facundo boccardi - acerca de los contornos de la discursividad. una (re)lectura semiótica de la...

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estudos semióticos issn 1980-4016 semestral vol. 9, n o 1 p. 80–89 julho de 2013 http://revistas.usp.br/esse/index Acerca de los contornos de la discursividad. Una (re)lectura semiótica de La Arqueología del saber Facundo Boccardi * Resumo: El presente artículo lleva a cabo un retorno a La arqueología del saber (1970) de Michel Foucault para indagar un problema aún vigente en el campo de estudios semióticos: los límites del discurso. Para ello, se utilizan como herramientas teóricas los aportes de la potente lectura en clave post-estructuralista desplegada por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe en Hegemonía y estrategia socialista (1987). De esta manera, se examinan los argumentos semióticos con los que estos autores sostienen su teoría mediante una operación de lectura específica y pormenorizada del texto foucaultiano. Los componentes de La arqueología del saber que actualmente forman parte de la tradición semiótica son analizados en el detalle de su formulación inicial con el objetivo de reconstruir las operaciones de delimitación de lo discursivo ejecutadas por Foucault y mesurar sus efectos en la teorización del discurso. En este análisis, los términos que constituyen el llamado “método arqueológico”, aunque cobran relevancia en su dimensión formal, no son abstraídos radicalmente del funcionamiento en el planteo foucaultiano. Desde este lugar, la revisión de la lectura propuesta por Ernesto Laclau y Chantal Mouffe habilita una serie de interrogantes productivos para el campo semiótico que traen a un primer plano las estrategias analíticas que permiten soslayar las posiciones deterministas en el campo de las teorías de la discursividad. En consecuencia, este retorno a uno de los textos fundacionales de Foucault pretende avanzar en la compresión de un problema complejo evitando los reduccionismos y las clausuras de sentido. Palavras-chave: discurso, no-discurso, formación discursiva, exterior constitutivo Introducción El problema de los límites del discurso es actualmente uno de los problemas cruciales de las reflexiones situa- das en el campo de las ciencias sociales y humanas. Un ejemplo notorio, lo constituye la persistente polémica estructurada en torno a la obra de Judith Butler (Bu- tler, 2001; 2002). Casi dos décadas de disputas trazan un paisaje heterogéneo nutrido tanto del vocabulario materialista clásico (Cfr. Benhabib, 1995; Amorós, 2000) como de las más próximas formulaciones deleu- zianas (Cfr. Grosz, 1995; Braidotti, 2005; Nigianni y Storr, 2009). La unidad del paisaje está dada por el problema del límite de la discursividad que sostiene, en sus distintas enunciaciones, las más variopintas acusaciones. Consideramos que esta radicalidad pone en evidencia la solidez de un nudo problemático cuya especificidad el campo de la semiótica no puede pasar por alto. Desde esta filiación disciplinar, abordarlo implica necesariamente retornar al momento teórico en el que ha adquirido su relieve. Las coordenadas iniciales nos llevan a Francia, varias décadas atrás, y a una obra puntual: La arqueología del saber publicada en 1969 por Michel Foucault. Se trata de un texto complejo que establece una relación problemática con el campo de los estudios del discurso. En primer lugar, es necesario aclarar que aunque no establece ninguna filiación explícita ni con los estudios semióticos ni con el análisis de los discur- sos, sus efectos en estos últimos son prácticamente inmediatos. Durante el mismo año de su publicación, Michel Pêcheux (1969) realiza una significativa ope- ración de incorporación de vocabulario arqueológico foucaultiano en la flamante Escuela francesa de análi- sis del discurso. En ese espacio disciplinar incipiente, muchas veces los conceptos foucaultianos ingresan en un marco referencial que expresa los postulados que La arqueología del saber pretendía refutar. Sin embargo, es la misma persistencia de estos conceptos en esta disciplina dedicada al discurso la que hace posible, a lo largo de la década subsiguiente, un cuestionamiento profundo de los supuestos marxistas y estructuralistas de su propuesta inicial. La controversia teórica acerca * Programa de Estudios de Género — Centro De Estudios Avanzados (CEA) — Universidad Nacional de Córdoba (UNC) CONICET/Argentina. Endereço para correspondência: [email protected] .

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Facundo Boccardi - Acerca de los contornos de la discursividad. Una (re)lectura semiótica de La Arqueología del saber

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estudos semiticosissn 1980-4016semestralvol. 9, no1p. 8089julho de 2013http://revistas.usp.br/esse/indexAcercadeloscontornosdeladiscursividad. Una(re)lecturasemiticade La Arqueologa del saberFacundo BoccardiResumo: El presente artculo lleva a cabo un retorno a La arqueologa del saber (1970) de Michel Foucaultpara indagar un problema an vigente en el campo de estudios semiticos: los lmites del discurso. Para ello, seutilizan como herramientas tericas los aportes de la potente lectura en clave post-estructuralista desplegadapor Ernesto Laclau y Chantal Moue en Hegemona y estrategia socialista(1987). De esta manera, se examinanlos argumentos semiticos con los que estos autores sostienen su teora mediante una operacin de lecturaespecca y pormenorizada del texto foucaultiano. Los componentes de La arqueologa del saber que actualmenteforman parte de la tradicin semitica son analizados en el detalle de su formulacin inicial con el objetivo dereconstruir las operaciones de delimitacin de lo discursivo ejecutadas por Foucault y mesurar sus efectos enla teorizacin del discurso. En este anlisis, los trminos que constituyen el llamado mtodo