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HISTORIA MEXICANA REVISTA TRIMESTRAL PUBLICADA POR EL CENTRO

DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE EL COLEGIO DE MÉXICO

Fundador: DANIEL Costo VILLEGAS

Director: ÓSCAR MAZfN Redacción: BEATRIZ MoRÁN GoRTARI

CONSEJO INTERNACIONAL 2006-2011 Walter L. BERNECKER, Universitat Erlangen-Nürenberg, David BRADING, University of Cambridge;

Louise BURKHART, University at Albany; Raymond BUVE, Université de Leiden; Thomas CALvo, El Colegio de Michoacán; John CoATSWORTH, Harvard University; John ELLIOTI, University

of Oxford; Nancy FARRISS, University of Pennsylvania; Serge GRUZINSKI, École des Hautes Études en Sciences Sociales y CNRS; Brian HAMNET, University of Essex, Alan KN!GHT, University of

Oxford; Annick LEMPÉRIERE, Université de Paris-l; Arij ÜUWENEEL, Centrum voor Studie en Documentatie van Latijns Ame1-ika; Horst PIETSCRMANN, Universitiit Hamburg;José Antonio

PIQUERAS, Universitat ]aume 1; José Javier Rurz IBÁÑEZ, Universidad de Murcia; Eric VAN YoUNG, University of California-San Diego

CONSEJO EXTERNO Mario CERUITI, Universidad Autónoma de Nuevo León; Brian CoNNAUGTHON, Universidad

Autónoma Metropolitana-!; Rafael Diego FERNÁNDEZ, El Colegio de Michoacán; Enrique FLORESCANO, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; Clara GARCÍA, Centro de Investigación

y Docencia Económicas (cwE); Virginia GUEDEA, Universidad Nacional Autónoma de México; Luis JÁUREGUI, Instituto de Investigaciones Dr. fosé María Luis Mora; Alfredo LóPEZ AusTIN, Universidad Nacional Autónoma de México; Jean MEYER, Centro de Investigación y Docencia

Económicas ( cwE); Juan ÜRTIZ Es CAMILLA, Universidad Veracruzana; Tomás PÉREZ VEJO, Escuela Nacional de Antropología e Historia; José R. RoMERO GALVÁN, Universidad Nacional Autónoma

de México; Esteban SÁNCHEZ DE TAGLE, Instituto Nacional de Antropología e Historia; Ernest SÁNCHEZ SANTIRÓ, Instituto de Investigaciones Dr. fosé María Luis Mora; Pablo YANKELEVICH,

Escuela Nacional de Antropología e Historia

COMITÉ INTERNO CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS

Luis ABOITES, Solange ALBERRO, Marcello CARMAGNANI, Romana FALCÓN, Bernardo GARCÍA MARTÍNEZ, Javier GARCIADIEGO, Pilar GoNZALBO AizPURU, Moisés GoNZÁLEZ NAVARRO, Bernd

HAUSBERGER, Alicia HERNÁNDEZ CHÁVEZ, Sandra KuNTZ FrcKER, Clara E. LIDA, Andrés LIRA, Paula LóPEZ CABALLERO, Carlos MARICHAL, Graciela MÁRQUEZ, Manuel MrÑo GRIJALVA, Guillermo

PALACIOS, Marco Antonio PALACIOS, Erika PANI, Ariel RoDRÍGUEZ KURI, Anne STAPLES, Dorothy 'TANcK DE ESTRADA, Josefina Z. VÁZQUEZ, Juan Pedro VrQUEIRA, Sil vio ZaVALA,

Guillermo ZERMEÑO y María Cecilia ZuLETA

Publicación incluida en los índices HAPI (http:/hapi.ucla.edu), CLASE (http:/ /www.dgbiblio.unam. mx/clase.html) Redalyc (http:/ /www.redalyc.org) y

JSTOR (http:/ /www.jstor.org)

HisTORIA MEXICANA es una publicación trimestral de El Colegio de México. Suscripción anual: en México, 300 pesos. En otros países, 100 dólares, más cuarenta dólares,

en ambos casos, para gastos de envío.

© EL COLEGIO DE MÉXICO, A. c. Camino al Ajusco 20

Pedregal de Santa Teresa 10740 México, D. F.

correo electrónico: lú[email protected] www.colmex.mx/historiamexicana

ISSN 0185-0172 Impreso en México

Se terminó de imprimir en febrero de 2011 en Imprenta de Juan Pablos, S. A. Mexicali 39, Col. Hipódromo Condesa, 06100 México, D. F. Composición tipográfica: El Atril Tipográfico, S. A. de C. V.

Certificado de licitud de titulo, núm. 3405 y licitud de contenido, núm. 2986, expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, el30 de septiembre de 1988,

y número de reserva 04-2001-011613405600 del16 de enero de 2001

HISTORIA MEXICANA

VOLUMEN LX NÚMERO 4 ABRIL-JUNIO 2011

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EL COLEGIO DE MÉXICO

HISTORIA MEXICANA VOLUMEN LX NÚMERO 4 ABRIL-JUNIO 2011

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Artículos 1915 BERNARDO GARCÍA MARTÍNEZ

Encomenderos españoles y British Residents. El sistema de dominio indirecto desde la perspectiva novohispana

1979 MoisÉs GuzMÁN PÉREZ

José Antonio de Soto Saldaña. Vida y lecturas de un conspirador 2025 DAVID CARBAJAL LóPEZ

La epidemia del cólera de 1833-1834 en el obispado de Guadalajara. Rutas de contagio y mortalidad

