“hagan esto en memoria mÍa l sagrada liturgia … · centro de mi universo y durante la liturgia...

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1 “HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍALA SAGRADA LITURGIA COMO EL ESPLENDOR DE LA GLORIA ETERNA DE DIOS 1 DE: SU EXCELENTÍSIMO Y REVERENDÍSIMO JOHN C. NIENSTEDT . . . . y cuando haya sido levantado de la tierra atraeré todos a mi” Juan 12:32 Mis primeros recuerdos de la Sagrada Liturgia son los de la parroquia donde yo vivía, providencialmente el nombre de la iglesia era San Pablo.Era una estructura solemne de estilo gótico con un altar alto y bello de mármol de Carrara. Durante mi juventud allí yo sabía que estaba entrando no solo a un lugar sagrado, sino que yo creía que era una visión de lo que el cielo tendría que ser. Cada 1 A través de esta carta se hacen muchas referencias a los cambios del texto de la edición del Misal Romano en inglés. Al presente no hay planes inmediatos de revisar la traducción del Misal Romano en español, aunque esos cambios eventualmente vendrán de conformidad con las directrices del “Liturgiam Autenticam.No obstante, los principios, las normas y los preceptos que se encuentran contenidos en la más reciente Instrucción General del Misal Romano y en el Redemptionis Sacramentum” continúan aplicándose para todos los Ritos Latinos Católicos, sin importar que idioma se use en la misa.

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1

“HAGAN ESTO EN MEMORIA MÍA”

LA SAGRADA LITURGIA COMO EL ESPLENDOR

DE LA GLORIA ETERNA DE DIOS1

DE:

SU EXCELENTÍSIMO Y REVERENDÍSIMO

JOHN C. NIENSTEDT

“. . . . y cuando haya sido levantado de la tierra

atraeré todos a mi” Juan 12:32

Mis primeros recuerdos de la Sagrada Liturgia son los

de la parroquia donde yo vivía, providencialmente el

nombre de la iglesia era “San Pablo.” Era una estructura

solemne de estilo gótico con un altar alto y bello de mármol

de Carrara.

Durante mi juventud allí yo sabía que estaba

entrando no solo a un lugar sagrado, sino que yo creía que

era una visión de lo que el cielo tendría que ser. Cada

1 A través de esta carta se hacen muchas referencias a los cambios del

texto de la edición del Misal Romano en inglés. Al presente no hay

planes inmediatos de revisar la traducción del Misal Romano en

español, aunque esos cambios eventualmente vendrán de conformidad

con las directrices del “Liturgiam Autenticam.” No obstante, los

principios, las normas y los preceptos que se encuentran contenidos en la

más reciente Instrucción General del Misal Romano y en el

“Redemptionis Sacramentum” continúan aplicándose para todos los

Ritos Latinos Católicos, sin importar que idioma se use en la misa.

2

domingo todos nosotros, los ocho de nuestra familia nos

montábamos en nuestra furgoneta y nos íbamos una corta

distancia para asistir a la Santa Misa de las ocho de la

mañana. Solíamos sentarnos en la segunda fila del lado

izquierdo del altar, dos filas antes de la fila donde se

sentaban mis abuelos. ¡Recuerdo tan bien aquellos días!

En aquella época la parroquia era más que todo el

centro de mi universo y durante la liturgia del domingo me

sentía verdaderamente en mi hogar rodeado de familia y

amigos.

En aquel entonces, la Santa Misa se celebraba en latín

aunque el sermón era en inglés. Allí en la Iglesia “San

Pablo” crecí conociendo las respuestas de la misa y me

quedaba fascinado al ver el cuidado, la solemnidad y la

reverencia de ese ritual de la misa. Sin poder ponerle

palabras a mis sentimientos estaba cautivado con la Liturgia.

Por dentro, yo sabía que las palabras del sacerdote le daban

voz a las oraciones silenciosas de los que estábamos

reunidos por la fe. Yo también sabía que nos proveía del

sustento espiritual y de la fuerza del poder del Espíritu

Santo por medio de la persona del sacerdote. Y además

sabía que reunía a una pequeña pero muy importante

comunidad de creyentes que se reunían esta hora y que esa

reunión tenía un significado que iba más allá que la

cantidad de personas que estaban reunidas allí.

3

Hermanos y hermanas, con mucho agrado comparto

estos recuerdos con ustedes a la vez que comienzo mi

primera carta pastoral a la Arquidiócesis de Saint Paul y

Minneapolis dedicada a la fuente y la cúspide de la forma de

vida Cristiana —es decir la Sagrada Liturgia de la Santa

Misa.

En mis primeros años de formación de mi experiencia

religiosa de la celebración de la misa con la comunidad de fe

de mi parroquia dedicados al gran Apóstol San Pablo, han

tenido una influencia duradera sobre mí, incluyendo estos

cuatro años en esta grandiosa Arquidiócesis, Iglesia Local

nuestra dedicada al mismo Apóstol que predicó el evangelio

a los que no eran judíos.

4

De verdad, tenía

tanta inspiración,

que ahora no

puedo imaginar

mi vida sin ésta.

