historia del vestido

33
Las primeras mujeres se vistieron con lo que la sabia naturaleza les concedió graciosamente: su propia piel, unos cachitos de cosas duras en las partes superiores de las puntas de los pies y sus propios pelos. Con ello iban tan frescas de un lado para otro, sin tener que perder el tiempo en casa de Lolita la costurera ni en las tiendas, pero por la falta de ejercicio la raza degeneró, paralizándose los órganos orales y deambulatorios.

Upload: elvis-campos

Post on 02-Jul-2015

155 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Historia Del Vestido

Las primeras mujeres se vistieron con lo que la sabia naturaleza les concedió graciosamente: su propia piel, unos cachitos de cosas duras en las partes superiores de las puntas de los pies y sus propios pelos. Con ello iban tan frescas de un lado para otro, sin tener que perder el tiempo en casa de Lolita la costurera ni en las tiendas, pero por la falta de ejercicio la raza degeneró, paralizándose los órganos orales y deambulatorios.

   

Page 2: Historia Del Vestido

 

En realidad los bárbaros eran ellos. Las mujeres fueron, normalmente, débiles, por lo que el vestido degeneró hasta el punto de quedar convertido o en un pedazo grande de trapo, de tela de saco por lo general, arrollado a la cintura y dejado caer hacia abajo. Para no ir tan descubiertas, cosa que a las bárbaras viejas ya les parecía mal, se ponían una cinta de vivos colores alrededor de la cabeza.

Las bárbaras no débiles se llamaban walquirias

Page 3: Historia Del Vestido
Page 4: Historia Del Vestido

Lo más señalado de la moda femenina de este tiempo es la desaparición de las gorgeras y cuellos de encaje, para dejar descubierto el escote, cuya reaparición definitiva, tras los balbuceos renacentistas, fue acogida con júbilo después de su largo ostracismo. La tela que se quita por arriba, así como los encajes que la guarnecían, se pegó a la falda y a las mangas, para que los maridos no encontraran demasiada diferencia a la hora de pagar la nueva moda.

Pero en general los vestidos femeninos no tenían nada de particular.

Está muy de moda el traje tipo mesa camilla, que perdurará durante todo el siglo siguiente, y, algunas veces, la sencillez intenta aparecer, aunque no están los tiempo maduros para ella.

Page 5: Historia Del Vestido

Es el siglo de la Enciclopedia y consecuente con ésta, los peinados adquieren una monumentalidad extraordinaria, verdaderas enciclopedias, en los que se puede estudiar todo.

"El peinado, que según la costumbre de poner nombre a todo se llamaba Mariposa Estimulante, consistía en una torre de metro y medio en la que podía admirarse una fragata con el celamen desplegado, una jaula con dos loros de Jamaica, el busto en escayola policromada de un abuelo de su madre, siete miniaturas en esmalte con marcos de caoba, veinticinco colgantes de plata y doscientos lazos; todo ello sostenido por una armazón de alambres y cañas disimulado con encajes, que cubría los cabellos de la dama, a los que no les había dado el aire ni el agua ni el peine desde el día de la boda, cinco años atrás"

Page 6: Historia Del Vestido

Además de los peinados también los vestidos tenían su complicación. Seguía preponderante la moda del vestido mesa camilla, complicado con faldas superpuestas en forma de cortinajes, adornos de lazos y flores, guirnaldas de verdes hojas y plumas y cintajos.

La camisa, guarnecida de lazos, cubría una falda estrecha. Sobre aquella se colocaba el corsé de flejes de acero. Y las siete enaguas, a cual mas vistosa. Y el corpiño puntiagudo. Y la primera falda, de discreto bordado y sólida estructura de aros de hierro. Y, por último, el gran mirñaque, de tres metros de diámetro y varios kilos de galones, lazos, pasamanerias, volante, festones y trencillas. Todo estos sobre damascos de tonos diversos y que las sensibles modistas bautizaran con nombres tan interesantes como "verde cogote de petimetre envenenado", "negro tafetán tapaojo de pirata del Caribe", etc.

Page 7: Historia Del Vestido

Como complemento de tan sencillo vestido solían ponerse además algunos lunares, discretamente esparcidos por lo que los trapos y los abalorios dejaban ver.

