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ESTUDIO SOBRE LA CUESTION CARBONEE A EN CHILE

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ESTUDIO SOBRE LA CUESTION CARBONEE A EN CHILE

Page 2: ESTUDIO SOBR LEA CUESTION CARBONEE A EN CHILE

Ministerio de Industria y Obras Públicas Dirección de Minas y Geología

COMISIÓN DEL CARBÓN

Estudio sobre la Cuestión

:: Carbonera en Chile ::

Por el 5r. Edmundo Delcourt Ingeniero de Minas A. I. Lg.

Ingeniero Electricista A. I. M.

fjC*»!

SANTIAGO DE CHILE SOG. IMPRENTA Y LITOGRAFIA UNIVERSO

AGUSTINAS 1250

1924

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INDICE

Págs.

INTRODUCCIÓN X I

CONCLUSIONES X I I I

PRIMERA PARTE

CAPITULO I

Descripción geológica somera de los yacimientos car-boníferos de Chile i

Provincias de Arauco y Concepción 3 Yacimiento de Máfil 6 Antracita de Quilacoya 6 Las reservas de carbón 7

CAPITULO II

Los terrenos estériles y los mantos de carbón 8 Los terrenos estériles 8 Los mantos de carbón 8

CAPITULO I I I

El grisú y el polvo, 9

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— vi —

CAPITULO IV

Págs.

Propiedades químicas y usos del carbón de Chile 12 Composición química 12 Destilación a ba ja temperatura 15 Semi-coke 17 Coke metalúrgico 17

SEGUNDA PARTE

CAPITULO V

Los planos de las minas, progresos por realizar, forma en que se hacen y se anotan 19

TERCERA PARTE

CAPITULO VI

La explotación de las minas de carbón

Descripción de los métodos de explotación usados en Chile 23

Organización del t rabajo 28 Rendimientos máximos y rendimientos medios obte-

nidos 3 r

Descripción somera del'«long wall» clásico 31 Exámen crítico del método empleado en Chile 32 Rendimientos obtenidos por el método de largos frentes

en Europa 33

CAPITULO VII

El sostenimiento (fortificación^ 35

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— VII ---

CAPITULO VIII

Págs.

El corte de galerías 36

CAPITULO IX

El relleno 37

CAPITULO X

Transporte y extracción de los productos 37 Transporte en las vías principales y en los piques 37 Transporte en los frentes y en las vías contiguas a los

frentes 39 El material de transporte 42 Medidas de seguridad durante el transporte 43

CAPITULO XI

El desagüe 43

CAPITULO XII

La ventilación 44

CAPITULO XII I

El alumbrado 47

CAPITULO XIV

La preparación mecánica 47 El carboncillo 48 El carbón pulverizado 49 La fabricación de briquetas 5 o

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— VIII ---

CAPITULO XV

Págs.

Producción de la fuerza motriz en las minas.. 50 Consumos propios de la minas 5 1

CAPITULO XVI

Los explosivos 5 1

Régimen de la distribución del explosivo 52

CAPITULO XVII

Accidentes 54

CAPITULO XVIII

Enfermedades profesionales 56

CAPITULO X I X

Medios de carguío a bordo 57

CAPITULO X X

Industrias anexas 58

CAPITULO XXI

Administración y Dirección 59

CAPITULO X X I I

Parte financiera 60 Precio de costo y precio de venta 60 Capitales invertidos 61

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— IX - - -

CUARTA PARTE

CAPITULO X X I I I

Medidas adecuadas para desarrollar la industria carbonera

Págs.

Medidas adecuadas para desarrollar la industria carbonera 63

Aumento del rendimiento diario y anual del obrero. . 65

Medidas relativas a los obreros

Instrucción general y profesional. , 67 Aumento del número de días de trabajo 67 Departamento de Bienestar ' 67 Habitaciones obreras 68 Diversiones 69 Distribución gratis del carbón 69 Abastecimiento en víveres 69 Participación en los beneficios 69 Vigilancia 70

Medidas de carácter técnico

Métodos de explotación 71 Desarrollo de los medios mecánicos: circadoras, trans-

portadoras, perforadoras mecánicas, locomotoras eléctricas 78

CAPITULO X X I V

Creación de minas nuevas 80

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— X

QUINTA PARTE

CAPITULO XXV

Págs.

¿Puede Chile prescindir del carbón y petróleo extran-jero? 83

Cálculo del precio de diez millones de calorías útiles pro-ducidas por el petróleo o por el carbón nacional 83

SEXTA PARTE

CAPITULO XXVI

Posibilidad de una acción gubernamental 89

I.—Modificación de la ley minera 90 II.—Creación de una vigilancia administrativa de las

minas 9 o

III.—Dictacíón de leyes sociales ¡ 9 1

IV.—Estudio económico de la industria del carbón. ... 91 V.-—Creación de minas fiscales 91

VI.—-Construcción de puertos y de ferrocarriles 91

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¿ ¿ á á i á á á g i a g y a á é á g k á g k á é l s á s á i á á i

INTRODUCCION

En cumplimiento de la comisión que nos \a jí iado el Su-premo Gobierno para estudiar la situación técnica y económica de la industria del carbón en Chile e indicar las medidas adecuadas para fomentar su desarrollo, hemos visitado entre el 21 de Enero y el 9 de Marzo del presente año, las minas de las compañías siguientes:

Compañía Minera e Industrial de Chile: minas de Lota, Co-ronel, Curanilahue y Plegarias;

Compañía Carbonífera y de Fundición Schwager: minas de Coronel y de Boca-Maule;

Compañía Carbonífera e Industrial de Lebu: minas Anita, Fortuna y Constancia;

Minas Carbonífera Manto Grande en Cerro Alto; Compañía Carbonífera Araucana en Cerro Alto; Compañía Carbonera Trihueco en Los Alamos; Comunidad de Quilacoya; Compañía Carbonífera de Lirquén; Compañía Carbonífera de Penco; Sociedad Carbonífera de Máfil.

El conjunto de estas minas corresponde a más de 98% de la producción de la región visitada y a más de 96% de la producción total de Chile.

Hemos visitado tanto los trabajos de la superficie como los

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laboreos subterráneos. Al mismo tiempo hemos estudiado some-ramente la geología de los yacimientos mineros visitados y previsto, como nuestro programa lo comportaba, la posibilidad de descubrir y de crear' nuevas minas.

El presente informe es el resumen de estos estudios, explora-ciones y visitas. Hemos evitado en su redacción todo lo que pu-diera ser considerado como un crítica a las personas y a las so-ciedades consideradas individualmente; nos ha parecido más útil dar a estas críticas, a veces necesarias, una forma general.

Agradecemos a los señores Gerentes, Administradores e In-genieros en Jefe que tuvieron la amabilidad de prestarnos su concurso y el de su personal. Reconocemos que si, a veces, ellos no pudieron darnos ciertos datos sobre las cuestiones financieras no fué por mala voluntad. La tendencia general, siendo de con-siderar como un secreto profesional todo dato financiero, hemos aceptado esta tendenciu, aunque contraria a las costumbres europeas y hemos suplido la falta de datos financieros .con nués-tras propias investigaciones en cada lugar y con nuestra expe-riencia sobre la materia.

Según el programa que se nos había impuesto, hemes atri-buido la mayor importancia a los puntos siguientes:

Métodos de explotación, ventajas e inconvenientes, posibili-dades de progreso en cuanto al aumento del rendimiento. -

Transporte de los productos dentro de las minas y al exterior de ellas.

Utilización de los explosivos. Seguridad. Métodos de utilización racional de los carbones y especial-

mente la destilación a baja temperatura. Posibilidad de poder independizar a Chile de los combustibles

extranjeros, especialmente del petróleo.

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CONCLUSIONES

I. Los yacimientos de carbón de Chile son ricos; sus condicio-nes naturales son favorables para una explotación fácil e inten-siva. La mayor parte de los carbones son de excelente calidad para la producción de fuerza motriz.

II . Los estudios geológicos y prácticos para avaluarlas reservas no han sido suficientes por falta de medios financieros y debido a la falta de colaboración entre las Compañías y el Estado. El régimen de la propiedad minera actual y la organización industrial no favorecen los cáteos ni los estudios científicos o prácticos de la cuestión carbonera.

La intervención del Estado sería necesaria para activar estos estudios.

I I I . La cuestión de las reservas de carbón no debe preocupar a los industriales, ni detener el desarrollo de la producción. Las reservas actualmente ciertas y las probabilidades que resultan de las condiciones geológicas son más que suficientes para jus-tificar el desarrollo de la producción hasta 2:000,000 de toneladas anuales.

IV. La industria hullera dispone de una mano de obra inteli-gente y trabajadora; sin embargo la anquilostomiásis debilita a esta población y sería necesario remediar esta situación.

V. La producción anual es por demás pequeña si se considera las condiciones naturales, el número de obreros y las necesidades del país. Es posible aumentar esta producción anual total en 50% más o menos, por medio del aumento del rendimiento

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— XIV ---

obrero. Las instalaciones actuales de extracción bien utilizadas y perfeccionadas un poco bastarían para asegurar la extracción de este aumento.

VI. La posibilidad de aumentar el rendimiento obrero se deriva no solamente de la comparación con las minas extran-jeras con las mismas condiciones naturales, sino también de los resultados ya obtenidos en el país. Este resultado es, pues, de una certidumbre absoluta.

VII. Si se quiere ir más allá de un aumento de 50% de la producción actual, serían necesarias instalaciones nuevas. Es probable que ellas, no puedan llevarse a efecto sino mediante una intervención del Estado, en forma de una nueva legislación de minas de carbón y talvez de su participación directa en la producción por medio de minas fiscales.

VIII. Las instalaciones exteriores de la minas y algunas ins-talaciones interiores están a la altura de los progresos modernos. No es lo mismo, salvo algunas excepciones, en los laboreos in-teriores. En general el trabajo individual del obrero no ha sido estudiado de una manera completa; no se emplean los medios modernos para aliviarlo y para perfeccionarlo. Este problema debe llamar la más seria atención de las Compañías para aumen-tar la producción.

IX. Los consumos de carbón para la producción de la fuerza motriz en las minas son muy elevados y pueden ser reducidos.

X. En las condiciones de precio y de cambio actuales (fin de Marzo de 1924), el carbón nacional puede competir con el petró-leo, aun en la región salitrera, para la producción de la fuerza motriz y del vapor de calentamiento. El problema de mayor importancia en cuanto a la substitución del petróleo por el car-bón no será el de la transformación de las instalaciones sino el de la producción correspondiente que será necesario extraer. Este problema puede ser resuelto y la importación de petróleo para la producción de fuerza motriz y de vapor de calentamiento puede desaparecer.

XI. Las cualidades del carbón de Chile para la destilación a baja temperatura y para la fabricación del semi-coke son ex-cepcionales. Esta nueva industria daría beneficios ciertos y con-duciría a una utilización racional del combustible.

XII . Es necesario una intervención del Estado en la industria hullera. La creación de una vigilancia administrativa y técnica se impone, al igual de lo que se ha hecho en todos los países mi-

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— XV ---

ñeros. Chile está desde este punto de vista atrasado con respecto a las otras naciones mineras. La intervención del Estado deberá atenerse a:

La policía y la higiene del trabajo; La salubridad de la habitación y la higiene personal del obrero; La supresión del alcoholismo; La disminución de los accidentes del trabajo; El desarrollo de la producción y con este objeto, los reconoci-

mientos por medio de estudios y sondajes, eventualmente, la creación de minas fiscales, la construcción de puertos y de ferrocarriles.

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PRIMERA PARTE

CAPITULO I

DESCRIPCION GEOLOGICA SOMERA DE LOS YACIMIEN-TOS CARBONIFEROS DE CHILE

Los principales yacimientos de carbón visitados, están situados en las provincias de Concepción y de Arauco, sobre el costado occidental de la Cordillera de Nahuelbuta y en la costa, y en el interior de la provincia de Valdivia. El mapa esquemático (Fig. i) muestra su situación respectiva.

De Norte a Sur, se distinguen los siguientes yacimientos prin-cipales:

En la bahía de Dichato Coliumo, Minas de la Compañía de Dichato.

A orillas de la bahía de Talcahuano, Lirquén, Penco; Al Oeste, Talcahuano, A orillas de la bahía de Arauco, Minas de Buen Retiro, de

Boca Maule y Puchoco Schwager, Coronel, Puchoco Délano y Rojas, Lota.

En la provincia de Arauco, sensiblemente sobre el mismo meridiano, al Sur de Arauco: Peumo, Colico, Curañilahue, Pil-pilco, Cerro Alto, etc., un poco más al Oeste Trihueco.

A orillas del Pacífico: Lebu. En la, provincia de Valdivia: Mailef y Máfil como también

algunos otros pequeños yacimientos.

2 . — E S T U D I O .

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• 3

Desde hace algunos meses se ha puesto también en explota-ción un yacimiento de antracita en Quilacoya. Algunos yaci-mientos del mismo combustible existen en la provincia de Cautín.

No nos parece necesario aquí hacer una descripción geológica detallada de la formación carbonífera; este t rabajo ha sido ya efectuado con anterioridad por muchos ingenieros y geólogos especialmente en las obras siguientes:

Alf. Nogues: La formación lignitífera del Sur de Chile; Enrique Concha y Toro: Estudios sobre el carbón fósil de

Chile. Eduardo Lemaitre: Zonas productivas del s jf tema carbo-

nífero de las provincias de Concepción y Arauco. J . Brüggen y J . Felsch: Informe sobre las exploraciones geo-

lógicas de la región carbonífera del Sur de Chile, etc., etc. Basándonos en estos trabajos y sobre nuestras observaciones

personales, nosotros nos limitaremos a hacer un bosquejo general destinado a las personas que no conocen los yacimientos de carbón.

Provincia de Arauco y Concepción—La formación carbonífera pertenece al terciario (oligoceno y mioceno) y se ha formado con estratificación discordante sobre el secundario (Cretáceo superior) sobre el costado occidental de la Cordillera de Nahuel-buta.

La región oriental contiene los mantos de Boca-Maule, Pu-choco, Coronel, Lota, Peumo, Colico, Curanilahue, Pilpilco, Cerro Alto, Trihueco que- se presentan bajo la forma general regular de mantos con inclinación inferior a 45o, o sea, con 10 a 20o de inclinación hacia el Oeste, cortados por fallas directas de dirección sensiblemente de N. S.

Algunas faJRts N. O. existen a través de la formación. La región ^occidental (Lebu) es de estructura geológica aná-

loga, aunque más complicada, con manteo frecuente de las capas hacia el Este, a veces hacia el N. o hacia el O. Las fallas no presentan el aspecto regular que poseen al Este de la formación.

Si se hacen cortes Ac E. O, en la formación carbonífera, se obtiene un perfil r ^ r e s e n t a d o esquemáticamente por el croquis Fig. 2 que sigue.

Para apreciar este perfil, hay que tomar en cuenta que las partes E. y O. que son las únicas reconocidas, no alcanzan a más de 3 kms., mientras que el largo total del perfil pasa de 20 kms. Existe en el centro una faja N. S. de terreno sin catear donde

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/ive/ c/e/ rtiar n se justificarían algunos trabajos de reconocimientos teóricos y prácticos. Estos estudios resolverían la cuestión de la existencia de carbón y de4a posibilidad eventual de su explotación debajo de la bahía de Arauco, en la Isla de Santa María en la penín-sula de^Lavapié y bajo una extensión.considerable de la provin-cia de Arauco.

Los manteos indicados por este perfil hacen pensar en una forma sinclinal. En realidad esta estructura no es sino local, no siendo conocido el manteo de los mantos hacia el Oeste sobre una distancia meridiana suficienteménte grande para que sea per-mitido sacar la conclusión de una forma sinclinal general de los mantos de la región de Arauco.

Es posible, en realidad, que el manteo de las capas de Lebu hacia el Este sea un accidente local.

Mediante esta reserva, se puede deducir de los manteos re-presentados por la figura 2 que el sistema carbonífero actual-mente explotado es la orilla oriental de un geosinclinal del cual no es posible, en el estado actual -de conocimientos de la ciencia geológica, conocer sus dimensiones.

Las presiones producidas durante la formación del geosin-clinal provocaron numerosas fallas normales; las dovelas forma-das tuvieron un juego que se ajusta a la regla de la formación de fallas normales, elevándose la dovela cuya base era ancha y ba-jando la dovela cuya base era angosta como si se tratara de un conjunto flotante sobre un baño líquido y espeso.

La cuestión de saber si la formación carbonífera existe en estado explotable bajo la bahía de Arauco, bajo la isla de Santa María, bajo la parte central de la Provincia de Arauco, no está aún resuelta. Nuestra opinión personal es que la formación car-bonífera existió sin lugar a dudas en esta región; si ha desapare-cido en ciertos lugares se debe a que los levantamientos debidos

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a las fallas provocaron la erosión de las partes solevantadas. Cuando se considera la regularidad asombrosa de la formación de Lota y Coronel, se debe admitir que los mantos de carbón, formados sobre el lugar mismo según el procedimiento descrito por Potonié, es decir, in situ, ocuparon una extensión mucho más considerable que la de los límites que les asignan las explo-taciones actuales.

La región carbonífera de la bahía de Talcahuano tiene mucha analogía con la bahía de Arauco.

Un corte de Lirquén a Talcahuano daría la forma general indicada por el croquis Fig. 3 que sigue:

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Esta forma es la de un sinclinal que se clava bajo la parte Sur de la bahía de Talcahuano.

La forma muy regular de Lirquén se transforma más hacia el Sur, en los alrededores de Penco, en un terreno más lleno de fallas, representado esquemáticamente por el croquis figura 4, que sigue:

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encontramos aquí una analogía con la formación de la bahía de Arauco,con esta diferencia, que todas las fallas conocidas hasta hoy no producen sino levantamientos hacia el Oeste.

Al Norte de la bahía de Talcahuano, sobre el borde Este de la

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bahía de Dichato, los terrenos carboníferos terminan en forma bastante irregular, con inclinaciones variables. Se t ra ta aquí de un depósito aislado, cuya formación es contemporánea de la de Lirquén y de Penco.

Hay relación de época y de formación entre los carbones de la provincia de Arauco y los de la bahía de Talcahuano. No.es cierto, sin embargo, que estas formaciones sean exactamente contem-poráneas. Creemos que la formación de Lirquén, Penco y Talca-huano es más nueva que la de Lota y Coronel, aunque de la época terciaria. El sondaje de Talcahuano habiendo reconocido a 180 metros de hondura un manto delgado de un carbón idéntico al de Lota y de Coronel, nos parece que falló esta cuestión. Quedaría por averiguar, desde el punto de vista práctico, la cuestión de la existencia y de la continuidad de los mantos explotables a gran hondura y es de lamentar a este respecto que el sondaje no se haya llevado a mayor profundidad.

Yacimiento de Máfil .—Los mantos se presentan en «pla-teures» como los llaman en Francia y en Bélgica, es decir, con inclinaciones inferiores a 45o, ya que en realidad son casi hori-zontales o muy pocos inclinados: o° a 10o. La formación no es muy gruesa pero rica; el secundario es visible en varios puntos.

Numerosas fallas cortan la formación; a menudo llevan di-rección N-S o E - 0 .

El yacimiento parece muy análogo, desde todo punto de vista, al de Lirquén y de Penco, de los cuales sería contemporáneo; pero en vista de la distancia que separa estas dos cuencas, y aún cuando se t ra ta en Máfil de una formación in-situ, es difícil compararlas estratigráficamente.

Antracita de Quilacoya. — Este yacimiento es muy distinto de los anteriores. Es una formación secundaria, cretácea, intercalada entre esquistos secundarios metamórficos. La direc-ción es N-20° o a N-500 O. La inclinación es grande: 30 a 40O en un sentido o en otro. Sobre una distancia de algunos decámetros se puede ver una torsión que ha producido un cambio de manteo (retournement des couches).

La formación nos ha hecho recordar la de las antracitas de los Alpes en el cantón de Valais, en Suiza, tanto desde el punto de vista de la calidad del producto cuanto en la estratigrafía y tectónica del yacimiento.

Es verosímil que, como en los Alpes, se t ra ta de un manto; a intensidad de los plegamientos, la plasticidad relativa del

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- 7 -

carbón ha obligado a este a adelgazarse en algunos puntos y a concentrarse en otros, dando así la forma clásica de rosario.

Esto explica el espesor considerable alcanzado por el manto en ciertos lugares, (hasta 2,20 m. entre él techo y el piso) y su desaparecimiento completo en otros lugares muy vecinos.

, Las reservas del carbón.—El problema de las reservas de carbón ha preocupado a menudo a los industriales y al Supremo Gobierno y ciertas personas piensan aún que las reservas del país son demasiado pequeñas para permitir un aumento de la producción actual.

