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DOCUMENTOS DE PSICOLOGIA SOCIAL U.A.B. Serie monografías N.º 3 Lupicinio Iñiguez Rueda

MODELOS TEORICOS DEL HACINAMIENTO

ISBN-84- 7488-225- 7

Area de Psicología Social Universidad Autónoma de Barcelona Bellaterra 1987 © Lupicinio Iñiguez Rueda

ISSN: 0213-3946 = Documentos de Psicología Social, Serie monografías. ISBN: 84-7488-225-7 Dep. Legal

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I N D I C E

I. ANTECEDENTES DEL ESTUDIO DEL HACINAMIENTO 8 II. QUE ES EL HACINAMIENTO 10 III. EFECTOS DEL HACINAMIENTO 13 IV. ETIOLOGIA DEL HACINAMIENTO 14 V. MODELOS TEORICOS DEL HACINAMIENTO 17 1. Modelos de control del individuo sobre el entorno 18

A. MODELO DE INTERFERENCIA SOCIAL 18 B. MODELO DE SOBRECARGA DE ESTIMULOS 19 C. MODELO DE PRIVACIDAD DE ALTMAN 21 D. MODELO DE INTERFERENCIA 23 E. MODELO DE CONTROL PERSONAL 23 F. MODELO DE EQUILIBRIO DE STOKOLS 23 G. MODELO DE CONTROL-ATRIBUCION 25

2. El enfoque de la Psicología Ecológica 28 3. Modelo de Densidad/Intensidad de Freedman 30

4. Otros modelos explicativos 33 VI. CONCLUSIONES 34 VII. BIBLIOGRAFÍA 39 ANEXO 45

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Uno de los temas que ha merecido mayor interés dentro de la Psico-logía ambiental es, sin duda, el hacinamiento. El número de libros y artí-culos que tratan sobre el tema dan buena cuenta de ello. Aunque resulta empobrecedor limitar este repaso que presentamos al estrecho margen de la Psicología Ambiental imposibilitando un encuadre de los efectos del hacina miento en un conjunto de fenómenos más amplio que están siendo tratados desde muy diversos lugares de las Ciencias animales, hu-manas y sociales, vamos a hacerlo así en beneficio de una mayor con-creción y del objetivo que se propone, que no es otro que el de repasar 10s principales modelos teóricos sobre el hacinamiento.

Hay que adelantar que nos hallamos ante una situación en la que ni los efectos que se describen, ni las causas, ni los conceptos, ni las teo-rías (si es que podemos hablar de teorías), son coherentes los unos con los otros. No obstante nuestra pretensión se limita a elaborar un panora-ma general de los distintos modelos teóricos del hacinamiento, meramente descriptivo en primera instancia, que permita discernir algunos elemen-tos clarificadores.

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8 MODELOS TEÓRICOS DEL HACINAMIENTO

I ANTECEDENTES DEL ESTUDIO DEL HACIMIENTO

Más que como causas directas del interés hacia los efectos de la den-sidad, hay ciertos temas de estudio y preocupaciones sociales que pue-den ser consideradas como el caldo de cultivo idóneo para la emergen-cia de la temática del hacinamiento en Psicología y la aparición de su tratamiento empírico tanto de campo como experimental.

Sugiero considerarlos como "condiciones de posibilidad", como "the-mata" (en el sentido de FOUCAULT y HOLTON respectivamente) antes que como causas. Y así, el discurso aparecido en torno a lo que ha veni-do en llamar explosión demográfica, la inquietud ecológica a partir de la constatación de la falta de recursos, la propagación de los estudios epi-demiológicos en medicina, la corriente general ambientalista que ha do-minado grandes épocas en la historia de la Psicología o ciertas teorías como las de Lewin o Murray, habrían de ser tomadas en cuenta en este sentido.

No obstante se considera que los estudios sociológicos sobre los efectos de la densidad, los trabajos de espacio personal y los de territorialidad, constituyen los antecedentes inmediatos en el estudio del hacinamiento. Nos referiremos brevemente a los primeros y dejaremos el espacio per-sonal y la territorialidad al margen.

Si intentamos hacer una descripción de la historiografía de los estu-dios sobre hacinamiento, observaremos que prácticamente hasta el co-mienzo de los años 70 son precisamente estos cuatro tipos de trabajo los que dominan el panorama. En principio pueden distinguirse tres tiem-pos en esta corta historia: ,

- Un primer período cuyo inicio podemos situar alrededor de los

años 20 y que llegaría hasta la década de los 70, está fuertemen-te marcado por los estudios sociológicos sobre los efectos de la densidad, y más tardíamente (los principios de la década de los 60 concretamente) por el estudio del comportamiento animal en situaciones de alta densidad.

- Los años 70-74 aproximadamente, en los que aparecen por pri-mera vez los trabajos empíricos en humanos, y el problema con-ceptual de la distinción entre densidad y hacinamiento. También está marcada por la consideración de los efectos del hacinamien-to como nocivos siendo la inicial voz de protesta la de FREEDMAN.

- A partir de 1975, continúa manteniéndose el método experimental en estos estudios, y aparecen finalmente teorías explicativas y con-ceptos teóricos.

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Estudios Sociológicos Ha sido en el marco de los estudios centrados en la ciudad donde

encontramos los primeros acercamientos de la sociología al estudio del hacinamiento como fenómeno importante. El intento de los sociólogos tenía como interés particular aclarar cuáles son los factores físicos, socia-les o individuales que determinan una experiencia particular de hacina-miento y cuáles son las consecuencias físicas o psicológicas. Y así, la apa-rición de estudios demográfico-correlacionales coincide con el interés por averiguar qué tipo de efectos son directamente atribuibles a la densidad. Son muchos los trabajos existentes, y casi por unanimidad parecen descubrir una estrecha relación entre densidad de población y tasa de crímenes, enfermedades físicas y mentales, desórdenes, etc.

BALSADASRRE (1975) distinguía dos tipos de estudios sociológicos:

- ecológicos: de tipo más de campo, realizados mediante encues-tas, análisis de censos y estadísticas, etc. y

- estudios centrados en el individuo: mediante entrevistas personalizadas

Sus características generales son su carácter de estudios correlacio-nales, y el hecho de considerar los efectos de la densidad como nocivos. Y esta es la razón por la que muchas veces se han obtenido resultados tan contradictorios: cuando se han hecho intervenir otras variables, ade-más de la densidad, muchas de las relaciones han desaparecido o discri-minado. Especial importancia han tenido los estudios sobre la tasa de crímenes que como manifiesta RONCEK (1975), poseen parecidos pro-blemas a los señalados anteriormente.

Sin descalificar completamente estos trabajos, se pueden hacer dos anotaciones. En primer lugar, la necesidad de hipótesis más agresivas sobre los efectos de la densidad a este nivel. La segunda anotación se refiere a su carácter: en efecto, constituyen un eslabón más en el discur-so desencadenado en torno a la sobrepoblación y el desmesurado aumen-to demográfico y ecológico. Como se sugería al principio, el acercamien-to que debería hacerse al tema va en el sentido de considerarlo como el "oxígeno" en que se ha desarrollado la temática del hacinamiento dentro de la Psicología Social.

Estudios sobre animales

En el marco específico de la Psicología el comienzo de la temática

del hacinamiento está en los estudios de la conducta animal en situacio-

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10 MODELOS TEÓRICOS DEL HACINAMIENTO

nes de alta densidad. Los dos máximos representantes son CHRISTIAN (CHRISTIAN, 1955, 1963; CHRISTIAN y DAVIS, 1956, 1964; CHRIS-TIAN et al, 1963) y CALHOUM 1952, 1962, 1966). Ambos han descri-to efectos perniciosos en los animales sometidos a situaciones de alta den-sidad, desde aumento de la tasa de mortalidad, variaciones fisiológicas, des6rdenes sexuales y maternales, hasta aumento de la agresividad, etc. FREEDMAN {1975) realizó en su momento una amplia revisión de este tipo de estudios, señalando la existencia de dos teorías importantes: una sobre la irritabilidad y otra homeostática, que determinan de alguna forma estos trabajos.

Por nuestra parte señalaremos dos aspectos importantes: en primer lugar la carencia de teorías en estos estudios, en este sentido podemos afirman que o bien se limitan a describir los efectos que supuestamente produce la alta densidad, o bien formulan "teorías" (como en el caso de CHRISTIAN), que muy bien podrían ser consideradas "hipótesis ad hot", siendo así que los estudios de la conducta animal en situación de alta densidad nos resultan equívocos y equivocados.

En segundo lugar, la ligereza con que se realizan extrapolaciones de esta situación y las conductas que en ella se producen al hombre, extre-mo éste en el que estamos de acuerdo con CODOL (1978) y FREED-MAN (1975).

No quiere decir esto que se desprecie este tipo de trabajos. Conside-ramos que su importancia reside en el hecho de que han generado una gran cantidad de experimentación, tanto animal como humana, y la per-tinencia de tratar este tema desde la Psicología y con metodología expe-rimental lo que ha originado abundante literatura experimental, y por mo-mentos, teórica. Poner en el candelero un tema como éste es un mérito que se le puede reconocer a estos estudios.

II. QUÉ ES EL HACINAMIENTO Muchas veces la terminología es arbitraria y otras nos permite nom-

brar los mismos fenómenos a partir de palabras diferentes, sin embargo, en este caso entramos en uno de los temas más álgidos del estudio del hacinamiento, debido fundamentalmente a sus implicaciones teóricas. Aunque se pretenda nombrar las posturas más representativas, en este terreno nunca estamos libres de connotaciones teóricas, aquí si que no es posible distanciarse de las propias convicciones.

El escollo se encuentra en la distinción entre densidad y "crowding" (que eventualmente puede ser traducido como "hacinamiento" o "aglo-

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meración ") . Previamente deberíamos dejar sentado la pertinencia de es-ta distinción: de manera general se puede decir que fue el propio desa-rrollo de la investigación y los resultados que se obtenían, lo que motivó, en primera instancia su planteamiento.

