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Resumen: La gran eclosión de los museos españoles a la que hoy asistimos viene fraguándose desde los años sesenta del pasado siglo XX. Un tiempo en el que al nombre y a la actividad de nuestros museos se asociaron varias genera- ciones de directores que acabaron por dejar una fuerte impronta de su paso en estas instituciones, adquiriendo además el reconocimiento de la profesión. Este artículo evoca las figuras de Federico Wattenberg y Eloísa García, que por su labor en el ámbito de los museos vallisoletanos y sobre todo como directores del Museo Nacional de Escultura bien pueden ser considerados representantes de ese decisivo periodo. Palabras clave: Museo Nacional de Escultura, Museos de Valladolid, Federico Wattenberg, Eloísa García. Summary: This big boom that Spanish museums are experiencing nowadays has been forging since last century’s sixties. A time in which our museums’ name and activities were associated to several generations of directors who left their mark behind as they made their way through these institutions, further- more aquiring the acknowledgement of this profession. This article evokes the names of Federico Wattenberg and Eloisa Garcia, whose labour at the museums in Valladolid, and particularly as directors of the National Museum of Sculpture can well make them be considered as representatives of this critical period. Key words: National Museum of Sculpture, Museums in Valladolid, Federico Wattenberg, Eloísa García. Los museos entraron a formar parte de la vida de mis padres de forma tan natural como inevitable en un devenir profesional que discurrió estrechamente vinculado al mundo universitario. Nacidos ambos en Valladolid, en 1923, cursaron en distintos años la carrera de Filosofía y Letras y al licenciarse se incorpora- ron a otras facetas de la vida universitaria: mi padre fue miem- bro del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología desde 1944 y Profesor Ayudante de Arqueología desde 1946. Más tarde reci- biría el nombramiento de encargado del Curso y Cátedra de Geografía y obtendría por oposición la Adjuntía de Arqueología. Mi madre trabajaba vinculada al área del rectorado que tenía, por ser entonces rector el catedrático de Arqueología, Cayetano de Mergelina, plena relación con el Seminario de Arte y Arqueo- logía. En tal ambiente, en el que mis padres entablaron la amistad que les uniría para siempre, surgieron para ambos los primeros lazos con el ambiente museístico. Casados desde 1949, desenvolvieron, conjunta o separadamen- te, diversas actividades universitarias, como la Secretaría del Cole- gio Mayor universitario Santa Cruz, o la Secretaría de los Estudios para Extranjeros que se iniciaron en la Universidad vallisoletana Eloísa Wattenberg García 1 Museo de Valladolid FEDERICO WATTENBERG Y ELOÍSA GARCÍA DE WATTENBERG Directores del Museo Nacional de Escultura ............ Eloísa Wattenberg es Directora del Museo de Valladolid desde 1984. Académica de la Real de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid. Vocal del Real Patronato del Museo del Prado y Vicepresidenta del Patronato del Museo Nacional de Escultura. Ex-Directora General de Patrimonio y Promoción Cultural de la Junta de Castilla y León. Autora de artículos y libros sobre distintos aspectos del Patrimonio Cultural y Museos. 1 E-mail: [email protected]

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Page 1: FEDERICO WATTENBERG Y ELOÍSA GARCÍA DE WATTENBERG8086eea4-9dce-4499-9824-46fad… · Dirección General de Bellas Artes, a cuyo frente se en-contraba entonces Gratiniano Nieto,

Resumen: La gran eclosión de los museos españoles a la que hoy asistimosviene fraguándose desde los años sesenta del pasado siglo XX. Un tiempo en elque al nombre y a la actividad de nuestros museos se asociaron varias genera-ciones de directores que acabaron por dejar una fuerte impronta de su paso enestas instituciones, adquiriendo además el reconocimiento de la profesión. Esteartículo evoca las figuras de Federico Wattenberg y Eloísa García, que por sulabor en el ámbito de los museos vallisoletanos y sobre todo como directores delMuseo Nacional de Escultura bien pueden ser considerados representantes deese decisivo periodo.

Palabras clave: Museo Nacional de Escultura, Museos de Valladolid, FedericoWattenberg, Eloísa García.