Nosotros no hemos procedido a cubicar las reservas porque consideramos que semejante cálculo no pue.de tener .sino un interés local.. El reconocimiento de las cuencas carboníferas es mUy incompleto; debería proseguirse enérgicamente por el Su-premo Gobierno y las compañías durante mucho tiempo aún, antes de poder servir de base para un cálculo general de las re-servas del país.

Sin embargo, la configuración geológica del país y los trabajos de nuestros predecesores m.uestran, sin que sean necesarias hipó-tesis atrevidas, que las reservas actualmente explotables en Chile no son inferiores a 200 millones de toneladas y que, segu-ramente, son superiores a esta cifra.

Pasará en Chile lo que ha pasado en todos los países carbone-ros; los estudios geológicos oficiales y los esfuerzos de los indus-triales traerán consigo el descubrimiento de nuevos campos de explotación y la prolongación de los yacimientos y a .conocidos.

Además, los progresos de la explotación de minas permitirán explotar con provecho yacimientos considerados hasta hace poco como prácticamente inexplotables.

Sólo la reserva de 200 millones de toneladas de la cual hacemos mención basta para abastecer a Chile en carbón, con la produc-ción actual durante más de 150 años; con una producción anual de 2.000^00 de toneladas que debería alcanzar para no importar petróleo, esta reserva bastaría durante un siglo.

Sería poco cuerdo, basándose en la cifra de reservas actual-mente conocidas, querer limitar la producción so pretexto de economizar estas reservas. El ejemplo de todos los países mineros es contrario a semejante política.

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~ 8 ~

CAPITULO II

LOS TERRENOS ESTERILES Y LOS MANTOS DE CARBON

Terrenos estériles. •— Los terrenos entre los cuales están intercalados los mantos de carbón son en su mayoría areniscas blandas y esquistos. Estos terrenos son en general sólidos y no es raro ver mantos donde se .puede evitar la enmaderación.

Una particularidad importante de la cuenca de Lota y Coronel es la presencia de un manto de 30 m. más o menos de espesor, de esquistos entre el techo de arenisca del manto superior y el fondo del mar. Este manto reduce las infiltraciones de agua de mar, que, prácticamente, no se introduce a las minas sino por las fallas naturales o por las quebraduras de los hundimientos.

Otra particularidad útil es la existencia de ricas arcillas, a veces un poco micáceas, que se prestan para la fabricación de ladrillos ordinarios o refractarios, tejas y loza ordinaria. Los ban-cos de estas arcillas alcanzan a menudo un metro de espesor.

Si comparamos los terrenos adyacentes a los mantos de carbón de Chile con los de Europa, vemos que los primeros son buenos, resistentes y fáciles de sujetar. Las presiones grandes son raras; el incidente más frecuente es la hinchazón del piso bajo la acción del agua, pero este inconveniente es raro.

Mantos de carbón.—Hemos hecho un resumen en el cuadro que sigue de la composición de los principales mantos explotados, no mencionando en esta composición sino lo que interesa a la explotación. Hemos aceptado los vocablos locales, cuya sino-nimia está aún mal establecida.

Las hulleras más favorecidas tienen hasta siete mantos, pero no explotan sino tres.

En general el carbón es puro, limpio y blando. Ciertos mantos encierran capas de «bronce», concreciones de carbonato de fierro y de cal, muy densos, que se sacan fácilmente por simple apartado de las piedras o por lavado en canales de madera. El manto superior es generalmente mucho más duro que los otros.

Los clivajes son a menudo muy-netos en los mantos blandos; no tienen ni dirección ni intervalos regulares de un manto al otro.

El espesor medio de los mantos explotados, que se obtiene di-vidiendo el tonelaje total extraído por el producto del peso espe-

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cífico y de la superficie disfrutada, resulta más o m§nos igual a

1,10 m. Si se compara este espesor medio al de las grandes cuencas del

continente europeo se nota una superioridad manifiesta de Chile; el cuadro que sigue resume esta comparación:

Espesores Cuencas mineras medios

Chile 1,10 m. Bélgica 0,70 » Norte Francés 0,82 » Pas de Calais 1,10 » Aquisgran 0,80 » Ruhr 0,95 » Sarre 1,00 »

Del cuadro anterior resulta que, dadas la reservas hechas más arriba en cuanto a la calidad de los terrenos y a la dureza de los carbones, podemos comparar la explotación de las minas de Chile con la de las minas de Europa, mientras tomemos minas cuyas inclinaciones sean análogas.

Se puede decir que Chile está favorecido por una potencia media elevada, por la solidez de los terrenos y la poca dureza de los carbones.

CAPITULO I I I

EL GRISU Y EL POLVO

El gr isú.—Este gas peligroso es relativamente poco abun-dante. No se ha notado hasta hoy desprendimientos instantá-neos; se ha tenido a veces desprendimientos violentos acompa-ñados de agua y de barro, pero no ha habido proyecciones de carboncillo que se produce en los desprendimientos instantá-neos. Es probable que se t ra taba de acumulaciones de gas en la vecindad de las quebraduras o de las fallas, o de encuentros con trabajos antiguos.

Todos los mantos de la provincia de Arauco presentan des-prendimientos de grisú en diversos grados. Los mantos superiores están a menudo exentos de grisú filtrado a través del poco espe-

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sor de los terrenos superpuestos. A gran hondura bajo el mar el desarrollo regular del grisú es a veces muy intenso. Hemos ob-servado en ciertos remolinos de aire proporciones superiores a 2%. Como se t ra ta siempre de un desprendimiento regular, es siempre posible gracias a una buena ventilación, hacerlo ino-fensivo.

El polvo.—Aun cuando el carbón chileno es blando, es re-sistente y no se muele, lo que evita el polvo fino en los trabajos de explotación. Las explosiones de polvo parece pues, que no son muy de temer.

CAPITULO IV

PROPIEDADES QUIMICAS Y USOS DEL CARBON DE CHILE

Composición química. — La clasificación de los carbones de Chile, según su composición química, ha sido t ra tada de una manera completa por el Ingeniero de Minas señor Lemaitre en su obra mencionada más arriba.

Desde el punto de vista práctico haremos notar que en las minas objeto del presente informe, se extraen las siguientes categorías de las cuales indicamos su composición química media.

CARBONES LIVIANOS DE L I R Q U É N , P E N C O Y M Á F I L

Extremos Medios

Peso específico 1,22 a 1,28 1,25 Agua Higrométrica 10,00 a 14,00 12,90 Materias volátiles 34,50 a 42,00 37,60 Carbón fijo 44.30 a 48,10 44,00 Cenizas 3,50 a 11,50 5,50

100,00

Azufre 0,30 a 2,00 1,00 Coke pulverulento 46,50 a 54,60 44,50 Poder calorífico (Bomba Mahler) 61,54 a 66,02 62,00

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LOTA, CORONEL, ETC. L E B U Ext remos Medios Ext remos Medios

Peso específico... 1,18 a 1,48 1,25 1,19 a 1,30 1,23 A. higrométrica 2,75 a 4,74 3,89 2,58 a 3,40 2,81 M. volátiles 33,73 a 40,64 36,22 33,08 a 35,07 34,04 Carbón fijo 49,49 a 60,75 56,6a. 50,49 a 61,28 57,38 Cenizas 0,93 a 6,47 3,21 1,50 a 12,92 5,76

100,00 100,00

Azufre 1 , 5 0 1 , 5 0

Coke compacto. 55,69 a 61,68 59,89 61,89 a 64 ,11 63,14 Poder calorífico (B. Mahler) 63,46 a 76,46 73,94 69,09 a 77,24 73,34

A N T B A C I T A DE QUILACOYA

Medios

Peso específico. 1,26 Agua higrométrica 1,78 Materias volátiles 5,09 Carbón fijo 87,16 Cenizas 5,97

100,00

Azufre 1.16 Coke pulverulento Poder calorífico (Bomba Mahler) 74,10

Proporción en la producción de los diferentes carbones, dada en por cientos de la producción total del país:

Carbones livianos de Lirquén, Penco, Máfil 17% Carbones de Lota, Coronel, Lebu, etc 83%

100%

La producción de antracita no es todavía apreciable dentro de la producción total del país; las minas se encuentran en el período de organización y preparación.

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Los carbones de Lota, Coronel, Lebu, a los cuales se deben agregar los de Pilpilco, Cerro Alto, etc., constituyen la mayor parte de la producción. Son los mejores. Todo lo que diremos sobre sus propiedades y usos se aplicará a los carbones livianos con pequeñas variaciones debidas a la gran cantidad de agua higrométrica. El poder cokificante de los carbones livianos es nulo.

Fué, a nuestro modo de pensar, un error denominar lignitos los carbones de Chile, pues este nombre indica una idea de infe-rioridad en las cualidades, lo cual no se justifica con estos car-bones. El carbón chileno se asemeja mucho más a las hullas de llama larga belgas, y francesas, o a las Flammkohlen alemanas, que a los lignitos del Rhin, Sajonia, Hungría y Rusia. A lo sumo esta dominación puede justificarse para los carbones livianos de Lirquén, Penco, Máfil, por causa de su humedad elevada. Pen-samos que la edad terciaria de los carbones chilenos ha originado principalmente esta designación que espetamos ver desaparecer.

El carbón de Lota, Coronel, Lebu, etc., es un buen carbón industrial para la producción de vapor, rico en materias volátiles y pobre en cenizas. A menudo se le utiliza mal en los hogares construidos para quemar los carbones de Estados Unidos o Europa, hogares cuyas cámaras de combustión son demasiado pequeñas para quemar bien todas las materias volátiles de los carbones chilenos; esto causa la formación dé los espesos humos negros y el escaso rendimiento que comunmente se observan.

La proporción de cenizas es excepcionalmente baja; rara vez sube de 10%, límite de tolerancia corriente; la necesidad cada vez mayor, en que se encontrarán las minas de explotar mantos más delgados e impuros, obligará a elevar este límite, demasiado bajo para un país donde es.casi o del todo desconocido el lavado del carbón, o cuyo empleo no se justifica todavía para la mayoría de los mantos. Las tolerancias adoptadas en Europa son gene-ralmente más elevadas; por ejemplo, la mayor parte del consumo en los ferrocarriles belgas está compuesto de carboncillos con leyes de 15% de cenizas. No es raro en Europa utilizar carbones con más de 20% de cenizas en plantas de calderas, y las minas mismas queman en sus parrillas carbones con hasta 25%. Con leyes superiores a ésta, conviene transformar los carbones'en combustibles pulverizados, procedimiento que permite utilizar carbones hasta 45% de cenizas. En instalaciones bien adaptadas

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se puede obtener aún con estos combustibles pobres, rendimientos elevados produciendo vapor recalentado y a alta presión.

Estas observaciones demuestran el interés que habría en Chile en perfeccionar los modos de usar los combustibles pobres en instalaciones racionales.

La ley de azufre de los carbones chilenos varía entre 0,20 y 4%-

Como carbón de gas, los carbones de Lota, Coronel, Lebu, dan buenos resultados por su abundancia en materias volátiles. Tienen por desventaja que proporcionan un coke poco resisten-te mezclado con mucho menudo. Se evita este inconveniente mezclándolo con un 25% de carbón extranjero magro o brique-tando el menudo. El coke de gas que se obtiene de la mezcla tiene resistencia suficiente para utilizarlo en los cubilotes de las fundiciones.

El combustible nacional es más bien de clase inferior como combustible doméstico, da una llama larga, fuliginosa que en-sucia los utensilios. Más adelante veremos que la destilación a baja temperatura proporciona un combustible doméstico excelente.

Nos referiremos muy poco a la antracita que está en sus co-mienzos y no es todavía conocida del público. Las buenas clases de antracita en trozos, en cuanto es pobre en azufre y no decri-pita, permitirá emplearla como combustible doméstico, en las calderas o como reemplazante del coke en las fundiciones. En cuanto a la antracita en polvo o a las variedades ricas en azufre, deberán emplearse o como combustible pulverizado o transfor-mado en briquetas con agregado de brea.

Destilación a baja temperatura

Se han hecho muy pocas experiencias de destilación a baja, temperatura de los carbones nacionales y las sociedades que lo han hecho mantienen en secreto los resultados. Advertimos que los resultados de las experiencias efectuadas con casi todos los carbones europeos o norteamericanos se han publicado en re-vistas científicas o en la prensa.

Comparándolos con carbones análogos y según ciertos resultados obtenidos en Mulheim, con carbones chilenos podemos afirmar con entera confianza que los carbones del país pertenecen a aquellos que mejor se prestan para una destilación

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a baja temperatura y que, descontando las antracitas, darán un rendimiento en peso de alquitrán primario no inferior a un 13%.

Este alquitrán primario proporcionará por destilación y rec-tificación sub-productos de gran valor, bencina, aceites pesados para motores y lubricantes, brea, parafina, fenoles, en las pro-porciones que aproximadamente serán la siguientes: 1

Aceites livianos 17 kgs. Aceites pesados 35 » Brea neutra..... 15 a 25 Fenoles, parafina, betúmen ácido 63 a 53

Total 130 kgs.

cifras que corresponden a la. destilación de 130 Kgs. de alquitrán primario provenientes de una tonelada de carbón.

Quedarán de residuo de está destilación 650 Kgs. de semi-coke el cual según el tamaño de los trozos se dividirá en una serie de categorías. El gas servirá para el calentamiento de los aparatos y tal vez habrá un pequeño excedente.

Será desventaja del alquitrán primario su elevada ley en parafina, cuyo mercado es limitado. Pero los procedimientos de hidrogenización que se perfeccionan actualmente en Europa reducirán este inconveniente a un inconveniente de detalle de la fabricación.

Para fijar las ideas sobre la importancia económica del mercado de subproductos en Chile, indicaremos a continuación las can-tidades importadas en 1922:

Brea mineral 599,347 kilogramos Bencina y otros aceites livianos 10.472,078 Petróleo refinado. 6.589,041 ' Aceite mineral de alumbrado 9.165,242 Cera mineral 8.703,127 Petróleo bruto 458.930,799 Anilinas 124,721 Carbolinas, creolinas 10,821

Estas cifras demuestran que la destilación encontrará salida a sus sub-productos.

Parece extraño, que con un carbón de cualidades tan óptimas

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para la destilación a ba ja temperatura. Chile no haya entrado todavía por este camino. Pero se pueden dar algunas razones de las cuales son principales: la necesidad de capitales nuevos, las dificultades técnicas de la operación^ que aquí constituiría una nueva industria, y la incertidumbre en cuanto a la salida de los sub-productos y del semi-coke.

Creemos que estas dificultades se vencerán pronto. La indus-tria de la destilación deja mayores utilidades que la de la ex-tracción; existe ya de entre los sub-productos mercado para la bencina, los aceites de motor y de lubricantes y brea. Esta última será insuficiente. Se deberá crear mercado para la parafina y los fenoles.

Semi-COke—El semi-coke tendrá un empleo seguro como combustible doméstico o industrial para los trozos en estado bruto, y el menudo en briquetas, o como carbón pulverizado. Tienen un solo inconveniente: su poco peso. Los consumidores que hiciesen con el semi-coke ensayos serios en una u otra forma lo preferirán en su empleo al mismo carbón por las razones si-guientes: mayor poder calorífico, rendimiento superior, ausencia de humo.

Tenemos la esperanza de que la industria carbonera entre pronto por la vía de la destilación a baja temperatura, tan fértil en resultados económicos.

Coke metalúrgico. — Con carbones de la Compañía de Lebu se han hecho recientemente experiencias serias para la fabrica-ción de coke metalúrgico enviando para este objeto un carga-mento de 600 toneladas para su ensaye por la firma Krupp, Alemania y además se ha procedido a varios ensayes en la fá-brica de gas de Santiago.

El carbón de Lebu, siendo el más antiguo de los carbones de llama larga y el más pobre en materias volátiles, parece ser el más indicado para la fabricación del coke.

Ignoramos los resultados de las experiencias hechas en los establecimientos de Krupp; en cuanto a los ensayos de la fá-brica de gas de Santiago han dado resultados alentadores. Mez-clándolo con carbón norteamericano menos rico en materias volátiles, se ha obtenido un coke bien compacto que presenta ciertos caracteres físicos del coke metalúrgico. El resultado estaba previsto considerando que el carbón de Lebu se apro-xima a las hullas análogas de Europa. La solución se encontró en Europa durante y después de la guerra por la necesidad de

3 - — E S T U D I O .

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fabricar coke metalúrgico con hullas secas, ricas en materias volátiles, y la que más se aproxima al objeto deseado se ha encontrado en la mezcla con carbones más magros.

Si se trata de instalar una fábrica de coke, no se debe perder de vista los puntos siguientes, consecuencia de la experiencia de los predecesores:

La fabricación de coke metalúrgico no constituye negocio si no se realiza en grandes cantidades, del orden de 200 toneladas a lo menos por día.

Uno de los rubros importantes del beneficio es el que resulta de la destilación de los sub-productos y esta no se justifica sino en gran escala. Las fábricas de coke pequeñas y medianas tienen interés en enviar sus sub-productos a usinas centrales, especial-mente equipadas para este fin.

La cantidad total de sub-productos alquitranosos recogidos en la cokificación no sube sino muy raramente de 4% en peso del carbón empleado.

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SEGUNDA PARTE

CAPITULO V

LOS PLANOS DE LAS MINAS: FORMA EN QUE SE HACEN Y SE ANOTAN, PROGRESOS POR REALIZAR

Un croquis dice más que un largo discurso, decía Napoleón. E n la mina sucede algo igual. Un plano bien hecho da inmediata-mente al ingeniero una idea clara de la formación geológica, del método de explotación empleado, de sus cualidades y defectos, de las dificultades encontradas.

Un plano minucioso es útil y necesario. Todo ingeniero de minas recuerda vividamente los casos en que los planos bien he-chos han salvado vidas o han evitado accidentes tales como los que son consecuencia especialmente de barrenación a baños de agua o a trabajos antiguos.

Sentimos tener que decir que la teneduría de los planos es un punto que no siempre preocupa* la atención de los explotadores. Debe verse en ello no una mala intención ni incompetencia sino la rutina y la falta verdaderamente sensible de prescripciones legales.

Anteriormente mientras sólo se t ra taba de explotar una ex-tensión de pocas hectáreas un plano podría parecer inútil, pero ahora ya no es así.

En mucha minas pequeñas los planos faltan o están reducidos a pequeños esquemas mal acotados. Dejo al criterio del lector

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que se de cuenta de las dificultades que encontrarán los trabajos de salvataje, después de un derrumbe en la comunicación al exterior, la cual a veces, es única.

En las minas de importancia los planos existen, pero general-mente incompletos; las cotas relativas de puntos a un mismo nivel no son a menudo los bastante numerosas, salvo raras excepciones. Sólo en contadas ocasiones se emplea el sistema de cortes a intérvalos determinados.

Sin embargo la actual extensión de los campos en explotación, las numerosas fallas, la necesidad creciente de explotar campo con más fallas y más accidentados, hasta ahora dejados, son razones que bastan para justificar la existencia de buenos planos.

Hemos visto compañías cuyos planos no permitían reconstituir los cortes y otra cuyos planos no permitían aún situar los trabajos antiguos.

Vamos a citar un ejemplo: la legislación belga sobre los planos de minas, que ha servido de modelo a numerosos países.

En Bélgica, Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos no sólo son obligatorios los planos de trabajos subterráneos sino que deben" realizarse según reglas bien precisas: escala deter-minada, cotas relativas a un nivel de referencia indicado. Si el industrial mismo no levanta el plano, éste se hace a sus expensas por los ingenieros de Minas del Estado y sus topógrafos. Todas las anotaciones que lleva el plano y aquellas que no puede llevar, pero cuyo recuerdo tiene interés (naturaleza de los terrenos, es-pesor de los mantos, su composición), se inscriben en un libro especial llamado libro de avances que permite en caso de desa-parición de los planos, reconstituirlos.

Estos planos y registros deben ser completados mensual-mente. Una copia exacta en papel igual queda depositada en la Oficina de la Administración de Minas del Estado y se canjea anualmente para ponerlos al día con otra que retiene el explota-dor y que ha sido completada ya hasta el fin del año anterior.

En pocas palabras, el estudia del sub-suelo del país se consi-dera de necesidad nacional en la misma forma que el de la super-ficie geográfica; el propietario de minas que rehusara levantar los planos o impidiera su levantamiento por la administración de Minas del Estado sería considerado en la misma forma que el propietario de terrenos que impidiera el levantamiento de la carta topográfica de sus propiedades.

Creemos inútil insistir sobre la utilidad de tales prescripciones

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legislativas. Nos basta agregar que en los países que existen, han permitido levantar la carta general de las minas. Ellas han per-mitido a los ingenieros del Cuerpo de Minas, a los geólogos del Estado, a los profesores Universitarios y a los ingenieros civiles hacer estudios muy útiles y descubrir nuevos yacimientos. El descubrimiento del yacimiento del Norte de Bélgica que encierra 8,000.000,000 de toneladas de carbón se debió a tales estudios y a la comparación de los planos generales de las-minas del país con las de Alemania e Inglaterra.