Si lo que unos denominan densidad fuera distinto de lo que otros llaman hacinamiento, estaría medianamente clarificado el panorama, y sabríamos a qué atenernos. Esto, sin embargo, no es así: entre los que hablan de densidad unos lo entienden como medida física, otros como social y otros en el sentido de un estudio psicológico del sujeto. y ¡o mis-mo vale decir para los que hablan de crowding. Por nuestra parte quere-mos dejar claro este extremo y no caer en esta confusión. Cuando ha-blamos de densidad nos estamos refiriendo a ella como medida física de-finida por la cantidad de personas por unidad de espacio (pueden esta-blecerse diferentes tipos de densidad, como veremos seguidamente) y la denominaremos siempre así. Cuando lo hagamos de hacinamiento en-tenderemos un estado Psicológico del sujeto de tipo particular cuya etio-logía intentaremos averiguar en un apartado posterior, y le denominare-mos también siempre de este modo. Huelga decir que es sin perjuicio de la propia opción teórica.

Efectivamente, el hecho de entender el hacinamiento Como estado íntimo al individuo no impide considerar, dado que la densidad es uno de sus posibles desencadenantes, que cuando hablemos de densidad es-tamos suponiendo a su vez ese estado en el individuo. El hecho de que muchos autores quieran ignorar este hecho o se resistan a aceptarlo, no impide que nosotros no lo hagamos igualmente.

Densidad

Damos por establecido, pues, que densidad se refiere siempre a una

medida física. Como tal, en la gran variedad de investigaciones sobre los efectos que pueda tener sobre los individuos, se han ofrecido diversas medidas y se han definido variados tipos.

Podemos por un momento volver la vista atrás en el tiempo, hacia uno de los fundadores y máximo representante de la Sociología como disciplina científica.

DURKHEIM (1893) distingue dos conceptos: volumen y densidad. Por volumen entiende una noción cuantitativa, es el número de indivi-duos que forman una sociedad. Densidad, sin embargo, es una noción con dos dimensiones distintas, una material y otra dinámica o moral. La dimensión material de la densidad define un proceso por el que se supri-men paulatinamente los espacios vacíos que existen entre los individuos y los distintos segmentos sociales (concentración de la población, forma-

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ción de ciudades, aumento del número y la rapidez de las vías de comu-nicación y de transmisión) . La dimensión dinámica o moral de la densi-dad es el resultado de la aproximación de los individuos y produce una mayor interacción entre ellos. Ambas dimensiones de la densidad están íntimamente interrelacionadas, la densidad moral aumenta si la densi-dad lo hace al mismo tiempo. DURKHEIM supone, además, que la den-sidad material sirve para calcular la moral.

Nos encontramos, como se ve, desde una época muy temprana con una distinción fundamental de la densidad, que en términos en los que se habla en la literatura actual, podemos asimilar con densidad espacial y densidad social.

La densidad espacial se refiere a la medida física estrictamente, es decir al número de personas por unidad de superficie. La densidad so-cial pone su énfasis, sin embargo, en el número de personas (en el mar-co de la Psicología Social vale decir en este caso, talla del grupo). Dentro del quehacer experimental hablamos de densidad espacial cuando el es-pacio permanece constante, y de densidad social cuando variamos el nú-mero de personas.

Distinguimos pues, los trabajos sobre densidad espacial de los de den-sidad social. El interés por la densidad espacial es más acentuado en So-ciología aunque también encontramos defensores en Psicología. Los tra-bajos sociológicos incorporan además distintos tipos de medida de la den-sidad. Por otra parte, como hemos apuntado los partidarios de la densi-dad social ponen el acento sobre el número de individuos, suponiendo que una mayor cantidad de gente implica un aumento en las posibilida-des de interacción (Cfr.DURKHEIM).

Asistimos una vez más a la polémica que impregna todo tipo de tra-bajos en Ecopsicología. aquellos que ponen su énfasis en el polo mate-rial (densidad espacial) y quienes lo hacen en el social (densidad social) . Seguramente, como acostumbra a pasar en este tipo de polémicas. la solución no está en la exclusión de uno por el otro, sino más bien en la interrelación de ambos.

Hacinamiento

Pese a la confusión existente, parece haberse admitido finalmente de

forma bastante general la distinción entre densidad y hacinamiento que propuso STOKOLS (1972a).1

'Al final de la monografía se encontrará una versión de este clásico artículo de STOKOLS.

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Podemos tomar como base la definición que el mismo STOKOLS ofre-ció en el sentido de que hacinamiento es un estado experiencial en el que el individuo percibe una restricción espacial y experimenta estrés psicológico y / o fisiológico.

Parece estar muy generalizada la consideración del hacinamiento como estresante (STOKOLS, 1972a, 1978; STOCKDALE, 1978, entre muchos otros), aunque se alzan voces de protesta (FREEDMAN, 1975; PROS-HANSKY, ITTELSON y RIVLIN 1970; CHOI,1970, entre otros). Por nuestra parte nos resistimos a considerar el hacinamiento exclusivamen-te con este carácter negativo. Frente a la consideración del hacinamiento como sensación de estrés, como simple sensación psicológica, como eva-luación cognitiva de una restricción espacial, formularemos la hipótesis del hacinamiento como el conjunto de efectos psicológicos pro-ducidos por una evaluación de una restricción espacial de tipo particular. Suponemos que esta definición incluye el aspecto del haci-namiento como constructo teórico de un estado interno del individuo, así como los efectos tanto positivos como negativos que son discutidos, a la vez que deja la puerta abierta a los distintos desencadenantes de una evaluación tal.

III. EFECTOS DEL HACINAMIENTO Una breve descripción de los efectos del hacinamiento pueden cen-

trarse en los que las distintas áreas de investigación han descrito, nos re-ferimos a los estudios animales (de campo y de laboratorio), a los estu-dios sociológicos de tipo correlacional, ya los estudios en humanos.

Los efectos que se narran en los estudios sociológicos sólo podemos tomarlos como indicio de su posibilidad, habida cuenta de las críticas me-todológicas tan severas que han recibido.

Los efectos que se describen en animales han sido evocados en su apartado correspondiente. Podemos repetir que sus característica princi-pal es su carácter negativo y patológico.

Los estudios en humanos también tienen como tónica general la con-sideración de efectos negativos (con la más conocida oposición pertinaz de FREEDMAN, 1975, 1979). Estos estudios son en gran parte experi-mentales, de laboratorio, y en algunos casos, de campo.

Este somero repaso por la literatura del hacinamiento nos ofrece co-mo efectos principales:

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a) La generación de estrés y tensión (BAXTER y DEANOVYCH, 1970; EVANS, 1979; LO O, 1975, 1977; SETA, PAULUS & SCHKADE, 1976; SMIDT y KEATING, 1979; STOCKDALE, 1978; STOKOLS, 1972, 1978; KOLS et al. 1975).

b)menor rendimiento en la ejecución de tareas (DOOLEY, 1974; FREEDMAN, KLEVANSKY y EHRLICH 1971; PAUWS et al 1976; SHERROD, 1974; SMITH, REINHEIMER, GABBARD-ALLEY 1981; OKOLS et al, 1973).

c) efectos en la toma de decisiones (FREEDMAN, KLEVANSKY y EHR-LICH, 1971).

d) disminución de la conducta social y efectos sobre la personalidad (BAL-DASARRE, 1975).

e) alteraciones en la atracción interpersonal y en las relaciones afectivas entre individuos (FREEDMAN et al, 1972; GRIFFIT y VEITCH, 1971; MUNROE y MUNROE, 1971; ROSS et al. 1973; STOKOLS et al. 1973).

f) agresividad (HUTT y VAIZEY, 1966). g) descenso de las conductas altruistas (KAMMAN et al. 1979). h) déficits en el aprendizaje (SAEGERT, 1980). i) problemas en la salud mental y física (PAULUS et al. 1976, 1978). j) indefensión (helplessness) (BAUM y DAVIS, 1980; BAUM y VALINS,

1979; GLASSMAN et al. 1978; RODIN y BAUM, 1978). A pesar de esta lista de los efectos del hacinamiento, que además

no es completamente exhaustiva, hay que reconocer que son los rela-cionados con el aumento del estrés los mas frecuentemente citados, y cuando se refieren a los demás muchas veces es en calidad de efectos del estrés producido por el hacinamiento que por él mismo. Esto ha lle-vado en ocasiones a considerar el hacinamiento no como un fenómeno particular, sino mas bien como un tipo de estrés.

IV. ETIOLOGIA DEL HACINAMIENTO Considerar como la causa directa del hacinamiento exclusivamente

a la densidad, constituye a nuestro entender una grave carencia teórica y un factor de restricción para su estudio posterior. Como en casi todos los ámbitos humanos, el hacinamiento no puede ser causado sólo por un fenómeno particular, por eso hay que tener en cuenta otras muchas variables que, sin duda, pueden ser tan importantes como. la densidad a la hora de desencadenar el hacinamiento.

Entre las variables que pueden afectar al hacinamiento pueden señalarse:

