historia de la arqueología mexicana

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  • 7/31/2019 historia de la arqueologa mexicana

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    a H.B. Nicholson

    UNA ETERNA Y UNIVERSAL CURIOSIDAD POR EL PASADO

    El vestigio de sociedades extintas siempre ha atrado, des-lumbrado, seducido al hombre. Al aparecer un tiesto Co-yotlatelco entre la tierra, un bronce griego en las aguas

    marinas o un zigurath mesopotmico en las arenas del de-sierto, la reliquia cautiva de inmediato a quienes tienen lafortuna de presenciar ese espectculo nico. Lo sabemos:cualquier antigedad es, sin reservas, ese obscuro objetode la curiosidad que invoca tanto a nuestra razn como anuestra imaginacin

    Las sociedades antiguas sin importar su latitud geo-grfica manifestaron una fascinacin precoz por losmonumentos del pasado. Por lo comn, atribuyeron supresencia en el paisaje a los poderes sobrenaturales de

    dioses, hroes mticos, cclopes, duendes o magos. En nu-merosas ocasiones, no obstante, los explicaron como crea-ciones de seres de carne y hueso. As sucedi, por ejem-

    plo, con los relieves de Taq-I-Boustn, Irn, interpretadoscorrectamente por los musulmanes del siglo Xcomo obray efigie de Khosroes II (590-628 d.C.). Pero, de manera in-fausta para la memoria de este rey persa, no leyeron la

    vetusta escena ptrea como su coronacin a cargo del diosAhura-Mazda y la diosa Anahita, sino como el testimoniofehaciente de un tringulo amoroso entre dicho sobera-no, su esposa y el arquitecto del reino.

    Obviamente, el inters por los tiempos idos fue ms allde historias apcrifas de amor galante, llevando al hom-bre a emprender verdaderas excavaciones en sitios arqueo-lgicos. La primera de que se tiene memoria qued con-signada en la piedra fundacional del templo de la ciudad

    de Larsa, en Irak. Su texto cuneiforme nos revela que Na-bnido (556-539 a.C.), rey de Babilonia, penetr por man-dato divino los cimientos de este santuario, encontrandola piedra fundacional primigenia, colocada cientos de aosatrs por Hammurabi (1792-1750 a.C.). El texto aclara que,gracias a esta exploracin, Nabnido pudo restaurar eltemplo a la manera de su antecesor. Mviles distintos tu-

    vieron otros pueblos del pasado. Recordemos, como mues-tra, a los soldados de Csar, quienes profanaron sepulcrosen las ruinas griegas de Corinto para extraer bronces ycermica que ms tarde venderan en Roma a preciosexorbitantes. En contraste, los arquitectos de Abd al-Rah-mn I surcaron el subsuelo urbano de la Crdoba califal

    con el fin de recuperar columnas romanas para soportarlas arcadas de la reina de las mezquitas andaluzas.Como era de esperarse, muchos de estos hallazgos tem-

    pranos intencionales o fortuitos incitaron el coleccio-nismo. Los emperadores chinos de los siglos II yI a.C. ate-soraron vasos de bronce con inscripciones, algunos deellos del siglo VII a.C.; los gobernantes incas apreciaronparticularmente la cermica moche con escenas erticas;la residencia de Lausus en Constantinopla presa de lasllamas en 475 d.C. resguardaba un conjunto nico de es-culturas griegas clsicas; Nabucodonosor (605-562 a.C.)

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    Relieves de estilo mexica de Ce catl Topiltzin Quetzalcatly Chalchiuhtlicue esculpidos en una pea del Cerro de la

    Malinche. Desde este sitio elevado se domina la GranPlaza de Tula, Hidalgo.

    FOTO:LEONARDOL

    PEZLUJN

    REPROGRAFA:MARCOA

    NTONIOP

    ACHEC

    O/

    RACES

    REPROGRAFA:MARCOA

    NTONIOP

    ACHECO/

    RACES

    Los antiguos nahuas atribuan a los gigantes la construccinde las pirmides de Teotihuacan y Cholula. El origen de estacreencia quiz se encuentre en el hallazgo fortuito de huesos

    de fauna pleistocnica. Cdice Florentino, lib. V, f. 11v.