No puede ser objeción la falta de personal: el levantamiento de planos de minas es un trabajo que todo ingeniero puede ejécutar y cuyo conocimiento puede inculcar a sus ayudantes, empleados,-aún a obreros. Un ingeniero ayudado por un mucha-cho puede dibujar los planos, cortes y registros de avances correspondientes a una producción de 2 a 300,000 toneladas anuales.

Hacemos vótos porque, en ausencia de prescripciones legales los propietarios de minas comprendan toda la importancia de los buenos planos; estos facilitan la tarea del ingeniero, permiten a los administradores y directores darse cuenta de,los trabajos, ,de comprender la variación de los costos, la necesidad de modi-ficaciones o de instalaciones nuevas.

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TERCERA PARTE

LA EXPLOTACION DE LAS MINAS DE CARBON

Los métodos de explotación deben adaptarse al yacimiento, garantizar la seguridad del t rabajo y obtener un costo de producción reducido. Una vez elegido un método, debe apli-carse con todo rigor. Recordaremos con este motivo las palabras de un ingeniero francés eminente, Haton de la Goupilliére, miembro del Instituto, autor de un t rabajo monumental sobre explotación de minas:

«Un método mediocre, pero seguido rigurosamente, presenta mayores ventajas que un método excelente en teoría pero mal aplicado».

CAPITULO VI

Descripción de los métodos de explotación usados en Chile

Toda explotación de importancia presenta siempre dos en-tradas por lo menos, piques o galerías, muy cercanas una de otra. Una sirve para la extracción de los productos, de entrada al aire fresco y para el movimiento del personal. La otra sirve especial-mente para la salida del aire viciado. A veces es necesario equipar la segunda salida para extracción y el movimiento del personal.

El método de extracción empleado en Chile deriva casi en forma genérica del método inglés llamado «long-wall».

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P e r f f / a f e / ferr-erjo

e / A

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Los croquis que acompañamos muestran algunos tipos de explotación, en sus características generales, esquematizados bajo el punto de vista intuitivo, especialmente para su empleo por personas no acostumbradas al arte de las minas.

La figura 5 representa una mina a cuerpo de cerro, que consta de dos chiflones y algunos frentes a cada lado. Hemos indicado hacia el Norte los frentes avanzando en dirección del rumbo; al S. avanzando en inclinación. Habríamos podido representar el frente avanzando en cualquier dirección.

En la sección N. el carbón arrancado de la partes achuradas se transporta por la meastras a nivel en vagonetas hasta el chiflón principal. En la sección S. el carbón cargado en vagonetas des-ciende por los tornos hasta la maestra principal, de donde por un motor cualquiera se le lleva a la superficie.

El sentido de la corriente de aire está indicado por flechas; se dirige por medio de las puertas que se indican.

Algunas veces los frentes que se ven separados en el croquis, se hallan reunidos en una sola línea ininterrumpida. Se obtiene así el long-wall clásico, deUcual hablaremos más adelante. Muy a menudo, aún en los mantos regulares, los frentes se encuen-tran separados por espacio de 3 a 15 metros. A veces hay inte-rrupciones en un sector, es decir, del conjunto de los frontones entre la meastra principal y la revuelta; no existe un frente continuo desde el nivel de entrada del aire hasta el nivel de sa-lida y, en consecuencia, los frentes no se comunican directa-mente.

La figura 6, representa una explotación submarina. La ex-tracción se hace por el pique, galerías, chiflones .A partir de los chiflones CH. los frentes de ataque achurados avanzan en todo sentido, a veces constituidos por el long-wall clásico, más ame-nudo por frentes separados, por un largo máximun de 15 metros. Las galerías principales de transporte se encuentran en el manto, cuyas cajas son las más resistentes. Los otros mantos se toman por socavones horizontales en estéril, por cortadas C indicadas en el croquis.

La circulación del aire se encuentra indicada por flechas. En una mina importante he tomado el esquema siguiente de

un trecho en explotación (fig. 7). El manto de una potencia total 1,20 metros, se explota por

una serie de labores de subida de 5 m. de ancho por 40 m. de alto, sin unión unas con otras. Se arranca los pilares de bajada.

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- 28 -

En fin, en el caso de un manto muy plano y de una potencia de 2 m. se emplea, en Máfil, el sistema indicado en la fig. 8 con cortadas sistemáticas para la ventilación. Este método se adapta perfectamente al yacimiento.

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Salvo este último caso, que es un método bien determinado por trazado y arranque de los pilares, las explicaciones anteriores dan a conocer que el método generalmente empleado en Chile es el long-wall, más o menos modificado según las circunstancias.

Organización del trabajo.—En el método long-wall, tal como se aplica en Chile, constituye una unidad de t rabajo de un frente de io a 15 m., representado en la fig. 9, que va en esta página.

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Una galería G. a menudo horizontal, a veces inclinada, con-duce al frente, el cual comunmente sigue la pendiente del manto y rara vez es horizontal.

La galería^ corre en los terrenos encajadores del manto, es decir, que hay obligación de hacer el rebaje del techo o del muro, a menudo de los dos. El avance de la galería se hace a diario en tal forma de permitir a los carros C. llegar lo más cerca posible del frente, 2 a 3 metros. Es ta distancia aumenta con el arranque durante las 8 a 16 horas que dura este.

Generalmente se emplean dos obreros en el arranque en una sección de 10 15 metros. Raras veces tres.

Uno de los obreros se coloca en A. el otro en B. Al principiar una jornada escavan en el manto un hoyo de 1 m. a 1,50 mts. de profundidad, enseguida, partiendo de este hoyo, uno subiendo, el otro descendiendo, arrancan el carbón.

Deben a continuación palearlo para echarlo a los carros C. Teniendo en cuenta que el obrero colocado en B debe palear dos veces antes de cargar el carbón en los carros, a veces para dismi-nuir la dificultad del t rabajo la galería de acceso se corre disi-métricamente en su relación con el frente.

Los barreteros reciben comunmente explosivos a razón de 50 a 250 gramos por día y dos a cinco fulminantes. Estos mate-riales se entregan a un precio muy inferior al de venta; también muy a menudo, los obreros hacen sus tiros en el manto mismo para cavar el hoyo sin cortar previamente ninguna cara lateral causando así el destrozamiento del carbón.

El t rabajo se hace en tres turnos, p. ej., de 7 a 15, de 15 a 23 y de 23 a 7 íi. Otras veces no existen sino los dos primeros turnos.

Suponiendo que existan los tres turnos, que es el caso más general, los dos primeros son los turnos de arranque y extracción del carbón, el último es el turno destinado ál corte de las galerías y al relleno; con las piedras que provienen del avance en las ga-lerías, los obreros levantan muros de sostenimiento a lo largo de las galerías y arrojan las piedras sobrantes en los espacios dejados vacíos por el arranque del carbón. A menudo, la dificul-tad, de palear las piedras en exceso obliga a los obreros a cargarlas en carros para transportarlas a la superficie. Se reemplaza en estos casos las piedras—tosca—atrás del frente por castillos de madera levantados por los obreros del tercer turno, los cuales completan el sostenimiento délas galerías enmaderándolas.

Para prevenir los derrumbes durante los trabajos de arranque,

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existen obreros enmaderadores especiales que circulan en los frentes colocando puntales de madera. Esta práctica es bastante curiosa;'en Europa los trabajadores de mantos delgados, sólo muy raras veces toleran trabajar en sitios que no hayan sido enmaderados por ellos mismos. La práctica chilena es honrosa para el barretero que significa una gran confianza en sus cama-radas enmaderadores; pero puede causar un aumento en el número de accidentes; un obrero enmadera mejor cuando él mismo es el expuesto a los derrumbes.

El pago de los barreteros se hace por carro de carbón; el carro representa 360 a 500 kgs. Su precio varía según las circunstan-cias de 1 a 3 pesos. A veces, especialmente en Lota, se tiene una escala de precios, el obrero recibe una prima por cada carro que arranque sobre un cierto límite.

Los obreros encargados del transporte de los carros en las ga-lerías están a jornal. También son jornaleros los muchachos y todos los obreros que pertenecen al servicio general.

Se paga a los obreros encargados del avance de las galerías, por la construcción o el levantamiento de los muros de tosca a lo largo de éstas y su enmaderación, por contratos, cuya base varía según la mina y las condiciones técnicas; sirven de base el avance en metros, el cubo de carbón y de piedras y el número de maderos colocados, y a menudo estos tres elementos reunidos. General-mente el precio unitario varía entre 10 a 20 pesos el metro y de 0,50 a 2 pesos el marco de madera.

Con estas bases los barreteros ganan de 7 a 14 pesos diarios, los carreros o los obreros del servicio general 6 a 14 pesos, los cortadores de galerías 10 a 18 pesos, deduciendo el consumo de explosivos.

El salario medio, comprendiendo los aprendices, varía entre 7 y 9 pesos diarios.

Los diferentes frentes de una misma sección están unidos entre ellos por revueltas para el paso del aire. Estas comunicaciones constituyen puntos débiles, pues el techo descansa en un lado sobre el carbón que se desmenuza poco a poco y en el otro sobre los muros de tosca o sobre los castillos de madera expuestos a hundirse. No son siempre de un tráfico fácil. En el long-wall clá-sico, que describiremos más adelante, se suprimen todas estas comunicaciones y se establece un frente único, lo más largo po-sible. Este sistema se ha puesto en práctica en algunas minas de Lota y de Coronel, pero se puede decir que es una excepción.

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El sistema de explotación que hemos descrito se emplea en Chile en mantos de toda potencia desde 0,70 hasta i,6o m.

Rendimientos máximos y rendimientos medios obtenidos.— Nuestros estudios nos ' han permitido establecer que el rendi-miento máximo por barretero alcanzado en las minas chilenas empleando el método que acabamos de describir, es:

Manto de 1,60 de potencia 4,000 a 5,500 Kg. . » » 1,00 » » 3,000 a 4,000 » » » 0,80 » » 2,500 a 3,200 » » » 0,70 » » 2,000 a 2,800 »

La estadística minera da como rendimiento medio del barre-tero por día durante el año 1922: 2,850 Kg.

Descripción somera del long-wall clásico.- Ya hemos explicado que el método empleado generalmente en Chile es un método por «long-wall». Este método, originario de Inglaterra, se ha aplicado en aquel país con gran éxito, pero las más de las veces suprimiendo los intervalos que existen entre los diferentes frentes y realizando con el conjunto de éstos un frente único de un largo total de muchos centenares de metros, a veces 1 km. o más.

En estos casos, el frente se presenta bajo la forma de una inmensa línea, ya sea inclinada o en el sentido del rumbo, o formando un extenso arco alrededor d e ' u n punto central de acceso. En todo curso de explotación de minas se muestran cro-quis de tales trabajos. Las faenas así dispuestas se prestan para una buena ventilación, para el empleó de circadoras en el arran-que y para empleo de métodos mecánicos de transporte. Casi siempre, carros normales o especiales llegan hasta los frentes, evitándose un paleo repetido del carbón. Una de las caracterís-ticas principales del long-wall es la de la utilización total de la tosca: en su esencia, el long-wall es un método de relleno incom-pleto, pero toda la tosca queda en el interior de la mina. La su-presión de ángulos evita la formación de menudos, se puede llegar al frente de cualquier punto, sin que sea necesario retro-ceder en las galerías.

Un long-wall semejante al descrito ha dado sus mejores resul-tados en los mantos-medianos de 1,25 a 2,50 m. donde puede no existir bastante estéril para rellenar todos los espacios vacíos y donde la potencia del manto permite hacer llegar los carros hasta muy cerca del barretero.

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Examen crítico del método empleado en Chile —Salvo algunas excepciones, muy pocos frentes ofrecen el aspecto característico del long-wall que acabamos de describir: un gran frente ininte-rrumpido, provisto de máquinas, a donde llegan los carros en el frente mismo* La mayoría de los frentes, sobre todo en los man-tos de menos de 1,25 m. de espesor, están formados por una serie de faenas sueltas, casi independientes una de la otra, separadas por revueltas pequeñas poco cuidadas y donde las. ventajas ante-riormente indicadas para-el long-wall clásico han desaparecido. El largo reducido de estos frentes hace difícil el empleo de má-quinas, engorroso el paleo, y la circulación del aire se alarga y ofrece resistencias.

Las razones a las cuales debe atribuirse esta degeneración del long-wall son las siguientes:

i . ° El long-wall constituye esencialmente un método de relleno incompleto aplicable principalmente a mantos de 1,25 a 2,50 m. de espesor. Citaremos la obra clásica y enciclopédica de Haton de la Goupilliére, que no recomienda la aplicación del long-wall sino para mantos de espesor mediano y que, para los mantos de menos de 1,25 m. sólo recomienda los .métodos de los grandes frentes («grandes tailles»), inclinados, horizontales o diagonales,

2.0 El gran número de fallas que impide constituir frentes de más de 200 m.

3.0 El método del long-wall exige una disciplina perfecta del personal que no se ha conseguido en las minas chilenas, a pesar del celo y de los esfuerzos de los ingenieros y sus ayudantes. El obrero de las minas de carbón goza en Chile de una libertad de trabajo demasiado grande cuyos nefastos efectos se acrecientan con la falta de instrucción profesional; se ausenta de las faenas con mucha facilidad, se permite, con el pretexto que t rabaja a tarea, reposar durante las horas de trabajo, comprometiendo el avance regular de las faenas; no está acostumbrado a la coope-ración que exige un long-wall intenso.

En todo caso, la degeneración del long-wall en los mantos del-gados demuestra que éste método no se presta ni a los mantos ni a los hábitos irregulares del personal. Talvez será posible, con grandes esfuerzos, disciplinar el personal y realizar long-walls clásicos, aún en los mantos delgados. Nuestra opinión personal, es que en los mantos de menos de 1,25 m., habría conveniencia en introducir el método de frentes largos (longue tailles), des-

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crito en todos los cursos de explotación de minas y aplicado en forma genérica en Francia, Bélgica, Alemania y Rusia, donde da resultados que indicaremos más adelante. El paso de un mé-todo al otro puede hacerse progresivamente, sin molestar las costumbres del personal. En caso de cambiarlo, constituirá la mayor dificultad, la adopción de salarios equitativos, pues, se tendrá un aumento del rendimiento.

Rendimientos obtenidos por el método de largos frentes (lon-gues tailles) en Europa.—En- los mantos delgados el rendimiento del obrero aumenta con el espesor útil del manto. Este hecho se ha establecido por medio de numerosas experiencias hechas sin prevenir a los obreros.

Hemos tomado los resultados que citamos a continuación de la obra clásica de M. Denoel, Ingeniero Jefe del Cuerpo de Ingenieros de' Minas de Bélgica, Profesor de Explotación de Minas de la Universidad de Lieja: «Medios de Explotación y rendimiento del obrero en las hulleras belgas, 1909». Estos re-sultados se han obtenido con 9 h. de trabajo efectivo.

Si se traduce estos resultados por un diagrama, se obtiene una línea que sube regular y casi asiri-tóticamente.

Estos rendimientos medios ob-tenidos con el método de frentes largos (longues tailles) son nefa-mente superiores, después de hacer la reducción proporcional a las 8 h. de trabajo, a los rendimien-tos anteriormente citados que co-rresponden al método de long-wall aplicado en las minas de Chile.

Si ahora, se compara los ren-dimientos medios de las minas chilenas en 1922 con el método de long-wall, con el rendimiento que se obtuvo en Bélgica durante el año- 1922 con el método de frentes largos (longues tailles), po-

demos establecer el cuadro siguiente:

Espesor útil

Rendimiento me-dio por barrete-ro v por día en

Kgs.

0 , 3 0 1 , 4 5 0

0 , 3 4 1,800 0,40 2,050

0 , 4 4 2,300 0,48 2,300

0,51 2,400

o,55 2,400

o,59 2,700 0,63 3 , 3 0 0

0,66 3,600 0,72 3>9°° 0,80 4,100 0,88 4,200 0,98 5,000 1,14 5,8oo 1,29 6,800

4 . — E S T U D I O .

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Chile Bélgica

Espesor en los mantos Espesor medio útil Naturaleza del carbón Naturaleza del terreno Condiciones de explotación

Método de explotación Número de horas de trabajo

0,70 a 160, m. 1,10

blando bueno pequeña profun-

didad, 250 m. Grisú poco abun-

dante Empleo general

de explosivos en el arranque

Long-wall 8 h. efectivas

0,38 a 1,25 m. 0,70

duro mediocre gran profundi-

dad, 700 m. Grisú muy abun-

dante Empleo muy li-

mitado de ex-plosivos en el arranque

Frentes largos 8 h contando en-

trada y salida

Rendimiento diario del trabajador en Kg.

Chile Bélgica

i .° Por barretero • 2,850 3.344 2.0 Por obrero subterráneo 553 681 3.0 Por obrero total 370 455

Número de días trabajados en el año. . 224 días 295 días Rendimiento anual, toneladas: - i.° Por barretero 636 ton. 986 ton.

2.0 Por obrero subterráneo 124 » 201 » 3.0 Por obrero total 83 » 134 »

Se debe hacer presente que, en 1922, las huelgas y las de-tenciones voluntarias de los trabajos por parte de los propietarios, paralizaron el trabajo en ciertas minas y redujeron el número de días de trabajo a 224 en término medio, mientras que en cier-tas faenas mineras ha subido en 1923 y 1924 a alrededor de 263

El cuadro anterior no debe, pues, considerarse sino como una comparación de lo ocurrido en 1922 y no como un criterio de las posibilidades en Chile. En especial, no se debe deducir ninguna conclusión sobre el valor personal del obrero chileno.

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~ 3 5 ~

CAPITULO VII

Sostenimiento (fortificación)

Las calidades de solidez de los terrenos en la mayoría de las minas, y las profundidades pequeñas a que se ha llegado justifican la poca enmaderación. Muchas galerías en tosca y aún en los mantos mismos pueden no llevar revestimiento alguno. E n los frentes la enmaderación está formada por simples palos colocados entre techo y piso, raras veces con marcos de madera análogos a los empleados en las galerías. Sólo por excepción puede que el número de maderos de sostenimiento o por metro corrido o por metro cuadrado lo imponga la dirección.

La protección contra los derrumbes se consigue detrás de los frentes por medio de castillos de madera hechos de troncos.

Las maderas que se emplean generalmente son de muy buena calidad: la que se emplea más frecuente y la mejor apreciada es el eucalipto, muy estimada por su calidad de resistencia y su duración. En cuanto al pino del país su calidad es más bien in-ferior y se quiebra bruscamente.

El precio de las maderas varía entre límites muy extensos según las regiones; el puntal de 15 a 20 cm. de diámetro y 2 m. de largo vale de 1.20 a 2.00 pesos: minas determinadas que explo-tan las maderas en sus propiedades mismas pueden llegar a pro-ducir estos troncos a $ 0.60 m /c.

El costo de la madera empleada por tonelada de carbón pro-ducido, varía de $ 1.20 a $ 3.00, el promedio es de f 2.00.

El acero rara vez se emplea como medio de fortificación. No hemos visto sino un ejemplo sistemático de su uso en los grandes chiflones de las minas Schwager y Coronel, en forma de cabe-zales hechos con vigas de acero descansando sobre muros de albañilería con mezcla de cemento. Este sistema da buenos re-sultados.

Las pircas dan excelente resultado y los buenos obreros chi-lenos son muy diestros en la confección de muros de sosteni-miento de esta naturaleza.

En la mina de Lirquén se ha usado un hormigón débil de cemento para revestir un chiflón de revuelta que se derrumbaba incesantemente. La galería de una sección útil de 1,50 a 1,60 m está revestida por una capa de 20 cm. de espesor, constituida

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por una mezcla de una parte de cemento, tres de arena y cinco de cenizas de caldera que se coloca en moldes de madera, tanto en el techo, como en las paredes laterales. Hasta el presente, no obstante íá pobreza de la mezcla, el resultado es satisfactorio. No he constatado ninguna aplicación de cement-gun, el cual ha dado excelente resultado en Europa y Estados Unidos de N. A. Probablemente por causa del alto precio del cemento.

En general, se puede decir, que la fortificación en las minas chi-lenas responde a su destirio.

CAPITULO VIII

El corte de galerías

Este t rabajo se hace casi siempre con ayuda de explosivos y éstos son entregados a un precio inferior al costo por los empre-sarios; de manera, que casi en general la perforación de los tiros en las minas se hace a mano o con pequeñas perforadoras a mano. La perforación mecánica es casi desconocida a pesar de estar dotadas ciertas minas de compresores y cañerías (para el aire) subterráneas. Estimo que en la mayoría de los casos sería de interés utilizar los martillos de aire comprimido; con esto no se obtendría una economía notable de dinero, pero sí una economía de tiempo y de personal, que quedaría disponible para los otros trabajos.

