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1 EVIDENCIAS DE LEPRA EN UNA COMUNIDAD ISLAMICA MEDIEVAL DE SEVILLA 1 Evidence of leprosy in a Medieval Islamic community of Sevilla Juan Manuel GUIJO MAURI Raquel LACALLE RODRÍGUEZ Inmaculada LÓPEZ FLORES RESUMEN: En el estudio de una necrópolis islámica del siglo XII con 175 individuos se encontraron en cuatro de ellos lesiones que se corresponden con las provocadas por la lepra. En este trabajo expone - mos la metodología seguida para la excavación de estos individuos y su diagnóstico de esta enfermedad. P ALABRAS CLAVE : Necrópolis islámica, lepra, patología ósea, enfermedades infecciosas. ABSTRACT: The study of an Islamic necropolis of the XII century with 175 individuals, were found four of them with similar injuries to those inflicted by the leprosy. In this work we expose the methodology followed in the excavation and the diagnostic of theis disease. KEYWORDS : Islamic necropolis, leprosy, bony pathology, infectious diseases. CONTEXTO ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO Cronología y ritual Durante el verano de 1998 se excavó una necrópolis islámica con cronología del siglo XII, en el solar de lo que sería durante finales del XII y mitad del XIII una fortaleza almohade, uno de los últimos reductos que se opondría a la conquista cristiana de la ciudad de Sevilla. Posteriormente, sobre el mismo espacio de la fortificación islámica, se levantarán la capilla de San Jorge y el castillo sede de la Inquisición 2 . En el espacio funerario islámico se exhumaron un total de 175 individuos 3 , de los cuales 88 son adul- tos y 87 preadultos. Los individuos que estudiamos comparten la orientación y posición ritual canónicas do- minantes en toda la necrópolis: decúbito lateral y orientación del vértex hacia el sudoeste y esplacnocráneo al sudeste, sin que se detectase una diferenciación espacial, segregación o signos externos que los señalase en relación al resto de la población. Excavación Pudimos excavar dos de los cuatro casos presentados, adoptando todas las medidas que permitía su conservación; en general, muy buena en el material conservado. La incidencia más negativa de tipo post- deposicional provenía de la remoción de tierras en la etapa cristiana para la construcción de pozos y otras infraestructuras, que motivan las pérdidas de sustancia más importantes. INDIVIDUO A-43 Descripción Ritual y características individuales: Inhumación individual primaria correspondiente a un individuo adulto masculino, entre 24 y 30 años de edad. Vértex orientado al SO y esplacnocráneo hacia el SE. Cuerpo inhumado en decúbito lateral dere- cho, brazos extendidos, manos detrás de la cadera y extremidades inferiores semiflexionadas. Muestra com- pleta pérdida del extremo distal de tibias y peronés y ambos pies. Lesiones craneales: Sobre el terreno, la detección de los daños del soporte alveolar en la zona del maxilar izquierdo, con un absceso en la zona del primer molar, y de la progresiva extensión de las destrucciones hacia la dentición anterior, nos permitieron un control adecuado de las condiciones de excavación, extracción y registro grá-

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EVIDENCIAS DE LEPRA EN UNA COMUNIDAD ISLAMICAMEDIEVAL DE SEVILLA1

Evidence of leprosy in a Medieval Islamic community of Sevilla

Juan Manuel GUIJO MAURIRaquel LACALLE RODRÍGUEZInmaculada LÓPEZ FLORES

RESUMEN: En el estudio de una necrópolis islámica del siglo XII con 175 individuos se encontraronen cuatro de ellos lesiones que se corresponden con las provocadas por la lepra. En este trabajo expone -mos la metodología seguida para la excavación de estos individuos y su diagnóstico de esta enfermedad.

PALABRAS CLAVE: Necrópolis islámica, lepra, patología ósea, enfermedades infecciosas.

ABSTRACT: The study of an Islamic necropolis of the XII century with 175 individuals, were found fourof them with similar injuries to those inflicted by the leprosy. In this work we expose the methodology followed in the excavation and the diagnostic of theis disease.

KEYWORDS: Islamic necropolis, leprosy, bony pathology, infectious diseases.

CONTEXTO ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO

Cronología y ritual

Durante el verano de 1998 se excavó una necrópolis islámica con cronología del siglo XII, en el solarde lo que sería durante finales del XII y mitad del XIII una fortaleza almohade, uno de los últimos reductosque se opondría a la conquista cristiana de la ciudad de Sevilla. Posteriormente, sobre el mismo espacio dela fortificación islámica, se levantarán la capilla de San Jorge y el castillo sede de la Inquisición2.

En el espacio funerario islámico se exhumaron un total de 175 individuos3, de los cuales 88 son adul-tos y 87 preadultos. Los individuos que estudiamos comparten la orientación y posición ritual canónicas do-minantes en toda la necrópolis: decúbito lateral y orientación del vértex hacia el sudoeste y esplacnocráneoal sudeste, sin que se detectase una diferenciación espacial, segregación o signos externos que los señalaseen relación al resto de la población.

Excavación

Pudimos excavar dos de los cuatro casos presentados, adoptando todas las medidas que permitía suconservación; en general, muy buena en el material conservado. La incidencia más negativa de tipo post-deposicional provenía de la remoción de tierras en la etapa cristiana para la construcción de pozos y otrasinfraestructuras, que motivan las pérdidas de sustancia más importantes.

INDIVIDUO A-43

Descripción

Ritual y características individuales:

Inhumación individual primaria correspondiente a un individuo adulto masculino, entre 24 y 30 añosde edad. Vértex orientado al SO y esplacnocráneo hacia el SE. Cuerpo inhumado en decúbito lateral dere-cho, brazos extendidos, manos detrás de la cadera y extremidades inferiores semiflexionadas. Muestra com-pleta pérdida del extremo distal de tibias y peronés y ambos pies.

Lesiones craneales:

Sobre el terreno, la detección de los daños del soporte alveolar en la zona del maxilar izquierdo, conun absceso en la zona del primer molar, y de la progresiva extensión de las destrucciones hacia la denticiónanterior, nos permitieron un control adecuado de las condiciones de excavación, extracción y registro grá-

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fico in situ, teniendo en cuenta la gran vulnerabilidad del soporte óseo (Lámina 1). Tras la extracción y pre-viamente a la limpieza y consolidación del material se realizaron una serie de fotografías que previniesencualquier pérdida de información ante cualquier fragmentación o destrucción póstuma del material. La fo-tografía frontal (Lámina 2) permitió ya detectar con claridad las lesiones que describimos.

El esplacnocráneo presenta una destrucción de la zona alveolar correspondiente a los incisivos supe-riores (Láminas 1, 2 y 3), con pérdida ante-mortem de los dos I1. La destrucción arranca desde la zona delos caninos, acentuándose progresivamente hacia la zona central del hueso maxilar o prostion, de modo queen perspectiva frontal se aprecia una pérdida oblicua de soporte óseo hacia la zona central anterior del ma-xilar que contrasta con el patrón típico de la enfermedad periodontal, usualmente horizontal en la pérdidade hueso alveolar.

La abertura nasal (Láminas 2, 3 y 4) presenta atrofia avanzada de la espina nasal, convertida en unadoble tuberosidad separada por una acanaladura central. Existe destrucción parcial del tabique nasal. El contorno de la cavidad nasal presenta leves destrucciones y porosidad, así como un ensanchamiento dela apertura piriforme en su tercio inferior. Los márgenes inferiores presentan una clara remodelación.

El paladar óseo (Lámina 5), junto a una porosidad generalizada, presenta en el centro una lesión delongitud mayor anteroposterior (31,10 mm) y de menores dimensiones transversas (12,19 mm). Todo el lecho de esta cavidad se presenta en forma de tejido poroso. El agujero palatino izquierdo muestra un mayor tamaño, acompañado de un reborde exostósico en la zona posterior.

