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Acto de beber
La joven pastor protestante fue calle abajo, pasando el economato
el restaurante de barra y las desperdigadas tabernas
A dos bloques a su izquierda se ergua el refugio de los sin hogar
Otro bloque ms all el almacn de comida
todas las familiares fachadas distintivas de un barrio
de viejos y altos edificios
que oradaban el can de pobreza y desesperacin en alquitranadas
calles y resquebrajadas aceras de cemento
Haba dejado el Centro Comunitario del barrio
descorazonada. Con el declive econmico
el ayuntamiento entr en modo de recortes fiscales.
El programa de cuidado diurno para ancianos estaba en peligro.
Para las parejas y dems
cuidadores de los ancianos la idea de perder el programa
era ms demoledora que la realida sentida por los ancianos a los que iba dirigido
muchos de ellos ya no conscientes de su alrededor inmediato.
El programa permita a unos cuidadores ira trabajar seguros del bienestar de sus amados
A otros les proporcionaba tregua de la tensin diaria de servir a un adulto con
las capacidades de un nio. Lo apropiado era organizarse pronto
y cabildear la continuacin de los fondos del programa.
No saba responder a la pregunta de por qu Dios nos hizo tan frgiles,
de por qu la sociedad formada por la creacin de Dios era tan injusta
La pastor saba que, en las semanas por venir,
habra similares llamadas al orden de otros grupos buscando
continuar programas de fondos destinados a refugios y comedores para los sin techo
para programas extraescolares y clnicas de salud
La paradoja que observaba era que, cuando el
desempleo creca y con l la necesidad de estos mismos servicios
menos dispuesta estaba la sociedad a darlos.
Senta el fro de la hmeda noche otoal metrsele en huesos y
msculos. Bajo su impermeable
vesta el usual traje de pastor episcopaliano
de pantalones y camisa negra con alzacuellos blanco
Dese llevar puesto el suter para detener el fro.
El brazo del atacante agarr a la pastor por el cuello y
la empuj dentro de un callejn. Su cuerpo fue presionado contra el de su atacante.
Durante los primeros latidos no hizo nada por
resistirse. Su mente se haba alejado de las calles y los peligros que encerraban tanto de da
como de noche. Devolviendo su concentracin al momento supo que tena que actuar
rpidamente. Con su pierna derecha pate contra la espinilla del otro.
Oy el deslizamiento del metal. Un cuchillo estaba ahora colocado en su garganta.
Hazlo otra vez y te rajo."
A la pastor le sorprendi la voz. Era grave, gutural y una mujer la posea. Podra haber sido
ilgico pero se sinti menos en peligro. La violacin no era motivacin
Se relaj. Si la estaban atracando, la suma de dinero que llevaba era pequea y
se podran reemplazar su identificacin y su nica tarjeta de crdito.
Su cese de resistencia fue notada por la voz. Eso est mejor."
Con veloz movimiento la pastor fue empujada contra la pared de ladrillo
de la tintorera local. Levant las manos para amortiguar el impacto
La cascada superficie rasp sus palmas desgarrando la piel. Sangr.
La voz orden. Date la vuelta y mantn las manos dnde pueda verlas."
La pastor se movi despacio. Preferira no ver a su atacante
Saba que poder identificar a quin le hara dao
la pondra en mayor peligro
La pastor baj la mirada deliberadamente. Slo sus propio
zapatos entraban en su lnea de visin.
Nada pas. Nada fue dicho, ninguna orden dada
La pastor se pregunt si estaban jugando con ella.
Por qu deba ser su miedo objeto del desatino de otro? Saba que en incidentes como
ste se alteraban las percepciones. El tiempo pasaba lentamente
tan intolerablemente
No esperara ms, no importaban las consecuencias
La pastor levant la cabeza. Mientras lo haca sus ojos recorrieron las botas negras
vaqueros negros, camiseta negra, chaqueta de cuero
negra y largo cabello negro de la mujer que estaba ante ella
Su mirada subi hasta captar la Belleza
de la aceitunada piel y oscuras facciones de la mujer
Los ojos de la mujer zanjaban el abismo entre luz y oscuridad
Sus ojos eran de un cristalino azul marino. La pastor encontraba
difcil creer que la duea de tales ojos le hubiera puesto una navaja en la garganta
y an as, lo haba hecho.