Las vías principales en las minas están labradas con una sec-ción suficiente para el servicio y la ventilación, pero muchas vías de revuelta en la cercanía inmediata a los frentes son de sección insuficiente y mal mantenidas. Además el t rabajo de peinado de las galerías, es decir, el arranque de las piedras sobresalientes y que constituyen ángulos vivos está en general descuidado. A menudo también no se tiene previsto el espacio necesario para la colocación de la piedras provenientes del rebaje de las vías de aire de suerte que en varias partes éstas están obstruidas por escombros.

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CAPITULO I X

El relleno

He señalado ya, que el método empleado no se presta a la confección de un relleno completo y que en los mantos más del-gados había necesidad de subir las piedras hasta la superficie. La cantidad que se extrae alcanza a veces a una tonelada por tonelada de carbón. Es ta es una de las razones porque aconseja-mos el empleo de un método con relleno completo que dismi-nuiría el consumo dé la madera.

En la mayor parte de las minas la descarga de las piedras en la superficie es facilitada por la configuración del terreno que hace inútil toda instalación de elevación.

A menudo la tosca es arrojada al mar. Las instalaciones de vaciadura por lo general, son rudimentarias y dan lugar al con-sumo exagerado de mano de obra, mano de obra que se podría utilizar mejor si se emplearán más sistemáticamente los carreros y volteadores automáticos.

CAPITULO X

El transporte y la extracción del producto

El transporte dentro de las vías principales y en los piques.— De una manera general, se puede decir que el transporte del car-bón en las galerías principales y los piques está bien organizado. Las instalaciones para piques que existen están bien provistas de máquinas que permiten realizar velocidades de 10 m. por segundo. Estas instalaciones son análogas en menor escala a las de los viejos países mineros, entre los mejores concebidos, nota-mos: los piques Alberto y Carlos de la Compañía Minera e In-dustrial, de Lota, el pique Anita de la Compañía Industr ial de Lebu. Este último está equipado con cajones guiados de extrac-ción (Skips) de una capacidad de 2,300 Kg. Descontando esta última instalación hecha recientemente, es de sentir que las instalaciones de piques no se hayan previsto para un aumento

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suficiente de la producción. Se puede hacer también la crítica de detalle relativa a la ausencia de medidas de protección en los alrededores de los piques, en los enganches y las malas cerraduras de la jaulas durante el translado del personal. ' En las galerías principales y los chiflones el modo de extracción

más empleado es el cable arrastrado o flotante sin fin, algunas veces el cabo cola. Mencionaremos de una manera muy especial la muy hermosa instalación de transporte subterráneo, por loco-motoras eléctricas desde el pique grande Carlos, que se puede señalar como modelo.

La mayor parte de las sociedades no tienen el costo detallado del transporte subterráneo por tonelada-kilómetro, o cuando lo poseen lo consideran como secreto. Para apreciar los transportes subterráneos recurriremos a los estudios hechos en minas aná-logas que existen en Europa y publicados después de diligentes investigaciones practicadas por los ingenieros de minas del Es-tado. Es de desear que se hagan y publiquen estudios análogos en Chile. Se comprende por estos estudios que en muchos casos, el transporte por locomotoras eléctricas tal como está organizado en el pique Carlos, presentaría enormes ventajas sobre el arrastre por cable sobre todo que, en ciertos casos, se trata de transportes que representan menos de 250 toneladas-kilómetro por turno.

El estudio del transporte subterráneo en la minas de Westfalia, dan en efecto como precio de costo comparativo, antes de la guerra, los siguientes:

Transporte por cable arrastrados o 'flotantes. 7 a 16- céntimos por tonelada-kilómetro para un efecto útil

diario de ^ 0 0 toneladas-kilómetro. g a 20 céntimos por tonelada-kilómetro para un efecto útil

diario de 450 a 700 toneladas-kilómetro. 14 a 22 céntimos por tonelada-kilómetro para un efecto útil

diario de 250 a 450 toneladas-kilómetro. 23 a 31 céntimos por tonelada-kilómetro para un efecto útil

diario de menos de 250 toneladas-kilómetro. Transporte por locomotoras eléctricas. El costo de transporte, sin comprender el consumo de electri-

cidad, subía a 10 céntimos por tonelada-kilómetro, aún para efec-tos útiles diarios menores de 250 toneladas-kilómetro; el pro-medio del consumo de electricidad era de 200 watt horas, como lo prueba el cuadro siguiente tomado de M. Denoel:

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Hullera

Monopol Kolner Bergwer-

ks-Verein Minister-Achen-

bach

Condición de t ranspor te

3 locomotoras

i locomotora

4 locomotoras

Efecto úti l p o i locomotora

98 t. km.

170 t. km.

291 t. km.

Consumo de elec-tricidad por

ton-km.

197 watt-h.

182 watt-h.

205 watt-h.

Llamamos la atención respecto a que el transporte por cable arrastrado o flotante está considerado como teniendo un costo menor de instalación, pero exige una obra de mano más nume-rosa que cualquier otro medio mecánico. El agenda Dunod, da como proporción del número de obreros ocupados, 6 a 11, pero esta proporción depende de la importancia de las instalaciones.

Transporte en los frentes y en las vías contiguas a los frentes. —Como vías contiguas a los frentes consideramos aquellas que el material transportado tiene que recorrer antes de pasar al transporte en común por cable o locomotora.

El transporte de los productos en los frentes y en las vías con-tiguas a los frentes se basa únicamente en la obra de mano.

No hay un solo ejemplo del empleo de animales y no hemos visto en actividad ni una sola instalación mecánica en los frente o sus proximidades.

Estas solas contestaciones bastan para demostrar cuan poca importancia se da a la economía de la obra de mano. En los fren-tes mismos el transporte se hace a pala; aunque la extensión del frente sea reducida, el barretero debe efectuar dos paleos para cargar el carbón arrancado y muy amenudo se necesita tres pateaduras. En los pocos grandes frentes que hemos visto el procedimiento del paleo también es el único que se emplea; se justifica por la existencia de galerías intermedias distantes una de la otra en 14 m. y se deduce que el paleo será a menudo de 5 a 6 metros. Las planchas de palastro y las canaletas fijas son desconocidas.

La ausencia de medio de transporte mecánico en los frentes talvez es el más grave reproche que se puede hacer al método de trabajo empleado en las minas chilenas; el tiempo ocupado por los barreteros para palear el carbón y cargarlo en las vago-netas está perdido en la producción y ocasiona una merma del rendimiento de estos obreros. Los barreteros deben considerarse como especialistas difíciles de reclutar y de formar, siendo conve-

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niente aprovechar sus capacidades especiales durante el má-ximum de tiempo. El trabajo accesorio del paleo es un trabajo del obrero gañán sin oficio determinado. Por lo demás, puede ser" a menudo reducido.

El reemplazo de la obra de mano por los medios mecánicos para el transporte interior en los frentes, ha sido estudiado a fondo en Europa desde el punto de vista económico, de dinero y de obra de mano. A pesar de la diversidad de las condiciones de trabajo, estos estudios han dado resultados concordantes en Bélgica, Francia y Alemania, resultados que antes de exponer en detalle los resumiremos como sigue:

En todas partes donde la inclinación del manto no alcanza la pendiente de deslizamiento espontáneo y donde el manto se presta a la ejecución de grandes frentes (estas dos condiciones son realizadas en Chile), es ventajoso usarlas canaletas oscilantes para el transporte en el frente y carguíos de vagonetas. Este mé-todo dé transporte es económico, evita el destrozamiento del car-bón y reduce el trabajo de carguío por el barretero a un solo movimiento de pala.

Un estudio muy completo de este medio de transporte fué hecho por el profesor M. Denoel, por orden del Gobierno Belga, teniendo en vista indicar a los explotadores la manera de mitigar los efectos de la disminución de las horas de trabajo cuando se aplicó la ley de las 8 horas. De este estudio hecho en los lugares mismos, extractaremos los ejemplos de aplicación siguientes: han sido elegidos entre aquellos cuyas condiciones naturales son análogas y a veces idénticas a las de los mantos chilenos.

Hulleras de Marcinelle-Nord (Bélgica).— Los canales osci-lantes funcionan en un manto de 5 a 10o de inclinación. Los frentes no tienen más que 20 m. de largo, porque el manto está sujeto a desprendimientos instantáneos de grisú. Los terrenos son mediocres y exigen un enmaderado sólido. El empleo de canaletas oscilantes se realiza en una docena de frentes a entera satisfacción. Se estima que el sobre rendimiento de los obreros compensa con creces el costo de instalación y de aire comprimido. Las condiciones más favorables son: una inclinación de 15o y un grueso de 90 cm. Anotaremos que éstas son las condiciones natu-rales en muchas de las minas chilenas.

La-ventaja principal ha sido reducir al mínimo, el número de barreteros, quienes deben ocuparse en el transporte en el frente y

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en el carguío del carbón en caso de faltar los operarios jóvenes para este trabajo.

Hulleras de Rheinpreussen [Alemania).—En el pique N.°-2, casi la mitad de la producción y en los piques N.° 4 y 5 más o menos, la tercera parte de la producción es llevada a las vías de transporte por las canaletas oscilantes. El yacimiento está formado de tramos con una inclinación de o a 18o de un grueso de 0,60 a 1,20 m. Se explota por frentes de avance rellenados, antes de la introducción de las canaletas oscilantes los frentes tenían 8 a 10 metros, con las canaletas se les da un desarrollo hasta de 100 metros. El trabajo es organizado en tres turnos: los 2 primeros hacen el arranque, el tercero desplaza las canaletas oscilantes, hace el relleno y el enmaderado y prepara también el arranque para el turno siguiente.

Los resultados controlados por M. Denoel son los siguientes: Tres frentes de 100 m., inclinados 8.°, grueso 0,80 m. techo

sólido necesitando un madero por metro, hay poco grisú. En cada frente se ocupan 25 barreteros y 5 ayudantes, en el

primer turno, en el 2.0 20 a 22 y 5 ayudantes y 28 operarios di-versos, en el tercero, para el desplazamiento de la canaletas oscilantes y para cortar las vías. Se realiza un avance total por día de 2,40 m. y una producción de 277 toneladas por frente. El rendimiento del obrero en el manto es de 5,900 kg. por turno.

El aumento del rendimiento ha sido de 33% y la disminución del costo total de gastos ha sido de 25%; numerosos gastos de conservación y de accidentes han sido evitados.

Hulleras de L'Esparpelle (Francia).—Las experiencias hechas con las canaletas oscilantes movidas a mano han dado lugar a las conclusiones siguientes: i .° El tiempo necesario para rellenar un carro de 475 kg. es de 1 a 5 minutos, cuando la pendiente varía entre 25 a 15o; 2.0 Las oscilaciones de la canaleta no son de naturaleza que vayan a comprometer la solidez del enmade-rado, ni la resistencia del terreno; 3.0 La economía en la obra de mano sobre los demás sistemas de transbordo en los frentes es de 30 a 60%.

Estos ejemplos demuestran que en los mantos chilenos regu-lares y de potencia de 0,70 a 1,60 m., sobre todo en los más pe-queños, las canaletas oscilantes darían una seria economía y un aumento del rendimiento. Vistos los elevacjos precios del mate-rial, es posible que la economía no fuera de tanta importancia como está indicado más arriba, pero habría aumento sensible

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en el rendimiento del obrero. Esta sería a nuestro juicio una razón suficiente para justificar sus uso.

El material de transporte.—Las vías y el material de transporte son en general buenos y bien adaptados a las condiciones de trabajo. Señalaremos .sin embargo, la tendencia general de adoptar rieles demasiados débiles. Es preciso ver en ello una consecuencia de la lentitud de los transportes por cables. Esta práctica presenta sus inconvenientes porque ocasiona desrie-lamientos frecuentes: en el caso de un descenso por el chiflón principal de una mina importante, recordamos haberse desrielado dos veces el carro por efecto del mal estado de la vía, debido a los rieles demasiado débiles.

Los carros de mina se hacen generalmente de madera; sus ruedas son solidarias de sus ejes y los descansos son formados por cojinetes de fierro colado fijados sobre los largueros de los carros. Un estribo movible fijado por pernos o encajados en las muescas de los descansos sirve de cojinete inferior. Este sistema a pesar de lo rudimentario que es da buenos resultados; pero la imposibilidad de asegurar y mantener el paralelismo de los ejes conduce a frecuentes desrielamientos. Para evitar ésto y reducir el esfuerzo de tracción se hará bien en adoptar en adelante los medios de rodadura más perfeccionados. Algunas minas pequeñas ya usan ejes con muñones, con buenos resultados.

El bajo precio de la madera comparado al del acero es la causa de la boga persistente de los carros de madera. Esto hace las reparaciones más frecuentes, pero ellas son más fáciles y baratas. El carro mismo es mucho menos caro. Mencionaremos con res-pecto a las reparaciones de los carros de madera, un método interesante aplicado por una gran sociedad.

Toda reparación, cualquiera que sea está hecha a trato según una tarifa que prevé todos los casos. Este sistema ha dado una economía respetable sobre los trabajos a jornal.

A pesar de las ventajas del carro de madera, pensamos que sería más ventajoso emplear cada vez más el carro de acero que ha dado el mejor resultado en todas las minas chilenas donde se ha ensayado.

En la superficie de las minas y en sus dependencias, así como en los puertos de embarque, el transporte es efectuado por medios modernos, con buen, material y carros de gran capacidad.

Hemos notado el uso frecuente de volcadores a mano. Será conveniente generalizar los volcadores automáticos que evitan

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un consumo de fuerza motriz y una complicación de las instala-ciones.

Medidas de seguridad durante el transporte.—De una manera general hemos constatado la ausencia absoluta de las medidas de seguridad en el interior de las minas durante las operaciones de transporte y de estracción. Particularmente las precautiones en uso en las minas europeas durante el translado en los planos inclinados son casi enteramente desconocidas.

Es verdad que en numerosos casos hemos constatado que los obreros desechan sistemáticamente—las máquinas de seguridad puestas a su disposición. Estas son negligencias graves porque no sólo comprometen la seguridad de ellos mismos, sino la de los otros miembros del personal. Estimamos que una vigilancia más activa y sanciones penales contra aquellos que por sus im-. prudencias han causado accidentes, darían como resultado el hacer desaparecer tales imprudencias. Huelga decir que el esta-blecimiento de la responsabilidad debería, como pasa en Europa y Estados Unidos, estar a cargo de los ingenieros de minas del Estado, encargados de la encuesta correpondiente.

CAPITULO XI

El desagüe

Por razones geológicas que hemos expuesto más arriba las infiltraciones de agua en las minas submarinas no son más importantes que en las otras, aún en aquellas en que los planes están a una distancia de la costa de 2,500 mts. Las infiltraciones de agua salada son excepciones. Al principio de la explotación a veces se ha trabajado por debajo de macizos de protección de 50 mts. solamente en trazados sin sacar los pilares. Actualmente los macizos de protección son más importantes, porque a medida del alejamiento del laboreo de la costa, la distancia entre el techo del manto superior y el fondo del mar aumenta hasta alcanzar 300 a 400 m. a una distancia de 2,500 m. de la costa. Por eso la mayor parte de las filtraciones de agua importantes provienen sobre todo de antiguos laboreos hechos en este manto.

He aquí el cuadro aproximado de las cantidades de agua por agotar en las minas principales en metros cúbicos por hora;

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Lota Pique Alberto id Carlos

Chiflón » Coronel Schwager Lirquén

40 metros cúbicos

Penco.

30 75 30

•25

.10

•75 •25

» » »

» en invierno » en verano »en invierno » en verano

Estos desagües son comparables a los que se practican en las minas extranjeras de la misma importancia.

Las bombas empleadas para el desagüe son de sistemas muy diversos: bombas de émbolo o centrífugas movidas por vapor, aire comprimido, motor eléctrico o por cables teledinámicos y de un poder de 5 a 75 H P . El mismo principio de la explotación des-cendente no es compatible con la concentración del servicio de desagüe que existe en las minas extranjeras. No es raro ver minas de mediana importancia obligadas a tener en marcha 5 a 6 bom-bas a diversos niveles.

Hemos constatado en general que los diversos resumideros de agua son de capacidad reducida, lo_que en ciertas minas con-duce a extraer aguas cenagosas, con gran daño para las bombas.

CAPITULO X I I

La ventilación

Una buena ventilación es un factor esencial de la seguridad, baja.la temperatura de los trabajos subterráneos y además aumen-ta también indirectamente el rendimiento.

Los gases nocivos o inertes que se encuentran en las minas chilenas son, el óxido de carbono (CO), anhídrido sulfuroso (S02), el hidrógeno sulfurado (H2S), el ácido carbónico (C02) y el grisú (CH4).

Los primeros no han sido constatados sino en caso de incendios subterráneos, como el resultado de la combustión del carbón y de la pirita.

Los dos siguientes han sido a menudo encontrados en la vecin-dad o en el encuentro de viejos trabajos, los cuales aparecen repletos de gases;

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El grisú como lo hemos dicho más arriba es raro en el manto superior, pero abunda en los inferiores, sobre todo debajo del mar. Hemos constatado desprendimientos abundantes pero regulares en los mantos Alta y Chica de Lota, N.° 3 y 5 de Coro-nel, Alta y Chica de Lebu. En ciertos sectores donde la ventila-ción es poco activa hemos encontrado más de 2% de grisú en las corrientes de aire. Esta proporción que no constituye un peligro en sí mismo, es índice de un porcentaje más alto y peligroso en ciertos parajes.

Hemos medido la ventilación de las principales minas y hemos consignado el resultado en el cuadro siguiente, indicando todas las características esenciales de la ventilación. Para evitar la crítica individual hemos numerado las minas:

Nú- No. d e l t r . No. de Producción Orificio Número de l t r . meros de aire obreros del por día equiva- por segundo y

GRISU de por turno más en lente mt por GRISU minas segundo numeroso toneladas cuadrado obrero tonel .

I 6,500 240 280 27 23 No h a y gr. 2 51,500 1,000 1,350 1,78 • 52 38 Grisú 3 37,800 350 700 1,31 108 54 id. . 4 27,800 500 900 1,06 56 3i id. 5 26,000 350 700 1,05 74 37 id. 6 21,100 400 500 0,85 52 42 Un poco 7 25,000 600 600 1,76 42 42 id. 8 4,500 60 150 75 30 Grisú 9 2,400 80 150 30 16 No hay gr.

10 8.. 200 50 120 164 68 id. Total i medios 210,8oq 3,630 5,450 58 39

Nota importante.—Los volúmenes de aire han sido medidos en la revuelta o en caso de imposibilidad en la entrada general de aire. El volumen anotado comprende, pues, las pérdidas en los sectores o faenas por los escapes por las puertas o los corta-cir-cuitos a través de los rellenos.

Para apreciar las cifras anteriores especialmente los promedios de 58 litros por segundo y por obrero y de 39 lt. por segundo y

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por tonelada extraída, damos en seguida las cifras análogas para las minas inglesas y belgas:

Inglaterra: por obrero 101 a 332 lt. medio 186 por ton. 31 a 202 lt. id 98

Bélgica: por obrero 37 a 155 lt. id 89 por ton. 82 a 160 lt. id 89

En Bélgica, los ingenieros del Cuerpo de Minas encargados de vigilar la ventilación, generalmente, admiten que ésta es sufi-ciente en las minas con grisú cuando la temperatura no es supe-rior a 25o C. y los volúmenes de aire medidos en la revuelta de cada faena a proximidad de los frentes son:

30 a 50 lt. por segundo y por obrero. 30 a 40 lt. por segundo y por tonelada.

En el caso de derogación de los reglamentos, por ejemplo, para hacer uso de explosivos en los mantos con grisú la Administración de Minas impuso en Bélgica 50 a 75 lt. por segundo y por obrero, en Francia 50 a 100 lt. por seg. y por ton. entendiéndose que estos volúmenes son medidos en la proximidad inmediata de los frentes.

Tales cifras y comparaciones muestran que la ventilación debe llamar seriamente la atención de las compañías, sobre todo en vista de la necesidad de ir a buscar carbón más y más lejos de las entradas de aire, a profundidades más y más grandes y dentro de yacimientos con más grisú. Todos los accidentes debi-dos al grisú resultan de una ventilación insuficiente.

Las mejoras que se pueden hacer en la ventilación deben efec-tuarse sobre todo en las secciones de las vías de revuelta del aire, en los mjsmos conjuntos de frente y sobre la impermeabilidad de los rellenos. En general, las revueltas principales del aire son de gran sección porque las compañías han comprendido la im-portancia de estas vías de ventilación y de salvación.

