filosofia unlz modulo2 prof.amuschástegui

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PRIMER CUATRIMESTRE DE 2011

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ILOSO'FIA

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MÓDULO 2

Prof. Rodrigo Amuchástegui

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Centro de Copiado

Ci~IN.TEGRAL

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FICHA.2

PROFESOR RODRIGO AMUCHÁ/)TEGUIMATERIA FILOSOFÍACÁTEDRAELORZA

L Renato Descartes. Discurso del Método. Primera y •segunda parte.

2. Renato Descartes. Meditaciones metafísicas. Dedicatoriay Primera y Segunda Meditación.

I \

3. David Hume. Tratado de la naturaleza humana. Libro 1,Parte I Seco I-VII.

4. Adolfo Carpio. Cap. El empirismo

5. Friedrich Nietzsche. Fragmentos.

6. Michel Foucault. 'La verdad y las formas jurídicas,"Primera Conferencia" "

_7. Michel Foucault, Vigilar y castigar, caps. "Los cuerpos" dóciles" y "El Panoptísmo",

Universidad Nacional de Lomas de Zamora.Facultad de Ciencias Sociales

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Renato DescartesDiscurso del Método para bien dirigir la razón y buscar la verdad enlas ciencias

Primera y segunda parte(1637) Prefacio de los Tratados de Diptrique, Meteors y Geometrie

Si este discurso parece demasiado largo para letdo de una vez, puede dividirse en seis partes: enla primera se hallarán diferentes consideraciones acerca de las ciencias; en la segunda, las reglasprincipales del método que el autor ha buscado; en la tercera, algunas otras de moral que hapodido sacar de aquel método; en la cuarta, las razones con que prueba 1::.\existencia de Dios ydel alma humana, que son les fundamentos de su metafísica; en La quinta, el orden de lascuestiones de fisica, que ha investigado y, en particular, la explicación del movimiento delcorazón y de algunas otras dificultades que atañen a la medicina, y también la diferencia quehay entre nuestra alma y la de los animales; yen la última, las cosas que cree necesari,as parallegar, en la investigación de la naturaleza, más allá de donde él ha llegado, y las razones que lehan impulsado a escribir. (5) --

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Primera parteEl buen sentido es lo que mejor fe_eartido está entre todo el mund?, pues cada cual piensa que

. posee tan buena provisión de él, que aun los más descontentadizos respecto a cuaIqulero1taCOSa, !!~suelen apetece('m~ (fel ~ tienen. En lo cual no es verosímil que todos se engañen,sino que mas bÜm esto demuestra queIa facU1tad de juzgar y distinguir 10 verdadero de lo falso,

e ·es propiamente jQ que llamamos buen senuao o razón, es naturalmente 19Uru en todos losho.s~ y, por lo tanto, que la diversidad ae nuestras opinio'ries no proviene de que unos seanmás razonables que otros, sino tan sólo de que dirigimos nuestros pensamientos por derroterosdiferentes y no considerarnos las mismas cosas. No basta, en efecto, tener el ingenio bueno; lo .principal es aplicarlo bien. Las almas más grandes son capaces de lo;;'ayores vici~, como de .las mayores virtudes; y"los que andan muy despacio pueden llegar mucho más lejos, si vansiempre por el camino recto, que los que corren, pero se apartan de él. Por mi parte, nunca hepresumido de poseer un ingenio más perfecto que los ingenios comunes; hasta he deseadomuchas veces tener el pensamiento tan rápido, o la imaginación tan clara y distinta, o lamemoria tan amplia y presente como algunos otros. Y no sé de otras cualidades sino ésas, quecontribuyan a la perfección del ingenio; pues en lo que toca a la razón o al sentido, siendo, comoes, la única cosa ue nos hace hombres nos distin e de 1 . ales, quiero creer que estáentera en cada uno de nosotros y seguir en esto a común opinión de los filósofos, que dicen queel más o el"menos es sólo de los accidentes, mas no de las formas o naturalezas de losindividuos de una misma especie. Pero, sin temor, puedo decir, que creo que fue una granventura para mí el haberme metido desde joven por ciertos caminos, que me han llevado aciertas consid~raciones y máximas, con las que ~e form~~ un/Wc¡tod~ en el cual paréceme quetengo un ~ara aumentw gradualmentLIllLcOnO"ClIDlento y: elevarlo poco a poco hasta SI ®~to más alto a que la me3iocridad de mi ingenio y la brevedad de mi vída puedan pennitirlellegar. PUes tales ffutos he recogido ya de ese metOcIq, que, aun cuando, en el juicio que sobreliittnísmo hago, ..Q!.ocurosiempre inclinarme del lado de la desconfianza mejor que del de lapresunción, y aunque, IDmirar con ánimo filosófico las distintas accíones y. empresas de loshombres, no hallo casi ninguna que no me parezca vana e inútil, sin embargo no deja deproducir en mí una extremada satisfacción el progreso que pienso haber realizado ya en lainvestigación de la verdad, y concibo tales esperanzas para el porvenir (6), que si entre lasocupaciones que embargan a los hombres, puramente hombres, hay alguna que sea sólidamentebuena e importante, me atrevo a creer que es la que yo he elegido por mía, Puede ser, no

...obstante, que me engañe; y acaso lo que me parece oró puro y diamante fino, no sea sino unpoco de cobre y de vidrio. Sé cuán expuestos estamos a equivocar nos, cuando de nosotrosmismos se trata, y cuán sospechosos deben semos también los juicios de los amigos, que se

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.. pronuncian en nuestro favor. Peto me gustaría dar a conocer, en el presenté discurso, el caminoque he seguido'y representar en él mi vida, CÓ1110 en un cuadro, para que cada cual pueda formarsu juicio, y así, tomando luego conocimiento, por el rumor público, de las opiniones emitidas,sea este un nuevo medio de instruirme, que añadiré a los que acostumbro emplear. Mi propósito, ~pues, no es el de enseñar aquí el método que cada cual ha de seguir para di,rigir bW,Uu raz...9!l, \:!:.)zinc sólo ~oner el modo como yo he procurado conducir la mía (7). Los que se meten a darpreceptos deben de estimarse más hábiles que aquellos a quienes los' dan, Y son muycensurables, si faltan en la cosa más mínima. Pero como yo no .propongo este' escrito, sinQ..!modo de historia o, si preferís, de fábula, en la que, entre ejemplos~"Ilodrán imitarse; iránae;;;;-otros también que con razón no serán seguidos, espe~ue tendrá utili~ paraalgunos,sin ser nocivo para nadie, y que todo el mundo agradecerá mi franqueza Desde la niñez, fuicriado en el estudio de_las letras y, como me aseguraban que 'Por medio de ttllas se podíaadquirir un conocimit;nt;-;;tiro y seguro de todo cuanto es útil para la vida, sentía yo un~vísimo deseo de aprenderlas. Pero tan pronto como hube terminado' el curso de los estudios,cuyo remate suele dar ingreso en el número de los hombres doctos, cambié por completo deopinión, Pues me embargaban tantas dudas y errores, que me parecía que, procurandoinstruirme, no había conseguido más provecho que el de descubrir cada vez mejor w1.1goran~ia. Y, sin e~baigo, estaba en una.de l~ más famosas 'e~cuelas de Eur~á'"(8), eñ,don~epensaba yo que debla haber -hombres- sabios, SI los hay en algun lugar de la tierra Allí hablaaprendido todo lo que los demás aprendían; y no contento aún con las ciencias que nosenseñaban, recorrí cuantos libros pudieron caer en mis manos, referenteWas~ciencias_qu_e_se ...consideran como las-;;ás curiosas y raras. C-on~cfa, ;demás, ¡os jtrlclos que se hacían de mipersoni, iño veía que se me estimase en menos que a mis condiscípulos, entre los cualesalgunos había ya destinados a ocupar los puestos que dejaran vacantes nuestros maestros. Porúltimo, parecíame nuestro siglo tan floreciente y fértil en buenos ingenios, como haya sidocualquiera dé los precedentes. Por todo 10 cual, ,!Il.e tQmaba lalibertad de juzgat a Jps demás.,por1JlÍ mismQ y de pensar que no había en el mundo doctrina alguna como la que se me habíaprometido anteriormente. No dejaba por eso de estimar en mucho los ejercicios que se hacen elas escuelas. Sabía que las l~ que en ellas se aprenden ~~a&.p~a...int~ligenciade los libros antiguos; que la gentileza de las fábulas despierta el ingehi_p; que las accionesñi""ernorables,que cuentan las historias, lo' elevan y que, leídas con discreción, ayudan a fon;nareljuie~; que la lectura de todos los' buenos llEros es como Una conversación con los mejores-ingenios de los pasados siglos, que los han compuesto, y hasta una conversación estudiada, en laque no nos descubren sino lo más selecto de sus pensamientos; que la elocuencia posee fuerzasy bellezas incomparables; que la poesía tiene delicadezas y suavidades que arrebatan; que en lasmatemáticas hay sutilísimas invenciones que pueden ser de mucho servicio, tanto para satisfacera los curiosos, como para facilitar las artes todas y disminuir el trabajo de los hombres; que losescritos, que tratan de las costumbres, encierran varias enseñanzas y exhortaciones a la virtud,

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todas muy útiles; que la.. teología enseña a ganar el cielo; que la filosofia.. proporciona mediospara hablar con verosimilitud de todas las cosas y recomendarse a la admiración de los menossabios ~9); que la j~pmdencia, l~ medicina y dem~ ciencias honran y ,enriquec~i:J..a quienes )las cultivan; y, por último, que es bien haberlas recorndo todas, aun las mas supersnciosas y las .más falsas, para conocer su justo valor y no dejarse engañar por ellas. Pero creía también que yahabía dedicado bastante tiempo a las lenguas e incluso a la lectura de los libros antiguos y a sushistorias y a sus fábulas. Pues es casi lo .mismo conversar con gentes de otros siglos, que viajarpor extrafias tierras, _!!ueno es saber algo de las coStumbres d~ otrouw.eblos, para juzgar l~elpropio con mejor acierto, y no creer gue todo·!,Q...qu_esea contrario a nuestras modas eS ndicu1º yopuesto a laraZo"n, como suelen hacer los que no han visto n~. Pero el que emplea .demasiadotiempo en'Viajar;acaba-pnFlOmaíse extranjero en su propio país; y al que estudia con demasiadacuriosidad lo que se hacía en los siglos pretéritos, ocúrrele de ordinario que permaneceignorante de 10 que se practica-en el presente. Además, las fábul causá-de que imaginemosc2-IDO Posib~tenios que no 10 SO$ y aun las más fieles historias, supues o o lf:\cambien ni aumen :valor de laS cosas, para hacerlas más dignas de ser Ieídas, omiten por. lo Q..Jmenos, casi siempre, las circunstancias más bajas y menos ilustres, por lo cual sucede que lorestante no aparece tal como es y que los que ajustan sus costumbres a los ejemplos que sacan

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de las historias, se exponen a caer en las extravagancias de Jos paladines de nuestras novelas y aconcebir designios, a que' no alcanzan sus fuerzas. Estimaba en mucho la elocuencia y era unenamorado de 'la poesía; pero pensaba que una y otra son dotes del ingenio más que frutos delestudio. ~lle ~eneIl más...u>~a..razQna!ó.Y digieren mejcr sus pensamiJZnto.s, para hacerlosclaros e inteligibles, son los más capaces de llevar a los ánimos la persuasión, sobre lo queproponen, aunque hablen una pésima lengua y no hayan aprendido nunca retórica; y Jos queimaginan las más agradables invenciones, sabiéndolas expresar con mayor ornato y suavidad,serán siempre los mejureuoetas. aun cuando desc:mozcan el arte p~, Gustaba sobre tododeJaS matemáticas, por la certeza y evidencia que poseen sus razones; pero aun no advertia cuálera su verdadero uso y, pensando que sólo para las artes mecánicas servían, extrañábame que,siendo sus cimientos tan firmes y sólidos, no se hubiese construido sobre ellos nada máslevantado (10), Y en cambio los escritos de los antiguos paganos, referentes a las costumbres, ..comparábalos con palacios muy soberbios y magníficos, pero construidos sobre arena y barro:levantan muy en alto las virtudes y las presentan como las cosas más estimables que hay en elmundo; pero no nos enseñan bastante a conocerlas y, muchas veces, dan ese hermoso nombre alo que no es sino insensibilidad, orgullo, desesperación 1) parricidio (ll). Profesaba una granreverencia por nuestra teología y, como cualquier otro, pretendía yo ganar el cielo, Perohabiendo aprendido" como cosa muy cierta, que el camino de la. salvación está tan abierto paralos ignorantes como para los doctos y que las verdades reveladas, que allá conducen, están muypor encima de nuestra inteligencia, nunca me hubiera atrevido a someterlas a la flaqueza de misrazonamientos, pensando que, para acometer la empresa de examinarlas y salir con bien de ella,era preciso alguna extraordinaria ayuda del cielo, y ser, por tanto, algo más que hombre, Nadadiré de la filosofia sino "que, al ver que ha sido cultivada por loS más.excelentes inseBios quehan vivido desde hace siglos, y, sin embargo, náda hay en ella que no sea ~o de disputa y,por consiguiente" dudoso, no tenía yo la presunción de esperar acertar mejor que los demás; yconsiderando cuán diversas pueden ser las opiniones tocante a' una misma materia, sostenidastodas por gentes doctas, aun cuando no puede ser verdadera más que una sola, reputaba casi porfalso todo lo que no fuera más que verosímil. Y en cuanto a las demás ciencias, ya que tomansus principios de la filosofia, pensaba yo que sobre tan endebles cimientos no podía haberseedificado nada sólido; y ni el honor ni el provecho, que prometen, eran bastantes para invitarmea aprenderlas; pues no me vela, gracias a Dios, en tal condición que hubiese de hacer de laciencia un oficio con que mejorar mi fortuna; y aunque no profesaba el desprecio de la gloria alo cínico.isin embargo, no estimaba en mucho aquella fama, 'cuya adquisición s6lo merced afalsos títulos puede lograrse. Y, por último, en lo que toca a las malas doctrinas, pensaba que yaconocía bastante bien su,valor, para no dejarme burlar nipor las promesas de un alquimista, nipor las predicciones de un astrólogo, ni por los engafios de un mago, ni por los artificios o lapresunción de los que profesan saber más de lo que saben,'Así, pues, tan pronto como estuve enedad de salir de la sujeción en que me tenían mis preceptores, abandoné del todo el estudio delas letras; y, resuelto a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo o en el granlibro del mundo, empleé el resto de ~J!!yentlld_en.-v.iajar, en ver cortes y ejércitos (12), enc~var la sociedad ~ gentes. de condicion~s y humores dive!SOS~eccig~t vañ'iS

~enclas, en ponerme a mi nnsmo a prueba en los casos que la fortuna me deparaba y enhacer siempre tales reflexIones sobre las cosas que se me presentaban, que pudiera sacar algúnprovecho de ellas. Pues parecíame que podía hallar mucha más verdad en los razonamientos que'cada uno hace acerca de los asuntos que le atañen, expuesto a que el suceso venga luego acastigarle, si ha juzgado mal, que en los que discurre un hombre de letras, encerrado en sudespacho, acerca de especulaciones que no producen efecto alguno y que no tienen para él otrasconsecuencias, sino que acaso sean tanto mayor motivo para envanecerle cuanto más se apartendel sentido común, puesto que habrá tenido que gastar más ingenio y artificio en procurarhacerlas verosímiles, Y siempre sentía un deseo extremad? de apr~er..a..@~g_ui!' lo verdaderode lo falso, para ver claro en mis actg_s'y_andar seguro po{~sr~fta..Es cierto que, mientras mehmltaha a considerar las costumbres de los otros hombres, apenas hallaba cosa segura y firme, yadvertía casi tanta diversidad como antes en las opiniones de los filósofos. De suerte que el. mayor provecho que obtenia, era que, viendo varias cosas que, a pesar de parecemos muyextravagantes y ridículas, no dejan de ser admitidas comúnmente y, aprobadas por otros grandes

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pueblos, aprendía a no creer con demasiada firmeza en lo que sólo el ejemplo y la costumbre mehabían persuadido; y así me libraba poco a poco de muchos errores, que pueden oscurecernuestraluz natural y tomarnos menos aptos para escuchar la voz de la razón. Mas cuando hube,pasado varios añcs estudiando en el libro del mundo y tratando de adquirir alguna experiencia,resolvíme un día a estudiar también en mí mismo y a emplear todas las fuerzas de mi ingenio enla elección de la senda que debía seguir; lo cual me salió mucho mejor, según creo, que si no mehubiese nunca alejado de mi tierra y de mis libros.

Segunda parteHallábame, por entonces, en Alemania, adonde me llamara la ocasión de unas guerras (13) queaun no han terminado; y volviendo de la coronación del Emperador (14) hacia el ejército,cogióme el comienzo del invierno en un lugar en donde, no encontrando conversación algunaque me divirtiera y no teniendo tampoco, por fortuna, cuidados ni pasiones que perturbaran miánimo, permanecía el día entero solo y encerrado, junto a una estufa, con toda la tranquilidadnecesaria para entregarme a mis pensamientos (15), Entre los cuales, fue uno de los primeros elocurrírserne considerar que muchas veces sucede que no hay tanta perfección en las obrasc~de_y~trvzos Y,h_~p~~~e~~a...e.ruLqy.~as en.@que uno s?1o,ha trabajado. ASl v~s4ue..los_e.dificlOS, que UÍl solo arqwtecto ha comenzad;;> );:..ié'iñifado, suelen ser más hermoSQS y--mejQr ordenados.-que-aquell()s-ütros,...que_yatios..han-.tratado "'deComponer y arreglar, utilizando....3I;lti.gqasmuros, construidos para otros fin~s. Esasviejas cíüdades, que no fueron alprincipio sino aldeas, y que, con el transcurso del tiempo hanllegado a ser grandes' urbes, están, por lo común, muy mal trazadas y acompasadas, si lascomparamos con esas otras plazas regulares que un ingeniero diseña, según su fantasía, en unallanura; y, aunque considerando sus edificios uno por uno encontremos a menudo en ellos tantoo más arte que en los de estas últimas ciudades nuevas, sin embargo, viendo cómo estánarreglados, aquí uno grande, allá otro pequeño, y' cómo hacen las calles, curvas y desiguales,diríase que más bien es la fortuna que la voluntad de unos hombres provistos de razón, la quelos ha dispuesto de esa suerte. Y si se considera que, sin embargo, siempre ha habido unosoficiales encargados de cuidar de que los edificios de los particulares sirvan al ornato _público,bien se reconocerá cuán dificil es hacer cumplidamente las cosas cuando se trabaja sobre lohecho por otros. Así también, imaginaba yo que esos pueblos que fueron antaño medio salvajesy han ido civilizándose poco a poco, haciendo sus leyes conforme les iba obligando laincomodidad de los crímenes y peleas, no pueden estar tan bien constituidos como los que,desde que se juntaron, han venido observando las constituciones de algún prudente legislador(16). Como también es muy cierto, que el estado de la verdadera religión, cuyas ordenanzasDios solo ha instituido, debe esb,r_iocomparablemente mejor, arreglado que todos los demás, Ypara hablar de las cosas 'humanas, creo que si Esparta ha sido antaño muy floreciente, no fue porcausa de la bondad de cada una de sus leyes en particular, que algun.as eran muy extrañas yhasta contrarias a las buenas costumbres, sinoporque, habiendo sido inventadas por uno solo,todas-tendían al mismo fin, Y así pensé' yo que las ciencias de los libros, por lo menos aquellascuyas razones son solo probables y carecen de demostraciones, habiéndose compuesto yaumentado poco a poco con las opiniones de varias personas diferentes, no son tan próximas ala verdad como los simples razonamientos que un hombre de buen sentido puede hacer,naturalmente, acerca de las cosas que se presentan. Y también pensaba yo que, como hemossido todos nosotros niños antes de ser hombres y hemos tenido que dejarnos regir durantemucho tiempo por nuest-os apetitos y nuestros preceptores, que muchas veces eran contrarios-unos a. otros, y ni unos ni otros nos aconsejaban acaso siempre lo mejor, es casi imposible quesean nuestros juicios tan puras y tan sólidos. como lo fueran si, desde el-momento de nacer,tuviéramos el uso pleno de nuestra razón y no hubiéramos sido nunca dirigidos más que porésta Verdad es que no .vemos que se derriben todas las casas de una ciudad con el únicopropósito de reconstruirlas en otra manera y de hacer más hermosas las calles; pero vemos quemuchos particulares mandan echar abajo sus viviendas para reedificarlas y, muchas veces, son. forzados a ello, cuando los edificios .están en peligro de caerse, por no ser ya muy firmes 'loscimientos. Ante cuyo ejemplo, llegué a persuadirme de que no sería en verdad sensato que unparticular se propusiera reformar un Estado cambiándolo todo, desde los cimientos, y

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derribándolo para enderezarlo; ni aun siquiera reformar el cuerpo de las ciencias o el ordenestablecido en las escuelas para su enseñanza; ·pero que, por lo que toca a las opiniones, a quehasta entonces 'había dado mi crédito, no podía yo hacer nada mejor que emprender de una vezla labor de suprimirlas, para sustituirlas luego por otras mejores o por las mismas, cuando lashubiere ajustado al nivel de la razón, Y tuve firmemente por cierto que, por este medio,conseguiría dirigir mi vida mucho- mejor que si me 'contentase con edificar sobre cimientosviejos y me apoyase SOlamente en los' principios que había aprendido siendo joven, sin haberexaminado nunca si eran o no verdaderos. Pues si bien en esta empresa veía varias dificultades,no eran, empero •.de las que no tienen remedio; ni pueden compararse con las' que hay en lareforma de las menores cosas que atafien a lo público. Estos grandes cuerpos políticos, es muydificil levantarlos, una vez que han sido derribados, o aun sostenerlos en pie cuando setambalean, y sus caídas son necesariamente muy duras. Además, en lo tocante a susimperfecciones, si las tienen -y sólo la diversidad que existe entre ellos basta para asegurar quevarios las tienen-, el aso las ha suavizado mucho sin duda, y hasta ha evitado o corregidoinsensiblemente no nocas de entre ellas, que con la prudencia no hubieran podido remediarsetan eficazmente; y por último, son casi siempre más soportables que 10 seria el cambiarlas,como los caminos reales, que serpentean por las montañas, se hacen poco a poco tan llanos ycómodos, por, el mucho tránsito, que es muy preferible seguirlos, que no meterse en acortar,saltando por encima de las rocas y bajando hasta el fondo de las simas. Por todo esto, no puedoen modo alguno aplaudir a esos hombres de carácter inquieto y atropellado que, sin ser llamadosni por su alcurnia ni p<?rsu fortuna al manejo de los negocios públicos, no dejan de hacersiempre, en idea, alguna. reforma nueva; y si creyera que hay en este escrito la menor cosa quepudiera hacerme sospechoso de semejante insensatez, no hubiera consentido en su publicación(17). Mis designios no han: sido nunca otros que tratar de reformar mis propios pensamientos yedificar sobre un terreno que me pertenece a mí solo. Si, habiéndome gustado bastante mi obra,os enseño aquí el modelo, no significa esto que quiera yo aconsejar a nadie que me imite. Losque hayan recibido de Dios mejores y más abundantes mercedes, tendrán, sin 'duda, máslevantados propósitos; pero mucho me temo que éste mío no sea ya demasiado audaz paraalgunas personas. Ya la mera resolución de deshacerse de todas las opiniones recibidasanteriormente no es un ejemplo que todos deban seguir, Y el mundo se compone casi sólo dedos especies de ingenios, a quienes este ejemplo no conviene, en modo alguno, y son, a saber:de los que, creyéndose más hábiles .de lo que son, no pueden contener la precipitación de susjuicios ni conservar la bastante paciencia pera conducir ordenadamente todos sus pensamientos;por donde sucede que, si una vez se hubiesen tomado la Iibertad de dudar de los principios quehan recibido y de apartarse del camino común, nunca podrán mantenerse en la senda que hayque seguir para ir más en derechura, y permanecerán extra-viados toda su vida; y de otros que,poseyendo bastante razón o modestia para juzgar que son menos capaces de distinguir loverdadero de 10 falso que otras personas, de quienes pueden recibir instrucción, deben más biencontentarse con seguir las opiniones de esas personas, que buscar por sí mismos otras mejores.yyo hubiera sido, sin duda, de esta última especie de ingenios, si no hubiese tenido en mi vidamás que un solo maestro o no hubiese sabido cuán diferentes han sido, en todo tiempo, lasopiniones -de los más doctos. Mas, habiendo aprendido en el colegio que no se puede imaginarnada, por extraño e increíble que sea, que no. haya sido dicho por alguno de los filósofos, yhabiendo visto luego, en mis viajes, que no todos los que piensan de modo contrario al nuestroson por ello bárbaros y salvajes, sino que muchos hacen tanto o más uso que nosotros de larazón; y habiendo considerado que un mismo hombre, con su mismo ingenio, si se ha criadodesde niño' entre franceses o alemanes, llega a ser muy diferente de 10 que sena si hubiesevivido siempre entre chinos o caníbales; y que hasta en las modas de nuestros trajes, 10 que nosha gustado hace diez años, y acaso vuelva a gustamos dentro de otros diez, nos parece hoyextravagante y ridículo, de suerte que más son la costumbre y el ejemplo los que nos persuaden,que un conocimiento cierto; y que, sin embargo, la multitud de votos no es una prueba que valgapara las verdades algo dificiles de descubrir, porque más verosfmil es que -un hombre solo dé~;\.J\t ellas que no todo un pueblo, no podía yo elegir a una persona, cuyas opiniones. meparecieran preferibles a las delas demás, yme vi como obligado a emprender por mí mismo latarea "de conducirme. Peto como hombre que tiene que andar solo yen la oscuridad, resolví ir

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tan despacío y .emplear tanta circunspección en todo, que, a trueque de adelanta! poco, meguardarla almenos muy.bien de tropezar y caer, E incluso no quise empezar a deshacerme porcompleto de ninguna de las opiniones que pudieron antaño deslizarse en mi creencia, sin habersido introducidas por la razón, hasta después de pasar buen tiempo dedicarlo al proyecto de laobra que iba a emprender, buscando el verdadero método para llegar al conocimiento de todaslas cosas de que mi espíritu fuera capaz. Había estudiado un poco, cuando era más joven, de laspartes de la filosofía, la lógica, y de Ias matemáticas, el análisis de los geómetra s y el álgebra,tres artes o ciencias que debían, al parecer, contribuir algo a mi propósito. Pero cuando lasexaminé, hube de notar que, en lo tocante a la lógica" sus silogismos y la mayor parte de lasdemás instrucciones que da, más sitven para explicar a otros las cosas ya sabidas o incluso,como el arte de Lulio (18), para hablar sin juicio de las ignoradas, que para aprenderlas. Y sibien contiene, en verdad., muchos, muy buenos y verdaderos preceptos, hay, sin embargo,mezclados con ellos, tantos otros nocivos o superfluos, que separarlos es casi tan difícil comosacar una Diana o una Minerva de un bloque de mármol sin desbastar. Luego, en lo tocante alanálisis (19) de los antiguos y al álgebra de los modernos, aparte de que no se refieren sino amuy abstractas materias, que no parecen ser de ningún .uso, el primero está siempre tanconstreñido .a- considerar las figuras, que no puede ejercitar el entendimiento sin cansargrandemente la imaginación; y en la segunda, tanto se han sujetado sus cultivadores a ciertasreglas y a ciertas cifras, que han hecho de ella un arte confuso y oscuro, bueno para enredar elingenio, en Jugar de una ciencia que lo cultive. Por todo 10 cual, pensé que había que buscaralgún otro método que: juntase las ventajas de esos tres, excluyendo sus defectos. Y como lamultitud de leyes sirve muy a menudo de disculpa a los vicios, siendo un Estado mucho mejorregido cuando hay pocas, pero muy estrictamente observadas, así también, en lugar del grannúmero de preceptos que encierra la lógica, creí que me bastarían los cuatro siguientes, supuesto~se. una firme y constante resolución de no dejar de observarlos una vez siquiera: Fne el

imer no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que 10 es; esdecir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juiciosnada más que 10 que se presentase tan c~stintamente a mí espíritu, que no hubieseninguna ocasión de ponerlo en duda. El~, dividir cada una de las dificultades, ueexaminare, en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución. E erceroconducir ordenadamente mis. pensamientos, empezando por los objetos más simples y másfáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los~~mpuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente. Y el~ hacer en todo unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a.estar seguro de no omitir nada Esas largas series de trabadas razones muy simples y.fáciles, quelos geómetras acostumbran emplear, para llegar a sus más dificiles demostraciones, habíanmedado ocasión de imaginar que todas las cosas, de que el hombre puede adquirir conocimiento, sesiguen unas a otras en igual manera, y que, con sólo abstenerse de admitir como verdadera unaque no lo sea y guardar siempre el orden necesario para deducirlas unas de otras, no puede haberninguna, por lejos que se halle situada' o por oculta que esté, que no se llegue a alcanzar y.descubrir. Y no me cansé mucho en buscar por cuáles era preciso comenzar, pues ya sabía quepor las más simples y fáciles de conocer; y considerando que, entre todos los que hasta ahorahan investigado la verdad en las ciencias, sólo los matemáticos han podido encontrar algunasdemostraciones, esto es, algunas razones ciertas' y evidentes, no dudaba de 'que había que.empezar por las mismas que ellos han examinado, aun cuando no esperaba sacar de aquíninguna otra utilidad, sino acostumbrar mi espíritu a saciarse de verdades y a no contentarse confalsas razones. Mas no por eso concebí el propósito de procurar aprender todas las cienciasparticulares denominadas comúnmente matemáticas, y viendo que, aunque sus objetos sondiferentes, todas, sin embargo, coinciden en que no consideran sino las varias relaciones. oproporciones que se encuentran en los tales objetos, pensé que más valía limitarse a examinaresas proporciones en general, suponiéndolas solo en .aquellos asuntos que sirviesen parahacerme más fácil su conocimiento y hasta no sujetándolas a ellos de ninguna manera, parapoder después aplicarlas tanto más libremente a todos los demás a que pudieran convenir (20).Luego advertí que, para conocerlas, tendría a veces necesidad de considerar cada una de ellas enparticular, y otras veces, tan solo retener o comprender varias juntas, y pensé que, para

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considerarlas mejor en particular, debía suponerlas en líneas, porque no encontraba nada mássimple y que más distintamente pudiera yo representar a mi imaginación y mis sentidos; peroque, para retener o comprender varias juntas, era necesario ..que las explicase en algunas cifras,las más cortas que fuera posible; y que, por este medio, tomaba lo mejor que 'hay en el análisisgeométrico 'Y en el álgebra, y corregía así todos los defectos de una por el otro (21). Y,efectivamente, me atrevo a decir que la exacta observación ele los pocos preceptos por mielegidos, me dio tanta facilidad para desenmarañar todas las cuestiones de que tratan esas dosciencias, que en dos o tres meses que empleé en examinarlas, habiendo comenzado por las mássimples y generales, y siendo cada verdad que encontraba una regla que me servía luego paraencontrar otras, no sólo conseguí resolver varias cuestiones, que antes había considerado comomuy dificiles, sino que hasta me pareció también, hacia el' final, que, incluso en las queignoraba, podria determinar por qué medios y hasta dónde era posible resolverlas. En lo cual,acaso no me acusaréis de excesiva vanidad si consideráis que, supuesto que no hay sino unaverdad en cada cosa, el que la encuentra sabe todo lo que se puede saber de ella; y que, porejemplo, un.niño que sabe aritmética y hace una snma conforme a las reglas, puede estar segurode haber hallado, acerca de la suma que examinaba, todo cuanto el humano ingenio puedahallar; porque al fin Y aJ cabo el método que enseña a seguir el orden verdadero y a recontarexactamente las circunstancias todas de 10 que se busca, contiene todo lo .que confiere <

certidumbre a las reglas de la aritmética. Pero lo que más contento me daba en este método eraque, con él, tenía la seguridad de emplear mi razón en todo, si no perfectamente, por lo menos lomejor que fuera en mi poder. Sin contar con que, aplicándolo, sentía que mi espíritu se ibaacostumbrando poco a poco a concebir los objetos con mayor claridad y distinción y que, nohabiéndolo sujetado a ninguna materia particular, prometíame aplicarlo con igual fruto a lasdificultades de las otras ciencias, como lo había hecho a las del álgebra. No por eso me atreví aempezar luego a examinar todas las que se presentaban, pues eso mismo fuera contrario al ordenque el método prescribe; pero habiendo advertido que los principios de las ciencias tenían queestar todos tomados de la filosofia, en la que aun no hallaba ninguno que-fuera cierto, pensé queante todo era preciso procurar establecer algunos de esta clase y, siendo esto la cosa másimportante del mundo y en la que son más de temer la precipitación y la prevención; creí que no

.' debía acometer la empresa antes de haber llegado a más madura edad que la de veintitrés años,que entonces tenía, y de haber dedicado buen espacio de tiempo a prepararme, desarraigando demi espíritu todas las malas opiniones a que había dado entrada antes de aquel tiempo, haciendotambién acopio' de experiencias varias, que fueran después la materia de mis razonamientos y, ~.por último, ejercitándome sin cesar en el método que me había prescrito, para afianzarlo mejoren mi espíritu.