Summary: This big boom that Spanish museums are experiencing nowadayshas been forging since last century’s sixties. A time in which our museums’name and activities were associated to several generations of directors who lefttheir mark behind as they made their way through these institutions, further-more aquiring the acknowledgement of this profession. This article evokes thenames of Federico Wattenberg and Eloisa Garcia, whose labour at the museumsin Valladolid, and particularly as directors of the National Museum of Sculpturecan well make them be considered as representatives of this critical period.

Key words: National Museum of Sculpture, Museums in Valladolid, FedericoWattenberg, Eloísa García.

Los museos entraron a formar parte de la vida de mis padres deforma tan natural como inevitable en un devenir profesional quediscurrió estrechamente vinculado al mundo universitario.Nacidos ambos en Valladolid, en 1923, cursaron en distintosaños la carrera de Filosofía y Letras y al licenciarse se incorpora-ron a otras facetas de la vida universitaria: mi padre fue miem-bro del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología desde 1944y Profesor Ayudante de Arqueología desde 1946. Más tarde reci-biría el nombramiento de encargado del Curso y Cátedra deGeografía y obtendría por oposición la Adjuntía de Arqueología.Mi madre trabajaba vinculada al área del rectorado que tenía,por ser entonces rector el catedrático de Arqueología, Cayetanode Mergelina, plena relación con el Seminario de Arte y Arqueo-logía. En tal ambiente, en el que mis padres entablaron la amistad que les uniría para siempre, surgieron para ambos losprimeros lazos con el ambiente museístico.

Casados desde 1949, desenvolvieron, conjunta o separadamen-te, diversas actividades universitarias, como la Secretaría del Cole-gio Mayor universitario Santa Cruz, o la Secretaría de los Estudiospara Extranjeros que se iniciaron en la Universidad vallisoletana

Eloísa Wattenberg García1

Museo de Valladolid

FEDERICO WATTENBERG Y ELOÍSA GARCÍA DE WATTENBERG

Directores del Museo Nacional de Escultura. . . . . . . . . . . .

Eloísa Wattenberg es Directora

del Museo de Valladolid desde

1984. Académica de la Real de

Bellas Artes de la Purísima

Concepción de Valladolid. Vocal del

Real Patronato del Museo del Prado

y Vicepresidenta del Patronato del

Museo Nacional de Escultura.

Ex-Directora General de Patrimonio

y Promoción Cultural de la Junta de

Castilla y León. Autora de artículos y

libros sobre distintos aspectos del

Patrimonio Cultural y Museos.

1 E-mail: [email protected]

Page 2: FEDERICO WATTENBERG Y ELOÍSA GARCÍA DE WATTENBERG8086eea4-9dce-4499-9824-46fad… · Dirección General de Bellas Artes, a cuyo frente se en-contraba entonces Gratiniano Nieto,

ese mismo año. Por entonces, el Museo ArqueológicoProvincial se ubicaba en el citado Colegio Mayor deSanta Cruz y estaba integrado en la vida universitariacomo instrumento educativo al servicio de la formaciónde los alumnos de las especialidades de Arte yArqueología, materias de las que mis padres impartíanclases como miembros del citado seminario, y esto quepudo ser coyuntural acabó por hacer cotidiana unarelación con aquel museo que ya nunca iba a interrum-pirse a lo largo de sus vidas.

Fue mi padre el primero en mantener con entera asi-duidad esta relación que sólo se haría oficial años mástarde, cuando en 1959 fue nombrado facultativo inte-rino. Ya se pensaba entonces en el traslado del MuseoArqueológico a su actual sede en el Palacio de FabioNelli y fue en este proyecto en el que se empleó afondo, como perfecto conocedor de las coleccionesdel museo, para ordenar su presentación y diseñar lamuseografía de ese nuevo marco que se ofrecía almuseo, en uno de los mejores edificios civiles del cla-

sicismo vallisoletano. Un trabajo para el que, con susexcelentes dotes de dibujante, hizo numerosos boce-tos reflejando en ellos el montaje de todos los espaciosdedicados a exposición y especificando detalles comolos coloridos de las salas y elementos de montaje, o lascalidades de los materiales.

