herrera, silvio baró. la economia africana a comienzos del tercer milenio

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  • r lei-D t>A
  • la Economa africana a comienzos deI tercer milenio.

    SilvIo Bar Herrera Investigador Titular Centro de Estudlos sobre Africa y el Medio Oriente (CEAMO)

    Los dirigentes pollticos africanos han comenzado el milenio con un renovado espritu enfilado ai diseno de nuevos planes y estrategias que encaucen ai continente en el cammo dei desrrollo socioeconmico y a mejorar su posicin en el sistema de relaciones internaconales. Ello se debe a que Afrlca, en 'general -y su regin subsahariana en par-ticular-, sale de una decenio en el que empeoraron sus indicadores socioeconmicos y aument su marginacin dentro de la actual econo-mia mundial en proceso de globalizacin. EI continente cuenta con ms de 700 millones de habitantes, (aproxima-damente el 11 % de la poblacin mundial), pero aporta slo el 1 % dei Producto Interno Bruto (PIB). Cerca dei 30% de su actividad econmica se deriva dei sector primario (agricultura, ganaderla, silvicultura), sus ex-portaciones de productos agropecuarios representan el 2% de las mun-diales.

    A pesar de la importancia dei sector prima rio, de los ms de 800 millones de hambrientos censados por la FAO, 210 millones son africa-nos.

    EI predominio de los productos bsicos en las exportaciones de la casi totalidad de los pases africanos y la evolucin seguida por sus precios, explican cmo, segn el Banco Mundial (BMl. el PIB dei Africa subsahariana alcanz un promedio anual de 2,4% en el perlodo 1990-99, mlentras la tasa de crecimiento demogrfico fue dei 2,6%.' Ta l diferencia indica que los niveles de vida en esa subregin en particular -y el continente en general- han venido descendiendo sostenidamente. Tan slo entre 1999 y el 2000, el PIB per c pita anual cay de 500 a 480 dlares. 2

    Tabla 1. Datos seleccionados acerca de frica Crecimiento dei PIB PIB percpita

    Regi6n 1971/80 1981/90 1991/01 1980 1990 2001 Palses 5,6 2,3 subdesarrollados 4,3 1087 n.d.

    1472

    frica 4,9 0,5 2, 1 802 n.d. 723 frica subsahariana n.d. 1,8 2,4 388 n.d. 332

    6

    Fuente: Elaborada a partir de los datos que aparecen en ONU. Estud 10 Eco

    n6mico Mundial, 1990. Nueva York, 1990, Cuadro I 2, p. 3 (para 10$ d~ -de los aMs 80) y United Nations, World economic and soCIal survey, 200~ New Yark, 2002, Cuadio' A.l, p. 285 (para los da tos de los anos 1981/90 y 2001). n. d. Cifra no disponible

    La situacin econmica ms reciente Segn la Comisin Econmica de las Naciones Unidas para Africa

    (CEPA), el PIB de la regin 'subsahariana creci en 4,3% en el 2001 , porcentaje similar ai alcanzado en el ano anterior. Sin embargo, este crecimiento relativamente alto respecto ai promedio de los anos prece-dentes, ocultaba las grandes disparidades de las evoluciones econmi-cas nacionales de los distintos palses. AsI, mientras s'e observ un creci-miento dei 6,5% en Guinea Ecuatorial y de 5,1 % en Tanzania, la impor-tante ecoriomla de Zimbabwe sufra una contraccin dei orden dei 7%.3 Siempre segn la CEPA, las principales causas de ese crecimiento pueden resumirse en: una buena gestin macroeconmica, una fuerte produc-cin agrcola, los altos precios dei petrleo, y el cese de los conflictos blicoS en algunos palses, pero no por la reversin de importantes ten-dencias negativas en una serie de indicadores econmlcos de la regin

    La Tabla nm. 2 muestra la evoluCln dei comerCio exterior africano en 1999 y 2000, esfera en que se observa la persistencia de los importantes problemas econmicos que caracterizan ai continente.

    -

    1999 2000 Regi6n Exportaciones Importa clones Exportacioncs Ilmpor~Ciones frica 116,0 115.4 151,4 I 123.~

    -- _.

    -L -frica subsahariana 89,9 104,3 93,2 86,4 Fuente: Uniled Nations, World economic and social survcy, 2002, New Yor , 2002, Tabla A.22, p. 313 (para los dalos de Africa) y World BanI... World Development Report, 2002, op. cit., p. 239 (para los dalos de Africa subsahariana).

