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t93o ^ SE}1VIC10 DE PUBLICACIONES AGRfCOLAS ^ Abril-mayo. ^ v ^ Eslas •Hojas• se remiten gratis a quien las plde. : ^ Año XX]V. Núms. 7-9. ^^H .^^.^. ^ ^^^° Hojas Di^uIga^oras ^ MI:^ISTERIO DE ECO^YUhl1 ^1 Ó N GENERAL DE AGRICULTURA DIRECCI Las cooperatiua5 fruteras de ^alifornia, 1 por ANTONIO GASCON S' ItIIRA^^lO\T, -Jefe del Servi- vicio de Yublicaciones A;ri- colas. Observaciones preliminares. En esta serie de breves estudios sobre los que pudiéramos llamar los países maestros de la Conperación a};rícola, tócanos hoy examinar el caso de California. Convendrá repetir la advertencia más de una vez formulad<t, a saber: que nuestro propósito no es hacer un estudio completo de cada país, sino examinar los ejemplos típicos de los cuales podamos deducir enseñanzas más aplicables a España, ^^ que sircan, además, de antecedentes para establecer en su día la doctrina de la Cooperación. Por eso deta}lamos al^unos aspec- tos }- omitimos o sólo hacemos ]eve indicación de otros, claro que nunca de resnltanci^t contraria, pero sí menos instructi^-os o menos aplicables a nuestro caso. Con tal idea, aunclue ]a Cooperación a^rícola en California está estendidísima ^- recae sobrc toda clase de productos, nos fijaremos de un modo esl^ecial en las cooperativas fruteras, y señaladamente en la California Fruit Gro^^^ers' Eachangc. Su or};anización, aunque no perfecta, puede servir de modelo en más de cuatro particulares. Quede el discutirlo para ]os conta- dísimos especialistas en la materia. Su historia es por demás

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t93o ^ SE}1VIC10 DE PUBLICACIONES AGRfCOLAS ^

Abril-mayo. ^ v^ Eslas •Hojas• se remiten gratis a quien las plde. :

^

Año XX]V.Núms. 7-9.

^^H.^^.^.^ ^^^° Hojas Di^uIga^oras ^MI:^ISTERIO

DE ECO^YUhl1 ^1

Ó N GENERAL DE AGRICULTURADIRECCI

Las cooperatiua5 fruteras de ^alifornia,

1

por ANTONIO GASCON S'ItIIRA^^lO\T, -Jefe del Servi-vicio de Yublicaciones A;ri-colas.

Observaciones preliminares.

En esta serie de breves estudios sobre los que pudiéramosllamar los países maestros de la Conperación a};rícola, tócanoshoy examinar el caso de California.

Convendrá repetir la advertencia más de una vez formulad<t,a saber: que nuestro propósito no es hacer un estudio completode cada país, sino examinar los ejemplos típicos de los cualespodamos deducir enseñanzas más aplicables a España, ^^ quesircan, además, de antecedentes para establecer en su día ladoctrina de la Cooperación. Por eso deta}lamos al^unos aspec-tos }- omitimos o sólo hacemos ]eve indicación de otros, claroque nunca de resnltanci^t contraria, pero sí menos instructi^-oso menos aplicables a nuestro caso.

Con tal idea, aunclue ]a Cooperación a^rícola en Californiaestá estendidísima ^- recae sobrc toda clase de productos, nosfijaremos de un modo esl^ecial en las cooperativas fruteras, yseñaladamente en la California Fruit Gro^^^ers' Eachangc. Suor};anización, aunque no perfecta, puede servir de modelo enmás de cuatro particulares. Quede el discutirlo para ]os conta-dísimos especialistas en la materia. Su historia es por demás

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instructiva, edificante y alentadora. ^" esto es lo que más puedehoy importar a la masa general de nuestro púb}ico, y en espe-cia} a los interesados en la producción frutícola.

Antecedentes generales.

California es uno de los Estados Unidos de América, situadoen el más extremo oeste, en ]a costa del Pacífico. Ocupa unaextensión de 515.000 kilómetros cuadrados, muy poco superiora la de España. Es de forma alargada, de norte a sur. Dos g^ran-des cordilleras van paralelas a la costa, y dejan entre ambas unvastísimo valle. F^ay todas las altitudes, desde la del nivel delmar hasta las de algo más de 4.000 metros a que alcanzan lastres cimas principales, siempre cubiertas de nieve. _\parte deesto, hay algunos manchones desérticos, grandes bosques, don-de están acaso los árboles más viejos del mundo (los hay cuyaedad calculada es superior a tres mil años), zonas mineras,campos agrícolas y una gran zona regada, como un inmensojar,lín. Es algo así como varios países en uno, circunstancia queaprovechan las varias casas productoras de pe}ículas allí esta-blecidas. Sus grandes ciudades son hoy Los Angeles y SanFrancisco.

Dejando aparte las zonas especiales ya aludidas, puecle ase-gurarse que el clima de la casi totalidad de California es muybenigno. La temperatura media anual es de 13°. Las lluvias sonmuy abundantes en la temporada invernal de octubre a marzo.

California fué primeramente colonizada por los españoles,que hablaban de ella como de un paraíso. Pasado algún tiempo,jugaron papel importante las misiones de franciscanos. Se con-sideró como parte de Méjico. De 1846 a 1849 hubo intentos deindependencia y de incorporación a los Estados Unidos. Lstoúltimo fué lo que ocurrió al cabo.

Ya se tenía noticia de que allí h.abía oro, pero ]os tirandesyacimientos no se descubrieron hasta 1848, cerca de donde estáSan Prancisco. Hubo entonces una alocada irrupción de gentesque acuclían para hacer rápida fortuna, trabajando iirme y ju-g^índose la vida a todas horas. ^tuchos consi^uieron enrique-cerse. It^luchísimos, en ntímero infinitamente mayor, sucumbie-ron. La parte norte del país prosperó; pero aunque se diga queCalifornia ha sido hecha por el oro, la mayor extensión, la zona

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agrícola, siguió ar.rastrando una vida miserable (1). Californiaha sido mucho tiempo el primer país productor de oro del mun-do. Su producción no es ya lo que fué, pero todavía est^í al nivelde 12 millones de ciólares anuales.

Después vino el aplicarse a los cultivos. Las dificultades na-cidas del exceso de producción les obligaron a organizarse coo-perativamente. Y de entonces data la prosperidad general. Porañadidura, el descubrimiento de yacimientos de petróleo y degas natural y el desarrollo de la industria cinematográiica hanconcluído por hacer de California uno de l^s países más ricos.

Con referencia a las estadísticas de 1926, principalmente,puede calcularse que la producción total de los cultivos repre-senta unos 500 millones de dólares; la ganadera, casi 200 millo-nes, y la mineral, unos 450, de los cuales, más de ^;50 correspon-den al petróleo.

Todo esto se retleja en el aumento rapidísimo de la pobla-ción, que ha sido como sigue:

1850 .. . . . .. . . . .. . .. .. .. . . . . . 9`^'.600 habitantes.1860 ............ ........ .. 380.000 -

1880....... .. ............. 865.000 -1900 ........................ 1.485.000 -1920^ ....................... ;.427.000 -1928 .............•.•••...... 4.556.000 -

. (Calculada.)

En la producción agrícola, los renglones más importantesson: naranjas y limones (unos 100 millones de dólares al año),heno, uvas (principalmente para pasas), cereales, ciruelas, me-locotones, almendras, avellanas, etc., etc.

(1) <^ ^lirad; }o vi a California antes de yue hubiera en ella ^;ran cosade cooperación y he visto a California después. No hace mucho que, enlos distritos rurales, los ministros del culto habían de servir por la manu-tención, porque no habfa dinero para pagarles; no hace mucho que sólohabia escuela tres meses al año, en vez de nueve; no hace mucho quepudíais vcr a las mujeres y a los niños trabajar en los campos, porque nose podían pa^rar jornaleros. y había qne enviar a las criaturitas a hacerfaenas de hombres ^^ trabajar bien duro. Y di^o que dandequirra c{ue, enel Estado de California, han implantado ]a venta cooperativa con plazode cinco o más años, han cambiado el aspecto del paísv. lle un díscursopronunciado por el californiano Aaron Sapiro en su propaganda coopc-rativa por el Canadá, año de 1924

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Introducción del naranjo en California.

Sábese yue ei naranjo fué introducido en California por losmisionero^ iranciscanos españoics. Fué primero, en orden defechas, el ^-alenciano Gálvez y, después, cl mallorquín hr. Ju-nípero Serra. 11 ^ste ^e le considera como el verdadero iniciadordel naranjal en California. l::n 1591 le fué erigido en San hran-cisco un monumento como tributo a su gran labor social ^ eco-nómica, a más de ]a evangélica.

Los primeros naranjos ]legaron allí hacia 17C9 en la misiónde San Diego, la primeramente establecida. E1 primer naranjalfué el de la misión de San (^abriel, algo más de dos hectáreas,con unos 400 árboles, plantados hacia 1804. Siguió el plantadopor D. Luis ti'iñas en Aliso (Los Angeles), tomando por base 35árboles procedentes de San Gabriel.

En un principio, toda la producción se destinaba al consumolocal. William `Volfskill estableció en 1S41 la primera explota-ción con miras comerciales, tambi^n en l,os Angeles y con ár-boles procedentes de San Gabriel. Su naranjal llegó a cubrircerca de 30 hectáreas, extensión enorme para ]a época.

Las variedades injertas tardaron más en llegar. En 1868,William Saunders, superintendente de huertos en el Departa-mento de Agricultura de los Estados Unidos, supo que en }3ahía(Rrasil) se cultivaba una variedad, procedente de la coloniaportuguesa de Goa, muy superior en calidad a los naranjos yaexistentes en C'alifornia. Pidió le enviaran algunos árboles, perollegaron muertos. En 1870 se repitió la operación. llos de los 12árboles enviados y recibidos en buenas condiciones fueron a Ri-verside (California). De ellos han nacido los millones de naran-jos de la variedad .^'avel hoy existentes en California. 1?no delos dos fundadores vive y da fruto.

Poco después llegó por varios conductos otra variedad, bau-tizada con los nombres de «Excelsior», «Rivers Late», «Rrmvn»y otros, ^^ al cabo identi(icada con la «uaranja tardía cle ^"a-lencia».

A1 principio fucron muy lentos los progresos hechos hor laindustria naranjera. En 1862 sólo había `^'S.000 naranjos en toduel Estaclo, ^- de ellos, casi los dos tercios pertenecían a^ti'olf^l:ill.Este vendía su hroducción, parte en la misma zona y parte enSan l^rancisco, adonde hacía las remes.^s en vapor y hasla enbarcos de ^^ela. Fué también el primero en hacer expedicioneshacia el Este, pero ello no ocurrió hasta 1877, año en que llegó

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a San Luis el l^rimer vagdn completo en condiciones acehtablesal caho cle toao ^uz mes de viaje.

