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EVOLUCIÓN DE LA POBREZA ENERGÉTICA DURANTE
LA ÚLTIMA RECESIÓN ECONÓMICA
Autor: Ion Fernández Salaberria
Director: Mikel Gónzalez-Eguino
Codirector: Xaquín García-Muros
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO / EUSKAL HERRIKO UNIBERTSITATEA
En colaboración con: BASQUE CENTRE FOR CLIMATE CHANGE (BC3)
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Agradecimientos
El autor agradece la ayuda económica recibida de BBK Fundazioa para la elaboración de este Trabajo Fin
de Máster en el marco del Convenio de Colaboración entre BBK Fundazioa, El Basque Centre for Climate
Change (BC3) y la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, para apoyar el proyecto sobre
Crecimiento Verde en Bizkaia. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva
responsabilidad del autor y no son atribuibles a BBK Fundazioa.
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ÍNDICE
1. Introducción.............................................................................................................................. 5
1.1 Objetivos y estructura ................................................................................................................... 5
2. Pobreza energética ................................................................................................................... 7
2.1 La pobreza y la vulnerabilidad energética ..................................................................................... 7
2.2 Causas y consecuencias de la pobreza energética ........................................................................ 8
2.2.1 Causas de la pobreza energética ........................................................................................... 8
2.2.2 Consecuencias de la pobreza energética ............................................................................ 10
3. Datos estadísticos y metodología .......................................................................................... 12
4. Indicadores de pobreza energética....................................................................................... 15
4.1 Medidas basadas en el gasto en energía por encima de unos umbrales .................................... 15
4.1.1 Indicador basado en la regla del 10% .................................................................................. 15
4.1.2 Indicadores 2M .................................................................................................................... 16
4.2 Medidas basadas en el HEP ......................................................................................................... 17
4.2.1 Indicador HEP 5 EUR ............................................................................................................ 17
4.2.2 Indicador HEP M/2 Exp ........................................................................................................ 18
4.3 Medidas basadas en el MIS ......................................................................................................... 18
4.3.1 Indicador basado en el MIS ................................................................................................. 18
4.3.2 Indicador basado en el LIHC ................................................................................................ 19
5. Resultados .............................................................................................................................. 22
5.1 Evolución de los indicadores de pobreza energética (2006-2016) ............................................. 22
5.2 Resultados principales del indicador LIHC (2006-2016) .............................................................. 24
5.3 Resultados desagregados del indicador LIHC (2016) .................................................................. 27
5.3.1 Por características de la vivienda/hogar ............................................................................. 27
5.3.2 Por características del sustentador principal ...................................................................... 30
5.3.3 Por la fuente de energía del hogar ...................................................................................... 33
6. Propuestas para combatir la pobreza energética en España ............................................... 36
6.1 Bono social eléctrico .................................................................................................................... 36
6.2 Políticas de mejora en la eficiencia energética ........................................................................... 37
7. Conclusiones ........................................................................................................................... 39
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Abstract
Este trabajo analiza la evolución de la pobreza energética en España entre 2006 y 2016. Se ha realizado el
estudio con el fin de observar la incidencia de la crisis económica en esta problemática. Aunque existe una
gran controversia en la elección del indicador óptimo, se ha elegido el indicador LIHC como el más
apropiado debido a que reduce la cantidad de falsos positivos y permite conocer la brecha de pobreza
energética. Se estima que la pobreza energética afecta a en torno al 7-8% de los hogares españoles y que
la crisis económica no ha acentuado en extremo estos porcentajes. El análisis regional concluye con que
Canarias y País Vasco son las comunidades con menores índices de pobreza energética mientras que
Castilla-La Mancha y Castilla y León son las que más la acusan. Los resultados desagregados resaltan que
los hogares más vulnerables a la pobreza energética se caracterizan por tener bajos ingresos, viviendas en
alquiler y en zonas rurales, con muchos miembros en el hogar y una gran inestabilidad laboral.
This paper analyses the evolution of energy poverty in Spain between 2006 and 2016. This study has been
carried out to observe the impact of the economic crisis on this problem. Although there is a great deal of
controversy in the choice of the best indicator, the LIHC indicator has been chosen as the most appropriate
one because it reduces the number of false positives and allows to know the energy poverty gap. Is has
been estimated that energy poverty affects around 7-8% of Spanish households and that the last economic
crisis has not increased these percentages to an extreme. The regional analyses concludes that the Canary
Islands and the Basque Country are the regions with the lowest energy poverty rates, while Castile-La
Mancha and Castile and Leon are the most affected ones. Disaggregated results highlight that the most
vulnerable households to energy poverty are characterized by low income, rental and rural housing, with
many household members and high job instability.
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1. Introducción
La pobreza energética es uno de los problemas que ha adquirido mayor peso en las discusiones
políticas y mediáticas desde los inicios de su análisis en la década de los 90, hasta el punto de convertirse
en una prioridad dentro de la política energética. La recesión en la que entró la economía mundial en 2008
ha logrado tener todavía más presente a dicho problema y sus consecuencias.
Aunque desde algunos ámbitos se haya propuesto la pobreza energética como otra cara más de
la pobreza general, los análisis realizados en el Reino Unido por autores como Boardman et al. (1991) o
Hills (2012) han justificado su tratamiento de forma individual. El gobierno británico es el que mayor
énfasis ha dedicado en la erradicación de esta problemática y por ello, debería ser el espejo del resto de
países europeos en la lucha contra la pobreza energética.
A nivel nacional, los indicadores mostrados hasta la fecha para medir la pobreza energética tienen
ciertos inconvenientes que convendría solucionar. Solo de esta forma se podría lograr una correcta
evaluación de este problema y se proporcionaría a los agentes políticos unos resultados más ajustados
para hacer frente a la pobreza energética. Se han realizado diversos estudios sobre este tema en España,
como los realizados cada dos años por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) desde 2012 o el análisis
de Romero et al. (2014).
1.1 Objetivos y estructura
El objetivo principal de este análisis es evaluar la pobreza energética en España entre el 2006 y el
2016, con la recesión económica de por medio y en un contexto de precios energéticos al alza. Para ello,
se ha tratado de realizar un análisis similar al de los estudios de Romero et al. (2014) y Tirado Herrero et
al. (2016), con alguna variante en la metodología y en la elección del indicador óptimo. Entre los objetivos
secundarios destacan:
Identificar el indicador más apropiado para analizar la pobreza energética en España.
Observar el impacto de la crisis económica en la pobreza energética.
Presentar resultados desagregados de diferentes variables regionales, socioeconómicas,
demográficas y energéticas con el fin de encontrar a los hogares con mayor vulnerabilidad a
la pobreza energética.
El estudio se organiza de la siguiente manera. El apartado 2 define los conceptos clave en torno a
la pobreza energética, así como las causas y consecuencias de este problema. El apartado 3 expone los
6
datos y metodología utilizados para la correcta elaboración de los indicadores de pobreza energética. El
apartado 4 describe los distintos indicadores para medir esta problemática, destacando los puntos a favor
y en contra de cada uno. El apartado 5 muestra los resultados obtenidos para los diferentes indicadores.
Se elige también el indicador óptimo y se obtienen los resultados desagregados de diferentes variables
mediante esta medida. El apartado 6 expone algunas medidas propuestas hasta la fecha para reducir o
mitigar la pobreza energética a nivel nacional. Y, finalmente, el apartado 7 resume las principales
conclusiones obtenidas en este análisis.
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2. Pobreza energética
2.1 La pobreza y la vulnerabilidad energética
Existen dos formas de entender la pobreza energética. Por un lado, la interpretación que se utiliza
en los países desarrollados trata la pobreza energética como la dificultad o insuficiencia de obtener unos
suministros energéticos adecuados para mantener unas condiciones aceptables de temperatura (21
grados en la sala de estar y 18 grados en el resto de habitaciones, según la Organización Mundial de la
Salud) a unos precios asequibles. Por otro lado, la interpretación aplicable a los países en vías de desarrollo
consiste no solo en la dificultad de afrontar un determinado consumo energético, sino de acceder a unos
niveles básicos de suministro energético con nuevas formas de energía. Dado que el análisis realizado en
este trabajo versa sobre la situación de la pobreza energética en España, nos quedaremos con el primer
enfoque.
Aunque la descripción de pobreza energética sea necesaria para determinar la escala del problema
y formular políticas con el fin de enfocar una estrategia para hacerle frente, tan solo el Reino Unido
contempla una definición oficial sobre pobreza energética dentro de las naciones de la UE. Desde el año
2013, año en el que gobierno británico modificó la definición, se ha establecido la definición propuesta
por Hills (2012) en la que un hogar es pobre energético si:
Tiene un consumo energético superior a la mediana estadística de los hogares y,
Tiene unos ingresos económicos inferiores al 60% de la mediana de los hogares.