Notas5. Este Discurso se imprimió en Leyda, por vez primera, en el año 1637. Iba seguido de tresensayoscientíficos: la Dióptrica, los Meteoros y la Geometría,6. Véase parte sexta de este Discurso.7.En una carta ha explicado Descartes, .que si a este trabajo le ha puesto el título de Discurso yno de Tratado del método, es porque no se propone enseñar el método, sino sólo hablar de él;pues más que en teoría consiste éste en una práctica asidua. Creía, en efecto, que la laborcientífica no requiere extraordinarias capacidades geniales; exige sólo un riguroso y pacienteejercicio del intelecto común, ateniéndose a las reglas del método. Dice en una ocasión: «Misdescubrimientos no tienen 'mas mérito que-el hallazgo, .que hiciere un aldeano, de un tesoro queha estado buscando mucho tiempo sin poderlo encontrar.» Sobre este punto pensaba' comoDescartes nuestro filósofo español Sauz del Río,8. En el colegio de la Fleche, dirigido por los jesuitas.9. Trátase de la filosofia escolástica, que Descartes se propone arruinar y sustituir.10. Idea capital de la fisica moderna, fundada en las matemáticas.11. Alude a los estoicos. La desesperación se refiere probablemente a Catón de Utica, y elparricidio a Bruto, matador de César.

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12. Descartes salió ..del colegio en. 1612; pasó cuatro anos en París; viajó por Holanda yAlemania; entró en 1619 al servicio del duque de Baviera, En1629 se retiró a Holanda ycomenzó sus grandes obras. .13. La guerra de los treinta años. '.'.14. Fernando TI, coronado emperador en Francfort, en 1619.15. El descubrimiento del método puede fecharse con certeza en 10 de noviembre de 1619. Almenos, un manuscrito de Descartes lleva de su puño y letra el.siguiente encabezamiento: XNovembris 1619, cum plenus forero Enthousiasmo et mirabilis scientiee fundamenta reperirem .... 16. Este intelectualismo, -sia fe en la razón, a priori, es característica de la política y sociologíade los siglos xvn y XVIII.17. Adviértase: 1o, que Descartes se da cuenta, en todo lo que antecede, de que el racionalismo yel libre nensamiento no tienen límites en su aplicación. 2°, por eso mismo procura, con mejor opeor fortuna, poner límites al espíritu de libre examen; y jura que no quiere hacer en el ordenpolítico y social la misma subversión que en el especulativo.18. Raimundo Lulio había escrito una Ars magna donde exponía una suerte de mecanismointelectual, una especie de álgebra del pensamiento.19. Método que consiste en referir una proposición dada a otra, más simple, ya conocida porverdadera, de suerte que luego, partiendo de ésta, puede aquélla deducirse. Es el procedimientoempleado para resolver problemas de geometría, suponiendo la solución y mostrando que lasconsecuencias que de esta suposición se derivan son teoremas conocidos. Pasa Platón por ser elinventor del análisis geométrico,20. Descartes intentó establecer les principios de una matemática universal21. La geometría analítica, invento cartesiano.

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Renato Descartes, MEDITACIOIVES METAFISICAS

DEDICATORIAA LOS MUY SABIOS E ILUSTRES DECANO Y DOCT(mES DE LA SAGRADA FACULTADDE TEOLOGÍA DE PARÍS.

Es tan justo el motivo que me mueve a ofreceros esta obra, y tan justo -estoy seguro- el quetendréis vosotros para asumir su protección una vez hayáis sabido el propósito de mi empresa,que nada mejor para recomendárosla aquí que exponeros brevemente lo que he perseguido enella, .Siempre he entendido que los problemas de Dios y del alma son los dos principales de entre losque hay que estudiar con los recursos de la filosofa más bien que de la teología; pues aunque anosotros, fieles, nos baste creer por fe que el alma del hombre no perece con el cuerpo y queDios existe, a los infieles, desde luego, no parece que se les pueda convencer de ningunareligión. ni aun siquiera de ninguna virtud moral, si antes no se les demuestran esas dos cosaspor razón natural; y como con frecuencia en esta vida se ofrecen mayores premios a los viciosque a las viitudes, pocos preferirían lo recto a lo útil si no temieran a Dios ni esperaran otravida. Y aunque es absolutamente cierto que hay que creer en la existencia de Dios porque así seenseña en las Sagradas Escrituras, y, recíprocamente, que hay que creer en las SagradasEscrituras porque proceden de Dios, y ello por fa razón de que, siendo la fe un don de Dios, elmismo que da la gracia para creer lo demás puede darla también para que creamos que él existe,no se podría, no obstante, presentárselo así a los infieles, que lo juzgarían un círculo vicioso. Heobservado, por otra parte, que no sólo todos vosotros y otros teólogos afirmáis que la existenciade Dios se puede probar por la razón natural, sino que también de la Sagrada Escritura sededuce que su conocimiento es más fácil que muchos de los que se poseen acerca de las cosascreadas, e incluso que es tan fácil que son culpables los que no lo poseen. Así se ve, en efecto,en estas palabras de Sabid. 13: «y no se les debe perdonar; pues, si tanto han podido saber quepudieron evaluar el siglo, ¿cómo no encontraron con mayor facilidad al Señor de él?» Y enRom. 1 se dice que los tales son «imperdonables». Y también en el mismo lugar, con estaspalabras: «Lo que se conoce de Dios está manifiesto en ellas», parece que se nos advierte de quetodo 10 que se puede saber acerca de Dios se puede mostrar con razones que no hay que sacar deotro sitio más que de nuestra propia inteligencia Por ello he estimado que no era inadecuadopara mí investigar de qué manera tiene eso lugar y por qué camino se puede conocer a Dios conmás facilidad y seguridad que las cosas del siglo,y por lo que se refiere al alma, aunque muchos han juzgado que no es fácil descubrir su'naturaleza, y algunos hasta se han atrevido a decir que 108 conocimientos humanos demuestranque perece al mismo tiempo que el cuerpo y que sólo la fe sostiene lo contrario, .no obstante,como los tales están condenados por el concilio de Letrán celebrado durante el papado de LeónX1 en su sesión VIII, que expresamente encarga a los filósofos cristianos que refuten losargumentos de aquéllos y demuestren la' doctrina verdadera con todos SUS recursos, no he vacila-do en intentar también esto. .Por otra parte, sabiendo yo que muchos impíos si no quieren creer que Dios existe y que el almahumana se distingue del cuerpo no es por otro motivo que porque, según dicen, esas dos cosasno han podido hasta la fecha ser demostradas por- nadie, y aunque en modo alguno esté yo de .acuerdo con ellos, sino que por el contrario estimo que casi todos los argumentos que para estosproblemas han proporcionado grandes hombres. tienen, cuando se les comprende bien, el valorde demostraciones, y estoy convencido de que apenas podría yo presentar alguno que no esté yadescubierto por otros, no obstante entiendo que nada puede ser más útil en la filosofía que elinvestigar atentamente a ~ mismo tiempo los mejores de todos y exponerlos con tanto esmero yevidencia qué en lo sucesivo resulte claro para todo el mundo que son verdaderasdemostraciones. Y finalmente, porque así me lo han pedido con gran interés algunas personasque saben que, para resolver. cualesquiera dificultades en las ciencias, he cultivado yo ciertométodo, no nuevo, desde luego, porque nada-es más antiguo que la verdad, pero del cual lesconsta que he hecho 'uso con frecuencia en otras cosas y no sin éxito; y por eso he creído undeber iri.tentar algo en esta materia.

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Ahora bien, en la medida de mis posibilidades este Tratado es completo. Lo que no quiete decirque haya yo intentado reunir en él todos los argumentos de diversas clases que se podrían aducirpara probar una ::nisma cosa. pues tampoco creo que ello merezca la pena-más que enlos casosen que no se cuenta con ninguno verdaderamente seguro; pero de tal manera me he atenido a losprimeros y fundamentales, que me atrevo a presentarlos como las más seguras y evidentesdemostraciones. Y he de añadir, además, que son de tal naturaleza, que estimo que no existeposibilidad alguna para la inteligenciahumana de encontrar jamás mejo-res; la trascendencia delasunto, en efecto, y la gloria de Dios, a la cual se refiere todo esto, me obligan .a hablar aquí delo mío con un poco más de libertad de lo que es mi costumbre. Ahora bien, por muy seguros yevidentes que yo los juzgue, no por eso, sin embargo, estoy seguro de que sean adecuados a lasaptitudes de todo el mundo; sino que, del mismo modo que en geometría hay muchos, expuestospor Arquímedes, Apolonio, Papo y otros, que, aunque todo el mundo los tiene por evidentes yverdaderus por la razón de que desde 'luego no contienen nada que, considerado aisladamente,no sea muy fácil de entender, y nada en lo .que las consecuencias no estén perfectamenteenlazadas con sus antecedentes, sin embargo, como 50n un poco prolijos y exigen una lecturamuy detenida, sólo muy pocos los comprenden, así, aunque los que aquí uso yo entiendo que, encertidumbre y evidencia, igualan a los geométricos, o incluso los superan,. temo, no obstan-te,que muchos no los puedan comprender bien, tanto porque también 'son UÍl poco prolijos ydependen unos de otros, como sobre todo porque requieren un espíritu completamente libre deprejuícios y que sea capaz de evadirse con facilidad de la alianza con los sentidos. No seencuentra, en verdad, en el mundo mayor cantidad de gente apta para' los estudios metafisicosque para los geométricos. Y existe en ello, además, la diferencia de que en geometría, estandotodo el mundo convencido de que no se suele escribir nada para lo cual 00 se disponga de una. demostración segura, con más frecuencia yerran en la materia los indoctos admitiendo ID falsoen su deseo de que parezca que lo entienden que rechazando lo verdadero; mientras que, por elcontrario, en filosofa, creyéndose' que no hay nada a propósito de lo cual no' se puedan defenderopiniones contrarias, son pocos los que investigan la verdad y muchos más los que esperanconseguir fama de inteligentes con sólo atreverse a combatir las mejores doctrinas.Por 10 tanto, .sean cualesquiera mis argumentos, como se refieren a la filosofia, no espero ser degran utilidad gracias a ellos, si-no me ayudáis CDn vuestro patrocinio. Siendo tan grande elprestigio de vuestra Facultad para cualquier intelectual y teniendo tal autoridad el nombre de laSorbona que no solamente en las-cuestiones sobre la fe no se ha confiado tanto después de lDSsagrados concilios en ninguna.otra sociedad como en la vuestra, sino que también en lo querespecta a la filosofia humana se juzga que no existe en ninguna otra parte mayor perspicacia ysolidez, ni mayor integridad y sabiduría para enjuiciar, no dudo que, si os dignáis recibir esteescrito, primero, para que lo corrijáis (ya que, acordándome no sólo de mi debilidad, sinoespecialmente de mi ignorancia, no afirmo que no haya error alguno en mí obra); segundo, paraque todo lo que falte o no esté suficiente-mente acabado o requiera mayor explicación, seaañadido, terminado y explicado, ya por vosotros, ya por mí mismo, después que me hayáisaconsejado; y por último, para que, una vez que los argumentos contenidos en este libro, con losque se prueba que Dios existe y que el alma es diferente del cuerpo, lleguen a la evidencia queconfio alcanzarán de modo que se deban considerar como diligentisimas demostraciones, loqueráis declarar y confrrmar públicamente vosotros mismos, no dudo, repito, que, si hacéis esto,en breve plazo desaparezcan de las mentes de los hombres todos los errores que existieron sobre

. estas cuestiones; la verdad misma logrará fácilmente que los restantes hombres ingeniosos ydoctos suscriban vuestro juicio, y vuestra autoridad que los ateos, que suelen ser máspresuntuosos que ingeniosos o cultos, depongan su afán de contradecir o acepten ellos mismoslos argumentos que saben que son aceptados como demostraciones por todos los dotados deingenio, para que no parezca que no los comprenden.. Finalmente, todos los demás creeránfácilmente a tantos testimonios, y no habrá nadie más en el mundo que ose dudar de laexistenoia de Dios 'O de la distinción real del alma respecto del cuerpo.Cuál es la utilidad de este propósito, lo podéis estimar vosotros mismos antes que nadie, graciasa vuestra singular sabiduría, y no parece conveniente que os recomiende la causa de Dios y de la

- religión a vosotros, que habéis sido siempre el más firme baluarte de la Iglesia Católica

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MEDITACIONES SOBRE FILOSOFÍA PRIMERA EN LAS CUALES SEDEl\IUESTP.AN LA EXISTENCIA DE DIOS Y LA DISTlNCIÓN REAL ENTRE EL

"" ALMA Y EL CUERPO DEL HOMBRE

PRl/WERA MEDITACIÓNDe las cosas que se pueden poner en duda

1. Hace fa algún tiempo que me he dado CUenta de que desde mis primeros años habíaadmitido como verdaderas una cantidad de opiniones falsas y que lo que después había fundadosobre principios tan poco seguros no podía ser sino muy dudoso e incierto, de modo que me erapreciso intentar seriamente, una vez en mi vida, deshacerme de todas las opiniones que hastaentonces .habla creído y empezar enteramente de nuevo desde los fundamentos si queríaestablecer algo firme y constante en las ciencias. Pero pareciéndome este proyecto demasiadogrande, he aguardado a alcanzar una edad que fuera tan madura que no tuviera que esperar otraposterior más apropiada para ejecutarlo, lo cual me lo ha hecho aplazar tanto que pensarlacometer una falta si empleara aun en deliberaciones el tiempo que me queda para obrar.

2. Ahora, pues, que mi espíritu está libre de toda clase de cuidados y que me he procuradodescanso seguro en una tranquila soledad, me aplicaré seriamente y con libertad a destruir engeneral todas mis antiguas opiniones, Pero DO será necesario para cumplir este propósito probarque todas eUas son falsas, cosa que quizá jamás lograra llevar a cabo; pero puesto que la razónme convence, por lo pronto, de que a las cosas que no son 'enteramente ciertas e indudables debonegarles crédito con tanto cuidado como a aquellas que parecen manifiestamente falsas bastaráel menor motivo de duda que yo encuentre para hacer que las rechace a todas. Y para esto no esnecesario que examine a cadauna en particular, 10 que sería un trabajo infinito; pero ya que ladestrucción de los fundamentos necesariamente. arrastra consigo todo el resto del edificio,atacaré, por lo pronto, los principios sobre los cuales se apoyabati mis antiguas opiniones.

3. Todo lo que he admitido hasta ahora como más verdadero y seguro lo he tomado de los ~sentidos o por los sentidos; pero he experimentado a veces que estos sentidos eran 'engañosos y ~es propio de la prudencia no confiar jamás enteramente en los que nos han .engañado una vez.

4., Pero aunque los sentidos nos engañan a veces respecte de las cosas poco sensibles ymuy alejadas, existen quizá muchas 'otras de las que no se puede razonablemente dudar, aunquelas conozcamos por su intermedio: por ejemplo, que estoy aquí, sentado junto al fuego, vestidocon una bata teniendo este papel en las manos y otras cosas por el estilo. ¿Y cómo podría negarque estas manos y este cuerpo SO'nmíos? A menos quizá que me compare CO'~ esos insensatoscuyo cerebro está de tal modo turbado y ofuscado por los negros vapores de la bilis queaseguran constantemente que son reyes, siendo muy pobres; que están vestidos de oro: ypúrpura, hallándose desnudos, o que se imaginan que son cántaras a que tienen un cuerpo devidrio. Pero son locos y yo no seria menos extravagante si me condujera según su ejemplo. Sinembargo, tengo que considerar aquí que soy hombre y, por consiguiente, que suelo dormir yrepresentarme en sueños cosas iguales o a veces menos verosímiles que estos insensatos cuandoestán despiertos. [Cuántas veces no me ha sucedido de noche soñar que me hallaba en este sitio,que estaba vestido, que me encontraba junto al fuego, aunque yaciera desnudo en mi lechal En'este momento me parece que no miro este papel con ojos dormidos, que esta cabeza que muevo G).no está adormecida, que a sabiendas y con propósito deliberado extiendo esta mano y la siento;10 que, se presenta en el sueño no parece de ningún modo tan claro ni tan distinto como todo"esto, Pero pensando en ello cuidadosamente, recuerdo haberme engañado a menudo conparecidas ilusiones, mientras dormía. Y deteniéndome en este pensamiento, veo tanmanifiestamente que no existen indicios concluyentes ni señales la bastante ciertas por medio delas cuales pueda distinguir con nitidez la vígilia del sueño, que me siento realmente asombrado;y mi asombro es tal que casi llega a convencerme de que duermo.

S. 'Supongamos, pues, que ahora estamos dormidos y que todas estas particularidades, a. saber, que abrimos los ojos, que' movemos la cabeza, que extendemos las manos y cosasparecidas, no son sino falsas ilusiones; y pensemos que quizá las manos y nuestro cuerpo no son

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tales como los vemos. Sin embargo, es preciso. por 10 menos reconocer que las cosas que se nos#E\representan en 'el sueño son como cuadros y pinturas que no pueden estar formados sino a~semejanza de algo real y verdadero, y que así, por lo menos, estas cosas generales, es decir, losojos, una cabeza, las manos, todo el resto del cuerpo, no son cosas imaginarias, sino verdaderasy existentes. Pues, en verdad, aun cuando los pintores se »plican con el mayor artificio arepresentar sirenas y sátiros mediante formas raras y extraordinarias, no les pueden atribuir, sinembargo, t:9rmas y naturalezas enteramente nuevas, sino que 10 que hacen es solamente ciertamezcla y composición de miembros de diversos animales; ° bien si su imaginación es 'quizásuficientemente extravagante para inventar algo tan nuevo que-jamás podamos haber visto nadasemejante, .y que así su obra represente para nosotros ' algo puramente imaginado yabsolutamente falso, por lo menos los colores, con que los componen, deben ser, sin duda,verdaderos.

6. y por la misma razón, aunque estas cosas generales, es decir, un cuerpo, los ojos, unacabeza, manos y otras por el estilo, puedan ser imaginarias, es preciso reconocer que hay cosasaun más simples y más universales, que son verdaderas y existentes, de cuya mezcla, ni más nimenos que de la mezcla de algunos colores verdaderos, están formadas todas estas imágenes !lelas cosas que residen en nuestro pensamiento, ya verdaderas y reales,' ya imaginadas yfantásticas. A este género de cosas pertenece la naturaleza corpórea en general, y su extensión;igualmente la figura de las cosas extensas, su cantidad a magnitud, y su número; como tambiénel lugar donde están, el tiempo que mide su duración y otras semejantes.

7. Por esa quizá no concluiremos de allí erradamente si decimos que la física, laastronomía, ~,tamedic~a y todas las demás ciencias que dependen de la consideración de lascosas compuestas son muy dudosas e inciertas; pero que la aritmética, la geometría y las demásciencias de esta naturaleza, que no tratan sino de cosas rmry- simples y muy generales, sinpreocuparse . demasiado si se, encuentran, en la naturaleza, o no, contienen algo cierto 'eindudable. Pues aunque esté despierto o duerma, dos y tres juntos formarán siempre el númerocinco, y el cuadrado jamás tendrá más de cuatro lados; y no parece posible que verdades tanclaras puedan ser sospechosas de falsedad o incertidumbre alguna

8. Sin embargo, hace mucho que tengo en mi espíritu cierta, opinión, a saber, que existe un,. Dios que 10 puede todo y por el cual he sido creado y producido tal como soy. Pues, ¿quién me

podría asegurar que este Dios no ha hecho que no exista tierra ninguna, ningún cielo, ningúncuerpo extenso, ninguna figura, ningnna magnitud, ningún lugar y que, sin embargo, yo tengalas sensaoiones de todas estas cosas y que todo esto no me parezca existir sino como lo veo? E,.:igualmente, como a veces juzgo que los demás se equivocan, incluso en las cosas que piensansaber con mayor certidumbre, puede ser que él haya querido que yo, me equivoque siempre quehago la suma de dos y tres, o que cuento los lados de un cuadrado, o que juzgo acerca de a1~~aun más fácil, si es que se puede imaginar algo más fácil que' esto. Pero quizá Dios no 1~

querido que fuese engañado de esta manera, pues es soberanamente bueno. Con todo, si ~repugnara a su bondad el haberme hecho tal que yo me engañara siempre, parecería también sercontrario a él permitir que me engañe a veces y, sin embargo, no puedo dudar de que 10 permita.

9. Habrá tal vez aquí personas que preferirán negar la existencia de un Dios tan poderosoantes que creer que todas las demás cosas son inciertas. Pero no nos opongamos a ellos por elmomento y concedámosles que todo lo que se ha dicho aquí de Dios es una fábula. Sinembargo, cualquiera sea la manera en que supongan que he llegado al estado y ser que poseo, yalo atribuyan a algún destino o fatalidad, ya lo refieran al azar, ya pretendan que es por una seriecontinua y un enlace de cosas, es seguro que, puesto que errar y equivocarse es una especie deimperfección, cuanto menos poderoso sea el autor a que atribuyan mi origen, tanto más probableserá que yo sea tan .imperfecto que me engañe siempre. Razones a las que no tengo nada quecontestar, aunque me veo obligado a reconocer que de todas las opiniones que en otro tiempohabía creído verdaderas, no hay ni siquiera una de las que no pueda ahora dudar, no porirreflexión o ligereza alguna, sino por razones muy fuertes y maduramente consideradas, demodo que es necesario que detenga y suspenda desde ahora juicio sobre esos pensamientos yque no les preste más crédito que el que prestaría a cosas que me parecieran evidentementefalsas, si deseo encontrar algo permanente y seguro en las ciencias.

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. 10. Pero no es suficiente hacer esas observaciones; es necesario, además, qué procure" recordarlas, pues aquellas antiguas y habituales opiniones todavía vuelven a menudo a mipensamiento, y? que el largo y familiar trato que han tenido conmigo les otorga derecho aocupar mí espíritu sin mi anuencia y a adueñarse casi de mis convicciones. Y no perderé jamáslacostumbre de afirmarlas y de confiar en ellas mientras las considere tal como son en efecto, asaber, de algún modo dudosas, como acabo de mostrarlo, y, sin embargo, muy probables, "demanera que existe mucha más razón para creer en ellas que para negarlas. Por tal motivo piensoque. me conduciré más prudentemente si, adoptando una actitud opuesta, procuro engañarme amí mismo por tocos los medios, fingiendo que todos estos' pensamientos son falsos e.imaginarios, hasta que, habiendo contrabalanceado mis prejuicios de tal modo que no puedanhacer inclinar mi parecer de un lado más que de otro, no se vea mi juicio, sin embargo,dominado por malos hábitos y apartado del recto camino que lo puede conducir al conocimientode la verdad. Pues estoy seguro, con todo, de que no puede haber peligro ni error en ese caminoy de que no será nunca excesiva la desconfianza que hoy demuestra, ya que ahora no es cuestión I

de actuar, sino solamente de meditar y de conocer. (3)11. Supondré pues, que existe, no por c-erto un-verdadero Dios, que es la soberana fuente de ~

ver~~ ~iQOcierto ge~io maligno, t~ astuto y.engañarl?r com~ poderoso, que ha empleado toda U.su habilidad en engananne. Pensare que el cielo, el arre, la tierra, los colores, las figuras, lossonidos y todas las cosas exteriores que vemos no son sino ilusiones y engaños de los que sesirve' para sorprender mi credulidad. Me consideraré a mi mismo como sin manos, sin ojos, sincarne, sin sangre, como falto de todo sentido, pero en la creencia falsa de tener todo esto. Memantendrá obstinadamente unido a este pensamiento, y si, por este medio, no está en mi poderllegar al conocimiento de alguna verdad, por lo menos está en mi poder suspender mí juicio. Poresto cuidaré escrupulosamente de no dar crédito a ninguna falsedad y prepararé tan bien miespíritu para todos los ardides de este gran engañador que, por poderoso y astuto que sea, jamáspodrá imponerme nada.

iz. Pero este proyecto es penoso y dificil y cierta pereza me arrastra insensiblemente alcurso de mi vida ordinaria. Y a semejanza de un esclavo que gozara en suefios de una libertadimaginaria, cuando comienza a sospechar que su libertad no es más que un sueño, teme ser. ~despertado y conspira con sus ilusiones agradables para aprovecharse más largamente de ella,así recaigo insensiblemente desde mí mismo en mis antiguas opiniones y temo despertarme deeste adormecimiento, por miedo de que las laboriosas vigilias que sucederían a la tranquilidadde este reposo, en lugar de aportarme alguna claridad y luz en el conocimiento de la verdad, nofuesen suficientes para aclarar las tinieblas de las dificultades que acaban de ser removidas. -

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SEGUNDA MEDITACIONDe la naturaleza del espiritu humano y 'que es más fácil de conocer que el cuerpo

l. La meditación que llevé a cabo ayer me ha colmado el espíritu de tantas dudas que ya noestá éh mi poder olvidarlas. Y, sin embargo, no advierto de qué modo podría resolverlas; ycomo si de repente me hubiese precipitado en aguas muy profundas, me encuentro tansorprendido que no puedo hacer pie en el fondo ni nadar para .sostenerme en la superficie. Meesforzaré, con' todo, y seguiré de nuevo el mismo' camino que había empezado ayer,apartándome de todo aquello en que podría imaginar la menor duda, exactamente co.m.o sisupiera que es absolutamente fálso; y proseguiré siempre en esté camino hasta que hayaencontrado algo cierto o, por lo menos, si no logro otra cosa, hasta que haya conocido concenen que no existe en el mundo nada cierto.

2. Para mover el globo terrestre de su lugar y trasladarlo a otro, Arquímedes no pedía sinoun punto fijo y seguro. Así tendría ya derecho a concebir grandes esperanzas si fuese lo bastanteafortunado como para encontrar solamente algo cierto e indudable

3. Supongo, pues, que todas las cosas que veo son falsas; me convenzo de que jamás haexistido nada de cuanto mi memoria llena de mentiras me representa; pienso que no tengosentido alguno, creó que el cuerpo, la figura, la extensión, el movimiento y el lugar no son sinoficciones de mi espíritú. ¿Quél>odrá considerarse verdadero, pues? Acaso sólo que no hay nadacierto en el mundo. .

'4. Pero, ¿qué sé yo si no habrá alguna otra cosa diferente de las que acabo de juzgarinciertas y de la que no pueda caber la menor duda? ¿No habrá acaso un dios o algún otro poderque me ponga estos pensamientos en el espíritu? Esto no es necesario, pues quizá yo soy capazde producirlos por mí mismo. Pero, al menos, ¿no soy acaso alguna cosa? Pero ya he negadoque tenga algún sentido ni cuerpo alguno. Vacilo, sin embargo, pues, ¿qué se sigue de ahí? ¿Soyde tal modo dependiente del cuerpo y de los sentidos que no pueda existir sin ellos? Pero hellegado a convencerme de que no había absolutamente nada en el mundo, que no habla ni cielo,ni tierra, ni espíritu, ni cuerpo alguno. ¿Acaso no me he convencido también de que no existíaen absoluto? No, 'por cierto; yo existía sin duda, síme' he convencido, o sí solamente he pensadoalgo. Pero hay un engañador (ignoro cuál) muy 'poderoso y muy astuto que emplea toda suhabilidad en engañarme siempre. No hay, pues, ninguna duda de que existo si me engaña, yengáñeme cuanto quiera, jamás podrá hacer que yo no sea nada en tanto que piense ser algunacosa. De modo que después de haber pensado bien, y de haber examinado, cuidadosamente todo,hay que concluir y tener por establecido que esta proposición: ya soy, yo existo, esnecesariamente verdadera siempre que la pronuncio o que la concibo en mi espíritu.. 5. Pero no conozco aún bastante claramente lo que soy, yo que estoy cierto de que soy; demodo que, sin embargo, debo 'tener cuidado de no tomar imprudentemente alguna otra cosa enlugar de mí y de ese modo equivocarme en ese conocimiento que sostengo es más cierto y másevidente que todos los que he tenido antes.

