forum vol. 1 agosto-1982-junio 1983
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8/18/2019 Forum Vol. 1 Agosto-1982-Junio 1983
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REVIST DEL COLEGIO UNIVERSIT RIO TECNOLOGICO DE RECI O
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8/18/2019 Forum Vol. 1 Agosto-1982-Junio 1983
2/33
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ADMINISTRACION DE COLEGIOS REGIONALES
COLEGIO UNIVERSITARIO TECNOLOGICO DE ARECIBO
Dr. Ismael Almod6var
Presidente
Ing. Carlos E. Reoyo
Rector
Lcdo. Marcos A. Morell
Director y Decano
Revista Forum
Colegio Universitario Tecnol6gico de Arecibo
Universidad de Puerto Rico
Apdo. 1806 - Arecibo, P.R.
REVISTA DEL COLEGIO UNIVERSITARIO TECNOLOGICO DE ARECIBO
Af~C,, VOHtStOR1GO UpRA
B t8\..\ O ,EC A
VOLUMEN 1 - ARECIBO, PUERTO RICO
AGOSTO, 1982 - JUNIO, 1983
UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
ADMINISTRACION DE COLEGIOS REGIONALES
COLEGIO UNIVERSITARIO TECNOLOGICO DE ARECIBO
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IN I E
MARCOS A. MORELL: Presentacion ix
I. INVESTIGACION
JULIO AM ELLER VACAFLOR: Un nuevo ambito de experiencia
social en la Europa Occidental del Siglo XII. 1
FRANCISCO CATALA OLIVERAS: Vision de conjunto de la
economla puertorriqueiia ; 15
SERVANDO MONTANA PELAEZ: Las oscuras ralces
de la metaflsica 31
HECTOR OTERO BURGOS: Antecedentes dostoievskianos
del concepto de superhombre en Nietzche 47
MARGARITA AGOSTO DE FERNANDEZ: EI principio de
relatividad lingiHstica de Benjamin Lee Whorf 51
PRISCILLA ROSARIO DE FRANQUI: Ac~rcamiento a la
estructura de La muerte de Honorio de Miguel
Otero Si Iva 67
OBDULIO LEBRON SEGUI: EI uso del tiempo en La muerte
de Artemio Cruz de Carlos Fuentes 77
MIGUEL BARROTO RECIO: Tres personajes femeninos: Pepita
Jimenez Rosalia Pipaon de la Barca y la hermana
San Sulpicio 91
IRENEO MARTIN DUQUE: En torno a la Vision de Anahuac
de Alfonso Reyes 107
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THAN PORTER MCGINN: Venn diagram of n curves 191
II. CRE CION L TER RI
MARTITA RIVERA: EI caminante 195
Las ilusiones 196
ROSA GONZALEZ MUNIZ: Poemas I II III IV 197
Renuevos 199
DANTE PASQUINUCCI: From the sea cliffs in Arecibo 201
Jlbaro 202
The crest of young Luis Ponce de Le6n 203
SERVANDO MONTANA PELAEZ: Canto de Gloria .............• 205
ILKA ESTEVA TAVAREZ: Mariana alas seis 209
aBOULIa LEBRON SEGUI: Silencio 211
DANTE PASQUINUCCI: The face of Lolza Aldea 213
III. RESEN S DE LIBROS
PEDRO J. ARANA GARCIA: Critical Reasoning: Understanding
.and Critizing Arguments and Theories 215
SERAPIO FERNANDEZ MINGUEZ: La Economla en el Mundo:
Ayer y Hoy 217
aBOULIa LEBRON SEGUI: Comunismo en la Biblia 221
Colaboradores .. 222
PRESENTACION
LArevista FORUM es una publicaci6n del Colegio Universitario
Tecnol6gico de Arecibo de la Universidad de Puerto Rico. En este
primer numero se manifiesta evidentemente su afan investigativo
y creativo.
En el presente ano academico nuestra instituci6n celebra su
Decimoq/Jinto Aniversario de su fundaci6n. Tres lustros han pasado
sin que nuestra facultad tuviese un vehiculo de expresion de carac
ter profesional. Hoy aparece como una primicia de madU/:ez esta
revista cientif ica con sus estudios formales sus articulos de cre
acion literaria sus composiciones poeticas
y
sus resenas
y
criticas
literarias.
En nuestra revista FORUM dada la variedad de los programas
academicos que se ofrecen en el colegio tienen cabida todos los
trabajos ineditos de nuestros profesores en el campo de la Literatu
ra LingOistica Humanidades Sociologia Educacion Cultura His
toria Tecnologia y Ciencias.
La variedad
y
excelencia de este primer numero de FORUM son
una clara manifestacion de la creatividad
y
dedicacion de nuestros
profesores quienes ademas de impartir la ensenanza en las aulas
contribuyen a la divulgacion de los estudios realizados. Deesta for
ma el estudio silencioso y dedicado de nuestra facultad -siguiendo
ellema agustiniano de unidad dentro de la variedad - cobrara una
mayor conciencia de su profesionalismo
y
de calidad intelectual.
Esperemos que este reto de superacion academica sea algo
inherente de todos nuestros profesores que laboran en la docencia
a nivel universitario. Sabemos que todo comienzo es dificil pero no
cabe duda que este esfuerzo inicial sera la semilla fructffera que
germine nuevas ideas proyecte nuevas metas e inspire nuevos ani
mos en la academia universitaria.
iOjala que cada numero de FORUM que aparezca
s
convierta
en un exponente indiscutible de ese profesionalismo
y
dedicaci6n
de todos los integrantes de nuestra facultad. FORUM pretende ser
extension educacion continuada catedra en el camino por medio
de su consagracion al mundo de las letras ya la investigacion rigu
rosa. Por eso damos hoy la bienvenida FORUM y Ie deseamos el
mayor de los exitos en los numeros venideros.
Marcos A. Morell
Director
y
Decano
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UN NUEVO AMBITO DE EXPERIENCIA SOCIAL
EN LA EUROPA OCCIDENTAL DEL SIGLO XII
Julio Ameller Vacaflor
Puede afirmarse que hoy en dia 105 historiadores comparten un
acuerdo general al considerar la decimosegunda centuria como
una epoca durante la cual se manifiestan ciertos procesos conver·
gentes que terminaron por configurar un tipo cultural de organiza-
cion de caracteristica predominantemente urbana
y
con una base
eco~nomica mercantil Se trata de un tipo de organizaci6n cultural
que no solo sera caracteristico en Europa desde entonces en ade-
lante sino que tambien ejercera una creciente influencia en otras
regiones del mundo Nos referimos a ese tipo de organizaci6n
cuando hablamos de un nuevo ambito de experiencia social en el
siglo XII
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Los barones franceses y espanoles ampliaron su esfera de
influencia al sur de
5
Pirineos haciendo retroceder a
5
musul-
manes. Los reyes ingleses y sus huestes feudales se apoderaron de
la mayor parte de Gales Irlanda y Escocia. Los escandinavos
fueron cristianizados paulatinamente. La frontera germana se
desplazo mas hacia el Este. Las Cruzadas aseguraron el Mediterra-
neo para la navegacion y el comercio occidentales.
Esto no constituyo tan solo un proceso politico militar sino que
tuvo tambien dimension economica. EI comercio entre Europa Oc-
cidental Bizancio y el Islam habra sufrido un desequilibrio que
afecto las reservas occidentales de oro casi agotadas. Hacia el
siglo XlIlse alcanzo un nuevo equilibrio debido al incremento gene-
ral en la productividad de la economia occidental cosa que ya
puede advertirse entre
5
siglos XI YXI1.2
Durante este periodo no solo se consolidan las fronteras sino
que desde el punta de vista economico el area circunscrita tam-
bien resulta mas efectivamente aprovechada. Por el lo se ha dicho
que el periodo que estamos tratando presencio una verdadera colo-
nizacion interior.
Puesto que la economra europea medieval era preponderante-
mente agricola tuvo particular significacion economica el incre-
mento de la superficie de los terrenos cultivables. EI incremento en
la superficie cie labrantios en las regiones septentrionales se debio
principal mente al despeje de nuevos terrenos mediante la tala de
bosques y el drenaje de zonas pantanosas que sumaban asi re-
cientes campos a las areas cultivadas ya existentes. En cambio en
las regiones australes ello fue principal mente resultado de utilizar
de un modo nuevo la tierra que exhausta habia sido dejada en bar-
becho.
EI uso intensificado de 5 recursos agricolas fue paralelo al
proceso de urbanizacion. Las ciudades lIegaron a convertirse en
mercados y proveedoras de servicios para la zona rural circundante
que se volvfa cada vez mas productiva. Como resultado se funda-
ron nuevos poblados y las ciudades de origen romano que se habian
convertido en meros centros politicos y administrativos por la per-
dida de sus funciones economicas distintivas como consecuencia
de la crisis economica sobrevenida por la di slocacion del imperio
recuperaron
expandieron sus actividades mercanti les. EI creci-
miento de la productividad del sector rural tendia a confirmar el
proceso de urbanizacion 10 cual a su vez repercutia sobre la
Southern R
W.
The making of the Middle
Ages.
Princetown: Arrow Books 1959
2
productividad agricola en aumento. Por 10tanto la conjuncion de
ambos procesos se veia reforzada reciprocamente en una espiral
creciente.
No todas las ciudades tenian como funcion principal la de ser-
virle de mercado alas campinas circundantes; tambien habia
ciudades que se conectaron con el comercio de exportacion. Estas
ciudadesalcanzaron un nivel aun mayor de desarrollo economico.
Encontramos entre ellas a
105
emporios marit imos e industriales de
Flandes e Italia.
La interaccion y refuerzo mutuo entre la ciudad y la campana
explica el hecho de que las ciudades y sus gobiernos comunales se
transformaron en nuevos centros de poder politico en el seno de
unasociedad que hasta ese entonces estaba dominada de manera
exclusiva por la aristocracia terrateniente. Los nuevos grupos de
influencia politica con base enlas ciudades y ala cabeza de
105
re-
cursos economicos derivados de las actividades comercial y manu-
facturera encrecimiento parecen haberse desarrollado sin pre-
siones por parte de los grupos tradicionales de poder. Los nuevos
grupos obtenlan su influencia polit ica de actividades econ6micas
que entonces eran recientes. Esas actividades no solo les abrlan
nuevas posibil idades a estos sino tambien a
5
grupos de poder
tradicionales que tenlan su base en la posesion de la tierra preci-
samerite a causa del caracter complementario que cobraba el cre-
cimiento de las actividades economicas urbana y rural.
