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No sólo entre los profesionales arquitectos, ingenieros, paisajistas o funcionarios públicos se debatían las formas del futuro de Buenos Aires. Por fuera de ese campo disciplinar también se producían y consumían anticipaciones del porvenir urbano, imaginadas por dibujantes, ilustradores, periodistas o escritores. Muchas de estas anticipaciones fue- ron publicadas en las nuevas revistas ilustradas que así las ofrecían al eventual consumo del público metropolitano. Estas nuevas publicaciones periódicas de principios del siglo xx contenían todo tipo de noticias de actualidad así como notas literarias, artísticas, satíricas y cómicas, e incor- poraban en sus páginas una gran cantidad de imágenes visuales a través de dibujos, fotos y caricaturas. Ofreciendo información, comentarios y opinión, reflejaban y a la vez mode- laban la vida urbana en la metrópolis. También reflejaron, y a su vez modelaron, sus expec- tativas para el futuro. Por su formato y alcance, estas revistas ilustradas constituyeron un excelente soporte para circular las diversas y novedosas alternativas del futuro urbano. En ellas, el porvenir era anticipado y disfrutado a través de llamativas imágenes cruzadas con una amplia variedad de textos, en una combinación que capturaba poderosamente la ima- ginación de los lectores. Esa rica imaginación del futuro urbano fue uno más entre los numerosos y variados temas de candente actualidad, interesantes o curiosos, que estas revis- tas ilustradas incluyeron repetidamente para cumplir con las expectativas que presumían en sus lectores, cuya satisfacción se evidenciaba en el consumo de sus voluminosas tiradas. Por la novedad mediática que estas revistas ilustradas constituyeron en su mo- mento, y por el éxito que tuvieron entre el creciente público metropolitano que las La ciudad vertical del porvenir: el futuro urbano en las revistas ilustradas metropolitanas Capítulo III

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Gutman Buenos Aires El Poder - Pag 151 a 185 - recorte de texto

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  • No slo entre los profesionales arquitectos, ingenieros, paisajistas o funcionarios pblicosse debatan las formas del futuro de Buenos Aires. Por fuera de ese campo disciplinartambin se producan y consuman anticipaciones del porvenir urbano, imaginadas pordibujantes, ilustradores, periodistas o escritores. Muchas de estas anticipaciones fue-ron publicadas en las nuevas revistas ilustradas que as las ofrecan al eventual consumodel pblico metropolitano.

    Estas nuevas publicaciones peridicas de principios del siglo xx contenan todo tipode noticias de actualidad as como notas literarias, artsticas, satricas y cmicas, e incor-poraban en sus pginas una gran cantidad de imgenes visuales a travs de dibujos, fotosy caricaturas. Ofreciendo informacin, comentarios y opinin, reflejaban y a la vez mode-laban la vida urbana en la metrpolis. Tambin reflejaron, y a su vez modelaron, sus expec-tativas para el futuro. Por su formato y alcance, estas revistas ilustradas constituyeron unexcelente soporte para circular las diversas y novedosas alternativas del futuro urbano. Enellas, el porvenir era anticipado y disfrutado a travs de llamativas imgenes cruzadas conuna amplia variedad de textos, en una combinacin que capturaba poderosamente la ima-ginacin de los lectores. Esa rica imaginacin del futuro urbano fue uno ms entre losnumerosos y variados temas de candente actualidad, interesantes o curiosos, que estas revis-tas ilustradas incluyeron repetidamente para cumplir con las expectativas que presumanen sus lectores, cuya satisfaccin se evidenciaba en el consumo de sus voluminosas tiradas.

    Por la novedad meditica que estas revistas ilustradas constituyeron en su mo-mento, y por el xito que tuvieron entre el creciente pblico metropolitano que las

    La ciudad vertical del porvenir:el futuro urbano en las revistas ilustradas metropolitanas

    Captulo II I

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  • consuma con avidez, las anticipaciones, expectativas, ideas y planes sobre el porve-nir de la ciudad publicadas en estas revistas, conforman un material documental inelu-dible para componer y analizar el horizonte de opciones disponibles para el futurode Buenos Aires.

    Este captulo se basa en la revisin de 6.040 nmeros de revistas ilustradas publi-cadas entre 1882 y 1928, de las cuales 3.650 nmeros pertenecen a 20 revistas publi-cadas en Buenos Aires, y 2.390 nmeros a seis revistas ilustradas extranjeras que seencuentran en repositorios locales. El 94% de los ejemplares revisados, es decir, 5.637nmeros corresponden al perodo 1900-1920. Las revistas con mayor nmero de ejem-plares revisados son: Caras y Caretas, 1.077; PBT, 704; Fray Mocho, 468; La Ilustra-cin Sud-Americana, 407; El Hogar, 340; La Vida Moderna, 166; Ideas y Figuras, 115;El Sud-Americano, 98; El Sol, 81; Plus Ultra, 48; Atlntida, 40; Le Charivari, 1.279,y Lllustration, 798 (cuadros 2, 4 y 5).

    La seleccin de revistas est basada en su disponibilidad de acceso en los reposi-torios pblicos y privados que fueron consultados.1 Por lo tanto, el criterio de selec-cin de estas revistas necesariamente se corresponde con las decisiones efectuadaspor dichos archivos a la hora de su conformacin. Si bien excede los alcances de estelibro el estudio de las condiciones de incorporacin de estas revistas a cada uno delos repositorios consultados, es posible suponer que se han archivado las ms consu-midas o de mayor tirada, as como otras cuyo derrotero hasta el archivo puede habersido ms circunstancial.

    Para analizar las opciones de futuro urbano publicadas en la mencionada selec-cin de revistas ilustradas, este captulo se organiza en cuatro secciones: en la prime-ra se revisan, conforme a fuentes secundarias, las caractersticas salientes de las prin-cipales revistas ilustradas metropolitanas consultadas con el objeto de contextualizarde modo general algunos aspectos de las condiciones de produccin y consumo delas anticipaciones publicadas en esas revistas; en la segunda seccin se describen loscriterios del armado de la base de datos y se identifican los rasgos salientes de la ima-ginacin del futuro que emergen de su anlisis; en la tercera, se analiza el contenidode una seleccin de anticipaciones del futuro urbano publicadas en estas revistas ilus-tradas, estableciendo series temticas y correlaciones entre diversos temas abordados;y por ltimo, se analizan proyectos y anticipaciones del futuro urbano publicadas enuna seleccin de revistas extranjeras que circulaban en Buenos Aires.

    152 | Margarita Gutman | Buenos Aires. El poder de la anticipacin

    1. Repositorios pblicos y privados consultados: Fundacin Bartolom Hidalgo para la Literatura Rioplatense, Socie-

    dad Cientfica Argentina, Sociedad Central de Arquitectos, Museo Mitre, Archivo y Museo Histrico del Banco Pro-

    vincia de Buenos Aires Dr. Arturo Jauretche, Biblioteca Glvez, Biblioteca del Congreso Nacional, Biblioteca Nacio-

    nal, Biblioteca del Colegio Nacional Buenos Aires, biblioteca del Museo Social, y las bibliotecas de las facultades de

    Ingeniera, Filosofa y Letras, Medicina, y Arquitectura, Diseo y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires.

    Adems, en ocasin de preparar la exposicin Buenos Aires 1910: Memoria del porvenir, se revis documentacin,

    entre otros, en la biblioteca del Museo de la Ciudad, Fundacin San Telmo, y en el repositorio documental del Getty

    Research Institute, Los ngeles.

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  • Por exceder los lmites de este libro, este captulo no profundiza en el estudiode la relacin de estos textos y dibujos anticipatorios con el resto del material que lasrevistas contienen.2 Queda para otros trabajos el estudio pormenorizado de los modosde reunin, organizacin y jerarquizacin dentro de la revista de los textos e imgenesvisuales anticipatorias, es decir, sus condiciones de lectura y soporte material. Tambinqueda para futuros trabajos el estudio de las condiciones de recepcin de las notas ana-lizadas. Slo se incluyen algunas reflexiones sobre las circunstancias de la reunin delmaterial en los casos de frecuentes repeticiones o de apropiacin de material extranjero,manifestado por su contenido, por su firma o por la cita de fuentes.

    1. Revistas ilustradas populares porteas: las nuevas vedettes mediticas

    Las nuevas y numerosas revistas ilustradas publicadas a principios del siglo xx en Bue-nos Aires constituyen una de las manifestaciones ms novedosas del rpido crecimien-to y modernizacin de los medios de comunicacin en la Argentina entre 1880 y 1920.Este crecimiento incluy el desarrollo del periodismo popular e informativo masivo,la edicin de libros econmicos para su venta en quioscos, la produccin de folletosy folletines, las primeras experiencias del cine mudo, los discos y ms tarde la radio.Estos medios, as como el desarrollo de nuevos gneros como el tango, el sainete, elcirco criollo y el folletn gauchesco, intentaron sintetizar las complejidades de unasociedad en rpida transicin.3

    Las revistas ilustradas acompaaron y reflejaron esa transicin as como los cam-bios en el modo de vida urbano. Fueron producto y a la vez parte del desarrollo del mer-cado interno estimulado por el crecimiento econmico del pas, la inmigracin y urba-nizacin, que produjo la emergencia de nuevas necesidades culturales, de educacin yesparcimiento. Compitieron sostenidamente entre s y con el resto de las publicacionesperidicas para capturar al creciente pblico lector respondiendo a sus expectativas,pero ayudando al mismo tiempo a darles forma y contenido a dichas expectativas.4

    Captulo I I I | 153

    2. Segn Eduardo Romano, es posible considerar a los artculos en las revistas como hipotextos dentro de un conjun-

    to abarcativo mayor, asimilable a un hipertexto. Romano toma la definicin de hipertexto de Theodor H. Nelson:

    un texto que se bifurca, que permite que el lector elija [...] de una serie de bloques conectados entre s por nexos,

    citado por Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas

    rioplatenses, Buenos Aires: Editorial Catlogos, 2004, p. 8.

    3. Segn Ford y Rivera, los medios y sus contenidos particulares crecen y se afirman en la Argentina no slo como refle-

    jo de su desarrollo universal o como resultado de la rpida formacin en el pas de un mercado masivo, sino tambin

    como respuesta a las acuciantes necesidades culturales de informacin, recreacin y educacin de esa sociedad en forma-

    cin. Ford, Anbal y Jorge B. Rivera, Los medios masivos de comunicacin en la Argentina, en Ford, Anbal, Jorge B.

    Rivera y Eduardo Romano, Medios de comunicacin y cultura popular, Buenos Aires: Editorial Legasa, 1985, p. 27.

    4. Prieto analiza la formacin y crecimiento del pblico lector entre 1880 y 1910, y menciona los tipos y tiradas de

    las diversas publicaciones. Destaca el rol y las limitaciones de las polticas alfabetizadoras, y en particular el rol de la

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  • Estas revistas fueron herederas innovadoras de las publicaciones satricas ilus-tradas editadas en Buenos Aires durante la segunda mitad del siglo xix, como El Mos-quito (1863-1893) y Don Quijote (1884-1905).5 Si bien estas ltimas constituyeronprincipalmente tribunas de lucha poltica que operaban a travs de sus incisivas cari-caturas, El Mosquito inclua algunos temas cotidianos y extraordinarios.6 Asimismo,entre las antecesoras locales de estas nuevas revistas ilustradas figuraba La Ilustracin Sud-Americana (1892-c. 1915), Buenos Aires (1895-1899), el Almanaque Sud Americano(c. 1877-c. 1903) y el Almanaque Peuser (c. 1885-c. 1913).7

    El Mosquito y Don Quijote haban seguido el modelo de las revistas europeas ynorteamericanas pioneras en el gnero, como el Punch londinense, LIllustracin pari-sina o La Ilustracin Espaola y Americana.8 Es probable que algunas de estas revistas

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    prensa popular (no letrada) en la formacin de la sociedad argentina moderna. Prieto, Adolfo, El discurso criollista en

    la formacin de la Argentina moderna, Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1988.

