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Revista de Estudios Marítimos de! País Vasco GÁRATE, Montserrat: "E! sector mercanti) vascongado durante e) sigio XV!!!. Una aproximación historiográfica", /fsas Memor/a. Rev/sfa de EsfMd/os Mar/f/mos de/ Pa/s Vasco, 1, Untzi Museoa- Museo Nava!, Donostia-San Sebastián, 1996, pp. 71-89.

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Revista de Estudios Marítimos

de! País Vasco

GÁRATE, Montserrat: "E! sector mercanti) vascongado durante e) sigio XV!!!. Una aproximación historiográfica", /fsas Memor/a. Rev/sfa de EsfMd/os Mar/f/mos de/ Pa/s Vasco, 1, Untzi Museoa- Museo Nava!, Donostia-San Sebastián, 1996, pp. 71-89.

E! sector mercanti! vascongado durante e! sig!o XV!!!. Una aproximación historiográficaMontíerraf GárateUn/Vers/dad de/ Pa/s /asco

1. INTRODUCCION

1.1. Espacio natural; ¿economías complementarias o sustitutivas?

Definir el marco general del comercio vascongado en el siglo XVIII, resulta, si no complicado, sí peculiar. Por una parte, las particularidades de los territorios forales guipuzcoano o vizcaíno frente al mercado europeo en general, se veían

favorecidas por la ausencia de aduanas en sus fronteras. Mas, frente al mercado americano, el sis­tem a del modelo colonial hispánico, limitaba las transferencias comerciales directas desde los puer­tos metropolitanos a las plazas costeras americanas. Sevilla, desde el siglo XVI, era la que ostenta­ba el privilegio de ser puerto de salida para el tráfico con las colonias españolas en América. Y si a principios del XVIII, fue Cádiz el puerto que sustituyó a Sevilla, la concepción monopolística del comercio colonial no cambiaría, cuando menos hasta el año de 1765, y más decididamente, hasta 1778.

Si dentro de ese marco general de intercambios analizamos lo que ocurre con las principales plazas mercantiles, más allá del Bidasoa, el resultado no puede compararse al com portam iento que tuvieron San Sebastián, o Bilbao, por citar los puntos más representativos de los flujos mercantiles vascos en el XVIII. Así, por ejemplo, ante dificultades del puerto donostiarra para desarrollar su comercio, la tesis tradicional ha explicado que Bayona experimentaba un aum ento en sus inter­cambios. ¿Podría plantearse que ambos puertos actuaron como centros comerciales sustitutivos?

Por lo que a Bilbao respecta, su trayectoria en cuanto al intercambio con América, también guarda correlación de sentido negativo, con el vecino puerto de Santander a lo largo de varias décadas del XVIII. La obra ya clásica de Vicente Palacio Atard ' ponía de manifiesto el incremento del tráfico por el puerto cántabro, cuando la plaza bilbaína, a partir de 1764-5, sentía sobre sí los efectos negativos de la com petencia santanderina. Entonces Bilbao debió dirigir sus flujos mer­cantiles hacia Santander, en detrim ento propio o reconvertir sus intercambios, cosa nada fácil. ¿Se puede inferir que también Santander era una plaza sustitutiva del tráfico vizcaíno al igual que se explicaba para el caso de San Sebastián y Bayona?

Esta primera aproximación al tem a debe ser matizada, puesto que estos aparentes puertos «sustitutivos') no lo fueron con carácter general. A nuestro entender, Bayona y San Sebastián, Bilbao y Santander, desde el punto de vista del intercambio con el exterior, actuaron en algunos aspectos de form a sustitutiva; en otros por el contrario, fueron economías que asumieron papeles complementarios. En este sentido de complem entariedad se pueden entender los movimientos de medios de pago -sobre todo letras de cam bio- en donde Bayona jugó un papel de perfecto com ­plemento con la plaza donostiarra.

1.2. Comercio interior; comercio exteriorOtro de los puntos que se debe precisar a la hora de hacer un balance de los estudios que se

han realizado y de los resultados obtenidos, es el del epígrafe que nos ocupa. El abastecim iento de géneros de consumo corriente, deficitarios en el País Vasco, se vio favorecido por el fácil acceso de los puertos costeros, y por las mejoras que en el XVIII experimentaron las vías de comunicación terrestres que enlazaban la costa con el interior.

1. PALACIO ATARD, V.: f/ comerdo de Casf///a y puerto de Santander en e/ s/g/o XVM/, Madrid, 1960.

La limitación de espacio y recursos del País, junto con la salida al mar, acostumbró a sus mora­dores a depender del comercio marítimo para abastecerse de lo más necesario. Granos y textiles, pescados y materiales para sus astilleros, llegaron al País Vasco con toda regularidad a lo largo del Setecientos, prolongando la necesidad del intercambio, al igual que en siglos pasados. Parte de estos géneros de uso corriente que arribaban por vía marítima, debían ser transportados poste­riormente al interior del País. Las rutas más importantes según el trazado del cam ino real se bene­ficiaron del plan de caminos que en torno a 1765, se prodigó en el País.

El Cam ino Real por la Provincia de Gipuzkoa conocería una mejora substancial gracias al pro­yecto de Ibero 2. En Bizkaia, el proceso fue paralelo. La importancia de ambos proyectos por su repercusión económica en el transporte de géneros, no ofrece duda Y por lo que respecta a la mejora de comunicaciones con la meseta, en 1772 se lograba salvar la peña de Orduña, por lo que quedaron comunicados M iranda de Ebro y B ilbao".

En este esquema, en el que primaba el abastecim iento del interior, adem ás de la franja coste­ra, se combinaban los intercambios exteriores con el tráfico local, y si acaso regional.

Por añadidura, el País Vasco m antuvo de forma tradicional, adem ás de un flujo importador para cubrir sus necesidades, un comercio exportador, tanto de sus propios excedentes, com o de géne­ros que llegaban a sus puertos del interior peninsular. Entre los excedentes destacó sin duda el hie­rro; y entre los productos que desde Castilla o Aragón llegaban a sus puertos para su posterior exportación a Europa, sobresalió la lana.

El tráfico con América, ya desde los inicios de la etapa M oderna alteró, lógicamente, el esque­ma fundam ental del intercambio del País. Las partidas de hierro que con anterioridad tenían como destino Europa, encontraron nuevas oportunidades en el Nuevo M undo. Los excedentes de hierro elaborado bajo diversas formas en las terrerías vascas, tom aron dos rutas diferentes: unas partidas seguirían su rumbo a Europa; otras, se dirigirían al puerto andaluz habilitado con destino a las colo­nias hispánicas en América, cuando menos hasta mediado el XVIII. A partir de la habilitación de Santander, sería este puerto el que serviría de plataforma para la exportación a Am érica de algu­nas porciones de hierro vasco.