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a) espacio disponible. Para algunos autores la escasez de espacio dispo-nible es el principal desencadenante de una experiencia de hacinamien-to, aunque no siempre el único (STOKOLS, 1978; STOKOLS, SMITH y PROSTOR,1975; BAUM y VALINS, 1979; SAEGERT, 1980; SMITH y LAWRENCE, 1978; McCARTHY y SAEGERT, 1978; EVANS, 1978). Es importante tener en cuenta este aspecto sobre todo porque puede permitirnos pensar en la producción de hacinamiento en ausencia de otras personas (pensemos por ejemplo, como nos sugiere STOKOLS, en una cápsula espacial). b) tamaño del grupo. Un mayor o menor número de personas presen-tes puede, según algunos investigadores, influir decisivamente en la ex-periencia de hacinamiento (GRIFFITH y VEITH, 1971; ITTELSON et. al. 1974; PAULUS et. al. 1976; SAEGERT, MACKINTOSH y WEST, 1975; McCLELAND y AUSLANDER, 1977; STOCKDALE, 1978). Puede in-cluirse aquí la polémica sobre la copresencia y la densidad, es decir si la abundante literatura referida a los efectos de la copresencia, no po-drían ser considerados como un caso particular de los aquí tratados (CO-DOL, 1978). c) tipo de tarea. Hay tareas que requieren la presencia de otras perso-nas y hay otras que no, teniendo en cuenta este hecho, se puede afirmar que se dará una dependencia entre expectativas sobre una situación y sobre la tarea y las circunstancias ambientales que realmente se dan, así como el carácter competitivo o no de la tarea. (COZBY, 1973; DESOR, 1972; LO O, 1973; STOCKDALE, 1978; STOKOLS et al. 1973). d) escasez de recursos. En un ambiente dado, la escasez de recursos del tipo que sean, generará seguramente además de una mayor competiti-vidad entre las personas en él, una sensación de hacinamiento (SMITH y CONNOLLY, 1973; STOCKDALE, 1978; VALINS y BAUM, 1973). e) características propias del entorno. Las disposiciones ambientales pue-den tener unas veces un carácter facilitador de las interacciones sociales, otras pueden provocar mayor número de interferencias o pueden facili-tar o impedir el contacto y la comunicación sociales. De acuerdo con es-to, según las características que un entorno particular posea, será más o menos susceptible de provocar hacinamiento entre las personas que se encuentran en él (BAUM, AIELLO y CALESNICK, 1978; BAUM y VALINS, 1979; DESOR, 1972; LO O, 1973, 1977; RODIN y BAUM, 1978; STOCKDALE, 1978; STOKOLS, SMITH y PROSTOR, 1975; VA-LINS y BAUM, 1973; WOMBLE y STUDEBAKER, 1981). f) espacio personal. Con frecuencia el espacio personal, mediante la re-gulación de la distancia interpersonal, es habitualmente utilizado para reac-cionar ante una situación incómoda para el individuo. Si admitimos la existencia del espacio personal tendremos que admitir su importancia

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como desencadenante del hacinamiento (KNOWLES, 1973; KNOWLES y BASSETI, 1976; SMITH, REINHEIMER y GABBARD-ALLEY, 1981; SOMMER, 1969; STOCKDALE, 1978; WORCHEL, 1978; WORCHEL y TEEDLTE, 1976) . g) conducta territorial. Se pone de manifiesto al regular las intrusiones. Al igual que en el espacio personal, al admitir la territorialidad, le confe-rimos un importante papel en la génesis del hacinamiento (ALTMAN, 1970, 1975; EDNEY, 1974, 1976; SOMMER, 1969; STOCKDALE, 1978). h) tipo de relaciones sociales, similitud con los otros y grado de confian-za del individuo (BAUM et al. 1979; EPSTEIN, 1980; SAEGERT, 1980). i) sexo. Algunos autores insisten en que se encuentran diferencias entre los efectos del hacinamiento para los dos sexos (BAUM y KORMAK, 1976; FREEDMAN, 1975; FREEDMAN, KLEVANSKY y EHRLICH, 1971; FREEDMAN et al. 1972; PATTERSON et al., 1979; ROSS et al. 1973). j) estructura de grupo y pertenencia al grupo. Se encuentran diferencias en los efectos del hacinamiento entre quienes pertenecen o no a un gru-po y los sentimientos de pertenencia, y para las diferentes estructuracio-nes de los grandes grupos (BAUM, HARPIN y VALINS, 1975; CHAND-LER et al. 1976; McCALLUM et al. 1979; STOCKDALE, 1978). k) características personales y rasgos de personalidad. Para todas las per-sonas no se encuentran los mismos efectos, esto es atribuido con fre-cuencia a las diferencias de su personalidad (DUKL y NOWICKI, 1972; LO O, 1973, 1975, 1977; STOCKDALE, 1978; STOKOLS, 1972a, 1978; WOMBLE y STUDEBAKER, 1981). l) respuestas "coping". La manera en que un individuo se las ve con las características de su entorno tienen que influir en la determinación o no de una sensación de hacinamiento. (BAUM y GREEMBERG, 1975; BAUM ~ KORMAN, 1976; MILLER, 1981; SHOPLER y STOCKDALE, 1977; STOCKDALE, 1978; STOKOLS, 1976; VALINS y BAUM, 1973). ll) duración de la situación de hacinamiento. Aunque son pocos los auto-res que señalan la duración como factor importante, algunos si que le confieren toda la importancia debida; aunque algunos de los que sí la incluyen se refieren mas bien a la permanencia de sus efectos a lo largo del tiempo. (KNOWLES, 1978; LOO, 1972; ZLUTNICK Y ALTMAN, 1972). m) experiencia previa. Parece ser que las experiencias previas a las que se enfrentó el individuo en un momento dado tienen también gran im-portancia en la producción posterior del hacinamiento. (PROSHANSKI, ITTELSON y RIVLIN, 1970; SCHMIDT y KEATING, 1979). n) diferencias culturales. Los patrones propios de distintas culturas pro-

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vocan diferencias en el hacinamiento. Se han realizado estudios de tipo transcultural que han intentado confirmar esta hipótesis (ALTMAN y CHE-NERS, 1980; DRAPER, 1973; EDWARDS, 1980; MICHELSON, 1970; MONROE y MONROE, 1971; SCHMIDT, 1963, 1966). o) nivel socioeconómico. (WINSBOROUGH, 1965) p) otras variables ambientales como el ruido, la luminosidad, la tempe-ratura, etc. (BHARUCHAREID y KLYAK, 1982; GRIFFITT y VEITCH, 1971). q) número de personas y funciones que requiere un espacio particular. Nos referimos a la Teoría del Manning de la Psicología Ecológica que será brevemente expuesta más adelante.

V. MODELOS TEORICOS. No disponemos en el momento actual de un modelo complejo ca-

paz de explicar el fenómeno del hacinamiento y sus efectos, aunque, co-mo veremos nadie puede desconocer su carácter multicausal y multicon-secuente. Existen, eso sí, muchos modelos más simples.

Para su enumeración existen varias posibilidades de clasificación. Po-dríamos distinguir, de entre los modelos teóricos que van apareciendo, los de la densidad de los modelos de hacinamiento, pero está claro que no va a ser así. Cualesquiera que sean las razones que unos y otros man-tengan para definirse en la polémica del hacinamiento/ densidad, soste-nemos aquí de acuerdo con CODOL (1978) que aunque se prefiera ne-gar la existencia de un estado psicológico de la persona debido exclusi-vamente a la densidad o a otros factores espaciales, los que lo acepta-mos solo acertamos a decir que dichos factores serán inevitablemente tamizados por los individuos y provocarán una estado y una sensación determinada. Nos vemos obligados por tanto a establecer este constructo.

Por ello, no realizaremos ninguna distinción entre estos dos polos si-no que expondremos algunos de los más importantes modelos explicati-vos que se encuentran en la literatura relativa al tema, atendiendo a con-sideraciones del tipo: mayor elaboración (como los atribucionales), simi-litud de proposiciones, generación de investigación y potencia explicati-va (como los de control) y oportunidad histórica (como el de STOKOLS).

Estos son los modelos que presentamos: - los que hacen referencia al control del individuo sobre el entorno, - el modelo de FREEDMAN, - alguna de las aportaciones de la Psicología Ecológica y,

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18 MODELOS TEÓRICOS DEL HACINAMIENTO

- Marginalmente , otros que aunque no carecen de interés los en-contramos en los márgenes de estos tres pilares

1. Modelos de control del individuo sobre el entorno.

Agrupamos bajo este epígrafe un conjunto de modelos explicativos

del hacinamiento según un criterio determinado: la consideración de que todos ellos recalcan el papel que el control sobre el entorno de-sempeña en la producción del hacinamiento. El origen que pro-ponen de esta pérdida de control es homogéneo en cuanto a la densi-dad, pero heterogéneo en cuanto a la forma en que se tiene en cuenta. Sin embargo, estas discrepancias no nos han disuadido de englobarlos.

A. MODELO DE INTERFERENCIA SOCIAL. Se denomina modelo de interferencia social o de constreñimientos

conductuales porque dentro de él se encuentran consideraciones de los polos material y social.

Deriva de la teoría de la Reactancia Psicológica (BREHM, 1966) y fueron PROSHANSKI, ITTELSON y RIVLIN (1970) los primeros en re-lacionarla con aspectos específicamente ambientales, concretamente so-bre la percepción ambiental.

El modelo incorpora en su seno tres tipos de factores: los físicos, los sociales y los disposicionales, aunque confiere a los físicos y disposicio-nales una mayor importancia. Una situación particular es evaluada co-mo hacinada cuando la presencia física de otros está interfiriendo, es de-cir, no sólo cuando la interferencia está producida por interacciones so-ciales. En este modelo los factores físicos del entorno sobresalen sobre los sociales: es la interferencia relacionada con la densidad lo que provo-ca la sensación de hacinamiento. Otro elemento indispensable para una evaluación de hacinamiento, son las actividades que un individuo pre-tende llevar a cabo en un determinado lugar. De esto se desprende que actividades del individuo que no requieran la presencia de otros, o que las requieran en menor grado, serán más susceptibles de ser evaluadas como hacinadas cuando se realizan en situaciones de alta densidad, que las que requieran la presencia de un mayor número de gente. Resumiendo, se dará una evaluación de hacinamiento cuando la den-sidad y otras condiciones ambientales relacionadas con ella, limiten o in-terfieran las actividades o secuencias conductuales dirigidas hacia metas

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de un individuo en un lugar determinado. Este modelo, por otra parte, postula interesantes derivaciones referi-

das principalmente a las normas sociales. Así, la evaluación que una per-sona hace de su entorno, está íntimamente relacionada con las expecta-tivas propias del individuo y con los estándares normativos sobre la si-tuación. Las normas relativas a una situación dada producirán en la per-sona una sensación de mayor control ("saber a qué atenerse"), mientras que una violación de las mismas disminuye dicho control. La densidad provocaría una sensación de hacinamiento siempre que actuara contra las normas espaciales y sociales propias de la situación. (Más adelante tendremos ocasión de apreciar las similitudes que esto tiene con deter-minadas formulaciones de la Psicología Ecológica).

Un aspecto interesante en este sentido son los tipos de problemas que devendrán de las diferencias en las normas, en los tipos de compor-tamientos propios de culturas y grupos diferentes. Efectivamente, las vio-laciones que de esas normas y comportamientos se produzcan serán di-ferentes según el grupo o cultura dada. Esto nos da una idea de la formi-dable complejidad que entraña el estudio del hacinamiento. Este aspec-to es relevante especialmente en la literatura antropológica: HALL (1959, 1966).

