extimacy: on privacy in a connected world

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Pau Waelder es crítico de arte y comisario independiente, especializado en arte digital. Editor Adjunto de Media Art y corresponsal de art.es en Mallorca (España). art.es_100 art.es Reflexión Reflections Proyecto_art.es art.es_Project Media Art Cine Film Entrevista Interview Obra_y_Palabra Work_and_Word Exposiciones Exhibitions ¿Qué_pasa_en...? What’s_going_on_in...? Arte & Boka Art & Phood Libros Books English version below > ¿Quién vigila al vigilante? (La intimidad en un mundo conectado) Al escribir su novela 1984, George Orwell dio forma, en un futuro distópico, al miedo del individuo a ser controlado por un Estado totalitario que no le permitiese ni el más mínimo espacio de inti- midad. Los avances tecnológicos, impulsados por la Guerra Fría, fueron dando una forma cada vez más plausible a este temor, a medida que se desarrollaban nuevos dispositivos de captación de imágenes y sonidos, de transmisión y procesamiento de datos. La preocupación por la pérdida de la privacidad surge así como algo ligado a estas nuevas tecnologías. Un artículo de periódico de 1967, en el que se anunciaban ya los teléfonos móviles y los ordenadores personales, sentenciaba: “disfrute de su privacidad; en unos años habrá desaparecido.” Con todo, lo que no podían prever ni siquiera los autores de cien- cia cción es que sería el propio individuo quien empezaría a hacer pública su propia intimidad, animado por los recursos que ponen a su disposición los ordenadores personales, los disposi- tivos digitales cada vez más asequibles, las redes sociales y los inmensos dépositos de fotos, vídeos y sonidos accesibles a tra- vés de Internet. En este nuevo contexto, en el que el consumidor pasa a ser productor de contenidos, autor de su autobiografía en tiempo real, lo íntimo deja de ser algo oculto o reservado para ser proyectado en todas direcciones a través de unos canales de alcance planetario. Tomando prestado un término introducido por el psicoanalista Jacques Lacan, podemos armar que la intimidad ha pasado a ser extimidad. Esta extimidad se muestra de diversas maneras, tanto en la pu- blicación de lo privado como en la transgresión de las distancias que habitualmente establecemos en nuestras relaciones perso- nales y la escenicación del propio ego. Diversas obras de arte que emplean las mismas tecnologías que han impulsado nuestro movimiento hacia la extimidad ilustran esta nueva condición de lo personal y privado. La posibilidad de cartograar el mundo entero desde la privilegia- da posición de un satélite o a nivel de la calle se ha hecho realidad a través de los servicios Google Maps y Street View. Que una empresa privada se otorgue el derecho de conservar imágenes de los espacios públicos y detentar los derechos de autor sobre ellas ha suscitado una intensa polémica. ¿Qué hay de la privacidad del transeúnte? El artista Carlo Zanni reexiona sobre ello en Selfpor- trait with Dog (2008-2010) 1 , un proyecto que inicia cuando se re- conoce paseando a su perro en una de las calles de Milán (Italia), que recoge en fotos Google Street View. Zanni decide convertir la invasión de su intimidad en una armación de su presencia, al recoger varias fotos del sitio web y presentarlas como una obra de net art. Posteriormente, encarga a una empresa de China que realice tres grandes óleos sobre lienzo a partir de dichas imáge- nes. Zanni decide así, según él mismo arma, “perder el control de su obra de la misma manera en que ha perdido el control de su imagen pública”. La delicada negociación que se establece ac- tualmente entre el individuo y el mundo entero se reeja también en la obra de Grégory Chatonsky World State (2008) 2 , un vídeo que nos muestra a una chica refugiada en su casa, en un esta- do melancónico. Los titulares extraídos en tiempo real de la CNN deslan bajo la imagen, afectando a la evolución de la muchacha, que parece mejorar o empeorar en función de los acontecimientos actuales. El estado del mundo se reeja así en la frágil condición de una joven solitaria. En su ensayo El éxtasis de la comunicación, Jean Baudrillard de- nuncia lo que considera “el n de la interioridad y la intimidad, la sobreexposición y la transparencia del mundo que le atraviesa [al individuo] sin obstáculo” 3 . Para el lósofo francés existe “dema- siada proximidad de todo”: esta proximidad, deseada o no, se ha hecho aún mayor con las nuevas tecnologías. Así lo demuestra la pieza Índice de corazonadas (2010) 4 , de Rafael Lozano-Hemmer: un dispositivo que registra la imagen de la yema del dedo del es- pectador junto con las pulsaciones de su corazón y lo incorpora a un gran mosaico en el que las huellas íntimas y personales de cientos de personas quedan expuestas y almacenadas. La proxi- midad se vuelve obscena y a la vez ilusoria, como ilustra la históri- ca pieza de Paul Sermon Telematic Dreaming (1992) 5 . En ella, dos personas comparten un lecho sin tocarse, gracias a una ingeniosa instalación de vídeo que permite proyectar la imagen distante de una de ellas en la cama que ocupa la otra. En opinión de Sermon esto nos lleva a “tocar con la vista”, a una transformación de nues- tra percepción del contacto físico y de nuestra relación con otras personas. Expuesto y potenciado, el ego se crece y se reinventa a sí mis- mo. Los adolescentes habitan los entornos virtuales y juegan a construir su identidad creando avatares e identicándose con sus ídolos. Este proceso no es nuevo pero se desarrolla a un nivel más complejo, como exponen Clara Boj y Diego Díaz en su obra Identidad Fan (2009-2011), una instalación que reproduce la ha- bitación de una adolescente: un escritorio en el que descansa la pantalla de un PC, la pared llena de pósteres de sus ídolos. Al observar la pantalla del ordenador, el espectador descubre que su rostro es reemplazado por el de uno de dichos ídolos, mientras que la cara del espectador se proyecta sobre uno de los pósteres. La identidad se muestra así como algo construido en relación a los iconos mediáticos, lo íntimo como un escaparate de lo público, y viceversa. 1. Carlo Zanni, Selfportrait with Dog. <http://www.selfportraitwithdog.com/> 2. Grégory Chatonsky, World State. <http://incident.net/works/worldstate/> 3. Jean Baudrillard, “The Ecstasy of Communication”, en: Hal Foster (ed.). The Anti- Aesthetic: Essays on Postmodern Culture. Seattle – Washington: Bay Press, 133. 4. Rafael Lozano-Hemmer, Pulse Index. <http://www.lozano-hemmer.com/pulse_index. php> 5. Paul Sermon, Telematic Dreaming. <http://creativetechnology.salford.ac.uk/paulser- mon/dream/> Pau Waelder

