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Libro Reeditado por el Colegio de Ingenieros Forestales Sede Biobío, Concepción

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  • Reedicin del Colegio de Ingenieros Forestales de Chile AG

    Reedicin comentada

    Reedicin comentada

    Estudio Experimental sobreSelvicultura en Chile

    Konrad Peters

  • Publicacin del Colegio de Ingenieros Forestales de Chile AG

    Reedicin comentada

    Estudio Experimental sobreSelvicultura en Chile

    Konrad Peters

  • AutorKonrad Peters

    ReeditoresFernando Muoz Sez

    Monserrat Quezada Larenas

    Colaboradores Fernando Drake ArandaFernando Dunn Baladrn

    Roland Peters NarioPedro Real Hermosilla

    Libro Reeditado por el Colegio de Ingenieros ForestalesSede Biobo, Concepcin

    Diseo y diagramacinEspiga Comunicacin Creativa

    ImpresinTrama Impresores S.A.

    Edicin de 1.000 ejemplares

    2015

    Estudio Experimentalsobre Selvicultura en Chile

    ISBN: 978-956-7660-03-2

  • Agradecimientos

    III

    El Colegio de Ingenieros Forestales AG y los reeditores desean agradecer a los Ingenieros Forestales Dr. Fernan-do Drake Aranda, Dr. Pedro Real Hermosilla y Fernando Dunn Baladrn, por sus valiosos comentarios a los captu-los del libro que reeditamos. Un especial agradecimiento al Ingeniero Forestal Dr. Roland Peters Nario, por autori-zar en nombre propio y de su familia la reedicin del libro Estudio Experimental sobre Selvicultura en Chile escrito por el Ingeniero Forestal y Civil alemn Konrad Peters, adems de aportar material grfico que ha sido incorpora-do al libro reeditado.

    Tambin agradecemos a la Facultad de Ciencias Foresta-les de la Universidad de Concepcin, en el nombre de su Decano Dr. Manuel Snchez Olate, as como a la empre-sa Arauco, quienes sin dudarlo apoyaron financieramente la reedicin del libro.

    Reeditores

  • ndice

    V

    Presentacin VII

    Prlogo XI

    Estudio Experimental Sobre Selvicultura en Chile 1

    Introduccin 7

    Captulo I: Ordenacin de los bosques 9

    Captulo II: Las diferentes formas de bosques 23

    Captulo III: Los cuidados de los bosques 25

    Captulo IV: La corta final 47

    Captulo V: Rendimientos de madera 49

    Captulo VI: El eucalyptus 55

    Apndice 59

    Biografa de Konrad Peters: Tras la huella de un visionario 63

    Elfriede Peters Vogt: El pionero segn una de sus hijas 76

  • Presentacin

    VII

    El Colegio de Ingenieros Forestales ha querido sumarse al reconocimiento que se le hace al Ingeniero Forestal Kon-rad Peters, por sus relevantes aportes al desarrollo de la silvicultura en el pas. El carcter pionero de sus experien-cias y su disposicin a compartirlas a travs de la publi-cacin Estudio Experimental Sobre Selvicultura en Chile hablan de su compromiso con la actividad forestal, su co-nocimiento, divulgacin y engrandecimiento. Todos estos , desafos de los ingenieros forestales en Chile y el mundo.

    La publicacin que en esta oportunidad se ha reedita-do, resume experiencias en el cultivo de Pinus radiata y Eucalyptus globulus, realizadas hace aproximadamente setenta y cinco aos, poca en la que nuestro pas no contaba con Ingenieros Forestales formados en Chile y se desconocan las tcnicas de manejo de los bosques, como tampoco el principio de sustentabilidad que deba guiar este manejo. Basta sealar que los estudios de Kon-rad Peters surgieron debido a la sobreexplotacin hecha de los recursos nativos en esa poca para abastecer la demanda minera del carbn, sobreexplotacin que Kon-rad Peters enfrent exitosamente a travs de la genera-cin de plantaciones forestales.

    Sus experiencias silvcolas, plasmadas en este libro, constituyeron valiosos aportes tcnicos que han sido re-conocidos y validados en la actualidad. Conceptos como la sustentabilidad, Un rgimen ordenado establece la ex-plotacin anual de un volumen que no debe sobrepasar a la produccin del bosque (sic), y la rodalizacin de los bosques, indica que tena ya en esos tiempos claridad de las necesidades que impone una gestin ordenada de los recursos forestales, conceptos que actualmente son bsi-cos para su adecuado manejo.

  • Su visin es integrada y no solo se limita a los rboles, ya que tambin resalta la necesidad de mantener ade-cuados caminos en los bosques y las exigencias de una adecuada cubicacin de ellos para conocer la produccin de madera. Todo esto explicado de manera muy clara en un contexto en que estas temticas no eran conocidas ni menos utilizadas.

    Su carcter divulgativo se ve reflejado adems en la can-tidad de esquemas y lminas que permiten conocer los conceptos que explican adecuadamente cada situacin, indica el concepto de rotacin de cada plantacin y en el caso del eucaliptus seala en sus escritos, el manejo del monte bajo o renovales, tema que hoy es fundamental.

    Tambin seala manejos que debieran realizarse para disminuir el riesgo de incendios forestales, concepto que en esos tiempos no eran considerados fundamentales. Adems se anticipa, indicando que las plantaciones de esos bosques, que en esos tiempos se iniciaban y que no tenan gran impulso industrial, seran de gran importancia econmica y de desarrollo, dado que ya el bosque nativo estaba disminuyendo proporcionalmente su aporte.

    En la actualidad el concepto de sustentabilidad ha sido adoptado por todas las actividades productivas y es de uso frecuente por la poblacin, sin embargo, a principios del siglo veinte la actividad forestal se caracterizaba por una extraccin enfocada nicamente en consideraciones econmicas de corto plazo. Por lo mismo, el aporte he-cho por el Ingeniero Forestal alemn Konrad Peters es tremendamente valioso, ya que permiti dar a conocer que la actividad forestal no debe ser de corto plazo y que las expectativas econmicas deben ir acompaadas de consideraciones de sustentabilidad de largo plazo, que en ningn caso amenazan la rentabilidad, todo lo contrario, permiten asegurarla sin comprometer la estabilidad de los recursos forestales.