Comienzos del comercio naranjero.

1 laria 187,^ el roercado local era ya de toclo hunto insulicientepara ^ibsorber la producción. Salvo e^cepciones raras, los citri-rultores se. cuidaban de producir y nada m<ls. L^parecierofl ca-sas e individuos aislados que tomaron a su carp;o el ne^ocionaranjero. Ia procedimientc, se^uido es el mismo que aun sepractica en T;spaña en ocasiones. I^a compraclor visitaba elhucrto, ,il^reciab^r la cosecha hendiente a r^jo cle buen o mstl eu-bero, ofrecía en firnie una c^^intidad, daba incluso un anticipo yel pa^^^ se hacía o se completaba al tiempo c1c la recolecciún, lacual se hacía ya al cuidado y por cuenta del comprador. Ya essabido yue este sistema, tan ventajoso en apariencia, sirve a lalarga p<ira esclavizar al productor.

"I^odo el fruto iba á Los Anl;eles, y cle allí sc e^pcdí<i porterri^r:{rril o p^r ^^apor. El procedimiento era lento y costoso.1;1 ^írea accesible, muy reducida. r1 medida que fueron comple-túndose y herfeccionándose los medios de comunicaci^'^n, seabrieron nuevas posibilidades al Cráfico, con demanda cada vezmayor. 1^lomcntos señalados de esta marcha prol;resiva fueronla terminación del ferrocarril Southern a'acific (línea del valleen 1^+i6 y linea del sur en 1883), la I^xposición frutera de Piver-sidc en 1879 y, sobre todo, la inaul;uraciún cle las líneas de_ltchinson, "I`opel.^i y Santa he (188:i).

Los años de las vacas gordas.

Este fu^ el momento culminante. F:1 sistema estaba ]leno de^iefectos, pcro el neg^ocio daba para todo. Era muy corrienteque una hect^area de naranjal diera 1.500 duros al aiio. Citában-se casos cle 3.Ot)0 y hasta de 5.000 duros. Se hacían nuevas 1>lan-taciones con af^n vertiginoso. "foda la zona se ib^^ convirtiendoen un huerto inmenso. La Caliiornia del Sur pasó a ser la por-ción m:ís imhortante del latado.

,Uientras tanto, se inició la evoluci^ín en el con^crcio naran-jero. Pocos ^^^^ios duró la compra dc la cosecha en el árbol y laeealuaciGn :r o_jo. Se generalizó pronto otro m^toclo, consistenteen. ^li;rulir y tijar de antemano el precio por caj:r, si^uienclo al^•ui^la^lo ^lel comhraclor el emb:^l^.je y la expe^lici^'>n ^-, hor lo ge-ncr^^l, tambi^n la co^.;ida del fruto.

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Vea el lector en el si^uiente fra:;-mcnto de una carta escritapor un citricultor si^^ni[^icado cómo se practicaba el sistema:

aLos compradurrs podían rechazar la c^tntidad que quisieran, pues

ellos sulos eran los ju^^es, tocante a qué íruto era vendible. Recuerdo

que un aiio, al iinal del decenio de 1^50 a 1^90, ^•endí mi cosecha a\.

Nle h.iUía de pakar un centlvo ^^ tres cuartos por lil^ra entre^rada en su

almacén de cc^ufe^ci^^n. Después de haber entregado tres o cuatro car

^ as, pedí me dijcran cómo las habían clasilicadu, ^• supe habían desecha-

do p^^r invendihle un 50 por 100, sin estar helado el ^ruto. lnsis±í en que

n^e permitieran llevarme ti casa lo desechado. :Alquil^ ttn clasiticador

pequeño, contratc^ un buen confeccionador ^^ embalador, cl^sifiqu^ el

fruto, cla^•L las c^ijas por mí misu^o, las envié a San J^rancisco, y saquc;

por las naran,jas desechadas u q preciu neto superior al que A, me pababn

por las escu^-idas.»

^^tros murhos hicieron ensa}^os parecidos, con resultados va-riables, pero demostrativos en su conjunto de que había unaimperfección y un abuso que corres;ir.

Llegan las dificultades.

I'asc^ en California lo que en toclas partes. Los productoreshabían descui.dado el rtspecto comercial; pero, mientras se estu-vo en la fase de hru^reso acelerado, vivieron bien, porque lariqueza creciente daba l^ara todo. Nlas llegó un momento en que]a producción creció mucho más de prisa que las facilidacles comerciales ^^ sur;;ió entonces el proLilema. I;llo se inició para al-gunos hacia l^ŝti;>; fuC^ a};ravándose pro^resivamente, y en lb9f!,el mal había adquiriclo ya desastrosas prohorciones.

La situación estaba definida por las siguientes deplorable^circun^tan cias:

1." Por abandono de los citricultores, los iutermediarios te-nían ^lominado por completo el puente que va de la producciónal consumo ^^ ejercía q su funci^ín en forma deficientísima. 1^:1sistema comercial era ;;^ravoso y, sobre todo, ineficaz. La mer-cancí^t pasaba por demasia^las manos, y cada uno se hacía pa-^ar desmedidamente su intervención.

3.^ .Atraídos por el cebo de ]a fácil };anancia, había un nú-mero total de intermediarios e^cesieo tambií^n, entre lus cualesrein<tba el m<t}•or desconcierto. Pocos tenían un conocimientosuficiente dei mercado, ^• mucho menos de las operaciones delos demás. La consecuencia era que cada mercado estaba unas

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^-eces abarrotado por coincidencia de arribos, y desprovistootras. a^sto perjudicaba a la venta de la fruta ^^ estorb^rha eldesarroilo ctel ronsumo.

:;.^' EI mismo desor^leu reinaba en los trausportes. ".Can pron-

to había falta de va:;ones como vagones sin utilizar. E1 servicio

se resentía y]as l'ompañías se resistían a conceaer tarifas ra-ZOn.3b1eS.

-1.•' Los ^^itricultores se quejaban de que fabricantes y comer-ciantes les exigían precios demasiado aitos por los utensili^^s ymateriales que les suministraban para su trabajo.

5.^` Se tenía ya cl convencimiento de que la «estandardiza-ción» era necesari^.t para vencíer ventajosamente. Pero esto craiml^osible de conse;;uir mientras cada proauctor vendiera incli-^•iaualmente a los comerciantes, los cuales operaban tambiénsin ^ujetarse a un plan orcienado. .liabía demasiada ^liversidaclen todo. rldemás, la codicia hacía clue en una misma caja hu-biera a veces naranjas hclaaas, naranjas caídas, naranjas defcc-tuosas y naranjas perfectas. l' también naranjas pequerias, me-dianas y l;randes. Iil consumidor pocas veces estaba seguro clelo yue compraba y nunca sabía lo que le darían a la vez si-l;uie.nte.

(i ""1 oclos estos males, ya intolerables, amenazaban 1lacer:,^^mucho m^ls ^raves por consecuencia del crecimiento de la pro-clucci<,n, muchísimo más r^ípido que el del consumo.

Aprieta la adversidad y se busca el remedio en la Cooperación.

Era costumbre que los trenistas o expeaidores locales com-prasen el fruto en tirme. Creían los productores que el precioabonado era demasia^lo bajo, y solían tener raión; pcro acepla-ban el si^tema por cuanto servía para librarles de ries;;os ulte-ri^res. Operóse en esta forma mientras a los intermecliarios le^eonvino. Prunto, a consecuencia cle las cir°cunstaucias anterior-mente expuestas, y particularmente por la inoportuna coinciden-cia ^le varias expe^liciones en un mismo lnercado, se encontra-ron los traflcantes con ^iesa^radables sorpresas. 1' tomaron ^:lpartido que a ellos les pareció el mejor y más h^íbil. l;ra deci^lidamente el peor par-a los productores; peru a la lar^;a les fu^benelicioso, i^orque, hiri^ndoles en lo vivo }^ ponióndoles al bor-de de la ntina, lcs abrió los ojos a la veraad y los impulsh ahacer un esfuerzo enérgico para salvarse.

Ello fu^ que los expeclidores, al comenzar la camparia. ^le

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1t^91, se negaron a seguir comprando como antes. En lo sucesi-vo manejarían el fruto mediante una comisión (de ordinario el7 por 100 del importe bruto de las ventas). Separadamente secobraba una cantidad fija por caja en concepto de gastos cíe en-vase. Esto suponía asegurar el beneficio de los intermediarios 5-echar sobre los productores los riesgos todos de un mercado in-seguro. «Uuy a menudo, los cultivadores no recibían nada porsus envíos, y frecuentemente también, recibían una cuenta deportes y gastos que lo obtenido por e1 truto no alcanzaba acubrir» (1).

En 189.1. se celebró en Riverside una gran asamblea de citri-cultores para examinar la situación. comercial y buscar solucio-ne^. 1 odo un costado dei local en que se celebró la reunión es-taba cubierto de notas de ventas con saido en tinta roja, comose acostumbraba a ponerlo cuando resultaba déficit en contradel productor.

Por iin, los espíritus de los naranjeros californianos se orien-taron hacia la Cooperación. Algunos, rnás aiisados, se habíananticipado. Pero la idea no se generalizó hasta que la desgraciahizo de aglutinante, como en tantos sitios ha o.:urrido. Así, loque pudiéramos llamar la explosión cooperativa data en Cali-fornia de 1892 a 1r^93, precisamente el año de1 pánico, en que lasdificultades comercíales y la depreciación llegaron al mákimoextremo.

Las primeras organizaciones.

El primer intento cooperativo entre los citricultores de Cali-fornia fué la Orange Growers' Protective Union, fundadaen 1885 y abandonada pocos años después, aunque no dejó deproducir resultados estimables.

liué en 1885 cuando realmente comenzb la cooperación fru-tera californiana con la creación de la Pachappa Orange (Tro-^ti^ers' association, de Riverside. Los fundadores, animosos ydecididos, establecieron un almacén cooperativo para la confec-ción y el embalaje y orientaron sus esfuerzos en dos direccio-r.es principales: la «estandardización» cooperativa y la ventacooperativa.

Pronto siguieron otras Sociedades locales. De todas, fueron

(1; A. AV^. .l^icl^a_^ _a C. H. Lane, Pi•^iclical Cooperati^^e _llai•ke[i^ir , pá-g^ina 2^9.

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lus más afortun^tdas la iniciador^t y la Claremont I^ruit Gro-^^-ers^ :^sso^ i,ttion. ^e:;ún harece, la ^]iferencia esencial consis-tí<t en que la ^eneralidad trataha s^>lo con los comhradores loc.rles, mientras que lr.t P^ichahpa y ln C'laremont cui^laban de l^^^-enta de su^ frulos en los mercados del Este.

