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EL FRACASO DE MARIANO JOSE DE LARRA COMO ESCRITOR POLITICO Georg Ohlmann Department of Hispanie Studies MeGill University, Montreal March,1994 A Thesis submitted to the Faeulty of Graduate Studies and Research in partial fulfillment of the requirements for the degree of Master of Arts © Georg Ohlmann 1994

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EL FRACASO DE MARIANO JOSE DE LARRA

COMO ESCRITOR POLITICO

Georg Ohlmann

Department of Hispanie Studies

MeGill University, Montreal

March,1994

A Thesis submitted to the Faeulty of Graduate Studies and Research in partial fulfillment of the requirements for the degree of Master of Arts

© Georg Ohlmann 1994

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Abstract

In this study of Mariano José de Larra's Articu~, it will be shown

why Larra was not able ta acllieve his goal of improving the generallack of

culture in Spain, which was, aecording to him, the biggest obstacle to

progresse Larra, a liberal writer, wanted to help Spain becorne a. liberal

country, if necessary by revolution, which was to be lbrought about by his

writings. He chose t'1 write newspaper articles, a th en still very new

medium. Although celebrated for his biting satire, Larra's advice was not

heeded.

The reasons for this are ta be found in the special circumstances of

the liberalization of SpaIn as well as persona! circumstanc~s of Larra,

which will be adressed in the paper.

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<

Resumen

En este estudio de los Articulos de Mariano José de Larra, sc

mostrani por qué Larra no logr6 su prop6sito de Inejorar la general

incultura en ESpafiil, que consideraba como el obstàculo màs importante al

progreso. Larra, autor liberal, queria ayudar a EspalÏ.a para que ésta Ile gara

a ser un pais liberal, si fuera nece$ario por medio de una revoluci6n

suscitada por los articulos. Se decidi6 a escribir en periôdicos, un medio de

comunicaci6n todavia muy nuevo en 1:1 época. Aunque se le celebraba por

su satira mordaz, no se respetaban sus consejos.

Las causas para esta se pueden encoDtrar tanto en las circunstandas

particulares deI prüceso de liberalizaci6n de EspalÏ.a como en las

circunstancias personales de Larra, las cuales se presentaran en cl estudio.

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Résumé

Dans la présente étude des Articulas de Mariano José de Larra, il sera

démontré que Larra ne réussit son but d'améliorer l'état d'inculture

générale en Espagne ce qui, selon lui, représentait l'obstacle principal au

progrès. Larra, auteur libéral, désirait aider l'Espagne pour qu'elle devînt

un pays libéral, et ce même par une révolution déclenchée par les articles.

Larra décida d'écrire dans les journaux, média toujours neuf à l'époque.

Bien que Larra était célébré pour sa satire sagace, on refusait de suivre ses

conseils.

Ce sont aussi bien les circonstances de la libéralisation de l'Espagne

que les circonstances personelles de la vie de Larra, sources de sa faillite,

qui seront présentées dans cette étude.

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Agradecimientos

Quisiera ante todo agradecer al profesor Victor Ouimette por haber

aceptado dirigir esta tesis, por los valiosos COllSCjOS que me ha dado y por

el tiempo que ha sacrificado por mi proyecto. Adernas, recuerdo con

gratitud la paciencia con que ha acompanado Inis cstudios. Me gustaria

también reconocer el trabajo que he ocasionado a las secretarias.

Igualmente doy las gracias a Renee Wilson y Arnald Desrochers cuya

hospitalidad me ha posibilitado la estancia en Montréal. No quiero

olvidarnle de mis padres y les agradezco el apoyo que supicron

manifestarme a 10 largo de mt~ estudios .

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• A Dorothea

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El fracaso ddlilleral Mariano José dt" LaIT;! ('o~('fitor })olîtico

Indice

Pù~il1n

Introdncdôn

Elliberalisnlo y Espafla 5

• Intenciôn de Larra 22

Larra y el periodismo 2H

El auge deI periodismo en el sigl0 XIX 2R

Problemâtica deI periodisITlo ~H

Larra y el pûblico 5S Larra sin pûblico 58 Los articulos, 60bra periodistica? (if)

Larra. el hombre H4

El afrancesado H4 • El oportunista H4

El hombre 101

Contenido 114

Conc1usiôn 1 ~~~~

Bibliografia 1 ~35

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El frgcasQ delliberal Mariano José de LélITa como escritor politico

Introducciôn:

A pesar de su corta vida, Mariano José de Larra (1809-1837) fue un

escritor sumamente prolîfko, cuya obra conSIste en poemas. la novela El

doneel de Don r':nrique el doliente. unas traducciones de ob ras de teatro

l'ranc{·s. varias compdias originales y su drama romantico, Macias. Lo mejor

d, Sil ohra. sin embargo, son los articulos, que se publicaron bajo varios

• s(,lIdônimos erl periôdicos entre 1828, cuando el joven Larra atrae por vez

primera la att'nci6n como periodista con las primeras salidas de El Duende

Satirieo deI Dia. y su muerte en 1837. Al igual que su contemporâneo José

de Espronceda (1808-1842). a Larra se le considera como el prototipo deI

romélntICo liberal no conformista en la Espaiia de la primera mitad deI siglo

XIX, y sigue incontestada la "actualidad de Larra," para hablar en palabras

de Juan Goytisolo. Escrihe éste en 1961 que los articulos de Larra son "mas

actllates que todo 10 que por el instante aparece en Espaiia, por la sencilla

razôn de que la sociedad ql1e fustigan continûa siendo la misma en 1960

que l'Il 1836. cuando menos en sus lîneas generales,"}

Consideranclo que el juicio de Goytisolo es, entre otras cosas, el

resu1tado de su propia situaci6n de intelectual oposicional en los aiios

seSf.'nta y en la época de Franco, hay que relativizar un poco esta opinion.

Ya qut' no hay mas censura y Espada es gobernada por un parlamento

democrélticamente elegido, pal '-~ce duc1oso que actualmente alguien esté

contellto con "volvef maiiana" sin tomar medidas para quejarse hasta la

ùltima instaneia. No obstante, la critica contemporanea ve en Larra aun hoy

Ulla flgl1ra de pO'1ible identiflcaci6n y concluye que muchos de sus anâlisis y

1 Juan Goytisolo, "La a('tualidad de Larra," El fUf2Ôn de cola (Barcelona: Seix Barral. 1976) 22.

1

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Q

descripciones de las relaciones espailolas todavia SOI1 vülidos. Al mislllo

tiempo se advierte de los rambios y contradiccioncs en su pellsamknto que

no permiten la utilizaci6n deI pC'I1samknto de Lurn l'eua dirccciOIlt'S

polîticas de moda.

Ya en 1828 Larra. un joven de IR allos. pubhca sus pnlnclos arl1clI!os

(entre ellos "El café" y "Corridas de torros") Cil su propio pt'nodico. El

Duende Satirico deI Dia. pero la ülse mas prodl1rtiv'l dei pCI imhsta LaIT.I

corresponde a los aiios entre 18:-32 y 18~)7, es decir los pnmeros ;UIO!'> de la

regencia de la reina Maria Cristina, cuando lilwrales y carlistas. t' \IIChlSO

• f8cciones liberales entre si. lllchaban violcntaI11entc Los artÏctl)os d(' LalTa

~on documentos de la situacion social e intelectual de la {'pOCé.l y st' dt'staclln

ademas como prueba de las partkularidadcs dei Hlltor. talcs ('omo el lIltcres

moralizador y analitico en Espaiia y sus costull1bn's, d dOll de dcscnbiI­

escenas de la vida cotidiana. 10 que se ha Ilmnado cost t1lllhrisll1o. y

finalmente la elocllente mordacidad satÎnra que tltiliza para desclllllélSCélflll

conductas privadas y pùblicas. Este don de la observaCÎùn y descnllCl(lll

minuciosas de sus alrededores le ha valido la dasifkaciôn dt> ('s('( ,lor

costumbrisia y. efectivamenie. gran parte de sus arti{,llios descrihen "Iaf-.

costumbres" deI pueblo espaiiol y pintant aunq\1e de lma mancra ~alirÏt'él .

los vaivenes visibles de los espaiioles segûn la mocla dt' la {'})oca.

Sin embargo. no solo salieron de su pluma artic\1)Os de ('ost 11l1llJres.

si no que escribi6 Larra también artîclllos CXplîClt ament!' polît H'OS, ;l1lJ1qlH' a

veces disfrazados de costumbrisias Reconoce Lomba y P('draj<l <jll(, Larra

era "costumbrista s6lo en la forma: en el fondo. polîtico y psicülogo. atento a

la dinamica dei espiritu mucha mas que a la cxkrioridad visihlc y dJ(}}('ra .. 1

Ricardo Navas Ruiz hasta mantiene que Larra. entre todas sus éjctividades

literarias - articulos de costumbres. critica literaria. etc. - preferiria l~l de

1 José R. Lomba y PedraJa. Mariano ,José d(' Larra (Fi2arol. Cuatro e"tudlor> que le t!i).!l.!lliul a le bordean (Madnd. Olôza~a, 1936) 6.

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escritor politico y basa su argumento en esta cita deI autor: "jCostumbres!

jOtra vcz! iCostumbres y siempre costumbresl lQuién le ha dicho a Figaro

que pucdc importarle al pûblico madrileiio de junio de 1835 ni el bosquejo

dc sus costumbres que 8abe él mejor que el que se las viene a contar ni las

ohservaciones de sus viajes ni ( ... )?" l , Y que de todas maneras resulta muy

diflcil separar los articulos aunque fueran clasificados temâticamente en las

colecciones. En realidad, Larra se siIve deI articulo costumbrista s610 para

dar forma a su pensamiento, 10 utiliza casi f;omo una caja en que meter su

critiea polîtica. segün mantiene Courtney Tarr:

Para Larra, el artîculo de costumbres es un medio, no un fin: un molde apropiado y popular en que dar forma a su ('scrutinio, critieo y emocionaJ. dei panorama social. politieo y cultural de su tiempo y lugar: una forma a la vez ligera en tono y seria en implicaciones, que aproyecha todas las ventajas dei ensayo eritico y de la sâtira formaI, pero que no tiene ninguna de sus desventajas: pûblico limitado y la responsabilidad personal e intelectual. 2

En este contexto no parece ser insignificante el que José Luis Abellân, en su

Historia critica deI pensamiento espaiiol. le dedique a Larra todo un capitulo

en la seeci6n intitulada "El triunfo dei Romanticismo literario: 3) Los

Ide610gos".3 Entonces. se puede decir que Larra se ve a si mismo y es

considcrado coma escritor politico.

Si es escritor politico. hay que preguntarse lCuru es su orientacion

politica y en ql1t' circunstancias escribe? Mientras que la segunda pregunta

parecc facHo la primera 10 es mucho menos y se la puede contestar

solam{3nte al mirar la época en la cual vivia Larra. Es una época de

transici6n y un momento muy critico de la historia de Espafta, el mon"lento

dei gran salto deI régimen viejo al nuevo. de un gobierno absolutista a una

especie de gobierno por 10 menos de forma liberaI. Es. en fin. la época deI

1 Wcanio Navas Ruiz. hnâ2enes libt'rales (Salamanca: Almar. 1979) 41. 2 F. Courtney Tarr. "Mariano José de Larra (1809-1837)", Modern Language Journal 22

(J937-1938): 47. ~~ ,José luis Abellan. Liberalismo y RomanUcismo (1808-1874), Historia Crittca dei

l)ensdllliento eSl)arlol. IV (Madrid: Espasa-Calpe. 1984) 283.

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reinado absoluto y desp6tico de Fernando VU. que. después dp la mlH.'rtt' de

éste en 1833 cedi6 al reinado de Maria Cristina y su hija Isabpl II con ulla

serie de liberales siIviendo de primer ministro. AI misnlO tit'mpo empit'za la

Guerra de Sucesi6n que. en e3encia. es una guerra civil entre los Ilamados

carlistas. y los cristinos. porque el hermano de Fernando VII. el Infante.' don

Carlos. insiste en realizar sus derechos al trono. Basta decir. por el

momento. que son tiempos dificiles y ca6ticos en los que Larra t'scribe y

trata de convenccr al publico de sus ideales liberales.

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El liberalismo y Espaiia

El térmiuo 'liberalismo' se usa diariatnente y puede que no haya. otra

palabra que se emplee en tantos paîses diferentes con otros tantos

signifleados divergentes.

El origen etirnol6gico de la palabra queda todavia muy claro. Viene deI

adjctivo latin ~ que quiere decir 'libre'. Asi, ya se puede decir que el

liberalisrno pone un acento particular en la libertad coma valor de base. El

liberalisrno empieza con el eniendimiento de que el hombre es libre; que sus

Hctos son los suyos propios y nacen de su propia personalidad, de su libre

albedrio y que no se pueden forzar. Pero esta libertad no se posee desde el

nacimiento sino que se adquiere paulatinamente al entrar el hombre en una

posesi6n autoconsciente de su personalidad a través de una vida de

disciplina y progreso moral. Pero ya se encuentran problemas. Si el hombre

es libre. hay que preguntarse de qué clase de libertad se trata, y libertad de

qué y para qué.

A partir de los siglos XVI y XVII. los pensadores y partidarios deI

liheralismo quieren liberarse de las restricciones impuestas por el orden

tradicional. es decif por el seiiorio feudal y el clero. Estas restricciones son

primero de carâcter ideolôgico, manifestândose en la dominaciôn de la gente

por una sola religion, el catolicismo. 1 Segûn Benedetto Croce, elliberalismo

es una religion por encontrarse en él esencialmente los mismos elementos

que los que se hallan en una religion. elementos tales coma la sinceridad de

la crepncia. la integridad de caracter. el aeuel do entre la palabra y la accion,

la reaninlacion deI concepto de la dignidad personal y el sentimiento de

aristocracia verdadera. El concepto de realidad y la ética deI liberalismo le

1 Andre Lteblch. Le Libéralisme claSSiQue (Québec: pug. 1985) 5-45.

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prestan el caracter de religiôn. Ademàs. el liberalismo es t'sellcÎalnwnte

religioso en su forma y sus institnciones. 1

Segùn Croce. el liberalismo como religiôn tenia que chocar con las

demâs religiones. siendo la fe catôlica la negaciôn mas directa y logka de la

idea liberal. La iglesia catôlica hasta se proclama a si misma prototipo de la

oposiciôn. Para los liberales. en cambio. el fin de la vida es la vida misma y

el hombre tiene que aumentar y elevar esta vida por medio dt' la iniciativa y

la creatividad individuales. Para los catôlicos. la finalidad dt' t'sta vida

consiste exclusivamente en la preparacion para la otra vida y. para

prepararse. hay que observar absolutamente las leyes divinas eonulI1icadas

por los representantes de Dios en la tieITa, es decir la Iglesia. 2

En consecuencia. el liberalismo se destaca por su oposiciôn y rupt tira

con el catolicismo. y en este sentido la Reforma. quc vindica la

individualidad, puede verse como el primer paso hacia cl liberalismo. La

Reforma no se produjo en Espaiia y Larra habla con cierto pcsar de la

tolerancia religiosa en otros paises, sobre todo los paises nordicos europeos:

Los liberales, sin embargo. y los reformadores hubieran triunfado hace mucha tiempo completamente y para siempre. si en vez de envolver en la ruina de los tiranos la religion. necesaria a los pueblos. y de que ellos habîan hecho un instrumento. se hubieran asido a esa misma religion. apoderandose de esta suerte de las armas mismas de StlS

enemigos para volverlas contra ellos. El protestantismo. separando en los pueblos donde se introdujo la religion de la polîtica. el cielo de la tierra. y poniéndose de parte de los pueblos. obrô con mejor instinto: se granjeo el respeto y se consolid6 renunciando a miras mundanas de ambicion: llego a ejercer una verdadera influencia. tanto mas indestructible cuanto mejor era su fundamento: y aseguro la libertad arraigândola primero en las conciencias, en las costumbres después. Herman6 la libertad con la religion. 3

1 Benedetto Croce. Hislory of Europe in lhe Nlneleenlb Century. lrad. Henry Fursl (New York: Harcourt. Brace & World. Inc .. 1933) 18

2 Croce. 20. 3 Mariano José de Larra. "Prôlogo a la ediciôn castellana de El dOŒma de los hombres ~." en Ohras de Mariano -José de Larra {Fi~arol ed. Carlos Seco Serrano (Madrjd: Biblioleca de Aulores Espafloles. 1960). IV. 292.

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Pero el Iiberalismo. en cuanto religi6n. como ha expuesto Croce. tiene que

oponerse mas tarde al cristianismo también y hasta a la religiôn en general.

por 10 menos teôricamente. Se quiere simplemente tener toda la libertad

para creer 0 no creer seglin la propia conciencia: se quiere seguir una propia

razôn: ta1 es la libertad de pensar 0 la libertad intelectual. Las religk,les

tienen que reaccionar y mientras que otras religiones. sobre todo el

protestantismo. embrazan y apoyan al liberalismo. el catolicismo se queda

en la oposici6n radical y hasta se aisla a si mismo al meterlo todo en el

mismo sacQ: liberalismo. protestantismo y masoneria. 1 Cuando Larra, al

referirse a la uniôn entre protestantismo y liberalismo, sugiere para Espaiia

seme jante desarrollo. "aunque mâs tarde. lpor qué no hemos de hacer 10

propio con el catolicismo?," 2 todavia es demasiado templ'ano. ya que el

concordato de 1851 declarara la fe cat6lica la linica religiôn deI pais.3

Otras restricciones se imponen por el Iado deI Estado. y el liberalismo

llega a ser un movimiento de liberaci6n deI despotismo politico y deI estado

feudal. caracteristicos de ]a época absolutista. Fuente y criterio deI

liberalismo es el individuo. concebido coma un hombre libre de todos los

enlaces tradicionales y al que se considera autônomo. La ultima autoridad

se encuentra en la raz6n y el juicio propios deI hombre. Con esta autonomia

individua] vien en ciertos derechos. como los derechos naturales a la vida, a

la libertad. a la seguridad y a la propiedad. Los individuos liberales

autônomos se unen para formar una sociedad porque su razôn los hace

darse cuenta de que aquélla es necesaria para la realizaciôn de los intereses

propios. Al satisfacer los intereses propios se satisfacen inconscientemente

los intereses de los demâs. La sociedad no es sino la acumulaciôn de

intereses individuales.4 Asi deberia funcionar por 10 menos en teoria. La

1 Croce, HistOly of Europe in the Nineteellth CentuO'. 26. 2 Larra. "Prôlo~o a la ediciôn castellana de El d02ma de los hombres libres," Obras. IV.

292. 3 Croce, 191 4 Andr~ Liebieh. Le Libéralisme classique. 5-45.

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practica. como ocuITe a menudo. es otro asunto. y resulta que los liberalt's

tuvieron que luchar durante décadas y aun siglos en algullos paises IlHsta

conseguir sus ideales pOl' 10 menos en parte.

El siglo XIX. marco temporal dei movimiento liberal en la mayoria de

los proses europeos. es el siglo de las "asociaciones." El que quisiera t'fe('hmr

algo y hacerse oir puhlicamente tenia que organizarse en gnlpos. El proc("so

continuo de la organizaciôn y burocratizaciôn penetraba en todos los

aspectos de la vida: politicos. econômicos, sociales y culturales. El probkma

primordial que se plante a entonces para los liberales que se proponen

• realizar su ideal deI individuo responsable de si mismo es cômo integrar al

individuo otra vez en uniones colectivas. después de haber proclanlado la

libertad y el libre albedr:îo individual. Este problema resulta aun mâs dificil

al aparecer en el siglo XIX una variedad de nuevas clases sociales antes

desconoeidas. formando una sociedad de clases que confrontan a los

liberales con nuevas exigencias. De estas clases normalmente no proc('dcn

los liberales y pOl' eso resulta para los liberales ser una taft~a para

generaciones por venir el comprometer estas nuevas clases a la causa

liberal. 1 Ademâs, no ha existido nunca un liberalismo unitario 0 uniforme.

sinn que el liberalismo se divide en diferentes orientaciones politicas y

reviste abundantes diferencias regionales. 2 He aqui la contradieclôn

intrinseca entre el "individuo" y la "asociaciôn." que llega a ser el mayor

obstâculo para la difusiôn de ideas liberales. Al mismo tiempo se pf{$cntan

ya de antemano dos factores que impedian el éxito de Larra como escritor

politieo: las fuerzas liberales de Espaiia todaVla no se habian organizado y

Larra no hace nada para organizarlas. 10 que le convierte Iiteralmente en el

"pobrecito hablador. ft en el "predicador solitario en el desierto." Si no hay un

1 Dieter Langewiesche. "Deutscher Liberalismus lm Europâischen Ver~leich." LiberallsfDW2 im 19. Jahrhundert. ed. Dieter Langewiesche (Gôtlingen: Vandenhoeck und Ruprecht. 1988) 13.

2 Dieter Langewiesche. "Deutscher LiberaUsmus lm Europâischen Ver~lelch." 11.

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liberalismo uniforme, tampoco puede existir solo una verdad liberal, la que

Larra pensaba poseer, como se ha de demostrar en el presente estudio.

Otro aSpf!cto dei liberalismo que hay que subrayar es la importancia

de ]a nnb]cza para ]a historia delliberalismo. No es cuestion de dudar que el

libe"alismo esencialmente ha sido un movimiento de la burguesîa. Sin

embargo. ya se evidencian dos puntos: para el liberalismo el ideal del

ciuoadano es el citoyen y no el burgués. En este principio se basa el

atractivo deI Iiberalismo. el cual trasciende las clases y los seQtores de la

poblacion. La importancia de la nobleza para el liberalismo europeo

significa. en segundo lugar. que ésta tenîa la capacidad de adaptarse a las

difcrentt's condiciones que existian en distintas sociedades europeas. En

lugares donde la nobleza podîa mantener su significado politico, social y

econômico. también logro identificarse con elliberalismo. 1 De esta forma

parece un error. quizâ también el error de Larra, el rechazar y excluir a la

nobleza ùnicamente por pertenecer al antiguo régimen, porque, a menos que

se quiera adoptar la medida de extinguir a las clases no concordantes, hay

que incorporaI' a todas las clases de la sociedad para establecer el

liberalismo de una manera u otra en un sistema politico.

Al mismo tiempo que el liberalismo querîa implantarse en cuantos

paîses le fuera posible, se caracterizaba por un pensamiento esencialmente

clitista, otra contradiccion problemâtica. Los liberales europeos rechazaban

el sufragio universal democrâtico. Sôlo el que cumpliera con los criterios

liberales de un ciudadano, el que tuviera una cierta educacion e

independencia econ6mica. tendria el derecho de votar, porque los modelos

liberales se referian al ciudadano independiente, tanto politica coma

econômicamente. en la cu]tura y la sociedad. 2 Sin embargo. no existia en la

Espaiia de Larra esta clase de ciudadano liberal. La mayor parte de la

lob. ciL. 17. 2 Dlelt'r Langewiesche. "Deutscher Liberalismus im Europâischen Vergleich." 14.

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poblacion consistia todavia en agricultores pobres y sClviles. dependientes

de la clerecîa y la nobleza, y controlados por ellas.

Definidos los rasgos mâs generales deI libcralismo. hay que considerar

ahora si habia liberalismo en la Espaiia de Larra y. si es que 10 habîa. camo

se desarrollaba. En este contexto F. M. Kerchevillc hace la 111l1y atillada

observaci6n segun la que los historiadores en general no hacen ningnl1a

referencia al liberalismo espaiiol. Guido de Ruggiero. POl" ejenlplo, cuya

History of European Liberalism ya es un estudio clâsico. examina

cuidadosamente los movirnientos liberales en Inglaterra. Francia. Alt'mania

e Italia. pero no menciona el liberalismo en Espaiia. 1 Sigul.' Kerchevillt'

diciendo que,

mientras que en otros paises el liberalislTIO exisha en forma real y tangible en la politica y otros aspectos de la vida. el liberalismo espaiiol no Jogra separarse de la mera expn'si6n literaria. En Espaiia el liberalismo ha sido siempre mùs bien una filosofia de vida. una actitud. que un programa politico y hay que buscar en la literatura para encontrar la esencia dei pensamiento liberal espaiiol. 2

Estos puntos de vista solo se podrîan explicar por la falta de una

historiografia en Espaiia, 10 que Larra ilustra en la breve correspondcncia

entre el Bachiller Don Juan Pérez de Mungia y su corresponsal de Madrid,

Andrés Niporesas, quien contesta a la demanda deI primero de envia rIe una

buena historia de Espaiia con una especie de encogimiento de hombros:

"Con respecto a la Historia de Espaiia que me pides, como me dices ha de

ser buena, no te la puedo enviar. porque no la he encontrado." 3 Lo ùnico

que se puede encontrar son "una Academia de la Historia. y un despacho de

mapas en la calle deI Prîncipe."4 Comentando la inauguraci6n de nuevas

câtedras en el Ateneo Cientifico y Literario de Madrid, Larra repite la queJa

1 Guido de Ruggiero, The History of European Liberallsm. lrans. R. G. Collingwood (London: Humphrey Milford, 1927). 1-443.

2 F. M. Kercheville, "Larra and Liberal Thoughlln Spain," Hipania XIV (1931): 197. 3 Larra, "Carta iIIUma de Andrés Niporesas," Obras 1. 150. 4 Ibid.

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de que faltan posibilidades de instruccion historica, asi coma una obra

coherente de historia nacionaJ, diciendo:

Otro ramo importantisimo y de no menos dificultad y confusion que la legislaci6n, es la historia nacional. descuidada entre nosotros hasta el punta de no poder ofrecer aJ estudio de los que qaieren cultivarle. ningun libro elemental y medianamente razonado. Solo poseemos cr6nicas: en eso podemos echarnos a renir con la naci6n que mas tenga. y compilaciones indigestas. Ni un solo historiador filosofo. ni una clave de nuestras revoluciones. Es decir que tenemos materiaJes para escribir una historia: tenemos 10 menos que puede tener un pueblo. la historia misma. 6Cuâ.l esta sin la suya? Con respecta a la nuestra. no nos falta mas que entenderla, escrihirla y aprenderla. 1

Las observaciones de Larra acerca de la historiografîa espaiiola no son

nuevas, camo hace notar Susanne Zantop, al enumerar a varios

historiadores como Alberto Lista, Manuel Sempere y Guarinos y Andrés

Muriel. que lamentan de manera seme jante la indiferencia de los espaftoles

ante ]a propia historia. 2 Zantop hasta descubre que las palabras de Larra

son ca si idénticas a la conclusion de un discurso leîdo por Gaspar Melchor

Jovellanos en su recepcion en la Real Academia de la Historia. Dice

Jovellanos:

La naciôn carece de una historia. En nuestras cronicas, anales, historias, compendios y memorias, apenas se encuentra cosa que contribuya a dar una idea cabal de los tiempos que describen. Se encuentran, si, guerras, b atall as , conmociones, hambres. pestes, deso]aciones, portentos. profedas, supersti­ciones, en fin. cuanto hay de inutil, de absurdo y de nocivo en el pais de la verdad y de la mentira. Pero: Gdonde esta una historia civil que explique el ongen, progreso y alteraciones de nuestra constitllciôn. nuestra jerarquia polîtica y civil. nuestra legislaciôn, nuestras costumbres, nuestras glorias y nue stras miserias?3

Asi. parece un resultado de un defecto de los historiadores el que no se

mencione el Jiberalismo de Espafta al hablar deI liberalismo en Europa.

1 Larra. "Alent'o clentifico y lilerario III." Qbras II. 235-236. 2 SusanJlt' Zantop. Zeltbllder Geschtchle und Llteralur bel Heinrich Heine und Mariano

José de Larra (Bonn: Bouvier Verlag. 1988) 112. 3 Gaspar Melchor Jovellanos. "Dlscurso lei do por el autor en su recepci6n a la Real

Academia dt' la Historia sobre la necesidad de unir al estudio de la le.~jslacjôn él de nueslra historia y anti~üedades". Obras (Madrid: BAE 46. 1858) 298.

Il

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c

Segun Abellân. el liberalismo en Espada se inidô cllando el pllt'blo

espaiiol aparecio por vez primera en el pIano polifjco. El motin de Aranj\wz

dei 17 de marzo de 1808 significo el despertar de la concie-ncia popular.

Entonces. la presion popular provocô la abdicaciôn de Carlos IV. la ('aida dt'

Godoy y la subi da al trono de Fernando VII. Al It'vantarst' el ptlt'hlo

madrilefto el 2 de mayo deI mismo ano. la masa popl1lar llega a ser

protagonista historico-politico. 1 Abellân atribuye a la Hamada Guerra de

Independencia una honda significacion politico-revohlcionaria. eorrespon­

diente a la revoluciôn francesa. que iba a transformar la t'structura politi('H

• dei pais. Niega que fuera solo un mero episodio bélico-patri6tico. tal coma 10

vieron erroneamente los circulos liberales. Pensando que St' trataba dt' llll

acontecimiento patriôtico de carâcter reaccionario y xenofobo. optaron los

liberales hasta por la causa de los franceses. porque veian en JOSt' 1 la

posibilidad de cambio. 10 que en Fernando VII no era obvio.

Sin embargo. el pueblo no tenia una clara voluntad revolllcionaria y

los liberales se equivocarop. al ver en él una deddida vohmtad dcmocrâtka

en nombre de la cual creian actuar cuando legislaban. El polo opuesto cran

los tradicionalistas que pensaban que ellevantamiento popular tenia lugar a

favor deI ~astici~mo y el absolutismo monârquico de corte tradicional y en

contra de todo 10 extranjero. De esta manera se formaron las dos Espanas.2

Mientras duraba la guerra, los liberales se reunieron en Cadiz y

aprobaron una constitucion. En general. se reconoce que la Constitudôn de

1812 era muy adelantada para Espafta y constaba. entre otros. (k los

siguientes puntos importantes: la proclarnacion de la soberanîa nacional y

de las libertades fundamentales. la creac ion de una câmara elegida por dos

aftos por sufragio indirecto. la division dei poder absoluto deI rey en los tres

poderes clâsicos que son el legislativo. el ejecutivo y el judicial. la

1 José Luis Abellân. Liberalisrno y Rornanticisrno (} 808 - 18741. Historia critlca deI pensamiento eSPaDo1. IV (Madrid: Espasa-Calpe. 1984) 16.

2 ob. cit.. 16-17.

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prohibiciôn de los privilegios y las jurisdicciones de seiiorio y el iniciù de la

desamortizaciôn de los bienes de la Iglesia.

Mantienc Abellân que las Cortes de Cadiz y la Constituciôn de 1812

rompcn con el antiguo régi men y Espaiia entra decididamente en la época

contemporanea, a pesar de las maquinacione& de Fernando VII y los

feaccionarios que querian dar marcha atras. 1 Sin embargo, hay que tener

en cucnta al mismo tiempo que la verdadera importancia de la Constituciôn

de C<'Jdiz no tiene valor practico, ya que fue abolida por Fernando VII al

volver deI exilio en 1814. Mas bien parece utilizarse como simbolo dei ideario

lihéral en todo el siglo XIX. En efecto, como observa Diego Marin, es una

sola cn una serie de nueve constituCÎones que se proclamaran

alternativamente en funciôn de los movimientos deI péndulo pulîtico.

Ademas, se inicia el "cuIto constitucionalista" de los liberales quienes

"lucharân por su ley constitucional como si fuese la panacea de todos los

males politicos, bajo la ilusiôn ingenua de que basta proclamar una

constituci6n para que sea una realidad politica. "2 Curiosamente, 0 quiza

fatalmente, las ideas de la Constituci6n de 1812 son las mismas de la

Revolllciôn Francesa, es decir los principios basicos dei invasor napole6nico,

contra quien luchaba casi toda Espaiia, asi que no debe sorprender que no

cayera en tierra fërtil en aquellos tiempos.

Bastara recordar que Fernado VlI rige con mano dura, hace perseguir

a los liberales. arroja a los afrancesados deI pais y restaura la monarquia

absolllta apoyândose en la aristocracia latifundista, el clero y una censura

rigida. La época fernandina durarâ hasta la muerte deI rey en 1833.

internlmpida solo una vez por el llamado trienio liberal (1820-1823), en el

cual los liberales, por medio de la fuerza militar y la sublevacion de Rafael

de Riego, lograron restablecer la Constituci6n de 1812 hasta que los

1 José Luis Abellân. Liberalismo y RornanticisffiO CI 808 - 18741. 17 2 Dtt'~o Marin. La civil~aciÔn espanola (New York: Holt Rinehart and Winston, 1961) 184.

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4

franceses invadieron una vez mas el pais. esta vez en nombre de la Santa

Alianza de las potencias reaccionari'ls de Enropa. prc{)cupadas por cl

peligroso foco liberal. y para restaurar el principio dt'! absol\ltisnlO. es <kdr

el derecho divino de los reyes. lnteresante aspecto signitkador dt'! t'plSodio

era el hecho de que esta vez algunos sectores dei pueblo recibi('rall a las

tropas francesas con el gl ito de "jVivan las cadenas!." 10 que revela cl

minimo arraigo popular que tenia la causa literaI. Tun(m de Lara t'xplica

este fenômeno con 10 poco que entendieron los libcraks la vida real dei

pueblo basândose en una cita de Emilio T. Fernandt'z que (hcc:

En general. se puede éÛIrmar que [los liberaJesl no seilHan las necesidades de la clase mâs ~ufrida de la naciôn: no l'ran sus representantes: no esta ban vincuh'.dos a clIa ('omo das(' ( ... ). Los iiberales, leguleyos. comerciantes. profesionales. et (' .. conocian el campo sôlo por los libros. y por tnuy huenas 'IUt' fueran sus intellciones no tenian energia su fi ci t'nh" para imponerlas en la pnictica. 1

Sigue la Hamada 'ominosa década' y Fernando VII continùa su reinado

ahsoluto.

Al no tener herederos varones. el rey aboie la Hamada Ley SaJicél de los

Borbones, que establecia que a falta de hijos valones un hermano pocha St'r

rey, y declara su sucesora a la recién nacida Isabel (*1830). Despu(s dl' la

muerte de Fernando VII en 1833, gobiema su viuda Maria Cristina en h Jgar

de la infanta, por tener ésta apenas tres ailos de edad. Sin embargo. tanto

los circulos mas tradicionalistas deI pais como la Iglesia 'lpoyan a Don

Carlos. hermano y presunto heredero deI rey, que se hace nomhrar rey por

sus partidarios y reclama el trono. Esto hace estallar la primera Guern·,

Carlista. una guerra civil que durarâ siete aiios y se cOfIvierte curiosam('nk

en una guerra entre liberales y constrvaùores (Carlistas), porque la rcina

regente Maria Cristina se ve forzada a recurrir a los liberalcs, visto que los

conservadores toman el partido deI pretendiente, para salvar el trono dt'

1 Manuel Tunôn de Lara. La EspaDa deI sl~IQ XIX, 1 (Barcelana. Editorial Lala, 1980) 67-68.

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Isabel. A pesar de la superioridad militar deI gobierno en Madrid. la habil

tactica de guerrillas inventada por los Carlistas y el fanatismo con que

]uchan aqll{~11os en defensa de la religion y las tradiciones locales prolongan

la ]arga y dura guerra.

[)lJrantp los afios de esta guerra varios liberales sirven coma primer

ministro y Larra tiene la oportunidad de comentar la polîtica de cinco de

eHos. an tes de poner fIn a su vida. Son éstos Martînez de la Rosa. (enero

1 H~34 a junio 1835), el Conde de Toreno. Uunio 1835 a septiembre 1835).

Juan Alvarez Mcndizabal. (septiembre 1835 a mF'yo 1836). y Francisco

• Javier Istùriz hasta el 14 de agosto. dos dia·; después deI motin de La

Granja. cuando José Maria Calatrava llega a ser el nuevo jefe de gabinete.

No sc hara aqui un estudio detallado deI desarrollo hist6rico deI

liberalismo que acompaiia la vida de Larra. sinD que mas bien se trata de

sllbrayar los factores ruas importantes que impiden que el liberalismo se

implante f"trme y continuamente. Aunque los liberales en los tiempos de

Larra parlicipan en el poder. el régimen liberal esencialmente no logra

cstab]cecrse como tal. Por un lado. las concesiones que hace la Corona y la

noblcza a los liberaJes son la consecuencia de la necesidad de resistir al

enemigo comùn. que es el carlismo. y no nacen de una voluntad compartida

por ]a mayor parte de la sociedad. Por otro lado. los liberales. y esto parece

ser una cronica enfermedad de] li.".Jeralismo. proceden de varias

agrupaciones politicas y sociales. Ya desde el principio de la Regencia. los

libcrales se dividen en dos gnlpos bâsicos. los moderados y los progresistas.

Mientras que los moderados opinan que la constituci6n hist6rica de Espaiia

no se presta a un carnbio en favor de principios abstractos y buscan la

evolllci6n. los progresistas favorecen el ataque dt!cidido a la Iglesia y la

rt"volllcion. que segùn ellos es legitima al no haber maneras legales de llegar

al poder. Alubos movimientos lucharân por la enmienda constitucional

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1

4

segûn el propio ideario. 1 En el Estatuto Rt:"'al ot:"' IH34 sc 1ll1H'stnlll ya los

principios deI liberalismo Illoderado. El arquitt'cto dei l':statllto I{l'al.

Martinez de la Rosa. piensa que Espéuï.a no lWCt'Sit.l estas do{'trinas qut' St'

basan en teonas sobre el estado natural y prt'tendcll transfùrmar ploincipios

generales y abstractos en reglas pnictÏ<'as de gobierllo. Scgùn d. sc P\I('<I('

gobernar s610 con reformas pràcticas y sanas. porquc Espaüa hl'IH' su

propio carâcter formado por la historia. el cuai hay qllt' considerai' clI:llldo

se instaura un nuevo sistema de gobierno. El Estatuto Real aspira a

restaurar la constituciôn histôrica de Espafia y sus VÎt'lélS leyl's b:lskas.

• abandonadas durante tres siglos. No se cuestiona cl clualismo p~HlaJll(,llt()­

rey, es decir la monarquia queda inlacta. El pensamiento constitllciollal (It­

los liberales moderados se asocia explicitamente con el pasado. 10 qllt' S('

revela en el reconocimiento de ciertas cLases sociales perknecicnt('s al

antiguo régimen, como la nobleza, que continùa siendo la c1as(Jo

prominente.2

"Elliberalismo. si queria implantarse y arraigar. necesitaha tlna TlIH'va

base social, y ésta no podia ser otra que la constitucion de la hurgtlt'sÎa

coma c1ase social consolidada. "3 De aUi, el modelo de socicdad de los

liberales t'spatioles se basa en una sociedad de clases medias qllC formaféOI el

nûc1eo deI estado. Segun los liberales, la clase media es ]a fucrza principal

deI estado, porque en ella se hallan los recursos materialcs y moraks. Los

intereses de la clase media son idénticos a los de la sociedad y. por

consecuencia. al defender aquéllos no se puede poner en peligro la sOCÏeclad.

Entre las cualidades que los liberales atribuyen a la claf-.e media se

encuentran la inteligencia. la propiedad, la independencia, ('1 sentido de}

orden y la educaci6n. De alli la arrogancia eliti~ _3 liberal al justifkar ]a

j Joaquîn Abellân. "Der Llberalismus ln Spanlen 1833-1868," Llberdll;,mu~ 1111 1 (J, Jahrhundert ed Dieter Lanp;ewlesche (GolUnp;en' Vandenhocrk und Hupn·dll. 1988) 441.

2 ob Clt.. 441-442. 3 José LUls Abellân. ,Llberahsrno y RomanUcismo 0808 - 1874), 368.

