examen de teoria y metodologia de la historia

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  • 8/13/2019 Examen de Teoria y Metodologia de La HISTORIA

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    INSTITUTO DE PROFESORES ARTIGAS

    Autor: Fernando de los ngeles

    Exam en de Teor a y Met odologa de la HISTORIA

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    HISTORIA E HISTORIAS: TEORIA DE LA HISTORIADefinir la hist or ia no es tar ea fcil. Pierr e Vilar designa a la histor ia como, conocimiento de la mater ia como la mater ia del conocim iento.Snchez Prieto dice comprender el cambio situando los acontecimientos, diferentes segn la poca, en el contexto tambin cambia lapoca.P. Vilar dice estudios de los mecanismos, vinculacin de los acontecimientos a las estructurasM. Bloch Ciencia de los hombres en el t iempo todos los hombres (cr t ica al posit ivism o)

    Hegel fue ya consciente de esta diferenciac in cuando seal que la palabra histor ia . El concepto historia incluye, la realidad tal y comoobjetivamente acaeci, y el conocimiento histr ico mediante el trabajo del histor iador, la realdad hist ric a.Ningn relato histrico corresponde automticamente con la realidad que trata de aprehender, aunque en cada narracin histrica puedaexistir una par te de esta realidad, una par te de la ver dad histr ica.Planteada la problemtica, no hallamos, ante la existencia de una historia y de mltiples historias que no pueden referirse al mismo objetode estudio. Adolfo Gilly dice que las ciencias sociales a difer encia de las ciencias natur ales, t iene var ias versiones y ver tientes.No resulta extrao que exista diversidad para definir la ciencia de la historia, en la medida en que toda definicin lleva implcita unaconcepcin deter minada de lo que debe ser la histor ia.Segn Raymond Aron . Sin teor a de la histor ia no existe ni puede existir la histor ia.Los posit ivis tas de siglo XIX no se mostr ar an de acuerdo con esta af irm acin que, considerar an, fuera de lugar, cuando no es falsa ni ajena

    a la historia. Para ellos la historia no pasa de ser una mera sistematizacin de los documentos histricos que el historiador slo debeordenar en su intento de reconstruir el pasado. Para los posit ivistas, la teora no puede interferir en el estudio y posterior conocimiento dela historia.Segn Ortega y Gasset los historiadores se aferran a los documentos, recriminando su falta de idea y desprecio por la teorizacin. , y refir indose al historiador posit ivista alemn Leopold Von Ranke,considerado como el padre de la historiografa contempornea, sentenciaba que Pero la existencia de una teora de la historia no solo se reduce a estudios especficos que abordan la problemtica concreta de losaspectos epistemolgicos de la historia. Entodo discurso histrico, entodo libro de historia, subyaceuna teora, una idea concretasobre la realidadhistrica que se estudia,una forma de concebir los ti les indispensables que a travs del conocimiento nos permitirnaproximarse al objeto de estudio, y, subyace una proyeccin de la conciencia del historiador en todas sus dimensiones posibles sobre elpasado.

    Qu se entiende por teora cuando nos referimos a la historia? Las teoras de la historia formulan los principios generales segn loscuales se pretende explicar t oda la evolucin de la humanidad, sus cam bios y trans form aciones, sus avances, retr ocesos o estancamientos :la bsqueda de unas leyes lt imas por las cuales se rige el desarr ollo histr ico.La falta de acuerdo que existe en el momento de definir c onceptos que a simple vista par ecen tan elementales, como es el caso concr eto dela teor a. Su contenido var a segn la cor r iente de pensamiento o escuela que la form ule. La historia, como proceso de pensamiento quees, no estexenta dela fragmentacinque existe entodas las ciencias dela sociedad. La existencia de mltiples teoras de lahistoria aunque por teora entendemos realidades diferentes es un reflejo ms de las diversas concepciones ideolgicas asumidas porlos hombres. El historiador, elabora su producto, formula sus teoras, adopta una metodologa u otras a partir de la adscripcin ideolgicaque en la que se sita.

    Marc Bloch: INTRODUCCIN a la HISTORIALAHISTORIA, LOS HOMBRES YELTIEMPO.

    1- LAELECCINDELHISTORIADORLa palabra historia es muy vieja, tan vieja que a veces ha llegado a cansar, muy rara vez se ha llegado a querer eliminarla del

    vocabulario. Solo para regarla al lt imo rincn de las ciencias del hombre: especie de mazmorras, donde arrojan los hechos humanos,considerados a la vez los ms superficiales y los ms fortuitos, al t iempo que reservan a la sociologa todo aquello que le parecesusceptible de anlisis r acional.

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    Sin duda, desde que apareci, hace ms de dos milenios, en los labios de los hombres ha cambiado mucho de contenido. ste es eldestino, el lenguaje, de todos los trminos verdaderamente vivos. Si las ciencias tuvieron que buscarse un nombre nuevo cada vez quehacen una conquista, cuntos baut ismos habr a y cuanta pr dida de tiempo en el reino de las acadmicas!

    Nuestr a Histor ia no ser la m isma que escr ibi Hecateo de Mileto, como la fsica de Lor d Kelvin o de Langevin no es la de Ar istteles.Qu es entonces la Historia? No es menos cierto que frente a la inmensa y confusa realidad, el historiador se ve necesariamente

    obligado a sealar el punto par ticular de aplicacin de sus ti les: a hacer una eleccin, eleccin que evidentemente, no ser la misma que,por ejem plo, la del bilogo: que ser propiamente una eleccin del histor iador.

    Ahora bien, la obra de una sociedad que modifica segn sus necesidades el suelo en que vive es, un hecho eminentemente histrico.

    Asimismo, las vicisitudes de un r ico foco de inter cambios, un punto de inters eccin en que la alianza de dos por una disciplina a otr a.

    2- LAHISTORIAYLOSHOMBRESEl objeto de la historia es esencialmente el hombre, mejor dicho, los hombres. Detrs de los rasgos sensibles del paisaje, de las

    herramientas o de las mquinas, detrs de los escritos aparentemente ms fros y de las instituciones aparentemente ms distanciadas delos que las han cr eado, la histor ia quiere apr ehender a los hombr es.

    Del carcter de la historia, en cuanto conocimiento de los hombres, depende su posicin particular frente al problema de expresin.Cada ciencia tiene su pr opio lenguaje esttico. Los seres hum anos son esencialmente fenmenos m uy delicados y muchos de ellos escapana la medida matem tica.

    3-

    ELTIEMPOHISTRICOEl histor iador no solo piensa en lo humano. La atmosfer a en que su pensamiento r espir a natur almente es la categor a de la dur acin.Es difcil imaginar que una ciencia, sea la que fuere, pueda hacer una abstraccin del t iempo. El t iempo de la historia, la realidad

    concreta y viva abandonada a su impulso irreversible, es el plasma mismo en que se baan los fenmenos y algo as como el lugar de suinteligibil idad. El nmero de segundos aos o de siglos que exige un cuerpo radioactivo para convertirse en otros cuerpos, en un datofundamental de la atomst ica.

    Pero que esta o aquella de su metamorfosis haya ocurrido mil aos, ayer y hoy o que deba producirse maana, es algo que interesa algelogo, porque la geologa es a su manera una disciplina histrica, ms deja el fsico perfectamente impvido. En cambio a ningnhistoriador le bastara comprobar que Csar necesit ocho aos para conquistar la Galia; que Lutero necesit quince aos para que elnovicio de Erfurt saliera el reformador de Wittemberg.

    Ahor a bien este tiempo es, por su natur aleza, un cont inuo. Es tambin cambio per petuo. De la anttesis de estos dos atr ibutos pr ovienen

    los grandes pr oblemas de la investigacin histr ica.

    4- ELDOLODE LOS ORGENESNaturalmente para los hombres que hacen el pasado el principal tema de investigacin, la explicacin de lo ms prximo por lo ms

    lejano ha dominado a menudo nuestr os estudios hasta la hipnosis. La obser vacin de los or genes es como un dolo de la tr ibu de loshistor iadores.

    Cuando se habla de los orgenes debemos entender, por el contrario las causas. En este caso no habra ms dif icultades de las queconstantemente son, por naturaleza, inherentes a las investigaciones causales. Pero con frecuencia establece entre los sentidos unacontinuacin tanto ms ter r ible cuanto que, en general no se percibe clar amente.

    En los estudios cristianos una cosa es para la consciencia inquieta que se busca as misma, una regla para fi jar su actitud frente a la

    religin catlica tal y como se define cotidianamente en la iglesia, y otra es, para el historiador como un hecho cotidiano actual. En unapalabra la cuestin no es saber si Jess fue crucif icado y luego resucito. Lo importante es saber porque tantas personas creen en lacr ucif ixin y en la r esur r eccin. La fidelidad no es ms que uno de los aspectos de la vida general del grupo en ese carc ter s e manifiesta,

    Todo estudio de la actividad humana amenaza al mism o err or. Conducir una fi l iacin con una explicacin.Un fenmeno histr ico nunca puede ser explicado en su totalidad fuer a del estudio de su mom ento.

    5- COMPRENDERELPRESENTE PORELPASADOEl pri vilegio de la autointeligibil idad as al pr esente se apoya en una ser ie de extraos pr oductos.

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    En prim er lugar las condiciones humanas han sufr ido el inter valo de una o dos generac iones una camb io no solo muy rpido sinotambin total, como si ninguna instituc in un poco antigua, ninguna maner a tr adicional de actuar hubiera podido escapar a las r evolucionesdel laboratorio o de la fbrica. Eso es olvidad la fuerza de inercia propia de tantas creencias sociales. El hombre pasa la vidaconstruyendo mecanismosde lo que hoy se const ituye en prisioner os ms o menos voluntar ios.

    Para que una sociedad pueda ser determinada enteramente por el momento inmediatamente anterior al que vive, no le bastara unaescritura tan perfectamente adaptable al cambio que en verdad, carecera de osamenta. Sera necesario que los cambios entre lasgeneraciones ocur r iesen slo, a manera de for ma india: los hijos sin otr o contacto c on sus antepasados que por m ediacin de sus padres.

    Hayquienes representanla corriente dela evolucinhumana como una serie de breves y profundas sacudidas cada una de

    las cuales nodura sino el trmino de unas cuantas vidas. La observacin, por el contrario, que en este inmenso, continu grandesestr emecim ientos es per fectam ente capaz de propagar se desde las molculas ms lejanas a las ms pr ximas.