arqueolgico,aunque cobran relevancia en su dimensin formal, no son abstrados radicalmente del funcionamiento enel planteo foucaultiano. Desde este lugar, la revisin de la lectura propuesta por Ernesto Laclau y ChantalMoue habilita una serie de interrogantes productivos para el campo semitico que traen a un primer planolas estrategias analticas que permiten soslayar las posiciones deterministas en el campo de las teoras de ladiscursividad. En consecuencia, este retorno a uno de los textos fundacionales de Foucault pretende avanzaren la compresin de un problema complejo evitando los reduccionismos y las clausuras de sentido.Palavras-chave: discurso, no-discurso, formacin discursiva, exterior constitutivoIntroduccinEl problema de los lmites del discurso es actualmenteuno de los problemas cruciales de las reexiones situa-das en el campo de las ciencias sociales y humanas. Unejemplo notorio, lo constituye la persistente polmicaestructurada en torno a la obra de Judith Butler (Bu-tler, 2001; 2002). Casi dos dcadas de disputas trazanun paisaje heterogneo nutrido tanto del vocabulariomaterialista clsico (Cfr. Benhabib, 1995; Amors,2000) como de las ms prximas formulaciones deleu-zianas (Cfr. Grosz, 1995; Braidotti, 2005; Nigianni yStorr, 2009). La unidad del paisaje est dada por elproblema del lmite de la discursividad que sostiene,en sus distintas enunciaciones, las ms variopintasacusaciones. Consideramos que esta radicalidad poneen evidencia la solidez de un nudo problemtico cuyaespecicidad el campo de la semitica no puede pasarpor alto. Desde esta liacin disciplinar, abordarloimplica necesariamente retornar al momento tericoen el que ha adquirido su relieve. Las coordenadasiniciales nos llevan a Francia, varias dcadas atrs, y auna obra puntual: La arqueologa del saber publicadaen 1969 por Michel Foucault.Se trata de un texto complejo que establece unarelacin problemtica con el campo de los estudios deldiscurso. En primer lugar, es necesario aclarar queaunque no establece ninguna liacin explcita ni conlos estudios semiticos ni con el anlisis de los discur-sos, sus efectos en estos ltimos son prcticamenteinmediatos. Durante el mismo ao de su publicacin,Michel Pcheux (1969) realiza una signicativa ope-racin de incorporacin de vocabulario arqueolgicofoucaultiano en la amante Escuela francesa de anli-sis del discurso. En ese espacio disciplinar incipiente,muchas veces los conceptos foucaultianos ingresan enun marco referencial que expresa los postulados que Laarqueologa del saber pretenda refutar. Sin embargo,es la misma persistencia de estos conceptos en estadisciplina dedicada al discurso la que hace posible, alo largo de la dcada subsiguiente, un cuestionamientoprofundo de los supuestos marxistas y estructuralistasde su propuesta inicial. La controversia terica acerca Programa de Estudios de Gnero Centro De Estudios Avanzados (CEA) Universidad Nacional de Crdoba (UNC) CONICET/Argentina.Endereo para correspondncia:[email protected] .estudos semiticos, vol. 9, no1, julho de 2013de las totalizaciones, las causalidades deterministasy la exterioridad autnoma y estable encuentran enLa arqueologa del saber sus referencias obligatoriasy habilita un espacio de indagacin para la semiticaque se extiende hasta nuestros das. No pretendemosrealizar una historia de la recepcin de esta obra en elcampo del estudio de los discursos, pero consideramosnecesario reconocer que La arqueologa del saber con-densa una serie de desplazamientos inherentes a laconcepcin de la discursividad que continan siendonucleares en perspectivas semiticas y sociosemiticascontemporneas.1La arqueologa del saber es una obra marcadamenteautorreferencial que, en principio, tiene como objetoresponder a las exigencias de esclarecimiento metodo-lgico producidas por los libros precedentes del propioMichel Foucault. A pesar de tales pretensiones, noreconocemos en su textualidad lo podra calicarsecomo una obra clara. Si bien no conserva el estilobarroco de Las palabras y las cosas, se ubica lejos dellaconismo riguroso de las obras metodolgicas. Es unaobra densa y de una complejidad inextricable. For-mula y articula un conjunto de categoras originalesque son repetidas a lo largo de toda la obra en unproceso de denicin heterogneo que, por momentos,cae (o parece caer) en contradicciones. A la hora deexplicitar los argumentos, se demora con detalles enla va negativa y retarda las armaciones. No obstante,La arqueologa del saber ha provisto de categoras deanlisis a numerosas investigaciones del campo de lasteoras de los discursos sociales. Un vasto abanico deindagaciones ha sido abierto por las proposiciones deesta obra.En este trabajo, sin embargo, no nos detendremosexclusivamente en los pormenores de la pregnancia deesta indagacin foucaultiana que la tradicin ha nomi-nado como mtodo arqueolgico. Nos interesa, masbien, recorrer problemas irresueltos, puntos opacos dela obra que han dado lugar a dismiles elucubraciones.Para ello, hemos elegido partir desde la lectura queproponen Laclau & Moue en Hegemona y estrategiasocialista2con el objeto de reconstruir y examinar lasapropiaciones y la delimitacin de los problemas deLa arqueologa del saber que llevan a cabo. La lecturaque proponen Laclau & Moue3no se contenta conidenticar problemas, sino que los aprovecha paraproponer una teora de los discursos que los supere.Consideramos que este movimiento de Hegemona y es-trategia socialista merece ser estudiado, ya que volvera pensar el mtodo arqueolgico de Foucault con estamirada sesgada contribuye a replantear problemas queatraviesan constitutivamente el campo de la semitica.1. Foucaultianos: el discurso ysus condicionesTomamos como punto de partida de nuestro recorridouno de los trminos que ms controversias ha ocasio-nado en el campo de las ciencias sociales y humanasdurante las ltimas cuatro dcadas: el discurso. Lanocin