Pero también, a los puertos vascos llegarían productos textiles de calidad, además de otra clase de géneros, procedentes de Europa, que serían reexportados hacia América. Este hecho cobraría mayor fuerza cuando desde San Sebastián se pudo comerciar directam ente con Venezuela, una vez formada la Real Com pañía Guipuzcoana de Caracas.

Com o contrapartida, los puertos vascos serían receptores de coloniales. Su posición estratégi­ca frente al mercado europeo, convirtió a San Sebastián en lugar de llegada, más o menos «lícita» de ultramarinos depositados en Bayona, Burdeos o Amsterdam.

1.3. Los protagonistas: los comerciantesEl desarrollo del tráfico a lo largo del XVIII se asentó sobre un grupo de gentes, originarias

m ayorm ente del País, pero no de form a exclusiva, con gran capacidad para mover mercancías, aca­parar producciones, y establecer agentes en distintas plazas mercantiles.

Este grupo, que destacó por su dinamismo, sobre todo en Bilbao y San Sebastián, estuvo agru­pado en torno a sus Consulados respectivos. El de Bilbao, nacido casi al tiem po que el de Burgos, a comienzos del XVI, contaba en el XVIII con una larga trayectoria. Su origen se basaba en los inter­cambios que los vizcaínos habían establecido con Europa. A veces com o exportadores de su hie­rro, otras com o intermediarios y redistribuidores de artículos europeos, los vizcaínos formaron su Consulado, para aunar fuerzas, defender sus intereses y establecer unos tribunales que resolvieran los conflictos que por el ejercicio del comercio surgieran.

2. ASTIAZARAIN, M.!.: ía construcción de Caminos /?ea/es de G/puz oa en e/ s/gio XV//Í, Diputación Foral de Gipuzkoa, San Sebastián, 1995.

3. LARREA SAGARMtNAGA, M.A.: Cam/nos de V/zcaya en /a segunda m/fad de/s/g/o XV///, Biibao, 1974. En este caso, ta auto­ra aborda e) tema de tas comunicaciones por vía terrestre, anatizando sus repercusiones de diversa índote. También A. ZABALA en f/ comerc/o y e/ fráf/co manf/mo de/ /Vorfe de España en e/ s/g/o XV///, Haranburu Edit., 1983.

4. ANES, G.: fconom/a y soc/edad en /a /\sfunas de/ ánf/guo Rég/men, Ariet Historia, Barcetona, 1988, p. 131. Destaca e! autor tos probtemas que en et caso de Asturias suponía ta fatta de un paso accesibte entre et titorat asturiano y ta franja montañosa que te separaba de ta meseta. Et encarecimiento de tos costos era ta consecuencia inmediata. G. Anes anatiza con rigor ta repercusión en tos costos det factor transporte, to que supone una buena concreción en términos cuantitativos det probtema. Sería deseabte ttevar a cabo un anátisis parateto para el País Vasco.

El caso de San Sebastián es algo diferente. La presencia en Europa de sus comerciantes no fue, a lo largo del XVI y XVII tan aparente com o la de sus vecinos bilbaínos. La competencia de Bayona parece también que fue más palpable para donostiarras que para bilbaínos. Y tan solo, a finales del XVII, en 1682, San Sebastián contaría con un Consulado. En él se agruparían los comerciantes de la ciudad easonense, bien por origen, bien de adopción. Sus esfuerzos en el terreno mercantil encontrarían su recompensa cuando en 1728, conseguían que en San Sebastián se pudiera esta­blecer una compañía mercantil por acciones, y con un espacio determ inado en América para comerciar: la provincia de Caracas.

1.4. Las instituciones: Fueros y aduanasEl marco en el que se movía el comercio en el País, estaba mediatizado por sus propias institu­

ciones, así com o por el régimen que imperaba en el comercio americano. Los Fueros y las aduanas fueron los puntos de fricción que presidieron los acuerdos en materia comercial alcanzados entre la Corona y el Señorío, y Provincia, frente al tráfico con América, cuando no con Europa.

Así, la dinastía de los Borbones se estrenaba en materia administrativa, ya en 1717, con un con­flicto foral suscitado en el País Vasco. No existiendo aduanas en la frontera, esto es: en el litoral y límite con Francia, los vascongados habían gozado por su sistema foral, de franquicia en aquellos productos que eran necesarios para el sustento de sus naturales. La normativa de Felipe V de esta­blecer «aduanas» en la frontera, alteraba de forma fundam ental el sistema mercantil del País. La aplicación de la nueva disposición administrativa se justificaba porque -según se aclaraba- el comercio conocería un incremento, al no poder competir tan fácilm ente los productos extranjeros, que se verían afectados por los derechos que deberían satisfacer en la aduana.

En aquella ocasión no fueron suficientes las protestas de los grupos de comerciantes, tanto de Bilbao com o de San Sebastián, y de sus Consulados respectivos. Sin embargo, en 1722, se volvía a la situación de partida: las aduanas volvían al interior. Pero las consecuencias inmediatas que se habían dejado sentir en el tráfico, sobre todo del puerto donostiarra, fueron alarmantes. El tráfico mercantil durante el tiem po que las aduanas estuvieron en la frontera, en vez de incrementarse en San Sebastián, se desplazó a la vecina Bayona, sin que el puerto donostiarra pudiera hacer nada por evitar la situación de crisis.

Con este fracaso, durante las primeras décadas del XVIII no se intentaron nuevas modificacio­nes en cuestiones de em plazam iento de aduanas. Sin em bargo, en la segunda mitad sí que se darí­an cambios en el modelo del intercambio con las colonias. En 1765 se rompía el monopolio que había presidido desde el comienzo del sistema del tráfico ultramarino hispánico. Con la apertura de 9 puertos en la metrópoli, en donde se establecían aduanas para recabar los derechos corres­pondientes, term inaban más de dos siglos y medio de exclusividad andaluza para el tráfico con las Indias. En 1778 se daba un paso más con la publicación del Reglam ento para el comercio libre.

Mas, en todos estos cambios habría un gran ausente: un puerto vasco desde donde se pudie­ra proceder al intercambio directo con América. La causa, se indicaba, eran los Fueros que no per­mitían el establecim iento de aduanas en la frontera con Francia y franja costera del País Vasco. Sin puerto habilitado, el tráfico ultramarino vascongado debió acudir a otros lugares para adquirir coloniales por un lado, y em barcar los productos con destino a las colonias por otro.

