etnÓgrafos coloniales: escritura, alteridad y … · académico ofrecido generosamente por los...
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ETNGRAFOS COLONIALES: ESCRITURA, ALTERIDAD Y
EUROCENTRISMO EN LA CONQUISTA DE AMRICA
By
David M. Solodkow
Dissertation
Submitted to the Faculty of the
Graduate School of Vanderbilt University
in partial fulfillments to the requirements
for the degree of
DOCTOR OF PHILOSOPHY
in
Spanish
May, 2009
Nashville, Tennessee
Approved,
Dr. Carlos Juregui
Dr. Edward H. Friedman
Dr. Benigno Trigo
Dr. Edward Fischer
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Copyright 2009 by David M. Solodkow
All rights reserved
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Etngrafos coloniales Solodkow iii
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A la memoria de Carlos Emilio Solodkow
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iv
AGRADECIMIENTOS
Esta disertacin y sus principales lneas de investigacin no hubieran siquiera
comenzado sin la afectuosa e inteligentsima gua del doctor Carlos A. Juregui. A
travs del proceso de seguimiento de los avances de la investigacin, el profesor
Juregui fue sugiriendo con agudeza e inconmensurable paciencia la correccin,
reorientacin y/o validacin de las lneas directrices que se haban planteado desde el
comienzo. Importantes tambin fueron las sugerencias brindadas y el apoyo
acadmico ofrecido generosamente por los profesores Beningo Trigo, Edward Fischer
y Edward Friedman. A todos ellos, mi ms sincero y profundo agradecimiento.
Quisiera tambin hacer extensivo mi agradecimiento al Robert Penn Warren Center
for the Humanities y en especial a Mona C. Frederick, quienes a travs de su generosa
beca me ofrecieron el apoyo financiero necesario para que terminara de escribir mi
tesis de doctorado. Esta disertacin tambin es el resultado de las productivas
conversaciones que he mantenido a lo largo de cinco aos en la Universidad de
Vanderbilt con los compaeros del Departamento de espaol y, especialmente, con
Juan Marcelo Vitulli. Tambin colaboraron en ms de un aspecto, tanto en la
organizacin estructural de mi disertacin como en algunas de las ideas que ella
contiene, los muy estimulantes seminarios presentados por los profesores Jason
Borge, Earl Fitz, Emanuelle Oliveira, Phill Rsico y Christina Karageorgou. Tambin
para todos ellos va mi agradecimiento.
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TABLA DECONTENIDOS
PGINAS
DEDICATORIA .......................................................................................................... iii
AGRADECIMIENTOS ............................................................................................... iv LISTA DE ILUSTRACIONES.................................................................................... vi
CAPTULOS.
I. CAPTULO INTRODUCTORIO ...........................................................................1
1.ESCRITURA ETNOGRFICA Y ALTERIDAD COLONIAL ...............................................1 2.EXPANSIN COLONIAL Y ETNOGRAFA: BREVE REVISIN DE UNA
CONFLUENCIA HISTRICA ..............................................................................38 3.MODERNIDAD, EUROCENTRISMO E IDENTIDAD EN LA AMRICA COLONIAL ......51
II. EL CALEIDOSCOPIO ETNOGRFICO: GENEALOGIAS Y PRIMERAS
REPRESENTACIONES DEL INDGENA AMERICANO ..................................74
1. UNA ANTROPOLOGA ESPECULATIVA: EL ORIGEN DE LOS INDGENAS AMERICANOS ..................................................................................................77
2. VENTRLOCUOS DE VENTRLOCUOS. .............................................................100
III. ETNOGRAFAS EN CONTRAPUNTEO: COLN, CHANCA, CUNEO, COMA Y EL REGRESO AL MUNDO CANIBAL .........................................156
IV. ETNOGRAFA Y LEGISLACIN: DE LA SERVIDUMBRE NATURAL A
LA GUERRA JUSTA CONTRA EL INDGENA ...........................................198
1. DE LOS REGALOS DEL PAPA ALEJANDRO VI. ..................................210 2. LAS ORDENANZAS DE BURGOS Y EL ENCUBRIMIENTO ESCLAVISTA. ..239 3. DEL REQUERIMIENTO Y LA RESISTENCIA INDGENA. ..........................259 4. LA GUERRA COLONIAL CONTRA EL INDGENA AMERICANO:
BARBARIE Y MISIN CIVILIZADORA. ...............................................279
V. ETNOGRAFAS EVANGLICAS Y PARANOIA SATNICA: AMRICA COMO TRASLADO DEL INFIERNO ...............................................................302
VI. INFORMANTES INDGENAS Y DETECTIVES FRANCISCANOS:
BERNARDINO DE SAHAGN Y LA PARADOJA ETNOGRFICA ............364
VII. UNA ETNOGRAFA EN TENSIN: EMPIRICISMO, IDOLATRA Y EVANGELIZACIN EN JOS DE ACOSTA ...................................................459
VIII. CONCLUSIONES ...............................................................................................529
IX. OBRAS CITADAS ..............................................................................................538
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LISTA DE ILUSTRACIONES
ILUSTRACIN PGINA
1. Insula Hyspania. Grabado incluido en la edicin latina de la carta de
Coln anunciando el descubrimiento (Basilea 1493). Biblioteca pblica de
New York. ...........................................................................................................127
2. Fray Vicente Valverde leyendo la biblia a Atahualpa. Ilustracin extrada
del libro de Guamn Poma de Ayala titulado Nueva Cornica y buen
gobierno (374). ...................................................................................................276
3. Portada de la Pars Quarta de Amrica del editor Theodoro De Bry. ........315
4. Bautismo General y conversin de los naturales de nuestra santa fe
catlica por predicacin de estos religiosos / quin quay atequique tlatoque [en
esta forma en la testa les echaron agua]. Pintura N 9 en Descripcin de la
ciudad y provincia de Tlaxcala de Diego Muoz Camargo. ..............................320
5. Quema e incendio de los templos idoltricos de la provincia de Taxcala
por los frailes y espaoles, y con consentimiento de los naturales / Yc
quitlahtlatique naualcalli teopixque [en esta forma quemaron las casas de
brujera los frailes]. Pintura N 10 de la Descripcin de la ciudad y provincia
de Tlaxcala de Diego Muoz Camargo. .............................................................330
6. Cdice florentino, Libro I (fol. 1, p. 10). Dioses representados de izquierda
a derecha y de arriba hacia abajo: Huitzilopochtli, Tezcatlipoca, Paynal y
Tlaloc. .................................................................................................................411
7. Primeros memoriales en Cdice Matritense del Palacio Real de Madrid
(fol. 252v) ...........................................................................................................416
8. Cdice florentino, Libro IV (fol. 79, p. 326). Tabla de clculo calendrico.421
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9. Cdice florentino, Libro VII (fol. 22, p. 247). Calendario astrolgico. .......430
10. Cdice florentino, Libro XII (fol. 12, p. 262). Presagios. .............................434
11. Cdice florentino, Libro XII (fol. 18, p. 425). Conquista de Mxico. ...........448
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CAPTULO INTRODUCTORIO
1. ESCRITURA ETNOGRFICA Y ALTERIDAD COLONIAL
[D]e qu manera poda una cultura plantear en forma maciza y general la diferencia que la limita [...] a partir de qu a priori histrico ha sido posible definir el gran tablero de las identidades claras y distintas que se establece sobre el fondo revuelto, indefinido, sin rostro y como indiferente, de las diferencias? Michel Foucault. Las palabras y las cosas.
Todos los aos en Amrica Latina, Estados Unidos y Espaa, se celebra,
conmemora o recuerda el da 12 de octubre como un hito en la historia de
occidente. El da en s mismo ha tomado nombres significativos tanto en Amrica
Latina y Espaa como en Estados Unidos: mientras que en Latinoamrica y en Espaa
el 12 de octubre se denomina da de la razaen el ms crudo y tajante singular,
en Estados Unidos, en cambio, se habla del Colombus Day [el da de Coln]. Esta
celebracin cclica del descubrimiento es una clara seal de la presencia del
eurocentrismo/racismo en nuestras culturas: presencia que niega, silencia y desplaza
al indgena, al descendiente africano y al mestizo de la historia blanca, letrada y
occidental. En el nombre mismo de Amrica Latina y en sus derivados y
sustitutosHispanoamrica, Iberoamricasubyace la negacin del mundo indgena
y lo que el nombre designa, por ende, borra esa humanidad menospreciada.
De este modo, Amrica Latina como nombre asume antropolgicamente
una falsa homogeneidad racial e identitaria y se asocia adems con una genealoga
territorial igualmente encubridora: el mundo europeo latino. El nombre Amrica
Latina es una etiqueta etnogrfica del siglo XIX que claramente seala la negacin
decimonnica de la heterogeneidad, el horror a la mezcla racial, el temor a la
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contaminacin de las sangres (mestizaje) y la amenaza de disolucin cultural de las
naciones en cierne frente al surgimiento de nuevos poderes imperiales como Estados
Unidos. Pero esta curiosa nominacin del presente que insiste en borrar la
heterogeneidad/diferencia identitaria y racial del continente americano no es tan
nueva como puede parecer y sus antecedentes deben rastrearse en la era de los
descubrimientos, eufemismo para disfrazar la invasin colonial de Europa
comenzada en 1492.
Encontrar, descubrir, evangelizar y clasificar a un Otro diferente al s
mismo, distinto al ego europeo, son algunas de las acciones principales que
organizaron y determinaron la primera experiencia colonial de Europa en el mal
llamado Nuevo Mundo. Ese Otro diferente, con su cuerpo, con su lengua, con su
cultura y su religin produce una interrogacin al s mismo europeo que conquista
y, al mismo tiempo, plantea lmites a su propio conocimiento: quines son esos
otros? Cul es la relacin que guardan con mi cultura de origen, con mi
conocimiento del mundo, con mi religin, con mis valores, con mi humanidad?