Los ventiladores de las grandes minas son generalmente de tipo perfeccionado y son lo más a menudo movidos eléctrica-mente.

Las pequeñas, por lo general, conservan la ventilación natural, es' decir, sin ventiladores.

No hemos constatado la existencia de planos especiales de

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- 47 -

ventilación indicando los volúmenes que pasan en todas las derivaciones de la corriente recorrida por el aire de la mina, con la indicación de las pérdidas de volúmenes o de depresión. Estos planos, sin embargo, serían de una utilidad incontestable.

CAPITULO X I I I

El alumbrado

Vista la presencia del grisú en cantidades varias veces peli-grosas, en la mayor parte de las importantes minas se han intro-ducido lámparas de seguridad tipo Wolí con mecha de cinta y acei-te. Ciertas compañías han adoptado la cerradura de seguridad impidiendo al obrero abrir su lámpara en los trabajos; se han instalado los puntos para encender las lámparas. Es de desear ver generalizada la cerradura de seguridad impuesta por los re-glamentos de la mayoría de los países mineros, pues, por el mismo interés del obrero se le impide abrir su lámpara, siendo preciso prevenir siempre las posibles imprudencias.

Ciertas minas han aplicado el alumbrado eléctrico por medio de lámparas fijas de una manera intensiva; esta excelente prác-tica debería generalizarse, porque la seguridad del tráfico sub-terráneo crece con el aumento del alumbrado. Mencionaremos a este respecto el excelente alumbrado existente en la mayoría de las galerías principales en las minas de Lota.

Las lamparerías que hemos visitado están a la altura del progreso moderno.

CAPITULO XIV

La preparación mecánica

Las instalaciones de preparación mecánica en general están reducidas a un mínimum por las razones técnicas y comerciales que se expresan a continuación.

i .° La excelente calidad del carbón extraído desde el punto de vista de la ceniza, del carboncillo; la mayor parte de los mantos producen carbones cuya ley es apenas 10% de cenizas y 30% de carboncillo, entendiéndose que se considera como carboncillo el producto que atraviesa un harnero de una pulgada (25 %) .

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2.° Las reducidas exigencias de los consumidores respecto al tamaño de los granos. Los principales consumidores son los industriales, los navios, las usinas de gas, las centrales eléctricas. El carbón es relativamente poco empleado en el uso doméstico; pues los consumidores de carbón doméstico son en los países fríos los más exigentes en cuanto a la clasificación.

La preparación mecánica se reduce con más frecuencia a un escogido a mano y a una cribadura entre enrejados de barrotes fijos o móviles en 2 categorías: el de o a 25 %. (carboncillo) y el grueso, superior a 25 En la mayoría de las minas el apartado se hace en una mesa móvil y la cribadura sobre rejas de sacudi-miento. El escogido sobre mesas movibles es efectuado por niños, mujeres o inválidos y aparta a veces el 5% de la extracción bruta.

En ciertas minas las intercalaciones de «bronce» en el carbón necesitan un lavado del común que se hace en canaletas de ma-dera con corriente intermitente. El carbón lanzado a las canaletas por una corriente de agua se deja arrastrar más rápidamente que los trozos de bronce que son muy pesados. Después de retener la corriente, una inyección de agua más rápida arrastra los trozos de bronce a una derivación especial. En este caso el apartado es hecho en rejas fijase instaladas a continuación de las canaletas de madera y sobre las cuales los obreros están encargados de raspar el carbón común lavado. A pesar de todo lo rudimentario que parezca este procedimiento, da buenos resultados, pero exige una mano de obra importante, que muchas veces sería fácil de reducir por algunas modificaciones de detalle. En ciertas minas se extrae por este procedimiento cerca de 15% en peso ele impurezas.

El carboncillo.—Esta clase es de una venta difícil y limitada; en ciertas minas la falta de venta se acentúa hasta el punto que el carboncillo puesto en stock en la cancha está condenado a alterarse profundamente y aún encenderse, cuando las pilas no están bien aireadas por numerosas chimeneas. Esta situación se debe en parte a lo poco que se ha hecho en vista de la utiliza-ción racional del carboncillo. Este producto podría fácilmente dividirse en dos. categorías—0-12 y 12-25. El de 12-25 sería combustible apreciado como carbón-vapor en^ calderas fijas con rejillas móviles.

La vía de la destilación a baja temperatura dentro de la cual tarde o temprano deberá entrarse en Chile, daría para el carbon-cillo un nuevo modo de utilización. Se debe esperar que este

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combustible no se perderá más en el porvenir, cuando sus cuali-dades y su precio lo dejen, como lo demostraremos más adelante, en situación de competir con el petróleo en el Norte para la pro-ducción de fuerza motriz.

El carbón pulverizado.—En vista de la utilización racional del carboncillo uno puede extrañarse que en Chile aún no existan centrales con carbón pulverizado, procedimiento considerado como el más perfeccionado para la utilización de los menudos y los combustibles pobres. Estamos convencidos que la instalación de centrales de esta naturaleza, produciría la energía eléctrica a un precio que no sería superior al que se obtiene en la mayoría de las centrales hidráulicas, para las regiones tales, como las provincias de Arauco y Concepción, bastante retiradas de las caídas de agua. Esta solución debería, pues, l lamarla atención y ser estudiada con relación a la electrificación de los ferrocarriles en las provincias carboníferas; ella permitiría también aprovechar los combustibles ricos en cenizas. Se utilizan corrientemente en ciertas centrales modernas, menudos con 40% de cenizas, gracias a la pulverización.

Muchas personas creen que las instalaciones de pulveriza-ción no se justifican más que para las centrales poderosas. La experiencia de Europa y Estados Unidos demuestra al contrario que la pulverización es interesante aún para consumos de 10 ton. por día. Las aplicaciones son muy variadas, se puede decir, que. el carbón pulverizado ha sido empleado con éxito en las centrales térmicas, las fábricas de cemento, la metalurgia del cobre y del fierro y las locomotoras. Su campo de aplicación aumenta de día en día. Más amplios detalles saldrían del marco de este informe; el lector interesado los encontrará en las múl-tiples revistas y publicaciones sobre esta materia, especialmente en las siguientes:

C. E. Herrington: Powdered Coal as a fuel, 1918. Van Nostrand. New York. Verdinne. L'utilisation des combustibles solides sous forme pulverisée 1921. Beranger, París et Liége.

Chaleur et Industrie. Organe de la Societé de Physique indus-trielle. París 1922.

John Blizard. Preparation, Transportation and combustión of powdered coal. Washington-Government printing office 1923.

Anotaremos con gusto la iniciativa de la Compañía (Carboní-fera de Lirquén que está instalando un grupo de turbo-pulveri-zadores para utilizar 500 kgs. de carboncillo por hora; solamente

5 - — E S T U D I O .

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— 5o —

lamentamos que esta iniciativa no haya sido tomada para consu-midores más importantes, disponiendo de un carbón menos rico en agua higrométrica.

La fabricación de briquetas.—Una laudable iniciativa ha sido realizada en Curanilahue, en las minas de la Compañía Minera e Industrial. El carboncillo es lavado en un lavador Baum de una capacidad de 20 t. por hora; después se le recalienta por una corriente de vapor y se le mezcla con un 8 a 10% de brea del país y se le transforma en briquetas. La producción se vende a los ferrocarriles.

El procedimiento del briqueta] e, inventado para el aprove-chamiento del cisco más pobre en materias volátiles recibe aquí una aplicación en la cual sus promotores no habían pensado. No dudo que en el porvenir esta industria se desarrolle con me-jores resultados, cuando se vuelva al principio originario fabri-cando briquetas con menudos empobrecidos en materias volá-tiles. La fabricación de briquetas será la auxiliar de la destilación a baja temperatura.

Anotaré también que en Lebu está en construcción un lavador y un harnero Baum, para el servicio de las minas de la Compañía Carbonífera e Industrial de Lebu.

CAPITULO XV

Producción de la fuerza motriz en las minas

Para estimar el estado de las instalaciones de producción de fuerza motriz es preciso tener en cuenta que el carboncillo cuyo mercado es limitado y del cual grandes stocks se queman en las canchas de ciertas minas, era anteriormente utilizado sin cui-dado de la economía en cualquiera caldera.

Como lo hemos dicho, esta situación cambiará y las jn inas de Chile estarán obligadas, como las otras, a practicar economías. Ciertas compañías ya lo han comprendido y han instalado centrales eléctricas bastante económicas.

En la, actualidad los consumos propios de las minas para los menesteres de la producción de fuerza motriz están resumidos para cada una por el cuadro siguiente, comparando la producción y el consumo:

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Mina Producción en ton. por día

Consumo en ton. por día Porcenta je

3 4 5 6

i 2

28o 80

400

3 , 4 0 0

1 , 3 5 0

9 9

40 150 120

12

4,5 9

11 10

3

120 10

Total. 5-630 3 4 0 6%

El consumo total de las minas resulta igual a un 6% de la pro-ducción, cifra elevada si se consideran las condiciones naturales y técnicas.

Señalaremos que ciertas grandes minas europeas descienden bajo 4% aproximándose al 2%, haciendo un empleo más ex-tenso de máquinas y sin tener como en cierto caso en Chile, la venta ja de una central hidráulica para abastecer cierta parte del consumo.

Una reducción del consumo propio de las minas para la pro-ducción de la fuerza motriz, evidentemente, no se producirá sino cuando el mercado del carboncillo se desarrolle. Es claro que las minas titubearán en hacer sacrificios para ahorrar un combus-tible cuya entera producción no tiene salida.

Las minas de Chile hacen un gran uso de explosivos para el arranque del carbón. La calidad del terreno y del carbón se presta a este uso considerable, que no tiene otro inconveniente técnico que el de producir una mayor proporción de carboncillo que el t rabajo a mano por el circado. Los obreros mineros del país practican poco la operación de circar, prefieren aumentar el consumo de explosivos, los cuales les son suministrados a bajo precio.

Hemos resumido en el cuadro que sigue el consumo hecho en la industria carbonífera, indicando la cantidad consumida por tonelada de carbón producida:

CAPITULO XVI

Los explosivos

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Años

Consumos de explosivos

en kgs.

Producción anua! en

ton.

Consumos en kgs. por

ton.

1914 1 9 1 5 1916 1917 1918

1920 1921 1922

93,443 1.086,946 0,086 105,106 1.171,564 0,090 119,175 1.418,119 0,084 155,609 1.539,314 0,101 164,462 1.516,524 Q,io8 175,438 1.485,491 0,118 138,342 1.063,185 0,130 163,441 1.275,112 0,128 156,434 1.053,001 0,148

Total. 1.271,450 11.609,256 0,110

Nota.—Esta estadística no toma en cuenta las existencias que subsisten de año en año bajo la forma de stocks.

El consumo unitario de la minas varía dentro de anchos límites entre 200 a 500 grs. por ton. de carbón y el precio de costo de los explosivos, dentro del precio de costo general varía entre 0,50 y 2 pesos por ton. de carbón.

Generalmente los explosivos son a base de nitroglicerina (40 a 60%). Se t ra ta pues de dinamitas de poca fuerza; 'se emplean también los explosivos a base de nitrato, siendo deseable su generalización desde el punto de vista de la seguridad y de la posibilidad de su fabricación en el país.

Régimen de la distribución del explosivo.—Los barreteros se presentan al que está a cargo del explosivo y reciben todos los días una cantidad de explosivos determinada por la Dirección; 2 a 6 cartuchos con el número correspondiente de fulminantes y guías. Ellos lo utilizan del mejor modo para sus intereses y vir-tualmente tienen que devolver al controlador el explosivo no empleado. Los que hacen las vías, llamados contratistas, reciben prácticamente las cantidades que piden. Estos explosivos son facturados a bajo precio.

El disparo de tiros por medio de mechas es el más frecuente-mente usado; el disparo eléctrico no se ha generalizado todavía, a pesar de las ventajas que presenta.

El régimen descrito anteriormente se presta a serias críticas: el control del consumo real de explosivos no es posible; el hur to de explosivos es frecuente (al punto que los obreros retienen en

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- 53 -

sus casas verdaderos depósitos de cartuchos). De fuente fidedigna se ha citado el caso de un obrero minero quien tenía en su domi-cilio alrededor de 1,000 cartuchos. Un depósito semejante es un peligro para la seguridad pública.

Sería de desear que se generalizara en Chile el régimen adopta-do en toda Europa, basado en el control más severo del consumo. Operarios especialistas son los únicos encargados del explosivo y sus manipulaciones. Estos obreros en número de 2 por faena transportan los cartuchos dentro de cartucheras de cuero y no en sus bolsillos. Ellos solamente transportan el mate-rial necesario para el disparo: fulminantes, guías y explotadores. Sólo ellos tienen el derecho de cargar y disparar los tiros, toman-do todas las precauciones indicadas por la ley en lo referente a l a taqueadura en presencia del grisú y del polvo de carbón. Todos los cartuchos son numerados en fábrica; los obreros dadores de fuego, como se les llama, acusan recibo en una libreta especial de'los cartuchos y detonadores entregados y reciben del almace-nero en la propia cartera anotación de las cantidades que devuel-ven a la salida de la mina.

Ellos tienen que indicar en estas carteras el consumo de las cargas una tras otra, a medida que se efectúen. Los ingenieros en su inspección controlan con frecuencia estas libretas y veri-fican el contenido de las cartucheras, las cuales deben correspon-der a las anotaciones de la libreta.

Los robos se hacen así prácticamente imposibles. Nos parece fácil generalizar este procedimiento en Chile; ya

se ha introducido en tres minas de que tenemos conocimiento y ha dado los mejores resultados. Las grandes minas objetan que un cambio en las costumbres obreras puede ocasionar huelgas. Esta objección no nos parece seria; a lo menos el régimen del transporte y del empleo de los explosivos debería ser fijado por una ley.

En las minas importantes los depósitos de explosivos están en general bien llevados. En las minas pequeñas estos depó-sitos rara vez cumplen con el decreto de 8 de Julio de 1913.

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CAPITULO XVII

Accidentes

El número de operarios muertos en las minas de carbón está indicado en el anuario estadístico de la República, publicado por la' Oficina Central de Estadística. Citaremos con arreglo a esta publicación el número siguiente de accidentes mortales.

Año Número de Número de Para un período de 7 años la obreros to ta l muer tos proporción de muertos es pues de

.1916 9>953 43 28 por xo,ooo obreros y por año, 1 9 1 7 9>955 22 11,4 por un millón de jornadas de 1 9 1 8 11,072 53 de trabajo efectivo. I 9 1 9 11,132 32 Esta proporción de muertos es 1 9 2 0 12,542 34 muy superior a la de otros países I 9 2 1 15,57° 29 mineros que presentan condiciones 1 9 2 2 13,615 24 de trabajo más peligrosas y ella

atestigua que este problema de la Total 83,128 237 seguridad no ha llamado debida-

mente la atención ni de los gober-nantes ni de los explotadores.

Para tomar una base de comparación, citaremos las proporcio-nes alcanzadas en Bélgica.

10 muertos por 10,000 obreros y por año. 3,1 por un millón de jornadas de trabajo efectivo. Para disminuir la enorme proporción de accidentes mortales

que se producen en las^minas de carbón de Chile es de toda nece-sidad dictar un reglamento de policía de trabajo; cada accidente mortal deberá ser objeto de una encuesta administrativa por parte de un ingeniero de minas del Estado, como se hace en todos los países mineros. La encuesta establecerá las responsa-bilidades eventuales. De esta manera conociendo el mal será fácil ponerle remedio.

Para demostrar que es suficiente un poco de buena voluntad de parte de las compañías y de vijilancia por parte del Estado para reducir el número de accidentes mortales indico en el cuadro a continuación el número de los accidentes mortales habidos en Bélgica después de 1880 hasta 1910. Este cuadro demuestra la disminución progresiva que alcanza un mínimum, debajo del

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cual será difícil descender, entendiendo que no es superior al que se alcanza en las industrias trabajando .al aire libre.

1881 a 1885 22,30 muertos por 10,000 obreros y por año. 1886 a 1890 17,65 id 1891 a 1895 16,63 id 1896 a 1900 11,16 id 1901 a 1909 10,02 id después de 1910 10,00 id

Esta disminución es muy ventajosa para las compañías, las cuales han visto disminuir el costo de reparaciones de los ac-cidentes del trabajo que, en Bélgica, dan lugar a indemnizaciones para las víctimas en todos los casos. Actualmente los costos de indemnizaciones se elevan en Bélgica rara vez a más de 2% de los salarios pagados.

La poca importancia que se da a los accidentes se hace notar también en los medios de salvamento de que disponen las com-pañías. Allá todavía la intervención administrativa será necesaria.

Por el" contrario no podemos dejar de elogiar lo bastante los importantes sacrificios hechos por las grandes compañías para asegurar la hospitalización de los obreros enfermos o heridos. Las Compañías, Minera e Industrial de Lota, Schwager en Coronel, tienen edificados hospitales soberbios, superiores en importancia a los que se encuentran en industrias de la misma importancia en Europa. Es verdad que por lo general las socie-dades europeas se encuentran cerca de centros de poblaciones provistas de hospitales o clínicas ya fundados para atender a grandes poblaciones. Los esfuerzos financieros efectuados por las sociedades chilenas a l a s que nos referimos, atestiguan un espíritu de sacrificio indudable. Los hospitales están provistos de todos los perfeccionamientos modernos: salas de operaciones, de radiografía, de esterilización, etc. Un doctor pagado por la mina atiende el hospital y está secundado por un personal im-portante de ayudantes y enfermeros. Estas instalaciones pueden considerarse como modelo en su género. Su acción sobrepasa la de la simple hospitalización de heridos y enfermos, pues ade-más cuentan con salas especiales para atender mujeres en estado de embarazo.

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CAPTIULO XVII I

Enfermedades profesionales

La única enfermedad profesional que en Chile haya dado lugar a un estudio serio es la anquilostomiasis. Es ta enfermedad ha sido objeto de una investigación muy documentada por el Dr. señor W. Fernández Bailas, auspiciado por el profesor Dr. Juan Noé.

Es sensible que a pesar de su interés propio, ciertas compañías hayan rehusado dejar examinar su personal por estos profesio-nales, pues tarde o temprano estarán obligadas a combatir la enfermedad. No hay ninguna duda que la anquilostomiasis reina en diversos grados en todos los centros mineros. Nosotros hemos constatado persopáímente que la población presenta el aspecto físico exterior de- las poblaciones atacadas. Por lo demás la en-fermedad una vez implantada se extiende. Hemos conocido en Europa minas con 95% de la población enferma. La investiga-ción del Dr. Fernández Bailas ha constatado 28,9% de enfermos, y ella no ha sido llevada sino sobre una pequeña parte de la po-blación.

A nuestro juicio la anquilostomiasis es en parte causa de la baja del rendimiento obrero constatado desde hace algunos años. Una población obrera debilitada por esta epidemia es incapaz de dar un buen rendimiento. Deseamos que esta enfermedad reci-ba lo más pronto toda la atención que merece de las compañías y del Estado; recomendamos a los que la cuestión interese, la lectura de la memoria de Dr. Fernández Bailas. Transcribimos enseguida algunas palabras de las conclusiones haciendo notar que las medidas propuestas deberían ser aplicadas a la brevedad posible, si no se quiere que una valiosa parte de lá población de la República se debilite y degenere sin cesar:

«En resumen cualquiera que sean las medidas que se adopten las principales e indispensables, invariables para toda mina son las siguientes:

«i.° Examen microscópico de todo el personal y de todo nuevo minero que solicite trabajo. No admitir en las faenas del interior a ninguno que se manifieste infectado.

«2.0 Tratamiento y curación de todos los obreros infectados.

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«3-° Revisión periódica del personal con el objeto de ir redu-ciendo la contaminación».

Señalaremos que en vista de la profilaxia de esta enfermedad, la Compañía Carbonífera de Lirquén instaló una sala de baños y duchas para los obreros, primera instalación de este género en la industria del carbón. Es ta instalación está conforme a las exigencias de la higiene moderna.

CAPITULO X I X

Medios de embarque a bordo

La cuestión de embarque en buques y de transporte por mar será t ra tada por el ingeniero especialista Sr. Uthemann, espe-cialmente encargado de ese t rabajo por la Comisión del Carbón.

Es por eso que no t ratamos este problema sino de un modo muy general.

Estando destinada la mayor parte de la producción del carbón de Chile a ser embarcada a bordo de navios, las minas impor-tantes como Lota, Coronel, Lebu, Lirquén, tienen cada una de ellas instalaciones de embarque. Todas son del mismo tipo. Un muelle penetra en el mar hasta una distancia de 200 a 300 metros. Las vías férreas se extienden sobre este muelle. Por ella trafican carros de 4 a 7 ton. provistos de trampas en la parte inferior, t rampas por las cuales el carbón se descarga automá-ticamente en los buzones o tolvas.