    5. Para un anlisis detallado del humor poltico en El Mosquito y Don Quijote, vase Matallana, Andrea, Humor y

    poltica. Un estudio comparativo de tres publicaciones de humor poltico, Buenos Aires: Eudeba, 1999, pp. 21-80.

    6. Segn Aurora Snchez, las pginas de El Mosquito reflejaban lo cotidiano tanto como lo trascendente, por ellas des-

    filaban las actividades de los distintos sectores sociales, los inmigrantes, los funcionarios y empleados de la adminis-

    tracin nacional, artistas, cantantes de pera, acrbatas, artistas de circo, payadores, gauchos, indios, intelectuales,

    comerciantes, polticos, militares, la jerarqua eclesistica, los periodistas y los episodios destacados de la nacional.

    Sus textos y dibujos desnudaban con incisiva irona la vida poltica de la ciudad con sus rencillas, intrigas y regateos.

    Snchez, Aurora, La prensa satrica, en Vzquez Rial, Horacio (editor), Buenos Aires 1880-1930. La capital de un

    imperio imaginario, Madrid: Alianza Editorial, 1996, p. 333.

    7. Segn Romano, el periodismo tpico de la masividad industrial fue la revista donde (Romano citando a Owen

    William, Diseo de revistas, Barcelona: Gili, 1991, p. 12a), se lucha por apartarse de la tipografa tradicional de libros

    y diarios, y por crear una nueva sntesis entre texto y fotografa. Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discur-

    so periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses, op. cit., p. 55. Acerca de la evolucin de la prensa

    ilustrada en Europa y Norteamrica y las influencias que pudo haber recibido la prensa ilustrada argentina: segn Roma-

    no referenciando textos de Roger Chartier y Henri Jean Martin, las primeras revistas ilustradas surgieron en Francia

    con Naine Jaune (1815), primera en publicar caricaturas polticas en colores; Caricature morale, politique et littraire

    (1830) con dibujos de Grandville, Gavarny y Daumier, entre otros; Le Charivari, (diario satrico fundado por Charles

    Philipon en 1832), la revista de mayor xito por ms de un siglo, e imitada por Punch - The London Charivari (1842).

    La prensa informativa ilustrada comenz en Inglaterra con Illustrated London News (1842), luego fue imitada: en Pars

    por LIllustration (1843) que incluy poca caricatura satrica; en Madrid primero por el Museo Universal (1857) y luego

    como La Ilustracin Espaola y Americana; y en otras ciudades como Leipzig (1843) y Lisboa (1845). En Estados Uni-

    dos el Examiner de William Hearst incluy fotos. En Inglaterra Aubrey Beardsley public sus dibujos artsticos en The

    Yellow Book desde 1894. Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revis-

    tas ilustradas rioplatenses, op. cit., pp. 54-61. Para una sntesis de la evolucin de la prensa en el siglo xix y principiosdel xx en Inglaterra, Francia y Estados Unidos, vase Ford, Anbal, Literatura, crnica y periodismo, en Ford, An-bal, Jorge B. Rivera y Eduardo Romano, Medios de comunicacin y cultura popular, op. cit., pp. 229-239, y Matallana, Andrea,

    Humor y poltica. Un estudio comparativo de tres publicaciones de humor poltico, op. cit. En Nueva York Joan Sloan ilustra-

    ba escenas de la vida cotidiana de la ciudad en The Masses, as como otros miembros del grupo Ashcan. Zurier, Rebecca,

    Robert W. Snydner y Virginia M. Mecklenburg, Metropolitan Lives. The Ashcan Artists and their New York, Nueva

    York y Londres: National Museum of American Art, en asociacin con W.W. Norton & Company, 1995, pp. 42-57.

    8. El Mosquito, peridico satrico burlesco. En su presentacin prometa que las caricaturas que iban a poblar sus pgi-

    nas seran de la clase de las del Charivari de Pars o del Punch de Londres, citado por Snchez, Aurora, La prensa

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  • europeas hayan circulado en Buenos Aires, como lo hicieron por ejemplo Le Chari-vari, LIllustration, The Illustrated London News, La vie Parisienne y La Ilustracin Espa-ola y Americana. Ejemplares de estas ltimas se encuentran actualmente en algunasbibliotecas en Buenos Aires.

    Varios estudios mencionan la influencia de los magazines europeos y norteame-ricanos sobre estas nuevas revistas ilustradas de principios de siglo xx, pero casi todosse detienen en destacar la exitosa adaptacin de estas revistas al medio local al que sedirigen. Sobre Caras y Caretas, dice Adolfo Prieto: La experiencia [...] distaba de seroriginal en los anales del periodismo moderno, pero los editores y redactores de Carasy Caretas tuvieron la habilidad de adaptarlo en trminos que la experiencia vino a resul-tar inimaginable fuera del contexto argentino. Nada ms argentino que los dilogosinventados por Fray Mocho, el director de la revista....9 Las revistas extranjeras funcio-naron asimismo como rico repositorio de noticias: en muchas ocasiones se encuentraen estas nuevas revistas porteas, reproducciones facsimilares, fragmentos o sntesis denotas e imgenes tomadas de magazines europeos o norteamericanos, frecuentementesin referencia alguna de fuentes. Entre estas imgenes facsimilares o marcadas seencuentran varias de las imgenes del futuro que se analizan ms adelante.

    Construccin del modelo: Caras y Caretas (1898-1938)

    Caras y Caretas fue fundada en 1898 por Enrique Pellicer quien la traslad desde Mon-tevideo donde la haba lanzado en 1890. Pellicer design a Jos S. lvarez (FrayMocho) como director, cont con Manuel Mayol como dibujante y el mismo Pelli-cer fue su redactor. Numerosos historiadores coinciden en considerar a Caras y Care-tas como la primera de una amplia serie de revistas ilustradas que, si bien utilizaron muchode la experiencia acumulada por las revistas del siglo xix y en algunos casos sus mis-mos dibujantes, inauguraron en realidad una nueva frmula.10 Estas nuevas revistas

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    satrica, en Vzquez Rial, Horacio (editor), Buenos Aires 1880-1930. La capital de un imperio imaginario, op. cit., pp.

    331 y 333. Matallana analiza la influencia de las publicaciones francesas, inglesas y norteamericanas del siglo xix sobrelas publicaciones satricas argentinas como El Mosquito y Don Quijote, mencionando al Punch de Londres (The London

    Charivari) y su impacto sobre las norteamericanas Puck o Harpers Weekly, con Joseph Keppler y Thomas Nast como

    principales caricaturistas, Matallana, Andrea, Humor y poltica. Un estudio comparativo de tres publicaciones de humor

    poltico, op. cit., p. 24.

    9. Prieto, Adolfo, El discurso criollista en la formacin de la Argentina moderna, op. cit., p. 41. Asimismo, Rivera obser-

    va que Caras y Caretas se inspir en el modelo de los magazines europeos, pero a su vez con una aguda percepcin

    del mercado criollo. Rivera, Jorge B., La forja del escritor profesional (1900-1930). Los escritores y los nuevos medios

    masivos (ii), en AA.VV., Historia de la literatura argentina, 4 vols., Buenos Aires: Centro Editor de Amrica Latina,1968, p. 363.

    10. Segn Romano, Caras y Caretas fue la primera revista ilustrada y masiva, que marc el camino por el que transitaron

    rpidamente otras nuevas revistas como PBT, Don Basilio, Papel y Tinta, Tipos y Tipetes, Fray Mocho, etc. Romano, Eduar-

    do, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses, op. cit., p. 168.

    Segn Lafleur, Provenzano y Alonso: El auge de las revistas ilustradas, magazines al estilo europeo, en donde el comentario

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  • se dedicaron a informar, acompaar e interpretar para el gran pblico metropolita-no, el rpido crecimiento demogrfico, la expansin edilicia y la creciente compleji-dad de la vida social, poltica, cultural y econmica de la ciudad. Incorporaron en suspginas textos accesibles cruzados con una gran cantidad de representaciones visuales,como ilustraciones, dibujos artsticos, caricaturas, fotografas y tiras cmicas.

    Caras y Caretas inaugur esta nueva tendencia, separndose as de las revistas ilus-tradas del siglo xix enfrascadas en la lucha poltica, y se orient hacia los temas coti-dianos de la vida en la ciudad, incluyendo observaciones costumbristas, la narra-cin de aventuras y el reporte de eventos sociales. Estas revistas constituyeron as unanovedosa frmula en la que deban equilibrarse la informacin, el material fotogr-fico, la publicidad, las colaboraciones literarias, las secciones recreativas, las ilustracionesy la nota de humor.11

    En su estudio de los primeros cinco aos de Caras y Caretas, Romano identificalas caractersticas innovadoras de la revista, aquellas que le aseguraron un xito masi-vo e inspiraron a otras publicaciones similares. En primer lugar, seala su gran hete-rogeneidad, expresada tanto en el contenido como en las formas de representacin ele-gidas. Por ejemplo: la revista incluye muy diversas representaciones visuales, comocaricaturas, dibujos y fotos; utiliza distintos tipos de textos que van desde los menostrabajados (breves, informativos) a los ms elaborados firmados por reconocidos auto-res; mezcla el humor con lo artstico, lo serio y lo festivo, la imagen visual con lostextos escritos, las notas informativas con la publicidad. Yuxtapone asimismo, noticiasnacionales con las internacionales, y noticias sobre la lite social local junto, aunqueen secciones separadas, a las noticias sobre el mismo pblico consumidor. En segun-do lugar, se destaca el bajo costo de la publicacin y su gran tirada. Y por ltimo, el

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    de actualidad, la stira poltica y la informacin cientfica y social al alcance de todo el mundo, alternaban con cola-

    boraciones literarias casi siempre en prosa comenz en 1898 cuando Jos S. lvarez (Fray Mocho), Eustaquio Pelli-

    cer y Manuel Mayol fundaron Caras y Caretas (N 1, 8 octubre 1898 y N 2.139, 17 octubre 1939). Lafleur, Hctor

    Ren, Sergio D. Provenzano y Fernando Pedro Alonso, Las revistas literarias argentinas (1893-1960), Buenos Aires:

    Ediciones Culturales Argentinas, Ministerio de Educacin y Justicia, 1962, p. 28.