El Concilio Vaticano II comenzó cuando yo estaba en

onceavo grado en mi escuela y cuando el Concilio Vaticano

II terminó, para ese entonces yo estaba en el Seminario. Allí

tuve la inmensa la gracia de recibir un curso sobre la Santa

Misa, el cual fue impartido por un sacerdote inteligente y

erudito. Con investigación y estudio

y en términos claros, él nos guió

paso por paso por todo el orden de

la sagrada misa; relacionando

cuidadosamente unas partes con las

otras para formar finalmente un

todo sintético. Yo estaba cautivado y me di cuenta que sentía

mas y mas inspiración en la riqueza del significado que

descansa en el corazón de esta maravillosa oración. De

verdad tenía tanta inspiración que ahora no puedo imaginar

mi vida sin esta. Ya sea que se celebre en latín, o en inglés, en

italiano o en español, el efecto es esencialmente el mismo.

Las palabras obviamente son importantes, pero la verdadera

importancia descansa en el misterio por el cual esas palabras

animan, inspiran y emocionan.

Este es mi cuarto año aquí en la Arquidiócesis de

Saint Paul y Minneapolis y mi tercer año con el privilegio de

servir como su Arzobispo. Durante este tiempo, he tenido la

maravillosa oportunidad de celebrar la Sagrada Eucaristía

literalmente en cada lugar de esta Iglesia Local, 164 visitas

pastorales a las parroquias, 73 visitas a las escuelas,

celebraciones en los campus de nuestras dos Universidades

5

Católicas, durante las festividades de las Iglesias Católicas

de Rito Oriental, las ordenaciones de los diáconos, de

sacerdotes, las ordenaciones episcopales, confirmaciones y

por supuesto el Sagrado Triduum en nuestra magnífica

Catedral. Todas estas vivencias me han dejado con la

impresión de que nuestros sacerdotes, diáconos, monjas,

catequistas, los coordinadores de la celebración religiosa así

como los fieles católicos en general, toman la celebración de

la Sagrada Liturgia muy en serio, dando mucho más de su

tiempo y poniendo su esfuerzo personal en su preparación

y su ejecución. Por eso estoy profundamente agradecido, ya

que es de verdad un signo de vitalidad de la fe que nos

caracteriza, ya que somos el Cuerpo de Jesucristo, quien

permanece por siempre y para siempre nuestro más alto

sacerdote.

A la vez estoy consciente, que al poner en marcha la

nueva traducción del Misal Romano, que está señalada para

el Primer Domingo de Adviento de este año, esta es una

oportunidad maravillosa que tenemos para detenernos y

reconsiderar el papel tan importante que tiene la Santa Misa

en nuestras vidas, tanto como personas en lo individual,

como parroquias de la comunidad de fe y como

Arquidiócesis.

Quiero ofrecerles algunas reflexiones sobre este

aspecto más importante de la vida de la Iglesia como la

respuesta a cuatro preguntas: Primero, ¿por qué la liturgia es

6

tan esencial para el bienestar de la Iglesia? Segundo, ¿Cómo

podría nuestra unidad en la celebración religiosa cimentar

nuestra unidad como Iglesia? Tercero, ¿por qué es tan

importante que participemos semanalmente en la

celebración de la Liturgia del domingo? Y cuarto, ¿porqué

todo lo que hacemos en está gran Arquidiócesis debe

basarse en la Liturgia en esta gran Arquidiócesis, tanto

individual como colectivamente?

PARTE I

¿CUÁL ES LA CONEXIÓN ESENCIAL ENTRE LA

SAGRADA LITURGIA Y LA IGLESIA?

7

El propósito de la

Iglesia es llamar

a sus miembros a

la santidad, en

otras palabras, a

crear santos.

Para poder entender porqué la Sagrada Liturgia es

tan importante para la iglesia, definamos nuestros

términos— ¿qué es la Iglesia y que es la Sagrada Liturgia?

En la Constitución Dogmática de la Iglesia el Concilio

Vaticano II nos recuerda que la Iglesia es Sacramento –

símbolo e instrumento de comunión con Dios y símbolo de

unidad entre todos los hombres.”2 El Concilio también hace

referencia a la Iglesia como la “reunión conjunta” de todos

aquellos que creen en Cristo y como “personas que han sido

reunidas en la unidad y dentro de la unidad con el Padre, el

Hijo y el Espíritu Santo.”3 La Constitución sobre la Sagrada

Liturgia, del mismo gran Concilio señala el propósito claro

de esta unidad en Cristo, cuando dice que todas las

actividades de la Iglesia están dirigidas hacia la santificación

de los seres humanos y a la glorificación de Dios.4 Sobre

estas referencias entonces podemos decir simplemente que

el propósito de la Iglesia es llamar a sus miembros a la

santidad, en otras palabras a crear santos y

consecuentemente todo lo que la Iglesia hace debe ser visto

bajo esa luz.

Pero la santidad para el cristiano

no es una actividad solitaria, pues se

2Concilio Ecuménico,Vaticano II Constitución Dogmática sobre la Iglesia,

Lumen Gentium, 21 de noviembre, 1964, número 1. 3 Ídem., n. 4.

4 Concilio Ecuménico, Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia,

Sacrosanctum Concilium, 4de diciembre, 1963, número. 10.

8

lleva a cabo en y por medio de la Iglesia, la cual está

“reunida” en asamblea convocada por Jesucristo para

formar su Cuerpo y esto se observa completamente en

la celebración de la Sagrada Liturgia. Nuevamente, la

singularidad de esta celebración religiosa fue

recalcada en las enseñanzas del Concilio Vaticano II:

“. . . porque como cada celebración litúrgica es un

acto de Cristo, el sacerdote y Su Cuerpo, que es la

Iglesia, es una acción sagrada que sobrepasa todas las

demás; ninguna acción de la Iglesia puede equiparar

su eficacia bajo el mismo título o el mismo grado.”5

Si nuestra celebración religiosa es de verdad eficaz,

tiene que hacerse por medio de “”Él, con Él y en Él.