    VIII

  • En momentos en que la sustentabilidad de la actividad fo-restal en Chile es cuestionada, las experiencias que Kon-rad Peters nos presenta en este libro son una reafirmacin para todos los Ingenieros Forestales que la sustentabilidad es el corazn de nuestra actividad y que es plenamente posible compatibilizar las aspiraciones econmicas, am-bientales y sociales, en un contexto de desarrollo forestal presente y futuro.

    Roberto Cornejo EspsitoPresidente NacionalColegio de Ingenieros Forestales de Chile

    IX

  • Prlogo

    XI

    Tener la oportunidad de prologar esta reedicin de la obra de mi abuelo sinceramente me emociona, por lo que de-seo agradecer muy especialmente a la Directiva Regional del Biobo del Colegio de Ingenieros Forestales AG el ho-nor que me han conferido. Especial reconocimiento quiero hacerle a su Presidente Dr. Fernando Muoz, reeditor e impulsor principal de esta iniciativa, y a mis colegas Dr. Fernando Drake, Fernando Dunn y Dr. Pedro Real, quie-nes tuvieron la gentileza de comentar tcnicamente los planteamientos expuestos en los diferentes captulos del libro y confrontarlos con la actuales tcnicas empleadas en el establecimiento, manejo y cosecha de las plantacio-nes forestales. Una mencin muy especial a la periodista y tambin reeditora Monserrat Quezada, por su incansable labor de investigacin histrica que permiti mostrar con su extensa y documentada biografa la verdadera situa-cin del Chile de entonces que el autor debi enfrentar, a la vez que supo retratar fielmente al ser humano, al profe-sional y padre de familia que estaba detrs del personaje.

    Este ao es para m especialmente significativo; estoy cumpliendo 50 aos de vida profesional como ingeniero forestal, carrera que seguramente le debo al ejemplo, tra-yectoria y trascendencia que marcaron la vida de mi abue-lo, aniversario personal coronado con esta reedicin co-mentada del libro Estudio Experimental de Selvicultura en Chile, escrito hace ms de 75 aos por el ingeniero civil y forestal Konrad Peters. La gran alegra que experiment al conocer la iniciativa inmediatamente se hizo extensiva a todos sus numerosos descendientes, pues se estaba reconociendo pblicamente y haciendo un justo homenaje al hombre visionario que a principios del siglo pasado dej su Alemania natal para venir a enfrentar la tarea de abas-tecer con madera de eucalipto las entonces importantes minas de carbn, propiedad de la Compaa Carbonfera e Industrial de Lota.

  • Pero su inquieto espritu de investigador lo fue llevando mucho ms all del objetivo principal para el cual haba sido contratado. Enfrentado al desafo de detener el de-gradante proceso erosivo de miles de hectreas de nues-tros suelos que ya evidenciaba la hoy Octava Regin del Biobo para transformarlos en suelos productivos y apro-vechando las investigaciones publicadas en 1910 de Fe-derico Albert en introduccin de especies donde brillaba con luz propia nuestro actual Pino radiata, instal impor-tantes superficies de ensayos pilotos masivos con sta y otras especies que le parecan podan resultar intere-santes para la zona y el pas, los cuales yo tuve felizmen-te la oportunidad de conocerlos en el Fundo Los Llanos previo a la construccin de la planta de Celulosa Arauco hoy emplazada en esos terrenos. Ya convencido del gran potencial que mostraba el Pino radiata y por su formacin, siempre muy imbuido del principio de sustentabilidad, tr-mino que no es ms que una transformacin semntica del principio bsico de nuestra profesin vlido por ms de 300 aos, el alemn Nachhaltigkeit, impuls la fores-tacin de extensas reas de la Compaa con esta espe-cie, llegando a transformarse en las mayores reservas de plantaciones industriales manejadas de la poca.

    Junto a grandes hombres como el sueco Pablo Agren y el dans Troels Bay-Smith, entre otros, que fueron sus ami-gos y testigos de su generosidad profesional, mi abuelo Konrad Peters es reconocido como uno de los ms impor-tantes pioneros y precursores de las plantaciones foresta-les con fines industriales, un recurso que hoy se empina por sobre los ms de dos millones y medio de hectreas, gran generador de empleo y segundo sector exportador, con una riqueza que posibilita una condicin de vida ms digna a millones de chilenos, al mismo tiempo que con su existencia ha protegido por muchos aos a nuestro bos-que nativo.

    XII

  • Estoy seguro que, como gran amante de la naturaleza que era y riguroso en su tica profesional, para l nunca existi el artificial dilema plantaciones versus bosque na-tivo; si las cosas se hacan bien cada cual deba ocupar su lugar. Vale recordar al respecto al conocido colega y profesor chileno Dr. Ronnie de Camino, quien seala en un artculo escrito con el ingeniero agrnomo venezola-no - alemn Dr. Gerardo Budowski, ambos del CATIE en Turrialba, Costa Rica, algo que es de toda lgica y que aprovecho de remarcar: no es lcito comparar las carac-tersticas ambientales de las plantaciones forestales con las del bosque nativo, hay que hacerlo con las reas que ellas ocupan en su inmensa mayora, terrenos marginales, degradados y con serias limitaciones. Yo agrego, dnde difcilmente poda restaurarse el bosque originario.

    Quiero terminar este prlogo repitiendo las palabras reple-tas de modestia de mi abuelo respecto de su libro, ser una gran satisfaccin para el autor saber que esta obrita servir de gua verdaderamente til a la Selvicultura Chile-na que ha tomado gran auge en los ltimos tiempos (sic). Quiero agregar con orgullo, que no me cabe ninguna duda que as fue y el Colegio de Ingenieros Forestales AG y el pas se lo estn agradeciendo con este homenaje.