Esta definición también tiene en cuenta el concepto de brecha de pobreza energética, definida como
el ingreso adicional o reducción en el coste en energía necesario para que un hogar deje de ser pobre
energético. Este término es muy importante a la hora de evaluar la eficacia de las medidas tomadas para
hacer frente a la pobreza energética, y se utilizará en el presente estudio para comentar los resultados
desagregados del apartado 6.
Uno de los problemas a la hora de fijar una definición común dentro de la UE reside en la gran
divergencia económica y energética entre las naciones. Así, por ejemplo, resulta complicado comparar la
pobreza energética de economías tan distintas como las de los países del Este y los países del Norte de
Europa, y por lo tanto aplicar una política europea común para mitigar el problema.
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En el caso de España, una buena aproximación podría ser la realizada por Tirado Herrero et al.
(2012), en la que se considera que un hogar es pobre energético si es incapaz de pagar una cantidad de
energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o si se ve obligado a destinar una
parte excesiva de sus ingresos para pagar la factura de su vivienda. Al igual que la definición del Reino
Unido, esta propuesta también pone especial énfasis en la capacidad de pago del hogar como idea central
para medir la pobreza energética.
Otro término importante a la hora de describir la pobreza energética es el de vulnerabilidad
energética, que se define como la propensión de un hogar a sufrir una situación en la que no recibe un
suministro energético adecuado (Bouzarovski et al., 2015). Esto puede ocurrir por condiciones internas
como la pérdida de empleo o una enfermedad duradera, o por condiciones externas como una recesión
económica o una subida en los precios energéticos. Por ello, la perspectiva de la vulnerabilidad energética
es necesaria a la hora de estimar la pobreza energética ya que considera que algunos hogares pueden ser
considerados pobres energéticos temporalmente y no permanentemente.
Mediante la vulnerabilidad energética se han tenido en cuenta cuestiones relevantes que
previamente no se consideraban como la composición demográfica de los hogares o las barreras que
presentaban algunas viviendas a determinados combustibles (precios de instalación muy altos, por
ejemplo). Estas consideraciones han ayudado a mejorar el análisis de la pobreza energética y a proponer
soluciones más ajustadas a diferentes casos.
2.2 Causas y consecuencias de la pobreza energética
En este apartado se detallan las razones principales por las que se da la pobreza energética y los
peligros que puede conllevar este problema.
2.2.1 Causas de la pobreza energética
Uno de los factores más relevantes a la hora de analizar la pobreza energética es el bajo nivel de
ingresos del hogar. Todas las definiciones de pobreza energética coinciden en que los bajos niveles de
renta de un hogar tienen un impacto directo en este problema. Para analizarlo, la Figura 1 muestra la
evolución de los hogares más pobres mediante el gasto total medio. La justificación del gasto total como
aproximación al ingreso del hogar se realiza en el apartado 3. En este caso, se utilizan los hogares que se
encuentran en el primer y segundo quintil de gasto. Esta representación gráfica nos permite ver la
evolución del 40% de los hogares con menor nivel de gasto entre los años 2006 y 2016. En ambos quintiles
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la tendencia ha sido similar. El gasto total medio ha sido creciente hasta el 2008, año en el que da inicio la
recesión económica, alcanzando los 12.265 y 20.940 euros respectivamente y decreciente hasta el 2014,
tras el cual el gasto total medio de los hogares comienza a recuperar los valores previos a la crisis.
El segundo factor causante de la pobreza energética es el precio de la energía. Los aumentos en
los precios del consumo energético hacen que los hogares tengan que dedicar mayor parte de su renta al
gasto en energía, lo que conlleva tasas más elevadas de la pobreza energética. La Figura 2 muestra la
evolución del índice de precios de la electricidad, gas y otros combustibles en el mes de enero entre los
años 2006 y 2016. Se hace una comparación con el IPC (año base 2016) con el fin de observar la variación
Figura 1. Gasto total medio del primer y segundo quintil (2006-2016). Elaboración propia a partir de los microdatos de la EPF.
€0
€5.000
€10.000
€15.000
€20.000
€25.000
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Primer quintil Segundo quintil
60
70
80
90
100
110
120
130
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
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Índice general 045 Electricidad, gas y otros
Figura 2. Evolución del IPC y de los precios energéticos (2006-2016). Elaboración propia a partir de los datos del INE.
10
real de los precios energéticos con los precios de la cesta familiar de bienes y servicios. En esta figura se
evidencia que aunque ambos índices hayan aumentado, el crecimiento del índice de precios de la
electricidad, gas y otros combustibles ha sido superior. Está variación es todavía más significativa entre los
años 2006 y 2013. Mientras que el índice de precios energéticos ha aumentado un 60%, el cambio en el
IPC ha sido de en torno al 17,5%.
Además de los dos factores previos, en los últimos años, los estudios británicos (DECC, 2015)
también incluyen un tercer factor para explicar la evolución de la pobreza energética: la eficiencia
energética. Cuanto menor sea la eficiencia energética de la vivienda, mayor será el consumo energético y,
por lo tanto, el hogar será más propenso a ser pobre energético. La Unión Europea ha tratado de mejorar
la eficiencia energética de los hogares (Unión Europea, 2013). Así, en la Estrategia energética europea fijó
el 2020 como el año en el que todos los edificios nuevos deben tener un consumo en energía casi nulo, es
decir una eficiencia energética muy alta. En el caso de España, se están llevando a cabo diversas políticas
con el fin de rehabilitar los edificios con menor eficiencia energética. Por ejemplo, la Ley 8/2013 de
Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbanas incluye la pobreza energética entre sus objetivos y
busca eliminar algunas barreras a las que se enfrentan los procesos de rehabilitación de algunos edificios
con el fin de mejorar la eficiencia de las viviendas.
2.2.2 Consecuencias de la pobreza energética
Las consecuencias de la pobreza energética son parecidas a las de la pobreza general.
Dependiendo de cómo los hogares afrontan la escasez de energía o el alto coste energético, las
consecuencias pueden ser diversas.
Por un lado, la disminución del consumo energético puede generar que el hogar este expuesto a
temperaturas prolongadas inferiores a 18 grados. La OMS advierte que de esta forma aumenta la
probabilidad de sufrir problemas respiratorios o cardiovasculares e incluso hipotermia en los casos más
severos. Además los individuos son más propensos a sufrir trastornos mentales como ansiedad o
depresión. Estos problemas son todavía más acentuados en los colectivos vulnerables en términos de salud
(como niños o ancianos). En los meses de invierno, estos problemas se pueden agravar todavía más,
llegando incluso a darse casos de mortalidad debido a la pobreza energética.
Por otro lado, intentar mantener unos niveles adecuados de consumo energético puede generar
un impacto económico negativo en las familias. Destinar una renta muy alta a pagar unos servicios básicos
de energía hace que los hogares tengan que destinar menos recursos a otros bienes. Así por ejemplo, las
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personas que sufren pobreza energética también pueden sufrir exclusión social, ya que dedican menos
recursos a actividades sociales. En el caso de los más jóvenes, además, puede ocasionar problemas para
un correcto desarrollo sobre todo en el ámbito educativo.
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3. Datos estadísticos y metodología
Al igual que en la mayoría de Estados Miembro de la Unión Europea, en España no existen fuentes
para medir la pobreza energética de forma oficial. En el presente análisis, para estimar la dimensión y la
evolución de la pobreza energética española la base de datos utilizada ha sido la Encuesta de Presupuestos
Familiares (EPF) del INE. La EPF es una encuesta representativa de la población española que recolecta
anualmente información referente a los patrones de consumo de los hogares, así como de distintas
características socioeconómicas de estos (INE, 2008). La encuesta recopila información de en torno a
24.000 hogares por año. Para analizar la evolución de la pobreza energética se han usado los datos de la
EPF desde 2006 hasta 2016 (última encuesta disponible).
Para el cálculo de los indicadores de pobreza energética, se han tenido en cuenta los factores de
elevación poblacional propuestos por el INE. De esta forma, se obtienen resultados más ajustados a los
de la población total española. Por otro lado, los índices de precio de electricidad, gas y otros combustibles
y el IPC mostrados en el apartado 2 también se han obtenido del INE con el fin de observar la evolución de
los precios energéticos en los años analizados.
A la hora de calcular la pobreza energética, existen tres alternativas metodológicas (Healy, 2004).
(i) Enfoque basado en temperaturas. Consiste en medir la temperatura interna del hogar
y comprobar si se cumplen determinados objetivos.
(ii) Enfoque basado en gastos energéticos e ingresos del hogar. Consiste en establecer
umbrales de gasto energético e ingresos para estimar la situación energética del hogar.
(iii) Enfoque basado en percepciones y declaraciones del hogar. Consiste en utilizar las
respuestas obtenidas de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) de Eurostat para
conocer la condición energética del hogar.
