historia del horreo
DESCRIPTION
Historia del horreoTRANSCRIPT
HISTORIA
DEL
HORREO
El hórreo asturiano goza de la mayor
popularidad, tiene un innegable
valor folklórico y es uno de los hitos
de la identidad asturiana.
Edificio de madera que sirve de
granero, despensa, almacén y
circunstancialmente de habitación y
que está elevado sobre pilares para
evitar de este modo la humedad del
suelo, en una región lluviosa, y a su
vez impedir que penetren en la
cámara roedores y otras alimañas
que pudiesen comerse o estropear
su contenido. Se logra este último
cometido interponiendo losas
horizontales salientes entre los
pilares y la caja del hórreo,
obstáculo que los ratones no
pueden franquear.
El hórreo que hoy conocemos tiene
una estructura particular, específica
de Asturias, y aparece en las
postrimerías del siglo XV
perteneciendo las fechas más
antiguas que se han hallado a
la primera década del siglo
XVI. Su creación está
localizada en un lugar
concreto de Asturias. Sin
embargo, son conocidos
graneros elevados sobre
pilares y con el sistema pilar-losa
horizontal en diversas zonas
húmedas de todo el mundo; en la
misma Asturias existieron y, en
menor medida, aún existen otros
modelos de hórreos.
A veces, graneros de lugares muy
lejanos guardan un parecido
asombroso con los nuestros. Así
ocurre por ejemplo con ciertos
modelos iraníes techados de paja y
que en su aspecto externo
recuerdan vivamente a los hórreos
del suroccidente de Asturias. En
Europa existieron hórreos en las
Islas Británicas, existen en Suiza, en
los países escandinavos, en
Portugal, en todos los Balcanes... Es
muy significativa la pervivencia
hasta la actualidad de graneros tipo
hórreo en zonas con climas y
orografías parecidas a la cantábrica.
Tenemos noticia ya desde época
clásica de la existencia de hórreos
en la Hispania Citerior a través de
Marco Terencio Varron que nos
habla de granarium sublimia. Los
escritores romanos que trataron
sobre temas relacionados con la
agricultura conocían bien este tipo
de graneros elevados; el mismo
Vitrubio, que vivió en el siglo I de
nuestra era, alababa su
conveniencia y recomendaba su uso
en toda explotación agrícola.
Aunque conocida por los clásicos, la
palabra hórreo podría estar
relacionada con el oronímico orro,
de raíz preindoeuropea, cuyo
significado sería lugar elevado, la
característica más significativa de
los hórreos. Fijándonos en esto
descúbrense en Asturias y en otros
lugares muchos topónimos de ese
tipo como por ejemplo Orria, peña
Orrial, L’Orrín... todos ellos peñas o
picos elevados; Urria designando
dos aldeas altas de los concejos de
Teberga y Somiedo, Urriellu y los
Urrieles en la zona de Cabrales y los
picos de Europa. Incluso cerca de El
Palombo, en nuestro concejo, hay
una Casa el Horro por estar al lado
de una pequeña colina prominente
de dicho nombre. En vasco hórreo
se dice garai o garaixe y aunque no
hay unanimidad entre los
etimologistas, se podría derivar de
garai en su significado de lugar alto.
No tenemos ningún testimonio
evidente que atestigüe la presencia
de hórreos en época protohistórica o
romana en Asturias, pero legos en
arqueología como somos, los hoyos
para postes de la zona oeste del
castro del Chao Samartín en
Grandas de Salime o los restos de
lajas de pizarra salientes de algunas
cabañas del Castellón de Coaña nos
evocan pies de horreum y piedras
tornarratos de cabazo, aunque en
este punto quizá sea mayor nuestro
deseo que la razón de nuestras
propuestas.
Desde comienzos del siglo IX
existen referencias documentales a
hórreos en todo el septentrión de la
península ibérica: norte de Burgos,
Huesca, La Rioja, País Vasco,
Cantabria y, como no, Asturias y
Galicia. Evidentemente serían
hórreos distintos al asturiano actual
pero compartirían la cualidad de
estar elevados del suelo y de tener
muelas para defenderse de los
roedores. Estos hórreos
fueron desapareciendo con el
transcurso de los siglos y hoy
en la mayor parte de la extensa área
que ocuparon no se conserva
recuerdo de ellos. Se sabe que
pervivieron más tiempo en el País
Vasco y Cantabria, donde
permanecen en pie unos pocos
ejemplares, lo mismo que en las
áreas montañosas norteñas de León,
Palencia y Navarra.