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posiciôn subordinada de las clases bajas por la falta de educaciôn e

indcpendencia cconômica de éstas. Los liberales se ven destinados, y en eso

no se distmguen sinn marginalmente de la monarquia basada en el derecho

divino, a ejercer cl poder politico a favor y en lugar de las masas incultas y

dcgradadas. 1 Sin embargo. y aqui hay que recordar 10 dicho sobre el

Iiberalismo en general, no se hacen revoluciones sin el pueblo. asi que se

permiten las siguientes preguntas retôricas: con esta actitud. lno se

autolimitan los liberalcs ya de antemano a ser una minoria, y qué le importa

al puebla el liberalismo si significa sôlo pasar de una tutela a otra?

Los liberales. ademâs. interpretan a la clase media coma la clase,

segün revela ya el nombre "media," que literalmente acttia de mediador

entre los ricos y los pobres y que tiene pOT estos motivos la misi6n y la

aspiraciôn morales al poder politico. Pero el dl?sarrollo politico es muy

diferente de estas nociones. y la clase media, en vez de mediar, se delimita

de los pobres abriéndose hacia la nobleza por ser incapaz de realizar las

reclamaciones politicas de su propia fuerza. 2

Ya se ha mencionado que la independencia econômica, es decir la

propiedad. es indispem,able para el arraigo dei liberalismo. En esta

moderados y progresistas estân de acuerdo: la libre propiedad y la libre

circulaciôn de ella deberÎém ser la base de la nueva sociedad y dei estado.

Ademâs, la propiedad estâ directarnente relacionada con el derecho de votar.

Pero al llegar al poder los liberales, la sociedad espaiiola todavia es de

canicter agricola, con una estructura de la propiedad territorial en que los

bienes eclesiâsticos y de "manos muertas" constituycn la mayor parte dei

suelo cultivable. La desamortizaciôn, iniciada por los liberales en 1836. tiene

el objeto de redistribuir las tierras y crear una clase de propietarios

compuesta de capitalistas. latifundistas, campesinos y labradores. Los

1 Joaqu\I1 Abt"IIan. "Der Liberalismus in Spanien 1833-1868," 442. 2 ob. clt 444.

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liberales todavia piensan que la privatizacion de la Ut>rra producinl

automâticamente una propiedad agraria de tipo medio. la cual favorc('eria Cl

los campesinos y labradores. porque asi ocurrio en Francia. A pesar de

algunas voces criticas. se lleva a cabo el decreto desamorUzador. Florez

Estrada, por ejemplo. aunque aprueba en gel1cral l~l objl'to de la

desamortizacion, prevé ya las consecuencias fatales (:'ara las clases bajas.

advirtiendo: "Cuando esta clase, cuya existencia esta ligada a l'ultivar la

tierra que pertenece a otro dueno, no tiene capital para adquirir los

suficientes enseres con que trabaja, ni los animales con que se labra la

tierra, 6cômo podra adquirir la propiedad de una sola pulgada de tcrrcno?" 1

y en efecto, la rnedida desamortizadora, mientras que satisface llll

sentimiento popular, no logra para nada los objetivos a los que sc aspiraba.

Muy al contrario, resulta contraproducente por no ser una v(>rdad(\rtl

reforma agraria, al limitarse a transferir los bienes de la Iglesia a los grandes

propietarios aristôcratas y burgueses, por ser éstos los ùnicos que pt teden

comprarlos. Asi, en la provin ci a de Madrid un 17.19% de los compradon's

adquiere el 76,06% de los inmuebles, en la provincia de Sevilla un 76. 10'ltb

de los territorios es comprado por el 16.100,.1> de interesados. y de los

edificios municipales otro 76% pertenece a 147 inversores después de la

desamortizaciôn. Los campesinos y labradores no s610 se quedan sin nada,

sino que su situaciôn es aun peor porque pierden sus tierras arrendadas.

De esta forma, la propiedad llega a ser la base deI sistema politieo, sin la

que grandes sectores de la poblaci6n no pueden participar por ser excluidos

por un derecho electoral que favorecia a los propietarios. 2

La desamortizaciôn influye indirectamente también en la industriali­

zaci6n, 0 mejor dicho, en la ausencia de ésta, porqup fortalece el sistema de

economia tradicionalmente agrario y consume capital que podria inverUrse

1 Alvaro Flôrez Eslrada. "Del uso que debe hacerse de los blenes naclonales." en Obras 1 (Madrid: Biblloleca de Aulores Espanoles, 1958) 363.

2 Joaquin Abellân, "Der Llberahsmus ln Spanlen 1833-1868," 444-445.

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de otra manera en la industrializaci6n. El sistema social y eeonomico

producido por las reformas de los liberales favorece un capitalismo agrario

apoyado en una politica esencialmente antiindustrial. Los liberales

esprulolcs no ven la industrializacion coma una base indispensable de

progreso y riqueza. ambos necesarios para la implantacion delliberalismo.

Aunql](' se puede notar un esfuerzo inicial por parte de Espaiia

inrncdiatarnente después de la muerte de Fernando VII por incorporarse

rüpidamentt:' al desarrollo industrial. el intento es abortado en parte. SeglIn

T11n6n de Lara. la primera industrializaciôn

s610 reprcsenta los balbuceos de una sociedad capitalista. Las inversiones eran poco cuantiosas: el rnercado nacional. sumamente débil. Y si en Cataluiia y Pais Vasco surge el espiritu de empresa industrial. en el Centro. los capitales, producto de la acumulaciôn é graria, se orientan hacia la especulaci6n. el crédito 0 la concesiôn gubernamental y no hacia el desarrollo de las fuerzas productivas deI pais .•

El pobre dcsarrollo industrial y econômico parece tener raiees muy

profundas proeedentes de la historia de siglos atras. Tortella Casares sefiala

tres ca usas generales dei pobre desarrollo econ0mico espafiol: 1) las

('structuras sociales. politicas y culturales impuestas por la Reconquista, la

expansion imperialista deI siglo XVI y su mantenimiento por la

Contral'reforma: 2) el marco geografico y natural (clima, orografia,

hidrografla. etcétera) que ha influido en la historia econ6mica: 3) la pérdida

a principios deI siglo XIX de la mayor parte deI imperio colonial ultramarino.

Oc t'stas. Tortella Casares pone mas énfasis en la tercera diciendo:

El regalo que fueron los metales preciosos de Méjico y Peni, mâs la explotaciôn de las tierras semivirgenes deI continente americano permitieron una militarizaeiôn de la sociedad que parecia necesaria para lograr la hegemonia en Europa: se sacrif!c5 la actividad productiva y la especuladôn filos6fica a las exigencias bélicas y a la ortodoxia religiosa. La hegernonia no durô mucho, pero la rigidez social y la disdf>lina cuartelaria resultaron mas permanentes. La atm6sfera vlciada que impuso la Contrarreforma, los métodos siniestros y

1 Mallllt'I TllIlon de Lara. La ESIJana dei Si210 XIX, 2. ed. (Paris: Libreria E!"panola. 1968) 109.

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represivos de la Inquisicion. el caracter frecuentement(' racista dei esfuerzo por imponer la ortodoxia religiosa. todo t'llo ahogô el impulso creador y foment6 la IDediocridad rtltinaria. La vitalidad intelectual dei siglo XV y principios ch'l XVI fut' sofocada y es dudoso que haya nunca vut'lto a revivir Unidos a un vacuo sentimiento de orgullo derivado de la t'xaltaciùn de los ideales de conquista y de los valores arislocràtiros. todns l'stos factores inhibian el trabajo productivo y humanista. imponiendo la paz de los cementerios y la disciplina dt.' los manicomios. La economia fue una. y no la menor de sus Vlctilllas. 1

Esta mentalidad pervive aün en el siglo XIX.

c

El ûltimo punto que se mencionarâ aql1i como obstàculo a la

verda<!era implantaci6n delliberalismo es el papel dei ~j(~rcito. Se ha visto la

• importancia deI Ejército en una Espaiia que pnictiCalllcnte t'shi ('n eslado dt'

guerra continuo: las guerras de independencia contra Napoleon. las ~lIerras

de independencia en las colonias, la primera gllerra rarlista. Tampoco

oividamos el pronunciamiento de Riego. primero de una serie dt'

pronunciamientos. Los liberales dependen de la voluntad dc los nli1itart's y

éstos aumentan su influjo politico tanto mas cuanto mel10s ft H'rtes St'

muestran los politicos liberales en el poder, por querellas intestinas.

Durante la guerra carlista, los gobiernos liberales son incapaces clt'

satisfacer siquiera las necesidades bâsicas deI Ejército. 10 que obliga a los

generales a intervenir en las administraciones municipales y provinciales

para procurar alimentacion y equipo.2 Por consecuenciH. las tan"as

militares deI ejércno se mezclan con las politicas. 10 que se reflcja t ambii'n

en la participacion de Inilitares en el Gobierno y el Senado. Los libt'rales

hasta admiran al ejército por su organizacion, jerarquîa y eficicncia.:3

El liberalismo tiene muchas dificuItades en estableccrse en la l':spaiia

de Larra debido a varios factores. No habia una verdadera revoluci6n politica

ni religiosa y tanto el régimen polîtico coma la sociedad se orientan hHsta en

1 Gabriel Tortella Casares, Los origenes deI capltalisrno en Espana (Madrid: Tecnos. J 973) 5.

2 Eric Christlansen. The Orll!ins of MlIttary Power in ~paln. J 800-1854 (Lolldon: Oxford University Press, 1967) 83-92.

3 Joaquin Abellân, "Der Liberalismus ln Spanjen 1833- !868," 448.

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cuanto a la constituciôn mirando hacia atras para buscar valores en ias

tradiciones r:stôricas. Los militares y aristôcratas latifundistas siguen

siendo la c1ase prominente. Las c1ases medias todavia no existen 0 son poco

cuantiosas porque los liberales favorecen una politica de economia

tradicionaJmente agraria en lugar de llevar adelante la industrializaciôn.

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c

La intenci6n de Larra

En la Alemania dei siglo XVIII, época de la Ilustraci6n. se habia creado

la palabra Zeit~eist - espiritu dei siglo. Las épocas y las obras litera rias ya

no se criticaron por su aspecto artistico sinD por su relaci6n con la C.;P()('(l il

que pertenecian. Las verdaderas obras de artt:" tenian que <"xpresar y r('nt~iar

el espiritu de su siglo. este Zeit~eist. 1

Larra exige 10 mismo a los escritores. Pide que no se ft'tire el l's('ritor

deI Zeit~eist a su tOITe de marfll sinD que se entregue a él: "es fuerza qUl' ('1

escritor frecuente las clases todas de la sociedad. y sepa distinguir los

sentimientos naturales en el hombre cornunes a todas ellas. (. .. ) ha de haher

comprendido el espîritu de esta época." 2 Esto vale tanlbién para la redacciôn

de periôdicos. cuya gran dificultad consiste "en comprender el espirih 1 de Stl

sigIo. "3 Larra incluye también a los satiricos. y por 10 tanto a si misillo: "('1

satir;co debe comprender perfectamente el espiritu deI siglo."" Larra cree

que la "literatura es la expresiôn. el term6metro verdadero dei estado dt' la

civilizaciôn de un pueblo,"5 y atribuye la decadencia de la Iiteratllra

espaiiola esencialmente a que los autores se niegan al espiritll dei siglo.

Larra pide una literatura que enseiie, que exprese el progreso humano y que

• sea ûtil y rechaza

10 que se Hama en el dia literatura entre nosotros: no queremos esa literatura reducida a las galas deI decir. al son de la rima. a entonar sonetos y odas de circunstancias. qlle concede todo a la espresiôn y nada a la idea, sino una Iiteratllra hija de la experiencia [y de la Historia y faro, por 10 tanto, deI porvenir]: estudiosa, analizadora, filosôfica, profunda. pensândolo todo, diciéndolo todo en prosa, en verso. al alcance de la multitud ignorante aûn: apostôlica y de propaganda; enseiiando verdades a aquellos a quienes interesa saherJas. mostrando al hombre. no como debe ser. sino como es. para

1 Agnes Aregger, Heine und Larra. WirkuD2s2eschlehte eines deutschen Schrlft-stcllcrs ln Spanien (Zünch: Verlag Reihe W. 1981) 145

2 Mariano José de Larra, "Panorama matrltense," Obras de Mariano José de Larra Wi"aro) ed. Carlos Seco Serrano, Il (Madrid: BAE, 1960) 242

3 Larra. "La redaccion de un perj6dico," ~. Il, 262. 4 Larra. "De la sâtira y de los satîrleos." .Q.b.rns. fi. 161. 5 Larra, "Literatura." Obras. Il. 130.

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conocerle; literatura. en fin. expresi6n toda de la ciencia de la época. deI progreso intelectual deI siglo. 1

El Zeit(!eis.t; de la época de Larra es un liberalismo nacie;lte que acabarâ en

cl curso dcl ticmpo con el absolutismo. Se trata. entonces. de una época de

transici6n. cuando la nuevo releva a 10 viejo. 10 que se entiende como

progreso. La literatura debe ser titil a este cambio. a este progreso. y hasta

debe contribuir a producirlo porque el céUllbio no se hace por si mismo.

lC6mo piensa hacerlo Larra? Cree sobre todo en el valor pedag6gico

de la palabra. Se da cuenta de que hay que empezar muy al principio con

educaci6n e instrucciôn para todos. por ser imposible el progreso sin estas

"grandes y s6lidas bases." 2 Piensa. asi. poner en marcha a una masa "que se

sentô hace tres siglos. "3 La gran preocupaciôn de Larra es el bien deI pais y

a cse fin dedica toda su obra: "El arnor al bien y el deseo de contribuir en 10

poco que podemos a la mayor ilustraci6n de nuestro pais, nos mueve mâs a

escribir que la sed de una gloria que tan dificil sabemos es de conseguir."4

Sin embargo, el progreso. el bien dei paîs serîan imposibles sin la

participaciôn de la masa general. mal preparada e inerte. Es irnprescindible

por medio de la educaci6n - "es el espiritu de esta época en que las

aristocracias todas roconocen el nivelador [Sie] de la educaciôn" 5 - poner en

• marcha un proceso de emancipacion deI pueblo y la eliminaciôn de las

frooteras entre clases sociales. Larra no reconoce mâs aristocracia que la dei

talcnto: 10 que pide es nada menos que libertad e igualdad para todos:

"libertad civil: igualdad completa ante la ley. e igualdad que abra la puerta a

los cargos pü blicos para los hombres todos. segun su idoneidad. y sin

1 Larra, "Lltrratum." Obras. Il. 134. 2 Larra, "El casarse pronto y mal." ~. l, 113. ~l ob. ciL

-t Larr:'l. "Panorama matrttense," Q.bras. Il, 244. 5 ob. eil .. 242.

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c

necesidad de otra aristocracia que la deI talento. la virtud y el mérito: y

libertad absoluta deI pensalTIiento escrito.·' 1

Se puede convenir, entonees, que un proposito dt, Larra es la

regeneracion deI pais, el sacar al pais deI estado de atraso y hact'rlo

progresar y conectar con el estado actual de la civilizacion europ(':l. La

manera en que se ha de realizar esta renovaciôn es por nH"dio dt" la

educacion e instrucciôn. La literatura debe subordinarse y pl estarst' a este

fin pedagogico. Se escribe para ayudar el avance dei progreso. Rt'Smnalll0S

con palabras de Bellini que "cio che preoccupa Larra è il raddrizzamcnto

spirituale della nazione. Egli scrive, percio, per il suo lettorc, per poterlo

indlŒre a progredire. ad uscire da un mondo apatico e arretrato. di lornw

ibride e di cattivo gusto, morto aIle sollecitazioni più spirituali."2

Pero el valor de la palabra y por ende de la litera tu ra no sc acaba aqllÎ.

La palabra lleva inherente una fuerza capaz de alterar la realidad. La

palabra. para Larra, es la verdadera fuerza detrâs de las revolucion('s:

Cae una palabra de los labios de un perorador en un pequeiio circulo, y un gran pueblo, ansioso de palabras, la recoge, la pasa de boca en boca. y con la rapidez deI golpc eléctrico un crecido numero de maquinas vivientes la repite y la consagra, las mas veces sin entenàerla, y siempre sin calcular que una palabra sola es a veces palanca suficiente a levantar la muchedumbre, inflamar los animos y causar en las cosas una revoluciôn. 3

En cuanto a revoluciones, Larra prefiere la que se realiza por medio de la

palabra - "La revoluciôn que se verifica por medio de la palabra es la m<:jor,

y la que con preferencia adrnitimos: la que se hace por sî sola, porque es la

estable, la indestructible" 4 - aunque reconoce la aplicacion de la fuerza

como un mal necesario en tanto que la humanidad no entre en razon de que

1 Larra, "Pr610go a la edlcl6n castellana de El do~ma de los hombres libres ," ~. IV, 292-293.

2 Giuseppe BellinI. La critlca dei costume ne211 arUcoli dl Larra (Mllân: Glolardlca. 1957), 34.

3 Larra. "En este pais," Obras. l, 216. 4 Larra, "Pr6logo a la edicl6n castellana de El 002ma de los hombres libres," .Q.b.rrui. IV,

291.

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la palabra es la (mica arma verdaderamente digna de la humanidad:

"consideramos el medio de las armas coma un mal indispensable, al paso

que creemos ver en la palabra, expresion de la inteligencia. la verdadera

arma digna de la humanidad, a quien la Naturaleza se la dio sin duda para

aventajarla sobre las demas especies." 1

Sugiere Aregger que Larra modifica de esta forma el antiguo topos

cervantino de "armas y letras" y transforma su significado en "letras como

armas" corres{Jondiente a su entendimiento de 10 que es literatura. 2 Asi,

Larra dcHne ya. segûn Aregger, 10 que se conocerâ un siglo nIas tarde coma

"littérature engagée" -literatura comprometida. El arte ya no estâ contento

con su papel tradicional de ser el térmometro deI poder politico y religioso.

No se contenta con su carâcter decoroso y representativo sinD que sirve de

arma en la lucha para el progreso social. Eseribir. para Larra, iguala a

actllar. 3 Comenta Larra: "Si el tiempo de la fuerza ~stâ pasando, la palabra

es el arma; la tribuna, la prensa: la câtedra son los campos de batalla." 4

Actuar, entonces, es el papel deI escritor y significa, segûn Kirkpatrick, el

exponer la verdad, el aceptar la responsabilidad hacia la sociedad y formar

la conciencia de eUa. En Larra, esta tare a pedagogica ocupa ur lugar

fùndamental. 5 Larra se echa "por esas ealles" en busca de materiales para

sus articulos y ya es consciente de que el escritor 0 periodista debe salir a la

caJle y vivir en medio deI acontecer publico para que éste impregne su obra.

Se necesita imperativamente la intercomunicacion entre pûblico y escritor

para toda creaciôn artistica. El escritor 0 periodista debe actuar

convenciendo, sembrando ideas que preparen las modificaciones futuras, 10

1 Larra. "Aleneo clentifico y Iiterarlo de Madrid J."~. Il.223. 2 ~n('s Aregger. Heine und Larra. 191. 3 Aregger. 191. 4 Mariano José' de Larra. "Ateneo cientifico y Iiterarlo de Madrid III," Obras, Il,236. 5 Susan Kirkpalrlck. Larra: el laberlnto inextricable de un românUco Iiberal, trad. Marta

EgllÎa (Madnd: Gredos. 1977). 197.

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que es un proceso lento pero irreversible. 1 Resunlanlos qut' la fU11{'iôn

bâsica de toda literatura y de todo periodismo es la educaciôn de la

conciencia ptiblica y el mantenimiento deI contacto entre la minoria

intelectual y las masas populares.

Por el vocabulario revolucionario abundante t'n Larra, 110 d~ht'

sorprender que a menudo se le ponga a Larra en el campo df~> los

revolucionarios. que se le interprete hasta como revolncionario radical. Dt'

vez en cuando Larra permite la erupciôn de una cierta impacit'ncia

revolucionaria. por ejemplo al pedir hombres nuevos para cosas nlwvas:

"jdéjese entrar legalmente a los hombres deI ano 1836, 0 se entraran ellos de

rondôn," 2 es decir de manera ilegal y por ende revolucionaria. Gustavo

Fabra Barreiro es unD de los criticos que ven en Larra nn parlidario

revolucionruio. y mantiene que

la postura revolucionaria es una consecuencia lôgica de su afirmaciôn de que el hombre debe esforzarse por conciliar realidad y creencias. ideologia y situaciôn social. Su radical actitud critica, su protesta, su absoluta disconformidad va mâs allâ de la mera censura de vicios. de insU tuciones. de estructuras. de usos 0 de costumbres. Se trata de alterar todo un orden social. Larra es un escritor revolucionario y no meramente reformista.3

Algunos de los articulos parecen apoyar claramf"nte esta interpretaciôn.

Larra ataca las nonnas juridicas porque éstas suelen servir para conservar

el statu quo: "ISuerte precisa de un pueblo que se empena en que le den 10

que no se le da, 10 que sôlo se toma! Porque el que da no puede menus de

ser legal. y la legalidad repugna toda innovaci6n. "4 Se queja de reformas

mandadas desde arriba que verdaderamente no corresponden a reformas

nacidas de la voluntad popular y sirven 8ôlo para aplacar a la gente:

1 Juan Cano Ballesta. "Larra, creador dei ensayo perlodistlro," Mariano José de Larra. Articulos sociales. polîticQS y de criUca literaria, ed. Juan Cano BaJlcsla (Madrid: Alhambra, 1982). 46-47.

2 Uirra, "Dios nos asista," Obras, Il, 198. 3 Gustavo Fabra Barreiro, "El pensamiento vivo de Larra." Revjsla de Occjdente 50 (1967)

139. 4 Larra, "Buenas noches," Obras, Il, 144.

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Habiendo comenzado las reformas por ia parte mâs elevada deI teatro. cualquiera puede conocer que asi en teatro coma en politica nos vienen las reformas de arriba abajo y no de abajo arriba: gran fortuna que aleja de nosotros toda posibilidad de exceso revolucionario. La revo}uciôn se anuncia. asi en la Peninsula coma en la escena. poco menos que llovida, y baja cua1 bcnéfico roeio desde el trono hasta el pueblo, desde 1::"3

bambalinas hasta las lunetas. l

Finalmente aconseja al pueblo que tome el destino en sus propias manos:

"Hombre dei pueblo, la igualdad ante la ley existirâ cuando tu y tus

seme jantes la conquistéis L.). lNo renuncias a tus derechos en el acto de no

rcclamarlos? ~No 10 autorizas todo sufriéndolo todo?"2

No obstante. hay que advertir que Larra. a pesar de sus gritos de

rcvoluciôn, no quiere participar en eHa. Una cosa es el tratar de llamar a la

gente a la revoluci6n. y otra el organizarla y encabezarla. Critica Konitzer la

falta de auténtico compromiso social por parte de Larra. Segun eUa, este

compromiso verdadero. que deberia ser la base de cada revolucionario.

requ iere la renegaci6n de la propia posicion para poder comprender las

perspectivas relevante~ de la otra posiciôn y representarla con conviccion.

Larra no es capaz de hacerlo: por su afân de lujo y eleg .... lcia tiene que

cultivar una indiferencia inconciliable frente al puebla comun. La

adaptaciôn de la postura poli tic a a las necesidades personales de libertad en

vez de lllchar por modelos sociales también es expresion deI compromiso

social insuficiente.3

Qllizâ se pueda convenir que Larra, si. quiere reformar y renovar su

pais. primero por medio de una educaciôn e instrucciôn generales: si fuera

necesario hasta por medio de una revolucion, a la cual prestarâ. si no su

persona, por 10 menos sus letras como armas.

1 Larra. 'Teatros." Qb.rru2. Il. 209. 2 Larra, "Los 'Jarateros.·· ~. Il. 206. 3 Eva Konilzer. l&mu!r.d der Coslumbrismo. 187.

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a

Larra y el periodismo

En el capitula anterior (intenciôn de Larra). ql1eda demostrado que los

propositos de Larra son. entre otros. la edl1cacion de h COI1cÏt'ncia pùblica y

el estableci!1liento deI contacto entre la minoria intelech.al y las masas

populares. En cuanto al escritor Larra. resulta que. 0 no tenia este contacto

con el pùblico. 0 no logrô mantenerlo una vez que 10 habia estahkeido lJna

razôn ya debe encontrarse en la naturaleza deI periodisnlo misnl0 y. at1l1l}\1t'

se puede entender que Larra escoge este medio d!:' conllmkaeiôn por la

• creciente popularidad y difusiôn de éste en el siglo XIX. hay que pre~l1l1tarst'

si. quiza. hubiera sido mejor buscar vias alternativas para transmitir Sil

mensaje.

El auge dei periodismo en el siglo XIX

Como se ha visto arriba. la época de Larra era una ('poca dl'

profundas transformaciones sociales. polîticas y econômicas que trajeroll

consigo nuevos modos de vivir. de pensar. de sentir. de actuar t" incluso de

ser. Estas transformaciones llevaron también n\levas formas de

• comunicaciôn entre los hombres de las cu ales la mâs importante cra el

periodismo. Con la libertad de imprenta en 1808 nace también la prensa

politica y se inicia en Espana una nueva era. en la cual la pn'osa

paulatinamente va adquiriendo mas importancia. La prensa se convierte en

"locomotora de la vida intelectual. telégrafo eléctrico dei peosamiento

escrito" y es "1igera coma el siglo. variable como la época. flexible coma el

tiempo (. .. )".1 Segùn Cruz Seoane. la prensa es a la vc.:. formadora y portavoz

de la opinion pûblica y aspira a ser el "cuarto poder. que asume el papel de

1 El Oriente. 1 de diciembre de 1853. cil. en Maria Cruz Seoane. El sj~Jo XlX. Historia dei periQdismo en Espafia. Il (Madrid: Alianza Editorial, 1983) 12.

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vigilante y critico de los tres poderes deI Estado liberal." 1 El fundador deI

diario El Espaiiol. Andrés Borrego. esta convencido de que la falta de

edu('aciôn politica es el ohstâculo principal aJ of'sarrollo de las instituciones

reprcsentativas y por eso ve en la prensa un instrumento adecuado yeficaz

para rpmediar ta1 defIclencia cuando dice:

La prensa periodica se ha hecho una necesidad indispensable a gobernantes y gobernados. y en todas partes, en todos los pueblos. es considerada como el recurso mas eficaz para dirigir la opinion pùblica. para establecer principios sociales. para sostener y combatir los gobiernos y, 10 que es mâs. para hacer triunfar causas que se debaten con las armas en la mano.2

• Como consccuencia de la creciente importancia de la prensa. aumenta

igualnH'nft· la influcncia deI periodista, quien por la fuerza de la palabra y la

pluma, que son los instrumentos de la comunicacion con el puebla. se

convÎerte ('n polîtico. Y. en efecto. muchos periodistas. demasiado

nUITlerosos para ser mencionados aqui. se encaramaron a los mâs altos

pllestos poliUcos. por 10 menos en la primera mitad deI siglo. por convertirse

(-"1 pcriodismo mas tarde en puro medio de informa\~i6n. 10 que requeria

periodistas profesionales que no fueran ni aspiraran a ser mas que

periodislas.3

• De alli no debe sorprender que Larra, que quiere despertar las

conciencias indivîduales y la colectiva y busca la revoluci6n por medio de la

palabra. reconozca los posibles poderes deI periodismo y trate de

aprov('charse de ellos también, pensando que el periodismo es el vehiculo

idônt'o para la difusiôn de sus ideas de reforma y progreso. En "Un periôdico

nut'vo." describe la "moda de! dia" como sigue:

En todos los paises cuItos y despreocupados la literatura entera. con todos sus rarnos y sus diferentes gêneros, ha venido a clasitkarsc. a encerrarse modestamente en las columnas de

Cru/. St'oane. El siglo XIX. Historia deI penodismo en Espana. Il. 12. 2 Andrés Borrego l"11 El Espaiiol deI 21 de marzo de 1836. CIL en Concepcl6n de Castro,

RomanliC'ISll1o, periodisJ11o y politica Andrés Borre(lo (Madrid: Tecnos, 1975) 44. 3 Cru/. Seoant'. 13.

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los periôdicos No se pllblican ya infolios corplllentos de tlelllpo en tiempo. La moda deI dia prescribe los libros cortos. si han dt' ser libros. Y si hemos de hablar en razon. si sMo st' ha dt' escribir la verdad. si no se ha dt' dt'cir sinD 10 qu (' dt' ciert 0 se sabe. convengamos en qtH' todo t'stù dkho t'Il llll papt'I dt' cigarro. Los adelantos nlateriales han ahogado dt' lin siglo Cl

esta parte las disertaciones ruetafîsieas. las dlvagaciollt.'s cientificas: y la razôn. como se clama por todas partes. ha conquistado el terreno de la imaginaciôll. si es que hay nl/.ùll ell

el mundo que no sea imaginaria Los h('chos han dest t'1T<ulo las ideas. Los peri6dicos. los libros. La prisa - rapidez. dire:' Illt'jor - es el alma de n1.lestra existencia. y 10 que no se h<1c(' de pl'isa en el siglo XIX. no se hace de ninguna 1l1é:Ulera: razùn por la cual es muy de sospechar que no hagamos nUllca nada t'n Espaùa. Las diligencias y el vapor han reunido a los hombrcs de to(bs las distancias: desde que el espacio ha desaparecido t'Il el tiempo. ha desaparecido tambien en el terrCIlO. i.Qut" significaria. pues. un autor formando il pie firlllc Ull lihro. detenido él s610 en medio de la corrit'ntt:" que tüdo 10 arrcbata? i,Quién se detendria a escucharle? En el dia ('S pn'clso hahlar y correr a un tiempo. y de aqui la necesidad de hablar de corndo. que todos desgraciadamente no posecn. Un lihro es. pues. :t un peri6dico. 10 que un carromato a una diligencia. Ellihro Ileva las ideas a las extremidades dei cuerpo social COll la Illisnw lentitud. tan a pequenas jornadas como ('ste Ileva la ~t'Iltc a las provincias .... Convenganlos. p1.1f"s. en q\1t' el pt'riùdico PS el grande archivo de los conocimientos humanos. y que SI hay algûn medio en este siglo de sel' ignorante. ('s no I('('r un periôdico. Estas y otras muchas rcflexiones. las ctlalcs no expongo todas. por sel' siempre mucho mâs 10 qlle callo <)1)(' 10 que digo, me movieron a ser periodista. 1

Q

Asî pues, peri6dicos y revistas parecen suplantar a cualquier ntro lTlt'dio dt'

comunicaciôn escrita. La vida cultural y politica de la prirrH'ra mit ad !Id

siglo XIX se vierte en las pâginas de los foUetos. léls revistas. los pt'nùdicos.

Aunque sea poco 10 que se escribe y consista sobre todo en ohras tradlH'idas

deI francés. se puede decir que se destinél casi excltlsivamente il la pn'nsa.

taI es la popularidad de eUa en la época. Tras la muerte de Fernando VII. pOl'

ejemplo. los periôdicos en Madrid se multiplican tanto. que al final dei aIio

1834 hay 36 en la capita1. 2 Otros. como la Rrvlsta EspalÏola en ahril deI

mismo ano, se convierten en diarios para satisfacer la demanda deI pùbltco.

La Revista Espaiiola da la siguiente razôn de tal paso:

Mariano José de Larra. "Un periodico nuevo." Obras 1. ed. Carlos Seco Serrano (Madrid: BAE, 1960) 446-447.

2 Cruz Seoane. El 51,,10 XIX. 142.

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Las circunstancias son graves, la prensa peri6dica estrecha las distancias de sus publicaciones, varios papeles saJen ya todos los dias, las novedades se agolpan. Los peri6dicos cmpezaron pequeiios y débiles y se hacen adultos y robustos: aparecieron al nacf' en largos intervalos y tienen que acortarlos: y no bastando esto aun se convierten en diarios: y los hay par la maiiana y por la tarde, y ni aun asî son bastantes para satisfacer la impaciente curiosidad dei pûblico. que los busca y solicita. La Revista Espaiiola no puede corresponder apaticamente a la benevolencia de sus lectores. Tres publicaciones por sem ana son ya insuficientes. Lo que hoy debe decirse no es ya de maiiana; y 10 de maiiana no llega a tiempo rcfcrido después dei dia que le corresponde. 1

Problematica deI periodismo

Sin embargo, hay varias caracteristicas desventajosas intrinsecas al

pcriodismo. que posiblemente imposibilitaban que Larra se afirmara coma

escritor politico. La primera es precisamente el nuevo pulso acelerado de la

vida moderna, reflejada en el periodismo, que Larra describe en el arriba

mencionado articulo. Cuando dice: "La prisa - la rapidez, diré mejor - es el

alma de nuestra existencia, y 10 que no se hace de prisa en el siglo XIX, no

se hace de ninguna manera," capta muy bien el sentido de urgencia y

apresuramiento. el caracter efimero y fugitivo de su actividad profesional.

Pt'ro si pensamos que. segûn un dicho alemân, "no hay nada mas viejo que

el pel-i6dico de ayer," y que al haberse leido un periodico se 10 echa a la

basura, (,como se puede establecer el contacto duradero y tan importante

con el pùblico. cuando el medio de contacto es intrinsecamente efimero?

Adt"nl<ls. el peri6dico. es decir la informacion, porque al fin y al cabo se trata

de esto. tiene que venderse y por eso debe gustar. El periodista siempre

pierde porque. cuando no agradan sus articulos. le critica el publico y deja

dt' comprar el periodico. Pero cuando el escritor trata de complacer a mucha

gente. se le tilda de oportunista. Larra sabe 10 dificil que resulta contentar a

1 Revist" Esvaiiola. cil. en Cruz Seoane, El sielo XIX Historia dei periodisrno en Espaiia. Il, 142.

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todos y deseribe en "El casarse pronto y lU aI , las rearriones contradidorias

y tumultuosas que provoea su pluma, Sinlplemente no se ptlt~dt" intt'rt'sar a

todos los leetores de gustos tan eontrapuestos: loros y c\1t'rdos. m'rios y

discretos. ignorantes y entendidos, desgraciados y dirhosos. y Larra dt'cide

escribir "artieulos de todas clases. sin otra sujecion que la dt' pOllernos

siempre de parte de 10 que nos parezca verdad y razon. en prosa y verso.

fUtiles 0 importantes, humildes 0 audaces. alegres y Hun a Vt'Ct's trish's.

segûn la intlueneia deI momento en que escribamos." 1 Esta t'S. St'gÙll

creemos. otra razon de su fracaso coma escritor politieo. porque como tal

• escritor hay que adoptar una postura y defender una linea recta: t'Il Hn, hay

que tener una polîtiea y no escribir cualquier cosa que agradc al pflblico 0

que nazca deI espîritu deI momento.

Ahora bien, Larra quier(=' y necesita establecer el contacto l'on su

publieo, pero hay que preguntarse si verdaderamente tiene lin pùblico con

que contar, En realidad, no puede tenerlo por la simple razon de qtW st' d.~

en la Espaiia de Larra un elevadîsimo indice de analfabetisffio, [!:n el ano

1803, por ejemplo, el porcentaje de la poblaci6n que sabe leer se t'leva al

5,96 por 100, y en 1841 todavîa no pasa deI 9.21 por 100,2 Ademüs. la

capacidad de la prensa para formar opinion y su influencia y pem>traciùn

social en el siglo XIX, aunque se ha dicho que se multiplica la cantidad de

periôdicos, se limitan al mismo tiempo por el hecho de que las tiradas son

poco cuantiosas hasta muy finales de siglo.3 Asirnismo. los pcriodicos

también tienen una vida generalmente efimera en la época de Larra. Es

decir, hay una gran fluctuacion, porque muchos de ellos tienen que cesar la

producciôn poco tiempo después de nacer, sea por represiones deI gobierno

o por falta de recursos financieros,4 El mismo Larra puede servir de

1 Larra. "El casarse pronto y mal," Obras 1. 108. 2 Cruz Seoane, El si210 XIX. 14. 3 Cruz Seoane, 14, 4 Cruz Seoane, 143.

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ejcmplo, ya que sus dos periôdieos propios, El Duende SaUrico deI Dia en

1828 y El Pob-eeito Hablador en 1832, dejan de publicarse varios meses

después de la primera apariciôn por estrecheces econômieas y no por la

censura deI gobierno, coma han supuesto varios criticos. 1 Tampoco hay que

pensar que los periôdicos de entonces tengan mucho que ver con el

periôdico de hoy. Aunque ('1 siglo XIX es sinônimo deI auge dei periodismo,

la prensa periôdica en Espana estaba bastante subdesarrollada en

comparaciôn con la francesa en la época anterior a Larra y todavia esta en

panales, segûn se puede aprender deI historiador de la prensa francesa,

Eugène HaUn, que escribe en 1859:

Espaiia es un pais en el que la prensa periôdica permaneciô retrasada durante mucha tiempo. Antes de la revoluciôn de 1820 no habia en Madrid mas que una gaceta oficial muy poco verîdica, que databa de mediados dei siglo XVIII. y algunas otras hojas dedicadas al anuncio de las fiestas eclesiâsticas, de las novenas, etc., 0 que daban la cotizaciôn y precio de los productos y el boletin de ventas.2

Todavia en tiempos de Larra, pero antes de 18~5, los periôdicos se destacan

por su pequeno formato, por pâginas de una sola columna y por temas

f'xclusivamente polîticos, literarios Il cientificos, segûn el grado de censura

gubernamental. FaIta en casi todos la informaciôn y a Cruz Seoane le hacen

recordar el "australopithecus" al compararlos con los peri6dicos modernos. 3

No es dificil imaginarse el poco interés que debieran haber suscitado tales

periôdicos, si no fuera en minorias muy selectas. Solo después de 1835, y la

autora da los ejemplos de El Espaool yel Eco dei Comercio, empiezan los

periôdicos a tener un cierto aire actual por 10 que concierne su aspecta

fisico, la distribuciôn de secciones, la confecci6n y la aparici6n dei anuncio

1 Eva Konltzer, Larra und der CQslurnbrisIDo (Meisenheirn am Glan: Verlag Anton Hain, 1970) 96-98

2 ElIgène HaUn, BiblloŒraphle historique et critique de la presse périodique française (Paris: Librairie de Firmin Didot Frères, J866), p. CIII-CIV, cil. en MarÎa Dolores Sâiz, Los ori~enes. El si~lo XVIII, Historia deI periodisrno en Espafia. 1 (Madrid: Alianza Editorial. 1983) 27.

3 Cruz St'oallt', El sij!lo XIX Historia deI periodlsrno en Espafia. Il, 16.

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comercial. 1 Sin embargo. estos cambios que seguranwnte HUll1t'ntariln la

popularidad de los periôdicos vienen ya un poco tardt' para qt le Larra st'

aproveche plenamente de elIos porque t'scribirà s610 nn LillO y Illt'rlin mils y

entrarâ ya en el ûltimo periodo de su vida creadora. quP se carach'riza por

una profunda desilusi6n y desesperaciôn.