Este modelo explicativo se encuentra, en todo o en parte, en algu-nos autores representativos: ALTMAN (1975), ESSER (1973), SAEGERT (1973), STOKOLS (1972b); y ha recibido importantes confirmaciones ex-perimentales por parte de SHERROD (1974), STOKOLS et al. (1973) y SUMDSTROM (1975) .

B. MODELO DE SOBRECARGA DE ESTIMULOS Este modelo explicativo se relaciona directamente con los estudios

sociológicos relativos a la ciudad y su capacidad estresante, en su énfasis en el tamaño, la densidad y la gran diversidad de la población que la ocupa. SIMMEL (1950) fue el primero en hablar de sobrecarga de estí-mulos, aunque la creencia de que la alta densidad es un factor estresan-te dado que coloca a los individuos en niveles excesivos de estimulación la encontramos en otros autores (BAUM y VALINS, 1979; COHEN y SHERROD, 1978; DESOR, 1972; ESSER, 1972; MILGRAM, 1970; SAEGER, 1973, VALINS y BAUM, 1973; ZLUTNICK y ALTMAN, 1972).

En el marco de la Psicología Ambiental, fue WOHLWILL (1966) el primero en poner de relieve esta relación al afirmar que el estudio que debe hacerse del ambiente físico es principalmente, sobre la estimulación,

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señalando que se puede determinar cuál es la estimulación óptima y con-ceptualizar cuál es el grado de adaptación requerido de los sujetos.

MILGRAM (1970) es, por su parte, el iniciador de este modelo. Defi-ne la sobrecarga de estímulos como una situación en la que la cantidad de estímulos ambientales que un individuo recibe y la percepción que tiene de los mismos exceden su capacidad para enfrentarse a ellos. De acuerdo con esto, un individuo en situación de alta estimulación, emitirá respuestas tanto a nivel cognitivo como a nivel social, concretamente rea-lizará ajustes conductuales específicos que van desde la omisión de estí-mulos menos prioritarios hasta dedicar menos tiempo a cada estímulo. La definición de MILGRAM implica las interacciones entre un factor ex-terno, es decir, los estímulos ambientales en sí, y un factor psicológico, la habilidad "coping" del individuo, la habilidad de "habérselas" con su entorno. El fracaso de estas u otras estrategias conducirá a las sensacio-nes de hacinamiento, a la confusión o a la fatiga. LEE (1976) ya estable-ció que los individuos realizan variadas estrategias cognitivas que les ayu-dan a eliminar o modificar determinados estímulos del entorno. Fue, sin embargo, MILLER (1964) el primero en señalar las respuestas adaptati-vas del individuo.

MILGRAM describe las estrategias que se despliegan ante un a situa-ción de sobrecarga de estímulos:

- Asignación de menos tiempo a cada estímulo - Desinterés por estímulos de poca prioridad - Establecimiento de límites en ciertas relaciones sociales - Bloqueo de estímulos - Reducción de la intensidad de los estímulos - Creación de instituciones especializadas De acuerdo con esto, MILGRAM establece algunas consecuencias so-

ciales que han podido ser confirmadas experimentalmente: - Disminución del sentimiento de responsabilidad social. - Disminución de la cortesía en las relaciones interpersonales. - Imperio del anonimato. Este modelo considera que se produce hacinamiento cuando una per-

sona está agobiada por la presencia de otros o cuando las condiciones físicas del entorno aumentan la relevancia de la densidad social. Una per-cepción de hacinamiento será tanto mayor cuanto el grado de estimula-ción real esté más allá del nivel deseado y la persona se vea incapaz de eliminar o reducir dicha sobreestimulación (SAEGERT, 1976).

El aspecto más importante del modelo es el que señala como factor

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principal el desencadenamiemto del hacinamiento, el procesamiento de la información perceptual o cognitiva del sujeto.

Un importante número de experimentos le dan soporte. DESOR (1972) mediante un diseño de simulación consistente en colocar figuri-llas en una habitación, variando el número de entradas a la habitación y la presencia o ausencia de particiones, muestra que se colocan más figuras en habitaciones donde hay particiones y menos entradas exter-nas, y además, que el tipo de actividad de lugar afecta a las previsiones sobre el número apropiado de gente en la habitación. VALINS y BAUM (1973) afirman que los estudiantes de su conocido experimento tienden a estimar los dormitorios de estilo "corredor" como más hacinados que los de estilo "suite"; sugieren que el primer diseño es más efectivo para proteger a los estudiantes de la estimulación social no deseada. SAE-GERT, MACKINTOSH y WEST (1975) establecieron que la densidad pro-ducía en mayor cantidad efectos psicológicos bajo tres condiciones:

- Cuando un individuo era requerido a examinar e interactuar en

un lugar. - Cuando la densidad estaba creada por incremento del número

de gente más que por la variación del tamaño de la habitación. - Y cuando había un gran número de gente en el lugar. Otros resultados como los de SAEGERT (1973), BAUM, REIS y

O'HARA (1974) apoyan también este modelo.

C. MODELO DE PRIVACIDAD DE ALTMAN Podemos atrevemos a considerar el modelo de privacidad de ALT -

MAN (1975) como un caso particular de lo inmediatamente anterior, en el sentido de que se centra en un aspecto particular del individuo, su privacidad.

Para ALTMAN, la sensación de hacinamiento sería un estado psico-lógico que se produce cuando fallan los mecanismos de regulación para conseguir el grado de privacidad deseado. La privacidad la define como "el control selectivo de acceso a uno mismo o al grupo" (ALTMAN, 1975). Esta sensación provocaría tensión que la persona tendería a reducir mediante respuestas de diverso tipo, elegidas entre una gama para man-tener la privacidad en el grado deseado, desde la comunicación verbal y no verbal, la regulación de la distancia interpersonal, la conducta terri-torial o las normas conductuales.

Se dan tres características desencadenantes de este efecto: ambien-

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tales, sociales y personales (ZLUNIK Y ALTMAN, 1972):

- entre las características ambientales hay que nombrar: • La distinción entre densidades "dentro" y "fuera", es decir, de

los entornos inmediatos y generales respectivamente. (Esta dis-tinción fue incorporada en los estudios sociológicos correlacio-nales que pretendían poner de manifiesto los efectos pernicio-sos de la masificación de las ciudades) . Se aporta la hipótesis que la sensación de hacinamiento se produce no por cualquie-ra de los tipos de densidad, sino por la relación existente entre ambos.

• La duración temporal. Es importante que este modelo haya in-corporado la duración como determinante de la sensación de hacinamiento, sobre todo porque es, con frecuencia, ignorada. Parece claro que el tiempo que un persona permanezca en una situación de alta densidad, debe tener efectos determinantes en la aparición de la sensación de hacinamiento.

• Características del marco en que se produce la situación. La dis-tribución de los espacios, el tipo de espacios, la amplitud o com-partimentación de los mismos o cualesquiera otras característi-cas físicas de un entorno concreto, pueden tener gran impor-tancia como desencadenantes o aliviadores del hacinamiento.

- características sociales: las características sociales se encuentran en-

tre las más importantes en el desencadenamiento de la sensación de hacinamiento. Uno de los efectos más relevantes de la alta den-sidad es el hecho de que afecta a la capacidad que un individuo tiene de controlar sus interacciones con los demás. ZLUTNICK y ALTMAN formulan la hipótesis de que en situaciones muy ex-tremas de alta densidad pueden producirse patologías sociales graves.

- características personales: las variables personales tienen una in-fluencia directa en la sensación de hacinamiento. Experiencias per-sonales, por ejemplo, pueden hacer variar la interpretación que se haga de una situación dada y por tanto determinar de algún modo esta sensación. Por otra parte, la gran variabilidad en las características personales de cada individuo (capacidad de con-trol, experiencias personales, rasgos de personalidad...) unidas a una lectura determinada de una situación, pueden producir una sensación de este tipo en unas circunstancias y no en otras, y a su vez, en unos individuos y no en otros.

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D. MODELO DE INTERFERENCIA Se ha apartado este modelo del anteriormente expuesto de interfe-

rencia social (no sin cierta precaución) debido, sobre todo a la inclusión del factor tiempo principalmente, y de las variables de personalidad en segundo término.

SCHOPLER y STOCKDALE (1977) formularon un modelo explica-tivo en el que la densidad física se ve como una condición necesaria pe-ro no suficiente de la producción de hacinamiento. El efecto de esta sen-sación es la tensión. Según este modelo, el hacinamiento se produce cuan-do una situación de alta densidad, está interfiriendo la conducta de un individuo dirigida hacia una meta, debido a que esa situación aumenta los costos de las conductas.

La importancia que para la persona tengan las metas que pretenda conseguir, junto con las variables de personalidad, son dos importantes desencadenantes de esta experiencia. El tercer elemento importante es el tiempo, la duración de la experiencia en un marco dado. Insistimos, una vez más aquí, en la conveniencia de la inclusión del factor tiempo, dado que, como hemos señalado anteriormente, está insistentemente descuidado.

Finalmente la habilidad del individuo para enfrentarse con esa situa-ción es la que media entre el estrés y las consecuencias conductuales.

E. MODELO DE CONTROL PERSONAL. Para BARON y RODIN (1978) la alta densidad es una condición ne-

cesaria, pero no suficiente en el desencadenamiento de una experiencia de hacinamiento. Para que se produzca esta, la densidad (que ellos dis-tinguen 'entre social y espacial) debe implicar la pérdida de control per-sonal con respecto a la selección de metas, los medios adecuados para alcanzarlas, y I0 el logro actual de estas metas.

El interés del modelo se encuentra en la afirmación de que el hacina-miento no es un estado del individuo, sino un proceso en el que se inclu-yen el surgimiento de la activación-tensión, las conductas defensivas del individuo y las consecuencias de tales conductas.

F. MODELO DE EQUILIBRIO DE STOKOLS. No hay que olvidar que STOKOLS (1972a) fue el pionero en la dis-

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tinción entre densidad y hacinamiento como constructo psicológico. El modelo tiene como característica fundamental la consideración del

hacinamiento como una experiencia estresante, y la importancia confe-rida a la pérdida del control sobre el entorno (STOKOLS, 1976).