En el caso de este análisis solo se obtienen los indicadores basados en el enfoque basado en gastos
energéticos e ingresos del hogar (ii), ya que son los únicos que se pueden calcular con los datos recogidos
por la EPF. En este trabajo, se ha utilizado el gasto total de los hogares como aproximación a la variable de
renta. Varios autores como Carroll et al. (1990) o Poterba (1991) justifican que el gasto total de un hogar
puede ser más fiable que el propio ingreso a la hora de expresar el bienestar del hogar, ya que se ajusta
mejor al comportamiento de los hogares. Además, apuntan que el gasto total es una variable más estable
en el tiempo, por lo que se ajusta de mejor forma al ingreso medio vital de un hogar.
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A la hora de calcular los indicadores de pobreza energética, en el caso de los más antiguos
(apartado 4.1) la pobreza energética se mide a nivel de hogar. No obstante, en los indicadores más
recientes (apartados 4.2 y 4.3), los gastos totales y gastos en energía se expresan en unidades
equivalentes. Al utilizar factores de equivalencia adecuados, las comparaciones entre hogares de diferente
composición demográfica son más sencillas. De hecho, hay autores que justifican que los gastos no se
incrementan proporcionalmente por cada persona en el hogar, debido a que hay economías de escala
(Hills, 2012). Por ello, es importante encontrar factores equiparables adecuados para los diferentes gastos.
Para la obtención del gasto total de los hogares, se han sumado todos los gastos recogidos por la
clasificación COICOP (Classification of individual consumption by purpose), siendo esta la normativa de las
Naciones Unidas que clasifica los distintos bienes y servicios consumidos. Se considera el tamaño
equivalente de los hogares mediante la escala modificada de la OCDE de la siguiente forma:
Por otro lado, el gasto energético se ha obtenido sumando los gastos recogidos en la categoría
COICOP 04.5 “Electricidad, gas y otros combustibles” de la vivienda principal. Los valores se corrigen con
la escala propuesta por la Asociación de Ciencias Ambientales (Tirado Herrero et al., 2016), ya que son los
que mejor ajustan los factores de equivalencia a la población española. De esta manera, el tamaño del
hogar de referencia es de una persona y no de dos como en la metodología británica (DECC, 2014). La
siguiente tabla muestra los factores de equivalencia utilizados en el presente análisis.
Tamaño del hogar Factor de equivalencia
Primer adulto en el hogar 1
Cada adulto adicional (mayores de 14 años) 0,5
Cada niño menor de 14 años 0,3
Tamaño del hogar Factor de equivalencia
1 persona 1
2 personas 1,46
3 personas 1,71
4 personas 1,92
5 o más personas 2,00
Tabla 1. Factores de equivalencia para el gasto total. Elaborado por OCDE (2013).
Tabla 2. Factores de equivalencia para el gasto en energía. Elaborado por ACA (2016).
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En el caso de los gastos por la vivienda principal, la EPF no recoge datos sobre los pagos
hipotecarios ya que los considera inversión y no gasto. Por ello, en el caso de los indicadores en los que se
han descontado los costes de vivienda (apartado 4.3), se utiliza como valor estimado el alquiler imputado
a la vivienda cuando el régimen de tenencia es mediante una hipoteca en curso. Aunque esta metodología
pueda crear algunos datos erróneos, es una buena aproximación para conocer los costes de vivienda reales
en el caso de las propiedades con préstamo. La Tabla 3 muestra la forma en la que se han obtenido los
gastos de la vivienda principal.
Por último, para el caso de los umbrales de ingreso mínimo aceptable se han utilizado los datos
por comunidades autónomas de la renta mínima de inserción mensual. Estos umbrales se usan para la
elaboración del Minimum Income Standard (MIS) del apartado 4.3.1, en el que se utiliza el valor de la
comunidad autónoma con mayor renta mínima de inserción. Estas rentas se han recogido de la página del
Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (MSCBS) desde el 2011 hasta el 2016. Ante la ausencia
de datos previos, los datos para los años restantes se han conseguido corrigiendo la renta mínima de
inserción más alta por medio del IPC. La mayor renta de inserción ha sido la del País Vasco para todos los
años, a excepción del 2014 en el que se ha utilizado la de Navarra por ser superior. La Tabla 4 muestra los
valores de las mayores rentas mínimas de inserción en España.
Régimen de tenencia Coste de la vivienda principal
Propiedad sin préstamo o hipoteca en curso -
Propiedad con préstamo o hipoteca en curso Alquileres imputados (COICOP 04.2.1.1)
Alquiler Alquileres reales ( COICOP 04.1.1.1)
Alquiler reducido (renta antigua) Alquileres reales ( COICOP 04.1.1.1)
Cesión semigratuita Alquileres reales ( COICOP 04.1.1.1)
Cesión gratuita -
Año 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
Renta mínima 578€ 602€ 611€ 616€ 634€ 658€ 641€ 663€ 666€ 667€ 673€
Tabla 3. Asignación de costes de la vivienda principal mediante el régimen de tenencia. Elaborado por ACA (2016).
Tabla 4. Renta mínima de inserción más alta 2006-2016. Elaboración propia a partir de los datos del MSCBS.
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4. Indicadores de pobreza energética
Un indicador de pobreza energética es una medida que permite evaluar y controlar dicho
problema. Estos indicadores tratan de proporcionar a los responsables políticos la información necesaria
para evaluar la dimensión del problema y tratar de aportar soluciones. En este apartado se muestran los
principales indicadores existentes para medir la pobreza energética.
Existen fundamentalmente dos enfoques en la literatura para medir la pobreza energética: los
índices basados en el gasto y los índices basados en las percepciones y declaraciones de los hogares. Por
un lado, los indicadores basados en el gasto definen la pobreza energética en función de la información
recibida sobre los gastos e ingresos de los hogares. Por el otro, los indicadores basados en las declaraciones
de los hogares, también conocidos como indicadores consensuales, identifican a los hogares que afrontan
dificultades para cumplir con los servicios básicos de energía.
En este informe se detallan y obtienen los índices basados en el gasto de los hogares. Entre estos,
destacan tres grupos o familias de indicadores: las medidas basadas en el gasto por encima de unos
umbrales determinados, las medidas basadas en el HEP y las medidas basadas en el MIS.
4.1 Medidas basadas en el gasto en energía por encima de unos umbrales
Los indicadores “above threshold” o por encima de unos umbrales consideran que un hogar está
en riesgo de pobreza energética si su consumo en energía se encuentra por encima de un nivel de gasto
concreto. Estos indicadores fueron los primeros en introducirse en la década de los 90, cuando el estudio
de la pobreza energética comenzó a desarrollarse.
4.1.1 Indicador basado en la regla del 10%
Desde que esta medida fuera introducida por Boardman (Boardman, 1991), el indicador basado
en la regla del 10% ha sido clave para analizar la pobreza energética. Mediante esta regla, se considera
pobre energético a un hogar que dedica más del 10% de su gasto total a pagar unos servicios energéticos
adecuados.
Resulta un indicador simple, fácil de comunicar y relativamente versátil que fija un umbral
independiente a los patrones específicos de los países. De esta forma, ofrece un valor absoluto y normativo
sobre la pobreza energética que facilita la toma de decisiones políticas con el fin de solucionar el problema.
Por ello, este indicador ha sido utilizado en numerosas ocasiones desde su justificación a principios de los
años 90.
16
Sin embargo, el indicador de la regla del 10% ha recibido varias críticas en los últimos años debido
a las desventajas que ofrece. Por un lado, el umbral fijado ha sido criticado por ser arbitrario ya que se
basa en aplicaciones realizadas para el escenario socioeconómico de hace más de dos décadas, cuya
situación no tiene por qué coincidir con la de otras etapas. Además, es un indicador altamente sensible a
los cambios en los precios de la energía. Por último, esta medida puede incluir falsos positivos, es decir,
considerar como pobres energéticos a hogares con ingresos elevados que dedican más del 10% de su renta
a satisfacer un consumo energético alto, los cuales en realidad no tienen problemas para cubrir sus gastos
energéticos.
4.1.2 Indicadores 2M
Al igual que el indicador basado en la regla del 10%, las medidas basadas en el 2M consideran
pobres energéticos a los hogares cuyo gasto en carburante es superior a un umbral determinado. En este
caso no existe un único indicador, sino que hay diversas medidas para evaluar la pobreza energética dentro
de los indicadores 2M. Se analiza el indicador 2M Exp en dos de sus formas: basado en la media y basado
en la mediana del gasto en energía.
Por un lado, el indicador 2M Exp basado en la media estima que un hogar es pobre energético si
el gasto para obtener unos niveles de energía adecuados es mayor que el doble de la media de gasto en
energía nacional. Por otro lado el indicador 2M Exp basado en la mediana interpreta que un hogar es pobre
energético si el gasto para obtener unos niveles de energía adecuados es mayor que el doble de la mediana
de gasto en energía nacional. Ambos indicadores determinan que un hogar es pobre energético si su gasto
se encuentra bien por encima del doble de la media o la mediana del gasto en energía de todos los hogares.
Los expertos en cuestiones de pobreza energética coinciden en señalar que los indicadores que
utilizan la mediana son más adecuados respecto a los basados en la media. Esto se debe a que la media
responde con mayor sensibilidad a los valores atípicos y a los cambios en los hábitos de los hogares.