Había de tener entre manos este proyecto cuando en1961 recibió el nombramiento de director del MuseoNacional de Escultura y de él pasó a ocuparse con grandedicación, aunque sin perder sus vínculos con laUniversidad ni su condición de arqueólogo y profesordel Seminario de Arte y Arqueología que ya había con-solidado en una reconocida trayectoria de investiga-dor con importantes trabajos de excavación como losde la Villa de Prado o los del Soto de Medinilla, y conpublicaciones como La Región Vaccea, su tesis docto-ral o, luego, Las Cerámicas indígenas de Numancia,siendo también Secretario de la Junta Provincial deExcavaciones y colaborador de la Comisaría Generalde Excavaciones Arqueológicas (Figura 1).

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Memoria del museo

Figura 1: Federico Wattenberg en el despacho del Museo Nacional de Escultura de Valladolid.

(Fot.: Archivo Fotográfico M.N.E)

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En los años que tuvo a su cargo la dirección del Museode Escultura mostró un afán de modernización del cen-tro, tanto en el aspecto de sus instalaciones como encuestiones concernientes a desarrollar y potenciar susfunciones. La documentación conservada en los archi-vos del museo constata su permanente atención alincremento de la colección, localizando y proponiendoadquisiciones de la importancia del Ecce Homo, deAlonso Berruguete; a la conservación y restauración dela misma, dotando al museo de elementales mediospara atender este aspecto; y al despliegue de una laborde difusión a través de exposiciones y de la incorpora-ción de un servicio de guías para la atención del públi-co. Todo ello se veía favorecido y apoyado por laDirección General de Bellas Artes, a cuyo frente se en-contraba entonces Gratiniano Nieto, persona que todossabemos cuan relevante fue en la historia reciente delos museos españoles. Involucrado en este quehacerestaba también el Patronato cuyos miembros, en térmi-nos generales, mostraron tener en buena estima la actividad y el impulso que en esos años experimentabael Museo.

Pero en su dedicación al Museo Nacional creo quemostró especial voluntad en el despliegue de unalabor científica en torno a sus colecciones, lo que rea-lizó con intensidad para actualizar su catalogación,labor que complementó a través de numerosos artícu-los de investigación que contribuían a dar relieve a lariqueza artística de Valladolid y su provincia, tratandotemas que dieron a conocer nuevas obras de escuelaitaliana, del Greco, o de Pedro Berruguete, atribucio-nes que supusieron una aportación personal a la his-toria del arte vallisoletano.

Autor de varios catálogos de exposiciones organizadaspor el Museo Nacional de Escultura y de guías, tantode esta institución como del Museo ArqueológicoProvincial, buena parte de su labor al frente delNacional de Escultura fructificó en el libro publicadoen 1963 por la editorial Aguilar. Un gran volumen queconstituye la más completa visión de la colección queen esas fechas reunía el museo y que más allá de unmero inventario de obras o de una guía de visita, dejapatente esa impronta científica que, mi padre, por sumero carácter, trasladó al día a día de su trabajo en losescasos seis años que dirigió el museo (Figura 2).

A su muerte, en 1967, quedaba pendiente la instala-ción del Museo Arqueológico y mi madre, conocedoradirecta de las ideas de mi padre respecto a su monta-je, se volcó en colaborar con la Directora, SocorroGonzález de Madrid, para ultimar hasta sus últimosdetalles la apertura del Museo Arqueológico en elPalacio de Fabio Nelli, en noviembre de 1968. Almismo tiempo, y por una serie de coincidencias, mimadre, funcionaria del Cuerpo de Auxiliares de Archi-vos, Bibliotecas y Museos con destino en ese momentoen el Archivo General de Simancas, se hacía cargo delMuseo Nacional de Escultura.

Su designación por la Dirección General de Bellas Artesfue acogida de buen grado por el Patronato y de inme-diato su actividad se vio marcada por la gran exposiciónque el Ministerio decidió llevar cabo en el Museo conmotivo de la celebración del V Centenario del

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SECCIÓN V

Figura 2: Federico Wattenberg en la Capilla del Museo Nacional de Escultura ante una escultura de Juan de Juni. (Fot.: Archivo Fotográfico M.N.E)

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Matrimonio de los Reyes Católicos, en 1969. Una exposición que, con una visión práctica, juzgó con posi-bilidades de tomar como punto de partida para la reno-vación expositiva del Museo, como de hecho así fue(Figura 3).