    6- COMPRENDERELPASADOPORELPRESENTE.Esta solidar idad de las edades t iene tal fuerza que los lazos de inteligibil idad entre ellas tienen ver daderamente doble sentido. El temblor

    de la vida hum ana que exigir un dur o esfuerzo de im aginacin para ser el resultado a los viejos textos, es aqu direc tamente per ceptible anuestr os sent idos. La educacin de la sensibilidad histrica no siempre es un factor decisivo. Ocurre que en una lnea determinada,el conocimiento del presente es directam ente ms impor tante todava para la compr ensin del pasado.Ser a un grave err or pensarque los historiadores deben adoptar en sus investigaciones un orden que este modelado por el de los acontecimientos, aunque acabenrestituyendo a la historia su verdadero movimiento, porque el camino natural de toda investigacin va de lo mejor conocido a lo ms

    oscuro. La vida es demasiado breve y los conocimientos se adquieren lentamente. Sin embar go una ciencia no se define nicamente por suobjeto. Sus lmites pueden ser f i jados tambin por la natur aleza pr opia de sus mtodos.

    LAOBSERVACINHISTRICA1- CARACTERES GENERALES DE LAOBSERVACINHISTRICALa inform acin histr ica entendida en este sentido limitado y usual al ter mino han sido descr ito muchas veces, el histor iador se halla en

    la improbabilidad absoluta de comprobar por s mismo los hechos que estudia. Que haya en todas las observaciones una parte de verdadnadie se atr eve a discutir lo. Existen sin embar go, que las maticem os consider ablemente. Adems el individuo no posee jams la consc ienciainmediata de nada que no sean sus propios estados mentales; todo conocimiento de la humanidad, sea de la naturaleza que sea, y seaplicara al tiempo que fuera, extr aer siempr e de los testim onios de otro una part e de su sustancia. El investigador del presenteno goza en esta cuestin de mayores privilegios que el historiador del pasado. Es evidente que todos los hechos humanos algocomplejos escapan a la posibil idad de una reproduccin, o de una orientacin voluntaria. El pasado es por definicin, un dato que ya nadahabr de modificar. Pero hay momentos en el que el ms imperioso debe ser sabio es, habindolo intentando todo, resignarse a laignorancia y confesarlo honestamente.

    2- LOSTESTIMONIOSLos tes timonios ms decididamente voluntar iamente, lo que nos dice el texto ha dejado expresamente de ser , hoy, el objeto pr efer ido de

    nuestra atencin. Nos interesamos, por lo general, y con mayor ardor, por lo que nos deja entender sin haber deseado decir lo. Pero desdeel momento en que ya no nos resignamos a registrar pura y sencil lamente los dichos de nuestros testigos, desde el momento en que nosproponen obligarles hablar, aun contra su gusto, se imponen un cuestionario. El historiador r ene documentos, los lee, se esfuer za en

    pensar su autenticidad, y su veracidad. La diversidad de los testimonios histricos es casi infinita. La historia no es todava comodebera ser, pero no es una razn para cargar a la historia posible con el peso de los errores que no pertenecen sino a la historia malcomprendida. Aun as y suponiendo una gran variedad de conocimientos en los investigadores mejores provistos, estos hallaran siempre, ynormalmente muy dispersa, sus lmites.

    3- LATRANSMISINDE LOSTESTIMONIOSLos investigadores se enfrentana la difcil tarea dereunir documentos que creenque sonnecesarios, no podranhacer esto

    sinayudade diversas huellas: inventarios de archivos o bibliotecas, catlogos de museos, repertorios bibliogrficos de toda ndole. Encontra de lo que a veces suelen imaginarse los principiantes, no surgen los documentos, aqu y all, por el solo efecto de no saber que

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    mis ter iosos decr eto de los dioses. Pero cualquiera que sea la edad de la humanidad que el invest igador est udie, los mtodos de obser vacinse hacen, casi con uniformidad sobre rastros, y son fundamentalmente los mismos.

    Segn JerayTopolskyUn historiador reconstruye el pasado por medio de la construccin de hechos histricos, pero de algn modol es traf icante de los hechos histr icos: constr uyndolos los tr ae la vida de la sociedad, es decir , a la existencia en form a de historia .

    Segn EdwardCarr Los hechos de la historia nos llega en estado puro. Cuando llega un libro a nuestra manos primero estudiemos elambiente social-polt ico de un historiador

    Segn ErikHobsbawmEl histor iador debe distinguir el hecho de la f iccin. El pasado que estudiamos no es ms que la cr eacin de unamente. No hay diferencias claras entre la realidad y la f iccin, pero el historiador debe distinguir lo que es y lo que no es, sino no debehaber histor ia

    LucienFebvreen combates por la historia dice la histor ia es el estudio cientf icament e elabor ado de las diversas ac tividades y de lasdiversas creaciones de los hombres de otros tiempos captados en sus fechas, en el marco de las sociedades extremadamente variadas, ysin embargo comparables unas a otros; actitudes y creaciones con las que cubrieron la superficie de la t ierra y las sucesin de lasedades

    El hombre no se acuer da de su pasado, siempr e lo reconstr uye.

    LACRTICA

    1- BOSQUEJODE UNAHISTORIADELMTODOCRTICOLa crt ica basada tradicionalmente en el sentido comn, que fue, durante mucho tiempo, la nica practicada y que todava sucede a

    cier tos espritus no poda llevar nos muy lejos. Dur ante mucho tiempo las tcnicas de la cr t ica se pr acticar on, de maner a interr umpida,casi exclusivamente por un puado de eruditos, exegetas y curiosos. El historiador no es, o es cada vez menos, ese juez de instruccin,arisco y malhumorado, cuya imagen desagradable nos impondra ciertos manuales de incitacin a poco que nos descuidramos. Uno de losms hermosos rasgos del mtodo crt ico es haber seguido guiando la investigacin en un terreno cada vez ms amplio, sin modificar nadade sus pr incipios. Sin embar go, no puede negars e que el falso test imonio fue el existente que pr ovoco los primer os esfuer zos de unatcnica dir igida hacia la verdad. Sigue siendo el punto desde el cual esta part ir necesar iamente para desarr ollar su anlisis.

    2- LAPERSECUCINDE LAMENTEYELERRORLa impostura es capaz de viciar un testimonio sta a su vez puede tomar dos formas. Primero es el engao acerca del autor y de la

    fecha: la falsedad, en el sentido jur dico de la palabr a. Existe una for ma m s indiciosa del engao; en vez de la mente br utal, completa y, sepuede decirse, franca, el solapado retoque: interpolaciones en cartas autnticas, o el bordado en las narraciones, sobre un fondoaproximadamente verdico, de detalles inventados. Eminentemente variable, de un individuo a otro. La facultad de la observacin no es,tampoc o, una constante social. Sin embar go, par a que el err or de un testigo venga a ser el de muchos hombres, par a que una obser vacinequivocada se metam or fosee en falso r umor, es necesar io que el estado de la sociedad favor ezca esa difusin. La histor ia ha conocido msde una sociedad regida en gran escala por condiciones anlogas con la diferencia que, en vez de ser el efecto pasajero de una crisis,excepcional, repr esentaba la tr ama norm al de una vida. Estas sociedades fuer on siempr e buen medio para el cult ivo de las falsas notic ias.

    3- ENSAYODE UNALGICADELMTODOCRTICO La crt ica del documento, que trabaja sobre realidades psquicas, ser siempre un arte l leno de sutilezas. Para ella no existe l ibro derecetas. La crt ica se mueve en dos extremos: la similitud que justifica y la que desacredita.Porque el azar de los encuentros tiene suslmites y la armona social est hecha de malla poco tirantes. En otros testimonios, estimamos que existe en el universo y en la sociedaduna suficiente uniformidad para excluir la eventualidad de divergencias extremas. En ningn sit io, sin duda, el papel desempeado por elrazonamiento crt ico, por lo que podra l lamarse el principio de semejanza limitada, aparece a una luz ms curiosa que con la aplicacin deun mtodo de los ms nuevos: la crt ica estadstica. Los reactivos de la prueba del testimonio no estn hechos para ser manejadosbrutalmente. Casi todos los principios racionales, casi todas las experiencias, que lo guan, encuentran, por poco que se les examine afondo, sus lmites en principios o experiencias contr ar ias. Como toda lgica que se r espete, la cr t ica histr ica tiene sus antinomias, cuandomenos aparentes. Para que un testimonio sea rec onocido como autentico hemos visto que el mtodo exige que presente una cier ta similitud

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    con los testimonios vecinos. La prctica de una ciencia que se limitara a comprobar que todo sucede siempre tal como se esperaba noser vir a para gr an cosa ni ser a d iver t ida.

    El pasado es un dato que ya no deja lugar a lo posible. As, pues, tal como lo haba ya visto, con Volney, la filosofa del siglo XVIII, lamayora de los problemas de crt ica histrica son, ante todo, problemas de probabilidad, pero de tal magnitud que el ms sutil de losclculos debe confesarse incapaz de res olverlos.

    Edw ar d Car r QU es l a HISTORIA?CAP. I ELHISTORIADORYLOS HECHOS

    El autor plantea la relacin del historiador con los hechos, como algo dinmico, en constante movimiento, no como algo esttico, nopodemos form ular una histor ia definit iva, per o si podemos eliminar la histor ia convencional y mostr ar a que punto hemos llegado, en eltrayecto que va de esta a aquella.

    Para la historia movilizadora, la tarea del historiador es mostrar lo que realmente aconteci. Los posit ivistas defienden a la historiacomo ciencia, y contribuyeron a este culto de los hechos, luego deducir las conclusiones. En Gran Bretaa, la teora emprica delconocimiento supone una total separ acin entr e el sujeto y el objeto.

    Qu es un hecho histr ico? Es la espina dor sal de la histor ia. La pr ecisin y exactitud de los datos, es su obligacin, ms que una virtu d,debe basarse en ciencias auxil iares (Arqueologa, Epigrafa, Cronologa, etc.), y debe solucionar y ordenar los perodos histricos, debe

    unirs e de todos los datos posibles y confr ontar los.Stracheydice: El primer r equisito del historiador es la ignorancia que significa simplificar, aclar ar , seleccionar y omitir

    datos

    Beckeraf i rma: los hechos de la historia no existen para ningn historiador hasta que el los crea

    Collingwood:La filosofa de la historia no se ocupa del pasado en s, ni de la opinin que de l se forma el historiador, sino deambas cosas re lacionadas entr e s

    Profesor Oakeshott:Es la experiencia del historiador, nadie la hace como l, el nico modo de hacer historia es escribirla

    El historiador y los hechos de la historia son mutuamente necesarios, sin ellos el historiador, carece de races, los hechos sin elhistoriador faltos de sentidos.

    Qu es laHistoria? Es unproceso de interpretacinentre el historiador ysus hechos, undialogo interrumpido entre elpresente yel pasado.

    CAP. IVLAACUSACINENLAHISTORIAPuede leerse o escribirse acerca de los acontecimientos del pasado sin tratar de saber porque ocurrieron, o decir por ejemplo que la

    Segunda Guerra Mundial tuvo lugar porque Hitler lo quera, es cierto pero no explica nada. El historiador pregunta continuamente porqu?, mientras esper a dar una r espuesta no hay descanso para l.