Otro aspecto que hay que considerar al pensar en la posibk ctit1 lsiôn

de la prensa periôdica de entonces y por analogia en cl posiblC' pùblko qut'

pudiera tener Larra. es el hecho de que el periodislno nazca y St' I1n dUplique

exclusivamente en los centros urbanos. y de ellos sobn~ todo t'n Madrid (si

• dejamos la prensa cataIana de Barcelona al lado por <.'1 Inomento). 10 que

signifie a que la prensa de Madrid es en cierto sentido la prensa gt'Ilt'ral t'Il

Esparïa. Asi, el centralismo adminlstrativo 0 politieo sc manifiesta tmnhÎ(~n

en un centraIismo de la comunicacion social y de la difusion ideolùJ.!ica.2

Esto se refleja por ejemplo en la cantidad de ejemplares de pt'riôdicos

madrileiios que se destinan a provincias. en algunos casos hasta el 80 por

ciento de una tirada. coma seiiala Cruz Seoane. 3 Ahora bien. se ha diC'ho

que la prensa es a la vez formadora y portavoz de la opinion pùhliC'a.

Teniendo en cuenta los datos demogrâficos de la época, que revdan 11nos

• 200.000 habitantes para Madrid en una poblacion de 12 millones,4 delle

estar claro, y esto es también un problema de Larra porque vive y observa

en Madrid y escribe a través deI prisma madrileiio, que de esta forma no se

puede hablar de proporciones representativas de la opinion pùblica deI pais.

Reconoce Castro y Serrano la cuasi-dictadura de Madrid. como centro de la

monarquia y de la vida intelectual dei pais. sobre la opinion deI conJunto y

dice: "Los periodicos de provincias en general carecen todavia de

l Cruz Seoane, 16. 2 Cruz Seoane, 17. 3 Maria Cruz Seoane, Oratoria y periodismo en la Espaila deI sl210 x,~ (Valencia: Caslalla,

1977) 279. 4 José Luis Abellân. Historia enlica deI pensamiento espailol. IV (Madrid: Espasa Calpe.

1984) 25-26.

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significaci6n propia, y son, en su mayor parte, sôlo un reflejo de los de

Madrid: por eso consultândolos no se consulta aun la legitima opinion deI

pais que representan." J Otros, como Balmes, critican el valor de la prensa y

hablan deI "ruido" por un lado y de la "realidad" por otro, de la "Espaiia

facti~ia" y de la "Espaiia verdadera."2 Lo importante, desde luego, es que

Larra, cuando piensa decir la verdad, ésta ya de antemano solo puede ser la

verdad a medias, es decir. en el mejor de los casos un 1.6 por ciento de la

verdad, si todo Madrid esta de acuerdo con él, 10 que no es muy probable.

Sirva de pcqueiio detalle marginal, que durante la primera guerra

earlista, cn una época en que escribe Larra gran parte de sus articulos

criticando también el carlismo. la prensa carlista es practicamente

incxistente, 10 que se debe en gran medida a la dispersiôn deI territorio

ocupado por el carlismo, la dificil comunicacion entre las partes de este

territorio, el desprecio general que sienten los carlistas por la prensa y el

hecho de que la base de esta ideologia se compone casi exclusivamente de

campesinos y por ende analfabetos. 3 Considerando 10 que se viene a

exponer y el que Larra escriba en Madrid para un pûblico limitado que,

como es de suponer. consiste en circulos liberales, es decir los suyos. por

ser los demas analfabetos 0 por 10 menos incultos. segun menciona el propio

Larra muy a menudo, hay que preguntarse l.para qué sirve criticar el

carlismo en Madrid? <ft quién quiere convencer de que el carlismo es

de~,preciable, retrasado, sin futuro? Hacerlo entre los madrilefios 6no es una

actividad fùti} y no significaria esto echar agua en el mar? Mientras tanto, a

los carlistas no les parecen interesar las cri tic as mord aces de Larra. La

mayor parte de ellos, y posiblemente gran parte deI pueblo espaiiol también,

todavia no sahen que hay un Larra que esta escribiendo.

1 José Castro Serrano en La América, octubre de 1857, cil. en Maria Cruz Seoane, Historia deI veriodislllo en EsvaOa Il, 18.

2 Cruz Seoane. Oratoria y vertodlsrno en la Esvaiia deI si210 XIX, 281. 3 Cnl/, Seoë:lne, Historia deI periodisrno en EspaDa. Il, 139.

3S

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4

Pero todavia no se acaban los problernas que entraùa el periodisIllO

camo medio de comunicacion. Muchas veces, por mucha que st:' quÏt'ra deC'ir

la verdad, simplemente no se puede publicar la que St' quien'. 0 sen la

verdad en un rnomento dado. Obstâculos a la publicaciôn pl wdt'n SPI' los

factores econornicos, de los cuales ya se ha hablado brevenIellte. otros

resultan de varias grados de censura sea editorial 0 gllbernamt'ntal. No cahe

duda de que Larra los conoce todos.

En cuanto a los factores econ6micos, hay que dceir q\1e. a\1nque

aparentemente no se ha ac1arado en todo detalle la sitllaciôn econômica {it'

• Larra al dejar de publicar El Pobrecito Hablador, se put'de sllpOnt'r q1H'

suspende su peri6dico por estas motivos y, ademâs, porque se le ofrect' la

colaboraciôn en La Revista Espaiiola, poderoso cornpetidor de la revista

larriana. Ramon de Mesonero Romanos le presenta Larra pcrsonalnlt'nte a

José Marîa Carnerero, editor de La Revista Espanola, para que Larra

reemplace al primero en la parte literaria de aquel peri6dico. par ernprendcr

Mesonero Romanos un viaje al extranjero. 1 La cierto es, par 10 menos, qlH'

El Pobrecito Hablador no muere por la censura, sinn "a manos de S1I autor y

sin la men or intervenciôn u oposicion oficial,"2 segün manUene Courtney

• Tarr, dando las siguientes razones convincentes: en la primera biografla de

Larra, el tio Eusebio de Larra no menciona la supresiôn dei peri6dico por

razones politicas: puesto que hay una fuerte censura prcvia, el gobi('rno

puede suspender el periôdico en cualquier mornento y no tienc por qué de jar

salir los ûltimos numeros: en el Diario de Avisos del 31 de dicicrnhre de

1832 se halla al final dei anuncio dei nûmero 10 la nota: "Se Hdvierlc a

nuestros lectores que el bachiller concluye sus habladurias con el nùmcro

14," 3 asi que Larra debe pensar en cerrar su peri6dico ya desdc hace

1 RaIl10n de Mesonero Romanos, "Memnrias de un selenlon, nalural y vc'clno de Madrid (1832-1837)" Mariano Jos~~,arra. El escrilor y la criUca, cd Hubén B(~nil('z (Madrid: Taurus, 1978) 30.

2 F. Courlney Tarr, "El Pobrecito i-fablador: esludlo prelimlnar", Revue Hispanique 81 (1933): 434-437.

3 F. Courtney TaIT, "El PobrecUo Hablador: esludio preliminar," 434-437.

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algunos meses. Sea esto como sea. el futuro de Larra con la Revista "parecia

prometcdor y. sin duda. econômicamente ventajoso. ya que le permitiria

contar con un salario y olvidarse de las vicisitudes econômicas que le

acarrcaba la publicaciôn de su propio periôdico. "1

Por 10 que ~oncierne a la censura editorial. se dispone también de un

~jemplo de ésta durante el periodo de colaboraciôn de Larra con El Espaiiol

de encra 1836 a enero 1837. Al ver que las reformas de Mendizabal no

lIegan a nada. el fervor inicial de Larra por ellas se convierte paulatinamente

en dcsencanto y los ataques criticos lIegan a ser cada vez mas duros y

directos hasta terminar en la conc1usiôn segun la que los doceanistas ya no

pucden servir para los problemas presentes y que se necesita un cambio de

generaciones. hasta violento si tuera preciso. para resolverlos. Escribe en

"Dios nos asista" (3 de abril de 1836):

Vamos claros. La Constituciôn deI ano 12 era gran casa en vcrdad. pero para el ano 12 ( ... ). Las circunstancias deI aiio 12. la guerra que sosteniarnos apoyados en el fanatismo popular. y el mayor atraso de la época. exigieron concesiones. cn el dia no necesarias, ridiculas .... Parécense los hombres deI ano 12, amigo Andrés. al cura que no sabia leer mas que en su breviario ( ... ) jdéjese entrar legalmente a los hombres deI aiio 1836. 0 se entrarân eHos de rondôn! En conclusiôn. hombres nut"vos para cosas nuevas.2

A pesar de su mayoria en lac;; Cortes yel apoyo popular. Mendizabal tiene

que renunciar al ministerio por maniobras palaciegas el dia 15 de mayo de

18~~6 y se Hama a Istûriz. que puede apoyarse en la aprobaciôn de la

Regenta. para formar gobierno.

Esta vez Larra no saluda al nuevo gobiemo con el entusiasmo de una

nueva esperanza. sino que no pierde tiempo en denunciarlo sôlo cuatro dias

d~spués de su formaciôn y aun antes de la disoluciôn de las Cortes y la

convocatoria de nuevas elecciones. motivado por el éxito que ha celebrado

sn genio satirico en las circunstancias de la caida de Mendizâbal. segûn nos

1 Susan Klrkpatrlck. Larra: el laberlnto Inextricable de un romântlco IIbera] trad. Marta E~uia (Madrid: Gredos. 1977) 35.

2 Larra. "Dlos nos asista." Ohras Il. 197 -198.

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hace creer Tarr. l Larra envia a El EspaÜol un artîculo intihtlado "Un

procurador 0 la intriga honrada. Conledia nueva." lleno de alusiones y

conteniendo una referencia directa al nl1evo gabinete. que élI1ltllcia ya el

probable fracaso de éste al comparar el gobienlo con actorc.'s de Ulla main

comedia sin argumento:

La comedia, sin embargo(,] de esa malici(l qut" nosotros le encontramos, y de la cual el autor que la escribio ha ct' Clmn~nta aiios no tiene la culpa, ni gustô ni peto. Experimentô la suerte de un Ministerio nuevo, a 10 cual aftadiremos que tllvO que ceder el puesto a otras comedias y desaparecer: fin y paradero que pudiera igualmente tener esta otra comedia mas seria. de la cual, aunque vemos ya seis personajes, no acert amas a ver siquiera un acto desde que esta levantado el telôn, q11e hanl como cuatro dîas. 2

Sin embargo, el articulo no encuentra la aprobaciôn dei fundador y editOl" de

El Espaiiol, Andrés Borrego. quien es ademas amigo de IstÙriz. y se niega a

publicarlo. No debe sorprender el que Larra reaceione violentan1t~llt(' a la

intervenciôn en su independencia, sea ésta real 0 imaginada, con tlna carta

abierta a Borrego intitulada "Despedida de Figaro." ofreciéndole Sil dimisiôn

yal mismo tiempo insistiendo en su derecho y raz6n de continuar criticando

cuando 10 juzgue oportuno:

Independiente siempre en mis opiniones, sin pertenecer a ningùn partido de los que miserablemente nos dividen, no ambicionando ni de un ministerio ni de otro ninguna especie de destino, no tratando de figurar por ningÙn estilo. comencé a escribir hace ailos y no tuve nunca mas norte que el de &!Jstar al mayor nllmero posihlc de lectores: para conseguirlo creî qi..1e no debia defender mas que la verdad y la razôn, crei que debîa combatir con las armHS que me siento aficionado a manejar, cuanto en mi conciencia ftH'S('

incompleto, malo, injnsto, 0 ridiculo .... Siguiendo este sistema, he remitido a V. un articulo riéndome de 10 que en el dia me parece risible, sin cuidarme de si estaba 0 no en el sentido mismo de su peri6dico, sea éste el que fuese. Este articulo mio ha sido devuelto por V., por no hailarse de acuerdo con sus opinioncs cn el dia; no pudiendo exponerme a escribir otros que tengan iglJal resultado. tcngo el hanor de advertir a V. que sin que se altere en nada cl aprccio que le profeso, dejo des de este momento <:fe ser redactor deI ES[Juflol I.:lkl.

F. Courtney Tarr, "ReconstructIOn of a DeCisive Period in Larra'!', Life (May-November, 1836)," Hispanie Review 5, 1 (1937). 3.

2 Larra. "Un procurador 0 la intriga honrada," Obras IV, 314.

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Bastante censura nos ponen los gobiernos sin que se nos aiiada a los escritores otra doméstica en nuestro mismo peri6dico ( ... ) para mi asi el ministerio Isturiz coma el ministerio Mendizâbal. coma cuantos le han precedido y le seguirân, no tiene mas importancia que la deI bien 0 el mal que pueden hacer a mi pais. En el ministerio Mendizâbal he criticado cuanto me ha parecido criticable. y de elIo no me retracto: la mismo pienso hacer con el actual y con cuantos vengan detras, hasta que tengamos unD completo que termine la guerra civil y dé al pais la~ instituciones que en mi sentir reclama. 1

Ni este articulo, ni el primera llegan a las prensas, pero a pesar de esto,

LHrra sigue colaborando en El Espaiiol, después de que se le permite la

publicaciôn de un articula, "Figaro al Director de El Espanol," el 23 de

maya, en el que Larra no sôlo suaviza su comentario y omite su dimisiôn,

sinn que tanlbién se humilIa al pedirle a Borrego que le diga "en qué senti do

habré de escribir para venne impreso en su periôdico."2

Queda por mirar la censura impuesta par el gobierno. de la cual se

queja Larra continuamente. En efecto, la libertad de prensa es una de las

mayores preocupaciones de éste en su "pais de obstâculos" donde falta todo

menos la censura, donde

se ha establecido en Madrid un sistema de libertad de imprenta: y con tal que no hable en mis escritos, ni de la alltoridad, ni deI culto. ni de la polîtica, ni de la moral, ni de los empleados. ni de las corporaciones, ni de los c6micos, ni de nadie que pertenezca a algo, puedo imprimirlo todo libremente, previa la inspecciôn y revisiôn de dos 0 tres censores. Para aprovecharme de esta hermosa libertad anuncio un peri6dico ( ... ).3

Larra decide respetar la ley y critica en otro Illgar la censura al recomendar

esta postllra para todos:

Hecho mi examen de la ley, voy a ver mi artîclllo: con el reglamento de censura a la vista, con la intenciôn que me asiste. no puedo haberlo infringido. Examino mi papel: no he escrito nada, no he hecho articulo. es verdad. Pero en cambio he cumplido con la ley. Este serâ eternamente mi sistema: buen

1 cil. en Tarr, "Reconstmction of a Decisive Period in Larra's Life (May-November. 1836)," p.5.

2 Tarr. "Reconstruction of a Decisive Period in Larra's Life (May-November, 1836)." 7. 3 Larra, "Un periôdico nuevo," Obms 1. 449-450.

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ciudadano, respetaré el lâtigo que me gobierna, y conchtiré siempre diciendo: 10 que no se pllede decir, no se debe ùeciL l

c

Evidentemente, Larra tiene raz6n y la censura es, en ~eneral. UIl gran

obstâculo a la difusi6n de las ideas liberales por medio de la pn'I1sa, allnquc.'

se aplica la censura igualmente a los libros. Sin embargo, se cret" qllt" Larra,

a pesar de sus constantes lamentacil)nes, no ha sufrido tanto de los

recursos restrictivos deI gobierno como 10 hace creer y hasta coqlletc.~a con

cllos, aprovechândose de la satira para transmitir su mensaje dt" todas

formas.

Aunque no se quiere entrar completa mente en una discusiôn de la

legislaciôn censoria, pare ce 10 suficientemente importante coma para hacer

algunas observaciones acerca de sus consecuencias para Larra. Por

publicarse los primeros articulos de Larra ya en 1828 cuando i~st(' lanza Sil

Due'.lde Satirico dei Dia, hay que volver a la censura de la época fcrnandinH.

En el estudio minucioso y erudito sobre la censura gubcrnauwntal l'Iltrt'

1800-1833 por Gonzruez Palencia no se menciona a Larra si no una sola vez,

cuando los "senores deI gobiemo" a 27 de enero de 1834 conceden licencia a

un tal Manuel Delgado, vecino de Madrid, para la impresiôn de El donce! dl'

Don Enrique el Doliente como parte de una colecci6n de novelas histÔricas. 2

No se encuentra ninguna menciôn de una censura desfavorable en cnanto a

la obra de Larra, la que debe sorprender un poer. por haberse quejado Larra

de la censura ya en el ~n.Jk cuando hace decir a don Marcelo:

Arno demasiado a mi patria para ver con indifercnciéi cl estado de atraso en que se halla: aqui nunca haremos nada bueno ... y de eso tiene la culpa ... quien la tienc ... Si, senor ... ,Ah! ,Si pudiera uno decir todo 10 que sientet Pero no se pucdc hablar todo ... no porque sea malo, pero es tarde y mâs vale dejarlo ( ... ).3

1 Larra, "Lo que no se puede declr, no se debe declr," Obms Il, 49. 2 Angel Gonzâlez Palencia, Estudlo histÔrlco sobre la censura 2ubernallva en EspaDa

1800-1833, Il (Madrid: Tipografia de Archivos, 1934-1936) 354-357. 3 Larra, "El cafe," Obms 1. 13.

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Aunque Tarr 10 interpreta como la primera prueba de la valentia de

Larra frente a la censura, 1 se deberia investigar primero el grado de atenciôn

siquiera quc rccibe la primera obra deI joven Larra en realidad, como sugiere

con justa nzôn Eva Konitzer. 2 A pesar de una censura rigida con multas de

200 ducados. destierro y hasta pena de muerte para los violadores de la

ley.~3 parecen interesarse los censores mâs por ejemplo en libros sobre la

historia francesa. de los cuales "tres de cinco en total que habian pedido

Iiccncia no se publicaron." 4 Y juzgar la obra de Larra como suficientemente

inofen~iva. En realidad. los censores tienen mucho mâs trabajo con las

publicaciones en derecho. ciencias. artes e indu strias. teologia e historia que

con las mismas en literatura. como se puede suponer de la cantidad de las

ef1tradas en estas categorias de los distintos capitulos en el estudio de

Gonzalcz Palencia. 5 Asi. se piensa que las quejas de Larra. aunque reflejan

la realidad. necesitan la relativizaciôn. porque la censura, aunque puede

limitar la informaci6n. se demuestra incapaz de impedir que entren en el

pais las ideas liberales. Dice Cruz Seoane:

Las censuras y prohibiciones son, qué duda cabe, eficaces para impedir que la difusiôn de ideas alcance ampli as capas de la poblaciôn, pero por duras que sean. nunca logran evitar que una selecta mi noria, curiosa y âvida. llegue a ellas; la misma prohibiciôn y la diflcultad en procurârselas sirve de acicate, y hace que una vez logradas se consideren coma algo sumamente valioso y estimado. En nuestro pais. sobre el que mâs han pesado. dentro de los pertenecientes al âmi)ito cultural occidental. como una terrible losa, inquisiciones y censuras de todo tipo. desde los comienzos de la Edad Moderna hasta nuestros mismos dias, siempre una minoria ha podido burlarlas. 6

Después de la muerte de Fernando VII desaparece la antigua legislaci6n de

imprenta. es decir las leyes restrictivas se liberalizan gradualmente. aunque

1 F. Courtney Tarr. "Larra's 'Duende Satirico de] dia'." Modern Philo]ollY XXVI, (1928) 31-45.

2 I{onllzer. Larra und der Costumbrismo. 96. 3 Gonzülez Palencia. 1. XXVII-XXVIII. 4 GOllzâlez Palencia. 1. CLXXII. 5 Gonzàlez Palencia. 1. XI. ô Cru/. St>oane. HIstoria dei pt>riodismo en Espafta. II. 23.

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no hay completa libertad de prensa en tiempos de Larra. Esta t;P(~~'ci d<.'

transicion. la describe Gonzalez Palencia coma

un perîodo de efervescencia. sorda a vt"'ct's. a v<.'Ct.'s manifiesta. en el cual los hon'lbres t'spa noIes skntt'll el ansia de acelerar el ritmo polîtico. economico y social de la nadon y verIn prospera y feliz: y ca da uno de los bandos st' cree ell posesiôll de la verdad y propugna por imponer sus mdodos y sus teorÎas. El Gobierno. las instituciones politi('as trndiclOnales. st' previenen contra las innovaciones y apelan a todos los H'('ursos que las leyes ponen en sus p.lanos. y principalmentt' cl1idan. como es natural. de las producciones d{~1 t'spÎritu. ya qut' siempre han sido y seran los pensadores. las miJlorÎns intelectuales. quienes dirijan y encauccn la masa Cil todos los movimientos polîticos.\

La prensa de entonees se regula por un deereto deI 1 dc enero lS:J4. que st.'

ve completado por un reglamento deI 10 de jl1nio dei nlismo a1Ïo. Los dos

resultan ya estrechos para la realidad de la vida politica nacional. Por 10

tanto. la situacioll legal es la signiente: los periodicos de materias literal-ias

y cientificas pueden publicar sin licencia ni een~t1ra previas: los qllt'

escriben sobre polîtica 0 religion tienen que obtener licencia por 'Ill censor

euyo oficio es asaIariado. Ademas. se introduee la figura dei "t'c1itor

responsable," al euaI se exigen las mismas condieioncs que debe satisfac('r

un proeurador en Cortes, es deeir solveneia moral y econ6mica (10 qHt'

signifie a una renta anual de 12.000 reales procedcntes de bienes propios) .

Para poder publiear un periodieo se tiene también que pagar un depôsito

previo de 20.000 reaIes en Madrid (10.000 en provincias), dei cual se

tomaran automaticamente las multas por infracciones potcnciales. De t'sta

forma se elimina ya de antemano una prensa menor, cspontanea. que qlliz<Î

se hubiera arriesgado mas aI no tener nada que perder.2

Claro esta que Larra comentara sin falta estas nuevas Ieyt's de

imprenta. AsC escribe a su "corresponsal" flcticio que "desdc que tcnemos

una racionaI libertad de imprenta, apenas hay cosa racional que podamos

1 Gonzâlez Palencia. 1. VI. 2 Seoane. Historia deI periodisrno en Espafla. Il, 141-142.

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racionalmente escribir," y se queja ademâs de que "aunque los partes

oficiaks y los rclatos de las sesiones en sustancia no dicen nada, no dejan

por eso de St'r largos: nos ocupan por consiguiente las tres cuartas partes de

nuestras columnas, y no nos de jan espacio para nada." 1 En otro lugar cita

Cl un "profeta" desconocido cuyo credo ha si do que "el gran talento no

consiste pr('cisélmente en saber 10 que se ha de decir. si no en saber 10 que se

ha d(' caIlar." y concluye este articulo observando que "en tiempos coma

('stos los hombres prudentes no deben hablar. ni mucha menos callar."2

Mientras que prevalece hasta entonces un tono de mas bien sutil

paradoja. las protestas de Larra llegan a ser mas directas y explicitas .

élunque no por eso menos ironicas. una vez en vigor el mencionado

reglamento deI IOde junio. Asi. dice en la "Segunda carta de un liberal de

aC{l a un liberal de alla": "pero en realidad el pûblico es como la libertad. que

todos dan en decir que la tenemos. y ningullO la ve."3 y en la "Tercera carta

de t 111 liberal de aca a un liberal de alla" contesta con indignacion ironica a

la pregnnta que le ha planteado su ficticio amigo portugués acerca de la

libertad de imprenta:

6 y quién du da que tenemos libertad de imprenta? Que quieres imprimir una esquela de convite: mas. una esquela de muerte: mas todavia. una taljeta con todo tu nombre y tu apellido. bien especiflcado: nadie te 10 estorba. Ahi veras cuân equivocados vivis. y cuân peligroso es creerse de los informes que da cualquiera .... Rectifica, pues. amigo Silva. tus ideas con respecto a Espaiia, y cree no s610 que vivimos bajo un régimen representativo, sino que somos libres mas que ninguna nacion deI mundo, y qUf' tenemos amplia libertad de imprenta.4

En "La alabanza 0 que me prohiban éste" 5 y en "Lo que no se puede decir.

110 St' debe dccir" dedica articulos enteros al problema. describiendo en el

ùltimo conl0 se las arregla para que sus escritos pasen la censura:

Larra, "Carta de Figdro n un bachiller, su corresponsal." Obras l, 423. 2 Larra, "El Slglo eH blanco," Obras l, 352-354. 3 Larra, "Segunda carta de un Ilberal de acâ a un liberal de allâ," Obras Il, 17. ·t L.cura, "Tercera carta de un llberal de acâ a un Ilberal de allâ," Obras Il, 47. S Larra. "La alabanza 0 que Ill!:' prohiban este." Obras Il. 60-63.

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Artîcl.lLO 12. No permitircln los censores que se ITlsertCTI en los periooicos: Primera: articulos en que viertall nUL'\imas 0 cloctrÎTzas qlLe conspiren a destruir 0 alterar la religion. el respeto (l los dC1"<'c1IOS y prerrogativas deI trono. el Estatuto Real y clemns leyes fWlr1'HllCTlt(llcs de la Monarquia. Esto diee la ley. Ahora bien: doy el caso Q1H' Ille

ocurra una idea que conspira a destruir la religiün. La callo. no la escribo. me la como. Este es el modo No digo nada deI rcspeto a los derechos y prerrogativas deI trono, el Estatuto, etc., ete .. t,Si ks parecera a esos hombres de oposiciôn que no me OC11ITe Ilada sobre esto? Pues se equivocan: ni como he de impedir yo que I1W OCllrran los mayores disparates del mundo. Ya se ve que me ocurriria t'ntrar t'Il el examen de ese respeto, y que me ocurriria illvestigar los flllldamentos de todas las cosas mas fundamentales. Pelo me Il a 1110 apartt.' , y digo para mi: ~No esta clara la ley? Pues punto en boca. Es venlad 'lut' Ille

ocurriô; pero la ky no conde na ocurrencia alguna Ahora, t'Il cuanto a escribirlo, ~no fuera una necedad? No pasaria. CaUo, Pll('s: no 10 pongo, y no me 10 prohiben (sic]. He aqui el llH'dio s('ncillo, sencillisimo. 1

En agosto de 1836, tras la Revolucion de La Granja. se restahll'('(' hl vigellda

de la Ley de Imprenta de 1820, 10 que de hecho y derl'cho signifiea la

libertad de prensa. Sin embargo. todavia hay tlllél ('('nSllra. esta vez por

medio de una Junta Suprema de Censura que tient' la tart'a cie ddlnir I()~

delitos. Segün esta Junta, los escritos pueden violar la Iey al S(,I'

"subversivos. si atacan a la Constitucion 0 <l la religion: scdiciosos, si

excitan a la rebelion: incitadores. si incitan a la desohedit'nria de las kyes ()

autoridades: obscenos, si atentan contra la moral, e inhlmatorios, si att'Iltan

contra el honor 0 buena reputacion de las personas particulan's."2 Aspt'cto

mas interesante. segûn seiiala Cruz Seoanc, es la institllC'iùll pOl' V('Z

primera de un jurado. elegido por sorteo de buenos ciudadanos que no

pue den ser funcionarios civiles ni eclesiâsticos. En casa de que haya Illl

escrito denunciado, un primer jurado tiene que decidir en el pro('('so ~ohn'

la existencia de una causa. Un segundo jurado nuevo, que puede adt'mùs

ser recusado dos veces por el denunciado, determina la culpabilidad del

responsable. En la practica, el jurado se destaca por una actitud beni'vola y

llega a juicios favorables para los responsables de dclitos de imprenta.;i

Larra, "Lo que no se puede decir. no se debe declr." Qbras Il, 48-49 2 Cruz Seoane. Hlstona deI periodismo en Espaiia, Il. 87-88. 3 Cruz Seoane. 88-89.

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No obstantc. esto no quiere decir que desde aquî en adelante se puede

publir.ar sin mas problemas. El gobierno progresista deI Ministerio

Calatrava. resllltado de la sargentada de La Granja. hace desaparecer varios

periôdkos r.omprometidos con la causa moderada y continûa ejerciendo una

fuerte prpsiôn sohre Jo~ periodistas. que ahora. en lugar de una censura

previéi. lienen q\le lidiar con el fiscal de imprenta arriesgando hasta la

deportacJ('m. 1 Muy escéptico frente a la nueva libertad de imprenta. Larra

f('éH'dona violentamente. Ilamando a Calatrava "tirano" y comparando la

situaciôn a la de Jos gladiadores en el circo romano:

Individuos ya dei mundo, saludamos a nuestra entrada a los que en él nos han precedido, y, preparados a la lid que nos espera. le consideramos camo un circo romano en el cual vamos a 11Ichar con las fieras: no nos parece necesario indicar quiénes son las fieras y quiénes somos nosotros: y vueltos al César, al tirano. es decir. al Gobierno. pronunciamos. camo los atletas que van a morir. la antigua formula de costumbre: Cesar lsic}. morüuri te salutant: es decir. Ministerio Calatrava. los escritores que vas a desterrar te saludan.2

Spa la lihcrtad de prensa coma sea. para Larra ya llega tarde de todas

formas por encontrarse él ya en un estado de resignaci6n depresiva3 y,

desilusionado y decepcionado, va a rendir las armas al suicidarse el 13 de

fd)rero de 1837.

Dicho esta. hay que volver a relativizar las consecuencias de la

('t'nsura. par 10 menos para Larra. Aunque éste siga quejândose repetidas

veccs y con obstinaci6n de 10 rigido e injusto de la polîtica restrictiva de los

difert'ntes gobiernos. hay que admitir que la libertad de prensa se abre

('aminos. at1nq\1t~ solo gradualmente coma se concede, aun en tiempos de

Larra. coma se ha vista. Si no fuera asi. i,c6mo se explicaria el aumento de

pt'ri6dicos? Mirado desde un punta de vista cuantitativo. s610 hay dos

p('riÙdkos pernlitidos en Madrid entre 1814 y 1820, La Gaceta y el Diana de

Avisos. La Iibertad de prensa deI menio liberal hace posible la publicaci6n - --- -- ----------

1 Cru/. Seoant', 174-175 2 Larra. "FI~aro dada al Munda," Obras Il. 305, 3 ~Ilt's J. Aregger. Heine und Larra (Zürtch: Verlag Rethe W. 1981) 56,

4S

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de 61 periôdicos, nûmero que se reduce otm vez a cuatro l'n la ominosa

década. 1 Entre 1832 y 1833 venln la luz once nuevas publicaciol1t's2 y tras

la muerte deI rey, gracias también a la politira cOlH'iliatoria dt.' Martin('/.. dt'

la Rosa,3 se cuentan a finales deI ano 1834 11n05 36 (Jcriôd I('OH ('Il la

capital. 4 Aunque los peri6dicos aparenteluente no se han cOlltado mcls

después de 1834, es de suponer sin duda ningllna que las pllhlicaciollt's

aumentaran con la mencionada restauraci6n dt.~ la lib('rtad de pn'Ilsa tras la

revolucion de La Granja.

Por 10 que concierne a Larra, hay que preguntarst' de qui' St' (~stù

quejando en realidad si el progreso es obvio, aunql1e St' adnlite qut' el

proceso de la liberalizacion de la prensa es lento. Pero quizù 110 haya 1l1ÙS

periôdicos en tiempos de Larra, hasta con la libertad completa de prensH,

porque el periodismo de la época es un medio de comunicaciôn nlUy IlUt'vo

Todavia tiene que hacer frente a muchos problcnlas intrinsecos al

periodismo. como Ee ha visto ya, sobre todo a problemas ('('oJl()mieos,

problemas de difusiôn. por falta de infraestructura en un pais atrasado, 0

problemas de un pûblico inexistente por ser la poblaciôn cn sn mayoria

analfabeta. Ademas. salta a la vista una discrepancia entre las rt'stricciones

de la censura gubernamental. lamentadas por Larra. y la cantidad ahsoluta

• de su propia obra. que necesita cuatro volûmenes para publicarst', y t'sto

pese a una "vida profe~ional" de solo nueve anos. De los nlllllerosos

artîculos de Larra. s6lo doce no se publicaron en vida de Larra. sl'~ùn la

ediciôn de Carlos Seco Serrano. 5 y de éstos par 10 menos dos ft)(~ron

suprimidos por voluntad deI editor, como se ha vista ya. Aunqt le observa

Cruz Seoane que "cuando la censura arrecia. se refugia Larra en el articulo

Iris Zavala. RornânUcos y socialistas. Prensa esparïola dei XIX (Madrid' Si~lo XXI. 1972) 38-43.

2 Miguel Artola, La bUr&~uesia revoluclonana Il 808-18691 (Madrid: Alianza. 1973) :i:i. 3 Konitzer. Larra und der Costumbrismo. 30. 4 Cruz Seoane. Oraloria y periodiSmo en el sl(;!lo xrx. 204. 5 Larra. Obras IV. 361.

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de costumbres 0 en la critica teatral" ] por ser "el unico terre no que deja libre

i-J mis correrias el temor de ser rechazado en posiciones mas avanzadas" 2, se

permite hacer la pregunta retôrica: <.,c6mo ha logrado Larra escribir y

publicar una obra tan extensa y tan polîtica - porque Larra es costumbrista

sôlo en la forma, 10 que se ha mostrado ya en la introducciôn - cuando la

cenStnd, segùn él. no le ha dejado, por decirlo asî, ni la libertad para

respirar?

Uni-J explicaciôn sencilla y superficial podrîa ser que Larra

~implcmcnte no escribe nada suficientemente ofensivo. Y en efecto, si se

redurcn sus articulas a la esencial, bastaria una pagina para enumerar los

argumentas: que Espaiia es un pais atrasado, que los espaiioles son

incuItos, pert'zosos, analfabetos, que no hay libertad individual ni de prensa,

qlW los ministerios no cumplen 10 que prometen, que la guerra carlista es

eontraproducente y mala, que el 'Justo medio" deI Estatuto Real no progresa

suficientemente, y otros mas dei mismo estilo. Parecen banalidades, que no

van a derribar la monarquia, pero seguramente han contribuido a algunos

jllieios desfavorables y hasta destructivos sobre la ob ra de Larra, de los

Ct laIes sirva de ejemplo la opiniôn de Menéndez y Pelayo, Para éste la obra

poética de Larra "ha envejecido mucho y no pasa de la mediania;" el drama

Macias es "obra helada y hecha a compas, aunque con pretensiones

n"volllcionarias, bien poco justificadas en verdad;" la novela El doncel de

Don EnriQue el Doliente la caj'acteriza como "tibia imitaci6n de las de Walter

Scott," yen cuanto a los articulos dice:

Tuvo. sobre todo, la pasi6n, la adoraciôn de si propio y, Îl1nto con esto. una ausencia completa de disciplina moral y cientit1ca ... Era grande ingenio, pero sabia poco y nunca se dio Cllenta de su ignorancia ... Celebraron mucha a Larra coma articulista de costumbres: nosotros le encontramos pobre de color y de estilo. inferior no s610 a Estébanez Calderon, sino a

1 Cruz Seoant', Oralorla y J,lt'riodlsmo en el s12)0 XIX, 221. 2 Larra, "Un reo dt> muerte," Obms Il, 65.

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Mesonero Romanos. No es en la observaciôn d~ la vida t'xtt'rior ni en la descripciôn en 10 que triunfa Larra. 1

4

Pero. para decirlo en palabras de José Luis Van'la. "por este caInino no

llegaremos nunca a columbrar la originalidad d~ Larra. Pues su ori~iI1alidad

no consiste en la innovaciôn. sinn en su genio exprt'sivo - t'Il Stl

manipulaciôn genial de la palabra (. .. )."2 Dejando apartt' las banalidadt,s, ln

que queda es la pura retônca, satira, ironia. metafora. y pan"('t' qut' hay qut'

buscar en ellas para encontrar el mensaje de Larra.

La ironia y la satira se demuestran como armas muy t'fkaees para

evitar la censura porque ridiculizan las opini011t:'S que apan'nlt'rl1ente st'

e defienden. Larra se burla de la gente capaz de aJlrmar en s~rio 10 que d t'st ..

d.ciendo en tono irônico. De esta forma critica precisamentt' la ('t'IlSlIra al

elogiar excesivmnente por ejemplo la "libertad generosa" para haeer iInprimir

una tatjeta de visita en la citada "Tercera carta de un libt'ral dt' aeù a lIll

liberal de alla," 10 que no esta prohibido; y asi expone c'-aclamenle la Ialta

de libertad al prevenir en el articulo "La Policîa" contra la excesiva libt'rtad

que reina en Inglaterra y Estados Unidos y al adverlir de "no segt lir las

mismas huellas de los paises demasiado libres, porque vendriamos a parar

al mismo estado de prosperidad que aquellas dos naciones. La riqueza vicia

• al hombre. y la prosperidad le hace orgullo~o por mas que digan.":l Dt' alli.

se puede decir que la censura es el clandestino colaboradur de Larra porque

le obliga a adoptar este estilo de la salira irônica y de las rcticcncias. (,1 ctlal

llevara a un nivel genial. 4 Larra se aprovecha de la situaci6n ridîcula c[eada

por la censura gubernrunental y. coma queda dicho, hasta coql1ett>a con dia

cuando dice por ejemplo que el gobierno "escribia pur medio de sus censores

1 cit. en Rubén Benitez, "Nota preliminar," MarlanQ José de Larra. El escrllor y la crillca. ed. Rubén Benitez (Madrid: Taurus, 1978) 12.

2 José Luis Varela, "Larra y los Juegos prohlbldos," en La palabra y la Hama (Madrid: Prcnsa Espaiiola. 1967) 105.

3 Larra, "La policia," Obras l, 453. 4 Cruz Seoane, Oratoria y periQdlsmo en el sl~lo XIX, 222.

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la mitad de las obras que veian la luz." 1 Tan obsesionado por el valor

satirieo de las palabras esta Larra que hasta las inventa para eonseguir el

vocablo 0 la frase acertada para captar pl rasgo peculiar de una persona 0

situacion que intenta poner en ridîculo. 2 asi que no debe sorprender la

opiniôn acertada de l...P.opoldo Alas segùn la que Larra "no sôlo se adelanto a

SlI tiempo, sinn que aun en el nuestro los mas de los lectores se quedan sin

eomprender mucho de 10 que en aquellos articulos de aparente ligereza se

dice, sin decirlo."3

Para resumir. deberâ decirse que hay dos tipos de censura que se

rnuestran ser obstaeulos al periodismo en general y a la difusiôn deI ideario

de Larra por medio de los articulos periodisticos. Son la censura editorial,

que impide que Larra publique opiniones contrarias a la orientaci6n politica

dei periôdico en cuestiôn. y las leyes restrictivas impuestas por el gobierno

cn el poder. que trata siempre de proteger las instituciones existentes, es

decir el statu quo. Cornenta Larra: "Es bueno tener entendido que en

politiea se Hama orden a 10 que existe, y que se Hama desorden este mismo

orden euando le sueede otro orden distinto: por consiguiente. es perturbador

cl que sc presenta a luehar contra el orden existente con menos fuerzas que

él."4 Sin embargo. parece que Larra no sufre tanto de la censura como 10

hace creer. 10 que se debe en parte al contenido esencialmente poco ofensïvo

de los articulos, pero principalmente al hecho de que Larra reeurre a la

saUra irônica que su innegable capacidad eleva a categorias geniales

dt'>sconocidas desde tiempos de Quevedo.

Ahora bien, para aclarcrr mas la problematica deI periodismo hay que

volver al eontenido de los articulos de Larra: es decir. al quitar todo 10 que es

retorica. 10 que queda de informaci6n bâsica tiene un aspecta a veces muy

1 Larra. "Figaro en Llsboa.-Adlôs a la patrla," Obras IV, 336. 2 Luis Lon'II/.o-Rivero, Larra: Tecnicas y perspecUvas (Madrid: Porrua. 1988) 6-7. 3 Leopoldo Alas. en "Mezclilla" (1889), cil en Alejandro Pérez Vidal, Articulos Mariano José

de Larra (Barcelona: Laia. 1983) Il 4 Larra, "Un reo de Illuerte," Obras Il, 65.

