facetas 04 de diciembre

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FA CE TAS Playing for Change 2 Seguir cambiando el mundo con música Redacción Cultural Cuatro artistas en el MAT Una experiencia de cinco sentidos Hernán Camilo Yepes Vásquez Reflexión Uso público de la razón kantiana y su relación con la literatura Carlos Aturo Gamboa CULTURA AL DÍA

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facetas 04 de diciembre

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FACETAS

Playing for Change 2Seguir cambiando el mundo con músicaRedacción Cultural

Cuatro artistas en el MATUna experienciade cinco sentidosHernán Camilo Yepes Vásquez

ReflexiónUso público de la razón kantiana y su relación con la literaturaCarlos Aturo Gamboa

CULTURA AL DÍA

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FACETAS IBAGUÉ, DICIEMBRE 4 DE 20112

Por Carlos Arturo Gamboa* En la lectura clásica de Kant Respuesta a la pregunta ¿qué es la Ilustración?, se plantea un concepto que ha sido retomado constantemente en los debates y pro-yectos de construcción de autonomía. Este concepto es el de «uso público de la razón», que, en palabras de Kant: “Entiendo por uso público de la propia razón aquél que alguien hace de ella en cuanto docto (Gele-hrter) ante el gran público del mundo de los lectores”; es decir, para el filósofo alemán existe una forma de ejercer la libertad y se da al interactuar con el público.z Ahora bien, un escritor se mueve en el mundo de las interacciones comunicativas y su sensibilidad le permite «ver» esas formas de las construcciones so-ciales que para los demás son elementos cotidianos, y usando como herramientas las expresiones estéticas, pone en evidencia un nuevo orden, tamizado por su mirada de artista. Parto de una hipótesis: el artista no hace su arte para sí mismo, busca unos lectores, lo guía una inten-cionalidad pragmática al elaborar su obra y, por solita-rio que parezca un autor, al menos tendrá un lector: él mismo. Algunos artistas dicen que su obra se constru-ye como «catarsis individual», como forma de escape del yo interiorizado, lo cual es cierto en alguna medi-da, pero ese yo forma parte de una comunidad, de un entorno y de un momento histórico y, por lo tanto, ha sido «afectado», no es un yo propiamente individual, es un yo también colectivo, que al expresarse, se ex-presa a sí mismo y a los demás. En ese sentido, ninguna obra es totalmente indivi-dual, pero sí puede tener tendencia a moverse en un epicentro individual o a un epicentro colectivo. Por ejemplo, el movimiento romántico puede ser visto como una re-interiorización del mundo, en el que la subjetividad prima sobre lo demás, pero esa subjeti-vidad goza de un constructo dual con el mundo del artista y propugna por un «estado ideal» del todo. William Ospina, en su ensayo Los románticos del fu-turo, plantea que el mundo necesita de esos nuevos soñadores que re-interpreten el mundo y construyan desde sus sueños una barrera contra la razón, esa nue-va diosa del planeta tierra. Ospina dice: “Ahora nece-sitamos sueños y propósitos. Los males que imperan sobre la civilización y que crecen sin tregua día a día,

relación conla literatura

El uso público de la razón kantiana y su

No se es escritor por ha-ber elegido decir cier-tas cosas, sino por la forma en que se digan.

Jean Paul Sartre

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IBAGUÉ, DICIEMBRE 4 DE 2011 FACETAS 3

Referencias KANT, Emmanuel. Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la ilustración?OSPINA, William. Es tarde para el hombre. Grupo Editorial Norma

exigen soluciones audaces, origi-nales destinos”. Entonces, ¿cómo opera el uso de la razón pública en la li-teratura? Pues el artista, si lo es y no lo aparenta, debe haber al-canzado un estadio de «mayoría de edad», entendida como un racionamiento intelectual que hace uso de la autonomía como concepto guía de su pensamien-to, como ejercicio de su libertad para decidir por sí mismo y para los demás (no por los demás). Contrario a la «minoría de edad» ya que: “La minoría de edad sig-nifica la incapacidad de servirse de su propio entendimiento, sin la guía de otro”, y el artista nunca ajeno a las cadenas editoriales, a las estrategias de la mercadotec-nia que hacen fluir sus ingresos, debe repensar su arte y su senti-do de compromiso frente al arte. El dilema no es fácil de re-solver, ya que el público lector se mueve dentro de una como-didad, como lo deja evidente Kant: “¡Es tan cómodo ser me-nor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que reemplaza mi con-ciencia moral, un médico que me prescribe la dieta, etc., entonces no necesito esforzarme. Si pue-do pagar, no tengo necesidad de pensar: otro asumirá por mí tan fastidiosa tarea”. Por lo tanto, el arte como represen-tación social del mundo habitado y de los mundos imaginados, deja entrever las tensiones e ideales del autor, por lo cual en el arte se pueden rastrear los grandes dramas universales, pero tam-bién los conflictos locales, comunitarios y hasta de entorno inmediato. ¿Cómo negar que Kafka hace un ejercicio de crítica a su familia teniendo como eje a su padre, pero, de igual manera, pone en evidencia los grandes males del capi-talismo que luego inundarían el planeta y que hoy se masifican con la globaliza-ción? No se trata tampoco de volver a la idea limitada de la «literatura social» o comprometida, porque, en realidad, toda literatura son las dos cosas, no existe arte sin compromiso y sin entor-no social. Se trata, sí, de hacer uso público de la razón cuando se construye la obra, dejando en evidencia «eso» que inco-moda al autor y que denuncia de alguna