Cules son los poderes que sobre esos otros se pueden ejercer? La accin de
conquistar no slo se defini a partir de prcticas materiales y violentas como la
encomienda, la esclavitud y la conversin religiosa, sino tambin mediante prcticas
simblicas como la escritura: una accin a partir de la cual la alteridad del mundo
indgena americano fue clasificada, cosificada, apropiada y representada con acuerdo
a parmetros epistemolgicos europeos. Este estudio explora y analiza los modos en
los cuales la escritura colonial organiz, clasific y represent la alteridad indgena y,
simultneamente, propone estudiar las relaciones de instrumentalidad poltica,
jurdica y religiosa que dicha escritura mantiene con respecto a la justificacin de la
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ocupacin colonial y con la llamada misin civilizadora de Europa sobre la
Amrica indgena.
Desde la aparicin de los fieros comedores de carne humana o canbales
en los Diarios colombinos (1492-1500), pasando por la variada clasificacin de
indgenas idlatras llevada a cabo por fray Toribio de Benavente (Motolina) en sus
Memoriales, las largas discusiones teolgicas metropolitanas primero en Burgos
(1511-1512) y luego en Valladolid (1550-1551) entre Las Casas y Seplveda, las
relectio de Francisco de Vitoria (De Indis), hasta la Enciclopedia de la alteridad que
propuso fray Bernardino de Sahagn en su Historia general de las cosas de Nueva
Espaa y la conceptualizacin de la barbarie de los indgenas americanos que
formul el jesuita Jos de Acosta en su De procuranda indorum salute (1588), el Otro
de Europa ser objeto de las ms intricadas especulaciones de un tipo especfico de
discursividad colonial a la cual denomino en este estudio escritura etnogrfica, un
concepto que nos ayuda a pensar cmo se organiz la diferencia racial, cultural y
religiosa en el mundo colonial americano. Mi estudio reflexiona sobre los dispositivos
de saber (epistemes) y control y las relaciones de dominacin simblica y material
que se ejercieron a travs de la escritura etnogrfica sobre las diversas etnias
indgenas de Amrica.
Aquello que denomino como escritura etnogrfica es un espacio textual en el
que se diseminan un conjunto de reglas de formacin discursiva que colaboran
mutuamente para construir la diferencia cultural, la negacin/creacin de la alteridad,
la produccin del saber sobre el Otro y la construccin de nuevas identidades sociales
y raciales. Las caleidoscpicas imgenes del cuerpo del salvaje se crearon dentro
del discurso etnogrfico y, de este modo, el conocimiento y los efectos de verdad que
se construyeron en ella colaboraron con la red instrumental del poder que se aplic
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sobre los sujetos clasificados. De este modo, los cuerpos inscriptos en la escritura
etnogrfica (racializados, diferenciados, asimilados, clasificados) se hallan inmersos
en un campo poltico y las relaciones de poder operan discursivamente sobre l.
Si tomamos la etimologa griega del compuesto ethnos (pueblo) y grapho
(trazo, escritura), podemos definir lingsticamente la tarea etnogrfica como la
prctica de escribir un pueblo, definirlo, catalogarlo y representarlo en un espacio
discursivo.1 Ya en el siglo XX, luego de la crisis de conciencia de la antropologa,2
con la intencin de destronar el conductismo y cierto empirismo de tipo objetivista,
Clifford Geertz haca notar que las descripciones densas, esto es, la compleja
articulacin de una interpretacin cultural, no eran sino: interpretaciones de
interpretaciones de otras personas sobre lo que ellas y sus compatriotas piensan y
sienten (23). El objetivo que buscaba Geertz era el de componer un tipo particular de
anlisis que permitiera desentraar las estructuras de significacin [...] y en
determinar su campo social y su alcance (24). Y por ello, hacer etnografa de acuerdo
con Geertz era como: tratar de leer (en el sentido de interpretar un texto) un
manuscrito extranjero, borroso, plagado de elipsis, de incoherencias, de sospechosas
enmiendas y de comentarios tendenciosos y adems escrito, no en las grafas 1 De acuerdo con el Greek-English Lexiconprobablemente la fuente informativa ms confiable del medio acadmico anglosajn en estudios clsicoscompilado por Henry George Liddell y Robert Scott (1843[1996]) la palabra griega ethnos significa: nmero de personas que viven juntas, compaa, cuerpo de personas, banda de camaradas; referencia a tribus particulares (en el sentido de grupo de personas); luego de Homero vino a significar nacin, pueblo; extranjeros, naciones brbaras; clase de hombres, casta y una clase en relacin a un rango (480). A su vez, la palabra grapho puede significar: rasguo (scratch), en el sentido de marca, marcar a travs de signos, representar mediante lneas, trazo, pintura; (en matemtica) describir una figura, punto o lnea en movimiento, expresar a travs caracteres escritos, escribir, inscribir; (en magia) invocar o maldecir, en el sentido de conjurar; (en derecho) instituir a travs de un documento inscripto, registrar, matricular; escribir una carta, escribir sobre una materia en particular, describir, escribir una ley para ser presentada; prescribir y ordenar (360-61). 2 Segn James Clifford: Despus de la revocacin de la mirada europea por el movimiento de la negritud y despus de la crise de conscience de la antropologa con respecto a sus estatus liberal en el interior de un orden imperial, y ahora que el Occidente no puede presentarse ms a s mismo como el nico proveedor de conocimiento antropolgico sobre los otros, ha llegado a ser necesario imaginar un mundo de etnografa generalizada (142).
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convencionales de representacin sonora, sino de ejemplos voltiles de conducta
modelada (24). En Geertz podemos notar un enfoque interdisciplinario que asocia a
menudo la tarea del etngrafo con la del crtico literario y cultural: el etngrafo en
Geertz traduce, lee, descifra textos, interpreta las redes de significado que se han
tramado en una cultura particular en un tiempo determinado. La tarea etnogrfica
puede ser asociada entonces con dos prcticas concretas: traducir el texto borroso de
la cultura y sus signos y brindar una interpretacin del palimpsesto que supone
cualquier otra cultura. Al mismo tiempo, las prcticas de etnografiar y leer/escribir la
cultura pueden ser vistas como los polos intercambiables de un mismo ejercicio
intelectual. Como seala Lpez-Baralt:
Esta aproximacin [la de Geertz] a la cultura convierte al antroplogo en una suerte de crtico literario que aborda un texto enigmtico que hay que desenmaraar. Pero este texto no es otra cosa que un documento actuado, que tiene significados mltiples para sus actantes. A su vez, el etngrafo ha de desentraarlos, lo que hace del oficio antropolgico una interpretacin de interpretaciones. (45) La escritura etnogrfica tuvo, histricamente, mltiples fines como: 1)
inventariar la riqueza (posible y figurada); 2) cartografiar los territorios desconocidos;
3) catalogar la flora y la fauna (real e imaginaria); 4) traducir al Otro; 5) testimoniar
aventuras viajeras (inscripcin narrativa-narcisista del ego conquistador); 6) disponer
el tiempo y los espacios salvajes en subordinacin epistemolgica con occidente
(Juregui, Brasil 81), por nombrar algunos de los ms importantes. Estos procesos
funcionaron como instrumentos claves para el apuntalamiento y definicin de los
variados y contradictorios proyectos de la Modernidad colonial y, como tales, han
operado insistentemente desde la invencin de Amrica en el espacio cultural de
Amrica latina y sus imaginarios polticos. La articulacin de prcticas de inclusin y
de exclusin sobre / contra / para el Otro (conversin, educacin, modernizacin) han
dependido en gran medida de un imaginario racializado (castas, pureza, mestizaje,
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pigmentocracias) de elucubraciones en torno a una semitica racial de los cuerpos
que se organiza a partir de clasificaciones etnogrficas y principios antropolgicos.
Este estudio propone seguir el rastro y las mltiples metamorfosis de esta
formacin discursiva a lo largo del primer siglo de ocupacin colonial europea en
Amrica. Para llevar a cabo este tipo de exploracin realizo un anlisis
interdisciplinario utilizando las herramientas metodolgicas y tericas de la crtica
literaria y cultural, los estudios coloniales, el anlisis del discurso y la antropologa.
Con estos instrumentos tericos y crticos exploro diversos tipos o gneros
discursivos como crnicas, cartas, memoriales, cdulas reales, sentencias judiciales,
tratados religiosos, entre otros. Al mismo tiempo, el proyecto intenta revisar las
mltiples formas en las que se presenta la invencin de las identidades coloniales, esto
es, los modos en que las mismas se ordenaron moral y ticamente (axiolgicamente)
para luego ser asimiladas o tipificadas dentro de un orden poltico, econmico y
religioso. De este modo, propongo que leer el discurso etnogrfico colonial implica
enfrentarse a modos singulares y especficos de construccin de lmites culturales y
antropolgicos, de clasificaciones y de rdenes taxonmicos, de tipologas que
intentan poner freno a la proliferacin constante de la diferencia que produce el
encuentro con el Otro. Un concepto que nos ayuda a pensar cmo se organiz la
diferencia racial/cultural/religiosa y, eventualmente, a corregir el desvo ideolgico
negador de la heterogeneidad identitaria que se celebra cada 12 de octubre.