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Published in art.es #42, 2011 Español/ English

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Page 1: Extimacy: on privacy in a connected world

Pau Waelder es crítico de arte y comisario independiente, especializado en arte digital. Editor Adjunto de Media Art y corresponsal de art.es en Mallorca (España).

art.es_100

art.es

Refl exión

Refl ections

Proyecto_art.es

art.es_Project

Media Art Cine

Film

Entrevista

Interview

Obra_y_Palabra

Work_and_Word

Exposiciones

Exhibitions

¿Qué_pasa_en...?

What’s_going_on_in...?

Arte & Boka

Art & Phood

Libros

Books

English version below >

¿Quién vigila al vigilante?(La intimidad en un mundo conectado)

Al escribir su novela 1984, George Orwell dio forma, en un futuro distópico, al miedo del individuo a ser controlado por un Estado totalitario que no le permitiese ni el más mínimo espacio de inti-midad. Los avances tecnológicos, impulsados por la Guerra Fría, fueron dando una forma cada vez más plausible a este temor, a medida que se desarrollaban nuevos dispositivos de captación de imágenes y sonidos, de transmisión y procesamiento de datos. La preocupación por la pérdida de la privacidad surge así como algo ligado a estas nuevas tecnologías. Un artículo de periódico de 1967, en el que se anunciaban ya los teléfonos móviles y los ordenadores personales, sentenciaba: “disfrute de su privacidad; en unos años habrá desaparecido.”