Y con ese objetivo, en los años siguientes su afán seorientó a compaginar obras de mantenimiento y demejora con esta renovación que más allá de unamodernización visible de la instalación general, supu-so una profunda reestructuración museográfica. Seincorporaron medios para la conservación y la exhibi-ción de los que había absoluta carencia, y se pusoespecial cuidado en atender cuestiones tan funda-mentales como la climatización y la iluminación. Todoello acompañado de una particular estética que, desdeentonces y con la lógica variación del paso del tiempo,ha acompañado la labor expositiva de mi madre.

Al comenzar su gestión se produjo un importanteacontecimiento que tendría gran repercusión en lavida del Museo: la incorporación de la antigua iglesiapenitencial de La Pasión como sede de su exposiciónpermanente. El templo, de propiedad municipal, situa-do en una de las calles más céntricas de la ciudad, fuerecuperado de su ruina tras un acuerdo entre elMinisterio de Cultura y el Ayuntamiento, y en él se ins-taló lo más representativo de la colección de pinturadel Museo. Adaptando a la exposición un sistema quepermitía ocultar los cuadros ocasionalmente, fue en LaPasión donde el Museo, tanto a iniciativa propia comoen relación con otras entidades, desarrolló una inten-sa labor cultural que abarcaba tanto concursos ymuestras de arte contemporáneo como conferencias,exposiciones de escultura, de pintura, o actividadesmusicales. En los años 70, artistas de la talla deGregorio Prieto, José María Iglesias, o Julián Martín deVidales secundaron este interés en complementar elcarácter histórico del Museo con exposiciones de artecontemporáneo y colaboraron gustosos en las mues-tras de sus respectivas obras que tuvieron lugar en elMuseo, precisamente en La Pasión. Igualmente en losochenta, las exposiciones antológicas de Alberto, Julio

Hernández, Mateo Hernández, Anselmo Miguel Nieto,la exposición de escultura contemporánea vallisoleta-na o los certámenes de escultura y pintura siguieronfomentando esa línea. Aunque por supuesto, alter-nando con ello, se mantenía la fidelidad a los valoresmás firmes del Museo y así, Juan de Juni, GregorioFernández, la escultura renacentista y la esculturabarroca protagonizaron con natural frecuencia mues-tras y actividades. El trato y la relación con personas einstituciones que arrancó de muchos de estos aconte-cimientos y colaboraciones dejaron una estela deamistad que mi madre suele evocar llena de buenosrecuerdos (Figura 4).

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Memoria del museo

Figura 4: Eloisa García con Severo Ochoaen una visita al Museo Nacional de Escultura

(Fot.: Archivo Fotográfico M.N.E)

Figura 3: Eloisa García en el despacho del Museo Nacional de Escultura (Fot.: Gyenes)

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Más o menos en 1973, el Departamento de Historiadel Arte implantó la asignatura de museología entrelas de su especialidad y encomendó a mi madre suimpartición, como profesora que desde su licenciaturahabía estado adscrita a los departamentos deArqueología e Historia del Arte. Recuerdo, comoalumna que luego fui, que nos daba la clase en su des-pacho lo que nos proporcionaba un ambiente de lomás apropiado para el contacto directo con la vida delmuseo. Con el paso de alumnos de arte y de arqueo-logía por la asignatura de museología y, por lo tanto,por el Museo Nacional de Escultura y, ocasionalmente,también por el Museo Provincial, buen número seinteresó por desarrollar prácticas profesionales enambos centros de forma que la concurrencia de alum-nos y licenciados en prácticas introdujo en ambosmuseos una nueva faceta de actividad generando undinamismo que proporcionó, principalmente al MuseoNacional de Escultura, una gran proyección pública.

Un pequeño grupo de aquellos alumnos que realizaronsus prácticas profesionales en el Museo Nacional deEscultura durante el periodo preceptivo de un año queera exigido como condición para concurrir a las oposi-ciones del Cuerpo de Conservadores que se había creado en 1973, continuaron después vinculados a laactividad que desplegaba el centro y fue con ellos conlos que trabajó codo con codo para sacar adelante tan-tas mejoras como experimentó el Museo de Escultura ytantas actividades de difusión como se programaron alo largo de más de veinte años, entre las que señaloespecialmente la puesta en marcha un departamentodidáctico, el actual Departamento de Educación yAcción Cultural, que ha sido pionero y continúa siendoreferencia en el Sistema Español de Museos.