La escritura etnogrfica constituye aquello que Michel Foucault defina como
una formacin discursiva3. Un tipo de discurso especfico y central que emerge
3 Las reglas de formacin son herramientas tericas de anlisis del discurso que tomo en prstamo del mtodo arqueolgico que propone Michel Foucault. De acuerdo con Foucault: se llamarn reglas de formacin las condiciones a que estn sometidos los elementos de esa reparticin [el sistema de dispersin de los enunciados] (objetos, modalidad de enunciacin, conceptos, elecciones temticas). Las reglas de formacin son condiciones de existencia (pero
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durante el perodo colonialy que se contina a lo largo de la historia cultural de
Amrica Latinay que involucra determinados procesos histricos relacionados con
la evangelizacin del indgena, el centramiento geopoltico y econmico de Europa (el
eurocentrismo y el etnocentrismo) y los procesos de dominacin simblica y material
de los Otros de Europa. Mi estudio propone que la escritura etnogrfica es un espacio
discursivo privilegiado para analizar la construccin de los saberes coloniales
(epistemes) dentro de los cuales se piensan la diferencia, lo excntrico, lo salvaje, la
raza y la alteridad. Este estudio analiza los procesos arriba mencionados a travs de la
exploracin de ciertos dispositivos discursivos como los enunciados, los estereotipos,
algunos tropos especficos y las analogas que se diseminan en un vasto conjunto de
textos representativos de la escritura etnogrfica colonial. Un tipo de discursividad
que informa algunos de los textos fundacionales de la historia cultural de Amrica
Latina y que fue creada y desarrollada por autores como Cristbal Coln, fray Ramn
Pan, Bartolom de Las Casas, Juan Gins de Seplveda, Francisco de Vitoria, fray
Toribio Benavente (Motolina), fray Bernardino de Sahagn y Jos de Acosta, entre
otros.
Asimismo, mi lectura intenta llevar a cabo una intervencin crtica y un debate
dentro del conjunto de los estudios de literatura colonial y propone no slo desmontar
los fundamentos del eurocentrismosuperioridad racial de europa, iferioridad
cultural del indgena americano, el supuesto salvajismo que se opone a la
civilizacin y el progresoen los textos coloniales explorados sino tambin en
algunos de los anlisis propuestos por la crtica contempornea.4 En sntesis, realizo
tambin de coexistencia, de conservacin, de modificacin y de desaparicin) en una reparticin discursiva determinada (Arqueologa 62-64). 4 Especialmente discuto con otros autores del campo de la literatura colonial sobre la interpretacin de algunos textos. En especial vase el debate con autores como Todorov (captulo 2), con Len Portilla y con Klor de Alba (captulo 6), Anthony Pagden (captulo 7), entre otros.
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un estudio transdisciplinario de la formacin del discurso etnogrfico y del papel
instrumental que el mismo jug en la conformacin de los imaginarios coloniales y en
la formacin de los relatos de identidad durante la emergencia de la primera
Modernidad colonial.5
La escritura etnogrfica puede pensarse como un espacio discursivo en el cual
se inscriben las diferencias culturales mediante el uso de categoras discursivas
como el estereotipo del brbaro y del salvajerespaldadas en y por la autoridad
eurocntrica del conquistador y del evangelizador.6 En esta escritura es posible ver el
desarrollo de una obsesin constante en el conquistador/evangelizador por reducir y
encubrir la distancia entre el mundo de lo percibido por el ego conquistador y el
mundo indgena, entre la realidad colonial y su desciframiento y traduccin a
sistemas conceptuales eurocntricos. Esta tensa y persistente distancia, este acto de
mediacin, entre ethnos (pueblos) y graphos (escrituras) es lo que exploro en este
estudio mediante el anlisis de los dispositivos escriturales de catalogacin,
conceptualizacin y representacin de la alteridad que sirvieron como justificacin
epistemolgica del proyecto de la Modernidad colonial. Mi estudio realiza una crtica
cultural del eurocentrismo durante el primer siglo de ocupacin colonial en Amrica y
la exploracin de la construccin del polimorfo mundo de las identidades coloniales.
Leer el discurso colonial es enfrentarse a una trama narrativa cuya naturaleza
es de tipo etno-grfica. Sin embargo, los dispositivos etnogrficos presentes en el
discurso colonial no persiguen como objetivo eliminar la diferencia irreductible del
Otro americano, alcanzar la igualdad entre las culturas, sino controlar y dominar la
5 El concepto de Modernidad colonial se explicita en el siguiente acpite. 6 La autoridad etnocntrica es ideolgicamente subsidiaria de aquel paradigma poltico, cientfico y cultural que Samir Amin designaba como eurocentrismo: a culturalist phenomenon in the sense that it assumes the existence of irreducibly distinct cultural invariants that shape the historical paths of different peoples (vii).
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diseminacin de dicha diferencia, hacerla ms reconocible o visible dentro de los
paradigmas de conocimiento (epistemes) de Europa. De este modo, ese fondo
revuelto, indefinido y sin rostro desde donde emergen las identidades del que nos
habla Foucault en el epgrafe, ser ordenado dentro del campo de la escritura colonial
mediante una serie de procedimientos discursivos como las analogas, los
isomorfismos, los estereotipos, los silogismos, las metforas, las alegoras, las
metonimias y ciertos procesos de sincronizacin cultural.
Desde la Conquista de Amrica la escritura etnogrfica colonial se aliment,
en diferentes grados y maneras, de una imposibilidad y un fracaso, e hizo de esa
imposibilidad y de ese fracaso su potencia movilizadora: penetrar lo incgnito y lo
ignoto del Otro (su cultura, su religin, su organizacin social, etc.), hacer
desaparecer esa lejana cultural entre el conquistador/evangelizador europeo y el Otro
americano, instalarse en esa misma distancia para intentar abolirla, explicarla,
dominarla y traducirla. As, el impulso etnogrfico de esta escritura naci ligado a la
potencia de su propia imposibilidad, a sus paradojas internas y a sus fracasos
productivos. Una imposibilidad fructfera, que al no poder traducir la diferencia que
representa el Otro de una manera satisfactoria, dentro de su propio paradigma cultural
y dentro de sus objetivos polticos, econmicos y religiosos, lo encubri y lo deform,
causando una proliferacin de identidades sustitutas: monstruos antropfagos,
hombres con hocico de perro, amazonas, idlatras, etc. Enrique Dussel ha planteado
que el nacimiento de lo que hoy denominamos como Modernidad colonial se fund,
precisamente, en un encubrimiento del indgena americano. Ese Otro fue, de acuerdo
con Dussel, negado como Otro y obligado, subsumido, alienado a incorporarse a la
totalidad dominadora como cosa (1492 59). En el mismo sentido, Cornejo Polar
afirmaba que la condicin colonial haba consistido precisamente en:
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Negarle al colonizado su identidad como sujeto, en trozar todos los vnculos que le conferan esa identidad y en imponerle otros que lo disturban y desarticulan, con especial crudeza en el momento de la conquista, lo que no quiere decircomo es claroque se invalide la emergencia, poderossima en ciertas circunstancias, de nuevos sujetos a partir y respetandopero renovndolos a fondo, hasta en su modo mismo de constitucinlos restos del anterior. (19) La escritura etnogrfica colonial emerge estrechamente asociada a ese impulso
etnogrfico-antropolgico (comparativo y diferenciador). La emergencia de dicho
impulso puede incluso ser fechada con precisin en ese gesto fundacional, en esa
frustrante bsqueda de la monstruosidad que se propuso el Almirante Cristbal Coln
en su famosa carta a Luis Santngel del 14 de febrero de 1493:
En estas islas fasta aqu no he hallado ombres mostrudos, como muchos pensavan, ms antes es toda gente de muy lindo acatamiento, ni son negros como en Guinea [...] As que mostruos no he hallado ni noticia, salvo de una isla que es Carib, la segunda a la entrada de las Indias, que es poblada de una iente que tienen en todas las islas por muy feroces, los cualles comen carne umana. Estos tienen muchas canuas, con las cuales corren todas las islas de India, roban y toman cuanto pueden. Ellos no son ms disformes que los otros, salvo que tienen en costumbre de traer los cabellos largos como mugeres, y usan arcos y flechas de las mismas armas de caas con un palillo al cabo por defecto de fierro que no tienen. (Varela 224-25; nfasis mo) Es en esta minscula y casi ridcula porcin del texto colombino, en ese
salvo, en esos comedores de carne afeminados, desde donde se puede comenzar a
interpretar la genealoga de la tendencia etnogrfica de la escritura colonial. Es dicho
quiebre diferenciador y adversativoese tabique discursivo-ideolgico, ese salvo
lo que organizar de ah en adelante la clasificacin etnogrfica de la diferencia
cultural y la estructura semntica de la alteridad entre el Otro americano y el
conquistador europeo. Estos procesos de alineacin y objetivacin de las
subjetividadesen el marco del discurso colonialhan sido brillantemente descriptos
y analizados por Abdul JanMohamed:
Just as imperialists administer the resources of the conquered country, so colonialist discourse commodifies the native subject into a stereotyped object and uses him as a resource for colonialist fiction. The European writer
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commodifies the native by negating his individuality, his subjectivity, so that he is now perceived as a generic being that can be exchanged for any other native (they all look alike, act alike, and so on). Once reduced to his exchange-value in the colonialist signifying system, he is fed into the manichean allegory, which functions as the currency, the medium of exchange, for the entire colonialist discursive system. (83) En esta escritura etnogrfica es posible ver el despliegue de una obsesin
constante por reducir y encubrirpero tambin, paradjicamente, producirla
distancia cultural entre: 1) el mundo de lo percibido por el ego moderno
(euro/etno/cntrico) y, 2) el mundo sensible exterior (la periferia colonial). Estas
paradojas y ambigedades de la representacin de la distancia colonial han sido
sealadas por Bhabha: el discurso colonial produce al colonizado como una realidad
social que es a la vez un otro y sin embargo enteramente conocible y visible (96).
La reduccin de esta distancia, por lo general, se realiz a travs de lo que
JanMohamed define como una estrategia de fetichizacin, la cual no slo permite un
rpido intercambio de imgenes denigrantes que pueden ser utilizadas para mantener
un sentido de diferencia moral (87; mi traduccin), sino que esta estrategia tambin
permite al escritor transformar las disimilitudes sociales e histricas en diferencias
universales y metafsicas (87; mi traduccin). Esta tensa y persistente distancia entre
ethnos (pueblos) y graphos (escrituras) es til para entender cmo se construy la
escritura sobre el Otro, ya como justificacin epistemolgica de la violencia ya como
articulacin de los procesos paternalistas de inclusin/exclusin, o incluso, como una
mezcla de ambas estrategias a lo largo y ancho de la historia cultural de la Amrica
colonial.7
7 En este tipo de escritura la violencia se garantiza a travs del principio de la diferencia, dado que como seala JanMohamed: if the differences between the Europeans and the natives are so vast, then clearly, as I stated earlier, the process of civilizing the natives can continue indefinitely (87).