En la zona frontal derecha (Lámina 3), a unos 3 cm por encima del ángulo interno de la órbita, se detecta una cavitación de la tabla de 3 mm de diámetro, rodeada de un anillo hiperostósico de 3 mm de grosor, el cual engloba un área oval de 8 × 6 mm formada por tejido poroso.

Esqueleto apendicular superior:

La mano izquierda conserva parcialmente el carpo (escafoides, semilunar, trapecio y piramidal), todoel metacarpo y falanges proximales y sólo la primera falange distal. La mano derecha conserva parte del carpo (hueso grande, escafoides, ganchoso y trapecio), el metacarpo y las falanges proximales. El patrónde alteraciones zonales es el siguiente:

– METACARPIANOS: Una fina porosidad suele ocupar la mayor parte del fuste, con orificios mayores e incremento de la porosidad en el contorno periarticular y a veces en los bordes que presenta el fuste. Todas las pérdidas de sustancia que muestran tienen un carácter póstumo.

– FA L A N G E S P R O X I M A L E S Y D I S TA L E S: La cara dorsal muestra una fina porosidad en la integridad o en la mayor parte de su superficie, con mayor tamaño de los orificios en la zona periarticular. La carapalmar nos ofrece los orificios de mayor tamaño, aunque una superficie menor de porosidad, con unamayor presencia en el contorno de las superficies articulares distales y proximales y en los bordes.Las escasas evidencias de falanges proximales muestran una distribución topográfica de la porosidadsemejante. Al igual que ocurría con los metacarpianos, todas las pérdidas de sustancia son póstumas.

Esqueleto apendicular inferior:

En las tibias aparecen lesiones estriadas (Lámina 6) en toda la porción distal comprendida a partir delagujero nutricio. En la cara interna las estriaciones son más marcadas en su zona posterior, apareciendo junto al borde anterior diversas zonas de tejido poroso. En la cara externa se da la convivencia de tejido estriado extensivo, junto con diversas áreas donde aparece tejido esclerótico en forma de placas, recubriendoel tejido estriado. La cara posterior presenta igualmente tejido estriado marcado y profundo en toda la zonacomprendida por debajo del agujero nutricio.

A nivel de los peronés (Lámina 8) conviven alteraciones periósticas de tejido estriado y abultamientoso nódulos escleróticos en cara interna y posterior. En la cara posterior existe dominio de la morfología estriada. Las extremidades inferiores sufren una completa pérdida de sustancia a partir del extremo distalde tibias y peronés.

Diagnóstico

Daños craneales:

El individuo descrito representa el caso más claro de los dos posibles con alteraciones faciales o lesiones cuya morfología y topografía creemos compatibles con el diagnóstico de lepra. Las lesionesp oscraneales a nivel de tibia y peroné complementan este diagnóstico.

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ComunicacionesEvidencias de lepra en una comunidad islámica medieval de Sevilla

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– DESTRUCCIONES DEL MAXILAR SUPERIOR: El caso con daños maxilares que presentamos evidenciauna serie de destrucciones que creemos claramente conectadas a la lepra.

La destrucción de la zona alveolar del maxilar superior, en forma de pérdida selectiva de hueso enla zona del prostion y pérdida del soporte óseo de los incisivos, cuya evolución puede desembocaren la pérdida ante-mortem de los incisivos..centrales ha sido puesta de manifiesto como signo patognómico de la lepra4. La intensidad de las lesiones maxilares del caso craneofacial que presen-tamos coinciden con el mayor grado documentado por MÖLLER-CHRISTENSEN5. Este carácterselectivo de nuestra evidencia, con edentación y pérdida ósea en la zona del prostion que decrece en intensidad hacia los caninos, aunque sin llegar a la confusión con el nasoespinal tal como se hadocumentado en algún caso de lepra6, marca su diferenciación con la enfermedad periodontal.

El análisis radiológico evidencia la ausencia de procesos infecciosos que pudieran estar vinculadosa abscesos, granulomas o quistes. La morfología de la destrucción tampoco la creemos compatiblecon neoplasias.

– DAÑOS EN LA ESPINA Y ESTRUCTURAS INTERNAS NASALES: La llamada facies leprosa7 o leonina8 secompleta con el daño a las estructuras intranasales y de la periferia del orificio nasal. La espina nasal se presenta atrofiada o destruida9, en nuestro caso convertida en una acanaladura que comunicael punto nasoespinal con el piso de las fosas nasales. Vómer y conchas pueden mostrar cambios inflamatorios y osteoporosis, así como destrucción en los procesos más avanzados10. El caso que estudiamos presenta una considerable pérdida de sustancia en el vómer, dándose una completa destrucción de las conchas, leve ensanchamiento de la apertura piriforme acompañada de porosidady leves destrucciones del borde, así como una evidente atrofia de la espina nasal, configurando la típica facies leprosa.

– DESTRUCCIONES EN EL PALADAR ÓSEO: El paladar óseo puede mostrar una serie de alteraciones11,como porosidad en relación a procesos inflamatorios, pérdidas de sustancia, e incluso perforaciones.Estas pérdidas de sustancia pueden ser, sin embargo, compatibles con la sífilis, por lo que el diag-nóstico diferencial en el único caso que documentamos -en el que se detecta una destrucción ampliaen el paladar, sin llegar a la perforación- tendrá mayores argumentos positivos a partir de las res-tantes evidencias anatómicas del esplacnocráneo, considerando el predominio de los daños facialesen la lepra frente a la mayor incidencia en el neurocráneo en la sífilis12.

– DE S T R U C C I Ó N E N E L F R O N TA L: Destaca una lesión solitaria en la zona frontal derecha, de lecho parcialmente recubierto de tejido compacto, rodeada de un anillo hiperostósico y porótico. El dañoen esta zona del neurocráneo no permite el diagnóstico diferencial de lepra, si bien autores comoORTNER13 admiten la posibilidad de que se den erosiones craneales en la calota. Interpretamos esedefecto como de origen traumático con reacción perilesional.

Esqueleto poscraneal:

Las tibias y peronés muestran lesiones estriadas, simétricas a la luz de las zonas conservadas, en los dos tercios distales, que se asocian comúnmente a la lepra14. Estas lesiones fueron detectadas por MÖLLER-CHRISTENSEN casi en más de un 80 % de los casos documentados en material excavado15.

La porosidad que presentan metacarpo y falanges se asocian con la lepra por parte de algunos autores,aunque no constituye un diagnóstico diferencial por sí misma.

INDIVIDUO A-326

Descripción

Ritual y caracteres individuales:

Inhumación individual primaria, correspondiente a un individuo adulto femenino (afiliación sexualdudosa por el deficiente estado de conservación), entre 20 y 24 años. Posición ritual en decúbito lateral de-recho, vértex orientado al sur y esplacnocráneo al este, manos detrás de la cadera y extremidades inferioressemiflexionadas. Todas las alteraciones que presenta obedecen a daños mecánicos por una cimentación sobrepuesta, sólo separada del esqueleto por una capa de 30 cm de limos. Al igual que el individuo 43, el control pormenorizado por nosotros de todo el proceso de excavación permitió la adopción de medidaspreventivas de registro in situ de las evidencias paleopatológicas, así como de medidas conservadoras de dichas evidencias desde el momento del hallazgo hasta su extracción. Los metatarsianos y falanges se extraen y recogen de forma diferenciada.

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Daños craneales:

Las lesiones craneales se restringen con claridad a la cavidad nasal y, de una manera menos evidentepor el grado de conservación, al maxilar superior. La cavidad nasal presenta una pérdida parcial del vómery una completa destrucción de las conchas. Las limitadas evidencias que proporciona la zona de la espinanasal indican una atrofia de la misma. El orificio nasal presenta asimismo una morfología piriforme y remodelación bajo el borde inferior derecho. En la zona maxilar encontramos un canal que comunica el prostion con el incisivo lateral izquierdo. El reborde alveolar se conserva intacto en la implantación correspondiente al incisivo central derecho, evidenciando una mayor recesión que la que presenta el restodel margen alveolar del maxilar.