6. Por este motivó considerará de nuevo lo que yo creía ser antes de haber penetrado enestos últimos pensamientos; y de mis antiguas opiniones suprimiré todo 10 que puede sercombatido con' las razones que acabo de alegar, de modo que quede precisamente s610 10 que esenteramente cierto e indudable. ¿Qué es, pues, lo que anteriormente he creído ser? Sin duda, hepensado que era un hombre. ¿Diré que es un animal racional? No, por cierto: pues seria precisoinvestigar después qué es animal y qué es racional, y así de una única cuestión negaríamos,insensiblemente a una infinidad de otras más dificiles y: einbarazosas, y no podría abusar delpoco tiempo y ocio que me quedan empleándolos en resolver semejantes sutilezas. Pero medetendré más bien a considerar aqui los pensamientos' que se me .presentaban antes por símismos en mi espíritu y que no me eran inspirados sino por mi propia naturaleza, cuando meaplicaba a considerar mi ser. Consideraba, por lo pronto, que tenía lID rostro, manos, brazos ytoda esta máquina compuesta de hueso y de carne, tal como se p~esenta en un cadáver, que yo

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designaba con el nombre de cuerpo. Consideraba, además, que me alimentaba, que andaba, quesentía, y pensaba y refería todas estas acciones al alma, pero no me detenía a pensar de ningúnmodo en 10i "que era esta alma,' o bien, ~i me detenía, imaginaba que era una cosaextremadamente rara y sutil., como un viento, una llama o un aire muy tenue que estabainsinuado y difundido en mis partes más groseras, Por lo que respecta al cuerpo, de ningúnmodo dudaba de su naturaleza, pues pensaba conocerlo muy distintameote, y si lo hubiesequerido explicar ateniéndome a las nociones que"yo poseía, lo hubiese descrito del siguientemodo: por cuerpo entiendo todo lo que puede ser limitado por alguna figura; que puede ser

. circunscrito en algún lugar. y llenar un espacio de tal modo que todo otro cuerpo esté excluidode él; que puede ser sentido, por el tacto, por la vista, por el oído, por el gusto o por el olfato;que puede ser movido de muchas maneras, no ciertamente por' sí mismo, sino por algo extrañoque lo toca y del que, recibe la impresión. Pues no creía de ningún modo que se debiera atribuir ala naturaleza corpórea estas ventajas: tener en sí la potencia de moverse, de sentir y de pensar;por el contrario, me sorprendía más bien de ver que semejantes facultades se encontraban enalgunos cuerpos.

7. Pero, ¿quién soy yo, ahora Que supongo que existe alguien que es extremadamentepoderoso, y, si me atrevo a decirlo, maligno y astuto, que emplea todas sus fuerzas y toda suhabilidad en engañarme? ¿Puedo estar seguro -de que poseo la menor de todas las cosas queacabo de atribuir a la naturaleza corpórea? Me detengo a pensar en ello CQnatención, vuelvo yrevuelvo todas estas cosas en mi espíritu y no encuentro ninguna de que pueda decir que esté enmí; no es necesario qU!?me detenga a enumerarlas. Pasemos, pues a los atributos del alma, yveamos si hay algunos .que estén en mi. Los primeros son alimentarme y caminar; pero si esverdad que no tengo cuerpo, es verdad

8. también que no puedo caminar y alimentarme. Otro es sentir; pero tampoco se puedesentir sin el cuerpo: aparte de que he pensado sentir en otras oportunidades muchas cosasdurante el sueño, y al despertarme he reconocido no saberlas sentido efectivamente. Otro espensar, y encuentro aquí que me pertenece: únicamente él no puede ser separado de mí. Yo soy,yo existo: esto es cierto; pero ¿cuánto tiempo? A' saber, todo el tiempo que yo piense, pu~s quizápodría suceder que si yo dejara de pensar, dejaría al mismo tiempo de ser o de existir. Noadmito ahora nada que no sea necesariamente verdadero: yo no soy, pues, hablando conprecisión, más que una cosa que .piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una razón, queson términos cuyo significado antes me era desconocido, Así, pues, yo .soy una cosa verdadera yverdaderamente existente; pero, ¿qué cosa?' Ya 10 he dicho: Una cosa que piensa. Y, ¿qué más?Excitaré aun más mi imaginación para ver si no soy algo más. Yo no soy esa reunión demiembros que se llama cuerpo humano; no soy un aire tenue y penetrante difundido por todosestos miembros; no soy' UD viento, un soplo, un vapor, ni nada de cuanto puedo figurar eimaginar, ya que he supuesto que todo eso no era nada y que, sin alterar esta suposición, halloque no dejo de estar cierto de que soy alguna cosa, '

9. Pero, ¿y si sucediera que estas mismas cosas que yo supongo no ser, porque me sondesconocidas, no son en absoluto efectivamente diferentes de mí mismo, al que conozco? No sénada; no discuto ahora sobre esto; no puedo formar juicio más que de las cosas que me sonconocidas: he reconocido que existía, e indago quién soy yo, yo que he reconocido que existo ..Ahora bien, es muy cierto que esta noción y conocimiento de mi ser, así tomado de un modopreciso, no depende de las cosas cuya existencia no me es aún conocida; ni por consiguiente, ycon mucha mayor razón, de ninguna de las que son,imaginadas e inventadas por la imaginación.E incluso estos términos de figurar e imaginar me señalan mi error, pues figuraría, en efecto, siimaginara, que soy una cosa, puesto que imaginar no es más, que contemplar la figura o laimagen de una cosa corpórea. Pues ya sé ciertament~ que soy y que al mismo tiempo puedesuceder que todas estas imágenes, y en general que todas. las cosas que se refieren a lanaturaleza del cuerpo, sólo sean sueños o quimetas. En consecuencia,' veo claramente quetendría tan poca razón en decir: excitaré mi imaginación para conocer más distintamente quiénsoy, que si dijera: .estoy despierto en este momento y percibo algo teal y verdadero; pero, puestoque no lo percibo aún con suficiente claridad, me dormiré expresamente para que mis sueños merepresenten esto mismo con más verdad y evidencia. Y, así, reconozco con certeza que nada decuanto puedo comprender por medio de la imaginación pertenece a ese conocimiento que tengo

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de mímismo, y que es preciso recoger y apartar su espíritu de este modo de concebir para que élmismo pueda reconocer muy distintamente su naturaleza: .

10. Pero, ¿qué sQY,pues? Una cosa que piensa. ¿Qu~ es una cosa que-piensa? Es una cosaque duda, que concibe, que afirma" que niega que quiere que no quiere, que también imagina ysiente. Por cierto no es poco ni todas estas cosas pertenecen a mi naturaleza Pero, ¿por qué nopertenecerían a ella? ¿No soy acaso el mismo que ahora duda de casi todo, que, sin embargo,entiende y concibe ciertas cosas, que asegura y afirma que sólo éstas son verdaderas, que niegatodas las demás, que quiere y desea conocer más, que no quiere ser engañado, que imaginamuchas cosas, incluso algunas a pesar suyo, y que siente también' muchas como 'por intermediode los órganos del cuerpo? ¿Hay -algo de todo esto que no sea tan verdadero como es cierto quesoy y que existo, aun cuando durmiera siempre y aquel que me ha dado el ser empleara todassus fuerzas para engañarme? Alguno de esos atributos, ¿puede ser distinguido de mipensamiento o puede decirse que exista separado de mi mismo? Pues es de suyo tan evidenteque soy yo el que duáa, el que entiende y el que desea, que no es necesario añadir nada aquípara explicarlo. Y también tengo ciertamente la potencia de imaginar, ,pues, aunque puedasuceder (como he supuesto antes) que las cosas que imagino no sean verdaderas; sin embargo,esta potencia de imaginar no deja de existir, realmente en mí, y forma parte de mi pensamiento.En fin, yo soy el mismo que siente; es decir, que recibe y conoce las cosas como por los órganosde los sentidos, puesto que, en efecto, veo la luz, oigo el ruido, siento el calor. Pero se me diráque estas apariencias son falsas y que yo duermo. Lo concedo; sin embargo, por 10 menos, esmuy cierto que me parece que veo, oigo y siento calor; esto no puede ser falso; y es propiamentelo que en mí se llama sentir, y

11. Esto, tomado así, precisamente no es otra cosa que pensar. De donde empiezo a conocerquién soy con un poco más de luz y de distinción que antes. Pero, sin embargo, me parece"todavía, y no puedo dejar de creer, que las cosas corpóreas, cuyas imágenes .se forman en mipensamiento y que caen bajo los sentidos, no sean más distintamente conocidas que esa parte demí mismo, no sé cuál, que no cae bajo la imaginación: aunque, en efecto, es muy extraño quecosas que hallo dudosas y alejadas sean más clara y más fácilmente conocidas por mí, que lasque son verdaderas y ciertas, y que pertenecen a mi propia naturaleza Pero veo bien de qué setrata: mi espíritu se complace en extraviarse y no se puede contener dentro. de los justos límitesde la verdad. Aflojémosle una vez, pues, las riendas, para que tirándolas después suave yoportunamentepodamos dirigido y conducirlo más fácilmente ...12. Empecemos considerando las cosas más comunes y que creemos comprender más

'distintamente, a saber: los cuerpos que tocamos y que vemos. No entiendo hablar de los cuerposen general, pues estas nociones generales son de ordinario más confusas, sino de uno particular.Tomemos, por ejemplo, este pedazo de cera que acaba de ser extraída de la colmena: no haperdido aún la dulzura de la miel que contenía, conserva todavía parte del perfume de las floresde que fue hecho; su color, su figura, su tamaño, son manifiestos; es duro, es frio, puede sertocado y si se 10 golpea produce. cierto sonido. En fin se encuentra en ~l todo aquello .que puedenacer conocer distintamente un cuerpo. .

13. Pero he aquí que, mientras hablo, )0 acercan al fuego: los restos de saber se disipan, elperfume se desvanece, su color cambia., su figura se pierde, su tamaño aumenta, se vuelvelíquido, se calienta, apenas se lo puede tocar, y aunque se lo golpee no producirá ningún sonido.¿Subsiste la misma cera después de este cambio? Es preciso confesar que subsiste y nadie puedenegarlo. ¿Qué es 10 que se conocía, pues con tanta distinción en este pedazo decera? Por cierto,no puede ser nada de 10 que he observado por medio de los sentidos, porque todas las cosaspercibidas por el gusto, o el olfato, ola vista, o el tacto, o el oído han cambiado y, sin embargo,subsiste la misma cera. Quizá fuera lo que ahora pienso, a saber, que la cera no era, ni estadulzura de la miel, ni este agradable perfume de las flores ni esta blandura, ni esta figura, ni estesonido, sino solamente uñ cuerpo' que-poco antes se me aparecía bajo estas formas, y que ahorase muestra bajo otras. Pero, ¿qué es, hablando con precisión, lo que imagino, cuando la concibode esta manera? Considerémoslo atentamente, y. alejando todo lo que de manera alguna.pertenece a l~ cera, veamos lo que queda. Por cierto no queda más que algo extenso, flexible,mudable. Y" ¿qué es esto flexible y mudable? ¿Acaso no imagino que esta cera siendo redondaes capaz de volverse cuadrada, y de pasar del cuadrado. a una figura triangular? No, por cierto;

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no es esto, puesto que la concibo capaz de recibir una 'infinidad de cambios semejantes y nopodría, sin embargo, recorrer esta infinidad. por medio de mi imaginación y, por consiguiente,este concepto que tengo de la cera no se verifica por medio de la facultad de imaginar.

14. ¿Qué es, pues, esta extensión? ¿No es, acaso, también algo 'uesconocido, puesto quecrece en la cera' que se funde' y se vuelve aun mayor cuando está enteramente fundida y esmucho mayor aún cuando el calor aumenta? Y yo no podría concebir claramente y en verdad loque es la cera si no pensará que es capaz de recibir más variedades de extensión de-le que jamáshaya imaginado. Es preciso, pues, que convenga que yo no sabría concebir por medio de laimaginación lo que es esta cera y que sólo el entendimiento la concibe: me refiero a este pedazode cera en particular, pues ert 16 que respecta a la cera en general es aún más evidente. Pero,¿qué es esta cera que no puede ser concebida sino por el entendimiento o el espíritu? Por ciertoes la misma que' veo, toco, imagino, y la misma que conocía desde el principio; pero lo que hayque advertir es que su percepción, o bien la acción por medio de la cual se la percibe, no es unavisión, ni un tacto, ni una imaginación, y no lo ha sido jamás, aunque antes pareciera serio así,sino solamente una inspección del espíritu, que puede ser imperfecta y confusa, como lo fueantes. o 'bien clara y distinta ,COTilO lo ~s ahora, segun que mi atención se fije más o menos en lascosas que hay en ella y de las cuales está compuesta.

15. Sin embargo, no podría sorprenderme demasiado cuando considero cuánta debilidadexiste en mi espíritu y la inclinación que lo lleva insensiblemente al error. Pues aunque yoconsidero todo esto en mí mismo sin pronunciar palabras, las palabras, sin embargo, meestorban, y me siento casi engañado por los términos del lenguaje ordinario, pues decimos quevemos la misma cera si nos la presentan , y no que juzgarnos que es la misma por el hecho deque tenga el mismo color y la misma figura; de donde casi concluiría que se conoce la cera porla visión de los ojos y no únicamente por la inspección del espíritu, si por casualidad noobservara desde una ventana las personas que pasan por la calle, al ver las cuales no dejo dedecir que veo hombres tal como digo que veo la cera y, sin embargo, qué veo desde esta ventanasino sombreros y capas que pueden cubrir espectros u hombres artificiales que no se muevenmás que por resortes, pero que yo juzgo que son hombres verdaderos; y de este modocomprendo únicamente por la potencia de juzgar que radica en mi espíritu lo que creía ver conmis ojos. Una persona que trata de elevar su conocimiento por encima de 10 ordinario debesentir vergüenza por sacar motivos de duda de las formas y los términos del habla vulgar;prefiero pasar adelante y considerar si yo concebía 10 que era la cera cuando la percibíprimeramente y creí conocerla por medio de los sentidos externos, o por lo menos el sentidocomún, como lo llaman, es decir, por medio de la potencia imaginativa, con más evidencia yperfección de lo que la concibo ahora, después de haber examinado más exactamente lo que es,y de qué modo puede ser conocida. Por cierto, seria ridículo poner esto en duda. Pues, ¿quéhabía en esta primera percepción que fuera distinto y evidente, y que no pudiera caer del mismomodo bajo los sentidos del menor de los animales? Pero cuando distingo la cera de sus formasexteriores, y la considero completamente desnuda, como si la humera despojado de susvestiduras; es cierto que aunque se pueda hallar todavía error en mijuicio, no la puedo concebirde esa manera sin un espíritu humano.

16. Pero, finalmente, ¿qué podría decir de ese espíritu, es decir, de mí II1Ísmo? Pues, hastaeste momento, no admito en mí más que un espíritu. ¿Qué afirmaré, digo, de mí, que parezcoconcebir con tanta claridad y distinción ese pedazo de cera? ¿No me conozco a mi mismo, nosolamente con mucha más verdad y certeza, sino aun con mucha IIÍás distinción y claridad? Puessi juzgo que la 'cera es o existe, porque la veo, por cierto se sigue mucho más evidentemente deque soy o de qué yo mismo existo, por que la veo. Pues puede suceder que lo que veo n~. seaefectivamente cera; puede también suceder que no tenga incluso ojos para ver -nada; pero nopuede suceder que cuando veo, o (lo que ya no distingo) cuando pienso que veo, yo, que pienso,no. sea alguna cosa. Igualmente, si juzgo que la cera existe, porque la toco, se seguirá también lomismo, a saber, que yo soy; y si lo juzgo porque mi imaginación me convence, o por algún otromotivo cualquiera, concluiré siempre lo mismo. Y lo que he observado aquí de la cera puedeaplicarse a todas las demás cosas exteriores a mí y que .se encuentran fuera de mí.

17. Pues si la noción y el conocimiento de la cera parece ser más claro y más distinto,después de haber sido descubierta no solamente por la vista o por el tacto, sino por much~ otras

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causas, icon cuánta mayor evidenci a, distinción y claridad me debo -conocer yo mismo, puestoque todas las razones que valen para conocer Y.90ncebir la naturaleza de la cera, ° de cualquierotro cuerpo, prueban mucho más 'fácil y más evidentemente la naturaleza de mi espíritu! Y seencuentran, además, tantas otras cosas en el espírin: mismo, que pueden contribuir alesclarecimiento de su naturaleza, que las que dependen del cuerpo, como éstas, casi no merecenser enumeradas.

18. Pero, por fin, he aquí que he llegado insensiblemente adonde quería; pues, ya que me esactualmente conocido, que propiamente hablando no concebimos los cuerpos más que por lafacultad de entender que existe en nosotros, y no por la imaginación ni por los sentidos, y queno los conocemos porque los vemos o tocamos, sino solamente porque los concebirnosmediante el pensamiento, conozco evidentemente que no hay nada que me sea más fácil deconocer que mi espíritu. Pero puesto que es casi imposible deshacerse tan rápidamente de unaantigua opinión, será conveniente que me detenga un poco en este lugar para que, debido a laextensión de mi meditación imprima más profundamente en mi memoria este nuevoconocimiento.

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Tratado de la naturaleza humana

David Hume¡

Libro PrimeroDel entendimientoParte Primera

De las ideas: su origen, composición y abstracción

Sección 1Del origen de nuestras ideas

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Todas las percepciones de la Mente humana se reducen a dos géneros distintos que yollamo impresiones e ideas. La diferencia entre ellos consiste en los grados de fuerza yvivacidad con que se presentan a nuestro espíritu y se abren carnmo en nuestro pensannentoy conciencia. A las percepciones que penetran con más fuerza y violencia llamamosimpresiones, y comprendemos bajo este nombre todas nuestras sensaciones, pasiones yeqlOciones tal como hacen su Erimera aparición en el ~a. Por ideas entiendo las i,mágenesd®iles de éstas en el pensamiento y razonamiento, como, por ejemplo, lo son todas laspercepciones despertadas por el presente discurso, exceptuando solamente las que surgen dela vista y tacto y exceptuando el placer o dolor inmediato que pueden ocasionar. Creo que

.' no será preciso emplear muchas palabras para explicar esta distinción. Cada uno por símismo podrá percibir fácilmente la diferencia entre sentir y pensar. Los grados comunes deéstos son fácilmente distinguidos, aunque no es imposible en casos particulares que puedanaproximarse el uno al otro. Así, en el sueño, en una fiebre, la locura o en algunas emocionesviolentas del alma nuestras ideas pueden aproximarse a nuestras impresiones del mismomodo que, por otra parte, sucede a veces que nuestras impresiones son tan débiles y tanligeras que no podemos distinguirlas de nuestras ideas. Pero a pesar de esta próximasemejanza. en pocos casos, son en general tan diferentes que nadie puede sentir escrúpuloalguno al disponerlas en dos grupos distintos y asignar a cada uno un nombre peculiar paramarcar esta diferencia

Existe otra división de nuestras percepcion~s que será conveniente observar y que seextiende a la vez sobre impresiones e ideas. Esta división es en simples y complejas.Percepciones o impresiones e ideas simples son las que. no admiten distinción ni separación.L~ complejas son 10 contrario que éstas y pueden ser divididas en partes. Aunque un color,sabor y olor particular son cualidades unidas todas en una manzana; es fácil percibir que noson lo mismo, sino que son al menos distinguibles las unas de las otras.

Habiendo dado por estas divisiones orden y buena disposición a nuestros objetos,podemos aplicamos a considerar ahora con más precisión sus cualidades y relaciones. Laprimera circunstancia que atrae mi atención es la gran semejanza entre nuestras impresionese ideas en todo otro respecto que no sea su grado de fuerza y vivacidad. Las unas parecenser en cierto modo el reflejo de las otras, así que todas las percepciones del espíritu humanóson dobles y aparecen a la vez como impresiones e ideas. Cuando cierro-mis ojos y piensoen mi cuarto las ideas que yo formo son representaciones exactas de-ímpresiones que yo hesentido, ~y no existe ninguna circunstancia en las .unas que no se halle en las otras.Recomendo mis otras percejóíones hallo aún la misma semejanza .Y T.epresentaci~n. LasIdeas y las Impresiones parecen siempre corresponderse las unas a las .,.otras; Esta

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:.circ-unstancia me parece notable y ~1I.ae'!flÍatención porun momento," . .

(j) Después de una consideración más exacta halló que he sido llevado demasiado lejosporla primera apariencia y, que debo hacer uso. de .la distinción. de percepciones en simples ycomplejas.para .~imita.!:,.la.deciJlión.general <!e que todas nuestras ·ideas o impresiones sonsemejantes. Observo quernucbas de nuestras ideas complejas no tienen nunca impresionesque leJ,.Gorr~spondan y que muchas de nuestras impresiones complejas no son exactamentecopiadas p<?J !,deas, Puedo imaginarme una, ciudad como I~.nueva Jerusalén, cuyo pavim,:e¡;¡.tosea de Of<Q y sus muros __de .rubíes, aunque jamás he visto una ciudad-semejante. Yo he vistoParís,,,perp ¿aflIlltaré. que puedo .formarme una idea tal de esta-ciudad. que reproduzcaperfectamente todas sus calles y casas en sus proporciones justas y reales?

@ . Por~consig.u~ente~..veo qu~~ aunque exis~e en general ~a gran semejanza entre nuestr:asimpresiones e ideas complejas, no es universalmente cierta la regla de que son copiasexactas las unas' de las ,.0tra@Debemos considerar .ahora qué sucede con nuestraspercepciones simples. Después del examen más exacto de que soy capaz meaventuro aafirmar quela regla es válida aquí sinexcepción alguna y que toda. idea simple posee u.t;I.,aimpresión ~.i91pleque, se le asemeja;JY toda impresión 'simple, una idea correspondiente. Laidea de rojó que formamos en la obs,curjdad y la impresión de éste· que t:ri~ren~estr.os ojos ala luz del S,01 ditíereFl tan ~ól0 ~ncgrado",no en naturaleza. Es imposible probar por'unaenUIIl,er~cióp-paqj.cq\ar qqe, s~cede lo mi~p (jon todas, nuestrjlS impI~,siones simples eideas. Cada,uno ·puede convencerse, ~con ¡especto a este punto, recomendo tan.!as COIJlO leplazc~; pero si algl:)Ilo negase 'esta semejanza uniyersal., no veo otro modo ,de convencerlemás gue. pid.i~ndQle . que IDllesq-e una simple. impr:esión que no te~ga '!fl3 ideacorrespondiente, Q unAjdea~simRle ..que. n(). ttfD.gauna impresión correspon~iente. Si norespoI.ldiese a, este desaJiQ" C,OnlQ ciertamente J;lo)o :hará, podr~os, da<io §,y- ,silencio y

. nuestra propia o!>~ervación, establee.er nuestra conclusión. ~ri;.. _~

@ Asífhaíl~os.que todas.!as ideas: o ÍllJ.presione!!;simpl~s se asem~jal! las unas ~.las otras,y como las compleja$ se fQJ..Jllan qe-ellas"ptldemes afirmar en gene¡;al qlle estas dos especiesde percepcioQ.e~ son exactamente 'correspondientes, H~biep.do. descubierto ~sta ·felación, 'que.no r~quiere un e~¡unen ulterior, :;iento ~uriosiqad por enc;ontrar:.~algunas otras de suscualidades. Co.l1sideremos qué. ~pcede con respeciQ de su existencia, y C01\ respecto a estasimpresiones e lde~ 1:anJbi_én,c~~s de ellas son causas y ,cuáles efe¡;;tos. .

®" L~d.~talladaJhdagacíón,de esta ..c~~sJión..es el asunto, qel p~e~~nre..TRA.:FAD,0; y, porCQ!!,slgUl..en:te" ~os_~ntentar~2l aqUl con. éstabl~er ..I.~propOS1Clon genel'al de ..que ,todasnue$tr~jdeas ...; .silpples en ~. nnmera apariencia se-derivap.,d,e ~resion~s""sjmples que ~.Qn..cOII.espo:o4ie:ntes.a ellas y ~que tinas .repres.entan ex-aptamentQj)A1 b.uscar...:(ep6menQs. que,prueben e,sta '-proposición. los ~al1o"solame:qte de dos género~. pero eñ cada género Josfenómenos son patent~s; numerosos y G0J;1cluyentes.Prim~@llieQ,te:r.Q.C asegurp por unanueva -revisión d,e 10 q~e YIl he. afiÍmado, "a saber: que toda impresió!1 simple va ac.omp~ada. de una idea cQnespondie.nttt, y toda idea"simple, .de una im.~esión correspo:ndi~te ...D~ esta.unión cO'9:stantede~peFc;ePci.!>nes,~emejantes concl~y,o inmediatamente que e"oste una grlWconexión elltre nuestrl;lS impresio~es e i<leascorrespondientes y que la existencia de las unastiene una 90ll,Sideral)le, influen~ia sobre la~de IWH;ltrl;lS. Una unión constante tal e.Jl.~ taÍnúmero infinit(), de ,~asosrno pp.ede jamás surgir del ~ar, sino, que prue~a, claramente la

. dependenc~~ por parte d~ las impresiQne~ de las ideas o de las)deas de las impresion~s. ~araque yo pu~da sa~9f' de qué ía40 .esta::dependencia. se halla co~id~ro el orden deJa primeraaparición y hallo, por la eXJ;>erienciacotl~tante,: .que l~s impresiones s_imples pre.cedensiempre a S\1S ~deas co.rrespo!ldientes y que jamás aparec~n ~ un oI:den contrario.»ara,dar ª.un nifto la idea de ,escarlata o naranja o de dulce o amru.:gq,presento. los objetos, 0, en otraspal&l?ra.s,.le produzco' estas ,!mpresi?nes,. p~ro. no pro~do tan abSUfáam~p.te, que in~en~eprodu~ir,l~ 4n._presiolles d~~go las ideas, N,ue~1:!asideaS" en.su apari"ióna no producensus impresiones corre-sp0n.4ientes y ;.;~Ppodemos percibir un colol' o sen!#, ~a sensación tansólo po~ pensar ...en ~UaPor otra parte, ,hallamos. que una~impresión, ya dyl a4na, ya delcuerpo, va ..seguida constantemente de una ~dea,que se le asemeja y es solamente diferente enlos grados de fuen'a, y -riv~dad.· Ira únión~~onstant.e de nuestras peI;Ct1pcioness.emejantes esuna prueba convincente"'de que las unas- son causas dé las' ótr~, y la prioridad de las

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.impresiones es una prueba igual de que nuestras impresiones son las causas de nuestrasideas y no nuestras ideas de nuestras impresiones. .

@ Para confinnar esto considerad otro fenómeno manifiesto y convincente, que consiste en .que siempre que por un accidente las facultades que producen algunas impresiones se hallanfuera de función, como cuando una persona es ciega o sorda de nacimiento, no sólo sepierden las impresiones; sino también las ideas correspondientes, de modo que 1:.0 aparecejamás en la mente el más pequeño rastro de unas y otras. No sólo esto es cierto cuando losórganos de la sensación se hallan totalmente destruidos, sino también cuando no han sidojamás puestos en acción para·producir una impresión particular. No rodemos formamos unaidea precisa del sabor de un plátano sin haberlo probado realmente. .® Sin embargo, existe un fenómeno contradictorio que puede probar que no esabsolutamente imposible para las ideas preceder a las impresiones correspondientes. Creoque se concederá fácilmente que las varias ideas distintas de colores que percibimos con losojos o de los sonidos que nos proporciona el oído son realmente diferentes las unas de lasotras, aunque al mismo tiempo semejantes. Ahora bien; si esto es verdad de los diferentescolores, debe no ser menos cierto que los diferentes matices del mismo color producen cadauno una idea distinta independiente de las demás; pues si esto se niega, es posible, por lagraduación continua de los matices, pasar de un color insensiblemente al que le es másremoto, y si no se concede que todos los terminas medios son diferentes, no se puede, sincometer un absurdo, negar que los extremos sean los mismos. Supongamos, porconsiguiente, que una persona haya gozado de la vista durante treinta años y haya llegado aconocer los colores dé todas clases, excepto un matiz de azul particular, por ejemplo, que noha tenido la suerte de encontrar. Colóquense todos los diferentes matices de este color,excepto este único, ante él, descendiendo gradualmente del más obscuro al más claro; eneste caso, es manifiesto que percibirá un hueco donde falta este matiz y se dará cuenta deque existe en este lugar una distancia mayor entre los colores contiguos que en algún otro.Me pregunto ahora si es posible para él suplir por su propia imaginación esta falta yproducir la idea de este particular matiz, aunque no le haya sido nunca proporcionada porlos sentidos. Creo que pocos no serán de la 'opinión de que puede, y esto podrá servir comoprueba de que las ideas simples no se derivan siempre de las impresiones correspondientes,aunque el caso es tan particular y singular que apenas merece nuestra observación y que nomerece que P9r él solo alteremos nuestras máximas generales.' .

@ .Aparte de esta excepción! no estará de más notar en este caso que el principio 'deprioridad de las impresiones con respecto a las ideas debe ser entendido con otra limitación,a saber: que, como nuestras ideas son imágenes de nuestras impresiones, podemos formarideas secundarias que son imágenes de las primarias, como se ve por el razonamiento que .hacemos acerca de ellas. Esto no es, propiamente hablando, tanto una excepción de la reglacomo una explicación de ella Las ideas producen imágenes de sí mismas en nuevas ideas;pero como se supone que las primeras ideas se derivan de impresiones, sigue siendo cierto. que todas nuestras ideas simples proceden mediata o inmediatamente de sus impresiones

. correspondientes.' .© Este es, pues, el primer principio que establezco en hí ciencia de la naturaleza humana y

no debe despreeiársele a causa de la simplicidad de su apariencia, pues es notable que lapresente cuestión referente a la precedencia de nuestras impresiones e ideas es idéntica conla que ha hecho mucho ruido en otros términos; cuando se discutía si existían ideas innatas osi todas las ideas se derivaban de la sensación y reflexión. Podemos hacer observar que, paraprobar que las ideas de extensión y color no son innatas, los filósofos no hacen más quemostrar que nos son proporcionadas por los sentidos. Para probar que las ideas de pasión ydeseo no son innatas observan que tenemos una experiencia precedente de estas emocionesen nosotros mismos. Ahora bien; si examinamos cuidadosamente estos argumentoshallaremos que no prueban más que las ideas son precedidas de otras percepciones másvivaces de las que se derivan y que representan. Espero que esta clara posición de lacuestión acabará con todas las discusiones concernientes a ellas y hará de más uso esteprincipio !;ID nuestros razonamientos de 10.que parecía haberlo sido hasta ahora .

Sección II . '

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División del asunto

Puesto . que resulta que nuestras inrpresiones simples son 'anteriores a sus- ideasoorrespendlemes y que las excepciones de, esto son muy raras, el método parece requerir queexaminemos nuestras "impresiones antes de considerar nuestras idéas. , Las impresionespueden ·ser divididas' en dos géneros: las de la sensación' y las de latreflexión. El primergénero surge en-elalrna, originariamente por causas desoonecidas. El segundo se deriva, engran medida, de nuestras-ideas y en el siguiente orden. Una 'impresión nos excita a través delos sentidos' y ll.cfs hace percibir calor" o me, 'sed ohambre, placer 'o dolrrr de uno u 00'0-género. De esta impresión existe una copia tomada por el espíritu y que permanece despuésque la impresión cesa; y a esto Ilamamos una idea. La idea de placer o perla produce,cuando vueive a presentarse en el alma, las nuevas impresiones de deseo y' aversión,esperanza y temor que pueden ser llamadas propiamente impresiones de reflexión porquederivan de ella. Estas son a su vez copiadas por la memoria e imaginación y se convierten enideas que quizá a su vez dan lugar a otras impresiones e ideas; de modo que las impresionesde reflexión no son sólo antecedentes a sus ideas correspondientes sino también posterioresa las de sensación y derivadas de ella. El examen de nuestras sensaciones corresponde más alos anatónomos y filósofos de la naturaleaa qüe a la moraly, por consiguiente, nedebemosahora entrar en él. Cómo ·las impresiones de reflexión, a saber: pasiones, deseos yemociones, que principalmente exigen nuestra atención, surgen -las más veces de ideas,debemos "mvertir el método-que a primera vista parecía más natural, y para explicar lanaturaleza-y principios del-espíritu humano, dar una noticia particular de las. ideas antes deque pasemos atas im'(m:siones: 'Pór 'esta razón prefiero comenzar con las 'ideas.