 

En los últimos años de este siglo de sencillas costumbres, en vísperas de la Revolución Francesa, aparece el estilo Rococó, caracterizado por tapar todas las cosas con hojas, racimos y volutas de distintas especies.

Esto influye en los peinados, cuyas antiguas arquitecturas se sustituyen por una especie de arbustos que dan a las cabezas femeninas un gracias aspecto de tiesto de flores. Las faldas tienden también a disminuir su diámetro.

Con la Revolución Francesa la moda se populariza. Los hombres inventan los pantalones de tubo y las mujeres tienden hacia una silueta más en consonancia con los huesos y la carne que llevan debajo de los vestidos.

Page 8: Historia Del Vestido

 

Empieza el siglo del progreso... con muy poco progreso.

Durante sus primeros años las señoras siguen vistiéndose como lo hacían las de los últimos años del siglo anterior.

Después del tremendo jolgorio de la Revolución se hizo necesario, en las clases no oprimidas que habían sido oprimidas por las clases oprimidas, reponer el vestuario.

Estaban mal vistas las elegancias del antiguo estilo, que sólo sentaban bien a las que eran de vizcondesas para arriba y de estas habían dejado pocas. Se buscó, por lo tanto, una

Característica importante de estos principios de siglo fue la "pantorrillofobia": ni aun los varones se atrevieron a enseñar sus piernas, que ocultaban

Page 9: Historia Del Vestido

En España las señoras, sin dejarse de convencer totalmente por la moda de París, popularizan sus vestidos, aparentando unas veces "manolas", otras "chisperas", algunas "majas"etc. Pero lo corriente fue vestirse a la moda de Goya, estilo que gozó de grandes preferencias en todas las clases sociales y que aun, de vez en cuando, suele inspirar a nuestros modistos al copiar modelos franceses.

Page 10: Historia Del Vestido

.

Cuando el siglo XIX está ya muy avanzado, camino ya del siguiente, la moda sufre otra evolución. Las señoritas conservan aun la palidez de sus rostros, conseguida a fuerza de beber vinagre, apretarse el corsé y estarse largas horas oliendo... y no a eso que dijo Sancho, con lo que resultaban muy elegantes, comían poco... en público y se desmayaban con frecuencia.

Pasados algunos años las mujeres abandonaron los vestidos griegos, únicos que han pasado de moda dos veces en la historia, y volvieron a los lazos, los adornos y el figurín recién inventado, que es lo que realmente da interés a la vida.

En realidad significó este momento un paso atrás en la evolución del traje femenino, salvado con la aparición del Romanticismo, cuyo cogollo consistía en pensar que la realidad era un asco. Así, las mujeres, conscientes de su misión, adoptaron una tétrica moda que era, naturalmente, un asco. De esta forma el amor era imposible.

Cualquiera se enamoraba de estafermos tales, caramba! Por lo que los románticos tenían motivo más que suficiente para sentirse terriblemente tristes y poder escribir aquellas bellas composiciones poéticas con títulos tan sugestivos como "Oda a Estefanía", "Canto a un imposible", "A la Srta. XX cuando estaba sota un sauce llorón", etc.

Prenda de gran importancia fue el pañuelo, del que se hacía gran uso.

Page 11: Historia Del Vestido

Las señoras serias adoptaron severos y púdicos trajes, con reminiscencias del tipo mesa camilla y alguna inspiración en las pantallistas que tanto se prodigaban, otras adoptaron un modelo con pompón posterior y amplios cortinajes en lugar de faldas, y, las jovencitas, se inclinaron decididamente por el tipo pantallita con lazos y floripondio.

 Había otra clase de señoras, menos serias -aquellas que

buscaban una pulga- que vestían complicados y llamativos trapos, menos púdicos pero que alcanzaron gran éxito entre el sexo opuesto.

Estas preocupaciones ocupaban casi todo el tiempo de las señora que no tenían tiempo de imaginar modelos que valieran la pena y se vestían con trajes hechos con trozos de figurines pasados de moda.

Page 12: Historia Del Vestido

 

En los años de transición de un siglo a otro, del siglo del progreso al actual, tienen preponderancia aquellas señoras a las que nos hemos referido antes, buscadoras de pulgas, que tuvieran la rara habilidad de utilizar grandes cantidades de metros de tela (ya se media a metros con lo que resultaba el total menos escandoloso que cuando se hacía a varas y medias varas) y de cubrirse sólo una parte del cuerpo.