Esqueleto apendicular superior:

El metacarpo y el carpo no muestran alteración alguna, al igual que las falanges proximales en su articulación con los metacarpianos. Las destrucciones aparecen restringidas a las falanges proximales deambos lados. Las mediales y distales se conservan en mayor medida en la mano izquierda. En la derecha,el registro sobre el terreno ha constatado su pérdida. Aunque las lesiones afectan a ambas manos, las mayores mutilaciones se dan en el lado derecho. Están presentes focos líticos en los extremos articulares y las zonas articulares intactas presentan una clara porosidad. En los fustes dominan las zonas de porosidadcon intensas resorciones óseas.

– MANO IZQUIERDA (Lámina 7): La mano izquierda muestra un mayor grado de preservación, conser-vando las cinco falanges proximales, la segunda, tercera y cuarta mediales y la primera y quinta distales.

Falanges proximales izquierdas:

– La primera falange muestra erosión distal que conlleva la disminución o aplanamiento de los diá-metros dorsopalmares en esta zona. La polea articular queda transformada en dos tubérculos laterales entre los que queda una superficie porosa irregular.

– La segunda presenta una carilla oval, de lecho poroso y de reborde claramente delimitado en el extremo distal de la superficie palmar. Toda la zona articular distal presenta una superficie porosa.

– La tercera presenta destrucción distal de la polea articular, porosidad y remodelación, viéndose especialmente afectada la zona palmar distal. En este punto encontramos igualmente una carilla oval.

– La cuarta falange evidencia pérdida de sustancia póstuma en el extremo proximal y porosidad en la porción articular del extremo distal, así como la misma carilla accesoria oval en el extremodistal de la cara palmar.

– La quinta falange muestra modificaciones mayores en el fuste, en el sentido de un estrangula-miento que conlleva la disminución de los diámetros transversos. De nuevo aparece la carilla ovalen el extremo distal de la cara palmar. La zona articular distal presenta una superficie porosa.

Falanges mediales:

– La segunda falange presenta porosidad generalizada y remodelación en el fuste. Su extremo distal muestra completa destrucción de la superficie articular.

– La tercera falange muestra completa destrucción del extremo articular proximal. El fuste apareceestrangulado, con disminución de los diámetros transversos y porosidad generalizada en la caradorsal. En la parte distal, la superficie articular ha quedado reducida a un tubérculo en el lado cubital y a dos superficies porosas, una dorsal y la otra palmar, separadas por un filo oblicuo.

– La cuarta falange medial presenta una leve porosidad en la superficie articular proximal, más ge-neralizada en el fuste. El extremo distal, si bien no ha sufrido una modificación tan intensa deldiámetro dorso-palmar, muestra la destrucción de la articulación, sustituida por una superficieirregular de tejido compacto, con algunos puntos de porosidad.

Falanges distales:

– La primera falange distal presenta un único punto de destrucción ubicado en el extremo proximal,en la zona palmar, en forma de cavitación irregular, de mayor diámetro transverso, que destruyetambién la superficie articular en su porción palmar. Los extremos son porosos en las caras dorsal y palmar.

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– La quinta falange distal ofrece un fuste muy disminuido en sus diámetros y la destrucción del extremo distal.

– MANO DERECHA (Lámina 8): Todas las falanges proximales se ven afectadas, pero los procesos des-tructivos que provocan la reabsorción son más intensos: porosidad con reabsorción de la corticalque, a diferencia del lado izquierdo, afectan notablemente al fuste, destrucciones de grandes porciones del fuste de las falanges y de las superficies articulares junto con intensa remodelación de las mismas.

Falanges proximales derechas:

– La primera falange muestra una superficie articular proximal remodelada, en tal grado que la mor-fología cóncava que debiera presentar queda transformada en una superficie plano-convexa irregu-l a r. Dicha zona articular presenta un foco lítico irregular junto a la zona dorsal, de 5 mm de diámetrodorso palmar por unos 6 mm de anchura transversa, penetrando unos 4 mm en su mayor profundi-dad y sobre 1 mm en el centro de la superficie. Todo el lecho de la lesión es mayormente poroso, a excepción de un anillo periférico de hueso denso. En el extremo distal la superficie articular está completamente destruida y sustituida por un borde afilado que recorre el extremo del hueso ensentido transversal. La cara palmar distal está erosionada, presentando un lecho de tejido denso.

– La segunda falange ha sufrido la pérdida de la mitad distal y en la cara palmar, junto al extremoproximal, aparecen numerosos orificios. La sección del fuste está enteramente constituida por te-jido esponjoso, sin diferenciación de la cortical.

– De la tercera falange sólo resta el extremo articular proximal y una mínima zona del fuste. La sec-ción de éste permite ver que el grosor cortical en la zona dorsal de la falange consiste en una leve película ósea, en contraste con la zona palmar de dicha sección. Ello se halla en relación conuna notable disminución del diámetro anteroposterior o dorso palmar y una mayor pérdida ósea o reabsorción experimentada en la zona dorsal.

– La cuarta falange ha perdido de forma póstuma el extremo proximal y parte del distal en la zonapalmar. La porción conservada de este último muestra una destrucción de la superficie articularcon disminución de los diámetros dorso-palmares. Un poco por debajo del extremo distal apareceen la zona palmar una carilla oval bien delimitada.

– La quinta falange ha sufrido la destrucción del extremo distal y de la mayor parte del fuste.La sección revela un estrangulamiento del hueso y la cortical se reduce a un borde afilado.

– La primera falange distal es la única conservada, evidenciando una gran destrucción proximal en la articulación, de la que queda una superfice porosa rodeada de un anillo fino e irregular dehueso compacto. Existe osteolisis del extremo distal

Esqueleto apendicular inferior-pies:

Los daños en los pies fueron claramente evidentes sobre el terreno (Lámina 9), exigiendo una serie demedidas conservadoras y de registro para prevenir cualquier pérdida de información. Las destrucciones songeneralizadas en la mitad distal de los metatarsianos de ambos pies (Lámina 10), acompañadas de remode-lación diafisiaria con disminución de los diámetros del fuste (estrangulamiento). Sin embargo, lo que caracteriza al tejido óseo es su notable porosidad. La resorción a partir de los extremos distales parece serel mecanismo de pérdida de hueso. No se observan procesos traumáticos ni osteomielíticos en las piezasconservadas que pudieran hablarnos de infección o/y artritis séptica secundarios a neuropatías periféricas.

Lado derecho (Láminas 11, 12 y 13)

– PRIMER METATARSIANO (Láminas 11 y 12): Muestra atrofia y destrucción de más de la mitad distal,presentando neoformaciones nodulares en la vertiente inferior de la cara medial, así como a la por-ción conservada de fuste en la parte lateral. En el primer caso se hallan revestidas de tejido com-pacto, y en el segundo, de tejido porótico. En el extremo distal conviven zonas de tejido compactocon pequeñas prolongaciones dentadas y destrucciones póstumas.

– SEGUNDO METATARSIANO (Láminas 11 y 12): Destrucción más acentuada que en el segundo del otrolado, conservándose una zona distal del fuste muy aguzada.

– TERCER METATARSIANO (Láminas 11 y 13): Destrucción más acentuada que en el lado izquierdo. Laparticular resorción que sufre este hueso determina un extremo distal del fuste en forma de gancho.

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– CU A RTO M E TATA R S I A N O (Láminas 11 y 13): No conserva nada del fuste; en parte, por pérdida pós-tuma, pero también por los procesos destructivos, destacando el notable estrechamiento de todoslos diámetros.

– QUINTO METATARSIANO (Láminas 11 y 13): La zona conservada del fuste consiste en una prolonga-ción afilada, de eje mayor dorso-plantar, con leve concavidad hacia la parte medial.

