francisco gómez valdez - libro 86-147

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86-87FRANCISCO GMEZ VALDEZDERECHO DEL TRABAJO(Relaciones colectivas)

espacio que le permita intervenir, activamente, en la vida econmica de la empresa en lo inmediato y del Estado en lo mediato? La inspiracin del sindicalismo reformista podr, a su .ves, contagiar a sus adherentes para que abandonen su lucha frontal contra el capital y que, e reemplazo, adopten la bandera de Ia cooperacin trabajadores-empleadores como ocurre otras latitudes? Es que Ia ley de relaciones colectivas auspicia Ia toma de posicin para q cualquiera de estas dos corrientes encaren el quehacer sindical de un modo distinto del tradicionalmente hemos visto hasta el trmino de Ia dcada del 80?4. La unidad sindical y sus problemas40/ No se podr perder de vista que el sindicalismo tiene un espacio dentro de cualquier sociedad que se precie de ser o no democrtica, en Ia medida que percibe los caminos que tendrn que transitarse para Ia obtencin de los nuevos derechos laborales que an no han sido reconocidos, al mismo tiempo que defender aquellos ya conseguidos, an en Ia hiptesis de que se adviertan cambios sociales a nivel nacional o en el entorno de su propia empresa; esto porque el sindicato como ente social tiene que ver con el contenido socio-econmico del pas Es elemental entonces, que para arribar al logro de estos propsitos sea una constante del sindicalismo maduro Ia propensin a su unidad. Pero cmo se consigue este objetivo? En todos los pases, el sindicato de Ia primera hora fue unitario debido a que los sindicatos revolucionarios que controlaron stos no propugnaban Ias reivindicaciones del proletariado, sino por el contrario, su abolicin (1). Pero esta unidad, deseable en un primer momento, prontamente advirti una serie de dificultades que tenan que ver con Ia administracin de Ia misma organizacin que haca difcil, cuando no imposible, poder articular Ias banderas de lucha general con Ias particularidades congregadas en Ias ramas de actividad y, finalmente, con Ias empresas. Luego vino el control poltico sobre Ias organizaciones sindicales que posibilit Ias grandes escisiones sindicales. En fin, se encuentra Ia divisin por categora de trabajadores: obreros, empleados, cuadros superiores que, de manera fraccionada, deciden formar sus propios gremios para reclamar sus derechos, sin posibilidad de realizar un esfuerzo unitario como antao se haba presentado.Este problema de Ia unidad sindical ha trado graves perturbaciones al movimiento: su debilidad numrica, Ia incoherencia en sus banderas y plataformas de lucha, y Ia gran pobreza en los fondos sindicales debido a Ia poca cotizacin sindical que redunda en no poder contar con expertos (abogados, socilogos, economistas, comunicadores sociales, etc.) para la solucin de SUS asuntos gremiales. Para llegar a este estadio, el sindicalismo ha ido generalizndose.GENERALIDAD DEL SINDICALISMO Y EL DERECHO POSITIVOEl sindicalismo ha ido dando pasos slidos durante su decencia, desde el momento en que sus pioneros decidieron selectivamente echar a andar su estructura formando sindicatos de lite conformado exclusivamente para trabajadores conocedores de determinados u oficios hasta ir anglo negando a cunto afiliado perdiera adentrarse en su conformacin sin importar la tenencia de oficio alguno, de haber servido para organizar a los trabajadores obreros hasta acoger a los empleados y cuatro superiores de las empresas, de haber albergado trabajadores dependientes hasta admitir en su seno a empleadores y trabajadores independientes, de haber servido para proteger a los trabajadores de las urbes hasta contemplar la posibilidad de atender la situacin de trabajadores agrcolas, en fin, de la situacin de los trabajadores de la actividad privada para acudir en auxilio de los trabajadores del sector pblico incluyendo en los ltimos tiempos a los miembros de las fuerzas policiales y militares.Esa misma evolucin ha ido de la mano con la legislacin dictada para ordenar la situacin jurdica de cada estamento sindical, haciendo lo propio a lo atinente a las organizaciones de grado superior e internacional.GENERALIDAD DE LA SINDICAL El sindicalismo, que en primer lugar de patrimonio de una casta laboral bien cultivada, que a ser de unos cuantos como ya se ha mencionado, poco a poco tenda a requerir del aglomerado de todo los trabajadores para impulsar lo que ms tarde se llamara su accin sindical, no importando que fueran trabajadores profesionales especializados los asociados reclutados, pues en esta nueva etapa lo primordial era que la mayor parte los trabajadores formarn su deber Dios, para, a ser ms contundente sus reivindicaciones. Por este motivo, no debe extraarnos que, por estos tiempos, los asociaciones mutuales(de asistencia mutua, religiosa, etc.) se convirtieran masivamente en sindicatos: de esta manera, el sindicalismo abierto, agregando a cunto trabajador, dependiente o independiente, quisiera unirse a su gesta, con las naturales excepciones legales existentes que perdura en el momento actual. (funcionarios estatales, miembros de la fuerzas armadas.)En segundo momento se advierte que si bien es cierto Ia asociacin gremial fue tolerada y admitida legalmente como institucin que favoreca a los trabajadores de Ia actividad privada, esto mismo no aconteci en beneficio de los servidores pblicos a quienes, por mucho tiempo, se les neg este mismo derecho aduciendo que su prestacin laboral no tena Ia naturaleza de un contrato de trabajo, sino, por el contrario, era una simple contribucin o servicio a favor de la nacin; en algunos casos se dijo que Ia labor brindada por los servidores pblicos era en un beneficio del Estado, pero, en ambos casos, la direccionalidad del enunciado se endilgaba a negar prima facie, la existencia de un contrato de trabajo subordinado, para luego, por va de consecuencia, negar el beneficio asociativo sindical a los trabajadores del sector pblico (2). Esto demuestra que el sindicalismo no fue una creacin espontnea, como tampoco una consecuencia ,,,,,88-89Inmediata del industrialismo sino que, por el contrario, fue una creacin secuencial de una sede momentos bien definidos: momentos preparatorios, concrecin del movimiento, definicin de banderas de lucha, colocacin como medio de presin, como movimiento de clase, etc.Sin embargo, cuando el Estado ingresa a administrar los inmensos servicios pblicos, controlar las industrias llamadas estratgicas, o reservar para s determinados servicios asistenciales o cuando nacionaliza empresas del sector privado, se encuentra que este mismo Estado es patrn como cualesquiera otro del sector privado, creando conflictos tambin laborales hechos que tendr como respuesta inmediata que sus propios servidores, a Ia sazn centenares millares (1), adopten tambin Ia decisin de organiza colectivamente para defender sus intereses profesionales contra el Estado patrn seguidamente trabajadores que eran ignorados inicialmente por el Derecho del Trabajo, como, p. ej., los trabajadores del campo, muy dinmico por PEA albergada en este sector, los trabajadores del hogar (generalme asistido por trabajadoras) los trabajadores independientes, los estudiantes, etc. progresivamente Fueron ingresando a ser tratados como sujetos de derecho, status que, a su vez, les permiti auspiciar Ia formacin de sus propios gremios para resguardar sus propios intereses. Acto seguido, y en otro estadio de su evolucin, los trabajadores asociados en organizacin de nivel primario representados en sindicatos de empresas aspiraron a formar sindicatos de nivel superior surgiendo, de esta manera, Ias federaciones y confederaciones nacionales de trabajadores inclinadas a fomentar una defensa gremial en grados organizanizativos mas amplios con coberturas a nivel nacional, iniciativa que permiti, finalmente, Ia formacin de Ias grandes organizaciones mundiales de trabajadores. Nos encontramos ahora, ante la internacionalizacin del derecho sindical.Hay que subrayar finalmente, que la sindicacin tambin interesa a los empleadores, quienes se agrupan en sindicatos regionales locales, nacionales, y como los trabajadores tienen tambin un gran gremio internacional.2. El Derecho sindical y el Derecho de Trabajo (2)42/ El estudio del derecho del trabajo dentro del quehacer dcl hombre ha constituido un aporte intelectual reciente, ingresand0 en primer lugar al estudio de normas legales de proteccin del nio y de la mujer como ya se ha sealado Derecho individual, para ms tarde legislara los grupos laborales organizados Derecho Colectivo. Esta reciente incursin del Derecho hacia las reas colectivas de los trabajadores ha dado lugar a Ia produccin de una frondosa legislacin que indudablemente obliga su estudio sistemtico para no slo comprender sus orgenes y manifestaciones, sino tambin para resolver sus problemas actuales, al mismo tiempo que idear nuevas situaciones jurdicas que se presentan en este inacabado universo laboral. Es importante consignar que casi todas Ias legislaciones del mundo tratan el derecho a Ia sindicacin como un Derecho Constitucional, teniendo sus propias legales que Ia ubican como un incuestionable sujeto de derecho, sin importar cun importante sea la cobertura legal dada, pues lo que interesa para el estudio es que la norma exista, a lamentar su inexistencia, De esta manera ha nacido un Derecho sindical con sus propias normas, instituciones, sujetos de proteccin,(tcnicas contencioso, autoridades administrativas o jurisdiecionales, etc.El Derecho sindical ha sobrepasado siempre al Derecho del Trabajo por su dinmica que no solamente se circunscribe al asunto eminentemente laboral, sino que lo rebasa con suma facilidad por el contenido sociolgico que inspira Ia formacin de toda organizacin grupal nacida para Ia defensa de los intereses de sus miembros; por eso se le conoce tambin como Derecho Social; lo excede, asimismo, por el criterio econmico profesional que aspira, como ningun otro derecho, a Ia superacin y el bienestar de los trabajadores; lo supera tambin porque ( tiene sus propias fuentes de creacin que no corresponden a Ias positivas sino a Ias profesionales cuyo epicentro ms renombrado es Ia negociacin colectiva, pero tambin se le encuentra en la formacin y escisin de los sindicatos, aspectos que nada tienen que ver con la relacin que vincula al Derecho del Trabajo: trabajadores y empleadores; en fin, lo hallamos en el contexto de ( Ia vida poltica contempornea.De otro lado, el sindicalismo es el medio privilegiado para los individuos, dbiles y aislados- pero unidos por una comunidad de situaciones econmicas y sociales que animan a estos trabajadores Ia obtencin de mejoras en su condicin laboral que se logran por la accin organizada, surgiendo por ello el Derecho sindical cuya imposicin no ha sido difcil articular por tratarse de un derecho natural y fundamental del hombre, muy reconocido en los diversos sistemas jurdicos, bien que su contenido sea variable segn los regmenes polticos y el contexto econmico de cada pas. El Derecho sindical dentro del Derecho del Trabajo se ha convertido en el instrumento privilegiado para Ia promocin colectiva de los trabajadores; por consiguiente es un derecho eminentemente social (1). Sin embargo, hay que reconocer que existe una diversidad de aspectos jurdicos que conjugan el derecho sindical, lo cual explica en parte, segn el profesor VERDIER, Ia incertidumbre que persiste en el Derecho positivo y su cierta insuficiencia como rama del Derecho. De otro lado, segn el mismo autor, el derecho sindical y su proteccin sigue siendo todava muy terica. Agregar, que Ia prctica revela lo dbil que son las sanciones legales, (civiles y penales por Ias violaciones hechas a Las libertades sindicales efectuadas por el poder central y/o los empleadores (2).Asimismo, en materia legal, a Ia fecha, no existe una estructura jurdica real para sancionar los conflictos colectivos de trabajo, propios del Derecho sindical, en parte, porque los jus-laboralistas, a la fecha, seguimos copiando los principios del derecho civil individual por tratar de hallar soluciones rpidas a los conflictos colectivos de trabajo, disciplina mal adaptada que, en el momento actual, no ha podido dar solucin siquiera a los asuntos individuales dc trabajo, siendo irreal, por lo mismo, que se atreva a hacerlos en los que surgen del mbito laboral colectivo. A esta orfandad de ia proteccin que debera tener el Derecho sindical hay que90-91FRANCISCO Gmez VALDEZagregar a su pasivo, la carencia casi total en materia de ejercicio dela actividad sindical por patte de sus protagonistas en el seno de la propia empresa que ha permitido segn el autor comendo. La existencia de una clandestinidad jurdica en este dominio (1). En fin, Ia negociac0 colectiva, que ha podido entrometerse en estos asuntos, no ha logrado llenar este vaco, debid0 a que se han enfrascado en resolver el emblemtico problema de Ias mejoras econmicas y de Ias condiciones de trabajo, sin tomar una deternacin en todo aquello que aqueja a los sindicatos y a los derechos que l ha permitido avanzar.El profesor Lyon-Caen expresa en un artculo intitulado Derecho Sindical y Movimiento Sindical)), que este derecho constituye una disciplina totalmente distinta del Derecho de Trabajo: esta afirmacin se justifica racional e histricamente por lo siguiente: en lo racional, porque los sindicatos se forman al interior de Ia industria y su funcionamiento constitucin as como su actividad son cosas que nada tienen que ver con las relaciones de trabajo. Histricamente porque las leyes que han servido para legislarla lo han hecho, entendindola como un agente econmico defensor de los intereses de los trabajadores (2). Profundizando an ms este enunciado, si tomamos en consideracin el objeto del Derecho del Trabajo que es Ia defensa de los trabajadores, observamos que el derecho sindical dentro de esta perspectiva no tendra ninguna cabida, toda vez de que se trata de una institucin asociativa que se diferencia del que hacerempresarial por los antagonismos que persigue respecto de sta. Entonces, dentro del Derecho de Trabajo dnde ubicamos al Derecho Sindical? A nuestro modo de ver, es el Derecho de Ias instituciones que nos da Ia verdadera respuesta .3. El reconocimiento legal del derecho sindical43/ La tolerancia del movimiento sindical no signific que de inmediato, por este hecho, surgiera su reglamentacin legal, pese a su progreso y esplendor: La tolerancia del derecho sindical tuvo dos pasos decisivos e inevitables al que fue sometido: atravesar un largo proceso de reconocimiento de hecho en el que los trabajadores podan asociarse sin mayores sobresaltosno haba persecucin estatal de ninguna clase, poda incluso iniciar negociacio5 colectivas y hasta gestar huelgas, actos colectivos que carecan de valor jurdico; y, seguidamente ingresar a Ia moral legal de los pueblos que adoptaron la determinacin de reglamentar su actuacin,El reconocimiento del derecho sindical en nuestro pas se inicia con Ia dacin dela L. No. 4223 de 29/01/1921, cuando por cierto, buena parte de pases de la orbe le haban reservado este privilegio. No se sabe con exactitud Ia filosofa que asegur su Promulgacin ni si tuvo dificultades en su elaboracin. Solo se sabe que por entonces el movimiento sindical era fuerte, tanto que ante las instancias gubernamentales exista una inquietud general; pero con todo, era menester gestar su reglamentacin..La norma en s, imperfecta por antonomasia, persegua que Ias asociaciones cuyo principal objetivo fuera de inters general gozaran de personalidad jurdica, para cuyo efecto el Art. Primero exiga que dicha sociedad deba tener patrimonio propio, que sus miembros ostentaran la capacidad de goce, que hayan redactado sus estatutos, presupuestos de hecho que permitan recin tener Ia capacidad para adquirir bienes. Asimismo su art. 2do indic que Ia personera jurdica operaba desde el da en que sean autorizadas por el gobierno con la aprobacin de sus estatutos; Para entonces, constituciones como las de 1856 y 1860, ambas promulgadas durante los gobiernos del Mariscal Castilla, haban logrado penetrar dentro de nuestros sentimientos sociales la reglamentacin de Ias asociaciones (1), y que de alguna manera haban avivado el inicio de Ia reglamentacin gremial en nuestro pas. Como fuera, la insufiencia en Ia reglamentacin de las formas modernas de sindicacin no fueron un obstculo para que Ia legalidad sobre la materia se imponga al mismo tiempo que sirvi como un punto de partida para apoyarla edificacin del derecho sindical contemporneo. El derecho sindical y el orden pblico y las buenas costumbres en general.44/ Las leyes laborales en general, y Ias que contienen Ias relaciones colectivas en especial dentro de ellas las del derecho sindical son de orden pblico, entendido originalmente como todas aquellas normas que emanando del Derecho Pblico han imprimido una condicin pblica a determinados actos (2); sea porque el sujeto activo o pasivo de Ia relacin jurdica era el Estado, que al hacerlo ejerca el jus imperium o, porque estaban actuando Ias dems autoridades pblicas, confluyendo de esta manera a una actividad tanto dei Derecho Constitucional o del Administrativo; por lo tanto, su aplicacin deba ser incondicional.En sus orgenes y ahora mismo, los juristas no pueden ignorar la existencia de Ia moral en el acontecer jurdico, pues hablar de Derecho es hablar de lo justo, vale decir, lo que le pertenece a cada uno. La moral, que es un aspecto interno de las personas y que por lo tanto es propia de todos los individuos que pueblan Ia faz de la tierra, por las interacciones habidas con los otros individuos Ias exteriorizan, importando muchas dc ellas efectos y negocios jurdicos. Es de esta manera que ha surgido la idea de lo que se debe hacer> y lo que no se debe hacen> (3), criterios antagnicos que han formado por milenios una moral nica que, segn los especialistas, no ha sido variada despus de la Revolucin francesa, convirtindose por este hecho en estndares a travs de los cuales se conducen los hombre dentro de su sociedad.Para Rubio Corea, ei orden pblico puede ser definido como un conjunto de normas jurdicas que el Estado considera de cumplimiento ineludible, y de cuyos mrgenes no pueden escapar ni Ia conducta de los rganos del Estado, ni ia de los particulares, para lo cual el Estado