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c

negativo. El problema es que, sobre todo en tiempos difkilt's como los dt' la

transiciôn deI antiguo régimen a un gobierno por 10 menos de f{)nlla lihera1.

el pûblico normalmente reacciona con reserva a las noticias malas y

negativas aunque contengan la verdad pura. Siendo 10 bueTlo demélsiado

obvio para que valga la pena escribir sobre ello, Larra casi pan'ct' huscar 10

malo. aunque sea con la intenciôn de reformar su patria e incitar a sus

contemporâneos a mejorarse. Seiiala Juan Cano Ballesta que Larra st' da

cu enta de que la realidad descrita par sn agudeza obsC'rvadora pllede ser

amarga. 1 puede ser "el caos. la nada"2 . pero precisamente al denUlleiar los

vicias, Larra quiere enseiiar aI hombre "a que se vea tal cual l'S." Los

negativos en Larra son imprescindibles para el propôsito pedagôgieo dl' su

obra que es: "encaminar aI hombre moraI a su perfecciôn progresiva. "~l Méls

directamente 10 expone Larra en la ya citada "Despedida dC' Figaro" al decir

que: " ... no tuve nunca otro objeto que el de contribl1ir en 10 p()('() qtH'

pudiese al bien de mi patria, (. .. ) a manejar cuanto en mi conciC'ncia fuese

incompleto, maIo, injusto ° ridîculo. "4

Al mismo tiempo, resuItarân precisamente 10 negativo. la visiôn casi

derrotista. el profundo pesimismo de Larra. muy contraprodl1centcs para la

recepciôn benëvola de los escritos larrianos par parte de la critica, la que S('

revela par ejemplo en la condena por parte de Carnercro: "Todo es. para (~I.

inmundo y sucio." 5 En Gonzâlez Ruiz. para dar un ejemplo mas reciente.

suscitan la siguiente opiniôn no menas desfavorable:

Ya sabemos cuâl es el reproche fundamental que a Larra se dirige. Es un disconforme. Un satirico que gracias a la vivacidad de su ingenio se salva de la negrura de una constante desesperaciôn .... Quiere que Espaiia se reforme. cambiar sus

Juan Cano Ballesta. "Larra, creador deI ensayo perlodistlco," Mariano José de Larra Articulos sociales. poIiticos y de critJca Iiteraria cd .. Juan Cano Ballesta (Madrid: Alhambra. 1982) 62.

2 Larra. "Panorama matntense," Obras Il, 240. 3 Larra. "Panorama matritense (Articula se~undo)." Obras Il, 243. 4 ciL en José R. Lomba y Pedraja. Mariano José de Larra CF12aro), Cualro esdudlos Que Je

abordan 0 le bordean (Madrid: Tlpografia de Archlvos, 1936) 171 5 José Escobar, Los orî2enes de 1a obra de Larra (Madrid: Prensa Espanola, 1973) 262.

so

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habitos y costumbres. su mismo caracter. por 10 menos en 10 superficial. Todo 10 encuentra sucio. triste y feo. La gente esta mal educada. La sociedad no vive. sinn que vegeta. La administraci6n es pura ~utina y pereza. Este es un pais dormido al que Larra quiere despertar a latigazos para que se ponga en pie y se incorpore al movimiento deI mundo (. .. ) la disecci6n es implacahle. Larra es un reformador terrible. l

Micntras tanto. Larra es también consciente de la dificultad, de la

problemâtica de la satira. y sabe que valerse de la satira para su intenci6n

ético-docente se parece al pasearse sohre una cresta alpina 0 al baile en la

cllcrda noja. Demasiado fâcilmente se pierde el equilibrio. y la critica

productiva se convicrie en degradaci6n perjudicial. en fin. en critica

• destructiva. Admite libremente los fallos de algunos escritores en este

aspecto:

Créese vulgarmente que solo un principio de envidia. y la impotencia de crear [ob ras modelos], 0 un germen de mal humor y de misantropia. hijo de circunstancias personales 0 de un delecto de organizaci6n. pueden pre star a un escritor aquella acrimonia y picante mordacidad que suelen ser el distintivo de los escritos satiricos.... no dirernos que no hayan abusado muchas veces hombres de talento deI don de ver ellado ridiculo de las cosas. y que no le hayan hecho servir algunas para sus fines particulares. Esto es demasiado cierto.2

Por eso no es poco 10 que exige Larra a los escritores saUricos: perspicacia.

sensibilidad. profundo conocimiento de la sociedad que los rodea y una

• preparaci6n extraordinaria. El que cultive la satira ha de ser "profundo por

carâcter y por estudio. no ha de detenerse jamas en su superficie, sinn

desentranar las causas y los resortes mas reconditos deI coraz6n humano. Il 3

Debe ser independiente e imparcial y "conocer perfectamente el espiritu deI

siglo a que pertenece." 4 Claro esta en el juicio de Larra que el satirico

necesita. ademâs. "ser siempre moral"5 y amar el bien.

1 Nico\{\s Gonzalez Ruiz. Periodismo y literatura penodîstlca en el si~lo XIX. en Historia l:eneral de las literaturas hispânieas, V (Barcelona: Ed. Barna. 1958) 164-165.

2 Larra, "De la saUra y de los satlrieos," Ohras Il. 161. 3 Larra, "De la sàUra y de los saUrieos," Ohras II. 161. 4 Larra, "De la saUra y de los saUrieos," Ohras II, 161. 5 Larra,"La satirico-Illania," Obms l, 197.

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y con respecto a la moralidad 0 al amor al bien dt'I qut' St'

erige voluntariamente en campeôn suyo. ( ... ) no llt'ct'sitarÎamos por cierto ir muy lejos a buscar ejemplos que apoyasen lltH'stro aserto. Echemos una ojeada sobre el carâcter privado dt" los escritores satiricos mas conocidos. y digasenos si la nobk indignaci6n de Juvenal contra el vicio estél desl1wntida t'Il S11

vida; (. .. ) y viniendo a nosotros. donde t'ste argumento tuera mas facil de contradecirse. si no fuese tan cierto. 6qUt" aeios publicos nos han quedado como prueba de la innloralidad. dt" la perversidad de los satiricos. en la biografia de los GÔngoras. dt' Cervantes, de Quevedo ... ?l

Los argumentos de Larra convencen. Lo intert'sante es. sin embargo, qut'

Larra coloca el liston a tanta altura que forzadamente tient" qUt' tirarlo. Las

exigencias que deberian satisfacer los satiricos antes de enlbarcarse t'Il la

• aventura deI género satirico son tales. que el propio Larra casi no huhit'ra

podido publicar ni un solo articulo. Larra no vive una vida moral t'Il

comparaci6n con 10 que se considera normal y moral en la socicdad St tya.

coma se ha de ver mas tarde, ni es independiente. ni tiene t"cuanimidad. ni

reconoce la realidad de su época. ni tra~ciende 10 superficial (10 feo. por

ejemplo) para ofrecer causas 0 soluciones. Ya que su experiencia se basa en

una educacion profundamente francesa y en su vida adulta 10 vc todo a

través deI prisma limltado de Madrid. no comprende la educaciôn necesaria.

que esta pidiendo él mismo, ni siquiera parece disponer de ella. Sin

embargo, se adelanta al espîritu deI siglo.

Larra cree ver las cosas "tales cuales son. y de notar antes en {'lias el

lado feo que el hermoso ... Llâmanle la atenciôn en el sol mas sus manchas

que su luz, y sus ojos. verdaderos microscopios. le hacen notar la tcaldad dl'

los poros exagerados. y las desigualdades de la tez en una Venus, donde no

ven los demas sinD la proporci6n de las facciones y la pulidez de los

contornos." 2 Pero en realidad siempre hay dos caras en una moneda y 10 fco

y 10 hermoso se complementan para formar la verdad. Cuando procede ésta

de la pluma de Larra no puede ser sinD una verdad torcida. Dice Varela:

1 Larra. "De la salira y de los satîricos." Obras Il, 163. 2 Larra, "De la satira y de los satîricos," Obms Il, 16d

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"Pero ni la satira politica ni el articulo de costumbres requieren

necesariamente deI concurso de las tintas negras. de la negatividad rotunda

en la adjetivacion que Larra exhibe ... y que no es otra que la de sus propios

humores .... " 1 y Diez-Echarri objeta en palahras deI propio Larra que "el

inconveniente de la satira no es su inutilidad. sinn Ja dificultad que le es

inhf.;rentc para manejarla. dirigirla y no hacer de eUa un anna alevosa que.

en lugar de campear por la virtud. emponzoiie mas y mas sus tiros

delicados. "2

A'3pecto sorprendente de las ideas reveladoras de Larra sobre la satira

y su aplicaciôn es el hecho de que Larra. aunque se da cu enta ya de

antemano de que se le va a reprochar precisamente el uso desequilibrado de

la satira y de que la sociedad no le agradece al satirico el servicio que éste la

presta. siga adelante sin corregir jamas el camino tomado y de esta forma

continùa aeercandose al desastre con los ojos abiertos. Confiesa Larra que

"solo ha podido dar lugar a él [este atrevimiento) una inculpacion que nos ha

sido hecha recientemente: hay quien supone que sôlo una pasion dominante

de eri ticar guia nuesu-a pluma." y pronostica:

Si a esto se aiiade que generalmente la satira desprecia a los débiles, porque trata de vencer oposieiones, y aquéUos estân por si solos vencidos. se deducira facilmente que el satirico no solo ha de arrostrar enemigos. sino enemigos poderosos. Las comunidades, los cuerpos, en una palabra. la sociedad no es agradecida. porque no tiene centro de pasiones y sentinlientos como el individuo. y porque cree, acaso con razon, que todo se le debe: de suerte que el satirico al hacerse enemigos poderosos, no se haee amigo ninguno. no encuentra apoyo ni compensaeion. Y la prueba de esta triste verdad es este mismo esfuerzo que en favor de los escritores satiricos tenemos que hacer. 6Como paga la sociedad los servicios que el escritor saUrieo le hace destruyendo errores y persiguiendo las preoeupaciones que le abruman? Los paga. suponiendo en el satirieo mala indole. condicion maligna, y coma de esas veces inteneion personal 0 defeeto de organizacion.3

1 José Luis Varda. Larra y Espaiia (Madrid: Espasa-Calpe. 1983). Ill. 2 Larra. "La satirico-mania." Qbras 1. 198. cil. en Emiliano Diez-Echarri y José Maria Roca

Franqursa. "Mariano José de Larra: concepto de saUra." en Historia de la ltteratura eSl)aflola e hispanoamerlcana (Madrid: Aguilar. 1960) 857.

3 Larra. "0(' la saUra y de los satiricos." Obras Il. 163-164.

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En resumen. se cree que Larra. al elegir la saUra dentro dei articulo

periodîstico y al usarla con frecuencia e intensidad exageradas. pierdt>

credibilidad y por la negatividad rotunda alcanza antes repllgnar al pùblko

que reformarlo coma es su intenciôn. Al de finir contra sn propia convic<'Îôll

las cualidades necesarias para un satirico y al no poder clImplir tamp()('()

con todas las pretensiones. va a dar en un callej6n sin salida. 10 qut'

contribuirâ tambien a la falta de comprensi6n por parte dt'l pùblico y asi al

trâgico desenlace.

S4

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Larra y el pûblico

Se ha dicho que un peri6dico debe venderse, tanto econômica como

idcol6gicamente. y por eso debe gustar. De alli el poder deI pûblico para

determinar el destino no s610 de tal publicaciôn sino de cualquier escrito. Si

cl pùblico no atiende a la publicaci6n peri6dica. ésta no sobrevive. De esta

forma el pùblico llega a ser en cierto sentido el "cocre~dor" de la palabra

escrita. Por tener esta importancia primordial, hay que ver, para decirlo en

palabras de Larra "l,quién es el pûblico y d6nde se le encuentra?"

Para contestar esta pregunta. en su articulo deI mismo titulo Larra se

echa a la calle en busca deI pÛblico. Todo el mundo habla de éste

considerando que: "el pûblico es ilustrado. el pûblico es indulgente. el

püblico es imparcial, el pÛblico es respetable : no hay duda. pues, en que

existe el pÛblico. ". El problema entonces no es la prueba de la existencia

de! pùblico. sino su localizaciôn. su definici6n. Larra se pasea por las calles.

entra en una fonda y mira en un café. hasta busca en el teatro. ûltima

esperanza en su esfuerzo por "conocer de una vez al pûblico por su

indulgencia ponderada. su gusto ilustrado. sus fallos respetables."2 Con las

manos vacias tiene que volver y concluye. anticipando el resultado deI

anâlisis de Jean-Paul Sartre un siglo mas tarde. que "no existe un pûblico

ùnico. invariable. juez imparcial. coma se pretende: que cada clase de la

sociedad tiene su pûblico particular. de cuyos rasgos y caracteres diversos y

atll1 heterogéneos se compone la fisonomia monstruosa deI que llamamos

pùblico."3

En su libro Qu'est-ce Que la littérature?, Sartre analiza la relaciôn

entre el escritor y el pûblico. Distinguiendo principalmente entre poesia y

prosa. mantiene que la mentalidad deI prosista es diferente en que para él

escribir es actuar mediante la revelaciôn. La prosa no tiene su finalidad en

• La:Ta. • ... Qulén es el pûblico y dônde se le encuentra?" Obras I. 73. 2 ob. ciL. 75. 3 ob. ciL. 76.

ss

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4

si como la poesîa, sino que es una transformaci6n, porque la descripciôn

reveladora necesariamente transforma 10 revelado. Escribir es para Sartn'

una acciôn secundaria. Dice Sartre:

La prose est d'abord une attitude d'esprit: ... La parole t'st un certain moment particulier de l'action et ne se con1.prt'nd pas au dehors d'elle .... Parler c'est agir: toute chose qu'on 1l0111lllt' n'est déjà plus tout à fait la même. elle a perdu son innoc(:'IlC{'. Si vous nommez la conduite d'un individu vous la lui rt'vplez: il se voit. Et comme vous la nommez, en même temps, à tous les autres, il se sait vu dans le moment qu'il se voit: son geste furtif. qu'il oubliait en le faisant. se met à exister t'1l0rnlÎ'ment. cl exister pour tous, il s'intègre à l'esprit objectif. il prend des dimensions nouvelles, il est récupéré. Après cela COl11n1.('nt voulez-vous qu'il agisse de la même manière? ... Ainsi, en parlant, je dévoile la situation par mon proj~t mème de la changer: je la dévoile à moi-même et aux antres pour la changer. ... Ainsi le prosateur est un homlue qui a choisi llll

certain mode d'action secondaire qu'on pourrait nOInmer l'action par dévoilement. Il est donc légitime de lui poser cette question seconde: quel aspect du monde veux-tn dévoiler, quel changement veux-tu apporter au monde par ce dévoilement? 1

El cambio que quiere Larra es nada menos que la revoluciôn. la revolueiôn

por medio de la palabra, de acuerdo con Sartre. Como sc ha indicado ya,

Larra quiere revelar al hombre tal cual es, desenmascararle. para que {'ste

se pueda ver a si mismo y, por consecuencia, reformarse.

Pero no se hacen revoluciones sin el pueblo, sin una base amplia dt' )a

poblaciôn, y se puede volver a Sartre para un anâlisis de la relaci6n escritor­

piiblico. El escritor, segûn Sartre en el segundo capîtulo, "Pourquoi t~crin~?",

revela el mundo por cierto, mas no 10 crea. El escritor no forma parte de la

esencia deI objeto descubierto. Mantiene Sartre:

Mais si nous savons que nous sommes les détecteurs de l'être, nous savons aussi que nous n'en sommes pas les producteurs. Ce paysage, si nous en détournons, croupira sans témoins dans sa permanence obscure .... C'est nous qui nous anéantirons et la terre demeurera dans sa léthargie jusqu'à ce qu'une autre conscience vienne l'éveiller. Ainsi à notre certitude intérieure d'être «dévoilantsll s'adjoint celle d'être in essentiels par rapport à la chose dévoilée. 2

1 Jean-Paul Sartre. Qu'est-ce (me la littérature (Paris: Gallimard, 1948) 26-30. 2 Sartre, 50.

S6

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Aunque el escritor escribe para sentirse imprescindible en el mundo, no 10

es, y la creacion escrita no logra una existencia objetiva a través deI autor,

quien no encuentra en su obra sino a si mismo, sino f\olo por la sintesis

entr(' la percepciôn y la creacion, es decir solo por medio dellector:

Un des principaux motifs de la création artistique est certainement le besoin de nous sentir essentiels par rapport au monde. Cet aspect des champs ou de la mer, cet air de visage que j'ai à~voilés. si je les fIxe sur une toile, dans un écrit, en resserrant les rapports, en introduisant de l'ordre là où il ne s'en trouvait pas, en imposant l'unité de l'esprit à la diversité de la chose, j'ai conscience de les produire, c'est-à-dire que je me sens essentiel par rapport à ma création. Mais cette fois-ci, c'est l'objet créé qui m'échappe: je ne puis dévoiler et produire à la fois. La création passe à l'inessentiel par rapport à l'activité créatrice. 1

l~n cuanto al publico, Sartre expone que

l'écrivain ne rencontre partout que son savoir, sa volonté, ses projets. bref lui-même: il ne touche jamais qu'à sa propre subjectivité, ... si l'auteur existait seul, il pourrait écrire tant qu'il voudrait, jamais l'œuvre comme objet ne verrait le jour et il faudrait qu'il posât la plume ou désespérât. Mais l'opération d'écrire implique celle de lire comme son corrélatif dialectique et ces deux actes connexes nécessitent deux agents distincts. C'est l'effort conjugué de l'auteur et du lecteur qui fera surgir cet objet concret et imaginaire qu'est l'ouvrage de l'esprit. Il n'y a d'art que pour et par autrui.2

De esta forma, los articulos de Larra conseguirian una existencia objetiva

solo al ser leidos por un publico 10 mas amplio posible. 6Dônde esta

entonces el pùblico de Larra? Larra quiere y necesita establecer contacto

con SI1 pùblico, pero hay que preguntarse si verdaderamente tiene pûblico

con que contar.

Sartre. 50-51. 2 Sartre. 54-55.

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c

Larra sin pUblico

Como se ha visto en el comentario sobre el prôlogo de Larra él la ob ra dt'

Lamennais (Intenciôn de Larra). Larra preflere la rrvoluci6n por Ilwdio dt' la

palabra. pero en general. se puede decir que EspafIa JlO t'shi lista ni para las

palabras de Larra. ni para la revoluci6n libt>ral Aunque [('conoct.' la

necesidad ineluctable de la revoluciôn liberal. Lomba y Pedraja desarrolla

muy claramente por qué ésta debe resultar forzosanwntt' diflcil. irreglliar.

tumultuosa y larga. La razon mas importante es la Ialta dt' preparaciôll dt')

pais. Pensando en Inglaterra. Francia y los Estados Unidos. Lomh" y

Pedraja de scribe el tipo de pais donde ya se habia producido una revoluciôn

liberal con "éxito" - 10 que Larra du da en su articulo "CUélsi." [)Ï<'e Lomba y

Pedraja:

Tai vez la democracia politica es principalmenle eso en SIl

esencia yeso ha sido en su origen histôrico: un canee ancho para una corriente caudalosa de vida y de movimiento; norma natural juridica de una naciôn productora. indl1strial y navegante. euyos grandes intereses no pueden }.;ermanecer al arbitrio de poderes irresponsables; forma espccialmente apt a para sociedades activas y rieas. avezadas a la cnérgica iniciativa. a la acciôn flrme y continua. a la pn>visiôn diligente de los hombres que se haeen a benefIeiar con intensidad las fuentes naturales de la riqueza. veneros al mismo ticmpo de vigor y de salud para los pueblos. Se forman en esta escl1cla los verdaderos ciudadanos de un pais libre .•

Espaiia no tiene ninguna de estas caracteristicas. La mayor parte deI p1lehlo

espaftol vive de la agrieultura (y aun una agrigultura atrasada) y dd

pastoreo. y faltan una industria poderosa. un comerclO aet ivo y Ulla

navegaci6n importante. No hay medios para tenerlos ni amhiciôn verdadera

de lograrlos. Espafta es un pais con un comercio monopolizado. '111 pais sin

instrucci6n, sin capitales y sin vîas de eomunieaciôn. Es. en fin, un pueblo

pobre que se resigna ademas a su suerte. contento con ella. Adem{ts, el

pueblo espanol vive bajo la guîa y la protecciôn de una Iglesia muy podcrosa

1 José R. Lomba y Pedraja. Manano José de Larra (Fj(larol. Cuatro esdud!os lJue le abordan o le bordean (Madrid: Tipografîa de Archivos. 1936) 99.

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(Fernando VII habia rcintroducido la Inquisiciôn). 10 que impide a las masas

scguir los gritos de los intelectuales coma Larra, mientras que en otros

paiscs entonces liberales ya se ha producido una revoluciôn religiosa antes

de la politica (muy importante segûn nuestra exposici6n sobre el

lihcraJismo), 10 que quiere decir que, 0 se han separado el Estado y la

Iglesia. 0 la Iglesia cat6lica ha perdido su dominio exclusivo sobre la

,.)(}hJaci6n en estos paises.

I<:n f:spaiia falta también una clase de gerentes. La nueva clase de

bllrguesia practicamente no existe todavîa - y, coma se ha mostrado arriba,

el Jibcralismo también se basa en el derecho a la propiedad, - y la nobleza,

qllt' es ya de segundo orden y una clase sin ambici6n. vive de la renta de la

tit'rra. meclra en los cargos pûblicos y. por su falta de iniciativas y de

horizontes, aunque en posesion de las tierras, bloquea y paraliza todo

avance dei pais.'

Larra. al final, se da cuenta de que sus palabras no caen en tierra

fértiJ, que el pais no estâ listo para sus ideas revolucionarias y por eso

pi('rde su fe en el poder de la palabra escrita. Decepcionado por 10 poco que

sus palabras logran carnbiar, afirma que la litcratura es solo la expresi6n de

una época y no su causa. Del teatro dice que ..... tiene poquisima influencia

('11 la moral pûblica .... decir que el teatro forma la moral pûblica. y no ésta el

t('atro. ('s invertir las cosas. es entenderlas al revés." 2 Y de la literatura nos

('l1seiia: "Victor Hugo y Dumas han querido y creido ser originales. cuando

no eran mas que unos plagiarios de la politica, porque la literatura es y sera

siempre no una causa sino un efecto. La literatura no puede ser el Bautista:

harto har.i con ser el ApostoI." 3 Larra esta tan convencido de su papel de

portavoz de una nueva época con una nueva sociedad, deI papel deI escritor

que provoca una toma de conciencia que acelere el proceso histôrico de un

, Lombay PedraJa. 99-103. 2 Larra, "Mar~arita dt' Borgona," Obras Il, 278. 3 Larra, "Fdipt> Il,''Obras Il, 287.

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mundo cambiante, que debe acabar en una desilusiôn devastadora al darse

cuenta de que sus articulos no tienen el efecto espcrado y hastn de qut'

todavia no tienen pûblico: "El genio ha menester deI t'co. y no st' produ('('

eco entre las tumbas ( ... ) la palabra escrita necesita retumbar." 1 Larra st'

encuentra frente al innegable hecho de que su escritura. al no cllIuplir COI1

su funciôn social. acaba por ser un "mon61ogo desesperante y triste para

uno solo. "2 Se podria decir que el pùblico espaflol no ha vivido las miSIllas

experiencias que Larra. que no plleden entenderse mntllamente por t~llta dt'

un denominador comûn. Este aspecto se encuentra también en Sartre. que.'

dice en cuanto a la lectura:

Les gens d'une même époque et d'une mrme collectivité, qui ont vécu les mêmes événements, qui se posent ou qui éludent les mêmes questions, ont un même goüt dans la bouche, ils ont les uns avec les autres une même complil'Ïti~ et il y a entre eux les mêmes cadavres. C'est pourquoi il ne faut pas tant écrire: il y a des mots-clés.3

Estas palabras clave parecen estar au sentes en la obra de Larra por haber

disfrutado éste de una educaciôn diferente. parcialmentc fran(~c'3a. y por

haber llevado una vida fuera de 10 comûn en su época. Claro cst<i. una

minoria selecta de liberales educados le puede comprender perfectamente,

pero dificilmente alcanzarâ un pûblico mâs amplio.

Hasta ahora se han considerado tan s610 aspectas de la relaciôn

escritor-pûblico fuera deI alcance de Larra. es decir que no sc ptleden

atribuir a la voluntad deI autor. Dicho con sencillez, esto significa que Larra

no ha tenido suerte. Sin embargo, hay que ver un factor deI cual Larra es

directamente responsable. Otra vez. Sartre proporciona la teoria. Al

conte star su pro pia pregunta retôrica, 6para quién se escrihe?, Sartre

mantiene que el escritor se dirige en teoria allector universal. pero relaUviza

al aiiadir que esto es posible s610 en condiciones ideales: "A première vue,

1 Larra, "Haras de IHvierno," Obras Il, 290. 2 Larra, "Haras de Invierno," Obras Il. 290. 3 Sartre, 89.

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ceJa ne fait pas de doute: on écrit pour le lecteur universel: et nous avons

vu, en effet, que l'exigence de l'écrivain s'adresse en principe à tous les

hommes. Mais les descriptions qui précèdent sont idéales. En fait l'écrivain

sait qu'il parle pour des libertés enlisées, masquées. indisponibles ...... 1

Prosigue Sartre que no se dirige a un lector ignorante (no en sentido

peyorativo) coma el noble salvaje a quien hay que explicar todo desde el

principio. ni a un lector omnisciente como 10 seria Dios. sino que se trata de

alguien con un bagaje definido. entre la ignorancia total y la omnisciencia. el

quC' revela la historicidad deI lector. Asi. el pûblico no es universal. sino

concrcto. También son hist6ricos los autores y es por medio dellibro como

se cstabJece eJ cont:lcto entre ellos La escritura y la lectura son. segun

Sartre. las dos caras de un mismo hecho histôrico y al hablar de la libertad.

a la cual el autor quiere conducir a los lectores. no se trata de una

conciencia pura de ser libre. sino que significa la liberaciôn concreta de una

alienaciôn particular anterior.2

Con todo. el autor. si. tiene una influencia sobre el publico al

seleccionar su tema: ..... on peut dire aussi bien que c'est le choix fait par

J'auteur d'un certain aspect du monde qui décide du lecteur et

réciproquement que c'est en choisissant son lecteur que l'écrivain décide de

son sujet. Ainsi tous les ouvrages de l'esprit contiennent en eux-mêmes

l'image du lecteur auquel ils sont destinés." 3 Larra. sin embargo. no se

dccide por un pùblico concreto. no hace su selecci6n de un te ma concreto

para asi dt'terminar su pûblico. sino que se niega a la especializaciôn al

('legir escribir "articulos de todas clases, sin otra sujeciôn que la de

ponerl1os siempre de parte de 10 que nos parezca verdad y razôn," coma dice

('11 el ya citado articulo "El casarse pronto y mal."4 Es interesante notar que

1 Sartre, 87 2 Sartre, 90-91. 3 Sartrt'. 91-92. 4 Larra, "El casarse pronto y mal." Obras J, 108.

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Sartre utiliza casi las mismas palabras que emplea Larra t'n el articulo "Un

reo de muerte," cuando caracteriza en los térnlinos siguirntes la sihmciôn

deI escritor que se encuentra en cont1icto continuo con las fl1l'rl:aS

conservadoras:

Si la société se voit et surtout si elle St' voit vue, il y a, par le fait même contestation des valeurs établies et du ré~illle: l'écrivain lui présente son image, il la somlne de l'asS1ll11t'r on dt' se changer. Et, de toute façon, elle chan!:!",; elle perd l'(>quilihn' que lui donnait l'ignorance. elle oscille entre la honte et It~ cynisme. elle pratique la mauvaise foi; ainsi l'écrivain donne il la société une conscience malheureuse. dl' cc fait il l'st en perpétuel antagonisme avec les forces conservatrices qui maintiennent l'équilibre qu'il tend à rompre. Car le passClgt· au mêdiat qui ne peut se faire que par négation de l'imnll~diat l'st une perpétuelle révolution.)

Sartre llama la actividad deI escritor inûtil. porque la utilidad ('Il tilla

sociedad se define segiin los valores e instituciones ya existentes y bien

instalados. precisamente aquellos que el escritor pone en cuestiôn. Al mismo

tiempo el escritor pertenece en cierto sentido a las clases directoras - mtly

a menudo también procede de ellas - por ser ellas las l~micas que se pllcdel1

permitir el lujo de pagar una actividad tan improdllctiva y pcligrosa. El

motiva por el cuallas clases en el poder apoyan economicamentc al cs('ritor

es porque asi piensan controlar me jar la fuerza destructora de (·stc. ()(~ tal

forma el escritor termina coma parasita de la élite, aunque se dcmul'stre

contraproducente a los intereses de aquellos que le facilitan la sllhsistellcia.

Sin embargo, camo la actividad deI escritor po ne en cuestiôn los valon's de

las clases en el poder, 10 que podria traer un cambio de régimen, y como las

clases oprimidas no Henen ni el gusto, ni el interés, ni el tiempo para leer -

y Sartre desgraciadamente no sugiere causas, por ejemplo, el miedo al

cambio. etc. -, el aspecta objetivo de este conflicto lleva al antagonismo

entre las fuerzas conservadoras y las progresistas. A las primeras las lIama

Sartre el pûblico real deI escritor, por ser irônicamente no solo las que le

) Sartre, 104.

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pagan sinn también las que le leen. y a las segundas les da el nombre de

ptiblico virtual. Ahora bien, aumentar el publico real hasta los limites deI

(JtibJico virtual significaria la conciliacion de las tendencias enemigas. El

pùhlico rca] seria cntonces idéntico aJ pûblico virtual. 10 que es el casa ide al

que> todavÎa no se ha dado, segun Sartre: en casa contrario. el publtco

virlual IIcga a ser practicamente inexistente y el escritor termina por ser

reabsorbido por la clase privilegiada. 1 Por 10 tanto. el escritor coma

mediador entre las clases tiene la tarea de aumentar su publico real al

interesar y satisfacer al mayor nümero posible de lectores virtuaJes, que

• deben y atm solo pueden reclutarse en las clases oprimidas.

Por su parte. Larra simplemente rechaza a las masas oprimidas

considerândolas como bârbaras. incultas. inferiores, y las describe sin

disimular, al subrayar los rasgos mas negativos en su articulo "6Quién es el

pùblico y donde se le encuentra?" Sea la fonda. el café. la calle, aun el

tcatro. en ningun sitio encuentra gente que pueda satisfacer los requisitos

de ptiblico para él:

El publico gusta de corner mal. de beber peor. yaborrece el agrado. el aseo y la hermosura deI local.... Reparo con singular extraiieza que el püblico tiene gustos infundados: le veo llenar los mas feos [cafés], los mas oscuros y estrechos. los peores. y recopozco a mi püblico de las fondas.... De aqui illfiero que el publico es caprichoso .... Yen todas partes muchos majaderos. que no entienden de nada. disputan de todo. Todo 10 veo, todo 10 escucho, y apunto con mi sonrisa, propia de un pobre hombre. y con perdon de mi examinando: "El i1ustrado pùblico gusta de hablar de 10 que no entiende ...... ya los densos vapores de Baco comienzan a subirse a la cabeza de! publico. que no se entiende a si mismo. Casi voy a escribir en mi Iibro de memorias: "El respetable pûblico se emborracha ..... Otra clase de gente entretanto mete ruido en los billares. y pasa las noches empujando las bolas, de 10 cuaJ no hablaré. porque éste es de todos los pùblicos el que me parece mas tonto. 2

Signe Larra despreciando de esta forma al pûblico virtual que necesitaria

para el éxito de la revoluci6n por medio de la palabra. Larra asi programa ya

1 Sartre. 105-106. 2 Larra, ""guién es el pûblico y donde se le encuenlra?" Obms l, 74-75.

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c

bastante temprano en su carrera de escritor el resultado de no !t'nef

publico. hecho deI cual se queja mâs tarde varias veces como se ha visto ya.

Seiiala José Luis Varela en este conte~1:o que Larra "no respeta a nadit' ni a

nada: 10 cual equivale a afirmar que no ama a nadie ya nada."1 Dell1uestra

Vare1a a base de varias citas deI propio Larra que 10 que Larra piensa dt'l

hombre estâ marcado por un bondo sentimiento de frustraciôn, qlH.' Larra ve

al hombre como un ser muy miserable. que es a S11 vez un hombre que

desconfia de la Humanidad.2 Retôricamente Larra finge no saber si "la

bumanidad bien considerada tiene derecbo a qut:jarse de ningnna t'specic.'

de murmuraciôn. ni si se puede decir de ella todo el mal qlW se men'ce.":~

pero el contexto demuestra que 10 sabe bien y aHrma este pensmuiento en

absoluto. Concluye Varela que Larra "tiende a un ideal. no al hombre

concreto y verdadero .... tiende a valores absolutos."4 Siempn' pensando en

la argumentaciôn de Sartre. esto seria posible sôlo en circullstancias

ideales. que en realidad no existen. ni mucho menos en los tielllpos d('

Larra. Al buscar un publico absoluto. al eludir la cuestiôn de selecciôn dei

publico concreto y. finalmente. al rechazar rotundamente al ùnico pù blico

virtual posible. Larra se queda sin publico ninguno. Susan Kirkpatriek

resume esta situaciôn con las siguientes palabras:

Su publico liberal se habia desintegrado en facciones antagônicas. colaborando en la tarea de despedazar una sociedad escindida por la guerra civil y susceptible de ser despojada por todos los sectores. Los diversos estratos de la clase media que buscaban el cambio no habian logrado unificarse COIllO una clase burguesa consolidada a través deI reconocimiento de intereses y fuerzas comunes, sino que, por el contrario, persistian la atomizaci6n, la debilidad y la falta de confianza. Larra habia rechazado siempre la idea de escribir exclusivamente para una pequeiia vanguardia, sin que cllo supusiera que tenia la esperanza de llegar a las masas analfabetas. a las que. de todas maneras, consideraba pasivas, bârbaras e ignorantes. Por ahora, sentia que ni siquiera existia

1 José Luis Vare1a, Larra y Espafla, 112. 2 Varela. 112. 3 Larra, "Un reG de muette," Qbras Il, 64. 4 Varela, 112.

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un grupo intermedio para quien escribir, que no habia papel que él pudiera desempeiiar en la actual situacion de la realidad esç3Ï1ola. Asi es que. en «Felipe 1111, paso la antorcha a un Nuevo Mundo desconocido e idealizado y se retirô dei combate. 1

1 Susan Kirkpatrtck. Larra: ellabertnto inextricable de un româgtico Uberal. 205.

6S

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4

Los articulos. lobra periodîstica?

Se ha establecido que el periodismo es un medio de comllnicaciùn

efimero, que trata de problemas deI rnomento en el contexto definido dei

periodo 0 de la época a que pertenecen. Los temas de Larra. sin enlbargo. el

liberalisffio. las diferentes libertades que pide. fomlan parte dt' nn proc{"so

largo y continuo que, seglin se piensa. no puede ser captado adt>cnadan1t'ntt~

por una forma tan fugitiva. y al misrno tiernpo dependieute de un pùblico

directo. como 10 es la obra periodistica. Aunque Juan Cano Ballesta

mantiene que "la mis ion dei periodista estâ en la labor diaria y constante' de

saear a relueir los problemas deI momento y provocar su pùblica

discusiôn," se podria conte star en palabras deI propio Larra: "pero dceirlo

todas las rnananas en un periôdico, eso no. El don de la palabra es conlO

todas las cosas: repetido diariamente cansa."2 Con todo, se duda por un

lado que Larra escriba verdaderamente sobre problemas dei momento y por

otro lado que haya escogido, para decirlo asi. el "justo medio" al decidirse a

favor dei periodismo para la transmisiôn de su ideario.

De no ser asi, lcômo se explicaria la evidente discrepancia entre 10

efimero dei periodismo y la actualidad de Larra, la eual los criUcos

confirman casi unânimemente, y la preocupaciôn constante de {~stos por los

articulos y la persona de Larra? Unos sesenta anos después de la muerte de

éste, es la Generaciôn dei 98 quien redescubre a Larra y algunos miembros

de ella le rinden homenaje con una farnosa visita a su tumba. La Generaciôn

deI 98 se puede identificar con el periodista deI siglo anterior, por tener

motivos idénticos para escribir. es decir, una "profunda preocupaci6n por

Espaiia y su esencia, las causas de sus males, las posibles soluciones, el

1 Juan Cano Ballesta, "Larra. creador dei ensayo perlodistlco," Mariano José de Larra, Articulos sociales. politlcos y de criUca literaria ed. Juan Cano Ballesla (Madrid: Alhambra, 1982) 46.

2 Larra, "Segunda y ûltlma carta de Fîgaro," Obms l, 429.

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pasado y el destino histôrico de nuestro pueblo, etc." 1 Esto significa al

mismo tiempo que los problemas de la Espafta larriana siguen siendo los

mismos medio siglo mas tarde y que son problemas muy profundos que no

pucdcn ser atacados por medio deI periodismo efimero y superficial. Los

noventayochentistas se identifican con la problematica de Larra, que es "un

precursor deI grupo, tomado por éste coma guia y espejo."2 AzorÎn reconoce

a Larra aun como "maf"stro de la presente juventud."3 De no ser asî, 6cômo

sc podria interpretar la influencia de las opiniones liberales yeuropeizantes

de Larra que producen. segûn Dîaz-Plaja. la fundaciôn eventual de la

• Repùblica cn 1931?4 La actualidad de Larra y su "creciente influencia sobre

la nueva generaciôn" 5 durante la dictadura de Franco han sido subrayadas

por Juan Goytisolo. 10 que ya se ha apuntado en la introducciôn a este

cnsayo. Debe sorprender aûn mas que en la Espaü.a moderna, ya

democrâtica y liberal y con muchas de las preocupaciones larrianas

solucionadas. se tropiece todavia a menudo con referencias al periodista de

siglo y medio atras, 10 que sugiere que por 10 menos algunos de los

problenlas perduran hasta hoy. Segun Juan Luis Cebriân.

la democracia por la que tanto, y en condiciones tan dificiles, trabajô la prensa en EspaDa. no se esta portando demasiado bien con los periôdicos. y las actitudes negativas de la clase polîtica ante las criticas de los medios de difusiôn son comparables, y aun a veces peores, a las de los lideres deI antiguo régimen. Bien es verdad que la situaciôn objetiva no les permite acciones deI mismo género. y es de suponer que tampoco sus propios convencimientos. pero a la postre cabe detectar una misma sensibilidad intolerante. que responde a los condicionamientos y motivaciones seiialados al comienzo de este capitula.

En la Espafta deI XIX. Mariano José Larra [SiC] se atreviô a decir que "escribir en Espaiia es Horar." Acabô pegândose un

José Luis Abellàn. Historia crjtica dei pensamlento espaùol, V(II) (Madrid: Espasa Calpe. 1989) 165.

2 Ab~lIéln. 166. 3 José Martinez Ruiz (l\7..oon). "Homenaje de lajuventud," cit. en MaIiano José de Larra. El

escritory la cotira ed. Rubén Benitez (Madrid: Taurus. 1978) 39. 4 Gulllenno Diaz-Ph'4a. History of SPanlsh Li terature. trad. y ed. Hugh A. Harter (New York:

University Press. 1971) 245. 5 Juan Goytisolo. "La arlualidad de Larra" en El fur"Ôn de cola (Barcelona: Seix Barral.

1976) 21.