Utilizando el indicador 2M Exp basado en la media de gasto de energía del hogar, si los hogares con
mayores niveles de renta aumentasen de manera considerable su gasto en energía esto resultaría en un
cambio en el umbral y sacaría de la pobreza a un grupo de la población cuyos costes en energía no han
sido modificados y, en realidad, continuarían siendo pobres energéticos.
A diferencia del indicador basado en la regla del 10%, los indicadores 2M no fijan un umbral a lo
largo del tiempo, sino que este cambia cada año. Además permite recalcularlo anualmente atendiendo a
las diferentes fluctuaciones que se puedan dar (precios, clima, etc.). Otra fortaleza de estos indicadores es
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que logran identificar a los hogares con gastos en energía extremadamente altos, viviendas que resultan
de alto interés ya que pueden resultar ser de baja eficiencia energética.
Estos indicadores también han sido criticados debido a la arbitrariedad en la designación del
umbral de pobreza energética. Además, otra de las debilidades de estos indicadores es que infraestiman
la pobreza energética en los hogares con rentas más bajas y la sobreestiman en los hogares con rentas
más altas. Del mismo modo, tienen el mismo riesgo de incluir falsos positivos al igual que sucede con el
indicador del 10%.
4.2 Medidas basadas en el HEP
Los indicadores HEP (Hidden Energy Poverty por sus siglas en inglés) tratan de identificar a los
hogares que consumen una cantidad de energía anormalmente baja. Así, consideran pobres energéticos
a los hogares que restringen su gasto energético y, en este caso, la pobreza energética se mide cuando el
hogar queda por debajo de un umbral determinado. Estos indicadores reflejan cómo los gastos reales no
son necesariamente indicativos a la hora de hacer frente a la pobreza energética. Se centran en los
servicios energéticos y en la forma de afrontar las restricciones energéticas.
4.2.1 Indicador HEP 5 EUR
El indicador HEP 5 EUR considera que un hogar está en pobreza energética cuando su gasto
equivalente en energía es menor a cinco euros mensuales. De esta manera, este indicador trata de
encontrar a los hogares cuyo gasto energético es extremadamente bajo (60€ anuales en unidades
equivalentes).
La principal ventaja de este indicador es su sencillez a la hora de calcularlo y comunicarlo. Además,
es una medida apropiada para identificar a los hogares que realmente consumen una cantidad limitada de
energía debido a que no pueden permitirse un gasto energético superior.
Aun así, al igual que ocurre con los indicadores de la regla del 10% y los 2M, la arbitrariedad en la
designación del umbral de pobreza es evidente. Además, el indicador HEP 5 EUR no hace una distinción
clara entre los diferentes grupos de ingresos, al no tener en cuenta esta variable para medir la pobreza
energética. Por otro lado, este indicador captura tan solo las situaciones extremas y no recoge a los
hogares cuyos costes energéticos son altos, por ejemplo, debido a una baja eficiencia energética del hogar,
infraestimando así la dimensión de la pobreza energética.
18
4.2.2 Indicador HEP M/2 Exp
EL indicador HEP M/2 Exp supone que un hogar es pobre energético cuando su gasto en energía
per cápita queda por debajo de la mitad de la mediana de gasto en energía equivalente nacional. En este
caso también, esta medida sugiere que el hogar pobre está renunciando a un nivel básico de consumo en
energía.
Además de permitir identificar a los hogares que consumen una cantidad limitada de energía, este
indicador es adecuado para diferenciar los diferentes grupos de renta en base a su gasto energético. Pero
sobre todo, esta medida deja en evidencia que los gastos de los hogares no tienen por qué representar el
cumplimiento de las necesidades básicas.
Por su parte, la principal desventaja de este indicador es que se muestra un mayor porcentaje de
pobreza energética en los hogares de renta alta del que debería. La razón principal es que un hogar en una
zona residencial donde las viviendas son muy eficientes, puede tener un bajo nivel de consumo energético
sin que esto signifique que el hogar es pobre energético.
4.3 Medidas basadas en el MIS
Los indicadores basados en el MIS verifican si la renta disponible después del gasto en energía es
menor o igual a un estándar/umbral mínimo de vida. Estas medidas introducidas en la última década están
prevaleciendo en el análisis de la pobreza energética en los últimos años.
4.3.1 Indicador basado en el MIS
Un estándar mínimo de vida o MIS (Minimum Income Standard por sus siglas en inglés) hace
referencia a la renta mínima que deben obtener los hogares con el fin de poder optar a las oportunidades
que les permitan integrarse activamente en la sociedad (Bradshaw et al., 2008). Mediante este indicador,
un hogar se encuentra en situación de pobreza energética si su gasto energético es superior a la diferencia
entre el gasto total, restando los costes de vivienda y el MIS equivalente.
Gasto energético > Gasto total – Coste de vivienda – MIS equivalente
Este indicador tiene la capacidad de adaptarse fácilmente a diversos contextos sociales y
diferentes tipologías de vivienda. Además, hace una clara diferenciación entre los hogares con diferentes
19
niveles de renta, lo que permite conocer los hogares vulnerables. De esta forma esta metodología sería
capaz de formularse tanto desde una perspectiva de mitigación como de adaptación a la pobreza
energética.
Por el contrario, la dificultad de este indicador radica en la propia definición del MIS. A pesar de
los esfuerzos del Reino Unido para desarrollar esta metodología1, todavía en España no se ha llegado a un
acuerdo sobre los ingresos mínimos aceptables que garanticen una vida digna para integrarse activamente
en la sociedad. Por ello, aunque el indicador basado en el MIS parezca una de las opciones más robustas a
la hora de calcular la pobreza energética, la ausencia de terminología común hace que la comparación
entre los países de la UE mediante este indicador quede lejos por el momento.
Con el fin de calcular la pobreza energética, en este análisis se obtiene el MIS mediante dos formas.
Por un lado, Romero et al. (2014) considera como aproximación al estándar mínimo de vida de España la
renta mínima de inserción de las Comunidades Autónomas. Siguiendo dicha metodología, la ACA justifica
que la cuantía de la región con la renta de inserción mínima más alta sirve como MIS para medir la pobreza
energética (Tirado Herrero et al., 2016).
Por otro lado, ante la dificultad de definir el MIS y la falta de transparencia en la mayoría de
Estados Miembro de la UE, Moore (Moore, 2012) propuso una aproximación del estándar mínimo de vida
como la mediana del gasto total de los últimos dos quintiles de los hogares. Es decir, el MIS en este caso
se computa como el valor mediano del 40% de los hogares con menor gasto. A este indicador más sencillo
de obtener se le denomina MIS Low Income.
4.3.2 Indicador basado en el LIHC
El indicador LIHC (Low Income High Cost por sus siglas en inglés) es la medida introducida por Hills
(Hills, 2012) y utilizada desde el año 2013 en el Reino Unido para evaluar la pobreza energética. Mediante
esta metodología, un hogar se encuentra en pobreza energética cuando sus ingresos están por debajo de
un umbral de pobreza concreto y cuando sus gastos energéticos están por encima de un umbral de gasto
energético determinado. Para el umbral de ingresos, Hills sigue la aproximación del umbral de pobreza de
la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del 60% de la mediana equivalente de ingresos, y propone
restar los gastos de vivienda y gastos energéticos equivalentes, con el fin de obtener de una manera más
1 En el Reino Unido existe la plataforma minimumincome.org.uk, la cual permite a los hogares calcular de forma sencilla su propio MIS en función a unos parámetros de la vida cotidiana.
20
adecuada la pobreza energética. En cuanto al umbral de coste energético, Hills utiliza la mediana
equivalente del gasto en energía calculado sobre el total de los hogares.
La Figura 3 muestra el funcionamiento del presente indicador, siendo la zona destacada en color
rosa la que representa la pobreza energética. Mediante el indicador LIHC, un hogar se encuentra en
situación de pobreza energética si cumple estas dos condiciones:
Los ingresos equivalentes están por debajo del 60% de la mediana de ingresos per cápita
de los hogares más los gastos energéticos equivalentes.
Los costes energéticos equivalentes son superiores a los costes energéticos por persona
de la mitad de los hogares.
Una de las ventajas de medir la pobreza energética mediante el indicador LIHC es que a medida
que los costes energéticos aumentan, el umbral de ingresos se suaviza ayudando así a evitar falsos
positivos en hogares con altos niveles de ingresos. De esta manera, obtendremos un mayor porcentaje de
pobres energéticos en los hogares con niveles de renta más bajos y un menor porcentaje en los hogares
de renta más altos. Además, este indicador posibilita distinguir la pobreza energética de la pobreza
general, permitiendo así calcular la brecha de pobreza.
Al igual que los anteriores indicadores, el LIHC también ha recibido críticas por parte de algunos
investigadores. Por un lado, algunos reprochan su complejidad a la hora de definir/medir ambos umbrales
Figura 3. Esquema del indicador LIHC. Elaborado por Hills (2012).
