historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

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INTRODUCCIÓN

Los cursos de historia de México en el cuarto, quinto y sexto semestres de la especialidad de historia

de la licenciatura en educación secundaria tienen la finalidad de proporcionar a los estudiantes

normalistas una secuencia ordenada de los principales acontecimientos y procesos históricos del

desarrollo histórico de nuestro país, desde el origen de los primeros pobladores del continente

americano hasta nuestros días.

Se espera que mediante estos cursos -y otros afines que forman parte de la formación especifica de la

especialidad- los alumnos adquieran un marco general de referencia para ubicar en el tiempo y en el

espacio acontecimientos fundamentales, así como reflexionar acerca de los antecedentes, causas y

consecuencias de hechos históricos, identificar procesos de cambio y continuidad, comprender la

influencia mutua de procesos y valorar el impacto del entorno natural en el devenir histórico, entre

otros aspectos fundamentales que deberán comprender y dominar para desempeñarse como

profesores de historia en la escuela secundaria

Para lograrlo se ha optado por hacer una selección de contenidos que permitan a los estudiantes

poner énfasis en el conocimiento de los principales rasgos de las grandes épocas históricas y de las

principales transformaciones de la vida económica, social, política y cultural, particularmente de

aquellas que han influido decisivamente en la historia de México. Este planteamiento implica reducir

la cantidad de contenidos que tradicionalmente forman parte de este tipo de cursos y que

generalmente propician el aprendizaje memorístico de datos y fechas en detrimento del desarrollo de

habilidades intelectuales y de la capacidad de analizar, interpretar y comprender los hechos del

pasado y la realidad actual a partir del conocimiento del origen y evolución de los factores que inciden

en el devenir histórico.

El estudio de los temas del curso Historia de México II, siglo XIX, se centra en hechos y procesos

históricos fundamentales articulados por líneas temáticas, de tal manera que al estudiar los contenidos

del programa, realizar las actividades propuestas y leer la bibliografía básica, los futuros maestros

adquieran conocimientos-básicos para desempeñar con eficacia su labor docente, pero sobre todo

conozcan nuevos enfoques y tendencias de la historia que contribuyan a superar el estudio casi

exclusivo de hechos políticos y militares.

Los temas que estimulen la curiosidad y el interés de los alumnos normalistas pueden estudiarse con

mayor profundidad en el seminario México y el mundo contemporáneo del sexto semestre, o también

pueden aprovecharse -si así lo deciden los maestros de la Escuela Normal- los espacios destinados a la

asignatura opcional, de tal manera que puedan impartirse cursos que fortalezcan la formación

disciplinaria de los estudiantes.

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CARACTERÍSTICAS DEL PROGRAMA

Para lograr los propósitos de la asignatura es necesario realizar una selección temática que permita

concentrar el estudio en aquellos hechos y procesos que muestran la transformación de aspectos clave

de la historia de la nacional durante el periodo de estudio, particularmente los que pueden tener

mayor impacto formativo en los futuros profesores. Por esta razón, y considerando el tiempo

disponible para su desarrollo, el programa no incluye todos los temas que generalmente forman parte

de los programas de historia general de México, en los cuales se realiza una revisión cronológica

detallada de una gran variedad de aspectos que van desde la historia política, militar y diplomática,

hasta las biografías de personajes destacados y el recuento de acciones puntuales. Aunque tal

variedad pudiera ser una virtud, en realidad para los fines de formación de los futuros maestros

resulta poco efectiva, ya que es común que los estudiantes aprendan sólo datos aislados que

difícilmente generan la idea de proceso histórico y, por el contrario, producen confusión por la

cantidad de nombres, fechas y sucesos que incluyen. Por otra parte, la extensión de tales programas

provoca que se dedique mayor tiempo al estudio de los periodos más antiguos, y menos a los más

recientes que son los que tienen más importancia para comprender las características del mundo

actual.

Conviene que a medida que se avance en el estudio de los temas del programa se haga una

recapitulación de los acontecimientos que forman parte de un mismo proceso histórico. De esta

manera, los estudiantes normalistas podrán apreciar que los acontecimientos no se dan de manera

espontánea ni aislada, sino forman parte de procesos más complejos, estrechamente articulados, cuyo

origen se remonta a otras épocas o periodos históricos. Esta forma de proceder contribuirá a que los

estudiantes se percaten de que hay aspectos de la vida económica, política, cultural o social que

tienen diferentes ritmos de cambio. Mientras que los cambios políticos son más rápidos y perceptibles

para los protagonistas o la gente contemporánea a ellos, el cambio en la vida cotidiana de las

personas, por ejemplo, es apenas perceptible.

Se sugiere que antes de iniciar el curso el profesor titular de la asignatura lo estudie a fondo y

determine en qué aspectos se deberá centrar la atención para alcanzar los propósitos generales del

mismo. Una forma de hacerlo es plantearse preguntas como las siguientes: ¿para qué vamos a

estudiar el federalismo?, ¿qué relación tiene con el tema de la unidad?, ¿qué aspectos relevantes se

deben destacar para dar sentido al estudio del tema?, ¿como articular con los temas estudiados en las

unidades anteriores?, etcétera.

ORIENTACIONES DIDÁCTICAS GENERALES

Para lograr los propósitos generales del curso se requiere conocer a fondo los temas, la bibliografía del

programa y las sugerencias de actividades, ya que de esto depende que el curso cumpla con las metas

que demanda el plan de estudios. El conocimiento del programa por parte de los maestros y alumnos,

además, es la base para seleccionar estrategias de enseñanza y de estudio, utilizar eficazmente los

recursos disponibles en la escuela, así como para establecer acuerdos y compromisos que permitan

generar en el aula un ambiente propicio para el aprendizaje, donde la formulación de dudas, la

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exigencia mutua y respetuosa -entre profesores y alumnos- constituya un rasgo de las relaciones

académicas cotidianas.

Este curso puede aportar experiencias importantes a los estudiantes normalistas en relación con

estrategias y actividades para la enseñanza y el estudio de la historia que, sin duda, influirán en su

desempeño profesional futuro. En este sentido, es importante que los futuros maestros conozcan y

desarrollen nuevas concepciones acerca del conocimiento histórico y de sus formas de enseñanza,

pero ¿cual es la mejor forma de lograrlo? En primer lugar, promoviendo y practicando, en las aulas de

la Escuela Normal, un nuevo enfoque de enseñanza, -basado en el estudio riguroso, el análisis y la

reflexión sistemática- en el que se destaquen los procesos de continuidad, cambio o ruptura entre

hechos o tendencias de distintos periodos, es decir, en los rasgos que definen los procesos históricos.

Generalmente, la forma mas utilizada en la enseñanza de la historia consiste en organizar equipos

integrados por los propios estudiantes para exponer los temas del programa, muchas veces sin que el

maestro titular participe a lo largo del curso para enriquecer, o corregir, las intervenciones de los

alumnos. Como lo demuestra la experiencia, con esta forma de proceder se obtienen escasos

resultados formativos y, por el contrario, se propicia el desinterés y la simulación por parte de los

estudiantes. Para lograr mejores resultados es necesario diversificar las formas de enseñanza en el

aula, de este modo se estimula el interés y la participación de los estudiantes; por lo tanto, conviene

que las actividades sugeridas se realicen a lo largo del curso y no sólo ocasionalmente.

A continuación se proponen algunas orientaciones para favorecer el logro de los propósitos del curso.

Además, en cada bloque temático se incluyen sugerencias de actividades para que los estudiantes

aprendan los contenidos del programa y, al mismo tiempo, desarrollen habilidades y actitudes

favorables para comprender los principales acontecimientos y procesos históricos del periodo

estudiado. Estas propuestas no constituyen una secuencia didáctica completa ni rígida, los maestros y

los estudiantes pueden seleccionar o agregar las actividades que consideren convenientes.

1. Partir del reconocimiento de las habilidades y los saberes previos de los alumnos. Durante su

trayectoria por la educación básica y media, los alumnos normalistas han estudiado la historia general

de México y del mundo y, por lo tanto, se han formado algunas ideas acerca de los periodos que son

objeto de este curso y, también, acerca del conocimiento histórico. Muchos de ellos serán capaces de

ubicar algunos hechos históricos en determinada época; otros, además, identificarán sus motivos o

circunstancias; y algunos, identificarán causas o factores influyentes, e incluso, explicaran algunos

procesos en forma global. Es igualmente probable que algunos alumnos, además de notorias

deficiencias en conocimientos específicos, se hayan formado -en el transcurso de su formación previa-

ideas y actitudes negativas con respecto al conocimiento histórico; en este caso, tal vez consideren

que el estudio del pasado consiste en memorizar fechas, nombres de personajes y lugares para

aprobar el examen correspondiente. El reconocimiento de lo que se sabe y lo que se desconoce es -

tanto para el profesor como para los alumnos- el punto de partida para seleccionar o diseñar las

actividades de enseñanza y de estudio: a) el profesor podrá adecuar las estrategias, requerimientos

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de lectura y actividades a la diversidad de situaciones o "niveles" de los alumnos; b) los alumnos, por

su parte, después de haber identificado sus deficiencias pueden establecer actividades adicionales

para un mejor desempeño. Por ejemplo, si los alumnos presentan problemas en el dominio de

contenidos básicos (ubicación temporal y características de hechos fundamentales de un periodo) es

evidente que estos aspectos deberán tratarse con mayor detenimiento en las clases, y además deberá

pedirse a los alumnos que estudien por cuenta propia aspectos históricos que son la base del curso;

ello constituye un reto, puesto que siempre habrá alumnos mas avanzados; por el contrario, si los

alumnos tienen bases suficientes existe la posibilidad de profundizar en los temas propuestos en el

programa o abarcar otros aspectos no previstos. El tratamiento de casi todos los temas del programa

puede iniciarse indagando los conocimientos previos de los estudiantes obtenidos durante su

trayectoria escolar; ello permitirá, además, aprovechar lo que han aprendido en otros cursos como

Introducción a la enseñanza de la historia, La enseñanza de la historia, El conocimiento histórico e

Historia de México l.

2. Lectura y análisis de textos. La lectura es la principal actividad para abordar los contenidos

propuestos en el programa, para aprovecharla se sugiere realizarla con propósitos definidos; para ello

conviene que el maestro prepare guías de lectura que orienten a los alumnos para distinguir conceptos

fundamentales, conocer las tesis de algún autor, identificar ideas principales de un texto, expresar sus

opiniones respecto al texto de que se trate, etcétera. En algunos casos será necesario que el maestro

explique, brevemente, el contexto (social, político e intelectual) en que se produjo el texto

correspondiente y señale las circunstancias o tesis -entonces en debate- que son necesarias para su

interpretación.

3. Lectura de un libro. Independientemente de que los alumnos conozcan y lean capítulos de

distintos libros, se sugiere que lean un libro completo para comprender la visión de conjunto de algún

autor o grupo de autores sobre un tema o periodo específicos. De acuerdo con los propósitos y temas

del curso se recomienda la lectura de uno de los siguientes libros: Siglo de caudillos de E. Krauze,

Juárez y su México de R. Roeder, La caída del gobierno español en la ciudad de México de T. Anna.

También puede recomendarse la lectura novelas históricas, por ejemplo, Noticias del imperio de

Fernando del Paso o Los pasos de López de J. lbargüengoitia Además de estas sugerencias, en el

acervo bibliográfico de las escuelas normales existen otros materiales de lectura que pueden

seleccionarse de acuerdo con el interés o necesidades de los alumnos. Conviene que los estudiantes

dosifiquen la lectura a lo largo del curso y presenten sus avances y conclusiones según lo acuerden

con el maestro (por ejemplo, puede organizarse un panel o mesa redonda donde se expongan las

conclusiones obtenidas con la les lecturas realizadas).

4. Planteamiento y solución de problemas. Para promover la reflexión de los alumnos y analizar los

hechos estudiados será útil preguntarse: ¿que sucedió?,

¿Por qué?, ¿cuándo?, ¿qué cambió?, ¿qué permaneció igual?,, ¿quiénes participaron?, ¿en qué

consistió determinado periodo o acontecimiento?, ,¿cuánto duró?, etcétera. De esta manera, los

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estudiantes desarrollarán su capacidad para analizar y explicar con rigor los acontecimientos y

procesos históricos; una forma de promover este aprendizaje es planteando problemas a los alumnos,

por ejemplo, ¿qué repercusiones tuvo el desarrollo de la hacienda en el siglo XIX?, ¿qué condiciones

favorecieron el desarrollo del mercado nacional?, ¿qué factores determinaron la desamortización de

los bienes del clero y de las comunidades indígenas?, ¿cuáles fueron las consecuencias económicas y

sociales de la desamortización? La respuesta a estas cuestiones implica que los estudiantes elaboren

una explicación, y para ello es necesario que busquen e interpreten información y distingan nuevas

situaciones generadas por los procesos de cambio. Desde el punto de vista formativo el

planteamiento de problemas en historia es un recurso que promueve la reflexión, el análisis y la

valoración crítica.

5. Redacción de ensayos. La redacción de ensayos es un reto para los alumnos porque implica

formular preguntas, indagar, ordenar, clasificar, relacionar y sintetizar información para elaborar

explicaciones coherentes sobre los hechos y procesos estudiados. De este modo el curso contribuirá,

además, al perfeccionamiento de habilidades básicas (lectura y comunicación escrita), lo cual es un

propósito del plan de estudios.

6. Uso de mapas históricos. Son un recurso importante para la enseñanza y

aprendizaje de la historia, ya que permiten destacar las relaciones entre los hechos que se

representan: proximidad entre un punto y otro, relación entre el hecho o proceso histórico y el medio

geográfico (relieve, clima, recursos naturales), transformaciones del dominio territorial de pueblos

hegemónicos, distribución demográfica, vías de comunicación y transporte, etcétera. Conviene que

los alumnos normalistas se habitúen a consultar, utilizar e interpretar mapas históricos al estudiar los

temas del programa, de esta manera adquirirán las habilidades necesarias para hacerlo y estarán

capacitados para fomentar su uso en la escuela secundaria (este tema lo estudiarán los alumnos en la

asignatura Enseñanza de la historia III, estrategias y recursos, que se imparte de manera simultánea

a este curso, en el quinto semestre.

Evidentemente las actividades no se agotan con estas sugerencias, es indispensable que los maestros

diversifiquen las formas de enseñanza para ampliar las posibilidades de aprendizaje de sus alumnos y

comunicarles, mediante la práctica, nuevas formas de enseñar historia.

SUGERENCIAS PARA LA EVALUACIÓN

La evaluación es parte importante del proceso educativo porque permite conocer la evolución de los

conocimientos, las habilidades y las actitudes de los alumnos, tomando como referencia su situación

inicial y los propósitos de enseñanza establecidos. Así mismo, da cuenta de la eficacia de las

estrategias, las actividades y los recursos empleados. La principal función de la información obtenida

mediante la evaluación es identificar aquellos aspectos que facilitan el aprendizaje y también los que

lo obstaculizan, por tanto, es la base para corregir deficiencias y planear actividades que permitan

superar los obstáculos.

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Sin embargo, con mucha frecuencia, la práctica de la evaluación en las Escuelas Normales enfrenta

diversos problemas: a) sólo se usa con fines de acreditación o asignación de calificaciones; b) se

reduce a medir la cantidad de información que los alumnos recuerdan, a través de pruebas escritas u

"objetivas" en las que los alumnos seleccionan o registran respuestas correctas; c) la información que

se obtiene de los exámenes raras veces se utiliza para evaluar la participación del profesor, las

estrategias, actividades y recursos utilizados en la enseñanza.

Así, la evaluación deja de ser un medio y se convierte en el fin principal de la enseñanza, de tal

manera que los estudiantes, poco a poco, pierden interés por el conocimiento y sólo centran su

atención en aquellos elementos útiles para el examen. Para contribuir a superar estos problemas se

presentan enseguida algunas recomendaciones:

En la evaluación es necesario tomar en cuenta, como parámetros, los propósitos generales de la

formación inicial establecidos en el perfil de egreso, así como los propósitos generales del curso y los

de cada bloque. De esta forma, en lugar de evaluar cada tema y privilegiar la medición de la

información retenida, se dará prioridad a la comprensión de las características de los periodos

históricos y los procesos que tuvieron lugar en cada uno.

Otro punto de referencia son los conocimientos previos de los alumnos a fin de saber cómo

evolucionaron sus conocimientos y sus habilidades, es decir, la influencia de las actividades de

enseñanza y aprendizaje.

La evaluación puede realizarse en diferentes momentos: al inicio del curso y de cada bloque, para

conocer los antecedentes que tienen los alumnos respecto a los temas de estudio; en el transcurso de

cada clase, para verificar lo que se aprende y la forma como se desenvuelven los integrantes del

grupo; y al final del curso, para comprobar en que medida se lograron los propósitos educativos. En

cada uno de estos momentos el maestro deberá definir los aspectos que le interesa evaluar para

valorar la efectividad del proceso educativo y, al mismo tiempo, contar con elementos para asignar la

calificación final de bloque o curso. Es conveniente que, desde el principio del curso, se comunique a

los alumnos los criterios de evaluación, de esta manera podrán orientar su desempeño.

Los medios e instrumentos de evaluación pueden diversificarse con el propósito de contar con varias

fuentes de información: los textos o ensayos escritos por los alumnos, la realización de

investigaciones, la observación atenta de los procesos que se desarrollan en el aula (interés,

argumentos expresados en clase, preguntas formuladas) y distintos tipos de pruebas.

Las pruebas son otro medio para obtener información; al diseñarlas conviene reflexionar acerca de los

aspectos que pueden ser medidos con este tipo de instrumento. Como se sabe, las pruebas llamadas

objetivas, debido a su estructura (respuesta breve, correspondencia, opción múltiple) generalmente

miden la cantidad de información memorizada por los estudiantes. No obstante, existen pruebas

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útiles para evaluar la comprensión e, incluso, algunas habilidades, pero para ello es fundamental

poner atención en el tipo de preguntas o reactivos que se incluyen.

Muchas veces la participación de los alumnos revela el grado de comprensión de acontecimientos y

procesos estudiados, su capacidad para relacionarlos y reflexionar sobre ellos, sus habilidades para

interpretar información y vincularla con situaciones actuales, etcétera. La observación de las actitudes

de los integrantes del grupo es importante no sólo para evaluar a los alumnos, sino también al

maestro y a las estrategias empleadas.

La práctica de la evaluación continua permite contar con información para mejorar las formas de

enseñanza o las actividades didácticas durante el desarrollo del curso, y evita que se le considere

como una actividad separada del curso o que su función se reduzca a la toma de decisiones sobre la

acreditación. Así, tanto estudiantes como profesores estarán en posibilidad de valorar la calidad del

proceso y de los resultados.

PROPÓSITOS GENERALES

Al estudiar los temas y realizar las actividades propuestas se espera que los estudiantes:

1. Identifiquen las principales características de la historia de México durante el siglo XIX,

particularmente en lo que se refiere a la formación y consolidación del Estado nacional.

2. Establezcan relaciones entre la historia de México y la de otros pueblos del mundo; en particular,

que identifiquen procesos de conflicto, dominación e influencia mutua.

3. Desarrollen la capacidad de identificar procesos de cambio, continuidad y ruptura; causas y

consecuencias; así como la influencia de los individuos y el medio geográfico en el desarrollo de

acontecimientos y procesos históricos.

4. Adquieran conocimientos fundamentales que permitan consolidar el dominio del campo disciplinario

de la especialidad para enseñar con seguridad y eficacia los temas incluidos en los programas de

estudio de la educación secundaria.

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BLOQUE I EL MOVIMIENTO DE INDEPENDENCIA.

PROPÓSITOS

Al estudiar los temas y realizar las actividades propuestas se espera que los estudiantes:

1. Identifiquen los factores internos y externos que influyeron en la crisis de la sociedad colonial y los

primeros intentos para independizar a la Nueva España

2. Analicen las diferentes etapas del movimiento de independencia de México y la participación de los

diversos sectores de la población novo hispana.

3. Comprendan los factores que incidieron en la consumación de la independencia de México y los

planteamientos políticos que prevalecieron.

TEMAS

1. Antecedentes. Las reformas borbónicas y la crisis de la sociedad colonial. Los primeros intentos

de autonomía.

2. Desarrollo de la lucha armada. Radicalización y revolución popular. Declive de los insurgentes

y fortalecimiento de los criollos.

3. La consumación de la independencia. El desenlace del movimiento de independencia. Fin del

régimen virreinal. Significado y trascendencia del Plan de Iguala.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

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gobierno español en la ciudad de México, México, FCE, pp. 55-83 y 229-245.

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Historia General de México, México, El Colegio de México, tomo 1, pp. 578-589.

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México, I. I. Mora, pp. 29-35

Torre Villar, Ernesto de la (1994), "Conspiración de Querétaro y la rebelión de Hidalgo", en La

independencia de México, México, FCE, pp. 85-131.

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BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

Anna, Thimothy, (1990), El imperio de Iturbide, México, CNCA.

Florescano, Enrique, (1994) "El movimiento insurgente y la aparición de una historia nacional", en

Memoria mexicana, México, FCE, pp. 462-522.

Hammett, Brian, (1995) Raíces de la insurgencia en México. Historia regional 1750-1824, México, FCE

Herrejon Peredo, Carlos, (1996), Morelos, México, Clio, (La Antorcha Encendida)

INEGI. Atlas Histórico, La Independencia de México, México, INEGI.

Vázquez, Josefina Zoraida et. al. , (1995), "Prosperidad, reforma y descontento", en Una Historia de

México, México, SEP, pp. 209-232.

Villoro, Luis, (1994), "De la reforma a la revolución", en Varios autores. Historia General de México,

México, El Colegio de México, t. 1, pp. 604-614.

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BLOQUE II LA FORMACIÓN DE LA NACIÓN.

PROPÓSITOS

Al estudiar los temas y realizar las actividades propuestas se espera que los estudiantes:

1. Reconozcan los primeros anos de vida independiente de México como un periodo en el que se

intenta organizar la vida económica, social y política de México a través de diferentes proyectos que

generaron inestabilidad en el país.

2. Identifiquen los elementos que influyeron en el surgimiento de movimientos sociales ocurridos

durante este periodo.

TEMAS

1. Configuración del sistema político. Opciones de gobierno: monarquía o república. El Imperio

de Iturbide.

2. El debate por el federalismo. Aspiraciones regionales de comerciantes, terratenientes y

mineros. La primera república federal y la confrontación de fuerzas políticas. El intento reformador

de 1833. Los federalistas: su visión de la economía.

3. La república central. Organización política. Medidas económicas. Conflictos internacionales:

Separación de Texas, Guerra de los pasteles, La guerra con Estados Unidos.

4. La Revolución de Ayutla y el retorno al régimen federal. La dictadura de Santa Anna y su

caída.

5. La economía y el proyecto de industrialización. El banco del Avío y las políticas

proteccionistas. El financiamiento del gasto y la deuda pública. Cambios en el mercado exterior

mexicano.

6. Estructura agraria. La propiedad corporativa: clero y comunidades indígenas. La propiedad

privada: haciendas y ranchos.

7. Rebeliones campesinas y conflictos sociales. Las guerras de castas, rebeliones agrarias y

bandidaje.

8. Los viajeros extranjeros y su visión de México.

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BIBLIOGRAFIA BASICA

Argüello Gilberto, (1983), "La difícil génesis del capitalismo mexicano", "Bases históricas de las

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Enciclopedia Parlamentaria, México, Miguel Ángel Porrúa, pp. 5-29.

Sartorius, Carl Christian, (1990) "La vida en la Ciudad de México" en México hacia 1850, México,

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México, F. C. E, pp. 199-209.

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BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

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BLOQUE III LA CONSOLIDACIÓN DE LA NACIÓN

PROPÓSITOS

Al estudiar los temas y realizar las actividades propuestas se espera que los estudiantes:

1. Valoren los esfuerzos por consolidar el estado mexicano y la defensa de la soberanía nacional.

2. Reconozcan al porfiriato como un período de consolidación del poder ejecutivo que impacta en la

modernización de la vida política y económica del país.

TEMAS

1. El proyecto liberal. Propuestas de secularización y desamortización. La constitución de 1857 y

las leyes de reforma.

2. Reacción conservadora. Guerra de Reforma. Intervención francesa e Imperio de Maximiliano.

Triunfo liberal y lucha defacciones.

3. Fortalecimiento del poder ejecutivo. La república restaurada. El arribo de P. Díaz a la

presidencia. La dictadura. El régimen político en la época de "paz y progreso". Caciques y jefes

políticos. Crisis de legitimidad del régimen porfirista. La formación de la disidencia política. La

renuncia del general Porfirio Díaz.

4. Condiciones económicas. Inversión extranjera: banca, ferrocarriles, minería, petróleo,

agricultura y ganadería de exportación. Mercado interno. Desigualdades regionales. Consolidación

de la concentración de tierras y de capitales.

5. Condiciones de vida y trabajo. Las élites, los trabajadores rurales y de las ciudades. Conflictos

frente al autoritarismo. Los viajeros extranjeros y su visión del México.

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA

Argüello, Gilberto, "La Guerra popular de liberación, el imperio de Maximiliano y la coyuntura

mundial", "Estado nacional y presidencialismo", en Semo, Enrique, coord. , México un pueblo en la

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BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA

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Vázquez, Josefina Zoraida, (1995), De la rebelión de Texas a la Guerra del 47, México, Nueva Imagen.

Zavala, Silvio, (1995), "El desarrollo económico y la administración en la época de Porfirio Díaz" y "El

regimen político", en Apuntes de historia nacional. 1808-1974, México, FCE, pp. 124-137 y 111-124.

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16

BLOQUE I EL MOVIMIENTO DE INDEPENDENCIA

FICHAS DE ACTIVIDADES

TEMA: ANTECEDENTES.

1 Ubique en una línea del tiempo los acontecimientos relevantes del periodo 1810-1910. .

2. Por medio de la dinámica de "lluvia de ideas" definir los siguientes términos: "inestabilidad" y

"desajuste". Escribir conclusiones al respecto.

3. A partir de la lectura de E. Florescano y de I. Gil, "Inestabilidad social y desajuste político".

Redactar las ideas principales del texto. Considere aspectos como: la situación de la Nueva España

antes del movimiento de independencia, causas de dicha situación, etcétera.

4. De la lectura de T. Anna, "La-principal amenaza: la autonomía", se sugiere que:

a) Identifique las causas del movimiento autonomista.

b) Elabore un cuadro como el siguiente:

c) Discutir en equipo a partir de la siguiente pregunta:¿por que el movimiento por la autonomía de la

Nueva España es un importante antecedente del movimiento de independencia? Escribir conclusiones

al respecto…

TEMA: DESARROLLO DE LA LUCHA ARMADA

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5. Con base en la lectura de Ernesto de la Torre Villar, "Conspiración de Querétaro y la rebelión de

Hidalgo" (p. '85-101)

a) Describir brevemente el proceso de conspiración y el inicio de la lucha armada.

b) Reflexionar acerca de la siguiente pregunta y obtener conclusiones:¿por que Hidalgo logro reunir un

ejercito rebelde de más de 80 mil hombres?

c) Describir cómo fue y en que consistió la participación de Hidalgo, López Rayón y Morelos.

d) Realizar una escenificación acerca de las diversas posturas que se manifestaron a partir de la

abdicación del rey en España.

8. Con base en la lectura de Villar complementar el siguiente cuadro:

a) Explicar el contexto ideológico internacional que influyó en los decretos emitidos por los

insurgentes.

b) A partir de la lectura del acta de Independencia de 1821, debatir acerca de las consecuencias

económicas, políticas y sociales de estos movimientos.

c) Para concluir elaborar en equipos un periódico mural sobre el proceso de independencia, o en

equipo realizar una síntesis del tema para grabar una narración ambientada.

TEMA: LA CONSUMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA.

9. Leer el texto de E. Lemoine y realizar la siguientes actividades:

a) Identificar las similitudes y diferencias entre los "Sentimientos de la Nación" y "El Plan de Iguala".

Realizar cuadros comparativos de ambos y exponerlos al resto del grupo.

b) En el siguiente cuadro, registrar los cambios propuestos por el Plan de Iguala, en los aspectos

económico, político y social.

Page 18: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

18

CAMBIOS PROPUESTOS

c) A partir de los textos de E. Lemoine, explicar brevemente por escrito sus

conclusiones acerca de la siguiente cuestión: el fin del movimiento de

independencia, ¿fue consumación o contradicción?

10. Con base en la lectura de T. Anna, "EI desenlace", realizar una síntesis desde 1808 hasta 1821.

11. Con base en la lectura de El Tratado de Córdoba y El Plan de Iguala, realizar las siguientes

actividades:

a) Elaborar un cuadro comparativo del contenido y los propósitos de dichos planes Elaborar un cuadro

señalando diferencias y semejanzas de ambos documentos.

12. Relacione los siguientes acontecimientos acaecidos en España y analice su influencia en la

consumación de la independencia:

Retiro de las fuerzas napoleónicas de España.

Restauración del absolutismo con Fernando VII.

Sublevación de Riego.

Restablecimiento de las Cortes.

13. Elaborar un mapa histórico en el que se ilustre:

a) El reino de la Nueva España a principios del siglo XIX (antes de 1810).

b) El Imperio mexicano de 1822-1823.

c) En ambos mapas:

-compare semejanzas y diferencias.

-conteste ¿cuáles eran sus límites?, ¿qué estados actuales comprendía?,

14. Elaborar un breve ensayo en donde plantees tus conclusiones sobre el periodo estudiado, qué

permaneció, que cambio; importancia de la consumación de la Independencia.

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19

BLOQUE II LA FORMACIÓN DE LA NACIÓN

FICHAS DE ACTIVIDADES

TEMA: LOS VIAJEROS EXTRANJEROS Y SU VISIÓN DE MÉXICO.

1. Como actividad introductoria y con la intención de interesar contextualizar al estudiante normalista

en el ambiente de la época se sugiere leer el texto de Santorius, "La vida en la ciudad de México", y

realizar las siguientes actividades (el texto puede sustituirse por otro de historia de la región en la que

se ubique la escuela normal).

Comentar cómo era la vida cotidiana en la época de la independencia, particularmente

identificar los elementos de continuidad y cambio de la descripción hecha por el autor (¿qué

ha cambiado?, ¿qué aspectos forman parte de la vida actual?).

A partir de la siguiente pregunta discutir en equipo acerca de las posibles condiciones en la

vida de las personas que influyeron para hincar la guerra de independencia.

Con base en la descripción :que el autor realiza de la vida religiosa: a) enumerar las razones

por las cuales el clero se constituye en un estado dentro de otro, b) identificar diferencias

entre el clero secular y el clero regular.

Escribe un breve texto en el que expliques cómo veían los extranjeros al México de la época.

TEMA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO. OPCIONES DE GOBIERNO:

MONARQUÍA Y REPÚBLICA:

1. A partir de la lectura de Enrique Semo, "Bases históricas de la formación del estado nacional",

realizar las siguientes actividades:

a) Con el fin de identificar la influencia que tuvo la reforma fiscal en la conformación del estado

mexicano, elaborar un mapa de las doce intendencias en quo se dividió el territorio mexicano durante

la segunda mitad del siglo XVIII,

b) Escribir una síntesis sobre cada uno de los siguientes aspectos.

Qué beneficios resultaron de la reforma hacendaría de principios del México Independiente.

Cuáles fueron las consecuencias de un estado parroquial y qué grupos se vieron involucrados.

Cuáles considera el autor como bases fundamentales para la integración del estado nacional.

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TEMA: LA REPÚBLICA FEDERAL Y LA CONFRONTACIÓN DE FUERZAS POLITICAS:

LIBERALES Y CONSERVADORES

1. Las alumnas y los alumnos normalistas contestarán las siguientes preguntas respecto a los

términos liberal y conservador. ¿Quiénes fueron? , ¿Cual era el proyecto político y económico de cada

partido?

2. Elaborar un mapa histórico en el que se ubiquen las regiones dominadas por liberales y

conservadores (consultar el Atlas Histórico de la Independencia de México del INEGI. Asimismo

reflexionar acerca de las posibles causas de dicha distribución.

3. Con base en el análisis del texto de Chevalier identificar las principales características específicas

de conservadores y liberales.

4. Escribir un ensayo acerca del proyecto de nación de liberales y conservadores.

Tema: El debate por el federalismo: el intento reformador de 1833.

1. Con base a la lectura de Argüello, "La difícil génesis del capitalismo en México", realice las

siguientes actividades:

Elaborar una síntesis de las principales tesis del autor.

Analizar cuáles fueron las causas que impidieron la realización del proyecto liberal.

En equipo analicen la vinculación existente entre la formación del Estado nacional y su relación

con el proyecto liberal.

Por medio de un panel que cada equipo exponga las conclusiones al resto del grupo.

TEMA: EL DEBATE POR EL FEDERALISMO

1. Que el alumno normalista defina en sus propias palabras el término paradigma.

2. Elaborar una línea del tiempo en la que se destaque la alternancia del poder entre liberales y

conservadores a partir de 1824 hasta 1854…

2. Con base al análisis de la lectura de Cesar Navarro, "Entre el paradigma político y la realidad", el

alumno realizará, primero de manera individual y posteriormente en equipos, las siguientes

actividades:

a) Contestar las siguientes preguntas: ¿cuál es la finalidad, según el autor, de la reforma impulsada

por V. Gómez Farías?

b) Elaborar un análisis comparativo de la reforma de Gómez Farías en relación con la Constitución de

1824.

c) ¿Como se expresa la oposición, al proyecto reformador de 1833, a través de las Siete Leyes?

d) ¿Que condiciones favorecieron la respuesta de los federalistas a través de las Bases Orgánicas?

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e) ¿Como favoreció la pugna entre federalistas y centralistas la anexión de Texas y la posterior

intervención francesa?

f) Realizar un análisis crítico del papel desempeñado por Antonio López de Santa Ana en la contienda,

caída y ascenso de las posturas liberales y conservadoras durante este período. Para lograr lo anterior

los estudiantes se podrán apoyar en la lectura "El Seductor de la Patria" y en la película "Su Alteza

Serenísima

CAPITULO 1 TEMA: REBELIONES CAMPESINAS Y CONFLICTOS SOCIALES.

1. Con base en la lectura de John Tutino, "La política y los conflictos agrarios 1840-1880", realizar las

siguientes actividades:

a) identificar las causas que originaron los movimientos agrarios de esta época.

b) Caracterizar a los grupos sociales que participaron en esta confrontación y las regiones donde se

manifestaron.

c) Describir brevemente la relación entre las elites regionales y el poder central.

2. En un mapa de la República mexicana localizar las regiones donde surgieron los conflictos agrarios

mencionados en la lectura y describir:

•Características geográficas de las regiones

•Grupos étnicos que participaron.

•Rasgos demográficos: densidad, costumbres, etcétera.

3. Leer la novela "Los bandidos de Río Frío" de Manuel Payno. y comentar en torno a las siguientes

cuestiones:

•¿Que realidad nos presenta la novela?

•¿Dónde y cómo actuaban los bandidos?

•¿De qué manera afectaban a la economía nacional?

En un panel, expongan por equipo sus opiniones y conclusiones al respecto.

TEMA LA REPÚBLICA CENTRAL: LA ECONOMÍA Y EL PROYECTO DE

CENTRALIZACIÓN

1. Con base a la lectura y el análisis del texto de Gilberto Arguello: "La difícil génesis del capitalismo

mexicano", se sugiere que los estudiantes normalistas.

a) Analizar el impacto que causó al país la invasión extranjera convenida por Lucas Alamán y los

ingleses en el año de 1824. Confrontar las conclusiones obtenidas.

b) Identificar mediante un cuadro sinóptico las características del capital privado en el México de

mediados del siglo XIX.

c) Establecer semejanzas y diferencias entre el desarrollo económico vivido durante la republica

centralista y el que se vive en la actualidad en nuestro país. Para esto se propone que se realice a

través de un cuadro comparativo.

Page 22: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

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2. Tomando como referencia las páginas 115 y 116 de la misma lectura, realizar en equipo las

siguientes actividades:

a) Elaboración de un periódico mural que ilustre los obstáculos estructurales que limitaron el

surgimiento del capitalismo en México durante el periodo de 1824-1850, asimismo, ilustrarán cuales

de esos obstáculos tendrían vigencia actual e impiden el desarrollo económico

b) Exponer cada periódico y realizar comentarios acerca de los mismos, realizando una exposición

escolar con los mejores trabajos.

TEMA: ESTRUCTURA AGRARIA.

1. Formar 3 equipos de trabajo, cada uno se denominara "Hacienda", "Rancho" y "Comunidad". A

continuación cada equipo describirá brevemente las características del tipo de propiedad o unidad de

producción, según el nombre del equipo.

2. De manera individual leer el texto de G. Argüello e I. Gil, "La estructura agraria", y realizar las

siguientes actividades:

a) Elaborar en equipo un cuadro descriptivo identificando lo siguiente: "tipo de producción",

"extensión", "tipo de trabajadores", "condiciones de trabajo", "forma de tenencia de la tierra" y

"sistema de créditos".

b) Se reúnan en plenaria y complete en el pizarrón el siguiente cuadro:

c) Elaborar un mapa de México en donde identifiquen los estados con mayor número de haciendas y

ranchos en el periodo de 1810 a 1862, distinguiendo cada uno de ellos y lo conserve para retomarlo

en momentos históricos donde el rancho, la hacienda y la comunidad se transforman o desaparecen

para dar paso a nuevas estructuras territoriales.

d) Por último se sugiere que los alumnos visiten vestigios de alguna hacienda de su comunidad para

que investiguen ¿qué se producía?, ¿cómo se comercializaba? y ¿cuando desapareció?

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BLOQUE III LA CONSOLIDACIÓN DE LA NACIÓN

TEMA: EL PROYECTO LIBERAL

1. A partir de las lecturas de Francois Chevalier "Conservadores y liberales en México", Cesar

Navarro: "Entre el paradigma político y la realidad", Estudio Introductorio y Tutino John: "La política y

los conflictos agrarios 1840-18880 de la insurrección a la Revolución en México

Organizar al grupo en dos equipos disponer el espacio de modo que queden frente a frente para

trabajar la siguiente dinámica:

•El maestro anota los asuntos más actuales de una lluvia de ideas.

•A continuación se votará a favor o en contra de las problemáticas con argumentos sólidos.

•Los estudiantes ocuparán un lugar u otro de acuerdo a la tendencia que muestren.

El ejercicio pretende que se generes reflexiones en torno a interrogantes

como:

¿La pluralidad tiene ventajas?

¿Es posible uniformar criterios?

¿Hubo más de dos tendencias bien definidas?

¿En que sentido se aplican hoy día los conceptos liberal y conservador?

TEMA: REACCIÓN CONSERVADORA. . .

En equipo elaboren una gezeta de la época de la Intervención, el Imperio, el Triunfo liberal y la Lucha

de facciones, para lo cual deberán de convertirse en reporteros para entrevistar a Maximiliano y a

Juárez, tomando como fuentes la lectura de Argüello, La guerra popular de liberación, el imperio de

Maximiliano y la coyuntura mundial pp. 163-171 en base a los siguientes cuestionamientos:

• Su Alteza serenisima:¿Por que los grupos reaccionarios, como el alto clero, grandes terratenientes y

militares que fueron a buscarle a Europa, actualmente se han distanciado?

•¿Podría hablarnos de las causas externas que han influido APRA el retiro del apoyo del ejército

francés?

• Señor Licenciado Juárez ¿Cuales considera que son las consecuencias políticas y sociales que trajo

consigo la creación del Estado Nacional y del presidencialismo?

TEMA FORTALECIMIENTO DEL PODER EJECUTIVO

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1. A partir de la lectura "La Guerra Popular de Liberación, El Imperio de Maximiliano y la Coyuntura

Mundial" de Gilberto Argüello, el estudiante normalista hará la siguiente actividad:

a) Analizará por equipos críticamente la obra de Don Benito Juárez para conocer su repercusión en la

actualidad.

TEMA: CONDICIONES ECONÓMICAS

1. A partir de sus conocimientos previos. el alumno identificara los diversos grupos sociales que

existen en la actualidad.

2. En base a la lectura de Alba Knight realiza las siguientes actividades:

a) Elabora un cuadro sinóptico donde se consignan las condiciones en que vivir la población rural,

durante la primera década del siglo XX en relación a los siguientes aspectos:

•Económicos

•Políticos

•Sociales

•Culturales

•Regionales o geográficos

3. Lectura de FFCC y Actividad productiva en el norte de México.

Formar tres equipos

a) De acuerdo con la lectura, por equipo definirán su concepto a lo que entiende por: "Economía de

Enclave" y la dará a conocer a los demás equipos.

b) En equipos elaborará una maqueta del territorio nacional con división política.

c) Los equipos echaran a la suerte la distribución de los siguientes subtemas:

1) Los FFCC en México

2) Los rieles debajo del Bravo

3) El FFCC Internacional

De acuerdo a esta condición, cada equipo deberá explicar lo referente a su tema e ir colocando sobre

el mapa el o los ramales ferroviarios aludidos.

Sugerencias:

Se puede ver el video: "Memorias de un mexicano" para ver la importancia que tuvo el FFCC antes,

Page 25: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

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durante y después del Porfiriato.

Nota: El material elaborado servirá para temas posteriores del grupo.

4. Mediante la lluvia de ideas trate de definir los conceptos siguientes: "Enclave" y"Circunscribir", de

manera breve y precisa y las registre.

5. De forma individual haga la lectura: Cerutti, Mario (1995) "Ferrocarriles y

actividad productiva".

•Mediante la dinamica: "________________" se integre en 4 equipos y comente y/o analice "Las

situaciones de las intervenciones extranjeras y división del trabajo al sur del Río Bravo, llegue a ideas

ciaras en las que caracterice mediante los siguientes cuestionamientos.

•¿Cuál es la repercusión de las inversiones extranjeras en nuestro país?

•¿Qué opinas de los que indican Juan Felipe Ledi y Antonio Glave sobre el ferrocarril internacional

1884-1910?

6. En equipos investigue en la lectura como estuvo integrado el sistema ferroviario en México en el

periodo 1884-1906 y elabore un mapa e indique con acotaciones los lugares donde dichos ramales se

establecieron para exportar la materia prima hacia el país vecino.

Redacte un escrito en la que indique la importancia del ferrocarril en el aceleramiento económico hacia

diversas regiones del país.

7. El profesor reparte entre los miembros del grupo los estados de la República Mexicana.

A continuación les solicita los identifiquen y los coloquen en el pizarrón en la columna que

correspondan: mayor rezago económico y cultural, menor rezago económico y cultural.

ESTADOS

8. Con base a la lectura de Alan Knight "Del porifirato al nuevo régimen constitucinalista".

a) Identifique las causas que originaron este atraso.

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•Causas económicas

•Causas étnicas

•Causas políticas

•Causas geográficas

b) En la lectura anterior las estudiantes identifiquen los logros económicos de Limantour durante el

porfiriato y los registre de manera individual.

c) Valore en que medida, estos logros impactaron las condiciones de vida de la mayor parte del pueblo

mexicano y los discuta en una plenaria.

d) Se registren los comentarios de la plenaria.

9. Constituido el grupo en equipo y basándose en la lectura expuesta por Tutino, John:

"La política y los conflictos agrarios", cada uno de ellos exponga las consecuencias que se originaron

sobre el reparto de tierras comunales indígenas, derivadas del despojo y la nacionalización de las

propiedades del clero sobre bienes no productivos, determinado por el grupo liberal en el poder, cada

equipo será elegido por medio de sorteo, exponiendo los siguientes temas:

a) Problema social

b) Problema económico

c) Problema político

d) Entidades federativas con mayores problemas de esta índole.

10. En un cuadro enliste las acciones del gobierno liberal de 1856-1910 y las actividades de la iglesia

y los comunieros:

Analice el cuadro anterior y comente las consecuencias.

•Cierre la actividad con el corrido del agrarista y el barzón.

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27

TEMA: CONDICIONES DE VIDA Y TRABAJO

1. Con base a las lecturas del tema, por equipos realice lo siguiente:

Identificar y caracterizar los principales grupos sociales de este periodo, de acuerdo a

los siguientes criterios:

¿Quiénes eran?

¿Cómo y dónde vivían?

Actividades productivas, sociales y culturales.

Postura ante el proyecto modernizador liberal.

2. En plenaria, expongan sus conclusiones.

Page 28: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

28

MATERIAL

DE

APOYO

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

29

BLOQUE I

LA INDEPENDENCIA

El cabildo obtenía sus ingresos, a menudo

insuficientes para cubrir sus gastos variados,

de dos principales fuentes y de otras muchas

menores. La fuente más grande eran los

"derechos municipales" sobre algunos

artículos específicos que se cobraban en las

aduanas nacionales. Entre los artículos de

los que recolectaba impuestos el gobierno

virreinal en beneficio de la ciudad se

encontraban el licor europeo y el local, el

vinagre, el trigo, el maíz, la cebada, el

pulque, las ovejas, y el ganado vacuno y

caprino. En el primer año completo de

informes financieros publicados (junio de

1820 a junio de 1821), este impuesto

produjo 108 mil pesos que correspondían a

más del 46% de los ingresos de ese año.

Otra fuente principal de ingresos eran las

propiedades. El municipio poseía los

principales mercados, el más grande de los

cuales era El Parián, y les rentaba los locales

a los comerciantes. Otros inmuebles incluían

varias casas, corrales y ejidos municipales

que se rentaban para que pastaran los

animales destinados a los mercados de la

ciudad. En total, las propiedades de la

ciudad estaban valuadas en

aproximadamente 750 mil pesos. Las

fuentes de ingresos subsidiarias y menores

durante la guerra de independencia incluían

un impuesto a los carruajes de alquiler, a la

venta para las granjas de los suburbios del

agua que corría por los acueductos muni-

cipales, y al depósito de las fianzas de los

ciudadanos. En 1820, el ingreso total de la

ciudad fue de 230 mil, o alrededor de 1.5

pesos por habitante. El total anual variaba

considerablemente y en los peores años de

la guerra el ingreso fue insuficiente para

cubrir las necesidades municipales.

Esta, pues, era la Nobilísima Ciudad de

México en 1810, el municipio más grande en

el Nuevo Mundo. Con tales desigualdades

entre las varias clases y tales agravios y

tensiones políticos, nos inclinamos a suponer

que la independencia era inevitable. Sin

embargo cuando se enfrentó en los años

siguientes a una serie de amenazas que

destruirían a muchos sistemas políticos, el

régimen real sobrevivió y surgió

aparentemente más fuerte que nunca. El

problema de cómo sobrevivió es tan

importante como el de cómo fracasó

posteriormente,

56 Colección de los Generales que cada trimestre

se dan al público del ingreso y egreso de caudales

de esta N, C. ", A. Ex-A. , Hacienda, Aduana, Vol.

2000, núm. 9.

57 Las listas de ingresos mensuales se encuentran

en A. Ex-A. , Hacienda, Aduana,

Vol. 2000, núm. 10.

58 “Sobre que el l Tesorero mayordomo de la N.

LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMÍA

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

30

C. forme un estado do las fincas", 1802,

A. Ex-A. , Fincas de ciudad en general, Vol. 1085,

núm. 7; "Sobre que se valúen las fincas urbanas

y rústicas y sitios eriazos de la municipalidad",

1830, Ibíd. , núm. 11

la principal amenaza a la soberanía real

durante la guerra de independencia fue el

deseo de autonomía de los burgueses y la

élite. La autonomía fue formulada de

manera clara por primera vez en 1808, pero

rápida y hábilmente la suprimieron los

partidarios del absolutismo real. En 1810 la

remplazó el estallido de la insurrección

violenta. El Grito de Dolores de Miguel

Hidalgo en 1810 fue el resultado natural de

haberse reprimido el impulso autonomista

dos años antes, pero representaba a un

grupo muy diferente y tenía objetivos muy

distintos. La élite autonomista no podía

apoyarlo, ni podían hacerlo muchos criollos

burgueses autonomistas. Por ello, la idea de

una autonomía limitada dentro del sistema

imperial la apagaron el sonido y la furia que

siguieron al Grito. Sin embargo, la

autonomía continuó siendo el principal

objetivo de la élite y de la burguesía locales,

y resurgió durante los dos períodos

Constitucionales. Finalmente, España se

desacreditó tanto a sí misma que los

autonomistas aceptaron el Plan de Iguala,

que pedía casi las mismas reformas que

antes, pero dentro del contexto de una

separación total de España. El programa

autonomista fue una constante en todo el

periodo de la guerra de independencia. Tuvo

éxito cuando fracasaron las olas de la revolu-

ción, porque consiguió el apoyo de la élite

que hacia la política: era la única opción que

podía triunfar.

Sin embargo, cuando se presentó por

primera vez en 1808, la fórmula autonomista

no obtuvo la victoria, pues sus partidarios se

sentían confusos

Y divididos por los sucesos catastróficos en la

madre patria. La suprimió un grupo de

peninsulares que derrocó al virrey José de

Iturrigaray la noche del 15 al l6 de

septiembre de 1808, con un golpe de estado

destinado a impedir otros progresos de la

autonomía neutralizando a sus partidarios.

Los sucesos de septiembre de 1808

generalmente se simplifican demasiado

considerándolos el clásico enfrentamiento de

los criollos contra los gachupines. Había

criollos y gachupines en ambos bandos, y en

realidad el enfrentamiento fue de objetivos

políticos locales contra objetivos políticos

imperiales, y surgió de la decadencia del

gobierno imperial en la época de Manuel

Godoy y de los agravios que habían

acumulado los habitantes de Nueva España

de todas clases y colores. Éste fue el

principio, aunque inadecuado y confuso, de

la lucha por la autodeterminación nacional.

La necesidad de autonomía fue motivada, en

la élite y en otros propietarios, por su

oposición al Decreto de Consolidación Real

de 1804, que intentaba amortizar todos los

préstamos importantes que les debían a los

fondos piadosos y cobrarlos para transferirlos

a la Península. En realidad, se cobraron 10.

5 millones de pesos en Nueva España por

motivo de la consolidación, de los cuales solo

2. 5 millones provenían de la archidiócesis de

México. Éste fue el más importante signo de

la decadencia de la administración española

del rey Carlos IV y de Manuel Godoy. El

virrey Iturrigaray y otros se quedaron

ilegalmente con más de medio millón de

pesos que se cobraron en Nueva España, y

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

31

cinco millones de pesos de los fondos de la

consolidación se los entregó a Napoleón el

agente de Godoy en París. Las quejas de la,

élite contra la consolidación, como ya hemos

dicho, en combinación con las quejas

protonacionalistas de la burguesía criolla

unieron a ambas clases brevemente en un

reconocimiento común de que el gobierno

imperial era potencialmente dañoso para los

intereses coloniales. Este descontento, que

alcanzó su máximo entre 1804 y 1808 lo

sentían por igual los gachupines y los criollos.

Durante un breve período, la mayoría de la

gente culta en el virreinato de Nueva España

logró definir que su enemigo común era el

"mal gobierno” y que su causa común era el

desarrollo de México. . . Esto lo expresaron

los nobles, los empresarios, los clérigos y

abogados reformistas, y los grandes, y

pequeños propietarios amenazados. . . Esto

no dividió a los españoles y a los criollos.

En resumen, empezó a formarse una alianza

de intereses entre la élite y la burguesía,

que no tomaba en cuenta la tradicional

división de criollos y gachupines. Sin

embargo, esta alianza incipiente quedó

destruida por las reacciones de varios

sectores de la población políticamente activa

ante la crisis que sufrió la metrópoli española

a principios de 1808. Durante años la

política exterior española había sido un juego

del gato y del ratón„ en el que el primer

ministro de Carlos IV, Manuel Godoy,

intentaba conservar la amistad de Napoleón.

El juego terminó en la primavera de l808

cuando las tropas de Napoleón entraron en

España, con permiso de Godoy, de paso para

invadir Portugal. Este suceso produjo un

golpe de Estado: el hijo del rey, el príncipe

de Asturias, obligó a abdicar a su padre y

ascendió al trono con el nombre de Fernando

VII.

1 Ladd, 'The Mexican Nobility", p. 182.

2 ibid. , p. 185.

3 "Abdicación del rey Carlos IV", A. Ex-A. , Reales

cédulas y órdenes, Vol. 2979, núm. 306. El

estudio más completo en inglés sobre la

prolongada lucha napoleónica es el de Gabriel H.

Lovett, Napoleón and the Birth of Modern Spain, 2

vols. (New York: New York University Press, 1965

); los mejores estudios en español son los de

Miguel Artola Gallego. La España de Fernando VII

(1958), Vol. 16 en Ramón Menéndez Pidal, ed.

Historia de España (Madrid: Espasa-Calpe, 1947),

y MigueL Artola Gallego, La.

Page 32: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

32

Le anunciaron este cambio al pueblo de la

ciudad de México el 9 de junio de 1808, en el

periódico oficial, la Gazeta de México. En la

misma el pueblo pudo leer que la familia real

portuguesa, huyendo de los ejércitos

franceses, había llegado al desierto en Brasil.

También se anunció el viaje del nuevo rey a

la ciudad de Bayona para reunirse con Napo-

león. El cabildo preparó una carta invitando

al rey a emular a los portugueses y a venirse

a residir a la ciudad de México, "en donde

con los brazos abiertos estos sus leales

vasallos le recibiremos". No hubo tiempo

para enviar la oferta, porque el 16 de julio la

Gazeta traía las asombrosas noticias de

Bayona de que Fernando VII le había

devuelto el trono a su padre, quien después

abdicó en favor de Napoleón. José

Bonaparte, hermano del emperador francés,

usurpó el trono de España y de las Indias. El

29 de Julio la ciudad de México conoció las

noticias de la insurrección en Madrid contra

los conquistadores franceses (el dos de

Mayo) y la creación de una junta de leales en

Valencia para resistir al usurpador. El 1° de

agosto se anunció la creación de otra junta

en Sevilla.

Estas calamidades provocaron una gran crisis

política en todas partes de América, en

especial en la ciudad de México, donde el

régimen estaba totalmente impreparado. Al

Virrey Iturrigaray y a muchos otros

funcionarios reales los había nombrado

Godoy, y eran sus amigos, pero ahora Godoy

era odiado como traidor. Se intensificó su

descrédito. A la madre patria la había

conquistado Francia, su antigua aliada; e

Inglaterra, la antigua enemiga de España, se

había convertido en su amiga. En menos de

dos semanas, como los mexicanos dijeron,

perdieron a dos monarcas, y la definición de

la soberanía misma había caído en una

confusión total. Las juntas rivales en España

declaraban poseer la autoridad legitima en

nombre del monarca ausente. El ex virrey

mexicano, Miguel de Azanza aplaudió la

invasión francesa España. José Bonaparte lo

nombró ministro de Indias. Durante algún

tiempo, la confusión y la conmoción fueron

generales. Qué podía hacer un país

gobernado por un monarca absoluto, si a su

antiguo rey, a su heredero y a toda la

dinastía los había capturado el enemigo

extranjero y un usurpador se había

apoderado del trono?

Empezaron a surgir tres puntos de vista

básicos. El primer plan que

Burguesía revolucionaria (1808-1869), Historia de

España Alfaguara, vol. 3 (Madrid: Alianza Editorial,

1973).

4 "La N. Ciudad ofrece a S. M. que en caso de

trasladarse a otra parte lo haga a esta cudad'. ', A.

Ex-A. , Historia, en general, vol. 2254, núm. 32.

5 Cazeta de México, 16 de julio, 29 de Julio y 1o.

de agosto de 1808. Algunos de los documentos

citados del original en este capítulo pueden

encontrarse en el vol. 2 de Genaro Garcia, ed. ,

Documentos históricos mexicanos.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

33

Se proclamo (el 15 de Julio) un día antes de

que llegaran noticias de que José Bonaparte

había usurpado el trono, lo formularon dos

miembros del cabildo de la ciudad: el síndico

José Primo Verdad y el regidor honorario

Juan Francisco Azcárate. Este plan era un

llamado a la autonomía mediante la creación

de un gobierno provisional mexicano que

gobernara en nombre de Fernando VII. No

era un llamado a la independencia (aunque

fácilmente podía convertirse en esto, como

sucedió establecerse gobiernos provisionales

en Caracas, Santiago, Buenos Aires y

Bogotá), pero a los políticos conservadores

les pareció así. El segundo plan, que

aprobaban la mayor parte de los miembros

conservadores de la audiencia y de la élite,

sencillamente consistía en esperar y en

observar los sucesos de España, y mientras

tanto mantener sin alteraciones la forma de

gobierno absolutista en Nueva España. El

tercer plan (favorecido por otros miembros e

la audiencia y de la élite) consistía en

reconocer a la Junta de Sevilla como

representante legítima del rey ausente.

Apoyaban a Sevilla, y no a las juntas rivales,

en gran parte por la larga historia que tenía

Sevilla en tratar los asuntos americanos, y

porque estaba en un lugar del país que aun

no invadían los franceses y se encontraba

más cerca del mar para mantener

comunicaciones con América.

En los siguientes tres meses se luchó por

imponer estos tres planes opuestos.

Mientras tanto, fracasó la alianza de la élite

local y la burguesía y se hizo un énfasis de

nuevo en el lugar de nacimiento. Los

mexicanos lucharon por aprovechar la

parálisis de España y buscar la autonomía.

En cambio los peninsulares, conscientes de

que los recursos mexicanos podrían impedir

que España fuera vencida, luchaban por

reafirmar el control de la madre patria sobre

su más rica colonia. La alianza de la élite y

burguesía solo se formó de nuevo hasta

1821.

En el centro de la lucha se encontraba el

virrey Iturrigaray, que había permanecido en

su puesto desde 1803. Ya que muchos

habitantes sospechaban de él, igual los

peninsulares que los criollos, porque estaba

muy comprometido en el peculado y por su

íntima vinculación con el partido de Godoy,

su posición era en especial vulnerable. En

vísperas de esta crisis imprevista, Tomás

Antonio Campomanes, primo del gran

estadista liberal de España, el conde de

Campomanes, le comunicó en una carta al

príncipe de Asturias que la elite peninsular

no confiaba en Iturrigaray. Le pidió al

príncipe que usara su influencia contra el

partido de Godoy, que en América estaba

representado por Iturrigaray. En una carta

secreta a su amigo el duque de Medinaceli,

Campomanes le advirtió; está próxima "una

revolución fortísima", a menos que

Iturrigaray

6 EL estudio más completo sobre Iturrigaray es el

de Enrique La fuente Ferrari, El Virrey Iturrigaray

y los orígenes de la Independencia de México.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

34

sea destituido de su puesto, porque el virrey

es el mal de los males de Todos los

habitantes de esta América".

Esta gran desconfianza contemporánea que

le tenían al virrey aún hace que algunos

autores modernos concluyan que era el jefe

de la conspiración por la Independencia o de

una conspiración para convertirse en el Rey

de México. De hecho, no hay prueba

suficiente de que aspirara a la independencia

o deseara ocupar el trono. Él no inició estos

sucesos, sino más bien se vio atrapado en

ellos y lo destruyeron. Solo puede decirse (y

dada su poderosa posición, es tan grave

como acusarlo de traición) que se

comprometió tanto con la crisis que se volvió

vulnerable, contemporánea e históricamente,

a cualquier acusación. Su vulnerabilidad

paralizó su capacidad de mando durante la

crisis. Es en símbolo perfecto de la

decadencia de la administración virreinal,

decadencia que hábilmente contrarrestaron

Venegas, Calleja y Apodaca.

Iturrigaray no permaneció inactivo en la

crisis de julio, lo que sin duda los

conservadores habrían preferido. Continúo

usando todos sus poderes de virrey, a pesar

de que se dudaba quien era el rey del virrey.

El 22 de julio suspendió el cobro de la

consolidación, probablemente para buscar la

lealtad de los propietarios. Les ordenó a los

comandantes militares que compraran armas

de los Estados Unidos en caso de un ataque

francés. Lo más importante de todo fue que

escuchó con atención a los autonomistas, lo

que para los absolutistas equivalía a una

traición. Cada acto del virrey, muchos de los

cuales no eran comprometedores en sí,

provocaba mayores sospechas hostiles.

Por su parte, los oidores conservadores

dudaron de la lealtad de Iturrigaray desde

que se enteraron de la abdicación de Carlos

IV, o así lo declararon después en el

testimonio que rindieron en el juicio de resi-

dencia que se le hizo al virrey al terminar su

mandato. Declararon que al principio el

virrey no había ordenado que se proclamara

públicamente el ascenso al trono de

Fernando VII, y que sólo lo hizo después de

que el regente Pedro Catani se lo pidió

personalmente. La audiencia informó que

Iturrigaray era un derrotista, que creía que

los Borbones no regresarían nunca al trono.

Su derrotismo alarmó a los ministros,

aunque se habría requerido la fe ciega de un

fanático, en julio de 1808, para prever que

Fernando VII volvería a ocupar el trono.

Además, los oidores recordaron que el

regidor criollo Azcárate (un partidario

destacado de la autonomía) visitaba con

frecuencia a Iturrigaray, y se le

7 Tomás Antonio Campomanes a Fernando,

príncipe de Austrias, y al duque de Medinaceli,

Xiquipilco, 2 de enero de 1808, Archivo Histórico

Nacional, Madrid. (En adelante se citará como

AHN), Estado 57.

8 véase Francisco Santiago Cruz, El Virrey

Iturrigaray, Historia de la conspiración, p. 94.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

35

consideraba su protegido. Según ellos, ésta

era una mala política, y afirmaron: “ Acaso

de esta mala política del virrey empezaron a

tener origen las especies de independencia

en esta capital. " Un residente de Jalapa

escribió, sólo tres días después de recibir las

noticias de la usurpación, que desde ese día

"no se respira en este reino más que la

independencia. “

Aún causó más sospechas que el virrey

tardara un mes en anunciarle al cabildo de la

ciudad la ascensión al trono de Fernando VII.

Hizo el anuncio el 14 de julio. Solo dos días

después llegaron noticias de la usurpación de

José Bonaparte, lo que de nuevo volvió

completamente confuso el panorama. En un

esfuerzo por presionar al virrey a declarara

su lealtad incondicional al nuevo rey, el 15

de julio la audiencia le pidió que anunciara

que Nueva España sólo reconocería a

Fernando II. Al editor de la Gazeta, Juan

López Cancelada, le ordenaron que publicara

esta declaración. Sin embargo, le mostró el

borrador de tal declaración al virrey, quién

se negó a aprobarlo y le ordeno que no lo

imprimiera. ¿Cómo se interpreto este acto

del virrey? Los oidores lo atribuyeron a que

no deseaba jurarle lealtad a Fernando VII.

Desde luego, como protegido de Godoy, y

como servidor de Carlos IV, Iturrigaray podía

tener sentimientos ambivalentes ante

Fernando VII, Sin embargo, la razón más

probable de su demora fue la gran confusión

que reinaba en ese momento. No estaba

claro, ni aun para el virrey, si el padre real o

el hijo era el rey, y el hecho de que el hijo

se hubiera dejado capturar voluntariamente

por los franceses, mientras que su padre

abdicaba por lo menos dos veces (en ambas

ocasiones contra sus deseos), volvía más

confusa la situación. La audiencia sólo sabía

con seguridad que desde el 15 de julio el

virrey permanecía en intima consulta con los

miembros más sospechosos del cabildo de la

ciudad.

Este era el quid del asunto. En una reunión

del cabildo, el 15 de julio, Azcárate presentó

para su discusión un proyecto en el que, en

vista de la crisis, le pedía al virrey que

asumiera el mando directo del gobierno de

Nueva España. En otras palabras propuso la

autonomía. El cabildo discutió el asunto el

15 y 16 de julio. Lo aprobó y acordó

presentárselo al virrey en la siguiente

reunión pública. Durante el debate el

regidor Azcárate mantuvo una frecuente e

intima comunicación con el virrey.

9 Relación y razonada de muchos hechos

antecedentes, y circunstancias que

estuvieron presentes la noche del 15 y

madrugada del 16 de septiembre para acceder el

Real Acuerdo a la separación del Exmo. Sr. D.

José de Iturrigaray", 8 de noviembre de 1808,

AHN Consejos 21081. Ésta es la declaración de la

audiencia en el juicio de residencia de Iturrigaray.

10 Faustino Capetillo a su hermano, Jalapa, 19 de

Julio do 1808, AHN, Estado 57, E.

11 A. Ex -A . actas de Cabildo, vol- 127, 14 de

julio de 1808.

61

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

36

El 19 de julio le presentaron la propuesta a

Iturrigaray en una reunión. Esta fue notable,

entre otras cosas, porque a los regidores,

que usaban sus uniformes de gala y llevaban

las mazas de su cargo, los honraron con un

saludo militar formal cuando entraron y

salieron del palacio virreinal. Esta recepción

desacostumbrada asombró y alarmo a la

audiencia. Después de que los principales

caballeros de la ciudad se reunieron en

presencia del virrey, Azcarate leyó

públicamente la propuesta del cabildo de la

ciudad. Dijo: "Esta nobilísima ciudad. . . por

sí y a nombre del público ocurre a V. E. . .

que se mantenga bajo su sabio justificado

mando estos vastos dominios, en la

dominación y representación del rey y de la

dinastía. ” El argumento principal era

notable: era una reafirmación precisa y clara

de la soberanía conforme a la tradición

española corporativa: "por su ausencia o (en

caso de) impedimento (del rey) reside la

soberanía representada en todo el reino y las

clases que lo forman; y con más

particularidad en los tribunales superiores

que lo gobiernan, (y que) administran

justicia, y en los cuerpos que llevan voz

pública". El cabildo, que entre paréntesis era

la más destacada de esas corporaciones "que

la voz pública", más tarde le pidió a Iturri-

garay que convocara una junta con los

ciudadanos más distinguidos para que

escuchara sus ordenes y dieran sus

opiniones. En última instancia, se reuniría

una asamblea representativa, compuesta por

delegados de todas las ciudades. Después

de la lectura pública, todos los regidores,

poniendo sus manos sobre sus espadas, le

juraron lealtad a Iturrigaray.

Los principales partidarios de este plan, que

proponía crear una junta provisional para

gobernar México, eran criollos. Azcárate,

Primo Verdad, y el marqués de Uluapa

pertenecían al cabildo de la ciudad; otros

partidarios del plan eran los nobles criollos:

el marqués de Rayas, el conde de Medina, el

conde de Regla y el oidor criollo Jacobo de

Villaurrutía (nacido en Santo Domingo) era

su más decidido partidario en las discusiones

publicas. El ideólogo más radical de la

autonomía era un desterrado peruano, el

fraile Melchor de Talamantes, confidente del

marques de Uluapa. Talamantes, aunque

nunca mencionó el republicanismo en sus

escritos, era el principal partidario de

convocar a un congreso mexicano que

promovería reformas radicales, incluso se

encargaría de abolir la Inquisición y los

tribunales del fuero eclesiástico, y promover

el comercio libre, la minería, la agricultura y

las reformas industriales. Este congreso

asumiría una multitud de poderes, incluso el

derecho de nombrar un virrey, y designar a

las personas para cubrir todos los puestos

civiles y eclesiásticos, manejar el

12 "Oficio que la N. C. dirigió al Exmo. Sr.

Virrey sobre que durante la ausencia del Señor D.

Fernando VII gobierne estos dominios Su

Excelencia", 19 de Julio do 1808, A. Ex A. ,

Historia, en general, Vol. 2254, núm. 34; idéntica

expresión en "Testimonio de las representaciones

que esta N. Ciudad presentó al Exmo. Sr. D.

José de Iturrigaray, promoviendo. . . la

conservación y defensa del Reino", AHN, Consejos

21081.

Ladd, "The Mexican Nobility", p. 193.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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tesoro, y enviar embajadores a Europa y a

los Estados Unidos. El 28 de julio propuso

este programa en un escrito titulado

Congreso nacional del reino de Nueva España

y lo dirigió al cabildo. Aunque Talamantes

evidentemente representaba al criollismo

radical, aparentemente era partidario de la

independencia total, no es evidente hasta

que punto tenía influencia en el cabildo.

El problema reside precisamente en como

interpretar la propuesta de que hubiera una

junta mexicana, y el papel que desempeñaría

Iturrigaray en ésta. A los conservadores

extremados les parecía un traicionero

llamado a la independencia. La sola idea de

la soberanía popular, aunque en forma

limitada, le parecía una herejía. Cuando se

realizó el juicio de residencia de Iturrigaray,

todo mundo (con una sola excepción)

atestiguo que esta proposición significaba la

independencia. Cuando por primera vez se

presentó el plan, la audiencia le informo a

Iturrigaray sería ilegal a menos que la

audiencia lo aceptara, lo cual no tenía

intención de hacer porque “ sería tributar a

V. E. honores de soberano”. El abogado

Juan Martín de juanmartineña expuso

claramente las sospechas de los

conservadores: "La intima unión del Sr.

Iturrigaray con la ciudad y la conformidad de

sus medidas, nos hicieron creer que trataba

de usurpar la soberanía de estos dominios y

(declarar) su independencia de la metrópoli.

No dudábamos de sus traidoras intenciones.

" Después del derrocamiento del virrey,

mucha gente desde la junta de Sevilla y de

su representante en la ciudad de México

hasta la hermana del rey, Carlota Joaquina,

esposa del príncipe regente del Brasil dio un

suspiro de alivio y felicitó a los enemigos de

Iturrigaray por su habilidad para rescatar a

Nueva España. El hecho de que las juntas

provisionales idénticas creadas en otras

capitales coloniales posteriormente llegaran

a proclamar la independencia, le da fuerza a

la sospecha de que la proposición del cabildo

mexicano tenia el mismo objetivo.

Es verdad que el plan Podría haberse

radicalizado posteriormente, pero

Tal como se presentó proponía regresar el

poder a sus orígenes: a los cabildos de la

ciudad de México y de Veracruz. Estos

cuerpos fueron las primeras agencias

gubernamentales legales que crearon los

conquistadores en Nueva España, y desde el

punto de vista de los criollos, eran el centro

original de la legitimidad mexicana en

oposición a la mera legitimidad española.

14 Ibid. p. 196; hugh H. Hamill, Jr. , The

Hidalgo Revolt: Prelude to Mexican Independence

, pp 94-97

15 Juan Martín de Juanmartineña a Tomás

Calderón, México, 31 de octubre 1808,AHN,

Consejos 21081.

16 después de discutir las ideas radicales de

Talamantes, Alamán solo hizo una suposición “ El

Congreso se habría declarado soberano,

exactamente como sucedió más tarde en

circunstancias idénticas en Buenos Aires, Santa Fe

y Caracas” Historia de México, 1:176-77. Sin

duda este punto continúa siendo dudoso.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

38

Así la soberanía se devolvería a los agentes

que desempeñaban la autoridad real, y, aun

entonces, sólo se haría sobre una base

temporal mientras regresaba al trono algún

miembro de la dinastía borbónica. No

podemos saber los objetivos secretos de los

que apoyaban esta proposición, pero sí

sabemos que ninguno de ellos, excepto quizá

Talamantes, habló de independencia. Sin

duda, algunos de los mismos regidores que

aprobaron esta resolución, incluso Arcárate,

se opusieron vigorosamente al levantamiento

de Hidalgo. Por su parte, el hecho de que

Primo Verdad no dudaba de la autoridad del

rey, lo indicaba su afirmación: “La autoridad

le viene al rey, de Dios, pero no de modo

inmediato sino a través del pueblo. ”

Azcárate también fue muy claro cuando

afirmó que había un pacto irrevocable entre

la nación y el rey: cuando el rey no puede

gobernar, la nación asume la autoridad, pero

al regresar el rey al poder, automáticamente

cesa el ejercicio directo de la autoridad por

parte del pueblo. Legal y técnicamente, en

vista de la ausencia del monarca y la

pretensión de varis juntas españolas de

poseer la autoridad en su nombre, la

propuesta mexicana no era una traición. Era

una promoción de autonomía, y no de

independencia. Estaba de acuerdo con la

más antigua filosofía política española, la que

consideraba que Nueva España no era una

posesión de la nación española, sino sólo del

rey. Considerar la propuesta un franco

llamado a la independencia mexicana, es

sencillamente aceptar el punto de vista de la

audiencia, porque los absolutistas definían

la autonomía como si ésta fuera lo mismo

que la independencia. Brading señaló que la

propuesta del Cabildo no era una afirmación

revolucionaria tomada de Rousseau, ni aun

de Suárez, sino sencillamente la aplicación

de la teoría conservadora de la ley natural

propugnada por Puffendorf como lo tradujo y

la popularizó a principios del siglo XIX en

España el profesor madrileño Joaquín Marín

Mendoza. Villoro resume las fuerzas sutiles

que funcionaban y la oposición rígida de las

autoridades establecidas a cualquier cambio:

“ ( Los criollos n 1808) no aspiran, por lo

pronto más que a una reforma de escasa

importancia. . . y una vez introducida la

voluntad de cambio, ¿ será posible, acaso,

detenerse?.

La posición del virrey Iturrigaray era

precaria. No podía dejar de oír la

proposición de cabildo, porque había

conseguido el favor de los activistas criollos

destacados, como Azcárate, cuya amistad le

era beneficiosa al virrey egoísta.

17 Villoro. El proceso ideológico,, p. 47.

18 El problema de interpretar a Talamantes es que

en su Congreso Nacional hablaba de que Nueva

España se habría independizado de Francia

(Hamill, The Hidalgo Revolt, p. 91). 19 Ambos en

Villoro, El proceso ideológico, pp. 37. 38. 20

Brading, Los orígenes, p. 102. Este punto de

vista fine muy similar al que le dio vida a las

juntas regionales peninsulares. Debe recordarse

que la Península también estaba entrando en un

periodo de movimientos regionales que tendían a

la autonomía. Veas también Margaret E. Crahan,

"Spanish and American Counterpoint", pp.

36-70.

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Sin embargo, hasta discutir la idea de

convocar a los jefes prominentes, y no se

diga a las ciudades, lo volvía muy

sospechoso. El odio que los peninsulares y

los conservadores sentían contra Iturrigaray

era intenso que, en el juicio formal que le

hicieron al terminar su cargo, sólo una

persona atestiguó a su favor. Ya en octubre

de 1808 el secretario del virreinato, Manuel

Velásquez de León, atestiguó que, habiendo

observado de cerca al virrey, no advirtió

indicios de que Iturrigaray deseara

coronarse, y que era un patriota cabal. El

mismo Iturrigaray negó que hubiera aspirado

nunca a la independencia.

El gran defecto de Iturrigaray, debe

repetirse, era que se había expuesto a tantas

sospechas, tan amplias e incontroladas, que

parecía totalmente comprometido a los ojos

de todos los que comúnmente habrían sido

sus partidarios más decididos. La única

forma en que hubiera desvanecido estas

sospechas habría sido luchar resueltamente

por mantener el absolutismo total, como su

firme colega, el virrey José Abascal, del Perú,

lo estaba haciendo en circunstancias

similares. Iturrigaray no pudo hacer esto, y

lo condenaron desde entonces.

Se ha supuesto que Iturrigaray y el cabildo

de la ciudad fueron culpables de traición,

basándose en sospechas, en testimonios

parciales y, lo más importante, en los

sucesos futuros. Es evidente que deben

distinguirse los motivos de Iturrigaray de los

del cabildo. Parece que Iiturrigaray, aunque

sin duda no deja de tener culpa, era inocente

del intento de traición. Sólo era un cínico

egoísta, y se sentía tan asustado por el

peligro de que se conocieran sus peculados y

malos manejos y tan confuso por la caída de

su protector Godoy que no podía

concentrarse en otro objetivo que no fuera

conservar su puesto. Los motivos del cabildo

eran mixtos. Los extremistas quizá

deseaban una declaración eventual de

independencia, pero ya que los sucesos no

llegaron tan lejos, sólo puede suponerse que

la independencia era su objetivo. La

mayoría de los partidarios del plan del

cabildo de convocar a un congreso nacional (

incluso Azcárate y Villaurrutia) hablaron

Primero y ante todo de autonomía no de

independencia. .

Ya que en Nueva España no había informes

de las insurrecciones españolas ni de la

creación de las junatas en Valencia y en

Sevilla ( las noticias de estos sucesos se

conocieron el 29 de julio y el 1º de agosto),

el virrey procedió el 23 de julio a convocar a

los principales caballeros de la ciudad para

discutir la crisis.

21 Villoso, El proceso ideológico, p. 39. .

22 Manuel Velásquez de León a Tomás Calderón,

México, 26 de octubre de 1808

AHN Consejos 21081. Debe observarse que

Velásquez de León no tenía ningún motivo

personal claro para apoyar a Iturrigaray. No tenía

temor de ser aprehendido, y su puesto se lo debía

a su nombramiento real. No con un

nombramiento personal del virrey. Continuo en el

cargo, y en 1811 Venegas lo ascendió a intendente

de provincia Alemán. Historia de Méjico, 1:175,

2:307)

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40

Sin duda creía que necesitaba consejo. Ese

mismo día, el regidor Primo Verdad y el

marqués de Uluapa le presentaron a

Iturrigaray una segunda propuesta del

cabildo, que afirmaba que las abdicaciones

de Carlos IV no tenían validez en Nueva

España, que podía considerarse uno de los

reinos que pertenecían a la monarquía

español. Por ello, aunque Fernando VII y su

padre habían abdicado al trono de Castilla,

no habían abdicado al trono de Nueva

España, Iturrigaray podía establecer

legalmente un gobierno provisional en

nombre del rey. Aunque era un argumento

dudoso, estaba enteramente de acuerdo con

la idea autonomista criolla de que Nueva

España no era, legal o constitucionalmente,

una colonia. Según el testimonio del alcalde

conservador José Juan Fagoaga, Uluapa

regresó de esta reunión a las oficinas

municipales y repitió dos veces durante el día

que “ esta nobilísima ciudad en más de 200

años no había conseguido tanto como en

aquel día. ”

El hecho de convocar a los ciudadanos

destacados a discutir la crisis bastó para

convencer a muchos conservadores

influyentes de que la nación estaba a punto

de rebelarse. Gabriel de Yyermo, el oidor

Ciriaco González Carvajal y el inquisidor

Bernardo del Prado ( todos peninsulares)

estaban convencidos de que la sola idea de

una reunión equivalía a la traición. El regidor

criollo Agustín de Rivero dijo: “ Convocar a

las ciudades es iniciar una guerra civil. ” El 8

de agosto la audiencia repitió que

consideraba “ que no se le presenta en el

día. . . urgencia ni necesidad alguna de la

junta “, y aseguró que las Leyes de Indias no

la permitían y que constituía un precedente

peligroso.

A pesar de todas las objeciones, se hicieron

cuatro juntas, como resultado de las

invitaciones del virrey, el 9 y el 31 de

agosto, y el 1º y el 9 de septiembre.

Ochenta y seis personas asistieron a las

reuniones. Había representantes de las

corporaciones seculares ( la audiencia, el

ayuntamiento, el consulado, el gremio de las

minas, los militares y el tribunal del fuero

del tesoro real), de las corporaciones de la

Iglesia ( la inquisición, la Universidad, el

capítulo de la Catedral, y los importantes

monasterios de Guadalupe, Santo Domingo

y El Carmen), y estaban presentes la nobleza

y tres gobernadores indígenas de los barrios

metropolitanos. Ladd identificó a 39 de ellos

como criollos y a 29 como peninsulares; a 18

no pudo identificarlos por el lugar de su

nacimiento. La primera reunión bastó para

convencer a los conservadores de las

sospechas que sentían de Iturrigaray.

23 “ Protesta de la cuidad con motivo de la

abdicación del Sr. D. Carlos IV al emperador

Napoleón", 23 de julio de 1808, A. Ex-A. ,

Historia, en general, vol. 2254, núm. 36.

24 Testimonio de José Juan Fagoaga a Guillermo

de Aguirre, México, 20 de octubre de 1808, AHN,

Consejos 21081.

25 Ladd, "The Mexican Nobility", p. 190-91; Royal

Accord, 8 de agosto de 1808,

AHN, Estado 57 E.

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41

Cuando más tarde le pidieron a la audiencia

que le permitiera al virrey ampliar la junta,

para incluir a los representantes de todas las

ciudades que era el plan original del

cabildo, la audiencia se negó, diciendo que

esas reuniones se parecían mucho a los

Estados generales de Francia de 1789.

La primera reunión fue tormentosa y no se

llegó a ninguna conclusión. Primo Verdad

leyó la opinión del cabildo de la ciudad de

que la soberanía entonces se encontraba en

manos del pueblo. El oidor peninsular

Guillermo de Aguirre quiso saber “¿quién es

el pueblo?”,el que supuestamente entonces

tenía la soberanía. Primo Verdad le contestó

que las autoridades constituidas

representaban al pueblo. A lo que Aguirre

replicó que éstas no eran el pueblo, y advirtió

que esta doctrina liberal subversiva y

sediciosa de la soberanía popular les

devolvería el poder a los indígenas, que eran

el pueblo mexicano original. La cuestión real

de la reunión era si se reconociese a la junta

de Sevilla. La opinión clara de iturrigaray era

que el gobierno de Sevilla no debía ser

reconocido, porque no representaba al

monarca. No llegó a votarse esté tema

crítico en la primera reunión, y la junta

terminó, y sólo decidió que Fernando VII

sería reconocido como rey. Las

celebraciones formales en honor del ascenso

al trono de Fernando VII se hicieron el 13 de

agosto, el día del Real Pendón. Mientras

tanto, los conservadores se apresuraron a

formar un cuerpo de milicia llamado

Voluntarios de Fernando VII.

Poco después de la primera reunión, dos

comisionados de la junta de Sevilla, Juan

Jabat y Manuel Jáuregui, llegaron a la ciudad

de México. Jáuregui era cuñado de

Iturrigaray. Tenían órdenes de destituir a

Iturrigaray si no reconocía al gobierno de

Sevilla. Esto explica adecuadamente la

hostilidad que sentía el virrey hacia ellos.

Fabián de Miranda, en Sevilla ,más tarde le

informó a la junta Suprema que la mayoría

de los realistas pensaban que no había

habido bases reales para sospechar de la

lealtad de Iturrigaray hasta que el virrey

supo del establecimiento de un nuevo

régimen legal español. En adelante, su

negativa a reconocerlo constituyó una

traición Miranda escribió: “Iturrigaray afectó

( establecer ) una independencia ”. Y “ la

unión del virrey con la Ciudad de México

confirmó este temor” Esta prueba a menudo

se ha considerado suficiente para condenar a

Iturrigaray, pero evidentemente es parcial.

26, Ladd "The Mexican Nobility" p. 191.

27 Real Acuerdo, del 6 de septiembre de

1808,AHN, esrado 58, E.

28 Testimonio de la relación de los pasajes más

notables ocurridos en las juntas generales que el

Exmo. Sr. D. José de Iturrigaray convocó en los

días 9 y 31 de agosto,

1 y 9 septiembre de este año'", 9 de noviembre de

1808, AHN, Consejos 21081;

“ Junta general celebrada en México el 9 de agosto

de 1808", A. Ex-A. , Historia, en general, Vol.

2254,núm. 34; Alamán, Historia de Méjico, 1:134.

29 Gaceta de Méjico, 10 de agosto de 1808;

Alamin, Historia 1:141.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

42

Miranda tan solo estaba repitiendo los

informes de Jabat. Sevilla con

desesperación quería recibir los fondos de la

consolidación mexicana que aún estaban

esperando en Veracruz para ser enviados a

cualquier autoridad que Nueva España

decidiera que era legítimo. Jabat le aseguró

a Iturrigaray que el resto de España ya

había reconocido a Sevilla, lo que

sencillamente no era verdad. La negativa

del virrey a reconocer a Sevilla estaba bien

fundada, y no lo volvía culpable de traición.

Las tensiones causaron violencia en las

semanas siguientes. Un particular le escribió

a su hermano que, después de la primera

junta, “ los europeos compraron

inmediatamente todas las armas y

municiones que encontraron en aquella

capital. ” La compra de pólvora era tan

elevada que el director del monopolio se lo

comunico al virrey. A dos personas las

asesinaron en una discusión política.

El virrey la virreina se hicieron aún más

sospechosos cuando le distribuyeron dinero a

la multitud el 15 de agosto. La audiencia

interpretó esto como “ un deseo de ganar la

voluntad del pueblo bajo, insolentado aquel

día a tal grado con esta protección, que

insulto a varias gentes principales, tirando

piedras y lodo a sus coches”. Estos sucesos

tormentosos culminaron cuando el virrey

destituyo al oidor Aguirre de su puesto de

censor de la Gazeta, y amenazó con despedir

al editor, Juan Cancelada, por haber

publicado a principios de ese mes noticias del

regreso del rey a España. Iturrigaray se

encargó personalmente de la censura de la

Gazeta.

La llegada de los comisionados de Sevilla

hizo necesario que se convocara una reunión

el 31 de agosto para considerar de nuevo sí

Nueva España debía reconocer a la junta de

Sevilla. En esta reunión, los partidarios de

Sevilla triunfaron ese día; hubo 49 votos a

favor y 29 en contra. Los principales

partidarios de que se reconociera a Sevilla,

eran peninsulares: el oidor Aguirre; Fausto

de Elhuyar, director del tribunal de Minas; el

general retirado Pedro de Garibay; los

comerciantes Antonio de Bassoco, el

marqués de Castañiza, y el Conde de la

Cortina; y el marqués de San Ramón, un

concejal de las Indias. Algunos aristócratas

criollos, incluso el conde de Santiago, el

Conde de Aguayo, y el mariscal de Castilla,

también apoyaron el reconocimiento.

Testimonio de Jáuregui se refiere a sus órdenes (

informe de Jáuregui, Cádiz, 20 de agosto de 1809,

en Genaro García Documentos históricos

mexicanos

2:292-96.

30 Fabián de Miranda a la Suprema Junta de

Sevilla, Sevilla, 22 de noviembre de_

1808, AHN, Estado 58,' E.

31 Aclaman, Historia de Méjico, 1:142.

32 Ibid„ 1:139. 40; Faustino de Capetillo a su

hermano, Jalapa, 18 de agosto de 1808.

AHN, Estado 57, E; John Rydjord, Foreign Interest

in the Independence of new Spain p. 278.

33 "Relación sucinta. . . del 15 y 16 de

septiembre', AHN, Consejos 21081; Alaman,

Historia de México, 1:139, 140. Alamán dijo que

no había prueba clara deque la gente hubiera

arrojado piedras.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

43

Los oponentes del reconocimiento estaban

divididos: catorce eran partidarios de la

autonomía, y doce estaba a favor de esperar

y observar.

Tuvo que celebrarse otra reunión al día

siguiente. La situación cambio el 31 de

agosto cuando llegaron a México los

delegados de otra junta peninsular, la de

Oviedo, que traía promesas de una alianza

británica.

En la reunión del 1º de septiembre, el virrey

Iturrigaray declaró vigorosamente ''La

España esta en anarquía, todas son juntas

Supremas, y así a ninguna se debe obedecer.

" Su punto de vista dominó en la reunión, y

54 caballeros votaron a favor de que no se

reconociera a nadie, mientras 17 aún eran

partidarios de Sevilla, Unas cuantas

personas, todavía votaron por la autonomía

mexicana (Villaurrutia, Rayas, Regla, Uluapa,

Medina, Azcarate, Primo Verdad, todos

criollos); unos cuantos individuos apoyaron a

Sevilla. (el español San Román y el criollo

conde de Santiago); pero la mayor parte de

los delegados preferían esperar y observar

(incluyendo entre los nobles a los españoles

Bassoco, Cortina, y Pérez Gálvez, y los

criollos Aguayo, Castañiza y el mariscal de

Castilla)

La clase gobernante estaba radicalmente

dividida en tres facciones opuestas, por el

péndulo de los sucesos peninsulares. El

ejemplo mas dramático de como esta

cuestión dividió a la elite, es el caso de los

Fagoaga ( quizás la principal familia minera

de Nueva España), todos los cuales

participaban en la política. José Juan, el

primer alcalde en 1808, José Mariano y el

viejo marques del Apartado apoyaban a

Sevilla; los jóvenes de la familia, Francisco,

heredero del titulo, y un primo José María,

eran Partidarios de la autonomía.

En la primera semana, de septiembre era

evidente que se había producido un empate.

Ya que en la junta de 1 de septiembre se

había decidido no reconocer por el momento

a ningún gobierno en España, Iturrigaray

procedió a pedirle a la audiencia su

aprobación para convocar una reunión Una

reunió general de las ciudades. El 6 de

septiembre la audiencia le pidió firmemente

que desistiera. Esta primera semana de

septiembre fue el punto crítico: al continuar

considerando hacer una convocatoria general

a las ciudades, Iturrigaray estaba desafiando

a la audiencia e ignorando la voluntad de la

junta que, aunque había votado en contra de

reconocer a Sevilla, sin duda no había votado

a favor de convocar a las ciudades. Los

conservadores se sentían furiosos. ¿Los

actos de Iturrigaray eran una traición? La

respuesta, en vista de la reunión del 1º

septiembre, parece Negativa. Iturrigaray

sólo consideraba los posibles sucesos

futuros, y quizás

buscaba un amplío consenso en Nueva

España. Sin embargo, su negativa a

abandonar la idea de una convocatoria

general determinó su suerte.

34 Ladd. ” The Mexican Nobility”. P. 192.

35 ibid, p. 194 muchas opiniones individuales de

los participantes aparecen en Genaro garcía,

Documentos Históricos mexicanos, 2:77-135.

36 Ladd,” Mexican Nobility" p. 194.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

44

Otro suceso ocurrió en este extraño proceso

que originó la primera destitución violenta de

un virrey mexicano. El 5 de septiembre,

Iturrigaray ofreció renunciar a favor del más

antiguo estadista de México: el octogenario

mariscal de campo retirado Pedro Garibay.

El virrey originalmente había dada a conocer

esta posibilidad en la primera junta del 9 de

agosto; ahora formalmente le pidió su

opinión a la audiencia sobre sí había algún

impedimento legal para que renunciara.

Alamán admite que no le fue posible

determinar el motivo del virrey. Que

probablemente intentaba ganar la simpatía

del pueblo lo indica el hecho de que el secre-

tario del virreinato Manuel Velásquez de León

le escribió una carta secreta al cabildo de la

ciudad ordenándole que se opusiera publica y

ruidosamente a esta renuncia en la próxima

junta del 9 de septiembre. Una petición de la

junta al virrey de que no renunciara podrían

interpretarlo sus amigos como un voto de

confianza a su jefatura y a sus planes de

convocar una asamblea general de las

ciudades. Sin embargo, le resultó

contraproducente, porque los oidores mismos

mas tarde admitieron que la oferta del virrey

era "una luz que todo lo aclaraba". Su

renuncia sería una solución única para el

problema de los conservadores.

De cualquier manera, el virrey mostró con

sus actos que no intentaba renunciar. Dos

días más tarde, el 7 de septiembre, les envió

órdenes de que se concentraran en la capital

a dos unidades militares cuyos comandantes

eran sus amigos íntimos, y que no dudaba le

serían fieles: el Regimiento de Dragones de

Nueva Galicia y el Regimiento de infantería

de Celaya. ¿ Estaba preparando apoyo militar

para un golpe de Estado ? No hay pruebas en

un sentido ni en otro, pero sin duda alguien

que esta a punto de retirarse pacíficamente y

que, ha designado un sucesor no tiene

necesidad de pedir refuerzos de tropas. La

audiencia se sintió asustada por este mero

pensamiento; sus enemigos decidieron

derrocarlo.

En la cuarta y última junta del 9 de

septiembre, Iturrigaray forzosamente

Advirtió que carecía de apoyo. Una parte de

la reunió tormentosa pudo presenciarla el

público, y los conservadores y los liberales

dirigían su retórica a la gente que

permanecía en las puertas observando cómo

se discutía la suerte del reino. El arzobispo y

él marqués de San Román pidieron que se

leyeran completas sus opiniones en las que

apoyaban el reconocimiento de Sevilla. El

virrey entonces le pidió al secretario que

leyera completas las opiniones del marqués

de Rayas y del doctor Felipe Castro

Palomino, que se oponían al reconocimiento.

Luego, el regidor Agustín del Rivero causó un

escándalo cuando preguntó que quien repre-

sentaría a las castas en las reuniones de las

ciudades. Esto hizo que muchos delegados

se pusieran de pie y afirmaran que la

audiencia había vetado la reunión de las

ciudades. En la confusión se escuchó que

alguien dijo: ''Si no convoca a las ciudades

ellas se juntaran", a lo cual el oidor replico

en términos vigorosos que eso sería una

traición.

37 Real Acuerdo, 6 de septiembre de 1808, AHN,

Estado 58, E.

38 Alamán, Historia de Méjico, 1:147.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

45

Finalmente, las puertas se cerraron al público

y los miembros del cabildo realizaron su

comedia de rogarle al virrey que no

renunciara. El regidor Antonio Méndez Prieto

se levantó de su asiento y le preguntó al

virrey si era verdadero el rumor de su

proyectada renuncia. En una alocución

cuidadosamente formulada, Méndez Prieto le

rogó que considerara las consecuencias de

este acto. El virrey contestó, y admitió

gravemente que sin duda había pensado

renunciar, porque tenía 66 años de edad, y

se sentía cansado y agobiado por muchos

males. La asamblea, que se suponía que

debía sentirse conmocionada por la amenaza,

no dijo ni una palabra. Después de un

embarazoso silencio que duro algunos

momentos, tres miembros del cabildo (Primo

Verdad, Uluapa y Rivero) hablaron a favor

del virrey. Era evidente que estaban

invitando a la junta a concederle un voto de

confianza a Iturrigaray, pero nadie lo hizo,

excepto los miembros del cabildo de la

ciudad, Más tarde, la audiencia atestiguó:

"Quedó todo en un profundo silencio por seis

u ocho segundos", ''dicho silencio se

interpretó por un deseo de los demás vocales

de que S. E. llevara a efecto la indicada

renuncia".

Ya que la clase gobernante estaba paralizada

por el desacuerdo sobre el futuro curso de

acción, les correspondía a los particulares

encontrar una solución a la crisis. Entre el 5

el 7 de septiembre, la conspiración para

derrocar a Iturrigaray se tramo bajo la

jefatura personal del comerciante y

hacendado peninsular Gabriel de Yermo. La

conspiración contaba con la plena

complicidad de la audiencia, del arzobíspo y

de otros prominentes peninsulares, pero fue

enteramente planeada y organizada por

Yermo y por sus amigos comerciantes y

hacendados del consulado. El principal

motivo de Yermo fue su temor de que se

produjera inquietud popular entre los

mulatos y las castas, también tenía muchas

razones para que le desagradaran el virrey y

el cabildo de la ciudad. Durante varios años

había sido abastecedor de los mercados de la

capital, y en este puesto tuvo que sufrir

pérdidas, y asperezas e insultos del cabildo y

del virrey. Como hacendado, dueño de

muchos esclavos y grandes haciendas,

molestaban los nuevos impuestos al licor, a

la carne y al pulque. También había sufrido

por causa de la consolidación. Odiaba los

peculados de Iturrigaray y el dañoso ejemplo

que daba. Más tarde le escribió al gobierno

de Sevilla criticando a los jueces de la

audiencia Aguirre y Miguel Bataller, que

declararon que había planeado el golpe de

Estado. Afirmó que ellos habían dudado

cuando él les había comunicado la idea,

porque temían un levantamiento criollo en

apoyo del virrey.

39 "Testimonio de las juntas generales", AHN,

Consejos 21081

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

46

Yermo calmó sus temores insistiendo en que

solo seria una acción civil y que las tropas

acuarteladas en la ciudad permanecerían en

sus barracas. Yermo desconfiaba

profundamente de cualquier regimiento

criollo, y en los meses siguientes aun se

opuso a la creación de regimientos de

aristócratas criollos en la capital. Después de

que el golpe de Estado logró un éxito

completo, le pidió a Sevilla que no le diera

crédito a la audiencia, e insistió en que todo

había sido idea suya y de unos cuantos

particulares. Su afirmación recibió apoyo

directo del comisionado de Sevilla, Juan

Jabat, quien dijo que Yermo " ha hecho

cabeza de la revolución", y por un servicio

"un merito en servicio del rey", pidió que a

Yermo lo hicieran noble. Dos años más

tarde le ofrecieron un título a Yermo, pero lo

rechazo. Los peninsulares en todo el país

sabían que golpe era obra exclusiva de ellos.

Faustino Capetillo le dijo a su hermano que

15 mil o 16 mil peninsulares esparcidos en

un millón y medio de kilómetros de territorio

habían reaccionado ante la amenaza

autonomista en forma totalmente unánime.

Aseguró: La firmeza de nuestro carácter

intimidó a los criollos. ”

El golpe de Estado ocurrió después de la

media noche en la mañana del 16 de

septiembre. Los partidarios de Yermo eran

unos 300 empleados milicianos relacionados

con el consulado. Vale la pena hacer énfasis

en el hecho de que los confabulados fueran

casi todos comerciantes íntimamente

relacionados con el comercio trasatlántico, y

por consiguiente con los comerciantes del

monopolio de Cádiz y también con el

consulado de Veracruz. Brian R. Hamnett ha

mostrado qué extensa era esta red de socios

y clientes comerciales en Nueva España. Los

oficiales del cuerpo de artillería del palacio,

del Regimiento Comercial y del Regimiento

Urbano

de Caballería también participaban en la

confabulación. Después de permitirles entrar

al palacio el oficial de guardia, los

confabulados sometieron al Cuerpo de

Alabarderos, arrestaron a Iturrigaray en su

cama, reunieron a su familia, arrestaron a su

secretario particular, Rafael José de Ortega,

y confiscaron sus pertenencias. Alguien oyó

que el hermano de la virreina, el coronel

Jáuregui, le dijo a su hermana: "Bien sabes

hermana, que hace días te lo he

pronosticado. . . que tu marido seguía los

mismos pasos que Godoy. " Años más tarde,

el hijo del virrey, Vicente, que apenas tenia

seis años de edad cuando derrocaron a su

padre, les contó al emperador y a la

emperatriz de México acerca del lenguaje in-

sultante que habían usado sus captores con

su madre y su hermana.

A las dos de la mañana el arzobispo y la

audiencia se reunieron en el palacio para

aprobar formalmente la destitución de

Iturrigaray.

40 Ladd, "The Mexican Nobility", p. 197; Gabriel

de Yermo a la Suprema Junta de Sevilla, México,

12 de noviembre de 1808, AHN, Estado 57, E.

41 ''Observaciones que presenta a S. M la junta

Central el Capt. de Navio D. Juan Jabat”, Sevilla,

27 de diciembre de 1808, AHN, Estado 58, E.

42 Faustino Capetiilo a su hermano, Jalapa, 18 de

agosto de 1808, AHN, Estado

57, E.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

47

Las Leyes de Indias le otorgaban a la

audiencia el derecho de interferir en el

gobierno cuando el virrey se excedía en sus

poderes, y sobre esa base lo derrocaron y

nombraron virrey a Garibay. Los

conservadores esperaban que Garibay sería

su títere. Carlos Maria Bustamante, el

publicista e historiador rebelde, dijo que

Garibay era "tan estúpido" que los oidores lo

manipularon fácilmente. La distinguida

carrera militar de Garibay y su pensamiento

independiente están en contradicción con

esta acusación, aunque es verdad que en su

breve administración no pudo hacerle frente

a los peligros que amenazaban a Nueva

España.

Antes del amanecer, mientras el virrey y su

familia eran alojados en varios conventos y

en la residencia del inquisidor Bernardo del

Prado, los conspiradores arrestaron a los más

destacados partidarios de la idea del

gobierno provisional: Talamates, Azcarate y

Primo Verdad.

43 Gabriel de Yermo a la suprema junta de Sevilla,

,México, 9 de noviembre de 1808, AHN, Estado 57,

E. Brian R. Hamncet, Politics and Trade, in

Southern México,

1750-1821, pp. 121-47.

44 Este relato sobre los sucesos del 15-16 de

septiembre de 1808 proviene de "Relación de lo

ocurrido en México el 15 de septiembre de 1808

con motivo de la prisión del Sr. Iturrigaray", en

Juan E. Hernández y Dávalos, Colección de

documentos para la historia de la Guerra de

Independencia de México, 1660; y de Francisco de

Paula de Arrangoiz y Berzábal, Méjico desde 1808

hasta 1867, 1:57; y de las cartas de Yermo y de la

audiencia a la Suprema junta Sevilla, AHN, Estado

57, E. y Consejos 21081. El papel de Jáuregui en

todo esto fue ambivalente. Aunque era un

sustituto de último momento del comisionado de

Sevilla, aparentemente no consultaba a Jabat, ni

sabía nada de la conspiración, y esa noche se

sintió emocionado y triste. Fue alojado junto con

la virreina bajo custodia y abandonó México con

ella. Véase el informe de Jáuregui, Cádiz, 20 de

agosto de 1809, en Genaro García, Documentos

históricos mexicanos, 2:292-95

45 “ Noticia histórica “ por Vicente Iturrigaray, en

Genaro García, Documentos Mexicanos, 2:361-90

46 Recopilación de Indias, Libro 2, titulo 20, Ley

36.