.11ma cle la Yach<tppa Oran:;e Gro^^-ers' ^lssociation, secre-t<trio ^^cneral y;;erente durante carios años, fu^ T. H. R. C'ham-hlin, ^luien, se^ún propia declaración, en su ^estión como tal,tuvo «ocasiGn de familiarizarse con los proc:edimientos comer-ciales y madurar un plan que conliaba podía scr^^ir para resol^rer el problema, no sólo respecto a la producción de la zona,sino a toQa la C^rlifornia del Sur».

V, en efecto. en abril de 1^93, }^ a requerimicnto de ^-arios ci-tricultures imhortantes, se publicó el plan, que, fundameutal-mente, consisúa en ]a or ;anizaci^n adecuada de un ntímero su-ficiente de 1^sociaciones locales, ligadas en una ^sociaeióusul^erior ae ^listrito que sirviera como de Cámara de compensa•ci<^n ^- prohorcionara la necesaria información para las ^-entas.Las enticlades ]ocales tendrían así tu1 romienzo de acuerdo en]o comercial y cuidarían indehendientemente de la selección,confecci^in, embalaje, etc. S^ harían conciertos con los }'>ancosp_^ira los necesarios anticipos sobre el valor de la cosecha.

!',sí fu^ como se fundó la Ri^^erside hruit l:^chan^e, l^n lacircular que la directiva ŭ iril;-i6 a los productores ae la zona, en• ^contramos los si^uientes párrafos:

hNút^^se, en primer lugar, que esta CooperaciGn no es un /ri^s[ cuyo

objeto sra lot;rar y mantener altos precios, sino más bien introducir y

fomentar procedimientos sistemáticos y ordenados de manejar ^• vender

nucstr„ pruducti^, tales qae con ellos demos estabilidad y permanencil a

la industria lrutícola de California del Sur.

7-ampoco buscamos la guerra con los comisionistas _^- remiteutes.Pero es de ecidenci,i para cnalquier hombrc reftesivo que, si nuestra in-dustria ha de subsistir, es preciso que el let;ítimo provecho del citricultoresté, en lu posible, a cubierto de ser disipado pur un sistema comercialaiarosu, o pur lus caprichos de los intermediarios.»

La i^lea encontró simpatizantes en todo el territorio. En con-secuencia, se emprendió una activa carnpaña de propa^;anda,con el si^;^uiPnte sugesti^•o lema: «7c/[c/.^r^ c/r pre-j[r^rfos o rodgarsc°p^ar^rdus.»

s

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fLa Southern California Fruit Exchange.

.^ consecuencia de lo an^ustioso de la situación, el número^le cooperativas locales subió pronto a ó0. Y en `?9 de agosto de^+quel mismo año de 1893 se celebró en el local de la anti^ua Cá-mara de Comercio un Asamblea de citricultores, acordándoseagrupar las cooperativas en entidades de distrito, una para cadazona dc importancia, y li^ar los distritos en una entidad de terc^er ^rado. Así nació la Southern California Fruit Exchan^e,verdadero ori^^en de la ^rande y maravillosa or^anizaciónactual.

111 terminar el año, había ya siete «exchanges» de distrito,yue radicaban en Los An^eles, Colton, lluarte, Riverside,^^1ran^e, San llie^o y Pomona.

^?n un principio, el poder del orñanismo central era bien es^c,aso. 13uscando el buen acuerdo de las a^rupaciones de distritopara la venta de su fruta, se creó una Comisión formada por de-le^ados cíe todos los distritos, cuyas reuniones se eelebrabansemanalmente en Los tingeles durante la temporada de envíos,con objeto cle examinar los problemas comunes. A pesar de sunombre de «Comité ejecutivo», la función no era tal, en realidad. Carecía de autoridad suficiente, y sólo podía informar yasesorar a las entidades de distrito, las verdaderamente activas.A causa de ello, los dis[ritos se hacían la competencia en losmercados y había una lamentable di^°ersidad en los métodos co-merciales.

Como los resultados no eran ni podían ser satisfactorios, sepensó en centralizar alĝo más ]a acción. En el otoño de 1895 seaprobó un nuevo plan, inspirado en la idea de que la centraloperase como agente comúu de ventas por cuenta de los distri-tos, así como éstos disponían de la fruta reco^ida, envasada yexpedida por las cooperativas locales. Esta reforma fué el co-mienzo del triunfo. 1' como coincidió en fecha, aproximada-mente, con la «incorporación» legal de la Southern CaliforniaI^ruit Exchan^e, de ahí que algunos autores citen el año de1R^>;^ como el c_orrespondien^e a la fundación.

hw-ante el primer año de su funcionamiento, la SouthernC^ilifornia Fruit Exchan^;e manejó un tercio cle la total cosechade naranjas y limones de California, y en 190Q se acercó muchoa la mitad.

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Funesta amalgama.

E^un había de darse otra caída en el error y sufrirse un rudo;;olpe antes de Ilegar a la solución clefiniti^^a. ^Los especuladoresno p^dían estar contentos, bien se comprende, y se defenclíanromo }^odían. Al^^unos productores tampoco estaban satisfe^chos. La pugna entre los intereses encontrados lle^ó a ser de-s:^str^^sa. ^' en 1c)0:;, con ocasión de estar ]us mercados del paísrompletamente desmoralizados por la gran canticla^l de frutn.^tveriada a consecuencia de un largo período de ticmpo húmedo,huho quíen aho^b por l^i fu^ión de la Southcrn California 1^ ruitf^xchan^e, agrupación de procluctores representante del ^lipor 10('1 de la producción, y la California Citrus L.'nion, agrupa^ci^ín cle e^pedi^lores y trnficantes que mo^-ían un -1_' por 11)0. Se;;tín l^nrece, la iniciativa harti^'^ de G. ^^V. l^elts, personaje si:;ni-ficad^ en el munclo ferroviario del país y partícipe en una ^ranc•^isa espedid^^ra. Los productores se dejaron arrastrar, y ambasa:;rupaciones se reunieron en una nueva Corporación, Ilamada.California i^ruit ^1;;ency.

La nueva organización tuvo en sus manos, descle un principio, casi el 90 por 100 de las naranjas y limones que eran objetode comercio en California. Creyendo que tan amplia ba^e todo]o permitía, osaron iijar ]os precios arbitrariamente, con media-nos resultados. Achacáronlo los gestores al rápido crecimientode la }^roducción en California y 1{lor^da, al invierno largo ycrudísimo habido en el este, a las inundaciones de ciertas zonasy a la crisis 6nanciera. Los más autorizados comentaristas di-cen que bien pudieran haber agregado la hostilidad de los agen-tes y comisionistas cuyo negocio resultaba mermado, la faltade coordinación de los e^fuerzos dentro de la misma Californial^ruit Agency y la falta de tino de sus directores.

Flabía, sobrc todo, una causa permanente de desunión y de-hilidad, y era la heterogenei^lad de composición y el empeño enfundir intereses antagónicos (1) I_os primeros chispazos si^^uie^rnn muy de cerca a la fundacibn de la nue^^a entidad, el dis^^usto cundió r^.ípidamente en las filas de los citricultores, y en'?0 de mriyo de 19f1^ se tomó el acuerdo de quc, con fecha l.° desePtiembre del mismo año, quedara disuelta ]a California l^ruit

(1) ^7^a1 vez la razón principal del fracaso estí c^n el hecho dc que sucomposición era demasiado heterogí^nea; su lista de socios estaba com-puesta de cultivadores y especuladores que tenían intereses incompati-hles.» - Comish, Cno^ei-ati^^e .llar/;etin,^, psíg^ina 1`d.

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Af;enc;• y ^-ol^-iera la Southern California l^rui.t E^chan^e,a cui-aar como <tntes de ]os intereses de los product^res, «cjrrr'circ^^^zh7•ctrdtc t-o^r rfc r^ira ^̂ ^e._ /^rarc^ ^zr7ii/^^•c q^rc r•I rítri ĉo a^télodr^ sa-tt.'sJcrt'lorto t^e ^^c^tta es j^or ^^tca'l0 r^c ttltn o^,^^r7^2t._^a['7útt e.t'^'Itt^z-vazne^llc ^ropr^» (1).

La «California Fruit Growers' Exchange>^.

Disuelta 1a California J^^ruit ^gency, volvió ]a Southern Ca-liforni^t Fruit I;tchange a reanudar sus operaciones como an-teriormente, con la diferencia de abarcar un mayor territorio.Ya no operaba sólo en el sur. Pronto se a^re^aron los cultiva-dores del \'alle de Sacramento y San ]oaquín y otros. En 1905,la denominación social resultaba ya muy poco apropiada, y seacordó cambiarla por el nombre actual de CaZrJnririra l%^^irilGrou^^•^^s' E.a°clzczvl;e.

I dea de la organización general.

La „^ran orl;anizacicín actual de los citricultores califoruia-nos comprende u-es grados sucesivos:

1.° Las Asociaciones locales, que en 192t^ eran en número de215, con un total de cerca de 11.000 produetores asociados. Elnúmero de socios de cada cooperati va de éstas varía de lU a'?00.Lo más frecuente es que esté alrededor de 50.

2.° Veintidós núcleos ó agrupaciones intermedias o de dis•trito ; district c^.t-clra^^gcs).

3.° La California 1^ rLllt Growers' Exchange, central supe-rior de toda la organización.

Como entidades complementarias son de citar:La l^ruit Gro^^ers' Supply Company, que posee tierras, bos-

ques e instalaciones en el norte de California y al sur de Ore-

(1) (^. Harold Pow•ell, R^port of Ca/{iornia /'ruil Gro^^^ers' l^;xchaii^-e,1916, página 16 En la misrna página se lee que el objeto fuudamental deuna organizaciún de productores es el serviau y el ro.í.simo provechopara sus sucius, mientras que los i^rtcreses estraños, cuando operan sobreel beneficio de los productores, buscan la ganancia para si. A esto p^,nenblears y Tubriner el siguiente comentnrio: aEsta es una ^•erdad que ]osproductores olvidan fácilmente- A pesar de ]a dificultad inherente a lacuoperaciún eproductores ncg^ciantes». se ha intentado repetidnmentc^en la indu5tria de las ciruelas, en la de las peras. en la de los al;rios. Hafracasadu sienipre. Los productorca buscan el Luen ser^•icio, }- los nego-ciantes, las grandes ganancias. Estos dos prupúsitos son incompatible.s.»(Pri^iciyles a^zd P^°actices of Coo^erati>>e R7arkclira,^, pág• 78 ) ^

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;;^"^n, por un ^-alor aprosim^.ido de i3 millones de clólares. .ldquie-r^, fabrica y clistribuye materiales y utensilios para los cuitiva-dores asociados, señaladamente una ^ran parte clel materialempleado en el embalaje de naranjas y limones. En 1^^27, sus^^entas alcanzaron la ci,^rri de 5.657,576 dólares. I,a I^ruit Gro-^r^ers' Supply Comhany se^constituyó eu 1907. Sus arcioues es^tírn todas en ^oder c3e lns cooperativas locales afiliadas a la or^^^anizacibn principal, y los directores de é^ta ]o son también de]<r entidad complementaria.

