evolucion neurologica del paciente pediatrico … · se obtuvieron 19 pacientes con tce ... el...

93
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA FACULTAD DE CIENCIAS MEDICAS ESCUELA D ESTUDIOS DE POSTGRADO EVOLUCION NEUROLOGICA DEL PACIENTE PEDIATRICO CON TRAUMA CRANEONCEFALICO MARTHA MARIA URRUTIA OLIVA TESIS Presentada ante las autoridades de la Escuela de Estudios dePostgrado de la Facultad de Ciencias medicas Maestría de Pediatría Para obtener el grado de Maestra en Ciencias en Pediatría Junio 2014

Upload: phungbao

Post on 17-Oct-2018

222 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA FACULTAD DE CIENCIAS MEDICAS

ESCUELA D ESTUDIOS DE POSTGRADO

EVOLUCION NEUROLOGICA DEL PACIENTE PEDIATRICO CON TRAUMA

CRANEONCEFALICO

MARTHA MARIA URRUTIA OLIVA

TESIS

Presentada ante las autoridades de la Escuela de Estudios dePostgrado de la

Facultad de Ciencias medicas Maestría de Pediatría

Para obtener el grado de Maestra en Ciencias en Pediatría

Junio 2014

INDICE DE CONTENIDOS

PAGINA

INDICE DE CUADROS i

INDICE DE GRAFICAS ii

RESUMEN iii

I. INTRODUCCION 1

II. ANTECEDENTES 3

III. OBJETIVOS 51

IV. MATERIAL Y METODOS 52

V. RESULTADOS 58

VI. DISCUSION Y ANALISIS DEL PROBLEMA 69

6.1 CONCLUSIONES 72

6.2 RECOMENDACIONES 73

VII. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 74

VIII. ANEXOS 77

INDICE DE CUADROS

PAGINA

CUADRO 1 58

CUADRO 2 59

CUADRO 3 60

CUADRO 4 61

CUADRO 5 62

CUADRO 6 63

CUADRO 7 64

CUADRO 8 65

CUADRO 9 66

CUADRO 10 67

CUADRO 11 68

i

INDICE DE GRAFICAS

PAGINA

GRAFICA 1 58

GRAFICA 2 59

GRAFICA 3 60

GRAFICA 4 61

GRAFICA 5 62

GRAFICA 6 63

GRAFICA 7 64

GRAFICA 8 65

GRAFICA 9 66

ii

RESUMEN

El estudio descriptivo, describe la evolución neurológica del paciente pediátrico con trauma

craneoencefálico, el cual se efectuó en menores de 12 años en el departamento de

pediatría del IGSS en el hospital general de enfermedades zona 9. OBJETIVO: Establecer

la evolución neurológica de pacientes con Trauma craneoencefálico leve, moderado y

severo al ingreso, al egreso, al mes y al año posterior al egreso, mediante la escala de

Glascow outcome score (GOS). POBLACION Y METODOS :Se obtuvieron un total de 30

pacientes menores de 12 años, ingresados al departamento de Pediatría valorándose la

severidad del trauma en base a la escala de glascow, a los cuales se les dio seguimiento

durante 1 año, iniciándose el trabajo de campo en enero 2011 a junio 2012.

RESULTADOS: Hubo incidencia del sexo masculino un 57% y el grupo etario afecto entre

1 a 5 años representados por un 74%. Se obtuvieron 19 pacientes con TCE leve con una

evaluación de GOS de 5 puntos, de los pacientes con TCE severos, ( 8) de los cuales 5

con un GOS de 5 puntos y 2 con GOS de 1 punto el cual indica que fallecieron, 1 paciente

con GOS de 2 puntos lo que significa que se encontraba en estado vegetativo y 3

pacientes con TCE moderados con un GOS de 5 puntos; CONCLUSIONES: se concluye

que los cuadros graves se asocian a muerte e incapacidad, no así los moderados y leves

que tuvieron una evolución neurológica favorable; existen secuelas graves, igual que

secuelas tratables como físicas y neuroconductuales, las cuales hay que brindarles

manejo multisistemico; de igual manera concientizar a padres para brindar un cuidado

adecuado para prevenir estos problemas y explicar las consecuencias graves que esto

conlleva.

iii

1

I. INTRODUCCION

Se define al Traumatismo Craneoencefálico (TCE) como cualquier lesión física, o

deterioro funcional del contenido craneal, secundario a un intercambio brusco de energía

mecánica, producido por accidentes de tráfico, laborales, caídas o agresiones. (2)

Ante un paciente con trauma craneoencefálico la severidad de este, se mide por la

escala de Glasgow. Un trauma craneoencefálico leve corresponde a una clasificación de

Glasgow de 13-15, moderado de 9-12 y severo de 4 - 8 y muy grave de 0-3 este trauma

craneoencefálico es de muy mal pronóstico, siendo el 100% de mortalidad.

Muchas de las lesiones presentes en un trauma craneoencefálico constituyen

emergencias neurológicas y neuroquirúrgicas. El diagnóstico y manejo inicial desempeñan

un papel importante en la morbilidad y mortalidad final. (2)

Se consideran factores pronósticos en caso de traumatismo craneoencefálico:

edad, imágenes de la tomografía axial computarizada, puntuación en la escala coma

Glasgow, reactividad pupilar y la presencia o ausencia de hipotensión. (1)

En el trauma craneoencefálico severo se incluyen aquellos pacientes con

Glasgow de 3 a 8 puntos, disminución del nivel de conciencia no debido a alcohol, drogas,

trastornos metabólicos o estado post ictal, signos neurológicos de focalidad, fractura

deprimido o herida penetrante en cráneo. El manejo inicial comprende priorizar el ABCDE.

Tan pronto como lo permitan las funciones vitales se realizará una tomografía axial

computarizada cerebral y estudios radiológicos de columna cervical. La detección de

hematoma epidural, sub dural o hemorragia intra parenquimatosa con importante efecto

de masa ocupante de espacio, requieren de cirugía y descompresión urgente. Si no

existen estas lesiones y el paciente permanece en coma se deben tomar medidas para

disminuir la presión intracraneana, y la monitorización de ésta con sensores. (4)

En Colombia realizaron una investigación del la evolución neurológica del paciente

con trauma craneoencefálico en diciembre 2007 y publicado en junio 2008, la cual aporta

datos importantes ya que hacen el seguimiento durante un año, aplicando una escala

(Glasgow outcome Score) que evalúa el estado neurológico en una escala del 1 al 5, la

cual tiene como objetivo valorar el estado funcional y neurológico después de un trauma

cráneo encefálico, en donde un 82.3% se encontraba con un Glasgow Outcome Score

(GOS) de 5 puntos, lo cual indica una buena recuperación (capacidad para reanudar las

2

actividades normales, aunque puede haber un déficit menor) a pesar del déficit menor, un

2.4% con GOS de 4 puntos, lo cual significa que el paciente tuvo un déficit moderado pero

es independiente y pueden reanudar casi todas las actividades diarias, un 0.9% con GOS

de 3pts, que indica déficit severo con dependencia de otros para sus actividades básicas

diarias, pero es consciente, un 0.5% con GOS de 2 pts, que indica que el paciente está

vivo pero no consciente y con GOS de 1 pt fallecidos el 13.8%.que fue atribuible a un

trauma craneoencefálico (26)

El trauma de cráneo encefálico en niños se relaciona con un alto porcentaje de

mortalidad y secuelas al punto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la

considera un grave problema para la salud pública, tanto en el mundo desarrollado como

en países pobres como el nuestro.

La importancia del trauma cráneo encefálico en niños reside en la elevada

mortalidad y morbilidad que conlleva, siendo una de las principales desencadenantes de

incapacidad física y psíquica.

Son muchas las publicaciones sobre la epidemiología del TCE pediátrico, pero no

hay datos actualizados sobre lo que está pasando con esta población, ni mucho menos un

seguimiento concientizado sobre el seguimiento del estado neurológico de estos

pacientes pasado el primer año del trauma, y en nuestro medio y en el Seguro social no

existen dichos estudios sobre la evolución neurológica de dichos pacientes, por lo que se

efectuó este estudio de cohorte, en donde se le dio seguimiento por 1 año al paciente

menor de 12 años que ingreso con Trauma Cráneo Encefálico, con el fin de evaluar el

resultado final y pronóstico del trauma ocurrido en ellos.

3

II. ANTECEDENTES

2.1. Los Traumatismos Craneoencefálicos (TCE):

Constituyen una importante fuente de morbilidad, mortalidad e invalidez, y

actualmente están adquiriendo proporciones epidémicas en países industrializados y en

vías de desarrollo (1, 2).

Análisis epidemiológicos internacionales estiman que la incidencia en Estados

Unidos es de 200 habitantes por cada 100 000, a la vez, que en China es de 359

habitantes por cada 100 000 (3, 4). En Cuba representa aún un problema relevante y un

reto científico de primer orden. La mortalidad de estos traumatismos ha sido reducida en

años recientes a cifras que oscilan entre un 25 y un 35% y la creación de las Unidades de

Cuidados Intensivos (UCIs) ha propiciado este descenso, al brindar soporte ventilatorio,

tratamiento enérgico de la hipertensión intracraneal y estudio electrofisiológico mediante

potenciales evocados multimodales (5, 6).

El traumatismo craneoencefálico (TCE) es una lesión prevalente en la infancia y

adolescencia. Los accidentes son causa frecuente de muerte en los menores de 5 años y

un tercio es atribule a las lesiones cefálicas.3

El abordaje diagnostico y terapéutico del TCE grave ha cambiado en la última

década, pero continúa siendo una entidad con elevada mortalidad y secuelas. La lesión

cerebral primaria refleja el daño en el momento del impacto, en contraste la lesión la

muerte por lesiones.3

El TCE ha sido definido como el daño físico o deterioro funcional del contenido

craneal, originado por un cambio agudo de la energía mecánica (excluyendo el trauma

obstétrico), o más sencillamente como cualquier lesión del cuero cabelludo, la bóveda

craneana o su contenido.

El 82% de los TCE son leves, 14% son moderados o graves y 5% son fatales; de

los sobrevivientes, 20% tienen discapacidades significativas. (1)

2.2. Aspectos neuroanatómicos

El cerebro es la parte más grande del encéfalo y está ubicado en las fosas anterior

y media, donde ocupa toda la concavidad de la bóveda craneana. Comprende, el

4

diencéfalo que forma la parte central, y el telencéfalo que forma los hemisferios

cerebrales. Mientras que el encéfalo lo constituyen los hemisferios cerebrales, el

diencéfalo, el mesencéfalo, la protuberancia, el cerebelo y el bulbo raquídeo.(4)

Ciertos aspectos anatómicos acaban por influir en la manera en que este órgano

reacciona a los traumatismos. Existen mecanismos estructurales que permiten una

amortiguación eficaz dentro de ciertos límites, como la función amortiguadora que ejercen

los huesos esfenoides y los temporales. Además, las estructuras craneales funcionan

como verdaderas articulaciones en los lactantes (y en menor grado en los niños hasta

llegar a la adolescencia), lo que permite un pequeño margen de movimiento como

reacción a las fuerzas ejercidas. (4)

A los cinco años de edad, el cerebro ha alcanzado casi 90% del peso del adulto, y

la estructura que brinda protección de manera evidente, el cráneo, actúa ya con eficacia

para protegerlo de los riesgos más frecuentes: los golpes tangenciales de baja velocidad

contra la superficie del cráneo. Más aún, la división del contenido intracraneal en

compartimientos previene los movimientos potencialmente dañinos del encéfalo que

acompañan a los traumatismos leves a moderados. Sin embargo, el carácter inflexible del

cráneo y los tabiques intracraneales contribuirán, en ciertas circunstancias, a la

producción de lesión cerebral. Por otra parte, la base del cráneo contiene múltiples

rebordes y protuberancias, siendo las más sobresalientes la lámina cribosa, las apófisis

clinoides, los bordes de las alas menores del esfenoides, y los bordes de los peñascos de

los huesos temporales, que pueden lesionar a los tejidos que chocan contra ellos. (7)

La división firme del cerebro en compartimientos dentro del cráneo por la

duramadre, da como consecuencia la separación del cerebro en los compartimientos

supratentorial, de mayor tamaño, e infratentorial, de menor tamaño, explicado por el

repliegue de la duramadre en la forma de una tienda conocida como tentorio o tienda del

cerebelo. La tienda del cerebelo forma un techo sobre la fosa craneana posterior, cubre la

superficie superior del cerebelo y sostiene los lóbulos occipitales. En el borde anterior hay

una incisura o hendidura transtentorial por donde pasa el tallo cerebral (mesencéfalo), lo

cual produce un borde interno libre y un borde externo fijo. En el punto donde los dos

bordes se cruzan, pasan los pares craneales III y IV.

La hoz cerebral, situada en la línea media, subdivide al compartimiento

supratentorial en los hemisferios derecho e izquierdo. Estos aspectos estructurales

5

brindan al encéfalo cierto grado de estabilidad estructural, previniendo el desplazamiento

masivo del tejido encefálico durante los movimientos de aceleración y desaceleración,

cuando se mueve la cabeza.

Entre la aracnoides y la duramadre existe un espacio potencial angosto, el espacio

subdural, conteniendo un poco de líquido seroso lubricante. Un espacio más amplio, el

espacio sub aracnoideo, separa la aracnoides de la piamadre, es atravesado por

trabeculaciones aracnoideas, que discurren entre la aracnoides y la piamadre,

conteniendo arterias y venas del encéfalo, así como al líquido cefalorraquídeo (LCR).

El LCR forma un amortiguador líquido que puede proteger al cerebro de

traumatismos, igualmente dentro de ciertos límites. Las contusiones cerebrales que

obedecen a la aceleración o desaceleración brusca de la cabeza se localizan con

frecuencia en la base del cráneo y en los polos frontal, temporal y occipital, en parte por la

escasez de LCR en estas regiones cuando la persona se halla en posición erecta. Por

este motivo, el encéfalo puede golpear contra el cráneo con la única interposición de las

meninges.

Las fracturas del suelo de la fosa craneal media originan fuga de LCR por el oído

si se desgarran las meninges situadas por encima del oído medio y del antro mastoideo, y

se rompe así mismo la membrana timpánica. Las fracturas del suelo de la fosa craneal

anterior pueden comprometer a la lámina cribosa del hueso etmoides, provocando fuga

del LCR a través de la nariz.

Al desarrollarse una lesión focal ocupante de espacio, otra fuente potencial de

lesión será el desarrollo de una hernia cerebral a través de la comunicación entre los

compartimientos. Este desplazamiento del tejido cerebral puede dar por resultado

compresión de estructuras vitales, isquemia a causa de oclusión vascular e infarto. De

igual manera, estas mismas estructuras semirígidas pueden contribuir a la lesión vascular,

al desplazarse el encéfalo dentro del cráneo. En caso de TCE sin una lesión definida

ocupante de espacio, la ampliación del volumen intracraneal secundaria al desarrollo de

edema cerebral se ve limitada por las restricciones anatómicas impuestas por la bóveda

craneana. (7)

6

2.3. CLASIFICACIÓN DEL TCE:

Se realiza teniendo en cuenta el nivel de conciencia medido según la “Glasgow

Coma Scale” (GCS). La GSC evalúa tres tipos de respuesta de forma independiente:

ocular, verbal y motora. Se considera que un paciente está en coma cuando la puntuación

resultante de la suma de las distintas respuestas es inferior a 9. Dificultades a la hora de

evaluar al paciente con este método serían el edema de párpados, afasia, intubación,

sedación, etc. En los niños el American College of Emergency Physicians y la American

Academy of Pediatrics, en 1998 llegaron al consenso de considerar una respuesta verbal

completa el llanto tras ser estimulado. (8)

Otro sistema de evaluación que ya ha caído en desuso es la regla AVPU, que

clasificaba al paciente en 4 categorías: 1.- alerta; 2.- responde a estímulos verbales; 3.-

responde a estímulos dolorosos y 4.- no responde. En algunos sitios se continúa

utilizando, básicamente en la asistencia prehospitalaria.

En función de esta escala diferenciamos:

- TCE leve: GCS 15-14

- TCE moderado: GCS 13-9

- TCE grave: GCS < 9

Otra categoría la integrarían los TCE leves potencialmente graves.

2.3.1. TCE LEVES (GCS 14-15):

La presencia de síntomas como pérdida de conciencia, amnesia, cefalea

holocraneal, vómitos incoercibles, agitación o alteración del estado mental, van a

diferenciar un TCE leve de un impacto craneal sin importancia que permanecería

asintomático tras el golpe y durante la asistencia médica.

Los TCE leves deben permanecer bajo observación las 24 horas siguientes al

golpe. Si existen antecedentes de toma de anticoagulantes o intervención

neuroquirúrgica, GCS 14, > 60 años o crisis convulsiva tras el traumatismo, presentan

mayor riesgo de lesión intracraneal. (8)

7

2.3.2. TCE MODERADOS (GCS 13-9):

Requieren realizar TAC y observación hospitalaria a pesar de TAC normal (8)

2.3.3. TCE GRAVES (GCS < 9):

Tras reanimación, TAC y neurocirugía si la precisara, requieren ingreso en las

unidades de cuidados intensivos. Es importante descartar previamente aquellos casos en

los existan factores que causen deterioro del nivel de conciencia como alcohol, drogas,

shock, hipoxia severa o que haya permanecido con ese nivel de conciencia al menos

durante 6 horas.