manera polisémica o intra-textualmen-te. Ser consciente de esas elaboraciones permite que la literatura, por ejemplo, se convierta en un lenguaje de reconstruc-ción social, dotado de significados que llegan a los lectores y les permiten for-mular preguntas fundamentales sobre su razón de «ser y estar» en el mundo, y para ello el autor no necesita militar en ningún movimiento o partido, sólo asumirse humano, en un tiempo y un espacio. Hacer uso público de la razón per-mite al escritor tensionar su verdadera autonomía y su responsabilidad como actor activo de un constructo social. Mantenerse aislado del mundo convul-sionado es muy fácil, por eso la mayoría escoge esa opción.

*Docente y escritor colombiano

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FACETAS IBAGUÉ, DICIEMBRE 4 DE 20114 IBAGUÉ, DICIEMBRE 4 DE 2011 FACETAS 5

cinco sentidos

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Recorrer actualmente los pasillos de la más reciente exposición del Museo de Arte del Tolima es encontrar las múltiples mira-das que de la sociedad nos comparten los co-lombianos Mario Vélez, Mauricio Zequeda y Yolanda Mesa, y el neoyorquino Nicholas Sperakis. Formas abstractas, sensualidad, observa-ción de un movido mundo exterior y sonidos dispuestos al carboncillo son elementos que la sociedad misma entrega para la inspiración de estos talentos y que, durante esta semana, podrán hallar los visitantes de este recinto.

Dibujos y pinturas Catalogadas como minimalistas pero, a su vez, equilibradas son las formas que plasma en sus obras el paisa Mario Vélez, valiéndose de los colores negro, rojo y blanco, despla-

zando su paleta también en contraste con los tonos verdes, naranjas y azules, con el óvalo como forma recurrente. Describe su obra como “doble pintura, una anterior y otra sobrepuesta, y un ele-mento que se mueve entre las dos como para plantear un visual de tercera dimensión; como algo que se desplaza, una línea que en-tra y sale, una tela que parece estar rota y uno puede ver la del fondo”. Nació en Medellín en 1968. Maestro en artes plásticas de la Universidad Nacional de Colombia, con maestría en la Hochschule der Kunste de Berlín, Alemania, ha expues-to de manera individual en Estados Unidos, Austria, México, Panamá y Colombia, al igual que participado en exposiciones colectivas en Italia, Costa Rica, Panamá, Estados Unidos, Japón, Austria, México y Colombia.

Una de las paredes del Museo de Arte está firmada por Mauricio Zequeda y su obra: con ella define su capacidad de apropiar los espacios en que exhibe y trasgredir lo con-vencional en la muestra artística; así interactúa con el ob-servador a través de su testimonio de gran formato.Y es un manejo plástico y técnico que permite a este bogo-tano, de 39 años, utilizar de manera magistral el color y las formas abstractas y figurativas en una sola fusión que se dedica a elementos urbanos en sus cerca de 10 pinturas traídas a nuestra ciudad.Artista plástico de la Universidad Nacional de Colombia, con estudios en Diseño Gráfico en la universidad Jorge Ta-deo Lozano, ha expuesto en Suiza y Alemania y en dife-rentes regiones de Colombia, y desde 1999 ha integrado varias exposiciones colectivas en Colombia, Italia, China, Ecuador, Venezuela y Suiza.

SONIDOS DE CARBÓN

Para reflejar esa suerte de sensualidad vi-gilada, Yolanda Mesa, nacida en Medellín, en 1953, interviene carteles de cine, va-llas y avisos de revista, a los que interpo-ne fotografías de personajes de la ciudad.La intención de esta serie no es más que generar diversos estados de ánimo en sus protagonistas, en torno a sentimientos como amor, felicidad, desamor o indife-rencia, estos de alguna manera persisten-tes en la publicidad sobre la que trabaja sus obras, generadora de identificación popular.Estudió en el Instituto de Artes de su ciu-dad natal, y luego en la Escuela de San Fernando de Madrid, España, y en el Art Students League, de Nueva York. Ha ex-puesto en Estados Unidos, Alemania, Mé-xico, Holanda, República Dominicana, Venezuela, Francia, Chile y Colombia.

