fabula nº2

26
Comiendo chivo asado Un paseíto dominguero con Gabriel Jiménez Emán -Poesía- Poemas de Ennio Tucci Pág. 21 -Crónica- Homenaje a Rafael Sánchez López “Rafuche” Por Israel Antonio Colina Pág. 18 -Ensayo- Ciudades develadas: improntas de Alejandría y Venecia en Lawrence Durrell y Joseph Brodsky Por Ennio Jiménez Emán Pág. 09 Homenaje a Ricardo Domínguez -Especial- Poemas inéditos de José Barroeta Pag. 03 OCTUBRE 2015 Año 1 - Nº 2 CULTURA - ARTE - LITERATURA

Upload: ennio-tucci

Post on 24-Jul-2016

249 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Revista de cultura, arte y literatura. Dirigida por Gabriel Jiménez Emán. Desde Coro, Venezuela.

TRANSCRIPT

Page 1: Fabula nº2

Comiendo chivo asado en el río

Un paseíto dominguero con Gabriel Jiménez Emán

-Poesía-

Poemas de Ennio Tucci

Pág. 21

-Crónica-

Homenaje a Rafael Sánchez López “Rafuche”

Por Israel Antonio ColinaPág. 18

-Ensayo-

Ciudades develadas: improntas de Alejandría y Venecia en Lawrence

Durrell y Joseph BrodskyPor Ennio Jiménez Emán

Pág. 09

Año 1 - nº 2 - Octubre, 2015

Homenaje a Ricardo Domínguez

-Especial-

Poemas inéditos de José Barroeta

Pag. 03

OCTUBRE 2015Año 1 - Nº 2

CULTURA - ARTE - LITERATURA

Page 2: Fabula nº2

Cultura - Arte - Literatura

Año 1 No 2Octubre 2015

Director-editorGabriel Jiménez Emán

Consejo de RedacciónEnnio TucciGabriel Jiménez EmánJosé Gregorio NoroñoCelsa Acosta

Diseño y concepto gráfico:Ennio Tucci

Sitio web:http://revistafabula.blogspot.com

Coro - Venezuela

Colaboraciones solicitadas.

Sumario3 Editorial

-Especial-

4 Poemas inéditos de José Barroeta

-Ensayo-

9 Ciudades develadas: improntas de Alejandría y Venecia en Lawrence Durrell y Joseph BrodskyPor Ennio Jiménez Emán

Crónica

15 Homenaje a Rafael Sánchez López “Rafuche”Por Israel Antonio Colina

Poesía

19 Poemas de Ennio Tucci

22 HABITACIONES DE RICARDO DOMÍNGUEZGabriel Jiménez Emán

Page 3: Fabula nº2

3

Especial

Fábula nació como una revista impresa que deseaba recoger las preocupaciones estéticas, filosóficas, literarias y culturales de la región occidental venezolana. Debi-do a numerosos inconvenientes materiales no pudo cristalizar el proyecto sino hasta un solo número, aparecido en 2010. Ahora asumimos el reto de lanzarla por vía digi-tal, con la expectativa de que ese esfuerzo germine en todos aquellos que contribuye-ron con aquel proyecto, ahora no restrin-gido sólo a ese ámbito geográfico. Si bien esta vez cuenta con menor número de pá-ginas, ello va a permitir su más expedita difusión mensual por este medio.

En este número ofrecemos poemas in-éditos del escritor y profesor trujillano José Barroeta, quien fuera nuestro amigo y pro-fesor en la Universidad de los Andes en Mérida, y es seguramente una de las prin-cipales voces líricas de nuestro país. Segui-mos con varios ensayos, relatos y crónicas y un homenaje muy puntual al entrañable artista yaracuyano Ricardo Domínguez. Trabajos con los que completamos esta se-gunda entrega de fábula en digital para ser compartida con lectores y amigos.

EditorialEl artista yaracuyano Ricardo Domínguez Artista invitado de este númeroFoto: Gabriel Jiménez Emán

Page 4: Fabula nº2

Filo de EspadaAlgunas veces paso volandodesnudo de cuerposobre ventanales y espaldas negrasapurado por drogas de unreino inexistente.Esculpo mi realidadcon gestos insaciableslejos del filo de espadaque convierte lugaresen costras.Creo que una sola nochebasta para vivir.

-Especial-

Poemas inéditos de José Barroeta

4

Page 5: Fabula nº2

Especial

Naves¿Por qué pliegue de tu muertebrindaré esta noche en El Banquete? Cuando lleguen lo remeros de Quíosestaré ausentelúbrico de olvidoesperando renacer de la sangrey del mar.

Bocetos I

Vengo con todos los hierrosdel pasadoa iluminar el valle de mis muertos.

II

Donde sonaron esperanzasmi vieja casapolvo y lejaníacierra sus puertas a mi padre.

III

El mundo en la copa de los árbolesremotos y verdesguardan la memoria del cielo.

IV

Mis cuerpos familiaresmontan a caballo bajo tierraatropellan rebaños, portales, sembradíos.Cabalgan epitafios.

V

Regreso con todos los hierrosal punto de partida.Tu pueblo y mi pueblouna lápida.