    Roland Peters NarioIngeniero forestal, Dr.

    XIII

  • 3

  • 5Con motivo de haber cumplido el autor de este pequeo trabajo en el ao 1937 treinta aos de labor en los bosques de Lota, se permite dedicarlo al

    Seor don JUAN MANUEL VALLE,

    Gerente de la Compaa Carbonfera e Industrial de Lota, propietaria de los ms grandes bosques artificiales del continente sudamericano, rogndole se digne aceptar su respetuoso homenaje.

    Lota, Julio de 1937

    EL AUTOR.

  • 7INTRODUCCIN

    El anhelo que sirve de gua a este modesto trabajo, dedicado a los selvi-cultores chilenos, es el de orientarlos con ideas que son fruto de treinta aos de experiencias, sobre los cuidados necesarios y esenciales que debe tener aquel a quien est entregada la explotacin de bosques artificiales.

    En las lneas de este folleto escrito sin pretensiones cientficas y sin arrestos literarios, encontrarn los selvicultores las normas precisas para con-seguir rboles de subido valor, lo que naturalmente constituye la aspiracin de todo propietario, ya que solamente as el dinero invertido producir el inters a que legtimamente tiene derecho, el que invierte sumas en la reforestacin.

    Las esperanzas de legtimas utilidades, tienen hoy ms que nunca sli-do fundamento, si se toma en cuenta el aprovechamiento moderno de los pro-ductos forestales que ya no slo se utilizan en construcciones, mueblera, etc., sino tambin la Qumica ha descubierto que pueden utilizarse como materia prima de suma importancia en la Industria; basta citar a este respecto y a modo de ejemplo la sacarificacin de la madera para obtener alcohol etlico o su con-versin en productos alimenticios para animales. Llegar tal vez el da en que el refinamiento alcance una perfeccin tal que permitir convertir la madera en un alimento que sirva al hombre. No menos interesante es la destilacin de la madera con sus variadsimos productos qumicos; su transformacin en fibras que sirven a la industria textil para la fabricacin de la seda y de la lana artificial la ltima cubri, en el ao 1936 en Alemania, el 28% del consumo-; otro ramo es la industria de las pastas de madera para la fabricacin de papel.

  • 8Estas son perspectivas que con razn entusiasman en la actualidad a los capitalistas y dueos de terrenos para cubrir con rboles sus tierras inaptas para explotarlas en una forma ms lucrativa.

    Es necesario tener presente que la reforestacin no est terminada con plantar rboles, no, el cuidado de la plantacin es de igual importancia.

    No hemos incluido instrucciones sobre la manera cmo efectuar las plantaciones, en vista que esta materia ha sido tratada en forma bien expli-cativa en la obra escrita por el Ingeniero Agrnomo don Ernesto Maldonado, denominado Tratado de Arboricultura Forestal y de Adorno tomo I, sino hemos descrito aqu solamente el cuidado las plantaciones ya formadas.

    Ser altamente satisfactorio para el autor saber que: este modesto folle-to sea una cooperacin efectiva a la obra en que se encuentran empeados los selvicultores de Chile.

    Lota, Julio de 1937.

  • 9CAPTULO I

    ORDENACIN DE LOS BOSQUES

    A pesar de que este captulo no tiene relacin directa con nuestra in-tencin de explicar en primer lugar el cuidado de los bosques, nos parece sin embargo necesario decir algo sobre el rgimen en que deben ser encuadrados los bosques bien administrados.

    Mientras ms extensa es la superficie plantada con fines forestales, ms necesaria se hace la aplicacin de mtodos con base cientfica para asegurar el xito en la explotacin de los planteles forestales. Una ordenacin metdica se impone de 300 ha arriba.

    Un rgimen bien ordenado establece en primer lugar la explotacin anual de un volumen de madera que no debe sobrepasar a la produccin del bosque, lo que quiere decir, que se aprovecha el aumento anual de la masa que es la nica manera de asegurar un rendimiento constante, pues solamente as se obtendr una renta constante y uniforme durante un cierto tiempo.

    Para la organizacin de un bosque en la forma descrita, el primer requi-sito indispensable es la mensura que servir para la confeccin de un buen pla-no general de la propiedad, en el cual estn indicados de modo claro y preciso los deslindes, los caminos y las aguas; la escala de ese plano puede hacerse de 1: 20.000. Un segundo plano, el plano especial, se necesita en una escala de 1: 5.000, en el cual se indican todos los detalles del bosque: las diferentes edades y las especies de las distintas plantaciones diferenciando las edades de

  • 10

    10 en 10 aos y marcando en el plano los diferentes grupos con letras y las variedades de rboles con distintos colores.

    Adems exige la organizacin completa una divisin del bosque en sec-tores, en los cuales se encuentran subdivididos los grupos en la forma expli-cada arriba, eligiendo para sus lmites los caminos, arroyos, cortafuegos y la configuracin de la superficie del bosque.

    Un captulo importante es una buena distribucin de los caminos, pues de ellos depende en el futuro en gran parte un aprovechamiento econmico de los productos. La fijacin de la red de caminos no presenta dificultad alguna en los terrenos planos, pero en los terrenos de una topografa variada se pre-senta la distribucin caminera muchas veces como un verdadero problema; en ese caso es preciso amoldarse a la superficie. Siempre se trata de trazar los caminos principales lo ms abajo posible en las quebradas y ramificarlos con caminos secundarios que dan acceso a las faldas y alturas.

    Para poder fijar la superficie ocupada con rboles y su masa de madera explotable anualmente, se abre un registro donde se anotan las secciones y grupos detallados por edades y especies, de cuyo resumen general se deduce el volumen de la madera producido por el bosque y por consiguiente la renta que se puede esperar; para su determinacin se procede como sigue:

    En primer lugar es preciso fijar la edad de la cortabilidad, pues de ella depende la adopcin del turno que servir en el futuro para la explotacin del bosque. Tratndose en Chile generalmente de especies exticas de un creci-miento rpido, se tratara en la mayora de los casos, de turnos relativamente cortos.