    La historia consista en hacer desfilar los acontecimientos del pasado en una secuencia ordenada donde primero se encuentra la causay le sigue el efecto. En la actualidad ya no hablam os de leyes hist ric as; hasta la palabr a c ausas paso de moda, por ser ambigua.El historiador frente a un hecho se enfrenta a mltiples causas, por ejemplo si quiere analizar la revolucin bolchevique, podra aludir a

    un conjunto heter ogneo de causas econmicas, polt icas, ideolgicas, sociales, etc., causas de largo y a cor to plazo.El historiador, en su necesidad de comprender el pasado, se ve obligado al mismo tiempo a simplif icar la multiplicidad de sus

    r espuestas, e introduc ir or den y unidad al caos de los acontecim ientos, y en la baranda de las causas especficas.El histor iador debe tr abajar mediante la simplif icacin tanto c omo la mult iplicacin de las causas.

    Los acontecimientos tienen causas, y pueden descubrirse como para elaborar en la mente humana una imagen del pasado y delpresente lo suficientemente coherente como para servir de gua para la accin.

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    La histor ia, como la vida cotidiana, ser a imposible sino se par tier a de un supuesto. La funcin especial del hist or iador es la deinvestigar dichas causas. A veces los histor iadores caen en la retr ica, y dicen de un acontec imiento que era inevitable.

    En la prctica, los historiadores no suponen que un acontecimiento es ineluctable antes de que haya ocurrido. Nada es inevitable en lahistor ia, salvo en el sentido form al de que hubier a sido por que las causas antecedentes eran necesar iamente otr as.

    El historiador habla de la Guerra de Independencia norteamericana como si lo que pas no hubiera tenido ms remedio que pasar, ycomo si su obligacin fuera tan slo explicar lo que ocurri, y por qu ocurri; y nadie lo acusa de ser determinista o de discutir unaposibil idad alternativa.

    La historia comienza con la seleccin y el encaminamiento de los hechos, por parte del historiador, hacia su conversin en hechos

    histricos. No todos los hechos son histricos, pero la distincin entre hechos histricos y hechos ahistricos no es rgida: cualquier hechopuede ser ascendido a la categora de hecho histrico despus de comprobada su revelacin y su importancia. La forma de enfocar elhistoriador el estudio de las causas estamos ante un proceso hasta cierto punto parecido. La relacin del historiador con sus causas tienenel mismo carcter doble y reciproco que la relacin que le une a sus causas. Las causas determinan su interpretacin del procesohistr ico, y su inter pr etacin deter mina la seleccin que de las causas hacen, y su modo encausar las.

    La historia es un proceso de seleccin que se produce por la relevancia histrica. Talcott Parsons deca la historia es un sistemaselectivo de orientaciones no solo cognitivas, sino tambin causales, hacia la realidad

    La interpretacin en la historia viene siempre ligada a juicios de valores, y la causalidad est vinculada a la interpretacin. Meineckedice la busca de causalidades en la historia es imposible sin la referencia a los valoresdetrs de la busca de las causalidades,siempr e est, dir ecta o indir ecta la bsqueda de valores.

    Existe una doble y r ecipr oca funcin de la histor ia, fomentar nuestr a compr ensin del pasado a la luz del pr esente y la del presente a la

    luz del pasado.El presente no t iene ms que una existencia conceptual, como lnea divisor ia imaginaria entr e el pasado y el futuro. El pasado y el futur oson parte del mismo lapso de tiempo, existe interrelacin entre el inters por el pasado y el inters por el futuro. La historia empiezacuando se tr ansmite la tr adicin; y la tr adicin signif ica el tr aspaso de hbitos y las lecciones del pasado al futur o.

    Jacques Le Goff PENSAR LA HISTORIA CAP. III DOCUMENTO/MONUMENTO

    1- LOSMATERIALESDE LAMEMORIACOLECTIVAYDE LAHISTORIA

    La memor ia colectiva y su for ma cientf ica se aplica a dos tipos de mater iales: los documentos y los monumentos.Lo que sobr evive no es el complejo de lo que ha existido en el pasado, sino una eleccin r ealizada ya por las fuerzas que oper an en el

    desenvolverse tempor al del mundo y de la humanidad. Los histor iados se han ocupado del estudio del pasado y del t iempo pasado.Tales materiales de la memoria pueden presentarse bajo dos formas principales: los monumentos herederos del pasado y los

    documentos eleccin del historiador. El monumento es un signo del pasado. Monumento es todo lo que puede hacer volver al pasado,per petuar el r ecuerdo. Desde la antigedad r omana el monum entum tiende a especializarse en dos sentidos:

    1- una obr a de arqui tectura o de escr i tur a con f in conmemorat ivo;2- un monumento funerario destinado a trasmitir el recuerdo de un campo en el que la memoria tiene un valor particular, la muerte.El termino latino documentum ha evolucionado hacia el signif ica de prueba y est ampliamente usado en el vocabulario legislativo.

    Para el posit ivismo del siglo XIX-XX el documento ser el fundamento del hecho histrico, si bien es el resultado de una eleccin, de unadecisin del historiador, parece presentarse como una prueba histrica. Parece presentar objetividad que se contrapone con

    intencionalidad del monumento.Fustel de Coulanges (fines del S. XIX), pudo ser tomado como un valido testimonio de como documento y monumento se hantransformado para los historiadores. La lectura de los documenti no nos servir de nada si se hiciese con ideas preconcebidas. El mejorhistor iador es aquel que se mantiene lo ms pr ximo posible a los textos.

    Para el posit ivismo document o es igual a texto. Se puede hablar del tr iunfo del documento s obre el monumen to.

    2- ELSIGLOXX: DELTRIUNFODELDOCUMENTOALAREVOLUCINDOCUMENTAL.El documento t r iunfa con la escuela posit ivis ta. Tal tr iunfo lo ha dicho bien Fustel de Coulanges, coincide con el tex to.

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    Los f undadores de la Revista de los Annales(192 9), pioneros de una nueva histor ia, hay insist ido en la necesidad de ampliar la nocin dedocumento: la histor ia se hace con documen tos escr itos, cuando existen. Pero si no existen se la debe hacer s in documentos. El histor iadordebe r ecur r ir a todo lo perteneciente al hombr e, dependiente del hombr e, sir ve al hombr e, expresa al hombre, etc.

    Es una revolucin a la vez cuantitativa y cualitativa. La memoria colectiva y de la historia se centraliza exclusivamente sobre losgrandes hombres, los acontecimientos, la historia que transcurre de prisa, la historia polt ica, diplomtica, militar. Esta ahora se ocupa detodos los hombres, comporta una nueva jerarqua ms o menos supuesta de documentos, coloca por ejemplo en primer plano para lahistoria moderna el registro parroquial que conserva para la memoria a todos los hombres.

    De la confluencia de las dos revoluciones nace la historia cuantitativa que pone en discusin la nocin de documento y el modo de

    usar lo. El documento, el dato, ya no existe por s mismo, sino en relacin con la ser ie que los pr ecede y los sigue, el suyo es un valor r elativoque se ha de conver tir en objetivo y no en vnculos con una inaferr able entidad r eal.

    La historia cuantitativa no es una revolucin puramente tecnolgica, ni la consecuencia de la importancia asumida por el nmero en lahistoria.

    La revolucin documental t iende a promover una nueva unidad de informacin: privilegia el dato, que lleva a la serie y a una historiadiscontinua. Se convierten en necesarios nuevos archivos en los que el puesto est ocupado por el corpus, la cinta magntica. La memoriacolectiva se valoriza se organiza en patr imonio cultur al.

    3- LACRTICADE LOSDOCUMENTOS: HACIALOS DOCUMENTOS MONUMENTOSEl documento no es una mercanca estancada del pasado; es un producto de la sociedad que lo ha fabricado segn los vnculos de las

    fuerzas que en ellas r etenan el poder.Foucault ha planteado la cuestin en duros tr minos. Ante todo declar a que los pr oblemas de la histor ia se pueden r esumir en una solapalabra: el proceso al documento. El documento no es el feliz instrumento de una historia que sea en s misma y a pleno derechomemoria, la historia es una cierta manera que una sociedad tiene de dar estatuto y colaboracin a una masa documental de la que no sesepara .

    La definicin de revolucin documental y la nueva tarea que se presenta al historiador: la historia tradicional, se dedicaba amemorizar los monumenti del pasado, a transformarlos en documenti, y hacer hablar a aquellos vestigios que no sonenteramente verbales, o dicen tcitamente cosas diversas de aquella que dicen explcitamente: hoy, en cambio, la historia es laque transforma los documenti en monumento, y que, all donde se descifraban los vestigios dejados por los hombres y sedescubra en negativo lo que haban sido, presenta un conjunto de elementos que es preciso luego aislar, reagrupar, poner enr elacin, construir en conjunto.

    El documento no es inocuo. Es el res ultado ante todo de un m ontaje, consciente o inconsciente, de la histor ia de la poca, de la sociedad,que lo han producido, pero tambin de las pocas ulteriores durante las cuales ha continuado viviendo, acaso olvidado, durante las cualesha continuado siendo manipulado a pesar del silencio. El documento es monumento. Es el resultado del esfuerzo cumplido por la sociedadhistr ica por imponer al fu tur o aquella imagen dada de s m isma.

    Seis Pr oblemas a la Enseanza de la Hist or iaQU RELACINHAYENTRE LAHISTORIAVIVIDAYLACIENCIADELAHISTORIA?

    La ciencia histr ica se define en una r elacin con la r ealidad, que no est ni constr uida ni obser vada.La Historia como ciencia trabaja con elementos de la realidad (documentos), el cual hace un elemento observado dndole sentido. La

    histor ia no inter viene en la realidad, sino que la const r uye.Dice Le Goff que la nunca dejo de ser un relato ( Vi, Sent). El histor iador mezc la relato y explicacin, lo que hace de la Histor ia un gneroliterario, un arte al mismo tiempo que una ciencia. La erudicin se da cuando el historiador recurre, para construir su relato, a otrosrelatos anteriores (crt ica al documento). Hay una disputa entre historiadores y f i lsofos. La mayora de los historiadores sostienen, entreideologa y pragm atismo, una hist or ia problema.No poder alcanzar la objetividad no puede ser r azn para no buscar , dentr o del pensamiento hist ric o, la nocin de verdad. La histor ia comopr ctica soc ial, la lectur a de la histor ia se ar ticula con una voluntad de cambiar el mundo.Plantea una historia de las representaciones donde encontramos la Historia de las Ideologas y la Historia de las Estructuras Mentales enlas sociedades com unes.

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    QU RELACIONES TIENE LAHISTORIACONELTIEMPO, CONLADURACIN, OELTIEMPOVIVIDOYNATURALMENTE REGISTRADOPORLOSINDIVIDUOS YSOCIEDADES?

