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CRITICÓN, 93, 2005, pp. 95-154. Fray Manuel de Guerra y Ribera, Aprobación a la Verdadera Quinta Parte de Comedias de don Pedro Calderón (1682) Estudio, edición y notas Carine Herzig LEMSO-FRAMESPA, Universidad de Toulouse-Le Mirail Desde principios del siglo xvi —y, más precisamente, «[...] en virtud de la Pragmática dada por los Reyes Católicos en Toledo el año 1502 [...]» ] para que un libro pueda imprimirse en el territorio castellano es necesario que sea sometido a censura y, por lo tanto, que sea legalmente autorizado. A partir de 1554, bajo el reinado de Carlos Quinto, el Consejo de Castilla es designado como el único responsable legal de esta censura: Mandamos que de aquí adelante las licencias que se dieren para imprimir de nuevo algunos libros, de cualquier condición que sean, se den por el Presidente y los de nuestro Consejo —y no en otras partes—, a los cuales encargamos los vean y examinen con todo cuidado, antes que den las dichas licencias [...] 2 . El Consejo encarga la «aprobación» de los textos que se han de examinar a uno o varios censores, laicos o eclesiásticos, cuyo objeto es comprobar y certificar la utilidad de la obra y la calidad de su contenido desde el punto de vista de las buenas costumbres y la ortodoxia religiosa. Pero el Estado no es el único en intervenir en el proceso de examen de los manuscritos destinados a la impresión: la Iglesia también delega sus propios «aprobadores». En lo que a Castilla se refiere, esta tarea de censura previa es encomendada sistemáticamente por «[...] el Ordinario o prelado de la diócesis [...]» al Vicario General, «[...] quien, a su vez, [encarga] la censura material del texto a algún 1 Simón Díaz, 1983, p. 5. 2 Citado por Simón Díaz, 1983, p. 7 (Novísima Recopilación..., t. III, Madrid, Ibarra, 1773, p. 123).

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CRITICÓN, 93, 2005, pp. 95-154.

Fray Manuel de Guerra y Ribera,Aprobación a la Verdadera Quinta Parte de

Comedias de don Pedro Calderón (1682)Estudio, edición y notas

Carine HerzigLEMSO-FRAMESPA, Universidad de Toulouse-Le Mirail

Desde principios del siglo xvi —y, más precisamente, «[...] en virtud de laPragmática dada por los Reyes Católicos en Toledo el año 1502 [...]»]— para que unlibro pueda imprimirse en el territorio castellano es necesario que sea sometido acensura y, por lo tanto, que sea legalmente autorizado. A partir de 1554, bajo elreinado de Carlos Quinto, el Consejo de Castilla es designado como el únicoresponsable legal de esta censura:

Mandamos que de aquí adelante las licencias que se dieren para imprimir de nuevo algunoslibros, de cualquier condición que sean, se den por el Presidente y los de nuestro Consejo —yno en otras partes—, a los cuales encargamos los vean y examinen con todo cuidado, antesque den las dichas licencias [...]2.

El Consejo encarga la «aprobación» de los textos que se han de examinar a uno ovarios censores, laicos o eclesiásticos, cuyo objeto es comprobar y certificar la utilidadde la obra y la calidad de su contenido desde el punto de vista de las buenas costumbresy la ortodoxia religiosa. Pero el Estado no es el único en intervenir en el proceso deexamen de los manuscritos destinados a la impresión: la Iglesia también delega suspropios «aprobadores». En lo que a Castilla se refiere, esta tarea de censura previa esencomendada sistemáticamente por «[...] el Ordinario o prelado de la diócesis [...]» alVicario General, «[...] quien, a su vez, [encarga] la censura material del texto a algún

1 Simón Díaz, 1983, p. 5.2 Citado por Simón Díaz, 1983, p. 7 (Novísima Recopilación..., t. III, Madrid, Ibarra, 1773, p. 123).

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censor oficial de dicha diócesis»3. En el caso de autores pertenecientes a Órdenesreligiosas —caso evidentemente muy frecuente en los siglos xvi y xvn—, no basta conque la publicación de las obras sometidas a censura sea permitida por las autoridadescivil y eclesiástica: también es indispensable que dichas obras sean aprobadas por lossuperiores de la Orden en cuestión, bajo la forma de una o varias aprobaciones, «por logeneral de individuos de la misma comunidad [...]»4. La censura realizada antes de lapublicación de un libro en los siglos xviy xvn emana, pues, según los autores, de dos otres autoridades: el Estado —representado por el Consejo de Castilla—, la Iglesia—encarnada por diversos prelados— y, en su caso, las Órdenes religiosas.

Antes de la impresión de la Verdadera Quinta Parte de Comedias de don PedroCalderón5, el Vicario de Madrid le pidió al predicador trinitario Fray Manuel deGuerra y Ribera que redactara una aprobación de la obra6. Generalmente, «al censor sele preguntaba si la obra contenía algo contra la Fe y Buenas costumbres y conresponder que no sucedía tal cosa había cumplido, por lo que algunos se limitan a estaafirmación»7. Guerra, por su parte, cumplió la tarea de censor eclesiástico con tantocelo que, en vez de una aprobación corriente —que no solía ocupar más de algunaslíneas o algunas páginas a lo sumo—, compuso, fechada el 14 de abril de 1682, unaverdadera apología (de 47 folios) de las comedias de su época y, al mismo tiempo, delas obras de su amigo Calderón, muerto casi un año antes.

Apenas publicado este texto, se multiplicaron las respuestas de los teatrófobos, cuyopropósito era desacreditar tanto las argumentaciones de la Aprobación como lapersonalidad de su mismo autor, entusiasta defensor de las representaciones teatrales ylos actores modernos. De ahí que, a su vez, diversos teatrófilos —deseosos de abogarpor la ortodoxia y pericia teológica del Padre trinitario— intervinieran en la contienda.Así, enemigos y partidarios del Padre Guerra iban a enfrentarse con extrema violencia yacritud durante los dos años que siguieron a la salida de la Aprobación, engendrando elepisodio polémico más encarnizado de toda la controversia ética sobre la licitud de laComedia, y dando lugar, entre 1682 y 1684, a la redacción, la edición o la reedición deunos 18 textos8.

La Aprobación, aunque texto fundamental de la «historia» de la controversia éticaen España, parece no haber llamado la atención de los investigadores. La mencionan

3 Florit Duran, 1999, p. 53, nota 6.4 Simón Díaz, 1983, p. 25.•* Madrid, por Francisco Sanz, 1682.<> En las primeras líneas de su texto, se lee «Vuestra Señoría» que se dirige sin duda al Vicario. En las

piezas preliminares, la «Licencia del Ordinario» —es decir la autorización de publicación de la obraconcedida por el Vicario General de Madrid— se sitúa inmediatamente después de la aprobación eclesiástica—como suele hacerse en la época—, redactada en este caso por el Padre Guerra y Ribera. La «Licencia delOrdinario» de la Verdadera Quinta Parte no nombra explícitamente al trinitario («[...] por la censuraantecedente consta no tiene [el libro] cosa contra nuestra Santa Fe y buenas costumbres»), mientras que la delaVerdadera Sexta Parte precisa: «[...] por la censura del Reverendísimo Padre Maestro Fray Manuel deGuerra y Ribera [...] nos consta no tiene [el libro] cosa contra nuestra Santa Fe y buenas costumbres».

7 Simón Díaz, 1983, p. 108.° Para un estudio profundizado de la llamada «polémica de 1682», ver nuestra tesis doctoral «L'affaire

Guerra»: un épisode de la Controverse éthique sur la légitimité du théátre dans l'Espagne de Charles II.Textes et contextes (1682-1684), Toulouse, 2003.

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rápidamente algunas obras generales9 y, salvo un corto artículo, no existe ningúnestudio dedicado exclusivamente a la apología del Padre Guerra10.

Como ya precisamos la misión inicial del Padre Guerra era redactar una meraaprobación a la edición de la Quinta parte de las obras teatrales de Calderón. Pero conesa aprobación mínima no se contentó el trinitario: más allá de la censura propiamentedicha que sólo ocupa un espacio muy reducido del texto, escribió en efecto un auténticotratado a favor del teatro, justificando la redacción de esta apología ya desde la primerapágina, al declarar que no se podía aprobar la producción teatral de un dramaturgoparticular sin haber demostrado antes la legitimidad del teatro en general:

Mi escrúpulo es que esta aprobación particular pende de la universal; porque no podrá seruna comedia particular buena, si la Comedia en común es mala. Siendo el género malo, nopuede ser la especie buena (§ 2).

Postulado que lo conduce lógicamente a estructurar su texto en dos partes: setratará, en la primera, de demostrar la legitimidad teológica y utilidad política delteatro en general y, en la segunda, de manifestar la excelencia ética y estética del teatrode Calderón. Una demostración —afirma el Padre trinitario desde las primeras líneas—que él llevará a cabo sin pasión, rechazando la parcialidad que achaca a todos susoponentes: declara, en efecto, que su único propósito es la búsqueda de la verdad («elamor de la verdad», § 5, «la solidez de la verdad», «se correrán los velos a la ocultaverdad», § 7), según un modo que él define como científico («hablar fundado», § 27),actitud reivindicada, pero muy poco observada, por la mayoría de los actores de lapolémica.

P R I M E R A P A R T E : E L T E A T R O E N G E N E R A L (§ 1-169)

Guerra empieza esbozando una historia de los orígenes del teatro (§ 8-87). Según él,la primera manifestación teatral tuvo lugar en Grecia, bajo la forma de reuniones decampesinos, que se juntaban para honrar a algunos de sus dioses. Así, la tragedia nacióde la adoración de Baco y la comedia de la de Apolo. Más tarde, la introducción delteatro en Roma estuvo también relacionada con los ritos religiosos y las divinidadesantiguas, o sea con la idolatría, ya que los romanos lo trajeron de Grecia para aplacarla ira de las divinidades que asolaban la ciudad con una invencible epidemia de peste. Yno sólo estas representaciones eran idólatras —lo que ya es condenable en sí paranuestro autor— sino que también eran detestables por su contenido, como lo atestiguanvarios autores y en particular numerosos Padres de la Iglesia (Tertuliano, Lactancio,Arnobio, san Juan Crisóstomo, san Jerónimo, san Cipriano, san Gregorio, Ambrosio,Atanasio, Cirilo y Julio Fírmico, sin olvidar a san Agustín, cuya «pluma hace coroaparte» [§ 18], tanto cuantitativa como cualitativamente). Todas estas referencias lepermiten al predicador real (Guerra fue predicador de Carlos II) aprobar plenamente las

9 Cotarelo y Mori, 1997, en particular las páginas 329a-341b; Vitse, 1990, pp. 31-68; véase la«orientación bibliográfica» de Martín Vega, 1993.

10 García Lorenzo, 1995. Dedicamos a la Aprobación varios apartados de nuestra tesis doctoral (versupra, nota 8), en particular las páginas 88 a 104 del primer tomo y las páginas 10 a 92 del segundo tomo.

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repulsas por los Padres de la Iglesia de esta producción teatral particular —el teatropagano— repulsas que, por lo tanto, sólo se pueden aplicar a cierto tipo de arte teatral,situado histórica e ideológicamente. Para demostrarlo, el trinitario centra su atención enla historia del teatro latino, que examina, siguiendo las teorías de san Agustín, segúntres perspectivas: su «institución», o establecimiento (§ 8-31); su «estilo», ocaracterísticas formales y escénicas (§ 32-45); sus «daños», o consecuencias negativas (§46-87).

Empieza Guerra exponiendo detalladamente la naturaleza y funcionamiento delteatro latino, trazando un panorama histórico que va desde el paganismo hasta elcaótico nacimiento del cristianismo, y luego desde Constantino el Grande (306-337)hasta Teodosio I (379-395). En Roma, a lo largo de aquellos siglos agitados para ladoctrina cristiana, los Gentiles adoraban a sus dioses en los templos, pero también, ysobre todo, en el teatro, donde los espectáculos, casi siempre licenciosos, les erandedicados. No es de extrañar, pues, que los primeros Padres de la Iglesia (san Agustín,Tertuliano, san Cipriano y san Jerónimo en particular) hayan juzgado «digno empleode sus plumas escribir contra tales comedias y idolátricas representaciones, acusar a losque las miraban y dar las censuras que merecía tan ajena vista» (§ 23). Así, condenaronenérgicamente el carácter lascivo e indecente de aquellos cultos idólatras y criticaronduramente a los cristianos que asistían a ellos, siendo dichos cristianos calificados porsan Cipriano de «"tácitos desertores de Cristo", porque convenir a celebrar las fiestasde dioses falsos, tácitamente es aprobar sus falsedades y abonar sus mentiras» (§ 26).

El apartado dedicado al «estilo» del arte teatral de la Antigüedad latina, queproporciona detalles sobre lo que pasaba en el teatro (en el escenario o en la «sala»),puede considerarse como un mero prolongamiento de la demostración precedente. Apartir de varias citas de san Cipriano, san Agustín, san Juan Crisóstomo y Lactancio,Guerra describe un teatro abominablemente impúdico, tanto en su texto como en surepresentación, un teatro hecho para glorificar a unos dioses obscenos, responsable detodos los males (san Juan Crisóstomo lo califica de «universal corrupción de lasciudades», § 38) y que es invención del propio demonio. Las comedias antiguas, segúnLactancio, no son más que violaciones y aventuras amorosas, mientras que las tragediassólo muestran parricidios e incestos; los mimos y los histriones no son sino «maestrosde la impureza y preceptores de la lascivia» (§ 43), particularmente dotados paradespertar los deseos sensuales y poner en escena los adulterios. Ejercen una influencianegativa sobre los jóvenes, que pierden el pudor al ver y oír las indecencias del teatro,del que salen corrompidos.

Antes de abordar el problema de los daños ocasionados por el teatro, Guerra poneen entredicho dos afirmaciones sostenidas por numerosos teatrófobos. La primera atañea la religión profesada por los actores y los escritores dramáticos en la época de losprimeros Padres de la Iglesia. Guerra afirma que, en la medida en que dichos Padresnunca la mencionan, es muy improbable que en aquel tiempo los cristianos hayan sido«comediantes» o hayan escrito obras de teatro. Porque los Padres de la Iglesia, que nodejan de condenar a los cristianos «que frecuentan los teatros, los aplauden, los miran,pernoctan en ellos» (p. 32), fustigarían sin duda alguna a los que actuaran enespectáculos teatrales («a ser Cristianos los actores, no lo callaran», § 44) o loscompusieran. La segunda afirmación que a Guerra le parece discutible tiene que ver con

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el contenido mismo de las representaciones de aquel entonces. Al contrario de lo quepudieron pretender algunos teatrófobos, los temas desarrollados en el teatro antiguo«eran horror de los ojos y escándalo de los oídos» (§ 45).

Pasando a la cuestión de los «daños» ocasionados por el teatro antiguo, Guerrainsiste primero en el hecho de que, en la Ciudad de Dios, aunque san Agustín condenaen su conjunto las diversas fiestas y celebraciones de la Antigüedad («[...] los juegos, losespectáculos, las cantinelas que llamaban sacras, las lavaciones y purificaciones y [...]las comedias y tragedias», § 49), juzga menos severamente las composiciones teatralesque los demás divertimientos paganos («eran las más tolerables, menos torpes y menosindecentes», § 49). Dicho esto, el santo, igual que muchos Padres de la Iglesia, no dejade subrayar el carácter perjudicial de tales obras, porque, además de mostrar pecados ymalas acciones —lo que, en sí, ya es inaceptable—, les confieren una forma delegitimidad, atribuyéndoles en el escenario a sus dioses, considerados como modelos aimitar:

Imitar a quien se venera no sólo es culto sino lisonja, obrar lo que sus dioses habían obradomerecía altares y no suplicios. ¿Qué importa que mandasen lo contrario sus leyes si creían quehabían obrado lo contrario sus dioses? ¿Cuál ley era más imperiosa: la voz humana o laacción divina, el respeto a lo escrito o la reverencia a lo obrado? ¿Cuál tiene más autoridad:voces humanas o acciones divinas? ¡Oh errados entendimientos! Permitan que diga queproponer tales delitos en sus deidades era canonizar los vicios (§ 52).

Guerra insiste mucho en este aspecto de los espectáculos teatrales antiguos, cuyaabominación demuestra valiéndose de nuevo de numerosas citas de los Padres de laIglesia y escritores eclesiásticos (san Agustín, Tertuliano, san Cipriano, san Gregorio,Ambrosio, Atanasio de Alejandría, Cirilo de Alejandría, Arnobio y Lactancio), así comode textos de Fulgencio y Julio Fírmico. Todos denuncian el escándalo que representa talteatro, condenado incluso por algún que otro pagano, como Catón y Escipión: «Tandesviadas del humano rubor [...] fueron sus comedias y sus poesías, que aquellosgentiles en quienes rayó más viva la lumbre de la natural honestidad [...] abominaronsus lascivas representaciones» (§ 75). Cicerón, en particular,

[...] se enfureció contra los poetas que, encendidos de ira y ardiendo en impureza, cantaban desus dioses destemplanzas y iras para canonizar sus propias flaquezas. Éste, aunque ciego,sintió bien de sus deidades, pues no juzgó que las podían haber obrado, sino que los poetas selas habían impuesto (§ 75).

¿Puede imaginarse a poetas más malévolos? No es de extrañar, en tal caso, quePlatón haya deseado verlos exiliados de la ciudad ideal, «no porque estuviese mal untan grande entendimiento con la poesía, sino con la ficción y licencia que entonces setomaba la poesía» (§ 75). Este punto es fundamental, porque le permite a Guerrainvalidar uno de los principales argumentos de los adversarios del teatro del siglo xvii:para justificar una eventual prohibición de las representaciones teatrales, losteatrófobos se apoyan en la afirmación de Platón según la cual la república perfecta nopuede tolerar la poesía ni las obras de ficción, cualesquiera que sean. Para Guerra, sin

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embargo, se trata de una interpretación errónea de la opinión del filósofo, debida alhecho de que los enemigos del teatro,

[...] en el conocimiento de este punto no han trabajado lo que se debe para su perfecto juicio,porque, como consta de lo dicho, no examinaron de raíz el origen de las comedias, suinstitución y su estilo, ni produjeron los testimonios de los Padres que hablan de propósito,disputando la cuestión, como podrá ver, leyendo estos escritos, cualquiera erudito (§ 76).

Porque no era el arte poético en general el que el discípulo de Sócrates condenaba,sino la forma que había tomado en un momento dado; tampoco era el teatro en generallo que los Padres de la Iglesia anatematizaban, sino cierto teatro, más claramente elteatro antiguo, por ser un acto de adoración a las divinidades paganas a las que seatribuía un comportamiento licencioso, incitando de esta manera a los espectadores aentregarse a la lujuria. Guerra, pues, no vacila en reprochar a los enemigos de laComedia su utilización parcial o errónea de las autoridades de las que se valen. Nadamás fácil, para comprobarlo, que examinar un pasaje de la obra de Luis de UlloaPereira, Defensa de libros fabulosos y poesías honestas, en el que el autor, al enumerarlos argumentos de los detractores del teatro, no cita, a propósito de las representacionesde la Antigüedad, más que una fuente, sacada de las Confesiones de san Agustín («Medejaba arrebatar en el teatro, lleno de imágenes de mis miserias, y de alimentos propiospara nutrir mi fuego»). Por lo que Guerra exclama:

¡Bien leído estaba Agustino cuando no hallaron más testimonio que éste![...] No es el defectuoso el papel de don Luis, porque no tuvo más que recoger que lo quetranscribió; halló en los que impugnan las comedias el destierro de los poetas engrandecido dePlatón y, como no halló las causas, no pudo pasar a responderle con la verdad de los sucesos(S 77-78).

Además, en tiempos de Platón, en la medida en que los griegos «[...] no intimaronleyes a los poetas, permitiéndoles largo indulto para todas las ficciones que soñasen susvanas ideas» (§ 80), las composiciones teatrales contenían gran número de sátiras yataques personales y, por lo tanto, eran particularmente peligrosas y perniciosas. Losromanos, en cambio, les negaron esta libertad a los autores de obras teatrales ytomaron medidas para que no pudieran calumniar a nadie ni burlarse de nadieabiertamente. Es, por lo menos, lo que afirman Cicerón y san Agustín. Resulta evidente,pues, para Guerra, que Platón no condenó la poesía en general sino la demasiadalibertad de la que disfrutaban los poetas, provocando muchos males.

Una vez descrito con todo detalle lo que era el arte teatral de la Antigüedad, Guerrapuede afirmar legítimamente que las comedias modernas no tienen absolutamente nadaque ver con las representaciones idólatras de los gentiles (§ 88-157):

Con sinceridad pregunto si en el rostro feo que he pintado de las comedias antiguas hanhallado alguna facción de las nuestras; menos pregunto si descubren algún color en que separezcan; menos si no son tan opuestas como tinieblas y luces [...]. Fueron las tragediasantiguas —como han visto— hijas de la idolatría, reliquias de la superstición, madres de latorpeza, desahogos de la ira, cátedras de la mentira y universidades de la licencia. Susargumentos siempre profanos, sus artificios mentirosos hacían los delitos soberanos,

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canonizaban los vicios, divinizaban los pecados. Los representantes eran gentiles y las fiestas,honor de sus deidades [...]. Las comedias que ahora se escriben [...] son tan ceñidas a las leyesde la modestia que no son peligro sino doctrina (§ 88-90).

La Comedia nueva, con sus tres subgéneros («de santos, de historia y de amor, quellama el vulgo de capa y espada», § 90), constituye una especie de reflejo inverso delteatro de la Antigüedad, y son inconmensurables los beneficios que se pueden sacar deella:

Si [las comedias] son de santos, el ejemplo mueve, los milagros se imprimen, la devoción seextiende [...]. Si son historiales, los avisos doctrinan, los sucesos escarmientan, los desengañosatemorizan. Si son de pasos amatorios (que son las menos morales), están tratados con talhonestidad, que ni se permite indecencia ligera en los afectos, ni voz menos pura que nosaliese castigada a silbos (§ 90).

Establecida ya la profunda diferencia de naturaleza que existe entre las dos formashistóricas de teatro, el trinitario pasa a demostrar que las obras representadas en loscorrales son legítimas desde el punto de vista teológico (§ 91-115). Para ello, se esfuerzapor destruir la argumentación de un jesuita ferozmente teatrófobo, el Padre PuenteHurtado de Mendoza11, a quien escoge entre los oponentes de la Comedia, por ser elque «más agriamente y con más latitud escribió contra ellas» (§ 91), y porque seextremó en sus invectivas antiteatrales e hizo una lectura truncada o errónea de ladoctrina de santo Tomás de Aquino acerca de los divertimientos.

El Doctor Angélico nunca escribió, a diferencia de lo que pretende el Padre Hurtado,que los actores viven en estado de pecado mortal sino todo lo contrario. Guerrarecuerda de manera relativamente detallada la opinión de santo Tomás sobre los juegos:el espíritu —tal y como el cuerpo, y quizás aún más— necesita descansar y entretenersecon regularidad; existen, para ello, diversas «recreaciones», que pueden serconsideradas como buenas si no contienen ninguna palabra o acción indecentes; los«comediantes», que dedican toda su vida al juego, no viven en estado de pecado «"[•••]usando de su oficio con moderación, esto es no usando en sus juegos de obras nipalabras ilícitas y no representando en tiempo no debido"» (§ 103); en la medida enque «es necesario algún juego para la vida humana» (§ 106), las profesionesrelacionadas con el entretenimiento —como la de actor— son lícitas. En resumidascuentas, según el santo, «la Comedia es indiferente en lo cristiano y conveniente en lopolítico» (§ 104); no es mala en sí misma, antes bien es útil e incluso necesaria si seutiliza a propósito, es decir si se hace de ella un uso moderado12. Para Guerra, losespectáculos teatrales del siglo xvn obedecen, por su moderación y su decencia, a lospreceptos de santo Tomás. Para él, «es cosa dura que el Padre Hurtado no siga a SantoTomás y se valga de su autoridad para autorizar lo que escribe contra él» (§ 105). Eljesuita no se contenta con pervertir las tesis del Doctor Angélico: corrompe también las

H Pedro Puente Hurtado de Mendoza, Scholasticae et morales disputationes... Anno Christiano 1631,fols. 1565-1579.

" Tesis expuestas en la Suma teológica (lia Ilae, quaestio 168, art. 2-4).

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alegaciones de Cayetano, así como las declaraciones de algunos moralistascontemporáneos como Tomás Sánchez, Bonacina o Mendoza:

[...] cita a estos autores (y pudiera a todo el mundo) porque dicen que ejercer juegos torpes yinhonestos es pecado; esto lo dicen no sólo éstos sino todos los rústicos, y es impresión de lanaturaleza, sin necesidad de leer libros [...]. Pues, ¿qué citas son éstas? (§ 113)

Por fin, Guerra le reprocha al Padre Hurtado no fundamentar su discurso más queen cuatro Padres de la Iglesia (Lactancio, san Isidoro, san Juan Crisóstomo y sanAgustín) y sacar de sus obras pasajes «[...] que [...] no son del caso» (§114).

Hasta aquí, Guerra ha intentado demostrar, a nivel teórico, la legitimidad de lasobras escritas para los corrales. Pasa ahora a una segunda fase (§ 116-157), en la que seesfuerza en probar la utilidad práctica de las representaciones teatrales, que, comodivertimiento, asumen una función socio-política dentro de la «república» o polis. Elteatro es útil, e incluso necesario —como había afirmado santo Tomás de Aquino—,pues ocupar a los ociosos y más especialmente a los que «reivindican» (los «quejosos» ylos «inquietos», § 117) es una absoluta necesidad para mantener el orden y el equilibriosocial. Para lograrlo, «[...] ningún juego puede ser más conveniente que el de laComedia en la forma que hoy la tiene ceñida la vigilancia del Consejo Supremo Real,con su Conservador, Censor y Fiscal» (§ 116). El trinitario, pues, desarrolla la idea deun teatro visto como un arma para combatir los estragos de la ociosidad, como uninstrumento de lucha contra un entorno virtualmente subversivo o sentido como tal.

El poeta Luis de Ulloa Pereira, en su Defensa de libros fabulosos y poesías honestas,había defendido la pertinencia de la máxima «desear lo mejor y contentarse con lobueno», insistiendo en que, para ser buenos gobernantes, todos los príncipes deberíanponerla en práctica. Guerra subraya igualmente la relevancia de esta máxima,atribuyéndole, sin embargo, un origen divino y no político: se trataría, en realidad, deun precepto enunciado por el Espíritu Santo en la Biblia: «No quieras ser justo endemasía, ni te vuelvas demasiado sabio» (Eclesiastés, 7, 16). Lo mejor, a menudo, esenemigo del bien; hay que evitar una excesiva dureza con las «humanas fragilidades» (§122) y no querer imponer una perfección de vida y un rigor utópicos:

Obrar siempre con la alma es alhaja de ángeles y separadas inteligencias. ¿Puede un millón dehombres encerrados en una Corte, de tan varios entendimientos como semblantes, de tanencontradas costumbres como inclinaciones, de tan varios cuidados como empleos, de tandistintas ocupaciones como estados, estar siempre obrando lo mejor? [...] ¿cuál será lo mejor?Mandar lo que se puede obrar. Esta naturaleza pide, por su contextura, alguna diversión:pues procuremos limpiar la diversión de todo el vestido de malignidad, sea honesta, decorosay limpia. Esto es a lo más que puede extenderse toda la prudencia humana (§ 123-124).

Guerra observa que los detractores de la Comedia, reclamando el cierre de loscorrales, «pretenden [...] que sea mayor la providencia humana que la divina». En elAntiguo Testamento, ¿acaso no les permitió Dios a los judíos odiar a sus enemigos,«porque no es lo mejor lo mejor sino lo que causa lo mejor» (§ 130)? Asimismo, «másconsigue de bueno la permisión de que haya comedias que la ley de que se quitaran.Luego lo mejor es permitirlas» (§ 130). El hecho de que la Comedia pueda ser ocasión

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de mal no es, para el Padre Guerra, argumento suficientemente convincente como parapedir su prohibición, porque no quiere forzosamente decir que es mala per se; «porquesi así fuera, no pudiera ejecutarse ni una vez siquiera» (§ 136). ¿Cómo podrán negarlolos jesuitas que se valen del teatro con fines pedagódicos en sus escuelas? Las obras deteatro, tales y como se representan en la España del siglo xvn, sólo comportan, comomás, menudas indecencias, «y no poder permitir la buena política venialidades paraexcusar males mayores, será teología tan severa, que no la quieran admitir leyes divinas,ni profanas» (§ 137). Lo que es realmente importante es saber si el teatro es malo en símismo o si lo es sólo «por accidente». Según santo Tomás de Aquino y san Francisco deSales, no es en absoluto malo por esencia; es fundamentalmente «indiferente»,«contingente», dependiendo en realidad su bondad o malicia de cómo se utiliza (todo elmundo sabe perfectamente que de las mayores perfecciones pueden nacer, por laimperfección de la naturaleza humana, los mayores males). De ahí que la Comediapueda ser, per accidens, ocasión de mal u ocasión de bien.