Enero, 4 y 30 a.m.Pasó el año nuevoy reventaron los pulmones.En mi pared bronquialcon arquitectura parcialmente alteradapor neoplasía maligna epiteliallas células se disponen en nidos y cestosfragmentando el sonoro tejido de la noche.Soñé contigo.Nos tendieron desnudos en la mesa de la Lección de Anatomía.No pudieron arrancarnos la nubes del cuerpola luz del año nuevo parecía un escalpeloen tu vesícula.Dormí entre tus cuernos y el díaesperando el roce de las gaviotas.Tan lejos como estamos del mara la hora de los imponderablesviene siempre un oleaje y un mascarón de proapara que soltemos las amarras.Arriba donde el huracán halasoy tu cadáverel gran ocio.Entre tus litorales y el miedo hermafroditael epitelio del sexo en alta marerecto y en enjambre.

5

Page 6: Fabula nº2

Especial

EmiliaSobre mi madre caen piedraspalos viejostribulaciones.Un huidizo brillo de solcubre de flores y demonios el patiohoguera donde sacudí mis cenizashablando con pistilos y abejas de otro mundo.Mi madre Emilia Paolininieta de un italianoaventado por hambre y destino de la isla de Elba a los valles calientes de Trujillome habla de sus ojos de higo y aguas marinaslos cuece en la melancolía olorosa de la tarde.Imagino noches de oleajeolores nauseabundoscuerpos apretados por el insoportable rocío de la abstinen-ciajuegos de cartas y predicciones de solesenseres, forrajes y riquezas de tierra prometida.Me atrevo a izar el velamen grande de la muerteen este pueblo de infanciadonde recogemos frutos y golpes del acaso.Mi abuelo murió de cáncer.Yace bajo la sombra de un higuerón.

6

Page 7: Fabula nº2

Especial

Memorial de un carpinteroI

Recuerdo con entusiasmo y sombras de temora Eleuterio Castellanos, carpintero de Pampanito conversador y lector infatigable.Vecino y amigo de mi casa paternadormía en una urna de cedro hecha a la medida de su viday de sus creencias ocultistas de las que poco hablaba con sencillez y celo.Yo tenía el privilegio inusual de contemplar desde las ramas altas del tamarindo que servían de lindero sus maneras de acostarse y renacer del ataúddispuesto en el suelo al final del talleroloroso a aserrín y maderas que solía limpiar con esmeroenvuelto en su batola de algodón.

II

Recuerdo tus conversaciones con mi padre animadas de fantasíay de buen humorel hilo perfecto de tu dicción y de tus gestoscontando a tu manera pasajes de la Guerra de Troya, de la Biblia la Divina Comediadel Fausto, de El Paraíso Perdido.Recitabas con memoria de encantado trovador las Coplas de Manriquesonetos de Quevedo, poemas de Schiller y de Rubén Darío.Confieso mi preferencia por tu versión libre del Hamletsufrí la insoportable traición de Claudio, Rey y de Gertrudis lloré la muerte por agua de Ofelia cantando y arrastrada por el torrente blancodel río Astillero vivero de frutos y floresque traen los campesinos a las puertas de un Elsinor de trópico cuyas almenas situabas detrás del camposanto desde donde los pájaros vigilan la demenciadel desdichado príncipe.Nadie tan ocurrente y serio como tú, tan admirado y tan mi infancia.Siempre sueño contigo, una mujer y una serpientejugando con esmeralda y huesos en las ramas del tamarindolabrando un globo terráqueo del color y del tamaño de la muerte.Mis respetos, mi afecto, mi orgullo de ser tu niño escucha.Te quiero Eleuterio

7

Page 8: Fabula nº2

Especial

José Barroeta (Pampanito, estado Trujillo, 1942- Mérida, 2000) Abogado graduado en la Universidad de Carabobo. Profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad de los Andes. Entre sus libros de poesía se cuentan: Todos han muerto (1971), Cartas a la extraña (1972), Arte de anochecer (1975), Fuerza del día (1885), Culpas de juglar (1996), Obra poética (1997). Ensayos: La hoguera de otra edad (1982), El padre, imagen y retorno (1993), Lector de travesías (1994).

José Barroeta, Gustavo Pereira y Gabriel Jiménez Emán en París, 1981

agitas mi memoria de mitos, júbilo y temor.Oí tus cuentos viajando con un mago por las tinieblas.Tu cara es un sapo de amoruna piel con ojos de madera que brinca en mi cabeza.

8

Page 9: Fabula nº2

Fue en el año 331 a.C. cuando Alejan-dro Magno (356-323 a.C.), rey macedonio que sometió a Grecia y antiguo discípulo de Aristóteles fundó la ciudad que lleva su nombre en el delta del Nilo, convirtiéndo-se luego en el primer puerto comercial de Egipto. Igualmente pocos años después se afianzó como una estratégica ciudad griega en el mar Mediterráneo cuando su primer gobernante, Ptolomeo, uno de los genera-les del conquistador, se erigió en el primer mandatario griego de aquel país.