Sección ro "<e 11' .'~qDe las ideas de la memoria y-la imaginación

Hallamos por experiencia-que cuando una -impresióa ha estado una vez presente alespíritu, hace de nuevo su aparición en él como una idea, y que esto puede suceder de dos'modos diferentes: cuando en su nueva aparición conserva un grado -considerable de su.

. primera vivacidad y es aSÍ algo intermedio entre una impresión y una ,idea y cuando pierdeenteramente esta vivacidad- y es una idea por completo. 'La facultad por la que reproducimosnuestras impresiones del primer modo es llamada memoria, y aquella que-las reproduce delsegundó; imaginación. Es evidente, a primera vista, que las ideas de la.memoria .son muchomás vivaces-y consistentes que las de la imaginación Y' que la primera facultad nos presentasus objetos más exactamente que 10 hace la última Cuando recordamos un sucesopasado su .idea surge-en el espíritu con energía, 'mientras-que Cilla imaginación la percepción es débil-ylánguida y no puede ser mantenida por el espíritu, gro dificultad invariable y uniforme,'. durante' algún tiempo considerable, Existe aquí, pues, una diferencia importante entre una yotra especie de ideas; pero de ésto trataremos más extensamente después.

Hay aún otra diferencia entre éstos dos "géneros' de ideas y que no es menos evidente, asaber: que aunque-ni lag,ideas de la memoria: ni las dé la imaginación, ni las ideas vivaces nilas' .débiles- pueden hacer su aparición en el espíritu a no ser que sus impresionescorrespondientes-háyan tenido lugar -antes para prepararles el camino, la imaginación no se e¡

halla-obligada a segUir el mismo "ordoo y fOnha <lelas impresiones originales,. mientras quela memoria se halla f"U cierto modo limitada en este respecto y no posee el poder, devariarlas.

Es evidente que-la memoria conserva la fonila on-ginal en' la que sus objetos fueronpresentados y que siempre que nos apartaméS de aquélla al'recordar algo procede esto dealgún defecto o imperfección en dicha facultad. Uít'historiador puede, quizá, por la marchamás ·~oÍ).veniente de S1'¡: narración., relatar un suceso antes que o~o al que fue realmente'pasteribr¡ pero se da cuent~ de esta alteracion del oraen., si es verídico, y pGr este mediovuelve a colocar lá idea en su' aeb~da posición. Sucede 10 mismo en nuestro recuerdo ,delugares y personas que h~os conocide antes. La función .capital de la memoria no es

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conservar las ideas simples, sino su orden y posición. En resumen: este principio se hallabasado en un número tal de fenómenos comentes y vulgares, que podemos' economizamosla molestia de insistir más SQ9re él, >, , • ,

Hallamos- la misma evidencia en nuestro segundo. principio relativo a, la libertad de laimaginación para alterar el.orden y transformar sus ideas, Las fábulas que encontramos enlos poemas y novelas ponen esto enteramente fuera de cuestión. La naturaleza .se hallatotalmente alterada y 1'l@ se mencionan más que caballos alados, dragones ferocesy gigantesmonstruosos, 1Ñodebe parecer extraña esta libertad de la fantasía si consideramos que todasnuestras ideas son copias de nuestras impresiones y que no uay dos impresiones que seantotalmente inseparables. No es preciso.mencionar qqe es.esto' una consecuencia evidente dela división de las, ideas en simples y complejas. Siempre que la imaginación percibe unadiferencia entre ideas puede producir fácilmente una' separación.

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Seeción (VDe la -conexióu o' asociación de ideas

Como todas las ideas simples pueden ser separadas por la imaginación y pueden serunidas de nuevo en la forma que a ésta .agrade, nada sería más- inexplicable qp.e lasoperaciones de esta.facultad si no estuviese guiada por algunos principios universales que lahacen ene alguna, medida' uniferme en todos Jos tiempos y lugares. Si las ideas existiesenenteramente desligadas e inconexas solo, el azar 1ª>Suniría, Y será, imposible que las mismasideas se unan regularmente-en ideas complejas (como lo hacen corrientemente) sin qlleexista algún lazo de unión entre ellas, alguna cualidad que las asocie y por la quenaturalmente una idea despierte a la otra. Este principio de unión entre las ideas no ha de serconsiderado como una conexión inseparable, pues esto ha sido ya excluido por laimaginación, y además no podemos concluir que sin éstfl: el espíritu pueda unir dos ideas,pues nada es más libre que dicha facultad, sino que hemos de considerarlo como una fuerzadócil que prevalece comúnmente y es la' causa de por qué, entre otras cosas, los lenguajes secorresponden tan exactamente los unos a' los otros; la naturaleza, en cierto modo, haindicado a cada una de las. ideas simples cuáles son más propias para ser unidas en uncomplejo. Las cualidades-de que surge esta asociación ,y por las cuales de este modo esllevado elespíritu.de una idea, a 'otra son tres, a saber: semejanza, oontiguidad en tiempo y.espacio y causa y efecto:

Creo que-no será muy necesario probar que estas cualidades-producen una.asociaciónentre ideas y que cuando aparece -una idea-despierta naturalmente otra. Es claro que, en. elcurso de nuestro. pensamiento y en la constante revolución ,de :nuesl:f8$ idtla,s, nu.estra.,imaginación pasa fácilmente de una idea a otra que se le. asemeja y q:ue esta oualidad por sísola es para la fantasía un l~o suficiente de; asQcia~ión. Es igualmente evidente que como

. los sentidos al cambiar sus objetos están obligados a cambiados regularmente y a top;tarlostal como se hallan contigl!0s unos a otros, la imaginación debe, en :virtud de, ima' largacostwnb:ce,f adquirir el mismo méto~o" de ReI_lSary recorrer la§ partes del espacio y el tietl1POal conc:ebir "sus objetos. En ,cuanto a la conexión, que está constituida ¡por la relación decausa y efecto, tendremos ocasión más tarde de eX3f11Ínarla e):). SU totalidad y, porconsiguiente, <no insistiré aqui sobre ella: Es suficiente observar que no. hay relacióp. queproduzca nna conexión más fuerte, :én la fantasía y hága que una idea despierte másfácilm~nte a otra que 1a relación de causa y efecto ent;r~ s~ objetos,

Para darnos cuenta de toda la extensión de estas relaciones debemos considerar que ,dosobjetos están enlazados entre sí en: la imaginación, no sólo CUandoel uno es inmediatamentesemejante, "contiguo. .0 causa del atto, sino también cuando se interpone entre ellos un ter~erobjeta que tiene con los dos alguna de estas relaciones. Esto pue4e -ser 'prolongado en unagran :extensión, a~que observamos al mismo tiempo. que cada auplento de téfll]jnosdisminuye,'considerablemente la relación. Los primos en~cuarto grado se hallan· enlazadospor la relación de '-causalidad, ..si' se me permite usar este térr.nino, .pero llO tan ín~~mtecomo los hermanos y mucho menas que' los hijos y el padre. En general, podemos observar

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que todas las relaciones de sangre dependen de las de causa y efeete y se estiman-próximaso remotas, según el número .de causas intermedias interpuestas entre las personas. I

De las tres relaciones- f:lI'I'Í1J~.mencionadas, la más extensa es la de causalidad. Dosobjetos 'pueden ser considerados como puestos en esta relación tanto cuando el uno es causade alguna de las a(;;~;jone~;o movimientos del otro como cuando el primero es la causa de laexistencia de) último, pues como la acción o movimiento no es.más que el objeto mismoconsiderado en, un cierto respecto Y como el objeto continúa el mismo ro todas susdiferentes situaciones, es, fácil: imaginar. cómo esta influencia de unos objetos sobre otrospuede enlazarlos en la imaginación. .

PQdep1Q~llevar ~St0 más lejos y hacer notar que no sólo dos objetos están enlazados porla relación _de:causa y efecto cuando el uno produce un movimiento o una' acción del otro,sino también cuando tiene el poder de producirlas, Podemos observar que esto es la fuentede toda". las relaciones de interés y deber. por los que tOS hombres se influyen los unos a losotros en la-sooiedad y se hallan sometidos a.los lazos del gobierno y la subordinación. Unseñor es una persona que,PQf su situación, que surge de la fuerza o del pacta, tiene el poderde dirigir en-cienos respectos las aeciones de atra persona que llamamos criado, Un juez esun individuo que en todos las cases el). litigio puede .fijar. par su opinión. la posesión apropiedad de algo entre miembros de la sociedad. Cuando una persona posee algún poder nose requiere para ponerlo en acción -más que el ejercicio de la voluntad, y' esto se considera,en cada caso, como posible, y, enmuchos, coma probable, especialmente eIJ.el caso de laautoridad, donde la obediencia del súbdito es un placer y una ventaja pata el superior.

Estos SOQ"j)or~9n~iguiente_,los principios de unión o cohesión de nuestras ideas simplesy ocupan en la imaginación el lugar de la conexión inseparable por las que se hallan unidasen nuestra memoria. Existe aquí un género de atracción que, como se verá, .posee en elmundo. mental.efectos tan .extraordinarios cama en el natural y que se revela en formas tannumerosas, como varias. Sus efectos san en todas partes natables; pero en -cnanto a suscausas, san las más de las veces desconocidas y deben reducirse a las cualidades -originalesde la naturaleza humana, que yo no pretendo .explicar. Nada es más preciso paraun.legítimofilósofa qUj:} refrenar el inmaderado, desea d~ investigar las causas~ y habiendo. establecidauna d,oCtnnl;l saQre un n~~ro-suficie~te de ex.pe~entos, deb~ COQ.t~tarse con'esto cllaIldove qlle·'uu .examen ,ulterior le llevará a especulaciones obscuras ,e-im:iertas. En este, caso,. suinvestig~gi(>n estará mucho mej9I emp.leada e{{anri!lando.Jps efectos que indagando lascausas de sus principias.

I;n1;relqs ef~ctos de esta unión o.as,ociación ele'ideas lilO existe ninguno tan no_table'comolas ideas. complej~, qqe·s,an los objetos¡co~unes.de·nues1;ras.p,ens¡m¡j~tos y r;:lZan:unientos_y qU!! ,s~gen generalmente de algún, principio, de, unión entre,<nuestras-ideas simples. Estas,ideas complejas pued@ divi<lirs~ en ~t:e~~c_iones,modos y subsfáncÍaS. Ex;aminaremosbreyemellte cada una ,de éstas en ordeH,y uniremos, algunas. consideraciones l'efer~ntes .~nuestras ideas geQ.ergtlesy parti~ulares -antes que dejemos el presen~e asunto', que puede ser. considerado como los ~lementos de esta fiJosofia,

S~cción VDe las relaciones

La palabra relación se usa en dos sentidos muy diferentes el uno del otro. Designa aveces l~·cl,la1idadpor l~ cual dos ideas se hallan enl,azadas eptre sí en la iml:lginactón y por laque una de ellas despierta. nattIF$nente la otra, segím se ha explicad(), y otras lacircunst.ancia Pai1i9u1ar según la que, aun en l~ uni¡)n arbitr~a de do~ ideas el1·1afantasía,.cOllSider~os,oaprQpiado compararla,s. EnJenguaje corriente, e's el prinl~r,sentid9 en el queusamos.1a pala1?ra .relación, y solamente en filosofia la ampliamos y la hacemos significaralglÍU as~nto partjcqlar d~ comparación,. sin lUl:. pril!-cipio d~ enlace. Así se cancede por losfilósofos que la;di~tancia.es l11l3;, verdaderalirelación" porque adquirimos una, idea de ellacomp~ando 0bjetos; pero ·hablando corrientemente decimos que nada puede- estar másdistante entre sí que tales o tales' co,&asy que nada puede tener menos relacióll; como si

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distancia y relación fuesen incompatibles.Puede quizá ser estimado como una tarea infinita enumerar las cualidades que hacen que

los objetos admitan una comparación y por las que se producen las ideas de la relaciónfilosófica; pero si consideramos diligentemente esto, hallaremos' que sin ninguna .dificultadpueden ser comp.endidas bajo siete títulos generales, que pueden ser considerados como losorígenes de toda relación filosófica:

1. La primera es la semejanza, y ésta es WIa relación sin la que no puede existir relaciónfilosófica alguna, pues ningún objeto admitirá una comparación más que cuando tenga conotros algún grado de semejanza. Pero aunque la semejanza sea necesaria para toda relaciónfilosófica, no se sigue que siempre produzca una conexión o asociación de ideas.' Cuandouna cualidad llega a ser muy general y es común a muchos individuos no lleva al espíritudirectamente' a alguno de ellos, sino que, presentando a una vez un gran número de ellos,impide, por consiguiente, que la imaginación se fije en un único objeto.

2. La identidad puede ser estimada una segunda especie de relación. Esta relación laconsidero aquí como aplicada en su sentir estricto a los objetos constantes e inmutables, sinexaminar la naturaleza y fundamentación de 1:1 identidad personal, lo que tendrá lugar mástarde. De todas estas relaciones, la más universal es la de identidad, por ser común a todo sercuya existencia tiene alguna duración.

3. Después de la identidad, las relaciones más universales y comprensivas son las delespacio y tiempo, que son el origen de un número infinito de comparaciones, como distante,contiguo, arriba, abajo, delante¡ detrás, etc. .

4. Todos los objetos que admiten cantidad o número pueden ser comparados en esterespecto, que es otro origen muy fecundo de relaciones.

5. Cuando dos objetos cualquiera poseen la misma cualidad en común, los grados en quela poseen forman una quinta especie de relación. Así, de dos objetos que son pesados, el unopuede ser más o menos pesado que el otro. Dos colores que son del mismo género puedenser de diferentes matices, y en este respecto admiten comparación.

6. La relación de oposición puede a primera vista ser considerada como una excepción dela regla de que ninguna relación de cualquier género puede substituir sin algún grado desemejanza. Sin embargo, consideremos que dos ideas no son nunca en símismas contrarias,si se exceptúa las de existencia y no existencia, y que aun éstas son claramente semejantes,.por implicar ambas la idea de un objeto, aunque la última excluye el objeto de todo tiempo ylugar en el que se supone que no existe.

7. Todos los restantes objetos, como el fuego y el agua, el calor y el frío, son sóloconsiderados contrarios por experiencia y por la oposición de sus causas o efectos, cuyarelación de causa y -efecto es tanto una' séptima relación filosófica eomo una relaciónnatural. La semejanza implicada. en esta relación se explicará más adelante. .

Naturalmente, se esperaría que uniese la diferencia a las otras relaciones; pero yoconsidero a ésta más como una negación de relación que como algo real o positivo. La'diferencia es de dos géneros, como opuesta a la identidad o a la semejanza. La primera sellama una diferencia de número; la segunda, de género.

Sección VIDe los modos y substancias

Preguntarla gustoso 3. los filósofos que fundan muchos de sus razonamientos sobre ladistinción de substancia y accidente e imaginan que tenemos ideas claras de ello, si la ideade substancia se deriva de las' impresiones de sensación o reflexión. Si nos' es procurada pornuestros sentidos, pregunto por cuál de ellos y de qué manera. Si es percibida por la vista,debe ser un color; si por el oido, un sonido; si por el paladar; Un sabor, y así sucesivamentesucederá con los otros sentidos. Creo, sin embargo, que nadie afumará que la substancia esun color, un sonido o un sahor. La idea de substancia debe, por consecuencia, derivarse deuna impresión de reflexión si realmente existe. Pero nuestras impresiones de reflexión séreducen a nuestras pasiones y emociones, ninguna de las cuales es posible que represente

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una substancia. No tenemos, por consiguiente, una idea de la substancia distinta de unacolección de cualidades particulares, y no nos referimos a otra cosa cuando hablamos orazonamos acer.ca de ella.

La idea de una substancia, lo mismo que la de un modo, no es más que una colección deideas simples que están unidas por la imaginación y poseen un nombre particular asignado aellas, por el que somos capaces de recordar para nosotros mismos o los otros esta colección;pero la diferencia entre estas ideas consiste en que las cualidades particulares que formanuna substancia se refieren corrientemente a un algo desconocido, al que se supone soninherentes, o, concediendo que esta ficción no tiene lugar, se supone al menos que se hallanenlazadas estrecha e inseparablemente por las relaciones de contigüidad y causalidad. Elefecto de esto es que siempre que descubrimos que una nueva cualidad simple tiene lamisma conexión con las restantes, la comprendemos inmediatamente entre ellas, aunque noesté dentro de la primera concepción de substancia. Así, nuestra idea de oro puede, alprincipio, ser un color amarillo, peso, maleabilidad, fusibilidad; pero después de descubrirsu solubilidad en el agua regia podemos unir esta cualidad a las otras y suponer quepertenece tanto a la substancia como si su idea desde un comienzo hubiera sido una parte ocomponente ele ella. El principio de unión, siendo considerado como parte capital de la ideacompleja, da entrada a cualquier cualidad que se presente después y es igualmentecomprendida por él como las otras que se presentaron primeramente.

Que esto no puede tener lugar en los modos es evidente al considerar su naturaleza Lasideas simples, de las. cuales los modos están formados, o representan cualidades que noestán unidas por continuidad y causalidad, sino que están dispersas en diferentes sujetos, o,si se hallan unidas, su principio de unión no se considera como el fundamento de una ideacompleja. La idea de la danza es un ejemplo del primer género, de modos; la de la belleza,del segundo. La razón es clara, porque ideas complejas semejantes no pueden admitir unanueva idea sin cambiar el nombre que distingue el modo.

Sección vnDe las ideas abstractas

Una cuestión muy importante ha sido suscitada con respecto. a las .ideas abstractas ogenerales, es decir, si son generales o particulares en la concepción que el espiritu tiene deellas. Un gran filósofo' ha combatido la opinión tradicional en este particular y ha afirmadoque todas las ideas generales no son más que ideas particulares unidas a un cierto términoque les concede una significación más extensa y las hace despertar, en ocasiones, otras ideasindividuales que son semejantes a ellas. Como yo considero éste uno de los descubrimientosmás grandes y más valiosos que han sido hechos en los últimos años en la república de lasletras, intentaré confirmarlo por algunos argumentos que espero lo pongan más allá de toda'duda y controversia. .

Es evidente que al formar las más de nuestras ideas generales, si no todas,' hacemosabstracción de los grados particulares de cantidad y cualidad, y que un objeto no deja depertenecer.a una especie dada por razón de una pequefta alteración en su extensión, duracióny otras propiedades. Por consiguiente, puede pensarse que existe aquí un claro dilema quedecide acerca de' la naturaleza de las ideas abstractas, ideas que han. proporcionado tantosasuntos de especulación (;l los filósofos. La idea abstracta del hombre representa a loshombres de todos los tamaños y de todas las cualidades; de lo que se concluye no puedehacerlo más que o representando a la vez todos los tamaños y cualidades posibles o norepresentando ninguno. Ahora bien; estimándose como absurdo defender la primeraposición, por implicar una capacidad infinita del espíritu, se ha decidido comúnmente enfavor de la última y se ha. supuesto. que nuestras ideas abstractas no representan ningúngrado particular de cantidad o cualidad. Sin embargo, haré ver que esta decisión es errónea,primeramente probando que es totalmente imposible concebir una cantidad o cualidad sinformarse una noción precisa de Sus grados, y segundo, mostrando que, aunque la capacidaddel espiritu no es infinita, podemos formamos a la vez una noción de todos los grados

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..posibles de cantidad: y' cualidad de una manera que, aunque imperfecta, puede servir almenos.para.todos los propósitos de la reflexión y conversacién. Comenzando con la primeraproposición "de. que el espíritu nc puede formarse una noción de cantidad y cualidad sinformarse una noción precisa de los grados de cada una, la probaremos por los tresargumentos siguientes: Primeramente, hemos observado que todos los objetos diferentes Sal}

distinguibles y que todos los objetos distinguibles son separables por .i!! pensamiento y la.imaginación, Podemos añadir aquí que estas proposiciones son- igualmente ciertas en surecíproca y que todos los objetos separables son, pues, distinguibles, y que todos los objetosdistinguibles son, porcocsigniente, diferentes. Pues ¿cómo -es posible que .podamos separarlo que tia es distinguible o distinguido que no es diferente? Por consiguiente, para saber sila abstracción implica tina separación necesitamos tan' sólo' considerar y examinar, desdeeste punto de vista, si-todas las circunstancias de qué abstraemos ell nuestras ideas generalesson distinguibles y diferentes de las que retenemos CO~0 partes esenciales de las mismas. Bsevidente, ti primera vista, qué latdeterminada. longitud de una línea. no es diferente .nidistinguible" de la linea misma, ni, en general, el grado preciso de una cualidad. Porconsiguiente, estas ideas son tan poco susceptibles de separación como de distinción odiferencia. Se hallan, pues, unidas unas con otras en la concepeióny la idea general de unalínea; á pesar de todas uuestrasabstraeciones y refinamientos; tiene.-cuendo -aparece en elespíritu, un grado preciso de cantidad y cualidad, aunque se :puede hacer que representeotras líneas que poseen diferentes grados' de ambas.

Segundo: se 'confiesa que ningún objeto puede aparecer a los sentidos 9, con otras..palabras, 'que ninguna impresión puede-llegar a estar presente al espíritu sin hallarsedeterminada en sus grados de cantidad y cualidad. La confusión en que se hallan envueltas aveces las· impresiones procede tan sólo de su "debilidad e instabilidad y no de algunacapacidad del espíritu para recibir una.impresión que en su existencia real no posea un gradoo relación determinada. Es esto una contradicción en los términos y aun implica la más Cf&SRde las 'contradicciones, a saber: que es -posible que la misma' cosa sea- y no sea 'al mismotiempo.

Ahora bien; puesto que todas las ideas se derivan de impresiones y no son más quecopias y representaciones de ellas, todo lo que es verdadero de las unas debe reeonocerse

. como perteneciente a las otras. Las impresiones y las ideas difieren tan sólo por su vigor.yvivacidad. La conclusión precedente no se funda en un grado particular de vivacidad. Nopuede, pues, Ser afectada por una variación en -este respectó. Una idea 'es una impresión másdébil, y como una impresión fuerte' debe tener necesariamente una cualidad y cantidad;determinadas; debe suceder la mismo con su copia o representante.

Tercero: es un principio generaímente.admitido en filosofía que todo en la naturaleza es-individual y que es totalmente' absurdo suponer un triángulo realmente existente que noposea una relación precisa de radas y ángulos. Siesto, por consiguiente, es absurdo en el .hecho y la realidad, debe sedo también en la idea, pues nada de lo que podemos formarnos.una idea clara y distinta' es absurdo o imposible. Formamos la idea de un'objeto y formarnos,una idea simplemente es la misma cosa: la referencia de la idea al objeto, siendo unadenominación extraña, de la que-en sí mismano tiene ni Indicación ni carácter. Ahora bien;como es -imposible formarnos 'una idea de un objeto que 'posee cantidad y cualidad y, sin'embarga, -no 'la posee en un grado determinado de ambas, se sigue que existe unaimposibilidad igual para- formamos una idea CJ.u~no se halla limitada y confinada en estosdos respectós. Las ideaS abstractas son, pues, en sí mismas índividuales, aunque' puedanllegar a .ser·generales en 'su representación. La iinagen en la.mente es solamente la de unobjeto particulár, aunque su 'aplicación, en nuestro razonamiento, séa la misma que si fueseuniversal. . .

Está aplicación 'de las ideas más,allá de su natúfaleza procede de la'teunión de todos sus. grados' de canlidad: y"cualidad de una mánera imperfecta, pero que puede servir pata los .. propósitos de, la vida, lo que constituye la 'segunda proposición que yo me propongoexplicst. Cuánde· hemos' hallado una semejanzai entfe varios objetos~y que frecuentementese' nos presenta, aplicamos el inismo nombre a todos ellos, cualesquiera que sean lasdiferencias que podamos ob~ervar' en los' gtádos de su cantidad ~'cualidad y todas las deinás

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diferencias-que puedan aparecer ep.tft; ellos. Después 'lije h,emos adquirido unhábito .de"estegénero, la audición de este, nombre despierta la idea de uno de estos objetos y hace que laimaginación lo conciba. CaP todas sus circunstancias y pro~órciones' determinadas. Perocomo la misma palabra .. se supone que ha .sido aplicada frecuentemente a, otrasrepresentaciones particulares, que son.diferentes en muchos respectos de la idea que se hallainmediatamente presente al espíritu, y no. siendo la palabra capaz de despertar la idea deotras representaciones particulares, toca tan, sóJ"oal' alma, si Se nos permite hablar de estenodo, y despierta el,hábifo que, hemos adquirido corisideiándolas. .No están éstas realmentede hecho presentes-al ~spiri~ pero sí solamente en potencia; no' podernos representárnoslasclaramente .en Ja imaginación, pero somos capaces de considerar fácilmentealguna de ellascuando lo exija un designio o necesidad presente. La palabra despierta una idea individual yal mismo tiempo un cierre hábito" y este .4$.bitp produce cualquier otra idea individual quepodemostener ocasiónde emplear. Sin ~~bargo. corno la producción de todas las ideas alas que elnombre puede ser aplicado es, en los más dejos casos; imposible, abreviamos este'

.~ ... ~.- , ._ ), ;.!.~ , . - -

trabajo por una consideración más parcial y hallamos que no 'surgen más que pocosinconvenientes, de esta simplificación, en nuestro razonamiento.

Una de las circunstancias más extraordinarias del presente asunto es que, después qué elespíritu ha producido una idea individual sobrela que ~azonamos, el hábito que la acompañay es despertado por tfl_término general o abstracto '~ugier~ ráp~darpente otra idea individualsi p~r. casualidad hacemos lpl razonamiento que no concuerda con ,aquélla. Así, simencionáramos la.palabra triángulo y formásemos laideade un equilátero determinado paracorresponder a aquélla y afirmásemos después que lps tre~ ángqlQs de. un triángulo soniguales e~tre sí, Ías ótras Ideas individuale,s de ..un escalenq y un isóscele~" que hemos

. OlI'iti4_o,al principio, se, ~os prese.ntan ¡lDlJledi<,ltamentey nos 4?cen petcih!r la falsedad deesta proposición, a~que sea verdadera con relación a.la )dea que ,hemos formáoo. Que lamenie.:II:osugiere sietI;lpre estas ideas cuandoo.es preci~o proce4e de alg\l1laimperfección'cfu_sus facultades, y una impei.fección semej'ante es, .fr~cu~iite1Uente el' origen .9,el .falsorazonamiento, y ,sofistica; Esto es, principalmente,. lo qu~ sucede con las ,i~eas que sonabstrusas y complejas, 'En otras ocasi.on~sj el \1ábito es más pe#"ecto y caemos tara vez entales, enores. "

E~ m;ís;. el 'hábito, es. en ocasiones tan per:fe,?to que l!l JIÚsma idea puede unirse a varias'palabras dif~~lltes y. p_ijede$er.empleada, en diférentes razon~entos.sin peligro ~gttiio deerror. ~~í> la idea. ,de,:un triárlgulo equilátero. de una pl,l]_gadade altura puede servirnos parahabl~ Q'e\Ulf\ ..figura" qe una tigura, rt?:.ct;i1Jnea,dti.un~ figlp'a regular, ~~Un tr~ángu1o y de untriá?-gulo equilátero. Por cp~si~uiente>.·tOdos estos térnrinqs van en este caso unidos con lami~a idea; pero ~omo acostumbran a ser apÍic(ldos en una- mayor o menor eXtensión,despiertap, ªus hábitos, y PQr e~to 'Úyyap al" espíri~ ¡ápidamebÍe'"a o~servar que no se harealiZado ninguOa,conclllsión"'contrarÍa a la idea gue {¡sualmente se. comprende baje ello·s.'... ~, ,~ ..... ~ - ,,' ,. -

~tes de qqe estos h*bitos h~yan negado a ser ,otaJ;rp.enteperfectos, quizá el e~píritu no. se contente_ con, forma,rse 'la idea de una sol~ rialida,d indívidual, sino que puede rec()rrervarias distintas, para entender lo que quiere decir y la extensión del complejo que qmeree:x¡n'e$~ pO:l{~l término genqa,l. Para q\le pOdamqs d~t~rminar ~l ~entido de'la palihní :figuradebemó~ re~oirer .en nuestro espíritu l~sjdeas de círculo, ~uadrado, paralelogramo,,triángulo~~~enti~lados 't prq~orci,_ones•.y.no P91;i~os p~~e.cer e~ tina ~~~ ~.idea ..CómoquieI1l que esto" sea, es qlerto que nos formamos la Idea de reahdades 1l).dlV1dualesslenil'!eque u~ari:l9sun téppino gyn~ral, que rara ve;z:o nunca agotamos estas realidades individualesy que las que penh~eccen por r$}l?resentarson r~presentadas sol~énté por medio del hábitopo~ .el que. las reproduciiD.os cuando alguna oc~ión presente las exige. Esta .es, pues, lanawraleza.de nuestras ide~ abstrflC1:a$y términos general~s, y c;lees~ manera es comoexplicamos la precedent~ paradoja de que álgunas iaeas son particulares ~n su nafuraleza ygenerales en su r.epr~sentación. Una idea particular. se hace general uniéndose .con unténnino general, estQ es, con ,un tél1llWo que por una ~ón hábituat está en relación conotras muchas ideas particulares y las repioduc~ eJIla imag'inal;!lónfácproente. ..

La ÚJ)jcadíñcll1;tad que qlleda el!- este asunto debe referi:r~eal háb~!o que teprbduc~ tan'fá~ente t9da.~dea particu1,:;rr que podamos necesitar y es 'despertado por uila palabra ó·

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..,sonido con" él qué lo unirnos fr~uénterIierlte. El moao más apropiado, según mi opinión, dedar una e,q,ligación satisfactoria deesta actividad' del espíritu es producir otros casos ,queson análogos 'a, ella y: ,0trQSprincipios qlut facilitan su actuación. El explicar las ciiüsasúltimas de nuestras acciones 'meri.hde's es mi.posibh;. Es suficiente que podarlos' dár unaexplicaciónsatisfactoria de ellas por la experiencia y analogía.