En opinión del Padre Guerra, el teatro es un instrumento tan eficaz como elsermón—y, quizás, más eficaz aún—, para despertar la conciencia moral de los fieles einspirarles piedad. Ciertas personas —dignas de respeto, precisa Guerra— afirman enefecto que las comedias a lo divino «estimulan» mucho más su fe que los sermones, loque, por otra parte, no es de extrañar ya que «[...] cada genio tiene su especial moción»(§ 145) y «como no entienden de razones los gustos, tampoco entienden los genios» (§146). La «contingencia» del objeto teatral depende, pues, del receptor, de su carácter,su personalidad y su inteligencia.

Guerra distingue entonces tres tipos de espectadores sobre los que las comedias notendrán el mismo impacto, ni el mismo efecto, según la categoría a la que pertenezcan:- serán «indiferentes» para las personas medianamente avisadas, porque «tomanaquella ligera diversión de los ojos y los oídos sin pasar a penetrar más allá loescondido de los objetos» (§ 148);- serán ocasión de bien para las personas inteligentes, porque sacarán provecho de loque ven gracias a un entendimiento que les permite utilizar correctamente la solicitaciónde sus emociones y no dejarse distraer por sus sentidos;- serán ocasión de mal para los tontos, porque no tienen capacidad de reflexión («[...]no tienen entendimientos que ocupar [...]», § 150) y entonces se dejan «mover»únicamente por los sentidos, siendo incapaces de sacar cualquier provecho de losespectáculos teatrales13.

La «contingencia» del teatro depende pues de la naturaleza del espectador y de supropensión al bien o al mal, y Guerra concluye que cada uno debe saber en concienciasi puede o no asistir a una representación:

13 Nos podemos interrogar sobre las implicaciones de una precisión que hace Guerra a propósito de lacategoría de los «necios»: «Bien deseara mi buena intención que para éstos estuviera la puertacerrada [...]» (p. 75): si las puertas del teatro, en la medida en que éste puede ser ocasión de mal para la gentesin discernimiento, deben estar cerradas para los tontos, ¿querrá decir eso que Guerra preconiza que loscorrales sólo estén abiertos a ciertas categorías de personas? ¿Insinuará que a públicos de naturaleza distintadeben corresponder divertimientos distintos?

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Conforme lo que experimentare en sí, ha de ser cada uno el autor de su opinión. Permitan quediga que es tan raro tribunal el de la Comedia, que los reos han de ser los jueces, porqueconociendo en sí que no le daña, sigue bien el verlas; si halla que le distrae, debe huirlas (§151).

En el fondo, la legitimidad o ilegitimidad de la asistencia a las comedias es, enopinión del predicador, asunto exclusivamente personal, en el que, en teoría, nodeberían intervenir ni el gobierno, ni los decretos reales, ni las decisiones eclesiásticas.Para ilustrar su teoría, Guerra toma el ejemplo de Tiberio y Domiciano, presentadoscomo tiranos por haber prohibido los espectáculos teatrales; sugiere así que losteatrófobos del siglo xvn, al condenar el teatro, no preconizan otra actitud que la deestos dos déspotas, con quienes sería legítimo comparar a los gobernantes actuales sidecidieran prohibirlo.

Se podría objetar a este argumento que las comedias son en cualquier caso ocasiónde mal para los actores y los directores de compañía; a lo cual responde Guerra que sila vida de éstos fuera tan indecente y condenable como pretenden los teatrófobos,interviniera la justicia para acabar con tal escándalo. Parecidamente, si el teatromoderno es ilícito per se, ¿cómo pueden las autoridades permitir su representación?

Prolongando su demostración, Guerra acaba preguntándose cómo los teatrófobos, yen particular el Padre Hurtado en sus Scholasticae et morales disputationes, tolerar latauromaquia (§ 158-167). Al proponer una reforma de este divertimiento —sugiriendoespecialmente que se elimine de él todo peligro de muerte—, le reconocen unalegitimidad que les niegan absolutamente a las comedias, ¡como si no fuera posiblequitarles a éstas el peligro del pecado! Guerra desarrolla esta paradoja tanto desde elpunto de vista de los «actores» como desde el punto de vista de los espectadores, yconstruye su argumentación según dos ejes principales: por una parte, el parecidoefectivo entre los juegos del circo de la Antigüedad y la tauromaquia en la España delsiglo xvii; por otra parte, la incompatibilidad entre el ideal del «enseñar deleitando» yla realidad de los juegos del circo.

Al contrario de la Comedia nueva, la tauromaquia moderna se origina directamentede la Antigüedad, pudiendo asimilarse las corridas a los circos antiguos («No hayfestejo que más conserve la fiereza de aquellos antiguos arenosos circos», § 158; «Estasfiestas, sí que son reliquias de los circos gentiles, fragmentos son de sus crueldades,deshechos pedazos de sus sangrientos ojos», § 166). Guerra establece una equivalenciaperfecta entre los espectáculos teatrales antiguos y los toros: lo que calificaba de«intolerables locuras» (§ 13) es ahora calificado de «loco empleo» (§ 167). ¿Tienenalguna virtud las corridas? La respuesta del predicador es evidentemente negativa. Loprimero que les reprocha es que no solicitan para nada la razón y no presentan a lossentidos más que «sangre y peligros» (§ 158). Subraya particularmente su barbarie ydenuncia su extrema crueldad: ¿cómo se puede aguantar, en efecto, que agrade el «[...]mirar a triste contingencia una vida» (§ 159) y no haya fiesta «[...] que no cueste algunavida» (§ 161)? Guerra juzga que los toros son aún más inmorales que los juegos delcirco, porque los combatientes, en los anfiteatros romanos, eran unos delincuentes yacondenados a muerte por la justicia, y a los que se daba de esta manera una segundaoportunidad; mientras que, en las plazas de toros españolas, son unos voluntarios los

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que lidian por su propio placer, arriesgando la vida «gratuita» e inútilmente. ParaGuerra, las corridas no tienen ninguna utilidad, ni desde el punto de vista de la fe (noincitan a la devoción o a la penitencia), ni desde el punto de vista educativo (no enseñannada), ni desde el punto de vista moral (son forzosamente ocasión de mal). En lasplazas de toros, es más que «contingente» que los lidiadores acaben heridos o matadospor un toro; y aunque nunca ocurrieran estas desgracias, «[...] bastaba que en leyes deprudencia humana se aventurasen bárbaramente a morir sin motivo honesto racional»(§ 165). ¿Qué pensar, finalmente, de lo que pasa en las gradas durante el espectáculo?«¿Qué indecencias no suceden en su mezclada confusión? [...] ¿Qué gulas no seejercitan? ¿Qué prodigalidades no se derraman? » (§ 167).

Y sin embargo, a pesar de todos estos defectos e inconvenientes, la mayoría de losteatrófobos defienden la corrida, como si estuvieran bajo el influjo de algún encantosecreto —de origen diabólico— que se desprendería de ella: «Pues, ¿qué hechizo tendráeste loco empleo, que prevalece contra entendimiento y sentidos?» (§ 167) Losenemigos del teatro salen así descalificados del todo y sus ataques contra lasrepresentaciones no poco debilitadas.

S E G U N D A P A R T E : E L T E A T R O D E C A L D E R Ó N (§ 170-183)

A partir de lo argumentado en la primera parte del tratado de Guerra, la obra deCalderón puede aparecer como el modelo más perfecto de un teatro plenamentelegítimo. Mucho más que una simple aprobación, Guerra nos ofrece a modo deconclusión un auténtico panegírico de Calderón, tanto del hombre como deldramaturgo. Sus composiciones constituyen para el trinitario el mejor ejemplo de lo quedebe ser el teatro, tal y como lo describió en la primera parte:

[...] sólo nuestro don Pedro Calderón bastaba para haber calificado la Comedia y limpiado detodo escrúpulo el teatro.[...] Las comedias de santo son de ejemplo, las historiales de desengaño, las amatorias deinocente diversión, sin peligro. La majestad de los afectos, la claridad de los conceptos, lapureza de las locuciones la mantiene tan tirante que aun la conserva dentro de las sales de lagracia. Nunca se desliza en puerilidades, nunca se cae en bajeza de afectos. Mantiene una tanalta majestad en el argumento que sigue que, si es de santo, le ennoblece las virtudes; si es depríncipe, le enciende a las más heroicas acciones; si es de particular, le purifica los afectos (§171-172).

Sin olvidar que el teatro de Calderón, «este monstruo de ingenio» (§ 173), estotalmente original, cosa digna de admiración si se tiene en cuenta que todos losmayores poetas latinos se inspiraron mucho en los poetas griegos y los imitaron:

[...] haciendo juicio desapasionado de todos los poetas a quienes el respeto ha coronado delaureles, se descubren sus imitaciones. [...]Sólo el singular ingenio de nuestro don Pedro pudo conseguir hacer caminos nuevos sin pisarlos antiguos (§ 175-177).

El dramaturgo español también suscitó la admiración y el respeto de todos suscontemporáneos con sus autos sacramentales, que dejan «[...] los ánimos admirados y

1 0 6 C A R I N E H E R Z I G Criticón, 93,2005

devotos, gustosos y atritos, recreados y encendidos [...]» (§ 178). Todas sus creacionesresponden al ideal del enseñar deleitando y son un modelo de perfección moral, tantoen el fondo como en la forma (el «vestido»).

Guerra termina por un elogio de Juan de Vera Tasis y Villarroel, digno de todasalabanzas por haber corregido y dado a la estampa las comedias de Calderón en estelibro cuya aprobación acaba de redactar.

El tratado del Padre Guerra, si lo juzgamos de manera global, más se inscribe en unaperspectiva negativa que en la elaboración de una construcción positiva: la Aprobación,en su conjunto, más se presenta como una obra de demolición e invalidación de losargumentos de los detractores del teatro que como una auténtica demostración de lalegitimidad de la Comedia. Su argumentación, en general, sigue siendo teórica, conescasa relación con manifestaciones literarias precisas: en aquella época, la críticaliteraria —entendida como discurso a partir de un análisis de obras concretas— sóloempieza a aparecer muy tímidamente. Queda que la Aprobación, a pesar de sus límites,presenta un interés excepcional: Guerra nos ofrece en ella una exposición sólida,rigurosa, bien construida (con un verdadero esfuerzo de precisión y estructuración) y enla que transparece una gran erudición. Defiende firmemente su posición sin perdonar asus enemigos a los que, pese a cierta nobleza de tono, dirige duras críticas, a vecesinsidiosas o perniciosas. Dicho tratado constituye, pues, un momento importante en lahistoria de la controversia ética sobre el teatro español del Siglo de Oro, momentoimportante no sólo por el interés de la obra en sí misma, sino también —y quizás másaún— por la apasionada y apasionante polémica que generó.

C R I T E R I O S DE E D I C I Ó N

Existen al menos tres ediciones diferentes de la Aprobación: las dos primeras seencuentran respectivamente en las piezas preliminares de la Verdadera V Parte deComedias de don Pedro Calderón y de la VI Parte de Comedias de don PedroCalderón, impresas en Madrid por Francisco Sanz en 1682 y 1683, a impulsos de Juande Vera Tassis y Villarroel; la tercera constituye el capítulo V (pp. 43-99) de laApelación al Tribunal de los Doctos publicada en 1752 (Madrid, Joseph de Orga) porGonzalo Xaraba. Tres ediciones al menos, decíamos, pues Cotarelo, en laBibliografía^ y Duncan W. Moir, en su edición del Theatro de los theatros^5, señalanambos la existencia de una suelta, que también habría sido publicada en 1682 y que nohemos logrado localizar todavía. Elegimos como texto base para la presente edición eltexto de la Verdadera V Parte de 168216, al que incorporamos las correcciones yañadidos realizados por el Padre Guerra para la edición de 1683. Las variantes de laedición de 1683 vienen señaladas en las notas a pie de página (ej.: «afrentando36 sinlisonja a Cicerón», § 19; se encuentra en nota: «36 afrentando] afrentado 1683»), así

14 Cotarelo y Mori, 1997, p. 334a («Se imprimió también aparte en el mismo año [...]»).15 Francisco de Bances Candamo, Theatro de los Theatros de los passados y presentes siglos, p. LXII,

nota 140 («El profesor Wilson tiene un tomo que ha tenido la bondad de prestarme y en el cual vanencuadernados la suelta de la Aprobación y ocho folletos más»).

16 Ed. facsímil John E. Varey y Don W. Cruickshank en Comedias, London, Gregg InternationalPublishers, Tamesis Books, 1973, vols. XIV y XV.

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como las variantes de la de 1752 (ej.: «[...] sin estos deliciosos teatros trescientos23

treinta y nueve años [...]», § 11; se encuentra en nota: «23 trescientos] trescientos y1752»).

1. El texto. Como en la edición de 1752, los párrafos vienen numerados en nuestraedición, lo que permite un manejo mucho más cómodo de la Aprobación y simplificanotablemente las referencias al texto.

Existen en el texto original dos tipos de notas bibliográficas: notas marginales—abundantes al principio, van desapareciendo casi totalmente a medida queavanzamos en el texto— y referencias bibliográficas directamente integradas al texto.Nosotros conservamos las primeras tales y como aparecen en el original, respetándoloestrictamente, pero las colocamos a pie de página, en bastardillas y en negrillas,poniendo, en el texto, una llamada de nota al lado de la palabra, el nombre o la cita alos cuales remiten. Ej.: «Lo mismo refiere y traslada Valerio Máximo24», § 12; seencuentra en nota: «HValer. Max. libr. 2 cap. 4». En cuanto a la segunda categoría denotas de la edición original —las que están integradas al texto—, no las modificamospero las transcribimos en bastardillas, para que se localicen más fácilmente.Mantenemos, como en el primer caso, la grafía original, siendo muchas de lasdesignaciones abreviaturas de títulos latinos (ej.: «de Spectac.» [§ 24], «de Ciuitat. Dei»[§ 25] o «de Ciu. Dei» [§ 33], «in epist. ad Tit.» [§ 38]), para las cuales precisamos, ensu caso, las menciones de libro (lib.) y de capítulo (cap.) (ej.: «El otro testimonio serádel insigne Lactancio, lib. 6, cap. 20» [§ 40]; «Arnobio, lib. 7, contra Gentiles» [§ 49];«in Apolog., cap. 24» [§ 55]), separando una coma cada una de las informacionesbibliográficas.

Conservamos igualmente la grafía de las citas latinas, que ponemos en bastardillas, ycuya traducción eventual —dada por el Padre Guerra— está entre paréntesis y entrecomillas, para que se distingue claramente del discurso del autor mismo. Ej.:

61. Prosigue el dulce y elocuente Ambrosio, lib. 1, de Virgin.: Quid de Sacris Phrygijs loquar,in quibus impudiciüa, disciplina est, atque vtinant sexus fragilis. Quid de Orgijs Liberi vbiReligionis mysterium est incentiuum libidinum. Qualis ergo ibi potest esse Sacerdotium, vbicolitur stuprum Deorum?62. («¿Qué diré —exclama Ambrosio— de las fiestas sagradas frigias adonde toda su doctrinaes la incontinencia y fuera dicha que recayera en el sexo más enfermo? ¿Qué de las fiestas deBaco, adonde el ministerio de sus aras es encender las torpezas? ¿Cómo será la vida de lossacerdotes adonde se venera la lascivia de sus deidades?»)

Excepto en los casos de relevancia fonética, modernizamos la grafía, la acentuación,el empleo de la mayúscula y la puntuación. Utilizamos o suprimimos bastardillas enfunción de los criterios actuales y añadimos guiones, paréntesis, comillas, etc., cuandonos parece pertinente.

2. Las notas a pie de página. Hay cuatro categorías de notas infrapaginales:modificaciones aportadas al texto en 1683 y en 1752; identificación y transcripción(cuando haya sido posible) de las referencias bibliográficas contenidas en el texto; notasde sentido; notas biográficas o informativas.

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En cuanto a las referencias bibliográficas, indicamos —para las que hayamos podidoidentificar— el autor, el título de la obra, en latín, en español o en francés según loscasos, y, eventualmente, los libros, los capítulos, los párrafos, así como las páginas o lascolumnas donde se pueden encontrar la alusión o la cita, en este orden. Ej.: «144

Atanasio de Alejandría, Oratio contra Gentes, cap. 25, col. 50c»; «155 Julio Fírmico, Elerror de las religiones paganas (De errore profanarum religionum), cap. 12 (y no 13), 1-4, pp. 101-102»; «164 Cicerón, Tusculanas (Tusculanae disputationes), lib. I, XXVI-65,p. 41». Todos los detalles de títulos largos, las referencias bibliográficas y los tomos enel caso de la Yatrología de Migne figuran en las «Referencias bibliográficas» finales.

Proporcionamos en nota el texto preciso de los autores citados por el Padre Guerra,excepto cuando es idéntico al texto citado por el trinitario (en este caso indicamos bajola referencia «cita idéntica» [ver nota 289]). Aclaramos algunas alusiones del PadreGuerra citando los textos que les corresponden. Ej.: «Donato15 atribuye la invención aHornero», § 10; se encuentra en nota:

15 Donat. in prolog. Adelph. Donato, De tragoedia et comoedia, en Publio Terencio,Comoediae sex...: Quanuis autem retro prisca voluentibus reperiatur Thespis Tragoediaeprimus inuentor: et Comoediae veteris pater Eupolis cum Cratino, Aristophanéque essedicatur: Hotnerus tamen, qui feré omnis Poeticae largissimus fons est, etiam his carminibusexempla praebuit, et velut quadam suorum operum lege praescripsit: qui Iliadent instarTragoediae, Odysseam ad imaginem Comoediae fecisse monstratur.

Como puede verse con este ejemplo, las citas en latín están en bastardillas.Para las notas semánticas, estipulamos en bastardillas el vocablo o la expresión que

nos parecen problemáticos, y luego lo explicamos. Ej.: « No hay que admirar, que losgenios no se dan a la mayor razón y las mociones más consisten, en mi juicio, en lasimpatía que en la eficacia: 'el espectador es más "movido" y conmovido (mociones)por el teatro que se dirige a sus sentidos (provocando simpatía) que por el sermón quese dirige a su razón (buscando eficacia)'»; « Contextura: "Se entiende también por ladisposición natural y exteriores señales o sobrescrito, que indican el estado y condicióndel hombre, así en orden a su genio y pasiones, como en lo que mira a la salud osanidad corporal" [Aut.]».

Finalmente, entendemos por notas biográficas o informativas las notas que permitenexplicar una alusión, una referencia o dar precisiones sobre una persona citada. Ej.: «181

Doce Tablas (ley de las): «Conjunto de leyes redactado en Roma por los decenviros yadoptado en 451 y 449 a. J.-C. El código, muy antiguo, fue elaborado para evitar quelos plebeyos pudiesen sufrir, por ignorancia del derecho, las arbitrariedades de losmagistrados. Nunca fue derogado formalmente. Las sentencias breves, de un estiloarcaico, reflejan un derecho muy primitivo, con un procedimiento formalista y penasmuy rigurosas; a pesar de ello, la pena de muerte aparece raras veces» (GranEnciclopedia Larousse); «De Valencia me afirma un señor de esta Corte que perseverael lugar público de la fragilidad, añadiendo que es permisión originada de san VicenteFerrer263», § 135; se encuentra en nota: «263 Se trata del "barrio reservado" de Valenciaque era famoso e incluso proverbial. Ver Bartolomé Joly, Viaje por España, t. II, p. 75:"Hay en Valencia como en toda España, pero aquí más delicioso, un sitio grande y

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célebre de hembras dedicadas al placer público, que tienen un barrio de la ciudad dondeesa vida se ejerce con toda libertad. El proverbio español dice: 'Rufián cordobés y putavalenciana'"».

HERZIG, Carine. «Fray Manuel de Guerra y Ribera, Aprobación a la Verdadera Quinta Parte deComedias de don Pedro Calderón (1682). Estudio, edición y notas». En Criticón (Toulouse), 93,2005, pp. 95-154.

Resumen. El presente trabajo propone una edición crítica y anotada de la Aprobación a la Verdadera QuintaParte de Comedias de don Pedro Calderón, publicada en Madrid por el Padre trinitario Fray Manuel deGuerra y Ribera en 1682. Dicha Aprobación (de 47 folios en la edición original) no es sino una apología delteatro de fines del siglo xvn que provoca desde su publicación una violenta polémica entre partidarios yenemigos de la Comedia y que dará lugar a la composición, la edición o la reedición de 18 textos entre 1682y 1684. Antes de la edición propiamente dicha, este trabajo ofrece, como introducción, un breve análisis de laestructura interna de la Aprobación, así como de los argumentos en que se apoya, para poner en evidencia suscualidades y sus límites, subrayando al mismo tiempo su alcance.

Resume. Le présent travail propose une édition critique et annotée de {'Aprobación a la Verdadera QuintaParte de Comedias de don Pedro Calderón, publiée á Madrid par le Pére trinitaire Fray Manuel de Guerra yRibera en 1682. Cette Aprobación (qui compte 47 folios dans l'édition originale) n'est autre qu'une apologiedu théátre de la fin du xvne siécle qui déchaine des sa parution une violente polémique entre partisans etennemis de la Comedia et qui sera directement á l'origine de la composition, la publication ou la réédition de18 textes entre 1682 et 1684. Avant l'édition proprement dite, ce travail offre, en guise d'introduction, unerapide analyse de la structure interne de Y Aprobación, ainsi que des arguments qui la sous-tendent, afin d'enmontrer les qualités et les limites, tout en en soulignant la portee.

Summary. The present study proposes a critical anotated edition of the Aprobación a la Verdadera QuintaParte de Comedias de don Pedro Calderón, published in Madrid by the trinitarian priest fray Manuel deGuerra y Ribera in 1682. The Aprobación (composed of 47 folios in the original edition) constitutes nothingless than a defense of the theatre of the end of the seventeenth century that unleashes from the very momentof publication a violent polemical debate between the advocates and enemies of the Comedia. The debategives rise to the composition, publication and republication of eighteen texts between 1682 and 1684. By wayof an introduction before the edition of the Aprobación itself, this article offers a brief analysis of the text'sinternal structure, as well as of the arguments on which it is based, in order to underline its qualities and itslimitations, whilst aiming to stress its far-reaching consequences.

Palabras clave. CALDERÓN DE LA BARCA, Pedro. Controversia ética. GUERRA Y RIBERA, Fray Manuel de.Teatro (licitud). Verdadera Quinta Parte (Calderón).

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Aprobación del Reverendísimo Padre Maestro Fray Manuel de Guerra y Ribera,Doctor Teólogo y Catedrático de Filosofía en la Universidad de Salamanca,

Predicador de su Majestad y su Teólogo, Examinador sinodal del Arzobispado deToledo, del Orden de la Santísima Trinidad, Redención de Cautivos

1. Mándame Vuestra Señoría que vea los libros de comedias que compuso don PedroCalderón de la Barca (brevemente digo, con el nombre inmortal de su fama, cuanto no cabe en lahumana mortal elocuencia)1, y, habiendo reparado2 mi obligación este precepto, deseara niexcederle, ni faltarle. Y confieso que miro muy vecinos enemigos estos dos extremos.

2. Muchas doctas plumas han aprobado los libros de comedias que corren impresos, peroecho menos en sus doctísimas aprobaciones un escrúpulo que, como sabios, le habrándespreciado, y yo no acierto a deponerle, como necio. Mi escrúpulo es que esta aprobaciónparticular pende de la universal, porque no podrá ser una comedia particular buena, si laComedia en común es mala. Siendo el género malo, no puede ser la especie buena. Luegoprecisamente3 van embebidas estas aprobaciones con tal rigor que no podrá haber dictamen dereprobarlas en común, habiéndolas firmado en particular4.

3. Este fundado escrúpulo que tantos sabios, como tales, habrán, por razones que yo noalcanzo, depuesto, me obliga a que entre en un examen tan crítico, que no se puede hacer sinsacudir mucho polvo a la escondida Antigüedad5. Cuestión que más deseara leerla que escribirla,que, por no exceder las líneas de aprobante, procuraré ceñirme a los más venerables fundamentosque ha podido descubrir mi cuidado.

4. Años ha que de orden del Real Consejo de Castilla, siendo Comisario de estos festejos eleruditísimo y sapientísimo don Jerónimo de Camargo, escribí un papel dando mi parecer en laComedia6. La resolución se reducía a dos conclusiones: la primera, que la Comedia es indiferenteen lo cristiano; la segunda, que es conveniente en lo político.

5. Este argumento seguí entonces con pluma dilatada. Ahora lo estrecharé por excusar lamolestia, protestando con sinceridad ingenua que sólo me mueve el amor de la verdad y que hedesnudado el dictamen de toda humana conocida pasión, pareciéndome indispensable7 en laprofesión de mi estado no socorrer con avisos a quien desea lo mejor, o con desengaños a quienprosigue en lo errado.

6. El pretendido daño de las comedias se ha reducido en estos tiempos más a voces que aescritos. Hombres muy sabios y de virtud muy ceñida predican y publican gravísimos daños de

1 Brevemente digo, con el nombre inmortal de su fama, cuanto no cabe en la humana mortal elocuencia:'el mero hecho de pronunciar su nombre de fama inmortal bastará para decir todo lo que no podría expresarla caduca elocuencia de los hombres'.

^ Reparar tiene aquí el sentido, poco frecuente en construcción directa, de reparar en, o sea «atender,considerar, o reflexionar» (Aut.).

3 Vrecisamente. «Vale también necesariamente, sin poderse evitar» (Aut.).

4 Podemos entender este pasaje de la manera siguiente: aprobación particular (o sea de tal o cual teatro)y aprobación general (de todo teatro) son tan indisociables (embebidas de embeber: «incorporar, incluir,contener una cosa dentro de sí», Aut.]) que el que aprueba (firma) una forma particular de teatro aprueba almismo tiempo el teatro en general.

5 Sin sacudir mucho polvo a la escondida Antigüedad: quizás haya que entender: 'sin examinar de nuevouna Antigüedad muy mal conocida'.

" No hemos logrado identificar este texto, sin duda perdido.

' Indispensable: «Lo que no se puede dispensar o que no admite dispensación» (Aut.); 'inevitable'.

E D I C I Ó N D E L A A P R O B A C I Ó N D E G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 1 1

las comedias. Lo general en que se fundan es decir que son reprobadas de los Santos Padres; queno son indiferentes; que, a lo menos, de conocido8 son pecado venial; que, prudentemente, sonmadres de mayores vicios en quien las ejercita y quien las frecuenta9; y, por último, que son unaescuela de la incontinencia y lascivia. A estos reparos me parece que se reducen todas lasnulidades10 que las oponen.

7. Para caminar, en tan grave duda, sobre la solidez de la verdad, tomaré el grande trabajo deaveriguar cuáles eran las comedias antiguas; cuáles sus principios, instituciones y progresos;cuáles sus diferencias y fines; cuáles sus representaciones; y, finalmente, qué parentesco dicen conlas nuestras y de qué comedias hablan los Santos Padres. Con esta distinción, se correrán los velosa la oculta verdad.

8. Pretendió Grecia casar la ciencia con la delicia. Fueron los primeros sabios, después de losEgipcios, pero faltos de la verdadera basa de la sabiduría, degeneraron en torpísimas nieblas deoscuras ignorancias. Leyendo sus leyes, me parecen discretos; mirando sus operaciones, se mefiguran pueriles: tanto dista el conocer del obrar, tantas leguas hay de camino desde laespeculativa a la práctica. No acierta mi cortedad a distinguir si fueron estos Griegos, o por susvirtudes más venerables, o por sus vicios más reprehensibles. Esta duda discreta se vio en elemperador Severo que tan estrechamente juntó reales virtudes con bárbaras crueldades, quecorría por proverbio en los romanos: Seuerum vel nunquam deberé nasa, vel nunquam deberémort^ («Tan bueno que no debía morir, tan malo que no debía nacer»).

9. Entre estos sabios, que trabajaron mucho para hallar razones a sus deleites, fue la primeracuna de la comedia y tragedia. Pero admira a la prudencia humana que no fuesen sus padresvarones sabios sino labradores rústicos12. El origen fue éste: juntábanse en los campos a celebrarlas fiestas del dios Baco, encendían sus altares y, para obligarle a sus votos, le cantaban susvictorias y laureles, los reyes vencidos y los imperios conquistados. De tan oscuros principios tuvoorigen la tragedia. La comedia nació en los arrabales de Atenas, en las caserías de aquellospastores y labradores que, antes que Teseo1^ los uniese en forma de ciudad, se juntaban acelebrar con cánticos a su Apolo: de estos festejos, como más festivos, se originó la comedia. Estoes lo más seguro en su origen, que, por anciano, se pierde de vista al discurso más lince. Quien

° Que, a lo menos, de conocido son pecado venial: 'que, por lo menos, son sin duda alguna pecadovenial'.