No pasara mucho tiempo sin que se haga sentir la presencia de
los nuevos grupos sociales en la escena politica. Los grupos
nuevos iran organizando gradualmente nuevas estructuras poll ti-
cas tales como la ciudad Estado italiana
las Comunas municipa-
res de Francia y 5 Paises Bajos estructuras que resultaban nove-
dosas dentro de la organizacion poll tica de Indole feudal donde la
posesion de la tierra era determinante de los derechos politicos y
administrativos. Por esta razon
105
nuevos grupos burgueses
secundaran la polltica antifeudal de
105
reyes que tenia por meta
someter a los senores feudales a su autoridad regia y hasta apoya-
ran losesfuerzos de algunos grandes senores feudales cuando se
propongan obtener mas cohesi6n para sus propios dominios
simplificando asi la en extreme complicada estructura social y poll-
t ica de la sociedad feudal. Tal complej idad era funci6n del caracter
hasta entonces aislado de las unidades sociales por entonces
existentes tales como las aldeas y fundos. Caracter aislado que a
su vez se relacionaba con la base economica de subsistencia.
Losgrupos burgueses tend ran por objetivo principallograr tanto
como fuera posible la mayor Iibertad y autonomia local respecto
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de las obligaciones feudales. Esta politica concuerda, de manera
un tanto parad6jica, con la politica feudal tradicional, porque se
trata de medidas que tienden a ladescentralizaci6n de la autoridad.
Sin embargo, por otra parte, la funci6n de mercado que desempeiia-
ba la ciudad ira a desembocar en un mayor grado de interdependen-
cia social y econ6mica, cosa que a su vez dara curso a un proceso
de centralizaci6n polltica conducente a configurar el Estado Na-
cional. Como resultante, este fen6meno pondra fin a la autonomia
local de que gozaban tanto el dominio feudal como las ciudades
Iibres.
Hemos bosquejado los efectos econ6micos y politicos del pro-
ceso de urbanizaci6n dentro de la estructura feudal de la sociedad
medieval. Debieramos ademas tener presente que este proceso hizo
sentir sus efectos no solamente en el area de las mercancias, sino
tambien en aquella donde circulan 10que cabria denominar ideas
en sentido lato: las noticias, informaciones, modas como asi tam-
bien las ideas propiamente dichas.
Las ciudades, medios de vida nuevos y grupos sociales nuevos. Los
grupos de poder nuevos: las comunas.
Hemos descrito someramente los acontecimientos que condu-
jeron a la expansi6n territor ial y econ6mica de Europa occidental
durante los siglos XI al XIII. Losprocesos convergentes que dieron
por resultado la consolidaci6n de Europa Occidental en cuanto en-
tidad cultural distintiva fueron, entonces, el afianzamiento de las
fronteras con las areas culturales circundantes y la ampliaci6n de
las superficies cultivables dentro de esos Iimites, con el consi-
guiente aumento del rendimiento agricola; el proceso de urbaniza-
ci6n; fundaci6n de nuevos poblados y revitalizaci6n de las ciuda-
des de origen romano; incremento consiguiente en el volumen de
intercambio, tanto interior como exterior. Entre los siglos XI YXIII
aparecieron en Inglaterra mas de un centenar de ciudades nuevas.
Tal numero bastaria de suyo para autorizar la afirmaci6n de que en
el lapso entre estos siglos se produjo un proceso de urbanizaci6n,
siendo este un aspecto de la expansi6n territor ial y econ6mica del
Occidente europeo.
EI proceso de urbanizaci6n significa que entonces aparecieron
comunidades netamente diferenciadas de la red de aldeas y domi-
nios rurales sobre los cuales ejercia su seiiorio la aristocracia terra-
teniente. La urbanizaci6n en curso determin6 que fuera configuran-
dose un nuevo ambito urbano de experiencia social, diferenciado
del conformado por la aldea rural, y que habra de ser el predomi-
nante en Europa Occidental.
La diferencia basica entre ciudades y aldeas rurales resulta del
hecho de que las ciudades obtenian sus recursos principales del
movimiento mercantil, la manufactura de mercancias y los servi-
cios.
Como resultado de los nuevos medios de vida aparecieron
nuevos grupos sociales, tal el de los comerciantes, los artesanos y
aun un incipiente proletariado industrial, en mayor medida rela-
cionado con la industria textil. Se ha Ilegado a sostener que el im-
pacto econ6mico que tuvo la industria textil a la saz6n es compa-
rable al que provoc6 la industria del carb6n en la epoca de la revolu-
ci6n industrial inglesa.
EIefecto econ6mico que produjeron las ciudades, sin embargo,
no es el unico fen6meno que debe tomarse en cuenta, pues en 10
que concierne a la cultura no material, se dieron otros fen6menos
dependientes de la urbanizaci6n en la sociedad del medievo occi-
dental.
Por dificil que sea medir el efecto que provoc6 en la cultura la
urbanizaci6n de la Europa Medieval, se torna posible detectar la
influencia que ejerci6 la atm6sfera urbana, si tomamos como refe-
renCia los cambios operados en las costumbres usos Y mores Y
las ideas. Este es el tema que precisamente.nos ocupa: el impacto
que sobre las ideas y las opiniones tuvo por entonces el surgimien-
to de ese nuevo domicilio de experiencia social.
La significaci6n ideol6gica 0 cultural no material de la urbaniza-
ci6n radica, ante toao,en~1 hecho de que las ciudades en cuanto
plazas de mercado tienden a fomentar la integraci6n social en uni-
dades cada vez mayores a medida que los centros urbanos tienden
a quebrar el aislamiento de las aldeas rurales, con 10cual el inter-
cambio de mercancias, modas y noticias se hace mas veloz y por
canales mas vastos. De ahi que algunas ciudades atrajeron cre-
cientes cantidades de estudiantes provenientes de diversas re-
giones que iban a la busca de uno de los nuevos servicios que su-
ministraba la ciudad, a saber, el medio de adquir ir una educacion
formal superior.
AI pronto se reconoci6 que las ciudades Iiberaban a los siervos
de los vinculos obligados de servidumbre feudal. Los nucleos urba-
nos eran espacios donde podian reemplazarse las relaciones
feudales por nuevas modalidades de interacci6n social.
A medida que se iba produciendo la urbanizaci6n, el desarrollo
del movimiento comercial y la manufactura, aparecia un nuevo gru-
po social, el de los burgueses, que diferia del grupo de poder tradi-
cional, la aristocracia terrateniente Ytambien diferia del grupo que
integraban los aldeanos rurales.
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La Indole distintiva de las actividades de los burgueses impli-
caba nuevos requerimientos que, a su turno, determinaban nuevas
iniciativas de orden institucional. Tenian necesidad de seguridad
para su capital, por pequeno que fuere; de un Derecho y una admi-
nistracion capaces de reglamentar las operaciones de una comuni-
dad comercial; necesitaban ser Iibres de trasladarse deun mercado
a otro en procura de sus intereses mercantiles. Debian liberarse,
pues, de las constricciones impuestas por la servidumbre. Encuanto
estas actividades desbordaban los IImites de los feudos y domi-
nios, se hizo sentir la necesidad de disponer de normas que pu-
dieran aplicarse en jurisdicciones mas vastas. Tal necesidad explica
la relevancia que entonces cobr6 el Derecho Romano, asi como la
reglamentacion de normas de intercambio para las guildas cor-
poraciones, y que compiladas mas tarde, formaron el Derecho
comercial codigo de usanza mercanti .
Estas fueron buenas razones, al decir de Miller,3 para que la
gente de la ciudad se procurara el poder de manejar sus propios
asuntos segun criterios afines a sus noveles y part iculares intere-
ses. Ello dio lugar a nuevos requerimientos polit icos que se refleja-
ron en la institucion de los gobiernos municipales comunas. Por
medio de la compra, la persuasion
aun de la revoluci6n, muchas
ciudades lograron efectivamente asegurarse alguna medida de
autogobierno. Tal autonomla se gan6, en la mayoria de los casos,
contra el derecho feudal de la aristocracia terrateniente, ya fuera
secular rel igiosa. Las ciudades equipadas ahora con sus r lios
tribunales y sus propios consejos municipales para asesorar y
aconsejar al Alcalde y otros funcionarios civiles, elegidos por los
burgueses, pudieron disponer la manera en que se gobernarian de
un modo Que armonizara co/,, sus actividades distintivas.
Este proceso poli tico (formaci6n de la Com una), del que existen
ejemplos que datan ya desde la segunda mitad del siglo XI, consti-
tuye las experiencias que, a nuestro juicio, dieron base a la creen-
cia en la capacidad del hombre para desarrollar, por su propio es-
fuerzo y guiado por la razon humana, un orden politico que no se
fundara en un orden sobrenatural trascendente. creencia que
para Garcia Pelayo puede advertirse en el siglo XII 1.4
Asi, pues, el proceso de urbanizaci6n fue tan creador en 10 poli-
tico como enlo economico. Nuevos hombres participaron en el pro-
ceso de toma de decisiones, compartiendo esas funciones con los
Miller op cit
4 GarcIa Pelayo M EI Reino de Dios arquetipo politico Estudios sobre las formas
pol/ticas de la Edad Media Madrid: Revista de Occidente 1959
representantes de los grupos de poder tradicionales: la aristocracia
terrateniente, militar y eclesiastica. Esos nuevos hombres fueron
capaces de crear un nuevo orden polit ico, a'veces en competencia
con los grupos tradicionales de poder; por tanto, les fue posible or-
ganizar la sociedad de acuerdo con sus intereses propios, expe-
r iencia que a su tiempo se reftejara en el plano de la reflexi6n con el
surgimiento de teorias tales como la del contrato social.
EI impacto de la urbanizaci6n en los grupos de poder tradicionales
Observemos ahora el efecto que tuvo el crecimiento de las acti-
vidades econ6micas sobre el grupo tradicional de poder: la aris-
tocracia terrateniente. EI efecto de tal proceso puede caracterizar-
se diciendo que vio modificado su papel de tal modo que, de grupo
principal mente rentista, paso a desempenar un papel administrati-
yo. Para evitarnos el cargo de una generalizaci6n que podria pare-
cer infundada, acaso sea mas apropiado decir que la situacion, tal
como esta registrada, proporcionara a algunos de sus miembros la
oportunidad de ejercer esas funciones administrativas.