47 Carlos María Bustamante, Cuadro histórico de

la revolución mexicana 1:7

En la mañana arrestaron al abate del

convento de Guadalupe, Francisco Beye Cis-

neros, al canónigo de la catedral, José

Mariano Beristáin de Sousa, y al auditor de

guerra, José Antonio Cristo y Conde. Los

tres últimos sólo estuvieron detenidos breve

tiempo, ya que las sospechas contra ellos se

basaban principalmente en rumores.

Beristáin sin duda se volvió el principal

propagandista criollo de la causa real en los

años siguientes. A Primo Verdad,

Talamantes y Azcárate no les fue tan bien.

Primo Verdad murió después de estar unos

días en cautiverio. Talamantes murió de

fiebre amarilla en una prisión de Veracruz en

abril de 1809. El criollismo tuvo sus

primeros mártires. Hoy día Primo Verdad es

honrado como la victima de la ciudad en el

altar de la independencia, y es recordado por

medio de una hermosa estatua que está

cerca del Museo Municipal. Azcárate

permaneció en prisión tres años, pero

sobrevivió y aun reclamó su puesto

honorario en el cabildo de la ciudad en 1814.

Cuando la audiencia se reunió de nuevo la

mañana del 16 de septiembre, oyó a muchos

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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testigos afirmar que Garibay sería aceptable

para la rama civil y la militar del gobierno.

Juan Jabat aseguró que la selección de

Garibay y el derrocamiento de Iturrigaray

serían perfectamente aceptables para

Sevilla: En todo momento los conservadores

sólo recibieron la aprobación pública de sus

actos. Aunque el gobierno de Garibay no

reconoció formalmente a ningún gobierno

español hasta marzo de 1809, cuando lo

hizo, la recién electa Junta Central de Sevilla

a su vez reconoció a Garibay y les dio las

gracias a los que habían derrocado a

Iturrigaray. Doña Carlota Joaquina, hermana

de Fernando VII, también envió su

aprobación.

Yermo obtuvo su recompensa. Con una

prisa casi indigna, el 16 de septiembre le

presentó a la audiencia y al nuevo virrey una

serie de ocho revisiones de impuestos que

beneficiaban a los comerciantes, a los

miembros del consulado y a los hacendados.

Todas fueron aprobadas, Incluso

48 El caso de Azcárate fue muy prolongado. En

septiembre de 1811 lo liberaron de la prisión

después de varias peticiones del Cabildo de la

ciudad y del Colegio de Abogados ("Informe de

esta ciudad al Exmo, Sr. Virrey a solicitud del Lic,

Juan Francisco Azcárate") , A. Ex-A. ,

Ayuntamientos, vol. 395, núm. 126). Entró de

nuevo el cabildo de la ciudad a fines de 1814 para

el período de 1815, pero su derecho de practicar la

abogacía no le fue devuelto hasta que el virrey en

1816 le otorgó permiso (A. Ex A. , Actas de

Cabildo, Vol. 135, 17 de mayo de 1816.

49 Gazeta de México, 29 de marzo de 1809;

"Bando en que se inserta el real orden en que se

dan las gracias a los sujetos que concurrieron a

mantener el buen orden después de la prisión del

Sr. Virrey Iturrigaray", AGN, Impresos oficiales,

Vol. 29, núm. 3; ''Carta de la Infanta Doña María

Carlota de Borbón al Sr. D. Pedro Garibay”, en

Hernández y Dávalos, Colección de documentos,

1:690.

la abolición del impuesto a la carne, la

reducción del impuesto al licor, y la

suspensión de un nuevo impuesto al

pulque; ''esta saludable bebida regional “,

como Yemo la llamó. Es muy interesante

observar qua Yermo también pidiera y

recibiera permiso de la audiencia para

cultivar algunos productos en Nueva España,

en especial uvas y aceitunas, que antes

exclusivos del monopolio peninsular. En una

carta a Sevilla, explicó que cesto evitaría

una de las principales quejas populares de

los mexicanos; y que muchos ya habían

plantado viñas y olivos, y que, ya que

ninguna de estas plantas crecía bien en

Nueva España, esto no dañaría al mercado

español. El complaciente Yermo aun ofreció

el dinero necesario para pagar el viaje de

Iturrigaray y de su familia a Veracruz.

Dispersaron a las tropas convocadas por

Iturrigaray a la capital y a las del gran

cantón que él había construido en Jalapa, y

llamaron a los Dragones de México que eran

más confiables, y los fondos de la

consolidación quedaron libres para enviarse

a España.

Los motivos de Iturrigaray, siempre se han

discutido, en especial por que él mismo se

sentía muy confundido después de las

abdicaciones. Sin embargo, tenía un motivo

muy. importante. Quería conservar su

puesto, aunque sólo fuera, para continuar

gozando de los frutos del peculado más

grande de la historia virreinal. Cuando lo

derrocaron, se descubrió que poseía más de

dos millones de pesos en joyas y en objetos

de plata, además de depósitos por más de

400 mil pesos en el Tribunal de Minas. Fue

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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un escándalo genuino, porque él ganaba 60

mil pesos al año y no se suponía que podía

obtener ganancias personales en su puesto.

Esto no era un secreto. Cualquier persona

importante en la ciudad de México (los

oficiales, los hacendados, los comerciantes,

los mineros, los propietarios, toda la élite, ya

fueran criollos o peninsulares) conocían este

peculado. Yermo hizo la acusación de que la

gente podía comprarle al virrey, a su esposa,

a sus hijos o a sus sirvientes, cualquier

puesto o carrera. La esposa de Iturrigaray,

Inés de Jáuregui (hija del ex virrey del Perú)

estaba directamente involucrada en las

actividades ilegales. El vicio del virrey de

jugar juegos de azar, que era especialmente

obvio en la feria anual de San Agustín de las

Cuevas, también era muy conocido.

Iturrigaray, por su corrupción, tuvo la culpa

de su posición insostenible cuando estalló la

crisis de 1808.

Después al regresar a España, sometieron a

Iturrigaray a juicio acusan-

"Apuntes de las gracias que D. Gabriel de Yermo

propuso verbalmente en el Real Acuerdo de la

Mañana de 16 de 1808. . . ya que accedió el Real

Acuerdo”. AHN, Estado 57, E; Yermo a la Suprema

Junta, México, 9 de noviembre de 1908. AHN,

Estado 57, E: Order of Garibay to Treasury,

México, 10 de abril de 1809, en Genaro García

Documentos Históricos mexicanos, 2:256. 57.

51 Ladd. “The Mexican Nobility”. P. 197

dolo peculado y traición, (Fue el último virrey

mexicano al que sometieron a una

investigación semejante. ) Iturrigaray apeló

contra el veredicto final, que se dictó en

1810. Después de su muerte en 1814,

impugnaron la sentencia su esposa y sus

hijos; finalmente el Consejo de Indias la con-

firmó en 1819. Lo declararon culpable de

peculado, y a sus herederos los multaron con

la inmensa suma de 435 mil pesos. Fue

absuelto del cargo de traición por la amnistía

política general, que se decretó el 15 de

octubre de 1810, para celebrar la instalación

de las Cortes. Por consiguiente, nunca llegó

a tomarse una decisión sobre sus actos

políticos, y la cuestión de que si era traidor

ha permanecido en discusión. Los que lo

derrocaron estaban convencidos de que era

un traidor o, por lo menos, creían que si

hubiera permanecido en su puesto habría

estallado una revolución. Sin embargo,

luego que se eliminan las pruebas

circunstanciales, la parcialidad y el

sensacionalismo que rodearon sus actos,

resulta muy evidente que no era un traidor,

sino sólo victima de las sospechas y del odio

que motivó su peculado.

El golpe de Estado preventivo tuvo un éxito

completo. Cortó todos los vínculos, de un

sólo golpe mortal, Elimino a Iturrigaray y lo

remplazó por un viejo al que controlaban los

conservadores. Esto impidió el dominio

criollo, dispersó a los autonomistas, y castigó

al cabildo. Lo que es más importante, le

fue imposible a Nueva España buscar un

gobierno provisional criollo y después la

independencia, como la mayoría de los

reinos sudamericanos continentales lo

hicieron en el periodo de 1808 a 1810. En

cierto sentido, la causa real no podía haber

sido mejor servida.

Sin embargo, aunque se eliminó la tendencia

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de los criollos a dominar en el gobierno, esta

primera destitución violenta de un virrey en

la historia de Nueva España tuvo profundas

repercusiones en la lucha del país por la

autonomía. Fue una obra tan exclusiva de

los europeos que, como Ladd afirmó, "La

legitimidad, la soberanía popular y los

prejuicios contra los peninsulares asumieron

una importancia explosiva. '' El delicado equi-

librio de los privilegios y los intereses bajo la

mirada vigilante del absolutismo español,

que hasta entonces había caracterizado al

régimen, quedó profundamente alterado por

el éxito que consiguió un grupo de propie-

tarios locales interesados en derrocar al

virrey. La posesión de la Corona estaba en

duda, y la legitimidad de sus agentes en

Nueva España quedo desprestigiada. Los

criollos poderosos en el campo realista, como

Jacobo de Villaurrutia y el marqués de Rayas,

se convirtieron en campeones de la

autonomía, convencidos de que algo

deseable y muy razonable se había suprimido

arbitrariamente.

52 Alamán. Historia de Méjico, 1:170. 73;

Extracto de la sentencia pronunciada por el

Consejo de Indias contra el virrey Iturrigaray''

Appendix, Doc. 14, 1:365. (Las actas completas

del juicio de residencia, en dos volúmenes, se

encuentran en el AHN, Consejos 21081 y 21082.

53 Ladd,“The Mexican Nobility'', p. 199.

Continuaron siendo realistas, pero las

autoridades suspicaces los consideraron

revolucionarios, y sus agravios aumentaron,

igual qua los de todos los criollos.

Lo que es más importante, que se apoderara

del gobierno un puñado de peninsulares fue

la primera de varias contradicciones

profundas que empezaron a minar la

legitimidad de la autoridad real, si bien esto

reafirmó el poder real. La autoridad y el

poder no son lo mismo. Desde el punto de

vista del mantenimiento de la autoridad,

aunque nadie en esa época lo advirtió, la

selección de un nuevo virrey por iniciativa de

los conservadores locales no fue muy

diferente (excepto por ser conservador) de la

proposición del cabildo de establecer la

autonomía bajo el virrey en funciones.

Ambas cosas contribuyeron a minar la

legitidad imperial, aunque en esas

circunstancias parecía algo inevitable. Ésta

fue la primera de varias contradicciones que

posteriormente destruyeron al régimen. Lo

que esto le costó al sistema lo aclaro varios

años más tarde Servando Teresa de Mier en

su libro Historia de la revolución de Nueva

España; donde justificó la independencia

americana con el derrocamiento de

Iturrigaray y la negativa de los

conservadores a permitir una asamblea

representativa mexicana. Mier declaró que

esto anuló el pacto o el contrato social que

se había hecho en la época de la conquista

entre los reyes españoles y súbditos

americanos. Años después los criollos

citarían la destitución de Iturrigaray como el

suceso singular que demostraba su derecho

a gobernarse por sí mismos.

El Cabildo de la ciudad, el centro de las

aspiraciones autonomistas, fue castigado

severamente. Desde entonces un gobierno

superior siempre vigilante observó

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

51

estrechamente y contrarrestó cuando era

necesaria toda actividad política. Por el

momento, el cabildo quedó tan totalmente

sometido que desde 1808 hasta 1812

desempeño el papel de incondicional del

gobierno superior. Pero los peninsulares

tenían razón al suponer que era incorregible,

porque en 1812 la proclamación de la

Constitución liberal le ofreció una segunda

oportunidad de actuar para alcanzar las

metas autonomistas.

Una vivida controversia se desató en los años

siguientes sobre el grado

en que el cabildo de la ciudad realmente

había estado buscando la independencia.

Juan López Cancelada, ex editor de la Gazeta

y enemigo declarado de Iturrigaray, afirmó

en dos diatribas que publicó que el cabildo y

el virrey se habían confabulado para

conseguir la independencia. Los amigos de

Iturrigaray y los de cabildo los defendieron

simultáneamente respondiendo a las

afirmaciones de Cancelada, José Beye

Cisneros, delegado de la ciudad de México a

Cortes en 1810, igual que el cabildo de la

ciudad, publicó una respuesta a Cancelada.

54 Friedrich, Tradition and Authority,pp. 97-98

55 Brading, Los orígenes, pp. 207-9.

Por su parte, la audiencia, Yermo y Juan

Jabat reconocieron abiertamente que el

cabildo era su enemigo, En un informe a

Sevilla, Jabat hizo varias recomendaciones

que eran una replica exacta de las que

habían hecho Yermo y la audiencia en sus

cartas a Sevilla. Sugirió que sé nombrara a

un virrey enérgico en vez del viejo Garibay.

Además, sugirió que nombraran gobernador

de alguna provincia cercana a un jefe militar,

y que a este gobernador debían designarlo

sucesor del nuevo virrey en caso de un

accidente; recomendó que le otorgaran un

título de nobleza a Yermo, y a Aguirre la

regencia de la audiencia; y propuso que

enviaran a España a los jóvenes criollos para

educarlos y adoctrinarlos para fortalecer a

los realistas mexicanos. Pero su principal

recomendación fue qua el cabildo existente

(que él llamaba "la cabeza o jefe" del

movimiento de independencia) debía ser

abolido y remplazado por un nuevo cabildo

de doce miembros, la mitad europeos y la

mitad criollos, nombrados por el virrey. La

audiencia en 1811 hizo esta misma

recomendación cuando se produjo una

disputa sobre el manejo de las finanzas

municipales.

La audiencia, en su informe resumido,

escrito en abril de 1809, declaró que el

cabildo había intentado obtener un poder

decisivo en los asuntos nacionales y que

Iturrigaray sólo le había servido de peón.

Después de repasar todos los aspectos de la

culpa personal del virrey, concluyó que no

había sido un traidor consciente, porque

creía que eran irreparables la conquista

francesa de España y el cautiverio del rey.

Más bien el cabildo había pretendido

aprovechar ese momento de gran confusión,

y era culpable de traición total, Ésta también

fue la conclusión final de Alamán. Entonces

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

52

la audiencia evaluó más exactamente el

principal error de Iturrigaray: "Ya era amigo

de don Manuel Godoy, ya de Fernando VII;

ya quería por último tener el mando por

Carlos IV, ya por su augusto hijo, ya por sólo

la ciudad de México y ya en fin por todas las

ciudades. . . Sólo fue constante en no

sujetarse a dictamen Iturrigaray quería

conservar su puesto para proteger los

millones de pesos que había obtenido con el

fraude. Era un motivo bastante poderoso.

El golpe de Estado de 1808,por consiguiente,

no puede comprenderse correctamente si

sólo se interpreta como un ataque contra

Iturrigaray. Sus otros blancos eran el cabildo

y los autonomistas. de nadie. " En resumen,

56 "La verdad sabida y buena fe guardada por Don

Juan López Cancelada", "Discurso que pública Don

Facundo de Lisarza vindicando al Exmo, Sr. Don

José de Iturrigaray", y "El ayuntamiento de México

pide se asegure a López Cancelada" en Hernández

y Davalos, Colección de documentos, 1:725 y

3:765; y Juan López Cancelada, Conducta del

Exmo. Sr. Don José Iturrigaray durante su

gobierno de Nueva España

57 “Observaciones que presenta a S. M. Juan

Jabat", Sevilla, 27 de diciembre deo 1808, AHN,

Estado 58, E; "Voto consultivo del Real Acuerdo

sobre extinción de los oficios de regidores del

ayuntamiento de México", AGN, Ayuntamientos,

Vol., 161.

58 Alamán, Historia de Méjico, 1:177.

59 La audiencia al Supremo Gobierno de la junta

Central de Sevilla, México 29 de abril de 1809,

AGI, México, 1662. Este largo informe incluye

ocho documentos anexos.

Los conservadores temporalmente

neutralizaron o anularon la capacidad del

cabildo de influir en las decisiones políticas.

Pero las autonomistas continuaron buscando

en el cabildo una jefatura, ya que, sin

importar cuan grandes fueran sus errores,

era lo único que tenían. No es extraño que

los contemporáneos y los historiadores

hayan tenido dificultad para definir lo que

era un realista después de 1808; como dijo

Villoro, a la misma definición de lealtad se

había llegado por medio de un acto ilegal.

Los miembros criollos y peninsulares de la

élite que aspiraban a la autonomía dentro del

contexto realista, entonces los calificaron de

rebeldes, mientras que la élite y la

burguesía pronto se enfrentarían a los

verdaderos rebeldes que realmente los

preocuparían.

Los conservadores tenían el mando en Nueva

España. Anular violentamente las opciones

de un futuro desarrollo destruyó la débil

alianza de la élite y la burguesía que estaba

formándose y dividió de a los criollos y a los

gachupines. El golpe de Estado sirvió para

reforzar a un régimen que Podría haber

seguido el camino de los gobiernos realistas

de Buenos Aires y Caracas. Sin duda aun

era necesario regularizar las relaciones de

Nueva España con el gobierno español. Se

necesitaba una vigorosa jefatura virreinal

para restaurar la imagen muy deteriorada de

este puesto, deterioro que difícilmente podía

contrarrestar el ineficaz Garibay. En los dos

años siguientes Nueva España careció de un

virrey fuerte (sólo lo tuvo cuando nombraron

a Venegas en 1810), pero por el momento se

realizó una acción represiva eficaz. Dadas

las circunstancias, era lo mejor que podían

esperar los conservadores hasta en España

funcionara un gobierno nacional. Se había

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

53

evitado el dominio de los criollos, aunque el

precio había sido ultrajar más a algunos

criollos. Él gobierno mexicano continuó

estando muy desequilibrado (era leal, pero

no era verdaderamente realista, porque la

Corona no había intervenido en el cambio de

los virreyes), pero por lo menos los

peninsulares creyeron que habían

conseguido el control. Durante los dos años

siguientes no menos de tres gobiernos

existieron. En Nueva España. Fue un período

de constante crecimiento del fermento.

Insurreccional, ya que las quejas legitimas

de la mayoría de los mexicanos fueron

ignoradas totalmente por dos virreyes

asombrosamente miopes y por la audiencia.

Sin embargo, cuando se observan los

gobiernos de Pedro Garibay (16 de

septiembre de 1808-09 de julio de 1809), del

arzobispo Francisco Javier Lizana y Beaumont

(19 de julio de 1809-8 de mayo de 1810), y

de la audiencia (8 de mayo-12 de septiembre

de 1810), se concluye que, aunque no eran

necesariamente más malos que algunos

gobiernos anteriores, no pudieron ofrecer la

vigorosa jefatura necesaria en una época tan

crítica.

Y, aunque parcial, es la mejor fuente del golpe de

Estado de 1808 (con excepción de las actas del

juicio de residencia de Iturrigaray en el AHN).

60 Villoro, El proceso ideológico, pp. 55-59.

Garibay siguió una política tan independiente

que pronto se ganó la enemistad de los

españoles conservadores. La facción de

Yermo con frecuencia pidió a España que lo

remplazara por un jefe más enérgico. " Por

ser un guardián que no tenia control de su

propia administración, Garibay produjo

quejas en los conservadores y en los

liberales. Los conservadores creyeron que

no era suficientemente enérgico para

terminar con los rumores insurrecciónales, y

los liberales creyeron que era instrumento de

los comerciantes. Garibay fue remplazado

en julio de 1809 por el arzobíspo, que se

esperaba que actuaría como pacificador de

un pueblo peligrosamente dividido.

La jefatura del arzobíspo Lizana no fue más

enérgica que la de su predecesor. Se

distinguió principalmente por sus actividades

en defender a Nueva España de la evidente

amenaza de la propaganda francesa y por

sus actitudes suspicaces ante las facciones

de Yermo y la audiencia Mientras tanto,

continuó minándose la lealtad de los

mexicanos. En innumerables proclamas, el

arzobispo le habló al pueblo de hermandad,

de la unidad de una sangre y de una Iglesia,

y lo exhortó a cumplir con sus deberes y

obligaciones, y le recordó, conforme a la

tradición de su educación eclesiástica, que

era el deber del hijo obedecer a su padre

amoroso pero severo. 62 Parece que, aunque

se daba cuenta de que había algo muy falso

en la relación tradicional paternalista de los

criollos y los gachupines, no tenía la menor

idea de cuál podía ser el problema ni como

resolverlo. Cuando la propaganda impresa

revolucionaria fue distribuida en las iglesias

de la ciudad y colocada en las paredes del

palacio virreinal, Lizana creó en septiembre

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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de 1809 una junta de Seguridad y de Orden

Público, Originalmente propuesta por

Garibay, su función era investigar las

manifestaciones de apoyo a los franceses y el

fermento insurreccional en la capital.

Esta vigilancia le sirvió poco al arzobispo-

virrey, porque rara vez reconocía a sus

enemigos, y mucho menos a los de la causa

realista. No le agradaba México, y por

consiguiente no trató de comprenderlo,

Mostró tan públicamente su desprecio por

los criollos y los mestizos que en 1810

intentó que enjuiciaran a un clérigo criollo

que le había al gobierno de Sevilla que

Lizana era "un enérgico declarado de los

americanos. Esta acusación de que tenía

prejuicios la creían ampliamente los criollos.

Su error más grave fue que casi logró hacer

fracasar la delicada coalición de los

comerciantes peninsulares y los jueces

reales, de la que dependía la misma

existencia de su gobierno. Cuando ocupó el

puesto de virrey, le entregó la administración

de la archidiócesis a su primo, el inquisidor

general Isidoro Sainz de Alfaro, que tenía

una gran influencia en las actividades

políticas del virrey.

61 Alamán, Historia de Méjico, 1:193.

62 "Proclama del arzobispo virrey", 23 de enero de

1810. en Hernández y Dávalos, Colección de

documentos, 2:11.

Sainz sospechó que los peninsulares estaban

tramando una confabulación, en especial la

facción de Yermo, para derrocar al

arzobispo. Obsesionado por la suerte de Itu-

rrigaray (en cuyo derrocamiento Alamán dijo

que el arzobispo había seguido una política

que sólo podía clasificarse de "pusilánime"),

Lizana se dedicó a perseguir al grupo

español de Yermo y al oidor Aguirre. Pidió el

retiro del oidor Ciriaco González Carvajal, y

envió a Aguirre a puebla para apartarlo de

los asuntos de la capital. La protesta del

grupo la protesta del grupo español fue tan

enérgica que Aguirre regresó poco tiempo

después a la capita. En el mismo período

Francisco Javier Lizana y Becamont despidió

a Juan López Cancelada del puesto de editor

de Gazeta por las críticas públicas que le

había hecho Cancelada. A Cancelada lo

enviaron a España para una audiencia.

Así Lizana despidió de sus puestos a los

enemigos más francos y ruidosos de

Iturrigaray. El virrey concluyó esta defensa

políticamente inepta de su cargo

acordonando el distrito central de la capital

alrededor de su palacio. Fortificándolo con

artillería y colocándolo bajo la ley marcial, e

imponiendo el toque de queda a las diez de

la noche. Los miembros de la facción de

Yermo, de los gremios y del consulado le

pidieron a España que destituyera a Lizana.

En España estaban ocurriendo cambios

políticos rápidos. Las diferentes juntas

regionales fueron consolidadas, por la

persuasión o por la fuerza, en una Junta

Central de España y de las Indias, la que fue

reconocida por la ciudad de México en enero

de 1810. La junta más tarde le dejó su lugar

a la Regencia, que fue reconocida el 7 de

mayo en la ciudad de México con gran

pompa. Miguel de Lardizábal y Uribe,

miembro del Consejo de Indias y nativo de

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

55

Tlaxcala-(aunque había vivido toda su vida

en España) representaba a Nueva España

ante la Junta Central; había sido nombrado

para este puesto por los cabildos de las

principales ciudades del país. Posteriormente

se convirtió en miembro de La Regencia.

La Regencia, que se situó en Cádiz después

de que el ejército francés entró en Andalucía,

a su vez convocó una reunión de las Cortes,

que incluía a los representantes americanos.

El cabildo de cada capital provincial en Nueva

España, incluso el de la ciudad de México,

eligió a sus representantes provinciales a

Cortes.

63 Isidoro Sainz de Alfaro al arzobispo-virrey,

México, 3 de febrero de 1810, AGI, México, 1474;

el arzobispo-virrey a Benito Hermida, México, 12

de febrero de 1810,

GI, México. 1474

64 Alamán, História de México, 1:195, 199-201,

202; el arzobispo-virrey a Benito Hermida, México,

30 de agosto de 1809. AGI, México, 1472 ;

"Orden de la plaza de 3 de noviembre de 1809, en

Hernández y Dávalos, Colección de documentos,

1:715; Hamill, The Hidalgo Revolt, p. 27.

El cabildo mexicano escogió a José Beye

Cisnéros, profesor de Leyes de la

Universidad, hombre moderado, y hermano

del canónigo de Guadalupe al que habían

arrestado después del derrocamiento de

Iturrigaray Cuando las Cortes se instalaron el

24 de septiembre de 1810, en Cádiz (aunque

faltaba la mayoría de sus delegados

americanos),el virrey Lizana fue removido de

su puesto por órdenes de la Regencia.

Fechada el 22 de febrero de 1810, y recibida

en México a principios de mayo, la orden de

la Regencia evidentemente estaba influida

por las protestas de los comerciantes de

Cádiz, que reaccionaban ante las quejas de

sus amigos contra Lizana, los comerciantes

de la ciudad de México.

La audiencia gobernó durante los siguientes

cuatro meses, dividida por desacuerdos

internos e incapaz de tomar las rápidas

decisiones políticas que eran necesarias en

un país en crisis constante. Sólo dos días

después de que Lizana dejó su puesto,

Manuel Abad y Queipo, obispo electo de

Valladolid de Michoacán y principal

comentarista y observador de la guerra de

independencia, le advirtió a la Regencia que

estaba a la vista una insurrección general. El

debía saberlo, porque presidía la diócesis en

que las quejas de los criollos y de las castas

contra el régimen ya habían comenzado a

producir conspiraciones insurrecciónales.

El 15 de agosto de 1810, el nuevo virrey

nombrado por la Regencia, el teniente

general Francisco Javier Venegas, arribó a

suelo mexicano en Veracruz. Era un oficial

decidido y experimentado, y era el hombre

que los realistas deseaban tener. También

se sentía bien dispuesto con los

comerciantes, porque venía directamente de

su puesto de gobernador de Cádiz. Un mes

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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más tarde hizo su entrada formal a la ciudad

de México, donde le ofrecieron una recepción

a expensas del cabildo de la ciudad. como

de costumbre, aunque la audiencia le ordenó

al cabildo que limitara sus gastos a tres mil

pesos debido a la escasez crónica de fondos,

gastó 9 500 pesos. Venegas fue el último

virrey al que le hicieron una recepción

semejante: la siguiente recepción importante

se hizo para celebrar la entrada triunfal de

Iturbide, de O'Donojú, y del Ejército

Trigarante en septiembre de 1821.

Venegas pronto mostró su temple. Un

poema que caricaturizaba su manera

65 Alamán ,Historia de México, 1:209; A. Ex-A. ,

Actas de Cabildo, Vol. 128, 17 de abril de 1809.

66 "La Junta Superior de Cádiz a la real audiencia

de México", 28 de febrero de 1810, A. Ex-A. ,

Reales cédulas y órdenes, Vol. 2979, núm. 261;

véase Benson, cd. , México and the Spanish

Cortes, p. 12.

67 Lillian Estelle Fisher, Champion of Reform,

Manuel Abad y Queipo, p. 117

de vestir informal y sus modales apareció

unos días después en las paredes del palacio;

en respuesta, ordenó que se colocara un

aviso cerca de éste, advirtiendo de una vez

por todas que ninguna declaración

traicionera sería tolerada en la capital. Al

final de las ceremonias que celebraron su

llegada, pidió una nueva serie de donativos

especiales para ayudar en la guerra en

España, la mayoría de los cuales se esperaba

que los hicieran voluntariamente los

monopolistas, la nobleza y las corporaciones.

Para dorarles la píldora, traía una lista de

promociones y títulos del Consejo de la

Regencia, y todos reflejaban el grado en que

Cádiz reconocía su deuda de gratitud con los

principales propietarios de tierras, Con los

comerciantes y con los peninsulares de la

ciudad de México. Se ofrecieron títulos de

nobleza a Gabriel de Yermo, a José Mariano

Fagoaga, a Diego de Agreda y a Sebastián

de las Heras Soto. Los primero dos

rehusaron los títulos, quizá por el costo que

implicaban.

Pronto el nuevo virrey se enfrentó a su más

grande desafío. En las primeras horas del 16

de septiembre de 1810, el segundo día de la

estancia de Venegas en la capital, el cura

párroco del pequeño pueblo de Dolores en la

intendencia de Guanajuato, Miguel Hidalgo y

Costilla, pidió que terminaran para siempre

los virreyes y lanzó su famoso Grito de

Dolores, grito que inició la guerra de

independencia. El régimen virreinal,

desequilibrado y debilitado por el desorden

de los últimos dos años, fue sacado de su

confusión y apatía, ya que la nación se

enfrentaba a una amenaza tan grave que

unió a todas las facciones y superó todas las

divisiones. Los propietarios de tierras, el

clero, los monopolistas, los autonomistas y

los burgueses se unieron para defenderse.

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El importante movimiento de autonomía

ocupó un lugar secundario en la lucha por

sobrevivir que siguió después.

Trágicamente, la rebelión de Hidalgo y otras

revueltas sirvieron para impedir el logro

temprano de la autonomía en el período en

que ésta era aún posible, esto es, antes de la

reinstauración de Fernando VII en el trono.

68 A. Ee-A, Actas de Cabildo, vol, 129, 27 de

agosto de 1810; “Expediente instruido en virtud

del oficio remitido al Sr. Alcalde ordinario”, AGN,

Ayuntamientos, vol. 136; “ Cuenta del

recibimiento del Exmo. Sr. Virrey D. Fr. Xavier

Venegas", AGN, Ayuntamiento, vol, 129 .

69 Véase Jesús Romero Flores, México, historia de

una gran ciudad, p. 481

70 Alamán dijo que Yermo debía haber creado un

mayorazgo de 100 mil pesos para su

primogenitura, lo que no se decidió a hacer (

Historia de Méjico,1:220. Además , el regente

Pedro Catani fue retirado, y Guillermo de Aguirre

sirvió en el puesto de regente hasta su muerte, la

que ocurrió poco después de su nombramiento.

éstas fueron precisamente las medidas que Juan

Jabat propuso en 1808.

EL DESENLACE

El régimen virreinal se derrumbó sólo siete

meses después de publicado el Plan de

Iguala. Se derrumbó, pero no lo derrotaron.

El elemento principal en esta caída fue la

sorpresa. El 7 de marzo de 1821, el virrey

Apodaca le informó al gobierno español

sobre la insurrección de Iturbide y el Plan de

Iguala, y admitió: "Un suceso tan inesperado

llenó de asombro y consternación tanto a

esta capital como a mi. "Sencillamente no

previó la amenaza, ni comprendió hasta qué

punto se había debilitado la autoridad de la

Corona. Meses después escribió desde su

refugio en Cuba:"Tuve el sentimiento de

presagiar esta desgracia a mediados del año

pasado, de 1820, aunque no en los términos

que se ha verificado, ni por los medios que

se ha efectuado, porque son tan

extraordinarios, que a nadie era posible

imaginarlos. ”

Las tropas expedicionarias españolas

también mostraron conmoción y sorpresa. En

marzo, varias unidades militares en la capital

le enviaron juramentos de lealtad y apoyo a

Apodaca, y expresaron sus reacciones ante

el acto asombroso de Iturbide. El Cuerpo

Nacional de Ingenieros juró que no

sucumbiría ante las infames maquinaciones

de Iturbide; los Dragones del Rey

proclamaron su deseo de morir defendiendo

la capital; el Escuadrón Naval se reunió en la

capital y prometió lo mismo; el Batallón de

Barcelona condenó la vergonzosa traición de

Iturbide a las armas realistas y prometió

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

58

compensarla con su lealtad. Francisco

Novella, subinspector general de los Cuerpos

de Artillería y miembro del Consejo de

Guerra público una proclama que implicaba

una censura a la política complaciente que

había seguido Apodaca, que Novella, junto

con otros muchos oficiales del ejercito,

consideró era la causa fundamental de la

insurrección de Iturbide.

La jefatura virreinal realmente se vio

paralizada por la combinación de la sorpresa

de Apodaca y su creciente descrédito entre

las tropas. En los siguientes meses, el virrey

no emprendió ninguna acción militar firme

contra los rebeldes. En vez de esto, siguió la

política de concentrar a los Cuerpos de

veteranos del ejército en la capital, en

prevención del asalto contra ésta. Como

resultado, otras regiones del país quedaron

casi indefensas y rápidamente cayeron en

manos de los rebeldes. En la misma capital

las órdenes de Apodaca no eran obedecidas

con gusto por las autoridades civiles. El

gobierno realista había naufragado.

1 Apodaca al ministro de Ultramar, México, 7 de

marzo de 1821, AGI, México, 1680; Apodaca al

ministro de Ultramar, Guanabacoa, Cuba, 17 de

noviembre de 1821, AGI, México, 1680.

2 Las proclamas públicas están en el AGN,

Impresos oficiales, vol. 44; "A la proclama del

Exmo, Sr. Virrey de Nueva España, el Cuerpo de

artillería nacional", 8 de marzo do 1821, Archivo

Histórico, Instituto Nacional de Antropología e

Historia, México, Antigua Colección, Tomo 2-31,

Vol. 14-51.

El 5 de julio de 1821, un motín de tropas

peninsulares depuso a Apodaca y lo

reemplazo con Francisco Novella en un

último esfuerzo por oponerse a la

independencia.

El primer mensaje de Iturbide para el

confundido Apodaca fue una afirmación de

superioridad y de certidumbre en la victoria.

Junto con un ejemplar del Plan de Iguala,

Iturbide envió una carta personal en la que

le informaba a Apodaca que la independencia

era inevitable, y le pedía que aceptara la

presidencia de la Junta Soberana. Le dijo:

"La opinión (pública) está decidida. No

puedo dejar de repetirlo a V. E. Ni V. E. ni

yo, ni otra persona alguna puede variarla. Ni

tampoco tiene V. E. fuerza que oponerle “

Iturbide le recordó al virrey el apoyo que

habían dado al Plan de Iguala los milicianos y

hasta algunos soldados europeos, y la rápida

difusión de la conspiración a favor de la

independencia. Le escribió. “¿Cuántos otros

planes,, Sr. Exmo. , se están formando hoy

sin duda en Oaxaca, en Puebla, en

Valladolid, en Guadalajara, en Querétaro, en

Guanajuato, en San Luis, en la misma

capital, en rededor de V. E. , tal vez dentro

de su propia habitación? . ” “¿ Y habrá quien

pueda deshacer la opinión de un reino

entero? . ”

Después de consultar con su Consejo de

Guerra, el virrey le contestó a Iturbide

suplicándole que desistiera y regresara al

servicio realista. En una proclama pública le

dijo al pueblo que Iturbide era una traidor

cuyo único motivo era la ambición personal

por el poder. Más bien débilmente, señaló

que él y el Consejo de Guerra estaban de

acuerdo en que la insurrección arruinaría al

gobierno constitucional y el proceso de la paz

y la recuperación. En sus cartas a España,

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Apodaca varias veces se lamentaó del

evidente descaro de Iturbide. Apodaca

estaba seguro de que el jefe rebelde

sencillamente se encontraba equivocado, que

lo engañaban su ambición personal y sus

falsas ideas de lo que significaba la indepen-

dencia, y que "ha perdido el tino mental".

Disgustado, molesto, y hasta un poco

avergonzado, el virrey no comprendía

claramente lo que Iturbide intentaba hacer ni

de dónde provenía su enorme popularidad.

El 2 de marzo Iturbide contestó la negativa

de Apodaca de aceptar el Plan de Iguala con

una breve declaración muy fría y aunada“ No

ha tenido V. E de contestarme a la carta que

dirigió a V. E. con fecha de 24 del pasado.

Voy a aproximarme a esa capital, a esperar

la respuesta. " El 3 de marzo añadió una nota

en la que pedía al virrey que le enviara a dos

personas de confianza para iniciar las

negociaciones de la capitulación del gobierno

realista.

3 Iturbide a Apodaca, Iguala, 24 de febrero de

1821, AGT, México, 1680.

4 "Proclama del Conde del Venadito al vecindario

de América para que no sigan los planes del

Coronel D. Agustín de Iturbide", 3 de marzo de

1821, AGN, Impresos oficiales, Vol., 44; Apodaca

al ministro de Utramar, México, 29 de mayo de

1821,

ACT, México, 1680.

Así, la capital como en 1810, se convirtió en

el objetivo evidente de los rebeldes.

De inmediato aparecieron diferencias entre

los propósitos del virrey los del cabildo de la

ciudad. El 5 de marzo el virrey le informó al

municipio que pronto se produciría un

ataque. Le ordenó al cabildo que

consiguiera 20 carretas y 40 mulas, un

ciento de mulas de carga, con sus

respectivos arrieros, y 25 caballos con

montura para ayudar al ejército a preparar la

defensa. Además le pidió que en especial

vigilara la paz y la tranquilidad públicas. El

cabildo le contesto que aumentaría el

número de vigilantes nocturnos, pero no

respondió nada de las carretas y las mulas.

Poco tiempo después el virrey pidió que la

cárcel de la ciudad destinara a alojar a dos

batallones del ejército, y le comunicó al

cabildo su deseo de alistar para la guerra a

la milicia nacional local, según lo exigía la

Constitución. Sin embargo, al cabildo no le

preocupaba defender la ciudad, sino el

peligro de que la revuelta de Iturbide pudiera

obligar al régimen virreinal a anular algunas

garantías individuales de la Constitución. El

3 de marzo, en una proclama a los

habitantes de la capital, les pidió que no se

unieran a Iturbide para no poner en peligro

la Constitución. Esta fue la principal

preocupación de las autoridades civiles en

los meses siguientes.

De hecho, Iturbide aún no estaba listo para

cumplir su promesa de atacar la capital.

Primero deseaba dominar el mayor número

posible de centros regionales para aislar al

poder realista en la ciudad de México.

Apodaca continuó acumulando todas las

fuerzas militares que podía en la capital y, el

6 de marzo, ordenó que todos los miembros

de las tropas urbanas que habían sido

liberados del servicio militar se presentaran

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

60

de inmediato a tomar las armas. Esto incluía

a la brigada de artillería y a los batallones de

infantería y de caballería de la ciudad. cabildo

se apresuró a aclarar sí a los regidores los

obligarían a prestar servicio militar en los

Regimientos Patrióticos. La cuestión llegó a

su clímax cuando el regidor Gabriel Patricio

de Yermo recibió la orden de prestar servicio

militar y pagar una contribución mensual a

su regimiento. Yermo se negó a obedecer y

pronto lo arrestaron.

5 informe de la Junta de Guerra, reunión realizada

el: 5 de marzo de 1821, AGI , México, 1680.

6 "Se ordena al ayuntamiento haga apresto de

víveres para remitirlos al Ejército con motivo de

una excitativa de Iturbide a que sean secundadas

sus miras por la independencia", A. Ex-A. ,

Historia, en general, vol. 2255, núm. 94; A. Ex-A.

. Actas de Cabildo vol. 672, '2 y 5 de marzo de

1821; "Proclama del Ayuntamiento de México a su

vecindario para que no sigan el partido de

Iturbide", 3 de marzo de 1821, AGN. Impresos

oficiales, vol, 44.

7 “Orden superior en que se previene a todos los

individuos de tropa urbana que

Una comisión del cabildo le pidió al virrey

que lo liberara, y este dando signos claros de

tensión, respondió que todo era un error,

que otra persona del mismo nombre debía

haber sido arrestada, que a Yermo no debían

haberlo aprendido y que quedaría en libertad

de inmediato. El virrey afirmó que a los

funcionarios electos no les pedirían qua se

incorporaran a sus regimientos, ya que su

deber más importante era la Constitución.

Debido a que se insistió en que se

obedeciera escrupulosamente la

Constitución, el 10 de marzo las elecciones

programadas regularmente para diputados a

Cortes para el periodo 1822-1823 se

realizaron pacifica y tranquilamente. El 11

de marzo, como el virrey Apodaca con

orgullo le anunció al público, una vanguardia

del ejército realista, al mando del mariscal

de campo Pascual Liñan, se acercó a Iguala y

obligó a Iturbide a huir a la Villa de

Tlacotepec. El virrey declaró que Iturbide

estaba fuera de la ley, y decretó que

comunicarse con él constituía un delito. El

arzobispo Fonte, un partidario decidido de

los españoles, en una circular apoyó el

alarde del virrey de que el movimiento

iturbidista pronto seria destruido.

Sin embargo, al movimiento iturbidista no lo

derrotaron, y en abril, mayo y junio de 1821

se fortaleció. Apodaca no pudo enviar una

gran fuerza expedicionaria, porque los

rebeldes no estaba a concentrados en una o

dos plazas, y no contaba con la lealtad de las

tropas realistas. A fines de mayo, a Iturbide

ya no podían contenerlo. Los rebeldes am-

nistiados acudieron a incorporarse a sus

fuerzas, las tropas realistas comenzaron a

desertar; los criollos respondieron a sut

llamado y se le unieron, y una guarnición

tras otra capituló sin disparar un solo tiro. En

junio sus fuerzas avanzaron a lo largo del

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

61

Bajío, la rica región del reino ( el corazón de

la rebelión de Hidalgo), y los sobrevivientes

de ese primer movimiento revolucionario se

unieron a lo que se había convertido en una

cruzada. Aún las tropas en la capital se

sumaron en número considerable a sus filas,

estimuladas por la amplia difusión del Plan de

Iguala, que se realizó amparada en la

libertad de prensa constitucional. La noche

del 5 de junio tres garitas de la ciudad

fueron abandonadas, por los guardias, que

eran más de 200 soldados y diez oficiales.

se hayan separado del servicio, se presenten

inmediatamente a los jefes de los cuerpos en que

sirvieron ”, AGN, Impresos oficiales, vol. 60, nún,

66.

8 A. Ex -A. , Actas de Cabildo, vol. 672, 8 de

marzo de 1821.

9 “ Aviso al público que las elecciones de los

diputados a Cortes se han de celebrar en las casas

consistoriales", 10 de marzo de 1821, AGN, .

Impresos oficiales, vol. 44; A. Ex A. , Historia, en

general, vol. 2255, núm. 94; "Pedro José de

Fonte, Arzobispo de México, al venerable clero

secular y regular", 19 de marzo de 1821, AGN,

Impresos oficiales, vol. 60, núm. 67. El

arzobispo se oponía tanto a la independencia que

después huyó del país. Véase también Francisco

Sosa, El Episcopado, Mexicano, Biografía de los

Limos. Señores Arzobispos de México, Wilfred

Hardy Callcott, Church and State in México, 1822.

1857 (Durham: Duke University Press, 1926);

Mariano Cuevas, Historia de la iglesia de México, 5

vol. (El Paso: Editorial Revista Católica, 1928); y

Luis Medina Ascensio, La Santa Sede y la

emancipación mexicana (Guadalajara, 1946).

El virrey Apodaca se sintió desolado. El 29

de mayo escribió a España diciendo: "La

mayor parte de las tropas de este reino con

muchos de sus oficiales. . . han sido

seducidos, y pasándose a los rebeldes me

han puesto en el mayor conflicto y al reino a

dos pasos de su pérdida. " Lo que era más

grave, una división interna dentro de la

administración puso en peligro su jefatura.

Sus principales consejeros militares, en

especial los miembros del Consejo de

Guerra, estaban convencidos de que no

había emprendido acciones suficientemente

enérgicas para detener la rebelión, y se

volvieron contra él. Ya que las proclamas de

los rebeldes aún se publicaban libremente en

la capital bajo el amparo de la Constitución,

los oficiales del ejército exigieron que se

suprimiera la libertad de prensa. Por ello, el

31 de mayo, admitiendo que sus oficiales lo

presionaban mucho, Apodaca le escribió al

cabildo que estaba a punto de suspender el

artículo sobre la libertad de prensa y todas

las otras disposiciones constitucionales

relativas a las actividades políticas públicas.

Prometió que estas suspensiones sólo

estarían en vigor un mes, y le pidió al cabildo

que aprobara las medidas que proponía.

Por esta cuestión, las corporaciones civiles

constitucionales empezaron a retirarle

públicamente su apoyo. El cabildo de la

ciudad eligió una comisión para que

respondiera a la petición del virrey, y el 1.

de junio presentó para su discusión una

declaración que decía: "La comisión opina. . .

que ni Su Excelencia tiene facultad para

suspender artículo alguno de la Constitución,

ni el ayuntamiento para consultárselo. " La

carta que finalmente redactaron y le

enviaron a Apodaca decía esto de manera

más discreta, y le preguntaba retóricamente:

"¿ en las actuales circunstancias de riesgo

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

62

tiene S. E. Facultad para suspender

temporalmente algún artículo de la

Constitución. ”

Sin embargo, el avance militar de Iturbide no

le dejó a Apodaca otra opción más que

actuar, y así llegó a un rompimiento total con

el cabildo de la ciudad. El 1º junio el virrey

ordenó, sin consultar a la audiencia entre los

artículos 8 y 9 de la Constitución entraron en

vigor, y convocaron a todos los ciudadanos a

tomar las armas y a contribuir a la defensa

del Estado. A todos los hombres entre los

16 y los 40 años les pidieron que tomaran las

armas. En respuesta, el 2 de junio cuatro

miembros del cabildo (Sánchez de Tagle,

Arce, Guerra y Azcárate) presentaron el

borrados de una declaración que revelaba el

pensamiento de sus miembros. Este

proyecto de declaración que no fue aprobado

de inmediato, debido a sus drásticas

afirmaciones, decía que el cabildo, como la

corporación responsable de defender los

derechos humanos y proteger la Constitu-

ción, no podía ignorarlos actos arbitrarios del

virrey.

10 Arrangoiz, México desde 1808, 2:52.

11 Apodaca al ministro de Ultramar, México, 29 de

mayo de 1821, AG1, México.

1680; A. Ex-A. , Actas de Cabildo, vol. 672, 31 de

mayo de 1821.

12 lbid. , 1 de junio de 1821.

Acusaba al gobierno de tratar de crear pánico

y de ignorar los indicios que había en todas

partes del deseo público de independencia, e

insistió en que la conscripción general

infringía los derechos del cabildo de la

ciudad, porque constitucionalmente tenia

facultades para ser consultado en estos

asuntos. Proclamó que había un estado de

anarquía general en el gobierno, y los

regidores le dijeron al virrey que ya no

contaría con su colaboración para sus actos

ilegales, y formularon cuatro preguntas para

que las considerara el cabildo en pleno: ¿El

ayuntamiento podía ignorar esta infracción

abierta y pública que el virrey se proponía

realizar al anular algunas partes de la

Constitución? ¿Debía someterse a este

decreto? ¿Podía permanecer apático ante un

peligro de tal magnitud, o debía protestar

ante las Cortes? ¿El cabildo de la ciudad

podía tomar decisiones unilateralmente, o

debía aguardar otros indicios de la voluntad

general de la nación sobre la cuestión de la

independencia?

El virrey a su vez respondió el 5 de junio

suprimiendo la libertad de prensa, y el 7 de

junio ordenó una movilización de todos los

hombres entre los 16 y los 50 años, sin

hacer ninguna excepción; nombró una junta

especial para organizar la movilización

militar. Para impedir el éxodo general de los

peninsulares, simultáneamente anuló todas

las licencias para viajar a España.

Este era exactamente el programa que

adoptó el virrey Calleja en 1813. Apodaca

de hecho solo copió los decretos que Calleja

había promulgado el 26 de octubre de 1813.

Aparentemente contra su voluntad, Apodaca

precisamente hizo lo que los mexicanos más

temían: que el virrey anulara algunas partes

de la Constitución -o sea, el despotismo

virreinal. La reacción de la élite mexicana,

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

63

partidaria de la Constitución, era

enteramente predecible... Al fin estaba frente

a dos elecciones claras que la histografía

tradicional supone que siempre había tenido

despotismo virreinal versus un tipo

aceptable de autodeterminación. Iturbide no

habría podido lograr un giro más ventajoso

de los sucesos, aunque lo hubiera planeado.

Algunos miembros del cabildo de la ciudad ya

no pudieron contenerse. Las protestas del

regidor Gabriel Patricio de Yermo fueron tan

ruidosas que el 9 de junio de nuevo lo

arrestaron y lo pusieron fuera de la ley. El

14 de junio el cabildo le presentó a Apodaca

una reclamación enérgica que era una

declaración definitiva de que le retiraba su

apoyo. Decía: "No hay duda que la salud del

pueblo es la suprema ley; pero la verdadera

salud pública es la exacta observancia de las

leyes fundamentales de un Estado. " En su

opinión, el virrey había ultrajado la ley

fundamental, y ya no merecía el apoyo de los

ciudadanos.

13 "Apodaca ordena que todos los que pueden

sostenerse y uniformarse a sus expensas a tomas

las armas desde la edad de 16 años hasta 40", 1º

día junio de 1821, . AGN, impresos oficiales, Vol.

60; A. Ex-A. , Actas de Cabildo, vol. 672, 2 de

junio de 1821.

14 "Apodaca ha resuelto se renueve el bando

promulgado por Calleja de 26 de octubre do 1813",

7 de junio de 1821, AGN, impresos oficiales, vol.

60.

La respuesta de Apodaca a esto fue nombrar

al mariscal de campo Francisco Novella, el

vocero del grupo militar, gobernador militar

interino de la ciudad de México. El campo de

batalla quedó trazado y el cabildo de la

ciudad tomo partido. Cuando el virrey exigió

el 16 de junio que se recogieran todas las

armas y los caballos de los particulares en la

ciudad, el cabildo de nuevo lo censuró.

Mientras acontecían estos sucesos en la

ciudad de México, el resto del país se unía al

bando de Iturbide. A fines de junio las

fuerzas rebeldes se apoderaron de las

guarniciones de la mayoría de las principales

ciudades de Nueva España. La mayor parte

de las otras capitularon en los dos meses

siguientes, y finalmente los realistas sólo

conservaban en sus manos Veracruz y la

ciudad de México. En junio y en julio

Iturbide terminó de aislar a la ciudad de

México, que se convirtió en el último bastión

de España.

El virrey Apodaca se mostró notablemente

lento en reaccionar ante la insurrección de

Iturbide. El Plan de Iguala circuló libremente

en la capital tres meses antes de que la

libertad de prensa quedara abolida, ningún

ejército salió a combatir a los rebeldes, y en

junio el virrey perdió la confianza que le

tenían las corporaciones civiles. Ningún

gobierno realista podría recobrar esta

confianza, pero las tropas expedicionarias

peninsulares, convencidas de que la política

conciliatoria de Apodaca contribuía al triunfo

de Iturbide, decidieron derrocarlo.

Al escribir desde Guanabacoa en Cuba,

donde se recuperaba de su viaje desde

Nueva España después de su derrocamiento,

Apodaca escribió

lo concedido. El 25 de junio el último

recuento de las tropas realistas que en la

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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capital mostró que había 5 300 soldados

expedicionarios experimentados y seis mil

hombres adicionales que pertenecían a varias

milicias. Todas las tropas y sus oficiales aún

recibían su paga, y en el tesoro real había

135 790 pesos. Según Apodaca, la ciudad de

México estaba muy bien abastecida y armada

para resistir al ejército de Iturbide. Además,

las principales avenidas de acceso a la ciudad

estaban fortificadas, y los pueblos aledaños

de Tlalnepantla, Chalco, San Ángel, San

Agustin de las Cuevas y Cuernavaca aún

estaban en poder de los realistas. Apodaca

informó que la noche del 5 de julio de 1821

él se había reunido con su Consejo de Guerra

para discutir "la formación próxima de un

cuerpo de ejército que pudiera salir a

campaña con una casi física esperanza de

destruir los planes enemigos". Este plan, o

esperanza, se vio frustrado cuando la misma

noche de la reunión una parte importante de

las fuerzas expedicionarias se amotinó.

15 A. Ex-A. , Actas de Cabildo, vol. 672, 7, 14,

15, 16 y 22 de junio de 1821; Apodaca ordena la

colección de armas particulares'', 16 de junio de

1821, AGN, Impresos oficiales, vol. 60, núm. 83.

16 Véase Timothy, E. Anna, "Francisco Novella

and the Last Stand of the Royal Army in New

Spain", HAHR 54, num. I (febrero, 1971): 92.

111.

El motín lo dirigió Francisco Buceli, un oficial

del Regimiento del Infante don Carlos, quien

salió a las calles entre las 9 y las 10 de la

noche con aproximadamente ochocientos a

mil soldados de los regimientos de don

Carlos, Castilla y otros Habían arrestado a

sus comandantes en sus cuartes. Junto con

las tropas de los cuerpos de Infantería

Urbanos, los Dragones del Rey y las fuerzas

Navales, entraron en el palacio y lo ocu-

ltaron. En ese mismo momento el Consejo

de Guerra permanente (integrado por el

virrey; el subinspector general de infantería,

mariscal de campo Pascual Liñan; el

subinspector general de artillería, mariscal

de campo Francisco Novella; el subinspector

de ingenieros, Juan Sociat; y cuatro

brigadieres) estaba reunido en la planta baja

del palacio. Los miembros del Consejo

salieron a escuchar las demandas de las

tropas, que expresaron su falta de confianza

en el virrey, y le pidieron que renunciara a

favor de uno de los subinspectores. El

general Liñán le informo a las tropas que se

estaban haciendo planes de guerra efectivos.

Apodaca les dijo que, aunque le gustaría

mucho librarse del peso de su puesto, sin

embargo temía que su renuncia pudiera

causar un caos completo. Inconmovibles las

tropas respondieron que no podían darle

garantías a Apodaca a menos que

renunciara. Bustamante dijo que el primer

elegido para ocupar el puesto del virrey fue

el general Liñan, pero en el relato del golpe

de Estado que hizo Apodaca no mencionó

este hecho, Aparentemente, el virrey creía

que el motín desde el principio iba destinado

a colocar a Novella en su puesto. Ya que

estaba convencido de su fra-

caso y desde hacía mucho se encontraba

dispuesto a retirarse de su puesto, Apodaca

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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capituló ante sus demandas.

Los amotinados le pidieron al virrey que

firmara un documento, que habían preparado

de antemano, en el que daba como razón de

su renuncia su mala salud, pero él se negó a

aceptarlo y lo rompió. Pidió pluma y papel,

se sentó junto al escritorio y escribió con su

propia mano un documento en que le cedía el

poder al general Novella a petición de las

fuerzas expedicionarias. Los principales

oficiales firmaron el documento en el que

garantizaban la seguridad personal del virrey

y un permiso para que se marchara tan

pronto como fuera posible a Veracruz. A la

familia de Apodaca la trasladaron a la Villa de

Guadalupe, pero las condiciones caóticas que

había en las provincias no permitieron que la

enviaran a Veracruz. La familia regresó a la

capital, y al ex virrey lo alojaron en una

escuela franciscana, donde permaneció hasta

el 25 de septiembre incomunicado y si recibir

visitas. Se encontraba en la ciudad durante

la capitulación definitiva, pero no participó en

ese suceso.

17 Apodaca al ministro de Ultramar, Guanabacoa,

Cuba, 17 de noviembre de 1821, AGI, México,

1680.

18 Bustamante, Cuadro histórico de la revolución

mexicana, 3:268. 273

El mariscal de campo Novella entonces

reclamó el puesto de virrey, de capitán

general y jefe político superior, pero ninguna

autoridad civil estaba dispuesto a

reconocerlo. El cabildo de la ciudad le dijo a

Novella que lo reconocería coma "jefe

general y capitán político del reino", una

extraña combinación de títulos que

implicaban la falta de reconocimiento. La

Diputación Provincial fue más explicita. El 6

de julio le informó Apodaca que no reconocía

su renuncia: "Primero porque. . .

evidentemente fue producto de la violencia,

y segundo porque Su Excelencia no tiene

facultades para entregarle el mandato a

ninguna persona, excepto a los que están

autorizados por la ley. " El cabildo de la

ciudad aplaudió la actitud de la Diputación y

solo se refirió a Novella como "el mariscal de

campo". Según O'Donoju, ni siquiera la

audiencia aceptó a Novella.

Sin desanimarse, Novella actuó

enérgicamente para apuntalar las defensa

realistas. Hizo el juramento coma virrey de

Nueva España el 8 de Julio. Creó un comité

militar para ayudar a mantener la disciplina

del ejército, que se desvanecía rápidamente.

Cada batallón estaba representado en el

comité por un oficial elegido por la tropa. Se

publicó una proclama pidiéndole a las tropas

que no escucharan la propaganda insidiosa

del enemigo y que no desertaran. Se

prohibieron todas las reuniones públicas, las

discusiones políticas y llevar armas en la

calle. Se ordenó la tercera y definitiva

movilización general de todos los hombres

en la capital esta vez de la edad de 16 hasta

60 años. Todo esto tuvo muy poco efecto,

aunque la capital permaneció tranquila.

Mucha gente se unió a los rebeldes, como el

mismo Novella lo dijo en un decreto público,

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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y otros se ocultaron en sus hogares para

escapar a las exigencias del gobierno.

El 3 de agosto, la ciudad de Puebla se rindió

a los rebeldes, y así desapareció la última

defensa importante además de la capital.

Novella le advirtió al cabildo que era

inminente que sitiarían la ciudad y ordenó

que se recogiera todo el ganado y los granos

en las regiones aledañas. Se inició en la

catedral una novena solemne a la Virgen de

los Remedios, para implorar la ayuda divina a

las armas realistas.

Durante la primera semana de agosto, las

fuerzas de Iturbide se apoderaron de Oaxaca

y, bajo el mando de Antonio López de Santa

Anna, tomaron la provincia (pero no la

ciudad) de Veracruz, y así se suspendieron

las comunicaciones entre la capital y la costa.

19 "Renuncia que hace el Exmo. Sr. Virrey

Conde del Venadito en Novella y en cargo de este

del mando militar", A. Ex-A. , Historia, en general,

vol.

2255, núm. 106; Apodaca al ministro de Ultramar,

Guanabacoa, 17 de noviembre de 1821, AGI,

México, 1680,

20 A. Ex-A. , Actas de Cabildo, vol. 672, 7 de

julio de 1821; Juan O'Donoju, al ministro de

Ultramar, Villa de Cordoba, 31 de agosto de 1821,

AGI, México, 1680.

El esperado sitio rebelde a la ciudad de

México habría sido el siguiente paso, pero en

ese momento critico el general Juan

O'Donoju, recientemente nombrado capitán

general de Nueva España, llego a Veracruz.

El ejército realista del que sería comandante

había desertado en todas partes, excepto en

la ciudad de México y en Veracruz, y, ya que

el territorio entre las dos ciudades estaba

bajo el dominio de los rebeldes, se encontró

con un hecho consumado. Afirmó que era

un hombre de opiniones liberales y pidió

entablar negociaciones con Iturbide.

Iturbide aceptó y eligió la villa de Córdoba,

próxima a Veracruz, como el lugar de

reunión. Cuando Iturbide pasó cerca de la

ciudad de México en su camino al punto de

reunión se detuvo para establecer un cuartel

y dar ordenes de rodear la capital. Las

deserciones realistas se intensificaron y las

fuerzas de Novella queda casi reducidas casi

a la mitad. El 21 de agosto, en Córdoba,

Iturbide y O'Donoju firmaron el llamado

Tratado de Córdoba, mediante el cual Nueva

España se volvía independiente.

El tratado, que Nueva España más tarde se

negó a reconocer, se basaba

en el

21 “ Bando para el establecimiento de una junta

presidida por Novella con toda autoridad para el

restablecimiento de la disciplina militar" 7 de julio

de 1821; "Novella al ejercito real", 8 de Julio de

1821; "Novella prohibe toda reunión sospechosa

en casas particulares", 13 de Julio de 1821, y

"Novella ordenando que todo ciudadano desde

edad de 16 a 60 años los presenten dentro de 48

horas para servicio en defensa de la patria", 16

de Julio de 1821, todos en el AGN, Impresos

oficiales, vol. 60. "Proclama de Novella a los

egoístas", julio, 1821, AGN, Impresos oficiales vol.

44, Núm 75 .

22 A. Ex-A. , Actas de cabildo, vol. 672, 28 de

julio y 3 de agosto de 1821; "Aviso al público que

se haga un solemne Novenario a Maria de los

Remedios" 30 de juliode 1821, AGN Impresos

oficiales, vol. 60, núm. 89.

23 Robertson, Iturbide of México, p. 112.

Plan de iguala e introducía muy pocos

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cambios en el programa original de

Iturbide. Declaraba la creación y la

independencia del Soberano Imperio

Mexicano. El artículo 17, que consideraba el

problema de la ciudad de México, declaraba

que la ocupación de la capital por las tropas

españolas era un obstáculo para cumplir el

tratado. Sin embargo, Iturbide no deseaba

desalojarlas por la fuerza, ya que no tenían

medios para defenderse ni el apoyo de los

habitantes de la capital. Por ello, Iturbide

prometió que O'Donojú, usando su autoridad

de capitán general intentaría inducirlos a que

aceptaran una “ capitulación honorable. ”

El 31 de agosto O'Donojú le escribió al

gobierno español explicándole las razones

que tuvo para firmar el tratado sin su

autorización. Dijo que resistirse a la

independencia era inútil, porqué Iturbide

tenía un ejército de treinta mil hombres bien

armados y disciplinados, y que casi todas las

ciudades y las guarniciones importantes se

habían rendido. Sólo Veracruz, Acapulco y

Perote continuaban en poder los realistas,

además de la ciudad de México, y ninguna

de las tres estaba dispuesta a resistir más

tiempo. Escribió: "Restaba aun (la ciudad

de) México, pero en qué estado, El virrey,

depuesto por sus mismas tropas …su número

que no pasaba de 2 500 veteranos y hasta

otros dos mil Patriotas; una autoridad intrusa

a quien no reconocían las primeras

corporaciones, como la Diputación Provincial

y la audiencia;(y) el resto de la población

deseando unirse a los independientes. "Poder

resistir más tiempo en la capital era

"esperanza vana''.

En las primeras dos semanas de agosto, no

disminuyó el ritmo frenético de los

preparativos para defender la capital, pero,

mientras las proclamas inundaban la ciudad,

mientras los oficiales galopaban, y los

sacerdotes rezaban sus oraciones, la

población civil se unía a los rebeldes o

aguardaba que se desarrollaran los sucesos.

Cuando Novella publicó un decreto en el que

ordenaba que se confiscaran los caballos de

los particulares, el pueblo no lo obedeció. El

4 de agosto repitió el decreto, declarando

que desde el 25 de julio "no ha habido un

solo individuo que Voluntariamente presente

ninguno de los muchos caballos que hay en

esta ciudad". Les restringió a sus tropas el

uso de los pocos caballos existentes.

El ultimo esfuerzo de Novella por impedir

que el régimen realista se derrumbara fue su

proyecto de reunir la suma de cien mil pesos

al mes en

24 “Tratado celebrado en la villa de Córdoba”, 24

de agosto de 1821, AGN Impresos oficiales , vol.

60. núm. 100.

25 O'Donojú, al ministro de Ultramar, Córdoba, 31

do agosto do 1821, :AGI, México,1680.

26 "Bando sobre números de caballos permitidos

a los oficiales del ejército", 4 de agosto de 1821,

AGN, Impresos oficiales, vol. 60.

en el que, muy reducida que estaba bajo su

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dominio. Creó una comisión especial para

proponer medios para recaudar el dinero. El

cabildo de la ciudad, que el 9 de agosto había

suspendido todos los pagos por falta de

fondos, respondió a la petición de Novella de

que nombrara a dos miembros para su

comisión especial, "Que este ayuntamiento,

como encargado de la seguridad del

vecindario, de sus personas a bienes por la

Constitución, considera que no puede

realizarse como se desea la contribución de

cien mil pesos mensuales. " Novella le

contestó al cabildo el 15 de agosto,

diciéndole que solo le había pedido que

nombrara a dos miembros para la junta, y no

que le diera consejos. Después de un largo

debate, los miembros del cabildo votaron

porque la ciudad no cooperara en ese asunto,

y le notificaron debidamente a Novella que

no elegirían a dos hombres para que

formaran parte de la comisión. El 31 de

agosto Novella le informó al cabildo que

debía encargarse de recaudar la mitad del

donativo total propuesto, a la cual el 4 de

septiembre este contesto con una negativa

total. Dijo que su determinación de no

cooperar en la colecta no había cambiado,

sino que se había vigorizado por el continúo

deterioro de la situación de la ciudad. Así, el

cabildo ratifico su negativa de cooperar con

el régimen realista.

El 30 de agosto Novella, que había recibido

una copia del Tratado de Córdoba que le

entregó el ayudante del general O'Donojtu,

convocó a una reunión de varias

corporaciones de la ciudad. No se sabe qué

sucedió en esa reunión, pero Novella

aparentemente les pidió su opinión a las

autoridades civiles, y parece que no le gustó

lo que le dijeron, porque el cabildo anotó en

las actas que esa reunión: "terminó

tempestuosamente". El 3 de septiembre el

ayuntamiento le envió a Novella su opinión

definitiva sobre la crisis, y le pidió que se

rindiera. Se quejó de que el gobierno no

había escuchado sus opiniones en la reunión

del 30 de agosto, pero creía "que la salud

pública exige ya imperiosamente que

hablemos el lenguaje de la verdad; que

menospreciando cualquier peligro personal. .

. digamos lo que interesa tanto a la nación y

lo que es indispensable para salvar a esta

populosa capital". El cabildo dijo que partido

de la independencia entonces tenía tres

factores de su lado que era decisivos: la

voluntad general de la nación, el poder

económico, y el permiso de la autoridad

legitima de la Corona: el general O'Donojú.

La mayor parte los habitantes de la capital

creían que la independencia era inevitable.

Por ello, oponer resistencia era ilegal:

promueve la voluntad de la nación no puede

estar más decidida, y no se le puede hacen

oposición lícitamente".

27 A. Ex –A, Actas de Cabido, vol. 672, 9, 10, 15

y 16 de agosto de 1821''; "Oficio del Sr. Novella

sobre que el ayuntamiento nombre dos individuos

para la Junta que ha determinado establecer, con

el objeto de una contribución de cien mil pesos

mensuales'', A. Ex-A. , Hacienda, contribuciones,

vol. 2019,núm. 6

28 "El Sr. Novella convoca a todas las

corporaciones para tratar sobre la llegada del Sr.

O'Donojú", 30 de agosto de 1821, A. Ex-A. ,

Historia, en general, Vol. 2255, núm. 87

Ya que no había ninguna esperanza de

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

69

triunfo, el ayuntamiento le pidió a Novella

que aceptara el Tratado de Córdoba, que era

mutuamente benéfico para México y España

y que preservaría el honor de la dinastía y el

buen nombre del ejército. Ante este apoyo

inequívoco a la independencia, terminó la

resistencia realista.

En la mañana del 7 de septiembre, los

representantes de Novella conferenciarón con

los oficiales que representaban a Iturbide y a

O'Donojú y anunciaron una tregua de seis

días. Durante esos seis días, Novella estudió

la posición defensiva de la ciudad y la

encontró deficiente. Estaba claro que la

opinión pública apoyaba la independencia,

como muchos propagandistas rebeldes

proclamaban. José Joaquín Fernández de

Lizardi, un partidario tardío de las fuerzas

iturbidistas, escribió una larga polémica

sobre la naturaleza pacifica de las intenciones

de Iturbide, su deseo de establecer una rama

de la dinastía borbónica en la ciudad de

México, y los resultados suicidas que tendría

cualquier resistencia. El programa que le

pidieron que aceptara al cabildo de México

era el de una monarquía constitucional

limitatada bajo el mando de un miembro de

la dinastía: era la autonomía. Este programa

lo aceptaron José Joaquín Fernández de

Lizardi y O'Donojú.

Al final de la tregua de seis días, el 13 de

septiembre, Novella se rindió. En compañía

de los miembros del cabildo de la ciudad y de

los representantes de otras corporaciones, se

encontró con '0'Donojú, e Iturbide cerca de

la Basílica de Guadalupe. Examinó las

credenciales de O'Donojú, lo reconoció como

el capitán general legítimo, y puso a la

guarnición real bajo sus órdenes. No hubo

una rendición o capitulación formal, ni una

degradación ceremonial del real pendón. De

acuerdo con el tratado, los oficiales realistas

no fueron humillados.

Iturbide decidió esperar el día en que

cumplía 38 años para hacer su entrada

formal en la capital. Mientras tanto, el

general O'Donojú les ordeno a las tropas

realistas que se prepararan para evacuar la

plaza, y al intendente Ramón Gutiérrez del

Mazo lo nombraron jefe político interino de la

capital. Del Mazo suprimió los pasaportes y

las licencias para montar a caballo en la

ciudad.

20 "Representación del Exmo. Ayuntamiento de

Méjico al comandante accidental de armas de la

misma ciudad Mariscal de campo D. Francisco

Novella", 2 de septiembre de 1821, Impresos

oficiales, vol. 60, núm. 103. El título se lo dio la

prensa de Iturbide, cuando esta carta se publicó

dos semanas más tarde en Puebla, El borrador de

esta exposición, que solo es ligeramente distinto

del texto definitivo, se encuentra en A. Es-A,

Actas de Cabildo, Vol. 672, 3 de septiembre de

1821.

30 "Avisa haberse hecho un armisticio con el

Ejército trigarante por seis días", 7 de septiembre

de 1821, AGN, Impresos oficiales, Vol. 44, núm.

77;"Un puñado de verdades, a nuestros enemigos,

por el Pensador Mejicano", Imprenta del Ejército

Imperial, 12 de septiembre de 1821, AGN,

Impresos oficiales, vol. 60, núm. 104.

31 Robertson, Iturbide of México, pp. 125-26;

"Resumen histórico de los acontecimientos de

Nueva España, dada al Exmo. Sr. Capitán

General de la Isla de Cuba y su ejército por el Ten.

coronel de Navarra Vicente Bausa", La Habana, 8

de diciembre de 1821, AGI, México, 1680.

El 17 de septiembre O'Donojú anuncio que

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

70

el gobierno estipulado por el Tratado de

Córdoba se había instalado y era la autoridad

legítima, El 24 de septiembre guió a una divi-

sión de Iturbide a la ciudad para que tomara

posesión formal. Todo lo que se necesitó fue

una división para realizar esta segunda

conquista de la ciudad de México,

exactamente el mismo mes 300 años

después de la conquista española original.

El 24 de septiembre Iturbide anunció quiénes

eran los miembros de la junta

Soberana, y la mayoría eran residentes de la

ciudad de México. Entre ellos se encontraban

los miembros en funciones del cabildo de la

ciudad: Azcárate, Sánchez de Tagle y

Velázquez de la Cadena; el secretario del

cabildo, Guridi y Alcocer; los ex regidores

Cervantes y Padilla, García Illueca y el conde

de Regla; el conde de San Miguel de Aguayo;

varios miembros de la audiencia: el obispo

Pérez, de Puebla: y varios ecleseásticos de

alto rango de la capital.

Mientras el cabildo preparaba la entrada

triunfal del Ejército Trigarante compuesto de

16 mil hombres, la guarnición realista evacuó

la capital entre el 23 y el 24 de septiembre.

Después de una breve estancia en Toluca, los

evacuados se dirigieron a Veracruz para

embarcarse hacia España o unirse al

gobernador de Veracruz, quien se había

negado a aceptar la independencia y había

establecido un foco de resistencia en el

Fuerte de San Juan de Ulúa en el puerto.

Tantos soldados realistas aceptaron la oferta

de Iturbide de conservar su rango en él

ejercito imperial mexicano que sólo dos mil

evacuaron la capital. El mariscal de campo

Novella partió el 24 de septiembre y en

Veracruz se embarcó en el Diamante rumbo

a La Habana. El ex virrey Apodaca y su

familia salieron de la capital el 25 de

septiembre con tres ayudantes y una escolta

de 20 marinos y 30 dragones. Partió de

Veracruz un mes más tarde en el Asia.

Iturbide hizo su entrada triunfal el 27 de

septiembre como un acto levantado por el

cabildo, recibió las llaves de la ciudad de

manos de José Ormaechea, primer alcalde.

El cabildo de la ciudad ofreció un banquete

para 200 invitados en el palacio, donde el

regidor Sánchez de Tagle leyó una oda

laudatoria al libertador. Esa noche Iturbide

asistió al teatro a un programa especial que

hubo en su honor, y la ciudad fue

brillantemente iluminada.

32 “ El Sr. Jefe político Mazo acompaña con oficio

unos sobre extinción de pasaportes, licencias de

andar a caballo, de haber recaído en él, el mando

político", A. Ex-A. , Historia en general, Vol.

2255, núm. 89; "Proclama del Exmo. Sr,

O'Donojú excitando el reconocimiento de la Junta

de Gobierno del Imperio", Tacubaya, 17 de

septiembre de 1821, A. Ex -A. , Historia, en

general, vol. 2255. ,

33 "Oficio del generalísimo 1). Agustín de Iturbide

avisando que el 17 de septiembre hará su entrada

el Ejército Trigarante a esta capital. ” , 24 de

septiembre de 1821, A. EX. A„ Historia, en

general, vol. 2255, núm. 104.

34 "Resumen histórico. . . de Vicente Bbausá",

AGI, México, 1680 "Carta escrita por un

comerciante francés residente en la Habana acerca

de los sucesos de Nueva España"; La Habana, 16

de noviembre de 1821, AGI, México 1680,

Apodaca al ministro de Ultramas, Guanabacao, 17

de noviembre de 1821, AGI, México, 1680.

El cabildo pagó todos los gastos, que

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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sumaron 27 432 pesos.

Después de que Iturbide entro en la capital,

las multitudes que vagaban por las calles

arrancaron el escudo de armas real (el león y

el castillo) de las fachadas de los edificios.

Semana y media más tarde el general

O'Donojú, que sacrificó su carrera por un

pueblo al que no conocía, para conservar la

legalidad y la estabilidad, murió de pleuresía,

y poco tiempo después Iturbide se pavoneó

en el escenario con el ridículo ropaje de

Agustín I emperador de México.

Se habían necesitado doce largos años; pero

finalmente el programa autonomista,

propuesto en 1808 por un puñado de

liberales criollos en la ciudad de México, sé

volvió realidad con el Plan de Iguala y con la

independencia. Ya que Iturbide propuso una

formula coherente que tenía las metas

reformistas limitadas de los criollos, recibió el

mando de la nación que España había

perdido: El hecho de que su mando fuera

breve no alteró el entusiasmo general con

que la nación lo vitoreó en septiembre de

1821, aunque fue el inicio del problema de la

legitimidad que tuvo la nación independiente

durante ese siglo.

España dudó muchos años en aceptar el

hecho de que había perdido su poder

soberano en América. Los ex virreyes

Venegas y Apodaca eran miembros del

Consejo de Estado español que en 1828 aún

discutía métodos para "pacificar" las

"provincias americanas rebeldes". El no

reconocer que los americanos habían

rechazado el derecho de la soberanía

española caracterizó gran parte del

pensamiento peninsular durante los años

siguientes, y nos ayuda a explicar las dudas

de España en reconocer, la independencia

americana mientras vivió Fernando VII,

Hasta mediados de la década de 1830 hubo

un estado de animación suspendida en la

política peninsular con las nuevas repúblicas,

como si los españoles esperaran ser

llamados de nuevo.

El anhelo autonomista, que sobrevivió tantos

años y tuvo tantas vicisitudes, no logro una

conclusión feliz. La autonomía no funcionó,

y en verdad nunca fue algo real, porque

tenía una gran debilidad: dependía de la

aprobación de España. La España de

Fernando VII siempre fue fue intransigente.

El rey y las Cortes se negaron a reconocer el

Tratado de Córdoba, ese artificio

notablemente hábil, destinado a salvar las

apariencias que firmó sin autorización Juan

O'Donojú. en representación de España.

Además, el entusiasmo y el optimismo con

que México vitoreó la independencia

rápidamente se desvanecieron.

35; Ubaldo Vargas Martínez, La ciudad de México,

1325. 1960, pp. 91 -92.

36 Minutas del Consejo de Estado, Madrid, 29 de

mayo de 1828, AGI, La diferente. '564.

Ocampo ha mostrado que en los primeros

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

72

dos meses de independencia la alegría de la

nación fue remplazada por un profundo

pesimismo y, en todas las cuestiones excepto

sobre la independencia misma, hubo una

profunda y peligrosa división de opiniones.

La proposición del Plan de Iguala y del

Tratado de Córdoba de que se estableciera

una monarquía constitucional moderada tuvo

amplio apoyo, pero no hubo consenso sobre

cómo enfrentar los inmensos problemas que

tenía la nueva nación:¿qué forma debía

adoptar el nuevo gobierno, debía haber

libertad de prensa, qué situación debían

tener los indígenas y las castas, a quién

debían permitirle votar, las Cortes debían ser

bicamarales o de una sola cámara, en qué

condiciones debía funcionar la Iglesia

temporal, y qué reformas económicas y

sociales debían realizarse?

Los ideales únicos de reforma que

caracterizaron a todos los pensadores

políticos en el momento de la independencia

chocaron con la dura realidad del México

verdadero, y la junta Soberana, que gobernó

a la nación desde el 28 de septiembre de

1821 hasta el 25 de febrero de 1822, no

pudo enfrentar ni manejar los críticos

problemas del día. Los políticos activos de

inmediato se dividieron en conservadores y

liberales, y el entusiasmo se transformó en

pesimismo, la unido en facciones, la

concordia en temor. Como no pudo

encontrar a un miembro de la dinastía

española para llevarlo al trono autónomo, el

mismo Iturbide lo ocupó en 1822,

confirmando así plenamente la acusación del

virrey Apodaca de que tenía hambre de

poder. Durante unos cuantos meses una

monarquía independiente, que aún utilizaba

la Constitución de Cádiz, funcionó en México,

pero en 1823 fue derrocada y propició una

ruptura definitiva con las normas políticas del

pasado y se estableció una república. Si

algo ocasionó el fracaso fue el Imperio de

Iturbide, no el Plan de Iguala.

La autoridad se le escapó de las manos a

España debido a las incontables

contradicciones entre el ethos imperial y la

realidad de la administración.

37 Ocampo, Las ideas de un día, pp. 284. 319;

una prueba de la continuidad del liberalismo

español en este temprano período de la

independencia se encuentra en Rodríguez,

Emergence of Spanish América, pp. 47-64, 229-

34.

38 Sin embargo, Ocampo afirma que hubo muchos

elementos de espontaneidad, basados en un culto

al héroe en el llamado que é público le hizo a

Iturbide para que ocupara el trono (Las ideas de

un día, pp. 72-82).

española. En un momento dado abogaba

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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por las reformas institucionales, al siguiente

abogaba por el absolutismo, después volvía a

imponer las reformas constitucionales;

defraudó las aspiraciones políticas mexicanas

con la falsa promesa de implantar reformas,

que no llegaron a ser una realidad; se vio

forzada por la guerra europea a extraer

hasta el último centavo de Nueva España,

pero se negó a recompensar su generosidad,

y España jugó con la lealtad mexicana hasta

que los hábitos de siglos se rompieron, y las

aspiraciones que en 1808 apenas se

mencionaban en voz alta se, convirtieron en

el consenso público de 1821. La rebelión por

la independencia no derrotó a España. Hasta

1820, España había vencido la rebelión. Pero

en este proceso, convirtió la legitimidad en

fuerza y contradijo su propio ethos. Después

de años de brillante defensa, el régimen

virreinal eliminó las opciones radicales, y

preparo el camino para que los mexicanos

estuvieran de acuerdo con la opción más

limitada que les presentó Iturbide. Después,

durante el gobierno de Apodaca, España no

pudo mantener el nivel de fuerza militar de

los años anteriores, y la formula iturbidista

llenó el amplio vacío que entonces había

entre los objetivos imperialistas y las

aspiraciones locales.

La manera como México logró su

independencia desempeño un papel esencial

en el caos político que hubo en las tres

cuartas partes restantes del siglo. No fue la

independencia una contrarrevolución ni un

fracaso, sino que, cuando se produjo, se

logró muy fácilmente y en forma disfrazada.

Iturbide no tuvo que vencer a nadie, porque su

enemigo se derrumbó. El gobierno realista,

aunque derrotó a toda una serie de

insurrecciones de la clase baja, contribuyó a

que Iturbide tuviera una victoria, factible y

rápida, No hubo tiempo para pensar en las

consecuencias de la victoria, ni se forjó un

conjunto de ideas políticas mientras duró la

lucha contra el enemigo común. El

imperialismo español fue rechazado, pero no

hubo consenso sobre qué debía ocupar su

lugar. El ethos político español murió, pero

no hubo un conjunto nuevo de teorías, de

ideales, de mitos, de ilusiones que ocupara

su lugar. Sólo había un rechazo negativo de

lo viejo, y no una aceptación positiva de lo

nuevo. Eso mismo que hizo que triunfara el

Plan de Iguala -el ofrecer algo a todo

mundo- fue su punto débil. Tuvo que haber

muchas luchas antes de que se revelara el

significado de la independencia.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

74

FLORESCANO ENRIQUE E ISABEL GIL.

Dicho de otro modo, al darse juntos un

proceso de mayor sujeción económica

externa y otro de expansión y desarrollo del

sector interno de la economía, los privilegios

concedidos a aquél y el marginamiento de

éste se hicieron más patentes entre los no

beneficiados, que eran la mayoría.

Debe destacarse que si el auge económico

fue casi general, el reparto de sus beneficios,

al contrario, no fue nada equitativo, dada la

tremenda desigualdad social existente. Por

sectores, la exclusiva minoría que controlaba

las actividades mas ligadas con el exterior

(mineros y comerciantes), recibió los más

altos ingresos, mientras que la inmensa

mayoría de agricultores, obrajeros,

artesanos, pequeños empresarios y

trabajadores tuvieron que subdividirse las

ganancias de un auge que veían tan

espectacular como escaso en retribuciones

para ellos. El malestar y las expectativas

provocadas por este reparto

desproporcionado se intensificaron, o

adquirieron sesgos no previstos, por causa

de la política que adopto la Corona con

determinados grupos. Así, la fuerza y

situación privilegiada que se otorgo al grupo

de mineros (que eran criollos en su mayoría)

no podía sino ser mal vista por los

comerciantes peninsulares (cuyas

prerrogativas fueron disminuidas) y por los

agricultores y empresarios criollos, que

además de quedar fuera de las grandes

ganancias, no tenían acceso a las

retribuciones sociales y políticas que se

daban a los españoles. Asimismo, el

tremendo golpe de estado al poder

económico y político de los comerciantes,

además de ganar para la metrópoli el

descontento del grupo español más fuerte de

la colonia, desarticuló todo el sistema que

centralizaba en la ciudad de México la

riqueza y el poder, creando un vació que se

apresuraron a llenar comerciantes y

empresarios regionales, o sea los enemigos

naturales del grupo de comerciantes de la

capital. En suma, tanto en la región como

en el sector y el grupo, el crecimiento

económico produjo desequilibrios graves en

el sistema, que promovieron una separación

mayor de los diversos grupos y agudizó el

conocimiento de sus intereses y oposiciones.

Si el crecimiento económico acelerado puede

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

75

actuar como un agente perturbador de

agrupaciones y clases económicas

establecidas, era la época que examinamos

fue también él mas activo disolvente de

agrupamientos sociales tradicionales. La

presión tan intensa y generalizada que en

esta época se ejerció sobre el grupo indígena

sólo tiene parangón con los peores

momentos de la conquista y primeros años

de la colonización. Tierras y propiedades

comunales, familia, filiación étnica y

lingüística y muchas de las principales

instituciones sociales y culturales que aun

conservaban, fueron dislocadas o

quebrantadas por el acelerado proceso de

cambio económico que se vivió entre 1750 y

1800. Las tierras comunales sufrieron esta

vez el asalto combinado de la hacienda y él

rancho en expansión, la enorme presión de

los nuevos grupos sin tierras (castas y

mestizos) y la propia demanda de la

población indígena en crecimiento. Así, la

pérdida o la falta de tierras desarraigó a una

parte muy considerable de la población

indígena, que fue de inmediato atrapada por

las unidades y centros de tipo capitalista que

guiaban la intensa transformación que vivía

Nueva España. Grandes haciendas, ingenios

azucareros, ranchos y estancias ganaderas

convirtieron a los campesinos tradicionales

en peones y jornaleros, al mismo tiempo que

la demanda de mano de obra de las minas y

centros urbanos los incorporaba al

proletariado cuasiservil que con gran

celeridad se formó durante esta época. El

proceso de desintegración de la comunidad

indígena se observa también en el número

extraordinariamente alto de "indios vagos y

errantes" que registran muchos pueblos a

fines de siglo, y en la constante salida de

hombres de las áreas indígenas hacia las

zonas de mayor crecimiento económico.

Pueblos antes prósperos, y comunidades

antes estables, sobre todo en la región de

Puebla-Tlaxcala, quedaron casi literalmente

abandonados. De esta época data también

la formación en gran escala de un

proletariado rural móvil que recorría durante

el año las plantaciones de algodón, cana de

azúcar y tabaco, o desempeñaba trabajos

estaciónales en haciendas agrícolas y

estancias ganaderas.

Otra manifestación del desajuste social

provocado por el crecimiento económico

rápido fue la aparición de nuevos grupos que

no tenían cabida en el orden establecido. Un

caso ejemplar de este fenómeno es el de las

castas, que hacia fines del siglo XVIII llega a

formar el 22 por ciento de la población total

un millón trescientos mil y pico de individuos

de todos colores. 0 sea que, junto con los

criollos, eran el grupo étnico de más rápido

crecimiento y el que encontró, de parte de

españoles, criollos a indios, la mayor

hostilidad para integrarse. Siendo en si un

grupo conflictivo por la carencia de bases

económicas, sociales o culturales que le

dieran asentamiento, todo intento por

hacerse un sitio en alguno de los pocos

mundos su alcance creaba rechazo y éste, a

su vez, mayor inestabilidad y resentimiento,

con lo cual se convirtió en el gran problema

de la época final del virreinato. Mucho

menos numeroso pero de mayor peligrosidad

política fue el grupo de los "nuevos ricos"

cos" que nació con el auge. Ya se tratara de

comerciantes de provincia, de agricultores,

empresarios o mineros, estos individuos

repentinamente enriquecidos se adaptaban

en forma imperfecta al sistema, eran

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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frecuentemente rechazados por éste, o en

todo caso amenazaban su estabilidad al

exigir un status político y social que

correspondiera a su nueva posición

económica. Sin embargo, es poco probable

que estos grandes desajustes en la situación

económica de regiones, clases y grupos

abrieran el camino a la inestabilidad política

franca si el sistema colonial hubiera

dispuesto de canales adecuados de movilidad

social y de instituciones políticas flexibles que

disminuyeran o absorbieran las tensiones

provocadas por el crecimiento acelerado y

desigual. Pero ya se ha visto que

precisamente una de las características más

destacadas del sistema era su rígida

estratificación social, que sólo aceptaba el

paso de individuos de grupos inferiores a los

superiores mediante una escrupulosa

filtración hecha casi a nivel individual, que

presuponía la total aceptación de los valores

sostenidos por los segundos. Así, las trabas

sociales creadas por la pertenencia al grupo

dominante y el color de la piel, en lugar de

aligerarse, se hicieron más inflexibles como

respuesta a las pretensiones de ascenso de

los nuevos grupos que amenazaban el

monopolio de la oligarquía. Y al cerrarse tan

herméticamente las posibilidades de ascenso

para una parte considerable de criollos,

mestizos y castas, aumento en proporción

mayor la frustración social de estos grupos, a

quienes el auge económico había infundido

nuevas expectativas.

La frustración social que de ellas se apodero

fue seguida de un proceso paralelo de

frustración política. En esto intervino tanto la

política adoptada por los Borbones como la

propia inelasticidad del sistema político

creado. Las reformas borbónicas

incrementaron la frustración social y política

de varias maneras. Por una parte, cerrando

el paso de criollos y mestizos a puestos y

posiciones política que su misma

representatividad les había ganado;

deponiéndolos de cargos que antes

disfrutaban en la Real Audiencia, la hacienda

publica y la administración de organismos

gubernamentales de diferente rango;

impidiéndoles el acceso a los altos puestos

militares y eclesiásticos; marginándolos, en

fin, de manera sistemática y creciente, de

cualquier posición de poder. Por una,

colocando en todos los puestos cumbres y en

los nuevamente creados por el proceso de

reformas a españoles y europeos. La

aplicación inflexible de ambas políticas justo

en el momento cuando las expectativas de

participación de criollos y mestizos eran ma-

yores hundió a estos en la peor frustración,

haciéndoles ver que solo un cambio nacido

en la colonia y desde ella dirigido podía

transformar el estado de cosas existente.

Con todo, la clausura de oportunidades para

criollos y mestizos solo fue total en los nive-

les altos; los puestos intermedios y bajos de

la administración, la Iglesia y el ejército,

multiplicados por el crecimiento económico y

por las reformas borbónicas, fueron el lugar

donde su frustración se volvió más

consciente y donde comenzaron a definir

formas concretas de actividad política. Así,

desterrados de la vida política propiamente

dicha, pero teniendo abierto el acceso a los

cabildos municipales, los curatos y los

niveles inferiores y medios del ejército,

comenzaron a transformar estas

instituciones en cuerpos políticos dedicados a

la defensa de sus intereses. El caso más so-

bresaliente fue el del cabildo municipal, que

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

77

de institución carente de personalidad e

independencia reales durante más de dos

siglos y medio de existencia, fue reivindicado

por los criollos como cuerpo democrático y

proyectado más tarde como instrumento

dotado de soberanía y representatividad.

Esta transformación del cabildo se expresa

con toda claridad en la "Representación que

hizo la ciudad de México al rey Carlos III en

1771 sobre que los criollos deberán ser

preferidos a los europeos en la distribución

de empleos y beneficios de estos reinos". Y

adquiere importancia política plena en los

acontecimientos de 1808, cuando ante la

abdicación del monarca español el cabildo de

la ciudad de México, asumiendo la

representación del reino todo, propone al

virrey seguir provisionalmente en el gobierno

en tanto que una reunión de todos los

cabildos del virreinato no decida otra so-

lución. De esta proyección del cabildo surgió

la crisis que acabó en la deposición del virrey

Iturrigaray. Asimismo es conocida la

participación de curas y oficiales del ejército

criollos en todas las conspiraciones anteriores

a 1810. Sin embargo, el paso que media

entre la frustración social y la participación

política activa de este grupo no puede

explicarse sin la intervención de un tercer

factor que precipitó la formación de una

conciencia crítica.

Este tercer factor fue la modernidad, la

penetración en Nueva España de las ideas y

la cultura del Siglo de las Luces.

Al lado de todos los procesos señalados en

este ensayo, entre 1750 y 1800 se introduce

en el virreinato la filosofía de la Ilustración,

que proponía una nueva concepción de la

sociedad, del Estado y el individuo. El Santo

Oficio de la Inquisición fue el primero en

delatar este peligroso agente

desestabilizador al denunciar la creciente

filtración de obras de Rousseau, Voltaire,

Diderot y otros autores que difundían las

nuevas ideas políticas o atacaban la filosofía

tradicional escolástico-aristotélica. Y aunque

la Inquisición adoptó algunas medidas contra

la invasión de "ideas heréticas y sediciosas",

su intento fue traicionado por el espíritu de

la época que había penetrado en todos los

sectores, y sobre todo en los miembros de la

misma Iglesia. Los principales introductores

de las nuevas ideas y costumbres fueron en

primer lugar los gobernantes y funcionarios

encargados de llevar a cabo las reformas

borbónicas. A partir del marqués de Croix,

que asumió el mando en 1766, casi todos los

virreyes fueron entusiastas adeptos de la

Ilustración: Bucareli, Mayorga, los dos

Gálvez, Nuñez de Haro y Peralta, Flores

Revilla Gigedo, Azanza. Estos hombres,

seleccionados por los ministros de Carlos III

para hacer efectiva en Nueva España la

política reformadora del Despotismo

Ilustrado, trajeron consigo las ideas políticas,

sociales, religiosas y económicas del Siglo de

las Luces y las difundieron en sus cortes, en

las tertulias literarias que a menudo

organizaban, en los saraos que tantos escán-

dalos provocaron, y a través del séquito de

sirvientes afrancesados que los acompañaba:

peluqueros, sastres, cocineros, valets y

damas de compañía. En los estudios sobre

la época y el gobierno de estos virreyes se

han destacado las oposiciones que

encontraron para realizar la política que

venían a cumplir, pero faltan estudios seme-

jantes que analicen el tremendo "efecto

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

78

demostración" que tuvieron sus ideas y actos

en los medios sociales inferiores que los

veían actuar, efecto que puede apreciarse en

las escandalizadas denuncias sobre la

perversión de las costumbres por causa de la

difusión de hábitos y modas afrancesados.

La adopción de la moda francesa en el vestir,

la propagación de tertulias, cafés y billares, y

la expansión de saraos y fandangos, tuvo un

efecto desgastador de las normas y preceptor

tradicionales mucho más corrosivo que la

difusión de las obras revolucionarias. Y es

innecesario decir que quienes adoptaron

estos hábitos con mayor pasión y rapidez

Fueron los nuevos ricos y la emergente clase

media urbana, es decir, los nuevos grupos

que había creado el crecimiento de los

últimos años.

Una importancia semejante, aunque menos

conocida, tuvieron las acciones de muchos

altos funcionarios, como Ramón Posada

(fiscal de la Real Hacienda), José Mangino

(superintendente de la Casa de Moneda),

Fausto de Elhuyar (director de la Escuela de

Minería) y la de los intendentes y

gobernadores provinciales. Algunos, además

de activos divulgadores de las nuevas ideas,

trataron con coherencia de llevarlas a la

práctica con lo cual provocaron graves

conflictos públicos y grandes crisis

personales. Incorporar en la vida corriente

los principios de Despotismo Ilustrado,

aplicar el filantropismo social, racionalizar la

administración y la hacienda pública, o

simplemente combatir monopolios, significó

para estos hombres entrar en grandes

pugnas con los intereses y grupos

establecidos y más directamente ligados a la

península. Y por otra parte, cuando su

misma actividad o los criollos que

compartían sus ideas les pedían ir más allá

de la simple declaratoria formal de principios

e ideas, a menudo entraban en graves

conflictos personales, porque llevar hasta su

consecuencia lógica los principios adoptados

suponía propiciar en la colonia una política

que atentaba contra los intereses de la

Corona. Quizá los intendentes y funcionarios

provinciales padecieron con mayor in-

tensidad estos conflictos y desgarramientos

internos, porque el ambiente más estrecho

de sus provincias y el vació y la hostilidad

inmediata que les crearon los grupos

tradicionales los llevo de la mano a ligarse

con los impugnadores naturales del sistema:

los criollos. Juan Antonio de Riaño, el

intendente de Guanajuato, reunió en su

mesa y en tertulias literarias a muchos de los

conspiradores de Querétaro y fue amigo

personal de Miguel Hidalgo, cuyas huestes

desarrapadas habían de matar años más

tarde al intendente ilustrado.

Los miembros de la institución más poderosa

y tradicional de la colonia resultaron también

gravemente inficionados por los aires de la

modernidad. La batalla inicial, la más difícil

por solitaria e incomprendida, la desataron

los jesuitas, prosiguiéndola más allá de su

expulsión en 1767. José Rafael Campoy

(1723-1777), Francisco Javier Alegre (1729-

1788), Diego José Abad (1727-1779) y

Francisco Javier Clavijero (1731-1787)

fueron las cabezas instigadoras del primer

gran ataque a la filosofía escolástica tradicio-

nal, hasta entonces la oficial y única que se

divulgaba.

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

79

Sus enseñanzas y escritos introdujeron los

cambios siguientes: aparición de las primeras

criticas sistemáticas a los métodos y dogmas

escolásticos, apertura a las nuevas corrientes

y filósofos europeos, introducción de la física

experimental o moderna en los cursos de

filosofía, desarrollo del eclecticismo científico,

y adopción de nuevas orientaciones

metodológicas tanto en la reflexión filosófica

como en la enseñanza. Expulsados los

jesuitas, el proceso de renovación filosófica y

mental en las filas de la Iglesia fue

continuado por el padre Juan Benito

Gamarra, quien muy pronto convirtió el

Colegio de San Francisco de Sales de San

Miguel el Grande en un foco de la

modernidad, incorporando a su plan de

estudios las nuevas materias que en Europa

transformaban el conocimiento. Tanto por su

acción reformadora como por ser el mismo

autor de obras renovadoras y de gran

prestigio en la época (Elementa Recentioris

Philosophiae, 1774; Academias filosóficas,

1774; y Errores del entendimiento humano,

1781), Gamarra polarizó en su persona,

como antes los jesuitas, las embestidas de

las mentalidades más tradicionales.

Denunciado ante el Santo Oficio por

heterodoxia, salió ileso del trance por el

apoyo decidido que recibió de altos jerarcas

de la Iglesia, entre ellos el obispo de

Michoacán, Luis Fernández de Hoyos, y de la

misma Inquisición, que impuso silencio a su

denunciante. Su triunfo marca el momento

en que las ideas renovadoras se imponen a

las tradicionales de la institución

conservadora. En adelante, aunque seguirá

habiendo denuncias, ataques y persecuciones

de parte de los miembros más recalcitrantes

del clero, la propagación de la filosofía y la

ciencia modernas ya no se detiene. En los

colegios y seminarios de Michoacán y

Guadalajara brotan centros tan renovadores

como el de los felipenses de San Miguel el

Grande. Hasta en la Universidad de México y

en los colegios de la capital las instituciones

más tradicionales- se hacen tímidas

innovaciones en los métodos educativos y se

abre la puerta a las obras y autores

modernos. Otro signo evidente del cambio

ocurrido es el relajamiento e incapacidad del

Santo Oficio para reprimir y contener la

circulación de obras prohibidas. En la

segunda mitad del siglo aumenta su

circulación y el número de sus lectores, que

ahora no solo son eclesiásticos -desde los

mas altos hasta los frailes humildes, inclui-

dos los miembros de la Inquisición-, sino

también militares, miembros de la

aristocracia, funcionarios y profesionistas de

la clase media. Otro hecho significativo es

que mientras en la primera

mitad del siglo son más abundantes las

obras de preocupación religiosa que se

califican de injuriosas o heréticas, en la

segunda son mayoritarias las de intención

filosófico-política, y a fines de siglo se

imponen las de naturaleza

predominantemente política.