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tira en medio de un paîs convulsionado por las luchas politieas y tras la decepci6n de comprobar qut' sus amigos liberaks no fueron en el poder ni mejor ni mas liberales precisamente qut' los que les habian precedido. Sena injusto no reconOCt"'r qlH"' {'Il

la Espafia de hoy hernos avanzado bastante: los pt"'riodistas espaiioles no tienen por qué pegarse tiro alguno. Pero una cierta decepci6n larriana empieza a invadir los circulos profesionaks ante la implantaci6n de un nuevo aparato politieo que ha incorporado a las nuevas clases los vicios de las antiguas. No querer evaluar la importancia deI fen6meno eql1ivale a eomenzar la destrucci6n de nuestro incipiente régimen de libt'rtades. Y si no es nuestro empeiio el suicidarnos. bien podenl0s al nlt'nos decir con Larra: iDios nos asistaf 1

4

El problema que se plantea entonces es el de explicar la evidentt.~ parad~ja

que se encuentra segun Kirkpatrick ·'en el hecho de que una obra.

esencialmente periodistica y. por 10 tanto. dedicada a los problemas

cotidianos de hace mas de un siglo, pudiera resistir tan admirab1ementt' la

prueba deI tiempo. "2 Para acercarse mas a esta cuestion hay que actarar

primero la tarea de un peri6dico, es decir, la funci6n de la prensa y tratar de

conte star la pregunta 6qué es el periodismo? A primera vista. part'ct' nn ly

cacil la contestacion. Como sugiere la palabra inglesa. 'newspaper'. t'I

peri6dico es un folleto de papel que lleva inscritos los 'news'. es decir las

novedades. los nuevos acontecimientos de cierto penodo temporal Iimitado.

Entonces. los peri6dicos. sean diarios 0 semanales. suelen utilizarse para la

• difusion de las noticias. Pero ya se encuentran problemas. ;,Qup son

noticias? lC6mo se puede definir 10 que constituye un sueeso 0 l1na

informaci6n que sea digna de interés? Esto es importante porque, eomo sc

ha establecido ya. cualquiel' escrito y por ende también el periodismo s610

puede tener significado por su püblico. y el lector a su vez euenta con cl

peri6dico para saber 10 que pasa en el mundo. 3

Existen multiples y diferentes definiciones de 10 que son noticias.

incluso entre gente que trabaja en el campo. No obstante. se nota al mismo

1 Juan Luis Cebriân. La prensa y la cane (MaCtid: Fdltorial Nuestra Cultura. 1980) J 3. 2 Susan Kirkpatrick. Larra: ellaberinto inextrlç\'~'e de un românUcQ IIberal. 206. 3 Philippe Gaillard. TechniQue du Journalisme ,Paris: Presses Untver&ltaires de France,

1985) 13.

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tiempo la similitud. en algunos casos hasta la identidad. de las noticias

encontradas en casi todos los periôdicos dei mismo dia, asi que parece

haber. aunque fuera sôlo subconscientemente. una cierta caracterîstica

bâsica generalmente aceptada que distingue entre 10 que pueda 0 no ser

noticia. 1 Para algunos noticias son "that which will interest a majority of

any community, and therefore is only a relative term." Otros proporcionan

ejemplos coma "when a dog bites a man, that is not news, but when a man

bites a dog. that is news."2 En una de las definiciones mâs completas se

especiflca el término como sigue:

News is the report of whatever acts or events affect the general welfare or are so characteristic of life (though extraordinary) as to represent the possible experiences of aIl. The corn mon routine of existence. the round of dut y, pleasures cornmon to all, do not constitute news - for faithfulness to duty and the general happiness are taken for granted as the normal rule of life. Only exceptional signs of progress or acts of benevolence or contributions to human happiness are worthy of record as news. The fact that a story of crime is news, while a fair day is not. implies no reflection on the universe.3

Las caractensticas bâsicas de 10 que constituye una noticia si se prestan a

una especiflcaciôn. Una noticia en general tiene un elemento trâgico (por

esto los periôdicos se destacan por un aire negativo) y trata de algo que ha

ocurrido recientemente. El contenido puede chocar al publico y es 10

• suflcienternente extraordinario para justificar que un periodista 0 reportero

se ocupe de él. El orden establecido se encuentra violado por el

acontecimiento sensacional cuyo rasgo principal incluye algo caprichoso,

imprevisto. accidentai. Norm~mente hay vîctimas cuya importancia mayor 0

menor inf111ye directamente para determinar la mayor 0 menor importancia

de la noticia. Ademâs. la noticia tiene que provocar el interés humano, 10

que a nlenl1do depende de emociones hl1manas compartidas por todo el

1 H. F. Harrlngton y T. T. Frankenberg. EssenUals of Journalism (Boston: Athenreum Press. 1925) 36.

2 H. F. Harrlngton y T. T. Frankenberg. Essentials of JQumalism. 36. 3 H. F. Harrlngton y T. T. Frankenberg, EssenUals of Joumaltsm, 37.

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mundo, tales coma el miedo. los celos. la furia. etc .. las cu."des se prodllcen

a consecuencia del acontecimiento. 1

Con todo, la informaciôn debe cubrirse con la debida objt'tividad

porque el pûblico tiene el deseo de conocer los hechos COll la mayor

exactitud posible. 2 El estilo periodîstico. al cual se reCUITe para cubrir t1l1

suceso, es un estilo impersonal. directo y conciso. carente dt' toda

informaciôn superflua para el entendimiento de tal SllCt"'SO. 1<:1 periodista

debe acordarse siempre de que sus escritos tendrian que encontrarse en el

mismo nivel intelectual que el pûblico medio. es decir la gt'nte comùn. y que

no escribe por la fama personal sino para el peri6dico. No se n<."'ct'sita el

lenguaje altisonante, sinD el analisis agudo y perspicaz.~-J Ahora bien.

i,satisface Larra estos requisitos esenciales que se imponen al pt'riodist a?

i,Llega a la objetividad. es verdaderamente un periodista y son sus artieulos.

en fin, esencialmente obra periodistica 0 mas bien literaria?

Un primer indicio para una clasificaciôn coma obra litt'raria St'

encuentra en el hecho de que ya en vida dei propio Larra se publico en tres

tomos una primera colecci6n de diversos articulos aparecidos hasta 1835 y.

después de la muelte de Larra. el editor Delgado sac6 Cllarent a articllios

mas en dos volûmenes, que Larra ya habia preparado para la publicaciôn en

una colecci6n.4 Esto significa que tanto el propio Larra coma su editor

deben haber pensado que los artîculos son esencialmentc ob ra Iitcraria y

merecen la preservaci6n por medio de la publicaciôn en forma de libro,

porque los articulos periodîsticos normalmente se sumen en el olvi,do al

tirarse el peri6dico.

En segundo lugar hay que hablar dellenguaje de Larra. No qucremos

entrar con todo detalle en este tema. por ser todo un campo aparte que ya

1 Harrtngton. 41. 2 Philippe Gaillard, Technique du journalisme. 15. 3 H. F. Harrington y T. T. Frankenberg, EssenUals of Journallsm. VII-IX. 4 Carlos Seco Serrano, "Nuestra ediciôn," en Mariano José de Larra, Obms 1. LXXV.

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ha si do estudiado por varios expertos. Por 10 visto. no hay nadie que no

atribuya a Larra un don muy extraordinario de la palabra. Diez-Echarri. por

ejcmplo. mantiene que Larra no tiene igual entre los escritores de su siglo y

le clogia por su léxico copioso. por su estilo tajante. incisivo y mordaz y. en

JIn. por una prosa castellana ejemplar.] José Luis Varela ve la originalidad

de Larra tan sôlo en el genio expresivo y la manipulaciôn genial de la

palabra de éste mientras expone las deudas que tiene Larra con la literatura

C'ostumbrista de Jouy.2

En cuanto al lenguaje. hay que tener en cuenta que en la época

romantica el espaiiol como lenguaje y los escritos en castellano deben

mucha al francés. cuya influencia debe haber resultado tan enorme. que

algunos criticos. aunque fuera en broma. consideran al castellano como una

lengua 1111lerta que estâ sujeta a la servidumbre de Francia.3 Dice Gallardo:

"En efecto. el francés manda al espaiiol. La lengua castellana se aprende por

la 1rancesa .... pensando en francés los espaiioles que mas hacen hoy gemir

la prensa (y la lengua). "4 Sigue Allison Peers explicando que los autores

espaiioles de entre 1800 y 1837. aunque tratan de enriquecer su lengua con

la gloria pasada deI Siglo de Oro. fJ.O la desafrancesan por la simple razôn

que muchos de ellos han vividu largo tiempo en Francia y "algunos se

desenvllelven en francés con tanta soltura coma en su propio idioma." 5 El

propio Larra admite en una carta desde Paris a su editor Delgado que el

francés ha sido su primera lengua,6 asi que esta en buena compaiiia y su

obra es testimonio, como su braya Doris Ruiz GHn, de una época de

transiciôn caracterizada por la gran dependencia deI léxico de las Cortes de --------------

1 Emiliano Diez-Echarn y J:::,sé Maria Roca Franquesa. "Mariano José de Larra: juicio ('ril/co." ell Historia de la hteratura espaÙola e hispanoamericana (Madrid: Aguilar. 19f1O) 860. -

2 Varda, La palabra y la Hama, 105. 3 Don Bartolo1llé José Callardo. Obms esco"idas. cil. en: Edgar Allison Peers. Historia deI

movhniento romanUco esparïol, l, trad. José Md Cimeno (Madrid: Gredos, 1967), 272. 4 Edgar AIIlsoll Pcers. Historia deI movlmiento românttco espaÙol. I, trad. José Ma Gimeno

(Madrid: Grt'dos, 1967) 273. 5 Peers. 1. 273 6 Larra. "Epistolario," Qhras IV, ed. Seco Serrano, 277.

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c

Cadiz y deI vocabulario politico y social dei trancés. 1 Cllando Larra dice:

"Escribir coma Chateaubriand y Lamartine en la capital deI mllndo moderno

es escribir para la humanidad: digno y noble fin de la palabra dd hOIllbre.

que es dicha para ser oida. "2 no 10 dice porque echara de mt'nos S11 estancia

en Paris - en otro lugar ha manifestado que S11 "cuarkl general" t'stél

siempre en Espaiia.3 Tarnpoco parece probable que 10 diga porql1e plellsa

que el francés 0 los autores franceses son necesarianlente superiores al

espaiiol y sus escritores. Parece nlas lô'gica la nociôn segùn la ql te' Larra.

tanto como sus colegas franceses. anhela sinceran1t.~nte contribllir al

progreso de la humanidad y no puede sino dificilmente disiml11ar ('Î<'rta

envidia. 0 mejor dicho amargura. porque a los franceses se les hél('c ('aso. Es

interesante notar en este ccntexto que de los franceses admira dos por Larra

ni Chateaubriand ni Lamartine se sirven deI articulo p('riodistieo ('omo

vehiculo de sus palabras para la humanidad.

Este afrancesamiento. no s610 deI ideario liberal, porque las idc(ls

liberales entran en Espaiia desde el otro lado de los Pirineos. sino lamhic'n

deI idioma espaiiol. se puede explicar y entender bien. vistas las rcahdadcs

histôricas. Tampoco se trata de algo negativo 0 despreciable por ser {'I

francés una lengua culturalmente refinada y admirablc. Sin eml)é!n~o,

considerando que la Revoluciôn Francesa lleva ya mâs de cuarenta aI'ios

cuando escribe Larra y que las nuevas ideas rC·v'olllcionarias de las

libertades civiles, etc., ya estan hondamente arraigadas en cl id ioma francc's

y casi tien en tradiciôI1, estas mismas ideas son todavia muy nu('vas para

Espaiia y los espaiioles y no tienen correspondencia en el idioma. Tampo{'o

se puede esperar que estas ideas revolucionarias sean de conocimiento

comun. De alli el éxito relativo de Chateaubriand y Lamartine al quc alude

1 Doris Ruiz OUn. PoliUca y socledad en el vocabularlo de Larra (Madrid' Centro de EsludlOS Constitucionales. 1983) 28.

2 Larra, "Horas de invierno," Obras Il. 290. 3 Larra, "Epistolario," ~ IV, 277.

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Larra. Al scrvirse casi exclusivamente de un léxico extraordinariamente

altisonantc, rcfinado, al mismo tiempo satirico y, ademâs, afrancesado,

Larra rncrece sin el menor asomo de dudas su lugar en los anales de la

prosa castcIJan<:l al lado de Quevedo y otros iguales, pero no puede hacerse

cntender con un publico medio, suficientemente numeroso. para lograr los

cambios politicos y sociales deseados. El autor se atreve a aiiadir que

tampoco sc trata deI estilo periodistico, impersonal, directo y conciso, que se

ha rec1amado mâs arriba.

AI contrario de Alma M. Arnelt creemos que los refranes sanchescos y

dichos populares por eUa citados, coma por ejemplo 'ya no fue el pan pan. ni

e) vina vino', 'en casa donde no hay harina todo es mohina', 'el hombre

propone y Dios dispone,' etc .. de los cuales Larra se sirve de vez en cuando

para buscar mayor contacto con el publico lector. como sugiere Amell. en

realidad hacen muy poco para mitigar ]a relativa inaccesibilidad de una

prosa. brillante. si, pero lIen a d'.! extranjerismos, neologismos y genialidades

improvisadas. 1 Sigue Alma Amell elpgiando la habilidad artistica de Larra

en el 11S0 de la metâfora, sobre todo de la metâfora botânica, la cual Larra

aplica con un rigor casi matemâtico, segûn ella. dando como ejemplo el

articulo "La planta nueva.·' Para ilust.rar su punta de vista, que sin el uso

extenso de la metâfora el articulo no se habna leido por ser monôtono y

aburrido. 10 reescribe Amt'll sin las metâforas. asi:

Hay muchos facciosos en Espada. Son muy toscos y no Henen ninguna idea propia. Aparecen en todos los sitios. Son bnJtos. sucios. cobardes. parasitos. ladrones. crueles, vanos, tontos y agresivos,2

péua contrastar esta versiôn después con el original:

Hay en Espada muchos terrenos que producen ricos facciosos con maravillosa fecundidad: pais hay que da en un solo ado dos 0 tres cosechas; puntos conocemos donde basta dar ulla patada en el ~uelo. y a un volver de cabeza nace un

1 Alma M. AIIH'Il. "El t'sUla periodistico de Larra: RefleJa de una problemâtica," Boletîn de la Bibliotl'l'j\ dt' Mellt"llde...: Pelayo LXV (1989): 205-206.

2 AIllt' Il. 20G

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faccioso ... es fruto que se cria sin cultivo ... y que asi se arlinlata en los llanos como en los altos ... : en nluchas rasas los h("010S

visto y los vernos diariamente, como los tiestos ell los bakollt's, y aun sirven de dar olor fuerte y cabezudo en cafés y paseos ... sôlo el orden y el esmero perjl1dican mucho a la cda deI faccioso. y la limpieza, y el olor de la pôlvora sobre todo. le matan ... : huye ... como la sensitiva al irle a echar la 111éUlO.1

Con todo, esta prosa tan admirable y celebrada no t'S t'sUlo periodîsti<'o y.

para repetirlo, tampoco es estilo impersonal. directo y cOIlciso. No se

encuentran las palabras de Larra en el ffiismo nivel inte1ectnal deI pùb1ic(}

medio y parece que Larra 110 escribe para el periôdico sino mas bien para la

fama personal. Desde un punta de vista lingüistico por 10 nlt'nos, 110 dehe

• sorprender en absoluto que Larra 00 escriba "siquiera para los SllyoS. "2 El

ejemplo arriba citado sirve. ademas, para ilustrar que la parte puramcntt'

informativa de los articulos de Larra suele ser por 10 gCfleral algo frdllcida

Todo un parrafo largo puede resumirse en dos t'rases.

Queda todavia por considerar la objetividad. ManUene Francisco

Umbral que el periodismo es el "género objetivo por antonomasia,":~ y es

cierto. Mientras que el autoT Larra. creador de una obra literaria, no tient'

por qué preocuparse por la cuestion de si 10 que dic(' es vcrdad 0 no, S('

puede, yaun se debe. exigir al periodista Larra que use la Iuayor objl'lividéHI

posible al cubrir los sucesos, 0 sea la informaciôn. Parece que Larra es

consciente de esto porque en numerosas ocasiones profè.·sa dl'cir la vl'nlad y

escribir "articulos de todas cIases, sin otra sujeciôn que la de pOllernos

siempre de parte de 10 que nos parezca verdad y razôn."... Uno cie los

motivas, pero no e] menor, es el pûblico mismo, que ]0 exige: "Lo ('scribo

para el publieo, y el publico, digo para mî, merece la verdad." 5 Larra qukre

enseiiar "verdades a aquellos a quienes interesa saberlas" y mostrar al

1 Larra. "La planta nueva, 0 el facc/oso," Obras l, 304. 2 Larra, "Horas de inv/erno," Obras Il, 291. 3 FranCISCO Umbral, Larra. analomia de un dandy (Madrid: A]faguara, J 965) 57. 4 Larra, "El casarse pronto y mal." ~ I. lOB. 5 Larra. "Ya soy redactor." ~ J, 200.

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hombre "no como debe ser, sino como es." 1 es decir como es en verdad. Con

todo, al poner delante deI pûblico el espejo de la verdad, Larra demuestra

cicrta arrogancia de superioridad. de ser omnisciente y tener la verdad

ùnicél, sobre todo cuando escribe unas veces con velada ironia. entre lineas.

UA mL cuando escribo, me gusta siempre tener razôn," 2 dice no sin

concicncia de su propia valia. "Decir la verdad" puede considerarse asi coma

cl credo de Larra por insistir tanto en el aspecto segûn el que el arte puede

ser lHil s610 en cuanto dice la verdad:

Para esto basta con que el poeta (adopte el camino que quiera) presente siempre la verdad y no transija un punta con la inver06imilitud. Este principio general. que dicta la misma naturaleza. y que, sancionado por el simple sentido comûn. mal puede ser recusado ni aun por el clâsico mas rigido. parece haber sido reconocido hace ya tiempo por los poetas modemos.3

Es obvio que no falta la voluntad de llegar a la objetividad. El problema que

sc plantea entonces es el de examinar si Larra dice en efecto la verdad, si

sus articulos sirven, en fIn, como obra periodistica.

r~n general. se puede decir que Larra no trata de los acontecimientos

como tales. No se concibe como simple distribuidor de informaci6n, de

noticias. No es el reportero que esta siempre al pulsa de los acontecimientos,

que aun les "pisa los talones" dondequiera que tengan lugar para informar a

• casa sobre 10 que pas a ruera. A 10 sumo, Larra se va a Francia dos veces, si

bien una vez involuntariamente de nino. para cubrir en casa la que pasa en

casa. Para entender los articulos de Larra, los hechos bâsicos deben ser

cOl1ocidos con anterioridad. De esta forma. por ejemplo, no sabemos de

Larra C'uando ni bajo qué circunstancias llega Martinez de la Rosa a ser

primer ministro. ni tampoco se puede obtener la informaciôn sobre

('xactamente qué es el Hamado Estatuto Real, que Larra critica tan

se'venunente por ser un compromiso demasiado monârquico. En "Los tres

1 Larra, "Lltt'ratura," ~ Il. 290. 2 Larra, "Un perl6dlco Iluevo," ~ l, 448, 3 La rrn , "La nliia en casa y la madre en la mascara," Obras l, 371.

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no son mâs que dos, y el que no es nada yale por tres" 8610 se plH'dl'

adivinar que en la persona de color "atornasolado claro, que visto de

distintos puntos lejanos parecia siempre un color diferente. pero eu llcgando

a él no se le podia llarnar color" 1 se trata de Martinez de la Rosa. cllyo

nombre ni siquiera se menciona, pero cuva inercia, inmovilidad y

desorientaci6n politica, cuva inactividad, al no hacer ni uua cosa ni la otra,

se ven criticadas metafôricamente por Larra. 2 De sen le jante manera, los

articulas larrianos acornpaiian a los sucesos historico-politicos comt'n­

tândolos mâs bien que informando sobre ellos. Sin embargo, los comentarios

raras veces contienen un anâlisis dialéctico que presentl' las dos caras dl'

una medalla, ni que ilurnine todos los aspectos de una cllestiôn, inchlso l'~

razonamiento deI presunto enemigo, para luego llegar a una conclusiôn.

Esto significaria esforzarse en conseguir la objetividad. Larra se contenta

con escribir todo la que él considera deplorable, defectl1oso, imperfécto 0

insuficiente, Y no es que haga un secreto de esta actitud: "Deho dccir a

usted, en primer lugar, que siendo mi principio el de hacer constantenwnk

la guerra a cuanto me parezca torcido, no tengo por qué espcrar a que

salgamos de crisis ninguna, ni hacer treguas con nadie,"3 y "crei que dehia

combatir con las armas que me siento aficionado a mant:iar cuanto en mi

conciencia fuese incompleto, malo, injusto 0 ridiculo. gsta es la razün por

que constantemente he formado en las filas de la oposicion."4 Son palabras

de Larra que subrayan el punta de vista subjetivo que sirve de base para SilS

escritos y con el cual Larra decide sobre qué escribir 0 no. Con esto no se

quiere insinuar que Larra no tenga derecho a cualquier subjetividad que èl

considere oportuna; solo se atreve a sugerir que no se deberia hablar de

Larra, "Los tres no son mas que dos, y el que no es nada vak par trefl," .Q.hrru2 l, 348 2 Para un anâlisis detaUado de este articulo consulte Pierre L. Ulbnail, MarIano de (,arfa

Isic! and Svanish PoliUcal Rhetonc (Madison: University of Wisconsin Press, J r:n J) 7~3-75.

3 Larra, "Figaro al dlrector de ~EI Espanôl"," Q.b.ru.s, IV, 328. 4 Larra, "Figaro al director de -El Espaflol"," Q.b.ru.s, Il, 217

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periodismo en el senti do estricto de la palabra. Ademâs, se impone la

sospecha de que la oposici6n para Larra ha llegado a ser una especie de

linalidad en si.

En cuanto a esta subjetividad de Larra los criticos se ponen por 10

general de acuerdo. diciendo que Larra, cuando habla 0 escribe de otros, en

realidad escribe de si mismo, 10 que no constituiria ob ra periodîstica. Asi

observa Cano Ballesta que los articulos de Larra "son penetrantes y lûcidos

como escritos por un extranjero, pero son también subjetivos, sangrantes y

amargamente angustiosQS como si su autor, al criticar los vicios nacionales,

clavara el estilete en sus propias carnes." 1 Particularmente interesante es el

hecho de que Cano Ballesta diga "como escritos por un extranjero." Por un

lado, el propio Larra no permitiria este juicio yeso, no porque no fuera

verdad. sino mâs bien porque el mismo Larra critica a los exlJanjeros que

piensan poder criticar a los espai'ioles sin saber 10 suficiente dei pais para

hacerlo. 2 y. como Larra estâ convencido de que 10 sabe y dice la verdad, no

deberia gl1starle par eso verse mezclado con aquéllos. Por otro lado, Cano

Ballesta aborda de esta forma un tema que puede ser la explicaci6n de la

raita de objetividad de Larra. Por la educaci6n esencialmente francesa de la

que ha dtsfrutado el joven Larra y que es por 10 menos dis tinta si no

s, 'perior a la deI espaiiol mediano de la época, debe plantearse la pregunta

de si en realidad Larra puede ser objetivo 0 si, por sus circunstancias

particulares, élunquc fuera sin mala intenci6n, no puedp evitar verlo todo a

travi~s de nn prisma francés. Konitzer, por ejemplo, define con

Beaumarchais. Boileau. La Bruyére, Courier, Jouy, Lamartine, Lamennais,

Marivaux. Mercier. Monnier. Le Sage, una lînea geneal6gica impresionante.

mmque no exhaustiva, de los antepasados ideol6gicos de Larra3 y sugiere

---------------- --l,Juan Cano Ballesta. "Larra. creador deI ensayo periodisUco." Mariano José de Larra.

Artkulos sociales. polîUcQS y de cntica Iiteraria (Madrid: Alhambra. 1982) 44. 2 ulrra. "Vue!va usted maI1ana." ~ 1. 134. Y "Variedades cnticas," ~ 1.283-285. 3 Konit./.er. Larra und der Costumbrislllo. 1 15.

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que la medida que sirve de norma a Larra para juzgar su entomo l'S Paris, t

10 que crea ya de antemano condiciones desfavorables para la ('rÎtica dt'

Madrid y asegura malas notas para la capital espaflola. Con S11 "progranm

de juventud, " como Barna Carlos Seco Serrano la bataUa de Larra dl' ",Oecir

la verdad! jAtenerse a la razon! ,Ser en todo, para todos, sincero,

auténtico!,"2 Larra quiere remediar los males dcl pais. Sin enlhargo, los

ideales expuestos, resultados de la influencia de nna profnnda educaciôn en

elliberalismo y el humanismo francés, exigian demasiado a los espailoles.

De esta forma Larra debe parecerles a los espaiioles como un illtruso

y corre el riesgo de ser mezclado con estos "picaros de l~xtranjeros tan

observadores" 3 coma 10 es el inventado senor Black. De alli la tristt~ y

amarga conclusion de Seco Serrano segûn la que "Larra es lin perpetuo

extraiio: un extraiio a su pro pia generaciôn: un extrano a la sociedad t'n que

vive: un extraiio al pais en que ha nacido C .. ). Dificil. dolorosamente <lifkil ('s

esta situacion: la deI que no se identifica con nadie porqlle no puede

estacionarse en el anquilosado permanecer de unos ni acompailar a otros

hasta sus repudios, demasiado ciegos para seT eficaces 0 pétra ser

auténticos."4

Para volver a la cuestion de la objetividad. 0 mejor dicho la falta dt·

ella, debe aiiadirse la observaci6n de que Larra tiene tan s610 una vista I1ltly

limitada de Espaiia. Con la excepci6n de su viaje en 1835, para visitar

Portugal, Inglaterra y Francia, la vida deI escritor Larra se concentra casi

exclusivamente en Madrid. Seiiala Seco Serrano: "Sitùase el autor,

caprichosamente, en Las Batuecas: las Batuecas, claro estâ, no son otra

cosa que Espaiia. Pero Espaiia es demasiado ancha: el campo de

1 Konitzer, 103. 2 Carlos Seco Serrano, "Una sociedad en vîsperas de crlsls," Obras de Mariano Jost! df;

Larra 1 (Madnd: BAE, 1960). XXVIII. 3 Larra, "Variedades criUcas," Qhrns l, 285. 4 Carlos Seco Serrano. "Larra el liber"llbmo Idealista," Sociedad, IIteratura y DoliUca en lu

Espaila dei si2lo XIX (Madrid. Guadiana, 1973), 58.

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observacion de Larra es minimo. Las Batuecas no rebasan. en realidad. las

tapias de Madrid. Con paréntesis esporadicos. toda la vida de Larra esta

ecntrada en la villa y corte." 1 No cabe duda que Larra debe perder la

crecJibilidad hablando de los espaiioles. de los vicios nacionales. deI bien dei

pais, cuando no significa mas que madrilenos y Madrid. Cuando hace la

prcgunta ret6rica ""Donde esta la Espaiia?" 2 hay que suponer que ni éllo

sabe.

En cuanto al periodismo. hay otro aspecta de los articulos que 11ama

la atencion. Se ha dicho que el periodista. sobre todo cuando quiere ser

objctivo, debe captar el pulso de los acontecimientos, es decir, cubrir los

slIcesos inmediatamente después de que hayan ocurrido. Al mirar los

articillos de Larra. se nota una cierta irregularidad en las respectivas fechas

de plJblicacion. Aunque este aspecto no se ha estudiado en detalle y

tampoco hay lugar para hacerlo aqui, se pue de ver que muy a menudo

publica Larra artîculos esencialmente diferentes en un solo dia, y otras

veccs dcja pasar hasta dos semanas y aun mas sin publicar ninguno.

Seguramente debe haber durante estos tiempos de silencio de Larra

desarrollos polîticos 0 sociales poco placenteros que pudieran haberse

prestado a una critica mordaz por él. Claro esta. se podria siempre disculpar

esta irregularidad de publicacion con ia dificultad general en tener siquiera

la posibilidad de publicar en la época, sobre todo porque el periodismo

todavîa ("s algo muy nuevo. Sin embargo. se puede sospechar que a Larra no

le inferesa tanto la objetividad luetôdica, imprescindible para un periodismo

formaI. y 10 diee libremente. si se le puede dar una interpretaciôn

parcialmente ~,eria a nna observaciôn aparentemente ironica:

Habrâ observado el lector, si es que nos ha leîdo. que ni s(>guimos nlétodo, ni observamos orden, ni hacemos sinn saltar de Hna materia en otra, como aquel que no entiende ninguna,

1 Carlos St"('o Serrano. "Ulla socirdad en visperas de crisis," Obras de Mariano José de Larra 1. XVII

2 Larra. "L,lS élnUgÜedadrs dt" M~rida. Primer articulo," Obras II, 88.

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cuândo en mala prosa. cuândo en versos duros. ya denunciando a la puhliea indignaciôn necios y vieiosos. ya afeetando conocimiento deI mundo en aplicacioIlt's gt'Ilerales frias e insipidas. Efectivarnente. tal es nuestro plan. en parte hijo de nuestro conocimiento deI publieo. en partt.~ hijo de nuestra nulidad. l

Ahora bien. si Larra no llega a la objetividad. si 10 que dice no ('s

neeesariaInente la verdad absoluta. por las razones expuestas. hay qut'

preguntarse 6qué es 10 que dice cntonees? Al hablar de la s<itira. st' ha dieho

que la informaci6n eseneial de los artieulos podria resllmirse en algll1léls

paginas. que la genialidad de Larra debe buscarse en la fonna mas bien que

en el contenido. Muy a menudo Larra habla a grandes rasgos y lllcha por

fines generales. es decir poco definidos, por ejernplo. al pedir: "Educaciôn ('

instrucci6n. Sobre estas grandes y s6lidas bases se ha de kvantar el

edificio." 2 Semejante es la demanda de "Libertad en literatura. ('omo ('11 las

artes. coma en la industria. coma en el comercio. como t'n la con('Ïencia.":~

Seria difîcil mantener que las reclamaciones larrianas son cquivocadas.

Larra tiene toda la razon posible, pero pare ce importar poco ('lIalldo 10 q1le

dice se puede aplicar a todos los paises en todos los tiempos.

De esta forma. se puede decir que 10 que escribe Larra dehe

neeesariaIllente pertenecer al dominio de la subjetividad. Esto significa que

• las cosas no se definen por su esencia misma. sino por la percepciim dei

"yo" imaginativo. 4 en este casa Larra. Se puede a menudo encontrar ('ste yo

de Larra. directa 0 indireetamente. dentro 0 detnis de sus artIculos. Asi,

Larra se casa "pronto y mal" en 1829 con Josefa Wetoret a IH'sar de la

objeci6n de los padres de ambos y los resultados de esta malograda union s('

reflejan en el articulo "El easarse pronto y mal". que no cs solament(~ lin

"testimonio autobiogrâfico y eco de una experiencia dolorosamentc vividél." !)

1 Larra, "El casarse pronto y mal," Obras l, 107. 2 Larra. "El casarse pronto y mal," Obras l, J 13. 3 Larra, "Literatura," Q.brru2 Il, 134. 4 Neues Œrosses Volkslexlkon in zehn Banden, IX (Stuttgart: Fackelverlag, 1979) 356. 5 Cano Ballesta, 10.

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sinn que sirve en el sentido figurativo también de advertencia a los

espaiioles de no casarse pronto y mal segûn el modela francês. Francisco

Umbral observa acerca deI subjetivismo de Larra que:

S610 vemos al hombre que se rie. «El dandy aspira a la insensibiJidad,lI escribiô Baudelaire, [ ... J. Toda la obra de Larra es un ejercicio de fingida insensibilidad. El periodismo, gênero objetivo por antonomasia, le permitini soltar sus humores con nombre ajeno. Habla de si mismo cuando esta hablando de los otros. No solo El Duende y Fi~aro son sus seudonimos. Cada hombre a quien alude es un seudonimo de Larra. Detras deI criado montaiiés 0 de la trapera esta siempre êl, sufriente y agazapado. 1

Hay otra especie de espejismo 0 autorreflexion cuando Larra dice "cuestion

es esa <-:lue dejaremos para otro dia ... ,"2 10 que hace con frecuencia. Larra

esencialmente despacha a sus lectores con un "vuelvan ustedes manana."

aunque éstos posiblemente esperen una respuesta mas concreta a los

problemas. Larra parece ser al mismo tiempo el M. Sans-délai, al pedir toda

la libertad y todo el progreso al instante de los lideres politicos, y el

burocrata espaiiol, al no ofrecer soluciones sino decir al puebla "pero

dt~spacio, que vuelvan maiiana, ya estaran cansados." Esta dicotomia, que

es también sinonima de la controversia entre el atraso espaiiol y el progreso

trancés, le acompaiiara a Larra durante toda su breve vida.

Mientras que la mayoria de los articulos se destaca por una

subjetividad prominente, se puede presenciar en los ûltimos de la fase final

la autodestrllcciôn de la personalidad de Larra. Ya no lucha por sus ideales

ni pretende dialogar con un püblico que no le atiende. "Una nube sombria 10

envolviô todo ..... silencio!!l" exclama balbuceante en "El dia de difuntos de

1836,"3 y "Escribir en Madrid es Horar "" ~Quién oye aqui?" pregunta sin

que se le conteste en "Horas de invierno".4 Tales efusiones sentimentales no

tienen nada que ver con el periodismo. En "La Nochebuena de 1836" no

1 Francisco 11mbraI. Larra. anatomîa de un dandy. 57. 2 LHrra. "Carta sf'gunda f'scrita a Andrés." ~ 1. 101. 3 LatTa. "El Dîa de dlfuntos de 1836." Obras Il. 282. 4 Larra. "Horas dt" invlf'mo," ~ Il. 290-291.

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a

quedan mas que monôlogos desesperantes y tristes. en tono de delirio, entre

los polos deI yo (Larra) y de la sociedad (criado). En esta etapa tlnal dt' su

vida, Larra esta solo y hasta su criado le reprocha su obra. Lo que se oyt' ('Il

estas lineas son palabras de desesperaciôn: "Ora vagaba mi vista sobre la

multitud de articulos y folletos que yacen empezados y no acabados ha màs

de seis meses sobre mi mesa, y de que solo existen los titulos, como t'sos

nichos preparados en los cementerios que no aguardan mùs que el cadàvt'r;

comparacion exacta, porque en cada articulo entierro una t"speranza 0 Ulla

ilusion. "1 Lamenta Larra 10 desgraciado que es el ser môsofo y se da Cllenta

de la futilidad de la vida terrestre. La vida no consiste si no en nacer para

morir, solo que, ademâs, hay que "pasar por el dolor para ir desde la Cllna al

sepulcro." 2 El "yo" larriano pare ce entrar tan a menudo y le lleva varias

veces a revelar sus ideas sobre su propia obra y sobre su actïvidad de

escritor, que casi se podna preguntar si Larra y su obra son sinônimos, cos a

que hace recordar la conocida respuesta de Gustave Flaubert, quÏ<'n,

preguntado acerca de su Madame Bovruy, asever6: "Madame Bovary. c'('st

moi." El verdadero antecedente en este respecto seria Michel de Montaigne

quien escribe en la intToducciôn "L'auteur au lecteur" a sus Essais : "C'est ici

un livre de bonne foi, lecteur. Il t'avertit dès l'entrée, que je ne m'y suis

proposé aucune fin, que domestique et privée: je n'y ai cu nulle

considération de ton service, ni de ma gloire. (. .. ) Ainsi, lecteur, je suis moi

même la matière de mon livre .. ,,"3

Por un lado, "La Nochebuena de 1836" es la revelaciôn dei fracaso de

Larra, es el descubrimiento de la verdad por medio deI criado, quien.

borracho. no puede sino decir la verdad. como dice Larra. Por otro lado. y

eso es importante en el sentido de este ensayo, es un buen ejemplo de que

1 Larra, "La Nochebuena de 1836," Obras JI, 313. 2 Larra, "La Nochebuena de 1836," 314. 3 Michel de Montaigne, "L'auteur au lecteur," Essais (Paris: Garnier Frères, 1865) Intro.

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resulta de todo punta imposible llamarlo 'periodistico·. ide a que resume

Francisco Umbral coma sigue:

Larra. hombre sin amigos. hombre aparte que no participa de la vida generaJ. de las tristezas y de las aJegrias gcncrales. esclibe un articulo titulado "La Nochebuena de 1836" dondc le vernos dar la espalda al mundo. reducido a la sola ami stad de su criado. Es uno de los escritos mas insociables de Larra y. por supuesto. de los mas importantes por la prenez de idcas que lleva consigo. En esta etapa de su vida. Larra ha lIcgado ya a una forma de periodismo que poco tiene que ver. en realidad. con 10 periodistico. Sus ultimos articulos son confesiones intimas. meditaciones de solitario. desgarrados pârrafos de un hombre que se acaba. 1

Asi. sc puede conduir que la obra de Larra es esencialmente obra literaria.

10 que resumen, quiza mejor, las palabras de Fermindez Prieto:

Pero los textos de Larra son textos literarios: no se trata en eIlos de informar sobre la reaJidad 0 de comentarla. sino de recrcarla artisticamente. El lenguaje no se usa aqui para referirse al mundo real deI escritor. sinD para crear un mundo signitlcativo propio. autônomo, que sigue viviendo en cada nuevo lector y. por elIo. traspasa los limites espacio-temporales de la vida de su autor y de la época en que fue escrito.2

1 Francisco Umbral. Larra. anatomÎa de un dandy. 225. 2 ('t'lia Ft'màndt'I': Prieto, Articulos de Larra (Madrid: Ediciones Akal. 1987) 8.

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4

Larra. el hombre

El afrancesado

Con justa razon mantiene Lomba y Pedraja que los idt'ales de la

revoluciôn venian de afuera, sobre todo de Inglaterra y de Francia. St' trata

esencialmente deI pensamiento de los illlstrados y dt' los idenks de la

Revoluci6n Francesa, cuya difusion en Espaiia no put'den dett'ller ni los

Pirineos ni la mas severa censura. En Francia se criaba, éldel11élS, llna dt'rta

cantidad de intelectuales espaiioles y éstos se dejaban inlluir por la filosofia

enciclopedista francesa. A estos afrancesados, pert/:'necia tarnhién Larra. 1

Al hablar de afrancesados, hay que distinguir entre dos tipos.

Originalmente. se llamaba "afrancesados" solo a aquellos espaùoles qllt'

colaboraban activamente con los franceses durante la invasion napoleùnica.

Pero con el progreso dei liberalismo y la difitsion crccicnte de los ideales de

la Revoluci6n Francesa. se ampliaba la definicion de este t{'rlllino para

significar una ideologia generalnlente progresiva, que delil1e Jean Sarrailh

asi: "Afrancesados, c'est à dire ceux qui croyaient à la régi'nérat ion dt'

l'Espagne par la France," 2 Estos espaiioles que vivîan en Francia durank e)

• reinado de Fernando VII y. muy familiarizados con los bienes cult t1ral('~

franceses. volvieron solo después de la muerte de éste. pertenecell tambii'n a

los afrancesados. asi que se puede diferenciar entre el afran{'csamknto

ideologico 0 liberalismo y el afrancesamiento polîtico 0 colaburacionismo Lo

importante es que el térrnino afrancesado tiene ya desde el principio lIll

resabio negativo en el sentido de una influcncia exagerada de 10 1'ran('('s

sobre el mundo intelectual espaiio1.3 Con todo, los afrancesados COIl[-,tituÎan

José R. Lomba y Pedraja, Mariano José de Larra (fi"arol Cuatro cgtudlo& quc le abQ[(Jau Q le bordean (Madrid: Olôgaza, 1936) 103-105.