Al modelo se le denomina de equilibrio porque supone que ante una experiencia de hacinamiento, el individuo realizará respuestas tendentes a eliminarla.

Se dan cuatro dimensiones básicas en el crowding: - características del ambiente: estas características pueden ser físi-

cas (como la cantidad de espacio disponible, ruido, luminosidad, temperatura...) y sociales (tipo de interacciones con los demás, ac-tividades realizadas, cooperación, competitividad...) .

- características del indiuiduo. Es decir, sus capacidades, nivel de actuación...

- la experiencia de hacinamiento que consta de un elemento psi-cológico (alteraciones cognitivas) y otro fisiológico.

- respuestas a la tensión. Estas respuestas que están encaminadas a reducirla, pueden ser perceptivas, cognitivas o conductuales.

Posteriormente STOKOLS (1976) ha introducido en el modelo dos nuevas dimensiones, el tipo de ambiente y el tipo de interferencias:

- Los ambientes pueden ser primarios o secundarios según el gra-

do de: • la continuidad de encuentros sociales en un lugar determinado. • la importancia que tenga la actividad que se desarrolla en ellos. • el grado de anonimato que se mantiene en cada uno de ellos. Los

ambientes primarios serán, pues, aquellos en los que el indivi-duo posee la mayor parte de su tiempo, mantiene más encuen-tros con otros y relaciones más personales; y ambientes secun-darios, aquellos en que los encuentros con otros individuos son transitorios, anónimos y sin trascendencia.

- Las interferencias pueden ser neutrales y personales. las perso-nales están determinadas por la mera proximidad de otras perso-nas susceptibles de convertirse en barreras que impidan la conse-cución de los individuos de cada individuo, y las neutrales son las producidas por los rasgos del entorno. Las interferencias neutra-les carecen de intencionalidad, y las personales son intencionadas.

El modelo de STOKOLS predice que la experiencia de hacinamiento será más intensa y duradera en ambientes primarios que en secunda-

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rios; que las experiencias de hacinamiento que implican violación de ex-pectativas de disponibilidad de espacio, así como interferencias sociales, son más intensas, persistentes y difíciles de resolver que las derivadas so-lamente de las deficiencias de disponibilidad de espacio físico; que los déficits psicológicos y conductuales serán más evidentes en ambientes primarios que en secundarios; y que se generalizan más rápidamente a otras situaciones que las experiencias neutras en ambientes secundarios.

Este modelo ha recibido poca confirmación experimental directa, ya que se ha intentado confirmar sus hipótesis más por experimentos ya realizados que por experimentos intencionadamente dirigidos a confir-marlas. La hipótesis mejor contrastada empíricamente es la de que el ha-cinamiento personal es más intenso que el neutral.

G. MODELO DE CONTROL-ATRIBUCION DE SCHMIDT y KEATlNG

Hemos colocado este modelo al final del apartado con toda conciencia.

No consideramos que tenga la potencia suficiente para englobar todos los que lo preceden, pero sí posee un carácter más global y explicativo, porque se basa en el denominador común de todos los anteriores: la pér-dida de control sobre el entorno.

De acuerdo con el modelo (SCHMIDT y KEATING, 1979) las condi-ciones de alta densidad reducen la habilidad de los individuos para man-tener el control sobre la situación, y la percepción del hacinamiento es una evaluación en respuesta a esta ausencia o pérdida de control, pero solamente si la densidad es un elemento destacable y una cau-sa viable en una determinada situación de pérdida de control.

Para los autores, el control personal es un constructor compuesto de diferentes conceptos que son particularmente pertinentes a la hora de abordar el crowding. Acuden a las distinciones que AVERILL (1973) ha-ce de sus diferentes componentes:

- control conductual: este tipo de control tiene a su vez dos elemen-

tos: la administración regulada y la modificabilidad de los estímu-los. El control conductual permite elegir las acciones adecuadas a las metas que se pretenden y las conductas "coping" referidas a condiciones aversivas del entorno y permitir de ese modo la con-secución de las metas deseadas.

- control cognitivo: hace referencia a la manera en que un indivi-duo interpreta las condiciones o los acontecimientos del entorno. Sus elementos principales son el aumento de información (pre-

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dicción de un acontecimiento como estresante o aversivo) , es de-cir, preparación cognitiva y la valoración de los acontecimientos.

- control decisional: la elección de los resultados o metas en una situación.

La sensación de hacinamiento esta relacionada con la pérdida de con-trol conductual. Esto sucede cuando la densidad física crea una condi-ción en la que las conductas están interrumpidas y la consecución de metas bloqueada. Se han obtenido datos que señalan que la expectativa de control sobre un acontecimiento aversivo, incluso en ausencia de control objetivo es suficiente para anticipar reacciones negativas al entorno. Pa-ralelamente, también se dispone de información experimental que su-giere que respuestas "coping" anteriores o posteriores a la situación den-sa que interfiere y bloquea las metas del individuo, mitigan las respues-tas negativas a las condiciones ambientales. Si las respuestas "coping" no obtienen los efectos deseados aumentan las evaluaciones de un lugar como hacinado. Sin embargo, la sensación de crowding es menor o no llega a producirse si el individuo percibe que es capaz de enfrentarse a esa situación.

El control decisional se refiere a la habilidad del individuo para selec-cionar resultados o metas en una situación. En la literatura del crowding, este es un equivalente a control conductual. Una valoración de que un lugar es incontrolable o una anticipación de que se dan condiciones que puedan convertirlo en incontrolable, puede también implicar una reduc-ción del control decisional. Si en una situación la densidad es muy rele-vante y, por tanto, le pueden ser atribuidas alteraciones conductuales y de metas es muy probable que un individuo cualquiera la perciba como hacinada.

Así pues, se ha constatado repetidamente que la ausencia de con-trol o la valoración de una situación como incontrolada, producen es-trés y tensión. Por otra parte, la literatura en crowding humano ha pues-to de manifiesto que aquellas condiciones ambientales que reducen el control del individuo sobre el entorno producen una falta decontrol, y que ésta dará lugar, con toda seguridad, a un evaluación de un lugar como hacinado. Además, como ya se apuntó en la exposición del mo-delo de interferencia social, esta tensión y estrés producida de este mo-do es muy similar a la reactancia psicológica.

Pero este modelo poco o nada aportaría a los anteriores si se hubiera quedado aquí. La particularidad y su interés mayor, reside en el carácter atribucional que le confiere a la sensación de hacinamiento. Efectivamente, la tensión y el estrés producidos por una pérdida de control pueden ser atribuidos a factores sociales creadores de interferencias conductuales y a la densidad, si es un factor relevante en la situación.

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La sensación de hacinamiento puede ser real o no, es decir, la densi-dad puede crear realmente condiciones que conduzcan al estrés ya una evaluación de crowding, o bien, la tensión puede ser mal atribuida a la densidad cuando sólo es un factor sobresaliente pero no causal. Los auto-res del modelo (SCHMIDT y KEATING) optan por el primer caso. Noso-tros creemos que ambos pueden producirse, con la única salvedad de que no estamos de acuerdo en que la pérdida de control y la tensión que se deriva de ella sean la única causa y efecto, respectivamente, de una evaluación de crowding, como tendremos ocasión de exponer más adelante.

Por tanto, y resumiendo, hay dos fases que preceden a la evaluación de un entorno como hacinado: en primer lugar una en que deberían ha-llarse presentes estímulos y condiciones ambientales objetivas (una alta densidad) y, en segundo lugar, otra en que se produciría un proceso cog-nitivo que valora el control personal y genera un proceso atribucional. En muchas ocasiones se ha aludido a la relación entre Indefensión Aprendida y hacinamiento señalando como aquella puede ser una con-secuencia de este. Pero es en el marco de este modelo donde más clara-mente se ha establecido la relación entre ellos.

La tensión, el estrés y el bajo rendimiento son, a menudo, tres de los efectos más contrastados (y también, a menudo, los únicos) de la sen-sación de hacinamiento. Por otra parte el factor o factores causales de esta sensación no están bien definidos generalmente. Por ello, vamos a referirnos brevemente a la teoría del Learned Helplessness (Indefensión Aprendida), principalmente por dos razones: en primer lugar, porque tanto del lado de los estudios sobre fenómenos de hacinamiento como por la propia teoría, se han constatado paralelismos, y en segundo lugar, porque los modelos que hemos expuesto de la falta de control pueden quedar en gran parte enmarcados en esta teoría, debido a la gran simili-tud de procesos y de efectos.

Este modelo ha relacionado el hacinamiento con la indefensión apren-dida, e incluso a nivel experimental se ha intentado mostrar que la inde-fensión es uno de los efectos del hacinamiento. (RODIN,1976).

De acuerdo, pues, con la teoría de la indefensión aprendida, el haci-namiento produciría síntomas de indefensión cuando el sujeto atribuya al hacinamiento la no contingencia de sus respuestas. Es una hipótesis de trabajo interesante puesto que explicaría en gran parte porqué unas veces el hacinamiento tiene efectos y otras no. Valdría la pena profundi-zar en ello y llevar a cabo investigaciones que permitan poner de mani-fiesto más claramente esta relación.

Un intento explícito en esta línea viene siendo realizado por BAUM

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y colaboradores (RODIN y BAUM, 1978; BAUM, AIELLO y CALESNICK, 1978; BAUM y VALINS, 1979; BAUM y GATCHEL, 1981). Como se recordará fácilmente, hicieron un experimento con estudiantes universi-tarios en dos residencias con el mismo nivel de densidad pero con dife-rente estructura: una residencia disponía de dormitorios en forma de co-rredor largo que distribuía a los estudiantes en grupos de unos 40 suje-tos (y donde la probabilidad de interferencias era mayor), y otra residen-cia que tenía los dormitorios dispuestos en forma de corredor corto que distribuía a los sujetos en grupos de un máximo de 20 (dónde, obvia-mente la probabilidad de interferencias era menor). Se les propuso el juego del prisionero, que permite medir cooperación y competitividad, varián-dolo de forma que la retirada reflejaba una falta de motivación similar a la de la indefensión aprendida. Se les pasaba, además, un cuestiona-rio de 42 preguntas relativas a su satisfacción con la vida del dormitorio, los problemas asociados con la vida del dormitorio, las percepciones de crowding, etc.

