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    Departamento Cultura y ArteCarrera Gestión CulturalMateria Historia de la Cultura

    Aportes para descolonizar el pensamiento.

    Lic. Diana Hamra

    Contenidos de este módulo: Espacio geográfico. Imaginación social e imaginarios sociales.Representaciones sociales y espaciales. Los mapas y las proyecciones cartográficas.Paisaje y territorio. Los mapas como discurso. Miradas europeas sobre el Nuevo Mundo.Espacio y territorio. Categorías de análisis para el texto cartográfico. El tiempo histórico. Laautonomía de la periodización de América. Obstáculos en relación a la concepción deltiempo histórico. Pensar el tiempo desde las ciencias sociales.

    a.I. Espacio geográfico.

    Todas las sociedades se establecen en un espacio, que se concreta en paisajes algunasveces más naturales otras más culturales. Estas sociedades modifican, conforme a susnecesidades políticas, sociales, económicas, el marco natural en que se establecen y elcontenido humano existente, sirviéndose para ello de la ciencia y la técnica.

    Así organizan el espacio, cuyos cambios y permanencias pueden ser percibidos a travésdel tiempo; porque el paisaje, la organización espacial actual no siempre fue como sepresenta actualmente, resulta imprescindible reconocerle un pasado y será la indagacióndel mismo, la que permita explicar la naturaleza de los cambios, las decisiones que se

    tomaron para estructurarlo de esa forma, los motivos que justifican las decisiones, losmecanismos utilizados y los problemas que sobrevienen a partir de ellas.

    El espacio como producto social, da cuenta de los procesos, relaciones y decisioneshumanas, por lo tanto su conocimiento debe superar la visión empirista que se centra en elanálisis del paisaje o la utilitaria que lo coloca como escenario de los acontecimientos,para ser concebido como un producto social de construcción histórica, pasible de serinterpretado y modificado ya que cuando hombres y mujeres ordenan el entorno le otorganvalores y significados propios. Las representaciones son un medio para transmitir ideas yconocimientos sobre el espacio. En estas representaciones no sólo aparecen ilustradostierras y mares sino también, la conexión entre un mundo mental interno y un mundo físicoexterno y se devela a través de ellas el bagaje cultural que pesa sobre cada uno de

    nosotros.

    La geografía tradicional ligaba la enseñanza del espacio en el contexto escolar al manejode las técnicas cartográficas (conocer la función de las líneas y puntos imaginarios, elsistema de coordenadas, la distancia entre un lugar y otro); y mostraba, a través de losmapas, un espacio absoluto, supuestamente objetivo. Esos mapas, en tantorepresentaciones gráficas del espacio, contienen implícita o explícitamente unaconnotación ideológica que se vincula con la visión de quien los dibujó y con la época quele dio origen. 

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    I.a. Representaciones sociales y espaciales.

    Los mapas, las cartas geográficas, son representaciones de una realidad tetradimensional(alto, ancho, profundo y temporal) a otra bidimensional (alto y ancho).

    ¿Qué es una representación? El Dictionnaire Universel1  en su edición 1727, hacereferencia a dos acepciones del concepto representación:

    -  Idea de que nos remite a la memoria la imagen de objetos, personas que no seencuentran frente a nosotros. En la primera acepción, la representación es laoperación cognoscitiva, a través de una «imagen», que hace presente un objetoausente. Esta imagen ha de mostrar los elementos suficientes, iguales o parecidos,para retraer el objeto a la memoria, ya sea «pintándolo tal cual es» -esto es muyimportante en la cartografía- o cómo sus creadores quieren que se le vea.

    -  La imagen de Cristo utilizada por la Iglesia Católica, una pintura de los reyes Isabelde Castilla y Fernando de Aragón, simbolizan en un caso a Dios hecho hombre y,en otro a la monarquía absoluta española. Estas imágenes consignan una relaciónsimbólica que es evocada por la memoria, se produce una transposición depropiedades donde se postula una relación descifrable entre el signo visible y elreferente significado. Esto puede ser denominado como discurso imaginario,también presente en los textos cartográficos.

    Teniendo en cuenta lo planteado por el Dictionnaire Universal la representación evidenciauna ausencia, lo que supone una neta distinción entre lo que representa y lo que esrepresentado; por el otro, la representación muestra una presencia, la presentación públicade una cosa o una persona2.

    Roger Chartier partió de esas definiciones de “representación” como instrumento esencialdel análisis histórico cultural para estudiar la sociedad francesa previa a la Revolución de1789 y, resulta interesante, tomar su experiencia para aplicarlo al análisis histórico de lacartografía en tanto permite encontrar en las ideas y contenidos de un mapa elementosque permiten advertir las relaciones propias de una época, sus sistemas de creencias,valores y significados propios.

    El tema de las representaciones nos sitúa en el proceso de construcción y reconstrucciónde la realidad y la manera en como se estructura el conocimiento en torno a ella. Por lotanto, en la medida en que la representación social es una forma de conocimiento social,su estudio con relación a la producción y reproducción de las explicaciones sobre la

    realidad social serán el eje de nuestra atención.

    Según Serge Moscovici3, la representación social como forma de pensamiento, es un“modelo interno que tiene por función conceptualizar lo real a partir del conocimiento

    1 Dictionnaire Universal, Tomo Cuarto, 1727, disponible en

    http://www.liber.comoj.com/index.php?option=com_content&view=article&id=196&Itemid=40, accesado 4/04/2011.2 Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación, Barcelona, Gedisa,

    1995, pp. 57-58.3  Ficha de cátedra del “Seminario de Antropología Médica”. Facultad de Filosofía y Letras. U.B.A. 1º cuatrimestre,

    1993

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    previo, por esto las representaciones designan una forma específica de conocimiento: elsaber de sentido común”.

    Sigmund Freud4, en torno a esta cuestión afirma, que “Nuestros actos concientes sederivan de un sustrato inconciente, formado en su mayor parte por influencias hereditarias.Este sustrato entrama los residuos ancestrales, el alma de la raza, elaboran el nivelimaginario, el pensar abre a la imaginación”. Será el psicoanálisis quien articule el procesode redescubrimiento de lo ocultado, el retorno de aquello rechazado por la conciencia.Para Michel de Certau5, este mecanismo se ubica en un tiempo y un espacio recubiertopor la máscara de la conciencia, retorna al presente: ya que ha dejado una huellaineludible en el pasado y organiza lo que va a venir, la actualidad y el futuro.

    Las representaciones sociales pasan a transformarse en teorías desde donde seorganizan y estructuran internamente los contenidos de la realidad. Así elaboramos lasideas que tenemos respecto del mundo y de lo que hay en él. En este aspecto, la

    representación social se ubica como un constructor teórico intermedio entre lo psicológicoy lo social, pero no se trata de una mediadora, sino de un proceso que hace que conceptoy percepción sean intercambiables de algún modo porque se engendran mutuamente. Así,las representaciones tienen que ver con la forma como nosotros, como sujetos sociales,aprehendemos los acontecimientos. Por ello, aportan para esclarecer los procesos deconocimiento y las interacciones sociales.

    Hablamos de representaciones sociales y hay que subrayar el aspecto social de larepresentación: es social por el contexto en el cual se sitúan personas y grupos; por lacomunicación que establecen entre ellos; por las formas de aprehensión de losconocimientos que les brinda su bagaje cultural; por los códigos, valores e ideologíasligados a posiciones o pertenencias sociales específicas. Es sobre este último sentido que

    haremos hincapié. Es decir, se trata de una clase de conocimiento socialmente elaboradoy compartido que surge a partir de las informaciones, modelos de pensamiento que sereciben y transmiten mediante la tradición, la educación, la comunicación social. Desdeeste planteo, la representación se vincula con una forma de discurso y desprende suscaracterísticas de la práctica discursiva de sujetos situados en la sociedad.

    Si nos preguntáramos cuál es el valor que le otorgamos al conocimiento de unarepresentación social, podríamos decir que se trata de determinar qué se sabe, qué secree, cómo se interpreta y cómo se actúa al respecto. Es decir, la representación en tantosistema de interpretación del mundo social no sólo importa porque expresa relacionessociales, sino porque contribuye a constituirlas, ya que los sistemas de interpretaciónproporcionados por la representación guían la conducta, tienen un impacto variable sobre

    las mentalidades y los comportamientos colectivos, en las múltiples funciones que ejercenen la vida social. Así, por ejemplo, todo poder se rodea de representaciones, símbolos yemblemas que lo legitiman, lo engrandecen y que necesita para asegurar su protección6.

    En tanto las representaciones sociales constituyen una forma de conocimiento socialmenteelaborado y compartido, se convierten en un conocimiento altamente resistente, que se

    3 Freud, S, “Psicología de las Masas”. Buenos Aires, Alianza Editorial,1995, p. 2055 de Certeau, Michel. La escritura de la Historia. Madrid, Alianza Editorial, Cap. VIII y II, 1983.

    -------------------- Historia y psicoanálisis. Méjico, Universidad Iberoamericana, 1995, Cap. V a VIII6 Baczko, B. Los Imaginarios Sociales. Memorias colectivas y esperanzas. Bs. As., Nueva Visión, 1991

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    presenta bajo formas variadas: imágenes que condensan un conjunto de significados,sistema de referencia que dan sentido y categorías, que clasifican circunstancias. En estesentido, son portadoras de imágenes cosificantes de la realidad, de las relaciones socialesy de la dinámica social. En tanto conllevan un carácter significante, se transforman enteorías implícitas, sistemas generadores de sentido y significado. Por lo tanto, no son unasimple reproducción pasiva de un exterior en un interior, sino que tienen un caráctercreativo que supone un proceso de elaboración cognitiva y simbólica.

    Como marcos o modelos interpretativos de la realidad, se convierten en paradigmasinterpretativos, en matrices desde donde se otorga sentido, en sistema cognitivo dereferencia. De este modo, participan en la construcción social de la realidad y constituyenun poder instituyente.