Andando el tiempo la ciudad se afianza-ría como emporio cultural y comercial de Oriente y centro de la cosmopolita civili-zación helenística donde después sobre-salieron su famosa biblioteca (306 a.C.) con 700.000 volúmenes (de pergaminos), templos a los dioses griegos, monumentos, teatros, museos, palacios, estadios, hipó-dromos o baños y el Mausoleo o Sema don-de estaba la tumba de Alejandro. Luego fue blanco de invasiones y conquistas romanas (48 a.C.) y musulmanas (641 d.C.) en el pasado; y turcas (1517), francesas (1798), árabes (1806) e inglesas (1882), en el pre-sente. Durante su dilatada historia también se instituyeron allí la escuela filosófica neo-

platónica alejandrina y la doctrina oriental de las emanaciones produciendo filósofos de la talla de Plotino (205-270 a.C.). Tam-bién fueron oriundos de Alejandría el filó-sofo judío Filón, que en tiempos del cristia-nismo primitivo del primer siglo influenció a este último; el poeta Calímaco (305-240 a. C.) y el crítico Aristarco (215-143 a.C.).

Lawrence Durrell (1912-1990), poeta y novelista inglés nacido en la India, políglota, trashumante, cosmopolita, vivió en Corfú, Chipre, Egipto, Rodas, Inglaterra y el sur de Francia y en sus libros retrata con estilo claro y poético de imágenes transparentes y precisas la vida gozosa del ambiente me-diterráneo, su historia, mitos, costumbres, vida cotidiana, placeres sencillos. De su es-tadía en las dos primeras islas surgen los libros de viajes La celda de Próspero (1945) y Limones amargos (1957) donde se mez-clan la historia, la poesía y la política. De sus días en Alejandría resultó su celebrada tetralogía El cuarteto de Alejandría: Justine (1957), Balthazar (1958), Mountolive (1958), Clea (1960), cuerpo novelístico considerado con razón como uno de los proyectos lite-rarios mejor concebidos y realizados de la literatura contemporánea por su carácter

-Ensayo-

Ciudades develadas: improntas de Alejandría y Venecia en Lawrence Durrell y Joseph BrodskyPor Ennio Jiménez Emán

9

Page 10: Fabula nº2

10

Ensayo

ambicioso, innovador y experimental, de estructura narrativa compleja que mezcla los planos espaciales y temporales en una aventura sin límites en la celebración y dig-nificación de la condición humana.

Justine (elijo de mi biblioteca la edición de la Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1998), la primera novela del proyecto, es a la vez obra lírica y tratado amoroso, arte amar y de novelar, teoría, experimento de la novela anclada en un profuso sustrato fi-losófico e histórico. Su narrador, echa mano de cartas, diarios, historia, noticias, cróni-cas y se embarca en un proyecto que pre-senta la relatividad del tiempo y la empresa totalizante de la literatura, apelando a su vez a varias voces narrativas. “El mundo, Alejandría, vuelve a ser el paisaje amoral que asoma en su poesía y los personajes parece que a veces existen como parte de este paisaje”, refiere un fragmento del Dic-cionario de Literatura Penguin.

Justine, amante del narrador, esposa de un adinerado comerciante alejandrino es a la vez inspiración, núcleo central y clave de

la novela. Declara el narrador refiriéndose a Justine: “Pero claro está, nuestra amiga es una pálida reproducción, siglo veinte, de las grandes Hetairae del pasado, tipo al que pertenece sin saberlo: Lais, Charis y todas las otras (…)”. Allí, por medio de Justine, Durrell se adentra en el alma de Alejandría buscando asir su misterio a través de la elaboración de un retrato fiel a sus rasgos esenciales y a la vez se hace una autocrítica despiadada: “Ya es mucho que un escritor haya conseguido aislar esos rasgos autén-ticos de la ciudad del Soma. Imposible es-perar más de un extranjero de talento que, casi por error, logró perforar la caparazón sensible de Alejandría y acabó descubrién-dose a sí mismo”: Justine es Alejandría y viceversa, cada una es alma y espejo de la otra. Por eso lo sedujeron ambas. Afirma el narrador que “Una ciudad es un mundo cuando amamos a uno de sus habitantes”. Y también, buscando fijar la imagen de la mujer-ciudad: “Lo que Justine busca a tien-tas es esa cualidad distintiva que emana, no de nosotros, sino del paisaje, ese olor

Lawrence Durrell

Page 11: Fabula nº2

11

Ensayo

metálico y enervante que impregna el aire del lago Mareotis.”

La ciudad a su vez, cual entidad femeni-na, modela y moldea su figura en el espejo del mar y las ráfagas de viento, curtida por la lluvia, la sal y la arena: “La ciudad se re-pliega en sí misma como si esperara la lle-gada de un huracán, unas pocas ráfagas de viento, y una lluvia agria son los heraldos de la oscuridad que borra toda luz en el cielo. (…) minaretes, monumentos y habitantes, parecen haber caído en el vórtice definitivo de una tromba gigantesca, que al final los devolverá suavemente al desierto de donde salieron, para retornar a la anónima super-ficie esculpida por las olas de las dunas.” En la novela la silueta lujuriosa, seductora y exótica de la ciudad (como fantasma y tra-sunto de Justine) le asalta a cada rato a la vuelta de la esquina, en los cafés, las calles, los bulevares y paseos costeros “donde las palmeras se doblan lacias; una mitología de olas de amarilla melena atacando el Faro. De noche la ciudad se llena de sonidos nue-vos, empujones y tensiones del viento, has-ta dar la impresión de haberse convertido en un barco cuyas viejas cuadernas gimen y crujen a cada salto de la borrasca”.

