénes quieren parecerse a las semillas?... (que salgan…, niños y mayores).¿Aunque cueste mucho?... ¿Aunque haya que esforzarse mucho?... Pues vamos a repetir todos juntos lo mismo que decían las semillas generosas: “¡Quiero llenar el mundo de semillas!

Todos: ¡Quiero llenar el mundo de semillas! (Pueden lanzar bolitas también. Valorar ese gesto gene-roso de llenar el mundo de buenas semillas)

Oración en silencio, como de costumbre…

Peticiones

Jesús: Queremos ser semillas generosas que den buenos frutos. Te lo pedimos, Señor.Jesús: aunque nos cueste mucho, queremos sembrar el mundo de cosas buenas. Te lo pedimos, Señor.Jesús: Tú diste la vida por nosotros y fuiste muy valiente y generoso. Ayúdanos a ser como Tú. Te lo pedimos, Señor.Jesús: hacen falta muchos cristianos como Tú en el mundo. Que sepamos escuchar tu llamada mu-chos niños y muchos jóvenes para seguirte con valentía.Jesús: queremos celebrar muy bien las fiestas de Semana Santa y darte gracias por todo lo que hicis-te. Ayúdanos para que no nos olvidemos de Ti.

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Homilética

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MISA FAMILIAR - DOMINGO 5º DE CUARESMA

Ofertorio

El domingo pasado pusimos flores en el árbol. Pero las flores también se mueren. Pero no desaparecen, sino que se convierten en frutos, esos frutos tan ricos que luego nos comemos…: peras, cerezas, man-zanas, naranjas, plátanos, uvas, piñas, papayas, aguacates, chirimoyas…

Todos los que queréis ser, como Jesús que dio su vida por nosotros, como el grano de trigo que da su vida para dar muchos frutos, que salgan a pegar frutos en el árbol de la cuaresma. (Se reparten y los van pegando en las ramas tapando las flores)

Señor: te ofrecemos todos estos frutos, porque queremos seguir tu ejemplo sembrando el mundo de buenas semillas y buenos frutos.

Acción de gracias

AVISOS: El domingo que viene es domingo “de Ramos” y empieza la Semana Santa. ¡Feliz Pascua!

Te damos gracias, Jesús,porque nos has enseñado a ser valientesy no tener miedo a perder para ganar,a aguantarnos los caprichospara compartir y ser generosos,a aguantar lo que nos cuestacon la esperanza de los frutos.Te damos gracias, Jesús,porque ahora sabemosque podemos dar muchos frutosde cosas buenas para todos,

porque somos como semillas de bondad, de cariño, de paz,de perdón, de justicia,de alegría y de esperanza.Porque cada uno de nosotros y nosotrassomos semillas diferentesque llenamos de coloresla tierra y las personascon las que vivimos.Gracias, Jesús,por ser el primer grano de trigo.

pera papaya cerezas manzana naranja

plátano uvas piña aguacate chirimoya