1.5. Los géneros, medios de pago y vehículos para el intercambioA lo largo de las líneas anteriores se han citado algunos de los artículos que constituían la base

del intercambio en el País Vasco durante el siglo XVIII. Su calidad de deficitario en alimentos y otros bienes de consum o primario, así com o su abundancia en géneros siderúrgicos, su situación estra­tégica con acceso directo a Francia, Holanda o Inglaterra, animaban al tráfico. Situada en la ruta Europa-Sevilla o Cádiz, también sería paso de mercaderías de origen europeo, con destino final a América, previa escala en Andalucía.

Para m antener sus intercambios, los medios de pago que se utilizaron por comerciantes afin­cados en el País Vasco debieron de ser abundantes. Para ello tuvieron que echar m ano de cuantos elementos sirvieran para transferir, adelantar o saldar cantidades que podían estar expresadas en pesos, libras tornesas, o vales reales. Las libranzas, pagarés, pero sobre todo letras de cambio, y el recurso a su endoso, fueron elementos necesarios para m antener el flujo mercantil, realmente intenso, sobre todo en la segunda mitad del XVIII. A esos medios se unirían a finales de la centu­ria, los vales reales que correrían con mayor intensidad de la que podamos pensar, habida cuenta de que los precios de los coloniales, a partir de 1780, eran expresados -cuando menos en la plaza donostiarra- en pesos o en vales reales de form a indistinta.

2. LA HISTORIOGRAFIA EN TORNO AL COMERCIO DEL XVIIIDadas las connotaciones que tiene el tem a m ercantil -espacio, diversas form as de analizar­

lo en su vertiente interior-exterior, sus protagonistas e instituciones bajo las que debió desa­rrollarse, géneros y m edios para su desarrollo-, algunos de los trabajos que se han realizado han abordado tem as que incluyen varios de los aspectos, cuando no todos, de los que se Indi­can.

En las siguientes lineas no se pretende citar de forma exhaustiva toda la bibliografía, lo que daría lugar a una retahila de citas y nombres, sin mayor relevancia. Tan solo pretendemos indicar algunas de las orientaciones que han seguido quienes se han ocupado del tema mercantil. Asimismo, puede ser de interés señalar algunas lagunas que deben ser cubiertas si queremos avan­zar en este apartado de la historia del País.

2.1. Trabajos de carácter monográfico en cuanto al espacioLos trabajos referidos al estudio de la actividad económ ica de las ciudades costeras más

importantes, arrojan un saldo m uy desigual. Existen varias publicaciones referidas a la vida eco­nóm ica de los puertos más im portantes del espacio vascongado y de su «h interland». La ya clá­sica obra de Guiard, /-//sfor/a de /a nob/e v/7/a de B/7bao^, adem ás del tem a m ercantil, incluye otros aspectos. Del mismo autor, y más relacionado con la actividad mercantil fue el trabajo que dedicó al Consulado bilbaíno: M/sfor/'a de/ Consu/ado y Casa de Contratac/ón de B/7bao y de/ comerc/o de /a v/7/a de B/7bao^. Trabajos más recientes, com o por ejem plo el de R. Basurto?, tam ­bién dedicados al com ercio bilbaíno y centrado éste en la segunda mitad del XVIII, ofrecen un panoram a de la situación mercantil de Bilbao, así com o de algunos de los protagonistas del m om ento.*

Distinta suerte ha corrido la historia donostiarra. Los esfuerzos realizados por el Instituto Dr. Cam ino de historia de San Sebastián resultan encomiables; y tanto más por cuanto la dificultad que ofrecen las fuentes para la historia donostiarra. La obra de José Luis Banús, F/ arc/w o quem a­dos, pos recuerda las causas de esa dificultad. Mas, el tratam iento m onográfico de San Sebastián y su vida mercantil en el XVIII, no ha merecido, quizá por esa razón, aún un hueco, a excepción del tem a colonial.

El caso de Bayona desde el punto de vista h istoriográfico es a lgo d iferente. Bayona fue ob jeto de estudio por parte de historiadores por los rasgos que presentaban sus hom bres más representativos de los negocios m ercantiles del XV III. La fue rte concentrac ión de los asuntos com erciales en m anos de jud íos en el puerto bayonés, d io tugar a algunas m ono ­grafías centradas en este tem a y referidas a la prim era m itad del XVttl. O tros trabajos se han ded icado al estudio de la vida com ercial y m arítim a de la ciudad del A do u r^ en general, o tam bién se han p reocupado de prob lem as puntuales, que asim ism o a fectaban al com ercio , com o era el corso

Por otra parte, y a lo largo de los 60-70 actuales, se prodigó en el país galo una corriente de estu­dios en torno a la vida económica de varios puertos de la vertiente atlántica. Los trabajos que se reali­zaron en centros universitarios ^ trataron de reconstruir, de forma sistemática, las series de la activi­dad portuaria. Y así, se fueron publicando largas estadísticas de embarcaciones, géneros y otras varia­bles que constituían una base firme sobre la que asentar futuros estudios e interpretaciones. Nantes

* Nota del editor: Sobre este tema hay que hacer referencia también a la obra de ZABALA, A.. Mundo urbano y act/V/dad mer­cante. BZ/bao 7700-7870, Bilbao, 1994.

5. GUIARD LARRAURI, T.: Bilbao, 1908. Una reproducción facs. en La Gran Enciclopedia Vasca, 1971.6. GUIARD LARRAURI, T.: Bilbao, 1914. También una reproducción facs. en La Gran Enciclopedia Vasca,1973.7. BASURTO LARRAÑAGA, R.: Comerc/o y burguesía mercant// de B/íbao en /a segunda m/fad de/ srg/oXV///, Universidad del Pafs

Vasco/EuskalHerrikoUnibertsitatea, Bilbao, 1983.8. BANUS Y AGUIRRE, J.L.: E/ arcb/vo quemado, /nvenfar/os antiguos de/ acervo documenta/ de /a M./V. y M.L C/udad de 5an

Sebasf/án, 1986.9. La obra de F. JAUPART, es un ejemplo: i/acfMfé commerc/a/e du Port de Bayonne au XV/// s/éc/e, Bayonne, 1974.10. Tal es el caso de la obra de M. VIGNES: í'ármement en course á Bayonne du 7744 á 7783, Bordeaux, 1942.11 Mayormente, estos estudios han constituido el trabajo para alcanzar el grado de Maitrise, en Historia.12 Los estudios realizados por La Leduse, sobre el tráfico del puerto de Nantes abarca el período 1756-61 (Nantes, 1973); los

llevados a cabo por Bonnard, abarcan el período 1767-78, bajo el titulo de Recberc/ies sur /e commerce mar/f/me de Mantés au XV/// s/éc/e, trabajo presentado en la Universidad de Poitiers.