Entregada por completo al Museo al que dedicabainfinitas horas hubo de hacer hueco para añadir otroquehacer a su ocupación. En 1977 salieron a oposi-ción las plazas de la dirección y subdirección delMuseo, plazas que se habían amortizado en su día yde las que se dotó nuevamente al Centro tras la crea-ción del Cuerpo de Conservadores de Museos, y hubo

de concurrir a las pruebas, ganando la plaza de con-servadora y siendo confirmada como directora. Estonada varió. Si acaso para insistir en decir que la ocu-pación museística para mi madre era constante y quetrascendió siempre el ámbito del Museo de Esculturapues, de una u otra forma, se vio vinculada al surgir oa la actividad de los museos establecidos en Valladoliden las tres últimas décadas del siglo XX. El museo delConvento de San Joaquín y Santa Ana, las casas-museo de Colón y de Zorrilla, el Museo Diocesano yCatedralicio, el museo del convento de Santa Isabel, elmuseo de la iglesia de San Antolín, en Tordesillas… ysobre todos, el Museo Provincial cuya dirección tuvoencomendada durante nueve años, el tiempo queestuvo vacante.

Varios años, entre 1979 y 1986, fue vocal de la JuntaSuperior de Museos y prácticamente coincidiendo conese periodo tuvo a su cargo la Secretaria del ICOM enEspaña. Una actividad en la que participó de lleno y par-ticularmente, como miembro del Comité Consultivo Internacional del Diccionario Museológico, en las nume-rosas reuniones de trabajo que para su elaboración secelebraron en Budapest, a las que acudía en compañíade Consuelo Sanz Pastor, presidenta entonces delComité Español del ICOM.

Y todo ello lo compaginaba con una permanente colaboración en la actividad cultural vallisoletana. Fuepregonera de la Semana Santa en 1976, miembro dejurados en certámenes artísticos, colaboradora enmuchas actividades promovidas por el Ayuntamiento ypor otras entidades presentes en la vida cultural de laciudad y, definitivamente, Académica de número de laReal de Bellas Artes de la Purísima Concepción deValladolid, de la que era electa desde 1975, cuando en1985 leyó su discurso de ingreso para el que llevó acabo un trabajo de investigación sobre las obras reali-zadas en el Colegio de San Gregorio hasta la instala-ción en él del Museo Nacional de Escultura. Esta condición de académica la desempeña también, desdehace casi veinte años, como correspondiente de laReal de Bellas Artes de San Fernando.

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SECCIÓN V

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Al jubilarse en 1987, fue nombrada directora hono-raria, un nombramiento cuya propuesta partió de JuanCarlos Elorza y que, me consta, secundamos buennúmero de colegas. Ya desvinculada del quehacercotidiano del Museo, mantuvo su actividad profesio-nal casi con igual ritmo. Hasta 1999 dedicó gran partede su tiempo a su colaboración en el largo proyecto deexposiciones de Las Edades del Hombre, participandoen las que tuvieron lugar en las catedrales de Valla-dolid, Burgos, León, Salamanca, Amberes, El Burgo deOsma y Palencia. En este periodo se iban alternandootros asuntos expositivos como la muestra que diocontenido al pabellón de la Nunciatura Apostólica enEspaña, en la Exposición Universal de Sevilla, en 1992;las exposiciones realizadas con ocasión del Centenariodel Tratado de Tordesillas, en 1994; la celebrada por laUniversidad Complutense con motivo de su séptimocentenario, entre otras.

Durante varios años fue Secretaria de la Junta deSemana Santa de Valladolid con cuya actividad yahabía estado relacionada desde la dirección delMuseo, por el obligado contacto con las cofradías,particularmente con aquellas cuyos pasos procesiona-les se custodian en él. Llegó después la concesión dela Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes quevenía a refrendar la que ya tenía de plata. Otras con-decoraciones con las que se ha reconocido su trabajo,han sido el Lazo de Dama de la Orden de Isabel laCatólica, la Medalla Pro Ecclesia et Pontifice de laSanta Sede y la Orden Diocesana con Medalla de Orode la Iglesia de Amberes. Es además colegial de honordel Colegio Mayor Santa Cruz, a cuyo Patronato per-tenece, y posee la distinción de Guardia Urbano deHonor que le fue concedida por este Cuerpo de PolicíaMunicipal vallisoletana y que tiene en gran estima.