VISIONES URBANAS

En su orden, Mauricio Zequeda, Nicholas Sperakis, Yolanda Mesa y Mario Vélez

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La calle 85, de Bogotá, se convierte en la principal inspira-ción de Nicholas Sperakis, para deleitarse prácticamente con el transcurrir de la gran capital desde su ventana, y retratarlo luego en xilografía, pero en una técnica que sólo él conoce.En unas de sus obras colgadas en el Museo de Arte, deja ver una plaga de animales urbanos que invaden, gigantescos o en

tamaño real, el espacio de los transeúntes, entre quienes tam-bién están vendedores ambulantes y trabajadores típicos de una gran ciudad.El lino y la técnica mixta son la materia prima de sus trabajos, elaborados durante este año, de mano de quien es conocido por el crítico e historiador de arte Gil Tovar como un “xilógrafo

de buen oficio”.Nació en 1943 en Nueva York. Estudió en el Art Students Lea-gue, de Nueva York; y ha expuesto en Estados Unidos, México, Alemania y Colombia, también de manera colectiva en Nue-va York, Virginia, Washington, Miami, Filadelfia, Río de Janei-ro y Bogotá.

SPERAKIS OBSERVA

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Canción amargaJulia de Burgos*

Nada turba mi ser, pero estoy triste.Algo lento de sombra me golpea,aunque casi detrás de esta agonía,he tenido en mi mano las estrellas.

Debe ser la caricia de lo inútil,la tristeza sin fin de ser poeta,de cantar y cantar, sin que se rompala tragedia sin par de la existencia.

¿Ser y no querer ser? Esa es la divisa,la batalla que agota toda espera,encontrarse, ya el alma moribunda,que en el mísero cuerpo aún quedan fuerzas.

¡Perdóname, oh amor, si no te nombro!Fuera de tu canción soy ala seca.¿La muerte y yo dormimos juntamente?Cantarte a ti, tan sólo, me despierta.

*Poetisa puertorriqueñaPoemas-del-alma.com

El poema

Animaciones efímeras

Rusvelt Nivia* Los mimos juegan en el parque de diversiones. Se suben al barco del mila-groso. Nadie los puede agarrar. Sus ga-nas pueden más que la dejadez. Juntos, zarpan ahora hacia el cosmos. Un atardecer verdolaga los resplan-dece. De a poco se mecen en los asien-tos. Empiezan a navegar por las aguas de la magia. A su sin tiempo ellos imitan a los niños que los acompañan durante este viaje. Recochan con inocencia. Les hacen unas muecas chistosas. Estos na-vegantes de por cierto se ponen felices. Sus caras se ruborizan mientras que el vértigo les hace cosquillas. Mas a cada nada, una mima abraza a las niñas con regimiento. Les acaricia los cachetes y les regala dulces. Todos aquí son amables. Es una fantasía lo que se vive en esta aventura. En la misma paz, un mimo lindo salta al mar de los peces de chocolate. Se zambulle bajo las olas galácticas. Busca

la comida festiva. De cerca ve un poco de camadas de sardinas, recoge sólo las cafeinosas y veloz vuelve al barco tam-baleante. Ahora hay varias cantidades de golosinas para los tripulantes. Y enton-ces los pequeños sueltan las histerias a medida que abundan las sorpresas. En-tre lo instantáneo, así bien aparecen los dioses de los astros. Sus espíritus son estelares, son aéreos, expresan su hu-mildad. En devoción, habitan en el uni-verso insondable. Para la ocasión, ellos elucubran unos conejos voladores. Los

reproducen y se los dejan a los infan-tes en las manos para que ellos los en-ternezcan. Enseguida los dioses se van tranquilos y los mimos los despiden con sus gestos bromistas. Y la maldad allí no existe y sí crece la bondad. De esta forma ellos unidos conviven entre amigos, los infantes. Por medio de rimas se cuentan los asombros que han descubierto. Exultan lo evidencia-do con pasión, escuchan sus voces, se hacen más congénitos. Entre tanto, su-cede algo disconforme; el mimo sabio quien es el que maneja el barco; decide anclar otra vez en la tierra. Lentamente se detiene sin desearlo, el paseo se ha terminado. Hacia lo otro inadvertido, todos vuelven a su normalidad monótona. Cada niño, se baja por la cuerda de la salida, acompañado por un mimo. Y un poco bravos, se ponen a pensar sobre el estudio con el trabajo de mañana, que ellos deben deshacer porque en el pue-blo toca ser aburridos para poder sub-sistir. Así en desilusión; las maravillas de a poco se esfuman; las niñas dejan de imaginar y los mimos vuelven a ser hombres.