La expansi6n de la superficie cultivable y la mejora de las tecni-
cas agricolas tuvo que repercutir en la adstocracia terrateniente.
As pues, Miller nos dice que constituiael grupo social con capaci-
dad para movilizar recursos que excedian las posibilidades de los
aldeanos, puesto que los senores podlan movilizar mayores recur-
sos que los disponibles para aquellos, siendo uno de tales recur-
sos, la fuerza de trabajo combinada de los aldeanos mismos. Como
ejemplo de aquellas actividades, recordemos la pollt ica de coloni-
zacion agricola y desarrollo economico emprendida por el conde
Adolfo de Holstein, el duque Enrique el Leon de Sajonia y el margra-
ve Albrecht de Brandeburgo. Estos nobles alemanes participaron
en el movimiento de expansion hacia et Este mediante la conquista
de las tierras ocupadas por los Eslavos, todavia paganos. EIconde
Adolfo y el margrave Albrecht favorecieron la diplomacia y la nego-
ciacion con los jefes Eslavos antes que las operaciones estricta-
mente militares, 10 cual hace decir a nuestro autor que esa actitud
era menos tradicionalista en 10militar y mas racional en 10econ6-
mico que la de Enrique el Le6n, cuya campana se realizo bajo el
concepto feudal de cruzada.5 Los tres, empero,adoptaron una
compleja poll tica de colonizaci6n y promocion econ6mica al punta
de emprender, inclusive, una campana de propaganda tendiente a
Marshall Klaget et al Twelve century Europe and and the Foundation of Modern
Society Wisconsin: University Press 1964
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asegurar el reclutamiento de campesinos de la Alemania y los
Parses Bajos, asr como a urbanizar las nuevas tierras y el desarrollo
del comercio. Para convencer a los siervos y campesinos de que se
trasladaran a las nuevas tierras, les garantizaron la libertad en los
nuevos asentamientos. Ello constituy6 un poderoso incentivo para
el asentamiento en las nuevas tierras en un momenta en que la
estructura feudal se iba consolidando en las zonas no perifericas,
10 cual provocaba una disminuci6n del numero de campesinos
libres en aquellas regiones donde el crecimiento demografico -uno
de los aspectos del proceso de crecimiento que estamos
esbozando- tambien ejercfa su presi6n sobre los recursos del
suelo.
Estos son ejemplos de polit ica e onomi esclarecida que di
fiere del papel tradicional potrtico-militar desempei iado por la aris
tocracia terrateniente. Papel que habfa hallado su consagraci6n en
el tipo ideal de defensores de la sociedad cristiana, que a su vez
justificaba el apropiarse de parte de las rentas territoriales sin que
ello implicara funciones efectivamente econ6micas.
La Iglesia, como parte que era de la aristocracia terrateniente,
tambien particip6 en el proceso de colonizaci6n agrfcola: Los mo
nasterios, en particular los pertenecientes a la orden del Cfster, de
sempei iaron un descollante papel en tal proceso. En raz6n de su
caracter corporativo, constitufan unidades econ6micas en las
cuales los monjes, en su mayorfa de origen aristocratico _y espe
cialmente los que ocupaban puestos directivos tales como abades
y otras autoridades en la instituci6n-- integraban un cuerpo geren
cial que estaba a cargo de la administraci6n y racionalizaci6n del
trabajo de numerosos campesinos Iigados a los monasterios en
cali dad de hermanos legos, en el caso de los monasterios cister
cienses, en calidad de siervos en otros monasterios.
La evoluci6n econ6mica de los monasterios, especial mente los
de la orden del Cfster, se encarril6 por vias racionales desde el punto
de vista economico, cosa que les garantiz6 el exito. Adaptaron su
organizaci6n a la economfa mercantil en el sentido de que ten
dieron a especializar y diferenciar su produccion. Construyeron
tambien una compleja infraestructura de mercados y medios de
transporte, medidas que les permitieron competir exitosamente en
la creciente economia
mercantil.6
Para un monasterio, esas eran actividades desacostumbradas
si se tiene en cuenta el tipo ideal del monasterio, definido como insti-
Thompson W Economic History of the Middle Ages New York 1931
8
tuci6n concebida especfficamente para que los monjes pudiesen
dedicarse de Ileno alas actividades del culto y a la contemplacion
devota. Vale decir que se definian como instituciones que hacian
factible la vida contemplativa (el ocio religioso) por oposicion a la
vida activa mundanal.
Si tenemos presente la politica de promocion economica IIeva
da a cabo por los miembros de la aristocracia militar terrateniente y
la racionalizacion de la actividad econ6mica en los monasterios,
tal vez podamos afirmar que los acontecimientos relacionados con
el proceso de expansion economica que se produjo entre los siglos
XI YXIII, repercutieron en todos los grupos de la sociedad medieval,
sea provocando un cambio efectivo en el papel de los miembros de
los grupos sociales ya existentes u ofreciendo oportunidades para
la formaci6n de nuevos grupos sociales distintivos.
Acabamos de ver como el ri tmo acentuado de la actividad eco
nomica en el Medievo Occidental a partir del siglo XI, poco mas
menos, dio lugar a que aparecieran oportunidades para el surgi
miento de nuevos grupos sociales distintivos. Aun mas, vimos
como esta coyuntura tuvo tambien su influjo sobre el papel social
de los miembros de grupos sociales mas antiguos, tal es el caso de
la aristocracia terrateniente. Sei ialaremos ahora, ateniendonos a la
obra de Tellenbach acerca de la reforma de la Iglesia,7 el efecto que
tuvo la mayor dinamica social de la epoca sobre la Iglesia desde un
punta de vista institucional eclesiastico
y
no solo con referencia a
la base economica de la instituci6n.
Latesis de Tellenbach sostiene que la Iglesia adopta una politica
activa de afirmacion institucional durante los siglos XI al XIII, poli
tica que tuvo por resultado un cierto reajuste en la estimacion por
parte de aquella, de la vida activa en cuanto diferente de la vida
contemplativa (0, como se 10 expresaba entonces, en las actitudes
tlpicas de Marta y de Maria).
La Iglesia tenfa como funci6n institucional primordial, la de cris
t ianizar la sociedad. Esa funci6n implicaba que la sociedad acepta
se la creencia de que el mundo era esencialmente transitorio y
que por consiguiente, los valores seculares no constituian la final i
dad ultima. Asi pues, la vida mundanal debia orientarse hacia los
valores etemos y ultimos. Alas actividades mundanas, los cris
tianos debian anteponer una vida de castidad, humildad, caridad y
contemplaci6n.
7
Tel/enbach
G
Church State and Christian Society at the Time of the Investi ture
Contest Oxford: University Press 1979
9
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Bh:m
pronto la
Iglesia
se persuadi6 de que no. todos los cris
tianos eran capaces de realizar el ideal cristiano de vida con el mismo
grade de perfecci6n. Los monasterios, pues, se establecieron en
calidad de instituciones sociales destinadas a posibil itar el ejerci
cio de las virtudes cristianas a un grupo de individuos, sustrayen
dolosa
las
preocupaciones de la sociedad secular. El lo origin6, a
su vez, la divisi6n del clero en 6rdenes regulares y 6rdenes secula
res, cada una con funciones propias. Se consideraba a los monjes,
las 6rdenes regulares, como actores de la vida ascetico-monacal y
como agentes especia/izados, por medio de la acumulaci6n de me
ritos, en la salvaci6n del mundo. EI clero secular era la orden que
debla actuar dentro del mundo, la sociedad misma; era conside
rado tutor necesario de la debilidad humana y administrador de los
sacramentos: medio magico a traves del cualla gracia de Dios con
firmarla a los hombres en su fe y en sus intentos por lIevar una vida
cristiana como miembros de una sociedad cristiana.
Desde el punta de vista 16gico,a partir de las funciones de cada
una de las 6rdenes, se desprenden dos actitudes con respecto al
mundo: la de abandonar el mundo (actitud que podia extremarse
hasta un contemptus mundi) y la de conducir el mundo hacia el
ideal cristiano. De ambas actitudes hal/amos muestras en los sec
tores de la reforma de
la
Iglesia como el clero regular, el
c/ero
secu
lar y el Emperador.
En 10basico, la reforma de la Iglesia constituy6 el esfuerzo por
afianzar la preeminencia institucional de la Iglesia en el seno de la
sociedad medieval. Este esfuerzo l/ev6 a la Iglesia a adoptar una
politica activista por encima de las actitudes que la alejaban del
mundo . Claro es que se trataba de una politica activista que iba
en procura del ideal ascetico cristiano; dicho de otro modo, en pos
de las virtudes contemplativas.
Segun el encuadre dado a este trabajo, deseamos destacar el
hecho de que esta politica activista por parte de
la
Iglesia esta en
consonancia con el espiritu activista de la epoca
0
antes bien,
consti tuye uno de sus casos concretos.
Por una parte, debe advertirse que por definici6n de las actitu
des y funciones basicas de la clerecia, tanto regular como secular,
debiera esperarse que tanto el clero secular como el Emperador hu
bierandesempefiado un papel predominante en el proceso de refor
ma de la Iglesia; preeminente,
vale
decir, por sobre los miembros de
la clerecia regular. Pero si tomamos en cuenta el papel hist6rico de
sempefiado por estas fuerzas, veremos que 6rdenes monasticas
tales como la de Cluni y la del Cister han estado comprometidas
muy activamente en este proceso, y han respaldado resueltamente
10
los esfuerzos de los papas reformistas, a punto tal de dar Iideres
tan renombrados como San Pedro Damiani, el Cardenal Humberto y
San Bernardo. Por otra parte, muchos obispos (miembros del clero
secular) y a veces en su mayoria, se opusieron alas tentativas de
los Papas reformistas. Esta es una de las razones de que la clerecia
regular, las 6rdenes monasticas, ganaran en prestigio social desde
el siglo XI en adelante. Hecho que tuvo su repercusi6n en el desen
volvimiento de las ideas durante el periodo que nos ocupa, porque
el prestigio enaltecido de los vaiores ascetico-monasticos coinci
di6 con un renacimiento del espiritu especulativo y racionaHsta.