    Segn Rivera, los creadores de la nueva Caras y Caretas eligen una frmula ciertamente novedosa para nuestra medio,

    en la que se integran la caricatura (que convocar a los mejores dibujantes del momento), la historieta (en cuyo

    campo la revista cumple una labor pionera), las vietas costumbristas (en las que se destacan Fray Mocho y una pl-

    yade de escritores como Flix Lima, Nemesio Trejo, ngel Villoldo, etc.), la publicacin de cuentos (Horacio Quiro-

    ga es asiduo colaborador durante un largo perodo), las poesas (all public material Carriego, por ejemplo), la pgi-

    na de entretenimientos, la publicidad encarada con sentido ms atractivo y moderno, la informacin deportiva, las

    notas de actualidad, los reportajes, las crnicas, el fotograbado, el comentario crtico, etc.. Rivera, Jorge B., La

    forja del escritor profesional (1900-1930). Los escritores y los nuevos medios masivos (ii), op. cit., p. 363.En Caras y Caretas y luego en PBT y otras revistas, trabajaron dibujantes e ilustradores que haban colaborado ante-

    riormente con las revistas ilustradas del siglo xix, como Jos Mara Cao Luaces (Demcrito ii en Don Quijote), ManuelMayol (Heraclito en Don Quijote), Fortuny, Eusevi y Coll, entre otros.

    11. Rivera, Jorge, Historia del humor grfico en la Argentina, en Ford, Anbal, Jorge B. Rivera y Eduardo Romano,

    Medios de comunicacin y cultura popular, op. cit., p. 107.

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  • tercer factor de xito fue la utilizacin de un formato pequeo y manuable, que le ase-guraba un lugar en las lecturas cotidianas de los pasajeros de trenes y tranvas.12 En sn-tesis, Caras y Caretas respondi a las expectativas de un pblico que requera el pro-cesamiento de la actualidad ya no limitado a lo poltico y con tono humorstico osatrico, como hicieran El Mosquito y Don Quijote y otras publicaciones afines, sinoen una amplia banda que abarcaba toda la sociabilidad y con un tono que se exten-da desde lo serio a lo burln.13

    Ledas con ms tranquilidad que los diarios, y posiblemente por toda la familia,estas revistas permitan un grado de identificacin y participacin mayor.14 Fueron almismo tiempo espejo y maestras de la vida cotidiana urbana. En esos aos de gran-des cambios, signados por la idea del progreso y una confiada esperanza en un mundomejor, estas revistas populares no podran haber soslayado el tratamiento de la ima-ginacin del porvenir. Sin embargo, la produccin histrica sobre esta temtica es casinula, tal como se analiza ms adelante.

    Notas sobre algunas revistas de la poca y sus tiradas

    Caras y Caretas, como ya se mencion, no slo inaugur un nuevo modelo de revistapopular y masiva en Buenos Aires, durante las dos primeras dcadas del siglo xx tam-bin fue la revista de mayor permanencia y tiraje en particular en los aos en torno a1910. El promedio de su tirada entre los aos 1906 y 1915 fue de 105.000 ejempla-res, y en 1910 su nmero extraordinario de 400 pginas sobre el Centenario de la Revo-lucin de Mayo casi duplic ese promedio, alcanzando 201.150 ejemplares.15 Estevolumen de tiraje es muy grande, aun si se lo compara con la tirada del diario argen-tino ms importante del perodo, La Prensa.16 En 1913, segn la Gua Periodstica

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    12. Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses,

    op. cit., pp. 181-198.

    13. Ibidem, p. 213.

    14. Segn Prieto: Con un sosiego mayor del que permita el compulsivo consumo de las primicias desplegadas en la

    prensa cotidiana el lector de la revista semanal acceda a un nivel de lectura, si no ms complejo, susceptible al menos

    de exhibir un ms alto grado de participacin y de identificacin. La lectura marcadamente individualista del diario ten-

    da a convertirse en un acto de lectura familiar o de grupo. Prieto, Adolfo, El discurso criollista en la formacin de la

    Argentina moderna, p. 41. No se dispone de informacin para comparar los tirajes de cada una de estas revistas a lo largo

    de estas dos dcadas.

    15. Sin embargo, segn Adrin Pignatelli, el tiraje anual promedio de Caras y Caretas entre 1904 y 1915 fue el siguien-

    te: 1904, 80.760; 1905, 84.700; 1906, 95.000; 1907, 106.000; 1908, 107.000; 1909, 105.900; 1910, 109.700; 1911,

    108.000; 1912, 111.800; 1913, 100.000; 1914, 110.000; 1915, 105.000. Pignatelli, Adrin Ignacio, Caras y Care-

    tas, en AA.VV., Historia de las revistas argentinas, Buenos Aires: Asociacin Argentina de Editores de Revistas, 1997,

    t. ii, p. 319. Datos sobre el nmero extraordinario de 1910 se encuentran en Prieto, Adolfo, El discurso criollista en laformacin de la Argentina moderna, op. cit., p. 41; y en Eujanian, Alejandro C., Historia de las revistas argentinas 1900-

    1950. La conquista del pblico, Buenos Aires: Asociacin Argentina de Editores de Revistas, 1999, p. 29.

    16. Adolfo Prieto, al sealar la importancia de la tirada de Caras y Caretas, dice: Otros datos incluidos en el mismo censo

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  • Argentina, de un total de 520.000 ejemplares diarios publicados por 10 peridicos, LaPrensa tiraba 160.000 (90.000 en capital y 70.000 en el interior y el exterior), mien-tras La Nacin, el segundo en importancia, tiraba aproximadamente unos 100.000ejemplares diarios.17

    Adems de Caras y Caretas, entre otras revistas relevantes del perodo 1900-1920en cuanto a su circulacin y perduracin, figuran: PBT (1904-1918), El Hogar (1904-c. dcada de 1940), Mundo Argentino (1911-c. dcada de 1940), Atlntida (1911-1914, 1918-1952), Ideas y Figuras (1909-1916); La Vida Moderna (1907-1912), PlusUltra (1916-1930), El Sol (1906-1910), Fray Mocho (1912-1929).

    En 1904 Enrique Pellicer se separa de Caras y Caretas y funda otra revista queentra a competir con ella: PBT. Si bien esta nueva revista de Pellicer era de formatoms pequeo y se diriga a un pblico masivo ms amplio, urbano y del interior delpas incluyendo a los nios, tuvo una estructura similar a Caras y Caretas.18 Con esp-ritu juvenil, inquieto y travieso, se autodefina como un semanario infantil ilustra-do (para nios de 6 a 80 aos), Humorstico, Noticioso, Instructivo. En el ao desu salida, 1904, la tirada de PBT se incrementaba de 5.000 a 20.000 ejemplares.19

    En los aos siguientes, hacindose eco de la creciente diversificacin y moder-nizacin de la poblacin metropolitana, se crearon otras revistas dirigidas a captar cier-tos fragmentos elegidos del pblico, en particular sectores de clase media con aspira-ciones de ascenso social. Entre ellas se contaba El Hogar desde 1904, Mundo Argentinodesde 1911, y ms tarde Plus Ultra (1916) y Atlntida (1918).

    158 | Margarita Gutman | Buenos Aires. El poder de la anticipacin

    [1904] nos recuerdan, por lo dems, que las metas excepcionales alcanzadas por el diario La Prensa, no se distanciaban

    demasiado de los logros obtenidos por otras empresas periodsticas y que alguno en particular, el del semanario Caras y

    Caretas, fundado en 1898, se afianzaba ya como uno de los ms espectaculares en toda la historia el periodismo argen-

    tino. Una vez inaugurado su nuevo edificio en 1898, La Prensa imprima 100.000 ejemplares diarios. Prieto, Adolfo,

    El discurso criollista en la formacin de la Argentina moderna, op. cit., p. 40.

    17. Gua Periodstica Argentina de 1913, citada en Satta, Silvia, Regueros de tinta: el diario Crtica en la dcada de 1920,

    Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, pp. 30-33.

    18. El tamao de PBT (13 cm 23 cm) fue ms pequeo que el de Caras y Caretas (18 cm 26,5 cm). En 1915, PBT

    agrandaba su formato a 16 cm 23 cm y en 1916 a 19 cm 28 cm, segn Beigbeder, Silvia Cristina y Mara Isabel

    Meloni, PBT. De la stira a la apologa (1904-1918 / 1950-1955), en AA.VV., Historia de las Revistas Argentinas, Bue-

    nos Aires: Asociacin Argentina de Editores de Revistas, 1997, t. iii, p. 289. Segn Aurora Snchez, PBT no difiere ensu estructura de Caras y Caretas pero se dirige a un mercado ms amplio incluyendo notas didcticas ilustradas, tiles

    al pblico infantil, cuentos tradicionales, artculos explicativos de actividades productivas, como elaboracin de plu-

    mas de avestruz o fabricacin de sombreros, la siembra y cultivo de especies alimentarias, etc. Igual que Caras y Care-

    tas reflejaba la actualidad nacional e internacional en pginas profusamente ilustradas con fotografas, pero los artcu-

    los exhiban una calidad literaria inferior a cambio de ser ms prcticos. Abundaban las notas sobre deportes, equitacin,

    remo, ftbol, noticias sobre el nuevo mundo del cine y la radio y tambin informacin infantil, con profusin de foto-

    grafas. Los avisos comerciales tambin mostraban la existencia de un pblico nuevo [...]. Snchez, Aurora, La pren-

    sa satrica, en Vzquez Rial, Horacio (editor), Buenos Aires 1880-1930. La capital de un imperio imaginario, op. cit.,

    pp. 347-348.

    19. Beigbeder, Silvia Cristina y Mara Isabel Meloni, PBT. De la stira a la apologa (1904-1918 / 1950-1955), op.

    cit., p. 281.

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  • Compitiendo por un sector del pblico con Caras y Caretas, a partir de 1904sali El Consejero del Hogar, luego llamada El Hogar, de la editorial de Alberto M.Haynes.20 La misma editorial public Mundo Argentino en 1911.21 Dirigida a la fami-lia, El Hogar comenz como una revista quincenal literaria, recreativa, de moda yhumorstica, tal como se lea en su subttulo, pero luego se enfoc sobre el pbli-co femenino. Segn algunos autores, El Hogar contribuy a fomentar las expectati-vas de ascenso social de la clase media, a la vez que cumpla con las ansias de figu-racin de los sectores ms altos de la sociedad, cuyas actividades y residencias larevista representaba.22

    Por su parte Caras y Caretas public a partir de 1916 un suplemento mensual,Plus Ultra (1916-1930). De formato ms grande (26 cm 34 cm), con textos e ilus-traciones ms elaboradas, estaba orientada a competir con El Hogar y Mundo Argen-tino, y encontrar su lugar entre el pblico lector de las clases medias en ascenso.23 DavidVias, refirindose a la dupla Caras y Caretas y Plus Ultra, y tomndola como ejem-plo de la creciente diferenciacin de las clases medias urbanas y los barrios, observa:

    Aquella lectura semanal en Flores o en Caballito [la de Caras y Caretas] se haba con-vertido en una necesidad, leer mensualmente una revista satinada con nombre enlatn [Plus Ultra] se trocaba en privilegio del Barrio Norte. El trnsito desde las insi-nuaciones carnavalescas a la divisa monrquica espaola fue subrayando as un valoragregado sobrentendido como linaje.24

    Constancio C. Vigil, cuya trayectoria inclua experiencias de trabajo en El Hogary Mundo Argentino, funda en 1918 la revista ilustrada quincenal Atlntida, prestandosu nombre a la editorial que luego publicara otras revistas dirigidas a fragmentos delpblico, como Billiken (nios), Para Ti (mujeres) y El Grfico (deportes, hombres). Enparticular, Atlntida tena una clara intencin moralizante en relacin a la familia,y una orientacin americanista a nivel de las ideas. Equilibraba bien la informacin,

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    20. Informacin sobre El Hogar se encuentra en Eujanian, Alejandro C., Historia de las revistas argentinas 1900-1950.