Saint-Malo '3, La Rochelle etc., fueron algunos de los puertos estudiados. Y quizá, lo más intere­sante de toda la serie de estudios que surgieron fue la acotación que se hizo en cuanto al puerto estu­diado y a la cronología que abarcaba. Además, allá donde finalizaba un trabajo, era continuado por otra nueva aportación que prolongaba las serles sin provocar discontinuidades.

Entonces no fue incluido el puerto de Bayona de forma expresa, aunque los destinos y oríge­nes de las em barcaciones nos ponen de manifiesto la intensidad de algunos circuitos mercantiles. Sería deseable que el ejemplo de estos trabajos cundiera a uno y otro lado del Bidasoa.

Otro puerto que resulta de interés para comprender la dinámica del tráfico vascongado es Santander. El puerto cántabro cuenta con magníficos estudios, referidos al XVIII y al tem a mer­cantil. Por citar dos de distinto volum en y hechura, por los objetivos que persiguen sus autores, destacan el que en su día publicó V icente Palacio Atard -la obra ya indicada-, y más recientemen­te, el trabajo de Tomás Martínez Vara, Santander. De \////á a C/'udad^. Am bos tienen en común la actividad económica del puerto de Santander; mas, mientras que el primero aborda el papel que jugó la plaza santanderina en relación con la salida de las lanas castellanas a los mercados euro­peos, el segundo explica los cambios operados en la ciudad a lo largo de la centuria que corre desde mediados del XVIII, por efecto sobre todo, del comercio colonial.

Resulta de interés el p lanteam iento de plaza «alternativa», respecto de Bilbao que hace Palacio Atard. En este caso, y para determinados flujos, la plaza santanderina se convirtió en sustitutiva de Bilbao, desplazándose el tráfico lanero de la villa vizcaína a Santander.

2.2. Los estudios del comercio colonial en e) XVIII; historiografía general y específicaUno de los temas objeto de estudio para los especialistas del XVIII que más atención ha mere­

cido, a lo largo de las décadas de los 70-80 del siglo actual, ha sido el comercio colonial hispáni­co en sus diversas facetas. Este interés ha sido propiciado por una serie de circunstancias. La con­memoración del V Centenario, ha hecho que se hayan prodigado, durante la década de los 80, los estudios americanistas en general, así com o los referentes al XVIII, en particular. Por añadidura, las conmemoraciones del II Centenario de la muerte de Carlos III han hecho que su figura, y también su política reformista -que en materia de tráfico ultramarino se vio m uy afectada-, acaparara el interés de los estudiosos. Una fecha más: los 200 años del Reglam ento para el comercio libre, de 1778, animó a profundizar en las consecuencias económicas que tuvo aquella medida.

Los trabajos que se han ¡do acum ulando en torno al intercambio hispánico del XVIII, si bien se han centrado en varios aspectos que se relacionan con el propio tem a mercantil, han puesto de manifiesto con más fuerza posicionamientos ante la política borbónica y el reformismo que se fue consolidando a lo largo del Setecientos. Porque, en el eje de ese reformismo, el intercambio con las colonias y su articulación era una de las piezas centrales de la econom ía hispánica. Y para los historiadores económicos, resulta de gran Interés comprobar la correlación que existió entre comercio colonial, acumulación de capital y crecim iento económ ico general o regional

En cualquier caso, hasta mediados del XVIII no se plantearon m edidas que establecieran un cam bio respecto del marco general anterior. Lo que preocupaba era asegurar algunos objetivos, entre los que destacaban: garantizar la llegada de plata; colocar productos en las colonias y resta­blecer las relaciones entre metrópoli y colonias, evitando la participación «directa» de extranjeros. Las reformas com o un «corpus» articulado, no llegarían hasta el reinado de Carlos III.

Así, durante la primera mitad del XVIII, se puede hablar de « c o n t i n u i s m o » L a s medidas que se adoptaron, en todo caso, fueron aquellas encam inadas a: 1) evitar la participación escandalosa

13 DELUMEAU J í.e mouvemení du porf de Sa/nf-Ma/o (7680-772$), París, 1966; para el mismo puerto los trabajos de: J. BERROU: El comercio marítimo en 1720 (Univ. de Rennes, 1973); La actividad del puerto en 1721 -2 (Rennes, 1963); 1723-4 (Rennes 1964) 1725-6 (Rennes 1965) El tráfico portuario entre 1739 al 42 (Rennes, 1964); La actividad comercial del puerto en 1733; en 1735 (Rennes 1985) en 1736 (Rennes, 1965); en 1745; 1746-7 (Rennes, 1967); la actividad en 1750 (Rennes, 1960); 1751 (Rennes 1966); 1752 (Rennes, 1967); en 1753 (Rennes, 1967); 1754-55 (Rennes, 1967); en 1756 (Rennes, 1967) de H. CHEREL; 1757 (Rennes 1968) el trabajo referido a! mismo puerto y a la actividad marítima, de 1759 (Rennes, 1967); el correspondiente a 1762, de M. CHEREL; el correspondiente a los años 1765-7, de C. ORY; el trabajo de P. PAOLETTI referido a los años 1768-70, así como el de A. SCELLE (Rennes, 1969).

14. E) trabajo del comercio marítimo de la Rochelle, en 1740 (Univ. Poitiers, 1975); de M.F. BERNARDEAU. ¿e mouvementdu port de /a Róchele en 7 750 (Univ. Poitiers, 1963/

15. Publicado en Santander, en 1983.16. MARTINEZ VARA, T.: «El comercio colonial", en Rewsfa de Esfud/os fmpresaná/es, Univ. Complutense, 1994.17 Id. El «continuismo» al que se refiere el autor, iría desde el último cuarto del XVII hasta, al menos, los decretos de libre comer­

cio, ya que los aspectos renovadores, a decir del autor, fueron más bien escasos.

de los extranjeros en el comercio colonial hispánico, y 2) conseguir unos ingresos fiscales que resol­vieran las urgencias hacendísticas. Porque además, cualquier reforma en profundidad pasaba por restar protagonismo al único puerto habilitado, cosa a la que no estaban dispuestos a renunciar quienes veían comprometidos sus intereses.