9 Quien las ejercita: 'los actores'; quien las frecuenta: 'el público'.10 Nulidad: «Defecto de valor o vicio que disminuye la estimación de alguna cosa [...]. Latamente se

toma por cualquier falta o tacha que disminuye el precio o la estimación de las cosas» (Aut.).11 Tursel., in vit. Seuer. Aún no hemos logrado identificar esta referencia.12- Diomed. 1. 3. Viu. in Com. sup. Agust. lib. 2 cap. 8 & plur. alij. No hemos logrado identificar esta

referencia.13 Teseo: «Rey legendario de Atenas. Su padre fue Egeo o Poseidón y su madre Etra, descendiente de

Pélops. Nació en Trezenas (Argólida), y, según la leyenda, no debía dirigirse a Atenas antes de ser losuficientemente fuerte como para levantar la roca bajo la cual Egeo había colocado su espada. A los dieciséisaños partió hacia Atenas, y por el camino liberó de bandidos las regiones que iba cruzando [...]. En Atenas,Egeo vivía bajo el dominio de su esposa, la maga Medea, cuyas maniobras para quitarle la sucesión fuerondesenmascaradas por Teseo. Posteriormente partió hacia Creta, para liberar a Atenas del tributo humano queesta ciudad entregaba a Minos cada año [...]. Después de esta aventura volvió a su patria. Había prometido asu padre cambiar las velas negras de su embarcación por otras blancas en caso de que regresara con éxito desu difícil empresa; pero olvidó hacerlo, y Egeo, al ver la embarcación de su hijo con el fatal signo de laderrota, se lanzó al mar, donde murió. Desde entonces [...] Teseo reinó en Atenas» (Gran EnciclopediaLarousse).

112 CARINE HERZIG Criticón, 93,2005

deseare llenar sus ojos de muchas y raras curiosidades, podrá leer a Julio César Scalígero, lib. I,Poet.14.

10. Los más creyeron que fue la tragedia primero que la comedia, hasta que Julio CésarScalígero, contra el crédito común, dio a la comedia la primacía. Corrieron años con unasrepresentaciones tan del campo que más eran risa del pasatiempo que empleos del discurso, hastaque, mejoradas con el tiempo, como todas las artes humanas, las hicieron los ingenios tancélebres, que se levantaron con el nombre de autores. Donato15 atribuye la invención a Hornero;mejor lo ajuicia Platón16, que lo juzga antiguo recreo de la ociosa juventud de Atenas;Quintiliano17 sintió que Esquilo; Horacio y Laercio18 que Tespis; prudentemente conjeturaScalígero19, siguiendo a Aristóteles20 y a Suidas21, que este Tespis limó la tragedia y la puso tanhermoso el vestido que mereció la fama de inventor primero.

11. Ignorante Roma de esta «delicada locura»22 (así la llama mi venerado Agustino), vivió,ocupada los ojos en la fiereza de sus arenosos circos, sin estos deliciosos teatros trescientos23

treinta y nueve años (tan tarde llegan las letras adonde viven las armas). Entró esta ignorada pesteen Roma por otra peste. Para aplacar una, introdujeron otra. El suceso fue éste.

12. Siendo cónsules Cayo Sulpicio y Cayo Licinio Estolón, padeció Roma una inmedicablepestilencia. Desesperados de la medicina, introdujeron los juegos escénicos, las tragedias ycomedias para aplacar a sus falsas deidades. Así lo refiere el príncipe de la historia romana, Tito

14 Scaliger. libr. 1 Poet. Julio César Escalígero, Poetices libri septem ad Sylvium filium, lib. I(«Historicus»).

15 Donat. in prolog. Adelph. Donato, De tragoedia et comoedia, en Publio Terencio, Comoediae sex...:«Quanuis autem retro prisca voluentibus reperiatur Thespis Tragoediae primus inuentor: et Comoediaeveteris pater Eupolis cum Cratino, Aristophanéque esse dicatur: Homerus tamen, qui feré omnis Poeticaelargissimus fons est, etiam bis carminibus exempla praebuit, et velut quadam suorum operum legepraescripsit: qui lliadem instar Tragoediae, Odysseam ad imaginem Comoediae fecisse monstratur».

1° Plat. in Min. Platón, Minos, 320e-321a, p. 101: «H Sé TpaycoSía éañ rtaXaió\ év8á8e, ox>% dx; o'íovTaiano Qéajti8oc, áp^ajiévii ov>8' arcó <t>puvíxou, á\X ei SEXEIC, évvofjaai, Ttávu nakaióv aiixó

17 Quint. lib. 10 cap. 1. Quintiliano, Sobre la formación del orador (Instttutionis Oratoriae), lib. X, 1,66, p. 36: «Plures eius auctores. Aristophanes tamen et Eupolis Cratinusque praecipui. Tragoedias primus inlucem Aeschylus protulit, sublimis et gravis et grandiloquus...»

18 Horat. in Arte Poetic. Horacio, Arte poética (Ars poética), vv. 275-277, p. 560: «Ignotum tragicaegenus invenisse Camenae I dicitur et plaustris vexisse poemata Thespis I qui canerent agerentque perunctifaecibus ora».

Laert. lib. 3 in vit. Plat. Diógenes Laercio, Vida de Platón, 56: «"Qqrcep 8é TO radaióv év xri TpavcofiíarcpÓTEpov \iév ¡lóvoq ó xopó? 8ie8pa(iáxi^ev, üctepov 5é Séamc, Eva vmoKpixnv éijsüpEV úrcép TOÍ Siava7taÚ£c9aiTOV xopóv, Kai SeÚTEpov Aioxútax;, TOV 6é xpíiov ZO<]>OKXÍI<;, KCIÍ <sweitXr\poxsa\ TÍ\V xpaycoSíav».

1° Scaliger. libr. 1 Poet. cap. 6. Julio César Escalígero, Poetices libri septem ad Sylvium filium, lib. I,cap. 6 («Tragoedia»), p. llc-d: «Qui eam primus dederit, haud ita pro comperto habetur, satis constat illud,a Thespi poeta factam nitidiorem, qui primus pensiles scenas in plaustris circumegit, addiditque nudis oribusfaecem pro persona a quibus faecibus vinaceis alü Tragoediae nomen deductum maluére [...]. Falluntur tamenbi quoque, quum ipso Thespi nomen hoc fuerit antiquius».

20 Aristotel. in Poet. No vemos ninguna alusión a Tespis en La poética de Aristóteles.21 Léxico de Suidas: «Diccionario enciclopédico de la época bizantina (s. x) que, aunque compuesto sin

orden ni crítica, contiene informaciones valiosas sobre léxico, datos biográficos, argumentos de obrasperdidas, etc.» (Gran Enciclopedia Larousse). Hasta la fecha sólo hemos podido consultar ejemplares engriego de esta obra.

22 No hemos logrado localizar este pasaje en la obra de san Agustín.23 trescientos] trescientos y 1752

E D I C I Ó N DE LA APROBACIÓN DE G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 1 3

Livio, lib. 7: Sulpitio Potito^, C. Licinio Stolone Cotis. pestilentia fuit eo (atino) nil dignutnmemoria actunt, ttisi quod pacis Deum25 exposcendae causa; tertio tum post conditam Vrbemlectisternium26 fuit; et cum vis morbi, nec bumanis consiliis, nec ope diuina leuaretur, victissuperstitione animis, ludi quoque Scenici, noua res bellicoso populo (nam Circi modospectaculum fueratf-1 ínter alia coelestis irae placamina instituti dicuntur®. Lo mismo refiere ytraslada Valerio Máximo25.

13. Pasa a los cortos principios que tuvieron estas representaciones y la primera miseria de susteatros. Y agraviara el grande juicio de este autor si le callara la grande sentencia que despuésescribe (esta Aprobación no es para quien sólo sabe romance y así me perdonarán que traslade ellatín): bíter aliarum parua principia rerum, ludorum quoque prima origo ponenda visa est, vtapparet [yo leo vt apparea^ quam ab sano initio res in banc, vix opulentis Regnis tolerabileminsaniam venerit^ («He referido —dice su grande juicio— entre los otros pequeños principios decosas grandes, el origen de los juegos escénicos, para que conste de qué principio tan sano hacrecido a tal locura, que ni aun a los reinos más opulentos parece tolerable»). Vix tolerabileminsaniam: comedias de tanto gasto, un gentil las llama «intolerables locuras».

14. He propuesto esta censura que da un gentil a las comedias romanas, para que vean losautores de la contraria opinión que no sólo no oscurezco sus argumentos, sino que procuroadelantar, cuanto alcanza mi cortedad, sus razones, porque no pretendo decidir la dudaenflaqueciendo la sentencia contraria, sino fundando la mía, y por eso la desenvuelvo desde sufundamento primero.

15. Con este juicio de Tito Livio, ninguno extrañará que los Padres condenen lo que un gentilreprobó y, para crecer más la razón contraria, lo que el grande Catón resistió en el Senadoromano, que se opuso constante a la licencia de sus teatros. Tales eran sus comedias, que aun nolas podían ver los gentiles.

16. Pues, ¿qué comedias eran? Éste es el blanco del argumento, éste es el camino para hacer eljuicio verdadero. De los mismos Padres que condenan las comedias, mostraré con claridad y

2 4 sulpitio] C. Sulpitio 175225 Deum] Deam 17522" lectisternium] lecti sternium 17522' Falta «noua res bellicoso populo (nam Circi modo spectaculum fuerat)» 1683, 17522° Liu. 1. 7 bist. Tito Livio, Historia romana (Ab urbe condita), VII, cap. II, pp. 3-4: «Et boc et

insequenti anno T. Sulpicio Petico C. Licinio Stolone consulibus pestilentia fuit. Eo nibil dignum memoriaactum, nisi quod pacis deum exposcendae causa tertio tum post conditam Urbem lectisternium, et cum uismorbi nec humanis consiliis nec ope diuina leuaretur, uictis superstitione animis ludi quoque scenici —nouares bellicoso populo, nam circi modo spectaculum fuerat— Ínter alia caelistis irae placamina institutidicuntur».

2" Valer. Max. libr. 2 cap. 4. Valerio Máximo, Hechos y dichos memorables (Factorum et dictorummemorabilium), I, lib. II, cap. 4, 4, pp. 154-155: «C. Sulpicio hético, C. Licinio Stolone consulibus,intoleranda vis ortae pestilentiae civitatem nostram, a bellicosis operibus revocatam, domestici atque intestimmali cura afflixerat, jamque plus in exquisito et novo cultu religioms, quam in ullo humano consilio positumopis videbatur. ¡taque placandi coelestis numinis gratia compositis carminibus vacuas aures praebuit, ad idtempus circensi spectaculo contenta [...]. Verum, ut est mos hominum párvula initia pertinaci studioprosequendi, venerabilibus erga déos verbis juventus, rudi atque incomposito motu corporum jocabunda,gestus adjecit [...]».

30 appareat] apareat 175231 Liu. ibi. Tito Livio, Historia romana (Ab urbe condita), VII, cap. 2, p. 5: «ínter aliarum parua

principia rerum ludorum quoque prima origo ponenda visa est, ut appareret quam ab sano initio res in hancuis opulentis regnis tolerabilem insaniam uenerit».

1 1 4 C A R I N E H E R Z I G Criticón, 93,2005

verdad cuáles eran. Sus mismos testimonios han de ser agrias censuras para unas y tácitasaprobaciones para otras. Hablen en tanta causa los Padres y callemos para aprender de sus voces.

17. Muchos escriben contra ellas, pero los principales son Tertuliano, con su severo ingenio,Lactancio Firmiano y Arnobio; Crisóstomo y Jerónimo más de paso52; Cipriano, Nacianceno,Ambrosio, Atanasio, Cirilo y Julio Fírmico33. No es agravio callar a otros, pero fuera prolijidadreferirlos.

18. Ya escucho que me censuran haberme olvidado de Agustino. Pues no es olvido sinorespeto: esta pluma hace coro aparte, este divino ingenio, exceso de todo lo humano, que lo supoy escribió todo, es el que en sus altísimos libros de la Ciudad de Dios trata esta cuestión prodignitate34. Enamorado de su elocuencia, venerador de su sabiduría, seguiré sus discursos,propondré sus argumentos, aclararé su intención, mostraré su fin y, siendo luz a mi resolución35,cumpliré con mi respeto y aseguraré el acierto.

19. Todas las velas de su elocuencia (afrentando36 sin lisonja a Cicerón) descoge37 Agustinoen estos divinos libros contra los teatros romanos. Más los arruina con su estudio que pudoderribarlos el tiempo. Para aclarar materia tan dudosa, necesitamos ver lo que condena. Lo quecondenan los Padres, y Agustino capitán de todos, en las comedias, es su institución, su estilo y sudaño.

20. Fue la institución (como se ha visto) de las comedias aplacar la ira de sus dioses, irritadaen el contagio: Ludi Scenici ... inter alia Coelestis irae placamina instituti dicuntur®>. Fue elorigen de su cuna la supersticiosa idolatría. Duró muchos siglos en Roma la gentilidad. SiendoConstantino Magno el primer emperador que volvió con su fe el semblante al mundo39, no pudovencer los ánimos del Senado y, por eso, en mi juicio, se determinó a fundar la cabeza de suimperio sobre las ruinas de Bizancio en su celebrada Constantinopla, acción que la juzgaronmuchos autores40 vanidad, y yo sabia política. Pretendió vencer a Roma desde fuera ya que no

32 más de paso] más de daso 17523 3 En cuanto a la puntuación de esta enumeración, hemos respetado estrictamente los agrupamientos del

texto original.34 Numerosos capítulos de la Ciudad de Dios tratan del teatro; he aquí los principales: lib. I, cap. 32 y

cap. 33; lib. II, cap. 4, cap. 7, cap. 8, cap. 9 y cap. 14; lib. IV, cap. 26; lib. VI, cap. 6 a 10; y lib. VII, cap. 26 ycap. 28.

3-5 Resolución: «decisión o solución de alguna duda u dificultad» (Aut.). Y siendo luz a mi resolución.quizás haya que entender: 'y si san Agustín sirve de luz a mi análisis'.

36 afrentando] afrentado 168337 Descoger las velas: tender las velas: «Vale también metafóricamente explayarse en algún discurso o

razonamiento, exornándole con diversidad y variedad» (Aut.).3° Ver nota 28 de esta edición.39 El primer emperador que volvió con su fe el semblante al mundo: quizás haya que entender: 'el primer

emperador que cambió con su fe la cara del mundo'.40 Euseb. lib. 2. de vit. Const. c. 43 & 44 lib. 4 cap. 23. Eusebio de Cesárea, De vita Constantini, lib. II,

cap. 43, cois. 1019b-1022a: «Et baec quidem prima imperatoris epístola ad nos missa constituit. Caeterum eaquae lege sancita fuerant, continuo exsecutioni mandata sunt, et cuneta iis, quae crudelitas tyrannica,praesumpserat, contraria gerebantur. Vruebantur imperatoris beneficentia bi quibus id lege concessum erat».

Lib. II, cap. 44, col. 1022a-b: «Posthaec imperator serio manum operi admovit. Ac primum quidem insingulas provincias eos praesides ut plurimum misit, qui salutari fidei dicati essent. Quod si qui eorumGraecae superstitioni dediti esse viderentur, iis vetitum erat sacrificare. Eadetn lex Mis etiam imposita est quidignitate praesides anteibant, iisque adeo qui summum honorum fastigium et praefecturae praetonanaepotestatem obtinebant. Aut enim, si quidem Christiani essent, iis concedebat ut nominis sui appellationiconvenientia gererent; aut si aliter affecti essent, ne simulacris sacrificarent, praecipiebat».

Lib. IV, cap. 23, cois. 1170b-1171a: «Hoc igitur modo ipse Deo suo sacra faciebat. Caeterum cunctis subRomano imperio degentibus, tam plebeis quam militibus, occlusae erant fores cultus simulacrorum, et

E D I C I Ó N D E L A A P R O B A C I Ó N D E G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 1 5

podía desde dentro, mudarla con enflaquecerla, convertirla con despoblarla. El no haberloconseguido no atrasa41 que pudiese ser éste su intento.

21. Viviendo Roma todos estos siglos o enteramente gentil o con poca plebe cristiana,celebraban los gentiles sus comedias y frecuentaban sus teatros. Eran las representaciones a susfalsos dioses. Pues, ¿cómo habían de tolerarlas los Padrest? ¿Cómo podían no acusar a loscristianos que iban a beber por los ojos y por los oídos idólatras supersticiones entre mentidoshalagos? ¿Qué paciencia podía tolerar invocaciones a un Marte adúltero y a Venus incontinente?

22. No pudieron los emperadores cristianos, sucesores de Constantino, mudar tanenteramente las facciones al rostro del mundo, que no fuese necesaria mucha pausa de la políticahumana para que acabase el tiempo lo que no podía ejecutar el brazo. Su hijo Constanciodegeneró con Arrio; el impío Juliano Apóstata pretendió arruinar lo edificado; entraron losrestantes emperadores en un mar tan tormentoso que, como diestros pilotos, cedieron a la furiadel viento y se dejaron llevar de la agua. Caminaron con esta destreza, permitiendo a los gentiles

quodvis sacrificiorum genus interdictum. Missa quoque lex est ad praesides provinciarum, ut diemDominicum etiam ipsi venerarentur. lidem festos martyrum dies jussu principis observabant, etecclesiasticarum festivitatum témpora debito honore prosequebantur. Quae quidem omnia summo cum¡mperatoris peragebantur gaudio».

Nicephor. lib. 7. cap. 46. y Niceph. 1. 12 cap. 25. Nicéforo Calisto, Ecclesiasticae historiae. Variospasajes del lib. VII tratan de Constantino el Grande:

Cap. 17, col. 1242c: «Constans enim Chlorus alium quoque ex beata Helena sustulit filiumConstantinum: cui etiam imperium, quod Christianam rite suscepisset fidem, reliquit, reliquis, quos eiTheodora genuit, legitimis filiis (propter segnitiem) abdicatis. Constantini ejus ortus sic babee».

El cap. 18, titulado «De nativitate, educatione et institutione magni et aequalis apostolis Constantini».Cap. 19, col. 1247a: «Haec de Constantino, qui ita divini Numinis providentia ad imperatoriam

sublimitatem est evectus, satis sint. Nam hac de re deinceps quoque dicemus».Lib. XII, cap. 25, col. 822b-c: «Nam maximus Ule Constantinus, qui ingentem quidem, minorem tamen

virtute et gloria sua, consecutus est laudem, et primus vera pietate imperium exornavit, cum omnem (propedixerim) terrarum orbem in idolorum cultu insanientem invenisset, sacrificare quidem daemonibus prorsusprohibuit, aras autem eorum non sustulit, mandato illo promulgato, ut deorum templa clausa, quo a nemineadiri possent, servarentur. ídem filü ejus fecere [...]. Julianus autem, ut impietas revivisceret, fecit, errorisqueet seductionis flammam plurimum auxit».

Theodor. 1. 5 hist. Eccles. C. 20. Teodoreto de Ciro, Ecclesiasticae historiae, lib. V, cap. 20, col. 1242c:«Constantinus enim magnus, omni praedicatione dignissimus, qui primus omnium pietate ornavit imperium,cum orbem terrarum adbuc furentem videret, daemonum quidem sacrificia penitus interdixit, horum tamenfana non evertit, sed occludi praecepit. Hujus quoque filii paterna vestigia secuti sunt. At Julianus impietatemrestituit, et pristint erroris flammam accendit».

Socrat. li. 5. c. 16. Sócrates, Historia ecclesiastica, lib. V, cap. 16. Se encuentra la alusión bajo el título:«De idolorum templis Alexandrine dirutis, et ob id commissa pugna Ínter gentiles et Christianos», cois. 603-606.

Ambr. Orat. in Fun. Theod. San Ambrosio, De obitu Theodosü Oratio, cap. 40, col. 1399a-b: «Nunc seaugustae memoriae Theodosius regnare cognoscit, quando in regno Domini Jesu Chnsti est, et considerattemplum ejus. Nunc sibi rex est, quando recipit etiam filium Gratianum, et Pulcheriam, dulcissima sibipignora, quae hic omiserat, quando ei sua Flacilla adhaeret, fidelis anima Deo; quando patrem sibi redditumgratulatur, quando Constantino adhaeret. Cui licet baptismatis gratia in ultimis constituto omnia peccatadimiserit, tamen quod primus imperatorum credidit, et post se haereditatem fidei principibus dereliquit,magni meriti locum reperit. [...] Quod illa sanctae memoriae Helena mater ejus infuso sibi Dei Spiriturevelavit».

Cap. 47, col. 1401c: «Utroque usus est Constantinus, et fidem transmisit ad posteros reges. Principiumitaque credentium imperatorum sanctum est quod super frenum (Zach. XIV, 20): ex illo fides, ut persecutiocessaret, devotio succederet».

41 No atrasa: 'no impide'.

116 CARINE HERZIG Criticón, 93,2005

algunos templos y aras, hasta que, en tiempos42 del grande Teodosio, por consejo de Ambrosio,los prohibió la ara de la diosa de la Victoria y el templo de las vírgines43 vestales. Contra estedecreto salió el elocuente gobernador de Roma, Simaco, y oró al emperador por la restitución dela diosa Victoria y las vestales; hizo una oración elocuentísima, salió a la defensa de la razónAmbrosio, y con divina elocuencia oró con tal eficacia que convenció al enemigo y consiguió quese renovase el decreto. En esta grande batalla de elocuencias, compusieron aquel celebrado dísticoque lo dice con vivísima hermosura:

Dicendi palmam Victoria tollit amico,Transit ad Ambrosium, plus fauet ira Deae^.

23. Vivían en este siglo Agustino, Tertuliano y Cipriano, Jerónimo, etc., con que juzgarondigno empleo de sus plumas escribir contra tales comedias y idolátricas representaciones, acusar alos que las miraban y dar las censuras que merecía tan ajena45 vista.

24. Y porque no se imagine conjetura mía este juicio, me parece que le aclara el profundoTertuliano en cuanto escribe contra las comedias. En ellib. 2, de Spectac, cap. 3, toma por basade su discurso y fundamento que no era lícito frecuentar los teatros por haber tenido su origenen46 la idolatría: Quia ex Idolatría vniuversa Spectaculorum paratura constaté. Este origenprueba en el cap. 24, donde llama al teatro, con airada elocuencia, «iglesia del Diablo, templo delDemonio» (Ecclesiam diabolt)48. En el cap. 17, lo49 intitula «consistorio de la lascivia»(Priuatum Consistorium impudicitiae)50. En el cap. 26, refiere de una cristiana que volvió delteatro endemoniada y, retóricamente abogando por el infeliz espíritu que la había ocupado, dijoque podía decir por disculpa el demonio: «Justamente ocupé su cuerpo porque la encontré en miterritorio» (lustisimé quidem feci, in meo enim inueni)^.

25. No hubo comedia antigua que no fuese profana dos veces: en la institución y en el objeto.Se instituyeron para honrar falsas deidades; ésta fue ceguedad de la idolatría. Representaban sustorpísimas mentiras como divinas glorias; esto era divinizar más con el metro lo supersticioso.Contra estos errados festejos sale airado Agustino, lib. 7, de Ciuitat. Dei, cap. 26: Quid sunt adhoc malum Mercurij furta, Veneris lasciuia, & turpitudines coeterorum, quae proferemus delibris, nisi quotidie cantarentur, & saltarentur in51 theatris53. Pinta con divina elocuencia en este

42 en tiempos] en tiempo 175243 vírgines] vírgenes 175244 No hemos podido localizar estos versos.4-5 Ajeno: «Se toma también por cosa extraña, no conveniente» (Aut.).46en]del75247 Tertul. lib. 3. Spect. a cap. 3. Vsque ad 6. Tertuliano, De spectaculis, cap. 4 (y no 3), col. 635b-c:

«Igitur si ex idolatría universam spectaculorum paraturam constare constiterit, indubitate praejudicatum eritetiam ad spectacula pertinere renuntationis nostrae testimonium in lavacro, quae diabolo et pompae et angelisejus sint mancipata, scilicet per idolatriam».

4* Cap. 25 (y no 24), col. 657a: «Avertat Deus a suis tantam voluptatis exitiosae cupiditatem. Quale estenim de Ecclesia Dei in diaboli Ecclesiam tendere? de coelo (quod aiunt) in coenum?»

49 lo] le 175250 Cap. 17, col. 649b: «Hoc igitur modo etiam a tbeatro separamur, quod est privatum consistorium

impudiátíae».51 Cap. 26, col. 657a-b: «Cur ergo non ejusmodi etiam daemoniis penetrabiles fiantí Nam et exemplum

accidit Domino teste ejus mulieris quae theatrum adiit, et inde cum daemonio rediit. Itaque in exorcismo cumoneraretur immundis spiritus, quod ausus esset fidelem aggredi; constanter et justissime quidem (inquit) feci,in meo eam inveni».

52 in] iu 1682

EDICIÓN DE LA APROBACIÓN DE GUERRA ( 1 6 8 2 ) 1 1 7

capítulo los cultos que daban a la grande madre de sus dioses, y dice que aun un gentil comoVarrón se afrentó de escribirlos54. Deffecit interpretado55, erubuit ratio, conticuit oratio, vicitMatris magnae omnes Déos filios, non numinis magtiitudo, sed criminis5^. ¡Divino decir! Por suvida, que lean los curiosos este capítulo para que se admiren. Prosigue acusando sus lascivoscultos y dice que son honestos, en comparación de estas abominaciones, los latrocinios deMercurio, las lascivias de Venus, las corrupciones de la restante turba de deidades, que lasrefiriera de sus libros si cada día no se cantaran y representaran en sus teatros. Éstas eran susrepresentaciones.

26 . No dudó por este motivo el elocuentísimo san Cipriano llamar a los cristianos quefrecuentaban los teatros «tácitos desertores de Cristo»57, porque convenir58 a celebrar las fiestasde dioses59 falsos, tácitamente es aprobar6 0 sus falsedades y abonar sus mentiras: Quando id

—escribe Cipriano— quod in honore alicuius Idoli ab Ethnicis agitur, a fidelibus Christianis

spectaculo frequentatur, & Idolátrica Gentilis asseritur, & in contumeliam Dei, Religio vera &

Diuina calcatur®-.

27. Sinceramente digo que he echado menos, en los que impugnan nuestras comedias con lostestimonios de los Padres que censuraron las antiguas, que no pasasen los ojos a ver quécontenían, quiénes las representaban y a quién se hacían. Sin este conocimiento perfecto, no sepuede hablar fundado. Mucho cuesta de estudio el desenvolverlo, pero a más obliga el limpísimoamor de la verdad. Y punto donde se aventura si es pecado o no, ni se puede excusar confacilidad, ni afirmar sin grave meditación.

53 Aug. lib. 7 de Ciu. Dei, c. 26. San Agustín, De civitate Dei, lib. VII, cap. 26, col. 216: «Quid sunt adhoc malum Mercurii furta, Veneris lascivia, stupra ac turpitudines caeterorum, quae proferremus de libris,nisi quotidie cantarentur et saltarentur in theatris?».

54 San Agustín, id., cois. 215-216: «ltemque de mollibus eidem Matri magnae contra omnem virorummulierumque verecundiam consecratis, qui usque in hesternutn diem madidis capillis, facie dealbata,fluentibus membris, incessu femíneo per plateas vicosque Carthaginis, etiam a populis unde turpiter viverentexigebant, nibil Varro dicere volmt, nec uspiam me legisse commemini».

55 interpretatio] interretatio 168256 San Agustín, id.: «Defecit interpretatio, erubuit ratio, conticuit oratio. Vicis Matris magnae omnes

déos filios, non numinis magnttudo, sed criminis».57 San Cipriano, De spectaculis, II. Se encuentra esta acusación en varios pasajes:Cap. 4, col. 813b: «lmpudenter in Ecclesia daemonia exorcizat quorum voluptates in spectaculis laudat;

et cum semel Mi renuntians, rescissa sit res omnis in baptismate, dum post Christum ad diaboli spectaculumvadit, Chnsto tanquam diabolo renuntiat».

Cap. 5, col. 814c: «[...] qui festinans ad spectaculum dimissus e Dominico et adhuc gerens secum, utassolet, Eucharistiam, inter corpora obscena meretricum Christi sanctum corpus infidelis iste circumtulit, plusdamnatio meritus de itinere quam de spectaculi voluptate».

Cap. 8, cois. 815d y 816a: «Nam illa altera reliquorum dementia est manifesta otiosis hominibusnegotatio [...j.