21
de pobreza y calcular los gastos energéticos equivalentes. Por otro lado, al fijar el umbral de gasto
energético en un límite tan alto como la mediana, el indicador LIHC no recoge el efecto de la eficiencia
energética y dificulta recoger a los hogares que dejan de ser pobres energéticos reduciendo sus gastos
energéticos (Moore, 2012).
Con la finalidad de mejorar la evaluación de la pobreza energética en la UE, Hills propuso diversas
opciones para remodelar el indicador LIHC. Por ejemplo, fijar el umbral de coste energético podría facilitar
el análisis pero volverían a surgir desventajas de los indicadores anteriores como la alta sensibilidad ante
las variaciones de los precios energéticos. Otra opción es la de reducir el umbral de coste energético al
60% de la mediana de forma que la acción se centrarse en los hogares realmente pobres. En este caso, se
dejarían de lado a hogares que pudieran ser altamente vulnerables. Por ello, Hills eligió el indicador LIHC
de la Figura 3 como el que mejor detalla la pobreza energética dentro de los indicadores Low Income High
Cost.
22
5. Resultados
En este apartado se muestran los resultados obtenidos para el análisis de la pobreza energética
en España. Primero, se presentan los resultados de todas las medidas detalladas en el apartado 4, a la vez
que se escoge el indicador LIHC como el más apropiado para analizar la pobreza energética. Segundo, se
analiza la evolución de este indicador tanto a nivel nacional como a nivel autonómico, señalando las
comunidades autónomas con mayores tasas de hogares en situación de pobreza energética. Finalmente,
se muestran los resultados desagregados de una serie de variables territoriales, demográficas,
socioeconómicas y energéticas mediante el indicador LIHC para el año 2016 con el fin de encontrar las
características de los hogares más vulnerables en el año que finaliza el presente estudio.
5.1 Evolución de los indicadores de pobreza energética (2006-2016)
Tanto el porcentaje de hogares pobres energéticos como la evolución de los diferentes grupos de
indicadores han variado mucho en el espacio de tiempo analizado. Este es uno de los mayores problemas
a la hora de analizar la pobreza energética. Al no existir una definición común en España, no hay un
indicador óptimo a la hora de analizarla. Por ello, se muestran los resultados obtenidos para todos los
indicadores descritos en el apartado previo.
En primer lugar, la Figura 4 muestra la evolución de las medidas basadas en el gasto en energía
por encima de determinados umbrales (Indicadores: 10%, 2Mean Exp y 2Median Exp). Para empezar, en
el caso del indicador 10% se observa una tendencia ascendente desde el 2007 hasta el 2013, año tras el
que el porcentaje de hogares pobres energéticos calculados mediante este indicador comienza a
disminuir. Se observa la alta sensibilidad de este indicador a los precios energéticos, ya que su evolución
0,00%
2,00%
4,00%
6,00%
8,00%
10,00%
12,00%
14,00%
16,00%
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
10% 2Mean Exp 2Median Exp
Figura 4. Evolución de los indicadores 10% y 2M (2006-2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
23
es muy similar al mostrado en la Figura 2. En el caso de los indicadores 2M la tendencia no ha sido similar
a la del indicador 10%. Tanto en el indicador basado en el doble de la media como en el basado en el doble
de la mediana se observa una reducción del porcentaje de hogares pobres energéticos de en torno al 33%
para el espacio de tiempo 2006-2016. La evolución de estos dos indicadores, como era de esperar, ha sido
similar: descendiente en la mayoría de años analizados, a excepción de 2009 y 2013 en los que se registran
leves subidas en el porcentaje de hogares pobres energéticos.
En segundo lugar, la Figura 5 muestra la evolución de las medidas basadas en el HEP (Indicadores:
HEP 5 EUR y HEP M/2 Exp). En este caso los dos indicadores muestran unos índices de pobreza
completamente diferentes. La gran diferencia entre el porcentaje de hogares pobres energéticos que
muestran estos indicadores reside en los diferentes umbrales de pobreza determinados para cada uno.
Las medidas basadas en el HEP no han sido utilizadas para la estimación de la pobreza energética, sin
embargo, son muy útiles para obtener la cantidad de hogares que restringen su gasto o consumen un bajo
nivel energético. En el caso del HEP M/2 Exp la pobreza energética ha disminuido en el espacio de tiempo
analizado, con una reducción de en torno al 24,5%. El HEP 5 EUR, en cambio, se ha mantenido bastante
estable en torno al 2% en los once años del análisis.
Por último, la Figura 6 muestra la evolución de las medidas basadas en el MIS (Indicadores: MIS
RMI, MIS Low Income y LIHC). En este caso vemos que las dos variantes del MIS han tenido tendencias
muy diferentes. Al igual que ocurre con las medidas basadas en el HEP, al utilizar distintos umbrales del
ingreso mínimo aceptable, los resultados son muy diferentes. El indicador LIHC, por el contrario, sí que
0,00%
2,00%
4,00%
6,00%
8,00%
10,00%
12,00%
14,00%
16,00%
18,00%
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
HEP 5 EUR HEP M/2 Exp
Figura 5. Evolución de los indicadores basados en el HEP (2006-2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
24
mantiene una evolución similar a la del MIS Low Income. En los años de inicio y final del análisis ambos
estiman un número de hogares pobres energéticos similar. Durante la crisis económica, debido a la
diferente metodología, las tendencias no han sido idénticas. Aun así, ambas medidas parecen estabilizarse
a partir del 2013 y calculan que los hogares pobres energéticos en España son en torno al 7%.
De todos los indicadores mencionados, las medidas basadas en el MIS resultan las más adecuadas
y las utilizadas hoy en día para calcular la pobreza energética. La principal razón de su utilización es que
diferencian a los hogares según sus niveles de renta, de forma que son los que menores casos de falsos
positivos estiman en los hogares con ingresos elevados. A nivel estatal, debido a las dificultades de obtener
un MIS o ingreso mínimo aceptable óptimo y a la arbitrariedad en la elección de dichos umbrales, se han
descartado los indicadores MIS RMI y MIS Low Income. Por ello, se ha escogido el indicador LIHC como el
mejor para analizar la pobreza energética en España.
5.2 Resultados principales del indicador LIHC (2006-2016)
La Figura 7 muestra la evolución tanto del indicador LIHC como de la brecha de pobreza energética
media. Como se ha mencionado previamente, la brecha de pobreza energética media muestra la dificultad
que tienen en promedio los hogares pobres energéticos para salir de esta situación. Este gráfico permite
observar el efecto de la crisis económica en la pobreza energética calculada mediante esta medida. Por un
lado, el indicador LIHC disminuye entre 2006 y 2008 en España. Sin embargo, con el comienzo de la crisis,
0,00%
2,00%
4,00%
6,00%
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2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
MIS RMI MIS Low Income LIHC
Figura 6. Evolución de los indicadores basados en el MIS (2006-2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
25
los hogares en pobreza energética ascienden llegando a su punto álgido en 2010 con un total de un 8,1%
(1.337.500 hogares) de los hogares españoles en pobreza energética. Tras este año, el indicador LIHC
comienza a disminuir aumentando ligeramente entre 2012 y 2014. A partir de 2014 la pobreza energética
disminuye hasta llegar casi a los 7 puntos porcentuales en el año que concluye el análisis.
Por otro lado, a la hora de analizar la brecha de pobreza energética media, los valores se han
corregido mediante el IPC del 2016 con el fin de que se pueda realizar una comparación entre las brechas
de pobreza medias de los diferentes años. La Figura 7 muestra un incremento de la brecha durante los
primeros años de crisis, pasando de 334€ en 2006 a 381€ en 2011. A partir del 2011, comienza a disminuir
con una ligera subida puntual entre el 2013 y el 2014. La tendencia de la brecha de pobreza energética
media ha sido casi idéntica a la tendencia del indicador LIHC durante los años analizados. El año con mayor
brecha media entre los hogares pobres energéticos es el 2011 (381€) y el menor el 2016 (306€). La brecha
de pobreza energética es realmente útil a la hora de analizar los resultados desagregados del siguiente
apartado. Estos resultados muestran que la recesión económica no ha acentuado en gran medida el
porcentaje de hogares pobres energética medidos por el indicador LIHC.
A continuación se muestran los resultados de la pobreza energética a nivel regional en la Tabla 5.
En este caso, se ha calculado el indicador LIHC en las 17 comunidades autónomas2 para los años de inicio
(2006) y final (2016) del análisis y para un año intermedio (2011) con el fin de observar la evolución a lo
2 Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla has sido excluidas de este análisis al no contar con observaciones para algunos años o disponer de un bajo número de observaciones en otros casos.