Com o primera medida, que poco nuevo añadía a la situación de hecho, en 1717 se trasladó, de Sevilla a Cádiz, el monopolio de puerto de salida y entrada del comercio colonial. Su estudio fue llevado a cabo, en 1976, por García-Baquero en su libro Cád/zy e/Af/ánf/'co (7777-7778). f/ comerc/o españo/ bayo e/ monopo//'o gad/fano is. Posteriormente el mismo autor, en su obra A nd a/ud ay/a Carrera de /nd/as (7492-7824), publicada en 1982, hacía hincapié sobre la presen­cia extranjera en las colonias españolas de América. Así se explica cóm o la corona española sería proclive a toda solución que evitara el predominio de extranjeros en detrim ento del control hispá­nico, por razones obvias.

Por este segundo motivo podem os entender la constitución de compañías privilegiadas, en las que se ponían las esperanzas porque con éllas se podría arrebatar a los extranjeros parte del tráfi­co que realizaban en las colonias españolas. Su misión consistiría en gestionar «determ inadas áreas de América, próximas a los establecim ientos de potencias rivales» lo que proporcionaría más ingresos a la Real Hacienda. Porque, según se desprende de los varios trabajos en el tema del inter­cambio colonial, la necesidad de asegurar ingresos a la Corona fue la razón más importante que movió la acción de los políticos de la primera mitad del XVIII. Con tal de que se Incrementara el comercio desde la metrópoli, y por ende los Ingresos fiscales, no se limitaban las exportaciones, aún de productos extranjeros ^°. Razón por la cual, entre las mercancías que salían de Cádiz, o a partir de 1728, de San Sebastián (en los navios de la Com pañía Guipuzcoana) se incluían num e­rosas partidas de procedencia extranjera. También éstas pagarían impuestos, pero constituían una dura competencia al sector m anufacturero metropolitano. Es decir: «cuando llegó el m om ento en que hubo que decidir si se apoyaba el crecim iento económ ico primero, procurando que las expor­taciones estuvieran formadas por mercancías nacionales, aunque fuera a costa de reducir el tráfi­co; o si se prefería optar por la primera haciendo la vista gorda acerca de la procedencia de las mercancías, con tal que maximizasen los ingresos fiscales, escogerán esta so lución»^ .

No obstante, en la segunda mitad del XVIII, se puede hablar de acciones que responden a un afán renovador, y no a simples soluciones parciales. Entre éllas destacarían dos medidas por lo que respecta al intercambio con las colonias: la apertura de 9 puertos en la metrópoli para el tráfico directo con las islas de Barlovento; y el Reglamento para el libre comercio de 1778, que afianzaba la línea de apertura iniciada en 1765.

Com o consecuencia, los nuevos puertos que se incorporaban al tráfico directo con las colonias iniciaron en general un crecimiento, por las oportunidades que a partir de entonces tenían. Los cambios que acaecieron, y la vida misma de estas plazas han dado lugar a varios trabajos dedica­dos a cada puerto. En 1992 salía a la luz el trabajo de Daniel Peribáñez dedicado al puerto de Gijón, también habilitado en 1765: Comun/cadones y comerc/o mar/f/mo en /a Astur/'as pre/ndusfr/a/ ( 7 7 5 0 -7 8 5 0 ) 22. ^on él se completaba el mapa de los dedicados a los puertos habilitados. El puer­to de Santander ya contaba con su monografía, gracias a T. Martínez Vara; así como el referente a La Coruña, de A lonso Alvarez; M álaga, de A. Gámez; Valencia, de M . Ardit; Palma de Mallorca, de C. M anera; y los numerosos estudios sobre Cataluña antes y después de 1765, de P. Vilar, C. Martínez Shaw, J. Fontana, J.M . Delgado; J. M. Oliva Melgar, etc., o los ya también numerosos artí­culos y libros en torno al comercio andaluz, de A .M . Bernal, S. Tinoco, o los ya citados de García Baquero, etc.

El Reglamento de 1778 abría nuevos puertos al tráfico directo con América, y además, simpli­ficaba el sistema de tributación del tráfico ultramarino. Los derechos de palmeo y toneladas eran sustituidos por un gravamen «ad valorem », distinguiéndose el aplicado a «productos del Reino», que era de un 3 % , y extranjeros, de un 7 % . La diferencia, según confirma la composición de las remesas hacia las colonias, no fue suficiente para evitar la colocación de productos extranjeros en América.

18. Obra publicada por la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, Seyilla, 1976.19. Id.20. BARBIER, J A. y KLEIN, H.S.: «Las prioridades de un monarca ¡lustrado: el gasto público bajo el reinado de Carlos lllo. en

Rensfa de M/sfor/á fconóm/ca, III, 1985, n° 3, pp. 473-95. Asimismo, J.M. Delgado Ribas, J.M . Fradera, J. Fontana, o J.M. Oliva Melgar, comparten esta misma opinión.

21. MARTINEZ VARA, T.: a.c., 1994.22. Publicado por el Puerto de Gijón.

Tras estas modificaciones había que valorar los efectos de la nueva situación. En 1985, John Fisher sacaba a la luz un libro en el que se hacía un balance del Reglamento de 1778. Tras anali­zar las cifras de géneros que partiendo de los puertos habilitados, tenían como destino las colonias españolas en América, concluía que la medida fue beneficiosa para la metrópoli. Su afirmación tenía com o base algunos datos cuantitativos: mientras que con el «com ercio libre» el valor de los envíos a las colonias se increm entó en algo más del 3 0 0 % , el valor de los productos m etropolita­nos exportados a las colonias durante igual período superó el 5 0 0 % de increm ento^ .

Todos estos eventos, temas y debates, han tenido su repercusión en la producción historiográ- fica referida al País Vasco, aunque de forma desigual.

En el capítulo de las compañías mercantiles por acciones que se constituyeron en el XVIII, des­tacan: La Real Com pañía Guipuzcoana de Caracas, La Real Com pañía de La Habana, La Real Com pañía de Com ercio de Barcelona, y la Real Com pañía de Filipinas. Salvo la catalana, cuya cons­titución, capitales y negocios estuvieron casi exclusivamente en manos de gentes de Cataluña, las otras tres tuvieron mucho que ver con el mundo mercantil vasco. A excepción de la habanera, el resto de las empresas mercantiles «privilegiadas» contaban con un trabajo m onográfico (la de Filipinas con la aportación de Díaz Trechuelo; y la de Barcelona con el trabajo de Oliva Melgar; por su parte la Guipuzcoana con la obra de Hussey, y de Gárate), e incluso la Guipuzcoana de Caracas, con numerosos estudios de carácter sectorial.