Los resultados les permitieron confirmar la hipótesis de que el haci-namiento puede ser asociado con la Indefensión dado que por una par-te la sensación de hacinamiento implica una pérdida del control relacio-nada con la densidad y la indefensión aprendida está condicionada por una exposición prolongada a situaciones que son percibidas como in-controladas, y por otra parte, el déficit motivacional producido es similar para uno y otro caso.

2. El enfoque de la PSICOLOGIA ECOLOGICA

En el tema específico del hacinamiento hay que señalar la importan-

cia que tiene la teoría del Undermanning. En el marco general de la Psi-cología Ecológica (BARKER, 1965; BARKER y ass. 1975) se entiende que una situación de alta densidad es perniciosa porque, a menudo, es-tá acompañada, e incluso provoca, una escasez de fuentes (WICKER, 1968, 1969, 1973). En este marco es donde aparecen las nociones de Under y Uvermanning.

Primariamente BARKER sólo definió el Undermanning (infrasatura-ción) y las situaciones óptimas pero WICKER, posteriormente, elaboró una tercera, Overmanning (sobresaturación).

Los tres hacen referencia a la relación número de gente/programa en un "Behavioral setting" (escenario de conducta) determinado: Un-dermanning se refiere a la falta de individuos suficientes para realizar un determinado programa en un escenario de conducta. Paralelamente, una saturación óptima se refiere a la perfecta adecuación del número de in-

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dividuos y el programa propio del lugar. Por el contrario, la sobresatura-ción se refiere a una situación en la que el número de individuos excede con mucho la cantidad óptima para llevar a cabo un programa.

Para WICKER (1979) el nivel de saturación de un escenario de con-ducta dependerá, por una parte del número de aspirantes, es decir la cantidad de personas que querrían participar y se ven impedidas por las condiciones del escenario; por otra, del mínimo de mantenimiento, es decir, la cantidad mínima de individuos para llevar a cabo un programa; y, finalmente, de la capacidad del escenario, el número mayor de perso-nas que permite.

Los efectos más importantes de la sobresaturación de un escenario de conducta son:

- la negligencia en la ejecución de tareas. - el empeño en mantener la especialización en las tareas. - la pérdida de interés sobre la calidad del funcionamiento del

escenario. - la menor cooperación. - las actitudes cínicas de los participantes respecto al escenario y sus

funciones. - el descenso de la autoestima.

WICKER (1973) admite que el determinante crítico del hacinamien-to es el grado de saturación en un escenario de conducta, y que esto es más importante que las limitaciones que las características del entor-no pueden imponer.

Con todo, a pesar de que un escenario infrasaturado puede ser aso-ciado a baja densidad, y otro sobresaturado puede serlo a alta densidad no es esto lo que les confiere el interés respecto al crowding, sobretodo si tenemos en cuenta la experimentación realizada por WICKER et al. (1976). Estos autores encontraron que los individuos de su experiencia evaluaban un escenario experimental como más hacinado cuando no ha-bía suficiente gente para realizar las tareas requeridas, es decir un lugar infrasaturado. Además, el hacinamiento percibido era significativamente más bajo en condición sobresaturada. Las tareas a realizar en la condi-ción infrasaturada requerían, por otra parte, movimientos físicos muchas veces importantes en la interferencia conductual entre sujetos. Se puede concluir por tanto, que el hacinamiento no está determinado sólo por restricciones espaciales ni por un exceso de gente presente, sino por el contacto interpersonal y sensorial asociado a la tarea.

Estos resultados obligan a tener en cuenta, y por ello las formulacio-nes de la Psicología Ecológica son particularmente importantes en este

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caso, que no es sólo el nivel de densidad el que puede generar una sen-sación de hacinamiento. Estas nociones de infra y sobresaturación ayu-dan a diluir esta ilusión.

3. Modelo de Densidad/Intensidad de FREEDMAN FREEDMAN es el principal oponente de los que entienden el haci-

namiento, en términos psicológicos. Para él, hacinamiento y alta densi-dad son equivalentes, y se refieren únicamente a una medida física. La persistencia en esta afirmación y las críticas que ha realizado a la consi-deración de que los efectos de la alta densidad son perniciosos, junta-mente con su modelo explicativo de los efectos de la densidad, merece que le sea dedicado un apartado para exponer ampliamente sus posturas.

La primera crítica fundamental de FREEDMAN (1975) se refiere a los supuestos efectos perniciosos del hacinamiento. Para FREEDMAN es incuestionable que el hombre es un animal altamente gregario tanto en la actualidad como en los albores de la historia. De acuerdo con esto, parece posible afirmar que la alta densidad tiene por sí misma efectos nulos ellos seres humanos, de no ser así, todo el mundo "tendría su patología".

Si hemos de tener en cuenta este hecho, las situaciones de alta den-sidad en las que se desarrolla la vida del hombre (por ejemplo en las ciu-dades) nos obligan a colocarla en un contexto totalmente diferente. Con-cretamente esta postura convierte en algo mucho menos probable el he-cho de que haya reacciones psicológicas o instintivas negativas a la alta densidad ya su vez, aumenta la probabilidad d-e que cualquier problema que se pueda derivar de esta forma de vida sea debido a otros factores que no sean sólo la alta densidad de población. Por otra parte estas con-diciones, permiten suponer que la alta densidad, antes de ser negativa, puede ser un estado natural en los seres humanos y producir efectos po-sitivos bajo algunas circunstancias.

La otra crítica fundamental se refiere a la distinción entre densidad/ha-cinamiento. FREEDMAN mantiene que esta distinción no es pertinente en ningún caso. Argumenta que lo importante es comprender qué se en-tiende por hacinado, y esto constituye un problema que no es de defini-ción sino de conceptualización.

Con vistas a la conceptualización del hacinamiento, la cuestión está en abstraer de las diversas situaciones que son consideradas como haci-nadas, el elemento crucial o los elementos causales de esto que es con-siderado como hacinado y distinguirlo de los factores que son extraños a esa condición. Y entonces encontramos que el espacio no es un ele-

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mento crucial, lo crucial es la cantidad de personas, es decir, la condi-ción necesaria es que haya poca cantidad de espacio por persona. Otras consideraciones como el calor, el olor y el disconfort no parecen ser cruciales.

Está claro que la alternativa a esta postura es la que considera al crow-ding como un estado interno, donde se establece una distinción entre este estado interno y la condición física de espacio disponible. En efecto, es dentro de esta postura donde se ha connotado siempre al hacinamiento como algo negativo. Para FREEDMAN esta connotación es una conse-cuencia directa de la doble interpretación antes referida. Esta ilusión puede deshacerse, en todo caso, si entendemos el crowding como la situación física de alta densidad y no como un estado interno.

La tercera crítica fundamental de FREEDMAN va dirigida hacia tres campos de investigación diferentes: los estudios animales, los estudios sociológicos y los estudios de crowding humano.

La experimentación animal ha sido el desencadenante principal de la connotación negativa de los efectos de la densidad. Para FREEDMAN la extrapolación a la conducta humana de la experimentación y el estu-dio de la conducta animal no conduce a nada. El hecho de haber obser-vado efectos negativos de las situaciones de alta densidad en estos estu-dios no justifican la generalización posterior. Esto no supone estar en contra de un estudio etológico de la conducta humana sino solamente de la ex-trapolación simplista de los trabajos con animales a la conducta humana.

En segundo lugar, los estudios sociológicos, como también han re-calcado otros muchos autores, no nos permiten afirmar que el crowding tenga efectos nefastos ni en cuanto a las enfermedades físicas y psicoló-gicas humanas, por poner ejemplos donde se han centrado especialmente estos trabajos.

Finalmente en cuanto a los estudios de los efectos de la densidad en humanos para FREEDMAN, la confusión que los caracteriza tampo-co nos da pie a afirmar que sus efectos sean siempre negativos. Tanto los estudios relacionados con el estrés como los de la agresividad, los de diferencias sexuales o los de rendimiento en tareas, tampoco son de-terminantes con relación a este caso. Y además si tenemos en cuenta los estudios de espacio personal, y los transculturales, podemos tranqui-lamente afirmar que las gentes pueden existir bajo condiciones muy ha-cinadas sin que se produzcan efectos demasiado nefastos.

Toda esta confusión teórica y experimental obliga a establecer un nuevo modelo explicativo que de cuenta de la disparidad de los resultados en-tre los distintos campos de experimentación y la que se produce dentro de los mismos. El modelo que él propone es el de la DENSIDAD/INTEN-

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32 MODELOS TEÓRICOS DEL HACINAMIENTO

SIDAD. Dado que los datos experimentales indican en ocasiones que el haci-

namiento puede afectar a la conducta interpersonal, pero que estos efectos son muy complejos y que dependen entre otros factores de la situación, FREEDMAN formula la hipótesis de que la densidad sirve para intensifi-car los recursos típicos del individuo a una situación determinada.

Hay que distinguir esta idea de las dos asunciones comunes de que la alta densidad produce estrés o tensión. La producción de estrés no dispone de evidencia experimental, sin embargo sí se puede afirmar que produce tensión, pero esta tensión puede ser debida a la situación expe-rimental misma, la explicación de las diferencias sexuales, por ejemplo, es de las más problemáticas, pero sin embargo pueden quedar enmarca-das en el modelo de la densidad/intensidad en el sentido de que deter-minan conductas típicas de los hombres y/o de las mujeres intensificadas. El modelo ha recibido confirmación de experimentos realizados an-teriormente (como los de LOO, 1972, y los de GRIFFIT y VEITCH, 1971) y hay otros diseñados específicamente para contrastarlo, (FREEDMAN, 1975).

Como resumen, FREEDMAN afirma que: - no es pertinente la distinción entre hacinamiento y densidad. - la alta densidad no tiene efectos negativos. Esto está basado en

algunas evidencias:

• en el mundo real no hay relaciones entre densidad y patología. • la gente que ha vivido en grupos pequeños y aislados del mun-

do no presentan diferencias con los que han vivido en grupos de alta densidad.

• experimentos que controlan la expectativa de densidad no mues-tran efectos negativos de la alta densidad.

• la alta densidad convierte a la otra gente en estímulos muy im-portantes y de este modo interfieren la reacción típica a la densidad.