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La incertidumbre y la ansiedad cultural producidas por el mal llamado
encuentro8 con ese Otro alegadamente excntrico, extico, salvaje, lascivo,
supersticioso, idlatra, grafo, sedicioso, no pueden persistir como un puro enigma
de la mirada del poder del conquistador y del evangelizador: esa encrucijada entre el
terror, la paranoia y el deseo por el cuerpo, el alma, la fuerza de trabajo y los bienes
de los Otros deber articularse a partir de una negociacin asimtrica, autoritaria y
paternalista. All, en la interseccin misma de la diferencia que atemoriza al ego
eurocentrado, la escritura etnogrfica ser el instrumento de aprehensin, conjuracin
y representacin de esa supuesta otredad abyecta: la forma de traducir la diferencia
radical e irreductible y el modo especfico de articulacin de un conjunto de saberes
jerrquicos y axiolgicos (epistemes) que justificarn y legitimarn la posesin de la
vida de los Otros. De aqu se desprende el papel central y nico que jug la escritura
etnogrfica en el transcurso de la poca colonial desde la invencin de Amrica en
adelante.9
Es necesario aclarar que el concepto de escritura etnogrfica no se refiere en
el marco de mi investigacin, aunque est genealgicamente relacionado, a aquello 8 Como seala Dussel: El concepto de encuentro es encubridor porque se establece ocultando la dominacin del yo europeo, de su mundo, sobre el mundo del Otro, del indio. Es decir, ningn encuentro pudo realizarse, ya que haba un total desprecio por los ritos, los dioses, los mitos, las creencias indgenas. Todo fue borrado con un mtodo de tabula rasa (87-88). 9 La idea de Amrica como invencin en lugar de descubrimiento, ha sido sealada por varios investigadores del campo colonial: Enrique Dussel (1992), Edmundo OGorman (1986) y Beatriz Pastor (1982), entre otros. En su libro titulado, precisamente, La invencin de Amrica, OGorman seala que: nuestro intento puede considerarse como [...] una etapa que, comprendiendo la crisis a que conduce el insensato empeo de mantener la idea del descubrimiento de Amrica, lo abandona en busca de un nuevo concepto que aprehenda de un modo ms adecuado la realidad de los hechos. Y ese concepto, podemos anticiparlo, es el de una Amrica inventada, que no ya el de la vieja nocin de una Amrica descubierta (54). En este mismo sentido, en el primer captulo de su libro sobre los discursos de la conquista, Pastor nos ofrece la siguiente afirmacin: Desde el primer momento, Coln no descubre: verifica e identifica. El significado central de descubrir como desvelar y dar a conocer se ve desvirtuado en la percepcin y en las acciones de Coln, quien, en su constante afn por identificar las nuevas tierras descubiertas con toda una serie de fuentes y modelos previos, llev a cabo una indagacin que oscilaba entre la invencin, la deformacin y el encubrimiento (5).
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que en el campo disciplinario y acadmico de la antropologa actual se denomina
como relato etnogrfico o trabajo de campo. Lo ltimo designa un tipo particular de
praxis acadmica cuyos orgenes son inseparablescomo han mostrado Talal Asad y
Margaret Hodgendel colonialismo y el eurocentrismo pero cuyas reglas de
formacin y uso son ms bien recientes y neocoloniales. En cambio, el trmino
escritura etnogrfica se utiliza como una categora analtica que designa un conjunto
de mecanismos discursivos cuya funcin primordial es la construccin y
representacin de la diferencia cultural y racial, pero tambin de la identidad (los
principios de la mismidad) dentro de los relatos de identidad y alteridad en la Amrica
colonial.
El concepto de escritura etnogrfica no pretende ser una nueva etiqueta para
designar un gnero de escritura y debe entenderse como una formacin discursiva que
abarca gneros ya constituidos: la relacin, la carta, el memorial, el diario, el tratado,
etc. Esta formacin discursiva no modifica aquello que Jacques Derrida nombraba
como la ley del gnero, sino que es constitutiva de su propia formulacin en tanto
que contaminacin y mezcla de los lmites borrosos y paradojales de esa propia ley.
Se trata de un principio de contaminacin, de mezcla y de impureza que participa de
la formacin discursiva sin pertenecer enteramente a ella o sin ser su principio
constitutivo, en palabras de Derrida: What I shall call the law of the law of genre. It
is precisely a principle of contamination, a law of impurity, a parasitical economy. In
the code of set theories, if I may use it at least figuratively, I would speak of a sort of
participation without belonginga taking part in without being part of, without
having membership in a set (The Law 59). La escritura etnogrfica contamina y
atraviesa la ley del gnero con el paradjico estatuto de la no pertenencia; est all
pero no es el gnero, forma parte sin formar parte, habla como parsito dentro de un
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lugar que no le es propiamente suyo; puede por lo tanto residir en la crnica, en la
carta, en el ensayo, en los discursos religiosos, etc. Es menos que un gnero y ms
bien un modo del discurso, una generadora de reglas de lo decible ms que un ente
generado por la regla y la ley. Es por ello que la escritura etnogrficacomo
formacin discursivaha probado ser resistente a cualquier exclusin genrica: se
reproduce en la poesa, se incorpora en la crnica, se modifica en la novela, se
reconstituye en el discurso teolgico, en otras palabras, se metamorfosea a travs de la
historia y sus textualidades. Lo que el concepto de escritura etnogrfica define y
seala son momentos especficos en el texto en los cuales emerge la re-presentacin o
auto-representacin de una identidad cultural o varias, ya sean estas sociales (etnias,
pueblos, razas) o individuales (canbal, criollo, mestizo).
El conocimiento del/sobre/contra el Otro (su cuerpo, sus creencias, sus
prcticas) se halla siempre involucrado en las relaciones de poder y, por lo general, es
utilizado en la regulacin de la conducta social a travs de prcticas discursivas (como
la etnografa) y no discursivas (como la esclavitud). El conocimiento ligado al poder
no slo asume la autoridad de la verdad sino que tiene el poder de transformarse a s
mismo en lo que Foucault denominaba como un rgimen de verdad. Todo
conocimiento, una vez aplicado en el mundo real, tiene efectos reales, y en ese sentido
al menos, se transforma en verdad: se inventa la identidad canbal y luego se
esclaviza a los sujetos que supuestamente pertenecen a esta categora, esto es: el
canbal no preexiste al discurso que lo nombra.10 Como ha sealado Foucault en
10 En 1503 la reina Isabel dict una cdula realque Palencia-Roth denomina la ley canbala partir de la cual se daba licencia y facultad para: A todas e cualesquier personas que con mi mandato fueren, as a las Islas e Tierra firme del dicho mar Ocano que fasta agora estn descubiertas, como a los que fueren a descobrir otras cualequier Islas e Tierra firme, para que si todava los dichos Canbales resistieren, e non quisieren recibir e acoger en sus tierras a los Capitanes e gentes que por mi mandato fueren a facer los dichos viages, e oirlos para ser dotrinados en las cosas de nuestra Santa Fe Catlica, e estar en mi servicio e so mi obediencia, los puedan cautivar e cautiven para los llevar a las tierras e Islas donde
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Castigar y vigilar (1977), no existen relaciones de poder sin la constitucin
correlativa de un campo de saber, ni ningn conocimiento que no presuponga y
constituya, al mismo tiempo, relaciones de poder. Y lo que est en el centro de estas
relaciones de poder es el cuerpo del Otro. El cuerpo del Otro emerge como ese lugar
en el cual quieren clausurarse todos los significantes bajo el imperio fctico de su
ser real. Sin embargo, el cuerpo, en tanto que objeto-signo paradojal, no deja nunca
de significar a travs de las mltiples escrituras e interpretaciones sociales de la
historia que lo dicen, lo piensan, lo leen, lo temen, lo vigilan y lo conjuran. De este
modo, diferentes formaciones discursivas dividen, clasifican e inscriben el cuerpo en
sus respectivos regmenes de poder y verdad, dentro de unas polticas de la
identidad. La escritura etnogrfica entonces puede ser pensada como una de las
formaciones discursivas que se despliegan dentro de la gran maquinaria narrativa del
colonialismo, a mi modo de ver la ms importante. De all que se pueda explorar esta
escritura a partir de las textualidades que configura, los dilogos y prstamos que
genera con los diferentes campos de saber (religin, medicina, derecho y geografa),
de los sintagmas que produce, de los enunciados y reglas que no cesa de articular y
poner en relacin. Por ejemplo, la oposicin constante entre el progreso y lo
primitivo que se resiste, entre el cristianismo y la idolatra, entre lo aberrante
(sodoma, canibalismo, sacrificios humanos) y la norma, entre la inclusin y la
exclusin (periferia/eurocentrismo).
Se debe consignar tambin la existencia de una lnea etnogrfica humanista
dentro del discurso colonial cuyo origen puede relacionarse con el pensamiento de
Bartolom de Las Casas y con la emergencia de lo que Carlos Juregui denomina
fueren...pagndonos la parte que dellos nos pertenesca, e para que los puedan vender e aprovecharse dellos, sin que por ello cayan nin incurran en pena alguna, porque trayndose a estas partes e servindose dellos los Cristianos, podrn ser mas ligeramente convertidos e atraidos a nuestra Santa Fe Catlica (citado por Palencia-Roth, The Cannibal 26).
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como: el derecho del inocente o el paradigma tutelar del Imperio (Canibalia 126).