    El mapa que acompaa a la Relacin de Tequizistlny su partido muestra las pirmides del Sol y de la Luna,as como varias de las estructuras que flanquean la Calle

    de los Muertos en Teotihuacan. Al centro de las ruinasfue anotado oraculo de Monteuma.

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    encerraba en su palacio babilonio imgenes de culto queiban del tercer milenio al siglo VII a.C. y que haba arre-batado a sus enemigos para restarles poder; los habitan-tes de la pennsula itlica usaban como amuleto antiqu-simas puntas de pedernal (ceraunia) para protegerse delas inclemencias del tiempo; el general Li Shouli fue en-terrado en el ao 741 d.C. con su coleccin de monedas

    bizantinas, persas, japonesas y chinas, algunas de ms demil aos de antigedad.Los casos sobran, demostrndonos una y otra vez que

    estamos ante una fase embrionaria de la arqueologaque dista mucho de su moderno ejercicio cientfico. An-tes de la Ilustracin, la reliquia era considerada un objetosingular, precioso, emotivo, sacro, sobreviviente de mun-dos desaparecidos y, por tanto, digno de ser colecciona-do. En cambio, hoy, como ha sealado el arquelogo fran-cs Alain Schnapp, el cientfico no busca la calidad o laemocin en el vestigio material, sino reconstruir a travsde l y de su contexto la vida de los ancestros de toda lahumanidad. Para ello se vale de una disciplina rigurosa y

    precisa que se aproxima a los restos del pasado con la ma-yor de las objetividades y que cuenta con complejas tc-nicas, mtodos y teoras.

    LAS SOCIEDADES DESAPARECIDASEN LA IMAGINACIN DEL HOMBRE PREHISPNICO

    Los pueblos del Mxico antiguo tambin sintieron una in-mensa curiosidad por el pasado. Aunque los zapotecas,los epiolmecas, los mayas, los mixtecas y los mexicas de-sarrollaron sistemas de escritura, no lograron la mismaprofundidad y precisin en sus registros histricos queotras civilizaciones en el mundo. Sus gobernantes se va-

    lieron de este poderoso instrumento con fines fundamen-talmente propagandsticos, comisionando la elaboracinde cdices y monumentos ptreos para dejar huella de supaso por la Tierra. Por desgracia, en la dimensin de losmilenios, tales testimonios fueron tan limitados como vul-nerables a la accin de los detractores, las catstrofes na-turales y la intemperie.

    En semejantes condiciones, el pasado remoto se volvitan maleable como el futuro, convirtindose en un juegode espejos en el que se reflejaban mutuamente el recuen-to histrico y el relato mtico. Lo anterior explica por qulos antiguos nahuas del siglo XVI aseguraban que las gran-des pirmides del Clsico fueron erigidas por seres porten-

    tosos y no por simples mortales. Dichas creencias surgie-ron tanto del desconocimiento arqueolgico como de laatnita comparacin de los antiguos edificios con sus pro-pios templos, de mucho menores dimensiones. Bajo estaperspectiva, la majestuosa Pirmide del Sol en Teotihuacanslo poda ser obra de dioses, gigantes o pueblos mticoscomo los toltecas o los emigrantes del paraso de Tamoan-chan. De hecho, toda la metrpolis arqueolgica adquiriun aura divina durante el Posclsico: fue concebida comoel venerable lugar de los orgenes, cuna del Quinto Sol yfoco de dispersin de los pueblos originarios.

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    Segn David Stuart, el Altar 5 de Tikal registra la excavacinprehispnica de una tumba real y la posterior reinhumacin

    del cadver. Al centro de la escena, entre dos personajesarrodillados, se observa una pila de huesos coronada por

    un crneo. La inscripcin identifica los huesos comopertenecientes a una noble de Topoxt, Guatemala. Adems,

    el texto parece sealar que la tumba fue abierta (pas-ah)unos ocho aos despus de su enterramiento.