    Generalmente se reconoce a los cartógrafos como los

    constructores de las representaciones espaciales, llámesemapas, cartas geográficas, etc. Pero, no son los únicos. Todas

    las personas construyen una representación del espacio.

    Cuando hablamos de representaciones espaciales, nos referimos a una construcciónsubjetiva del espacio, cada persona desarrolla una idea en torno de él y, en la construcciónde esas ideas, se hallan involucradas las  experiencias,  percepciones, historia de esesujeto. Vale decir que, a través de los sentidos obtenemos datos respecto del espacio quenos rodea pero, al pasar esos datos por el tamiz de nuestra percepción, se enlazan consensaciones, recuerdos o pensamientos. Cada enlace representa una asociación y cadaasociación tiene una infinita red de vínculos y conexiones que forman parte de la memoria,

    de la base de datos de cada persona.

    De ahí que podamos afirmar que existe entonces, un espacio exterior objetivo y un espaciointerior subjetivo. Mirado desde el sujeto, cualquier objeto o lugar tiene una particularimportancia. Este pensamiento irradiante, se expresa a través de los llamados mapasmentales. Trazar un mapa mental es dibujar un organigrama que va recogiendo medianteformas, colores y dibujos todos los puntos importantes de un tema e indica gráficamentesus distintas relaciones, imitando así la forma en que el cerebro procesa la información yconstituye nuestra manera de pensar.

    Los datos necesarios para la construcción de estos mapas mentales no se adquieren sóloen el ambiente sino también, en forma indirecta, a través de relatos, de viajes virtuales -es

    decir, de existencia sólo aparente- que se realizan mirando películas, programas detelevisión, lugares a través de Internet. Entonces, no necesariamente se debe haberviajado a determinado sitio para conocerlo, esta mirada constreñiría nuestro conocimientosólo a aquellos espacios cercanos o a los que hemos visitado empíricamente. La memoria,la concentración, la lógica, la creatividad, todas las facultades de la inteligencia se venpotenciadas con este sistema de pensamiento creativo que permite obtener una visiónacerca de la información que se posee respecto de la naturaleza del ambiente espacial, lapercepción ambiental y de cualquier problema de la vida cotidiana de una persona.

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    El concepto de representación, entrelaza tres características de la cartografía como fuentede la historia cultural y política. Veamos:

    Los  mapas constituyen representaciones colectivas  que incorporan en losindividuos las divisiones del mundo social y organizan los esquemas de percepcióny de apreciación a partir de las cuales los receptores o lectores de los textoscartográficos clasifican, juzgan y actúan en sus lugares, regiones, territorios y otrasescalas geopolíticas y geoculturales.

    Los mapas son formas de exhibición del ser social y del poder político. En elcontexto histórico, el autor de la cartografía es tanto el cartógrafo individuo,perteneciente a un grupo familiar y a una red social, que ejerce una profesión o

    actividad específica, como un equipo asignado, perteneciente o dependiente dealgún agrupamiento público –muy pocas veces privado- o de una institución políticao cultural, cuyas acciones integran y están respaldadas por una ideología tendientea mantener la hegemonía de los grupos que conforman el Estado.

    Los mapas son la ‘presentificación’ en un representante (individual ocolectivo, concreto o abstracto) de una identidad o de un poder dotado decontinuidad o de estabilidad7. La percepción en relación a esos mapas u otro tipode representación se realiza en el presente. Pero ese presente tiene tras de sí unpasado infinito y por delante de sí un futuro abierto, lo todavía no advenido. Es porello que, al analizar la cartografía en sentido histórico político-cultural no se puededejar de analizar al lector, porque, especialista o no, es el destinatario del mensaje

    7 Roger Chartier, El orden de los libros: lectores, autores, bibliotecas en Europa entre los siglos XIV y XVIII, Barcelona,

    Gedisa, 1994, p. 13.

    Hegemonía

    El concepto de hegemonía es un concepto proveniente del análisis marxista. El término hegemonía derivadel griego eghesthai, que significa conducir, ser guía, jefe; o tal vez del verbo eghemoneno, que significa guiar,

     preceder, conducir, y del cual deriva estar al frente, comandar, gobernar.

    Antonio Gramsci (Italia, 1860-1937) plantea que la hegemonía es la capacidad que tiene cierto grupo social para dirigir política, social, espiritualmente al resto de la sociedad. Capacidad que les permite crear un campo

    ideológico, cultural que implica la imposición de su visión del mundo; logrando el apoyo de un grupo de fuerzas

    heterogéneas que, aunque estén en condiciones socio-económicas bien distintas del grupo hegemónico sienten ydefienden los intereses de ese grupo como propios.

    Así, el grupo hegemónico, legitima y convierte su proyecto de sociedad y sus sistemas de valores en puntode referencia y valores de los demás grupos sociales, que, aunque heterogéneos aceptan, consienten esa influencia

     político-económico-cultural como propia y es internalizada y convertida en voluntades individuales.La hegemonía se produce a partir de las experiencias, relaciones, actividades entre los grupos sociales, es

    decir, está en constante construcción y no debe entenderse como algo dado y estático sino como un proceso.

    La difusión de la hegemonía se produce por distintos canales: la escuela, la religión, el servicio militar, losmedios de comunicación, las tradiciones, etc. Estas vías son utilizadas para moldear palabras, imágenes, símbolos,

    organizaciones, instituciones acordes a los intereses del grupo hegemónico. El resto de la sociedad toma esas ideas

    y valores como si fueran naturales, si estuvieran vigentes desde siempre y de manera acrítica. 

    Sin duda, en esa heterogeneidad social, algunos grupos resisten la hegemonía y pujan por imponer un proyecto alternativo.

     Para profundizar este concepto recomendamos la lectura de Gramsci, Antonio. Cuadernos de la cárcel, T. 6, México, Era, 2000.

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    político o ideológico formulado en el mapa y quien –si lo necesita (caso delnavegante, agricultor, constructor, político, estudiante)- asimilará para uso prácticola información ahí vertida. En cuanto al autor de la cartografía, casi siempre oficial,porque el que financia o promueve su elaboración ha sido y es, ante todo, elEstado, se hace presente en un ciclo de producción-recepción hacia losdestinatarios-lectores del mapa, esto es, la sociedad en general. Dicho ciclo secomplementa con otro de recepción-asimilación-recuperación de nuevo por parte

    del Estado, luego de haber pasado por destinatarios-lectores.Al ver un mapa, un plano, en fin, una representación espacial y al pretender analizarla,habrá que tener en cuenta en contexto político-histórico-cultural en el que fueronelaboradas, los niveles de desarrollo económico de la sociedad, las corrientes depensamiento vigentes por entonces, pero también las mentalidades colectivas, losvalores sociales, estructuras que funcionan como hábitos de pensamiento, ideastrasmitidas socialmente y aceptadas acerca del espacio, el tiempo o la naturaleza8.

    Una lectura profunda de la cartografía, implica tener en cuenta

    los sistemas de creencias, de valores, la visión del mundo

    vigente en cada época y para cada grupo e institución social, en

    la que sus creadores, fundamentalmente el Estado, aspiran a

    dotar de un sentido y a impulsar una cierta interpretación en el

    destinatario, influyendo en la conformación de las

    representaciones sociales, en este caso, acerca del espacio. La

    siguiente selección del trabajo de Bronislaw Baczko permitirá

    profundizar las ideas desarrolladas hasta aquí.

    Imaginación social. Imaginarios sociales.Bronislaw Baczko

    Bronislaw Baczko nació en Polonia en 1924 y se radicóen Francia. Es filósofo e historiador de las ideas. Ha trabajado fundamentalmente sobre la Ilustración

    francesa. Se desempeñó en la Escuela de Altos Estudios (EHESS) de París.

    Temas y palabras de moda

    Está de moda asociar la imaginación con la política, y el imaginario con lo

    social.

    Estasasociaci

    ones y

    los

     problem

    as que

    manifies

    tan han

    8 Ciro Cardoso y Héctor Pérez Brignoli, Los métodos de la Historia. Introducción a los problemas, métodos y técnicas de

    la Historia demográfica, económica y social, México, Grijalbo, 1984, p. 335.

    TEXTUALES

     rientaciones para la lectura1. ¿Cómo define Baczko los conceptos de imaginario y social.

    2. ¿Por qué dirá el autor que la mitología del acontecimientoprevalece al acontecimiento mismo? 

    3. Explique la expresión: “la imaginación está en el poder desde siempre”.4. ¿Cómo describe la mitología del Estado durante la Edad Media? Busque imágenes

    de algún rey o señor medieval y analícela a la luz de lo que plantea el autor. }5. Teniendo en cuenta lo que plantea sobre el advenimiento del Estado-nación, piense

    y busque materiales (lecturas, canciones, ilustraciones, etc.) que evidencien lacreación de una simbología argentina, que pretenda dar sustento al Estado.

    6. Explique los motivos por los cuales el autor afirma que: “[…] el ejercicio del poder,en especial del poder político, pasa por el imaginario colectivo.”

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    hecho una carrera rápida y brillante tanto en los discursos políticos e ideológicos como en los de las

    ciencias humanísticas.

    ¿Qué partido político no se atribuye en la actualidad imaginación política y social? Se exalta la

    imaginación en el propio y se denuncia su ausencia o su mediocridad en el del adversario. Los

    medios- de comunicación de masas han contribuido muy particularmente para inflar estas palabras.

     No dejan de repetir que nos es imprescindible la imaginación social para adueñamos del futuro, para

    enfrentar problemas y conflictos inéditos, para adaptamos al "choque del futuro", etcétera. Los

     políticos, y en especial los "jefes", son apreciados no sólo en razón de su competencia, de su energía;

    de su firmeza, de su voluntad, etc., sino también en función de la imaginación política y social que se

    le otorga o se le niega. El discurso contestatario del año 1968 es un ejemplo impactante de este

    desplazamiento de la imaginación en el campo discursivo. Aún hoy nos acordamos de los graffitis

    que adornaban las calles de París: la imaginación al poder; seamos realistas, pidamos lo imposible.