Esta coincidencia produjo choques de opini6n que, en los terminos
de la epoca, dieron lugar a acusaciones de herej ia en general esgri
midas por miembros de la clerecia reformista contra los intelec-
tuales.
Mas aun, reparemos en que la adopci6n de una polit icaactiva
por parte de la Iglesia con miras a una afirmaci6n institucional, for
zosamente tenia que provocar algunas contradicciones. Contradic
ciones que se originaban en una combinaci6n de actitudes orienta
das hacia el otro mundo
0
alejadas del mundo de la acci6n y de
las necesidades dictadas por una politica que apuntaba a esta
blecer un centro de poder. Estas contradicciones Y tensiones son
especial mente visibles en Iideres monasticos tales como San Ber-
nardo,
Tambien cobran relevancia al tomar en cuenta el hecho de que
el papado buscaba aliados entre los miembros de los nuevos gru
pos sociales form ados sobre la base de la economia monetaria de
las ciudades y que se dedicaban, por consiguiente, a ocupaciones
mundanas . De otro lado, est a alianza no resulta tan sorprendente
en terminos sociales y poli ticos si tenemos presente que la reforma
de la Iglesia, en razon de sus tendencias central izadoras, fue anti
feudal encierto modo. Asi, Gregorio VII tuvo que procurarse aliados
en el mundo del dinero y el comercio, en los recientes grupos de
poder, antes que en los grupos del poder tradicional feudal.6
Debe recordarse que los comerciantes, y los prestamistas de di
nero, en especial, carecian en esa epoca de un status cultural posi
tivo dentro del marco de valoraciones que sostenia positivamente
la cosmovision cristiana feudal. En el periodo que estamos estu
diando, la sociedad era vista como un compuesto integrado sola
mente por tres conglomerados sociales que gozaban de un rol que
Le Goff
J
Mercaderes
y
Banqueros de Ja Edad Media Buenos Aires: Eudeba
1961
11
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la.vultura sancionaba de modo posit ivo: los clerigos; los militares y
10s lervos (oratores, bellatores, laboratores). Los comerciantes y
Igsartesanos ( Ias clases medias )no tenlan ubicaci6n distintiva
dentrQ de la jerarqula social.
AI serialar las nuevas funciones de la aristocracia terrateniente,
lamilitar y la eclesiastica, asl como la polltica de la reforma de la
Iglesia, nuestro prop6sito ha side poner de rel ieve que el esplri tu
activista de la epoca repercuti6 sobre los grupos sociales que ya
hablan adquir ido su propia identidad social con anterioridad a que
se produjeran los procesos que estaban modificando la sociedad
medieval, haciendo de el la una estructura social de tipo mas dife
renciado. Los nuevos grupos sociales tuvieron que reflejar, desde
luego, en su caracter social eil lamado espiritu activista de la epoca
puesto que en gran medida estaba consti tuido por las propias acti
vidades peculiares de esos grupos.
Era de esperar, pues, que el esplritu activista de la epoca se
dejara sentir tanto en los grupos sociales tradicionales como en los
de formaci6n reciente, casi por definici6n, puesto que ambos gru·
pos estaban inmersos en la misma situaci6n hist6r ica.
Cabe recordar, a prop6sito, el concepto de Friedrich Heer sobre
la sociedad abierta del siglo XII, a fin de resumir los procesos que
hemos delineado mas
arriba.9
Apertura que era mas evidente en el
siglo XII, nos dice Heer, que en los siglos XIII YXIV, pues en aquel
entonces la sociedad medieval vio consolidada su estructura, des
pues de una laxitud a que dieron lugar los cambios que, hasta el
siglo XII, hablan provocado el caracter abierto de la sociedad me
dieval.
Este es, sin duda, un punto de vista novedoso que pocos alios
antes se hubiese juzgado impropio 0 demasiado extremoso; no
obstante, resume adecuadamente la situaci6n social derivada de
los procesos mencionados. Asl y todo, sin menoscabo del valor
esencial de tal concepto, tambien debieramos establecer algunas
precisiones que 10hagan hist6ricamente mas cabal.
En tal senti do, debemos recordar que la apertura de la Europa
del siglo XII no es una caracteristica resultante de una elecci6n ra·
cional. tomada en procura de tal resultado. Antes bien, es el efecto
de una situaci6n fluida en que se desemboca por la novedad de
ciertos desarrollos. 5i tomamos en cuenta la opini6n pubica de la
epoca, puede verse que las pollticas culturales estaban dirigidas al
logro de una situaci6n monolitica 0 cat61ica antes que a una si-
Heer F. EI mundo medieval Europa 1100 1350.Madrid: Ediciones Guadarrama
1963
12
tuaci6n plural ista. Por consiguiente, si existe algun grade de aper
tura podemos afirmar que existe en contradicci6n con las ideas
expllcitas predominantes.
Ciertos procesos sociales hablan forjado el advenimiento de
oportunidades aptas para emprender albures comerciales, habian
favorecido la movilidad geogratica, asi como la movilidad social de
la poblaci6n dentro de ciertos Iimites; pero todas estas circunstan
cias no fueron producto de normas concebidas sistematicamente
para fomentarlas, sino que ocurrieron aun a pesar de estar en
contradicci6n con algunas expectativas sociales inculcadas.
Como en cualquier otra situaci6n de cambio social ~eloz, no existia
un conjunto de normas formales que sancionara activ idades que
estaban convirt iendose en una posibil idad social pero que, por otro
lado, todavia no resultaban culturalmente aceptables 0 institu
cionalizadas.
Por tanto, podemos afirmar que la sociedad del siglo XII era una
sociedad abierta de hecho, pero no 1 era en idea de derecho, tal
como se proclaman las sociedades contemporaneas.
13
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VISION DE CONJUNTO DE LA ECONOMIA
PUERTORRIQUENA
Francisco Catala Oliveras
EI Cuarto Piso
Jose Luis Gonzalez el exceJente narrador puertorriqueno radi
cado en Mexico ha escrito un interesante ensayo de interpretaci6n
hist6rica ··EI pais de cuatro pisos ..
que a nuestro juicio ha cobrado
mayor pertinencia ante la agudizaci6n del desajuste estructural de
nuestra economia.
Segun Gonzalez el primer piso de Puerto Rico se asent6 sobre
unas bases culturales afroantillanas que maduraron durante los
primeros tres siglos de historia poscolombina. Luego durante el
siglo pasado arribaron a nuestras costas dos olas inmigratorias
que configuraron el segundo piso socio-econ6mico de la isla. La
primera fue de refugiados peninsulares de las colonias que lucha
ban por su independencia; la segunda ya de mediados de siglo en
adefante estuvo compuesta de los corsos mallorquines y catala
nes que protagonizaron la colonizaci6n de la montana convirtien
dose en la clase forjadora de las haciendas de cafe.
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~.~_,~JaiDlJ»'8C4ldentes: aJrededor de 28 por ciento
aftueb~JtqtJ arae-f
1970era de 1,658 millones, lIega para
ekt9~. j,094 mUlones. Para el ano fiscal 1981ascendi6 a 7,511
muA,ones(vease Tabla 3). EI 76 por ciento de esta deuda - 5,720
I1JUJones- corresponde alas corporaciones publicas. Sin embar
go, a pesar de este esfuerzo y de la inyecci6n de transferencias fe
derales, la economia de Puerto Rico ha logrado una recuperaci6n
real.
Los hilos conductores
Senalamos al comienzo que la economia de Puerto Rico es fun
ci6n de dos hilos conductores: el de la dependencia y el de la
extracci6n de ganancias.
Por el primer hila fluyen los desembolsos del gobierno federal
de Puerto Rico. Estos incluyen aportaciones federales al sector
publico, transferencias a las personas y a los negocios, y gastos de
operaci6n de la agencias federales. Valga aclarar, que no se debe
establecer una ecuaci6n entre dependencia y beneficiencia. No pa
semos por alto que estos desembolsos incluyen derechos ganados
por los puertorriquenos como pensiones, beneficios de veteranos y
segura social. Ademas, se incluyen los gastos de operaciones de
agencias federales. No obstante, el grueso de los desembolsos
corresponde a transferencias a las personas (Tabla 4).
Estos desembolsos han aumentado considerablemente durante
la decada de 1970. En el ano 1969-70, el coeficiente de desembol
sos federales netos respecto al producto bruto era de 10.4 por cien
to. Para el ano 1980-81, en que los desembolsos ascendieron a
3,405 millones, dicho coeficiente se aproxim6 al 30 por ciento.
EI otro' hilo, 0 el otro lado de la moneda, esta constituido por el
sector productivo de Puerto Rico. Durante el198110s pagos a facto
res externos 0 rendimientos de capital totalizaron 53,823 millones.
Esto no es otra cosa que ganancias, dividendos e intereses
extraidos de la economia puertorriquena. La mayor partida de este
rengl6n corresponde a los rendimientos de inversiones directas, en
particular ganancias retenidas por empresas que operan como su
cursales 0 subsidiarias de casas matrices extranjeras. EI incremen
to en los pagos a factores externos durante la decada del 1970 ha
sido notable (vease Tabla 5). Claro esta, en esto esta montada la po
Iitica de industrial izaci6n de Puerto Rico.
EIrengl6n de rendimientos de capital aument6 de 593 millones
para el ana fiscal 1969-70a 3,823 millones para el ana fiscal 1980
81. Como coeficiente respecto al Producto Bruto, ha aumentado de
12.6 por ciento a 32.5 por ciento.
Hay que consignar tambh~n que los desembolsos, que citara
mos al considerar el hila conductor de la dependencia, no se tradu
cen integramente en estimulo productivo en el pals. Seescapan via
las importaciones de articulos y servicios. Adviertase que el deficit
en la cuenta comercial registrado en la balanza,de pagos aument6
de 1,276 millones en el ano 1970 a 5,345 miliones en el1981 (ve
ase Tabla 5). Como coeficiente respecto al Producto Bruto esto
representa un 27.2 por ciento y un 45.4 por ciento respectivamente.
EI deficit comercial es cancelado en la balanza de pagos por las
transferencias unilaterales y poi' el movimiento deC8pltai hacia
Puerto Rico (vease Tabla 5). Para el ano fiscal 1981estos renglones
ascendieron a 3,252 millones y 2,07,1millones respeotivamente.