En 1988 fue nombrada Comisionada de Patrimonio enla Comisión Territorial de Patrimonio de Valladolid,cargo en el que hoy permanece. Es autora de numero-sos artículos y de guías de museos -el último de estostrabajos, sobre el Museo de Semana Santa de Medinade Rioseco, publicado este mismo año- y como direc-

tora honoraria del Museo Nacional de Escultura esmiembro de su Patronato. Se ocupa además de ladirección técnica de los Museos de las clausuras de losmonasterios de San Joaquín y Santa Ana y de SantaIsabel, y preside, como lo viene haciendo desde hace yabastantes años, las Escuelas de Isabel la Católica.

Entre estos últimos quehaceres, su familia, sus amigosy más que nada sus doce nietos, reparte hoy su dedi-cación.

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Memoria del museo

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(1943-44): “Algunos retablos de la iglesia de SanMiguel de Valladolid”, en Boletín del Seminario deEstudios de Arte y Arqueología (BSAA), X: 191-198.

(1945-46): “Un posible Ribera y otros cuadros”, BSAAXII: 152-154.

con GARCÍA GUINEA, M. A. (1946-47): “La iglesiarománico gótica de Santa María de la Antigua deValladolid”, BSAA, XIII: 147-172.

(1948-49): “Prospecciones arqueológicas en el área deVillabrágima”, BSAA, XV: 201-209.

(1953-54): “Arqueología romana en la región delDuero”, BSAA, XX: 81-90.

(1957): “Un broche de bronce celtibérico”, BSAA, XXIII:56-63.

(1957): “Hallazgo arqueológico en Renedo deEsgueva”, BSAA,. XXIII: 190-191.

(1958): “Estudio del área arqueológica de Portillo”,BSAA, XXIV: 11-38.

(1959): “Estación arqueológica de Tariego (Palencia)”,BSAA, XXV: 212-218.

(1959): La región vaccea. Celtiberismo y romanizaciónen la cuenca media del Duero, Instituto Nacional dePrehistoria, Madrid.

(1960)“Los problemas de la cultura celtibérica”, ISymposium de Prehistoria de la Península Ibérica: 151-177, Institución Príncipe de Viana, Pamplona.

con GONZÁLEZ DE MADRID, S. (1960): MuseoArqueológico Provincial. Guía del visitante, Valladolid.

(1960-61): “Cajitas excisas de la Meseta Central”,Ampurias XXII-XXIII: 288-294.

con GARCÍA DE WATTENBERG, E. (1961-1962): “Unvaso vacceo”, en Homenaje al Profesor Cayetano deMergelina: 425-429, Murcia.

(1961-1962): “El castellum romano de San Pedro deLatarce” en Homenaje al Profesor Cayetano deMergelina: 845-860, Murcia.

(1962): “La adoración de los magos del retablo deSantiago, de Cáceres”, Felipe II: 41-43.

(1963): “Bifaz abbevillense. Bustillo del oro (Zamora)”,BSAA, XXIX: 231-232.

(1963): “Hallazgos del Paleolítico en Valladolid”, BSAA,XXIX: 232-235.

(1963): “Dos puntas de tipologia dolménica”, BSAA,XXIX: 235-236.

(1963): “Un brazalete de bronce en Amusquillo”,BSAA, XXIX: 236-239.

(1963): Las cerámicas Indígenas de Numancia, InstitutoNacional de Prehistoria, Madrid.

(1963): Museo Nacional de Escultura de Valladolid,Aguilar, Madrid, 1963.

(1963): “Informe sobre los trabajos realizados en lasexcavaciones de Numancia”, Noticiario ArqueológicoHispánico, VII: 132-142.

(1964): Exposición de la obra del Maestro de SantaCruz, Valladolid.

(1964): “Una nueva cajita celtibérica”, BSAA, XXX:318-320.

(1964): “Los mosaicos de la villa de Prado”, BSAA,XXX: 115-127.