Atendiendo a esta clasificación, los TCE moderados y graves deberían ser

trasladados en un primer momento a centros hospitalarios en los que se disponga de

servicio de neurocirugía, mientras que los leves sólo serían remitidos a estos centros en

caso de que presentaran TAC seriados patológicos, fracturas de cráneo, heridas abiertas,

o aquellos en los que la gravedad de las lesiones extracraneales dificulten seriamente el

seguimiento neurológico del paciente. (8)

2.3.4. TCE POTENCIALMENTE GRAVES:

Se consideran TCE potencialmente graves, a todo impacto craneal aparentemente

leve con probabilidad de deteriorarse neurológicamente en las primeras 48 horas post

traumatismo. (8,11)

Precisamente puede existir mayor mortalidad relacionada con este tipo de

traumatismos, ya que existe una mayor probabilidad de que sean diagnosticados y

tratados de forma inadecuada. Se definen unos marcadores de gravedad en este tipo de

TCE, como serían: el mecanismo lesional (caídas, accidentes de tráfico), la edad (al ser

más frecuente en adultos sobre todo mayores de 60 años), pérdida transitoria de la

conciencia, la amnesia de duración superior a 5 minutos, agitación, signos de focalidad

neurológica, cefaleas y vómitos. (8,11)

Existe otro modo de clasificar el TCE, la del Traumatic Coma Data Bank (TCDB)

en base a la TAC de cráneo. Esta clasificación define mejor a grupos de pacientes que

tienen en común el curso clínico, la incidencia de Hipertensión intracraneal (HIC), el

pronóstico y los esfuerzos terapéuticos requeridos. Por ello, esta clasificación posibilita

estudios comparativos sobre pronóstico vital y funcional del TCE. El porcentaje de HIC y

8

de malos resultados (muerte y secuelas invalidantes) es más elevado conforme aumenta

el grado de lesión difusa, y también más elevado en las masas no evacuadas frente a las

evacuadas. La clasificación del TCDB nos ha enseñado, por otro lado, la distinta

significación de la HIC según el tipo de lesión: así, en los grados III y IV de lesión difusa,

el más poderoso predictor de la evolución es la cifra de PIC, mientras que en los restantes

grupos es la edad, la GCS y la reactividad pupilar predicen el pronóstico mejor que la PIC.

De ello se deriva la necesidad de monitorizar la PIC y tratar agresivamente los valores

incluso discretamente aumentados de PIC en las lesiones difusas III y IV para mejorar los

resultados. (8)

2.3.5. CLASIFICACIÓN DE LA TCDB PARA TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO:

I. Lesiones focales (hematomas, contusiones cerebrales y laceraciones).

II. Lesiones difusas: Se subdividen en 4 sub-grupos:

1. Lesiones difusas tipo I: Ausencia de patología intracraneal visible en TAC cerebral

(TAC normal).

2. Lesión difusa tipo II: En este grupo observamos:

Cisternas perimesencefálicas presentes y sin alteraciones

El desplazamiento de la línea media es de 0-5mm, si lo hay.

En esta categoría pueden existir lesiones focales: (Hiperdensidad o Densidad

mixta cuyo volumen debe ser igual o inferior a 25 c.c.).

También es aceptable encontrar fragmentos óseos o cuerpos extraños. Una

característica relevante de este grupo de lesiones detectadas son pequeñas

contusiones corticales aisladas, una contusión en el tronco encefálico, múltiples

lesiones, hemorrágicas, petequiales, formando parte de una lesión axonal difusa.

3. Lesiones difusas tipo III: "swelling": En esta categoría se incluyen aquellos pacientes

en los cuales:

Las cisternas perimesencefálicas están comprimidas o ausentes.

El desplazamiento de la línea media es de 0-5 mm.

No deben existir lesiones hiperdensas o de densidad mixta con volumen superior a

los 25 c.c.

9

A pesar que esta categoría está clasificada como "SWELLING CEREBRAL" o

inflamación, aquí se refiere a la turgencia cerebral por aumento de sangre intravascular.

En esta categoría lo que predomina es el edema, que no es más que el aumento de

volumen (líquido, y no sangre, intra o extracelular).

4. Lesiones difusas de tipo IV: "Desplazamiento": En esta categoría se incluyen aquellos

pacientes en los cuales:

La desviación de la línea media es superior a 5 mm.

Lesiones focales (Hiperdensidad o Densidad mixta menor de 25 c.c.) (6,8,12)

2.4. FISIOPATOLOGÍA:

La lesión del tejido nervioso tiene lugar mediante distintos mecanismos lesionales

que vamos a describir a continuación:

1. Mecanismo lesional primario

2. Mecanismo lesional secundario

3 .Mecanismos terciarios.

2.4.1. MECANISMO LESIONAL PRIMARIO:

Es el responsable de las lesiones nerviosas y vasculares que aparecen

inmediatamente después y hasta las 6-24 horas del impacto. Obedece a dos tipos

distintos: estático y dinámico. (8,10)

A- Estático: Existe un agente externo que se aproxima al cráneo con una energía

cinética determinada hasta colisionar con él. La enegía cinética es proporcional a la masa

y a la velocidad, siendo estos dos parámetros de los que dependerán la gravedad de las

lesiones resultantes. Es responsable de fracturas de cráneo y hematomas extradurales y

subdurales. Ocasionan las lesiones focales.

2.4.2. LESIONES FOCALES. HEMORRAGIA INTRACRANEAL:

Pueden ser clasificadas como meníngeas o cerebrales. El riesgo más importante

derivado de la aparición de un hematoma extradural es el desarrollo de hipertensión

intracraneal súbita con compresión rápida de estructuras cerebrales.

10

La TAC establece un diagnóstico claro, localizando la lesión de forma precisa.

a) Hemorragia epidural aguda: Por ruptura de una arteria de la duramadre,

generalmente la arteria meníngea media. Es poco frecuente, pero presenta una elevada

mortalidad, por lo que siempre se debe tener presente a la hora del diagnóstico. Se suele

asociar con fracturas lineales de cráneo, sobre las áreas parietal o temporal, que cruzan

los surcos de la arteria meníngea media (un 75% de los hematomas epidurales

supratentoriales ocurren en la región escamosa del hueso temporal). Relativamente

frecuente la asociación con hematoma subdural contralateral, lo que pone de manifiesto

las lesiones por golpe y contragolpe. Los síntomas típicos serían pérdida de conocimiento

seguida por un período lúcido, depresión secundaria del nivel de conciencia y desarrollo

de hemiparesia en el lado opuesto. Importante para el diagnóstico la presencia de una

pupila fija y dilatada del lado del impacto (con menos frecuencia contralateral).

Aunque el paciente esté consciente, puede encontrarse soñoliento y con cefalea

severa. El hematoma epidural se observa en la TAC con morfología de lente biconvexa,

con límites bien definidos y, habitualmente, adyacente a la línea de fractura. El tratamiento

es quirúrgico inmediato, con muy buen pronóstico si se interviene de forma precoz. De

todos modos el pronóstico variará dependiendo de la situación del paciente antes de ser

operado y de la precocidad de la evacuación quirúrgica. A mayor gravedad y mayor

retraso en la cirugía, menos posibilidades de supervivencia.

b) Hematoma subdural agudo: Mucho más frecuente que el anterior. Es el resultado de

la ruptura de venas comunicantes entre la corteza cerebral y la duramadre, aunque

también puede relacionarse con laceraciones cerebrales o lesiones de arterias corticales.

Se localiza con más frecuencia en regiones de contragolpe, observándose en la TAC

como lesiones hiperdensas yuxtaóseas con forma de semiluna y bordes menos nítidos

que el anterior. Su localización más frecuente es en zona parietal, respetando

habitualmente los polos frontal y occipital. En más del 80% de los casos se asocia a

lesiones parenquimatosas cerebrales graves, con frecuencia subyacentes, que pueden

actuar como foco hemorrágico del hematoma subdural. Por lo tanto, tiene peor pronóstico

que el hematoma epidural, debido a las lesiones cerebrales asociadas y al efecto masa,

que contribuyen a la aparición de HIC, compresión de ventrículos laterales,

desplazamiento de la línea media, etc.

11

c) Contusión hemorrágica cerebral. Es la más frecuente tras un TCE. Más frecuente en

áreas subyacentes a zonas óseas prominentes (hueso frontal inferior, cresta petrosa, etc),

se presenta en la TAC como una mezcla de imágenes hipo e hiperdensas intracerebrales

debido a múltiples lesiones petequiales dispersas en el área lesionada, asociada con

áreas de edema y necrosis tisular. También afecta con cierta frecuencia a la región

parasagital, mientras que rara vez se lesionan las regiones occipitales y el cerebelo.

d) Hematoma intraparenquimatoso cerebral. Área hiperdensa, intracerebral, de límites

bien definidos, que ha de tener un volumen superior a los 25 cm3 para que se considere

como lesión masa.

e) Dinámico. Lesión por aceleración-desaceleración. Es el cráneo el que se desplaza

tropezando en su movimiento con un obstáculo y generando 2 tipos de movimientos: de

tensión (elongación) y de tensión-corte (distorsión angular). El impacto a su vez produce 2

tipos de efecto mecánico sobre el cerebro: traslación y rotación; el primero causa el

desplazamiento de la masa encefálica con respecto al cráneo y otras estructuras

intracraneales como la duramadre, propiciando cambios de presión intracraneal (PIC) y el

segundo hace que el cerebro se retarde en relación al cráneo. Es responsable de la

degeneración axonal difusa que dará lugar al coma postraumático, contusiones,

laceraciones y hematomas intracerebrales. (10,12)

Originan las lesiones difusas.

2.5 Lesión cerebral primaria

La lesión primaria refleja el daño en el momento del impacto, y queda fuera del

control del médico (excepto quizás en la forma de prevención).

Para entender cómo la energía mecánica sobre la cabeza resulta en un tipo

particular de lesión cerebral, se deben considerar la naturaleza, la gravedad, el sitio, y la

dirección de la energía mecánica. La manera en la cual la cabeza responde a dicha

energía determinará qué estructuras serán lesionadas y cuál será su extensión.

Finalmente, el total de la lesión originada en el trauma mecánico dependerá no solo del

daño mecánico primario, sino también de la compleja interacción de los eventos

fisiopatológicos que le siguen. 2, 5

12

La energía mecánica o fuerzas que pueden actuar sobre la cabeza son numerosas

y complejas. Puede ser de una manera lenta o estática, o como más comúnmente

sucede, de una manera rápida o dinámica. La forma estática implica que las fuerzas sean

aplicadas gradualmente, generalmente a más de 200 m, este tipo de energía es poco

común. El tipo más frecuente es la energía dinámica, donde las fuerzas actúan en menos

de 200 m, y en la mayoría de los casos en menos de 50 m. Esta energía dinámica puede

ser a su vez de dos tipos, la impulsiva que ocurre cuando la. Cabeza es puesta en

movimiento, sin que la cabeza tenga que ser golpeada, y la lesión es resultado solamente

de las fuerzas inerciales, esto es la aceleración y la desaceleración. (8,9,11)

La energía por impacto es el otro tipo de energía dinámica, más frecuente y que

generalmente causa efectos inerciales, así como muchos efectos regionalizados

conocidos como fenómeno de contacto. El fenómeno de contacto es un grupo complejo

de eventos mecánicos que ocurren tanto cerca como a distancia del punto de impacto.

Inmediatamente por debajo y alrededor del punto de impacto hay una deformación

localizada del cráneo hacia adentro, con deformación de la periferia hacia fuera del punto

de impacto. Si el grado de deformación local del cráneo es significativo, la penetración, la

perforación o la fractura se presentarán. Adicionalmente, las ondas de choque se

propagan a través del cráneo desde el punto de impacto, así como directamente al tejido

cerebral, ocasionando cambios locales, y si producen suficiente distorsión cerebral, dará

como resultado el daño. Las fuerzas inducidas por la inercia (aceleración-desaceleración)

o por el contacto (deformación del cráneo, ondas de choque), son las causas finales de

lesión. (8,11)

La mayoría de las lesiones son originadas por uno de estos dos mecanismos, el

contacto o la aceleración. Las lesiones de contacto requieren que la cabeza sea

golpeada, sin considerar que el golpe cause movimiento de la cabeza después. Las

lesiones por aceleración resultan de un movimiento violento de la cabeza, sin considerar

que este movimiento tenga relación directa o no con el golpe.

Lesiones locales por contacto. Las lesiones originadas por el efecto local de las

fuerzas de contacto comprenden la mayoría de las fracturas lineales y deprimidas, los

hematomas epidurales y las contusiones por golpe. (8,12)

Lesiones distantes por contacto. El fenómeno de contacto puede causar lesiones a

distancia, a partir del sitio de impacto por dos mecanismos: deformación del cráneo y

13

ondas de choque. Ambos contribuyen a fracturas del cráneo que ocurren en sentido

opuesto al sitio de impacto, las fracturas de la base, y también las llamadas contusiones

por contragolpe y golpe intermedio.(5)

Lesiones por aceleración (inerciales). La fuerza inercial sobre la cabeza, ya sea

por impacto o por fuerza impulsiva, acelera y desacelera la cabeza, originando daño

estructural por dos mecanismos. Primero, la aceleración puede ser diferente entre el

cráneo y el cerebro, resultando en un movimiento del cerebro con relación al cráneo y la

dura, causando tensión sobre las venas puente subdurales, siendo el mecanismo que

conduce al hematoma subdural. Además el movimiento del cerebro en sentido opuesto al

cráneo origina contusiones por contragolpe. El segundo mecanismo por el cual la

aceleración produce una lesión es originando fuerzas dentro del cerebro mismo. Este es

el mecanismo para lesiones cerebrales difusas como los síndromes conmocionales, la

lesión axonal difusa (LAD) y las contusiones por golpe intermedio, nombre dado a las

lesiones vasculares sobre las superficies cerebrales que no están adyacentes al cráneo(5)

La variedad del daño depende del tipo, cantidad y duración de la aceleración, así

como la dirección del movimiento. Tres tipos de aceleración pueden presentarse: 1)

translacional que ocurre cuando el centro de gravedad del cerebro se mueve en línea

recta; 2) rotacional cuando el movimiento es alrededor del centro de gravedad, sin que

éste se mueva, y 3) angular cuando el componente translacional y rotacional se

combinan, presentándose un movimiento del centro de gravedad de una manera angular.

Las contusiones son más comunes debajo de un sitio donde hay una fractura del

cráneo, o en las regiones frontal anteroinferior, temporal anterior y occipital, donde el

cerebro en movimiento golpea contra el cráneo durante la aceleración y desaceleración.

Los hallazgos patológicos incluyen lesión de la corteza cerebral y de la materia blanca

subyacente con hemorragia petequial local; el edema focal también puede estar presente,

pero raramente pone en peligro la vida. Muchas contusiones son asintomáticas y son

descubiertas con una tomografía axial computada cerebral inicial o subsecuente. Los

déficit neurológicos focales o las alteraciones del nivel de conciencia son menos

comunes.(2,5)

La lesión cerebral difusa más común es la LAD, la cual comprende una lesión

difusa o sección de axones, relacionados a los movimientos de regiones adyacentes del

cerebro durante la aceleración y desaceleración. La LAD es el sello de un TCE grave, y

14

puede ocurrir en menor grado en TCE leves. Los axones seccionados se retraen y son

histológicamente evidentes como apelotonamientos de axones localizados

predominantemente en el cuerpo calloso, materia blanca periventricular, ganglios basales

y tallo cerebral. La LAD es la principal causa de coma prolongado después del TCE,

probablemente por interrupción de las conexiones reticulares ascendentes hacia la

corteza. La lesión aislada del tallo cerebral es menos común, porque el tallo es menos

susceptible que el cerebro a la lesión axonal. La LAD es el resultado tanto de aceleración

lineal (más comúnmente) como de aceleración angular. 4,5. Aceleraciones de baja

amplitud aplicadas brevemente, producen pérdida momentánea del conocimiento o

“conmoción” con poco o ningún cambio histológico. Las aceleraciones intermedias de

duración más larga, producen impactos focales del cerebro contra el cráneo y desgarran

las venas puente corticales, resultando en contusiones corticales, hemorragia

intraparenquimatosa petequial y hematomas subdurales. Las aceleraciones amplias y

sostenidas resultan en LAD; las fuerzas angulares rotacionales del cerebro sobre su eje

central producen LAD más fácilmente que fuerzas oblicuas o sagitales. (2)

Clínicamente la LAD es menos frecuente después de aceleraciones lineales

breves que ocurren durante caídas que después de aceleraciones angulares prolongadas,

que ocurren por ejemplo en accidentes de tránsito.

Por otra parte, la base del cráneo contiene múltiples rebordes y protuberancias,

siendo las más sobresalientes la lámina cribosa, las apófisis clinoides, los bordes de las

alas menores del esfenoides, y los bordes de los peñascos de los huesos temporales, que

pueden lesionar a los tejidos que chocan contra ellos. (2,6)

La división firme del cerebro en compartimientos dentro del cráneo por la

duramadre, da como consecuencia la separación del cerebro en los compartimientos

supratentorial, de mayor tamaño, e infratentorial, de menor tamaño, explicado por el

repliegue de la duramadre en la forma de una tienda conocida como tentorio o tienda del

cerebelo. La tienda del cerebelo forma un techo sobre la fosa craneana posterior, cubre la

superficie superior del cerebelo y sostiene los lóbulos occipitales. En el borde anterior hay

una incisura o hendidura transtentorial por donde pasa el tallo cerebral (mesencéfalo), lo

cual produce un borde interno libre y un borde externo fijo. En el punto donde los dos

bordes se cruzan, pasan los pares craneales III y IV.