    La conquista del pblico, op. cit., pp. 106-115.

    21. La editorial Haynes en 1928 lanza el diario El Mundo. Ibidem, p. 106.

    22. Ibidem, p. 108.

    23. Al lector: [...] nace Plus Ultra, publicacin suplementaria [de Caras y Caretas] donde tendrn cabida todas las

    notas [...] Verdadera prolongacin, eco de tu revista amiga, hallars el complemento de una labor que se impuso hace

    aos la empresa editora, ayudada por artistas y literatos de vala [...], citado en Pereyra, Washington Luis, La prensa

    literaria argentina 1890-1974, Tomo Primero 1890-1919, Buenos Aires: Editorial Librera Colonial, 1993, p. 272.

    24. Si el grotesco, en la franja popular de los aos veinte, se despega del sainete mediante interiorizaciones y una eco-

    noma de procedimientos, Plus Ultra por razones anlogas, aunque en el otro extremo de la ciudad se va distribu-

    yendo entre 1916 y 1930 como suplemento de Caras y Caretas. La clase media portea, durante Yrigoyen, contaba

    con su revista; pero Alvear implic el gran modelo seorial que se iba encarnando en un aludido ms all. Vias, David,

    Una revista vip, Pgina/12, Suplemento Radar Libros, 20 marzo 2004, , 28 julio 2006.

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  • el material fotogrfico, la publicidad, las colaboraciones literarias, las secciones recrea-tivas, las ilustraciones y la nota de humor.25 En su primer ao de publicacin, en1918, su tirada aument de 45.000 ejemplares a principios del ao, a 56.000 haciafinales del mismo. Su xito se deba en parte a la poltica empresaria de Vigil, quiensostena que en todo buen negocio es imposible prosperar sin anunciar, y entresus tcticas comerciales relacionaba a los anunciantes, con el medio y los lectores. Suspginas tenan una buena dosificacin de avisos y textos.26

    La revista Fray Mocho, haciendo suyo el conocido seudnimo del primer direc-tor de Caras y Caretas, Jos S. lvarez fallecido en 1903, comenz a publicarse el1 de mayo de 1912, bajo la direccin de Carlos Correa Luna y continu saliendo hasta1929. Fue un semanario festivo literario, artstico y de actualidades que inclua nove-dades locales e internacionales, noticias urbanas, notas femeninas y notas infantiles.Tena un formato ms bien grande (17,8 25,5 cm, luego 26 34 cm y finalmente23 30,2 cm), 120 pginas y papel satinado. Contaba con un importante nmerode reconocidos escritores e ilustradores, entre los que se encontraban Jos Cao, Frie-drich, Pelez, Hohmann, Navarrete, Fly y Medina Vera.27 A pesar de haber tomado elnombre Fray Mocho, la revista declaraba no seguir las tendencias de Jos S. lvarez.Inclua en sus pginas notas sobre los sectores de lite, as como a los sectores mediosy bajos, pero defina pertenencias y exclusiones desde la mesa editorial. sta se ads-criba a los valores y a los distanciamientos de la cultura dominante, en particularcon respecto a la cultura y a los sectores populares.28

    La Ilustracin Sud-Americana comenz a editarse en 1892 en Buenos Aires y Mon-tevideo, quincenalmente. De gran formato (28 cm 39,5 cm), estaba dedicada a unpblico de nivel alto e inclua noticias sobre la actualidad social, poltica y artstica,as como algunos trabajos literarios.

    Estaba explcitamente orientada al consumo de una minora acomodada, a quie-nes provea de notas sociales, artsticas y deportivas.29 Los avisos de publicidad mostra-ban igual orientacin a captar la atencin de las lites a quienes cortejaba de diversasmaneras, por ejemplo destacando el grado de cultura de la sociedad argentina quepermita que la revista saliera, en tanto se pona a la altura de las exigencias y gustos

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    265. Daz, Csar Luis, Atlntida. Un magazine que hizo escuela, en AA.VV., Historia de las revistas argentinas, t. iii,op. cit., p. 59.

    26. Ibidem, p. 75.

    27. Pereyra, Washington Luis, La prensa literaria argentina 1890-1974. Tomo primero 1890-1919, op. cit., p. 238.

    28. Pieiro y Sotolano, a partir del anlisis de dos aos de la publicacin de Fray Mocho (1912 y 1914) intentan estu-

    diar el imaginario de la revista, y tratan de demostrar las exclusiones e inclusiones que se evidencian en sus textos. Por

    ejemplo, intentan demostrar que el nosotros de Fray Mocho se ejerce desde y hacia los sectores y la cultura dominan-

    te, e identifica los otros en las clases y la cultura popular. Pieiro, Patricia y Gustavo Sotolano, El semanario Fray

    Mocho y lo popular, en AA.VV., Historia de las revistas argentinas, Buenos Aires: Asociacin Argentina de Editores de

    Revistas, 1997, t. iv, pp. 261-289.29. Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses,

    op. cit., p. 118.

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  • tan depurados y exquisitos.30 Acompaan las noticias con fotos y las notas literariascon dibujos artsticos, siguiendo el modelo de las revistas europeas.31

    Historiografa de las revistas ilustradas: ausencia de la imaginacin del porvenir

    En los diversos trabajos histricos que analizan las revistas ilustradas del perodo 1900-1920, tanto por sus contenidos temticos o por sus formas comunicativas (analizan-do series temticas, o por clase de artculos, o autores, o tipos de representacin visualcomo la historieta o la caricatura), no se menciona el tema de las anticipaciones delfuturo urbano, salvo algunas excepciones.32

    Entre ellas, cabe mencionar el trabajo sobre la imaginacin tcnica de BeatrizSarlo que incluye una mencin, pero muy marginal, de las anticipaciones del futuropublicadas en Caras y Caretas en las primeras dcadas del siglo xx.33 Es notable que, a

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    30. En el nmero del primer aniversario de La Ilustracin Sud-Americana, los directores expresan que el resultado obte-

    nido honra por igual a nuestros suscriptores y al peridico, porque revela el grado de cultura de la sociedad argentina,

    bastante elevado para sostener una publicacin de este gnero, y demuestra que nosotros hemos hecho lo posible por

    las exigencias de gustos tan depurados y exquisitos. Nuestro Primer Aniversario, La Ilustracin Sud-Americana, N 24,

    Buenos Aires, 1 diciembre 1893, p. 553, citado por Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-

    literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses, op. cit., p. 119.

    31. Ibidem, p. 125.

    32. Entre los libros consultados que tratan sobre las revistas ilustradas, se encuentran: Pereyra, Washington Luis, La

    prensa literaria argentina 1890-1974. Tomo Primero 1890-1919, Buenos Aires: Editorial Librera Colonial, 1993; AA.VV.,

    Historia de las revistas argentinas, 4 tomos, Asociacin Argentina de Editores de Revistas, Buenos Aires, 1997; Romano,

    Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses, Buenos Aires:

    Editorial Catlogos, 2004; Snchez, Aurora La prensa satrica, en Horacio Vzquez-Rial (editor), Buenos Aires 1880-

    1930. La capital de un imperio imaginario, Madrid: Alianza Editorial, 1996, pp. 326-352; Ford, Anbal, J. B. Rivera y E.

    Romano, Medios de comunicacin y cultura popular, Buenos Aires: Editorial Legasa, 1985; Eujanian, Alejandro C., His-

    toria de las revistas argentinas 1900-1950. La conquista del pblico, Buenos Aires: Asociacin Argentina de Editores de

    Revistas, 1999; Sarlo, Beatriz, La imaginacin tcnica. Sueos modernos de la cultura argentina, 2 ed., Buenos Aires: Nueva

    Visin, 1997 (1 edicin, Buenos Aires: Nueva Visin, 1992); Sarlo, Beatriz, El imperio de los sentimientos. Narraciones

    de circulacin peridica en la Argentina (1917-1927), Buenos Aires: Catlogos Editora, 1985; Pierini, Margarita et al., La

    Novela Semanal (Buenos Aires, 1917-1927), Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, 2004; Matallana,

    Andrea, Humor y poltica. Un estudio comparativo de tres publicaciones de humor poltico, Buenos Aires: Eudeba, 1999;

    Romano Eduardo, La irrupcin rioplatense del semanario ilustrado y algunos efectos sobre el campo intelectual, en

    Sal Sosnowski (editor), La cultura de un siglo, Buenos Aires: Alianza Editorial, 1999, pp. 79-89; AA.VV., Historia de la

    literatura argentina, 4 vols., Buenos Aires: Centro Editor de Amrica Latina, 1968. Una gua de la bibliografa consulta-

    da para este libro se encuentra en el anexo b, gua de lecturas.33. Sobre Caras y Caretas y en relacin al diario Crtica, que revisa desde su fundacin en 1913 hasta 1930, y El Mundo

    (desde 1928), Sarlo dice: todo es verosmil en una mezcolanza de ciencia, vulgarizacin, invencin, instrucciones para

    hacer, explicaciones simples y simplificadoras, noticias extraordinarias del tipo de las que ya acostumbraba publicar

    Caras y Caretas desde sus comienzos en 1898, perfiles de inventores, secciones fijas que aparecen y desaparecen, im-

    genes del futuro, del ms all, del universo translunar, aviacin y viajes interplanetarios, televisin y telefona, descu-

    brimientos geogrficos y exploraciones, curas maravillosas, cruces de parapsicologa, curanderismo y supersticin, tec-

    nologa aplicada a la vida cotidiana, tecnologa blica, milagros. Sarlo, Beatriz, La imaginacin tcnica. Sueos modernos

    de la cultura argentina, op. cit., p. 14.

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  • pesar de que constituyen los antecedentes locales del artculo sobre el futuro de la ciu-dad publicado por el diario Crtica en 1927 analizado por la autora en uno de los cap-tulos de su libro, no se incluyen mayores anlisis de las anticipaciones publicadas enCaras y Caretas, salvo las historias de ciencia ficcin firmadas por Horacio Quiroga yLeopoldo Lugones.34

    En su trabajo sobre Paul Groussac, Paula Bruno describe brevemente el artculoEl Centenario que anticipa en 1897 la celebracin de 1910, pero lo hace en funcinde aportar datos que avalan la estrategia intelectual de Groussac.35 Ese mismo artcu-lo es analizado con ms detalle por Fernando Madero en Groussac y su visin delCentenario.36 Aurora Snchez, en su trabajo sobre la prensa satrica, menciona bre-vemente una historieta cmica de ciencia ficcin en PBT,37 y Margarita Pierini en suanlisis temtico de La Novela Semanal identifica tres relatos de ciencia ficcin.38 Final-mente, entre los trabajos de Carlos Abraham se encuentra un listado de los relatos ut-picos y de ciencia ficcin que se publicaron en Caras y Caretas entre 1898 y 1905, yun ensayo sobre Eduardo de Ezcurra.39

    Sin embargo, todos estos estudios estn en general volcados hacia las utopas ola ciencia ficcin o hacia los relatos de extraterrestres, pero dejan afuera el rico y exten-so material de anticipacin que este libro analiza. Asimismo, la historiografa exis-tente se ocupa de los relatos textuales, sin mencin ni observacin o anlisis alguno delas representaciones visuales que frecuentemente los acompaaron y que, en algunos

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    34. Sarlo, Beatriz, La imaginacin tcnica. Sueos modernos de la cultura argentina, op. cit., en los apartados Anunciar

    lo que vendr, pp. 77-83 y Un folletn cientfico, pp. 39-42.