    A partir de los datos de la Tabla anterior, se desprende que I saldo deficitario de la balanza comel dai d I continent pas d 12,5 mil d millones de dlares en 1998 a un ligero supervvit d 0,6 miles d mlllo nes ai siguiente ar.o y alcanz Olro d 27 ,9 mil s d millon s cn 12000 Algo similar ocurri en la part subsahariana d I contlnent y cn ambos

    7

  • 8

    I O"'hrlll,h''', hl In I U,(r'llOn"rn,NIIfJ (11 I_ 1";01.,.,/4 rjf. -:;,(I,O,,~ d. f'rlr "t, 1111/ "I Ihlrl" d" I .. (II(-rol. (fl"''''II II~ I~ m_IM/" 1)6 I,,~ IJ""~ f rW,/I,I" "1" /tIl1" flll,'" (lI (,rtWII, Ir,,1 ffli/lr;(J( , fi" (161M ~ M 1 'J'Jj, 11/1 Inlll,l (/{, InJ/I(,n{'~ fM 11,(1~, HI/i mdc,', rJ( ml/lbf1, M 11)")8 I ;;,7 Inlll'" dI rnlll(}(/~~ M 1(j~IJ, (lj((,bIMdo U"o (>c,:lcI6" ',II.IIUJl. df' 11,1 Y '1,1 11111' dI' 'flltI()fl/i, d (/(,111((': M Iv, or.~ 7()1)(J y 20l , (C~r}"( l/VIml n/I) l

    AI ' f!IJV mo', 111 cAmpo d, 1 ~ l lu r.1611 ('r'1oMel/:r. M mo dei GC>rollntll .. 1 , tJorl IM! I ,r.lmllh( I1I(/un\ d, 101 r~:J')u 'Ul~ a IJ~ h :volueI6r'1 lnb-rnl" , lo, tl lI) n 10 ri r cur~o . , qUI, mo~ r. ron un" I 'nd flll . er Clcn I n I (J~ /lo ~O (18,0 mil rnlllon ~ dr. dlall.:' 'n 1 !J'JO Y 71.0 'n 1 fi991. d c Mr/loron fi 1'000 IMla 19.111"11 millong~. Sin 'mb~rfJo, I~~ lraM~ ( I 11do fi tu, d r ,uno' Iln nd ro~. qu '(QW(I' dI] 1' .' mil rniilor'! '; n 1 fJ!)O , 11 U rOl1 r d 1~6 10 ' W, ~ mil ,mllon ~ n

  • Por su parte, los flujos de inversiones extranjeras directas hacia Africa subsahariana crecieron de 4.7 mil millones de d61ares en 1995 a 8,6 mil millones en 1997, para luego mostrar una tendencia oscilante en torno a 5-8 mil millones, y s610 alcanzan 6,5 mil millones en el 2000:" Los principales receptores de inversiones extranjeras: Egipto y Marruecos (Africa maghrebQ, y Sudfrica, Angola y Nigeria (subsahariana), asl como tambin Botswana, Namibia, Lesotho, Swazilandia, Mauricio, Mozambique y Uganda. Debe senalarse que se han apreci ado desinverslones en vanos palses dei continente.

    La participaci6n de Africa en los flujos mundiales de inver5iones des-cendi6 dei 11 % en 1975-80, a 9% en 1981-85 y a 4% en 1995-97. Africa subsahariana 5610 acoge ai 1,9% dei total de los activos de inver-siones extranjeras direc1as13

    Segn datos apartados por el World economic and sOCIal survey, 2002 , editado por la ONU, indica que durante los anos 90, el continente africa-no se vi6 sometido a un proceso de desinversi6n, lo cual queda eviden-ciado en que entre 1993 y el 2001 el ingreso neto de inversiones presen t6 un saldo deficitario de unos 10 mil millones de d61ares promedio anual. "

    Esta evidente marginaci6n de los ftujos mundiales de inversiones ex-tranjeras directas obedece ai pobre atractivo que significan el atraso y el subdesarrollo, los bajos niveles de producci6n, de productividad dei tra-bajo y de ingresos, los pocos productos de exportaci6n, el insuficiente desarrollo de los mercados internos y de las actividades bancarias, las malas condiciones de la mfrae5tructura, de los niveles culturales, de la calificaci6n de la mano de obra, de los Indlces de salud de la poblaci6n y de la presencia dei fen6meno de la corrupci6n, entre otros muchos fac-tores.