2069 MóNICA GóMEZ

Había una vez un sistema de bancos privados emisores de billetes. México, 1897-1910

2111 MARIA-APARECIDA LoPES

"Que se cumplan los sagrados principios de la revolución": cambio y continuidad en la política de abasto de carne en la ciudad de México

Crítica de libros 2157 Sobre PETER GuARDINO, El tiempo de la libertad. La cul­

tura política en Oaxaca, 1750-1850 (Luis Alberto Arrioja

Díaz Viruell)

2176 Sobre CECILIA GREAVES L., Del radicalismo a la unidad nacional. Una visión de la educación en el México contem­poráneo (1940-1964) (María Bertely Busquets)

Reseñas 2193 Sobre ALICIA MAYER, Lutero en el paraíso. La Nueva Espa­

ña en el reflejo del reformador alemán (Enrique González González)

2206 Sobre ERNEST SÁNCHEZ SANTIRÓ, Las alcabalas mexicanas (1821-1857). Los dilemas en la construcción de la Hacien­da nacional (Javier Torres Medina)

2214 Sobre FAUSTA GANTÚS, Caricatura y poder político. Críti­ca, censura y represión en la Ciudad de México, 1876-1888 (Ricardo Pérez Montfort)

2218 Sobre RoGELIO HERNÁNDEZ RoDRÍGUEZ, El centro divi­dido: la nueva autonomía de los gobernadores (Paul Gillingham)

2226 Sobre MARIO BARBOSA Y SALOMÓN GoNZÁLEZ, Problemas de la urbanización en el Valle de México, 1810-1910 (María del Carmen Collado)

2233 Sobre ARIEL RoDRÍGUEZ KuRI, Historia del desasosiego La Revolución en la ciudad de México, 1911-1922 (Marco Palacios)

2241 Sobre Luis SAZATORNIL RuiZ (ed.), Arte y mecenazgo indiano. Del Cantábrico al Caribe (Johanna Lozoya)

2253 Sobre PABLO YANKELEVICH (coord.), Nación y Extranjería. La exclusión racial en las políticas migratorias de Argenti­na, Brasil, Cuba y México (Olivia Gall)

2264 Sobre ADOLFO GILLY, Historias clandestinas (Olivia Gall) 2279 Resúmenes 2283 Abstracts

VIÑETA DE LA PORTADA

Pesca y captura de aves en redes. Mapa de Uppsala, detalle. Linné, 1948. Tomado de Sonia LoMBARDO y Enrique NALDA (coords.), Temas meso-. americanos, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cul­tura y las Artes, 1996, p. 22.

CRÍTICA DE LIBROS

PETER GuARDINO, El tiempo de la libertad. La cultura polí­tica popular en Oaxaca, 1750-1850, México, El Colegio de Michoacán, El Colegio de San Luis, Universidad Autó­noma Benito Juárez de Oaxaca, Universidad Autónoma Metropolitana-lztapalapa, Honorable Congreso del Estado de Oaxaca, 2009,479 pp. ISBN 978-607-7751-11-3

Con mucho rigor analítico, María de los Ángeles Rome­ro Frizzi señaló en el volumen 111 de las Lecturas históricas del estado de Oaxaca (1990) que·el texto de Rodolfo Pastor, Campesinos y reformas. La Mixteca, 1700-1856 _:redacta­do como tesis doctoral en 1981 y publicado como libro en 1987- era una obra sugerente, ya que permitía estudiar la estructura política, económica y social de la Mixteca duran- · te los siglos xvu.r y xrx, y sobre todo permitía _examinar los procesos de cambio y continuidad que irrumpieron en la región durante el reformismo borbónico, la guerra de indep(!ndencia y el liberalismo republicano. En este mismo orden,' Romero Frizzi apuntó la necesidad de inspirarse en

lfA1ex, LX:4,2011 2157

2158 CRÍTICA DE LIBROS

dicho libro y elaborar investigaciones que fueran capaces de instrumentarse en otras regiones de México, en general, y de Oaxaca, en particular.1 Por suerte, a 20 años de haberse formulado esta recomendación, la historiografía especiali­zada ha respondido con creces e incorporado argumentos innovadores para estudiar ese complejo periodo que arran­ca con la instrumentación del reformismo borbónico y cul­mina con la reforma liberal republicana.

Centrando la atención en Oaxaca y en especial en las décadas de los ochenta y noventa, bien puede decirse que los trabajos de Leticia Reina, Marcello Carmagnani, Carlos Sánchez Silva, Manuel Esparza, Brian Hamnett, J ohn Monagahn y Ronald Spores plantearon una serie de pro­puestas para vislumbrar la manera como cambiaron o per­sistieron las instituciones de gobierno, las corporaciones religiosas, los pueblos de indios, las actividades productivas, la estructura social y múltiples elementos de la vida indíge­na entre colonia y república. 2 Si bien es cierto que estas pro-

1 María. de los Ángeles RoMERO FRIZZI (comp.), Lecturas históricas del estado de Oa:;caca, -voL 111, Siglo XIX, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Gobierno del Estado de Oaxaca, 1990, p. 29. 2 Leticia REINA AoYAMA, Las rebeliones campesinas en México (1819-1906), México, "Siglo Veintiuno Editores, 1980; "De las reformas bor­bónicas a las :Leyes de Reforma, pp. 181-267, en Marcus WINTER et al., Historia de_ /a cuestión agraria mexicana. Estado de Oaxaca, vol. 1, Prehispánico-1924, México, Juan Pablos Editor, Gobierno del E,stado de Oaxaca, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Cen­tro de Estudios Históricos del Agrarismo en México, 1988; Marcello CARMAGNANI, El regreso de los dioses. El proceso de reconstitución de la identidad étnica .en Oaxaca. Siglos XVII y XVIll, México, Fondo de Cultura Económica, 1988; Manuel . EsPARZA, "Los proyectos de los liberales en Oaxaca (1856-1910)", pp. 26~-330, en Marcus WINTER et al., Historia de · la cuestión ·agraria mexicana. Estado de ·aaxaca,