En el siglo XVI abundaban en el País
Vasco, pero a partir del XVII
comienzan a desaparecer para
hacerlo casi del todo en el XVIII. Una
de las teorías explicativas de su
desaparición plantea que con la
llegada del maíz y el aumento de las
cosechas, unidas estas
circunstancias a la mayor potencia
económica de las caserías en estos
lugares, los hórreos serían
sustituidos por nuevas
dependencias destinadas a
almacenamiento incluidas en los
grandes caseríos que se construyen
desde el siglo XVII.
En Galicia, la llegada del maíz hará
desaparecer prácticamente los
antiguos tipos de hórreos más
endebles y se generalizará, con
diferentes formas, el hórreo alargado
con tornarratos que se convierte en
un edificio casi exclusivamente para
secar maíz con el aire que penetra
por sus múltiples ventilaciones.
En documentos asturianos de los
siglos XIII y XIV, más explícitos que
los de siglos anteriores, se observa
como hay una pluralidad tipológica
en la que se intuye la evolución que
llevará a la aparición del modelo de
hórreo actual. Tenemos a veces
noticia de hórreos pallizos que
debían de ser muy parecidos a los
cabaceiros que aún se mantienen en
el sur de Galicia y norte de Portugal,
pequeños hórreos cuya cámara es
una especie de gran cesto de
mimbre o paja entrelazada y
cubiertos con un cono de paja
(sorprendentemente semejantes a
algunos graneros de África actual).
En 1345 se cita en el concejo de
Carreño “un orrio que está enna
dicha corrada del qual orrio ye la
paret de pertiga polgada e de
linnolos e tepchado de tella” cuya
tipología sería muy semejante a la de
los actuales aunque con la colondra
(pared del hórreo) de pértigas
pulgadas, varas peladas en
castellano, que deben de hacer
referencia a bandas de madera
como las que se utilizan aún hoy
para hacer los cestos que se llaman
goxos o macones. En otros
documentos se habla de hórreos
con embuelgos, es decir, con
esquinales enterizos como se ven en
los hórreos actuales; otras veces de
hórreos techados de palla; otros
techados de tablas o de tella. Esta
diversidad de hórreos que conviven
será progresivamente barrida con la
aparición a finales del siglo XV, en
algún lugar de los concejos de
Villaviciosa, Cabranes o Piloña, del
hórreo asturiano actual. Sus
características más destacadas, que
lo diferencian del resto de hórreos
peninsulares y europeos, son su
cubierta a cuatro aguas y la
posibilidad de ser trasladado de
lugar indefinidamente sin que sufra
su estructura.
Este tipo de hórreo pudo ser datado
en el siglo XVI después del
descubrimiento en los años ochenta
de varias fechas en hórreos del
concejo de Villaviciosa. De este
modo fue posible atribuir al mismo
periodo otro importante número de
graneros con características
estructurales y decorativas
semejantes.
Es un hórreo totalmente
desmontable que se puede armar y
desarmar indefinidamente; no
emplea clavazón de hierro sino que
sus piezas van todas encajadas o
fijadas con tornos de madera a
presión. Se transporta fácilmente en
dos o tres carros de bueyes y la
estructura equilibrada de su cubierta
a cuatro aguas, con respecto a la
caja y al juego de fuerzas ejercidas,
hace que sea de una resistencia
infinitamente mayor que los hórreos
anteriores. Esta fue la causa de la
desaparición de aquellos, el nuevo
modelo de hórreo era técnicamente
muy superior.
Su amplia cámara permitía guardar,
además de la cosecha, productos
cárnicos y lácteos, aperos de
labranza, arcas con ropas, en su
exterior pudo cobijar algún truébano
o colmena primitiva... incluso podía
servir de dormitorio suplementario y
dejaba bajo sí un espacio techado de
uso polivalente. Su mantenimiento
se reducía a vigilar la colocación de
las tejas que fuesen levantadas por
los temporales. Era en un principio
más costoso de hacer pero duraba
indefinidamente, al contrario que los
hórreos de paja y mimbres, y tenía la
ventaja de su desmontabilidad en
contraposición a los hórreos hechos
con piezas de madera unidas con
clavos; su construcción requería
menos esfuerzo y era tan duradero
como un edificio de piedra.