    La edad de cortabilidad depender en primer lugar de la regin, de la calidad del suelo y tambin de las dimensiones exigidas para los productos en el mercado.

    Una vez determinado el turno, se lo divide en cuatro perodos, agrupan-do en cada uno de ellos las plantaciones existentes por sus edades diferencia-das de diez en diez aos. Por ejemplo, el primer perodo abarca todos los r-boles de 31 a 40, el segundo los de 21 a 30, el tercero los de 11 a 20 y el cuarto las plantaciones de 1 a 10 aos. En el caso que resultara el resumen en cada uno de los cuatro perodos con superficies iguales, las edades de cada grupo

  • 11

    ms o menos bien repartidos y con calidades de los suelos uniformes, entonces lo tenemos que hacer con un bosque normal. Pero resulta que en la prctica no se presenta este caso nunca, sino generalmente aparece uno u otro perodo con excesos o mermas que obliga entonces de compensar prudentemente las edades de aquellos grupos que por diversas razones no conviene dejar en el grupo que le corresponde; por ejemplo, adelantando las superficies ocupadas por bosques decrpitos y atrasando aquellas partes que prometen por su estado satisfactorio una buena renta.

    Intercalamos aqu la manera cmo se puede constatar las edades de los rboles. Como cada rbol va dejando grabada su propia historia en el cuerpo leoso, basta contar los anillos en la seccin transversal ms bajo de los tron-cos; el nmero de anillos aumentado en 2 3 aos indica la edad.

    Hemos visto que el primer perodo contiene los rboles con las eda-des ms altas, la razn para que sean destinados a la explotacin durante los prximos diez aos, efectundose las cortas sucesivamente para proceder en seguida de repoblar la superficie desocupada inmediatamente, de manera que con el desaparecimiento del arbolado viejo, esta superficie est cubierta en el dcimo ao por completo, con rboles jvenes formados por medio de una repoblacin natural o artificial.

    El volumen disponible en el primer perodo, cuyas cortas no se efectan por secciones establecidas calculadas por la divisin de la superficie, sino por la divisin de las masas de madera disponible por el nmero de los aos que corresponden al decenio; el resultado obtenido as se denomina la posibili-dad (Abnutzungssatz, Jahresetat); por ejemplo si fuera el resultado total de la cubicacin 18.000 metros cbicos en un perodo de 10 aos, entonces corres-pondera un volumen anual explotable de 1.800 metros cbicos, al cual hay que agregar la proporcin que le corresponde por el aumento de la masa de los rboles que no se cortan inmediatamente sino en etapas distanciadas de un ao, hasta terminar a los diez aos con toda la superficie del primer perodo.

    Es conveniente no explotar anualmente el total de la posibilidad, sino disminuirlo un poco con el fin de disponer de una reserva con el objeto de no alterar la renta constante que podra ser disminuida por incendios de bosques, huracanes, etc.

  • 12

    Se comprender que mientras que est en explotacin el primer pe-rodo, estn los otros sometidos al cuidado que requieren los bosques bien cultivados, efectundose cortas de limpia en las partes recin repobladas, y las cortas de raleamiento en las plantaciones ya formadas; estas ltimas ya dan productos utilizables y por eso se puede darles el nombre explotacio-nes preliminares, pues ayudan a incrementar la renta. Estas explotaciones preliminares tambin se regularizan con el fin de sacar de ellos rendimientos constantes todos los aos, para eso se divide la superficie de cada perodo en el nmero de aos que le corresponda para establecer de este modo el nmero de hectreas que es necesario ralear cada ao.

    Un bosque organizado en la forma descrita asegura al propietario una renta anual constante y l, comprendiendo las funciones econmicas de sus bosques procurar siempre no tocar excesivamente el capital que representan los rboles.

    Para cubicar una parte determinada de un arbolado existen varias ma-neras; indicamos aqu lo ms necesario sobre el respecto: un bosque que ha sido raleado uniforme y que no est interrumpido por claros, puede facilitar mucho la cubicacin de su volumen, porque en ese caso no es preciso tomar las dimensiones midiendo los dimetros de todos los rboles, sino que se elige una parte caracterstica de una extensin de 0,5 hectreas geomtricamente bien fijada, para proceder en seguida, tomando los dimetros de rbol por r-bol dentro de este cuadro para relacionar proporcionalmente el resultado a la superficie total del sector.

    Se entiende que un bosque, cuyo contenido no posee las caractersticas del anterior, requiere que se tomen las dimensiones a cada rbol para poder conseguir as una cubicacin exacta.

    Los dimetros de los rboles se miden en una altura de 1.30 metro so-bre el suelo y se cubica como si fuera un cilindro perfecto, sirviendo en esa operacin la altura media (Durchschnittshohe) del bosque o de un cierto grupo de rboles como altura del cilindro. La masa cilndrica se reduce por el factor (Formzahl), el cual flucta generalmente entre 0.42 a 0.55, debido a la forma cnica y algo de parbola de los rboles (lmina I).

  • 13

    La produccin media (Durchschnittszuwachs), es decir el volumen de madera expresada en metros cbicos por hectrea producido en un tiempo de-terminado se calcula en la siguiente forma: un bosque con una edad de 40 aos produjo 600 metros cbicos por hectreas durante el tiempo indicado, su pro-duccin media sera entonces 600/40=15 metros cbicos por ao y hectrea. Tambin se puede calcular el aumento de la masa cientficamente, buscando el porcentaje del aumento por medio de barrenos especiales (Zuwachsbohrer) que permiten de sacar un tarugo de madera en el sentido radial de cuyas capas leosas se puede calcular por medio de ciertas frmulas la produccin que se puede esperar del bosque en los aos venideros.