Como lo ha escrito el Papa Benedicto:

“La grandeza de la Liturgia se deriva de sí misma y

no de lo que nosotros hacemos de ella. Nuestra

participación por supuesto es necesaria, pero como un

medio de reafirmación de nosotros mismos

humildemente dentro del espíritu de la Liturgia y

para servirlo a él que es el centro principal de la

Liturgia: es decir Jesucristo. La Liturgia no es una

expresión de la concientización de la comunidad, la

cual en todo caso es difusa y está cambiando, sino que

es la revelación recibida en fe y oración y su medida

5 Sacrosanctum Concilium, número 7.

9

En la comunidad de

creyentes, nuestras

esperanzas, tristezas,

alegrías y lamentos de

nuestros propios

corazones, son recibidos,

afirmados transformados

a la vez que son

ofrecidos como uno solo

en oración en Cristo y

hacia el Padre.

consecuentemente es la fe de la Iglesia en la cual se

recibe la revelación. Las formas que se le dan a la

Liturgia pueden variar de conformidad con el tiempo

y el lugar así como los ritos. Pero lo que es esencial

es el enlace con la Iglesia, la cual por su parte está

unida por la fe en el Señor. La obediencia de la fe

garantiza la unidad de la Liturgia mas allá de las

fronteras de tiempo y lugar y nos permite vivir la

unidad de la Iglesia como el hogar del corazón.”6

Este “hogar del corazón”

está hecho para los creyentes

que se han “reunido” en

asamblea para orar en unidad.

En la comunidad de creyentes,

nuestras esperanzas, tristezas,

alegrías y lamentos de nuestros

propios corazones son

recibidos, afirmados y

trasformados a la vez que son

ofrecidos como uno solo en oración en Cristo hacia el Padre.

Entonces vemos por qué es profundamente cierto que nadie

6 Cardenal Joseph Ratzinger, “Teología de la Liturgia,” presentada durante las

Journées Liturgiques de Fontgombault, 22 a 24 de julio, 2001, segunda

impresión Oriens (Verano 2002, vol. 7, #2).

10

puede hacer su oración a Dios como una persona individual

y aislada.

Nuevamente el Papa Benedicto ha observado:

“Rezar es siempre en oración con alguien. Nadie

puede rezarle a Dios como una persona individual

aislada y con su propia fortaleza. El aislamiento y la

pérdida del sentido básico de la hermandad en

oración constituyen la mayor razón de la falta de

oración. Yo aprendí a rezar, al orar con otros, al

hacerlo con mi madre, por ejemplo, al seguir sus

palabras que gradualmente iban teniendo significado

para mí a la vez que yo hablo, vivo y sufro en

comunión con ella. <Y por eso es precisamente por

qué es imposible comenzar una conversación con

Cristo a solas prescindiendo de la Iglesia: Una forma

cristológica de oración que excluye a la Iglesia

también excluye al Espíritu y al ser humano mismo.

Yo necesito sentirme dentro de esas palabras en todo

lo que hago en oración, en mi vida, en mi sufrimiento

y en mis pensamientos. Y este proceso mismo me

transforma; pero no debo de tratar de darle una

dispensa con el ejemplo de las palabras, porque ellas

tienen vida, son un organismo en crecimiento, las

11

palabras en vida y en oración de cantidades

incontables de gente.”7

Por lo tanto la Liturgia encuentra su origen en el

llamado de Cristo para “reunirnos”—Él que es ambos

sacrificado y supremo sacerdote, el que nos ofrece y quien es

ofrecido. El que nos llama a la santidad, pero siempre en y

por medio de la Iglesia y de la Liturgia. Nuevamente esta es

la razón de la existencia de la Iglesia: para traer a los

bautizados en una relación más cercana con Cristo como

miembros de Él en un solo Cuerpo, que celebran en oración

la Liturgia junto con Cristo por la Gloria de Dios y el

bienestar de todos. Nuestra oración colectiva y en

comunidad es entonces oración que se ha cumplido en

Cristo y tal vez se cumpla en nosotros, y como Cristo para

que también podamos ser enviados y llevar los frutos de

vida del mundo.

Aquí, en el “trabajo” de la Iglesia reunida en Cristo,

los dos grandes temas del Concilio Vaticano II, communio y

missio, se tornan más claros. La Iglesia se reúne por su

llamado a la comunión para enviar en misión para llevar a

Cristo al mundo y para traer al mundo a Cristo. Como lo

dijo su Santidad Juan Pablo en Christifideles Laici, “La

7 Joseph Cardinal Ratzinger, “Sobre la Base Teológica de la Oración y la

Liturgia,” La Celebración de la Fe: Acercamientos a la Teología de la Liturgia

(San Francisco, Ignatius Press, 1986), páginas. 31 y 32.

12

Esta reunión en

Cristo se tiene lugar

en la liturgia y es el

anuncio con

anticipación de la

reunión que tendrá

lugar en La Nueva

Jerusalén, cuando

Cristo decida reunir

a toda la gente con

él al final de los

tiempos.

Comunión eleva la misión y la misión se cumple en la

comunión.”8 Nos es imposible tener una sin la otra.