Los pequeños navios de 1,000 toneladas, por ejemplo, pueden atracarse al muelle y se cargan rápida y completamente. Los grandes navios deben efectuar en general, todo su embarque mar afuera o a lo menos completarlo. El transbordo del carbón se hace con lanchas de 18 a 20 toneladas arrastradas por los remolcadores. Los barcos están provistos de grandes lonas re-forzadas por una red de jarcias (chinguillos), en número de 4 a 6, dispuestas sobre su fondo y sobre la cuales se deja caer el carbón desde el muelle. El remolcador lleva los barcos cerca del navio, cuyas grúas levantan los chinguillos llenos de carbón para vaciarlos en las carboneras. El resto del carbón que queda en el fondo de las barcas se palea a los chinguillos.

Este procedimiento es evidentemente costoso, necesita una

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obra de mano adiestrada y numerosa, muy exigente desde el punto de vista de los salarios.

Salta a la vista de quien haya visitado los grandes puertos carboneros de otros países o las instalaciones gigantescas de los puertos de ríos, tales como Duisburg y Ruhrort en Alemania, la dificultad y el precio de los manipuleos sufridos por los carbo-nes en Chile y se puede uno preguntar si no sería posible reducir por los perfeccionamientos materiales el costo elevado de este carguío que, según las compañías, varía entre 2 a 5 pesos por tonelada.

Dos soluciones se pueden proponer: el establecimiento de puertos o simplemente la prolongación de los muelles actuales, reforzándolos a fin de permitir el atraque de todos los navios.

La primera solución (creación de puertos), no podrá ser em-prendida con un objeto de lucro y el Estado sólo, dentro de los intereses nacionales, podría encargarse de hacerlo.

La segunda solución, es decir la prolongación de los muelles existentes puede ser realizada por las compañías con crecidos desembolsos. Visto el precio de tales instalaciones, pensamos que las compañías obtendrían con su creación solamente el beneficio de poder utilizar en otra parte la obra de mano que quedaría disponible y que podría ser afectada de una manera útil a la producción. El beneficio realizado sería talvez mínimum o nulo, pero las compañías no verían más sus embarques com-prometidos o retardados por la exigencias de una obra de mano especialista difícil de reclutar.

CAPITULO X X

Industrias anexas

Algunas minas, especialmente Lota, Coronel y Máfil poseen fábricas de ladrillos refractarios y ordinarios, tejas y tubos. Estas fábricas suministran no sólo los productos' comunes, sino también buenos productos refractarios. Estimamos que ciertas arcillas que se encuentran en los terrenos carboníferos pueden servir para la fabricación de la loza. Deseamos ver desarrollarse estas industrias anexas, las cuales serían susceptibles de dar her-mosos beneficios y de favorecer el desarrollo de la construcción. Vistos los precios exorbitantes que hemos notado en Chile de la

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loza y de la alfarería común, estamos convencidos que no sería difícil luchar con la competencia extranjera colocando en el mercado los productos nacionales de calidad equivalente.

CAPITULO X X I

Administración y dirección

La mayor parte de las sociedades carboneras disponen de personales administrativos de primer orden y de un personal subalterno numeroso.

Los personales técnicos, sin ceder en nada a los personales administrativos, desde el punto de vista de la competencia de las personas, son muy poco numerosos y no tienen tampoco empleados subalternos en número suficiente. La vigilancia téc-nica de la explotación sufre de esta situación.

Un ingeniero eminente ha comparado la industria a un ejército. Un buen ejército, decía, debe disponer a lo menos de un oficial de cultura superior por cada 50 hombres, oficial cuya prepara-ción científica y técnica demanda algunos años de estudios supe-riores sin contar que no suministrará verdaderos servicios sino después de algunos años de práctica en el mando. En la industria dice este ingeniero, deberja ser lo mismo. Nombrado director-gerente de uno de los más grandes negocios carboneros de Bél-gica, este ingeniero aplicó su teoría para el mayor provecho de su industria y sus hulleras son un modelo en su género desde todo punto de vista (Hulleras de Hesard, a Lieja; M. Henry, Ingeniero Honorario del Cuerpo de Ingenieros de Minas Belga, Director Gerente).

No llegaremos hasta recomendar un ingeniero diplomado en una gran escuela por cada 50 obreros en la minas chilenas, pero debemos dejar constancia, sin embargo, que el número de inge-nieros titulados, en las grandes escuelas, es decir que han recibido una cultura universitaria de 3 años a. lo menos, es realmente insuficiente.

He aquí cual sería la composición en Bélgica de los personales técnicos de una sociedad carbonera, que extrae a razón de 3,000 toneladas de carbón por día en las mismas condiciones de explo-tación que en Chile.

Un ingeniero jefe de los trabajos de la superficie con un inge-

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— 6o —

niero agregado para el servicio general y dos ingenieros ordinarios para el servicio de los grupos de minas.

Un ingeniero en jefe para los trabajos subterráneos, con un ingeniero agregado para el servicio en general. Dos ingenieros directores de los t rabajos y cinco ingenieros encargados cada uno de un sector.

Bien entendido que se t ra ta de ingenieros que han hecho todos los estudios universitarios y secundados por conductores o jefes de t rabajo salidos de escuelas .industriales.

La cuestión salario en Bélgica es casi siempre resuelta por un ingeniero titulado y rara vez por un práctico.

Los precios de costo son establecidos bajo la dirección de estos ingenieros en sus menores detalles por faena, es decir, por grupo de frentes y a veces por cada frente cuandos estos son largos.

Los directores de t rabajo conferencian cada día con los inge-nieros encargados de las secciones para resolver las cuestiones corrientes. Frecuentemente el ingeniero en jefe asiste a estas reuniones llamadas consulta diaria. Una reunión general a la cual asisten con frecuencia el director gerente, tiene lugar a lo menos una vez por semana para discutir los precios de costo.

En Bélgica los Ingenieros en Jefe y los directores de t raba jo de diversas compañías se reúnen periódicamente para mantenerse al corriente de los progresos técnicos y de las cuestiones sociales. Además las sociedades carboneras de cada cuenca están agru-padas en «Uniones profesionales», las cuales no tienen necesa-riamente un objeto de lucro, pero procuran ventajas verdadera-mente importantes a cada uno de los participantes; deseamos que se cree una unión de esta naturaleza entre las compañías carboneras del país.

CAPITULO X X I I

Parte financiera

No trataremos esta parte sino someramente porque estimamos que debe ser objeto de un estudio especial que saldría del cuadro del presente informe.

Precio de costo y precio de venta.—El costo total del carbón cargado a bordo o en carro del ferrocarril varía según la mina

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— 6i —

entre 20 a 40 pesos la tonelada. Se puede considerar como pro-medio general el de $ 35.00. El precio de $ 40.00 alcanzado por algunas conpañías debe considerarse como demasiado elevado y atestigua una explotación defectuosa o gastos generales exa-gerados.

El precio de venta varía según la calidad y procedencia entre 49 y 60 pesos por ton. f. o. b. Se puede considerar como promedio general $ 55.00.

Capitales invertidos.—No tenemos la intención de entrar a analizar las formas financieras de las compañías carboníferas chilenas. Estas formas, son peculiares del país, toman en cuenta la escasez relativas de capitales, el interés relativamente más elevado que en Europa y en fin el régimen especial de la propiedad minera.

Sin embargo, creemos útil hacer algunas comparaciones desde el punto de vista de la importancia de los capitales' invertidos.

Para las sociedades hulleras creadas en Bélgica después de la guerra para explotar la nueva cuenca carbonífera de la Cam-pine, se estima que los capitales necesarios son del orden de 100 francos o sea $ 40.00 chilenos por tonelada anual por extraer. Queda bien entendido que dentro de esta cifra no se cuenta el valor de la concesión minera que dada la legislación en vigencia es generalmente reducida a cero. Sólo el valor de los terrenos necesarios para el establecimiento de los sitios de extracción y los gastos de sondajes previos intervienen en esta cifra. E n Chile el explotador eventual debiendo previamente asegurarse la propiedad de los terrenos o el derecho de la explotación, debe aumentar el capital del valor de esta adquisición.

Las antiguas minas europeas creadas antes de la guerra a menudo tienen capitales inferiores a $ 40.00 por tonelada de producción anual. Esta razón explica en parte el por qué las minas antiguas han podido resistir con facilidad la competencia de las minas nuevas formidablemente aperadas.

Indicamos en el cuadro a continuación, el monto de los capi-tales totales de algunas antiguas sociedades carboneras belgas, incluyendo los empréstitos que han debido contratar después de la -guerra a causa de la crisis financiera. Hemos elegido tan to a sociedades consideradas como buenas desde el punto de vista del capital, comó otras consideradas mediocres.

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Sociedades Producción Capital en anual francos

Mariemont-Bascoup 3 2 . 6 0 2 , 0 0 0

Marcinelle-Nor d 1 7 . 5 0 0 , 0 0 0

Ouest de Mons 3 5 0 , 0 0 0 12.833,000 Agrappe 2 6 . 7 5 0 , 0 0 0

Houilléres-Unies 5 0 0 , 0 0 0 2 2 . 9 0 0 , 0 0 0

Gouffre 1 5 . 2 9 0 , 0 0 0

Kessales 3 3 3 , 0 0 0 1.280,000 Hornu-Vasmes 3 . 0 0 0 , 0 0 0

Total I 3 2 . x 6 l , 0 0 0

Se deduce del cuadro que los capitales invertidos en estas com-pañías son del orden de 30 fr., es decir $ 12.00 m. c. por tonelada de extracción anual.

No se debe llegar a la conclusión después de esta comparación que las sociedades carboneras chilenas fundadas antes de la guerra debieran tener capitales del mismo orden. Fuera'de lo que ya hemos dicho sobre el valor de la propiedad minera misma, li-gada en forma indisoluble a la propiedad del suelo, se debe también tener en cuenta los factores siguientes:

i .° Mayor precio de las instalaciones mecánicas puestas en Chile.

2.0 Valor de las vías de comunicación que deberán crearse para tener acceso a la propiedad minera y ponerla en explotación.

3.0'Necesidad de suministrar habitación a casi todos los obreros. Si se considera el valor de los beneficios que obtienen actual-

mente las antiguas sociedades carboneras en comparación con el capital original, se constata que en Bélgica los beneficios a consecuencia de la baja del valor de la moneda, varían entre 10 y 100%. Normalmente los dividendos alcanzan desde ún 25 a un 50% del capital primitivo.

Para las sociedades recién fundadas no hay esperanzas de encontrar capital sino existen expectativas de una remuneración de unos 10%.

Estas comparaciones demuestran que las utilidades de la in-dustria del carbón son aproximadamente las mismas en Europa y en Chile.

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CUARTA PARTE

MEDIDAS ADECUADAS PARA DESARROLLAR LA IN DUSTRIA CARBONERA

Habiendo hecho u n a revisión de la producción carbonera en todas sus etapas, sólo nos queda por resolver el problema que se nos ha propuesto y el cual podemos resumir en las siguientes palabras:

i .° ¿Es posible hacer resurgir la industria carbonera chilena que en los últimos años ha visto decrecer su producción y el ren-dimiento de los obreros en' forma inquietante, como se puede ver en el cuadro que va a continuación?

Producción b r u t a en

Año ton.

1912 I-334.407 I914 1.086,946 1916 1.418,119 1918 1.516,524

±919 I-485,49I 1920 1.063,185 1921. = 1.316,061 192 2 1.036,654 192 3 1.178,789

Producción anual por

N.° de N.° días obrero en obreros de t rabajo ton.

8,705 260 153 8,105 231 134 9-252 257 153

11,072 272 -136 11,132 255 1.33

12,542 226 85 13,944 247 94 12,524 224 83

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T O N E L A D A S I M P O R T A D A S DE

Carbones Petróleo Años diversos

1 9 1 2 1 . 5 7 7 , 2 2 1 230,846 I 9 I 3 1.587,084 402,348 1914 I-304,570 509,863 I 9 I 5 464,624 339,066 1916 529,913 755,279 1917 532,020 760,912 1918 432,298 780,039 1919 2 2 1 , 5 4 1 567,442 1920 383,668 638,088 1921 509,962 54I>837 1922 187,697 459,931

2.° ¿Se puede levantar la industria del carbón lo suficiente para permitir al país no consumir combustibles extranjeros, carbón y petróleo, sin causar perjuicios a las industrias que con-sumen estos combustibles extranjeros?

Las cantidades, importadas se dan en el cuadro siguiente:

Bajo el título de diversos car-bones se comprenden carbón, coke y briquetas de carbón.

Si tomando en cuenta el poder calorífico del petróleo, se reduce el petróleo importado a carbón, se ve queXhile importa todos los años una cantidad de combustibles mayor que la que proporcionan sus propias minas; esta situación económica es tan anormal que de-ja asombrado a todo ingeniero que conozca la riqueza enorme de los yacimientos de carbón del país.

Recomendamos a quien interese este punto de vista económico, la obra del señor Javier Gandarillas Matta, «La producción y consumo del carbón y su influencia en el desarrollo económico de las naciones».

Estos dos problemas de una importancia enorme para el por-venir industrial y económico del país y en forma más inmediata, para su balanza comercial y su cambio, pueden ser resueltos afirmativamente. No pudiendo el paciente sanar de una enfer-medad sino está decidido hacerlo, admitimos en principio:

1.° Que se debe de contar entre las intenciones del Gobierno, la de tomar las medidas necesarias para reemplazar los combus-tibles extranjeros por combustible nacional; siempre que esta medida no moleste el desarrollo de las industrias consumidoras y les reporte una economía.

2.° Que se debe contar entre los proyectos de las campañías carboneras el de aumentar su producción para satisfacer ese reemplazo.

Habiéndose realizado estas dos condiciones, la producción deficiente actual puede aumentarse de dos maneras: haciendo crecer el rendimiento de los obreros sin aumentar el número de

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- 65 -

éstos, y enseguida, cuando las minas actuales hayan alcanzado su capacidad máxima de producción, creando nuevas minas.

No tomamos en cuenta la solución que consistiría en aumentar el personal actual y en crear nuevas faenas para colocar este personal suplementario, por considerarla anti-económica.

CAPITULO X X I I I

Aumento del rendimiento diario y anual del obrero

Demostración de las posibilidades de' este aumento.—Esta posi-bilidad aparecé evidente si se recuerda el cuadro que dimos anteriormente y si se considera el rendimiento obtenido en las minas antes de la guerra.

Durante el año 1912 correspondía a un obrero un rendimiento de 153 toneladas. Habiéndose reducido el número de horas de t rabajo efectivo de 10 a 8 horas, se debería alcanzar actualmente a lo menos, un rendimiento de (153 X 8): 10 o sea 122 toneladas, suponiendo, como es en realidad, que las condiciones técnicas no hayan variado o que sus variaciones fueran tan pequeñas que las compensaran los progresos en el arte de la explotación de las minas.

Si se pudiese alcanzar el rendimiento de 122 toneladas, en vez de las 85 toneladas a que se llegó en 1922, se obtendría un au-mento de la producción total de un 47%.

Este cálculo sencillo bastaría para demostrar la posibilidad de aumentar el rendimiento; reforzaremos esta conclusión con un ejemplo de lo que pasa en el extranjero, comparando el ren-dimiento del obrero chileno con el obrero belga, comparación hecha en el Capítulo VI.

Demostramos en ese capítulo que, en condiciones más difíciles de trabajo, en mantos de potencia media de 0,70 m., el rendi-miento del obrero belga ha subido durante el año 1922 a 134 toneladas, mientras que los obreros chilenos en mantos de 1,10 de espesor medio, han dado un rendimiento de 83 toneladas. Creemos, habiendo visto en t rabajo al obrero chileno, que bien dirigido y curado de la anquilostomiasis, puede llegar en mantos de x,io m. de potencia inedia, al rendimiento alcanzado en Bél-gica en los mantos de 0,70 m.

Se obtendrá así, un aumento de la producción de más de 61%. 6 . — E S T U D I O .

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— 66 —

Nuestra suposición anterior es en realidad inferior a las posi-bilidades. En efecto, estoy completamente convencido que el obrero chileno no es inferior al obrero belga, y que, en consecuen-cia, en los mantos potentes chilenos debería dar un rendimiento equivalente al del obrero belga en mantos semejantes.

No se debe ver en mi suposición anterior sino una medida de extrema prudencia, quizás, lo espero, exagerada, sobre la apreciación de las posibilidades de producción en las minas chilenas.

Ambos cálculos anteriores concuerdan y demuestran la posibi-lidad de aumentar el rendimiento en un 60% que correspondería a un aumento en la producción de unas 600,000 toneladas anuales basándonos en la producción de 1922.

Ciertas personas no admiten la posibilidad de aumentar el rendimiento del obrero, admitiendo la posibilidad de baja de este rendimiento. Además que en el país mismo ha quedado demostrado la posibilidad de esta alza, también lo demuestran en períodos más extensos el ejemplo de los países mineros. Da-mos a continuación un cuadro en el cual se ven los rendimientos en las minas belgas desde 1861 hasta 1922, advirtiendo que en todos los países mineros se observa algo semejante.

Años

1861-1870 1871-1880 1881-1890 189J-I9OO 1901-1903 I922

P R O D U C C I Ó N A N U A L M E D I A E N T O N E L A D A S

Por bar re te ro Por obrero Por el to ta l subter ráneo de obreros

180 3 8

191 146 231 1 7 4

9 4 7 2 3 4 1 7 3

9 5 6 2 3 3 172 986 201 1 3 4

Se constata el hecho común a todos los países mineros que la introducción de la jornada de 8 horas después de la guerra ha disminuido el rendimiento por obrero total aproximativamente en la proporción de 10 a 8, pero su efecto ha sido menor en el barretero y en el obrero subterráneo.

Ahora vamos a indicar las medidas apropiadas para aumentar el rendimiento del obrero.

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Medidas relativas a los obreros

Instrucción general y profesional.—Antes que nada se debe desarrollar la instrucción si se desea tener una población obrera escogida, sana, consciente de sus deberes y que deje de ser ju-guete de impulsos a menudo sin razón.

La ley de instrucción obligatoria está llamada a prestar grandes servicios. La instrucción que ella dé, deberá completarse con una instrucción profesional por lo menos somera, instruc-ción que se dará en las escuelas diurnas o del Domingo o en Uni-versidades del Trabajo. La organización de esta instrucción profesional no podrá hacerse sino de acuerdo entre el Estado, provincias, comunas y compañías; la intervención de estas últi-mas se dirigirá principalmente en el sentido de lograr que sus obreros sigan los cursos y para que sus ingenieros les enseñen.

Estas son organizaciones de largo aliento que deberán em-prenderse con abnegación, pues, de ellas no se obtendrá el f ruto sino en las generaciones próximas. Fuera de sus ventajas téc-nicas la instrucción general y profesional contribuirá a la paz social. Teniendo, gracias a la instrucción, la posibilidad de llegar a los más altos puestos, el obrero estimará y respetará a aquellos que los ocupan.

Aumento del número de días de trabajo.—Deberá disminuirse el número de días feriados. Rara vez t rabaja el obrero chileno más de 250 días al año, mientras que un obrero europeo t rabaja más de 290 días anuales; en Bélgica el número de días anuales de t rabajo pasa a veces de 300. El gran número de días de fiesta se debe en Chile, a que se consideran festivos los días que siguen al pago, a veces hasta tres, como también las numerosas fiestas locales; estas costumbres desarrollan los hábitos de borrachera. La desaparición de estas costumbres de otra época, corresponderá a un desarrollo del bienestar y de la instrucción de los obreros. Pero aún, sin esperar el f ruto de estas medidas, estamos conven-cidos que se podrá reducir el número de días de fiesta; nos basta con citar el ejemplo de la Compañía de Lirquén que ha estable-cido para su personal los meses de 25 días de trabajo.

Departamento de bienestar.—Designaremos con este nombre todos los servicios que se dediquen al estudio y aplicación de las medidas que tomen las compañías para elevar el nivel moral y material de los obreros y empleados.

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— 6 8 —

El marco de este informe no bastará para estudiar en sus detalles estas medidas. Nos limitaremos a algunas generalidades con .el objeto de indicar el camino ya hecho en este sentido y el que queda por hacer.

Ciertas sociedades ya han fundado departamentos de bien-estar modelos, dirigidos por funcionarios de valer,' cuyas cuali-dades materiales están a la altura de su bondad y abnegación. Citaremos en especial los departamentos de lá Compañía Minera e Industrial de Lota, de la Compañía Carbonífera y de Fun-dición Schwager, de la Compañía Carbonífera de Lirquén y de la Compañía Carbonífera e Industrial de Lebu.