de discurso que proponen Laclau & Moueretoma elementos de tradiciones heterogneas es-tructuralismo, postestructuralismo, losofa del len-guaje, psicoanlisis con el objeto de consolidar unarespuesta a las acusaciones de idealismo que recaansobre las perspectivas discursivas y proponer un dis-positivo de indagacin: el anlisis poltico del discurso.El postulado central sostiene que todos los objetos yacciones estn dotados de sentido y que tal sentido hasido conferido histricamente por sistemas especcosde reglas. Siguiendo en este punto a Michel Foucault(1970), el discurso no es entendido como un conjuntode textos o de signos sino como prcticas que formansistemticamente los objetos sobre los que hablan.4Ms adelante ahondaremos en la concepcin deldiscurso como prctica formativa, ahora nos interesadetenernos en el acento que coloca Foucault sobre lasreglas y las condiciones que gobiernan el discurso.En La arqueologa del saber, Foucault produce ungiro en el campo del anlisis del discurso que va desdelas indagaciones de las operaciones de construccinde sentido en enunciados concretos particulares haciasus condiciones discursivas de posibilidad. De estemodo, Foucault arma que el discurso (...) est cons-tituido por un nmero limitado de enunciados paralos cuales puede denirse un conjunto de condicionesde existencia. (Foucault, 1970, p. 193). Con estadenicin, se desplaza la mirada hacia las reglas queconstituyen tales condiciones y que regulan lo que pu-1A modo de ejemplo, en el campo de los estudios semiticos argentinos, los efectos de La arqueologa del saber son explcitamentereconocidos en cuatro tradiciones de investigacin. Por un lado, en la apropiacin metodolgica de una batera de conceptos realizada porMargarios de Morentin (2008) en su propuesta semitica. Por otro lado, en la propuesta coordinada por Elvira Arnoux (2006) inscripta enla tradicin del anlisis del discurso fuertemente deudora de la Escuela francesa. Finalmente, tanto en las articulaciones sociosemiticasherederas de Marc Angenot (1989), como en las indagaciones que prosiguen la fructfera lnea desarrollada por Eliseo Vern (1998), sereconoce la impronta foucaultiana en el abordaje de la heterogeneidad discursiva sostenido por una concepcin del discurso como unemergente de sistemas de relaciones complejas.2Publicado en Londres en 1985.3Podramos decir que Hegemona y estrategia socialista es el momento ms foucaultiano de Laclau & Moue. En las obras siguientes,las referencias a Foucault se diluyen progresivamente hasta casi extinguirse.4En La arqueologa del saber, Foucault escribe programticamente su concepcin del discurso en lo que ser uno de los fragmentos mscitados en el campo de las investigaciones discursivas: Tarea que consiste en no tratar -en dejar de tratar- los discursos como conjuntos designos (de elementos signicantes que envan a contenidos o a representaciones), sino como prcticas que forman sistemticamente losobjetos de que hablan. (Foucault, 1970, p. 81)81Facundo Boccardiede ser dicho, el modo en que puede ser dicho, quinespueden decirlo y qu estrategias pueden tener lugar.La tesis que se puede evidenciar en La arqueologadel saber,y que guiar la perspectiva de Laclau &Moue, sostiene que el sentido de los enunciados de-pende de un sistema de reglas que lo hace posible. Eldiscurso es denido, individualizado e identicado apartir de la remisin a un sistema de formacin. En pa-labras del propio Foucault, el discurso es el conjuntode enunciados que provienen de un mismo sistema deformacin (Foucault, 1970, p. 181). Este sistema deformacin es una construccin histrica y poltica quedetermina y constituye los haces de relaciones entreobjetos, prcticas y posiciones que son posibles.La teora del discurso de Laclau & Moue (1987)continua y profundiza la indagacin en las condicio-nes de posibilidad de los discursos 5. En coherenciacon el legado foucaultiano, el anlisis del discurso queproponen no pretende desentraar sentidos que ya-cen ocultos en las profundidades sino que aborda lascondiciones discursivas de emergencia en las cualesdeterminados sentidos que tornan inteligibles entra-mados de prcticas y objetos son posibles.2. Precisiones y diferencias: lalectura de FoucaultA esta altura, no es necesario demostrar que el golpeque asesta Foucault contra la losofa de la repre-sentacin que conceba los objetos como entidadespre-discursivas ha producido un impacto decisivo enel campo de los estudios del discurso. Como hemos di-cho, uno de los giros fundamentales se produce desdeel estudio de la referencia hacia el de las reglas quedeterminan los espacios en los cuales los objetos seconstituyen como tales y se transforman. La recepcinde Foucault habilita una serie de dispositivos analti-cos que permiten abordar las condiciones histricasde posibilidad que hacen que en un determinado mo-mento slo ciertos enunciados sean efectivamenteposibles. Esta perspectiva abandona la nocin verdadcomo un objetivo perseguido mediante operaciones dedesocultamiento y la concibe como el producto de unrgimen de exclusin. La verdad implica un ordendel discurso especco provisto de mecanismos queestablecen cules son los enunciados verosmiles ylos falsos. Al sostener que cada sociedad establecesu rgimen de verdad, el problema del correlato ola correspondencia del discurso es abandonado y elfoco se coloca en las reglas de emergencia de objetosen las supercies discursivas, en los archivos, en losdispositivos.La anidad de Laclau & Moue con el programafoucaultiano se evidencia particularmente en la pre-ocupacin ontolgica que los conduce a desarrollarcategoras para analizar las condiciones de posibilidaddel discurso. Ahora bien, la precisin minimalista conla que Laclau & Moue indagan los textos de Foucaultlos lleva a detectar problemas irresueltos o incorrec-ciones (Laclau & Moue, 1987, p. 121; Laclau, 1993)cuyas respuestas consolidarn