Bajo el título de Comerc/o u/framar/no e //í/sfrac/ón. í.a /?ea/ Com pañía de ía /-/abana 24, ha sali­do a la luz la historia olvidada de esta sociedad mercantil por acciones. La participación de gui- puzcoanos y navarros; la importancia del puerto de San Sebastián com o lugar de salida de herra­jes para los arsenales cubanos; el papel del puerto de Santander com o lugar de arribada de colo­niales y salida de géneros siderúrgicos -algunos de origen vasco, otros inglés- vienen a demostrar la capacidad del grupo de comerciantes easonenses, del papel de puerto sustitutivo de Santander,o de los servicios complem entarios que prestaban algunos de los comerciantes afincados en Madrid.

En octubre de 1988, la entonces Fundación Banco Vizcaya, organizaba unas Jornadas, bajo el título Los Vascos y A m é r i c a ^ . Las jornadas se dedicaron al estudio de dos aspectos muy concre­tos: el comercio vasco con América en el siglo XVIII y la Real Com pañía Guipuzcoana de Caracas. Y, dentro de estos dos grandes capítulos se presentaron trabajos en los que se relacionaba por un lado: el mundo mercantil vasco con Cádiz, el virreinato peruano, el Río de la Plata, Nueva España y el norte de América, todo ello durante el siglo de las luces; por otro: la Guipuzcoana de Caracas en su proyección sobre la sociedad venezolana, su bibliografía, historia económica, navios, el asien­to de armas con el que estuvo relacionado, así com o los aspectos defensivos que ostentó, edificios con los que contó, etc.

Mientras, y al otro lado del Atlántico, a lo largo de los años 80, se producían trabajos de gran interés, tanto por su temática com o por su tratamiento. J.M . Mariluz Urquijo publicaba en 1981, un libro dedicado a los intentos de Bilbao por contar con una compañía privilegiada de c o m e r c i o 2 6 .

Por su parte, en 1985, C. Torales había elaborado un trabajo, ¿a compañ/a de comerc/o de franc/sco de Yraeta ( 7 7 6 7 -7 7 9 6 ) 2?, q^e mostraba el quehacer empresarial en la Nueva España, de este hombre, nacido en Anzuola, y que consiguió hacer fortuna al otro lado del Atlántico. En aque­lla monografía de Yraeta, la profesora Torales ponía de manifiesto un sistema típico de comercio: los intercambios, transferencias de capital y géneros se hacía más eficaz gracias a una extensa red de comisionados situados en distintas plazas estratégicas para el intercambio o para la adquisición de productos. Yraeta consiguió enlazar con el tráfico de Oriente; sus productos llegaban a la costa

23. FISHER, J.: Commercá/ Be/at/ons between Spa/n and 5pan/s/) /Smenca /n tñe fra free Trade, ?778-?796, University of Liverpool, 1985. Las cifras que aporta J. Fisher comparan el período comprendido entre 1778-96. Si el valor de las exportaciones pasó de 100 a 338, el incremento para Igual período, de las mercancías producidas en el reino, pasaron de 100 a 508%. Las cifras han sido cuestionadas por J.M. Delgado, porque, entre otras cosas, las circunstancias que atravesaría la metrópoli, a partir de 1779, con una guerra contra Inglaterra, reduciría el tráfico, incluso en meses anteriores al rompimiento de hostilidades. No obstante, las series elaboradas por Fisher han sido completadas por él mismo, en un estudio más reciente, Be/ac/ones económicas entre España y ménca/¡asta/a/ndependenda, Col. MAPFRE América, Madrid, 1992. . . .

24. GARATE OJANGUREN, M.: Comerc/o u/framar/no e //usfrac/ón. La Rea/ Compañ/a de La Habana, Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, Colección Ilustración Vasca, Tomo VI, San Sebastián, 1994.

25. El presidente de la Fundación, Joaquín Nebreda, impulsaba esta ¡dea. De élla surgieron trabajos monográficos en relación con los dos objetos de estudio, que sirvieron de base para poner de manifiesto el interés por el tema, y la proyección de nuevos tra­bajos. El texto presentado en las Jornadas, celebradas en Bilbao-San Sebastián en octubre de 1988 fue publicado bajo el mismo títu­lo ¿os Vascos y /Smér/ca. f/ comerc/o yasco con ,4ménca en e/ srg/o XV///. La Rea/ Compañ/a Gtv/puzcoana de Caracas, Bilbao, 1989.

26. MARILUZ URQUIJO, J.M.: B//bao y Buenos Ares. Proyectos d/ec/ocñescos de compañ/as de comerc/o, Buenos Aires, 198127. Publicada en México, IMCE, 1985.

del Pacífico mexicano, y desde allí eran transportados al puerto de Veracruz. En la plaza veracru- zana eran em barcados en los navios que salían para Cádiz, en donde también contaba con sus agentes. Su capacidad de maniobra le valió ser corresponsal de la Com pañía de Filipinas. Su inte­rés por diversos ramos comerciales le llevaron a intervenir en el tráfico de añil, granas, etc. Pero este mundo complejo e interesante, no fue exclusivo de Yraeta.

Nuevas aportaciones de la profesora Torales han Incrementado nuestros conocim ientos en torno a diversas figuras del comerci onial en la Nueva España, ligadas por razones familiares o económicas al País Vasco.

Si no en la misma línea, pero con aportaciones de gran interés para la comprensión del sector mercantil vascongado, las comunicaciones presentadas en el III y IV Sem inarlo de Historia de la Real Sociedad Bascongada de los Am igos del País 28 han añadido nuevos datos al tema.

Nacida esta sociedad ilustrada en 1765, entre sus preocupaciones estuvo la renovación de la economía del país. Su interés por el comercio tanto interior com o exterior, queda reflejado en los Extractos de sus juntas. El posicionamiento de algunos de sus miembros para que se habilitaran los puertos vascongados para el tráfico directo con América, incluso dio lugar a obras que supusieron entonces un paso adelante respecto de la mentalidad de la época.

La vinculación de muchos de los miembros de la RSBAP al comercio ha hecho que las com uni­caciones presentadas en los Seminarios de la RSBAP, destaquen las relacionadas con el tem a mer­cantil. En el desarrollo de su actividad, muchos de sus miembros en América formaron parte de grupos fuertem ente vinculados entre sí y con el tráfico colonial. Y así, el artículo de «Los com er­ciantes en la Nueva España», de Cristina Torales, ponía de manifiesto el peso del grupo mercantil vascongado, por nacim iento o por oriundez, en el Consulado de México, hecho puesto de mani­fiesto en la obra de D. Brading, M /'nerosy comerciantes en e/ Méx/co borbón/co f7763-7S70)29.