CRÍTICA DE LIBROS 2159

puestas llenaron un gran vacío historiográfico, también es verdad que inspiraron a un grupo de historiadores -como Margarita Menegus, Laura Machuca, Daniela Traffano y Edgar Mendoza- para que una década después no sólo revisaran dichas propuestas, sino también las enriquecie­ran con argumentos teóricos, fuentes documentales y enfo­ques analíticos que iban desde lo regional hasta lo local. 3

vol. 1 Prehispánico-1924, México, Juan Pablos Editor, Gobierno del Estado de Oaxaca, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México, 1988; Car­los SÁNCHEZ SILVA, Indios, comerciantes y burocracia en la Oaxaca poscolonial, 1786-1860, México, Instituto Oaxaqueño. de las Culturas, Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, Universidad Autónoma Be­nito Juárez de Oaxaca, 1998; Brian R. HAMNETT, "La crisis política de 1808-1821", pp. 477-506, en María de los Ángeles RoMERO FRrzzr (comp.), Lecturas históricas de Oaxaca, vol. n, Época colonial, Méxi­co, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1990; John MoNA­GANH, "La desamortización de la propiedad comunal en la Mixteca: resistencia popular y raíces de la conciencia nacional", pp. 343-385, en María de los Ángeles RoMERO FRIZZI (comp.), Lecturas históricas de Oaxaca, vol. III, Siglo XIX, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1990; Ronald SPORES, "Relaciones gubernamentales y judi­ciales entre los pueblos, los distritos y el estado de Oaxaca, siglo xrx", pp. 239-288, en María de los Ángeles RoMERO FRrzzr (comp.), Lecturas históricas del estado de Oaxaca, vol. rn. Siglo XIX, México, Instituto Nacional de Antropología, Gobierno del Estado de Oaxaca, 1990. 3. Margarita MENEGus BoRNEMANN, La Mixteca Baja. Entre la Re­volución y la Reforma. Cacicazgo, territorialidad y gobierno, siglos XVIII-XIX, México, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Universidad Autónoma Metropolitana, Honorable Congreso del Es­tado de Oaxaca, 200·9; Laura MACHUCA, 'Haremos Tehuantepec'. Una historia colonial (siglos XVI-XVIII), México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Fundación Alfredo Harp Helú, Gobierno del estado de Oaxaca, Consejo Nacional para la Cul­tura y las Artes, 2008; Daniela TRAFFANo, Indios, curas y nación. La sociedad indígena frente a un proceso de secularización, Torino, Otto

2160 CRÍTICA DE LIBROS

Obviamente, esta acumulación de conocimiento ha permi­tido descubrir -grosso modo- tres cuestiones de relevan­cia: primeramente, los diversos ritmos y alcances que tuvo la transición del régimen colonial al republicano en Oaxaca; en segundo lugar, la compleja participación de los pueblos indios, las villas y las ciudades, tanto en la emancipación del colonialismo como en la construcción del republicanis­mo; en tercer lugar, las múltiples estrategias que emplearon los gobernantes y los pueblos indios para resguardar o res­tituir elementos del antiguo o nuevo régimen.

Sería iluso pensar que estos planteamientos germina­ron y se desarrollaron únicamente en México, en general, y Oaxaca, en particular. Debo decir que -desde mediados de la década de los '?chenta-, diversos historiadores espe­ci.alizados en Hispanoamérica centraron su atención en los procesos que marcaron la transición del régimen colonial al nacional. Algunos de ellos, de manera específica, exa­minaron cómo la política corporativista colonial se encon­tró -frente a frente- con 13. política liberal republicana;4.

otros optaron por estudiar las diversas .formas de sincre-

Editore, 2001; Edgar MENDOZA GARCÍA, "Poder político y e.conómico de los pueblos chocholtecos de Oaxaca: municipios, cofradías y tie­rras, 1825-1890", tesis de doctorado en historia, México, El Colegio de México, 2004; Los bienes de comunidad y la defensa de las tierras en la Mixteca oaxaqueña. Cohesión y autonomía del municipio de Santo Domingo Tepenene, 1856-1912, México, Senado de la República, 2004. 4 Fran~oise-Xavier GuERRA, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, México, Fondo d~ Cultura Económi­ca, 1993; Fran~ois-Xavier GuERRA y Annick · LEMPÉRIERE et al., Los espacios públicos en Iberoamérica .. Ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX, Fondo de Cultura Económica, Centro de Estudios Mexica­nos y Centroamericanos, 1998.