Lado izquierdo (Lámina 14)

– PRIMER METATARSIANO Y FALANGES (Láminas 14 y 15): El primer metatarsiano presenta estrangula-miento del fuste con completa pérdida de la mitad distal, en forma de destrucción irregular con algunas pérdidas de sustancia póstumas. La falange proximal muestra una osteolisis en su extremoproximal, en mayor medida en la zona medial, lo que concede a la pérdida una morfología oblicua.La falange distal no sufre alteración alguna.

– SEGUNDO METATATARSIANO (Láminas 14 y 16): Presenta un progresivo estrechamiento y aguzamien-to hacia el extremo distal de la zona conservada.

– TERCER METATARSIANO (Láminas 14 y 16): Tendencia idéntica al segundo.

– CUARTO METATARSIANO (Láminas 14 y 16): Estrechamiento transverso igualmente marcado, culmi-nando en el extremo distal conservado en una superficie mayor en sentido dorso plantar y aplana-miento de las dimensiones transversales.

Periostitis tibio-peronea:

Ambas tibias y peronés muestran lesiones estriadas en los dos tercios inferiores de la diáfisis. En lastibias domina la morfología estriada, con un mayor grosor de las alteraciones periósticas en la cara externa. En los peronés aparecen también zonas nodulares. La asociación de estas lesiones a las que presentan cráneo, manos y pies, nos pone ante los cambios periósticos en tibias y peronés comúnmenteasociados a la lepra.

Diagnóstico

Cráneo:

Los daños de las estructuras internas de la cavidad nasal y de la zona maxilar16, si bien menos intensosque el caso craneal anteriormente descrito, podrían tener a la lepra como origen. No se advierten lesionescariosas, traumas o acumulación de cálculo que pueda implicar infecciones del hueso maxilar o recensióngingival. Sin embargo, por sí mismo no constituye una argumentación empírica completamente sólida. Será bajo la luz de los testimonios postcraneales cuando el diagnóstico individual encuentre evidencias demayor fiabilidad.

Esqueleto apendicular superior:

Desde los trabajos de Möller-Christensen en las leproserías danesas medievales, en los casos de leprase han identificado lesiones en las falanges de las manos, afectando rararamente a los metacarpianos17.En el caso que estudiamos, los metacarpianos y el carpo se encuentran completamente libres de lesiones, si bien no se conservan en su integridad. Las destrucciones relacionadas con la lepra pueden conllevar la desaparición de elementos anatómicos, comenzando por los márgenes distales, con osteolisis de las falanges terminales18. También tienen lugar destrucciones parciales o erosiones19 de otras falanges y poro-sidad generalizada20.

Los escasos elementos de falanges distales conservados muestran osteolisis del extremo distal junto a otras lesiones proximales. En el caso de la mano derecha, la observación cuidadosa sobre el terreno delsedimento no aportó fragmentos de las falanges de las que no rendimos testimonio, por lo cual las notablesdestrucciones que presentan las falanges proximales derechas podrían implicar la pérdida en vida de la mayor parte de las falanges mediales y distales.

En las falanges mediales, conservadas únicamente en el lado izquierdo, se evidencian destrucciones de los extremos articulares distales. En el lado derecho, la intensa destrucción de las falanges proximales podría haber implicado la pérdida en vida de las mediales. En algún caso existe destrucción parcial del extremo proximal, acompañada de remodelación. Las alteraciones osteolíticas de menor cuantía aparecenen forma de porosidad generalizada de los fustes.

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Las falanges proximales derechas muestran las lesiones destructivas más intensas, con pérdida de lamayor parte del hueso, estando asociados los límites de las destrucciones a una gran porosidad, junto a unamarcado estrangulamiento del fuste y pérdida de diferenciación del tejido cortical. Las lesiones osteolíticasmás leves en las falanges de ambos lados consisten en porosidad de la articulación distal, y en menor medida, de la proximal. Domina la osteolisis de los extremos distales, hallándose escasamente afectados losproximales.

Las carillas presentes en el extremo distal de la mayor parte de las falanges mediales conservadas, en el límite palmar de la articulación, podrían estar relacionadas con la adopción de forzadas posturas de hiperflexión o contracturas de las falanges mediales por posibles trastornos neurotróficos21 con origen en la lepra.

Creemos que las características que presentan los elementos falángicos de las manos apunta a la lepracomo origen de las lesiones. En ningún caso hemos detectado trauma que pudiera explicar alguna de lasdestrucciones existentes. Tampoco concuerda con la intensidad de las alteraciones un diagnóstico de artri-tis reumatoide. La relación de porosidad, pérdida de diferenciación cortical y estrechamientos diafisiariospueden hablarnos del dominio de mecanismos de resorción, que para algunos autores reflejaría cambiosneurotróficos relacionados con la disminución del suministro sanguíneo22.

Esqueleto apendicular inferior:

Los metatarsianos descritos muestran una destrucción casi total, quedando reducidos a la zona proxi-mal y a una pequeña porción del fuste. La porosidad caracteriza en todos los casos las superficies óseas. El tarso no se ve afectado por lesión alguna, a la vez que no se advierten daños traumáticos en tarso, meta-tarso y dedos. No existen tampoco cambios artrósicos ni periostitis en los pies.

Las destrucciones y su incidencia en los extremos distales coinciden con el patrón que se reconoce a la lepra en los pies, iniciándose en las articulaciones metatarso-falángicas, con osteolisis de la porción distal de los metatarsianos23. Las enormes pérdidas de sustancia tampoco parecen ser compatibles con patologías articulares como la artritis reumatoide. Sobre el campo no se encontraron evidencias anatómicasde los restantes componentes de los pies, salvo las falanges del primer metatarsiano izquierdo, por lo que este dato puede permitir sostener la pérdida en vida de los restantes elementes de los dedos. En com-paración con las manos, los daños son mucho mayores en los huesos pequeños de la extremidad inferior,tal como recoge MÖLLER-CHRISTENSEN24.

Las características de las lesiones en los pies apuntan con claridad al diagnóstico de lepra.

Periostitis tibio-peronea:

Su presencia complementa el diagnóstico de lepra.

INDIVIDUO A-120

Descripción

Ritual y caracteres individuales:

Inhumación individual primaria, correspondiente a un individuo adulto femenino, entre 45 y 55 años,a partir de la sínfisis púbica, con la orientación canónica del cráneo y esplacnocráneo, en decúbito lateralderecho y extremidades inferiores extendidas. Presenta completa pérdida de cráneo, tórax y extremidadessuperiores (escápulas, clavículas, húmeros y antebrazos). En este caso, el registro de campo y la excavaciónno fueron efectuados por nosotros. Las mayores lesiones corresponden al pie derecho. Aunque el izquierdosólo conserva algunos huesos del tarso y un único metatarsiano, comprobamos que las lesiones se extiendentambién a este lado, si bien no son tan destructivas. A nivel de las manos comprobamos la presencia de periostitis, aumento de la porosidad y ensanchamiento de los orificios nutricios. Las tibias y peronésmuestran periostitis estriada.

Esqueleto apendicular superior (manos):

En el metatarso, las alteraciones se reducen a periostitis presente en la cara dorsal del tercer metacar-piano izquierdo (Lámina 17), y en menor medida, del segundo.

Las falanges proximales, mediales y distales (Láminas 18 y 19) se caracterizan por aumento de la porosidad, ensanchamiento de los orificios nutricios, sin que hallamos detectado procesos osteolíticos.

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Salvo las alteraciones periósticas del segundo y tercer metacarpianos, sólo presentes en un lado, noexisten diferencias bilaterales.

Lesiones en el pie izquierdo:

Sólo se conservan el astrágalo y el calcáneo de la zona tarsiana y el primer metatarsiano y la primerafalange.

– ASTRÁGALO (Láminas 20 y 21): El contorno de la cabeza presenta una serie de de erosiones, más intensas en la zona dorsal. Las zonas extrarticulares se caracterizan por una notable porosidad, connumerosos orificios que llegan a alcanzar diámetros de 2 mm. Las superficies articulares plantareso calcáneas presentan labiaciones marginales. Contrasta claramente con los procesos líticos queafectan al astrágalo derecho (Lámina 20).