Con todo, lo que no podían prever ni siquiera los autores de cien-cia fi cción es que sería el propio individuo quien empezaría a hacer pública su propia intimidad, animado por los recursos que ponen a su disposición los ordenadores personales, los disposi-tivos digitales cada vez más asequibles, las redes sociales y los inmensos dépositos de fotos, vídeos y sonidos accesibles a tra-vés de Internet. En este nuevo contexto, en el que el consumidor pasa a ser productor de contenidos, autor de su autobiografía en tiempo real, lo íntimo deja de ser algo oculto o reservado para ser proyectado en todas direcciones a través de unos canales de alcance planetario. Tomando prestado un término introducido por el psicoanalista Jacques Lacan, podemos afi rmar que la intimidad ha pasado a ser extimidad.

Esta extimidad se muestra de diversas maneras, tanto en la pu-blicación de lo privado como en la transgresión de las distancias que habitualmente establecemos en nuestras relaciones perso-nales y la escenifi cación del propio ego. Diversas obras de arte que emplean las mismas tecnologías que han impulsado nuestro movimiento hacia la extimidad ilustran esta nueva condición de lo personal y privado.

La posibilidad de cartografi ar el mundo entero desde la privilegia-da posición de un satélite o a nivel de la calle se ha hecho realidad a través de los servicios Google Maps y Street View. Que una empresa privada se otorgue el derecho de conservar imágenes de los espacios públicos y detentar los derechos de autor sobre ellas ha suscitado una intensa polémica. ¿Qué hay de la privacidad del transeúnte? El artista Carlo Zanni refl exiona sobre ello en Selfpor-trait with Dog (2008-2010)1, un proyecto que inicia cuando se re-conoce paseando a su perro en una de las calles de Milán (Italia), que recoge en fotos Google Street View. Zanni decide convertir la invasión de su intimidad en una afi rmación de su presencia, al recoger varias fotos del sitio web y presentarlas como una obra de net art. Posteriormente, encarga a una empresa de China que realice tres grandes óleos sobre lienzo a partir de dichas imáge-nes. Zanni decide así, según él mismo afi rma, “perder el control de su obra de la misma manera en que ha perdido el control de su imagen pública”. La delicada negociación que se establece ac-tualmente entre el individuo y el mundo entero se refl eja también en la obra de Grégory Chatonsky World State (2008)2, un vídeo

que nos muestra a una chica refugiada en su casa, en un esta-do melancónico. Los titulares extraídos en tiempo real de la CNN desfi lan bajo la imagen, afectando a la evolución de la muchacha, que parece mejorar o empeorar en función de los acontecimientos actuales. El estado del mundo se refl eja así en la frágil condición de una joven solitaria.

En su ensayo El éxtasis de la comunicación, Jean Baudrillard de-nuncia lo que considera “el fi n de la interioridad y la intimidad, la sobreexposición y la transparencia del mundo que le atraviesa [al individuo] sin obstáculo”3. Para el fi lósofo francés existe “dema-siada proximidad de todo”: esta proximidad, deseada o no, se ha hecho aún mayor con las nuevas tecnologías. Así lo demuestra la pieza Índice de corazonadas (2010)4, de Rafael Lozano-Hemmer: un dispositivo que registra la imagen de la yema del dedo del es-pectador junto con las pulsaciones de su corazón y lo incorpora a un gran mosaico en el que las huellas íntimas y personales de cientos de personas quedan expuestas y almacenadas. La proxi-midad se vuelve obscena y a la vez ilusoria, como ilustra la históri-ca pieza de Paul Sermon Telematic Dreaming (1992)5. En ella, dos personas comparten un lecho sin tocarse, gracias a una ingeniosa instalación de vídeo que permite proyectar la imagen distante de una de ellas en la cama que ocupa la otra. En opinión de Sermon esto nos lleva a “tocar con la vista”, a una transformación de nues-tra percepción del contacto físico y de nuestra relación con otras personas.