CRÍTICA DE LIDROS 2161

tismo, ambigüedad y síntesis que experimentó la política republicana durante la primera mitad del siglo x1x;5 otros tantos prefirieron explorar la manera en que la cultura polí­tica colonial y -en su momento- republicana fue a su mi­da e incluso manipulada por la gente común. 6

Obviamente, no es extraño que dichas reflexiones inte­gren un cúmulo de conocimiento sobre la cultura políti­ca que germinó en Hispanoamérica; trabajos que plantean el uso de fu_entes judiciales, notariales, fiscales y militares como el eje de sus argumentos y que formulan -con inte­ligencia- una reorientación de la cultura política hacia los denominados grupos subalternos. Es importante subrayar que, en términos de método, estos trabajos suelen ser com­plejos, pues echan mano de paradigmas y conceptos ges­tados en la_ ciencia política, la sociología, la economía y las diversas especialidades de la historia. Es precisamente en esta tradición donde se ubica el libro comentado, ya que se trata de una obra que busca -a cada página- examinar la cultura política popular y, sobre todo, los elementos sub­yacentes que determinaron la forma en que la gente recibió, interpretó y usó la cultura política tanto en la etapa colo­nial como republicana (p. 19). Este libro también examina

5 Jaime E. RoDRÍGUEZ 0., The Independence of Spanish America, Nueva York, Cambridge University Press, 1998; David BusHNELL y Nelly MACAULEY (eds.), The Emergence of Latin America in the Nine­teenth Century, Nueva York, Oxford University Pre-ss, 1988. 6 Antonio ANNINO (coord.), Historia de las elecciones en Iberoaméri­ca, siglo XIX. De la formación .del espacio político nacional, Buenos Ai­res, Fondo de Cultura Económica, 1995; Hilda SABATO (coord.), Ciu­dadanía política y formación de las naciones. Perspectivas históricas de América Latina, México, El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de Cultura Económica, 1999.

2162 CRíTICA DE LIBROS

lo que sucedió al tiempo en que los gobernantes republica­nos revisaron y replantearon sus marcos hegemónicos y las diversas reacciones que esto provocó entre la gente común.

Como puede observarse, el libro de Peter Guardino uti­liza dos conceptos centrales para desarrollar sus argumen­tos: "cultura política" y "hegemonía". El primero de . ellos le sirve para estudiar los imaginarios y los criterios políti­cos de los grupos poderosos y subalternos, mientras que el segundo lo emplea -básicamente- para explorar las com­plejas relaciones que se tejieron entre unos y otros. En estre­cha relación con esto, el autor advierte ·que la selección del espacio y periodo de estudio obedece -estrictamente- al interés de plantear una investigación sistemática sobre un lapso de tiempo do~de la cultura política experimentó múl­tiples cambios. Así, con el objeto de romper el viejo esque­ma de examinar exclusivamente áreas urbanas o rurales, el autor plantea un análisis comparativo entre la ciudad de Oaxaca (antes llamada Antequera) y el distrito político de Villa Alta. Tal vez aquí radica el primer aporte de su texto, pues un ejercicio de esta naturaleza implica, necesariamen­te, una tensión entre las semejanzas y las diferencias que se precipitaron en dos lugares como Oaxaca y Villa Alta: uno urbano y pluriétnico, y otro rural e indígena. En este sen­tido, Guardino se inclina por cultivar dicha tensión, pues suele ser el núcleo del análisis comparativo; un análisis que,_ en la medida de lo posible, le permite vislumbrar los factores que alentaron el cambio en la cultura política republicana y ponderar si, en efecto, los procesos particulares tuvieron una resonancia más amplia o si los procesos generalés pose­yeron repercusiones individuales trasc_endentes. Por si esto no bastara, Guardino pone en práctica un análisis que -en

CRÍTICA DE LIDROS 2163

el ámbito político- no se circunscribe a lo acaecido en la ciudad de Oaxaca y en la cabecera política de Villa Alta -la villa de San Ildefonso de los Zapotecas-, sino que va más allá de esta concepción y examina lo sucedido en la ciudad y sus barrios, en la cabecera y sus 110 pueblos de indios, y en el estado de Oaxaca y algunos de sus distritos políticos.

A diferencia de aquellos trabajos que con una visión limi­tada presentan a la "gente plebeya urbana" y a .los "subalter­nos del campo" como meros actores contemplativos en la transición de colonia a república, Guardino tiene la virtud de poner al descubierto que dichos actores fueron suma­mente activos e incluso desarrollaron discursos complejos, visiones innovadoras, prácticas libertarias y repertorios políticos en los que incluso se mostraron como colabora­dores y gestores de la hegemonía de los poderosos. En este mismo sentido, cuestiona aquella visión historiográfica que de manera reduccionista insiste en encontrar duran­te el periodo 1821-1850 una larga permanencia del régimen colonial o bien una transición incompleta hacia el republi­canismo. Por el contrario, el autor sugiere que dicha tran­sición tuvo ritmos diferenciados: unas veces marcados por procesos evidentes y otras veces por procesos abstractos; de ahí su interés por examinar los casos de estudio de manera detallada y contextualizada.

A lo largo de seis capítulos, el lector puede adentrarse en los planteamientos hipotéticos y en las fuentes documen­tales que respaldan la investigación. La discusión central del libro gira en torno a la cultura política popular que flo­reció y evolucionó en la ciudad de Oaxaca y el distrito de Villa Alta, y a las múltiples relaciones que se tejieron entre las élites y los grupos subalternos. En este entendido, los