    Con vistas a contrarrestar estas factores negativos y ante la Impenosa necesldad de atraer mversiones extranjeras, los palses dei continente es-tn enfrascados en un proceso de liberalizaci6n de los reglmenes de tra tamlento a esos capitales. Esta explica el hecho de que estas palses estu-Vleron involucrados en el 22% de los 1 513 tratados bilaterales de mver slones firmados hasta finales de 1997 .,

    La evoluci6n dI! la druda externa africana A pesar de la Incorporaci6n de un cierto nmero de palses a los me-

    caJliSmos de alIVio de la deuda externa disellados por los acreedores y los OIganlsmos fmancleros InternaClonales, la druda externa d Afnca con-tinuO creCJendo y pas de 294,3 mil mlllones de d61ares en t990 (176,9 mil mlllones para el Afflca subsahanana) a 345 mil mllloncs em 1998 ( 30,1 mil mlllon s) '.

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    No obstante y segn el Global" Development Finance, 2?O 1, editado por el Banco Mundial, la deuda externa de Afnca subsahanan.a descen di6 de 216.4 miles de millones de d61ares en 1999 a 206,1 mil mlllones en 2000,

    Estas cifras podrlan parecer muy alentadoras SI indicaran ~n punto de inflexi6n en las tendencias de la deuda externa de la subregl6n, pero.no lo son tanto cuando se hace un anlisis ms minucioso de la Informacl6n apartada por la propia fuente. .

    La reducci6n dei monto de la de,uda externa parece haberse obtenldo a costa de la deuda de corto plazo, pues mientras la de largo plazo creci6 en unos 400 mil millones, aquella se reduJo de 44,3 miles de millones a 34,0 miles de millones de d61ares en las fechas ya Indicadas Lo anterior quiere decir que la aparente mejorla parece deberse ms a n; r~prgramaci6n de la deuda externa de la subr~i6n. mediante la cual cierta cantidad de la de corto plazo debe habe~ sido trasfererida hacia el futuro, . ~ .

    sta s610 puede ser la respuesta a esta evoluci6n, porque otros ind icadores de la evoluci6n de Africa subsahariana ilifipiden lIegar a con-clusiones diferentes, En este sentido, anahcemos tan ~610 algunos de ellas. _~.. . _ ,.'

    Aunque la relaCl6n Deuda Externa/Producto Nacional Bruto para el Afrjca subsahariana que lIeg6 a ser de 70,5% en 1999, descendi6 a 66:1 % en 1'1 2000; y la rel~ciQn Deuda Externa/Exportaciones pas6 de 210,8% a 180,20/0 en 105 mlsmos aiios, los pagos por concepto dei servl-cio de la deuda continuaron mostrando una tendencia creclente ai pasar de 10,9 mil mlllones en 1990 a 14,6 mil millones en el 2000, an sm tomar en consideraci6n los importantes atrasos en que Incurren los pai-ses deudores

    EI ya sel'lalado dficit comercial de unos 15 mil millones de d61ares contrasta con 1'1 hecho de que la subregi6n reclbi6 en el 2000 un fluJo de recursos flnancleros de 19,1 mlles de mlllones de d6lares. Dlcho en otras pala bras, tan s610 el dfiCit comercial era equivalente ai 79"4 dei toul de los recursos financieros recibidos,

    SIn embargo, los mencipnados 19, \ mlles de mlllones d~ d61ares eran tan 5610 el total de 105 recursos r Ibidos por la subregi6n, p ro no los netos (o sea, los que realmente pudo utilizar para at nder a su obllga-clones flnancleras externas),

    (se fluio neto de recursos financleros a canz6 slo 10,5 mil de m 110 nes de d61ares en 1'1 2000, o sei, el 55% deI olal Ello s d 16 a que, d paruda, aquel monto d bl6 destlnarS(' a pagar los Inlereses d la drud

    d~ largo plazo (3,5 miles de mlllones) y a las femNS d uttl,dad d la Inv rilon xtrin, lU dlrecta (5,2 m d mdlOl'll!S)

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  • )

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  • L m 5 r iente evoluci6n de la deuda xterna dei mundo subdesarro-IIado se une a todos stos elcm ntos de inestabilidad, Inccrtidumbre e in eguridad, debido a que las "soluciones" adelantadas por los pa lses desarrollados y los organismos financieros internacionales no han contribuldo - ni contribuirn- a una rea l eliminacin dei problema Tal es el balance que puede extraerse de la 111 Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Palses Menos Adelantados efectuada en Bruselas dei 14 ai 20 de mayo dei 2001 .