Primeramente, pues, observo que cuando meucioriarhos 'algún número grande, porejemplo, Un minar, el espíritu no tiene en generaluna 'idea suya, adecuada, sino tan.sólo lacapacidad de' producir una idea tal por la idea adecuada de las decenas, bajo las euales.elnúmero ~e ha1ia comprendido. 'Esta imperfección, sin embargó, de nuestras ideas no seexperimentanuncá en nnestros razonamientos, que parecen ser Un casoparalelo al presentede las ideas uúíversales. ' '

Segundo; tenernos varios cas..os de hábitos que pneden ser despertados por una solapalabra, como, por ejemplo, cuando una persona qu~ sabe de memoria 'un fragmento de undiscurso o unaserie ,..deversos puede recordar el todo, que .es incapaz de reproducir, tan. sólomediante la primera 'palabra o expresión con que comienza'

Tercero: creo que todo el que examine la situación de su espíritu al razonar estará deacuerdo COI,lInigO en que no unimos itíeasdistintas y completas a cada termino que usamos,y que cuando hablamos de gobierno, "iglesia, negociación, conquista, ~rara vez exhibimos ennuestras menteltqdás"'las'ideas simples de las que se componen estas ideas complejas. Sinembargo, se pu~,de" observar que, a pesar de esta imperfección, podemos evitar decirabsurdos' acerca de estos asuntos y podemos perdibir una repugnancia entre las ideas tantocomo si tuviésemos :una plena comprensión de ellas, ASÍ, si en lugar de decir que en laguerra e) más, débil recurre siempre a las negociaciones' dijésemos que recurre siempre a laconquista, el hápit? que ~~mds"adq1J.iridode 'atribuir ciertas relaciones a las ideas sigue .aun alas palabras y ~oshace 'percibir inmediatamente 1b absurdo de esta proposición, de1 mismomodo que una idea particular p~éde servimos para razonar con respecto' a otras' ideas,aunque sean é~t~ dife~ellt~s el) v*~ circunstancías. .

Cuarto: dado que las realidades individuales se agrupan y se colocan bajo un términogeneral, teniendo 'en cuenta la sem:ejanza que entre sf muestran, 6sta relación debe facilitarsu entrada e~ la imaginación y hacer que sean sugeridas en la ocasióp. precisa másrápichiment~. 1?e hecno', si consider~os el ~progreso 'bdmÚll del pensamient(), ya en larefle_xión, ya en 1ftco,nver~ación, ;hallaremos Una razón poderosa para convenCemos de esteparticul:;rr, Nada es más admirabl~ que la presteza 'Con que l~ imágiI{ación despierta sus ideasy las pres~tl:l en el in.stante precisO' en que son necesarias o útiles. La fantásí~ pg-sa de unextreD;lOa ptro del universo, réuDiéndo las ideas que pertenecen á UlÍ. asiInto. Podría pensarseque el mun40 intelect_ual de las ídeas, se hallaba:"I?resente a nosotros y que Jio haoíamos máSque cog~r,)as qu~ eran más apropiadas a nuestro propósito. Sin embargo, no es preciso queesté presente niriguna" máS que las ideas que se hallan,reunidas por una especié"de facúltidmági~a en e} ruma, que 3,unque sea si~pre más perfecta en ,los grandeS genios, y es.propianitmte lo (¡]le llamaInos genio, resulfa inexplicable para los más' grandes esfuerzos delentelldimie~to humano.' .

Qb.izá ,:e'stas cüatro reflexiones pueden ayUdar' ,a al~jar todas las dificultades de la 'hipótesis, referente a las ideas IÍbstractas que yo he propuesto y que es tan contraria a lo que'hasta abara. ha preyalecido en filq_soña.,PerC!,a decir verdad, póngo mi mayor confianza en10 que he p,rooado ya con r.~feréncia á la impo~ibilidad de las ideas genbrhles, segUri elmétodo comenté' de, explicarias. Debemos buscar, ciertamente, 3Igúp siste1na m1eVO"enesteasu,n,to;y ,no existe cfaramente ninguno más que el que yo.he ptopuestb. Si fas ideas ,sonpartic~a¡es en ~u naturaleza y al mismo tiempo' finitas en sU número, sólo por ~l hábitopuedeQ.hac!er~e gent?_rales~n su representac;iÓn y c'ontener un número 'infinito de otras ideas j

bajo sí. ".' " , ' 'Antes de qU,e deje este problema emplearé los l:l1ÍStilOS principios' para explicar la

,... :iI, ,'- '_ ,',

distinción dé razón, de ra qué se hablá tanto y se extiende t~l¡'pOCO:en las escuelas., De e'stegénero e& la_d.tstincion entre figÚra y cuerpo figurado,' movimiento y cuerpo movido~ Ladi:Q.cultad,de exp~c;ar e,st.a<}ís$lCión sUrge del principio antes explidto: qué todas las ideasque son di~erentes son separables; pues se sigue de aquí que, :si la figura es diferente del

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cuerpo, sus ideas deben ser tan separables como distinguibles. y si no es diferente. sus ideasno pueden ser ni separables ni distinguibles. ¿Qué se entiende por una distinción de razón,puesto que no implica diferencia ni separación?

Para evitar esta dificultad debemos recurrir a la explicación precedente de las ideasabstractas. Es Cierto que la mente jamás hubiera soñado en distinguir una figura de uncuerpo figurado no siendo en la realidad. ni distinguibles, ni diferentes, ni separables, si nohubiera observado que aUL en esta simplicidad pueden contenerse muchas semejanzas yrelaciones diferentes. Así, cuando un'a esfera de mármol blanco se nos presenta, tenemossólo la impresión de un color blanco dispuesto en una cierta forma y nosomos capaces deseparar y distinguir el color de la forma; pero habiendo observado después una esfera demármol negra y un cubo de mármol blanco y comparándolos con nuestros primeros objetos,hallamos dos semejanzas separadas en lo que parecía primeramente, y realmente estotalmente inseparable. Después de un poco más de práctica en este género, comenzamos adistinguir la figura del color por una distinción de razón; esto es, consideramos juntamentela figura y el color, pues son, en efecto, la misma cosa e indistinguibles, pero vistas bajoaspectos diferentes, según las semejanzas de que son susceptibles. Cuando consideramossolamente la figura de la esfera de mármol blanco, nos formarnos, en realidad, una idea de lafigura y el color, pero tácitamente dirigimos nuestra vista a su semejanza 'con la esfera demármol negro, y del mismo modo, cuando queremos considerar solamente su color,dirigimos nuestra vista a su semejanza con el cubo de mármol blanco, Por este medioacompañamos nuestras ideas de una especie de reflexión, de la que el hábito nos hace, engran parte, insensibles. Una persona que desea considerar la figura de un, globo de mármolblanco sin pensar en' su color desea una cosa imposible; pero lo que quiere decir es quedebemos considerar el color y la figura juntos, pero tener presente la semejanza con la esferade mátmol negro o con alguna otra esfera de cualquier otro color o substancia.

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PRINCIPIOS DE FILOSOFIA EL EMPIRISMO "

...

CAPITULO IX

EE',E'MPIRISMO

~S.ECCIO,.Ú.,EL EMPIRISMOCLÁSltO: HUME

1. El emputsmo y MUf11e

En tanto el racionalismo afirmaba (cf. Cap. VIII, § I ~3)que la razón conoce sin 'ayuda;. • '1

r.\ 'de la experiencia -y, más aun, que todo factor e.mprrícó' debiera ser dejado de lado para\!..) que la razón, entendida como facultad innata, funcione con ptenltuo-, el empirismo

sostiene la tesis contraria. Todo conocimiento deriva en última lnstanc'a de la experienciasensible; esta es'Ia única fuente de conocimiento, y stn ella no se lograría saber ninguno.El espírifu ño está dotado de ningún contenido orlglnarlo¿ sinoque es comparable a unahoja de papel en blanco (a W/Jite.paper), que' sólo la experiencia va lIenando,- Así comopara el racionalismo erideal del éoñocimiento 'se hallaba en las matemáticas, constituidaspor juicios universales y necesarios (a priori), el empirismo lo encuentra más bien en lasciencias naturales o tácticas (cf. Cap. 111,§ 2), en las ciencias de observación, cuyosjuicios 'son particulares y contingentes (a posteriori). -Por último, mientras que elracionalismo expresaba una tendencia filosófica declaradamente rnetañstca, porqueafirmaba la posibilidad del conocimiento de una realidad que trasciende los límites de laexperiencia (ideas platónicas, substancias. Dios), el empirismo propende, en general,. a -negar la posíblíidad de la metafísica y a confinar el conocimiento a los fenómenos, a las'fronteras de la experiencia: no hay más conocimiento de las cosas y procesos que el quese logra mediante la sensibilidad; la "razón" no podría tener otra función, según esto,como no fuera la de ordenar lógicamente 100smateriales que los sentidos ofrecen.

La corriente empirista se inicia con F. Bacon (1561-1626), quien, limltándosepredominantemente al plano metodológico, establece el principio según el cual todacíeneía ha de fundarse en la experiencia, o, en otros términos, que el único métodocientffico consiste en la observación y la experimentación, y construye en consecuenciauna teoría de la inducción.' J. Locke (1632-1704) fue el primero en desarrollaraístemátlcarnente la teoría gnoseológica empirista, sosteniendo que todo conocimiento engeneral deriva de la experiencia. Pero el representante más ilustre de la escuela, y conquien el empirismo llega a su culminación, fue, el escocés David Hume (1711-1776),porque llevó esta teoría casi hasta sus últimas consecuencias con una hondura y sutilezaque convierten sus análisis en piezas maestras de la argumentáción filosófica; susprofundas críticas a 100sdos principales conceptos de que se valía el racionalismo, losconceptos de causalidad y de substancia (cf. Cap. VIII, § 14), preparan el camino para lasinvestigaciones de Kant.

1 La inducción es el razonamiento que va de lo individual a la general -observando lo que ocurre con uncuerpo sometido a la acción del calor; y luego con otro, y con otro, etc" se tennina por llegar al juiciouniversal: "el calor dllata los cuerpos", La deducción, en cambio, Sigue el camino inverso: de lo universal a lopartícular o singular -por ejemplo, el silogismo "todos los hombres son mortales, Sócrates.,,", etc,

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PRINCIRIOS DE, FILOSOFfA EL ,EMPIRISMO'..Hume fue Util· .excelente escritor ..y ensayísta -autor también de una notable Historia

de Inglaterre-, y esa habilidad de su pluma lo convierte, en, uno ,de los. filósofps .mássencillos -en la medida en que los filósofos puedan serlo, porque esa facilidad es a vecesuna apariencia que despista allecter superficial o. rápido, y sólo la repsíída "frecuentaciónde sus obras consigue percibir las dificultades de fondo con que lucha su pensamiento.Su fuerte reside en la extraordmarta capacídad para el análisis psicológico: y su filosofíapuede caracterizarse como. psidblogisrno, "porque es.eanálisi,S e~ para é; eí tipo de análisispropio de la filosofía. ..

2. ImpreSiQoes e ideas

como filósofo empiti-s!a. Hume' sostiene qu'e todo conocimiento en última instanciaprocede de la experiencia; 'sea de ta .expeHencia externa, vale decir, '1~ que' proviene deles sentidos, corno la vista, el oído, etc" sea dé la experlencla ín~ir:na~18_ autoexpenencía.Según, ésto, 'ei est~9io. q~e Hume se propo ne"'emprender cónsrs~irá en EH análtsis de los.hechos de 'la própia experíencía deles que hoy se denornínan hechos psíquicos y queHume llama pe,rcepciones del espíritu (donde "percepción", es sinónimo de cualquier'es~do d~ conclencia): A las percepciones que se reciben de modo directo las denominaHume imptesión~s, y 'tas divide en impresiones, de' la sensación, es decir, las que ®provienen del oído. del tacto, de la VIsta, etc, (las que están referidas élJ "mundo exterior").e impresiones de la reflexi6n~ vale decir, _las de nuestra propia ínteríoridad: ejemplo efeímoreslón de .Ia'sensación,' un color, o un sabor determinados; impresión de la' reflexión; elestado de tristeza en que abara me encuentro.

Estas impresiones, o representaci.ones· o"riginarias, se diferen.cian de laspercepciones derivadas, que Hume llama ideas, como v. gr. los fenómenos de la memoriao de la fantasía, En su Investigacíón' sobre el entendimiento humano escribe:

Todo el mundo admitirá fácilmente que hay una .considerable diferencia entre las'percepcrones :del espíritu cuando una p.ersona siente el.dolor del éalor excesivo, o elplacer de I~ tibjeza ll!o9!3ra:a, '1 cuando después recuerda en su memoria esa sensación

. o-la anticipa imaginándola: .::~. J"

El récuerdo 1)9 es \::In.estado originario, Sino oerívadc de una impresión. y lo mismoOCl)rre coo la fantasía, cuando se- imagina, por ejemplo, un viaje qU.epensamos reali:zarpróxim~'r,:nente.Y agre§a Hume: •

Pode,!l1os observar u~a cjístindón 'Similar. en todas las otras ~percepciones delespír'itu. 'Unhombre en un accesode'dÓlera es impulsado qe modo muy diferente de otrohombré qu; ~IO -piensa en esa emodón.3'" ,

, ,JAt>J["_,.:~"''' ~ ", r;-t- .~. j; -=-" -';':"'~. t, ~

~

No es lb mismo, en efectó, estar,encolerizado'que recordana cólera del-día a:nterior,o imaginar :c._ómome puedo encoleríz~r por algún hecho fut~ró. Hay' entbirces unadiferencia fundamental entre "impresioAes" e "ideas", Y esta. diferencia, seg'ún Hume, esuna diferenCia de intensidad o vivacidad;'

Con el término impresión significo, pues, todas nuestras percepdones másvivaces cuando oímos o vemos o palpamos o amamos u odiamos o dese,a{T1o~,oquere~os. Y las impresiones se distinguen de las ideas .;que son ..Ias per,cepciones

. , ' ' \'

2 An Enquiry Concerning Human Understanding (ed. ~.A. Selby-Bigge, Qxford, Al the Clar,endon Press1961), Se.ction 11,p. 17.(trad. esp. InveStigación sobre el entendímientq humano. BuenQs Aires, Losada, :\1945. p. 49). ' .3' ,op. cit., seCo 11, p. 17 (trad. p, 50).

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PRINCIPIOS OE'FILOSOFi'A EL EMPIRISMO

menos víváoes de que somos coñsetentes -ouando Í'eflexionamos sobre' cualesquiera deesas'sensacio~eS ó movimientos antes mencionadcs,4 '..Tanto las-ideas cuanto las impresiones pueden .sera su vez cornptejas,o simples,

según que se las pueda tíescomponer o no:

Aunque- un color pattig.dar, 0 !-In sabor u olor son cualidades que están todas ,reunidas en esta manzana, es fácil darse cuenta de que no son lo mismo, sino que al

menos son distinguibles unas de otras.5

Todos nuestros conocimientos derivan directa o indirectamente de impresiones,Incluso las ideas o nociones más complejas, aquellas que -por lo menos ante un primerexamen- parecen más alejadas de la sensibilidad, en definitiva, si observamos y nosfijamo~ bien, provienen .tambié_nellas de tmpresíones. Por ejemplo, me pUEd.Ohacer laidea .de una montaña de, oro, dice Hume" y pQdrJa'creer que sé trata d~ un hechoorlqinárto ,qe mi mente: pero no es difícil darse 'cuenta de que no Se Pata de u'l1apercepción Qr!ginaria, slnoque.es simplemente el resultado' 08 una'comolnaclón operadapor mj ,e,spfrita;:'9ue na unido laJdea.de oro, de, un, lado, con la de O:JQntañg,.por el otro ..ideas que yoposela ·ya de antes y que 'derivan d~ irópreslonee. ,

Ségún esto, entonces, el espíritu humano no tiene otra posibilidad como no sea la' /C'\de mezclar o componer,. dividir o unir los materiales que las ímpresiones suministran. Y en. ~esta actividad el espíritu no responde ,a otra legalidad que a la dejas Jf;yes,de asoc;i¡:¡ciónde las 'ideas -(cf. Cap. VI, § 6). Según Hume, son tres: asociación por semejanza,asocíacíónpor contí,gQidaden el ti~o:po y en el espacio, y asoctacíón por causa y efe~o: ®

Creo' que nadie dudará de que estos principios sirven pára conectar ideas. Un.cuadro conduce nuestros' pensamlentos haoía el original [semejanza]; cuando semenciona un departamento de un edificio naturalmerne se'-sugiere una conversación ouna prsqunta ~cetcª- de los otros [qontigüidad]; y si pensamos en una herida ap~naspodemos evitar que nuestra reflexión se refiera al dolor consiguiente [causa y efedo].6

Se da así un notable paralelismo con el 'esquema básico' de' la ciencia físicamoderna. Para ésta, en efecto, a) ,el mundo- material se reduce a unidades últimas, yaíndescomponibles, los átomos, cuyo movimiento, combinaciones y separaciones producenla totalldad de los procesos que constituyen el múndo fisico; y b) toda la multiplicidad delos cambios que allf ocurren está regida por (o'no son más que casos particulares de) unasola leY,"la'ley de" gravedad, desctlbierta pof Newlon (cf: Cap. 11.§ 7). ~Pues bien, COAespecial conciencia del segundo momento, Hume traslada aquel esquema al campo delhombre, a Sl:I vid~ esp!Jitu.al; ~I subtítulo de su ob~a mayor, el Tratado de la (1aturalezahumana, es: "un intento para introducir él método eXperimental d,e razooar" -es decir, elmétodo de observación y descripción empírica- "en los temas morales" -es~o es, e'¡' lascuestiones relativas al espíritu humano. En efecto; toda la multiplicidad y variedad de losestados,anfmicos se",r~duce a p.ercepciones simples,'y aJa postre a lmpresj_ones simples;y aqvella variedad rlpce -_metame.otede lá combin~ción de tales elem.entos mediante lasley.es· d.9 asocia~ón. en el empleo .de és~e prinCip,io, que hace paralelo con la ley deNewton,7 es donde Humé mismo considera que habría (,1eponerse su' título de 910r1.a.'8 9

4 op. cit., seco JI, p,"18 '(trad. p. 513. . .6 A Treatise of Human Nature, ,Libro 1,Parte ,1,Séc. 1(oo. L.A. Selby-Bigge, OXfofd, At the Clarendon Press.1960), p. 2.6 Enqulry, seco 111,p. 24 (trad. p. 58).7 Cf. t=nquiry, seco 1,pp. 1~-15(Trad. pp:'46-47), ""8 An Abstraet of a Book I~tely published, entitiiled A 'Treatise of Human N(!.ture, ed. J. M. Keynes and P.,Sraffa. Cambridge, 1938 (cit. por T.E. Jessop, "Sonic Misunderstandings of Hume", en V. C_ Chappell. ed.,Hume, Londan. Macmillan. 1968. p_47).

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PRINCIPIOS DE FILOSOF(A EL EMPIRISMO"

3. El principio fundamental del ,empirismo ,

Hume puede entonces resumir lo dicho y enunciar su principio fundamentalempirista en los siguientes términos:

todos los materiales del pensar se derivan de nuestras sensaciones extemas ointernas. Sólo la mezcla y composición de éstas pertenece al espíritu ~'a la voluntad, O,para expresarme en un lenguaje filosófico: todas nuestras ideas', o percepciones más

débiles, son copia de nuestras impresiones o percepciones más vivaceJ.10

®Hume cree poder probar el principio empirista mediante dos argumentos. En primer

lugar,

cuando analizamos nuestros pensamientos o ideas, por más compuestos osublimes que sean, veremos siempre que se reducen a ideas tan simples como eran lascopias de sensaciones orecedentes. Aun aquellas ideas que parecen más alejadas deeste origen, después de cuidadoso examen aparecen como derivadas de' él.11

De manera que si nos ponemos a analizar nuestras ideas, por más complicadas osublimes que sean, por más alejadas de la sensibilidad que parezcan, se verá que enúltima instancia se reducen siempre a impresiones. Y de ello es un ejemplo, además de la"montaña de oro", ya mencionada, la mismísima Idea de Dios. En efecto,

la 'idea de Dios, con el significado de un Ser infinitamente inteíligente, 'sabio ybueno, surge al reflexionar sobre las operaciones de nuestro propio espíritu y alaumentar ilimitadamente estas cualidades de bondad y sabiduría.

12

, La idea de Dios es la idea de un ente infinitamente sabio, infinitamente poderoso,infinitamente bueno, etc. Hume se pregunta de d6nde procede tal idea, y observa que ella G)no es más que la reunión y multiplicación al infinito de ideas de cualidades característicasde nuestro propio espíritu. Pues mediante la reflexión me doy cuenta de que poseoalgunos conoCimientos, un cierto saber; la reflexión me permite también observar en mícierta capacidad para hacer cosas, un cierto poder; y me percato asimismo, de la mismamanera, que hay en mi cierta bondad. Multiplico luego al infinito la idea de saber, yobtengo la idea de sabiduría infinita y perfecta; hago lo' mismo con la idea de poder, yformo la idea de poder infinito u omnipotencia; y extendiendo igualmente la idea debondad, llego a forjarme la idea de .bondad absoluta y perfécta ..Enlazo por último estastres ldeas -omnisciencia, omnipotencia y bondad suma- en una sola idea compleja, y

. entonces tendré formada la idea de Dios.13 En tanto que para Descartes la' idea de Diosera una idea innata, que el hombre no es capaz de producir (cf. Cap. VIII, § 11), para

~~

9 Nota; No obstante, puede muy bien plantearse la pregunta de si les llamadas leyes de asociación de Ideas son verdaderas leyes, yno más bien, en el mejor de los casos, tipos de relación muy vagos, que se dan en cada individuo de manera diferente. Pues se hablade "ley" cuando puede establecerse una relación de modo preoiso, con necesídad, pudiendo predecirse con rigor lo que ha lie suceder;asl se sabe con seguridad que si tomo con mis dedos esta hoja de pap!ll Y la suelto, fatalmente habrá de caer (ley de gravedad). Perosi se prcnuncte le palabra "blanco", esta "idea" la llevará a una persona -a jmaginar "negro", por cdñtraste; otra pensaré en la nieve; otraevocará "banco" p0r:.q~e es poeta o gusta de las rimas. Según esto, el modo de asociar es cuestión que depende de la personalidadrespectiva (y no que la personalidad fuese resultado rnecánlco de las asociaciones, como viene a sostener el asociacionismo).- Cf. LJ.Guerrero. Psicologla. SS 97-100, Buenos Aires, Losada. ' 1946.-10 Enqulry, sec, 11,p. 19 (trad. p. 52).11 loc. cit. '12 loe. clt,13 Ya en la Antigüedad. JENÓFANES (alrededor de 570 - 470 a.C.) había dicho que "si los bueyes, loscabahos y los leones tuviesen manos y' can ellas,pudiesen dibujar y realizar obras como los hombres, los.caballos dibujarlan figuras de dioses semejantes a los caballos, y los bueyes a los bueyes, y formarían sus'cuerpos a imitación del propio" (frag. 15, trad. R. MONDOlFO. El pensamiento antiguo, 1. p. 76).

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PRINCIPIOS DE FILOSOFfA EL EMPIRISMO '"Hume es una idea construida por el espíritu sobre la base del material que proporcionanimpresiones de la reflexión (es, entonces, lo que Descartes llamaba "idea facticia", ~f.Cap. VIII, § 10). .

y mientras qUE; el filósofo francés se sentía forzado a sostener que a esa ideacorrespondía en la realidad un ente efectivamente 'existente (cf. Cap. VIII, §11), Hume selimita tan sólo a comprobar que de hecho tenemos tal idea, pero que, por el momento almenos, no es sinouna idea más, sin ningún privilegio respecto de-las otras, y comparablepor tanto a la idea de centauro, a la de sirena o a la de montaña de oro. Quizás a la ideade Dios corresponda una realidad, es posible que haya Dios (como tal vez haya sirenasen algún remoto lugar del océano), pero también es posible que no exista; por lo tanto,Dios no es por lo pronto, según Hume, nada más que una mera idea.

El segundo argumento dice:

sí ocurre que, por defecto del órgano, una persona no es capaz de experimentarninguna clase de sensación, - tiene la misma incapacidad para formar las ideascorrespondientes. Así, un ciego no puede formarse noción de los colores ni un sordo de

. 14 .los sonidos.

Pero si se otorgase a cualquiera de ellos e.1buen uso del órgano de que carecen, elciego pronto llegaría a alcanzar la idea de color o el sordo la de sonido.

De esta manera Hume se encuentra en condiciones de formular el criterio con quedeterminar la validez de una idea. Toda idea deriva en definitiva de alguna impresión,.seqún se ha visto; pero para 'que la idea tenga valor objetivo, es preciso que copie orepresente exactamente una impresión, es decir, que le corresponda una impresión con elmismo signfficado que posee la idea -y si se trata de una idea compleja, habrá decorresponderle una impresión a cada uno de sus elementos, y en la misma relación conque se dan en la idea. Una idea es válida en cuanto concuerda con las impresiones.15 Sí ..la impresión faltase, como en el caso de la niontaña de oro ..porque. no tengo impresión demontaña y oro a la vez-, ello querría decir que la idea no es válida, que no es una ideaobjetiva, sino una idea carente de significación real, producto sólo de la imaginación. Enconsecuencia .

cuando abriguemos, pues, la sospecha de que un término filosófico se emplea sinnínguna idea o significación -como es muy frecuente- tenemos que preguntamos: ¿dequé impresión se deriva esta supuesta idea? Y si es imposible asignarle alguna, esto

. . nfi t 16.servrra para co umar nues ra sospecha.

4. Conocimiento demostrativo y conocimiento fáctico

Hume distingue dos "tipos fundamentales de objetos de conocimiento y, .respectivamente, de ciencias. por una parte, posible objeto de conooimiento loconstituyen las relaciones entre las ideas: éste es el tema de las matemáticas ciencia ~demostrativa -es decir, que se vale tan s610de la razón-, cuyas verdades son necesarias ~- (a príori), no dependen para nada de la realidad, sino que se fundan exclusivamente en elpensamiento.

14 Enqulry, seco 11,p. 20 (trad. p. 52).'· .15 Cf. Treatise, Libro 11,parte 111.sec. 111, p. 415; 11,111, X, p.448; 111,1, 1, p. 458.16 Enquiry, .sec. 111.p. 22 (trad. pp:S4-55).

~~

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PRINCIPIOS DE FILOSOF1A . EL EMPIRISMO

La proposición: el cuadrado pe la hiPotenusa es igual a los cuedreaos de los dos'lados expresa una relación entre estas figuras. Tres veces cinco es igual a la mitad detreinta expresa una relaci(1n 'Elntre estos 'números. Las proposiciones de esta clasepueden descubrirse por el mero trabajo del pensamiento, sin que dependan de algoexistente en alguna parte dAI universo. Aunque en la naturaleza no hubiera jamás uncírculo o un triángulo, las verdades demostradas por Euclide~ siempre conservarían su

17 - .certeza y evidencia.

El otro género de conocimientos es el que se refiere a los hechos (matters of faet) , alas C05as existentes (existe nces). y es evidente que se. trata de un tipo de saber muydiferente al anterior, desde ~I momento en que sus afirmaciones son siemprecontingentes, no necesarias (a posteriori).

La segunda clase ríe objetos de la. razón humana. los hechos, no sondescubiertos del mismo modo. hi nuestra evidencia (evidence) de su verdad; por másgrande que sea, es de naturaleza igual a 'él anterior. Lo contrario de todo hecho essiempre posible, porque nunca puede implicar contradicción y porque el espíritu loconcibe con la misma fadlída.d y .distinción como si estuviese complétame: te de .acuerdocon la realidad. La prooosícíón el sol no saldrá mañana no es menos inteligible y noimplica mayor contradicción que la afirmación mañana saldrá. Sería en valla, pues, tratarde demostrar su falsedad. Si fuera falsa por demostración implicaría contradicción y elespíritu nunca podria concebirta distintamente.

18.Este tipo de conocimientos referentes a la realidad no 'ofrecen propiamente

problema alguno en la medida en que estén constituidos tan sólo por impresiones orecuerdes -vemos hoy salir el sol, lo vimos ayer, anteayer, etc. Pero ocurre queconstantemente vamos más allá de las impresiones mismas, y aun de los' recuerdos, parahacer afirmaciones concernientes al futuro, a algo de lo que no hay ni impresión nirecuerdo, como cuando se afirma que "el sol saldrá mañana". ¿Qué es, se prequntaHume, lo que nos permite ese pasaje?

Todos los razonamientos que se refieren a los hechos parecen fundarse en larelación de causa y efecto. Sólo mediante esta relación podemos ir más allá de los datos[evidence] de nuestra memoria y de tos sentidos. [ ...] Un hombre que encuentra un relojo cualquler otra máquina en una iSla desierta sacará en conclusión .qué alguna vez hahabido hombres en la isla.

19

Por lo tanto es preciso investigar esta idea de causalidad.

5. Critica de la idea de causalidad

La idea de causaliciad es de enorme significación, como el mismo Hume se apresuraa reconocer, pues se trata de una noción que se nos impone y empleamos 9'\.constantemente.· Por ejemplo, nos encontramos en una habltaclón-a obscuras y oímosuna voz; inmediatamente suponemos que esa voz proviene de una persona, pues a nadiese le ocurnría imáginar que esa voz no procede" de alguien que .Ia ha emitido.Establecemos entonces un enlace causal entre la voz (efecto) y la fuente productora(causa). De modo semejante, esperamos en el futuro que las mismas causas iránacompañadas por los mismos efectos; que, v. gr., si pongo la mano en el fuego, me

17 op. cit., seco IV. parte 1,p. 25 (trad. p. (2).18 op. cit., pp. 25-26 (trad. p. 62).19 op, dt p. 26 (trad. p. 6'3).

.5"

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PRINCIPIOS DE FILOSOFIA EL EMPIRISMO

~quemaré. Y es obvio que sin este tipo de previsiones, la vida humana no podríadesenvolverse de manera adecuada. El agricultor siembra los granos esperando queluego habrán de producir su fruto, tal como hasta ahora ha ocurrido. La importancia deesta idea de causalidad, pues, es patente,' incluso en las manifestaciones más-corrientesde la vida cotidiana.

Ahora bien, se trata de una idea compleja; en la que el análisis revela cuatroelementos o componentes, a) Ar:te todo un primer hecho, lo que llamamos "causa", queinicia el proceso, b) En segundo lugar, otro hecho, como término del proceso causal, yque es lo que se llama' "efecto", c) En tercer lugar, una cierta relación temporal entre a) yb), a saber, una sucesión: primero aparece la causa, más tarde 'el efecto, d) Por último,para que pueda' hablarse de relación causal, el primer hecho tiene que producir elsegundo, o, dicho con otros términos, el primer hecho posee una cierta fuerza o energíaque hace que aparezca el segundo, y ello de tal manera que, dado el primer hecho, el otronecesariamente tiene que darse; la relación de causalidad, pues, y esto es lo esencial, esuna relación de conexión necesaria.