En esta transformación de la mentalidad

colonial desempeño un papel muy destacado

la llegada de prelados españoles que

simpatizaban abiertamente con las ideas

ilustradas. Arzobispos como Antonio de

Lorenzana (1722-1804) y Alonso de Haro y

Peralta (1729-1800), y obispos como

Francisco Fabián y Fuero (1719-1801) y Luis

Fernández de Hoyos y Mier ( 1775), de

Puebla y Michoacán, respectivamente,

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

80

además de apoyar las tendencias re-

novadoras dentro de la Iglesia, trataron de

darle a ésta una proyección externa más

social y filantrópica. Hubo un lugar donde se

dieron todas las condiciones para que la

Iglesia representara un papel de vanguardia

en los asuntos religiosos y humanos: el obis-

pado de Michoacán, la misma región donde

poco más de dos siglos y medio antes Vasco

de Quiroga intento fundar una comunidad

humana basada en los principios de la Utopía

de Tomas Moro. Entre 1770 y 1810 la silla

episcopal de esta diócesis fue ocupada por

una serie notable de prelados que conjugaron

las ideas ilustradas y filantrópicas de la

modernidad con el deseo de llevarlas a la

práctica. Los obispos Luis Fernández de

Hoyos y Mier, Antonio de San Miguel (1726-

1804) y Manuel Abad y Queipo (1751-1825),

junto con el deán José Pérez Calama (1740-

1792), promovieron una vasta

transformación de la mentalidad de su

diócesis que abarco la introducción de la

filosofía moderna y el consiguiente rechazo

de la escolástica, la creación de colegios y

seminarios dotados de nuevos programas de

estudios, el desarrollo de una "filosofía

político-caritativa" aplicada a los asuntos

terrenales, la importación y difusión del

liberalismo español en materias sociales y

económicas y la formación de un numeroso

grupo de sacerdotes y bachilleres imbuidos

de estas ideas. Sin la conjunción de estos

flujos renovadores seria difícil explicar los

avanzados escritos económico-sociales de los

obispos San Miguel y Abad y Queipo, en los

cuales se hace una descarnada presentación

de las causas que mantenían a castas e

indios en situación degradante. En sus

escritos aparece el primer análisis lucido del

latifundio y de los efectos distorsionadores

que había creado en el cuerpo social, y se

hace una revisión clara y penetrante de casi

todos los problemas económicos y sociales

que frenaban el desarrollo de la colonia. En

los escritos de Abad y Quiepo se argumenta

la necesidad de suprimir la infamante

situación de las castas y de darles un

estatuto libre, así como la conveniencia de

acabar con la legislación paternalista que

protegía a los indios, dividir las tierras

comunales y permitir la mezcla y el contacto

directo de estos con las otras etnias como

medios para asegurar su incorporación al

"progreso". Asimismo, en los escritos de

Pérez Calama, y en su infatigable labor

cotidiana, se observa el esfuerzo obsesivo de

esta generación por quebrantar la

mentalidad tradicional, introducir de un

golpe las ideas ilustradas y crearas

condiciones para que se apliquen a la

realidad circundante. Así Pérez Calama se

distingue primero como reformador de

planes de estudio en Puebla (donde fue

rector del Colegio Palafoxiano bajo el amparo

del obispo Fabián y Fuero) y Michoacán;

luego como ivulgador de la filosofía moderna

y de la Ilustración a través de sermones,

cartas instructivas y obritas sobre política

cristiana dirigidas a superar la "ignorancia y

rudeza" de los párrocos de Michoacán; y

finalmente como activo practicante de sus

ideas al promover la fundación de una

Sociedad de los Amigos del País en Valladolid

(la primera que sé proponía en Nueva Es-

paña), y tratar de crear industrias y

actividades útiles que dieran ocupación a las

clases menesterosas y elevaran la situación

económica de la región. Él fue, además, el

instigador del plan de "siembras

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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extraordinarias" y de otras medidas

filantrópicas que aliviaron la terrible situación

que padeció la zona de Michoacán cuando fue

azotada por la gran hambre de 1785-86.

Pero como ocurre con frecuencia con las

generaciones que se enfrentan a la doble

tarea de socavar los cimientos de una tradi-

ción y de iluminar senderos y perspectivas

futuras, la de gobernantes. funcionarios y

religiosos españoles que dirigió la Nueva

España entre 1770 y 1810 padeció las

amargas quemaduras de la contradicción, la

frustración y el desgarramiento interior. La

mayor parte tuvo que contradecirse y dar

marcha atrás cuando la independencia de las

colonias inglesas del norte y el triunfo y

radicalización de la Revolución francesa

mostraron a los habitantes de Nueva España

que la Asunción plena de los principios de la

Ilustración desembocaba en la fragua de

nuevas realidades políticas y sociales. De los

varios grupos y sectores que promovieron el

cambio mental e hicieron circular las nuevas

ideas que estaban cambiando a su época, el

formado por sacerdotes y prelados padeció

con mayor intensidad que nadie el doloroso

tránsito que habría de recorrer el país. La

figura de Abad y Queipo resume en forma

sublimada las contradicciones y

desgarramientos de su generación. Alumno

y heredero directo de las predicas ilustradas

y renovadoras del obispo San Miguel y del

deán Pérez Calama, observador agudísimo el

mismo de las deformaciones sociales y

económicas que habla creado el sistema

colonial y su impugnador y crítico más lúcido,

será más tarde el excomulgador de Hidalgo,

el matador del producto más acabado y

coherente que había procreado su

generación.

Con todo, esta generación de gobernantes

ilustrados cumplió cabalmente su tarea de

puente entre un mundo que sé resquebra-

jaba por todos lados y otro cuyo contorno

contribuyeron a iluminar. Entre 1790 y 1810

la difusión de las ideas y la efervescencia

social son más intensas que nunca en la

Nueva España; la crítica de la escolástica y

de las viejas tradiciones cede el lugar a la

critica de las condiciones sociales, políticas y

económicas de la colonia; los centros de

agitación y descontento son los colegios y

seminarios, los curatos y los nuevos medios

de difusión; los agentes de la subversión: los

curas, abogados y militares criollos; las

regiones donde se acumula el descontento y

se multiplican las conspiraciones: las más

prósperas y desarticuladas por el súbito

crecimiento económico (El Bajío, Michoacán,

Guadalajara).

La gran explosión que precipita al país la

época moderna tiene como antecedente esos

tres procesos que hemos tratado de esbozar

en las paginas precedentes: un rapidísimo

crecimiento económico que descoyunta las

estructuras sociales forjadas a través de un

siglo de lento reacomodo y hace más

evidentes las desigualdades existentes; una

inflexibilidad casi total de la fábrica política y

social para dar cabida a los nuevos grupos y

absorber las contradicciones y expectativas

creadas por el proceso anterior; y una

difusión también acelerada de las ideas de la

modernidad que le darán fundamento a los

grupos marginados para proyectar y

racionalizar sus reivindicaciones. No es un

azar que el área de El Bajío y Michoacán, que

experimento el mayor crecimiento

económico, concentro el número mas alto de

criollos y albergo a los focos más avanzados

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LA PRINCIPAL AMENAZA: LA AUTONOMIA_____________________________________

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de renovación intelectual, haya sido la matriz

de la insurrección que encabezo Hidalgo.

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1821: ¿CONSUMACION O CONTRADICCION DE 1810?__________________________

83

Entre 1816 y 1820. Iturbide languidecía en

condiciones de "cadáver político", llevando

una vida ociosa y mundana. Cuando de

resultas del exitoso pronunciamiento" liberal

de Riego en España. Fernando VII (hábil

camaleón que cambiaba de piel en los

momentos de peligro) se vio conminado a

adoptar el régimen constitucional- La rápida

y oportunista mudanza, que imprimía una

vuelta copernicana al sistema político

peninsular, se conoció y difundió en Nueva

España entre mayo y junio de 1820.

Aceptada y decretada a fortiori por el virrey

Apodaca ("No diré -advirtió- sí este orden de

cosas es o no conveniente en España" porque

falto de ella desde febrero de 1812: pero

desde ahora afirmo que el hacerlo extensivo

a las posesiones de Ultramar es, cuando

menos, muy peligroso. ". " la medida altero

el pulso de una sociedad próxima a dejar de

llamarse "novohispana'", causó un trastorno

generalizado por cuanto quebraba la imagen

y la esencia del régimen político tradicional, y

abrir el camino para repetir aquí el venturoso

ensayo de Riego, forzando a otro cambio,

pero ahora desde la perspectiva y los

intereses propios de nuestro ámbito

sociogeográfico, al margen de la evolución

que el fenómeno constitucionalista siguiera

en España.

Fue esa la excepcional coyuntura que

muchos, sin excluir al conde del Venadito ni,

al principal jefe insurgente en activo (Vicente

Guerrero), pensaron aprovechar para variar

la situación política imperante. Pero la suma

de voluntades no se prestaba a proyectos

unívocos. Pues contemplaba, por lo menos

dos opciones: la primera, reinstaurar el

régimen absolutista por medio del rescate de

Fernando VII, casi cautivo de las Cortes

madrileñas (es decir, se pensó en que desde

México, como antes lo hicieran los Braganza

en Brasil, se podría preservar el sistema

monárquico absolutista): y. segunda, la

posibilidad de fraguar la independencia, no a

la manera en que la diseñaran Hidalgo y

Morelos. Sino en la orientación del propio

movimiento liberal hispánico una monarquía

"templada por una constitución", no la

gaditana sino, inspirándose en esta, otra

"análoga" a la realidad mexicana.

Y de tal coyuntura, con las expectantes

posibilidades del cambio que propiciaba.

resurgió la figura de Iturbide, dispuesto a

capitalizarla al máximo y conducirla hasta

sus últimas consecuencias.

La mecánica para echar a andar la idea

consistía en poder romper el sistema desde

dentro. O sea que las fuerzas vivas del

Estado virreinal y el ejército.

hasta entonces fieles al realismo, se alzaran

contra éste, bajo la jefatura

Apuntes biográficos del escelentisimo señor D.

Juan Ruiz de Apodaca y Eliza, Conde del Venadito

Capitán General de la Real Armada- etc.

redactados por el Capitán graduado don Fernando

de Gabriel y Ruiz de Apodaca Teniente de

Artillería, segunda edición. Burgos Imprenta

Litográfica y librería Azpraza. 1849 p. 54

1821: ¿CONSUMACIÓN O CONTRADICCIÓN DE 1810?

ERNESTO LEMOINE

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1821: ¿CONSUMACION O CONTRADICCION DE 1810?__________________________

84

de uno de los comandantes del mismo

ejercito que poseyera los rasgos de audacia,

voluntad y convicción. Indispensables para

dirigir. Con posibilidades de éxito, el golpe.

La receta, antes que nadie, la dio Vicente

Guerrero. Pulsando con sorprendente

exactitud, la vuelta de tuerca que Podría

derivarse de un pronunciamiento análogo al

de Riego en España, y convencido de la

impotencia insurgente para consumar por

ella misma la obra que iniciare el padre

Hidalgo, propuso en agosto de 1820, a un

jefe realista del sur, Carlos Moya. que

asumiera el papel finalmente desempeñado

por Iturbide.

Este. Hacia las mismas fechas, sin por

supuesto hallarse enterado del anzuelo

lanzado por Guerrero desde sus cuarteles de

la sierra de Jaliaca al oeste de Chilpancingo.

Había llegado a la conclusión de que él

Podría, sin romperlo, "desatar el nudo" le la

atadura colonial, manipulando sobre todo la

potencia castrense del virreinato mismo. Lo

único que requería era un mando de tropa.

La suerte y hábiles gestiones reservadas que

desplegara, vinieron en su ayuda.

El 31 de mayo Venadito y el Real Acuerdo, "a

presencia de mas de 300 personas de la

primera distinción de esta capital " informaba

la Gaceta del DIA siguiente-, prestaban el

juramento a la Constitución de Cádiz. Junio

y julio fueron los meses de ansiedad y

perplejidad; de cuestionamientos disparados

en todas direcciones de intensa politización

del vecindado de la capital y de otros

importantes centros urbanos del país de la

apertura de la libertad de prensa de los

extraños y sibilinos conciliábulos de La

Profesa. También marcan el inicio de la

"hora histórica" de Iturbide. En efecto, un

testimonio, que creamos inédito. Precisa

casi el momento en que aquél contemplo la

perspectiva de su pronunciamiento

independentista. "Se trata de un oficio di-

rigido con fecha 27 de Julio al "Conde del

Venadito" por el subinspector general del

ejercito, mariscal Pascual de Liñan. Con el

que adjuntaba una instancia suscrita por

Iturbide, "coronel del Regimiento de

Infantería Provincial de Celaya" -tal era su

rango oficial-. Solicitando se sirva V. E

declarar el concepto que le merecen sus

servicios, se esclarezca "su conducta militar

y política, que con presencia de todo, haga al

trono la recomendación del mando o empleo

que encuentre justo ". El escrito de Iturbide,

astuto, meloso y calculado para enternecer

al virrey, se centraba en impugnar los cargos

formulados contra é por sus tropelías en

Guanajuato, de cuyas resultas había sido

relevado del mando de dicha provincia.

Después de aludir a sus largos cuatro anos

de angustiosa cesantía y -según él- haber

demostrado su inocencia, pedía la

rehabilitación en la siguiente forma: visto el

sobreseimiento del case, estoy ya en tiempo

de ofrecer a su ilustrada y justa

consideración mis servicios militares y

patrióticos” Apodaca. Sin mostrar prisa

alguna, respondió tarde a Liñan, el 12 de

agosto, manifestándose con respecto a

Iturbide en un tono estudiadamente frió y

burocrático. Dijo que el interesado acudiese

por las certificaciones que pedía a la oficina

correspondiente y -añadía, suspicaz e

inconvencido-, por lo que respecta al informe

y juicio que yo tenga formado de su porte y

conducta, lo are cuando dicho señor Iturbide

entable alguna solicitud que deba darle curso

a S. M.

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1821: ¿CONSUMACION O CONTRADICCION DE 1810?__________________________

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En buen cristiano: a mediados de agosto el

virrey estaba lejos de considerar a Iturbide

digno de reincorporarse al cuerpo castrense

¿ por qué menos de tres meses después,

cambio de opinión? Este es uno de los

misterios isolubles del final del virreinato.

Aunque no tanto que no se pueda conjeturar,

a partir de confiables pistas documentales, la

razón de la suicida determinación de Apodaca

del 9 de noviembre, por la que colocaba a

Iturbide al frente de una comandancia

militar, la del sur, ya dispuesta a

pronunciarse contra él. ¿ O a favor de él, si

cuajaba la tentativa de un golpe

anticonstitucional orquestado por el propio

virrey, a manera de cordón sanitario político,

preparatorio del ingreso al País de Fernando

VII?

12 Remitimos por lo que toca a esta cuestión

capital ignorada en absoluto durante centuria y

media a nuestro artículo confiablemente

documentado “ Vicente Guerrero a la consumación

de la independencia “ Revista de la Universidad de

México, México, Vol. XXVI, núm. 4, diciembre de

1971, p. 1-10

13 Original en el Archivo General de la Nación,

ramo operaciones de guerra p. 502 p. 126-134.

La consecuencia del paso dado por Venadito,

lo sabemos bien, se llama Iguala. Y la fecha

de su colofón, 27 de septiembre de 1821. Si

se examinan con alguna detención las bases

de Iguala -escribe el biógrafo de Apodaca, no

sin antes señalar indignado que Iturbide obró

"con la más negra perfidia ",échese al punto

de ver que eran sabias en extremo, pues

halagando todas las opiniones contrarias a la

causa de la Metrópoli, no chocaban de frente

con los defensores de ésta; lisonjeaban a los

independientes porque al fin lograban serlo

de España, y a los realistas porque Fernando

VII continuaba siendo su rey; los tibios veían

conservados sus empleos y respetadas sus

propiedades, y los liberales establecida una

monarquía constitucional que toleraban los

republicanos como preludio de su sueño

dorado".

La sabiduría política del Plan de Iguala, a que

alude el autor arriba citado. consistió tanto

en la oportunidad con que fue emitido como

en la estratégica concepción de aglutinar,

bajo los presuntos beneficios que ofrecía, a

todos los contrarios del virreinato agónico el

"connubio de dos debilidades" llamó Ralph

Roeder al pacto entre Iturbide y Guerrero).

Transacción parecida -noventa años

después- a la de Ciudad Juárez, que resultó

ser, en ambos casos, fórmula efectiva para

su momento, pero condenada al fracaso más

absoluto, y a corto plazo. Por las mismas

fuerzas pugnaces empeñadas en imponer

sus respectivas posiciones. "Revolución que

transa en una revolución perdida. ”-

dictaminó el agudo Luis Cabrera en 1911. Lo

mismo puede aseverarse del movimiento de

Iguala: dio en el blanco de su objetivo

inmediato, con una carga tal de elementos

disolventes (irónicamente aglutinados bajo la

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1821: ¿CONSUMACION O CONTRADICCION DE 1810?__________________________

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más ilusoria de las tres garantías, la

"Unión"), que en breve incidirían en su

colapso y en la caída y muerte de su

promotor.

Ahora bien, las armonías y diferencias que

polarizaron, no la unión sino la desunión, se

centraban, primordialmente, en los opuestos

sentidos y contenidos de 'las independencias"

de 1810 y 1821. Nada mejor, por lo tanto,

que compulsar los postulados de ambos

proyectos. Sobre la base de sus dos

documentos fundacionales programáticos,

emitidos por los dirigentes que encarnaron

las posturas irreductibles: Morelos e Iturbide.

SENTIMIENTO DE LA NACION (1813)

1 Que la América es libre e independiente de

España y de toda otra Nación, Gobierno o

Monarquía, y que así se sancione dando al

mundo las razones.

2 Que la religión católica sea la única sin

tolerancia de otra.

5 Que la Soberanía dimana inmediatamente

del pueblo, el que sólo quiere depositarla en

el Supremo Congreso Nacional Americano,

compuesto de representantes de las

provincias en igualdad de números.

6 Que los Poderes legislativo, Ejecutivo y

Judicial estén divididos en los cuerpos

compatibles para ejercerlos.

7 Que funcionarán cuatro años los vocales

(diputados), turnándose, saliendo los más

antiguos para que ocupen el lugar los nuevos

electos.

11 Que los Estados mudan costumbres y, por

consiguiente, la Patria no será del todo libre

y nuestra mientras no se reforme el

Gobierno, abatiendo el tiránico,

sustituyéndolo por el liberal e igualmente

echando fuera de nuestro suelo al Enemigo

español que tanto se ha declarado contra

nuestra Patria.

14 APUNTES (VÉASE NOTA 11): P 60,62

Se indica el orden numérico con que se enlistaron

los puntos de ambos programas, por que es

importante detectar las prioridades contempladas

por sus respectivos autores. suprimimos los

incisos no sustanciales.

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1821: ¿CONSUMACION O CONTRADICCION DE 1810?__________________________

87

12 Que como la buena ley es superior a todo

hombre, las que dicte nuestro Congreso

deben ser tales que obl0iguen a constancia y

patriotismo, moderen la opulencia y la in-

digencia, y de tal suerte se aumente el jornal

del pobre, que mejore sus costumbres,

alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.

13 Que las leyes generales comprendan a

todos, sin excepción de cuerpos privilegiados,

y que éstos sólo lo sean en cuanto al uso de

su ministerio.

15 Que la esclavitud se proscriba para

siempre y lo mismo la distinción de castas,

quedando todos iguales, y sólo distinguirán a

un americano de otro el vicio y la virtud.

17 Que a cada uno se le guarden sus

propiedades y respete en su casa como un

asilo sagrado, señalando penas a los

infractores.

19 Que se establezca por ley constitucional la

celebración del día 12 de diciembre en todos

los pueblos, dedicado a la Patrona de nuestra

Libertad María Santísima de Guadalupe,

encargando a todos los pueblos la devoción

mensal.

23 Que igualmente se solemnice el día 16 de

septiembre todos los años. como el día

aniversario en que se levantó la voz de la

Independencia y nuestra Santa Libertad

comenzó, pues en ese día fue en el que se

desplegaron los labios de la Nación para

reclamar sus derechos con espada en mano

para ser oída; recordando siempre el mérito

del grande héroe,

el señor Don Miguel Hidalgo y su

compañero, don Ignacio Allende.

PLAN DE IGUALA (1821)

2 La absoluta independencia de este reino.

1 La religión católica apostólica romana sin

tolerancia de alguna otra.

3 Gobierno monárquico, templado por una

Constitución análoga al país.

4 Fernado VII, y en sus casos los de su

dinastía o de otra reinante, serán los

emperadores, para hallarnos con un monarca

de forma y de hecho, y precaver los

atentados de la ambición.

5 Habrá una Junta interior e interinamente,

mientras se reúnen Cortes que hagan

efectivo este Plan.

6 Está se nombrara Gubernativa y se

compondrá de los vocales ya propuestos al

señor virrey.

7 Gobernará en virtud del juramento que

tiene prestado al Rey, ínterin éste se

presenta en México y lo presta; y entonces

se suspenderán todas ulteriores órdenes.

8 Si Fernando VII no se resolviese a venir a

México, la Junta o la Regencia mandará a

nombre de la Nación, mientras se resuelve la

testa que debe coronarse.

14 El cielo secular y regular será conservado

en todos sus fueros y propiedades.

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1821: ¿CONSUMACION O CONTRADICCION DE 1810?__________________________

88

12 Todos los habitantes, sin otra distinción

que su merito y virtudes, son ciudadanos

para optar cualquier empleo.

1 3 Sus personas y propiedades serán

respetadas y protegidas.

(De la introducción al Plan de Iguala. . .

supuesto que la rama es igual al tronco, la

opinión pública y la general de todos los

pueblos es la lndependencia absoluta de la

España y de toda otra nación. Así piensa el

europeo, así los americanos de todo origen,

así toda la Nación. Esta misma voz que

resonó en el pueblo de los Dolores el año de

1810, y que tantas desgracias originó al ello

país de la delicias ( sic ) por el desorden

abandono y otra multitud de vicios, fijo

también la opinión pública de que la unión

general entre americanos y europeos, indios

e indígenas ( sic ) es la única base sólida en

que puede descansar nuestra común felicidad

. . .

Es llegado a tiempo en que manifestéis la

uniformidad de sentimientos y que nuestra

unión sea la mano poderosa que emancipe a

la América sin necesidad de auxilios

extraños. Al frente de un ejército valiente y

resuelto, he proclamado la Independencia de

la América Septentrional.

( Colofón del Plan)

En el transporte de vuestro júbilo decid:

¡Viva la Religión santa que profesamos! ¡Viva

la América Septentrional e Independiente de

todas las naciones del Golfo! ¡Viva la Unión

que hizo nuestra felicidad!

¿Que "independencia" configuraba el Plan de

Iturbide cuando, después de consignar la

forma de gobierno monárquica se proponía a

Fernando VII o a algún miembro de su

familia como titulares al rango de

"'emperador" de México? ¿Que significaba el

hecho de que el virrey decidiera, en última

instancia, el nombramiento de los

integrantes de la Junta Gubernativa que

fungiría mientras llegaba al país el "deseado"

Fernando o el pariente que éste deter-

minara?. La iglesia en manos de Lutero. La

independencia política de la nación en las

manos de quienes hasta entonces la habían

combatido más despiadadamente: el rey, el

virrey, el propio coronel realista Iturbide, él

"ejercito valiente y resuelto" que ahora se

pronunciaba. Estos factores representaron y

encarnaron, para un amplio sector de la

comunidad mexicana en ese momento -el

momento de Iguala y Córdoba-, la cúpula del

antiguo régimen ("para cambiar, que nada

cambie". ) Incompatible, en más de un

sentido, con la idea de una independencia

total, no mediatizada ni atada al sistema que

se pretendía derribar.

Que por lo pronto se generalizara el

consenso en torno al paradójico proyecto

Iturbidista, se debió, de un lado un lado, a

la convicción mayoritaria de que se estaba

en presencia de un mal incurable e

irreversible el "reblandecimiento del armazón

óseo que constituya la estructura interna de

la gran monarquía española"; de otro -

consecuencia lógica de lo anterior-, a la

"voluntad" de pronunciamiento de los

cuerpos del ejército realista. Los antiguos

insurgentes, con Guerrero a la cabeza,

previamente invitados, decidieron -mal que

les pesara- sumarse al proyecto que, de

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1821: ¿CONSUMACION O CONTRADICCION DE 1810?__________________________

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cualquier manera, los sacaba del estado de

"punto muerto" a que habían llegado. Y así

en aras de liquidar una situación insostenible.

todas las fuerzas que entraron en juego

"transaron", pero a sabiendas de que la

dicotomía axial (1810 versus 1821) quedaba

en pie, y que el conflicto habría de

reanudarse desde el día siguiente al de la

"liberación" de la capital.

La opción perdida (transitoriamente

derrotada) empezó a contemplarse por

voces tan tronantes y detonantes del jaez de

Carlos María de Bustamante. Servando

Teresa de Mier, José María Luis Mora y

muchos otros antiiturbidistas, pero más aún,

anti-borbonistas como la "legítima"

independencia, escamoteada y escarnecida

en Iguala. Nada más elocuente, que en fe-

cha tan temprana como noviembre de 1821,

cuando Iturbide se hallaba -o creía hallarse-

en la cima de su poderío el doctor Mora,

insospechable de populista, evaluara, en

juicio atinado y tajante, lo "perdido". en

contraposición a lo "ganado". En efecto al

analizar el Decreto Constitucional de Apat-

zingán, publicó estos conceptos, valederos en

su tiempo para cuantos cuestionaron la razón

de ser de Iguala (el contenido más que el

continente), y también en el nuestro, vistos

desde una perspectiva socio-histórica:

"Tómese en las manos este precioso código

sancionado entre el ruido y el estruendo de

las armas en el pueblo de Apatzingán.

Examínese imparcialmente y sé hallarán

consignados en él todos los principios

característicos del sistema liberal, la

soberanía del pueblo, la división de poderes,

las atribuciones propias de cada uno de ellos,

la libertad de la prensa, las obligaciones

mutuas entre el pueblo y el Gobierno, los

derechos del hombre libre y los medios de

defensa que se deben proporcionar al

delincuente. En una palabra , se hallarán

demarcados con bastante precisión y

puntualidad los limites de cada una de las

autoridades establecidas y perfectamente

combinadas la libertad del ciudadano y el

supremo poder de la sociedad: de suerte que

no dudamos afirmar resueltamente que este

código, con algunas ligeras correcciones,

hubiera efectuado nuestra independencia y

libertad desde el año de 1815. "

Mora responde al interrogatorio que

encabeza, a manera de epígrafe. este

artículo, no consumación sino contradicción.

Y para remediar ésta y realizar aquella, la

historia tendría que retomar, de inmediato,

el cauce original y auténtico. Lo primero:

eliminar Iguala y anular a su autor: ello se

consiguió pronto. en 1823. Lo último:

cancelar definitivamente el monarquismo,

logro espectacular en Querétaro. 1867, y

culminación rotunda del proceso.

15 Manuel Ballesteros Garbrois. prólogo a Mario

Hernández Sánchez- Barba, La última expansión

española en América. Madrid, Instituto de

Estudios Políticos, 1957, p ,XXVII

16 sobre la popularidad, espontanea destinada de

Iturbiae a fines de 1821 véase el erudito estudio

de Javier Campos. Las ideas de un día. El pueblo

Mexicano ante la Consumación de su

independencia, México. El colegio de México 1969.

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

90

José María Luis Mora. Discurso sobre la Independencia del Imperio mexicano publicado en el seminario político

y Literario noviembre 1821 y reproducido en Obras sueltas. México Editorial Porrúa 1963 p 469.

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

91

Con pretexto de tratar sobre temas

culturales y artísticos, en la Academia

Literaria del presbítero José Maria Sánchez,

en Querétaro, se reunían el maduro

corredor de esa ciudad, licenciado Miguel

Domínguez y su entusiasta y patriota

esposa Josefa Ortiz, así como los hombres

de leyes Parra, Laso y Altamirano, varios

militares como Arias, Lanzagorta, Allende y

Aldama, y también comerciantes como

eran los hermanos Epigmenio y Emeterio

González, además de distintos eclesiásticos

y otras personas. En esas reuniones se

planeaba realizar una revolución con la

participación de los militares y sus tropas,

de civiles y de gente del pueblo; constituir

una junta nacional que gobernase en

nombre de Fernando VII y quitar a los

españoles los puestos que ocupaban.

Los González, en un plan elaborado por

ellos y con pleno conocimiento de la

realidad, proponían la distribución de las

tierras de las haciendas entre los

campesinos. Varios de ellos, en sus casas,

habían comenzado a fabricar armas y a

hacer prosélitos entre sus allegados.

Importante en ese grupo era el párroco de

Dolores, Miguel Hidalgo, ilustrado

renovador estimado por las autoridades

eclesiásticas, como Abad y Queipo, por sus

obras de trascendencia social, su cultura y

espíritu moderno, así como también por el

intendente de Guanajuato, Riaño, con

quien cultivaba buena amistad.

El cura Hidalgo, de gran ascendiente

social, madurez y apego a las ideas

transformadoras, aceptó, el mes de

septiembre, participar en la revolución que

se preparaba. Ese mismo mes, sospechas,

denuncias, imprudencias e indiscreciones

delataron la conjura y las autoridades

procedieron a detener y a catear las casas de

algunos comprometidos, corno los hermanos

González, y el día 15 fueron aprehendidos el

propio corregidor, su mujer y otras personas.

Doña Josefa logró enviar un mensaje a Juan

Aldama a San Miguel, informándole que

había orden de detener a todos los

conjurados. Aldama partió 16 a Dolores, en

donde, reunidos con Hidalgo y Allende,

decidieron lanzarse a la rebelión. Sabían que

contaban con 36 hombres de milicias del

capitán Mariano Abasolo y con más de

quinientos milicianos mandados por Allende,

así como con algunos dependientes canto del

párroco como de sus compañeros. Por otra

parte, don Miguel, que tenía gran influjo

entre sus feligreses, podía arrastrarlos a la

Sublevación. Era preciso actuar y Allende e

Hidalgo así lo determinaron. Hidalgo esperó

la madrugada, convocó al pueblo a misa, le

arengó e hizo suyo a un grupo entusiasta de

labradores que le siguió fielmente. Sus

compañeros, con ayuda del pueblo,

aprehendieron a los vecinos españoles y los

aseguraron en la cárcel. Se liberó a los

presos que en ella había y se constituyó un

núcleo rebelde encabezado por el cura,

compuesto por cerca de seiscientos

campesinos provistos de picos, machetes y

azadas, y también por los militares que

LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELIÓN DE HIDALGO

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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dirigían Abasolo y Allende, único grupo con

disciplina militar pero muy medianas

armas.

Este heterogéneo contingente marchó de

Dolores rumbo a San Miguel. En la casa de

ejercicios de Atotonilco, Hidalgo tomó un

estandarte con la Virgen de Guadalupe que

se convirtió en la insignia de su ejército y

al grito de “¡Viva la Virgen de Guadalupe y

mueran los gachupines!” marchó a San

Miguel, adonde llegó ese mismo día. De

ahí, Hidalgo y sus compañeros se dirigieron

hacia Celaya seguidos ya por un

contingente mayor que creció desordenada

y rápidamente, pues se le unían

labradores, mineros, gente sin empleo ni

fortuna, la clase más desheredada, que

superó a los contingentes de militares

disciplinados, qua se vieron estorbados en

su acción por esa “horda” que dio sentido

de conmoción social a nuestra guerra

insurgente.

Celaya fue ocupada el día 20 por un

ejército de más de 50. 000 personas que

enarbolaba un retrato de Fernando VII y

que saqueó y robó cuanto encontró. En

Celaya, Hidalgo fue proclamado por el

pueblo como generalísimo; así quedó con

rango superior a Allende, que era quien

entendía de táctica y disciplina militar y a

quien se designo teniente General. El

ejército marchó a Salamanca, Irapuato,

Silao y se acercó a Guanajuato, capital de

la intendencia, rica ciudad minera, corazón

que daba movimiento al Bajío, en donde

Hidalgo creyó encontraría elementos

materiales y humanos para continuar la

guerra.

El ejército insurgente, engrosado por

mineros de los diversos reales que rodean

la ciudad, se presentó frente a Guanajuato el

29 de septiembre. El intendente Riaño,

conocedor de los sucesos, decidió resistir al

ejército y creyó que el edificio de la

Alhóndiga que había hecho construir, alto y

sólido podía ser un bastión inexpugnable;

olvidó que lo rodeaban alturas mayores, que

el pueblo, provisto de hondas y piedras,

ocupó, y que el número de atacantes era

muy grande. La muerte inmediata de Riaño

desanimó a los defensores de la Alhóndiga y

ésta

fue tomada por los rebeldes tras la terrible

matanza de los 200 soldados y 105

españoles que en ella se habían encerrado.

El saqueo y el más completo desorden

imperó en esta ciudad, peso a los esfuerzos

de Allende por contenerlos, y al siguiente día

el orden se restableció, pues se impuso pena

de muerte a los ladrones. Hidalgo designo a

varias autoridades, organizó un cuerpo de

artillería y dos de infantería, estableció una

casa de moneda y, con el apoyo de varios

exalumnos del Colegio de Minas que

laboraban en esa ciudad, como Casimiro

Chowell, Jiménez y otros, que se sumaron a

su partido, hizo fabricar cañones para

proseguir su marcha, que hasta entonces

parecía triunfal y que había atemorizado a

las autoridades.

De Guanajuato, Hidalgo partió hacía

Valladolid, capital de la provincia, sede del

obispado y una de las ciudades más

opulentas de Nueva España. Valladolid se

estremeció ante las noticias recibidas de

Guanajuato. Su obispo dejó la ciudad en

compañía de otras autoridades y el

gobernador sustituto de la mitra, canónigo y

conde de Sierra Gorda, para evitar que la

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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excomunión que había lanzado Abad y

Queipo fuera desestimada, la levantó y

envió una comisión a encontrar al ejército

insurgente en Indaparapeo, para informarle

que la ciudad se entregaba en paz y por

tanto debía evitarse el saqueo. Recibido

Hidalgo con honores, en Valladolid obtuvo

recursos económicos de la Iglesia y parti-

culares, se le adhirió el Regimiento de

Dragones de Michoacán y el de infantería

provincial. Le recomendaron los militares

que adiestrase a sus fuerzas en la sierra,

limitándolas a catorce mil hombres, lo que

no aceptó por creer que sería el número el

que destruiría a las fuerzas enemigas. Esta

negativa y el permiso que Hidalgo dio a las

turbas para saquear y asesinar españoles,

motivo un enfriamiento en sus relaciones

con Allende y la separación de varios

oficiales criollos que veían convertirse esa

revuelta en una insurrección popular que

ellos no deseaban.

El 19 de octubre de 1810 el intendente de

Valladolid, José María de Anzorena, “en

cumplimiento de las sabias y piadosas

disposiciones de. . . don Miguel Hidalgo”

ordenó a todos los dueños de esclavos. . .

“los pongan en libertad” y prohibió que en

lo sucesivo se les pudiera vender o

comprar. Este bando de Anzorena tiene el

grandísimo mérito de haber sido la primera

disposición que, en cumplimiento del

anhelo de honda transformación social,

emitieron los hombres de la Indepen-

dencia. Cuatro días más tarde, en

Tlalpujahua, el licenciado Ignacio

López Rayón, que se había sumado a la

lucha insurgente, dispuso en virtud de la

comisión que Hidalgo le dio, y “en vista de

que todos los americanos debían ser iguales

y no debía existir distinción de castas ”, que

"quedaba abolida la mísera condición de

esclavo y libre el que lo haya sido, como

cualquier individuo de la nación ”. Al mes

siguiente, el 17 de noviembre, desde el

Aguacatillo, el cura Morelos, discípulo de

Hidalgo, a quien se unió en Charo, fue

comisionado para insurreccional el sur,

dispuso la supresión de los esclavos y de las

castas e impuso severas penas a quienes los

tuvieran. Dentro de esta línea se incluye el

famoso decreto que el 6 de diciembre de ese

año emitió Hidalgo en Guadalajara y que

ratificó, como secretario de gobierno, Ignacio

López Rayón.

México, la capital virreinal, asiento de todos

los poderes y de las mayores fortunas, fue lo

que alentó al ejército insurgente, que cada

día crecía más y contaba ya con algunos

recursos bélicos importantes. Se pensaba en

una entrada triunfal, que la ciudad les abriría

sus puertas y se instalaría un gobierno

nacional en el palacio del virrey; por ello,

Hidalgo decidió la marcha de sus tropas y

éstas llegaron disminuidas, pese a lo cual

sumaban cerca de ochenta mil, a la sierra de

Las Cruces, desde donde se divisaba la

ciudad en medio del inmenso valle y rodeada

de lagunas.

Las autoridades, que habían ordenado la

movilización de varios cuerpos de milicia,

entre otros los de Calleja, enviaron para

contener a los rebeldes un cuerpo poco

numeroso de infantes: mil, más 279 jinetes

mulatos de Yermo, comandados por el

teniente coronel Torcuato Trujillo, quien fue

derrotado. Algunos parlamentarios mandó

Hidalgo al virrey sin obtener respuesta, y

atemorizado ante las consecuencias de su

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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acción, temiendo ser alcanzado por las

tropas de Calleja y por haberse dado

cuenta de que sus tropas eran

insubordinadas y desertaban, y por otros

motivos psicológicos, del monte de Las

Cruces regresó al interior el 2 de

noviembre. Cinco días después,

disminuidas sus tropas a la mitad, se

encontró con Calleja y sus fuerzas en San

Jerónimo Aculco, en donde éste propinó

dura derrota a los insurgentes, capturando

seiscientos hombres de la oficialidad,

cuantioso botín y abundantes recursos de

guerra, como 12 cañones, pólvora,

cartuchos, etcétera.

La batalla de Aculco mostró la impericia de

los insurgentes para las acciones de

guerra, la imposibilidad de manejar a un

conjunto heterogéneo que se desbandaba a

los primeros golpes, y la necesidad de

adiestrar debidamente a sus fuerzas.

También reveló las diferencias que se

habían ahondado entre los jefes militares y

el cura Hidalgo, pues llegados a Celaya,

Allende se dirigió hacia Guanajuato para

defender esa ciudad amiga de un ataque

realista, e Hidalgo volvió con pocos

hombres a Valladolid, adonde llegó el 13 de

noviembre. En esa ciudad obtuvo recursos

de la Iglesia, alisto siete mil jinetes y 240

infantes y después de autorizar la

ejecución de muchos españoles, lo cual

despertó el miedo y el desprecio de la

población peninsular y aun de la criolla,

partió rumbo a Guadalajara.

Allende, sin haber recibido refuerzos, tuvo

que abandonar Guanajuato ante el ataque

de las fuerzas de Félix María Calleja y

dirigirse a San Luis Potosí, en donde se le

unieron sus compañeros Aldama y Abasolo.

A Guadalajara llegó el ejército de Hidalgo,

luego que José Antonio Torres, a quien había

comisionado para luchar en esa región,

ablandó la corta resistencia de las

autoridades, que huyeron, como también la

ablandaron las fuerzas del cura José María

Mercado, que marchó a ocupar San Blas, por

donde escapaban los más importantes

funcionarios civiles y eclesiásticos. De

Zacatecas se había posesionado Rafael

Iriarte; San Luis Potosí, del que había salido

Calleja, fue levantado en armas por el lego

Herrera.

El 26 de noviembre, recibido por las

corporaciones eclesiásticas y civiles en forma

triunfal, entraron Hidalgo y su comitiva en

Guadalajara. Además de la muchedumbre

desordenada, integrada por indios y

mestizos, que era ya menor y de grandes

contingentes de rancheros criollos y mestizos

de la zona de Jalisco y Michoacán que se le

habían unido, acompañábanle algunos

militares y varios abogados discípulos de él,

simpatizantes del movimiento, buenos

patriotas y consejeros, como Ignacio López

Rayón y José María Chico. Con ellos, para

hacer realidad su programa de organización

jurídico-política del país, organizó un

gobierno embrionario para el cual nombró a

Chico ministro de Gracia y Justicia, y a López

Rayón, de Estado y Despacho.

Tanto de las declaraciones de Hidalgo como

de sus compañeros, se desprende que

pensaba reunir un congreso con

representantes de las diversas provincias.

También trató de obtener el apoyo y

reconocimiento del exterior, para lo cual

comisionó a Pascasio Ortiz de Letona para ir

a Estados Unidos, en donde encontraría

auxilio. Esta idea la apoyarían

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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sucesivamente López Rayón y Morelos,

quienes enviaron comisionados a diversos

países para tratar de celebrar tratados de

comercio y alianzas defensivas. Conocedor

de que el movimiento insurgente

necesitaba difundir sus ideales, programas

y realizaciones, aprovechó la buena

disposición del eclesiástico Francisco

Severo Maldonado, hombre inquieto, lleno

de ideas renovadoras, buen publicista, pero

medroso, quien se hizo cargo de la edición

de El Despertador Americano, el primer

periódico insurgente, cuyos únicos siete

números aparecieron del 20 de diciembre

de 1810 al 17 de enero de 1811.

En esos números de El Despertador

encontramos noticias de la guerra,

disposiciones, algunos resúmenes

estadísticos y elogios a los próceres

norteamericanos, como Washington. Más

importantes aún son los decretos de gran

trascendencia social que dio en

Guadalajara el 5 y 6 de diciembre. En ellos

decretó, bajo pena de muerte, la libertad

de los esclavos, el goce exclusivo de las

tierras comunales por los indios, la

extinción del tributo, del estanco de

pólvora y papel sellado; también prohibió

que se tomaran bagajes, pastura y otros

objetos de las fincas de los

estadounidenses.

El haber iniciado la constitución de un

gobierno y la nobleza de las medidas de

carácter social que dictó en Guadalajara

revelan sus ideas de renovación y su

amplia y generosa visión.

Desgraciadamente, el triunfo repentino que

tuvo en Guadalajara, los elogios y

aclamaciones no solo del pueblo sino de

otros grupos que luego le traicionaron, le

hizo olvidar que debía prepararse para la

guerra, en vez de doblegarse ante las

peticiones populares que anhelaba venganza

y aspiraban a la anarquía; no obstante,

permitió el asesinato de más de 350

españoles detenidos, hecho que, como el de

Valladolid, provocó más temores que

adhesiones.

Los jefes militares Allende y Aldama se

unieron a Hidalgo a principios de enero,

desaprobaron varias medidas tomadas por él

y le alertaron de la inminencia de que el

ejército virreinal al mando de Calleja

apareciese, recomendándole dividir las

tropas, licenciar a la masa y organizar

cuerpos de guerrillas que prosiguieran la

lucha. Hidalgo propuso esperar a Calleja con

sus fuerzas cerca de Guadalajara, en unas

colinas vecinas al Puente de Calderón.

En ese sitio, el 17 de enero de 1811

enfrentáronse los insurgentes con el

disciplinado ejército de Calleja. Si la batalla

favoreció a los primeros al iniciarse el

combate, algunos reveses, el incendio de

varios coches y las maniobras torpes de

algunos jefes, originaron en las filas de

Allende e Hidalgo el pánico, la desbandada y

la derrota total.

La muchedumbre se dispersó y los jefes y

oficiales marcharon hacia Zacatecas, en

donde pensaban contar con el apoyo de

Rafael Iriarte. Reducidos los insurgentes a

corto número y ante la amenaza de en-

contrar tropas realistas que ya se

movilizaban, los militares, con Ignacio

Allende a la cabeza, tomaron el mando y

destituyeron a Hidalgo en la hacienda

Pabellón. En Zacatecas permanecieron coto

tiempo y ahí surgieron desavenencias con

Iriarte y Abasolo, por lo que se abandono

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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esa ciudad, que tomo Manuel Ochoa. Las

mermadas fuerzas pasaron por Charcas y

Matehuala rumbo a Saltillo, sin darse

cuenta de que habían estallado

movimientos antirrevolucionarios en el

norte y que Monclova era uno de los

puntos enemigos.

En Saltillo los jefes insurgentes, ante sus

derrotas, pérdida de hombres, deserciones

y amenaza de los grupos realistas,

pensaron internarse hacia el noroeste, en

donde Mariano Jiménez les ofrecía segu-

ridad, y si era necesario podían internarse

en Estados Unidos en busca de apoyo y de

una oportunidad para reiniciar la guerra.

Como en el interior y en el Sur del país

varios grupos mantenían con éxito la lucha,

entre otros Morelos, decidieron qué Ignacio

López Rayón y José María Liceaga volvieran

a reanimar a sus partidarios y a organizar

nuevas fuerzas. El resto de los

revolucionarios prosiguió su marcha el 16

de marzo sin percatarse de que los

realistas de Monclova y de Múzquiz,

principalmente Manuel Royuela, ex

tesorero de Saltillo, e Ignacio Elizondo, les

traicionaban y les tendían una emboscada.

En las norias de Baján, Elizondo apostó sus

fuerzas detrás de una loma y el día 21,

cuando los insurgentes, fatigados,

sedientos, desprevenidos y dispersos,

llegaron a ese sitio, les sorprendieron,

aprehendieron a ochocientos noventa y

tres, dieron muerte a cuarenta e hicieron

huir al grueso de la columna que mandaba

Iriarte rumbo a Saltillo. Allende trató de

defenderse, al igual que sus compañeros,

más el ataque sorpresivo impidió una

defensa certera. Los realistas hicieron mu-

chos prisioneros, que fueron conducidos a

Monclova, donde se dispuso que los jefes

fueran conducidos a Chihuahua, residencia

del comandante de las Provincias Internas,

Nemesio Salcedo. Treinta se enviaron

atados y bien vigilados a esa ciudad; los

eclesiásticos, que eran numerosos, se

remitieron a Durango -exceptuando a

Hidalgo-, en donde fueron ejecutados, salvo

fray Gregorio de la Concepción, y el resto

quedó en Monclova, en donde se pasó por

las armas a los antiguos militares y se

condenó a presidio a los soldados. Los

civiles prisioneros fueron distribuidos en

varios puntos. De Los remitidos a Chihuahua

se fusiló a veintidós. Ignacio Allende,

Mariano Jiménez y Juan Aldama lo fueron el

26 de junio; Hidalgo, el 30 de junio, y, en

diversas fechas, los mariscales Santa María,

Lanzagorta, Zapata y Camargo, así como Los

brigadieres Portugal, Carrasco Y Mariano

Hidalgo y el ministro de Justicia, José Maria

Chico. Mariano Abasolo, procesado, fue

remitido a España, en donde murió en mayo

de 1816.

Antes de ser ejecutado, el padre Hidalgo fue

enjuiciado civil y eclesiásticamente ente; se

le degrado, acepto ser responsable del

movimiento y deslindo con profundo acierto

la conducta política que como mexicano tuvo

de su misión apostólica. Fusilados los

dirigentes, acto que tendía a provocar temor

y escarmiento, se dispuso que los cuerpos de

Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueran

decapitados y sus cabezas se expusieran en

altas jaulas en las esquinas de la Alhóndiga

de Guanajuato, en donde estuvieron varios

años.

La muerte de esos hombres privó al

movimiento de sus jefes más sobresalientes

e impidió que cristalizara un programa de

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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organización política, jurídica y de

transformaciones socioeconómicas. Sin

embargo, su ideario se había expandido y

otros seres impulsados por los mismos

ideales prosiguieron su acción y lucharon

en medio de sacrificios, perseguidos con

saña, padeciendo sed, hambre, traiciones y

abandono para dar a México la libertad

ansiada y el derecho a ser nación indepen-

diente.

Si bien el grupo rebelde encabezado por

Hidalgo y Allende fue el más activo e

importante, cuando el movimiento estallo

en la provincia de Guanajuato provoco

sucesivamente otros estallidos reveladores

de la cohesión política que se había

formado y de las mismas circunstancias

que lo originaron.

Así, en la región central norte surge Rafael

Iriarte, quien sé moviliza en León,

Aguascalientes, Zacatecas y acompaña a

los iniciadores hasta Bajan, en donde los

abandono y huyó, por lo cual López Rayón

ordenó se le fusilara en Saltillo. En San

Luis Potosí los legos juaninos Luis de

Herrera y Juan de Villerías depusieron a las

autoridades y Las sustituyeron con

partidarios insurgentes. Hacia el centro, en

la zona montanosan, ontariosa de Toluca y

Zitácuaro, surgieron Tomas Ortiz y

Benedicto López; en Morelos, Ávila y

Ruvalcaba; de Querétaro a Huíchapan, Mi-

guél Sánchez y Julián y Chito Villagrán.

En el Occidente, Gómez Portugal, Godínez,

Alatorre, Huidobro, José Antonio Torres -el

amo, noble y destacada figura-; hacia

Nayarit, el cura José María Mercado actuó

valerosamente aun cuando por corto

tiempo. Mis al Norte, en Sinaloa, González

Hermosillo logro tomar Mazatlán y San

Sebastián. En el Noreste, además de

Mariano Jiménez, figuraron Juan B. Casas y

Manuel Santa Maria. En el Sur, en la tierra

caliente, Morelos, el sencillo cura de la

Huacana, Churumuco, Carácuaro y

Nocupétaro, comisionado por el padre

Hidalgo para insurreccionar esa zona,

apoyándose en patriarcales hacendados de

las tierras surianas, de gran prestigio social

entre el pueblo muy mestizado de esas

regiones, como Hermenegildo, Pablo, Juan y

José Galeana, los Bravo de Chichihualco;

Leonardo, su hijo Nicolis y los hermanos

Victor, Miguel y Maximo y también Vicente

Guerrero, integro un pequeño pero

disciplinado ejercito con el cual se enfrento a

varios cuerpos militares realistas e intento

tomar el puerto de Acapulco en febrero de

1811.

LA OBRA DE IGNACIO LÓPEZ RAYÓN

Comisionado por los jefes insurgentes,

Ignacio López Rayón, amigo y consejero de

Hidalgo y hombre de toda su confianza, tomo

la dirección del movimiento insurgente. De

Saltillo, en donde conoció el desastroso fin

de sus compañeros, salió rumbo a

Zacatecas, adonde llego después de un

encuentro en el puerto de la Pina contra las

fuerzas de Ochoa. Corto tiempo estuvo en

aquella ciudad, y, luchando denodadamente

contra comandos enemigos, se interno en el

centro y de ahí paso a Michoacán, provincia

que conocía bien y en donde además de

influjo, encontraba numerosos partidarios de

la insurgencia.

Tanto al lado de los principales dirigentes

como en su valiente retirada, Rayón maduro

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

98

su pensamiento y concreto el ideario

insurgente: proseguir la guerra, instituir un

gobierno que dirigiera el movimiento y

pusiera las bases de la organización

jurídica y política del país, gobierno que

podría ser una junta nacional, como las

instituidas en España y en otras capitales

americanas, o un congreso; se conservaría

la legislación cristiana, se dejaría de remitir

a España dinero, se defendería el reino de

los franceses y se trataría de mantener

incólumes los derechos del monarca. Este

último punto, la fidelidad a Fernando VII,

utilizado como pretexto para encubrir el

deseo de autonomía plena, pronto sería

desechado por otros jefes, como Morelos,

quien entendió que si se empleó al inicio

del movimiento para despertar sospechas

de deslealtad al monarca, era hora de

mostrar con claridad la verdadera intención

de la insurgencia.

De vuelta a su lugar de origen, la Sierra de

la Plata, en donde se asientan, Tlalpujahua,

Zitácuaro, Temascaltepec, Sultepec y otros

poblados agrícolas y mineros que son el

paso hacia los valles michoacanos y las

tierras cálidas de Guerrero y Michoacán, el

licenciado Ignacio López Rayón hizo una

llamada a sus correligionarios, amigos,

condiscípulos, criollos importantes, civiles y

eclesiásticos para unificar el movimiento,

darle una cabeza. Unido a José María

Liceaga, integró un contingente valeroso y

decidido, al cual combatió sangrientamente

Calleja. habiéndosele unido José Sixto

Verduzco, cura de Tuzantla, enviado por

Morelos como su suplente, instalo en

Zitácuaro, el 19 de agosto de 1811, la

Suprema Junta Nacional de América. A ese

intento gubernativo sumáronse pronto

numerosos civiles y eclesiásticos que veían

en el un renacimiento de la independencia.

Así, pronto colaborarían en torno de ella José

María Cos, fray Vicente de Santa María,

Carlos María de Bustamante, Andrés

Quintana Roo y su esposa Leona Vicario.

Rayón trato de dar al movimiento y al país,

además de una dirección, la posibilidad de

auxilio y reconocimiento del exterior. Por

ello continuó con su programa de destacar

emisarios a Estados Unidos y América del

Sur para informar del movimiento, celebrar

alianzas y obtener ayuda. También fue obra

de Rayón el ligar al movimiento a im-

portantes personajes que vivían en las

grandes capitales: México, Puebla,

Valladolid, Guanajuato y Veracruz, de

quienes obtuvo recursos materiales y

humanos, consejo, información, lo que se dio

a través de la organización secreta Los

Guadalupes, quienes desde 1881 hasta el de

la muerte de Morelos en 1815 representaron

la quinta columna del movimiento

insurgente.

La labor de la Suprema Junta Nacional

Americana debe considerarse como positiva.

Hizo comprender a los insurgentes la

necesidad de unificar sus esfuerzos y si no

pudo coordinar a todos, si contó a su lado

con el núcleo de Morelos, que era el más

fuerte y respetado. Difundió a través de la

prensa que prohijó, El Ilustrado Nacional, el

Ilustrado Americano y otros, el ideario

insurgente, lo precisó e hizo posible la

elaboración de una serie importante

de proyectos de organización constitucional

que desembocarían en el Decreto

Constitucional para América, o sea, la

Constitución de Apátzingan, aprobado en

1814.

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

99

MORELOS Y SU OBRA POLÍTICA Y

MILITAR

Si bien en la junta surgieron diferencias

entre sus miembros, esas diferencias

fueron superadas por la alta visión de uno

de ellos, José María Morelos, quien además

logró formar un ejército disciplinado y

valiente que tuvo en jaque a las tropas

realistas. Más aún, Morelos, partidario

como Rayón de crear un gobierno y de dar

al país las bases de su organización, reunió

el 14 de septiembre en Chilpancingo un

Congreso de representantes de todas las

provincias, ante el cual leyó lo que él

consideraba era el ideario insurgente,

cristalizado en sus Sentimientos de la

Nación.

Ese Congreso formuló el 6 de noviembre de

ese año la Declaración de Independencia.

Una comisión del mismo se consagró a

redactar la Constitución que el país

requería, que fue la que se dio a conocer

en Apatzingán.

Las disposiciones de tipo político-

gubernamental, social y económicos que

Morelos emitió desde 1811 hasta el año de

su muerte revelan al varón iluminado por

la idea de una patria nueva, sin desigual-

dades e injusticias; al estadista de amplia

visión política, económica y social; al

militar pundonoroso y esforzado; al

patriota honesto y reflexivo interesado en

el bienestar y en la cultura del pueblo. Tan

altas cualidades hacen de Morelos el líder

más sobresaliente de nuestro movimiento

emancipador.

En el terreno militar, Morelos realizó varias

campañas. La primera, de octubre de 1810

a agosto de 1811; la segunda, de

noviembre de 1811 a mayo de 1812; la

tercera, de junio de este último año a agosto

de 1813, en la que culmina su etapa

gloriosa, y la cuarta, de septiembre de 1813

hasta noviembre de 1815, en que fue hecho

prisionero en Tesmalaca, cuando, ante los

reveses de la guerra, escoltaba al Congreso

que representaba la soberanía de la nación.

Durante la primera campana constituye y

organiza su ejército, combate en la Sabana,

intenta tomar Acapulco y penetra en Tuxtla.

En este período conviene subrayar la

extraordinaria visión que tuvo para no

permitir que la

guerra insurgente se convirtiera en guerra de

castas, en una lucha racial, como trataron de

hacer algunos insidiosos como David y

Tabares, a los que hizo ejecutar. Dictó

medidas prudentes que beneficiaban la

economía del grupo insurgente y erigió la

provincia de tecpan. La segunda es de

auténtica expansión gracias a la fuerza que

adquirió su disciplinada milicia. Se expandió

por el Norte de Guerrero, el Sur de Puebla y

llegó al actual Morelos. Tomó Tlapa,

Chiautla y, con un plan bien meditado de

operaciones, dividió su ejército en tres

cuerpos, comandado uno por Miguel Bravo,

que trató sin éxito de atacar Oaxaca; otro

por Hermenegildo Galeana, que atacó y tomó

Taxco y el que él mismo dirigió contra

Izúcar, donde entró sin combatir. De ahí

marcho contra Cuautla, Tenango y

Tenancingo.

En ese trayecto se le unieron tres

eclesiásticos que se distinguirán en la milicia

y la política, los curas Tapia, José Manuel

Herrera y Mariano Matamoros, así como el

rico hacendado Antonio Sesma y sus hijos

Ramón y Miguel. Enterado el virrey de la

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

100

presencia de Morelos y su ejército en el

Valle de las Amilpas, envió a Calleja con su

Ejército del Centro y a Llano con su división

a Puebla pensando que lo podrían destruir

fácilmente y evitar que siguiera a Puebla o

a México.

Morelos, que había vuelto a Cuautla, tenía

en esa ciudad 4. 850 hombres y 700 fuera

que le auxiliaban, dirigidos por Tapia y

Miguel Bravo. En un primer ataque,

Morelos venció a las fuerzas de Calleja,

quien recibió nuevos refuerzos y puso sitio

a la población el 5 de marzo, el cual duró

58 días. Los defensores realizaron actos

heroicos alabados por sus mismos

enemigos, mas no recibieron ayuda de las

guerrillas vecinas ni de otros cuerpos que

no combinaron sus acciones, lo cual

hubiera permitido vencer a los realistas y

consumar la independencia. Sin víveres ni

agua y acosados por grave epidemia, los

defensores de Cuautla rompieron el sitio la

madrugada del 2 de mayo de 1812.

Fuera de Cuautla, Morelos, apoyado por

Galeana y Miguel Bravo, reagruparon en

Chiautla a su ejército, le otorgó un corto

descanso e inició su tercera campaña, de

notable expansión y éxito, pues logró sitiar

y tomar Oaxaca el 25 de noviembre de

1812, y Acapulco el 20 de agosto de 1813.

Otras acciones importantes fueron la

captura de Orizaba, Córdova, Yanhuitlan y

Tehuacán. Espectacular fue la toma de

Oaxaca, pues creyendolo en Acultzingo,

partió de las Cumbres y, apoyado por

Matamoros y Miguel Bravo, atravesó la

Mixteca en 14 días (de Tehuacan a Etla).

y en pocas horas sitió y venció a las

fuerzas de Antonio González Saravia.

Varios jefes realistas, Régules, Bonavia,

Aristi y González Saravia, fueron ejecutados

en cobro de los muchos insurgentes fu-

silados. De Oaxaca salió Morelos el 9 de

enero y, cruzando la Sierra Madre, a través

de marchas inconcebibles, presentóse en

Acapulco el 6 de abril con escasa tropa.

Atacó la ciudad y tomó finalmente el fuerte

el 20 de agosto de 1813. Matamoros

defendió Tonalá, Chiapas, la provincia de

Oaxaca, que atacó Dambrini con tropas de

Guatemala, y Nicolás Bravo resistió en

Coscomatepec los ataques realistas.

La última etapa la realizó Morelos integrando

el Congreso en Chilpancingo y convirtiéndose

en su guardador, en su protector, lo que le

imposibilitó toda acción y aun causó su

desgracia. En su inicio dispuso la expedición

contra Valladolid, ciudad de la que trataba de

apoderarse para doblegar el orgullo de los

realistas. Hizo venir a Matamoros y a Nicolás

Bravo, y después de tratar de despistar a los

realistas, se encaminó a Valladolid con 5.

700 hombres, treinta cañones, buena

dotación de parque y otros auxilios de

Ramón Rayón y Navarrete. Calleja, por su

parte, destinó a Llano y a Iturbide para

defender esa ciudad con 2. 200 hombres

más la guarnición. El 23 de diciembre se ini-

ció el ataque y por mala táctica se perdió el

día 24 de 1814.

Adelante de Valladolid, en Puruarán,

enfrentáronse nuevamente los ejércitos,

habiendo los realistas de Llano dado muerte

a más de 600 insurgentes y aprehendido a

700, de los cuales 17 eran oficiales, entre

otros Mariano Matamoros, que fue ejecutado

en Valladolid el 3 de Febrero. En Tlacotepec

los realistas al mando de Armijo destrozaron

a los desmoralizados insurgentes y los

persiguieron tenazmente venciendo a

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

101

diversos jefes; Hermenegildo Galeana

perecía en refriegas el 22 de junio de 1815.

Su muerte, como la de Matamoros, dejó a

Morelos sin sus mejores hombres.

La derrota de Morelos incrementó la

ofensiva virreinal en contra de los

principales grupos revolucionarios, que

fueron desalojados o destruidos. Morelos,

que trataba de poner a salvo al Congreso,

para la cual lo conducía desde Uruapan

hasta Tehuacan y la provincia de Veracruz,

fue sorprendido el 5 de noviembre en

Tesmalaca y llevado a México, en donde se

le abrió doble proceso, eclesiástico y civil.

Degradado como eclesiástico por el

arzobispo Fonte y declarado hereje, per-

seguidor y turbador de la jerarquía, traidor a

Dios y al rey, fue fusilado en San Cristóbal

Ecatepec el 22 de diciembre de 1815.

Sacrificado Morelos, el movimiento de

insurrección se debilitó al faltarle la cohesión

y dirección necesarias. Algunos jefes,

ardientes patriotas, como Pedro Moreno y el

padre Torres en el centro, y Vicente

Guerrero, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria

en el Sur, mantuvieron el fuego de la

insurrección heroicamente. En tanto, que los

ejércitos realistas sumaban 40. 000 soldados

de línea y 40. 000 de milicias y poseían

gran numero de cañones y armamento

suficiente, los insurgentes, en 1816, no

eran sino ocho mil hombres sin armas ni

parque, divididos y dispersos en el centro y

Sur del Pals. Varios jefes principales,

desalentados o con la esperanza de que el

futuro les permitiría reiniciar la lucha,

acogiéronse en esos años al indulto que las

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

102

autoridades concedieron.

Es indudable que el periodo que va de 1811 a

1815 es el más dinámico de la lucha

insurgente, tanto desde el punto de vista de

la acción militar como de la política. En la

lucha enfrentábanse dos ejércitos bien

organizados y fuertes, con suficiente

disciplina y el animó anheloso del triunfo. El

ejército insurgente peleaba por dar a la

patria libertad que requería; organizar la

nación como un estado independiente,

desligado de las trabas que lo ataban a la

Metrópoli; crear, dentro de las normas del

derecho, un país en el que reinara la justicia,

la igualdad de todos los hombres,

independientemente de su origen y color; la

libertad en el trabajo sin gabelas ni tributos

graves o injustos; la libertad para ejercitar la

industria y el comercio, y todo tipo de trabajo

que beneficiara al país y no a los monopolios

existentes, todos ellos en poder de los

extranjeros y los poderosos peleaban por

tener derecho a la cultura, a la instrucción en

todos los ámbitos, a gobernarse a través de

los órganos que la nación establece.

Los realistas trataban a toda costa de

mantener la antigua situación de

dependencia, sujeción y limitación de las

libertades. Luchaban por mantener a un

pueblo que deseaba su autonomía ligado a

los vínculos que la península había

establecido. Unos tenían el anhelo de ser

libres, y enarbolaban el proyecto de integrar

un país independiente con todos los

elementos que lo constituían: criollos,

peninsulares, mestizos, indios y negros.

Otros ansiaban tener sujetos como fuerza de

trabajo sin beneficio alguno a estos últimos.

Ambos ejércitos combatieron con bravura y

entusiasmo. Los realistas estaban dirigidos

por militares de carrera, peninsulares y

criollos. Las tropas insurgentes eran

comandadas por contados oficiales de

extracto militar. En su mayoría eran

hombres formados en la guerra, co-

nocedores del terreno que pisaban, y con

enorme influencia en la población

campesina. Muchos de ellos eran antiguos

curas nacionalistas e influyentes en el

medio rural. Otros eran rancheros de

enorme prestigio social y político, hombres

de campo valerosos, con gran poder

organizativo, quienes arrastraban enorme

clientela de parientes, amigos y servidores.

Las batallas en que chocaron ambos

ejércitos fueron dignas de alabanza por el

valor desplegado, los actos heroicos

realizados y el empeño de triunfar.

Algunas pudieron ser decisivas para uno y

otro bando y determinar la suerte de la

guerra. Fallos de uno y otro lado

prolongaron la lucha. La muerte de varios

de los caudillos insurgentes y el

acrecentamiento del ejército realista, que

contó con grandes y frescos contingentes,

inclinaron la balanza en favor del ejército

que comandaba Calleja. La aprehensión

de Morelos y su muerte constituyeron un

rudo golpe del cual no se repuso el ejército

nacional.

En el campo político esos años fueron de

enorme y honda actividad. López Rayón,

quien llevó en un principio la dirección

política, logró, unificando el mando, dar

una acción centralizada al movimiento

insurgente. Cohesionó diversos grupos de

intelectuales que orientaron por medio de

la prensa insurgente a todos los grupos

nacionalistas. Impulsó la organización

política del país y bajo su dirección se

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

103

elaboraron los primeros proyectos

constitucionales. Coordinó una amplia red de

partidarios de la insurgencia a través de la

sociedad secreta de Los Guadalupes.

Aparte de sus diferencias con miembros de la

junta y con Morelos, fue Rayón el gran

promotor de una organización de la lucha y

principalmente del país. Morelos, quien quiso

superar las diferencias surgidas, con enorme

talento aglutinó a todos los grupos, les

inspiró un fuerte sentido de unidad y vibrante

mística en torno a la libertad e independencia

por la que lúchaban.

Si bien fue cura de humildes y olvidados

curatos, su preparación fue recia, sólida. Sus

escritos y acción están impregnados de

severa formación jurídica y escrituraría. Su

sentimiento del derecho, la justicia, la

libertad, se arraiga en el conocimiento del

derecho natural y del derecho de gentes. Su

innata inteligencia y el amplio conocimiento

que tuvo de la rea situación de amplios

sectores del pueblo mexicano le llevó a tomar

medidas oportunas, reales, efectivas.

Apreció el merito y saber de los hombres

que le rodeaban, les incitó a la acción,

respetó su opinión y divergencias y si impuso

un gran sentido creador a las instituciones

que formó, lo hizo honesta y lealmente.

Aglutinó sabiamente a diversos grupos y,

rodeado de los mejores, se empeñó en dotar

al país de elevados principios, como son los

que se encuentran en varios de sus

discursos, sobre todo en los Sentimientos de

la Nación, y de una organización jurídico-

política que le permitiera vivir y desarrollarse

en un alto plano. El fruto mejor de su acción

fue la Constitución de Apátzingan de 1814,

uno de los documentos más importantes del

movimiento emancipador hispanoamericano,

superior, en muchos sentidos, a los

instrumentos semejantes dados en el

ámbito bolivariano y equiparable por su

equilibrio, principios doctrinarios y espíritu

ajustado a la realidad mexicana, a las

grandes constituciones modernas que en

esos años se daban en numerosos países:

los Estados Unidos, Francia, España. Que

esa Constitución estuviera inspirada en las

de aquellos, no le resta grandeza. Todos

los grandes cuerpos legales encuentran

inspiración en documentos semejantes y

sus fuentes, como ocurre también, eran las

más oportunas, modernas y

sobresalientes, aquellas que representaban

las grandes corrientes del pensamiento

jurídico universal.

Estimamos que el Decreto Constitucional

que Morelos hizo elaborar a sus

seguidores, un puñado de hombres doctos,

patriotas y excelentes publicistas, merece

en este capítulo ser glosado para apreciar

su extraordinario valor. Empezaremos por

analizar sus fuentes:

LAS FUENTES

La Constitución suscrita en Apatzigán,

como las de -Colombia -la ley fundamental

de 1819, la Constitución de Cúcuta de

1821 y el Proyecto de Cartagena de 1826 y

como Nueva Granada, la Constitución de

Cundinamarca de 1812 y la de Cartagena

de ese mismo año-; Venezuela; Chile -el

Proyecto de Juan Egaña de 1811, el

Reglamento Constitucional de 1812, y el

Proyecto de Constitución de 1818-; Quito

(1812); Argentina, tanto el Reglamento del

22 de octubre de 1811 como el Estatuto

Provisional del 5 de mayo de 1815, el

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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Reglamento Provisional del 3 de diciembre de

1817, la Constitución de 22 de abril de 1819

y aun la del 24 de diciembre de 1826, y

varias provinciales, como la de Caracas

(1812), Trujillo (1811), Mérida (1811),

Barcelona 1812. Recibieron la influencia de

las corrientes políticas europeas y

norteamericanas vigentes a principios del

siglo XIX. Las ideas de Locke, Hume, Paine,

Burke, las de Montesquieu, Rousseau,

Bentham, Jefferson, as de Feijoo, Mariana,

Suárez, Martines Marina -quien intepretaba

las antiguas instituciones españolas desde un

punto de vista liberal-, entre los principales,

les fueron muy conocidas. En torno a las

universidades --aquellas que se habían

salvado de la rutina- y audiencias reales, se

elaboro una tradición jurídica bastante sólida

que, asentada, en el derecho romano y en el

español clásico, no desconsidero las nuevas

tendencias, doctrinas e instituciones surgidas

fuera de España.

Tanto canonistas como abogados estuvieron

al DIA en las nuevas teorías, v dentro del

fenómeno de la independencia, como hemos

señalado, tomaron parte muy activa, tanto

para hacerla surgir -de lo que se ocupó un

pequeño grupo, una elite siempre a tono con

el pueblo, peso impulsado por el, el cual

irrumpió en forma violenta dentro de su

proceso-, como para dar a las naciones que

se preveían su nueva organización.

La depuración de las ideas europeas en las

Constituciones americanas es una tarea aún

por hacer. Mucho se ha logrado hasta el

momento en varios de nuestros países, pero

todavía hay maleza que desbrozar en ese

campo. Más fácil ha resultado el trabajo

eurístico realizado en los textos legales. Se

han efectuado diversas obras comparativas,

pero muchas más faltan, y por ello

creemos que es oportuno insistir en este

sentido.

Se ha sostenido por diversos autores que

en nuestros primeros códigos políticos

pueden advertirse dos tendencias muy

marcadas, una procedente de

Norteamérica, de las declaratorias de las

colonias inglesas, al proclamar su

independencia, y la otra originada en la

Revolución francesa. Ambos asertos se

complementan. Tanto el espíritu de la re-

volución americana, el rápido progreso de

las colonias y su equilibrio político,

incluyeron en los países

hispanoamericanos -más en unos que, en

otros, y en diverso momento en cada uno

de ellos- como las ideas que condenso la

Revolución Francesa, principalmente sus

grandilocuentes declaraciones de derechos

y sus intentos de organización política, y

no la lucha revolucionaria misma, que

consternó por sus excesos a numerosos

espíritus en estas tierras.

Fuera de discusión se admite que los

principios sostenidos por los estadistas

norteamericanos provienen de la Common

Law, de la Carla Magna, de la Petición de

Derechos y del Acta de Establecimiento de

1701 surgidos en Inglaterra, los cuales,

ampliados por los tratadistas políticos,

fueron conocidos por los colonos

norteamericanos, quienes los hicieron

suyos, les dieron un cuerpo general y los

utilizaron para elaborar con ellos los

artículos de confederación y unión

perpetua del 9 de Julio de 1778, la

Constitución del 17 de septiembre de 1787

y las enmiendas o adiciones que se

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

105

hicieron a la Constitución desde 1787 hasta

1891.

La obra de los legisladores norteamericanos,

bien conocida por los revolucionarios

franceses, fue ampliamente aprovechada por

estos últimos, principalmente las diez

primeras enmiendas de las cuales surgió el

Bill of Rights, que puede considerarse como

el antecedente inmediato de la Declaración

de los derechos del hombre. Sin embargo,

hay que aceptar que tanto el Bill of Rights

como la Declaración de los derechos derivan

del gran movimiento de los espíritus en el

siglo XVIII, causa originaria e indivisible de

todos los fenómenos políticos y sociales que

entonces se produjeron», en el cual

participan tanto pensadores ingleses y fran-

ceses como alemanes, españoles e italianos.

Si la paternidad es posible referirla a los

tratadistas ingleses, la universalización de los

mismos es obra de la Revolución Francesa, la

cual a partir de 1789, por intermedio de

Lafayette, hizo sentir la necesidad de tal

declaración, que aparece ya claramente en la

Constitución de 1791 precediéndola, y en las

posteriores de 1793 y 1795 pero no en la

consular del año XVIII 1799.

A partir de aquellos años, esos derechos que

son reconocidos como naturales e

imprescriptibles: la libertad, la igualdad, la

seguridad, la propiedad, la garantía social y

la resistencia a la opresión, van a

incorporarse en todos los códigos políticos de

tendencia liberal que se elaboren, así como

muchos de sus principios orgánicos, aquellos

que señalan la forma de organización del

Estado, el ejercicio de la soberanía, la forma

y modo de la representación, aun cuando

estos principios, algunos de los cuales

obedecen a tradiciones institucionales y otros

son revolucionarios, no puedan ser

adoptados en su integridad por los nuevos

estados que, sometidos a diferentes

tradiciones, y con condiciones políticas,

sociales y económicas diversas, surgen por

todas partes.

Un análisis detenido, que no cabe en la

índole de este trabajo, permitiría conocer

cuales de los principios constitucionales de

los códigos franceses y norteamericanos,

más de aquellos que de estos, por lo

menos en el Decreto Constitucional de

Apatzingán, fueron incorporados en las

Constituciones americanas. Los

legisladores americanos de principios del

siglo conocieron a fondo y manejaron

algunos de ellos. La familiaridad que

tuvieron con la Declaración de los derechos

del hombre, que circuló en toda

Hispanoamérica tanto en su lengua original

como en versiones españolas, es

reveladora de la expansiva difusión de las

ideas, pese a todas las barreras. Aun en

España las prohibiciones no dieron

resultado y se sabe que numerosísimas

copias de las Constituciones franceses

pasaron a ese país y a sus colonias a

despecho de todas las requisiciones.

España, que sufrió las consecuencias de la

Francia revolucionaria y del imperialismo

napoleónico, recibió directamente las ideas

constitucionales

de aquel país. La abdicación de la familia

real y el ascenso de los Bonaparte al trono

de España lleva a Napoleón, a sugerencia

de Murat, a pensar en la conveniencia de

dotar a España de una constitución. Esta

idea surgida entre el 27 de marzo y el 16

de mayo de 1808 pudo realizarse gracias a

la contribución de O'Farril y Azanza,

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

106

quienes creyeron conveniente se convocara a

ciento cincuenta representantes escogidos

entre el clero, la nobleza y las otras clases de

la nación española, «para ocuparse de las

leyes de felicidad de toda España, reconocer

sus desgracias que el antiguo régimen ha

ocasionado, proponer las reformas- las y los

remedios para impedir la vuelta, sea para la

nación en general, sea para cada provincia

en particular”. A esa reunión asistieron,

como representantes de las provincias

ultramarinas, el marqués de San Felipe y

Santiago por La Habana: don José del Moral

por Nueva España; don Tadeo Bravo y Rivero

por el Perú; don León Altoaguirre por Buenos

Aires; don Francisco Cea por Guatemala y

don Ignacio Sánchez de Tejada por Santa Fe.

Como base de esa empresa, Napoleón

proporciono un proyecto al cual se hicieron

algunas modificaciones poco ajustadas a la

realidad española. La presencia de los

Hispanoamericanos se marco por algunas

intervenciones, entre otras la de Del Moral,

que pidió se hicieran concesiones a los

mexicanos para atraerlos más consolidar los

vínculos de unión.

En esta Constitución se incorporaron algunos

de los puntos doctrinarios de las

Constituciones francesas, principalmente los

relativos a los derechos humanos,

desechándose en cambio ricos precedentes

del pensamiento político español. La

asamblea careció de prestigio y autoridad, no

sólo para hacer efectivos sus acuerdos, sino

aun para comunicarlos. Queda tan sólo

como una de las primeras tentativas para de-

tener el poder absolutista. El carácter

retardatario de muchos de sus formadores y,

más aún, la dinámica histórica operante que

llevo a los mejores espíritus a repugnar la

imposición napoleónica, a inclinarse a la

rebeldía y a sumarse a las juntas

españolas, dejaron sin validez este primer

proyecto constitucional de España.

Van a ser las Cortes reunidas en Cádiz las

que van a elaborar un código más amplio,

impregnado de pura esencia liberal. En

sus reuniones iniciadas a partir del 24 de

septiembre de 1810, convocadas por el

Supremo Consejo de Regencia, diéronse

cita un buen número de americanos -

sesenta y tres- y de liberales españoles,

quienes estaban influidos por las ideas

dominantes y quienes tomaron de los

modelos más cercanos las Constituciones

francesas de 1791, principalmente las de

1793 y 1795, no sólo los principios

doctrinales, sino las fórmulas

institucionales, en algunas ocasiones,

como se ha demostrado, bastante al pie de

la letra.

Las Cortes de Cádiz de 1810, que inician,

no sólo en España, sino también en

América, un nuevo capítulo de su historia

política, van a dar cima a su magna obra,

elaborar la Constitución Política de la Mo-

narquía, el 19 de marzo de 1812. Una

comisión integrada por los diputados

Argüelles, Valiente, Rico, Gutiérrez de la

Huerta, Pérez de Castro, Cañedo, Espiga,

Oliveros, Muñoz Torrero, Rodríguez de la

Bárcena, Morales, Fernández de Leyra y

Antonio Joaquín Pérez -españoles y

americanos-, se avocó la misión de

formular un proyecto en cuyo discurso

preliminar se declaraba que

Nada ofrece la Comisión en su proyecto

que no se halle consignado del modo más

autentico y solemne en los diferentes

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

107

cuerpos de la legislación española. . .

Cuando la Comisión dice que en su proyecto

no hay nada nuevo, dice una verdad

incontrastable, porque realmente no hay en

la sustancia.

Sin embargo, pese a esta afirmación, desde

el principio de las deliberaciones, varios de

los diputados, entre otros el de Sevilla,

Gómez Fernández, extrañaron la presencia

de varios principios que no cohonestaban con

“los diferentes cuerpos de la legislación

española”, extrañeza que aumento poco a

poco y se convirtió en dura critica que vio

en la Constitución que se elaboraba “un

trasunto de la francesa”. Posteriormente y

ante la evidencia, algunos de los personajes

más notables de las Cortes, como Rico y

Amat y el marqués de Miraflores, tuvieron

que confesar que el código español de 1812

se había modelado de acuerdo con la

Constitución francesa de 1791. El hecho de

que en la Constitución de Cádiz se

encuentren amalgamados principios y

doctrinas tradicionales y formulas e ideas de

la Revolución Francesa y del pensamiento

que la precedió ha llevado a modernos

tratadistas a afirmar:

Que lo uno y lo otro se halla entremezclado y

compendiado en extraña mixtura en el texto

constitucional, y no siempre es fácil deslindar

la fuente de que procede cada idea. La forma

y la fórmula es siempre moderna, pero el

principio puede muchas veces referirse le-

gitimamente a una tradición nacional

renovada. La tradición y la revolución están

siempre amalgamadas en esta singular

revolución de Cádiz.

Pese a ello, y aun por ello mismo, por

haber cohonestado los ideales de

renovación universal y española, con

algunos de los más sabios y genuinos

principios de la legislación ibérica, el

código español de 1812 represento uno de

los frutos más logrados del liberalismo, un

ejemplo que siguieron no sólo los países

americanos, sino aun algunos europeos.

Por otra parte, el ataque al absolutismo

que hicieron durante su elaboración

notables diputados, entre ellos Quintana, y

las reclamaciones de los representantes

americanos, aumentaron, en vez de

disminuir, el anhelo emancipador de la

América española. Por esas razones la

Constitución de Cádiz se encuentra tan

ligada a nuestra evolución política.

La Constitución de Cádiz de 1812 va a

servir, junto con las francesas

anteriormente citadas y las Declaraciones

norteamericanas, de antecedente

inmediato de muchas de las Constituciones

hispanoamericanas de los primeros años.

La elaborada en Apatzingán no podía

escapar a esa realidad. Varios de sus

capítulos, principalmente los relativos al

proceso electoral, muestran enorme

semejanza. Un rápido cotejo entre las

Constituciones nos permitirá darnos cuenta

de su parecido singular. Aquí cabe advertir

que ese parecido, como el que se

encuentra entre la francesa de 1791 y la

española de 1812, no implica en forma

alguna subestimación de la subsecuente,

pues, en todo caso, las diferencias, que

son numerosas, revelarían lo propio, lo

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

108

auténtico. Los préstamos culturales ocurren

en todo tiempo y son ineludibles. No

siempre puede hablarse de invenciones, sino

de difusión de ideas. La originalidad, por

otra parte, hay que rastrearla hondo y

conduce en todo tiempo a las eternas

preguntas e inquietudes del hombre por su

vida, su libertad, su felicidad, su razón, su

mundo circundante, sus semejantes.

En la parte dogmática encontramos algunos

proyectos que encierran la misma idea. Así

el artículo 1. 0 de la nuestra es un trasunto

más abreviado de la de Cádiz; el 2. °

obedece al 3. °; el 4. ° revela al 2. °; el 6,o

al 27; el 7. °, Al 28 y 29; el 13 y el 14, al 5.

°; el 42 y 43, al 10 y 11, etcétera. De toda

suerte, este apartado de nuestra Constitución

es mucho más amplio que el que se

encuentra en la española. Es en él en el que

hay que advertir la acción directa no sólo de

las constituciones francesas, sino de las

declaraciones norteamericanas y no en la

parte orgánica. En ésta, dicha influencia no

se habrá de marcar sino hasta el año de

1824, en la Constitución que se da México

plenamente liberado y sometido al influjo de

las normas institucionales de los Estados

Unidos.

La influencia de las ideas políticas corrientes

en España en esos años es patente. El

mismo Morelos en su proceso lo declaró sin

embozo al responder al cargo XV, acerca del

cual dijo:

Que en la formación de la Constitución no

tuvo más parte que remitirle a sus autores

la Constitución Española y algunos números

de El Espectador Sevillano.

Dado que España mantenía un sistema

monárquico y los mexicanos huían de él,

todos los capítulos relativos a aquel

aspecto y a los correlativos no se

encuentran en la de Apatzingán. Una

comparación estricta entre ambas es

motivo de otro trabajo, por lo cual nos

eximimos de hacerlo en esta ocasión.

JUICIOS Y VALIDEZ

¿Cuál ha sido el juicio que nuestra

Constitución primera ha merecido?

¿Cómo ha sido vista así como sus autores

desde el momento de su aparición? Esto es

lo que vamos a explicar breve y

finalmente. De parte de los insurgentes

puede decirse que fue aceptada, que tuvo

validez en tanto el Congreso existió y que

aun una vez disuelto éste en Tehuacán por

el general Mier y Terán, en 1815, la

Constitución quedó en el corazón y la

mente de todos los patriotas, como un

ideal a seguir, como una esperanza de

nueva vida que algún día cristalizaría; por

ello siguió imprimiéndose y circulando

entre los verdaderos insurgentes.

Poco tiempo antes de que se terminara el

Congreso, presidido por losé Manuel de

Herrera, lanzó desde Tiripitío, el 15 de

junio de 1814, un manifestó en el que

confirmó la unidad reinante en las filas

insurgentes y las labores peculiares que

cada grupo cumplía, tendentes todas a

salvaguardar “la posesión de los derechos

imprescriptibles del hombre usurpados por

el despotismo “. En este documento

esclarecedor se afirma que:

Procediendo todos de acuerdo trabajamos

con incesante afán en organizar nuestros

ejércitos, perfeccionar nuestras

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

109

instituciones políticas y consolidar la

situación en que la patria, temible ya a sus

enemigos, es árbitra de las condiciones con

que debe ajustar la paz; para la consecución

de tan importantes fines, la comisión

encargada de presentar el proyecto de

nuestra Constitución interina, se da prisa

para poner sus trabajos en estado de ser

examinados, y en breves días veréis; oh

pueblos de América!, la carta sagrada de

libertad que el Congreso pondrá en vuestras

manos, como un precioso monumento que

convencerá al orbe de la dignidad del objeto

a que se dirigen vuestros pasos. La división

de los tres poderes se sancionará en aquel

augusto Congreso; el influjo exclusivo de uno

solo en todos o alguno de los ramos de la

administración pública se proscribirá como

principio de la tiranía; las corporaciones en

que han de residir las diferentes potestades

o atribuciones de la soberanía se erigirán

sobre sólidos cimientos de la independencia,

y sobre vigilancias recíprocas; la perpetuidad

de los empleos, y los privilegios sobre esta

materia interesante, se mirarán como

destructores de la forma democrática de

gobierno. Todos los elementos de la libertad

han entrado en la composición del

reglamento provisional y este carácter os

deja ilesa la imprescriptible libertad de dictar

en tiempos más felices la constitución

permanente con que queráis ser regidos.

En el manifiesto que los diputados de las

provincias mexicanas dirigieron a todos sus

conciudadanos, el 23 de octubre de 1814,

esto es, un día después de haber suscrito la

Constitución, pieza que tiene enorme merito

puesto que descubre las miras y planes de

los constituyentes, sus ideas políticas, el

alcance de sus deseos y la orientación

institucional a dar al País, se hace una

confesión de las ventajas que la

Constitución acarrearía.

Para los realistas, en cambio, la

Constitución no solo fue objeto de mofa y

desprecio, sino que aun ordenaron fuese

quemada, ya que no podían serlo sus

autores. Entre los enemigos más

vigorosos de los insurgentes cuentan dos

personajes, don Félix Maria Calleja del Rey

y el obispo Manuel Abad y Queipo, entre

ellos también irreconciliables enemigos.

Si Abad y Queipo utilizó las armas

espirituales para destruir a los insurgentes,

Calleja emplearía otras más eficaces, la

espada y la bala. El primero impulsó la

Independencia, mas echo marcha atrás

después, alarmado por el desarrollo de la

lucha, y a partir del primer momento tomo

contra los rebeldes una actitud

persecutoria. El segundo fue desde sus

inicios el más seguro rival, el más

poderoso, el más terrible. Cuando al

obispo le fallaron sus censuras

eclesiásticas, ocurrióle lo que al obispo de

Oaxaca, Bergoza: acudió a las armas de

fuego para combatir a sus enemigos, no

tomándolas el mismo, sino incitando a los

militares y civiles a dirigirlas contra los

insurgentes. Pues bien, de Calleja tenemos

copiosa documentación que muestra su

desesperación por la incapacidad de no

poder destruir a sus enemigos. Notables

entre ellas son sus comunicaciones al

Ministerio de Guerra y Justicia, entre otras

las del 31 de mayo y del 20 de junio de

1813, así como las que remitiera al

ministro universal de Indias, en las que

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

110

manifiesta el estado general que prevalecía,

el cual prevalecía los mexicanos. En la

primera de ellas refiérese a la labor de

difusión de Rayón y del Congreso, acerca de

los cuales dice.

Quince meses hacia que el rebelde Rayón,

presidente de la pretendida Junta Nacional,

se había fortificado en Tlalpujahua su patria.

. . ,en la que se habían reunido sus sabios,

sus talleres, sus fundiciones, su imprenta y

los principales individuos de la junta, que con

sus papeles y la correspondencia diaria con

México incendiaban el reino, pero muy

particularmente producían el fomento de esta

gran capital focus de la insurrección y

adelante, después de mostrar cómo ésta ha

aumentado, propone medidas enérgicas para

contenerla.

Por su parte, el obispo electo de Michoacán,

en su representación del 19 de febrero de

1815, señala el espíritu general en favor de

la autonomía, cuya fuerza v origen no puede

comprender al escribir:

Al principio creí yo que la insurrección de

Nueva España consistía solamente en la

conmoción de indios y mulatos, mal dirigida

por unos hombres corrompidos y devorados

de la ambición y de la envidia pero de dos

años a esta parte me he llegado a convencer,

si Hidalgo y Allende han sido en efecto los

primeros y principales agentes de la

insurrección, no lo son ciertamente los

cabecillas sucesores: Morelos, Cos, los

Rayones, ni esa congregación de idiotas que

se titula junta Nacional. Éstos, cuando más,

serán agentes secunda ríos; y son, de hecho,

los instrumentos de la mano oculta que pro-

mueve la independencia de la Nueva

España, o cual romperá y destinará al

fuego estos instrumentos cuando ya no los

necesite. Es indubitable que existe una

coalición muy numerosa y extendida de

hombres y mujeres de todas las clases de

Estado, que se extiende por signos, como

los francmasones; que opera, como ellos,

con misterio y con sigilo, y se compone de

hombres de pocas luces en política (pues

no comprenden el funesto resultado que

debe tener su proyecto); pero

infinitamente profundos y ejercitados en el

arte de fingir, disimular, insinuarse y

prevenir los corazones de los hombres

honrados, a la seducción y el error. Ella

camina siempre por subterráneos, se cubre

con velos espaciosos, prepara sus tiros con

anticipación, y los descarga a gran

distancia, con tal alevosía y artificio que es

casi imposible el prevenirlos y conocer de

donde parten. La existencia de esta

coalición la experimentamos cada día los

buenos patriotas, que nos rozamos con los

insurgentes en las ocurrencias de la vida, y

descubrirnos el fondo de sus corazones a

través de su artificioso disimulo. Ella está

comprobada por una correspondencia

inmensa entre los insurgentes ocultos y

manifiestos, que se ha interceptado en

gran parte y dirigida al Supremo Gobierno;

y por todos los escritos de algún mérito,

publicados en el Ilustrador y en el

Seminario Americano, y en la Gaceta de

Oaxaca mientras tiranizaron aquella

ciudad; cuyo contexto y estilo manifiestan

claramente que no han sido sus autores ni

el doctor Cos, ni el licenciado Quintana, ni

el licenciado Bustamante, ni el licenciado

Rayón, ni ningún otro de los insurgentes

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

111

manifiestos; y que son obra de otros

hombres de más instrucción, que residen en

México, Puebla y otras ciudades de provincia.

Se comprueba, por las prisiones que se han

verificado (y aun más por las que se han

omitido), y por las ramificaciones inmensas

de sus confesiones y citas. Y se prueba,

finalmente, por la variedad y magnitud de

sus efectos.

La carta de Calleja dice: “Las armas del rey que

bien dirigidas derrotaran por mucho tiempo las

grandes masas de insurgentes, reunidos y

declarados, mientras alguna nación extranjera no

las proteja y auxilie abiertamente, se embotan y

hacen inútiles contra de los enemigos simulados y

ocultos desde el seno de la comodidad, de la

seguridad y de la abundancia, jamás dejan de

seducir, de inflamar, de auxiliar y de dirigir a los

campos revolucionarios que derrotados en un

punto se reúnen en otro, o en pequeñas partidas

,arruinan los campo, interceptan los camino

,asesinan al europeo que pueda haber a las manos

y saquean los pueblos que no están defendidos

bien convencidos que su constancia del dará al

cabo el vencimiento . El carácter de la insurrección

de estos países es siempre el mismo; se divisa en

la absoluta independencia con el exterminio de

todo europeo, y a este objeto camina sin

embarasarse en los medios, en la opinión, ni en los

reveses que experimentan en los frecuentes

choques con las tropas del rey. En medio de la

benignidad que ha adoptado hasta ahora el

gobierno es ineficaz para contenerlos, y la

variación de conducta no se produciría mejores

efectos. Yo he tentado lo uno y lo otro

alternativamente y según me ha parecido que lo

exigen las circunstancias y sin embargo, no puedo

decir que soy más dichoso de un modo que de

otro. Me lisonjeaba sacar un gran partido a favor

de la tranquilidad general con medidas

conciliadoras y con el establecimiento de la

Constitución de la monarquía que esta ya puesta

en práctica en la mayor parte; pero veo con

dolor que se sirven de la libertad de sus

principios para hacernos una guerra más cruel

ya para minar la existencia del legitimo

gobierno. Ni uno solo de tantos cabecillas y

cuerpos insurgentes como inundan devastan

este reino, se ha presentado hasta ahora a

gozar de los beneficios de aquel código benigno

y liberal. Otra prueba de mi concepto es lo

sucedido últimamente con dos elecciones

ejecutas en esta capital para electores

parroquiales e individuos del nuevo

ayuntamiento, de cuyo número ha sido excluido

todo europeo sin distinción, habiendo tantos

dignos de reconocimiento público por su

beneficencia y probidad, no obstante haberme

valido de todos los medios y conductos que me

parecieron oportunos, interesando en ello al

muy reverendo arzobispo y a las personas de

más crédito del país, a fin de asegurar el

nombramiento de personas que inspirasen

confianza a ambos partidos, sin desligarles las

que hubiesen de ser; pero contra mis

esperanzas y las seguridades que muchos de los

electores dieran a aquel prelado de que la

elección dejaría satisfechos nuestros deseos se

ha llevado efecto con escándalo el principio

detestable de la exclusión del europeo que han

proclamado los rebeldes en sus papeles,

recayendo la elección en personas notoriamente

de fidelidad y las más desconocidas y arruinadas

por los vicios, los cuales ciertamente llenarán

muy mal los sagrados deberes que les imponen

la patria como me lo acreditan los primeros

pasos que han dado en el ejercicio de ellos,

oponiéndose eficacisimamente a las medidas de

seguridad y de buen orden, que no e podido

dejar de tomar en las circunstancias en que se

halla esta capital, para reprimir los designios de

los revoltosos. semejante estado de cosas, de

que instruiré a vuestra excelencia

detalladamente cuando tenga lugar, sería capaz

de hacer desesperar del remedio y de obligarnos

a tomar el último partido que queda o de sujetar

en poco tiempo al país obrando tan

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

112

enérgicamente como lo exige la situación, o de

abandonarle por conveniencia, o por necesidad

para evitar que la dilación haga perder esta parte

de la monarquía española de un modo que influya

a que acaso no pueda conservarse la metrópoli que

privada de los auxilios de la América, se ve en la

precisión de dárselos, si no debiese esperarse que

con los mismos auxilios de tropas que recibe podrá

quizá lograrse su pacificación; pero en este caso es

indispensable tener presente que las

conjuraciones, las insurrecciones, los grandes

alborotos de los pueblos seducidos, jamás se han

extinguido sin medidas enérgicas, y sin la

exportación de los seductores en cuya clasificación

podría haber algún abuso en tiempos en que se

excitan las pasiones y se vengan los resenti-

mientos ;pero ellos serian siempre de nueva

consecuencia que los que puedan resultar contra la

Madre Patria al abrigo de leyes sabias y justas que

animan el entusiasmo de estas gentes, y alargan

sin término esta guerra desoladora (Archivo

General de Indias, Audiencia de México, legajo

1480, exp. 5). Y en la otra se resiente contra la

libertad de imprenta, que permitió la difusión de

las ideas. Ésta dice: Así es que en el tiempo en que

duró la libertad de imprenta, en lugar de escribirse

discursos moderados sobre reformas, proyectos

útiles de política y economía, etcétera, se

reprodujeron quejas de un ponderado despotismo,

se pusieron a la vista restricciones que ya no

existían y se desfiguraron providencias necesarias;

y queriendo que se considerasen estos pueblos

como en un perfecto estado de sosiego y

conformidad de ánimos, se declamó contra toda

clase de precauciones, pintándolas como la más

extraordinaria arbitrariedad y como la información

de las leyes y de la constitución. Tal es el contexto

y espíritu de un diluvio de papeles que se

publicaron en aquel tiempo a la faz del gobierno,

siendo notables, entre ellos el pensador mexicano

el Vindicador del Clero mexicano y los luguetillos,

cuyo autor, el licenciado don Carlos María

Bustamante estaba en correspondencia con los

rebeldes, y que al fin, se fugó con ellos temeroso

de experimentar el poder de las leyes. De este

modo se soliviantaron los espíritus; el pueblo

que aquí piensa menos que en ningún otro país

del mundo, oyó sin cesar los comentarios de

aquellos escritos en la boca de sus compatriotas,

y se empapó de las ideas que se le quisieron

inspirar todas contrarias a la rectitud de

nuestras intenciones, y a la sumisión al

gobierno; más supersticioso que el de cualquier

nación, fue atacado por este lado haciéndole

creer que alguna resolución atentaba contra la

pureza de la religión y los derechos de la iglesia,

según se estampó en impresos de aquellos días

entre los que se comprenden los ya citados, y

especialmente en una representación que se

llamo del clero mexicano, que multiplicada y

difundida en copias, se imprimió después en

Tlalpujahua por los rebeldes que entonces

poseían este pueblo; y difundían estas especies

en la multitud, canonizados para ello con la

autoridad de un autor o un apologista

eclesiástico y con la validación de la imprenta,

causaron un crecimiento indecible en la

indisposición de los espíritus, y aun se

practicaron animosidades de parte de todos los

partidos, que al fin hubieron conducido en

satisfacer las dañadas intenciones de muchos,

con una convulsión desastrosa. No se ocurrió a

estos daños con la refutación escrita de los

errores que sembraban aquellos papeles, porque

sobre el principio de que la misma parte de

estos habitantes está decidida por la causa de la

metrópoli; y el de casi todos los europeos que

existen en estos países son negociantes,

ascenderos y empleados, y por consiguiente,

poquísimos de ellos pueden ni tienen ocasión de

dedicarse a controversias políticas por falta de

instrucción o tiempo, abundando en los

americanos letrados farraguistas, curas ociosos

y colegiales corrompidos que cuando no

produscan nada original, saben copiar, truncar

especies escritas por otros, alucinar y

pervertir; cuando se imprimía en contra de la

opinión de los facciosos, se ahogaba entre el

conocimiento de muy pocas gentes que sin duda

eran los que no

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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necesitan de desengaños. . . .

A. G. I Estado, legajo 41, exp 22 ( 46) De Morelos

escribiría en especial en una

carta anterior: “Morelos es, sin disputa, el alma y

el tronco de toda la insurrección; y en la junta que

ha convocado para este mes en Chilpancingo, se

va a elevar a jefe supremo, independientemente a

toda autoridad, con ruina de la junta de Zitácuaro,

y de todos los demás cabecillas. Posee el sur de la

Nueva España, desde Zacatula a Techuantepe, y se

considera invencible, en las posiciones formidables

de la naturaleza, y por el arte, el Veladero, la

Palizada y el Arenal en las inmediaciones de

Acapulco. Espera tomarnos el importante castillo

de San Diego que tiene bloqueado y que ha

atacado tantas veces con la mayor obstinación; y

aun los insurgentes han derramado la noticia de

que lo había tornado; pero no es creíble, así por la

fortaleza del castillo, como porque yo supongo,

que así vuestra excelencia dome el señor Cruz

habrán dado ordenes para que la fragata y uno de

los bergantines de San Blas, en donde no son

necesarios, pasasen a Acapulco para auxiliar

aquella fortaleza en donde habrán hecho buenos

servicios metiéndole viveres y demás auxilios

necesarios, y estando en proporción de bar los

avisos convenientes por Colima o por Chiapa.

Fuera de que Morelos data la convocatoria par la

citada junta, en mediados del pasado en el cuartel

general de Acapulco; y si hubiera tornado esta

plaza, hubiera, seguramente añadido, y Castillo de

San Diego de Acapulco, porque conoce vire lo

mucho que influiría esta circunstancia para

reanimar la insurrección. " Cuando Morelos sea

forzado en las posesiones de Acapulco,

necesariamente se debe refugiar con las reliquias

de su ejército o a Michoacán o a Oaxaca. Esto se

debe tener desde luego muy presente para tomar

medidas suficientes a desvanecer sus proyectos, y

destruirlo enteramente en cualquiera de los dos

extremos; porque si nos descuidamos en esta

parte, podrá adquirir tales ventajas que recuperen

su opinión y pedidas anteriores. " Supuestos

estos hecho y conjeturas, como más probables y

de contingencia casi se asegura, parece

necesario el que se aumente esta división como

luego diré: y que se formen dos divisiones lo

más fuerte que sea posible, mandadas por

oficiales los más acreditados y capaces de todos,

sin consideración a grado; la una que ataque

directamente a Morelos donde quiera que se

halle, y la otra, que salga al mismo tiempo sobre

Oaxaca. Esto se debe ejecutar lo más pronto

que sea posible, luego que se levanten las aguas

a fines de éste o a principio del que entra. Pues

este tiempo es precisamente cuando está

Morelos ocupado en organizar su junta; preparar

y asegurar la soberanía, que ya toca con la

mano. objeto demasiado grande para absorber

toda su atención y facultades, y más cuando

debe experimentar la contradicción de sus

rivales. Por lo menos, no se le debe dejar

tiempo para que disponiendo como soberano de

toda la fuerza de la insurrección, a su grado y

sin resistencia, pueda hacer reuniones

demasiado fuertes y organizar ejércitos

respetables; Pues aunque él es una idiota, la

envidia y la ambición han desplegado bastante

sus talentos para entender y atender su propio

negocio, y aprovecharse de las luces y la expe-

riencia de los franceses que le dirigen. . . ”

Tales fueron, entre otras, las opiniones de

los contemporáneos de aquellos días

plenos de esperanza en la libertad y

felicidad de la patria. Posteriormente, los

historiadores que han analizado el

fenómeno de la independencia han dejado

su opinión acerca de nuestra primera carta

política, en ocasiones llena de entusiasmo,

otras veces en forma dura. Nuestros

constitucionalistas en ocasiones la han

olvidado del todo, otros si se han referido a

ella, mas su juicio llega a afirmar que ni si-

quiera cuenta en nuestra historia

legislativa.

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

114

La Constitución de Apatzingán, obra

elaborada como las grandes auténticas

epopeyas, entre el fragor de las batallas,

cerca del vivac de los soldados, entre ásperas

montañas y caudalosos ríos de las cálidas

tierras michoacanas, es el fruto mejor de un

pequeño grupo de licenciados y canonistas

henchidos de fe y de entusiasmo por el

futuro de México, quiches, sacrificando su

vida y su bienestar, quisieron dejarnos la

base primera de nuestra felicidad y

grandeza. Con esa obra, que representa

cuanto de mejor existía por ese momento en

el desarrollo político, y la cual, como toda

acción humana, es imperfecta y perfectible,

se revela el noble anhelo de un pueblo que

buscaba dar a sus ansias de libertad un

cauce civilizador, una forma y un contenido

superiores. Los constituyentes mexicanos,

dignos sucesores del padre Hidalgo,

continuaron, a través de su labor, la empresa

iniciada por aquel una fresca y clara

madrugada del mes de septiembre de 1810

en Dolores. La rebelión de Hidalgo, cuatro

años antes, marca el principio de autonomía,

de organización, de vida mejor que los

diputados mexicanos formularon siguiendo el

pensamiento de su iniciador y de sus conti-

nuadores, don Ignacio López Rayón y don

José María Morelos. El Decreto Constitucional

de 1814 revela que el movimiento insurgente

no fue un simple alboroto, sino el más loable

intento para constituir al País sobre bases

distintas al absolutismo, el proyecto que -

como quería ya Simón Rodríguez, el gran

maestro de Bolívar pudiera constituir al país

proyecto quo honrase los procedimientos y

que otorgara el mérito autentico a la Guerra

de Independencia.