En este sentido, Lpez-Baralt nos recuerda la presencia notable de una corriente del
pensamiento europeo que funcion como crtica y contrapunteo de la invencin del
salvaje y la barbarie americana:
[E]l proceso de ficcionalizacin de Amricaque tambin dio lugar, en el contexto del humanismo renacentista, a las utopas de Moro y Campanellatuvo su contrapunto en el relativismo cultural que abrazara Montaigne, al afirmar en su ensayo De los canbales, de 1580, que llamamos barbarie a lo que no entra en nuestros usos; y tambin en el ingente esfuerzo de misioneros y cronistas por conocer la otredad americana, aunque en la mayora de los casos slo estuviera motivado por la ambicin evangelizadora. (26)
No obstante, si bien lo mencionado por Lpez-Baralt es correcto, es necesario
sealar que la buena fe humanitaria tena por fundamento ltimo un paternalismo
de tipo colonizador que como seala Juregui para la postura poltica de Las Casas:
[F]ue otro gesto de poder; de poder religioso y amoral. Incluso en sus versiones ms crticas y de buena fe, el humanismo universalista que proclamaba la humanidad del aborigen cumpla con dos cometidos coloniales: el de justificar la presencia europea en el Nuevo Mundo (bajo el imperativo evanglico y humanitario), y el de autorizar el centro moral (europeo y cristiano) de esa humanidad universal; porque acaso, no es moralmente ms humano quien le reconoce la humanidad al Otro? (Canibalia 137)11 Como veremos a lo largo de los captulos de este estudio, es a partir de la
creacin discursivo-mitolgica del buen salvaje que se inscriben dentro del discurso
etnogrfico un conjunto de ideas que apelan a la reforma cultural del indgena
americano, esto es, el Otro nunca puede ser valorado ontolgicamente en tanto lo
que es a menos que disuelva su identidad, se transforme, se redima y se filtre en las
11 En correspondencia con lo planteado por Juregui, Subirats seala que: toda la teora poltica de Las Casas y una parte de los dominicos, de la Escuela de Salamanca, e incluso de la independencia americana, nace de esta primera figura de la emancipacin indgena, a la vez signo moderno de una nueva libertad frente a los excesos y la crueldad de conquistadores y encomenderos, y principio de un forma articulada y compleja de deuda interiorizada y, por consiguiente, de vasallaje y subjetivacin. Se trata de una paradjica humanizacin de la conquista americana. Ella entraaba por un lado la sujecin voluntaria a un sistema racional, que, por otro, era heternomo y exteriormente impuesto; ella supona una nueva libertad subjetiva, pero al mismo tiempo presupona tambin la interiorizacin del terror como principio de subjetivacin (76).
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pedagogas de la Modernidad colonial (conversin religin, educacin, etc.). Dichas
pedagogas insisten en salvar al Otro de s mismo, en convertirlo, y la paradoja es
que ese Otro debe ser salvado de la posicin en la que lo coloc (esclavitud, miseria,
hambre y enfermedad) el mismo proyecto contradictorio de la Modernidad.12 En el
siglo XVI la salvacin del salvajelase del indgena americano dependa de un
cambio de estatus religioso, ste deba pasar de la idolatra a la verdadera fe. De
este modo, de acuerdo con Eduardo Subirats: Las estrategias misionales de Amrica,
desde la poltica sacramental hasta el sistema de impuesto eclesisticos, desde la
propaganda de la fe hasta los sistemas punitivos de herejas, idolatras y heterodoxias,
constituyen sin duda alguna el centro axial de este discurso colonizador. La lgica de
la colonizacin es en primer lugar una teologa de la colonizacin (80).
En el salvaje se deposit toda la nostalgia y melancola de occidente por un
paraso perdidocomo veremos en el captulo 2, por la irrecuperable inocencia de
los orgenes. De este modo, la etnografa comenz a vislumbrarse de acuerdo con
Juregui, como una condicin reflexiva y especular de la Modernidad, manifiesta en
la bsqueda e imaginacin melanclica de una clave de salvacin en el salvaje, el
Otro, el subalterno (Brasil 102). La utopa, para el Lvi-Strauss del los Tristes
trpicos (1955), era liberar al hombre del progreso y de ah la nostalgia por una Edad
de oro ovidiana. Como afirma Sontag, el antroplogo-etngrafo no es solamente
aquel que se lamenta por la prdida del mundo fro de los primitivos sino adems el
custodio intelectual de ese mundo: Lamenting among the shadows, struggling to
12 Susan Sontag en su reconceptualizacin de la prctica antropolgica sealaba que: The other is experienced as a harsh purification of self. But at the same time the self is busily colonizing all strange domains of experience. Modern sensibility moves between two seemingly contradictory but actually related impulses: surrender to the exotic, the strange, the other; and the domestication of the exotic (70).
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distinguish the archaic from the pseudo-archaic, he acts out a heroic, diligent, and
complex modern pessimism (81).
Desde el Renacimiento las humanidades crearon un imaginario cultural con
respecto al mundo de los subalternos coloniales (indgenas, descendientes de
africanos, mestizos) y metropolitanos (en el caso de Espaa, judos y rabes), esto es,
sobre sus Otros internos y externos, que no slo sirvi para legitimar el dominio
imperial en un nivel econmico y poltico sino que tambin ayud a la creacin de
paradigmas epistemolgicos destinados a generar una divisin de las identidades
sociales a nivel mundial. Los procesos de construccin de la diferencia cultural han
actuado en diversos espacios de representacin como la escritura, la iconografa, los
documentos jurdicos, y en prcticas materiales como la distribucin y organizacin
del mundo del trabajo (encomienda, esclavitud). Sin embargo, ninguno de estos
niveles ha podido operar en forma independiente: todas estas prcticas sociales
escribir, pintar, legislar, organizar el trabajohan estado interconectadas poltica e
ideolgicamente con las dimensiones materiales y simblicas de la cultura y
construyeron un imaginario cultural, como seala Anbal Quijano:
La formacin de relaciones sociales fundadas en dicha idea, produjo en Amrica identidades sociales histricamente nuevas: indios, negros y mestizos y redefini otras. As trminos como espaol y portugus, ms tarde europeo, que hasta entonces indicaban solamente procedencia geogrfica o pas de origen, desde entonces cobraron tambin, en referencia a las nuevas identidades, una connotacin racial. Y en la medida en que las relaciones sociales que estaban configurndose eran relaciones de dominacin, tales identidades fueron asociadas a las jerarquas, lugares y roles sociales correspondientes, como constitutivas de ellas y, en consecuencia, al patrn de dominacin colonial que se impona. En otros trminos, raza e identidad racial fueron establecidas como instrumentos de clasificacin social bsica de la poblacin. (Colonialidad del poder 202; nfasis mo)
Es necesario reiterar que el discurso de la pureza racial no comenz con la
antropologa racista del siglo XIX (Arthur Gobineau, Louis Agassiz, Samuel Morton,
Josiah Nott, George Glidden, Thomas Arnold, Robert Knox, Thomas Carlyle, entre
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otros) ni con el nacional-socialismo hitleriano del siglo XX, sino mucho antes. La
clasificacin racial que haba establecido la Iglesia catlica a partir de la trada de los
hijos de Noe,13 se convirti en una etno-cartografa (Juregui, Canibalia 28) mundial,
en un diseo global (Mignolo, Local Histories 1-45), que sirvi para clasificar las
poblaciones mundiales de acuerdo con la posicin que las mismas ocupaban en
relacin a ese centro de poder y de saber representado por Europa. De acuerdo con
Mignolo la cristiandad redefini el antiguo esquema de divisin social
transformndolo en una taxonoma de la poblacin tanto tnica como religiosa (The
Darker 230). A modo de ejemplo recordemos las preocupaciones por la pureza de
sangre en la Espaa de los siglos XV, XVI y XVII y los incesantes esfuerzos por
distinguir a los cristianos nuevos (judos y moros conversos) de los viejos.14 La
colonizacin de la vida del Otro (de su memoria, de su trabajo, de su lenguaje, de su
cultura) se concibi, segn Mignolo, bajo la premisa de que las diferencias podan ser
medidas en valores y los valores medidos dentro de una evolucin cronolgica. De
este modo, la escritura alfabtica, la historiografa occidental, la etnografa y la
cartografa se convirtieron en un dominio de conocimento mayor dentro del cual lo
regional (lo europeo, lo eurocentrado) poda ser universalizado y tomado como una
vara para evaluar el grado de desarrollo del resto de la humanidad (The Darker 256-
257). As, los modelos del discurso etnogrfico colonial se corresponden con la
13 Desde la antigedad clsica el mundo era concebido por autores como Plinio, Hiparlo, Eratstenes, Ptolomeo, como una gran isla (orbis terrarum) dividida en tres partes. Estas tres regiones geogrficas se entendan como los lugares en los cuales los tres hijos de No se haban asentado luego del gran diluvio, y por esta razn estaban habitadas por tres diferentes tipos de gente. Los hijos de Sem, Ham y Japeto habitaban el Asia, frica y Europa respectivamente. Ello significa que las tres regiones del mundo conocido se hallaban divididas jerrquicamente de acuerdo a una clasificacin tnica: los asiticos y los africanos, descendientes de aquellos hijos que, segn la Biblia, haban cado en desgracia ante los ojos de su padre, eran vistos como racial y culturalmente inferiores que los descendientes directos de Japeto, el hijo amado de No. (Cf. Castro-Gmez 331). 14 El lector interesado en este tema puede consultar el excelente libro de Albert Sicroff titulado Los estatutos de Limpieza de Sangre: controversias entre los siglos XV y XVII (1985).
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intencin de convertir la propia historia local de Europa dentro de un punto nico y
universal de enunciacin y produccin de conocimiento (Castro-Gmez 336; mi
traduccin).