    Lo que impacta de estos slogans no es sólo el deslizamiento semántico, que no es muy asombroso en

    la historia de esta palabra, cuya polisemia es verdaderamente notable. La asociación imaginación y

     poder era una prueba de la paradoja, cuando no de la provocación, por el hecho mismo de que la

     palabra que en su acepción común designaba una facultad productora de ilusiones, de sueños y desímbolos, y que se ejercía en especial ligada a la poesía y a las artes, hacía su irrupción en un terreno

    reservado a lo "serio" ya lo "real". A causa de esto, esos slogans elevaban la imaginación misma al

    rango de un símbolo. En 1968, la palabra funciona como un elemento importante de un dispositivo

    simbólico por el cual un movimiento de masas de límites difusos buscaba para sí una identidad y una

    coherencia, y a través del cual debían reconocerse y designarse a la vez sus rechazos y sus ilusiones.

    Por otro lado, es notable que las referencias a la imaginación ocupen un lugar bastante importante en

    la mitología producida por los acontecimientos del año 1968. En los testimonios y en los recuerdos,

    mayo del 68 es evocado casi siempre como la época de la explosión del imaginario y dc1a irrupción

    dc1a imaginación en la plaza pública. Poco importa si mayo del 68 fue realmente tan "imaginativo".

    En las mentalidades, la mitología nacida de un acontecimiento a menudo prevalece sobre el

    acontecimiento mismo. La mitología de mayo del 68, sobre todo cuando se la evoca con nostalgia,

    amplifica todavía más el simbolismo con el que fue recargada la imaginación. Este simbolismo produce un todo en el que los recuerdos de una experiencia, de una liberación de ciertas pesadas

    obligaciones cotidianas, se mezclan con las expectativas, a menudo latentes, imprecisas, de

    reproducir esa ruptura en 10 "normal", del lado de lo "no imaginativo".

    Si dirigimos la mirada hacia las ciencias humanísticas, podemos constatar fácilmente que la

    imaginación,  bien acompañada por el adjetivo "social" o "colectivo", también ganó terreno en el

    campo discursivo y que el estudio de los imaginarios sociales se convirtió en un tema de moda. Sin

    embargo, las ciencias humanas, contrariamente a los slogans que pedían la imaginación al poder,

    atestiguaban, por así decido, que la imaginación está en el poder desde siempre. La paradoja es sólo

    aparente. Los slogans no hacían valer más que las funciones creadoras de la imaginación y fijaban a

    la palabra las aspiraciones de una vida social distinta invistiéndola de funciones simbólicas. Por el

    contrario, los antropólogos y los sociólogos, los psicólogos y los historiadores estaban estudiando, y

    hasta descubriendo, las complejas y múltiples funciones que resultan del imaginario en la vidacolectiva, y en especial en el ejercicio del poder. Las ciencias humanísticas ponían en evidencia que

    todo poder, y particularmente el poder político, se rodea de representaciones colectivas y que, para

    él, el ámbito del imaginario y de lo simbólico es un lugar estratégico de una importancia capital.

    La valoración de las funciones múltiples del imaginario en la vida social no podía hacerse sin poner

    en duda una cierta tradición intelectual. Particularmente es a partir de la segunda mitad del siglo XIX

    que se han afirmado algunas corrientes del pensamiento que aceptaban, como si fueran lugares

    comunes, afirmaciones de este tenor: "No son las ideas las que hacen la Historia; los hombres se

    hacen a sí mismos más allá de las representaciones, y su historia verdadera, real, se encuentra más

    allá de sus creencias, mitos e ilusiones." Esta tendencia cientificista y "realista" quería, por lo tanto,

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    separar en la trama de la historia, en las acciones y comportamientos de los agentes sociales, lo

    "verdadero" y lo "real" de lo "ilusorio" y "quimérico". De este modo la operación científica se

    concebía como "reveladora" y "desmitificadora". Retrospectivamente, hay dos elementos propios a

    una posición de este tipo que nos interesan en particular. En primer lugar, la confusión entre la

    operación científica misma y el objeto que inconcientemente está construyendo. En efecto, sólo hay

    ciencia de lo escondido; en este sentido todo acercamiento científico es "revelador". Sin embargo,

    desde el punto de vista cientificista, lo "escondido" del imaginario social no estaba en las estructuras

    que lo organizan ni en sus modos de funcionamiento específicos. Buscaban los agentes sociales más

    allá de los imaginarios, desnudos, por así decido, desvestidos de sus máscaras, ropas, sueños,

    representaciones, etcétera. Ahora bien, la gestión cientificista no podía encontrar a esos agentes

    sociales "desnudados" de modo que los construía. ¿Existían en otro lugar más que en la finalidad que

    esta gestión misma se daba? Por otra parte, es interesante subrayar que la tendencia que consistía en

    reducir el imaginario a un real deformado se imponía en los espíritus de la época misma en donde la

     producción de ideologías y de mitos políticos modernos se volvía particularmente intensa y

    arrastraba, a causa de esto, la renovación del imaginario colectivo tradicional, así como sus modos

    de difusión. La construcción de los objetos "hombre real", "grupos sociales verdaderos", es decirdesprovistos de su imaginario, se conjugaba perfectamente con el sueño colectivo de una sociedad y

    de una historia por fin transparente para los hombres que la hacen. Esta conjunción, que no es

     paradójica más que a primera vista, es sorprendente en particular en el caso del marxismo, sobre el

    que volveremos más adelante.

    […] la historia reciente es reveladora de una problemática en los confines de la historia, de la

    antropología y de la sociología, que se busca y se define más allá de las fluctuaciones y de las

    ambigüedades semánticas. El imaginario social está cada vez menos considerado como una suerte de

    adorno de las relaciones económicas, políticas, etc., que serían las únicas "reales". Las ciencias

    humanísticas le otorgan a los imaginarios sociales un lugar preponderante entre las representaciones

    colectivas y no los consideran "irreales" si no es, precisamente, entre comillas.

    Para no quedarnos en lo abstracto, tomemos al azar un ejemplo del montón, en apariencia muy

    simple, el de los emblemas, ostensibles representaciones del poder, de los partidos políticos, de losmovimientos sociales, etcétera.

    En su obra monumental, P.E. Schramm (Schramm, 1954-1957) estudió los objetos a través de los

    cuales el poder real medieval evidenció su soberanía: cetros, coronas, tronos, espadas, capas,

    etcétera. Schramm mostró toda la complejidad de esos "signos del poder" a partir de los cuales, por

    un lado los reyes materializaban lo que eran y/o pretendían ser, y por el otro los súbditos

    manifestaban a través de "gestos en respuesta" que reconocían a aquel que honraban como a su señor

    y su rey. A través de estos objetos, este corpus regalitatis medii aevii, y su copiosa fortuna, se

    encuentra un trabajo multisecular de invención y de imaginación que buscaba materializar las

    representaciones del poder real y particularmente los principios de su legitimidad. En este trabajo se

    han puesto en marcha ciertos esquemas simbólicos que, en especial entre los siglos IX y XI, fundan

    múltiples tradiciones, sobre todo las tradiciones antiguas, cristianas y germánicas, en objetos

    materiales para crear un campo renovado de la simbólica del Estado. Otros tantos modelos figuradosdel Estado que reflejan todo un imaginario ofrecido con ostentación tanto a los detentores del poder

    como a sus súbitos. Señalemos, por otra parte, que estos emblemas de la realeza y los problemas que

    representan conducen de un modo muy complejo (las correlaciones no son claras ni fáciles de

    entender) a la invención de otras representaciones que, todas juntas, permiten comprender mejor lo

    que fueron las monarquías y las mentalidades políticas medievales. Así, M. Bloch (Bloch, 1924)

    analizó el aura maravillosa que rodeaba a las personas reales, así como la eficacia de esta imaginería

    a través de la representación de los "reyes taumaturgos" que poseían el don atribuido a los reyes de

    Francia, probablemente desde Roberto el Piadoso, y a los reyes de Inglaterra, desde Enrique I, de

    curar ciertas enfermedades, especialmente la escrófula, a través del contacto de las manos. Estas

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    representaciones, escalonadas de lo religioso a lo mágico, eran la expresión en el plano de las fuerzas

    sobrenaturales de la misión política propia del rey: la del "jefe del pueblo". Del mismo modo, hacia

    los siglos XII y XIII, a partir del momento en que se consolida, de hecho, la mayor parte de los

     poderes monárquicos, se elabora todo un ciclo de leyenda alrededor de la realeza en general, o de

    diversas realezas en particular. Por otra parte, como lo demostró E. Kantorowicz en su magistral

    libro (Kantorowicz, 1985), el rey mismo está representado como si reuniera dos "cuerpos"

    diferentes: un cuerpo natural y visible que nace, sufre y muere, y este otro "cuerpo" político e

    invisible, perfecto e incapaz de hacer mal, que no muere jamás y persiste más allá de los cuerpos

    individuales. ¿No se podría decir que toda la mitología del Estado encuentra sus raíces en esta

    herencia lejana de representaciones del poder expresadas en emblemas, leyendas, imágenes y

    conceptos?

    Volvamos, sin embargo, a los emblemas del poder. La gran mutación política de los tiempos

    modernos, el advenimiento del Estado-Nación, no podía ocurrir sin ciertas condiciones simbólicas, a

    saber, sin las representaciones que disuelven la exterioridad del fundamento del poder, que fundan al

    Estado sobre su propio principio y que, por consiguiente, suponen la autosuficiencia de la sociedad

    (Gauchet, 1931). En una sociedad así "desencantada", para retomar la expresión de Max Weber, elEstado no podía, sin embargo, evitar los emblemas, los signos simbólicos: banderas, escarapelas,

    condecoraciones, himnos nacionales, uniformes de las fuerzas armadas, etc., cuya historia y, en

    especial, su desciframiento están lejos de haber sido terminados. Los movimientos políticos y

    sociales que acompañan a este nuevo espacio político necesitan de igual manera sus emblemas para

    representarse, visualizar su propia identidad, proyectarse tanto hacia el pasado como hacia el futuro.