    El material fundamental de la Historia es el t iempo, en este la cronologa cumple un importante papel como ciencia auxil iar. El instrumentopr incipal de la cr onologa es el Calendario.El calendario r evela el esf uerzo del hombre por domesticar el t iempo natur al. Es pr oducto de la expr esin de la histor ia, est vinculado con:los or genes mticos y r eligiosos de la humanidad, los pr ogres os tecnolgicos (medida del t iempo) y la evolucin econmica, social y cultur al(t iempo de tr abajo y t iempo de diversin).

    Con la Historia se combinan dos progresos esenciales, la definicin de puntos de partida cronolgicos (776, 753, 1) y la bsqueda de unaperiodizacin, creacin de unidades iguales, mensurables de tiempo: das de 24 hs. Siglos, etc.El t iempo histr ico encuentr a el antiguo tiempo de la memor ia, que atr aviesa la Histor ia y la alimenta.

    LADIALCTICADE LAHISTORIAPARECESINTETIZARSE ENLAOPOSICINPASADO-PRESENTE?

    La oposicin pasado-presente no es un dato natural, es una construccin. Hasta el S. XVIII haba una valoracin hacia el pasado. Vemos a laHistoria del mundo y la humanidad como una larga decadencia. Entendiendo por decadencia algo negativo (Toynbee, Gobbons, Montesquieu).Inversin de la valoracin del pasado. Lo antiguo como superado y lo moderno como progreso (fines del S. XVIII). Atendiendo a losprogresos tcnicos y cientf icos.

    LAHISTORIAES INCAPAZDE PREDECIRELFUTUROQU RELACINGUARDACONLAFUTUROLOGA?La histor ia deja de ser cient f ic a cuando tra ta el origen y el f in de la humanidad.

    - Or igen: edad de oro, edades mticas, teor a del Big Bang (cuasi-c ientf icas)- Fin: cede el terr eno a la Religin (pr ofecas, escatologas)

    La Histor ia t iende a susti tuir al origen (pasivo) por la idea de gnesis (dinmico) c omo cier ta vuelta a la idea de evolucin y pr ogr eso.

    DURACIONESDE TIEMPODIFERENTES. INTERS PORELACONTECIMIENTOPUEDE EXISTIRUNAHISTORIAINMVIL? YLALARGADURACIN. CULESSONLASRELACIONES DE LAHISTORIACONELOLOSESTRUCTURALISMOS?

    El dilogo de los histor iadores c on la economa, geograf a, biologa, demograf a y antr opologa l lev a algunos la idea de una Histor ia inmvil.

    Sin embargo, la antr opologa histr ica es de la idea de movimient o.La evolucin caracteriza a los objetos de las ciencias humanas. La historia debe explicar el cambio. Se relaciona con el estructuralismoteniendo en cuenta dos cuestiones: las estructuras son dinmicas y debe haber una ampliacin de las estructuras, al anlisis de losdocumentos hist ric os ms que a la explicacin histr ica propiam ente dicha.

    LAIDEADE HISTORIADELHOMBREFUE CONCEBIDAPORLAHISTORIADE LOS HOMBRES ENSOCIEDAD. EXISTEOPUEDE EXISTIRLAHISTORIADELHOMBRE? YASE HAHECHOUNAHISTORIADELCLIMA, NOSE DEBERAHACERTAMBINUNAHISTORIADE LANATURALEZA?

    En la antigedad la histor ia estudiaba a la Humanidad. Hasta el siglo XIX una Histor ia del Hombre. Y con los histor iadores moder nos comenza estudiar se la evolucin de las sociedades humanas.

    La Historia siempre se vuelve coextensiva al hombre. Se valora el carcter cultura (o sea, histrico) de la naturaleza. La Historia del climasolo cobra inter s cuando los cambios afectan a los hombres (m odificacin de cultur a y hbitos).Se produce una paradoja ante el crecimiento en popularidad de la Historia (novela histrica y nuevas Historias de los pasessubdesarr ollados), y la ampliacin de mbitos de acc in, mtodos, objetos, No se estar a per diendo la Histor ia?

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    EL TIEMPO COMO IMAGINARIOEL CALENDARIO

    El calendario, objeto cientf ico, es tambin objeto cultural. Ligado a las creencias adems de las observaciones astronmicas, enmuchas sociedades es un objeto religioso. La organizacin del cuadro temporal, es la que rige tanto la vida pblica como la cotidiana, elcalendario es sobr e todo un objeto social.

    La conquista del t iempo por medio de la medicin est claramente percibida como uno de los aspectos importantes del control del

    universo por parte del hombre. En una sociedad la medicin del t iempo es un elemento esencial de su poder: el calendario es uno de losgr andes emblemas e inst rum entos del poder; slo los que tienen el poder s on dueos del calendar io: rey, sacer dote, etc.

    Los poderes religiosos fueron especialmente los que trataron de obtener el control del calendario, iglesias y los clrigos, que por otraparte tena profundas races en lo sagrado. En Roma, siempre el poder religioso estuvo unido al poder polt ico, el primer calendario seatribuye a Numa Pompilio, el fundador de los r itos y las instituciones religiosas. Pero el control del calendario era necesario a lasautor idades r eligiosas tambin como medio de contr ol del calendario l itr gico, cuadr o y fundamento de la vida r eligiosa.

    En el Occidente latino la Iglesia Catlica rom ana adquiri suficiente poder como par a imponer, com o se ver, en el 1582 una refor ma delcalendario J uliano. El calendar io que resulto de sta fue llamado gr egoriano por el nom bre de Gr egorio III, el papa que realiz la refor ma.

    Los estrechos vnculos entre calendario y l iturgia, entre calendario y poder religioso, al f inal el calendario l itrgico y el corriente sevolvieron ms o menos independientes.

    Estos calendarios r ituales son controlados por el clrigo de los santuarios de las mximas divinidades, que confa a los responsables el

    encar go de asegur ar el respeto del sistem a del calendario.El calendario depende del t iempo csmico, regulador de la duracin que se impone a todas las sociedades humanas: pero stas loreciben, lo mensuran y lo transforman en calendario segn sus estructuras sociales y polt icas, sus sistemas econmicos y culturales, susinstrumentos cientf icos y tecnolgicos.

    Desde el punto de vista del calendar io el ao es sobr e todo las suces in de las estac iones, y de all de los tr abajos y de las fiestas.Entr e los pueblos cuyos calendar ios pr evn ciclos plur ianuales, cada ao se repr esenta por una gua o smbolo. Por ejem plo los aztecas

    tienen un calendario cuyo ciclo es de cincuenta y dos aos, cuyos aos se desenvuelven en grupos de cuatr os, segn los puntos car dinales.Los antiguos m exicanos no separan en sus cr eencias el espacio del t iempo.

    HISTORIA Y CALENDARIO

    El calendario es el r esultado de un dialogo competo entr e natur aleza e histor ia. Es ahora el mom ento de resum ir la accin de la histor ia

    sobre el calendario.El calendario, es un rgano del t iempo que siempre vuelve a comenzar, paradjicamente a la institucin de una historia cronolgica de

    acontecimientos.La historia de los almanaques y de los calendarios es una historia de reyes y de grandes personajes, de hroes y ante todo hroes

    nacionales.En la antigedad el calendar io ha sido el sostn de un desenvolvimiento de la histor ia en el cuadro anual: es el t iempo de los anales1 que

    se presentan con ilustraciones.El calendar io es un objeto eminentemente cultur al, un campo privilegiado de encuentr o entr e cultur a popular.Los calendarios y los almanaques han dado origen a obras de valor muy variado. En el medioevo los calendarios aparecen en las

    miniaturas y en las escrituras; concebidos por la colectividad, se convierten en la diversin costosa de los grandes seores y de los r icosburgueses en condiciones de adquirir miniadas. Bajo Luis XIV magnficos calendarios estampados, preciosamente gravados, t ienen tiradas

    notables y son vendidos por sus autor es.La revolucin fr ancesa desar r olla en almanaque. Lo invaden de smbolos y alegor as r evolucionarias: la l iber tad, la igualdad, la justic ia,la ley, el genio de la Repblica, etc.

    En particular los calendarios y los almanaques transmiten. Conservan y difunden un sabor de tipo astrolgico que en las actualessociedades evolucionadas conoce un nuevo extraordinario favor. Reaparece con auge el calendario zodiacal: lo horscopos se afirman, sedifunden y se arr asan.

    1Forma de escribir historia de forma cronolgica

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    Michel de Certeau citando a Ricouer dice que los historiadores producen sus conocimientos con relacin a las sociedades respecto desu pasado. Las obras de ficcin, y la memoria (colectiva o individual), tambin dan presencia al pasado, y pueden ser ms fuertes queaquellas que se presentan en los l ibros de historia. Segn Ricouer, hay una distincin entre documento y testimonio. Cuando se tomantestimonios decimos que sus dichos son considerados admisibles, pero tambin plantea que los acontecimientos histricos nuca han sidorecuerdos de nadie en particular. Pero en Historia al testimonio se le contra oponer el documento, puesto que es el recurso uti l izado portodos los historiadores y dan confiabil idad a los discursos histricos. Pero que se acepte o no un testimonio ser reemplazada por elejerc icio cr t ico, sometindolo a un r gimen de verdadero o f also, de lo refu table o verif icable, a las huellas del pasado. Para com probar lacomprensin historiadora, Ricouer presenta dos puntos; la doble contradiccin ambigua en la historiografa: los objetos particulares, en

    donde se realizan enunciados histr icos, y pr estar atencin como se r epresenta el objeto r etom ando la reflexin que var an segn lascaractersticas del trabajo historiogrfico. Tambin decimos que hay una diferencia entre historia y memoria, donde se opone elr econocimiento del pasado y la repr esentacin de ese pasado. Lo que hace que digamos que la memor ia se opone a la ver dadera intenc inde la hist oria, donde hay un pr ocesamiento de los documentos, ya que estos son pr opios del pasado y modos inteligibles que constituyen suinterpretacin.

    Para acreditar el pasado debemos remitirnos al carcter epistmico, que define las bases de la historiografa: las fuentes escritas(documentos), la construccin de la explicacin y la puesta l iteraria. Mientras que el testimonio de la memoria es menos familiar para elhistor iador, ya que rem ite a la cer tidumbr e de la existencia del pasado.

    Entre la historia y la memoria existe una relacin clara, ya que el saber histrico contribuye o no a i lusiones que han desorientado pormucho tiempo a las memorias colectivas. Estos aportes memoriales, han permitido luego a que se realicen investigacin de carcterhistr ico or ig inal.