La idea segn la cual existen por naturaleza razas superiores e inferiores
funcion como uno de los pilares sobre el cual se consolid la dominacin de
Amrica y sus Otros. Idea que ms tarde fue retomada por escritores e idelogos de la
ciudad letrada barroca y decimonnica. Primero, el colonizador estableci una
relacin de poder con el colonizado basada en una supuesta superioridad tnica,
material y epistmica.15 Ms tarde, con el advenimiento de la independencia de
Europa y la configuracin de los estados nacionales, estas divisiones raciales
previamente establecidas por/en el discurso colonial fueron retomadas por los letrados
decimonnicos constituyendo una suerte de colonialismo interno postcolonial.16
Lo que se denomina en estos discursos etnogrficos como Otro es una
alteridad que se organiza dentro de un crculo especular, alteridad que se inscribe
dentro de una relacin de organizacin jerrquica en la cual lo mismo, el yo
europeo (el conquistador, el evangelizador) es el factor (agente) que domina, nombra
15 Como seala Castro-Gmez: esta matriz de poder no slo implic subyugar militarmente a los indgenas y dominarlos por la fuerza. Sino que tambin se trat de cambiar radicalmente su conocimiento tradicional del mundo, y hacer que estos adoptaran el horizonte cognitivo del dominador como el suyo propio (337; mi traduccin). 16 Ronald Horvath, en su muy criticado intento por sistematizar el concepto de colonialismo, plantea una divisin esquemtica entre dos tipos de dominacin: 1) dominacin inter-grupal y; 2) dominacin intra-grupal. El criterio sobre el cual realiza la diferenciacin de ambos tipos es el del grado de homogeneidad o heterogeneidad cultural implicados en ambos procesos. La dominacin entre-grupos (inter-grupal) se refiere al proceso de dominacin en una sociedad culturalmente heterognea (Espaa sobre Amrica, Gran Bretaa sobre frica, etc.). Por otro lado, la dominacin intra-grupal refiere a lo que en el presente denominamos como colonialismo interno, esto es, la dominacin dentro del marco del Estado-Nacin de un grupo (elite) sobre otros miembros de esa nacin (vase A Definition of Colonialism). En este sentido, Robert Hind ha sealado que el concepto de colonialismo interno comenz a diversificarse y a ser formulado tericamente durante la dcada de los sesenta: [the theories about internal colonialism] were applied to certain development within various American independence movements, the perpetuation of developments that had their roots in the colonial experience, and the character of those countries subsequent evolution produced types of social relationships that contributed to the emergence of such theories (547).
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y define a su opuesto (Young 2). Pero entonces: Cmo definir el afuera de la
subjetividad, su exterioridad? Pregunta que conduce inevitablemente a la lgica
especular del ego de la escritura: Quiz el otro no es el que est afuera sino el que
habita en la zona ms recndita de la cultura propia [...] el que pudimos haber sido, el
que fuimos, o el que seremos, o el que corremos el peligro de ser (Moraa, Borges
y yo 270). La escritura etnogrfica es el lugar donde el sujeto se reconoce a s
mismo (mismidad) representando al Otro (diferencia), como sugiere Adorno: la
exigencia de definir el carcter del otro es el auto-reconocimiento por el sujeto de la
necesidad de fijar sus propios lmites [...] vista as, la alteridad es una creacin que
permite establecer y fijar las fronteras de la identidad (67). Esto implica que tanto lo
Otro como lo mismo son parte de una estructura complementaria en la cual no es
posible definir lo mismo sin subsumir lo Otro y no es posible catalogar la
diferencia sino a partir de un criterio de identidad (lo mismo). Este juego entre
identidad y diferencia es uno de los pilares fundamentales que se organizan dentro de
la escritura etnogrfica desde la Conquista ya que, como sugiere Juregui: Producir
el Nuevo Mundo como lugar epistemolgico implic la aplicacin del imaginario de
la mismidad a la significacin de lo desconocido (Canibalia 70).
Sin embargo, la escritura etnogrfica no puede ser reducida a una oposicin o
estructura semntica binaria (lo Otro / lo mismo), sino que la misma debe pensarse
como una composicin tridica a la cual hay que sumarle la relacin como modo
operativo de su propio discurrir. Tenemos as el Otro, al mismo y la relacin
interpretativa que los pone en contacto: la mediacin etnogrfica que aleja a los
opuestos y a su relacin y que al mismo tiempo los acerca dependiendo de las
significaciones histricas, de las relaciones materiales de la cultura y de las
discursividades y conflictos polticos de las sociedades que se analizan en cada caso.
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La construccin de la diferencia a partir de la mismidad y las relaciones significativas
que se organizan a partir de ellas pueden asociarse con los mecanismos semiticos del
lenguaje a travs de los cuales Roland Barthes explicaba el funcionamiento del mito:
Lo que se capta no es un trmino por separado, uno y luego el otro, sino la
correlacin que los une: tenemos entonces el significante, el significado y el signo,
que constituyen el total asociativo de los dos primeros trminos (Mitologas 203). Al
mismo tiempo, es necesario sealar que la representacin de la diferenciaa la que
apela la escritura etnogrfica colonialse inscribe en lo que Stuart Hall denomina
la escritura del poder, esto es, las ideas, leyes, enunciados que organizan (ordenan)
prcticas de segregacin y exclusin (vase Race): la alteridad se estructura a
partir de relaciones, no se trata de una esencia o de una cosa, sino de la articulacin
de procesos dialcticos entre la semejanza y la diferencia (Taussig 129-30).
El Otro es definido ambiguamente dentro del discurso etnogrfico colonial
como un objeto continuo y limtrofe, visible y oculto, casi lo mismo, pero no del
todo (Bhabha 112). Esta alteridad ambigua aterra al poder. El colonialismo, a travs
de su escritura etnogrfica nos muestra cmo se desetabiliza cuando debe lidiar con la
materia abyecta e inclasificable, con esta matter out of place [materia fuera de
lugar] de la que nos habla Stuart Hall. Es necesario preguntarse entonces qu sucede
con lo que escapa al reino de la clasificacin y el orden, con lo que perturba los
lmites del adentro-afuera en la escritura etnogrfica colonial? Como ha mostrado
Juregui: La alteridad persiste de diversas maneras que van desde la resistencia
abierta hasta la ocultacin, la mmesis y la mezcla sincrtica. El Otro no deja de ser
ajeno y su suplementariedad tiene un estatuto amenazador para el orden colonial
(El plato ms sabroso 200). La clasificacin social y racial que establece la
escritura etnogrfica intenta imponer un orden, una gramtica que organice la
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dispersin del sentido, que le imponga ley a la heterogeneidad y a la propensin
metafrica (Canibalia 11) del significante de la que hablan Hall y Juregui o que, en
el mejor de los casos, atene la duplicidad del significante que plantea Barthes (216).
La alteridad no puede permanecer inclasificada y, por ello, la simulacin, estos es, las
trampas que la otredad le juega al sistema de clasificacinsiendo el sincrestismo
religioso un buen ejemplo de ellose configura como el horror que amenaza con
destruir la redes epistmicas del eurocentrismo colonial (vase el captulo 5).
Tanto la diferencia como la distancia pertenecen al orden emprico, sin
embargo, tanto distancia como diferencia vienen a articularse dentro de la
escritura etnogrfica: lugar en el que ambas se disponen y organizan en trminos
jerrquicos y axiolgicos (ideolgicos, morales, etc.). Las diferencias visibles (pelo,
piel, hueso), como seala Hall, existen y se hacen presentes a partir de la lectura del
cuerpo del Otro, entonces Por qu es invocada la realidad (el cuerpo) como aquello
que se opone al discurso? La respuesta de Hall es clara: porque el cuerpo (lo real) es
el ltimo significante ms all del lenguaje y la cultura, es el lugar en el que se quiere
clausurar la significacin, es el terreno en donde vendran a detenerse los signos que
se representan en los discursos. El cuerpo (lo real) es esa zona en la cual todos los
argumentos se clausuraran como la muerte de toda posible significacin; como si lo
fctico (el cuerpo) fuera el lmite propio del lenguaje. Sin embargo, esta obvia
diversidad es paradjicamente aquello que no cesa de mostrar que esos cuerposcon
sus mltiples diferencias (fsicas, biolgicas)son signos que significan: el cuerpo es
ese lugar paradjico en donde siempre recomienza el proceso de re-significacin de lo
Otro (pensemos en los cuerpos tatuados y pintados del indgena americano,
perforados por pedazos de huesos o decorados con piedras y pieles). El sentido, la
significacin de la lectura de esos signos y esos cuerpos, depende de una gramtica
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del poder y del orden que organiza, clasifica y as significa la diferencia. Por ello
para un crtico cultural como Hall, la funcin cultural predominante dentro la
antropologa, la religin y la ciencia ha sido histricamente la de fijar la diferencia
y proveer una garanta absoluta de la existencia de esas diferencias (vase Race).
Aquello que se interpone entre lo real y lo imaginario (entre el cuerpo y el
discurso) en los discursos etnogrficos no es otra cosa que la mirada desde una
escritura. Como sugiere De Certeau: Acaso el lenguaje no tiene como condicin no
slo implicar sino poner como otro distinto de l mismo, a la realidad de que habla?
(La escritura 35). Y por esto es posible afirmar con James Clifford que la etnografa
se encuentra: atrapada, desde el principio hasta el fin, en la red de la escritura. Esta
escritura incluye, mnimamente, una traduccin de la experiencia a una forma textual
(144). La escritura etnogrfica disemina en su propia espacialidad una distancia y a la
vez articula la diferencia: mientras ms se escribe al Otro ms lejos se encuentra el
etngrafo de la presencia real de ese Otro y cada vez ms cerca del s mismo y de
una imagen cultural (estereotpica) del Otro. Cada trazo de su escritura inscribe con su
materialidad la desaparicin y la ausencia del Otro (la distancia). El Otro es la
presencia de una ausencia mediada por el ego. La escritura etnogrfica subordina de
este modo la diferencia del Otro al espacio propio de la letra y a un campo de
relaciones polticas: el espacio del Otro, como sugiere De Certeau, se convierte as en
el espacio del texto (apropiacin). La caracterstica de esta escritura es entonces la
inscripcin temporal y espacial del Otro bajo la disposicin del ego y la autoridad
del etngrafo.17 El ver de/en la escritura es una distancia que se interpone entre el
sujeto y el objeto, la marca de una separacin que en principio permite al que ve, por
17 De acuerdo con Clifford, la escritura etnogrfica pone en juego una estrategia de autoridad especfica. Esta estrategia ha involucrado, clsicamente, la pretencinincuestionadade aparecer como el que proporciona la verdad en el texto (145).
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efecto de la distancia, identificar o reconocer el objeto de la contemplacin. He all
cierto poder del ver (sujeto) por sobre la cosa (objeto). Como seala Quijano en su
crtica a los fundamentos de la epistemologa occidental:
sujeto es una categora referida al individuo aislado, porque se constituye en s y ante s mismo, en su discurso y en su capacidad de reflexin. El cogito ergo sum cartesiano, significa exactamente eso. En segundo trmino, objeto es una categora referida a una entidad no solamente diferente al sujeto/individuo, sino externo a l por su naturaleza. Tercero, el objeto es tambin idntico a s mismo, pues es constituido de propiedades que le otorgan esa identidad, lo definen, esto es, lo deslindan y al mismo tiempo lo ubican respecto de los otros objetos. (Colonialidad y Modernidad/Racionalidad 14) Es importante remarcaren relacin con la construccin de sujeto de la que
habla Quijanoque la escritura etnogrfica produce sujetos mltiples; segn Peter
Pels y Oscar Salemink, el sujeto etnogrfico colonial debe comprenderse como una
conjuncin tridica de elementos:
[T]he detached observers who welded power to knowledge by claiming universality for the later [...] the second set of colonial subjects are the topoi of colonial discourse, the rhetorical commonplaces that organized the intellectual containment of the practical anxieties of colonial rule [] last, the colonial subjects of anthropology are its subject peoples: the races, tribes, or ethnic groups targeted by both colonial states and anthropologists. (3) El sujeto colonialpero deberamos decir los sujetosdel discurso
etnogrfico es entonces mltiple y remite a un conjunto de prcticas y saberes
heterogneos y multidisciplinarios que involucran a subjetividades complejas,
ambiguas y multiposicionalesno siempre etiquetables. De all la nocin planteada
por Rolena Adorno sobre la multiposicionalidad del sujeto colonial con el objetivo de
generar una reflexin antiesencialista tanto del ego conquistador como del sujeto
colonial conquistado (Nuevas perspectivas 14). Al que veal observador
etnogrficono se le impone nada, l impone ms bien una distancia. Distancia
basada en lo que Adorno denominaba focalizacin, esto es, la diferenciacin y la
relacin entre el que ve, la visin que presenta y lo que es visto. Este sujeto colonial
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no se define segn quin es sino cmo ve; se trata de la visin que se presenta (El
sujeto colonial 56). Es importante sealar la accin de ver (la observacin del
etngrafo) como el encuentro suspendido entre dos trminos separados por la
presencia de una distancia. El acto de la observacin etnogrfica es el lugar donde el
sujeto autorizado se encuentra en la posicin de atribuir sentido mediante la
identificacin clasificatoriay un sistema semitico relacionalslo posible a partir
de la existencia de esa distancia (emprica y cultural). Segn Clifford, el etngrafo se
autoriza en la frase ests all...porque yo estuve all (142), o en otras palabras,
existes a travs de mi testimonio. El ser, en tanto que imagen y/o representacin,
del Otro no puede sino emerger en una relacin mediada por la escritura y separada
por una distancia doble: aquella de la mirada y esa otra de la escritura.18
La clasificacin como procedimiento no tiene en s misma ningn tipo de
connotacin negativa o positiva puesto que las diferencias empricas existen en el
mundo real o emprico cotidiano. Sin embargo, estas clasificaciones devienen en
sistemas de significacin cultural que producen exclusiones e inclusiones y que se
utilizan luego en leyes y en clasificaciones (vase captulo 4). La invencin de la
raza en la Amrica colonial es subsidiaria de la organizacin de los modos de
produccin y articulacin del trabajo. Ser o no sercanbal, indio bravo, indio
idlatradentro de este contexto, acarre una serie de efectos polticos que afectaron
directamente los cuerpos empricos de esos Otros.
La divisin entre el espacio de la escritura y el espacio real donde el Otro
habita es lo que genera la diferencia y la disrupcin entre el ego y el Otro. Los textos
etnogrficos coloniales muestran como caracterstica propia de su escritura la
18 De acuerdo con Juregui: Son visiones imposibles, y sin embargo verosmiles, del lugar espacial, moral y poltico del colonizado, y a su vez, sitan al colonizador en el lugar donde mirada, representacin y poder se juntan (Brasil especular 80).
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dislocacin. La dislocacin debe ser entendida como un efecto de la escritura basada
en una suerte de separacin entre el sujeto que escribe y la escritura misma, pero
tambin en funcin de la cultura de origen del sujeto de la enunciacin y el espacio (la
territorialidad dislocada) que habita el Otro. As el salvaje representado e
imaginado, entrevisto y deformado, es trado al tiempo y al espacio de la escritura del
etngrafo (sincronizacin), es transportado, traducido y representado fuera de su
propia realidad, y reducido a los lmites del espacio imaginario de la escritura y
cultura propias del etngrafo (eurocentrismo). Un proceso doble y paradjico: el Otro
es, simultneamente, representado en el aqu y ahora (sincronizacin) de la
escritura pero pensado por fuera de la temporalidad moderna que habita el
etngrafo, constituyendo as la negacin temporal (contempornea) del Otro de la que
nos habla Johannes Fabian.19
La construccin de las diferencias culturales se ensambla sobre aquello que
Ernesto Laclau defina como la flotabilidad, el equvoco y/o la ambigedad del
significante: una sobredeterminacin o bien una subdeterminacin que hara
imposible la fijeza del significado (69-76). Asimismo, la construccin de la diferencia
tambin se fundamenta en aquello que Roland Barthes defina como una cierta
pobreza conceptual, que lejos de empobrecer la maquinaria interpretativa,
paradjicamente, la enriquece: el mito prefiere trabajar con ayuda de imgenes
pobres, incompletas, donde el sentido ya est totalmente desbastado, listo para una
significacin: caricaturas, imitaciones, smbolos, etc. (220). La palabra nos da el
ser pero prescindiendo del ser (el existente): nos da el sentido y no la cosa, nos da
19 Fabian llama a este proceso the denial of coevalness, un proceso que implica la negacin contempornea del Otro en relacin con el tiempo presente del etngrafo. Mignolo, siguiendo a Fabian, explica este proceso como: the complicities between the replacement of the other in space by the other in time [] the articulation of cultural differences in chronological hierarchies [] the replacement of the other in space by the other in time was partially framed in terms of boundaries and frontiers (The Darker xi).
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la palabra salvaje pero no nos da el salvaje. Es por ello que como ha sealado
Amy Fass Emery, existe una relacin estrecha entre el asesinato (genocidio) y la
escritura: language kills what it names, annihilates the real in order to take its place,
then symbolic systems are therefore founded on murder. Language traitorously
usurps, betrays the real, and replaces it with a system of signs (113). El nombre,
como condicin de su funcionamiento, aniquila al existente. De este modo, como
sugiere De Certeau, el canbal de Montaigney habra que agregar los mltiples
canbales y salvajes de las etnografas coloniales20 est condenado a un eterno
nomadismo, nunca est donde se lo nombra: They are not to be found where they are
sought. They are never there. Nomadism is not an attribute of the Scythian or the
Cannibal: it is their very definition (70). El sentido nace paradjicamente en la
desaparicin de la cosa, en esa imposibilidad colombina de hallar seres mostrudos
como se analiza en los captulos 2 y 3. Es por ello que el nombrar tranquiliza
porque otorga un sentido pero, simultneamente, intranquiliza porque da ese sentido
privado de la cosa: en la desaparicin de la cosa aparece el lenguaje (y la imagen del
salvaje), esto es, la representacin. La representacin niega la existencia del Otro y
asesina lo nombrado; a cambio, nos da la imagen, la representacin etnogrfica y un
sentido ideolgico posible.
Por lo general, la escritura etnogrfica est asociada al viaje, a la bsqueda de
lo extrao que se pre-asume como diferente, al saber del archivo previo del
viajero-etngrafo. Este proceso resulta en lo que De Certeau llama una retrica de la
distancia (69). Distancia que es doble y se constituye no slo por la exterioridad que 20 Como ha mostrado Juregui, Desde el Descubrimiento los europeos reportaron antropfagos por doquier creando una suerte de afinidad semntica entre el canibalismo y Amrica. En los siglos XVI y XVII el Nuevo Mundo fue construido cultural, religiosa y geogrficamente como una especie de Canibalia. En las islas del caribe, luego en las costas del Brasil y del norte de Sudamrica, en Centroamrica, en la Nueva Espaa y ms tarde en el Pacfico, en el rea andina y el Cono Sur, el canbal fue una constante y una marca de los encuentros de la expansin europea (Canibalia 12).
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representa el paisaje del Otro sino tambin por el lmite interno del viajero, por la
distancia abismada desde el ego al ego. Segn apunta Elena Altuna: viajar,
migrar...la traslacinsiempreentraa algo ms que el movimiento que lleva de
uno a otro punto del espacio; el viaje pone en marcha un mecanismo interno de
readaptaciones y adquisiciones de pautas culturales, expone al sujeto a su propia
incomprensin de lo desconocido, lo enfrenta a sus lmites y al lmite que le imponen
los otros (9). As, la escritura etnogrfica est constituida por una relacin
complementaria entre la exterioridad y la interioridad, entre el ethnos de partida
y el ethnos de llegada, entre la cultura del observador y el conjunto de diferencias
reconocibles en la cultura del Otro. Juregui seala que: En tierra extraa el viajero
se hace una sincdoque del centro desde el cual parte y al que dirige su narracin. Su
identidad es una identidad en trnsito por los espacios culturales del Otro, y una
identidad en riesgo, en la medida que est constantemente amenazada por la
disolucin o la incorporacin (Canibalia 86). Ello obliga al escritor-etngrafo a
articular la oposicin de esa diferencia emprica dentro del texto, a fijar los bordes
internossiempre borrosos y lbiles, cambiantes y evanescentesde la exterioridad
entre su propia cultura y la del Otro, como resguardo, como delimitacin y proteccin
de ese ego en peligro. Dicha tarea slo puede llevarse a cabo a partir de la
nominacin, de la fijacin lingstica (del estereotipo),21 de aquello que De Certeau
llama el locus proprius como oposicin a su lmite: The play of discourse and words
that produces this distancing also produces the space of the text: but it does not found
21 Para Homi Bhabha: Un rasgo importante del discurso colonial es su dependencia del concepto de fijeza en la construccin ideolgica de la otredad [...] del mismo modo el estereotipo, que es su estrategia discursiva mayor, es una forma de conocimiento e identificacin que vacila entre lo que siempre est en su lugar, ya conocido, y algo que debe ser repetido ansiosamente [...] es la fuerza de la ambivalencia lo que le da al estereotipo colonial su valor: asegura su repetibilidad en coyunturas histricas y discursivas cambiantes; conforma sus estrategias de individuacin y marginalizacin; produce efecto de verdad probabilstica y predictibilidad (91).
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it upon an authority or truth of its own [...] it develops, in a fashion analogous to a
textual critique, through a series of negative tests [] which constitute language in
its relation to that which it is unable to appropriate [...] a linguistic labor thus produces
the first figure of the other (73).
La diferencia se halla afuera, en lo emprico de lo real, dispuesta en una
gramtica del desorden. Sin embargo, esa diferencia liberada en la dispersin del
mundo no puede por s sola articularse axiolgicamente (lo mejor, lo peor, lo salvaje,
lo primitivo). La valoracin es siempre cultural e ideolgica. Es all, en la
configuracin axiolgica de un orden taxonmico, donde las diferencias
desperdigadasen su diversidad caticase congregan y adquieren sentido como
diferencia, como notaba Fabian: Taxonomy, in the broad sense [...] signals views
of cultural knowledge in which language items representing such knowledge have
their meaning only in terms, or as terms, of a system of classification (Time and the
Work 31). Las cosas vienen a acomodarse y a disponerse en el orden cultural de los
significantes, en las palabras. Esos rdenes son los que, a partir de una taxonoma,
construyen epistemes, como sostena Foucault: el pensamiento [puede] llevar a cabo
un ordenamiento de los seres, una reparticin en clases, un agrupamiento nominal por
el cual se designan sus semejanzas y sus diferencias (Las palabras 3). Las
taxonomas son posibles gracias al lenguaje (las palabras, los discursos) que organiza
la distribucin del sentido. Para un autor como Hall la diferencia importa puesto que
ella es esencial en la construccin del sentido, sin ella el sentido no podra existir:
Culture depends on giving things meaning by assigning them to different positions
within a classificatory system. The marking of difference is thus the basis of that
symbolic order we call culture (The Spectacle 236). La escritura etnogrfica se
fundamenta de este modo en la construccin de un conocimiento clasificatorio
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arreglado en torno a un juego complementario entre las diferencias y las similitudes,
entre las imgenes imposibles y caleidoscpicas del Otro y su re-significacin
permanente a lo largo de los procesos colonizadores de Europa sobre la Amrica
indgena.
El presente estudio se divide en 7 captulos en los que se exploran diferentes
textos a partir de los cuales se construy el discurso etnogrfico colonial a lo largo del
primer siglo de Conquista y ocupacin en el Caribe y en Mxico. En estos captulos
analizo, interpreto y exploro los modelos etnogrficos que operaron y se interpusieron
entre los egos euro-centrados de la Modernidad y las alteridades americanas.
Reflexiono sobre los modos en los que se dispusieron y funcionalizaron las relaciones
entre lo mismo y lo Otro (diferencia) dentro de ciertas textualidades diseminadas
a lo largo y ancho del primer siglo de ocupacin colonial de Europa.
En el captulo 2 titulado: El caleidoscopio etnogrfico colonial: bosquejos,
versiones y primeras miradas sobre el indgena americano, exploro la primeras
visiones sobre el indgena americano tal y como aparecen retratadas en las crnicas
del primer viaje de Cristbal Coln al Caribe en 1492. Dado que el primer
encuentro, aqul producido en 1492, fue estratgico y fundamental para el
desarrollo de la posterior ocupacin, analizo en el primer Diario de Coln y en
algunas de sus cartas (Santngel) la representacin del indgena, sus modulaciones y
modificaciones a lo largo de la travesa. Tambin exploro la relacin que Coln
construye entre una Amrica paradisaca y un indgena inocente, puro y noble
frente a otros indgenas an desconocidos pero alegadamente fieros y comedores de
carne humana, los canbales. Planteo con mi anlisis que la representacin etnogrfica
opera estratgicamente para crear modos de intervencin material sobre el indgena y
su territorio. El objetivo que persiguen estas instancias analticas es poner de relieve
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las fluctuaciones, grietas, dudas y re-acomodaciones de los primeros discursos
etnogrficos de la conquista en relacin a los Otros de Europa. All demuestro que
estos primeros discursos sobre la alteridad americana se hallan atravesados por una
tensin entre el deseo colonial, la resistencia contra-colonial indgena y las re-
configuraciones y re-acomodaciones de los archivos culturales eurocntricos (smiles
etnogrficos) de la cultura invasora. Estos discursos etnogrficos colombinos
fundacionales configuran en s mismos un gran caleidoscopio a travs del cual el Otro
se nos muestra por fragmentos cambiantes, en partes ambiguas y paradjicas. Son
estas configuraciones discursivas las que enuncian las fluctuaciones ideolgicas del
discurso conquistador y las primeras modulaciones de la etnografa colonial.
En el captulo 3 titulado: Etnografas en contrapunteo: Coln, Chanca,
Cuneo, Coma y el regreso al mundo canbal, analizo el regreso de Coln al Caribe
en su segundo viaje durante 1493. Con el objetivo de ampliar mi anlisis de la
escritura colombina presentada en el primer captulo incorporo otros textos de actores
que estuvieron presentes durante esta segunda travesa y que dejaron testimonio de la
misma, ellos son: Michelle de Cuneo, Diego lvarez Chanca y el Doctor Guillermo
Coma. El captulo tiene por objetivo hacer un contrapunteo entre las diferentes
versiones etnogrficas de este segundo viaje y la versin oficial de Coln. Estos
documentos constituyen sus diferencias discursivas en funcin del sujeto de la
enunciacin, esto es: la Relacin de Coln, el informe de Chanca y la relacin de
Coma, se hallan marcados por el peso de ser textos oficiales requeridos, antes del
viaje, por el aparato administrativo de la Corona. Sin embargo, ninguno de estos
autores tiene la misma visin del mundo, ni trae consigo el mismo conjunto de
saberes previos, aunque compartan por momentos ideologas semejantes. La Carta de
Cuneotal vez por tratarse de una misiva a un amigo personales el texto que ms
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se aleja de las restricciones de lo decible y lo ocultable: justamente, al no ser un
texto oficial ello le posibilita alejarse de las restricciones propias de los textos
marcados por las constricciones legales y morales que contienen los documentos
oficiales dirigidos a la Corona espaola. Esta libertad narrativa lo convierte en un
documento nico de los primeros aos de la Conquista en el que se relata en forma
detallada, por primera y nica vez en la documentacin colonial, la violacin de una
indgena. En este captulo se analiza cmo fue representado el indgena de las islas del
Caribe por diferentes visiones y cmo esas visiones acabaron formando un
imaginario etnogrfico del Nuevo Mundo que tuvo repercusiones tanto polticas
como culturales en Europa. Un imaginario en el cual se superponen diferentes
discursividades que abarcan desde los relatos teratolgicos (los monstruos clsicos),
el providencialismo religioso, las polticas de la Conquista y la justificacin de la
violencia colonial y el deseo por el cuerpo y los bienes del Otro americano. Este
gran entramado etnogrfico donde la imagen del indgena americano es construida
nos habla elocuentemente no tanto sobre el acontecimiento histrico o sobre la
realidad de lo sucedido como sobre la mentalidad colonial y sus modos de mirar,
pensar y escribir el mundo colonial y sus habitantes. En sntesis se trata de una
exploracin de las primeras construcciones del eurocentrismo, sus contradicciones,
sus deseos y sus apetitos colonizadores.
En el captulo 4 titulado: Etnografa y legislacin: de la servidumbre natural a
la guerra justa contra el indgena, exploro la relacin estrecha que existi entre el
informe etnogrfico y la legislacin metropolitana que se impuso para la regulacin
econmica y religiosa de la poblacin indgena. El objetivo es poner de manifiesto la
instrumentalidad poltico-jurdica del discurso etnogrfico y su influencia capital
tanto en la justificacin del avance de la invasin colonial europea sobre el Nuevo
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Mundo como en la jurisprudencia que aval dicho expansionismo material y religioso.
Para llevar a cabo este anlisis exploro algunas instancias especficas como ser: 1) el
problema de la soberana y dominio de los Reyes Catlicos sobre Amrica (la
donacin papal y las posturas tericas de Vitoria, Seplveda y Las Casas) y sus
fundamentos antropolgicos; 2) las primeras legislaciones sobre la servidumbre
indgena y su relacin con la clasificacin etnogrfica (las siete proposiciones y las
leyes de Burgos); 3) el anlisis de los instrumentos legales que legitiman la invasin
y los nuevos avances territoriales (Requerimiento y rdenes para conquistadores) y,
finalmente, 4) los debates sobre la guerra justa contra el indgena (Seplveda y su
Demcrates segundo). Una de las conclusiones ms importantes que planteo luego de
analizar estas instancias y los discursos que las manifiestan es la incompatibilidad
entre los sistemas jurdicos tutelares y los resultados y efectos de su aplicacin. El
captulo intenta mostrar la vinculacin estrecha entre los grados de humanidad que
se atribuyeron al indgena y los efectos jurdicos de esa gradacin de la diferencia tal
y como aparecen expresados en algunos de