– CALCÁNEO (Lámina 21): La superficie articular posteroexterna con el astrágalo muestra erosiones en su porción anterior y en su margen externo. La carilla articular anterointerna presenta procesososteolíticos del borde lateral externo y osteofitosis en la zona medial. Toda la zona articular con el cuboides evidencia erosión del contorno. Al igual que el astrágalo, la mayor parte de las zonas ex-trarticulares se caracterizan por la notable porosidad, especialmente en la zona plantar.

– PRIMER METATARSIANO Y PRIMERA FALANGE (Lámina 22): El primer metatarsiano muestra porosidady remodelación de la superficie articular distal. La falange proximal presenta remodelación de la superficie articular proximal, con un aspecto rugoso, y una erosión en el margen dorsal de esta zona. En el extremo distal existe completa destrucción de la zona articular y disminución notable delos diámetros dorsoplantares.

Lesiones en pie derecho (Lámina 23):

Dominan los procesos destructivos, siendo evidentes trayectos osteomielíticos diversos, acortamien-tos, deformidad, anquilosis y alguna evidencia de eburneación. Los procesos reparadores se reducen a lapresencia de tejido esclerótico en el límite de las zonas destruidas. La porosidad se centra en las zonas proximales del metatarso y en puntos del tarso, pero siempre de forma leve y aislada.

– ASTRÁGALO (Láminas 20, 23 y 24): Los procesos líticos han modificado la identidad del hueso enun grado extremo, claramente apreciable en su comparación con el astrágalo antagonista (Lámina 20).Conserva parcialmente la polea articular para la tibia, que por delante se encuentra completamentedeformada, presentando un aspecto granuloso e irregular y con erosiones diversas en lo que sería sulímite anterior. La parte posterior de la polea astragalina (Lámina 24) presenta una zona central poco alterada, pero significativas modificaciones en la periferia: osteofitosis en el margen inferior,eburneación en una zona de 10 × 3 mm de eje mayor transversal en el ángulo superior y perforacio-nes. De éstas, la mayor une la polea astragalina en su porción más externa con la parte posterior dela articulación con el maléolo externo, y la de menor tamaño, con la zona posterior de la articulacióncon el maléolo interno.

A nivel posterior, en el ángulo inferior medial, por debajo de la polea, un doble orificio, el mayor deforma oval de 7,46 × 4,26, unen esta zona con lo que sería zona central de la superficie articular para el maléolo interno (unos 17 mm de recorrido). En el ángulo superior externo de la polea apareceuna gran cavitación. La parte lateral del astrágalo ha quedado transformada en un canal con dos la-bios: el superior, formado por el reborde lateral de la polea, y el inferior, por el borde lateral de laarticulación póstero-interna para el calcáneo. La cabeza del astrágalo muestra una completa des-trucción de la zona articular con el escafoides. El extremo ha quedado reducido a un saliente afila-do, de eje mayor transversal, con unos grosores dorsoplantares entre 2 y 3 mm. Aunque existen al-gunas zonas de porosidad, un tejido compacto recubre la mayor parte del hueso. El cuello ha que-dado sustituido por una gran perforación esférica de 9,85 mm en la zona dorsal y de 7,93 en la zonaplantar, aunque en ésta la perforación adopta una forma trilobulada. Las paredes de esta perforaciónpersentan un tejido granuloso con zonas porosas.

En proyección inferior se aprecian la perforación que describimos en el cuello y la que une la zona me-dial inferior con la parte posterior del hueso. Se distinguen una prominencia lateral que recorre la carainferior en sentido anteroposterior y otra medial que ocupa la mitad externa del hueso con eje mayortambién anteroposterior. Entre ambas eminencias encontramos un canal con el mismo trayecto.

– SEGUNDO METATARSIANO (Láminas 23 y 25): A excepción de su extremo proximal, aparece comple-tamente normal. Junto a una evidente remodelación de la zona medial proximal, el hecho más des-tacable es la anquilosis con la segunda cuña, profundamente alterada en su forma, con disminución

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de sus dimensiones anteroposteriores y transversas, presentando su cara posterior una morfologíacóncava. En el límite entre ambos huesos, por la cara plantar, aparecen una serie de cavitaciones es-féricas que penetran escasamente.

– TERCER METATARSIANO (Láminas 23 y 25): El tercer metatarsiano presenta una destrucción casi com-pleta, quedando reducido a la articulación proximal y a una mínima zona de la cara dorsal y lateral.Las paredes del defecto o zona límite de destrucción consisten en una superficie cóncava y recu-bierta por hueso denso.

– CU A RTO M E TATA R S I A N O (Láminas 23 y 25): Muestra osteolisis de la mitad distal de su longitud. El fuste se encuentra reducido a una aguzada proyección osea en sentido distal, que desde una perspectiva lateral adquiere una forma de gancho. En el extremo proximal, la parte medial, o zonaarticular con el tercer metatarsiano, presenta una gran cavitación o canal de eje mayor dorso plan-tar, limítrofe con la cara articular posterior. La lateral, o zona articular con el quinto metatarsiano,muestra otro defecto en el centro. Las superficies articulares con los metatarsianos tercero y quintohan sido sustituidas, pues, por una zona de relieves irregulares y granulosa, con muy pequeñas áreas de porosidad.

– QUINTO METATARSIANO (Láminas 23, 25 y 26): Presenta osteolisis del extremo distal, así como un estrechamiento de las dimensiones del fuste en sentido transversal. Las mayores alteraciones se localizan en su zona medial. Las carillas articulares han desaparecido por completo y se ven susti-tuidas por una superficie bien delimitada granulosa, compacta y muy irregular, alternándose áreasporosas con otras de tejido denso y cavitaciones aisladas. Junto al borde inferior destaca una cavi-tación lineal de eje mayor anteroposterior que, por delante, adquiere la fisonomía de un canal(19,39 mm de longitud total por unos 3 mm de anchura). En la superficie dorsal proximal aparecendiversas exóstosis extraarticulares. Algunas, en forma de espículas, se adentran en el fuste hacia distal, y otras, más redondeadas y de mayor diámetro en su base, aunque de superficie irregular,coronan el margen superior de la superficie descrita. Por la zona plantar destacan dos exóstosis afiladas y de eje mayor anteroposterior.

– PR I M E R A FA L A N G E P R O X I M A L (Lámina 27): La superficie articular proximal ha sido sustituida por una superficie porosa e intensamente remodelada y deformada, incluyendo un osteofito de proyección medial. El extremo distal muestra una notable resorción de la polea articular, especialmente en el lado medial, conviviendo zonas de tejido poroso con otros puntos de huesodenso. El fuste diafisiario ha experimentado un marcado estrangulamiento de sus diámetros dorsoplantares y transversos.

– SEGUNDA FALANGE PROXIMAL (Lámina 27): Los procesos líticos son parecidos a los de la primera falange, si bien la superficie articular distal está poco afectada. Las erosiones del extremo proximalhacen que la superficie articular remodelada supere el límite articular normal y se extienda leve-mente por la cara dorsal.

– FALANGE PROXIMAL NO IDENTIFICABLE (Lámina 27): Los únicos cambios se presentan en el extremoproximal, con erosiones que extienden la superficie articular por la cara dorsal, en un ángulo de 45 º en relación al eje del fuste. Su lecho presenta un tejido finamente poroso y granulado.

Únicamente se conservan dos falanges distales. Una puede identificarse como la distal del primermetatarsiano, que muestra una erosión esférica proximal, con las paredes del defecto revestidas detejido compacto; la segunda, no especificable, evidencia una leve osteolisis distal.

Periostitis estriada notable a nivel de tibias y peronés:

Al igual que los casos anteriores, tibias y peronés evidencian las mismas lesiones estriadas (Lámina 28).