El narrador da rienda suelta a su imagi-nación e igualmente al sondeo introspectivo y a la indagación histórica durante los pa-seos y vagabundeos sin itinerario que em-prende por la ciudad, por medio de ellos ésta se revela y a su vez lo revela a sí mis-mo. Los paseos y vistas le conducen a la meditación personal, a la memoria histórica y colectiva de la ciudad: “Veía al despertar las torres y los minaretes impresos contra el cielo agotado y polvoriento, y sobre ellos, como en montage, las huellas gigantescas de la memoria histórica que yace detrás de los recuerdos de la personalidad individual, y es su mentor, su guía; más aún, su inven-tora, puesto que el hombre es tan sólo una extensión del espíritu del lugar.”

La novela también constituye una perma-nente añoranza por recuperar los últimos vestigios de una ciudad que amenaza con desaparecer para siempre. Las primeras y últimas páginas de Justine presentan al novelista o narrador (alter ego de Durrell) “en el desolado promontorio de Arturo”, en algún lugar del Mediterráneo, rememoran-do a posteriori los años locos de pasión y aventuras vividos en la ciudad y donde to-maron vida los personajes, en “la ciudad que se sirvió de nosotros como si fuéramos su flora, que nos envolvió en conflictos que eran suyos y creíamos equivocadamente nuestros, la amada Alejandría.

Ya casi en sus últimas páginas y prelu-diando el inicio de la Segunda Guerra Mun-dial, en una atmósfera presa del caos y del escepticismo, el escritor presiente la de-cadencia final de su antiguo esplendor, el desgaste histórico, político y cultural de la ciudad y, por extensión, del país: “Caminé muy despacio (…) diciéndome que una ciu-dad, lo mismo que una persona, colecciona sus predisposiciones, sus apetitos y sus te-mores. Llega a la madurez, lanza sus pro-fetas, y declina hacia la inanidad, la vejez o peor aún, la soledad.” Pero precisamen-te ahí está como aliciente la literatura para recomponer los pedazos fragmentados de la experiencia a través de la imaginación, concretada en la letra, como lo demuestran

Page 12: Fabula nº2

12

Ensayo

estas páginas. Allí vive, perfecta, Alejan-dría: “En alguna parte, en el corazón de la experiencia, hay un orden y una coherencia que llegaríamos a sorprender si fuéramos bastante atentos, bastante amorosos o pa-cientes”.

Otra ciudad envuelta en un rico y es-plendoroso pasado cultural y comercial ha sido Venecia, la llamada “perla del Adriáti-co”, poseedora de una historia legendaria y poética pero también llena de guerras, con-frontaciones religiosas e intrigas políticas. Sus bellos palacios, iglesias, torres, monu-mentos, murallas, casas, plazas y puentes; sus arcadas, pedestales y columnas de gra-nito y mármol, sus estrechas y sombrías callejuelas y canales, alabados, descritos o pintados por innumerables escritores y ar-tistas, todavía hoy reflejan en sus fragmen-tos en ruina o retocados esa magnificencia y grandeza del pasado.

Se cuenta que en tiempos de la evange-lización, San Marcos venía a Roma e hizo escala en las islas de Rialto y se le apare-ció un ángel que le indicó que allí reposaría su cuerpo. Luego posteriormente en el año 882, dos comerciantes trajeron desde Ale-jandría el cuerpo de San Marcos, que luego

fue colocado en el Palacio Ducal por el dux Justiniano Partezipazio, convirtiéndose el santo y el león alado en lema y símbolo de Venecia. Para albergar sus restos se cons-truyó primero una iglesia bella y profusa-mente adornada por artistas bizantinos y después por italianos y luego en el siglo XI una catedral. “Las columnas y capiteles ro-manos de Sicilia y los mármoles de Ravena fueron ya empleados en la primitiva iglesia. La ornamentación creció en el siglo XII con los ricos despojos de Tiro y Constantino-pla”, reseña una enciclopedia. Numerosos escritores, filósofos y artistas de todas las épocas señalaron su belleza artística y ar-quitectónica. El número de pintores que la ha retratado es infinito.

El poeta ruso Joseph Brodsky (1940-1996) también fue seducido, como tantos otros creadores, por la belleza esplendente, espejeante y enigmática de Venecia. Brods-ky, nacido en Leningrado y de origen judío, inició su carrera literaria bajo la influencia de Pushkin, Mandelstam, Anna Akmatova y otros poetas soviéticos del siglo XIX y comienzos del XX apegados a las formas tradicionales de la lírica rusa, terminando sus últimas composiciones líricas, desde fi-nales de los años setenta hasta finales de los ochenta, cuando se le concede el Pre-mio Nobel de Literatura (1987) en el de-cantamiento de un lenguaje más personal, mezcla de objetivismo, objetualismo y ex-perimentación que toma las cosas, la rea-lidad exterior o el lenguaje como materia preponderante aunque sin abandonar los temas clásicos, mitológicos o filosóficos.