También hay una dimensión escatológica en esta

reunión frecuente denominada “Todavía no” de nuestra

vida de fe, esto es, nuestro futuro eterno en Dios,

reflexionando sobre las palabras del Propio Señor Jesús

sobre nuestra misión:

“. . . . y cuando haya sido levantado de la tierra

atraeré todos a mi” (Juan 12:32)

Esta reunión con Cristo que

ocurre en la Liturgia es el

anuncio con anticipación de la

reunión la cual tendrá lugar en la

Nueva Jerusalén cuando Cristo

decida reunir a toda la gente con

él al final de los tiempos.

8 Papa Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Christifideles Laici, 30de

diciembre de 1988, Número. 32.

13

Bajo este entendimiento de la Liturgia, podemos ver

cómo la Iglesia es la unidad sacramental y la fuente de

salvación de todo el mundo. Cuando “la Santa Misa

termina,” estamos llamados a ir por el mundo proclamando

la Buena Nueva de Jesús crucificado y resucitado, una

realidad que se presencia, se siente y se ve en la Sagrada

Liturgia.

Entonces la visión de nuestros seres “reunidos”

unidos en Cristo, impulsa nuestra intensión de estar en

unidad como uno solo en el ejercicio de la fe y de una

manera particular al obedecer las instrucciones que la

Iglesia nos ha dado para la celebración de la Liturgia. Como

el Papa Benedicto nos hace recordar: “La obediencia de la fe

garantiza la unidad de la liturgia<”

PARTE II

¿CÓMO INFLUYE LA CELEBRACIÓN DE LA MISA EN

UNIDAD DE LA FE?

Cuando fui nombrado Obispo por su Santidad

Bienaventurado Juan Pablo II, yo escogí mi lema episcopal

“Que todos sean un solo”, me parece que estas palabras del

Capítulo 17 del evangelio según San Juan, son la expresión

14

de la oración fundamental del corazón de Jesucristo por Sus

discípulos—aún mucha más unión con Dios, la cual

naturalmente conlleva a una unidad mucho más profunda

con los demás. Esta oración se ha convertido en algo mío

durante estos años de servicio Episcopal, especialmente aquí

en la Arquidiócesis de San Paul y Minneapolis. Todos

nosotros debemos trabajar por esa unidad la cual constituye

el deseo explícito de Nuestro Señor Jesucristo.

Pero unidad no solo quiere decir “hacerlo por hacerlo

para seguir el rumbo”; esta sería una unidad falsa y no

podría perdurar ya que la verdadera unidad debe tener sus

raíces en la verdad y en nuestra adhesión a ella. Para los

Católicos la unidad quiere decir sentirnos uno solo en la fe,

como lo expresa el Credo y como lo dicen las enseñanzas

sancionadas y establecidas por la Iglesia. Esta unidad se

hace manifiesta en nuestra merecedora recepción de los

sacramentos, especialmente el sacramento de los

sacramentos es decir La Sagrada Eucaristía, al que

justamente se le denomina el “sacramento de la unidad.” Al

reunirnos alrededor en un solo Cuerpo y un solo Cádiz,

somos fortalecidos y estamos llamados a formar una unidad

aún más grande de pensamiento y de corazón con Cristo

mismo para que así podamos unirnos más los unos a los

otros; por lo tanto nuestra unidad con los demás deviene

nuestra unidad en Cristo.

15

Al reunirnos en un

solo cuerpo y un

solo Cádiz, somos

fortalecidos y

estamos llamados a

formar una unidad

aún más grande de

pensamiento y de

corazón con Cristo

mismo, para que así

podamos unirnos

más los a los otros.

Recuerdo cuando un año

antes de graduarme del

Seminario, me mandaron a una

Conferencia Nacional de

Seminaristas en Columbia,

Missouri en el año 1964. Una

noche me invitaron a una de las

recamaras del hotel a participar

en “la Liturgia”; cuando llegué, la

recamara estaba a obscuras y varios seminaristas estaban sentados

en el suelo junto a quien “presidia” al rededor de una mesa

pequeña en la que había un pan y una copa de vino grande.

A la vez que el servicio comenzó, fue claro para mí que se

trataba de una liturgia experimental, pues esas palabras para

mi eran desconocidas; recuerdo que me ofendí por la

selección de lecturas seculares y de otros textos inventados,

pero cuando llegó el momento de compartir el pan y el vino,

yo me excusé y regresé a mi recamara.

Recientemente, leí una cita que escribió el Papa

Benedicto, que me hace meditar lo que aprendí aquella

noche. Cuando el Pontífice era Cardenal escribió que cuando

la Liturgia “se manipula más libremente, los fieles sienten

que no se está celebrando nada y es de comprender que ellos

abandonan la Liturgia y con ello abandonan también a la

Iglesia.”9

9 See Ratzinger, “Teología de la Liturgia.”

16

La manera en que

oramos juntos

manifiesta lo que

creemos y por

nuestras creencias

estamos llamados

por Cristo a estar

unidos en uno solo.

Para evitar esos resultados tan desafortunados, es

necesario entonces que las parroquias y los sacerdotes sean

obedientes a las instrucciones y la legislación que rige

nuestros textos comunes de la Liturgia los actos y las

costumbres. Dicha obediencia sirve para comunicarla mejor

y de hecho, comprender la unidad que es la oración sincera

del Señor Jesús.

Fundamentalmente la

Liturgia de la Iglesia no es la

expresión de las costumbres

locales o de los intereses

particulares de una parroquia o

de determinado sacerdote.