Habitaciones obreras.—Para apreciar equitativamente el es-fuerzo de las compañías carboneras chilenas y compararlas con las europeas, se debe tener en cuenta lo siguiente:

1.° Una sociedad chilena tiene que proporcionar vivienda a 4/5 de su personal; proporción muy rara en Europa donde la subdivisión de la propiedad favorece la constitución de propie-tarios; una sociedad carbonera raras veces debe suministrar alojamiento a más de la mitad de su personal, salvo en los nuevos yacimientos del norte de Bélgica.

2.° El obrero chileno está acostumbrado a una vida más simple y a un alojamiento más reducido que su colega europeo. Así mismo no gasta igual cuidado en la conservación de las habi-taciones que ocupa.

Estas razones explican por qué algunas sociedades no disponen sino de habitaciones reducidas, que satisfacen muy poco las prescripciones higiénicas. Las sociedades que antes mencionamos han hecho laudables esfuerzos para remediar esta situación y para hecer frente al crecimiento del personal en estos últimos años. Las nuevas construcciones son más espaciosas que las an-tiguas; tienen lavatorios y baños comunes; se han organizado con-cursos de ornamentación. Los bloques que recién se han construido cuestan alrededor de $ 4,000 por habitación. Naturalmente estamos lejos de las bellas construcciones obreras de Europa, que tienen valor por lo menos de $ 8,000 por habitación, pero hay un progreso apreciable.

Esperamos que las compañías entren por el camino de la pro-piedad individual permitiendo y dando facilidades a sus obreros para la adquisición de terreno y casa. Ha constituido para nos-otros una sorpresa hacer esta observación: un obrero de las minas de carbón, aún siendo constante y sobrio no puede sino excepcio-

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nalmente transformarse en propietario de su habitación. Pen-samos que la intervención del Estado será necesaria en esta materia. En efecto, la mayoría de los terrenos situados en las proximidades de las minas pertenencen a grandes propietarios, o a las mismas minas que no tienen interés en venderlos.

La- experiencia demuestra que un obrero constituido en pro-pietario y en agricultor de su suelo, llega a ser uno de los elemen-tos más estables de la organización social.

Lamentamos que la jardinería sea casi desconocida entre las poblaciones obreras chilenas y creemos que es consecuencia de la imposibilidad de adquirir la propiedad. En un clima como el de Chile, un obrero debería producir en su casa, en su jardín, la mayoría de los artículos vegetales necesarios para la alimentación de su familia.

Diversiones.—La Compañía Minera e Industrial de Lota ha organizado casinos soberbios, provistos de juegos sanos y donde se ha proscrito las bebidas alcohólicas. Los empleados pueden tener en ellos su pensión a precios bajos. Canchas de juego, de tennis, se encuentran a disposición del personal.

Distribución gratis del carbón.—La mayoría de las compañías dan a sus obreros 500 kg. de carbón mensuales a domicilio a un precio de 2 a 3 pesos, precio de venta que no alcanza a pagar el solo transporte. Haremos presente que esta cantidad es muy su-perior a la que los gobiernos europeos fijan como cuota de entrega de las compañías a sus obreros (500 kg. en invierno y sólo 300 a 400 en verano). Además los obreros europeos están obligados a hacerse cargo de su carbón en la mina.

Abastecimiento en víveres.—En general, las proveedurías o quincenas de las compañías carboneras tienen un surtido va-riado y completo no solamente de artículos de primera clase destinados a la alimentación, sino también de especies necesa-rias para la indumentaria, que proporcionan a sus operarios, a precio de costo.

Participación en los beneficios.—La Compañía de Lirquén ha organizado con éxito un régimen de participación en los bene-ficios desde hace tres años. Ha dejado a todos contentos: no ha estallado ninguna huelga en este período y el número de días trabajados supera los de otras minas. Sube a veces de 25 días al mes.

Los obreros reciben el 10% del beneficio bruto de la Compañía. E n los últimos tres años han recibido $ 200,000.00 (el promedio

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— 7 o —

del personal es de 500 obreros). Se prevé una repartición de $ 40,000.00 semestrales, repartición que se efectúa como sigue:

5% para los gastos de la federación obrera. 25% proporcionalmente al número de hijos de los mineros. 35% proporcionalmente a los salarios recibidos en el semestre.

35% proporcionalmente a las economías comprobadas por la libreta de ahorro del interesado.

Las sumas que corresponden a cada obrero se abonan en su cuenta personal en la Caja de Ahorros y se consignan durante cinco años, salvo casos excepcionales; por ejemplo, el obrero tiene derecho de retirarla si desea construir casa. Si el obrero se retira de la sociedad antes de terminar los cinco años pierde todo derecho a las sumas depositadas en su cuenta, que entran a la repartición general.

Los resultados actuales del sistema son excelentes.' Cualquiera que sean sus resultados futuros, se debe reconocer que esta orga-nización atestigua un espíritu de progreso y de altruismo de parte del Administrador y de los Directores de la Compañía Lirquén, que es preciso aplaudir sin reservas.

Vigilancia.—Para aumentar el rendimiento individual deberá existir una vigilancia técnica más activa. Sobra decir, que, siendo el número de ingenieros tan escaso, ño se puede tener la vigilan-cia intensiva a que están acostumbrados los ingenieros europeos: gracias a sus estados mayores técnicos completos, se puede seguir de cerca el t rabajo en las minas europeas. Los obreros, a quienes conocen individualmente los ingenieros, se ven obligados a reali-zar en sus faenas el avance prescrito para no perturbar la buena marcha general.

En Europa se preven sanciones contra los negligentes. Las leyes del Estado toleran multas hasta un quinto del salario diario y aún indemnizaciones. El producto de las multas va a una caja de bienestar; la indemnización, mucho menos frecuente, va a beneficio del patrón perjudicado.

Un ingeniero de minas chileno a quien hicimos presente que no existían penas previstas para los descuidos o imprudencias, nos hito observar que las multas las consideraría el sindicato como motivo de huelga.

Aquí tenemos una prueba de la instrucción y educación insu-ficiente de los obreros mineros. En otros países los sindicatos reconocen que el obrero sorprendido en falta debe castigársele en beneficio de la colectividad.

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~ 7 1 ~

Nos ha sorprendido que lapol ic ía encargada de los trabajos y vigilancia esté en todas las mina chilenas, salvo en Lirquén, garantida por destacamentos de soldados del ejército nacional. El mantener estos destacamentos significa introducir un factor del precio de costo unitario el cual alcanza en algunas de la grandes minas a un peso por tonelada, aumento nada despreciable. Cree-mos personalmente, que esto constituye una medida anticuada que debe desaparecer. Nos resistimos a creer, salvo el caso de movi-mientos sediciosos, en la necesidad de la presencia permanente del ejército para asegurar el respeto a la propiedad privada y a la policía de las minas. Este resultado deberá alcanzarse cón medios más tranquilos y morales, agregado que r epor t a r í a una economía considerable.

Medidas de carácter técnico

Método de explotación.—En el Capítulo VI hemos descrito el método común de explotación y hemos mostrado los efectos q u e presenta en los mantos delgados. En ese mismo capítulo se encuentran descripciones y comparaciones que nos permiten establecer que para la explotación de mantos delgados conven-dría aplicar el método de los largos frentes, empleado en Francia, Bélgica y Alemania. Con este método se disminuye la cantidad de tosca por extraer, se aumenta el rendimiento y se pueden utili-zar medios mecánicos.

Quizás se consiguiría mediante una disciplina extricta, con-servar el método de long-wall, aplicarlo en toda su integridad y hacer reaparecer así sus ventajas .

Cualquier método que se adopte aumentará seriamente el rendimiento y la producción.

Creemos interesante completar nuestra exposición demostran-do por un ejemplo concreto comprobado, los resultados que pueden ser obtenidos por un cambio radical, aunque progresivo del método de explotación por frentes cortos, empleando el método de explotación por frentes largos (longues tailles).

El ejemplo más concluyente que conocemos es el de las Hu-lleras de Maurage, pique Marie José, (Presidente Barón Goffinet, Intendente de S. M. el Rey; Director Gerente Ch. Bernier) que es el de cuyas condiciones naturales las más parecidas a las de las minas de carbón de Chile.

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El pique Marie José disfruta mantos de 0,45 a 1,25 mts. de potencia, inclinados de 8 a 12o en terrenos de regular resistencia, todas condiciones análogas a las de las explotaciones carboneras chilenas.

El método empleado era el de frentes cortos, casi idéntico al sistema chileno; método que se consideraba como el único po-sible de emplear, especialmente, por causa de la insuficiencia profesional de los obreros: esta mina, muy reciente (iniciada en 1912) ubicada muy lejos de los centros mineros, había sido obli-gada a formar gran parte de su personal con trabajadores agrícolas o de otras industrias cualesquieras.

En 1919 la dirección decidió reemplazar todos los frentes cortos por frentes largos (longues tailles) provistos de canales oscilantes, el primero de estos fué puesto en trabajo en Febrero de 1919. En el i .° de Enero de 1920 había ya 800 mts. de canales oscilantes en servicio y el i .° de Enero de 1921, todos los frentes cortos habían sido reemplazados por frentes largos (longues tailles). La substitución había sido efectuada sin aumentar intencional-mente al principio la producción de las faenas; los resultados fueron tales, que se pudo hacerla progresar rápidamente como se verá más adelante.

Esta transformación había naturalmente necesitado los ma-yores esfuerzos del personal técnico y de los agentes de vigilan-cia, a consecuencia de la mala clase relativa de la obra de mano, pero esos esfuerzos fueron recompensados por-el magnífico re-sultado que se obtuvo.

Indicaremos a continuación los resultados obtenidos en al-gunos de los mantos, manteniendo intencionalmente al principio, la misma producción y el mismo avance diario de los frentes.

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Cuadro N ° 1

Frentes Frentes Resultados cor tos largos Ganancias-Pérdidas

en por cientos

Altura del manto 0,50 m 0,50 m Potencia (grueso) útil

en carbón o,45 o,45 Número de frentes. . . . 4 1 Largo de los frentes. . . 19 m 75 m Avance diario x,5o 1,50 Producción diaria de la

faena. 70 t 70 ton. Rendimiento diario me-

dio por barretero en kilos 2500 2900 16

Id. por cada obrero del interior, incluso ba-rretero 1250 1400 12

Precio diario total de la enmaderación de la faena 200 fr. 160 fr. 20

Personal: Bar re te ro . . . 28 24 14 Transporte... 12 9 25 C o r t a d o r e s

de galerías 5 3 40 Rellenadores 10 12 20 Vigilancia. .. 2 . 2

Total 57 50 14

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Cuadro N.° 2

Resul tados Frentes Frentes cortos largos Ganancias Pérdidas

Altura de manto 0,85 m o,85m Potencia (grueso) útil

en carbón 0,70 0,70 Número de frentes. . . 5 1 Largo de los frentes. . , 15 75 Avance diario. . . , 1,40 1,40 Producción diaria de la

faena, 100 100 Rendimiento diario me-

dio por barretero en kilos 4000 5000 25

Id. por cada obreros del interior incluso barre-tero 1650 2050 24

Precio diario total de la enmaderación de la faena 300 fr. 225 fr. 25

Personal: Bar re te ro . . . 25 20 25 Transporte... 15 9 40 C o r l a d o r e s

de galerías 6 3 50 Rellenadores 12 15 25 Vigilancia. . . 2 2

Total 60 49 20

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Cuadro N. 3

Fren tes COITJS

Altura del manto 1,25 Potencia (grueso) útil

en carbón 1,00 Número de frentes. . . . 8 Largo de los frentes. . . 10 Avance diario 2,36 Producción diaria de la

faena 250 Rendimiento diario me-

dio por barretero en kilos 8000

Id. por cada obrero del interior incluso ba-rreteros 2450

Precio diario total de la enmaderación de la faena 980

Personal:, Barretero. .. 32 Transporte . 32 C o r t a d o r e s

de galerías 9 Rellenadores 27 Vigilancia. . . 3

Frentes largos

Rebultados

Ganancias Pérdidas

1.25

.1,00

I 75

2,50

250

9600

2900

680 26 20

4 33

3

20

18

30 20 37

66 22

Total 102 86 20

Estos cuadros, así, como los correspondientes a los demás mantos, demuestran que se ha realizado una economía de 15 a 20% del personal anteriormente ocupado. En ciertos servicios esta economía ha alcanzado 40% y aún más. El servicio de re-lleno es el único que ha urgido casi siempre un aumento de per-sonal y esto se comprende fácilmente si se rememora el principio mismo del método de explotación por frentes largos (longues tailles).

Ahora vemos el resultado de la transformación después del

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aumento en la producción. Para apreciar estos resultados, hay que tomar bien en cuenta que en 1919, la jornada de t rabajo constaba de 10 h. y en 1921 de 8 h. solamente.

Comparación de los resultados

1919 1921

Número de horas diarias efectivas de t rabajo 10 8 Número de obreros de oficios calificados (in-

terior) 315 405 Número de obreros de oficios no calificados

(interior) 210 420 Número de obreros del exterior 140 200

Número total de obreros 665 1.025

Porcentaje de obreros de oficios calificados (interior) 47,5 39,5

Porcentaje de obreros de oficios no calificados (interior) 31,5 41.0

Número de obreros de oficios calificados del exterior 21 19,5

Total 100,0 roo,o

Producción diaria en toneladas 450 750 Rendimiento (efecto útil) diario por barretero

en kilos 3-750 3-900 Rendimiento (efecto útil) diario por obrero

del interior en kg 855 900 Rendimiento (efecto útil) diario de todos los

obreros interior y exterior en kg 675 730

Si con el objeto de comparar los rendimientos, se toma en cuenta el mismo número de horas diarias0de t raba jo en 1919 y 1921, los rendimientos de 1919 deberán ser reducidos en las pro-porciones siguientes que resultan de las estadísticas oficiales belgas:

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Disminución del rendimiento del barretero 8% Disminución del rendimiento de todos lo obreros del

interior 12% Disminución del rendimiento de todos los obreros del in-

terior y exterior 15%

Mediante estas reducciones los rendimientos comparados son como sigue:

1919 1921 Aumento

Rendimiento diario medio por barre-tero en kgs 3,450 3,900 13%

Rendimiento diario medio de todo el personal del interior en kilos, 755 900 19%

Rendimiento diario medio de todo el personal obrero del interior y ex-terior en kgs 575 730 27%

Con relación al precie de costo aparece una economía bruta de 27%, la cual debe ser reducida de unos 5% para tomar en cuenta los gastos de instalación de las canales oscilantes y de la maquinaria necesaria: la economía exacta realizada sobre el precio de costo es, por consiguiente, de 22%.

En cuanto a otras ventajas que la dirección de la mina declara haber obtenido con la substitución de frentes cortos por frentes largos (longues tailles) son los siguientes: insistimos sobre esta circunstancia que se trata de resultados constatados sin prejuicio, controlados.por los Ingenieros del Cuerpo de Minas del Estado, logrados por métodos de trabajo y de aparatos que no son objeto de privilegio exclusivo, que son del dominio público y que cada uno es libre de emplear para obtener los mismos resultados.

Vigilancia más fácil y más eficaz. Mejoramiento de la higiene de los laboreos interiores como

consecuencia de una ventilación activa. Seguridad mayor en los frentes, por el relleno mejor hecho. Reducción del número de galerías y de los gastos de ademación. Aumento de la producción y de todos los rendimientos. Reducción' del precio de costo y especialmente de los gastos

de carguío y acarreo. Reducción de los accidentes de acarreo.

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Economía importante en obreros de oficios calificados (ventaja que resultaría part icularmente interesante para las minas de carbón de Chile).

Desarrollo de los medios mecánicos.—Algunas personas con-sideran los medios mecánicos como una panacea universal que permite disminuir al infinito la participación del t raba jo humano y aumentar sin cesar el rendimiento. No es, a menudo, este el caso de las minas. Las máquinas antes que todo deben adaptarse al yacimient© y a las condiciones locales. Muchos fracasos se han debido a la adopción de máquinas extranjeras adaptadas a las condiciones técnicas del país de origen.

Circadoras de cadena.—El principio de adaptación que aca-bamos de citar, ha tenido una corfirmación abrumadora en el empleo de circadoras de cadena. Después de haber tenido en Europa cierta boga, éstas máquinas se abandonaron porque no se adaptaban a los mantos. Antes de la guerra, el tonelaje arran-cado por estas máquinas en los principales yacimientos de Eu-ropa alcanzaban apenas alos porcentajes siguientes:

Bélgica Francia Yacimiento del Ruhr (Alemania)... Yacimiento de Sarre Inglaterra

0,5% de la producción total I % id id 2 % id id 2 % id id 5 % id id

La aceptación relativa que tienen estas máquinas en Inglaterra, especialmente en Escocia, Midland y Yorkshire, proviene de la dureza y poca inclinación de los mantos.

Sólo en su país de origen, Estados Unidos, estas máquinas han alcanzado un éxito verdadero, debido a las diferentes con-diciones técnicas y económicas, de los otros países carboneros.

En Chile, el porcentaje total de la producción con circadoras llega alrededor de un 7%. Est imamos que su empleo no ofrecerá venta jas reales sino en el arranqué de a lo sumo un 30%. Los únicos mantos que se prestan para el empleo de circadoras son los mantos duros. (Arriba de Lota, N.° 3 de Coronel), a veces la Huitrera de Lebu, el manto de Máfil) y en elloé con la circadora se logra una economía real. E n los otros mantos se puede prever quizás una economía en la obra de mano, pero no en el precio de costo.

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Circadora de percusión.— Tomando en cuenta las condiciones naturales de los mantos, nos ha causado extrañeza no encontrar más difundida la circadora de percusión montada sobre columna y movida por aire comprimido. Estas pequeñas máquinas, más baratas y manuales que las circadoras de cadena, podrían muy bien tener un empleo más extenso, sobre todo en trabajos de trazados (galerías). El obrero chileno no conoce la circa, es decir, la abertura de una excavación de pequeña altura y de gran pro-fundidad que se hace por debajo de la masa de carbón por arran-car, t rabajo que mejora en mucho el rendimiento del carbón en trozos gruesos. La circadora de percusión sirve para realizar la circa mecánica a cualquier altura en el manto.

Se han hecho experiencias sobre el empleo de estas máquinas en las minas de Máfil (véase la composición del manto en el Capítulo II), bajo la dirección del Administrador de la Mina. En los trabajos de trazado se alcanza comunmente una super-ficie de circa de 4 metros cuadrados en una profundidad de 1,80. Economiza respecto el t rabajo a mano un 25% y aumenta el rendimiento en un 40%, a pesar de que se debe trasladar con frecuencia la circadora del frente de una galería al de otra.

Transportes mecánicos. —El punto más débil de la explotación en las minas chilenas es el transporte en los frentes mismos. Ab-sorbe una gran parte del tiempo del barretero. En ninguna parte, hemos observado un paleo tan absorbente en los frentes como en Chile.

Constituye una tendencia general en todos los países mineros substituir el paleo por un deslizamiento en canaletas fijas o móviles y hacer efectuar las operaciones manuales extrictamente necesarias por obreros sin oficio determinado.

Para conseguir un aumento en el rendimiento, las minas del país, deben seguir esta tendencia. El empleo de canaletas fijas o móviles y la organización correspondiente en los frentes se des-criben en los textos sobre explotación de minas, cuya lectura recomendamos a los interesados.

Perforadoras mecánicas.— La perforación mecánica de los ba-rrenos es prácticamente desconocida en la minas de . carbón chilenas; la razón de ello es la poca dureza de los terrenos. Se sabe que las ventajas de la perforación mecánica disminuyen con la disminución de la dureza de los terrenos, pero no es dis-cutible que aún en los terrenos semi-duros como los del país, la perforación mecánica permitiría reducir el personal ocupado en

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los t rabajos en roca. Una experiencia seria de este procedimiento en las minas de Máfil ha demostrado, además, esta ventaja .

Transporte en las lías principales.— En esta materia no vemos en manera alguna perfeccionamientos posibles en las minas im-portantes, las cuales están provistas de instalaciones mecánicas bien estudiadas. Para el porvenir aconsejaríamos dar preferencia a las locomotoras eléctricas.

En resumen.—Constatamos que la explotación de las minas de carbón es susceptible de serios progresos, algunos de los cuales traerán consigo, además de un aumento de la producción, una disminución del precio de costo.

Insistimos sobre la necesidad'de aceptar los perfeccionamientos que reducen el número de obreros, aún si no hacen bajar los precios de costo. Sabemos que, siendo abundante la obra de mano en las minas de carbón, las sociedades no tienen el estímulo que existe en Europa, donde la obra de mano minera se disputa a gran costo. Bajo el punto de vista nacional, conviene econo-mizar la energía humana y reservarla para trabajos productivos. Un aumento de rendimiento y de producción es siempre favora-ble a un país minero, aun cuando no disminuya el precio de costo.