Ecce tibi alter nudus salit, alter orbem aereum contentis in aerem viribus jactat. Haec gloria non est, seddementia. Denique remove spectatorem, reddideris vanitatem. Fugienda sunt ista a Christianis fidelibus, utjam frequenter diximus, tam vana, tam perniciosa, tam sacrilega spectacula, a quibus et oculi nostri et auresessent custodiendae».

5° Convenir: latinismo: 'reunirse'.

59 dioses] dises 175260 tácitamente es aprobar] es aprobar tácitamente 175261 Idolatría] idolatriae 1752

62 Cypr. libr. de Spectac. San Cipriano, id., col. 781c-d: «Nam, quomodo id quod in honore alicujusidoli ab ethnicis agitur a fidelibus Christianis spectaculo frequentatur, et idolatría gentilis asseritur, et incontumeliam Dei religio vera et divina calcatur?».

118 CARINE HERZIG Criticón, 93,2005

28. Juzgo cierto, por los testimonios producidos, que siempre representaron los gentiles lascomedias y nunca los cristianos. No tengo testimonio expreso ni le he hallado, pero me fundo enuna prudentísima conjetura y es que nunca los Padres hablan contra los cristianos que lasrepresentan, sino contra los cristianos que las miran: reprehenden que las vean; mejor acusaran sisupieran que las representaban y componían63.

29. También juzgo cierto que todas eran en honor de sus falsas deidades. Tengo la mismarazón, porque siempre mencionan estas necias torpezas de sus dioses y sus supersticiosos cultos.A estas razones tan poderosas se arrima otra bien eficaz, y es el fervor que en aquellos primerossiglos encendía los pechos cristianos. Todos los primeros principios son más fervorosos, quehasta en la eficacia de los afectos de la alma pretende extender su jurisdicción el tiempo. Vivíantan ceñidos a sus leyes, que aun muchos pretendían que habían de ser leyes lassupererogaciones64. En esta profesión de religión tan ceñida, no puedo presumir que pasasen aemplear sus personas en la superstición de los teatros, sino que sólo ocupaban los ojos.

30. No podían los Padres dejar de censurar agriamente esta vista, porque mal podían losgentiles abominar aquellas supersticiones si veían que los cristianos las abrazaban con sus ojos.Era una tácita aprobación de su error, una muda recomendación de su falsedad. Creían que noreprobaban lo que veían, que no condenaban lo que miraban65, ocasionando dos males: que losgentiles no se hiciesen cristianos y que los cristianos, en lo exterior, pareciesen gentiles.

31. Ni es muy agria la censura que dan de llamarlos «desertores de la fe» y como «tácitosapóstatas de la religión»66, porque si hoy fuera algún cristiano a escuchar las explicaciones delfalso y ridículo Alcorán y frecuentara sus mezquitas, es cierto que no fuera exceso darle estesevero vocablo. El ejemplo es tan cabal que no hallo desigualdad en él.

32. Pasemos de su institución al estilo. Éste era tal que las mismas plumas sagradas quecondenan estas comedias dicen que se corren de referir lo que se dice y de acusar lo que se hace:Vt ad scenae sales inuerecundos transitum faciam, et pudet —dice Cipriano— referre, quaedicuntur, pudet etiam accusare, quae fiutit^7. En la Epist. 2®, dilata más su elocuencia,describiendo las falsedades® de sus representaciones.

33. Lleva la palma Agustino y exclama en estas divinas voces, lib. 2, de Ciu. Dei, cap. 4:Coelesti Virgini, & Berecyntkiae Matri Deorum omnium, ante eius lecticant die solemnilauationis eius70 talia per publicum cantitabantur a nequissimis Scenicis, qualia, non dico matremDeorum, sed matrem qualiumcumque Senatorum, vel quorumlibet honestorum virorum, imbvero qualia, nec matrem ipsorum Scenicorum deceret audire7^.

63 No hay sangría al principio de este párrafo 1682.

64 Supererogación: «Cosa executada sobre, o además de los términos de la obligación» (Aut.).

°* Creían que no reprobaban lo que veían, que no condenaban lo que miraban: 'Creían (los paganos)que no reprobaban (los cristianos) lo que veían'.

66 Ver nota 57 de esta edición."' Cypr. libr. de Spectac. San Cipriano, De spectaculis, VI, col. 784b: «Sed, ut de hoc scenae

inquinamento inverecundo jam transitum faciam, pudet referre quae dicuntur, pudet etiam accusare quaefiunt [...]».

68 San Cipriano, Epistolae, Epístola II («Cleri Romani ad Clerum Cartbaginensem, de sucessu diviCypriani»), cois. 223a-228a.

69 falsedades] fealdades 1752' " lauationis eius] leuationis e us 1683; levationis eius 175271 Aug. lib. 2 de Ciu. Dei cap. 4. San Agustín, De civitate Dei, lib. II, cap. 4, col. 50: «[...] Coelesti

virgini, et Berecynthiae matri omnium : ante cujus lecticatn die solemni lavationis ejus, talia per publicumcantitabantur a nequissimis scenicis, qualia, non dico matrem deorum, sed matrem qualiumcumquesenatorum vel quorumlibet honestorum virorum, imo vero qualia nec matrem ipsorum scenicorum deceretaudire».

E D I C I Ó N DE LA A P R O B A C I Ó N DE G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 1 9

34. («Tales indecencias cantaban los representantes a Berecintia, madre de sus dioses, que nolas consintieran de sus madres los Senadores»). «Porque tiene hacia los padres la naturaleza—prosigue Agustino— impreso un carácter de estimación que no le acierta a borrar la mayormaldad» (Habet enim quidem erga parentes humana verecundia, quod nec ipsa nequitia possitauferri)72. «Con tan feos elogios de cánticos la servían que no sólo se afrentaran los Senadores ylos varones honestos de que los cantaran a sus madres, las madres de los mismos se corrieran deoírlos».

35. Admiren ahora su elocuencia: Quae sunt sacrilegio, si illa erant sacra? aut quaeinquinatio, si illa lauatio?7^ («¿Cómo son los sacrilegios si éstos eran los sagrados cultos? ¿Cómosería el mancharse si esto era el limpiarse?»).

36. Pido a los eruditos que lean el cap. 6 del lib. 6, porque es tan divina la elegancia, que seconoce es más que humana. Va condenando las indecencias teatrales y cómo eran culpables enellas sus dioses, no sólo porque se celebraban en su honor, sino porque las mandaba su impiedad.Y dice: «Sólo hallo una disculpa de que se ejecuten a honor de vuestros dioses estas torpezas enlos teatros, y es que las mismas ejecutáis en los templos» (Sed ideó nihil pudet ad obsequiumDeorum talia gerere in theatris, quia similia geruntur in Templis )74. Léase todo este cap. 6 y el 7siguiente, y me estimará el que los leyere las citas7-5, y puede proseguir hasta el cap. 10.

37. Con tan indecente estilo se adornaba su escandaloso teatro que, siguiendo las altasestampas de los Padres, no seré largo en referir sus torpezas, porque quedan más prudentementereprobadas cuanto quedaren más escondidas. Y más quiero que echen los leídos menos lo quecallo, que no que me fiscalice la prudencia humana el juicio. Hay cosas que se deben decir sindecirse y que se explican mejor cuando dejan de explicarse, porque fuera manchar el papelllenarle de tan feo borrón.

38. Dos elegantes testimonios escribiré, omitiendo infinitos, del elocuentísimo Crisóstomo,que en la homilía de los que dejaban los sermones por acudir76 a los teatros los llama «universalcorrupción de las ciudades» (Communem Ciuitatum corruptelam)77. En la bom. 6 sup. Math7%,llama a los teatros «oficinas del demonio» {Doemonium officinas)7^. Lo mismo escribe tom. 1,Homil. quad. de Dauid, & SauW^; y con más hermosura, bom. 5, in epist. ad Tit.: Fernoctationesexecrando^ fiebant, mulieresque ad ea spectacula vocabantur. O scelestum illud nocturnum,funestumque spectaculum! In theatro fiebat ea pemoctatio, & virgo inter adolescentes insanos,atque ebriam turbam sedere cogebatur. Tenebrosa profecto celebritas, & execranda omnino

g. ibid. San Agustín, id.: «Habet enim quiddam erga parentes humana verecundia, quod nec ipsanequitia possit auferre».

73 Ibidem. San Agustín, id.: «Quae sunt sacrilegia, si illa sunt sacra ? aut quae inquinatio, si illalavatiof».

74 San Agustín, id., lib. VI, cap. 6, 3, col. 183: «Sed ideo nihil pudet ad obsequium deorum talia gererein theatris, quia similia geruntur in templis».

75 Me estimará el que los leyere las citas significa sin duda: 'me agradecerá por haberlo guiado, con miscitas, hacia la lectura de estos capítulos'.

7 6 acudir] asistir 1682

77 No hemos podido localizar esta cita en las obras de san Juan Crisóstomo.78 En la hom. 6 sup. Math.] En la Homil. 6 sup. Matth. 1752

' " San Juan Crisóstomo, Homilía VI in Matthaeum, cap. 7, col. 71: «Ñeque enim histrio Ule itadelinquit, ut tu, qui haec fieri jubes; imo nec jubes modo, sed etiam curam adhibes, laetaris, rides, laudasquehujusmodi spectacula, omnique modo hanc foves daemonum officinam».

80 San Juan Crisóstomo, Homilía 1 de Davide et Saule, cois. 675a-686b.

81 execrando] execrandae 1752

1 2 0 C A R I N E H E R Z I G Criticón, 93,2005

opera, quae ab ipsis in ea celebritate peragebantufá. Lo mismo acusa de las indecencias queejecutaban estas noches teatrales Lactancio, lib. 6, cap. 23*® y el mismo Crisóstomo en muchaspartes: en la hom. 69 sup. Matb.^4, en la hom. 57 in Ioan^5, en la hom. 62 ad populé

39. («Hasta las vísperas de las comedias eran execrables. Pernoctaban —dice Crisóstomo—en el teatro y concurrían, llamadas del culto, las mujeres. ¡Oh delincuente, nocturno y funestoespectáculo! Corría en el teatro la noche, y la doncella se veía obligada a sentarse entre manceboslocos y plebeyos enajenados. ¡Oscura celebridad87 y execrables acciones las que se ejecutaban entan tenebrosos teatros!»).

40. El otro testimonio será del insigne Lactancio, lib. 6, cap. 20: In Scenicis nescio an sitcorruptela deterior, an vitiosior^; nam & Comicae Fabulae de stupris virginum loquuntur, autamoribus meretricum, & quo tnagis sunt eloquentes, qui flagitia illa finxerunt, eo89 magissententiarum elegantia persuadent, & facilius inhaerent audientium animis versus numerosi, &ornati. ítem tragicae historiae subijciunt oculis, parricidia & incesta Regum malorum, &cotburnata scelera^ dentonstrant, histrionum quoque impudicissinti motus, quid aliud, nisilibídines docent, & instigante Quorum eneruata corpora, & in mulierem incessum, habitumquemollita, impúdicas foeminas inbonestis gestibus mentientes: quid de mimis loquar corruptelarumpraeferentibus disciplinante Qui docent adulteria dum fingunt, & simulatis erudiunt ad vera?Quid iuuenes, aut virgines faciant, cum & fieri sitie pudore, & spectari libenter ab ómnibuscernuntí Admonentur vtique quid faceré possint, & inflammantur libídine, quae aspectu máximeconcitatur ac se quisque pro sexu in Mis imaginibus praefigurat, probantque illa dum vident, &adhaerentibus vitijs corruptores, ad cubicula reuertutitur^-.

82 San Juan Crisóstomo, In Epístola ad Titum, cap. 3, 4, homilía V, cois. 691b-693a: «Pervigilia illicerant exsecranda, et mulleres ad spectaculum vocabantur. O rem abominandam! noctu, in theatropervigilium erat, et virgines sedebant Ínter juvenes furentes et ebriam turbam: tenebrae erant pervigilia, etexsecranda opera ab Mis celebrabantur».

83 Lactant. Lactancio, Divinae institutiones et epitome divinarum institutiorum liber sextus. De Verocultu: el cap. 23 {«De tactus voluptate et libídine; atque de matrimonio et continentia», cois. 716a-721b) dellib. VI no trata del teatro sino del sentido del tacto y del acto sexual; es el cap. 20 («De sensibus et eorumvoluptatibus brutorum et hominis; atque de oculorum voluptate et spectaculis, cois. 705a-713a) el queplantea el problema de los espectáculos.

84 San Juan Crisóstomo, Homilía LXIX in Matthaeum, cois. 639a-653b." San Juan Crisóstomo, Homilía LVII in Joannem, cois. 311a-316b.°" No hemos podido determinar a qué título corresponde este ad popul. Encontramos, entre las obras de

san Juan Crisóstomo, un texto titulado Ad populum Antíochenum (Migne..., tomo 49), pero se compone sólode 21 homilías. La obra citada por Guerra queda pues por identificar.

en la kom. 69 sup. Math., en la hom. 57 in loan, en la bom. 62 ad popul] en la homil. 69 sup. Matth., enla homil. 57 in loann., en la homil, 62 ad Popul. 1752.

°7 Celebridad: «El todo de cualquier fiesta o función solemne, así de parte de los actos que la componencomo del objeto que se aplaude o venera» (Aut.).

88 vitiosor] vistosior 168289 eo]eó 1683, 1752"" inhaerent] inherent 1752

°1 scelera] seelera 175292 Lactant. libr. 6 cap. 20. Lactancio, Divinae institutiones et epitome divinarum institutiorum liber

sextus. De vero cultu, cap. 20, cois. 710a-711a: «In scenis quoque nescio an sit corruptela vitiosior. Nam etcomicae fabulae de stupris virginum loquutur, aut amoribus meretricum; et quo magis sunt eloquentes, quiflagitia illa finxerunt, eo magis sententiarum elegantia persuadent, et facilius inhaerent audientium memoriaeversus numerosi et ornati. ítem tragicae historiae subjicíunt oculis parricidia, et incesta regum malorum, etcotburnata scelera demonstrant. Histrionum quoque impudentissimi motus quid aliud, nisi libídines etdocent, et instigante quorum enérvala corpora, et in muliebrem incessum habitumque mollita, impúdicas

E D I C I Ó N DE LA A P R O B A C I Ó N DE G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 2 1

41. Éste es el más elocuente testimonio (exceptuando los de Agustino) de los antiguos Padres,porque lo comprehende todo con claridad, distinción y nervosidad. Distingue entre las comediasy tragedias y averigua qué tratan y qué ocasionan. Pasa a los que las representan y las miran, ydescribe sus invencibles daños.

42. «¿Qué tratan —dice— las comedias? Tratan de los estupros de las vírgenes o los amoresde las mujeres perdidamente fáciles». Éstos eran los argumentos de aquellos corruptos siglos y, alo menos, si otros eran más honestos, no pasa, como prudente, a condenarlos, porque sóloexpresa éstos. «¿Qué tratan las tragedias? Parricidios e incestos de reyes delincuentes, coronandocon elogios sus delitos» (Cothurnata scelera demonstrant). Nunca tomaron aquellos infelicesingenios argumento racional delectablemente honesto. Siempre tuvieron tan corruptos los ánimoscomo los cuerpos.

43. Pasa a los representantes y repara sus daños: «¿Qué son los que ejecutan semejantescorrupciones sino maestros de la impureza y preceptores de la lascivia? ¿Qué obrará el mancebo yla doncella cuando mire obrar al perdido lo que el teatro todo está mirando y aplaudiendo?» Noes justo traducir más. El que entendiere latín conocerá cuan prudentemente lo excuso.

44. Es digna advertencia reparar que todos los testimonios de los Padres hablan de comediasrepresentadas por gentiles y nunca declaran que fuesen los representantes cristianos, y es ciertoque quienes tanto censuraban93 que las viesen, más se irritarían si las representasen: grave olvidofuera censurar lo menos y callar lo más. Este silencio, que no pasa de argumento negativo, comollamamos en las escuelas, pasa a ser por esta razón argumento positivo, porque no pudiendopresumir de los Padres tan ajeno94 olvido, hace juicio infalible de lo contrario. Todos susargumentos son contra los que frecuentan los teatros, los aplauden, los miran, pernoctan en ellos.Nunca escriben voz contra los que los representan. A ser cristianos los actores, no lo callaran.

45. La segunda advertencia es el argumento de sus comedias: siempre fue indigno, lascivo yinsolente. Consta de Agustino y de Lactancio. Dos argumentos señala: De stupris virginum, autamoribus meretricum: o malas vírgenes9-5, o peores casadas. Las tragedias, otros dos: o reyesparricidas, o incestuosos, haciendo a estos delitos escalones para sus falsos imperios. Con estosvenenos por objeto de sus comedias, ¿cómo podían salir los números96? Eran horror de los ojos yescándalo de los oídos.

46. Hemos averiguado su institución y su estilo. Pasemos al daño, y éste sale claro de talinstitución y tal estilo. Pero entre la consecuencia del daño se aclara más el principal argumento.

47. Pasa mi Agustino a los altos inconvenientes que ocasionaban estas profanasrepresentaciones y, para corregir este bien recibido veneno, dilata con rara hermosura todas lasvelas97 de su elocuencia. Habla en muchísimos capítulos de la grande Ciudad de Dios —obra tangrande que aun su modestia la dio tres veces este nombre: en el Proemio: Hoc autem de CiuitateDei grande opus tándem ... est terminatum, en el cap. 1: Magnunt opus, et arduum, sed Deusadiutor, noster est; y en el fin de la obra, con esta elegante cláusula: Videor mihi debatum^

foeminas inhonestis gestibus mentiuntur. Quid de mimis loquar corruptelarum praeferentibus disciplínamequi docent adulteria, dum fingunt, et simulatis erudiunt ad vera? Quid juvenes aut virgines faciant, cutn haecet fieri sine pudore, et spectari libenter ab ómnibus cernunt? Admonentur utique quid faceré possint, etinflammantur libídine, quae aspectu máxime concitatur; ac se quisque pro sexu in illis imaginibus praefigurat,probantque illa, dum rident, et adhaerentibus vitiis, corruptiores ad cubicula revertuntur».

"3 quienes tanto censuraban] quien tanto censuraba 168294 Ajeno: ver nota 45 de esta edición."5 vírgenes] virgines 1752"° Número: «Se toma asimismo por el verso» (Aut.)."' Dilata todas las velas de su elocuencia: ver nota 37 de esta edición.9 8 debatum] deb tum 1682; debitum 1752

1 2 2 CARINE HERZIG Criticón, 93 ,2005

ingentis huius operis, adiuuante Domino, reddidissé®. ¡Oh mi Dios! ¿Cómo será el libro que a lamodestia y ciencia de un Agustino parece grande?

48. No excuso advertir a los eruditos un reparo que he sacado de la repetida lectura de estadivina obra, y es que, condenando Agustino con tan agrias censuras los teatros, lo menos quecondena es las comedias. Absolutamente afirma que eran las fiestas más tolerables. ¡Grandearrojo fuera, a no tener testimonio, no tirado y truncado100 como se usan, sino claro y expreso!

49. Va reprobando todos sus gentílicos, supersticiosos empleos y, como quien lo supocomprehensivamente todo, va numerando los juegos, los espectáculos, las cantinelas quellamaban sacras, las lavaciones y purificaciones y, por último, las comedias y tragedias. Llega ahacer juicio de ellas en comparación de los otros empleos y dice que estas comedias y tragediaseran las más tolerables, menos torpes101 y menos indecentes. Escuchen sus elegantes voces, lib. 2,de QM.102 Dei, cap. 8: Adulterum louem si Poetae fallacitér prodiderunt: Dij hi vtique, quiacasti, quibus tantum nefas per humanos ludos confictum est, non quia neglectum est, irasci ¿re103

vindicare debuerunt; & baec sunt Scenicorum tolerabiliora ludorum, Comoediae, scilicet &Tragediae; boc est fabulae Poetarum agendae in Spectaculis, multa rerum turpitudinem, sednulla saltem, sicut alia multa, verborum obscaenitate compositae, quas etiam inter studia, quaehonesta, ac liberalia vocantur, pueri legere, & discere coguntur a Senibus^ («Lo más tolerablede sus juegos —dice Agustino— eran las comedias y tragedias, esto es, las fábulas de los poetasque se representaban en los teatros, porque si éstas tenían la torpeza del argumento, no tenían,como otros juegos, la obscenidad de las palabras —nulla saltem obscaenitate compositae»). Si lacuriosidad deseare saber qué juegos eran los que llama Agustino tan execrables que, en sucomparación, eran las comedias honestas, satisfaré a la noticia con la106 prudencia: eran losjuegos sagrados, eran sus sacrificios. Tales eran que eran mejores sus teatros107 que sus templos,sus licencias que sus cultos. ¡Con qué modestia y discreción se lo dice!: Nolo dicere illa mystica,quam illa theatrica, esse turpiora™ («No quiero decir que era más torpe lo místico del temploque lo profano del teatro»). Diciendo que no se lo quiere decir, se lo dice. Aprendan, pues, deAgustino a decir las reprehensiones agrias con discreta reverencia: todo lo enseña este monstruo alo divino. Eran, pues, los sacrificios que llamaban fiestas bacanales, saturnales y florales. Taleseran que, por decreto del Senado, se desterraron las primeras de Italia. He cumplido para los

99 San Agustín, De civitate Dei, retractationum libri II, cap. 43, col. 648: «Hoc autem De civitate Deiopus tándem vigíntí duobus libris est terminatum».

Preámbulo del lib. I, col. 13: «Magnum opus et arduum: sed Des adjutor noster est».Lib. XXII, cap. 30, 6, col. 804: «Videor mihi debitum ingentis hujus operis, adjuvante Domino,

reddidisse».

100 Tirado y truncado: quizás haya que entender: 'tendencioso y parcial, incompleto'.

101 más tolerables, menos torpes] menos torpes, más tolerables 1752

102 OH.] CIVIL 1752

W3ac]& 1752

104 turpitudine] turpidine 1752

105 Aug. lib. 2 de Ciu. Dei cap. 8. San Agustín, De civitate Dei, lib. II, cap. 8, col. 53: «AdulteremJovem si poetae fallacitér prodiderunt, dii utique casti, quia tantum nefas per humanos ludos confictum est,non quia neglectum, irasci ac uindicare debuerunt. Et baec sunt scenicorum tolerabiliora ludorum, comoediaescilicet et tragoediae, hoc est fabulae poetarum agendae in spectaculis, multa rerum turpitudine, sed nullasaltem, sicut alia multa, verborum obscenitate compositae: quas etiam Ínter studia, quae honesta ac liberaliavocantur, pueri legere et discere coguntur a senibus».

1°6 con la] con 1752

10' eran mejores sus teatros] sus teatros eran mejores 1752

108 San Agustín, id.: «Nolo dicere illa mystica quam ista theatrica esse turpiora».

E D I C I Ó N DE LA APROBACIÓN DE G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 2 3

sabios con la noticia, y en no individuar109 la torpeza de las fiestas, debo cumplir con laprudencia. Los eruditos leerán a Lactancio, lib. 1, cap. 2OU0; Arnobio, lib. 7, contra Gentiles^1;Alejandro112ab Alexand., lib. 6, cap. S113.

50. Entremos en los daños que halla el estudio de Agustino y de los Padres. Servían estascomedias de deshonrar sus deidades, autorizar delitos y mandar torpezas. Eran sus argumentoslascivias de sus deidades, hurtos, parricidios y alevosías. «Proponían sagrados los vicios para que,con la autoridad divina, se encendiese más la lascivia humana» (Deorum facta pessima imitandaproponentes, ut tanquam auctoritate114 diuina, sua sponte nequissima libido, accendereturhumana)^. Este capítulo del lib. 2, cap. 14, es elocuentísimo116, porque va haciendo unacontradicción entre Platón, que desterró de su República los poetas por deshonrar con sus fábulaslos dioses, y entre sus mismos dioses que se deleitaban con estas torpes, fabulosas representadasmentiras. Y infiere la falsedad de sus dioses de que mejor era Platón, que desterraba las torpezas,que los dioses que se deleitaban con ellas, como ellos fingían.

51. «Dicha fuera —escribe su elocuencia— que estas representadas maldades de sus diosesparecieran dignas de risa y no de imitación» (lib. 2, cap. 9: Atque ab eorum cultoribus vtinamsolo risu, ac non etiam imitatione, digna viderentur)w. No era risa, sino ejemplo; no eradiversión, sino mandato. ¿Quién no había de querer parecerse a sus dioses, imitar sus acciones yseguir sus estampas? «Escucho —dice su pluma, lib. 1, Confes., cap. 1S118— a Júpiter tronandoy adulterando115, y es cierto que no podía casar estos extremos. Pero con esta falsedad hacíanque tuviese el verdadero adulterio autoridad para ser imitado y el falso trueno desprecios, de maloído»120. «Más mintieron —dijo discreto Píndaro in Olymp.— en atribuirle los rayos que losadulterios»121. Nonné ego in te lego & tonantem louem & adulterantemf Et vtique non possethaec dúo; sed actum est, vt haberet auctoritatetn ad imitandum verum adulteriutn, lenocinantefalso tonitru^-.

52. «¿Quién escuchara —exclama Agustino— adulterando a un Júpiter venerado por su diosóptimo, máximo, que no mirara como honor de su culto el adulterio, como sacrificio de sureligión el delito, como ara de su templo lo inhonesto, y como víctima de su altar lo lascivo?» i23.

1"" Individuar. «Tratar de cada cosa con singularidad y en particular» (Aut.).HO Lactancio, Divinae institutiones et epitome divinarum institutiorum líber primus. De falsa religione,

lib. I, cap. 20, col. 21éa-229a.111 Arnobio, Disputationum adversus gentes, lib. VII, cois. 1217-1290.1 " Arnobio, lib. 7, contra Gentiles; Alejandro] á Arnobio, lib. 7, contra Gentes; a Alexandro 1752.113 Alexander ab Alexandro, Genalium dierum libri sex.114 auctoritate] authoritate 1752115 Aug. libr. 2. cap. 14. San Agustín, De civitate Dei, lib. II, cap. 14, 2, col. 59: «[...] deorum facta

pessima imitanda proponentes [...] ut tanquam auctoritate divina, sua sponte nequissima libido accendereturhumana».

116 Este capítulo del lib. 2, cap. 14, es elocuentísimo] Este capitul. 14 del lib. 2 es elocuentísimo 1752.

11' San Agustín, id., lib. II, cap. 9, col. 55: «[...] atque ab eorum cultoribus utinam solo risu, ac non

etiam imitatione digna viderentur».1 1 8 cap. 18] cap. 28 1752119 Adulterar, 'cometer adulterios'.120 San Agustín, Confessionum, lib. I, cap. 16 (y no 18), 25, col. 672: «Nonne ego in te legi et tonantem

]ovem et adulterantemf. Et utique non posset haec dúo; sed actum est, ut haberet auctoritatem ad imitandumverum adulterium, lenocinante falso tonitruo». El texto latino {Nonné...) se sitúa después de la cita dePíndaro.

121 Píndaro, Olímpicas. No hemos podido localizar esta cita en el texto de Píndaro.

122 tonitru] tonitruo 1752123 No hemos podido localizar esta cita en la obra de san Agustín.

1 2 4 CARINE HERZIG Criticón, 93,2005

Imitar a quien se venera no sólo es culto sino lisonja, obrar lo que sus dioses habían obradomerecía altares y no suplicios. ¿Qué importa que mandasen lo contrario sus leyes si creían quehabían obrado lo contrario sus dioses? ¿Cuál ley era más imperiosa: la voz humana o la accióndivina, el respeto a lo escrito o la reverencia a lo obrado?¿Cuál tiene más autoridad: voceshumanas o acciones divinas? ¡Oh errados entendimientos! Permitan que diga que proponer talesdelitos en sus deidades era canonizar los vicios.

53. Va adelantando aquel divino ingenio los argumentos y propone este delicadísimo, lib. 2,cap. 7: « O es verdad o mentira lo que dice el poeta en la comedia de vuestros dioses. Si esmentira, ¿cómo no se enoja y se venga? ¿Para cuándo guarda Júpiter sus rayos si no castiga losimputados adulterios? Si es verdad, sobre lo errado del culto mandaba imperioso el ejemplo.¿Cómo dejaré yo de ejecutar, diría el flaco hombre, lo que ejecutó un dios? ¿Y qué dios? Nomenos que el que ocupa la esfera y con sus rayos estremece los orbes. Pues, ¿cómo he de resistirlo que no pudo vencer un dios? Afrenta fuera de su deidad mi resistencia, lisonja será de su geniomi ruina, con gusto tropiezo pues te miro124» (Ai quent Deum —inquit— qui Templa Coelisummo sonitu coticutit, ego bomuncio id non facerem? Ego vero illud feci, ac lubens)^.