Aunque es cierto que una

asamblea o el que la preside

frecuentemente incorporan sus propios dones y talentos los

cuales deben ser compartidos con todos los demás y deben

ser incluidos en la ofrenda de glorificación es decir la

celebración de la Santa Misa. Pero en el fondo la unidad del

Rito Romano, se refleja como tal en la universalidad de la

Iglesia, la cual está destinada a brillar por nuestras

celebraciones de la liturgia como la expresión de nuestra

unidad por medio de una sola expresión de fe. Cómo

oramos juntos pone de manifiesto lo que creemos y por

medio de nuestras creencias estamos llamados por Cristo a

estar unidos uno solo. Dicha obediencia sirve para un

propósito distinto, uno al cual tanto la parroquia como el

17

sacerdote deben someterse tanto con humildad como con

amor.

Estas reflexiones siempre son pertinentes para la vida

de la Iglesia, pero con la implementación inminente de la

recién traducida tercera edición del Misal Romano estas

reflexiones son ahora especialmente oportunas. Los textos

nuevos sobre las oraciones de la Iglesia proporcionan

momentos llenos de gracia para reexaminar nuestras

prácticas de la liturgia y para asegurarnos que la vida de la

liturgia en nuestras parroquias, en las comunidades

religiosas y en los diferentes apostolados siguen los

lineamientos de conformidad con las normas litúrgicas

dictadas por la Iglesia.

Como lo he señalado los Hijos de Dios tienen el

derecho de recibir la Liturgia como ha sido ordenada y

aprobada por los libros litúrgicos. Durante estos cuatro años

me ha impresionado la cantidad de tiempo e investigación y

estudio que se ha invertido en el proceso de aprobación de

los textos litúrgicos nuevos. Los expertos ofrecen su trabajo

de traducción, los obispos sugieren modificaciones, y la

Conferencia Episcopal vota cada trabajo y de allí los

resultados se le envían a Su Santidad con la solicitud de

autorización. Es un proceso meticuloso lleno de deliberación

—el cual creo que incluye la gracia de la presencia del

Espíritu Santo quien guía a toda la Iglesia, por lo que pensar

que tal esfuerzo pueda ser ignorado o sea pasado por alto,

18

Para asegurar que este texto

nuevo se cumple por

completo dentro de nuestra

Iglesia Local, les pido a

todas las comunidades

litúrgicas que se aseguren

de revisar y poner en

práctica las más recientes

Instrucciones Generales del

Misal Romano, las cuales

deberán estar en

cumplimiento

completamente ya el

Primer Domingo de

Cuaresma en 2012.

por costumbres particulares locales de una comunidad o por

costumbres pastorales de un grupo local, sin importar que

tan bien intencionados sean, atenta contra la propia unidad

de lo que es la Iglesia y lo que la Liturgia significa y fomenta.

Para asegurar que

este texto nuevo se

cumple por completo

dentro de nuestra Iglesia

Local, les pido a todas las

comunidades litúrgicas

que se aseguren de

revisar y poner en

práctica las más recientes

Instrucciones Generales del

Misal Romano las cuales

deberán estar en

cumplimiento

completamente el Primer

Domingo de Cuaresma en 2012; poniéndole atención

especial a los asuntos tales como la postura utilizada en la

Santa Misa, la modificación u omisión de los textos litúrgicos

sin la aprobación necesaria y la purificación de los

recipientes sagrados. Si una parroquia o comunidad

necesita más tiempo del que se ha señalado, les pido que me

envíen una carta exponiendo las razones del retraso con un

plan concreto para su cumplimiento. Además es importante

que las instrucciones del Vaticano del año 2004, Redemptionis

19

Para fomentar esa

“participación completa,

consciente y activa” que

está al centro de toda la

renovación y reforma

litúrgica, debemos

esforzarnos por entender

completamente lo que

estamos haciendo cuando

nos reunimos y

respondemos al amoroso

llamado de Dios Vivo y

Verdadero.

Sacramentum, se estudien y se pongan en práctica en las

parroquias, tal y como se los pedí en el año 2009.

Nuevamente les repito estas instrucciones y les pido a los

sacerdotes y a las parroquias que le pongan atención

particular a aquellas prácticas que están prohibidas dentro

de este documento; ya que tales prácticas deberán cesar

inmediatamente.

En total, esta última directriz mía, la cual en realidad

ya ha sido ordenada por la Iglesia Universal desde hace ya

una década, no debe ser un peso para las comunidades de fe

de esta nuestra Iglesia Local. Para aquellos que se sientan

afectados, les ofrezco los servicios de la Oficina

Arquidiocesana de Oficios Religiosos, para auxiliarles en la

catequesis y en la planificación que sea necesaria para

obtener los resultados de estos cambios obligatorios.

Por supuesto que no es

suficiente que simplemente

sigamos la ley de la Liturgia

de la Iglesia, ya que para

lograr esa “participación

completa, consciente y

activa” que est{ al centro de

la renovación y la reforma

litúrgica, debemos

esforzarnos por entender

completamente lo que

20

Para participar

verdaderamente en

la Santa Misa y en

los otros

sacramentos

debemos estar

unidos en Cristo,

que es la fuente de

toda santidad.

estamos haciendo cuando nos reunimos y respondemos al

amoroso llamado de Dios Vivo y Verdadero. Con este fin es

por supuesto muy importante que entendamos los

antecedentes culturales e históricos de los ritos y los rituales.

Las realidades teológicas que se expresan con tanto poder en

nuestra práctica litúrgica también deben conocerse y deben

explorarse para llegar a entender la profundidad completa

de los misterios de lo que celebramos en la misa.