2164 CRÍTICA DE LIBROS

primeros dos capítulos permiten vislumbrar con detalle las complejas estructuras -políticas, económicas, socia­les y culturales- que cimentaban la ciudad de Anteque­ra y los pueblos de Villa Alta antes de instrumentarse las reformas borbónicas. Dichos capítulos sirven como refe­rencia para comprender los alcances y límites que tuvo la cultura corporativa en los espacios urbanos y rurales, y de paso ayudan a entender las diversas costumbres que regían la vida de los "plebeyos urbanos" y los "campesinos indí­genas". El tercer capítulo, por su parte, estudia el impac­to del reformismo borbónico en las estructuras referidas y pone de manifiesto cómo este proyecto -dados sus conte­nidos elitistas- se distinguió por ser excluyente respecto a los grupos subalternos, condicionar su instrumentación a la voluntad de los funcionarios coloniales e incluso fomen­tar ideas contrarias al pensamiento ilustrado, tales como la reglamentación de bienes y cajas de comunidad, y la insti­tucionalización de cofradías, gremios y asociaciones. Así, el cuarto capítulo examina acuciosamente el impacto que tuvo tanto la crisis imperial de 1808-1814 como el movimiento de independencia de 1810-1821 en los espacios referidos. A lo largo de dicho capítulo, Guardino plantea que estos suce­sos transformaron el proyecto reformista de los Barbones e impactaron en el seno de las élites y los grupos subalter­nos, al grado que -entre 1810 y 1821- dichos actores no dudaron en formular una nueva cultura política, en donde unos y otros participaron de manera activa en la toma de decisiones. Los capítulos quinto y sexto, entretanto, exami­nan la construcción e instrumentación del proyecto repu­blicano desde el ámbito de una ciudad sureña como Oaxaca y un conglomerado de pueblos serranos -como los ubica-

CRíTICA DE LIBROS 2165

dos en los distritos de Villa Alta y Choapán. En esta parte, el autor revela las virtudes y los defectos que acompaña­ron al federalismo y centralismo en Oaxaca, la manera en que estos hechos condicionaron las relaciones entre las éli­tes y la gente común, las repercusiones en la geografía polí­tica y social del estado y los cambios que suscitaron en la vida política de los pueblos indios. Dichos capítulos tam­bién permiten constatar que los "plebeyos urbanos" y los "campesinos indígenas" no eran tan pasivos políticamen­te hablando y que su injerencia en los círculos de poder era muy activa, ya sea con discursos, pronunciamientos, nego­ciaciones, etcétera.

Se trata de un libro que explica el devenir de una ciu­dad y un centenar de pueblos entre 1750 y 1850; un libro que -pese a los bemoles que implica toda traducción- ha sido bien recibido entre el público académico. N o obstante, como todo trabajo de historia suele despertar inquietudes e interrogantes. Los comentarios que apunto a continuación derivan de una lectura detenida de la obra y de una larga investigación académica realizada desde hace más de diez años en los acervos de Oaxaca, en géneral, y de Villa Alta, en particular.

Centrando la atención en el "distrito montañoso e indí­gena" de Villa Alta, coincido con Guardino en retomar con cautela las etnografías que se realizaron en la región durante la primera mitad del siglo xx; no obstante, tengo la impresión de que un manejo adecuado de las mismas no sólo le habría permitido reconocer -aunque sea desde su· cubículo- el espacio de estudio, sino también compren­der que la ubicación geográfica de los pueblos analizados determinó históricamente su acceso a los recursos natura-

2166 CRÍTICA DE LIBROS

les y humanos, su especialización productiva y comercial, e incluso el desarrollo de estrategias para maximizar el apro­vechamiento de sus nichos .ecológicos, como en el caso de los zapotecos bixanos; estrategias que prevalecieron has­ta bien entrado el siglo xx y fueron referidas por los antro­pólogos que trabajaron la región entre 1930 y 1960, como Ralph Beals, Bernard Bevan, Julio de la Fuente y Salomón N ahmad, e incluso por historiadores, fotógrafos, políticos y literatos de la talla de Ernesto Lemoine, Juan Rulfo, Jor­ge L. Tamayo y Nacho López/

7 Los trabajos antropológicos referidos se encuentran en Ralph L. BEALS, Ethnology of the Western Mixe, Berkeley, University of California Press, 1945; Bernard BEVAN, Los chinantecos y su habitat, México, Instituto Nacional Indigenista, 1977 [1938]; Julio de la FuEN­TE, "Los zapotecos de Choapán, Oaxaca", en Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, t. n (1941-1946), pp. 144-192, 1947; Yalalag. Una villa zapoteca serrana, México, Museo Nacional de Antropología, 1949; "Algunos problemas etnológicos de Oaxaca", en Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, t. rv (1952), pp. 241-252; Salomón NAHMAD, Los Mixes. Estudio social y cultural de la región del Zempoaltepetl y del Istmo de Tehuantepec, México, Insti­tuto Nacional Indigenista, 1965. Otro tipo de aportaciones para el co­nocimiento de los pueblos indios de Villa Alta se encuentra en Ernesto LEMOINE, "Algunos datos histórico-geográficos acerca de Villa Alta y su comarca", en Summa Antropológica en homenaje a Roberto]. Weit­laner, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1966, pp. 193-202;Jorge L. TAMAYO, Oaxaca en el siglo xx: apuntes históricos y análisis político, México, 1956. Sobre la amplia colección fotográfi­ca de Rulfo y López en los pueblos de la región, pueden consultarse: Béatrice TATARD,]uan Rulfo photographe: esthétique du royaume des ames, París, L'Harmattan, 1994; Teresa RoJAS RABIELA, Catálogo elec­trónico de la Fototeca Nacho López del Instituto Nacional Indigenis­ta, México, Instituto Nacional Indigenista, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2002.