    EL MUNDO COMO REPRESENTACINREGER CHARTIER: UTILLAJE MENTAL

    A cada civilizacin corresponde su utillaje mental; ms an, a cada poca de una misma civilizacin, a cada progreso, ya sea detcnicas, de ciencias que las caracterice: una maquinaria renovada, un poco ms desarrollada para ciertos empleos, un pocomenos para otros. Un utillaje mental que esa civilizacin, esa poca, no est segura de poder transmitir, en forma ntegra, a lascivilizaciones, a las pocas que le irn sucediendo. Este conjunto de herramientas conocer mutilaciones, retrocesos,defor maciones import antes . O, avances, nuevas complicaciones. Este instr umento vale par a la civilizacin que supo forjar , valepar a la poca que lo utilice: no vale para la eter nidad, ni par a la humanidad: ni siquiera para el r estr ingido cur so de una evolucininterna de la civilizacin

    La pr imera tarea del h istor iador es encontrar esas representaciones del pasado, en su especi f ic idad i r reduct ib le, s in recubr ir las encategor as anacr nicas ni medirlas c on el uti l laje mental del siglo XX, expuesto por el pr ogres o continuo.La palabra uti l laje mental (ti les mentales), sugiere la existencia casi objetiva de una panoplia de instrumentos del pensamiento, contrastacon la manera en que Panofsky define el hbito o costumbre mental, conjunto de esquemas inconscientes, de principios interiorizados queotor gan unidad a las maner as de pensar de una poca, sea cual fuer e el objeto pensado.Febvre ve el uti l laje intelectual que pueden manejar los hombres de una poca como un conjunto dado de materiales de ideas. Lo quediferencia las mentalidades de los grupos sociales es, ante todo, la uti l izacin ms o menos extensa que realizan de las herramientasdisponibles; los ms sabios uti l izan casi la tota lidad de las palabras o concept os existentes, los ms despr ovistos slo una nfima par te deluti l laje mental de su poca, quedando limitados as, con r especto a s us contem porneos, sobre los que les es posible pensar.Dupront propuso construir la historia de la psicologa colectiva como disciplina particular dentro de las ciencias humanas. la histor ia delos valores, las mentalidades, las formas, lo simblico, los mitos. A tr avs de dicha definicin de la psicologa colect iva, se suger a una

    r efor mulacin tot al de la histor ia de las ideas. Los mayores objetos de la histor ia de la psicologa colect iva es el constr uido por las ideas defuerzas y los conceptos esenciales que habitan en los mental colectivo (termino de Dupront) de los hombres de una poca determinada.Las ideas, captadas a tr avs de la circ ulacin de las palabras que la designan, situadas en sus r aces sociales, estudiadas tant o en su car gaafecti va y emocional como en su contenido intelect ual, se convier ten, al igual que los mitos o las c ombinaciones de valores, en una de esasfuerzas colectivas por las cuales los hombres viven su poca

    Le Goff dice que el xito de la historia de las mentalidades est en su indefinicin; distingue entre ideologa y ment alidades. Para m uchosautores las mentalidades se mueven entre lo afectivo y lo ideolgico, que es la esencia de la historia social, pero no lo definen porque noestn de acuer do. Carlos Bar r o dice que hay que distinguir cinco elementos que se entr emezclan: lo r acional, lo emocional, el imaginar io, loinconsciente y la conducta

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    Lo r acional: se encuadra en lo histr ico-c ultur al de las ideas. Es donde se estudia y r adica la consciencia del gr upo social. A tr avsde una antropologa toma un soporte metodolgico, que estudia las culturas primitivas; de la psicologa se toma la nocin dementalidad; Bloch y Febvre inciden en esta lnea. Se tr ata de apr ender f unciones sociales.

    Carcter emotivo: (alegoras, miedos) se eleva al estudio con las mentalidades. Cuando G. Le Febvre escribe El gran miedo (LeGrand Peur) y M. Bloch Form as se sentir y pensarplantean una nueva forma de acerc ars e a las mentalidades por los sentimientos.Lucien Febvre adelanta temas como son la muerte, la alegora y el terror. Delameau en El Miedo en la Edad Media t rata e lmilenarismo, el terror del ao mil que se refleja en la arquitectura pero fue el peor ao 1000 al 1033 donde hubo grandesdonaciones a iglesias y monas ter ios.

    El imaginario: son repres entaciones en imgenes que recons tr uyen un mundo inter ior, un conjunto de repr esentaciones de todotipo que nos sirven para entender la realidad objetiva o inventada. Para que la historia de las mentalidades recoja lo imaginario,rec urr e a la antr opologa que a su vez r ecur re a imgenes litera r ias o ar tsticas. Tiene que ver con la psicologa social.

    Lo inconsciente: un valor que ha constado im poners e a los histor iadores; los posit ivistas niegan su valor en la histor ia. Alguien loha dado en l lamar psicohistor ia

    La conducta: se incluyen el lenguaje y los actos, y tambin los comportamientos colectivos. Los antroplogos dan pautas deestudio. La antropologa hist r ica descifr a las conductas en los r itos, juegos, f iestas, tr adiciones

    De los testimonios se puede sacar informacin de distintos tipos. Hay fuentes indirectas como son las de tipo notarial. Para estudiar la

    subjetividad se recurre a fuentes que no han pertenecido a la historia tradicionalmente. Las fuentes tambin pueden tener unas vertientesde historia cuantitativa que tratan de evaluar comportamientos de mentalidades. Ginzburg dice que la historia de las mentalidades puede

    ser peligrosa por que no es lo mismo lo que piensa un obispo y un clr igo de una per sona a pie.

    Fer nand Br audel El MEDITERRANEO y el MUNDO del MEDITERRANEO enPOCA de FELIPE II

    En la obra el autor se interesa en primer lugar por el medio en el que viven los hombres de la cuenca mediterrnea: montaas, yllanuras, mar y ros, caminos y ciudades. Este r itmo casi inmvil del t iempo geogrfico se ver combinado con aquel ms rpido delt iempo individual y el de la circulacin de hombres e ideas. Esta bsqueda le conducir a estudiar aquellos centros de actividad humanaque son Venecia, Miln, Gnova, o Florencia y los intercambios que se llevan a cabo entre ellos, al trazar la historia del desarrollo delcapitalismo, de los flujos de comunicacin y de dinero que genera, el desplazamiento de fronteras que conlleva y la modificacin de laestructura del estado que determina. El marco de esta increble reconstruccin de la historia es el mundo entero, una historia total, pintadaen un lienzo gigante.

    El mediterrneo es un libro extenso dividido en tres partes, cada una de las cuales ejemplif ica un enfoque diferente del pasado. Enpr imer lugar se tr ata de la HISTORIA c asi atempor al de la relacin entr e el hombr e y el ambiente , ya adelantado desde su ttulo mismo: la inf luencia del medio ambiente . Se t ra ta de una Histor ia a cmar a lenta, que perm ite descubr ir rasgos perm anentes , r e lacionada conuna geografa que deja de ser un fin en s para convertirse en un medio; que nos ayuda a recrear las ms lentas de las realidadesestructuras, a verlo todo en una perspectiva segn el punto de fuga de la duracin ms larga. El verdadero objeto de estudio es estahistoria, una especie de geografa histrica, o, como Braudel prefiere l lamarla una geo-historia.

    En esta parte del l ibro el objeto es mostrar que todos los rasgos geogrficos sonparte de lahistoria y que ni la historia de losacontecimientos ni las tendencias generales pueden ser comprendidas sintales rasgos. En su descripcin de las rutas terrestres ymarinas en el marco del mediterrneo, Braudel hace mucho ms que detallar y precisar un espacio geogrfico todo esto es mucho ms

    que el aspecto pintor esco de una histor ia l lena de color ido: es una realidad subyacente . Y de eso se tr ata, hasta la polt ica m isma aquellaque se desprende de la relacin entre los dos mundos que se enfrentan en el mediterrneo (el turco y el espaol), no har ms que seguirla lnea gener al de esa r ealidad que subyace.

    A pesar de mostrar los contrastes que haba entre el Mediterrneo Occidental dominado por los espaoles en ese perodo, y elMediterrneo Oriental, que estaba sometido a los turcos. Braudel deja en claro que toda la regin mediterrnea constituye una unidad yan ms una unidad mayor que la de Eur opa, grac ias al clima, a los viedos y a los olivos que flor ecen en ella y gracias tam bin al mar.

    Para poder estudiar en su totalidad, desembr a al Mediter r neo en los difer entes mar es en los que est compuesto. Los rec orr e atravs de las rutas de sus mercaderes y de las flotas de guerra, definindola rutas fluviales, por su cercana a las costas y por sucontraste de tensin al f inal de la jornada. del mismo modo que a los largo de las rutas terrestres Las que trazo Roma en los pases

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    Occidentales , cada una de las etapas diar ias a marc ado en nacimiento de un centr o de poblacin, con impresionante r egularidad, lo mismoocur r e en las cos tas, a lo largo de las ru tas del mar : los puer tos estn a una jornada de navegacin unos de otr os.

    La segunda parte del l ibro se presenta gradualmente como la cambiante historiade estructuras econmicas, sociales ypolticas(destinos colectivos y movimientos de conjuntos), donde las aguas ms calmas que corre a mayor profundidad construyen su ejeprincipal. La estructura denomina los problemas de la larga duracin. Por estructura se entender una organizacin, una coherencia, unasr elaciones bast antes fi jas entr e realidades y m asas sociales. Para los histor iadores es arm azn, arquitec tur a, per o mucho ms todava, unarealidad que el t iempo no desgasta por completo. Ciertas estructuras de vida muy prolongada obstruyen la historia, la determinan; otras se

    agotan ms fc ilmente. Pero todas son a la vez sostn y obstc ulo.El siglo XVI es presentado como un periodo favorable a la formacin de grandes Estados, como los imperios espaol y turco que

    dominaban el mediterrneo. Lo mismo que las estructuras polt icas, las estructuras sociales de los dos grandes imperios, opuestos entantos aspectos, fueron hacindose cada vez ms semejantes. En ambas regiones segn Braudel la tendencia fundamental era lapolarizacin econmica y social. La nobleza prosperaba y se trasladaba a las ciudades en tanto que los pobres se hacan cada vez mspobres y eran empujados a dedicars e a la pirater a y al bandoler ismo. En cuanto a la clase media, tenda a desaparec er f r ente a la noblezaproceso que Braudel describe como la traicin o la bancarrota de la burguesa. Extiende esta comparacin del Mediterrneo cristiano ydel Mediterrneo musulmn pasando de la sociedad a la civil izacin, como l la l lama de bienes o de costumbres a travs de esascostumbres, a t r avs de esas f r onteras.

    Esta historia se desarrolla a un ritmo ms lento que la historia de los acontecimientos abarcando generaciones y hasta siglos, demanera tal que los contemporneos ni se dan cuenta de ella, siendo arrastrados por su corriente. Braudel, al analizar los disturbios,

    levantamientos y revueltas que se suceden a diario en el mediterrneo del siglo XVI, pone de relieve aquellos rumores de fondo quemanifiesta una realidad ms pr ofunda. Esta suma de hechos aparentem ente inconexos, Constitu yen un testimonio coher ente consider ado aun nivel ms profundo? He ah el problema que se le plantea al historiador. Responder afirmativamente [] signif ica querer encontrarcorrelaciones, regularidad, y movimientos de conjunto all donde a primera vista no hay sino anarqua, incoherencia y absurdo evidente.Planteado as, es flagelo de robo y del vagabundaje, y su relacin con las ciudades respetables, es un espectculo permanente, unaestructura de la poca, una guerra a la que no quiere prestar atencin la gran historia, que la reduce a algo secundario, a cargo de losensayistas y que ser resca tada de su ostr acism o por Braudel, el que dar una difer ente signif icacin.