    Podrla afirmarse que, mientras en los anos 80 la deuda externa fue uno de los elementos ms utilizados por las potencias imperialistas para el control y sometimiento de las naciones subdesarrolladas, actualmente aumenta su importancia como elemento de inestabilidad, incertidumbre e insegundad.

    Por ello, la idea de una cancelacin de la deuda externa, expresada por el Comandante en Jefe Fidel Castro en 1985, ha tomado fuerza a lo largo de los anos 90, cuando observamos que, junto a los mecanismos de alivio, se produjeron procesos unilaterales de cancelacin de cierta cantidad de deuda a grupos reducidos de palses, lo cual pareciera indi-car que la propu esta dei rrder cubano no era tan peregrina como sorra ser presentada entonces.

    Las modificaciones a la Iniciativa HIPC li, anunciadas en la reunin conjunta dei Fondo Monetario Internacional y dei Banco Mundial en Pra-ga (septiembre dei 2000), resultaron menores a las esperadas por los palses subdesarrollados deudores como dei movimiento contra la deuda extl!rna; pues el nmero de los potenciales beneficia rios se elev tan slo a 22, 'de los cuales 18 son africanos.

    Tbla nmero 4 Palses eleg ibles para la Iniciativa HIPC li o ampliada

    Ronda de Proporci6n Palses africanos selecci6n /Total de palses elegibles

    Primera 8: 10

    Segunda 10:12

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    Palses africanos

    Benln, Burkina Faso, Marr, Maurita nia, Mozambique, Senegal, Tanzania y Uganda

    Camern, Gambia, Guinea, Guinea, Bissau, Madagascar, Malawi, Nfger, 'Rwanda, Sao Tom y Prlncipe, y Zambia.

    L t'd d d pais s bcneficiados ahora pOI la Iniciativa HI I'C li (1 5) ms a can I a e f' . b . . , mcnte (8) ue du Irca a la de las naciones que se bene. I.cla an Originaria . ' ~ero se~ueda muy por dcbajo de los 41 I den~lflC~das como susceptlbles de

    ver aliviadas sus deu das, los cualcs son mayorrtarramente afrl(:a~os . I Mientras que para tener acceso a los beneficios de la. InICiativa HIPC os

    palses tenlan que elaborar preViamente un Poverty Redudlon Strategy!'apers (PRSP), esto ya no es demandado y permite la .obtencin de un alrvlo ms rpido de parte de la deuda por un pais determinado . . Sin embargo, en contraposici6n con esto, uno de los resulta?OS de la ya ci tada reuni6n de Prilga fue el de que los palses que asplrasen ~ ser beneficiados por la Iniciativa HIPC deberfan tener un programa de ajuste estrudural respaldado por ambas instituciones:. . .'

    Como acertadamente ha sefialado el movlmlento Internaclon~1 en contra de la deuda, el vinculo entre la Iniciativa y 105 programas de ajuste estructural resulta incompatible con los objetivos de reduccrn de la po-breza . .

    Segn James Wolfensohn, Presidente dei Banco ~undia l ,. un crerto nmero de acreedores bilaterafes acordaron un 100 Yo de aliVIO de las deudas de aquellos palses elegibles para la Iniciativa HIPC, lo cual podrla hacer que unido a otras acciones el alivio de la deuda tota l podra ser de alrededor dei 67%.

    De todas formas, las instituciones de Br.etlon Woods parecen estar dando pasos encaminados a una flexibilizacin de sus condicionalidades para que fos pafses puedan acceder ms rpida y fci lmente ai lIamado punto de decisi6n (decision point) y, en tal sentido, estn anafr~ando la posibilidad de limitar los requisitos slo a los relatiVOS a las polltlcas de desarrollo y de reducci.n de la pobreza.

    EI propsito de este paso es otorgar a la Iniciativa una renovada cre-dbilidad internaciona l. Debe recordarse que sta fue lanzada en 1996 y que, debido a los problemas de financlamiento como ai reducidsimo nmero de palses que enlonces f!leron elegidos para el al ivio, sufri una modificacin y se convirti en Iniciativa HIPC 11 o ampliada, en 1999 . Sin embargo, la vjabi l;dad de la Iniciativa, la posibilidad de aumentar el nmero de pa fs~s, elegibles y el aumento dei porcentaje de deuda eliminada choca cor, las sostenidas reticencias de las principales poten-cias mundlales y, especialmente, dei Congreso de Estados Unidos

    En resumen: la problemtica de la deuda externa dista de estar bajo control no s610 en Africa, sino en todo el mundo subdesarrollado, en parte por la intransigencia de 105 acreedores de todo tipo a brindar una solucin radical a la situacin, pero tambln -y quizs lo ms importan-te en los tiempos recientes- por la Incertidumbre y la inestabllidad que

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  • caractenzan ai en.lorno econmico mundial. asocladas ai proceso de globaltzaon n:ohberal que .se caracteriza por sus efectos polarizadores.