15

La hoz cerebral, situada en la línea media, subdivide al compartimiento

supratentorial en los hemisferios derecho e izquierdo. Estos aspectos estructurales

brindan al encéfalo cierto grado de estabilidad estructural, previniendo el desplazamiento

masivo del tejido encefálico durante los movimientos de aceleración y desaceleración,

cuando se mueve la cabeza.

Entre la aracnoides y la duramadre existe un espacio potencial angosto, el espacio

subdural, conteniendo un poco de líquido seroso lubricante. Un espacio más amplio, el

espacio subaracnoideo, separa la aracnoides de la piamadre, es atravesado por

trabeculaciones aracnoideas, que discurren entre la aracnoides y la piamadre,

conteniendo arterias y venas del encéfalo, así como al líquido cefalorraquídeo (LCR).

(2,6,8)

El LCR forma un amortiguador líquido que puede proteger al cerebro de

traumatismos, igualmente dentro de ciertos límites. Las contusiones cerebrales que

obedecen a la aceleración o desaceleración brusca de la cabeza se localizan con

frecuencia en la base del cráneo y en los polos frontal, temporal y occipital, en parte por la

escasez de LCR en estas regiones cuando la persona se halla en posición erecta. Por

este motivo, el encéfalo puede golpear contra el cráneo con la única interposición de las

meninges.

Las fracturas del suelo de la fosa craneal media originan fuga de LCR por el oído

si se desgarran las meninges situadas por encima del oído medio y del antro mastoideo, y

se rompe así mismo la membrana timpánica. Las fracturas del suelo de la fosa craneal

anterior pueden comprometer a la lámina cribosa del hueso etmoides, provocando fuga

del LCR a través de la nariz.

Al desarrollarse una lesión focal ocupante de espacio, otra fuente potencial de

lesión será el desarrollo de una hernia cerebral a través de la comunicación entre los

compartimientos. Este desplazamiento del tejido cerebral puede dar por resultado

compresión de estructuras vitales, isquemia a causa de oclusión vascular e infarto. De

igual manera, estas mismas estructuras semirígidas pueden contribuir a la lesión vascular,

al desplazarse el encéfalo dentro del cráneo. En caso de TCE sin una lesión definida

ocupante de espacio, la ampliación del volumen intracraneal secundaria al desarrollo de

edema cerebral se ve limitada por las restricciones anatómicas impuestas por la bóveda

craneana. (2,8)

16

2.6 Lesión cerebral secundaria

Comprende todas las lesiones subsecuentes después de la lesión primaria: 1) una

cascada de eventos celulares que se inicia a través de la liberación de neurotransmisores

excitatorios, mediados por la acumulación de calcio intracelular, la llamada “cascada de

calcio”, y que resulta en muerte celular tardía, 2) efectos de la hipertensión intracraneal y

de lesiones con efecto de tumor, y 3) las secuelas de la isquemia como resultado de

hipoxia sistémica, hipercapnia e hipotensión. Estas lesiones secundarias son

potencialmente sensibles de una intervención médica o quirúrgica, y son el principal foco

de atención en el tratamiento del TCE.2

Las lesiones cerebrales secundarias comprenden una variedad de mecanismos

patogénicos. La lesión celular está mediada a través de una cascada bioquímica que

eventualmente destruye la maquinaria celular y altera la membrana celular. Los cambios

regionales y globales en el flujo sanguíneo cerebral (FSC) como la hiperemia o la

oligohemia, afectan la liberación de substratos (oxígeno, glucosa, o ambos) y depuración

de productos de desecho (bióxido de carbono, lactato) en las neuronas y la glia.

Finalmente, la compresión externa de las neuronas por lesiones intracraneales con efecto

de tumor tales como hematomas intraparenquimatosos o extraaxiales (epidural y/o

subdural, o ambos), neumoencéfalo, o fragmentos de hueso impactados, en el caso de

las fracturas, pueden alterar la función celular. (2,5)

La cascada de eventos bioquímicos y celulares que conducen finalmente a la

muerte celular, comprenden: 1) cambios en aminoácidos excitatorios y neurotransmisores,

2) acumulación de calcio intracelular y cambios en otros iones, 3) generación de radicales

libres, 4) activación de una variedad de sistemas enzimáticos intracelulares, 5)

acumulación de citocinas extracelulares y factores de crecimiento, y 6) desacoplamiento

del metabolismo cerebral con el flujo sanguíneo regional. (4)

2.6.1 Cambios en el FSC

Cambios tanto regionales como globales en el FSC son comunes después del

TCE; ya sea la hiperemia o la oligohemia. El mantenimiento del propio equilibrio

metabólico comprende el acoplamiento de la liberación de substratos (oxígeno y glucosa)

y las demandas metabólicas tisulares. El índice metabólico cerebral de oxígeno

(CMRO2)y de la glucosa (CMR glucosa) es dependiente tanto del FSC y de las fracciones

17

de extracción del oxígeno y glucosa. Debido a la caída de FSC regional y global durante

los períodos de isquemia, estas fracciones deben incrementarse para satisfacer las

demandas metabólicas cerebrales para estos substratos. Cuando el FSC es inadecuado

para ello, da como resultado la lesión encefálica, la fosforilación oxidativa origina un

metabolismo anaeróbico y acumulación de ácido láctico, contribuyendo a la falla de la

maquinaria metabólica celular y la muerte celular.(4)

Aún con la aparente diversidad de estos trastornos en la fisiología cerebral, la

magnitud de la lesión al tejido cerebral estará dada finalmente por el grado de lesión

hipóxico - isquémica sobre las neuronas4

Después del TCE, las cantidades excesivas de aminoácidos neurotransmisores

excitatorios como el glutamato y el aspartato, son liberadas quizás en respuesta a la

producción de citocinas, secundaria a la inflamación de células y microglia. La

sobreestimulación de receptores para neurotransmisores excitatorios tales como los del

N-metil -D-aspartato (NMDA) y el Kainato / AMP A (ácido propiónico alfa-amino-3-

hidrozoo -5-metil-4-ixazol), producen una acumulación excesiva de sodio intracelular,

cloro y agua, conduciendo a edema celular, alteraciones de membrana, vacuolización, y

muerte celular. (2)

La activación del NMDA asociado a los canales de calcio da como resultado la

entrada de calcio a la célula, además es liberado calcio adicional desde las reservas

intracelulares, originando la activación de fosfolipasa C. La acumulación de calcio

intracelular origina los siguientes eventos: 1) activación de lipasas intracelulares, con el

consecuente daño de las membranas celulares, generación de radicales libres, y

peroxidación lipídica; 2) activación de la xantina oxidasa, generando ácido araquidónico,

tromboxano A2 y leucotrienos, además un incremento de los radicales libres; 3)

catalización de proteasas, originando degradación del citoesqueleto neuronal; 4)

activación de endonucleasas y fragmentación del ADN; y 5) activación de la sintetasa del

óxido nítrico, inhibiendo la respiración mitocondrial y generando radicales hidroxilo. La

maquinaria enzimática falla y el citoesqueleto de la célula es destruido, se pierde la

integridad de la membrana, y la muerte celular se presenta. (2)

18

2.6.2 Mecanismos de restauración cerebral

Durante muchos años se pensó que el número de neuronas del sistema nervioso

de los mamíferos estaba preestablecido desde el nacimiento y en consecuencia, el daño o

pérdida de las mismas era irreversible, y por lo tanto había poco que ofrecer en diversos

trastornos neurológicos, incluyendo el TCE. (5)

Por lo general tras el daño cerebral se presenta cierta recuperación. En muchos

casos dicha recuperación ocurre por grados y las ganancias funcionales continúan por

años después de la lesión. El grado de recuperación depende de diversos factores,

incluyendo la edad, el área comprometida del cerebro, la cantidad de tejido afectado, la

rapidez del daño, los mecanismos de reorganización cerebral, así como de factores

ambientales y psicosociales. (2)

Así el daño neurológico en cualquier localización, es seguido de una secuencia de

eventos tanto locales como distantes, cuya recuperación puede ser inmediata o más

tardía. En la clínica muchos cambios neurológicos pueden ser desfavorables; sin

embargo, el proceso de restauración está latente y siempre debe pensarse en métodos

terapéuticos aplicables según la evolución, las características y extensión de la lesión.(4)

Esta recuperación está mediada por la plasticidad cerebral, definida como las

capacidades adaptativas del sistema nervioso central, y su capacidad para modificar su

propia organización estructural y funcionamiento. Los mecanismos de plasticidad cerebral

pueden incluir cambios neuroquímicos, sinápticos, del receptor y de las estructuras

neuronales.

La restauración de la función del sistema nervioso está íntimamente ligada a la

capacidad de la neurona para regenerar su axón y restablecer contactos sinápticos

apropiados. La regeneración de un nervio no solo implica crecimiento sino también la

dirección, la orientación a lo largo de fascículos y finalmente reconocimiento de contactos

sinápticos apropiados. Una vez que el axón llega al núcleo nervioso o región de destino,

el cono de crecimiento, definido como la estructura que guía aquellas del citoplasma

neuronal que eventualmente darán origen a axones y dendritas, tiene que elegir una

neurona específica para establecer contacto. Esta decisión se basa en características

funcionales y topográficas de la neurona.

19

El proceso de regeneración es el producto de complejas interacciones de señales

químicas que activan, inhiben o modulan programas de crecimiento, desarrollo e incluso

muerte celular. En términos generales existen dos procesos que conducen a la muerte

celular y que pueden ocurrir en cualquier momento: la necrosis y la muerte celular

programada o apoptosis; ésta se refiere al proceso mediante el cual la célula participa

activamente en su propia destrucción. La necrosis indica la destrucción de la célula por

lesión de sus membranas, entrada masiva de calcio, y puede producirse por trauma,

hipoxia, isquemia, hipoglucemia, y presencia de sustancias tóxicas en el medio

extracelular.

La apoptosis tiene relación con la degeneración o muerte secundaria que se

observa frecuentemente en la isquemia o el traumatismo. Existen sustancias que pueden

disparar el fenómeno apoptótico a través de receptores ubicados en la membrana celular,

la principal sustancia aislada es el factor de necrosis tumoral, que provoca la muerte de

las células.

Sin embargo el cerebro lesionado también es capaz de producir sustancias que

prolongan la supervivencia y estimulan el crecimiento de neuronas dañadas. La mayoría

de los factores producidos por el sistema nervioso que facilitan la reparación de las

neuronas dañadas, son proteínas que estimulan el crecimiento y guían hacia blancos a

las fibras nerviosas en regeneración: estas sustancias se denominan neurotrofinas y sus

efectos neurotróficos.16 Entre estas sustancias neurotróficas, las más reconocidas son el

factor de crecimiento nervioso, la familia de las neurotrofinas (NT-3, NT-4, NT-5) y el

factor neurotrófico derivado del cerebro. Así pues, el cerebro lesionado produce

sustancias que prolongan la sobrevivencia y estimulan el crecimiento de las neuronas

dañadas. (2,8)

Otra forma de plasticidad del sistema nervioso es el rebrote o gemación colateral.

Cuando se cortan las fibras nerviosas que se proyectan sobre un determinado blanco

celular, se dice de éste que está denervado o deaferentizado, un blanco determinado

puede perder así todas sus aferencias o solamente algunas, según la importancia de la

lesión. Cuando el daño no es total, algunas fibras que permanecen intactas y que se

proyectan sobre células deaferentadas reaccionan a la desaparición de otras fibras

aumentando en tamaño y número sus propias terminaciones. Cómo y por qué una lesión

cerebral puede tener como consecuencia secuelas funcionales, y eventualmente lograr

una recuperación, puede ser explicado por el fenómeno de diasquisis, entendido como el

20

estado en el que se encuentra la parte del cerebro que no está directamente afectada por

el traumatismo o la lesión: un estado de choque. Cuando el daño es relativamente menor

o está muy localizado, el choque (diasquisis) es sólo transitorio, y con el tiempo, el estado

del paciente mejora. En el caso de una lesión más importante, la diasquisis corre el riesgo

de ser permanente y no hay esperanza de recuperación.

La diasquisis es una de las tantas teorías de recuperación de la función

neurológica e incluye los siguientes mecanismos: a) vicariaza o vicariedad, se refiere a

que el tejido intacto toma a su cargo las funciones de la región dañada. Presupone la

equipotencialidad, o la capacidad de que cualquier célula nerviosa es capaz de garantizar

también como cualquier otra una cierta expresión funcional, de comportamiento sensorial

o motriz; b) redundancia, es la recuperación basada en neuronas no dañadas, que

normalmente contribuyen a la realización de determinada función, siendo posible que

múltiples estructuras diferentes, sean capaces de ejecutar las mismas funciones; y c)

sustitución, se refiere al aprendizaje de nuevas estrategias de la función para compensar

el déficit del área lesionada, una parte del cerebro que normalmente no está asociada con

una determinada función, podría reprogramarse para encargarse de las funciones del

área lesionada. (8,9)

Factores que influyen en la restauración nerviosa. Entre los diversos factores que

influyen en la restauración nerviosa se pueden considerar los siguientes:

Edad. Es posible que la remodelación estructural por brote heterotópico sea

mucho más activa en el joven, que exista un período crítico después del cual se pierde o

disminuye la plasticidad, o bien la remodelación sea más estructural en el joven y más

funcional en el adulto.

Naturaleza y evolución de las lesiones. Influyen en la capacidad de restauración, la

cantidad del tejido cerebral destruido, la naturaleza de la lesión y la evolución de la

misma.

Sustancias farmacológicas. Aunque no existen aún sustancias farmacológicas con

una efectividad real demostrada, sí existen factores metabólicos, enzimáticos (específicos

o no), de naturaleza trófica como el factor de crecimiento neuronal, que pueden intervenir

en la restauración nerviosa y particularmente en el crecimiento nervioso, que constituyen

nuevas esperanzas para tratamientos de restauración. Lo mismo la inhibición o bloqueo

21

de neurotrasmisores excitadores como el glutamato que producen lesión neuronal, los

cuales pueden ser bloqueados por medicamentos a un nivel bioquímico.

Aprendizaje y estimulación por el medio ambiente. Técnicas de rehabilitación,

estimulación e interacción con el ambiente.

Factores psicosociales. El apoyo familiar, el estado de ánimo, el ambiente, la

resistencia al cambio, las actitudes de los profesionales de la rehabilitación y de los

neurólogos, así como la esperanza y expectativas para la recuperación.

Finalmente, no puede pasarse por alto las estrategias preventivas para evitar las

lesiones en el niño con TCE. Quizá sean el factor que más fácilmente las evite, pero el

más difícil de aceptar y llevar a cabo.

Se calcula que cada año 31% de las vidas de niños y adolescentes podrían ser

salvadas, a través de la aplicación de las estrategias comunes disponibles para prevenir

la muerte por lesiones (5)

2.6.2 LESIONES DIFUSAS. LESION AXONAL DIFUSA:

Como consecuencia de movimientos de rotación y aceleración/desaceleración que

dan lugar a lesiones por cizallamiento en la sustancia blanca, cuerpo calloso o en el

tronco de encéfalo (son las localizaciones más frecuentes, en la zona de unión de la

sustancia gris con la sustancia blanca lobular). Las lesiones axonales difusas suelen ser

pequeñas y menos del 30% son hemorrágicas. Junto a las lesiones del cuerpo calloso se

observan con frecuencia lesiones del fórnix, septum pellucidum y comisura anterior.

La localización más característica de las lesiones de tronco asociadas a lesiones

axonales difusas es el cuadrante dorsolateral del mesencéfalo y, en ocasiones, es difícil

diferenciar mediante la TAC su localización precisa. Junto a las tres localizaciones

anteriores también son habituales en relación con la lesión axonal difusa, las lesiones del

brazo posterior de la cápsula interna, debido a pequeñas laceraciones de las arterias

lentículoestriadas que irrigan esta zona. Con menor frecuencia, lesiones de la cápsula

externa, tálamo y núcleo lenticular. La lesión axonal difusa representa uno de los

hallazgos clínicos más relevantes en pacientes con TCE dado que produce una afectación

de la comunicación tanto intrahemisférica como interhemisférica. En cuanto a las

posibilidades de recuperación, se ha observado que existe una relación inversa entre la

22

Glasgow Coma Scale de los pacientes con lesión axonal difusa al ingreso y la Glasgow

Outcome Scale, presentando peor pronóstico funcional los pacientes con lesiones de

localización troncular. (8,14)

2.6.3. MECANISMO LESIONAL SECUNDARIO

Dependiente o no del impacto primario, se ponen en marcha una serie de

alteraciones sistémicas e intracraneales que agravan o producen nuevas lesiones

cerebrales. Entre las primeras, las de mayor repercusión serían las alteraciones

hidroelectrolíticas (hipo e hipernatremia), hipotensión, hipoxemia, coagulopatías,

infecciones y alteraciones gastrointestinales.

2.6.3.a HIPONATREMIA:

Tras el trauma, el edema cerebral puede estimular una liberación excesiva de

hormona antidiurética (ADH), lo que provocaría retención de agua e hiponatremia

dilucional. El síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH) está

especialmente relacionado con fracturas de la base del cráneo, ventilación mecánica

prolongada y aumento de la PIC. Serían necesarios cuatro criterios para diagnosticas un

SIADH: hiponatremia (Na+ < 132 mmol/L), osmolaridad plasmática < 280 mOsm/L,

osmolaridad urinaria > 300 mOsm/L y eliminación de sodio aumentada (> 25 mEq/L).