FRANCISCO JAVIER MINA Y SU

EXPEDICIÓN

El año 1817 significa el ingreso en la

guerra de nuevos elementos. Tres años

antes, en marzo de 1814, Fernando VII

volvió a España y restauro el absolutismo

apoyado por varios congresistas

reaccionarios, a quienes se denominó «los

persas,,, y políticos como el general Elio.

Puso en prisión a varios liberales y

estrecho las relaciones con las potencias

más reaccionarias, como Rusia, afilió a

España a la Santa Alianza (1815) y celebró

con Estados Unidos, en febrero de 1819,

un tratado de límites que fijó las fronteras

septentrionales y cedió la Florida a aquella

república.

Todas estas razones provocaron en España

y también en las colonias serias

repercusiones. En la Metrópoli menudearon

las conspiraciones y alzamientos, entre

otros los de Porlier, Lacy y Milans y Mina.

Se temió en 1815 que la expedición que

Morillo llevaba para luchar en Nueva

Granada no saliera debido a la propaganda

en contra realizada por los grupos

masónicos. Sobrino de Mina fue Francisco

Javier, nacido en Navarra el 1. 0 de julio de

1789, quien se afilió con entusiasmo en las

filas liberales. Estuvo prisionero en

Vincennes y de may salió bien relacionado

con grupos masones, liberales,

comerciantes ingleses y emisarios

norteamericanos que prohijaron sus planes

de combatir el absolutismo no sólo en la

península, sino en América.

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

115

En Londres, Mina se vinculó con emigrados

liberales españoles, hispanoamericanos y de

otras nacionalidades entre otros con fray

Servando Teresa de Mier; en esa ciudad

obtuvo un navío, de oficialidad española,

inglesa e italiana y partió en mayo de 1816

hacia Estados Unidos. En Baltimore, uno de

los puertos, como Norfolk y Filadelfia, más

socorridos por los emigrados, por

conspiradores, corsarios y toda suerte de

aventureros, consiguió mayores recursos; ahí

zarpo hacia México, y con 300 hombres

desembarco en Soto La Marina el 15 de abril

de 1817. Lanzo varias proclamas a los

mexicanos anunciándoles que «un amigo de

la libertad venia a auxiliar a los ilustres

defensores de los más sagrados derechos del

hombre en sociedad y a luchar por la

emancipación de los americanos que sería

útil y conveniente a la mayoría del pueblo

español, tanto en lo mercantil e industrial,

como para el establecimiento de gobiernos

liberales. » Levantó un fuerte provisional en

aquel punto e internos en el país en donde

pensaba encontrar apoyo en los grupos de

Pedro Moreno y del padre Torres.

Llego acompañado de un puñado de valientes

al fuerte del Sombrero, en donde encontró a

Moreno. Venció en Valle del Maíz a

Villaseñor, en Peotillo a Armiñan, y en San

Felipe a Ordóñez. No pudo romper el sitio

que Liñan puso al fuerte defendido con

heroicidad y en donde perecieron algunos de

sus acompañantes como Young, ni tampoco

socorrer al fuerte de los Remedios ni tomar

Guanajuato. El 27 de octubre,

sorpresivamente, se le capturó en el rancho

de El Venadito y se le fusiló frente al fuerte

de los Remedios, a la vista de sus

compañeros, el 11 de enero de 1818.

El panorama de la lucha insurgente era

desesperanzado en el año 1818, el de la

muerte de Mina. Altos jefes como

Verduzco, Rayón y

Nicolás Bravo estaban prisioneros. Habían

perdido la vida en diversas formas José

María Liceaga, el padre Torres, Nicholson y

Yurtis, quienes como Young eran

anglosajones liberales que luchaban por la

independencia de México. Otros

insurgentes acogiéronse al indulto y una

tentativa de ayuda exterior, la de Mariano

Renovales, se frustró. A fines de 1819 sólo

mantenían la lucha Vicente Guerrero y

Pedro Ascensio.

La expedición de Francisco Javier Mina fue,

en el panorama del movimiento

emancipador mexicano, como un

relámpago que de repente iluminan la

oscuridad existente, un rayo que rompiera

el silencio y alumbrara de nuevo el cielo de

la libertad. La mala fortuna hizo que su

acción fuera breve. Sin embargo, ella

importa porque trae aparejados nuevos

elementos que hay que distinguir en el

desarrollo político mexicano.

Esos elementos, que ingresan un canto

mezclados, son el liberalismo militante,

pues el meramente doctrinario ya se había

conocido y difundido, y la masonería como

fuerza política. Ambas doctrinas pos-

tulaban un universalismo tan fuerte como

su seguridad triunfalista y contaban con el

apoyo político y económico de grupos

poderosos, principalmente de origen

británico, y también norteamericano, que

buscaban mercados para introducir sus

efectos y obtener las materias primas que

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

116

requerían.

En la expedición de Mina venían hombres

como Joaquín Infante y otros más, ligados a

grupos masónicos como la Logia Lautaro, que

tanta influencia tuvo en la emancipación de

las provincias del Rió de la Plata. Contaban

con una imprenta mediante la cual podían

difundir tanto las proclamas que su caudillo

lanzó, como otros escritos y canciones

patrióticas en favor de la libertad.

Uno de los miembros de ese grupo, que

figuraba como director intelectual, fue el

regiomontano fraile Servando Teresa Mier y

Guerra, dominico remitido a España a

principios del siglo por sus ideas nacionalistas

y su combatividad antiespañola. Mier fue el

primer mexicano que escribió una

apasionante historia de los inicios de la

independencia de México. Culto y prolífico,

dejó numerosos escritos de carácter

histórico-político que se inician con su

Historia de la Revolución de Nueva España. .

. (1813), Cartas de un americano al español

(Blanco White), 1811-1813, Memoria

político-instructiva enviada desde Filadelfia

en 1821, sus Memorias y muchas otras más

que lo acreditan como notable publicista,

hombre combativo, valiente y un canto

pintoresco. Actuó en la política nacional, y

sus escritos e ideas se afincaban

inteligentemente en un certero análisis de la

realidad mexicana. Fue ferviente republicano

y enemigo de todo gobierno absolutista, por

ello se manifestó en contra de la ascensión

de Iturbide al trono de México. En los

apéndices publicamos un fragmento de sus

memorias que dan cuenta de la expedición

de Mina.

Es en los apéndices en donde hemos situado

los testimonios más salientes del movimiento

emancipador mexicano. Consideramos que

el lector, leyéndolos en su integridad,

podrá tener una idea mejor y más amplia

de la guerra insurgente, de las ideas que la

promovieron, de las circunstancias y

acontecimientos más importantes del

mismo. El colocar fragmentos de los

mismos dentro del texto dificulta canto la

lectura como la comprensión. El lector

debe tener íntegros los elementos de juicio

que se va formando, los cuales confirmará

con un acercamiento total a esos

testimonios.

ABSOLUTISMO Y LIBERALISMO

A fines de 1818 la situación política

española era muy tensa. Si el monarca

había logrado restaurar el absolutismo con

las leyes e instituciones que lo

identificaban, como la Inquisición, la

censura de prensa y las alianzas con los

estados ultramontanos, los grupos

liberales, poderosos en el ejército, al

amparo de la masonería mostrabánse

descontentos y conspiraban francamente.

Estos grupos, apoyados por agentes

exteriores hispanoamericanos,

norteamericanos e ingleses, de quienes

recibían ayuda, manifestabanse contrarios

a los intentos de reconquista de las

colonias sublevadas que el monarca y sus

consejeros tenían, e incluso simpatizaban

con su independencia. Por ello, cuando en

1818 se inicio la formación de un ejército

expedicionario, esos grupos, apoyados por

Alcalá Galiano, Evaristo de San Miguel y

otros, impulsaron primero al conde de la

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

117

Bisbal a defeccionar y, más tarde, al coronel

Antonio Quiroga y al comandante Rafael

Riego.

Riego se sublevó en Cabeza de San Juan el

1° de enero de 1820, y Quiroga

posteriormente. La revuelta prosperó por el

pronunciamiento de diversas ciudades, La

Coruña, Zaragoza, Barcelona y otras en favor

del restablecimiento de la Constitución liberal

que las Cortes de Cádiz habían dado a la

nación en 1812. El 7 de marzo el monarca

ofreció jurar la Constitución y lanzó un

manifiesto que se iniciaba con la

desfachatada y casi humorística frase:

«Marchemos francamente, y yo el primero,

por la senda constitucional-.

Las Cortes iniciaron sus labores en julio de

1820 y su acción consistió en instaurar las

instituciones y principios liberales, entre

otros la disolución de las órdenes religiosas,

el fomento de la secularización y

desamortización, la utilización de los tesoros

y plata de iglesias y catedrales, la vuelta a la

libertad de imprenta y otras medidas que

escandalizaron y atemorizaron a varios

grupos del clero y a las clases oligárquicas,

que veían amenazados sus intereses. Ese

temor había de llegar a las colonias

hispanoamericanas, principalmente a las que

no habían podido liberarse del yugo

metropolitano. Los grupos dirigentes estima-

ron que las medidas liberales de las Cortes

les dañaban, afectaban a su hegemonía y

abrían una nueva puerta a las aspiraciones

de los partidarios de la insurgencia para

volver a la lucha e instaurar un régimen

semejante.

LAS POSTRIMERÍAS DEL

GOBIERNO VIRREINAL

habiendo gobernado hasta el 8 de mayo de

1810 el arzobispo y virrey Francisco Javier

de Lizana y Beaumont y después, hasta el

13 de septiembre de ese año, la Audiencia

Gobernadora, a ésta le sucedió un nuevo

virrey, designado en España, Francisco

Javier Venegas, militar de carrera, buen

político y activo funcionario. A él

correspondió conocer de la insurrección de

Hidalgo y nombrar para contenerla al

brigadier Félix María Calleja, comandante

de San Luis Potosí', en donde estaba bien

relacionado por haber contraído

matrimonio con una rica criolla.

Disciplinado, preciso, riguroso y hasta

cruel, Calleja formó la base del ejército que

combatiría con eficacia a los insurgentes.

De sus filas salieron los militares que se

distinguirían en esa guerra y

posteriormente, como Orrantía, Aguirre,

Béistegui y los criollos Armijo, Barragán,

Bustamante y Gómez Pedraza.

La actividad militar de Calleja y otros

comandantes que dirigieron diversos

cuerpos del ejército, aumentados días tras

día por reclutamientos y llegada de

refuerzos de la Metrópoli, causo graves

daños a los insurgentes. Por otra parte, las

medidas policíacas y administrativas

atemorizaban a la población civil, sometían

a los descontentos encarcelándolos,

condenándolos a trabajos forzados en las

obras públicas, entre otras la famosa zanja

cuadrada, y persiguiendo de continuo a los

partidarios de la insurgencia, entre ellos a

los Guadalupes.

El 4 de marzo de 1813, Venegas dejó el

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

118

mando a Calleja, quien gobernó desde ese

año hasta el 20 de septiembre de 1816.

Sumaba así Calleja el gran poder militar que

había adquirido con el político. Continuó la

guerra con más intensidad y logró desbaratar

poco a poco los reductos insurgentes. Por

extremar tanto sus medidas y cometer exac-

ciones contra los comerciantes, tuvo que ser

cambiado por Juan Ruiz de Apodoca, quien

rigió Nueva España del 20 de septiembre de

1816 al 5 de julio de 1821, fecha en que fue

destituido por las tropas españolas.

Apodaca disminuyó el rigor empleado por

Venegas y Calleja, actuó con diplomacia

aquietando los espíritus, aun cuando

mantuvo activas y bien organizadas las

fuerzas militares. Atento a las conmociones

políticas de la Metrópoli, percibió el

crecimiento de los grupos liberales y su

reacción en contra de los partidos del

absolutismo. Tal vez ello moderó su actitud,

pero de toda suerte no se concitó la

enemistad real, pues Fernando VII le

escribiría en momentos de apuros a finales

de 1820 que las presiones que

experimentaba en España lo tenían de-

sazonado y por ello pensaba partir a México,

en donde encontraría vasallos más fieles y

obedientes. La conducta ambigua de Apodaca

no gustó a nadie, por lo cual los diputados

americanos a Cortes, entre otros Ramos

Arizpe, lograron que el ministro de Ultramar

lo removiera. Esta remoción ocurrió con

posterioridad a la destitución forzada que de

él hicieron las tropas españolas el 5 de julio

de 1821, en virtud de que Apodaca vela con

buenos ojos el movimiento “trigarante” ini-

ciado por Iturbide y los lineamientos del Plan

de Iguala.

El golpe de estado dado contra Apodaca

coloco en el poder al mariscal de campo

Francisco Novella, quien no contó con el

apoyo de la junta Provisional, de la

Audiencia ni de varios militares. Así, su

gestión dúo del 5 de julio al 3 de agosto de

1821.

El nuevo virrey fue Juan O'Donojú, quien

desembarcó el 30 de julio y tomó el mando

el día 3 de agosto. Luego de celebrar con

Iturbide un tratado en la villa de Córdoba

por el que reconocía la Independencia, se

sumó al carro del triunfador y entregó en

manos de los mexicanos el gobierno del

país el 28 de septiembre de ese año. Poco

tiempo vivió entre nosotros, pues falleció

el 8 de octubre de 1821.

Si ésa fue, a grandes rasgos, la trayectoria

del gobierno virreinal en su última etapa,

de 1810 a 1821, acto en que se consumó

la Independencia, veamos brevemente la

del gobierno nacional que trató de dar a

México el grupo insurgente.

La Constitución de Apatzingán, que rigió

durante breve tiempo en el territorio

ocupado por los insurgentes, lo cual se

demuestra por juras que de ella hubo, su

reimpresión y el establecimiento de las au-

toridades que ella señalaba, indicaba que

además del Congreso, que tenía la mayor

autoridad, existiría un Poder Ejecutivo y

uno Judicial representado por el Tribunal

Supremo. Para el Ejecutivo, ostentado por

tres personas, se nombro a Morelos, a

Liceaga y al doctor Cos. El Tribunal se

integró con los licenciados Ponce, Castro y

Martínez. El Congreso designó a varias

personas, como lo había hecho Rayón,

para obtener ayuda exterior. José Manuel

Herrera, Francisco A. Peredo, Juan Pablo

Anaya, el padre Pedroza, Bernardo

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

119

Gutiérrez de Lara y Tadeo Ortiz tuvieron

misiones que fracasaron, salvo la de Herrera,

quien condujo a Estados Unidos al hijo de

Morelos y reguló caudal para comprar armas.

El Ejecutivo compartido no funcionó, pues de

él se separo Cos, a quien sustituyó Antonio

Cumplido.

La derrota de Valladolid y Puruarán decidió el

traslado del Congreso a Tehuacán. Una Junta

Subsidiaria, cuya jurisdicción llegaba a

Texas, se formó en Michoacán, el foco más

importante de la guerra. La integraron el

mariscal Muñiz, el licenciado Ayala, Dionisio

Reyes, José Pagola y Felipe Carvajal. Esta

junta, transformada y a veces dividida, tra-

taría de mantener la unidad del movimiento

revolucionario en los años venideros. El

Congreso, cuyo traslado costó a Morelos la

vida, llegó con el apoyo de Manuel Mier y

Terán y Vicente Guerrero a Tehuacán en

momentos muy difíciles para esos jefes. Sus

pretensiones, el estorbar la pronto acción

política y militar de las fuerzas, originó que

Terán, con el consejo de Alas, Cumplido y

Carlos María de Bustamante, disolviera el

Congreso y los tres poderes y creara una

Comisión Ejecutiva, integrada por Alas,

Cumplido y Terán, que coordinaría los

divididos cuerpos insurgentes e intentaría

reorganizar el país. La contraofensiva militar

que se cebó en los insurgentes acabó con

esta comisión.

La junta de Michoacán, debido a los azares

de la guerra y a los malentendí- dos y

parcialidades de sus miembros, fue disuelta

por el mariscal Juan Pablo

Anaya en febrero en 1816. La restableció el

mariscal José María Vargas y luego la

desconoció Rayón. Cambió de vocales, pues

ingresó en ella el canónigo San Martín,

hombre pintoresco al igual que su

homólogo Velasco. La presidió José

Pagola, mas él y su secretario fueron

muertos en Huetamo el 9 de junio de

1818. Posteriormente reapareció en

Balsas apoyada por Vicente Guerrero,

aunque pronto se disolvió al ser éste

derrotado en Agua Zarca en noviembre de

1819.

Los insurgentes del centro que constituían

la junta desaparecieron, pues el padre

Torres y Liceaga fueron asesinados. El

mariscal Juan Pablo Anaya, uno de los

sobrevivientes, se indultó al igual que

Mariano Tercero, Huerta, Navarrete y

Carvajal. En Veracruz, acosado por las

desgracias y la mala suerte, Guadalupe

Victoria, que mantenía la lucha, tuvo que

refugiarse en Paso de Ovejas para salvar

su vida. Así, estos intentos de

organización nacional fueron truncados por

la cruel guerra, que no apagó del todo el

anhelo de independencia de los mexicanos.

LA CONSUMACIÓN DE LA

INDEPENDENCIA Y EL IMPERIO DE

ITURBIDE

Frustrado el intento de Francisco Javier

Mina por atraer a los mexicanos a una

lucha de mayor sentido universalista (la de

combatir contra toda forma de

absolutismo, lo que traería como

consecuencia la independencia), y dispersa

y deshecha la junta de Jaujilla, que repre-

sentó el último organismo gubernamental

de la insurgencia, el más importante

núcleo rebelde a partir de 1818 era el que

comandaba en el Sur Vicente Guerrero

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

120

(1783-1831) apoyado por otro valeroso

insurgente, Pedro Ascensio (1778-1821).

Contra ellos, estimados como focos de

malestar y peligro autonomista, se dirigió la

estrategia política y militar del virreinato.

Desde el año 1814 Calleja designó para

encargarse de la “División del Sur y rumbo

de Acapulco” al coronel José Gabriel de

Armijo, buen militar, pero cruel y

deshonesto, como otros jefes de armas de

entonces. La división de Armijo, que había

obtenido algunas victorias contra los in-

surgentes y actuó para destruir núcleos

importantes, al decaer la guerra insurgente,

se encontró con que tenía que luchar en un

medio hostil contra fuerzas que se le

escapaban, en un territorio en el que los gue-

rrilleros sabían moverse con habilidad, pues

lo conocían a la perfección y, además

contaban con el apoyo silencioso de la

población. Tierras agrestes, clima riguroso,

dificultad para obtener recursos con que

alimentar a la tropa y hacer llegar los

pertrechos de guerra, cansancio,

aburrimiento, todo ello conspiraba para

desalentar a Armijo y sus tropas. Esas

circunstancias también llegaron a fatigar a

los caudillos, que cada día veían disminuir

sus contingentes, acogerse al indulto a mu-

chos de los antiguos y prestigiados jefes, y

observar que tanto la política virreinal como

la metropolitana variaban.

Es indudable que Guerrero, Ascensio y otros

dirigentes, pero principalmente éstos, no

vivían aislados del todo de lo que acontecía

en el país y que aun en su alejamiento

recibían apoyo y noticias de grupos secretos,

de simpatizantes de México, Puebla,

Valladolid, y que a través de los puertos de

Acapulco y Huatulco les llegaban informes del

movimiento emancipador sudamericano,

de la situación de Centroamérica y de la

circunstancia en que vivía la Península.

Una organización no tan perfecta como la

de los Guadalupes, sino de patriotas

aislados, servía para mantener enterado a

Guerrero y a sus tropas de cuanto ocurría.

El magnifico sistema de comunicación que

crearon López Rayón y Morelos continuaba

sirviendo en menores proporciones para

mantener en los rebeldes del Sur el

conocimiento de lo que ocurría en México y

en España.

Los períodos en que se gozó de las

libertades que concedía la Constitución

liberal de Cádiz, libertades muy

restringidas desde la época de Calleja, y

las noticias que aportaba la prensa liberal

podían, en esos momentos, ser mejor

conocidas por los insurgentes. Las

aperturas constitucionales, las

manifestaciones antiabsolutistas, tanto

metropolitanas como las que se daban en

Nueva España, favorecían en buena

medida a los insurgentes por muy aislados

que estuvieran. Ello explica por qué

Vicente Guerrero pudo conocer los grandes

cambios políticos que se operaban y actuar

inteligentemente en provecho de su causa;

por qué pudo acomodarse a una coyuntura

que resultaba favorable para salir del

estancamiento en que se encontraba la

guerra de Independencia. Guerrero

comprendió que dado el desgaste militar y

moral, la independencia no podía lograrse

con la pura fuerza de las armas, sino

mediante el empleo de una diplomacia y

una política hábil, oportuna y eficaz.

Por su parte el virrey, por entonces Juan

Ruiz de Apodaca, adoptó frente al

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

121

movimiento insurgente una política hábil, de

tolerancia, de comprensión y de

acercamiento a diversos grupos tanto de la

sociedad colonial: clero, comerciantes,

funcionarios, como también hacia los núcleos

rebeldes, ofreciéndoles el indulto, garantías y

algunos beneficios. Apodaca veía con cierto

estupor los vaivenes de la política europea,

concretamente de la metropolitana, y se

daba cuenta de que los sistemas

monárquicos absolutos eran arrasados por el

oleaje liberal; de que las nuevas ideas que la

Ilustración y el liberalismo habían aportado

representaban una fuerza incontenible, y que

se habían plasmado en un programa de

acción que postulaba cambios esenciales en

la futura organización política y jurídica de

muchos pueblos. Veía el virrey Apodaca que

el porvenir tenía que ser diferente, que era

indispensable efectuar cambios radicales,

pero que él, como representante del monar-

ca, estaba obligado a salvaguardar los

intereses que le habían confiado, a mantener

el orden y la tranquilidad en la rica colonia

novohispana.

Muchos personajes de su entorno pensaban

lo mismo, aunque algunos, principalmente

los criollos, aspiraban a obtener mayor

libertad, un más franco desarrollo y la

posibilidad de acceder a los rangos civiles y

eclesiásticos que se les habían negado. Los

grupos ligados con la magistratura estaban

conscientes de las ventajas que aportaban

las constituciones que frenaban la

arbitrariedad y el capricho de las auto-

ridades, que otorgaban a los ciudadanos un

mínimo de garantías y que abrían a los

americanos la posibilidad de hacer oír su voz

en las asambleas políticas.

Mineros y comerciantes veían en la apertura

liberal que se daba en la economía la

posibilidad de beneficiarse, de establecer

relaciones más ágiles y provechosas con

los centros comerciales que les habían

estado vedados por la existencia del

sistema económico que se apoyaba en el

monopolio y el control de las

transacciones. Los grupos peninsulares,

burócratas y rentistas, sentían pavor del

cambio que les desplazaría. Aferrábanse a

las viejas ideas e instituciones, se

atrincheraban en la condena que

funcionarios y eclesiásticos hacían

vehementemente de todo cuanto oliera a

innovación, a las ideas de filósofos y

juristas modernos.

Los aristócratas y la clase media poco

informada temían las revueltas sociales, el

desorden, la anarquía que se dio en los

primeros momentos de la insurgencia.

Prelados de alto nivel, la mayor parte pe-

ninsulares, aprestábanse a defender el

trono y el altar de los embates de quienes

no aceptaban la teoría del poder divino de

los reyes, y de los que ansiaban una

Iglesia más entregada a sus funciones

espirituales que consagrada a mantener

por la coacción religiosa la adhesión a una

forma estatal que no beneficiaba al pueblo.

Este último, nuevamente en forma callada,

ansiaba su libertad, el fin del sistema

esclavista y de castas, humillante e

inhumano. Deseaba la supresión del pago

de tributos, gabelas y alcabalas; ansiaba

una distribución equitativa de la riqueza,

de la propiedad territorial; la restitución de

las tierras y aguas de las cuales desde

hacía varios siglos había sido despojado.

Deseaba también la dotación de sitios para

cultivo, indispensables para sustentar sus

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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numerosas familias, la impartición de pronta

y eficaz justicia y la desaparición de un

sistema discriminatorio que evitaba la

movilidad social y el goce de los derechos

naturales y civiles que todo hombre tiene.

En verdad, el pueblo, entusiasmado por los

ideales libertarios, se había sumado

inasivamente al movimiento insurgente,

como forma de cambiar su situación. El

desarrollo militar y político de la emancipa-

ción no permitió que ese cambio total se

realizara. Varios años de guerra sangrienta,

que diezmo a la población, si bien revelaron

el hondo patriotismo del pueblo, no sirvieron

para efectuar en su favor todos esos cambios

que anhelaba, y por los que se volvería a

sacrificar. El pueblo deseaba el cambio, y

por hacerlo posible volvería a apoyar a los

caudillos en turno.

Tal era el panorama que presentaba la

sociedad mexicana a finales de 1819. En la

Metrópoli, la situación era igualmente

diversa. Las clases altar, aferradas a sus

posiciones tradicionales, temían la desapari-

ción de sus privilegios, pero en el pueblo latía

el descontento por la desigualdad, la miseria

y la ignorancia. La clase media instruida,

consciente de su valor y ornas politizada,

aspiraba al cambio. Letrados, eclesiásticos v

militares, influidos por el liberalismo, la

masonería y la Ilustración, que también

renovaba la teología, estaban predispuestos

a los cambios. Veían al monarca como un

ente político necesario, pero no como figura

sobrenatural con carácter divino. Habían

desacralizado la figura real y aceptaban que

la voluntad popular fijara por la voz de sus

representantes, en una ley superior, los

anhelos, principios y formas con los que

querían vivir.

Por esa razón, el pueblo español vio con

agrado y apoyo el pronunciamiento que u

grupo de militares liberales, encabezados

por el comandante Rafael de Riego, hizo el

primero de enero de 1820 en Cabezas de

San Juan, provincia de Sevilla, con la

bandera del constitucionalismo,

movimiento que fue apoyado

clamorosamente y obligó a Fernando VII a

jurar la Constitución de 1812 y a encauzar

su gobierno a través de las normas

políticas y jurídicas que la sustentaban. El

rey entregó el poder a un gobierno liberal

que, con las presiones que todo

movimiento de reacción conlleva, extremó

los postulados del liberalismo.

Tres años duró la euforia liberal

constitucionalista, que de España pasó a

todas las provincial de su vasto imperio. En

Nueva España el entusiasmo por esa

medida se desbordó, como había hecho en

1813 al elegir sus Diputaciones

Provinciales y los Diputados a Cortes,

entusiasmo que Calleja se ocupó de

reprimir, pero volvió en 1820 a lanzarse a

calles y plazas para vitorear a la

Constitución, mostrando así su firme apoyo

a un régimen de derecho. La presión

popular fue tan violenta que el virrey hizo

jurar la Constitución en la capital el 31 de

mayo, juramento que se repitió en toda la

extensión del virreinato. Reimprimieronse

gran número de ejemplares de la

Constitución gaditana que circularon por

todo el territorio, llevando al pueblo el

conocimiento de sus derechos

fundamentales. De las imprentas de

México, Puebla y Guadalajara salieron

multitud de publicaciones en las que, al

lado del simple oportunismo político y el

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

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elogio desmedido, se pueden encontrar

valiosas, operantes e inteligentes ideas

político-jurídicas que conformaban la

ideología mexicana de ese momento y

preludiaban el futuro.

Mucha literatura superflua circula a partir de

mayo de 1820, pero también se percibe la

preocupación de algunos publicistas y juristas

destacados por ocuparse de la Constitución,

de sus postulados y finalidades como base de

toda convivencia de la sociedad, y de ésta

con el Estado. El doctor Blas Osés, abogado

de la Real Audiencia, rector del Colegio de

Santos y miembro de la Academia Pública de

Jurisprudencia Teórica y Práctica, inauguró el

28 de noviembre de 1820, en la Universidad

de México, la cátedra de Constitución, con lo

cual daba acceso en la institución académica

más respetable al estudio del Derecho

Constitucional moderno.

Apodaca había enviado repetidas veces a los

jefes rebeldes invitaciones para que se

acogieran al indulto general decretado, pero

ofreciéndoles además otras ventajas. A toda

costa trataba de pacificar el país, y si no lo

lograba con las armas, había que intentarlo

diplomáticamente. Guerrero, al enterarse del

pronunciamiento liberal español, se dio

cuenta de que significaba una buena

coyuntura política, de que muchos grupos

veían colmados sus anhelos antiabsolutistas,

pero que otros, atemorizados o desconfiados

de los intentos liberales de la Metrópoli,

preferían apartarse del camino de España,

emanciparse y emprender una nueva vida

que atendiera sus propios intereses.

En la capital contendían ambos grupos.

Muchos criollos y mestizos del pueblo común

apoyaban fervorosamente la Constitución,

cuya vigencia, pensaban, les acarrearía la

independencia. Criollos y peninsulares de

los altos círculos favorecían la separación,

pues así protegerían sus intereses. En la

antigua casa e iglesia de la Profesa, que

desde la expulsión de los jesuitas ocupaba

la Congregación del Oratorio, criollos y

peninsulares de alto rango, encabezados

por el canónigo Matías de Monteagudo, de

acendrada posición conservadora, además

de asistir a ejercicios espirituales, discutían

la situación política reinante. Abogados,

militares, clérigos, comerciantes y

terratenientes conversaban, tratando cada

uno de imponer sus ideas peculiares en

torno de los acontecimientos de la

Metrópoli. A los eclesiásticos les asustaba

la penetración de las nuevas ideas,

principalmente aquellas que apoyaban la

tolerancia religiosa y la desamortización de

sus bienes, aun cuando algunos

eclesiásticos habían apoyado esta última

para subvenir los gastos que requería la

guerra contra el invasor. Los

comerciantes, ligados con el monopolio

español, temían que éste se rompiera y

afectara sus intereses, y los que deseaban

su desaparición veían que ese hecho les

beneficiaría, pues podrían comerciar

libremente. Los militares advertían que

oficiales de igual categoría, con el uso de

las armas, podían imponerse al soberano,

obligarle a acatar la voluntad popular y

subordinarle al interés de la nación. Sólo

un vínculo común existía entre los ejerci-

tantes de la Profesa, el religioso, pues

respecto a nacionalidad e intereses

económicos tenían posiciones diferentes.

De las reuniones de la Profesa estaba

enterado el virrey Apodaca. Miembros de la

Secretaría Virreinal asistían a ellas y

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

124

actuaban como espías. De esta suerte, el

astuto gobernante estaba al tanto de la opi-

nión de los grupos influyentes y podía

comparar lo ocurrido en España con lo que

acontecía en México, y así podía intervenir

oportunamente, en lo personal, Apodaca era

bastante conservador y no simpatizaba con el

extremismo liberal ni con las libertades que

otorgaba la constitución de Cádiz.

Vicente Guerrero, fogueado en la guerra, al

conocer el levantamiento de Riego, advirtió el

poder del ejército en la toma de decisiones y

cómo éste se convertía en factor decisivo en

la conducción política. Convencido de que en

ese momento la marea liberal resultaba

incontenible y que ella barrería al tímido

virrey, concibió la idea de pactar con un

militar fuerte y prestigiado. José Gabriel de

Armijo, su contrincante quien le había

instado repetidas veces a indultarse, para

terminar con la inútil guerra de desgaste a la

que desde hacía tiempo se enfrentaban,

resultaba así el hombre deseado; mas

Guerrero no previó que Armijo conservaba

todavía muy arraigado el sentimiento de

lealtad a las instituciones, por lo cual, al

recibir una invitación de Guerrero

proponiéndole unir sus fuerzas para

independizarse, no se atrevió a actuar, e

informó al virrey de tan extraña

comunicación.

Guerrero no se desanimó, sino que insistió

en su proyecto, invitando al coronel Carlos

Moya, oficial de Armijo establecido en Chil-

pancingo, a sumarse a sus proyectos. Para

ello le escribió una carta el 17 de agosto de

1820, uno de cuyos párrafos sobresalientes

es el siguiente, en el cual puede apreciarse la

buena información que poseía sobre la

situación española y la sagacidad

psicológica con que actuaba ofreciéndole a

su contrincante el mérito de la gloria que

alcanzarían:

Como considero a vuestra señoría bien

instruido en la revolución de los liberales

de la Península, aquellos discípulos del

gran Porlier, Quiroga, Arco-Agüero, Riego y

sus compañeros, no me explayaré sobre

esto y si paso a manifestarle que éste es el

tiempo más precioso para que los hijos de

este suelo mexicano, así legítimos como

adoptivos, tomen aquel modelo para ser

independientes no sólo del yugo de

Fernando, sino aun de los españoles

constitucionales. Sí, señor don Carlos, la

mayor gloria de Guerrero fuera ver a V. S.

decidido por el partido de la causa

mexicana y que tuviera yo el honor de

verlo, no de coronel de las tropas

españolas (en donde se tienen muchos

rivales), sino con la banda de un capitán

general de las americanas, para decir por

todo el orbe que yo tenía un jefe, un padre

de mi afligida patria, un libertador de mis

conciudadanos y un director que con sus

realzadas luces y pericia supiera guiarnos

por la senda de la felicidad. . . Cuando se

trata de la libertad de un suelo oprimido,

es acción liberal en el que se decide a

variar de sistema. . . Mis confidentes, así

en México como en Ultramar, me aseguran

que en octubre próximo debe arribar a la

corte mexicana el excelentísimo señor

capitán general de Navarra don Francisco

Espoz y Mina a suceder al Venadito. El

primero sé que conserva cierto

resentimiento con los realistas (ignoro cuál

sea la causa) y puede ser que nos resulten

algunas ventajas. . .

Page 125: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

125

En este texto, como con entera razón afirma

el historiador Ernesto Lemoine, se prefiguran

los acontecimientos políticos futuros, prin-

cipalmente el surgimiento del Plan de Iguala,

pues en él se trata de la unión de españoles

y mexicanos para obtener la independencia,

la cual se haría mediante la cooperación de

las fuerzas realistas e insurgentes, actuando

como jefe el coronel Moya, y Guerrero en

calidad de subalterno.

Moya, fiel oficial de Armijo, comunicó a éste

la misiva de Guerrero y también al propio

virrey, quien entrevió una esperanza de

arreglo. Poco después, Apodaca cambió a

Armijo y nombró a Agustín de Iturbide, el 9

de noviembre, encargado de la Comandancia

del Sur. Iturbide, que había sido comandante

del Ejército del Norte, del que fue separado y

enjuiciado, acusado de extorsiones y malos

manejos, trataba de congraciarse con los

grupos dirigentes y mantenía gran amistad

con canónigo Monteagudo y otros personajes

ligados a Apodaca. Éste, al designar a

Iturbide, lo hizo porque conocía su aptitud

militar y porque pensó que podía pactar con

Guerrero y negociar la pacificación del país

sin alterar el gobierno. Los conjurados de la

Profesa creyeron, por su parte, que Iturbide

podría ser el jefe del movimiento que,

unificando a mexicanos y españoles y

garantizando el mantenimiento de la religión

católica, podría obtener la independencia de

la Metrópoli, que oscilaba entre absolutismo

y liberalismo convulsos.

Iturbide, ambicioso e inteligente, maduraba

dentro de sí un proyecto que le pudiera

beneficiar. El 1º de diciembre se hizo cargo

en Teloloapan de la Comandancia del Sur y,

mediante copiosa correspondencia, empezó a

establecer contactos con antiguos amigos y

conocidos. Para no despertar sospechas,

emprendió una campaña contra las tropas

de Pedro Ascensio, las cuales lo

derrotaron. Guerrero por su parte, vencía a

fuerzas de Carlos Moya. Estos descalabros

le mostraron que los insurgentes tenían

arraigo en el Sur, que luchaban con patrio-

tismo y valor y que resultaba difícil

exterminarlos. Convenía mejor pactar con

ellos. Así, el 10 de enero de 1821, dirigió

una primera carta a Guerrero llamándole

“Muy señor mío”. Éste no le respondió

hasta el día 20 desconfiando de sus

intenciones, y batió en Cueva del Diablo a

contingentes de Iturbide. El 4 de febrero,

desde Tepecuacuilco, escribe nueva carta

llamando al suriano “Estimado amigo” y

proponiéndole una entrevista en la cual

pudiera abrazarlo, pues lo consideraba

“hombre de bien”. En esa carta

exteriorizaba sus planes de independencia,

le indicaba que se constituiría un gobierno

monárquico con arreglo a una constitución

peculiar y adaptable al reino; que si se

llamaba a Fernando VII, lo hacía como

maniobra política. Que él, Iturbide, batiría

a las fuerzas virreinales que se opusieran a

ese plan, pincipalmente a las del centro, en

tanto Guerrero, con su ejército, defendería

la línea del Sur, guardándole las espaldas.

Para el 24 de febrero, Iturbide concluyó en

Iguala su famoso plan mediante el cual se

consumó la independencia, y que contó

con la aquiescencia de Guerrero. Ambos

ejércitos juraron sostener ese plan y el día

14, en Acatempan, cerca de Teloloapan, se

encontraron ambos jefes decididos a luchar

unidos por ver a su patria libre. El Ejército

Trigarante, como se denominó al que

defendería religión, independencia y unión

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LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

126

íntima de americanos y europeos, se aprestó

a combatir por su causa. Copias del Plan de

Iguala fueron enviadas al virrey, al arzobispo

y a las principales autoridades civiles,

eclesiásticas y militares, y las adhesiones de

los prelados y jefes de armas se sucedieron

una tras otra. Las ciudades más importantes

de Nueva España recibieron a los trigarantes

encabezados por Iturbide con inmensas

muestras de júbilo. Valladolid, Guanajuato,

Querétaro y Puebla lo aclamaron como

libertador. La guarnición de México optó por

apoyar su movimiento, destituyó al virrey

Apodaca y nombró para remplazarlo al

mariscal Francisco Novella.

Iturbide, durante su recorrido triunfal,

permaneció atento tanto a las adhesiones,

cuanto a la oposición que su movimiento

había despertado, teniendo en consideración

que algunos elementos peninsulares no

habían manifestado su conformidad, como el

general Dávila, comandante de la fortaleza

de San Juan de Ulúa, en la que siguió

ondeando el pabellón español. También

estuvo atento a la llegada de noticias de

España, y así se enteró, durante su estancia

en Puebla, de que había llegado a Veracruz

Juan O'Donojú, quien venía a sustituir a

Apodaca, y el cual traía el titulo que la

Constitución gaditana le daba de Jefe Político

Superior, pero que en realidad hizo de él el

último virrey.

El arribo de Juan O'Donojú, hombre de

ascendencia liberal, afiliado a la masonería, y

que había influido en el ejército liberal

español, hizo que Iturbide cambiara

hábilmente sus planes de entrar pronto en la

ciudad de México, de tal manera que destacó

emisarios al camino por el que vendría el

virrey, y esperó. O'Donojú, por su parte,

al llegar a Veracruz se enteró del estado de

cosas reinante, del paso al Ejército

Trigarante de toda o la mayor parte de la

milicia española y de la adhesión de

autoridades civiles y eclesiásticas. Como

liberal, ese estado de cosas le gustaba;

como militar, comprendió que Nueva

España se había perdido para la Metrópoli

y que sólo una guerra cruenta con un

enorme ejército podría, a través del

tiempo, hacer que volviera a la sujeción y

eso si se tenía mucha suerte. Los contados

soldados que le acompañaban resultaban

insuficientes para intentar cualquier acción,

por lo que era indispensable actuar como

hábil diplomático, como sagaz político. Por

ello, al entrar en el territorio, destacó

personal para ponerse en comunicación

con Iturbide.

Ambos convinieron en entrevistarse en la

villa de Córdoba, lo cual efectuaron el 24

de agosto de 1821. Iturbide expuso a

O'Donojú la situación reinante, el apoyo

general de los mexicanos y españoles a su

empresa; le explicó los principios

esenciales del Plan de Iguala, que lla-

maban para hacerse cargo del trono de

México a Fernando VII, y las ventajas de

hacer realidad esos principios, tanto para

España como para México.

Comprendió O'Donojú la situación, aceptó

la realidad y después de conferenciar

largamente con Iturbide, accedió a firmar

con él el convenio conocido con el nombre

de Tratados de Córdoba, integrado por 17

artículos, en los que se reconoce a México

como nación soberana e independiente, se

crea un gobierno monárquico

constitucional moderado, y se llama a

Page 127: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

LA CONSPIRACION DE QUERETARO Y LA REBELION DE HIDALGO________________

127

reinar en el Imperio Mexicano, en primer lu-

gar, al señor don Fernando VII, y por su

renuncia o no admisión, al serenísimo infante

don Carlos Luis, y por renuncia o no

admisión, al que las Cortes del Imperio

designaran.

Aun cuando los Tratados de Córdoba

traducen fielmente los principios consignados

en el Plan de Iguala, Iturbide, con hábil

inteligencia, modificó los términos del artículo

4. ° del plan, el cual, al señalar a las

personas que ocuparían el trono se leía:

“Fernando VII y en sus casos los de su

dinastía o de otra reinante serán los

emperadores, para hallarnos con un monarca

ya hecho y precaver los atentados de

ambición. En cambio, en él artículo tercero

de los tratados, en su última parte, al no

aceptar ninguno de los miembros de la

familia real el trono de México, “serían las

Cortes del Imperio las que designaren al em-

perador”. De esta suerte, al dejar abierto

ese resquicio, pensó que podría ser un

mexicano, ¿y por qué no él el designado?.

Con habilidad cortaba con la dependencia de

la monarquía española, y O'Donojú, hubiera

o no entrevisto esa perspectiva, estuvo de

acuerdo, firmó el pacto y autorizó el paso de

dos comisionados para que fueran a España

a llevar copia de los tratados y obtener la

aprobación del monarca.

Más aún, el día 31 de agosto, desde Córdoba,

una vez pasada la euforia del encuentro y del

arreglo, y antes de marchar con Iturbide a la

capital mexicana, escribió al secretario de

Estado y del despacho de Ultramar,

encargado de los asuntos del Imperio, una

larga carta en la que le expone su conducta

en México, los contactos que había estable-

cido con Iturbide, la situación general

reinante y, principalmente, el acuerdo o

tratados, de los que enviaba copia. La

parte más sobresaliente de esa carta dice:

El resultado de nuestra conferencia es

haber quedado pactado lo que resulta de la

copia de nuestro convenio (los tratados.

Yo no sé si he acertado. Sólo sé que la

expansión que recibió mi alma al verlo fir-

mado por Iturbide en representación del

pueblo y ejército mexicanos, sólo podrá

igualarla la que reciba al saber que ha

merecido a aprobación de S. M. y del

Congreso. Espero obtenerla cuando

reflexiono que todo está ganado, menos lo

que era indispensable que se perdiese,

algunos meses antes o algunos después.

La Independencia ya era indefectible, sin

que hubiera fuerza en el mundo capaz de

contrarrestarla. Nosotros mismos hemos

experimentado lo que sabe hacer un

pueblo que quiere ser libre. Era preciso,

pues, acceder a que la América sea

reconocida por nación soberana e

independiente y se llame en lo sucesivo

Imperio Mexicano.

Hay que adelantar que, habiendo llegado al

gobierno español los Tratados de Córdoba,

pese al espíritu liberal que le animaba,

desconoció lo pactado por Juan O'Donojú,

cuya conducta desautorizó y negó el

reconocimiento al Estado Mexicano que

surgía. Habría que esperar hasta 1836

para que España reconociera la

independencia de su antigua colonia.

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LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

128

BLOQUE II

LA FORMACIÓN

DE

LA NACION

Sólo a finales del siglo XVIII aparecieron

las bases internas de la génesis del

capitalismo mexicano: a). despojo y

liberación de las masas; b) migración y

expansión urbana; c) ampliación del mer-

cado regional interno; d) acaparamiento

de cuantiosas riquezas monetarias en

manos privadas (la riqueza eclesiástica

era un obstáculo al nacimiento del

capitalismo); e) una nueva estructura

social en la que las castas eran el

fermento del proletariado, y los mineros y

rancheros criollos, las larvas de la nueva

burguesía nacional. Sólo cuando estas

nuevas fracciones de clase tuvieron

suficiente fuerza, la riqueza social pudo

comenzar a invertirse (y reinvertirse)

productivamente como capital interno,

propio, autógeno; f) la coyuntura del auge

minero, de la expansión agrícola, de la

consolidación de los obrajes.

La proliferación del artesanado urbano y el

esplendor de las construcciones, del

comercio y de la arriería, así como la

LA DIFICIL GENESIS DE CAPITALISMO MEXICANO

Page 129: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

129

implantación de las reformas borbónicas,

dan cuenta de la crisis general de la vieja

sociedad colonial a finales del siglo XVIII,

condición histórica del inicio del período de

transición hacia el capitalismo.

Desde 1822 la competencia entre los

países capitalistas para colocar sus

productos y capitales se abatió sobre

México. Esta sed expansionista coincidió

con la ingente necesidad interna de

créditos para sanear la hacienda pública y

reactivar la minería. Pronto Inglaterra y

los Estados Unidos se interesaron y

enviaron sendos agentes diplomáticos

oficiosos que prepararon el terreno para el

reconocimiento oficial de la independencia

del país.

En octubre de 1822 había llegado ya a

México, con carácter extraoficial, el

enviado norteamericano Joel R. Poinsett,

expulsado luego por Iturbide. En enero de

1824 el canciller inglés, Lord Canning,

manifestó su intención de establecer

relaciones con los jóvenes países

latinoamericanos y firmar con ellos

tratados de amistad, comercio y

navegación, reconociendo de facto y de

jure su independencia de España.

Después de la firma de un tratado

ventajoso para Inglaterra, se desató en

Londres el mito de la plata, difundido por

el Ensayo Político sobre el Reino de la

Nueva España, de Alejandro ovni

Humboldt y las gestiones de Lucas

Alamán, que a la sazón buscaba

febrilmente socios capitalistas en Francia e

Inglaterra para fundar compañías mineras

en México.

Poco tiempo después, en 1825, volvía a

México el enviado oficial de los Estados

Unidos, el ya conocido Joel R. Poinsett,

quien se dedicó a intrigar en pro de la idea

de extender los Estados Unidos sobre

territorio mexicano. Aprovechando la

buena fe de los liberales mexicanos y su

admiración por el país del norte como

modelo de país anticolonial, republicano y

federal, organizó la logia yorkina y se

inmiscuyó activamente en la política inter-

na con miras a obtener ventajas

territoriales. A pesar de la subordinación

ideológica de los radicales a Poinsett y su

sensibilidad a las presiones del mismo,

fueron intransigentes en cuanto a la

integridad territorial, hasta que una

guerra de agresión consumó el designio

expansionista yanqui.

En medio de un clima de xenofobia

antiespañola, derivado del temor a la

reconquista, de los odios impulsados por

los ingleses y norteamericanos ansiosos

de controlar el comercio y de las

conspiraciones políticas promonárquicas

de los residentes hispanos, los radicales

insurgentes pretendían ganar la voluntad

de las masas, impulsar con toda celeridad

el proyecto federalista y liberal. En 1828

algunos miles de españoles fueron

expulsados de México, dejando vacíos los

circuitos del comercio regional, que pronto

fueron llenados por multitud de

aventureros y comerciantes ingleses,

franceses, norteamericanos y alemanes

atraídos por el mito de la plata mexicana.

Con ellos llegó un nuevo tipo de comercio,

técnicamente mucho más avanzado, más

ligado a una mentalidad colonizadora

moderna. Pronto las casas y las modas

extranjeras dominaron el panorama

económico y cultural de la élite urbana.

Page 130: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

130

Al mismo tiempo aparecen nuevas zonas

periféricas de explotación de metales

preciosos y de incipiente producción

agroexportadora. Los minerales de

Zacatecas o de Parral, de Batopilas o

Santa Rosalía, ya no pasan por México y

Veracruz, sino que se exportan

directamente vía Tampico y Mazatlán. El

camino es mucho más corto y menos

accidentado; los precios, por tanto, más

bajos, y la realización de la mercancía,

más fácil.

Las guerras y los motines movilizan masas

y expulsan gente de las regiones

densamente pobladas del Altiplano Central

hacia el norte o hacia las costas. Esta

amplia periferia es tierra inhóspita y

brava, pero promisoria. Un hombre con

agallas e iniciativa puede formar su

porvenir si se dedica al campo y/o al

contrabando. Las asoladas e inmensas

costas, llanuras y montañas son refugio

natural de aventureros, maleantes,

desertores y alzados. Una administración

federalista o centralista, cuyo radio de

control real no llega más allá del Valle de

México, no puede saber lo que ocurre en

su periferia. Ésta se fue ocupando lenta-

mente de pobladores menos arraigados en

la sociedad tradicional. Grandes haciendas

ganaderas, restos de las antiguas

novohispanas, se debatían entre la

inseguridad y el aislamiento. A la par,

surgían nuevos terratenientes que

arrebataban, en medio del caos, tierras de

comunidades, de dueños ausentistas o de

nadie. Los caudillos liberales se dedicaban

en sus horas de reposo o en sus días de

ostracismo político a cultivar sus tierras y

a explotar a sus peones como patriarcas

regionales. Los puertos del norte y la

periferia son hijos naturales de estas

nuevas tendencias, cuyo florecimiento se

dará de 1850 en adelante. Mucho tendrá

que ver esta expansión periférica con la

creación de una sólida base social de

apoyo al proyecto liberal burgués y a la

consolidación de una base de defensa

contra las invasiones extranjeras y en

favor de la consolidación del Estado

nacional.

LOS GRANDES PROYECTOS

ECONÓMICOS: IMPULSOS, ÉXITOS

Y FRACASOS

Al calor del ejemplo del mundo europeo se

forja en las élites de México la imagen del

progreso sustentado en el desarrollo in-

dustrial, como tónica del siglo y base del

pujante porvenir del país. México será

fuerte, libre y feliz, diría el más tesonero e

ilustre impulsor de la industria, Esteban de

Antuñano

si implanta el moderno sistema fabril,

textil y siderúrgico, Alamán se asocia a

ingleses para revitalizar la minería y luego

fundar el Banco de Avío. El terreno,

empero, era poco propicio. Las máquinas

modernas no podían implantarse en un

país atrasado, desarticulado, inculto

técnicamente, inseguro para la expansión

de la propiedad capitalista. El esfuerzo es

admirable. Los monstruos de la era

industrial fueron instalándose en minas,

empresas textiles y molinos, pero pocos

funcionaron exitosamente. Los más

fracasaron debido a los elevados costos de

mantenimiento, la escasez de refacciones

y la insipiencia del mercado interno.

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LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

131

Los intentos más serios para dotar al

conjunto de la actividad económica de una

nueva dinámica lo constituyeron las inver-

siones mineras y el Banco de Avío. Como

ya se vio, hacia 1824 Lucas Alamán se

asoció con empresarios ingleses, quienes,

aprovechando una situación de excesiva

oferta de capitales en Londres, realizaron

fuertes inversiones para restaurar con

técnicas modernas el antiguo esplendor

minero mexicano. En total, se integraron

seis sociedades anónimas entre las que

descuellan la Compañía Unida de las Minas

de México y la Compañía Anglomexicana.

En menos de cinco años derramaron en

México alrededor de treinta millones de

pesos, coincidiendo su inversión con dos

acontecimientos muy contradictorios, pero

mutuamente explicables: en México, la

primera y única administración pública

que terminó su período de cuatro años

(Guadalupe Victoria); en Inglaterra, la

primera crisis capitalista moderna. Lo

primero

fue posible, en parte en virtud de las

grandes inversiones mineras, que dieron

ocupación a miles de trabajadores y

permitieron estimular la incipiente

industria textil y aumentar los ingresos

fiscales. Lo segundo, gracias a la gran

expectativa desatada por la minería

mexicana entre los inversionistas ingleses,

que se libraron a una escandalosa

especulación bursátil en Londres. Las

acciones de la Compañía Unida y de la

Anglomexicana llegaron a ganar hasta

400% sobre su valor nominal. Cuantiosos

capitales se canalizaron hacia acciones

que dejaban tan altas y fáciles ganancias.

Pero esto supuso la paralización del

crédito a empresas productivas y la brusca

disminución de la inversión industrial.

A partir de mediados de 1826, se produjo

una serie de quiebras. Paralizada también

la exportación de textiles hacia Oriente y

la importación de cereales de Polonia y

Rusia, con un mercado interno contraído

por el paro obrero, bastó -en diciembre

del mismo año- una falsa alarma,

consistente en afirmar que un banco

vecino a la Bolsa ardía, para producir un

gran pánico. Miles de accionistas exigían

que las compañías les pagaran sus

dividendos y el principal de sus acciones

nominativas en moneda metálica.

Multitud de empresas acudían a los bancos

a extraer sus depósitos. Decenas de

bancos no podrían saldar cuentas. Al fin,

en 1827, muchas empresas y bancos se

declararon en quiebra.

En 1826, debido a que los informes de los

agentes ingleses en México señalaban que

los cuantiosos capitales invertidos dos

años antes no eran suficientes y que

todavía faltaba la mitad de los trabajos

para reacondicionar las minas, cundió la

desconfianza entre los accionistas

ingleses. ¿Que había ocurrido con las

expectativas, ilusorias, en la riqueza

minera mexicana?

Los ingleses y Lucas Alamán confiaban en

la fuerza del capital y de la tecnología

moderna para reconstruir la grandeza

minera. Pero las modernas maquinarias,

como las bombas de desagüe de minas,

funcionarían únicamente si se instalaban

en un medio productivo integrado a una

racionalidad tecnoeconómica adecuada. En

México, hubo que reconstruir previamente

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LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

132

toda la infraestructura minera derruida por

la guerra civil. Por eso la recuperación de

la inversión fue lenta. Pero éste no era el

único obstáculo que debía vencerse, había

otros. Hasta 1880, las minas mexicanas

de origen colonial seguían siendo

explotadas con una técnica primitiva

basada en la depredación de la naturaleza

y de los hombres y no en la previsión

racional. Nunca se siguió un esquema

estricto en el sistema de galerías

interiores; no hubo métodos de utilización

óptima del medio natural para el desagüe.

No existía una contabilidad estricta de

costos, precios, ley metálica de minerales,

transportes y disponibilidad de recursos

adicionales. La abundancia de brazos y la

tradición prevalecieron. Por eso, cuando

los ingleses instalaron sus pesadas bom-

bas, no sirvieron para gran cosa. Las

minas mexicanas no eran un sistema de

vasos comunicantes, sino anárquicas

cuevas sin intercomunicación, sin

soportes, sin ventilación. En los alrededo-

res no había carbón mineral ni vegetal.

Tres siglos de irracional depredación

habían acabado con los bosques. Además

los caminos estaban en mal estado e

impedían el suministro de repuestos y de

materias primas auxiliares.

La idea de fundar un banco refaccionario o

de avío surgió ya en 1825, cuando

Lorenzo de Zavala, admirador del sistema

industrial, sugirió a Ildefonso Maniau, alto

funcionario hacendario, un plan para

desarrollar las manufacturas nacionales,

consistentes en que el “. . . Estado

proveyera de capital a los artesanos

mexicanos y también de maquinaria

moderna y de la enseñanza técnica

necesaria. "Empero no fue el grupo liberal

quien puso en práctica el proyecto, sino el

conservador, con Lucas Alamán como

promotor. El 16 de octubre de 1830, bajo

la administración centralista del general

Anastasio Bustamante, se emitió la ley

fundadora del Banco de Avío.

El Banco de Avío contaba con un capital de

un millón de pesos, extraído de impuestos

sobre la importación de los géneros de

algodón. Los préstamos se destinarían a

comprar y distribuir maquinaria moderna

(sobre todo textil), a precios de costo con

créditos al 5 % de interés anual. Además,

se intentaba impulsar las modernas

empresas siderúrgicas para construir

máquinas en México. Con altibajos, el

banco funcionó durante doce años,

canalizando, en total, un capital efectivo

de 650 mil pesos, invertidos en muchos

proyectos, de los cuales varios fueron

sonados fiascos. Sin embargo, catorce de

ellos florecieron como prósperas empresas

modernas en diversos lugares del país. El

general Santa Anna lo clausuró el 23 de

septiembre de 1842; pero, para proseguir

la idea, fundó el 2 de diciembre de ese

mismo año Dirección General de

Industrias, con el propósito de formar

juntas de vecinos en todo el país (como en

España, setenta años antes, las

sociedades de amigos del país) que

discutieran y se asociaran para crear, por

iniciativa individual, las tan deseadas

industrias. La penuria fiscal y el uso para

otras necesidades del escaso presupuesto

destinado al fomento dificultaron la

empresa.

A la vez que se ponían en marcha los

proyectos anteriores, desde 1828 José

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LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

133

María Godoy, asociado a capitalistas

ingleses, venía solicitando al Congreso de

la Unión se le concediera el derecho

exclusivo para introducir máquinas textiles

de lana y algodón. Prometía, a cambio,

establecer mil telares modernos. Con esto

-decía- prosperaría el país y aumentarían

los ingresos del Estado. En el Congreso,

la diputación artesanal del estado de

Puebla donde la manufactura sobrevivía a

su antiguo esplendor, rechazó el proyecto

por considerarlo como una maquinación

extranjera para apoderarse de la industria

nacional y proletarizar a los artesanos. El

proyecto se archivó.

OBSTÁCULOS ESTRUCTURALES AL

SURGIMIENTO DEL CAPITALISMO

Durante el período de 1824 a 1850 las

distintas iniciativas de industrialización

tropezaron con serías dificultades y

lograron poco éxito. Entre los obstáculos

más significativos se pueden enumerar los

siguientes:

1. A pesar de que el país ya era

independiente, el aparato estatal y la

política fiscal seguían funcionando

conforme al antiguo mercantilismo colonial

español. Las gabelas dificultaban la

circulación y el desarrollo del mercado

interno.

2. Los altos precios internos y la baja

calidad de los productos locales inclinaban

a los consumidores hacia los productos

importados, de precios bajos y

presentación novedosa. A la par, los altos

impuestos de importación, la escasa

vigilancia de las inmensas costas y

fronteras despobladas, la presencia de

aventureros y la corrupción

administrativa, hacían florecer el

contrabando y frenaban las iniciativas de

los empresarios nativos.

3. La descapitalización interna, provocada

por la emigración y luego expulsión de los

españoles, la transferencia de ganancias

promovida por aventureros extranjeros y

el atesoramiento (entierros de metálico,

adquisición de valores-refugio como

bienes inmuebles, tierras y alhajas) de

cuantiosas sumas eran estimuladas por los

procesos inflacionarios y la inestabilidad

política.

4. Hasta mediados del siglo XIX el capital

privado era básicamente usurario,

especulativo, surgido del peculado, del

contrabando, de la desamortización de

bienes eclesiásticos. El capital eclesiástico

era predominante, dada la sobrevivencia

de los antiguos sistemas de crédito

hipotecario en la agricultura, la vigencia

del diezmo eclesiástico, las donaciones de

fieles ricos y un próspero negocio de

inmuebles urbanos en poder del clero.

5. La antigua estructura económica en

quiebra seguía imperando. Sus

características eran: la insularidad de los

mercados regionales, la escasa densidad y

desigual concentración demográfica, la

limitada división social del trabajo, lo

rudimentario de los medios de transporte,

la bajísima productividad, la destrucción

Page 134: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

134

cíclica de fuerzas productivas agrícolas y

mineras, la dependencia de las crisis

agrícolas y mineras, la dependencia de las

crisis agrícolas tradicionales con sus se-

cuelas de hambrunas periódicas y una

elevada renta absoluta de la tierra, que

impedía la conversión capitalista de la

agricultura.

6. Finalmente la inestabilidad política y

social permanente.

Pese a estos obstáculos el proceso de

acumulación capitalista se abría paso,

lenta y accidentadamente. En los

mercados urbanos surgía una burguesía

con vocación moderna. Poco a poco se

modernizaban los métodos de producción

y el comercio se integraba en circuitos

permanentes. Avanzaba la acumulación

originaria, a la vez que se integraba un

mercado interurbano. Hacia 1850

funcionaban cerca de cincuenta empresas

modernas en cinco regiones del país,

predominando el Valle de México.

LA GÉNESIS DEL CAPITALISMO

MEXICANO AL MEDIAR EL SIGLO XIX

Las características más significativas de

tal proceso de génesis capitalista se

observan en el desarrollo de la industria

textil. Hacia 1846 el capital privado

invertido en textiles era de unos doce

millones de pesos, en tanto que el Banco

de Avío canalizó unos 650 mil pesos. La

mayoría de los inversionistas eran de

origen extranjero (ingleses y franceses),

pero arraigados en el país. Una fábrica no

se podía montar sin una inversión

promedio de 100 mil pesos, aunque había

fabricas como "La Constancia", de

Antuñano, que requirió 300 mil, o "La

Hércules", de Cayetano Rubio, de 800 mil,

o "La Magdalena", de Garay, en el D. F. ,

de un millón de pesos, capitales estos

cuantiosos para su tiempo.

Existían grandes capitalistas agiotistas

mexicanos que financiaban el gobierno al

50 % de interés y a los particulares al 23

% (tales como Antonio de Garay,

Cayetano Rubio, Manuel Escandón), que al

principio no participaron en la instalación

de industrias. Se hicieron fabricantes sólo

cuando, años después, se aseguraron que

la industria textil dejaba ganancias muy

elevadas.

En 1837 se fundaron cuatro fábricas

modernas de hilados en Puebla con ocho

mil husos, y en 1844 ya había 47 en todo

el país, con 113 813 husos. Durante largo

tiempo se hilaba en fábricas, pero se tejía

en la antigua industria artesanal. En 1843

había un total de 1 889 telares mecánicos,

de los cuales 540 se encontraban en

Puebla, y unos siete mil telares manuales,

de los cuales 1 275 se hallaban en Puebla,

o sea que Puebla contaba con el 25 % de

los telares mecanizados y el 17 % de los

manuales.

En 1842, 2 932 husos estaban parados

por falta de algodón y cinco fábricas de

Puebla habían cerrado. El algodón

mexicano, sobre todo el producido en

Veracruz y Tepic, costaba entre 15 y 22

pesos el quintal en el lugar de producción,

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LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

135

mientras en Puebla se pagaba a 38 y 48

pesos. En cambio, el algodón importado

de Estados Unidos, antes de pagar

derechos aduanales en Veracruz, costaba

doce pesos.

En 1845 se producían en total 641 182

piezas de manta y eran vendidas por los

fabricantes a cinco pesos reales, o sea, un

ingreso de 4 606 625 pesos. En 1843 los

costos en salarios, por unidad, eran de 2.

20 pesos, y 1. 35 adicionales por otros

gastos e impuestos. Esto representaba 1

520 600 pesos por salarios y 865 595 por

otros gastos. Si a esto se suma el

algodón, a 35 el quintal, agregamos 31

237 pesos. El costo total era, por lo tanto,

de 2 417 432 pesos y una ganancia bruta

de poco más del 50%.

Hacia 1850 los telares mecánicos podían

producir 1 231 500 piezas y los manuales

1 350 000, o sea, un total de 2 581 500

piezas de treinta varas, lo que significa un

total de 77 445 000 varas. Si se calcula

que cada persona de los 7 millones de

habitantes consumía diez varas de manta

al año, se observa que la capacidad era

suficiente para satisfacer la demanda

potencial. Pero la competencia inglesa era

aguda; y la representada por el sector

artesanal también. Mientras en 1867 una

pieza de manta inglesa se vendía en el D.

F. en ocho pesos, la manta fabril mexi-

cana de mejor calidad costaba 8. 50,

mientras la artesanal cinco pesos con tres

reales. Esto y la producción casera

explican por qué había una considerable

capacidad instalada ociosa.

La maquinaria textil era importada de los

Estados Unidos, Inglaterra y Francia. El

transporte y la instalación eran caros y

azarosos; el salario de los técnicos,

prohibitivo; las refacciones, difíciles de

adquirir. La tecnología de hilados no era

adecuada para el algodón mexicano. Los

trabajadores eran inexpertos y

constantemente diezmados por la leva

militar. Por eso, se enfatizaba en el

proceso moderno en hilados y se tejía con

la técnica artesanal. Así, en buena

medida la fábrica moderna reproducía la

estructura artesanal. La mayoría de las

empresas eran movidas con energía

hidráulica, relativamente barata; pero

estaban sujetas al ciclo estacional de

lluvias irregulares (sequías y lluvias

torrenciales), que perjudicaban el ritmo y

volumen de la producción.

La agricultura que suministraba el algodón

era tradicional; por ello no podía aportar

la cantidad exigida por el ritmo de ex-

pansión industrial, y en 1850 cubría un

quinto de la demanda de materia prima.

Asimismo, era rudimentario el sistema de

despepite y nulo el control de calidad. El

mercado de algodón estaba controlado por

grandes comerciantes usureros, que

encarecían el precio para obtener

ganancias fabulosas del algodón, nativo e

importado.

Los trabajadores, que al principio

escaseaban, no estaban capacitados, pero

sí acostumbrados a muchas festividades

religiosas. Poco a poco fueron adquiriendo

la nueva disciplina y hábitos del trabajo

industrial. Trabajaban seis días a la

semana, con jornadas que se extendían

desde las cinco de la mañana hasta las

nueve de la noche. Los jornales en

moneda eran sumamente bajos: de dos a

tres reales diarios la mayoría, y hasta de

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LA DIFICIL GENESIS DEL CAPITALISMO MEXICANO__________________________

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tres pesos (veinticuatro reales) los

escasos obreros calificados. Los sueldos

pagados en Puebla eran normalmente la

mitad de los de otras regiones. Una

cuarta parte de los trabajadores eran

niños, otra cuarta parte mujeres, y el

resto hombres adultos. Las condiciones

de trabajo eran insalubres, la explotación

tremenda. Los técnicos, administradores y

directores eran por lo general extranjeros

bien pagados. Gran cantidad de

trabajadores eran artesanos y campesinos

que combinaban actividades

agroartesanales con el trabajo fabril

estacional.

El Estado imponía altos impuestos a la

industria textil: 1. 5% sobre edificios y

maquinaria, más un real y medio por cada

huso funcionando, así como un impuesto

por importación de materia prima. Pero

cada estado -como si fuera un país

soberano-cobraba altos impuestos a los

empresarios locales y aún más altos a los

productos importados de otros estados.

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BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL_______________

137

A finales del siglo XVIII, ante el acoso de

otras potencias, la Corona española

implanta en la Nueva España diversas

reformas a fin de elevar sus ingresos y

asegurar su dominio amenazado por el

ejemplo anticolonial de los Estados

Unidos.

Entre las reformas administrativas

destacan, por su trascendencia, la

instauración de nuevos sistemas -

administrativo y hacendarlos-, así como

un ejército permanente. El caos e irra-

cionalidad de la antigua Real Hacienda

disminuyeron. El viejo sistema de "oficios

vendibles y renunciables", consistente en

vender las plazas al mejor postor y

arrendar la administración de rentas a

usureros, fue sustituido por el de

funcionarios eficientes y técnicos

contables, a sueldo del Estado, removibles

en todo momento. Estos se hicieron cargo

del poder público y de la recaudación,

control y funcionamiento del sistema

fiscal. Así mismo, se procedió al

establecimiento de normas precisas y cla-

ras, a un riguroso control, fiscalización y

registro con base en los procedimientos

racionales y en el uso de la contabilidad

por partida doble o técnica de balance. Se

levantaron inventarios y censos de

contribuyentes; se estableció un nuevo

organigrama de funcionamiento de

integración de ramos; se fijaron nuevos

impuestos y se suprimieron otros; se creó

una demarcación administrativa precisa,

llamada de intendencias. Éstas, doce en

total, permitieron ". . . una mejor

distribución del territorio en jurisdicciones

políticas y económicas y por lo tanto una

vigilancia más estrecha e inmediata sobre

los contribuyentes y de la actividad

económica en general, lo que hizo más

efectivas las recaudaciones. . . "

El nuevo sistema hacendarlo se basaba en

una clara concepción colonial, puesto que

la recaudación fiscal consistía en el im-

puesto sobre la importación de mercancías

no españolas, el impuesto sobre la

exportación de las mercancías coloniales

y, sobre todo, el impuesto sobre el

consumo interno de las amplias masas,

conocido como alcabala. En cambio, los

implementos y materias auxiliares para la

minería fueron eximidos de todo

gravamen. Su implantación provocó

varios tumultos que fue necesario

reprimir, pero también el rápido

incremento del ingreso fiscal.

Con el creciente aumento del ingreso

fiscal, el gobierno novohispano pudo

ampliar la burocracia colonial y darle

mucha mayor eficacia, centralización y

organización. Su dominio se extendió

sobre todo el vasto territorio novohispano.

De este sistema surgió la división

territorial del México independiente.

Fue necesario además formar un ejército

colonial permanente integrado por

soldados de la metrópoli combinados con

cuerpos de voluntarios (milicias

provinciales. para hacer frente al cre-

BASES HISTÓRICAS DE LA FORMACIÓN DEL ESTADO NACIONAL

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BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL_______________

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ciente número de motines populares y al

peligro de invasión por otras potencias.

Con esos cambios la administración

colonial se modernizó. Sin proponérselo,

la Corona española establecía las bases

que engendrarían su propia negación.

Bajo las nuevas condiciones, no se podía

impedir que los criollos y mestizos fueran

reclutados como funcionarios y oficiales y

de este modo la fracción criolla (nativa) de

la clase dominante aprendió a administrar,

dirigir y organizar.

REESTRUCTURACIÓN DEL ESTADO

COLONIAL

A partir de 1824, ya roto el cordón

umbilical entre México y España, y

derruida la vieja administración colonial,

subsistieron algunos de sus aparatos de

Estado, pero modificados. 21 Edmundo O’Gorman, Historia de las divisiones

territoriales de México, México, Editorial Porrúa,

1948.

Sin embargo, entre el período de la lucha

por la independencia y el de consolidación

del Estado nacional burgués, media un

lapso de cuarenta años. Entre los dos se

experimenta un largo proceso de

transformación de la clase dominante, de

las alianzas, de clases, de la hegemonía

político cultural, de la sociedad parroquial,

de los aparatos de Estado, del ejercicio

real de la soberanía, de la nación y de la

estructura socioeconómica.

La independencia no instaura

automáticamente un nuevo tipo de poder,

aun cuando a partir del Congreso de 1824

se establezca una nueva forma

constitucional de éste. Mientras los

peninsulares son excluidos, el poder sigue

estando en lo fundamental en manos de

los antiguos criollos: latifundistas, clero,

ricos, mineros y usureros. Pero la lucha

revolucionaria de 1810 dejó su huella.

Encumbró a ciertos caudillos insurgentes

representantes indirectos de los oprimidos

de la nueva clase (la burguesía) en

ascenso. Los antiguos criollos

representantes de la vieja clase

dominante tuvieron que aceptar una

nueva relación de fuerzas determinada por

la ausencia de la anterior fracción he-

gemónica peninsular (derrotada y

expulsada por la Revolución) y por la

presencia de los caudillos populares,

debilitados por la derrota militar en la

última fase de la Insurgencia.

La Constitución de 1824, por la cual se

instauraba una república democrática

federal y una forma de Estado demoliberal

con una arquitectura constitucional basada

en la división en tres poderes, implantó un

poder presidencialista despótico, copiado

de la Constitución de Cádiz de 1812, que

consagraba un régimen monárquico

constitucional.

La Constitución de 1824 era

presidencialista: el presidente era electo

por las legislaturas locales y no por el

Congreso federal, ante quien no era

responsable políticamente. El presidente

y sus secretarios no podían ser miembros

del Congreso. El presidente nombraba y

removía libremente a los secretarios del

despacho, quienes eran responsables,

políticamente, sólo ante él. La voluntad

del presidente estaba por encima del

Congreso.

El presidente era depositario del poder

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BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL_______________

139

global del Estado, jefe nato del Ejército (al

que no podía comandar en persona sin

previo acuerdo del Congreso), depositario

exclusivo de la política internacional (bajo

la aprobación adicional del Senado),

cuidaba y disponía las inversiones

oficiales, nombraba -a propuesta de la

Suprema Corte- a los jueces y disfrutaba

de amplias facultades, entre ellas la del

veto a los otros dos poderes y la de

publicar y ejecutar las leyes.

Los constituyentes de 1824 (casi todos

criollos ilustrados y ricos propietarios,

conservadores en su mayoría) tenían muy

presente el régimen colonial y la efímera

monarquía absolutista de Iturbide, pero

también tres amenazas que se cernían en

el ambiente: a) el recuerdo de la terrible

irrupción de las masas contra los

propietarios, b) el riesgo de poliarquía y

desmembración de la incipiente nación por

el autonomismo de los estados y c) el pe-

ligro inminente de una posible reconquista

española o de una invasión armada de

cualesquiera grandes potencias.

Frente al recuerdo del Estado colonialista

y la monarquía, dichos constituyentes

oponían la necesidad de un régimen de

derecho que regulase los poderes. Sin

embargo, también les fascinaba la eficacia

y la concentración de las decisiones.

Frente a los tres peligros oponían un

régimen constitucional presidencial fuerte

y despótico, defensor de la propiedad. En

contraste con el Estado colonial y la

monarquía, establecieron un régimen

federalista copiado de los Estados Unidos,

pero impuesto por la realidad interna de la

separación y autonomía decretadas por

Jalisco, Yucatán, Chiapas y San Luis Potosí

en 1823-1824. El nuevo sistema era

suficientemente flexible como para dar

expresión a las realidades locales, pero a

la par centralizador de la hacienda, el

ejército y las relaciones internacionales,

con lo que suprimía de antemano el riesgo

de disgregación.

GENESIS DEL ESTADO NACIONAL

EN EL PERÍODO DE TRANSICIÓN

De 1824 a 1854, bajo las formas

demoliberal federalista o conservador

centralista, prevalecieron las mismas

bases clasistas del poder, la misma

concentración de su ejercicio e inclusive

los aparatos de Estado del orden colonial.

Sin embargo, era otra la situación de la

estructura económica, el destino, monto y

significación del plusproducto interno y las

condiciones de sustentación de la

superestructura.

En el ámbito de la cultura, y la política se

debatían tendencias contradictorias,

expresión del proceso general de

transición en el que se hallaba sumido el

país en su conjunto. Durante esos treinta

años la institución eclesiástica cobró más

peso y relevancia que nunca,

constituyéndose en un verdadero sistema

de vasos comunicantes que traspasaba e

integraba todas las clases, capas, regiones

y estructuras sociales. Ante el deterioro,

regionalismo, inestabilidad y canibalismo

del poder civil, fue la sociedad eclesiástica

la única fuerza cohesiva, general y

orgánica del país. Por eso la

superestructura adquirió un perfil

parroquial.

La vida cotidiana de las masas se veía

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BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL_______________

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integrada por las festividades del

calendario religioso, y las ferias y el gasto

interno se adaptaban a esas

celebraciones. Pero cuando mayor era el

número de las funciones de la Iglesia, más

evidente era su extensión en el terreno,

por lo que se vio transformada en el

blanco de todas las críticas.

La anarquía generalizada refluía sobre el

poder de la clase dominante, confiriéndole

un carácter laxo, dúctil e inasible. La clase

dominante era dueña de los medios de

producción, de la técnica tradicional y de

los aparatos de Estado, pero la inestabili-

dad le impedía utilizarlos plenamente.

Por ello se exacerbaba su sentido

especulativo, adecuado a la inseguridad

prevaleciente. Sabía manejar los antiguos

aparatos de Estado, pero no podía

hacerlos óptimos porque al decaer la

producción, el monto del excedente de

valor social generado por los trabajadores

había disminuido. No sólo decaía el monto

del ingreso fiscal, sino también la eficacia

de la hacienda pública y, por lo tanto, la

estabilidad en la redistribución del egreso

a la burocracia, a las obras públicas y al

ejército.

La clase dominante, por medio de sus

políticos profesionales, ensayaba alianzas,

formas de gobierno y de control social, sin

demasiado éxito. El potro de la política se

había desbocado. Por ello se hipertrofió la

función de uno de los aparatos de Estado,

hasta confundirse con el Estado mismo: el

Ejército. Dotada de una mínima

integración orgánica, jerárquica,

institucional e ideológica (más los medios

legales y materiales de la suprema

violencia), en medio, de un caos

generalizado, la instancia, junto con el

clero, podía dotar de columna vertebral al

ejercicio del poder. De ahí la absoluta

necesidad de mantenerlo y cuidarlo. De

1824 a 1870 el ejército fue el barril sin

fondo donde se consumían cuatro quintos

del presupuesto estatal. La hacienda vivía

para el Ejército, aparato hipertrofiado,

juez y parte, factótum de la incipiente

patria, columna vertebral antigua del

Estado moderno en formación.

La hacienda pública era el aparato de

Estado más afectado por las

contradicciones de una expansión de la

economía mercantil enclavada en una

estructura económica destrozada, por una

situación internacional de expansión

comercial moderna y por una

superestructura inestable en proceso de

transición. Por tales razones lo que alguna

vez fue eslabón de progreso, era ya un

lastre y un caos, puesto que con el

regionalismo y la política alcabalatoria a

ultranza, cada estado aplicaba un tipo de

política hacendaría calcada de la general,

con lo cual incrementaba así la

irracionalidad y la pobreza generalizada en

favor de unos cuantos especuladores.

"El sistema fiscal de México-hacia 1850-

seguía siendo el de la época colonial, al

cual se había agregado simplemente, sin

ningún orden, toda clase de medidas, a

menudo contradictorias y dictadas por la

necesidad y los diversos intereses que

inspiraban a los sucesivos gobiernos. No

solamente era difícil conocer esta

complicada legislación, sino que, a causa

de ello, era aplicada de modo arbitrario en

los diversos estados de la República, en

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BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL_______________

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los cuales los gobernadores y jueces

locales, creyéndose autorizados por la

Federación promulgaban también sus

propios decretos fiscales. "

En este caos no existía ningún control

real. En su ausencia florecían la

arbitrariedad, el peculado, el contrabando,

la imposibilidad de una política de fomento

capaz de influir en la estructura económica

predominante. El Estado se veía constan-

temente sacudido por la aguda lucha entre

los sectores de la clase dominante, que

trataban de manejar a su arbitrio las

finanzas públicas. Por su parte los

militares querían controlar la llave del

tesoro y la utilización de las aduanas,

cuyos ingresos legales e ilegales eran

puestos a disposición de una u otra

facción en los múltiples golpes y

contragolpes.

Ante esta situación los diversos regímenes

liberales y conservadores tuvieron que

recurrir a los préstamos usurarios

internos, con tasas del 20% al 50% de

interés anual, al endeudamiento externo

en gran escala y al incremento de las

alcabalas. Aun así el círculo vicioso

proseguía hasta hundir al poder público en

el pantano de la ineficacia y volverlo

juguete de usureros privados,

eclesiásticos locales e intereses políticos

extranjeros. El Estado nacional surgió

como un Estado dependiente de las

finanzas privadas, extranjeras y

nacionales.

En estas condiciones avanzaba una crisis

irreversible en las relaciones sociales. Las

formas demoburguesas de organización

política sólo tenían vigencia en las escasas

grandes ciudades. En las villas, pueblos,

congregaciones, comunidades, haciendas

y ranchos, lugares donde habitaba la

inmensa mayoría de los pobladores, el

ritmo de vida seguía aparentemente

dominado por la sociedad parroquial

(precapitalista), por las crisis agrícolas y

por la tradición. Pero la crisis general de

la economía, de la sociedad y de la política

afectaba esa vida un tanto apacible, so-

metiéndola a oleadas de violencia,

exacciones, levas, migraciones, y formas

feroces de despojo y reapropiación de

tierras y fuerza de trabajo.

Existía una pugna sorda, pero diaria, entre

la sociedad parroquial (antigua,

precapitalista) y la sociedad civil

(burguesa, moderna). La primera era

heterogénea (combinación de diversos

resabios de modos de producción);

retraída en sí misma por su economía

autoconsuntiva, por su sólida estructura

familiar basada en la producción

agroartesanal y por la unión entre la

mentalidad prehispánica y la ideología

católica. La sociedad burguesa era insular,

por su presencia exclusivamente urbana;

endeble, por su mercado dislocado, a

distancia, centrifugado por la

rearticulación al mercado mundial; pero

corrosiva por basarse en la novedad, en la

generalización de la moneda, en la

movilización forzada contra invasores, en

la secularización de las costumbres, en el

"pecado", en la lenta difusión de la cultura

burguesa (laica, liberal), en la formación

de una ideología nacional.

Esta creciente dislocación de la sociedad

parroquial, y a la vez conformación de la

sociedad civil, era donde las luchas de

clases desintegraban valores antiguos y

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BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL_______________

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los rearticulaban a nuevos horizontes

ideológico culturales, lingüísticos y

políticos. Era el medio donde se entretejía

una nueva red de intercambios sociales,

monetarios, sexuales y étnicos,

constitutivos de una nación basada en el

mestizaje, en la violencia, en el

entrecruzamiento de restos muy fuertes

de sociedades de carácter asiático y de

carácter castellano y feudal con los

elementos novísimos de carácter moderno

capita-lista.

22 Diego C. López Rosado, Curso de historia

económica de México, México, Universidad

Nacional Autónoma de México, 1963.

La fuerza de la vieja clase dominante se

derivaba del vértigo producido por el

peligro de una caída histórica inminente.

La adopción de un ropaje constitucional,

ya sea federal o centralista, era necesaria

para mantener mejor un régimen

fuertemente despótico, capaz de

contrarrestar la crisis general. El militaris-

mo y el clericalismo militantes eran las

respuestas del viejo mundo a los

espasmos de parto de la nueva sociedad

burguesa.

Pero esta nueva sociedad no podía

avanzar ni orgánica ni democráticamente,

porque la clase dominante era un amasijo

de sectores feudocoloniales con fracciones

de una nueva aristocracia comercial

usuraria y agrominera. Cuanta más

fuerza adquiría esta aristocracia, más

espíritu nobiliario asumía, pero también

más aceleraba los riesgos de disolución de

los sectores feudocoloniales. Éstos se

arraigaban en nexos tradicionales y ne-

gocios puramente internos, por eso eran

básicamente conservadores y centralistas.

La aristocracia comercial y usurera se

enriquecía con especulaciones,

contrabando y nexos internacionales; por

todo esto era liberal y moderada. La

usura con las finanzas públicas, en

cambio, la volvía aliada natural de un

Estado centralista, porque ganaba en río

revuelto. El carácter estático de la

feudalidad se completaba con la dinámica

de la burguesía comercial. Mientras la

primera resistía al progreso, la segunda

medraba en la inestabilidad y el caos, que

eran la base de la acumulación

especulativa. Pero este complejo de

relaciones opuestas y complementarias

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redundaba a la vez en una clase

dominante parasitaria, improductiva,

acostumbrada a extraer excedentes

mediante la exacción de diezmo, de renta

feudal sobre la tierra, de transferencias

monetarias en la circulación, de

concesiones al poder público (su

prisionero), de la ilegalidad y peculado.

Cuanto más intensa era la quiebra de la

hacienda pública y del crédito

internacional, mayor era también la fuerza

de la clase dominante. Pero la

contrapartida dialéctica no se hacía espe-

rar. Era en tiempos de mayor centralismo

cuando se hacían más seguras la

propiedad y la explotación. Sólo entonces

se podían destinar presupuestos públicos

incipientes al fomento económico:

controlar las importaciones y proteger las

actividades productivas internas; reprimir

sin disimulo a las masas, y crear un clima

de confianza para los inversionistas

extranjeros. Muy a pesar de la vieja clase

dominante, era bajo su manto y su égida

como más se fortalecían los sectores de la

burguesía ascendente.

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BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL _______________

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1. Limitado nivel de las fuerzas

productivas, que se evidencia por el peso

importante de las variables "naturales" -

los ciclos meteorológicos-que

determinaban el volumen de las cosechas.

2. Preponderancia de los productores

directos (comuneros, campesinos

individuales, rancheros pobres, medieros,

aparceros, etc. ), dueños de los medios

necesarios para su reproducción y que

producen básicamente para el

autoconsumo.

3. Limitada producción para el mercado,

cubierta en gran parte por las unidades

productivas mayores (haciendas), que

absorben un amplio sector dedicado a

proporcionar insumos productivos para

dicha producción, reduciendo así los

costos monetarios y garantizando,

además, la reproducción de la fuerza de

trabajo fija.

A los rasgos fundamentales de la

producción agrícola mexicana

anteriormente enunciados, correspondía

un mercado de productos agrícolas

reducido en relación a la producción total.

Un historiador francés ha estimado que en

la Francia del "Antiguo Régimen", en la

que existían características similares, sólo

un escaso 9% de la producción agrícola

total alcanzaba un radio de

comercialización superior a los 40

kilómetros, mientras que alrededor del

90% se orientaba hacia el autoconsumo y

los intercambios locales. Carecemos de

datos suficientes para intentar

estimaciones semejantes; pero a título

indicativo podemos calcular, según los

datos proporcionados por Humboldt, que a

finales de la Colonia el principal mercado

urbano -la capital- consumía anualmente

alrededor del 2% de la producción total de

maíz de la Nueva España.

A la restringida circulación de excedentes

agrícolas hay que agregar una red

rudimentaria de transportes y los

pesadísimos impuestos internos que

gravaban los productos agrícolas que se

transferían de las zonas de producción a

las de consumo. Esto aumentaba

notablemente la distancia efectiva entre

dos puntos y determinaba que las zonas

productoras se ubicaran –en este período-

en las regiones más próximas a los

principales centros de consumo, sin que se

modificara esencialmente la organización

del espacio colonial.

Por lo que se refiere a la situación del

mercado de productos agrícolas durante

las primeras décadas del siglo XIX, las

observaciones de Henry G. Ward y los

muy acertados comentarios de David A.

Brading confirman el cuadro que hemos

esbozado:

La demanda efectiva de productos

agropecuarios estaba regida

principalmente por los costos de

transporte y por la importatuación:"(. . . )

la falta de caminos y la consecuente

dificultad para el comercio, entre los

estados productores de granos excluye de

la competencia, en cada mercado, a todos

aquello que se encuentran más allá del

estrecho círculo de una vecindad

inmediata, y así se mantiene una especie

de precio ficticio”, Se encontró que los

precios del maíz en la capital eran de más

del doble del que prevalecía a 300

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BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL _______________

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kilómetros de distancia y la causa de estas

diferencias era el costo del transporte (. .

) Los artículos voluminosos y baratos;

tales como los cereales, tenían que

cultivarse localmente o de otro modo

había que privarse de ellos. No obstante,

los mercados disponibles eran sumamente

limitados en tamaño, en relación con la

capacidad productiva de las grandes

haciendas. La totalidad de la demanda de

maíz en la ciudad de México, podía ser

casi totalmente satisfecha por las

haciendas del distrito de Chalco. (David d

A. Brading. , Mineros y comerciantes en

el México borbónico, 1763-1810, México,

Fondo de Cultura Económica,-1975, pp.

35-36).

De hecho, los transportes deficientes y

caros y las alcabalas habían sido la

"infraestructura" normal de la producción

agrícola para el mercado; además de

crear un complejo sistema de protección

para los diversos mercados locales,

representaban una fuente importante de

captación fiscal para la administración

real. En el México independiente, las

alcabalas también significaron un ingreso

insustituible para los gobiernos de los

estados y los rudimentarios transportes

respondían a mercados restringidos que

en años normales no requerían ser

abastecidos por zonas alejadas, ya que la

mayor parte de la producción agrícola

total era de autoconsumo. Únicamente la

introducción de los ferrocarriles determinó

la extinción de las características

estructurales del mercado agrícola

colonial.

El ciclo de crisis agrícola de subproducción

relativa que provocaba alza de precios de

granos y concentración de la oferta en

manos de los grandes hacendados-

coyuntura parecida a la que sufría la

Colonia en sus últimas décadas–seguía

afectando sustancialmente la economía

agrícola de mercado, que descansaba en

las haciendas. La regularidad y

periodicidad del ciclo de las cosechas y de

las crisis agrícolas continuaba siendo un

fenómeno estructural que influía en la

oferta, la demanda los precios, el

mercado, la producción y el

funcionamiento de las unidades

productivas agrícolas.

Las pautas del nuevo proceso de división

internacional del trabajo, vigentes en la

primera mitad del siglo XIX, estaban

orientadas a especializar áreas de la

economía mundial, en producciones

especificas, justificadas por sus supuestas

características naturales y, al mismo

tiempo a imponer el consumo de

manufacturas de las nuevas metrópolis,

especialmente las inglesas. En América

latina se impulsó la producción de

algunos productos agrícolas; y, en el caso

de México, a los tradicionales productos

de exportación colonial se sumaron

nuevos productos tropicales y

semitropicales: A comienzos del siguiente

siglo, ya aparecen como relativamente

importantes las pieles que, hasta el auge

henequenero de Yucatán, representaron al

principal producto de exportación ligado al

desarrollo de la ganadería extensiva, en el

norte del país. La escasa importancia, en

general, del comercio exterior para el

desarrollo del sector agrícola, se evidencia

por el hecho de qua la mayoría de los

productos agrícolas de exportación-ya de

Page 147: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

BASES HISTORICAS DE LA FORMACION DEL ESTADO NACIONAL _______________

147

por sí limitados-fueran las tinturas

vegetales y animales, esto es: productos

no ligados a las actividades económicas de

las haciendas, sino a la explotación de los

bosques del sureste y a la producción de

las comunidades indígenas de Oaxaca.

EL CAPITAL

Uno de los enormes cambios que

determinó el sistema capitalista fue la

existencia de un verdadero mercado de

capitales cuyo precio se regula alrededor

de una tasa de interés medio disponible

para la producción, mercado que en

México se desarrolló en la segunda mitad

del siglo XIX con la introducción del

sistema bancario moderno. Esto no

significa que el préstamo fuera

desconocido; pero como éste era muy

escaso, caro y relativamente de difícil

acceso, limitaba en mucho las inversiones

productivas en dinero, ya que, en general,

el interés superaba las ganancias

obtenidas habitualmente en la mayoría de

las diversas actividades económicas.

Las unidades productivas agrícolas

funcionaban normalmente en una

situación de escasez crónica de capitales.

Las unidades menores, comunidades

indígenas, pequeños ranchos, etc. ,

dedicadas a la producción de

autoconsumo, conocían casi

exclusivamente la más tradicional

manifestación del crédito -la usura-que,

de alguna manera, les resolvía las

necesidades más urgentes de dinero, pero

que por sus elevados intereses en ningún

caso les permitía inversiones productivas.

La hacienda, en cambio, al aplicar el

mecanismo que hemos llamado de

autosuficiencia a nivel de los insumos

productivos, intentaba limitar la necesidad

de recurrir al reducido mercado de

capitales; su autosuficiencia podría ser

vista así como una particular combinación

de los factores productivos más

accesibles – tierra y trabajo- para evitar al

máximo recurrir al factor capital.

Aunque ésta fuera la tendencia, en

realidad la autosuficiencia de la hacienda,

respecto a los factores productivos tierra,

capital y trabajo, nunca pudo llegar a ser

completa. El volumen de la renta por ella

producida era modificado por las

violentas fluctuaciones de los precios.

Escoceses y Yorkinos, Unitarios y

Federalistas, Moderados y Puros, Mochos

y Chinacos. Verdes y Rojos, más tarde

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

148

Monárquicos y Republicanos... Con estos

nombres y otros muchos, diferentes

partidos de tendencias conservadoras o

liberales (con bastantes variantes al

principio) lucharon entre ellos durante las

cuatro o cinco décadas que siguieron a la

independencia; a veces más como

facciones en armas que como verdaderos

partidos políticos.

Si los principios y las ideas que invocaban,

en gran parte infundidas por Europa y los

Estados Unidos, son conocidos (en mayor

grado los de los liberales), sus metas

particulares, confesadas o no, y sobre

todo los orígenes sociales de unos y otros.

su distribución geográfica en el país y los

clanes locales, se conocen mucho menos.

Se tendrán que estudiar sistemáticamente

para comprender mejor la historia confusa

y turbia del México de esa época,

depurando la abundante prensa política de

la época, puesto que aquí sólo se trata de

dar un esbozo y una simple orientación

para tal estudio.

LOS CONSERVADORES

Aunque el nombre no aparece en México

sino hasta 1846 (según J. Bravo Ugarte),

la tendencia política es visible desde las

guerras de independencia. Para esos

conservadores anticipados, en particular

para los criollos y gente de Iglesia el ideal

era el régimen español previo a la

independencia, pero sin España, dirigiendo

ellos mismos el gobierno y ocupando los

cargos antaño en manos de los

peninsulares. Algunos de ellos deplorarían

también las reformas de finales del siglo

XVIII, a juzgar por las revisiones,

especialmente las relativas al trabajo de

las haciendas (¿pero son solo hechura de

los conservadores?). Una sociedad

fuertemente jerarquizada, que ellos

dirigirían en adelante, les parecía el único

orden posible y deseable. Por tanto,

llevando la lógica hasta el final, muchos

no se resignaban a un estado republicano.

Sin hablar de los tiempos que siguieron a

la independencia; desde 1840 una

personalidad como Gutiérrez Estrada

preconizaba el establecimiento de la

monarquía en México. La persistencia de

los disturbios y la invasión de las

provincias del norte crean un medio

favorable para esta tendencia, y una

mente distinguida como Alamán opina

"Estamos perdidos sin remedio si Europa

no viene pronto en nuestra ayuda"

(1847). De ahí a que los tradicionalistas

desearan denodadamente el imperio de

Maximiliano (que pensaban sería una

monarquía acorde a sus gustos) no había

más que un Paso, que se dio.

En el fondo el partido conservador era el

que mejor encarnaba el viejo espíritu

criollo, del que el historiador mexicano A.

Arnaiz y Freg ha llegado a decir que

representaba "la cima de la escala

española de los valores medievales".

Marcel Bataillon ha encontrado, desde el

siglo XVI. sobre todo entre los

sacerdotes, los orígenes de la mentalidad

CONSERVADORES Y LIBERALES EN MÉXICO

Frangois Chevalier

Page 149: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

149

de los "españoles americanos" “que se

incluyan en la sociedad colonial y

adoptaban su mismo sentimiento ambiguo

de solidaridad telúrica y de superioridad

respecto a los indios” mostró vínculos

entre estos curas y seglares de los siglos

XVI y XVII que combinaban el sentimiento

de que el establecimiento en América se

debía a la providencia, , con la

reclamación interesada de los privilegios

políticos y sociales y, por otra parte, los

criollos de la independencia que formaban

una sociedad compenetrada por el espíritu

del clero y que reivindicaban también una

situación privilegiada en América a la vez

como descendientes de los conquistadores

españoles que como americanos solidarios

con los indios sin que a pesar de ello

dejasen éstos de ser una clase protegida.

Aun Fray Servando Teresa de Mier.

Agresivamente republicano. estaba

directamente influido por esas ideas

cuando pensaba que los privilegios con-

cedidos a los conquistadores a título

hereditario y las leyes protectoras de los

indios obtenidas por Las Casas y sus

discípulos debían ser los fundamentos de

una constitución o "carta magna de los

americanos" (1813). En su tiempo, el

"mestizaje honorable" no se rechazaba,

como se hacía en el siglo XVII en razón de

la pureza de sangre, pero existían de

todas maneras prejuicios en contra de los

mulatos.

Las guerras de independencia y la

república modificaron la situación,

ampliando la penetración de las "luces""

en la mentalidad criolla y en el conjunto

del país, tanto más cuanto que a ojos de

los mexicanos, no habían sido com-

prometidas, como en España, por los

"afrancesados" que pactaban con la

invasión napoleónica de 1808. Más aún:

las necesidades de la guerra y después las

del gobierno habían impuesto a los criollos

alianzas con mexicanos de modesta

extracción, mulatos y mestizos,

principalmente militares y guerrilleros

cuyas reacciones estaban lejos de ser

ortodoxas. Lorenzo de Zavala nos

informa como, con Iturbide, generales y

coroneles eran los miembros más

influyentes de una secta masónica "clerito

escocés antiguo" en la que se apoyó la

tendencia conservadora que llegó casi a

identificarse con este “partido escocés",

pronto violentamente opuesto a un

"partido de York" "yorkino" de tendencia

liberal, que se derivó en 1825 de otro rito

masónico. Estos defensores del antiguo

régimen eran naturalmente "unitarios” o

"centralistas" como el antiguo gobierno

español, y enemigos de los "federalistas

liberales" que se inspiraban en los Estados

Unidos del Norte.

*Publicado en francés en la intervención

francesa y el imperio de Maximiliano. Cien

años después México Asociación Mexicana FAL

1965 traducido por Ma. De la Soledad Alonso.

137

Continuando con la tradición mercantilista

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

150

del estado protector, el gobierno debía

seguir controlando los intercambios y

regulando toda la vida del país. En esa

sociedad jerarquizada, ocupaban su lugar

todos los cuerpos tradicionales, con todos

sus estatutos especiales y sus fueros,

desde la Iglesia omnipresente hasta las

comunidades indígenas (protegidas como

hijos menores), pasando por un cuerpo

relativamente nuevo: el ejército cuya

organización permanente databa de

finales del siglo XVIII y sobre todo de las

guerras de independencia, pero que, con

sus excepciones y privilegios, se insertaba

con toda naturalidad en el orden

tradicional.

Al parecer, el partido conservador debe su

popular nombre de "mochó" al más

conocido de los generales, Santa Anna,

que detentó el poder mucho tiempo. En

1838, una bala de cañón amputó (mochó)

una pierna a dicho personaje, hecho que

dio vuelo a la imaginación de sus

compatriotas (entero solemnemente su

pierna). A los "mochos" se les llamaba

también “los verdes", debido al color de su

emblema (rojo el de los liberales), por el

que uno de sus periódicos, se llamaba El

pájaro verde.

CONSERVADORES Y LIBERALES EN

MÉXICO

Por otro lado, no había rigidez en partidos

y opiniones. Los caciques y jefes locales

podían cambiar de campo. Un observador

mexicano, refiriéndose a lo que vio aún en

el siglo XX, registra en una ciudad de

provincia que "El verde y el rojo no tienen

en Guanajuato una connotación

ideológica. Se puede ser verde unas

veces, rojo en ocasiones, según lo exija la

conveniencia del momento político... Se es

verde o se es rojo, en realidad por mero

antagonismo a quienes detentan el

poder... De may, excepto en círculos

ilustrados, la importancia del jefe de fila,

de la persona, de la facción y casi del clan

en estas luchas de partidos de las décadas

que siguieron a la independencia, en las

que las ideas políticas, a menudo

confusas, no eran siempre factores

determinantes para la mayoría de los

actores del drama.

Sin duda alguna, el pilar principal de la

tendencia conservadora era la Iglesia

mexicana de la cual, como se sabe,

derivaba la mentalidad tradicional criolla.

No obstante, el movimiento reformista se

había fortalecido entre el clero desde

antes de la independencia. Lectores de los

grandes autores, muchos curas seguían

las tendencias liberales y hasta

participaban como tales en las luchas

políticas, tanto más que desde 1831 no

estaban controlados por el episcopado,

cuyas sedes quedaron vacantes.

Marcel Bataillon "Orígenes intellectuelles et

religieuses du sentiment américain en América

Latine” Annuaire de College de France s. l. vol.

LIII. 1953. p. 277-284 y servando teresa de

Mier. Historia de la revolución de España,

antiguamente Anahuac verdadero origen y

causas de ella con la relación de sus progresos

hasta el presente año de 1813, México Cámara

de di. 1922, 2 vols.

Lorenzo de Zavala nos describe como un

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

151

cura del estado de Tabasco, José María

Alpuche, tuvo la iniciativa de fundar en

1825 logias masónicas del rito de York,

opuestas al rito escocés cuyas tendencias

eran unitarias y conservadoras. Curas

rurales, que tenían contacto directo con

los problemas de los indios, aparecían

implicados en los levantamientos

campesinos del siglo XIX (tan poco

conocidos) y llegaron a formular las

reivindicaciones agrarias. Bien es verdad

que esta preocupación por defender a los

indígenas sobrepasaba singularmente las

doctrinas liberales de la época y se

vinculaba con las ideas tradicionales res-

pecto al papel tutelar de las autoridades

en la materia.

Pero la Iglesia mexicana representaba

más que nada un cuerpo social con fueros

o privilegios -exención de los tribunales

ordinarios, percepción del diezmo,

teneduría de los registros civiles. etc. -

así como un poder económico alrededor

del cual gravitaba una amplia clientela.