Sin embargo, más recientemente, FREEDMAN (1980) parece admi-tir que el hacinamiento podría ser discutido en otros términos que la den-sidad física, reafirmándose en que el número de individuos presentes pue-den tener efectos en la conducta, y en las reacciones de los huma-nos a la densidad responden a mecanismos diferentes de los mecanis-mos de las reacciones animales (anteriormente FREEDMAN había in-tentado buscar una similitud entre las respuestas de los humanos y de los animales).

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Con todo, entender la densidad como intensificador de la conducta típica, suscita inevitablemente la pregunta de cuáles son esas conductas típicas. Es precisamente esta falta de definición o de indicación de cómo podemos conocerlas, un vacío importante en el modelo de FREEDMAN.

4. Otros modelos explicativos

A. MODELO DE ATRIBUCION DE WORCHEL

El modelo de atribución de WORCHEL (WORCHEL y TEDDLIE,

1976; WORCHEL y YOHAL, 1979; WORCHEL, 1978) supone que lo que produce la sensación de hacinamiento es la violación del espacio personal. Sin embargo en el caso de atribuir su estado a otras fuentes que no sean ésta, el individuo no experimentará hacinamiento.

B. MODELO DE ESTRES RESULTANTE DEL HACINAMIENTO

ESPACIAL y SOCIAL El modelo (LOO, 1975) supone en el individuo necesidades de tipo

espacial y de tipo social. La manera en que el entorno satisfaga estas necesidades es la causante de diversos estados de "crowdedness" (gra-do percibido de hacinamiento). Estos estados forman un continuum que van desde "undercrowded" hasta "crowded" (desde no hacinado hasta hacinado).

Posteriormente (LOO,1977) ha complejizado este modelo con vistas a incluir un mayor número de factores intervinientes: ambientales, situa-cionales e interpersonales. El hacinamiento es entendido como función de la arquitectura y el territorio personal, del tipo de actividad, de las di-ferencias individuales y de las relaciones con el entorno.

C. MODELO DE CAMPO DE ENERGIA DE KNOWLES Tras haber puesto anteriormente (KNOWLES, 1973; KNOWLES y

BASSETT, 1976) de manifiesto la importancia de la distancia de otros hacia el grupo dependiendo de su tamaño, estatus y actividad, KNOW-LES (1978) busca en la física los elementos que permitan explicar el ha-cinamiento. Por ello su modelo resulta muy complejo y sorprendente,

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aunque cuesta mucho trabajo creer que sea más explicativo por inspirar-se en la física y por tener fórmulas matemáticas, que los modelos que otros autores han propuesto.

Sus características más importantes son la inclusión del tiempo como factor importante en la sensación de hacinamiento, y el entender ésta como un fenómeno de influencia social. Para KNOWLES el hacinamiento es el resultado de la influencia ejercida sobre un individuo por el número y la "potencia" de otros individuos en situación de alta densidad a lo lar-go del tiempo.

VI. CONCLUSIONES De la modesta revisión que hemos realizado sobre el hacinamiento,

pueden extraerse algunas conclusiones previas a una valoración general ya la posibilidad de encontrar el camino que puede seguir este estudio. Estas conclusiones se refieren tanto a los posibles acuerdos, como a las discrepancias, o los problemas metodológicos ya los modelos explicativos.

En cuanto a los acuerdos que pueden establecerse, se puede afirmar que la distinción entre hacinamiento y densidad ha sido aceptada de for-ma bastante general. En este sentido puede decirse que existe un con-senso en la consideración de la densidad como una causa necesaria pe-ro no suficiente para el desencadenamiento del hacinamiento. Discrepa-mos de esta última afirmación, pero tendremos tiempo de justificar esta discrepancia más abajo.

Otra característica bastante homogénea es la de considerar el haci-namiento como algo negativo y perjudicial, y con un carácter preferen-temente estresante.

Las discrepancias son muchas. Más que de disparidad es podríamos hablar, sin duda, de fuerte dispersión. Los efectos que se describen y las causas que se les asignan contienen como hemos visto, una fuerte dosis de arrogancia al considerarse más completas las que unos describen, que las que describen otros. No se ha sabido, sin embargo, aunarlas y ofrecer un modelo suficientemente satisfactorio.

Los problemas metodológicos son en su mayor parte los mismos que en el resto de la investigación, especialmente psicosocial. En este ámbi-to, nuestra opinión no está definitivamente formada, las posibles solu-ciones propuestas, mayor número de investigaciones de campo, por ejem-plo, no ayudaría a aliviar el problema, debido sobretodo a que el mal está más en la teoría que en el tratamiento empírico.

Efectivamente, teniendo en cuenta la tardanza con que han apareci-

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do los modelos teóricos (algunos autores insisten en denominarlos teo-rías, nosotros nos mostramos más pesimistas y no creemos que puedan denominarse así) , y sus características, es poco probable que hayan re-suelto algún problema, o al menos gran parte de ellos. No cometeremos la ingenuidad de pedir un modelo único, no porque no pueda ser desea-do' sino porque siendo medianamente realistas está lejos de poderse lle-gar a un consenso a corto plazo, por eso nos limitamos a valorar aque-llos modelos más ricos y más importantes! Antes de hacerlo, sin embar-go, deberíamos tomar en consideración algunos problemas que les aque-jan. En primer lugar su carácter más descriptivo que explicativo en algu-nos casos, escasa relación entre los conceptos empleados o mal mani-festada y, finalmente, cierto carácter personalista de la mayoría de ellos, cuando algunos de los modelos podrían haberse puesto en relación (quizás más que personalismo del propio autor o autores de cada modelo, se deba al desconocimiento que deliberado o fortuito, el resto de los inves-tigadores tienen de él).

De la totalidad de modelos que se han presentado, los que hacen referencia al control del individuo sobre el entorno nos parecen los más interesantes y los que tienen un futuro más alentador como generadores de investigaciones o hipótesis intervinientes. El concepto de control so-bre el entorno ha sido bien establecido y relacionado con el hacinamien-to. Si además tenemos en cuenta las similitudes que se descubren con respecto a la Indefensión Aprendida, tan interesantes como fecundas con-firmaremos aún más" su interés"

Podemos además extraer dos consecuencias que son a la vez hipóte-sis: la conveniencia de eliminar la creencia de, que el hacinamiento es algo negativo para el individuo, y la de que densidad es la condición ne-cesaria, por mucho que no se la considere suficiente, para su desenca-denamiento. Existen suficientes indicios para creer que el hacinamiento puede, ser tanto agradable como desagradable, bueno como malo, per-judicial como beneficioso, y que es una cosa u otra en función de distin-tos elementos y variables que forman parte de él y que lo producen. Exis-ten también indicios razonables de que no es la densidad el único ni el principal factor en el hacinamiento, nos inclinaríamos a pensar que es más bien el espacio disponible, más específicamente, la vivencia que el individuo tiene de él. Y esto por dos razones, una que el espacio dispo-nible, o la restricción espacial, es un elemento que engloba el espacio como desencadenante, y en el caso de que no se de, a la densidad; la otra es más teórica, dado que se puede considerar por la misma razón anterior, que es preferible enfatizar el polo material, es decir, la conside-ración de que lo material, la relación misma, estrecha que el individuo

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mantiene con lo material que le rodea, en el caso del hacinamiento, tiene al menos tanta importancia como lo social, sino más.

Estas han sido algunas de las conclusiones que pueden extraerse del repaso sobre el hacinamiento. A pesar de ello el atolladero sigue ahí de-lante. Parece claro que el hacinamiento está fundamentalmente multi-causado. También puede afirmarse que no es un campo único de la Psi-cología. Efectivamente el estudio del hacinamiento debería ser, y de he-cho lo es, eminentemente interdisciplinar, recordemos por ejemplo los estudios sociológicos que hemos nombrado, pero que no son los únicos, la Geografía por ejemplo, se acerca cada vez más a posturas y temas pro-pios de lo que se conviene en llamar ciencias sociales. No podemos olvi-dar tampoco la Antropología que ha elaborado interesantes estudios y que contiene reflexiones pertinentes para el hacinamiento y la conducta espacial en general.

Vemos pues, claramente, su carácter interdisciplinar. Si el hacinamiento está multicausado, su abordaje puede ser multidisciplinar, entonces, de-cimos, ¿cómo es posible que siga caracterizándose por un tipo de trata-miento simplista y simplicista?. Por la misma razón, ¿cómo es posible que no hayan sido elaboradas teorías más complejas? .

La respuesta a estas dos preguntas no es fácil. Nos inclinamos a pen-sar que es un lastre arrastrado de ciertas convicciones positivistas y neo-positivistas, en primera instancia. Es cierto que algunos mantienen toda-vía dichas convicciones, pero son más quienes, sin tenerlas, continúan, seguramente por inercia manteniendo costumbres que las caracteriza-ron. Queremos decir con esto que el afán por la recogida de datos, por el control minucioso en el laboratorio (no estamos defendiendo que no deba ser así), por el miedo a las teorías, es muy posible que no se haya despegado. Decimos que esto sería en primera instancia, porque si va-mos un poco más lejos descubriremos que se encuentra anclada en una concepción de la ciencia marcadamente clásica, y ésta puede ser la ra-zón última.

Teniendo en cuenta estos elementos la salida no es fácil, como deci-mos. Proponemos en primer lugar que la solución pasa por la construc-ción de teorías o modelos complejos. Efectivamente parece estar senta-do que, dado que la observación nunca es aséptica, que el objeto no permanece constante tras nuestra observación, la pertinencia de mode-los complejos de los que podamos emitir hipótesis congruentes y perti-nentes que puedan ser contrastadas finalmente con los hechos. Estas teo-rías deben tener como característica la complejidad. Una de esas cos-tumbres que antes señalábamos, se caracteriza precisamente por lo con-trario, su simplicidad, y sin embargo, si lo que queremos estudiar no es simple es evidente que una teoría simple no dará cuenta de ello.

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La única salida al embrollo de los resultados divergentes, de las dis-tintas contradicciones, del estudio adecuado, no puede ser otra que la emisión de hipótesis osadas, muy arriesgadas que provengan de una teoría compleja capaz de explicar el hacinamiento como un fenómeno también complejo, multicausado, sobredeterminado, indeterminado incluso, y se-guramente no aislable, sin tener miedo tampoco a la interdisciplinarie-dad (aquí no ya en sentido académico de disciplina).