    De esta forma la historia de la bandera comunista, más allá de lo anecdótico (Dommanget, l967), es

    reveladora de los complejos mecanismos que conforman la base del trabajo de representación

    simbólica. La necesidad experimentada espontáneamente por el naciente movimiento obrero de

    tener, y por lo tanto de inventar, .una bandera para sí con el fin de marcar su identidad y su

    diferencia en el plano simbólico ya se manifestaba en los años treinta del siglo XIX. Sin embargo, el

    campo simbólico no estaba vacío, incluso la cantidad de colores era limitada porque algunos ya

    habían sido "tomados", particularmente por las banderas nacionales. La búsqueda del color propio para el movimiento obrero se hizo a tientas y con dudas entre el rojo, el negro, el arco iris y el azul.

    Luego de elegido el rojo, y en especial después de la Comuna, la imaginación colectiva proyecta

    sobre los orígenes de esta bandera (que remonta, por un complicado desvío, a 1791, al principio de la

    Revolución Francesa, cuando la bandera roja no simbolizaba la revuelta sino, por e1 contrario, la

    instalación del estado de urgencia contra los "tumultos" y la "anarquía") todo un simbolismo

    legendario: rojo porque había sido empapado con sangre obrera (más adelante, en un contexto

    totalmente distinto encontraremos el gesto simbólico de empapar la bandera en la sangre, gesto que

    reactualiza lo legendario, cf.p. 158). A causa de que esta bandera fue monopolizada por un Estado, la

    U.R.S.S., que hizo de ella su emblema, a toda una izquierda no comunista se le presentará el

     problema, casi insoluble, de saber cómo reivindicar su "propio rojo" opuesto al que los otros se

    apropiaron.

    Como hemos mencionado a la "izquierda" y para diversificar nuestros ejemplos, diremos algo mássobre esta representación que se impuso como símbolo generalizado de la división interna y

    conflictiva del espacio político democrático por su oposición a la "derecha". Lo que sorprende en

    este ejemplo es la afirmación sobre el plano simbólico del hecho parlamentario, y a la vez, de la

    representación de lo social como fundado sobre sí mismo. Como sabemos la división en "izquierda"

    y "derecha" tiene un origen fortuito, accidental en 1789, en la Asamblea Nacional, especialmente

    durante los encarnizados debates sobre el veto real, los “moderados” se agruparon a la derecha del

     presidente y los "radicales" a su izquierda, repartición que luego se volvió una costumbre y un

    símbolo. Una repartición topográfica muy reveladora de un espacio político nuevo en muchos

    aspectos. El centro a partir del cual se hace esta repartición es un lugar impersonal (contrariamente

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    al lugar ocupado por el rey en las reuniones de los Estados Generales): las personas que lo ocupan

    son intercambiables, sólo tienen poder con respecto a aquellos que los eligieron y entre los límites

    fijados por esos electores mismos. La repartición simbólica con respecto a este lugar no evoca

    ninguna inspiración religiosa u otra referencia que estuviera fuera del espacio político mismo: se

    debe precisamente a un azar perpetuado por una convención tácita. Es un espacio homogéneo, y por

    lo tanto igualitario, contrariamente a la repartición jerárquica, por órdenes, en las sesiones de los

    Estados Generales. Durante la Revolución, la oposición derecha/izquierda no sobrepasa el marco

     parlamentario (por otra parte, se verá, por así decido, alterada por la oposición alto/bajo, dado que la

    Montaña ocupaba los escaños de la izquierda y arriba, opuestos a la Planicie moderada). Sólo a

     partir de la segunda mitad del siglo XIX la oposición derecha/izquierda se impondrá

     progresivamente, siempre a partir de la topografía parlamentaria, como representación simbólica

    global de diferentes sensibilidades políticas y sociales, discrepancias de ideas, etc., primero en

    Francia y luego en los demás países. La división binaria, por lo tanto, se transforma en ternaria: el

    "centro" se define como el que no está ni en la "izquierda" ni en la "derecha" Representaciones

    simbólicas que, con una dosis de inercia, pesan en las mentalidades y en los comportamientos,

    quienes quedan aprisionados por aquéllas. Sin embargo, este simbolismo tiene un alcance limitado sise lo compara con el del Estado-Nación: se vota  por la izquierda o por la derecha; se sacrifica la

    vida, se muere por la Patria, cuyo emblema es la bandera nacional.

    A manera de introducción en la materia, hemos mostrado varios ejemplos de representaciones en

    donde se articulan ideas, ritos y modos de acción. Representaciones, decimos, y no reflejos de una

    "realidad" que existiría fuera de ellas. El término símbolo se impone, con todas las ambigüedades

    que presenta, las que volveremos a tratar más adelante. Todos estos emblemas -del poder real, del

    Estado-Nación, de los movimientos sociales- ¿no serían acaso más que simples adornos, otros tantos

    accesorios de una escenografía más o menos irrisoria de la "verdadera" vida social? Los dispositivos

    de protección y de represión que los poderes establecidos levantan para preservar el lugar

     privilegiado que se han otorgado a sí mismos en el campo simbólico demuestran, por si es necesario,

    el carácter ciertamente imaginario pero no ilusorio de esos bienes tan protegidos, como los

    emblemas del poder, los monumentos erigidos en su gloria, los signos del carisma del jefe, etcétera.Todo poder busca monopolizar ciertos emblemas y controlar, cuando no dirigir, la costumbre de

    otros. De este modo, el ejercicio del poder, en especial del poder político, pasa por el imaginario

    colectivo. Ejercer un poder simbólico no significa agregar lo ilusorio a un poderío "real", sino

    multiplicar y reforzar una dominación efectiva por la apropiación de símbolos, por la conjugación de

    las relaciones de sentido y de poderío. Del mismo modo, es muy fácil constatar que en cada grave

    conflicto social -una revuelta, una guerra, una revolución- las acciones mismas de las fuerzas

     presentes tienen condiciones simbólicas de posibilidad, aunque más no sean las imágenes exaltantes

    y magnificadas de los objetivos a alcanzar, de los frutos de la victoria buscada, etcétera. ¿Cómo

    separar en este tipo de conflictos a los agentes y sus actos de las ideas-imágenes que ellos se dan a sí

    mismos y a sus adversarios de clase, de religión, de raza o de nacionalidad? También es igualmente

    fácil constatar que los escenarios imaginados por los agentes sociales para ellos mismos y para sus

    adversarios sólo se cumplen raramente; después, estos mismos agentes sociales se sorprenden muy amenudo del resultado de sus acciones. Este desfasaje no le quita nada a las funciones decididamente

    reales de esos escenarios imaginarios, sino, por el contrario, hacen valer su importancia (no

    discutiremos aquí los límites y las flaquezas de la previsión, por tratarse de un problema totalmente

    distinto). Dicho de otro modo, los emblemas del poder que nos sirvieron de punto de partida son sólo

    elementos de un vasto campo de representaciones colectivas en donde se articulan, como lo hemos

    observado, ideas, imágenes, ritos y modos de acción. Estas representaciones, que forma todo un

    dispositivo social de múltiples y variable funciones, tienen una historia; ése es el problema que más

     particularmente nos interesa.

    Fuente: Baczko, Bronislaw. Los Imaginarios Sociales. Memorias colectivas y esperanzas. Bs. As., Nueva Visión, 1991. 

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    El documento cartográfico ha estado presente a lo largo de la

    historia, ha sido un compañero inseparable de la cultura

    humana. Heródoto habla de él en sus Libros de la Historia, yPtolomeo, al recopilar el conocimiento geográfico de toda una

    época, plasma en mapas su apreciación de lo que era, por

    entonces, la geografía mundial. La presencia del mapa en la

    historia continúa en el Renacimiento con Mercator y Ortelius y

    de ninguna manera se detiene. Su herencia al mundo, a lo largo

    de centurias es incuestionable. También su universalidad, pues

    la representación territorial que se lleva a cabo en piedra, en

    papel la realizaron tanto las culturas de occidente como las

    ubicadas allende el Ganges (India) y el Huang-Ho (China), sin

    olvidar a los pueblos de la península arábiga y a los que seasentaron en el continente americano y en las islas de Polinesia.

    I.b. Los mapas y las proyecciones cartográficas

    I.b.1. ¿Qué es un mapa?

    El mapa es un documento que representa la relación de las sociedades con el espacio, a lavez que delimita su campo de acción. Es un mensaje de localización de cualquier punto dela superficie, así como una evaluación de las distancias, de las orientaciones o de los

    accidentes geográficos. Cuando las sociedades ordenan el entorno, le otorgan valores ysignificados propios, inician una exploración o reconocimiento para su mejor uso.

    G. R. Crone define al mapa como el medio para transmitir ideas y conocimientos sobre elespacio; en un mapa, dice, por rudimentario que sea, se presenta la forma de una parte dela Tierra y, con ello, se aprecia una imagen del paisaje, de lo que se observa no sólo con lavista sino también con todo un bagaje cultural que pesa sobre cada uno de nosotros9.

    Los documentos cartográficos nunca constituyen una mera pintura en la que tierras ymares se delinean con las coordenadas de latitud y longitud, sino que actúan comomediadores entre un mundo mental interno y un mundo físico externo, para convenirse enuna apreciable herramienta que ayuda a la mente humana a sentir su universo en varias

    escalas. El mismo Crone menciona que cuando hacemos un mapa, se consideran“escalas, distancias, referencias, accidentes geográficos y muy particularmente espaciospercibidos y sentidos de acuerdo a nuestra experiencia diaria”10.