Nuevamente, recuerdo con inmensa gratitud el curso que

durante mi Seminario me dio un conocimiento profundo de

lo que celebramos en la Liturgia.

Pero también tenemos simplemente que escuchar la

Liturgia por sí misma. Todos, el clero y los laicos también

tenemos que esforzarnos, para escuchar con verdadera

docilidad las palabras utilizadas en el mensaje que la Iglesia

nos ha dado y las vivencias que ella cultiva dentro de

nosotros a la vez que sus oraciones son proclamadas entre

nosotros. Desafortunadamente para muchos de nosotros la

Santa Misa Dominical es simplemente una actividad más

dentro de nuestras vidas tan ocupadas. Permítanme ser

claro: el estar tan ocupados puede ser un peso que se

interpone en nuestra capacidad

para la santificación. La

Eucaristía del Domingo y la

Sagrada Liturgia en general,

deben convertirse en la fuente y

el centro de nuestras vidas,

21

puesto que no hay nada más grande que la oración en

Jesucristo nuestro Sacerdote Sagrado, la cabeza de la Iglesia

y los feligreses celebrando juntos al Padre en unidad del

Espíritu Santo. Para participar verdaderamente en la Santa

Misa y en los otros sacramentos tenemos que estar unidos en

Cristo que es la fuente de toda santidad.

Cuando escuchamos las palabras de la Santa Misa, o

las palabras de absolución, o la belleza y el poder de las

oraciones del bautismo y la confirmación, descubrimos de

nuevo los misterios de la fe que encienden nuestro sentido

de contemplación de la maravilla que marcó a los discípulos

el camino a Emaús cuando descubrieron a Jesucristo

resucitado y presente entre ellos. También cuando

escuchamos la historia de nuestra salvación, también se

logra esto entre nosotros, aun cuando estamos en espera y

con la esperanza de la gloriosa llegada del Señor y para la

consumación de todas las cosas en Él.

La unidad que tiene significado y efecto por la

Liturgia se logra de una manera limitada pero real cuando

escuchamos juntos las palabras de la Iglesia; en verdad la

participación completa en los sagrados misterios no es

posible sin este precepto fundamental de escuchar

receptivamente.

Aquí yo quisiera escoger una sugerencia de lo que

escuché recientemente del australiano Matthew Kelly, autor

del libro Redescubriendo el Catolicismo, quien sugiere que

cada Católico debe traer un diario a la Santa Misa que en la

22

car{tula tenga inscrito: “¿Que es la única cosa que debo

hacer hoy para ser una mejor persona?”10 El garantiza que si

nos centramos mentalmente en ese pensamiento cuando la

Santa Misa comienza, vamos a descubrir el gozo y el

significado que descansa en el corazón de la Eucaristía; yo

digo que él está en lo correcto y sugiero que probemos hacer

esto.

Prepararnos para la puesta en práctica del nuevo

Misal necesitará paciencia, humildad y esfuerzo por parte de

todos nosotros, pero a la vez que aprendemos las palabras

nuevas y llevamos a la práctica los cambios históricos que

afectan a toda la Iglesia cuyo idioma es el Inglés y

esforcémonos por escuchar lo que la Iglesia dice en estas

oraciones que han sido retraducidas. Desde luego es mi

esperanza y mi oración que estas palabras nuevas den lugar

a que todos nosotros reflexionemos una vez más sobre los

misterios de la Santa Misa y que nos esforcemos aún más y

de todo corazón por la unidad que ésta causa y expresa.

10

Matthew Kelly, Nuestras Vidas Cambian cuando Nuestros Hábitos Cambian ,

Disco Compacto, producido por Lighthouse Catholic Media, NFP, 2011.

23

PART III

¿PORQUÉ LA SANTA MISA DOMINICAL ES TAN

ESENCIAL EN NUESTRA VIDA DE FE?

Comencé esta carta pastoral con mis recuerdos de

antes asistiendo a la Santa Misa Dominical con mi familia a

mi parroquia en la que crecí. Al hacer hincapié en su

importancia, fue el principio creo yo, de mi formación como

discípulo de Nuestro Señor Jesucristo. Para mí la vivencia al

asistir a la Santa Misa Dominical no la veía como una

obligación sino más que todo algo que yo de verdad quería

hacer y que disfrutaba mucho y podría decir que ésta era

una obligación de corazón. Por supuesto yo sabía que era

un pecado mortal si no iba a Misa, pero este pensamiento

solo me proporcionaba una pequeña fracción de motivación

para asistir a la Santa Misa. Yo no hallaba las horas para

asistir al oficio de la Santa Misa dominical primordialmente

porque me puso en contacto con mi Dios.

Así que escribo este tercer capítulo de mi carta

pastoral para compartir “el amor eterno” que he tenido por

la Santa Misa en general y en particular por la Santa Misa

Dominical. Para guiar mis reflexiones en esta sección leí

nuevamente la carta Apostólica a su Santidad Juan Pablo II

del año 1998 Dies Domini, Sobre la Santificación del Domingo.