Resulta significativo que durantelos ultimos anos, el movJrnien
to neto de capital hacia Puerto Rico no ha dado senales dercreci
miento yes, a diferencia de la situaci6n que prevalecla antes'del
ana 1976, mucho menor que el pago a los factores extern08.=,Um
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de forma creciente, la inversi6n en el desarrollo del sector militar
estrategico.
Este programa de Reagan ya esta afectando directamente el
hilo conductor de la dependencia. Baste citar la eliminaci6n del
Programa C.E.T.A. y de la Administraci6n de Desarrollo Econ6mico
Federal. EI Programa C.E.T.A., eliminado en octubre del 1981, IIeg6
a emplear a 31,000 personas. Otro recorte de gran impacto es el del
Programa de Cupones de Alimentos, en el que se vislumbran conti
nuas reducciones. Anadase a estos 10que podriamos denominar
recortes miscelaneos en programas de asistencia legal, educaci6n,
salud y vivienda.
Demas esta decir que el impacto de este cortocircuito sera ge
neralizado. Adviertase que 10que es relativamente marginal en ei
caso de Estados Unidos, donde, por ejemplo, en su estado mas
pobre no estan acogidas al programa de alimentos mas del10 612
por ciento de las familias, es de caracter inclusivo en Puerto Rico,
donde mas del 50 por ciento de sus familias estan cobijadas por
dicho programa. Definitivamente, si el ingreso promedio por fami
lia, a precios constantes, ha disminuldo durante los ultimos anos
-a pesar de la inyecci6n de transferencias-, mas va a disminuir
ahora que ese hilo conductor esta siendo recortado. EI efecto mas
palpabte va a ser en el crecimiento del desempleo. No pasemos por
alto que el recorte de fond os afecta la infraestructura del pais, tan
to en la dimensi6n de su conservaci6n como en la ampliaci6n. Esto
no podra ser compensado por la emisi6n de deuda -tal y como se
hizo en el primer quinquenio de la decada del 1970- porque ya se
ha lIegado a niveles criticos en la misma, aparte de que tal medida
no provee una soluci6n de fondo.
Podrra argOirse que la alternativa es recurrir al otro hila conduc
tor: el de la extracci6n de ganancias, 0 explotaci6n que, despues de
todo, constituye el estimulo central para la industrializaci6n. Pero,
como ya senalaramos, este hila tambien esta sobrecargado. Ade
mas, no esta aislado de la polltica de cortocircuito de Reagan.
EI atractivo de Puerto Rico oara los inversionistas extranjeros
es funci6n del diferencial de ganancias con Estados Unidos. La in
dustria manufacturera en Estados Unidos tiene una raz6n promedio
de ganancias -ventas poco mayor de un 5 por ciento-. En Puerto
Rico -como consecuencia de la exenci6n contributiva y del dife
rencial salarial-3 dicho indicador de beneficios sobrepasa el 25
EI jomal promedio por hora de los trabajadores de produccion para el ana f iscal980 fue de 13 85 cuando el mlnimo estatutario federal era de 13 10 Para el mis-
mo ano el jomal promedio pagado en Estados Unidos fue de 16 94 EIde Puerto
Rico equivalla al
55 5
por ciento de este
por ciento. Las companias farmaceuticas generan los indicadores
de rendimiento mas altos. Valga senalar que toda comparaci6n
entre Estados Unidos y Puerto Rico debe considerar que en este ul
timo, mas que corporaciones manufactureras, 10que tenemos son
unidades de producci6n. Es por esto que la mayor parte de los gru
pos industriales de Puerto Rico tienen una raz6n de obreros de pro
ducci6n sobre total,de empleados mas alta que la prevaleciente en
Estados Unidos.4 Ademas, el valor anadido por d61arde n6minas es
mas alto en Puerto Rico que en Estados Unidos.
De todas formas, los programas de Reagan, en particular las
medidas de depreciaci6n acelerada de capital y las reducciones en
las contribuciones corporativas, tienden a reducir el diferencial de
ganancias entre Estados Unidos y Puerto Rico, disminuyendo asi el
atractivo como patio industrial de este. Las posibles revisionesa la
Secci6n
9365
-que permite la repatriaci6n de beneficios libres de
impuestos- tambien afectarian adversamente este segundo hila
conductor.
EIcuarto piso comienza a derrumbarse y ya no basta con alterar
la posici6n del mobiliario para dar con una soluci6n. Resulta lasti
moso que, aunque esta situaci6n se habia anticipado hace varios
anos, Ie haya correspondido al Presidente Reagan hacerla patente
por via de sus programas de cortocircuito.
Ahora resulta imperativo sentar las bases de un nuevo piso. No
podemos quemar etapas. Estamos obligados a partir de donde es
tamos. Pero, definitivamente, este piso sera falso si no son los
puertorriquenos Ia clase trabajadora de Puerto Rico los gestores,
los artifices, de su casa.
La Crisis Economica y la Accion Sindical
La voz de la clase trabajadora son sus sindicatos. Desafortuna
damente, a juzgar por los indices de organizaci6n en nuestro pais,
esta voz esta siendo ahogada. Esto no es un fen6meno extraordina
rio en las fases recesionarias de las economias de mercado.
La recesi6n empuja alas empresas a demandar menos fuerza
de trabajo, y exigirle a la que emplea incrementos en su productivi
dad. Los excedentes de fuerza de trabajo presionan sobre el merca-
La situacion en las empresas ptiblicas
es
muy distinta Enestas
se
ha entronizado
el control burocrat ico generandose un gran crecimiento en las IIneas de admi-
nistracion
y
supervisi6n EI caso mas notorio tiltimamente
es
elde laAutor idad de
Energla Electrica
5
Esta seccion del C6digo Federal de Rentas Intemas fue revisada durante e11982
La revision redujo la proporcion del ingreso pasivo exento
y
establecio unas dis-
posiciones mas estrictas en cuanto al manejo de los intangibles No nos deben
sorprender futuras revisiones
2
do-evltando que aumenten los salarios en la medida en que aumen
reconstruir nuestra economia y reducir la dependencia. Ya que la
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tan· los precios. Esta dinamica hace posible una redistribuci6n
regresiva de los ingresos en favor del sector propietario de capital.
Se convierte asi la inflaci6n en un mecanismo de defensa para sal
vaguardar los intereses del propietario del gran capital.
La crisis en los dos hilos conductores de la economia puertorri
quena -dependencia y explotaci6n- tiene el efecto ya descrito:
desempleo y exigencia de mayor productividad, conjuntamente con
deterioro en el nivel de vida. Por
10
tanto, hay que insistir en las me
didas reivindicativas para confrontar estos efectos inmediatos, e
iniciar un esfuerzo de caracter mas trascendental para vencer el de
sajuste estructural de nuestro sistema econ6mico. Esto, como anti
ciparamos, es una tarea sumamente dificil, pues no se trata mera
mente de atisbar la meta que se quiera alcanzar, sino de senalar
medidas especificas para despegar.
Las luchas reivindicativas -particularmente la salarial
deben estar montadas en un cuadro real dela situaci6n econ6mica
para asi evitar la ilusi6n monetaria de la fuerza trabajadora. De
hecho,
10
ideal seria negociar a partir de unos ajustes de inflaci6n
de suerte que el objeto de negociaci6n no fueran los ajustes nomi
nales.
Puesto que la mayor parte de las empresas manufactureras son
mas bien unidades de producci6n, es imprescindible la comunica
ci6n entre los trabajadores organizados de las otras unidades de
producci6n y de la casa matriz. Esto podria generar una modalidad
de negociaci6n coordinada que aumentaria considerablemente
tanto el conocimiento sobre la corporaci6n como el poder de rega
teo. Desafortunadamente, es precisamente en esas unidades de
producci6n donde resulta mas baja la organizaci6n sindical.
En adici6n alas medidas reivindicativas, hay que proponer y
gestionar programas que trasciendan el marco sindical, al menos
en su acepci6n mas estrecha. Hay que senalar opciones que viabili
cen la economia puertorriquena en funci6n de los intereses de la
clase trabajadora. Por
10
tanto, deben tener prioridad los mecanis
mos que amplien la base productiva del pais. Por otro lado, deben
combatirse aquellas medidas que, como los aumentos de las tari
fas de la luz y el agua, tienen el efecto de reducir los ingresos reales.
La ampliaci6n de la base productiva del pais debe ser una que li
bere a nuestra economia de los dos hilos de la dependencia y la
explotaci6n.
Puesto que el flujo de fondos del gobierno federal es, todavia,
una de las variables claves del sistema, deben iniciarse esfuerzos
para definir una politica de uso de fondos federales encaminada a
administraci6n del Presidente Reagan favorece la mecanica de las
asignaciones en bloque, se deberia aprovechar la coyuntura para
generar tal polit i ca.
Las aportaciones del gobierno federal al sector publico se cana
lizan alas agencias del gobierno central, las empresas publicas y
los municipios. Estas aportaciones sumaron durante el ano fiscal
1980-81 unos 1,338 millones. La mayor parte de los fondos recibi
dos por el sector publico se destinaron a proyectos y programas
-muchos de ellos a base de pareo de fond os por las agencias re
ceptoras- que no se ajustan alas prioridades que exigiria una
estrategia de reconstrucci6n y desarrollo econ6mico. Esto ha
contribuido a encerrarnos en un circulo vicioso en el que la depen
dencia genera mayor dependencia. Y como los recortes de Reagan
demuestran: no hay status mas inseguro que la dependencia.
En Puerto Rico nunca se ha definido una politica de adecuaci6n
tecnol6gica que sinton ice las actividades socio-econ6micas con fa
base de recursos del pais. Entendemos que esta es otra area que
merece explotarse para salvar las dificultades actuales. EI norte
debe ser una politica industrial que Ie de prioridad a aquellas
empresas que requieran pocos recursos energeticos y que sean
mas intensivas en el uso del elemento trabajo. Para salvar nuestras
Iimitaciones energeticas y comenzar la soluci6n a nuestros proble
mas econ6micos, se requiere explorar nuevos estilos de desarrollo
compatibles con la dotaci6n de recursos, el medio ambiente y los
valores del pais.
Este nuevo estilo de desarrol lo debe vincular los sectores eco
n6micos del pais, de suerte que no suceda como en el pasado, que
el crecimiento de un sector manufactura) presumia el languideci
miento de otro agricultura). La actividad agro-industrial debe ser
prioritaria, orientando un margen mas grande de nuestra produc
ci6n hacia el consumo interno v.g. sustituci6n de importaciones).