Como era costumbre, más que haciendas

e inmuebles urbanos, poseía gran

cantidad de "censos" hipotecarios que

gravaban a las propiedades rurales y a las

empresas en gran parte de su valor (que

habría que calcular) Paternalmente fungía

también de banco, prestando sobre sus

bienes a todos los que necesitaban liqui-

dez de fondos, por medio de censos

rescatables al 5%. Tanto desde el punto

de vista del derecho canónico como de sus

intereses materiales, se oponía

evidentemente a los reformistas liberales

que querían despojarla de las bases de su

organización tradicional y de su influencia

en el país. No quiso transigir, y el

arzobispo de México, Labastida, tuvo

discusiones extremadamente

tempestuosas con Maximiliano y Carlota,

que no aceptaban retroceder en la

secularización de esos bienes que la

reforma había decretado, perdiendo así el

apoyo del sector conservador más

poderoso.

Por otro lado, la Iglesia mexicana contaba

con valiosos apologistas y filósofos que no

se conformaban con posturas de

inmovilidad. Sobre todo Murguía, obispo

de Michoacán. que se opuso al liberal

Ocampo en una animada controversia: el

joven historiador Rafael Moreno nos

muestra a estos dos eminentes hombres

frente a frente. uno de los cuales, el

prelado, renovaba las ideas tradicionales

en su lucha contra el racionalismo liberal y

el catolicismo moderno. Este "Balmes

mexicano ", según W. Jiménez Moreno es

en muchos aspectos un hombre de su

tiempo que busca lo "útil" a través de

diversas obras originales que aún se leen.

2 Díaz Ruanova “ Los Rojos y los Verdes

“ en El Universal el 2 de julio de 1959.

3 Examinando una tradición

medievale también el autor de una

gran obra de síntesis filosófica en

la que trata de rencontrar los

principios esenciales de la ciencia

humana, de la “sociología" a "la

critica".

Además de la Iglesia, parte de los

terratenientes -pero sólo una parte

apoyaba la tendencia conservadora.

Habría que conocer especialmente a las

familias e individuos influyentes que se

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

152

inclinaban hacia uno u otro parecer, su

actitud ante el imperio, sus variaciones.

En general, se dice que eran ""mochos"

los que mejor conservaban el espíritu

criollo, en particular la nobleza mexicana

que mantenía celosamente las tradiciones

de la vieja España (a quien no había ya

nada que reprochar desde que existía la

seguridad de no ver a los peninsulares

ocupar los mejores puestos y los

beneficios eclesiásticos más importantes).

Como el rico marqués de Jaral, según

Aviraneta, y otros más que con nombres

prestados nos pone a veces en escena un

novelista contemporáneo. Payno. El caso

de los militares es distinto. Como es

sabido, el ejército permanente databa

sobre todo de las guerras de

independencia. Lo habían organizado los

españoles con muchos criollos como

Iturbide, Bustamante, Arista, Santa Anna,

etc, y también con oficiales y suboficiales

mestizos. Poco después de la

independencia, las rivalidades enfrentaron

al antiguo ejército de línea con los

"guerrilleros", los blancos con los mestizos

o mulatos. Así, un comerciante español,

Aviraneta, pensaba todavía que su país

podría apoyarse en los generales mestizos

para ir contra los criollos en el poder, a los

que casi todos odiaban, como Victoria,

Álvarez, Lobato, Guerrero, Bravo.

Lagarza. . .

Aunque todos estos soldados despreciaban

la verborrea de los abogados liberales, no

por ello eran más devotos ni más amigos

del clero. Desempeñaron un papel

preponderante en las diversas logias

masónicas y Justo Sierra registra que

oficiales como Negrete, Alatorre o

Benavides rozan el anticlericalismo.

¿Cómo pues, este ejército de oficio pudo

llegar a ser uno de los dos pilares del

partido conservador? Es que debido al

temor que causaban los militares lograron

conservar y consolidar después de la

independencia sus exenciones y privilegios

de tiempos de guerra. Se creó un espíritu

de cuerpo, un sentido particular del honor.

El colegio militar proporcionó un molde. El

ejército se convirtió en una especie de

casta, unida al orden jerárquico de la

sociedad y pronto vinculada con la Iglesia

mexicana, quisiéralo o no, por la

comunidad de intereses: la defensa de los

fueros. Los partidarios de la Iglesia del

antiguo régimen, a los que se enfrentaría

Maximiliano, supieron convertirlos en los

""soldados de Dios" (Justo Sierra) durante

las luchas que presentaban como guerras

religiosas.

No se puede reducir de manera simplista

el partido conservador a un partido de la

vuelta hacia el pasado caduco al "partido

del Retroceso" en oposición al ""partido

del Progreso", como decían entonces sus

adversarios. 0 por lo menos hay que

hacer constar que las ideas tradicionales

dieron lugar a ciertas iniciativas acertadas.

México debe a Lucas Alamán, fundador del

Partido Conservador en 1849, un cierto

desarrollo de sus industrias textiles, al

crear éste en 1830 el Banco de Avío.

institución estatal que ayudó a los

industriales a acrecentar y modernizar sus

empresas y que parece una curiosa

prefiguración de la actual "Nacional

Financiera" mexicana, dedicada a

"industrializar ' el país.

El Banco estatal fue atacado y

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

153

seguidamente destruido por los liberales

que suprimieron también la protección

aduanal concedida a las nuevas fábricas

de tejidos nacionales. Pero Potash y

Chávez Orozco han demostrado

recientemente los efectos benéficos de

dicho banco que existió hasta 1843,

Según Bazant, la lista de fabricantes

ofrecía entonces un 85% de nombres

españoles, es decir mexicanos debido a la

expulsión de los peninsulares en 1829.

Con ello, los conservadores ganaron el

apoyo de los industriales de Puebla y de

otros lugares. Uno de ellos, Antuñano,

amigo de Alamán, se convirtió en el

apasionado campeón de desarrollo de la

industria textil y de la introducción de

maquinaria moderna, muchas veces en

contra de los artesanos locales que temían

verse reducidos al desempleo. Así pues,

debe ponerse en el activo de algunos

conservadores la mejor comprensión de

las realidades económicas, claro que

dentro de la tradición de los virreyes del

siglo XVIII.

El partido conservador recibió también el

apoyo de algunos jefes y caciques

indígenas, más bien debido a errores de

sus adversarios que a una acción positiva

en su favor, salvo de manera efímera

durante el imperio de Maximiliano. Las

leyes liberales de reforma (1855-57), al

mismo tiempo que el derecho de la Iglesia

a tener posesiones, suprimían el de las

comunidades indias que, con su estatuto

propio, parecían un vestigio del antiguo

orden jerárquico. Esta medida, que se

había ya tratado de implantar en algunas

provincias, como el estado de Jalisco. Fue

el origen de graves expropiaciones contra

las cuales, por ejemplo, ponía en guardia

un grupo de curas desde 1849. Acentúo el

malestar campesino y multiplicó los

levantamientos indígenas en contra del

gobierno liberal, dando así un cierto apoyo

al partido “mocho" de oposición. Más

durable fue el respaldo que los

conservadores encontraron en Lozada, el

famoso cacique de Nayarit (al oeste de

México), de origen huichol, cuyas curiosas

reivindicaciones agrarias merecen ser me-

jor conocidas: el de Mejía. De gran

ascendiente entre los indios de la Sierra

Gorda de Querétaro y entre algunos

grupos indígenas, en general estrecha-

mente ligados a sus curas.

3 Citado en mesa redonda del Instituto Francés

de México 29 de junio de 1961

4 Eugenio de Aviraneta e lbargoyen. Mis

memoria intimas en Luis García Pimenetel

Documentos Históricos de México, México

Moderna Librería Religiosa de José L. Vallejo

Vol. 1906, p. 87

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

154

Si Maximiliano se negó, coma es sabido, a

devolver a la iglesia sus propiedades por

consejo de conservadores moderados y

liberales aliados y por ser él mismo de

tendencias indigenistas promulgó en

contra una efímera legislación agraria que

siguiendo audazmente la línea de los

virreyes reformadores del siglo XVIII,

devolvía a las comunidades civiles su

personalidad jurídica y su derecho de

posesión (5 de julio y 15 de septiembre de

1865), liberaba a los peones de las

haciendas (1° de noviembre de 1865) y

dotaba de tierras a las comunidades que

no las tenían (26 de junio y 15 de

septiembre de 1866).

Estas medidas fueron muy criticadas por

los propietarios y por la oposición y hasta

por un ministro de Maximiliano, Morán y

Crivelli, que veía en ellas el renacimiento

de la legislación protectora de las "Leyes

de Indias”

5 Cfr. Robert A. Potash. El Banco de Avío

elfomento de la industria 1821-1846. México.

Fondo de Cultura Económica. 1959. 281 p. ,

Luis Chávez Orozco, en diversos artículos

publicados en Excélsior y en diferentes trabajos

inéditos como su conferencia “Comerciantes e

industriales Sus empresas'' en mesa redonda

del Instituto Francés de México 16 de mayo de

1961 (Ciclo. ”México de la Independencia a la

Reforma”)

6 Cfr, . Sumisa representación de los curas

párrocos de las parcialidades de San Juan y

Santiago quo elevan a la augusta cámara del

Senado para que sirva tomar en consideración

los males que se seguirían al reparto de estos

bienes “ México 1849,. 29,p

7 Moisés González Navarro, Instituciones

Indígenas en México Independiente en

Memorias en el Instituto Nacional Indígenista

México, Ediciones del Instituto Nacional

Indígenista, 1954 vol. P. 148.

(españolas) y protestaba en nombre de la

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

155

“libertad absoluta" en la propiedad y el

trabajo. "

El partido conservador era especialmente

influyente en las principales ciudades de la

mesa central, donde residía una antigua

sociedad criolla y donde un clero regular

y secular relativamente numeroso y

poderoso se rodeaba de feligreses que

vivían a su sombra, de sus haciendas, de

sus capitales, de sus colegios, de su

protección o de su caridad. Si en la

capital, México, y en la zona cercana a

Toluca el partido adverso era importante,

los “mochos" por el contrario, dominaban

completamente en Puebla, la ciudad

tradicionalista y devota, repleta de

Iglesias y de conventos, donde además los

propietarios de las principales industrias

textiles del país apoyaban, como se sabe,

el proteccionismo aduanal de los

conservadores. De ahí el error del

representante de Napoleón III de Saligny,

que aseguraba que el pequeño cuerpo

expedicionario sería recibido con los

brazos abiertos: contaba con las pocas

tropas enviadas por Juárez a los fuertes

que dominaban la ciudad. A pesar de la

tibieza o de la hostilidad de los habitantes

respecto a sus defensores, estos

opusieron a los franceses el 5 de mayo de

1862, una resistencia inesperada y muy

eficaz que alcanzó en México un alto valor

simbólico.

También de tendencias conservadoras

eran Guadalajara y Querétaro. ciudades

de antigua tradición criolla, plazas

militares, con un clero poderoso y, sobre

todo en la segunda, una industria de

tejidos relativamente desarrollada. En las

demás ciudades del centro, a decir verdad

menos importantes, la opinión parecía

más dividida, aunque los "mochos"

influyeran todavía.

Las pequeñas ciudades del norte

escapaban a los conservadores, así como,

en general, muchas villas y pueblos

predominantemente mestizos (pero no

indígenas): según parece fueron sobre

todo éstos los que combatieron a los

"mochos" y los que formaron las guerrillas

republicanas de Juárez contra el imperio.

LOS LIBERALES

Las ideas que invocaban los liberales

mexicanos empezaban ya a ser conocidas.

Las circunstancias históricos y el entorno

social habían creado sin embargo cierta

confusión de opiniones y programas de los

partidos que se enfrentaban sobre todo

en la época de la independencia, así como

más tarde, durante el imperio de

Maximiliano.

Si bien es evidente que en algunos

criollos "este inquieto deseo de un

gobierno local" se fortalecía con las "luces"

-fuente del liberalismo- como lo hacía

notar Humboldt, no es menos cierto que

en México, algunos de los hombres más

ilustrados habían sido españoles

peninsulares hostiles a la independencia.

Como el obispo Abad y Queipo, de ideas

sociales particularmente precisas y

avanzadas. En fin, muchos criollos,

sacerdotes o seglares, que soñaban con la

separación de España, se inspiraban aún

en la filosofía española tradicional y bajo

este signo antiliberal y conservador se

liberaron, con Iturbide, en 1821.

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

156

Más de cuarenta años después,

Maximiliano, que fue instalado en el poder

por los conservadores y fusilado por los

liberales, mantenía no obstante vínculos

con amplios sectores liberales debido a

sus ideas. Finalmente, caciques y jefes

locales de todos los partidos arrastraban a

veces tras ellos a individuos de opiniones

muy diversas.

Después de la independencia, se

vislumbró al fin en México un programa

liberal. En el concepto de Libertad

persistían ideas del os teólogos juristas de

Salamanca y de Alcalá sobre el "Derecho

Natural", según José Miranda. Obtener la

libertad en todos los campos fue un "ideal

sagrado", una "santa causa", como se

proclamó al principio con optimismo y

entusiasmo: libertad individual, libertad de

expresión, libertad de comercio y de

intercambio. También propiedad,

federalismo (a pesar de la oposición de

Mier), que fue uno de los artículos de fe

de las logias del rito de York, en las que el

enviado de los Estados Unidos del Norte,

Poinsett. Asumió un papel de primer

plano según sus contemporáneos. En fin,

igualdad de derechos para todos los indi-

viduos, que seguramente fue lo que más

costó que los criollos ilustrados aceptaran,

pero que les imponían los mestizos que

habían apoyado a la independencia.

En 1824 -tardíamente en relación a

Europa- se osó exaltar oficialmente el

genio de Rousseau. Una difusión más

amplia de sus ideas así como de las de

Adam Smith y de sus continuadores,

cuyas opiniones eran más radicales, y una

actitud intelectual cada vez más

avanzada, hizo que lo que quedaba de la

filosofía tradicional entre los liberales

mexicanos quedara rezagada. Desde

1833 muchos se proponían como objetivo

esencial la supresión del poder temporal

de la Iglesia, de sus propiedades y de sus

privilegios: la secularización de la

enseñanza y de la sociedad, aun cuando

no declarasen siempre esas metas por

razones de conveniencia: ese año, Gómez

Farías trato de actuar y de realizar una

primera "reforma" de la que J. M. L. Mora

era el teórico; fracasó.

El optimismo del principio se desvanecía

ante tantos desengaños y obstáculos. Las

actitudes se endurecieron. A la ocupación

de los yankis sucedió la guerra civil que se

generalizó hacia 1854. A ojos de sus

adversarios, los liberales pasaban por

enemigos de Dios, “ hacheros" -uno de

sus apodos-que, según decían, rompían a

hachazos las puertas de los conventos y

de las Iglesias. La mayoría reprobaban la

violencia, que era provocada por guerrille-

ros incontrolados-como Rojas en Jalisco)-.

y muchos se proclamaban católicos y

creyentes, tratando a veces de convencer

a las autoridades eclesiásticas de que no

eran enemigos de la Iglesia.

8 Cfr. Diario del Imperio s d. 18 diciembre

de 1865, Tomás Morán y Crivelli

Observaciones al proyecto de reglamento

presentado por la junta Protectora de las

clases menesterosas sobre el trabajo de los

peones y sirvientes de fincas rústicas, México

Literaria 1865, 24 p.

Aunque después de la independencia

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CONSERVAADORES Y LIBERALES EN MEXICO______________________________

157

muchos militares eran liberales y

francomasones del rito de York, la

consolidación de los fueros del ejército re-

gular parecía igualmente peligrosa e

incompatible con el principio de la

igualdad de todos los ciudadanos ante la

ley. A los ataques contra el poder

temporal de la Iglesia, los liberales

añadieron pronto sus acerbas críticas

contra el carácter y la naturaleza del

ejército. De ahí deriva el intento de

Gómez Farias en contra de sus privilegios

y de los del clero, frustrado por el general

Santa Anna. De ahí también las severas

páginas de Lorenzo de Zavala, y sobre

todo las de José María Luis Mora en 1837,

ataques cuyo fondo y forma recuerdan ya

el tono y los argumentos habituales en la

"izquierda" latinoamericana cuando critica

hoy a las dictaduras militares del

continente.

El apodo de ' chinacos" que se da a los

liberales refleja y subraya el reclutamiento

irregular y el origen popular de las tropas

liberales durante las guerras civiles de la

época. desde los guerrilleros de los

generales mestizos Lobato y Guerrero en

1828. pasta los de Juárez antes de 1867.

En efecto, ese nombre viene de una

palabra de origen náhuatl que de

""desnudo" designa por extensión a gente

poco o mal vestida, como lo estaban sin

duda las guerrillas de la chinaca, en

oposición al ejército regular vestido de

uniforme (diccionario de Santamaría).

Según M. González Navarro el mote se

aplicó seguramente a los hombres del jefe

liberal Álvarez cuando entraron en México

después de la revolución de Ayutla (1854-

55), mestizos de las tierras calientes y

montañosas del Pacifico cuya pobreza y

somera vestimenta llamaron la atención

de los habitantes de la capital. Después él

nombre abarcó a todo el partido liberal

junto al de "puros" (los "moderados",

cercanos prácticamente a los

conservadores) y a otros más locales o

momentáneos, como el de "colorados"

debido a las camisas rojas de sus

partidarios, y en contraposición al verde

de los "mochos".

9 Cfr. . Presencia de Rousseau, a los 250 años

de su nacimiento y a los dos siglos de la apari-

ción de , Emilio y el Contrato social México.

Universidad Nacional Autónoma de México,

1962. José Miranda “El liberalismo mexicano y

el liberalismo europeo” en historia mexicana,

México. El Colegio de México 1959 vol VIII,

num 32 p. 514-523. Jesús Reyes Heroles El

liberalismo mexicano, México Universidad

Nacional Autónoma de México, México 1957. 3

vols.

Page 158: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

158

ENTRE EL PARADIGMA POLÍTICO

Y LA REALIDAD

Gloria Villegas

Miguel Ángel Porrua Venero

(coordinadores)

Cesar Navarro Gallegos

(estudios introductivo )

Apartir de la adopción del régimen

republicano, federal, representativo y

popular emanado de la Constitución

Política de los Estados Unidos Mexicanos

de 1824, existía la firme convicción entre

las fuerzas sociales y políticas que habían

logrado incorporar y validar tales

preceptos en el texto constitucional, que

con ello terminaban las luchas y

convulsiones que habían dividido y

confrontado a los mexicanos durante los

años precedentes.

Predominaba la certidumbre que una vez

restablecida la paz social, reorganizada el

orden jurídico y puesto en marcha el

nuevo régimen político, la nación

mexicana avanzaría sin tropiezos y en

condiciones de relativa estabilidad. Las

nuevas leyes habrían de contribuir a

superar los resabios del antiguo régimen y

serían la vía más expedita para garantizar

el advenimiento de una nación próspera

que en poco tiempo se ubicaría entre las

más avanzadas del planeta. Pronto, la

nación mexicana alcanzaría el rango de las

potencias libres y soberanas y, clausuraría

de manera definitiva el aciago capítulo de

las guerras intestinas.

Esta visión optimista sobre el porvenir de

la naciente república, compartida por los

gobernantes y buena parte de los

pensadores políticos de ese entonces,

tenía como sustento el patrimonio

material y cultural que el país disponía. La

existencia de un vasto territorio con un

enorme caudal de recursos naturales,

aunado al trabajo productivo de los

mexicanos, constituía la fuente potencial

para el desarrollo de una moderna

economía que elevaría las condiciones de

vide de sus habitantes. Por otra parte la

reivindicación de la espléndida herencia

cultural y espiritual mexicana y su

conjunción con el pensamiento ilustrado y

progresista decimonónico, auguraban un

porvenir excepcional para el logro de los

anhelos y propósitos de la joven república.

Sin embargo, el optimismo y las

expectativas sobre el futuro de México

chocarían en corto tiempo con una

realidad distinta y muchas veces adversa

al rumbo proyectado. Bajo la superficie del

régimen republicano y federalista, pervivía

un cúmulo de seculares contradicciones no

resueltas que emergieron al intentar

ESTUDIO INTRODUCTORIO

Cesar Navarro Gallegos

Page 159: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

159

ponerse en práctica los principios inscritos

en la carta constitucional. Las fuerzas

sociales y corporaciones que en principio

aceptaron regirse; cuando menos

aparentemente, bajo las normas

constitucionales y el sistema federalista, al

advertir que algunas de las

transformaciones puestas en marcha

representaban un riesgo para sus añejos

privilegios sociales y económicos o su

hegemonía política y espiritual, pronto

iniciarían su cuestionamiento y, más

tarde, recurrirían al uso de la fuerza para

desechar el régimen político y el pacto

constitucional sobre el que había surgido

la nación mexicana.

La convivencia política y el orden

constitucional apenas pudo mantenerse

durante la gestión presidencial del

insurgente durangueño Guadalupe Victo-

ria. Luego sobrevendría un largo y

dramático período de inestabilidad política

que se reflejó en todos los demás órdenes

de la vida social. A lo largo de las cinco o

seis décadas siguientes, la nación

mexicana registró una lista interminable

de conflictos internos protagonizados por

las fuerzas, grupos o clases sociales que

se disputaban el control del Estado, el

poder económico y el predominio social y,

además, como si ello no fuera, suficiente,

debió encarar la agresión e intervención

de varias potencias extranjeras, lo cual

llegó a poner en riesgo la sobrevivencia

misma de la nación mexicana.

Los conflictos políticos de estas décadas se

expresaron a través de diversas formas y

mecanismos: mediante la integración de

logias masónicas y "partidos" cuyo

referente político lo constituyó su adhesión

al régimen federalista o al centralismo. Así

mismo, a través de la conformación de

innumerables agrupamientos sin una clara

tendencia ideológica y carentes de princi-

pios políticos definidos, formados

coyunturalmente para que sus miembros

accedieran a diversos cargos públicos, se

adhirieran a un plan, a un nuevo

pronunciamiento o para impulsar las

aspiraciones de poder de determinado

grupo o facción política. En otros casos,

para sumarse a la lucha política que

emprendía un nuevo caudillo o para

combatir la estancia en el gobierno o en el

congreso de un grupo adverso. Más

tarde, mediante la conformación de

corrientes y partidos que se reivindicaron

como liberales o conservadores a partir de

la celeridad y radicalidad de los reformas y

cambios que proponían para modificar la

realidad del País, frente aquellos que

pretendían mantener la antigua estructura

social. junto a todo ello, a través de una

interminable lista de asonadas; revueltas,

sublevaciones y golpes de estado

encabezados por los mandos militares.

Así, en el transcurso de unos cuantos años

el inicial optimismo se trastocó en

desaliento e incertidumbre y se tuvo que

reconocer que México no era un país con

cercano y prometedor futuro. Asimismo,

debió aceptarse que la antigua estructura

socioeconómica heredada del régimen

colonial y el escaso desarrollo logrado a

partir del México independiente, en

realidad daban cuenta de un país atrasado

y débil. Que las continuas disputas

políticas internas y sublevaciones

militares lo habían debilitado a tal extremo

que, incluso, no pudo preservar su

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

160

integridad territorial y no siempre había

dispuesto de la fuerza necesaria para

enfrentar las agresiones del exterior.

Sin embargo, más allá de la imagen

anárquica a partir de la cual se describe y

explica a menudo la historia mexicana de

las primeras décadas de vida

independiente y del recuento de los

conflictos y luchas políticas que muchas

veces aparecen como innecesarias y

estériles, de las sublevaciones y

ambiciones de poder de determinado

caudillo, de la persistente confrontación

entre uno y otro partido o de la

argumentación sobre la supuesta inca-

pacidad de los mexicanos para

autogobernarse; lo que en el fondo

entrañan y representan son las

contradicciones inherentes a una sociedad

en proceso de transición y cambio. Aun

cuando históricamente anacrónicas y en

fase de descomposición, las viejas formas

de propiedad, de relación social y política

que provenían del régimen colonial

todavía constituían durante la primera

mitad del siglo XIX un fuerte obstáculo

para la emergencia de formas de

producción económica más avanzadas, es

decir propiamente capitalistas, así como

para las clases sociales y proyectos

económicos que se derivaban de este

inédito proceso dentro de la formación

social mexicana.

De tal suerte que los conflictos políticos

que se encarnan a través de las luchas de

las logias, la disputa entre federalistas,

centralistas y monarquistas, las

insurrecciones militaristas y la oposición

clerical, el debate ideológico y la

confrontación política entre liberales y

conservadores, así como los conflictos

entre diversos grupos y clases sociales,

finalmente no eran sino expresión del

choque entre los diversos proyectos

mediante los que se pretendía delinear el

perfil social, económico y político de una

nación en su etapa constitutiva.

En cierto modo, la intensa y prolongada

conflictiva política de este dilatado periodo

es explicable porque ninguna de las

corrientes en pugna poseía la fuerza

suficiente para hacer prevalecer sus

intereses y proyectos, equilibrio

En la logia del rito de York se agruparon

fundamentalmente aquellos que se

reclamaban partidarios y garantes del

federalismo y la cual había surgido en

contraposición a la antigua logia escocesa.

En tanto que en esta última se

atrincheraron quienes se habían

manifestado en favor del régimen

centralista y a la que también se le

identificaba como el "partido” de los itur-

bidistas, de los monarquistas, de los

españoles, del clero y del viejo orden.

Puesto que los yorkinos consideraban que

la defensa de la independencia nacional y

la consolidación del federalismo

constituían los propósitos centrales de su

actividad política, arribaron a la conclusión

de que había que desplazar de los cargos

públicos o cerrar el paso a todos aquellos

que consideraban opositores a tales

propósitos. A su vez los escoceses se

propusieron frenar las intenciones políticas

de sus adversarios, obteniendo la mayoría

en el congreso nacional, en las legislaturas

locales y ubicando a sus partidarios, al

frente de los gobiernos de los estados.

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

161

En poco tiempo la lucha entre yorkinos y

escoceses trascendió del centro del país

hacia las distintas entidades de la

república y la contienda entre ambas

facciones se hizo cada vez más intensa.

Buena parte de los conflictos políticos y

disputas electorales que surgieron durante

esos años en relación con la integración

de diversos congresos y gobiernos locales,

así como en el propio congreso nacional,

evidentemente estuvieron vinculadas al

predominio político que unos y otros

disputaban.

Así, el debate que se suscitó en 1827 en

torno a la permanencia de los hispanos

peninsulares en el país, tuvo como

trasfondo el conflicto político entre

federalistas y escoceses. Aprovechando

que el sentimiento antiespañol se había

exacerbado a consecuencia de que

muchos de ellos seguían ocupando cargos

importantes en el gobierno y en el ejército

y, que otros más conservaban su antigua

posición social y sus privilegios

económicos, así como por el hecho de que

algunos hubiesen participado en varios

intentos conspirativos en contra de los

yorkinos en distintos sitios del país; la

mayoría federalista en el congreso

nacional logró imponer la prohibición para

que los hispanos ocuparan cargos públicos

y, más tarde, en diciembre de 1827, Con-

siguió expedir el decreto para su

expulsión. Evidentemente esta acción de

los yorkinos tenía un doble propósito: por

un lado decapitaba a la antigua oligarquía

hispana y de paso eliminaba a uno de los

aliados del partido opositor.

La lucha política entre ambas fuerzas se

hizo más aguda hacia 1828 al acercarse el

fin del periodo presidencial de Guadalupe

Victoria. Tanto yorkinos: Como escoceses

se aprestaron a desplegar toda su fuerza

política para vencer en las elecciones que

se avecinaban y conquistar la mayoría en

el congreso nacional y en las legislaturas

de los estados. Puesto que la designación

del próximo presidente se haría con base

en los votos emitidos en los congresos

locales y la elección sería calificada por el

congreso nacional, la corriente que

resultara triunfante estaría en condiciones

de decidir la sucesión presidencial. En el

marco de la contienda electora surgieron

dos candidatos presidenciales: Vicente

Guerrero y Manuel Gómez Pedraza, el

primero apoyado por los federalistas

yorkinos y el otro por el bando de los

escoce-ses. De esta manera la tendencia

radical se agrupó en torno al insurgente

suriano, en tanto que el partido "del

orden" optó por la nominación del antiguo

realista e iturbidista y al que se reconocía

como un político de tendencia moderada.

Pese a que se pronosticaba como seguro

el triunfo de los yorkinos en las

legislaturas estatales, el voto de las

mismas favoreció por escasa diferencia al

candidato de sus adversarios: once

congresos votaron en favor de Gómez

Pedraza y nueve lo hicieron por Guerrero.

1 Michael Costeloc, La primera república federal

de México (1824-1835) un estudio de los

partidos políticos en el México independiente,

México, fondo de Cultura económica, 1975, p.

56.

Este inesperado resultado en cierto modo

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

162

fue producto del temor que se había

levantado entre la antigua oligarquía y

aun entre ciertos sectores moderados por

el posible arribo de Guerrero a la

presidencia, al cual identificaban con el

bajo pueblo y la anarquía, así como por la

táctica de los escoceses al nominar a un

candidato con el perfil de Pedraza que,

incluso, concitó la adhesión de los

federalistas moderados de varias

entidades.

Asimilado el golpe, los yorkinos

desplegaron una intensa campaña

periodística para denunciar la ilegalidad de

los resultados electorales, aduciendo que

los integrantes de las legislaturas habían

traicionado la voluntad de sus

representados. Asimismo, incitaron

diversos pronunciamientos a lo largo del

país para impedir que se reconociera el

triunfo de Gómez Pedraza. Por su parte,

el general Antonio López de Santa Anna y

el ejército aparecieron oportunamente en

escena a través del Plan de Perote,

demandando también frenar las

maquinaciones, intrigas y conspiraciones

de los enemigos de la independencia

nacional, es decir, el partido de los

escoceses. A lo anterior se sumarían los

motines públicos azuzados por los

yorkinos en la capital del país.

Aprovechando tales circunstancias, la

mayoría yorkina en el recién instalado

tercer congreso constitucional, mediante

decreto del 12 de enero de 1829, decidió

anular los votos de Gómez Pedraza y

reconocer como presidente constitucional

al general Vicente Guerrero. Esta

controvertida forma en la que el congreso

resolvió la sucesión presidencial tendría

profundas

repercusiones para el futuro político del

país. En primer termino significó que

desde el propio congreso nacional se

propiciara la fractura del orden

constitucional y el federalismo al vulnerar

la soberanía de los estados mediante el

desconocimiento de las opiniones de sus

legislaturas, más allá que éstas fueran o

no coincidentes con la postura del

congreso. En segundo lugar, el que el

poder legislativo aceptara actuar bajo

presión de los militares insurrectos,

representó abrir las puertas al ejército

para que en adelante y durante varias

décadas se alzara como el árbitro de las

decisiones políticos del país. De esta

manera, los acontecimientos políticos

sobre la sucesión presidencial de 1828-

1829, constituirían la primera gran crisis a

la que se enfrentaba el sistema federal.

El alto grado de cuestionamiento político

con el que Guerrero llegó a la presidencia

de la república presagiaba que el suyo

sería un gobierno frágil y de limitado

consenso. Además, tendría que enfrentar

la crítica situación en la que había caído la

administración del gobierno. El déficit del

gasto público iba en aumento y los

créditos en el exterior se encontraban

prácticamente clausurados desde 1827,a

partir de que el gobierno federal se había

declarado insolvente para amortizar los

intereses sobre los prestamos contraídos

anteriormente. Además, como

consecuencia del intento de reconquista

española que se tuvo que enfrentar, la

recaudación de los derechos de las

aduanas que en ese entonces aportaban

un poco más de la cuarta parte de los

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

163

ingresos públicos, disminuyeron en forma

alarmante. Ello condujo a una nueva

expulsión de españoles y a la imposición

de préstamos a los estados de la

federación, lo cual avivó la oposición

existente a su gobierno.

Pronto se desarrolló una creciente

hostilidad hacia el caudillo insurgente que

logró conjuntar a los escoceses, a la

oligarquía propietaria y a un segmento del

propio ejército. El vicepresidente

Anastasio Bustamante, bajo el argumento

de la defensa de la legalidad constitucional

proclamo el Plan de Jalapa hacia fines de

1829, mediante el que destituyó a

Guerrero y de paso se apropió de la

presidencia.

Con el general Bustamante arribaron al

gobierno nacional los "hombres de bien",

que según el propio Lucas Alamán,

hombre fuerte en la nueva administración,

eran todos aquellos individuos que poseían

"honor, educación y propiedad".

Finalmente el partido escocés había

logrado expulsar del gobierno a los

"sansculotes" y "extremistas". Desde la

óptica de la oligar-quía tradicional, el clero

y los centralistas, el movimiento

acaudillado por el ejercito y el ascenso del

nuevo gobierno eran vistos como el triunfo

de la civilización, el orden y la propiedad

sobre la anarquía, la demagogia y la

usurpación. En efecto, la nueva

administración desplegó una política de

persecución en contra de los "federalistas

exaltados" y desde el centro se alentaron

movimientos políticos y asonadas en

contra de las legislaturas y gobiernos de

filiación federalista que se habían

manifestado contrarios a la destitución de

Guerrero. La postura autoritaria del

gobierno de Bustamante, en cambio le

acarreó la simpatía y la alianza con la

jerarquía eclesiástica y las élites

propietarias. Aun cuando en principio

Bustamante y sus aliados no se

propusieron abiertamente modificar la

constitución de 1824 y en apariencia se

mantuviera el régimen federalista, en

realidad se gobernó desde una perspectiva

centralizante.

La administración Alamán, nominación que

también se dio al gobierno de Bustamante

por la influencia que ejercía el Ministro de

Relaciones Exteriores e Interiores,

emprendió una conjunta de medidas para

limitar lo que se consideraban como

excesos del federalismo. En tal sentido se

impusieron una serie de exigencias de

propiedad y posesión de bienes a los

electores con el fin de reducir la

"perniciosa" presencia del bajo pueblo en

las elecciones y evitar los "excesos" de los

años anteriores, a la vez que se decretó la

disminución de los integrantes de las

milicias de los estados, pretendiendo con

ello restar fuerza y autonomía a los

gobiernos locales.

2 Brian R. Hamnett,"Faccionalismo, constitución

y poder personal en la política mexicana, 1821-

i1854: Un ensayo interpretativo en Josefina

Zoraida Vázquez (coord. ), La fundación del

Estado mexicano. México, Nueva imagen,

1994, p. 88

En contrapartida se aumentó el

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

164

presupuesto para el ejército y se elevaron

los haberes de la oficialidad militar. Debe

señalarse que en el plano de la

administración económica se remontaron

algunos problemas y se obtuvieron ciertos

logros: aumentaron los ingresos públicos,

mejoró la situación fiscal, la deuda

exterior se amortizó y los intereses se

capitalizaron favorablemente. Asimismo

se acrecentó el intercambio comercial con

el exterior y se emprendió una política de

impulso y protección de la industria

nacional, especialmente la textil, mediante

la creación del Banco de Avío en 1830, el

cual surgió por iniciativa directa de

Alamán y un grupo de empresarios.

Sin embargo, la estabilidad política del

régimen de Bustamante se erosionó

aceleradamente. El trato preferente hacia

la oligarquía y la iglesia, el continuo

intervencionismo del centro y el choque

con los gobiernos locales,

la represión y persecución hacía los

liberales federalistas, más la ejecución de

Vicente Guerrero, hicieron converger a los

opositores del centralismo de facto. En

distintos lugares del país surgieron

protestas políticas y sublevaciones

militares como la de Veracrúz de principios

de 1832, apoyada por Santa Anna, que

inicialmente exigieron la destitución de

los ministros" picaluganos”y más tarde

demandarían el desconocimiento del

general Bustamante.

El movimiento opositor a Bustamante se

alzó como una amplia y heterogénea

coalición de grupos, individuos y

corporaciones que por distintas razones

coincidían en esa coyuntura política. Los

federalistas veían la necesidad de unirse a

Santa Anna y a los militares para

desplazar a los centralistas del aparato del

gobierno, recuperar las posiciones

perdidas y reiniciar de nueva cuenta la

aplicación de los proyectos que habían

quedado truncados luego del ascenso de

Bustamante. En tanto que para Santa

Anna representaba la posibilidad de

consolidar su autoridad dentro de la

corporación militar y coronar sus

ambiciones de poder mediante el ascenso

a la silla presidencial. Empero, unos y

otros se necesitaban para llevar adelante

sus planes.

Bajo estas circunstancias, los federalistas

de distintos tonos y tendencias, una buena

parte de los gobiernos y congresos de los

estados, así como Santa Anna y el ejército

sublevado se pronunciaron por el retorno

de Manuel Gómez Pedraza para concluir el

mandato presidencial para el que había

sido nominado en 1828. Ante la magnitud

y beligerancia del movimiento en su

contra, Anastasio Bustamante se vio

obligado a efectuar un armisticio y firmar

los Convertíos de Zavaleta de septiembre

de 1832. De acuerdo con éstos, Pedraza

fue reconocido titular del ejecutivo y

gobernaría los tres meses que faltaban

para finalizar "su mandato";el congreso

nacional sería disuelto y se convocaría a

elecciones para su renovación.

Igualmente, se elegirían nuevos

integrantes a las legislaturas locales que,

a su vez designarían al presidente y

vicepresidente de la república.

3 Véase en la sección documental el acuerdo

mediante el que se fundó el Banco de Avío.

Como era previsible y de acuerdo con el

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

165

giro político se había producido en el

panorama político del país, tanto en el

congreso general como en la mayoría de

las legislaturas predominaron los liberales

federalistas y la alianza establecida entre

éstos y Santa Anna se ratificó al nominarlo

presidente de la república, al tiempo que

el cargo de vicepresidente se entregó a

uno de los miembros más connotados del

bando de los federalistas, el político

jalisciense Valentín Gómez Farías.

El quinto Congreso Constitutional y el

nuevo gobierno iniciaron sus tareas a

principios de 1833. Puesto que Santa

Anna optó por retirarse a su hacienda

argumentando motivos de salud, Gómez

Farías se hizo cargo del ejecutivo durante

sus repetidas ausencias. Bajo estas

condiciones, el político liberal junto con

otros miembros del gabinete y la mayoría

federalista en el congreso iniciaron un

vasto programa de reformas mediante las

que se proponían meterle mano a los

remanentes del pasado colonial. En la

elaboración del programa de reformas

participaron una serie de políticos e

ideólogos liberales que tras remontar la

antigua organización yorkina se habían

agrupado en la tendencia de "los

Imparciales" o en el "Partido del

Progreso"5 Entre otros destacaban: Miguel

Ramos Arizpe, José María Luis Mora y el

propio Gómez Farías. Este programa

además se había enriquecido con las

experiencias desarrolladas por los liberales

federalistas en varias entidades, particu-

larmente en estados como Zacatecas,

Jalisco, Michoacán y Durango.

Acorde con el pensamiento liberal, las

reformas tenían como eje central la

recuperación y ampliación de la soberanía

económica y política del Estado frente al

poder de las corporaciones.

Inevitablemente, las reformas se

orientaron, en primer término, a minar el

formidable poderío económico, político y

espiritual que la Iglesia Católica había

acumulado desde la época colonial, así

como a reducir los privilegios de la

corporación castrense.

Así, durante la segunda mitad de 1833 y

los primeros meses de 1834 fueron

apareciendo una a una las medidas

reformistas aprobadas por el congreso y la

administración liberal. En relación con la

Iglesia destacan aquellas que enfilaron a

desactivar los amarres que le unían o

mediante los que sometía al Estado:

Supresión de la obligación civil del pago

del diezmo y dero-gación de leyes que

imponían la coacción civil para el

cumplimiento de los votos monásticos.

Secularización de los bienes de misión de

las Californias. Cesión a los estados de las

propiedades que habían pertenecido a los

jesuitas. Ejercicio del Patronato

Eclesiástico por el gobierno de la república

con las mismas atribuciones con la que lo

había ejercido la Corona Española.

Desamortización de los llamados bienes de

manos muertas y prohibición de la venta

de propiedades eclesiásticas sin

conocimiento y aprobación de

4 De esta manera se llamó a Lucas Alamán,

José Antonio Facio, Rafael Mangino y José

Ignacio Espinosa, integrantes del gabinete de

Bustamante y a los que se consideraba autores

intelectuales y cómplices en el asesinato de

Vicente Guerrero.

la autoridad civil, así como prioridad de los

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

166

arrendatarios para la compra de dichos

bienes y liberación de la actividad

crediticia. Sin duda, las últimas medidas

resultaban particularmente lesivas al

patrimonio eclesiástico ya que afectaban

la monopolización que mantenía sobre las

propiedades rústicas y urbanas, así como

sobre el agio y la usura.

En cuanto al embate para reducir la

injerencia eclesiástica en la formación

educativa y espiritual y arraigar una

conciencia laica entre la población,

destacó la supresión de la Pontificia

Universidad de México y de otras

instituciones educativas de carácter

religioso. A contrapelo se decretó la

creación de la Dirección de Instrucción

Pública, la formación de varios institutos

de enseñanza superior y de la escuela

normal, así como el establecimiento de la

Biblioteca y el Teatro Nacional y escuelas

nocturnas para artesanos y trabajadores.

La reforma también intentó menguar la

preeminencia del ejército. Aun cuando no

se llegó a proponer la eliminación del

fuero militar se ordenó la disolución de

varios cuerpos del ejército que se habían

comprometido en sublevaciones en contra

de las instituciones de la república. En

cambió se legisló para alentar la

ampliación de las milicias cívicas de los

estados.

Pero al mismo tiempo que fueron

dictándose las reformas aparecieron voces

de inconformidad en varias regiones del

país. Al grito de "religión y fueros" durante

el año de 1833 se produjeron una serie de

insurrecciones militares y protestas

organizadas por el clero y grupos

opositores a la política de los liberales.

Sus exigencias eran afines: derogar las

leyes y decretos reformistas, separar a

Gómez Farías del gobierno y que Santa

Anna se hiciese efectivamente cargo de la

presidencia. Para contrarrestar la

oposición antirreformista y respaldar al

congreso y a Gómez Farías, varias

entidades se unieron en la Coalición de

Estados de Occidente, la cual se integró

con los gobiernos de Queretaro,

Michoacán, Jalisco, Durango, Zacatecas y

San Luis Potosí. Señalaron que su unión

se establecía para acallar el grito de

"muerte al federalismo" lanzado por las

clases aristocráticas y disolver de manera

definitiva las pretensiones de los enemigos

de la independencia nacional. Por su parte

el congreso general expidió la denominada

Ley del Caso mediante la que ordenó el

destierro a cerca de medio centenar de

individuos contrarios a las reformas.

Sin embargo, la creciente oposición del

ejército, la jerarquía eclesiástica, las

clases propietarias y los centralistas fue

desgastando paulatinamente el impulso

reformista del congreso y del gobierno

liberal de Gómez Farías. A través de

decenas de actas de pueblos,

ayuntamientos y cabildos eclesiásticos,

exposiciones y pronunciamientos,

inundaron de llamados al general Santa

Anna para rescatar al país de la

5 El cuerpo documental de este apartado

contiene el Programa del partido del Progreso

de 1833 que redactara el Dr. Mora. 6 Charles A. Hale, El liberalismo mexicano en la

época de Mora . 1821-1853, México, Siglo XXI

Editores, 1985, pp. 145-146.

anarquía y restaurar el orden y la paz

Page 167: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

167

social. En efecto, advirtiendo el cambio de

aires políticos desatado por la cruzada

antirreformista, Santa Anna decidió que

había llegado el momento de desligarse de

los liberales para mantener indemne su

figura y su posición política.

Repentinamente sus achaques de salud se

esfumaron y reapareció en la Capital para

hacerse cargo del gobierno. Por su parte

Gomez Farías se separó de la

vicepresidencia y luego solicitaría

pasaporte para dejar el país.

Bajo estas circunstancias políticas la

ofensiva antirreformista centró sus

ataques sobre el congreso. A través de

nuevos pronunciamientos y planes se

demandó su disolución y se planteó la

necesidad de convocar un nuevo

constituyente. Se adujo que la

representación nacional había caído en la

ilegalidad al aprobar una serie de leyes

que transgredían los preceptos consti-

tucionales y porque se había sometido a

los designios de un partido que no

representaba el sentir de la mayoría

nacional. Amparado en el respaldo que

estos pronunciamientos le otorgaban,

Santa Anna impidió que el congreso

continuara reuniendose y decretó

clausurados sus trabajos.

7 Lilian Briscrio, Laura Solares y Laura Suárez,

Valentín Gómez Farías y su lucha por el

Federalismo , 1822-18585 México, Instituto de

investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1991,

pp. 92-95.

Ya sin la presencia del poder legislativo

ordenó la suspensión y, por ende, dejó sin

efecto la mayoría de las reformas

aprobadas en los meses anteriores.

Todavía algunos gobiernos y legislaturas

estatales intentaron oponerse a los

dictados de Santa Anna, en particular

aquellos que habían integrado a la

coalición federalista de occidente.

Exigieron la reapertura del congreso y

anunciaron que conformarían una alianza

para sostener las reformas y garantizar la

vigencia de la constitución federal.

Incluso, varios de ellos llegaron a

proponer el posible desconocimiento del

general veracruzano. Empero, nada de

ello llegó a concretarse ya que la

resistencia de los federalistas careció de

unidad y consistencia. Paulatinamente uno

a uno fueron cediendo ante Santa Anna;

pensaban que evitando la confrontación se

podría pactar cuando menos la

permanencia del régimen federalista. Se

frustraba así el primer gran intento

reformador de los liberales mexicanos.

EL CENTRALISMO: DE UN

RÉGIMEN PARA LOS “ HOMBRES

DE BIEN “

Hacía 1834 los márgenes de sobrevivencia

de la primera república federal y la

constitución de 1824 se estrechaban

indefectiblemente. Los detractores del

federalismo afirmaban que este sistema

de gobierno, además de inoperante, había

demostrado ser inviable para el logro del

progreso y la estabilidad nacional. Que el

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

168

atentado en contra de los derechos

legítimos de religión y propiedad había

resquebrajado la convivencia pacífica y

exacerbado las pugnas sociales entre los

mexicanos. Por consiguiente había llegado

el momento de decidir sobre la pertinencia

de modificar las leyes y encontrar una

nueva forma de organizar la sociedad y el

gobierno. Las expectativas para llevar

adelante estas ideas se cifraron en el

congreso que se había convocado.

En efecto, a principios do 1835 el nuevo

legislativo había quedado instalado;

denotando en su composición social y

política a un perfil diametralmente

opuesto con el que le había antecedido.

En el plano político hegemonizaba una

amplia mayoría de integrantes del partido

de orden, es decir, centralistas, junto a

éstos se encontraba el grupo de adictos a

Santa Anna, así como un puñado de

clérigos, representantes oficiosos de la

institución eclesiástica y, por último, un

reducido núcleo de federalistas

moderados. En cuanto a su composición

social predominaban los abogados y

letrados, militares, propietarios

terratenientes, comerciantes, antiguos

funcionarios públicos y sacerdotes.

La primer condición formal para avanzar

en sentido inverso al federalismo estaba

cubierta. Además, en la convocatoria

expedida por Santa Anna se había

“recomendado" a las entidades otorgar a

sus representantes las facultades que

estimaran convenientes para enfrentar las

especiales circunstancias que privaban en

ese momento y encontrar la fórmula para

evitar “futuras revoluciones”. Es decir,

facultades para discutir prácticamente

todo, incluyendo la propia constitución.

Antes de abordar el debate sobre la

disolución del federalismo o la,

implantación del centralismo, el sexto

congreso constitucional se propuso saldar

deudas pendientes con los liberales y

activar la contrarreforma: hizo formal

desconocimiento de Gómez Farías de la

vicepresidencia, amnistió a los exiliados

por la "ley del caso" así como a los

involucrados en el asesinato de Guerrero

y, derogó la mayoría de los decretos de

reforma, exceptuando los del pago del

diezmo y los votos monásticos. Para

avanzar en el debilitamiento del

federalismo modificó la legislación de las

milicias cívicas de los estados para

reducirlas a su mínima expresión. Ello

acarreó la protesta y el enfrentamiento

con varias entidades, sin embargo, el

congreso persistió en la determinación de

comprimirlas. Ante la oposición que

mostrara el gobierno de Zacatecas,

considerado el "bastión del federalismo" y

poseedor de la milicia más numerosa, con

la anuencia del congreso Santa Anna se

puso al frente del ejército y desató la

lucha armada en contra de la milicia

zacatecana. Tras derrotar a los

zacatecanos, mutiló su territorio para

formar Aguascalientes. La advertencia a

los federalistas era evidente.

Despejado el camino, la mayoría

centralista en el congreso general propuso

que éste se transformara en congreso

constituyente para asumir a plenitud la

capacidad de legislar sobre una nueva

constitución. Para cubrir con las

formalidades y de acuerdo con lo

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

169

estipulado en la convocatoria se llevó un

recuento de los representantes a los que

sus estados les habían otorgado facultades

que excedían lo estipulado en el artículo

171 de la constitución,

Es decir, para modificar los poderes

supremos de la federación. Pese a que los

representantes de Chihuahua, Coahuila y

Texas, Zacatecas, Sonora, Sinaloa,

Durango, Yucatan, Chiapas y Veracruz no

disponían de tales facultades, la mayoría

de los miembros del congreso procedían

de estados que sí las habían conferido. Por

medio de este procedimiento el congreso

reivindicó su carácter constituyente, lo

cual dejó la puerta abierta para avanzar

hacia la redacción de una constitución

centralista.

Al iniciarse la transición hacia el

centralismo estalló un grave problema que

venía incubándose desde los momentos

mismos en que se independizó la nación

mexicana y que sería la causa de

infortunios todavía más amaros: la

separación de Texas. Como es de sobra

conocido, la segregación decidida por la

mayoría de los colonos de origen anglo

con motivo de la supresión del régimen

federal, no fue sino la coyuntura esperada

para la realización de un plan ya

preconcebido. El fracaso para impedir la

segregación de dicho territorio no sólo

sacó de escena y arrinconó por un buen

rato al hasta entonces "invicto héroe de la

patria": Santa Anna; también tendría un

alto costo político para los centralistas ya

que sus opositores les echarían en cara su

ineptitud para hacer la guerra a los

texanos.

Mientras tanto y luego de largas

deliberaciones entre los meses de octubre

de 1835 a diciembre de 1836, el congreso

expidió la Constitución

Centralista o de las Siete Leyes, cuyos

rasgos distintivos fueron los siguientes: a

los antiguos poderes de la nación se

adicionaba uno nuevo: el Supremo Poder

Conservador, encargado de equilibrar y

vigilar la actuación de los otros tres y

evitar de esta manera la trasgresión de

sus funciones, así como de velar por el

cumplimiento de la constitución y las leyes

derivadas de ésta. En cuanto al poder

legislativo central se restringieron sus

facultades y número de miembros, a la

vez que se elevaron los requisitos de renta

y propiedad para sus integrantes. El

senado se integraría con base en una lista

elaborada desde el centro y votada en las

juntas departamentales. En relación con el

poder ejecutivo se alargó el periodo

presidencial de cuatro a ocho años y

ampliaron sus atribuciones en forma

considerable, entre ellas la de designar a

los gobernadores de los Departamentos;

se eliminó la figura del vicepresidente. Los

estados de la federación se transformaron

en departamentos y las legislaturas

locales fueron sustituidas por las llamadas

Juntas Departamentales con capacidad

legislativa sumamente restringida.

En suma, la fisonomía que adquirió el

nuevo sistema político fue la de un

gobierno de carácter unitario que

pretendió concentrar la mayor parte de las

atribuciones políticas, hacendarias,

fiscales y de seguridad que hasta entonces

habían ejercido los gobiernos y

legislaturas de los extintos estados de la

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

170

federación y con una fuerte tendencia a

restringir y en algunos casos a excluir la

participación política de capas populares

de la población.

Al surgir el centralismo,"los hombres de

bien" alimentaban la certeza de que en el

“horizonte de la patria se vislumbraba ya

la apetecida paz y felicidad que anhelaban

los buenos mexicanos" y que al

conformarse un gobierno nacional

monolítico y fuerte con capacidad de

contener las tendencias revolucionarias y

anárquicas que se habían prohijado a la

sombra del régimen federalista, el

progreso nacional estaba asegurado y al

alcance de la mano. Puesto que la derrota

de Texas había trastocado la victoriosa

carrera militar y política de Santa Anna en

infamia y verguenza, se concluyó, que el

hombre poseedor de los atributos

necesarios para llevar adelante la empresa

del centralismo era el general Anastasio

Bustamante, el cual resultó electo

presidente de la república a principios de

1837.

Sin embargo, la puesta en práctica del

centralismo no fue tan afortunada como

auguraron sus adherentes. Desde sus

inicios tuvieron que constatar, al igual

como había sucedido doce años antes con

el surgimiento del federalismo, las

enormes dificultades que imponía la

compleja y contradictoria realidad del país

y lo insuficiente y limitado que resultaban

los esquemas teóricos y los paradigmas

políticos para remontarla.

La reorganización administrativa que

implicó el cambio del federalismo al

centralismo acarreó profundos trastornos

que no habían sido calculados,

particularmente en lo relacionado con la

administración de justicia y las rentas

públicas de los departamentos. La

centralización administrativa pronto

generó numerosas controversias y se

convirtió en fuente continua de

enfrentamientos entre el gobierno central

y los departamentos. Las finanzas públicas

tampoco llegaron a sanearse, no obstante

la sangría económica a la que se sometió

a las regiones y la aplicación de una

política fiscal que elevó los impuestos y

creó nuevos gravámenes, en especial al

comercio. Por otra parte, la relación

privilegiada hacía un grupo de agiotistas y

hombres acaudalados cercanos al

gobierno, así como el desvió de las rentas

públicas pare atenuar las ambición de los

militares a la larga provocaron una serie

de conflictos internos que terminarían por

agravar las dificultades económicas e

impedir que los hombres del partido del

orden alcanzaran la estabilidad financiera

y política, elementos indispensables para

formar un Estado fuerte.

Asimismo, la oposición de los federalistas

al proyecto del centralismo se hizo

presente desde el principio a través de

diferentes vías. El sector modera-

8 Reynaldo Sordo Cedeño. El congreso en la

primera república centralista, México. El

Colegio de México , 1993, p. 420.

do, bajo la dirección de Gómez Pedraza,

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

171

accionaba desde el congreso e incluso, en

ocasiones desde los propios ministerios

del gobierno por la restauración del

federalismo. Pretendían pactar con el

propio Bustamante una transición pacífica

hacia el federalismo sustentada en la

"revolución filosófica" propuesta por

Pedraza. A su vez los federalistas radicales

o "exaltados", acaudillados entre otros por

Gómez Farías, Juan Álvarez y José Urrea,

optaron por la vía de la insurrección y del

levantamiento armado. Las insurrecciones

y asonadas militares de los federalistas,

entre 1838 y 1840, fueron numerosas y

aparecieron en muy diversas regiones del

territorio nacional, incluyendo la capital

del país.

A todo ello había que adicionar la secuela

de desprestigio político que había

significado para el gobierno centralista la

humillante aceptación de los convenios

impuestos por Francia a la nación

mexicana derivados de la llamada Guerra

de los Pasteles. Durante más de un año,

entre 1838 y 1939, la armada francesa

mantuvo bloqueados los puertos

mexicanos hasta lograr obtener una serie

de concesiones favorables para su

comercio y sus empresarios mercantiles,

bajo el inicial pretexto de reclamar el pago

de indemnizaciones para ciudadanos

franceses que habían sufrido perdidas en

su patrimonio con motivo de disturbios en

nuestro país. En el fondo, la insolenté

agresión francesa era parte de la disputa

entre las potencias europeas y los Estados

Unidos por el control del mercado de las

naciones latinoamericanas. Sin embargo,

el costo político se facturó en la cuenta de

los centralistas, en tanto que este episodio

resultó benéfico para Santa Anna a quien

la buena suerte le hizo perder una pierna

y con ello reconquistó la admiración y los

favores de su dilecto público.

El creciente resquebrajamiento de la

estabilidad política del centralismo alentó

la oposición a la constitución de 1836. Ello

hizo pensar a algunos que ante el fracaso

del sistema republicano federalista y luego

del centralisrno, la alternativa debería

buscarse en la reimplantación del régimen

monárquico, como lo propuso en 1840 el

senador José Manuel Gutiérrez de Estrada.

Sin embargo, el golpe en contra del

gobierno centralista saldría desde las

propias filas del ejército. El militarismo

advirtió oportuno el momento para

retomar la iniciativa de controlar el poder

político del país.

Así, en el año de 1841 estallaron una serie

de levantamientos armados que

demandarón reformar las Siete Leyes,

otros más exigían la desaparición del

9 Laura Solares, Manuel Gómez Pedraza, una

biografía política. 1989-1851. tesis de

maestría en Historia de México, FFYL-UNAM,

1994, pp. 138-140. 10 EI protocolo de las reclamaciones del

gobierno francés se encuentra antologado en la

sección documental.

régimen centralista y como denominador

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

172

común la destitución de Bustamante. En

agosto de ese año el general "Mariano

Paredes y Arrillaga sublevó la guarnición

de Jalisco; la revuelta contó con él apoyo

do los grandes comerciantes ya que el jefe

insurrecto prometió derogar el gravamen

del 15 por ciento impuesto por el gobierno

de Bustamante para la importación de

mercancías del exterior.

Simultáneamente en la ciudad de México

el general Gabriel Valencia se levantó en

armas y, días después, el mutilado héroe

de Veracruz acaudillaba un levantamiento

en Perote. La confluencia, por supuesto,

no era un hecho fortuito.

Incapacitado para contener los

levantamientos armadas el gobierno

centralista se vio obligado a pactar con lo

jefes insurrectos. A través de las llamadas

Bases de Tacubaya se convino en la

destitución de Bustamante, la disolución

del congreso, y el acuerdo para convocar

a un nuevo congreso general. Con ello

quedó abrogada la Constitución de 1836 y

llegaba a su fin la experiencia de lo que

constituyó la primera república centralista.

A decir de algunos estudiosos, el proyecto

de los centralistas adoleció del mismo

defecto que éstos endilgaron a la

constitución de 1824: su distanciamiento

teórico con la realidad del país. Sin

embargo, el centralismo había derivado en

un sistema de gobierno todavía más

complicado, autoritario y desfasado de la

realidad mexicana. ”

Posesionados de la capital del país los

rebeldes formaron una junta de

representantes departamentales (dos por

cada departamento y nombrados todos

ellos por el propio Santa Anna) que, a su

vez, designó al caudillo veracruzano

presidente provisional de la republica. A

los pocos meses se celebraron las

consabidas elecciones para el nuevo

congreso constituyente, el cual celebró su

acto de instalación en junio de 1842.

Dado que Santa Anna no pudo establecer

pleno control sobre las fuerzas y

tendencias participantes en las elecciones

en el congreso apareció una mayoría

integrada por liberales federalistas de

corte moderado. Como era previsible, en

el seno del congreso fue ganando

consenso la idea de formular una nueva

constitución que reimplantara el régimen

federativo, lo cual distaba de concordar

con los planes de Santa Anna y los

militares.

11 Vid, Michael Costeloe, The central republic

1835-1846 in México. Hombres Reynaldo

Sordo Cedeño, "El congreso y la formación del

Estado-Nación en México, 1841-1855-, en

Josefina Zoraida Vázquez, (coord ), op. cit. ,

pp. 135-178.

12 Los enviados de Yucatán no fueron

admitidos en la junta de representantes

departamentales a causa de mantener

relaciones económicas y comerciales con Texas

y porque ese Departamento no había hecho

formal reconocimiento de las Bases de

Tacubaya. Además, el intento independentista

de Yucatán en 1841 continuaba generando

serios recelos en el centro. Véase en la sección

documental la Declaración de Independencia de

Yucatán ( 1841 ).

Entre los federalistas con sus distintos

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

173

matices destacaba la presencia de José

Fernando Ramírez, Mariano Otero, Manuel

Gómes Pedraza. Octaviano Muñoz Ledo,

Melchor Ocampo, José María Lafragua y

Juan José Espinoza de los Monteros. Aun

cuando todos los liberales coincidían en la

formulación de una constitución de corte

federalista, la radicalida o moderación

que unos y otros pretendían imprimirle al

texto constituciona hizo que tuvieran que

ser discutidos varios proyectos

constitucionales. En un primer momento

la Comisión de Constitución, encargado de

redactar la nueva ley fundamental,

presentó un proyecto avalado por la

mayoría de sus integrantes; sin embargo,

la minoría restante presentó uno diferente

en el que se hacía una alusión directa del

régimen federal. La controversia

generada por ambas propuestas obligó al

pleno del congreso a regresarlas a la

comisión mencionada con el propósito de

alcanzar acuerdos para la elaboración de

un texto único. Superadas las

divergencias se presentó un nuevo

proyecto que en lo general fue aprobado

por el congreso. Debe resaltarse que en

el proyecto último, además de recoger los

preceptos básicos del federalismo,

aparecían innovaciones de gran

trascendencia: libertad de cultos,

tolerancia religiosa e irrestricta libertad de

prensa. Sin embargo, antes de que

pudiera expedirse la espada militar cayó

sobre el constituyente.

Con el propósito de eliminar la estorbosa

presencia del congreso, Santa Anna a

través de sus ministros y los comandantes

militares de los departamentos habían

alentado una serie de pronunciamientos a

lo largo del país para pedir la disolución

del constituyente, bajo la consigna de que

se había apartado de las tareas que el

pueblo y la nación mexicana le habían

encomendado. En uno de los manifiestos

más conocidos se expresaba:

. . no se derrocó la administración creada

por las mezquinas leyes de 1836 para

elevar al poder a los partidos y menos al

que bajo el brillo sorprendente de una

exagerada libertad ha causado sobre la

patria los males todos que aún nos ago-

bian, sino para fundar su bienestar y

felicidad sobre bases sólidas,

aprovechando los grandes elementos que

puso en acción el celo, patriotismo,

energía, prudencia del ilustre general

Santa Anna. Que si la constitución de

1824, no siendo tan exagerada como el

proyecto que se discute, ni la obra de una

facción, produjo, sin embargo, las guerras

civiles, la exaltación de las pasiones, las

persecusiones... mayores y sin límites

deben ser los males que ocasionaría el

“presente”proyecto. . .

13 ello explica la presencia de los dos proyectos

constitucionales de 1842 que aparecen insertos

en la sección documental. 14 "Acta de Huejotzingo, Puebla ( 11 de

diciembre de 1842), en Juan A. Mateos,

Historia Parlamentaria de los congresos

mexicanos, México, Imprenta "El Partido liberal

” 1893, vol. 14 p. 174.

Demandaban, asimismo, que el

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

174

constituyente fuera sustituido por una

junta de "ciudadanos notables por su

saber, experiencia y patriotismo" a la que

se encargara redactar la nueva

constitución. Obrando en el sentido que

clamaba la "voz popular", el "ángel tutelar

de la patria" disolvió el constituyente por

mediación de Nicolás Bravo, al cual había

encargado temporalmente de la jefatura

nacional. De esta manera se desvanecía

el corto verano federalista del congreso

del 42.

Desmantelado el constituyente, Santa

Anna reunió a una junta Nacional

Legislativa siguiendo el mismo

procedimiento que en 1822 utilizara

Iturbide para formar la Junta Nacional

Instituyente: seleccionó a dos personas

notables por cada Departamento para su

integración. La Junta, expidió en junio de

1843, un nuevo código constitutional: Las

Bases de Organización Política de la

República Mexicana (mejor conocidas

como las Bases Orgánicas). A través de

éstas se revalidó y acentuó el régimen

centralista, se confirió un poder más

amplio al ejecutivo y se agudizaron los

rasgos autoritarios y dictatoriales del

sistema creado por los "hombres de bien".

Las Bases Orgánicas abrogaron el

Supremo Poder Conservador, ampliaron la

capacidad de veto del presidente respecto

del congreso y le cedieron el derecho a

designar, sin mediar elección, hasta una

tercera parte de éste. Preservaron,

igualmente, la división política

departamental y las juntas fueron

cambiadas por Asambleas

Departamentales, ratificándose la facultad

del ejecutivo de la nación para designar a

sus gobernadores.

El régimen de Santa Anna amparado en

las Bases Orgánicas tuvo un carácter

ficticiamente constitutional ya que en la

práctica gobernó por encima de las leyes

vigentes. El militarismo autoritario y al

represión política hacia los grupos

opositores fue su rasgo distintivo. Por ello

concitó una creciente oposición por parte

de los liberales o federalista moderados y

puros, los cuales siempre rechazaron y

combatieron las Bases Orgánicas, al igual

que lo habían hecho con la Constitución de

36. Además se significó por una

desorganizada gestión de la

administración pública que se tradujo en

la aplicación de onerosas y sucesivas

contribuciones a los Departamentos, la

imposición de elevados empréstitos y la

expedición de varios decretos que

afectaron, incluso, los bienes materiales

del clero y que a la postre lo distanciarían

de la jerarquía eclesiástica. Esta arbitraria

e ilegal conducta provocaría en 1844

distintos rebeliones en su contra.

Intentando detener la ola de

pronunciamientos y acallar el disgusto

general, que para esas fechas incluía al

mismo congreso, recurrió a la consabida

respuesta y último recurso de un gobierno

autoritario y en descomposición: el uso de

la fuerza. Por ende, decretó la suspensión

del congreso y se autoconcedió facultades

extraordinarias para gobernar.

Sin embargo, la aventura santanista bajo

el régimen de las Bases Orgánicas

resultaba a esas alturas intolerante para

todos las facciones, partidos y

corporaciones, incluida buena parte del

ejército. Las medidas de fuerza resultaron

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

175

contraproducentes, las protestas se

avivaron y los levantamientos se

multiplicaron por todo el país; el congreso

y varios gobiernos departamentales se

pronunciaron por su desconocimiento en

diciembre de 1844. A final de cuentas

Santa Anna se vio obligado a dimitir y

abandonar el país, designándose en su

lugar al general José Joaquin Herrera.

En medio de los agudos conflictos políticos

que sacudían al país y los, vaivenes que

ocurrían en el gobierno a consecuencia de

la incesante, con tienda por el poder,

despuntaba el más grave y difícil de los

conflictos que habría de enfrentar la

nación mexicana en la primera mitad del

siglo XIX: la guerra con los Estados

Unidos. La aprobación en 1845 del

congreso norteamericano sobre la anexión

de Texas acercó las posibilidades de un

conflicto entre ambas naciones. En

México, surgieron dos posiciones al

respecto la que encabezaba el general

José Joaquin Herrera que pugnaba por un

acuerdo pacífico, reconociendo la

independencia texana a condición de que

no se integrara a la Unión Americana; la

otra, se pronunciaba por hacer los

preparativos para enfrentar la guerra con

los Estados Unidos.

Dentro de la incertidumbre de este

contexto y bajo la supuesta intención de

eliminar los titubeos del gobierno para

enfrentar esa crítica situación, el general

Mariano Paredes y Arrillaga encabezó uno

más de sus cuartelazos, sólo que éste

resultaría de gran infortunio e irreparables

consecuencias para la nación mexicana,

precisamente por las circunstancias en

que surgió. Habiendo sido designado jefe

del ejército para resguardar la frontera

norte, aprovechó la fuerza militar bajo su

mando para organizar el cuartelazo que lo

llevaría a la presidencia.

La insurrección de Paredes contó con

varios aliados y protectores. En primer

término con la simpatía de los "hombres

de bien" que lo vieron como el elemento

más viable para detener el repunte de las

fuerzas liberales que a finales de 1845

abiertarmente se organizaban para

reimplantar el federalismo; así como por

la facción de los militares centralistas; un

núcleo de empresarios y prestamistas y,

junto a éstos, un selecto grupo de

conservadores, entre ellos Lucas Alamán,

que conspiraba en favor de la instauración

de un régimen monárquico y era

apadrinado por el ministro español en

México. 15 De esta manera, en diciembre

de ese año, Paredes retornó desde

15 Miguel Soto. La conspiración monárquica

en México, 1845-1846, México, Editorial Offset,

1988,p. 66.

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

176

San Luis Potosí al frente del ejército que

comandaba y desplazó del poder ejecutivo

al moderado Herrera.

Desdeñando en gran medida el peligro

que acechaba al país desde la vecina

potencia del norte, el militar Paredes

puso su mayor empeño en la reunión de

un nuevo congreso de carácter estamental

y representativo de las clases pudientes y

propietarias que se encargaría de

reorganizar al país, de ser posible bajo el

régimen de la monarquía. De acuerdo con

el proyecto político de Paredes al congreso

sólo fueron convocadas las siguientes

clases: primera: la de los propietarios de

fincas rústicas y urbanas y de la industria

agrícola; segunda: los comerciantes;

tercera: los empresarios mineros; cuarta:

empresarios de la industria de las

manufacturas; quinta: los de las

profesiones literarias; sexta: los

magistrados; septima: los funcionarios

públicos; octava: el clero y, novena: los

militares. Sin embargo, el proyecto esta

mental y monárquico que intentaron

establecer Paredes y sus aliados fracasó

ante la cerrada oposición que se levantó

en su contra, así como por su negligente

actitud, por decir lo menos, ante el

conflicto con los norteamericanos. Su

efímero gobierno fue destituido mediante

un nuevo golpe militar en agosto de 1846

y el ejecutivo pasó a manos de otro

general: José Mariano Salas

LOS CONFLICTOS INTERNOS

Y LA INVASIÓN

NORTEAMERICANA.

LA DICTADURA DE SANTA ANNA

COMO EPÍLOGO.

La secuela de golpes militares que

derivaron del fracaso del centralismo más

el despliegue de la intervención

norteamericana, propiciaron las

condiciones para que en 1846 se

restablecieran la carta constitucional de

1824 y el régimen federalista. Ello se

logró a través de una heterogénea alianza

de fuerzas e individuos similar a la

establecida en 1832-1833, es decir,

mediante la confluencia de los federalistas

radicales y moderados con el hombre

"siempre dispuesto, a sacrificarse por el

bien de la patria": el general López de

Santa Anna y el grupo de militares que le

eran adictos. Las razones y motivos para

esta alianza eran simples y evidentes: en

el marco del conflicto bélico los

federalistas requerían de Santa Anna para

que se hiciera cargo de la jefatura del

ejército, en tanto estos concentraban sus

esfuerzos en la reorganización política del

país; en cambio para Santa Anna

significaba regresar a México en

condiciones altamente favorables para

intentar rehabilitar su maltrecho prestigio

militar y recomponer su menguado poder

político, independientemente de su

genuina o ficticia coincidencia con los

propósitos de sus aliados federalistas.

Así, durante los pocos meses que el

general Salas estuvo al frente de la

presidencia se produjo el restablecimiento

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

177

del federalismo y se convocó de nueva

cuenta a un congreso de carácter

constituyente, el cual entró en funciones

el último mes de 1846. Integrado por una

mayoría liberal, equilibrada entre

moderados y radicales, se designó a López

de Santa Anna y a Gómez Farías para los

cargos de presidente y vicepresidente.

Este último quedó al frente del gobierno,

puesto que Santa Anna debió asumir el

mando del ejército y sortear la guerra que

para entonces ya había sido declarada por

los Estados Unidos.

Como es de suponer, la situación

económica del gobierno era en extremo

crítica debido a los recursos y gastos que

demandaba la guerra. Ello indujo a

Gómez Farías a promover ante el

Congreso la expedición de dos decretos

para obtener hasta 20 millones de pesos,

mediante la hipoteca o subasta de bienes

en manos muertas, esto es, en manos de

la iglesia. Las medidas concitaron de

inmediato una cerrada oposición del clero

y las fuerzas conservadoras, a los que se

sumó la mayoría de los liberales

moderados. Varios gobiernos y

legislaturas de los estados se negaron

aplicar los decretos y, finalmente, en la

capital del país estallaría la llamada

Revuelta de los Polkas, llevada a cabo por

los regimientos civiles de la gente

acomodada que había sido reclutada para

defender la capital en combinación con

varios regimientos militares. Santa Anna,

tuvo así la excusa para volver

prontamente a la ciudad de México y

convencer al congreso de eliminar el cargo

de vicepresidente, y derogar los decretos.

La alianza con el sector radical de los

federalistas terminó rápidamente; la

lglesia quedó ampliamente agradecida y a

cambio le correspondió con algunos

prestamos.

Por su parte el congreso constituyente, en

medio de la guerra y de éste y otros

conflictos internos, logró aprobar en mayo

de 1847 un conjunto de reformas al

antiguo texto constitucional de 1824 que

fueron promulgadas bajo el nombre de

Acta Constitutiva y de Reformas. Una

treintena de artículos contenían las

reformas, algunas de las cuales

significaban verdaderas innovaciones en la

práctica constitucional; entre ellas, el

recurso de amparo y, que a juicio del

congreso reforzaban y perfeccionaban el

funcionamiento del sistema representativo

y federal. 18 Cabe señalar que una buena

parte de las reformas estuvieron

inspiradas en las propuestas del

federalista moderado y diputado

jalisciense Mariano Otero.

Mientras tanto el curso que había tomado

la guerra con los Estados Unidos se tornó

cada vez más desfavorable para la nación

mexicana y, tras de ser

5 El cuerpo documental de este apartado

contiene el Programa del partido del Progreso

de 1833 que redactara el Dr. Mora. 6 Charles A. Hale, El liberalismo mexicano en la

época de Mora . 1821-1853, México, Siglo XXI

Editores, 1985, pp. 145-146.

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

178

quebrantada la resistencia que ésta

opuso, concluiría con la mutilación de más

de la mitad de su territorio. Desenlace

final de un conflicto que se había venido

fraguando en contra de México, no sólo y

a partir de la cuestión de Texas, sino

como resultante del acelerado proceso de

expansión económica alcanzado por los

Estados Unidos y su proyecto de

hegemonía continental;

el cual se amparaba en las ideas del

"destino manifiesto" y que habían

arraigado en la sociedad norteamericana

la creencia de que su nación había sido

elegida por la Providencia para extender y

preservar la libertad; designio que se

traducía en el derecho a disponer de los

territorios de otros pueblos y naciones que

a su juicio eran incapaces de tomarlos

productivos, así como de entender los

beneficios de la vida civilizada, tal y como

la entendían y concebían los

norteamericanos. Bajo estas premisas

expansionistas, el territorio mexicano

había constituido el objetivo más cercano

y asequible.

Como es sabido, una vez ocupada la

capital del país, las tropas invasoras

emplazaron al gobierno mexicano para

signar un tratado que recogía las con-

diciones que los norteamericanos habían

decidido imponer para llegar a un

armisticio; pese a que múltiples voces se

alzaron para oponerse al tratado y en

favor de continuar la guerra, finalmente

tuvo que reconocerse que el país se

encontraba materialmente imposibilitado

para persistir en la continuación del

enfrentamiento bélico. El 2 de febrero de

1848 debieron firmarse los Tratados de la

Villa de Guadalupe, mediante los que

además del anexado territorio de Texas,

los Estados Unidos se apoderaron de

California y Nuevo México, así como de

porciones considerables de los estados de

Sonora, Chihuahua, Coahuila y

Tamaulipas. De esta manera se cerraba

uno de los capítulos más adversos y

amargos en la historia de la nación

mexicana.

Durante los años posteriores al conflicto

con los Estados Unidos la nación mexicana

se vio sumergida en una profunda crisis

política, social y económica derivada del

colapso provocado por la derrota ante los

norteamericanos. No obstante la amarga

lección de la guerra, continuó

debatiéndose en una serie de luchas

intestinas que parecían no tener fin:

evantamientos militares, conflictos

políticos en gran parte de los estados y el

surgimiento de varias rebeliones indígenas

como las de la Sierra Gorda y la Guerra de

Castas en Yucatán, entre otras. Además,

debieron padecerse las frecuentes incur-

siones de aventureros y filibusteros, así

como de los indios apaches y comanches

en el norte del país.

Pese a los esfuerzos realizados por el

general José Joaquín Herrera - quien se

había hecho cargo de la presidencia en

junio de 1848- para reencauzar la vida del

país y superar los conflictos que habían

estallado en distintas regiones de la

república, la estabilidad política se

mantuvo dentro de límites muy precarios.

Esta frágil y endeble situación política obró

como un catalizador para que liberales y

conservadores se propusieran concretar

de manera definitiva el proyecto de nación

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

179

que unos y otros venían enarbolando.

Ambos arribaron a la conclusión que la

única salida a la prolongada crisis en la

que se había debatido la república desde

su surgimiento, sólo podía alcanzarse

mediante el triunfo definitivo de su

respectiva corriente política y la instau-

ración de un gobierno con la suficiente

fuerza y capacidad para hacer efectivos

sus propósitos. En cierto modo, durante

estos años se delinearon con mayor

claridad el programa y el perfil de las

fuerzas liberales y conservadoras, así

como la estrategia política que utilizarían

en los años por venir.

Por ello, cuando en 1852 asumió la

presidencia de la república el general

Mariano Arista, quien intentó al igual que

su antecesor, aplicar una política de

orientación moderada y de conciliación, le

resultó imposible mantener un gobierno

de equilibrio entre las fuerzas en pugna.

En poco tiempo se hicieron presentes los

levantamientos y pronunciamientos que lo

desconocían de la primera magistratura,

acaudillados por el ejército y sectores del

bando conservador. En uno de ellos, el

Plan del Hospicio -suscrito por ricos

terratenientes, comerciantes y connotados

miembros del partido conservador, así

como por varios clérigos-, se explicitó la

propuesta del retorno de Santa Anna,

exiliado en Colombia, por considerarlo

como el más apropiado para encabezar el

gobierno conservador que proponían. La

avalancha de pronunciamientos similares

por todo el país finalmente obligaron al

general Arista a abandonar la presidencia.

Ello abrió el camino para que en abril de

1853, una vez más, Santa Anna fuera

proclamado presidente de México.

Sólo que en esta ocasión Santa Anna

exigió gobernar sin contrapesos ni

cortapisas para su autoridad. Para tal

efecto hizo expedir un código provisional

de gobierno que habría de regir en tanto

se promulgaba una nueva constitución:

Las Bases para la Administración Pública.

De acuerdo con éstas las legislaturas

locales y el congreso general entraron en

receso y a Santa Anna se le concedieron

facultades extraordinarias para gobernar.

Lo que en la práctica se instauró fue un

gobierno centralista y dictatorial apoyado

por el clero, el ejército y el partido

conservador.

19 Carmen Vázquez Mantecón, Santa Anna y la

encrucijada del Estado. La dictadura, Fondo de

Cultura Económica, México, 1986, p. 198.

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ESTUDIO INTRODUCTORIO_____________________________________________

180

La administración santanista se propuso

eliminar la presencia de la corriente

liberal, ordenado el destierro de varios de

sus principales dirigentes por considerar

que representaban una amenaza para el

régimen. Asimismo, puso límites a la

libertad de prensa y restringió el libre

tránsito por el territorio mexicano. Las

finanzas públicas se centralizaron y los

efectivos del ejército crecieron

desmesuradamente. La irracionalidad

dictatorial llegó a niveles extremos:

impuso contribuciones absurdas (pago de

impuestos por cocheras, luces exteriores,

balcones y la posesión de animales

domésticos, entre otros), se hizo llamar

"su Alteza Serenísima" y se arrogó el

derecho de nombrar a su sucesor.

Finalmente, terminó vendiendo el

territorio de La Mesilla a los Estados

Unidos en 10 millones de pesos.

Los excesos y dispendios de la dictadura

más la represión a los liberales;

levantaron al poco tiempo las revueltas en

contra de Santa Anna y los conservadores.

En esta coyuntura surgió la revolución del

sur acaudillada por los liberales bajo el

Plan de Ayutla del 11 de marzo de 1854;

reformado a los pocos días por Juan

Álvarez en Acapulco. Aun cuando Santa

Anna subestimó los alcances de la

revuelta y creyó derrotarla fácilmente, a la

postre ésta habría de truncar de manera

definitiva la azarosa y contradictoria

presencia del militar veracruzano en la

vida política del país: su "alteza

serenísima" y "benefactor de la patria"

tuvo que resignarse a la condena del exilio

en agosto de 1855. Con la declinación

definitiva de Santa Anna también se

alejaba y llegaba a su fin la presencia de

la generación política que había surgido en

la última etapa del periodo colonial,

transitado por la experiencia del mo-

vimiento de independencia y encarnado

las luchas políticas en el México

independiente de la primera mitad del

siglo XIX. Igualmente se diluían las

condiciones de sobrevivencia para las

antiguas relaciones sociales e instituciones

que operaban como reductos del pasado

colonial y que por su obsolescencia

resultaban incompatibles con los cambios

que imponía la dinámica y el desarrollo de

la estructura social mexicana.

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

181

MEXICO HACIA 1850

Dirrecición Sartorius Carl Christian

Así como la clase de vegetación determina

la fisonomía de la campiña, así también

las ciudades llevan impresa la

característica de la vida y costumbres del

pueblo. Las ciudades mexicanas

muestran, a primera vista, un origen

común con las naciones románicas del sur

de Europa: calles rectas, plazas abiertas,

casas de mampostería con azoteas,

muchos templos de brillantes cúpulas,

extensos monasterios en forma de

ciudadelas, montes de Calvario,

magníficos acueductos como los de la

Roma antigua. . . Esplendor y lujo en un

lado, mugre y desnudez en el otro. Las

dos Castillas han suministrado los

modelos; allá, lo mismo que aquí,

encontramos en las ciudades la misma

falta de árboles, la misma ausencia de

bellos parques y jardines, de limpios y

placenteros alrededores. Pero existe una

diferencia importante entre las ciudades

de Europa y las de América: las primeras

tienen una historia que se retrotrae a los

tiempos más remotos; las últimas son

modernas y sus monumentos son apenas

de ayer. En las ciudades europeas las

puertas y murallas, los templos y las

fuentes, las casas consistoriales y el

castillo con sus torres y sus pretiles con

crestería, cada calleja y cada casa son un

capítulo de la crónica, una reliquia de la

vida íntima del pueblo. En América esto

no ha llegado aún, pero tiene que llegar.

El pasado, aquí, pertenece a otro pueblo

cuyos monumentos han sido extirpados de

la tierra, cuya historia nadie conoce y por

cuyos adoratorios nadie demuestra

afinidad alguna. En México nadie sabe

dónde cayó el infausto Moctezuma,

atravesado por las flechas de su propia

gente, o dónde era adorada la estatua de

Tláloc; difícilmente alguien puede decir en

qué lugar saltó Pedro de Alvarado sobre el

ancho canal, o dónde estuvo situada la

casa de Hernán Cortés. Pero si en la

capital de un gran dominio quedan tan

pocos documentos del pasado, ¿que puede

esperarse de otras ciudades donde no

ocurrieron grandes acontecimientos? Por

lo tanto, debemos conformarnos con dejar

insatisfecha nuestra curiosidad y mejor

contemplar las ciudades tal como son.

Cuando uno se acerca a una ciudad de la

Europa moderna, lo primero que ve es la

parte más hermosa: los suburbios son

nuevos, espléndidos, de buen gusto,

adornados con paraderos, avenidas y

jardines floridos. En México, los suburbios

son pobres y polvorientos, habitados por

las clases más humildes. Desperdicios e

inmundicias, carroñas de animales y

escombros de construcciones se apilan a

la entrada de las calles, al lado de

LA VIDA EN LA CIUDAD

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

182

paupérrimas chozas, moradas de astrosos

vagabundos o de indios semidesnudos.

Famélicos perros, bandadas de buitres y

zopilotes sitian estas repugnantes

barriadas desatendidas, y al pasar por

ellas es preciso apresurar la marcha para

que nuestros ojos y nuestras narices no

recojan una desagradable impresión. Este

es generalmente el caso en las mesetas;

pero por contraste, en las ciudades

orientales de Jalapa, Orizaba y Córdoba,

por ejemplo, los suburbios son un

laberinto de huertos frutales, entre los

cuales aparecen las techumbres de tejas

rojas de las cabañas, destacándose con

evidente alegría.

Y al entrar en la ciudad misma, encuentra

uno las calles pavimentadas y, a los lados,

las aceras revestidas de losas de basalto

bien dispuestas proporcionan una

agradable caminata a los peatones. La

mayor parte de las ciudades tienen calles

derechas que se cruzan en ángulos

rectilíneos. Las casas de los ricos son de

dos, tres o más pisos; las de la gente

pobre, en la mayor parte de los casos, son

de un solo piso. La arquitectura es de tipo

español, pero los innumerables templos

son de los estilos francés e italiano del

siglo XVII. Muchos de ellos son

imponentes por su grandeza; muchos

otros muestran, en su interior, gran

sencillez y belleza de proporciones, y

como todos son de mampostería con

techumbres abovedadas y alias cúpulas,

dan una impresión de solemnidad que

corresponde a su designio.

Primeramente daremos un paseo por la

plaza principal, porque las plazas son

siempre el punto focal del esplendor en

todas las ciudades mexicanas. El gran

templo siempre ocupa uno de los lados del

majestuoso cuadrángulo; en los otros tres

hay grandes casas cuyos pisos inferiores

consisten en anchos portales que van de

uno al otro extremo de la calle. En estas

arcadas se encuentran las tiendas más

finas, almacenes, vinaterías y cafés. El

gran edificio situado en el lado opuesto al

templo es invariablemente la casa del

ayuntamiento o la de gobierno, si se trata

de alguna ciudad capital. En el centro de

la plaza existe una hermosa fuente o

alguna columna, y muchas están también

ornamentadas con hileras de árboles que

ofrecen un encantador paseo. En las

ciudades menores, el mercado semanal se

instala generalmente en la plaza principal,

que presenta un escenario muy vivo por

los contrastes entre los grupos de

personas y por la multiplicidad de

mercancías que ofrecen en venta.

Difícilmente se encuentra una vista más

atrayente que la del mercado de Córdoba,

en el estado de Veracruz, los viernes por

la mañana. Puede uno instalarse en algún

punto de observación en el costado

oriental del templo. Desde aquí se observa

la bella plaza rodeada por sus

majestuosos portales. Los vendedores

ocupan el área entera, colocándose en lar-

gas filas con pasillos regulares, de tal

modo que los artículos de determinada

especie pueden encontrarse juntos.

Blancos, indios, mestizas, mulatos y

negros, todos con sus vestidos relucientes

de limpios, se mezclan en la plaza,

formando un conjunto abigarrado. En

ningún otro lugar puede encontrarse tal

mezcolanza de rostros de diferentes

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

183

colores como aquí, precisamente en los

limites entre las regiones templada y

tórrida. Además de esta animadísima

escena, nos encontramos rodeados por un

espléndido paisaje tropical. Las alias

palmeras y los bananos con sus enormes

hojas se mecen en el viento suave, en

canto que las severas moles de las

montanas de Orizaba que elevan sus

conos cubiertos de nieve, constituyen el

hermoso fondo.

La plaza pública viene a ser para el

mexicano lo que para los romanos era el

foro. Aquí, es donde primero se escuchan

las noticias de cualquier acontecimiento y

aquí, también, se efectúan las festividades

cívicas y las de la iglesia y donde se

realizan las elecciones y donde se

pronuncian los discursos públicos; en esta

plaza se alinean los gendarmes y se

encienden fuegos de artificio y brillantes

iluminaciones y, finalmente, bajo un

suntuoso palio se desplaza el grupo inicial

en la procesión de corpus Christi. Antes o

después de los servicios religiosos, los

lugareños acostumbran pasear bajo los

portales y por las tardes en donde vagan o

descansan, para saludarse los conocidos,

o para oír las noticias del día o hablar de

negocios; y en estos anchurosos pasillos,

los señores consideran que es parte

legítima de todo ciudadano ponerse a

fumar un puro. El "cuartel general" del

otro mundo se encuentra naturalmente

aquí. Como ya lo hemos hecho notar, la

casa del ayuntamiento esta situada

invariablemente en uno de los lados de la

plaza, lo mismo que el tribunal de justicia,

las oficinas de los abogados y de los

notarios públicos. Las tiendas, los cafés y

la taberna son, desde luego, los imanes

que en todas partes ejercen el poder de

atracción. La noble "profesión" de los

azotacalles y de los ociosos esta muy bien

representada; los holgazanes de las ciuda-

des llegan a esta plaza por instinto,

porque aquí se les presenta la oportunidad

de procurarse algo sin gran esfuerzo, ya

sea vaciándole a alguien el bolsillo, o bien

recurriendo al más honorable método de

ofrecerse como mandaderos o recaderos.

Los mozos de cordel, y los Llamados

"evangelistas", se recargan en las

columnas y comunican sus oráculos; los

arrieros andan en busca de carga que

transportar, los vendedores de toda clase

de chucherias llevan sus mejores

muestras en las manos y las ofrecen,

elogiando sus cualidades, a las hermosas

mestizas que contemplan con ojos

hechiceros los aretes y los collares. Una

clase de hombres que nunca falta, es un

grupo de sujetos de sangre criolla, tipos

que no trabajan, hijos mimados por sus

padres españoles, que son demasiado

haraganes y demasiado orgullosos para

ganarse el pan con el sudor de su frente,

pero que, en cambio, parecen muy dados

a lucirse un poco manejando la pluma y

superan al mismo Roscius en volubilidad;

además, acostumbran repantigarse en

tabernas y cafés, a menudo con el

propósito de dar con alguna gente del

campo que busque un defensor, y hacerla

caer en su red; en fin, son tipos que,

juntamente con otros de la misma ralea,

me propongo describir mas ampliamente.

En las ciudades grandes, especialmente en

la capital, hay que tener cuidado con el

reloj o con el bolso de mano al caminar

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

184

bajo los portales, y también cuidar el

pañuelo de bolsillo, pues de no ser así, la

prenda fácilmente pasaría a otras manos.

Las calles principales de la ciudad siempre

parten de la plaza pública. En ellas se

encuentran las mejores casas, habitadas

por familias acaudaladas. Aquí se realiza

por las mañanas el comercio más intenso;

los funcionarios públicos acuden

presurosos a sus oficinas, los

comerciantes a sus tiendas; los corredores

de bolsa hacen sus rondas por el mundo

de las finanzas, en tanto que los carruajes

de los médicos se detienen delante de las

casas más importantes. Recuas de mulas

entran o salen, portando toda clase de

mercaderías. Caravanas de asnos pasan

cargando cueros de pulque, en canto que

muchos aborígenes pasan trotando, en fila

india, al dirigirse con sus cargas al

mercado de verduras o de frutas.

Continuamente nos cruzamos con los

monjes de distintas cofradías; algunos

marchan hacia el mercado, otros van a

pedir limosnas; los seculares se

encaminan lentamente a sus templos,

deteniendose a ratos para saludarse unos

a otros, en canto que los estudiantes con

sus batas y sus gorros acuden a sus

clases. Las damas, con vestidos de seda

negra y mantillas bordadas que les cubren

la cabeza, se dirigen a oír misa; marchan

con paso medido y solemne, pero los

bellos ojos saben muy bien, sin embargo

cómo corresponder, desde el enrejado de

sus largas pestañas, los silenciosos

saludos que les dirigen desde los

balcones.

Vendedores de toda clase de objetos

pregonan sus mercancías

estentóreamente, alargando la silaba final

con un tono más vigoroso. Aquí un

muchacho panadero anuncia a gritos su

"pan caliente, tres por medio"; mas allí un

sujeto de elevada estatura, que sobre la

cabeza lleva una pequeña hornilla,

pregona sus "patos fritos, patos grandes",

y los ofrece, humeantes aún, al

hambriento comprador. Mujeres

aborígenes, provistas de frutas o

legumbres, anuncian con voz chillona toda

una letanía de los productos que han

llevado esta mañana. En esta plaza se

ofrece en venta todo lo imaginable: zapa-

tos, telas, periódicos, panfletos, etcétera.

Con frecuencia se ve alguna vaca en

medio de la calle. Su dueño considera

conveniente ordeñarla delante de la

puerta de uno de sus clientes. En la

temporada de calores se oye con

frecuencia el grito de "nieve, nieve", en

casi todas las calles. Los neveros llevan

sus pesados botes sobre la cabeza y, a

cambio de una modesta suma, están

prestos a refrescar al sediento. Otros

gritan "agua fresca" y hábilmente

sostienen en la mano una bandeja con

vasos llenos. Es seguro que el dulcero

anda por ahí cerca, pues él sabe bien que

nada satisface más que una tarta con un

trago dulce.

Las tiendas de los artesanos están

abiertas, de modo que desde la calle

puede uno mirar sus talleres y observar

las distintas actividades. Los sastres

siempre trabajan con las puertas de sus

negocios abiertas de par en par. Ellos se

sientan en pequeños bancos y, a menudo,

se instalan en la acera cuando no hay

suficiente luz en el interior.

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

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Zapateros y talabarteros hacen lo mismo,

y como nunca faltan los temas para el

chismorreo, ellos no se privan de

practicarlo, ya que son buenos

conversadores. Hojalateros, caldereros y

plateros también trabajan a puertas

abiertas, pero el ruido que producen el

martillo y las limas no les resultan

propicios para dedicarse al parloteo. Hay

plateros en todas las poblaciones y, por

supuesto, los encuentra uno en mayor

número en las grandes ciudades, debido a

que los mil y un pequeños ornamentos

que busca la gente no se encuentran en

las grandes fabricas y, también, porque

los compradores prefieren los objetos de

oro macizo o de plata sólida. Una

característica del mexicano consiste en

que no muestra preferencia sino por lo

mejor de todo. Esto se observa

claramente en el comercio. Los buenos

relojes de oro siempre están en demanda,

en tanto que los plateados, aunque sean

baratos, no son solicitados. En el mercado

solo sé ofrecen finas telas de lana y nadie

muestra preferencia por las baratas y las

de lana burda. Si no puede la gente

comprar finísimas medias de seda, mejor

no compra ninguna, y los ceñidores de

seda bordada son vistos con más

complacencia que los de algodón, por más

que éstos sean más nuevos.

Desde muy temprano hasta mediodía las

campanas no cesan de repicar. Los

innumerables templos y conventos

consideran como si fuera cuestión de

honor el mantener el aire en perpetua

vibración por medio de sus voces

metálicas, no siempre para goce y deleite

de nuestros tímpanos. Más aún, aquí los

repiques se diferencian de los de Europa;

no tienen el regular tañido solemne, en

virtud de que las campanas más pequeñas

tienen que girar completamente sobre sus

ejes, en tanto que las mayores no se

mueven para nada, pues la cuerda va

sujeta al barajó para mover éste y hacer

que golpee el metal en tiempos

irregulares. Durante los grandes

festivales, este violento repiqueteo no es

ciertamente placentero. Sin embargo, no

es algo exclusivo de México solamente,

porque en Europa también lo he

experimentado y con igual perfección.

En las grandes ciudades de México hay

muchos conventos, lo mismo para

hombres que para mujeres; en las

poblaciones menores son muy pocos los

claustros y en las aldeas no existe uno

solo. Cada hermandad ha sabido

seleccionar muy bien su ubicación, y de

ello son testimonios irrecusables muchas

hermosas abadías, como las de

Johannisberg. Los monjes mexicanos no

son tontos ascetas que prefieran vivir en

el desierto o arriesgarse a ser devorados

por los apaches. En las ciudades grandes

se vive cómodamente, hay buena

sociedad, la solicitud de limosnas se

realiza sin dificultad y existe un campo

más amplio de actividades para que la

influencia gentil de la Iglesia produzca sus

efectos en los corazones de los fieles. En

Puebla casi la mitad de las tierras

pertenecen a los claustros. Más aún, de

acuerdo con la organización de muchas de

las órdenes, por ejemplo, la franciscana,

se vigilan unas a otras. "; Oh, no tiene

usted idea -me dijo en cierta ocasión mi

amigo fray Eufrasio, fraile franciscano-,

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

186

cuántas intrigas se fraguan tras los muros

de nuestro claustro. Yo he ocupado las

más altas dignidades de mi orden. He

sido guardián y provincial; conozco bien

todo y le aseguro a usted que las intrigas

de la corte y las de la diplomacia son

juegos de niños en comparación con las

intrigas dentro de nuestros conventos; y

quienquiera que haya dado pruebas de

ejercer dominio aquí, no debe temer que

su astucia le falle en ninguna otra parte.

En la elección de superiores se ponen en

movimiento todas las palancas y, por lo

tanto, es más conveniente que nuestros

claustros estén en las ciudades y no en el

desierto, para que podamos penetrar en

los secretos de los demás. "

Existe una orden misionera (San José de

Gracia, del régimen de San Francisco),

cuya obligación consiste en predicar el

evangelio entre las tribus incultas de la

frontera norte del país, pero como esta

misión implica peligros y mil privaciones,

la mayoría de los sacerdotes prefieren,

para realizar su labor de propagación de la

fe, encargarse de una misión interna en el

seno de ciudades populosas.

Como la casualidad nos ha conducido a los

claustros, aprovechemos la oportunidad

de echarles una mirada. Las

construcciones son habitualmente

demasiado extensas; dentro del gran

espacio que ocupan hay templos, capillas,

arquerías, patios y jardines. Aun cuando

las reglas de la orden no permiten que las

celdas de los monjes sean espaciosas o

espléndidas, de cualquier modo se

encuentran riqueza y magnificencia en

todo aquello que pertenezca a la

fraternidad. En muchos claustros, los

corredores son hermosos; los

departamentos comunes, entre ellos la

biblioteca y el refectorio, están adornados

con exquisito gusto y ornamentados con

magníficas pinturas. Pero es en los

templos y capillas, sobre todo, donde

poseen enormes tesoros en vestimentas,

vasos sagrados, estatuas, candeleros,

etcétera.

Es verdad que muchos de los ornamentos

antiguos de oro macizo y de plata fueron

trasladados a escondites seguros, en

virtud de que Antonio López de Santa

Anna amenazaba con estirar su codiciosa

mano hacia los inalienables bienes de la

iglesia. En aquella época, pesados

cargamentos de objetos de plata de los

altares, barandas, candelabros y estatuas,

en muchos casos de raras hechuras, eran

trasladados cada mes a Veracruz para ser

exportados en los paquebotes ingleses.

Se dio como pretexto para esta

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

187

exportación, que se trataba de objetos

anticuados muy maltrechos, que iban a

ser cambiados en Europa por artículos

modernos. Y ciertamente llegaron muchos

nuevos a México, pero eran de bronce

plateado y de plata alemana, en tanto que

grandes cantidades de precioso metal

fueron enviadas como préstamo al Banco

de Inglaterra o a otros destinos, por los

generales de la orden. Estas

exportaciones ya habían durado algún

tiempo cuando Santa Anna se enteró del

asunto y entonces prohibió que

continuaran, so pena de confiscación. Sin

embargo, la importancia de estos tesoros

de los conventos puede juzgarse por el

hecho de que durante la guerra con los

Estados Unidos en 1847, tan sólo el

convento de Guadalupe, cercano a la

ciudad de México adelantó millón y medio

de dólares para sufragar los gastos del

equipamiento.

Con la mayoría de las demás órdenes

religiosas las restricciones fueron menos

rígidas y la disciplina era tolerablemente

laxa; esto explica que algunos refinados

vividores bajo el cilicio poseyeran muy

buenas viviendas particulares fuera del

claustro.

En los informes policíacos de la capital se

mencionaban cada semana los casos en

que algunos monjes eran sorprendidos en

las casas de juego o en otros infames

escondrijos por los gendarmes que hacían

sus rondas nocturnas, y llevados a la

cárcel. A la mañana siguiente eran

devueltos a sus respectivos conventos, a

no ser que hubieran cometido alguna falta

grave; y no se hablaba más del asunto.

Pero ay de aquel que se atreviera a

oponerse a sus superiores dentro del

convento, o que fuera descubierto como

soplón. Porque en tal caso la vida se le

haría imposible, según me contó un

hombre que estaba bien informado.

¿Acaso puede un hombre soportar peor

ignominia que el ser obligado a yacer, por

ejemplo, en la entrada del refectorio,

mientras el resto de sus compañeros

comían, y ser pisoteado por cada uno de

los que entraban o salían; o peor aún, ser

llevado al establo y amarrado allí al

pesebre, sin darle de comer cosa alguna

que no fuera cebada?

Existen en todo el país unos 140

conventos, con una población total de 2

000 monjes y 2 900 monjas. La orden

más numerosa es la de los franciscanos, y

las más reducidas son las de los

carmelitas y mercedarios, aun cuando esta

última tiene posesiones muy

considerables. Una parte de los monjes

se ocupa en obras piadosas, por ejemplo,

la atención de los asilos para dementes en

los conventos de San Hipólito, y en los

hospitales de los claustros de San Juan de

Dios y San Lázaro. Por su parte, las

hermanas de la caridad trabajan corno

enfermeras. En muchas parroquias, los

ritos son administrados por monjes, como

es el caso de los franciscanos en Toluca;

pero en lo general sus vidas están

confinadas al ejercicio de sus devociones.