Quizá su ventaja más sobresaliente,
tal vez causa principal de su
creación y pervivencia, sea que al
ser considerado un bien mueble se
pueda colocar en terreno ajeno sin
que ni el suelo se haga con la
propiedad del hórreo ni el hórreo
con la del terreno. En momentos en
los que el campesino no era
propietario de sus tierras ni de su
casa seguramente estaría más
dispuesto a invertir parte de su
trabajo o de su excedente en un
hórreo --que era de su total
propiedad, que podía vender,
empeñar o dejar en herencia-- y no
hacerlo en mejorar o reedificar una
casa que en última instancia
pertenecería al amo de las tierras.
Estos hechos, unidos a los avatares
de la historia asturiana, propiciaron
la pervivencia y continuidad de
desarrollo y expansión del hórreo,
incluso después de la llegada del
maíz en el siglo XVII. Una adaptación
a la nueva coyuntura de este siglo la
constituye la panera, básicamente
un hórreo que en vez de tener planta
cuadrada la alarga rectangularmente
para ampliar su capacidad. Otra es el
corredor; permite aumentar la
capacidad de secado del maíz, hacer
más cómodo el trabajo y, en ciertos
lugares y épocas como sucede con
la panera, se consideró un signo de
prestigio y de moda.
El tipo de hórreo del XVI se
extenderá por todo el Centro y
Oriente de Asturias desde Belmonte
de Miranda hasta Llanes, desde
Gozón hasta Lena. No llegará
a la zona occidental y quizá
tampoco al extremo más oriental. En
muchos lugares de montaña la
construcción de hórreos en el siglo
XVI cubrirá prácticamente sus
necesidades y ya no se harán más
sino muy esporádicamente,
permaneciendo hasta hoy los
hórreos que existían a principios de
la Edad Moderna. El occidente de
Asturias se poblará de hórreos del
tipo actual en el siglo XVIII,
posteriormente grandes paneras
sustituirán en gran medida a éstos y
a otros arcaicos que seguían en uso.
Las primeras paneras, como
decimos, se construyen en el siglo
XVII pero es a partir de la segunda
mitad del XVIII y en el XIX cuando
aumentará con fuerza su número, así
como el de hórreos nuevos, en los
concejos del centro cercanos a las
principales poblaciones: Oviedo,
Avilés y Gijón. Estos concejos son
los más llanos del país astur y en
ellos aún había terreno inculto
agrícola propicio para la formación
de nuevas caserías o la ampliación
de las existentes, circunstancias que
se consuman favorecidas por la
demanda de alimentos que ejercen
aquellas incipientes ciudades.
En el occidente: Cangas, Tineo,
Allande... en esa misma época
también aumenta el número de
paneras aunque decrece
significativamente el de hórreos que,
como se dijo antes, en gran parte
serían de tipos antiguos. Varias
circunstancias provocarán en esa
zona la edificación de la siempre
más prestigiosa panera: la
costumbre de las comarcas
occidentales de no dividir la casería
entre herederos hace que aquella
tenga mayores recursos, añádese a
esto la extensión del cultivo del maíz
y posteriormente de la patata que
incrementarán la producción y las
necesidades de almacenaje.
En algunos concejos próximos a las
grandes urbes asturianas el último
impulso constructivo de paneras se
da con motivo de la autarquía en los
años cuarenta y cincuenta del siglo
XX.
ESTILOS DECORATIVOS
Para mejor comprender la evolución
histórica del hórreo y su expansión,
debemos generar cierta conciencia
de los estilos decorativos que en
muchísimas ocasiones son la clave
para datar por comparación los
graneros que carecen de fecha
inscrita.
Se han identificado tres estilos
decorativos en hórreos y paneras de
tipo asturiano. Aunque en la realidad
nos podemos encontrar con hórreos
decorados que no se ajustan a
ninguno de estos estilos, como
veremos en nuestro concejo, la
división en tres es en la práctica
muy valiosa pues acota las formas
decorativas más ricas y definidas.