92-93FRANCISCO Gmez VALDEZcompromete sus atribuciones coercitivas y coactivas de ser necesario recurrir a ellas>,. Dentro, de esta perspectiva el orden pblico es un concepto eminentemente jurdico (I), por traer consigo normas coercitivas que tratan de doblegar los negocios prohibidos conforme a la Opinin de E. Messineo (2); por eso, Ia norma legal impone, en ocasiones. la prohibicin de determinados actos de manera directa; pero lo puede hacer de forma indirecta cuando posibilita p ej.. la nulidad judicial de determinados actos jurdicos prohibitivos. Las buenas costumbres, en cambio, han sido asociadas con la moral pblica. Aquel que. en sustancia, es admitida por la generalidad de personas por tratarse de principios bsico5 de convivencia humana y que actan como frenillos temporales para no actuar, trastocando dicho status o estndares jurdicos establecidos, o lo que sera lo mismo, para no realizar U negocio inmoral, que, segn Messine0, es aqul que lesiona las buenas costumbres, o sea que va contra los principios morales continentes de un determinado lugar y en un determinado momento (3).Como se ha podido ya establecer., existe una diferencia sustancial entre la ley y las costumbres en tanto fuentes del Derecho (V, supra N 19 y 23). Las buenas costumbres corresponden a la ratificacin de la costumbre como adecuada generaliza idnea y fuente de derecho; es decir Ia parte Positiva del comportamiento humano, en virtud de que sera impensable que se legisle sobre las malas costumbres. Dentro de esta perspectiva, la concepcin de Ia norma es negativista y as habr de entenderse. La ley en cambio es el jus scriptum; diseado como norma imperativa de aplicacin inmediata.Siendo esto as, los criterios iniciales de su definicin, como ya se dijo anteriormente provoc la confusin con las normas propias del sector pblico que no necesariamente estn destinadas al orden pblico y a las buenas costumbres. Fue esta la razn por Ia que, moderna mente, se ha tenido que ir edificando criterios acordes con la naturaleza jurdica de ambos presupuestos legales. Es el motivo por el cual ahora, al versar sobre el orden pblico, nos estamos refiriendo a que la materia de que se trata est fuera del comercio jurdico entre los particulares Por ello, al invadir los particulares un ten-eno que les est vedado, se anula el compromiso que hayan podido establecer (4).Dentro de esta perspectiva, el derecho sindical que juega un rol gestado por sus propios protagonistas al edificarlo no pueden atentar contra dicho orden pblico; menos contra la moral pblica establecida. As, el derecho sindical no puede coactar la libertad de los trabajadores para agruparse slo en una organizacin; imponer sin debate ni aprobacin una cuestin que atente contra el derecho individual de los adherentes; limitar los derechos de los agremiados apanarse de los cnones establecidos por Ia ley para el ejercicio regular del derecho sindical, etc. (5).SECCION VEL SINDICALISMO CONTEMPORANEO

Podramos sealar que el movimiento sindical en Ia actualidad est atravesando por el mayor reflujo que se le recuerda. Las centrales sindicales han sido erosionadas por el liberalismo. sin que hayan podido dar un reacomodo en su funcionalidad y as ganar alternativas y avizorar banderas de lucha que durante Ia administracin poltica fujimorista y el de transicin que le sucedi a la cada del dictador, nicamente han favorecido al sector patronal.De otro lado, se han creado nuevas centrales de trabajadores bidones, cuya existencia transcurre en el ms absoluto anonimato. Las federaciones de trabajadores han perdido eficacia: al desconocer, en la prctica, el derecho a la negociacin colectiva por rama de actividad, que era Ia manera ms sensata y gil para aglutinar a Ias bases del sector y beneficiarse directamente de sus logros. Los sindicatos de base, con Ias depuraciones gubernamentales existentes, discriminacin de sus efectivos progresivamente van perdiendo eficacia; sin embargo, el sindicato sigue siendo la clula de base del movimiento gremial en su conjunto, tanto en el interior de la empresa donde habr de establecer sus actividades o al exterior de ella, cuando pretendan con su apoyo crear sindicatos de grado superior o participar en los eventos internacionales donde sean requeridos las organizaciones sindicales nacionales.Agreguemos que los aires neoliberales han producido un efecto bastante negativo contra ! las organizaciones sindicales con Ias ventas y/o desapariciones de grandes sectores productivos en nos del Estado como Ia banca, industria minera, petrolera y de servicios, extinguindose, por esta razn poltica, una cantidad importante de centros de trabajo y, con ellos, sus organizaciones gremiales.Finalmente, el fenmeno de Ia globalizacin dela economa ha creado un frente adicional que los sindicatos, de alguna manera, estn tratando de encarar con la reduccin concertada de la jornada de trabajo, formacin profesional continua, reduccin de Ia edad para acogerse a la jubilacin en caso de reduccin de personal, jubilacin anticipada, etc., debido a las fusiones, aportes de capital, joint venture, etc.