La mujer estaba mirando fijamente a la joven pastor.
Te conozco." La voz de la mujer traicion
el aire de intimidacin que se desmoronaba.
La pastor se prepar mientras la mujer extenda la mano del cuchillo
La mano temblaba. Con ella tambin la hoja a unas pulgadas
de la mejilla de la pastor. La imagen de la pastor volaba por
la conciencia ya confundida de la mujer
La pastor no era muy alta pero tena presencia. Su corto pelo rubio
caa en mechones sobre la frente y encima de sus orejas. Sus ojos eran verde
esmeralda, claros e inteligentes
Valientes dado que se atrevan a igualarse con los de la mujer
La mujer no estaba segura de por qu haba cogido a la pastor a punta de cuchillo
de porqu estaba en el callejn con ella
Tena que haber tenido una razn. La contempl en un esfuerzo
por disminuir su desorientacin
Agit la cabeza intentando deshacerse del palpitante dolor en sus sienes
La mujer apunt a la cruz que colgaba del cuello de la pastor.
Es oro?"
La pastor no le contest.
La mujer agarr la cruz y se la arranc a la pastor.
Alcanzando su cartera la pastor rog. Por favor, no. Llvate el dinero, no la cruz".
La mujer observ emerger el fuego de la pastor. Le gust lo que vio, una desenfrenada y vivida
chispa de vida. Cualquier cosa que la mujer buscara, ahora tena un pedazo de ello en la mano
y no iba a dejarlo. Contest a la pastor con satisfaccin. No necesito tu dinero
Eh, Rev.! Est bien?"
La pastor y su atacante volcaron su atencin a la fuente de la pregunta.
Tres hombres jvenes estaban cruzando la calle hacia el callejn.
La mujer volvi a mirar a la pastor. Senta un
obsesionante vaco que no poda explicar. No haba acabado con la pastor
Lo que an necesitaba ser tendra que esperar
La mujer mir al callejn cortado por una cerca de madera.
Sera su ruta de escape. Corri hacia la cerca y se iz sobre un contenedor de basura industrial
que estaba adyacente a ella. Lanz una mirada final a la pastor antes de escalar la madera.
Profundamente dentro, la pastor senta que haba algo familiar en la mujer
Record las palabras de la mujer, Te conozco
Y la pastor se pregunt si era verdad.
La maana despus
El sol de media maana lanzaba un rayo de luz a travs de la claraboya industrial. La mujer
yaca en su cama, brazos y piernas encogidos en posicin fetal
Senta la calidez de la luz del sol en su mejilla.
No era bienvenida. Se senta febril y, si pudiera moverse sin dolor, habra
buscado el fresco aire de octubre yndose por la salida de incendios. Volvi a dormirse.
Para medioda su dolor de cabeza haba remitido
dejando slo un irritante dbil rastro para recordarle cuan desvalida estaba
cuan esclava de las traiciones de su cuerpo. Lentamente abri los ojo
permitndoles ajustarse a la brillante luz. Sus brazos se apretaron contra su
pecho. Era una nia buscando refugio de los acechantes demonios
Una lgrima cruz su mejilla.
Saba que no haba escapatoria de sus demonios. Residan dentro de ella.
Sinti en una mano un peso extrao. Se qued mirando la mano ignorando su contenido.
Despacio, con un sentido de presagio abri la mano.
Sus ojos estudiaron la cruz y cadena de oro. No eran suyas.
No las conoca. No recordaba cmo haba conseguido su posesin. Se
incorpor a una postura sentada y estudi ms la cruz y cadena.
El broche de la cadena estaba roto. La cruz era muy simple de lnea
y forma. No era moderna. Tena aspecto de antigedad.
La mujer cerr sus ojos buscando un recuerdo
Cul fue su ltimo recuerdo?
Cundo perdi la consciencia?
Jirones del da anterior vinieron a ella uno a uno
Los entreteji en un esfuerzo
por terminar el tapiz que le dira todo lo que necesitaba saber.
Record haber ayudado en la
barra de la taberna de los Campos Elseos.
Sintiendo una creciente presin contra sus sienes,
se fue antes de la hora de apertura. No recordaba nada ms.