CRíTICA DE LffiROS 2167

Es de advertir que estas mismas etnografías, replanteadas con un trabajo de campo, habrían servido para distinguir un sinnúmero de problemas -políticos, económicos, agra­rios y sociales- que al rastrearlos en las fuentes históricas servirían para explicar el devenir de los pueblos indios. Una prueba de ello tiene que ver con las contrariedades protago­nizadas al interior de las repúblicas de indios en la segun­da mitad del siglo xvrn, ya sea por el control de los cargos electivos, por el desplazamiento de ciertos grupos de poder o por las disputas entre macehuales, principales y caciques; dificultades que, desde la perspectiva del autor, cond~cio­naron la cultura política de la época (pp. 94-98). Ante esto, conviene decir que dichos problemas tienen una historia secular más compleja que necesariamente se remonta al periodo 1660-1740 y tiene que ver con las disputas políticas entre los pueblos denominados cabeceras y los pueblos suje­tos, con las pugnas agrarias que acarrearon las políticas de composición de tierras, con la progresiva decadencia polí­tica y económica de la nobleza indígena, con la acelerada macehualización de las repúblicas de indios y con la ruina de los principales productos nativos que estaban orienta­dos a la economía comercial; factores que en su conjunto condicionaron la dinámica interna y externa de los· pueblos, y sembraron la discordia entre los diferentes sectores de la población. 8

Otro elemento que bien pudo rescatarse de las etnogra­fías y analizarse minuciosamente en los archivos tiene que

8 Luis Alberto ARRIOJA DíAZ VrRUELL, "Pueblos de indios, tierras y econc.nía: Villa Alta (Oaxaca) en la transición de Colonia a República, 1742-1856", tesis de doctorado en historia, Zamora, El Colegio de Mi­choacán, 2008, pp. 167-173.

2168 CRÍTICA DE LIBROS

ver con la estructura política de los pueblos. A juzgar por Guardino, la "cultura política de Villa Alta era diferente de la mayoría de las partes rurales de la Nueva España e incluso de la provincia de Oaxaca [ ... ],pues todos los cen-tros de población tenían sus gobiernos y[ ... ] no seguían el patrón más típico de cabeceras y sujetos [ ... ]" (pp. 85-86). En contraste, una revisión exhaustiva del Archivo Judicial de Villa Alta (AJVA) pone de relieve que los 110 pueblos de la jurisdicción en efecto tenían estructuras políticas muy complejas, destacando por mucho la jerarquía organiza­cional entre pueblos denominados como cabeceras, cabece­ras-sujeto y sujetos. Dado esto, no es casualidad que hacia 1742 existieran alrededor de 110 pueblos de indios, de los cuales 29 de ellos eran considerados "cabeceras ·de gobier­no", 30 "cabeceras dependientes" y 49 "sujetos".9 Se sabe, por ejemplo, que las cabeceras d~ gobierno eran totalmente autónomas y ejercían control político, fiscal, administrati­vo y judicial sobre las cabeceras dependientes y los suje­tos; asimismo, contaban con cuerpos políticos -integrado por un gobernador, alcaldes, regidores y diversos funcio­narios menores- que se encargaban de ejercer el control judicial, económico y administrativo; además, eran unida­des territoriales reconocidas y aceptadas por otros pueblos que se configuraban como sus asentamientos sujetos, esto, a su vez, les permitía exigir servicios, contribuciones, ali­mentos, animales, etcétera; por si esto no bastara, los pue­blos cabecera se daban a la tarea de recabar los impuestos entre las cabeceras dependientes y los sujetos, y emplear

9 Luis Alberto ARRIOJA DíAZ VIRUELL, "Pueblos de indios, tierras y economía", pp. 172-174.

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una parte de ellos para el sustento de las .autoridades nati­vas. Las cabeceras-sujetos, por su parte, eran unidades. que dependían directamente de las cabeceras de gobierno, aun­que también desplegaban cierta autoridad política, fiscal y administrativa sobre algunas estancias o sujetos; asimismo, poseían un cuerpo de gobierno -compuesto por un alcal­de, regidores y funcionarios menores- que ejercía el con­trol político-administrativo sobre la población residente; no obstante, se distinguían por reconocer la autoridad de las cabeceras y prestarle un sinnúmero de servicios y contribu­ciones económicas. En cuanto~ los sujetos, se tiene conoci­miento que eran unidades supeditadas a las dos categorías anteriores, contaban con un pequeño cuerpo ' gubernati­vo -conformado por regidores, escribanos y topiles- y se distinguían por reproducir en una escala mucho menor las f~nciones de las cabeceras; también estaban obligados a contribuir con energía y especies para el sustento de sus cabeceras. Un instrumento publico elaborado en 1785 -y vinculado a las aportaciones de los pueblos para crear el Banco Nacional de San Carlos- reconoció en la jurisdic­ción de Villa Alta aproximadamente 50 cabeceras, 15 cabe­ceras-sujetos y 41 sujetos; dos décadas después, el Estado general de tributos de 1805 estimó la existencia de 60 pue­blos catalogados como cabeceras. Más allá de la vigencia de esta jerarquía organizacional, hubiera sido muy sugerente encontrar en el texto de Guardino una explicación sobre la progresiva transformación que experimentó esta estructu­ra y cuáles fueron los efectos que esto acarreó en la deno­minada "cultura política popular" de la segunda mi~ad del siglo XVIII. .