Expuesto y potenciado, el ego se crece y se reinventa a sí mis-mo. Los adolescentes habitan los entornos virtuales y juegan a construir su identidad creando avatares e identifi cándose con sus ídolos. Este proceso no es nuevo pero se desarrolla a un nivel más complejo, como exponen Clara Boj y Diego Díaz en su obra Identidad Fan (2009-2011), una instalación que reproduce la ha-bitación de una adolescente: un escritorio en el que descansa la pantalla de un PC, la pared llena de pósteres de sus ídolos. Al observar la pantalla del ordenador, el espectador descubre que su rostro es reemplazado por el de uno de dichos ídolos, mientras que la cara del espectador se proyecta sobre uno de los pósteres. La identidad se muestra así como algo construido en relación a los iconos mediáticos, lo íntimo como un escaparate de lo público, y viceversa.

1. Carlo Zanni, Selfportrait with Dog. <http://www.selfportraitwithdog.com/>

2. Grégory Chatonsky, World State. <http://incident.net/works/worldstate/>

3. Jean Baudrillard, “The Ecstasy of Communication”, en: Hal Foster (ed.). The Anti-

Aesthetic: Essays on Postmodern Culture. Seattle – Washington: Bay Press, 133.

4. Rafael Lozano-Hemmer, Pulse Index. <http://www.lozano-hemmer.com/pulse_index.

php>

5. Paul Sermon, Telematic Dreaming. <http://creativetechnology.salford.ac.uk/paulser-

mon/dream/>

Pau Waelder

Page 2: Extimacy: on privacy in a connected world

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What’s_going_on_in...?

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Who watches the watchmen?(Privacy in a connected world)

Pau Waelder

In his novel 1984, George Orwell gave expression to the individu-al’s fear, in a dystopian future, of being controlled by a totalitarian State which prohibited the least manifestation of private space. Technological progress, driven by the Cold War, lent more and more plausible form to this fear as new means were developed for capturing sound and images, and for the transmission and processing of information. Concern for the loss of privacy thus arose as a result of these new technologies. A newspaper article from 1967, in which mobile telephones and personal computers were foreseen, declared, “Enjoy your privacy; in a few years it will have disappeared.”

Nonetheless, what even science fi ction writers couldn’t have pre-dicted was that it would be individuals themselves who would be-gin to make public their own privacy, encouraged by the resources made available to them by personal computers, more accessible digital devices, social networks and the immense archive of pho-tos, videos and sounds made available on the Internet. In this new context, in which consumers become the producers of content, authors of their autobiography in real time, privacy stops being

something secret or reserved, to be projected in every direction by means of channels within reach of the entire planet. Borrowing a term introduced by the psychoanalyst Jacques Lacan, we can affi rm that intimacy has turned into extimacy.

Extimacy manifests itself in a variety of ways, as much in the publi-cation of the private as in the transgression of the distances which we normally establish in our personal relations, or the dramatiza-tion of our own egos. Numerous works of art that employ the same technologies that have propelled our movement toward extimacy illustrate this new condition of the personal and private.The possibility of mapping the entire world from the privileged po-sition of a satellite or from street level, has become reality through the applications Google Maps and Street View. That a private com-pany assumes for itself the right to save images of public spaces and retain copyright over them has provoked intense debate. What about the privacy of passersby? The artist Carlo Zanni explores this in Self-portrait with Dog (2008-10)1, a project that began when he recognized himself walking his dog on a street in Milan (Italy), captured in photos on Google Street View. Zanni decided to trans-form the invasion of his privacy into an affi rmation of his presence, by taking various photos from the website and presenting them as works of art. He then hired a Chinese company to create three large oil paintings based on the images. Zanni decided, according to the artist himself, to lose control of his work in the same way >

Paul Sermon, Telematic Dreaming (1992-2011). Instalación / installation, circuito cerrado de vídeo, cámaras HD, proyectores, pantallas de plasma y camas / closed-circuit video, HD cameras, projectors,

plasma screens and beds, medidas variables / variable dimensions. Cortesía del artista / courtesy of the artist.