La integraci6n de los sectores y un creciente financiamiento inter
no son, en este momento, imperativos. Esto, aparte de ampliar la
base productiva, reduce la fuga de capital via la balanza comercial.
En fin, para que el movimiento sindical descargue sus respon
sabilidades, ampliando su base organizativa y ganando el favor po
pular, tendra que, aparte de definir los usuales esquemas reivindi
cativos para su matricula, establecer una mejor sintonia con las ur
gencias de toda la clase trabajadora y desarrollar programas que
empujen al sistema en una direcci6n compatible con sus intereses.
Esto exigira, cada vez mas, de mayores esfuerzos en las fases de
formaci6n e informaci6n.
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que las medidas aqu generalizadas se dan, al
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permitir que nuestro sindicalismo se convierta en una pieza mas
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TABLA 2
ESTRUCTURA LABORAL DE PUERTO RICO, 1976·80 en miles de personas
1976
977
978
979
980
- 79-8076-80
890
25617896
1.8
1.9
71836
8007
27
2.5
5.2
47
3
0
9412.8 ·6.4
133
44
56
26057
1.98.0 14044
50
55
52-1.9
8.5
dm. Publica
158
67
8089
02
6.9
7.8
Utilidades Publicas
46
9
002
4.0
13.0 121
26
38
42
49
4.93.0 5334
9
8
-2.0-9.4
1902139.521.0
172
89
81
71
69
1,975,047,146
,239
,300
44.85.04.8
3.73.3
TABLA 3
E PUERTO RICO, 1970·1981
millones de d6lares
-
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18/33
L S OSCUR S R ICES DE L MET FISIC
Servando Montana Pelaez
EI titulo puede parecer pretencioso y ademas de preten
cioso desproporcionado y sobre esto inexacto. Y quiza
10parezca porque 10sea porque 10sea a propio intento
porque pretenda atacar un problema descomunal desde
las perspectivas de unas sencillas sugerencias muy bre
vespor 10demas. Pero es que aunque solo sea quiero
plantearmelo. Tal vez con la esperanza de obligarme a re
pensarlo mas proporcionadamente en otra ocasion pos
terior.
AI contemplar uno desde esta atalaya de veinticinco siglos de
altura la riada de la hechura filosofica se Ie pueden ocurrir un sin
fin de preguntas
reflexiones suscitadas por otro sinfin de impre
siones.
Se Ie puede ocurrir por ejemplo preguntarse: i Por que ese afan
semisuicida del pensamiento de hurgar desesperadamente tras si
mismo aver 10que hay? i Por que ese aire de satisfaccion reflejado
en el rostro intimo de cada filosofo al otear tras los bastidores del
so de estrujarlas hasta el punta de darles la vuelta, apurando su
podriamos respondernos, como 10 hace Ortega en varias ocasiones
-
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quintaesencia y desechandolas a la vez?
Las preguntas que nos asaltan son infinitas. Como si no hu
biese mas que una sola pregunta infinita, inacabable, doblandose
sobre si misma, retorciendose continuamente sobre sus propios
goznes. Como si la vida, la verdad, el ser, las cosas, el hombre, Dios
mismo, no fuesen mas que un pure interrogante.
Pero, entre todas las preguntas que se me ofrecen, hay una que
-ya digo- me quiero, al menos, plantear por esta vez,y de una forma
explici ta. Es la de alguna manera formulada en el titulo.
Y
10
primero que hay que hacer es precisar un poco su formula
cion. No me pregunto sin mas por que ha nacido la metaffsica, ni
tampoco donde esta su origen, sino, mas bien, por que tantas meta
fisicas, y por que esta y la otra metafisica. Mas aun, me pregunto no
por la razon 0 raiz total de tantas 0 de tal metafisica, sino, redu
ciendo el campo, por las raices mas oscuras, solo por estas, si es
que las hay distintas de las que de algun modo se Yen.
Hay alguna oscura raiz que justifique la diversidad de las meta
fisicas, la peculiaridad de tal metafisica?
Y
si la hay cual es? 0
cuales son? Con esto pudiera ya considerarse planteada mi pre
gunta, y, para este proposito, vale de momento, aunque se Ira preci
sando a 10largo de estas cortas paginas. Ademas, no es necesario
precisarla mas aqui y ahora, porque ello seria ya una forma de res
puesta. Por otra parte, como casi siempre sucede, la formulacion
de una pregunta, su forma especifica de formulacion, presupone
que uno tiene guardada ya en el arcon del alma la respuesta aco
modada. Aunque, en este caso concreto que me ocupa, habra que
terminar -10se- con otra nueva pregunta: Es esta la respuesta?,
con 10que el proceso, ya indicado arriba, seguira hacia adelante,
siempre abierto sobre si mismo).
Y
hecho este toque de alarma, puestos ya en situacion de aler
ta, vamos a esperar el toro en medio del redondel, por peligroso que
esto sea. Aunque no sin dar antes unos capotazos de tiento, aver
por donde embiste.
AI preguntarnos por las ralces de la metafisica
-0
de un peculiar
metafisiquear- podriamos respondernos, como muchos se han res
pondido de alguna manera, que la raiz esta en el afan de encontrar
un fundamento incondicionado al saber, al ser 0 a la vida, una
arkhe anhypothetos al pensar 0 a la realidad. La metafisica -se
diria- es ataque continuo, guerra declarada alas hipotesis, a los su
puestos, a 10no consistente por si mismo.
Avanzando mas, pOdriamos preguntarnos entonces el porque
de este afan de busqueda del fundamento incondicionado.
Y
32
aunque ahora estoy pensando en su libro La dea del Principia en
Leibniz capitulo 271, que es la duda la perdida de una creen
cia al confrontarse con otra creencia
-0
con otra afirmacion, valdria
10mismo-, 10que hace surgir la duda, y, con ella, el naufragio inte
rior, y, con el, el afan de encontrar, como Ortega mismo dice, un
aparato ortopedico que supla est a quebradura 0 que la remedie.
Siendo esto asi -precisamente si 10es-, no habra sorpresa al
comprobar, mas tarde, que el nuevo aparato ortopedico en que uno
sesiente instalado tam poco es fundamento seguro, y habra enton
ces que buscar otro, y luego otro, y asi sucesivamente, hasta lIegar
a dudar ya de la validez de todos los aparatos ortopedicos, aunque
sin cejar por ello de seguir buscando, con tozudez, aver si por ca
sualidad se encuentra alguno que pueda aparecer como ajustado,
0 sencillamente, por el mismo afan 0 necesidad- de buscar y
buscar.
Pero nuestra pregunta no se queda aquf. No nos preguntamos,
en este caso, por la razon del quehacer metafisico -ni por el gene
ral ni por el peculiar de un determinado filosofo-, sino, mas bien -y
mas alla-, por la raiz del contenido metafisico, de la peculiar
hechura ortopedica de la metafisica, de tal metafisica: por que
tal filosofo considera como suyo determinado aparato ortopedico.
Y
a esto podriamos contestar de momento, y casi asombrando·
nos de que se nos haya podido hacer una pregunta tan ingenua,
que porque
10
ha creido verdadero
0
valido. Porque su razon, su en
tendimiento, su logica, su dialectica, su anal isis, su proceso men
tal, Ie han lIevado a anclarse en el puerto de tal principio que,
para el, es principio de verdad , 0 sea, en los dos sentidos de la
palabra, principio de la verdad, y principio en serio. Respondiendo
asi, desde luego, habriamos respondido con la misma ingenuidad
con que pensamos que se nos hacia la pregunta, y habriamos res
pondido bien.
Pero es que, en realidad, esa pregunta, de tan ingenua, de tan
transparente, no se queda en la mera superficie sino que esta refle
jando el fonda del manantial. Pues podria retorcerse sobre si misma,
o sobre la respuesta que hemos dado, y, agarrandonos por la sola
pa del pensamiento, acuciarnos a ir mas alia: por que tal filosofo ha
considerado a tal principio como principio de su filosofia, de su me
taflsica. Sorprendidos, pero enseguida recuperados, podriamos -y
normal mente podemos hacerlo con relativa facilidad-responder,
1
Ortega
y
Gasset Jose La Idea de Principio
en
Leibniz
y
la Evolucion de la teoria
deductiva Buenos Aires: Emece Editores
1958.
cap
27.
p 310 318
33
-
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20/33
asumiendo desde dentro el proceso mental del determinado fil6sofo
-participemos 0 no de al- y explicar c6mo, de esa manera, se I/ega a
tal principio como principio. Y, hasta si vemos alguna resquebradu
ra en el proceso, podemos ser capaces de explicarla por razones de
tipo hist6rico, de influencia del ambiente, de faltade poder analiti
co 0 expresivo en ai, etc.
Sin embargo, pienso que todavia nohemos respondido del todo
ala pregunta. Pues podria decirse: Bien, por ese camino, y teniendo
en cuenta esos tropezones, 0 ese coj~ar, se I/ega a tal tarmino. Pero
i no habria que pensar que en la pregunta que hemos hecho esta
implicada la de por qua se ha escogido tal camino? Porque i,es ver
dad que s610hay un camino? i No es verdad que se hace camino _
10hace cada uno, cada metafisico tambian- al andar ? sea i,que
10esta haciendo con su propia bUsqueda del tarmino 0 lameta 0 el
principio? i No querra esto decir que la meta final del camino -su
fundamento metafisico incondicionado- la ha hecho ai, consciente
o inconscientemente -quiero decir, planeada desde el comienzo 0
topada a la revuelta de una esquina, revuelta que ai, por la fuerza
misma de sus pasos, ha realizado-? i No querra decir todo que el
hallazgo se confunde con la bUsqueda? No, no estoy haciendo afir
maciones. Sencillamente, me hago preguntas. Aunque es verdad
que, al hacarmelas, estoy tambian yo pensando en una respuesta,
respuesta a la que tal vez vaya a dejar yo mismo prendida en el en
garce retorcido del interrogante.
Por eso -y siguiendo con la imagen taurina- vamos a jugarnos ya
el tipo con el toro, ensayando la faena de frente, al natural.