L_.r L;^chan:,^e nran;;e Yroducts Compan}- y la 1^ ^chan^;e Lemon Products Compan^^, que obtienen esen^ias, ^•itrato ^le cal,hectina y otros productos de las narai^jas y limones que no pue ^^len venderse como trutr^ fresca. No sólo se da c^on est^^ salidaventajosa a lo que de otro modo sería un cle^herdicio, sino que^c ^i^•uda a^ostener l^r buena calidad de ]a iruta enviada ^rl mer-^^ado. Pues tenien^lo ernpleo productivo para las naranja, y limo-nes de calid^^d cludosa, se cvita la tentación de ^^onerlos dire cta-mente a la venta hara hacerlos valer-

>1 xiste además la Citrus Protective Lea^^ue, que no es pro^^i^rmente nna entidad auxiliar del si^tema, pero que rolaboraron la E^chan^e en m^is de un aspecto para la uefensa y pro-tccciún de los intereses comunes de los citricultores.

La Cit^^us 1^-otective Leagr^ie proporcionó en 19(19 los fonclos}^ara tma inmedia^a campaña de. extinción de la mosca, en ocasión en qcte las autoriclades'del Fstado no disponían de medios^^ara ello. Cítanse tambi^n como debidas a la ;;estión de la Liga^^^rri^^s medidas de protección arancelaria.

Las cooperativas locales.

Son la piedra an^;ular ^.lel sistema. f'receclieron al resto cle laori;^anización. Como creadas en épocas diferentes; sin sujeción:r un plan uniforme, hay entre ellas diver^icla^i excesiva en m^-is^le un as}^ecto. Pero la orientación princi^^al cs si^ m^^re común.\clem^í^, ^-^^ln eeolucionanclo pnco a poco y.^comod^rn^lose cada^•er mejor a la^ nece^iclaci^^ de la or:;aniraciiín ^eneral má5 mo-c^crna.

l^ras ticnen arcione;, ^)' otras, no. Lo rn^ís frccuente es qt^elos •orios ten;;an una o ^los ^rcci^,nes por cacl^r ncrc^ de naranjal^^ulti^^r^ido (un acre cyuivale rr ^10,^ ^ireas, o^ea que una hectáreason cios acres y medio, ahro^in^adamente).

Aun ^lentro ^le su car^ícler loral, la ma^-oría clc est^is roope-

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rativas son enticiades fuertes. Alg^unas hacen uperaciones pormás de un millón de ílól^ares al año, y tienen tierras, edi(icios ymaquinuria cuyo valor oscila de 20.000 a 1t,0.U0U d^^iares.

1_,os socios están li^ados con la cooperativa mediante contrs-to que los obli^a hor hlazo que varía de ^tn año a cinco. Hayejemhlos de rei^^ovación hor un tiempo i;;u^tl, caando e^pira elcontr^^ito; perc? lo corricnte es la prórro^a tiícita de añv en año,mientr;:s el interesado, ^lentro del plazo de quince a treinta díasseñal^rJo en cada año al cEecto, no comunique su voluntad deretir^irse. EI cor^tr<tto obli^a a entre^ar toda la hroducci^',n, salvo lo clestinado al propio consumo.

C^obiérnanse las enti^lades locales por un^r Junta directiva,form,^cla ordinariamente de cinco individuos y renova^la todo^los años, con reelegibilidad. En muchas, el derecho de votarestá re:;ulado por el número de acciones poseídas, proporcional, a su vez, a la superlicie cultivada; pero, de hecho, se procede emitiendo un voto cada socio, y sólo para determinadosaswltos puede reclamarse el ejercicio del voto proporeional. 1_.atendencia más };eneralizada es la de irse acercando a la re^lacooherativa de «un hombre, un voto», que al^unas entidade^locale; tienen ya establecida. Por otra parte, cs princihio ^eneralmente admitido el de yue sólo ten^an coto los miembros ac-tivos, es decir, los que en el ario correspondiente han producidofruto y lo han entre^ado a I,t llsociación.

1^^Iisión de las cooperativas es la recolección dcl fruto de losasociados, su manipulación, confección, embalaje y eapedición,con arreglo a la^ instru^ciones recibidas. Par^i ello, disponen decuadrillas de rccolectores bien adiestrados y cliri^idos por ca-pataces competentes. Cuentan asimismo con instalacicnes perfeccionadas para las manipulaciones ulteriores.

1?n teoría, cada cooperativa local es responsable de la ventacle tocla la producción de sus socios. I^n la pr^íctica, esta fuuciónest^í casi por completo dele^ada en las «exchan: es» de distrito,las cuales, a su. ve-r,, descansan, en l;ran parte, en la central. Laslocale; siguen siendo responsables de que la expedición del fru-to se l^ace con arre:;lo a las normas estableciclas.

Oh^rase sobre la hase del ^poolin^». A este efecto, el irutose clasifica al tiem}^o de la entrega. La duración clel períocio co-rrespondiente puede ser de un mes, dos, tres o toda la tempora-da, sc^ ŭn se acuerde cada año en la Asamblea f;eneral.

EI fruto de cada asociado pierde su identidad en cuanto hasido lavado, clasiricado, pesado y anotado su peso. Entra enton

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ces en el «pool» o lote correspondiente y se eende como si fueraprohiedad cle la .Asociación. :A1 terminar el heríodo correspon-cliente, sc calcula el hro^lu^to met^ilico total de caila lole, se deduccn los ^astos y el rem<inente se distribuye entre los produc-tores en 1>r^:>porcibn a la canti^lad de fruto al^ortada <al «pool». ^ilas naranjas ae ^^rimera clase, vendida ca^la una al hrecio quese<^, han produciclo, hor término medio, tres duros por caja, alproduct^^r _^., que entregó 100 cajas de esa clase, le corresponde ^rán 3(^0 duros, ^^ al productor 13., que entre^;ó .150, le correspon-der^ín -fSU duros. 1" análo^;amente en los dem^^s casos.

.^. ^^^i^'. >t^Iacliay y C. H. Lane resumen las ventajas del sis-tema en la si^;uiente forma: «1, lliluye los riesgos de la ^^enta entre todos los productores. ?. Simplilica la contabilidad y elmanejo material del fruto, pues ya no es necesario envasar se-paradamente lo de cada productor. ^. Como cada procluctor re-cibe el precio medio del «pool» correspondiente, no siente latentacifin de insistir en que su fi-uto se venda a un l^recio deter-^minado o en un dcterminado momento, y, consi^uientemente,el servicio de ventas c1e la «exchannen puede seg^uir un plan hien^le^finido, trazado para servir los intereses de todos los produc-tores» (1).

Las agrupaciones de distrito.

Como ya se ha dicho, las cooperativas locales se ag^rupan en<^^exchan^es» de distrito, que inicialmente fueron siete y ahorason ya `?'_?. La misión de estas entidades de se^;undo l;rado cs lade servir cle agencia de ventas para sus miembros, es decir,p^ra las cooperativas locales y, excepcionalmente, para al^;ún^ran procluctor y CompaCiías afiliadas, se;;ún se ver:í m^ís ade-lante. lli^tribuyen los pedidos entre las tlsociaciones ]ocale^cuando el comprador i7o pide cxpresamcnte productos de unacooperativa determinada. Intervienen en la facturaciún, expe-dición y liquidación de todos los envios. .1^lantienen la relaciói^i^onstante entre los hroductores asociados y la central. lnfor-man a ésta de la pro^lucción y coniliciones de oferta de su re^-pectivo tcrritorio y eransmitcn a los miembros la información dela central, recibida sobre los demás distritos y sobre la situa-ción de los mercados. Con estos elementos puede el distrito de-

(1) Pracliral Cuo^e^•ative i1lar^eli^a^, pá^inas ^9-50.

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tercninar dónde y cu^índo conviene m^ts vender la producción de^us afiliados.

F^n teoría es el distrito quien fija el precio a que el a^en^e dela central ha de vender los car^;amentos enviados c^ su consi^-nación. 5in emUar,^o, en la práctica, se deja siempré un margenpara que el ^ervicio central de eentas pueda moeerse discrecio-nalmente dentro de él, se^tín juzl;ue mejor para los interesesconfiados a su ;estión. ^

I?1 dis^rito pue^le señalar un precio minimo para cada car-^amento. Si el servicio de ventas no lo^ra obtenerlo, ha de in•formar del caso al distrito y esperar instrucciones L_o corrien-te es que entonces el distrito se remita a la decisión de la coo-perativa local cuyo es el fruto en cuestión. Kesult<.i, pues, quelas entidades locales son, en realidad, la^ verdaderas vendedo-ras, y que el distrito y la central operan por deleyación y como<iuxiliares de las primeras. Y a medida que se amplían las fa-cultades de la central, los distritos van reduciéndose poco apoco a la condición de ór^anos de enlace.

Lacla cooperativa ]ocal tiene su representante en el distritoa que pertenece. El voto de las entidades locales suele ser pro-porcional a la cantidad de fruto que envían al mercado por con-ducto del distrito. Los representantes de los locales eligen unadirectiva y un l;erente.

Las al;rupaciones de distrito son asociaciones «incorpora-das» en los términos de las le^islaciones americana y califor-niana. Casi todas carecen de capital 6jo y de acciones. Los ;as-tos son mu^ reclucidos: local, material dc escritorio, algunossueldos, teléfono, telegramas, correo... Cúbrense con un peque-ño descuento sobre las ventas hechas por mediación del distri-to, y que no pasa de uno a dos centavos por caja.

Grandes productores y Compañías aFiliadas.

I lay ^randes productores, con instalaciones propias para ellavado, clasificación y envase del fruto. No necesitan que la or-:;anización les preste tales servicios, pero sí los de informacióny venta. Pueden in^resar en condiciones adecuaclas, atili^tndosedirectamente a un distrito, y a veces hasta mecliante contratodirecto con la central. Su condición, dentro de la or:;anización,se parece más a la de una p:^queña enticlad local yue a la de unproductor aislado.

Otro caso especial es el de ]as Compañías propietarias de

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instalaciones de clasiricación, prep^u-ación y emhalaje, que re^^^o;;en y en^^asan el íruto cle productores no ^sociados, y qu^. asu vez encuentran vent^ljoso utilizar cl servicio de ventas de laCalifornia Fruit Gro^wers' L^^chan^e. Por excepciGn se ha eon•cediclo el in^reso a al^unas cle estas Compañías, en ntímeromuy reduci^lo, equipar^índolas en ciei-to modo a una cooper^iti-va local.