Le era difcil ignorar la creciente pauta
Se levant y cruz el espacio abierto del tico hasta los altos ventanales,
de suelo a techo, que componan la fachada del edificio.
La ciudad llevaba horas despierta. El barrio se ocupaba de su
negocio, un organismo de dependencias
El camin de entregas delante del mercado estaba siendo descargado
mientras jvenes y viejos entraban en l para comprar los comestibles
esenciales para alimentarse ellos y sus familias
En la esquina el kiosquero permaneca observando
para impedir que su inventario desapareciese misteriosamente
bajo la chaqueta de un cliente
Jacob, el abogado local, un hombre que orgullosamente respaldaba la imagen del
estereotpico anciano judo que viva la conviccin de la justicia social y el cuidado por su
prjimo, estaba fuera de su oficina fumando en pipa. Saliendo a su lado y ofrecindol
una taza de caf a Jacob estaba Liza
su esposa y jefa de oficina, que haca tiempo haba decretado que
no sera vctima de su humo de segunda mano
Jacob acept el caf agraciando a Liza con un beso en su mejilla
La mujer saba que, con el tiempo, Jacob lleg a disfrutar el tener una razn
para dejar los confines de su parca oficina para unirse el ritmo de la vida de fuera
Y el con tiempo Jacob lleg a apreciar que era la sabidura
de Liza la que le daba razn para as hacerlo.
Haba ms Jacobs y Lizas. En lugar de judos eran musulmanes, budistas
hinds y un surtido de denominaciones
cristianas que inclua catlico, episcopaliano, baptista, ortodoxo oriental
luterano y metodista. En lugar de polacos haba viejos vecinos italianos
irlandeses y griegos
mezclndose con los nuevos afroamericanos, asiticos
europeos orientales y occidentales, y
de Medio Oriente. La mezcla de ocupaciones abarcaba toda la gama
comerciantes locales,obreros, funcionarios municipales
suministradores de servicios baratos y los pocos
profesionales como la mujer que se neg a marcharse permanentemente
habiendo nacido en el barrio,
teniendo que irse para recibir educacin pero regresando, atrada por una fuerza ms
cercana al temperamento de una mstica que al de una moderna urbanita.
El barrio como unidad intentaba intensamente sobrevivir contra las presiones del siempre
cambiante y complicado mundo. El barrio intentaba proteger y cuidar a quienes traspasaban
sus fronteras. Muchos de ellos cerca del lmite de la vida, fsica y emocionalmente
La preocupacin fundamental del barrio eran siempre los nios
y los ancianos, los ms
vulnerables. El barrio era un frgil y vulnerable bastin constreido en su capacidad de ofrecer
salvaguarda, aunque lo que poda ofrecer era ms que lo que muchos haban conocido antes
de caer bajo su cuidado.
El barrio no poda escapar a la suciedad y brutalidad de la gran ciudad.
An as, sobreviva y en ocasiones un nicho dentro de l medraba
La mujer saba que ella
posea en los Campos Elseos uno de esos raros nichos.
Regres a su tico. El extenso enclave resultaba de la combinacin de divisores limitados
Techos altos y claraboyas rodeados por muros de ladrillo crema.
El espacio era complementado con muebles de lnea simple
y forma no muy diferente de la cruz que sostena en su mano. Se situ
junto a su oficina de escritorio de teca, aparador
y mesa de ordenador, con una alta estantera abierta alineando la pared del tico
Ante ella estaba su nica extravagancia, la cocina de chef
con isla de madera slida
A un lado de la isla tres taburetes altos invitaban a los visitantes a descansar
informalmente. A su derecha la alcoba, una simple cama de acero negro con
adyacentes mesitas de noche de teca, una alta cmoda
y un espejo independiente. Una serie de biombos orientales proporcionaban
la privacidad que precisaba. Haba puesto, a la derecha
de la entrada del tico, el mobiliario de la sala de dos
sofs tapizados de beige descansando en ngulo recto
con una mesa de caf negra con parte superior de cristal. Sus ms valiosos libros
estaban cuidadosamente catalogados en estantes colgados de la pared
Un centro de entretenimiento independiente
contena un complicado equipamiento de sonido y vdeo. Y finalmente
a la derecha estaba el rea de comedor comprendida de una simple mesa
de madera con seis sillas de cuero negro
Las reas de comedor, estar y dormitorio estaban an
ms delimitadas por las pocas zonas de alfombras que ella estaba dispuesta a usar para
proporcionar calidez. Su preferencia era maximizar
la exposicin de los bien pulidos suelos de roble.