    35. Bruno, Paula, Paul Groussac. Un estratega intelectual, Buenos Aires: Universidad de San Andrs y Fondo de Cultura

    Econmica, 2005, pp. 118, 186-188.

    36. Groussac, Paul, El Centenario, La Biblioteca, ao ii, t. v, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1897, pp. 287-305.Segn menciona Fernando Madero, Groussac haba publicado una temprana versin de este artculo en La Nacin a

    fines de 1886. Madero, Fernando, Groussac y su visin del Centenario, en Rosendo M. Fraga y Ricardo Esteves (coor-

    dinadores), Mirando el Bicentenario, Buenos Aires: Edicin Grupo Velox, 2001, pp. 43-48. Una reproduccin de este

    artculo de Groussac se encuentra en la antologa publicada en Travesas intelectuales de Paul Groussac, estudio preliminar

    y seleccin de textos por Paula Bruno, Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2004, pp. 253-265.

    37. Refirindose al humor en PBT que incluy varios personajes fijos, como los detectives Smith y Churrasco de Rojas

    y otros, Snchez agrega: y hasta una historieta cmica de ciencia ficcin, El explorador interplanetario del espaol Jos

    Serrano. Snchez, Aurora, La prensa satrica, en Horacio Vzquez Rial (editor), Buenos Aires 1880-1930. La capital

    de un imperio imaginario, op. cit., p. 348.

    38. En su anlisis del gnero de los relatos publicados en La Novela Semanal entre 1917 y 1926, Pierini identifica tres

    narraciones de ciencia ficcin: La psiquina de Ricardo Rojas (1917), El homunculus de Pedro Angelici (1918) y

    el relato de anticipacin Un pas extrao2 de Miguel Calvo Rosell (1925). Pierini, Margarita, et al., La Novela Sema-

    nal (Buenos Aires, 1917-1927), op. cit., pp. 66-67. Con un texto de presentacin de Pablo Capanna, los tres relatos se

    publican en Doce cuentos para leer en el tranva. Una antologa de La Novela Semanal, estudio preliminar y seleccin

    de textos por Margarita Pierini, Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2009, pp.171-249.

    39. Zaccardi, Alejandro y Carlos Abraham, La ciencia ficcin y la literatura fantstica en Caras y Caretas (1898-1905),

    Nautilus. Literatura fantstica, utopa, ciencia ficcin, edicin del director Carlos Abraham, La Plata, N 1, julio 2004, pp.

    37-44 y N 2, noviembre 2004, pp. 40-47; Abraham, Carlos, El gnero utpico en la Argentina: la obra de Eduardo

    de Ezcurra, revista Axxon, , 16 noviembre 2007.

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  • casos, se hicieron cargo del mayor aporte informativo y de innovacin. En algunasnotas, la totalidad de la informacin corra a cargo de la imagen visual que era sloacompaada por un ttulo o un breve epgrafe.

    2. Rasgos salientes de las anticipaciones del futuro publicadas en las revistas ilustradas

    El futuro: noticia candente

    Si el marco temtico de las revistas ilustradas era tan amplio y heterogneo, tiene sen-tido preguntarse por las condiciones que deberan cumplir las distintas formas de lasanticipaciones del futuro urbano para ser publicadas? Aparentemente, la nica con-dicin que el contenido de una nota deba cumplir para ser incluida en estas revistasera la de ser noticia o una novedad interesante para la vida metropolitana, en opi-nin del editor. Era noticia el futuro? Posiblemente s, ya que en pocas de rpidoscambios y acelerada modernizacin, como eran las primeras dcadas del siglo xx enBuenos Aires, el inters por conocer, explorar o imaginar aquello que est por venirgeneralmente se intensifica.40 Por lo tanto, es posible suponer que la imaginacin delfuturo urbano era una noticia de inters candente para los porteos. En este captulose presentan los resultados de la identificacin y anlisis de la imaginacin del futurourbano en las revistas ilustradas porteas revisadas.

    Qu futuro?

    Cmo es esa ciudad del porvenir imaginada por las revistas a principios del siglo xxen Buenos Aires? Es buena o mala, mejor o peor que la ciudad donde esas anticipa-ciones se publicaban? Hay promesas de un futuro mejor, o el futuro es una amenaza?Qu rasgos tiene ese futuro, qu cualidades? Cmo se vive todos los das en esa ciu-dad del porvenir? Se camina por las calles (hay calles?), por veredas elevadas o puen-tes colgantes entre paramentos interminablemente altos? O no se camina para nada yla gente se desliza por veredas mviles y onduladas? O se monta en trenes elevados oen trenes subterrneos? O se cuelga de cables y funiculares o vuela por los aires englobos, dirigibles, aviones, helicpteros o con un par de alas artificiales?

    Dnde se vive y se trabaja, dnde se hace deportes, dnde se conoce gente enesa ciudad del porvenir? Hay vida privada? Cules aspectos de la vida social, comer-cial y cultural estn ms favorecidos en la ciudad del porvenir? Quin la habita? Son

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    40. Sobre la relacin entre los cambios en la sociedad y la extensin del pensamiento sobre el futuro, entre otros, vanse

    Clarke, I. F., The Pattern of Expectation 1644-2001, Nueva York: Basic Books Inc. Publishers, 1979, y Sarlo, Beatriz,

    La imaginacin tcnica. Sueos modernos de la cultura argentina, op. cit.

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  • felices sus habitantes? Son muchos? Son diversos? Son sanos y fuertes? Quin gobier-na la ciudad? Las visiones de la ciudad, son totalizadoras o fragmentadas? Son ima-ginaciones que incluyen la sociedad y el espacio, o slo el espacio? Tratan un futuroespecfico para Buenos Aires, o es una visin genrica del futuro intercambiable conotras muchas ciudades del mundo?

    Qu tienen que ver estas anticipaciones con los planes para el futuro de la ciu-dad que discutan los urbanistas, higienistas y arquitectos a principios de siglo xx,es decir, los encargados de pensar y actuar sobre la ciudad? Qu tena que ver esaimaginacin del futuro con los problemas urbanos del momento? Por ejemplo, acasoaparece en las anticipaciones de futuro esa sociedad cosmopolita y de inmigrantesque habitaba los barrios de Buenos Aires a principios del siglo xx, y que las revistasretrataban en su diversidad?

    Construccin de la base de datos

    Para contestar algunas de las preguntas anteriores y analizar sistemticamente las anti-cipaciones del futuro urbano en las revistas ilustradas, esta seccin est basada en larevisin de 3.299 ejemplares pertenecientes a 20 revistas ilustradas publicadas en Bue-nos Aires entre 1900 y 1920, ms 336 ejemplares de las mismas revistas publicadosentre 1882 y 1899, y 15 ejemplares entre 1921 y 1928. Suman un total de 3.650 ejem-plares pertenecientes a estas 20 revistas ilustradas publicadas en Buenos Aires entre1982 y 1928 (cuadro 2).

    El criterio de seleccin que orient la revisin de estos 3.650 ejemplares consis-ti en identificar aquellos artculos, notas o ilustraciones que tratan sobre el futuroen cualquiera de sus aspectos. Se incluyeron de ese modo: ideas, propuestas, planes yproyectos urbanos, tanto para Buenos Aires como genricos o destinados a otras ciu-dades; comentarios sobre los adelantos que la ciencia y la tecnologa traeran al con-fort de la vida cotidiana tanto privada domstica como pblica; inventos de todo tipo;noticias sobre la aviacin; visiones ideales, morales, sociales o polticas; profecas, notas,ilustraciones y numerosas caricaturas que imaginan, invocan, temen o disfrutan unavariedad de formas del mundo por venir.

    Conforme a dicho criterio, se han identificado 321 artculos entre notas, comen-tarios, noticias e ilustraciones. Cada uno de estos constituyen una entrada y sus datosde publicacin (revista, fecha, ttulo) se han incluido en una base de datos, que con-tiene una seleccin de categoras de anlisis organizadas en una estructura de rbol,lo cual permite establecer ciertas caractersticas generales del corpus seleccionado(cuadro 7). El orden en que se mencionan a continuacin las categoras utilizadasno implica jerarqua.

    Una primera categora identifica aquellas entradas que incluyen ciudades, sea-lando las que visualizan o comentan sobre Buenos Aires u otra ciudad, y las que pro-ponen planes o ideas urbanas. En estas ltimas, se distingue entre: las que proponen

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  • planes letrados, es decir, los realizados por profesionales arquitectos, ingenieros, paisa-jistas o funcionarios; y las propuestas o ideas provenientes de la tecnologa, las letras,la caricatura o el ensayo que describen un entorno urbano bsicamente vertical yaltamente tecnificado, denominado en este libro ciudad vertical del porvenir.

    La segunda categora identifica propuestas o comentarios sobre la tecnologa apli-cada a la ciudad, desglosadas en: medios de transporte (aviones, trenes, tranvas y sub-tes, barcos, automviles y otros), infraestructura vial o construida (tneles, puentes,calles, avenidas y otros sistemas de circulacin y de servicios), medios de comunicacin,y aplicaciones de la electricidad. Dentro de la tecnologa tambin se han incluido lasarmas de guerra.

    La tercera categora permite identificar rasgos de la vida cotidiana urbana delfuturo (alimentacin, moda, cuerpos, medicina, mujer, confort, velocidad, privaci-dad, casas, edificios pblicos y rascacielos). Finalmente, otras categoras unitariaspermiten identificar las entradas que presentan inventos, las que tratan explcita-mente sobre el futuro, las que contienen propuestas morales o ideales, las que tienenvisiones positivas o negativas del mundo por venir, las que han sido elaboradas porintelectuales, las que tratan sobre cultura, poltica o incluyen comentarios geopol-ticos; las que tratan sobre la ciencia ficcin, el arte futurista, y sobre las reas rura-les. Finalmente, se identifican las que incluyen el humor, y las representaciones gr-ficas que se subdividen en caricaturas, dibujos y fotos, concluyendo con las depublicidad comercial.

    Antes de entrar al anlisis pormenorizado de las series temticas de artculos eilustraciones, a continuacin sigue un anlisis de los resultados cuantitativos de la basede datos que permite esbozar, en lneas generales, algunos rasgos cualitativos que pre-senta la imaginacin del futuro en las 3.650 revistas ilustradas publicadas en BuenosAires revisadas.

    Los rasgos del futuro

    Un futuro urbano para un pas agrcola y una ciudad en rpido cambio

    De las 321 entradas que conforman la base de datos, 242 contienen alusiones al futu-ro en alguna de sus formas. De estas 242 entradas, 127 se ocupan del futuro de lasciudades con planes y propuestas o a travs de notas, ilustraciones y caricaturas queutilizan a las ciudades como contexto de la imaginacin del futuro, y slo ocho seocupan de las zonas rurales abarcando temas como el cultivo de alimentos y la ener-ga elctrica.