    El término mapa ha sido discutido en múltiples ocasiones. Hace más de un siglo, algunosautores plantearon que uno de los fines que tienen es el estudio de la geografía, perotambién sirven para fijar en la memoria la forma y la configuración de los continentes y delos mares, indicando las divisiones generales y las subdivisiones políticas o

    9 Crone, G. R. Historia de los mapas, México, Fondo de Cultura Económica, 1956, p. 15.

    10 Ibidem, p. 15.

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    administrativas. Agregamos que en el mapa se muestran los recursos naturalesdisponibles, problemas sociales, determina el espacio que cuenta con vías decomunicación adecuadas y, con ello, señala problemas de marginación, entre muchosotros. El mapa es, por esencia, un documento versátil y esta cualidad le permite, por unlado, acoger en su ámbito cualquier tema que involucre la representación del espacio y,por el otro, emitir una imagen que corresponde al territorio cartografiado y que es suscep-tible de ser interpretada.

    El mapa, a pesar de ser una antigua manifestación cultural de las sociedades, no hatransformado su objetivo. Lo que ha variado en distintas épocas han sido los materiales ylos métodos para elaborarlo. Las culturas antiguas fabricaron estos documentos con elafán de volcar en él sus conocimientos del mundo conocido y hacerlo accesible a todos.Conforme ese mundo ampliaba sus fronteras, el mapa se ajustaba a esta nueva realidad yel ensanchamiento del mundo, entendido como un proceso constante, se ha vistorepresentado en los mapas. El peregrino requería de este documento cartográfico para

    tomar el camino más seguro, con el fin de llevar a feliz término su viaje; el naveganteelaboraba los mapas indicando sus rutas porque sabía que de ellas dependía el futuro desu empresa, y el militar hacía lo mismo para conocer el terreno y lograr la victoria sobre elenemigo. Por tanto, la validez del documento en sí está por un lado, en ser representaciónde territorios y, por otro, en ser portador de un valor estratégico, pues quien lo poseía,aseguraba el éxito de su empresa, el ahorro de tiempo y, si sabía interpretarlo, seconvertía en el tablero favorable de un ventajoso juego de ajedrez.

    Agustín Hernando11  habla de tradiciones acerca de las circunstancias que rodean elestudio de los mapas. Para él, un primer acercamiento consiste en apreciar al documentocomo antigüedad o reliquia; una segunda es considerarlo como elemento informativodonde figuran datos o evidencias que revelan empresas, actividades o saberes y un tercer

    enfoque es resallar su valor en cuanto instrumento funcional dentro de la sociedad.

    El deseo perpetuo por conocer el planeta y el espíritu

    aventurero del género humano trajeron como consecuencia los

    “descubrimientos” de otras tierras y mares y, con ello,

    adelantos en la ciencia cartográfica.

    Con la ampliación del mundo, la cartografía se enfrenta al

    problema de plasmar la redondez de la Tierra en el papel,

    lógicamente, dicha representación debe sufrir alteraciones a las

    que los cartógrafos han intentado dar soluciones.

    I.b.2. Las proyecciones cartográficas

    A partir de que la idea de la redondez de la Tierra fue aceptada, apareció el problema derepresentarla a través de mapas en forma plana, ya que lógicamente, la distorsión esinevitable cuando se intenta proyectar puntos del planeta Tierra sobre un pedazo de papel,

    11 Hernando, Agustín. “La historia de la cartografía en América: entre la exaltación y la concientización” en García

    Jordán, Pilar y Gussinyer, Jordi (coord.). Estrategias de poder en América Latina, Barcelona, Universidad de Barcelona,

    2000, p. 25-40.

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    en dos dimensiones. Los ángulos, las áreas, las direcciones, las figuras y las distancias sedistorsionan cuando son transportados de una superficie curvada a una plana.

    A efectos de minimizar el problema, los cartógrafos idearon diversas proyecciones dondela distorsión en una característica se reduce al mínimo, mientras que otras característicasse deforman aún más.

    Con las proyecciones se trató de establecer un sistema ordenado de meridianos yparalelos que permita representar el contorno de los continentes y mares de la esferaterrestre en una superficie plana del modo más fiel. Con ellos es posible proyectar lasuperficie terrestre sobre una figura geométrica (cono o cilindro) o directamente sobre unplano, construyendo matemáticamente una red de paralelos y meridianos. La proyecciónresultante variará según la posición del observador, ya sea se ubique imaginariamentepara dibujar desde los polos; desde el Ecuador (cilíndricas) o desde altas latitudes(cónicas). Veamos:

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    Cilíndrica: la proyección se hace sobreun papel que envuelve cilíndricamentela esfera. Los meridianos quedanrepresentados como rectasperpendiculares a los paralelos. Laslatitudes representadas más fielmenteal modelo original son las cercanas alEcuador, hacia el norte y hacia el sur la

    superficie se va ensanchando, por lo que se produce distorsión hacia los polos. 

    Cónica: un cono de papel envuelve laesfera. Los meridianos son rectas queconvergen en la cúspide del cono, mientraslos paralelos son arcos de círculosconcéntricos. La zona de contacto directodel papel con la esfera, es decir, lascercanas a los polos, es la representadacon mayor fidelidad. Mientras que la zonadel Ecuador es la más deformada. Laimagen que se obtiene es la de un

    observador que viese la Tierra desde lavertical de las latitudes medias.

    Cenital: se pone una hoja de papel encontacto con una zona determinada dela esfera, que queda bienrepresentada. Se utiliza especialmentepara representar los polos, por eso sontambién llamadas proyecciones

    polares.  Los paralelos se representancon líneas rectas y los meridianosaparecen como círculos concéntricos.

    Realizamos un brevísimo recorrido por la conceptualización del

    mapa y de cuestiones técnicas referidas a cómo representar

    algo esférico en un plano.

    Ahora volvemos sobre las representaciones espaciales como

    testimonio histórico, político, documento geográfico y cultural y

    nos adentraremos en la lectura del mapa, del plano, de las

    cartas geográficas, ya que estas representaciones permiten

    acercarnos a un entendimiento, a la explicación histórico-

    político-cultural de aquellas sociedades que las construyeron.

    I.c. Los mapas como discurso.

    Los documentos cartográficos atestiguan la historia de la cultura humana. Un material

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    cartográfico permite percatamos de las formas e ideas que las sociedades ha tenido sobresu entorno y su planeta. Si tuviéramos la oportunidad de tener en nuestras manos unasecuencia de mapas de un mismo lugar, sería posible apreciar los cambios que se hanmanifestado en este territorio a lo largo de la historia: el parcelamiento de las tierras, elemplazamiento urbano o los caminos que cruzan el espacio cartografiado. Desde luego,también podremos observar los cambios presentados en el mismo documento, es decir lastécnicas empleadas para realizar el levantamiento.

    La propiedad que tiene el espacio geográfico12 de ser cartografiable no ha variado con eltiempo; sigue vigente la necesidad de levantar mapas, lo que sí ha sufrido alteraciones esel método o los instrumentos aplicados para elaborarlos; en tal sentido, tanto de arcilla,tres mil quinientos años antes de Cristo -al abrigo de las culturas de Mesopotamia- como elmoderno, que resulta de la aplicación de los más avanzados procedimientos deteledetección, tienen como objetivo la representación del espacio; ninguno de los dosdifiere en objetivos, pero sí es distinta la manera en la que se realizaron y el contexto en elque surgieron.

    Un documento cartográfico, antiguo o moderno, es producto de una época y, por tanto, esun testigo de la misma; es también un objeto de arte y responde igualmente a un avance

    científico determinado. A esto se agrega que, si bien el mapa es una representacióngráfica de un territorio, es también un documento mediador entre un mundo físico y unomental y ayuda al desenvolvimiento humano cuando éste extiende sus sentidos en eluniverso que habita. Es decir, cuando se elabora un mapa se lo construye de acuerdo conlo valores de vida, símbolos, avances técnicos que pertenecen a cierta época. Harley13 indica que, entre los pueblos antiguos, una de las funciones más importantes de los mapases se realizaban para decir a otros pueblos los espacios o lugares que ellos habíanexperimentado. 

    Durante siglos, la configuración del mundo se mantuvo prácticamente estática, las masascontinentales no mostraron ningún cambio en sus dimensiones; las fronteras fuerondeterminadas por las distancias, por los mitos y por la técnica que no permitió vencerlos.

    A los ojos de Eratóstenes14 el mundo estaba compuesto por tres porciones continentalesrodeadas, a su vez, por una masa oceánica dividida en dos partes y los límites del mundoconocido estaban en la India, cerca de las riberas del Ganges; se distinguen asimismo laisla de Trapobana y, en Europa, el archipiélago británico y las islas del Mediterráneo. Detodas las partes del mundo, el sur de Europa era la porción que contaba con mayorinformación cartográfica y, por lo mismo, los mapas de esta zona se cuentan entre los másprecisos y mejor delineados. El de Eratóstenes describe casi a la perfección la cuencaoriental del Mediterráneo; es evidente la exactitud mostrada para las penínsulas itálica ybalcánica al tiempo que se aprecian los contornos de las tres grandes islas del oesteitaliano. Cabe destacar que lo mismo sucede con los mares Negro y Caspio y la penínsulade Anatolia.

    12 Para Olivier Dollfus el espacio geográfico es la superficie terrestre y la biosfera -el oikumene de los antiguos-, allí

    donde las condiciones naturales permiten la vida en sociedad. Es el espacio accesible al hombre, usado por lahumanidad para su existencia, por tanto incluye los mares y los aires. Dollfus, Olivier. El espacio geográfico,

    Barcelona, Oikos-Tau, 1982, p. 7-8.13

     Harley J. B. Mapas, conocimiento y poder, México, Fondo de Cultura Económica, 2005.14

      Astrónomo, matemático y filósofo griego (284-192 a.C.). Fue el primero en medir el meridiano terrestre y la

    oblicuidad de la eclíptica. Vivió en Atenas hasta que fue llamado a Alejandría (245 a.J.C.) para educar a los hijos de

    Tolomeo III y para dirigir la biblioteca de la ciudad.