24

Como nos lo recuerda el Santo Pontífice, la

importancia del Domingo se fundamenta en el hecho que

nos hace recordar el día de la Resurrección de Cristo. Este es

el evento fundamental en el que descansa nuestra fe, y esto

nos lo recuerda San Pablo; si Cristo no es resucitado, nuestra

fe es en vano. (Primera Carta a los Corintios 15:14). Su

Santidad Juan Pablo II dice: que el misterio bendito de la

resurrección, “recae en el centro mismo del misterio del

tiempo.”11 Y frecuentemente me encuentro a mi mismo

diciendo que “el tiempo es el enemigo” porque parece que

nunca hay suficiente tiempo para lograr hacer todo lo que se

necesita hacer. Pero de hecho, el tiempo es un regalo

precioso en el que cada nuevo desarrollo de mi persona

revela su potencial. Por lo tanto el tiempo es algo más que

aguantar, ya que es algo que debe celebrarse con la

revelación de la vida. Para el discípulo, Jesús resucitado de

entre los muertos, quiere decir crecer en el encuentro vivo

con él por medio de la oración personal y en comunión con

los demás. Esto es lo que le da al tiempo un significado más

profundo: la oportunidad que proporciona la vivencia

interpersonal en dialogo con Jesús resucitado y presente en

su Cuerpo, que es la Iglesia, esto es de hecho lo que ocurre el

Domingo en la celebración de la Santa Misa.

Por supuesto, esta trayectoria, si ustedes lo quieren

ver así, tiene una dimensión escatológica porque esa relación

11

Papa Juan Pablo II, Carta Apostólica Dies Domini, 31de mayo de, 1998,

Número. 2.

25

Para los seres humanos

atrapados en el reguilete de

actividades, el Domingo es el

día para el llamado a la

contemplación y para

reexaminar que ha sido de

nuestras vidas y hacia dónde

van. El domingo es para darle

un significado a los otros seis

días de la semana.

interpersonal está dirigida al cumplimiento definitivo del

Reino de Dios. Me doy cuenta que ha habido un cambio

increíble en como la sociedad ve el Domingo en

comparación a cuando yo estaba creciendo. Yo se que el “fin

de semana” para la mayoría de las familias hoy día está

hasta el tope con actividades desde la mañana hasta la

noche. Frecuentemente se trata de competencias deportivas,

pero también incluye trabajos y mandados que no se

hicieron durante la semana, y para muchos aún para los

buenos Católicos, la Santa Misa del Domingo puede

convertirse en una actividad más en el calendario, en vez de

ser la culminación de la semana y el principio de un período

de tiempo nuevo.

Esta última manera de ver el Domingo, es decir como

un nuevo principio para recordar la madrugada de la

creación del mundo,

como lo describe el Libro

del Génesis, en el leemos

que Dios utilizó seis días

para crear el mundo y

todo lo que lo que hay en

él, y cuando terminó, El

“bendijo el séptimo día y

lo hizo sagrado.”

(Génesis. 2:3) Para los

seres humanos atrapados en el reguilete de actividades, el

Domingo es para el llamado a la contemplación y para

26

reexaminar que ha sido de nuestras vidas y hacia donde van;

por lo que el domingo es para darle significado a los otros

seis días de la semana

Por supuesto, ese examen periódico de nuestra

actividad es de utilidad para nuestra persona, pero como lo

hemos visto, ni las vidas individuales en aislamiento ni los

discípulos Cristianos se salvan a solas. Como Católicos

bautizados nos reunimos con el Señor Jesús dentro de la

comunidad y para ser miembros de su Cuerpo Místico. Esta

realidad se refleja en la Eucaristía del Domingo: “Porque

uno es el pan y por eso formamos todos un solo cuerpo,

participando todos del único pan.” (1-Corintios. 10:17)

Toda la comunidad de la Iglesia está llamada a reunirse en

unidad el Domingo, para ser testigos y proclamar su

significado, de quién es ella y quiénes somos nosotros en

relación a ella. Por eso es que decimos el Credo cada

Domingo durante la Liturgia, ya que esto nos reconfirma

nuestra identidad Católica, la cual por supuesto es de

naturaleza universal y por lo tanto nos une a nosotros en

comunión con todos los Católicos a través de todo el mundo.

En este punto, quisiera alentarles a practicar lo que

mi familia hacía al ir juntos a la Iglesia para participar de la

Sagrada Liturgia del Domingo. Padres de familia por

supuesto guíen con el ejemplo. Solo se me ocurren unos

cuantos privilegios que se les han concedido a los padres de

familia que pueden rivalizar con su responsabilidad de

presentarle a sus hijos a Dios Nuestro Señor, enseñándoles

27

las oraciones y que su conocimiento de la Santa Misa

aumente con su participación alegre y activa.

Finalmente, es esencial que recordemos que nos solo

es la celebración de la Sagrada Eucaristía no es solo la

celebración del sagrado banquete de los discípulos del Señor

Jesús, sino que también es el sacrificio de Cristo Crucificado.

Como lo enseña el Concilio de Trento:

“En este sacrificio divino que se logra en la Santa

Misa, el propio Cristo se ofreció a sí mismo de una

vez por todas de manera sangrienta en el altar de la

cruz está y es ofrecido de manera no sangrienta.”12

Esta enseñanza importante ha sido reafirmada en la

Constitución Dogmática sobre la Iglesia del Concilio

Vaticano II que establece que: “participar en el sacrificio de

la Eucaristía, e; cual es la fuente y la cúspide de toda la vida

Cristiana [la comunidad del clero] ofrece la Divina Víctima a

Dios y se ofrecen a sí mismos juntos en este sacrificio.”13

Lo anterior se especifica aún más en el Catequismo de

la Iglesia Católica que establece que: “En la Eucaristía

el sacrificio de Cristo es también el sacrificio de los

miembros de su cuerpo. La vida de los fieles, su alabanza, su

sufrimiento, su oración y su trabajo se unen a los de Cristo y

en su ofrecimiento total adquieren así un valor nuevo.”14

Al unir sus vidas a la de Cristo, los miembros de la

asamblea cumplen su obligación de participar “activa y

12

Denzinger-Shönmetzer, n. 1743. 13

Lumen Gentium, n.11. 14

Catechism of the Catholic Church, 1368.