Otros temas de sus poemas y ensayos son los históricos, los de la nostalgia rusa, el exilio o los viajes envueltos en un vaho de pesimismo, patentes en su poesía lue-go de su llegada a Estados Unidos (1972), país donde se naturalizó luego de pagar una condena de cinco años de trabajos forza-dos en su Rusia natal. No es de extrañar, pues, que en su libro de ensayos Menos que uno (1986) ya Brodsky revela sus seduc-ciones y predilecciones por el acercamiento y peregrinación hacia ciudades como San

Page 13: Fabula nº2

13

Ensayo

Petersburgo, Roma, Nueva York, Florencia o Venecia, ciudades en las que habitó, pasó largos períodos o visitó frecuentemente como andariego ciudadano del mundo exi-liado de su país de origen.

Aparte de sus fantaseos venecianos y sus permanentes deseos manifiestos de conocer la ciudad y establecer un romance con ella, la primera vez que tuvo la oportu-nidad de hacerlo fue en 1972, alentado por el encanto de una mujer. Luego de varias visitas y de una estadía corta en 1989, es-cribe ese año su crónica-ensayo de tem-ple lírico Marca de agua (aquí elijo el texto de las Ediciones Norma S.A. Bogotá, 1993, por su fluida traducción). Conocemos por estas páginas que Venecia constituye para Brodsky su visión del Edén, y la misma “no depende del tiempo ni de la temperatura”, sino que es puramente visual y se refiere así al libro que comienza a escribir allí como a la ejecución de un cuadro o una pintu-ra: “Lo que sigue, por consiguiente, tiene que ver con el ojo más que convicciones, incluidas las concernientes a adelantar una narración. El ojo precede a la pluma, y no pienso dejar que la pluma mienta acerca de su situación. (…) Tras haber escudriña-do esta ciudad durante diecisiete años, ya debería ser capaz de salir con un Poussin verosímil: de pintar una semblanza de esta ciudad, sino durante las cuatro estaciones, al menos cuatro veces al día”. Igualmente, frente a esta ciudad espejeante de piel de algas y acuosos bordados, Brodsky intenta fijar con la escritura una suerte de poética del agua: “Lo que viene, en otras palabras, podrá no llegar a ser un cuento sino el flujo del agua enlodada (…) A veces parece azul, a veces gris parda; invariablemente es fría e impotable. La razón por la que me es-fuerzo en filtrarla es que contiene reflejos, entre ellos los míos.”

Venecia es, pues, una ciudad edénica pe-trificada en el tiempo y el espacio: “aristo-crática, apenumbrada, fría, mal iluminada, punteada al fondo por Vivaldi y Cherubini, con cuerpos femeninos cubiertos por Belli-ni”. Una ciudad ecléctica a nivel urbano que

El poeta Joseph Brodsky en su juventud.

Page 14: Fabula nº2

14

Ensayo

aúna en su arquitectura un delicado refi-namiento y un vigor rustico sublimes, pro-ducto de la amalgama cultural de Oriente y Occidente, heredera del imperio bizanti-no conquistado por Roma. Remodelaciones pasadas y presentes, restauraciones, frag-mentos antiguos y modernos se ensam-blan, como ya señalábamos, en una aluci-nante superposición de estilos. Gran parte de su encanto poético y romántico se debe también a su carácter delicado y etéreo por encontrarse flotando y moviéndose al ritmo de las aguas, (“aguas frías teñidas por el crepúsculo”) y al cambiante espejeo y re-flejo mudable de su silueta urbana sujetos a las corrientes marinas que fluyen por los canales y la gran laguna. Escribe Brodsky: “no hay otra salida pensable contra el fondo de esta Penélope de ciudad que teje día a día sus diseños y los deshace de noche, sin ningún Ulises a la vista. Tan sólo el mar.”

Una observación de Brodsky que hay que tener en cuenta es que en Venecia no exis-

ten puntos cardinales, y esto da al pasean-te o transeúnte una sensación de extravío o pérdida de las coordenadas; la única di-rección viable de la ciudad es a los lados, a la derecha o a la izquierda: “No importa a dónde nos dirijamos aquí al salir de la casa, uno está destinado a perderse en esos lar-gos y retorcidos callejones que nos seducen para seguirlos, para llegar hasta su elusivo final, el que por lo general desemboca en el agua”. Escribe el poeta ruso que Venecia no califica para museo porque en sí misma la ciudad es una obra de arte: “Esta ciudad le quita a uno el aliento en todos los climas. (…) De esta manera uno es veneciano por definición, porque allá afuera, en su equi-valente del Adriático o del Atlántico o del Báltico, el tiempo, alias el agua, entrelaza o entreteje nuestros reflejos en patrones irrepetibles.”

Tumba de Joseph Brodsky en Venecia

Page 15: Fabula nº2

15

Crónica

Crónica

Homenaje a Rafael Sánchez López “Rafuche”Por Israel Antonio Colina

Page 16: Fabula nº2

En estas cortas líneas he querido dejar plasmado un pequeño homenaje recordato-rio, sin duda alguna, al más universal de los músicos falconianos, con quien considero, las instituciones encargadas de exaltar los valores regionales, están en deuda todavía con su obra; debido a que no se le ha dado la importancia trascendental que un ser hu-mano, músico, poe-ta, cultor y educador como lo fue Rafael Sánchez López (Ra-fuche); quien traspa-só las fronteras pa-trias con su inmortal vals “Sombra en los Médanos”, conside-rado por los falconia-nos que apreciamos su obra musical, como el segundo Himno Regional del Estado Falcón. Al extremo tal, que de tantas orquestas que se han formado en el Estado, dentro del Sistema Nacional de Orquestas, Infantiles y Juveniles, ninguna al día de hoy, lleva su nombre.