54. Era invencible el daño que, con traje de risa, introducía este amable veneno. Y paraapurar toda su malicia al vaso, dilata mi Agustino este elocuentísimo argumento. «Miracelebrado el joven el adulterio de Júpiter, escucha lo que Platón enseña y lo que Catón practica».¿Cuál le moverá más a la imitación: lo que hizo su dios o lo que escribió un hombre? ¿Laautoridad divina o la voz humana? ¿A quién no arrastran divinos ejemplos? ¿A quién no violentael entendimiento para desear imitar lo que se llegó a creer? Cuanto más firmes en la adoración,habían de ser más cómplices en la maldad, porque ejecutar sus mismas maldades era nuevasolemnidad de creerlas. Eran los delitos protestaciones^26, pues pareciera tibio crédito dejar deobrar lo que veneraban en su dios. Era faltar a lo creído no seguirle los pasos de errado. «En lacomedia de vuestro Terencio, se excusa el perdido joven del adulterio mirando la tabla de Júpitercuando en lluvia de oro bajó para conquistar a Dánae. Aquella falsa autoridad es todo elpatrocinio de su error» (lib. 2, cap. 7: Magis intuentur quid Iupiter fecerit, quam quid docueritPlato, vel censuerit Cato. Hinc apud Terentium flagitiosus adolescens spectat tabulam quandampictan^ in pariete, ibi inerat pictura baec, louem quo pacto Danae mississe aiunt in gremiumquondam imbrem aureum, atque ab hac tanta auctoritate adhibet patrocinium turpitudini^suae, cum in ea se iactat imitari Deum)^.

55. Esta verdadera razón y sincera causa del daño que traían aquellas comedias, la expresancon sus testimonios todos los Padres que escribieron contra ellas. Nunca se desvían ni apartan aotro objeto, porque éste fue su grave y justísimo reparo. Esto le obligó a Tertuliano a que conáspero ceño llamase a sus poetas «deshonradores de sus deidades» (in Apolog., cap. 24,

12-4 t e miro] le imito 1752

125 S a n Agustín, De civitate Dei, lib. II, cap. 7, col. 53: «At quent deum? (inquit) Qui templa coelisummo sonitu concubit. Ego homuncio hoc non facerem? Ego vero illud feci, ac libens».

Y2x> Protestación de la fe: «El acto que uno hace públicamente para confesar la religión verdadera »(Aut.). Eran los delitos protestaciones significa sin duda: 'los delitos eran actos de fe'.

127 pictan] pictam 1752

128 turpitudini\ turpidini 1752

129 San Agustín, id. La primera parte de esta cita corresponde a la traducción dada por el Padre Guerramás arriba: «Mira celebrado el joven... lo que Catón practica». «Omnes enim cultores talium deorum [...]magis intuentur quid Júpiter fecerit, quam quid docuerit Flato, vel censuerit Cato. Hinc apud Terentiumflagitiosus adolescens spectat Tabulam quamdam pictam in pariete, ubi inerat picturat haec, jovem quo pactoDanaae misisse aiunt in gremium quondam imbrem aurem: atque ab hac tanat auctoritate adhibetpatrocinum turpitudini suae, cum in ea se iactat imitari deum».

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Dedecoradores^® Deorum)^. Nunca dan otra razón sino que hacían con sus comediasreligiosos los delitos y ambiciosos132 los pecados.

56. En causa tan grave, no he de escribir línea que no la autorice con testimonio expreso desanto. Propongo los más testimonios que hablan en términos I33 para que conste la verdad contan abonados testigos.

57. Quien se acerca mucho a las elegancias de mi Agustino es san Cipriano, Epist. 2 adDonat.: Exprimunt itnpudicam Veneretn, adulterum Martem, louem illum suum, non magisRegno, quam vitijs, Principem, in terrenos amores cum ipsis suis fulminibus ardentem, nunc inplumas oloris1^ albescere, nunc áureo imbre defluere, nunc in puerorum pubescentium raptusministris auibus prosilire. Quaere iam an possit esse, qui spectat integer, vel pudicus. Déos suos,quos venerantur, imitantur; fiunt miseris religiosa delicia^.

58. («Describen a Venus lasciva, a Marte adúltero, a Júpiter mayor príncipe por sus viciosque por sus reinos, ardiendo con sus rayos en feos amores; ya le blanquean como cisne, ya ledoran con la lluvia de Dánae, ya le sirven ministros las aves para arrebatar a su amadoGanimedes. ¿Podrá ser el que esto mira casto, el que tal escucha honesto? Imitan a los dioses queveneran. Tan miserables se vuelven, que se les hacen religiosos los delitos»).

59. Sigue el gran Nacianceno, Orat. in sanct. lumin.: Quod flagitiosos Déos, & vitiorumPatronos effinxerunt, vt peccatum non modo crimine careat, sed praeclarum etiam, ac diuinamcenseatur; ad ea videlicet, quae pro Dijs adorantur, defensionis causa confugiens: quis tándemillis persuaserit, vt placidi, & moderati sint, cum Deo^-% perturbationum Duces, & Patronoshabeant, vbi vitium, non modo turpe, sed honorificum etiam existimatur, vtpoté Deorum aliquemprotendens, cuius ista perturbatio sit, atque aris, & sacrificiis ornatur^7.

60. («Fingieron los antiguos —dice Nacianceno— a sus dioses delincuentes y patronos de losvicios para que no sólo no fuesen sus pecados culpables sino venerables y divinos, pues a cadaculpa suya podían recurrir a un dios suyo por defensa. ¿Quién los podían persuadir a que fuesenmoderados si veneraban unos dioses inquietos y perturbadores adonde no sólo no quedaba torpeel delito sino canonizado, pues se veneraba con aras y sacrificios en el templo?») Siendo éstos losargumentos de sus comedias, poca censura es llamarlas profanas cuando merecen el vocablo desacrilegas.

130 Dedecoradores] Dedecoratores 1752

131 Tertuliano, Apologeticus adversus gentes, cap. 14 (y no 24), col. 352a: «Exinde quis non poeta exauctoritate principis sui dedecorator invenitur deorum?»

132 Ambiciosos tiene sin duda aquí el sentido de 'apetecibles'.133 £„ términos significa probablemente aquí en términos terminantes: «Modo adverbial con que se

significa la propiedad, o puntualidad de alguna doctrina, o texto al caso de lo que se pretende» (Aut.).

134 oloris] ol ris 1683

13-5 San Cipriano, Epístola prima. Ad Donatum, VIII, col. 211a-b: «Exprimunt impudicam Venerem,adulterum Martem, Jouem illum suum, non magis regno quam vitiis principem, in terrenos amores cum ipsissuis fulminibus ardentem, nunc in plumas oloris albescere, nunc áureo imbre defluere, nunc in puerorumpubescentium raptus ministris avibus prosilire. Quaere jam nunc an possit esse qui spectat integer velpudicus. Déos suos quos venerantur imitantur, fiunt miseris et religiosa delicia».

136 Deo] Déos 1752

137 Gregorio Nacianceno, Oratio XXXIX in sancta lumina, cap. 7, cois. 341-342: «Sed etiam quodDéos vitiorum patronos effinximus, ut peccatum, non modo crimine careat, sed etiam divinum censeatur, adea videlicet, quae pro diis adorantur, defensionis causa confugiens». El cap. 7 acaba con causa confugiens; nohemos podido localizar el pasaje que va en el texto de Guerra desde quis tándem illis hasta & sacrificiisornatur.

1 2 6 CARINE HERZIG Criticón, 93,2005

61. Prosigue el dulce y elocuente Ambrosio, lib. 1, de VirginA^-. Quid de Sacris Phrygijsloquar, in quibus impudicitia, disciplina est, atque vtinam sexus fragilis139. Quid de Orgijs Liberivbi Religionis mysteriutn est incentiuum libidinum. Qualis ergo ibi potest esse Sacerdotium, vbicolitur stuprum Deorum?140

62. («¿Qué diré —exclama Ambrosio— de las fiestas sagradas141 frigias adonde toda sudoctrina es la incontinencia y fuera dicha que recayera en el sexo más enfermo? ¿Qué de lasfiestas de Baco, adonde el ministerio142 de sus aras es encender las torpezas? ¿Cómo será la vidade los sacerdotes adonde se venera la lascivia de sus deidades?»).

63. Prosigue Atanasio, Orat. cont. Gentil:. Hinc mala in bomines ingenti numeroincubuerunt, quum enim viderent Déos suos istiusmodi rebus oblectari, statim eos ijsdem delictisaemulati sint^4\ egregium facinus arbitrati, si exemplum eorum, quos summos censebant,imitar•enturVA.

64. («De este error —dice Atanasio— les145 crecieron sus males, porque viendo que sus diosesse deleitaban representándolos y cantándolos sus delitos, al instante empezaron a emularlos,juzgando heroica hazaña imitar las^46 acciones de los que veneraban tan supremamentegrandes»).

65. «Estos delirios —dice el insigne Agustino, lib. 1, Confesé7, cap. 16— fingía con susversos Hornero divinizando a los hombres perdidos y dándolos148 soberanos honores, para quelos pecados no pareciesen delitos y para que cualquiera que imitase sus torpes licencias no lecalumniaran de que seguía las pisadas de hombres perdidos, sino le alabaran de que imitaba lasestampas de dioses soberanos» (Haec fingebat Hotnerus, sed hominibus flagitiosis divinatribuendo, ne flagitia putarentur, & vt quisquís ea fecisset, non bomines perditos, sed CoelestesDéos viderentur imitatus)149.

66. Siguen Cirilo, lib. 7, cont. Julián., y Arnobio, lib. 5, contr. Gentil:. Apud illos inuenioDéos ab absurdis non abhorrentes, & ad obscaenas voluptates omnes se conferentes: eum autem,qui didiscerint adorare pessimis ómnibus irretitos, quis postea futurus sit, dicere praetermito150.

138 Virgin.] Virg. 1752

1 3 9 fragilis] fragilis? 1752140 San Ambrosio, De Virginibus, lib. I, cap. 4, 16, col. 193b: «Quid de sacris Phrygüs loquar, in quibus

impudicitia disciplina est, atque utinam sexus fragilioris! Quid de orgiis Liberi, ubi religionis mysterium estincentivum libidinis? Qualis igitur potest ibi vita esse sacerdotum, ubi colitur stuprum deorum?»

141 fiestas sagradas] sagradas fiestas 1752142 ministerio] misterio 1682

14 3 5i«í] SM«Í 1682

144 Atanasio de Alejandría, Oratio contra gentes, cap. 25, col. 50c: «Ex bis sine dubio quamplurimamala bomimbus sunt exorta. Mam cum suos déos Mis rebus oblectari cernerent, eos statim similibus peccatiset flagitüs sunt imitan, rem egregiam se facturos confidentes, si, ut putabant, potiora, sive deorum exemplasequerentur». El Padre Guerra cita probablemente este pasaje de memoria.

1 4 5 les] los 1682146 las] sus 1752147 Confes.] Conf. 1752148 dándolos] dándoles 1752149 San Agustín, Confessionum, lib. I, cap. 16, 25, col. 672: «Quis autem penulatorum magistrorum

audit aure sobria, ex eodem pulvere hominem clamantem et dicentem: "Fingebat haec Homerus, et humanaad Déos transferebat; divina mallem ad nos?" Sed verius dicitur quod fingebat haec quidem Ule; sedhominibus flagitiosis divina tribuendo, ne flagitia putarentur, et ut quisquís ea fecisset, non homines perditos,sed coelestes déos videretur imitatus».

1-50 praetermito] praetermitto 1752

E D I C I Ó N D E L A APROBACIÓN D E G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 2 7

El mismo concepto sigue Arnobio y151 por esto los he unido: Aut quis suas152 comprimerecupiditates a cognatis valeat, reuerendisque personis, cum apud superos sanctum nihil'ls3 inlibidinum videat confusione seruatumf^

67. («¿Cómo serán —exclama Cirilo— los que veneran torpes y lascivos?» «¿Cómo podrándeponer los delitos —dice Arnobio— con la reprehensión de sus parientes y respetados amigos,cuando ven que en lo santo de sus dioses falsean todas las leyes naturales de la razón en susvicios?»)

68. Julio Fírmíco, lib. de error, proph. Relig., cap. 13, lo reprehende con grande copia deelegancia: Quicumque haec sacra Deorum deuota mente venerantur; quicumque placetsuperstitionis istius metuenda contagio, aut malis suis solatium quaerit, aut facinora eorum tacitacogitatione collaudat, hoc optans, hoc quaerens, hoc vtique magnoperé desiderans, vt & sibiliceat, quod Dijs suis licuit, & vt se ad consortium talis vitae morum similitudine perducat,adulterio delectatur aliquis, louem respicit, & inde cupiditatis suae fomenta conquirit: probat,imitatur & laudat, quod Deus suus in Cygno fallit, in Tauro rapit, in Satyro ludit; & vt liberalisin flagitijs esse consuescat, quod inclusam Regiam virginem, ex auro largiter fluente, corrumpit:puerorum aliquis delectatur amplexibus? Ganymedem in sinu Iouis quaerat: incestumdesiderantibus, a loue sumantur exempla; cum matre concubuit, sororem duxit vxorem, & vtintegrum facinus impleret incesti, filiam quoque animo corruptoris aggressus esí155.

69. («Cualquiera —dice Julio Fírmico— que con devoto rendimiento venera estos diosessagrados, a cualquiera que le agrada este temeroso contagio de su impura superstición, o buscaconsuelo a sus vicios, o los tributa mentales elogios, deseando, buscando y apeteciendo que le sealícito lo que fue lícito a sus deidades, juzgando que el modo de subir a la compañía de su trono espisar los escalones de su ejemplo. ¿Se deleita un perdido con el adulterio? Pues mira a Júpiter, yde su vista saca materia a su llama: aprueba, imita y alaba que engaña como cisne, que robacomo toro a Europa, que como lascivo sátiro lucha en la campaña; y, para ser no sólo liberal sinopródigo en su vicio, contempla la larga lluvia de oro para conquistar a la encerrada Dánae. ¿Sedeleita con los brazos de su sexo? Pues también mira a Ganimedes más en los brazos de su diosque en su trono. ¿Desea pasar al horror de incestuoso? Su Júpiter le ministra largo ejemplo:

Cirilo de Alejandría, Contra Julianum, lib. VII, col. 855a: «[...] apud illos reperio déos nullum vitü genusadversari, sed per foedas et flagitiosas voluptates omnem honestatem abjicere. Qualis autem demum istefuturus sit, qui foedissi morum cnminum reos esse novit illos, quibus honores divini tribuuntur, omittamdicere». Podemos suponer que el Padre Guerra cita otra vez de memoria.

1 5 1 y] que 1752152 suas] suos 1752í5imhil]nil 1752

154 Arnobio, Disputationum adversus gentes, lib. V, cap. 29, col. 1144b: «Aut quis suas comprimerecupiditates a cognatis valeat reverendisque personis, cum apud superos sanctum nihil in libidinum videatconfusione servatum?».

155 Julio Fírmico, El error de las religiones paganas (De errore profanarum religionum), cap. 12 (y no13), 1-4, pp. 101-102: «Quapropter quicumque haec sacra deuota mente ueneratur, cuicumque placetsuperstitionis istius metuenda contagio aut malis suis solacium quaerit, aut facinora eorum tacita cogitationeconlaudat, hoc optans, hoc quaerens, hoc utique magnoperé desiderans, ut et sibi liceat quod diis suis licuit,ut et se ad consortium talis uitae morum similitudo perducat.

Adulterio delectatur aliquis: louem respicit et inde cupiditatis suae fomenta conquirit. Probat, imitatur etlaudat, quod deus suus in cygno fallit, in tauro rapit, ludit in satyro et vt liberalis in flagítiis esse consuescatquod inclusam regiam uirginem auro largiter fluente corruperit. Puerorum aliquis delectatur amplexibus:Ganymedem in sinu Iouis quaerat [...] incestum desiderantibus a loue sumantur exempla: cum matreconcubuit, sororem duxit uxorem et vt integrum facinus impleret incesti filiam quoque animo corruptorisadgressus est».

1 2 8 C A R I N E H E R Z I G Criticón, 93,2005

acompañó a su madre, dio la mano a su hermana y, para llenar enteramente la grande hazaña deincestuoso, intentó contra su hija abominables y torpes licencias»).

70. ¿A quién, señores, no da horror imaginar que éstas eran sus comedias, éstos sus sacrificiosy cánticos, y éstos sus espectáculos más que funestos? ¿Qué cristiano podía, sin grave culpa,autorizar tales abominaciones con su asistencia? De testigo pasaba a cómplice, pues mostraba queno disentía su entendimiento de lo que aprobaba el sentido. ¡Qué desorden derramado de especiesrecibirían sus ojos! Confieso que levanto la pluma medroso, porque me da horror el escribirlo,aunque sea para reprehenderlo.

71. Siendo tan delincuentes sus templos, aún eran más abominables sus teatros, porquequedaban más impresas en los teatros las abominaciones de sus templos. «Conducen mucho parala memoria —dice Agustino— los números1*, porque son orden» 157. Aquellos versosconcertados y armónicos que escuchaban, era una nueva impresión de sus vicios, porque asíquedaban más fijos en sus mentes.

72. «Más tolerable fuera —exclama Agustino— el divino honor a Catón que a tanta impuradeidad» (lib. 1, cap. 32: Tolerabilius diurnos honores Catoni)1®. «Errasteis —dice profundoTertuliano in Apollog.— no sólo en los dioses que hicisteis, sino en los que dejasteis, porquemenor engaño fuera haber hecho dios de la sabiduría a Sócrates, de la justicia a Arístides, de lamilicia a Temístocles, de la elocuencia a Cicerón, de la felicidad a Sila, de la riqueza a Creso, de lamajestad a Pompeyo y de la gravedad a Catón»159.

73. «¿Para qué tenéis tribunales?» dice con elegante arrojo Fulgencio in Mythol. in Fab. Mere.«Borrad el Senado, jubilad vuestros respetados jueces. Si vuestros dioses fueron ladrones, no sonnecesarios jueces para los delitos, pues las culpas tienen celestiales autores» (Si furtis praefuereDij, non erat opus criminibus Iudice, ex quo culpae habuere coelestem Auctorem)^®.

74. «¿Cómo alabáis de orador insigne al copioso Cicerón?» dice Lactancio, lib. 1, cap. 10.«No fue elocuente sino necio cuando, orando contra Verres, le acusó de adúltero, pues, ¿quédelito era hacer lo que su dios Júpiter obraba? Ignorante fue cuando acusó a Clodio deincestuoso: Júpiter le había dado soberano el ejemplo» (Stultus M. Tullius, qui C. Verri adulteriaobjicerit; eadem lupiter, quem colebat, admissit; qui Clodio Sororis incestum, at eidem ÓptimoMáximo eadem fuit & sóror & coniux)^a.

75. Tan desviadas del humano rubor —que por sí misma enciende la llama pura de la castavirginal naturaleza— fueron sus comedias y sus poesías, que aquellos gentiles en quienes rayó

156 Números: ver nota 96 de esta edición.1 " Esta cita está por localizar.158 § a n Agustín, De civitate Dei, lib. I, cap. 32, col. 44: «Tolerabilius divinos honores deferretis Mi

Scipioni, quam déos ejusmodi coleretis». El Padre Guerra escribe Catón en vez de Escipión.15" Tertuliano, Apologéticas adversus gentes, cap. 11, cois. 336b-337a: «Quot tamen potiores viros

apud inferas reliquistis? aliquem de sapientia Socratem, de justitia Aristidem, de militia Tbemistoclem, desublimitate Alexandrum, de felicítate Polycratem, de copia Croesum, de eloquentia Demosthenem? Quis exHits diis vestris gravior et sapientior Catone, justior et militarior Scipione? quis sublimior Pompeio, feliciorSylla, copiosior Crasso, eloquentior Tullio? Quanto dignius istos déos Ule assumendos expectasset, praesciusutique potiorutn!'»

160 Fulgencio, In Mythologiis..., «Fábula Mercuri»: «Si furtis praefuere dij non erat opus criminibusiudicem ex quo culpae habuere coelestem auctorem. Mercurium dicunt praefuisse negotijs uirgam ferentemserpentibus nexam pennatis quoque talaribus praeditum. Hunc etiam internuntium furatrinum quod deum.Quid sibi uero huius nominis atque imaginis significatio disserat edicamus. Mercurium dici uolere quasimertium curam. Omnis ergo negociator dici potest Mercurius».

I"! Lactancio, Divinae institutiones et epitome divinarum institutiorum liber primus. De falsa religione,lib. I, cap. 10, col. 165b: «Stultus autem Marcus Tullius, qui C. Verri adulteria objecit: eadem enim Júpiter,quem colebat, admisit; qui P. Clodio sororis incestum: at Mi Óptimo Máximo eadem fuit et sóror et conjnx».

E D I C I Ó N DE LA APROBACIÓN DE G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 2 9

más viva la lumbre de la natural honestidad, impresa en las almas desde las cunas, abominaronsus lascivas representaciones. El severo Catón y Scipión Násica, celebrado de Agustino, lib.cit.l®-, se opusieron a estas desahogadas irreverencias. Cicerón, lib. 1, de Nat. Deor.^, seenfureció contra los poetas que, encendidos de ira y ardiendo en impureza, cantaban de sus diosesdestemplanzas y iras para canonizar sus propias flaquezas. Éste, aunque ciego, sintió bien de susdeidades, pues no juzgó que las podían haber obrado, sino que los poetas se las habían impuesto.Aquí se enoja contra Hornero y escribe aquella hermosa sentencia: Fittgebat haec Homerus, ethumana ad Déos transferebat, mallem divina ad nos («Esto fingió Hornero traspasando lohumano a lo divino; más quisiera que pasara lo divino a lo humano»)164. Éste fue el motivo demandar desterrar Platón de su ideada república a los poetas, no porque estuviese mal un tangrande entendimiento con la poesía, sino con la ficción y licencia que entonces se tomaba lapoesía. No quiso desterrados los números165, sino sus mentiras y sacrilegos atrevimientos.

76. Veo que la opinión contraria celebra mucho este destierro de los poetas intimado porPlatón en su República y funda grave argumento para la república cristiana. Me han de permitirque diga, con la templanza que siempre acostumbro tener a todos los escritos ajenos, que en elconocimiento de este punto no han trabajado lo que se debe para su perfecto juicio, porque,como consta de lo dicho, no examinaron de raíz el origen de las comedias, su institución y suestilo, ni produjeron los testimonios de los Padres que hablan de propósito, disputando lacuestión, como podrá ver, leyendo estos escritos, cualquiera erudito.

77. Don Luis de Ulloa, hombre muy discreto aunque no de profesión teólogo, escribió unpapel, que anda en sus Obras, de apología de las comedias166. En él junta lo que han dicho losque las reprueban y los que las permiten. Pido que se lea y constará que no tiene un testimonio,autoridad ni rasgo de cuanto167 hasta aquí he escrito y tengo de escribir. Más admirará, y es que,tratando Agustino esta cuestión como fénix y como ninguno, no le citan en todo el papel sino enel lib. 3, COM^.168, donde dice el Santo, con su divina modestia, que le arrebataban, antes deconvertirse, las falsas representaciones de los teatros llenas de las imágenes de sus vicios169. ¡Bienleído estaba Agustino cuando no hallaron más testimonio que éste! Cierto que dijo Boccalini consal y verdad que los impresores habían destruido las ciencias, porque antes de su arte, sólo secopiaban los escritos buenos, ahora se imprimen, a vueltas de los buenos, los malos170.

162 San Agustín, De civitate Dei, lib. I, cap. 32, col. 44 (ver nota 99 de esta edición); ver también lib. I,cap. 24, col. 37-38 y lib. V, cap. 12, cois. 154-158.

163 Cicerón, La naturaleza de los dioses {De natura deorum), lib. I. El pasaje aludido por Guerra esquizás el siguiente (cap. 16, pp. 44-45): «Exposui fere non philosophorum judicia, sed delirantium somnia.Nec enim multo absurdiora sunt ea, quae poetarum vocibus fusa ipsa suavitate nocuerunt, qui et irainflammatos et libídine furentes induxerunt déos feceruntque, ut eorum bella, pugnas, proelia, vulneravideremus, odia praeterea, dissidia, discordias, ortus, interitus, querelas, lamentationes, effusas in omniintemperantia libídines, adulteria, vincula, cum humano genere concubitus, mortalesque ex immortaliprocreatos».

164 Cicerón, Tusculanas (Tusculanae disputationes), lib. I, XXVI-65, p. 41: «Fingebat haec Homerus ethumana ad Déos transferebat; diuina mallem ad nos».

165 Números: ver nota 96 de esta edición.

166 Se trata de su obra Defensa de libros fabulosos y poesías honestas; editada por primera vez en 1659,fue reeditada en 1674 por el hijo de Luis de Ulloa Pereira.

167 cuanto] cuantos 1752168 Conf] Confess. 1752

169 San Agustín, Confessionum, lib. III, cap. 2, 2, col. 683: «Rapiebant me spectacula theatrica, plenaimaginibus miseriarum mearum, et fomitibus ignis mei».

170 Trajano Boccalini, De ragguagli di Parnaso, pp. 98-99: «[...] con imprudentissimo fondamento altrisi moveva a lodar la stampa, come quella che in infinito aveva oscurato la gloria delle Arti Liberali. Perché

130 CARINE HERZIG Criticón, 93,2005

78. No es el defectuoso el papel de don Luis, porque no tuvo más que recoger que lo quetranscribió; halló en los que impugnan las comedias el destierro de los poetas engrandecido dePlatón y, como no halló las causas, no pudo pasar a responderle con la verdad de los sucesos.

79. Del origen de este destierro nace otro invencible daño que ocasionaban aquellas antiguascomedias. El insigne Agustino, que lo supo y escribió todo, será también, como hasta aquí, midivino maestro. Trata Agustino, lib. 2, de™ Ciu. Dei, cap. 9, esta cuestión; el título del capítuloes: Quid Romani veteres de cobibenda licentia Poética senserint, quam Graeci Deorum secuti

iudicium, liberam esse voluerunt («¿Qué sintieron los antiguos Romanos acerca de moderar lalicencia poética, la cual los Griegos, siguiendo el dictamen de sus dioses, la quisieron libre?»)

80. Entra en la resolución y dice ser constante que los Romanos la ciñeron y moderaroncontra el dictamen de los Griegos que la quisieron tan libre que no intimaron leyes a los poetas,permitiéndoles largo indulto para todas las ficciones que soñasen sus vanas ideas. Para prueba,trae el testimonio de Cicerón en los libros De re publica. Dice, pues, Agustino, así:

81. Quid autem bine senserint Romani veteres, Cicero testatur in libris, quos de República

scripsit, vbi Scipio disputans, ait: nunquam Comediae^-, nisi consuetudo vitae pateretur probare

sua theatris flagitia potuissent; & Graeci quidem antiquiores vitiosae suae opinionis quandam

conuenientiam seruauerunt, apud quos fuit etiam lege concessum, vt quod vellet Comoedia

nominatim, de quo vellet, diceret ... quem^ ¿Ha non attigit, vel potiüs quem non vexauití cui

pepercit? Nostrae, inquit, contra duodecim tabulae, cum per paucas res capite sanxissent, in bis

banc quoque sanciendam putauerunt, si quis actitauisset, siue carmen condidisset, quod infamiam

faceret, flagitiumve alteri. Praeclare! ludicijs enim, ac Magistratuum disceptationibus legitimis

propositam vitam, non Poetarum ingenijs habere debemus, nec probum audire, nisi ea lege, vt

responderé liceat, & iudicio defenderé™.

82. Para inteligencia de este lugar, es preciso buscar de más arriba el origen. Con grave injuriade la ciencia, se perdieron estos libros De re publica de Cicerón. Sólo Agustino los dio a conoceren los fragmentos que en esta divina obra cita . Y por ellos y por el juicio que hace su sabiduría,presumo que eran más reales que los de la República de Platón, obra hermosísima, pero tan defiligrana que, de quererla tomar en las manos para practicarla, se quiebra.

havendo resé le biblioteche piú numeróse che buone, solo erano per ammirazione agli ignoranti, e che neitempi nei quali con molti sudori con la penna si copiavano gli scritti altrui, allora che per l'inezzia loro nonmeritavano di andar per le mani dei suoi letterati, nella stessa cosa dell'infelice autore morivano essi e lavergogna loro. Ove ora anco degli sciocchi e ignoranti volumi si stampava quantitá tanto grande che conpoca riputazione delle Serenissime Arti Liberali e dei suoi letterati vergognosamente di essi si empivano leBiblioteche, e che per l'inefausta copia che le stampe avevano pubblicato delle dote fatiche degli uominivertuosi, era accaduto che gli Homeri, i Virgili, i Ciceroni, fatiche divine, sudori che solo per miracolo degliingeni humani alcuni piú celebri giorni deU'anno dovevano esser mostrati alie genti per la soverchia copia chesi avea [sic] in essi, nelle numeróse banche dei librari si vedevano vitupérate dalle mosche [...]».