Los primeros años del siglo XX se caracterizan en lo referente al traje femenino por supeditarse a dos bases: el corsé y el tobillo.

El primero servía para quitarse carne en determinados sitios y añadirla en lugares estratégicos, donde era más apreciada por los varones de la época, a los que les gustaban las mujeres más bien gorditas.

Page 13: Historia Del Vestido

El tobillo fue la más potente arma femenina, autentica bomba de hidrógeno de la seducción.La mujer de estos años se dedicó a concienzudos estudios para discurrir la manera de enseñar el tobillos sin parecer desvergonzada.

Después de largos siglos de faldas hasta los pies los hombres habían llegado hasta dudar de que las mujeres tuvieran piernas y mucha gente, ignorante, no podía ni imaginarse el medio de locomoción usado por el sexo débil. Decididas a terminar con este estado de cosas, algunas mujeres, atrevidas y progresistas, empezaron a enseñar los tobillos, poco a poco, con intermitencia y aun recubiertos por botas con botones hasta la rodilla y por gruesas medias, para que los hombres se fueran acostumbrando y no cayeran muertos por las calles víctimas de colapsos fulminantes.

Page 14: Historia Del Vestido

Y aquí tenemos una muestra de la influencia del traje femenino en la economía, en la industria y en el urbanismo. Al enseñar el tobillo habían de llevar las señoras zapatos y medias que fueran mostrables y no como antes que todo estaba bien. Así se inventaron unas elegantes botas y unas bellas medias a rayas horizontales de colores vivos, dando vida a industrias florecientes que aumentaron la economía del país.

 

Por último como para enseñar el tobillo, sin grave escándalo, precisaban motivo, lo encontraron al tener que saltar por encima de un charquito. Pero como éstos sólo existían, y escasos, cuando llovía, por lo que se formaban grandes colas de señoras ante cada uno, en las épocas de sequía hubo restricción de tobillos, suceso intolerable para los caballeros que no sabían donde mirar. De este modo, el municipio, velando por la tranquilidad pública estableció el servicio urbano de riegos, con lo que todos ganaron.

Page 15: Historia Del Vestido
Page 16: Historia Del Vestido

Para viajar en automóvil también se utilizó un vestido especial, destacándose principalmente la mosquitera que se ponía las señoras alrededor de la cabeza y el largo y severo guardapolvo de color gris o así con oscuros botones en hilera que iban del cuello hasta el borde inferior del vestido. !Las señoras así estaban estupendas!

Había otros muchos trajes para las demás tareas femeninas. Recordemos solo el traje infantil especialmente diseñado para jugar al diavolo, divertido juego consistente en lanzar al aire una especie de carrete de hilo de coser u recogerlo y hacerlos deslizar en una cuerda sostenida por dos palitos. El sombrero que se llevaba en este traje servía para recoger el carrete.

Page 17: Historia Del Vestido

Durante los años de la primera preguerra la moda evolucionó considerablemente. El enseñar desde el tobillo hacía abajo fue ya de cajón y el estrechamiento de las faldas que se recogían ceñidamente un más abajo de las rodillas, por lo general, fueron sus características. Las señoras gordas usaban bellos sombreros llenos de flores, hojas o insectos.

No podemos dejar pasar el gran acontecimiento de la parición del traje de baño. Cuando se empezó a decir que nueve baños de mar era cosa estupenda para casi todas las enfermedades, las mujeres tuvieron que introducirse en el agua, haciéndolo primero cubiertas con largos camisones de gruesa estofa, pues la tela cuando se pegaba, si era más sutil, resultaba francamente indecorosa.

Page 18: Historia Del Vestido

Después, tras arduas labores de aguja, lograron confeccionar lindos trajes de baño, aprovechando sus refajos.

 

Y dejando ver todos los tobillos y gran parte del cuello causan grandes conmociones en los caballeros con sombrero de paja y gemelos de teatro que, desde una prudencial distancia, las contemplan.

Page 19: Historia Del Vestido

 

Los grandes modistas franceses exhiben sus creaciones puestas en bellas señoritas de formas adecuadas y andar garboso, que convierten cualquier trapito al biés en un invento carísimo, y hacen que las visitas a la modista y las revistas de moda se convierten en espectáculo y lectura apto para caballeros.