2170 CRÍTICA DE LIBROS

Una lectura más detenida del texto permite observar que existe cierta confusión al referirse a uno de los principales actores políticos de Villa Alta durante el reformismo bor­bónico: el subdelegado del periodo 1790-1795. En opinión del autor, se tra~ó de "Bernardo Bonavia, el cual fue inten­dente interino de México [ .. . ]" (p. 164), luego se desempe­ñó como intendente de Zacatecas y capitán general de las provincias internas. No obstante, las fuentes documentales refieren que entre 1790 y 1795 el subdelegado de Villa Alta fue el sargento mayor de caballería, adscrito al batallón pro­vincial de Valladolid de Michoacán, don Bernardino María Bonavia y Zapata; u~ hqmbre oriundo de Daroca (provincia de Aragón) que se formó en la Academia Militar de Barce­lona, formó parte del regimiento de caballería de Algarbe, engrosó las filas del cuerpo de granaderos desmontados de Cádiz, se desempeñó como maestro de matemáticas y orde­nanzas en la Academia de Ocaña, obtuvo el real despacho de capitán agregado en las fuerzas defensoras de Madrid, llegó a la Nueva España en 1789 como sargento mayor del batallón provincial de Valladolid y al poco tiempo fue nombrado subdelegado de Villa Alta en la intendencia de Oaxaca.10 En este último cargo, Bonavia se caracterizó por su postura antireformista y simpatizar con la continuidad de los repartimientos de mercancías, el cobro del tributo indígena en especie, el monopolio del comercio de tintes naturales y manufacturas textiles indígenas en unos cuantos

10 Véase "Expediente de las pretensiones de don Bernardino María Bonavia para el grado de teniente (1798-1799)", Archivo General de Simancas, Secretaría de Guerra, leg. 6979, ff. 252-258; "Licencia para pasar a Indias a don Bernardino Bonavia con su mujer y dos criados, (1789)", Archivo General de Indias, Contratación, 5533, n. 1, r. 27.

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comerciantes, la promoción de políticas fiscales para gravar las actividades productivas y comerciales de los indios y el impulso de reformas políticas que restablecieran el régimen de alcaldías mayores. Al tiempo de cumplir su quinquenio en Villa Alta, fungió como agente mercantil de Francisco Ignacio de Yraeta y Azcárate, se desempeñó como audi­tor de las milicias realistas de la ciudad de Oaxaca y como comandante de las mismas al tiempo en que los insurgen­tes se apoderaron de la intendencia. Hasta donde se sabe, murió fusilado por las huestes de Morelos en la ciudad de Oaxaca durante el otoño de 1812.11

Dejando de lado los comentarios exclusivos al" distrito serrano e indígena" de Villa Alta y centrando la atención· en el análisis de la ciudad de Oaxaca en el siglo XVIII, lla­ma la atención el enfoque de Guardino respecto al ayun­tamiento metropolitano, el cual es definido como una institución importante aunque con "remarcablemente poco poder" y donde "la atracción de los puestos muni­cipales parece tener su origen en el prestigio y honor aso­ciado a ellos[ ... r' (pp. 53-55). Si bien este enfoque no dista mucho de la realidad, lo cierto es que resulta muy formal, pues estamos ante una corporación que reguló -desde el siglo XVI hasta bien entrado el XVIII- la vida política, económica y social de la ciudad más importante del sures­te novohispano; es decir, se trató de una corporación que antaño sirvió como refugio y como una vía de poder para comerciantes, funcionarios y militares de origen peninsu-

11 Una descripción detallada de este personaje entre 1800 y 1812 se en­cuentra en Brian R. HAMNETT, Política y comercio en el sur de México, 1750-1821, México, Instituto Mexicano de Comercio Exterior, 1976.

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lar y americano que buscaban a toda costa saciar sus inte­reses honoríficos, políticos y económicos. De hecho, su empeño por participar en dicha corporación favoreció la avaricia frente a los cargos gubernativos, los cuales fueron vendidos desde 1591 hasta 1800; de ahí, entonces, que los miembros de esta corporación formaran parte de la élite regional y se distinguier~n por detentar el poder político y económico de la ciudad e incluso de buena parte de la provincia.12

En este mismo orden, difiero con el autor respecto a la visión que tiene del obispo Antonio Bergoza y Jordán para explicar el complejo periodo 1800-1814; un hombre que, desde la óptica de Guardino, "apoyaba lealmente a la realeza (borbónica) en su política oficial al pie de la letra [ ... ]".Ante esto,_ conviene recordar las palabras de uno de los estudiosos de Bergoza para retratar su postura frente a la corona, el clero y la feligresía: "ciertamente, fue un hom­bre que no hizo mucho por la conducción política de su diócesis y por los intereses de la Corona española, a no ser por su posición decidida y cómoda contra la insurgencia

12 Silke HENSEL, "Los orígenes del federalismo en México. Una perspectiva desde la provincia de Oaxaca a finales del siglo XVIII a la primera república", en Ibero Amerikanisches Archiv, 25:3-4 (1984); Die Enstehung des Foderalismus in México: die politische Elite Oaxa­cas zwischen Stadt, Region und Staat, 1786-1835, Stuttgart, Franz Steiner Verlag, 1997; Luis Alberto ARRIOJA DíAZ VIRUELL y Carlos SÁNCHEZ SILVA, "Antequera en el siglo XVIII: espacio urbano, demo­grafía, economía y vida social", en Sebastián Van DoESBURG (coord.), 475 años de la fundación de Oaxaca, t. r. Fundación y colonia, Méxi­co, Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca, Fundación Alfredo Harp Helú, Proveedora Escolar, Casa de la Ciudad de Oaxaca, Almandia, 2007, pp. 111-153.