2 Jean Sarratlh. Enquêtes romantiques. France-Espaf!ne (Paris B('llt-s LetLr,·..-" 1 ~K3:}) 12, cil. en Eva KODltzer, Larra und der Costumbrismo (Meisenlwlm am Glan VerJa~ Anton Ham, 1970) 7.

3 Eva Konitzer, Larra und deI Costumbrisrno (Meisenhehn am Glan. Verla~ AnIon Hain, 1970) 7-8.

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una minorÎa que se destacaba por una vida distinta de la de la corriente

principal de ]a sociedad espaiio]a, 10 que se manifestaba por ejemplo en su

apariencia fisica, por la cual se conocian también como "dandys. "1 En ellos.

tanto coma en Larra, se podian observar otras actitudes deI siglo XVIII, que

se pueden interpretar coma un rasgo de esnobismo francôfilo. tales como

tlna fu('rte preoeupaciôn por el vestido elegante. la cortesia y la urbanidad.2

Vistos como espectadores. intrusos y hasta parias. trataban de defenderse y

hasta intcgrarsc ell una sociedad que en el fondo despreciaban y con la cual

vivîan en llnéi rdacion de tension continua. 3 Seco Serrano mantiene que "la

tacha dt' afranccsamiento" se consideraba como un "pecado capital en la

Espaiia recién liberada" y continua que "no podemos hoy hacernos una idea

clara dei calvario a que se vieron sometidas. en medio deI jubilo de la

victoria. muchas personas cuyo ùnico delito se habia reducido. en los allOS

dt' la ocupaC'Ïon. a aceptar una realidad inevitable. dada la precision de

seguir vivi('ndo. "4

Mientras quc al padre de Larra se le deberia contar en la categoria de

los afranccsados colaboradores. por haber ingresado coma médico ordinario

('n el C'j(~rcito frcmcés en 1811. razôn por la cuallos Larra pasan cinco allOS

exiliados Cil Francia 0813-1818).5 no se le puede culpar al joven Larra de

este "ddito" por t('ner solo dos aiios entonces. Francisco Umbral trata aun

de n~lativizar el afrancesamiento de Larra. diciendo:

E~~os ('uatro allos [aunque son cincoJ. de los cuatro a los oeho de su edad. que Larra. siendo niiio. vive en Francia, constituyen. sin duda. el germen de 10 que luego habrâ de

Compares!' t'I libro de Fr,lIlclscO Umbral. Larra, analomia de un dandy (Madnd: Ethelolles AllaglHlI n, l ~)G5)

:2 SlIsan I(irkpatnck. Ldrra, t'llabej!nto mextdcable de un românUco liberal. trad. Marta Egllta (Madnd' Crertos, 1977) 112.

:l Agnt's Areg~t'r. llelne und Larra: Wirkun~s~eschlchte emes Deutschen Schriftstellers in Spallll'll (Ztinch Verlag Helhe W, 1981) 121.

., Carlos 8('<'0 Serrano. "El hombre y su elrcunslancia," Obras de Mariano José de Larra, cd C.lllos Seeo S('IT<lIlO (Madnd' BAE, 1960) VIII.

f) ,Iuall C.\110 Balkstd, "AmbirnLe fclllliliar y educaclôn." Manano José de Larra. Articulos SOÇ1<1ks, politiens y de l'nOrd hterana. ed Juan Cano Ballesla (Madrid: Alhambra. 1982) 2<3

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llamarse afrancesamiento de Figaro. Està. adenl<ls. el l'lima familiar. Sera inevitable que. desde muy primera cdad. Larra ame a Francia como una segunda patria sentimental Esto. qut' podia parecer un gran pecado a los castella nos viejos de Stl

época. no es sino un hecho biogratlco incontrovertible. ~,COIllO culpar de afrancesamiento. pues. a un hombrc a quit'Il a los cuatro aiios se le pone a hablar francél::! y. sin t'lubargo. va a escribir pronto el mejor célstellano dt' su si~lo? 1

Sin embargo. no parece insignificante que Larra hubicra H'cihldo su

educaci6n primaria en escuelas francesas. élUllQl H.' ft 1('rOI1 l::!olal1wnte cill('O

allOS de su niiiez, y. coma insiste Susan Kirkpatnck. qllt' ('asi hubÜ'ra

olvidado su lengua natal al volver a Espaila en 1818.2 Es importante pOl" la

animosldad general hacia los afrancesados. que Pllcde haher JlIgado IlIl

papel en la recepci6n de los articulas larrianos. Tampoco ptwde olvidarst' la

influencia que ejercîa el padre afrancesado de Larra. por ejelllplo ni cs('ogcr

el plan escolar para su hijo y. en efecto. en este caso st' conHrma ('1 didlO 'dl'

tai palo tai astilla' porque ambos no diferian mucho en pellsamicnto y

opiniones, CaITlO hace creer Gregorio Cervantes Martln.:~ Por su park.

Lomba y pedraJa mantiene aun ql1e todo pl pensamknlo de Larra procede dt·

una u otra manera de los pensadores franceses:

Larra era discipulo de Voltaire y de Mont esquÎt'u, de Condorcet y de Volney Estaba penetrado hasta el tu{·tano de toda dactrina racionalista y naturahsta del siglo XVIII franc{·s. No la polîtica solamente. la literatura. la hbtoria. todas las mauifesiaciones dei pensarnicnto y de la acciùn humaJlos de que acert6 a tratar en sus obras. las VIO sienlpre a traves de ('s((' prisma. 4

Una parte considerable de la obra de Larra consiste en traducCÎoll('s <Id

francés, por un lado para ganarse dinero, pero t(lm bl{~n por la gr: Il 1

admiraci6n que sentia por la literatura l'rancesa. Asi, los drarnas de Srribe le

sirvieron para hacer traducciones. y también redact6 criticas de {'stn'no~ dt·

1 Francisco Umbral. Larra. anatomia de un dandy (MddmJ Edj('lorws AlfaglJdrd. 1 (JfiG) ;S7 2 Susan Kirkpatrlck. Larra: (:'\ laberinto mextrwrtble dt' \Irl rQm;wUCQ IilJpr"l. t rad Marti!

Eguia (Madnd' Gredos. 1977) 24. 3 Gregono Cervanles Martm. "Revlsiôn cril1ca de la hIO~rafia dt' Larra rl\J('vo" dO{'Il/JI('nlo,-;."

DAI-A 35/09 (1975), 75-6369 (U of Pittsburgh) 4 Lomba y PedraJa. 129

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c

obras francesas. camo par ejemplo Antony. de Alejandro Dumas Pero la

"actividad francesa" de Larra. para decirlo asi. no st' acaba aquÎ. RÏ('ardo

Senabre Sempere menciona a La Bnlyère y l:3oikau como dos precufSOrt'S dt'

Larra. en los cuales el ùltimo se inspira fuertt'mt'Il.tt'. AIgll110S ,u-ticulos st'

basan directarnente en ideas 0 fragnu"ntos deI libro Les camett."n's. de La

Bnlyère. Alleer "La vida de Madrid," se recuerda inevitabkmente. sq~ùn

Senabre Sempere, algllnos pasajes dei capîtlllo "De la villc" en [A,'S

caractères. Algo anâlogo acontece con algullos de los Illas cOllocidos

articulos de Larra. tales camo "La sociedad" 0 "lQlli('n t's el pùhlico y dOllclt,

se le encuentra?," sin haberse estudiado este asunto mùs. l "El c«lstellallo

viejo" resulta ser una magistral version a 10 costumbrista de ulla sùtira de

Boileau. hacia quien Larra siente una gran admiraciôn. Si14l)(> SCllabre

Sempere dando varios ejemplos mâf. de fragmentos que d('mucstran la

huella que Boileau habia dejado en Larra y dice que "salvo en ('1 C<1S0 dt' "El

viejo castellano [sic)" se trata siempre deI Larra menos afortunado y lllellOS

segura de su pluma. que demuestra. simplement!'. conocer de mt'Illoria

muchos versos de Boileau. "2

Ni siquiera a los afrancesados se les puedc poner en duda el

patriotislDO. Cuando se orientan a la cultura francesa y hasta abra~mn SilS

beneficios, no la hacen par nada, sinD porque estân convcncidos de que ('sta

podrâ ayudar a Espaiia a salir deI lamentable estado de atraso. en otras

palabras. 10 hacen par el muy citado ··bien dei pais." Segùn Seco Serrano, lé)

simpatia de Larra par la civilizacion franccsa se puede c:onlpn'fl(l<-r

perfectarnente, no porque Larra fuera realmentc un afranccsado, si no mâs

bien porque su cotica se hace generalmente desde el progreso social y moral

en Europa y resulta ser la cultura francesa una avanzada de cse progreso.~~

1 RIcardo Senabre Sempere, "Ternas franceses en Larra," Insula 188-J89 (jullo-ago<;to 1962): 7.

2 RIcardo Senabre Sempere, "Ternas franceses en Larra," Insula 188- 189 (j ullo-agosto 1962): 7.

3 Carlos Sec a Serrano, "El patrlolIsmo de Larra," Obras de Mariano José de Larra Wil:arol ed. Carlos Seco Serrano (Madrjd: BAE, 1960) XII.

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I~J probJema, 0 mejor dicho, el choque entre la sociedad espanola y los

aJranc('sados se debe buscar en el campo psicolôgico. Mientras que los

frr.tn(x~s('S, des(J(> el comienzo dei reinado de los Borbones, definen por la

dominaciôn ('IJJtural en la época 10 que es "civilizacion" 0 "barbarie", 10

"mod~'rn(l" 0 "atrasado," en una palabra 'el progreso,' 1 los espaiioles

reélccioné-ln a esta tutcla con un fuerte jcsencadenamiento de espaiiolismo.

ridicuJizado por r..arra en "El castellano viejo"2 y analizado por Francisco

Umhral en los siguientes términos:

En el sîglo XIX, los franceses de Napoleon invadieron Espaila. No cabt' negar un hecho histôrico. Antes habian sido los arabes y antes los romanos. Y tantos otros. Esta convenido que somos un puebla de aluviôn. Todû ex-pediente de limpieza de sangre supone en nosotros una impostura inexplicable, mientra~ que en pueblos sanguîneamente puros. poco 0 nada mczcIadûs, no es sino una tonteria bastante explicable. (. .. ) Los espaiioles, encastillarlos en no sé qué entereza racial. protestamos primero de cualquier infiItraciôn extraiia. nos resistimos, nos hernos resistido siemp.re. a los mercados coml1nes de la cuItura. Pasado el tiempo - y esto. por otra parte, es un fenômeno de todos los pueblos -. esa injerencia extraiia se ha hecho historia. yentonces nos enorgullecemos de ella irnpunemente. porque ya fosilizada. no ofrece peligro. ha dejado de actuar - al menos. asi nos parece - y. en cambio, suma riqucza. diversidad. a la epopeya nacional. 6Por qué rcpudiar tan violenta mente en principio 10 que luego vamos a mostrarle orgullosarnente al turismo? Hace bas tantes aiios que cllstodiamos la Mezquita de Côrdoba eomo cosa rnuy nuestra. pero segllimos recelando de toda nariz aguileiia que se cruza en ll11cstras vidas.

Larra, coma los "afrancesados" de buena fe, como todo adclantado a su tiempo, no hace sino anticipar el cielo historieo, apocoparlo. resumirlo.3

Hay que advertir. sin embargo. que el propio L~rra parece estar

ronfundido en cllanto a su posicion personal en esle asunto. Por un lado se

('nrada con los franceses cuando demuestran abiertamente la supuesta

sllpremaria cultural:

1 SUS,lIlll!." Zan top. Zeitbilder. Geschichte und Literatur bei Heinrich Heine und Maria,!lQ • .José dl" Larra (Bonn: Bouvier V~rlag. 1988) 121.

2 Larra. "El caslt'Ilano vit'jo," Ohras l, 1 14. 3 FranclS<'o Umbral, Larra. anatomia de un dandy. 38-40.

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Cuando Lope de Vega y sus contemporàneo8 hacian a cada paso de esos comediones. entonces no querian los seflort's franceses que se hiciesen. porque t0davia no t'ra til'I1lpO de qUt' se descubriese el romanticismo: el podcr hacer t'sa claRe de.' disparates estaba resenrado para el sefIor DucHllge: cntonc(.'s nos trataban de cafres: de modo que ya estù Vlsto qUl' tent.'l11os don de errar y espiritu de ('ontradicciôn: siemprt' 10 ha(,t'mos todo al revés. ( ... ) y estos seiiores espafIoles. que segùll st' explica Boileau, comen pan por privilegio. y no andan en clIatro pies por gracia particlllar que les hacen los franc(.'scs. <,IlO han de atreverse a reir de la Vida de unjugador? 1

c

Por otro lado, Larra parece hacer coro a los fnmceses al ch'jar qUt' 8\1

I3achiller escriba a Andrés "yo batueco. y natllral por consiguÏt'nte dt' t'ste

inculto pé1ÎS. cuya rusticidad pasa por proverbio de b~ca en bO('(l. de rcgion

en region ... "2

Con todo, Larra no esta ciegn y ve claro que cada paîs sôlo pl1ed('

progresar segûn las propias circunstancias y posibilidadcs deI 111OI1Wl1tO. No

se puede avanzar simplemente al imitar a otros paises supnestanwnte mùs

avanzados. A pesar de sus preferencias personales. Larra tampoC'o par('ce

pensar que la educaci6n francesa sea necesariamente supt'rior a la

espaiiola: "No diremos que esta educacir"1. fuese mejor ni peor ql1e la dei <ha:

solo sabemos que vinieron los franceses, y coma aquella blH'llél 0 mala

educacion .... " 3 La anécdota ficticia de su hermana, que simplenlent('

adopta las ideas dei siglo sin tener para esta segunda educaciôn lIna hase

suficientemente buena siquiera para entenderla, sirve de cj{'mplo disuasorio.

Concluye Larra que los espaiioles deberian "tomar deI cxtranjero 10 hllcno, y

no la malo. 10 que esta al alcance de nuestras fuerzas y costumbres, y no 10

que les es superior todavîa. Religion verdadera, bien entendida. virtl1des,

energia, arnor al orden, aplicaci6n a la ùtil, y menos desprecio de muchas

cualidades buenas que nos distinguen aun de otras naciones. ~on en el dia

las cosas que mas nos pueden aprovechar." 4 En el articulo "l~n este pé:tis,"

Larra, "Una comedia moderna: -Tremla aiios 0 la vida de un J ugador .... Obras l, J 7- J 8. 2 Larra, "Carta a Andrés." Obras 1,80. 3 Larra. "El casarse pronto y mal." Obras l, J 08. 4 ob. cit., 112.

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Larnt lamenta el que la gente deI "media saber" no quiera ver el progreso

que ya se ha logrado. la "casi repentina mudanza que en este pais se ha

verifiado en tan breve espacio. fOl y tan 5610 pasan el tiempo quejândose de

los defectos de] pais y excusandû hasta sus propios fracasos con la frase

lapidaria "cosas de Espaila." Al mismo tiempo. sin haber estado jamas en

Franei;:t ni sa ber mâs que rumores soure eHa. glorifican la vida en Francia.

coma si algo seme jante no pudief3 pasar éùlâ.2

Ahora bien. e~ problema no son las evidentemente buenas intenciones

de Larra, tampoco se dl1da de su razonamiento. La que dice no carece de

verdad. allnquc se podria argumentar una vez mas si no revela la obvio. Sin

pmbargo. la que si se deberia dudar es que los espaiioles acepten 10 dicho

por d. un afrancesado var excellence. Al igual que los ideales de la

revoluciôn liberal. que IJegaron a Espana desde afuera. debe Larra. para los

t'spml0Ies. parecer llegar de afuera y no haber nacido en su propio pais. Nu

pan~ce poca arrogancia intelectual la de quien. a pesar de su cultura

profl1ndamente francesa, se cree capaz y también autorizado para estudiar y

critif'ar friamente los vicios espaftoles. Sobre todo a la luz de la po ca

cdtlcacion que tienen los "batuecos-espé'noles" por la general. que hara que

éstos reac('ionen con rechazo y digan "qué quiere usted. es un extranjero."

Cuando Larra critica a los demâs espanoles por imitar el estilo de vida

frHn('(~sa. tanto en el nive} filosôfico coma en el politico. casi provoca el

t'spmlolisrno. En "El casarse pronto y mal." en forma semejante a la

paràbola biblica. mordazmente expone a una madre que se habia criado en

F'rancia y tratô de dar \111a educacion liberal semejante a su hijo en Espaila,

Esta educacion francesa a medias da como resultado solo la

despreocupaciôn de! hijo y un estilo de vida correspondiente: no aprende

nada. sc." casa pronto. no quiere trabajar para sustentar a su familia y

1 Larra, "Enestepais."Obrétsr. 219. 2 ob. cl( .. 216-219

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encima gasta el poco dinero presté"ido en el juego y las 111l1jeres. Ddw

forzosamente terminar en una tragedia. y Larra llloraliL:a al final qut' 110 st.'

puede imitar a los franceses y simplenwnte tomar "blH'IlOS rl'sultados" de

otros paises y aplicarlos a Espan<l. que hay que "subir la t'scalera a

tramos." 1 Hasta el propio Llrra debe admitiT la pregtlllta dt' SI no cs (lcaso

exactamente 10 que hace él al criticar a su puebla desde un punto dc vista

francés. 6Con qué derecho quiere impedir a los espaiiolt·s 10 quc aprohô t'Il

su caso? Después de todo. él no habia subido la escalera a tralllos talllpoco

y ahora esta aplicando los buenos resultados suyos para decirlcs il los

espaiioles que es maIo para ellos 10 que es hueno para d. I<':n otras palabras.

Larra. quien quiza era mas francés que espaiiol por su edllC(lciùn y qllt'

admiraba mucho a los franceses. advierte a que los espaüoles no hagall

como éstos. Ademas. coma si quisiera bur1arse del pùblicC), Hrma gran pm-t t'

de los articulos con el seudônimo Figaro. 10 que subraya el Iwcho «ut' ('s

franc6filo y por 10 menos debe interpretarse como poco afortllnado y hasta

poco delicado, visto 10 precario de la problematica y la sellsibilidad de)

pueblo. que todavîa asocia 10 francés con las invasiones r('cÏt'ntt's. La

opini6n que acentûa la "impropiedad" de estél preferellcia sc' v{'

representada. por ejemplo. por Ramon de M("soncro Homanos. <llIiell

comenta el hecho de la siguiente manera:

... pero coma habia de firmarle (el articuloJ con tlll

pseud6nirno. siguiendo la costumbre de los C3crÏtores humoristicos. abandonados los tres 0 cuatro que antes hahia usado. someti6 a una Junta expresa. reunida en el caf(~ d(')

Principe. la facultad de darle la investidura de otro nu('vo. mùs expresivo y cadencioso. Discutiéronse varios. hasta que la autorizada 'TOZ de Grimaldi pronunci6 el de iCFigaro ll , que adoptô Larra con e;1tusiasmo. a pesar de que yo expusc las razones por las cuales no opinaba favorablemente hacia un nombre de invenciôn extranjera, 10 que era a mi entender tan impropio coma si a un periodista francés se le antojase firmar con el pseud6nimo de Sancho Panza. 2

1 Larra. "El casarse pronto y mal." Obras 1. 108-112 2 Ramon de Mesonero Romanos. "Memorlas de un setent6n." en Marian;> José de Larra. El

escritQr y la criUca ed. Rubén Benilez (Madrid' Taurus. 1978) 30.

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Psico)ù~icamcntc. debe resultar para los espaiioles como un choque de dùble

superioridad: Larra cs un afrancesado y en cima escribe el mejor castellano

d{' Sil sigJo.

Irônicé)mente, cuando después de la muerte de Fernando VII el

gobi('rno (~s por 10 menos de forma liberaI y los libeiales emplezan a jugar un

papd cacIa V('Z mas importante en la polîtica. se recibe con entusiasmo a los

emigrados qlH· habüm preferido vivir en el extranjero por razoT!(!s polîticas. y

mllchos (k ('lIos obtienen puestos bastante importantes. Asî. por ejemplo.

Mendiz<ibal, Cjllien volviô de Londres. llega a ser ministro de Hacienia y

• hasta Primer Ministro. Alcahi Galiano es diputado a Cortes y Andrés Borrego

es respetado como fundador y director de El Espailol, en el cual colabora

tanlbién Larra. Asi describe Concepcion de Castro la situaciôn de los

('migmdos:

El emigrado asume a su vuelta, en estas circunstancias. nna posici6n peculiar. TaI vez pueda presentar una ejecutoria politica liberal que ~e remonta. a veces. hasta las Cortes de Câdiz; mas. en todo caso. siempre sera no solo el representante mas genuino de los sacrificios por la libertad. sino también el hombre que ha vivido largos anos la experiencia de la Europa moderna - en Inglaterra 0 Francia - y que trae. por tanto. segùll se supone. un bagajc de conocimientos y reflexiones sobre una realidad social ignorada para el espaiiol que, liberal 0

no. ha vivido en Espaiia la represiôn fernandina. E~ emigrado aparece como el hombre de ideas abiertas y amplios horizontes sobre el que recae, de un modo natural. la tarea de imprinlir nmlbo Cl Espaiia en la nueva ctapa. No es preciso insistir en que talt~s SUpllestos resu1taban. con frecuencia. infundados. El cxilio conllevado con austera dignidad no garantizaba la capacidad de claboraciôn de experiencias ni el aprendizaje. El carâcter de emigrado podîa quedar reduddo, a veces. a simple titulo que procuraba contactos y posiciones y la supuesta experiencia podîa conducir tan s610 a propuestas simplistas de transplantar al suelo nacional usos, costumbres e instituciones nacidas ("Il. contextos politicos. sociales y economicos muy distintos. 1

La ironia ahora consiste en que Larra. quien habia emigrado también, si

bit~n involuntariamente de nino, y que posee generalmente los mismos

-------- ------

1 CO\1('t'pciôn de Castro, RomanUcismo, periodismo y poliUca. Andrés Bo~ (Madrid: TeCl1os, HJ75) , 41-42.

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atributos positivos de los emigrados. no lograra jugar un pape! semejank 111

tanlpoco disfrutara de la mislua estimaci6n. S6lo St' pu t'dt.' Sl1POllt'l- que su

afrancesanliento es una posible explicaciôn. a fatta de prllt'bas dt.'cisivas. Ln

cierto es que Larra queda muy desconcertado y hasta disgustado por t'stt.'

doble juego de medidas. 10 que se puede ver {'Il l:,s siguientt.'s lillt'as

anlargas:

Entonces rué cuando por primera vez cai en la CUt.'lIta (!p

que me faltaba para ser hombre je pro ulla circullst anela principal. sin la cual asi era pretender en Espmï.a flgurar ('omo tratar de enderezar nut'stra maquina. y era que yo ni el aùo l ~3, ni el 14. ni el 20, ni el 23, ni el 30. ni en ano alguno rte I~wmoria de hombres habia nunca emigrado ( ... ). 6Què figura voy a ha(~('r en mi patria sin conocer mas usos que los suyos. sin saber mùs lengua que la castellana? ~Qué sera de mi, espanol. en Espafla? i,Quién me entende{a y a quién entenderé yo? GQl1ién l11e t'lt'girél para naùa? Y si par equivoeaciôn me eligen. i,a quién. Dios mio, citaré? i,No se reiran de mi cuando cite nuestros usos. que no se usan, jr para nuestros males. remedios espaiioles? i,QlI{' color politieo tendrân mis discursos. si es que llego a rtiscl1rrir. sin que entre en eHos para ::Iada la Francia ni la lnglatcrra. ]OS

Estados Unidos y la Bélgica? 1

1 Larra. "Ni por esas." Obras II, 318-319.

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El oportunista

El afrancesamiento no es la unica problemâtica que se halla al

contemplar la trayectoria de Larra. Sin haber cumplido los dieciocho aiios

nec('sarios. cl joven Larra consigui6. al ocultar su edad verdadera. su primer

ernpleo al servicio dei Rey en el cllerpo de los Voluntarios Realistas de

Infanteria, que era una instituci6n de carâcter esencialmente

anlirrcvolucionario cuyo objetivo era la extemlinaci6n de la revoluci6n y de

la~ C'onspiraciones. ) Aunque los Voluntarios Realistas se formaron

volllntariamente. como 10 indica el nombre. ya al principio deI trienio liberal

('Il 1821 para defender los derechos de Fernanco VII. sin ser creado por éste

ni por Sl1 gobierno con este fin. el rey no tarda ni un momento en

reconocerlos.2 alabândolos con palabras patéticas:

anhelando mis amados vasallos al principiarse la guerra que provoc6 la rebelion. por sacudirse el yugo y contrarrestar el fluor revolucionario. corrieron voluntariaTIlente a alistarse y armarse en defensa de ml Real Persona) de la Santa Religion y de las antiguas leyes. arrebatados de su fidelidad y amor a tan caros objetos. proclamando su profundo odio a las instituciones revolucionarias. 3

El mandato de los Voluntarios Realistas se define p-speciflcarnente coma

"conservar la tranquilidad. proteger el orden y seguridad interior de los

pueblos y precaverlos cie nuevos trastomos. "4 Para el pueblo. y sobre todo

para los liberales, los Volllntarios Realistas eran una fuerza armada

inrondicionalmente Ieai al rey y constituîan el mas s6lido apoyo dei orden.

('s decir dei Altar y Trono. También es importante notar que pertenecer a

t'ste cuerpo conllevaba un mérito s~ngular deI que padian resultar ventajas

l,Juan Cano Ballesta, "'Ambiente familiar y educaciôn,"' Manano José de Larra. Articulos sociilles. po1îtlcos y de cÔtica Uteraria, ed. Juan Cano Ballesta (Madrid: Alhambra, 1982) 5-6.

2 F. SuÙn'/, Vt'rdagut'r. "'Los Cuerpos de Voluntarios Realistas," Anuario de Historia dei Dererllo ESL>anOI (1956), clL en José LUls Varela. "'Los Voluntartos Realistas," Larra y Esvail!l (Madrid. ESpa:cid-Calpe, 1983) 242.

~J Suare./: Verdaguer. t'n Vart>la. 243. " Suùrez Verdagut'r. en Varela. 243.

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4

en forma de preferencié'.s y hasta favoritismo en (,llanto a toda dast' de

ascensos y concursos. 1

Ahora bien. un motivo por el ('ual Larra qUit'fl> absoll1tamente

alistarse cn los Voluntarios Realist.ls podrian ser las t'str('('ht'ces

econ6micas, 10 que se seÏiala a menudo. Otra posibilictad S\1~lt'n' Van'la al

decir que habia so;o tres partidos polîticos t'Il la t;pOC~l' los libt'ralcs. <)\1('

carecian deI apoyo exterior: los apostolicos. considcrados ('omo cl (lhs' <lelllo

mas fuerte para restaurar Espaiia: y los moderados. los ùnil'os VlstoS

favorab1emente por las potencias extranjeras. Entre t'stos l1ltillloS ddJlall

contarse también los Voluntarios Realistas. Segùn Varda. Larra sc dccHliù il

favor de ellos por no haber alternativas y por ser el mal mt'Ilor. 2 No convt'Il(,{,

ninguno de estos argumentos. Después de todo. Larra es todavia

suficientemente joven. Hubiera podido no mez;clarse en politica siq\ lÏ<'ra

hasta mas tarde, por ejemplo hasta después de la muerte dt' Fernando VU

Simplemente no parece logico que un déspota coma f'ste. (recut'relest' qut'

restauro la Inquisicion y cerro las universidades). tuviera en Larra, aUllqm'

joven. un partidario convencido. p0rque toda la instrllccion y educaciùn de

Larra le debian habel- prevenido contra ta! paso. Si Varda tient' razùll. hay

que dudar por 10 menos de la sinceridad de la convicciôn politica dl' Larra.

Si Larra 10 hiciera nlotivado por dificultades econômicas 0 por la promesii cie

algun favor para avanzar en la carrera burocratica, seria un oportunista CjIH'

adapta su orientacion polîtica a las necesidades economicas 0 poJHicas. Sc'a

como sea, hay que darse cuenta de que Larra adopta una postllra

problematica.

Aunque generalmente se le dota a Larra deI atributo de ser el primer

periodista espaiiol que pudo vivir de su trabajo de escritor. 3 se sabe tHmbién

que es solamente una verdad a medias. Cuando Larra se pone a publicar ID

Suârez Verdaguer, en Varela. 244. 2 Varela. Larra y Espaiia. 247. 3 Susan Kirkpatrick. Larra: el laberlnlo inextricable de un rom.lntico IIberal. p. 8.

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Duendc S<ttirico aeI Dia a pnncipios deI ano 1828, por un lado se puede

admirar Sil éludacia al emprender empresa tal en tiempos deI gobierno

Calomarde, quien cerro las ul1lversidades v "tendia a sofocar la inteligencia.

la ciencia, las artcs. cllanto constituye la e-speranza deI gênero humano." 1

Por otro lado. casi sc impone la sospecha de que habia "gato encerrado":

"l,Camo conslguc el permiso de publicacion un jovenzuelo de diecisiete anos.

cuando otros con mâs experiencia logran solo unos meses despuês. que

aparczca el .corrro Literario y Mercantil?,''2 pregunta Cano Ballesta al hacer

recordar la fuerte cenSl1ra de entonces. Explica el hecho con un mecenas

poderoso en la persona de Manuel Fernândez Varela. amigo de Fernando

VII. m pnmero protegia a Larra y no solo ùebio conseguir el permiso de

pl1blicacion, sinn que también debia impedir que persiguieran a Larra

cuando I~I Duende tuvo que de jar de publicarse. Ademâs. repetidas veces le

dio dinero a Larra cl:ando el sueldo de éste no alcanzaba. 3 Esto no quiere

dccir que un mecenas sea algo despreciable, pero no cabe duda, aunque no

hay prllebas de 10 que pasô entre bastidores. que una dependencia

econômica también puede entraiiar una dependencia intelectual y que Larra

no cra el periodista independiente que pretendia ser. No iba a escribir Larra

10 que no agradara a su mecenas. Comprar iguala a controlar y en este

sentido la crîtica que hizo Larra debe haber sido "criticil permitida."

inh'rpretada como sufîcientemente inofensiva y poco peligrosa. La existencia

de t 111 mcc('nas provoca dudas en cuanto a la integridad deI escritor y Larra

no puede (~vitar que se le reproche esta dependencia y la ayuda recibida

cuando éJ hace "sonar su nombre (. .. ) allâ en los tiempos en que era él uno

1 Charks Didier. "De 1830 a 1836 a la Espaiia desde Fernando VII hasta IVlcndizaval," trad. Mariano José de Larra, en Mariano José de Larra. ~ II. 330.

:2 Juan Cano Ballesta. "lniciaciôn coma escritor," Mariano José de Larra. Articulas sociales. polîli('os y de ('(iUca literana. 8.

3 Ballcsta. 8-9.

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de los pocos que tenîan privilegio y carta blanc:l para t'Illbnd\1rnar dt' Ilt'gro

los productos de las fâbricas de Alcoy y Capellades." 1

Durante la estancia de Larra en Paris. t'ste escnbe a sus padres el 2~1

de septlembre de 1835: "C .. ) visto qlle ha llegado t.'1 IllOIlH'lltl) de qut' mi

partido triunfe complet::mwnte. no quiero venlle detcmdo ,HIlll ( .) y ('01110

que la ocasi6n es calva. pienso recoger cl ùnico pdo que pre::>l'llta.":2 Larra

se refiere al partido de los liberales progn'slstas c;.lH' aeaba de lonn;lI- cl

nuevo gabinete con Juan Alvarez de Mendizâbal de PnnlCl- Minist ro, (\CSpl H'S

de que el conde de Toreno tuviera que dimitir par in~élpacidad. Sm cmhargo,

aunque su partido estâ en el poder y posiblementt.' I1{'cesita su colahoraciùn

y apoyo, Larra tarda otros dos meses en volver a causa dt.' ullas

enfermedades. como di ce en el momento. Màs tarde conf('sélnl qlle hall sido

asuntos personales los que le han detenido, asi que ha mentido y no Iw

lo~rado subordinar S11 egoîsmo a una causa mâs elcvada.:3

Otro cornpromiso inconseCtlente y muy mal redbido st' n'laciona COH

la candidatura de Larra para ser dipntado en las Cortes rt'visoras (J H dt·

junio de 1836), la cual se anunci6 en el Boletin OJiclal (Je Avilit ('(JI] hls

siguientes palabras:

Con el mayor placer anunciamos a los electores. nl1cstros amigos polîticos (. .. ) Hay nombres que equivalen éI 1 ma profcsi{)n de fe polîtica: el Sr. Larra. como literato profundo. COlllO al ,tor dramatico, como hombre polîtico indf;'pendknte de in fl lJ.l ° .J:. interéE personal. coma hombre de valor cîvico, pcrtenec(' con honor al siglo XIX. 4

La independencia parece ser una preocupaclôn continUéI de Larra y

aprovecha varias oportunidades para pasar por independiente. Asi cJecJara

en una carta al "Director de «El Espaiiol»" ser "independiente siempre en mis

1 José Escobar, Los odgeoes de la obra de Larra (Madrid. Prensd Espanola, 197~~1. WI-HH 2 Larra, "De Larra a sus padres," Obras IV, 278-279 3 Juan Cano Ballesta, "La gran fu~a al extranjero," Manaoo José de Larra. Articulas

socIales. L)olîtJCOS y de crîltca literaria, 26-27 4 F. Courtney Tarr, "ReconstructIOn of a decislve period in Larm's Ijf(· (May-N()v(~rnb('r,

1836)," HispaOlc ReVIew V (January J937) 12. (Se ha subrayado la frase que se COfJ31dera mâs reveladora.l

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opHli()ne~, sin pertcnc~er a nmgûn partido de los que miserablemente nos

dlvükn, no ambklOnando ni de un Ministerio ni de otra ninguna especie de

destmo ( .)." 1 En una ~ritlca de la comedia "La redacclôn de un periôdico,"

de Brefôn de los J krreros, lé:t cual trata de periodisias bajos que se dejan

comprar, Larra rCélccwna con lndignaciôn demasiado fuerte para la ocasion

élnt (' la posihilidad r('mota de que el pûblico pueda pensar que todos los

periodlstas son asi. Se tIene la impresion de que Larra se siente

per~0'1<t1n1('nt(· atacado. Le preg .. mta a Breton de los Herreros: "<..Y dônde

tambl{'n, Je preguntaremos. esos periodistas tan bajos y tan ... ? I.,Qué

f('dacciôn es esa donde no hay una persona decente? I.,Donde la hija deI

('ditor vive eon los rcdactores? i,Dônde ... ?"2 Se hablarâ de la decencia y de

los amores de Larra en otro sitio. Por ahora basta ver que Larra admite que

se IJuedcn encontrar hombres de mala fe en todas las clases, pero al mismo

tiempo insiste en que Breton ofende a toda la clase de periodistas en

genl'ral. sin diferenciar siquiera entre ellos. en vez de mostrar que también

hay "hombres que no reconocen miedo ni precio: hombres que no admiten

ni arhnitin'l11 nllnca destinos del Gobierno ni promesas de partidos;

hombres. en fin. que tien~n harto orgullo. fundado 0 no. para escribir otra

('osa que 10 que sienten.":3 No cabe duda que Larra se cuenta a si mismo

entre los ùItimos.

Sin embargo. la realidad resulta ser diferente. Hay pruebas de que

Larra pronletiô no escribir nada sobre politica y mantener una neutralidad

benevoknte trente al gobierno ie Istùriz -- recuérdese que Andrés Borrego,

t'ditor dt' El I~svaÜQl es amigo y aHado de IstÙriz - para que se le permitiera

st'gUlr en El EspalÏ.ol y para que ruera presentado en la lista oficial como

candidalo a las Cortes Revisoras. En cuanto a la eleccion misma, Varela

dl~nl\H.'stra minnciosamente que Larra, que se habia decidido muy tarde en

1 Larra. "Figdro al chrt'clor dt' «El Espaiiol .... Qpras 11. 217. 2 Larra. "La redacnôn de lIll pen6dico." OUr"!.;; II. 2fl~

:~ Ldrra. "L" f('dc1cc!ôn de un penôdlco," ~ Il, 263.

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Q

el proceso a favor de una canctictatura. tampoco gana las elt'ccioncs SlII

extensas rnaql1inariones. intrigas y gestiones POlitiC.lS cn val ios nivt'ks

gubernamentales (' in situ 111élnipllIélcioncs dectoralcs quc t'WITt'Il lo~

rnoderados de Avilct. 1 En otras palabras. st.' dejù COIl1pr~ll- ot!"él v('/. y Illostro

oportunismo. mientras al nnsnlO ticmpo 10 negaba n'petIllas veccs e inslstla

en su independencia 2 No se trata aqui de juzg"r las ;lCCÏOIH'S dt' Lai ra.

Tampoco es cuestiôn de dudar de las buenas intenCÏmws 'Iut' tenia. porque

veia la oportllnidad. como diputado. de part iCI})a r ae{ ivalllell t (' ('Il l~l

elaboraciôn de una nueva constitucion. Tampoco po(ha prt'ver el BlOt 111 de

• La Granja que acabdria con su escano en las Cortes y haria l1t.'ct'sarias

nuevas elecciones. Lo que si se debe decir es que ha tomadn 1111 flt'sgo y

perdido, que corrompe en el proceso su rrcdihtlidad como homhre y ('OIllO

periodista y que simplemente tuvo la mala suerte de haher sacrilicado ('Il

vano su independencia y orgullo proft'sional DlIrantt' los :-'IIC(,S()~

relacionados con el n10tin, Larra se ca1l6 y se encerrô ('Il casa (miellil as

seguia hablando de honlbres que no h~conocen micdo ni precio). ~t) qlle los

cîrculos literarios de ideas politicas moderadas juzgaron sev('rafllCIl te Sc 1('

reprochaba a Larra el esconderse y no haber tOIlléldo 1 ma postllra. 10 qlle s('

sabe por una carta de Ochoa al conde de Campo Mange:

Larra ha conservado una posici6n ciecorosa ('n csta crisis. aunque ha contribuido. con su fatal takn10. a profit H'lrla; SI ruera hombre vulgar, Larra pereceria en clla y no habriél mot ivo para compadecerle: su muerte seria un j\lsto castigo de Sll

desmoralizaci6n politica. Lejos de estar cn favor ahora con los vencedores. se le mira con muy malos ojoS.3

De esta forma. Larra termina por hallarst' aislado y enorrrH'lTIpnt ('

desprestigiado con el resultado de que no se quieren oir sus sütiras

Jo:;é LUIS Varela, "Larra y los Moderadas," Larra y Esvana (Madrid. E~ptl'>a-Calp(·. J!JR~H 150-153 Y 248-290

2 Para una relaclôn completa de los aconlccIrmenlos véasc ('1 artkulo de F Courtney Tarr, "ReconstructIon of a decisive period ln Larra's lire (May-Novl'lllher, J H~Hjl." 1 U::,thUm,; Revlew V (January 1937) 1-25.