171 Lib. 2, de] lib. 2 17521'2 Comediae] comoediae 1752173 quem] Quem 1752

174 San Agustín, De civitate Dei, lib. II, cap. 9, cois. 53-54: «Quid autem bine senserint Romani veteres,Cicero testatur in libris quos de República scripsit, ubi Scipio disputans ait: nunquam comoediae, nisiconsuetudo vitae pateretur, probare sua theatris flagitia potuissent. Et Graeci quidem antiquiores vitiosaesuae opinionis quamdam convenientiam servaverunt, apud quos fuit etiam lege concessum, ut quod velletcomoedia, de quo vellet, nominatim diceret ... Quem illa non attigit? vel potiüs quem non vexavit? cuipepercití ... Nostrae, inquit, contra duodecim Tabulae cum perpaucas res capite sanxissent, in bis hancquoque sanciendam putaverunt, si quis occentavisset, sive carmen condidisset, quod infamiam faceretflagitiumve alteri. Praeclare! Judiciis enim magistratuum, disceptationibus legitimis propositam vitam, nonpoetarum ingeniis habere debemus; nec probrum audire, nisi ea lege ut responderé liceat, et judiciodefenderé».

E D I C I Ó N D E L A A P R O B A C I Ó N D E G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 3 1

83. Fue ley entre los Griegos (presumo que tolerancia a quien la costumbre de los siglos diorespetos de ley) que la Comedia pudiese nombrar al sujeto vivo que gustase, acusarle yreprehenderle. ¡Peregrina ley, por cierto! Con razón exclama Cicerón, lib. 1, de leg.: Stultissimumesse existimare otnnia iusta esse, quae scita sunt in populorum institutis, & legibus^75

(«Necísimo será quien juzgare que es una acción justa, porque la halle escrita como ley yestablecimiento de algún reino»). En el lib. 2, de leg., trae para este discurso el ejemplo de un malmédico que no podrán llamarse sus curaciones erradas preceptos de la medicina, si sólo sirven deabrir portillos a la muerte (Nam ñeque Medicorum praecepta dici veré possent™, si quae inscij,imperitique pro salutaribus mortífera conscripserint)^77. Y así el grande Agustino, que pudo darleyes a las mismas leyes, define la ley, lib. 1, de lib. arb.: Lex in tantum habet vim legis, inquantum participat rationem iustitiaé^ («Es lo mismo ley que justo y en tanto tiene la leyfuerzas de ley, en cuanto participa la razón de la justicia», que es su alma y forma).

84. Corrió algunos siglos entre los griegos esta desenfrenada licencia hasta que, como cantóHoracio:

Verterunt itaque stylum formidine fustis^.(«Mudaron el estilo por temor del palo»). No puede entenderse bien este verso de Horacio si

no le comenta el suceso de Alcibíades. Compuso Eupolis una fábula en la cual, por los defectosque encontraba en Alcibíades, le mandaba anegar. Representóse con insigne aplauso, pero sintióAlcibíades tanto la injuria, que mandó (era entonces general y tenía su armada en el Pireo) quearrojasen al poeta desdichado al mar. Ejecutóse la cruel sentencia y, al arrojarle a la agua losministros, dijo Alcibíades estas voces: Tu me in Scaena saepé mersisti, Eupoli, ego te in mari («Túme anegaste muchas veces en la comedia, yo a ti en el mar, una»)180. Más gracia tiene en lolatino, pero en las traducciones falta muchas veces la correspondencia en las voces. Mandódespués por ley que no se pudiese nombrar persona determinada en la Comedia para irrisión,afrenta, vituperio o injuria.

85. «Intimaron esta ley las doce tablas181 de los Romanos con tan severo rigor —diceCicerón— que, habiendo impuesto pena capital a pocos delitos, la decretaron a éste.Insignemente —exclama y con razón— (Praeclare, etc.) porque no es justo que la vida seenmiende con las licencias mentirosas de los versos sino con la legítima potestad de los jueces y

175 Cicerón, Las leyes (De lege), lib. I, cap. XV, 42, p. 88: «Iam vero illud stultissimum, existimareomnia iusta esse quae scita sint in populorum institutis aut legibus».

176 possent] possint 1752177 Cicerón, id., lib. II, cap. V, 13, p. 124: «Nam ñeque medicorum praecepta dici veré possunt, si quae

inscii inperitique pro salutaribus mortífera conscripserint, ñeque in populo lex cuicuimodi fuerit illa, etiam siperniciosum aliquid populus acceperit».

1'° San Agustín, De libero arbitrio. No hemos podido localizar en esta obra nada que pueda evocar lacita del Padre Guerra.

17" Horacio, Epístolas (Epistularum), lib. II, cap. 1, v. 154, p. 496: «[...] verteré modum formidine fustis

180 Ver Cotarelo y Mori, 1997, p. 561: «Grande aplauso mereció Alcibíades entre los griegos cuandomandó echar en el mar a Eupolis, poeta, cómico, diciéndole: Tu me in scena saepé mersisti, ego te semel inmari. Tú, Eupolis, padecerás esta sola vez el naufragio; desigual castigo para quien tantas veces con elatractivo de sus comedias me ha hecho naufragar en el teatro» (Padre José Tamayo, El mostrador de la vidahumana por el curso de las edades, Madrid, a costa de Gabriel de León, 1679).

181 Doce Tablas (ley de las): «Conjunto de leyes redactado en Roma por los decenviros y adoptado en451 y 449 a. J.-C. El código, muy antiguo, fue elaborado para evitar que los plebeyos pudiesen sufrir, porignorancia del derecho, las arbitrariedades de los magistrados. Nunca fue derogado formalmente. Lassentencias breves, de un estilo arcaico, reflejan un derecho muy primitivo, con un procedimiento formalista ypenas muy rigurosas; a pesar de ello, la pena de muerte aparece raras veces» (Gran Enciclopedia Larousse).

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magistrados, ni es justo escuchar una injuria tan sin defensa que no se pueda volver por lainocencia, respondiendo y abogando en verdadero juicio» 182

86. «¿A quién no tocó la Comedia con esta libre permisión? ¿A quién no injurió? ¿A quiénperdonó?»183 ¿Tuvo razón Platón de desterrar de su imaginada república tales poetas? ¿Hablaacaso contra184 la poesía o contra esta irracional licencia? Sirva (aunque no se necesitaba) elmismo Platón de comento a su intención. En el lib. 11, de leg.185, señala severas penas al poetaque nombrare a alguna persona, o con ira, o sin ella. No señala penas a la poesía sino a lalicencia. Si por delincuente hubiera mandado desterrarla, la hubiera señalado, sin aquella causa,pena.

87. Éstas fueron las comedias de aquellos primeros corruptos siglos, éstos fueron susindecentes teatros, de cuyos autores y actores pudo decir con razón Nacianceno que tenían lainsolencia por gracia y «por arte la desenvoltura» (Petulantiam pro arte habent, Orat. 4)18é. Deéstos dice el Pelusiota, lib. 3, cap. 36, que «sólo se inventó su artificio para hacer daño aluniverso» (Mímica eorum ars natura tantummodó ad nocendum comparata)^. Contra estasrepresentaciones discurre largo el doctísimo y piadosísimo Salviano, lib. 6, de gub. D.188, dequien no he puesto testimonio porque transcribió los conceptos de algunos Padres que he citado yno pretendo llenar el papel de bulto y de cuerpo sino de alma.

88. Con sinceridad pregunto si en el rostro feo que he pintado de las comedias antiguas hanhallado alguna facción de las nuestras; menos, pregunto si descubren algún color en que separezcan; menos, si no son tan opuestas como tinieblas y luces. Pido por Dios que no seapasionen. Y sabe Dios y su Madre, a quien pongo por testigos, que todos estos días he pedido aDios en la misa me alumbre y inspire lo que fuere de su mayor agrado y me borre este juicio siacaso yerro en él como hombre. Es punto gravísimo éste, porque, como es terrible culpa excusarde pecado lo que es, es igual hacer pecado lo que no es. Es el de las conciencias un juego muydelicado, donde tanto se puede errar por carta de más como por carta de menos.

89. Fueron las tragedias 189 antiguas —como han visto— hijas de la idolatría, reliquias de lasuperstición, madres de la torpeza, desahogos de la ira, cátedras de la mentira y universidades dela licencia. Sus argumentos siempre profanos, sus artificios mentirosos hacían los delitossoberanos, canonizaban los vicios, divinizaban los pecados190. Los representantes eran gentiles y

18¿ Cicerón, La república (De re publica), II, lib. IV, cap. 10, p. 87: «Nostrae, inquit, contra duodecimtabulae cum perpaucas res capite sanxissent, in his hanc quoque sanciendam putauerunt, si quisoccentauisset, siue carmen condidisset quod infamiam faceret flagitiumue alteri. Praeclare; iudiciis enim acmagistratuum, disceptationibus legitimis propositam uitam, non poetarum ingeniis, habere debemus, necprobrum audire nisi ea lege ut responderé liceat et iudicio defenderé».

183 Cicerón, id., p. 86: «Quem illa non attigit? vel potius quent non vexavit ? cui pepercit?»

184 contra] con 1682

185 platón, Las leyes, lib. XI, 935e-936a, pp. 223-224: «nouixrj 8TI Kco|iup8íac, TÍ xivo<; iáfipcov r\]i£%a>&íac, fifi é!;é<5Ta> (UÍTE Xóyco (iiixE EÍKÓVI, JIIÍTE 9un<» (IIÍTE ÓVEU 6unoü, nti5ojicoc, jit]5éva TÓOVKCOHO)5E1V ÉÓV 8É TIC, dmEi&íi xoúc, á6Xo8é-rac, é^EÍpyeiv ÉK TÍÍC, %á>pa<; fo 7tapÓ7tov aú&pnEpóv, ii £nnioüc8cu uval;Tpialv ispavc, TOÍBEOÚ o í Sv áycov fJTpayíUÓia».

186 Gregorio Nacianceno, Oratio IV Contra Julianum I, cois. 531a-664c. No hemos podido localizareste pasaje en la obra de Gregorio.

1^7 Isidoro Pelusiota, Epistolarum, lib. III, epístola 336 (y no 36), col. 998b: «Mímica enim eorum arsnatura tantummodó ad nocendum comparata est».

188 Salviano, De gubernatione Dei, cois. 107c-130a.

189 tragedias] comedias 17521"" Otra puntuación posible: Fueron las tragedias antiguas —como han visto— hijas de la idolatría,

reliquias de la superstición, madres de la torpeza, desahogos de la ira, cátedras de la mentira y universidades

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las fiestas, honor de sus deidades. Aun los moderados gentiles, como Catón, Scipión, Platón yCicerón, las abominaron. Pues, ¿cómo habían de consentirlas los Padres?

90. Me han de permitir que diga que nuestras comedias sólo se parecen a éstas en el vocablo;no tienen más parentesco con ellas que en el vano título. Las comedias que ahora se escriben sereducen a tres clases: de santos, de historia y de amor, que llama el vulgo de capa y espada. Todasson tan ceñidas a las leyes de la modestia que no son peligro sino doctrina. Si son de santos, elejemplo mueve, los milagros se imprimen, la devoción se extiende. ¿Cuántos me afirman quelloran más que en el más ardiente sermón? No hay que admirar, que los genios no se dan a lamayor razón y las mociones más consisten, en mi juicio, en la simpatía que en la eficacia191. Sison historiales, los avisos doctrinan192, los sucesos escarmientan, los desengaños atemorizan. Sison de pasos amatorios (que son las menos morales), están tratados con tal honestidad que ni sepermite indecencia ligera en los afectos, ni voz menos pura que no saliese castigada a silbos.

91. Para poder bajar a la segunda conclusión de que la Comedia es conveniente en lo político,resta aún, después de lo dicho, grande y penoso campo, porque no he desatado los argumentoscontrarios, ni he desvanecido las dudas de que sean indiferentes en lo cristiano. No permite estepapel hablar con todos los autores que las han impugnado; elijo el que más agriamente y con máslatitud escribió contra ellas, que es el Padre Hurtado, 2. 2., q. 173 de Scandalo, a sect. 27,latissimem.

92. Este autor fue de ingenio severo y entendimiento libre, pero en esta cuestión tan grave, meha admirado que pudiese más la pasión de su celo que la verdad de su estudio. Responderé, conla templanza que no trata, a la opinión contraria, porque estoy desnudísimo de pasión, si no meengaña el amor propio, que es solemne embustero.

93. Entra diciendo, sect. 28, Subsect. 1, que los representantes viven en pecado mortal. ¡Agrioescribir! Habla de los nuestros con expresión que de los antiguos más le firmara yo. Dice que elprimer autor de esta opinión es santo Tomás, 2. 2., quaest. 68194, art. 2195.

94. El ser discípulo (aunque indigno) de tal santo y la causa de la verdad me obliga a decirque se equivocó tanto el Padre Hurtado que mi ángel santo Tomás dijo lo contrario. Estoconstará al que le hubiere leído, como yo, o al que, ahora, para satisfacerse, le quiera leer.

95. En este artículo segundo que cita el Padre Hurtado, pregunta santo Tomás: Vtrum in ludíspossit esse aliqua virtus? («Si puede ser alguna virtud en los juegos»). Resuelve que sí conelegantísimas razones, como suyas: «De la suerte que necesita de algún descanso el cuerpo,necesita la alma, porque ésta es la que más se fatiga. Esta quietud de la alma es alguna honesta

de la licencia; sus argumentos, siempre profanos; sus artificios, mentirosos; hacían los delitos soberanos,canonizaban los vicios, divinizaban los pecados.

191 No hay que admirar, que los genios no se dan a la mayor razón y las mociones más consisten, en mijuicio, en la simpatía que en la eficacia: 'el espectador es más «movido» y conmovido (mociones) por el teatroque se dirige a sus sentidos (provocando simpatía) que por el sermón que se dirige a su razón (buscandoeficacia)'.

1"2 los avisos doctrinan] el desengaño doctrina 1682

193 Guerra va a impugnar ahora un pasaje (el que cita en el texto: disputatio 173 de Scandalo, sect. 27[«De cantilenis, & choréis»}, sect. 28 [«De comoedijs quando sint scandalum») y sect. 29 [«Utrúm inagitatione taurorum sit scandalum?»[) de las Scholasticae et morales disputationes de tribus virtutibustheologicis (1631), del Padre Pedro Puente Hurtado de Mendoza.

1 9 4 68] 168 1752

l"-5 Pedro Puente Hurtado de Mendoza, sect. 28, Subsect. 1, § 323, folio 1565b: «Dico primo, hoshistriones ratione sui muneris esse in peccato mortali. Primus Author huius sententiae est Sanctus Thomassecunda secundae, quaestione 168 art. 2 [...]». Guerra escribe 68 en vez de 168.

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delectación»196. Trae el ejemplo no menos que de san Juan Evangelista, del arco siempretirando197 que, por sabido, le omito.

96. Dice que en esta delectación, se han de cautelar tres cosas, y la primera es que no sebusque la delectación in aliquibus operationibus, vel verbis turpibus, vel nocivis^® («en obras oen palabras torpes y nocivas»), y que a este ejercicio de juego llamó Cicerón «insolente,delincuente y obsceno», que es el testimonio truncado que injustamente refiere el Padre Hurtadopara el intento.

97. Me parece que no pudo ser ésta, en el Padre Hurtado, casualidad sino intención, porqueen este artículo citado, no trata mi ángel santo Tomás la cuestión, sino en el artículo siguiente, yéste no le cita. Si no le había visto, hizo mal en escribir; si le había visto y le calló, no buscósinceramente su opinión. Pero yo que busco la desnuda verdad y que sigo este dictamen por serde mi ángel santo Tomás, escribiré lo que dice el que, como iluminado, lo acertó todo.

98. En el artículo tercero siguiente, pregunta: Vtrum in superfluitate ludí possit essepeccatum? («Si en la superfluidad del juego puede haber pecado»). Va encadenando los discursoscomo tan divino filósofo. Ha decidido que el juego en sí no es pecado y duda si será pecadocuando es superfluo. Para fundar la duda, pone este argumento por tercero: Tertio praetereá.Máxime histriones in ludo videntur superabundare, qui totam suam vitam ordinat^ adludendum: si ergo superabundantia ludí esset peccatum, tune omnes histriones essent in statupeccati. Peccarent etiam omnes, qui eorum ministerio vterentur, vel qui eis aliqua largirentur,tanquam peccati fautores; quod videtur esse falsum. Legitur enim in vitis Patrum, quod BeatoPaphnutio reuelatum est, quod quídam ioculator futurus erat sibi consors in vita futura^®.

99. Dice, pues, así: «Los que parece que son superabundantes en jugar, son los representantesque ordenan toda su vida al juego. Luego, si la superfluidad en el juego fuera pecado, todos losrepresentantes estuvieran en estado de pecado. Pecaran también los que usan de ellos o los quelos socorren, como fautores del pecado. Esto parece falso, porque, en las vidas de los Padres, secuenta que al beato Pafnucio201 le fue revelado que uno de estos representantes había de ser sucompañero en el cielo».

196 Tomás de Aquino, Secunda secundae, quaestio 168, art. 2, p. 409, 2a col., A: «Sicut autem fatigatiocorporalis soluitur per corporis quietem, Ha etiam oportet quod fatigatio animalis soluatur per anitnaequietem. Quies autem animae est delectatio, vt supra habitum est cuni de passionibus ageretur».

197 Tomás de Aquino, id., p. 409, 2a col., B: «Sicut in collationibus patrum legitur, quod Beatus IoannesEuangelista, cum quídam scandalizarentur, quod eum cum discipulis suis ludentem inuenerant, diciturmandasse vni eorum qui arcum gerebat, ut sagittam traheret. Quod cum pluries fecisset, quaesiuit vtrum hoccontinué faceré posset, qui respondit, quod si hoc continué faceret, arcus frangeretur. Vnde Beatus Ioannessubintulit, quod similiter animus hominis frangeretur, si numquam a sua intensione relaxaretur».

19° Tomás de Aquino, id., p. 409, 2a col., C: «Circa quae tamen videntur tria esse precipus cauenda,quorum primum & principale est, quod predicta delectatio non quaeratur in aliquibus operationibus velverbis turpibus, vel nociuis».

199 ordinat] ordinant 1752200 Tomás de Aquino, id., quaestio 168, art. 3, p. 409, 3a y 4a cois., K-F: «Tertio praetera. Máxime

histriones in ludo videntur superabundare, qui totam suam vitam ordinant ad ludendum. Si ergosuperabundantia ludi esset peccatum, tune omnes histriones essent in statu peccati. Peccarent etiam omnesqui eorum ministerio vterentur, vel qui eis aliqua largirentur, tanquam peccati fautores, quod videtur essefalsum. Legitur enim in vitis Patrum, quod Beato Paphnutio reuelatum est, quod quídam ioculator futuruserat sibi consors in vita futura».

201 in I. parte in ca de S. Paphnutio, fol. 23 in ppio libri. Aún no hemos podido identificar estareferencia. Pafnucio (San): «Obispo de una ciudad de la Alta Tebaida al principio de la cuarta centuria,muerto por el año 360. Asistió y tomó parte activa en el primer Concilio de Nicea. Mostró gran valor eintrepidez para confesar la fe en la última persecución, lo cual fue causa de que se le condenase a perder la

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100. Resuelve la duda el Ángel Doctor y dice que lo superfluo se llama lo que excede la reglade la razón, pero que puede excederla de dos modos: o en la sustancia, o en las circunstancias. Lasuperfluidad y exceso en el juego, en la sustancia es juego que por sí sea torpe, inhonesto, etc.;éste es pecado mortal. En las circunstancias, puede ser alguna vez pecado mortal, cuandoantepone el juego a los preceptos de Dios y su Iglesia; en otras ocasiones es venial, cuando, por eljuego, no quiere el que le ejercita202 cometer alguna acción contra Dios.

101. Pasa a responder al argumento propuesto de los comediantes, y dice esta elegantísimadoctrina, la cual contiene todo lo que toca a los representantes, así en lo cristiano como en lopolítico. Ángel, en fin, que lo comprehendió todo. Pido que se note:

102. Ad tertium dicendum, quod sicut dictum est, ludus est necessarius ad conuersationembumanae vitae. Ad omnia autem, quae sunt vtilia conuersationi humanae deputari possunt aliquaofficia licita; & ideo etiam officium bistrionum, quod ordinatur ad solatium hominibusexhibendum, non est secundum se illicitum, nec sunt in statu peccati; dummodo modérate ludovtantur, idest, non viendo aliquibus illicitis verbis, vel factis ad ludum, & non adhibendo ludwnnegotijs, et temporibus indebitis%®.

103. («Respondo al tercero argumento —dice el santo— que el juego, como he dicho —en elartículo segundo pasado— es necesario para la conversación de la vida humana; y, para todo loque es útil a la conversación de la vida humana, se pueden deputar lícitamente oficios. Y así eloficio de los comediantes, que se ordena al divertimiento humano, no es ilícito por sí, ni están enpecado mortal usando de su oficio con moderación, esto es no usando en sus juegos de obras nipalabras ilícitas y no representando en tiempo no debido»).

104. Ésta es la sentencia de mi ángel santo Tomás, la cual he trasladado tan específicamentepor muchas razones y poderosas. La primera, porque no siguiera la opinión204 si no fuera suya;la segunda, porque, de los Padres, ninguno trató esta cuestión en forma metódica, sino suiluminada sabiduría; la tercera, porque entrambas conclusiones son suyas : que la Comedia esindiferente en lo cristiano y conveniente en lo político; la cuarta, porque, sabiendo los hombrescuerdos que es opinión de santo Tomás, depondrán el vano escrúpulo que tanto gritan; la quinta,porque es de mi obligación que una doctrina canonizada por Dios, por oráculos de más de veintepontífices, por todos los concilios generales y particulares y por todas las universidades delmundo, se trate con la veneración y respeto que pide un santo Tomás, en cuya comparacióntodos los sabios pueden y deben decir lo que Caleb al explorar la tierra: «Vimos tales hombres

pierna izquierda y el ojo derecho. Constantino tenía en gran veneración al santo confesor, y cuenta Sócratesque le besó más de una vez con mucho respeto la concavidad del ojo que le había arrancado el verdugo. Suopinión fue decisiva en el debate que el primer Concilio ecuménico sostuvo acerca del celibato eclesiástico,haciendo rechazar como excesivamente riguroso el canon del sínodo iliberitano, que prohibía las relacionesconyugales a los eclesiásticos que estaban casados antes de su ordenación. Pafnucio estuvo también presenteen el sínodo de Zyra (335). Lo cita el martirologio romano el día 11 de septiembre» (Enciclopedia UniversalIlustrada).

202 ejercita] ejecuta 1752203 Tomás de Aquino, id., p. 410, Ia col., C: «Ad tertium dicendum, quod sicut dictum est, ludus est

necessarius ad conuersationem bumanae vitae. Ad omnia autem, quae sunt vtilia conuersationi humanae,deputari possunt aliqua officia licita: & ideo etiam officium bistrionum, quod ordinatur ad solatiumhominibus exhibendum, non est secundum se illicitum, nec sunt in statu peccati, dummodo modérate ludovtantur, idest, non viendo aliquibus illicitis verbis, vel factis ad ludum: & non adhibendo ludum negotijs, &temporibus indebitis».

204 opinión] opinión que sigo 1752

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que, en su comparación, somos pequeñas langostas» (Quibus comparan, quasi locustaevidebamur)®5.

105. La sexta, porque debo sosegar tantos escrúpulos como personas inocentes tienen,oyendo decir que las comedias están condenadas por los Padres, y fuera delincuente inhumanidadnegar la luz al que desea sinceramente cumplir su obligación; la séptima, porque es cosa dura queel Padre Hurtado no siga a santo Tomás y se valga de su autoridad para autorizar lo que escribecontra él. Cierto que es injuria que, aunque le dijera lo que debía, no me pudieran acusar ladestemplanza.

106. Sepa, pues, todo el mundo que santo Tomás, maestro de todos los sabios y el iluminadopor Dios, no reprueba las comedias sino que las permite y tolera. Sepan que dice que es necesarioalgún juego para la vida humana. Necessarius; no dijo «útil» sino «necesario», porque le juzgópreciso, siguiendo al Espíritu Santo en los Proverbios206, a San Agustín, lib. 2, Music.^7, y aAristóteles, lib. 4, Etbic, cap. S208, que pone la virtud de la eutrapelia, que es una recreaciónmoderada. Sepan que los representantes no están en pecado mortal por su oficio. Sepan que larepública puede lícitamente señalar estos oficios que pertenecen al regocijo público.

107. ¿Y condena algo en las comedias? Sí. No condena las comedias, sino las comedias malas:Non viendo aliquibus illicitis verbis, vel factis ad ludenduní^® («No usando de palabras ni obrasilícitas»). La diversión y recreación más honesta por su naturaleza se volverá mala si usan de talespalabras y obras, no por sí, sino por lo que la visten. Lo mismo tiene la Comedia: Dummodomodérate vtantur («Usando con moderación»), no usando de indecencias y no representando en«tiempo indebido» (Temporibus indebitis)210. ¿Cuándo será tiempo indebido? Por la mañana,que debe darse a Dios y cumplir con los cuidados de la alma21l. Hasta en esto siguen nuestrascomedias la opinión del santo.

108. Prosigue santo Tomás y dice de los comediantes: Et quamuis in rebus bumanis nonvtantur alio officio per comparationem ad alios homines; tamen per comparationem ad se ipsos& ad Deum, alias habent seriosas, & virtuosas operationes: puta, dum orant, & suas passiones,et operationes componunt, Ó" quandoque etiam pauperibus eleemosynas largiuntur. Vnde Mi, quimodérate eis subueniunt, non peccant, sed iusté faciunt, tnercedem ministerij eorum eistribuendo^-.

205 Numer. 13 vers. 34. Números, 13, 33: «Hemos visto también gigantes, hijos de Anaq, de la raza delos gigantes. Nosotros nos teníamos ante ellos como saltamontes, y eso mismo les parecíamos a ellos».

206 Proverbios, 8, 30-31: «Yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando ensu presencia en todo tiempo, jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están con los hijos de loshombres».

207 San Agustín, De Música, lib. II, cap. 12, 22, col. 1112 y cap. 14, 26, col. 1116:Voló tándem tibí parcas, labor est in chartis,Et apertum iré per auras animum permitías.Placel hoc nam sapienter, remitiere interdumAciem rebus agendis decenter intentam.

208 Aristóteles, Ética Nicomáquea, lib. IV, cap. 8, pp. 232-233.209 Ver nota 203 de esta edición.210 Ver nota 203 de esta edición.211 alma] alma y en el tiempo religioso de la Cuaresma 1752212 Tomás de Aquino, Secunda secundae, quaestio 168, art. 3, p. 410, Ia col., D y 2a col., A: «Et

quamuis in rebus humanis non vtantur alio officio per comparationem ad alios homines, tamen percomparationem ad se ipsos & ad Deum, alias habent seriosas & virtuosas operationes, puta, dum orant, &suas passiones et operationes componunt, & quandoque; etiam pauperibus eleemosynas largiuntur. "Vnde Mi

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109. ¡Oh santo mío, tan piadoso como discreto y tan modesto como sabio! Noten, por suvida, con qué distintas voces habla[np13 santo Tomás y el Padre Hurtado de los comediantes.No me atreveré a transcribir lo que dice de ellos el Padre Hurtado, porque temiera que la tinta,siendo tan negra, se me volviera colorada. Pero sepan todos lo que dice santo Tomás, que esquien hace verdadera opinión.

110. «Y aunque los comediantes no tengan en las cosas humanas otro oficio en comparaciónde otros hombres, respecto de sí y de Dios tienen otras serias y virtuosas acciones. Éstas soncuando rezan, cuando moderan sus pasiones, cuando dan limosna a los pobres; y así, los quemoderamente los socorren no pecan sino obran con justicia, dándoles el estipendio de suministerio» (justé faciunt).

111. Pues, ¿qué será pecado? «Darlos lo superfluo» prosigue el santo. «Y esto, lo mismo214

tendrá respecto de otro oficio, porque todo lo superfluo es malo»215. Ésta es la sentencia expresade mi ángel santo Tomás.

112. Prosigue el Padre Hurtado en sus verdaderas citas y cita también al eminentísimoCayetano216. Quien no acertó con el maestro, no es mucho que no acertase en el discípulo.Cayetano sigue, como siempre, a santo Tomás. Antes bien añade una cosa que, como el PadreHurtado no le había leído, no pudo advertirla, y es ensanchar la opinión de santo Tomás, porquejuzga que algunas palabras torpes, gestos, etc., para ocasionar alguna delectación en los oyentes,es malo, pero que no es pecado mortal. Éstas son sus voces: Turpilloquio^7 autem simpliciviendo, aut aliquem minus honestum gestum faciendo, vt alijs delectationem ingerat, graue est, &fugiendum valdé; non tamen mortale ex suo genere: Apostolus enitn non replicauit ad Ephes. 5ínter peccata excludentia a Regno coelorum, turpilloquium218 cum tamen illud Ínter aliaconnumerasset tunc^ peccata^®. Grande es para mí la autoridad de este eminentísimo varón,aunque no le sigo en esto. Pero de su dictamen conocerán cuan lejos está de condenar lascomedias tan ceñidas que ahora se usan, pues no las ciñe tanto como otros autores.