Figura 7. Evolución del LIHC y de la brecha de pobreza energética (2006-2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
€-
€50
€100
€150
€200
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€350
€400
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3,0%
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5,0%
6,0%
7,0%
8,0%
9,0%
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
26
largo del estudio. La tabla muestra coloreados en verde los valores del LIHC inferiores al 6%, en naranja
los valores entre el 6%-8,9% y en rojo los valores en los que el indicador supera el 9%.
A simple vista observamos que Canarias y País Vasco son las regiones con menores índices de
pobreza energética; mientras que Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha y La Rioja son las
comunidades con mayor porcentaje de hogares en situación de pobreza energética. En este caso, los
resultados a nivel regional no solo se basan en los niveles de ingresos o gastos totales relativos, sino que
también influyen otra clase de aspectos como las condiciones climáticas o la edad de las viviendas (DECC,
2015).
Por ello, es entendible así que Canarias, debido a unas temperaturas medias superiores a las del
resto de regiones españolas (AEMET, 2016) tenga un menor porcentaje de hogares en pobreza energética
que el resto de comunidades. El caso del País Vasco es diferente, ya que aunque las condiciones climáticas
no sean de las mejores, los altos niveles de ingresos respecto a otras comunidades hacen que sea la
segunda región con menores índices de pobreza energética.
Indicador LIHC 2006 Indicador LIHC 2011 Indicador LIHC 2016
Andalucía 7,1% 7,0% 5,1%
Aragón 11,4% 8,5% 6,6%
Asturias 8,7% 7,3% 7,6%
Baleares 6,2% 8,3% 8,0%
C. Valenciana 4,2% 7,9% 5,5%
Canarias 2,2% 4,2% 3,6%
Cantabria 9,0% 8,0% 7,7%
Castilla-La Mancha 14,6% 15,2% 12,4%
Castilla y León 13,5% 11,1% 11,6%
Cataluña 7,2% 7,0% 7,1%
Extremadura 9,5% 12,1% 9,8%
Galicia 8,0% 7,1% 7,3%
La Rioja 10,4% 9,1% 11,4%
Madrid 5,3% 5,9% 8,0%
Murcia 3,8% 10,2% 7,2%
Navarra 7,3% 6,9% 6,4%
País Vasco 3,4% 4,7% 4,9%
Tabla 5. Evolución del indicador LIHC por comunidades autónomas (2006-2011-2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
27
Por otro lado, en las cuatro comunidades con mayores casos de pobreza energética las razones
son similares. Sin unos altos ingresos relativos respecto a la población española y con una gran variación
de temperaturas entre las diferentes estaciones, los índices de pobreza energética en estas cuatro
regiones son bastante superiores a los del resto de España. El caso de Castilla-La Mancha es el más
alarmante, ya que llega a duplicar en varios años el porcentaje de hogares pobres energéticos respecto a
los valores medios españoles.
5.3 Resultados desagregados del indicador LIHC (2016)
En este apartado se detallan diferentes resultados desagregados del indicador LIHC para el año en
el que finaliza el análisis. De esta forma, se trata de observar la incidencia del problema analizado sobre
diferentes características de la vivienda y encontrar así los hogares más propensos a sufrir la pobreza
energética.
5.3.1 Por características de la vivienda/hogar
En primer lugar, se analiza la pobreza energética por el lugar en el que está ubicada la vivienda.
Por un lado, analizando el problema según el municipio en el que se encuentra la vivienda, la Figura 8
muestra una relación inversa entre el tamaño de la localidad y la pobreza energética. En los pueblos con
menos de 20.000 habitantes la pobreza energética es de en torno al 8,7%. En cambio, cuanto mayor es el
municipio, el porcentaje de hogares pobres energéticos disminuye, llegando a ser de 5,92 puntos
porcentuales en el caso de las ciudades con más de 100.000 habitantes. Algo similar ocurre con la brecha
de pobreza energética. Los hogares que se encuentran en pequeños pueblos tienen, de media, mayores
- €
50 €
100 €
150 €
200 €
250 €
300 €
350 €
400 €
0,0%
1,5%
3,0%
4,5%
6,0%
7,5%
9,0%
Menos de10.000 hab.
Entre 10.000 y20.000 hab.
Entre 20.000 y50.000 hab.
Entre 50.000 y100.000 hab.
Más de 100.000hab.
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 8. Pobreza energética por el tamaño del municipio (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
28
problemas para salir de esta condición. Mientras que la brecha en los municipios con menos de 10.000
habitantes es de 379€, en el caso de las grandes urbes la brecha media disminuye a 255€.
Por otro lado, analizando la pobreza energética según la zona de residencia del hogar se obtienen
los resultados de la Figura 9. Los mayores porcentajes de pobreza energética se dan en las zonas rurales
cuya población se dedica principalmente a alguna actividad industrial (9,82% de los hogares). En cambio,
las viviendas en barrios residenciales o barrios de clase alta con urbanizaciones cuidadas y viviendas
confortables son los que menores índices de pobreza energética registran (3,68% de los hogares). Entre
medias, cabe decir que en las zonas urbanas con edificaciones baratas y de escasa urbanización los índices
de pobreza energética también son muy altos, llegando casi al 9%. En el caso de la brecha de pobreza
energética, se observa que son nuevamente las zonas rurales (en general los pueblos con menos de 10.000
habitantes) las que mayores dificultades afrontan para salir de la situación de pobreza energética.
Mientras que en las zonas urbana media y urbana de lujo/alta la brecha energética no llega de media a los
300€, en los hogares de las zonas rurales la brecha llega a alcanzar los 364€ de media, haciendo mucho
más complicada su salida de la pobreza energética.
Continuando con las características de la vivienda/hogar, otro aspecto interesante a analizar es el
tamaño tanto de la casa como del hogar. En lo que al tamaño de la vivienda se refiere, los resultados se
exponen en la Figura 10. En este caso, se aprecia que el índice de pobreza es menor en los hogares
ubicados en chalés o pisos grandes en buenas condiciones (4,79%). Por el contrario, en los hogares
ubicados en pisos pequeños de modesta apariencia o en malas condiciones, los índices de pobreza crecen
- €
50 €
100 €
150 €
200 €
250 €
300 €
350 €
400 €
0,0%
2,0%
4,0%
6,0%
8,0%
10,0%
12,0%
Rural industrial Rural pesquera oagraria
Urbana inferior Urbana media Urbana delujo/alta
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 9. Pobreza energética por la zona de residencia (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
29
hasta el 7,89%. En cuanto a la brecha de pobreza, debido a que el consumo en energía es mayor en las
viviendas más grandes, los hogares pobres energéticos de estas casas tienen más complicada la salida del
estado de pobreza (386€). En cambio, los hogares de las viviendas más pequeñas son los que tienen la
brecha de pobreza energética media más baja (273€).
El análisis de la pobreza energética en España según el tamaño del hogar se puede observar en la
Figura 11. En este caso vemos que los hogares compuestos por una sola persona tienen un alto índice de
pobreza energética (7,98%). Por el contrario, el menor porcentaje de hogares en pobreza energética se
encuentra en los hogares compuestos por dos miembros (5,52%). El indicador LIHC va aumentando hasta
- €
50 €
100 €
150 €
200 €
250 €
300 €
350 €
400 €
450 €
0,0%
1,5%
3,0%
4,5%
6,0%
7,5%
9,0%
Chalé o casa grande Casa media Casa económica oalojamento
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 10. Pobreza energética por el tamaño de la vivienda (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
- €
50 €
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150 €
200 €
250 €
300 €
350 €
400 €
450 €
0,0%
2,0%
4,0%
6,0%
8,0%
10,0%
12,0%
14,0%
1 persona 2 personas 3 personas 4 personas 5 personas 6 o máspersonas
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 11. Pobreza energética por el tamaño del hogar (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
30
llegar a alcanzar su punto álgido en los hogares formados por 6 o más personas (13,15%). En el caso de la
brecha de pobreza energética el resultado es un tanto contradictorio. Debido a que esta medida se calcula
en unidades equivalentes con el fin de poder comparar hogares de distinta composición demográfica, los
resultados concluyen que la brecha de pobreza energética es la menor en el caso de los hogares
compuestos por una sola persona (411€). En cambio, si no tuviésemos en cuenta los factores de
equivalencia, las viviendas con un mayor número de miembros serían las que mayor brecha de pobreza
energética media tendrían.
Para finalizar con las características de la vivienda, la Figura 12 muestra los resultados obtenidos
según el régimen de tenencia. Los menores porcentajes de pobreza energética se registran en el caso en
el que las viviendas hayan sido cedidas gratuita o semigratuitamente (3,02% de los hogares) o estén en
propiedad sin hipoteca en curso (3,75% de los hogares). Por el contrario, las viviendas en alquiler o alquiler
reducido son las que mayores porcentajes de pobreza energética muestran (13,18% de los hogares). En
cuanto a la brecha energética, los hogares que viven en propiedad sin préstamo son los que, de media,
mayores dificultades afrontan para salir de la pobreza energética (346€). En cambio, los hogares con
viviendas en cesión tanto gratuita como semigratuita tienen la brecha de pobreza energética media más
baja (225€).