3 Eugenio Ochaa, "Al conde de Campo Alanp;e," cil en R Marra~t, ,)0>& E~I)nJTlçpda f'l '2Q!! ~. cil. en Juan Cano Ballesta Manano .Jo<;,é de Ldrra Artiçulo~ 50elale~, 1>Qlillco';, y de crîtlca lileraria, 34

-

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Rcsumamos entonces que Larra, mientras dejaba oÎr continu amen te

su grito de libertad, al mismo tiempo mostro ser una persona poco

coherente, sin postura politica inequivoca, cambiando de una postura

hastant(' conservadora (Vo]untarios ReaJistas) a un punto de vista moderado

(saluda a Martinez de la Rosa con entusiasmo inicial) hasta terminar como

progresista (durante el Gobierno Mendizabal) para volver a seguir a los

moderados (Istûriz). Se le da ]a tacha de oportunista aunque fuera de vez en

('uando por razones que no podia controlar directamente. Sobre todo. no es

el periodista independiente que siempre pretendia ser .

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c

El hombre

Mientras que algunos criticos dejan el libre curso a sn fascinariùn ("on

Larra (piénsese, por ejemplo, en Menéndez Pelayo que atribuia a Larra "111"'S

ideas que todos los hombres de su tiempo reunido" 1). dpbe sorprendeT que

abunden trunbién voces bas tante criticas tanto en cuanto a su obra litt-nu-ia

coma por 10 que concierne a la polîtica. No se It' puede dpfinir ('omo

historiador. porque tiende a generalizaciones normativas y St' interesa nuis

en el aspecto humano general. El enfoque de Larra pan'~e conct"'ntrars(:' fUelS

en el estado deI momento. en analizar 10 que es. si bien sin invt'stigaciôn

cuidadosa ni observacion concreta. en vez de pensar en procesos.2 Uno de

los problemas de Larra en cuanto a la historicidad es que trata de adaptëu la

realidad empirica a sus modelos. es decir a su manera de percihir la

realidad. 3 Lorenzo-Rivero 10 describe asi: "Tanto Larra como Sarmiento

vivieron los problemas de su tiempo y los que ellos mismos St~ crearon. qUt'

eran no solo los que la vida en tomo suyo les presentaba, sino los qut'

resultaron de su no-conformismo ante la realidad. "4 Asi. se puede enlender

también su gran fuga al extranjero, como si huyera de una realidad

demasiado aplastante. que. después de todo. limitara con neccsidades

diarias. en medio de un pueblo segûn Larra inculto, el dest'nvolvimiento dei

genio larriano. Claro esta, en Paris el pulso deI tiempo se deja sentir mùs

fâcilmente. Paris, para Larra, significa la expansion dei horizon le intt'lcctuaI,

el dejar atras los lîmites de la realidad espaiiola y abrir nuevas perspectivas.

También facilita el pasarse por un pensador cosmopolita de calegorÎH

cit. en Francisco UmbraJ. Larra. anatomia de un dandy (Madrid: AJfa~uara. 1965) 106. 2 Susanne Zantop, Zeitbilder. Geschlchte und Literalur bei Heinrich Heine und Mariano

José de Larra (Bonn: Bouvier Verlag. 1988) 130. 3 Zantop, 169. 4 Luis Lorenzo-Rivero. Larra y Sarmiento; paralelismos bislOrlcos y lIterar'os (Madrid:

Guadarrama, 1968) 144.

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europea. Desgraciadamente, no se puede saber sino muy poco sobre la

realidad concreta de Espaiia. 1

Quiza sean estas consideraciones las que dan como resultado

opinioncs negativas sobre Larra, coma la de Alberto Lista, que critica en él

sobre todo la falta de juicio,2 0 la de Gregorio Maraiiôn, que atribuye la

valorizaci6n, segun él esencialmente inmerecida, de Larra tan s610 a una

moda literaria. Opina Maraii6n que Larra no logra desprenderse, social y

artisticamente. de la mediocridad.3 Al referirse a Larra, Nicolas Gonzruez

Rujz sugicre que se convenga en que "no hay criticos ai dia que tengan ante

la historia mas que un valor informativo y representativo de un momento.

Los valores fundamentales exigen imperiosamente la perspectiva."4

Estas limitaciones pueden, quizâ, entenderse al mirar su educaci6n,

que ha sido considerada por 10 generaI coma excepcional, habiéndosele

atribuido a Larra un nivel bastante elevado de cultura. Segun Eva Konitzer,

que se basa en investigaciones biogrâficas de Sanchez Esteban, hay que

relativizar esta interpretaciôn de la educaciôn larriana. El valor de la

educaci6n francesa de Larra. si bien ésta puede ser mejor que una

educaci6n comparable en Espaiia, se exagera a menudo, porque, en el casa

de Larra, se trata, en fin, sobre todo de los primeros afios escolares.

Ademâs, ùeben haberse producido mâs desventajas en forma de omisiones

en la educaci6n por la interrupciôn producida cuando los Larra volvieron a

Espaiia. Es muy probable que estas omisiones compensen cualquier ventaja

proporcionada por la educaciôn francesa. Aunque el ideal de la educaciôn

clâsica vigente entonces incluye las obras maestras latinas y griegas, Larra

no tiene si no conocÎlnientos esporâdicos de éstas. También resultan los

1 A~Jl(,s Are~er, Heine und Larra. Wirkun~s&:esehicbte emes deutscben Schrift-steHeΠID

Spanien (Zurich: VerJag Reihe W, 1981) 179. 2 Albl'rto Lista, "Juicio sobre Larra (Junio de 1837)," er. Mariano José de Larra: El esentor

y la critica ed. Rubén Denitez (Madrid: Taurus, 1979) 33. 3 ciL en José Luis Varela, "La palabra y la Hama," La palabra y la Hama (Madrid: Prensa

Espaflola, 1967) 103-104. 4 Nicolâs Gon~âlez Ru~, PeriQdismo y lileratura periodisUca en el si~lo XIX en: Historia

"encrai de las literaluras hispânicas V. 1958, 165.

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4

conceptos larrianos de la historia espaiiola inconlplt'tos y. dt'bido a la

naturaleza de su profesi6n de periodista. se interesa pnncipalmente por la

literatura contemporânea. De esta forma. Larra ha disfrlltado dt' ulla

educaci6n antes regular que extraordinaria y hasta limitada el1 cit'rtas

âreas. en comparaci6n con la clase educada espaüola. Se dt'stac<l. sin

embargo por una preferencia obvia por obras francesas. 1

Mientras que 10 antedicho se refleja mas bien en la cllalidad de S\1

obra profesional. hay que ver algunas caracteristicas persona les de Larra.

que deben influir sobre su aceptaci6n social. No se pretende anadir nada a

los hechos biogrâficos. sino '1ue se intenta recordar algunas cu alidades

notorias que deben haber Hamado la atenci6n de la sociedad.

Parece significativo que 10 que salta a los ojos es el no-conformismo dt>

L::UTa. sea voluntario 0 involuntario. La vida, las circunstancias alrededor de

Larra, son siempre un poco mâs extraordinarias, fuera de 10 normal. que las

de los demâs. Este rasgo se nota ya muy temprano. La infancia de Larra

debe haber sido dolorosa: Larra vive los tres primeros aiios en casa de los

abuelos sin el padre. porque éste ha provocado una ruptura con su propia

casa paterna al colaborar con los franceses. 2 La ninez. en efecto, tiene poco

que ver con ser nino. Hijo ûnico, siempre entre los mayores, Larra, que casi

no juega, llega a ser precoz. sabe leer a los tres afti)S. se destaca por su

buena memoria e imaginaci6n viva, y ya se pue de notar un primer asomo de

pedanteria.3 Siendo el exilio un duro oficio en si, debe serlo aün mas para

un nino que no puede comprenderlo. De interno por dnco anos en un

colegio en Burdeos, Larra se encuentra solo y otra vez sin padre. Ser nino

espaiiol en el extranjero trae consigo problemas intrinsecos: dificultad de

idioma, sentimiento de abandono frente a los otros. Larra se haBa fuera de

1 Eva Konitzer, Larra und der Costumbrlsmo (Melsenhelm am Glan: Verlag Anton Hain. 1970) 36-37.

2 Lourdes OrUz Sânchez, "Larra. el hombre." Revlsta de Occldente 50 (1967): 155. 3 Konitzer. 40.

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la norma. AJ volver a Espaiia, la situacion se repite, solo que de signo

contrario. Habiendo absorbido 10 extranjero. siendo medio francés, Larra

entra (~n el colegio de San Antonio Abad como hijo dei 'afrancesado,'

apclativo peyorativo. Esta fuera deI "mainstream" y frente a los demas una

vez mâs. J Asi. Larra es el eterno "outsider." Después deI breve interludio deI

Trienio Liberal, 10 serâ una vez mas, siendo hijo de un liberal y educado en

Francia, al deber presenciar la ominosa década dei reino mas represivo y

sangriento que nunca de Fernando VII. Aunque no se puede sino especular

acerca de la importancia que tiene esta soledad, este estado continuo de 'no

pertenecer' durante los aiios focmativos de Larra, no cabe duda de que, de

una forma u otra, debe haber contribuido al auto-entendimiento de

desarraigado, a la insociabilidad de Larra, a quien Umbral Ilanla "hombre

sin amigos. "2 lEs posible que la arrogancia, la mordacidad generalmente

temida y el dandismo tengan algo que ver con eso? Segun Konitzer, estas

caracterîsticas le merecen cierta admiracion, pero raras veces producen

simpatîa 0 hasta compasi6n.3 Para Seco Serrano, Larra es ··un perpetuo

extraiio: un extraiio a su propia generaci6n: un extraiio a la sociedad en que

vive: un extraiio al pais en que ha nacido (. .. )." 4 La soledad, sin embargo, no

parece preocuparle demasiado a Larra. Es consciente de eIla y la ve casi

coma requisito para ser escritor satirico: "pero es forzoso ademâs que las

circunstancias personales 10 hayan colocado constantemente en una

posicion aislada e independiente." 5 Puede que se manifieste la

insociabilidad de Larra también en una misantropia pronunciada, sobre

todo hacia las clases bajas, que los criticos atestiguan casi unanimemente6

1 Orli~ Sanche~, "Larra, el hombre," 155-156. 2 Francisco Umbral. Larra. anatomÎa de un dandy, 222. 3 l{onllzer. 50. 4 Carlos Seco Serrano, "Una socledad en vÎsperas de crisis," Ohras de Mariano José de

Lam. lFÎŒaro) ed. Carlos Seco Serrano, 1 (Madrid: BAE. 1960) XXVII. 5 Mariano José de Larra. "De la sâUra y de los satîricos". Qbras cd. Carlos Seco Serrano, Il

(Madrid: BAE, 1960) 161. 6 José Luis Varela, Larra y Espai'ia (Madrid: Espasa-Calpt'. 1983) 24.

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4

y que se expresa. quiza 10 mas claramente. en el ya citado articllio "~,Qllit'n

es el pûblico y dônde se le encuentraT.

Como caracteristicas principales. ademâs. sp encut'ntran en Larra

una inteligencia extraordinaria, claridad en el pensar. integridad. HunqUl' le

falla ésta de vez en cuando como se ha visto. y talento de pt'Ilsador y

psicôlogo. 1 Debe sorprender un poco que la inteligencia no le impida ser al

mismo tiempo orgulloso y bastante enamorado de si mismo. Tampoco pan'ct'

lograr ella contener 10 suficientemente la fnerte emocionalidad imp\11siva dl'

Larra, y resulta que su capacidad razonable esta en lucha continua con sus

pasiones.2 Este dualismo entre exceso y nloderacion st'guramt'Ilh'

contribuye a las interpretaciones contradictorias de su vida al mismo helllpo

que las explica. Larra es consciente de muchas caracteristicas suyas y las

describe en varias ocasiones directa 0 indirectamente al reférirse al esC'ritor

en general en sus articulos. 3 Asi, reconoce que "el amor propio ha sido en

todos los tiempos el primer amor de los literatos" y admite que es un

desperfecto al decir que ·'generalmente se puede asegurar que no hay nada

mas temible en la sociedad que el trato de las personas que se sicnten COll

alguna superioridad sobre sus seme jantes. "4 Se han dado ya varios

ejemplos en que Larra pretende entregarse a la difilsiôn de la verdad y a la

independencia polîtica. Se descubren el alma fastidiosa, la sonrisa de

indiferencia y despego y el alma apasionada en "Varios caracteres."5 y Larra

libremente ad mite sus "sentimientos de misantropia"6 al hablar de la

amistad que, segun él, no existe porque los hombres "se empeiian en exigir

de la flaca humanidad mas de 10 que puede dar de si. "7 Otra caracteristica

llamativa de Larra se encuentra en el desprecio profundo que pan~ce

1 Konitzer, 40,41. 2 Konitzer. 41. 3 José Luis Varela. Larra y Espaiia. 25. 4 Larra. "Don Timoteo 0 el literato." Obras 1. 259. 5 Larra, ''Varios caracteres." ~ l, 290-92. 6 Larra. "Los amigos." ~ l, 297. 7 Larra. "Los amigos," 300.

lOS

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dcsarrollar sobre todo hacia las dases bajas. es decir la masa. Para él. ésta

no es sino U.1a acumulaci6n de individu alidades imperfectas. Por eso

tampoco habla de sor:iedarl propiarnente dicha. sinn de "un campo de batalla

donde se LiifJCan los elementos opuestos que han de constituir una

sOf'Îedad." 1 Es decir, la sociedad no es una asociaci6n mas 0 menos

voluntaria de individuos por tener intereses y preocupaciones comunes: no

signiflca en fin. "un cambio mutuo de servicios reciprocos ( ... ), .. si no "un

fondo comùn donde acuden todos a sacar, y donde nadie deja. sinn cuando

sôlo pucde tomar en virtud de permuta. La sociedad es. pues. un cambio

mlltuo de perjuicios reciprocos." 2 De esta forma. el elemento dominante de

la socicdad es el egoismo: la humanidad no puede ganar sobre 10 que

Hamarâ la "ley implacable de la naturaleza: devorar 0 ser devorado."3 A

pesar de S11 inteligencia. a pesar de su razôn y capacidad para aplicarla.

hasta Larra debe reconocer que no pl1ede esquivarse esa ley. Por medio de

su criado. se acusa a si mismo de hipocrcsia: "Te llarnas liberal y

despreocupado. y el dia que te apoderes dei lâtigo azotarâs como te han

azotado."4

Se han presentado algl1nas caracterîsticas de Larra que se revelan

mâs bien por medio de los articulos que por su comportarniento entre

gentes. Hay que ver ahora otras cualidades mâs obvias para la sociedad que

Larra frecnentaba.

Aunque no dispone de recursos financieros elevados - por 10 nlenos

hasta 1836. cuando logra conduir un contrato con El Espaiiol que le paga

20.000 reales anuales por dos articulos mensl1ales, 10 que puede garantizar

una prosperidad relativa - tiene una aficiôn fatal por la vida de la alta

sociedad. El estilo de vida de categoria. la ropa elegante. en pocas palabras.

t Larra. "Antony." ~ Il. 247. 2 Larra. "La sociedad," Obras J. 442. 3 Larra. "Homs de invierno." ~ II. 290. 4 Larra. "La NO<'hebuena de 1836." ~ Il. 316.

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todo 10 que Umbral ha defmido como 'dandisnlo,' pan'ce preo<'llparlt' a Larra

tanto como el bien dei pais. Su hogar. no obstante. t'ra bastantt> I11odesto 1 y

no alcanzaba el dinero. 2

A los veinte aiios, Larra contrae matrimollio <,on Joset~l Wetort't, nna

joven de diecisiete allOS, a pesar de la oposiciôn paternal. Aunl}l1e t'l

matrimonio temprano se pLlede explicar, como 10 hace LOl1rdt's Ortiz

Sanchez, por la "exclusion" de la sociedad sufrida por Larra ell los atlos

formativos, por el consiguiente "af!jn por reafirnlarse," por el intento de

"consolidar su independencia tanto economica como persona}" J y. t'Il tlll. por

su voluntad de pertenecer a la sociedad, podria igualmente St~r resl11téldo de

su incapacidad para controlar las pasiones. a pesar dl' ulla razon

desarrollada, estando de humor para hacerlo por ser tascinado por t'l anlor.

De esta forma. se trataria simplemeIite de una decision implllsiva. Sea cornn

sea, Larra se demuestra incapaz de crear un hogar duradero. no pucde

comprometerse a una union matrimonial como 10 requeria la norma social.

Su profundo deseo de libertad le impide "ser un buen esposo que durante

toda una vida lleve dei brazo al Prado a su Pepita Wetoret. Mucho antt'S que

con Dolores Armijo, traiciona a su mujer con la Libertad."4 De esta forma, el

matrimonio esta condenado al fracaso ya antes de que haya comenzado .

Larra. cuyo verdadero hogar es la calle,5 no puede contencr "una libido en

perpetua insatisfacciôn." 6 "Sus repetidos lances aITIorosos, de que por iodas

partes se hablaba en Madrid, "7 - también se habla de un lio amoroso con la

cantante Grisi8 - resultan ineludibles y deben contribuir mucho a la

pérdida de prestigio de hombre integro y respetable. El propio Larra parecc

1 Konitzer, 48. 2 Konitzer, 38. 3 Ortiz Sânchez, "Larra, el hombre," 158. 4 Urnbral, 66. 5 Umbral. 235. 6 Umbral, 148. 7 Juan Cano Ballesta. "La gran fuga al extranJero," MarianQ José de Larra Articylas

sociales. politicos y de critlca literarisa. ed. Juan Cano Balll:!sla, 23. 8 Varela. Larra y Espaila. 298.

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participar activarnente en el desmontajt de su reputacion al fanfarronear de

sus amon$. Asi, Dolores Armijo. mujer casada con quien Larra mantiene

reJacioncs. con interrupciones. de5de 1832 hasta su suicidio. le reprocha.

con motivo, sobre todo su indiscreciôn: "Este hombre que apenas recibia un

favor mio iba al café y a las tertulias a contarlo."] Lo importante es que se

produce la separaciôn de su mujer en 1834 después de un escândalo

relativo al 'aflaire' de Larra con Dolores ArmijO.2

Debido a estas circunstancias. se permite dudar de que la sociedad

reciba favorablemente los articulos en cuanto éstos acusan los vicios de

partes de la poblaciôn y hasta los vicios nad)nales. La sociedad no

entendera a Larra cuando él dice en "Antony" acerca dei adulterio:

Ha probado que cuando un hombre y una mujer se ponen en lucha con las leyes recibidas en la sociedad. perece el mas débil, es dccir. el hombre y la mujer. no la sociedad. Pero la sociedad no se pane en ridiculo: la sociedad existe. porque no puede dejar de existir: no siendo sus leyes caprichos. sino necesidades motivadas. hasta sus preocupaciones son justas, y examinadas filosôficamente tienen una plausible explicacion: son consecuencia de su organizacioll y de su modo de ser.3

y la sociedad no la entenderâ no porque Larra no tuviera razôn - la que

dice no carece de lôgica y certeza - sino porque es él quien 10 dice y sus

acciones resultan contradictorias con 10 que predica .

Larra tiene tres hijos de Pepita Wetoret. Mariano. Adela y Baldomera.

Se niega a reconocer la patemidad de la ultima hija durante largo tiempo.

aunque pare ce cierto que él es el padre. y hasta reprocha a su mujer "no

haber sida yo ciertamente quien te ha puesto en esta situacion." 4

insinuando de esta manera la posible infideHdad de ella. Aunque fuera

justificado este reproche por parte de Larra, deberia sorprender porque

lcomo se podria ser infiel a un adultero? Ademas, Larra no parece

] Carmen de Burgos. cil. en José Luis Varela. Larra y Espaiia (Madrid: Espasa-Calpe, 1983) 300.

2 Jost' Luis Varela, Larra y Espaiia (Madrid: Espasa-Calpe, 1983) 35. 3 Larra. "Antonv," Ohras Il, 252. 4 Van'Ia, Larra y Espaila. 299-300.

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c

prf'ocuparse tanto ni de sus hijos ni de su m1.1jer. Hasta st' olvida ch'l

nombre de Adela y tiene que preguntarle al aya cuando tropkza con élmbas

en el café deI Principe. )

En sus cartas, Larra habla de manera casi cruel dt' Sll esposa y dt' los

hijos. Escribe a sus padres desde Londres el 27 de nlayo dt:. 1835: "Por mi

nada me importa; solo siento tener hijos y que llstedes no sean .-kos y mets

independientes: en esto soy muy buen cristiano, "2 COIllO si no rut'ra su

culpa el que no cuidara de sus hijos personalmente. en vez de dt'jarlos ('on

sus padres. y coma si no pudiera darles dinero a sus padres. ('n V('/, d<.'

gastarlo en su vida extravagante. En la misma carta se rencre a su 11111jer de

manera macabra s610 como 'la difunta': "lSaben usa'des algo de mi diftlllta?

No me interesa mucho; pero quisiera saber si ha incomodado a ustedes,":l 10

que permite adivinar el desprecio que sien te por ella. Cuando escribe a

Delgado desde Paris el 20 de agosto deI 1835, su mujer ya no es sinn "la

madre de dos hijos,"4 aunque tiene tres (mas tarde Haman) a Baldom('ra

s610 'tu niiia'), y por la mayor parte de la carta se preocupa mas de si hablan

mal de él.

Las demas cartas disponibles siguen de semejante manera y cxislen

algunas deI ano 1836, escritas a Pepita Wetoret. en las cu ales predomina un

tono mas amable. si bien el contenido trata casi exclusivamente de aS1Inlos

financieros, es decir, Larra le envia a su ex-mujer cierta cantidad de dhwro

siempre prometiendo mas en otra ocasion: "Pasado mariana haré por

enviarte una cantidad mas decente." 5 Pare ce que Larra estâ a menlldo

atrasado con los pagos a su familia y que éstos se ~fectùan de mancra

esporadica. Ademas. es impOItante notar que Larra no se siente en absoluto

1 Konitzer. 38. 2 "De Larra a sus padres," 27 de mayo de 1835, Obras de Mariano José de Larra (fi~arol

ed. Carlos Seco Serrano. IV (Madrid: BAR, 1960), 273. 3 "De Larra a sus padres," Obras, IV, 273. 4 "De Larra a su editor. Delgado," 20 de agosto de 1835. D12ras, IV, 277 5 "De Larra a Pepita Wetoret," Qb.m§, IV, 284

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obligado a proveer una subsistencia, sinn que 10 hace por orgullo. Se digna

regaJarle dinero a su mujer. para que ella no haga cosas indecorosas, 10 que

probablemente significa para que no haga la calle. Se puede saber por la

anlecitada carta a Delgado:

Necesito que usted se informe maiiosamente de su conducta, no porque me importe, pues estâ en completa libertad. y no me reconozco su marido, sino porque nada habria mas horrible que el que la que fue mi mujer sucumbiese por rniseria a cosas poco decorosas. Averigüe usted esto: Si nect'sita, inmediatamente se le enviara dinero: 10 pondré en poder de usted. y usted luego cuidara, por cualquier medio, de que 10 reciba. pero advirtiendo que no sera como mesada ni corno alimento. sino como regalo. ('omo socorro. que a nada me obligue: no quiero hacer nada a ta fuerza ni por el deber: yo basto solo para ser caballero. 1

Olra vez. la preocupacion por ella rezuma hipocresia y Larra parece

inquielarse mas por su renombre y 10 dice expressis verbis: no le importa su

(de Pepita) conducta. Asî. Larra evidencia una despreocupacion parecida a la

que critica en su 'sobrino' Augusto en el articulo "El casarse pronto y mal."

que resu1ta ser una verdadera mina de ejemplos.

El hogar de Augusto. donde no hay harina y todo P,S mohîna, debe

fracasar porque Augusto no ha aprendido nada ni quiere trabajar para

sllstentar a su familia. "IOh, si hubiera quedado aqui el mal! Pero un resto

de honor mal entendido que bulle en el pecho de mi sobrino. y que le impide

prestarse para sustentar a su familia a ocupaciones gro~eras. no le impide

precipitarse en el juego y en todos los vicios y bajezas. en todos los peligros

que son su consecuencia."2 No se puede negar cierto paralelismo. si bien

con diferencias graduales. entre Larra y Augusto. Hasta la caracterizaciôn

de ambos se asemeja: Augusto es un hombre "sin talento alguno. celoso y

soberbio. déspota y no marido ... :" 3 Larra es un hombre. aunque con talento

de sobra. "menudo. mordaz. indiscreto. iracundo. caviloso. ingenioso. Of 4 en

l "De Larra a su edltor. Delgado,'· 20 de agosto de 1835. Obras, IV. 277. 2 Larra. "El casarse pronto y mal." ~ 1. 111. 3 Larra. "El casarse pronto y mal." ~ 1. 111. 4 Vare1a. Larra y Espafla. 300.

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fin. no marido: todos son adjetivos seme jantes élunql1e algl1llos de los

larrianos llevan lntrinsecamente mas inteligel1Cia. Pero ~.ql1lèn es cl Illt'jor

hombre? GEl que por su talento y educaciôn, mejor dicho la bIta dt.' t'stos,

no puede sinD actuar de tal ma11era, cuyo fallo por consiguiellte st' pcrdOIla

mas facilmente? GO es acaso despllés de todo el dt' quiell se hllbit.'ra podido

esperar mas, precisamente por su ta lento y educacion, cl que sc aprovccha

de sus dotes para salir deI apuro? El adll1tcrio juega un papel iInportante t'Il

el drama de Augusto y le empuja al pobre al trâgic(l desenlacc: 1111 asesinato

y dos suicidas, no sin dejar antes U11a nota de consejos para la postt'ridad:

Madre mia: Dentro de media hora no existiré: cuidad dl' mis hijos, y si quereis [sic] hacerlos verdaderanwllte despreocupados, empezad por instrllirlos ... Que aprendan en el ejemplo de su padre a respetar 10 que es peligroso despreciar sill tener antes lnâs sabiduria. Si no les podeis (sic] dar otra cosa mejor, no les quitéis una religion consoladora. Que aprendan a domar sus pasiones y a respetar a aquellos a ql1ienes 10 debt'n todo. Perdonadme mis faItas: harto castigaoo estoy con mi deshonra y mi crimen: harto cara pago mi falsa preoclIpaciôn. Perdonadme las lâgrimas que os hago derramar. Adiôs para siempre. 1

Aunque Larra no 10 haya sospechado en el momento de escribir estas lint'as,

se pref~~ura toda la tragedia que marcarâ la trayectoria larriana, si bkn cl

talento y la educaciôn de Larra le impiden de jar mas victimas que (~I mismo.

Falta relatar un episodio que tiene que ver con la mala admirusl r<lClc'>11

de fondos por parte de Larra. Basândose en la investigclciôn de Gregorio

Cervantes Martin y las cartas de Larra, Agnes Aregger concluye con

Cervantes Martin que Larra, cuyo viaje a Londres, BéIgica y Paris flle

parcialmente motivado por un negocio, en el cual los padres d(~ Larra debian

recibir cierta cantidad elevada de dinero, fingi6 de manera hastanle

dramâtica una misteriosa enfermedad con varias recaidas que atrasô su

vuelta a Madrid y la entrega consiguiente de los fondos. Mientras tanlo,

Larra parece haber invertido estos fondos, juntQ con dineros maJversados de

1 Larra. "El casarse pronto y mal." Q.Q.ms 1. 112.

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procedenCla estataI, obtenidos por el Ouque de Frias, amigo de Larra y

ernbajéH)or e~paiiol en Paris. en un proyecto de peri6dico que fracas6. Asi

Hngiù la enfermedad y una recuperaciôn incluso con sanguijuelas. la cual

f('SlIltô tan costosa que milagrosamente no sobraba nada deI dinero paterno.

para justifi(:ar la suma perdida en el proyecto 1 Para tratar de ser correcto.

hrly que admitir que Larra promete en carta deI 8 de enero de 1836 devolver

"('] adclanto que en el extranjero he tomado sobre fondos de ustedes y el

ga~to q\1e ncccsarianlCnte les ocasionan mis niiios {.. ,>,"2 pero en la misffia

carta exponc el lamentable estado de sus propios fCtldos disponibles, COffiO

conseClJenClél deI viaje, y les pide prôrroga hasta el fin deI mes. Por 10 visto,

no hay mas cartas que prueben la indemnizaci6n, pero aunque 10 haya

hccho, 10 que no ("s necesariamente de suponer, quedan evidentes la

despreocupaciôn y la falta de responsabilidad por parte de Larra, las cuales

deben haber extraiiado a la sociedad de la que se recluta su pûblico.

Es preciso notar que no se quiere ni se puede juzgar a Larra. Sin

embargo, hay que subrayar el hecho de que Larra ha dejado un largo

compendio de los vicios de la humanidad en general y de la sociedad

espaüola en particular. para que éstas se reconozcan y en consecuencia

mejoren. Larra quiere y hasta insiste en que se le haga caso: debe

igualmcntc conformarse con que la socierad y hasta la humanidad le

pongan el espejo delante y posiblemente se nieguen a observar sus consejos

por precisamente los antes mencionados motivos. Larra. que se parece al

padre que regaiia al hijo, puede esperar que el hijo reaccione con

obstinaci6n, sobre todo cuando el padre no logra ocultar que él mismo no

presta atenciôn a sus propias palabras. Después de todo. Larra quiere

convencer a la gente de una ideologîa. desea que la gente se mejore y actue

signiendo la direccion por él definida, Para decirlo de otra manera, Larra

1 ~n('s Are~t'r, Heine und Larra, 282. 2 "De Larr,l a sus pmires," 8 de enero de 1836, .Q.Qrn.s, IV, 281.

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quiere vender algo. Sin embargo. ei acto de convencer. de vender. dt'lH'

resultar forzosamente dificil cuando la sociedad 0 el pùblico. t'nt onces la

clientela. aparentemente no pllede tener confiallza en el \'t'Ildt'dor. sobre

todo cuando el producto deI que se trata no es algo banal sinn n,lda 1lH'1l0S

que la verdad. De esta forma. se puede conduir con Abell<'tn qlH' "Larra pOI"

su modo de vivir estâ en continuo choque con la socÎedad. ".

1 José Luis AbeUân. enlrevisla personal. 4 de novlembre de 1993.

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Contenido

Quedan por mirar los articulos. para ver no sôlo 10 que dice Larra.

sino también por qué sus palabras no tienen el efecto esperado. 10 que

admitc el mismo Larra. como se ha visto mas arriba. Lomba y Pedraja

s(~nala en gcneral tres periodos bastante bien definidos: los dias de El

PQbrecito Hablador. que abarcan la época de Fernando VII hasta la muerte

de éste en septiembre de 1833: los anos de gobierno "liberal." desde la

muerte dei rey hasta la caida de Mendizabal (15 de mayo de 1836). y

linalmentp. el periodo de desilusiôn y abandono que termina con el suicidio. 1

Ocspués de la fracasada candidatura para diputado. Larra se retira y se

dedica casi exclusivamente a la critica literaria.

Durante cl primer periodo. Larra se opone sobre todo al despotismo y

a la censura. lamenta la falta de educaciôn y preparaciôn deI pais y juzga el

"espanolismo" excesivo deI puebla espaiiol como un obstaculo al patriotismo

sano y progreso verdadero. Sus articulos "Carta segunda escrita a Andrés,"

"El Siglo en blanco," "Lo que no se puede decir, no se debe decir" y "El

casarse pronto y mal." entre otros, son las mejores expresiones de estas

ideas. Piénsese en la mordaz pintura de las Batuecas en las cartas a Andrés

Niporesas. En primer lugar. el autor po ne de manifiesto en ellas la general

ignorancia y la comun aversion deI pûolico (pueblo espailol) a la lectura.

"i,No se lee en este pais porque no se escribe. 0 no se escribe porque no se

lec?" prcgunta Larra y manifiesta también que: "Aqui nad a se habla. nada

St' dice. nad a se oye." Después de hacerse la pregunta retorica "i,Y no se

habla. me diras. porque no hay quién oiga, 0 no se oye porque no hay quién

hable?" Larra se retira sin ofrecer una contestacion. 10 que hace muy a

menudo: "Cuestiôn es ésta que dejaremos para otro dia." Otro ejemplo de

t'ste tenômeno se encuentra en "Vuelva usted maiiana" donde sirve el lector

José R Lomba y Pedraja. Mariano José de Larra (Fj~aro) Cuatro estudios Que le abordan ole bordeau (Madrid: Olôgaza. 1936) 185-186.

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c

de excusa para no contestar: "De je mas esta cllestiôn para maI'iana. porque

ya estarâs cansado de leer hoy." Larra no acepta la responsabilidad de

definir mâs claraIllente la problemâtica. Aunque reconoee que la incultllra

general es el obstâculo mâs grande al libre Cllrso de la~~ idl"as y q\1t' la

instrucciôn y la educacion son la base de la ùl1ica soluciôn dl~ que se puede

esperar la salud y el porvenir deI pais, no dice cômo mejoraria la situa{'Îôn.

Como se ha dicho ya. la critica le reprocha a Larra el no telwr pt'rSpertivéls.

Habla a menudo deI bien deI pais y recomienda el remedio en fornla dt,

educaci6n e instrucciôn. términos bastante genelales, pero ni ulla vez

proporciona una interpretaci6n de exactamente 10 que es este bien deI pais

desde su punta de vista ni de coma se ha de conseguir la cducaciôn dei

pueblo. Después de todo. toda persona dentro deI aparato politIcn se sirve

de la misma frase y pretende obrar para el bien deI pais, Que las rosas

andan mal. quizâ. 10 hubiera podido ver cualquier hombre, Pero la clIestiôn

de coma remediarlas hubiera sido una tarea digna de un intelectual como

Larra. Es decir. Larra hubiera debido ofrecer algûn plan concreto para qut'

se redujera la incultura de los espafioles. en vez de funcionar simpl('mente

como cronista analitico.

En cuanto a su continua preocupaciôn con la censura. hay (IIJe

preguntarse i,qué iba a importarle la censura a un puebla que. como dice

Larra, ni sabe leer ni escribir y que se destaca sôlo por su desintcrés ('n

tales asuntos? Asî. los esfuerzos periodîsticos de Larra ya dcbcn ser fùtiles

de antemano.

Después de la muerte de Fernando VII, Larra invierte su encrgia en cl

combate por la libertad y la lucha contra los carlistas. En "Nadie pase sin

hablar al portero 0 los viajeros en Vitoria," "El hombre menguado 0 el

carlista en la proclamaci6n" y "La planta nueva 0 el faccioso." Larra lanza

proyectiles contra la banda deI pretendiente, con la cual no era posible ni

tregua ni conciliaciôn. Especialmente el ultimo articulo muestra en su forma

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y su estilo el genio de Larra, siendo el articulo una parodia "de los ensayos

de historia naturaI introducidos en las revistas espaiiolas par los reformistas

utilitarios deI siglo XVIII."1 Pero 10 que dice Larra de los carlistas. es geni~l

s610 en la forma. es decir, la manipulacion de la metâfora. Compara a los

carlistas con una planta que solo se parece a una persona pero que no tiene

ccrebro:

(. .. ) En cuanto a su figura y organizacion, el faccioso es en el reino vegetal la linea divisoria con el animai, y asi coma la mona es en éste el ser que mas se parece al hombre, asi el faccioso en aquél es la produccion que mâs se parece a la persona: en una palabra, es al hombre y a la planta 10 que el murciélago al ave y al bruto: no siendo, pues. muyexperto, cuaJquiera 10 confunde: pond ré un ejemplo: cuando el viento pasa por entre las canas silba: pues cuando pasa por entre facciosos habla: he aqui el origen deI organo de la voz entre aquella especie. (. .. ) distingue se esencialmente de los demas seres en estar dotado de sinrazôn. 2

Lo que hace entonces es desacreditar y desprestigiar a una parte bas tante

grande de la pcblaciôn, 10 que el pueblo espariol no necesita para nada en

estos tiempos dificiles de division. No cabe duda que una critica tan

malévola. aunque disfrazada de articulo inocente, no puede mejorar el

destino de un pais en crisis. También parece olvidar Larra que no es él el

ùnico que tiene arrendado el patriotismo. En realidad fue incomparable­

mente mas numeroso el partido de la tradiciôn que el de la::; reformas. camo

seiiala Lomba y Pedraja. y en las filas deI primero "militaban personas

integérrtmas y sincerarnente piadosas, asi en los mâs altos puestos como en

los mas humildes, a quienes fuera injusticia negar el patriotismo acendrado,

las altas miras y la leaItad mas heroica."3 El problema es que todos

pensaban actuar por el bien deI pais y por eso creemos que Larra pierde su

credibilidad al desprestigiar tanto a los carlistas de manera mas emocio 'lai

que informativa, como mas tarde hasta a los suyos, en vez de analiza' los

1 Susan KirkpalIick. Larra: Ellaberinto inextricable de un românticQ liberal. trad. Marta E~uîa (Madrid: Gredos. 1977) 238.

2 Mariano José de Larra, "La planta nuevn el faccioso," Obras de Mariano José dt' Larra Ifil::arol. ed. Carlos Seco Serrano. 1 (Madrid: BAE, 1960) 304-305.

3 Lomba y Pedraja. 108.

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prop6sitos de los criticados y llegar a conclusiones pnlcticas sobre S11

aplicabilidad. Hubiera podido buscar también el diâlogo constntetivo con los

adversarios, 10 que parece ser el deber de un tal intelecto. especialmentt.'

cuando Larra fonna parte de una minoria.

Con el articulo "Nadie past" sin hablar al portero 0 los viaJeros en

Vitoria" empieza una serie de articulos anticlericales reprochando al clero el

tomar el partido deI pretendiente Carlos V, apoyando a éstl." hasta I."n el

campo de batalla. Larra pinta a los "corpulentos religiosos" como ladront's

de tratos groseros que roban a lo.'i viajeros inocentes. l Este anticlericalisnlo

• sigue en los comentarios acerca de la abolici6n de la Compaiiia de Jesùs y la

supresion de pequeiios conventos por parte deI conde de Toreno. medidas

seguidas por la erupciôn de la violencia popular en la forma deI incendio de

conventos y el saqueo yasesinato de religiosos. Aprueba Larra las medidas

diciendo que el "decreto de la expulsion de jesuitas ha sido el primer paso

dado en el gran camino que no debemos tardar en recorrer. "2 Y hasta adopta

la vision popular, al defender y sancionarla en los siguientes términos:

Cuando yo veo a los principales pueblos de una naciôn alzarse tumultuosamente, ( ... ) no comprendo que pueda suceder nada que no sea natural. y para mi natural y justo son sinônimos. C .. ) l,No veia (el pueblo] en los conventos otros tanlos focos de esa guerra. en cada fraile un enemigo. en cada carlista preso un reG de Estado tolerado? l,No procedia deI poder de esos mismos enemigos. dominantes siglos enteros en Espaiia. la larga acumulaciôn de un anUguo rencor jamâs desahogado? l,Qué mucho. PUf.'S, que la sociedad. acometida e!l masa. en masa se defienda? i.Qué mucha que no pudiendo ahogar de una vez al enemigo entre sus brazos, se arroje sobre la fraccion mas débil de él que tiene mas cerca y a disposicion? ( ... ) Asesinatos por ase~inatos. ya que los ha de haber, estoy por los dei pueblo.3

Esta postura parece problematica para un liberal. sobre todo porque al

mismo tiempo Larra defiende el derecho a la vida. por ejemplo en los

articulos "Un reG de muerte" y "Los barateros 0 el desafio y la pena de

l Larra. "Nadie pase sin hablar al portero 0 los vlaJeros en Vitoria," Obras, l, 293-296. 2 Larra. "Conventos espaiioles." Obms, Il • 117. 3 Larra, "Dios nos asista,"~, n. 193-194.