Un ejemplo aclarará lo dicho, y a la vez permitirá comprender la crítica de Hume.Tómese el caso más sencillo que pueda ocurrírsenos: En una mesa de billar, una bola enmovimiento se dirige hacia otra, que se encuentra en reposo; la golpea, y entoncestambién se mueve la segunda bola. Se dice entonces que el movimiento de la-primera esla causa del movimiento de la segunda. '

Pues bien, lo que ahora corresponde hacer, según las premisas de Hume (cf. § 3),es comprobar si cada uno de los cuatro elementos encontrados en la idea de causalidadtiene su correspondiente impresión, o no. a) Sobre la base del ejemplo anterior, 'está claro'que hay impresión del primer hecho, porque veo la primera bola en movimiento, b) Yesobvio que. lo mismo ocurre con el segundo hecho: también percibo el movimiento de lasegunda, c) En tercer término, también se percibe la sucesión: primero se observa unmovimiento, el otro se lb percibe más tarde, d) El problema, en cambio, aparece con elcuarto factor, que sin embargo' -es preciso observarlo- es el que tiene mayor peso oimportancia en la cuestión, porque constituye la esencia misma de la causalídad.eín él, enefecto, nos encontraríamos con una mera sucesión, no con una conexión causal, puesésta requiere, además de la sucesión, que el segundo hecho sea necesariamenteproducido por el primero ..

y bien, ¿hay impresión de la conexión necesaria del primer hecho con el segundo?¿Percibo, o percibe alguien, que el primer hecho produce el segundo? 0, paraexpresarnos con el lenguaje de la física, que constantemente emplea el concepto decausa (cf. Cap.. 111,§ 9), Y según la cual hay una fuerza, o energía cinética, que setransmite de una bola a la otra, ¿vemos u oímos la fuerza? ¿la olemos, palpamos osaboreamos? ¿Tenemos impresión de ella? Hay impresiones visuales de rojo, azul,verde, ·etc., y auditivas de sonidos y ruidos, y táctiles de lo duro o 10 blando; etc.. pero nohay impresión ninguna de fuerza o conexión necesaria, no hay absolutamente ningunaimpresión de que el movimiento de la segunda bola resulte necesariamente delmovimiento de la primera, de que ésta transmita a aquella algunaJuerza.

Cuando miramos los objetos externos- a nuestro alrededor, y consideramos laacción de las causas .• ni en urrsolo caso somos capaces dE! descubrir alguna fuerza oconexión necesaria, alguna cuandad que ligue el efecto a la causa y que hace que el unosea la infalible consecuencia de la otra. Sólo encontramos que el primero realmente, dehecho, sigue a la otra. El impuiso de una bola de billar va acompañado del movimiento

20de la .segunda. ~ _.

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. 200p, ot. seco Vil. parte 1,p. 63 (trad. pp. 111-112, retocada) .

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PRINCIPIOS DE FILOSOFfA EL EMPIRISMO

la experiencia nos muestra s610 sucesiones -que después del movimiento de 13primera bola ocurre el segundo-; pero no nos.enseña absolutamente nada más.

No nos dice, en 'modo algun'o, que entre los hechos haya una relación necesaria talque, dado el primer hecho, forzosamente tenga que ocurrir el segundo.

Podría entonces suponerse que esa noción de fuerza o conexión necesariaprocediese de la razón; que se tratase de un conocimiento a prio-ri; y que. por tanto, elsupuesto básico mismo del empirismo fuese falso. Sin embargo, según Hume, no es así.La razón procede siempre guiándose por el principio de contradlcción, de tal manera quees racionalmente posible todo lo que no sea contradictorio; y no es contradictorio que lasegunda bola no se mueva; por tanto, por la sola razón no se conoce la relación causal.

Cuando veo, por ejemplo, que una bola de bülar se mueve en línea recta hadaotra y 'aun suponiendo que por .casualidad Sé me ocurriera que el movimiento de lasegunda bola es el resultado de su contacto o impulso, ¿no puedo acaso suponer quecien sucesos diferentes podrían haberse seguido de esa causa? ¿No pueden ambasbolas quedar en absoluto reposo? ¿No puede la primera bola volver en línea recta orebotar en la segunda en cualquier línea o dirección? Todas estas suposiciones soncompatibles y concebibles. ¿Por qué, entonces, deberemos dar.preferencia a una queno es más compatible y concebible que el resto? Ninguno de nuestros razonamientos apriori será capaz de mostramos un fundamento de esta preferencia.

21

Dicho de otro rnddo: con la razón solamente -esto es, sin recordar lo que ya.sabemos y sin ningún otro recurso a la experiencia-, simplemente pensando-sobre unhecho, nunca se llegará a saber qué efecto podrá producir, porque racionalmente sonpensables sin contradicción las más diversas posibilidades. La idea de conexiónnecesaria, pues, tampoco procede de la razón.

Aunque se suponga que las facultades racionales de Adán eran completamenteperfectas desde el primer momento, no podría haber inferido de la fluidez, ytransparencia del agua que podía ahogarse en ella, o de la luz y el calor del fuego, queéste podía consumino.22 .

Sin embargo, la verdad es que el hombre no se limita a comprobar merassucesiones, sino que, según antes se dijo, afirma relaciones causales y está seguro deque los objetos similares irán acompañados por efectos similares:

Si se nos presenta un cuerpo de color y consIstencia iguales a los de) pan queanteriormente hemos comido, no tendríamos inconveniente en volver a comerlo,.prevíendo con certeza un alimento y sustento iguales,23

así como confiamos en que la bola de billar ahora en movimiento habrá de mover ala que encuentra en su camino. ¿Cómo es que pasamos de los casos observados a loscasos-futuros, y con plena seguridad de que siempre ha de ocurrir así?

6. Origen de' la idea'de causalidad

~ Es un hecho que poseemos la idea de conexión necesaria; por ende, es precisorastrear su origen. Para ello Hume imagina un experimento:

21 op. at; seco IV, parte 1, pp. 29-30 (trad. p. 67); "cf: seco IV, parte 11,p. 35 (trad. pp. 75-76).22 op.cit., sec, IV, parte 1, p. 27 (trad. p. 64, retocada). ".23 op. cn., sec. IV, parte 11,.p. 33 (trad. p. 74).

'38

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PRINCIPIOS DE F-ILOSOFIA EL EMPIRISMO ~

Supongamos que una persona detasa de las más poderosas facultades de razón y .reflexión aparece repentinamente en nuestro mundo, 24 Esto es" se parte de la tupétesís deque de pronto apareciese en nuestro mundo una persona perfectamentedesarrollada. sinhaber pasado por las experiencias de Ia niñez, la juventud, etc., pero con su inteli,gencia ysus sentidos rraduros, Entonc~s, ¿qtlé conocería del mundo que le ofrecen los sentidos yque por primera vez observa?

Er, verdad.' lo "que vería sería una continua sucesión de .objetos, y un sucesosig.uiendo a otro, pero no pocrta descubrir nada" más. Al príncrpio, no sería capaz,meciante ningún razonamiento, de llegar a la'id~a de causa y ef_9cto.25 "

El personaje del ejemplo, por hipótesis desprovisto de cualquier experiencia previa,no vería en el mundo" nada más que meras sucesiones de hechos -no relacionescausales-; vería" v. gr., que-al movimiento de una bola de billar sigue el de la otra, y nopercibiría absolutamente nada más, de modo que no 'podría establecer ninguna conexióncausal. ' '

Ahora bien, transcurrldo cierto- tiempo, la actitud del nuestro' hombre habrá decambiar. En efecto, supongamos

que esta "p~rsona ha,adquirido más experiencla y que ha vivido tanto tiempo en elmundo que ha observado que los objetos o sucesos familiares están constantemente26 "ayuntados_

La experiencia, las repetidas observaciones, I~ han -permitido notar que los doshechos del ejemplo, el movimiento de una bola de billar y el de la otra, han estadosiempre acompañados .o ayuntados (conjoined); q.ue constantemente un hecho haseguido al otto; en un caso, en dos, en cien, en todos los casos que han: caído bajo suobservación. '(entonces, como consecuencia de toda ésta experiencia, después de habervisto muchas veces que cuando una bola de billar golpeaba a 'otra la segunda se movía,ocurre algo nuevo en su espíritu: que si ahora, una vez más, ve una bola de billar enmovimiento ditigirse hacia 'otra, "cencíuírá, antes de ver lo que 'va a suceder, que lasegunda bola también se va a mover:

, " Inmediatamente infiere la existencía de un objeto [el movimiento de la segundabola] por la apartcíón del otro [el movimiento de la primera]. Y, sin embargo, con toda suexperiencia, no ha adquiridO ninguna idea o'conocimiento de-la fuerza oculta por medio

, de la cual el primer objeto produce el otro; y tampose es un proceso de razonamiento elque lo induce a sacar tal infereneia.27. '

Nuestro hombre ha observado" multitud de casos en los cuales una bola de billargolpea a otra y la ségunda se mueve, y- se pregunta entonces Hume ,si esa persona,después de haber visto tal número de casos, ve, en rigor, algo mas que lo que Había vistoen la primera ocasión. La primera vez, cuando apareció de repente en el mundo, no viomás que sucesiones; ahora, después de la observación de muchos casos, ¿ve acaso .alqomás? Es evidente que no, que no hay ninguna nueva impresión. Ni tam,poco hay nada conque la razón pueda haber contribuido, según se mostró más arriba. Y, sin embargo, ahorael personaje del· ejempro hace,ellgo que antes no había podido hacer: con sólo ver elprimer movimiento, infiere el segundo:~¿'Qué ha ocurrido, entonces, para que pueda

24 ot: at., secoV, parte 1,p. 42 (trad. p. 84).25 loe. cit. .28 loc. dt.21 loe. cit.

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PRINCIPIOS'DEFILOSOFfA EL EMPIRISMO,'..realizar .tal inferencia? Puesto que hay-que excluir a. Ja razón y a la experiencia, ¿quénuevo factor o fa_cultadha entrado en juego? . .

Pues~bien, el pnnciplo que ha permitido la inferencia no-es, 5egún Hume, sino lo quese llama hábito e costumbre. porque esa especie de mecanismo mental que es-el hábito,y que se' torrna.mediante un proceso de repetición -piénsese en la memorización de unapoesía, v. gr.,:;, consiste en la tendencia 'a 'reproducir UD plexo. o conjunto de hechospsíquicos aprendidos cuando se revive una parte de dicho conjunto (na hace falta másque.decir: "er ,el cielo tasestrellas ...", para.que el niño inmediatamente siga con .¡'en·elcampo las espinas. etc."). De modo .parejo, a fuerza de observar casos. semejantes seasocian en el..esplritu tan estrechamente la idea de una bola de billar-en movimiento y. elmovimientccde- .otra, que llega un momento -eí momento en que' -el:1hábito, se haconstitordo- en que, COQ_ sólo percibir ..el primer movimiento, Inmediatamente ..acude al la-ima.ginación el segundo, y así se lo anticipa antes de que, realmente haya ocurrido.

Este principio. [el ql1e explicaIa infer~nGial es lacostumbre o hábito·.,Porquesiempre .8lJr, la. repetición .oe un. acto u.operación particular produce una propensión arenovar el mi§r,io acto u operación, sin ser impelido por ningún razonamiento o proceso

• ,,' . ;7 '. - 28'del entendimiento, decimos que esta propensión es el efecto de la costumbre.

LO que Hume sostiene es",en el fondo algo hiuy sencilto; pararíójicamente, íadlñcultao del argum~nto:re,.si(te en la extrema sencillez. dE7 lo analizado. Et genio. de Hume,reside eo su extraordínana capacídao, para .analízar lo más sencillo, lo m;ás obvio, y quejusto por serlo es lo que menos observarnos (ct Cap. 111.§ 5). La costumbre, .el habito,tiene fuerza tal sobre nosotras, que nos resulta muy difícil regresar a los datos sensibles \tal como éstos se presentan y Hume nos pide, libres de todo lo que no sean las purasimpresiones. Pero si se hace el esfuerzo, y se lo loqra, se verá qu~ Hume está en locierto.

En resumen, entonces, esa noción de fuerza o conexión necesaria, que constituye elnúcleo ,de Iq idea de causalídad, no ':10sla proporciona I? razón ni hay tampoco impresiónningl,má'de ella. No es nada más que .resultado del hábito: G~rnO coñstantemente, cadavez que se acerca la rñáno al fuego.: se .siente ,calor, termina. 'por inferirse que hay un~

, I·~ . ¡, I ~

con~xión fciczosa entre el fuego y el calor. ._

'P'lareCé,pu~s, -que e~ár<!ea de una conexión necesaria entre los sucesos surgede' casos similares en -que ocurre la aYuntación constante de estos sucesos, ya queninguno de; estos' casós ~[por' sí solo] puede sugerimos esa idea, aunque fueranexaminados por todos sus (W.stados y desde todos los:ángulos. Pero en un número decasos que se :suponef,l similares, no hay, ninguna diferencia con cada uno de los casos·aislados, salvo que después de una repetición de casos similares el hábito conduce arespíritu, 311apaf,!3cer I;Jnsu~e5o, a esperar su acompañante usual y a creer,que existirá.por tahto; esta conexión que sentimos eh el espíritu, esta acostumbrada transición de laima§inación de un objeto a su.acbmpañahte,usual., es el sentimiento o impresióh a partir

~ de la cual f~nnamos la idea de fuerza o de conexíón necesaria. Eso'estodo_2,9 ,

;

Se vé ahora, ·por fin, cuál es la impresión de la 'que práviene la ídea de conexiónnecesana: es la impreSión o sentimiento, que el espíritu experimenta, del tránsito l1suafdeuna 'idea ¿ otra asociada con ella. Pero también se comprende que 'esta idea .de lacausalidad' no 'es, tomada" 'én 'ligo!!, teoréticamente válida, que no ROS da conocimiento delas cesas mismas:porque no tiene ermismo sentido que posee la"impresiórl,·(cf."§ 3). Eñ'efecto, la imp~resiónse'refiere a la forzosidad del h~bito, de manera que eS el' sentímientode una necesidad subjetiva, 'si así puede decirse; en cambio, la idea de conexión

~: op. ci-t , p. 43 (trad. pp. 84-e5) ... op. cit. , scc, VII, parle 11,p. 75 (Irad. p. 126, retocada) .

...",¡ HIJ" .,

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PRINCIPI0S DE FILOSOFíA EL EMPIRISMO ~

necesaria está referida -ilegItimamente- a las' cosas mismas. La conexión 'necesaríaresulta de una especre de "proyección" a las cosas mismas, de" lo que no es más que unhábito:" es la conversión de una-relaclón .subjetiva· 'en una relación objetiva, Pero la"necesidad" .de los -hábitos no es una verdadera necesidad' en el. 'sentido riguroso de iapalabra, sino válida únicamente parra cada individuo en función de las experienoias quecada uno .hayatenido; no es 'una necesidad objetiva, propiamente dicha, como la del-jutcio"Id suma de los ángulos interiores deun triánqulo es igual a dos rectos".

. . La"crttiea.ne: Hume, e.ntonces, ·viene a suprírnír el valor teorético de Ia noción' decausalidad. 'Gue pueda-tener alcance objetivo, no es rnás que creen.cia (beliéf) nuestra,sin duda útil, -d.e,·yran irnpórtancia práctica, según se.dijo (cf. § 5).,"porque sin ella la vidahumana se barra imposible; pero una "creencia", por muy sólría que parezca, no es másque una convicclón. Subjetiva, carente en principio,. hasta donde- sepamos, de fundamentoen la realidad, y por tanto, encarando .la cuestión con rigor y desde un punto de vistepuramente teórico, la idea de causalidad es una idea inválida. Y si bien dentro del campode la experiencia constituye una guía util y au.n indispensable, resultará totalmenteengañosa si pretende e'mpleársela eh I~~met~.fisica: porque en ~ste territorio no es posiblecomprobar sucesiones constantes, Y por tanto su empleo. sera enteramente arbitrario ycaprichoso.

'Pero con esto, entonces, de acuerdo con la crítica de Hume, se viene abajo uno delos pitares capitales, de la metafísica racionalista,' que había otorgado un lugar de privilegioa la causalidad, lIeg,ando Spinozaa identificarla con la razón misma '-"causa" o "razón," {cfCap' VIII, § 14)-·y fundando en ella Descartessu primera prueba de la 'existenéi~ de bios

. (cf. Cap.'VIII,'§ 1 1). < , '._

7. CrItica de la idea de substancia

, La crítica de 'Hume al concepto Pe,. substancia procede práctícarnenie sobre lasmismas líneas que la qítica a la causalidad. Esta noción d~ sub~ta.Qciaes una noción enapariencia muy clara y que todos empleamos diariamente y' de modo continuo;"substancia" equivale a "cosa", y constantemente estamos refiriéndonos, en las palabraso en los hechos, a cosas, corno ,la sllla, la mesa o el sol. La ide? 98 substancia, segúntuvo oportunidadde señalarse (Cap. VIII, § 14), significa~ro que-está-debajo -ésta mesa,por ejemplo- de Ios accidentes. -roja, de-diezquílos, dura, de cuatro patas, etc.-: es 1,0 queunifica los accidentes variados y c.ambiantes, constituyendo su fundamento permanente,permitiendo que esta mesa -sea la misma aunque' se la pinte de verde, se le quite unapata: etc" ,...'

Pues bien¡ es preciso preQl;Ipt?rse si hay ímpreslón de substancia o cosa. Fue-ra deduda, tenemos impresiones de los accidentes; en.nuestro caso, vemos el color rojo deesta mesa, palpamos s~ dureza, etc. Pero, ¿tenemos impresión de esta mesa? Fijémonosbien en la pregunta: ésta no inquiere por las impresiones de los accidentes de la mesa,sino.por la impresipn de la mesa m~sma. ¿_Vemos, olfateamos, gustamos o tocamos lasubsta.ncj~.:cju~es "esta mesa" -no .Ios accidentes sil10 ~.sta cosa, esta r:nesa misma? Yes_preciso confesar ,que·no, que, no hay taJ impresión. Quien lo dudara, no tendría másque consultar un manual de psicología y busca~- .en el capítulq referente a ,lassenl?aciones: aHí verá ,que hay sensaciones de rojo •.de amarillo, dé dureza, de agrio! etc.,pero no encontrará s~nsaciones de mesa ni, en general, de CO&8S o substancias .

.¡¡

Si.[la idea de substancia] nos fuese comunicada por nuestros sentidos, pregunto:¿por cuál de ellos, y de qué manera? Si fuese percibida por los ojos, debe ser uncolor; si por los oídos, un sonido; si por el paladar, un sabor; y ro mismo respecto

• <

,t." ~t r.• ro,

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PRINCIPIOS DE FiLOSOFIA ELEMPIRISMO

de los otros sentidos. Pero creo que nadie afirmará que la substancia es un color,. ldo.nt b 30ni un sqm o, m un sa oro '. .

Aunque parezca paradójico, es necesario afirmar que no vemos esta mesa, ni latocamos, ni la olemos, etc.; lo único que vemos, tocamos, olemos, etc., son susaccidentes, no la mesa misma.

Pero, t31como en el caso de la causalidad, habrá que preguntar en seguida cómo seforma esta idea de substancia o cosa. La explicación es semejante. Miro estoque tengoante mis ojos y que llamo "esta mesa"; cierro los ojos, .Iuego los vuelvo a abrir y meencuentro con impresiones semejantes a las primeras; me voy de esta habitación, regresoluego de un tiempo, y vuelvo atener impresiones semejantes. El enlace que se da entrelas distintas percepciones es semejante, constante. Y la repetida ejecución del mismoenlace perceptivo forma en mí un hábito -determinado, entonces (no por la repetición deuna misma sucesión, como en el caso de la ceusatidad, sino) por la repetición regular deun mismo conjunto, relativamente constante, de impresiones contiguas. El hábito me I:evaa creer que esas impresiones contiguas, no se acompañan meramente 'unas a otras, sinoque están necesariamente enlazadas entre sí por algo que las une, y que es 16'quellamamos cosa o substancia. Y este algo en que creemos se lo proyecta en la realidad,suponiendo que hay en ella algo, una substancia, que existe constantemente a lo largodel tiempo romo soporte de los accidentes. Mas de este modo no se hace sino confundiruna necesidad subjetiva'con la objetiva. Así escribe Hume:

La idea de una substancia [...] no es más que un conjunto (col/ection)' de ideassimples que están unidas por la-imaginación y poseen. un nombre particular asignado aellas, por el cual Sornas capaces de recordar, para nosotros mismos o los otros, este

. ~ .conjunto.

" De manera que lo que llamamos "esta mesa" no es propiamente una cosa osubstancia, sino solamente un conjunto relativamente constante de ideas simplescontiguas -idea de rojo, de dureza, etc.- que designamos con un nombre -"esta. mesa", obien "la mesa de mi escrítorlo"- con el propósito de facilitar el recuerdo o la mención, parasaber, en una palabra, a qué particular conjunto de impresiones nos referimos. En unacarta del año 1746 escribía el filósofo:

en lo que se refiere a la idea de substancia, debo reconocer que, como no tieneacceso al espíritu a través de ninguno de nuestros sentidos o sentimientos [pues de ellano hay impresión ningunal, siempre me ha parecido que no es nada más que un centrojmaginario de unión entre las diferentes y variables cualidades que pueden encontrarseen cada trozo de materia 32

que nos ofrezca la experiencia.

8. Crítica de la idea de alma

La crítica que se ha hecho ha estado dirigida a la noción de substancia en general,si bien se tomó como ejemplo una substancia material o corporal, "esta mesa". Pero lamisma crítica se aplica de modo semejante a La substancia pensante, alma o yo, La idea

30 Treatise. lib. 1,parte 1,secoVI, p. 16. . .~ . .toe. cit. (trad. esp.. Madrid, Cal pe, 1923, tomo 1,p. 44, retocada).32 The Letters of David Hume (ed. by J.Y.T Greig. Oxíord, At the Clarendon Press, 1-932). tomo 1,p. 94_

.'--' lf2 l.

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PRINCIPI0S DE FILOSOr:-rA El EMPIRISMO ~

de alma es paralela a la de substancia materlal: este penseroienteque ahora pienso, estedolor o este deseo particulares que en este momento experimento, "serían .estadospasajeros, manifestaciones o accidentes del alma misma, de la substancia pensante quesoy yo.Ahora-bien, ¿tengo impresión de mi alma-o yo?

'No hay duda de que tengo irnpresíón -impresión de la reflexión-- de mi dojorpresente, o de que deseo algo, etc., es decir, tengo impresion de los que llamo accidentesde mi alma. Pero .en cambio no. parece en modo alguno que tenga impresión del alma, dela cual este acto de pensar, este recuerdo, este deseo, serían las expresiones o estadospasajeros. En efecto,

tL

cuando I~enetro más íntimamente en lo que llanto yo mismo (,myself), tropiezosiempre con al.guna L: otra percepción particular, ..de calor o frío, iuzo sombra, amor u33 . .odio",doler o placer.

'.

Loa que yo percibo. en mí mismo es siempre algún estado, particular .-este, recuerdo¡o este-placer- etc; .sobre ello, no hay duda ninguna. Perlo)en cambio no encuentro ningunatrnpresíón.ce mi alma o yo.

NQ puedo jamássorprencerrna a mí mismo (mys~lf) sin percepción alguna" yJamás puedo -obseryar~nada, slno la percepdón [particular qúe se da .sncada caso]. 34

De mí mismo no puedo observar sino mis diversas percepciones particulares, perono lo que sería yo mismo, mi yo substancial, independientemente de aquellasmanifestaciones. Mi. yo o alma, conforme a la teoría substanoialista, debiera- ser algodiferente de mis estados particulares; pero ocurre que no tengo impresión ni percepciónninguna de mí mismo fuera de estos estados particulares, y por tanto no sé en absoluto sihay tal alma o no.

. cuando mis percepciones se suprimen por algúll tiempo, como en 'el sueñoprofundo, no me doy cuenta de mi lJIisrop lj .puede decirse verdaderem.. ente que no

35 .existo.

En el sueño profundo no hay ninguna percepción; pero entonces tampoco tengoconciencia de mí mismo, no sé si existo o no, y más bien podría decirse que no existo,puesto que no tenqo-entonces impresión ni conocimiento ninguno. Suprimida todapercepción particular -supnrnido todo accidente- parece que se suprime a la vez el yo -lasubstancia "pensante". y' continúa Hume: . o

y si mis percepciones fueran suprimidas por la muerte y no pudiese ni pensar, nisentir, ni ver, ni amar, ni odiar después de la disolución de mi cuerpo, me hallaría totalmenteaniquilado, y no puedo concebir qué más se requiere para hacer de mí un no-ser

36perfecto.

En conclusión, entonces, lo que llamamos "alma" o "yd"- no es nada mas que elconjunto o la serie de mis percepciones o estados anímicos. -La substancia pensante essólo

33 freatise. lib. 1. parte IV, secoVI, p. 252 (trad. esp .. 1,p. 390, retocada).34 loe. cit. (trad. loe. dt; retocada). '35 loe, cit (trad. loe. ot.) .36 loe, cit.(trad. loe. cit.)

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PRINCIPIOS DE FrLOsoFfA EL EMPIRISMO

un haz o conjunto (bundle or coñedion) de diferentes percepciones que sesuceden las unas a las otras con rapidez inconcebible y que se hallan en f1uj::l y

" 37movimiento perpetuos.

~ .El alma no es la base.o.soporte misterioso det CI-I~L mis diversos estados psíquicos

parficulares fuesen rnapltestaciones, cerno había sostenido Descartes. Para Humeno setrata" más que de una- serie ..de percepciones que se' suceden .muy rápídamente encontinuo flLÜq: esta corriente, consicera como totalidad, es lo que se llama "yo"; y éste noes nada más. .

,9. Excursus. La' "supemcten: de los. filósofos

No será superfluo que en este punto formulemos Una observación que, no por estarhecha de modo marginal, deja de tener grave importancia,. si es que se quierecorrorénder la índole de'la filosofía. . > ~ • ~

Las' ideas de- causalidad y substancia-son fundamentales -para el racionalismo,según se' dijo (cf. Cap, VIII. § 14). A·Descartes le parecieron tan-claras. y distintas, quenipor un momento parecehaber dudado de ellas. Y sin embargo Descartes fue el ñlósoto dela duda, y la duda metódica exígla no admitir nada porque. sí.,y por tanto, requeríaimplfcitamente el, examen de aquellas ideas. Descartes no. lo hizo, convencido' de 'que setrataba .de ncciones tan evidentes que están más allá, de toda posibleduda. Que, por elcontrarío- l2etratade conceptos bastantes .sospechosos, lo-mostró Hume magistralmente.Ahora bien, ¿sigl1ifi.ca esto que Hume fue más inteligente o hábil que Descartes, O.todavía más qué nosotros. qu~ repeñmcs las criticas de Hume. hemos.de considerar aDescartes un filósofo "superado" (por lo menos enlo que se refiere a aquellas.nociones) ypodemos dar por falso, 'O perimido su sistema? Creerlo sería caer en la más grandeingenuidad y preclpítaclón a~ j~icio, y en el fondo no comprender la.esencia de la ñíosoña,que siempre nos ~s~á ex¡gien~o regresar a los grandes pensadores 'Pel pasado. .

Descartes, que idea el método de la duda, "olvida'; dudar de la substancia y de lacausalídad. Pero no por una talla, pordeclr así, no porque fuese torpe donde nosotros noshemos vuelto mas hábiles,' sino porque-todo filósofo, .como todo hombre, tiene suslimitaciones, y nadie puede saltar por encima de la propia sombra.' Estas nociones desubstancia y causalidad son, por expresarnos así, parte de la sombra de Descartes comofilósofo e individuo histórico, corrstituían su propio ser; y justamente ío más diñcil eshacernos objetivo lo' que nosótros mismos somos. Es en el fondo mismo delhombre, ensu más íntima esencia, donde se encuentran las limitaciones de la filosofía. Se afirmópáginas atrás (Cap. 111,§ 10) que la filosofía pretende' ser un saber sin supuestos; perotambién se .apuntó que ello es sólo un desiderátum, P9rq~e la constitución propia delhombre,; lo que 'la ~,Iosofía_actqal se complace en llamar la "finitud" del homb~e, Je impidealCanZ¡:lTel ideal del:.saber apsólutí3mente libre.d~ su,puestos; al. cgotrario" el hombr~, PQr.eser'lcla, los ··requie're. Y en cierto modo podría deGirse. qué la bistoria de la filosófía,contemplada en SU 'conjunto, es como una sucesión donde cada filósofo va mostrando lossupuestos sobre los que se movió el filósofo anterior,. sin perjuicio de que, a su vez, seavíctima de los que el predecesor había descubierto, o de otros huevos. . .

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37 loe. dt. (trad. 1. p. 391, retocada).

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PRINCIPIOS 'DE FltOSOFfA ELEMPIRIS,MO_ ~

10. Balance de la fil'osoffa de Hume.e·Escepticismo y naturalismo,.

La filosofía de Hume, por lo que hemos visto (pero es preciso aclarar que laexpostción ha excluido su étical.ferrnlna'por disolver todo conocímíenté y toda realidad 'enmeras rmpresrones: no hay ni cosas+ni alma, ni conexiones necesarias, o, al rnenosnotenemos ninguna sequridad de 'que las haya, Sil; ernbarqo esto no significa ir a parar alescepticismo absoluto o pirrónico, que para hume no sería más que una "diversión"

38 -(amusement) del pensar OCIOSO, porque

aunque un pirrónico pueda arrojarse a sí mismo o arrojar a otros a un estado demomentánea confusión y de sorpresa por sus profundos razonamientos, el primero ymás trivial suceso de la vida pondrá en fuga todas sus dudas y escrúpulos y lo dejará almismo nivel, en todo punto de acción y especulación, que los filósofos de cualquier otrasecta" o qL!eaquellos que nunca tuvieron que ver con investigaciones filosóficas. 39

~El escepticismo absoluto llevaría a eliminar toda acción y todo pensamiento. Pero en

verdad-tal escepnclsmo es imposible; la naturaleza, el instinto, lo superan de hecho: "Lanaturaleza ..·es ~..siempre demasiado fuerte para los principios",40 es decir, para tasespeculaciones, que siempre serán vencidas por la vlda: A pesar .de todas las dificultadesque se han revelado en Jos anállsísxíe la causalidad y de la substancia, a cada momentode la vi <;1a. diaria razonarnos suponiendo· cosas y neX0S casuales, "y no podríamossubsistir de ningún modo sin emplear esta clase de argume'nto.,,·~1La praxis refuta al e,

escépticismo; La acción, ei trabajo (employmentj y las ocupaciones de la vida diaria son -los grandeS-destructores del pirronismo_4~La'creencía en un 'mun90 de cosas conectadas 'ceustilment« es íma creencia inconmovible que nos ha infyndido la' naturaleza, la cual -"por una necesidad absoluta e fncontrblable nos ha determinado a juzgar. [no a dudar oabstenernos de juzgar] tanto como a réspirar y1;entir.,;'43~l yoJa cá'~ualidad, las cosas,las sentimos, porque la .creencía (beHef) .que nos lleva a áñrrnarlos "es más propiamenteun acto de la parte sensitiva de nuestra naturaleza, "que no d.e la cogitativa.,,44 .