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that he had lost control of his public image. The fragile negotiation which has been established between the individual and the world is also refl ected in Grégory Chatonsky’s work, World State (2008),2 a video that shows a girl in a state of melancholy holed-up in her house. Headlines taken in real time from CNN scroll across the bottom of the image, affecting the girl’s condition, that seems to improve or worsen in accordance with current events. The state of the world is thus refl ected in the delicate condition of a lonely young girl.

In his essay The Ecstasy of Communication, Jean Baudrillard de-nounces what he considers “the end of interiority and the intimate, the overexposure and transparency of the world which invades [the individual] unimpeded.”3 For the French philosopher there ex-ists “a too close proximity of everything;” this proximity, desired or not, has become even greater with new technologies. This is shown by Rafael Lozano-Hemmer’s Índice de corazonadas (In-dex of Hunches) (2010)4, a devise that registers images of view-ers’ fi ngerprints along with their heartbeat and incorporates them into an enormous mosaic in which the personal and vital signs of hundreds of people are exhibited and stored. Proximity becomes

both obscene and illusory, as demonstrated by the historic piece by Paul Sermon, Telematic Dreaming (1992),5 in which two people share a bed without touching one another, thanks to an ingenious video installation that permits the projection of a remote image of one of them onto the bed occupied by the other. In Sermon’s opin-ion, this let’s us “touch with sight” a transformation of our percep-tion of physical contact and our relation to other people.

Exposed and expanded, the ego grows and reinvents itself. Ado-lescents inhabit virtual environments and play at constructing their identity by creating avatars and identifying with their idols. This process isn’t new, but it’s evolving at a more complex level, as shown by Clara Boj and Diego Díaz in their piece Identidad Fan (Identity Fan) (2009-2011) an installation that reproduces a teen-ager’s bedroom: a desk where a computer rests, a wall hung with posters of his idols. Looking at the computer screen, the viewer discovers that his face is replaced by that of one of the idols, while the viewer’s face is projected onto one of the posters. Identity is thus exposed as something constructed in relation to media icons, the private as a display of the public, and vice-versa.

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Clara Boj & Diego Díaz, Identidad Fan (2009-2011). Instalación / installation, ordenador, webcam, software específi co, proyector, mobiliario, pósters y fotografías / computer, webcam, custom software,

furniture, posters and photographs, medidas variables / variable dimensions. Cortesía de los artistas / courtesy of the artists.

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What’s_going_on_in...?

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Books

>Rafael Lozano-Hemmer, Índice de corazonadas / Pulse Index (2010). Pantalla de plasma 58', ordenador, microscopio digital, cámara, cubierta metálica y software específi co / 58' plasma screen, computer,

digital microscope, camera, metal cover and custom software. Foto / photo: Peter Mallet. Cortesía del artista / Courtesy of the artist.

Page 5: Extimacy: on privacy in a connected world

Pau Waelder ia an art critic and independent curator, specializing in digital art. He is Assistant Editor for Media Art and correspondent for art.es in Mallorca.

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art.es

Refl exión

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Entrevista

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Work_and_Word

Exposiciones

Exhibitions

¿Qué_pasa_en...?

What’s_going_on_in...?

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Art & Phood

Libros

Books

1. Carlo Zanni, Selfportrait with Dog. <http://www.selfportraitwithdog.com/>

2. Grégory Chatonsky, World State. <http://incident.net/works/worldstate/>

3. Jean Baudrillard, “The Ecstasy of Communication”, in: Hal Foster (ed.). The Anti-Aes-

thetic: Essays on Postmodern Culture. Seattle – Washington: Bay Press, 133.

4. Rafael Lozano-Hemmer, Pulse Index. <http://www.lozano-hemmer.com/pulse_index.

php>

5. Paul Sermon, Telematic Dreaming. <http://creativetechnology.salford.ac.uk/paulser-

mon/dream/>

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Carlo Zanni, Autorretrato con perro / Selfportrait with Dog (2010). Óleo sobre lienzo, tríptico / oil on canvas, tryptich, 150x250 cm. c.u. / each. Cortesía / courtesy of Es Baluard Museu d'Art Modern i Con-

temporani (Palma de Mallorca, España / Spain. Foto / photo: Joan Ramón Bonet & David Bonet.