Las Compañías afiliadas reciben del servicio de ^-entas lasinismas ventajas que las cooperativas; pero, al revés que éstas,no las transmiten ínte^,^ramente a los pro,luctores. En armoníacon su carc^cter cíe empresas lucrativas, reservan una partepar^.t sí. lnne^r^hlemente, ello implica al^;ún quebranto cle lospuros hrinripios cooperativos. La California Fruit Growers'Eschan;;e no trata de disimular:o, y justihca esos casos eYCep-cionales por moti^os de necesi^tacl y de conveniencia pr:íctica.La inclusión de csas Compañías aumenta el volumen tot^l defruto y, sobre todo, da mayor estal7iliclad a las operaciones en ]azona cle que se trata. Si fueran muchas, este efecto beneticiosoe^taría compensado y sobrepasado por la influencia que pudie^ran ejerrer desnaturalizando el sistema. Siendo casos excep-cionales, se aprovecha su servicio sin riesgo de que pueclancl^^ñar. :^demás, cuando las Com^^añíris subsisten, es señal aeque a lcs procluctores ser^iclos por su intermedio les faltan de-sco o capaciclacl de montar las correspondientes instalacionespropias. Esto ar^uye que prestan el servicio en condicionesaceptables, purs ^i lzubiera ^ra^-e abuso que corre^ir, y tenien-^lo ya el ejemplo vic^torioso y la esperiencia cle las demás zonas,c^e cieseo y esa rap^^iclacl se habrían clespertado.

I)e toclas suertes, el número de C'ompañías atiliadas no pare-ce llamado a aumentar, sino más bien a reducirse a cero pocoa poco.

La central.

Los ?`? clistritos están feclerados en un i^rganismo central, elprc^piamcnte llamado California Fruit C'rrowers' I?xchan^;e, clc-n^,minaciún ^iplicacia tamhir.n cle ordinario ^^l conjunto dc l,a or-^,^nizaci^ín. J^^a central est^í re^i^tr^^ida como enti^lacl c:oo^>erati-v^i, sin ^icciones. C<icl^^ uno ^le li^s clistritos tiene su represenl^in-te en el Consejo, toclos con it;uai derecho de oota.r. _A1>lícaseayuí el principi^^ rle «ui^ hombrc, un ti-oto^».

l:n lrt actualiclad están li^;ados los distritos con la centr<^1

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mediante un contrato que entró en vigor el l.° de septiembre de1920, y cuya duración prevista alcanza a igual fecha de 19^0;pero ambas partes pueden cancelar su compromiso en 1.° deseptiembre de cada año, avisando por escrito diez o más díasantes de esa fecha. Desde que la entidad se constituyú oficial ^mente en 159^ hasta ahora, súlo un distrito hizo uso de su dere-cho de separarse, y reingresó a los tres meses de estar fuera d^la organización. ^

La central no contrae el compromiso de vender la produc-ción de sus miembros. Limítase a montar, sostener y conducirun sistema de servicios que facilitan eYtraorclinariamente laventa. Ouienes venden son, tn realidad, las entidades ]ocalcs, alas que ayudan los distritos como agencias de venta y la centra]como agencia superior.

A su vez, las cooperativas asociadas conservan la libertadde iniciativa, la elecciGn de oportunidad (dentro ciel margen quepermite la conservación del fruto) y la aceptación de precios.Pero han de operar necesariamente por conducto de la organi-zación general, y aprovechando los servicios de ésta.

ltígese la central por el Consejo formado por los ZZ repre-sentantes de lus distritos. A1 frente de los servicios hay uu Di-rector general, nombrado por el Consejo. La organización interior comprende siete departamentos principales, que son:

tientas de naranjas.Ventas de limones.Trá(ico.Serviciu jurídico.Servicio del campo (F'iel^^ r^eprartrrze^rl^.Publicidad.Contabilidad.LLay, a^lemás, algunos servicios directamente afectos a la Di-

rección, como la Secretaría, por ejemplo.La Cal}lornia L^ruit Growers' Eschange manejó el -17 por

100 de la cosecha de 190a-90^, el 59 por 100 de la cosecha de1909 1O, el 62,5 por 100 de la de 1a14^1^, y en 19^711e^ó al il por100 de la cosecha de California. Una buena parte del resto lamanejan otras organizaciunes también cooperativ^^is, entre lascuales descuella la denominada Mutual Orange llistributors.

Servicio del campo.

Es de los más importantes, y ^onstituye un rasgo caracterís-tico de este género de grandes organizaciones. 1 ía de haber en

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ellas al^o mtís yue el comhrotniso ^le comhrar o de vender, laentre^;a ^le merc.mcías y el cohrar o]^a^ar sumas de ^iinero. Es^^reciso imhul;ar la arti^-ida^l local, ^foment^tr el espíriCu cooher<ttie^, y culti^^^ir la <^.interior satisfacción» de ]os indieiduos,^I^ntri> cle las enti^ade^ menores, y^ la cle éstas, ^lentro ^le la or-ñaniz^^iriún ^eneral. "I^<iles resultados no ^e consi^uen sino eonla comunicaciún irecuente y]a presta^:iún de útiles serti^icioscomplementario^ y 1<i buena a}-uda.

^ Dentro del cuadro de la California hruit Gr< wers' Iachan-^,re, las acticidacíes del L^iclcl Service Dehartment son las si-guientes:

Recol;e y comprueha las cluejas de los asocir^dos contr^i l^i,cooperati^-as locales, ti^ las de éstas contrtt su respecti^•o ciistritoo contr^i la misma ce^^tral.

I^omenta la form^ición de nuevas cooherativas y ayuda a l<isya constitttídas a vencer sus dilicultades ^le or^ai^ización y fun-cionamiento.

Estudia los hroblemas que continuamente se hresentan en laproducción, recolecciún y- manipulaeidn del fruto. Es ineesantesu. labor en ltt lucha contra las hla^;as y enferme^lades. Asesor,ta]as locale^ sobre el montaje y conducción de ]as mejores in^talaciones para el ]avado, clasiiicaciún y^ empaquetado (I).

Vi^ila constantemente para que, con las marcas principale^de la or^anizaci^5n («Sunkist» o«Ke^l Ball»), no se pon^;a a laventa sino fruto esco^ido, con todos los requisitos corresponclientes. 11 tal iin, los inspectores de la central hacen visitas,casi ^liarias, a los almacenes ^le empaqucta^o clurante toda latemhorada de envíos.

Departamento del tráfico.

Su misi<ín consiste en re^3uoir a] mímimo posible cl ^^^isto lo-t^^l de transportc ^estlc: el ]^unto cle ]^roducci^'^n ^il de consumo.lnforma a cacla ^^sociaciún adheri^l^ sobre la vía m^í^ ráhidtt y

(1) ^:Antcs clc• la cru de cooperaci^Sn, los espcdidores car^^aban silrc.dedor dc cincuenta centavos pur caj^t en conceE^to de cnvasa^3u. Ahora1917), un en^^asad^^ incumparablemrnte su^^eriur ^ uesta mu^^ ^u^u n^ds clc

trrinta c^^ntnvus ^^r caja, cuan^lu cl lrulo e^s manejadu por lais nsuciaci^^nes, y lus conFeeciunadores y exnedidures independientes esl.ín compcli-dos a Fi cstar el serviciu por un preciu a^^roximadamente igual o corrrrcl ries^u de qa^darse sin clicntelan. - 1i'. ^1'. Cumberland, Cu^ipc^r^ali^^rllarketiii,^r, púginas 1-1i-^4`i ^Después el custe ha subidu mucho, por la ele-vaciún ge^neral del nivel de los s^larios.;

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^^entajo>a para lle^-ar sus productos a c•ada mercado. Inspeccio-na el fruto en ruta, hara evitar o aminorar las pe;r^íiclas por dete-rioros. Comhrueba lo^ portes cargados hor las Compañías yhace ]ns reclamaciones correspondientes en su caso. Las relati-^•as a pérdidas y daños se han acercado a meclio millón de dóla-res en estos últimos <.ños. 13 stas indemnizaciones eran anteshráciicamente perdidas, porque muchos productores considera-ban ^ravoso y molesto el sostener la reclamación hasta el (inal.,^^lucho más import^+nte que cobrar la indemnizaci^'^n es eviearclue el claño ocurra, ^• en es^o se hace una I;ran labor en amis-to^a colabora^ión con las ^'ompañías. "Cambi^n se estudia la ma-nera de reducir los g-astos de transporte, para obtener, consi-^-uientemente, una proporcionad^t reducción en las tarifas.

EI Servicio de ventas.

El sistema de ventas de la California Pruit Gro^^-ers' I^xchan-^e est^í fund^ido eri los si^-t^ientes principios:

La cosecha entera ha de distribuirse por todo el mercado conarre^;lo a las condiciones marcadas por las demanclas del con-sumo.

Cada mercado debe ser abastecido en la medída e^acta desus necesidades, día por día Sr semana hor semana, en el trans•cur^o del año.

La clave clcl problema está en un.^ iuformación detallada ^•se^ura sobre las rondiciones de los mercados. Para ello cueirtan con represcntante^, a sueldo en todas las l^laz^is inlportantesdc los t;stados Uniclos }- del Canadá. Estos representantes, amás de su papel de informadores, desempeñan la función queantes incumbía a los comisioni^Cas independientes, y que éstossi^uen teniendo en los mercactos de menor importancia, dondenu sería ^ren[<^joso económicamente so^tener un a;;ente a sucldo.

_1L comenzar cada temporada, el clirector de ^^entas celebraiuza conferen^^i<< con los representantes de los ^r^rins mercadosdc mayor importanci^l, hara h^^cer el resumen de la situación.Con esto, con la e^^aluación de la cose^ha 5- los d^i^os de los añosanteriores, cuidadosame^ate re^istrados, se cstudia la mnneramej^^r cle clistribair l^l cosecha ^lur^:nte la temhorada. L^st<i infor-n^rición se comunic^l a las cooperati^-as loc^ile^, ^- éstas rer,^ulan^^ su ^vez, con ^irre^lo a ella y en líncas ^enerales, l^as ci^tregasde sus socios

Duran^e la teml^oracla de ^-entas, l^i central recibe informes

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semanales ^le ^us a^ctites sobrc l^t canti^la^l ^ie fruto qur pru ^bablemente ho^lrcí nhsora^er c^^^la mc^rcaclo ^1ur^tnte la ^i^uienteseman<i. I?slo^ inl^^rmes sirven ^le l^a^c hara rc^,justar ^^ corre-;;ir el plan ^le di^tribucibn. 7^óman^e tambi^n cn cuent^< <,tr^^^elemeutos cle juirio. como la^ condiciones climatoló,^^icas, m^i-clure•r, del fruto, zonas competicloras, etc., etc.; pero el funcl<i-mento ^stá siempre en la racional clistribuci^>n de la cantidacl clefruto que ha cle moverse.