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    Para confeccionar estedocumento, Eratóstenesdebió tener acceso a lainformación generada porlos distintos viajeros ycartógrafos querecorrieron tierras y maresdurante siglos con el fin dealcanzar los lugares queallí aparecen. Estosviajeros no sólopertenecen a la cultura

    helénica, sino que la información debió llegar de otros lugares y culturas a las manos delgeógrafo griego. También se sumaron a esta empresa comerciantes, marinos yaventureros que generaron la información tomándola quizá de otros personajes igualmente

    anónimos e inquietos. De los adelantos científicos reconocidos en el mapa está la red decoordenadas, la misma que hasta nuestros días se considera como uno de los principiosbásicos ya que permite la ubicación de cualquier punto en el mapa. En el mundocartografiado por Eratóstenes predominó la cultura helénica.

    Como vemos, la concepción de espacio mundial para los griegos

    en apogeo de la expansión griega difiere en mucho de la

    concepción que tenemos en la actualidad y, por supuesto, de las

    que tuvieron muchas sociedades a lo largo de la historia. A

    pesar de las diferencias, se puede advertir en todas ellas una

    tendencia hacia el etnocentrismo. Etnocentrismo que se haexpresado de muchas maneras y la cartografía ha sido uno de

    los soportes de esas expresiones.

    Mapa de Eratóstenes. Los nombres no corresponden a la versión original del mapa.

    EtnocentrismoSegún el Diccionario de la Real Academia Española, es la “tendencia emocional que hace de la

    cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas osociedades”.

    El etnocentrismo es el acto de ver y analizar al mundo de acuerdo con los parámetros de lacultura propia. El etnocentrismo suele implicar la creencia de que el grupo étnico propio es el másimportante, o que algunos o todos los aspectos de su cultura son superiores a los de otras. Dentro deesta ideología, los individuos juzgan a otros grupos en relación a su propia cultura o grupo particular,especialmente en lo referido al lenguaje, las costumbres, comportamientos, religión, creencias;

    buscando la conservación de un espacio o territorio bien delimitado y de intereses propios. Esoselementos son los que van configurando la identidad cultural.En situaciones donde se presentan conflictos entre culturas, las concepciones etnocéntricas de

    superioridad se vinculan a sentimientos de desconfianza y temor y con acciones que son diseñadaspara limitar el contacto con integrantes de otros grupos para ejercer discriminación.

    En medio de conflictos culturales, el etnocentrismo es acompañado por xenofobia,discriminación, prejuicios, separación física de los grupos y la construcción de estereotipos negativoshacia el otro.

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    En este mapa griego fechado en el año 700 a.C., elocéano marca los límites de las tierras conocidas,concebidas como un disco circular con Grecia en sucentro, y es también el mar el que baña loscontornos de los reinos y ciudades míticas. El marMediterráneo queda prácticamente encerrado porlas tierras europeas, del norte de Africa y el AsiaMenor.

    El Nilo en Egipto parece que por entonces era elmás importante río conocido. También se detallanlas islas ubicadas en el Mar Mediterráneo; islas quelos griegos conocían bien debido al desarrollo deactividades marítimas y comerciales. En esas islas,

    habían fundado puertos y pequeños poblados.El geógrafo árabe Al Idrisi (1100-1166) fue unincansable viajero por los reinos de Europa, elnorte de África y Oriente, en los que anotaba susimpresiones y las ampliaba a partir del aporte deotros viajeros y de un equipo de geógrafos ydibujantes que envió a diversos puntos del mundoconocido.Su prestigio llevó al rey normando Roger II asolicitarle confeccionar una detalladarepresentación del mundo conocido. Al Idrisi

    dibujó el mapa sobre un soporte de madera ydespués lo grabó sobre una base de plata. Elmapa es circular, aunque su autor aclara que eldisco sólo representaba la forma del mundo: “Latierra es redonda como una esfera, y las aguas seadhieren a ella y se mantienen en ella a través deequilibrio natural que no sufre variación”.Está orientado hacia el sur (el sur arriba), incluyeun océano perimetral, detalles respecto de los ríos y sus cuencas, mares, cadenasmontañosas, ciudades y caminos. En el centro del mapa se encuentra la península arábiga.La geografía estaba vinculada a lo “sagrado”, para el Islam es importante la correctaorientación de mezquitas y fieles durante la plegaria, en cumplimiento de los preceptos del

    Corán: “Vemos cómo vuelves tu rostro al cielo. Haremos, pues, que te vuelvas hacia una dirección que tesatisfaga.Vuelve tu rostro hacia la Mezquita Sagrada (La Meca en la actual Arabia Saudita). Dondequiera queestéis, volved vuestro rostro hacia ella. Aquéllos que han recibido la Escritura saben bien que es la Verdad queviene de su Señor. Allah está atento a lo que hacen. Corán, II, 144.”

    A San Isidoro de Sevilla se debe uno de losprimeros mapas medievales. En él, aparecen lostres continentes conocidos por entonces,rodeados por el océano primigenio. La influenciabíblica se manifiesta claramente al asignar cadauno de ellos a los hijos de Noé (Africa a Cam,

    Mapa griego 700 a.C.

    Mapa Universal de Al Idrisi, conocida comoTábula Rogeriana.

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    Asia a Sem y Europa a Jafet) o también laTrinidad: Asia, África y Europa correspondían a laTrinidad del Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.Estos mapas fueron llamados posteriormente por

    los cartógrafos "T en O"15 o mapas de Jerusalén,por tener como centro la ciudad sagrada. La ideade una Tierra esférica e inmóvil, situada en elcentro del Universo, fue parcialmente asimiladapor los europeos y rechazada por algunasdignidades de la Iglesia, que postularon encambio, una Tierra plana, sin antípodas. Si bien,esta posición nunca fue oficial, la Iglesia mantuvosu rechazo a los conocimientos heredados de laciencia pagana de la Antigüedad, en particular asu idea de un mundo esférico.

    El mapa de Isidoro mediatizó todas lasrepresentaciones cartográficasposteriores, además de auspiciar laaparición de los discos tripartitos, en losque aparecen incluidas imágenes deCristo, ángeles, pasajes de la historiabíblica.

    Pasando al continente americano,antes de la llegada de los europeos,muchos pueblos registraron su historiaen libros llamados códices16.

    Los toltecas-chichimecas ubicados en lazona del actual México representaron laciudad de Cuauhtinchan (zona ubicadaen el actual Estado de Puebla) en elcentro del mapa. El mapa no presenteindicios de la influencia europea.Incorpora datos relativos al paisaje(elevaciones, plantas), rutas(simbolizadas con huellas de pies),edificaciones importantes, escenasque incorporan a distintospersonajes, representaciones de sus

    divinidades17.

    15 En O porque hay una circunferencia que envuelve todo el mapa y representa a la Tierra. En T porque la T representa

    los tres ríos que salían del paraíso terrenal. La T, dividía a su vez a la tierra en los tres continentes conocidos, Europa,

    Asia y Africa. El primero de estos mapas se atribuye a Isidoro de Sevilla en el siglo VII, pero hasta nosotros no ha

    llegado el original si no copias posteriores mas evolucionadas o con simbología añadida.16

     Los códices se escribían sobre hojas hechas con piel de venado, fibras vegetales o cortezas de árboles plegadas a

    manera de biombo, llegando a medir extendidas hasta 14 metros. Estaban cubiertos con figuras y símbolos de gran

    riqueza cromática y meticuloso dibujo que registraban hechos históricos, mitológicos y geográficos de la propia sociedady de sus vecinos.17

     Ortiz García, Elena. “Los códices cartográfico-históricos. La historia tolteco-chichimeca” en Revista de Estudios de

    Historia Social y Económica de América, N° 14, enero-junio 1997, p. 301-323.

    Fragmento mapa de Cuauhtinchan, Pueblo Tolteca-Chichimeca.

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    Guaman Poma de Ayala (Perú,

    1530-1616) fue el primercronista, que escribió "Nuevacrónica y buen gobierno" paraenviarla al rey de Españainformando sobre los abusos delos conquistadores.El mapa muestra el este arribacon Los Andes y más allá Brasil,el oeste abajo con el OcéanoPacífico, a la izquierda el norte,hacia la derecha el sur y en el

    centro el Tahuantinsuyu.Alrededor del mapa hay unaleyenda: “Mapamundi del Reinode las Indias Un reino llamadoAntisuio hacia el derecho de laMar del Norte. Otro Reinollamado Collasuio sale so(l). Otro

    Reino llamado Consesuio hacia la Mar del Sur, llanos. Otro Reino llamado ChincaisuioPuni(en)te sol”.El mapa presenta al Tahuantinsuyu (Imperio de los Incas) como si fuera una gran isla. Elterritorio posee un área montañosa que lo bordea en la parte superior dejando un área demar y otra de cielo. El territorio tiene una zona montañosa y boscosa que bordea toda la

    región superior de la gran isla y desde donde fluyen ríos que bañan todo el espacio18

    .En el cielo pueden observarse a la izquierda una luna en cuarto menguante con su cara yrodeada de estrellas y, a la derecha, el sol también con cara y abundantes rayos. Lo queindicaría que mientras en un sector es de noche en el otro extremo es de día. El marrodea todo el espacio representado y aparecen en él distintas especies marinas, ballena,pez espada, lobo marino, también dos barcos, una barcaza y una sirena.Se pueden observar pequeños dibujos que representan a hombres y mujeres que enparejas simbolizan a los habitantes de la región. A derecha e izquierda del eje centralestán el escudo papal y el escudo Real de Castilla. Aunque Lima era, por entonces, lacapital del Virreinato del Río de la Plata, para Guamán Poma el Cusco seguía siendo elcentro del mundo andino, y por tanto, del universo.

    Cuando pensamos en la Tierra la primera idea que nos viene ala mente es la de este mapa pero como venimos

    desarrollando, los mapas sur- gieron a partir del

    surgimiento de la organización social. ¿Por qué

    este mapa será el que llevamos impreso en nuestras mentes?