su propio posicionami-ento terico.2.1. La formacin discursiva y suslmitesCentrados fundamentalmente enLa arqueologa delsaber (1970), Laclau & Moue plantean dos problemasconstitutivamente relacionados: la determinacin delos lmites de las formaciones discursivas y la distin-cin entre prcticas discusivas y no discursivas (Cfr.1987, p. 121-122). En este apartado, nos abocare-mos al primer problema. El concepto de formacindiscursiva es uno de los ms citados del corpus fou-caultiano y, asimismo, uno de los ms problemticos6. El trmino recorre toda La arqueologa del saber yocupa un lugar nuclear en el proyecto arqueolgico.Ahora bien, lo que se ha descrito con el nom-bre de formacin discursiva son en sentidoestricto grupos de enunciados. Es decir, con-juntos de actuaciones verbales que no estnligadas entre s al nivel de las frases por la-zos gramaticales (sintcticos o semnticos);que no estn ligadas entre s, al nivel de lasproposiciones por lazos lgicos (de coherenciaformal o de encadenamientos conceptuales);que no estn ligadas tampoco al nivel de lasformulaciones por lazos psicolgicos (ya seala identidad de las formas de conciencia, laconstancia de las mentalidades, o la repeti-cin de un provecto); pero que estn ligadasal nivel de los enunciados. (Foucault, 1970,p. 194-195)Lo que dene la formacin discursiva no es ni laregularidad sintctica, ni semntica, ni lgica, tam-poco la remisin a un sujeto que acte como su origen.Se trata de un agrupamiento de enunciados. El tr-mino enunciado tiene un sentido especco en estaobra: es una proposicin o una frase o un acto dehabla considerada no meramente como tal sino desdeel punto de vista de sus condiciones de existencia. Elproblema que aborda la arqueologa es cmo ciertos5Cabe aclarar que, siguiendo a Michel Foucault, tales condiciones de posibilidad no son pensadas en trminos kantianos comoinvariables y ahistricas sino sujetas al devenir de la contingencia social y poltica.6La nocin es acuada por Foucault, como hemos dicho, en un espacio terico distante de la semitica y el anlisis del discurso. Sinembargo, casi inmediatamente el lsofo francs Michel Pcheux (1969) le otorga un estatuto operativo en el campo del anlisis del discurso.All, sufre numerosas reformulaciones cuyo itinerario da cuenta de la dicultad que implic el proceso de lectura apropiativa de esta obrapor parte del campo del anlisis del discurso.82estudos semiticos, vol. 9, no1, julho de 2013enunciados concretos han existido y no otros. El an-lisis arqueolgico no consiste en la reposicin de unainstancia fundadora que los unique, sino en la pu-esta en relacin con otros enunciados para mostrarsus correlaciones y sus exclusiones. Es importanteremarcar que estas correlaciones y exclusiones no seestablecen en una categorizacin lgica, semntica osintctica de los enunciados sino en las condicionesconcretas de su existencia. En consecuencia, denirla formacin discursiva como un grupo de enunciadosimplica que se pueda denir el rgimen ge-neral al que obedecen sus objetos, la formade dispersin a que se ajusta regularmenteaquello de que hablan, el sistema de sus re-ferenciales; lo cual implica que se dena elrgimen general al que obedecen los diferen-tes modos de enunciacin, la distribucinposible de las situaciones subjetivas y el sis-tema que las dene y las prescribe; lo cual im-plica todava que se dena el rgimen comna todos sus dominios asociados las formasde sucesin, de simultaneidad, de repeticinde que son todos susceptibles, y el sistemaqueligaentreellostodosesoscamposdecoexistencia; lo cual implica, en n, que sepueda denir el rgimen general al que estsometido el estatuto de esos enunciados, lamanera en que estn institucionalizados, re-cibidos, empleados, reutilizados, combinadosentre s, el modo segn el cual se conviertenen objetos de apropiacin, en instrumentospara el deseo o el inters, en elementos parauna estrategia. (Foucault, 1970, p. 195)De acuerdo con esta sucesin de deniciones, laformacin discursiva es una agrupacin de enuncia-dos dispersos determinada por la posibilidad de de-nir los regmenes que regulan su existencia esdecir: su conservacin, su uso, su transformacin odesaparicin-. En otras palabras, la formacin discur-siva se dene por la posibilidad de describir un sistemade dispersin a partir de un conjunto de enunciados(Foucault, 1970, p. 60). El problema que detectan La-clau &Moue en esta dispersin gobernada por reglasreere a cmo determinar los lmites de la formacindiscursiva. Justamente, con la expresin paradjicasistema de dispersin , Foucault se esfuerza por es-capar a los principios unicadores y analizar los enun-ciados en la positividad de su existencia. Sin embargo,Laclau & Moue arman que la pretensin foucaulti-ana de denir un modelo de discurso abierto capaz dereejar la heterogeneidad lo conduce a una encruci-jada terica.El mtodo arqueolgico que analiza losenunciados en su positividad no puede ir ms all dela descripcin de la dispersin de tales enunciados sinrecurrir a entidades externas que se sobreimpongany uniquen la materialidad dispersa. El abandono deestas entidades 7lo deja a Foucault con una nocin deformacin discursiva sin lmites claros; es decir: conlmites locales que no son constitutivos de la formacindiscursiva como tal (Cfr. Stheli, 2008, p. 284).8Repasemos nuevamente el problema. En primerlugar, los trminos que componen una formacin dis-cursiva determinada se encuentran en un estado dedispersin, presentan una diversidad a veces extrema(Foucault, 1970, p. 113), y no estn regidos por nin-gn principio de estructuracin subyacente. Enton-ces, cmo se individualiza una formacin discursiva?Foucaultplanteacuatrohiptesis(Foucault,1970,p. 50-61) que pueden resumirse con la siguiente (yamencionada) armacin paradjica: una formacindiscursiva ser individualizada siempre y cuando sepueda describir el sistema de su dispersin. Descri-bir tal sistematicidad