    Es posible sostener, entonces, que el futuro visualizado en estas revistas es un futu-ro urbano, de ciudades, contrastando con el desarrollo econmico del pas bsicamen-te centrado en la explotacin agropecuaria. Evidencia al mismo tiempo cul es el fac-tor ms dinmico, el que ms rpidamente se transformaba la ciudad misma que

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  • era barrida por un vendaval de cambios en su demografa, composicin social, expan-sin fsica y del mercado interno. Y cuando una sociedad, como se ha mencionado msarriba, experimenta rpidos cambios, se dispara la imaginacin del futuro.

    Un futuro urbano vertical y tecnificado, conectado a travs del transporte fsico de personas y mercaderas

    Sin embargo, los entornos urbanos que se visualizan no son uniformes: de las 127entradas que incluyen ciudades, 97 tratan especficamente sobre el futuro urbano.Entre estas ltimas se encuentran 27 que proponen ideas sobre la ciudad vertical delporvenir y 17 son planes letrados.

    Si bien es la ciudad vertical del porvenir la que est ntimamente asociada a latecnologa aplicada a la infraestructura urbana, la tecnologa tiene una extensa presen-cia: 81 entradas sobre las 97 que tratan especficamente sobre el futuro urbano, inclu-yen la tecnologa aplicada a la infraestructura y servicios urbanos, abarcando aviones,trenes, subtes, puentes y tneles, medios de comunicacin y energa elctrica. Los msmencionados son los medios de transporte; de stos destacan, por lejos, el avin con57 entradas y luego los trenes con 14. Le sigue la infraestructura construida, 47 entra-das, con cierta equivalencia entre puentes, tneles, calles y avenidas, y por ltimo lascomunicaciones con slo tres entradas. Si se recorren las 321 entradas, la tendenciaes semejante pero los valores son mayores: las menciones a la tecnologa incluyendoaviones son 200, y de ellas 132 slo de aviones. Le siguen en cantidad de entradasmenciones no exclusivas, por lo tanto no se suman los trenes con 34, otro tipo devehculos e hbridos que son el producto de los muchos inventos sobre transportes con26, y los autos con 19.

    Esto nos habla de una imaginacin del futuro donde la gente y las mercaderasse desplazan con facilidad y rpidamente, donde la conectividad se apoya bsicamen-te en el transporte fsico, mayormente colectivo y no individual. Las comunicacionesa larga distancia estn presentes con 16 entradas, pero en menor proporcin que los trans-portes. Es decir, que las comunicaciones en esta imaginacin del futuro son ms caraa cara que a travs de una transmisin a larga distancia de la informacin, el sonidoy la imagen.

    La verticalidad se manifiesta en los rascacielos, 28 entradas, y en los medios detransporte que abandonan la calle y se lanzan por el aire: incluyen trenes y autom-viles atravesando la ciudad por puentes y autovas suspendidas, y aviones que ali-vian el trnsito intra e interurbano. Todas estas anticipaciones eran permitidas porlos avances en la tecnologa, uno de los principales protagonistas de la imaginacindel futuro en las revistas. Esta impregnacin de la tecnologa en la imaginacin delfuturo es congruente con la forma en que se visualizaba el futuro desde el siglo xviiien adelante, tal como se analiza en el captulo i.

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  • El futuro est en el aire. El reinado de la aviacin en la imaginacin del futuro

    La conectividad en el transporte implica grandes infraestructuras construidas parapermitir a los trenes, autos y peatones atravesar la ciudad vertical por el aire cru-zndola a distintos niveles pero, sobre todo, evidencia el protagonismo que adqui-ri el avin en la mayor parte de la imaginacin del futuro. Si bien la aviacin esta-ba en sus comienzos, la posibilidad de volar captur poderosamente la imaginacindel futuro, convirtindose el avin en un smbolo del mundo por venir. Por esa razn,porque seala una clara alusin al futuro, se incluyeron en esta seleccin artculossobre la aviacin, aun cuando no hablen explcitamente sobre el futuro.

    De las 321 entradas, 132 se refieren a los aviones, a su desarrollo, evolucin,y en particular a su impacto sobre la vida cotidiana en el futuro, tanto urbano comorural, cercano como lejano. De esas 132 entradas, la gran mayora contiene alu-siones al futuro. Por la importancia que tienen en la imaginacin del futuro, la tec-nologa aplicada a la infraestructura de la ciudad y los aviones se tratan aparte enel captulo iv.

    El humor da va libre al futuro

    Gran parte de esta imaginacin del futuro est expresada bajo el benigno y tran-quilizador paraguas del humor: de las 321 entradas identificadas, 133 contienennotas de humor, de las cuales 126 son caricaturas. Dentro de las categoras anali-zadas el humor es la que ms entradas tiene luego del futuro y los aviones. El humory las caricaturas en los artculos que componen la base de datos barren muy diver-sos temas, pero mayormente tratan sobre: el futuro, escenas de la vida cotidianaen la ciudad, y aviones. Las escenas de la vida cotidiana en el futuro urbano incluyencambios en la vida domstica, como por ejemplo en las rutinas de irse a dormir odespertarse, ir a trabajar o cocinar, la moda, el vestuario y la alimentacin. Enrelacin a la vida de relacin y pblica, incluyen desplazarse por la ciudad al tra-bajo o de paseo, viajes de todo tipo, cobranzas, cortejos, bodas y luna de miel, poli-ca y bomberos, robos y fugas, inspecciones y controles, mendicidad, accidentes,congestin de trnsito y carreras de caballos, entre otras. Una serie de estas notasde humor traslada totalmente las escenas de la vida callejera al aire, tal como secomenta en el captulo iv.

    Un grupo de 18 entradas utiliza el humor para hacer crticas polticas a travsde un posible futuro uso o impacto de los aviones, 14 ironizan acerca de los ade-lantos en el confort que la automatizacin y la velocidad traern a la vida cotidia-na tanto en el mbito domstico como pblico, seis ironizan sobre las relacionesinternacionales y panamericanas, y 13 hacen bromas sobre el arte futurista.

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  • Futuro y arte

    Estas 13 entradas que hacen bromas sobre el arte futurista son parte de un total de 20entradas que se refieren al futurismo en general. Esta alta proporcin de artculos de humormuestra que, si bien las revistas se hicieron eco del nuevo arte, se cobijaron en la ironaesquivando dar sus opiniones porque o bien estaban confusos, o no estaban seguros dela reaccin del pblico. La presencia del futurismo en estas notas tan tempranas, muyanteriores a la produccin de arte futurista en la Argentina, demuestra que haba un pbli-co que conoca los manifiestos y propuestas futuristas, y poda regocijarse con las bro-mas de que eran objeto. Por las asociaciones con el futuro que se pueden encontrar en estacorriente artstica del futurismo, se lo analiza aparte en el captulo v.

    Repeticin de imgenes y notas. Apropiacin de futuros

    Hay otros temas que no se expresan claramente en forma cuantitativa, pero son nota-bles por sus implicancias. Por ejemplo, la cuestin de la redundancia en las publica-ciones, es decir, la repeticin de algunas notas e imgenes del futuro urbano, algunasveces en la misma revista en meses o aos diferentes y otras en diferentes revistas, tantoen los mismos aos como en aos distintos.

    Algunos de los temas e imgenes as repetidos resultan notables por la persisten-cia que han tenido en el horizonte de las expectativas urbanas a lo largo del siglo xx.Uno de ellos es precisamente la ciudad vertical del porvenir. La redundancia y frecuen-cia con la que se publicaban notas sobre la ciudad vertical del porvenir en las dos pri-meras dcadas del siglo marcan estas imgenes y notas con un peso mayor. Posible-mente, los editores las repetan porque pensaban que seguan siendo una novedadinteresante o curiosa, o suponan que al pblico le gustaba imaginar un futuro mejorde progreso y confort, y por lo tanto vendan bien. El hecho es que su repeticinaumenta el peso de dichas notas e imgenes en el horizonte de las expectativas delfuturo, y desde all su posibilidad de influir en futuras decisiones o ideas urbanas.

    De las 321 entradas, 76 son repeticiones o tienen textos o ilustraciones seme-jantes y 65 de ellas tratan sobre el futuro. De estas 76 entradas, 40 son repeticiones yotras 35 no son repeticiones facsimilares, pero tienen semejanzas entre s en el textoy/o las ilustraciones. Entre las series temticas que se repiten de modo textual o seme-jante figuran los transportes en el futuro, que incluyen trenes monorrieles, barcosgigantes y aparatos voladores exticos, as como faros parlantes, caricaturas de inven-tos, la vida cotidiana urbana trasladada al aire, y las nuevas formas de mendicidad,entre otros. Pero, como se ha mencionado, la serie ms larga y rica de repeticiones ysemejanzas es la que trata, en particular, sobre la ciudad vertical del porvenir.

    No slo hay repeticin de notas y de imgenes, tambin hay apropiaciones: 12 delas 76 entradas de repeticiones, semejanzas y apropiaciones son apropiaciones para Bue-nos Aires de ideas sobre el futuro que circulaban para otras ciudades o para ciudades en

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  • general. Es decir, que algunos artculos e imgenes muestran un futuro para Buenos Airesinspirado o copiado de modo facsimilar del futuro que se imagina para otras ciudades comoNueva York, Pars o Londres, o en los adelantos que en esas ciudades y en especial en NuevaYork indican progresos y sealan los caminos del futuro. De las 127 entradas que visuali-zan ciudades, 37 mencionan ciudades genricas, nueve visualizan Nueva York, cinco Pars,tres Londres y una Ro de Janeiro, mientras 85 de ellas visualizan a la ciudad de BuenosAires.41 Asimismo se observa que las propuestas para la ciudad vertical del porvenir suman27, de las cuales 17 refieren a las ciudades en general y 11 a Buenos Aires, con una repe-ticin. La misma tendencia se observa entre las repeticiones y apropiaciones: sobre 76 entra-das, 52 visualizan ciudades entre las cuales se encuentran 28 que se refieren a ciudades engeneral y 25 a la ciudad de Buenos Aires, con una repeticin; un total de 22 incluyenpropuestas de la ciudad vertical del porvenir, con 14 para ciudades en general y ocho paraBuenos Aires. La serie ms extensa de repeticiones, semejanzas y apropiaciones trata sobrela ciudad vertical del porvenir, tema que se desarrolla ms adelante.

    Es posible que como notas destacadas en ese horizonte de futuro en Buenos Aires,estas imgenes hayan colaborado en cierta forma en la conformacin de sectores de la ciu-dad como, por ejemplo, Catalinas Norte. Esas imgenes aun tienen vigencia actualmen-te, basta comprobar, por ejemplo, el modelo de ciudad global que se extiende por lasciudades asiticas como Shangai o Singapur, tema que se desarrolla en las conclusiones.

    Pocas sombras en el horizonte de futuro

    Como se ha mencionado, buena parte de los artculos que tratan sobre el futuro sebasan en la extrapolacin de las tendencias basadas en los avances tecnolgicos y suimpacto sobre la vida urbana. Congruente con la generalizada aceptacin de la ideadel progreso en la poca, se supona que todos los adelantos tecnolgicos iban a serpara mejor y produciran un mundo de confort, comunicacin, velocidad y bienes-tar inigualado. Entre las 321 entradas que componen el universo de este anlisis, sonmuy pocos los artculos que ponen en duda esta certeza.