    ¿Estará impregnado de etnocentrismo? ¿Es la representación

    18 AA..VV. Guaman Poma de Ayala: testigo del mundo andino, Santiago, Lom Ediciones, 2002, p. 527-528.

    Presentamos un mapa

    actual en la misma

    ubicación que apareceel mapa antiguo, para

    que pueda observar la

    disposición de las

    tierras según la mirada

    de Guamán Poma de

    Ayala.

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    más fiel a la Tierra?

    Gerhard Kremer (1512-1594), alias Mercator, estudió filosofía, matemática y geografía yfue un eminente cartógrafo; realizó trabajos para el emperador Carlos V. En pleno procesode expansión ultramarina de los países de Europa, los navegantes necesitaban llevar subarco de un lugar a otro y, para eso, tenían que poder calcular fácilmente la distancia más

    corta entre dos puntos sobre la superficie esférica de laTierra. La proyección de Mercator creó mapas másexactos y útiles para la navegación que ninguno hastaentonces. Su uso se extendió durante el siglo XVIII eincluso ha llegado hasta nuestros días.

    Mercator diseñó un mapamundi en el año 1569 comoresultado de dibujar el mapa del mundo sobre la superficie

    de un globo, recortarlo en gajos y luego completar losespacios vacíos.Las zonas cercanas al Ecuador son las que quedarán másfieles a la realidad. Pero hacia el norte y hacia el sur,

    cuanto más se aleje del Ecuador, las distorsiones aumentarán. Por ese motivo, los polosno serán representables en el mapa.Los meridianos están dibujados como líneas rectas al igual que los paralelos, siendoperpendiculares a los primeros. El mapa queda armado por cuadrículas que favorecíanestablecer la ruta entre un lugar y otro, el marinero podía dibujar una línea recta en elmapa, determinar el rumbo y zarpar hacia su destino.

    En tiempos en que “descubrían”  amplias zonas del mundo enun breve lapso, extendían su comercio, obtenían riquezasmetalíferas, dominaban grandes extensiones de tierra y depersonas que servían como mano de obra, su autoestima, lavaloración que tenían de sí mismos como europeos fue plasmada en la representación delespacio elaborada por Mercator, como una elección política, ideológica, cultural. Comootros pueblos, los europeos, también se colocaron en el centro del mapa. Es decir,mantuvieron la postura etnocentrista característica de las representaciones espaciales detodas las sociedades.Treinta años después de la muerte de Mercator, su mapa se había extendido por Europa ypor todos los territorios conquistados como el standard clásico de la percepción geográfica

    del mundo hasta nuestros días. 

    En el proceso de creación del paradigma deMercatorestaban

    presentesdos

    cuestiones:una

    metodológi

     

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    ca y no resoluble del todo y otra de carácter eurocentrista. La primera tiene que ver con elproblema de proyectar la superficie de un cuerpo esférico sobre un plano. Al tratar derealizar tal tarea, el cartógrafo determina las propiedades del cuerpo redondo que quiereprivilegiar en su representación plana, es decir, escoge entre una serie de criterios deproyección los que considera más importantes, debido a que es imposible mantener todaslas propiedades originales del objeto. Obviamente se privilegió la zona del globo donde seencontraba situada Europa, colocándola como centro del mundo y por ende, también seprivilegió el tamaño del mundo ubicado hacia el norte del Ecuador, es decir, la regióndonde se encuentra ubicada Europa, generando una importante distorsión, del tamañorelativo de las masas continentales, inflando las zonas del norte a costa de las regionesecuatoriales. En realidad el norte mide 52.000.000 km2 y el sur, lo duplica, tiene unaextensión de 100.000.000 km2. Pero eso en el mapa no se ve.

    Veámoslo con más detenimiento y a partir de algunos ejemplos. Cuando nos consultan¿cuál es la isla más grande del mundo? Al observar el mapa, respondemos rápidamente

    que se trata de Groenlandia, ya que tiene un tamaño similar al de África que es uncontinente. Pero, si miramos un globo terráqueo –que es la representación más fiel a larealidad porque conserva su esfericidad- aunque en realidad es catorce veces máspequeña, Africa tiene una superficie de 30.000.000 km2 y Groenlandia 2.100.000 km2.Europa parece más grandeque Sudamérica, cuandotiene poco más de la mitad

    de su tamaño. Europa tiene una extensión de9.700.000 Km2 y América del Sur 17.819.100 km2.Las deformaciones del mapa Mercator noparecieron sorprender a los europeos en la épocade la expansión del imperio colonial europeo.

    También se nos ha enseñado en la escuela y es un saber que extendido, que la líneaimaginaria del Ecuador (punto medio de la esfera terrestre) divide al mundo en doshemisferios, norte y sur que son del mismo tamaño. Lo mismo sucede en con meridiano deGreenwich, que separa el hemisferio oeste y este, de idénticas dimensiones. Esto puedecomprobarse en un globo terráqueo, pero si miramos el mapamundi Mercator veremos quelos hemisferios no tienen el mismo tamaño. El norte y el este son mucho mayores en

    dimensión que el sur y el oeste. La Proyección de Mercator sobrevalora al hombre blancoy distorsiona la imagen del mundo para ventaja de los colonialistas, expresó el cartógrafoalemán Arno Peters.El mapa Mercator llegó a América al mismotiempo que los conquistadores. Fue impreso enlibros, pasó al sistema escolar, es utilizado como“la” imagen de la Tierra. Lo usamos acríticamentey lo tomamos como si fuera la Tierra misma. Es

    más, se nos enseñó a mirarlode una determinada manera,por eso, nos sentimos

    La Tierra vistadesde el cosmos.

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    molestos cuando vemos este mapa que está alcostado. Seguramente pensamos que está alrevés, patas para arriba.Lo cierto es que no hay un modo correcto de ver el mundo porque en la inmensidad delcosmos no hay arriba o abajo, derecho o revés, norte o sur. Pero, tantos años deescolarización, tantos años de mostrarnos el mapamundi de una forma determinada,grabaron en nuestra mente una

    imagen como la correcta einhibieron la posibilidad de pensar quese puede observar de cualquier otromodo, de concebir un mundo esféricoy no plano como vimos que se sosteníadurante la Edad Media europea –cosaque nos causa gracia- y que seguimospensando aún hoy. Porque sitenemos que viajar por la ruta más cortadesde Buenos Aires a Nueva Zelanda,pensamos el viaje cruzando elAtlántico o el océano Pacífico, cuando

    en realidad, la vía más corta es por elpolo sur, realizando un vuelo transpolar.

    Como pueblo conquistado y colonizado por los europeos,a la herencia colonial del idioma y la religión católica,tenemos que agregar la concepción que loslatinoamericanos tenemos del espacio geográfico, y denosotros en el mundo. La utilización hegemónica delmapa Mercator con una Europa pujante en el centro delmundo continúa estando presente hasta la actualidad.

    En el siglo XVI y XVII predominaron España y Portugalen usufructo de su expansión, en el siglo XVIII y XIX laGran Bretaña en desarrollo industrial, a la que se sumaron otras potencias europeas queiniciaron -a mediados del siglo XIX- ese proceso, convirtiéndose en competidoras de losbritánicos e iniciando una nueva etapa de expansión y dominio colonial sobre América,África y grandes sectores del Asia que se manifestó en el curso de la primera mitad delsiglo XX. Esta primacía europea continuó reflejándose en la cartografía y también fue justificada a través de escritos (Ver módulo Unidad I, Pensamientos de políticos de lasegunda mitad del siglo XIX) y de la transmisión cultural que se realizó, tanto en los paíseseuropeos como en sus dependencias. La supremacía europea fue adoptando distintosnombres en el siglo XIX se reconocieron como los civilizadores que debían luchar contra labarbarie. En el siglo XX se denominaron primer mundo en contraposición al tercer mundo

    y, también países desarrollados en oposición a los subdesarrollados.

    El vuelo transpolar 

    El vuelo piloto lo realizaron integrantes de la FuerzaAérea Argentina en noviembre de 1965,demostrando que la ruta era viable.El 7 de junio de 1980, a las 8 horas, decoló desde elAeropuerto Internacional de Ezeiza el Boeing 747-200 de Aerolíneas Argentinas, matrícula LV-MLR,para cumplir la primera travesía rumbo a Oceanía yel Japón por la ruta transpolar, hecho que constituyóuno de los acontecimientos de mayor trascendenciaen la aviación comercial de aquella década. Partió deEzeiza, hizo escala en Río Gallegos, atravesó el PoloSur y llegó a Auckland (Nueva Zelanda). El viajeculminó en Hong Kong (China). La ruta transpolarafianzó la presencia argentina en mercados muyimportantes y configuró una reafirmación de losderechos argentinos sobre el Sector Antártico. 

    Nótese que la línea divisoria

    continúa respetando la demarcaciónNorte-Sur de Mercator.

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    Pero:  “Tengamos presente que nuestropueblo no es el europeo, ni el americano delNorte, que más bien es un compuesto de Africa y de América, que una emanación dela Europa […]” Simón Bolívar

    Mercator diseccionó a la Tierra para representarla como imagen

    cognoscible, le quitó su tridimensionalidad para perpetuarla en la

    bidimensión. En la concepción impuesta, el mundo es

    bidimensional, no porque la Tierra lo sea, sino porque la

    representación que perpetuaron los europeos lo es. Hemos sido

    educados en la idea de que Europa es el centro del mundo y

    esto ha influido en la consideración de que allí se desarrolla un

    pensamiento, acción y sociedades a las que es imprescindible

    imitar.

    Mediante los mapas se impone un modo de ver y entender el mundo; el mapa estructura, ordena

    nuestro modo de concebir el espacio, de concebirnos en el espacio y en el mundo. Las sociedades

    ubican sus territorios en el centro de sus mapas del mundo, y de esa manera demarcan el espacio

     propio, delimitan el espacio en relación a “los otros”.