Diagnóstico

La osteolisis que presentan el tercer, cuarto y quinto metatarsianos en sus extremos distales, junto conel marcado estrangulamiento diafisiario, es semejante al caso anterior, pero se diferencia en las áreas másreducidas de porosidad. Junto a ello, las falanges presentan remodelaciones muy intensas de los extremosproximale; de los distales, en menor medida ,y estrangulamiento del fuste diafisiario. Los daños metatarso-falángicos descritos son compatibles con el diagnóstico de lepra25. Además de esas destrucciones, encon-tramos una serie de erosiones y procesos líticos en las zonas proximales metatarsianas y remodelacionesnotables en los laterales de las carillas articulares tarsianas. Los procesos más intensos se dan en el quinto.En el caso del segundo, se ha producido la anquilosis con la segunda cuña. En lo que se conserva del tarso,

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destacan los procesos líticos que afectan al astrágalo, con perforaciones que atraviesan el hueso en diversastrayectorias, destrucción de las superficies articulares, salvo la parte posterior de la polea. Los defectos desustancia y la remodelación deforman completamente la fisonomía de la pieza.

Las erosiones perimetrales que presentan los metatarsianos en su extremo proximal, así como la osteo-lisis del astrágalo y la fusión del segundo metatarsiano con la segunda cuña, nos ponen ante procesos infla-matorios e infecciosos que podrían tener un origen en trastornos neuropáticos asociados a la lepra. Ello haríaal individuo afectado más vulnerable a traumas e infecciones secundarias26, apareciendo artritis séptica, conosteomielitis y artropatías degenerativas (con exposición del hueso subcondral) secundarias a la infecciónde la sinovial. Estaríamos ante un claro ejemplo de articulación de Charcot, consecuencia de “... cambiostraumáticos articulares experimentados como resultado de una lesión central en la médula espinal o una lesión de los nervios periféricos que vuelven insensible al dolor al individuo afectado”27, o, como afirmaB O U R K E, se trataría de “... una progresiva desorganización de una articulación insensible cuando se exponea un trauma continuo” 2 8, junto con la complicación añadida que tiene el peso en el caso de las extremidadesinferiores para acentuar la desorganización articular 29.

INDIVIDUO 343

Descripción:

Ritual y características individuales:

Inhumación individual primaria de un individuo adulto masculino (28-32), con la cara al este y decú-bito lateral, brazos extendidos, palmas sobre el suelo y extremidades inferiores extendidas. Presenta un deficiente estado de conservación en los pies. Conserva las manos intactas y sin alteración alguna. Ta m p o c opresenta alteraciones craneales.

Porosidad en huesos de las manos:

La mano derecha conserva todo el carpo, metacarpo, falanges proximales y mediales en su integridad,y sólo las distales del primer, tercer y quinto dedo. La izquierda sólo ha perdido el primer metacarpiano y la falange distal del pulgar.

– METACARPIANOS: La porosidad se circunscribe a los extremos distal y proximal del fuste, en la zonaperiarticular, invadiendo en algunos casos la superficie articular distal.

– FALANGES PROXIMALES: La mitad o el tercio proximal de la cara dorsal aparecen finamente porosos.La cara palmar muestra una mayor extensión de la porosidad, así como unas mayores dimensionesde los orificios, sobre todo en los extremos distal y proximal. También los extremos articulares evidencian labiaciones marginales leves. La primera falange proximal derecha muestra un leve estrangulamiento central del fuste.

– FALANGESMEDIALES (Lámina 29): En la cara dorsal, la porosidad se extiende a las zonas distal y pro-ximal del fuste, aunque el mayor grado en extensión y tamaño de los orificios aparece en palmar.Los extremos articulares evidencian osteofitosis marginal leve.

– FA L A N G E S D I S TA L E S (Lámina 30): Muestran porosidad en los extremos de la superficie dorsal y enla mayor parte de la superficie palmar. Los orificios son de mayor tamaño que en el resto de lasf a l a n g e s .

Lesiones en el pie derecho:

– TARSO: Se conserva íntegramente, documentándose en todos ellos intensas alteraciones artrósicasen forma de osteofitosis marginal de sus superficies articulares (Lámina 31) y remodelación de la mismas. El primer cuneiforme muestra destrucción de toda su porción lateral con exposición y remodelación de la estructura trabecular. Otras zonas presentan porosidad. Los cuneiformes segundo y tercero presentan una notable remodelación de las zonas extrarticulares (abultamientosirregulares, porosidad y cavitaciones) y osteofitosis marginal en las superficies articulares. La con-servación fragmentaria del calcáneo no permite documentar alteraciones.

– METATARSO Y FALANGES (Lámina 32): El primer metatarsiano (Lámina 33) presenta destrucción dela mitad distal, destacando una gran exóstosis medial en forma de gancho proyectada hacia dorsal y otras de menores dimensiones junto al extremo externo distal. El límite del hueso con la zona

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destruida presenta tejido granuloso, áreas de porosidad y tejido denso. Existe destrucción proximal de la primera falange y anquilosis con la distal (Lámina 33), acompañada de subluxación lateral y porosidad.

El segundo metatarsiano, además de las modificaciones proximales, menores que las que presen-tan el tercero y el cuarto, muestra una notable remodelación de su extremo distal, con grandes osteofitos y cavitación, de lecho recubierto por hueso denso, de la superficie articular. Las zonasdorsal y plantar del fuste muestran una superficie porosa. La zona medial proximal o articula-ción con el tercer metatarsiano evidencia una notable remodelación, con alteraciones en forma detejido irregular granuloso, zonas de porosidad y exóstosis proyectadas dorsalmente (Láminas 32y 34). La falange proximal muestra grandes alteraciones en forma de osteofitosis en su articula-ción correspondiente al metatarsiano y su extremo distal aparece destruido, presentando una zona marginal porosa en dorsal y un tejido granujiento en la parte palmar. La falange medial presenta osteofitos y porosidad proximales, con erosiones centrales de lecho granuloso y con-torno irregular.

El tercer y cuarto metatarsianos (Lámina 35 y 36) forman un bloque en el extremo proximal, fusio-nados entre sus caras de contacto, de modo que desde una perspectiva dorsal no se aprecian dife-rencias de los límites articulares intermetatarsianos. Hacia la zona plantar destacan grandes exósto-sis en la base de cada uno. El extremo proximal de ambos metatarsianos en sus articulaciones conlos cuneiformes presenta relieves muy irregulares, con osteofitosis, defectos líticos y una gran re-modelación. En el tercer metatarsiano, su zona articular con el segundo metatarsiano (Lámina 34)presenta una notable modificación de su morfología, sustituida por una superficie irregular, granu-losa y con erosiones, exóstosis o espículas de proyección dorsal, y osteofitos, acomodándose a la to-pografía que presenta el segundo metatarsiano en su lado externo proximal. La tercera falange pro-ximal muestra porosidad en el contorno de los extremos articulares y osteofitosis marginal en pro-ximal. La falange distal presenta igualmente osteofitosis marginal.

El quinto metatarsiano (Láminas 37 y 38) conserva su identidad de forma parcial en el extremo pro-ximal, evidenciándose su superficie articular con el cuarto metatarsiano, si bien con intensa remo-delación, porosidad y osteofitos, y la apófisis. El lado medial (Lámina 37) es regularmente cóncavoy de superficie regular y porosa, y la identidad de la carilla articular con el cuarto metatarsiano se havisto profundamente modificada. En el límite de esta superficie articular proximal con la diáfisis enla cara medial, el metatarsiano presenta una gran perforación central en forma de V, de eje menordorsoplantar. Las anchuras máximas se alcanzan al exterior (19,89 × 18,08 mm), y las mínimas, en el interior (10,32 × 7,44 mm). El lecho de la cavidad es poroso, y en sentido distal arranca un tra-yecto osteomielítico que reaparece un poco más adelante en la misma cara medial (5,89 mm de ejemayor). A la misma altura que este último, pero ubicado en la parte inferior de la superficie lateralo externa, otra perforación de características semejantes comunica las diversas aberturas del fuste.La cara lateral (Lámina 38) presenta porosidad y diversas exóstosis. En todo su recorrido el fustepresenta una gran deformidad, quedando sustituida la sección ovalada y las convexidades normalespor una pérdida de dimensiones transversas y el aguzamiento de las zonas dorsal y plantar, de modo que sólo identificamos una cara medial o interna y otra lateral o externa. La articulación meta-tarso-falángica distal ha sido absolutamente destruida. Se conservan los restos de una falange cuyascaracterísticas podrían corresponder con la distal; pero, por el grado de destrucción que presenta(conserva sólo la articulación proximal y la diáfisis ha quedado convertida en un gancho de unos 5 mm), no existe seguridad sobre su identificación exacta.