    En este sen do. Ia temtica de la deuda externa de los palses africa nos lIama a dar seguimlento a las sigUlentes cuestiones: los efectos devastadores que sta ocasiona a las economias y so-

    ciedades de los palses dei continente. el impacto negativo que ella puede tener en la naturaleza de los

    gobiernos, sus polticas interna y exterior, ete.. los nuevos mecanismos de alivio y cndicionahdades que pueden

    ser creados por los.acreedores para que los palses africanos deu-dores puedan ser elegibles.

    Africa y los resultados de la Conferencia Ministerial de la OMC de Doha. Qatar Los pases africanos. como la mayorfa de los subdesarrollados. asislie-

    ron a la Conferencia Ministerial de la OMC efectuada en Doha. Qatar dei 9-14 de Noviembre dei 2001. con la intencin de no permitir la apertu-ra de una nueva ronda de negociaclones comerciales que incluyera nue-vos temas.

    Esta posicin parece haber sido consensuada durante una reunin de ministros de comercio dei continente que se celebr en Junio dei 2001 en Addls Ababa."

    Sin embargo. ante la eventualidad d~ un nueVl fracaso (recurdese lo sucedido en Seattle en 1999). el cual seria muy danino pa.ra la organiza-dn. se lIeg a un compromiso consistente en que los palses subdesarro lIados lograron que en la nueva ronda de negoclaciones se revisara el estado de los acuerdos tomados hasta el momento; mientras que los palses industrializados alcanzaron su propsito de lanzar una nueva ron da comefCIal. Ia cual eventualmente comenzarla con la ConferenCia MI-nisterial dei 2003.

    La posiCln de los palses subdesarrollados en general C::J africanos en particular), se debe ai hecho de que, segn se ha ind icado, en contra de lo pactado en la Ronda Uruguay, los subsidios a los producloS ag ropecuarios en los palses de la OCDE han con\lnuado aumentando y se estima que stos alcanzan ya mil millones de dlares diarlos, a lo cu ai deben sumarse los altos aranceles que an siguen manteniendo estos

    producto~ y que impiden un libre acceso de las exportaclones de los palses subdesarrollados a los mercados de las naclones industrializadas Un informe dei Banco Mundial presentado antes de la ConferenCia de Doha Indlcaba que la eliminacin de los SUbSldlOS, la reduccin de los aranceles y la elimlnacln dei sistema de cuotas para el acceso a los

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    mercados de los pases de la OCDE por parte de los Paises enos Adelanta dos (PMAs), brindaria a los parses subdesarrollados ingresos alCionales de monto de unos 1 5 billones de dlares en un perfodo de 10 anos.

    Los nuevos temas de la pr 'ma ronda sern: inversiones. polrtica dI competencia. transpa rncia en compras gubernamentales. y faolitaci6r comercial (trade fadlrtation) .

    Como podr observarse. se comprueba que nuevamente los paise desarrollados han adelantado un grupo de importanrlsimos temas acor des con sus intereses, pues, como lo demuestran los casos d comercie de servicios y las medidas comerales relacionadas con las inversiones ) los derechos de propiedad intelectUal durante la Ronda Uruguay de e-gociaciones Comercia1es Multilaterales en eI GATI (1 986-1994). lo! resultados tienden a favorecer las pretensiones de los pases desarrolla dos, los cuales aderns presionan para que stos se cumpla cabalmen-te, mientras que el cumplimiento de los acuerdos dei inters de las naeio-nes subdesarrolladas marcha lentamente o se al lamente se incumple.