CAPITULO XXIV

Creación de nuevas minas

Hemos demostrado la posibilidad de un aumento del rendi-miento obrero en un 60% más o menos, sobre el promedio del rendimiento del año 1922. Un aumento semejante, haría que ciertas minas se encontraran en el límite extremo de sus posibi-lidades de extracción y otras tendrían que sobrepasarla. Para subsanar este inconveniente e ir más allá del aumento de produc-ción que las minas pueden realizar prácticamente, habría que crear nuevas minas. La misma solución debería preverse si las compañías actuales no aumentaran su producción.

Existen aún en Chile campos de explotación casi vírgenes. Señalaremos especialmente la región situada al Sur de Curanila-hue en dirección a Cañete, en la cual se han abierto últimamente pequeñas minas; Manto Grande, Araucana, Trihueco. Mediante el disfrute racional, esta región podría dar 500 a 600 toneladas por día, o sea, más o menos 150,000 toneladas por año. Actual-

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— S í -

mente el desarrollo de esta región está entrabado por la imposi-bilidad en que se encuentra el ferrocarril de Los Alamos-Lebu, de transportar un término medio superior a 200 toneladas por día y por las elevadas tarifas de transporte de este ferrocarril (cerca de $ 10.00 m je. por tonelada).

La división de la propiedad impedirá sin duda el pleno desa-rrollo de la producción de este campo carbonífero y, además en vista de lo poco reconocido que es, no se puede prever cuanto tiempo durará esta producción.

Se puede suponer que existen en Chile otros campos vírgenes donde podrían establecerse explotaciones de gran producción; pero, sólo los estudios pueden demostrarlo. Será absolutamente necesario, para realizar estos estudios, disponer de planos exac-tos de todas las minas existentes; es necesario, pues, que el S. Go-bierno ponga primero la obligación de confeccionarlos y de entre-garlos al Servicio de Minas y Geología. Todos los estudios que pudieran hacerse sin estos elementos indispensables, conducirían a pérdidas de tiempo y de dinero considerables.

Con el objeto de descubrir y de establecer importantes plan-teles de explotación señalaremos el interés que presenta el estu-dio de las regiones siguientes:

i .° Bahía de Arauco, mar adentro a continuación de las ex-plotaciones actuales y antiguas de Lota y Coronel e Isla de Santa María;

2.0 Playa Sur de esta Bahía y punta de Lavapié; 3.0 Parte Sur y costa Sur de la Bahía de Talcahuano; 4.0 Región central de la provincia de Arauco. Algunas de estas regiones, especialmente la bahía de Arauco,

se prestarían para el establecimiento de un poderoso sitio de explotación en el mar, en un lugar donde el fondo no tiene más de 30 mts. Este pique equipado para una producción de 3,000 to-neladas por día, se encontraría en las mejores condiciones para obtener un precio de costo de 30 a 35 pesos m /c. la tonelada F. O. B. en el estado económico actual. En cuanto al capital necesario para realizar semejante empresa, seríp, de más o menos 40 millones de pesos moneda corriente.

Pensamos que, si la iniciativa privada nQ estuviera en situa-ción, por razones que sería largo enumerar, de realizar este proyecto, debería ejecutarlo el S. Gobierno mismo. Una mina fiscal, análoga a las minas de que disponen diversos Gobiernos, aseguraría al Estado el aprovisionamiento de su flota, de sus

7 . — E S T U D I O .

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ferrocarriles y permitiría desempeñar en la cuestión del carbón un pápél de regulador decisivo.

Él ejemplo de países que poseen minas fiscales pruetra. que "éstas no constituyen una competencia peligrosa para las explo-taciones privadas. La mina fiscal está obligada a permanecer

-siempre a la cabeza de todos los progresos,, tanto en el dominio social como en el técnico; debe ser un modelo y a menudo un campo<de experimentos, por cuyo motivo ella no es jamásv para la industria privada, un competidor ruinoso.

En «1 caso particular de Chile, el aumento de producción qaé seta necesario para substituir por el carbón nacional los e®mí>us-tüíles extranjeros y para hacer frente al aumento de actividad

%iáustrial es tan importante, que una mina fiscal que produzca 3,000 toneladas diarias no sería ni siquiera una competidora comercial real para las otras compañías.

Según el resultado de los estudios y de los reconocimientos previos, otros lugares podrían convenir para el abastecimiento de nuevos sitios de extracción.

En cuanto a los trabajos de reconocimientos por medio de sondajes,. no podemos llamar suficientemente la atención del Estado y de los particulares sobre el peligro de emprender son-dajes sin garantía de poder alcanzar gran hondura. La explota-ción del carbón, siendo remuneradora hasta más de un mil metros, de ' hondura, conviene estar equipado para alcanzar esta^ hondura por medio de sondajes.

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QUINTA PARTE

CAPITULO X X V

¿Puede Chile prescindir del carbón y petróleo extranjero?

E n la Cuarta Parte hemos dado un cuadro que indica la im-portación de carbón y de petróleo y demostrado ,que estas im-portaciones representan a lo menos la mitad de las calorías ne-cesarias en Chile. La importación de petróleo, especialmente, representa anualmente más de 6o millones de pesos moneda corriente y que constituyen un peso considerable en la balanza comercial del país.

Cálculo del precio de diez millones de calorías útiles producidas por el petróleo o por el carbón nacional

Vamos a demostrar que, aún transportando el carbón al Norte (región de las salitreras), el precio de diez millones de calorías útiles producidas con el carbón nacional, es inferior al precio de estas calorías útiles producidas con el petróleo extranjero, a- con-dición evidentemente que las instalaciones de utilización sean adaptadas al consumo del carbón del país.

Nos basamos en los datos que siguen y que corresponden sensiblemente a los datos comerciales de fin de Marzo de 1924:

Cambio: una libra inglesa igual a $ 43.00 moneda corriente.

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Precio del petróleo (aceite pesado) puesto en algún puerto del Norte, por ejemplo en Antofagasta, 6o chelines:

Precio del transporte por ferrocarril de una tonelada de petró-leo hasta los consumidores alejados del puerto (por ejemplo ofi-cinas de la Compañía de Salitres de Antofagasta): 132 Kms. a 17,03 pesos oro por tonelada, o sea 26 chelines 7 peniques.

Uso de carro: 9,30 pesos oro por 20 toneladas, o sea 0,9 chelines por tonelada.

Poder calorífico del petróleo. 10,500 calorías. Rendimiento de las calderas a petróleo: 80%. Precio de venta del carbón F. O. B. en puertos carboneros

(Lota, Coronel o Lebu) 55 pesos moneda corriente. Flete del carbón desde los puertos carboneros a los puertos

del Norte $ 17.00 moneda corriente. Pérdidas en el camino hasta las usinas donde lo utilizan: 3%. Costos de descarga y transbordo en los puertos del Norte:

$ 4.00 moneda corriente. Transporte por ferrocarril, como en el caso anterior: '$ 8.58

oro o sea 13,5 chelines. Uso de carro: $ 9.30 oro por 16 toneladas o sea 0,11 chelines

por tonelada. Poder calorífico del carbón: 7.000 calorías. Rendimiento de las calderas de carbón: 75%. Respect o a estas bases es necesario hacer algunas observaciones. PRECIO DEL P E T R Ó L E O . — E l precio adoptado de 60 chelines

C. I. F. es el que figura en contratos recientes. En realidad cier-tos contratos nuevos han sido hechos a 62 y se prevé una nueva alza.

Poder calorífico del petróleo.—Hemos adoptado el de los aceites muy buenos.

Rendimientos de las calderas.—Los rendimientos que indica-mos se obtienen en instalaciones modernas cuidadas normalmente. No queremos en manera alguna pretender que los consumidores del país obtengan actualmente estos rendimientos, a juzgar por las instalaciones de producción de vapor que hemos visto. Si, lo que es posible, estos rendimientos no fueran obtenidos, el hecho sería a favor de nuestras conclusiones.

Precio del flete del carbón.—La cifra de $ 17.00 moneda corrien-te nos ha sido dada por prácticos muy competentes, como un precio al cual se podría fácilmente organizar un transporte entre puer.tos del Norte y puertos carboneros, para una cantidad no inferior a 75,000 toneladas anuales.

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Precio de venta del carbón.—Insistimos sobre este punto que el precio de § 55.00 moneda corrienti toma en cuenta una utilidad no inferior a $ 15.00 moneda corriente por tonelada en provecho de las compañías carboneras, es decir, en mano de nacionales, mientras que el precio de 60 chelines adoptado para el petróleo no deja nada o casi nada en mano de los chilenos.

En realidad ciertas compañías carboneras venden a $ 50.00 moneda corriente F. O. B.

Precio de descarga de carbón.—EX precio de $ 4.00 moneda co-rriente es elevado. Una descarga y transbordo bien organizados no deberían costar más de $ 2 m [c. pero tomamos ya en cuenta en el precio, la necesidad de instalaciones nuevas y las dificultades de los puertos del Norte.

Poder calorífico del carbón.—El poder generalmente garantido es de 7,000 calorías.

Pérdidas.—La pérdida de 3% no debe ser superada en un transporte de esta naturaleza bien organizado.

Mediante los datos se establece:

Precio del petróleo en puerto del Norte y puesto en tanques 60 sh.

Precio del carbón en puerto del Norte y puesto en depósito 36

Precio del petróleo a 132 km. al interior del puerto 87 Precio del carbón a 132 km. al interior del puerto 50

Precio de costo de diez millones de calorías útiles transforma-das en vapor motriz o de calentamiento: en chelines y peni-

ques: Util izado en Util izado a 132

puer to del km. al interior Nor te del puer to

sh. d. sh. d.

Con petróleo extranjero Con carbón nacional. . .

71 5 104 69 10 97

Economía en favor ,del carbón 1 7 /

Si se tomara como base de precio el que hemos señalado como obtenido a veces de 62 chelines para el petróleo C. I. F. en puerto

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del Norte y $ 50.00 moneda corriente F. O. B. en puerto carbonero sé tendría el cuadro siguiente:

Uti l izado en Util izado a 132 puer to del km. ai interior

Nor te del puer to

sh. d. sh. d.

Con petróleo extranjero Con carbón nacional

73 ... 65

10 5

106 5 92 7

Economía en favor del carbón 8 5 13 10

Se evidencia en todos los casos, una ventaja en favor del carbón, tanto mayor, cuanto más se aleja de la costa el lugar de consumo.

Sin haber examinado las instalaciones actuales de producción de vapor, no es posible determinar si, en todos los casos particu-lares, las economías realizadas sobre el combustible justificarían una transformación de las instalaciones, tan deseable sin embar-go, desde el punto de vista económico nacional; pero los cálculos anteriores permiten en todo caso afirmar que:

i .° En general, con el precio de 60 sh. para el petróleo, $ 55.00 para el carbón, la transformación délas instalaciones situadas al interior del país será ventajosa.

2.0 En general, con el precio de 62 sh. para el petróleo, $ 50.00 moneda corriente para el carbón, la transformación de las ins-talaciones, cualquiera que sea su situación, será ventajosa.

3.0 Si los precios del petróleo suben, como se hace prever a más o menos 80 sh. la transformación de todas las instalaciones, sin excepción será ventajosa. Esta transformación se hace abso-lutamente necesaria en el caso probable que haya obligaciónde importar durante algún tiempo carbón extranjero para suplir al aumento de consumo de carbón.

4.0 La transformación eventual debería ser realizada en un número de usinas bastante grande para justificar la organización de un transporte de 75,000 toneladas de carbón más o menos, de los puertos carboneros a los puertos del- Norte.

5.0 El reemplazo de 500,000 toneladas de petróleo más o menos consumidas anualmente, exigiría alrededor de 800,000 toneladas de carbón. La industria hullera debería, en consecuencia, aumen-tar su producción en dicha cantidad.

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Hacemos tabla rasa de las afirmaciones desprovistas de fun-damento de ciertas personas, según quienes, por razones téc-nicas, la inferioridad de calidad de los carbones chilenos sería un obstáculo para su uso en la producción del vapor. Bastará •decir que, en Alemania, país rico en carbones de primer orden, existen a las puertas mismas*de la mayor cuenca carbonífera, del Ruhr, centrales formidables que utilizan lignitos brutos que no dan sino 1,200 calorías y producen sin embargo vapor sobre calentado a alta presión. Para no citar sino ejemplos que hemos visto, y controlados en los propios lugares, aconsejaremos a los detractores del uso del carbón chileno ir a ver en Knappsack (cerca de C olonia) y en Weisweíler Zukunft (cerca de Düren) como producen respectivamente 400,000 y 50.000 caba-llos vapor cón combustibles a lo menos cinco veces más pobres que los carbones chilenos.

Nos queda por tratar la competencia del carbón extranjero. Este es más rico que el carbón chileno en la proporción de 8,000 a 7,000 calorías. Resulta que para competir con éxito con el car-bón nacional en los puertos del Norte, el carbón extranjero debería ser puesto y descargado en los puertos del Norte a 41 sh. 10 d.

Y las cotizaciones de fin de Marzo de 1924 eran de 45 sh. más o menos, por carbón no descargado.

La eventualidad de la competencia de los carbones extranjeros puede, pues actualmente ser descartada.

DERECHOS DE IMPORTACIÓN A LOS COMBUSTIBLES EXTRANJE-

ROS. — A nuestro parecer, un impuesto de internación a los combustibles extranjeros no se justificaría económicamente, sino en el caso de que suproducto se consagrara, en diversas formas, al desarrollo de la industria, por ejemplo:

Subvención a los organismos oficiales que se ocupan del estudio de la cuestión carbonera; primas de producción y de consumo a los primeros iniciadores de la transformación délas instalacio-nes para utilizar el carbón nacional; mejoramiento de los puertos; primas a las compañías carboneras que aumentaran suficiente-mente su producción; creación de minas fiscales; construcción de barrios obreros; lucha contra las enfermedades de la profesión; contrae! alcoholismo, etc., etc.

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SEXTA PARTE

CAPITULO X X V I

Posibilidad de una acción gubernamental

Hemos ya considerado en el curso de este estudio las diversas posibilidades de una acción del Supremo Gobierno en la industria carbonera. El presente capítulo será el resumen y la coordinación de las observaciones hechas anteriormente.

Hemos constatado muchas dudas acerca de la eficacia de la acción del Supremo Gobierno y hemos oído a detractores de esta acción, afirmar que las intervenciones del Estado en materias industrialés eran siempre nefastas. No queremos discutir afir-maciones de principio de este género, que son casi siempre inte-resadas, y nos limitaremos a,citar un ejemplo de casos históricos donde la intervención del Gobierno ha fomentado industrias o salvado éstas de catástrofes.

i . ° Intervención de Napoleón I, por medio de una ley minera admirable, para desarrollar la industria del carbón en Francia y Bélgica. Los resultados son conocidos de todos.

2.0 Intervención del mismo con el Decreto del Bloqueo Con-tinental, para fomentar la industria del azúcar de betarraga en el continente europeo y poner en jaque a la industria inglesa del azúcar de caña.

3.0 Intervención del Estado en la industria de transporte en

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común bajo forma de concesiones, de préstamos o de participa-ción directa.

4.0 Intervenciones múltiples del Estado por medio de leyes sociales, subsidios, etc., en la industria metalúrgica de diversos países.

5.0 Intervención del Estado (Estados Unidos e Inglaterra) en la política del petróleo, del nitrato sintético, etc.

Resumimos, pues, .a continuación la posibilidad de la inter-vención del Gobierno Chileno en la industria carbonera.

I.—Modificación de la ley minera.— La ley actual no favore-ce ni el cateo del carbón ni la creación de nuevas instala-ciones; es sobre todo causa de la falta de competencia y de ini-ciativa en la induíria del carbón. Prácticamente la produc-ción del carbón es un monopolio.

La ley de Napoleón, aplicada con algunas modificaciones por Francia, Bélgica y Alemania, puede darse como ejemplo. A pesar de que proteje los derechos de los propietarios del terreno, esta ley provoca la competencia y favorece la explotación. Por esta razón, en los países nombrados, ningún yacimiento práctica-mente explotable queda inactivo.

El problema de la legislación minera habiendo sido tratado luminosamente por un especialista, invitamos al lector a recurrir a dicho estudio: Fernando Aldunate Errázuriz, Legislación car-bonífera.

II.—Creación de una vigilancia administrativa de las minas.— En todos los grandes países mineros y aún en aquellos donde la importancia minera es reducida (Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Bélgica, Italia, Rusia, etc.), las minas de carbón son visitadas periódicamente por especialistas, ingenieros del Cuerpo de Minas del Estado, de una competencia, de una hon-radez e imparcialidad a toda prueba, quienes ponen al Gobierno y a las empresas explotadoras al corriente de los últimos perfec-cionamientos, los estudian en el país o en el extranjero y les dan toda la publicidad deseable. Intervienen a menudo en calidad de árbitros, en las dificultades entre las compañías mismas, entre la compañías y particulares u obreros." Los conflictos de todo orden y especialmente del t rabajo se determinan así más ligero. Los gerentes están obligados a comunicar a estos ingenieros todos los planos y datos que ellos pidan. Estos levantan la carta general de las minas, están encargados de vigilar la aplicación de los reglamentos de policía minera, de hacer las encuestas

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sobre accidentes del trabajo, de establecer el monto del impuesto que las minas deben al Estado. Para realizar esto, ellos tienen el derecho de investigar las contabilidades. Contrariamente a l o que los pesimistas pudieran creer, este derecho no da jamás lugar a ningún acusación ni crítica.

Los ingenieros de minas del Estado verifican el avance de las faenas a fin de evitar el trabajar fuera de límites (internaciones;)', las que son por .otra parte severamente castigadas.

En resumen la explotación de minas, considerada como un favor .otorgado por el Estado, -está sometida a cierto número de obligaciones.

III.-—Dictación de leyes sociales.—Especialmente sóbrela poli-cía y la higiene del trabajo, el contrato de trabajo y su ejecución, las habitaciones obreras, los derechos y los deberes respectivos de los patrones, empleados y obreros.

IV.—"Estudio económico de la industria del carbón.—El Estado debería hacer un estudio sistemático de la industria carbonera desde el punto de vista económico (precio de costo, costo de los transportes, precio de venta).

V.—Creación de minas fiscales.—Una solución fácil y rápida de la cuestión del carbón mediante una modificación de la ley de minas, y después de estudios previos, sería la creación de una mina moderna, de gran producción, destinada primero al abas-tecimiento de los Servicios del Estado y a la venta a los consu-midores particulares después. El Estado desempeñaría así un papel regulador en la cuestión minera y en la economía nacional; condiciones de trabajo, precio de costo y precio de venta; la competencia estimularía el celo de las compañías y traería consigo un aumento de producción más rápido que el que se puede esperar de la iniciativa privada, en el estado actual de la legislación. Sería fácil desmostrar con cifras que la creación de una mina fiscal, análoga a las de Holanda, Francia y Alemania, sería para el Estado una fuente de utilidad de dinero y un pode-roso estimulante de la actividad económica.

VI.—Construcción de puertos y de ferrocarriles.—•Gomo lo hemos dicho en el Capítulo XIX, la construcción de puertos y de ferrocarriles debe ser prevista sin el objeto de lucro inmediato, no solamente con el objeto de remediar a la situación actual, pero, y sobre todo en previsión del porvenir. Como obras especial-mente interesantes para el desarrollo de la producción nacional, señalaremos la construcción del puerto de Lebu, el mejoramiento

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de los otros puertos carboneros. Sería también de desear la am-pliación de la red ferroviaria en la provincia de Arauco y subsi-diariamente, la rebaja de las tarifas de los ferrocarriles, así como de fletes desde los puertos carboneros a los puertos del Norte.

Estimamos que la intervención del Estado en la industria del carbón se justifica. En la hora en que los Estados poderosos y bien provistos de carbón (Inglaterra y Estados Unidos) hacen de la cuestión del combustible una plataforma de sus acciones exteriores, y en que las dificultades europeas provienen en gran parte de la política de los combustibles, no le es permitido a ningún Estado desinteresarse.

Las industrias del carbón y del fierro son los fundamentos de la civilización moderna, amalgama compleja de industria y de comercio y donde a menudo el arte, base de las civilizaciones an-tiguas, es relegado al último plan. Al mismo tiempo que de-ploramos ésto desde el punto de vista idealista, hay que aceptar este hecho consumado y reconocer que los países más poderosos son los que han hecho de los combustibles y de los metales el fundamento de su política interior y exterior. Hecemos votos porque, imitando estas grandes naciones, en el interés de su desa-rrollo y de su porvenir, Chile haga, a su vez, de una política económica bien estudiada, la base y el objetivo de las activi-dades del Estado.

Santiago, Abril de 1924.

E D M U N D O D E L C O U R T .