Esto sería objeto evidentemente de un trabajo más exhaustivo, de mu-cho mayor alcance, y seguramente no limitado al hacinamiento. Por ello vamos a "cubrirnos las espaldas" ya que no nos atrevemos a intentarlo aquí, diciendo que al menos reconozcamos este hecho y lo tengamos en cuenta cuando estemos hablando de sus causas, de sus efectos, y tra-temos de encontrarle alguna explicación, en definitiva, reconociendo es-ta limitación.

El propósito explícito de este trabajo sería intentar ofrecer indicios o abrir caminos para poder responder a las preguntas que aquí se plan-tean. Hemos establecido la pertinencia de la distinción entre hacinamiento y densidad, y hemos emitido una hipótesis sobre qué es el hacinamien-to. Tras esta distinción y teniéndola presente, queda claro que puede, y debe, distinguirse entre diferentes tipos de densidad. La causa y los efec-tos continúan, sin embargo, siendo objeto de preguntas, al igual que los modelos teóricos que se presentan, pero entendemos que en gran parte podrían quedar resueltos abordándolos sin miedo en toda su compleji-dad. Si los resultados son contradictorios, es debido, en gran parte a la limitación con que se abordan. La pertinencia de una investigación pre-ferentemente de laboratorio o preferentemente de campo queda relega-da a un segundo plano si ponemos nuestro énfasis en las carencias teóri-cas. Sin embargo, nos inclinaríamos a pensar que deben ser tomadas más en consideración de lo que son ahora, las investigaciones de campo.

Una nota final. Proponíamos traducir "crowding" por "hacinamien-to" o "aglomeración". Sin embargo no siempre está traducido. La razón principal es que no creemos que "hacinamiento" (y menos aún "aglo-meración") respondan todavía a la palabra inglesa "crowding". Cuando está traducido, es en base a la consideración de que en un momento u otro, "hacinamiento" a falta de otra palabra mejor, deberá ir enriquecién-dose poco a poco con los diversos sentidos que la palabra "crowding" ha adquirido en inglés.

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ANEXO.

"SOBRE LA DISTINCION ENTRE DENSIDAD Y HACINAMIENTO: ALGUNAS IMPLICACIONES PARA LA INVESTIGACION FUTURA" de Daniel STOKOLS.1

Este célebre artículo de STOKOLS fue publicado por vez primera en

el año 1972. Aunque breve, es sin duda uno de los textos más impor-tantes en la literatura sobre el hacinamiento pues tuvo la oportunidad de aparecer cuando tenía lugar el debate más importante sobre qué era realmente el hacinamiento. Desde esta fecha es prácticamente admitido por todos los psicólogos preocupados por el entorno la distinción entre hacinamiento y densidad. Precisamente la delimitación de los dos con-ceptos es el núcleo del artículo que estamos presentando.

En opinión de STOKOLS cuatro eran en aquel momento las líneas de investigación relacionadas con el hacinamiento:

a) los estudios sobre animales, b) los estudios correlacionales que utilizan datos censales regionales, c) los experimentos sobre el uso humano del espacio, d) los estudios experimentales que tratan directamente con los efec-

tos del hacinamiento sobre el comportamiento humano. 1 Psychological Review, 1972, Vol.79, N.º 3. 275.277. El diagnóstico que realiza el autor es claro "aunque las aproximacio-

nes empíricas previas proporcionan alguna idea sobre la naturaleza del fenómeno del hacinamiento parece haber una cierta confusión, que se refleja especialmente en la investigación sobre el hacinamiento humano, por lo que respecta al significado de los términos «densidad» y «hacina-miento»". Normalmente, prosigue este diagnóstico, hacinamiento y den-sidad se han utilizado como sinónimos en el mejor de los casos, en lugar de hacerlo para referirse a la densidad como condición física que implica limitación espacial y al hacinamiento como el estado experiencial en el que los aspectos restrictivos del espacio limitado son percibidos que es-tán expuestos a ello.

La consecuencia de esto ha sido en opinión de STOKOLS, que "ha habido una tendencia general a ver el hacinamiento en términos de con-sideraciones exclusivamente espaciales, y un fracaso en señalar aquellas dimensiones personales y sociales que pueden interactuar con factores espaciales para mediar en la experiencia del hacinamiento".

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Si se acepta esta distinción la densidad pasa a ser un antecedente necesario, pero no una condición suficiente en la experiencia de hacina-miento. Está claro que cualquier clase de limitación espacial implica po-tenciales inconvenientes como la restricción del movimiento o de la inti-midad. Sin embargo, desde este punto de vista se admitirá que estas li-mitaciones no son igualmente relevantes para todas las personas que las padecen. .'Mientras la cantidad de espacio en un área dada puede pare-cer limitada a un observador exterior, no parecerá inevitablemente ina-decuada a sus ocupantes, especialmente si sus actividades no requieren un alto grado de coordinación conductual, si las relaciones entre ellos son cooperativas y amistosas, o si han tenido muchas experiencias de vida y trabajo bajo condiciones de espacio limitado". De producirse al-guna de estas circunstancias, probablemente actuarían minimizando la relevancia de la restricción espacial.

Los aspectos relacionados con la restricción espacial necesitan la pre-sencia de "ciertos factores personales y sociales" para convertirse en re-levantes y aversivos y para que su percepción por parte de las personas presentes en la situación provoque la experiencia de hacinamiento. STO-KOLS matiza que existe una relación inversa entre los factores sociales y personales y los puramente espaciales, en el sentido de que cuanto más relevante es la importancia de las limitaciones espaciales menos lo son las características personales y sociales. En efecto, existen limitacio-nes físicas como las altas temperaturas o la carencia de aire que son tan nocivas que hace decrecer la importancia de los otros factores. Por ejemplo en situación de alta limitación espacial la densidad por sí sola pude ser suficiente para inducir la experiencia de hacinamiento. No obstante las reflexiones de STOKOLS en este artículo se circunscriben a los casos en que tales restricciones espaciales no son tan extremadamente importantes.

La importancia de los factores personales y sociales en la experiencia del hacinamiento está clara en los casos de interferencia social y de res-tricción del movimiento, por ejemplo. En el primero, la presencia de pro-blemas de coordinación de tareas o competición con otros puede aumentar la relevancia de las limitaciones espaciales. En el segundo caso, la res-tricción del movimiento sería más manifiesta cuando se está ocupado en tareas que requieren coordinarse con otras personas, el sentimiento de competitividad podrían aumentar la percepción de la mera presencia de los otros como intrusiva, provocando una necesidad de expandir y pro-teger el espacio personal propio.

"El hacinamiento parece surgir, pues, a través de la yuxtaposición de la densidad y ciertas circunstancias sociales y personales que sensibi-lizan al individuo a los constreñimientos potenciales de la limitación

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espacial. Su percepción conduce a una disparidad reconocida entre la cantidad de espacio demandado, o considerado como el adecuado por el individuo, y la cantidad disponible por él" afirma STOKOLS. De ahí que la experiencia del hacinamiento se pueda definir como "un estado motivacional dirigido hacia el alivio de la restricción y violación percibi-das, mediante el aumento de la cantidad de espacio individual, o el ajuste de variables personales y sociales que minimizan los inconvenientes im-puestos por la limitación espacial".

De acuerdo con esta definición la respuesta de cada uno a una situa-ción semejante dependerá de la intensidad relativa de los factores espa-ciales, sociales y personales y del grado en que pueden ser modificados. Si la limitación espacial es extrema y el resto de condicionantes es me-nos importante, la respuesta más habitual será con toda probabilidad con-ductual, por ejemplo abandonar el lugar en cuestión. Al contrario, en situaciones donde todos estos factores están presentes en alto grado, la respuesta tenderá a ser perceptual y cognitiva intentando reducir la rele-vancia de las restricciones espaciales; por ejemplo, una persona en una situación de este tipo podría modificar sus "'estándares de adecuación espacial" aumentando el atractivo de la tarea que esté realizando o pro-curando un mejor coordinación con otros, etc.

Como la experiencia de hacinamiento suele estar acompañada de conductas sintomáticas de estrés en muchas ocasiones se la ha asimila-do a éste. Sin embargo STOKOLS sostiene que "'el hacinamiento se dis-tingue, a pesar de ello, de otros síndromes de estrés por el hecho de que prevalece una inquietud por los constreñimientos espaciales y la motiva-ción por eliminarlos o reducir su relevancia".

La distinción entre densidad y hacinamiento tiene, en opinión del autor, importantes consecuencias para la investigación de este fenóme-no. Sugiere por ejemplo que el hecho de no encontrar efectos significati-vos en experimentos que han manipulado el espacio disponible se debe a que no han manipulado o controlado fuentes de variación personales o sociales. "Aunque la variación del tamaño de la sala experimental po-dría representar una manipulación efectiva del espacio disponible por el sujeto, esto no parece constituir una manipulación adecuada de los de-terminantes del hacinamiento. A través de la manipulación ortogonal de variables pertenecientes a las dimensiones sociales y personales, sin em-bargo. así como la de las relacionadas con el componente espacial, se hace imposible valorar la varianza atribuible a los factores anteriores y en consecuencia ésta ha sido subsumida bajo el «error de varianza».

Estas investigaciones previas han utilizado con frecuencia la densi-dad como variable independiente, pero de acuerdo con estas considera-

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ciones parece que las investigaciones posteriores deberían atender tam-bién a la experiencia del hacinamiento en tanto que fenómeno mesura-ble. Esto permitiría por ejemplo la valoración directa de los parámetros espaciales, sociales y personales del hacinamiento a través de su mani-pulación simultánea. Igualmente, las consecuencias conductuales, per-ceptuales y cognitivas del hacinamiento se podrían valorar mediante el uso de:

a) medidas conductuales relacionadas con el aumento del propio

espacio, b) registros subjetivos de restricción e incomodidad, c) índices observacionales de tensión (como risas, agresión, contac-

to visual reducido), y d) indicadores fisiológicos de tensión. El uso de estos indicadores podría contribuir, finaliza STOKOLS, “a

una elucidación de la experiencia del hacinamiento, como distinta de otros síndromes motivacionales".