Otras causas de hiponatremia en el contexto de un TCE pueden ser una natriuresis

inapropiada o el tratamiento con soluciones hiponatrémicas. En el SIADH, como se ha

dicho, la hiponatremia sería dilucional, por lo que el tratamiento consistiría en restricción

hídrica, mientras que en los otros casos, el nivel corporal total de sodio estaría disminuido

y el tratamiento estaría dirigido a la reposición de fluidos. En ambos casos, se recomienda

que la velocidad de reposición de sodio no sea mayor de 5 mEq/h, ya que una correción

demasiado rápida del déficit produciría hipertensión craneal e incluso mielinolisis central

pontina. (8,13)

2.6.3.b. HIPERNATREMIA:

Por afectación del eje hipotálamo-hipofisario, dando lugar a una diabetes insípida

(DI). Se diagnostica por una concentración de sodio plasmática > 145 mEq/L, osmolaridad

plasmática > 300 mOsm/L y volumen de orina > 200 mL/h. El primer paso en el

tratamiento sería la reposición de fluidos y en caso de no controlarse el cuadro se

23

comenzaría con la administración de ADH de acción corta (6-8 horas de duración), ya que

la DI causada por un TCE suele ser transitoria, y una vasopresina de acción larga podría

conducir a una intoxicación por agua. En definitiva este cuadro se suele resolver en

semanas, no prolongándose por lo general más de 3 meses. La aparición precoz de DI es

un signo de mal pronóstico y puede indicar lesión irreversible de hipotálamo o de

tronco.(8,12)

2.6.3.c. COMPLICACIONES RESPIRATORIAS:

Es la segunda complicación más frecuente tras los trastornos electrolíticos.

HIPOXIA:

El 50% de los pacientes con respiración espontánea presentan hipoxia y el 40%

del total de pacientes acaban desarrollando un proceso neumónico. La hipoxia debe ser

corregida lo antes posible ya que se relaciona con un incremento de la mortalidad, sobre

todo cuando se asocia a hipotensión arterial. Además de la hipoxia, otras complicaciones

asociadas con TCE son la neumonía, ya citada, el edema pulmonar neurogénico y

alteraciones de la ventilaciónperfusión.

NEUMONÍA:

Es considerada por el Traumatic Coma Data Bank (TCDB) como una complicación

tardía del TCE, en relación a la disminución de los reflejos de la vía aérea y a la

aspiración de contenido gástrico. En una fase precoz, se debe sospechar la existencia de

neumonía en aquellos pacientes con hipoxemia que comiencen con fiebre e infiltrados en

la radiografía de tórax 24-36 horas tras la aspiración. En estos pacientes se debe

comenzar con tratamiento antibiótico y fisioterapia respiratoria, a fin de restablecer la

función pulmonar lo antes posible y evitar la aparición de síndrome de distress respiratorio

del adulto.

El uso de antiácidos del tipo antiH2 en la nutrición aumenta el riesgo de padecer

neumonía. Esto no ocurre con el sucralfato, que al no aumentar el pH gástrico, parece

menos asociado a la aparición de esta patología. (2,8)

24

EDEMA PULMONAR:

Caracterizado por congestión vascular pulmonar marcada, hemorragia intra-alveolar y

líquido rico en proteínas en ausencia de patología cardiovascular. Esto es debido a una

descarga adrenérgica masiva a causa de hipertensión intracraneal, lo cual se traduce en

una vasoconstricción periférica, que llevaría a la movilización de la sangre desde la

periferia a los lechos pulmonares, aumentando la presión capilar pulmonar. Esto

provocaría un daño estructural de la vasculatura pulmonar, con lo que se vería aumentada

la permeabilidad capilar y el paso de proteínas al líquido intersticial. Se trataría como

hemos dicho antes de un edema pulmonar rico en proteínas. El tratamiento iría dirigido a

normalizar la PIC y a preservar la función respiratoria intubando y conectando a

ventilación mecánica si fuera preciso. En casos graves se contempla la administración de

nitroprusiato sódico, que produciría dilatación directa de la vasculatura periférica

pulmonar. Otra baza importante en el tratamiento del distress que aparece en estos

pacientes es mantener una presión positiva adecuada al final de la espiración (PEEP), lo

que ayudaría a abrir alvéolos colapsados y en definitiva aumentando la superficie de

intercambio. Es imprescindible una adecuada monitorización, ya que PEEP altas pueden

disminuir el retorno venoso, aumentar la presión intratorácica y disminuir el gasto

cardíaco; esto disminuye el flujo cerebral y aumenta el volumen de venas cerebrales, lo

que aumenta la PIC, sobre todo en pacientes con hipertensión intracraneal preexistente.

No hay evidencia de que estos cambios tengan lugar con cifras de PEEP inferiores a los

10 cmH2O.(8,9,11)

TROMBOEMBOLISMO PULMONAR (TEP):

Se trata de otra posible complicación tras un TCE, debida a la inmovilidad a la que

se encuentran sometidos estos pacientes, situación que favorece la aparición de

trombosis venosa profunda. El diagnóstico viene dado por la aparición de hipoxia

repentina con o sin taquicardia y fiebre. Da lugar a importantes alteraciones de la

ventilación-perfusión, hemoptisis, hipotensión, colapso cardiovascular o incluso muerte

súbita. Esto último en caso de TEP masivos. Esto plantea un dilema a la hora del

tratamiento, puesto que en muchos casos de TCE la anticoagulación está contraindicada

de forma relativa o absoluta. Una posibilidad la constituirían los filtros de vena cava e

incluso la ligadura de cava. Parece más fácil prevenir el evento, ¿cómo? mediante medias

compresivas, ejercicios de piernas pasivos y activos y heparina a dosis profilácticas,

aunque no es aconsejable empezar con la heparina demasiado pronto tras el TCE.(8)

25

2.6.3.d HIPOTENSIÓN:

La hipotensión es un importante determinante del pronóstico tras un TCE,

aumentando claramente la mortalidad por breve que sea el período durante el que se

instaura. El mecanismo es la producción de lesiones cerebrales isquémicas por descenso

de la presión de perfusión cerebral (PPC). La PPC depende de la presión arterial media

(PAM) y de la PIC (PPC = PAM – PIC). En cuanto al tratamiento, comentar que aunque la

reposición de fluidos puede aumentar la PIC, es mucho más peligroso el descenso de la

presión de perfusión cerebral, ya que en este último el daño neuronal está asegurado y en

la mayoría de los casos es irreversible.(8,9)

2.6.3.e. HIPERTENSIÓN INTRACRANEAL:

Entre las causas de lesión secundaria de origen intracraneal, la más frecuente y

que determina peor pronóstico es la hipertensión intracraneal. El aumento de la PIC

produce herniación cerebral, que si no es revertida provoca isquemia cerebral difusa por

descenso de la PPC. La isquemia se considera en la actualidad la lesión secundaria de

origen intracraneal más grave ya sea provocada por aumento de la PIC o por descenso

de la presión arterial media. Los esfuerzos terapéuticos irían encaminados ante todo a

conseguir un aumento de la PPC> 70 mmHg.(9)

2.6.3.f. VASOESPAMO CEREBRAL:

Causado por la hemorragia subaracnoidea postraumática y más fácil de detectar

gracias a las técnicas de Doppler transcraneal, que es considerado como un indicador

precoz y fiable de vasoespasmo. Se detecta generalmente a las 48 horas tras el

traumatismo y alcanza su máxima intensidad al séptimo día. Si coexiste con una PPC <

70 mmHg puede provocar un infarto cerebral. Aunque el tratamiento del vasoespasmo

cerebral puede exponer al tejido cerebral a un daño mayor, se recomienda un aumento

cuidadoso de la volemia, provocando hemodilución y si fuera necesario, hipertensión

arterial (igual que en la hemorragia subaracnoidea). Parece que el tratamiento con

nimodipino mejora el pronóstico.(8,9)

2.6.3.g. CONVULSIONES:

Más frecuentes durante la fase aguda del TCE, incluso en el momento del

accidente. Pueden ser de dos tipos: generalizadas o focales, y cuando son prolongadas

26

pueden inducir hipertensión intracraneal, en base a un aumento del flujo sanguíneo

cerebral y del consumocerebral de oxígeno. El tratamiento recomendado es la

administración de bolos de diacepam a dosis de 10 mg, controlando continuamente la

función respiratoria. Tan pronto como sea posible se debe comenzar el tratamiento con

difenilhidantoína intravenosa con monitorización electrocardiográfica y de la presión

arterial. Si las convulsiones persisten se debe administrar fenobarbital o algún anestésico

(bien tolerado por el cerebro lesionado).

2.6.3.h. EDEMA CEREBRAL:

Presente en la fase más aguda del TCE, produce un aumento de la PIC, y se trata

de una respuesta inespecífica a muchos tipos de lesiones, pudiendo ser focal o difuso.

Entre los tipos de edema cerebral, los más frecuentes en este tipo de patología son el

citotóxico, neurotóxico y el vasogénico. Los dos primeros acompañarían a la lesión

primaria, mientras que el segundo aparecería más tarde, cuando ya la barrera

hematoencefálica estuviera dañada.

El mecanismo lesional, además de en la hipertensión intracraneal, se basa en la

alteración de la barrera hematoencefálica, lo que permite el paso de ciertos metabolitos

dañinos para el tejido cerebral, que provocarían más edema, con lo que se perpetuaría la

situación. Además, el edema separa los capilares de las células cerebrales, con lo que se

hace más difícil el aporte de oxígeno y nutrientes.(7,8)

2.6.3.i. COAGULOPATÍAS:

Según estudios de la TCDB, las alteraciones de la coagulación tienen lugar en un

18,4% de los pacientes, tanto en TCE leves, graves como en situación de anoxia cerebral.

Causada por la liberación de tromboplastina desde el tejido cerebral lesionado, puede

llegar a producir multitud de alteraciones de la coagulación, incluso CID. Esta última sería

identificada por la presencia de al menos dos de los tres datos siguientes: alargamiento

del tiempo de protrombina, descenso de fibrinógeno o trombopenia. Los niveles

plasmáticos de los productos de degradación del fibrinógeno (PDF) se correlacionan con

la magnitud del daño cerebral parenquimatoso. Con respecto al tratamiento, aunque la

hemostasia puede ocurrir de forma espontánea, estaría indicada la administración de

crioprecipitados, plasma fresco, concentrados de plaquetas y de hematíes. El tratamiento

27

profiláctico con plasma fresco no mejora el pronóstico ni disminuye la frecuencia de

aparición de CID.(5,8)

2.6.3.j. INFECCIONES:

El TCDB documenta sepsis en un 10% de pacientes, con mayor incidencia en

aquellos que son ingresados en las unidades de cuidados intensivos. Esto se explica por

la instrumentalización a que están sometidos estos pacientes, por lo que es esencial

mantener una estricta asepsia en todas las técnicas que se lleven a cabo. La infección

respiratoria fue la más frecuente, propiciada por la disminución del reflejo tusígeno en

muchos de estos pacientes y por el tubo endotraqueal en aquellos que necesitaron ser

intubados para preservar la vía aérea. Los gérmenes responsables fueron en su gran

mayoría gram-negativos.

El germen más frecuente aislado, tras lesiones penetrantes, fué el estafilococo

aureus y el epidermidis. El tratamiento de las infecciones intracraneales consiste en el

desbridamiento e la herida y del hueso, drenaje del material purulento y la administración

de antibióticos específicos durante 8-12 semanas (intravenosos al menos las 6 primeras).

Para evitar la aparición de infecciones se aconseja cirugía agresiva en cuanto al

desbridamiento de los fragmentos de hueso expuestos, utilizar antibióticos perioperatorios

(preferiblemente cefalosporinas de 1ª generación, como cefazolina) y el cierre hermético

de la duramadre.(6,8)

2.6.3.k. COMPLICACIONES CARDIOVASCULARES:

Debidas al establecimiento de un estado hiperdinámico, causado por un aumento

en la liberación de catecolaminas, produciendo: aumento del gasto cardíaco, frecuencia,

tensión arterial, consumo de oxígeno y aumentando el riesgo de isquemia miocárdica en

aquellos pacientes con cardiopatía isquémica subyacente. Así mismo puede dar lugar a la

aparición e arritmias, taquicardia supraventricular la más frecuente, aunque también

bradicardia, acortamiento del intervalo QT, elevación del ST, ritmo del nodo A-V e

incremento en la amplitud de la onda T con onda U prominente. Todos los pacientes con

TCE relevante deben ser monitorizados, incluso con técnicas invasivas.(8,19)

En cuanto al tratamiento, va dirigido a bloquear los receptores de catecolaminas.

El propanolol disminuye los niveles de catecolaminas y baja las cifras de tensión arterial.

El labetalol es de acción larga y bien tolerado, ya que no produce vasodilatación cerebral,

28

y al igual que el resto de B-bloqueantes puede controlar síntomas como la sudoración y la

agitación. Clonidina administrada a través de la sonda nasogástrica puede ser también de

utilidad para amortiguar el estado hiperdinámico circulatorio sin cambios de las

resistencias vasculares cerebrales. (8,17)

2.6.3.l. OTRO TIPO DE LESIONES: LESIONES PENETRANTES:

El traumatismo penetrante causa rotura y desgarro directo del tejido encefálico. En

lesiones a baja velocidad (heridas por arma blanca) el daño se confina al tejido

directamente golpeado, sin pérdida de la conciencia en muchas ocasiones. En

traumatismos por proyectil se produce cavitación a lo largo del trayecto del proyectil y, de

acuerdo con el tamaño y la velocidad de éste, la rotura del tejido cerebral circundante

suele ser más amplia y grave. Las contusiones penetrantes, a velocidad alta o baja,

rompen la piel, el cráneo y las meninges del encéfalo y por lo tanto propician la

contaminación del líquido cefalorraquídeo o del encéfalo por patógenos infecciosos.(9)

2.6.4 PREVENCION

El asesoramiento para la prevención de lesiones accidentales debería formar parte

de la asistencia médica, inicialmente dirigido a los padres, y posteriormente al niño, a

medida que madura.

Seguridad en desplazamientos. Empleo adecuado de sillas de seguridad en

lactantes y preescolares. En niños mayores debe insistirse en la importancia del uso del

cinturón de seguridad. Los vehículos motorizados no deberían ser utilizados por los niños

menores de 16 años. Revisar las prácticas de seguridad peatonal. Cuando se viaje en

vehículos como bicicleta, motocicleta, patines o patineta, debe resaltarse el empleo de

equipo de protección. En los adolescentes es conveniente aconsejar y explicar acerca del

papel del alcohol y drogas en los accidentes de tránsito.(7)

Prevención de caídas. Es necesario instalar rejas puertas en las ventanas y

escaleras para evitar las caídas, y contraindicar el empleo de andaderas en los lactantes.

Evitar la permanencia de niños pequeños en lugares altos e inestables como lavadoras en

funcionamiento, y carros de supermercado.(6)

Seguridad deportiva. Resaltar la importancia del equipamiento de seguridad para

un deporte en cuestión, así como la preparación física para este deporte.

29

Seguridad de las armas de fuego. Las armas de fuego domiciliarias son

particularmente peligrosas durante la adolescencia, debido a la posibilidad de su empleo

impulsivo, no planeado, que en consecuencia ocasiona homicidio, suicidio u otras

lesiones graves. Si los padres optan por guardar una arma de fuego en el domicilio debe

estar descargada, arma y munición deben ser guardadas en lugares distintos y cerrados.

(7,9)

Maltrato físico. El pediatra debe interrogar sobre el estrés de los padres y su

respuesta al llanto de niños pequeños, así como aconsejar a los padres con respecto al

riesgo de sacudir a los niños. La eficacia de los programas de visita domiciliaria en la

prevención del maltrato físico intrafamiliar ha quedado bien establecida.

Desafortunadamente el mundo está hecho a la medida de las necesidades y

conveniencias de los adultos, siendo algo secundario la protección infantil. El objetivo

fundamental de la prevención de los accidentes consiste en bloquear la transferencia de

la energía que las produce, y no en modificar la conducta infantil. Lo primero es realizable

y seguro; lo segundo ninguna de las dos cosas. Los pediatras deberían abogar porque en

las clases se imparta la prevención de accidentes, como parte integral de la educación

práctica en los niños.

El manejo del TCE debe ser más activo, que abarque desde una cultura más

preventiva para evitar el neurotrauma hasta un tratamiento más racional, que sólo

terminará hasta tener la seguridad que el paciente ha alcanzado su recuperación e

integración a la sociedad. (7)

2.7 SECUELAS NEUROLOGICAS DEL PACIENTE CON TCE

¿Qué ocurre cuando hay un traumatismo craneoencefálico?

Existen dos procesos diferentes involucrados en la mayoría de los TCE: una lesión

primaria, que es causada directamente por el propio impacto y un conjunto de lesiones

secundarias, que son el resultado de las complicaciones locales y de otros sistemas

corporales.

La lesión primaria altera un sistema altamente integrado, que carece casi totalmente

de capacidad funcional de reparación; la plasticidad, que es la habilidad de compensar un

daño estructural, es también limitada y, probablemente, aún más limitada a medida que

30

progresa la edad. Por lo tanto, los efectos de la lesión primaria son, generalmente,

irreversibles.