i. LOS PASOS DECISIVOS DADOS POR EL SINDICALISMOlos pasos dados y los que dar el sindicalismo han estado asociados siempre con su : orientacin, su razn de ser, el motivo que ha debido librar a travs del tiempo; ergo, sus pasos tambin se han dirigido a establecer que es lo que no debe hacer en tanto organizacin tutelada por el ordenamiento legal. En este vaivn la estela dejada por el sindicalismo es muy rica en acontecimientos, marcando el destino dela evolucin social dela humanidad en los ltimos 300 aos; de las pugnas realizadas por los mismos trabajadores; sus problemas intrnsecos; en fin, ,. su visin acerca del mundo que aspiraban vivir. 1. Razn de ser del sindicalismo45/ En la bsqueda de su verdadera identidad, el sindicalismo ha debido transcurrir por una serie de variantes, desde aquellas que tuvieron ligazn con Ias antiguas corporaciones hasta94-95FRANCISCO Gmez VALDEZ

confundirse con asociaciones de ayuda mutua; de haber pretendido ser un vehculo a travs d1 cual la clase trabajadora habra de recuperar su independencia frente al capitalismo hasta Se parte del sistema capitalista mismo y convivir con l en su expansin y beneficios; de haber constituido un sindicalismo contestario y en algunos casos revolucionarios ha pasado a ser Un simple colchn social para Ia revolucin socio-economica ya instaurada. Sin embargo, de todas estas lecciones acumuladas que registra Ia historia qued en claro que estas organizacines surgidas con el nacimiento del capitalismo deban jugar un rol fundamental dentro de este sisitema, sirviendo como vehculo que asegurar la defensa de los intereses profesionales de SUS propios miembros. El derecho sindical se ha impuesto universalmente como un derecho fundamental; tiene el prestigio de ser un derecho del hombre; la magia de una libertad absoluta; la virtud de una idea de fuerza. En su origen est explicada la la razon de ser de este movimiento de Ia sociedad contempornea, tanto as, que est considerada como una necesidad equilibrante de Ias partes productivas; por tanto, innegable considerarlo como grupo de poder.2. La inestabilidad del movimiento sindical46/ La inestabilidad del movimiento sindical tiene una doble variante: Ia que es implementada por los poderes pblicos, llevada a cabo para mediatizar Ia labor sindical; y la que, como consecuencia de esta inestabilidad gubernarmental produce un repliegue entre los propios rganos sindicales.En cuanto a Ia inestabilidad gubernamental sta se produce de variados modos: implementando una legislacin artificiosa conducente a hacer inicua Ia formacin sindical, pese a hacer alarde de su reglamentacin que en efecto existe: empero pasa minimizar su accionar. La LRCT es un buen ejemplo de esta tcnica legislativa que no es nueva, tampoco original, pues la artificiosa normatividad hecha sobre el estamento sindical tiene un claro propsito de ocultarlas bondades de las organizaciones sindicales por ei temor gubernamental de tener al lado de l instituciones disciplinadas al mismo tiempo que contestara y fuerte como pueden llegar a ser en un momento determinado los sindicatos. Tiene que ver igualmente este comportamiento gubernamental con el desarrollo democrtico de las instituciones que forman Ia sociedad en su conjunto.Dentro de este propsito se encuentra la deformacin que los gobiernos hacen al asimilar las normas internacionales de trabajo provenientes de la OIT y de los compromisos adoptados en este nivel sobre el tema sindical. Durante los ltimos aos han existido varias resoluciones dictadas por la OIT sobre la inconducta gubernamental en el desarrollo del tema sindical, prueba elocuente de lo aqu expresado.En un nivel mucho ms menudo est la desarticulacin, regresin legislativa y flexibilizacin de Ias relaciones individuales de trabajo que hace muy difcil Ia formacin de gremios sindicales, cuando no, dejar de legislar aspectos puntuales como las negociacin colectivas de trabajo por rama de actividad, bajo Ias formas de convenciones inte1rofesionales o cuando nada ha legislado sobre la sindicacin y participacin de los trabajadores dentro de los grupos econmicos .Un fenmeno curioso se ha presentado en el caso del monopolio del servicio de la energa eIctrica que otrora estuvo centrada en las empresas elctricas de Lima SA., luego Electro Lima SA- Al ser transferida a un grupo de capitales chilenos, aprovechndose de la orfandad legislativa de Ia materia, decidieron desmembrar la empresa unitaria en varias de ellas. Dotadas de autonoma econmica y legal. Por este sutil mecanismo el sindicato que era nico y representado por una federacin de trabajadores (Luz y Fuerza), ha debido, a su vez, desarticularse y desaparecer como fuerza gremial unitaria de lo que antao fue una sola unidad productiva.Pese a que el conjunto econmico y social del ente capitalista es nico e independiente del aspecto social de sus trabajadores, llmese del sindicato que en su interior pudiera constituirse, siempre se han valido de esta divisin para, en nombre de ella, acometer contra las organizaciones sindicales hasta lograr de ellas su inercia, de ser esto posible.Del lado de los propios sindicatos el asunto no es menos complejo, pues queda claro que 00 existe un criterio para reconocer los sindicatos como depositarios de ia ms genuina democracia directa y existe adems una tenaz resistencia patronal para no reconocerlos como una necesidad histrica propia de nuestros tiempos (1).3. Problemas actuales del sindicalismo47/ El sindicato en el momento actual atraviesa por una etapa de anomia de la que no logra recuperarse, representado en una intervencin regresiva de la autoridad gubernamental en los asuntos de proteccin laboral, en contraposicin con el carcter garantista con ei que siempre se le conoci hasta no hace mucho. En este sentido, existe de parte de ste un intervencionismo legal desregulador tanto en las relaciones individuales de trabajo y, bsicamente, con la precariedad del contrato de trabajo (2). Luego, de parte de los propios protagonistas se ha visto reducir su accionar, representado con ia disminucin de la presentacin de negociaciones colectivas de ti-abajo y del deseo de constituir organizaciones sindicales (3). Seguidamente, se puede advertir

96-97FRANCISCO Gmez VALDEZla falta de cuadros que sirvan de piezas de recambio en las esferas dirigenciales debido al anquilosamiento de los dirigentes naturales que se han perpetuado en sus cargos sin Posibilidad de oxigenar sus canteras, brindndole a su quehacer ms de lo mismo.Tal vez la orientacin actual del sindicato sea Ia de unirse con estamentos sociales que no son estrictamente laboraIes sindicales. Ello por cuanto se advierte una reduccin ostensible de sus afiliados naturales debido a Ia precariedad de Ias relaciones individuales de trabajo en gene rai: constatacin que obliga a ejercitar nuevos ensayos tendentes a que Ia accin sindical de los trabajadores, va Ias huelgas. p. ej.. Logren sus objetivos al interior de sus centros de trabajo pero tambin contra las polticas econmico sociales implementadas por el Estado.Asimismo, la orientacin del sindicato ahora est dirigida ala opinin pblica, en los ltimos . Tiempos muy apanada de los asuntos sociales, a fin de poder sensibilizar a Ias instituciones de Un pas determinado acerca de los objetivos que est persiguiendo Ha sido gracias a esta iniciativa que en el momento actual, en parte, se ha podido superar el desfase existente entre el nmero de trabajadores efectivos y el de los afiliados a un sindicato frente al patrono o al Estado o a ambosDe otro lado, hay quienes han sealado que los problemas actuales del sindicalismo son su vinculacin con los partidos polticos. La bsqueda de su unidad, el nmero reducido de adherentes, la parlisis de programas y el problema central de organizar sus bases y direccin.4. El sindicato y entidades asociativas afines48/ A travs del tiempo el sindicato constituido ha debido dar prueba de imaginacin para evitar ser desbordado por los acontecimientos. mantener su presencia a pesar de la reduccin de sus efectivos. escudarse de las persecuciones que los empleadores y los Poderes Pblicos han hecho de sus cuadros. etc. Estas nuevas estrategias de supervivencia de los gremios han permitido que muchas veces surjan sindicatos de fachada con Ia finalidad de protegerse delas arremetidas deI principal en lo inmediato y del Estado en lo mediato. Estas mutaciones hechas de buena fe y por conveniencia han permitido que los promotores de las organizaciones se presenten formando asociaciones diversas o cooperativas .Es aqu donde se encuentra un primer problema a establecer; a saber-, si cualquier organizacin grupal creada por los tiabajadores habr de ser calificada como sindicato .Por supuesto que Ia respuesta es no, ya que los gremios de trabajadores poseen su propia fisonoma, sus formalidades objetivos, nmero de adherentes, etc. que inequvocamete lo calificar como sindicato por propugnar en sus estatutos el deseo de defender en tanto comunidad los intereses de la profesin formando por este hecho una : solidaridad que no existe en ninguna otra organizacin grupal nacido por la prctica de ejercer Ia misma profesin (1). Por lo tanto, Ias asociaciones, cooperativas mutuales y dems expresiones asociativas de los trabajadores pueden conjugarse con Ia accin sindical; empero .Siempre existan las fronteras naturales y legales que nos permitirn discernir si estamos o no frente a una Organacn sindical.II. SINDICALISMO Y PROSELITISMO (1)Hemos sealado, lneas arriba, que en los albores del sindicalismo sus protagonistas fueron eminentes pensadores poltico-sociales y. dentro de ellos. los ms dinmicos fueron los anarquistas y socialistas que por ms de un siglo denunciaron las injusticias impuestas por el .capitalismo Esta especial situacin hizo posible, desde un primer momento y ello persiste actualmente que los movimientos polticos iniciales absorbieran a Ia incipiente organizacin de masas que se vena incubando en el interior del movimiento sindical para, conjuntamente, bregar por la instauracin de los derechos innotos de los hombres que trabajan por cuenta ajena.