Junto a sus dotes de músico y poeta, a los diecisiete (17) años se inició como maes-tro de escuela en su lar nativo, donde fundó un colegio particular (Privado). Fue un ab-negado educador. Se caracterizó además, por buscar mejoras para el estudiantado. Con sus luchas gremiales logró un Edificio Escolar donde se ubicaron los alumnos que estaban repartidos en varias casonas del pueblo donde escuchaban sus clases. Fundó un Ropero Escolar sostenido por maestros con colaboración de elementos progresistas de aquel pueblo, con la finalidad de satisfa-

cer las necesidades de los muchachos que sufrían desnudez y por ello no asistían a sus labores escolares.

El “Rafuche” músico, poeta y cantante, fundó el Conjunto Musical “Sexteto Veleño”, del cual fue su director, y lo formaban los músicos veleños: Luis Rafael Reyes, Luis Alfonso Zavala, Francisco González Sán-

chez, Ramón Guani-pa y David Figueroa. Con dicho sexteto tuvo destacadas ac-tuaciones en Radio Coro, Radio Puerto Cabello, la Voz de Carabobo y otras de la capital de la repú-blica, donde se supo ganar el aplauso, la

admiración y respeto del público asistente.

El Profesor Luis Arturo Domínguez, dijo del “Rafuche” compositor, lo siguiente: “(…) tocaba el guitarrón con singular maes-tría. Compuso valses, merengues, boleros y canciones que él mismo interpretaba en sus giras artísticas o en sus momentos de farra. Sus composiciones siempre tuvieron un origen sentimental y los motivos fueron vividos por él mismo. No conoció la técnica del arte de los sonidos. Sus piezas las com-puso únicamente por su fino oído musical y su emotiva inspiración poética. (…) en sus instantes de inspiración se sentía poseído de una inquietud dolorosa y de un deseo in-finito de soledad, situaciones anímicas que marcadamente observamos en sus mejores composiciones musicales.

16

En la composición va plasmando un exquisito poema de cuatro estrofas,

digno de figuración en nuestras antologías líricas; es fiel expresión de emotividad y posee un inconfundible

sabor nativista.

Page 17: Fabula nº2

Crónica

En el vals “Sombra en los Médanos”, des-de la construcción lírica, contemplamos pai-sajes nativos que el maestro decoró con su refinada sensibilidad y las angustias de su sentimiento profundo y complejo.

En la composición va plasmando un ex-quisito poema de cuatro estrofas, digno de figuración en nuestras antologías líricas; es fiel expresión de emotividad y posee un in-confundible sabor nativista. En cuanto a la música, la melodía espontánea y hondamen-te expresiva produce gratísima sensación y activa la sensibilidad de quien la escucha. Parece expresarse en ella un lamento de amor; entre las consejas que corren sobre el motivo que dio vida a dicha composición, se susurra el dolor de un amor contrariado. La historia de este afecto es un eco román-tico; Sánchez López amó con todo su ser a una de sus antiguas alumnas.”

Sombra en los médanosBajo el claror de la luna,sobre las tibias arenasy entre cardones y tunasun chuchube modula un cantar…

De otro distante paisajesurge un concierto de besos:es la mar que con su oleajeviene la playa a besar.

Los cujíes lloran el dolorde mi vida mustia de esperarlas caricias de un lejano amorque ha sembrado mi peregrinar.

Y en la ruta que marca el destinosobre las arenas que esperan camino…dolorosamente se alarga mi sombrasobre el medanal.

Así mismo composiciones como “Crepús-culo coriano”, “Estampa matinal”, “Noche azul”, “Crisol de amor” y “Tejiendo”; entre otras, han sido interpretadas, grabadas y

convertidas en éxitos musicales, como es el caso del bolero “Tejiendo” interpretado por otro bardo de la cantata criolla, el también falconiano Tino Rodríguez, quien lo grabó en la década de los años sesenta del siglo XX con la Orquesta “El Súper Combo Los Tropi-cales”, y resultó todo un acontecimiento de la discografía nacional.

Los padres de aquella joven, nunca es-tuvieron de acuerdo con el idilio entre el maestro y su alumna, así que optaron por enviarla a la Capital de la República, Cara-cas, donde fue internada en un colegio. Di-cha partida hizo que el poeta, no encontrara explicación alguna el por qué los progenito-res de ésta, se oponían a esa relación sen-timental. Al correr del tiempo y caído en la bohemia, viaja a Caracas y logra conversar con su adorada. Hablan de la turbulencia en que se encuentran sus relaciones y ésta le manifiesta que a pesar de todos los conflic-tos familiares, sus sueños se convertirán en realidad.

17

Tejiendo (Bolero)Yo alimenté un recuerdo y con hilos de lunatejí una red plateada en la que aprisioné,al ideal sublime, que en mi vivir bullíay que plasmé en silencio en la plateada red.