Las lesiones secundarias son potencialmente reversibles, pero el tejido nervioso

previamente dañado es extremadamente vulnerable a ellas. Es por esto que las medidas

deben dirigirse directamente a prevenir, diagnosticar y tratar estos efectos

desencadenados por la lesión inicial. (25)

Lesión cerebral primaria

Contusión cerebral:

Lesiones debidas al golpe

Lesiones debidas al contragolpe

Lesiones debidas al hueso esfenoidal

Lesión axonal difusa lineal y rotatoria

2.7.1 Lesión cerebral secundaria

1. Hematoma intracraneal

Hematoma extradural

Hemorragia subaranoidea

Hematomas intracerebrales

Edema cerebral

2. Aumento de la presión intracraneal

3. Daño cerebral isquémico

4. Infección

5. Falla respiratoria

6. Hipotensión

7. Epilepsia postraumática

8. Hidrocefalia

2.7.2. Deterioro de la Conciencia

Escala de Glasgow

La escala de coma de Glasgow, a pesar de algunas deficiencias, sigue siendo la

más utilizada de las escalas disponibles. La evaluación se realiza sobre la base de tres

31

criterios de observación clínica: la respuesta visual, la respuesta verbal y la respuesta

motora. Su puntuación se realiza de acuerdo a la mejores respuestas obtenidas,

expresada en una escala numérica. (25)

Evolución del Coma

2.7.3. La Amnesia Postraumática (APT)

El periodo de Amnesia Postraumática ha mostrado ser la medida indirecta más

consistente como índice de severidad de los TCE. Una guía modificada de la original de

Ritchie Russell, es la siguiente:

Menos de 5 minutos muy leve

Más de 5 minutos, menos de

1 hora leve

De 1 hora a 24 horas moderado

De 1 a 7 días severo

Más de 7 días muy severo

Más de 4 semanas extremadamente

severo

Ommaya & Gennarelli(1974-1976), propusieron los siguientes estadios:

32

estadio I Caracterizado por un cuadro de confusión que se recupera hacia la

conciencia normal y no produce amnesia.

estadio II

caracterizado por un cuadro de confusión, pero que evoluciona hacia algún

grado de amnesia y cuya recuperación es a un nivel de conciencia normal

con APT (únicamente APT), o que puede presentar APT más Amnesia

Retrógrada

estadio III

caracterizado por un cuadro de confusión y amnesia inicial, cuya

recuperación es hacia un estado normal de la conciencia, pero con APT y

Amnesia Retrógrada.

estadio IV

se caracteriza por un estado inicial de coma (paralítico) que evoluciona hacia

un cuadro de confusión y amnesia y finalmente hacia un nivel de conciencia

normal con APT y Amnesia retrógrada.

estadio V se caracteriza por un estado inicial de coma que puede evolucionar hacia un

estado persistente vegetativo o hacia la muerte.

estadio VI se caracteriza por un traumatismo craneoencefálico tan importante que

produce la muerte de forma instantánea.

Conceptos y medidas de severidad según la escala de Glasgow y la APT

Escala de Glasgow

para el Coma Severidad

Rango : de 3-8 Severo

Rango : de 9-11/12 moderado

Rango : de 12/13-15 leve

Pérdida de la conciencia

(tiempo) Severidad

Menos de 30 minutos leve

APT Severidad

33

Rango : >de 1 día Severo

Rango : 1-12 horas moderado

Rango : menos que una

hora leve

• Déficit Motor

• Hemiparesia

• Tetraparesia

• Ataxia

• Pérdida de destrezas finas o gruesas

• Trastornos del balance y el equilibrio

• Disartria

• Dispraxias

• Disfagia

• Déficit sensitivo

• Anosmia

• Ceguera o pérdida de la agudeza visual

• Defectos en los campos visuales

• Trastornos de movimientos de los ojos. Diplopia

• Pérdida de la audición. Tinitus

• Pérdida del paladar (agusia)

• Vértigo

• Déficit táctil y propioceptivo

• Hidrocefalia

La hidrocefalia comunicante, la cual ocurre en 1-2% de los casos, resulta de la

obstrucción del flujo del LCR por la sangre en el espacio subaracnoideo. Esto conduce a

un aumento del tamaño ventricular y una consecuente declinación en la función cognitiva,

trastornos de la marcha e incontinencia. El aumento ventricular puede también ocurrir sin

signos de hidrocefalia comunicante como un resultado de la reducción general en área de

sustancia blanca.

34

2.7.3 Secuelas Cognoscitivas y Conductuales

A medida que se recupera la conciencia y la orientación, aparecen las secuelas

cognoscitivas y conductuales. Estas ocurren en diversas combinaciones y varían

ampliamente en su naturaleza y severidad, dependiendo de la localización e intensidad

del traumatismo, así como también de las características premórbidas del individuo.

2.7.4. Secuelas Neuroconductuales de un TCE leve

En el caso del TCE leve, donde la pérdida de conciencia ha durado menos de 30

minutos, o la APT menos de 1 hora, rara vez se observa un déficit neurológico. Sin

embargo, el paciente puede experimentar un amplio rango de síntomas: (25)

• Cefaleas

• Vértigos

• Hipersensibilidad a los ruidos

• Hipersensibilidad a la luz

• Tinitus

• Visión doble

• Visión borrosa

• Intranquilidad

• Insomnio

• Bradipsiquia

• Trastornos de memoria

• Trastornos de concentración

• Fatiga

• Irritabilidad

• Ansiedad

• Depresión

Los síntomas pueden persistir debido a: dificultades de ajuste social, lesiones

cerebrales previas, trastornos de personalidad preexistentes, abuso de drogas o alcohol y

enfermedades psiquiátricas.

35

Los déficits cognoscitivos reducen la velocidad del pensamiento y la capacidad

para comprender las bases de las dificultades, esto junto a un esfuerzo crónico, producen

frustración, ansiedad y culpa

2.7.5. Secuelas Neuroconductuales del TCE moderado a severo

Los TCE moderados a severos son aquellos cuya duración del coma excede los 30

minutos o cuya APT dura más de una hora.

La naturaleza y el grado de los cambios clínicos varían ampliamente. Factores

tales como la localización y el tamaño de la lesión influyen de forma importante en las

secuelas.

Los trastornos del lenguaje, percepción o praxis pueden ser el resultado de

lesiones que desconectan los sistemas responsables de estas funciones

neuropsicológicas. Sin embargo, debido a la alta incidencia del daño axonal difuso y del

daño a los lóbulos frontales y temporales, los problemas en las áreas siguientes son

comunes en los TCE: (25)

• Déficit de atención y fatiga.

• Problemas de memoria y aprendizaje.

• Dificultades en la planificación y resolución de problemas.

• Pensamiento concreto

• Falta de flexibilidad mental.

• Disociación entre pensamiento y acción

• Problemas de comunicación.

• Síndrome disejecutivo

• Trastornos visuoespaciales

• Dificultades en operaciones matemáticas.

2.7.6. Secuelas psiquiátricas del TCE moderado

• Ansiedad

• Depresión

• Ideación suicida

• Apatía

36

• Falta de iniciativa o motivación

• Labilidad emocional

• Irritabilidad

• Agresividad

• Impulsividad

• Desinhibición

• Falta de insight,

• Negación

• Manía

• Hipomanía

• Paranoia

• Ideas delirantes

• Conductas pueriles

Otros factores de personalidad o psiquiátricos que pueden ser referidos en la

evaluación y que deben ser considerados al momento de estar administrando las pruebas

neuropsicológicas son la ansiedad y la depresión, los cuadros confusionales (Delirium), y

la simulación.

Examen neuropsicológico

Es esencial realizar una historia amplia antes de comenzar la investigación

neuropsicológica. Esto proveerá información sobre la cual basar la selección e

interpretación de los tests. (25)

Evaluación del déficit cognitivo

• Tomando la historia

• Estableciendo el nivel premórbido de habilidades

• Evaluación Neuropsicológica

• Evaluación neuropsicológica versus discapacidad

Evaluación de las discapacidades

• Utilización de escalas de evaluación conductual

• Evaluación de las actividades de la vida diaria básicas Instrumentales

• Observaciones cualitativas

37

Evaluación de los impedimentos

• Orientación

• Independencia física

• Movilidad

• Ocupación

• Social

• Autosuficiencia económica

Las pruebas frecuentemente utilizadas para la evaluación de estos pacientes se

pueden observar en la siguiente tabla, la selección que se realizará de las mismas va a

depender de la clínica que presente el paciente.

Aspectos

neuropsicológicos Test Neuropsicológico

Orientación

Orientación en persona,

espacio y tiempo

Subtests del Test

Barcelona (TB)

Atención y Concentración

Atención y memoria

inmediata verbales

Retención de dígitos

(digit span)

Atención Test de trazos A (Trail

Making Test

Atención,

concentración y control

mental

Series Automáticas

directas e inversas Test

Barcelona)

Atención dividida Tiempo de reacción

secuencial

Atención: paradigmas

Go-No-Go

Tiempo de reacción en

elección

38

Lenguaje y afasias

Afasia según

clasificaciones clásicas

Test de Boston para

afasia (Boston Diagnostic

Aphasia Examination)

Denominación y léxico

Denominación de

imágenes

Test de denominación de

Boston (Boston Naming

Test)

Léxico, fluidez verbal,

mantenimiento de una

tarea

Evocación categorial

(animales, palabras

iniciadas por la letra P,

test FAS). Set test

Comprensión verbal

Comprensión de órdenes

complejas

Test de fichas (Token

Test)

Capacidades

psicolingüísticas

Psycholinguistic

Assessment of Language

processing in Aphasia

(PALPA)

Lectura y escritura

En el contexto de test de

afasias

Subtest específicos de la

Boston Diagnostic

Aphasia (BDA), de la

Western Aphasia Battery

(WAB) y del

Neurosensory Center

Comprenhensive

Examination for Aphasia

(NCCEA)

39

Ejecución y control

Tareas simples de

seriación motora

Test de alternancia

gráfica o gestual

Conceptualización

abstracta, flexibilidad en

uso de reglas y ajuste de

respuestas

Wisconsin Card Sorting

Test

Planificación y

secuenciación gráfica Trail Making Test-B

Capacidad y destreza motora. Velocidad de

procesamiento

Destreza digital y manual Purdue Pegboard Test

Praxis gestuales y construcción

Praxis gestual

Praxis ideatoria e

ideomotora

Subtests del Test

Barcelona

Praxis constructiva

Tareas gráficas simples

(copia, orden)

Subtest del Test

Barcelona

Tareas gráficas

complejas (percepción y

construcción)

Figura compleja de Rey-

Osterrieth (versiones

alternativas: figura de

Taylor y otras)

Memoria y Aprendizaje

Memoria verbal Wechsler Memory Scale-

Revised (WAIS)

40

Memoria visoespacial

(gráfica)

Figura compleja de Rey

en memoria

Capacidades perceptivas y reconocimiento

Habilidades visuales y

espaciales

Búsqueda visual de una

figura en un fondo Figuras tipo Poppelreuter

Tareas con colores Subtests del TB

Negligencia visual

(cancelación)

Test de negligencia

visual

Habilidades táctiles,

táctiles visuales y táctiles-

motoras

Reconocimiento táctil de

formas tridimensionales

Subtest de Morfognosia

TB (screening)

Razonamiento y abstracción

Inteligencia psicométrica

verbal y manipulativa WAIS

Cuando un paciente ingresa en un hospital con un traumatismo craneoencefálico

provocado por un accidente, nos preguntaremos si habrá secuelas. Ello dependerá de la

rapidez en el diagnóstico, la monitorización del paciente y los tratamientos que se le

apliquen. En los casos complicados no es fácil responder a esta pregunta.

Las nuevas técnicas han permitido aumentar la supervivencia, pero a costa de aumentar

también el número de personas que quedan con graves secuelas físicas y psicológicas.

Algunas de ellas difícilmente volverán a trabajar y dependerán de la familia; precisarán

tratamientos costosos en la fase aguda y largos procesos de rehabilitación. Esta

“epidemia permanente" es la primera causa de muerte y discapacidad en la población

mundial de menos de 45 años.

41

Durante la estancia hospitalaria, diferentes factores pueden entorpecer la

evolución del paciente con traumatismo craneoencefálico grave o moderado e influir

negativamente en el resultado final. Es necesario continuar analizando esos factores. Por

ejemplo, durante años no se ha prestado atención a la dilatación del sistema ventricular

del enfermo. Esta dilatación es un problema más frecuente de lo esperado, especialmente

ahora que sobreviven más pacientes: el aumento de tamaño del sistema ventricular se

observa en el 40% de los pacientes que sobreviven a un traumatismo craneoencefálico

grave y en un 27% de que sufren un traumatismo moderado. El verdadero reto es

identificar los casos que requieran derivación del líquido cefalorraquídeo. Este aumento

del sistema ventricular se produce de forma precoz al traumatismo. Como el diagnóstico

de este fenómeno se efectúa en el 57,6% de los casos a las cuatro semanas del

traumatismo y en el 69,7% a los dos meses, el tratamiento podría llegar tarde.

La especialización de las unidades de cuidados intensivos en el tratamiento de

enfermos neurocríticos es un factor decisivo que mejora el pronóstico final. Estas

UCI están dotadas de sistemas de monitorización de alta tecnología, con instrumentos

que informan del estado y evolución del enfermo, que se encuentra en coma por el

traumatismo o inducido por barbitúricos, y de la efectividad del tratamiento.

El hospital Universitario Vall d’Hebrón es uno de los pocos centros españoles que

aplica tratamientos integrales en los tratamientos craneales.

Tradicionalmente se ha monitorizado el cerebro mediante un sensor de presión

intracraneal: una excesiva presión causada por inflamación cerebral es la causa

de muerte precoz en el 90% de los enfermos. Este sensor avisa sobre la presión, pero no

de si al cerebro le falta oxígeno o si el metabolismo no es el adecuado. Aunque todavía no

se ha demostrado claramente que la medición de oxígeno o de metabolitos mejore el

resultado, pueden ayudar a tratar antes al paciente en lugar de esperar a ver cuál es la

evolución natural.

La hipotermia intravenosa, que se ensaya en el estudio multicéntrico español

IntraCool, y la extracción de gran parte del cráneo, que analiza el estudio europeo

RescueICP, son nuevas técnicas para disminuir la presión.

Hay una nueva técnica de monitorización eléctrica (Anthony Strong, King’s College

Hospital de Londres), que se aplica en pacientes que requieren intervención quirúrgica y

42

que consiste en introducir en la zona afectada unos electrodos que permiten controlar

cambios anormales en la corriente eléctrica producidos por la lesión. La monitorización

conjunta del metabolismo, el oxígeno y la presión dará una visión más global del estado

del paciente.(25)

2.8. ATENCIÓN PREHOSPITALARIA: EVALUACIÓN Y MANEJO INICIAL

2.8.1. Evaluación prehospitalaria:

Diversos autores coinciden en clasificar las muertes traumáticas en tres fases:

1) Inmediata (50%): las que ocurren en los primeros momentos tras el accidente, y en

general, se deben a TCE severo, lesión de grandes vasos o del corazón y lesión medular

alta.

2) Temprana (35%): Acontecen en las primeras horas, debiéndose principalmente a

hemorragia, lesiones múltiples y TCE severo.

3) Tardía (15%): pasada la primera semana. Generalmente por complicaciones, de las

que las infecciones y el fracaso multiorgánico (FMO) son las más frecuentes.

Desde el punto de vista de la asistencia extrahospitalaria, se actuaría

fundamentalmente sobre las muertes tempranas, pudiendo reducir hasta en un 25%-35%

la mortalidad de los traumatizados. Esto va a depender de la calidad y formación del

equipo de asistencia, del transporte y traslado del herido y de las capacidades del hospital

receptor y la cualificación del equipo médico hospitalario. Del conjunto de todos estos

puntos surgió el concepto de “hora de oro”, durante la cual, una buena asistencia,

diagnóstico y tratamiento disminuyen la mortalidad del traumatizado. Los tiempos de

atención in situ y de traslado deben ser los imprescindibles para garantizar un acceso

rápido a la asistencia hospitalaria.(13,14)

2.8.2. Atención inicial:

El esquema de atención inicial al traumatizado constaría de los siguientes pasos:

2.8.2.a. PERMEABILIZACIÓN DE LA VÍA AÉREA E INMOVILIZACIÓN CERVICAL:

El manejo de la vía aérea es el primer punto de la asistencia inicial al paciente

politraumatizado, así como el control de la columna cervical, que debe ser inmovilizada

43

con la ayuda de un collarín, que puede suplementarse con soportes laterales y fijación

para el transporte. El manejo de la vía aérea y la intubación endotraqueal son las únicas

maniobras que han demostrado una clara eficacia en cuanto a la supervivencia de estos

pacientes. Debe administrarse inmediatamente oxígeno a la concentración más alta

posible. Una PO2 baja y, en especial, una PCO2 elevada, ejercen un potente efecto

vasodilatador sobre la circulación cerebral y por lo tanto aumentan la PIC: es por esto que

debemos suponer que la PIC está elevada en todo TCE grave hasta que se demuestre lo

contrario. No existe acuerdo acerca de cual es la vía y la inmovilización más segura para

la intubación endotraqueal en el paciente con presunta lesión medular cervical y

ventilación espontánea, recomendando algunos la intubación orotraqueal con tracción

axial por un ayudante y otros la intubación nasotraqueal sin tracción axial o la

cricotiroidotomía, si no es posible la anterior. Estas maniobras exigen la administración de

sedantes y en ocasiones bloqueantes neuromusculares, para evitar el incremento de la

PIC inducido por la propia maniobra, la tos, las náuseas, etc. Las sustancias más

utilizadas en la actualidad son el midazolam y el etomidato. Este último además reduce la

PIC per se y presenta muy buena tolerancia hemodinámica. Otras técnicas que se pueden

realizar en el lugar del accidente, aunque se encuentre en discusión si debe o no

realizarse son la cricotiroidectomía y el drenaje torácico.