Lo e^encial es cuidar de que nin^;tín mercado quede sin aba,-tecer suticientemente, ni tampoco abarrotaclo, con la con^i^guiente clepreciaciún de la mercancía. f^.llo ha de conse^uir^eevitan^lo en lo posihl^: los camhios clc ronsi^n<^ción en rut^^. S^nembar^^o, es ine^^it^ible echar mano al;;una vcz de este recur:o,proce^lien^lo ^:e ttcuerclo los di^tritos con el clepartament^^ c!etráfici^ dc la ĉentral.

Publicidad y fomento del consumo.

Cuando se fundc5la California l^ruit (^ro^^-ers' l?xchange, de-cían tod^s que había un exceso de producci^ín, causa fun^lamen-tal dc los males sufi-icios. F_n 19'?,,^2^4 se colocaron 6Q i3:5 v^^ ;o•nes c^^n más facili^lad yue 5.0`_''? en l^9-1-95. Lo cual prueba queno había sobreproelucci^ín preci^amente, sino falta de adecua^ción y equilibrio entre ]a hroducciún y e] consumo.

Para ronseg^uirla no pensaron en ]a solución suicida de ami-norar la producci^"^n, sino en distribuirla mejor, por los mediosindicados, y en fomentar la demanda. I-3sta ha sido la obra másmara^-illosa de la or^anización.

Tarclaron tiempo, sin embarño, en reconocer las ventajas deuna pr^pa ;anda sistemática y en ^^rau escala. En los tiemposde ]a fundación de la central hici^ronse ya all;unos peyueñosesfuerzos, desordenados e intermitentes, para la propa^ancla enel país I:n 1905 se autorizó un Tasto que no e^cediera de '':^0dólares para publicidad en ln^laterra y la I^uropa continentalen favor de la fruta del E^change. ]lasta 1907 no comenzó lacampaña sistem^ítica, disponiendo para ello de tu1 crédito inicialde 10.00U dólares.

^'^ase cómo ocurrieron las cosas. F. (^. Story, presidente dela or^^inizaci^in, tenía ^ran fe en la propa^an^la, y lle^^aba yavarios años proponiéndola. 1'roperaba con la .resistencia de suscompañeros de Consejo, porque él entendía (y con razón) quela propal;anda sería más fácil y eticaz haciéndola ^enéricamen-

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te en favor de las naranjas de California. ^' le decían: «Como^ólo movemos una mitad de la producción del país, resultaráque la propagancia hecha y costeada por nosotres aprovecharáa]os productores extraños tanto como a los asociados». Criterioequivocado de puro egoísta, pues lo interesante era apreciar siel beneficio producido a los socios compensaba o no ei esfuerzohecho.

Story hab1ó del caso con un amigo suy o, director del ferro-carril más importante de la zona (Southern Par.ific Railway).^^IcCormicl:, tal era su nombre, tenía también gran fe en la pro-paganda, y prometió a Story que, por cada dólar que el I:x-change se ^^astara en ella, la Compañía del ferrocarril gastaríaotro. Con este refuerzo, volvió Story a la car^a y arrancó delConsejo la autoriz<lción y el crédito inicial necesarios, aunquealgunos dr_ los ^-o^ales con^ideraban que el plan era «espantosa-mente extravagante».

Eligióse como primer campo de ensayo el E^tado de Iowa-predominantemente cerealista. Se tomb como centro su capital,Des _lloines. Hiciéronse carteles en que ^1iss California (unaniña arriscada) aparecía atracando de naranjas a io^j-a (un niñoque, como diríamos aquí, se dejaba querer). Se premiaron losartículos y poesías que mejor cantaban las excelencias de na-ranjas y limones. Por todas partes había grandes tiras con ellema «Oranges for Health California for tiVealth» (Naranjaspara la^salud, California para la riqueza), Salieron trenes especiales fruteros engalanados con banderas y ramas y acompaña^dós por personal adiestrado en la propaganda. La Ilegada seanunciaba por telégrafo con anticipación suficiente. Los resul-tados fueron magníficos, y al año siguiente se acordó, ya sin re^sistencia apreciable, proseguir y ampliar la campaña, autori-zando un gasto de 25.000 dólares. Ahora se gasta al pie de1.000.000 de dólares anuales, y la tendencia es a aumentar másyue a disminuir.

Desde un principio se pensó en hacer propaganda genéricaen favor de las naranjas, pero induciendo al mismo tiempo adar preferencia a las de,California y cuidando también de acre-ditar de alguna manera las vendidas por la organización. Re-c.urso fundamental para esto fué el establecimiento cie marcasespeciales, propiedad de ]a California l{ ruit Growers' Exchange,y cuyo uso se autoriza a las cooperativas locales afiliadas, acondición de cumplir determinados requisitos. `

Dos son las marcas principales: Sunlaist (corrupción de «Sun

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1<issed»: besadas por el sol), y h'cc113n11 (bola roja). Las marcasvan en las cajas, en el papel yue envuelve a]^t fruta y hasta enla fruta misma. Cada cooperativa local pucde tenec sus marcaspropias y usartas se^ún le plazca; pero para poner adem^is unade las marcas ^enerales, han de cumplir los requisitos corres-pondientes. Sn1r/^i^t sólo puede porerse en las naraujas y limo-nes cuya calidad sea del tipo denorninado «l^ancy» (fantasía), o<Eztra-choice» , como si dije:r2mos, «extra-selecta». licd 1>allpuede ponerse en las calidades simplemente esco^idas. Las co-rrientes y las deficientes en al; -tín aspecto, pero aceptables,pueden venderse, pero sin ostentar ninguna de las marcas pri-vilc;iadas. De que no haya trans^resiones se encarban los ins-pectores del I^ icld Scrvice Department.

Los mí^toclos cle prol^a^anda son variadísimos. Del anunrioen la I'rensa periodístic,i se hace uso muy amplio. :^l^unos, at^^lo color, it;-ualan, ^• aun superan en su facturi, a las l<íminasmejores de las re^^istas ilustradas. Se repartcn millones clc car-teles. ^e montan instalaciones artísticas en los escaparates delos vendedores. Se reparten con profusión folletos en que hay,sel;-ún los casos, consejos hil;iénicos recomendando el consumode naranjas y]imones en variedad de formas, o recetas parapreparar refrescos, y platos diversos en que entra la fruta quese desea propa^ar. El ^asto de propaganda viene a resultar decuatro centavos y medio por caja de naranja y unos sietecentavos por caja de ]imones.

Recurso nuevo y eficacísimo ha sido el de proporcionar aprecio muy bajo e instalar en los sitios donde se expenden re-frescos unos aparatitos eléctricos para extraer con toda perfec-ción y prontitud el zumo de naranjas y limones. En 1924 habíaen uso 8.000 extractores de éstos. En vista del buen resultadoobtenido, ahora hay cerca de 50.000. Calcúlasc que el uso de es-tos aparatos ha provocado un aumento de consumu de -1.5O0 va-„;ones de naranjas y l.:i(l^ vagones de limones. Un va^ón frute-ro americano equivale, por tórmino medio, a tres va^;ones es-pañ^les.

llesae que se empren^:ió la campaña (190i) a 1^>26, la pobla-ción dc los l;stados l'nicies aumentó en un 3^4 por 100, y la pro-ducción citrícola de ^'alifornia ^e ha duplicado casi. Esto da cla-ra idea de la eficacia del servicio de publicidad _y fomenlo dclconsumo. Y la mayor producción se ha colocado sin provocaruna caída en los precios. Lo cual, a su vez, da idea de la efica-cia del servicio de ventas.

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La lucha cantra ]a aiteración del fruto.

Este es un asunto de la mayor importancia en California yen todas partes ( 1). Los californianos fueron los primeros enj^erlo con claridad y en poner remedio hasta donde cabe en loposible.

En 190^, el mismo ario dc la disolución de la California hruitAgency, estaba ^^a en estudio el problema de investigar lascausas de la alteración de las naranjas, ^^ sus reme,lios. Calculá-base entonces que cl fruto echado a perder representaba paralos citricultores un quebranto de un millón a millón y medio dedólares. Como la producción es ahora bastante más del dupio,fácil es comprender lo que esa pérdida representaría en la ac-tualidad si no se hubiera puesto coto.

Se acudió al Departamento de r1^^ricultura de los EStadosUnidos, y ^ste envió a un especialista del Bureau of L'lant In-dustry para el estudio de la cuestión. Recayó 1a elección enG. Harold Powell, quien lue^^o fité Director ^eneral de la Cali-fornia hruit Gr-otivers' Exchan^;e en ]os años de 1912 a 192'?.Durante la temporada de seis meses en cada uno de los cuatroaños siguientes a su nombramiento estuvo Powell haciendo in-finidad de observaciones y experimentos y diril;iendo las de susauxiliares, tanto en los huertos como en ]os almacenes de con-fección y embalaje y en ei transporte, Allí cada uno tenía suteoría de la alteración de las naranjas. Pero Po^o^ell fué quienestableció la verdadera.

Hoy nos parece cosa demasiado sencilla, y que podría ha•berse previsto sin necesidad de tan pesados y costosos experi-mentos. La eterna historia, simbolizada de ordinario en lo delhuevo de Co16n.

La alteración de la fruta es debida a unos hon^os de ^ér-menes microscópicos. Contra ellos tiene la naranja una protec-ción natural: su piel, la parte externa de la cáscara unida, con-sistente y carg^ada ae aceites esenciales de un cierto poder an-tiséptico. La protección es eficaz mientras ]a piel no presenteninguna abertura por de^garro, golpe, corte, arañazo, pic^^du-ra, etc. tina abertura cualquiera, por pequeria que sea, sirve de

(1) «Del 30 al ^10 por 100 de los productos alterables del campo quedansin consnmir y son una pérdida para ]a sóciedad. Del 20 al 30 por ]00del total sc deteriora en los mismos puntos de expediciun ^^ no Ilega aser egpedido Ll resto se estropea en rnta o en los mismos mercados.»-A. B. Adams, .11ar•keti^tg Perisable I^'urn: Proa't^cts, página 25.

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pucrta clc entr^ida ^c los ^^érinenes ^le la altcración. Y cuando és -tos ya se han u7ultiplicaŭo, la misma c,ipa de los aceite s esen-ciales acaba por cecler.

Puesta en claro la causa, se nornbró en 19U6 una Comisiúnenear^acla cle investig^ar los métoaos a<leruaclos para el manejoclel fruto, a fin de evitar su^ alteración. Esto, juntamente con elcleseo natural ^le perfeccionar t^^c3as las operaciones comple-mentarias, condujo a un carnbio radical en los hrocediniientos yen las instalaciones.

:lctualmente, ]a acción contra la alteración del fruto comien-za en las mismas opera ^iones de cultivo, se intensitica en la re-colección ^^ manipulaciún, si^ue en el ti^anshorte y no terminahasta la entrc^a en el mercado.

La recolecciós:.

1lntes de la era cooperati^^a, cada citri^:ultor co^;ía y reuníasu iruto conforme le parecía mejor. No siempre estaba en locierto. Y los obreros recolectores no trabajaban todos lo mismo.Al^unas veces resultaba la operación bien, pero con mayorfrecuencia resultaba mal. No se ponía el debido cuidado en noherir el frnto, ^- de ^ihí el que se alterase rápidamente ^- en l;ranproporcibn. íVo se prestaba tampoco la atenciGn ^lebida al ta-maño y a la calidad. Se iba a cie^as en la cantidad cogida encada ve^.

1'ara hacer todo esto bien, se necesita personal especializado.Los citricultores de California cultivan extensiones muy varia-bles; hero el término medio está alrededor de los diez acres (muypoco más de cuatro hect^reas), lo cual es ya una bonita hnca yun buen medio para ^anarse vida muy hol^ada; pero, en ^ene-ral, es poco para poder estar seguro de contar con sulicienteperson^il a.liestrado y en el momento preciso.

Ahora se procede en mu5 diferente forma. Son las coopera-tivas locales las que cuidan y dirigen la recolección. Como casitoclas tienen de 5O socios para arriba y un total de más de 2O0hect^treas cle naranjal, el problema cambia completamente.

I^e ordinario, la recolección se hace hor c^iach-illas especiali-za^las, bajo el mand^ inmediato de un crs.pataz. Los capatacesresponclen ante el ^^^rente de la cooperativa cle las buenas con-cliciones del trabajo. Para estimular la rapidez sin daño del es-mero, se conceden hrimas calculadas tomando por base la can-tidad y la calidad. FIay adetnás inspectores volantes, cuya mi-

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sión es vi;;ilar el cumplimiento de las instrucciones dicx^t^las.Para evitar las pí;rdidas de tiempo y el trabajo corres^^ondienteal traslado de los equipos y del material, la recolección se haccen los diferentes huertos si;;uiendo una rotación ordena^la y pa-sando ^le cacla uno al más pr<íxirno. I.o corriente es hacer l^f re-colección tres ^^eces en cada huerto (1).

Las naranjas se co^en con. sumo cuidado. Es obli^;atori^^

Cogiendo el fruto.

para los recolectores el trabajo con;;uantes de al^;odón. No se deja caerel fruto. ^e deposita en unos sacospe^ueños, de hoca. muy ancha, quelos recolectores lle^^an coll;ando aun costado. llcl huerto a.l taller deconfecciún van las naranjas en ca•rros especiales. Todo ello tiene porobjeto evitar el herir al fruto, abrien-do la puerta a] honf;o productor dela alteración.

El coste de la recoñida ^ aría conel tipo de caja y con la estaci^">n.Suele ir de ^ a lit centavos por cajareco^;i^la y unos 13 centavos hor

caja confeccionada. l^l transporte del huerto al <tlmacén se cal-cula de ordinario .a razón de dos y medio cenia^^os por caja ^-primera milla recc^i^la y un centa^^o por caaa tnilla Tuás i;'?).

Manipulacianes y transporte.

Lle^,adas al almac^n, se la^-an las naranjas en a;;ua juhono-sa, emhleando al efecto lavaderos mecánicos, cuyas cperacio-

(1) la r^<^imen varía un lauto cuan^3^^ se tr;it^ dc los limoucs; p^roeste ren^^^Lún tiene mucha men^^s im^ortancia yue cl ^ie las narsanj;is

('?) ^^La r^ecr,r„ida cooperltica rresenta al^una^ ^^entajas. Gn ^rin^^•rlu^;^^r, se hn^e uiíis cuidadosl^nent^ que la recr>lecciún ir^di^-iduril. I;n sc-a^und^r lu,:;^r, pucdc rc-sultar míis harata, a causa de la m^•jor utiliza^^i^inde los e^iuipus ^ ^iel m^iterial. f:n tercrr lu^ar-, Pueden Íi^nitar^^^ ^^ ^^^limitaii la canli^lad }^ l;i c^litiad del Írutu co^idu en cada ucasiúit. con l^^cu:^l se tieiláe a distribuir la cosecha de cun(urmidad cun Lr ^rmainda .i^^lmercado. r\sí. cuando rl iuercndo pide. nnranjas ^„ran^l^°s, h^ul d^^ ru^ers^•naranjas ^randes. 1' si el iner^cado pide un ferciu de la cr^,echa duranteel tra^^scurso de dicieinbre y ener^^, se deber.í ^u^„;cr un trrriu d^• la c^»^•-cha durante esos tneses I_1 (alta rlí^ «contrQl> soGre l^,s prrrdttctures }^ lacarencia dr^ in[ormación del mercndo hacían impnsibles rstas ventajasantes del adaenimiento de la cooperación.»-A. EI. Coiuish, Conperariremarl-eli^ae ul-_-1^;riculhu•al Yroducls, pá^inas 21-22.

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nes s^^n to^l^i• ^;u[un^rí^icas, ii^rlt^i^r, la ^Ir se^^ar^ir las n^iranja^yue no tie+^:cn ^lcnsi^l^^^; ^iilirien^c, in^licio •c^^urn ^le iu^a im^^er-lectti ma^lur^^i. I)es{^ní^^ ^on ^era^l^^s, il<^,iii^^i^ias, sc^tín c^^ili^^la^l v tarn,iri^;, marc<icl^is, cri^^u: lta5 rn ^,.i^^el l' cnvas^^^la,. 7^ui1^^ell^ ^in que <<he[^a^ l:is tc^^^uen rnaiios hum,inas.

Cu^in^l^, c^ ^^rcci^^u, ^- ,ihor,i ^-n no lo cs Cantu comr^ antcs, sc^lepo^i^^tu cn c^ím:3r<1; f^ri^^^_>ri(i^ri^, a tcm^^cr^itura h;i^t^tntc haja^^aca Inrilit<ir I,i c^on^er^^^irión, ^zero nc, t<into c^uc c^ri^;inc modi-

Tnllcr di^ cl,^sific^ciún y enr:asr dc una coopcrativa dr Cl.^remont.

[i<<iciones eu la ^ on^,lici^5;^i ^ic^l l^ruto. La huena ^^r^^liliiaciún c^^-

mer^•ial ^^ l;i distril^•uri^í:^ ^^ruclcntc ^lc ?a rose^^l^3 hricen yue cl

^^lmarcnan^i^^nt<i sert c<«l,i e e^. men^>ti nere^ario. ,^^ mer^u^1^^, ;a^

nar<<nja^, r^^m^^let^im^•nte n^.^ni^^ula^l:i^, ^e car;;:ui en el U-cri tri-

;;c^rifi^ u a l^t^ }^^^^ a^ h^^ru^ ^le li^iber ;i^lr> c o^i^l,^s en ci ]wert^^.

i;ll ^^^'<ttilOill'^, ^tl t1l1Sl11lL Ctll'S',£1 SC ^I^iCC })Ut" 111E'^^]^^S 1llE'C^ITl3i ^>S ^^O-

^Icr^^.;^^. l^^i ríu ^le ^•aj^i; 11^_^na cl t^cn cn ^^ocu rat^^. A^_^ ^let,ill^;^

i110^ C^COti ^^,il-UCU^L^t'C>, }>',^1; C^llC' ,Il]OI"1 SE: U^^LC^l ^^ti C`^iil^^l.'il^ ^(1 ^)t'-

S{7tTll%aCiOt7 ^r)t'1(iÍ^ A^ Il^) ^C^^ j^l'I^^ClClO1l^lIlllCllCO^ ll'CI;I('Uti.

^ 7ii^^l A'^1!^^^^11 ^^CV^ii .i^)(i ^^^ ti(i^^ l'3)1LS^ ti('^,^1lil I^IIC C^l1C'^lllll tiP.l^ l^

siele en ^u ^u^irhur<i. 1.,^ alttn•a ^irl ^-ti^iín ^•a diri^licla ^^or handc.j.^s ^]e barrut^^; lu^r^es. ^^in;;un^^ caj^i ^<^^u^tut^ más yue cl ^^^so^le ntr^a en el caso m,ís desfa^^c^rable.

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13 1 coste medio del transporte desde Califormia a los merca-dos del este es de 20 centavos por caja. Un Sd por 100 del gastocorresponde a los portes. La mayor paxte del resto se consumeen la refri^eración, siendo de menor importancia lo invertidoen carga, enganches, vip;ilancia e inspccción en ruta. l^^i aundurante el viaje se pierde de vista al fruto.

Resultados obtenidos.

i^Iuchos, altamente benericiosos y de gran importancia sonlos resultados obtenidos. Fundamentalmente consisten en la co-rrección de los males que hicieron necesaria la más completaunión de los productores. ;l^Ter^cen especial mención los si-;;uientes:

Sc ha rc^dzsca^^o ed coste ^^el ser^vicio co^^aercial.-Antes, los in-termediarios cobraban comisiones del 7 al 10 por 100 (y a vecesmás) sobre el producto bruto de las ventas. E^^ 1)26, un serviciomejor y más eficaz resultó a la cooperativa por un. coste edui-valente al 1,^2 por l0U del valor del fruto. Dóbese la reducción,en parte, a la eliminación de lucros parásitos, y e;n parte, a lamejor or;anización del servicio .

1lTejoj^cz de los rtzÉtodos cnrrterciales. -.1 más de la disminu-ción de coste ya indicada, hay una eficacia mucho mayor en losmétodos comerciales, cada vez más perfectos. Se mueven ahora50.000 va^ones de fruto sobre un territorio mucho más extensocon más soltura y seg^uridad que antes se movían -L000. Ni sepierde la ocasión de vender bien por faltar fruta en al;unosmercados, ni se abarrotan otros, como antes ocurría. Consi-guientemente, el riesgo con7ercial está reducido al mínimo.

Esto presupone una información y una or^anización a queno puede lle^^ar nin^una empresa p^.u-ticular, por poderosaque sea.

^lbaratr^ilrác^atu dr^ las oprr^acioiaes ^zzt.x-ilia^^c^s ^^ rcr^rrcciórr. r^epér^fi^^as. - Gracias a la superio.ridad técnica de los n.lediosahora empleados, las operaciones de confección, embalaje y ex-pedición se hacen ahor^i, a i;;ualdad de servicio, por menos co_teque antes. (llan de tenerse en cuenta,_ ello es claro, las varia-ciones en el nivel ^;eneral de los salarios.) El perfeccionamientode est;ls opcracion.es y el de los transportes han hecho disminuirmucho el tanto por ciento de fruto averiado o perdido.