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1. Sindicalismo revolucionario49/ Los nicos vnculos que entrelazaban a los numerosos TRABAJADORES de fines deL sigl0 XVIII. Debido a su cuenta explotacin hizo pensar a Ias corrientes ideolgicas contestatarias de entonces. que vendra Ia gran tarde, as llamado aquel da que por generacin espontnea todos los proletarios unidos habran de transformarla sociedad capitalista (I). El convencimiento de esta proclama era de tal magnitud que hasta se pensaba que una guerra de naciones no poda ser posible bajo esta nueva forma de opresin ejercida contra el proletariado, pues se crea que hermanos trabajadores entre s no podran aniquilarse en una guerra fratricida. El advenimiento de Ia I Guerra mundial derroto definitivamente esta idea. De otro lado, cada pas engendr sus propios idelogos revolucionarios (Sorel y Bakunin en Francia, Rosa de Luxe burgo y Karl Liebknecht en Alemania, Cai-los Marx en Inglaterra Lenn y Troski en Rusia, etc.), quienes propugnaron la toma del poder a travs de Ias masas trabajadoras organizadas de cada pas que ellos crean correctamente dirigir, donde los sindicatos iban a tener un decisivo puest0 de combate por Ias masas que aglutinaban La huelga general indefinida popularizada por ej sindicalismo revolucionario tan luego como fuera legalizado el derecho de huelga. Exaltaba a los militantes ms recalcitrantes quienes vean a travs de este recurso una ocasin directa e inmediata para modificar el statu quo socio-econmico imperante; por este motivo, los huelguistas revolucionarios se propusieron prepararse para llevar adelante este evento supremo que desde luego nunca se dio por no haber existido los medios, los dirigentes ni los mecanismos para decretarla, convirtindose esta proclama slo en un mito. Como fuera, a travs de la huelga general indeterminada sus gestores pretendian golpear de muerte al sistema capitalista as como al Estado bugues, quienes por este milagro sindical deban desaparecer recurriendo a esta eficaz medida y dar nacimiento al Estado proletario. De esta manera tambin, una clase social, Ia trabajadora, tratada como un paria social, vio con esta seductora idea un resquicio para considerarse importante dentro de esta iniciativa del cambio radical, sentimiento que fue robustecido por a prensa obrera de entonces que direccion sus editoriales hacia este propsito, Se deca por entonces, p. ej., para los militantes, Ia huelga general es un arma especfica del proletariado- llevada a su ms alto nivel, sera el instrumento de su liberacin (1); por este motivo, este sindicalismo que no ha muerto aun mantiene en su seno a grupos cada vez ms minoritarios dentro del espectro total de trabajadores sindicalizados del orbe.Por cierto que el mensaje revolucionario estaba cargado de proclamas que hacan ver Ias enormes diferencias existentes entre el capital y el trabajo, Ias condiciones en Ias que ste se desarrollaba, Ia plusvala que vena amasando el capitalismo, el estado de postracin que adverta Ia clase trabajadora en nombre de quien deba efectuarse Ia natural reivindicacin inculcada por el movimiento revolucionario. Dentro de este anlisis, el capitalismo haba gestado dos clases sociales antagnicas y cada cual por separado, deban resolver los problemas que haban incubado .En unn ambiente laboraI promiscuo. Ideas de este calibre tenan buena resonancia; por eS0 sindicalismo revolucionario tuvo bastante audiencia. y fue denominado. con razn. sindicalismo de Ia primera hora o sindicalismo glorioso, por haber sido de accin directa. inconsiliador contestatario, que desde un primer momento trat de infundir Ia idea de Ia lucha de clase por considerar que era la nica herramienta capaz de revertir el estado de postracin en la que se hallaba dicha clase. Fue un sindicalismo que recusaba el sistema capitalista; lo critic acremente. y dentro de este ambiente postul. como se ha indicado, el desarrollo de Ia gran tarde o de Ia huelga general indefinida con el que el proletariado iba a sustituir al Estado burgus.2. El sindicalismo reformista50/ Las corrientes reformistas que tomaban fuerza a comienzos del siglo anterior impusieron Ia implantacin de figuras jurdicas Otrora recusadas por los trabajadores, como son la negociacin colectiva, Ia participacin en los resultados de Ia empresa, etc. En realidad, con el correr de los aos, el sindicalismo se haba modificado del mismo modo como haba variado Ia vida econmica de los pases, elemento preponderante para que el sindicalismo revisionista, a diferencia del revolucionario, planteara nutrirse del sistema capitalista, aceptarlo incondicionalmente y pretendi, a travs de Ia evolucin del sistema poltico-econmico, fortalecerse as mismo. De esta manera, esta nueva forma sindical hizo posible un deslinde fundamental entre el rol de los partidos polticos y del que debe jugar el propio movimiento sindical. Con el surgimiento de esta corriente gremial, actualmente en vigor, se ha creado una ambigedad en torno a los roles que cada una de estas instituciones habrn de jugar en el contexto social. Los partidos social-demcratas gobiernan en ia actualidad esta corriente sindical y los partidos comunistas (los que an quedan), el sindicalismo revolucionario.Este sindicalismo, que guarda respeto y admiracin al sistema capitalista, ha sido, primero, el encargado de fomentar el cooperativismo industrial y Ia formacin de las grandes centrales de trabajadores, y luego con sus inevitables escisiones, han terminado siendo el resultado de Ias estocadas mortales recibidas por el sindicalismo revolucionario.Este sindicalismo reformista considera til Ia huelga. pero ha de ser utilizada siempre como la ultima ratio o el ltimo medio de accin sindical a utilizar, pues siempre ser mejor recurrir a los mtodos pacficos, al dilogo, a Ia negociacin y a Ias formas de convivencia pacfica para dar solucin a los conflictos colectivos de trabajo.Esta clase de sindicalismo reformista concita al cambio de la sociedad, pero no a travs de Ia destruccin del sistema capitalista como lo pregonaron los sindicalistas revolucionarios, sino que propugno su integracin dentro del sistema mismo para fortalecerlo en todos los dominios donde pueda participar y, al hacerlo, indican que estn produciendo la reivindicacin de la dignidad y de Ia responsabilidad de los trabajadores (1). Sin embargo, corresponde sealar que con Ia cada del muro de Berln (la autodestruccin de la Unin Sovitica y el desplazamiento

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sostenido que ha debido sufrir el socialismo real) los mismos partidos comunistas han debid0 revisar sus proclamas revolucionarias; y al entramar el movimiento sindical, tambin lo ha revisado. Al extremo que. en el momento actual, no existe en el mundo un sindicalismo que enarbole el planteamiento revolucionario sindical primarios. sociologicamente sin renunciar su fuerza (reivindicacin Y contestacin) su posicin se orienta hacia la cooperacin con los grupos sociales y antagnicos y los poderes pblicos e la bsqueda de la organizacin de Ia actividad econmica; siendo por ello. los abanderados del derecho de participacin (1).

3. El anarco sindicalismo ; nuestra experiencia

51/ El ideario abrazado por los anarquistas de abolir al asalariado al mismo tiempo que el poder central, entindase el gubenamental posibilit el surgimiento de esta corriente sindical que coincidi con el inicio del industrialismo, cuyo eje programtico concita enarbolar una violencia radical tendente a erradicar Ias instituciones existentes sin reparo alguno del pas de referencia donde debe operar. para Jo cual es preciso tomar la accin directa como mecanismo para conseguir tales fines. En casi todo el mundo, a comienzos del siglo anterior. germina y se expandi esta corriente sindical y merced a sus banderas de lucha se consiguieron reivindicaciones laborales importantes como, p. ej., las primeras normas de proteccin en favor de la mujer y del menor trabajador-, la ley de la reduccin de la jornada de trabajo .etc.. perseguidos sin merced por los gobiernos de turno por su radicalismo (en momentos en que la intolerancia hacia el movimiento sindical era una constante) debieron inmigrar de Europa a las Amricas y a otras partes del mundo; y all con el mismo fulgor de sus arengas dejadas momentneamente en sus pases de procedencia continuaron con sus plataformas de luchas, obteniendo en los pases de recepcin las mismas conquistas laborales que dejaron antes de producirse sus destierros. Luego de conquistar estos iniciales derechos laborales, este movimiento sindical advirti un estancamiento programatico y de banderas de lucha mantenindose con este perfil bajo hasta el momento actual; por eso se trata de una corriente sindical cada en total repliegue.

En Amrica Latina los anarquistas dominaron Ias organizaciones clasistas como lo sostuvo Jos Carlos mariategui (2); por lo tanto, nuestro pas no estuvo excento de esta actividad programtico sindical, teniendo, qu duda cabe, muchos mritos en su actuar-. As los anarcosindicalistas fueron el primer movimiento que organiz a los trabajadosres y que los educ polticamente, el primero en luchar por Ia liberacin de la mujer y el que conquist la jornada de las ocho horas (3). El anarquismo tuvo auge en nuestro pas entre las dos primeras dcadas del anterior siglo, cuando bajo el impulso de urgentes necesidades condujo al proletariado a Ias grandes jornadas pos- aumentos salariales, mejoras en los centros laborales, reduccin de la jornada de trabajo (V., supra N 49). Despus de 1930 desapareci dentro del escenario poltico, acaso por el triunfo de Ia revolucin sovitica de 1917 que increment la disputa entre marxistas y anarquistas, dentro de cuyo contexto Trotsky tuvo el 20/08/1940 una dudosa muerte en Mxico de manos del agente de la KGB sovitica Ramn Mercader. Basta sealar que dentro de sus filas militaron combativos luchadores como Carlos dei Baico. Abelardo Fonkn. Delfn Lvano. Nicols Gutarra. Carlos Barba, Emilio Castillo. Fausto Posada, entre otros. Este movinmiento sindical postulaba Ia huelga general donde los trabajadores. como si fueran a una guerra. luego de lograr su victoria no reformaran el Estado. sino ms bien lo destruiran ( 1).

Segn Sobrevilla, el movimiento anarquista en sus inicios se confundi con el mutualismo, pero a parir de 1911 impuso su vocacin sindical, para lo cual recurrio al peridico, formado por ellos. denominado La Protesta (2), cuya circulacin va de 1911 a 1926. ,,

Fue importante el auge que tuvieron por estas pocas los crculos de estudios como Luzi y Amor Y La Protesta. as como boletines y revistas como El Oprimido. Los Parias, Armona Social y Plumadas de Rebelda. El pensamiento anarquista cala hondo luego de las proclamas de Gonzles Prada, a su vez influenciado por los anarquistas argentinos. Con los anarquistas se formo en Lima Ia federacin obrera local que agrupaba a gremios de diferentes actividades laborales (3).

Luego que los anarquistas logran la jornada de las 8 horas, iniciaron una nueva etapa de lucha a travs dei frente nico llamado comit pro abaratamiento de las subsistencias dirigida ( por Nicols Gutarra y Carlos Barba, llegando a fomentar una huelga general (del 2 de mayo), brutalmente reprimida pese a su rotundo fracaso. Durante las primeras dcadas del siglo anterior. existi una relacin fluida entre los trabajadores y los intelectuales por intermedio de Ias univeisidades Populares, donde los pensadores anarquistas tuvieron una importante actuacin.