Cricotiroidectomía: es una técnica fácil de hacer, con un alto índice de aciertos

(87%-100%) y una tasa baja de complicaciones (0%-15%) debidas, principalmente, a fallo

para aislar la vía aérea o a colocación de la cánula en lugar inadecuado, y que se puede

realizar con éxito en un tiempo que varía entre 30 segundos y 2 minutos, demostrando ser

una técnica más rápida y fácil que la técnica percutánea.

Drenaje torácico: Únicamente en el caso de neumotórax a tensión. La

descompresión con aguja es un método fácil, requiere menos entrenamiento y experiencia

y puede descomprimir parcial y temporalmente el neumotórax. (8,12)

2.8.2.b. CIRCULACIÓN Y CONTROL DE LA HEMORRAGIA:

Frío y taquicardia en un TCE equivalen a shock hipovolémico, hasta que no se

demuestre lo contrario. El shock hipovolémico es el gran reto en la asistencia inicial. Con

sospecha de hipovolemia severa, en la mayoría de los casos, se requiere intervención

44

quirúrgica urgente, que solo puede recibirse en el hospital. Mientras se controla

manualmente cualquier sangrado externo, es imprescindible la canalización de dos vías

venosas periféricas de grueso calibre para perfundir líquidos, evitando las soluciones

hipotónicas. Se aconsejan soluciones de ClNa a concentraciones de 0,9% ó superiores

(ringer o fisiológico); también se pueden administrar soluciones hiperosmóticas y coloides.

El objetivo es alcanzar una PAM> 70 mmHg.(14)

2.8.2.c. EVALUACIÓN NEUROLÓGICA:

Consiste básicamente en la determinación de la escala de coma de Glasgow, el

examen de las pupilas y comprobar si existen signos de focalidad neurológica.

GCS: ya comentada anteriormente, en función de la que clasificaremos el TCE en

grave, moderado y leve. Es importante objetivar si se parte de una pérdida de conciencia

en el momento inicial con posterior mejoría o si el nivel de conciencia ha ido empeorando

paulatinamente a partir del traumatismo, lo que implicaría daño secundario del encéfalo.

Los sujetos que hablan en algún momento tras la lesión y después pierden la conciencia

presentan casi de forma invariable hematoma intracraneal. Muy importante valorar,

además, la presencia en algún momento de crisis convulsivas.

Examen pupilar: debe valorarse su tamaño y la respuesta a la luz intensa de forma

directa o indirecta (reflejo consensual). Se considera patológica cualquier diferencia en el

tamaño pupilar de más de 1 mm, la respuesta lenta y la no respuesta al estímulo

lumínico.(21,22)

Función motora: la debilidad o inmovilidad de un hemi cuerpo indica la existencia

de una lesión ocupante de espacio con afectación de la vía piramidal correspondiente. En

personas inconscientes se puede localizar la lesión de manera grosera observando

discrepancias entre las reacciones motoras al dolor Otro aspecto importante del examen

físico es la exploración de la cabeza en busca de signos de traumatismo; éstos incluyen

hematomas o laceraciones en cara y cuero cabelludo, fracturas craneales abiertas,

hemotímpano y hematomas sobre la apófisis mastoides (signo de Battle), etc, que indican

fractura del peñasco. Hematoma periorbitario (ojos de mapache) que suponen fractura del

piso de la fosa anterior. También se deben buscar signos de derrame de LCR por la nariz

o los oídos. El LCR puede estar mezclado con sangre, de manera que el líquido drenado

al caer sobre un papel de filtro formaría una figura en diana. Las determinaciones

45

bioquímicas para detectar glucosa o cloro no son casi nunca posibles debido a la

dificultad para recolectar un volumen suficiente de líquido drenado. En condiciones

normales, la concentración de glucosa en LCR es casi la mitad de la del suero. La

concentración de cloro en LCR es de 116-122 mEq/L.(11,13)

2.8.3. Pruebas de imagen:

Es importante distinguir cuando es necesario un estudio radiológico y cuando no,

ya que en pacientes con bajo riesgo de presentar lesiones intracraneales, los hallazgos

positivos en la radiografía simple son raros, y cuando se encuentran se tratan de fracturas

lineales clínicamente insignificantes. En los pacientes con traumatismo grave la placa

simple de cráneo, únicamente es útil para diagnosticar fracturas deprimidas. Según esto,

y ya que en el momento actual todos los centros sanitarios de atención al traumatizado

disponen de scanner, la radiografía simple no tiene ningún interés. Una vez realizada la

valoración de funciones respiratoria y circulatoria y descartada la inestabilidad espinal, el

scanner cerebral analizado con ventanas para tejidos blandos, intermedias y para tejido

óseo es el método de elección para valorar lesiones cerebrales. Podemos diagnosticar

con un amplio margen de seguridad las fracturas, hemorragias, efecto de masa y cuerpos

extraños.(16,19)

2.9. MANEJO DEL TCE EN LAS UNIDADES DE CUIDADOS INTENSIVOS

Se debe vigilar la función neurológica, irrigación cerebral y metabolismo del

cerebro, presión intracraneal y los parámetros sistémicos, ya comentados anteriormente,

necesarios para el mantenimiento de un riego sanguíneo y oxigenación adecuados al

encéfalo. (8,18)

2.9.1. EXAMEN CLÍNICO:

La vigilancia de la función neurológica se lleva a cabo repitiendo cada hora una

exploración neurológica sencilla. Todo empeoramiento de la función neurológica debe

obligar a una investigación de las causas tratables. Esto no suele ser fácil, ya que estos

pacientes suelen encontrarse bajo el efecto de sedantes y bloqueantes neuromusculares

que hacen imposible una adecuada valoración neurológica. Cuando se administran

bloqueantes neuromusculares sólo se dispone de la reacción pupilar como medio de

46

evaluación. Es necesario suspender la sedorrelajación cada 12-24 horas para realizar una

evaluación neurológica, siempre que las cifras de PIC lo permitan. De ahí la importancia

de monitorizar la PIC, ya que muchos de los procesos patológicos que amenazan al

sujeto con lesión craneal se manifiestan en la fase temprana de la anomalía con elevación

de la PIC. Una alternativa a la vigilancia neurológica clínica es la medición

electrofisiológica de las funciones neurológicas. Las técnicas habituales son

electroencefalografía y potenciales evocados.(8, 17)

2.9.1. a MANEJO DE LA PIC. HIPERTENSIÓN INTRACRANEAL (HIC)

Entre las causas de lesión secundaria de origen intracraneal, la más frecuente y

que determina peor pronóstico es la hipertensión intracraneal. El aumento de la PIC

produce herniación cerebral, que si no es revertida provoca isquemia cerebral difusa por

descenso de la presión de perfusión cerebral. La isquemia se considera en la actualidad

la lesión secundaria de origen intracraneal más grave, ya sea provocada por aumento de

la PIC o por descenso de la presión arterial media. En el TCE, la presencia de HIC se

debe fundamentalmente a presencia de lesiones ocupantes de espacio, aumento del

volumen intravascular o del extravascular, como en el caso del edema cerebral. La PIC

normal se sitúa entre 10-15 mmHg; valores por encima de 20 mmHg se consideran

patológicos. Aunque en todo paciente con TCE en coma debe presuponerse la existencia

de HIC, su diagnóstico y tratamiento precisa monitorización. La PIC es la presión medida

desde algún punto intracraneal y se registra en mmHg. La medición se realiza

habitualmente en ventrículos cerebrales o los espacios subdural o epidural y, raras veces,

en el parénquima cerebral. La PPC resulta de restar a la presión arterial media (PAM), la

presión intracraneal (PIC). PPC= PAM-PIC (8,21)

En el individuo normal, el valor mínimo tolerable de PPC o umbral inferior de la

autorregulación es de 50 mmHg, por debajo de esta cifra, el flujo cerebral desciende.

Cuando los valores de PAM y PIC son normales, aunque sufran grandes variaciones, los

valores de PPC apenas se modifican. No ocurre así en presencia de TCE donde el

mecanismo de autorregulación cerebral está alterado, compensando en un primer

momento con aumento de la PAM, pero si la PIC va en ascenso, la PPC disminuye y se

produce isquemia cerebral. Los esfuerzos terapéuticos irían encaminados ante todo a

conseguir un aumento de la PPC > 70 mmHg. Es aconsejable mantener la PAM en cifras

superiores a 90 mmHg. Según esto, y asumiendo de entrada que en todo TCE la PIC se

encuentra elevada, no se debe reducir la presión arterial sistémica antes de monitorizar la

47

PIC. La existencia de HIC se manifiesta en la TAC por la disminución de espacios

licorales, esto es borramiento de surcos, compresión de las cisternas, disminución del

tamaño de los ventrículos y por desplazamientos de las estructuras cerebrales. Esto

último produce disminución del nivel de conciencia al igual que la HIC. La PIC debe ser

monitorizada en todos aquellos pacientes con Glasgow < 9 y en aquellos con Glasgow > 8

en el caso de que hubieran sido intervenidos de LOE, con LOE no intervenidas o con

compresión de las cisternas basales o en aquellos pacientes con lesiones extracraneales

graves que precisen sedoanalgesia profunda. Además de la PIC, otros datos en los que

nos vamos a apoyar son la TAC, saturación de hemoglobina de muestras del bulbo de la

yugular interna y el Doppler Transcraneal.(8,9,17)

Los objetivos del tratamiento de la HIC son:

- Normalizar la PIC

- Mantener la PPC por encima del umbral de isquemia.

- PPC < 70 mmHg Se considera justificado comenzar a tratar la HIC cuando la PIC

excede de 20 mmHg con el cráneo cerrado, ó 15 mmHg con el cráneo abierto.

2.9.1.b. MANEJO DE LA HIC EN EL TCE:

En primer lugar, existen una serie de medidas generales encaminadas a lograr la

estabilidad del paciente:

- Posición de la cabeza a 30º sobre el plano horizontal.

- Analgesia eficaz

- Normotermia

- PaO2> 70 mmHg

- Normocapnia

- PAM > 90 mmHg

- Euvolemia: Hemoglobina > 10g/dl

- Osmolaridad plasmática > 290 mOsm

48

- Glucemia < 200 mg/dl

- Profilaxis de convulsiones precoces.

2.9.2. CONTROL HEMODINÁMICO:

En la fase inmediata del cuidado de la lesión craneal, la vigilancia hemodinámica

debe incluir valoración de la presión arterial y medición detallada del ingreso y salida de

líquidos. Cuando se administran dosis grandes repetidas de manitol puede ser necesario

medir la presión arterial pulmonar para mantener una evaluación precisa del estado del

volumen intravascular frente a diuresis masiva y restitución consecuente de líquido.

2.9.3 .HIPERTERMIA:

Se debe tratar de forma enérgica mediante la utilización de antiinflamatorios no

esteroideos y medidas físicas.

2.9.4. SEDACIÓN:

Preferentemente con midazolam a dosis de 0.1-0.4 mg/kg/h. También se puede

utilizar propofol a dosis de 1.5-6 mg/kg/h.

2.9.5. ANALGESIA:

Se deben evitar opiáceos para no interferir la evaluación neurológica y utilizar

tramadol, dipirona magnésica, etc. Sin embargo en TCE graves si está permitido el uso de

cloruro mórfico en perfusión continua.

2.9.6. CONTROL DE LAS CONVULSIONES:

Las convulsiones pueden agravar una lesión encefálica existente, por lo que hay

que tratarlas lo antes posible. Los factores que aumentan el riesgo de epilepsia tardía

incluyen: lesiones graves, hematomas intracraneales y la presencia de convulsiones

tempranas tras la lesión. En estos casos se puede administrar fenitoína profiláctica

durante 6-12 meses, Los anticonvulsivos profilácticos sólo han demostrado ser eficaces

en el período postraumático inicial.

49

2.9.7. NUTRICIÓN:

Los requerimientos calóricos son comparables a los de una quemadura que cubra

del 20 al 40% de la superficie corporal. Estos requerimientos aumentan por posturas

motoras y se reducen por el coma barbitúrico o los relajantes musculares. Después de la

lesión se debe comenzar con nutrición enteral a través de sonda nasogástrica, a no ser

que exista traumatismo mayor en abdomen, en cuyo caso se administraría nutrición

parenteral. La instauración de nutrición de forma precoz ayuda a reponer la pérdida de

nitrógeno que se produce como resultado de la lesión craneal grave.

2.9.8. NORMOGLUCEMIA:

Tanto la hipoglucemia como la hiperglucemia incrementan la lesión cerebral. La

primera produce aumento del flujo sanguíneo cerebral hasta un 300%, metabolismo

anaerobio, acidosis intra neuronal y muerte celular. Por el contrario, la cifras superiores a

200 mg/dl de glucemia, produce un descenso del metabolismo oxidativo de la glucosa,

incremento del lactato con descenso del pH celular y un mayor retraso para iniciar la

perfusión cerebral en casos de isquemia.

2.9.9. LÍQUIDOS Y ELECTROLITOS:

Fundamental, sobre todo, en aquellos casos en que se produce SIADH o Diabetes

insípida. En el primero de los casos se debe realizar restricción hídrica al menos en las

primeras 24 horas. La demeclociclina puede ser un coadyuvante útil cuando el síndrome

persiste más allá de unos días. En caso de síntomas neurológicos graves a consecuencia

de la hipernatremia se administrará solución salina hipertónica. La diabetes insípida se

puede tratar con acetato de desmopresina, 1 a 2 g (0.25 a 0.5 ml) por vía intravenosa 2-4

veces al día, según se requiera para controlar la diuresis. Es necesario medir la

osmolaridad plasmática y urinaria y los electrolitos para distinguir la verdadera diabetes

insípida de la diuresis excesiva causada por movilización de líquidos empleados durante

la reanimación o como resultado del uso de manitol para controlar la PIC. (23,24)

2.9.10. REHABILITACIÓN:

Las necesidades de rehabilitación deben atenderse desde la admisión a la unidad

de cuidados intensivos. En los primeros días tras el ingreso, esto consiste en la colocar al

paciente en la posición adecuada, cambiarlo de postura con regularidad, cuidado de la

50

piel y movimiento de las extremidades para evitar contracturas articulares y úlceras por

decúbito, lo que puede retrasar significativamente la recuperación. La rehabilitación más

activa se realiza una vez que el paciente recupera la conciencia, momento en que los

objetivos de la terapia de rehabilitación varían por completo, desde el mantenimiento de la

postura y movimientos normales de la extremidad hasta reentrenamiento de actividades

mentales y físicas sencillas y después progresivamente más complejas. Aunque en ese

momento el individuo ya se encuentre fuera de la UCI, es importante que las medidas de

rehabilitación se inicien en ella. (6,17,18)

51

III. OBJETIVOS:

3.1. GENERAL:

Establecer la evolución neurológica al egreso, al mes y al año del paciente menor

de 12 años con trauma craneoencefálico leve, moderado y severo, hospitalizado en el

departamento de Pediatría del Hospital General de enfermedades IGSS de Octubre del

2010 a Junio del 2012.

3.2. ESPECIFICOS:

3.2.1 Establecer la edad y sexo del paciente

3.2.2 Determinar la etiología del trauma craneoencefálico.

3.2.3 Clasificar el trauma craneoencefálico según la escala de Glasgow al

momento del ingreso en emergencia.

3.2.4 Conocer el estado funcional del paciente con trauma craneoencefálico al

egreso, al mes y al año.

3.2.5 Evaluar la incidencia y mortalidad.

52

IV. MATERIAL Y METODOS

4.1. Tipo de Estudio:

Descriptivo

4.2. Unidad de Análisis:

Datos clínicos, de laboratorio y de imágenes registrados en el expediente

clínico y en la encuesta recolectados en el instrumento diseñado para el

efecto.

a. Población y Muestra

a.1. Población o Universo:

Todos los niños menores de 12 años de ambos sexos que ingresaron con

diagnóstico de trauma craneoencefálico leve, moderado y severo a la unidad de cuidados

intermedios, intensivo, encamamiento y observación de pediatría del Hospital General de

Enfermedades del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, que ingresaron del 01 de

enero 2011 al 30 de junio 2012..

a.2 Muestra:

No hubo muestreo, se tomo a la totalidad de pacientes que ingresaron durante el

periodo de estudio con diagnostico de TCE y a los se les dio seguimiento durante 1 año y

que cumplieron con los criterios de inclusión.

b. Criterios de Inclusión y Exclusión :

i. Criterios de Inclusión :

Pacientes de ambos sexos

Menores de 12 años de edad.

con diagnostico de trauma craneoencefálico leve, moderado o severo.

Pacientes ingresados a los servicios del Departamento de pediatría de IGSS zona

9.