es describir las reglas de unadispersin concreta. Es decir: medir las distanciasexistentes entre los elementos dispersos, captar losintersticios que los separan, describir materialmentela disposicin de los elementos dispersos. Establecerun principio de unidad que permita individualizar unaformacin discursiva no es otra cosa que trazar unjuego de relaciones (Foucault, 1970, p. 113) entre loselementos. En denitiva, para Foucault, lo que haceposible la individualizacin de una formacin discur-siva es la persistencia de relaciones entre elementos9; es decir: la recurrencia, la constancia, la estabili-dad de esas relaciones que le permiten describir unsistema de reglas o condiciones que regulan la disposi-cin de los tales elementos dispersos. De este modo,Foucault despliega su anlisis en la dispersin de losacontecimientos discursivos y abandona las especula-ciones metafsicas acerca de los lmites del sistema ysu exterioridad.Tal como hemos anticipado, Laclau & Moue plan-tean que esta vocacin por la dispersin de positivida-des que reina enLa arqueologa del saber pierde devista la regularidad y, por lo tanto, deja sin resolverel problema de la identidad y las fronteras de las for-maciones discursivas. De acuerdo con esta lectura, el7Los principios esenciales estructurantes que funcionan en las tradiciones que justamente Foucault disuelve en La arqueologa delsaber.8El mtodo arqueolgico le permite a Foucault describir formaciones discursivas concretas pero no puede determinar las fronterasexplica el exterior de tales formaciones que funcionara como horizonte. Steli plantea que si bien Foucault propone un anlisis arqueolgicode los discursos positivos en su dispersin, deja sin teorizar categoras como sistema , campo y horizonte que permanecen comopresupuestos que aluden a la nocin de totalidad que Foucault quiere evitar (2008, p. 283-284).9Tales relaciones entre los elementos son, en el razonamiento foucaultiano, externas a los elementos (es decir: no estn predeterminadaso fundadas por propiedades esenciales e intrnsecas de los elementos) e independientes con respecto a la totalidad.83Facundo Boccardianlisis arqueolgico de la disposicin de los elementosdispersos no permite establecer los lmites de un sis-tema. Foucault no recurre a una nocin de formacinque se sobreimponga a la positividad dispersa dediscursos ya que entrara en una rotunda contradic-cin con sus propios postulados metodolgicos- perotampoco advierte en estos materiales arqueolgicos laexistencia de lgicas que produzcan los efectos detotalidad capaces de construir los lmites y, por tanto,de constituir la formacin (Laclau & Moue, 1987,p. 123, nota 13). La celebracin foucaultiana de ladispersin no resuelve el problema de la sistematici-dad de la formacin discursiva y, en consecuencia, nopuede precisar su exterioridad. Ms adelante, nos de-tendremos en las posibilidades que les brinda a Laclau& Moue este problema irresuelto de La arqueologadel saber. Antes de ello, referiremos brevementea la discrepancia de estos autores con la separacinque plantea Foucault entre prcticas discursivas y nodiscursivas.2.2. Discurso y no discursoLaclau & Moue rechazan enfticamente la distincinque plantea Foucault entre prcticas discursivas y nodiscursivas (cfr. Laclau & Moue, 1987, p. 121). Deacuerdo con la lectura de estos autores, tal distincinconstituye una de las incorrecciones centrales de Laarqueologa del saber cuya consecuencia es la cada enun dualismo que no permite una formulacin tericade las relaciones entre ambas dimensiones. Considera-mos que para comprender los alcances de esta crticaen el marco de una teora de los discursos es necesarioreconstruir la propuesta de Foucault y detenernos enlas precisiones de Laclau & Moue.La separacin entre lo discursivo y lo no-discursivoconstituye uno de los aspectos ms intrincados deLaarqueologadel saber. Una de las pretensionesdel proyecto arqueolgico era justamente derribar lasconcepciones deterministas del discurso de una largatradicin que ha sedimentado esta separacin. En estesentido, tal como hemos visto, Foucault subraya queno hay una forma general que determine las relacionesentre una formacin discursiva y acontecimientos ex-ternos que podran funcionar o bien como la totalidad,o bien como realidad material subyacente, o bien comola causa o fundamento de tal formacin discursiva.Para Foucault, no hay tal relacin de determinacinentre un mbito de la realidad material y un mbitode lo discursivo. Sin embargo, tampoco considera quetodo sea discurso sino que formula la distincin queaqu nos ocupa.A lo largo de La arqueologa del saber, lo no discur-sivo aparece formulado bajo dos modalidades. Por unlado, como dominios no discursivos compuestos deinstituciones, acontecimientos polticos, prcticas yprocesos econmicos (Foucault, 1970, p. 272); y comoprcticas no discursivas que estaran vinculadas aesos dominios10. Por otro lado, cuando aborda laformacin de los objetos (Foucault, 1970, p. 65-81)establece una distincin entre relaciones primariaso reales y relaciones secundarias o reexivas . Lasrelaciones secundarias tienen lugar al interior de undiscurso; es decir: en lo que efectivamente ha sidodicho (Foucault, 1970, p. 74-75)11. Mientras quelas relaciones primarias se encuentran en un nivelheterogneo al discurso:las relaciones que se podra llamar "prima-rias"y que, independiente de todo discurso ode todo objeto de discurso, pueden ser des-critas entre instituciones, tcnicas, formassociales, etc. (Foucault, 1970, p. 74)Cabe aclarar que esta distincin no establece nin-guna relacin de causalidad, dependencia, reproduc-cin, expresin o determinacin entre ambos tipos derelaciones. En este punto, Foucault remarca que lasreglas de formacin de los objetos no se encuentrandeterminadas por ninguna forma general que preceday fundamente las relaciones.Volviendo al problema que nos ocupa, tanto