El clero secular no se muestra benigno

hacia aquellos y toma muy a mal el hecho

de que los misioneros deseen visitar sus

parroquias. Sus opiniones son

compartidas por gran parte de la gente,

que aboga por la abolición de muchas de

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estas instituciones como una medida que

la época exige. Sin embargo, nada se ha

intentado a este respecto, en virtud de

que nadie se pone de acuerdo en lo tocan-

te a la disposición de las propiedades. El

poder secular reclama tales bienes para el

tesoro público (siguiendo el precedente de

Napoleón, imitado tan de buena gana por

la Confederación del Rhin); pero el clero,

naturalmente, aboga por la idea de que

los bienes pertenezcan a la Iglesia; y

como la manzana de la discordia podría

originar graves fricciones en la familia, se

ha preferido dejar las cosas por la paz.

El viajero que llegue de visita a la ciudad

de México, no debe abstenerse de

conceder cierta atención a los claustros

principales; el efecto imponente de las

construcciones bastará para que el

recorrido valga la pena. El convento de los

franciscanos azules ocupa una manzana

entera y posee buenos templos en su

interior. Muchas familias acaudaladas

tienen bóvedas sepulcrales en ellos; esta

práctica se traduce en buenos ingresos

para la congregación, por el pago de las

misas en memoria de los difuntos y,

también, por muchos espléndidos legados.

Por lo tanto, es posible que los monjes

tengan por albergue un palacio tan grande

como si fuera para una ciudadela real.

En la primera oportunidad, amable lector,

déjese usted conducir por un locuaz

hermano lego a través de las salas

espaciosas y de los placenteros jardines

rodeados por los edificios, rentados

durante varios años a un asiduo alemán

de nombre Kubli, quien realiza un buen

negocio con la venta de flores.

Por ahora seguiremos a la multitud de

personas que se dirigen apresuradamente

a la plaza principal. Este es un día

especial. El trueno del cañón del palacio

nacional y el repique de campanas de la

catedral, anuncian una importante

ceremonia que no debemos perdernos.

Nos encontramos en la amplia y hermosa

calle de San Francisco, que conduce del

Paseo Nuevo a la gran plaza. Cuando uno

entra en la ciudad desde el occidente a

través de la puerta de San Cosme, pasa

por una calle muy larga dividida en toda

su longitud por la arquería de un gran

acueducto, hasta llegar a la Alameda, un

florido parque dentro de la ciudad,

rodeado por una barandilla de hierro y

muy atractivo por sus fuentes, sus

parcelas de flores, sus sombreadas

callecillas con tupidas enramadas. Desde

este verdeante oasis se desplazan dos

hermosas calles, la de Tacuba, y la de San

Francisco que conducen al centro de la

ciudad. La segunda de estas vías, al llegar

a las inmediaciones de la plaza, cambia su

nombre por el de Plateros y presenta un

animado aspecto por el gran número de

magníficas tiendas y por la multitud de

compradores y paseantes. Es considerada

como la primera calle de la capital.

Al ingresar en la plaza de grandes

dimensiones tenemos delante de nosotros,

en el lado oriente, el palacio nacional, que

abarca todo un lado del vasto

cuadrángulo. Hacia la izquierda está la

catedral, erigida en el sitio donde siglos

atrás estuvo el gran templo del dios de la

guerra, y desde el cual debe de haberse

visto correr la sangre de incontables

víctimas humanas. La entrada principal de

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

189

la iglesia da directamente hacia la plaza, y

ésta se halla separada por pilares y

cadenas, de otro cuadrángulo sembrado

de acacias y que recibe el nombre de

"cuadrante de la catedral". En los otros

dos lados del cuadrilátero hay palacios con

arcadas. Uno de ellos es la casa de la

diputación, que mira frente al templo

mayor; a ambos lados están el palacio

arzobispal y la llamada "casa del Estado",

que fue vivienda del conquistador Hernán

Cortés. Dentro del recinto de esta an-

churosa plaza estuvo concentrado, alguna

vez, el máximo esplendor del imperio

azteca. Aquí estuvo la pirámide de

Huitzilopochtli que dominaba los más altos

pináculos de la ciudad y sobre cuya

espaciosa plataforma se erigían las

grandes torres de los ídolos; aquí

también, en los contornos del templo,

había grandes palacios que servían de

alojamiento a más de mil sacerdotes, y en

el sitio adyacente estuvieron las escuelas

para internos de ambos sexos.

Finalmente, aquí se levantaba la

espléndida ciudadela de los gobernantes,

donde tenían alojamiento los auxiliares,

los oficiales y los guerreros. Queda sólo

un vestigio de la magnífica estructura, un

enorme bloque circular de pórfido,

empotrado en la esquina occidental del

templo mayor que representa, en figuras

labradas en la piedra, el calendario azteca.

En el lugar donde antiguamente, desde la

plataforma de la pirámide, lanzaba al aire

su lúgubre sonido el tambor del dios de la

guerra, ahora se escucha el grave tañer

de las campanas de las dos torres

majestuosas.

Un batallón de granaderos se forma en

línea desplegada delante del palacio, en

tanto que una gran multitud va y viene de

un lado a otro de la plaza, mientras se

escuchan las notas de un órgano a través

de las altas naves de la catedral y la ite

missa est es seguida por el amén del coro.

Las puertas se abren de par en par y a la

cabeza de una solemne procesión sale del

sagrado edificio el presidente de la

República, en su uniforme de general,

acompañado por sus ministros y por un

brillante estado mayor, además de los

miembros del cuerpo diplomático de las

naciones amigas, que han sido invitados a

estas ceremonias. Dos ministriles con

largas túnicas y cetros de plata abren la

procesión de los miembros del Congreso,

encabezados por su presidente y seguido

por los alcaldes, los jueces, los prelados,

los generales y los funcionarios civiles

superiores. Acompañada por música

marcial, la procesión se encamina hacia el

gran salón de fiestas del palacio, que se

encuentra espléndidamente adornado. En

el extremo norte, sobre una plataforma

ligeramente elevada del piso y cubierta

con una fina alfombra, se encuentra la

silla presidencial, detrás de la cual hay un

cortinaje de terciopelo rojo con las armas

de la Republica bordadas en oro. A cada

lado, y un poco abajo de la plataforma,

están los secretarios de Estado en sus

respectivos asientos. Las cúrales de los

legisladores forman un vasto semicírculo

frente a la silla presidencial y detrás de

ésta se ven los palcos de los diplomáticos

y de los invitados. Una galería, soportada

por columnas, se destina al público en

general. El salón está adornado con

retratos de los héroes de América;

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también se exhibe allí el del barón von

Humboldt, porque fue él quien, con la

pluma, hizo más por la libertad del país

que otros con la espada. Humboldt es

ciudadano honorario de la capital.

Tan pronto como han ocupado sus sitios

todos los miembros de la honorable

asamblea, el presidente se pone en pie y

lee su mensaje, que es un resumen de los

resultados de su gobierno, una revista de

la posición del país, tanto en lo que

respecta a los asuntos domésticos como a

los externos, y una exposición de los

problemas que reclaman la inmediata

atención del Congreso. Oportunamente,

los señores ministros someterán a las

Cámaras de Diputados y Senadores una

relación del estado de las finanzas. Como

de costumbre, el discurso del presidente

concluye con un cumplido a los honorables

diputados, haciendo hincapié en que la

nación jamás había tenido mejores moti-

vos para anticipar que se promulgarán

benéficas leyes, durante el siguiente

periodo de sesiones, con hombres de tan

notable capacidad, etcétera, etcétera. El

cumplido es naturalmente contestado por

los congresistas; enseguida se da por

inaugurado el periodo de sesiones. Unos

cuantos palurdos que se encuentran en las

galerías se sienten poseídos de la inocente

noción de que los bellos discursos deben

ser tornados al pie de la letra, y gritan con

voz estentórea: "Viva la República, viva el

soberano Congreso. " En Europa sabemos

bien cómo han de interpretarse tales

despliegues de oratoria, y nos ahorramos

el trabajo de gritar.

Por este día las ceremonias han concluido

y podemos marcharnos; pero antes que

nada dediquemos una mirada a los

diversos grupos, con el objeto de llevarnos

una cabal impresión del conjunto. Si no

fuera porque en las galerías percibimos a

un tipo musculoso de la clase baja, de

complexión morena y vestido con la

pintoresca indumentaria del país,

habríamos creído encontrarnos en alguna

capital del sur de Europa. Aquí y allá, las

formas visibles son casi las mismas: el

soldado y el sacerdote en sus atuendos

habituales, el resto de la porción civilizada

de la comunidad, en frac negro y con el

sombrero plegable bajo el brazo; los

cónsules en uniforme naval; en suma,

todos de acuerdo con la moda europea.

Los diputados se han reunido en grupos

de acuerdo con sus ideas políticas. Los

confortables y ancianos caballeros que

están por allá, han batallado induda-

blemente durante muchas sesiones y se

encuentran muy tranquilos. Saludan al

presidente, dirigen unas cuantas palabras

a los ministros, cambian apretones de

manos con algún viejo conocido y de un

modo casual dirigen una mirada a los

nuevos miembros del Congreso. Por cierto

que éstos son hombres del antiguo

régimen, hombres de una generación

anterior, conservadores, bien informados

y bien intencionados, que siempre han

estado opuestos a una reforma radical;

hombres contrarios al ferrocarril, porque

éste causaría perdidas a los

transportistas; hombres que se oponen a

la introducción del gas, porque ellos

mismos son productores de aceite o bien

poseen grandes rebaños de ovejas.

El grupo de jóvenes que gesticulan y

manotean vigorosamente en medio del

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salón, está formado por abogados,

médicos, funcionarios del gobierno y

terratenientes de las provincias. A las

claras se nota que son hombres

progresistas dispuestos a oponerse a los

viejos rechonchos descritos

anteriormente. Algunos de los jóvenes

han adquirido experiencia en países

extranjeros y saben que es preciso acabar

con muchos abusos inveterados para que

pueda prosperar el país; y por ello luchan

enérgicamente en favor de las reformas

que México tanto necesita.

Un grupo minoritario que incluye a varios

militares, situado a la derecha, cerca de

una columna, está formado por partidarios

de Santa Anna, advenedizos que

provienen de la época de la dictadura mili-

tar y que moralmente se encuentran en la

parte inferior de la menguante marea.

Estos hombres gustosamente traerían de

nuevo a su desterrado jefe para que

pudieran volver los días de su "edad de

oro".

Esos otros caballeros vestidos de negro

(sacerdotes seculares, porque los monjes

no son elegibles), pertenecen a un partido

poderoso y se apegan a él de un modo

más consistente que todos los otros. Los

sacerdotes pueden ser observados

también en otros grupos, porque muchos

de ellos sostienen las ideas más liberales;

pero aquellos que nos han llamado la

atención representan al estricto partido

clerical y son enemigos de cualquier

innovación, temiendo sin duda que sus

intereses volvieran a ser amenazados y

que la propiedad cambiara de manos. Se

trata del llamado “ partido español”,

secretamente sigue adherido a la

aristocracia que hace tiempo ha sido

abolida y olvidada por el pueblo; dicho de

otro modo, es el partido monárquista

apoyado por la intriga hispana y

francoborbónica, y cuenta en sus filas con

varios abates jesuitas. Su ideal consiste

en que un príncipe español o francés

ocupe el trono de México. Odian a los

santannistas, pero a menudo están muy

unidos con ellos cuando se trata de

oponerse a alguna moción de los

republicanos. Su interés los induce a

procurar una alianza con los viejos

constitucionalistas, a quienes ya hemos

señalado como conservadores o, más

bien, retenedores de su riqueza y de sus

posiciones. El partido monárquista es

pequeño, y habría dejado de existir desde

hace tiempo si no contara con el apoyo de

cierta clase que, si bien posee gran

influencia, se vale de bastantes artimañas

para ocultar sus verdaderos planes.

Estos son los principales partidos que

hemos podido reconocer en la asamblea

de los diputados, y en cada renovación de

las Cámaras son reconocidos y reclutados.

Actualmente, los santannistas apenas son

dignos de consideración; en rigor, sólo

existen dos grandes partidos políticos: el

republicano y el jerárquico-monárquico.

En el Nuevo Mundo, como en el Viejo, los

mismos grandes problemas son

constantes motivos de agitación.

La mayoría de la población mexicana se

interesa muy poco en los asuntos

públicos. Dos terceras partes de esa

población la integran indios puros o

trabajadores mestizos que se muestran

del todo indiferentes acerca de la política.

Sin embargo participan en las elecciones,

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porque les gusta ejercer sus derechos. Las

elecciones son indirectas y más aún,

dobles. Cada ciudadano tiene el derecho

de votar, o más bien, cada hombre mayor

de veinte años e independiente (no en

servicio como laborante, sirviente

doméstico o dependiente); que no haya

sido convicto de crimen alguno y que no

sea un notorio adicto a los juegos de azar,

etcétera. Se forman secciones electorales

en cada lugar donde la población sea,

cuando menos, de quinientos habitantes.

Cada sección escoge a un elector. En las

ciudades principales del cantón se reúnen

los electores, quienes, en la ciudad

principal de cada estado, eligen a los

diputados al Congreso general, en la

proporción de un diputado por cada 50

000 personas. Con este sistema de triple

elección se neutralizan, en gran medida,

las intrigas que pudieran presentarse en

muchos lugares, y las elecciones se

realizan generalmente de acuerdo con los

deseos del pueblo.

La Constitución política de México es muy

parecida a la de los Estados Unidos. La

nación es una república federal formada

por veinte estados, tres territorios y el

distrito federal. El poder legislativo de la

unión es ejercido por las cámaras de

diputados y senadores.

* En la cría de ovejas, el principal objetivo es

obtener sebo, pues grandes cantidades de este

material se utilizan en el país, y las velas

fabricadas con é arden invariablemente en las

minas.

La mitad de los componentes del Senado

es escogida por la Cámara de Diputados, y

la otra mitad por la asamblea de los

estados individuales; su misión consiste

en revisar y confirmar las leyes aprobadas

por la Cámara de Diputados. Si los

senadores rechazan una ley, la iniciativa

no es sometida nuevamente al Congreso

durante el mismo periodo, sino al

comenzar el siguiente año legislativo.

A la cabeza del gobierno se encuentra el

presidente, con su ministerio responsable.

El presidente es el jefe de las fuerzas

armadas, concierta convenios con otras

naciones, etcétera. La administración de

justicia está separada del poder ejecutivo;

dos instancias se encuentran en los

estados, y la Suprema Corte de Justicia,

con jurisdicción en toda la República,

radica en la capital.

Cada uno de los estados tiene su propio

Congreso y su administración. Las

constituciones de los estados tienen que,

ser confirmadas por el Congreso general,

que tiene el derecho de decisión sobre

todos los asuntos que corresponden al

interés general y permite, a los estados

individualmente, encargarse

exclusivamente del desenvolvimiento de

los intereses locales.

No me propongo analizar aquí la

Constitución, sino simplemente presentar

algunos de sus aspectos principales, con el

objeto de ahorrar aclaraciones que, de

otro modo; serían indispensables para

comprender muchas de las expresiones.

Por el momento volvamos al salón de

ceremonias del palacio nacional; pero

como la sesión ha concluido y los

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miembros del Congreso se están

retirando, es imposible continuar nuestros

estudios fisonómicos. En las puertas

saludamos a algunos diputados, conocidos

nuestros, y como aún es temprano,

aceptamos sus invitaciones para tomar un

vaso de cerveza en "La Gran Sociedad".

"Bien, ¿les gusta a nuestros amigos de

Europa nuestra ciudad y nuestra sala del

Congreso? Me imagino que no es tan mala

y podría inclusive compararse con algo

semejante en Europa", comentó el señor A, un

inteligente licenciado. Toda nación es

orgullosa y, por lo tanto, podemos

perdonarles a los criollos el sentirse

adulados cuando los europeos elogian sus

instituciones. Muchos inclusive creen que

no hay nada superior a su capital y a todo

lo que ésta contiene. En verdad, es una

ciudad hermosa, pero todavía queda

mucho por mejorar. De esto hablaremos

más adelante. Por ahora iremos a

curiosear al café, donde las mesas con

cubiertas de mármol están ocupadas por

mucha gente. Algunos de los presentes

conversan, otros leen periódicos, se

entretienen jugando al ajedrez o al

dominó. Naturalmente, el tema principal

de las conversaciones es la inauguración

del Congreso, además de los resultados de

las elecciones, la probable mayoría, las

tácticas de los partidos, las iniciativas más

importantes que habrán de presentarse,

etcétera.

"De esto no saldrá nada que valga la pena

-comentó un parroquiano en la mesa

próxima, cuyas marcadas facciones nos

habían llamado la atención cuando el

entró-. Nada sensible saldrá -repitió,

retorciendo su mostacho negrísimo que,

bajo su nariz aquilina, tenía casi la

longitud de una ana-. Porque los curas y

los amasadores de leyes se pondrán a

parlotear como cotorras y saben de esto

tanto como mi perro, No hay ni si quiera

tres militares de talento en las cámaras, y

mientras los militares no ocupen otra

posición, todo será en vano. "Enseguida,

el hombre se mesa la barba y apura unos

buenos tragos de su espumante bebida.

"Bien dicho, capitán -le responde

irónicamente nuestro vecino, el licenciado-

; evidentemente ha sido un craso error no

haber elegido a un hombre de sus

méritos. Su profesión está

imperdonablemente olvidada y por

desgracia le hacen falta buenas suelas,

pues se le han gastado en la carrera para

huir de los yanquis. La gente todavía se

acuerda de los buenos tiempos en que el

presupuesto militar se llevaba cuatro

quintas partes de los ingresos totales para

sostener a un ejército que resultó inútil

contra un enemigo extranjero, e incapaz

de mantener la tranquilidad del país,

puesto que los militares mismos eran la

causa de todas las disensiones. Ni

siquiera la seguridad de los caminos podía

encomendarse a las tropas, porque sus

héroes hacían causa común con los

salteadores y nunca estaban presentes

cuando los viajeros eran asaltados; pero

eso sí, tan pronto como el botín estaba

asegurado, ellos sabían muy bien donde ir

a buscar su parte. "

¡0h, santo cielo! -respondió el hombre del

mostacho-; ¿y qué me dice de usted?

Cuando los bravos soldados logran

capturar a los salteadores, éstos recurren

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a ustedes, los abogados, con una bolsa

bien repleta, y ustedes 'logran' ponerlos

en libertad, muy de acuerdo con la ley; o

cuando el funcionario de la aduana ha

escamoteado los ingresos de enormes

sumas y merece por ello la horca, ustedes

prueban, a cambio de una tajada, que el

pobre inocente se ha sacrificado por el

bien del Estado y no es culpable de ningún

modo, todo de acuerdo con la ley; o

cuando algún rebelde que ha traicionado a

la patria y que por ello merece la

honorable distinción del collar de hierro*

secretamente favorece a ustedes con

ciertas sugerencias; ustedes los

licenciados saben cómo hacer para que

aparezca que el truhán ha obrado por

puro patriotismo y que es del todo

inocente de acuerdo con la ley; o cuando.

. . ”

"Por Dios canto, capitán -grita el

licenciado-, escatime sus oídos y sus

pulmones; su deliciosa voz podría

lastimarse gravemente y producirle una

contracción de la laringe, y a la hora de la

embestida podría usted quedarse en las

astas del toro. Tenga en cuenta que

pronto será usted ascendido a coronel,

sabré todo si se dan cuenta de su

extraordinario talento parlamentario.

Entonces ya sólo le faltará un paso para

ser ministro de la guerra y entonces

tendrá usted todo a su manera. Pero

bromas aparte, imagínese que ya hubiera

usted logrado la distinción, ¿cómo podría

usted, con nuestras estropeadas finanzas,

restablecer el ejército y cómo podría usted

formar un eficiente cuerpo de oficiales?"

"Con dinero -respondió el capitán- pronto

lo tendría. Los abogados se encargarían

de procurármelo, y si todavía hubiera un

faltante, lo tomaría de la Iglesia. Puede

usted jurar que con sesenta millones de

pesos, que es lo que valen los monjes,

organizaría yo un cuerpo tan soberbio

como la guardia de Napoleón; y si les

pagara yo buenos haberes a los oficiales,

que así contarían precisamente con lo

necesario para no pasar hambres, ellos

tendrían suficiente fortaleza para

conservar sus honorables sentimientos sin

perder la cabeza. Podríamos intentarlo, y

no faltaría excelente material. Las caras

de los circunstantes daban idea de lo

divertido de la conversación, aunque

algunos de ellos hacían, de cuando en

cuando, algún comentario que viniera al

caso, deseando que se acabara la

discusión, pero otros de los que estaban

allí presentes pensaban que las cosas, en

ese momento, estaban en tan

desesperada condición. El capitán;

dándose cuenta de lo que se requería, se

dirigió hacia nosotros y nos pregunto, en

una forma muy cortés, qué nos había

parecido el país, si nos gustaba la ciudad y

si él, quizá, pudiera sernos útil para

llevarnos a visitar los lugares de interés.

Como yo conocía ya perfectamente bien la

plaza, decliné su ofrecimiento y le di las

gracias; pero como el hombre me causó

buena impresión, le dije que para mí sería

una infinita satisfacción el ser admitido

con frecuencia en su muy grata sociedad.

"Estoy para servirlo -respondió-; me

encontrará usted aquí o en el paseo todos

los días, y tal vez pueda yo ponerlo al

tanto de muchas cosas que no encontrará

fácilmente en las guías para turistas. "

Nos despedimos como excelentes amigos,

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después de haber recibido de todos los

circunstantes una invitación a cenar en

compañía de ellos; un desplante de

atención que casi nunca se omite.

He introducido a mis lectores en esta

sociedad con el objeto de que puedan

formarse una idea de cómo marchan los

asuntos públicos. Tales expresiones, sin

embargo, sólo se escuchan entre personas

conocidas, porque los mexicanos son muy

discretos y no son partidarios de andar

hablando fuera de su medio. . . costumbre

laudable, por cierto, y que no siempre es

observada en Europa, especialmente entre

los alemanes, que con frecuencia

disparatan hablando de su país cuando

están en tierra extraña.

Bien miradas las cosas, tal como

ocurrieron en el café, me atrevo

a agregar que ni el abogado ni el capitán

estuvieron del todo equivocados. Los

jueces han sido muchas veces acusados

de soborno y los diarios han publicado

frecuentes noticias de estos casos; en

ocasiones yo mismo he tenido la

oportunidad de hacer hincapié en ello. El

reproche es aplicable en menor grado a

los jueces que a sus subordinados. En

rigor, los jueces son más bien culpables

de no tener bajo estricto control a sus

empleados. Es frecuente que los

delincuentes se escapen y esto se

atribuye, casi siempre, a algún empleado

que fue sobornado. Más adelante aludiré a

los asuntos militares.

Se refiere al garrote: un collar de hierro, sujeto

a un poste: se para alrededor del cuello y es

súbitamente apretado por un poderoso tornillo.

Es imposible conocer bien una ciudad a

menos que se dedique uno a vagar a toda

hora del día por eras calles de Dios y a

observar el comportamiento de la gente.

La hora habitual de la comida es entre las

dos y las cuatro de la tarde, y esto incluye

a todas las clases sociales. Ese lapso es el

más tranquilo en las calles; todo el mundo

está en su casa; tiendas y talleres han

cerrado sus puertas; inclusive los

trabajadores a destajo disponen al menos

de una hora que aprovechan para fumar

un cigarrillo o tomar la siesta.

Solamente los domingos se ven las calles

animadas a esas horas, y esto se debe, en

parte, a los muchos provincianos que

llegan de visita a la ciudad y, en parte, a

los paseantes. Las comidas en los hoteles

no ofrecen nada especial, pues los platillos

son preparados a la europea; pero en

muchas de las casas inferiores uno puede

observar sobre el piso hornillas humeantes

donde se preparan viandas curiosas.

Como las puertas que dan a la calle están

abiertas de par en par, podemos observar

las cazuelas sobre las hornillas, algunas

con mole y otras con frijoles negros.

Multitud de personas entran o salen de un

pequeño departamento cercano a la

cocina; son arrieros con sus collares de

cuero, rancheros, soldados, obreros,

etcétera. Estos establecimientos donde

preparan comidas son llamados ''fondas” y

sirven a las clases de bajos recursos, ya

que por un real (alrededor de seis

peniques) puede uno obtener una comida

completa, incluyendo un vaso de pulque.

No lejos de allí hay otros lugares menos

limpios, en los que se ve a las indias, con

parte del cuerpo desnudo o mal cubierto,

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arrodilladas en el suelo y moliendo maíz

en el metate, en tanto que otras

manipulan la masa para hacer las tortillas

y las cuecen sobre sartenes planas hechas

de arcilla (cómales). Precisamente los que

rondan por las inmediaciones de las

fondas, rechazan el pan de trigo; para

ellos la tortilla es absolutamente

indispensable, y a propósito, es más sa-

brosa que el pan cuando uno la come con

picosos guisados y con frijoles.

En esos lugares no se utilizan cuchillos ni

tenedores, los manteles no son

precisamente blancos y las servilletas han

adquirido el color de los guisados; huelen

no exactamente a eau de mille fleurs, pero

provocan el estornudo por estar

impregnados de chile. Los comensales de

este barrio tienen una costumbre singular:

después de la comida (que siempre

termina con algo dulzón o con un terrón

de azúcar) toman un gran vaso de agua,

se persignan al tiempo que pronuncian las

palabras "bendito sea Dios”, y luego, con

la boca abierta y haciendo mucho ruido,

dejan que el gas acumulado en su

estómago se convierta en un regüeldo,

que es modulado con cierta dosis de

virtuosismo, si se me permite la

expresión. La gente común considera que

esta práctica es salutífera e, incluso,

personas de más alta posición no la

desdeñan, sobre todo en familia,

observándose más a menudo en el

aldeano y el comerciante. Don Quijote

sugiere no hablar de esto, pero no prohíbe

la práctica.

Mucha gente come en la calle y luego

disfruta de una siesta. Por ejemplo, los

colocadores de ladrillos, albañiles,

adoquinadores y cargadores, suelen llevar

consigo sus alimentos. Se sientan, junta-

mente con la esposa y los niños, en algún

reborde del pavimento o en la escalinata

del templo, y allí disfrutan de su alimento

con tanto gusto como si estuvieran

reclinados en un triclinio romano. Algunos

grupos llevan sus platillos al mismo lugar

y la variedad aumenta. ¡Y hay que oír los

cumplidos y los elogios que se hacen unos

y otros sobre la manera excelente de

preparar las viandas!"En verdad, doña

Mariquita -dice un colocador de ladrillos-,

usted sí sabe preparar los más deliciosos

bocados mejor que nadie en la ciudad;

¡qué delicioso es este platillo!" "¡Oh, favor

que usted me hace! – responde la mujer-.

Mi marido se queja de que nunca cocino

cosas tan buenas como las que prepara la

esposa de usted, doña Camila", etcétera.

Estas personas se tratan entre ellas con

gran cortesía, como si hubieran tomado

clases de urbanidad. Los que venimos del

norte nos sorprendemos de lo poco que

come esta gente trabajadora. Un

rechoncho campesino británico devoraría

en una sentada todo lo que a una familia

mexicana le alcanzaría para el día entero.

Los últimos grupos que hemos visto por

aquí pertenecen a la clase de los mestizos,

que constituyen la menor parte de la

población en las ciudades. Los indios

puros forman comunidades separadas en

los suburbios y difieren poco de sus

congéneres de las aldeas. En las comarcas

donde ellos dependen de la agricultura,

son independientes hasta cierto punto; en

la capital misma, los indios de los arra-

bales se dedican a las mismas

ocupaciones que sus antepasados del

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tiempo de la conquista emprendida por las

tribus más poderosas de los acolhuas y los

tepauecos; buscan su subsistencia en los

pantanos y lagos y en las orillas

infecundas. Como las garzas, se les ve

cruzando las acequias que entrecruzan los

pantanos y, provistos de pequeñas redes,

capturan peces blancos, ranas y ajolotes,

esa extraña especie que forma el lazo de

unión entre el pez y la lagartija. En

pequeñas canoas se desplazan a lo largo

de los anchos canales y lagunetas donde

abundan las juncias, y van atrapando

pececillos y huevas de rana, mosco, berro

acuático y lirio, o bien se apoderan de

avecillas acuáticas y gallinetas que

abundan en los lagos. Otra ocupación de

los aborígenes consiste en tejer esteras de

espadaña, en extraer sal de los

lagos salados, o bien en colectar

tequesquite en los campos, donde aparece

después de la época de lluvias. Los

pequeños huertos en las tierras ganadas

al tremedal producen legumbres y flores;

se nos cuenta que estas chinampas

flotaban en otro tiempo, pero ahora están

adheridas al fondo del lago. A propósito,

los lagos se han ido reduciendo de

tamaño. Todos los productos que los

indígenas obtienen, y muchos más (maíz

preparado en variadas formas, aves,

gallinetas, colibríes en pequeñas jaulas,

cazuelas, canastas, juguetes de madera,

etcétera) son llevados al mercado de

Tlatelolco, que hace tres siglos, cuando

Cortés avanzaba sobre la capital de los

aztecas, era tan extenso que allí se

reunían diariamente unas 30 000 personas

entre comerciantes y compradores. Los

indígenas de la capital son gente pobre y

ciertamente no limpia. Cuando han

terminado las ventas y unos cuantos

vasos de pulque los han reanimado, son

vistos con frecuencia sentados en la

sombra de un alto muro o de templo, para

consumir tranquilamente el resto de su

"itacate". Su sencillo alimento se

compone de totopos, tamales de fríjol o de

"charales" con chile; y como el sol está

todavía muy alto, toman una siesta, en el

duro suelo.

Como hice notar anteriormente, las horas

de más quietud en la ciudad transcurren

entre las dos y las cuatro de la tarde; las

calles se ven desiertas, la gente está

reposando la comida y fumando tran-

quilamente un cigarrillo. Hasta los

tediosos azotacalles buscan la sombra en

espera de que la fresca tarde obligue a

mayor actividad; y a eso de las seis

recobran el bullicioso aspecto que tenía

antes de las dos.

El trazo de todas las ciudades mexicanas

se apega a determinadas reglas, a menos

que la naturaleza del terreno lo

imposibilite. Como las calles se cruzan

unas a otras en ángulos rectos, se forman

manzanas cuadrilongas donde las casas

están juntas, dando así la apariencia de

constituir una masa compacta. Cada lado

de la manzana mide 200 varas o 600 pies.

Anualmente los habitantes de cada

manzana eligen un juez de paz y un

inspector de policía, que se encargan de

resolver las querellas menudas y de evitar

los desórdenes. Cierto número de

manzanas, consideradas

eclesiásticamente, constituyen una

parroquia, y políticamente un distrito, el

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

198

cual tiene un representante en el concejo

de la ciudad.

El concejo o ayuntamiento de la ciudad es

elegido por el pueblo; está formado por

alcaldes y regidores que se encargan del

manejo de los fondos municipales, de la

educación, la policía, los problemas de

construcción y el alumbrado, etcétera. Las

elecciones se efectúan cada año y sólo

pueden ser recusadas por motivos legales;

el negarse a aceptar la elección sin motivo

justificado, es causa de suspensión de los

derechos ciudadanos. Puede declinarse

una reelección inmediata. Los jefes de

manzana y los de distrito están sometidos

a la autoridad del ayuntamiento. Todos los

cargos municipales son desempeñados

gratuitamente; sólo los empleados y los

funcionarios menores reciben sueldo.

Hay grandes discusiones sobre los

arreglos policíacos, y en esto se asemejan

más a los de Europa que a los de los

nativos. El concejo municipal procura que

no haya escasez de agua en la ciudad;

que el mercado esté bien abastecido de

provisiones (en la mayor parte de las

ciudades hay mercados de fruta y

mercados de carnes); que los precios sean

regulados, y que se observen

correctamente los pesos y medidas.

Procura también que las calles se

mantengan limpias, que el alumbrado

público este funcionando correctamente, y

que, después de la puesta del sol, los

"serenos", provistos de lanza y linterna, se

instalen en cada cruce de calles. Los

cementerios deben estar en sitios

distantes y fuera de los muros de la

ciudad; los hospitales se destinan a la

atención de los desamparados y, en fin,

hay que atender mil cosas más. Sin

embargo, falta un estricto control. La

policía no ha logrado acabar con los

desmoralizantes juegos de azar, ni obliga

a los vagos a trabajar, ni descubre

oportunamente a los ladrones y timadores

para ponerlos en manos de la justicia, ni

evita las lamentables escenas que

presentan los indios borrachos y,

tampoco, ha logrado impedir que las

clases bajas porten armas cortas, que son

la causa de tanto derramamiento de

sangre. La canalla acostumbra portar un

cuchillo en el cinturón o en las botas de

montar y, cuando ocurre una disputa,

siempre tiene listo el cuchillo para entrar

en acción. Las leyes fijan severas penas

para los delincuentes, pero poco o nada se

hace para aplicarlas. Así ocurre en

muchas ocasiones: todo el mundo se

entera del agravio cometido, pero la

impunidad llega a tal extremo que nadie

se atreve a interferir por el temor de

atraerse el odio de la gentuza. El cambio

anual de autoridades municipales

contribuye a este estado de cosas: cada

funcionario trata de terminar su periodo lo

más tranquilamente posible y dejarle a su

sucesor la tarea de modificar todo lo

objetable; pero el nuevo funcionario actúa

en la misma forma que el anterior.

Cuando el sol se aproxima al ocaso, las

calles de la ciudad se animan con mucha

gente deseosa de respirar el aire fresco.

En carruajes, a caballo o a pie acuden a

los jardines públicos y a las alamedas.

Aquí todos ven y son vistos. Los jóvenes

lechuguinos saludan a las bellas

muchachas en sus carruajes, o les ofrecen

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

199

la mano para conducirlas al parque. Se

hacen citas para la noche: hombres y

mujeres se ponen de acuerdo para

encontrarse en el teatro, en la tertulia o

en el casino. Hay tanto bullicio como en la

plaza del mercado; los niños corren de un

lado a otro profiriendo gritos: todo es

canturreo y alboroto a la hora del

entreluz, cuando el tañer de la campana

se escucha desde la torre de la ciudad,

secundado por las campanas de otros

templos. Como por arte de magia, cesa

toda a agitación, los peatones detienen su

paso, todos los hombres se descubren y

muchos labios musitan un avemaría;

resuena un segundo repique y cuando la

última campana ha cesado de vibrar, la

multitud parece revivir. Antes de que los

caballeros se cubran de nuevo con sus

sombreros, les dan las buenas noches a

sus conocidos; inclusive en los hogares se

observa esta costumbre después de las

campanadas vespertinas; ni siquiera los

sirvientes se retiran a sus habitaciones,

llevando una vela encendida, sin antes

desearles las buenas noches a los señores

de la casa. Aquí debo hacer notar que en

la América española, al igual que en

España, la gente acostumbra desear los

buenos días desde temprano por la

mañana hasta el mediodía, las buenas

tardes desde el mediodía hasta la hora del

entreluz, y después las buenas noches.

Cuando la campana da el toque vespertino

de "oración", la ciudad se reanima, las

calles se ven llenas de gente que pasea

lentamente; nosotros nos sumamos a la

multitud y compartimos con ella el agra-

dable aire del atardecer. De pronto se

escucha el toque de la campana menor y

por todas partes se oye musitar "nuestro

amo"; muchas personas se dirigen

apresuradamente hacia las callejuelas.

Pasa un sacerdote sentado en un carruaje

tirado por dos caballos blancos, y el

cochero es uno de los hombres notables

de la ciudad, miembro de la hermandad

llamada "Los caballeros de nuestro señor".

Precediendo al carruaje van los chiquillos

del coro, provistos de linternas y, en el

momento en que resuena la campana

menor, todas las personas que se

encuentran en la calle o en los balcones se

arrodillan; si ya se ha hecho de noche,

aparecen luces en las ventanas: En las

poblaciones de la campiña todavía se

observa esta costumbre, pero en la capital

y en los puertos, Lucifer ha efectuado

grandes cambios; la hermandad de los

cocheros necesita nuevos reclutas, y

muchos de los pasajeros ponen oídos

sordos cuando suena la campana menor.

Si el que gobierna el universo no fuera

infinitamente más paciente que sus

ministros aquí abajo, muchas de las

ciudades, al igual que Sodoma, hace

mucho tiempo habrían desaparecido de la

tierra.

No es frecuente que ocurra un temblor;

pero cuando las fuerzas volcánicas

sacuden las bases de su propio centro y

amenazan con destruir las débiles

hechuras del hombre, todo el mundo se

precipita hacia las calles y las plazas, cae

de rodillas en el polvo y pide misericordía.

El himno "Líbranos señor", resuena en

toda la ciudad, mientras todos aparecen

trémulos y sobrecogidos de temor, no

vaya a ser que el poderoso espíritu, cuya

voz han reconocido, no precisamente en el

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soplo de la brisa primaveral, deba

reclamarlos como sus víctimas.

Al escucharse la campana vespertina, las

familias se recogen en sus casas y los

solteros acuden a los cafés a disfrutar su

chocolate. Inclusive el trabajador está

habituado a darse este lujo, y las mujeres

no se muestran siempre deseosas de

perdérselo. Los negocios del día han

terminado; los comerciantes aún hacen

sus cortes de caja y preparan su

correspondencia para llevarla al correo,

que cierra sus puertas a las 8 o las 9 de la

noche. (Hay comunicación postal con

todas las poblaciones del país, inclusive

con las aldeas más lejanas) Los artesanos

aprovechan el tiempo para poner en orden

todas las cosas de sus talleres; muchos

locales ya están cerrados; los trabajadores

que han estado laborando todo el día se

dirigen al mercado, a los portales,

únicamente a oír y ser oídos. Mucha

gente acostumbra hacer sus visitas a las

amistades a esas horas. Quienes no van

al teatro se encuentran en las tertulias,

donde se reúnen varias familias: charlan,

fuman, escuchan música y bailan sin

molestarse por el té, las golosinas, el vino

o el ponche. A lo sumo se ofrece un vaso

de sangría o de limonada. El criollo es

morigerado y para estar contento y alegre

no necesita buscar la euforia que produce

los licores espirituosos. Los señores con

frecuencia dejan solas a las damas y se

van a jugar la "malilla" o "tresillo". Los

jóvenes, naturalmente, permanecen al

lado de las mujeres; las agudezas y las

frases ingeniosas se siguen en rápida

sucesión; los caracteres inflamables arden

y se consumen fieramente, pero nunca se

pierde de vista el decoro exterior. Aquí,

en los círculos familiares, todavía se

acostumbran las danzas españolas, los

boleros, etcétera, invariablemente

acompañados de cantos, resultando muy

significativos por los ademanes de los

ejecutantes. Los enamorados entienden el

arte de expresar sus sentimientos con la

vista y la palabra, con voz suave o fuerte,

aproximándose o alejándose, y todo ello

sin hacer con tacto unos con otros. Esta

manera de danzar ha desaparecido

prácticamente de los bailes; sólo se ha

conservado la contradanza española, que

a veces sustituye a la cuadrilla francesa;

también siguen en use los galopes, las

polcas y algunos otros estilos carentes de

carácter y de gracia. Los jóvenes

petimetres que pasaron unos años en los

Estados Unidos, en Francia o en Inglaterra

y que, como leones muy paseados, han

regresado al país, al lado de sus

sorprendidos primos, no les aportan a

éstos ninguna útil información que podría

servir para hacerle un buen servicio al

país, en suma, no les han traído nada

nuevo, con excepción de algunos nuevos

pasos de baile, un corte distinguido en su

traje o en su frac. Todo el mundo

elegante, por imitación, ahora baila y se

viste igual que los petimetres. Nuestros

leones europeos hacen las mismas cosas.

Ya es tiempo de dar por terminado

nuestro primer recorrido. A eso de las

diez de la noche, toda la gente se ha

retirado a sus casas, excepto las calaveras

y los jugadores, y también aquellos que,

ocultándose detrás de algún pilar, esperan

que se abra la puerta de cierto balcón y se

asome el rostro de la mujer amada. Las

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

201

familias cenan tarde y luego se retiran a

dormir. Hagamos lo propio y recobremos

nuestras energías para la próxima

excursión.

LA POLÍTICA Y LOS CONFLICTOS

AGRARIOS, 1840-1880

El surgimiento de las periferias, el

deterioro de la economía comercial y del

poder de las élites en el altiplano central,

y el desplazamiento hacia una producción

campesina y ranchera contribuyeron en su

conjunto a desestabilizar la vida agraria

en México durante la larga etapa de

descompresión que siguió a la

independencia. El estallido de violentas

insurrecciones en ese contexto, sin

embargo, se produjo una y otra vez por la

injerencia de otro nuevo elemento de la

vida mexicana después de la

independencia: la política. En la época

colonial no había existido oficialmente la

política: sólo la administración y la

justicia. Después de la independencia, en

cambio, la política se volvió parte central

de la sociedad mexicana. Las élites -y los

que aspiraban a entrar en ellas- em-

pezaron a maniobrar buscando el control

sobre el Estado y el poder de definir su

política. Dos aspectos de la naciente vida

política del México recién independiente se

convirtieron en fundamental provocación

de los conflictos agrarios: el nuevo papel

del Estado como instrumento del poder de

clase de la élite y el objetivo de los

liberales políticos de negar a las

comunidades campesinas el derecho a la

tenencia de la tierra. Conforme

aumentaron en poder político los liberales,

proliferaron las insurrecciones agrarias.

EL ESTADO NACIONAL, EL

LIBERALISMO Y LA POLÍTICA

AGRARIA

Antes de 1821, el Estado mexicano no era

sino parte de un régimen colonial con sede

en España, cuyo principal interés en

México era controlar una Colonia que

generaba una inmensa riqueza en plaza.

Desde los primeros años de la Colonia, las

autoridades españoles habían temido al

poder independiente de las élites

mexicanas. Así, a la vez que les otorgaba

extensas tierras y gran riqueza, el

régimen colonial maniobró por poner coto

a su poder. Mantener los recursos de

tierras y la independencia política de las

comunidades, campesinas era un modo de

limitar el poder de la élite en el centro de

México. La persistencia de esas

comunidades negaba a la élite mexicana

el poder directo sobre la población agraria

de las regiones con más denso

asentamiento de la Colonia.

Un resultado fue la supervivencia de una

considerable autonomía entre los aldeanos

de las regiones del centro y del sur,

autonomía base de las relaciones de

explotación en simbiosis que enlazaron a

muchas haciendas con los aldeanos y

sustentaron allí la estabilidad rural.

Cuando los conflictos incitaban a los

aldeanos a pelear contra la élite y sus

haciendas, los tribunales coloniales

fungían como mediadores aceptados,

favoreciendo a veces a los aldeanos e

imponiendo a menudo a la élite una

avenencia.

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202

Con la independencia desapareció el papel

mediador del Estado colonial. Con la

derrota de la revuelta de Hidalgo y las

posteriores insurrecciones, la

independencia de México fue asunto de la

élite, detentadores del poder que

pretendían controlar el Estado y aspiraban

a convertirlo en instrumento de sus

intereses. Si esa élite hubiera sido

económicamente fuerte y si su Estado

hubiera alcanzado la unidad y la

estabilidad, los años que siguieron a 1821

habrían aportado a los pobres del campo

el más absoluto desastre. Pero las

persistentes dificultades económicas de la

élite y sus conflictos políticos mantuvieron

su nuevo Estado dividido en facciones e

inestable. El resultado fue un extenso

periodo en el que las élites, empeñadas en

lucha económica y dividida políticamente,

trataban de servirse de los inestables

poderes del Estado para perseguir sus

intereses de clase contra una enraizada

población del agro que en realidad estaba

aumentando su dominio sobre la

producción rural. Conforme los

acontecimientos económicos y la

descompresión social empezaron a

favorecer a campesinos y rancheros y a

debilitar a la élite, ésta recabó los poderes

del Estado e intentó usarlos como medio

de rescatar sus menguantes posiciones.

Antes de 1880 fue resultado más

frecuente el de provocar insurrecciones

que el de alcanzar claras ventajas.

En los conflictos, que no parecían tener

fin, por el dominio sobre el nuevo Estado

mexicano, los que impugnaban el poder

de los herederos, de la oligarquía colonial

y a menudo tenían la visión de una nueva

estructura para la sociedad mexicana se

identificaron con el liberalismo.

La filosofía política de la igualdad del

individuo servía de plataforma para atacar

los privilegios de los aristócratas

terratenientes, la Iglesia y el ejército, pero

también los derechos corporativos de las

comunidades campesinas. Los cimientos

del liberalismo hispánico se desarrollaron

en la ilustración española del siglo XVIII.

En la época de la oposición liberal

española a Napoleón empezó a infiltrarse

el liberalismo en la legislación que

afectaba al México agrario. Las élites

establecidas del centro de México

dirigieron su movimiento de

independencia, en parte, para huir de la

aplicación de principios liberales a la

sociedad que gobernaban. No tardaron en

tener que hacer frente a un liberalismo

igualmente amenazador y a ataques a sus

poderes y privilegios en el seno de la

nueva nación que crearon.

El primer éxito del liberalismo en México

reflejó y a la vez fortaleció el menguante

poder de la vieja élite colonial. Las

liberales Cortes españolas habían abolido

en 1820 los mayorazgos, legislación que

fue confirmada en México para 1823. Los

mayorazgos habían proporcionado una

garantía del Estado contra la división o

pérdida de los patrimonios en tierras que

sostenían a las mayores familias

coloniales. El liberalismo impugnaba los

mayorazgos por ser un baluarte, del

privilegio y un freno a la innovación y a la

movilidad social. A principios de la década

de 1820, muchos de los aristocráticos

clanes favorecidos de tiempo atrás por los

mayorazgos estaban dispuestos a convenir

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203

en su abolición. Las dislocaciones

económicas del decenio anterior habían

dejado a muchos en condiciones

precarias; tenían fuertes deudas y

carecían de fondos para financiar las

operaciones de las haciendas. El fin de los

mayorazgos les permitiría vender terrenos

o haciendas enteras y emplear el producto

de esas ventas en el pago de deudas y en

la restauración de sus restantes

propiedades. El fin de los mayorazgos

permitió a las familias arraigadas de la

élite rescatar al menos una porción de su

poder.

La primera victoria del liberalismo en

México fue fácil porque casi todos los

miembros de la élite esperaban

beneficiarse: las viejas familias

aristocráticas podrían liberarse de las

deudas, mientras los aspirantes a la

categoría de terratenientes preveían

mayor facilidad de acceso a las

propiedades de las haciendas. En cambio,

la enemistad de los liberales hacia el

poder corporativo de la Iglesia y del

ejército engendró largos conflictos en los

que no necesitamos detenernos en este

punto. Los ataques de los liberales a los

derechos de las comunidades campesinas

provocaron también persistentes debates

y conflictos que fueron en aumento.

Combinada con el nuevo papel del Estado

como instrumento de poder de la clase

elitista, la oposición liberal a los

"privilegios" de las comunidades

campesinas ayudó a provocar gran parte

de la violencia agraria del siglo XIX.

Desde el siglo XVIII los liberales

hispánicos habían tenido la visión de

grandes ventajas económicas si se diera

movilización a las tierras ocupadas por

comunidades campesinas, es decir, si se

las convirtiera en propiedad privada que

pudiera ser vendida y comprada, así como

hipotecada. Afirmaban que los

campesinos, al volverse dueños de sus

tierras, tendrían nuevos alicientes para

aumentar la producción. Pero en México

los campesinos pobres, atenidos sobre

todo a terrenos comunales, ya los estaban

explotando con gran intensidad para

producir su sustento. El verdadero

beneficio de un desplazamiento de la

propiedad comunal a la privada sería para

quienes pudiesen aprovecharse de una

movilización de las tenencias de los

campesinos. Las tierras de los pueblos,

no enajenables anteriormente, podrían ser

vendidas o perdidas por deudas una vez

que se volvieran propiedad privada. Los

aldeanos perderían así la subyacente

garantía de autonomía del sustento que

por tanto tiempo había proporcionado la

propiedad comunal. Pocos aldeanos

mexicanos compartían la visión de los

liberales de que la privatización de los

terrenos comunales les aportaría

beneficios.

Las Cortes liberales españolas de 1812 y

1813 aprobaron disposiciones

constitucionales y leyes tendientes a

acabar con la tenencia comunal de la

tierra. Esas promulgaciones se conocieron

en México, pero no se pusieron en vigor

extensamente, lo que fue una prudente

restricción en una época de incesantes

insurrecciones rurales. En la década de los

años 1820 la abolición de la tenencia

comunal de la tierra fue propuesta y

sometida a acalorados debates en los

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congresos constituyentes y ordinarios

tanto del gobierno nacional como de los

estatales. El régimen nacional no llegó a

una clara decisión, dejando que los

estados enfocaran el tema desde su

perspectiva regional, lo que fue un sabio

reconocimiento de las variaciones

regionales de la vida rural en México.

En los años de 1820 el problema fue

resuelto de maneras opuestas en dos

estados clave. El estado de México

permitió que subsistiera la tenencia

comunal de la tierra, mientras Jalisco la

declaró abolida. Hubo quien propuso

poner fin a los "privilegios" de las

comunidades campesinas en el estado de

México, que entonces abarcaba casi todo

el altiplano central y zonas aledañas. (Los

estados de Morelos, Hidalgo y la mayor

parte de Guerrero fueron creados después

con porciones del antiguo y más extenso

estado de México. )Pero no se promulgó

ninguna medida, tal vez por temor a

trastornos. En los valles centrales la

estructura colonial del agro se fundaba en

comunidades campesinas, sus tenencias

de tierra y su suministro de jornaleros de

temporada a las haciendas aledañas. En

los años de 1820, se esperaba que

renaciera el sistema colonial de explo-

tación en simbiosis. La privatización

inmediata de los terrenos comunales de

aquel rumbo dislocaría una economía

agraria y una estructura social que se

habían conservado estables en 1810. En

los inciertos primeros años de vida como

nación, las élites del centro de México

decidieron no socavar esa estructura, tal

vez para no provocar una vehemente

animadversión campesina.

En cambio, el estado de Jalisco aprobó en

1825 y en 1828 leyes que ordenaban la

privatización de las tierras comunales. El

liberalismo era más fuerte en esa región,

más próxima a la periferia. Y las

condiciones del campo eran distintas de

las del altiplano central. En Jalisco la

economía de las haciendas se había

desarrollado apenas tardíamente en la

época colonial, y estaba más en conflicto

con las comunidades campesinas que en

enlace simbiótico con ellas. Muchos

aldeanos jaliscienses se habían unido a las

insurrecciones de 1810. Así les resultó

más fácil a los legisladores jaliscienses

abolir la tenencia comunal de la tierra.

Seguidamente fue privatizada gran

cantidad de tierras de los pueblos, y

muchas comunidades se quejaron de que

no obtenían el pago completo de sus

propiedades. Sin duda esos sucesos

aumentaron la oposición de muchos

aldeanos a la privatización, y el proceso

fue disputado y demorado en Jalisco

durante decenios.

El objetivo de los liberales de poner fin a

la tenencia comunal de la tierra se puso

de manifiesto poco después de la

independencia. La cordura de poner en

práctica ese objetivo, sin embargo, iba a

discutirse por mucho tiempo. Además, la

posibilidad de implantar semejante

alteración radical de la estructura social

rural iba a esperar el regreso de una

generalizada prosperidad económica y

estabilidad política a fines del siglo. Entre

tanto los debates y los esfuerzos por

poner en práctica esos cambios habrían de

prender la mecha de ascendentes

conflictos agrarios.

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205

Las insurrecciones de 1810 hasta 1816

revelaron dos patrones de resentimientos

como base de las revueltas rurales en

México. La revuelta de Hidalgo surgió

principalmente entre residentes de

haciendas del Bajío obligados a soportar

condiciones cada vez peores de

subordinación y de inseguridad. En forma

secundaria, otros levantamientos en

Jalisco, en la Sierra Gorda y en otras

partes fueron resultado de los agravios

sentidos por aldeanos campesinos

atacados en su autonomía. En el periodo

que siguió a la independencia hubo poca

actividad rebelde sostenida entre los

subordinados de las haciendas. La época

de descompresión, en que la producción

de las haciendas fue transferida a muchos

arrendatarios-quienes ganaron una

autonomía que por lo visto compensaba

las persistentes inseguridades-,alivió, o

por lo menos amortiguó, los

resentimientos de muchos subordinados

de haciendas.

Fueron los ataques a la autonomía

campesina, pauta secundaria de la

insurrección de 1810, los que generaron

cada vez más los agravios conducentes a

los levantamientos rurales después de

1821. El avance de las economías de

regiones periféricas produjo oleadas de

invasiones a los recursos de los pueblos,

con los resultados que podían esperarse.

El liberalismo, que se oponía a todos los

derechos de tenencia comunal de la tierra,

justificó a menudo las invasiones en las

periferias e iba a acabar por legitimar

también el ataque directo a las

propiedades de los pueblos campesinos en

el altiplano central.

Sin embargo, México no se vio sumergido

en conflictos agrarios inmediatamente

después de la independencia. Las

derrotas sufridas por los insurgentes de

1810 estaban aún frescas en la memoria.

Es indudable, además, que las dificultades

financieras de la élite, unidas al derrumbe

de la economía comercial, aliviaron algo la

presión sobre los pobres del campo en los

decenios de 1820 y 1830. Además, las

propuestas de los liberales tendientes a

abolir la tenencia comunal de la tierra

quedaron en proyecto, y si llegaron a ser

objeto de legislación, a menudo no se

pusieron en vigor, lo que en los primeros

años posteriores a 1821 redujo las

presiones políticas sobre los aldeanos.

En el decenio de 1820 llegó a producirse

un conflicto, presagio de muchas

insurrecciones posteriores, en Sonora, en

la lejana periferia del noroeste. La

ocupación española en aquella región

había sido mínima en la época colonial,

limitándose a misioneros y a unas pocas

guarniciones en puestos avanzados. Los

yaquis y otros pueblos indígenas habían

conservado sus tierras y bastante

independencia política. Se consideraban

naciones. Las postrimerías del siglo XVIII

aportaron una creciente colonización de

españoles y aumento de actividad

económica, y la independencia entregó a

las nacientes élites locales el poder de

dirigir la política regional y el desarrollo

económico. Ni tardos ni perezosos echa-

ron mano de ese poder para invadir las

tierras de los yaquis, a la vez que negaban

a esa nación todo reconocimiento político

por separado. Esos ataques a la

autonomía política y económica de los

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206

yaquis, ocurridos después de la

independencia, provocaron violentos

levantamientos en 1826 y 1827, que se

repitieron en 1831 y 1832, dirigidos en

ambos casos por Juan de la Cruz

Banderas.

Las revueltas dirigidas por Banderas

fueron aplastadas militarmente. Pero la

pacificación en los años siguientes

dependió también del surgimiento de una

facción política local dirigida por Manuel

Gándara que se hizo llamar conservadora

y se oponía a los liberales locales.

Gándara aceptaba las pretensiones de los

yaquis a las tierras y a la autonomía local,

y aprovechó el apoyo de los yaquis para

gobernar Sonora desde fines de los años

1830 hasta 1856. Por lo demás, la

alianza de Gándara con los conservadores

y los yaquis subsistió como movimiento

opositor hasta entrados los años 1860, y

mantuvo a los yaquis activos en el ruedo

político con el fin de conservar su

autonomía. 10 Las revueltas de los años

1820 y principios de los 1830, aunque

aplastadas, hicieron evidente el poder

yaqui a los ojos de los actores políticos

regionales. Podían aceptar ese poder,

como lo hizo Gándara, y conservar una

frágil paz en el agro. O podían tratar de

socavarlo, como lo hicieron más adelante

los liberales, y provocar la escalada de los

conflictos agrarios.

LA CRISIS DE LA DECADA DE 1840

La primera de varias andanadas de

insurrecciones agrarias que siguieron a la

independencia de México empezó en los

años 1840. Para entonces eran evidentes

la debilidad económica de las élites y la

fragilidad de su nuevo Estado. La guerra

de 1846 y 1847 con los Estados Unidos

costó a la nación grandes porciones de

territorio poco poblado a lo largo de sus

lejanas fronteras del norte. Además,

durante la guerra, varias insurrecciones

rurales de masas desconocieron el poder

de la élite y de su Estado dentro de

México. En Yucatán, decenas de miles de

mayas tomaron las armas y estuvieron a

punto de arrojar al mar a la población

hispánica. La Sierra Gorda explotó en otra

insurrección. En los años de la guerra

también se rebelaron los residentes de las

ciudades y pueblos del sureño Istmo de

Tehuantepec. Por añadidura, poco

después de concluidas las hostilidades

internacionales, los aldeanos del núcleo

del altiplano central empezaron a desafiar

el poder de quienes los habían gobernado

tanto tiempo. Derrotada en la guerra y

expuesta a variadas insurrecciones

internas, la élite mexicana se halló a fines

del decenio de 1840 ante su mayor crisis

desde la independencia.

La famosa insurrección conocida como la

guerra de castas de Yucatán se originó en

los agravios sufridos por los campesinos

mayas por parte de una élite regional que

trató de utilizar los poderes del Estado

para resarcirse de las dificultades

económicas de la época que siguió a la

independencia. Yucatán se había

mantenido en la periferia de la economía

colonial. La mayoría de la población se

componía de mayas que conservaban

considerable autonomía como campesinos.

Sus principales contactos con los

españoles fueron obra de franciscanos y

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

207

otros religiosos. Una pequeña élite

regional, de modesta riqueza, vivía en su

mayoría en Mérida; mantenía pretensiones

de aristócratas con el cobro de tributos y

la exigencia de servicios de trabajo por

parte de una población conquistada y

todavía arraigada en la tierra.

Las postrimerías del siglo XVIII aportaron

un nuevo comercio con Cuba: se

exportaba ganado y otros productos a La

Habana. Unida al crecimiento de la

población de Yucatán, esa expansión

comercial condujo después de 1780 a la

creación de una modesta economía de

haciendas en las regiones cercanas a

Mérida y Campeche, integrando como

arrendatarios y jornaleros a los mayas en

número cada vez mayor. Pero la

independencia cortó el comercio con Cuba,

porque aquella isla azucarera siguió siendo

colonia española. La supresión de las

exportaciones de ganado desmanteló la

base económica de la élite yucateca, ya

débil de por sí, y ésta tuvo que buscar

nuevos modos de obtener ganancias.

Pero con sus limitados recursos

financieros, tierras pobres en una región

árida y sin nuevos mercados, las

perspectivas de un renacimiento comercial

eran desoladoras. Algunas haciendas

intentaron, con escaso éxito, producir

azúcar. Otras pusieron sus esperanzas en

la exportación de cordelería hecha de

henequén, pero sólo hallaron pequeños

mercados, situación que prevaleció hasta

bien avanzado el siglo. Entre 1821 y 1813

el único nuevo "recurso" con que pudo

contar la élite yucateca fue el gobierno de

su Estado. Fracasadas las antiguas

exportaciones y siendo las nuevas poco

prometedoras, la élite empezó a echar

mano de los poderes del gobierno para

adueñarse de recursos que desde antiguo

eran patrimonio de la mayoría maya.

El fuerte aumento de la población regional

prosiguió en el decenio de 1830 y ayudó a

impulsar el ensanchamiento de las

actividades comerciales hispánicas hacia el

interior de la península. Los que podían

conseguir la aprobación del Estado

reivindicaron tierras utilizadas de tiempo

atrás por campesinos mayas y que en

muchos casos carecían de dueño con título

de propiedad. Entre tanto, los franciscanos

que habían protegido, al menos

parcialmente, a los campesinos contra

esas expropiaciones fueron sustituidos por

clérigos seculares, interesados

principalmente en cobrar tributo por sus

servicios. Al principio de los años 1840 los

liberales yucatecos que a la sazón estaban

en el poder culminaron el asalto a los

recursos de los mayas ordenando la

congregación de muchos campesinos

diseminados y parcialmente nómadas en

pueblos, y limitando después las tierras

disponibles para esas comunidades. El

Estado que existió en Yucatán después de

la independencia se había vuelto sin duda

agente de la elite regional que quería

expropiar recursos de la mayoría maya.

Pero ese Estado estaba recién organizado,

mal financiado y a menudo desgarrado por

las facciones. Sólo podía servir de

inestable agente del poder de la élite. Las

facciones regionales en competencia

pugnaban por dominar el gobierno del

Estado en Mérida, y sus disputas subían

de tono por la participación en una política

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

208

nacional igualmente inestable. Las

guerras civiles entre las facciones de la

élite persistían a la vez que esa élite

pretendía recursos indispensables para la

autonomía de los mayas. Conforme los

resentimientos de los mayas iban en

aumento y los conflictos políticos creaban

oportunidades en potencia para la

insurrección, la élite empezó a armar

grupos de mayas y a arrastrarlos a

guerras políticas. En 1847, cuando la

guerra de México con los Estados Unidos

coincidió con otro conflicto político en

Yucatán, cerca de cien mil mayas

aprovecharon la oportunidad para

devolver el golpe a los que se jactaban de

gobernarlos.

Por supuesto, no todos los mayas se

volvieron insurrectos. La mayoría de los

que vivían cerca de las ciudades de Mérida

y Campeche estaban acostumbrados a un

estrecho trato con los españoles y su

economía comercial. Desde fines del siglo

XVIII habían vivido en número creciente

como arrendatarios o trabajado como

jornaleros temporales en las haciendas en

desarrollo. Como podían combinar la

producción para el sustento con el trabajo

en la hacienda, vivían en una variante

regional de la explotación en simbiosis que

había mantenido la estabilidad del

altiplano central en 1810. Así, los mayas

más vinculados a la economía comercial

de Yucatán se mantuvieron en general

pasivos en 1847, y muchos de ellos

lucharon en los ejércitos que defendían los

intereses de la élite.

En las regiones del interior de la

península, los campesinos mayas, que

formaban una amplia mayoría de la

población, estaban acostumbrados a vivir

punto menos que independientes del

dominio español. No fue sino después de

la independencia cuando esos mayas del

interior sufrieron las invasiones de una

élite yucateca que pretendía utilizar su

nuevo agente, el Estado, para usurpar

recursos e imponer nuevas reglas a la vida

campesina. Los mayas del interior de

Yucatán se vieron expuestos ahora a

nuevas y repentinas amenazas contra su

arraigada economía, y se rebelaron en

masa.

Los conflictos políticos de la élite en plena

guerra con los Estados Unidos

suministraron amplia ocasión para la

insurrección. Los insurgentes casi

conquistaron -o mejor dicho,

reconquistaron- toda la península

yucateca, y se requirió un decenio de

lucha y considerable ayuda del centro de

México para que los rebeldes se vieran

finalmente obligados a retirarse al interior.

Después, las relaciones comerciales y el

suministro de municiones de los británicos

en Belice permitieron a un gran rema-

nente de los insurrectos mayas resistir

hasta los albores del siglo XX.

La otra gran insurrección regional de los

últimos años de 1840 en la Sierra Gorda

está pendiente de un análisis social.

Habiendo sido por mucho tiempo un

enclave periférico en el corazón del centro

de México, la Sierra sufrió en el siglo XVIII

la tardía penetración de la sociedad

hispánica y su economía comercial. En los

años siguientes a la revuelta de Hidalgo,

esporádicas protestas habían culminado

en una insurrección sostenida. Poco se

sabe sobre los sucesos en esa región

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

209

después de la independencia, pero parece

probable el movimiento de forasteros

hacia la región y la expansión de sus

intereses comerciales. El levantamiento

de finales de los cuarentas tuvo su inicio

durante los conflictos políticos desatados

por la inminente derrota de México en la

guerra contra los Estados Unidos. Lo que

se inició como un conflicto entre élites

locales fue alimentado por miles de

rebeldes del campo reclutados entre los

arrendatarios de las haciendas de la

región, así como entre los pueblos

indígenas que seguían pidiendo el libre

acceso a los recursos de los ásperos altos

de la Sierra. El levantamiento de Sierra

Gorda reunió -o trató de reunir- a

campesinos amenazados en su autonomía

con subordinados de haciendas que pedían

condiciones más favorables no sólo en

Sierra Gorda sino en zonas adyacentes

tales como la región potosina de Río

Verde. Una proclama lanzada en 1849 por

un jefe rebelde, Eleuterio Quiroz, pedía no

sólo el derecho de las comunidades

campesinas a gobernarse a sí mismas y a

la tenencia de la tierra, sino también la

fijación de límites a las rentas y el

mejoramiento de las relaciones laborales

para los subordinados de las haciendas;

así como el derecho de las comunidades

de residentes en haciendas en número

superior a mil quinientas personas a

convertirse en comunidades

independientes dotadas de tierras. La

insurrección agraria de Sierra Gorda,

limítrofe con el corazón del centro de

México, resistió tres años antes de verse

derrotada.

El conflicto del Istmo de Tehuantepec, de

menores proporciones pero de intensidad

regional durante la guerra con los Estados

Unidos, surgió de fenómenos paralelos a

los que provocaron la guerra de castas en

Yucatán. Después de la independencia,

las élites regionales que se enfrentaban a

la decadencia de la economía colonial de

exportación, que en esa zona se basaba

en el añil, echaron mano de su dominio

sobre el estado de Oaxaca para reclamar

derechos de propiedad sobre salinas

costeras que los habitantes del sur del

Istmo habían aprovechado libremente por

largos años. La sal era fundamental para

la dieta del mexicano, y los residentes del

Istmo no sólo se aprovisionaban sino que

negociaban la sal en regiones alejadas. La

súbita pérdida del acceso a las salinas hizo

mella en la autonomía local y frenó

además el comercio regional. Esa pérdida

a manos de una élite favorecida por el

Estado ocurrió durante una intensificación

de conflictos por los derechos sobre las

tierras. Esas disputas azuzaron a los

aldeanos del Istmo como a los señores

terratenientes que en general tenían su

sede en la ciudad de Oaxaca y gozaban

una y otra vez de las preferencias del

gobierno de aquel estado. Parecidos

pleitos, que las invasiones de la élite a los

recursos de los campesinos provocaron en

las regiones periféricas cercanas a las

costas del Pacífico, en el suroeste de

México, prendieron la mecha de

levantamientos esporádicos a partir de los

primeros años 1840.

El conflicto de Tehuantepec subió de punto

al principio de los años 1840 conforme los

aldeanos "robaban" repetidas veces la sal,

y tanto las haciendas como los aldeanos

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

210

confiscaban el ganado que pastaba en los

terrenos en disputa. En 1846,cuando la

guerra contra los Estados Unidos reclamó

la atención de los dirigentes del estado y

las fuerzas armadas, los aldeanos del

Istmo se encontraron en libertad de

aprovechar los recursos en disputa. A

fines de 1847, al concluir la guerra, el

gobernador de Oaxaca, que era el liberal

Benito Juárez, se enfrentó a una población

de istmeños dirigida por la gente de

Juchitán, pueblo que desconocía los

reglamentos del Estado en materia de

propiedad. Según la definición de Juárez,

eso era insurrección. Envió un ejército a

restaurar el gobierno de su Estado, y

provocó un violento conflicto que duró

varios años una vez más las débiles

élites regionales intentaron utilizar los

poderes del Estado, nuevos y mal

establecidos, para arrebatar a campesinos

de inveterado arraigo el dominio de sus

recursos. El resultado fue otro violento

conflicto, precipitado por la oportunidad

que ofrecía la guerra contra los Estados

Unidos.

Esas insurrecciones regionales sostenidas

pusieron a prueba los poderes del Estado

mexicano en los últimos años de 1840.

Una vez concluida la guerra internacional,

y al aceptar México su derrota y grandes

pérdidas de territorio, esos levantamientos

en las periferias acabaron por ser

dominados. Pero antes de ser finalmente

reprimidos, los levantamientos empezaron

también a poner en peligro la paz del agro

en el altiplano central. A partir de 1848,

las regiones que formaban los actuales

estados de México, Hidalgo y Morelos

generaron numerosas protestas rurales,

incluyendo muchas confrontaciones

violentas. Por primera vez desde la

conquista española se desarrolló un

extenso conflicto agrario en todo el núcleo

del altiplano central. Los aldeanos de las

regiones productoras de granos, cuya

pasividad fuera fundamental para la

estabilidad agraria de 1810, al final del

decenio de 1840 se mostraron cada vez

más dispuestos a asestar golpes contra las

élites terratenientes y su Estado.

Esta época del naciente conflicto agrario

en el centro de México merece un amplio

análisis. En la actualidad sólo se conocen

los sucesos que motivaron el surgimiento

de la violencia rural en la región de

Chalco,al sureste mismo de la ciudad de

México. En el periodo que siguió a la

independencia, la élite de Chalco había

tenido repetidos problemas para financiar

las operaciones de las haciendas y reclutar

jornaleros. Había una rápida rotación de

propiedad en las haciendas. Ahora bien,

después de la guerra con los Estados

Unidos las élites de Chalco se mostraron

notablemente decididas a buscar nuevos

medios para resucitar la economía de sus

haciendas. Construyeron nuevas presas y

canales para ensanchar el riego. Buscaron

nuevas fuentes de agua perforando pozos

artesianos. Hicieron experimentos con

semillas para aumentar la producción de

trigo y maíz. Y probaron nuevos

productos, especialmente la industria

láctea con pastos de alfalfa cultivada.

Muchas de esas innovaciones, sin

embargo, produjeron choques con los

aldeanos de Chalco. Desde la

independencia, las dificultades financieras

de las haciendas habían creado tirantez en

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

211

las relaciones de trabajo. Los vínculos de

explotación en simbiosis, que por mucho

tiempo habían unido a las haciendas con

los aldeanos, empezaron a romperse en

cuanto los aldeanos se mostraron

renuentes a trabajar para haciendas que

no les pagaban en efectivo. Cuando, a

fines del decenio de 1840, la construcción

de presas y canales produjo invasiones de

tierras de los pueblos, el conflicto se hizo

más patente. Cuando las élites

reivindicaron campos de los pueblos

porque eran más fáciles de regar con las

nuevas obras hidráulicas, los aldeanos

adoptaron una actitud dura. Primero

acudieron a los tribunales para pedir

reparación; lo que por tradición hacían

desde los tiempos de la Colonia. Pero

ahora los tribunales respaldaban repeti-

damente las reivindicaciones de las élites,

sin importar sus méritos. Los aldeanos de

Chalco llegaron a la conclusión de que los

tribunales ya no servían siquiera como

mediadores de una imparcialidad mínima.

Se habían vuelto agentes de los intereses

elitarios. Al ir desapareciendo la antigua

simbiosis de relaciones laborales y al

haberse perdido el papel mediador de los

tribunales de la Colonia, los aldeanos

empezaron a llevar sus protestas a los

campos. Estorbaron las operaciones de

las haciendas. Bloquearon los proyectos

de construcción. Embargaron herra-

mientas y materiales de construcción de

las haciendas. En los casos de mayor

frustración, atacaron a los administradores

de las haciendas: los dueños solían

mantenerse alejados en la seguridad de la

ciudad de México. En respuesta a las

obstrucciones de los aldeanos y a la

creciente violencia en Chalco, el estado de

México aprobó el uso de toda fuerza que

los terratenientes pudieran tener a su

disposición. Por lo general eso significaba

armar a los pequeños grupos de

empleados permanentes de haciendas de

varias propiedades para reprimir las

revueltas de los aldeanos.

Los levantamientos de Chalco a fines del

decenio de 1840 no fueron insurrecciones

sostenidas de masas como las de las

zonas periféricas. Fueron prolongadas

protestas, subrayadas por una esporádica

violencia, que duraron varios años. Los

conflictos simultáneos en la cuenca more-

lense al sur del mismo Chalco y en el

Mezquital por el norte fueron de parecidas

dimensiones. Pueden parecer menores si

se los compara con la guerra de castas de

Yucatán, pero fueron mayores y más

sostenidos que cualquier protesta agraria

ocurrida anteriormente en el altiplano

central. Los conflictos de fines de la

Colonia se habían limitado casi siempre a

un solo pueblo y solían durar apenas un

día, y raras veces más de una semana. De

repente, a fines del decenio de 1840 y

llegando hasta inicios del de 1850, sucedió

que campesinos de muchos pueblos

coordinaban protestas que por lo menos

presentaban una violencia esporádica y

que duraban meses, y a veces años. Y

esas protestas ocurrían simultáneamente

en varias regiones del crucial altiplano

central. Para 1850 estaba despareciendo

la estabilidad que se había sostenido a

través de siglos en el centro de México.

Los choques iniciados a fines del decenio

de 1840 iban a subir de punto en los años

venideros.

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LA VIDA EN LA CIUDAD________________________________________________

212

Con la tirantez de las relaciones de

explotación en simbiosis y con el creciente

predominio de los conflictos en las

relaciones haciendas-pueblos, los que

gobernaban el estado de México

empezaron a encontrar más atractivo el

programa de los liberales para poner fin a

la tenencia comunitaria de la tierra. El

gobernador ordenó en 1848 un estudio de

los bienes de los pueblos. La mayoría de

los pueblos se negaron a responder.

Después, en el otoño de 1849, en plena

marejada de conflictos agrarios, el estado

de México declaró abolidos los derechos

de propiedad comunal. Varios estados

más, entre ellos Jalisco y Michoacán,

aprobaron o volvieron a promulgar casi

simultáneamente una legislación similar.

17 Las élites mexicanas, tanto del centro

como de la periferia, se iban acercando a

un acuerdo sobre la meta de abolir los

derechos de propiedad comunal, base

fundamental de la autonomía campesina.

Pero los gobiernos de los estados, débiles

y con frecuencia divididos, ¿cómo iban a

poner en práctica un cambio tan radical y

profundamente impopular en la tenencia

de la tierra? Para los combativos

dirigentes de fines de los 1840, la única

solución fue la creación de una policía

rural. A las promulgaciones que abolieron

la tenencia comunal de la tierra a fines del

decenio de 1840, siguió en casi todas

partes una legislación que disponía la

formación de grupos de alguaciles rurales

cuyo financiamiento y dirección estaría a

cargo de élites terratenientes o de sus

subordinados. Pero en el estado de

México los problemas económicos de las

élites y su gobierno estatal impedían

fundar una policía eficiente en las zonas

rurales. Las nuevas unidades aparecieron

lentamente y adolecieron de una crónica

insuficiencia de fondos, de hombres y de

suministros. Así, aunque numerosos

gobiernos estatales decretaron la abolición

de los derechos de propiedad comunal y la

creación de la policía rural, siguieron

siendo incapaces de imponer cambios tan

fundamentales a las arraigadas

comunidades campesinas. Las élites

pusieron de manifestó su objetivo de

emplear los poderes estatales para minar

la fuerza comunal y la autonomía

campesina; y también demostraron su

incapacidad para hacerlo. Esos esfuerzos

por emplear los poderes estatales a fin de

compensar una debilidad económica

fundamental sólo podían llevar a la

escalada de los conflictos agrarios.

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LA GUERRA POPULAR DE LIBERACION, EL IMPERIO DE MAXIMILIANO Y LA COYONTURA MUNDIAL________________________________________________

213

BLOQUE III

LA CONSOLIDACIÓN

DE

LA NACIÓN EN LA

SEGUNDA

MITAD DEL SIGLO

XIX

El ejército francés no cumplió ningún

acuerdo y avanzó al interior del país,

seguro de su éxito inmediato. Constaba

de 6 mil hombres del entonces

considerado mejor ejército del mundo,

pertrechados con armas y cañones muy

superiores- a los de los mexicanos. El

general Laurencez atacó Puebla el 5 de

mayo de 1862. El ejército invasor

desplegó tres columnas sin tomar de-

masiadas precauciones, imbuido con la

arrogancia de su superioridad bélica. Pero

la serenidad y el valor de los defensores

derrotaron todos los intentos de tomar los

fuertes de Loreto y Guadalupe. Una vez

debilitados y rechazados por la infantería

(entre la que sobresalieron los indios

macheteros de Zacapoaxtla), cuando los

invasores se retiraban, el general

Zaragoza ordenó una poderosa carga de

contragolpe, desplegando a la vez la

caballería por los flancos. Eso provocó la

desbandada y derrota del ejército invasor.

” Las armas nacionales se han cubierto de

gloria. Las tropas francesas se portaron

con valor en el combate y su jefe con

torpeza", fue el mensaje lacónico que

envió Zaragoza al presidente Juárez por la

tarde, concluida la hazaña.

La victoria de Puebla retrasó el avance

francés por diez meses. Durante ese

lapso los invasores fueron presa de

fiebres, intrigas internas y

desmoralización; por ello tuvieron que ser

reforzados hasta sumar 31 mil hombres

equipados con rifles último modelo y

medio centenar de modernos cañones.

Mientras los franceses quedaban

inmovilizados, maduraban las fuerzas

antintervencionistas. Hacia mediados de

marzo, por segunda ocasión, los invasores

volvieron a sitiar Puebla. Durante 62 días

los soldados mexicanos y la ciudadanía

poblana resistieron casa por casa el

asedio. Agotados el parque y los víveres,

destruyeron sus armas, disolvieron el

ejército y los oficiales se entregaron

prisioneros sin condición alguna.

LA GUERRA POPULAR DE LIBERACIÓN, EL IMPERIO DE MAXIMILIANO Y

LA COYUNTURA MUNDIAL.

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LA GUERRA POPULAR DE LIBERACION, EL IMPERIO DE MAXIMILIANO Y LA COYONTURA MUNDIAL________________________________________________

214

DIÁSPORA DE JUÁREZ E IMPERIO

DE OPERETA

El 31 de mayo Juárez marcho rumbo a

San Luis Potosí, investido por el Congreso

con facultades extraordinarias para dirigir

la lucha por la soberanía nacional. Por su

parte, los franceses ocuparon la capital el

7 de junio, desconociendo el gobierno de

Juárez, pero aceptando las Leyes de

Reforma. Eso representaba un rudo golpe

para los conservadores, quienes se vieron

obligados a aceptar por decreto del

general invasor Forey, el 10 de julio, un

régimen monárquico moderado,

hereditario y católico.

Además ofrecieron la corona imperial a

Maximiliano de Austria, dedicándose

febrilmente a montar su régimen de

opereta apoyado en las bayonetas

invasoras. Mientras tanto, las tropas

francesas se extendían por el territorio

nacional, ocupando en el último trimestre

de 1863 casi todas las capitales estatales.

Esta expansión tenía sus desventajas

militares: ampliaba el teatro bélico e

inmovilizaba tácticamente a las tropas

francesas, dispersándolas. Los ejércitos

liberales, organizados en cinco divisiones

ubicadas en otras tantas regiones

geopolíticas, permitieron ese movimiento

del enemigo para contraatacarlo ya

dispersado. Mientras tanto, lentamente,

la población civil se unía a la guerra

nacional liberadora.

El 10 de abril de 1864 Maximiliano aceptó

el "trono" de México comprometiéndose

con su hermano, el rey de Austria, a re-

nunciar a todos sus derechos reales, y con

Napoleón III, emperador de Francia, a

aceptar su protección y la presencia de 25

mil soldados invasores durante seis años.

A cambio debía pagar 400 millones de

francos y reconocer todos los créditos

franceses dados a México. El colonialismo

francés se proponía someter a México con

la complicidad de los conservadores y

saquear sus riquezas. Finalmente, el 12

de junio de 1864, Maximiliano arribó a

México fastuosamente, rodeado del alto

clero, de los grandes terratenientes, de los

militares reaccionarios y del ejército

invasor, compuesto para entonces de 36

mil soldados apoyados por 28 mil

conservadores mexicanos.

Maximiliano integró su gobierno con

liberales moderados, respetó las leyes

liberales, se dedicó a organizar una

suntuosa corte y desatendió la guerra y la

economía de un país destrozado. Esto lo

distanció de los conservadores y lo

enemistó con los invasores, porque -faltos

de recursos económicos- no podían

aplastar la resistencia popular. Para lograr

este objetivo desataron una guerra de

exterminio, que provocó mayor repudio

popular.

NAPOLEÓN BAJO LA SOMBRA DE

LOS ESTADOS UNIDOS

La guerra de invasión se prolongaba sin

que ningún bando consolidase sus

posiciones. Mientras, en Europa,

Napoleón III se debilitaba en el interior de

Francia por el surgimiento de la poderosa

Prusia. Al terminar la Guerra de Secesión,

los Estados Unidos presionaron a

Napoleón para que retirara su ejército de

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LA GUERRA POPULAR DE LIBERACION, EL IMPERIO DE MAXIMILIANO Y LA COYONTURA MUNDIAL________________________________________________

215

México. Ante la contraofensiva mexicana

que amenazaba el prestigio francés y las

presiones europeas y norteamericanas, en

julio de 1866 las tropas francesas

comenzaron a replegarse rumbo a

Veracruz. Entre el 18 de diciembre de

1866 y el 11 de marzo de 1867 partirían

de regreso para su país.

En el otoño de 1865, mientras los

invasores avanzaban, Juárez se refugió en

Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez,

Chihuahua). Allí el 8 de noviembre de

dicho año decretó la prórroga de su

mandato presidencial constitucional con

base en la imposibilidad de efectuar

elecciones. González Ortega, su ministro

de Justicia, declaró tal acto como un

verdadero golpe de Estado, pero éste fue

justificado por los liberales.

De diciembre de 1865 a julio de 1866 las

fuerzas armadas populares que se batían

en guerrillas lograron algunos éxitos par-

ciales. En este lapso completaron su

organización y obtuvieron un amplio

consenso nacional, que les permitió pasar

a la ofensiva en el último trimestre de

1866. Esto coincidió con el repliegue del

ejército francés, que fue batido en varios

puntos. Los liberales ocuparon casi sin

combatir las zonas estratégicas y las

principales ciudades. El ejército imperial

conservador quedó abandonado a su

suerte. Maximiliano se puso al frente del

mismo, hasta encerrarse en Querétaro.

Desde enero de 1867 las tropas liberales

obtenían triunfos y respiraban un

ambiente de victoria. En marzo de ese

año comenzó el sitio de Querétaro, que

duró dos meses. Durante ese lapso los

conservadores obtuvieron algunas

brillantes victorias tácticas, pero sin

perspectivas. Treinta mil soldados

republicanos rodearon la ciudad de

Querétaro y el 15 de mayo la ocuparon.

LA VICTORIA SOBRE LA

INTERVENCIÓN Y LOS

REACCIONARIOS

El consejo de guerra que juzgo a los

imperialistas los condenó a la muerte. La

sentencia se cumplió en el Cerro de las

Campanas el 19 de junio de 1867. Con

esto concluyó una etapa crucial de la vida

de México. El poder clerical reaccionario y

los intentos colonialistas extranjeros

habían sido terminantemente aplastados.

Con la victoria de Querétaro, la burguesía

liberal conquistó en definitiva el poder,

implantó históricamente su soberanía de

clase sobre un territorio exclusivo e

instauró el Estado nacional moderno que

sobrevive hasta la fecha.

ESTADO NACIONAL Y

PRESIDENCIALISMO.

Tan pronto se instaló en la capital, Juárez

procedió a consolidar el nuevo Estado.

Para ello ordenó equilibrar la hacienda

pública mediante una política fiscal

adecuada, un gasto público selectivo y la

reducción del ejército federal a 30 mil

hombres bien disciplinados y con mandos

de confianza. Asimismo se propuso re-

gularizar la situación del gobierno, puesto

que-como se recuerda- sólo por decreto

de emergencia nacional continuaba al

frente del Ejecutivo.

Así Juárez convoco a elecciones para

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LA GUERRA POPULAR DE LIBERACION, EL IMPERIO DE MAXIMILIANO Y LA COYONTURA MUNDIAL________________________________________________

216

presidente y diputados; a la vez llamó a

un plebiscito (recurso no constitucional)

para reformar las leyes; otorgó mayor

poder al Ejecutivo, estableciendo el

derecho de voto frente a cualquier

decisión de los otros dos poderes;

restringió las facultades de la Comisión

Permanente del Congreso para convocar a

elecciones, dejando tal facultad en manos

del Ejecutivo. Esta medida fue condenada

como anticonstitucional y dictatorial por

los liberales, incluyendo al propio

presidente de la Suprema Corte de

Justicia, Ignacio Ramírez.

Con todo esto se produjeron varias

rebeliones militares. Ante la necesidad

histórica de consolidar el nuevo Estado,

Juárez sentó un funesto precedente

infringiendo la legitimidad constitucional.

Se daba así un paso importante en la

consolidación del presidencialismo

despótico que ha prevalecido desde

Porfirio Díaz hasta la fecha.

Efectuado el proceso electoral, resultó

triunfador para el período 1867-1871, el

mismo Juárez. Los liberales más connota-

dos -amigos de éste- denunciaron

diversas irregularidades en el proceso

electoral, tales como presiones,

amenazas, acarreos, violación de urnas,

órdenes oficiales para que la burocracia y

el ejército votaran por Juárez, uso del

dinero oficial para la propaganda, etc. Los

más exaltados desconocieron los

resultados por fraudulentos. El partido

liberal se dividió en tres grupos: juaristas,

lerdistas y porfiristas. Se desató otra

oleada de anarquía: en 1869 se

sublevaron en San Luis Potosí los

generales Aguirre y Martínez; en

Zacatecas, el general García de la Cadena;

en Aguascalientes, en enero de 1870,el

general Toledo, Todos fueron aplastados.

Juárez decretó estado de emergencia na-

cional.

LA OBRA JURÍDICA, CULTURAL Y

ECONÓMICA DE JUÁREZ.

Mientras Juárez derrotaba a sus

opositores, realizaba una intensa obra

económica y legislativa. Fomentó el

desarrollo de los ferrocarriles (el tramo

Veracruz-Puebla fue inaugurado el 16 de

septiembre de 1869), saneó la hacienda

pública reduciendo el déficit crónico,

generalizó la escuela laica primaria y la

nacional preparatoria y promulgó

importantes leyes (Amparo, Código Civil,

Instrucción Pública, Distrito y Territorios

Federales).

Hacia 1868 la Reforma había expropiado a

la Iglesia cuantiosas riquezas, para

después transferirlas a la burguesía. Pero

simultáneamente despojó a cientos de

comunidades campesinas e indígenas que

vivían como arrendatarios en las tierras

del clero.

Los terratenientes liberales (muchos de

ellos comerciantes, usureros y altos

empleados) expulsaban violentamente a

los arrendatarios o les imponían pesadas

exacciones y una explotación estrujante.

Ampliaban sus posesiones arrebatando los

terrenos de las comunidades, con la

esperanza de especular con la tierra

encarecida por el tendido de vías férreas y

por la demanda internacional de cultivos

de exportación.

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LA GUERRA POPULAR DE LIBERACION, EL IMPERIO DE MAXIMILIANO Y LA COYONTURA MUNDIAL________________________________________________

217

REBELIONES INDICENAS Y

MOVIMIENTO OBRERO

Las rebeliones indígenas fueron una

respuesta espontánea y desesperada de

los campesinos frente al atropello y la

violencia de la oleada de acumulación

primitiva. Indefectiblemente fueron

derrotadas y aniquiladas con saña por los

caudillos liberales, que legitimaron su

acción sosteniendo que los indígenas y

comuneros eran manejados por el clero y

que por ello sus levantamientos eran

reaccionarios y se oponían al progreso, a

la libertad y a la preciada consolidación

del orden social y del Estado. La agitación

campesina coincidió con el descontento de

muchos caciques liberales contra la

imposición de Juárez en las elecciones de

1867 y con la parálisis del comercio

exterior merced a la crisis mundial de

1869-1872. El movimiento campesino

más significativo por su proyección

histórica lo encabezó, en Chalco, Julio

López Chávez, discípulo del socialista

utópico Rhodakanaty. Esta rebelión fue la

primera con un proyecto sociopolítico

deliberado y con un propósito de clase

conscientemente asumido.

El 20 de abril de 1869, desde Chalco, en

su manifiesto a todos los oprimidos y

pobres de México y del universo, López

sostenía. ". . . los que se han aprovechado

de nuestra debilidad física, moral e

intelectual se llaman latifundistas o

terratenientes o hacendados. Los que

pacientemente nos hemos dejado

arrebatar lo que nos corresponde, nos

llamamos trabajadores, proletarios o

peones. . . Habíamos creído que el triunfo

de la República sería el verdadero triunfo

del pueblo, ya que todos los hacendados

se habían refugiado en los faldones del

imperio; pero con suma tristeza hemos

visto que estos mismos hacendados han

tenido refugio en los faldones

republicanos, lastimándose así los intere-

ses. . . de los pobres. Esto indica que es

menester emprender una lucha más justa

y más racional;. . . la revolución socialista

que dice desde lo más alto de la

República: “ ¡Viva el socialismo! ¡Viva la

libertad¡. ”

Desde el momento del triunfo del

capitalismo quedaba ya esbozada la

contradicción histórica irreconciliable entre

los nuevos explotados y explotadores.

El 8 de julio de 1869 Julio López Chávez

fue fusilado. Juárez consideró el caso

como uno más de rutina. La alianza

esencial entre el nuevo Estado nacional

burgués, la clase capitalista en formación

y la pequeña burguesía urbana sufrió su

primera prueba de fuego y la resistió

exitosamente. Desde entonces ninguna

rebelión campesina o asonada militar

tendría éxito si no contaba con el apoyo

de los sectores burgueses o de los

trabajadores. La fusión entre el Estado y

la clase dominante estaba garantizada.

Tocaría a Porfirio Díaz consolidar lo

impuesto por Juárez. Los campesinos,

víctimas auténticas de la Reforma,

sufrieron la más desenfrenada explotación

en el proceso de ser convertidos en

proletarios del campo.

Al llegar 1871 se efectuó otra lucha

electoral, en la que Juárez participó para

reelegirse. Como ninguno de los

candidatos obtuviera mayoría absoluta, el

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LA GUERRA POPULAR DE LIBERACION, EL IMPERIO DE MAXIMILIANO Y LA COYONTURA MUNDIAL________________________________________________

218

Congreso -leal a Juárez- lo declaró

reelecto para el periodo 1871-1875. El

descontento se generalizó y estallaron

nueve rebeliones militares que Juárez, por

medio del general Sostenes Rocha,

aplastó implacablemente, ordenando

fusilar sin discriminación a jefes y

oficiales. La rebelión más connotada fue la

iniciada por el general Porfirio Díaz (Plan

de la Noria, Oaxaca) el 8 de noviembre de

1871, siendo desarticulada hacia mayo de

1872.

El 18 de julio del mismo año se produjo la

muerte de Juárez en medio de la

expectación nacional. Lerdo de Tejada,

presidente de la Suprema Corte de

Justicia, lo sucedió como presidente

interino hasta convocar a elecciones.

Habiendo triunfado en ellas, se instaló

como presidente de la República para el

cuatrienio 1872-1876.

LA PERSONALIDAD HISTÓRICA DE

JUÁREZ

El ascenso de Juárez a la presidencia de la

República pone en evidencia la

profundidad de las transformaciones

sociales y psicológicas, producto de la

Revolución de Independencia. Fueron este

acontecimiento y la turbulencia política del

siglo XIX los hechos que permitieron que

Juárez dejara de ser un hombre anónimo.

Sin embargo, sin su tenacidad, fuerza de

voluntad, convicción férrea en el triunfo y

fe ciega en sus ideales, el país mismo

habría sido otro, pues difícilmente se

puede concebir el triunfo liberal reformista

y nacional antintervencionista sin la

personalidad de Juárez.

Juárez fue liberal por fe patriótica, más no

por convicciones filosóficas. Fue siempre

tímido ante el público; no era un tribuno,

pero la fuerza interior de sus convicciones

y la firmeza de su voluntad política

hicieron que se rodeara de hombres

ilustres y -junto con ellos- dirigiera al

pueblo mexicano en horas iniciales en que

se jugaba la suerte de la nación.

Ejerció el poder en horas de emergencia

nacional, encarnando la legalidad y la

moralidad. Su principal tarea fue

consolidar el poder estatal nacional

burgués, para lo cual desplegó energía y

habilidades sin par. Por eso mismo fue

implacable y despótico, inaugurando

formas de acción gubernamental

presidencialistas. Sin embargo, su

honradez republicana, su patriotismo y su

obra como fundador del Estado moderno,

lo sitúan como uno de los más dignos

hijos del pueblo mexicano.

LERDO Y EL ASCENSO DEL

PORFIRISMO

Lerdo creyó superar la división entre los

liberales, imponiendo autoridades locales

incondicionales y gobernando con métodos

despóticos. Propició una decidida

intervención del Estado en la economía

para acelerar el desarrollo en sentido

nacionalista, impulsó la expansión de las

vías férreas interiores y negó concesiones

a los Estados Unidos. Volvió a la política

de desamortización de los bienes

eclesiásticos con un tinte anticlerical,

provocando varias rebeliones cristeras.

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LA GUERRA POPULAR DE LIBERACION, EL IMPERIO DE MAXIMILIANO Y LA COYONTURA MUNDIAL________________________________________________

219

Apoyó a los intelectuales, pero se ganó la

antipatía popular por su estilo soberbio.

En 1875 se alistaban los grupos políticos

para la próxima campaña electoral. Lerdo

de Tejada preparaba su reelección, mien-

tras Porfirio Díaz se levantaba en armas

con el Plan de Tuxtepec. Derrotado Porfirio

Díaz en Icamole, Nuevo León, el 20 de

mayo de 1876, Lerdo impuso su

reelección. Pero José María Iglesias,

presidente de la Corte, desconoció el

resultado de las elecciones planteando un

enfrentamiento entre el poder ejecutivo y

el judicial, a la par que se proclamaba

presidente. En esa crisis política y

situación de vacío de legitimidad, Porfirio

Díaz marchó desde el sureste hasta

vencer en Tecoac a las tropas leales al

gobierno. El 20 de noviembre de 1876

Lerdo se vio forzado a abandonar el

poder, Díaz se proclamó presidente provi-

sional y el 28 entró triunfalmente a

México, para no abandonar el poder (salvo

el cuatrienio 1880-1884) hasta el 26 de

mayo de 1911, en que la revolución lo

mandó al destierro.

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

220

CAPITALES EXTRANJEROS Y

ECONOMÍAS DE ENCLAVE

La repercusión de las inversiones

extranjeras en las economías

latinoamericanas ha sido, desde hace

mucho tiempo, un candente tema de

debate. Uno de los momentos más

polémicos se planteó en los años sesenta

cuando arreciaron las discusiones sobre

las virtudes y los defectos del crecimiento

capitalista y, simultáneamente, la Revolu-

ción cubana pareció mostrar el cambió

hacia un tipo de desarrollo alternativo.

Las controversias de los sesenta se veían

estimuladas, además, por otro

componente: la evidente frustración del

proyecto de capitalismo autónomo que

desde los treinta habían lanzado gobiernos

reformistas como los de Lázaro Cárdenas

en México, Getulio Vargas en Brasil y Juan

Domingo Perón en Argentina.

En estos casos, la apuesta sustentada en

una industrialización protegida que

debería conducir a la revolución industrial

se había montado también sobre una

explícita impugnación al capital externo.

El capital Extranjero era señalado como

aliado estructural de los grupos

exportadores de materias primas que

habían configurado el Estado oligárquico

entre 1880 y 1930, y, por ende, como

FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO,

1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO

BRAVO

MARIO CERUTTI

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

221

unos de los grandes culpables del atraso

latinoamericano (concepción que, de paso,

coadyuvó a marcar la ideología

nacionalista que impregnaba los

movimientos sociopolíticos que pasaron a

ocupar el Estado).

El retorno masivo del capital extranjero

durante los mismos años sesenta y su

inserción en el aparato fabril que se había

montado en las décadas previas apagaron

la euforia nacionalista y, por otro lado,

brindaron argumentos para una nueva

impugnación histórica, ahora desde las

corrientes llamadas dependentistas. Fue

entonces cuando se difundió un poco

certera sinonimia: capital extranjero

equivalía a enclave. Es decir, su función

habría resultado desarticuladora dentro de

las economías latinoamericanas y su

llegada sólo habría servido para provocar

desajustes, desigualdades y dependencia.

Un cuarto de siglo más tarde, el trabajo

empírico -que no solía abundar, por cierto,

en medio de los cálidos debates

protagonizados entre 1965 y 1975- y el

desenvolvimiento de una producción

historio-

Fernando Enrique Cardoso y Enzo Faletto

hicieron una alusión explícita al concepto de

enclave en 1969, al difundirse la primera

edición de Dependencia y desarrollo en América

Latina. Las inversiones externas resultaban un

dato decisivo para la construcción del concepto,

porque dificultaban o impedían el control

nacional del aparto productivo. Tal premisa

llevó a estos autores a considerar de enclave la

economía mexicana de fines del siglo XIX, ya

que sumaba dos aspectos cruciales: a) era

esencialmente minera en su sector más

moderno; b) la propiedad de este segmento del

aparato productivo -así como los transportes-

no pertenecía a capitalistas nacionales.

Preocupados por los efectos políticos de la

inversión extranjera -y su consiguiente

repercusión en una situación de dependencia

que trataba de analizar-, los autores dejaban en

un lejano segundo plano los multiplicadores que

podrían generar, en economías como la mexi-

cana, una amplia y novedosa telaraña de

explotaciones mineras, la aparición de grandes

plantas de metalurgia básica o una red

ferroviaria que llegó en 1910 a 20 000

kilómetros de extensión (casi el doble que la

española y alrededor de 20% más que la

italiana). A ello se agregaba -como era

frecuente entre estos grandes ensayistas de la

época- una poca prolija información sobre otros

sectores productivos básicos de México, y en

especial sobre la formación regional de

capitalistas, de empresas y de grupos

burgueses, Cardoso y Faletto fueron criticados

por Vania Bambirra a mediados de los setenta

por incluir a Chile y a México entre las

economías de enclave de principios del siglo XX.

Aunque con fundamentos precarios, Bambirra

acertaba al señalar que economías de ese tipo

no podrían haber articulado mercados internos

suficientemente desarrollados como para

generar brotes significativos de industria fabril,

fenómeno que había sucedido en ambos países

(en particular en México). También acertaba

Bambirra al destacar que Carduso y Faletto

habían realizado un análisis fundamentalmente

sociológico (o sociopolítico), con escaso apoyo

en la historia de las actividades económicas.

Diez años antes que Bambirra, Raúl Prebisch

había revisado sus criterios sobre la repercusión

de las inversiones extranjeras en América

Latina. En 1963 procuró diferenciar entre el

capital extranjero que producía enclaves y el

que podía, efectivamente, contribuir al

desarrollo de las economías latinoamericanas.

Empero, Prebisch se limitaba a decir que el

capital de enclaves era el que había prevalecido

durante los años previos a la industrialización

latinoamericana:'En rigor de verdad-acotaba en

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

222

Hacia una dinámica del desarrollo

latinoamericano-, se precisa establecer una

clara distinción entre estos dos tipos de capital

extranjero: el pretérito, con los enclaves que

aún subsisten, y el nuevo tipo de capital que se

incorpora resueltamente al proceso intensivo de

industrialización". La revisión de la repercusión

regional de una línea férrea que en México fue

construida por capitales estadounidenses llevo

a los investigadores mexicanos a insinuar un

uso distinto del término enclave. Juan Felipe

Leal y Antonio Gálvez constataban en 1975 que

el Ferrocarril Internacional, en el norte central

de México, había incorporado una alta

proporción de ramales en su red. Una situación

similar observaban en el Pacífico sur que

descendía por occidente. "Podemos apreciar

cómo a medida que esas líneas se internan en

México-concluían estos autores- sus

características de enclave disminuyen al tiempo

que aumentan sus funciones de vinculación

regional y nacional en México. " Cardoso y

Faletto, Dependencia y desarrollo en América

Latina, 14a. ed. , México, Siglo XXI Editores,

1978; Bambirra, El capitalismo dependiente

latinoamericano, 5a. ed. , México, Siglo XXI

Editores, 1978; Prebisch, Hacia una dinámica

del desarrollo latinoamericano, la. reimp. ,

México. FCE, 1971; Leal y Gálvez, "Grupos

empresariales en los ferrocarriles mexicanos: el

consorcio Southern Pacific-Union Pacific (1850-

1914)", Revista Mexicana de Ciencias Políticas y

Sociales, Vol. 82. 1975. Las referencias a la

longitud de los ferrocarriles españoles e

italianos a principios de siglo XX fueron

tomadas de Antonio Gómez Mendoza,

Ferrocarriles y cambio económico en España,

1855-1913, Madrid, Alianza Editorial, 1982.

Gráfica regional enfocada en las

actividades económicas permiten re-

plantear algunos elementos de esa

discusión.