Amor surgió en pañales balbuciendo impacientesu canción fresca y pálida al sublime ideal,La red volcó su gasa sobre nuestras dos almasy aprisionó en sus hilos, mi trunca libertad.

Entre redes la vida se nos hizo exquisita,prisioneros forjamos un amor tan tenazque a pesar del impulso del destino inclementefue tomando más cuerpo, compactándose más.

Horadarlo quisieron más en vano intentaronresquebrajar la mole que el tiempo acrisolópor ello es que tejiendo esos hilos de lunatreparemos la escala que nos tendió el amor.

Page 18: Fabula nº2

18

Crónica

A los pocos meses de aquel encuentro la joven regresó al Puerto de La Vela y por fin sus padres medio aceptaron aquella rela-ción. Entonces convinieron fijar el cruce de aros para el 24 de diciembre de ese año, 1946. Pero surgió algo inesperado en los primeros días de ese mes. El padre de una muchacha, presumiblemente seducida por “Rafuche”, lo llamó a juicio para que arre-glara la afrenta de haberla embarazado, lo antes posible.

Este nuevo episodio en la vida sentimen-tal del poeta, lo desmoraliza, a tal punto que se refugia nuevamente en la bohemia y su guitarra. Se le ve con frecuencia a la ori-lla del mar y su estado anímico es bastante precario. Toda esta situación en la que se

vio envuelto el excelso compositor de “Som-bra en los médanos”, hace presumir que, se encontró como en un callejón sin salida.

Estando en un botiquín de esa población en compañía de amigos, entre ellos un mé-dico y un abogado que habían llegado de Caracas y andaban con el hermano de su amada, querían conocerlo. Fue al urinario, vertió una sustancia en su vaso de cerveza, regresó al sitio de la reunión e invitó a sus compañeros a brindar, diciéndoles:

- ¡Brindemos, señores… Este año se nos va y algo se está muriendo con él!

Consumió todo el líquido del vaso, enmu-deció, echó espuma por la boca, convulsionó y cayó muerto en los brazos del médico que estaba sentado junto a él, éste lo examinó y apesadumbrado manifestó a los presentes, que su compañero se había envenenado con cianuro de potasio.

Este ilustre músico y poeta falconiano, nació en la Vela de Coro el 3 de junio de 1916 y se marchó la madrugada del 16 de diciembre de 1946, a escasos 30 años de una vida fructífera y apasionada que vivió junto a su inseparable guitarra, que fue tes-tigo de sus triunfos y amoríos. Fueron sus padres: Jesús Sánchez Quero y Nicolasa Ló-pez de Sánchez.

Esta es una recopilación del libro “RAFU-CHE” de 1976, de la autoría de Domingo Leal Sánchez.

Page 19: Fabula nº2

19

Poesía

Poemas de Ennio Tucci

Bailar cuando hay que bailarBailar cuando hay que bailara pesar del fríosaltar de la cama a media nochey largarse sobre la azoteaobservar los pájaros que le cantan a la nochelas gatas sobre los tejadosy hasta las ratas equilibristas del tendedero.

Bailar cuando no hay que bailaren medio de la reunióna pesar del criterio del públicollevarse una mirada por la pistael pasillo que lleva a la cocinao el zaguán para entrar al trabajo,bailar señora sobre su camacomo toda una dama con sus tacones y todobailar y dar lo que nos quedaque nunca es muchoque nunca es pocolo que a duras penas nos queda fuera de la despensaen medio de los ojos…

Bailar cuando hay que bailary cuando no tambiéncomo vosmuchachacola de caballosin temor a resabiosin críticos ni ruines peseterossin temor al trasnocho a la resaca madrugadorasin temor a la foto de los amigoscantando vallenatos a pulmón abierto…

Entender que esta vida se nos va bailandoque el pudor o el temor no se quedanse van con nosotrostristes en un rincón del salónbotella en mano sin movernosdejando que el tambor, la timba, el bajo,nos atraviesen sin moldearnos.Driblar entre la gente ya es un sonentender que hay que bailarpor lo menos una vez por semanaen especial cuando no se sabe bailary reírse de uno mismo antes que el vecino,y reírse del vecino que se ríe de nosotrosbailando sin compás, chocando las rodillas,pisando los juanetes,raspándose las suelasen dos ritmos distintos y sordosgolpeando bien el bombocomo un cacerolazo en los noventa.

Ricardo Domínguez. Habitación de mujer pura.

Page 20: Fabula nº2

20

Poesía

El patio es PatriaTe tomamos con el toronjil,con el romero y la cebolla moradaen medio de la bronquitis.Te encontramos en la esquina de los sordosla obra de los mancosel puente de los que cruzaronapenas viéndose el ombligo.

Nos comieron la lengua en la escuelitacon clases de silencio agradecidopastillitas de crimen y castigo, causa, efecto, ofertas y demandas.Nos enseñaron a bajar la cabeza los gorditos de tus oficinas públicas,tenderos tristes detrás de un escritorio murallatan sustituibles como un bombilloprescindibles como lentes de sol en el cine.

Pero no nos olvidamos del limoncillo,los mangos, las guayabas, los limones,tierra del mundo tan mía como estás en míaquí en este país de mentar interior.