    Para la Conferencia Ministerial, los parses africanos lUVIeron un muy destacado protagonismo ai desarrollar una amplia campana para la re-visi6n de lo establecido en ma teria de medidas comerciales relacionadas con los derechos de propiedad intelectual (TRIPs por sus SIglas en ingls),

    Los prlncipales planteamientos de los pa[ses africa os en esta cues-tin se resumen en:

    no patentado de plantas. anrmales y microorga nrs os. se lIama la atenci6n sobre el articulo 273.B en eI cual se contra 'e

    ne eI espfri tu bsico de las leyes sobre patentes, segn las cuales la~ sustancias y procesos que existen en la aturaleza son un des cubnmiento y no una invenon y, por tanto, no son patentables 10 Adems, los acuerdos TRIPs suponen que los parses africanos de ben asumir obligaciones para las cuales no estn preparados.

    EI protagonisrno desarrollado por los parses afncanos antes de ta Con-ferencia Mmisterial de Doha pueden ser resumidos en los planteamlentos dei presidente de Kenya , David Afap OI. cuando dedar6. "O trabaja-mos juntos para construir un sistema econmlco mejor y ms justo que nos permita tener un papel activo en la economia mundial, o somos dejados a un lado como simples observadores"."

    Los resultados de la Conferencia de Doha no fueron todo lo sabsfac tonos que los patses africanos esperaban, pues el c6nclave aprob d comlenzo de una nueva ronda de negociaciones comerClales qu IndUI' rn nuevos temas.

    17

    ...

  • desfavorables para las naClones africanas (y subdesarroIJadas en general), por cuanto las negoCladones comerciales que han sido aprobadas lIenen el mlS-mo corte de todas las m~s reclentes negociadones en que los paises subd~ sarrollados han sido arrastrados por los palses desarrollados (recufdesc la ya ci tada Ronda Uruguay, la negoclaci6n para la elaboraCl6n dei Acuerdo r\1ultllateral de Inversiones (AMI) y las que pe/siguen crear un Arca de Libre Comercio de las Amricas (ALCA) "

    Se ha indicado que algunas negoclijciones podrlan comenzar ya en el 2002 y que los resultados se esp ran para I 2005, aunque considerado-nes realistas oplnan que el total de las negociaciones bien pedrla xceder esta fecha

    Por sus parte, los acuerdos en materia de derechos de propiedad inte-lectual ha sido catalogados d ambiguos por parte de los especialistas porque, d una p~rtO, se lantea que "los acuerdos TRIPs no impiden y no deben Impedir qu los miem bras tomen medidas para proteger la salud pblica; y, de otra, no se pronund6 acerca dei patentado de for-mas de vida y de material biol6gico" , cuestione, que constituran el cen-tro de las preocupaciones dias naciones africanas. .. Adicionalmente, la Conferencia de Doha supuso un enfrentamiento onU los palses africanos -deseosos de que la OMe aprobara una ex. cepci6n para evitar asr la ext nsi6n de las preferencias comerClales de la UE- y los latinoamellcanos, cu sti6n que deflnltivam nte se logr6.

    Nuev mente los palses subdcsarroIJados en generai. y los africanos en p rticul I, se v r~n sometldos a una agenda de negociaci6n que ha Sido cali ltcadD de "el

  • ------------~~~~~==========~--------~, . En el caso particular dei Africa subsahariana, eI mensaje polfticC>--ideal-

    glco de la gl~ballzacln nealiberal-En ngor, lo que se pretende es la presentaci6n de Afri ca como una especle de amenaza mundial y en tal direcci6n se encaminan algunos periodistas, acadmicos y pollticos cuando manlpulan a convenienda cuestiones tales como las incontrolables migradones que se producen desde el continente hada palses europeas o, ms recientemente, cuando se presenta a la regin como una fuente generadora y propagadora de enfermedades,

    AI respecto, alguna prensa general y especializada aprovecha la per. sisteneia de algunos conflietos eiviles para desarrollar novedosas concep. ciones acerca de la seguridad. En este sentido, Junto ai desarrollo de concepeiones progresistas que conClben la necesidad de avanzar en una aproXJmaein multidlmensional de la nocin de segundad que incluya, junto a la dlmensln polltico-militar, la econmlca, la social, la ambien-tai y otras, parece ocurrir un desarrollo paralelo de vlejas concepclones de la seguridad, pera en nuevos moldes, adecuados a las condleiones internadonales de la postguerra frla_

    AsI, desde comienzos dei pasado decenio y debido a las pretensiones hegemonistas de Estados Unidos, luego dei derrumbe dei sistema sacia lista en Europa Oriental y la desintegracin de la URSS, los focos de inestabllidad e Ingobernabllidad nacionales o regionales tratan de ser contra.