    Las cortas finales se hacen generalmente a matarrasa (Kahlschlag), es-pecialmente tratndose del pino. Ese mtodo es tanto ms adoptable por la particularidad del pino de reproducirse natural con una facilidad sorprenden-te; especialmente en la provincia de Concepcin donde estn las condiciones climticas muy favorables a una germinacin de la semilla que se desprende de los rboles cortados. No es necesario en esta regin una corta especial para facilitar la similacin que consiste en hacer cortas preparativas y diseminato-rios en forma de raleo para lograr una abundante diseminacin de semillas. Tampoco es necesario en el mayor de los casos de rastrillar o arar el suelo y despejar de malezas y hierbas, pues un bosque de pino en condiciones exigi-

    Lmina I.

  • 14

    das por la selvicultura no deba tener vegetacin alguna debajo de los rboles al tiempo de efectuarse la corta final. Se comprende as que es innecesario dejar rboles-padres que sirven de proteccin al joven repoblado, pues nuestra prctica en Chile ha demostrado en muchsimos casos, que practicando cortas finales de pinares maduros, se desarrollan las plantitas aparecidas despus en magnficas condiciones en una abundancia y fertilidad pocas veces visto. Este mtodo tiene la ventaja ante el artificial de ser ms econmico y de asegurar a los rboles un crecimiento ms rpido, gracias al arraigamiento natural que no se interrumpi como en el caso de una plantacin a mano, pues el trasplante de un pinito es siempre una intervencin brusca en su vida. Otro factor favorable es el suelo, enriquecido de una buena cantidad de humus, la tierra vegetal que se form en el curso de los aos en el bosque viejo por las hojas y otros des-perdicios vegetales del mismo.

    Es realmente maravillosa la facilidad con que se reproducen los pinares en la zona de nuestra referencia y es de suponer que ms al sur las condiciones sean las mismas.

    Es inevitable que se produzcan de vez en cuando claros sin arbolitos, stos hay que rellenar lo ms pronto posible con plantitas sacadas de las partes donde estn demasiado juntas. Generalmente es la reproduccin natural tan abundante que hace necesario una corta de limpia en el segundo o tercer ao ya.

  • 15

    EL MANEJO SILVICULTURAL Y LA ORDENACIN DE BOSQUES

    Exordio: El autor, advierte, por ho-nestidad y en el ejercicio de su res-ponsabilidad tica, que la presenta-cin reproduce en parte diferentes opiniones de connotados profesio-nales que gestionan en este mbito de la Ingeniera Forestal.

    El intento que lleva a cabo el autor Konrad Peters en tratar aspectos de la ordenacin de bosques es impor-tante ya que expresa la gestin que se debe llevar a cabo mediante un ordenamiento territorial de las masas boscosas con un fin econmico. Han transcurrido aos de la formulacin de este planteamiento crtico y me-todolgico, no obstante en esencia, el macroobjetivo se mantiene en el tiempo.

    En la actualidad, el avance del cono-cimiento avasallador con gran sus-tento informtico, permite analizar con mayor cercana a la realidad el crecimiento y desarrollo de nuestros bosques, calculando con mayor pre-cisin y exactitud los productos a ex-traer a una edad de liquidacin del capital vuelo. Se involucran en ello profundos estudios de comporta-

    miento de la rentabilidad basada en centros de costos, precios, produc-tos y tasas de descuento, sustentado en criterios de eficiencia econmica y apoyado de potentes programas computacionales para la aplicacin de tcnicas de investigacin de ope-raciones.

    Cabe preguntarse por qu ordenar? Por las caractersticas de las masas boscosas. La diversidad de hbitat de inters presente y las caracters-ticas de las masas que componen los bosques con diferente composi-cin de especies y diferentes tipos de formaciones, y su carcter multi-funcional con una gran variedad de aprovechamiento dentro del mismo bosque.

    Otra razn para ordenar es que su fin prioritario es la conservacin, combinado con su marcado carcter antrpico. Se debe tener en cuenta que sus aprovechamientos a veces no son madereros y la flexibilidad del mtodo de ordenacin por roda-les permite: adaptar la intensidad de la gestin en funcin de las necesi-dades silviculturales de cada rodal;

    Fernando Drake Aranda. Es Ingeniero Forestal, Dr. en Ciencias Forestales. Desarroll actividades profesionales en la Corporacin Nacional Forestal y en la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepcin.

  • 16

    prever grandes inversiones o slo las realmente ejecutables en el pe-riodo; integrar sin dificultad cualquier vicisitud acaecida en el periodo an-terior sin que se trastoque el mto-do; corregir las desviaciones en la gestin e integrar los nuevos conoci-mientos que se produzcan entre re-visiones; mantener un equilibro entre las masas forestales y los bienes y servicios demandados; una sencilla comparacin de los cambios al anli-sis de los planes especficos concor-dantes con la planificacin a la masa boscosa en su conjunto.

    Con la planificacin se inicia la fase de sntesis de la ordenacin, es de-cir, de toma de decisiones que sigue al anlisis del bosque. La planifica-cin de un proyecto de ordenacin consta de tres partes bien diferencia-das jerrquica y cronolgicamente. La primera, determinacin de usos, constituye la fase inicial de la toma de decisiones. Su objetivo es dibujar el esquema general de la ordena-cin, constituir las principales lneas de la estrategia. Este apartado debe responder a preguntas genricas como las siguientes:

    1.- Modelo del bosque final que se considera ptimo de acuerdo con las condiciones actuales y los objetivos generales.

    2.- Usos a los que ser destinado el bosque durante la transicin a ese modelo.

    La segunda parte, denominada plan

    general, se trata de la planificacin de carcter estratgico que define las principales actuaciones sobre los elementos y recursos del ecosistema encaminados hacia la consecucin del modelo final del bosque elegido.

    Y la tercera fase corresponde a la formulacin del plan especial, a corto y mediano plazo, donde las decisiones que se toman pertene-cen en su mayora al nivel tctico de la planificacin. En l se describen cunto, cmo y dnde se va a actuar en el prximo periodo de ordenacin hasta la revisin del plan operativo anual, de acuerdo con las directrices establecidas en el plan general.