    Por lt imo la historia del rpido movimiento de los acontecimientos ( los acontecimientos, la polt ica y los hombres), la historia mstradicional, la que probablemente corresponde a la idea de Braudel de una tesis sobre la polt ica exterior de Felipe II. La historia de losacontecimientos una historia de oscilaciones breves, rpidas y nerviosas. Ultrasensibles por definicin, el menos pas queda marcado ensus instrumentos de medidahistoria que tal y como es, es la ms apasionante, la ms rica en humanidad, y tambin la ms peligrosa.

    Desconfiemos de esta historia todava en ascuas, tal como las gentes de la poca la sintieron y la vivieron, al r itmo de su vida, breve comola nuestr a. Para com prender el pasado ser necesar io buscar debajo de las ondas.

    Traza br eves pero incisi vos esbozos de los pr incipales personajes que aparecen en el escenario his tr ico del Mediter r neo del siglo XVI,desde el duque del Alba hasta Felipe II. La batalla de Lepanto, fundamental en la historia mediterrnea, es descripta muycircunstancialmente. Sin embargo, esta narracin de acontecimientos distan mucho de la tradicional historia de tambores y trompetas. Devez en cuando el autor se sale de esta senda para hacer resaltar la falta de signif icacin de los hechos y la l imitacin de la l ibertad en lasacciones de los individuos. A Braudel le interesa situar a los individuos y los acontecimientos en un contexto, en su medio, pero los haceinteligibles a costa de r evelar su fundamental falta de impor tancia.

    Sin poner en duda el inters de est os r elatos, la pr opuesta es la de cambiar el enfoque de la histor ia. Fr ente a la r pida oscilacin de losacontecimientos a escala humana, que el historiador compara a los pliegues de la superficie del ocano, intenta navegar en alta mar paraencontrar esa otra historia ms lenta de los grupos humanos en relacin con su medio y de las estructuras que modelan las sociedades, ya

    se tr ate de las grandes r utas del comerc io y de las vas navegables o de las mentalidades.El personaje del l ibr o, su protagonista, es un pers onaje complejo, embarazoso, difcil de encuadrar , que escapa a las m edidas habitualeses intil querer escribir su historia l isa y l lana, a la manera usual nos dice Braudel, y es quizs all donde radica la clave de su eleccin.cuesta trabajo saber, exactamente, que clase de personaje histrico es este mediterrneo: necesitamos, para llegar averiguarlo, poner enla empresa mucha paciencia, revolver muchos papeles y exponemos, evidentemente, a ciertos errores inevitables. Nada ms ntido que elMediterrneo del oceangrafo, o del gelogo, o el del gegrafo: tratase de campos de estudio bien deslindados, jalonados y marcados porsus etiquetas. No as el Mediter r neo de la Histor ia.

    El Mediter r neo hace que sus lector es cobr en consciencia de la impor tancia que tiene el espacio en la histor ia, logra ese efectoconvirt iendo al propio mar en el hroe de la epopeya, en lugar de preferir una unidad polt ica como el imperio espaol, para no hablar de

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    individuos como un Felipe II; ese efecto se logra al recordarse repetidas veces la importancia que tienen las distancias, y lascomunicaciones. Y, sobre todo ayuda a sus lectores a ver al mediterrneo como un todo al situarse fuera de l. Todava ms signif icativopara los historiadores es la original manera que tiene de tratar el t iempo, su intento de dividir el t iempo histrico en tiempo geogrfico,tiempo social y t iempo individual. Por su puesto, antes de 1949 era bastante comn en el vocabulario de los historiadores, as como ellenguaje corriente, la distincin de corto plazo y largo plazo. Sin embargo, contina siendo una contribucin personal de Braudel habercambiado el estudio de la larga duracin con el estudio de la compleja interaccin del ambiente, de la economa, de la sociedad, de lapolt ica, de la cultur a, y los acontec imientos.

    El mediterr neo deja de ser un teln de fondo, para pasar a ser el verdader o protagonis ta de la histor ia gracias a Braudel.

    Miche l De Cer t eau LA ESCRITURA DE LA HISTORIALAOPERACINHISTORIOGRAFICAEl autor considera que comprender para el historiador es analizar en trminos de produccin localizables que cada mtodo por si ha

    establecido segn sus propios criterios de pertinencia.En este sentido De Certeau alude al desper tar epistemolgico el cual viene del apor te de autor es com o: Moscovici, Foucault, Veyne, etc.

    Siendo Francia el lugar donde se manifiesta. Es as como seala que solo se puede recibir la teora que trae consigo una prctica, en elespacio de una sociedad, y por otra organiza los procedimientos propios de una disciplina. Entonces considerar a la Historia como una

    operacin sera l imitar su comprensin, como la relacin entre un lugar (un reclutamiento, un medio, un oficio, etc.), varios procedimientosde anlisis (una disciplina) y la constr uccin de un texto, una liter atur a.De esta forma la historia forma parte de la realidad de la que trata, la cual puede ser captada como actividad humana, como prctica.

    Es por esto que el autor propone, probar que la operacin historiogrfica se refiere a la combinacin de un lugar social de prcticascientf icas y de una escr itur a, el anlisis de las condiciones previas, de las cuales el discurs o nos habla, nos perm ite pr ecisar las leyes queor ganizan el espacio producido como un texto.

    Es as como la escr itur a histr ica se constr uye en funcin de una instit ucin cuya organizacin obedece a reglas pr opias que exigen serexaminadas en s mismas. Toda investigacin historiogrfica est relacionada con un lugar de produccin socio-econmico, polt ico ycul tura.

    En el siglo XX la histor iograf a se r efier e a la cir culacin de conceptos que a lo largo del siglo, transpor taban a las categor as fi losfic asa los subsuelos de la Historia, de la exegesis o de la Sociologa, la relatividad histrica compone un cuadro donde sobre el fondo de unatotal idad histr ica se destaca una multip licidad de fi losofas individuales:

    Las decisiones pers onales se efectuaban tomando com o base dos postulados1- Al aislar del texto historiogrfico un elemento fi losfico, se le supona una autonoma a la ideologa, en esto consista la condicin

    de su extraccin. Un orden de ideas se aportaba desde la prctica histrica, luego se contrastaba y buscaba una relacin directacon el pensam iento.

    2- Por otra parte estableca un coto reservado tanto al reinado de las ideas como al de los intelectuales, la relatividad no actuabadentro de este campo cerr ado.

    En la actualidad, los tr abajos an muestr an influencia de las tc nicas de R. Ar on.Foucault niega la subjeti vidad al pensamiento de un autor, siendo as en sus pr imer os libros, consider aba la autonoma del lugar ter ico

    donde se desar r olla en su r elato las leyes segn las cuales los discur sos cientf icos se f orm a y se combina en sistemas globales. En 1969 , laarqueologa del saber marca una ruptura desde este punto de vista al introducir tcnicas de una disciplina y los conflictos sociales en elexamen de una estr uctur a epistemolgica, la de la Histor ia.

    Para Veyne, permanece intac ta la tesis de 193 8, la cual quitaba per tinencia epistemolgica al examen de la funcin social ejerci da por lahistor ia, por las pr cticas y las leyes del mism o grupo, por el juego de su inter vencin en el juego de las fuerzas pblicas, etc.

    LAOPERACINHISTRICAHacer historia es una prctica, la organizacin de la historia se refiere a un lugar y a un tiempo, esto se debe a sus tcnicas de

    pr oduccin; cada sociedad piensa histr icamente c on los instr umentos que le son propios, donde el autor seala que la palabr a instrum entoes equvoca, dado que nos e tr ata slo de medios, ya que la histor ia est mediatizada por la tcnica. Lo cual, relati viza la impor tancia que ledio en el s. XIX y en la actualidad en el caso de la Histor ia Social. Sobre esta f r onter a cambiante entr e lo dado y lo cr eado y finalmente entr ela naturaleza y la cultur a se desarr olla la investigacin. Con el apor te y las modificaciones han manifestado las difer entes ciencias, el or den

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    social se inscribe como un orden natural y no como algo opuesto a l; es por ello que el autor encuentra relaciones con los que puedemodificar a la historia que ha tenido como objeto central a la sociedad y sus relaciones, es decir a la Historia Social, oscilando entre lasmentalidades y lo econmico. Pero estos campos abiertos a la historia no pude ser solamente objetos nuevos presentados a una institucinque no cambia, la misma historia entra en esta relacin del discurso con las tcnicas que la producen, por tanto, es necesario considerarcomo trata a los elementos naturales para convertir los en ambiente cultural, y cmo conduce hasta la simbolizacin literaria a lastransformaciones que efectan en la relacin de una sociedad con su naturaleza, es as como el historiador no encuentra la dicotoma queopone lo social a lo natural, sino una conexin a la socializacin de la naturaleza y una natur alizacin de las r elaciones sociales.

    LAINSTITUCINHISTRICALa relacin de un sujeto individual con su objeto, es la institucin del saber. La cual marca el origen de las ciencias modernas. El

    nacimiento de las disciplinas est siempre ligado a la creacin de grupos. La relacin entre una institucin y la definicin de un saber,insina lo que se ha l lamado, la despolit izacin de los s abios, es decir , la fundacin de cuer pos ej.: Ingenieros, intelectuales, pensionados,etc. En el momento en que las univers idades se estancan al volverse intr ansigentes.

    Las instituciones polt icas, eruditas, eclesisticas, se especializan recprocamente. Se trata de un sit io particular en una nuevadistr ibucin del espacio social, se construye un lugar cientf ico, la ruptura que hace posible la unidad social destinada a convertirse enciencia indica una nueva c lasif icacin global.

    Dicha ruptura seala en su aspecto externo, un lugar que se enlaza con otras en un nuevo conjunto, y en su aspecto interno elestablecimiento de un saber que no puede separar se de una instituc in soc ial.

    Dicho modelo se replica bajo la forma de subgrupo o escuela. La institucin social queda como la condicin de un lenguaje cientf ico.Desde el siglo XVIII hasta Annales de 1947, cada disciplina conserva la ambivalencia de ser la ley de un grupo y la ley de una investigacincientf ica. Un mismo movim iento or ganiza a la sociedad y a las ideas que cir culan en ella. El discur so cientf ico que no habla de su r elacincon el cuerpo social no puede dar origen a una prctica, deja de ser cientf ico, lo cual es importante para el historiador, ya que en estar elacin con el cuerpo social se encuentr a el objetivo de la histor ia.