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    controlados medlanle acetones "pacificadoras" desde eI extenor, ya sean abler-lamente militares o enmascaradas delrs dei manto de operaciones humani lanas.

    Los casos de Somana, Huanda, Burundo, Uberia y, ms recientemen te, .. Sierr,a Leona expre~n' lo! intentos por introducir modlficaciones en normas y principias dei Drecho Internacional'que considera -hasta aho ra- i nv~lables la soberania naciona I y establece la autodeterminacin y no injerencia en los asuntos internos.

    La argurrentacl6n empleada es la de que los focos de inestabllidad e ingobernaoi)idad, aunque sean locales, amenazan la paz, la estabilidad y la seguridd mundlales, por lo que a las naciones extrarreglonales les aSlste el derecho de injerencla.

    En el caso de la situaci6n sanitaria que presenla la regin subsahanana, se adelantan ideas acerca de que la gravedad de los problemas serlan una manifestacln palpable de la ",efidencia de los organismos Interna donales -como las OMS-, los regionales o las instanClas naclonales pata encarar los problemas y evitar su propagad6n internaCional. Estas crherios podrlan servir de justlficacin para la adopcin de una denoml' nada microbialpolttlk - para ulihzar el trmino empleado por DaVid Fedler en su articulo de Forelgn Po/icy de enero-febrero dei 2001 - que no seria ms que el Intento ~e las principales potencias mundiales de impo ner Sus criterios en materia de salud pblica a nlvel mundial, de la misma forma en que impusieron las poltICas econmicas neohberales.

    EI Dcsarrollo econmico cn Africa y las modificacion.s inst ituciona les Desde hace aproximadamente unos tres anos, en el continente africa-

    no se aprecia la presentadn de Ideas acerca de la neceSldad de producir un profundo virale en las situaciones econ6mica, politica , SOCial y otras dei continente con vIStas a encaminarlo a supenores niveles de desarrollo socioecon6mtco y a una meJor Inserci6n en las relaCiones mternaciona~ les

    Coincidentemente, este movimlento parece prestar gran atencin a la neceSldad de modificar las InstltuClones afncanas que han eXIStido hasta el pr~~e,\w .. n est~ senlldo, una de las pnmeras acciones fue la propues la de mdlflcar la OrganizaCln de la Unidad Africana (QUA) y su conver-sin en una nueva organizacin: la Unt6n Afiicana (UA) .

    Otro imp'ciit~me'~lemenlo ha Sldo ellanzan1iento de la Nueva Asocla d6n para er Oes'a'lrdlici' d 'Alrica (The New Partnershlp for Afrlea 's DevelopmlYlt, NEPA,DJ, el cua't pretende ser 1a nueva estrategla continen tal con vistas a promover el desarrollo sdcioeconl1'llco y polltlCo dei con tlnente.

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    J

  • d. I S ' ~iIClOnH In AJrg pa'P--... ,..",. !'n OS Ct 'f Arnoa O. SecrNflC)

    COIlrtsio!ln rconOmoa M . 01 U~,. AI IC. (CEPA, ~ur dos po< CDnI. ~ e .'rono en

    I SlI!nCI' de numtrosas u,tuoo-fSo~mos a u r fuertes .nu,lOOo~ ~ po \JCOS econOmICOS"

    ~ fS' .. tN~. u trltron u ide. de que los prob em. confronta-eos po< coo' se~"" marco M lo lost, ucional, adoptndost asr ""' t\OCr'l.ICI "Jt 9entr"IS med ... ntela tual blstarl. con ae.,

    s' IUCO'.e lufftt'S .19 J!S ',oen~es pafO ej logro de obJetIVOS de' de-Solr lOC6moco "

    S. b n 0.'10 qye d ~~ prob'emas .sooados con las .nst,tuoo-/In enc"9.das de' f't.r ad. me os prClCHOS d nlegrac.bn econbmlca en cont nente pueden tt_ una parte de I. responsab"idad en los ,,",g'as rJ!SJ'~dos Que ~~ e bt. no J!S mentrl. un

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    ~ n'.~:o ~ flUeWa W!.:.~, Of'SI'.rr9S d~r plante cUs il9V"'-dS rtf""OQant?S 01";.0 ;';"lJro ~J to de ~tas corl ~ldl ('DOrn

    ,Podr!n J!Saparse los d r.g '~pc i\JCOS afrorq. de ~~! Y co-nocidos trrorn .., _\.Ido de que la Cf~ de las r,U