    TOMADO DE JONES Y SATTERTHWAIT, 1982. DIGITALIZACIN: RACES

    Incensario efigie delPosclsico Tardoque representa a

    un dios descendente.Fue depositado como

    ofrenda sobre lasruinas del Templo VI de

    Dzibanch, Quintana Roo.FOTO: JORGE PREZ DE LARA / RACES

    REPROGRAFA:MARCOA

    NTONIOP

    ACHECO/

    RACES

    De acuerdo con los informantes de Sahagn, hay personas queconocen dnde se cran las piedras preciosas, y es que cualquierpiedra preciosa est echando de s vapor y donde ven salir

    un humito delicado cavan la tierra y hallan alguna caja depiedra, donde estn algunas piedras preciosas escondidas.

    Cdice Florentino, lib. XI, f. 207r.

    pas-ah

    pila de huesoslargos y crneo

    identificacin de loshuesos de la noble

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    LAS ACTIVIDADES PREHISPNICASEN LOS SITIOS ARQUEOLGICOS

    Sabemos que el hombre prehispnico visitaba con asidui-dad centros ceremoniales en ruinas, explorando vida-mente edificios y monumentos cuyas formas se adivina-ban bajo la vegetacin. En estos peculiares escenarios,

    caracterizados por el silencio y la desolacin, llevaba acabo una amplia gama de actividades. Lamentablemente,muchas de ellas no dejaron huellas perceptibles para losarquelogos modernos. Estamos enterados de su realiza-cin gracias a varias fuentes histricas redactadas en el si-glo XVI, como la Relacin de Tequizistln y su partido.Este interesante documento seala que las sociedades que

    vivieron ocho siglos despus del turbulento colapso teo-tihuacano, la mexica entre ellas, destinaban las vetustaspirmides del Sol y de la Luna al culto, las consultas ora-culares y el sacrificio de cautivos de guerra.

    Por el contrario, otras actividades prehispnicas deja-ron una marca indeleble en numerosos sitios arqueolgi-

    cos de Mesoamrica. En un primer grupo se incluyen ac-ciones que podemos calificar como aditivas. Ejemplotpico de este fenmeno es la adoracin de los relieves deChalcatzingo, Morelos, dos milenios despus de su ela-boracin. En 1200 d.C., los tlahuicas aadieron un adora-torio y una escalinata monumental a este sitio arqueol-gico con el propsito de acceder fcilmente a los relievesdel Conjunto B, de 1000 a.C. Un caso distinto es la elabo-racin de los relieves del Cerro de La Malinche, esculpi-dos por los mexicas frente a las ruinas de Tula Grande afinales del siglo XV. Esta singular obra, compuesta por lasefigies de Ce catl Topiltzin Quetzalcatl y Chalchiuhtli-cue, ha sido interpretada ya como un homenaje mexica

    a las deidades heredadas de sus antepasados toltecas,ya como una imagen histrica retrospectiva del cle-bre gobernante de Tula, para validar la tradicin mexicade esculpir los retratos de sus soberanos en las peas deChapultepec.

    Tambin son claras adiciones la inhumacin de ca-dveres y el enterramiento de ofrendas en el interior deedificios derruidos, expresiones que denotan la sacraliza-cin que se haca de las ruinas. Como ilustracin, men-cionemos los restos mortales introducidos por gente delPosclsico Tardo dentro de la Estructura 1-R de la Ciuda-dela en Teotihuacan; el fastuoso ajuar funerario, tambindel Posclsico, depositado en la Tumba 7 de Monte Al-

    bn, y los incensarios-efigie colocados en el mismo pe-riodo sobre el derrumbe de templos del Clsico Tardo enDzibanch, Quintana Roo. Una de las ltimas acciones deeste tipo de que se tiene memoria es relatada por fray Die-go Durn. El dominico cuenta que, estando an en lascostas del Golfo de Mxico, Hernn Corts envi a Mote-cuhzoma un regalo consistente en vino y bizcochos. Alrecibirlo, el tlatoani mexica se neg a ingerir los alimen-tos no sabemos si por su estado tras la larga travesatransocenica y seal que era cosa de los dioses. Man-d entonces a sus sacerdotes que llevasen la ofrenda a las

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    Antigedades olmecas reutilizadas por los mayas. a) Caraanterior de un pectoral de 300 a.C., actualmente en Dumbarton

    Oaks. b) Cara posterior del mismo pectoral con inscripcine imagen de un dignatario maya llamado Cielo-ave Moan,

    grabado en ca. 50-1 a.C. c) Cuchara ceremonial con untexto maya que aludira al Seor del lugar nocturno,

    encontrada en Guanacaste, Costa Rica.REPROGRAFAS: MARCO ANTONIO PACHECO / RACES

    Reliquias del Preclsico halladasen contextos mayas del Clsico.a) Ofrenda de la EstructuraA-XVIII, Uaxactn, Guatemala.b) Tumba de la plataforma

    VI-C, San Gervasio,Cozumel, Quintana Roo.