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[ ••• ]"13 Cabe decir que, ante el cautiverio de Fernando VII,

Bergoza condenó a capa y espada las acciones del ejérci­to francés, así como los intentos separatistas de criollos y peninsulares novohispanos; no obstante, al percibir que la arena política del imperio comenzaba a desmoronarse, no dudó en romper con la corona y hacer jurar a sus súbdi­tos la Constitución de Cádiz a sabiendas de las implicacio­nes que esto le traería.14 Por si esto no bastará, publicó un parecer completamente antiborbónico en 1810, en el cual planteaba eliminar las intendencias y las subdelegaciones, regresar al régimen de alcaldías mayores, restaurar el siste­ma de repartimiento de mercancías y establecer un estanco para la grana cochinilla; paradójicamente, fue un parecer que inspiró al cabildo civil de Antequera para pronunciar­se en términos más radicales en contra de las reformas bor­bónicas.15

En el entendido de que la cultura política es eLeje cen­tral de este texto, cabe preguntarse ¿Por qué unas veces los poderosos y los subalternos de la ciudad de Oaxaca juraron fidelidad al rey cautivo, instaron a la junta gubernativa de

13 Manuel EsPARZA, "Introducción al cuestionario del obispo Anto­nio Bergoza y Jordán de 1802", en Cuestionario del señor don Antonio Bergoza y Jordán, obispo de Antequera, a los señores curas de su dióce­sis, pp. 14-15, [en prensa]. 14 Una visión panorámica de esta situación puede encontrarse en Brian R. HAMNETT-, "Antonio Bergoza y Jordán (1748-1819), obispo de México: ¿Ilustrado? ¿Reaccionario? ¿Contemporizador y oportu­nista?", pp. 125-129, en Historia Mexicana, ux:1 (233) (jul.-sep. 2009), pp. 117-136. 15 Carlos SÁNCHEZ SILVA y Luis Alberto ARRIOJA DíAZ VIRUELL, "Los cabildos eclesiástico y civil de Antequera ante la crisis imperial de 1808-1810", en Signos Históricos, 20 (jul.-dic. 2009), pp. 82-125.

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México para regresar al antiguo régimen y condenaron los sucesos acaecidos en la península ibérica entre 1808 y 1814, y otras veces se pronunciaron en sentido opuesto hasta lle­gar a respaldar la Constitución Gaditana, apoyar la lucha insurgente y vitorear las posibilidades políticas que abrió la crisis imperial?

Pese a -estas observaciones o diferencias, debo señalar que el libro de Guardino tiene suficientes argumentos para explicar el entramado histórico del periodo 1821-1850. Tal vez la única objeción radica en la postura que asume para detallar la existencia de las denominadas "repúblicas muni­cipales" desde 1825, las cuales fueron resultado de "una concesión de la geografía social oaxaqueña [ ... ]" (pp. 377-378). En contraste, las investigaciones realizadas en la Mix­teca Alta, los Valles Centrales y Villa Alta revelan que el surgimiento de las repúblicas municipales no emanó de una simple concesión geográfica, sino del legado colonial y tuvo que ver con la relación que antaño establecieron los políti­cos y comerciantes oaxaqueños con la población nativa.16

Cabe decir que en un territorio donde los indios no sólo eran el componente mayoritario de la población con aproxi­madamente 88%, sino también los principales poseedo­res de la tierra, los generadores de la riqueza material y los garantes fiscales del Estado, resulta obvio pensar que tanto

16 Para la Mixteca Alta véanse Rodolfo PASTOR, Campesinos y refor­mas. La Mixteca (1700-1856), México, El Colegio de México, 1987; Edgar MENDOZA GARCÍA, Poder político y económico de los pueblos chocholtecos de Oaxaca. Para los Valles Centrales véase Carlos SÁN­CHEZ SrLVA, Indios, comerciantes y burocracia en la Oaxaca poscolo­nial; para Villa Alta véase Luis Alberto ARRIOJA DÍAZ VrRUELL, "Pue­blos de indios, tierras y economía".

CRíTICA DE LIBROS 2175

los políticos como los comerciantes republicanos preserva­ran a toda costa las viejas formas de gobierno y explota­ción que existían en los pueblos, todo esto con el objeto de garantizar la construcción del Estado republicano y man­tener el sitio privilegiado que ocupaban.

Ligado con lo anterior, Guardino refiere que la Cons­titución estatal de 1825 no reconoció a los pueblos como entidades corporativas, aunque al "permitirles continuar con sus sistemas de cargos los legisladores inadvertida­mente reforzaron las mismas identidades corporativas que querían borrar [ ... ]" (p. 382). En este orden, creo que los legisladores oaxaqueños fueron más conscientes de lo que se cree e incluso plasmaron dichas ideas con toda su inten­ción en las Constituciones estatales de 1825 y 1857. Basta revisar aquellos apartados referentes a los bienes de comu­nidad, las tierras comunales y los fondos del común; ele­mentos estrechamente ligados al buen funcionamiento de las corporaciones municipales. Ante esto, creo que los polí­ticos republicanos cumplieron cabalmente con su progra­ma de plantear en la ley el proyecto anticorporativo liberal, sin embargo, la importante presencia indígena y el predo­minio de la propiedad corporativa en el estado explican, en cierta medida, las dificultades que enfrentó este programa para traducirse en acciones, ya sea por la resistencia de los pueblos o bien por los riesgos que esto acarreaba para las finanzas públicas y las economías campesinas.

Finalmente, llama la atención que el autor detenga su tra­bajo en 1850 y no examine los innumerables cambios que irrumpieron en la "cultura política popular" del periodo 1851-1860, pues creo que en esta etapa tan sólo la desamor­tización civil y eclesiástica, la promulgación de la Constitu-

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ción estatal y federal de 1857, y la redacción de las Leyes de Reforma le hubieran proporcionado suficientes materiales para evidenciar variaciones más complejas tanto en la ciu­dad de Oaxaca como en los pueblos de Villa Alta.

Por lo demás, sólo me resta invitar al público lector a dia­logar con las ideas y las propuestas contenidas en el libro.

Luis Alberto Arrioja Díaz Viruell El Colegio de Michoacán

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