Todos los pacientes que egresaron con diagnostico de trauma craneoencefálico

leve, moderado y/o severo y que los padres aceptaron hoja de consentimiento

53

informado para su seguimiento con citas estipuladas para evaluación por

neurólogo pediatra y Residente de pediatría en Hospital General de

Enfermedades del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social.

ii. Criterios de exclusión:

Pacientes a los que no se encontró el expediente clínico

Pacientes en quienes el expediente clínico está incompleto

Padres que no aceptaron la inclusión al estudio de sus hijos con diagnostico de

trauma craneoencefálico.

Negativa de los padres a su seguimiento por consulta externa

Pacientes en quienes padres solicitan egreso contraindicado

Pacientes con patología neurológica previa al trauma.

4.5. DEFINICIÓN Y OPERACIONALIZACIÓN DE VARIABLES

VARIABLE DEFINICION

CONCEPTUAL

TIPO DE

VARIABLE

UNIDAD DE MEDIDA

ESCALA

DE

MEDICION

Edad Tiempo transcurrido en

años desde el

nacimiento

Cuantitativa Años Boleta de

recolección

de datos.

Sexo Condición orgánica,

que distingue al género

masculino del

femenino..

Cualitativo Femenino

Masculino

Boleta de

recolección

de datos.

Escala de

Glasgow

Conjunto de

parámetros que se

utilizan para medir el

estado neurológico del

Cuantitativo 3 a 15 puntos

Expediente

clínico

54

paciente y clasifica el

tipo de trauma

craneoencefálico en

leve, moderado o

severo.

Manifestaciones

clínicas.

Conjunto de síntomas y

signos que presenta el

paciente.

Cualitativo. Cefalea, nausea, vómitos

incontrolables, pérdida del

estado de conciencia,

amnesia

Boleta de

recolección

de datos.

Hallazgos en

tomografía axial

computarizada

cerebral

Estudio de imagen no

invasivo

Cuantitativo Fracturas, hematomas,

contusiones cerebrales,

laceraciones.

Boleta de

recolección

de datos.

Escala Glasgow

Outcome Score

Clasificación del estado

funcional de paciente

cuantitativo 1 a 5 puntos.

Boleta de

recolección

de datos.

Mortalidad

Persona que fallece por

una enfermedad

Cuantitativa Se indicara el número de

pacientes fallecidos

Boleta de

recolección

de datos

4.6 Técnicas, Procedimientos e Instrumentos a utilizar en la Recolección

de Datos:

4.6.1. Técnicas:

La información se obtuvo mediante una revisión sistemática de los

expedientes clínicos de pacientes atendidos en Unidad de cuidados

intensivos, intermedios, observación y encamamientos; con diagnostico de

trauma craneoencefálico se captaron a los pacientes a su ingreso y se les

explico a los padres de estos pacientes sobre dicho estudio y los que

55

aceptaron, se apuntaron los números telefónicos de celular, casa y trabajo

de padre y/o madre en una agenda para programación de citas. Se llevo

una revisión y evaluación por residente de pediatría encargado de la

investigación en el departamento de Pediatría IGSS zona 9, se llenaron las

boletas y fichas de evaluación de evolución neurológica.

4.6.2. Procedimientos:

4.6.2.1. Recolección de datos :

Para la fase de recolección de datos, los expedientes clínicos fueron

proporcionados por el departamento de archivo, de los pacientes vistos

en los servicios anteriormente citados; en la consulta externa se citaron

al mes del egreso y al año, y se evaluó conjuntamente con neurólogo

la evolución neurológica del paciente que egresó del Departamento de

pediatría del IGSS zona 9 con diagnostico de trauma craneoencefálico

leve, moderado y severo.

Dichos datos fueron trasladados a una boleta de recolección de datos.

4.6.3. Instrumento:

Para poder realizar el estudio se necesitaron 3 instrumentos, los cuales

fueron integrados de la siguiente manera: Boleta de recolección de datos,

con la información de las variables del paciente hospitalizado, edad, sexo,

servicio al que fue ingresado , etiología del trauma, estudios de imágenes,

cirugía efectuada. La escala de Glascow aplicada según el grupo etareo y

para la evaluación ambulatoria al mes y al año: La escala de Glascow

outcome score .

56

4.7. Procesamiento y Análisis :

4.7.1. Plan de Procesamiento:

Para el procesamiento de la información se procedió a clasificar las boletas y a las

mismas se le asigno un número en orden correlativo como identificación para su

ordenamiento.

Se clasificaron las variables en cuantitativas y cualitativas

Luego se ingresaron y ordenaron las variables en una base de datos utilizando

Microsoft Office Excel 2007, la cual fue procesada por Epiinfo versión 3.5.2. para

el análisis estadístico descriptivo

4.7.2. Plan de Análisis:

Una vez establecidos los resultados y validados, se procedió a la tabulación de los

mismos, efectuándose un análisis descriptivo para contestar las preguntas de

investigación y proceder a la elaboración de las conclusiones y recomendaciones

del estudio sobre la evolución neurológica del paciente con trauma

craneoencefálico, del Hospital General de Enfermedades del Instituto

Guatemalteco de Seguridad. Las variables cualitativas se expresaron en gráficas

y porcentajes, las cuantitativas en medidas de tendencia central (media y

mediana) y de dispersión (desviación estándar) para la obtención y presentación

de los resultados.

4.8. Alcances y límites de la investigación:

4.8.1 Alcances:

Se conoció el estado funcional al egreso, al mes y al año en pacientes menores de

12 años de edad con trauma craneoencefálico leve , moderado y severo

ingresados en el departamento de pediatría del Hospital General de Enfermedades

del IGSS zona 9

4.8.2 Límites:

El estudio se limito a los pacientes beneficiarios que ingresaron al departamento

de pediatría con TCE del Hospital General de Enfermedades del IGSS zona 9 y a

57

los que se les dio el seguimiento durante 1 año, las conclusiones del siguiente

estudio solo pueden ser aplicadas a la población estudiada.

4.9. Aspectos éticos de la Investigación:

Se considera este trabajo de investigación de salud sin riesgo, en categoría I, ya

que no se realiza intervención ni modificación directa con las personas

involucradas en la misma. La información generada fue a través de la boleta de

recolección de datos con revisión de expedientes médicos, entrevistas con los

padres y evaluación del menor. La siguiente investigación se manejara con

confidencialidad y profesionalismo propio de los investigadores médicos con fines

propiamente científicos y será divulgada una vez sea aprobado el informe final.

58

V. RESULTADOS

CUADRO No. 1.

DISTRIBUCIÓN POR EDAD DE LOS PACIENTES INGRESADOS POR TRAUMA

CRANEOENCEFÁLICO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO DEL

2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012

EDAD DE PTE FRECUENCIA PORCENTAJE

< 1 año 4 13 %

1 - 5 años 22 74%

> 5 años 4 13%

TOTAL 30 100%

Fuente: Boleta de recolección de datos

GRAFICA NO. 1

FUENTE: Cuadro No. 1

4

22

4

DISTRIBUCION POR EDAD DE LOS PACIENTES INGRESADOS POR TRAUMA CRANEOENCEFALICO

< 1 año

1 - 5 años

> 5 años

59

CUADRO No. 2

DISTRIBUCIÓN POR SEXO DE LOS PACIENTES INGRESADOS POR TRAUMA

CRANEOENCEFÁLICO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO DEL

2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012

SEXO FRECUENCIA PORCENTAJE

MASCULINO 17 57%

FEMENINO 13 43%

TOTAL 30 100%

Fuente: Boleta de recolección de datos

GRAFICA NO. 2

FUENTE: Cuadro No. 2

57% 43 %

DISTRIBUCION POR SEXO DE LOS PACIENTES INGRESADOS POR TRAUMA CRANEOENCEFALICO

MASCULINO

FEMENINO

60

CUADRO No. 3

DISTRIBUCIÓN DE EVOLUCIÓN DE GLASGOW AL INGRESO DE PACIENTES CON

TRAUMA CRANEO ENCEFALICO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE

ENERO DEL 2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012

Fuente: Boleta de recolección de datos

GRAFICA NO. 3

FUENTE: Cuadro no. 3

19

3

8

DISTRIBUCION DE EVOLUCION DE GLASGOW AL INGRESO DE PACIENTES CON TRAUMA

CRANEOENCEFALICO

LEVE

MODERADO

SEVERO

TIPO DE TCE NO PACIENTES PORCENTAJE

LEVE 19 63%

MODERADO 3 10%

SEVERO 8 27%

TOTAL 30 100%

61

CUADRO NO. 4

DISTRIBUCION DE EVOLUCION DE GLASGOW AL EGRESO DE PACIENTES CON

TRAUMA CRANEOENCEFALICO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE

ENERO DEL 2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012.

Fuente: Boleta de recolección de datos

GRAFICA NO. 4

FUENTE: Cuadro no. 4

19

3

8

DISTRIBUCION DE EVOLUCION DE GLAGOW AL EGRESO DE PACIENTES CON TRAUMA

CRANEOENCEFALICO

LEVE

MODERADO

SEVERO

TIPO DE TCE NO PACIENTES GLASGOW AL

EGRESO

LEVE 19 15 PUNTOS

MODERADO 3 15 PUNTOS

SEVERO 8 15 PUNTOS

TOTAL 30

62

CUADRO No. 5

ESTADO FUNCIONAL DEL PACIENTE CON TRAUMA CRANEOENCEFALICO EN LA

EVALUACIÓN AL EGRESO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO

DEL 2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012

Escala funcional al egreso

Pacientes con

TCE

1 2 3 4 5 Total

Leve 0 0 0 0 19 19

Moderado 0 0 0 0 3 3

severo 2 1 0 0 5 8

Total 2 1 0 0 27 30

Fuente: Boleta de recolección de datos

GRAFICA NO. 5

FUENTE: Cuadro no. 5

19

3

8

ESTADO FUNCIONAL DEL PACIENTE CON TRAUMA CRANEOENCEFALICO EN LA EVALUACION AL

EGRESO

TCE LEVE

TCE MODERADO

TCE SEVERO

63

CUADRO No. 6

ESTADO FUNCIONAL DEL PACIENTE CON TRAUMA CRANEOENCEFALICO EN LA

EVALUACIÓN AL MES EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO DEL

2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012.

Escala funcional al mes

Pacientes con

TCE

1 2 3 4 5 Total

Leve 0 0 0 0 19 19

Moderado 0 0 0 0 3 3

severo 2 1 0 0 5 8

Total 2 1 0 0 27 30

FUENTE: Boleta de recolección de datos

GRAFICA NO. 6

FUENTE: Cuadro no. 6

19

3

8

ESTADO FUNCIONAL DEL PACIENTE CON TRAUMA CRANEOENCEFAICO EN LA EVALUACION AL MES

TCE LEVE

TCE MODERADO

TCE SEVERO

64

CUADRO NO. 7

ESTADO FUNCIONAL DEL PACIENTE CON TRAUMA CRANEOENCEFALICO EN LA

EVALUACIÓN AL AÑO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO DEL

2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012

Escala funcional al año

Pacientes con

TCE

1 2 3 4 5 Total

Leve 0 0 0 0 19 19

Moderado 0 0 0 0 3 3

severo 3 0 0 0 5 8

Total 3 0 0 0 27 30

FUENTE: Boleta de recolección de datos

GRAFICA NO. 7

FUENTE: Cuadro no. 7

19

3

8

ESTADO FUNCIONAL DEL PACIENTE CON TRAUMA CRANEOENCEFAICO EN LA EVALUACION AL AÑO

TCE LEVE

TCE MODERADO

TCE SEVERO

65

CUADRO No. 8

DISTRIBUCION DE TIPO DE TRAUMA CRANEO ENCEFALICO Y SERVICIO DE

INGRESO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO DEL 2011 AL 30 DE

JUNIO DEL 2012

SERVICIO

INGRESADO

LEVE MODERADO SEVERO TOTAL

OBSERVACION 13 0 0 13

UTIP 4 3 7 14

UCIM 0 0 1 1

ENCAMAMIENTOS 2 0 0 2

Totales 19 3 8 30

Fuente: Boleta de recolección de datos

GRAFICO N0. 8

FUENTE: Cuadro no. 8

13

14

1 2

DISTRIBUCION DE TIPO DE TRAUMA CRANEO ENCEFALICO Y SERVICIO DE INGRESO

OBSERVACION

UTIP

UCIM

ENCAMAMIENTOS

66

GRAFICA NO. 9

FUENTE: Cuadro No 9

30

21

NESTUDIOS DE IMAGENES REALIZADOS EN PACIENTES

CON TRAUMA CRANEOENCEFALICO pacientes

Radiografías

TAC cerebral

CUADRO No. 9

ESTUDIOS DE IMÁGENES REALIZADOS EN PACIENTES CON TRAUMA

CRANEOENCEFALICO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO

DEL 2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012

Tipo de estudio No. De pacientes

Radiografías 30

TAC cerebral 21

Fuente: Boleta de recolección de datos

67

CUADRO NO. 10

CUADRO DE DISTRIBUCION DE ETIOLOGIA DE TRAUMA CRANEO ENCEFALICO Y

GRADO DE SEVERIDAD EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO DEL

2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012

FUENTE: Boleta de recolección de datos

ETIOLOGIA NO. CASOS TIPO DE TCE

TRAUMA 18 LEVE

TRAUMA 3 MODERADO

TRAUMA 4 SEVERO

HERIDA POR ARMA DE

FUEGO

1 SEVERO

ACCIDENTE DE

TRANSITO

1 LEVE

ACCIDENTE DE

TRANSITO

3 SEVERO

TOTAL 30

68

CUADRO NO. 11

CUADRO DE DISTRIBUCION DE MORTALIDAD EN PACIENTES CON TRAUMA

CRANEOENCEFALICO EN EL PERIODO COMPRENDIDO DEL 01 DE ENERO DEL

2011 AL 30 DE JUNIO DEL 2012

FUENTE: Boleta de recolección de datos

TIPO DE TCE NO.

CASO

MORTALIDAD %

LEVE 19 0 0%

MODERADO 3 0 0%

SEVERO 8 3 10%

TOTAL 30 3 10%

69

VI. DISCUSION Y ANALISIS DEL PROBLEMA:

El cuadro y gráfica número 1 representa las edades en las cuales están

comprendidos los pacientes que ingresaron al departamento de pediatría del Hospital

General de Enfermedad IGSS zona 9 en donde se puede evidenciar que el mayor

porcentaje lo tienen los pacientes comprendidos entre 1 a 5 años de edad con un 74%, lo

cual coincide con la literatura, probablemente por ser edades en donde los niños ya se

movilizan por sí mismos y por descuido de los cuidadores.

El cuadro y gráfica número 2 representa la distribución de sexo de los pacientes que

fueron ingresados con diagnóstico de trauma cráneo encefálico al departamento de

pediatría del Hospital General de Enfermedad IGSS zona 9 en donde se observa que el

mayor porcentaje de pacientes con este diagnostico fueron de sexo masculino, siendo

esto un 57%.

El cuadro y gráfica número 3 representan la distribución de los pacientes según su

clasificación con la escala de Glasgow al ingreso al departamento de pediatría del

Hospital General de Enfermedad IGSS zona 9, obteniendo 19 pacientes con TCE leve, 3

pacientes con TCE moderado y 8 pacientes con TCE Severo, obteniendo un total de 30

pacientes, en donde el mayor porcentaje lo ocupa el TCE leve, como lo encontrado en la

literatura en donde reportan un 82% para el TCE leve el cual comparando a nuestro

estudio, los 19 pacientes representan el 63%.

En el cuadro y gráfica número 4 podemos observar que los pacientes que sufrieron

TCE leve, moderado y severo presentaron una adecuada evolución al egreso, ya que de

los 30 pacientes del estudio 27 egresaron sin secuelas mayores con Glasgow adecuado

de 15 puntos, por el adecuado manejo multidisciplinario que se les ofreció en los servicios

a los que fueron ingresados, especialmente a los de TCE moderado y severo, aunque en

esta ocasión se tuvieron 3 pacientes con TCE severo fallecidos por patología de base,

durante su estancia hospitalaria.

El cuadro y gráfica no. 5 y 6 ilustra el estado funcional de los pacientes con TCE

leve, moderado y severo al egreso y al mes; observando que los 27 pacientes

presentaron un GOS de 5 puntos, lo cual indica; buena recuperación, capacidad para

70

reanudar las actividades normales de trabajo y sociales, aunque puede haber menor

déficit físico o mental, paciente sin defectos neurológicos o con defectos mínimos que le

permiten desarrollar una actividad normal o independiente y 3 pacientes que fallecieron.

En la tabla 7 observamos que se les dio seguimiento por un año a los 30 pacientes de

estudio, encontrando que los 19 pacientes que corresponden a trauma craneoencefálico

leve, tienen en la escala funcional GOS de 5 puntos; de los 3 pacientes con TCE

moderado, los 3 pacientes tienen un GOS de 5 puntos y TCE severo de los 8 pacientes

obtuvimos que 3 pacientes tuvieron GOS de 1 punto y 5 pacientes con GOS de 5 puntos

El cuadro y grafica número 8 representa los tipos de TCE y sus servicios

correspondientes de ingreso, según su gravedad, para un adecuado monitoreo y

tratamiento, llamando la atención dos TCE leve que ingresa a UTIP, dado que el paciente

presentaba cefalea intensa 36 horas posteriores al trauma se le decide realizar una TAC

cerebral en donde se evidenciaba un hematoma epidural temporal derecho, el cual

ameritaba ser drenado y llevar a sala de operaciones; se ingresa a UTIP para tratamiento

y monitoreo estricto, paciente no amerito ventilación mecánica.