las no-ciones de dominios y prcticas no discursivos comola nocin de relaciones primarias o reales permitiranubicar lo no discursivo por fuera del orden de lo di-cho o verbalizado. Al etiquetar las instituciones, lastcnicas y los procesos econmicos como no discursi-vos, se establece una distincin que apela al orden dellenguaje. Es decir que lo discursivo y lo no discursivocorresponderan a dos tipos de materialidades dife-rentes: lingstica y no lingstica.El caso que msclaramente patentiza esta separacin lo constituye laconceptualizacin de las relaciones primarias comorelaciones que se pueden analizar en sus propios tr-minos (Foucault, 1970, p. 74). Con esta armacin,Foucault estara sosteniendo la existencia de relacio-nes independientes de toda discursividad que puedenser analizadas en s mismas.Laclau & Moue no plantean que con esta opera-cin terica Foucault caiga en un determinismo extra-discursivo, sino que, por el contrario, reconocen en elproyecto arqueolgico un abandono de formas gene-rales que determinen a priori las relaciones entre loselementos. El problema que detectan precisamente sederiva de la combinacin de tal ausencia de determi-nismo con la separacin entre dimensiones discursivas10[...] el sistema de formacin del anlisis de las riquezas estaba unido a gran nmero de condiciones y de prcticas no discursivas(circulacin de las mercancas, manipulaciones monetarias con sus efectos, sistema de proteccin del comercio y de las manufacturas,oscilaciones en la cantidad de metal amonedado). (Foucault, 1970, p. 294)11relaciones secundarias [...] lo que, por ejemplo, los psiquiatras del siglo XIX han podido decir sobre las relaciones entre la familia y lacriminalidad (Foucault, 1970, p. 74-75) (el resaltado es nuestro).84estudos semiticos, vol. 9, no1, julho de 2013y no discursivas. La separacin foucaultiana limitalas funciones articulatorias del lenguaje a la dimen-sin discursiva excluyendo, en consecuencia, la nodiscursiva. Foucault, como hemos dicho, postula quelos complejos no discursivos pueden analizarse ens mismos (Cfr. Foucault, 1970, p. 74) pero no ofrecelas herramientas conceptuales para hacerlo. Los ele-mentos no discursivos se disponen en una relacin deexterioridad con los discursos, de modo que puedenformar parte de los contextos de formulacin de las for-maciones discursivas, pueden rodearlas y servirles deelemento general (cfr. Foucault, 1970, p. 263). El sis-tema de elementos dispersos que Foucault denominaformacin discursiva opera en la dimensin discursiva.Esto signica que sus operaciones articulatorias sehallan imposibilitadas de establecer relaciones con losconjuntos de elementos que caen bajo la rbrica de lono discursivo. Para Laclau & Moue, esta separacinimpide un anlisis discursivo capaz de establecer arti-culaciones que trasciendan la clsica divisin entre lolingstico y lo no lingstico. En denitiva, la lgicadel sistema de dispersin del proyecto arqueolgico nopermite la articulacin de unidades discursivas cuyaregularidad vaya ms all de la frontera material entrelo lingstico y lo no lingstico.3. Las respuestas de Laclau &MoueA partir de la lectura de Foucault en un marco dereferencias tericas postestructuralistas 12, Laclau &Moue han procurado superar las ambigedades deLa arqueologa del saber cancelando la distincin dis-curso / no discurso y ubicando en el ncleo de suteora la relacin de lo discursivo con su exterior.3.1. El rechazo de lo no discursivoEl concepto de discurso que proponen Laclau & Mouesupone el rechazo tanto de la distincin discursivo /no discursivo como la distincin entre aspectos lings-ticos y aspectos prcticos o de accin (Cfr. Laclau &Moue, 1987, p. 121). Para estos autores, tanto losobjetos como las prcticas sociales son signicativa-mente constituidos, es decir que su existencia en unentramado de relaciones sociales necesariamente loscarga con sentidos que los hacen inteligibles. De acu-erdo con esto, todos los objetos y las prcticas quepodemos conocer son discursivos ya que su signi-cado depende de un sistema de reglas y diferenciassignicantes socialmente construido. Esta posturano niega la existencia de hechos exteriores a la dis-cursividad,simplemente niega la posibilidad de suconstitucin como objetos socialmente inteligibles porfuera de horizonte discursivo.El hecho de que todo objeto se constituyacomo objeto de discurso no tiene nada quever con la cuestin acerca de un mundo ex-terior al pensamiento, ni con la alternativarealismo/ idealismo. Un terremoto o la cadade un ladrillo son hechos perfectamente exis-tentes en el sentido de que ocurren aqu yahora, independientemente de mi voluntad.Pero el hecho de que su especicidad comoobjetos se construya en trminos de fen-menos naturales o de expresin de la irade Dios , depende de la estructuracin deun campo discursivo. Lo que se niega no esla existencia, externa al pensamiento, de di-chos objetos, sino la armacin de que ellospuedan constituirse como objetos al margende toda condicin discursiva de emergencia.(Laclau & Moue, 1987, p. 123)El argumento de Laclau & Moue cancela la dimen-sin terica de lo no discursivo ya que el ser de lascosas se halla determinado por las estructuras de ladiscursividad. En este sentido, los objetos fsicos, olas relaciones primarias que mencionaba Foucault, noposeen signicado en s mismos y, en consecuencia,cualquier tentativa que procure conceptualizarlos enla exterioridad del horizonte discursivo cae necesari-amente en una contradiccin lgica. Existen cosasy hechos en el mundo exterior, fuera de la mente ycon independencia de la voluntad humana, pero suconstitucin como objetos pensables y aprehensiblesdepende de las funciones especcas que cumplen enun sistema de lenguaje. Sin embrago, esto no signi-ca que la naturaleza de esa objetividad discursivasea exclusivamente lingstica, para Laclau & Moueel lenguaje y las acciones estn entretejidas de ma-nera inescindible en una totalidad. Para sostener esteargumento, los autores recurren a la nocin de uni-dad constituida por el entramado de relaciones deelementos lingsticos con elementos no lingsticosque Wittgenstein plantea con el nombre de juego delenguaje .Est claro que las propiedades materiales mismasde los objetos forman parte aqu de lo que Wittgensteinllama juego de lenguaje, que es un caso delo que hemos llamado discurso. Lo que cons-tituye una posicin diferencial y, por tanto,una identidad relacional con ciertos elemen-tos lingsticos, no es la idea de piedra o delosa, sino la piedra y la losa en cuanto tales.