5.3.2 Por características del sustentador principal
En segundo lugar, se evalúa la pobreza energética dependiendo de las diferentes características
del sustentador principal del hogar. El sustentador principal es aquel miembro del hogar, mayor de 16
- €
50 €
100 €
150 €
200 €
250 €
300 €
350 €
400 €
0,0%
2,0%
4,0%
6,0%
8,0%
10,0%
12,0%
14,0%
Propiedad sinpréstamo o
hipoteca en curso
Propiedad conpréstamo o
hipoteca en curso
Alquiler o alquilerreducido
Cesión semigratuitao gratuita
Bre
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 12. Pobreza energética por el régimen de tenencia (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
31
años, cuya aportación periódica al presupuesto común se destina a atender los gastos del hogar en mayor
medida que las aportaciones del resto de miembros. Se analizan las características de género, estudios y
vida laboral del sustentador principal del hogar.
Para empezar, la Figura 13 muestra la pobreza energética de los hogares españoles por el género
del sustentador principal. En el caso de los hombres el porcentaje de hogares en pobreza energética es
menor (6,73% de los hogares) que en el caso de las mujeres (7,67% de los hogares). Analizando la brecha
de pobreza energética el resultado es similar al del indicador LIHC. Mientras que la brecha de los hombres
es de 297€, la de las mujeres es de 322€, por lo que las mujeres tienen, de media, una mayor dificultad
para salir del estado de pobreza. Aun así, las diferencias en el LIHC según el género no son tan grandes
como con otras variables analizadas (tamaño del hogar o régimen de tenencia, por ejemplo).
En segundo lugar, atendiendo a los estudios realizados por el sustentador principal los resultados
son los mostrados en la Figura 14. Los individuos con estudios inferiores o iguales a la primera etapa de
Educación Secundaria muestran los porcentajes más altos de pobreza energética (8,9% y 9,07% de los
hogares respectivamente). En cambio, en el caso de que el sustentador principal haya realizado estudios
superiores a la Educación Secundaria el porcentaje de hogares se reduce a más de la mitad, hasta los 4,2
puntos porcentuales. Haciendo referencia a la brecha de pobreza energética, las diferencias medias más
altas se encuentran en los hogares pobres energéticos en los que el sustentador principal tiene menores
estudios (341€). Sin embargo, en el caso de haber realizado estudios superiores, la brecha energética
media también resulta alta, ascendiendo hasta los 305€.
€0
€50
€100
€150
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0,0%
1,5%
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Hombre Mujer Bre
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LIHC y brecha de pobreza energética por sexo del SP (2016)
Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 13. Pobreza energética por el sexo del SP (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
32
Por último, observando la actividad laboral del hogar también se pueden lograr resultados
relevantes. Por un lado, la Figura 15 muestra la pobreza energética según la situación laboral del
sustentador principal. Los mayores porcentajes de pobreza energética se encuentran en los casos en los
que el sustentador principal está parado o tiene una incapacidad laboral permanente (11,71% y 10,95%
de los hogares respectivamente). Por el contrario, los hogares con menores índices de pobreza energética
resultan aquellos en los que el sustentador principal se encuentra jubilado retirado o jubilado
- €
50 €
100 €
150 €
200 €
250 €
300 €
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1,5%
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4,5%
6,0%
7,5%
9,0%
10,5%
12,0%
Trabajando Con trabajopero ausente
Parada/o Jubilada/o Labores delhogar
Incapacidadlaboral
permanente
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 15. Pobreza energética por la situación laboral del SP (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
Figura 14. Pobreza energética por los estudios del SP (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
- €
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150 €
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300 €
350 €
400 €
0,0%
1,5%
3,0%
4,5%
6,0%
7,5%
9,0%
10,5%
Inferior a la primeraetapa de Educación
Secundaria
Primera etapa deEducaciónsecundaria
Segunda etapa deEducaciónsecundaria
Educación superior Bre
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
33
anticipadamente (6,12% de los hogares). En el caso de los jubilados, resulta importante añadir que la cifra
de hogares en pobreza energética aumenta considerablemente, hasta los 11,12 puntos porcentuales, en
el caso en el que el sustentador principal supere los 85 años. Por otro lado, en el caso de la brecha de
pobreza energética, los trabajadores del hogar salen muy mal parados con casi 420€ de brecha media. Por
el contrario, el sustentador principal con trabajo pero ausente (por ejemplo por enfermedad, maternidad
o vacaciones) tiene mayor facilidad para salir, de media, de la pobreza energética (234€).
Por otra parte, la pobreza energética según el sector laboral del sustentador principal se muestra
en la Figura 16. En este caso, el mayor porcentaje de pobreza energética se registra en los hogares cuyo
sustentador principal se dedica al sector primario (8,71% de los hogares). Por el contrario, los hogares en
los que el sustentador principal trabaja en el sector secundario o terciario tienen menores índices de
pobreza (6,87% y 6,97% de los hogares respectivamente). En relación a la brecha de pobreza energética,
la tendencia es similar a la del indicador LIHC. Si el sustentador principal se dedica al primer sector la
brecha media es de 340€ y, en cambio, si se dedica al segundo o tercer sector es de 302€ y 295€
respectivamente. Estos resultados se asemejan a los obtenidos para la zona de residencia del hogar, ya
que principalmente el primer sector se localiza en zonas rurales y el segundo y tercer sector se centra, con
mayor frecuencia, en zonas urbanas.
5.3.3 Por la fuente de energía del hogar
Por último, se estudia la pobreza energética según la fuente de energía del hogar. En este caso se
observan tanto la fuente de agua caliente como la de la calefacción. Comenzando con la fuente de agua
- €
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150 €
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350 €
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3,0%
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Sector primario Sector secundario Sector terciario
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 16. Pobreza energética por el sector laboral del SP (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
34
caliente, la Figura 17 muestra la pobreza energética dependiendo de los diferentes suministros
energéticos. Los mayores índices de pobreza energética se concentran en los hogares que utilizan el gas
natural como fuente para el agua caliente (7,85% de los hogares). En cambio, las viviendas que disponen
de combustibles sólidos3 para calentar el agua tienen unos menores índices de pobreza energética (4,46%
de los hogares). Desde el punto de vista de la brecha energética, los hogares que utilizan gas natural o gas
licuado (butano, propano, etc.) se enfrentan a mayores dificultades para salir del estado de pobreza (313€
y 316€ respectivamente) y los hogares que utilizan la electricidad son, de media, los que menor dificultad
tienen para enfrentarse a la pobreza energética (244€).
Para terminar, la Figura 18 muestra la situación de pobreza energética dependiendo de la fuente de
calefacción. Los resultados son similares a los obtenidos para el agua caliente. Los mayores índices de
pobreza energética aparecen en los hogares que utilizan el gas, tanto natural como licuado, de modo de
fuente de calefacción (7,97% y 7,76% de los hogares respectivamente). En cambio, los hogares que utilizan
combustibles sólidos o electricidad son los que menores porcentajes de pobreza energética padecen
(5,65% y 5,67% de los hogares respectivamente). En cuanto a la brecha de pobreza energética, los hogares
que utilizan gas licuado son nuevamente los que mayores dificultades afrontan para salir de la pobreza
con 422€ de media, por los 282€ y 286€ de los hogares cuya calefacción funciona con combustibles sólidos
o electricidad respectivamente.
3 Cabe decir que los combustibles sólidos se utilizan cada vez con menor frecuencia y que los hogares con este suministro energético representan a una pequeña parte de la población española.
- €
50 €
100 €
150 €
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250 €
300 €
350 €
400 €
0,0%
1,5%
3,0%
4,5%
6,0%
7,5%
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Electricidad Gas natural Gas licuado y otroscombustibles
liquidos
Combustibles solidos Bre
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Indicador LIHC Brecha de pobreza energética media
Figura 17. Pobreza energética por la fuente de agua caliente (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
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Como conclusión a este apartado diremos que los hogares más vulnerables a la pobreza energética
son los que tienen el indicador LIHC más elevado o los que además de tener un porcentaje alto de pobreza
energética, se enfrenten a grandes dificultades para salir de esta situación. De los resultados desagregados
del indicador LIHC concluimos con que los hogares más vulnerables a la pobreza energética son:
Hogares situados en zonas rurales.
Hogares con muchos miembros.
Hogares con viviendas en alquiler.
Hogares cuyos miembros tengan bajos niveles de estudios.
Hogares cuyos miembros tengan una situación laboral inestable (parados, incapacitados
permanentes).
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Electricidad Gas natural Gas licuado y otroscombustibles
liquidos
Combustiblessolidos
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Indicador LIHC Average fuel poverty gap
Figura 18. Pobreza energética por la fuente de calefacción (2016). Elaboración propia a partir de los datos de la EPF.