    Cada uno de los aspectos anterio-res ha sido considerado en el libro de Konrad Peters, teniendo siempre como esquema ordenador el con-cepto Rendimiento Sostenido, muy propio de la silvicultura de Europa Central. Esto se denota claramente cuando seala que un bosque or-ganizado asegura al propietario una renta anual constante y l, compren-diendo las funciones econmicas de sus bosques, procurar siempre no tocar excesivamente el capital que representan los rboles.

    El desafo actual de los proyectos de ordenacin forestal, en su con-cepcin global, indica que debera ponerse mayor nfasis en la integra-cin de las nuevas demandas socia-les de los bosques, potenciando as el principio clsico de la maximiza-cin de utilidades aportadas (mul-

  • 17

    tifuncionalidad) que generalmente ha sido asumido como un referente retrico pero sin virtualidad real. No es suficiente con incorporar tales demandas analizando el grado de satisfaccin que ofrece la planifica-cin programada con los criterios y principios de la certificacin forestal, sino que la ordenacin debera enfo-carse de forma que estos aspectos constituyan un objetivo en s mismo. Se tratara, as, de destacar y otorgar un valor econmico a la totalidad de las prestaciones del bosque optimi-zando sus servicios mediante la apli-cacin de tcnicas de programacin lineal o decisin multicriterio.

  • 18

    El Colegio de Ingenieros Forestales me ha encomendado la enorme y grata responsabilidad de comentar los captulos: Ordenacin de los Bosques y Rendimientos de Made-ra, del libro Estudio Experimental sobre Selvicultura en Chile escrito por el Ingeniero Forestal y Civil Ale-mn Konrad Peters y editado por Nascimento en 1938.

    ORDENACIN DELOS BOSQUES

    La lectura de este captulo es fasci-nante, destacndose la lucidez con que el autor plantea en poca tan temprana de nuestra Silvicultura los conceptos de Rendimiento Sos-tenido tanto en sus aspectos am-bientales, como la regeneracin del bosque y continuidad en el tiempo, y econmicos y sociales, mencio-nando los ingresos sostenidos en el tiempo, optimizacin de los rendi-mientos, y mximo retorno de los re-cursos invertidos. Lo anterior est en concordancia con lo que hoy llama-mos SUSTENTABILIDAD, concepto que est presente en la Ingeniera Forestal desde el Siglo XVII.

    En el texto se destacan dos gran-des temas i) Sistema de Informacin Forestal (SIF) y ii) Manejo Forestal y registro de la gestin. Estos ele-mentos tienen absoluta vigencia en la actividad forestal de nuestros das, variando la forma de realizarlos fun-damentalmente por la incorporacin de nueva tecnologa.

    Con respecto a los Sistemas de In-formacin Forestal se destacan:

    Cartografa: La confeccin de ma-pas de diferentes escalas de las reas forestales, se plantea como el primer paso en la creacin de Bases de Datos asociadas a un SIF. En este mbito, lo que en la poca de Konrad Peters era una operacin costosa y de trabajo de levantamiento de po-siciones en terreno con teodolito, ha sido reemplazado en la actua-lidad por el uso de levantamientos Fotogramtricos y Restitucin de fotografas areas hasta el uso en la actualidad de diversas imgenes en formato digital que han extendido la capacidad visual del ser humano, con una resolucin espacial, tempo-ral y espectral que crece en forma exponencial. El formato digital de

    Pedro Real Hermosilla.Ingeniero Forestal, Ph.D., de-sarroll actividades en la Uni-versidad Austral de Chile y la empresa privada. Actualmen-te es docente en la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepcin.

    EL MANEJO SILVICULTURAL Y LA ORDENACIN DE BOSQUES

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    imgenes ha revolucionado la forma de administrar la cartografa permi-tiendo el uso masivo de Sistemas de Informacin Geogrficos.

    Caminos: Se releva la importancia de contar con una red caminera efi-ciente planeada de acuerdo con las tecnologas de extraccin utilizadas en la poca (Madereo a favor de la Pendiente), conceptos modificados en la actualidad por el uso de maqui-naria, especialmente la utilizacin de Huinche y Torres de Madereo.

    Divisin Forestal: En el tratamien-to de esta temtica, se explicita el concepto de Rendimiento Sostenido, precursor de lo que hoy denomina-mos sustentabilidad. Naturalmente, su tratamiento se limita al manejo de superficies de lo que hoy llamara-mos un mediano productor forestal, sin embargo, las recomendaciones entregadas son perfectamente adop-tables por este tipo de propietarios en nuestro contexto de Silvicultura sostenible.

    En relacin al Manejo Forestal y re-gistro de la gestin se trata:

    Registro del Manejo: De alta impor-tancia en la actividad forestal, que ha evolucionado desde el registro en papel, como en la poca de Konrad Peters, hasta los registros de datos en formato digital almacenados en computadores y manejados por soft-ware especializados, denominados genricamente como Sistemas Ma-nejadores de Bases de Datos.

    Edad de Corta: Esta importante decisin para los tenedores de bos-ques, se describe en funcin de la divisin Forestal y la Ordenacin del recurso para obtener un Bosque Normal con Rendimiento Sostenido. Es ste, sin lugar a dudas, un mbi-to en donde la silvicultura de nuestra poca ha introducido cambios impor-tantes incorporando elementos de Silvicultura Cuantitativa (e.g.: Simu-ladores de Crecimiento y Rendimien-to) y de Ingeniera Econmica que permiten fijar la Edad de Rotacin de acuerdo a una decisin econmica.