113. Cita en fin a Tomás Sánchez, Bonacina, Navarro y Mendoza221, y todos dicen locontrario. Su engaño consistió en lo que diré: cita a222 estos autores (y pudiera a todo el mundo)porque dicen que ejercer juegos torpes e inhonestos es pecado; esto lo dicen no sólo éstos sinotodos los rústicos, y es impresión de la naturaleza, sin necesidad de leer libros. ¿Qué tiene que vereste dictamen con que los representantes viven en pecado mortal? Para esto, debía probar queejercitan palabras torpes y deshonestas. Es cierto que no las dicen ni ejercitan. Y si no, citealgunas. Pues, ¿qué citas son éstas?

qui modérate eis subuerimnt non peccant, sed iusté faciunt, mercedem ministerij eorunt eis tribuendo». Latraducción del Padre Guerra se encuentra inmediatamente después del párrafo que empieza por «¡Oh santomío...».

2 13 habla 1682, 1683, 1752214 Y esto, lo mismo] Y esto mismo 1752215 Tomás de Aquino, id.: «Si qui autem superflue sua in tales consumunt, vel etiam sustentant tilos

histriones qui illicitis ludís vtuntur, peccant, quasi eos in peccato fouentes».216 Pedro Puente Hurtado de Mendoza, Scholasticae et morales disputationes, sectio 28, Subsect. 1, §

323, fol. 1566a.217 Turpilloquio] Turpiloquio 175221° turpilloquium] turpiloquium 17522 1 9 Falta «tune» 1683,1752220 No hemos logrado determinar a qué obra de san Cayetano pertenece esta cita.221 Navarro y Mendoza] Navarro, Mendoza 1752Pedro Puente Hurtado de Mendoza, id., § 325, folio 1566a [Tomás Sánchez y Bonacina] y § 326, fol.

1566 [Mendoza]. No vemos ninguna referencia a Navarro en estos párrafos.222 cita a] cita 1752

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114. Más graciosa es la segunda cuestión que excita223. El título es: Prima probatio exPatribus («Primera prueba de los Padres»). ¿Y cuántos tiene por Padres? Éstos: LactancioFirmiano, san Isidoro, san Crisóstomo y san Agustín224. De éstos trae cuatro testimonios que,hablando sinceramente, no son del caso, y pudiera haber traído, a lo menos, los que aquí hepuesto, que son graves y robustos.

115. Después de estos brevísimos testimonios, que no hace más que apuntarlos, dice con suestilo acostumbrado: «Muchos, por no atreverse a rostro descubierto a oponerse a todo elescuadrón de los Padres, huyen a que las comedias de este tiempo no son como las antiguas»(Multi ne videant aperto Marte pugnare cum feré Vniverso Patrutn exercitu, eorum ictus subtestudine fugiunt, subtegentes, non esse nunc Comoediam antiquae similem)^5. Pues, ¿dóndeestá este universo226 ejército de Padres? ¿No reconoce más que los dichos? ¿Qué testimonio quehable al caso ha producido de estos cuatro para decir que huyen de los Padres? No sé qué diga deestas arrogancias. Sólo diré que no me parece sincero ánimo de buscar la verdad. Olvido todossus restantes argumentos, porque son todos sobre estos principios.

116. Entro en la segunda conclusión de que la Comedia es conveniente en lo político,convencido de sentencia expresa de mi ángel santo Tomás: Ludus est necessarius adconuersationem vitae bumanae^ («Que es necesario algún juego para la conversación yconservación de la vida humana»). Juzgo (con la reverencia que debo a los magistrados) queningún juego puede ser más conveniente que el de la Comedia en la forma que hoy la tiene ceñidala vigilancia del Consejo Supremo Real, con su Conservador, Censor y Fiscal.

117. Debo el fundamento a quien lo debo todo, que es a santo Tomás. No dijo que era algúnjuego útil sino «necesario», porque lo que es necesario es indispensable y conveniente. Convieneentretener los ánimos o cansados o ociosos. Conviene en las repúblicas muy numerosas buscarejercicios y empleos que diviertan los entendimientos inquietos y quejosos. No quiero alargarmeen esto, porque si Dios me da vida, trataré latamente este argumento cuando saque a luz elTeatro de pasiones^.

118. Confieso que discurro aquí con novedad, pero tengo graves fiadores en las DivinasLetras. Todos juzgan por finísima política esta máxima: «Desear lo mejor y contentarse con lobueno». Pues quiero revelarlos229 que no es máxima de Estado, sino precepto del Espíritu Santo.El que leyere bien la Escritura y pidiere a Dios humildemente que le revele su inteligencia lohallará todo.

119. Noli esse iustus multum, manda el Espíritu Santo en el Ecclesiast.230, 7, vers. 17 («Noquieras ser muy justo»)231. No parece éste mandato divino. Propongo el argumento, que es

223 Excitar, latinismo: 'plantear'.

224 Pedro Puente Hurtado de Mendoza, id., sectio 28, Subsect. 2, § 327, fol. 1567a, [Lactancio y sanIsidoro], § 328, fol. 1567a [san Juan Crisóstomo] y § 329-330, fol. 1567 [san Agustín].

225 Pedro Puente Hurtado de Mendoza, id., § 331, fol. 1567b: «Multi ne videant aperto Marte pugnarecum fere vniverso Patrum exercitu, eorum ictus sub testudine fugiunt, subtexentes non esse nunc comoediamantiquae similem».

226 Universo: «Lo mismo que universal. Sale del latino universus, a, um» (Aut.).

227 Tomás de Aquino, Secunda secundae, quaestio 168, art. 3, p. 410, lacol., C: «Ludus est necessariusad conuersationem humanae vitae».

228 Aparentemente, Guerra no pudo acabar la redacción del Teatro de pasiones o, si la acabó, nopublicó la obra por un motivo desconocido. De todas formas, hoy sólo disponemos del cap. 1 del LibroPrimero, publicado en 1752 por Gonzalo Xaraba al final de la Apelación al Tribunal de los Doctos (pp. 516-519), obra compuesta también por Guerra. Si el trinitario llegó efectivamente a redactar este texto, hoy estáperdido.

22" revelarlos] revelarles 1752230 Ecclesiast.] Eccles. 1752

E D I C I Ó N DE LA APROBACIÓN DE G U E R R A ( 1 6 8 2 ) 1 3 9

grave: ser justo es bueno, porque la justicia es virtud; cuanto más se tiene de una forma buena, setiene más bondad; cuanto más se tiene de fortaleza, es más fuerte; de constancia, más constante;de blancura, más blanco; luego, si la justicia es virtud, cuanto más tuviere de justicia, será mejor.Pues, ¿cómo manda que no tenga mucho de ella?

120. Diré mi inteligencia: «Ser muy justo para sí, es bueno ; ser muy justo para juez, esmalo». No habla aquí de persona particular sino de un juez, y la demasiada justicia en sí esacción heroica; la demasiada justicia con los extraños es tiranía.

121. ¿Qué es ser demasiadamente justo? No disimular la más ligera menudencia, lo quehicieron y hacen consigo los santos, que son blandísimos para los232 extraños y severísimos parasí propios: nada se dispensan, nada se disimulan. Luego el Noli esse multum iustus se ha deentender con los extraños, porque ser muy justo con los extraños en menudencias deja de serjusticia y se hace imprudencia.

122. «No hay hombre, por justo que sea —prosigue el texto— que obre tan enteramente lobueno que no ejecute algo malo» (Non est enim homo iustus in térra, qui faciat bonum, & nonpeccet)233. Hay algunos defectillos que más merecen lástimas que justicias. Son deslices de lashumanas fragilidades. Este grosero barro de que, sin dispensación de su genio234, nos vestimos,hace su oficio: apetece lo gustoso y huye lo áspero. No puede el ánimo, dice santo Tomás, estarsiempre tirante la cuerda, porque saltará, como lo prueba con el ejemplo de san Juan Evangelista,el arco235. No puede durar tan subida la cuerda del discurso que no se afloje a algo humano. Noha de haber para esta flojedad justicia, sino indulgencia. Por eso dijo elegantemente elJurisconsulto: Indulgendum est fragilitati hominum^6. No dijo malitiae sino fragilitati, porquepara las malicias es la justicia, para las fragilidades, la indulgencia.

123. Permitan que me explique así: no hay hombre que pueda ser tan racional que no seaanimal alguna vez. Obrar siempre con la alma es alhaja de ángeles y separadas inteligencias237.¿Puede un millón de hombres encerrados en una Corte, de tan varios entendimientos comosemblantes, de tan encontradas costumbres como inclinaciones, de tan varios cuidados comoempleos, de tan distintas ocupaciones como estados, estar siempre obrando lo mejor? ¿O qué serábueno: intentar y mandar que se obre? No será tal, porque mandar un imposible no es ser buenoel mandato, sino hacer el precepto ridículo.

124. Pues, ¿cuál será lo mejor? Mandar lo que se puede obrar. Esta naturaleza pide, por sucontextura238, alguna diversión: pues procuremos limpiar la diversión de todo el vestido demalignidad, sea honesta, decorosa y limpia. Esto es a lo más que puede extenderse toda laprudencia humana.

125. No es arrojo, sino verdad también sacada de mi ángel santo Tomás. Cierto que meparece que, con buen celo, pretenden los que impugnan esta diversión que sea mayor laprovidencia humana que la divina. Pregunta mi ángel santo Tomás en los divinos libros contralos Gentiles, lib. 3, contr. Gent., cap. 71 a cap. 74a9, estas cuestiones: «La providencia divina no

231 Eclesiastés, 7, 16: «No quieras ser justo en demasía, ni te vuelvas demasiado sabio».232 para los] para los para los 1752

233 Eclesiastés, 7, 20: «Cierto que no hay ningún justo en la tierra que haga el bien sin nunca pecar».234 Sin dispensación de su genio: quizás haya que entender: 'sin que podamos escapar de su naturaleza'.235 Ver nota 197 de esta edición.236 Ignoramos quién puede ser El jurisconsulto.

23/ inteligencias] las inteligencias 1752

23° Contextura: «Se entiende también por la disposición natural y exteriores señales o sobrescrito, queindican el estado y condición del hombre, así en orden a su genio y pasiones, como en lo que mira a la salud osanidad corporal» (Aut.).

239 contr. Gent., cap. 71 a cap. 74] contra Gent., cap. 71 ad cap. 74 1752

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excluye todo el mal de las cosas criadas»; el 72: «La providencia divina no excluye lascontingencias del bien y del mal»; el 74: «La providencia divina no excluye las acciones del acasoy la*» fortuna»241.

126. Es contingente que la Comedia hace mal y por eso se debe excluir. Pues la divinaProvidencia no excluye la contingencia de todo mal, la humana, replican, la debe excluir:santísima será la intención, pero la prudencia humana no puede conformarse con tan tiranteparecer.

127. Otra razón gravísima tengo de la Sagrada Escritura. Dos permisiones y licencias dio enla Ley Antigua a los hebreos, las cuales borró a los cristianos: permitió el libelo del repudio242,permitió aborrecer al enemigo. Debo advertir, para que no se engañe la crédula sinceridad, que laopinión de haber permitido en la Ley Antigua el odio de los enemigos, es de casi todos los Padresde la Iglesia. Tan agriamente defiende este dictamen el docto Maldonado243 que no dudacensurar la contraria opinión, llamándola de los herejes y sectarios244 de estos tiempos, yañadiendo que por leer con poca advertencia los libros de los sectarios, algunos intérpretesmodernos se han deslizado en la contraria inteligencia. No necesita verdad tan clara de defensa,sino de una simple noticia, remitiendo a un libro tan común como Maldonado a quien hubiereleído tan poco que no le hubiere leído245.

128. Entra el gobierno nuevo de la Ley de Gracia y explica una licencia y borra totalmente laotra. Por tres causas, sin la sabida del adulterio246, puede licenciarse la mujer, según el dictamende la Iglesia: por sodomítica (cap. Maritum, de adult.); por herética (cap. Quaesiuit, de diuort.);por persuadir y atraer al marido a algún gravísimo pecado, yo entiendo el de infidelidad247, aque alude mi a m a d o Pablo (1, ad Corint., 7, vers. 1224S; cap. Quaesiuit, de diuort.249). Pues,¿cómo un Dios anda mudando leyes y decretos? Porque son los pueblos distintos. A los hebreosles250 permitió estas licencias: Propter duritiem cordis vestr^. Permitió lo que no era tan buenoporque no fuesen tan malos.

2 4 0 y la] y 1752241 Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, lib. III, cap. 71 («Quod divina providentia non excludit

totaliter malum a rebus»), cap. 72 («Quod divina providentia non excludit contingentiam a rebus»), cap. 73(«Quod divina providentia non excludit arbitrii libértateme) y cap. 74 («Quod divina providentia nonexcludit fortunam et casum»).

242 Libelo de repudio: «El instrumento o escritura auténtica con que el marido repudiaba antiguamentea la mujer, dirimiendo el matrimonio; el cual no ha sido permitido en la Ley de Gracia» (Aut.).

243 N o hemos podido localizar esta alusión en la obra de Juan Maldonado.

244 Sectario: «El que profesa, sigue y mantiene con capricho alguna secta» (Aut.). Secta: «Se llamaasimismo al error, u falsa religión, diversa y separada de la verdadera y católica cristiana enseñanza por algúnmaestro famoso, como la secta de Lutero, Cal vino, Mahoma» (Aut.).

245 Falta «Debo advertir ... leído» 1682246 Falta «sin la sabida del adulterio» 1682

247Infidelidad: 'pérdida de la fe': «Significa también negación de fe, esto es no consentir la fe verdaderao no conocerla» (Aut.).

248 En el cap. 7, versículos 11 y 12 de la primera epístola a los Corintios, podemos leer: « [...] y que elmarido no despida a su mujer. En cuanto a los demás, digo yo, no el Señor: si un hermano tiene una mujer nocreyente y ella consiente en vivir con él, no la despida».

249 Aún no hemos localizado en el Derecho Canónico los párrafos citados por Guerra.250 les] los 1752

251 Mateo, 19, 8-9: «Díceles: "Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitiórepudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así"»; Marcos, 10, 5: «Jesús les dijo: "Teniendo encuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto"».

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129. Quiero dar la inteligencia que yo alcanzo a estos textos. Yo digo que siempre mandóDios lo mejor; ya veo que me replican que no es así, porque mejor es amar a los enemigos queaborrecerlos. Pues no me retrato252: es mejor en sí, no era mejor para aquellos sujetos, y las leyesy preceptos no tienen la bondad precisamente253 absoluta sino relativa. No es mejor la ley en sísino la ley que se ha de guardar, porque la254 ley mira su correlativo que es la ejecución. En aquelsiglo, por la obstinación de aquellos corazones, no guardaran el amor de los enemigos, con queno sirviera la ley de templarlos. «Pues, mandemos lo mejor —dice Dios—: mejor es permitirahora el odio que mandar el amor, porque más pecados quitará la permisión que actos buenosocasionará la ley».

130. De estas verdades claras y sólidas, soy de parecer muy nuevo, y es que no es lo mejor queno haya comedias sino que las haya. Porque no es lo mejor lo mejor sino lo que causa lo mejor.Más consigue de bueno la permisión de que haya comedias que la ley de que se quitaran. Luegolo mejor es permitirlas.

131. De esto encuentro en lo moral infinitos ejemplos, porque, muchas veces, es una cosamejor en sí y no es mejor en sus efectos. Claro es que en sí es mejor que no haya comedias, peroen sus efectos no lo es.

132. Mejor es que no tuviera el ánimo ninguna delectación sensible de recreo: es mejor en sí,pero no en sus efectos, porque no pudiera vivir, si no es de milagro. Mejor es la castidad que elmatrimonio: es mejor en sí, pero no para los efectos porque, sin matrimonios, se acabara elmundo. Mejor es, por voz de Cristo, el dar que el recibir255: es mejor en sí, no en los efectos,porque mejor estado es ser pobre voluntario que rico limosnero. Mejor es la continencia vidualque las segundas nupcias: es mejor en sí, pero no en sus efectos, porque mejor es casarse queabrasarse256.

133. Ya escucho que vocean lo que acostumbran: «No se puede permitir lo que es ocasión demal. La Comedia es ocasión de mal, luego no se puede permitir». Tengan paciencia y aclararé sududa.

134. Cuatro permisiones hay, dice mi ángel santo Tomás in 4, dist. 33. q. 2. art. 2. q. 2257:«Se llama una cosa permitida cuando es buena y no mandada, como el dar a los pobres toda suhacienda. La segunda permisión es de un bien que es menor y se llama permitido, porque sucontrario no es mandado, como el matrimonio es bueno y permitido, porque su contrario, lacastidad, que es mejor, no es mandado. La tercera permisión es cuando una cosa es mala y sepermite, como Dios los pecados. La cuarta permisión es de una cosa mala, porque no ha puestola ley pena contra ella, como permitió Dios a los hebreos las usuras con los infieles, porque no lasprohibió ni castigó con las258 leyes» (Sicut permissum eis fuit extrañéis faenerarP5? propter

252 Retrato: 'retracto'.253 Precisamente-, ver nota 3 de esta edición.254 porque la] porque 1682

255 Hechos de los Apóstoles, 20, 35: «En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debesocorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús que dijo: mayor felicidad hayen dar que recibir».

256 i ; Corintios, 7, 9: «Pero si no pueden contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse»; 7,39-40: «La mujer está ligada a su mando mientras él viva; mas una vez muerto el marido, queda libre paracasarse con quien quiera, pero sólo en el Señor. Sin embargo, será feliz si permanece así según mi consejo».

257 Scriptum super Sententiis, distinctio XXXIII, quaestio II, articulo II, quaestiuncula II. No hemosidentificado en este texto nada que se parezca a la cita del Padre Guerra.

258 c o n las] con 1752

259 faenerarí\ foenerari 1752

142 CARINE HERZIG Criticón, 93,2005

aliquam corruptionem in concupiscibili, ne scilicet fratribus suis faenerarentur2®, sic D. Tbom.cit expresis261 verbis)262.

135. De estas cuatro permisiones, las tres primeras son regalía privativa de Dios, la cuartatoca también a la providencia de los legisladores. De Valencia me afirma un señor de esta Corteque persevera el lugar público de la fragilidad, añadiendo que es permisión originada de sanVicente Ferrer2*3. El NOM264 sunt facienda mala, vt eueniatit bono, es cierto, pero dice Facienday no Fermittenda; dice Mala, que sean simplicitér mala, no secundüm quid; mala intrinsicé & nonmala tantüm acádentalitér extrinsece.

136. La Comedia, por más que pretendan estos autores viciarla, no es intrínsecamente mala,porque si así fuera, no pudiera ejecutarse ni una vez siquiera. Y saben todos que la han ejecutadolos mismos que la desfavorecen, con que es constante que en su opinión no es intrínsecamentemala, sino por el accidente de la mezcla de los sexos, que afirman que provocan, y por los afectosamatorios, que juzgan que encienden. Y siendo ésta su opinión, juzgaba yo que no debíanoponerse a las comedias sino al estilo de ellas, censurar el estilo y procurar que fuese enteramentelimpio para que no perdiese, por el mal vestido, la bondad que puede tener cuando sale con puroaliño al teatro.

137. Sentados estos principios, que son ciertos, ¿quién duda que la mayor maldad que puedetener la Comedia en sí es una venialidad265? Y no poder permitir la buena política venialidadespara excusar males mayores, será teología tan severa que no la quieran admitir leyes divinas, niprofanas.

138. Si me respondieren lo que pueden, y es que, siendo mal venial en sí, puede ocasionarmales mortales en los que la oyen y atienden, confieso que puede; pero no hay cosa tan buena enel mundo que no pueda tener, por la malicia de quien la mira, ese riesgo. Lo que mira lateulogía266 moral en estos lances es si estos males, que resultan de una cosa buena o indiferente,son nacidos de ella esencialmente o accidentalmente. Si esencialmente, es mala; siaccidentalmente, no debe ser prohibida.

139. No excuso, por la veneración y respeto con que toda la devoción mira a san Francisco deSales, oráculo del amor divino, viva lumbre de su casto fuego, trasladar lo que este ceñidísimoamante de lo mejor, como muestra en sus insignes obras, escribe de las comedias, para que seconozca que no es lo mismo aconsejar como particular que enseñar como Doctor267.

140. Dice, pues, así, lib. de la Introducción a la vida devota, cap. 23: «Los juegos, bailes, losfestines, las pompas, las comedias, en sustancia no son de ninguna manera cosas malas; antesindiferentes porque pueden mal o bien ejercitarse»268. Y noten por su vida que dice que «no son

260 faenerarentur] foenerarentur 1752

261 expresis] expressis 1752

262 Falta «sicut permissum ... expresis verbis» 1682

263 se t r a t a del «barrio reservado» de Valencia que era famoso e incluso proverbial. Ver Bartolomé Joly,Viaje por España, t. II, p. 75: «Hay en Valencia como en toda España, pero aquí más delicioso, un sitiogrande y célebre de hembras dedicadas al placer público, que tienen un barrio de la ciudad donde esa vida seejerce con toda libertad. El proverbio español dice: "Rufián cordobés y puta valenciana"».

264 El Non ]Non 17SI

265 Venialidad: «La calidad de la culpa o error leve y fácil de perdonar o disimular» (Aut.).

266 teulogía] teología 1752

267 Doctor] Doctor. Al consejo toca lo heroico, a la enseñanza pública declarar lo que no esabiertamente malo 1752

268 San Francisco de Sales, Introduction a la vie dévote, Ia parte, cap. 23, p. 70: «Les jeux, les bals, lesfestins, les pompes, les comedies en leur substance ne sont nullement choses mauvaises, ains indifférentes,pouvant étre bien et mal exercées».

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malas de ninguna manera». Pido con toda reverencia a quien me hubiere culpado de que en laestrechez de religioso no es decente aprobar comedias, repare que las apruebafn]269

u n santoTomás y un san Francisco de Sales; y no ser decente en la infinita distancia de mis obligaciones, loque fue decente obligación de tales santos, no lo podrá confesar mi ignorancia, aunque sepaperdonar la censura mi paciencia270.

141 . Siempre he juzgado que, por defender esta opinión, se contradicen en infinitas quejustamente defienden, porque leyendo al doctísimo Tomás Sánchez, lib. 1, cap. 7, in praec. Dec,y a otros muchos, verán cómo vender venenos, labrar armas, hacer pinturas amatorias, etc., noson artes prohibidas sino justamente toleradas, porque el mal que resulta de ellos no naceesencialmente de los artífices, sino accidentalmente de la libre malicia que usa mal de susobraS27l.

142. Puede ser la Comedia ocasión de mal. Admito que lo puede ser, pero no es mal nacidode sí; con que su vicio no recae en su naturaleza, sino en la malicia o facilidad de quien la vicia.Éste era el argumento mismo del hereje Vigilancio, que refiere mi ángel santo Tomás, lib. 3, cont.Gent., cap. 131, y la doctrina que da es la que desata en términos272 esta duda273.

143. Impugnaba el hereje la pobreza voluntaria y decía así: Occasiones malorum suntvitandae: est autem paupertas occasio mali, quia propter eam ad furta adulationes periuria, & bissimilia aliqui inducuntur; non est igitur paupertas volúntate27^ assumenda, sed magis ne adueniatvitanda275 («Todas las ocasiones del mal se han de evitar; la pobreza es ocasión de mal, porquemuchos por ella se inclinan a hurtos, adulaciones y perjurios; luego no se ha de tomarvoluntariamente, sino antes prudentemente evitar que no suceda»).

144. ¿Y qué responde el santo? Como quien es, cap. 134: Ñeque paupertas est abjiciendapropter aliquia vitia, quae ex ea accidentalitér, quandoque procedunt, vt quinta ratio ostenderevidebatur17(> («No se ha de despreciar ni huir la pobreza por algunos vicios que algunas vecesaccidentalmente proceden de ella»). Ésta es en términos la decisión de nuestra duda: fueranecesario anatematizar todos los objetos del mundo, porque mientras hubiere hombres, podránnacer de las mayores perfecciones muchos vicios accidentales.

145. Balanceemos ahora esta ocasión de mal con otra de bien. A algunos mueve la Comedia afacilidad; pues a otros mueve a devoción. Muchos me aseguran que en una comedia de la VirgenSantísima o de santo (que son muchas) se llenan de lágrimas. Personas (bien discretas, cierto) mehan jurado que los mueve más una comedia de éstas que un sermón. No hay que irritarse contralos genios, sino saber que cada genio tiene su especial moción. Las inclinaciones a lo sagrado sontan desemejantes que admiran. A unos los277 mueve un misterio, a otros el encontrado; a unosun santo, a otros otro; a unos un libro, a otros el diverso. Yo soy muy inclinado a leer la Biblia.

2 6 9 aprueba 1682, 1683, 1752270 falta «No excuso ... mi paciencia» 168227 1 Tomás Sánchez, Opus morale in Praecepta Decalogi, lib. I, cap. 7 («Quando censeatur scandali

ansa, atque particeps peccati alterius, ad idque culpabiliter concurrere, vendens res indifferentes alteri, aut illisuppeditans, ministeriave indifferenüa exhibens, quibus constat eum ad peccandum abusurum»), pp. 37-49,en particular núms. 17 y 18 pp. 42-43, y núms. 39-40, p. 49.

2'2 En términos: ver nota 133 de esta edición.273 Falta «y la doctrina que da ... esta duda» 1683, 17522^4 volúntate] voluntaria 17522'J Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, lib. III, cap. 131, 5, p. 384a: «Occasiones malorum

vitandae sunt. Est autem paupertas occasio mali: quia propter eam ad furta, adulationes periuria, & bissimilia, aliqui inducuntur. Non est igitur paupertas volúntate assumenda, sed magis ne adveniat vitanda».

276 Tomás de Aquino, id., cap. 134, p. 389a: «Et sic ñeque paupertas est abiicienda propter aliquia vitiaquae occasionaliter ex ea quandoque procedunt: ut quinta ratio ostendere nitebatur».

277 los] les 1752

1 4 4 C A R I N E H E R Z I G Criticón, 93,2005

El motivo primero que tuve fue mi obligación, después fue considerar su autor: en los otros librosme hablan hombres, en la Biblia me habla Dios. Hablando, pues, este punto interior278 con unapersona religiosa doctísima y santísima, que no la nombro por no sonrosear su modestia, me dijoque ningún libro de devoción le movía sino la Biblia, y que por esta causa ya no leía otro.

146. Como no entienden de razones los gustos, tampoco entienden los genios. No hay dudaque, en buen aire de razón, deben mover más los sermones que las comedias. Pero, ¿quéaconsejaran los autores que impugnan las comedias a quien llegara a sus pies y le revelara que lemovían más las comedias que los sermones? Debo creer de su grande prudencia y sabiduría que leprocurarían persuadir a que los sermones tenían la verdadera moción por su naturaleza, y laComedia muy accidental y extrínseca. Pero si, rendido a la experiencia, volvía a asegurar que noverificaba esta moción de los sermones en él, sino la de las comedias, debo creer que no leestorbaran la ocasión de sus progresos.

147. Declarando, pues, enteramente mi juicio, siento que la Comedia tiene tres clases paratres279 distintos genios: para unos es puramente indiferente, para otros es buena, para otros esmala. En estas materias universales, que pueden practicarse por genios tan desiguales, no puede laprudencia dar leyes comunes, porque fueran errores. Es preciso acomodarlas a cada genio y,conociendo cada uno su genio, obrar conforme la obligación de lo que interiormente reconoce ensí.

148. Tienen las comedias tres clases, porque se reducen a tres clases los genios: para losmedianamente avisados son indiferentes, para los discretos son buenas, para los necios pueden sermalas. Esta sospecha me la funda la naturaleza misma. Los medianamente avisados sonregularmente de unos genios blandos, que no apuran mucho los objetos, no exprimen demasiadoel jugo de aquello que miran y oyen. Éstos toman aquella ligera diversión de los ojos y los oídossin pasar a penetrar más allá lo escondido de los objetos. Para éstos se queda puramenteindiferente.

149. Para los discretos es buena, porque, si es de santo, como penetran el primor de losnúmeros2**, los2^1 mueve a ternura; si es de historia, reparan2**2 el ejemplo; si es de pasosamatorios, se irritan si no van tan puros. De todas sacan utilidad. Éstos no tienen peligro, y larazón es porque, ocupado el entendimiento en atender los defectos o los primores, no deja lugar aque puedan distraerse los sentidos.