El cuadro y gráfica número 9 representa los estudios de imágenes que se les

realizaron a los pacientes con diagnostico de TCE leve, moderado y severo, observando

que a los 30 pacientes se les realizó radiografías de cráneo y 21 pacientes que

ameritaron TAC cerebral, 7 de ellos con sintomatología de nauseas, vómitos, cefalea

intensa y persistente, 2 pacientes por ser menores de 1 año de edad y 8 por la severidad

del trauma de cráneo, 1 moderado y 4 severos que no ameritaron ser llevados a sala de

operaciones, pero sí de tratamiento de cuidado intensivo.

En el cuadro número 10 representa la etiología de los diversos TCE que fueron

ingresados al IGSS zona 9. En donde observamos que la causa que tuvo mayor

incidencia, fue las originadas de caídas de la cama, probablemente porque las edades de

mayor incidencia de TCE fueron pacientes entre las edades comprendidas de 1 a 5 años,

lo que significa que son niños que inician a explorar su entorno pero que aun necesitan

cuidados de personas mayores, los cuales no tienen un cuidado adecuado de los

mismos, aunque han sido de tipo leve, pero la caídas de escaleras, sillón, segundo nivel,

caída de pared de casa y 2 accidentes de motocicleta fueron causas de TCE moderado

y severo y una herida por arma de fuego en cráneo, que repercutió en la salud de

nuestros pacientes, siendo estas causas evitables; fallecieron 2 pacientes por TCE severo

71

y un paciente con estado vegetativo; esto debido a la severidad del trauma

craneoencefálico, sus factores de riesgo, así como el evento que lo causo, ya que pese al

manejo multidisciplinario su desenlace fue fatal.

El cuadro numero 11 representa la distribución de defunciones, según el tipo de

trauma craneoencefálico, obteniendo como resultado 3 pacientes que corresponden a tipo

de trauma craneoencefálico severo, representando un total del estudio del 10%, lo que

comparando con la literatura, nos encontramos en un porcentaje adecuado, ya que lo

esperado se encuentra entre un 25 a 30%.

72

6.1 CONCLUSIONES:

1. Los pacientes con trauma craneoencefálico a su ingreso se clasificaron según

severidad a través de la escala de Glasgow, obteniendo 19 pacientes (63%)

clasificados como trauma craneoencefálico leve, 3 pacientes (10%) como trauma

craneoencefálico moderado y 8 pacientes (27%) con trauma craneoencefálico

severo.

2. Se estableció la evolución neurológica de los 30 pacientes de estudio al egreso en

base a la escala de Glasgow Outcome Score, obteniendo un GOS de 5 puntos a

los 19 pacientes con trauma craneoencefálico leve al egreso, al mes y al año, lo

cual significa que llevan una vida normal a pesar del déficit menor.

3. De los 3 pacientes con trauma craneoencefálico moderado se tuvo como resultado

durante el seguimiento por un año un GOS de 5 puntos, a pesar de que estuvieron

los 3 pacientes sometidos a ventilación mecánica y de ellos 2 necesitaron

tratamiento quirúrgico; ninguno de los pacientes con TCE moderado falleció.

4. De los 8 pacientes con trauma craneoencefálico severo, 5 pacientes tuvieron un

GOS de 5 puntos 3 pacientes un GOS de 1 punto lo cual significa que fallecieron

como consecuencia al trauma.

5. Se determino como etiología mas frecuente de trauma craneoencefálico, los

traumas ocasionados como accidentes dentro de casa, siguiéndole los accidentes

de tránsito y por ultimo herida por arma de fuego.

6. Se evaluó la incidencia de las secuelas neuroconductuales de los pacientes de

estudio, encontrando las más frecuentes, en los pacientes con trauma

craneoencefálico severo las siguientes: déficit de atención y fatiga, problemas de

memoria y aprendizaje e irritabilidad.

73

6.2 RECOMENDACIONES

1. Promover en el primer nivel de atención educación a los padres sobre la

prevención Y cuidados generales e indispensables hacia los pacientes pediátricos

en casa, para evitar eventos catastróficos que pongan en riesgo la salud de los

pacientes; y así mismo indicar las consecuencias que conlleva un mal cuido y las

secuelas resultantes.

2. Continuar posteriormente con dicho estudio para poder detectar a los pacientes

que presentan secuelas neurológicas y que necesiten manejo especializado tanto

medico, físico y psicológico.

3. Continuar con la unidad de neurología y unidad de cuidado crítico en la maestría

de pediatría, para tener conocimientos necesarios e indispensables para el manejo

especializado de estos pacientes y continuar con el manejo integral hacia esta

patología a través de las diferentes sub especialidades para un manejo

multidisciplinario.

4. Concientizar e insistir a todo el personal médico que labora en la institución sobre

la necesidad de un manejo multidisciplinario de estos pacientes, desde el ingreso

de la emergencia, hasta su egreo, ya que de ello dependerá el pronóstico que los

pacientes tengan posteriormente al alta hospitalaria.

74

VII. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Chen Cl, Howhg Sl. The incidence and mortality rates of head injuries in

Xaohsiung, City Taiwan (1991-1992). Kao Hsiung I Hsuch Ko Hsuch Tsa Clien

1995; 11(9): 537-545.

2. Francisco Murillo Cabezas y Ángeles Muñoz Sánchez. Traumatismo

craneoencefálico grave. Neurointensivo. Sociedad Argentina de Terapia intensiva.

Tercera edición. Capítulo 6: 224-228.

3. Karasslau T, Meuli R, Androw R. Traumatic chets lesions in patients with severe

head trauma. J Trauma 1995; 39(6): 1081-1086.

4. Los aLevin H, Williams D, Eisenberg H. Serial MRI and neurobehavioral findings

after mield to moderate closed head injury. J Neurol Neuros Psych 1992; 55: 255-

262.

5. Casado J, Serrano A, coma por traumatismo craneoencefálico en la infancia, En:

Casado J, Serrano A, (ed), Coma en pediatría. Diagnóstico y tratamiento. 1ª ed.

Madrid. Díaz de Santos, 1997; págs.. 129-136.

6. Lam HW, Mackersie A. Pediatrics head injury; incidence, a etiology and

management. Pediatric Anaesthesia 1999; 9: 377-385

7. Nino Stocchetti y Manuela Cormio. Fisiopatología de la lesión neurológica aguda.

Neurointensivo. Sociedad Argentina de terapia intensiva. Tercera edición. 2000.

Capítulo 1: 181-18.

8. Paul M. Shore, MD and Robert S. B. Clarck, MD. Pathophisiology of Traumatic

brain injury. 39-45.

75

9. Patrignana Ochoa D, Morales D, Martínez C. Tratamientos de los traumatis mos

craneoencefálicos graves. Neurol 1988; 1(6): 226-235.

10. Robertson CS, Valadka Prevention of secondary ischemic insults after severe head

injury. Critic Care Med 1999; 2086-2095.

11. Sharon Bowers Marshall. Pathophysiology and patient manegement. Neuroscience

Critical Care. 1998. capítulo 2. 10 –72.

12. Serradei F, Ciucci G. Diagnosis and management of minor head injury a regional

multicenter approach in Italy. J Trauma 1995; 39(4): 696-70.

13. Sloan Tb. Electrophysiologic monitoring in head injury. New Huriz 1995; 3(3): 431-

438.

14. Jennett B, Bond M. Assessment of outcome after brain damage: A practical scale.

Lancet. 1975; 480-4. 4. Cooper P. Head injury. 4th ed. New York: McGraw Hill;

2000. p. 1-26.

15. Youmans J, Winn R. Principles of neurological surgery. 5th ed. New York: WB

Saunders Co; 2004. p. 5065-223.

16. Dikmen S, McLean AJr, Temdin NR, Wyler AR. Neuropsychologic oucome at one

month post injury. Arch Phys Med Rehabil 1986; 67 (8): 507-13.

17. Dacey R, Dikmen S, Temkin N, McLean A, Armsden G, Winn HR. Relative effects

of brain and non-brain injuries on neuropsychological and psychosocial outcome. J

Trauma 1991, 31 (2): 217-222.

18. Adre J. du Plessis, MBChB, MPH, Neuroimaging. Strategies in pediatrics traumatic

brain injury. 51-56.

19. Cruz L: On-line monitoring of global cerebral hypoxia in acute brain injury.

Relationships to intracranial hypertension. J Neurosurg 79:28-233, 1993

76

20. Gennarelli TA, Champion HR, Sacco WJ: Mortality of patients with head injury and

extracranial injury treated in trauma centers. J Trauma 29:1193-1201, 1989

21. Greene KA, Marciano FF, Johnson BA et al: Impact of traumatic subarachnoid

hemorrhage on outcome in nonpenetrating head injury. J Neurosurg 83:445-452,

1995

22. Miller JD, Jones PA, Dearden NM et al: Progress in the management of head

injury. Br J Surg 79:60-64, 1992

23. Peña G. Jiménez E.: Traumatismos craneoencefálicos. Tribuna Médica 86:181-

192, 1992.

24. Pories SE, Gamelli RL, Vacek P et al: Intoxication and injury. J Trauma 32:60-64,

1.992.

25. http://www.redaccionmedica.com/revista_prensa/archivo/20061128elpepi_47@50

%202.pd

26. Colombia Médica Vol. 39 Nº 3 (Supl 3), 2008 (Julio-Septiembre.

27. Libros de ingresos de emergencia de pediatría de IGSS zona 9

77

VIII. ANEXOS

8.1 Anexo No. 1.

BOLETA DE RECOLECCION DE DATOS

Instituto Guatemalteco de Seguridad Social Hospital General de Enfermedades Departamento de Pediatría Maestría de Pediatría EVOLUCION NEUROLOGICA DE PACIENTE CON TRAUMA CRANEOENCEFALICO,

MENORES DE 12 AÑOS I NGRESADOS EN IGSS HGE.

Dra. Martha María Urrutia Oliva

Boleta No. Historia clínica No. Afiliación

Nombre de paciente:

Sexo: Edad: Residencia:

Fecha de ingreso: fecha de egreso: No telefónico:

Tipo de accidente: Puntaje de Glasgow al ingreso:

Tipo de trauma craneoencefálico al ingreso: Leve: moderado: severo:

Servicio al que ingresa:

Amerito intubación orotraqueal: SI: NO:

Estudios de imágenes: SI: NO:

Tipo de estudios: Rx cráneo: TAC cerebral:

Resultado de estudios de imágenes:

Deterioro estado conciencia: SI: NO:

Puntaje de escala de: 1: 2: 3: 4: 5: Glasgow Outcome Score al egreso

78

Días de estancia hospitalaria: __________________

Puntaje de Glasgow al egreso:_____________________

Ameritó tratamiento quirúrgico el paciente: SI: NO:

Falleció: SI: NO:

Glasgow outcome score al mes: 1 2 3 4 5

Glasgow outcome score a los 3 meses: 1 2 3 4 5

Glasgow outcome score al año: 1 2 3 4 5

Fallecimiento durante el seguimiento de paciente: SI: NO:

Presenta secuelas neurológicas: SI: NO:

Cuáles:

Evaluación por psicología en el paciente con incapacidad:

79

8.2 Anexo No. 2

RADIOGRAFICOS EN PACIENTES CON TRAUMA CRANEOENCEFALICO:

TIPO DE TCE HALLAZGOS RADIOGRAFICOS

LEVE FRACTURA LINEAL PARIETAL

IZQUIERDA

LEVE FX TEMPORAL DERECHA

LEVE FX TEMPOROPARIETAL DERECHA

LEVE

FRACTURA DEPRIMIDA PARIETAL

IZQUIERDA

LEVE

FRACTURO PARIETO TEMPORAL

DERECHA

LEVE

FRACTURA DEPRIMIDA FRONTAL

DERECHA

LEVE

NORMAL

LEVE NORMAL

MODERADO FX OCCIPITAL IZQUIERDA

MODERADO FRACTURA FRONTAL IZQUIERDA

SEVERO FX TEMPORAL DERECHA

SEVERO FX TEMPORAL IZQUIERDA

SEVERO FRACTURA TEMPOROPARIETAL IZAQUIERDA

SEVERO FRACTURA TEMPOROPARIETAL

IZQUIERDA

SEVERO

FRACTURA PARIETO OCCIPITAL

SEVERO

FRACTURA FRONTO OCCIPITAL

SEVERO

FRACTURA OCCIPITAL

Fuente: Boleta de recolección de datos

80

HALLAZGOS TOMOGRAFICOS EN PACIENTES CON TRAUMA

CRANEOENCEFALICO

TIPO DE TCE HALLAZGOS TOMOGRAFICOS

LEVE hematoma sub galeal

LEVE hematoma epidural fronto temporoparietal

LEVE Normal

LEVE

hematoma epidural temporal derecho

LEVE

edema difuso

LEVE hematoma epidural fosa posterior

MODERADO

leve dilatación des sistema ventricular

MODERADO hematoma epidural frontal izq

SEVERO fx temporal derecha

SEVERO edema cerebral , herniación subfacial,

obliteracion del foramen monro y dilatación

del ventrículo izq lateral.

SEVERO

hematoma epidural temporal derecha

SEVERO

hemorragia intraparenquimatosa

SEVERO

hemorragia sub aracnoidea

SEVERO

hematoma subdural y epidural laminar

SEVERO

hemorragia sub aracnoidea

SEVERO hemorragia intra parenquimatosa

Fuente: Boleta de recolección de datos

81

CORRELACION DE RESULTADOS DE RADIOGRAFIAS NORMALES EN PACIENTES

CON TRAUMA CRANEOENCEFALICO QUE PRESENTARON CON TAC CEREBRAL

ANORMAL

TIPO DE TCE RADIOGRAFIA DE

CRANEO

TAC CEREBRAL

LEVE

NORMAL HEMATOMA EPIDURAL

TEMPORAL DERECHO

LEVE

NORMAL HEMATOMA EPIDURAL

FOSA POSTERIOR

LEVE NORMAL EDEMA DIFUSO

MODERADO NORMAL DILATACION DEL

SISTEMA VENTRICULAR

Fuente: Boleta de recolección de datos

82

8.3 Anexo No. 3

ESCALA DE GLASCOW

Evaluación Niño Lactante Score

Apertura ocular

-Espontánea

-Por estímulo verbal

-Por dolor

-Sin apertura

-Espontánea

-Por estimulo verbal

-Por dolor

-Sin apertura

4

3

2

1

Respuesta verbal

-orientada o apropiada

-confusa

-palabras inapropiadas

-sonidos incomprensibles

-sin respuesta

-sonríe o reconoce a su madre

-llanto inmotivado

-llanto al dolor

- quejido al dolor

-sin respuesta

5

4

3

2

1

Respuesta motora

-obedece ordenes

-localiza el dolor

- retira al dolor

-decortica (flexión)

-descerebra (extensión)

-fláccido

-movimientos espontáneos o con motivo

-retira al tocarlo

-retira al dolor

-decortica (flexión)

-descerebra (extensión)

-fláccido

6

5

4

3

2

1

83

8.3 Anexo No. 3.

GLASGOW OUTCOME SCORE (GOS)

Resultado del final de Glasgow

GOS = 5 (buena recuperación) Capacidad para reanudar las actividades normales

de trabajo y sociales, aunque puede haber menor

déficit físico o mental.

GOS = 4 (moderada discapacidad) Independiente y puede reanudar casi todos los

actividades de la vida diaria. Personas con

discapacidad en la medida en que no pueden

participar en una variedad de actividades sociales y

de trabajos

GOS = 3 (grave discapacidad) Ya no son capaces de emprender asuntos

personales, sociales, trabajo o actividades

anteriores. Limitación de las habilidades de

comunicación y tienen respuestas anormales de

comportamiento o emocionales. Normalmente son

parcial o totalmente dependientes de la ayuda de

otros en la vida diaria.

GOS = 2 (estado vegetativo

persistente) No consciente de los alrededores

GOS = 1 (muerto) Pacientes que han fallecido, con muerte atribuible a

un TCE reciente.

84

8.4 Anexo No. 4.

HOJA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO

Yo madre/ padre del paciente: con

número de afiliación se me ha informado del tipo de estudio que se

realizará en pacientes con diagnostico de trauma craneoencefálico, el seguimiento de los

mismos a través de llamadas telefónicas y cumplimiento de citas para evaluaciones y

conocer así la adecuada evolución funcional del paciente que ha sufrido un trauma

craneoencefálico leve, moderado y/o severo, conociendo de antemano la importancia de

dicha participación en el estudio para poder llevar por parte del médico e institución un

adecuado seguimiento de paciente, evolución y pronostico del mismo; en el cual estoy de

acuerdo participe mi hijo y si en algún momento no quisiera que continuara en dicho

estudio, se respetara mi decisión y se le excluirá del mismo.

Se me ha informado de la confidencialidad de dicha información por lo que doy

consentimiento para incluir a mi hijo en dicha investigación, comprometiéndome a

proporcionar información necesaria y verdadera y al cumplimento de las citas que se me

estipulen, por lo que firmo la presente.

PERMISO DEL AUTOR PARA COPIAR EL TRABAJO

El autor concede permiso para reproducir total o parcialmente y por cualquier medio de

tesis titulada “EVOLUCION NEUROLOGICA DEL PACIENTE PEDIATRICO CON

TRAUMA CRANEONCEFALICO” para propósitos de consulta académica. Sin

embargo quedan reservados los derechos de autor que confiere la ley, cuando sea

cualquier otro motivo diferente al que se señala lo que conduzca a su reproducción

o comercialización total o parcial.