Para realizar esta faena es necesario, de algun modo, ejemplifi
car. En rigor, para realizar la faena completa habria que ejemplificar
paso a paso fodos los procederes metafisicos, 0 sea, tener en cuenta
la tensi6n hist6rica de toda la hechura filos6fica en todos y cada
uno de sus momentos 0 aspectos. Porque, en verdad, no es el mismo
el caso de Plat6n, por ejemplo, que el de Kant, por otro ejemplo, y
no s610 porque Kant sea un aleman del siglo XVIII y Plat6n un
griego del V A.C., sino por la bendita coincidencia de que entre Pla
t6n y Kant hay otra no pequeria diferencia: la existencia de Plat6n.
Pero, sin olvidar esto, vamos a dejarlo un poco de lado -si al al
cance de la mano, por si acaso-, y miremos s610 el aspecto de la
cosa al que nos estamos refiriendo. Sin que sea necesario hacer
constar -desde luego- que la historicidad rezumara. casi sin
quererlo -y /0 vamos aver enseguida- por todos los poros.
Tomemos. pues. un ejemplo. Un ejemplo doble. porque asi se ve
mejor la cosa, y porque es precisamente la doblez la que apunta
la nuestra pregunta. EIejemplo de Parmenides y Heraclito. Ejemplo
que tambian tom a Ortega en varias ocasiones, no s610 para expli
car el origen de la filosofia, sino tambian para dejar constancia
aunque sin ahondar en el problema aqui planteado- del hecho cu
rioso de dos fil6sofos contemporaneos que, lejos el uno del otro,
pero dentro de un ambito similar de familia, dan respuestas distin
tas -si no queremos decir Ias dos formas mas aRtag6nicas que es
dado imaginar 2 -para evitar el simplismo de las fOrmulas- a pre
guntas similares.
Asi pues, 10mismo Parmanides que Heraclito .y en este caso si
que tenemos que ser simplistas- se preguntan por la verdad del Ser,
o por el Ser verdadero, si queremos decirlo de otra manera. Y sus
respuestas son ·ya digo- al menos contrarias. Uno ·Parmenides- ve
el ser, 10verdadero, en eso que no cambia, que esta mas alia de la
apariencias cambiantes. Da de lade a estas como cosa de la opi
ni6n del vulgo, y se refugia -asumpto por el carro alado de las Hijafj
del Sol- en el temple del ser inm6vil y eterno. EI otro -Heraclito
impresionado por la contemplaci6n de la realidad que se presenta
inasible y multiforme, piensa que si, que precisamente eso que se
mueve es el ser, que el ser es cambiante.
Teniendo en cuenta esta contrariedad de opiniones, teniendo
en cuenta la contemporaneidad de ambos fil6sofos, aceptando
tambien la genialidad del uno y del otro, no es facil que podamos
explicarnos esta diversidad de soluciones diciendo sencillamente
que uno de ellos se ha equivocado de medio a medio, 0 que ha res
pondido asi por adversidad contra el otro, por surgimiento de la
duda al desaparecer su creencia en las afirmaciones del otro.
Y, al no contentarnos con esto, tenemos que ir mas alia.
Tendremos que decir, al menos, que en esta bUsqueda de 10ver
dadero, en esta cala del ser I/evada a cabo por dos grandes pensa
dores al mismo tiempo, cada uno se ha sentido impresionado por
un aspecto diverse de la realidad , cada uno ha mirado desde una
perspectiva diferente, y que, a traves de un analisis -0de un conjun
to de intuiciones categ6ricas, es 10mismo para el caso- ha conside
rado su perspectiva como la autentica, y el aspecto de la cosa visto,
como el verdadero.
Pero y las preguntas siguen incitando nuestra propia
busqueda- i,por que? i,Por que Parmenides, a traves de su propia
perspectiva, ha contemplado el Uno y 10Inm6vil como raiz del ser,
como Ser radical mismo, y Heraclito ha tenido la garra poderosa
2
Ortega Origen Epilogo de fa Filosof ia Mexico: Fondo de Cul tura Econ6mica
1960 p 73
como para no asustarse de que el Ser verdadero es 10Multiple y 10
rio, y nada del subsuelo, pero, en el fondo de sus palabras ·que sin
-
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M6vil? (,No sera que cad a uno de el/os tenia el ojo acomodado para
la visi6n -profunda todo 10que se quiera- de ese aspecto radical?
(,No sera que la caja de resonancia que es la mente de cada uno es
taba ya de antemano construida para vibrar ante una determinada
cali dad de sonido emitido por la realidad 0 -haciendonos eco de
otras formas de hablar- por sus propias cuerdas interiores? i,No
sera que ya antes de encontrarse con 10Uno 0 con 10Multiple esta
ban predestinados por una previa conformaci6n, a este en.
cuentro?
Yo dirla que sl, que la ralz visible de su metaflsica es el Uno 0 el
Mult iple, pero que hay otra oscura ralz -quiza por eso mas verdadera
ralz· que es la que amamanta su pensamiento y dirige su quehacer
filos6fico y configura la hechura de su pensar. Hay, por debajo de
su radicalismo antihipotetico, un supuesto, 0 una serie de supues
tos, no estrictamente conceptuales -aunque tambien, sin duda
sino de otro tipo. A estos supuestos, a fos que considero como os
curas ralces de la metaflsica, es a los que voy a Ilamar ·al menos
provisional mente- supuestos vitales , Y me atrevo a afirmar, gene.
ralizando, que estos supuestos no 5610se dan en el ejemplo que he.
mos tomado aqul, sino en todos y cada uno de 105fil6sofos, aun
que la .tarea de des-velarlos sea, en cada caso, muy diffcil, y no
digamos la de des-velarlos en todos y cada uno de 105fil6sofos.
Pero 10que sl se puede hacer -yen este trabajo voy 5610a suge
rirlo, porque la ocasi6n no se presta a mas- es apuntar su existen-
cia, y, tal vez, delinear sus rasgos generales.
Ya Ortega en varias ocasiones y de una forma indirecta -en es.
tos parentesis orteguianos es donde frecuentemente se hal/an
algunos de sus atisbos mas geniales-, se ha referido a esta cues
ti6n. De una manera mas expresa, 10hace en su Origen
y
Epilogo de
la Filosofia, al hablar precisamente de Parmenides y Heraclito.
Dice alii:
Enunciado con ultima sobriedad, se trata de esto: el pensamiento de
un pensador t iene siempre un subsuelo, un suelo y un adversario. Nin
guna de estas tres cosas son 10que, literal mente entendido, esta expre
so en el pensamiento de un pensador. Queda fuera, y casi nunca el pen
sador alude a ello. Sin embargo, actua en su pensar y forma parte de
131
Por eso, para entender a este hay que completarlo con aquello. Todo
texto es fragmento de un contexto inexpreso
3
Es verdad que aqul Ortega se contenta con constatar el hecho,
es verdad que 10aduce para explicar la comprensi6n de un texto,
es verdad tambien, que, luego, habla algo del suelo y del adversa-
3 bid p 76 77
36
duda se qued6 con ganas de ampliar, como se qued6 con ganas de
tantas cosas- me parece percibir un atisbo de 10que estoy precisa
mente tratando de decir aqui.
Y digo esto, porque hay otros varios textos suyos que parecen
abundar en la misma idea. Me refiero especialmente a uno de La
Idea de Principio en Leibniz que, por ser mas largo, es mas explici
to, y que, por el/o mismo, voy a reproducir integro:
Una filosof ia es siempre dos: la expresa, const ituicta por 10que el f il6
sofo quiere decir, y la latente; latente no solo porque el filosofo se la calle,
no nos la diga, sino porque tampoco se la dice a si mismo, y no se la
dice porque 131mismo no la ve. La razon de esta extrafia realidad doble
es que todo decir es una accion vital del hombre; por tanto, que 10pro
pio y ult imamente real en un decir no es 10 dicho 0 dictum 10 que he
lIamado el ideoma-, sino el hecho de que alguien 10dice, y, por tanto,
con ello actua, obra y se compromete (Us engage ). Ahora bien: una filo
sof ia nos aparece primero como un pure sistema de ideomas, ajenos al
tiempo y al espacio, con el caracter de dichos por un alguien anonimo
que no es nadie, sino mere sustrato abstracto del decir. Asi es como
sueIe estudiar las filosofias 10que por inocencia se ha lIamado Historia
de la Filosofia. Perosi repensamos en su integridad ese sistema de ideo
mas, encontramos que no termina en si mismo, que 105 ideomas expre
50S en 131implican, sin que el autor 10 advierta, otros de que nunca se ha
dado cuenta, pero que son precisamente 105 supuestos act ivos en 131
como hombre, y que Iehan lIevado a decir y a decir precisamente esa
su filosofia y no otra. De aqui que una filosofia tiene bajo el estrato de
sus principlos patentes e Ideomaticos otros latentes que no son ideo
mas mani fiestos a la mente del autor, justamente porque son el autor
mismo como realidad viviente, porque son las creencias en que esta,
en que es, vive y se mueve , como
105
cristianos en Cristo, segun San
Pablo. Una creencia no es un ideoma, sino un draoma, una accion vi
viente
0
ingrediente invisible de ella. Mirada desde sus causas latentes,
una filosofia es, no un sistema de ideomas, sino un s istema de ac
ciones vitales -de draomas-, y este t iene sus principios propios, distin
tos de 105patentes, y que son por esencia latentes .4
Como se ve, este texto es de 10mas revelador y mas explicito
para nuestro prop6sito. Bastarla cambiar la expresi6n supuestos
activos en el como hombre por la de supuestos vitales , y la de
causas latentes por la de oscuras raices , y tendriamos expre
sado por Ortega aqul 10que he venido diciendo hasta ahora.
Partiendo, pues, de aqui -admitiendo esta segunda fi losofla
como ralz de la primera-, habra que delimitar en que consisten 105
supuestos vitales, est as oscuras ralces que soportan un determina
do decir filos6fico.