150. Por esta misma razón pueden ser para los necios malas, porque, como no tienenentendimientos que ocupar, aplican todos sus sentidos al ver, y es fácil que, faltando el ayo delentendimiento, se deslice algún sentido. Bien deseara mi buena intención que para éstos estuvierala puerta cerrada, porque, aunque conozco que es remota la contingencia del mal, me inclino aque no es tan contingente la del bien.

151. Conforme lo que experimentare en sí, ha de ser cada uno el autor de su opinión.Permitan que diga que es tan raro tribunal el de la Comedia, que los reos han de ser los jueces,porque conociendo en sí que no le daña, sigue bien el verlas; si halla que le distrae283, debehuirlas. Esta verdad se extiende también a todas las ocasiones que pueden ser remotísimas paraunos y próximas para otros. Conforme sus ruinas y experiencias, está obligado a cautelarlas.

278 Interior: 'íntimo, personal': «En sentido moral y analógicamente, vale lo mismo que secreto y oculto,que no se manifiesta o se explica» (Aut.).

279 p a r a tres] para 1752280 Números: ver nota 96 de esta edición.281 los] les 1752282 Reparar: ver nota 2 de esta edición.283 Distraer: «Vale también apartar a alguno de la vida virtuosa, quieta y honesta, para conducirlo a los

deleites, vicios y disolución de costumbres» (Aut.).

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152. Por un mal tan contingente como puede haber, parece pesadísima obligación haberlas dereprobar. Ni acabo de formar entero juicio de qué principio nace el ceño a las comedias porqueveo284 dos viciosísimos emperadores enojados contra sus divertimientos. Del astuto, avaro,lascivo, cruel y falso (pues aún más epítetos merecían sus maldades) Tiberio, dice Cornelio Tácitoque desterró los cómicos285. El vicioso emperador Domiciano, monstruo de costumbres, prohibiólas comedias públicas y permitió sólo las privadas: así lo refiere el erudito Lelio Bisciola, tom. 1,borar. successiu., lib. 1, cap. 23^. Si de esto quisieren argüir que son tan malas que aun tanviciosos hombres las juzgaron feas, no podré convenir, porque dan horror las maldades que almismo tiempo ejecutaban. Lo que yo puedo decir es que no hay razón ahora que obligue a quererfirmar decretos de un Tiberio y Domiciano.

153. Ya escucho la severidad del Padre Hurtado que me replica que es contingente el mal dequien las oye, pero que no lo es de quien las hace. Esta severísima pluma no halla camino paraque pueda vivir ajustadamente la gente ocupada en el teatro. ¡Terrible juicio! Refiere algunossucesos que me deberá —entre tanto como en esta cuestión me ha debido— que no los refiera,porque son ajenos de una religiosa pluma. Sólo le responderé que no puede dejar de rozarse enjuicio temerario el asenso de que viven mal. Si arguye con alguna flaqueza pública, perdóneme,que ése no es defecto de la Comedia sino de la justicia. ¿Por qué la justicia no la castiga? Delescándalo (si hay alguno) que resulta de la vida de los aplicados a la Comedia, firmemente creoque no han de ser residenciados en el tribunal divino los pobres poetas, sino las señoras varas.

154. Bien reconozco que piso ahora la línea en lo que voy a escribir, pero me disculpa mibuena intención y la afinidad de la materia. Días ha que ando batallando en mi mente con unaadmiración287, y es ver que las mismas plumas que impugnan tan agriamente las comedias nocensuren los toros. Admírame el Padre Hurtado en la Subsect. 11 e inmediatamente en la sed. 29.En la Subsect. 11, trata de la permisión de las comedias, y no sé cómo compone, en el § 372,hacer una salva rendida al rey y a su Consejo Supremo de Castilla288 y decir luego, § 377, estasvoces: Vnde deduco permissionem Comoediarum esse per se UlicitarrP^. Aun no se contentó conPer accidens. Luego si per se es ilícita,¿para qué es la salva a su Majestad y a su Consejo? No lopercibo.

155. Pasa adelante y dice que el Maestrescuela de Salamanca peca mortalmente si admite unasola comedia que no sea con el decreto del Senado Real290. Dejo la implicación clara de que, si elSenado puede, ha de ser porque no es per se mala, y si no es per se mala, también podrá enalguna justa ocasión el Juez Ordinario. Voy a mayor admiración; dice, en la sect. 29 siguiente,

284 Porque veo: Guerra se sustituye virtualmente a un adversario que condenaría la Comediaapoyándose en las decisiones de los dos emperadores Tiberio y Domiciano: 'No consigo entender cómo sepuede atacar el teatro tomando como base la ira de dos emperadores de los más viciosos...'.

285 Tácito, Anales (Annalium), II, lib. IV, XIV, 4, pp. 183-184: «Variis dehinc et saepius inritispraetorum questibus, postremo Caesar de immodestia histrionum rettulit: milta ab iis in publicum seditiose,foeda per domos temptari; Oscum quondam ludicrum, leuissimae apud uulgum oblectatioms, eo flagitiorumet uirium uenisse [ut] auctoritate patrum coercendum sit. Pulsi tum histriones Italia».

286 Lelio Bisciola, Horarum subsecivarum, lib. I, cap. 22, col. 72: «Interdixit Histrionibus, scena s. nepublica esset, ut ego accipio, impudicitiae, & morum corruptelae schola, intra domum quidem exercendiartem iure concesso».

^•"'Admiración: «El acto de ver y atender una cosa no conocida y de causa ignorada con espanto oparticular observación» (Aut.).

288 Pedro Puente Hurtado de Mendoza, Scbolasticae et morales disputationes, sectio 28, Subsect. 11, §372, fol. 1577.

289 Pedro Puente Hurtado de Mendoza, id., § 377, fol. 1578b. Cita idéntica.

290 Pedro Puente Hurtado de Mendoza, id., § 378, fols. 1578b-1579a. No hemos logrado clarificar estaalusión al Maestrescuela de Salamanca.

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hablando de los toros: Dico secundo: agitatio taurorum, quando omnia ita prouidentur, vtpericulum absit caedium humanarum, non est peccatum moríale^. ¿Qué es esto, Dios mío?¿Las comedias no se pueden librar de peligro de pecados y los toros se pueden librar de peligro demuertes? Confieso mi ignorancia y pido que me enseñe el que pudiere desatar mi duda.

156. Yo no encuentro cómo la humana providencia puede disponer que se corran toros sinhaber peligro de muertes, si no es no siendo toros. Y aun no lo siendo, suceden muchas veces.¿Pudo hallar su entendimiento modo para que los toros se excusen de este peligro y no le hallópara que las comedias se limpien de pecado?

157. Pidiendo ahora licencia al Supremo Magistrado, no con irreverencia fingida, como notéen este autor, sino con postrada y verdadera, apuntaré mi dictamen, y si mandare que le extienda,le alargaré.

158. Yo vivo protervo292 en un engaño y es que para mí tienen intrínseca probabilidad233 las

comedias y los teatros, pero sólo extrínseca los toros. No hay festejo que más conserve la fierezade aquellos antiguos arenosos circos y sangrientos espectáculos. No sé qué tiene este llamadoregocijo que pueda tenerse por divertimiento: en él padece el entendimiento, porque no tieneocupación el discurso. Ya entra aquí el entendimiento muerto; los sentidos más pudieranofenderse que deleitarse; los oídos escuchan tan desentonados clamores que era barato, por nooírlos, irse a un desierto; la boca vive ociosa sin tener con que divertir la molestia de sus sentidoscompañeros; los ojos sólo miran sangre y peligros. ¡Triste diversión de ojos, que ha de ser a costade peligros ajenos!

159. ¿Dicen que la vista está muy divertida? ¿Y con qué objeto? Con un animal que estánmirando y amenazando a su próximo con la ciega muerte de su ira. Confieso que no puedoescribirlo sin ternura; será flaqueza, pero no tengo tan duro el corazón que pueda deleitarmemirar a triste contingencia una vida. ¡Ojos inhumanos los que se deleitan con ajenas294 ruinas!Muy vecinos están los que se divierten con sus contingencias295.

160. Estas bien admitidas fiestas no tienen, para mí, pretexto que las disculpe, causa que lashoneste, ni motivo que no las desvíe. Una comedia puede ser del Sacramento, de la VirgenSantísima o de santo, puede excitar y excita tal vez llanto, devoción y, en alguno, contrición; deuna fiesta de toros, ¿quién ha salido arrepentido, si no es del cansancio? Una comedia historialtiene muchas advertencias morales; una fiesta de toros no tiene más, en todo su teatro, queirracionalidad todo. Una comedia puede ser ocasión de bien y, en la contraria, sentencia de mal;una fiesta de toros está precisada a ser ocasión de mal, y no haber mucho mal se tiene, en lafiesta, por mucho bien.

161. Los peligros son tan claros como vistos. ¿Qué fiesta hay sin desgracia?¿Qué festejo queno cueste alguna vida? ¡Oh, mi Dios! Muy de piedra ha de tener el corazón a quien estaconsideración no le hiciere cristiana lástima. Más disculpa tenían en estos espectáculossangrientos los políticos romanos, porque exponían al peligro de las fieras, en los circos, a loshomicidas y delincuentes. Lidiaban con las fieras los que habían de perder por sentencia las vidas.

291 Pedro Puente Hurtado de Mendoza, id., sectio 29, § 382, fol. 1579b: «Dico secundó: agitatiotaurorum quando omnia ita providentur, vt periculum absit caedium humanarum, non est peccatummoríale».

292 Protervo: «Tenaz, insolente, arrogante» (Aut.).293 probabilidad] poababilidad 1682Probabilidad de probar: «Vale asimismo ser a propósito u convenir una cosa con otra, o hacer el efecto

que se necesita» (Aut.). Probabilidad significa quizás aquí 'pertinencia, justificación'.294 Ajenas: ver nota 45 de esta edición.295 Muy vecinos están los que se divierten con sus contingencias: sin duda hay que entender: 'los ojos

que se deleitan viendo a un hombre jugarse la vida son parecidos a esos ojos inhumanos que se divierten conlas desgracias ajenas'.

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Podían justificar su crueldad diciendo que conmutaban las muertes. No era festejo de sus ojosuna inocente vida perdida, sino una delincuente vida aventurada. Trocaban sangrientamente elcadahalso en regocijo, el cuchillo en divertimiento, y moría al golpe de una fiera el que había demorir al golpe de una justicia.

162. ¿Quién me negará que es peligro próximo de vida, en la mayor destreza, exponerse algolpe ciego de una fiera que excede a cuantas cría el campo natural en valor, ardimiento y ira?¿Será peligro próximo batallar un hombre diestro, pero sin espada, con un diestrísimo, armado ycolérico? Pues más creo que dista el hombre más diestro de un toro, que un hombre desnudo deuno armado. Miren bien las distancias de las armas y no apelarán de mi sentencia. No merepliquen, por Dios, que no es lid de fuerza sino de industria y que al valor vence la maña.

163. Pido que consideren este dilema: o es evidente que me libraré del golpe del toro o sólocontingente. Si es evidente en su juicio, tendrán hablado al toro ; si es contingente (como lo es),poner en contingencia voluntaria la vida, miren si será ruina muy vecina a próxima.

164. Para cerrar todas las salidas a las destrezas, formo este silogismo: aquél debe llamar laprudencia humana riesgo ¡inminente2* de aventurar voluntariamente la vida cuando es máscontingente el daño que el remedio; en estas suertes son más fáciles los daños que los remedios;luego tienen peligro próximo de heridas y desgracias en que puedan aventurar las vidas. Lamenor la prueban los sucesos y en verdad que no son litigiosos.

165. Si se disculpan con que mueren pocos, a mí me basta que sean algunos. Y aunque nuncamurieran, bastaba que en leyes de prudencia humana se aventurasen bárbaramente a morir sinmotivo honesto racional. Ninguno puede negar que, aunque no mueran, se aventuran. Pues¿cómo se toleran?

166. Para este bárbaro y sangriento espectáculo, suplica mi buena intención a las plumas queescriben contra las comedias que apliquen sus santos estudios, siempre venerados de mi respeto.Estas fiestas, sí que son reliquias de los circos gentiles, fragmentos son de sus crueldades,deshechos pedazos de sus sangrientos ojos. Las comedias mudaron especie, este espectáculo sóloha mudado individuación297. Bajóse de Roma a España, todas las naciones le han desterrado,ninguna le conserva. No seamos tan crueles que sangre humana nos sirva de lisonja.

167. Esto es mirar el circo por de dentro, porque si alargara la vista a lo de fuera, encontraramás vivas lástimas. ¿Qué indecencias no suceden en su mezclada confusión? En el teatro, estándivididos los sexos; en este circo, están torpemente confusos. ¿Qué gulas no se ejercitan? ¿Quéprodigalidades no se derraman? ¿Y para qué? Para ver animales brutos y hombres más brutosque los mismos animales. Para que todos los sentidos se molesten, los ojos con el susto, los oídoscon el estruendo, las manos con el gasto, la boca con el apetito y el entendimiento sin objeto,como muerto. Pues ¿qué hechizo tendrá este loco empleo, que prevalece contra entendimiento ysentidos?

168. Vuelvo a repetir que, con toda reverencia, propongo este dictamen al SupremoMagistrado, a quien rindo y sujeto mi corto juicio. No escribo por tema298 s m o p o r razón. Lamía juzga que tanto pecado es excusar de pecado lo que es, como hacer pecado lo que no es. Yasí, debo decir que se excusan los toros, que me parece que lo son, y se hacen pecado lascomedias, que juzgo que no lo son. Si juzgare conveniente (quien puede mandarlo) que alargue miparecer, lo ejecutaré obediente por la pública utilidad.

169. He procurado fundar las dos conclusiones de que la Comedia es indiferente en locristiano y conveniente en lo político. Más me extendiera, porque dejo muchísimo, pero será

296 imminente] inminente 17522-7' Mudaron especie: 'cambiaron de naturaleza'; sólo ha mudado individuación: 'sólo cambió de marco,

de circunstancias'.2"° Tema: «Se toma también por oposición caprichosa con alguno» (Aut.).

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papel muy molesto. Vuelvo a advertir que no por algún daño particular se ha de medir el común:no por lo que a mí me sucede, he de ajuiciar lo que a todos. El que reconociere inconveniente, nolas vea; su experiencia ha de ser a quien consulte. En lo político, no hay grave causa que mandesu prohibición. Es lo mejor lo mejor para hecho, pero no para mandado; para obrado delparticular, mas no para precepto al común. «La buena medicina —dijo299 Hipócrates— ha deobservar aire, lugar y tiempo»300: el aire de las Cortes pide que se dé a los entendimientosociosos algunos voluntarios empleos.

170. Habiendo deseado cumplir con la obligación común, me está301 ahora la particular, y esde tales comedias. Las comedias son tales que son de don Pedro Calderón de la Barca, íntimodueño mío por obligación contraída al favor singular de haber admitido ser informante en mispruebas de predicador de su Majestad302. No hizo en toda su vida otras. Buen padrino me entróen Palacio, pero mi insuficiencia le necesitaba todo.

171. Sin agravio de tantos insignes poetas como han ilustrado y ilustran el teatro del mundo yde esta Corte, me han de permitir que diga que sólo nuestro don Pedro Calderón bastaba parahaber calificado la Comedia y limpiado de todo escrúpulo el teatro. Este grande juicio, estudio yingenio pisó con tal valentía y majestad la cumbre de lo cómico, que sólo ha dejado a la envidiacapacidad para desearle imitar. No lo dice mi amor y respeto, sus comedias lo dicen.

172. ¿Quién ha casado lo delicadísimo de la traza con lo verosímil de los sucesos? Es una telatan delicada, que se rompe al hacerla, porque el peligro de lo muy sutil es la inverosimilitud.Alargue la admiración los ojos a todos sus argumentos, y los verá tan igualmente manejados queanden303 litigando los excesos. Las comedias de santo son de ejemplo, las historiales dedesengaño, las amatorias de inocente diversión, sin peligro. La majestad de los afectos, la claridadde los conceptos, la pureza de las locuciones la mantiene tan tirante que aun la conserva dentrode las sales de la gracia. Nunca se desliza en puerilidades, nunca se cae en bajeza de afectos.Mantiene una tan alta majestad en el argumento que sigue que, si es de santo, le ennoblece lasvirtudes; si es de príncipe, le enciende a las más heroicas acciones; si es de particular, le purificalos afectos. Cuando escribe de santo, le ilustra el trono304; cuando de príncipe, le enciende elánimo; cuando de particular, le limpia el afecto.

173. Este monstruo de ingenio dio en sus comedias muchos imposibles vencidos. Notencuántos: casó, con dulcísimo artificio, la verosimilitud con el engaño, lo posible con lo fabuloso,lo fingido con lo verdadero, lo amatorio con lo decente, lo majestuoso con lo tratable, lo heroicocon lo inteligible, lo grave con lo dulce, lo sentencioso con lo corriente, lo conceptuoso con loclaro, la doctrina con el gusto, la moralidad con la dulzura, la gracia con la discreción, el avisocon la templanza, la reprehensión sin herida, las advertencias sin molestia, los documentos305 sin

2 9 9 dijo] dice 1752300 Hipócrates, Sobre los aires, aguas y lugares, cap. I y II, pp. 39-42.3 0 1 está] resta 1752302 y e r Cotarelo y Mori, 1997, p. 330 (artículo «Guerra»: «Carlos II le nombró su predicador, siendo,

según el mismo Guerra cuenta, D. Pedro Calderón el informante de sus pruebas para obtener aquelhonorífico cargo»).

303 Que anden: latinismo; y los verá tan igualmente manejados que anden litigando los excesos significaquizás: 'y los encontrará tratados con tan permanente perfección que parecen competir entre sí los portentosde su talento'.

304 Trono: «Metafóricamente se llama el lugar o sitio en que se coloca dignamente la efigie o simulacrode algún santo» (Aut.); le ilustra el trono: sin duda hay que entender: 'realza sus virtudes'.

305 Documento: «Doctrina o enseñanza con que se procura instruir a alguno en cualquiera materia, yprincipalmente se toma por el aviso u consejo que se le da, para que no incurra en algún yerro u defecto. Esvoz tomada del latino Documentum, que significa lo mismo» (Aut.).

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pesadez y, en fin, los desengaños tan caídos y los golpes tan suavizados que sólo su entendimientopudo dar tantos imposibles vencidos.

174. Lo que más admiro y admiré en este raro ingenio fue que a ninguno imitó. Nació paramaestro y no discípulo, rompió senda nueva al Parnaso, sin guía escaló su cumbre. Ésta es paramí la justa306 admiración, porque bien saben los eruditos que han sido rarísimos, en los siglos,los inventores.

175. Ésta es mayor admiración en la poesía, porque, haciendo juicio desapasionado de todoslos poetas a quienes el respeto ha coronado de laureles, se descubren sus imitaciones. Los másinsignes poetas latinos imitaron a los griegos: Ennio, segundo poeta latino (el primero fue LivioAndrónico), éste se crió y formó entre las obras de Euchemera que tradujo y, en mal limadosversos, de oro enriqueció (como él lo confesó) al inimitable Virgilio; Plauto, dulce y salado, siguióel estilo de Demófilo, Filómenes y Epícamo; el celebrado Terencio, parece que tradujo en latín lasobras de Apolodoro y Menandro; Horacio, en el Satírico, imitó a Lucilio y la misma pauta siguióel discreto Persio; Ovidio, en su Metamorfosis, siguió a Partenio Quío; Estacio en la Tebaida, aAntímaco.

176. Juzgarán que me he olvidado de Virgilio, y no es sino haberle reservado justamente paracorona. Este exceso de numen dentro de lo humano tuvo, en todas sus admiraciones307, pautagriega: en las Églogas, fue imitador de Terito; en las Geórgicas, de Hesíodo; en la Eneida, distiloa Partenio, Pisandro y a Apolonio Rodio; y enteramente imitó, pero sublimándolo308 mucho, aHornero. Esta imitación, la llamaron algunos «latrocinio»: el docto Fulvio Ursino compuso unlibro de los robos de Virgilio309. Despreció su grande entendimiento esta acusación y a los que lecensuraban de plagiario y ladrón de Hornero, respondió, con tanta discreción como gracia, que«era de grandes fuerzas quitar a Hércules la clava de la mano» (Magnarum esse virium Herculiclavatn extorquere de manu)™.

177. Sólo el singular ingenio de nuestro don Pedro pudo conseguir hacer caminos nuevos sinpisar los antiguos311. Los miró, no para seguirlos sino para adelantarlos. Voló sobre todos.Puedo decir de esta insigne pluma lo que dijo el eruditísimo Macedo del Taso, que «Sólo pecó enno pecar». O lo que dice de su idolatrado Camoes, que «aun contentó con los pecadosveniales»312. Son tan artificiosos los defectillos ligeros que puede notarle la escrupulosamelancolía de los críticos, que debo juzgar que los puso, para mayor hermosura, por lunares.¡Raro artificio de entendimiento, hacer pasar por habilidades los deslices!

178. Donde, con pública admiración de todos, se excedió a sí este eminente varón, fue en losautos sacramentales: la devoción de su espíritu le encendía el ánimo y, inflamado el discurso, enarrebatado vuelo volaba como la águila de EzequieP13, sobre sus compañeros y sobre sí. Allí sedebía de verificar la mentira bien recibida que engrandece Cicerón de ser los poetas divinos yaltamente inflamados314. Son tan divinos los argumentos que sigue, tan hermosos los conceptos,

306 justa] más justa 1752

307 Admiración: «Se dice también lo que en sí mismo por su perfección o hermosura es digno de seradmirado: como de una pintura u de un discurso se dice es una admiración» (Aut.).

308 sublimándolo] sublimándole 1752

3L)y Fulvio Ursini, Virgilius collatione scriptorum graecorum illustratus.310 Hieronym. in Prolog, ad q. Gentil. No sabemos a qué obra remite el Padre Guerra.

311 los antiguos] los pasos antiguos 1752

312 Maced. 1. 1 de eu. y Aue. cap. No hemos logrado identificar esta referencia de Francisco Macedo.313Ezequiel, 17, 1-10.

314 Cicerón, Tusculanas (Tusculanae disputationes), lib. I, XXVI-64, p. 40: «Mihi uero ne haec quidemnotiora et inlustriora carere ui diuina uiderentur, ut ego aut poetam graue plenumque carmen sine caelesti

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tan galanes los vestidos, tan embebidas las moralidades, tan gustosas las doctrinas, tan taraceadolo discreto con lo santo, tan compañero del gusto el provecho que, de un golpe, admira elentendimiento y enciende la voluntad. Salen los ánimos admirados y devotos, gustosos y atritos,recreados y encendidos y, entre los halagos del oído, introduce venerables respetos al Sacramento.

179. Sin lisonja digo que lo que enseñó Aristóteles en su Poetic, lib. í315, y Ateneo316, lib. 7,de las utilidades que traen las buenas comedias, en éstas se ven enteramente conseguidas. Justome parece robar para éstas las voces que umversalmente dijo el cómico Timocles que habían detener para ser cabales, porque éstas son el desempeño de todas las perfectas ideas:

180. Apud Tragediam totius vitae, & conditionis sunt exempla, & documenta. Nam sipauper es, inopiam ferré disces a Telepho: si filij ante diem pereunt, a Niobe: si furor arripuit,furorem sedare disces ab Alcmaeone: si oculis captus, a Phinaeo caecitatem; vt a Philocteteclauditatem: sic ab alijs alia aequo animo ferré disces, omnia enim maiora, quam quibus patiturinfortunia, qui alijs accidisse contemplatur, suas ipsius calamitates aequius, faciliusque ferréconsueuit^7.

181. («Es la Tragedia una universal doctrina de la vida humana porque, si eres pobre, teenseñará paciencia Telefo; si pierdes tus amados hijos, enjugará Niobe tus lágrimas; si te arrebatala ira, el templado Alcmeón te corregirá la cólera; si estás ciego, Fineo te dará alivio; si impedidode los pies, Filotetes. Para todos los males hallarás ejemplos y, conociendo que son mayores losque miras que los que padeces, encontrarás con dos méritos: compadecerte con los ajenos yalegrarte con los propios»).

182. Para todos los accidentes humanos ministran las comedias de don Pedro ejemplos, y estan discreta3!8 Ja medicina, que dejan, por lograrla, ambiciosa3^ \a Haga. Sirva este rasgo de susobras de venerable lisonja a sus respetadas cenizas y viva eterno en la mente de los estudiosospara viva idea de los aciertos.

183. Debe rendir el agradecimiento público a don Juan de Vera Tasis y Villarroel, quesacrifica su cuidado a esta común usura de los estudiosos y, dejando sus propios empleos dignosde tanta luz como se la da el grande ingenio de su autor, se dedica a la amistad con la memoria ya la utilidad pública, limpiando estas comedias que, habiendo corrido hasta aquí mal copiadas,aun no pudieron, siendo de don Pedro, librarse de yerros. Hoy salen tan cabales que no echarámenos don Pedro su mano, cuando la mira tan heredada en quien le venera y imita.

184. Molestísimo habré sido, pero la grandeza del argumento pide aún mayor extensión, ybien dijo el agudo Marcial que «no era largo el papel a quien no había cosa que quitar» (Noiisunt longo quibus nihil est, quod demere possis)?2®.

aliquo mentís instinctu putem fúndete, aut eloquentiam sine maiore quadam ui fluere abundantem sonantibusuerbis uberibusque sententiis».

31-5 Aristóteles, El arte poética, cap. 1 en particular, pp. 23-28.31° Ateneo de Náucratis, Athenaei Naucratitae Dipnosophistarum, vol. II, lib. 7.31 ' Dempster.lib. ant. Rotn.c. Esta cita está por localizar.318 discreta] ambiciosa 1682319 Ambiciosa: ver nota 132 de esta edición.320 Marcial, Epigramas (Epigrammaton), lib. II, epigrama LXXVII, p. 78:

Cosconi, qui longa putas epigrammata nostra,Milis unguendis axibus esse potes.

Hac tu credidens longum ratione colossonet puerum Bruti dixeris esse breuem.

Disce quod ignoras: Marsi doctique Pedonissaepe dúplex unum pagina tractat opus.

Non sunt longa quibus nihil est quod demere possissed tu, Cosconi, disticha longa facis.

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185. Todo lo escrito es necesario. De lo que derramadamente para otros estudios de miprofesión he leído, he formado este rasgo. Si fuere errado, pido que le corrijan, pero tambiénsuplico que no se apasionen. No suenen ni se escriban las injurias comunes de que soncorruptores de las costumbres, maestros de relajaciones, etc., los que juzgan indiferentes lascomedias. Escríbanse razones y no afrentas, y suplico, para que todos admiren a Agustino, queaprendan de sus libros tanto la modestia como la sabiduría. Este exceso de todo lo humano llamaa Salustio «discretísimo», lib. 7, de Ciu. Dei, cap. 3; a Varrón «doctísimo y agudísimo», lib. 4,cap. 31, lib. 7, cap. 25, lib. 6, cap. 6 & pluriés alibi; a Aristóteles «varón de excelente ingenio», etmultos facile superans, lib. 8, cap. 12; a Platón le da mil alabanzas, lib. 2, cap. 14, le juzga«excedente a sus falsas deidades» y en otras muchas ocasiones le da alabanzas; a Tales Milesio lellama Máxime admirabilis por haber el primero averiguado los eclipses, lib. 8, cap. 2; del grandeSócrates hace este elogio, lib. 8, cap. 3: Lepore mirabili disserendi, & acutissima vrbanitateagitasse, atque versasse («Escribió con admirable gracia y discreción agudísima»); a Cicerón lellama Dissertus Ule artifex regendae Reipublicae, lib. 3, cap. 30 («Aquel discreto artífice delgobierno»); al impío Porfirio no le privó por esto321 de elogio y le llama «noble filósofo», lib. 7,cap. 25; a Epitecto, lib. 9, cap. 5, «nobilísimo estoico»322. Así llamaba Agustino a unos escritoresgentiles y que los cita para impugnar sus errores. ¡Oh modestia como tuya! Tanto enseñasreverencia como sabiduría. Con este respeto los trata cuando los censura, porque si el errormerece que se impugne, el entendimiento pide que se reverencie. Ya que no puedo imitar aAgustino en la ciencia, le imitaré siempre en este respeto, suplicando que si es errado midictamen, le corrijan y enseñen, porque no es mi ánimo impugnar tanto lo que otros han escritocomo declarar por obligación lo que siento. Así lo protesto y sujeto a mejor juicio. En esteconvento de la Santísima Trinidad, Redención de Cautivos de Madrid, 14 de abril de 1682.

Fray Manuel de Guerra y Ribera

Referencias bibliográficas

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321 esto] eso 1752

322 San Agustín, De civitate Dei. Todas estas referencias son rigurosamente exactas, salvo la de Salustio,que san Agustín califica de disertissimus (muy elocuente) y no discretissimus (muy inteligente).

1 5 2 C A R I N E H E R Z I G Criticón, 93,2005

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