    Hacia 196 5, Glnisson encuentra r elacin entr e un saber y un lugar: la condicin de una ciencia a una citac in social que consiste en loque no se dijo, r esulta difcil para analizar el discur so histr ico independientemente de la instituc in, en funcin de los cual se ha or ganizadosu silencio o pensar en una disciplina la cual queda asegur ada por sus conceptos, sin que inter venga una tr ansfor macin de las situacionesadquiridas. Desde este punto de vista, Haber mas seala que se impone una r epolit izacin de las Ciencias Humanas, de la cual no podr a darcuenta de ellas sin una teora crt ica de la situacin actual en la sociedad. En este sentido, el nosotros del autor nos remite a unaconvencin (verosmil enunciativa). El texto es la escenificacin de un contrato social entre nosotros, el cual es un sujeto plural quesostiene al discur so. La mediacin de nosotr os no est deter minado a un individuo, si no a un sujeto global (el t iempo, la sociedad, etc.). Por

    cuanto el nosotros del autor corresponde el de los verdaderos lectores, donde el pblico no es el verdadero destinatario del l ibro dehistor ia, en donde su obra es juzgada por sus colegas quienes ut i l izaran cr iter ios diferentes de los del pblico. Existen leyes del medio cuyocontenido vara en los cuales organizan l contro l del trabajo. Si la obra al no ser aceptada por el grupo, caer en la categor a de vulgar, porlo que no sera capaz de definir a un estudio como hist oriogr fico. Es as que dicha acr editacin est r elacionada al yo del escr i tor dentrodel nosotr os de un tr abajo colectivo que habilita a un locutor para que enuncie el discurs o histor iogrf ico.

    En la gener alidad de un texto histr ico, enuncia una operacin que se sita dentr o de un conjunto de prc ticas, siendo lo esencial en unainvestigacin cientf ica. Un estudio particular ser definido por la relacin que mantenga con otros contemporneos, con un estado de lacuestin, con las problemticas explotadas por el grupo y los puntos estratgicos que se van formando junto con los avances y lasdesviaciones referentes a una investigacin en curso. Cada resultado individual se inscribe en un conjunto cuyos elementos dependen unodel otr o y cuya combinacin for m a la histor ia en un momento dado.

    Entonces el autor alude a que la obra de valor, es aquella que se sita en un conjunto operativo, lo que constituye un proceso en la

    condicin de objeti vos y mtodos histr icos, que puede promover nuevas invest igaciones lo que result a ser : un pr oducto de un lugar.

    CONSTRUCCINDESDOBLADA

    Entre los problemas que se plantean en el relato discursivo algunos de ellos refieren a l construccin de la historiografa. Estasdependen de la temporalizacin que pr oporc ionan un cuadr o al perm itir que se mantengan juntas las contr adicciones sin tener queresolverlas. Este propsito globalizante se encuentra a lo largo de toda la obra. Literariamente produce textos que tienen la doblecar acter stic a de combinar una semant izacin con una seleccin y de ordenar una inteligibil idad junto con una nor mat ividad.

    Teniendo en cuenta una tipologa general del discur so, una pr imer a aproximac in se refier e al modo segn el cual se or ganizan encada discurso, la relacin entre su contenido y su expansin. En la narracin, una y otra nos remite a un orden de sucesin, el t iempo

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    r efer encia (es decir, una ser ie A, B, C, de momentos) puede ser en la exposicin, objeto de divisiones y de invers iones capaces de producirefectos de sentido. En el discurso lgico el contenido por el estudio de verdad que se puede asignar a los enunciados, implica entre ellosr elaciones silogst icas que determ inan el modo de la exposicin (induccin/ deduccin). El discur so histr ico, en s mismo pr etende, dar uncontenido verdadero pero la forma de narracin.

    El discurso mixto va a construirse segn dos movimientos contrarios, una narracin hace pasar su contenido a su expansin, demodelos acrnicos a una cronologizacin de una doctrina a una manifestacin de tipo narrativo, por el contrario una semantizacin delmaterial hace pasar de los elementos primitivos a un encadenamiento de los enunciados y a la constitucin de secuencias histricaspr ogram adas. La metfor a est pr esente, traslada la causalidad hacia la susecividad hace actuar a las r elaciones de coexistencia.

    La ver if icabil idad de los enunciados se sust ituye por su veros imilitud. Es por esto que se plantea como histor iogrf ico el discur soque comprende, es decir, el que se organiza como texto foliado en el cual una parte se apoya en la otra, las citas acompaan a esteargumento, por las referencias, por las notas, etc. El discurso se establece como un saber del otro, se construye de acuerdo a unapr oblemtica de proces o, sobr e un lenguaje r efer encial que acta como r ealidad.

    En tanto la estr atif icac in del disc urs o no tiene form a de dilogo lo mismo com bina el singular del saber que cita, con el plural delos documentos citados. Lo cual demuestra como condicin el lmite de unicidad de una recomposicin textual, el lenguaje citado esreferencial, por su fragmentacin remite a un lugar de autoridad, de este modo produce confiabil idad al saber. Dicha estructura tambinimplica, un funcionamiento particular epistemolgico y l iterario, de los textos estratif icados.

    Tomando en cuenta a Popper, se trata de interpretacin, ms que d una explicacin dada, que el discurso recibe una relacininterna, con la crnica la condicin de ser su saber; comienza a construirse bajo ciertos nmeros de postulados epistemolgicos. Lasemantizacin la cual viene de la cultura, la transcriptibil idad de los lenguajes ya codificados de los que hace el intrprete, la construccin

    de un metalenguaje de acuer do a los documentos uti l izados.El nombre propio toma el valor de cita, mientras la novela, debe llenar de predicados a los nombres propios, la historiografatrabaja sobre un lenguaje referencial.

    Al citar el discurso tr ansfor ma lo citado en fuente de confiabil idad y en lxico de u saber, el cual coloca al lector en la posicin delo que es citado, el discur so produce un contr ato enunciativo entre el rem itente y el destinatar io donde funciona como discurs o didctico.

    La estructura interna del discurso produce un tipo de lector, al organizar el espacio textual, dicha estructura establece uncontr ato y or ganiza as el espacio social. Desde este punto de vista es eficaz, por lo tanto, en la histor iografa cr ear un discur so eficaz no esotr a cosa que el signif icado de la palabra c omo acto de autor idad.

    Otro aspecto, refiere a la problemtica de la relacin entre el acontecimiento y el hecho. El acontecimiento divide para que hayainteligibil idad, el hecho histrico completa para que haya enunciados con sentido. El primero condiciona la organizacin del discurso, elsegundo par te del modo nar rat ivo apor tando una ser ie de elementos signif icativos.

    El texto plantea, el cumplim iento del sentido y s u condicin los une y los nivela en la expansin del discur so, por esto es global.

    Franc oise Chtelet nombr a a las unidades conceptos, per o a su vez epistem olgicamente se denominan categor as histr icas, Ej.;perodos, la mentalidad, la clase social, la coyuntura econmica, etc. Estas unidades, l lenan combinaciones estereotipadas, ya que cadacdigo tiene su propia lgica. La escritura impone reglas que no son las de la prctica, pero que, diferentes y complementarias son las deun texto que or ganiza lugares c on el f in de una produccin. El texto es el lugar donde se efect a un tr abajo del contenido sobre la for ma. Ellugar del pasado acta sobre dos operaciones, una tcnica y la otra escriturstica, donde la diferencia radica en la tcnica de lainvestigacin y en la repr esentacin del texto.

    Paul Ricouer : EL TIEMPO RELATADOEl texto de Ricouer (1991) comienza mencionando la contraposicin entre la inmensidad del t iempo csmico y la brevedad del t iempo

    vivido (t iempo humano) y las formas que los hombres han inventado para establecer mediaciones entre estas dos dimensiones del t iempo.En este sentido, el autor seala que el elemento fundamental es la cultura, especficamente el lenguaje, a travs del cual, la experienciacultural del t iempo adquiere forma definit iva. La discordancia entre estas dos perspectivas del t iempo radica en la diferencia entre untiempo cualitativo y uno cuantitativo, es decir, entre un tiempo sin presente y un tiempo con presente, y es justamente para superar esadiscordancia que el lenguaje, en tanto estructura simblica, juega un papel fundamental, ya que acta como mediador entre estas dosperspectivas, constituyndose as la experiencia cultural del t iempo

    Las estructuras simblicas mencionadas se expresan en dos formatos: cronosofas y cronografas. Las cronosofas refieren a ladivisin de la historia en grandes periodos, es decir, en pocas que se diferencias entre s por cambios sustanciales en las formaspolt icas, religiosas, cultur ales y de otr a ndole. De este m odo es que se observan las c lsicas divisiones de la histor ia en Antigedad, Edad

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    Media, Renacimiento, etc. Las c r onograf as dan un paso m s en el afn de mediacin e inst ituyen una inscr ipcin del t iempo humano en elt iempo sider al(Que) consiste en la invencin de un tercer t iempo, el t iempo del calendar io

    El t iempo del calendario nos abre la puerta de entrada al t iempo histrico, compuesto a su vez por una doble perspectiva del t iempo: elt iempo de los acontecimientos ocurridos y el t iempo de sus narraciones. El t iempo de los acontecimientos, es decir, el t iempo de lasacciones pasadas de los hombres, deja huellas que son tomadas por el historiador y sometidas a revisin y anlisis crt ico, convirt indolasen documentos. A partir de ello, los historiadores construyen el relato histrico, lo que, tal como afirma Ricouer, no implica que el pasadopr opiamente dicho est pr esente en la histor ia. De hecho, el autor s ostiene todo lo contr ario: en cuanto al pasado en s mism o, permanece

    ausente de la historia, lo que hace la historia narrada es representar ese pasado perdido. La tarea del historiador consiste, segn seentiende desde esta per specti va, en repr esentar al pasado constr uyndolo como un cono y no realizar una imagen-copia del mismo.

    En el marco de esta relacin entre el t iempo de lo acontecido y el t iempo de las narraciones, el t iempo calendario juega un papel desuma trascendencia porque permite destacar la realidad de ese pasado desaparecido, ya que en l es que se ubican tanto losacontecimientos que estn siendo relatados como el relato propiamente dicho, adquiriendo los actores de esa narracin una identidadnarrativa. Se observa a partir de esto un vnculo entre las dos expresiones del t iempo histrico, a partir de los cual el relato es capaz dedotar a las entidades histricas (pueblos, naciones) de una identidad narrativa comparable a la de los personajes de un relato. La historianar rada cumple el papel de repr esentacin del pasado per dido y hace las veces de histor ia colectivamente vivida.

    En los prrafos precedentes queda establecida la visin de Ricouer respecto a la relacin entre el t iempo de lo acontecido y el t iempo

    del relato de los mismos, pero para que esto quede ms claro parece oportuno dar lugar a algn ejemplo. En este sentido, podramosmencionar la forma en que la Historia aborda el periodo artiguista, en donde el pueblo oriental adquiere la identidad narrativa quemencionramos anteriormente, teniendo de este modo lugar la representacin del pasado perdido. A partir de este relato, los uruguayos(en tanto entidad colectiva) incorporamos el artiguismo como algo vivido colectivamente, aunque ninguno de los que hoy habitamos esteterritorio hayamos efectivamente sido partcipes de los acontecimientos que son narrados.