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muerte." A'iÎste a una ejecucion con "melancolia. indignaciôn y desprecio." y

aunque no quiere "entrar en la cuestion tan debatida deI derecho que puede

tcner la sociedad de mutilarse a si propia: siempre resultaria ser el derecho

de la fuerza." no puede sino pensar en "la sangre inocente que ha manchado

la pJazuela: en la que la mancharâ todavia. "1 En el segundo de los articulos

mencionados. Larra cuestiona el derecho deI "monstruo" sociedad sobre la

vida al acusar la injusticia de la ley vigente que condena a muerte a los que

matcm en un duelo. pero s610 cuando el que mata pertenece a la gente

comùn. Dcja que pregunte un reG de muerte "6hasta qué punto. sociedad.

t ienes derccho sobre mi? Ignoro si mi vida es mia: han dicho hombres

cntendidos que mi vida no es mia. y por la religiôn no puedo disponer de

ella: pero si no es mia siquiera, lcômo serâ tuya?"2

En artîculos coma "Los tres no son mâs que dos, 0 el que no es nada

yale por tres." "Carta de Figaro a un Bachiller" y "Cuasj." Larra continua su

lucha apasionada por la libertad y sobre todo se opone a la politica

moderada deI primer m~nistro Martinez de la Rosa (4 de enero de 1834 - 7

de junio de 1835) y también a la orientacion politica moderada que éste

imprime a su gobiemo. Martinez de la Rosa se destaca por la concepcion deI

Estatuto Real. especie de constitucion, inspirada por la carta francesa de

1814. Aunque ha saludado al nuevo primer ministro con entusiasmo inicial

en "La conjuracion de Venecia," elogiando no solo el drama de éste - Larra

di ce que no se ha visto nada mejor en Madrid, 10 que a veces sorprende a los

criticos: "Nos resulta dificil admitir que hombre tan sensible ante muchos

aspectos de la mediocre vida en tomo. se entusiasmase a veces ante obras

de teatro de segunda fila. No era lôgico consigo mismo, "3 - sino tarnbién

Ilamando el Estatuto Real "la primera pied ra que ha de servir al edificio de la

1 Larra. "Un rco de muerte." .Qb.ra§. Il. 67. ~ Larra. "Los barateros." Obras. Il. 206 . .., Nicolas GOIlzâlez Ruiz. Periodlsmo y Iiteratura periodisUca en el sii10 XIX en Historia

I!eneral de las Hteraturas hispânicas V. 1958. 165.

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regeneracion de Espaiia. "1 rectificara mas tarde su opinion para conduir

que "los oradores ministeriales se empeiian. no en sostener que el Estatuto

es. como ha dicho la Reina. un cimiento. sino que en el Estat\1to eshl tocto.

Sin duda los tales oradores 10 le en en italiano (sta tuttO}."2

Seglin el Estatuto Real. las Cortes se dividîan en dos râmaras: t'l

Estamento de proceres compuesto por los grandes de Espaila. los qut' t'ran 0

"prôceres" natos 0 nombrados por la Corona: y el Estamento dt'

procuradores elegidos por voto indirecto por medio de dos l'le<'tofes

procedentes de los ayuntamientos. Sin embargo. int~rvenÎan en la elerciôn

solo 490 ayuntamientos de 18.447.3 El primer ministro expone los

siguientes motivos al explicar el caracter tradicional deI Estatuto: "Afianzar

juntamente la prerrogativa deI trono y las fuerzas de la nacion; rontrapesar

con acierto los varios poderes deI Estado. para mantener entre ellos el

debido equilibrio." 4 Larra condena severamente el Estatuto Real que deja.

segun él. la mayorîa de los poderes en manos de la monarquîa. y la ntll'va

censura bajo un gobierno que se atreve a llamarse liberal. El jl1iclo de Larra

parece exagerado porque el Estatuto. a pesar de sus fallos. significa 11n

primer paso en la buena direcci6n al romper con el antiguo règimen. "El

estatuto. juzgado mezquino y raquîtico por todos los liberales HVHnzHdos .

habia sido. no obstante. bien recibido. si no con entusiasmo, porque

suponîa un paso adelante, una brecha abierta en el absolutismo. tlna

transiciôn hacia un régimen verdaderamente constitucional," seiiala Cruz

Seoane y llega a la conclusiôn de que "con todo. con su promulgacion

concluye en Espaiia de modo definitivo el sistema dei absolutismo

monarquico. "5 Ademas, el gobierno de Martinez de la Rosa logro suprimir

1 Larra, "La conjuraciôn de Venecia," .Q.Qrru2, l, 386. 2 Larra, "La gran verdad descublerta,"~, J, 436. 3 Manuel Tui'iôn de Lara, La Espafia dei siŒlo XIX, 1 (Barcelona: Laia, 1980) 105. 4 cil. en Manuel Tui'iôn de Lara, La Espafia dei siŒlo XIX. l, 105. 5 Maria Cruz Seoane, Historia dei periodisrno en EspaDa. Il (Madrid: Allanza, 1983) 140.

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dcfinit~vamente la Inquisicion. 1 Larra se olvida deI propio consejo que ha

dado en "El casarse pronto y mal" al advertir a los epaiioles que sean

pacientes, que suban la escalera a tramos. Se debe preguntar si no es acaso

10 que hace Martinez de la Rosa al dar con el Estatuto el primer paso. Larra,

espiritu impaciente, quiere subiI la escalera tomando tres escalones a la vez.

Pinta a Martinez de la Rosa como hombre politico incoloro que, coma

moderado. no hace sino mediar entre dos extremos. los reaccionarios y los

lihcralcs progresistas. En consecuencia se pierde. como piensa Larra, la

causa original de los liberales. la libertad. Asi critica Larra la postura

politica ambivalente deI primer ministro: "Era el color de éste un

alornasolado claro, que visto de distintos puntos lejanos parecia siempre un

color difercnte, pero en llegando a él no se le podia llamar coloT." 2 Martinez

de la Rosa promete reformas y libertad. pero al mismo tieInpo no hace nada,

porque trata de casar las mayores contradicciones y en su vaga retorica

politica habla en las Cortes de una "prudente libertad." ·'razonable libertad,

grado de libertad,"3 10 que para Larra es todo menos la libertad. Pero otra

vez hay que preguntarse con qué derecho Larra cuestiona la polîtica de

Martinez de la Rosa, sin ofrecer alternativas concretas ni conceder al primer

ministro el mismo patriotismo (que tiene Larra por supuesto) al tratar de

gobernar el pais en una de las épocas mas dificiles. Seglin Abellân. Larra no

se da verdaderamente cuenta de la actualidad cOInpleja de su época.4 Larra

le acusa al primer ministro de oportunismo y de sacrificar el verdadero

liberalismo ante fuerzas politicas y economicas (los deInâs partidos y los

lerratenientes) y se olvida de que él hace precisa' h~nte 10 mismo cuando se

ve torzado por estrecheces econ6micas 0 por el de seo de ser diputado, coma

ya se ha seiialado.

1 Turl0n dt' Lara. La Esparia deI 5i210 XIX, l, 105. 2 Larra. "Los tres no son mâs que dos. y el que no es nad a vale por tres," Obras. 1. 348. 3 Pierre L. Ullman. Mariano de Larra and Spanish poUUcal rhetoric (Madison: U. of

Wiscollsin Press. 197 J) 114-1 15. 4 José Luis Abellân. enlrevlsta personal, 4 de noviembre de 1993.

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Aqui se necesita, quizâ. un pequeno paréntesis para mirar la

diferencia entre el crîtico politico y el hombre politico. Conlo ha dicho

Schiller, no haee falta ser mejor cocinero para poder decir que la sopa t"sttl

demasiado salada y. generalmente. el critieo s610 tiene qllt~ criticar. En

realidad. cuanto mas se le aborrece. cuanto menos popular ps. tanto 111t'jor

hace su trabajo. Con el polîtico es todo 10 contrario. Este tiene qlH" saUsf~l(,t'r

a la mâs gente posible, tiene que curnplir con los despos de todos. y. a veCt'S,

tratar de unir las mayores discrepancias. Bajo esta luz. las aCtlsariones dt'

Larra parecen injustas porque es mucho mas fâcil decir que todo es nlalo

que dirigir un paîs con prudencia. ReCU,loce Tuii6n de Lara que

Martinez de la Rosa. cuyo liberalismo habia adquirido matiz harto moderado, se encontraba ante la ditïcil mision de cambiar el sistema de gobernaciôn dei pais en medio de una situacion de guerra civil. Si su gobierno comenzô la transicion, pronto se encontr6 desbordado por la situaci6n y por la Ilecesidad de reformas.)

En Alemania tales politicos se conocen por la palabra Realpolitiker. la Cllal

denota un hl)mbre politico pragmâtico. quiere decir un polîtico que no sigue

ilusione~ e ideales fütiles, sino que hace 10 que se puede hacer en el

momento. Martinez de la Rosa parece haber sido un hombre asÎ. Tai vez

realizô 10 posible, mientras que Larra queria verlo toJo implantado al

• instante.

Durante el periodo deI gabinete moderado deI Conde de Toreno. Larra

pasa una ternporada en Francia, asi que no comenta la politica de éste.

Sigue el gobierno de Juan Alvarez Mendizabal, que asume el poder el 14 de

septiembre de 1835 y a quie'l se le saluda como al Mesias por su formaciôn

de banquera y su capacidad financiera. Sus promesas infunden la mayor

esperanza. Entre otras cosas promete: "Representaciôn nacional, Cortes

revisoras deI Estamento, Ministerio responsable ante las Cortes. dcrechos

individuales, reforma de las Ordenes religiosas. libertad de la prensa, pronto

) Tut'iôn de Lara, 1& ESDafia dei si210 XIX. 1 (Barcelona: Lata. 1980) 99.

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fin de la guerra sin apelar a extraiias intervenciones. creacion deI crédito

pùblico." J Larra también cree que éste trae el cambio tan esperado y elogia

al nuevo rninistro con palabras entusiasticas. escribiendo desde Paris a sus

padres: "visto que ha llegado el momento de que mi partido triunfe

completamente (. .. )."2 En "Figaro. de vuelta." aunque todavia lamenta el

lento paso de las reformas - u(. .. ) pero si en mes y medio sôlo se ha votado

unD de los proyectos. i.cuantos mâs se habrân votado en olarzo? Es verdad

que se habla mucho."3 - Larra esta ""Ioco deI gozo y deI contento"4 y ve el

futuro con optimismo: "Por 10 que hace al Gobiemo. te sabré decir que hasta

ahora caminamos de milagro en milagro. ( ... ) [Es el mejor ministro que

hemos tenido;) dicen sus [pocos] enemigos C .. ) de todas suertes. no se le

puede negar a este ministerio que promete. jAsi cumplaf Eso es 10 que

veremos." 5 Lo que debe sorprender es una cieTta ingenuidad de Larra, como

seilala David Thatcher Gies. con la cual alaba al nuevo Gobierno sin reserva

y sin que éste haya merecido la alabanza. 6 Debe sorprender aun mas,

porque es casi la repèticion de su postura al asumir el poder Martinez de la

Rosa y por ende se puede dudar de la clarividencia de Larra. Parece increible

que Larra no se dé cuenta de que Mendizâbal promete mâs de 10 que puede

cumplir. aunque el articulo "El hombre-globo" - si bien se ha escrito para

burlarse de la falta de orientacion politica de Martinez de la Rosa - podria

servir igualmente de caracterizacion deI ministro Mendizâbal:

2

3 4 5 6

Vean ustedes. sin embargo. al hombre-globo con todos sus caracteres. jQué ruido antes! «jLa ascensiôn! Va a subir. ,Abora. ahora si va a subir!» Gran fama. gran prestigio. Se les arma el globo: se les confia: ved como se hinchan. lQuién dudarâ de su suficiencia? Pero coma casi todos nuestros globos. mientras estân abajo entre nosotros as ombra su grandeza. y su

Lomba y Pedn-ya. 144-146. "De Ldrra il sus padres," 24 de septlembre de 1835. Obras de Mariano José de Larra

(fÎ~aro) rd. Carlos Seco Serrano. IV, 278. Larra. "Fi~aro de vuelta." .Qb.ms, II, 128. Larra. "Fî~aro de vuelta," .Qb.ms, II. 126. Larra. "Fi~ilro de vuelta." Q1:.mls. II. 128. David Thatcher Gles. ""Larra and Mendtzabal: A wnter's response to government."

Clthara XII (1973): 81.

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aparato y SU fama: pero conforme se van elevando. St' les va viendo mas pequeiios: a la altura apenas de Palacio. que no t'S grande altura. ya se les ve tamaIÏos como avellanas. ya el hombre-globo no es nada: un poco de humo. una gran tda. pero vacîa. y por supuesto. en llegando arriba. no hay direcciôn. j,Es posible que nadie descubra el modo de dar direcciôn a t'ste globo?l

4

Cuando, después de medio afto de Mend.zâbal en el poder. lils reformas

todavia no agarran, Larra atribuye este hecho a la mala politica de los aüos

anteriores y le fija un largo plazo al ministro. en cuya capacidad signt'

creyendo:

Un hombre nuevo es llamado a deshacer la faccion y a rehacer la nacion: se necesitan recursos por una parte, y el hombre nuevo encuentra recursos. Pero para rehacer la naciôn es preciso empezar por deshacer 10 que encuentra mal hecho. iTriste suerte, que hayamos de pasar un ano en deshacer pl errOT de un dia! Nueva Penélope. la Espafta no ha ce sino t~jer y destejer.2

Sin embargo, el articulo "Buenas noches" ya se puede considerar como

transicional en cuanto a la opinion de Larra sobre Mendizâbal. Segùn Gtes.

Larra todavia vacila entre la esperanza y las primeras dudas de que

Mendizâbal pueda cumplir con las promesas. 3 EH efecto, Mendizâbal no

puede poner fin a la guerra y, entre otras cosas, lleva el pais a la bancarrota,

10 que se debe al fracaso de la venta de los bienes procedentes de la

desamortizacion eclesiastica, que son comprados por especuladores y

agiotistas. Cuando falla la politica de Mendizabal definitivamente. Larra le

critica severa y explîcitamente en "Dios nos asista" por no haber establccido

todavia la prometida libertad de prensa, aunque el gobierno pretende que

existe ("ij\. quién engaiiamos, pues, aqui? (,Quién diantres impide que la

establezcan?"), pOT no haber terminado la guerra carlista, sino hasta tolerar

demasiado a los carlistas, 10 que provo co la erupci6n popular de violencia.

por el pobre estado economico dei pais y por el fallo de los planes idealistas

1 Larra. "El hombre-globo." QbrM, Il. 59. 2 Larra, "Buenas noches," Qbr.as. Il. 143. 3 David Thatcher Gies. "Larra and Mendlzâba): A wrller's response to governmenl." CUbara

XII, 1973, 82.

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1...

.-----------------------------------------------

de MendizahaJ, que no se orienta segûn las necesidades deI pueblo. Pero Jo

que critica mas es la cuasi-dictadura deI Gobierno Mendizâbal. resultado deI

voto de confianza que gano éste, - segun Gies, Larra no se contaba entre

los hombres que se oponian al voto de confianza, los cuales preveian la

cuasi -dictadura de MendizabaJ, 1 10 que slignifica que otra vez le ha faJlado a

Larra cl juicio -, y de las nuevas elecciones:

Para que formes una idea. han sido elegidos los sujetos situientes: Por Barcelona, como llevo dicho. don Juan Alvarez Mendizâbal. Por Câdiz, don Juan Alvarez Mendizâbal. Por Gerona, don Juan Alvarez Mcndizâbal. Por Granada, don Juan Alvarez MendizâbaJ ( ... ) etc., etc., ( .. .) Si oyes decir que se abre el Estamento. di que es broma, que quien se abre es don Juan Alvarez Mendizâbal. No habràs olvidado que los ministros de Estado y de Hacienda. y el presidente deI Consejo, son don Juan Alvarez Mendizâbal, y que los otros ministros no son sino una manera de ser distinta solo en la apariencia deI don Juan Alvarez MendizâbaJ. Ahora figûrate el dia que el Estamento don Juan Alvarez Mendizabal pida cuentas al ministro don Juan Alvarez MendizâbaJ ... Aquî lIaman esto un Gobierno representativo: sin que sea murmura­cion. (ni yo de je de encontrar mucho que aJahar en él1, confieso que yo Hamo esto un oombre representativo.2

Pero no se detiene la critica solo en la persona de Mendizâbal, sino que llega

a ser una critica generaJ. Larra pide nada menos que "hombres nuevos para

cosas nuevas" y no le importa la experiencia de los mâs viejos. Rechaza la

Constituciôn deI 1812 porque, segûn él. "para el ano 1836 la unica

Constitucion posihle es la Constituciôn de 1836."3

Mantiene Gies que la critica acerba de Larra y hasta su hostilidad

hacia Mend!zâbal son resultado de la decepci6n persona! de Larra, porque

habia puesto tanta esperanza en el ministro. El fracaso de un héroe parece

mas amargo que el de un adversario. 4 La decepciôn se puede ver por

t'jemplo en el opÙsculo De 1803 a 1836 0 la Espaiïa desde Fernando VII

hasta Mendizâbal. donde dice de él:

1 Gies, "Larra and MeIldlzâbal: A wriler's response to govemment," 82. 2 Larra. "Dios nos asisla." ~,II, 196. 3 Larra. "Dlos nos asisla," ~. Il. 198. 4 Gies. "Larra and Mendlzâbal: A wriler's response to govemment." 85.

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Mendizâbal tendiô a reunir los aniulOs divididos, prinlt'ra atenciôn urgente en tan desheeho temporal. Todos sauelllos cômo 10 eonsigui6. Estableeiôse un paeto tacito entre el Gobierno y el pueblo, mereed al eual el primera siguiô rigiendo y el segundo depuso las armas. "i,Ql1eréis acabar ICI facciôn y constituiros? Yo aeabaré la facci6n en sds nwses y os constituiré.» Esto fue dicho en septiembn", y ya ht'mos pa~ado el 14 de marzo En el primer punto no esta el mal en no habt.~r cumplido 10 prometido. sino en haber pronletido 10 que no podia cumplirse. En el segundo. lcomprendi6 el ministerio Meildizùbal su posieiôn. su misiôn? lComprendi6 toda la responsabilidad que la dictadura que se le contlaba echaba sobre {'l? Cllest ion ('s ésta que muy pronto hemos de ver completamenft' solvelltada. porque pronto el ministerio Mendizabal pertene-eera s610 é~ la historia, coma el ministerio Toreno y el ministerio MClrtinez. 1

c

Larra tiene toda la razôn al decir que la politiea deI ministro no clllllpliô ('OH

los objetos anunciados previamente. pero lquién 10 dndaria si Larra no

dijera 10 obvio? Ademâs, Larra dice, y con razôn, que reunir los <lnimos

divididos es 10 mas urgente en estos tiempos caôticos. ;) .. 0 pit'nsa hac('r al

criticar y eriticar sin ofreeer soluciones, ni siquiera un cn'do definitivo?

lComprende Larra 10 que le acusa a Mendizabal de no eomprender, y sahe

que también él perteneeerâ a la historia sin haber eumplido nada? En el

numero dei 23 de mayo de El Espaiiol publiea Larra que" En cl Ministt'rio

Mendizabal he eriticado cuanto me ha parecido eritieablc y de clio no 111('

retraeto: 10 mismo pienso hacer con cuantos MinisteriC's vengan detrüs.

hasta que tengamos unD perfecto que termine la guerra civil y dé al pais las

instituciones que en mi sentir reclama: C .. )."2 Con esta actitud suhjetiva y

sin establecer ningûn diâlogo con los verdaderos responsahl<,s ni cl pueblo,

no sorprende que Larra se desilusione y no eontribuya a la soluCÏôn dei

probiema: Ademâs, la entiea larriana no pareee incorporar la conlplcjidad de

la situaci6n, que es tan responsable por los fraeasos de la politka de los

ministros como los pr"pios ministros. Tampoco hace justicia a la integridad

de éstos ni a las intenciones esencialmente seme jantes a las de Larra, cs

l Charles Didier. "De 1830 a 1836 0 la Espana desde Fernando VII hasta Mc'ndlJ':,ibal," trad. Larra, con adiclones originales. ~. Il. 344. (Se supone que la parte c.llada procede de Larra par un tono mâs Interpretativo.l

2 Larra, "Al director de «El Espailol-," ~. Il. 218.

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decir el hien dei pais. Junto con otros hombres polîticos. obraban ya desde

hacia muchos aiios por este bien del pais hasta en la emigraciôn. 1 De

Mendizahal en particular, Abellân proporciona el siguiente retrato:

Una de las figuras mas controvertidas è interesantes de todo nuestro siglo XIX es la de Juan Alvarez Mendizâbal (Câdiz, 1790 - Madrid. 1853), hijo de una humilde familia de traperos. pero al parecer de origen judio. 10 que - de ser cierto - no careceria de interés. Desde muy joven se destacô por su talento crematîstico y fi nanciero, trabajando en un Banco. primero. y mâs tarde corna funcionario de la administraciôn militar durante la guerra de Independencia. En los aiios anteriores al levantamiento de Riego en 1820 figuraba como miembro de una logia masônica en Câdiz. que llev,,--,-oa el nombre de Taller Sublime: parece que colabor6 en el citado levantamiento y, desde luego, participô activamente durante todo el trienio liberal en una politica progresista, hasta el punto de ser condenado a muerte al restablecerse el absolutismo. Tuvo. pues. que huir a Inglaterra. donde volvi6 a destacarse por sus dotes financieras. lIegando a constituir una fortuna que se evaluô en mâs de un millôn de libras. cantidad fabulosa para la época.2

De esta forma no debe sorprender que. a la vuelta de Mendizâbal a Espaiia

en 1835. se le haga ministro de Hacienda y hasta primer ministro. Si un

hombre de tales cualidades fracasa coma primer ministro de una Espaiia en

transici6n. se dcbe preguntar si no es culpa de una variedad de factores.

todos resultado de Jas circunstancias particulares. y si la critica personal de

Larra no reslllta insuficientemente diferenciada.

Aparte de criticar. con una agudeza insuperada como se ha de

admitir. .!,qué nos enseiia Larra en esencia? Su credo pare ce resumirse en

"Literatura," donde habla de una nueva sociedad en que haya "Libertad en

likratl1ra. como en las artes. como en la industria. como en el comercio.

como en la conciencia." La que pide parece sencillo y fâeiI. Lo que no hace.

y t'ste es su error fundamental. es definir esta libertad. darle los limites para

que pueda funcionar una sociedad. Larra pide la libertad pero no consigue

atribuirle un sentido. ni contestar la pregunta "libertad. i.para qué?" La

1 Manuell'lIIiôn de Lara. La Espana deI siglo XIX, 1. 93. 2 Josr Luis AbeIlân. LtberaltsIno y romanticisrno CIB08-19741. Historia critlca deI

pensamlento espai'loi. IV (Madrid: Espasa-Calpe. 1984) 369.

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libertad concebida por Larra carece de perspectivas y dir('cciôn. Es la

exaltacion romântica de la libertad que Larra comparit:' con su cokga JOSt·

de Espronceda - ambos ven la libertad como un bit'll snprt'lUo inviolable --,

cuya "Canciôn deI pirata" es la eÀ"}Jresiôn soberana de t'lIa:

que es mi barco mi tesoro. que es mi Dios la libertad. mi ley la fuerza y el viento, mi ûnica patria la mar. 1

Ademas, es una libertad inùtil porque casi nadH~ la deseaba. Y no st' la

deseaba porque es una libertad desordenada, 10 qU{> parc"c(, ser una

contradicciôn, pero con un pueblo sin tradiciôn de libt'rt ad y uo

acostumbrada a eUa, y ademâs con mie do a la anarq\1Îa. hay q\1e ordenHr

hasta la libertad. Al no hacerlo. se corre el riesgo dc ser rt'sponsahlt' dt'

resultados sangrientos. Semejante a un animal domesticado quc no pucci<'

sobrevivir al ser puesto en libertad. el hombre pan'cc ser incapaz de

garantizar su supervivencia en una libertad sin limites. AlInqlll' hayan

fracasado. los primeros ministros antes mencionados trataron dt' intrmh 1('lr

reformas gradualmente sin perjudicar demasiado la estabilidad. Y ('Il t'sio

hicieron bien aunque fuera la ùnica cosa que hubieran logrado. Si Larra

hubiera sido un partido polîtico, habria fracasado simplcmcnte por fait a de

plataforma y programa.

Al hablar de la libertad, hay que mencional una caracterist iea

inherente alliberalismo que forma parte dei problema de Larra, ('s dedr, qt)e

pueda explicar el porqué las nuevas ideas de Larr:-l tardall tanto ('Il

realizarse. Sefiala Croce que una caracteristica deI htJ<'ralismo, la que st'

i.iüerpreta a menudo como debilidad. es el liberalismo mlsmo, ('s (}ccir, la

raison d'être deI liberalismo. la que pide

tolerance of the opinions of others, readiness to Hsten to and learn from opponents and in every case to know thcm weil. and therefore to act in such a way that they need not hide their

1 José de Espronceda, "Canci6n dei pirata," en Espaiia en f;,U literatura, cd Nicholr,on B. Adams y John E. Keller 2a ed. (New York: Norton. 1972) 241.

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ideas and their intentions. Thus with the establishment of liberal order ail ideals. the Catholic, the absolutist, the democratic. and the communist. would have freedom of speech and propaganda, with the sole limitation of not upsetting the liberaJ order. 1

De esta forma, no se puede forzar a nadie a adoptar los principios deI

liberalismo, porque se dejaria de ser liberal al instante. Croce proporciona

sohre todo el ejemplo de la Iglesia catôlica. que se aprovecha de esta

situaciôn para sacar ventajas, y cita aJ catôlico MontaJembert que resume la

prâctica cinica de la Iglesia en los siguientes términos: "When 1 am the

wcaker, 1 ask you for liberty, because it is your principle: but when 1 am the

• stronger, 1 take it away from you. because it is not my principle." 2 El mismo

principio por 10 tanto no sôlu se aplica a los asuntos eclesiâsticos sino que

también se extiende a la sociedad entera. Por los mismos motivos no se

puede obligar a nadie a seguir los principios delliberalismo. De esta forma.

cl liberaJismo en el casa de Larra significa también: si él se toma la libertad

de ser diferente, tiene que conceder al puebla la misma libertad de ser

indiferente, de quedarse inmôvil y seguir interesândose mâs en el cuidado

de su panza que en cosas espirituaJes, 3 para utilizar el vocabulario de Larra.

Por estos motivos, tampoco se puede aprobar la acerba critica larriana de

los carlistas, ni el hecho de que Larra sancione la quema de los conventos y

la explosiôn de violencia contra los frailes. No parece ser una actitud liberal.

Segùn 10 expuesto anteriormente, Larra quiere una revoluciôn. Estâ

convencido deI poder revolucionario de la inteligencia - "persuadidos como

10 estamos de que la inteligencia es la que ha de hacer en el mundo las

rcvoluciones," 4 - pero se olvida de la gente/masa sin la que no se hacen

revoluciones. La inteligencia sola es coma el "cuerpo truncado" descrito por

Benedetto Croce, HtstOly of Europe tn the Nineteenth centUly, trad. Henry Furst (New York: Harcourt. Brace & World. Ine .. 1933) 40.

2 Croce. 192 3 Compârese "El casarse pronto y mal," y "La Nochebuena de 1836." 4 Larra, "Ateneo cientifico y literario de Madrid," ~, Il, 222.

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Larra en "Los barateros. "1 Lo que Larra si ofrece es un liberalisnlo vago,

algo muy abstracto que esta muy bien para los intelectuales. pero la

gente/masa necesita algo concreto. algo tangible.

Para hacerle justicia a Larra. hay que subrayar que no se olvida

enteramente de la gente/masa como se puede ver en su articulo "Los

barateros," donde se da cu enta de la importancia de esta parte de.' la

soeiedad. Dice la sociedad al baratero:

Hombre dei pueblo. la igualdad ante la ley existini cuando tû y tus seme jantes la conquistéis: cuando yo sea la verdadera sociedad y entre en mi composicion el elemento popular: llamanme ahora sociedad y cuerpo. pero soy un cuerpo truncado: 6Y no ves que no tengo sine cabeza. que es la nobleza. y brazos. que es la curia. y una espada eeiiida. que es mi fuerza militar? Pero lno ves que me falta la base deI cuerpo. que cs el pueblo?2

Solo que Larra no hace nada para ganarse al pueblo para que éste le ayt ldf"

con la revolucion y viceversa. Larra no es un Robespierre. ni Lenin. ni

Zapata. ai quiere serlo. Pare ce favorecer una revoluci6n verdadera en vez de

reformas desde arriba. pero prefiere que 10 hagan los demâs. No aprovecha

la oportunidad para hacerse un lider revolucionario.

FaIta todavia hablar deI deseo constante de Larra de decir la verdad.

Ya se ha dicho que no puede haber la verdad ûnica y que Larra no Ilega a la

objetividad. No obstante. Larra insiste en ella. es decir en 10 que percibe

como la verdad. Cuando no tiene pûblico. piensa que s610 es porque éstc no

puede aguantar la verdad. "Soy periodista," dice y explica "esto es. que mi

vida esta reducida a querer decir 10 que otros no quieren oir!"3 Pero ni un<J

vez hasta muy tarde en su carrera se pregunta si es verdad 10 que dice. ni

tampoco se pregunta por las necesidades dei pueblo. en el senti do de si èstc

puede entender y hasta vivir con esta verdad. Esto parece importante.

porque, segün se piensa, la verdad que Larra pretende comunicar trae

1 Larra, "Los barateros," Obras, Il, 206. 2 Larra, "Los barateros," Obras, Il, 206. 3 Larra, "La vida de Madrid," ~,II, 39.

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consigo la responsabilidad no ligera de administrarla. Recuérdense las

preocupaciones de Unamuno en cuanto a este asunto. cuando hace a

Angela decir que "si intentase. por locura. explicârselo. no 10 entenderian. El

puebla no entiende de palabras: el pueblo no ha entendido mas que

vuestras obr&s. guerer exponerles eso seria coma leer a unos niiios de oc ho

an os unas paginas de Santo Tomas de Aquino ... en latin." 1 Piénsese en el

diâlogo entre Lâzaro y San Manuel. que contesta la demanda deI primero.

"pero. Don Manuel. la verdad. la verdad ante todo." con las siguientes

palabras: "i,La verdad? La verdad, Lâzaro es acaso algo terrible, algo

intolerable, algo mortal: la gente sencilla no podria vivir con ella." 2 No es

cierto si Larra es consciente de esta responsabilidad inherente a la verdad al

pensar que basta decir la verdad y los problemas se resolverân.

Sin embargo, 10 que si queda claro es que no es exclusivamente la

culpa de Larra el que como escritor politico no tenga éxito. Primero, el

liberalismo es intrinsecamente dificil de de finir claramente, y segurarnente 10

serâ por mucho tiempo. El mismo Larra se queja a menudo de la lentitud de

las reformas. Segundo. mientras elliberalismo inglés ya estaba en su etapa

constructiva con sus programas y polîticas, como seiiaJa F. M. Kercheville. el

liberalismo espaiiol en los tiempos de Larra todavîa se hall a en el proceso

dcstructivo en el cual el espailol debe todavîa despejar los carninos y luchar

para que puedan entrar las ideas liberaJes al desarraigar los viejos valores

deI absolutismo. tradicionalismo y u espaiiolismo."3

Después de la fracasada carrera politica de Larra. cuya brevedad se

debe a los sucesos de La Granja. Larra ya no se puede identificéU' ni con los

moderados ni con los progresistas. Su optimismo en cuanto al progreso. que

antes habia visto al alcance deI pais. se transforma en pesimismo profundo.

deI cual no encontrara salida. "Atrapado en un impasse. como liberal y como

1 Miguel de Unamuno, San Manuel Bueno. mârHr (Barcelona: Orbls, 1982), 55-56. 2 Miguel de Unamuno, San Manuel Bueno, mârHr, 41. 3 F. M. Kt"rchevllle, "Larra and liberal thought ln Spain," Hispanla XIV (1931): 203.

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escritor," 1 segün interpreta Susan Kirkpatrick la situaciôn, Larra escriue.'

sus mâs amargos articulos en el ultimo periodo. Mientras qut' afinna en "Un

reo de muerte" que "la esperanza es precisamente 10 ünico que nU11C<\ 111('

abandona," debe revisar esta posiciôn hacia el final y literalmente entt'rrar la

esperanza. Larra se va al cementerio. Irônicamente, la gc."nte sale- de las

puertas ne Madrid para irse alla. Reconoce Larra que "el eementt"rio t"stà

dentro de Madrid. Madrid es el eementerio. Pero vasto cementerio doude

eada casa es el nicho de una familia, cada calle el sepulcro de un

acontecimiento, cada eorazôn la urna cineraria de una esperanza 0 dt'" un

deseo," 2 Madrid, y por ende Espaiia, es el cementerio y Larra d~ja repasar

los fracasos histôrico-politicos deI pais alleer los epitafios de las sepllituras:

"Los ministerios: AquÎ yace media Espaiia: muri6 de la otra media. ( ... ) AquÎ

yacc el Estatuto. ViViô y muriô en un minuto,"3 y otros mils. Estremecido,

trata de refugiarse de esta pesadilla y busea consisteneia en su propio

coraz6n, anteriormente Heno "de vida, de i1usiones, de deseos," para

descubrir que éste es otro cementerio donde se ha enterra do la esperanza:

"iSanto cielo! También otro cementerio. Mi coraz6n no es mâs que.~ ot ro

sepulcro. "Oué dice? Leamos. "Quién ha muerto en él? iEspantoso letrerof

iAquî yaee la esperanza!! ,Silencio, silencio"''' 4 De esta forma, cl r.ementerio

de Madrid es la metâfora para el propio estado de ânimo de Larra.

Larra habia creido tanto en el poder de la palabra, en que ella podia

cambiar la realidad - "Espérese ademas en buen hora de los filôsofos y de

los escritores, de los tribunos de los pueblos, el empuje reformador; exigir

empero de los reyes y de sus ministros que se derriben a si mismos en favor

de principios innovadores es desconocer completamente la naturaJeza de las

cosas,"5 - que debe desilusionarse al darse cuenta de la impotencia de ella,

1 Susan Kirkpatrick. Larra: El laberlnto Inextricable de un românUco IIberal, 87. 2 Larra, "Horas de Invierno." .Q!u:as, Il, 280. 3 Larra, "Horas de Invlerno." .Q!u:as, Il. 280-281. 4 Larra, "Horas de Invierno," .Q!u:as, Il. 282. 5 Larra, "Memorias originales deI principe de la paz," Qbras. Il,273.

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1 2 3

y llcga a ser su victima: "Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin

encontrarla. como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque no

cscribe uno siquiera para los suyos." 1 Las palabras no siIven y se revelan

precisamente ser esto: nada mas que palabras. Concluye Larra mediante la

boca dei c :iado: "inventds palabras y haces de ellas sentimientos. ciencias,

arte~" objetos de existencia. jPolitica, gloria, saber, poder, riqueza, runistad,

amor! Y cuando descubres que son palabras. blasfemas y maldices." 2 Por

consiguiente, la literatura, que "no puede ser el Bautista; harto harâ con ser

cl ApostoI." 3 no cumple con su mision revolucionaria de alterar el futuro.

Escribir para Larra no es actuar, es vivir. Al darse cuenta de que ya no hace

Ialta escribir mas, su vida pierde el sentido: el suicidio es conforme.

Larra. "Horas de tnvterno," Qbras, Il, 290-291. Larra, "La Nochebuena de 1836," Qbras, Il,317. Larra. "Felipe Il.'' Obras. Il, 287.

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ConclusiÔn

Como se ha mostrado. la carrera dei liberal Mariano José de Larra

coma escritor polîtico fracasa por varias razones. El liberalismo en EspaIia

te nia dificultades particulares para establecerse. las cllalcs St' dt'bt'n a

varios factores. Entre ellos. se destacan sobre todo la falta de la Rc.'forma y

de una revoluciÔn secular. Con la intenciÔn de hacer progn'sar al

liberalismo y. asi. mejorar el destino de Espaiia. pais atrasado en

comparaciÔn con los demas paîses europeos, Larra piensa nt ilizar las

palabras como armas para ocasionar la revoluciôn que cn Espana no se

habia producido. Se siIve deI periodismo. nuevo medio de comuniead611

que, aunque todavia subdesarrollado, esta en boga en aquella époctl. y

escribe para un publico inmediato que no le atiende ni entiende ni quiere

entenderlo. Eseribe de ideas abstractas para las cuales el pais no ('stù

preparado y muestra cierta arrogancia intelectual al insistir en ellas sin

preguntarse por las necesidades deI pueblo. Ademas. manUene una postura

ambivalente en varios asuntos y exhibe cierto oportunismo, 10 que, junto

con el afrancesamiento atribuido a él. le hace perder credibi1idad. Al

reconocer la impotencia de la palabra. al darse cu enta de que los peri6dieos

y la pluma efectivamente no llevan al poder,) al encontrarse, por fin. en la

situaci6n de ser "el romantico mesias de la libertad ( ... ), la mas alta

conciencia espaftola de su época, un ejemplo a seguir que todos eelebraron.

pero nadie sigui6."2 acaba por pegarse un tiro. Lomba y Pedraja hace la

interesante pregunta retÔnca si Larra hubiera tenido "las aptitudes para cl

manejo de los negocios publieos. al cual aspiraba y en el eu al seguramentc

hubiera entrado de haberse prolongado su vida. "3

seriamente.

compârese Larra. "Antony." Qhw. II. 251. 2 Francisco UmbraJ. 30. 3 Lomba y Pedraja. 196.

Hay que dudarlo

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En el presente estuèio, se ha tratado de poner de relieve algunas

circunstancias en torno a la vida de Larra y de presentar varias razones por

las que Larra. como escritor polîtico. tuvo que fracasar casi necesariamente.

Sin embargo. al acercarse a la obra de Larra, saltan a la vista esencialmente

dos cosas: por un Jado. la actualidad de Larra, - pensando en los sucesos

actuales en los paîses deI antiguo imperio soviético donde se plantean

problemas seme jantes a los de la época larriana, es decir cômo reformar

paÎses atrasados, estabilidad 0 revoluciôn. guerra civil, etc., - 10 que

posiblemente explica el que Larra no pudiera hacer mas por su pais en su

• tiempo por tratarse de problemas duraderos y demasiado complejos: por

otro lado, la riqueza absoluta. no sôlo de la propia obra larriana, sinD

también de la informaciôn disponible sobre ella. es decir. la abundancia de

la obra critica. Casi hay tantas interpretaciones y opiniones, hasta muy

contrarias. como criticos. asi que resulta forzosamente dificil llegar a

concIusiones univocas. La obra de Larra sigue siendo enigmâtica. quiza sea

precisamente por esto por 10 que suscita tanto interés. Asi, se puede

concIuir con palabras de Azorin:

• Maestro de la presente juventud es Mariano José de Larra.

Sincero, impetuoso. apasionado, Larra trae antes que nadie al arte la impresiôn intima de la vida. y con Larra antes que con nadie llega a la literatura el personalismo conmovedor y artistico. ( ... ) Su muerte es tan conmovedora como su vida. Su muerte es una tragedia y su vida es una paradoja. No busquemos en Larra el hombre unilateral y rectilineo amado de las masas: no es liberal ni reaccionario. ni contemporizador ni intransigente: no es nada y 10 es todo. Su obra es tan varia y tan contradictoria como la vida. l

José Martinez Ruiz (Azorin). "HomenaJe de laJuventud (1901)," en MarianQ José de Larra: el esrrttor y la critlca ed. Rubén Benitez (Madrid: Taurus. 1979) 39.

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