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    ruinas de Tula y que lo enterrasen en el templo de Quet-zalcoatl, cuyos hijos eran los que haban venido.

    Las fuentes histricas tambin nos ofrecen testimoniosde actividades sustractivas. Hablan especficamente dela excavacin de edificios para extraer materiales de cons-truccin, esculturas, ofrendas dedicatorias y sepulcros, ac-ciones que muchos autores modernos han denominadocon los trminos peyorativos de saqueo y pillaje. Sinembargo, salta a la vista que la mayora de estas opera-ciones no perseguan el lucro, sino la recuperacin de ob-jetos apreciados estticamente y, sobre todo, tenidos comomgicos, puesto que eran obra de dioses, gigantes o pue-

    blos mticos. Un pasaje contenido en la obra de Sahagnnos habla tanto del profundo conocimiento que tenan losmexicas y sus contemporneos de los vestigios de Tula,como de la exploracin del subsuelo en busca de anti-gedades: hay seales de las muchas obras que all hi-cieron, entre las cuales dexaron unos pilares de la he-chura de culebra Dexaron tambin una sierra o un cerroque los dichos tultecas comenzaron a hacer y no lo aca-baron, y los edificios viejos de sus casas y el encalado pa-rece hoy da Scanse tambin de baxo de tierra joyas ypiedras preciosas, esmeraldas y turquesas finas. Otras

    fuentes nos informan que tambin los tlatelolcas y los tlax-caltecas estaban implicados en la extraccin de las anti-gedades toltecas. Tales bsquedas, llevadas a cabo demanera intensiva, tuvieron un efecto devastador. Esto esfcilmente perceptible a nivel arqueolgico. La prdidamasiva, cuando no total, de esculturas y piedras de recubri-miento ha sido registrada por doquier en Mesoamri-ca. Por lo general, las reas daadas tienen volmenesconsiderables de cermica temporalmente posterior, he-cho que delata inequvocamente a los causantes.

    LA RECUPERACIN DE UN PASADO GLORIOSO:REUTILIZACIN E IMITACIN

    Las actividades aditivas y sustractivas tuvieron tambinun fuerte impacto en las poblaciones de quienes las reali-zaron. Las reliquias recuperadas en excavaciones premedi-tadas, as como las descubiertas accidentalmente y las trans-feridas de generacin en generacin, fueron reutilizadas,aunque no siempre se les asign la funcin para las quehaban sido creadas. Seguramente la elevada calidad de lasmaterias primas y de la manufactura de tales objetos influ-y en su valoracin. Pero, ante todo, la supuesta calidad

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    Antigedades reutilizadas por los mexicas. a) Fragmento de una figurilla humana con yelmo de ave. b) Fragmento deuna figurilla de hombre barbado. c) Pendiente en forma de colmillo de felino, posiblemente procedente de Guerrero.

    d) Cuchara ritual, quiz de Guerrero. Las tres primeras piezas proceden de la Cmara 3 del Templo Mayor,en tanto que la cuarta fue hallada en la Ofrenda 2 de la Catedral Metropolitana.

    FOTOS: MARCO ANTONIO PACHECO / RACES

    Reliquias reinhumadas por los mexicas en el Recinto Sagrado de Tenochtitlan. a) Mscara de estilo olmeca.b) Mscara de estilo Mezcala con decoracin mexica: pintura facial de Xiuhtecuhtli. c) Vaso 9-Xi,

    tipo Anaranjado Delgado, con la imagen de un personaje-mariposa de estilo teotihuacano.FOTOS: MARCO ANTONIO PACHECO / RACES

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