(1965): “Un símbolo cosmológico de la cultura vaccea”,BSAA, XXXI: 122-134.

(1965): “Algunas notas sobre formas y característicasde la cerámica vaccea”, BSAA, XXXI: 5-14.

(1966): “Dos obras helenísticas en el MuseoArqueológico de Valladolid: la Afrodita y el Fauno” enHomenaje al Profesor Alarcos II: 915-918, Universidad,Valladolid.

(1966): “Saltés, la isla de la Atlántida y Tartessos”,BSAA, XXXII: 125-205.

(1966): ”Las barcas solares del círculo vacceo”,Pyrenae, 2: 51-64.

(1966): “Una obra inédita de Miguel Angel”, DiarioRegional, Valladolid, 24 de noviembre.

(1966): “Una obra del Greco en Valladolid”, DiarioRegional, Valladolid, 13 de octubre.

(1966): Museo Nacional de Escultura, Dirección Generalde Bellas Artes, Madrid.

con DE PALOL, P. (1974): Carta Arqueológica deEspaña. Valladolid, Diputación Provincial de Valladolid,Valladolid.

(1975): Valladolid. Desarrollo del núcleo urbano de laciudad desde su fundación hasta el fallecimiento deFelipe II, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid.

(1978): “Estratigrafías de los cenizales de Simancas”,Monografías del Museo Arqueológico de Valladolid, 2,Valladolid.

(1983): “Excavaciones en Numancia. Campaña de1963”, Monografías del Museo Arqueológico deValladolid, Valladolid.

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SECCIÓN V

BIBLIOGRAFÍA DE FEDERICO WATTENBERG . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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(1944-45): “El trascoro de la Catedral de Palencia”BSAA, XI: 179.

(1945-46): “La obra en bronce hecha en Italia para elretablo y tabernáculo de San Lorenzo del Escorial”,BSAA, XII: 127.

(1946-47): “Los tapices de Fonseca en la catedral dePalencia. Tapices de la Historia Sagrada”, BSAA, XIII: 173.

(1947-48): “Los tapices de Fonseca de la catedral dePalencia. Tapices de la Salve”, BSAA, XIV: 189.

(1949-50): “Los tapices de la catedral de Palencia”,BSAA, XVI: 143.

(1969): Museo de pintura en la antigua iglesia penitencial de la Pasión, Valladolid.

(1970): “Crónica de los museos vallisoletanos”, BSAA,XXXVI: 539-541.

(1978): Guía del Museo Nacional de Escultura deValladolid, Dirección General del Patrimonio Artístico,Archivos y Museos, Valladolid.

(1985): Obras de restauración y adaptación llevadas acabo en el Colegio de San Gregorio, de Valladolid,hasta la instalación del Museo Nacional de Escultura enel edificio, Valladolid.

(1986): con SANZ PASTOR, C. y GÓMEZ MÉNDEZ, G.,Dictionarium Museologicum, (Sección en español),Budapest.

(1990): “En torno a la iconografía del retablo mayor deSan Benito el Real de Valladolid”, en Monasterio deSan Benito el Real de Valladolid, VI Centenario 1390-1990: 195-208, Valladolid.

(1991): “Noticias para la historia de la Capilla delMuseo Nacional de Escultura”, Academia: Anales yBoletín de la Real Academia de Bellas Artes de SanFernando, 72: 289-309.

(1991): Monasterio de Santa Isabel. Valladolid,Valladolid.

(1992-93): “Los Museos de los Monasterios de SanJoaquín y Santa Ana y de Santa Isabel”, en Imafronte,8-9: 209-216.

(1993): “Federico Marés y sus museos” en Boletín de laReal Academia de Bellas Artes de la PurísimaConcepción, 28: 57-60.

(1993): Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, deValladolid, y su museo, Valladolid.

(2002): “El terno de Santa Ana del Monasterio de SanJoaquín y Santa Ana de Valladolid” en José Velicia inmemoriam: 63-76, Caja Duero.

Abreviaturas:

BSAA: Boletín del Seminario de Arte y Arqueología de laUniversidad de Valladolid.

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Memoria del museo

BIBLIOGRAFÍA DE ELOÍSA GARCÍA (O GARCÍA DE WATTENBERG). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .