EVALUACIÓN ACTITUDINAL

¿Qué entendemos por actitudes?

“Las actitudes son disposiciones hacia objetos, ideas o personas, con

componentes afectivos, cognitivos y valorativos, que inclinan a las personas a

determinados tipos de acciones” (Coll, 1992).

¿Cómo se estructuran en el currículo escolar?

A través de los contenidos actitudinales o tópicos en los que se explicitan valores,

normas, actitudes intuitivas y juicios valorativos.

El siguiente esquema, nos ayudará a establecer sus elementos fundamentales.

¿Qué implicaciones tiene la evaluación de contenidos actitudinales?

a. Permite identificar, en las estrategias pedagógicas que se desarrollan con los

alumnos la calidad de sus interacciones, concretadas en comportamientos

espontáneos en los que se manifiestan signos de creatividad, respeto, tolerancia,

generosidad, autonomía, entre muchos otros.

b. Reivindica la función moral de la unidad educativa; sobre todo cuando ésta, en

todo momento, asume el compromiso de educar para la vida.

c. Otorga mayor dinamismo y funcionalidad al currículo, al nutrirlo de instancias

valorativas factibles, necesarias y dignas de abordar con los estudiantes.

d. Fortalece y dignifica la función formadora del educador, al conferirle la

posibilidad no de juzgar, o prejuzgar el comportamiento de los educandos, sino

más bien de guiarlos y ayudarlos a asumir actitudes y valores, socialmente

aceptables y que, eventualmente, les han de servir para insertarse en un mundo

cada vez más complejo.

e. Enfatiza el proceso de asunción valórica, por sobre una práctica transmisora de

valores. En este sentido, la educación en valores busca potenciar el desarrollo de

principios propios y justificados para que gradualmente vayan siendo asumidos

por los estudiantes. No se trata de realizar una clase sobre “el amor”; sino que

éste se encuentre presente en la compleja red de relaciones sociales y afectivas

de la unidad educativa, para que el alumno lo vaya descubriendo.

f. Enriquece y dinamiza la clase, al proveerla de situaciones conflictivas que

permitan la observación sistemática del conocimiento del alumno y la observación

de sus actuaciones y opiniones en las actividades grupales, debates, recreos,

terrenos, etc.

La evaluación de actitudes tiene tres componentes: cognitivos, conductuales y

afectivos.