    Concepto de Bosque Normal y Rendimiento Sostenido: Estos dos conceptos, de larga data en la Inge-niera Forestal que Konrad Peters denomina Silvicultura Cientfica, es sin lugar a dudas, la aproximacin de inicios del Siglo XX de lo que hoy denominamos utilizacin sustenta-ble de los recursos. Se manifiesta en ellos la preocupacin medioambien-tal especificada en la divisin forestal y utilizacin posible de los bosques (Posibilidad o Cupos de Corta) para obtener rendimientos constantes y continuos, asegurando la permanen-cia de los bosques y la dimensin social econmica planteada como una organizacin que permita flujos de caja constantes que aseguren el bienestar de quienes viven de la ac-tividad. Estos conceptos continan vigentes en la Ingeniera Forestal Moderna y son seguramente aplica-bles en la produccin de pequeos y medianos propietarios de bosques. Por otra parte, en las grandes em-

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    presas, la complejidad del manejo de grandes superficies y mltiples destinos y productos ha hecho evo-lucionar estos conceptos hacia la uti-lizacin de tcnicas de optimizacin (Fundamentalmente de Programa-cin Matemtica), para asegurar la permanencia del bosque, el abas-tecimiento continuo de las plantas procesadoras y la rentabilidad de los inversionistas.

    Dos elementos merecen a nuestro juicio un comentario final; la preocu-pacin por ordenar las cortas inter-medias y producir ingresos conti-nuos, y la necesidad de contar con una reserva forestal que permita a un propietario enfrentar emergencias tales como prdidas por elementos catastrficos (incendios forestales, temporales u otros), medidas de se-guridad que los forestales de hoy no realizamos, quiz por la preocupa-cin constante por mantener la ren-tabilidad en la creacin y utilizacin de los bosques.

    Inventario Forestal: Tal como hoy, el autor ya en 1938, planteaba la necesidad de contar con datos so-bre existencias, proponiendo para el caso de plantaciones homogneas la medicin de una parcela de 0,5 ha geomtricamente bien fijada ins-talada en una parte caracterstica. La introduccin del uso de la Esta-dstica en Inventarios Forestales, sin duda alguna, revolucion la mensura forestal, introduciendo tcnicas de muestreo que permiten sin lugar a dudas la seleccin de muestras re-presentativas, tal como es recomen-

    dado en el texto que comentamos. Por otra parte, el muestreo permiti pasar de estimaciones puntuales a estimaciones por intervalo, estimn-dose cifras de confiabilidad conoci-da.

    Un elemento destacado por Konrad Peters es la necesidad de instalar parcelas geomtricamente correc-tas, situacin que obligatoriamente debe respetarse an en Unidades Muestrales de menor superficie, como las que usamos en la actuali-dad. Con respecto a la determinacin de volmenes, el autor nos propone la utilizacin de Factores de Forma, mtodo correcto, reemplazado en la mensura de hoy por funciones de vo-lumen o ahusamiento.

    RENDIMIENTOS DE MADERA

    En concordancia con los objetivos de produccin de la poca de pro-ducir madera gruesa destinada a la elaboracin las edades de rotacin de 26 o ms y hasta 45 aos que menciona Konrad Peters, son muy distintas a las de nuestros das en donde la edad de rotacin mxima en los bosques de manejo intensivo puede alcanzar alrededor de 25 a 26 aos con valores modales de 20 a 23 aos.

    Si nos concentramos en los aspec-tos sustantivos se destaca en este captulo el anlisis del manejo tanto en la respuesta de las masas a tra-tamientos de raleo, como tambin

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    en el cumplimiento de diversos ob-jetivos de produccin e.g.: produc-cin de madera delgada para su utilizacin como revestimiento en las minas y una corta final con dimen-siones para produccin de madera elaborada. El autor, comparando ci-fras de dos parcelas de edades si-milares (26 aos), una con manejo N2 (raleada) y otra N1 sin raleo, demuestra la conveniencia de esta prctica mostrando un rendimiento total en el caso de la parcela mane-jada superior en aproximadamente un 22% con respecto al logrado en la parcela sin raleo. Situaciones como stas no son frecuentes en nuestros das lo que puede explicarse por dos razones: a) Rotaciones muy cortas y b) plantaciones con baja densidad y raleo intensivo que implican una uti-lizacin incompleta de los recursos del sitio.

    En el texto se comparan dos situa-ciones ms: una parcela, la N3 en que se aprecia la influencia de la me-nor calidad del sitio ya que a la edad 35 aos tiene prcticamente igual rendimiento que la N2 de mejor sitio y 10 aos menor y otra, la N4, de 45 aos, que si bien tiene un mayor vo-lumen que la de 26 aos con manejo tiene un Crecimiento Medio Anual (CMA) levemente inferior, lo que el autor atribuye a que a esa edad ya haba culminado el CMA.

    Finalmente el autor realiza una com-paracin de los Factores de Forma entre pino creciendo en Chile en la zona de Concepcin y Picea excelsa en Europa. Llama poderosamente

    la atencin los valores de los Facto-res de Forma que se mueven entre 0,45 y 0,5, muy diferentes a los que observamos hoy que como mximo puede alcanzar valores de 0,35. Esta diferencia en las cifras puede atri-buirse a las altas densidades inicia-les de plantacin utilizadas en poca en que el Ingeniero Konrad Peters realizaba su trabajo.

    COMENTARIOS FINALES

    Destaco de los captulos comenta-dos, la temprana mencin y puesta en marcha del concepto de susten-tabilidad en la silvicultura chilena con base en el Rendimiento Sostenido y en el concepto de Normalidad para el manejo de los bosques. Se visuali-zan tambin ntidamente las diferen-cias con la silvicultura de nuestros das para lo que cito tres ejemplos.

    i) el cambio que ha sufrido el es-tablecimiento en estos ms de 75 aos, desde muy altas densidades de plantacin que eliminaban la posi-bilidad de desarrollo del sotobosque a las actuales densidades que s lo permiten, situacin que hoy favorece la diversidad biolgica animal en los bosques plantados.

    ii) la longitud de la rotacin entre 1,5 y 2 veces las edades de corta actua-les lo que hace muy difcil comparar los rendimientos. No obstante llaman la atencin los altos CMA manteni-dos hasta esas edades y

    iii) El uso de la Regeneracin Na-tural, especialmente mencionado

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    como mtodo para la, en ese enton-ces, Provincia de Concepcin, m-todo totalmente abandonado en la actualidad.