La presencia de comerciantes de origen vascongado y miembros de la Sociedad Bascongada de los Amigos del País, en el XVIII peruano, bonaerense, cubano, fueron otras tantas aportaciones de los profesores Lohmann Villena, Mariluz Urquijo y M oreno Fraginals, al III Sem inario de Historia.

También, y en relación con el comercio colonial cabe destacar la presencia de gentes del País en el Consulado gaditano. Los trabajos de Ruiz Rivera y García Berna! 3° añaden de forma explíci­ta quiénes se integraban en el cuerpo consular, su procedencia, adem ás de otros datos de interés.

Dentro del mismo tem a, los trabajos que se están llevando a cabo bajo la dirección de C. Martínez Sh a w^ \ sobre la matrícula de buques, cargadores, procedencia, etc., sin duda vendrán a aclarar con gran precisión de datos, la participación de los vascos en la Carrera de Indias.

2.3. El libre comercio con América y el País VascoBajo el título de f/ Comerc/o Z/'bre entre España y Amér/'ca /atina, 7765-7824, se celebraron unas

Jom adas, en 1985. Los objetivos de la reunión eran diversos: por un lado, se pretendía analizar los efectos de la nueva legislación sobre el tráfico colonial, tanto a un lado com o a otro del Atlántico; por otro, se quería examinar la relación entre comercio colonial y crecim iento económico. Y com o los resultados podían ser varios según la región que se sometiera a examen, los trabajos fueron realizados desde el punto de vista regional.

El País Vasco presentaba una situación particular: por un lado la presencia de una compañía privilegiada -la Guipuzcoana de Caracas- que perdería su exclusividad a los pocos meses de entrar en vigor el Reglamento de libre comercio, de 1778. Por otro, el deseo de contar con un puerto habilitado por parte de los grupos mercantiles de Bilbao o San Sebastián, se vio frustrado por el sistema aduanero imperante, de acuerdo con sus fueros.

28 El III Seminarlo de Historia de la RSBAP se celebró en San Sebastián, en abril de 1991. Sus actas fueron publicadas bajo el título, ¿a Rea/ Soc/edad Bascongada y ¿menea, Fundación BBV, Bilbao. 1992. El IV Seminario se celebró en la ciudad de México, en septiembre de 1993, y las actas del mismo se han publicado bajo el título, ¡.a RSRAPy Méj/co, San Sebastián 1995.

29. La obra de David BRADiNG, fue pubticada en versión origina) en ingiés, M/ners and MercbanK /n Rourbon 776.3-7370 Cambridge University Press, 1971. La versión castellana fue editada por el Fondo de Cultura Económic^ México, 1975.

30 Nos referimos al trabajo de Julián RUIZ RIVERA: F/ Con:u/ado de Cádiz. Maíncu/a de comeroanfes 1730-7823 Diputación de Cádiz, 1988; y al trabajo más reciente del mismo autor y C GARCIA BERNAL: Cargadores a /nd,as. Colecciones MAP RE, Madrid,1992 También de J B RUtZ R!VERA:«Presencia navarra en e! Cádiz de! monopotio», en Pr/nc/pe de f/ana, Anejo 15-Ano LiV, 1993.

31 La envergadura del trabajo que dirige Carlos Martínez Shaw es enorme. Algunos de los resultados han sido expuestos en su conferencia, «América y los vascos-, celebrada en Bilbao, bajo el programa del mismo nombre ¿men^a efa eu:/;a/duna/; con moti­vo del V Centenario. Sus resultados proporcionarán la base necesaria para conocer el peso y formas de la participación de los vas­congados en el comercio colonial, desde Cádiz.

Los resultados de aquellas Jornadas fueron publicados en 1 9 8 7 ^ . El abanico de reacciones de cada puerto habilitado, las conexiones con el crecim iento regional, etc., son un marco adecuado para proceder a un análisis com parativo con la situación en los puertos vascos y su zona de influen­cia. Las limitaciones impuestas por el nuevo sistema, que se hacía incompatible con los fueros, pro­vocaron airadas reacciones entre quienes vivían y se enriquecían por el comercio. Bilbaínos y donostiarras debieron buscar otras salidas para proseguir participando en los intercambios colo­niales.

Desde el punto de vista del pensamiento económico, las reflexiones, y también el deseo de dar una solución compatible en las «provincias exentas» con el marco institucional, fue el caldo de cul­tivo para que se redactaran trabajos relacionados con el tema, algunos de gran valor. Y sería pre­cisamente, en el seno de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, en donde las diser­taciones, discursos y debates sobre el comercio libre -aunque no exclusivamente-, dieron lugar a los más de ellos. Los trabajos de Nicolás de Arriquíbar y Valentín de Foronda constituyeron un buen ejemplo del pensamiento económ ico de la época. Sus obras y su valoración han sido publicadas por José M anuel Barrenechea y Jesús Astigarraga^.

Además, los debates que entorno a la habilitación de los puertos vascos, al traslado de las adua­nas que esta resolución provocaba, y los derechos forales encontrados con el sistema aduanero, propiciaron innumerables debates, en los Consulados -donostiarra y bilbaíno-, Juntas Generales de Gipuzkoa y Señorío de Vizcaya, Juntas de la Real Sociedad Bascongada de Am igos del País, y numerosos informes al respecto. Con todo ello se acum uló un material de gran valor para un estu­dio institucional interesante.

2.4. Sobre los géneros y medios de pago del comercioEl análisis de las partidas que se comercializaban desde y hacia el País Vasco, han sido tratadas

de form a un tanto desigual. En el estudio que realizó Zabala Uñarte, f/ comerc/o y e/ fráf/co mar/'- f/mo de/ No/Te de España en e/ s/g/o XV///^ analizaba los géneros que salían del País, así com o los que llegaban, por ¡a dem anda que de ellos existía. Sin embargo, y por el objetivo del trabajo, tan solo se recogen parte de lo que fueron las exportaciones e importaciones llevadas a cabo desde los puertos vascongados.