Page 20: Historia Del Vestido

Durante los años de la primera guerra se inventa un traje, especial para espías, señoritas larguiruchas y lánguida, que enseñaban por debajo de su piel parte de su esqueleto y que llevaban, normalmente, otra piel por encima de los hombros.

Mientras los hombres vestido de sucio se pegaban en las trincheras, las señoritas de la retaguardia comprendiendo la necesidad de hacer evolucionar la moda - cosa que no puede descuidarse por mucha guerra que haya-, aprovecharon que los hombres estaban lejos y utilizando sin trabas el

descaro se cortaron el pelo, se acortaron las faldas y tiraron muy lejos el corsé. Las necesidades de la vida lo exigían, dijeron.

Page 21: Historia Del Vestido

Cuando pasó la guerra las mujeres se habían transformado totalmente.

Al quedarse con el pelo corto la tarea de peinarse se convierte en una complicada operación, que exige el concurso de técnico y especialistas.

Desaparecen de sus vestidos los perifollos, las plumas, los encajes y los lazos dejando a las mujeres mayor facilidad de movimientos para poder ir a la peluquería.

Los trajes pasan a ser unos sencillos trapitos rectos, tipo funda holgada, en los que nunca se sabe cual es el sitio del cinturón y que dejan al descubierto las piernas.

!Las piernas! Hacía mas de un siglo que la humanidad no se veía las piernas, siglo oscurantista presidido por los barbudos y las encajeras de bolillos. Ahora al dejar al descubierto las mujeres sus extremidades inferiores hubo necesidad de taparse los pies con verdadera joyas, livianas, de formas imprevisibles y de dudosa utilidad.

Y por fin sale de los camerinos y de los escenarios a la luz del sol el maquillaje, maravilloso medio para cambiar el rostro a base de artificio; las mujeres se entregan con frenesí a embadurnarsela cara, a pintarse la boca de distinta forma a la propia, a pintarse los ojos de negro y a añadirse una especie de crines en los párpados; se afeitan las cejas y se las pintan por donde no es. Y todo ello porque los tiempos exigían una vida más en consonancia con la naturaleza, debiendo estar presidida por las más rígidas y científicas reglas de higiene.

Page 22: Historia Del Vestido

Otro hecho de trascendencia en la Historia del vestido de los años veinte es la incorporación de la mujer al deporte. Gracias a él, se ponían morenas, conservaban la línea y batían récords.

Hoy no nos explicamos el entusiasmo de aquellas jóvenes por conservar una línea que, a fin de cuentas, resultaba bastante aburrida y más bien parecía línea de percha con un vestido colgado que otra cosa.

Page 23: Historia Del Vestido

El cine, que se había inventado unos años antes con el nombre cinematógrafo, pone de moda determinados tipos de trajes que, al ser utilizados por jovencitas de buena familia les imprime una nueva personalidad.

Así, y para citar dos ejemplos sólo, está el traje de mujer fatal y el de muchacha ingenua.

Para el primero se necesitaba de complemento una larga boquilla con un cigarrillo humeante en la punta. Para el segundo bastaba con masticar un poco de chicle.

El traje de baño, pasa de ser un traje como cualquier otro a una prenda, poco a poco, adquiere la forma adecuada para bañarse y para celebrar concurso de belleza.

Page 24: Historia Del Vestido

Y, con pocas variantes llegamos a HOY (*)

Hacía el años treinta se empiezan a alargar de nuevo las faldas, sin llegar a exageraciones arcaicas; se suben las cinturas a su sitio y se ensanchan los hombros.

Page 25: Historia Del Vestido

 

Tras la Segunda Guerra Mundial la mujer encuentra, definitivamente, el sitio de su cintura y la forma de su cuerpo. La mujer parece que ha conseguido, por fin, parecerse a sí misma.

Pero no hay que hacerse muchas ilusiones. Los modistos han inventado varias líneas femeninas nuevas: la A, la H, la O de tan arcaica ragaimbre, la I, etc.

A pesar de ello, las mujeres conscientes no hacen caso y siguen utilizando la línea natural, que no es, precisamente, la distancias más corta entre dos puntos.