36
6. Propuestas para combatir la pobreza energética en España
En este apartado se detallan las principales medidas llevadas a cabo en España con el fin de acabar
con la pobreza energética. Por un lado, se expone el bono social energético como la principal propuesta
del gobierno español para la reducción de la pobreza energética. Por otro lado, se tratan las medidas
basadas en la eficiencia energética, impulsadas sobre todo a nivel europeo para la mitigación de la pobreza
energética en un futuro cercano.
6.1 Bono social eléctrico
El bono social eléctrico es un descuento en la factura eléctrica con el fin de ayudar a los hogares
con mayores dificultades. En este sentido, es una propuesta positiva para luchar contra la pobreza
energética. Desde su implementación en el año 2009, esta propuesta ha sufrido diversos cambios para
que la medida se ajuste mejor en ayudar a los consumidores vulnerables. Desde el año 2017, se diferencian
consumidores vulnerables, consumidores vulnerables severos y consumidores en riesgo de exclusión
social con el fin de mejorar la garantía del bono social eléctrico. Se debe cumplir alguno de los siguientes
requisitos para ser beneficiario del bono social:
Consumidores vulnerables. Se les aplica un descuento en la factura del 25%.
Hogares con potencia contratada igual o inferior a 10KW en su vivienda habitual.
Que la renta anual conjunta de la unidad familiar sea:
o Inferior a 1,5 x IPREM4 de 14 pagas si no hay ningún menor en la unidad familiar (11.279€).
o Inferior a 2 x IPREM de 14 pagas si hay un menor en la unidad familiar (15.039€).
o Inferior a 2,5 x IPREM de 14 pagas si hay dos menores en le unidad familiar (18.799€).
o Circunstancias especiales. Los limites anteriores se incrementan en 0,5 IPREM (3.760€)
para individuos con discapacidad igual o superior al 33%, víctimas del terrorismo o
víctimas de violencia de género.
Familias numerosas.
Hogares con todos los miembros pensionistas con prestaciones mínimas.
4 El indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM) es el índice empleado en España para la concesión de ayudas, subvenciones o prestaciones al desempleo.
37
Consumidores vulnerables severos. Se les aplica un descuento en la factura del 40%.
Percibir una renta anual inferior al 50% de los umbrales establecidos para los
consumidores vulnerables.
Renta anual conjunta inferior a 2 x IPREM de 14 pagas (15.039€) si es familia numerosa.
Renta anual conjunta inferior a 1 x IPREM de 14 pagas (7.520€) si todos los miembros son
pensionistas con prestaciones mínimas.
Consumidores en riesgo de exclusión social. No tienen que hacer frente al pago de la factura.
Además de cumplir con alguno de los requisitos de consumidor vulnerable severo, el titular debe
ser atendido por los servicios sociales de una Administración Pública que financie el 50% de su factura de
la electricidad. En caso de no poder hacer frente a las facturas, no se le podrá interrumpir el suministro
eléctrico.
Aunque sea una medida muy apropiada para hacerle frente a la pobreza energética todavía tiene
algunos detalles que corregir. En primer lugar, el bono social solo subvenciona las facturas eléctricas. Como
se ha detallado previamente, a la hora de medir la pobreza energética, se consideran los gastos de diversos
suministros energéticos. Por ejemplo, para el año 2016, el 66% del gasto energético provenía del gasto en
electricidad, el 25% del gasto en gas y el 9% en el gasto en combustibles líquidos y combustibles sólidos.
Por lo tanto, aunque la mayor parte del consumo energético se centre en la electricidad, es un error
considerar solo este combustible en el bono social a la hora de hacer frente a la pobreza energética.
Por otro lado, aunque ha habido grandes mejoras en los últimos años en torno a fijar a los
consumidores vulnerables que perciban esta medida, todavía hay mejoras por hacer en este ámbito.
Basado en los resultados obtenidos en el presente estudio, los hogares con viviendas en alquiler y los
hogares cuyos miembros estén en desempleo deberían incluirse de alguna forma dentro de los
consumidores vulnerables y beneficiarse, así, de este bono social. De esta forma, se actuaría contra los
colectivos con mayor vulnerabilidad ante la pobreza energética.
6.2 Políticas de mejora en la eficiencia energética
Las propuestas para la mejora en la eficiencia energética están siendo muy útiles en los últimos
años debido a su gran potencial para acabar con la pobreza energética. Principalmente, se busca reducir
el gasto energético de los hogares y obtener mediante un menor consumo el servicio energético básico.
38
Las propuestas han sido sobre todo centradas en la rehabilitación de edificios y eliminación de barreras
que impidan mejoras en la eficiencia energética.
Aunque las medidas a nivel paliativo como el bono social sirvan para reducir los índices de pobreza
energética, difícilmente pueden servir para la erradicación del problema. Por el contrario, las medidas
basadas en la mejora de la eficiencia energética podrían llegar a mitigar la pobreza energética, siempre
que vayan acompañadas de unas políticas en la mejora de las viviendas y de energía adecuadas. Es
importante comenzar con la rehabilitación de las viviendas, con el fin de reducir primero la demanda
energética, y luego mejorar el suministro energético mediante nuevas formas de energía. Estás son dos
de las iniciativas propuestas para mejorar la eficiencia energética en España:
EPEE (European fuel Poverty and Energy Efficiency)
Esta propuesta trata de readaptar los edificios más antiguos para la reducción del consumo
energético de los inquilinos con un bajo nivel de ingresos. De esta forma, se trata de reducir la factura
energética de los hogares cuyas viviendas están en peor estado. Así, no solo se busca reducir la pobreza
energética de los hogares que la sufren, sino que también se trata de evitar que hogares que aún no son
pobres energéticos acaben siéndolo por los altos costes energéticos a pagar debido a las malas
infraestructuras de la vivienda.
ELIH-MED (Energy efficiency in Low income housing in the Mediterranean)
Esta iniciativa reúne a 7 Estados miembro de la UE (Italia, España, Francia, Malta, Grecia, Chipre y
Eslovenia) y trata de mejorar la eficiencia energética y promover de esta manera el ahorro en el consumo
energético en las viviendas de bajos ingresos del área mediterránea. Esta iniciativa trata de identificar las
barreras que impiden que haya mejoras en la eficiencia energética con el fin de poder garantizar los
objetivos de la Estrategia energética europea 2020.
39
7. Conclusiones
En primer lugar, este estudio concluye que existe un problema de pobreza energética que afecta
a en torno el 7-8% de los hogares españoles. El informe elige el indicador LIHC como el mejor para
analizar la pobreza energética debido a que reduce la cantidad de falsos positivos que se generan
mediante otros indicadores, utiliza factores de equivalencia que sirven para facilitar la comparación
entre hogares de diferentes tamaños, ayuda a conocer la brecha de pobreza debido a que posibilita
distinguir la pobreza energética y la pobreza general y, por último, porque su elección es más sencilla
que la del MIS debido a que no hace falta fijar unos ingresos mínimos aceptables que garanticen una
vida digna.
En cuanto a la incidencia de la crisis económica, el análisis muestra que esta no ha sido muy
notable en el periodo de tiempo analizado. Debido a que el indicador LIHC establece nuevos umbrales
para cada año, las reducciones en el gasto total y en el gasto energético de la población española han
hecho que los umbrales se hayan ajustado a las condiciones económicas de la recesión y así, el
porcentaje de hogares en pobreza energética no ha aumentado considerablemente.
El análisis regional ha mostrado que existe una gran diferencia entre las comunidades autónomas
de España. El análisis realizado mediante el indicador LIHC muestra una mayor incidencia de la pobreza
energética en Castilla-La Mancha y Castilla y León y en cambio, menores porcentajes de pobreza
energética en Canarias y País Vasco. A diferencia del análisis de Romero et al. (2014), los resultados
obtenidos mediante este indicador no se asemejan a los de la pobreza general, justificando así el
tratamiento de la pobreza energética de forma individual.
Por otra parte, el análisis desagregado de distintas variables ha ayudado a identificar a los hogares
vulnerables a la pobreza energética. De esta forma, se concluye que los hogares con bajos ingresos,
con muchos miembros en el hogar, que viven en zonas rurales, con viviendas en alquiler e inestabilidad
laboral son los que mayor probabilidad tienen de caer en situaciones de pobreza energética. Por ello,
las principales medidas que tratan de reducir el porcentaje de hogares en pobreza energética, como
el bono social, deberían centrarse en estos hogares.
Las principales recomendaciones a futuro recaen en la formalización de la pobreza energética a
nivel nacional y regional. Sin una definición oficial ni bases de datos que faciliten los cálculos de los
indicadores, es complicado estimar con precisión el alcance de la pobreza energética. Por esta razón,
es necesario que tanto la Administración General del Estado como los gobiernos autonómicos
40
adquieran conciencia en el asunto y fijen la lucha contra la pobreza energética como una prioridad.
Además, los organismos encargados de las bases estadísticas deben mejorar la obtención de algunas
variables (variables de ingresos o gastos en vivienda, entre otras) con el fin de mejorar la fiabilidad de
los estudios de la pobreza energética en España.
41
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Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
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