Pie izquierdo:

– TARSO: Conserva el primer cuneiforme, escafoides y cuboides. El primer cuneiforme presenta osteo-fitosis marginal marcada en la superficie articular con el primer metatarsiano. En el cuboides, las labiaciones son muy leves en la articulación con el calcáneo, al igual que en éste y en el astrágalo.En el escafoides, las notables modificaciones artrósicas se ven acompañadas por osteocondritis disecante en la superficie articular con el astrágalo y la destruccíón de toda la superficie articularcon los cuneiformes (Lámina 39), con exposición y remodelación de la estructura trabecular.La destrucción alcanza un grado tal que en la zona superior los diámetros anteroposteriores del hueso quedan reducidos a un filo agudo.

– METATARSO Y FALANGES: Sólo conserva el primer metatarsiano y sus respectivas falanges, así comoel segundo metatarsiano.

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El primer metatarsiano presenta destrucciones de la superficie articular en el extremo distal (Lámi-na 40) y erosiones periféricas, evidenciando zonas esclerosadas mayormente y algunas zonas aisla-das porosas. El extremo proximal (Lámina 40) de la falange proximal se corresponde en sus altera-ciones con las del metarsiano: erosiones, cavitaciones diversas, nódulos irregulares. La falange dis-tal muestra destrucciones distales y en la zona plantar del fuste, junto a la articulación proximal,además de osteofitosis marginal.

El segundo metatarsiano presenta porosidad en las zonas dorsal, plantar y medial del fuste, con engrosamiento asociado en esta última.

Periostitis en fémures, tibias y peronés:

Los mayores cambios afectan a tibias (Lámina 41) y peronés, dominando la morfología estriada.

Diagnóstico:

En el caso de este individuo, las destrucciones distales de los metatarsianos y las proximales de las falanges conservadas concuerdan con el diagnóstico de lepra. Las intensas lesiones articulares, con erosiones,osteofitosis, anquilosis, junto a las grandes destrucciones que presentan los huesos del tarso y algunos delmetatarso, con trayectos osteomielíticos, nos habla de una interconexión de factores traumáticos con respuestas articulares e inflamatorias. Su probable origen se hallaría en los mismos trastornos neurotróficosa que hacíamos referencia anteriormente, facilitando la vulnerabilidad del individuo mediante la anestesiao pérdida de sensibilidad30, con la subsiguiente aparición de artritis séptica, acompañada de osteomie-litis, desorganización articular y cambios degenerativos secundarios. Tendríamos otro claro ejemplo de articulación de Charcot secundaria a la pérdida de sensibilidad por lepra en las articulaciones de los pies, a consecuencia de la afectación del sistema nervioso periférico. Nuevamente la localización preferida es una articulación que soporta sobrecarga.

En contraste con los huesos de los pies, las manos evidencian diversos grados de porosidad, mayor-mente en las caras palmares y en el perímetro de las zonas articulares, también identificada en los casos delepra, pero de menor peso como argumento diagnóstico.

CONCLUSIÓN

Las primeras evidencias de lepra en la Paleopatología peninsular fueron estudiados por Francisco ETXEBERRÍA y corresponden a un individuo adulto femenino, de época altomedieval procedente de Go-macín (Puente la Reina, en Navarra). Los signos de lepra afectaban al esplacnocráneo y a la mano izquierda3 1.

Entre los testimonios antropológicos de época islámica no existen casos de lepra en la Península. Sinembargo, fuentes cristianas e islámicas recogen la presencia de esa enfermedad. Frente a lo que afirman algunas fuentes cristianas de que “ ... en la tierra de Sbilia, es lo cierto que ni crónicas, ni anales, ni memorias contienen la indicación más leve respecto a moros inficionados de lepra, ni se lee que entre ellosreinara este mal ...”32. Sin embargo, fuentes de época islámica no dejan lugar a dudas sobre la presencia de lepra en la ciudad. El Tratado de Ibn 'Abdun o conjunto de reglas para los funcionarios locales sobre diversos aspectos de la vida urbana deja patente que “... no deben venderse ropas de leproso, de judío, decristiano, ni tampoco de libertino, a menos que se haga conocer al comprador de origen. No se debe tomarmasa de un leproso, como salario por la cochura de su pan. Tampoco se comprarán de leprosos huevos, pollos, leche ni otro producto, sino que ellos han de comerciar entre sí”33.

Entre los casos descritos, la limitación sería total o casi total en la normal funcionalidad de las extre-midades inferiores en tres individuos, en un caso en lo que se refiere a las extremidades superiores. El casomás dramático estaría representado por el individuo 326, con mutilaciones a nivel de manos y pies.

Todos los casos descritos estarían claramente marcados por los signos externos de la enfermedad antesu comunidad. Sin embargo, la existencia de medidas preventivas en forma de segregación en la normativacotidiana no se corresponde con el tratamiento que se les dio tras la muerte a los individuos afectados. No existe separación alguna o concentración espacial en el espacio funerario de los afectados por lepra, ni tampoco marcadores externos o un tratamiento diferenciado en la inhumación que nos permita hablar deuna discriminación o distinción social en la muerte. Habría que acudir a mecanismos sociales o familiaresde solidaridad dominantes en la muerte como factor explicativo.

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NOTAS

(1) Agradecemos las facilidades dadas al personal del Museo Arqueológico de Sevilla don FernandoFernández Gómez, don Diego Oliva Alonso, doña Carmen Gómez y don José Antonio Fernández.Igualmente agradecemos las facilidades dadas por M.Hunt como director de las excavaciones y J. Castiñeira por su ayuda desde la Delegación Provincial de Cultura. Gracias al apoyo inicial delprofesor de Arqueología de la Universidad de Sevilla don Fernando Amores Carredano pudo acometerse el registro antropológico.

(2) El registro y estudio antropológicos se integraron en el proyecto general de intervención arqueológica delMercado de Triana, dirigido por M. Hunt Ortiz, siendo responsable de la zona islámica M. Vera Reina.

(3) El equipo antropológico estuvo integrado por Juan Carlos Pecero Espín y Marisa Magariño Sánchez,además de los firmantes.

(4) Möller-Christensen, V. 1967, pág. 296.

Brothwell, D.R. 1987, pág. 199.

Dastugue, J. y Gervais, V. 1992, pág. 72 .

Campillo, D. 1995, pág. 85.

(5) Möller-Christensen, V. 1960, pág. 27.

(6) Etxeberría destaca un caso en el que se llega a la completa identificación anatómica de ambos puntoscraniométricos: Etxeberría, F. 1997, pág. 319-323.

(7) Campillo, D. 1995, pág. 85.

(8) Zivanovic, S. 1982, pág. 231.

(9) Möller-Christensen, V. 1960, pág.28.

Brothwell, D. 1987, pág. 199.

Campillo, D. 1995, pág. 85.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. 1998, pág. 150.

(10) Möller-Christensen, V. 1960, pág. 28.

Möller-Christensen, V. 1967, pág. 296.

Dastugue, J. y Gervais, V. 1992, pág. 72.

Ortner, D. 1985, pág. 177.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. 1998, pág. 151.

(11) Möller-Christensen, V. 1960, pág. 28.

Möller-Christensen, V. 1967, pág. 296.

Ortner, D. 1985, pág. 177.

Brothwell, D. 1987, pág. 199.

Chamberlain, A. 1994, pág. 29.