Que no te gane la globalización de paqueticoni compremos la albahaca en sobrecitos de Mc Cormic,que no se seque la ruda en tiempo de diarreani las naranjas de la panamericana,que no falte el cilantro en tus sancochosy nadie falte en la mesaque este país de hierbas y de aromases una Patria nuestra que palpita.

Ricardo Domínguez. La gota de rocío.

Page 21: Fabula nº2

21

Poesía

Butaca o silla para tiAlguien se levantó de la mesa hace tiempo y salió pitando una canción patria, escon-dido al otro lado del cielo nos ve entrar y salir de la casa. De vez en cuando revisa nuestra basura y se entera y evalúa y me-dita el diario vivir de esta frontera…Hoy no me quejo, aquí hay gas y agua y luz eléctrica y hasta televisión por cable hay, él nos mira desde lejos, nos ve más grandes cada día, algunas veces cree que nos queda pequeña esta ciudad o la camisa, iluso y veterano este ser. Más pequeñas nos que-dan estas ganas de comer, este cansancio, este ingrato dolor de piernas a mitad del trayecto… aún luchando.

Ricardo Domínguez. Por la escala del tacto.

Page 22: Fabula nº2

22

Una simple mano emergiendo de una alucinación nocturna es suficiente para que un mundo comience a construirse al ampa-ro de la pureza. No se trata de la terrorífica mano de una pesadilla, sino de un elemento de delicada sugerencia destinado a ir ar-mando el gran rompecabezas de la intimi-dad femenina.

Ricardo Domínguez ha aceptado el reto de ir colocando las piezas, se interna en esos

laberintos donde las mujeres trazan la histo-ria de su ser privado, de una intimidad que recorre lo familiar, la memoria infantil, el de-seo erótico, el zambullido en insospechados placeres íntimos del baño, el descanso, el amor. La forma puede ser majestuosa o te-ner la sencillez rotunda de una escultura de piedra, o plegarse a los espacios donde una sombra o un espacio blanco pueden conte-ner el mismo contenido mistérico; ahí labios,

HABITACIONES DE RICARDO DOMÍNGUEZGabriel Jiménez Emán

Están desnudas pero no denotan inmediatamente erotismo: poseen

una sensualidad integrada al entorno “natural”.

Ricardo Domínguez. Brujas

Page 23: Fabula nº2

23

manos, ojos o rostros completos emergen del corazón mismo de la tiniebla.

En otros espacios presentimos recuerdos que desean permanecer fijados al césped de la memoria por alfileres o estacas, todo di-rigido al silencioso habitáculo de una mujer que se despoja de sus vestiduras, se prepa-ra al baño, al descanso, al amor.

Las habitaciones de Ricardo Domínguez

no están necesariamente conformadas por paredes. En piezas de gran formato vemos a damas en pleno bosque, en especies de tiendas armadas para procurarse el relaja-miento.

Están desnudas pero no denotan inme-diatamente erotismo: poseen una sensuali-dad integrada al entorno “natural”. Detrás de cada una de ellas hay una historia, una

Arte

Ricardo Domínguez. La terraza que prefiere la luna

Page 24: Fabula nº2

Poesía

24

anécdota que parece recuperarse en cada uno de los cuadros para establecer su pro-pio valor ante otras tendencias históricas en boga, como la neofiguración o el abstraccio-nismo. En oposición a estas —aunque ali-mentándose de la inevitable presencia de los cuerpos y de los trazos vertiginosos que comparecen en todo proceso de abstraer—Domínguez propone una vuelta a la clasici-dad, a los puntos de equilibrio frente a las incursiones caóticas de la mayoría.

Movimientos de mujer en recintos cerra-dos, tomando baños silenciosos, llevando delicadas prendas o tocados, rizando bucles que caen ante el espejo, cerca de puertas que se abren ante descampados ignotos, miradas que acechan los enigmas del eros.

Puede el artista utilizar el acrílico con la intención de lograr la simbiosis de la técni-ca con el tema: aquí, según él, no es posi-ble trabajar con el olor putrefacto del óleo, mientras que el acrílico le permite cierta uniformidad en la textura o el acabado, muy

acorde con los planos subyacentes de la obra: hay un código cifrado tras esta apa-rente mansedumbre, una clave subterránea de acuerdo tácito con la voluntad de factura estética.

La personalidad de Domínguez es polifa-cética, plena de una corriente sanguínea a todo galope, para quien cada minuto de lo vivido representa una incursión en la fugaci-dad existencial; esta ya parece escapársele y él desea atraparla para congelar su goce, extractando cada minuto placentero para convertirlo en presencia poemática. Domín-guez degusta del arte de la conversación, del humor inteligente y del jazz madrugador, de las notas asordinadas de la trompeta de Baker o Davis, de los poemas de Borges y de otros artistas que no permiten el paso a teorizaciones frías o a consideraciones pro-fesorales, ni van en busca del elogio o los premios, sino hacia los espacios del carpe diem, del vino fluyendo en las barras para la celebración poética.

Arte

Ricardo Domínguez. Muro

Page 25: Fabula nº2

Poesía

25

Arte

Ricardo Domínguez. Eran dos, era uno, era ninguno.

Ricardo Domínguez. El río

Page 26: Fabula nº2