Esta labor, de registrar salidas y entradas de forma sistemática, y poder llegar a unos resulta­dos concluyentes, no ha sido aún abordada. Cabe destacar no obstante, y dentro de otro marco, los resultados ofrecidos por L. García Fuentes, con su trabajo de las exportaciones del hierro vasco a América. El estudio que con anterioridad había realizado este mismo autor -y que constituyó en su día su tesis doctoral- sobre el comercio español con América abarcaba el período comprendido entre 1650-1700 En él se analizaba el comercio en general, aunque ya adelantaba el autor algu­nos resultados interesantes sobre las exportaciones de productos siderúrgicos vascos a las colonias americanas. En su reciente obra, Sev/7/a, /os vascos y Amér/ca (las exportac/ones de /i/erro y manu- /acfuras mefá/;cas en /oss/g/osXW, XW /yX^///)^, viene a cuantiflcar, de forma pormenorizada las partidas exportadas de las m anufacturas vascas. Además, indica el destino que tales géneros tení­an en América; las compañías que se ocupaban de su comercialización, su organización; caudales que retornaron al País Vasco por efecto de estas exportaciones, etc. El trabajo sistemático de García Fuentes es un ejemplo a seguir para otros productos, compañías mercantiles y servicios que gira­ron en torno al tráfico ultramarino.

Otro sector de interés y en estrecha relación con el desarrollo mercantil, es el referente a los medios de pago. La fluidez con la que los comerciantes donostiarras o bilbaínos compensaban sus créditos y débitos, tanto en las plazas de Cádiz, Madrid, Santander, etc., com o en Europa y América, son una demostración de que existieron los mecanismos suficientes para ello. El trabajo que presentó Catalina Gutiérrez Muñoz, com o tesis doctoral, en 1991 recogía una buena mues­

32.E/comerc/o//breenfrefspáñayAmér/ca/át/ná, 7765-7324, Fundación Banco Exterior, Madrid, 1987.33. BARRENECHEA, J.M.: Va/enf/n de foronda, reformador/ economista //usírado, Prólogo de E. LLUCH, Vitoria, 1985. También

del mismo autor «Algunas aportaciones de miembros de la RSBAP al pensamiento económico-, en / Sem/nar/o de Msfona de /a RSBAP San Sebastián, 1986; «Juan Antonio de los Heros, economista y Diputado de los Cinco Gremios Mayores-, en // Sem/nano de /a RSSAP, San Sebastián, 1989. ASTIGARRAGA, J. y BARRENECHEA, J.M.: Recreac/ón Po//f/ca de W/co/ás de Arr/qu/bar. De/ uso po//t/co de /a /Sr/fméfíca de Cbar/es Davenant. Estudio preliminar y edición a cargo de; Edic. Mensajero, Bilbao, 1987.

34. ZABALA, A.: f/ comerc/oy e/ fráf/co mar/t/mo de/ /Vorte de España en e/s<g/o XV///, Ftaranburu Edit., 1983.35. GARCIA FUENTES, L.: f/ comerc/o españo/con Amér/ca f7650-770Q), Escuela de Estudios Hispanoamericanos, Sevilla, 1976.36. GARCIAFUENTES.L., trabajo publicado por la Fundación BBV, Bilbao, 1991. . , ,37. GUTIERREZ MUÑOZ, M.C.: Comerc/o y banca en B//bao en /a etapa Ana/ de/Anagt/o Rég/men. de/ cap/ta//smo comerc/a/ a/

/ndusfna/, tesis doctoral presentada en la Universidad del País Vasco, 1991, y recientemente publicada por la Editorial de la Universidad del País Vasco.

tra del mundo financiero al final del Antiguo Régimen. El estudio se refería al período 1790-1809. En él quedaba plasmado el movim iento de letras generadas por el comercio bilbaíno, en sus rela­ciones con Europa y América. Asimismo, se incluía un estudio de la situación mercantil de la villa de Bilbao, sus exportaciones e Importaciones, lo que hacía más interesante el trabajo.

Tras esta aportación queda aún pendiente el hacerlo extensivo en el tiem po y en el espacio.

3. UN BALANCE GENERAL; PROYECTOS DE FUTURO

De forma muy esquemática se ha ido exponiendo, en las líneas anteriores, algunas de las apor­taciones sobre el comercio marítimo vasco durante el siglo de las luces. El balance resulta bastan­te desigual. El movimiento de las exportaciones hacia Europa han merecido alguna atención, sobre todo referidas al sector siderúrgico, y referentes m ayormente a Vizcaya. No así, las importaciones europeas, las que en parte debieron constituir reexportaciones para América, sobre todo las que arribaban al puerto donostiarra.

Así también, falta por estudiar y contabilizar gran parte de los coloniales que llegaban por vía indirecta, a través de puertos franceses, e incluso españoles. La labor puede ser ardua por las difi­cultades de confeccionar series, pero debe intentarse.

El tem a de los protagonistas del comercio ha sido tratado bajo una perspectiva amplia; y en este sentido deben entenderse las aportaciones que destacan la participación vasca en Cádiz, Sevilla, Santander, Veracruz, México, Buenos Aires, etc. Sin em bargo se echa en falta trabajos sobre las redes mercantiles en la Europa del XVIII.

El Consulado de San Sebastián es otro de los temas pendientes dentro del capítulo mercantil. El trabajo que en su día adelantó Samuel Lazcano^ , quedó com o testigo de gran valor que no debe dejarse perder.

Los modos de pago y las fórmulas utilizadas; las remesas de capital por efecto del tráfico ultra­marino, etc., son otros tantos tem as que esperan su esclarecimiento. Las investigaciones llevadas a cabo durante este último lustro son todavía muy limitadas, pero pueden ser el mejor ejemplo de nuevos frutos.

Además, cualquier valoración que se haga del tem a mercantil vasco debe contener un análisis comparativo, así com o una vertebración del intercambio dentro de un espacio próximo -de eco­nomías que se comportaron com o complementarias o sustitutivas-y de mayor distancia -en donde los intercambios estaban destinados a muy diferentes mercados. Sin estas consideraciones, los resultados obtenidos no tendrían la perspectiva necesaria y carecerían de valor.

Queda aún otro tema que preocupa a los historiadores de la economía: la relación entre capi­talismo mercantil e industrial. Mas, en este apartado, los trabajos han sido bastante más numero­sos aunque su proyección corresponda más bien al siglo XIX.

38. Fruto de sus indagaciones, sobre todo en el Archivo General de Simancas fue el hallazgo de las Ordenanzas del Consulado donostiarra. Con tos primeros resultados publicó Creación y Ordenanzas de/ Consu/ado de 5an Sebás&án, Cámara de Comercio, Industria y Navegación de San Sebastián, 1986. En esta obra hacía el autor un estudio preliminar sobre la gestación del Consulado donostiarra. Sin embargo, aún quedaba por realizar el comportamiento del cuerpo consular a lo largo del siglo XVIII. Los esfuerzos de Samuel Lazcano por ofrecemos un trabajo completo quedaron trágicamente truncados por su muerte prematura.