  • La Silenciosa competencla de Estados Unidos y la Uni6n Euro. pea por Africa Los arios finales dei pasado milenlo y los Inlciales de ste han Sido testi. go~ de Un rediserio de I~s relacio~es de Estados Unidos (EE, UU ) y de la

    Unln Europea (UE) hacla el continente africano, en general, y la reg in subsahanana, en particular, En nuestra opinin, este redlSerio tiene razones econmicas y pollt;cas

    Por el lado de la economia, el redlSeno de las relaCiones de los dos centros de pode! mundial se debe a lo,s slgulentes lactores'

    la necesidad que se present a la UE de reformular sus relaciones econmlcas y de cooperacln con el conjunto de los palses sub desarrollados asociac(9s a la Convencin de lom y, en especial con los de Afnca subsahanana, como consecuencia de las mod,fi. (aCiones en el contexto econ6mico InternaCIonal, la neceSldad estadoun;dense de diversificar o modificar la estruc. tura de sus sumlnistros energticos con vistas a reducir el grado de su vulnerabllidad, la neceSldad de esta misma potenCla mundial de proceder a desa-rrollar una ofenSiva de penetracln econmlca en el continente africano, en general, y en la regln subsahanana, en partICular, aprovechando la coyuntura econmica y polltlCa por la cual atra. viesa la UE, caracterizada por el imperativo de concentrarse de lIeno en la profundlzacin dei proceso integracionista y, ai mismo tiempo, en la expanSl6n hacla Europa oriental.

    Por el lado de la pollt;ca, el contexto Internacional se caractenza por los siguientes hechos:

    la Slgnrfcacin asignada por EE. UU a la neceSldad de lograr un mayor nlve! 'de estabilidad polltica en el contrnente, con VistaS a allanar el terreno de la expansin econmica que ha comenzado a realizar, la oportunldad encontrada por EE. UU , a partrr de cierto retroce. so de la Influencia europea en el continente, para avanzar sus posiaones polticas, militares e Ideolgicas y, de esta formsa, ge-neralizar un modus operandl consistente en Inte(Venir en cual-quier regi6n dei mundo, borrando las vlejas fronteras de esleras de influencias. la reconSlderaci6n por este mlSmo pais de la imponancia geoestratr!lca de! conhOente - y, sobre todo, de su costa OCCl'

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    dental para el eventual desarrollo de estrateglas econmlcas futu-ras que Involucren a la pnnClpal potencia mundial, los palses lati ' noameflcanos y las naclones africanas

    De forma callada, en los ltimos arios hemos comenzado a aSlStir a una competencia entre las naClones de la UE con un vielO relacionamlento con los palses dei continente -

  • No es pOSlble concluir este anl isis acerca dei presente y futuro de la econornJa africana sln hacer una breve referenda a algunas cu estiones en la dlmenSl6n polftico-mllitar que inCldlrn, directa o Indirectamente, en su evoluCl6n perspectiva.

    En lo polltlCO, las dos ltimas admlnlstraciones estadounidenses han puesto de manif,esto un Clerto viraje en la relevanCla polltica asignada ai contlr'1ente. En este sentido, basta indicar, entre otras aCClones rea liza-das, el viaje dei presidente Wllfiam Cl inton a algunos pa lses africanos, el realizado este ano por el Secretario de Estado Colin Powell , y la reuni6n sostenida por el presidente George W. Bush con varios jefes de Estado africanos en la sede de la ONU.

    EE. UU. parece estar dando pasos para brindar una imagen de naei6n que est.l contrlbuyendo ai proceso de paeificacin de la regi6n, pera con ello est buscando dos objetivos fundamentales' - por una parte, lograr el cese de confl ictos en zonas de gran Importan-da econ6mica dei continente, Sln que para ello tenga que intervenir mi-litarmente, - de otra, Impulsar sus tradlclonales concepeiones de democracia (OCCI-dental, liberal), multlpart ldlSmo, buena gestl6n, etc enmascaracadas en que ktas serlan las recond,ciones para poder acceder a su mercado, a su ayuda y, eventualmete, debido a su control sobre estos organISmos inter nacionales, a los recursos dei FMI Y dei BM

    AsimlSmo, Estados Unrdos ha rdo dando Importantes pasos para ir ga-nando pOSICiones en la dimenSln mihtar de sus rclaciones con los palses africanos Pensamos que en esto deben verse varros objetivos - despla, ar a algunas potenclas eurooceidenlales como Reino Unido y Franeia de su papel de asesores mlll lares y suminlstradores de armas

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