28

completamente” en la Santa Misa. Esta participación alcanza

su cometido en la valiosa recepción de la víctima sacerdotal,

Nuestro Señor que fue ofrecido en Sacrificio a quien se

encuentra al recibir la Sagrada Comunión.

Debe señalarse que mientras otros hermanos y

hermanas de otra fe comparten en común con nosotros el

bautismo y el amor natural por las Escrituras de la Biblia, sin

embargo ellos no comparten la comunión completa de la

creencia en las doctrinas de la Iglesia Católica y por lo tanto

no pueden ser invitados a compartir en comunión de la

Eucaristía. Esta disposición se extiende también a aquellas

personas que por sí mismas están en pecado grave o que

públicamente discrepan con las enseñanzas de la Iglesia. La

honestidad requiere coherencia en los actos; al romper con la

comunidad de fe se prohíbe el derecho que uno tiene de

recibir el sacramento de la Comunión.

En tiempos del pasado y aún bajo persecución en el

presente, Católicos creyentes valerosos se arriesgaron a

morir con tal de no dejar de recibir la Eucaristía del

Domingo. Debemos rezar para tener este tipo de fe, con un

sentido profundo de apreciación de esto, o mejor dicho lo

que la Eucaristía constituye. Bajo este entendimiento

podemos comprender mejor la seria obligación que tenemos

los Católicos de asistir a la Santa Misa del Domingo, no por

la fuerza de la ley sino con la respuesta de amor.

29

PARTE IV

¿CÓMO ES QUE TODO LO QUE HACEMOS SE BASA EN LA

LITURGIA?

Al concluir mis reflexiones anteriores, deseo

ofrecerles un resumen breve para afirmar que todo lo que

hacemos como Iglesia Local, es decir la Arquidiócesis debe

basarse en la Sagrada Liturgia. Ya sea que se esté llevando a

la práctica nuestro plan estratégico para las parroquias y las

escuelas, estudiando los textos del nuevo Misal Romano,

defendiendo la familia y los conceptos tradicionales del

matrimonio, trabajando por la paz y la justica para todos,

dándole de comer al hambriento y refugio al desamparado;

cada una de esas actividades nuestras tiene que tener una

conexión en nuestros pensamientos y nuestros corazones

sobre lo que celebramos en la Santa Misa.

La razón de esto, es que es en la Liturgia es donde

encontramos a Jesucristo que aclama aún ahora mismo el

“Sí” a la voluntad del Padre al ofrecerse a si mismo

completamente y sin egoísmo alguno en oblación a su Padre.

Nos unimos a la ofrenda y sacrificio y todo lo que somos y lo

30

Nosotros

escuchamos las

palabras de la

Liturgia para que así

podamos de verdad

decir estas palabras

en nuestro diario

vivir.

que tenemos se lo ofrecemos a él con júbilo y clamor por la

salvación. En este clamor, en este “Sí” a Nuestro Señor Jesús

lo presenciamos una y otra vez en la celebración de la

Sagrada Liturgia, la cual necesita tener eco y resonar en

nuestras propias vidas y en particular en nuestra vocación

sin importar cual sea esta, si se es sacerdote, diácono, monja

o laico o aún obispo, la intención de nuestras vidas es

resonar con un fuerte pero pacifico “Sí” en respuesta a las

exigencias del amor. La Liturgia moldea este clamor,

enseñándonos el idioma de la Divina Caridad de la cual está

hecha. Nosotros escuchamos las palabras de la Liturgia para

que así podamos de verdad decir estas palabras en nuestro

diario vivir, Ser Cristianos que conocen la Liturgia, es vivir

entre el equilibrio del llamado a la contemplación y del

llamado a la acción.

Hermanos míos, comencé estas

reflexiones recordando como a mi

temprana edad sentí un amor

profundo por la Sagrada

Eucaristía; de verdad mi relación

con la Sagrada Liturgia ha sido un

“amor eterno” que ha durado toda

mi vida. Tengo la esperanza

sincera que al leer esta carta pastoral ustedes mis amados

hermanos y hermanas, sean renovados en su amor por la

Liturgia y encuentren en su celebración la muestra de la

31

gloria para la que nos ha llamado a ustedes y a mí Nuestro

Señor Jesús.

Que Dios los bendiga!

Dada este primer día de noviembre de 2011,

en la Solemnidad de la Celebración del Día de Todos los

Santos.

FUENTES DE CONSULTA:

Catequismo de la Iglesia Católica, párrafos 1066 al 1209.

Instrucciones Generales del Misal Romano.

Redemptionis Sacramentum, Instrucción, Congregación para la

Divina Celebración Religiosa, 2004.

Sacramentum Caritatis, Carta Apostólica de su Eminencia

Papa Benedicto XVI, 2007.

Dies Domini, Carta Apostólica de su Santidad Juan Pablo II,

1998.

Para solicitar copias adicionales por favor comuníquese con

LA ARQUIDIÓCESIS DE SAINT PAUL Y MINNEAPOLIS

226 SUMMIT AVE

SAINT PAUL, MINNESOTA 55102

651-291-4400

www.archspm.org