4. Sindicalismo corporativo

51/ EI sindicalismo corporativo constituye una corriente gremial de origen moderno, pero de fuentes ancestrales pues, pretendiendo emular Ias antiguas corporaciones medievales, se quiere unir a empleadores. trabajadores y Estado en un solo gremio de obligatoria creacin para, apartir de entonces edificar una accin sindical concentrada e indudablemente controlada por el mismo Estado, en base a Ia ideologa poltica que ste defiende. Fue en Italia fascista, Alemania nacional socialista (nazista) y Espaa franquista donde cohabitaron estos efmeros sistemas gremiales totalitarios, que, a la cada de dichos regmenes polticos, debieron igualmente sucumbirse, mantenindose como meros ensayos de sindicacin real que alguna vez existi. En otros trminos, esa forma sindical desapareci cuando fueron implantados los gobiernos democrticos .en los pases antes aludidos y no hay registro de que, en la actualidad, pas alguno ampare esta forma de sindicacin.

A diferencia de los otro sistemas gremiales que han sido creacin de los propios trabajadores, ste es impuesto verticalmente por el Estado, hallndose fuera de la ley cualquier gremio

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Disidente, sea cual fuera la orientacin que se le pretenda dar, pues est legislado internamente que un solo y nico sindicato controlado por las esferas del Estado ser el oficial y necesario dentro de la organizacin poltica estatal. De esta maneras, su propia existencia recusa la lucha de clases o la contestacin contra los poderes del Estado y de la misma empresa. Este tipo de sindicalismo ha constituido una forma nica y episdica de cmo entender el sindicalismo moderno y si prosper bajo estas condiciones fue porque los regmenes totalitarios donde surgieron, impulsaron su formacin exigiendo una unicidad sindical por cada profesin donde la adhesin de sus miembros era obligatoria, Asimismo su constitucin es mixta, pues convive en el interior del sindicato los trabajadores y empleadores con el propsito de hacer creer de que en este intento sindical no existe la lucha de clase.

5. Sindicalismo catlico

53/ Al publicarse la Encclica RERUM NO VARUM de Len XIII (1), la Iglesia Catlica con xito ingres a ocuparse decididamente del movimiento laboral y sindical que, no obstante su evolucin y transformacin haba gestado cada vez ms significativa presencia y conquistas en el contexto social. Fue por este motivo que el sindicalismo catlico que es una de Ias ltimas manifestaciones sindicales contemporneas ha tenido una importante recepcin dentro del movimiento sindical occidental sobre todo de lOS trabajadores catlicos, en Ia bsqueda de un gremio que sea acorde con el perfil del ideario religioso cristiano, tal el amor y solidaridad al prjimo, respeto del trabajo y del trabajador por ser obra y semejanza de Dios, etc. opta por tener parte activa en la atencin del movimiento sindical.

Al igual que el sindicalismo reformista propugna elevar el nivel de vida de lOS trabajadores en Ia medida de que el progreso econmico de los pueblos lo permitan por eso, vincula estrechamente el capital y el trabajo, y procura tambin Ia existencia de una planificacin en el empleo, la participacin de los trabajadores en la empresa y una justicia remunerativa pero cuidando de no recurrir a Ia violencia, pese a aceptar contradictoriamente las huelgas polticas y. en general, al igual que el sindicalismo reformista considera que es a travs del dilogo y la negociacin que debern Solucionarse los asuntos y conflictos laborales. Asimismo propugna la libertad del sindicato para actuar con absoluta independencia, sin que esta actuacin sea dirigida ni a destruir ni transformar el Estado; por este motivo, en Ias ltimas dcadas ha sido un sindicalismo contrario acrrimo de los regmenes totalitarios de todo ropaje, en el entendido de que el sindicalismo no puede ser nico ni menos obligatorio: tienen un sentimiento bien arraigado del principio de libertad sindical.

6. El Sindicalismo en los pases socialistas

54/ El sindicalismo en los pases socialistas, que para muchos casos estuvo asociado a los movimientos libertarios de los pases donde oper. luego de la toma del poder, debi retroceder el tono de su proclamas en el entendido de que los trabajadores ya en el poder. para acrecentar su situacin laboral no tendran mejor recurso que apoyar el cambio poltico instaurado. Por haberse colocado al lado de los revolucionarios. esta situacin fue aprovechada por stos para acordarle slo un rol secundario dentro del espectro socio-poltico, y de apoyo incondicional a las polticas implementadas en este dominio por el poder central. Por estas razones. hay quienes consideran esta categora de sindicatos similar al corporativo, por Ia convivencia que durante el breve reinado de los pases socialistas tuvieron los sindicatos con el Estado. En efecto. Ia estructura organizativa de ambas instituciones caminaron en paralelo. Otra corriente de opinin ha expresado que dicha asimilacin no es muy exacta, salvo en la parte referida al hecho de que el sindicato iba de la mano con la orientacin poltica del Estado de turno, ya que en muchos pases los movimientos sindicales aceptaron y ratificaron un estado de colaboracin con los gobiernos. sin que dicha adhesin pudiera ser catalogada como un fenmeno sindical corporativo.

A decir verdad, el sindicalismo en los regmenes socialistas, mientras mantuvieron una presencia firme los Estados socialistas, hicieron todo cuanto estuvo a su alcance por controlar con lnea frrea la federacin mundial de trabajadores, acontecimiento que duramente fue criticado por el sindicalismo occidental, por considerar que su accin sindical era ni ms ni menos que un remedo de sindicato, al alinear sus proclamas a los programas de planificacin quinquenal que dichos Estados elaboraron para su desarrollo sostenido, expresndose, adems, que sus reivindicaciones eran exactamente las mismas elaboradas por el bur central de cada uno de los pases de proveniencia. circunstancias que hacan imperceptible la existencia de Ia organizacin gremial para la defensa de los intereses profesionales de sus miembros, vale decir, siempre se les reproch a estos sindicatos no hallarse al margen de los designios polticos del poder central. Consideramos que estas conjeturas han sido voluntaristas, pues no olvidemos que el sindicalismo enarbolado por Lech Walesa en Polonia, as como el ejecutado en algunas empresas de punta de Ia ex Unin Sovitica, mantuvieron una posicin contestataria. logrando el primero. Walesa, significativos avances que hicieron revertir Ias riendas polticas de su pas y, en el segundo de los casos, los trabajadores lograron, en Ias postrimeras de dicho ensayo poltico. reivindicaciones laborales y de condiciones de ti-abajo de tanta importancia que se impusieron contrariando los planes quinquenales del gobierno central.

Como fuera, buena parte de este despertar sindical constituy, por un buen tiempo, una suerte de colchn social, encargado de soportar y transmitir Ias ideas del partido central en el rea laboral, sea que se tratara de las relaciones individuales o colectivas de ti-abajo all imperantes. ello por cuanto estaban privados de Ia defensa de sus miembros tal como se conoca aqu en occidente as como de las reivindicaciones que pudieran ser atendidas, pues se deca que el Estado estaba en manos de los trabajadores y no era posible que pretendieran reivindicaciones contra ellos mismos. De esta forma. el inters de la empresa y del Estado deban coincidir necesariamente con el de los trabajadores. Por este motivo, el rol del sindicato era el del gestionario (gestin de la inspeccin del trabajo, de Ias obras sociales de la empresa, de la seguridad social. entre Otros) y como tal poda desarrollar una negociacin colectiva y concluirla con su contra parte empresarial, interviniendo en Ia solucin de los conflictos la administracin del Estado; sin embargo, sus propuestas negciales eran siempre las determinadas, a priori. Por el plan quinquenal gubernamental- por eso, siempre se pregunt si bajo estas condiciones era posible hablar de una

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Verdadera negociacin colectiva. Posteriormente, al trmino de lo que la historia conoce como socialismo real, este sindicalismo se sumergi en un plano de evolucin, igual corno lo ocurrido antes de la asuncin del socialismo real al poder, retomando el sindicalismo aqu instaurada la postura contestataria que nunca debi perder.III. EST EN CRISIS EL MOVIMIENTO SINDICAL?Cada pas tiene su propio movimiento sindical dependiendo de una serie de factores muchos de los cuales han sido esbozados a lo largo de esta obra. Dicho movimiento sindical a travs de los tiempos ha visto modificaciones que han permitido advertir en ellas avances del movimiento o, en su defecto, retrocesos. Se expresaba que el movimiento sindical estaba e ascenso cuando el nmero de sus adherentes era de tal importancia que cualquier paralizaci0 haca remecer las Instituciones estatales. Cuando ese nmero decreci, de inmediato se empez a hablar de que el movimiento sindical estaba en crisis. Cuando el movimiento sindical era monoltico se expresaba del auge del movimiento sindical y tan luego se iniciaron sus escisiones y deserciones se mencion de la crisis del movimiento sindical Cuando el sindicalismo era horizontal, agrupando a cuanto trabajador pudiera ser posible se versaba de que el movimiento sindical era prspero; a la inversa, se dir que est en crisis cuando ese mismo movimiento se hace particular y abstracto a una empresa. Es el corsi y el recorsi del movimiento sindical del que hablaba G. Vico?: probablemente Pero de una cosa s estamos seguros, el movimiento sindical ha debido modificar sus estrategias, sus plataformas de lucha, sus nuevos adherentes y todo esto a travs del tiempo ha dado Ia sensacin de que es la crisis del movimiento sindical lo que ha venido imponindose. Al respecto el profesor Lyon-Caen dice que cuando no estaba reglamentado el Derecho sindical su accionar era contestatario por lo tanto eficaz; al reglamentarse el derecho, paradjicamente se vuelve dbil, aptico e inoperante (1).1. Las divisiones, escisiones y parlisis de programas de accin55/ De haberse ideado Ia conformacin de un sindicato nico capaz no solamente de reivindicar la clase laboral en lo mediato, sino tambin, en o inmediato ser el prodigio de Ias mejoras de las condiciones de trabajo, pronto debi verificar su propia verdad, que no es otra que, an dentro de las organizacin monolticas, por la misma condicin humana, la pi-open- Sin del cambio, de Ia poca o abierta distensin entre sus miembros desencuentros, etc. llevan. Tarde o temprano, a las disputas iniciales que, al final. al existir ganadores y perdedores harn que unos u otros, o ambos, se tengan que separar para dar inicio a una corriente eclctica, o nueva, segn el caso. Esta dialctica tambin se ha presentado dentro del estamento sindical.En materia sindical, las primeras escisiones fueron advertidas a nivel mundial cuando las grandes centrales por motivos polticos se dividieron, divisin reflejada luego en el plano nacional, donde los trabajadores, a su vez, tornaron las banderas que lideraban las corrientes mundiales de trabajadores para, tambin, auspiciar sus propias escisiones nacionales, Ias mismas que vienen impidiendo Ia formacin de un nico gremio y que no hace ms que mostrar la nueva cara del movimiento sindical, su flacidez, as como el decaimiento-de sus banderas de lucha. Si a estas apreciaciones de tipo poltico se agrega. adems, que el sindicalismo se ha especializado en sindicato de obreros, empleados, cuadros superiores. campesinos, independientes, comprendiendo a los trabajadores del sector privado y pblico, que dentro de todos ellos existe una esieuald0d remunerativa, un desempleo cada vez ms agobiante, existentes disputas entre los partidos polticos que pretenden controlar el movimiento sindical, etc., es fcilmente comprensible que no ser ms posible la unin de todos los trabajadores como lo ansiaba Carlos Marx. De otro lado, a esta divisin del sindicalismo hay que agregara falta de iniciativa gremial en sus programas y plataformas o banderas de lucha. lo cual contribuye a una inercia de los programas de accin, antao bien nutridos y con resultados que siempre han marcado la diferencia histrica del sindicalismo. Por este motivo, Ia iniciativa reivindicativa la ha tomado nuevamente el Gobierno Central con la implementacin de mejoras sociales a favor de los trabajadores, muchas de ellas excesivamente audaces como, p. ej., Ia indexacin de salarios, polticas ocupacionales de jvenes y mujeres, Ia reconvencin de los empleos, etc. que han hecho perder . el paso a la otrora omnipresente iniciativa sindical. Mal que nos pese, esta parlisis para algunos constituye el fin de Ias ideologas; para otros, / el repliegue hacia la bsqueda de la anhelada unin sindical a travs de nuevas formas de agremiacin. Corno fuera, la desercin de los cuadros, el poco apego a la agremiacin sobre todo de los jvenes y mujeres, el poco incentivo legislativo dado al sindicalismo, Ia tercerizacin de la : economa y del trabajo ajeno all asentado, etc. ha gestado una sensacin de crisis que obliga establecer nuevas formas de sindicacin.