Ortega no 10hace mas que con f6rmulas. Y utiliza, en el texto ci
tado, dos: el autor mismo como realidad viviente y Ias creencias
en que esta . Dejando de lado, por un momento, la explicaci6n de
4 Ortega La Idea p 306 307
la sinonimia de ambas f6rmulas -cosa que no interesa al desarrollo se desenvuelve el f il680fo; su misma popularidad u ostracismo; los
-
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22/33
de este tema, aunque no faltara ocasi6n para relacionarlas-, voy a
intentar delinear los rasgos de los supuestos vitales que, -estos sl-,
pueden traducirse muy bien por Ia realidad viviente del autor mis
mo , f6rmula de la que me voy a servir ahora como punto de par
tida.
l,Que es 10que constituye al autor mismo -al metaflsico, por
tanto- como realidad viviente? Si cada hombre fuese una naturaleza
ya constituida, cerrada en sl misma, perfecta , bastarla poner
aqul los caracteres generales, especificos e individuales. Pero no
es asl: el hombre no tiene naturaleza, es algo -alguien- construyen
dose siempre. EI hombre es tambien una historia que no tiene
mas corte -si esto es un corte- que la muerte. Sin embargo, puesto
que una descripci6n fenomenol6gica completa -que serla 10mas
adecuado a nuestro prop6sito- nos lIevarla demasiado lejos, hay
que recurrir a un desarrollo de tipo sistematico, con todos los in
convenientes que esto pueda traer, aunque sin olvidar del todo el
aspecto fenomenol6gico.
Y asl, comenzando por un momenta determinado de la vida del
f il6sofo -que puede ser el momenta en que este esta diciendo su
filosofla-, partiendo de esta situaci6n -como dirla Sartre-, yo dirla
que entran en ella tres aspectos integrantes, que voy a lIamar, tam
bien de momento: Contorno existencial, Talante, y Estructura psi
cosomatica. Estos tres elementos estan perfectamente interrela
cionados, cosa que iremos viendo en parte al hacer su descripci6n.
I. Contorno existencial. Comenzando por el elemento mas inme
diato -siguendo en esto tambien el metodo regresivo-progresivo
postulado por Sartre en su Critica de la Raz6n Dialectica-, no es di
ficil ver los condicionamientos, los supuestos vitales que estan
constituyendo la realidad del f il6sofo al f ilosofar.
Como elementos particulares de este contorno -y sin animo de
querer agotarlos todos aqul-, entran, p.e., el peso que los rasgos
de la epoca ejercen sobre el; las influencias de los pensadores
que Ie rodean -maestros, representantes de tendencias contempo
raneas, adversarios ... -; los problemas suscitados por los aconte
cimientos hist6ricos del momento, en la medida en que Ie afectan
personal mente; el hecho de su situaci6n espacial Ortega ha se
nalado -quiza con demasiada virulencia- las razones del escanda
10 de Kierkegaard, ahogado en la miseria ambiental de Copenha
guen )5; las condiciones de vida -econ6micas, sociales, etc.- en que
Ibid. p. 370-376.
8
compromisos adquiridos con su propia obra anterior, etc.
AI hablar de esto, no quiero s610 decir que este contorno exis
tencial influye en la vida del fil6sofo -serla una perogrullada-, sino
que influye, por 10mismo, en su modo de filosofar, en la manera
c6mo encuentra su arkM anhipothet6s , pues Ie va haciendo sen·
sible a unos aspectos de la Verdad 0 el Ser mas que otros.
Hay que tener en cuenta, ademas, que este contorno existencial
es tambien una realidad hist6rica. Es decir, que no se da s610en el
momento, en la situaci6n que hemos escogido, sino que viene
ejerciendo su gravitaci6n desde el principio y en todos y cada uno
de los momentos de la vida, y haciElndolo, no como una suma de rea
lidades estaticas, sino como una tensi6n propiamente dialectica,
de forma que un momenta del contorno existencial exige 0 provoca
-prescindo aqul del papel de la libertad, pues no viene a nuestro
caso- el siguiente, sin destruirse por eso, sino quedando absorbido
en el.
AsI, el contorno existencial como elemento de los supuestos vi
tales tiene una importancia definitiva, sobre todo si se tiene en
cuenta, p.e., su importancia en el perlodo de la infancia, cosa pues
ta de relieve por las teorlas de Freud, que Sartre ha aplicado con
sutil maestrla -aunque con innegable mala fe - al caso de algunos
escritores:
Beaudelaire6
y Flaubert.7
Mas aun, si fuera posible hacer un analisis fenomenol6gico
total, casi habrla que decir que el contorno existencial -regresando
a los padres, y los padres de los padres ... - es el unico determinan
te, pues los otros dos elementos: talante y estructura psicosomati
ca, estarlan, a fin de cuentas, condicionados por el. De todas las
maneras, no se puede pasar sin definir a estos.
II. Talante. Entiendo por
talante8
-como elemento de la realidad
viviente del f il6sofo-, no su peculiar manera de querer decir 10
que se dice -no es el porque me da la real gana , aunque 10
integre-; tampoco la mera sensaci6n de gusto al decir 10que dice y
como 10dice -el gusto puede estar desviado por una acomodaci6n
a algo externo, Ia galerla , pongamos por caso-; sino la sintoniza
ci6n de 10que dice, con su vida, con las cuerdas mas autenticas de
En su libro sobre Beaudelaire y en Cr it ica de la Razon Dialect ica: Cuest iones de
Mer/to. Buenos Aires: Losada passim.
En Critica passim.
8 La palabra esta tomada dellibro de Jose Luis L. Aranguren: Protestantismo y Ca·
tolicismo como formas de existencia Madrid: Rev. de Occidente aunque asumida
por mt en un sentido peculiar .
9
-
8/18/2019 Forum Vol. 1 Agosto-1982-Junio 1983
23/33
I
I
II
1·1I
su sentir, con -aqul puede venir muy bien la expresi6n de Ortega
las creencias en que esta y se mueve , aun sin ~aberlo .
No hablo aqul de la conformaci6n y conformidadde pensamien
to y costumbres , sino de esa especie de tendencia Intima que
nos lIevarla a producirnos, a comportarnos de tal 0 tal manera si
las circunstancias exteriores no nos presionasen, 0 si fueramos 10
suficientemente valientes como para saltarnoslas a la torera .
De 10que no hay duda es de que este talante existe, y existe en
cada uno de una manera peculIar, que es la que Ie hace manifestar
se como tal persona, en la medida en que sabe vencer las presiones
de la masa social .
o sea, que en el talante se integran, como elementos, 10mismo
105
aspectos que pudieramos lIamar autenticos que
105
que
podrlan calificarse de inautenticos. Los primeros serlan 105 que
dicen relaci6n con nuestro Intimo sentir, y
105
segundos
105
que di
cen relaci6n con la real manifestaci6n de
105
primeros ante el con
dicionamiento del contorno existencial.
Entre
105
primeros pueden contarse -y no hay afan aqul tampo
co de ser exhaustivo-: la tendencia ala alegrla
0
a la tristeza vitales;
la inquietud
0
resignaci6n ante el acontecer hist6rico; la seguridad
o inseguridad de 51mismo; el distanciamiento de la soledad
0
del
orgullo, y la cercanla de la solidaridad 0 de la humildad; la angustia
por la fugacidad del tiempo 0 el ingenuo asombro infantil por el es
pectaculo circense de la vida; el sentido teleol6gico 0 de totaliza
cion integradora de realidades - totalizacion tambien en el sentido
sartriano-, 0 la sensaci6n de dispersi6n y caos del universe y hasta
de las ideas; el sentido del orden y de la belleza, etc.
Entre 105 segundos 105 que lIamo inautenticos- pueden enume
rarse: el miedo a
105
resultados de un compromiso con determina
das ideas
0
posturas; el afan de prestigio
0
popularidad; el miedo al
ridlculo
0
la timidez; cualquier clase de complejos , y, en general,
toda incapacidad -querida 0 no- de asimilar el contorno existencial a
nuestra mas Intima manera de ser.
Como se ve, nuestro talante esta integrado por una serie de ele
mentos que tienen mucho que ver con el contorno existencial, 10
mismo que con 10 que vamos a definir como estructura psicoso
matica . En cierto modo es 10 mas indefinido y mas condicionado,
y, por otra parte, es 10 que mas nos define y mas nos enfrenta con el
contorno.
De todas las maneras, este talante -ya sea autentico, ya
inautentico en la medida necesaria para lIenar su vaclo de autenti
cidad, con 10que, todo junto, se definirla la configuraci6n de deter-
minado talante9-, es 10que digo que forma parte de la realidad vi
.v iente de todo hombre, y por tanto del f ilosofo tambien, y que, en
tal sentido, constituye un condicionamiento de su filosofar, una 05-
cura ralz de su filosofla.
III. Estructura psicoosomatica. Dejando a un lade tanto 10que el
contorno existencial en sus ultimas ralces pueda tener de poder
condicionante sobre este elemento de la realidad viviente , como
la delimitacion de la interdependencia entre pslquico y somatico,
vamos a tomar la expresi6n en su sentido mas inmediato, y, para
ello, recurrir a 105 datos de la psicologla, aunque sea de forma muy
elemental.
En la estructura psicosomatica entra, en primer lugar, 10que la
psicologla llama el temperamento, con esos cliisicos tres elemen
tos dobles: emotividad-no emotividad, act ividad-no act ividad, y
primariedad-secundariedad. Y no se diga que esta clasificacion no
. es la mas cientlfica, pues 10mismo podrlamos valernos de otra.
Lo que 51importa es seiialar que hay en la base de la constitu
ci6n de cada persona una serie de elementos -hasta que punta he
redados es otra cuestion que aqul no interesa- mas
0
menos fijos,
que apoyan su peculiaridad. Si hubiese en el hombre 10que se lla
ma una naturaleza , estes la constituirlan. Pero ya decimos que
no, pues hasta estos elementos no son mas que una base, pero una
base abierta a mil posibilidades de realizacion historica y, por tan
to, nunca definida y perfecta .
AI lade de estas caracterlsticas del temperamento -que no me
detengo a detallar por consabidas-, se encuentran otros elementos
integrantes de la estructura psico-somatica. Como estamos
hablando de oscuras ralces, la atenci6n pudiera parecer dirigirse
de una forma exclusiva hacia 10inst intivo. Pero no. Se trata tam·
bien de algo mas luminoso, p.e.: la misma estructura de la inteli
gencia 0 sencillamente, de la mente, ge su capacidad de intuicion,
ode su especial aptitud para el analisis
0
para la slntesis, de su ma·
yor conformaci6n para 10abstracto
0
para 10 imaginativo, de su
poder de relaci6n integradora entre los diversos aspectos de una
idea
0
entre todas las ideas, de su tendencia a
10
sistematico
0
a
10
sugerente, etc.
A esto hay que afiadir la peculiar configuraci6n de la sensibili
dad: podr ia definirse por la capacidad 0 incapacidad para ver el
Si no me manif iesto ante todos como soy quiere decir que en mi ta/ante entra e/
rasgo
0
/a
nota de mi