(La conexin con la idea de piedra no ha sidosuciente, hasta donde sepamos, para cons-truir ningn edicio.) Los elementos lings-ticos y no lingsticos no estn meramente12Habra que agregar y lacaneanas si se pensara como Zizek, por ejemplo- que la obra de Lacan no debe ser considerada postestruc-turalista.85Facundo Boccardiyuxtapuestos, sino que constituyen un sis-tema diferencial y estructurado de posiciones es decir, un discurso. (Laclau & Moue,Laclau 1987, p. 125)Losdiscursossontotalidadesestructuradasporprcticas de articulacin que no se reducen a lo lings-tico sino que atraviesa todo el espesor material de larealidad social. En este sentido, Laclau & Moue seoponen a ciertas tradiciones de la teora social y plan-tean que las prcticas discursivas no constituyen unaregin de las relaciones sociales. Lo discursivo y losocial no son dos esferas distintas, ya que la propiarealidad de lo social es ontolgicamente discursiva.4. El problema de los lmites o elafuera que permanece adentroUno de los problemas centrales que Laclau & Mouemarcaron en su lectura deLa arqueologa del saberrefera a la dicultad para establecer los lmites de lasformaciones discursivas. La respuesta que dejaba en-trever la crtica desarrollada indicaba que tales lmitesdeban ser pensados como efectos del funcionamientode lgicas propias de los materiales que constituyenla formacin (Cfr. Laclau & Moue, Laclau 1987, p.123, nota 15). Para desplegar este argumento, Laclau& Moue se apartan de los fundamentos tericos dela arqueologa foucaultiana y abrevan en conceptosnucleares de la lingstica mediados por la improntadeconstructiva del posestructuralismo.La lectura que realizan del estructuralismo saus-sureanoplanteaquelanocindeunsistemaquedetermina el valor de los elementos que lo componensegn las relaciones de oposicin no permite ni la con-tingencia ni la articulacin. Esto signica que si bienno hay positividad en los elementos, ya que el valor decada trmino es denido por contraste con el valor deotro trmino, el sistema ellos constituyen es una es-tructura cerrada y positiva que determina plenamentelas relaciones. Con el objeto de evitar tal nocin detotalidad fundada en las relaciones necesarias entresus componentes, Laclau & Moue deconstruyen lospostulados del programa estructuralista y proponenotra formulacin:llamaremos articulacin a toda prctica queestablece una relacin tal entre elementos,que la identidad de stos resulta modicadacomo resultado de esa prctica. A la totalidadestructurada resultante de la prctica articu-latoria la llamaremos discurso. Llamaremosmomentos a las posiciones diferenciales, entanto aparecen articuladas en el interior deun discurso. Llamaremos, por el contrario,elemento a toda diferencia que no se articuladiscursivamente. (Laclau & Moue, 1987, p.119)De acuerdo con este vocabulario, el sistema estruc-turalista obtura la posibilidad de toda prctica arti-culatoria, ya que se trata de una totalidad cerraday plenamente constituida donde todos sus elemen-tos han devenido necesariamente momentos . Encambio, en la nocin de totalidad estructurada queellos proponen, la transicin de los elementos a losmomentos nunca es total ni permanente. La prcticaarticulatoria que constituye las totalidades discursivastiene por objeto jar el sentido, es decir, detener elujo contingente de los elementos; sin embargo, esatarea nunca podr ser realizada completamente. Talimposibilidad se encuentra fundada en el inevitablefracaso de la lgica relacional del discurso, ya que seencuentra expuesto a un exterior que lo limita (Cfr.Laclau & Moue, 1987, p. 126-127).Lanocindeexterior queintroducenLaclau&Moue en este momento de la argumentacin no se re-ere a lo no discursivo, sino precisamente a un exteriorconstituido por otros discursos.Es la naturaleza discursiva de este exterior laque crea las condiciones de vulnerabilidad detodo discurso, ya que nada lo protege nal-mente de la deformacin y desestabilizacindesusistemadediferenciasporpartedeotras articulaciones discursivas que actandesde fuera de l. (Laclau & Moue, 1987, p.127, nota 20)Este exterior discursivo introduce la contingencia enuna estructura sostenida por una lgica de relacionesde necesidad que, en consecuencia, permanece siem-pre incompleta. Mediante esta nocin de exterioridad,Laclau & Moue responden al problema de los lmitesde las formaciones discursivas que haban detectadoen la arqueologa foucaultiana. De este modo, sostie-nen que la delimitacin de una formacin discursiva,como de cualquier sistema, implica necesariamentela sustraccin de un exterior que la niega. Esta l-gica inspirada en los aportes de Jaques Derrida (1988)plantea que para establecer los lmites de un sistemaconstituido por diferencias es necesario postular unexterior cuya relacin con el sistema no sea la de unamera diferencia ms, ya que esta propiedad no alcan-zara para ubicarlo por fuera del sistema, sino quedeber tratarse de una diferencia radical que excedalos parmetros que establecen las diferencias del sis-tema. Ahora bien, en qu consiste esa radicalidad dela diferencia?Cmo es posible establecer esa clasi-cacin entre diferencias? Este planteo sostiene quela radicalidad que hace exterior a una diferencia con-siste en que amenaza las diferencias