2. Nuevas formas de sindicalismo56/ Es indudable que los trabajadores y sus organizaciones sindicales, no por lo expresado en el acpite anterior, se encuentran sumergidos dentro de males insuperables. Por el contrario, el sindicalismo, en el momento actual, viene transvasando el mbito de las propias empresas para abrir sus brazos a capas sociales ajenas a su propio movimiento, orientacin que ha advertido ser muy eficaz en las huelgas de los trabajadores apoyadas con la ayuda de los estudiantes, gestando as un nuevo perfil sindical. Es el caso de Ias huelgas de mayo de 986 (Francia), las protagonizadas en Corea por la unificaciones de ambos pases y las vistas en China por una apertura democrtica, donde han participado, adems de los estudiantes, los intelectuales, los campesinos. los profesionales liberales, etc. De esta manera, los trabajadores se hallan tras la bsqueda de nuevos aliados para hacer sentir su peso en Ia vida de la sociedad contempornea.Asimismo, el nuevo sindicalismo no busca tanto los aspectos reivindicativos que, de alguna manera, los Estados modernos tratan de erigir legislativamente, sino que se inquietan, ahora, por el quehacer poltico, ecolgico, el solaz y el esparcimiento de sus miembros, cuando no terminan siendo un grupo de presin muy importante por el nmero de adherentes que forman sus bases en cualquier dominio de la vida poltico-econmica de los pueblos.No existe pas democrtico que no vea en el movimiento sindical a su mejor aliado, una suerte de necesidad histrica al que no solamente se apoya a travs de innumerables mecanismos, sino que, adems, se le tiende la mano para que acte en los cnclaves socio-econmicos

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Donde la voz sindical deba ser oda: es lo que se conoce como el rea de la concertacin social orientacin actual del movimiento sindical.3. Orientacin actual del sindicalismo57/ en Ia actualidad, el sindicalismo moderno tiene cuatro orientaciones que le son propias: I) la educacin de las masas trabajadoras a travs de Ia informacin y formacin gremial;2) la formacin profesional continua para hacer frente a las mutaciones de empleo y de tecnologa a Ia que los trabajadores en Ia actualidad estn expuestos y que por razones obvias tienen problemas de adaptacin, de suerte tal que a travs de ella los trabajadores se dirijan a la obtencin del mejor empleo; 3) contestar el sistema poltico econmico imperante, exigiendo reformas fundamentales en el mbito de la humanizacin del trabajo, de Ia seguridad social, para luego verificar e incremento en Ia produccin, productividad, planificacin econmica, Ia evolucin del PBI nacional; y, 4) en el campo netamente empresarial recurriendo a Ia participacin en los frutos y expansin de las empresas, de suerte tal que esta participacin sirva de contra peso frente al poder patronal ilimitado. A parte de estos 4 criterios, siempre est latente dentro del sindicalismo actual Ia reivindicacin y contestacin para hacer tangible el derecho a Ia participacin en los organismos e instituciones de carcter politico-social corno en el entonces IPSS (hoy ESSALUD), en las distintas organizaciones paritarias de mbito nacional (comisiones de alto nivel para verificar Ia fijacin del IML, en Ias que tienen que ver con el medio ambiente , laboral, de sus condiciones de trabajo, de vida. etc.) como internacional (OIT. U.E., etc.) que, por cierto, bien podran ampliarse para verificar la actuacin de Ias AFP, y all permitir, con su fuerza, mejorar los servicios que stas se obligan otorgar a sus afiliados. Si nos detenemos a verificar el cambio, vemos que en el sindicalismo actual existe, indudablemente, un cambio radical en su orientacin, pues de haber mantenido una permanente contestacin combativa contra el statu quo socio-econmico imperante, hoy siguen propiciando esa misma contestacin, pero a travs del dilogo: as de Ia contestacin-debate el sindicato ha ido, como ya se indic, hacia una contestacin-dilogo. Como fuera, vivimos Ia era dela imposicin del reformismo en Ia vida del movimiento sindical, donde su voz y voto en Ias modificaciones sociales de su dominio por un mnimo de respeto les son requeridas al reglamentar la vida laboral de un pas. Para entender estas transformaciones debemos tener en cuenta que el sindicato obrero dela primera hora, de haber sido de contestacin y de reivindicacin utilizando la accin directa ha modificado su comportamiento hacia otro de cooperacin va participacin, y es en este terreno en el que deber transitar y discurrir el que hacer sindical contemporneo, interesado en los destinos de Ia empresa, el empleo, su bienestar (1); agreguemos. del pas en su conjunto. Si Ia evolucin del sindicalismo no ha sido lineal, debemos sospechar que han habido y siempre haban transformaciones que en los ltimos tiempos se han traducido en una aspiracin hacia una Liberacin material y moral de los trabajadores, ello por Ia gran heterogeneidad del movimiento, distinto de lo habido en los siglos anteriores. Este nuevo sindicalismo nunca como ahora deber enfilar sus artilleras hacia la concertacin. De haber pretendido tomar el poder por medio de Ias armas, hoy utiliza el arma del dilogo-concertacin participando activamente en Ia vida de Ia sociedad: en fin, Ia actividad violentista de la primera hora avivado por movimientos polticos igualmente violentistas, ha permitido ahora, foi-mar sus propios sindicatos. Moderados por cierto para obtener y conseguir el inicial planteamiento poltico, en el que se han esforzado ara formar con su nmero, modernos partidos polticos o simplemente ejercer un importante grupo de presin para contrarrestar al de los patronos que siempre ha tenido una activa participacin en estos asuntos.4. El neoliberalismo y el sindicalismo58/ Con Ia Revolucin francesa el individualismo impuso su prdica, sistematizada de Ia siguiente manera: todo descansa en Ia autonoma de Ia voluntad por dos razones: Ia primera de nuraleza filosfico-poltico que pregona que Ias obligaciones contractuales reposan exclusivamente en Ia voluntad de Ias partes, voluntad que es, a la vez, Ia fuente y medida de los derechos adquirid0s todo gira en base al contrato que por ser la expresin de lo justo. tiene una categora superior al de Ia ley. La segunda de naturalezas econmica expresa que nadie consiente lo no deseadO un hombre razonable no suscribir un acuerdo que lo peijudique. De otro lado, afirma que Ia iniciativa individual asegura espontneamente Ia prosperidad y el equilibrio econmico, siendo Ia ley de Ia oferta y Ia demanda Ia que supone la concurrencia, por tanto, Ia libertad. El inters general es concebido como Ia suma de los intereses particulares. As surgi el liberalismo, de ah que cuando los pases optaron por esta prdica, de inmediato dictaron una serie de normas legales llamadas a converger dentro de la estructura filosfico-poltica y econmica antes expresada, todas ellas pretorianas, pues ante tales propsitos no poda tener cabida el derecho asociativo-sindical, en razn de que el contrato Iibemente concebido es superior a Ia ley y a los cdigos, amn de que para cualquier proyecto liberal, la contestacin que trae consigo cualquier sindicato constituye una traba dentro del proyecto poltico mismo.Estos principios, que fueron vlidos en los inicios del industrialismo habiendo cado en desuso por una serie de motivos, como si Ia historia debiera repetirse del mismo modo y sin espetar que los momentos casi siempre son otros, de nuevo ha debido surgir dentro de los escombros, y al hacerlo, del mismo modo como actu en los inicios del industrialismo, a sangre y fuego ha reimplantado sus prdicas, desregulando cuanto el Estado garantista haba otrora edificado para corregir Ia desigualdad real que haba promovido Ia aparente igualdad formal instaurado por el inicial liberalismo.Es as como el neo-liberalismo, rescatando los viejos principios liberales antes aludidos y sin considerar que la realidad histrica actual es distinta de Ia advertida a inicios del industrialismo comenz su curso desregulando las relaciones individuales de trabajo, pues consider sin vacilaciones que con ello estaba asegurada tambin la desregulacin de las relaciones colectivas de trabajo. De esta manera, ha introducido la doble lgica laboral, vale decir, que ha impuesto la idea de que el objeto del Derecho del Trabajo, a la par de proteger al trabajador, es permisible tambin proteger por igual a los empleadores, criterio por cierto errado, histrica y jurdicamente y que no merece mayores comentarios.En cuanto al aspecto asociativo-sindical, ei planteamiento neoliberal es como sigue: cuando Ias normas de trabajo han protegido a los trabajadores ungiendo a principios legales y constitu

108-109FRANCISCO Gmez VALDEZ108cionales el derecho de sindicacin no lo han hecho como una conquista social, Sino que por el contrario, lo que ha ocurrido es un paso hacia atrs, pre revolucionarlo en materia legal, puesto que por entonces, el trabajador no tena conciencia de lo que en beneficio de l se estaba legislando. El derecho sindical por ser contrario a las leyes de Ia oferta y Ia demanda favorecen al ocioso e incapaz; consecuentemente, viola dos principios fundamentales de una sociedad libre y abierta: el respeto de los derechos de propiedad y de Ia libertad de los contratos, amnos de que se convierten en carteles que pretenden obtener el control monoplico del mercado de trabajo para beneficio de sus miembros (1), pensamiento ideolgico bastante distante de Ia realidad y sobre todo de Ia historia.Es dentro de esta perspectiva que, entre nosotros, se dict el DL. No. 25593, y de alguna manera, ms maquillada an, Ia vigente Constitucin a la que Sin reparos se hace alusin que es el Estado (y no Ia ley) quien reconoce el derecho de sindicacin... (Art. 28); de ah, que partiendo el neo-liberalismo de un sistema donde el modo de contratacin lo resuelve todo; aludir el DL. antes mencionado, de inmediato nos obliga asociarlo con el desregulador TUO-Lp-CL728 (2), donde Ias 9 modalidades contractuales (Au572 y ss), los contratos sin relacin laboral (Arts. 89, in fine del TUO LP-CL-728; del 31 ai 35 del TUO 728-LP-PL; del 7 al 15; del 16 al 22), la precariedad contractual en general (Art. 4o. in ine), Ia triangulacin laboral (Arts. 97 al 106 del TUO-LP-CL728), la existencia de Ias cooperativas de produccin (Arts. 152 deI TUO-LP-CL728). en fin, los contratos del rgimen de exportacin de productos no tradicionales (Arts. 80 y Ss.) hacen ilusoria cualquier idea que permita rescatar indemne las relaciones colectivas de trabajo. De esta manera Ia administracin Fujimori ha dado cierto retoques al derecho sindical haciendo sinuoso su desarrollo, aspecto jurdico obligado a revisar prontamente.En fin, el Inc.a, 2da. parte, del Art. 25 del TUO-Lp-CL-728 sanciona con el despido las paralizaciones intempestivas reiteradas efectuadas por los trabajadores, eufemismo que est dirigido a minimizar Ia presencia sindicion, habida cuenta, que Ias paralizaciones, an cuando Ia ley en forma expresa no lo seale, tienen siempre como titular a las propias organizaciones sindicales. As vista Ia normatividad individual, Ia colectiva no es Ia menos halagea dentro de un proyecto poltico liberal.