    Las pocas ideas negativas sobre el futuro se expresan bajo variadas formas. Unade ellas est en relacin al desarrollo tecnolgico de las armas de guerra, caones,acorazados, submarinos y aviones. De las 321 entradas slo 17 mencionan las nuevasarmas de guerra. De ellas, nueve incluyen aviones y seis barcos, acorazados y subma-rinos. Los artculos translucen una mezcla de actitudes que van desde los que roman-tizan la guerra del porvenir en particular por la maravilla de los aviones, y otrosque alertan sobre sus aspectos destructivos y nefastos.42

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    41. Como en algunas de las entradas se mencionan varias ciudades, estas cantidades no se suman.

    42. Clarke analiza la relacin de estas anticipaciones de guerras y armamentos con la literatura sobre las prximas gran-

    des guerras que se desarroll en Alemania y Europa en torno a 1870. Clarke, I. F., The Pattern of Expectation 1644-

    2001, op. cit., p. 8.

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  • Otra forma bajo la cual se presentan futuros sombros son las visiones produci-das por algunos intelectuales o escritores, en las que expresan sus temores sobre lasconsecuencias indeseadas del progreso. De las 321 entradas del universo analizado,26 registran visiones de los intelectuales de las cuales slo cinco son negativas y 13contienen visiones positivas y contenidos idealistas. Las negativas se preocupan porlas consecuencias no deseadas del progreso tecnolgico sobre la ciudad y la familia,y sobre el impacto negativo en la conducta de la mujer. Entre las primeras se encuen-tran artculos firmados por Diego de Miranda y Baldomero Argente, y en la segundael firmado por Federico Tobal.

    Futuros felices, confortables, cercanos... y plebeyos

    La escasa presencia de visiones negativas o preocupaciones sombras sobre el futuroque el progreso traera era congruente con la tendencia editorial de las revistas ilus-tradas. Estas revistas ilustradas populares y masivas describan, opinaban y a veces seburlaban de acontecimientos tanto locales, como nacionales o extranjeros, pero noejercan una mirada de crtica ni social, ni poltica, ni ideolgica.43

    Convergente con esa actitud de ligera complacencia, las propuestas para el futu-ro que aparecen en los artculos que componen esta base de datos no incluyen mayor-mente diagnstico crtico alguno de la situacin de la ciudad, ni exponen sus proble-mas y contradicciones sociales, polticas, ideolgicas o culturales. Por el contrario,se complacen en mostrar las mil caras de un futuro bondadoso o feliz, de con-fort y eficiencia, auspiciado principalmente por el desarrollo tecnolgico. De esemodo, las anticipaciones no contenan tensiones, ni desafos a resolver. Lejos estabande ser apocalpticas o distpicas.

    En general, el futuro imaginado era una extrapolacin, a veces en serio y otras enbroma, de las tendencias que se observaban en la poca, en particular en relacin aldesarrollo cientfico tecnolgico y su impacto sobre las mejoras en el confort de la vidaurbana tanto privada como pblica. Estas anticipaciones no conjuraban temores porqueen ese entonces el futuro no era temido, sino esperado con urgente impaciencia. Sindudas, ni problemas, ni mayores tensiones, la ciencia y la tcnica resolveran todos losproblemas y facilitaran vidas urbanas de comodidad, confort y felicidad insuperables.44

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    43. Romano generaliza esta ausencia de crtica en todas las revistas ilustradas basado en su anlisis de Caras y Caretas

    durante los primeros cinco aos de su publicacin. Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-

    literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses, op. cit.

    44. Acerca de los dilogos de Fray Mocho en Caras y Caretas, Prieto comenta: Nada ms argentino que los dilogos

    inventados por Fray Mocho, el director de la revista; [...] Nada tan gracioso sobre la dudosa moralidad de los tiempos

    revueltos en que se construa la nueva Argentina, ni tan insobornablemente optimista sobre los largos plazos del futu-

    ro. Dilogos para ser ledos en voz alta. Horizonte acstico y caja de resonancia en el los que vastos sectores de la nacien-

    te clase media urbana deban, ntimamente, reconocerse. Prieto, Adolfo, El discurso criollista en la formacin de la

    Argentina moderna, op. cit., p. 41.

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  • El tono general de las anticipaciones, salvo algunas excepciones, era de excitacin,pero tranquilizador: calma, que todo va ir mejor en un futuro cercano, nos conducela ciencia y la tecnologa.

    Uno de los rasgos destacados de estas revistas, y en particular del modelo ins-taurado por Caras y Caretas, es su decisivo papel de mediador entre los niveles de lacultura popular y culta.45 Los especialistas destacan la inclusin en estas revistas deautores consagrados o en vas de consagracin como Horacio Quiroga o Jos Inge-nieros, junto a textos de ligera factura literaria. Del mismo modo, las revistas tam-bin incluyen propuestas, planes e ideas sobre el futuro de la ciudad provenientes tantode los sectores ilustrados o profesionales como de los extradisciplinares. Por ejemplo,se publican notas firmadas por el ingeniero Benito Carrasco, as como dibujos lige-ros y notas de anticipacin realizadas por ilustradores y comentaristas, aquellos que notenan obligacin alguna de resolver los problemas reales ms all de ofrecer al pblicoel deleite de la anticipacin de los tiempos por venir.

    Si bien coexisten en las revistas ambos tipos de notas sobre el futuro, las predo-minantes en nmero son las anticipaciones extradisciplinares, entre las cuales se des-tacan las expectativas de la ciudad vertical del porvenir. Es tentador calificar estos futu-ros como plebeyos, en tanto se producen al margen de las discusiones ilustradas oprofesionales urbanas, son acrticos, y se consumen fuera del campo disciplinar.

    La presencia de intelectuales escribiendo sobre estos temas del futuro en el uni-verso analizado es escasa, tal como lo muestran las slo 26 entradas sobre un total de321. Entre esos autores, adems de los ya mencionados antes, figuran Manuel Ugar-te, Jos Ingenieros, Adolfo Posada, Horacio Quiroga, Jos Mara Salaverra y JosTorralbo, as como Jos Mara Lagos y Benito Carrasco sobre temas urbanos. Estaescasa presencia de autores reconocidos o consagrados, la masiva manifestacin delhumor y la caricatura y todo tipo de escenas de la vida cotidiana urbana que inclu-yen al habitante metropolitano de variadas formas en esta imaginacin del futuro,permiten quizs calificar como futuros plebeyos a este horizonte de expectativasque la base de datos expresa. Sera entonces distinto (a veces opuesto, otras no) alas ideas sobre el futuro producidas por los intelectuales y reformistas sociales quese analizan en el captulo vii.

    Esta situacin es un ejemplo de cmo las revistas ilustradas son mbitos donde,tal como lo sostienen algunos especialistas, coexisten la cultura popular o masiva conla consagrada o intelectual, con pocas fricciones. Esta coexistencia, pero en particu-lar la mayor presencia de lo popular y masivo tambin se refleja en el anlisis de losartculos que contienen propuestas urbanas: de las 321 entradas, 17 presentan planesletrados y 27 son propuestas para la ciudad vertical. Sin embargo, la presencia de laciudad vertical del porvenir, contextualizando numerosas notas e imgenes, es muchoms extensa.

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    45. Ibidem, p. 156.

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  • Desacralizacin del porvenir. Enfrentamiento de futuros urbanos: ciudad vertical delporvenir versus ciudad letrada

    En el anlisis del mapa de lectura durante el cambio de siglo, algunos autores sos-tienen que los medios impresos populares, entre los que se encontraban las revistasilustradas, ayudaban a incorporar al nuevo pblico lector en la vida urbana, y almismo tiempo desacralizaban la prctica de la lectura culta de libros.46 Dentro deese marco, es posible pensar que las anticipaciones publicadas por estas revistas tam-bin desacralizaban la imaginacin del futuro, descentrndolo del campo especfi-co disciplinar de arquitectos y funcionarios pblicos, y explorando otros imagina-rios producidos por dibujantes, ilustradores e inventores, tanto nacionales comoextranjeros.

    En el corpus revisado se encuentra ms extendida la cobertura de la ciudad verti-cal, que se evidencia no slo en la cantidad de artculos que la proponen explcitamen-te, que suman 27, sino en 22 entradas ms que utilizan la ciudad vertical del porvenircomo contexto para sus temas y/o ilustraciones. En total suman 49 entradas sobre 321las que tratan sobre la ciudad vertical del porvenir. Mientras tanto, los planes y pro-puestas letrados llegan a 17, a los que se agregan slo tres entradas ms que refierena la ciudad tradicional, sumando 20 sobre los 321 del universo considerado.

    Por la riqueza cualitativa que permite esta comparacin, por la cantidad de repe-ticiones y apropiaciones que tiene la serie de la ciudad vertical del porvenir, y por susimplicancias en la formacin del horizonte de expectativas del futuro en estas revis-tas ilustradas, se presenta en el apartado siguiente un anlisis detallado de esta serie.

    De cara al mundo: futuras reagrupaciones regionales globales

    Es reconocida la influencia cultural y poltica que ejerci el mundo occidental sobrela Argentina durante el perodo que abarca este libro. La imaginacin del futuro tam-bin estuvo marcada por los futuros que se imaginaban en Europa y Estados Unidos,salvo escasas excepciones.

    Entre los 321 artculos e ilustraciones que conforman la base de datos, se encuen-tran numerosas menciones a los adelantos tecnolgicos y cientficos producidos enEstados Unidos y Europa, pero son escasos los artculos que tocan temas geopolticos,es decir que tratan sobre futuras reagrupaciones de naciones en bloques regionaleso hemisfricos, tanto a travs de procesos pacficos como guerras internacionales. Delas 321 entradas, es posible identificar 18 que abarcan las relaciones entre los pasesy sus posibles futuras alineaciones y bloques, as como mapas de comunicacionesinternacionales a travs de tneles, puentes o vas de ferrocarriles.

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    46. Prieto, Adolfo, El discurso criollista en la formacin de la Argentina moderna, op. cit.; Sarlo, Beatriz, La imaginacin

    tcnica. Sueos modernos de la cultura argentina, op. cit.

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  • Las reagrupaciones que se imaginan para el futuro son bsicamente continenta-les, destacndose la expectativa de la conformacin de una Confederacin Sudameri-cana con centro en Buenos Aires, que se repite en varios artculos. Esta idea de unaunin sudamericana se encuentra asimismo en algunas de las visualizaciones utpi-cas analizadas en captulo viii. Entre aquellos que visualizan una Amrica Latina unidaest en primer lugar Manuel Ugarte, cuyo artculo es un fragmento de su libro Elporvenir de la Amrica espaola, adems de Rodolfo Romero y Adolfo Posada en unartculo que es parte de su libro La Repblica Argentina.

    3. Anlisis de contenido de las series temticas

    Para organizar el anlisis de contenido de los 321 artculos que integran la base dedatos se presenta, en primer lugar, algunas consideraciones tericas sobre el uso de lasimgenes y el humor en estas anticipaciones de futuro, dado que el humor y las im-genes aparecen de modo significativo en casi todas las series temticas analizadas. Luegose analiza en detalle la serie temtica de la ciudad vertical del porvenir, seguida por la revi-sin de otras series que resultan notables por sus repeticiones, apropiaciones, semejanzaso contenidos temticos.

    Como se ha mencionado, dado el lugar que ocupa la tecnologa en la imagina-cin del futuro se la trata en detalle en el captulo iv, y debido a las asociaciones quese pueden establecer con el futurismo, la presencia de este movimiento artstico enlas revistas ilustradas es analizada en el captulo v. De todos modos, aquellos artcu-los que tratan estos temas pero que tambin se organizan en series de repeticiones ysemejanzas son mencionados como tales en el presente captulo.

    La imagen y el humor tien la imaginacin del futuro

    No es de extraar que el 92% de las notas y artculos seleccionados (296 sobre 321)contienen imgenes visuales, en tanto haban sido publicados en las nuevas revistas ilus-tradas de la poca, cuyo elemento novedoso fue, entre otros, la incorporacin del dis-curso grfico visual junto al textual.47 Esta nueva forma de lectura promovida por lavisualizacin simultnea de texto e imagen, coincida con la difusin de la imagen

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    47. Estas nuevas revistas ilustradas de las primeras dcadas del siglo xx forman parte de lo que Romano denomina unarevolucin en la lectura, producida por la visualizacin simultnea de textos y representaciones visuales: Creo que los

    Almanaques en un principio y poco despus los semanarios ilustrados determinan un nuevo rgimen de lectura,

    sobre todo a partir de la dcada del [18]90, por su fundante conjuncin de lo icnico-verbal, simultnea de lo que

    sucede con el cartel publicitario, las historietas o el cine, y anticipatoria de otros procesos comunicativos posteriores.

    Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses,

    op. cit., p. 150.

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  • visual a mayor escala en carteles publicitarios, avisos, folletos, y tapas y portadas delibros. Se trataba de dibujos artsticos, ilustraciones, historietas, caricaturas y foto-grafa de prensa, cuya difusin fue acelerada por los adelantos tecnolgicos que per-mitieron su rpida y masiva reproduccin. Ya se ha sealado que este proceso fue acom-paado por el desarrollo del cinematgrafo y la expansin de la prensa peridicamasiva.48 De este modo, la imagen visual en las revistas adquiri, antes que en los dia-rios, una funcin comunicativa relevante, excediendo su funcin decorativa.49 Estacondicin de la imagen visual como elemento comunicativo central de las notas, seevidencia en la mayor parte de los artculos que componen la base de datos, dondela imagen impacta rpida y profundamente al lector por los elementos innovadorese inesperados que contiene.

    Tampoco sorprende que el humor est presente en el 41% de todas las entra-das que conforman esta base de datos (133 de las 321) ya que el humor es congruen-te con la tnica general de buena parte de estas revistas, en particular aquellas quese autodefinan como festivas. De las 296 entradas que contienen imgenes, 170incluyen fotos y/o dibujos y 126 incluyen caricaturas que integran la categora delhumor.50 Es decir, que las caricaturas estn presentes en casi la mitad (42%) de lasnotas con imgenes, y en ms del tercio de todas las notas identificadas (39%).

    La participacin tan extensa del humor y la caricatura en este mapa de la imagi-nacin del futuro en las revistas se explica por las funciones que cumplen. El humorpermite, y ms que nada alivia, el salto hacia el futuro, hacia lo desconocido o temi-do o exageradamente deseado. Abre las compuertas de la imaginacin y estimula laexperimentacin sin compromisos con saberes instaurados o serios. Si aceptamos queel humor contiene la risa, y se repara con cuidado en las distancias histricas,51 resul-ta esclarecedor lo que sostiene Mijail Bajtn en su estudio de la cultura popular en laEdad Media y el Renacimiento, en el que destaca las funciones liberadoras de la risa:

    174 | Margarita Gutman | Buenos Aires. El poder de la anticipacin

    48. Ibidem, pp. 9-10. La imagen en movimiento es desarrollada por los hermanos Lumire en Pars desde 1895. El uso

    del cartel pblico data de 1870; la primera historieta se publica en el New York World (The Yelow Kid) en 1896, ibidem,

    p. 16. Las cmaras porttiles Eastman-Kodak se ponen en circulacin en 1888; en Buenos Aires, Enrique Lepage, recin

    llegado de Bruselas, funda la primera casa comercial de aparatos fotogrficos; la primera fotografa de peridicos apare-

    ci en La Prensa el 5 agosto 1901, segn Sara Facio y Alicia DAmico, La fotografa 1840-1930, en Historia general del

    arte en la Argentina, t. v, Buenos Aires: Academia Nacional de Bellas Artes, 1988, p. 46, citado por Romano, Eduardo,Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses, op. cit., pp. 160-161.

    49. Segn Romano, Eduardo, Revolucin en la lectura. El discurso periodstico-literario de las primeras revistas ilustradas

    rioplatenses, op. cit., p. 10.

    50. Hay algunos artculos de humor que no llevan caricaturas. En total de las 134 entradas de humor, 127 son caricaturas.

    51. Segn Bajtn las formas restringidas de la risa como el humor, la irona y el sarcasmo, entre otros se conforman duran-

    te el siglo xix: En el siglo xviii el proceso de descomposicin de la risa de la fiesta popular [...] toca a su fin al mismotiempo que se termina tambin el proceso de formacin de los nuevos gneros de la literatura cmica, satrica y recreati-

    va que dominar el siglo xix. Se constituyen tambin las formas restringidas de la risa: humor, irona, sarcasmo, etc.,que evolucionan como componentes estilsticos de los gneros serios [...]. Bajtn, Mijail, La cultura popular en la Edad

    Media y en el Renacimiento. El contexto de Franois Rabelais, Madrid: Alianza Editorial, 2002, p. 110.

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  • La risa super no slo la censura exterior, sino ante todo el gran censor interior,el miedo a lo sagrado, la prohibicin autorizada, el pasado, el poder, el miedo ancla-do en le espritu humano desde hace miles de aos. [...] Permiti la visin de lo nuevoy lo futuro.52

    La verdadera risa, ambivalente y universal, no excluye lo serio, sino que lo purificay lo completa. Lo purifica de dogmatismo, de unilateralidad, de esclerosis, de fana-tismo y espritu categrico, del miedo y la intimidacin, del didactismo, de la inge-nuidad y de las ilusiones, de la nefasta fijacin a un nico nivel, y del agotamiento.La risa impide a lo serio la fijacin, y su aislamiento con respecto a la integridadambivalente. stas son las funciones generales de la risa en la evolucin histricade la cultura y la literatura.53

    Tambin, E. H. Gombrich dice del humor: La licencia permitida al arte humo-rstico, su carencia de trabas, permiti a los maestros de la stira grotesca experimen-tar con la fisonoma hasta un punto vedado al artista serio.54 Y con respecto a la cari-catura y su historia explica: La palabra y la institucin de la caricatura datan de losltimos aos del siglo xvi, y los inventores de este arte no fueron los propagandistasgrficos, que en una u otra forma ya haca siglos que existan, sino aquellos artistassupremamente instruidos y refinados, los hermanos Carracci.55

    Es posible entonces considerar a la caricatura, as como al cuento en imgenes,como un lenguaje pictrico que es puro simbolismo convencional, abreviado, con-ciso y con cierta claridad.56 La caricatura capta los rasgos invariantes o los ms memo-rables de una fisonoma o situacin, y tiende a la exageracin y a la distorsin.57 Gom-brich aclara: Porque este es el secreto de una buena caricatura: ofrece de unafisonoma una interpretacin que nunca podremos olvidar y que la vctima pareceracarrear siempre, como embrujada.58 El lector de estas anticipaciones caricaturiza-das en las revistas tampoco podr olvidar fcilmente lo que vio o lo que le espera enlos tiempos por venir.

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    52. Ibidem, p. 89. Las maysculas son de Bajtn, quien aclara: La risa no prescriba dogmas; no poda ser autoritaria ni

    amedrentar a nadie. Era una expresin de fuerza de amor, de procreacin, de renovacin y fecundidad: estaba vincula-

    da a la abundancia, a la comida, la bebida, la inmortalidad terrenal del pueblo, el porvenir, la novedad que abrir nuevos

    caminos, ibidem, p. 90.

    53. Ibidem, p. 112.

    54. Gombrich, E. H., Arte e ilusin. Estudio sobre la psicologa de la representacin pictrica, Madrid: Editorial Debate,

    1997, p. 296.

    55. Ibidem.

    56. Ibidem, p. 286.

    57. Segn Gombrich, el rasgo ms notable de la caricatura [...] es su tendencia a la distorsin y a la exageracin: nues-

    tro sentido interno de las dimensiones difiere radicalmente de nuestra percepcin visual de la proporcin. Los carica-

    turistas [... captan] los invariantes, todo aquello que recordamos del aspecto de alguien. Gombrich, E. H., La imagen y

    el ojo. Nuevos estudios sobre la psicologa de la representacin pictrica, Madrid: Debate, 2000, pp. 131 y 29.

    58. Gombrich, E. H., Arte e ilusin. Estudio sobre la psicologa de la representacin pictrica, op. cit., p. 291.

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  • Al simplificar y exagerar algunos contados rasgos, la caricatura y el humor sonbuenos conductores de las ansiedades, expectativas, deseos o temores sobre el futuro.La exageracin de la caricatura se compadece con la tendencia a oscilar entre los extre-mos del deleite o del horror de las historias de futuro.59 Sin embargo, en las revistasilustradas, que se leen los das festivos, predomina el deleite!

    Serie temtica: la ciudad vertical del porvenir

    Repeticiones y semejanzas

    Cinco artculos publicados entre 1909 y 1917 en tres revistas diferentes conformanuna serie temtica centrada en la anticipacin de diversos aspectos de la ciudad verticaldel porvenir. Tienen textos relativamente largos y numerosas ilustraciones. En algunoscasos, los textos e ilustraciones se repiten de modo facsimilar y en otros incluyen varian-tes de edicin o insercin de comentarios o modificacin de imgenes. De este modo,tanto textos como ilustraciones se van intercambiando de uno a otro artculo, de unarevista a otra y de un ao a otro.

    Transmitiendo un mismo tipo de imagen del futuro urbano, la insistencia enpublicarlo una y otra vez muestra la persistencia del inters del pblico por este tema,o al menos la persistencia de la opinin de los editores sobre lo que al pblico le gus-taba ver, a lo largo al menos de una dcada. Ms tarde, a fines de la dcada de 1920,estas imgenes vuelven a resonar en algunas publicaciones en Buenos Aires, como enel diario Crtica (1927) y la revista El Hogar (1929) con caractersticas muy similares,tal como se analiza ms adelante y en el captulo vi. Esta imagen del futuro urbanoha tenido vigencia todo el siglo xx y sus ecos se encuentran en la actualidad en la formaen que se construyen los centros neurlgicos de las ciudades globales.

    La repeticin tambin parece plantear una pequea historia de misterio y espio-naje periodstico, a la vez a que muestran el marcado y la apropiacin de conceptos yde imgenes urbanas algunas provenientes del exterior para la ciudad de Buenos Aires.

    En un lapso de ocho aos (1909-1917), estos cinco artculos fueron publica-dos en las siguientes revistas: dos en La Vida Moderna (1909 y 1910), dos en Carasy Caretas (1909 y 1910) y uno en El Hogar (1917). La serie est compuesta por lossiguientes artculos, ordenados cronolgicamente: 1) Hudson Maxim, Una visindel futuro. Profecas cientficas y sociolgicas, La Vida Moderna, ao iii, N 27, 6de enero de 1909; 2) El mundo del maana. Profecas de un sabio, Caras y Care-tas, N 537, 16 de enero de 1909; 3) La ciudad del Porvenir, Caras y Caretas, N601, 9 de abril de 1910; 4) La ciudad del futuro. La metrpolis del porvenir segn

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