El término enclave- que fue usado de

manera indiscriminada- ha sido

recuperado, para someterlo a revisión, por

investigadores dedicados a la historia

económica. Su empleo no tiene que

ligarse, necesariamente, a las operaciones

del capital extranjero. Su aplicación

parece más pertinente, en cambio, para

definir actividades incapaces de producir

efectos multiplicadores, hacia atrás o

hacia adelante, y de generar lazos firmes

y prolongados con otros espacios

económicos regionales dentro de un

sistema productivo que tiende a

convertirse en nacional. En ese sentido,

pueden ser tan generadoras de enclaves

las inversiones nacionales como las

provenientes del exterior.

La historia económica de espacios

regionales en sociedades como la

mexicana, a la que dedicaremos los

próximos párrafos, presenta numerosas

evidencias de lo inadecuado que resultó

definir las inversiones extranjeras -por el

solo hecho de serlo- como simples

generadoras de enclaves.

LOS FERROCARRILES EN MÉXICO

Los ferrocarriles fueron, en el México

porfiriano (1876-1911), un área

particularmente ocupada por inversiones

extranjeras. Aunque hubo excepciones -y

notables, como el tendido de las redes

férreas en la península de Yucatán-,

podría afirmarse que fueron los capitales

provenientes del exterior (con fuerte

predominio estadounidense) los que

definieron sus trazados troncales, sus

grandes líneas.

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

223

Una mirada global sobre el sistema

porfiriano permite extraer de inmediato

cuatro conclusiones: a) sus tramos

vertebrales apuntaron hacia la frontera

norte, donde se fusionaron con las redes

que bajaban de los Estados Unidos; b)

este hecho supuso que la enorme porción

centro-oriental del norte (desde las

laderas de la Sierra Madre Occidental

hasta el Golfo, y desde San Luis Potosí

hasta el río Bravo) absorbiera el mayor

kilometraje del sistema; c) el acceso

desde el gran norte centro-oriental a los

Estados Unidos podía efectuarse por

cuatro puntos: Paso del Norte

(Chihuahua), Piedras Negras (Coahuila) y

Nuevo Laredo/Matamoros (Tamaulipas):d)

puesto que las dos líneas más extensas

del sistema -el Central y el Nacional-

llegaban hasta la ciudad de México tendido

hacia (o desde) los Estados Unidos incluyó

la ágil articulación de este ancho espacio

norteño con las zonas centrales -las más

pobladas- del país.

Conclusiones conexas o que derivan de las

indicadas podrían ser las que siguen:

1) México fue el único país

latinoamericano que configuró un sistema

ferroviario que apuntaba

La minería del estaño, en la Bolivia de la

primera mitad del siglo XX, podría adoptarse

como un ejemplo impresionante de propiedad

nacional generadora de una economía de

enclave.

de manera sustancial hacia una frontera

terrestre. Aunque inicialmente la

proyección era hacia su tradicional puerto

atlántico (Veracruz, con lo que parecía

seguirse el modelo normal en el resto de

América Latina), el peso de la economía

estadounidense -y el dinamismo de los

capitales participantes en su gigantesca

red de rieles- llevó a buscar el río Bravo,

en lugar de concentrarse en el mar.

2) Por ello, la economía mexicana era la

única en América Latina que contaba con

la oportunidad de ligarse por medio del

ferrocarril a una sociedad que

protagonizaba la segunda revolución

industrial (mapa VIII. 1). Y junto con la

canadiense eran las únicas en el mundo

en conectarse, por ese medio, con el más

grande mercado nacional creado por el

sistema capitalista en toda su historia.

3) La porción centro-oriental del norte fue

donde repercutieron estas relaciones. Su

posición geográfica facilitaba los vínculos

con el área de mayor desarrollo en la

América del Norte: la franja centro-este

de los Estados Unidos. Además, sus cuatro

puntos de entrada al sistema

norteamericano (El Paso, Eagle Pass,

Laredo y Brownsville) se encontraban en

Texas, uno de los estados con mayor

crecimiento económico y poblacional de

los Estados Unidos.

LOS RIELES DEBAJO DEL BRAVO

Si se observa con atención (mapa VIII. 2)

el trazado de las líneas férreas que se

establecieron en los siete estados

componentes del gran norte centro-

oriental 3 se podría concluir lo siguiente:

1) El trazado norte-sur dominaba este

espacio. Las líneas fundamentales

descendieron -como prolongación de los

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

224

sistemas estadounidense y texano-

formando visibles callejones en la

geografía mexicana:

Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y

Tamaulipas, en el extremo norte. Todos

colindantes con Texas. Durango, Zacatecas y

San Luis Potosí, en el interior.

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

225

2) Aunque muy importante, no fue Éste,

sin embargo, el único efecto o fruto del

trazado que se impulsó desde la década

de 1880. El mapa indica el surgimiento de

al menos dos cruciales nudos en el

entramado: Torreón y la comarca

lagunera (entre Coahuila y Durango) y

Monterrey (Nuevo León). Un tercer

eslabón de importancia aglutinaba Aguas

calientes y San Luis Potosí, más al sur.

3) La característica común de cada nudo

de comunicaciones provino de que una o

más de las grandes líneas lo cruzaban

hacia el sur (o hacia el norte). Pero,

paralelamente, Torreón, Monterrey y San

Luis Potosí atrajeron ramales horizontales

de innegable importancia. Mientras San

Luis Potosí y Aguascalientes se

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

226

conectaban al puerto de Tampico, Mon-

terrey y Torreón demarcaron entre sí el

más apretado tejido de conexiones del

norte: hubo un periodo en que tres líneas

competían por el tráfico que fluía entre las

fértiles tierras algodoneras de La Laguna y

la ciudad que instaló la primera planta

siderúrgica integrada de América Latina.

Además, gracias al Ferrocarril

Internacional(que descendía de Piedras

Negras/Eagle Pass), Torreón se vinculó a

la capital de Durango, en tanto que una de

sus salidas hacia Monterrey lo unía con

otra capital, Saltillo. Monterrey, por su

lado, al reforzar la integración de Tampico

a toda la red, abría otro conducto hacia el

Golfo.

4) Estos rieles horizontales -de este a

oeste- desempeñaron un papel muy

importante en la unificación de áreas

productivas situadas en el norte de

México. Junto con los ramales

menores(especialmente instalados para

penetrar o recorrer comarcas especificas

como las mineras, las forestales, las del

carbón o del algodón),cubrieron en

principio una función dinamizadora de la

actividad económica, aunque en no pocos

casos el riel sólo siguió al propio sistema

productivo.

5) Al circunscribir nuestro objeto de

estudio al gran norte centro-oriental,

mexicano, es imprescindible agregar el

sistema de rieles texano, por tres razones:

a) porque se trataba de una muy densa

red: para 1910 Texas sumaba más

kilómetros que todo México; 4 b) porque

sus ferrocarriles eran fundamentales para

enlazarse con rapidez al poderoso Este

industrial, al expansivo Medio Oeste

agropecuario ubicado bajo los Grandes

Lagos y a puertos tan estratégicos como

Galveston y Nueva Orleans; y c)porque las

actividades texanas -que de la ganadería y

el gran comercio pasaron a la agricultura y

después al petróleo- y sus sensibles

transformaciones demográficas

repercutían de múltiples maneras, debajo

del Bravo.

Hacia mediados de la década de 1870, Texas

sumaba alrededor de 3 000 kilómetros de vías.

Quince años después, en 1890, la red había

superado los 12 000. Mientras que en 1911

contaba con más de 22 000 kilómetros. Al

retirarse Porfirio Díaz, la red ferroviaria

mexicana se aproximaba a los 20 000

kilómetros. S. G. Reed, A History of the Texas

Railroads, Nueva York, Arno Press, 198 1, p.

517.

Aunque dependiente de las líneas

troncales, la red se bifurcó para enlazar

las zonas de mayor potencial productivo y

los centros urbanos y poblaciones

preponderantes: Chihuahua con Paso del

Norte (Ciudad Juárez),

Hacia mediados de la década de 1870, Texas

sumaba alrededor de 3 000 kilómetros de vías.

Quince años después, en 1890, la red había

superado los 12 000. Mientras que en 1911

contaba con más de 22 000 kilómetros. Al

retirarse Porfirio Díaz, la red ferroviaria

mexicana se aproximaba a los 20 000

kilómetros. S. G. Reed, A History of the Texas

Railroads, Nueva York, Arno Press, 198 1, p.

517.

Jiménez, Parral y Torreón; Torreón con

Piedras Negras, Monclova, Durango,

Fresnillo, Zacatecas, Aguascalientes,

Parras, Saltillo y Monterrey; Monterrey

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

227

con Nuevo Laredo, Lampazos, Matamoros,

Linares, Ciudad Victoria, San Luis Potosí y

Tampico; Tampico con San Luis Potosí y

Aguascalientes.

En fin: las comarcas productoras de

minerales (plomo, hierro, cobre, plata,

oro), de carbón, de algodón (fibra y

semilla), de maderas, de guayule, ixtle o

trigo, así como las ganaderas y citrícolas,

se vieron atravesadas, entrecruzadas o

tocadas por el camino de hierro. Su arribo

provocó alteraciones fundamentales en no

pocos lugares, o terminó de desatarlas en

otros. Si en La Laguna el ferrocarril llegó

después que el algodón; en la comarca

citrícola del sureste de Nuevo León se

perfiló como una de las causas especificas

para que los naranjos reemplazaran

cultivos y producciones más tradicionales

(maíz, caña de azúcar, piloncillo).

5 Mario Cerutti, Burguesía, capitales e industria

en el norte de México. Monterrey y ámbito

regional(1850-1910), México, Alianza Editorial/

Universidad Autónoma de Nuevo León, 1992,

cap. 4,

6 La producción especializada del algodón se

desenvolvió en la comarca lagunera desde co-

mienzos de la década de 1870, estimulada por

capitales mercantiles de Monterrey, Saltillo,

Durango, Chihuahua y la ciudad de México. El

ferrocarril, que arribó en la primera mitad de la

década de1880, amplió las posibilidades de

penetrar en los mercados textiles del centro de

México e indujo a multiplicar los cultivos.

Facilitó asimismo la instalación o expansión de

fábricas en Gómez Palacio y Torreón (entre las

que sobresalió la Compañía Industrial Jabonera

de la Laguna, que transformaba la semilla del

algodón). Véase Barragán y Mario Cerutti, Juan

Brittingham y la industria en México,

Monterrey, Urbis internacional, 1993; Cerutti,

"El prestamo prebancario en el noreste de Mé-

xico. Las actividades de los grandes

comerciantes de Monterrey (1855-1890)",en

Leonor Ludlow y Carlos Marichal (comps. ),

Banca y poder en México (1800-1925), México,

Enlace/Grijalbo, 198x; Cerutti, "Actividad

económica y grupos empresariales en el norte

de México a comienzos del siglo XX. El eje

Chihuahua-La Laguna-Monterrey", ponencia

presentada en el III Encuentro de Historia Eco-

nómica del Norte de México, Durango, mayo de

1993 (mimeografiado); Manuel Plana, 11 regno

del cotone in, Messico. La agraria de La Laguna

(1885-1910), Milán, Franco Ángel editores

1984. 7 Sobre los cambios en los cultivos que se

dieron en esta porción del estado de Nuevo

León y sobre el desenvolvimiento de la

citricultura, puede consultarse José Antonio

Olvera Sandoval, 'La citricultura en

Montemorelos. Sus inicios (1890-1910)", en

Mario Cerutti (coord ), Monterrey. Nuevo León,

el Noreste. Siete estudios históricos,

Monterrey, Universidad Autónoma de Nuevo

León,1987:"El Valle del Pilón: riego, producción

e impactos sodoeconómicos (1880-1910)", en

Ceruritti (comp. ),Agua, tierra y capital en el

noreste de México. La región citrícola de Nueva

León (1850-1940), Monterrey, Universidad

Autónoma de Nuevo León, 1991; y "Agricultura,

riego y conflicto social en la región citrícola de

Nuevo León (1880-1910)", Siglo XIX Cuadernos

de Historia. Núm. 5. Universidad Autónoma

de Nuevo León/Instituto de Investigaciones Dr.

José María Luis Mora.

Fue un medio de comunicación y

transporte decisivo para que –pese al

vació demográfico norteño-se constituyera

debajo del Bravo un ágil mercado de

fuerza de trabajo. Monterrey, Torreón,

Gómez Palacio, la comarca algodonera,

zonas como las del carbón (en Coahuila),

vieron crecer de manera sostenida -y en

ciertos casos abrupta- su número de

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

228

habitantes. El ferrocarril poblaba algunas

áreas y vaciaba otras: los estados de San

Luis Potosí, Zacatecas y Durango

quedaron, así, convertidos en satélites por

una periferia más dinámica, y sus

hombres jóvenes partieron para ocuparse

en otras áreas del norte, o en Texas.

Las dos líneas ferroviarias que atravesaron

el norte centro-oriental - el Central y el

Nacional- formaron grandes callejones que

descendían desde los Estados Unidos y

convergían hacia el centro del país. Pero,

junto a ellas, hubo otras dos que, pese a

sus funciones internacionales y

nacionales-, desempeñaron un evidente

papel regional: el Ferrocarril del Golfo,

que unía Monterrey con el puerto de

Tampico, y el Ferrocarril Internacional,

que bajaba desde Piedras Negras a

Torreón y conectaba con la ciudad de

Durango. La última parte de esta síntesis

se dedicará a describir el Ferrocarril

Internacional y sus repercusiones.

EL FERROCARRIL

INTERNACIONAL (1884-1910)

Juan Felipe Leal y Antonio Gálvez

escribieron lo siguiente sobre esta

importante vía:

La ruta concedida al Ferrocarril

Internacional Mexicano es una de las más

estratégicas de la época. Su sección norte

cruza una rica región carbonífera y

metalúrgica; su sección central comunica

una progresista zona agrícola -La Laguna-

con un naciente centro industrial

(Monterrey); su sección sur atraviesa una

comarca minera de primera importancia:

Durango.

febrero de 1993. Véase también Verónica

Sieglin,"la formación de la burguesía citrícola en

Nuevo León (1920-1935)",en Monterrey, Nuevo

León, el Noreste, op. cit., y "Agua,

acumulación de capital y burguesía en la región

citrícola de Nuevo León (1900-1934)", en Agua,

tierra y capital, op. cit. , Una mirada a la

actividad empresarial que sustentó la

producción especializada de cítricos -con el

objetivo de abastecer el mercado

estadounidense- puede encontrarse en Juan

Antonio Vázquez Juárez y Miguel González

Quiroga, "Capitalistas norteamericanos en

Monterrey: Joseph A. Robertson", en

Monterrey, Nuern León, el Noreste, op. cit.

7 Juan Felipe Leal y Antonio Gálvez Guzzy,

"Grupos empresariales en los ferrocarriles

mexicanos: el consorcio Southern Pacific-Union

Pacific (1880-1914)",Revista Mexicana de

Ciencias Políticas y Sociales, vol. 82,

Universidad Nacional Autónoma de México,

1975, p. 93.

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

229

Vinculado al imperio constituido por el

magnate Colis Potter Huntington y a la

poderosa red del Southern Pacific (que

tras descender por California cruzaba todo

el sur de los Estados Unidos hasta tocar

Galveston y Nueva Orleáns), el

Internacional habilitó su primer tramo en

marzo de 1884: casi 240 kilómetros entre

Piedras Negras y Monclova, en pleno

desierto coahuilense. Su evolución queda

indicada en el cuadro VIII. 1.

Para el año de 1909, el total de las líneas

troncales sumaba 985. 9 kilómetros,

mientras que los ramales ascendían a 470.

3, es decir, casi 50% del total de

kilómetros en explotación. De acuerdo con

la división mencionada, se deben de haber

considerado como troncales los trayectos

Piedras Negras-Torreón-Durango (869. 7

kilómetros) y Reata-Monterrey (116. 4).

Por otra parte, entre los ramales (mapa

VIII. 3) se incluían los mencionados en el

cuadro VIII. 2.

Si bien hacia 1886 -cuando sus rieles

apenas cubrían un tramo de Coahuila- la

empresa dijo tener una carga total de

poco más de 55 000 toneladas, para 1902

había superado el millón anual y en

vísperas de la Revolución se aproximaba a

los dos millones de toneladas (véase el

cuadro VIII. 3).

Es interesante remarcar los componentes

básicos de lo que transportaban sus

vagones. El concepto central, en peso,

era -como podría suponerse- el grupo de

minerales. Pero una parte sustantiva de

ese sector era ocupada por el carbón,

destinado centralmente al consumo

interno.

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

230

Destacaban asimismo los productos

agrícolas, la madera y el ganado. Entre

los primeros sobresalían con amplitud los

cereales y el algodón (y su semilla). El

ganado vacuno era el fundamental del

sector pecuario. Una llamativa

participación mostraban artículos que

suponían la transformación industrial:

harina, aceite, azúcar.

Un segmento que requeriría un análisis

particular es el que se denominaba

maquinaria: además de señalar una

participación evidente en el tráfico, podría

indicar transformaciones importantes en el

aparato productivo y en la incorporación

de tecnología que propiciaba el ferrocarril.

Lejos estaba dicha carga de mostrar -o

demostrar- que el Internacional fuera un

simple acopiador de materias primas para

la economía estadounidense. Menos aún,

por cierto, que funcionara corno un simple

generador de enclaves productivos

incomunicados entre sí y con el resto de

una economía que -por el contrario-

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

231

tendía a adoptar un entramado nacional.

Los primeros consumidores del carbón de

Coahuila eran los propios ferrocarriles y

las plantas de función de Monterrey,

Aguascalientes, San Luis Potosí y

Chihuahua.

La Laguna, hacia fines de siglo, no sólo

producía casi 75% del algodón mexicano,

sino que virtualmente la totalidad de la

fibra se destinaba a las fábricas textiles de

Orizaba, Puebla, el valle de México,

Coahuila, Durango y Monterrey.

La semilla de algodón era transformada en

una elevada proporción en aceite, jabón y

glicerina por la Compañía Industrial

Jabonera de La Laguna (Gómez Palacio), a

la que estaban asociados los propios agri-

cultores de la comarca regada por los ríos

Nazas y Aguanaval. Más de 90% de la

producción jabonera (que incluya

alimentos para animales y pasta aceitosa

para transformación industrial) convergía

hacia un mercado interno en pleno

proceso de articulación y desarrollo.

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

232

La totalidad del mineral de hierro que

brotaba del cerro de Mercado, en las

inmediaciones de la ciudad de Durango,

era empleado por la Compañía Fundidora

de Fierro y Acero de Monterrey, la más

grande planta siderúrgica creada por

capitales privados en América Latina hasta

la segunda Guerra Mundial (y que

producía exclusivamente para el mercado

mexicano).

Los minerales plomosos y cupríferos -con

componentes variables de oro y de plata-

eran cargados rumbo a las mismas

plantas de metalurgia, donde después de

ser convertidos en metales marchaban

hacia la exportación.

Las instalaciones mineras, brotes fabriles

como los de Monterrey y Torreón, y el

proceso de urbanización que se vivía en

diferentes estados, por su lado, gestaban

fuertes demandas de maderos y, por ello,

estimulaban la explotación intensiva de la

ladera oriental de la Sierra Madre

Occidental.

En cuanto a pasajeros, su número subió

de unos 10 000 en 1886 a. poco menos de

500 000 en 1907. Obsérvese en el cuadro

VIII. 3 la alta proporción de pasajeros de

tercera clase: podría considerarse un indi-

cador más sobre la circulación de fuerza

de trabajo que se manifestaba en el norte

oriental del país, zona en la que el

mercado de trabajo libre operaba de

manera nítida en los años iniciales del

siglo XX.

COMENTARIOS FINALES

El tendido de ferrocarriles como el

Internacional respondió y -a la vez-activó,

en el norte mexicano, una clara división

del trabajo, que podría manifestarse ya

entre zonas productivas, ya entre

empresas.

Ejemplos de lo primero serían la cuenca

del carbón, en el valle del río Sabinas y

sus alrededores; la comarca algodonera

bañada por ríos que bajaban de la Sierra

Madre Occidental, y la zona citrícola del

sureste de Nuevo León. Casos de

empresas de alta especialización, que

gestaban enormes demandas de materias

primas dentro del mismo norte, eran

las plantas de metalurgia pesada de

Monterrey, la Compañía Jabonera de La

Laguna, la Vidriera Monterrey o Cementos

Hidalgo (ubicada a pocos kilómetros de

Monterrey). Sus productos podían

orientarse hacia el mercado

estadounidense (plomo, cobre, alimentos

para animales) o al nacional (hierro y

acero, cemento, vidrio, jabón, glicerina).

9 Cerutti, 'División capitalista de la producción,

industrias y mercados interior. Un estudio

regional: Monterrey (1890-1910)", en El siglo

XIX en

México. Cinco pesos regionales, México, Claver

Latinoamericanas, 198`

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FERROCARRILES Y ACTIVIDAD PRODUCTIVA EN EL NORTE DE MÉXICO, 1880-1910

INVERSIONES EXTRANJERAS Y DIVISIÓN DEL TRABAJO AL SUR DEL RÍO BRAVO__

233

El tendido de los ferrocarriles imprimió

dinamismo y mayor eficacia a estas

relaciones, multiplicó los intercambios (en

especial entre propietarios y dueños del

capital) e hizo crecer de manera abrupta

los multiplicadores y eslabonamientos

productivos. Al unir el gran norte Centro-

oriental con el mercado estadounidense, y

al integrar con mayor solidez espacios

interregionales que pugnaban por

convertirse en mercado nacional, el

ferrocarril propició un conjunto de

transformaciones que habrían de pesar

largamente en la economía mexicana del

siglo XX.

Que la instalación de los ferrocarriles

fuese resultado de inversiones extranjeras

no autorizaría, por lo tanto, a usar -y

menos a imponer- el concepto de enclave

para analizar el comportamiento de buena

parte de la economía mexicana durante

los años previos a la primera Guerra

Mundial.

10 Carlos González Herrera y Ricardo León

describen la repercusión que sobre la actividad

productiva de Chihuahua tuvo el tendido del

Ferrocarril Central (propiciado, por cierto, por

los grupos propietarios más sobresalientes del

estado). "Entre las actividades económicas que

se reactivaron o fueron creadas gracias a la

puesta en marcha del Central", señalan esos

autores, se encontraban: 1) la exportación de

ganado en pie a Chicago, Kansas City y en

general a todo el mercado del Medio Oeste de

los Estados Unidos; 2) la entrada directa al

mercado de la carne en la ciudad de México,

primero con animales en pie, y posteriormente

con carne congelada; 3) integración al mercado

de los cueros de la ciudad guanajuatense, de

León; 4) exportación de minerales y creación

del complejo de fundidoras y refinadoras de la

American Smelting and Refining Co. en

Aguascalientes, Chihuahua y El Paso; 5) venta

de granos provenientes de las haciendas del sur

de Chihuahua en los mercados del centro del

país; 6) especialización creciente de la

producción agrícola (forraje, granos, etc. ); 7)

aprovechamiento intensivo del guayule y su

transporte a Torreón, donde funcionaba la

Continental Mexican Ribber Co. ; 8) creación y

consolidación de las industrias de la cerveza y

las textiles, González y León, "Los sueños de

grandeza viajan en tren", ponencia presentada

en el XI Encuentro sobre la Formación del

Capitalismo en México, Mérida, diciembre de

1992 (mimeografiado).

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

234

Finalmente después de la revolución de

Ayutla, la Ley Juárez del 22 de noviembre

de 1855 repercutió duramente en los

fueros del ejército al mismo tiempo que en

las exenciones de que gozaba la Iglesia,

restando a sus respectivos tribunales lo

esencial de las causas civiles que les

competían. Se preveía la ulterior

supresión de esos tribunales, como lo

acababa de decretar esa misma ley en el

caso de otros tribunales particulares

heredados del virreinato.

Este primer paso fue decisivo -nunca se

volvió atrás- y fue seguido por otros

varios, sobre todo la Ley Lerdo del 25 de

junio de 1856 (que precedía a la

constitución de 1857 y a las leyes de

1859): suprimía los bienes raíces de la

Iglesia que por lo tanto tenía que enajenar

sus bienes -punto esencial-

Vinieron después especialmente las de las

comunidades indígenas que (por

una enmienda) debían repartir sus tierras,

pues se pensaba que con el acceso a la

propiedad individual, los indios se

convertirían en ciudadanos de pleno

derecho. Pero había sin duda también,

consciente o inconscientemente, objetivos

menos confesables en algunos de los

seguidores de los liberales: pequeños y

grandes propietarios de bienes raíces -

¡grandes sobre todo! esperaban poder

adquirir a bajo precio los bienes de la

Iglesia, puestos "en libre circulación" y

eventualmente, obligar a los indígenas a

trabajar para ellos, privándolos de sus

tierras. El hecho es que a pesar de las

demandas del constituyente Arriaga las

leyes no alcanzaron a las grandes propie-

dades de laicos.

Las medidas provocaron una nueva y

terrible guerra civil entre "mochos" y

"chinacos", combatiendo éstos con pasión

por la "Libertad y el Progreso". Mientras

que los primeros, al grito de '"Religión y

fueros". Llevaban una cruzada contra los

impíos. En las filas de unos y otros había

también hombres de presa y hasta

bandidos que, amparados por el color

político, pillaban sea iglesias y conventos,

sea los bienes a la vista de los liberales:

además, comunidades indígenas de los

estados de México, Michoacán, Jalisco.

Querétaro, Puebla y Veracruz (1856) se

sublevaban contra la aplicación de la Ley

Lerdo, mientras que en el estado de

Morelos los peones de hacienda

reclamaban alzas saláriales con las armas

en la mano.

Fuertes con los poderosos recursos de la

Iglesia mexicana, apoyados en el ejército

regular y en las zonas más pobladas y

ricas del centro, parecía que los

conservadores triunfarían. Pero los

liberales contaban con el sostén de los

Estados Unidos del Norte que siempre les

habían sido favorables. El gobierno liberal

de Juárez, reconocido por ellos en 1859

contra su rival, pudo recibir fácilmente las

armas y los fondos que llegaban para los

"chinacos` desde el norte del país y desde

las costas, principalmente. Acosado por el

adversario, Juárez tuvo que embarcarse

"CONSERVADORES Y LIBERALES EN MÉXICO"

Francois Chevalier

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

235

en la costa del Pacífico. A su regreso por

mar a Veracruz, donde se encontraba el

gobierno liberal, sus aliados lo sacaron de

un mal paso al arrestar en aguas

mexicanas, como " piratas ' a los barcos

que los conservadores habían comprado

en la Habana para bloquear la ciudad, ya

sitiada por tierra (6 de marzo de 1869).

Volviendo a tomar la ofensiva, los liberales

dispersaron al adversario en Calpulalpan.

cerca de la ciudad de México, asestando al

ejército de oficio un golpe del cual no se

recuperaría jamás (22 de diciembre

1860). Durante la intervención francesa y

la guerra de Secesión, Juárez se

enfrentaría a la adversidad esperando el

fin de la guerra civil en los Estados

Unidos, para recobrar entonces el terreno

perdido y alcanzar en 1867 la victoria

definitiva del partido de la reforma.

Al margen de este movimiento liberal

clásico que dio origen a las leyes de la

reforma y que iba a triunfar, existían

también en México tendencias que podrían

clasificarse como sociales o preagraristas,

cuya tradición se remontaba hacia el final

de la época española.

Desde 1822 el mexicano Severo

Maldonado. Traductor de Rousseau. podía

escribir: "Americanos, desengañaos, no es

la metafísica de la ciencia social,

consignada en esos fárragos despreciables

llamados constituciones políticas, la que

ha de hacer libres a los pueblos; sino la

repartición de los bienes, que son los

únicos medios con que se conserva,

defiende y sostiene la libertad. Pues el

que carece de ellos, de grado o por fuerza.

. . se arrastra. . . en presencia del rico

que puede socorrerle. La ignorancia. . .

la miseria, ved aquí las dos palancas

indefectibles de que se vale el

despotismo... "Preveía la división de las

grandes propiedades, aun las civiles, y

una ley agraria apoyada por un banco

cuyo capital se constituiría con los bienes

de la Iglesia.

Después de Abad y Queipo, las ideas

contrarias a los latifundios fueron

representadas de diversas maneras por

Maldonado, Mariano Otero, Tadeo Ortiz

etc. , y encontraron en Ponciano Arriaga

su mejor portavoz en las discusiones

sostenidas en el Congreso durante la

redacción de la constitución de 1857, sin

ningún éxito puesto que su intento eran

sin duda prematuro en el medio liberal de

la época. Pero más que a los juristas o a

los teóricos, queremos referirnos aquí a

aquellos mucho menos conocidos que

obtuvieron localmente algunos resultados

prácticos en ese campo.

Tal es el curioso caso de Francisco García.

Discípulo de Maldonado y gobernador

liberal del estado de Zacatecas de 1829 a

1835. Sobre el que M. Chávez Orozco ha

llamado nuestra atención. Apodado

afectuosamente “Tatapachito" por los

campesinos, dividió una serie de

haciendas entre modestos cultivadores y

creó varios municipios libres que parecen

estar en el origen de los grupos de

pequeños propietarios implantados en el

suroeste de esa provincia.

De indigenista se podría calificar a ese

general Álvarez ya citado por sus

chinacos, mulato apodado "el patriarca del

sur", que gozaba de gran influencia entre

los indios y campesinos del suroeste

(actual estado de Guerrero). Denunciaba

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

236

sin descanso los abusos y exacciones que

sufrían las comunidades rurales a manos

de los propietarios y de sus cómplices, las

autoridades locales. Defendía sus tierras

y sus aguas, se esforzaba en que se les

hiciera justicia y a veces se declaraba

directamente en favor de los oprimidos en

un tiempo en que privados de la

protección de las antiguas leyes, las

haciendas despojaban más que nunca a

los indígenas. Así pacífico en esta zona,

especialmente en 1842-43. Los

levantamientos agrarios". Tan frecuentes

en otros lugares y tan severamente

reprimidos en el siglo XIX, aún por

personalidades liberales consideradas

generalmente como las más favorables a

los indios y a la gente humilde.

Se distinguen en México otras iniciativas

de ese género. Olvidadas hoy y quizás

desconocidas en su tiempo, por parte de

algunos hombres cuya residencia o

funciones los ponían en contacto directo

con la triste realidad de las comunidades

campesinas, privadas de tierras en

hombre de los grandes principios -

generalmente proclamados de buena fe-

de la libertad económica y de la igualdad

de las condiciones jurídicas.

¿Quién pues sostenía en México al partido

liberal?

Primero los abogados. Que generalmente

constituían la gran mayoría de los

diputados liberales en la Cámara, en

especial en la que voto las leyes de

reforma y la constitución de 1857. La

mayor parte de los juristas admiraban a

los enciclopedistas, a Rousseau. a Adam

Smith y a sus continuadores del siglo XIX

(sobre todo a Benjamín Constant), así

como casi todos los funcionarios y

burócratas mal pagados, a menudo

también licenciados en derecho; miembros

de las profesiones liberales, periodistas:

sobre todo los profesores y alumnos de los

"institutos" que habían remplazado a los

colegios de jesuitas y que eran rivales de

los antiguos seminarios de enseñanza

obsoleta.

Deberían conocerse mejor esos institutos

ya que muchos eran verdaderos centros

de irradiación de las ideas liberales, como

los de las ciudades mineras de Zacatecas

y Guanajuato: también el de Guadalajara,

fundado en 1827 por el gobernador

Prisciliano Sánchez "oficialmente para

propagar las luces" y a-4 donde en 1830

un profesor francés, admirador de

Rousseau. Ese "Otro Newton" (opuesto a

las glorias “falsas de Luis XIV”) exaltaba

en un discurso al mismo tiempo que la

nueva pedagogía, todos los grandes

principios que serían inspiración del

liberalismo mexicano más avanzado; con

la supresión de los bienes inalienables

preconizaba ya la escuela para todos,

muchachos y muchachas. y la "enseñanza

técnica" que haría retroceder la esclavitud

propiciada por el atraso de la agricultura y

por la ausencia de carreteras. Igualmente.

y sobre todo. El Instituto de Ciencias y

Arte de Oaxaca, por cierto de origen

religioso, del que salieron

10 Francisco Severo Maldonado. El fanal del

imperio mexicano. México. Impr de LLHH

Morán. 1822. Vol II p. 179

" Juan Álvarez. Manifestó que dirige a la nación

el general Juan Álvarez, con motivo de la

representación calumniosa que unos emigrados

de la villa de Chilapa hicieron a la auqusta Cá-

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

237

mara de Diputados en febrero último. México.

1 Cumplido. 1845. 180 p

según recuerda Justo Sierra, promociones

enteras de jóvenes y ardientes liberales,

desde Juárez a Porfirio Díaz, con seis

ministros y ocho diputados constituyentes

de 1857.

Por eso decía el general francés Lorencez.

Del cuerpo expedicionario, que había

venido a combatir a hombres jóvenes que

representaban al porvenir, para defender

a viejos y viejas ideas. De hecho, el

mejor cerebro del partido conservador

Alamán había muerto en 1853 y los

demás representantes influyentes de esta

tendencia eran casi todos gente entrada

en años en tiempos de la reforma y de la

intervención como lo hace notar M.

González Navarro.

Estos jóvenes liberales de tendencias

radicales, calificados entonces como los

"puros" en oposición a los "'moderados'",

pertenecían en su mayoría a la pequeña

burguesía, casi siempre provinciana y

mestiza. ¿Se distinguen de los liberales

de Europa, como creen Reyes Heroles y

Miranda. Por un espíritu particularmente

realista, antidogmático y vuelto hacia lo

concreto? Poniendo aparte a Juárez, por lo

menos nos preguntamos si no fue una

cierta inexperiencia la que llevó a algunos

de esos liberales a aplicar demasiado

literalmente la teoría y las ideas. A ese

respecto, habría que saber exactamente

quien (¿de los librecambistas?) fue

responsable del abandonó en que cayeron

los empeños de Alamán por ayudar a una

industria naciente (cuando en los Estados

Unidos liberales se procedía muy de otra

manera frente a la competencia inglesa).

Habría también que comprobar hasta qué

punto esos hombres de buena fe aplicaron

la legislación en las tierras de las

comunidades indias, cuyo efecto fue sobre

todo el de librarlas a la codicia de los

propietarios. Pero es demasiado fácil, a

posteriori, reconocer los errores; esos

problemas parecían entonces secundarios

junto a los que se referían al poder

temporal de la Iglesia, que eran los

esenciales.

Otra categoría de los liberales estaba

representada por los latifundistas. Criollos

o no, tardíamente influidos por los

enciclopedistas y sus continuadores a

menudo antiespañoles, que seguían la

tradición de los hombres "ilustrados" de la

independencia. El presidente Comonfort

era uno de ellos. Aunque fuera

inconscientemente, sus metas no siempre

eran desinteresadas puesto que tenían

todo por ganar con la secularización de los

codiciados bienes del clero. ¿La

aprovecharon ampliamente, junto con

comerciantes y extranjeros a veces de

origen protestante, menos sensibles a las

excomuniones de la Iglesia? He ahí un

balance que debería hacerse, así como el

de las tierras de las comunidades o de las

cofradías indígenas que, recién repartidas

o puestas en venta, adquirieron ellos y

también sin duda (¿en qué medida?)

pequeños burgueses mestizos, tenderos,

usureros, traficantes de ganado o

ganaderos pueblerinos. Estos últimos eran

por cierto los más peligrosos para las

comunidades porque en lugar de

explotarlos desde el exterior, dejándolos

subsistir mal que bien al margen de las

haciendas, tendían a sustituirlas, a

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

238

desorganizarlas y a destruirlas, como

puede comprobarse a lo largo de la

historia y a veces también en nuestros

días.

De hecho, uno de los jefes "hacheros" más

violento contra el clero fue Rojas.

Comprador de un sencillo rancho situado

en tierras eclesiásticas, en Jalisco. Pero

estos modestos compradores mestizos son

visiblemente una excepción, siendo

seguramente mucho más numerosos

como se verá, cuando se trataba de

adquirir bienes urbanos de la Iglesia y

quizá también cuando eran tierras de

indios.

En tales condiciones, hubiera sido muy

difícil tomar medidas contra los

latifundios, pues es de imaginarse que los

argumentos esgrimidos por pensadores

como Ponciano Arriaga tenían poco peso

junto a los intereses de los hacendados

liberales, algunos de les cuales -según

documentos de M. Chávez Orozco-

recurrieron al ejemplo de los Estados

Unidos esclavistas para justificar el

vasallaje de sus peones indios!.

12 Pedro Lissaute. ' Discurso pronunciado en la

solemnidad del tercer aniversario del Instituto

Jalisco por Guadalajara. 1830

Fuera de esos propietarios dispuestos a

redondear sus tierras, la secularización de

los bienes del clero interesaba también a

todos los que deseaban adquirir inmuebles

a buen precio, en especial edificios

urbanos, y que frecuentemente eran

comerciantes. Según parece. Estos

constituían una clase holgada,

relativamente numerosa que la sociedad

criolla y aristocrática hacia de lado (por lo

menos en la primera generación), en

razón de los prejuicios contra los negocios

que conservaban desde que en 1779

habían perdido sus privilegios. Estos

comerciantes, que a veces también eran

prestamistas, apoyaban el régimen de

libertad económica que les permitía

importar de Inglaterra y Europa

mercancías de excelente calidad a precios

ventajosos, al contrario de los industriales

y propietarios de las fábricas de tejidos,

quienes favorecían el proteccionismo de

los conservadores. En un nivel menor, los

tenderos mestizos mostraban las mismas

simpatías.

Desde la expulsión de los españoles

muchos comerciantes acomodados y

mineros eran extranjeros, generalmente

de tendencias liberales, por lo menos en

relación a los conservadores mexicanos.

En vísperas de la intervención francesa,

México contaba con diecinueve

importantes tiendas de “'novedades”

pertenecientes a franceses y el resto del

país tenía veinticinco, sin contar las otras

categorías de negocios. Se encuentran ya

ahí los apellidos de familias originarias de

la Barcelonette, que poseen aún hoy

grandes establecimientos del mismo

género. Su principal periódico en lengua

francesa, le Trait d’union, era liberal, y es

significativo que todos tomen partido,

según parece, contra la intervención. Por

Page 239: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

239

eso fueron perseguidos por los conserva-

dores y protegidos por Juárez.

La opinión de los súbditos británicos

aparece igualmente en un manifiesto

dirigido al ministro de Gran Bretaña, que

reproduce entre otras muchas, treinta

firmas de los principales comerciantes

ingleses de México, en el que protestan

por las matanzas de liberales y los malos

tratos de los cuales ellos mismos fueron

víctimas el 11 de abril de 1859, por parte

del jefe conservador Márquez.

En aquel entonces el oficio de comerciante

obligaba al negociante o a sus empleados

a viajar mucho, practicando a veces una

especie de venta ambulante. Sus

relaciones con los puertos eran

frecuentes, sobre todo con el más

importante, Veracruz, donde tenían

agentes que pagaban los derechos adua-

nales y encaminaban las mercancías y

donde las casas de importación -

exportación tenían su sede. Este puerto

que vivía sobre todo del comercio con los

ingleses, y después con los franceses y los

americanos del norte, era por lo mismo la

ciudad liberal por excelencia. En épocas de

disturbios, constituía un notable triunfo

para los liberales a los que acogía

gustosamente al igual que Tampico.

Matamoros y los puertos secundarios que

contaban con los recursos de las aduanas,

cuyos derechos representaron durante

mucho tiempo un ingreso esencial para los

gobiernos, aunque fueran de tendencias

librecambistas.

El partido liberal incluía además mucha

gente humilde que no pertenecía a la

órbita de la iglesia, o que quería salirse de

ella; sobre todo artesanos mestizos,

empleados y miembros de las diversas y

modestas corporaciones de oficios de las

ciudades y pueblos, a los que habría que

añadir en la ciudad de México a algunos

obreros y artesanos franceses, liberales de

avanzada o socialistas expulsados después

de la revolución de 1848. Sería

interesante ver en que medida esta

categoría de ciudadanos fue compradora

de edificios, tiendas, talleres y otros

bienes raíces urbanos de la Iglesia de la

cual algunos eran seguramente

arrendatarios.

Además de Veracruz y de los puertos los

liberales disponían de otro triunfo

importante; los respaldaban las vastas

provincias septentrionales. Estaban

relativamente poco pobladas, cierto, y no

contaban entonces con ciudades

comparables a las del centro, pero su

misma extensión era una salvaguarda en

un tiempo en que todavía no existían los

ferrocarriles. En parte áridas las recorrían

bandas de indios nómadas. Inasimilables

y peligrosos, pero en vías de extinción

desde la mitad del siglo XIX. Los

habitantes casi todos descendientes de

españoles y mestizos, eran rancheros

semindependientes que practicaban la cría

intensiva. Ni siquiera en las grandes

haciendas existía el vasallaje como en el

sur. Tampoco se encontraban ricos con-

ventos, ni curas bien provistas de rentas.

La influencia de la iglesia era escasa y los

hombres del norte eran gustosamente

anticlericales. Debido a la lejanía de la

capital, tenían a veces mayor relación con

los Estados Unidos, cuyo liberalismo

promovía imitadores no obstante las

incomprensiones entre gente tan diferente

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

240

y los resentimientos derivados de las

recientes pérdidas territoriales. En fin los

hombres del norte de carácter

independiente, rechazaban la

centralización preconizada por los

conservadores. Aspiraban a la autonomía

municipal (y provincial), de acuerdo con la

vieja tradición española y siguiendo el

ejemplo de los Estados Unidos: eran

federalistas convencidos, como lo eran los

liberales de la ciudad de México.

En las luchas entre conservadores y

liberales, el apoyo de los puertos y de la

frontera norte representaba para los

segundos una considerable ventaja en el

abastecimiento de armas y municiones,

que Juárez supo aprovechar con la

voluntad de vencer de la que no desistió ni

en los peores momentos de la guerra.

En cuanto a Yucatán, era

mayoritariamente liberal: pero el terrible

levantamiento de las poblaciones mayas,

que por poco barre con los blancos, lo

había hecho extremadamente desconfiado

hacia los indígenas.

13 Representaciones que los súbditos ingleses

hacen al Sr. Ministro de S. M. B en esta capital

a consecuencia de los asesinatos hechos en

Tacubaya el día 11 de abril México,

1859. 14 p.

En este esbozo de la geografía política de

México hay que tener en cuenta,

finalmente, las zonas de influencia de

algunas personalidades fuertes, de

caciques cuya autoridad sustituía a la del

gobierno y que en caso de conflicto ponían

los recursos locales al servicio del campo

escogido por el amo. Habría que conocer

mejor estos pequeños estados dentro del

estado, levantar el mapa no siempre

efímero (algunas veces duradero). En

bastantes ocasiones las luchas entre

"mochos" y "chinacos" aparecerían ahí

como una especie de guerras privadas.

Los partidarios de los segundos no eran

menos numerosos que los que apoyaban a

los primeros (¡parecería natural que un

cacique fuese federalista y no unitario!).

En el norte, estaban Canales, Vidaurri -el

"centauro" que cambió después de campo-

; en el estado de Guanajuato, Doblado; en

el de Guerrero, el viejo General Álvarez,

mulato y defensor de las tierras de

campesinos e indios que lo seguían

ciegamente (como en otras partes seguían

a Lozada, el cacique ' mocho" de Nayarit)

y otros caciques chinacos, apenas

localizados aún, en el sur del estado de

Jalisco, en los de Zacatecas y Sinaloa, en

el de Tabasco. . es decir, en general, en

las zonas de población mestiza.

Un numeroso movimiento liberal cubría

pues la mayor parte del país, pero no la

más poblada ni la más rica del México

central, donde a pesar de la presencia de

partidarios convencidos y activos -la

directiva del partido- encontraba sus

límites en la influencia de la Iglesia, ligada

a la existencia de densas poblaciones

indígenas, las cuales no por ser casi

extrañas a las luchas, gravitaban menos

en su órbita.

El movimiento mestizo, al contrario, era

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

241

muy importante dentro del movimiento

liberal; junto a un sector criollo

numéricamente débil pero influyente:

rancheros y mineros de las vastas

provincias septentrionales, gente de las

tierras calientes y de las zonas costeras

(casi vacías de comunidades indias).

Pequeña burguesía de las ciudades,

modestos comerciantes de los pueblos de

todo el país... que directa o

indirectamente, intervinieron en las

guerras de reforma mucho más que en la

de independencia. De ahí, principalmente

durante "la guerra de tres años" (1858-

60), que existiese una cierta convergencia

hacia el centro en los ataques liberales de

la periferia, y las reacciones en sentido

contrario de los conservadores.

Pero habría que tener cuidado y no pensar

que la creciente participación de los

mestizos creara, por sí sola, una fuerte

tendencia "indigenista" en el movimiento

liberal -con pequeñas excepciones, como

por ejemplo un Álvarez-, pues una

reacción psicológica lleva a menudo al

mestizo a diferenciarse lo más posible del

indio con el se codea de más cerca.

Frente a este último, la "gente de razón"

se solidarizaba habitualmente con el

criollo (envidiado, cierto, pero

frecuentemente imitado). Por lo menos

en un tiempo en que se temían

levantamientos indígenas que los mismos

liberales reprimían severamente.

La intervención francesa y el imperio,

contribuirían por rechazo a modificar

profundamente la geografía y el equilibrio

de las fuerzas políticas presentes. Como

durante cualquier ocupación extranjera

(aun cuando el cuerpo expedicionario no

permaneciera en el país), la francesa no

tardó en provocar reacciones populares

que convirtieron la asistencia liberal en un

verdadero movimiento nacional en contra

de una imposición llegada de fuera. El

partido conservador mexicano, que

parecía haber pactado con el extranjero;

quedó comprometido además por la

política liberal de Maximiliano, y hasta de

sus aliados franceses, que, al reconocer la

secularización de los bienes de la Iglesia

parecía demostrar ante todos la

imposibilidad de volver a la situación an-

terior. La notable tenacidad de Juárez y su

voluntad de vencer, en una situación que

al principio parecía desesperada, le

permitieron esperar el final de la guerra

de secesión, emprender la reconquista del

país y llegar a la victoria final de 1867. El

partido conservador no existía ya en su

forma tradicional. El triunfo de las ideas

liberales sería decisivo para el porvenir de

México.

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

242

MEXICO: DEL ANTIGUO REGIMEN

A LA REVOLUCION MEXICANA

FRANCOIS-XAVIER GUERRA

CONCLUSIONES

1. EL PORFIRIATO: EL

REVELADOR DE UNA FICCIÓN

Es evidente que el régimen de Porfirio

Díaz no es una democracia –al menos en

la acepción que se le da a este terminó en

Europa y en Estados Unidos. Cualquier

observador de la vida política mexicana de

primeros de siglo lo hubiera aceptado sin

dificultad. Sin embargo, la reflexión de la

época sobre el porfiriato no cesa de

invocar esa cumbre del liberalismo

mexicano que es la Constitución de 1857.

Siempre en vigor, en lo esencial, bajo el

porfiriato, goza de una autoridad que no

soñaban en impugnar ni los partidarios, ni

los adversarios del régimen.

Sin embargo, ninguna de las disposiciones

que encierra esta Constitución es

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

243

verdaderamente respetada; ni las

libertades fundamentales del ciudadano ni

la libertad de sufragio, ni la separación de

poderes, ni la independencia de los

Estados. . . Surgida de la victoria liberal,

esta Constitución presenta un catálogo de

fines por alcanzar, propone más un

programa de transformaciones de la

sociedad que una reglamentación del

poder político. Esta separación entre la

sociedad y el texto de su ley suprema

engendra, mucho antes, que Díaz, la

"ficción" del régimen político mexicano.

Pasemos revista a algunas de sus

paradojas. La Constitución admite

únicamente la existencia de mexicanos.

Sin embargo, una parte considerable de la

sociedad está constituida por hombres que

se consideran indios y a los que todos los

demás tienen por tales. No admite más

que la propiedad individual, y, sin

embargo, en el campo, una buena parte

de las tierras pertenecen a cuerpos del

Antiguo Régimen, a los pueblos. Sus

disposiciones concernientes a la Iglesia

están marcadas con el sello de un

anticlericalismo patente. ¿Quién ignora,

sin embargo, que los católicos

practicantes constituyen la gran mayoría

de la población?

El sufragio es enteramente ficticio. Por

otra parte, siempre lo había sido. Pero,

en la época de Díaz, lo que se daba antes

en los hechos se convierte en una práctica

pública que todos aceptan. Las elecciones,

sistemáticamente ganadas por las

autoridades en el poder no habían sido

jamás más que la legitimación a posteriori

de un poder conquistado por otros

medios. Únicamente la división de las

élites políticas, o la debilidad del poder

central impedían anteriormente la

unanimidad de los "elegidos".

El federalismo no es menos formal. Es

Porfirio Díaz el que designa al candidato

que debe ser "electo" en cada Estado.

Una vez más, la novedad esta más en el

éxito de Díaz que en la originalidad de la

empresa. Todos los grandes hombres de

Estado mexicanos, expuestos a las

maniobras separatistas de los

gobernadores-caciques regionales, lo

habían intentado. Con resultados poco

concluyentes, por lo demás.

La división de poderes no existe. Los

parlamentarios y los jueces son

designados por el presidente. La docilidad

con la que siguen sus decisiones

personales es el testimonio político de un

poder por fin unificado a nivel nacional.

En la cúspide, constantemente reelegido,

se encuentra el presidente Porfirio Díaz.

Los poderes inmensos que detenta no se

los concede ninguna ley. La función

presidencial se ha repuesto de su

debilidad original. Ha acabado por sustituir

en el inconsciente colectivo la autoridad

de la que antes estaba aureolado el rey.

Esta lenta ascensión se ha concluido

aparentemente de la forma más feliz.

2. EL REGIMEN PORFIRISTA: LAS

ÉLITES LIBERALES EN EL PODER

Una constitución crónicamente violada por

el resurgimiento endémico de una antigua

realidad, tal es el marco en el que

evolucionan los actores visibles de la

política porfirista.

Pertenecen a dos tipos de generaciones;

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

244

por una parte la que participó en las

guerras civiles de mediados del siglo XIX

y, por tanto, en la lucha contra la

intervención extranjera; por otra, la

generación siguiente. En su inmensa ma-

yoría son liberales. Liberales triunfantes

instalados en el poder. Esta clase política

no es, sin embargo, homogénea. Hay una

dualidad de orígenes que coincide

parcialmente con la división de las

generaciones. A la primera pertenecen los

hombres que han comenzado su carrera

con las armas en las manos, como jefes

de guerrillas, generales oficiales de los

ejércitos liberales y republicanos.

Conocen bien el México rural, y las

complejidades de la vida política local les

son familiares. Gobernadores, jefes

militares, jefes políticos, son ellos los que

asumen la realidad del poder en los

Estados. A la segunda pertenecen sobre

todo los que han comenzado su carrera

con puestos civiles, los diputados

principalmente. Sin poder real, solamente

son una representación simbólica del

pueblo, pero representación

perfectamente real de los apoyos del

régimen, como son los clanes regionales,

los fieles, los grupos privilegiados.

Aunque esta dualidad se confirma en el

plan cultural, el nivel muy alto de cultura

de la clase política no deja de llamar la

atención del observador. En una sociedad

que cuenta con más de 80% de iletrados,

84% de los hombres políticos han hecho

estudios superiores. Las lagunas de

nuestra información inducen, ciertamente,

a relativizar un poco esta cifra. Sin

embargo, no deja de ser cierto que esta

calificación cultural es la primera carac-

terística de una clase política procedente

de las élites. El discriminante esencial de

la clase política preporfirista no es ni el

nivel de riqueza ni los orígenes de la

fortuna, sino la ideología. Hacendado no

quiere decir conservador, ni tampoco

liberal. Puesto que liberal, la clase política

porfirista es con apenas algunas

excepciones, católica no practicante o

anticlerical notoria. Son los vínculos y las

clientelas los que aseguran la cohesión del

conjunto. La artrosis progresiva de las

estructuras políticas, cerrando poco a poco

el acceso a los puestos públicos, mina, sin

embargo, esta cohesión. El acceso a estos

mismos puestos de gente surgida en

medios más acomodados y, por tanto,

menos aptos para ejercer los compromisos

necesarios con los actores sociales, actúa

en el mismo sentido.

3. VINCULOS Y SOLIDARIDADES

Nuestro estudio de los actores políticos

conduce a la estructura del poder real en

la sociedad. En las biografías de estos

hombres políticos, las palabras que se

repiten más a menudo, pues ninguna otra

podría convenir, son parentesco, amistad,

fidelidad, favor, desgracia, lealtad.

Palabras que remiten a una realidad que

se podría creer caduca. No deja de tener

analogías con la Roma clásica o con la

Edad Media mediterránea. En todo caso

es muy diferente a las formas políticas

que el mundo moderno supone o postula.

Se trata a veces de vínculos de hecho. Ni

deseados ni escogidos, nacen de la

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

245

pertenencia a una familia vasta, a una

comunidad social, como un pueblo o una

hacienda. En otras ocasiones, resultan de

una elección más o menos libre que

establece una relación permanente entre

dos personas: vínculos militares, amistad,

clientela. En estos dos tipos de relaciones

el poder es siempre personal. Su

extensión está en relación con la persona

que lo ejerce. Las divisiones no

distinguen a los diferentes miembros del

grupo, sino más bien a los diferentes

grupos. La sociedad mexicana de

principios del siglo XX, y a fortiori la del

siglo XIX, sigue siendo una sociedad de

actores colectivos de tipo antiguo. La

acción de estos hombres en el campo

social es una acción unitaria. Cada

conjunto está compuesto por hombres de

todos los orígenes, desde los más altos a

los más bajos.

El problema de la integración de estos

actores en el sistema moderno de poder

es permanente. La igualdad teórica ante

la ley, la distinción entre persona y cargo

fundamentan este sistema moderno. La

laboriosa articulación de estos dos mundos

heterogéneos engendra la mayoría de los

conflictos del Siglo XIX. El éxito de

Porfirio Díaz consiste en tejer un área

unificada en torno a fidelidades de

tiempos de guerra. Integra en ella a los

diferentes actores colectivos antiguos.

Al lado de estas solidaridades

fundamentales, están presentes también

otras, que hemos calificado de

"modernas". Su especificidad es

principalmente la adhesión libre a una

sociedad cuyo fin principal es pensar,

elaborar la opinión. La logia masónica es

indudablemente, su modelo más acabado.

Su peso en el mundo hispánico es

determinante. Antes de los partidos, son

las logias y las "sociedades de

pensamiento" las que definen las

corrientes políticas. En México, después de

la independencia, son las logias

"escocesas" y "yorkinas".

Formadas por individuos, estas sociedades

son teóricamente igualitarias; no hay

ninguna determinación social que

trastorne el trabajo de la razón. Socie-

dades voluntarias, se sitúan en los

antípodas de la sociedad de grupos tradi-

cional. Solitario, el individuo de Rousseau

puede convertirse en solidario. Pero estas

solidaridades, libremente contraídas, son

siempre vínculos revocables. El sentido

de la libertad se encuentra entonces

modificado. En la antigua sociedad, en la

que se empleaba de preferencia en plural

-las libertades-, se identificaba con los

fueros que designaban de hecho las

especificidades de cada actor colectivo.

Las "sociedades de pensamiento"

constituyen la matriz de la política

moderna. La nueva visión que dan de lo

social y de lo político explica, por su

expansión, los ritmos del siglos XIX

mexicano. ¿Debiéramos decir hispánico,

o, incluso, latino? La nueva visión del

hombre-individuo es la que da una o

cohesión profunda a la acción de los

"liberales". Este término designa, a falta

de otro más preciso, a los que han

adoptado este nuevo modelo cultural,

nacido de la Ilustración, que lleva a

término la Revolución francesa. El

hombre antiguo, sumergido en los

vínculos de las sociabilidades antiguas,

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

246

para ellos, no ha llegado todavía a la

dignidad del individuo. La acción que

deben realizar aquellos que lo han logrado

consistirá en romper esos vínculos.

De ahí las etapas que han seguido todos

los regímenes modernos del área latina:

1° la supresión jurídica de todos los fueros

y estatutos particulares;

2° la destrucción de las bases materiales

de todos los actores colectivos existentes:

venta de los bienes raíces, no solo de la

Iglesia, sino de las corporaciones civiles y,

por lo tanto, de los pueblos.

3° la lucha contra el sistema de valores

dominante en la sociedad, valores de los

que la Iglesia era la salvaguardia y la

piedra angular.

Los ministros ilustrados de los Borbones

habían iniciado ya este tipo de acción en

el siglo XVIII, que se conjuga después con

una ruptura política fundamentalmente, la

de legitimidad. La opinión, transmutada

en "Pueblo", se convierte en el principio

revolucionario que legitima los regímenes

políticos modernos. No podemos repetir

nuevamente aquí lo que hemos dicho a lo

largo de esta obra, con toda la prudencia

que requiere la utilización de un modelo

teórico. Éste, sin embargo, nos ha

permitido comprender el choque entre la

sociedad tradicional y las élites culturales,

muy minoritarias, ganadas por el concepto

“moderno” de la política.

La multiplicación de los lugares de

sociabilidad de esta nueva élite y la

ausencia de un modelo teórico rival,

favorecen el surgimiento del "pueblo"; es

decir, de los individuos que se tienen por

ciudadanos y que han abandonado, en

principio, los valores de la sociedad

tradicional. A este "pueblo" pertenece la

mayoría de los hombres políticos de la

primera mitad del siglo XIX. Se

distinguen entre ellos por el grado de

radicalismo con el que buscan la aplicación

de sus principios y por su actitud respecto

a la Iglesia. Esta es considerada como la

piedra angular de la antigua sociedad.

Ser liberal significará entonces haber

abandonado la Iglesia, si no la fe. Son

estos hombres los que, después de sentar

cabeza, forman las élites porfiristas.

Las formas de sociabilidad moderna

continúan, sin embargo, transmitiendo el

modelo social del que han surgido, y

desarrollándolo con ritmos diversos:

positivismo, radicalismo, socialismo,

anarquismo. Los grupos obreros nacientes

sacarán de ellas en ejemplo para su

organización. Esta expansión descendente

de la modernidad hacia el "nuevo pueblo"

es facilitada por el continum social,

todavía poco diferenciado, de las

ciudades.

4. LA DOBLE FICCIÓN: EL "PUEBLO" Y LA "NACÍON"

Hemos evocado hasta ahora algunos de

los problemas que planteaba la

coexistencia de dos mundos

heterogéneos. Con los análisis se

pretende esclarecer los conflictos que

nacen cuando la sociedad y el Estado no

están movidos por los mismos valores.

Toda la política remite a un problema de

legitimidad.

La búsqueda de legitimidad, he ahí la línea

maestra, la tensión constante del siglo XIX

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mexicano. En su origen están las

revueltas de la independencia y la ruptura

con España. Por un lado, revueltas

sociales hechas en nombre de los

derechos tradicionales del reino y, por el

otro, la definición de una "nación". Las

insurrecciones de independencia fueron

progresivamente transformadas por las

élites criollas en revueltas del "pueblo"

contra la tiranía. Transformación lógica, ya

que esas élites eran la prolongación

periférica de las élites culturales europeas.

Pero su drama era que, fuera de ellas, no

había ni pueblo, ni nación, en el sentido

moderno del término.

Lo que existía era una sociedad de Antiguo

régimen con enclaves señoriales,

comunidades campesinas y sus

autoridades tradicionales, una Iglesia que

era, a la vez, el primer cuerpo de una

sociedad de estamentos, y un instrumento

del poder real. ¿Quién es ese "pueblo"

teórico? Aquellos que han adquirido un

baño de cultura moderna, los "elegidos",

las élites ilustradas, las que "piensan" y se

piensan como "la voz de la nación" según

el título de tantos periódicos liberales;

están también los jefes insurrectos,

aquellos que han mostrado con la acción

armada que son el pueblo que actúa. Son

éstos los actores reales del poder político

moderno, el "pueblo" real, aquel para

quien se hacen las constituciones.

No había más que un "pueblo", aquel que

formaban los raros individuos habían

interesado su opinión de ciudadanos. No

había más que una "nación", la que

definían las relaciones de fuerzas locales,

justificadas, después, por el discurso. Esta

doble ficción marca toda la realidad

latinoamericana contemporánea; es la que

asigna a las elites su doble misión:

construir una nación y crear un pueblo.

La construcción de un régimen político

estable no era por eso fácil. Primero,

había que reemplazar los equipos en el

poder. Puesto que la sociedad había sido

identificada con el pueblo, y el poder debía

surgir de la voluntad de este último.

¿Cómo "sacar" de la sociedad antigua,

formada por actores colectivos, el veto

individual y autónomo necesario para

legitimar el poder político? Al ser

necesariamente ficticias las elecciones, no

quedaban más que los mecanismos de

transferencia empleados cuando las

guerras de Independencia son "pueblo" los

que actúan y los que hablan en su

nombre. El mecanismo de los

pronunciamientos se convertía como en la

condición misma del funcionamiento del

régimen.

Soportable al principio en tanto que no

afectaba más que a las élites, este

mecanismo corría el peligro de extenderse

al conjunto de los actores sociales, aun a

los antiguos. Una parte de las elites

culturales estaba formada por los

poderosos de la antigua sociedad ganados

por las nuevas ideas. Estos últimos

estaban expuestos a la tentación de

transformar en voluntad del "pueblo" el

apoyo del que gozaban en fin sector de la

sociedad tradicional. Este caudillo -pues

de ello se trata- no es únicamente un jefe

de guerra poderoso a escala nacional, que

reúne según vínculos antiguos a un

número cada vez más amplio de fieles -

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248

actores individuales y colectivos, sino

también el “pueblo" que actúa.

Un segundo fenómeno aparece como

necesario en este sistema, el cacicazgo.

El cacique es el intermediario obligado

entre la sociedad tradicional y el Estado

moderno: si su autoridad se funda en la

sociedad antigua, pertenece, por su

cultura política, al pueblo moderno.

Mediación indispensable, pero poder

ilegal, oculto, vergonzante; en él es en

donde se manifiesta mejor la ficción

democrática.

Consecuencia de la ficción, el cacique

contribuye a perpetuarla. Al principio, es

casi siempre una autoridad de la sociedad

tradicional, pero va a ser progresivamente

reemplazado por nuevos notables. Entre

estos últimos, las relaciones con la

sociedad tenderán a colocarse, más en un

plano de dominio que en el de

intermediarios entre la sociedad y el

Estado.

La doble ficción, vivida sin dramas en los

primeros años de los Estados

independientes, se vuelve insoportable a

medida que sus consecuencias prácticas

se hacen sentir: pronunciamientos,

caudillismo, caciquismo, peligros de

disgregación territorial de las nuevas

"naciones". A la etapa, que hemos

llamado de la "fe en la nación" o de la

"ficción oculta", le sigue otra, la de la

crisis moral de las élites o de la "ficción

impugnada". Para unos, los con-

servadores, hay que volver a los valores

tradicionales; para los otros, los liberales,

conviene entregarse resueltamente a la

transformación de la sociedad en ''pueblo

modero''. Esto último implica tanto el

conflicto con la Iglesia como un impulso

de las desamortizaciones civiles y

eclesiásticas.

Las guerras civiles que resultaron de la

división de las élites y de las resistencias

de la sociedad abren entonces el gran

periodo de disturbios de mediados del

siglo XIX. Finaliza en México con el triunfo

de los liberales intransigentes. Este

triunfo no elimina en ninguna parte ni el

problema del reemplazo de los

gobernantes, ni la ambición de los

caudillos, ni el nuevo poderío de los

poderes locales que las guerras no han

dejado de producir. A estos problemas se

añaden los que provoca el contraste entre

el radicalismo de la Constitución de 1857

y el estado de la sociedad. Se manifiestan

con revueltas sociales, agrarias y

religiosas.

Es a esta situación a la que pone fin la

revuelta de Porfirio Díaz. Su régimen

unifica a las élites liberales mediante el

reparto del poder, y concluye un

compromiso de hecho con la sociedad.

Esta "ficción aceptada" constituye la

esencia del régimen de Díaz. Compromiso

con la Iglesia y con los sentimientos

religiosos de la población por el

aplazamiento de las disposiciones

anticlericales de la Constitución; con los

pueblos, por la detención o la disminución

de las desamortizaciones civiles.

Responde, finalmente, a un deseo general

de paz tras un largo periodo de disturbios.

La "ficción aceptada" es el mantenimiento

de todos los principios de la política

moderna y de todas las instituciones de la

Constitución. Ésta está considerada como

una referencia ideal que se aplicará

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cuando lleguen días mejores. Todos los

actores sociales y políticos, antiguos y

modernos, tienen por lo demás la

seguridad de estar incluidos en un sistema

de relaciones que garantizan que su voz

será escuchada, y que obtendrán

arbitrajes.

5. LIBERALISMO Y SOCIEDAD

TRADICIONAL

Ayudado por la paz, México conoce bajo el

porfiriato una de las más profundas

mutaciones de su historia. Al final, esta

mutación pondrá en peligro el compromiso

sobre el que fundaba su existencia el

régimen.

En lo que respecta al campo, pueden

distinguirse dos periodos en el régimen

porfirista. Hasta 1890 se mantiene el

statu quo inicial. Después de esta fecha la

modernización vuelve a poner en marcha

el proyecto liberal. Comunidad aldeana de

tipo antiguo, el pueblo continuaba siendo

el ideal para las poblaciones del campo.

Tiene una personalidad jurídica plena,

instituciones propias y bienes comunales.

El problema de las tierras está

indisolublemente ligado al del estatuto

jurídico. Su posesión es indispensable

para el reconocimiento y para la existencia

misma del pueblo. Partiendo de este

hecho, la reforma social de los ilustrados

primero, la de los liberales después,

apuntaba en primer lugar contra este

cuerpo del antiguo régimen.

Esta ofensiva de larga depuración tuvo

consecuencias cuya amplitud no nos

parece haber sido aún suficientemente

analizada: hundimiento de la educación en

el campo; desaparición de una parte de la

asistencia pública; retorno de muchos

pueblos a una economía casi de auto

consumismo. Señalemos igualmente las

expoliaciones sucesivas de los pueblos,

cuyas propiedades no son ya reconocidas,

al contrario de lo que sucede con la

propiedad individual de bienes raíces.

Las situaciones regionales y locales

vienen, sin embargo, a modificar esta

evolución. La Corona y los Estados han

favorecido a veces a los pueblos para

contrarrestar el poderío de la gran

propiedad. De enemigos del Estado, ahí

en donde eran poderosos, los pueblos se

convierten en aliados para arraigar la

población y constituir clientelas. La

resistencia de los pueblos ante el Estado

fue tenaz y a menudo victoriosa. Muchos

gobiernos regionales pactaron com-

promisos locales con ellos, suspendiendo

de hecho las leyes que les concernían.

A partir del comienzo de los años 1890, la

paz parece asegurada. La modernización

se convierte en objetivo prioritario del

régimen, y la lógica liberal se vuelve a

poner en acción. Se intentó entonces

reactivar la desamortización con nuevas

leyes de colonización y con la

consolidación de la propiedad individual

moderna. Se disminuyó también la

autonomía de los municipios mediante una

serie de reformas constitucionales en los

Estados. Casi en todas partes los jefes

políticos fueron nombrados a partir de

entonces. Esas reformas remiten al ideal

social de las élites, ideal que encuentra su

materialización en la constitución de un

pequeño campesinado individual, a

ejemplo del de Francia, y la

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

250

racionalización de la administración de un

Estado ilustrado.

Cuando aparezca la gran crisis política de

fines del porfiriato, todas las tensiones

engendradas por siglo y medio de política

ilustrada y después liberal, saldrán

progresivamente a la luz del día con su

cortejo de reivindicaciones específicas.

Los pueblos lucharán por sus tierras y por

sus derechos perdidos o en peligro. La

población flotante, que envidia el estatuto

de pueblo, y las rancherías,

proporcionaran tropas a las bandas y a los

ejércitos revolucionarios en muchas

regiones de México. Las élites locales se

batirán, porque habrán visto desaparecer

su autonomía y crecer los privilegios de

las autoridades nombradas por el Estado.

Este conjunto de desequilibrios atizará el

fuego de la Revolución.

5. LA MODERNIZACIÓN

El cambio en el campo se inscribe en el

marco mucho más vasto de la moder-

nización liberal. La palabra liberal no

debe, por otra parte, ocultar la realidad.

Liberal no quiere decir abstencionista

respecto a lo social ni siquiera a lo

económico. La élite liberal se ha

esforzado con tenacidad y con obstinación

en transformar la sociedad de Antiguo

Régimen, de la que era heredera, según

su modelo ideal.

Una vez logrado el orden, el progreso se

convierte en la palabra clave del régimen.

Conviene seguir el ejemplo de los países

más avanzados de la época. Para llegar a

él, la élite liberal refuerza el instrumento

de su poderío, el Estado. El liberalismo

del "dejar hacer" y del "dejar pasar" es

más un sueño que el Estado debe

perseguir para el futuro que una política

que practicar en el presente.

La política porfirista está más cerca, en los

hechos, del "despotismo ilustrado". La

expansión del Estado aparece en todos los

ámbitos, se manifiesta en el aumento de

los gastos públicos y del peso fiscal, en el

paso progresivo de toda la legislación

económica bajo su dependencia; en el

creciente control de la educación. Esta

actitud va a la par con una ausencia

relativa de política social. La intervención

del Estado está destinada a crear actores

económicos modernos. Una vez creados,

toca a ellos reglamentar sus relaciones sin

interferencias exteriores. De esta lógica

del Estado se desprende tanto su

intervención creciente sobre la sociedad,

como su abstencionismo social.

A la sombra del Estado crecen los grupos

sociales de sus servidores: funcionarios,

maestros, jueces y abogados necesarios

para la desamortización, etc. Es entre

ellos donde los hombres en el poder van a

reclutar a sus clientes. La expansión del

Estado es el Paso a la dependencia de un

creciente número de actores sociales.

Los resultados de esta política están a la

altura de los esfuerzos desplegados.

El México de Díaz reanuda la prosperidad

de finales de la Nueva España y pone las

bases para una economía moderna y

diversificada. Las tasas de crecimiento

económico que México tiene entonces no

volverán a ser alcanzadas hasta los años

1940. El México porfirista está,

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

251

indudablemente, a punto de efectuar el

despegue económico en cuyo umbral se

había detenido la Nueva España, frenada

en su impulso por las guerras de

Independencia.

Durante esta época la sociedad

experimenta cambios considerables. La

diversificación social se acrecienta sin

cesar. Entre fines del siglo XVIII y prin-

cipios del XIX el sector agrario pierde casi

20% de sus efectivos. Este fenómeno se

acentúa durante el porfiriato.

Paralelamente se desarrollan los grupos

de obreros de la industria moderna, los

mineros y los grupos intermedios (comer-

ciantes, pequeños empresarios,

empleados municipales, etc. ).

Rompiendo o debilitando las comunidades

tradicionales, se ponen las bases para la

aparición del "pueblo nuevo"; lejos de su

aldea se está menos integrado en los

vínculos tradicionales.

La sociedad mexicana, en vísperas de la

Revolución, está en plena transformación.

Por ello es más frágil. Las crisis modernas

la afectarán plenamente.

En efecto, uno de estos cambios es la

decadencia de los pueblos y la

multiplicación de los trabajadores

temporales. La Revolución encontrara

muchos de sus soldados en este amplio

vivero. Por otro lado, en los años del

porfiriato, la educación comienza a

transmitir a los mexicanos el modelo

cultural de la modernidad.

6. POSITIVISMO Y LIBERALISMO

La gran división de las élites precede al

nacimiento del régimen. Los positivistas

se separan de los otros mantenedores de

la corriente liberal, a los que llaman los

"jacobinos".

Desde 1867 el positivista Gabino Barreda

organiza los estudios preparatorios y

superiores. En esta fuente se alimentan

las generaciones estudiantiles hasta la

víspera de la Revolución. La importancia

de la ciencia, de la observación de los

hechos y de la fe en la modernización

económica gozan de un consenso casi

unánime. En este sentido, el porfiriato,

como muchos otros regímenes de la

época, es positivista. ¿Originalidad

sudamericana? Puede ponerse en duda.

Estos fenómenos no dejan de recordar por

analogía a la Francia de la III República,

modelo absoluto de los positivistas

mexicanos.

En lo que se diferencian los positivistas de

los "jacobinos" es en el terreno de los

principios. La crítica de las "ideas

metafísicas" propias de los "jacobinos" de

la primera mitad del siglo XIX resuena en

los oídos de los liberales clásicos como un

soplo de escepticismo y de materialismo.

Para los positivistas, críticos lúcidos y

acerbos de la "ficción democrática", la

solución a la "esquizofrenia" del país

consiste en reformas constitucionales.

Éstas deberán hacer coincidir al pueblo

político con los individuos. Es decir, con

las personas que tienen conciencia de su

condición de "ciudadanos modernos":

dicho de otra manera, con las personas

que saben leer y escribir. Pero para las

dos tendencias de la corriente liberal es

mejor un sufragio restringido o una

dictadura que un sufragio universal real,

que conduciría a la "teocracia".

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

252

Para los "jacobinos" aunque el régimen

sea ficticio, los principios son sagrados.

La transferencia ficticia de la "voluntad del

pueblo" a la "voluntad del caudillo" es

preferible a un régimen que, al reconocer

la heterogeneidad de la sociedad, minaría

la legitimidad del sistema.

8. LA EDUCACIÓN: TRADICION Y

MODERNIDAD

Convertidos en los poderosos científicos,

los positivistas constituirán progresi-

vamente un circulo restringido de

tecnócratas. Los que no pertenecen a este

medio son poco a poco excluidos. Desde

entonces, su diferencia inicial con los

"jacobinos" se ira enconando. Por lo

pronto, esto no concierne más que a las

élites culturales.

Para el resto de la población, el porfiriato

es el régimen que pone en práctica la

educación liberal. Desde la época de la

Ilustración no ha desfallecido la fe de los

ilustrados, y después de los liberales, en

la eficacia de la instrucción para formar un

hombre nuevo. Tras la independencia de

México se multiplican las declaraciones

sobre la importancia de la educación para

formar al hombre, el ciudadano. Pero, a

causa de las dificultades de los tiempos,

estas declaraciones no habían pasado del

ámbito de la intención. La enseñanza

superior fue, sin embargo, transformada

por el cierre de la universidad, cuerpo de

Antiguo Régimen y, por tanto,

"oscurantista". En su lugar nacieron los

institutos científicos y literarios llamados a

ser, junto con las sociedades, los centros

de la educación moderna

Las demás formas de enseñanza no fueron

modificadas. Las escuelas permanecen a

cargo de los pueblos, de las haciendas y

de múltiples instituciones corporativas.

Pero para las élites culturales de la época

y para numerosos observadores

contemporáneos, esta educación no

existía. Las estadísticas oficiales casi ni las

mencionan; no transmitía según ellos más

que "supersticiones", las imágenes y los

valores de la sociedad de la que había

surgido. Esta educación "nefasta" o

"primitiva" estaba, además, condenada a

languidecer o a desaparecer por la

supresión de los bienes y de la

personalidad jurídica de los cuerpos que la

sostenían. Únicamente estudios precisos

podrán mostrar la amplitud de la

catástrofe cultural provocada más todavía

por la desamortización civil que por la

eclesiástica.

Pero más que la alfabetización o la cultura

elemental, lo que interesa a las élites

modernas es la formación del "ciudadano".

Únicamente una educación proporcionada

por el Estado, que encarna al "pueblo",

puede ser una verdadera educación.

En tanto que la vida política se reducía a

las élites culturales y a los notables

locales, los institutos y las sociedades

podían bastar para generar al "pueblo".

Los vínculos antiguos mantenían la

cohesión de la sociedad. Lógicamente, el

porfiriato se ocupó primero de los estudios

superiores: A continuación se dedicó a la

enseñanza primaria. El camino seguido

fue el de la nacionalización -el término es

de la época- de las escuelas municipales.

La consecuencia lógica de este primer

paso fue la creación y el fuerte desarrollo

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

253

de las escuelas normales de profesores. La

verdadera expansión de la enseñanza

primaria moderna data de finales del siglo

XIX. Alcanzó, sobre todo, como es lógico,

a las ciudades y las regiones modernas

habitadas por "ciudadanos" virtuales. Las

declaraciones inflamadas sobre el atraso

del campo y de los indígenas seguirán

siendo en general letra muerta.

Los congresos pedagógicos de 1889-1891,

convocados a ejemplo de los de Jules

Ferry, confirmarán que la finalidad,

principal de la educación es la formación

del ciudadano. Esta tarea fue confiada a

la historia. A través de ella fue propagada

la versión liberal de la historia de México,

y fueron exaltados los principios de la

Constitución de 1857, “sagrada e

inviolable” a los ojos de todos. El número

de profesores conoce una expansión que

no puede equipararse con la de cualquier

otro grupo social.

Existe un abismo entre los principios

enseñados y la realidad política vivida.

Los profesores y los estudiantes lo

perciben con una decepción teñida de

cólera. No es de extrañar que los nuevos

impugnadores de la ficción política surjan

de sus filas. Movilizarán contra el régimen

al "pueblo" que él mismo ha creado.

9. DEL ANTICLERICALISMO AL

ANARQUÍSMO

La fundación del movimiento de los clubes

liberales marca la entrada en escena del

"nuevo pueblo". Estamos en 1900. Se

cierne un peligro en el horizonte.

Favorecida por el compromiso porfirista la

Iglesia renace en México, y centra su

acción en la recristianización del campo y

en una vasta acción social de tipo

moderno. Las células de la nueva

sociabilidad se ponen

en actividad. Los jóvenes intelectuales de

San Luis llaman a todos los liberales a

movilización contra "los progresos del

clericalismo". En pocas semanas, decenas

de clubes dispersos, nacidos de las

solidaridades estudiantiles y de las logias

masónicas, responden a su llamamiento.

Dejando poco a poco de lado la defensa de

los valores liberales, este movimiento

deriva hacia la impugnación del sistema

político. Aunque completamente

minoritarios, los clubes liberales fueron el

vivero del radicalismo y de una firme

oposición a Díaz.

Desde 1904, el núcleo original de los

clubes se exilia en Estados Unidos. Por la

reconstitución de un partido liberal

mexicano (PLM) este núcleo pone las

bases de un movimiento radical. Le hará

seguir con el inevitable desfase, su propia

evolución: anticlerical, cuando el núcleo

directivo es ya antiporfirista, cuando es ya

radical, radical, cuando el mismo es ya

anarquista. La labor esencial del PLM es la

pedagogía del pueblo, realizada por la

prensa y por intermedio de células

secretas. Comienza a alcanzar a los

grupos sociales intermedios y a las

regiones de la industria textil y minera.

Gracias a esta pedagogía, las múltiples

quejas sociales se integran en una ex-

plicación coherente, que se apoya en una

explicación a dos niveles: el régimen

escarnece a la Constitución, para el nivel

más externo; el clero, el Estado y el

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

254

capital, la "trinidad funesta", cara a los

anarquistas, para los círculos interiores. El

PLM dejará una hermosa herencia

importante: su programa político de 1906

y la justificación teórica de un gobierno

revolucionario porque asume al "pueblo".

Este pueblo ideal del que saca el mandato

de reformar a la sociedad.

10. EL PROBLEMA CLAVE DE LA

DEMOCRACIA FICTICIA: LA

SUCESIÓN

A fines de los años 1890 el régimen

porfirista comienza a dar signos de fatiga.

Su compromiso con los pueblos se vuelve

frágil. El problema de la sucesión

presidencial será el catalizador de la crisis.

Porfirio Díaz era el verdadero soberano,

tanto en la óptica antigua -como

unificador de todos los vínculos

personales-, como en la moderna, en

tanto que beneficiario único de la

transferencia de la "voluntad del pueblo".

Su sucesión se convertía,

indiscutiblemente, en el problema clave.

Dos hombres aparecen a los ojos de todos

como posible sucesores de Díaz: el

general Bernardo Reyes y el ministro de

Hacienda, José Yves Limantour. A través

de estas dos personalidades, se enfrentan

las dos grandes categorías políticas

liberales ya analizadas; por un lado, los

porfiristas clásicos, cuyo rasgo esencial es

la ocupación de puestos políticos que les

permitan controlar los Estados, y por la

otra, los secretarios de Estado y los altos

funcionarios de México formados en gran

parte por los intelectuales positivistas.

Las diferencias entre los dos grupos son

claras. El primero, el de los "revistas",es

más bien una pirámide nacional de

vínculos en camino de formación, análoga

a la que Díaz había formado con sus fieles.

El segundo no llega siquiera a sobrepasar

el marco de un grupo de influencia. Sus

miembros están unidos por su desprecio

común de la política ficticia y de sus

compromisos. Los dos grupos buscan

conquistar la voluntad del "soberano"

Díaz. Conviene no desconocer algunas

constantes. La primera es el apego de

Díaz a Limantour lo que encierra cada vez

más al presidente en decisiones que, sí no

son totalmente favorables a su ministro de

Hacienda, jamás le son hostiles. La

segunda es el temor de Díaz, manifiesto

desde 1902, de ver a Reyes construir una

clientela autónoma semejante a la suya y

capaz de reemplazarla. La competencia

entre los herederos de Díaz pone al día

una paradoja: el presidente ve

estrecharse progresivamente su libertad

de acción. Sus últimas reelecciones

manifiestan más el atolladero en que se

halla que el deseo de mantenerse a toda

costa en el poder.

Inexorablemente, el inmovilismo invade

todo el sistema. La selección del personal

político se hace sistemáticamente en los

medios no hostiles a Limantour. Los

porfiristas clásicos se ven despojados de

aquellos puestos de control político que

ellos solos eran capaces de ocupar. En los

últimos años del régimen todos los

mecanismos de arbitraje son

progresivamente atacados por la parálisis.

La entrevista que Porfirio Díaz concede al

periodista norteamericano Creelman inicia

la crisis final. Las facciones del régimen

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

255

interpretan esta entrevista como la

autorización para movilizar las parcelas de

la sociedad que controlaban. El caudillo

escogería su sucesor en función de su

influencia.

11. LA MOVILIZACIÓN DE LA

SOCIEDAD Y EL RENACIMIENTO

DEL "PUEBLO"

La unidad de la élite liberal, condición

indispensable para la estabilidad del

régimen, desaparece. Se abre así el

camino de la movilización de la sociedad

por las élites políticas modernas. En esta

movilización política del "nuevo

pueblo",era natural que adquirieran un

relieve particular las regiones y los

hombres afectados por la pedagogía

liberal de los clubes.

Olas de movilización social imprimen el

ritmo a los dos últimos años del régimen.

Se ponen en marcha la dinámica de la

"voluntad del pueblo luchando contra la

tiranía" y las transferencias que de ella

resultan. El Partido Democrático no pasa

del proyecto de una democracia real, pero

restringida. La ola reyista desemboca en

un movimiento de tipo plebiscitario, en un

verdadero prepopulismo. La última ola, el

antirreeleccionismo de Madero, asume

enteramente el modelo teórico de la

Constitución.

Madero presenta, sin embargo, una

diferencia esencial con el liberalismo del

siglo XIX y con los movimientos que lo

preceden; su liberalismo no es un

proyecto de reforma de la sociedad, que

hay que realizar si es preciso, incluso

contra ella, sino, antes que nada, la

democracia. Una democracia de las

mayorías y de las minorías opuesta a la

unanimidad de la "democracia de la

voluntad general". Aquí es donde se forja

el éxito de Madero y el carácter de

concentración de todas las tendencias y

medios que tiene el movimiento

antirreeleccionista: desde los católicos a

los antiguos radicales del PLM, desde los

estudiantes a los profesores, desde los

grupos intermedios del "nuevo pueblo" a

los obreros agrupados en las sociedades

mutualistas y en los sindicatos nacientes. .

. este lenguaje transfiere

progresivamente la representación

implícita del "pueblo" a Madero, antes de

toda elección. Hace por esto mismo,

ilegítimo el poder de Díaz.

12. REVUELTAS Y REVOLUCIÓN

La Revolución no ha sido posible más que

por la acumulación excepcional de una

crisis. Una crisis económica moderna,

nacida en Estados Unidos en 1907, afecta

con extremada violencia a un país en

plena expansión. Unas crisis de

subsistencias de tipo antiguo afecta los

grandes sectores tradicionales de México.

Los disturbios y las revueltas que

acompañan siempre a estas crisis van a la

par, en este caso, con una crisis política:

la lucha por la sucesión que acabamos de

mencionar.

Las insurrecciones maderistas triunfan

primero en la zona más moderna de

México, en el norte minero. Se propagan a

continuación por contacto, a causa de la

impotencia militar de un régimen que se

sostenía por la cohesión de su pirámide de

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CONSERVADORES Y LIBERALES EN MEXICO _______________________________

256

vínculos, y no por la violencia. Se

transmiten, también, por el abandono de

las élites porfiristas clásicas,

decepcionadas por la exclusión de la que

han sido objeto. Moralmente, en fin, la

inquietud suscitada por Estados Unidos y

amenazas suspendidas sobre la

independencia del país juega un papel

considerable. La enfermedad de Díaz,

piedra angular del sistema, hace de este

poder "tiránico" un poder vacío y fácil de

conquistar.

La conjunción de estos tres elementos es

lo que constituye una Revolución: un

descontento social grave, un lenguaje

político unificador, un vacío de poder.

La legitimidad de Madero se ha vuelto

indiscutible aun antes de que las

elecciones le den la presidencia. Pero los

riesgos que él mismo había analizado

parcialmente están siempre presentes y

amenazantes. El más importante es la

puesta en marcha de los mecanismos de

la transferencia de la voluntad del pueblo

a aquellos que han actuado y van a hablar

en su nombre. Estos "ciudadanos

armados" se consideran los únicos

capaces de serlo. Poderes regionales

antiguos o nacidos de la guerra reivindican

de nuevo la voluntad del pueblo en sus

luchas. Por último, la heterogeneidad de

las tendencias en las, que el

antireeleccionismo ha reclutado sus

miembros lleva en sí misma divisiones

futuras. La más notable es la que opondrá

a los partidarios de la "democracia de la

voluntad general" con los que, como

Madero, trataran de dar prioridad a la

representación de la sociedad tal como es.

Estos peligros y divisiones están todavía

lejos de aparecer claramente en ese día

en que Madero entro triunfalmente en

México el 6 de junio de 1911. Pero se

verán muy pronto en aquel "largo periodo

intermedio" que es la Revolución

mexicana.

Será preciso, entonces, esperar la

reconstitución de un sistema político que

ponga en marcha una nueva "ficción

aceptada": compromiso con la Iglesia y

con los pueblos; cadenas de vínculos y

clientelas; unificación de la élite política.

Una novedad, sin embargo: se habrá

también resuelto entonces el problema de

la sucesión.

Es una forma original y acabada de

resolver el problema esencial de la política

contemporánea: la articulación entre las

sociedades tradicionales y el Estado

moderno.

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

257

ENTRE EL PARADIGMA POLÍTICO

Y LA REALIDAD.

LA DEFINICIÓN DEL PAPEL DE

MÉXICO EN EL ÁMBITO

INTERNACIONAL Y LOS

CONFLICTOS ENTRE LIBERALES Y

CONSERVADORES

Gloria Villegas Moreno

Miguel Ángel Porrúa Venero

(coordinadores)

César Navarro Gallegos

(estudio introductivo)

La mayoría de los liberales que impulsaron

la Revolución de Ayutla pertenecían, en

efecto, a una nueva generación política

integrada fundamentalmente por civiles.

Constituían la generación que se había

educado y forjado a partir de las

experiencias y luchas políticas de las

primeras décadas de vida republicana.

Eran depositarios y a la vez continuadores

de los proyectos reformistas que en los

años precedentes habían intentado poner

en práctica los antiguos yorkinos,

federalistas y hombres del "partido del

progreso". La revolución de Ayutla abrió el

camino para la instauración definitiva de

los principios liberales, reformistas y

secularizantes inscritos en el programa de

esta renovada generación liberal. Sólo que

la victoria final sobre el viejo

conservadurismo no se alcanzaría sino

después de una encarnizada lucha interna

y de haber rechazado una nueva

intervención extranjera.

Siguiendo las premisas fundamentales de

sus antecesores, la nueva generación

liberal reivindico la instauración de

instituciones republicanas y democráticas

más avanzadas; sustentadas en el

derecho a libertad, al trabajo y a la

propiedad, así como en el respeto a las

garantías individuales. Igualmente,

abogaban por la separación de la Iglesia y

el Estado, el fortalecimiento del poder civil

sobre la sociedad, el desmantelamiento de

los bienes y privilegios de las

corporaciones y la consolidación de un

sistema de educación laico. Proponían, así

mismo, reformar la economía del país

mediante la supresión de las trabas

fiscales y arancelarias para el comercio, en

tanto que para el impulso y desarrollo de

las actividades industriales y productivas,

EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS

CONSERVADORES

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

258

postulaban el otorgamiento de

"concesiones liberales" para los particu-

lares y por supuesto, con el objetivo de

aumentar la circulación de la propiedad

privada, disponer de los bienes en manos

muertas.

El Plan de Ayutla y su versión reformada se

encuentran antologados en la sección

documental.

Entre los hombres de la nueva generación

liberal e integrantes del gabinete en el

gobierno surgido al triunfo de Ayutla,

presidido por el general Juan Álvarez,

destacaban: Melchor Ocampo, Guillermo

Prieto, Ponciano Arriaga, Sebastián Lerdo

de Tejada, Ignacio Comonfort y Benito

Juárez, algunos de los cuales alcalizarían

gran proyección y significación dentro de

las filas liberales. A este gobierno le

correspondió emitir la convocatoria para la

reunión de un nuevo constituyente, tal

como se había estipulado en el Plan de

Ayutla, así como emprender la reforma

que se habían propuesto llevar a cabo.

Ello dio inicio con la expedición de la

llamada Ley Juárez o Ley de Adminis-

tración de Justicia y Orgánica de los

Tribunales de la Federación mediante la

que se suprimieron los tribunales

especiales y se eximió por consiguiente

del conocimiento de los asuntos de

carácter civil a los tribunales militares y

eclesiásticos.

En tanto el congreso constituyente

desarrollaba sus trabajos para expedir la

nueva constitución, el cual se había

instalado en febrero de 1856, se

emprendió la reorganización de la

administración gubernamental y se fueron

expidiendo nuevas leyes que apuntalaban

el proyecto reformador. Para entonces la

jefatura de gobierno había recaído en

Ignacio Comonfort a causa de la renuncia

del general Álvarez a la primera

magistradura, el cual desarrolló su

gobierno, bajo un Estatuto Orgánico

Provisional(mayo de 1856). Entre las

múltiples leyes y decretos expedidos,

destacaron por su significación reformista;

la Ley Lafragua que restituyo la libertad

de imprenta abolida durante la dictadura

de Santa Anna (diciembre de 1855); el

decreto que suprimió en forma definitiva

el pago del diezmo y la coacción civil para

el cumplimiento de los votos monásticos

(abril de 1856) y, en particular, la Ley

Lerdo o Ley de Desamortización de Fincas

Rústicas y Urbanas Propiedad de las

Corporaciones Civiles y Religiosas (junio

de 1856).

Paralelamente, en el congreso

constituyente se desarrollaban las

deliberaciones en torno a la nueva carta

magna. El debate en el constituyente ad-

quirió desde su inicio un nivel excepcional

y de gran riqueza que reflejaba la

evolución y el grado de maduración del

pensamiento liberal, así como del proyecto

de programa que proponían para la

transformación del país. En muchos

sentidos este fue un congreso innovador,

no sólo por las propuestas que ahí se

debatieron, sino por el perfil y la

capacidad de reflexión política de un buen

número de sus participantes. Integrado

por una amplia mayoría liberal de

tendencias moderadas y radicales,

destacaron en la tribuna y en el debate

parlamentario los partidarios de un cambio

a fondo; entre estos sobresalió el grupo

encabezado por Ignacio Ramírez,

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

259

Francisco Zarco, José María Mata, Melchor

Ocampo, Isidro Olvera y Ponciano Arriaga.

Aun cuando en principio un sector de

moderados en alianza con un reducido

grupo de tendencia conservadora

plantearon que el nuevo constituyente

sólo debía limitarse a reformar la

constitución de 1824, la mayoría liberal y

en especial los radicales ratificaron su

determinación de elaborar una nueva

carta magna. En realidad, la propuesta de

mantener vigente la primera constitución

significaba desechar las leyes reformistas

recién expedidas. Así, en junio de 1856,

luego de intensos y prolongados debates

en el pleno y en las comisiones

respectivas fue presentado el proyecto de

constitución para su discusión y

aprobación.

En el contexto de las discusiones para su

aprobación definitiva, surgieron varias

propuestas o votos particulares que

reflejan la preocupación que algunos

legisladores sostenían en torno a diversas

problemáticas de índole social que de no

ser enfrentadas por el constituyente y

resueltas en la nueva constitución,

señalaban, tenderían a agravarse y a

profundizar las inequidades y

desigualdades existentes en la sociedad

mexicana. Al respecto nos parece

necesario destacar los votos particulares

de Isidro Olvera y Ponciano Arriaga. El

primero propuso que se consagrara el

derecho a la libertad de cultos, así como

llevar a cabo una nueva distribución

territorial del país que implicara

restricciones al acaparamiento de la tierra

y su distribución entre los habitantes del

país. A su vez Ponciano Arriaga hizo un

extenso recuento en torno a la situación

de miseria, pobreza y explotación en la

que vivían la mayoría de los campesinos,

en particular la población indígena y de su

condición de semiesclavos por las deudas

contraídas de generación en generación

con los grandes propietarios y

hacendados; denunciando, asimismo, el

despojo de tierras que habían sufrido gran

número de pueblos y comunidades

indígenas. Por ende, manifestó su

oposición a la fragmentación de los bienes

y propiedades de las comunidades

indígenas y de los ejidos de los pueblos,

en los términos en que se proponía llevar

adelante la desamortización de los bienes

de las corporaciones. Pese a lo congruente

y avanzado de sus propuestas, el

congreso resolvió no aprobarlas.

Cerca de un año después de haber iniciado

sus debates, el congreso dejo finiquitado

el texto de la nueva constitución, a la que

se integraron las leyes Juárez y Lerdo

expedidas con anterioridad. En general, la

constitución incorporó la mayoría de los

planteamientos liberales, sin embargo,

algunos que entrañaban posturas y

medidas más radicales debieron

posponerse para evitar la fractura de los

propios liberales en el congreso y de esta

manera asegurar la aprobación del texto

constitucional. En suma, en la nueva carta

magna se garantizaban los derechos del

hombre, expresados a través de las

garantías individuales, así como la

soberanía y la representación del pueblo.

Igualmente la permanencia de la

federación, mediante la imposición de

restricciones a la autonomía de los

estados y se suprimían las alcabalas y las

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

260

aduanas interiores. Una novedad en la

constitución en relación con el Poder

Legislativo fue la eliminación de la Cámara

de Senadores, por considerar que se había

convertido en un bastión de la reacción y

los conservadores desde el que se había

atentado en forma permanente en contra

de la instituciones de la república.

Su proclamación pública fue acompañada

de un manifiesto en el que se afirmaba:

La igualdad será de hoy en más la gran

ley de la república; no habrá más mérito

que el de las virtudes; no manchará el

territorio nacional la esclavitud, apropio de

la historia humana; el domicilio será

sagrado; la propiedad inviolable: el

trabajo y la industria libres; la

manifestación del pensamiento sin más

trabas que el respeto a la moral, a la paz

pública y a la vida privada; el tránsito, el

movimiento sin dificultades, el comercio,

la agricultura sin obstáculos; los negocios

del Estado examinados por los ciudadanos

todos, no habrá leyes restrictivas, ni

monopolios, ni prisiones arbitrarías, ni

jueces especiales, ni confiscación de

bienes, ni penas infames, ni se pagará por

la justicia negocios del estado examinado

por los ciudadanos todos, nos hablan de

leyes restrictivas, ni monopolio ,ni

prisiones arbitrarias ,ni jueces especiales

,ni confiscación de bienes, ni penas

infamantes, ni se pagará por la justicia…

21 Véase las leyes Juárez y Lerdo en la sección

de documentos.

El 5 de febrero de 1857 se llevo a cabo la

ceremonia de juramento de la

constitución. Como invitado especial

asistió el viejo liberal y federalista Valenín

Gómez Farías. A través de esta

deferencia los liberales reconocían en

Gómez Farías su empecinada lucha de

muchos años a uno de sus más

importantes precursores.

Sin embargo, no todo mundo compartía

los emotivos y promisorios augurios

republicanos de los constituyentes

liberales. En realidad, desde la aparición

de las leyes que antecedieron a la

constitución de 1857 se hizo manifiesta la

inconformidad de las élites conservadoras

y del clero. Luego, con la expedición de la

carta magna, los actor de protesta

instigados por quienes rechazaban los

preceptos constitucionales se

intensificaron y multiplicaron por el país.

Al igual que en circunstancias similares del

pasado, volvió a escucharse la antigua

consigna de "religión y fueros", coreada de

nueva cuenta por quienes

tradicionalmente la habían convertido en

su lema de batalla: el clero, el ejército y

los conservadores. Desde el púlpito se

alzó el anatema de la excomunión para

quienes intentaran jurar la constitución y

la exigencia de retractación pública para

quienes lo hubieran hecho. Poco a poco

los viejos y conocidos actores se fueron

conjuntado, los ensayos preparatorios se

pusieron en marcha, se afinaron las

adaptaciones que reclamaba el guión en

tales circuntancias y el teatro se fue

armando para la puesta en escena de la

representación tantas veces reestrenada

por los fuerzas opositoras a las reformas y

Page 261: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

261

los cambios: el golpe de estado a manos

de los militares.

En distintos sitios del país se expidieron

las consabidas actas y pronunciamientos

en rechazo a la constitución que sirvieron

de antecedente justificatorio para iniciar el

levantamiento bajo el que se agrupó la

reacción a la constitución y a los liberales.

Éste se produjo en diciembre de 1857, al

proclamar en la capital de la república el

general Félix Zuloaga el Plan de Tacubaya.

Como era obligado, el plan dejó sin

vigencia la constitución, cesó a todos

aquellos funcionarios que no lo

secundaran y convocó a un nuevo

congreso para redactar una nueva

constitución acorde con la "verdadera

voluntad nacional".

Titubeante e inconsecuente como todo

buen moderado en momentos definitorios

y de riesgo, en un inicio el presidente

Comonfort se alió a los insurrectos,

encarceló a varios diputados y ministros

del gobierno no se plegaron a su

defección, luego, al advertir que su

decisión no había sido compartida por la

mayoría liberal y que por el contrario se

aprestaban a resistir el golpe de mano de

los conservadores, dio marcha atrás e

intentó encabezar lucha armada en contra

de los sublevados. En ambos casos

fracasó. Finalmente decidió saltar del

barco y abandonar el país.

32 • Entre el paradigma político y la realidad

Ante el rumbo que toman los

acontecimientos, liberales y conservadores

organizan su respectivo gobierno. En su

carácter de Presidente de la Suprema

Corte de Justicia, Benito Juárez asume el

gobierno constitucional. En tanto que

Zuloaga es reconocido como jefe de la

nación por una junta de representantes

del bando conservador. Así, los campos

quedaban delimitados y los adversarios

definidos. Dos visiones, dos proyectos,

dos perspectivas excluyentes una de la

otra se aprestan para decidir su

permanencia y en la vida del país.

Sobreviene entonces la Guerra de

reforma, tránsito obligado y definitivo para

concretar el triunfo liberal.

Desencadenada la guerra civil el gobierno

constitucional debió abandonar la capital y

resistir bajo la protección de las entidades

dominadas por los liberales. Durante el

primer año guerra el ejército conservador

obtuvo una serie de triunfos militares que

inclinaron la contienda a su favor, lo cual

obligó al gobierno encabezado por Juárez

a desplazarse primeramente a

Guanajuato, más tarde a Guadalajara y de

ahí a Manzanillo en donde se embarcó, vía

Panamá, al Puerto de Veracruz. Mientras

tanto el país se escindía a favor de uno u

otro bando y los escenarios de guerra se

ubicaban en diversas regiones y

entidades. El centro del territorio nacional

pasó a control de los conservadores, en

tanto que los liberales resistían desde los

estados de la periferia .

Tras del asentamiento del gobierno

constitucional en Veracruz, los liberales

reorganizaron sus mandos y lograron

levantar nuevos cuerpos militares lo que

Page 262: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

262

les permitió equilibrar paulatinamente la

correlación en la guerra ante los

conservadores. A su vez el efecto de la

contra ofensiva liberal más las disputas

internas que surgieron entre las propias

filas conservadoras fueron menguando su

capacidad de respuesta.

22 Vicente Riva Palacio, México a través de los

siglos, México. Editorial Cumbre, 1973, Vol.

IX, 221.