    LA MEMORIA, LA HISTORIA, EL OLVIDO.La histor ia desempea un papel fundamental en la for macin de los alumnos en la cambiante del mundo contempor neo. Pero, debemos

    distinguir dos vocablos que suelen confundirse, aunque estn muy relacionados: MEMORIA e HISTORIA.Es en el nivel de la explicacin/ compr ensin donde la autonoma de la histor ia respec to a la memoria s e afirm a. Lo que la

    explicacin/ compr ensin apor ta de nuevo r especto al tra tamiento documental del ex histr ico concierne a los modos de encadenamientoentr e hechos documentados. Consider un nuevo modelo, lejos de rechazar la im port ancia de la nocin de inter pr etacin, propongo darle uncampo de aplicacin mucho ms amplio, a m entender, hay inter pre tacin en los tr es niveles de lejos histr ico: en el documental, en el de laexplicacin/ compr ensin y en el de las r epresentac iones liter ar ias del pasado.

    Explicar es responder a la pregunta del porque? Modelo y prueba documental van juntos. Los modelos explicativos aplicados en laprctica historiadora poseen como rasgo comn referirse a la realidad humana como hecho social. La historia social es el punto de vistadesde el cual la hist oria esc oge su campo, el de las ciencias sociales.

    Las interacciones humanas que sobreviven entre los agentes y los pacientes, slo se prestan a los procesos de modernizacin por loque la historia se escribe entre las ciencias sociales al precio de una objetivacin meritoria que tiene valor de corte etimolgico respecto ala memoria como relato ordinario. En ese sentido, historia y fenomenologa de la accin tienen intereses y siendo distintas para mayorpr ovecho de su dilogo.

    La histor ia se distingue de las dems ciencias y pr incipalmente la sociologa, por que pone el nfasis en el cambio y en las difer encias odesviaciones que afecta a los cam bios. Por eso, el discur so de la histor ia podra semejars e de nuevo a la fenomenologa de la mem or ia. Nohay modo pr ivilegiado de explicacin.

    En este sentido, la interpretacin es un rasgo de la bsqueda de la verdad. Me parece, que la funcin cognitiva de la narrativa sereconoce mejor si se la vincula con la tasa representativa del pasado del discurso histrico. El problema consistir en comprender cmo elacto conf igurado de la construccin de la t r ama se ar t icula segn los modos de expl icacin/ comprensin al servic io de la r epresentacindel pasado. En la medida en que la repr esentacin no es una copia, la narr ativa no sufr a ninguna disminucin de ser asociada al mom entopropiamente literario de la operacin historiogrfica. En fin, propuse constatar el t ipo de inteligibil idad propia de laexplicacin/ compr ensin con una clase de objetos de operac in histor iogrf ica, a saber, las repr esentaciones. Emparejando un mtodo yun objeto.

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    Alber to Rosa afirm a, que la sustancia, la esencia de la histor ia es el t iempo, el devenir , el cambio. Incluso expr esa que la histor ia no esneutral, incluye una moral ya que como la historia es la interpretacin de toda la experiencia que se ha acumulado por un determinadogr upo social posee componentes ideolgicos y axiolgicos.

    Rosa hace ref erenc ia a las dist intas acepciones de la palabra hist or ia, en el lenguaje comn:I. La historia como realmente ocurri, sin la intervencin del ser humano.

    II. La historia como relato, narracin literaria, cuento.III. La histor ia en el sent ido del trabajo de los histor iadores pr ofesionales.IV. Historia considerada como historia general.

    Elizabeth Jelin dice () no hay una manera nica de plantear la relacin entre historia y memoria. Son mltiples niveles y t ipos der elacin. La memor ia no es idntica a la hist oria. La memor ia es una fuente cr ucial para la histor ia y especialmente en sus tergiver saciones,desplazamientos y negaciones, que plantean enigmas y preguntas abiertas a la investigacin. La memoria funciona como estmulo en laelaboracin de la agenda de la investigacin histrica. La historia permite cuestionar y probar crt icamente los contenidos de la memoria yesto ayuda en la tar ea de narr ar y transm itir mem or ias cr t icamente estab lecidas y probadas .

    () el olvido y el silencio ocupan un lugar central. Toda narracin del pasado implica una seleccin. La memoria es selectiva: lamem oria to tal es imposible. Esto implica un pr imer t ipo de olvido necesar io para la sobr evivencia y el funcionamiento del sujeto individual yde los gr upos y comunidades. (). Las borr aduras y olvidos pueden tambin ser pr oducto de una voluntad o polt ica de olvido y silencio porparte de los actores que elaboran estrategias para ocultar destruir pruebas y rastros, impidiendo as recuperaciones de memorias en elfuturo. () en casos as, hay un acto polt ico voluntario de destruccin de pruebas y huellas, con el f in de promover olvidos selectivos apartir de la eliminacin de pruebas documentales. Los recuerdos y memorias de protagonistas y testigos no pueden ser manipulados de la

    misma manera (acepto a travs de su exterminio fsico). la memoria y an ms cuando es colectiva- no es solo una condicin necesaria de la identidad, sino que es tambin un requisito parala preparacin del futuro.

    Le Goff dice: la mem or ia, a la que atae a la hist oria, que a su vez la alimenta apunta a s alvar el pasado solo para s er vir al pr esente y alfutur o. Se debe actuar de modo que la memoria colect iva sir va a la l iber acin, y no a la ser vidumbre de los hombres .

    Pierre Vilar dice: pensar histricamente es tener conciencia del t iempo histrico, sentirse parte de este tiempo histrico. Las fuentesorales contienen elementos emotivos, formativos y educativos muy potentes: ayudan a reconstruir la comunicacin intergeneracional, apr acticar la empat a, a descubr ir la pr opia identidad, personal y colectiva, adquirir habil idades sociales.

    Mar io Car r et er o: LA CONSTRUCCIN DE UNA IDENTIDAD NACIONAL

    Segn el autor, la enseanza de la Histor ia en muchos pases de Latinoamr ica es consider a muy verbalis ta y demasiado aburr ida, paralos alumnos sin importar las edades. Tanto en los currculos como en la realizacin de las tareas dentro del aula, no interesa que seasimilen los contenidos transmitidos, sino la memorizacin. Segn los alumnos, dice el autor, la Historia es una materia aburrida y repletade conceptos y detalles irrelevantes (fechas, batallas, nombres de gobernantes, etc.). Vemos algunos profesores no desarrollan de formacompleja los c ontenidos, y muchas veces no se ac tualizan en los contenidos.

    Tambin en el texto, se puede ver que existen diferencias de la enseanza de la Historia en A.L. y en otras sociedades. Ya que laenseanza de nuest r a disciplina es una pr ctic a que vara de for ma notable segn los contextos en la que esta es impar tida. Por ejemplo ennuestr o pas la enseanza de la histor ia comienza con los pr ogr amas del Consejo de Educacin inicial y pr imar ia (CEIP), ya que este oc upaun papel importante dentro del currculo, que tiene como misin impartir el alma nacionalista. Mientras que en otras sociedades laenseanza de la Historia dentro de la escuela, comienza alrededor de los 12 aos, solo priman los contenidos que abarcan desde lamoder nidad, hasta la actual idad, donde solo estn pr esentes los c ontenidos locales, desconociendo la hist or ia universal. Lo que hace que en

    algunos pases como EEUU, los jvenes que terminan sus estudios, no tengan presentes conceptos claves de la historia, como son, elRenacimiento, la cultur a griega y rom ana, por c onsiderar a la Histor ia Antigua, como algo muy viejoSin embar go en casi todos los progr amas de Histor ia de Latinoamr ica, presentan una gama diver sa de contenidos y conceptos, al igual

    que en los pases europeos. Los enfoques de los programas de Historia tratan de tocar los temas de forma amplia y lograr profundizar enlos temas que se tra tar an dentro del saln de clase

    En donde existen diferencias, dice Carretero, es con los pases europeos, es lo que respecta a las prcticas educativas que serelacionan con la identidad nacional, ya que estas a pesar que no conforman en currculo de historia, influyen mucho en los contenidoshistr icos.

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    Nuestros calendarios, estn repleto de fechas patrias recordatorias, por ejemplo, el 19 de junio, donde celebramos el natalicio denuestro prcer Artigas, el 18 de julio la jura de nuestra primera Constitucin, el 25 de Agosto, la Declaratoria de la Independencia, entreotras.

    Dice Carretero, [] Los actos del recuerdo siempre estn al servicio de las acciones presentes, se recuerdan para que se puedasentir , evocar , imagina, desear o sent irse impedido de hacer algo, aqu y ahor a, o en un futur o ms o menos pr ximo. Lo es que quer emoshacer, o que queremos que se haga [] (Carretero, M; Rosa A. y Gonzlez, M. (2006) Enseanza de la historia y memoria colectivaBuenos Air es Paids).

    Tenemos presente que tambin existen memorias colectivas. Segn lo tratado en el curso estas se refieren a procesos de recuerdos y

    olvidos en las distintas sociedades y grupos humanos. Por ejemplo, a travs de nomencltor de las calles, las imgenes de los prceres opers onalidades que aparecen en las monedas o bil letes, los memor iales, los monumen tos, parques y edificios, museos, etc.

    Asimismo tanto la memoria individual como la colectiva contienen olvidos que dependen de lo que se quiere registrar u olvidar. Ya seapor que no res ulta impor tante o memor able. Esto hace que las memor ias sean muy dinmicas.

    El olvido y el silencio ocupan un lugar central. Toda narrativa del pasado implica una seleccin. La memoria es selectiva: la memoriatotal es imposible. Esto implica un primer t ipo de olvido necesario para la sobrevivencia y el funcionamiento del sujeto individual y de losgr upos y comunidades. Pero no hay un nico tipo de olvido, sino una multiplicidad de situac iones en las que manifiestan olvidos y s ilencios,con diversos usos y silencios. Las borraduras y olvidos pueden ser tambin producto de una voluntad o polt ica de olvido y silencio porparte de los actores que elaboran estrategias para ocultar o destruir pruebas y rastros, impidiendo as recuperaciones de memorias en elfutur o. En casos as, hay un act o polt ico voluntar io de pruebas y huellas, con el f in de pr omover ol vidos selectivos a part ir de la eliminacinde pruebas documentales. Sin embargo, los recuerdos y memorias de protagonistas y testigos no pueden ser manipuladas de la misma

    maner a (excepto a tr avs de su exter minio fsico).Existe una gran t ensin entr e el temor al olvido y la presencia del pasado. Por un lado los gr upos, por ejemplo, defensor es de los DDHHbuscan ser la garanta de la conservacin de la memor ia cole