*Escritor colombiano

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DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales COORDINACIÓN: Redacción cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Hernán Camilo Yepes Vásquez EDITOR: Hernán Camilo Yepes Vásquez DISEÑO: Freddy Herrán Peralta FOTOS: Colprensa. Internet. Suministradas ILUSTRACIONES: Obras del artista neoyorquino Nicholas Sperakis, uno de los invitados a la actual colección del Museo de Arte del Tolima. TELS.: 2770050 - 2610966

Ibagué - Tolima - Colombia Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.co - [email protected] - Twitter: @culturaend. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.

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Playing for Change 2:

el mundo sigue cambiando

La grabación de La tierra del olvido se produjo en conjun-to entre las funda-ciones A ritmo de cambio y ABC, y Playing for Change.

Hernán Camilo Yepes Vásquez Unificar, por medio de la música, un terri-torio fragmentado por las guerras de todo or-den que le sacuden a diario, es posible. Pero es mucho más noble tal propósito cuando la melodía que tributa a dicho anhelo de unión responde a una identidad común. Por eso, tal como hace dos años lo hizo regrabando el sencillo Stand by me, con la participación de músicos casi anónimos en el mundo, el proyecto musical Playing for Chan-ge (Tocando por el cambio) se propuso un reto aún más loable: recomponer a Colombia. Y qué mejor que la música tradicional para hacerlo. El mejor ejemplo, La tierra del olvido, obra que hace 16 años pusiera en las emisoras y, a su vez, en el imaginario de todo colombiano el intérprete samario Carlos Vives, quien la compuso junto con Iván Benavides. Así, de una creación del género vallenato, que en su inicio contaba con los instrumen-tos básicos para mostrar una melodía bien ejecutada y retrato de la idiosincrasia nacio-nal, se pasó a toda una bella y festiva amal-gama de sonidos tanto del centro como de las costas del país, y que se incluye en el se-gundo disco de este proyecto.

Hermandad musical La idea era demostrar, según el movi-miento A ritmo de cambio, fundamental en esta campaña musical, que “Colombia se muestra al mundo a través de su riqueza mu-sical y cultural, no sólo representada por ex-ponentes como Carlos Vives, Shakira, Juanes y Totó la Momposina, sino también por su mú-sica tradicional y los diferentes cantantes que colman sus calles y pueblos”. Se añade en la página oficial del grupo que “Colombia es un líder regional en fomen-tar el uso de la música como instrumento de cambio social, y el país ha entendido que este concepto se puede trasladar a la sociedad en general, y ha sido un país innovador en este aspecto”. Así, en esta obra maestra confluyen can-tantes e instrumentistas poco conocidos, jó-venes y adultos, con su instrumento o su voz, oriundos muchos de ellos de Medellín, Carta-gena, San Basilio de Palenque (Bolívar), Santa

Fundación y proyecto musical multimedia, Pla-ying for Change fue creado por iniciativa del inge-niero de sonido y productor estadounidense Mark Johnson, con el objetivo de reunir, grabar y filmar a músicos de diferentes culturas.El inicio: 2005, cuando Johnson filmó al guita-rrista y cantante norteamericano Roger Ridley en las calles de Santa Mónica, California, cantando Stand by me, de Ben E. King. En ese momento de-cidió añadir otros músicos en esta misma canción.Viajó entonces a Barcelona, Sudáfrica, India, Ne-pal, Oriente Próximo e Irlanda, entre otros, donde añadió a más intérpretes tanto a grabar la mis-ma canción, como otras, en un concepto conocido también como “Songs around the world (en espa-ñol “Canciones alrededor del mundo”).Junto con Stand by me, ya han sido grabados en iguales condiciones temas como One love y War: no more trouble, de Bob Marley; Don’t worry, de Pierre Minetti, y Chanda mama, de Ananda Giri y Enzo Buono.

¿QUÉ ES PLAYING FOR CHANGE?

Marta, Bogotá y Sahagún (Córdoba). Transcurre una melodía placentera al oído, con mucho folclor, con el regreso de Car-los Vives como intérprete de su misma crea-ción y con la aparición de Totó la Momposina, quien, con la Orquesta sinfónica Juvenil Ba-tuta, cierra los cerca de 4:40 minutos de du-ración refiriéndose a Colombia como “tierra hermosa, llena de mares y de montañas, de pájaros y de árboles...”. Es este un aporte que integra aún más, en un territorio que sufre del fraccionamiento por parte de muchos medios de comunica-ción, por eso el inicio del video habla de que la canción “unió a más de 80 músicos alre-dedor de Colombia y ofrece un momento pa-cífico en una nación con (más de) 50 años de guerra”.

-Wikipedia-http://www.aritmodecambio.com/index.php/una-cancion-por-colombia/

-http://www.vidadigital.net/blog/2008/12/20/playing-for-change-o-sobre-el-poder-de-la-msi-ca-para-cambiar-el-mundo/

BIBLIOGRAFÍA