, ..... 1 _ ,.(

.La condicíón humana es .entonces bien peregrina; porque de hecho cree' enprincipios sin los cuales su ,propia existencia sería imposible,. pero cuya indagaciónconduce a la duda, al escepticlsmo: '

,.• la extraña condiclón humana, que debe actuar y razonar y creer, a,unque no es

capaz, ni con -la más prolija investigación, de Contentarse en lo qUé respecta alfundamento de estas cperaciones o de alejar las objeciones que -puedan hacerse contra, 45ellas.

El esceptícismo, entonces, se contrapesa con' el naturalismo. Es incuestionable quela duda tiene su utilidad: despi~rta el sentido crítico, y elimina el dogmatismo y elfanati.smo. Y Hume &e declara partidario de un escepticismo modera-do o ,aeadémic'b,46que conf.ía en el instinto nátural .Y V:ilo'ra las ciencias en la medida en que concentren ,$US

38 Enquiry, sec:'XII. parle 11. p.160 (lrad, p. 234),39 loe. cit, (trad. pp. 233-234. retocada).40 loe. cil41 op. cit, p. 158 (trad. p. 231 retocada).420p_ ciL pp. 158-159 (trad. p. 232).43 Treatise, lib, 1. parte IV. seco 1. p. 1 83.44 loe. cil45 Enquiry, secoXII, parte 11,p. 160 (trad. 'p. 234, retocada). ,.' " , ..46 Así llamado porque dos escolárcas de la Academia. ARCESILAO'(315-241 a.C.) y 8ARNÉADES (214-129), asumieron una actitud escéptica.

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: PRINCIPIOS DE PILOSOFfA EL EMPIRISMO

investigaciones en aquellos temas susceptibles de.ser verdaderamente conocidos y queestén al servicio de la-vida humana. Así se entienden las palabras con que Hume cierrasu Investigación sobre el entendimiento humano.

Cuando recorremos las bibliotecas, persuadidos de estos principios, [quédevastac'ón deberíamos hacer! Si tomamos en nuestra mano un volumen, de teología ode metafísica escolástica, por ejemplo, preguntemos: ¿Contiene algún razonamientoabstracto acerca de la cantidad y di número? No. ¿Contiene algún razonamientoexperimental acerca de los hechos y cosas existentes? No. Pues entonces arrojérnoslo a

la hoguera; porque no puede contener otra cosa que sofística e. ilusiÓn.47

Los únicos campos de conocimiento legítimo'son las matemáticas las ciencias de lanaturaleza. Fuera de estos límites, no puede hacer el entendimiento humano otra cosa,sino perderse en falacias y enqaños

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47 Enquíry, S~c. XII, parte 111,p. 165 (trad. p. 240, retocada).

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Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos."La razón 'en la filosofía",

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1..¿Me pregunta usted qué cosas son- idiosincrasia en los filósofos?., Por

ejemplo, su f~lta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, sueqipticisrrto.efil'os creen' otorgar un honor a una cosa-cuando la deshistorizan, sub,specie·.~etemi, -cuanqo' hacen de ella una 11101)1ia.Todo lo que los ñíósetos hanvenido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manosno salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja. esos señores idólatras de losconceptos, cuando adoran, -se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuandoadoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento sonpara ellos objeciones, -incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene noes ... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mascomo no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. "Tieneque haber, una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es:,¿dónde se esconde ~Iengañador? _'iLo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidadlEstos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acercadel mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir,de la historia [Historie], de la mentira, -la historia no es más que fe en los sentidos, feen la.mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el restode la humanidad: todo él es "pueblo". ¡Ser filósofo, ser momia, representar elmonótono-teísmo con una mímica de sepulturero! - ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo,esa lamentable idée tixe de los sentidosl, ¡sujeto a todos los errores de la lógica queexisten, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente paracomportarse como si fuera real!. ..".

2.Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de HeráclIto. Mientras que el

resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de los sentidos porque éstosmostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque mostraban lascosas como si tuviesen duración y unidad. También Heráclito fue injusto con lossentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eleatas ni del modo comocreía él, -no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio,eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de lacoseidad, de la sustancia, de la duración ... La "razón" es la causa de que nosotrosfalseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio,los.sentidos no mienten ... Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el seres una ficción vacía. El mundo "aparente" es el único: el "mundo verdadero" no es másque un añadido mentiroso... '

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~iY qué sutiles instrumentos 'de observación tenemos en nuestros sentidos!E3a nariz, por' ejemplo, de la que" ningún filósofo ha hablado to-íaviarcon veneración ygratitud, es hasta 'este momento incluso el más delicado .de los instrumentos que estána nuestra {jiáposición~es capaz de registrar incluso diferencias mínimas de mcvímíentoque 'ni siquiera- el espectroscopio registra. Hoy nosotros poseemos. cienciaexactamente en 'la medida en que nos hemcs-dectdido a ecepter el testimonio de lossentidos, ----en' que Memos aprendido 'a seguir aquzándolos, armándolos, pensándoloshasta el, final¿ El resto es un aborto y todavla-no-cíerrcia: quiero' decir, metafísica.teoíoqía. psicología, teoría del conocimiento. O ciencia tormaí.: teoría -de los signo_s:como la lóqíca, y esa lógica aplicada, la matemática" En ellas la .realídad no, llega aaparecer: ni siquiera como problema; y también como la cuestión de qué valor tiene engeneral' ,ese convencionalismo de signos que es la Jógica,-

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~La otra idiosincrasia de los filósofos no 'es, menos peligrosa: consiste en {confundir lo, último y, lo primero. Ponen ál comienzo, como comienzo, lo que vien~ alfinal -¡por desqraeía], jpues no debería, siquiera venir! --:-Jos "conceptos. supremos",es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el última humo de la realidadque se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a losuperior no le es licito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada.;Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa su; . El proceder de algodistinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor.Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos,.ío existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto -ninguno de ellospuede haber devenido. por consiguiente'tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esascosas puede ser tampoco .deslqual una de otra, no puede estar en contradicciónconsigo misma ... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto "Dios" ... Loúltimo, lo más tenue, IQmás vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, comoens r.e~liss¡t1?um.. : ¡Que la humanidad haya tenido q\ie tornar en sacio las dotEmcl~scerebrales de unos enfermos tejedores de telarañasl-> iV lo 'ha,pagado caro!... .

-Contrapongamos a esto, por fin, el modo tan distinto como nosotros (-digo,nosotros por cortesía .. ) vemos el problema del error y de la apariencia. En otro tiempo

.' se tornaba la. modiñeación, el cambio, ~I devenir ~n general corno prueba deapariencia, como, signo de-que ahl tiene que haber-algo que nos induce a error. Hoy,'ala inversa, en la exacta medida en que el prejuicio de la razón, nos fuerza a asignarunidad, identidad, duraeíón, sustancia, causa, coseídad, ser, nos, vemos .en ciertomodo cogidos en el error, necesitados al error; aun cuando, basándonos en unaverificación, rigurosa, dentro de nosotros estemos muy seguros de que es ahí donde:

, está el error. Ocurre con esto jo mismo que con los movimientos de una gran

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constelación': en éstos el error tiene como abogado permanente 'a nuestro ojo, allí anuestro lenguaje. Por su génesis el lenguaje pertenece a la época de ·Ia forma másrudimentaria-de psicología: penetramos en un fetichismo grosero cuando adquirimosconsciencia de 105 presupuestos' básicos de la metafísica del lenguaje, dicho conclaridad: de la razón. Ese fetichismo ve en todas partes agentes y acciones: cree quela voluntad es la causa en general; cree en el "yo", cree que el yo es un ser, que el yoes una sustancia, y proyecta sobre todas las cosas la creencia en la sustancia-yo -así es como crea el concepto "cosa"... El ser es añadido con el oensamiento, esimroaucuio subrepticiamente en todas partes como causa;' del concepto "yo" es delque se siGlJe;'como derivado, el concepto "ser' ... Al comienzo está ese grande yfunesto errar.de que la voluntad es algo que produce efectos,--Ge que la voluntad esuna facultad ... Hoy sabemos que r.o es más que una palabra ... Mucho más tarde, enun mundo m~1veces más ilustrado, ileqó a la consciencia de los filósofos, para susorpresa, la seguridad, la certeza subjetiva en el manejo de las categorías de la razón:ellos sacaron la conclusión de que esas categorías no podían proceder de la empina,-la empiria entera, decían, está, en efecto, en contradicción con ellas. ¿De dóndeproceden, pues? -y tanto en India como en Grecia se cometió el mismo error:"nosotros tenemos que haber habitado ya alguna vez en un mundo más alto (--enlugar de en un mundo mucho más bajo: ¡lo cual habría sido la verdadl), nosotrostenemos que haber sido divinos, ¡pues poseemos la razón!" ... De hecho, hasta ahoranada ha tenido una fuerza persuasiva más ingenua que el error acerca del ser, talcomo fue formulado,' por ejemplo, por los eleatas: ¡ese error tiene en favor suyo, enefecto, cada palabra, cada frase que nosotros pronunciamos! -También losadversarios de los eleatas sucumbieron a la seducción de su concepto de ser: entreotros Oemócríte, cuando inventó su átomo ... La "razón" en ellengl,laje: ¡oh, qué viejahembra engañador.a! Temo que no vamos a desembarazarnos de Dios porquecontinuamos creyendo en la gramática ...

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Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo,en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción .

.Primera tesis:., Las razones por las que "este" mundo ha sido calificado deaparente fundamentan, antes bien, su realidad,- otra especie distinta de realidad esabsolutamente indemostrable.

Segunda tesis:., Los signos distintivos que han sido asignados al "serverdadero" de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, - a base deponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el "mundoverdadero": un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.

Tercera tesis:., Inventarfábulas acerca de "otro'" mundo distinto de éste no tienesentido, presuponiendo que no domine en nosotros un lnstinto de calumnia, deempequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamosvenganza de la vida con las fantasmagoría de "otra" vida distinta de ésta, "mejor" queésta.

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Cuarla tesis¿Dividir el mundo en un mundo "verdadero" y en un mundo"aparente', ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de' Kant (en últimainstancia, un cristiano alevoso), es únlcarnente una sugestión de la décadence, - unsíntoma de vida descendente ... El hecho de que el artista estime más la apariencia'que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues "la apariencia"significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida ..,El artista trágico no es un pesimista, - dice precisamente sí incluso a todo loproblemático y terrible, es dionisiaco".

Trad. Sánchez Pascual. Alianza Editorial.

Nietzsche, La gaya ciencia

-3·33¿QUÉ SIGNIFICA CONOCER? IINon ridere~non lugere1 neque detestari,

sed intelligere" dice Spinoza con aquella sencillez y elevación que le caracterizaban,Este "intelligere" ¿qué es, en último termino, sino la forma por la cual los otros tres senos hacen sensibles de un solo golpe? ¿El resultado de varios instintos que secontradicen, del deseo de burlarse, de quejarse o de maldecir? Antes que sea posibleel conocimiento es preciso que cada uno de estos impulsos adelante su opinión parcialsobre el objeto o el acontecimiento: entonces comienza la lucha de estos juicios'parciales, y ,el resultado es a veces un término medio, una. pacificación, unaaprobación de los tres lados, una especie de justicia yde contrato, pues por medio dela justicia y 'del contrato todos esos impulsos pueden conservarse en la existencia yguardar al mismo tiempo su razón. Nosotros que no recibimos en nuestra concienciamás que las huellas de las últimas escenas de reconciliación, los definitivos arreglosde cuentas de este largo proceso, nos figuramos por consiguiente, que "intelligere" esalguna cosa conciliatoria, justa, buena; algo esencialmente opuesto a los instintos,mientras que en realidad no esmás que una cierta relación de lós instintos entre sí.Durante largo tiempo se -ha considerado al pensamiento conclente como elpensamiento por excelencia; sólo ahora comenzamos a entrever la verdad" es decir,que la mayor parte de nuestra actividad intelectual se realiza de una manerainconsciente y sin que nos demos cuenta; pero yo creo que esos lmpuísos que luchanentre si sabrán muy bien hacerse perceptibles y hacerse daño "recíprocamente",Puede suceder que este formidable y repentino agotamiento de que seven atacadostodos los pensadores lenga aquí su origen (el agotamiento sobre elcampo de batalla).Sí, quizá haya en nuestro interior heroísmos ocultos en lucha, pero ciertamente nadade divlno, nada que repose-eternamente en sí mismo','corno pensaba' Spinoza. Elpensamiento consciente, y sobre todo el de los fllósotos, es la menos violenta, y porconsiguiente, también relativamente, la más dulce y la más tranquila categoría delpensamiento; y por esto le sucede tantas veces ~I filósofo que se engañe sobre lanaturaleza del conocimiento.

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Michel FoucaultLa verdad-ylas formas jurídicas

Cinco conferencias dictadas en la universidad de R:o de.Janeiro eriÚé los alas 2'1'y'25 de mayo' de' 197'3

Primera conferencia

Es'prooable que estas conferencias contengan una cantidad de cosas inexactas, falsas, erróneas.Prefiero exponerlas pues, a título de ,hipótesis para un trabajo futuro. Por esta razón, pediría laindulgencia de ustedes y quizá también su maldad. Quiero decir, mucho me gustaría que al finalde cada conferencia me expusiesen sus dudas, hicieran preguntas, y me comunicaran sus criticasy objeciones para que, en la medida de mis posibilidades y ateniéndonos a que:mi espíritu no estodavía demasiado rígido, pueda adaptarme poco a poco a ellas. De ser así, podremos finalizarestas cinco conferencias con la confianza de haber realizado en conjunto un trabajo o,eventuahnente, un progreso.

La de hoyes una reflexión metodológica para introducir este problema que, bajo el título de «LaVerdad y las Formas Jurídicas», puede parecer un tanto enigmático. Trataré de presentarles unacuestión que es en realidad el punto de convergencia de tres o cuatro series de investigacionesexistentes, ya exploradas, ya inventariadas, para confrontarlas y reunirlas en una especie deinvestigación si no original, al menos renovadora.

En primee lugar se trata de una investigagión estrictamente histórica, o sea: ¿~ómo se formarondominios de saber a partir ~rlas prácticas sociales? L~ cuestión es l~ siguiente: existe unatendencia q\le podríamos denominar, de una manera un _tanto irónica, marxista académica, o delmarxismo ácadérpjcQ, que consiste éí;t buscar cómo las condiciones económicas de la existenciaencuentran en la conciencia de los hombres su refiejo o expresión. Creo que esta forma delanálisis. tradicional en el marxismo universitario de Fr~~~~ y de Europa, en general, tiene undefecto muy grave: .el de suponer, en el fondo, que el sujeto humano •.el sujeto de conocimiento,las mismas formas qel·c@~Gcimiento, s~ dan en cierto modo previa y definitivamente, y que 1ascondiciones económicas, sociales y políticas de la existencia no hacen sino depositarse oimprimirse en este sujeto que se da de manera definitiva.

Me propongomostrer a ustedes cómo es que las prácticas sociales pueden llegar a engendrardominiosde sab,~r que no sólohacen que aparezcannuevos objetos, conceptos y técnicas, sinoque hacen ~aéei además formas totalmente nuevas de sujetos y, sujetos de' conocimiento. Elmismo sujeto, de conocimiento posee una historia, la relación' del sujeto con el objeto; o, másclaramente, la.verdad misma tiene una historia.

Me gJ!stari~ mostrar ,en particular cómo puede formarse en, el siglo' xix, un. cierto saber delhombre, de-la individualidad, del' individuo normal o anormal, dentro o fuera de la regla;' saberéste que, en verdad, nació de las 'prácticas sociales de control y vigilancia. Y cómo, de. algunamanera, este S&ber ~no se !e impuso a un suj~to -de conocimi~nto, no se le' propuso ni se leimpr:Qnió,<sino. que' hizo nac.er.yn tipo absolut~ente nuevo de sujeto de conocimiento. J;>odelnOsdecir .~ntonces qy.e la histori.a de los dominios de sa'Qer en relació~ con las prácticas sociales,.excluj.da til, pr~eminencia· de un sujeto de conocimi\IDto dado d~finitivamente, es uno de lostema.s-de in~estigaci6n que pro.p~ngo.

El segundo tema de investi~ación es metodológito, un tema que podríamos llamar anlilisis delos discursos. Tengo la impresión de que en este país existe ya, coincidente con una tradiciónreciente aunque aceptada en las universidades europeas, una tendencia a tratar el discurso comoun conjunto· de h~chos lingüísticos ligados entre sí por reglas sintácticas de construcción.

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Hace algunos años era- original e importante decir y mostrar que aquello que se hacía con ellenguaje =-pcesía, literatura, filosofía, discurso en general-e- obedecía a un cierto número deleyes o regularidades internas: las leyes o regularidades del lenguaje. El carácter lingüístico delos hechos del lenguaje fue un descubrimiento que tuvo su importancia en determinada época.

Había negado el momento pues, de considerar estos hechos del discurso ya no simplemente porsu aspecto lingüístico SIDO, en cierto modo ~y aquf me inspiro en las investigaciones realizadas,por los anglo-americanos=-, como juegos (games), juegos estratégicos de acción y reacción, de,pregunta y respuesta, de dominación y retracción, y también de lucha El discurso es eseconjunto regular de hechos lingüisticos en determinado nivel, y polémicos y estratégicos enotro, Este análisis del discurso corno juego estratégico y polémico es, según mi modo de ver lascosas, un segundo tema de investigación.

Por último, el tercer tema de investigación que propongo a ustedes y que definirá, por suencuentro con los dos primeros, el p-into de convergencia en que me sitúo, consistiría en tillareelaboración de la teoría del sujeto. Esta teoría fue profundamente modificada y renovada enlos últimos años por unas teorías o, aún más seriamente, unas prácticas entre las que cabedestacar con toda claridad el psicoanálisis que se coloca en un primer plano. El psicoanálisis fueciertamente la práctica y la teoría que replanteó de .la manera más fundamental la prioridadconferida al sujeto, que se estableció en el pensamiento occidental a partir de Descartes.

Hace dos o tres siglos la filosofía occidental postulaba,· explícita o implícitamente, al sujetocomo fundamento, como núcleo central de todo conocimiento, como aquello en que no sólo serevelaba la libertad sino que podía hacer eclosión la verdad. Ahora bien, creo 'que elpsicoanálisis pone enfáticamente en cuestión esta posición absoluta del sujeto. Pero, a pesar deque esto es cierto con respecto al psicoanálisis, en compensación, en el dominio de lo quepodríamos llamar teoría del conocimiento, o en el de la epistemología, la historia de las cienciaso incluso en el de la historia de las ideas, creo que la teoría del sujeto siguió siendo todavía muyfilosófica, muy cartesiana o kantiana. Aclaro que en el nivel de generalidad en que me coloco nohago, por el momento, diferencia alguna entre las concepciones cartesiana y kantiana

Actualmente; cuando se hace historia -historia de las ideas; del conocimiento o simplementehistoria- nos atenemos a ese sujeto de conocimiento y de la representación, como punto deorigen a partir del cual es posible el conocimiento y la verdad aparece. Sería interesante queintentáramos ver cómo se produce, a través de la historia, la constitución de un sujeto que noestá dado definitivamente, que no es 'aquello a partir de lo coalla verdad se da en la historia,sino de un sujeto que se constituyó en el interior mismo de ésta y que, a cada instante, esfundado y vuelto a fundar por ella Hemos de dirigirnos pues en la dirección de esta críticaiadical del sujeto humano tal, como se presenta en la historia.

Retomando mi punto de partida: podemos ver cómo cierta tradición universitaria o académicadel marxismo, concepción tradicional del sujeto desde el punto de vista filosófico, aún continúa,Esto es, en mi opinión, 10 que debe llevarse a cabo: la constitución histórica de un sujeto deconocimiento a través de un discurso tomado como un conjunto de estrategias que forman partede las prácticas sociales. '

Entre las prácticas sociales en las que el análisis histórico permite localizar la emergencia denuevas formas de subjetividad, las prácticas jurídicas, o más precisamente, las prácticasjudiciales están entre las más importantes.

La hipótesis que me gustaría formular es que en realidad hay dos 'historias de la verdad, Laprimera es una especie de historia, interna de la verdad, que se corrige partiendo de sus propiosprincipios de regulación: es la historia de la verdad tal como se hace en o a partir de la historiade las ciencias, Por otra parte, creo que en la sociedad, o al menos en nuestras sociedades, hay

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otros sitios-en los que' se forma ,la verdad, allí donde se definen une cierto número de reglas dejuego, a .partir de' las cuales vemos.nacer ciertas formas de subjetividad, dominiosde objeto,tipos -de saber y; por, consiguiente; podemos hacer a partir de ello una historia externa, exterior,de la verdad. .

Las prácticas judiciales -la manera _1mque, enJ;te los hombres" se arbitran los. daños y lasresponsabilidades, el modo.en que, en la historia deOccidente, -se concibió y definióIa manera,en que podían se;' juzgados loshombres en función de 195 errores ..que habían cometido, la

. manera en que, se impone a determinados individuos la reparación de algunas de sus acciones yel castigo de otras, todas esas reglas 0;' si se quiere, todas esasprácticas. regulares modificadassin cesar a. lo largo de la historia-> creo que son algunas de las ,formas cJ:;Ilpleadaspor nuestrasociedad para definir tipos de subjetividad, formas de saber y, 'en consecuencia, relaciones entreel hombre y la verdad que merecen ser estudiadas.

Esta es pues la visión general del tema que, me _propongo desarrollar:.las formas Jurídicas, y, porconsiguiente, su evolución en el. CWñpQ - del derecho _penal .como lugar de origen de 4Ildeterminado, número de formas de verdad. Trataré de demostrar a ustedes, cómo ciertas formasde verdad pueden. ser definidas a partir de la práetica penal. Porque 10 que llamamos indagaciónienquéte¡ -indagación tal come es yla- practicaban los filósofos del siglo XV al xvrn, Y loscientíficos, fuesen geógrafos" botánicos .. zoólogos, economistas- es -una forma muycaracterística de la verdad en nuestras sociedades .

.Ahora bien, .¿dóude encontramos el origen-de la indagación? En una práctica, política yadministrativa de la que más adelante hablaré, aunque la hallamos también ~en. la prácticajudicial. La indagación apareció en.la Edad Media como forma de 'investigación de la verdad enel seno dél orden jurídico. Fue.para saben quién hizo qué cosa, en qué condiciones y en quémomento, que- Occidente elaboró las complejas técnicas de jndagación que casi en seguidapudieron ser.empleadas en el. orden científico y en la reflexión filosófica.

En el siglo XIX se 'inventan:m también a ..partir de. problemas jurídicos, judiciales y penales,'formas de análisis muy curiosas. que yo llamaría examen (examen) y ya no indagación. Estasformas de examen dieron origen a la. Sociología, la Psicología,· la· Psicopatología, laCrifilinología, ..e¡'Psicoanálisis. ¡Intentaré explicar cómo; al inve~1;igar el origen de estas-formas"se ve, que na:cieron. en conexión· dú:ecta con la formación de un cierto número de ,controlespolíticos y sociales, en 10.sinicios de la,sQciedad capitalista, al final g.el siglo XIX.

Esta .es; Ten: téfiIiinos generales, la formulación de lo que trataremos en las ~iguientesconferencias. En la próxima, hablaré acerca deLnacimiento de la. indagación en el pensa,mientogriego, en algo que no llega a ser un mÍto ni es enteramente una tragedia: la historia de Edipo.Hablaré de la historia de Edipo no como punto de origen, de formulación del deseo del hombresino; 'Poi el' contrario; como episodio ha,stante curioso, de la histpria del saber y punto deemergencia de la indag¡lCÍón. En la coJÜerenc.ia ,subsigl!i~e, '1;r~t~é de la relación :,qu.~ seestableció" en la Edad Media, 'del c.onflicto u oposición entre el.régimen de la prueba (épreuve)_ yel siste}na de indagación. Finalmente, en las dos últimas conferencias J¡abla.ré del n.acimie,nto deeso que llamo examen o ciencias de examen, que se relacionan cOn la formación yconsolidación de la sociedad capitalista:

Por él momento me gustaría retomar de .otra manera las reflexiones pw:amen!e abstractas que,acabo de hacer. Lo más honesto habria sido, quizá, ,citar apenas 1Dl nombfe~ el de Nietzsche, _:_puesto que lo que aquí digo sólo tiene sentido si se 10 relaciona con su obra que, en mi opinión,es el mejor, más eficaz y actual de 'los, modeles qu~ tenemos .a IJ;lano para llevar a cabo lasiD.vestigaciones qu~ propongq. Creo que en Nietzsche ,se encuentra un tipo de discurso"en el quese hace el análisis histórico de ~la - formaoión miSma @1 ~jeto, el ,.análisis histórico delnació:ri.ento"de, un".cierto tipo de saber, sin admitir jamás la preexistencia de un sujeto de. .

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conocimiento. Sugiero pues que sigamos .en la.obra de Nietzsche los lineamientos .que puedenservirnos de modelo para los a:q,áli~isque nos hemos propuesto .

.t·~'lo ..

Tomaré corno punto de, parjída un texto de Nietzsche fechado en 1873 y publicadopóstumamente. El texto dice; «En algúnpunto perdido del universo, cuyo resplandor se ex,t!enj~a innumerables si~t~as ~?.!ares>.hubo una vez un astro en el qJe U:lJ.O,S -animales inteligentesinventaron el conocimiento, Fue aquél el instante más mentiroso y arrogante de la historiauní versal.»

En este texto, extremadamente rico y dificil, dejaré de lado varias cosas, sobre todo la célebre ycompleja expresión: «Fue el instante más mentiroso». En primer lugar" consideraré-e-y de buengrado..,.- la insolencia y la desenvo Itura de: Nietzsche al decir que el conocimiento fue inventadoen un astro y, en un determinado rr.o.m.~ntq:Hablo de insoleacia «::~il este texto de Nietzscheporque no debemos olvidar qU!! en 1873 estamos, si no en pleno kantismo, al menos en plenaeclosión del .neokantismo. y'la idea de que el' tiempo y el espacio. no. son formas delconocimiento, 'la idea de que pueden preexistir al. conocimiento y son, por el contrario, algo asícomo. rocas primordiales .sohre las cuales viene a fijarse el conocimiento, .es una ideaabsolutamente inadmisible.

Quisiera at.€i,nerme entonces, a esto> concentrándome primeramente en, el término invención.Nietzsche afirma que, en un determinado punto del tiempo y en un determinado lugar deluniverso, unos animales inteligentes inventaron el conocimiento. La palabra que emplea,jnvención.--el término-alemán e§Erfindung Ieapru:e,c~.con frecuencia en sus escritos.y siemprecon:intención y senrido poléniicos. Cuando habla de «invención» tiene inmente una palabra que

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opone a invención, la palabra «origen». Cuando. dice «invención» es para no decir «origen»,_ ~ ':.... __ r _;.. '., r _ ., ~

cuando dice Erfindur,g,.es para no. decir Ursprung. ~ "~';" .... <~ "_ ,"' > •

De todo esto ,hay evidencias. PreseQtaré, dos o ~es. Ror etemplú, en ~ texto. ,que ~reo-pertenece ~ L!l;.,Gaya C~e1Jpiahabla ~~ Sch9penh?uer reprqb:,mdole ,su anális,is de la .religión.Nietzscu,e dice qut~.,Sch?penhauer cometió el. ,error de buscar el orig~n -Ursp.rung- de lareligión en un sentimiento meta:fisico que estaría presente en todos los hombres y contendrla demanera ,~ticipada el núcleo de toda religión, su modelo al mismo tiempo verdadero y esencial.Nietszche afirma: he, aquí un. análisis de la religión to~ente, fa1s~. porque .admitir qlle lareligió.n tiene origen en un sentimiepto metafisico s~gnifica" pura y simplemente,. que lareljgiópestab~ dada implícita, ,e,ñvuelta,en ese.'sentimientQ metafisico. Sin embargo, dice Nietzsch~, lahistoria. n? es eso, i~historia no se,h~ce de esa ~ane~a, "l::).s cos~ y.o sucede~. así,,, pOlque 1!!-religi~~;ioc,a,reccde ongj;:n, ll;Q tiene Vrsprung, fu~inventada, ,ñul).ouna Erftnd!mg, de la religióD;;en un motn~nto d~do ocunfó ~g.o que la hizo ~pareper. ~a reJ).gió,nfue, fabrica~~ no ~s~a,cón ,antexjpridad. !1~~pues un,a opo~ición finldarp.entP ¡entre 1a gr~i continuidaq <te h~UrsP171ng ,descrita por Schopenhauei y la ruptura que caracteriza a la Erfindung de Nietzsche. '

Hablf;Uldo de la 1?oesia, sie~pre en La Gaya C~encia~,Nietzs,che afirma que ~flY quienes buscanel o~gen ~eJa pqesía, su ,Ursptu_ng, c~¿m~~ en"yerdadp.o e¡ciste ~ ~?~~orque tmI1;bié.n)apoesla fue mventada. Un ,día, algUlen tuvo la Idea bastante cunosa d~ utlliz'l-( CU;¡rtas propledade8'rítmicas O'll!usíC,a1esdeUenguaje p~a ha~~, P;U-!l hnpoI.ler sus paiabr~, Para establecer ciert~relación" de poder !lobre fos a~ás por .medio. qe Sl)S palabras: tarp.bíén la poesía Ílle mvep,tada ofabric'}da." , , , ...

Está también el famúso pasaje al final del primér discurso de la Genealogíq de la)4Qral eIl: queNietszche se refiere a esa especie de fábrica gigantesca, de enorme faetoria en la que se produce,el id~af ..E1 idea). ~o tien~ origen, también fue invent;ad<;>,fabtjcado, pro<,iucidopúr una serie depeqlJ~ños meclPlismús.

Para Nietszch~ la invención -Erfindung- es, JJor una parte~ una mptura y por ptra algo. que

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-.posee un comienzo pequeño, bajo, mezquino, inconfesable. Este es el punto crucial de laErfindung. Fue..debido a oscuras relaciones de poder que se inventó la poesía. Igualmente, fuedebido a' oscuras relaciones de poder que se inventó la religión. Villanía, por tanto, de todosestos comienzos cuando se los opone a la' solemnidad del origen tal como es visto por losfilósofos. El historiador no debe' temer a las mezquindades pues fue de mezquindad enmezquindad, de pequeñez en p'equeñez,. que finalmente se formaron las grandes cosas.

A la solemnidad de origen es necesario oponer, siguiendo un buen método histórico, lapequeñez n.eticulosa e inconfesable de esas fabricaciones e invenciones.