CAPTULO IIEL SINDICALISMO EN EL PLANO NACIONAL, COMPARADO E INTERNACIONALA nivel mundial los primeros sindicatos fueron formados por trabajadores con status importante dentro del planning de las empresas, inicindose un indudable sindicalismo de elite y pertenecientes al mismo oficio; luego, lo sern de los cuadros laborales menos importantes hasta, finalmente, albergar a aquellos trabajadores que carecan de formacin profesional. Esta mutacin permiti que los gremios fuesen cada vez ms importantes en nmero, ocasionando. por su fuerza, el logro de inmediatos derechos, sobre todo en el nivel salarial, para, posterior ente. arribar a alcanzar los relacionados con Ias condiciones de trabajo. Algo parecido ocuiTi en todas pautes y por cierto tambin en nuestro pas. pues el desarrollo del movimiento sindical a nivel de las esferas gubernamentales tuvo, grosso modo, Ias mismas respuestas que encontr a nivel internacional.Desde luego, que ms pronto o ms retrasado ha sido Ia implementacin del industrialismo, por correlato ha tenido una temprana o tarda organizacin gremial de un lado; del otro, mucho han tenido que ver los contingentes obreros para forjar movimientos ms contundentes o desprovistos de raigambre; en fin, en todos los casos, ha sido de importancia el rol cumplido por las ideologas dominantes en los instantes que iba creciendo el germen sindical.Bien que en sus inicios el sindicalismo fue marcadamente beligerante, dispuesto a cambiar el statu quo para implantar uno nuevo dirigido precisamente por el movimiento sindical, momentos que se vieron prximos con Ia Comuna de Pars, progresivamente ese sindicalismo fue morigerando su temperamento para adecuarse a nuevas formas de entender las organizaciones gremiales dentro de una colaboracin antes que de una contestacin, adecuacin que ha permitido su reglamentacin legal a instancia regional, nacional e internacional.SECCIN IEI movimiento sindical en el PerEl desarrollo capitalista del pas se inici a partir de 1890, momento en quela valorizacin del capital se hizo tangible, proyecto an no concluido, pero que permiti que Ia mercanca. Los salarios y el dinero fueran parte de un nuevo proceso que se iniciaba entonces, dejando atrs la actividad agrcola o minera, que de manera paralela y anrquica durante toda ia Repblica se haban convertido en los nicos proyectos econmicos posibles. Es a partir de este instante que : internamente se articulacin por primera vez Ia agricultura, la industria y Ias finanzas meuced a un mercado interno en expansin. Pero esto que se pens sera el encarrilamiento dela Republica hacia el capitalismo, no sirvi ms que pai-a regenerar nuevas formas serviles y de semi esclavitud aplicadas en el campo, que infectado por gamonales, muchos de ellos de comprobada ignorancia, no entendieron el nuevo mensaje que traa entre manos Ia instauracin del capitalismo como forma coherente de hacer riqueza, crear una clase dominante capaz; en fin, de gestar un industrialismo sostenido en nuestro pas, igual como se haba desarrollado en otras latitudes, muchos prximos al nuestro. El historiador Ypez del Castillo considera que el capitalismo en nuestro pas entre 1890 a 1920 tuvo como caractersticas centrales haber sido un proyecto dbil en lo poltico,, albergando sucesivos gobernantes, aristcratas pertenecientes al partido civilista como Manuel 110-111FRANCISCO Gmez VALDEZ

Prado. Manuel Candamo. Jos Pardo. Guillermo Billingurst y Augusto B. Legua. este ltimo que pese a haber pertenecido a este movimiento poltico gobern al margen de l. Todo este perodo marcado por Estados oligrquicos con dinmica mercantilista. No se haban despejado de la herencia de la exportacin del guano de Ia isla que dur hasta 1914. Enseoreados por Ia existencia de una balanza comercial favorable que se vio mejorada in exiremis a consecuencia de Ia I GUERRA-MUNDIAL, que permiti acrecentar an mas dicha bonanza con la exportacin complementaria de materias primas para uso blico, azcar, algodn. cobre, petrleo. caucho, vanadio. etc.. nada hicieron para poner en marcha un proyecto-pas dotado de instituciones Slidas orientadas hacia el futuro.Pese al deseo de capitalizar el pas. en Ia costa el mercantilismo era mucho mas acentuado que en ninguna otra parte. al producirse en funcin de las necesidades del mercado mundial.

Esto explica por qu al dedicar todos los esfuerzos para producir el azcar y el algodn de exportacin, Ia carencia de la mano de obra en estos sectores fue de tal magnitud que no hubo pudor en importar en oleadas sucesivas a los Cooles chinos a travs de Ia embajada britnica (1). Al fracasar esta mano de obra asitica, se volvi Ia mirada a Ia mano de obra andina, donde los enganchadores jugaron un rol importante para su reclutamiento. En cambio, Ia sierra fue prspera en ganadera y minera, desplazando el capital norteamericano el ingls con Ia explotacin de Ia mina-industria de Cerro de Paseo, que con los grandes capitales introducidos en este sector lleg a tener hasta 5.000 obreros, quedando rezagada Ia minera de piedras preciosas que durante siglos haba sido Ia nica explotacin minera posible del pas. Las vas de comunicacin en esta amplia regin, siempre olvidada por los gobernantes. fomentaron Ia industria lanera, lechera y de engorde, germinando por doquier Ia formacin de un incipiente movinento sindical.As pues. el sindicalismo peruano es un fenmeno nuevo, producto de Ia evolucin tarda del capitalismo, pese a haber sido una consecuencia de la era industrial. Nacido para Ia defensa de los intereses de sus adherentes, pasa rpidamente de Ia organizacin rural a forjar un sindicalismo eminentemente urbano, debido a Ia cada vez mayor industrializacin, mayor capital y tecnologa que se vean introducir en las zonas urbanas, especialmente de Ia costa. Permitieron surgir el proletariado que se desarroll en torno a los servicios y a Ia instalacin de ciertas fabricas: especialmente textiles.

I. EL MOVIMIENTO SINDICAL EN SUS INICIOS

La Repblica haba dado lugar a un archipilago econmico por Ia gran variedad de formas de explotacin advertidas en nuestra naciente organizacin. incluyendo el boon guanero. circunstacias que signific para nuestra economa un volver a reiniciar absolutamente todo. Es as que el incipiente industrialismo dar motivo para Ia creacin de un proletariado urbano. Las haciendas de Ia costa y el gamonalismo de Ia sierra un proletariado rural y con Ia creacin de nuevos Ministerios. as como de corporaciones de prOpiedad del Estado (del caucho. del Santa. Corpac. etc. hicieron crecer ostensiblemente una nueva clase laboral: la burocracia del pas. fenmeno concluido en un 100% entre 1938-1945, (1). Esta nueva forma de entender Ia funcin de las industrias y del burocracia de Estado - instaurada desde el primer gobierno de Ramn Castilla - (2) foment Ia creacin de Ias modernas organizaciones de trabajadores crea das para Ia defensa de sus intel-eses, ya sea que se ti-atase de los trabajadores del campo. de Ias urbes. de los independientes, de los de Ia actividad privada o pblica.

1. EI movimIento sindical durante el siglo XIX

59/ Terminada Ia Guerra con Chile y reimpulsado el crecimiento industrial y el proceso de integracin de Ia economa mundial, creci. en nuestro pas el numero de centros fabriles; por tanto, de trabajadores dedicados a Ia produccin y a los servicios. Con el incremento de las importaciones, muelles oficios tradicionales se volvieron obsoletos, cambiando Ia composicin interna de las organizaciones mutuales de artesanos por Ias nuevas agrupaciones de trabajadores emergidos especialmente delas industrias. Estos ltimos. enfrentados a Ias formas capitalistas inicia les de explotacin (salarios bajos, jomadas de ti-abajo de doce. catorce y diecisis horas, deficientes condiciones de ti-ahajo. etc.), empezaron a asumir actitudes combativas contra sus patronos. Ypez del Castillo que ha estudiado el movimiento sindical de esta poca. expresa que el industrialismo inicia sus actividades en 1890 y sin precisar cul fue el primer sindicato que se organiz entre nosotros, indica que por entonces fue muy febril su constitucin y desarrollo. Sin embargo. est registrada como Ia primera huelga habida en nuestro pas. la realizada por los sastres artesanos en 1859, protestando para que se prohba Ia libre importacin de trajes de vestir Provenientes del viejo continente, mucho ms baratas y de mejor calidad que los hechos en plaza. Sin embargo. siempre coincidiendo con la referencia de Ypez, fue a fines de siglo XIX que concentradas las fuerzas laborales en Ia Capital. se inicia Ia forja de una serie de organizaciones

112-113FRANCISCO Gmez VALDEZsindicales. que de inmediato pasaron a la accin directa. generando una serie de huelgas, todas ellas encaminadas a Ia reduccin de la jornada de trabajo a ocho horas, Ia reposicin de los trabajadores despedidos e incrementos salariales. Los anarco-sindicalistas tuvieron por entonces una activa participacin, apoyndose en ia propaganda al controlar una serie de publicaciones de corte sindical, medio que result efectivo para coadyuvar el fortalecimiento del incipiente movimiento sindical Esta accin sindical, producto de un naciente sindicalismo contestatario igual como ocurri en el viejo mundo, permitieron una serie de paralizaciones como ia de los trabajadores tipgrafos realizada en junio de 1892 y setiembre de 1896; ia de los trabajadores de Ia fbrica de cigarrillos de junio de 1892; la de los estibadores del muelle y drsena del Callao de 1894 (1); la de los pasteleros de 1896; y. sobre todo, la de los obreros textiles de Vitarte de 1896. paralizaciones que pese a no encontrarse legalizada Ia funcin sindical, merecieron en algunos casos Ia conciliacin del evento contestatario caso del conflicto de los tipgrafos de 1896, o, simplemente tuvieron por respuesta el fcil recurso de ignorarlos caso del resto de Ias conflagraciones registrados durante este perodo.