(Edición facsimilar. )

Por otra parte, la actitud adoptada por el

clero durante la guerra convence a los

liberales de la necesidad de llegar a fondo

en la reforma liberal y resolver de manera

definitiva lo concerniente a las relaciones

entre la Iglesia y el Estado, es decir, la

cuestión sobre la separación entre ambas

instancias.

En este contexto, el gobierno de Juárez

retoma los planteamientos hechos por los

liberales radicales en el congreso

constituyente y expiden un conjunto de

leyes conocidas como las leyes de

reforma.

Al calor del verano porteño surgen desde

Veracruz, una a una, las leyes reformistas

de 1859: la ley de la nacionalización de

los bienes eclesiásticos (12 de julio); la ley

del matrimonio civil (23 de julio); la ley

orgánica del registro civil y la ley sobre el

estado civil de las personas ( 28 de julio);

decreto que cesa toda intervención del

clero en los cementerios y camposantos

(31 de julio) y, Decreto que establece los

días festivos y la prohibición de asistencia

oficial a las funciones eclesiásticas (11 de

agosto). A éstas se adicionaría, un año

más tarde, la Ley sobre libertad de cultos,

promulgada el 4 de diciembre de 1860. 23

La expedición de estas leyes represento,

cuando menos en el plano formal, la

culminación de los anhelos y propósitos

que otras generaciones de mexicanos,

habían intentado hacer realidad, casi

medio siglo antes, para instaurar en forma

plena los principios republicanos y

libertarios sobre los que se había

pretendido que la nación mexicana se

rigiera una vez alcanzada su in-

dependencia.

Ello significó, además, la ampliación de los

objetivos y perspectivas de la lucha que

en ese momento sostenían los liberales;

no se trataba ya únicamente de restituir el

orden constitucional violentado por los

conservadores y el clero, sino también

avanzar en la aplicación de las

medidasaprobadas.

El conflicto interno a su vez propició que

distintas potencias extranjeras intentaran

sacar provecho en favor de sus intereses

diplomáticos, económicos y territoriales.

España concertó de acuerdo con los

conservadores a través del Tratado Mon-

Almonte, en el que a cambio del

reconocimiento del gobierno conservador,

se aceptaba el tutelaje y la injerencia

española en los asuntos internos de la

nación mexicana. A su vez, el gobierno

liberal pactó con los Estados Unidos el

tratado McLane-Ocampo, mediante el que

además de ratificarse el reconocimiento al

gobierno de Juárez, permitir que las

tropas liberales se desplazaran por el

territorio fronterizo estadounidense y

vender armas para el ejército

constitucional; los Estados Unidos

obtenían el territorio de Baja California,

así como el derecho de tránsito a

perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec,

Page 263: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

263

entre otros beneficios y concesiones. Por

fortuna para el país, con los cambios

operados en el curso de guerra civil a

favor de los liberales y los diferendos que

los tratados concitaron en las propias

naciones con las que se habían pactado,

ninguno de los dos llegó a entrar en vigor.

Luego de tres años de guerra y enormes

dificultades, las fuerzas liberales

derrotaron al ejército conservador en la

batalla de calpulalpan en el valle de

México, finalizando con ello la guerra de

Reforma. El primero de enero de 1861 el

gobierno constitucional con Juárez al

frente, retornó a la ciudad de México para

iniciar los planes que los liberales habían

dejado en suspenso desde 1858.

LA NACIÓN MEXICANA ENTRE

DOS IMPERIOS

Una de las primeras tareas que debieron

emprender los liberales al recuperar el

control del país fue la de restablecer

formalmente el orden constitucional.

Ello implicaba en primer término

instalar el congreso y elegir presidente de

la república, cargo que Juárez había

asumido en circunstancias especiales al

huir del país Ignacio Comonfort. El

congreso quedó integrado en mayo de

1861 y poco después esté nombró

presidente constitucional al licenciado

Benito Juárez.

34 Entre el paradigma político y la realidad

21 La sección documental incluye el texto de

las leyes y decretos.

En contra de lo que habría de suponerse,

su nominación había sido muy cuestionada

por un sector de congresistas que

impugnaban su actuación política en

relación con el Tratado MacLane-Ocampo,

llegando, incluso, a señalar que ésta había

constituido un acto de traición a la

república. De tal suerte que su elección

se logró por un estrecho margen de

mayoría en las votaciones del legislativo,

lo que implicó que las relaciones entre el

congreso y el gobierno fueran tensas y en

no poco momentos contrapuestas.

Por otra parte, la aplicación de la

constitución y de las leyes reformistas,

resultaba una tarea compleja y difícil

puesto que implicaba tomar deter-

minaciones drásticas que en muchas

ocasiones no eran entendidas o

compartidas por todos los liberales.

Asimismo, el gobierno era objeto de la

constante presión política de los distintos

grupos y tendencias dentro de las propias

filas liberales; algunos reclamaban mayor

celeridad en la aplicación de las reformas,

en tanto que otros consideraban

demasiado radicales los actos del

gobierno. Ello hizo todavía más

complicado la gestión del gobierno liberal

si se toma en cuenta el estado de desastre

en el que había quedado la administración

pública a consecuencia de la guerra. La

hacienda pública pasaba por uno de sus

peores momentos: el virtual derrumbe de

los ingresos había conducido a un enorme

y creciente déficit en el gasto público.

Además, los reducidos fondos que el

gobierno disponía tuvieron que ser

canalizados al ejército para enfrentar a las

partidas de alzados y grupos insurrectos

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

264

promovidos por los conservadores que

operaban en varias regiones del territorio

nacional; estrategia adoptada por la

reacción para entorpecer y obstaculizar la

estabilidad del gobierno liberal.

Ante las dificultades financieras que

enfrentaba la administración pública y con

el objeto de disponer de mayores recursos

para la reorganización del gobierno y

frenar la acción de los grupos insurrectos,

el presidente Juárez presento una

iniciativa de ley ante el congreso,

mediante la que se declaraba la

suspensión del pago de la deuda pública y

las obligaciones extranjeras durante dos

años; la asamblea legislativa aprobó la

iniciativa presidencial en julio de 1861.

La decisión del gobierno mexicano sería

utilizada para desencadenar la añeja

pretensión francesa de extender su

hegemonía de gran potencia hacia el

continente americano e intentar hacer de

la nación mexicana un territorio de

enclave neocolonial sometido a sus

designios e intereses imperiales.

El fallido intento imperialista francés,

como es sabido, debió transitar por una

fallida y costosa intervención militar, así

como por un fallido y patético imperio

mexicano.

36 Entre el paradigma político y la realidad

En cambio para la nación mexicana

significó refrendar el empeño por

mantener su condición de nación soberana

e independiente, no obstante el costo

humano y material que debió pagar a raíz

de la intervención francesa.

La intervención extranjera empezó a

fraguarse desde el momento mismo que

en Europa se recibieron las noticias sobre

la Suspensión de pagos decretada por el

gobierno mexicano. Francia, España e

Inglaterra expresaron su inmediata

condena y declararon rotas las relaciones

diplomáticas con México y, en octubre de

1861 en Londres, Suscribieron un tratado

para enviar en forma conjunta tropas de

sus respectivos países a las costas

mexicanas y exigir la protección de sus

súbditos y de las propiedades de estos, así

como el cumplimiento y pago inmediato

de los adeudos del gobierno mexicano.

Ante la actitud asumida por estas naciones

el gobierno de Juárez propuso establecer

negociaciones para encontrar una solución

al Conflicto por la vía diplomática y, en

muestra de su disposición para allanar las

dificultades derogó la ley mediante la que

se había declarado la suspensión de pagos

de la deuda pública en noviembre de ese

mismo año. Pese a esta postura del

gobierno nacional, entre diciembre de

1861 y enero de 1862, arribaron a

Veracruz los ejércitos de las potencias

coaligadas. No obstante esta Situación, el

gobierno de México volvió a reiterar a los

representantes de las naciones

demandantes su voluntad y disposición

para cubrir los compromisos de la deuda

en cuanto las condiciones financieras del

país lo permitieran; España e Inglaterra

Page 265: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

265

aceptaron las proposiciones mexicanas y

llegaron a un acuerdo con México al

suscribir los tratados de la soledad y, poco

después sus ejércitos se retiraron del

territorio nacional.

La salida de los españoles y de los

ingleses evidencio con claridad las

verdaderas intenciones que escondían los

franceses detrás de las fachadas de las

reclamaciones sobre la deuda: intervenir

en la nación mexicana para imponer bajo su protección un monarca europeo, aliado

y con los intereses de Francia. Además el

imperio francés y Napoleón III contaban

en México para llevar adelante sus planes

con la anuencia y apoyo del clero, los

conservadores y monárquistas autóctonos.

En efecto, el apoyo al proyecto

monárquico bajo el patrocinio francés

constituyó el postrer recurso del que

echaron mano los conservadores y el clero

para intentar detener el hundimiento y

extinción de los últimos reductos del

sistema bajo el que habían forjado su

poder, sus bienes y privilegios. Y aun

cuando ello demostraba la incapacidad

histórica de los conservadores para

permanecer como alternativa viable y

propia dentro de la vida de política el país,

decidieron jugar su última carta

alejandose con los adversarios de la

independencia y la soberanía mexicana.

Las gestiones de los conservadores para

importar una monarquía extranjera se

habían intensificado luego de su derrota

en la Guerra de Reforma. En 1861

Napoleón III había manifestado a los

promotores mexicanos la intención de

apoyar una intervención en México para

implantar un monarca europeo; desde

entonces se perfilaba como un buen

candidato al trono el archiduque de

Austria, Fernando Maximiliano de

Absburgo.

En abril de 1862 las tropas francesas

avanzaron hacia el centro del país. Al

mismo tiempo y bajo el amparo de las

fuerzas de ocupación el general Juan

Almonte se proclamaba jefe del gobierno

mexicano y formaba un gabinete con

integrantes del partido conservador. Aun

cuando las tropas del gobierno

constitucional opusieron una cerrada

resistencia al ejército francés, como en el

caso de la Batalla de Puebla, con los

refuerzos enviados por Napoleón III las

fuerzas mexicanas se vieron obligadas a

retroceder. Después de numerosos

combates el ejército napoleónico logro

ocupar la ciudad de México en junio de

1863.

Unos días antes, el 31 de mayo de 1862,

frente a la inminente llegada de las tropas

extranjeras el congreso mexicano se había

disuelto, ratificando previamente su apoyo

a Juárez en la tarea de asumir la defensa

de la república y la soberanía del país,

además de concederle facultades

extraordinarias para gobernar mientras

persistiera la intervención francesa. El

presidente en compañía de varios

miembros de su gabinete, unos cuantos

diputados y una pequeña escolta, ese

mismo día salieron de la capital a San Luis

Potosí en donde provisionalmente se

estableció el gobierno de la república.

Posesionados de la ciudad de México los

franceses instalaron una asamblea de

notables integrada por reconocidos

conservadores a la que se encargó

Page 266: Historia de mexico ii siglo ixi antologia 5 semestre historia lic. secundaria

EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

266

proponer un gobierno provisional y

sancionar un documento el que se

aceptó, en representación del pueblo de

México la monarquía hereditaria por un

príncipe extranjero al frente y con el título

de emperador de México. Cubierto el

trámite un selecto grupo de conservadores

viajo al castillo de Miramar para ofrecerle

al príncipe austriaco la corona del

flamante imperio mexicano. Mediante los

Tratados de Miramar del 10 de abril de

1864,

Maximiliano fue proclamado Emperador de

México, al mes siguiente el Emperador y

su joven esposa, la Emperatriz Carlota

ponían sus reales pies sobre el suelo de

"su imperio mexicano".

A principios de 1864 las fuerzas francesas

que brindaban protección al gobierno

imperial mexicano habían logrado ocupar

el sur y el centro del país, así como los

principales puertos del Pacífico y del Golfo

de México. El siguiente objetivo militar

era dominar el norte de México que se

había constituido en bastión y refugio para

el gobierno y las fuerzas militares de la

república. El avance de la ofensiva

imperial obligaría al gobierno de Juárez a

moverse cada vez más hacía el norte,

hasta llegar a la zona fronteriza con los

Estados Unidos para establecer su

gobierno en el Paso del Norte en 1865.

38 Entre el paradigma político y la

realidad

La causa republicana atravesaba por su

etapa más crítica; en la contabilidad

militar las derrotas superaban

ampliamente a las victorias alcanzadas y

las defecciones políticas no eran escasas.

Sin embargo, la debilidad en la que se

encontraban las fuerzas de la república no

significó necesariamente la estabilización y

consolidación del imperio mexicano, por el

contrario, pronto empezaron a hacerse

visibles las primeras grietas en la fachada

del edificio imperial. Paulatinamente aflo-

raron las diferencias entre las fuerzas que

habían apoyado la instauración de la

monarquía y el gobierno imperial. El

imperio de Maximiliano empezó a

fracturarse y a debilitarse no solo por la

oposición y resistencia de las fuerzas

republicanas, sino también por sus propios

conflictos y contradicciones internas.

A contracorriente con las expectativas que

el clero, los conservadores se habían

forjado en relación con las medidas

antirreformistas y la orientación

conservadora que adoptaría el gobierno

monárquico, Maximiliano asumió una

política gubernamental de tintes liberales.

En contra de lo esperado por el clero, la

desnacionalización de sus bienes no se

produjo. Cierto es que bajo cuerda esta

postura era apoyada, incluso, por los

muchos conservadores que se habían

beneficiado con la adquisición de bienes

eclesiásticos, sin embargo ello no le resta

valor político a la decisión imperial de

obrar en tal sentido.

A lo anterior habría que sumar la

determinación imperial de clausurar la

universidad por considerarla demasiada

atrasada y reaccionaría; el otorgamiento

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

267

de la libertad de prensa; el control

gubernameltal de las rentas procedentes

de los bienes nacionalizados; el control del

patronato eclesiástico; la autoridad

imperial en el registro de nacimientos,

matrimonios y defunciones, entre otras

disposiciones; que a fin de cuentas no

hacían sino reiterar una buena parte de

las medidas reformistas de de los liberales

mexicanos.

El sesgo tomado por la política imperial

condujo al distanciamiento de varios de

sus iniciales aliados y con ello se erosionó

todavía más el endeble consenso que

había concitado el gobierno de

Maximiliano. Algunos conservadores y el

clero terminaron como opositores políticos

del emperador al que acusaban y tildaban

de liberal. Por supuesto que ello tampoco

le trajo la aceptación o el reconocimiento

de las fuerzas republicanas y liberales,

para éstos Maximiliano y el imperio

encarnaban la intervención extranjera, la

agresión a las instituciones de la república

y la pérdida de la nacionalidad y de la

patria mexicana.

Hacia 1866 la suerte del imperio se

tornaba cada vez más incierta. Al término

de la guerra civil norteamericana, el

gobierno de los Estados Unidos no sólo se

negó a reconocer al imperio de

Maximiliano, sino que demandó a Francia

el retiro de sus tropas de México. Por otra

parte, Napoleón III enfrentaba en Francia

la creciente exigencia de poner fin a su

aventura en México, así como la amenaza

de conflictos con otras potencias

europeas, por lo que finalmente optó por

el retiro de sus tropas en territorio

mexicano.

Sin el apoyo napoleónico y carente de la

protección militar francesa, el imperio de

Maximiliano resultó incapaz para resistir el

embate de las fuerzas republicanas. Hacia

principios de 1867 la iniciativa de la

guerra había pasado al bando del ejército

liberal; la mayoría de las plazas y del

territorio nacional estaban bajo su

control. Finalmente el ejército

conservador capituló en Querétaro. Con

la ejecución de Maximiliano en el Cerro de

las Campanas terminó la aventura

imperial francesa y junto con ésta se

extinguía en forma vergonzante el viejo

partido de los hombres que pretendieron

hacer el bien a costa de cualquier precio,

incluyendo el de la independencia y la

soberanía. En suma, uno más de los

desafíos que debió sortear la nación

mexicana durante el siglo XIX para

salvaguardar su integridad e identidad

nacional.

24 jan Basantt, Los bienes de la Iglesia en

México; 1856-1875, México, el colegio de

México 1884,p. 278.

40 • Entre el paradigma político y la realidad

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

268

DILEMAS DE LOS LIBERALES EN

LA REPÚBLICA RESTAURADA

Con el propósito de restablecer

plenamente la vida republicana, en

agosto de 1867, el gobierno nacional

emitió la convocatoria para elegir

presidente de la república, a los diputados

integrantes del congreso y a los miembros

de la Suprema Corte. El documento

redactado por Juárez incluya una serie de

cláusulas y propuestas que despertaron

una enorme inquietud política entre las

filas liberales y fueron objeto de un

intenso debate a través de múltiples

artículos y editoriales que aparecieron en

los periódicos de la época. Además,

porque de acuerdo con las bases de la

convocatoria, al emitirse el voto en las

elecciones los ciudadanos al mismo tiempo

darían su anuencia para que el congreso

hiciera las reformas constitucionales

derivadas de las propuestas contenidas en

dicho documento.

Entre los puntos más relevantes que

contenía el documento aludido se

encontraban los siguientes: otorgamiento

del derecho del voto a los miembros del

clero y posibilidad de ocupar un escaño en

el congreso; eliminación del requisito de

residencia para los aspirantes al congreso;

depositar el poder legislativo en dos

cámaras, esto es reconstituir la de

senadores; capacidad de veto del

ejecutivo ante resoluciones del poder

legislativo; restricciones a la diputación

que fungiera como permanente para

convocar al congreso; prever lo relativo a

la sustitución del poder ejecutivo, cuando

se diera el caso de faltar al mismo tiempo

los presidentes de la república y de la

Suprema Corte de Justicia. Por último,

introducía el plebiscito popular para

modificar la constitución, con lo cual se le

arrebataba al congreso una de sus

facultades exclusivas.

Desde la óptica de su autor, se

argumentaba en la convocatoria que la

introducción de dichas reformas evitaría la

repetición de una serie de conflictos que

en el pasado habían creado graves

problemas a la república, se establecería

una auténtica división entre los poderes s

de la unión, se fortalecería la institución

presidencial y se garantizaría una mayor

participación y expresión de la voluntad

popular.

Para otros, el otorgamiento del voto al

clero significaba un retroceso y se

acusaba al presidente de pretender

concentrar un excesivo poder en sus

manos. Asimismo, algunos más

señalaban que el poder legislativo se vería

disminuido y consideraban un gran

desacierto la introducción del plebiscito

popular como vía para la reforma de la

constitución.

En medio de la polémica señalada se

llevaron a cabo los comicios electorales,

resultando nuevamente elegido presidente

de la república Benito Juárez. No obstante

los resultados obtenidos, ante la oposición

que se había desatado en

torno a varias de las propuestas ya

señaladas, Juárez debía actuar con cautela

y posponer su aplicación como en el caso

de las restauración del senado.

Más o menos salvado este inicial escollo el

gobierno de la república se dispuso a

reorganizar las cuestiones relativas a la

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

269

administración pública. El principal reto

que enfrentaban ahora los liberales era el

de poner en practica el tantas veces

postergado proyecto de cambiar y

reconstruir al país. La reorganización

administrativa del nuevo gobierno puso

énfasis en el ramo hacendario y militar.

Para aminorar los gastos que implicaban

el sostenimiento del ejército se redujo de

manera considerable su número de

efectivos a la vez que se eximió la

intervención castrense en los asuntos

Fiscales y hacendarios. En relación con

las finanzas públicas se logró renegociar

los plazos del pago de la deuda y esta se

redujo a menos de la mitad. Aun cuando

persistió el déficit en el gasto público

también se registro una tendencia a la

baja. En el campo educativo con la

expedición de la leyes de instrucción

pública (1867 y 1869) se ratificó la

libertad de enseñanza, se hizo obligatoria

la enseñanza en la educación básica, se

reformaron los planes y programas de

estudio y se fundaron nuevas escuelas,

entre estas la Escuela Nacional Pre-

paratoria. Asimismo, el afán

modernizador de los liberales se expreso

en el otorgamiento de concesiones a los

particulares para invertir en el desarrollo

de la infraestructura del país, lo que se

tradujo en la ampliación de las líneas

telegráficas y las vías férreas.

Ciertamente, muchos aspectos de la vida

económica y social se mantuvieron sin

cambio y otros tendieron a agravarse,

como fue el caso de las comunidades

indígenas que al avanzar en su

desamortización, en la práctica se les

usurpó o despojo de sus legítimos y

seculares bienes el proceso de despojo a

los pueblos y comunidades indígenas más

la ancestral explotación a la que se les

había sometido, precipitaron una serie de

rebeliones en distintas zonas del país que

fueron reprimidas sangrientamente, entre

las de los tzotziles y yaquis. Además, en

el plano político no todo había sido paz y

tranquilidad en el gobierno de Juárez,

abundaron los conflictos y disputas

regionales entre los nuevos caciques

liberales, militares o civiles, por el control

del poder político de sus localidades o

estados. Así, el panorama que se

presentaba al finalizar el periodo

constitucional de Juárez, presageaba

enfrentamientos entre los propios grupos

y hombres que formaban parte del

aparato gubernamental.

La prolongada estancia de Juárez al frente

del gobierno y su determinación de

presentarse nuevamente como candidato

a la presidencia de la república en 1871,

avivo las querellas entre los individuos y

grupos políticos que aspiraban a

sustituirlo. Algunos jefes militares y

políticos surgidos en las luchas de

reforma, en la guerra contra los franceses

y el imperio de Maximiliano, sentían que

un nuevo mandato del liberal oaxaqueño

terminaría por crear una nueva división en

el país, a la vez que cerraba el paso a sus

pretensiones políticas.

Así en la elección de 1871, además de

Benito Juárez, surgieron como

contendientes a la silla presidencial

Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz.

Pese a la cerrada campaña política sus

adversarios y los grupos que los apoyaban

la elección favoreció a Benito Juárez.

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EL CONGRESO DE LOS LIBERALES Y LA GUERRA DE LOS CONSEVARDORES______

270

Inconformado con la elección presidencial

el general Díaz se sublevo en contra del

gobierno al cobijo del llamado Plan de la

Noria; solo que entonces se produjo el

deceso de Juárez, apenas a unos cuantos

meses de haber iniciado su nueva gestión.

Tocó sucederlo a Lerdo de Tejada, quien

de paso logro apaciguar la insurrección de

Díaz.

Durante el gobierno de Lerdo de Tejada se

restableció la Cámara de Senadores,

permaneciendo desde entonces y hasta el

presente la forma bicameral del Congreso

de la Unión y, además, fueron elevadas a

rango constitucional las Leyes de Reforma,

lo que significó la definitiva secularización

de la sociedad mexicana. Por su parte,

Porfirio Díaz reaparecería en la siguiente

elección presidencial de 1876 y otra vez

sería declarado perdedor; sólo que la

revuelta militar que entonces acaudilló

tuvo mejor suerte. El Plan de Tuxtepec

(reformado en Palo Blanco) lo llevaría a la

silla presidencial por un tiempo que ni

siquiera el mismo alguna vez soñó.

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

271

EN EL MÉXICO INDIO

FREDERICK STARR

MIRADA VIAJERA

México tiene pocos lagos grandes; el

mayor de ellos, el de Chapala, tiene una

superficie de tan sólo 1685 kilómetros

cuadrados. El de Pátzcuaro es mucho más

pequeño, pero infinitamente más

pintoresco. Su forma es parecida a la de

una herradura gruesa. Las colinas lo

rodean por todos lados, y detrás de ellas

se elevan las montañas con picos

dentados. Sus aguas están salpicadas de

bellas islas y en sus orillas se encuentran

veintidós aldeas o pueblos de los indios

tarascos. Los indios de estas aldeas rara

vez usan los caminos de tierra para ir de

pueblo en pueblo; por lo general viajan en

unas canoas muy peculiares. Son embar-

caciones hechas de un solo tronco de

árbol que varían en tamaño, desde las de

una sola persona hasta las que llevan a

diez o doce. Están cortadas en la popa

casi a escuadra; en la proa tienen una

cierta inclinación; el fondo es plano y su

base es considerablemente más ancha que

la parte de más arriba; están ahuecadas

de tal manera que, en su interior, los

lados son delgados y casi verticales. Los

puntales están en el fondo, en dos o tres

lugares, y se extienden a lo ancho de la

canoa, sin duda para reforzar los lados;

también sirven de asiento para los

pasajeros. La proa y las partes inclinadas

se hacen más estrechas y queda un puntal

que funciona como apoyo para los pies del

timonero, quien se sienta en la proa y no

en la popa. Gobierna la canoa con un

remo de mango largo que pasa por una

abrazadera de madera que va sujeta a

uno de los lados de la canoa. Los remos

que usan para la propulsión tienen

mangos de aproximadamente tres o

cuatro pies de largo usan palas redondas.

Algunas veces los remeros dan su palada

en un solo lado de la canoa, y otras veces

en ambos. Cuando reman sólo de un

lado, la palada en el agua es oblicua para

mantener estable el rumbo.

En estas canoas, los tarascos de las aldeas

del lago van de un lugar a otro. En una

de estas canoas, salimos una mañana

antes de las seis, hacia Santa Fe de la

Laguna. Nuestra fuerza de trabajo

constaba de tres personas: un viejo

llamado Felipe, su mujer y un joven. Los

tres llevaban remos, pero únicamente dos

remaban y el tercero gobernaba la

embarcación. El sol salió al poco rato, y

los efectos de la luz de la mañana sobre el

agua y las montañas a nuestro alrededor

eran muy bellos. Aunque habíamos salido

temprano, ya había muchos otros en el

lago, y en la primera parte de la travesía

EL LAGO DE PÁTZCUARO (1897)

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

272

nos encontramos con cantidad de canoas

en dirección de Pátzcuaro. Era algo

maravilloso ver seis u ocho remeros en las

canoas grandes siguiendo un ritmo exacto

en sus movimientos y cantando al mismo

tiempo. Algunas veces competían dos

canoas, y la risa y los gritos de emoción

acompañaban el concurso. Por aquí y por

allá, a la orilla del lago, se veían las

pequeñas chozas de los pescadores con

sus redes secando al sol, o a los grupos de

hombres pescando con sus redes

barrederas o simplemente sumergiendo en

el agua otras redes más pequeñas; en

muchas laderas había pequeños lotes con

cultivos modestos; por todos lados se

veían petates que no hacía mucho habían

terminado o montones de palmas recién

cortadas para usarlas en su fabricación.

Después de cinco horas de remo constante

llegamos a Santa Fe de la Laguna,

precisamente en el lugar opuesto del

mucho más famoso pueblo de

Tzintzuntzan, y a poca distancia de

Quiroga. Santa Fe es un pueblo singular

que se extiende por muchas millas sobre

un terraplén un poco más alto que el nivel

del agua. Las casas están hechas de

ladrillos de adobe café oscuro, más bien

grandes; los muros están cubiertos con

yeso blanco; los techos de todas las casas

son de tejas y las alfardas de sostén se

proyectan más allá del muro del frente de

la casa, protegiendo a los transeúntes,

que van por el sendero, de la lluvia y del

sol del mediodía. Las puntas de estas

alfardas están cortadas para crear un

efecto ornamental. En todas las casas hay

árboles frutales: naranjos, limoneros,

limeros agrios, aguacate y chirimoya. Las

propiedades pequeñas están rodeadas por

un muro de piedra de cierta altura; los

portales de acceso al patio tienen un

pequeño y bonito techo de paja de dos

aguas.

Para cuando terminamos de descargar,

una multitud de indios de raza pura se

había congregado en el lugar de

desembarco. Cuarenta o cincuenta

hombres y mujeres de mediana estatura,

de piel morena oscura y rostros anchos e

inexpresivos, observaban cada

movimiento nuestro con curiosidad, pero

ninguno se prestaba a ayudarnos a llevar

nuestro equipaje al curato. Por el camino

encontramos a un niño a quien le pedimos

que nos guiara hasta la casa. El cura se

había ido a Quiroga y sus suspicaces

trabajadores domésticos se negaron a

recibirnos hasta que el cura regresara,

aunque nos permitieron dejar allí nuestro

equipaje. Fuimos a la plaza y

conseguimos pan y queso en la tienda, y

después de comer vagamos por el pueblo

hasta que, a las dos y media de la tarde,

el padre Ponce apareció. Le mostramos

nuestras cartas y le pedimos su asistencia.

En seguida nos ofreció su casa, llamó a los

oficiales, les leyó en voz alta la carta del

gobernador, y les dijo que era su deber

ayudarnos en lo que se nos ofreciera.

Inmediatamente comenzamos nuestro

trabajo, y antes del anochecer ya

habíamos medido y fotografiado a varios

sujetos.

A la mañana siguiente, que era sábado,

nos levantamos llenos de entusiasmo. Sin

embargo, después del desayuno, el padre

Ponce partió para Quiroga para celebrar la

navidad. En ese instante, el trabajo

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

273

disminuyó, y sólo con gran dificultad

logramos conseguir a unos cuantos

sujetos. A la mañana siguiente, muy

temprano, regresó el padre para decir

misa; al finalizar, pidió a la congregación

que cooperara con nosotros, y de nuevo

pudimos trabajar. Pero en el momento en

que partió nuevamente para Quiroga, el

interés disminuyó. Finalmente, como

nadie llegaba y los oficiales habían

desaparecido, decidimos hacer un

recorrido para investigar lo que sucedía.

Encontramos a todo el pueblo borracho; el

juez, el jefe de la policía, los mayores,

todos estaban demasiado borrachos para

ser medidos. Hicimos el intento con dos o

tres sujetos, pero a los pocos minutos nos

dimos por vencidos. No hubiera sido

necesario que el padre Ponce fuera hasta

Quiroga para celebrar la navidad; en

nuestro pueblo también hubo

celebraciones. Estaban, por ejemplo, "los

viejos". Una tarde, vimos pasar una banda

de media docena de personas que

cantaban por la calle. Todos los

integrantes de la banda, menos uno, eran

hombres o niños con túnicas largas de

color rojo, morado o verde brillante

abotonadas al frente; cubrían sus cabezas

con una tela provista de una pequeña

máscara de barro. El último miembro de

la compañía era una mujer, vestida a la

manera usual, pero descalza y con un

rebozo en que escondía el rostro y un

sombrero de hombre sobre su cabeza.

Dos de los del grupo llevaban guitarras de

manufactura local. La compañía paseaba

por las calles, cantando y bailando

zapateados y el jarabe, un bailable en el

que participan un hombre y una mujer.

Cuando el pueblo advirtió la presencia de

este grupo, comenzó a dirigirse hacia el

corral que estaba conectado a la capilla

detrás de la iglesia. Seguimos a la

multitud y, para cuando llegamos, el

corral ya estaba lleno de gente. Los

hombres estaban sentados en bancas o en

cuclillas contra los muros; las mujeres y

los niños, en el suelo. Advertimos que

todas las mujeres llevaban bultos, que

resultaron ser cazuelas con atole caliente,

montones de tortillas grandes, charolas

llenas de tamales y bolsas con tacitas.

Aparecieron varios grupos de danzantes,

deleitando a la concurrencia con sus

representaciones. El grupo que habíamos

visto al principio resulto ser el menos inte-

resante. Los que realmente

representaban a "los viejos" eran los

mejores. Llevaban grandes y graciosas

máscaras de madera, algunas de las

cuales ya se veían muy usadas; una

representaba una cara larga, verrugosa,

barbada y estaba pintada de morado;

otras eran rojas o cafés, pero la mayoría

eran del color natural de la madera; en la

parte de atrás de la cabeza llevaban

enormes pelucas de hojas de maíz o de

petate; los atuendos estaban raídos y

sucios, y en algunos casos su estilo era

verdaderamente antiguo; las prendas de

algunos eran de piel de tigre. Cada banda

tenía su director, y cada una trataba de

superar a la anterior en lo original de la

música interpretada en el vigor de sus

danzantes y en la vulgaridad de sus

gestos. Sus bufonadas causaban gran

alegría. Mientras tanto los niños y las

jóvenes servían de meseros. A todos -

incluyendo a los extranjeros- nos

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

274

distribuyeron tazas con atole hirviente,

deliciosas tortillas y tamales calientes. No

podíamos empezar hasta que a toda la

compañía le hubieran repartido sus

alimentos; sólo hasta entonces los

oficiales del pueblo dieron el ejemplo y

todos nos unimos en los festejos. Siguió

la música, la risa y la diversión, que

duraron hasta ya entrada la noche.

El segundo día después de navidad, una

banda de pastores de San Jerónimo pasó

de casa en casa, entonando canciones

navideñas. La compañía tenía dos o tres

músicos, un cargador –que era un indio de

alrededor de quince años- y media docena

de otros jóvenes, con sombreros nuevos

de palma y unos bastones largos que

terminaban en un anillo del que brotaban

tiras de papel de seda de colores

brillantes. El cargador llevaba un cojín

sobre el que se encontraba tendida una

figura de Jesús niño. En cada casa pasaba

frente a los espectadores, y les permitía

besar la figura y depositar ofrendas de

flores o dinero para la pequeña iglesia de

San Jerónimo. Más tarde comenzó la

música; el que la dirigía comenzó a cantar

y los pequeños pastores dieron vueltas y

vueltas cantando al unísono.

Perdimos casi dos días enteros por las

borracheras del pueblo. Cuando pasaron,

entre halagos y amenazas logramos

comenzar a trabajar de nuevo, y ya

estábamos por terminar con el hombre

número cien cuando regresó el padre

Ponce, esta vez para quedarse.

Casi nos habíamos muerto de hambre

durante su ausencia; su vieja ama de

llaves había hecho lo posible con lo poco

que le procurábamos, pero lo mejor

posible no había sido suficiente. Con el

padre Ponce llegó al pueblo otro cura, el

padre Torres, de Pátzcuaro, quien antes

había vivido en Santa Fe y era muy

querido por los nativos. Con la ayuda de

ambos padres pudimos conseguir sujetos

femeninos, y en menos de un día

estuvimos listos para decirles adiós a los

padrecitos y dirigimos hacia Tzintzuntzan.

Todos los turistas que van a Pátzcuaro

visitan Tzintzuntzan para ver el cuadro de

Tiziano. El padre Ponce estaba deseoso

de que admiráramos el famoso cuadro y

que lo fotografiáramos. Era ya tarde

cuando llegamos al pueblo formado, en

gran parte, por una población de mestizos

e indios que casi no hablan más que su

tarasco nativo. El cura no estaba en el

pueblo pero nos llevaron al curato. Una

vez allí, descubrimos que el buen hombre

se había llevado las llaves con él. Con

dificultad logramos conseguir alimentos, y,

después de la cena, nos llevaron a un

cuarto abierto, con un techo sin terminar,

sin puerta y sin rastro de cama. En él

compartimos una fogata con dos o tres

jóvenes y padecimos un frío terrible

durante toda la noche. Nos levantamos

muy temprano, ya que era imposible

dormir, y pasamos el tiempo lo mejor que

pudimos, hasta que hubo suficiente luz

para fotografiar el cuadro.

Llevábamos la carta que el padre Ponce le

había escrito al cura, en la que le pedía

que nos permitiera fotografiar el cuadro.

Ya la noche anterior les habíamos

mostrado esta carta junto con la del

gobernador a los oficiales del pueblo y

habíamos solicitado permiso para tomar la

fotografía. Habían respondido que no

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

275

podían darnos este permiso mientras el

padre estuviera ausente. Después del

desayuno, y ya con suficiente luz, nos

dirigimos a la vieja iglesia, frente a la cual

se encuentran unos bellos y antiguos

olivos, rugosos e irregulares, de cuyas

ramas penden viejas campanas.

Entramos a la iglesia, y en seguida

encontramos el Tiziano: un descenso de la

cruz. Las figuras están pintadas con

audacia y están agrupadas con destreza;

la acción y la luz se concentran en la fi-

gura de Cristo. El padre Ponce nos había

dicho que el mejor lugar para tomar la

fotografía era desde el púlpito, y estaba

en lo cierto. El sacristán nos miraba con

recelo; cuando se dio cuenta de nuestros

preparativos para la fotografía, se acercó

corriendo y nos dijo que estaba prohibido

tomar fotografías en ausencia del cura. Le

dijimos que no podíamos esperarlo; que

debíamos regresar a Pátzcuaro ese mismo

día y hacer los arreglos necesarios para

continuar nuestro viaje; le mostramos la

orden del gobernador y la carta del padre

Ponce, pero todo fue en vano. Debíamos

esperar a que regresara el cura. Entonces

se me ocurrió depositar unos cuantos

centavos en su mano y decirle que estaba

seguro que tenía muchos deberes que

atender fuera de la iglesia y que nosotros

no debíamos retenerlo; que nos

quedaríamos un rato para admirar el

cuadro, ya que merecía una inspección

cercana y piadosa. Inmediatamente se

fue, cerrando la puerta tras de sí.

Colocamos la cámara en el púlpito con

rapidez y tomamos la fotografía.

Curiosamente, los deberes de sacristán

terminaron justamente cuando nos

disponíamos a salir de la iglesia y la

puerta se abrió como si hubiéramos dicho

"ábrete, Sésamo".

Para las diez y media ya habíamos

conseguido una canoa y dos remeros, dos

jóvenes y vigorosos indios puros. Aunque

el viento soplaba en nuestra contra,

hicimos buen tiempo. Nos detuvimos en

la isla de Janitzio, que es una pintoresca

aldea de pescadores. Las casas están

amontonadas sobre una pequeña terraza

cerca del pie de la colina que le sirve de

fondo. Los escalones de roca en la ladera

van desde la orilla del agua hasta las

casas. En cada patio hay petates sobre

los que se ponen a secar unos pequeños

pescados blancos. Los hombres del

pueblo siempre están deshilando redes,

cuando caminan por las calles o cuando se

detienen a platicar; van desenrollando

muchas yardas de cordel al borde del

lago; hay cientos de yardas de redes

barrederas colgadas al sol. Las casas, de

bonitas tejas rojas, están amontonadas en

forma irregular por las callecitas angostas

y retorcidas. Los habitantes son indios

puros y llevan sus trajes típicos.

Ningún pueblo de esta región usa tanto el

tsupacua o lanzador; es una varilla de

madera cortada para que quede ajustada

en la mano y soporte el astil de una lanza

o saeta larga, la punta de la cual se apoya

contra una estaquilla cerca del extremo

del lanzador. Con este instrumento se

pueden lanzar las saetas de caña con

punta de hierro, largas y ligeras, más

directamente y con más fuerza que con la

mano. Estas saetas se usan para cazar

patos. Antiguamente esta varilla se usaba

en todo el país; hoy en día permanece en

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uso sólo en unos cuantos lugares, el más

conocido de los cuales es el lago de

Pátzcuaro.

A URUAPAN, ANTES DEL

FERROCARRIL (1898)

Hicimos arreglos en Pátzcuaro para partir

a la mañana siguiente rumbo a Uruapan.

Aunque salimos un poco retrasados, a las

seis de la mañana ya nos encontrábamos

en camino. Se notaba que era temprano,

ya que el aire estaba frío; las hojas y el

pasto estaban cubiertos con abundante

escarcha; a pesar de los pesados sarapes

que llevábamos alrededor del cuerpo,

temblábamos de frío mientras

cabalgábamos.

Sin embargo, era un hermoso paseo a

caballo. Al principio nos pareció haber

dejado atrás el lago; posteriormente

subimos hasta llegar a una cima desde la

que pudimos verlo de nuevo, y durante el

descenso lo vislumbramos

constantemente, con sus orillas sinuosas,

sus maravillosas montañas en el

trasfondo, sus islas y sus bonitas aldeas

indias. Finalmente, volvimos a dejarlo

atrás y llegamos hasta una magnífica

región montañosa, cubierta princi-

palmente por pinos. Al pasar por Ajuno,

que queda en una ladera inclinada,

alcanzamos a un grupo de policías,

montados a caballo, que llevaban a unos

prisioneros a Uruapan. En Escondidas,

una aldea miserable, nos impresionó el

espíritu comercial de los indios. Las casas

de todas estas aldeas están construidas

con troncos o tablones de madera

hábilmente empalmados. Los techos son

de vigas angostas y se inclinan

abruptamente. En cada casa se vendía

algo: comida, bebidas o cigarros. Todas

las casas están construidas a la orilla del

camino, y en la parte central del frente

tienen una pequeña ventana cuadrada,

desde donde se muestra la mercancía.

Cuando no hay quien compre, las

ventanas se cierran con postigos de

madera sólida. No sólo cada casa era una

tienda; también en la carretera, entre los

pueblos, pasamos por muchos lugares en

los que, en algún puesto cercano a los

arbustos, las mujeres ofrecían a la venta

frutas, alimentos o bebidas. Por lo

general, estos puestos están uno junto al

otro, y las vendedoras se divierten

platicando, riéndose y cantando. La venta

desde las casas y los puestos a la orilla del

camino es muy común en toda la región

tarasca.

Poco después de pasar por Escondidas,

comenzamos un descenso que parecía

interminable. En repetidas ocasiones

pensamos que ya habíamos llegado al

fondo, sólo para descubrir que estábamos

en un terraplén desde donde comenzaba

otro descenso más. Y así fuimos bajando

hasta Ziracuarétaro, una ciudad impresio-

nante. Las plantaciones de plátano

rodeaban las casas; los árboles cubiertos

de naranjas, con sus esferas doradas, se

elevaban a una altura poco usual de

treinta o más pies; abundaban los

mameyes, con su fruto exótico, y los

cafetales, cargados de grano hasta el

punto de quebrarse. En medio de la

frondosa vegetación tropical, las casas

eran casi imperceptibles, y sólo pudimos

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verlas hasta que estuvimos directamente

frente a ellas. A pesar del tremendo des-

censo, cuando cruzamos el arroyo y

comenzamos a ascender tuvimos la

sensación de no haber llegado en verdad

al fondo de este gran valle. Durante un

buen trecho cabalgamos a través de un

distrito de cañas de azúcar; más tarde

pasamos por un poblado de pequeñas

chozas primitivas que se extendían a lo

largo de un espacio rojizo; después de un

ascenso sinuoso llegamos a un sendero

escarpado que nos llevó a la cima y a la

orilla de la gran pendiente hacia Uruapan.

Al final del valle y a nuestra izquierda,

entre el verdor del paisaje, pudimos ver el

humo proveniente de las fábricas de

Uruapan. Cruzamos uno de los puentes

característicos del distrito, con su bonito

techo de vigas de cuatro aguas, como los

de las casas, y con bancas a los lados para

que los transeúntes se puedan sentar y

descansar mientras admiran el agua que

salpica, burbujea y hace espuma allá

abajo. Seguimos por un camino plano

entre zarzamoras, rosas salvajes y otros

arbustos, hasta llegar a Uruapan.

No hay pueblo más bello en México que

Uruapan. Es el lugar de la eterna

primavera. Aunque se encuentra a miles

de pies sobre el nivel del mar, esta

situado de tal manera, con referencia a las

pendientes de las montañas y los valles en

forma de túneles, que su clima es

templado, y florecen plantas

características de lugares de menor

altitud. Sus frutos y "el mejor café del

mundo" le han dado fama a este pueblo.

Las casas, encerradas entre densos

arboledas verdes, tienen el pintoresco

estilo tarasco. Los techos de cuatro

aguas, unas veces cubiertos por vigas

largas y estrechas y otras por tejas rojas,

evocan los más bellos cuadros de las

aldeas japonesas. Las calles están

limpias. Por el centro del pueblo pasa un

arroyo de montaña de agua muy clara de

un tono zafiro. Este bello arroyo surte de

energía a los molinos, las fábricas y la

planta de luz, y lo cruzan, en varias

ocasiones, puentes techados, al abrigo de

los cuales puede uno pasarse horas

observando el agua correr, las cascadas

llenas de espuma, las pozas en el lecho

rocoso y a los indios que transitan por allí.

La mayoría de los pueblos mexicanos se

contentan con tener sólo una plaza; éste

tiene tres, una cerca de la otra, separadas

entre sí por una línea de edificios

angostos. Tienen plantas bien arregladas;

y cuentan también con monumentos y con

un estrado para las bandas. El pueblo

tiene luz eléctrica y últimamente se han

acondicionado varios hoteles para recibir a

la multitud de visitantes que esperan

tener cuando llegue hasta allí el

ferrocarril, que será dentro de algunos

meses.

El prefecto de Uruapan y jefe político del

distrito es yerno del gobernador Mercado,

y para el llevamos una carta especial de

parte de su suegro. El viejo caballero nos

había insistido que regresáramos por

Capácuaro y Cherán, dos pueblos indios.

Dijo que en el primero encontraríamos un

mogote (montículo o montón de piedras y

tierra) que todo viajero debía ver, y que el

segundo era donde Lumholtz había

descubierto unos cráneos excepcionales.

Como teníamos poco tiempo, le pedimos

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al-prefecto que mandara un mensajero a

Cherán con órdenes de excavar algunos

cráneos y tenerlos listos para cuando

llegáramos. El oficial se mostró en

cantado de cumplir esta orden, y en

presencia nuestra llamó al mensajero y le

puso la orden en sus manos con todas las

instrucciones necesarias para su entrega.

Mientras tanto, también había objetos de

interés para nosotros en Uruapan. El

pueblo es famoso por su trabajo en laca,

hecho con aje, como el de Chiapa.

Adornan los guajes, pintan las formas

frutales para que se parezcan a las

naturales y decoran los recipientes de la

corteza de algunos frutos de manera muy

parecida a la de Chiapa. Lo que es típico

de Uruapan son las placas y cubiertas de

madera para las mesas; decoradas con

diseños florales en colores brillantes,

sobre un fondo verde oscuro, rosa, azul,

amarillo o negro. Este arte está en manos

de unos cuantos indios puros. Cuando los

visitamos, supimos que traen las placas y

cubiertas de madera de una de las aldeas

tarascas de la montaña. Primero las

cubren con varias capas del color de

fondo; sobre éste, se delinea a lápiz un

patrón que se recorta en la superficie

laqueada; entonces, con las puntas de los

dedos se aplica el color, mezclado con

aceite, aje y otras sustancias, y se

rellenan los patrones recortados; se les da

lustre, tallándolas cuidadosamente. El

trabajo es espléndido y es muy apreciado

en toda la república.

En el mismo barrio del pueblo, en donde

se lleva a cabo esta industria local, hay

muchas personas con bocio. La

enfermedad parece estar confinada a un

distrito, pero allí quizás la mitad de la

población la padece, la mayoría de ellos

en grado mínimo. En ocasiones la

inflamación es visible, y en las familias

afectadas encontramos, como siempre,

sordomudez.

En la mañana del día de año nuevo

salimos para Capácuaro y Cherán. Al

dejar la ciudad nos impresionó aún más el

verdor y lo pintoresco del paisaje. El

camino a Capácuaro era inesperadamente

plano y bueno, y a eso de las nueve ya

habíamos llegado al pueblo, que es

puramente indio. Las mujeres, casi sin

excepción lucían sus trajes nativos. El

bocio era común, y en algunos hombres

las protuberancias eran realmente

enormes. Cabalgamos por el largo

pueblo, llegamos hasta la casa del jefe de

la policía y mandamos llamar a los

oficiales. Cuando llegaron, advertimos

que todos, menos el jefe, estaban

borrachos; el secretario en particular casi

no podía mantenerse en pie. Cuando le

dimos la carta del prefecto no pudo

descifrar su grandilocuencia. La revisó de

manera aturdida y declaró que éramos

"gringos", "como el que estuvo aquí el año

pasado" (probablemente Lumholtz). Con

cierto rigor le dije que se equivocaba al

llamar a los visitantes del pueblo con el

ignominioso nombre de "gringos", y le

ordené que leyera la carta y le refiriera su

contenido al jefe. Hizo un esfuerzo más y

dijo: ¿Quién puede descifrar una carta

como está? Está en un idioma. "Con

firmeza señalé hacia la firma y

respondí:"Esta carta es de su prefecto y

está escrita en su idioma; vea la firma.

"Meneando la cabeza dijo: "Ah, sí, la firma

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es la de Silvano Martínez, pero la carta

está en el idioma de usted. " Al notar que

era totalmente inútil seguir con esta

conversación, le quité la carta y,

dirigiéndome a la multitud allí reunida, los

reprendí por sus borracheras, afirmando

que era vergonzoso que todo el gobierno

del pueblo estuviera intoxicado al mismo

tiempo; que debería de quedar siempre

alguien lo suficientemente sobrio para

hacerse cargo de los asuntos que pudieran

presentarse; que nos habían insultado

llamándonos "gringos", y que no habían

escuchado lo que decía nuestra orden

porque el secretario estaba demasiado

borracho para cumplir con sus

obligaciones; que había dos maneras de

tratar con gobiernos de este tipo y que, a

menos que se hiciera algo rápidamente,

ya veríamos si les gustaría regresar con

nosotros a Uruapan. En ese momento, el

jefe, que en realidad no estaba tan

borracho, pidió que le explicáramos que

era lo que deseábamos; el borracho del

secretario parecía asustado, y el resto del

cuerpo de gobierno expresó su deseo de

ayudarnos en lo que fuera necesario.

Entonces leí la carta del prefecto lo mejor

que pude y agregué que habíamos venido

a Capácuaro sólo porque así lo deseaba el

gobernador; que queríamos visitar su

"mogote", y que deseábamos que alguien

nos guiara sin demora. La reacción

inmediata fue de gran agitación y

alboroto. Se le pidió al desacreditado

secretario que se fuera a su casa y se

quedara allí; el jefe de la policía convoco

al resto de su compañía, llamó al oficial

del estado mayor, se ciño su enorme

machete, y tomó la delantera. Lo

siguieron tres policías con sus machetes y

otros dos sin armas, y con esta escolta

nos dirigimos hacia las ruinas en la

montaña. Resultaron ser dos montones

de escombros que quedaban de unas

construcciones en piedra. Si hubiéramos

tenido más tiempo para llevar a cabo una

investigación seria, quizás hubieran

resultado más interesantes; pero tal como

estaban las cosas, les dedicamos sólo

unos cuantos minutos, nos despedimos de

nuestra escolta de borrachos y seguimos

nuestro camino.

Habíamos planeado ir primero a

Nehuatzen, de allí a Paracho, y, después

de visitar Cherán, de regreso a

Nehuatzen. Sin embargo, cuando vimos

que el "mogote" se encontraba cerca de la

carretera a Paracho, decidimos modificar

nuestros planes. El camino nos llevó por

bosques, principalmente de pinos, con

intervalos de bellos claros. Observamos

que en muchos árboles había una gran

cantidad de racimos de un parásito

parecido a la madreselva, con flores

amarillas. Paracho se encuentra al pie de

las montañas, al final de una larga

extensión plana. Es un pueblo poco

atractivo y el único motivo de nuestra

visita era ver la manufactura de sus

famosos rebozos. Difieren de los demás

por su borde ancho de seda blanca y azul

que está unido a la base de la malla

formando diseños decorativos que

representan pájaros y animales o figuras

geométricas. El trabajo es interesante y,

en mi opinión, hay una imitación, que aún

sobrevive, del antiguo trabajo en plumas

que hizo famosos a los antiguos tarascos.

De Paracho, el camino nos llevó a Cherán,

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pasando por Aranza. Precisamente

después de Aranza nos encontramos con

un deslave impresionante provocado por

algún torrente estival. Durante la época

de lluvias un sólo torrente puede llenar

desfiladeros, cubrir de agua las laderas de

las montañas, arrancar los árboles de

cuajo, desgajar fragmentos de rocas y

arrastrarlos como bloques de madera con

cientos de toneladas de grava fina. Sin

embargo, en ese momento no había ni

trazas de agua; ni siquiera un hilo delgado

en ninguno de los desfiladeros; pero de

sus bocas, ahora secas, se extendían por

muchas millas a la redonda, y en el mayor

de los desórdenes, los sedimentos en

forma de abanico, con cantidad de bloques

de rocas que medían entre cuatro y diez

pies de diámetro y troncos de árbol de

hasta dos pies de grosor; en algunas

panes, éstos llegaban a cubrir por

completo nuestro camino. Podíamos

seguir los residuos de los abanicos de

sedimentos: desde la parte más gruesa y

densa de la base del torrente, hasta su

margen en la planicie; de las masas

rocosas que pesaban toneladas, pasando

por rocas más pequeñas, hasta la arena y

la grava.

El camino a Cherán parecía interminable,

y al atardecer por fin llegamos a este

interesante y magnifico pueblo indio. Era

el año nuevo y, por las calles, se estaba

llevando a cabo la celebración de "los

negritos". Sin embargo, nuestra llegada

llamó tanto la atención que opacó la

representación. Cabalgamos directamente

hasta la casa de gobierno y solicitamos

ver al presidente municipal. Tardó en

aparecer y, mientras tanto, los curiosos

que querían vernos y saber a qué

habíamos venido se amontonaron

alrededor de puertas y ventanas. Cuando

llegó, lo saludamos de la manera más

cordial y le dijimos que habíamos venido

por los cráneos. Nos miró horrorizado.

“¿Los cráneos? ¿Que cráneos, señor?”

“Los cráneos que el prefecto le ordenó que

excavara para nosotros. ”Para entonces, la

multitud que se encontraba afuera, y que

cada vez era mayor, comenzó a mostrarse

inquieta. El presidente municipal declaró

no saber de qué estábamos hablando.

Después de que le explicamos el asunto

con más detalle, nos aseguró que no había

llegado al pueblo ningún mensajero del

prefecto. Primero pensamos que mentía,

pero al verlo realmente asustado, nos

dimos cuenta que era verdad cuanto

decía. Nos rogó que tuviéramos cuidado,

que no fuera que la gente, ignorante, nos

oyera. Nos explicó que el año anterior,

don Carlos (Lumholtz) había estado allí;

que el también había querido ver unos

cráneos, que los oficiales del pueblo le

habían dado permiso de sacar algunos del

cementerio; que había causado tal revuelo

que, ante las amenazas de la gente del

pueblo, los oficiales le habían revocado el

permiso. Nos dijo que temía que la gente

del pueblo nos hubiera escuchado, y, por

la expresión de sus rostros, era probable

que así fuera. Dijo, sin embargo, que don

Carlos había conseguido, más tarde,

algunos cráneos en un antiguo cementerio

cerca de la aldea; que si deseábamos

quedarnos en Cherán hasta la mañana

siguiente–ya que hoy se había hecho

tarde-el nos acompañaría al antiguo

cementerio donde, sin lugar a dudas,

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

281

podríamos conseguir los cráneos. Como

aún no sabíamos si era verdad lo que el

hombre decía, le hablamos con dureza,

diciéndole que tendríamos que reportarlo

con el gobernador por no haber obedecido

las órdenes del prefecto. También

exigimos que se redactara un documento

oficial, debidamente sellado y firmado por

él, como presidente municipal, y por el

secretario, en el que se manifestara que

no había llegado al pueblo ningún

mensajero enviado por el prefecto. Para

nuestro asombro, redactaron el

documento de inmediato, y así pudimos

constatar que el prefecto era quien nos

había engañado, fingiendo haber enviado

al mensajero.

Con miles de disculpas y manifestaciones

de pesar por parte de los oficiales, salimos

de Cherán con prisa, para llegar a

Nehuatzen antes del anochecer. La prisa

se debía a que todos los que se habían

enterado que visitaríamos Cherán habían

meneado la cabeza, expresando: "¡Ahí sí

que son frías las noches!" Si es verdad

que hace mas frío en Cherán que en

Nehuatzen, francamente sería lo mismo

que estar en una zona glacial. Nehuatzen

es famoso porque allí se fabrican las

canoas del lago de Pátzcuaro.

Nos costó mucho trabajo conseguir

alimentos y un lugar para dormir en

Nehuatzen. Aunque en el cuarto que nos

asignaron para pasar la noche había un

guardarropa completo de prendas

femeninas que echamos sobre nuestras

cobijas, padecimos el frío penetrante

durante toda la noche. Los dos niños que

nos habían acompañado como guías y

cargadores durmieron en el corredor,

afuera de nuestra puerta. Cuando

amaneció, estaban tan entumecidos y

tiesos por el frío, que tuvieron que

encender cerillos y acercar sus manos

heladas a las llamas para poder mover los

dedos. Habíamos pensado salir a las

cinco, pero hacia demasiado frío para

cabalgar. Cambiamos nuestros planes

para las siete, cuando el sol hubiera

calentado un poco la mañana. Todo

estaba cubierto de cristales de escarcha.

Para que los animales tomaran agua en

los abrevaderos, que en realidad eran

canoas sin terminar, tuvimos que romper

una capa de hielo de media pulgada de

espesor.

Cabalgamos durante diez horas y ni

siquiera nos detuvimos para comer.

Pasamos por Sabina y Pichátaro, San Juan

Tumbio y Ajuno, hasta que por fin

regresamos a la agradable ciudad de

Pátzcuaro.

TLAXCALA (1898)

Siempre nos ha gustado el estado de

Tlaxcala y su pequeña y pintoresca ciudad

capital del mismo nombre. Durante más

de doce años, su gobernador ha sido

Próspero Cahuantzi, un indio de pura

sangre, cuya lengua materna es la

náhuatl. Es un hombre robusto, fuerte y

enérgico, con pequeños ojos negros muy

hundidos. Los habitantes de su pequeño

estado, el más densamente poblado de la

república, son casi todos indios, y le

temen, lo odian y lo respetan

simultáneamente. Ya habíamos visitado

previamente la ciudad en varias ocasiones

y don Próspero siempre nos había recibido

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

282

cordialmente. Por lo tanto, pensamos que

no seria necesario llevar con nosotros las

cartas habituales de recomendación de las

autoridades federales.

Antes de salir para Tlaxcala, mientras

estábamos en la Ciudad de México, nos

enteramos de que el gobernador

Cahuantzi se encontraba allí para atender

algunos asuntos de gobierno. Pensamos

que sería prudente comunicarnos con el,

explicarle el tipo de trabajo que

deseábamos llevar a cabo en Tlaxcala y

pedir su colaboración. Así, nos dirigimos

al Hotel Sanz, en donde acostumbraba

parar en la capital. Lo buscamos dos

veces sin éxito y, a la tercera, cuando

pensábamos que tampoco lo

encontraríamos, nos topamos con él

bajando de su carroza en la puerta del

hotel. Lo interceptamos en lo entrada, le

pedimos una entrevista muy breve, que

nos otorgó, aunque de mala gana. Era

evidente que estaba de pésimo humor.

Pedimos disculpas por nuestra intrusión a

una hora tan avanzada y en un mal

momento, pero aprovechamos para

ponerlo al tanto de nuestro proyecto en

Tlaxcala, de las medidas, las fotografías y

otros datos que necesitábamos, y le

recordamos que hacia dos años ya le

habíamos platicado de nuestros planes y

nos había prometido su asistencia. Ya de

mejor humor, nos reiteró que podíamos

visitar Tlaxcala y que nos brindaría su

apoyo, pero que necesitaría un poco de

tiempo para "preparar el terreno", ya que

su gente vería con recelo nuestro trabajo.

Cuando le preguntamos cuánto tiempo

necesitaría para "preparar el terreno", no

nos dio una respuesta clara. Pensaba salir

hacia Tlaxcala a la mañana siguiente, que

era viernes. Le dijimos que nosotros

podríamos ir primero a Puebla y llegar a

Tlaxcala el lunes por la mañana.

Consideró que era demasiado pronto,

pero, por fin, entre gruñidos, consintió.

Nos fuimos bastante sorprendidos ante el

mal humor y la falta de interés tan poco

característicos en él.

El lunes por la mañana llegamos a

Tlaxcala. Después del desayuno nos

dirigimos al palacio de gobierno. . El

gobernador ya se encontraba en la sala de

recepción, pero, en lugar de que nos hi-

cieran pasar rápidamente como en las

ocasiones anteriores, tuvimos que esperar

durante dos horas en la antesala.

Finalmente, cuando dábamos señales de

impaciencia, le llevaron un mensaje a su

Excelencia, y, unos minutos más tarde, el

jefe político del distrito penetró

apresuradamente en la custodiada sala de

recepción. Permaneció adentro durante

unos cuantos minutos y, al salir, nos

preguntó con brusquedad: “¿son ustedes

las personas que de sean medir cabezas?

Pues ya los están esperando allá afuera en

el pasillo. ¿Por qué no se ponen a

trabajar?". Con nuestros instrumentos y

nuestras cámaras en mano, nos dirigimos

deprisa al pasillo dispuestos a iniciar el

trabajo. Medimos a tres o cuatro sin

problemas, pero cuando grite "otro", los

ojos del jefe político comenzaron a

abultarse. Medimos al quinto sujeto, y al

solicitar que pasara el siguiente, el jefe

comenzó a hacer señas, primero de

distracción y luego de desesperación.

Tímidamente repitió "otro", mientras

buscaba con la mirada a más sujetos. Era

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

283

evidente que no había comprendido la

naturaleza de nuestro trabajo, ni lo que

esperábamos de él. Para la hora del

descanso del medio día, habíamos medido

a catorce sujetos, pero el jefe ya no

mostraba ningún interés personal en

nuestro trabajo y había desaparecido de la

escena. Cuando regresamos a las tres de

la tarde, sólo los guardias estaban

presentes para ayudamos. Los sujetos

que invitábamos para ser medidos no

mostraban ningún interés. por el

progreso de la ciencia. Por lo tanto, el

señor Wilson fue a buscar al jefe a su

oficina. . El viejo estaba furioso, y

literalmente salió corriendo, diciendo que

ya bastante tenía con su propio trabajo.

Como vimos que no llegaríamos a ninguna

parte, decidimos adoptar medidas

urgentes. Nos dirigimos a la oficina del

secretario privado del gobernador y le

insistimos que le dijera al jefe del eje-

cutivo que estábamos perdiendo mucho

tiempo, que nadie nos asistía, que los

sujetos eran obstinados y tercos, y que

deseábamos que algo se hiciera con

rapidez. Esperamos durante unos cuantos

minutos. Se envió una orden; el jefe

político apareció muy indignado, converse

a puerta cerrada con el gobernador y,

cuando apareció de nuevo, lo saludamos

cordialmente. Le explicamos que la gente

no se dejaba medir y señalamos a un

sujeto particularmente terco, del que se

encargó en el acto y sin miramientos. Se

quedó el tiempo suficiente para

restablecer el orden, pronunciando en voz

baja maldiciones y amenazas, y

manifestando su descontento a cualquier

oficial que pasara por casualidad. Decía

que este trabajo lo estaba volviendo

materialmente loco; que hacía lo que tenía

que hacer, no por amor a nosotros, sino

por respeto a las órdenes de su jefe. Por

fin, una vez echado a andar el trabajo, se

fue y ya no tuvimos mayores problemas.

Cuando terminamos el trabajo del día, nos

detuvimos en la oficina del jefe para

informarle que al día siguiente

continuaríamos con el trabajo ya que

necesitábamos medir a cien sujetos y

llevábamos menos de la mitad. Le

sugerimos que hiciera algunos arreglos

sistemáticos para facilitar no sólo nuestra

labor sino la suya. El resultado fue

patente. Al día siguiente comenzaron a

llegar delegaciones de seis a doce

personas provenientes de las aldeas

cercanas. En efecto, el jefe había

facilitado nuestra labor. Tlaxcala difiere

de los demás estados de México que

conocemos en que la mayoría de la gente

vive en aldeas muy pequeñas que se

encuentran apiñadas alrededor de lugares

más grandes. Alrededor de la ciudad de

Tlaxcala hay aproximadamente diecisiete

de estos pequeños pueblos.

Como trabajábamos en palacio, casi no

conseguimos sujetos femeninos a quienes

tomarles medidas. Fuimos con el cura

para pedirle su consejo y nos recomendó

que fuéramos a algunas de estas aldeas

indias de los alrededores; que nos daría

una carta para el juez y que, de esta

manera, conseguiríamos a nuestros

sujetos femeninos con facilidad. Sugirió

que nos dirigiéramos a San Esteban y

escribió la carta prometida al juez del

pueblo. San Esteban es una bonita aldea

ubicada cerca de la cima de unas colinas

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

284

grises de piedra caliza, detrás de las

cuales se encuentran colinas más altas del

mismo material. En las pendientes hay

terraplenes para las casas, construidas de

adobe y techos planos. En este estado,

más que en ninguna otra parte de la

república, se pueden apreciar las "casas

de tres partes", como las de los antiguos

aztecas -habitación, cocina y granero. El

granero, o cuezcomate, es particu-

larmente típico. Esta construido de barro,

en forma de un gran jarrón, o urna,

abierto en la parte superior; encima tiene

un pequeño techo de paja para proteger

los granos de la lluvia. Por lo general, el

cuezcomate mide diez pies de altura y en

cada casa se puede encontrar uno o más.

El juez vivía en una casa agradable de dos

habitaciones, una de las cuales se usaba,

por el momento, como escuela para va-

rones. Su hijo trabajaba ahí como

maestro. Nos recibió cordialmente y se

mostró complacido por la carta del padre.

Sin embargo, nos explicó claramente que

no era una orden del gobierno y que, en

realidad, la carta no tenía ninguna

autoridad; que si las mujeres deseaban

ser medidas, tanto mejor, pero que si se

negaban, no se podría emplear la fuerza.

Cuando sacamos la cámara, notamos que

su interés aumentaba; manifestó su deseo

de tener una fotografía de un grupo

familiar. Lo llevé a un lado y le hice saber

que era imposible que fotografiáramos a

todas las familias, pero que si podía

ayudarnos a conseguir a las veinticinco

mujeres sin demora, aunque el único

documento que tuviéramos fuera esta

carta del cura, tomaríamos la fotografía

del grupo familiar de su elección. Mi

proposición surtió efecto inmediato.

Llamó a los policías y los envió por las

mujeres de la aldea para que las

pudiéramos medir, por supuesto sin hacer

mención de su derecho a rehusarse.

Al atardecer, cuando regresábamos de

San Esteban, cansados pero satisfechos

del trabajo realizado ese día, nos

encontramos con una delegación de más

de una docena de hombres que nos

esperaba en la plaza. No necesitábamos a

tantos sujetos para terminar nuestro

trabajo, y ya estaba oscureciendo.

Gustosamente los hubiéramos regresado a

sus casas y hubiéramos corrido el riesgo

de conseguir otros sujetos para el día

siguiente, pero no se dejaron convencer,

ni ellos ni el jefe político. Así las cosas,

fuimos hasta el pasillo, encendimos las

velas y nos pusimos a trabajar. Cuando

llegamos al sujeto número cien, dijimos a

los demás que ya podían retirarse, pero

insistieron en que les tomáramos las

medidas, que eran las órdenes del

gobernador. Muertos de hambre y de

cansancio, terminamos de trabajar hasta

muy entrada la noche.

Esta delegación, sin embargo, fue una de

las más atractivas, limpias e inteligentes

de todas. Provenía de Los Reyes, un

pueblo a media legua de distancia. La

encabezaba el juez de la aldea. Después

de terminar de medir a todos, se

quedaron allí de pie, pasándose el

sombrero de una mano a otra, en actitud

de querer decir algo más. Finalmente,

haciendo acopio de valor, el juez y el se-

cretario dieron un paso al frente y

expresaron que era el deseo del pueblo

tener una fotografía de su iglesia, con el

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

285

santo y la gente ante la puerta. ¿Sería

posible que la tomáramos y bajo qué con-

diciones?. Les respondimos que nuestro

tiempo era precioso y que si el viaje

representaba una pérdida de tiempo

importante, nos seria imposible acceder;

pero que si ellos proporcionaban a los

cargadores para transportar los

instrumentos hacia la aldea para que todo

estuviera listo antes de las siete de la

mañana, no tendríamos ningún

inconveniente en tomarla. Los oficiales se

mostraron encantados y nos preguntaron

qué desearíamos desayunar.

Respondimos:"Panecillos franceses y vino

tinto!"Cuando, miramos por la ventana, un

poco antes de las siete, ya el juez, el

secretario y otros dos estaban listos y

esperándonos. Uno de ellos cargaba

cuidadosamente una canasta, que

suponíamos contenía nuestro desayuno.

Con los instrumentos sobre sus hombros,

salimos al aire fresco de la mañana y

partimos hacia la aldea a la que llegamos

media hora después. El pueblo, de menos

de cien habitantes está situado sobre una

pequeña montaña y, como queda

escondido detrás de unas colinas, no se

puede ver desde Tlaxcala. Nos recibieron

en la casa de gobierno, que forma parte

del viejo edificio de la iglesia. Como se

estaba oficiando misa, dijimos a los que

nos recibieron que no deseábamos

interferir con sus deberes religiosos; que

aquellos que lo desearan, fueran a misa.

La mayoría entró en la iglesia, pero dos o

tres se quedaron con nosotros como parte

de un comité de hospitalidad. Nos

llevaron a un mirador desde donde la vista

del valle era espléndida, y el eco, uno de

los más impresionantes. Lanzaban

cohetes y el ruido resonaba de colina en

colina alrededor del enorme anfiteatro;

era como la reverberación del trueno, pero

ésta se debilitaba y cobraba fuerza una y

otra vez, hasta que llegamos a pensar que

nunca se detendría. Una vez terminada la

misa, se formó la procesión y sacaron al

"santito" de la iglesia. La gente del pueblo

se acomodó y tomamos la fotografía.

Entonces nos invitaron a desayunar Había

panecillos franceses y vino tinto que

habían traído del pueblo, un platón

enorme de enchiladas, lechuga fresca y

huevos Después de desayunar, pedimos

que nos permitieran escuchar el tambor

del pueblo, un gran huéhuetl. Este

instrumento es una reminiscencia de

épocas antiguas y son pocos los pueblos

indios que lo poseen. Por lo general

permanece guardado y sólo se saca en

ocasiones festivas. El de Los Reyes, que

media alrededor de tres pies de altura, era

un cilindro hueco de madera pintado de

azul, con una membrana retirada sobre la

parte superior. Colocaron en el patio el

mejor sillón del pueblo para mí. Una vez

sentado, tomaron sus lugares los tres

músicos: uno tocaba el enorme huéhuetl,

otro llevaba el ritmo en un tambor

ordinario y el tercero tocaba la chirimía,

una flauta de madera de sonido agudo.

Era la primera vez que escuchábamos un

huéhuetl. El músico golpeaba, el

instrumento con fuerza usando dos

macillos de madera con las puntas

acojinadas, y llevando un excelente ritmo.

Se podía escuchar la resonancia de los

instrumentos a una gran distancia. Todo

el pueblo estaba reunido y, durante un

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

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breve intermedio, se me ocurrió contarle a

la gente sobre el antiguo use del huéhuetl.

Les dije que Bernal Díaz, en su historia de

la Conquista de México describía los

sentimientos que embargaban a los

españoles cuando oían el gran huéhuetl en

el templo de la antigua ciudad de Tenoch-

titlan. En aquel entonces se tocaba este

instrumento principalmente cuando se

sacrificaban seres humanos a los dioses, y

los soldados sabían que algún

compatriota, o un aliado tlaxcalteca,

estaba muriendo. En ninguna de mis

conferencias he encontrado un público

más atento ni más agradecido.

El día que medimos a las mujeres en San

Esteban, vimos a un albañil, a quien ya

habíamos medido en Tlaxcala y con quien

habíamos platicado en alguna ocasión.

Estaba indignado por la conducta de las

mujeres durante las mediciones, y en la

noche nos dijo: "Señor, es una lástima

que pierdan el tiempo en un pueblo como

éste; estas personas son como animales;

los de mi pueblo sienten gran entusiasmo

por su trabajo, y si fueran allí encontrarían

personas con inteligencia, no bestias. " En

realidad ya habíamos terminado con el

trabajo, pero deseábamos conocer un

pueblo en el que hubiera tal entusiasmo

por nuestras investigaciónes.

Por lo tanto. hicimos los arreglos

necesarios con Ignacio Cempoalteca para

visitar su pueblo, San Nicolás Panotla. La

tarde del día en que fuimos a Los Reyes,

cruzamos el valle hasta Panotla; Ignacio y

su hermano mayor, José, nos encontraron

en el hotel. Ignacio debía regresar a

trabajar a San Esteban, pero nos aseguro

que José se encargaría de nosotros. Esto

resultó ser cierto, como también todo lo

que nos había dicho sobre Panotla.

José nos llevo directamente a su casa.

Las paredes eran de piedra sobre mezcla

de adobe, cubiertas de yeso blanco. Los

muros de contención de la pequeña

terraza sobre la que estaba construida la

casa también estaban muy bien hechos, y

con orgullo José nos dijo que todo el

trabajo lo habían realizado él e Ignacio.

José estaba casado y tenía tres hijos.

Ignacio era soltero; un hermano menor,

Carmen, también soltero, había aprendido

a dibujar solo y a hacer bocetos

arquitectónicos; nos mostró algunos

ejemplos. Sus padres eran los dueños de

la casa y nos recibieron hospitalariamente.

José nos guió por el pueblo.

Fotografiamos lo que quisimos, entramos

en las casas, examinamos lo que nos

pareció más interesante, y en realidad

pudimos advertir que sí había entusiasmo

por nuestro trabajo entre la gente del

pueblo. Frente al patio de la iglesia hay

una vieja cruz -que data de 1728- sobre la

que están representados todos los

símbolos de la pasión de Cristo.

En su base tiene grabada una largo

inscripción en náhuatl. Cerca de la iglesia,

cuando visitamos la escuela de los niños,

vimos a unos cuarenta jóvenes, morenos

y de ojos negros, cuya lengua materna

era el náhuatl. Les dijimos que nos

gustaría fotografiarlos; se agruparon

afuera del colegio no sin antes colocar

sobre el muro, como fondo, un par de

banderas nacionales y el retrato del go-

bernador, Próspero Cahuantzi.

Después de la fotografía, pedimos al

maestro que nos dejara oír cantar a los

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

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niños. Era evidente que no consideraba el

canto como su fuerte, pero cumplieron

nuestros deseos. Uno de los niños se

puso de pie para llevar el ritmo con una

batuta. Al terminar de cantar, el maestro

dijo que le gustaría que viéramos la clase

de aritmética, si es que teníamos tiempo.

Catorce o quince niños, de diez a catorce

años de edad, se sentaron sobre el piso

de tierra. Nos dijeron que podían realizar

operaciones de porcentajes, intereses,

bonos, hipotecas, aligaciones. ¿Qué

preferíamos? La verdad, habíamos

estudiado las aligaciones hacía tanto

tiempo que ya no nos acordábamos qué

eran; por lo tanto, escogimos estas

operaciones. "Muy bien, señor", dijo el

maestro. ”¿Serían tan amables de dictar

un problema a los muchachos?"De este

aprieto nos salvamos diciendo que no era

necesario, que confiábamos plenamente

en su rectitud y que pensábamos que era

mejor que le planteara el problema, ya

que los niños estaban más acostumbrados

a él. Hemos visitado muchas clases de los

mismos grados escolares con jóvenes de

las mismas edades en Estados Unidos, y

nunca hemos visto una que pudiera

superarlos en rapidez, exactitud y claridad

en su explicación. Después de nuestro

recorrido por San Nicolás Panotla, José

nos llevo de regreso a su casa, en donde

ya se encontraba una cena lista para

nosotros.

Unas semanas más tarde supimos la

causa probable del mal humor del

gobernador. Durante todo este tiempo

habíamos estado desconcertados por este

cambio de actitud, ya que contrastaba

marcadamente con la manera en que nos

había recibido en ocasiones anteriores.

Más o menos durante la época de nuestra

visita, habían arrestado a unos ricos

hacendados del estado de Tlaxcala por fal-

sificar monedas de plata. Su fortuna

provenía de los campos de magueyes.

Cualquiera supondría que se hubieran

contentado con estas fuentes legítimas de

riqueza. Pero no era el caso, y se habían

dedicado a la falsificación en grande. Se

sabía que las monedas falsas estaban

circulando desde hacía ya tiempo, y por

fin se habían coronado con éxito los

esfuerzos para encontrar a los delin-

cuentes. La culpabilidad de estas

personas era indudable y se procedió a

arrestarlas, juzgarlas y sentenciarlas. Se

hicieron todos los intentos posibles para

conseguir su perdón, pero fueron en vano.

El gobernador Cahuantzi es un viejo amigo

del presidente Díaz, y se pensaba que

podría ejercer alguna influencia sobre él.

Otros hombres de dinero, interesados en

que se liberara y se perdonara a estos

criminales, le prometieron a Cahuantzi 10

000 dólares si podía interceder con éxito

ante el presidente Díaz. Estos detalles no

divulgados, los conocimos por una fuente

respetable y confiable, y pensamos que

son ciertos. El viejo gobernador, ansioso

de obtener la recompensa, y

probablemente sintiéndose seguro de su

influencia con Díaz, había ido hasta la

capital. Fue justamente en el momento

en que hicimos nuestro primer contacto

con él. Es probable que la noche de

nuestra visita viniera de ver al presidente,

y se dice que don Porfirio no solo se

rehusó a perdón a los falsificadores, sino

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EL LAGO DE PATZCUARO (1897)_________________________________________

288

que mostró una peligrosa inclinación para

investigar los motivos de la intervención

del gobernador. No es de extrañarse que

el viejo estuviera malhumorado y hosco

con sus visitantes, después de haber

perdido los 10 000 dólares que creía tener

asegurados, y ante la incertidumbre del

desenlace final de este desafortunado

negocio.

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LAS BASES SOCIALES DE LA VIOLENCIA AGRARIA

(1950-1970)________________________________________________________

289

DE LA INSURRECIÓN A LA

REVOLUCIÓN EN MEXICO

JOHN TUTINO

LA POLITICA LIBERAL Y LAS

INSURRECCIONES AGRARIAS,

1855-1880

Las fuerzas políticas que provocaron la

escalada de la violencia agraria en México

empezaron a trabajar a escala nacional en

1855. Una facción que profesaba firmes

principios liberales reivindicó el dominio

del Estado nacional, derribando el último

gobierno conservador de Antonio López de

Santa Anna. El 25 de junio de 1856 el

nuevo régimen proclamó la Ley Lerdo, que

derive su nombre del ministro de Hacienda

Miguel Lerdo de Tejada y abolió en todo el

país los derechos de propiedad de todas

las organizaciones corporativas. En lo

sucesivo sólo las personas físicas podían

poseer propiedades. Se había atendido a

los principio liberales del individualismo

económico. También se expropiaría, y no

por casualidad, la riqueza en tierras de la

Iglesia, destacada defensora de los

conservadores de la oposición. Y se

socavarían las bases terratenientes de la

autonomía y la cohesión comunal

campesina. La Ley Lerdo impondría una

radical reestructuración de la tenencia de

la tierra -y de las relaciones sociales en el

campo- en todo México.

¿Quiénes eran los reformadores liberales?

¿Quiénes apoyaban su ascenso al poder? Y

¿por qué estaban tan empeñados en

desmantelar las comunidades campesinas

de México? Los liberales triunfantes de

1855 estaban dirigidos por Juan Álvarez,

cabecilla político de las regiones

circundantes de Acapulco a lo largo del

Pacífico. Sus aliados más visibles eran el

ministro de Hacienda Lerdo, de Veracruz,

y el ministro de Justicia Benito Juárez, de

Oaxaca. Las pujantes regiones de las

periferias estaban bien representadas en

la jefatura liberal. Por lo general, los

funcionarios liberales eran abogados y

profesionistas de otro tipo. Sus reformas

perseguían la finalidad de consolidar un

Estado nacional coherente y estable.

¿Acaso fue el triunfo liberal de los años

1850 principalmente un movimiento de

dirigentes provinciales y sus aliados de

clase media que buscaban estabilidad

política en tiempos de agitación? Fue eso.

. . y mucho más. Los jefes liberales del

México decimonónico eran provincianos y

profesionistas de clase media que

representaban intereses particulares y

actuaban en pro de una estabilidad

política que favoreciera esos intereses.

Por desgracia, poco sabemos sobre las

bases de apoyo político que tenían los

LAS BASES SOCIALES DE LA VIOLENCIA AGRARIA

1950-1970

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LAS BASES SOCIALES DE LA VIOLENCIA AGRARIA

(1950-1970)________________________________________________________

290

liberales. Pero las metas que perseguían

son evidentes, y podemos considerar sus

cimientos políticos desde esa perspectiva.

Ciertamente, los liberales no

representaban a los restos de la élite

colonial, grupo venido a menos desde

1810 pero todavía poderoso y que en

general era baluarte de los políticos

conservadores.

Su hostilidad a los liberales lo movió, al

igual que a los yaquis, a apoyar en la

década de 1860 el imperio de Maximiliano

respaldado por los franceses. Cuando

Juárez volvió al poder en 1867, Lozada le

ofreció al principio su fidelidad, esperando

a cambio autonomía local. Pero para 1868

se hizo evidente que Juárez y sus aliados

estaban empeñados en privatizar en los

dominios de Lozada las tierras que servían

de apoyo tanto a los gobiernos comunales

como a las actividades religiosas y a la

producción para el sustento campesino.

Enfurecido, Lozada se alzó en armas y

reclutó partidarios entre los aldeanos en

torno de Tepic y entre los indígenas

menos hispanizados de la cercana Sierra

Madre. Con el apoyo de aldeanos que

defendían la autonomía comunal y de

alteños que combatían por conservar su

independencia mas aislada, Lozada tuvo a

raya a las fuerzas del Estado liberal hasta

1873, año en que fue derrotado,

capturado y ejecutado.

Apenas si se habían aplacado los

levantamientos que empezaron a fines de

los 1860 cuando se produjo otra andanada

de insurrecciones agrarias a mediados de

los 1870. La política de los liberales y su

línea de conductor ayudaron una vez más

a provocar rebeliones. Nuevamente una

sequía que fue no sólo extensa sino

intensa complicó los resentimientos

agrarios. Por primera vez se sumó un

programa nacional de desarrollo

económico a las provocaciones que

indujeron a muchos de los pobres del

campo a desafiar a sus gobernantes. Y

fue en aumento la politización de las

protestas agrarias.

En Julio de 1872, poco antes de iniciar un

nuevo periodo presidencial, murió Benito

Juárez. Sucedió en el cargo su

vicepresidente, Sebastián Lerdo de

Tejada, hermano del difunto Miguel, de

tanta fama por sus leyes contra las tierras

de la Iglesia y de las comunidades

campesinas. Pero Porfirio Díaz,

oaxaqueño como Juárez y general famoso

por su actividad contra los franceses,

esperaba hacerse cargo de la jefatura de

los liberales. Se había enfrentado a

Juárez en 1871, sin lograr desalojar del

poder al héroe del liberalismo mexicano.

Sin embargo, cuando Lerdo pretendió

conserva la presidencia en un nuevo

periodo que debía empezar en 1876, Díaz

se rebeló de nuevo, esta vez con éxito.

Las divisiones entre los jefes liberales en

1875 y 1876 ayudaron no sólo a provocar

sino a propiciar insurrecciones. Mientras

las facciones competían en busca de

apoyo político, Díaz lanzó su Plan de

Tuxtepec a principios de 1876. Entre sus

objetivos pedía una democracia efectiva y

la autonomía municipal. En enmiendas

expedidas en Palo Blanco en marzo, Díaz

prometía frenar la centralización del

Estado, las irregularidades judiciales y el

favoritismo hacia los intereses

extranjeros. En esas proclamas formales,

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LAS BASES SOCIALES DE LA VIOLENCIA AGRARIA

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Díaz no encaró directamente las

cuestiones agrarias. Pero sus

exhortaciones a la autonomía local y a la

honradez en la administración de justicia

hicieron a muchos sacar la conclusión de

que favorecería los intereses comunales.

Según la opinión común, Díaz aseguraba

de manera informal que siempre se

alinearía con los aldeanos en su constante

lucha contra las élites terratenientes.

¿Acaso no se estaba rebelando contra

Sebastián Lerdo y la facción liberal más

identificada con la privatización de las

tierras de los pueblos? Esos hechos

generaron esperanzas de que Díaz

siguiera una política más favorable a los

aldeanos campesinos y a los demás

pobres del campo.

Sin embargo, una vez en el cargo, Díaz no

pudo volverse defensor de la mayoría

agraria. En las mesas de su plan de

acción coincidía en parte con otros

liberales. Siendo comandante militar en

Oaxaca a fines de los años 1860, Díaz

había actuado para apresurar la

privatización de los terrenos comunales.

Díaz no se oponía a la privatización, sino

sólo a los abusos que la tomaban de

pretexto para Las expropiaciones. Díaz

mantuvo las leyes que ordenaban

privatizar los terrenos de los pueblos, y

después de 1885 vigiló el avance de su

puesta en vigor. Actuó para impedir

algunos abusos. . . y se confesó incapaz

de impedir o reparar muchos más .

Entre tanto, los programas de Díaz por

apresurar el desarrollo comercial en

México perjudicaban a muchos aldeanos

campesinos. Una vez que asumió la

presidencia, Díaz impulso la planeación y

construcción de una red ferroviaria que

integrase la economía mexicana y a la vez

la vinculase más estrechamente con los

Estados Unidos. Las élites terratenientes

en prolongada lucha por mejorar

esperaban nuevas oportunidades de

ganancias; pero para obtener esas

utilidades tenían que controlar las tierras

mejor servidas por las nuevas líneas de

transporte. Las tierras ocupadas por

aldeanos y pequeños terratenientes se

volvieron blanco de usurpación. -Y los

tribunales apoyaban una y otra vez las

demandas de los poderosos, sin importar

si eran legítimas o no. Así, la primera

consecuencia de que se ampliara la red

ferroviaria de México fue ayudar a

provocar una más de tantas oleadas de

levantamientos agrarios.

Las divisiones entre los gobernantes

liberales de México en 1875 y 1876, las

aparentes llamadas de Díaz a la justicia

agraria, la simultánea oleada de

usurpaciones de tierras desatada por los

proyectos ferroviarios, así como los dos

años de extensa e intensa sequía de 1875,

repetida en 1877,43 se combinaron para

generar otra andanada de insurrecciones

rurales de gran extensión y con frecuencia

persistentes. Surgieron levantamientos

de nuevo en varias regiones donde habían

ocurrido antes. Desde su derrota en

1868; los yaquis de Sonora habían sido

testigos de la embestida de los regímenes

del Estado liberal con proyectos de desa-

rrollo que les invadían el terruño. José

María Leyva, llamado Cajeme, había

combatido en 1868 al lado de los liberales

sonorenses para someter a su pueblo y

obtuvo como recompensa el puesto de

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LAS BASES SOCIALES DE LA VIOLENCIA AGRARIA

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agente del Estado entre los yaquis. Para

1875 se había vuelto firme defensor de la

autonomía yaqui. Aprovechando las

divisiones políticas entre las facciones

liberales sonorenses, Cajeme anunció que

los yaquis y el sólo apoyarían a quienes

aceptasen su autonomía y protegiesen sus

tierras. Ninguna de las facciones liberales

aceptó esas condiciones, así es que

Cajeme llevó a su pueblo a otra revuelta

de masas, una violenta protesta contra las

invasiones a la autonomía yaqui que no

pudo ser aplastada hasta que lo

capturaron y ejecutaron en 1887. Y la

protesta guerrillera de los yaquis continuó,

junto con una represión cada vez más

violenta, hasta que Díaz emprendió

deportaciones en masa a Yucatán después

de 1900.

También se produjeron insurrecciones a

partir de 1877 entre los campesinos del

árido Mezquital, así corno de Sierra Gorda,

regiones de repetidos alzamientos desde

la época de la revuelta de Hidalgo. En los

altos que circundaban a Tepic, los pueblos

indígenas aislados que se habían adherido

anteriormente al importante movimiento

agrario de Manuel Lozada volvieron a

levantarse, convirtiendo esta vez sus

agravios en una protesta con forma de

salvación religiosa mesiánica.

En la Huasteca, las tierras bajas del

oriente potosino, los aldeanos tomaron las

armas en una rebelión sostenida por

primera vez en los inicios del periodo de

Díaz. En una región marginal para la

economía comercial, las vías férreas

propuestas condujeron a una ráfaga de

conflictos por tierras. A partir de 1876,

los dirigentes de los pueblos buscaron

títulos de tierras en el archivo de la ciudad

de México mientras un párroco rebelde,

Mauricio Zavala, capitaneaba la protesta

local. Cuando el presidente Díaz intentó

negociar un arreglo reconociendo los

títulos de los aldeanos y ofreciendo una

revisión judicial de todas las quejas, los

funcionarios y tribunales locales

impidieron que se pusiera en práctica

semejante política mediadora. Las élites

locales insistieron en sus demandas de

tierras, dando al traste eficazmente con la

resolución propuesta por el gobierno de

Díaz. Así se extendió el violento conflicto,

que se volvió más ideológico y más

politizado con la renovada actividad del

párroco rebelde en 1881. Entonces hubo

exigencias de que se dividieran entre los

aldeanos las tierras de las haciendas. Tal

levantamiento no podía ser tolerado por el

Estado mexicano, y en 1883 tropas

dirigidas por el general Bernardo Reyes

aplastaron a los rebeldes huastecos por

órdenes del entonces presidente Manuel

González.

Esas insurrecciones de los albores del

periodo de Díaz fueron sólo movimientos

regionales, pero lograron acercar los

conflictos agrarios un paso más hacia los

sucesos políticos nacionales. De 1875 a

1880 hubo una explosión de periodismo

radical y actividad política. Intelectuales

con ideales anarquistas y socialistas

actuaban con miras a vincular las

crecientes protestas campesinas a

ideologías y objetivos políticos. En 1878 y

1879 se reunió en la ciudad de México un

congreso de representantes de

comunidades rurales con muchos

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LAS BASES SOCIALES DE LA VIOLENCIA AGRARIA

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intelectuales radicales. Algunos de los

participantes pasaron directamente a

organizar revueltas de pueblos en

Huejotzingo y San Martín Texmelucan en

la cuenca de Puebla. Además, por lo

menos un actor político de relieve

nacional, el general Miguel Negrete,

encadenó su revuelta política contra Díaz

con la insurrección agraria en Sierra

Gorda. 47 Los levantamientos de fines de

los 1870 apresuraron la politización de la

violencia agraria que habría de culminar

en la revolución de 1910.

Las recurrentes oleadas de insurrecciones

agrarias de fines de los 1840, mediados

de los 1850, fines de los 1860 y la década

de 1870 se generaron en su totalidad en

respuesta al surgimiento del Estado mexi-

cano, primero en lo regional y luego en lo

nacional, como agente de los intereses de

la clase elitista, aunado a la política de los

liberales de emplear ese instrumento para

atacar los derechos de tenencia de tierras

de las comunidades campesinas. Tarde o

temprano, todos los alzamientos se

derrumbaron ante la fuerza militar. Pero

la derrota militar no siempre significa

fracaso. Los insurrectos de los decenios

centrales del siglo XIX prolongaron las

dificultades económicas de quienes

pretendían gobernar. Demoraron la

consolidación del poder político de los

liberales. Y aplazaron en forma

significativa la puesta en vigor de las leyes

que debían privatizar los terrenos

comunales.

Inmediatamente después de promulgarse

la Ley Lerdo en 1856, hubo una ráfaga de

privatizaciones en comunidades

adyacentes a grandes ciudades. En ellas,

muchos dirigentes comunales consintieron

en rápidas ventas de propiedades de

ingreso, sin duda bajo la presión de

poderosos inquilinos con el respaldo de

políticos. Sin embargo, una vez

negociadas esas primeras ventas, muchas

comunidades tropezaron con continuos

problemas para cobrar los pagos que se

les debían. Los dirigentes liberales

parecían más preocupados por movilizar

las propiedades comunales que por

asegurarse de que los pueblos obtuvieran

los pagos adeudados. Es indudable que la

consiguiente pérdida de riqueza comunal

confirmó la oposición de muchos aldeanos

al programa de privatización.

Lejos de los centros urbanos esa

temprana puesta en vigor fue rara.

Durante el decenio de agitación política de

1858 a 1867 la enajenación de terrenos

comunales se detuvo casi por completo.

En cambio, a partir de 1868 los liberales

aprovecharon su poder político sin

oposición para insistir de nuevo en la

puesta en vigor de la Ley Lerdo. Se

rebelaron los aldeanos en varias regiones,

como hemos visto. En los demás lugares

la puesta en práctica empezó despacio.

En el estado de México, en 1870 hubo

cerca de 65 mil demandantes que

obtuvieron títulos de tierras con valor total

cercano a un millón de pesos,

principalmente alrededor de Tenango del

Valle Y Tenancingo. En otras zonas del

altiplano central hubo pocas

privatizaciones en esa ocasión. Se ha

estudiado en detalle la comunidad de

Ocoyoacac en el valle de Toluca. Allí se

inició la privatización en 1867, cuando

veinticuatro residentes de la localidad

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LAS BASES SOCIALES DE LA VIOLENCIA AGRARIA

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reclamaron terrenos con valor de unos

sesenta pesos cada uno. En 1875 el

estado de México apremió a los

funcionarios del pueblo a una enajenación

más completa. Respondieron hacienda

notar que el decreto de octubre de 1856

dejaba automáticamente privatizada toda

propiedad con valor inferior a doscientos

pesos. Esa estratagema ayudó a aplazar

la resolución final, y fue apenas en los

años entre 1887 y 1889 cuando las tierras

de sustento de la mayoría de las familias

de Ocoyoacac fueron convertidas en

propiedad privada y titulada. Esa

enajenación tan demo de terrenos

comunales en Ocoyoacac es típica de los

acontecimientos en todo el estado de

México, en el que las propiedades

comunales en su mayor parte, no se

privatizaron sino después de 1885.

La puesta en vigor de la Ley Lerdo se

demoró parecidamente en otros lugares.

En Oaxaca la única actividad en 1856 fue

en la proximidad inmediata de la capital

del estado. A pesar de las continuas

presiones de los gobiernos estatales

liberales -con el respaldo de los

presidentes oaxaqueños liberales Juárez y

Díaz- al principio de los años 1900 las

enajenaciones en Oaxaca estaban todavía

en proceso. En Michoacán la privatización

de terrenos ocupados por el pueblo de

Churumuco también se demoró mucho

tiempo, fue ardorosamente disputada y

produjo un prolongado conflicto local. En

1868, funcionarios estatales liberales

empezaron a apremiar a los dirigentes

locales para que repartieran los terrenos

del pueblo. Los jefes comunales se

negaron previendo la ruina de la

comunidad. Después, en 1872, el

problema dividió a los aldeanos en

facciones. Una minoría local se unió a los

funcionarios estatales liberales pidiendo la

privatización total. El enconado debate

duró hasta 1878, fecha en que se

enajenaron los terrenos de Churumuco.

Más de doscientos residentes de la

localidad recibieron títulos de propiedades

anteriormente comunales. Más tarde los

aldeanos se enteraron de que los

comisionados llamados a poner en

práctica la privatización habían vendido

terrenos por valor de tres mil pesos para

cobrar sus servicios. Entonces la facción

que se había opuesto a la enajenación

tachó de ilegal la venta y trató de cancelar

en los tribunales la operación completa.

Las autoridades, sin embargo, respaldaron

a los comisionados. Siguió un periodo de

conflicto local endémico que hizo erupción

en varios choques violentos, los cuales se

prolongaron hasta el siglo XX.

Parece que la enajenación de propiedades

comunales -discutida en México desde la

década de 1820, sujeta a extensa

legislación por los gobiernos estatales

desde finales de la de 1840 y convertida

en ley nacional en 1856 -sólo se

complementó de manera lenta e

incompleta. Muchos aldeanos se

mantuvieron opuestos a ella en forma

resuelta y a menudo violenta a través de

los años que siguieron a la independencia.

Por último no tuvieron inconveniente en

poseer las parcelas de sustento que

venían cultivando de tiempo atrás. Pero

sintieron profundo enojo por la pérdida de

los pastizales y bosques del pueblo, y se

opusieron con energía a la enajenación de

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propiedades de ingreso comunal, base de

la vida administrativa y religiosa local. Sin

esas propiedades, los aldeanos iban a

tener que pagar los servicios religiosos y

los festivales comunales. Los gobiernos

de los pueblos perderían sus ingresos

independientes y con ello su capacidad

para defender la comunidad contra

presiones externas.

Como los gobiernos locales y la religión

comunal habían estado atenidos al mismo

sistema de propiedad comunal como

labradores campesinos, los notables del

pueblo y los campesinos pobres habían

compartido de tiempo atrás su interés por

defender ese sistema. Los dirigentes

locales empleaban una y otra vez el

ingreso comunal en defensa de los

terrenos del pueblo. La privatización de

las propiedades comunales, incluso si en

su totalidad eran conservadas como

propiedad personal por los aldeanos, ponía

en peligro los vínculos entre los dirigentes

comunales y los campesinos, reducto final

de la autonomía comunal campesina. Los

festivales del pueblo pasarían a ser no

sólo fuente de orgullo y cohesión sino

también gasto. Los funcionarios del

pueblo tendrían pocos motivos para

defender las tierras de sustento de las

familias campesinas. Y a la mayoría de

los aldeanos pobres les sería difícil

defender por sí solos su propiedad; su

autonomía.

Fue la defensa, de los valores campesinos

básicos lo que motivó muchas de las

insurrecciones del México decimonónico.

Y esos levantamientos ayudaron en

muchos casos a demorar o desviar la

privatización de terrenos comunales. La

relación entre la insurrección y la demora

y limitación de la política privatizadora es

evidente en el caso de Tamazunchale y los

cercanos aldeanos de la región Huasteca

del oriente potosino. Después de su largo

y violento alzamiento de 1876 a 1883, no

hubo gran interés en una privatización

inmediata. Apenas en 1894 empezó Díaz

a discutir con el gobernador de San Luis

Potosí la posible puesta en vigor de la Ley

Lerdo en aquellos lugares. Díaz insistió en

que la privatización debería realizarse allí

sin costo ni pérdida de tierras para los

aldeanos.

En lugar de ello, los funcionarios locales,

sin hacer caso, por lo visto, de la orden

del presidente, ofrecieron las tierras en

venta a los aldeanos. Cuando éstos

protestaron que carecían de fondos para

adquirir unos terrenos que ya estaban en

su posesión, los funcionarios empezaron a

ofrecer terrenos al mejor postor. En 1897

los aldeanos protestaron ante Díaz. El

Presidente -recordando la reciente historia

de insurrección en Tamazunchale y

aprovechándose de la división política

entre las élites de San Luis Potosí -impuso

con éxito una privatización que dejó las

tierras en manos de los aldeanos. La

insurrección de Tamazunchale no impidió

la privatización de los terrenos comunales,

pero logró demorarla durante más de una

década e impidió que se convirtiera en

pretexto por una expropiación lisa y llana.

Al intervenir Díaz para proteger los

derechos a la tierra de los campesinos de

Tamazunchale, estaba enterado de que en

otras zonas de la Huasteca y San Luis

Potosí, en Veracruz, en Chiapas y en otros

lugares la privatización había sido un

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LAS BASES SOCIALES DE LA VIOLENCIA AGRARIA

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pretexto para expropiar tierras de los

pueblos. También estaba enterado de la

larga historia de violencia agraria entre los

aldeanos despojados de su autonomía.

Después de 1900, Díaz empezó a tomar

medidas legales para frenar el ataque a

las tierras de los pueblos. En 1901

reformó el Artículo 27 de la Constitución

de 1857 para permitir que las

corporaciones no ligadas a la Iglesia

poseyeran tierras. Así quedo legalmente

ganada la batalla librada por los aldeanos

campesinos desde las postrimerías de los

años 1840 contra la política de los

liberales de privatizar las tierras. Muchas

propiedades comunales sobrevivieron

hasta 1910 y después. Pero hacia 1900,

la combinación de crecimiento de la

población campesina con las anteriores

privatizaciones y expropiaciones ya había

avanzado un gran trecho en el despojo a

los aldeanos mexicanos de su preciada

autonomía. Como veremos en el capítulo

siguiente, esa pérdida de autonomía se

combinó con los complejos cambios

económicos durante la época de Díaz para

ahondar los resentimientos agrarios

impulsores de los conflictos revolu-

cionarios que se iniciaron en 1910.

Las décadas de los 1840 hasta el inicio de

los 1880 aportaron recurrentes oleadas de

violencia agraria a extensas regiones de

México. Básicamente, las causas de ese

conflicto fueron los intentos de las

apuradas élites por usar sus nuevos

poderes del Estado, a menudo inestables,

para compensar las dificultades

económicas e imponer su voluntad a los

pobres del campo. El faccionalismo de las

élites mantenía inestables sus gobiernos,

y las dificultades económicas mantenían

pobres sus gobiernos. En su

desesperación trataron una y otra vez de

emplear esos pobres e inestables

instrumentos del poder del Estado para

socavar las bases de tierras de las

comunidades agrarias. A un mismo

tiempo provocaron y ofrecieron la ocasión

de insurrecciones en masa. La violencia

se convirtió en norma en las relaciones

entre las élites y los pobres del agro en

México. Y la gente del campo que

arrastraba ataques políticos a su

autonomía empezó a pensar en

respuestas políticas. Desde los años 1840

hasta los 1880 la violencia cada vez más

politizada se volvió endémica en la vida

agraria en México.