El conocimiemo fue, por lo tanto, inventado. Decir que fue inventado es decir que no tuvoorigen, o 10 que es 10 mismo y de manera más precisa aunque parezca paradójico, que elconocimiento no está en absoluto inscrito en la naturaleza humana. El conocimiento noconstituye el instinto más antiguo del hombre, o a la inversa, no hay en el comportamientohumano, en los apetitos, en el' instinto humano, algo que se parezca a un germen delconocimiento. Dice Nietszche que el conocimiento está de hecho relacionado con los instintos,pero no puede estar presente 'en ellos ni ser siquiera un instinto entre otros; el conocimiento essimplemente el resultado del juego, el enfrentamiento, la confluencia, la. lucha y el compromiso 'entre los instintos, Es precisamente debido a que los instintos chocan entre sí, se baten y lleganfinalmente al término de sus batallas, que hay un compromiso y algo se produce. Este algo es elconocimiento.

Por lo tanto, para Nietzsche, el conocimiento es de la misma naturaleza que los instintos, no esotra cosa que su refinamiento. El conocimiento tiene por fundamento, base o punto de partida alos instintos pero sólo en tanto éstos se encuentran enfrentados unos a los otros, confrontados.El conocimiento es pues un resultado de esta confrontación, un efecto de superficie. Es como unresplandor, una luz que se irradia aun cuando sea el producto de mecanismos o realidades denaturaleza totalmente diversa. El conocimiento es el efecto de los instintos, es como un lance de

'. suerte o el resultado de un largo compromiso. Dice Nietzsche que es como «una centella quebrota del choque entre dos espadas», pero que no es del mismo hierro del que están hechas lasespadas.

Efecto de superficie que no está delineado de antemano en la naturaleza h.umana, elconocimiento actúa frente a los instintos, encima o en medio de ellos; los comprime, traduce uncierto estado de tensión o apaciguamiento entre los instintos. Sin embargo, el conocimiento nose puede deducir analíticamente, según una especie de derivación natural. 'No es posiblededucirlo necesariamente de los instintos. En el fondo no forma parte de la naturaleza humana,es la lucha, el combate, el resultado del combate y consecuentemente el producto del azar. ElCOnocimiento no es instintivo, es contra-instintivo; e igualmente, no es natural, es contra-natural.

Este es, pues, el primer sentido que podemos dar a la idea de que el conocimiento es unainvención y no tiene origen. No obstante, puede darse otro sentido a esta afirmación: auncuando el conocimiento no está ligado a la naturaleza humana ni deriva de ella, estáemparentado por un derecho 'de origen. con un. mundo a conocer. Según Nietszche no· hay enrealidad ninguna semejanza ni afinidad previa entre el conocimiento y esas cosas que seríanecesario conocer. Si empleamos unos términos más rigurosos desde el,punto .de vista kantiano,habríamos de decir que las condiciones de la experiencia y las condiciones del objeto deexperiencia son totalmente heterogéneas.

Esta es la gran ruptura con lo que babia .sido una noción tradicional de la filosofia occidental.Por cuanto el mismo Kant fue- el primero en manifestar explícitamente que las condiciones deexperiencia y del objeto de experiencia eran idénticas. Nietzsche piensa, por el contrario, quehay tanta diferencia entre el conocimiento y el mundo a conocer como existe entre el

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" 'conocimiento y la naturaleza humana Tenemos entonces una naturaleza humana, un mundo, yentre ambos algo que se 'llama conocimiento, no habiendo .entre eUos ninguna afinidad,semejanza o incluso lazo de naturaleza.

A menudo dice Nietszche que el conocimiento no tiene relacior..es de afinidad con el mundo aconocer. Citaré tan sólo un texto de La Gaya Ciencia (parágrafo 109): «Por su carácter elmundo se parece a un caos eterno; ello no se debe a la ausencia de necesidad, sino a la ausenciade orden, de encadenamiento, de formas, de belleza y de sabiduría». El mundo no busca enabsoluto imitar al hombre, ignora toda ley. Abstengámonos. de decir que existen leyes en lanaturaleza. El conocimiento ha de luchar contra un mundo sin _orden, sin encadenamiento, sinformas, sin belleza, sin sabiduría, sin armonía, sin ley. El conocimiento se relaciona con unmundo como éste y no hay nada en él que lo habilite a conocer ese mundo, ni es natural a lanaturaleza ser conocida.

y así como entre el instinto y el cono cimiente encontramos no una continuidad sino unarelación de lucha, dominación, subordinación, compensación, etcétera, de 13.misma maneravemos que entre el conocimiento y las cosas que éste tiene para conocer no puede haber ningunarelación de continuidad natural. Sólo puede haber una relación de violencia, dominación, podery fuerza, una relación de violación. El conocimiento sólo puede ser una violación de las cosas aconocer y no percepción, reconocimiento, identificación de o con ellas.

En mi opinión, hay .en.este análisis de Nietszche una doble ruptura muy importante con latradición de la filosofía occidental, ruptura que configura una lección que hemos de conservar.La primera se da entre el conocimiento y las cosas. En efecto, ¿qné aseguraba en la filosofiaoccidental que las cosas a conocer y el propio conocimiento estaban en relación de continuidad?¿Qué era lo que aseguraba al conocimiento el poder de conocer bien las cosas del mundo y deno ser indefinidamente 'error, ilusión, arbitrariedad? ¿Quién sino Dios' garantizaba esto en lafilosofia occidental?

Ciertamente, desde Descartes, para no ir más allá, y aun en Kant, Dios es ese principio queasegura la existencia de una armonía entre el conocimiento y las cosas a conocer. Parademostrar que el conocimiento era un conocimiento fundado verdaderamente en las cosas delmundo, Descartes se vio obligado a afirmar la existencia de Dios.

Si no existe más relación entre el conocimiento y las cosas a conocer, si la relación entre éste ylas cosas conocidas es arbitraria, relación de poder y violencia, la existencia de Dios en el centrodel sistema de conocimiento ya-no 'es más indispensable. En ese mismo pasaje de La GayaCiencia en que evoca la ausencia de orden, encadenamiento, formas y belleza del mundo,Nietzsche pregunta precisamente: «¿Cuándo cesaremos de ser oscurecidos por todas esassombras de Dios? ¿Cuándo conseguiremos desdivinizar completamente a la naturaleza?»

La ruptura de la teoría del conocimiento con la teología comienza, estrictamente hablando, conel análisis de Nietzsche. .

En segundo lugar diría que, si es verdad que entre el conocimiento y los instintos __:_todo.loquehace; todo lo que trama elanimal humano- hay solamente ruptura, relaciones de dominación ysubordinación, relaciones de podet, quien desaparece entonces no es Dios sino el sujeto en suunidad y soberanía. .

Si remontamos la tradición filosófica hasta Descartes, para no ir más lejos aún, vemos que launidad del sujeto' humano era asegurada por la continuidad entre el deseo y el .conocer, elinstinto y el saber, el cuerpo y la; verdad. Todo esto aseguraba la existencia del sujeto. Si escierto que por un lado están los mecanismos del instinto, los. juegos del deseo, los··

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...enfrentamientos entre la mecánica del cuerpo y la voluntad, y por otro lado, en un nivel denaturaleza totalmente diferente, el conocimiento, entonces la unidad del sujeto humano ya no esnecesaria. Podemos admitir sujetos, o bien que el sujeto no existe. Es precisamente en esto enque me parece que c. texto de Nietzsche que he citado rompe con la tradición filosófica másantigua y arraigada de Occidente.

Ahora bien, cuando Nietzsche dice que el conocimiento es el resultado de los instintos pero noes él mismo un instinto ni deriva directamente de los instintos, ¿qué quiere decir exactamente, ycómo concibe este curioso mecanismo por el cual los insnntos, sin tener relación alguna denaturaleza con el conocimiento, pueden, por su simple juego, producir, fabricar, inventar unconocimiento que nada tiene qu::: ver con ellos? Esta es la segunda serie de problemas quedesearía abordar.

Hay en L~ Gaya CI~nC:/Qun texto.íparágrafo 333) al que podemos considerar como uno de.losanálisis de Nietzsche más estrictos acerca de esa fabricación o invención. En ese largo textotitulado «Qué significa conocen>, Nietzsche retorna un texco de Spinoza en el que éste oponeintelligere, comprender, a ridere, lugere, detestari. Spinoza decía que si querernos comprenderlas cosas, efectivamente, en su propia naturaleza y su esencia y, por lo tanto, en su verdad, esnecesario que nos abstengamos de reír de ellas, de deplorarlas o de detestarlas. Sólo cuandoestas pasiones se apaciguan podemos finalmente comprender. Nietzsche dice que no sólo estono es verdad sino que sucede exactamente 10 contrario. lntelligere, comprender, no es más queun cierto juego, o mejor: el resultado de cierto juego, composición o compensación entre ridere,'reír, lugere; deplorar, y detestan, detestar.

Nietzsche dice que sólo comprendemos porque hay como fondo del comprender el juego y lalucha de esos tres instintos, esos tres mecanismos o pasiones que son reír, deplorar y detestar(odio). En relación con esto es preciso considerar algunas cosas.

En principio hemos de considerar que esas tres pasiones o impulsos -reír, detestar y deplorar-tienen en común el ser una manera no de aproximarse al objeto, de identificarse con él, sino deconservar el objeto a distancia, de diferenciarse o de romper con él. de protegerse de él por larisa, desvalorizarlo por la deploración, alejarlo y finalmente destruirlo por el-odio. Por lo tanto,todos estos impulsos que están en la raíz del conocimiento y lo producen tienen en común eldistanciamiento del objeto, una voluntad de alejarse de él y al mismo tiempo de alejarlo, en :fin,de destruirlo. Por detrás del conocimiento hay una voluntad sin duda oscura, no de traer elobjeto para sí, de asemejarse a él, sino por el contrario de alejarse de él y destruirlo: maldadradical del conocimiento.

Llegamos así a una segunda idea importante. Estos impulsos -reír, deplorar, detestar- sontodos del orden de las demás relaciones. Por detrás del conocimiento, en su raíz, Nietszche nocoloca una especie de afección, impulso o pasión que nos haría gustar del objeto a conocer sino,por. el contrario, impulsos que nos colocan en posición de odio, desprecio o temor delante decosas que SOl) amenazadoras y presuntuosas.

Según Nietszche, la razón por la que estos tres impulsos -reír, deplorar y odiar-;- llegan aproducir el conocimiento )10 es' que se apacigüen, como en Spinoza, o se reconcilien o lleguen auna unidad, sino que luchan entre sí, se confrontan, se combaten, intentan, como dice Nietszche,perjudicarse llUOS a otros. Es porque están en estado de guerra, en una estabilizaciónmomentánea de ese estado de guerra, que llegan a una especie de estado de corte en quefinalmente el conocimiento aparecerá como «la centella que brota del choque entre dosespadas».

Por lo tanto, no hay en el conocimiento una adecuación al objeto, una relación de asimilaciónsino que hay, por el contrario, una relación de distancia y dominación; en el conocimiento no

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hay nada que se parezca a la felicidad o al amor, hay más bien odio. Y hostilidad: no hayunificación sino sistema precario de poder. En este texto de Nietszche se cuestionan los grandes ..temas tradicionales de la filosofía occidental.

La filosofía occidental -y esta vez no es preciso que nos refiramos a Descartes, podemosremontarnos a Platón- siempre caracterizó al conocimiento por el logocentrismo, la semejanza,la adecuación, la beatitud, la unidad, grandes temas que se ponen ahora en cuestión. Se entiendepor qué se refiere Nietszche a Spinoza: de todos los filósofos occidentales Spinoza fue quienllevó más lejos esta concepción del conocimiento como adecuación, beatitud y unidad.Nietszche coloca en el núcleo, en la raíz del conocimiento, algo así como el odio, la lucha, larelación de poder.

Se comprende entonces por qué afirma Nietszche que el filósofo es aquél que más fácilmente seengaña sobre la naturaleza del conocimiento al pensarlo siempre en forma de adecuacion, amor,unidad, pacificación. Sin embargo, si quisiésemos saber qué cosa es el conocimiento no hemosde aproximarnos a él desde la forma de vida, de existencia de ascetismo característica delfilósofo. Para saber qué es, para conocerlo realmente, para aprehenderlo en su raíz, en sufabricación, 'debemos aproximarnos a él no como filósofos sino como políticos, debemoscomprender cuáles son las relaciones de lucha y de poder. Solamente en esas relaciones de luchay poder, en la manera como las cosas entre sí se oponen, en la manera como se odian entre sí loshombres, luchan, procuran dominarse unos a otros, quieren ejercer relaciones de poder unossobre otros, comprendemos en qué consiste el conocimiento.

Es claro pues, que uu análisis como éste nos introduzca de manera eficaz en una historia políticadel conocimiento, de los hechos-y el sujeto del conocimiento.

Pero me gustaría responder antes a una posible objeción: «Todo esto que usted dice es muybonito pero no está en Nietszche; fue su delirio, su obsesión de encontrar en todas partesrelaciones de "poder, de introducir esa dimensión 'de 10 político hasta en la historia delconocimiento o de la verdad, que le.hizo creer que Nietszche decía esto».

Yo respondería dos cosas. Diría en primer lugar que tomé este texto de Nietszche en función demis intereses, no para mostrar que ésta era la concepción nietszcheana del conocimiento -hay'innumerables textos bastante contradictorios entre sí que tratan este tema- sino apenas paramostrar que existen en Nietszche ciertos elementos que ponen a nuestra disposición un modelopara un análisis .histórico de lo que yo denominaría la política de la verdad. Es un modelo que.encontramos efectivamente en Nietszche y pienso, incluso, que es uno dé los más importantespara la comprensión de algunos elementos aparentemente contradictorios de su concepción delconocimiento, .

En efecto, si admitimos esto que Nietszche entiende como descubrimiento del conocimiento, sitodas estas relaciones están por detrás del conocimiento el cual, en cierta forma, seríaunresultado de ellas, podemos comprender entonces determinados textos de Nietszche.

Por de pronto, todos aquellos textos enlos que Nietszche afirma que no hay conocimiento en sí.Al leerlos, 'más de una vez ocurre que creemos estar leyendo a Kant y nos vemos obligados.acotejar los textos y verificar todas las diferencias. La critica kantiana cuestionaba la posibilidadde un conocimiento de 10 en sí, un conocimiento sobre una verdad o una realidad en sí.Nietszche dice en la Genealogia de la Moral: «Abstengámonos, seño~es filósofos, de lostentáculos de nociones contradictorias tales como razón pura, espíritu absoluto, conocimiento ensí.» Más aún, en La Voluntad de Poder Nietszche afirma que no hay ser en sí, y tampococonocimiento en ~Í. Cuando -afírma esto, designa algo totalmente diferente de lo que Kantentendía por conocimiento en si. .Nietszche quiere decir que no hay naturaleza, ni esencia-nicondiciones universales para el conocimiento; sino que éste es cada vez el resultado histórico y

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puntual de condiciones que no son del orden del oonooimiento. El conocimiento. es un efecto oun acontecimiento que puede .ser colocado bajo. el signo del conocer, no. es.'una facultad .ytampoco. una estructura universal. Aun cuando. utiliza ciertos elementos que pueden pasar .poruniversales este conocimiento. será apenas del orden del resultado, del acontecimiento, delefecto.

Se comprenden así una serie de textos en que Nietszche afirma que el conocimiento tiene.un .carácter perspectivo, Cuando. Nietszche dice, que el conocimiento es. siempre una perspectiva noquiete decir, en lo que sería una mezcla de' kantismo y empirismo, que se encuentra limitado enel hombre por ciertas condiciones, límites derivados de la.naturaleza humana, el cuerpo o lapropi.a estructura del conocimiento. Cuando Nietszche habla del carácter perspectivo delconocimiento quiere señalar e1 hecho de que sólo hay conocimiento bajo la forma de ciertosactos que, son diferentes entre sí y múltiples en 'su esencia.iactos por los cuales el ser hamanoseapodera violentamente de ciertas cosas, reacciona a ciertas situaciones, les impone relaciones. defuerza. O sea, el coneeimiento es siempre una cierta relación estratégica en la. que el. hombreestá situado, Es-precisamente.esa relación estratégica la que definirá el efecto del conocimientoy, por-esta razón; sena to.t~~nte, contradictorio imaginar lID conocimiento que P.O fuese en sunaturaleza obligatoriamente parcial, oblicuo- perspectivo. El carácter perspectivo. delconocimiento. no. deriva de la naturaleza humana sino siempre del carácter polémico yestratégico. del conociraiento. Se puede hablar del carácter perspectivo. del conocimiento porquehay batalla y porque el 9óno.cimi!;:nto'es el efecto de esa batalla,

A esto se debe que encontremos en Nietszche la idea, que vuelve constantemente, de que elconocimiento es al mismo. "tiempo .lo más, generalizan te y lo. más particularizante. .Elconocimiento. esquematiza, ignora las diferencias, asimila las cosas entre si, ,y cumple S\) papel .sin ningún fundamento. en verdad. Por ello el conocimiento. es siempre un desconocimiento. Porotra parte es' siempre algo. que apunta, maliciosa, insidiosa y agresivamente, a individuos, cosas,situaciones. Sólo hay conocimiento en la medida en, que se.establece entre 'el hombre y ..aquello.que conoce algo- así como- una lucha singular, un iéte-a-téte, un duelo. Hay siempre en elconocimiento alguna cosa que es d~l-ordel! del duelo y que hace que.ésta sea. siempre singular,En esto consiste su carácter contradictorio tal corno es definido-en unos textos de Nietzsche que,aparentemente, se..contradicen: generalizante y singular.

He aquí cómo a tra,vés de los te4tQs de Ni.etzsche podemos est).bl~cer.no. un~ teoría general delco.no.cimiento. sino un modelo que permite .aQordar el objeto. de estas ~,~nferencia1¡: como. es ,elproble.ma de la fo.lltlac!óu, de cierto$ determ:ip.~dos dominios. de s~er a partir de ¡elaciones defuerza y lielaeiones políticas .en la sociedad.

Reto.mo ahora mi punto de partida. En cierta concepción del marxismo. muy difundida. en los.medios universitario.s, o bien, en una cierta co.ncepción del marxismo. que se impo.ne en laUniversidad, .se expo.ne si~prv Co.mo.fundamento de análisis la idea de que ·las relaciones defuerza, ~las condicio.nes eco.nómicas, las relapiones. sociales; les ¡:lon dad.as previ,ament~ a los

. individuos, aunqu~ al mismo. ti~po. se imponen ~aun sujeto. de eonoc~énto que permaneceidéntico, salvo en relación co.n las ideologías to.madas como erro.res ..

Llegamo.s así a esta noción muy importante, y at mi$IlQ. tiempo' muy embarazosa, de ideolo.gía.En lo.s análisis marxistas tradicionales "la.ideo logia es presentada como. una especie de elemento.fiégativo a través del cual se traduce ~l hecho de que la relación del 'sujeto con la verdad, osimplemente'la relación de conQcUniento; es perturbada, oscurecida, velada,;por las condicione~derexisteneia,' por relaciones so.ciales o fomas políticas impuestas,. desde el exterior, al sujeto.del conocimiento. La. ideología es. la marca, el estigma de estas relaciones PQU,ticas o.económicas de exis_tencia aplicl:ldo a.un sujeto. de cono.cimiento que, por derecho, debería estarabierto'a la verdad.

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w ·rmlitar.La disciplina es una anatomía política del detalle.

El "detalle" era desde hacía ya mucho tiempo una categoría de la teología y del ascetismo: todo detallees ya importante, ya que a los ojos de dios, no hay inmensidad alguna mayor que un detalle, pero nadaes lo bastante pequeño para no haber sido querido por una. de sus voluntades singulares. En esta grantradición de la eminencia del detalle vendrán a alojarse, sin dificultad, todas las rneticulosídades de laeducación cristiana, de la pedagogía escolar o militar, de todas las formas finalmente de encauzamientode la conducta.La minucia de los reglamentos, la mirada puntillosa de las inspecciones, la sujeción a control de lasmenores partículas d€ la vida y del cuerpo darán pronto, dentro del marco de la escúela, Jet cuartel, delhospital o del taller, un contenido laicizado, una racionalidad económica o técnica a este cálculo rmsticode lo ínfimo y del infinito.Una observación minuciosa del detalle, y a la vez una consideración política de estas pequefias cosas,para el control y la utilización de los hombres, se abren paso a través de la época clásica, llevandoconsigo todo un conjunto de técnicas, todo un corpus de procedimientos y de saber, de descripciones, derecetas y de datos. Y de estas fiuslerias, sin duda, ha nacido el hombre del humanismo moderno.

El arte de las distribuciones

La disciplina procede ante todo a la distribución de los-individuos en el espacio. Pata ello emplea variastécnicas.

1..La disciplina exige a veces la clausura, la especificación de un lugar heterogéneo a todos los demás ycerrado sobre sí mismo. Ha existido el gran "encierro" de los vagabundos y de los indigentes; ha habidootros más discretos, pero insidiosos y eficaces. Colegios: el modelo de convento se impone poco a"poco,el internado aparece como el régimen de educación si no más frecuente, al menos el inás perfecto.Cuarteles: es preciso asentar el ejército, masa vagabunda; impedir el saqueo y las violencias. .Laordenanza de 1719 prescribe la construcción de varios centenares de cuarteles. En ellos el encierro seríaestricto. La fábrica' explícitamente se asemeja al convento, a la fortaleza, a una ciudad cerrada; elguardián "no abrir las puertas hasta la entrada de los obreros y 1uego que ·la campana que anuncia lareanudación- de los trabajos haya 'sonado "un cuarto de hora después nadie tendrá derecho a entrar."El .orden y la seguridad que deben mantenerse exigen que todos los obreros estén reunidos bajo el mismotecho, a fin de que aquel de los socios que está encargado de la dirección de la manufactura puedaprevenir y remediar los abusos que pudieran introducirse entre los obreros y detener Su avance desde elcomienzo"

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2. Pero el principio de "clausura' no es ni constante; ni indispensable, ni suficiente en los aparatosdisciplinarios. Estos trabajan el espacio de una manera mucho más flexible ymás fina. Y en primer lugarsegún el principio de localización elemental'o de la división en zonas. A cada individuo su lugar; y encada emplazamiento un individuo. El espacio disciplinario tiende a dividirse en tantas parcelas como

'-. cuerpos o elementos que repartir hay. Se trata de establecer las presencias y las ausencias, de saber dóndey cómo encontrar a los individuos, instaurar las comunicaciones útiles, intenumpir las que no lo son,poder en cada instante vigilar la conducta de cada cual, apreciarla, sancionarla, medir las cualidades o los .méritos. Procedimiento, pues, para conocer, para dominar y para utilizar. La disciplina organiza unespacio analítico. .'

3. La regla de los emplazamientos funcionales va poco a poco, en las instituciones disciplinarias, acodificar un espacio que la arquitectura dejaba en general disponible y dispuesto para varios usos. Sefijan unos lugares determinados 'para responder no sólo a la necesidad de vigilar, de romper lasccmunicacicnes peligrosas, sino también de crear un espacio útil.Las disposiciones de la vigilancia fiscal y económica preceden las técnicas de la observación médica:

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~-VIGILAR Y CASTIGAR nacimiento de laprisión

MICHEL FOUCAULT

(frag)

Cap. LOS CUERPOS DÓCILES

Ha habido en el curso de la edad clásica, todo un descubrimiento del cuerpo como objeto y blanco depoder. Podrían encontrarse fácilmente signes de esta gran atención dedicada entonces al cuerpo, alcuerpo que se manipula, al que se da forma, que se educa, que obedece, que responde, que se vuelvehábil o cuyas fuerzas se multiplican. El gran libro del Hombre-máquina ha sido escrito simultáneamentesobre dos registros: el anatomo-metafísico, del que Descartes había compuesto las primeras páginas yque los médicos y los .fiiósofos continuaron, y el técnico -político, que estuvo constituido por todo WI

conjunto de reglamentos militares, escolares, hospitalarios, y por procedimientos empíricos y reflexivospara controlar o corregir las operaciones del cuerpo. Dos registros muy distintos ya que se trataba aquíde sumisión y de utilización, allá de funcionamiento y de explicación: cuerpo útil, cuerpo inteligible. Y,sin embargo, del uno al otro, puntos de cruce. L'Homme machina de La Mettrie es a la vez unareducción materialista del alma y una teoría general de la educación, en el centro de las cuales domina lanoción de "docilidad" que une al cuerpo analizable el cuerpo manipulable. Es dócil un cuerpo que puedeser sometido, que puede s~ utilizado, que puede ser transformado y perfeccionado. Los famososautómatas, por su parte, no eran únicamente una manera de ilustrar el organismo; eran también unosmuñecos politicos, unos modelos reducidos de poder: obsesión de Federico Il, rey minucioso demaquinitas, de regimientos bien adiestrados y de prolongados ejercicios.

@A estos métodos que pemriten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan lasujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad, es a lo que se puedellamar las "disciplinas".Muchos procedimientos disciplinarios existían desde largo tiempo atrás, en los

- conventos, en los ejércitos, también en los talleres. Pero las disciplinas han llegado a ser en el transcursode los siglos xvii y xviii unas fórmulas generales de dominación. Distintas de la esclavitud, puesto queno se fundan sobre una relación de apropiación de los cuerpos, es incluso elegancia de la disciplinaprescindir de esa relación costosa y violenta obteniendo efecto de utilidad tan grande por 10 menos.Distintas también de la domesticidad, que es una relación de dominación constante, global, masiva, noanalítica, ilimitada, y establecida bajo la forma de la voluntad singular del amo, su "capricho". Distintadel vasallaje, que es una relación de sumisión extremadamente codificada, pero lejana yque atañemenos a las operaciones del cuerpo que a los productos del trabajo y a las marcas rituales del vasallaje.Distintas también del ascetismo y de las "disciplinas" de tipo monástico, que tienen por funcióngarántizar renunciaciones más que aumentos de utilidad y que, si bien implican la obediencia 'a otro,tienen por objeto principal un aumento del dominio de cada cual sobre su propio' cuerpo. El momentohistórico de las disciplinas es el momento en que nace un arte del cuerpo humano, que no tiendeúnicamente al aumento de sus habilidades, ni tampoco a hacer más pesada su sujeción, sino a laformación de un vinculo que, en el mismo mecanismo, lo hace tanto más obediente cuanto más útil, y al

_revés. Formase entonces una política de las coerciones que constituyen un trabajo sobre el cuerpo, unamanipulación calculada de sus elementos, de sus gestos, de sus comportamientos. El cuerpo humanoentra en un mecanismo de poder que lo explora, lo desarticula y lo recompone.

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GJLa "invención" de esta nueva anatomía política no se debe entender como un repentino descubrimiento,sino como una multiplicidad de procesos con frecuencia menores, de origen diferente, de localizacióndiseminada, que coinciden, se repiten, o se imitan, se apoyan unos sobre otros, se distinguen según sudominio de aplicación, entran en convergencia y dibujan poco a poco el diseño de un método general.Se los encuentra actuando en los colegios, desde hora temprana; más tarde en las escuelas elementales;han invadido lentamente el espacio hospitalario, y ~ unas décadas han reestructurado la organización

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- '" .. localización de los medicamentos en cofres cerrados, registro de su utilización; un poco después, seponen marcha un sistema para verificar,el número efectivo de los enfermos, su identidad ...Poco a poco,un espacio administrativo y. político se articula .en espacio terapéutico, tiende .a mdividualizar loscuerpos, las enfermedades, los síntomas, las vidas y las muertes; constituye un cuadro real desingularidades yuxtapuestas y cuidadosamente distintas. Nace de la disciplina un espacio médicamenteútil.

En las fábricasque aparecen a fines del siglo xviii, el principio de la división en zonas individualizantesse complica Se trata a la vez de distribuir a los individuos, en un espacio en el que es posible asilarlos ylocalizarlos; pero también de articular esta distribución sobre un aparato de producción que tiene susexigencias propias. Hay que ligar la distribución de los cuerpos, la disposición espacial del aparato deproducción y las diferentes formas de actividad en la distribución de los "puestos".Reconiendo el pasillocentral del taller es posible ejercer una vigilancia general e individual a la vez: comprobar la presencia yla aplicación del obrero, así como la calidad de su trabajo; comparar a los obreros entre sí, clasificarlossegún su habilidad y su rapidez, y seguir los estadios sucesivos de la fabricación.

4. En la disciplina, los elementos son intercambiables puesto que cada uno se define por el lugar queocupa en una serie, y por la distancia que lo separa de los otros. La unidad en ella no es, pues, ni eltenitorio (unidad de dominación), ni el lugar (unidad de residencia), sino el rango. La disciplina, arte delrango y técnicapara la transformación de las combinaciones.Consideremos el ejemplo ríe la "clase".El"rango" en el siglo xviii, comienza a definir la gran forma dedistribución de los individuos en el orden escolar: hileras de alumnos en la clase, los pasillos y losestudios y en este conjunto de alineamientos obligatorios, cada alumno de acuerdo con su edad, susadelantos y su conducta, ocupa ya un arden ya otro. .La organización de un espacio serial fue una de las grandes mutaciones técnicas de la enseñanzaelemental. Permitió sobrepasar el sistema tradicional (un alumno que trabaja unos minutos con -elmaestro, mientras el grupo confuso de los que esperan permanece ocioso y sin vigilancia).Al asignar..lugares individuales ha hecho posible el control de cada cual y el trabajo simultáneo de todos. Haorganizado una nueva economía del tiempo de aprendizaje. Ha hecho funcionar el espacio escolar comouna máquina de aprender, pero también de vigilar, de jerarquizar, de recompensar. ,La construcción de "cuadros" ha sido uno de los grandes problemas de la tecnología científica, política yeconómica del. siglo xviii: disponer jardines de plantas y de animales, y hacer al mismo tiempoclasificaciones racionales de los seres vivos; observar., controlar, regularizar la circulación de lasmercancias y de la moneda y construir así un cuadro económico que pueda valer como principio deenriquecimiento; inspeccionar a los hombres, comprobar su presencia y su ausencia, y constituir unregistro general y permanente de las fuerzas armadas; distribuir los enfermos, separarlos unos de otros,dividir con cuidado el espacio de. los hospitales y hacer una clasificación sistemática de lasenfermedades: otras tantas operaciones paralelas. en las que los dos constituyentes- distribución yanálisis, control e inteligibilidad- son solidarios el uno del otro. El cuadro en el siglo xviii es a la vez unatécnica de poder y un procedimiento, de saber .

Pero el cuadro no desempeña la misma función en estos diferentes registros. En el orden de la 'economía,permite la medida de las cantidades y el análisis de los movimientos. Baio la forma de la taxonomía,tiene como :fimción caracterizar (y por consiguiente reducir las singularidades individuales), y constituirclases (por 10 tanto excluir las consideraciones de número).Mientras que la taxonomía natural se sitúasobre el eje que va del carácter a la categoría, la táctica disciplinaria se sitúa sobre el eje que une 10singular con lo múltiple. Permite a la vez la caracterización del individuo como' individuo, y laordenación de una multiplicidad dada

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