constitutivas delsistema. Esto es as porque el sistema como tal hasido constituido mediante el acto de exclusin de unaexterioridad radical (Laclau, 1996, p. 82). Entonces,la diferencia radical que amenaza y niega la identidad86estudos semiticos, vol. 9, no1, julho de 2013del sistema es, al mismo tiempo, su condicin de po-sibilidad. Los propios lmites de cada unidad positiva esto es: sistema, totalidad, formacin discursiva-son amenazados por su exterioridad y es justamenteesta amenaza o negacin lo que los hace posible. (Cfr.Laclau, 1996, p. 72-74; Derrida, 1988; Staten, 1984,p. 18-19)Cuando Laclau & Moue detallaban el problema delos lmites de la formacin discursiva enLaarqueo-loga del saber, sugeran como tesis la posibilidad deidenticar lgicas internas que produzcan los efectosde totalidad y que, por lo tanto, construyan los lmitesde la formacin discursiva.Especcamente, Laclau& Moue utilizan el trmino lgicas de equivalencia(Laclau & Moue, 1987, p. 123, nota 15) para nom-brar las cadenas de relaciones que se establecen entrelos elementos fundadas en la relacin con una exte-rioridad. De acuerdo con esta lgica, la relacin deequivalencia entre los elementos requiere su diferen-cia pero al mismo tiempo la subvierte estableciendouna relacin que implica igualdad. Esto signica quela lgica de equivalencia anula las diferencias cons-titutivas del sistema al utilizarlas para expresar algoidntico que permanece en todas ellas. Tal identidadconsiste en una referencia comn a algo exterior queno se constituye como una positividad sino como unaradical amenaza a la unidad de la formacin discur-siva (Laclau & Moue, 1987, p. 148-149). As, lasrelaciones de equivalencia entre los propios elementosde una formacin discursiva constituyen los lmitescontra aquello que no es y que amenaza su existenciapero que, al mismo tiempo, la hace posible. Con esteargumento, Laclau & Moue indican que no es nece-sario recurrir a principios esenciales subyacentes ni adeterminaciones extradiscursivas para establecer loslmites de las formaciones discursivas, ya que estos seencuentran trazados en la lgica de equivalencia querecorre sus elementos.5. CierreLas lneas argumentativas exploradas de la lecturaque realizan Laclau & Moue deLaarqueologadelsaber citan una vez ms los repetidos problemas deuna vasta tradicin de indagaciones que (podramosdecir) se ha institucionalizado con el nombre semitica.Todo es discurso? Hay algo ms all del discurso?Se puede conocer lo no discursivo? Qu determina aldiscurso? Son preguntas cuya repeticin incesante haconsolidado un repertorio de perspectivas y proyectostericos heterogneos.El enfoque que hemos abordado se posiciona en elmarco del posestructuralismo y articula respuestascon respecto a tales interrogantes que han adquiridouna notable pregnancia en el campo de las cienciassociales y humanas. La lectura analtica del proyectoarqueolgico desde ese marco permite esclarecer ca-tegoras, precisar posiciones tericas y articular unateora del discurso de gran productividad.Consideramos que La arqueologa del saber consti-tuye una obra fundacional en el campo de la semitica,ya que ha habilitado un horizonte de indagacin y haaportado un conjunto de herramientas para pensarla discursividad. Como ya hemos armado, se tratade una obra sumamente compleja que, sin embargo(o tal vez por esa razn), ha gozado de una recepcinproliferante y diversa. En muchos casos, ha sido leday aplicada con poca rigurosidad, lindando, a veces, conla vulgarizacin de sus categoras. Por esta razn, sos-tenemos que la lectura de Laclau & Moue constituyeun verdadero aporte para volver la mirada sobre lossupuestos epistemolgicos y ontolgicos que implicanuestro trabajo con lo discursivo.RefernciasAmors, Celia2000. Feminismo y losofa. Madrid: Editorial Sn-tesis.Angenot, Marc1989.1889: Un tat du discours social. Montreal:Le Prambule.Arnoux, Elvira2006. Anlisis del discurso. Modos de abordar ma-teriales de archivo. Buenos Aires:Santiago ArcosEditor.Benhabib, Seyla (ed.).1995. Feminist contentions: Aphilosophical ex-change. London: Routledge.Braidotti, Rosi2005. Metamorfosis. Hacia una teora materialistadel devenir. Madrid: Akal.Butler, Judith2001. Fundamentos contingentes. El feminismo yla cuestin del posmodernismo. Traduccin deMoiss Silva. 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Les composantes de Larchologie du savoirqui font actuellement partie de latradition smiotique sont analyses en dtail dans leur formulation initiale, an de reconstruire les oprations dedlimitation du discours appliques par Foucault et an dvaluer tous les eets quelles produisent pour la thoriedu discours.Dans cette analyse, les termes qui constituent ce que lon appelle la mthode archologique , bienquils possdent une grande pertinence dans leur dimension formelle, ne sont pas radicalement abstraits de laperformance par la tradition foucaldienne.Ds lors, lexamen de la lecture propose par Ernesto Laclau et ChantalMoue permet la production dune srie de questions productives pour le champ de la smiotique en amenant aupremier plan les stratgies analytiques qui permettent de contourner les positions dterministes dans le domainedes thories de la discursivit.Par consquent, ce retour lun des textes fondateurs de Foucault cherche faireprogresser la comprhension dun problme complexe en vitant le rductionnisme et les fermetures du sens.Mots-cls: discours, non-discours, formation discursive, extrieur constitutifComo citar este artigoBoccardi, Facundo. Acerca de los contornos de la dis-cursividad Una (re)lectura semitica de La Arqueologadel saber. Estudos Semiticos. [on-line] Disponvel em:http://revistas.usp.br/esse . Editores Responsveis: IvCarlos Lopes e Jos Amrico Bezerra Saraiva. Volume 9,Nmero 1, So Paulo, Julho de 2013, p. 8089. Acessoem dia/ms/ano.Data de recebimento do artigo: 29/novembro/2012Data de sua aprovao: 26/maro/2013