A lo largo del tico colgaban una edicin limitada de fotografas en blanco y negro
Originale A carboncillo y lpiz, y ediciones limitadas
de impresiones de la forma femenina. Acentuaba
su espacio con algunas esculturas de sobremesa seleccionadas
y artesanas de alfarera.
Era su hogar. Era un santuario que consenta compartir con slo un puado de amigos
Pocos en las calles de abajo eran conscientes de su existencia
El da se haba medio ido y ella tena
trabajo que hacer. Le aliviaba que el trabajo pudiera hacerse sin dejar este espacio. Pero
tambin saba que pronto tendra que dejar su proteccin y se pregunt, mirando una vez ms la
cruz y cadena, quin estaba en mayor peligro, ella o quienes la encontraban La calle
Los bares estaban cerrando. La calle estaba esparcida con las ltimas aves nocturnas
apestando a cerveza y humo de cigarrillo. Dos mujeres iban calle abajo, la ms baja
pavonendose claramente y reclamando posesin de la ms alta
Acercndose a ellas estaba la joven pastor
La pastor se detuvo al verlas. Su mirada se mantuvo, una creciente ofensa
apropindose de ella. La mujer ms baja not ser objeto del escrutinio de la pastor
y no le gust.
Mientras pasaban bajo una farola la mujer ms baja desafi a la clrigo de paso
Qu mira,
Padre?"
La pastor dirigi su contestacin a la mujer alta. Contena un desafo.
Hola."
Sintindose despreciada, la mujer baja expres su creciente irritacin con una inclinacin
burlona. Procedi a la presentacin. Nicki, te presento a la buena reverenda
Elizabeth Kelly.
Beth es la nueva pastor de St. Ann."
Nicole se sinti subyugada por la mirada de la joven pastor. Permaneci callada
Algo estaba terriblemente mal pero no saba el qu.
La mujer baja estaba atnita por la pasividad de Nicole. Eh, machota, mira para aqui
Entumecida, Nicole hizo lo que se le peda. La mujer baja la tom en un beso baboso y
exagerado. Repelida
Beth retrocedi un paso y empez a ir hacia su destino
Nicole se apart de su compaera y observ marcharse a la pastor.
La mujer baja no pudo evitar notarlo. Eh, Nicki. Si acercarte a Dios te pone cachonda
tendremos que ir por la iglesia."
Cierra el pico, Page!"
Page saba andar con pies de plomo con la voltil griega. Que te pica?"
Nada. Vamos."
Page no pudo evitar expresar su admiracin. Tienes que admitir que la pastor tiene pelotas
para estar todava paseando por las calles tan tarde."
Nicole no tena punto de referencia. A qu te refieres?"
Diablos, ta, dnde has estado? La comidilla
del barrio es que la asaltaron hace un par de semanas
El cabrn le rob la cruz de su abuela."
Cruz?"
S. Asaltar a un pastor es vil."
Nicole sinti un miedo consumidor. Fue un hombre?"
Supongo. No llam a los polis. Debe ser esa mierda de perdonar los pecados."
Nicole reprendi. Te importa?"
Page fue sincera. Sabes, Nicki, nunca voy a entenderte."
Nicole le ech una buena mirada crtica a Page. Tena razn
Page no tendra jams posibilidad
de entenderla. Page era un buen rato, nada ms. Nunca podra ser ms Colegas
Beth entr en la oficina del padre David. Buenas noches, David."
David levant la vista del borrador de su homila de domingo. Beth, entra, por favor."
Beth acept la invitacin.
David se quit sus gafas de montura de alambre. Toma asiento."
Beth hizo lo que se le sugiri. Habl con desarmante sonrisa. Me ests poniendo nerviosa."
David le devolvi la sonrisa. Le gustaba la nueva joven pastor. No lo ests. Slo deseaba
comprobar cmo te va."
"Estoy bien, David."
"Cmo est la Sra. Wesley?"
"La enfermera cree que morir pronto. He pasado un par de noches hasta tarde leyndole. Se
asusta y eso le calma."
"Cmo de tarde?"
"Tarde. David, no te preocupes. He completado mi cuota de asaltos este ao."
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David se retrep en su silla. Me gustara que permanecieras de un pedazo."
"Dios lo quiera."
"Oh, por favor! Dios te dio inteligencia para saber no tentar al peligro."
"David, bromeaba. Tengo cuidado."
"De acuerdo. Tienes cuidado. Que tal si te dosificas. S que tienes la mitad de mi edad y ms
del doble de energa, pero quemarse es probable y no necesito or del Obispo que te llev a una
tumba temprana."
"No ests siendo un poco dramtico?"
"Cunto dormiste anoche?"
"Lo bastante para una mujer con la mitad de tu edad."
"Si no fueron al menos siete u ocho horas, no fue bastante. Si no te cuidas por tu propio bien,
hazlo por la gente a la que has de ayudar. Diablos, hazlo por m. No necesito ms estrs."
Beth miraba sus manos con incomodidad. Le gustaba David y desesperadamente deseaba
serle de ayuda . Mejorar."
"Gracias. Ahora, que planes tienes para la tarde?"
Beth mir al hombre afectuoso. No saldr. Hay un libro que he estado queriendo conseguir."
David apuntill suavemente. Otro de los telogos alemanes?"
Beth se puso en pie. No. Un bien respetado telogo feminista norteamericano."
"Bueno, cundo puedo esperar la prxima entrega de nuestra saludable discusin?"
"Que tal algn almuerzo de la prxima semana?"
"No puedo esperar. Buenas noches, Beth."
"Buenas noches, David."
Beth recorri el vestbulo y despus los escalones hasta la tercera planta. La entrada de su
apartamento era la primera puerta a la derecha. Vivir en el recinto de la iglesia tena sus
ventajas. Los desplazamientos mnimos eran una de ellas.
9
Se haba mudado al estudio a mitad de agosto. Ese primer da no pudo evitar notar la sorpresa
de David cuando se dio cuenta de la extensin de sus mnimas pertenencias. Consistan
literalmente en la ropa puesta, su mochila, su porttil, una bolsita de cuero llena de cositas que
colgaba de su hombro y media docena de cajas de libros, enviadas por UPS, que haban llegado
la semana anterior.
Devolviendo lo tomado
Llevaba horas en las sombras decidida a no irse hasta cumplir su resolucin. No conoca la
rutina de la iglesia. Slo poda esperar que la joven pastor entrara sin escolta en el santuario en
algn momento del da.
Era ahora el momento que Nicole haba esperado. La joven pastor entr en la baslica a travs
del crucero, su tarea del momento era preparar el altar para la misa. Nicole se movi
rpidamente, no dando oportunidad a su miedo para que la hiciese regresar a la seguridad del
anonimato. Sin ser detectada se qued en el centro del altar. Beth sinti una presencia. Se
volvi para ver quin se le haba unido. La alta morena desgreada le sobresalt. Beth sinti una
oleada de miedo as como de furia. Furia alimentada por la audacia de la desconocida. Asaltarla
en la calle era una cosa. Pero hacerlo en la iglesia, otra. Habl con voz adusta y mesurada.
"Qu quieres?"
Nicole subi el primer escaln de altar. Desafiante, Beth se mantuvo firme en el tercero. Nicole
llevaba puesta una trinchera negra, sus manos escondidas en los bolsillos. Extendi la mano
derecha y abri su palma a Beth. Es tuyo?"
Beth mir abajo, reconociendo la cruz y cadena de oro. Devolvi su mirada inflexible a la
desconocida. Sabes que s."
Nicole se sinti penitente. Te her?"
La pastor se sinti confusa por lo que vea en los ojos de la otra mujer. Habl menos
severamente, Los cardenales sanarn."
Esforzndose por controlar su vacilante voz, Nicole intent explicarse. S que no tienes motivo
para creerme pero no lo recuerdo. Mi amiga me dijo lo que te pas. Todo cuanto s es que
despert con tu cruz en mi mano."
Beth alarg la mano y tom posesin de cadena y cruz. Los guard protectoramente en su
puo. Haba abandonado toda esperanza de volver a verlos. Su alivio y gratitud no fueron
expresadas.
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Las palabras de Nicole fueron sentidas. Lo lamento."
Beth devolvi la mirada a su contrita atacante. No se senta inclinada a perdonar. Todo cuanto
ofreci fue silencio.
El desdn de la pastor cal profundamente en Nicole. Haba esperado algn indicio de
absolucin de la clrigo. No estaban los religiosos en el negocio de perdn? Obviamente eran
humanos y sujetos a emociones humanas. Nicole se dio la vuelta y camin despacio por la
nave hacia la entrada principal de la iglesia. Al alcanzar las puertas centrales mir atrs. Beth se
mantuvo firme, tan fra y dura como estatua de mrmol. Con un suspiro se march no
sintindose mejor y de alguna forma peor que cuando entr porque, dnde haba habido
esperanza, ahora haba slo vaco. Beth abri la mano y estudi cruz y cadena. El broche haba
sido reparado. No haba indicio del dao infligido.
Fuera de la lluvia
Miguel estaba en la entrada de La Taberna observando la furia de la tormenta de media tarde.
Nicole se acerc y se qued al lado de l. Es una forma de limpiar las calles."
Miguel agit la cabeza. Sabes, te quiero pero hay veces en que te pierdes la magia."
"Qu tiene de malo ser un poco prctica?"
"No es lo que este barrio necesita."
"Oh, dgame, sabio anciano, qu necesita este barrio?"
"Nia, no soy tan viejo."
"Slo mostraba respeto a mis mayores."
"Bruja."
"Volvamos a ti."
Miguel habl pensativamente. Esperanza. Es lo que este barrio necesita."
"Es lo que todos necesitamos." Nicole sinti que su mano izquierda empezaba a temblar. El
temblor empez a subir por el brazo. Asi el tembloroso miembro con su otro brazo y lo apret
contra su cuerpo.
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"No discutir contigo." Miguel devolvi su atencin a la calle de la ciudad. Eh, no es sa la
nueva pastor?"
Nicole mir. Su incomodidad apretada contra ella. S."
"Creeras que la iglesia podra permitirse un paraguas. Se est empapando."
"Es slo otro bloque."
Miguel escogi no refrenar su sarcasmo. Dios, es que te va querer a tu prjimo, verdad?"
"No es un prjimo."
"No, es tambin condenadamente mona." Miguel dio un par de pasos en la acera. Estando bajo
el dosel de los Campos Elseos, grit. Reverenda! Salga de la lluvia!"
Otra ola de la lluvia le cay encima. Beth vacil. No tena razn para no aceptar la invitacin.
Sujeta al incesante torrente agradecera cualquier resguardo.
Nicole volvi dentro de la taberna, ocupando su puesto detrs de la barra.
Miguel indic a Beth que entrara. Reverenda, escogi un da infernal para dar un paseo."
Beth entr. Le asombr lo que vio. La taberna era exquisita. La mezcla de oscura madera bien
pulida, grciles adornos y remates de latn, y simples medias cortinas verdes proporcionando
privacidad entre cubculos la transportaron a Irlanda. Un pas que haba recorrido antes de entrar
en el seminario. Su mirada fue a la barra. Todo desapareci de su vista salvo la mujer lavando
vasos detrs de ella.
Miguel disfrutaba observando a la reverenda apercibirse de este inesperado refugio. Le
gusta?"
Beth susurr. S."
"Es slo parte de los Campos Elseos."
Beth devolvi su atencin al latino. Nunca pens que los Campos Elseos fuesen una taberna."
"Nicki y sus griegos." Miguel aguard a que Nicole se acercarse a ofrecer a la pastor un poco de
su tradicional hospitalidad. Le defraud su reticencia. Hay un bar con baile abajo y un
restaurante gastronmico arriba." Dijo lo ltimo para sacarle una contestacin a Nicole pero,
una vez ms, le defraud con su resolucin en limpiar cada vaso detrs de la barra. Le gui a
Beth, Pero no confe en m. El Jardn es mi beb."
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"Suyo?"
"Soy cocinero y gerente. Nicki me mantiene cerca para poder tener servicio de cocina a todas
inoras de ia nociie. No es cierto, Nicl