Campillo, D. 1995, pág. 85.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. 1998, pág. 151.

(12) Möller-Christensen, V. 1967, pág. 295.

Campillo, D. 1995, pág. 85.

(13) Ortner, D. 1985, pág. 177.

(14) Möller-Christensen, 1960, pág. 42.

Brothwell, D. 1987, pág. 201.

Chamberlain, C. 1994, pág. 29.

Campillo, D. 1995, pág. 85.

Etxeberría, F. 1997, pág. 319-323.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. 1998, pág. 145

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(15) Möller-Christensen, V. 1967, pág. 298.

(16) Möller-Christensen, V. (1960), pág. 28.

Dastugue, J. y Gervais, V. (1992), pág. 72.

Campillo, D. (1995), pág. 85.

(17) Ortner, D. (1985), pág. 177.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. (1998), pág. 151.

(18) Möller-Christensen, V. (1967), pág. 298.

Dastugue, J. y Gervais, V. (1992), pág. 145.

Campillo, D. (1995), pág. 85.

Burgener, F. y Kormano, M. (1997), pág. 278-279.

(19) Möller-Christensen, V. (1960), pág. 298.

Dastugue, J. y Gervais, V. (1992), pág. 145, 155.

Burgener, F. y Kormano, M. (1997), pág. 294.

Ortner, D. (1985), pág. 177.

(20) Möller-Christensen, V. (1960), pág. 29.

Burgener, F. y Kormano, M. (1997), pág. 294.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. (1998), pág. 145.

(21) Möller-Christensen, V. (1967), pág. 298.

Zivanovic, S. (1982), pág. 230.

(22) Aufderdeide, A. y Rodríguez, C. (1998), pág. 152.

(23) Möller-Christensen, V. (1967), pág. 298.

Campillo, D. (1995), pág. 85.

Burgener, F. y Kormano, M. (1997), pág. 294.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. (1998), pág. 152.

Ortner, D. (1985), pág. 177.

(24) Möller-Christensen, V. (1960), pág. 29.

(25) Möller-Christensen, V. (1967), pág. 298.

Burgener, F. y Kormano, M. (1997), pág. 294.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. (1998), pág. 152.

(26) Aufderheide, A. y Rodríguez, C. (1998), pág. 145.

Ortner, D. (1985), pág. 177.

(27) Aufderheide, A. YRodríguez, C. 1998, pág. 107.

(28) Bourke, J.B. 1967, pág. 356.

(29) Burgener, F.A. y Kormano, M. 1997, pág. 51.

(30) Ortner, D. (1985), pág. 177.

Aufderheide, A. y Rodríguez, C. (1998), pág. 152.

Rogers, J. y Waldron, T. (1995), pág. 94.

(31) Etxeberría, F. (1997), pág. 319-321.

(32) Velázquez y Sánchez, J. (1866), pág. 11.

(33) E. Levi-Provençal y E. García Gómez (1948), pág. 154-155.

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BIBLIOGRAFIA

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ComunicacionesEvidencias de lepra en una comunidad islámica medieval de Sevilla

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ICONOGRAFÍA Comunicaciones Evidencias de lepra en una comunidad islámica medieval de Sevilla

Lámina 1: Individuo A-43 con cráneo in situ, mostrando las típicas lesiones faciales leprosas

Lámina 2. Individuo 43. Primera fotografía, tras la exhumación, del esplacnocráneo.

Lámina 3. Individuo 43. Perspectiva frontal del cráneo una vez con-solidado (falta el canino superior izquierdo).

Lámina 4. Individuo 43. Detalle de la apertura piriforme, espina nasal y estructuras internas nasales

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Lámina 6.Individuo 43. Periostitis estriada tibial

Lámina 5. Individuo 43. Perspectiva basal del cráneo

Lámina 7. Individuo 326. Mano izquierda en visión palmar

Lámina 8. Individuo 326. Mano derecha en visión palmar.

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Lámina 9. Individuo 326. Detalle sobre el terreno de lesiones lepro-sas en los pies.

Lámina 10. Individuo 326. Metatarsianos. Lado derecho (arriba) y la-do izquierdo (abajo) en visión lateral. Cada metatarsiano se corresponde por arriba o bajo con su antagonista, por lo que los huesos del pie izquierdo no tienen una orienta-ción anatómica real.

Lámina 11. Individuo 326. Metatarso derecho en visión lateral (pri-mero a la izquierda y quinto a la derecha)

Lámina 12. Individuo 326. Primer (izquierda) y segundo ( derecha) metatarsianos derechos en visión lateral

Lámina 13. Individuo 326. Tercer (izquierda), cuarto (centro) y quin-to metatarsianos derechos en visión lateral (III y IV) y plantar (V)

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Lámina 14. Individuo 326. Pie izquierdo

Lámina 15. Individuo 326. Primer metatarsiano izquierdo (visión l a t e r a l )

Lámina 16. Individuo 326. Segundo (derecha), tercero (centro) y cuarto (izquierda) metatarsianos derechos en visión lateral.

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Lámina 17. Individuo 120. Visión dorsal del tercer metacarpiano iz-quierdo con signos de periostitis.

Lámina 18. Individuo 120. Falanges proximales en visión palmar con orificios y porosidad en los extremos del fuste.

Lámina 19. Individuo 120. Falanges mediales en visión palmar con agujero nutricio aumentado en su tamaño (derecha).

Lámina 20. Individuo 120. Visión dorsal comparativa de ambos astrágalos

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Lámina 21. Individuo 120. Visión dorsal de astrágalo y calcáneo iz-quierdos

Lámina 22. Individuo 120. Visión dorsal del primer metatarsiano y fa-lange proximal correspondiente.

Lámina 23. Individuo 120. Huesos conservados del pie derecho: fa-langes (visión dorsal), astrágalo (dorsal), segundo meta-tarsiano (lateral) y tercer, cuarto y quinto metatarsianos (medial).

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Lámina 24. Individuo 120. Parte posterior del astrágalo derecho con perforaciones y eburneación en la polea.

Lámina 25. Individuo 120. Metatarso derecho: segundo metatarsia-no en visión lateral y restantes en su cara medial.

Lámina 26. Individuo 120. Quinto metatarsiano derecho por su cara medial, mostrando la superficie articular con el cuarto.

Lámina 27. Individuo 120. Falanges derechas en proyección dorsa

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Lámina 28. Individuo 120. Periostitis en la cara externa de la tibia izquierda.

Lámina 29. Individuo 343. Visión palmar de falanges mediales con aumento de la porosidad

Lámina 30. Individuo 343. Falanges distales en visión palmar

Lámina 31. Individuo 343. Astrágalo (superior), cuboides (inferior izquierda), primer cuneiforme (centro) y escafoi-des (derecha) derechos con osteofitosis y zonas de des-trucción. Se han orientado en relación a las zonas arti-culares más intensamente afectadas

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Lámina 32. Individuo 343. Proyección dorsal de metatarso y dedos del pie derecho.

Lámina 33. Individuo 343. Visión plantar del primer metatarsiano de-recho y falanges correspondientes.

Lámina 33. Individuo 343. Visión plantar del primer metatarsiano derecho y falanges correspondientes

Lámina 34. Individuo 343. Zonas articulares entre el segundo (izquierda) y tercer (derecha) metatarsianos derechos.

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Lámina 35. Individuo 343. Perspectiva dorsal del bloque que forman el tercer y cuarto metatarsianos derechos.

Lámina 36. Individuo 343. Perspectiva plantar del bloque que forman el tercer y cuarto metatarsianos derechos.

Lámina 37. Individuo 343. Visión medial del quinto metatarsiano de-recho

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Lámina 38. Individuo 343. Visión lateral del quinto metatarsiano d e r e c h o .

Lámina 39. Individuo 343. Cara anterior del escafoides izquierdo

Lámina 40. Individuo 343. Articulación metatarso-falángica del primer dedo izquierdo.

Lámina 41. Individuo 343. Periostitis en la cara externa de la tibia derecha.