«('oratrol» rlel nzcYCarfo.-Antes cl mercado cstaba abar.ldona-do a toda suerte de iniluencias c?esordenadas, sin la justa defen-

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sa del inter ĉs del prodtictor y el del consumidor. El c^^mienzo de«control» q^ie había era cjercido por los interm^diario^ en supropio intert•s. Ahora se ejerce 1?ur los productores <is^^ciaclos,cop la lin^itacióu natural y le;,̂ ítima del interés dcl ron;umiclor.

aIc•jora^ ^^ir los tr^rrl^hc»^/^c_^.--13 1 trti(ico sc ha intensiticadoenormemcnte, y, además, se ha orclenado y se ha F^erfecci<^nadomucho. Esto, el superior conocimiento adquirido y la fuer^a quedau la posesión de :rancles medios materiales y la plena repre-sentación de la masa de productores, han permitido a los directo-res de Tlce Cali%o^-^tia Fr^rrt (ira^ce^_s' .L:a^clrnir,^e ne^ociar ven-tajosamente con las diversas empresas de transportes cuyos ser-vicios utilizan y arrancar tarifas f.avorables. «Antes, los pro-ductores desor^anizados se veían forzados a aceptar cualquierservicio de transporte que se les ofreciera y pa^ar lo que les fue-ra exi^ido. .^^demás, las reclamaciones por pérdidas y averías deque eran responsables los ferrocarriles no se hacían efectivas,por las molestias y gastos consiguientes. Ahora, los ferrocarri-les cooperan íntimamente con la «exchange» para eliminar ]aspérdidas debidas a deterioros y retrasos, y toda reclamaciónjusta es ,itendida con el mínimo de rozamientos» (1).

Antes, las naranjas iban en va^ones sueltos, y éstos se en-ganchaban al tren que fuera y llegaban cuando y como Dios que-ría. Y, en justo casti^o al desconcierto y abandono, rara vezquería que llegaran bien. Ahora se forman trenes especiales na-ranjeros, cuyos cuadros cíe marcha no ^on muy inferiores a losde trenes rápidos de viajeros.

La buena orñanizaciór., incesantemente perfeccionada en to-dos sus detalles, abrevia plazos, evita pérdidas y ahorra l,Yastos,lo cual se traduce en el abaratamiento ('?).

^1pi^o•z^cr^lrcrt^^aievrto a'^^ los ^ratihroc^ucl^os.-Con las mejoras eñel cultivo, la recolección, mañejo, envasado y eYpedición de lafruta se ha conse^uidn reclucir mucho el tanto por ciento demcrcancía perdi^la y también el de la de calidad inferior, estro-peada o altcrada en al^un^l fartna. Adem^ís, gracias a una sabiautilización cle los subpr^^ductos, ya sólo se da por herdid^i una

(]) ^1 \1ar}^h^-, Cr^oF^er<a/irc .ll^zrL-clin,^ n/• :I,^wc•iiliin•al !'r^ducls, hzi•^inas 5h ^^i. •

(`?) «Alás dc lS0.OC0 ^•a^,^oncs de^ alimentos altcrables van consi^^nad^^sanualment ĉ a Chica^o, pero tina mitad de ellos se^n transf<^ridos p am-sig^nados cjc nueco a otros ptint^s, en especial a lus mercados del l;ste. k^lsohre^asto ^ las pe^rdidas correspondientes al retraso, v las difictiltadesde hacer pasar a los va^ones desde la línea por la cual llegan a Chicagoa la línea por ]a cual salen, y el valor del tiempo perdido en situar c ins-

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ínfima parte de la producción total. 1'restar suma atención a lossuhproductos es de importancia en toda industria. illucho másen la agricultura, y más en la fruticultura, por la facilidad dealteración del producto y la tendencia natural al desperdicio,difícilmente evitable si no se pone enérgico remecíio.

Los citricultores de California hacen cuanto es posible porque toda su fruta pueda ir al mercado. Y casi lo consiguen.Pero al mismo tiempo aprovechan la pequeña parte que no sepuede o no conviene vender como fruta fresca. La lista de apro-vechamientos posibles es interminable: confituras, mermeladas,zumos, esencias, citratos, etc., etc. En cada caso ha de darsepreferencia al grupo de aprovechamientos complementariosmás ventajoso. La California Fruit (;rowers' Exchange (o susentidades auxiliares, que para el caso da lo mismo) tienen ins-talaciones poderosas, las más perfeccionadas para su objeto. Eneste aspecto han avanzado menos que en otros, pero aun así, lasinstalaciones son ya muy superiores a las de cualquier empresaparticulary pueden ampliarse indefinidamente cuanto haga faltaa favor de tres circunstancias concurrentes en la gran organi•zación de citricultores y que no pueden darse reunicias fuera deella, a saber: volumen total de primera materia inigualable, pormanejar mucho más de la mitad total de la producción del país;medios disponibles prácticamente ilimitados; confianza absolutade los productores en su organización. Esto último es lo másimportante, aunque a primera vista no lo parezca.

Mejoya de la calidad n2ec^ia y«estandar^z'iÑacióian r^el pyoduc-fo.-La California Fruit Growers' Excktange ha sido la promo-tora del establecimiento de tipos de fruto bien definidos, no sóloen California, sino en casi todas las zonas productoras de los1?stados Unidos. De ahí se derivó una mayor estimación de losproductos. La seguridad de una mayor remuneración para.lamejor calidad, juntamente con los perfeccionamientos en el cul-tivo, la más eficaz defensa contra las plagas ^^ enfermedades y

peccionar los vagones en los parques y estaciones de clasiticación, cons-tituven un renglón importante.»

EI párrafo transcrito es del informe oficial de la Nederal Commissionon the ^'holesale A4arketing of Food ( Comisión Federa] para el estudiodel comercio de alimentos al por ma^^or), 1920, pá£ina 16. l.os inconve-nientes citados se reducen al mínimo cuand^^ el tr^ifico est{t dirigido y vi-#,r̂ ilado por una entidad como la California Fruit Gro^^^ers' Exchange.Claro que no se han podido evitar ]as diversione,r en ruta y cambios deconsignación; pero se hacen sólo cuando están justificados _^ en forma queno haya perturbación considerable.

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el mimo en la manipulación de lafruta, han hecho mejorar mu-cho la calidad media.

No insistimos en este orden de resultados obtenidos por norepetir lo dicho con relación a las marcas. Como índice de suimportancia, baste recordar que la propiedad de la marca Sasn-

l,^i^t ha sido tasada de seis a ocho millones de dólares, lo cualda un promedio de ^50 a 600 dólares por socio de la organiza-ción. O dicho en otros términos, que el haber creado y acredi-tado esa marca determina en cada hectárea de naranjal de losasociados un sobreprecio de 75 a^0 dólares sobre el valor intrínseco correspondiente a su productividad y el debido a lasdemás circunstancias originadas por la rlsociación.

A^rr^lc^uto rlcl c^oJrsr^i^zo.-Como esto se expone con detalle enotro lugar, baste mencionarlo en la presente enumeración deresultados obtenidos.

I_os vezadcrfores r^e-fa^^rtr^ y los conszr^^^ai^z'oa^es Jrccn si^fo tczy^i^bié^^a beneficic^dos. ^ Una organización de productores al interésde tales ha de servir muy en primer término. Las actividades dela C:alifornia Fruit Grovers' Exchange se desarrollan por y paralos citricultores. Pero no han ido en contra de nadie, salvo losintermediarios ineficaces o abusivos. El consumidor ha sido be-neficiado, por cuanto llegan las naranjas a donde antes no llega-ban, y pueden disfrutar de ellas millones de personas para quie-nes antes eran un lujo inaccesible, como r.o fuese por excepción.Mayor beneficio suponen la mejora de la calidad y el estableci-miento de clases bien definidas y constantes, con la consiguiente seguridad de saber siempre lo que se compra y a un preciorazonable.

Los vendedores han salido también ganando, pues despa^ch.an cantidades quince veces mayores que al principio, y elmantenimiento de clases bien definidas y acreditadas les ahorratiempo, trabajo y las innumerables discusiones necesarias an-tes para inducir a los compradores a aceptar una mercancía queera de condición distinta en cada ocasión.

Labor que realizar.

A9aravillosos y magníficos son los resultados obtenidos porla Cooperación entre los citricultores de California. Yero seríaun error suponer que ha resuelto definitivamente todos sus pro-blemas. Quedan todavía obstáculos por vencer. Hay, además,

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cuestionesya resueltas, pero que restiu-;,^en ineesantementc, cadavez m<ís difíciles.

F_jemplo de esto último e> el equilibrio entre la produccióny la clemanda. Iloy es la producciún de naranjas y limones enCalifornia como diez y seis veces mayor que en 15^a0. I^astaahora ha podido sostenerse el equilibrio gracias a una maravi-lla de organización y de propaganda. Pero será cada vez másdifícil si sigue aumentando ]a producción no sólo en California,sino en otros Estados americanos, Florida en primer término.

Esto se complica además por la inHuencia que ya ejercen enel mercado algunos sustitutivos de las naranjas y los limones.Todo ello obligará a un acabado estudio científico de los regí-menes alimenticios.

Es opinión general la de que los gastos de transporte necesi-tan todavía alguna reducción.

Los conocedores de las interioridades del asunto, Comishentre ellos, seilalan como pendicntes de resolución estas cues•tiones:

Perfeccionamiento de los métodos para difundir la informa-ción hasta llevar al conocimiento de cada asociado cuanto le in-teresa. ^

Remedio de algunas injusticias que todavía ocurren en lapráctica del ^oolitz^^, y que son pretexto para un ntímero dequejas mucho mayor.

Prevención y corrección de los casos de deslealtad que, aun-que poco numerosos, no dejan de darse entre algunos producto-res asociados. La naturaleza humana tiene sus flacos, y siemprehay quienes pretenden sacar más de ]o justo y quienes quisie-ran disfrutar a la vez de ]as ventajas de ser cooperador y de lasde no serlo.

Será preciso avanzar en la evolución ya iniciada, centralizarmás all;unos servicios y acentuar el carácter cooperativo de laorganización. Iiormada lentamente, sin plan preconcebic]o, aimpulsos de la necesidad del momento y en país en que ]a C'o-operación era entonces cosa relativamente uueva, se notan enla California Fruit Grovers' Excliange algunas influencias deltipo de organización de negocios. Ciertas concesiones puedenservir para que la idea entre mejor en espíritus insuficiente-mente preparados; pero a la larga, ]a C'ooperación genuina essiempre más ventajosa.

Imprenta de Julio Cosano, Torija, 5.-Madrid.