2. El movimiento sindical durante el siglo anterior

60/ Durante el siglo anterior el movimiento sindical continu Ia pendiente ascendente en el reclutamiento de sus miembros y de ia forja de sus instituciones, igual como haba ocurrido durante el trmino del siglo XIX. pese a que el desarrollo industrial segua siendo incipiente. En esta oportunidad el compromiso del movimiento sindical extender su radio de accin en los centros industriales y agro industriales de ia costa del pas. sin descuidar al sector agrario. subre todo de las serranas, en el que ya se tena como bandera de lucha sindical la tierra es para quien la trabaja.

Durante los iniciales aos del siglo anterior. el movimiento sindical fue de la mano su puesta en pi con las oleadas huelgusticas. Mucho ms virulentas que Ias registradas durante el siglo XIX, eventos nunca antes vista entre nosotros. pese a que el motivo de sus reclamaciones venan siendo Ias mismas: reduccin de ia jornada de ti-abajo, mejores salarios, entre otros, as manifestadas debido a que no haban tenido recepcin ni solucin coherente alguna sus proclamas de lucha heredada del siglo precedente.

En 1904, problemas estructurales producto de la reduccin de Ias exportaciones. Vieron los trabajadores disminuir sus salario depor s bajos. al mismo tiempo que un aumento inusitado dei desempleo; pese a ello, estall Ia paralizacin de los trabajadores del muelle y drsena del Callao, y tratando sus mentores o Ia conciliacin o la indiferencia gubernamental que mostr para Ias paralizaciones del siglo XIX, se encontraron con que la solucin gubernamental de los conflictos, por VOZ primera, se haca recurriendo a una exacerbada violencia, incluso esta des medida represin sindical fue seguida casi siempre de innumerables muertes que sus protagonistas no tenan ms que lamentar. Pese a Ias masacres gubernamentales para reprimir al movimiento sindical y huelgustico que tenan por misin Ia instauracin de la jornada de ocho horas ei acrecentamiento del movimiento sindical as como sus paralizaciones se hicieron mucho ms efectistas- As. en 1905 se produjeron, entre otras. las huelgas de los tranviarios en Arequipa y a de ia sociedad de obreros panaderos Estrella del Per, y al advertirse Ia actitud dubitativa de las autoridades gubernamentales para dar solucin racional a estas luchas. a partir de 1906 se iniciar Ia primera huelga nacional de solidaridad, apoyando Ias del drsena del Callao por conquistar Ia jornada de las ocho horas. crendose un sentimiento de unidad entre los diversos gremios comprometidos con los luchadores portuarios.

EI gobierno, ante esta nueva actitud de lucha sindical, cuando stas comprometan los serviCio5 pblicos disponan Ia inmediata sustitucin de los huelguistas por marineros y soldados, quienes tenan rdenes de emplear: como siempre. la violencia para sofocar cualquier resquicio de resistencia obrera. En el mismo ao se desataron huelgas en el sector textiles de Lima y Trujillo; en 1908 pararon los portuarios del Callao, Chincha y Huacho en forma coordinada, y en los ingenios azucareros se luchaba contra el sistema de contratacin de enganche. : importa resaltar este fenmeno de lucha, puesto que por primera vez Ia respuesta gubernamental ser legislativa dictndose la L. No. 1183 de 19/11/1909, por Ia que se prohibi dicho sistema de contratacin laboral. Con esta experiencia legislativa. y avizorndose un atisbo dentro de esta direccin para Ia solucin del quid jons de los conflictos sindicales. los trabajadores no arriaron sus banderas. Y antes por el contrario, con mayor profusin continuaron con sus proclamas reivindicativas. gestndose una serie de conflictos, siendo los ms importantes los desarrollados en las haciendas azucareros de Casa Grande y del Valle de Chicama, todas ellas materializadas en 1912. huelgas que tuvieron nuevos mviles: contra el aumento delas tareas, teniendo por respuesta Ia sublevacin, procediendo a quemar los campos de caa y saqueando las instalaciones de Ia hacienda. La respuesta contra este nuevo fenmeno del accionar sindical fue el recurso fcil de : Ia represin, y se estima que en Ia refriega dirigida contra los azucareros del valle de Chicama , murieron cerca de 150 huelguistas. Entre 1912 y 1913, el movimiento sindical que era difuso e inorgnico, va a tender a su centralizacin, constituyndose ia federacin obrera regional peruana, entidad creada para a travs de ella ir gestando con un nuevo ingrediente: Ia solidaridad concertada de todos los trabajadores, las paralizaciones de las ciudades cuando se llevaban a cabo las nuevas huelgas propuestas, auspiciando as los paros nacionales, tal el desarrollado el 04/01/19 13. A estas nuevas formas de accin sindical, tuvieron por respuesta gubernamental, declarar a Ias ciudades comprometidas en Estado de sitio ei presidente Biilinghurst declar a Lima en esta situacin con ocasin de la huelga de 1913; sin embargo, pese al estado de excepcin en que se encontraban las ciudades concernidas con Ias paralizaciones, no por ello dejaron de materia lizarse stas: germinando, finalmente, la dacin de Ia ley que estableci para los trabajadores e viabilizar legalmente el novsimo derecho a recurrir a la huelga. Dentro de esta vorgine, los trabajadores del drsena del Callao al ejercitar Ia huelga por la instauracin de la jornada de 8 horas, por acuerdo bilateral habido con sus empleadores, eI 10/01/1913 consiguieron este beneficio, ratificada por el Gobierno pero nicamente para estos trabajadores. Se legitim as la

114-115FRANCISCO Gmez VALDEZ

Jornada legal de las 8 horas. beneficio obtenido convencionalmente que permiti coauspiciar la los otros sectores laborales para que igual derecho les sea reconocido hasta que, finalmente por D.S. de 15/01/1919 se extendi a todos los trabajadores del pas. As vista Ia situacin laboral relacionada con el derecho sindical. Tenemos que durante lOs dos ltimos siglos, el movimiento sindical fue no solamente coherente en sus pretensiones si0 que, el obierno y los pensadores de Ia generacin del 900 (llamada arielista) (1). sumidos en exquisiteces tericas como el ver problemas espirituales y existenciales de nuestro indios el desarrollo de Ias sociedades monrquicas del viejo continente, etc. no se preocuparon por lOS avatares laborales que circundaban por doquiera y que estaban en plena ebullicin: de ah, que Ia coherencia sindical hubo una incoherencia gubernamental y tambin patronal. pues no pudieron sus mentores dar un tratamiento legal del derecho de sindicacin en ascenso, que, el neoliberalismo impuesto en los ltimos tiempos nos hace reflexionar sobre su persistencia decimos esto, puesto que a lo largo de nuestra historia no ha habido ningn intento legislativo serio para institucionalizar este derecho.

3. Sus primeras manifestaciones

61/ Como se ha sealado, para Yepez del Castillo, a partir de 1890 se instaur el capitalismo en el Per expresado a travs de tan incipiente industrialismo urbano que a Ia fecha no ha logrado su desarrollo pleno, e igual como ocurri en Ias Europas se vio erigir, como un contra peso natural a este capitalismo de la primera hora. movimientos gremiales que. inicialmente. tenan como banderas de lucha Ia abolicin del sistema de enganches (2), muy prspero en el Sector agrcola como en el industrial as como Ia imposicin de Ia jornada laboral de las ocho horas, habiendo tenido los anal-co-sindicalistas tina participacin activa para Ia obtencin de estas reivindicaciones (V., supra N 50). A partir de entonces surgieron los sindicatos como Ia real expresin organizada de los trabajadores para Ia defensa de sus intereses. Sin embargo, no hay que dejar de considerar que antes de esta fecha (que es capital para entender el origen y desarrollo del movimiento gremial) existieron formaciones de trabajadores expresadas en sociedades de ayuda mutua, de artesanos, etc., que constituyeron los antecesores gremiales inmediatos, que como sus pares europeos del Medioevo, aglutinaron a los pequeos artesanos, logrando materializar dentro de estas iniciales circunstancias Ia primera huelga registrada, realizada en 1859, propulsada por los sastres de Ia Capital en protesta por Ia indiscriminada importacin de ropa de vestir que deslealmente competa con sus confecciones (3).

En efecto, en 1886 se cre en Lima Ia Confederacin de Artesanos Unin Universal (en 930 contaba con 7000 miembros) agrupando a diversos gremios y actuando como organizacin de segundo grado; empero su manifestacin debido al desarrollo de nuestra economa fue (.1 del conocido y ancestral mutualismo. El sindicalismo real, surge a inicios del siglo anterior y ten que el mutualismo prosigui con sus actividades. Focaliz su defensa a los artesanos y en lo oncemiente al pago de los cortejos fnebres. ayuda mutua entre sus miembros. En ocasiones adoptaron posiciones de contrapeso contra Ias autoridades gubernamentales como cuando. p. ej.. lucharon pai-a impedir Ia importacin de telas que posibilit Ia primera huelga registrada de 1859.El trabajo dependiente, el autnomo profesional hizo perder piso y eficacia al gremialismo, y por va de consecuencia, tambin al mutualismo.

4, Sus primeras acciones

62/ EI movimiento gremial ya organizado en Ia ltima dcada del siglo XIX propici las primeras huelgas, seguidas de un cienrra puertas general, debido a lo violentas como se presentaron. As est registrada Ia de 1894, realizada en el drsena del Callao, Ia de los tipgrafos y de cigarrillos de 1892, las de la industria panificadora y pasteleros y textiles de Vitarte de 1896. El Estado civilista de entonces confundido con estas expresiones sociales, inusuales de parte de Ia clase laboral. obr, como ya se ha expresado, ora represivamente, ora conciliadoramente, ora indiferentemente. Sin embargo, las huelgas ms importantes se dieron a comienzos del siglo anterior. Aqu encontramos Ia huelga solidaria de 1904 que comprometi a toda la ciudad de Callao. Teniendo por misin la instauracin de la jot-nada diaria de ocho horas de trabajo. La huelga de 1902 emprendida por los azucareros de Casa Grande persegua el mismo fin, extendindose rpidamente a los otros ingenios azucareros del norte del pas. A consecuencia de la repeticin de estas huelgas, que a nivel nacional se venan ejecutando, por ser de solidaridad, perseguan el mismo logro reivindicativo de la abolicin del sistema de enganche, as como el establecimiento d Ia jornada de 8 horas. Ante estos hechos, inditos por cierto, el gobierno no tuvo ms remedio que promulgar Ia L. No 1183 por Ia que aboli el sistema de enganche, deci