    El ubicarse en el centro contribuye a que los integrantes de la sociedad desarrollen una identidad

    social positiva y una alta autoestima. Arturo Jauretche en su libro Los profetas del odio, ya planteaba

    en 1957: “He propuesto una visión del mundo desde aquí, desde nuestro lugar. Ello nos ayudará a

    ver el mundo desde nuestro propio ángulo y a comprender nuestro papel. El de América Latina esotro planisferio, que arroja a las grandes potencias a los arrabales del planeta. Es preciso incorporar a

    los hábitos del pensamiento argentino la capacidad de ver el mundo desde nosotros, por nosotros y

     para nosotros. Para pensar como argentinos necesitamos ubicarnos en el centro del mundo y ver el planisferio desarrollado

    alrededor de ese centro […]

    nunca seremos nosotros

    mismos si continuamos

    colocándonos en el borde del

    mapa, como un lejano

    suburbio del verdadero

    mundo”.

    Australia y Nueva Zelanda se incorporan almundo desarrollado por ser parte de la

    comunidad británica de naciones.

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    El estudio histórico de la cartografíaIrma Beatriz García Rojas

    Irma Beatriz García Rojas es docente e investigadora del Departamento de Estudios de la Cultura Regional de

    la Universidad de Guadalajara, México.

    Introducción“La cartografía (mapas, planos y atlas) es una rica fuente de profundo conocimiento para el

    estudio histórico político-cultural de un país, una región, un estado o una ciudad, que no ha sido

    totalmente aprovechada, por lo que me he propuesto dar un pequeño paso con ese objetivo, mediante

    una sencilla metodología que ya he aplicado y que en este texto voy a mostrar.

    Para comenzar, afirmo que la carta o mapa, los planos y la compilación de todos –los atlas–

    son cada uno una compleja «construcción social» que contiene un discurso que de principio lo sitúa

    en el contexto del poder político y de la cultura de la sociedad que lo produjo, sea que se considere,

    siguiendo a Mark Monmonier 19

    , que «el mapa miente»; sea que simplemente se diga, como lo hace

    la Enciclopedia Británica, que el mapa es una «representación cartográfica de parte de la superficie

    de la Tierra»; sea que tal representación se conciba sólo posible mediante el uso de la geometría y a

    través de la escala, como asevera Fernand Joly20

    , al ligar el mapa a la producción científica; sea que

    se maneje a los mapas como objetos de alta calidad estética, como objeto de comercio, de tráfico

    ilegal21, de interés para coleccionistas y de un uso restringido para la decoración de espacios

     privados e ilustración complementaria de los textos de historia política.

    De hecho los mapas, como forma objetiva y racional de mirar y representar una determinada

    superficie terrestre, privilegiada por el razonamiento matemático y por la sistemática observaciónastronómica «para la fijación de latitud y longitud», es apenas cosa de los siglos XVII y XVIII22

    . En

    la Antigüedad el espacio, concebido como distancia entre dos puntos, se expresaba en unidades de

    tiempo necesarias para que fuera recorrida, medición en la que incidía tanto el medio de locomoción

    19 Mark Monmonier, How to Lie with Maps, Chicago and London, The University of Chicago Press, 1991.

    20 Fernand Joly, La cartografía, trad. Julio Morencos Tevar, Barcelona, Ariel, 1982.

    21 Para conocer la «historia del delito cartográfico», según reza el subtítulo en inglés, véase Miles Harvey, La isla de los

    mapas perdidos, trad. de Fabián Chueca, Barcelona, Debate, 2003. La industria de los coleccionistas de mapas ha dadolugar a la publicación en Londres, desde 1984, de cerca de 80 volúmenes de The Map Collector. 22

     J. Omar Moncada Maya, «Prólogo», en Omar Moncada (coord.) La Geografía de la Ilustración, México, iig-unam, p.

    12. (Temas Selectos de Geografía de México. I. Textos monográficos: 1. Historia y Geografía).

    TEXTUALES

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    usado como la naturaleza del lugar 23

    . Es así que todas las culturas habidas han hecho

    representaciones de los lugares habitados, recorridos y poseídos. En el siglo XVIII la representación

    cartográfica se transformó con la aparición de la brújula marina24

     que permitió la observación directa

    del espacio a «mapear». A partir de ese momento, quienes elaboraban los mapas los consideraron

    exactos, fieles y útiles particularmente para la navegación; pero muchos historiadores y geógrafos se

    han mostrado desdeñosos ante la cartografía anterior al siglo xx, como comentaran Edward Lynam o

    Malcom Letts, para quienes en los mapas medievales y renacentistas los «países, mares, ríos y

    montañas están cómicamente deformados […] y en general mal colocados» y, para colmo, debido a

    la «multitud de dibujos y descripciones» aquellos mapas no eran un ejercicio cartográfico, sino más

     bien «un libro de pintura»25

    , como si la pintura, por otra parte, no pudiera mostrar otros aspectos del

    territorio y de los lugares que lo conforman.

    La forma de mirar los mapas en busca de la exactitud vis a vis del espacio representado, no

    ha estado ausente entre los especialistas que han trabajado el territorio mexicano y a su región

    occidente. Ciertamente, el estudio de la cartografía histórica ha sido abordado ponderando la

    ‘exactitud’ o ‘falsedad’ de una carta, por Luis Navarro García26

    , Chantal Cramaussel27

     o José María

    Muriá

    28

    . El primero, en una obra en la que difunde 133 mapas antiguos, en especial del siglo XVIII.La segunda, en su estudio sobre la Nueva Vizcaya –donde parte de la premisa de que los textos

    geográficos que circularon en Europa durante el sigo XVI recogieron, desde épocas muy tempranas,

    crónicas e informaciones acerca de los descubrimientos realizados en el septentrión novohispano– se

    limita a considerar que «la información de ese modo recopilada, resultó con frecuencia fantasiosa o

    inexacta y lo que llegó a saberse en el viejo continente, acerca del norte novohispano en particular,

    muy poco tuvo que ver con la realidad».

    […] Otro tipo de trabajo con uso de mapas en versiones contemporáneas al autor, no

    históricas, es la clásica obra de Edmundo O’Gorman, quien en 1968 explica los cambios político-

    administrativos del territorio mexicano a lo largo de su historia. O bien el atractivo volumen

     prologado por Miguel León Portilla29

     en el que, a pesar de recordar que sobre los mapas se ha dicho

    que son speculum y theatrum, o sea espejo y teatro, insiste en que «a veces» en los mapas «se

    distorsionan y malmiran los lugares que se pretendió representar»; si bien reconoce que muestran«cómo se pensaba acerca de la geografía de esos ámbitos en determinados momentos». Esta obra ya

    muestra un avance considerable en el trato dado a los mapas, pues reconoce que muestran un aspecto

    de las ideas y mentalidades predominantes en el momento de su creación.

    […] En todos estos casos, la cartografía ha sido limitada a su carácter de representación

     práctica y científica de una superficie terrestre o marina, o a las costas, a pesar de que es sabido que

    los cartógrafos, al percibir y representar el espacio, hacen uso tanto de conocimientos con base en el

    razonamiento, como de la imaginación como facultad ligada a la recepción de estímulos y al bagaje

    y contexto cultural. Los mapas recogen lo uno y lo otro, constituyéndose en ricas fuentes de

    información no sólo del medio físico-geográfico, sino también del contexto histórico cultural que les

    da lugar, como veremos abajo.

    23 Gerald Roe Crone, Historia de los mapas, 3ª. ed., México, fce, 1998, p. 9. (Breviario 120, Historia).

    24 La brújula, útil para navegar, también sirvió para la cartografía, junto con otros instrumentos como la cruz geométrica,

    la plomada y el sextante.25

     Crone, Historia de los mapas, 1998, p. 28.26

     Luis Navarro García, Don José de Gálvez y la comandancia de las provincias internas del norte de la Nueva España,

    Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1964.27

      Chantal Cramaussel, «Un desconocimiento peligroso: La Nueva Vizcaya en la cartografía y los grandes textos

    europeos de los siglos xvi y xvii», en Relaciones, vol. xix, núm. 75, verano 1998, pp. 173-211.28

     José María Muriá,  Historia de las divisiones territoriales de Jalisco, México, inah/sep, 1976 (Colección Científica.Historia 34); y Los límites de Jalisco, Zapopan, El Colegio de Jalisco, conacyt, liv Legislatura Jalisco, 1997.29

     Joost Depuydt e Ingeborg Jongbloet, Mapas Antiguos de México, prólogo de Miguel León Portilla, México, Centrum

    voor Mexicaanse Studien-Universidad de Amberes, fce, 2005. (Col. Tezontle).

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    Geografía e Historia político cultural para explicar los mapasLos geógrafos hacen uso de la cartografía, entre otras cosas, porque les es necesaria la localización

    de los fenómenos espaciales que estudian y porque tienen que responder a la pregunta de dónde,

    además de  por qué 30. La autora de este texto propone, para la Historia política y cultural, que los

    mapas además de poder responder a esas interrogantes pueden dar respuesta al cómo y a partir de

    qué , es decir, mediante qué signos, símbolos e información y a través de qué representaciones se

    interpreta al territorio, al lugar, al espacio y a las relaciones de poder-saber espaciales,

     preponderantes en un momento histórico determinado.

    Lo cual significa que el análisis de la cartografía como documento histórico también se lleva a cabo

    teniendo muy en cuenta lo que dice Mark Monmonier: «no sólo es fácil mentir con los mapas, si no

    que es esencial»31

    . Por ello en Historia tenemos que hacer un análisis iconográfico, además del

    cartográfico. Este análisis iconográfico de los mapas se lleva a cabo tomando en cuenta tanto sus

    atributos básicos (escalas, proyección y simbolización) como sus atributos ocasionales o secundarios

    (colores, decoración, tamaño, códigos, tipografía, temática, autores y destinatarios, principalmente).Mi interpretación histórica de los mapas no sólo surgió como contraparte epistemológica de las

    ausencias