    Por otra parte, debo destacar lo vi-sionario del autor, que ya en 1938, visualiza con base en plantaciones un gran desarrollo forestal de Chile y el apoyo de sta industria a otras actividades agrcolas como la Fruti-cultura.

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    CAPTULO II

    LAS DIFERENTES FORMAS DE BOSQUES

    La selvicultura divide los bosques en distintas formas, que estn sujetas a reglas establecidas referentes a sus cultivos y explotacin. Se trata de reglas que han sido universalmente adoptadas y nos parece necesario definirlas para una mejor comprensin de la materia de este trabajo. En efecto son tres formas principales que se distinguen:

    a) Monte alto (Hochwald) con sus subdivisiones, Monte regular y Monte irregular.

    b) Monte bajo (Niederwald); yc) Monte combinado (Mittelwald).

    Monte alto. Se entiende por Monte alto un bosque obtenido por se-milla, ya sea por repoblacin natural, por siembra artificial o plantacin. Los productos de estos bosques requieren un tiempo largo, lo que caracteriza a las dos subdivisiones en forma comn. Se diferencian por lo siguiente: el Monte regular (Schlagwirtschft) est formado por rboles de una sola edad y que son a su vez repartidos por edades en extensiones ms o menos grandes. En el Monte irregular (Plenterwald) pasa todo lo contrario, pues est caracterizado por una sola superficie cubierta por rboles de las ms variadas edades y dis-tintas especies repartidas en grupos o mateados, estando su explotacin sujeta,

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    igual como en el Monte regular, a una rotacin fija.Monte bajo. Se entiende por Monte bajo todos aquellos bosques que

    estn poblados por especies que poseen la propiedad de brotar de cepas o de raz una vez cortados cuyos productos se utilizan generalmente para lea, cortezas tnicas, maderas redondas delgadas para revestimiento de minas (eu-calyptus), etc.

    Las cortas se efectan en turnos cortos que pueden fluctuar entre 12 y 20 aos y ms si es necesario.

    Monte combinado. Este bosque se compone del arbolado dominante compuesto de rboles cuidados conforme a las reglas prescritas para el cultivo del Monte alto; las edades de estos rboles, que pueden ser adaptados o sem-brados, son de las ms variadas y son cortables solamente cuando ha llegado el turno deseado. Debajo de los rboles dominantes se encuentran rboles de las mismas especies que se explotan segn el rgimen de los Montes bajos, es decir, en turnos cortos y cuyas masas son producidos por medio de renuevos.

    De lo dicho se deduce que el Monte combinado est poblado por una parte de un Monte alto algo irregular respecto a las edades de sus rboles y por la otra de un Monte bajo. As se explica su denominacin Monte combinado.

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    CAPTULO III

    LOS CUIDADOS DE LOS BOSQUES

    Con este captulo hemos llegado al principal objeto de este pequeo trabajo, que es: el servir de gua al selvicultor chileno en los trabajos que exige un buen cultivo de sus plantaciones. Concretaremos en las pginas que siguen el cuidado de los bosques de pino.

    La forma de explotacin y el cuidado de los pinares debe ser nicamen-te la que prescribe el cultivo de los Montes altos, basndose en la particulari-dad de los rboles que los componen. Es evidente que un bosque ordenado en esta forma con rotaciones largas requiere tambin un especial cuidado, pues errores cometidos en el cultivo se haran, debido a eso, mucho ms sensible en la calidad y tambin en la cantidad de la madera. La mira de cada selvi-cultor debe ser producir madera de primera calidad y dimensiones que tengan aceptacin en el mercado; esa es la razn que obliga a efectuar las cortas se-gn reglas determinadas que consisten principalmente en dos operaciones de cultivo, o sea

    a) Cortas de limpia; yb) Cortas de raleamiento.

    Cortas de limpia. Estos son los primeros cuidados de cultivo que se efectan en los planteles nuevos y persiguen el fin de favorecer a todos aque-

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    llos arbolitos que estn destinados para formar el futuro bosque. En los re-poblados naturales donde se encuentran las plantas generalmente demasiado juntas principia muy pronto una lucha por la existencia, la cual se notar con ms intensidad en aquellas partes que son favorecidas por un buen suelo, ubi-cacin, etc. En el Pinus insignis se nota muchas veces una estrechez ya en el tercer ao, que hace necesaria la intervencin del hombre, suprimiendo en esta corta en primer lugar los pinitos de un aspecto dbil y tambin aquellos que llevan demasiada ventaja en su desarrollo; esta medida tiene por objeto de criar una plantacin, si fuera posible, de un slo tipo de rbol, pues la homo-geneidad del conjunto es una de las condiciones principales para asegurar un buen xito. Hemos observado que la abundante desiminacin hace necesario suprimir a veces hasta el 30% de los arbolitos, para dejar los que quedan en pie a una distancia que les permita un buen crecimiento. Las repoblaciones naturales siempre estn acompaadas por arbustos y matorrales aparecidos espontneamente entre los pinitos y que sobrepasan a los arbolitos nuevos. Esta vegetacin se corta al mismo tiempo cuando se efectan las primeras cortas de limpia, de lo contrario oprimira a los rboles seleccionados para el nuevo bosque.

    Arriba dijimos que es necesario suprimir tambin los rboles sobresa-lientes; se trata en ese caso de ejemplares de un desarrollo precoz, altos pre-vistos de muchas ramas anchas, daando con ellas a los rboles vecinos que se perderan con el tiempo a consecuencia de la sombra que provocan estos rboles dominantes; fuera de eso, resultara la madera de estos rboles creci-dos con toda libertad de mala calidad, es decir nudosa, debido a las numerosas ramas gruesas, cuya basis se introducen hacia el centro del tronco a medida que aumenta su dimetro. Es necesario tambin eliminar todos los rboles mal formados, eligiendo los torcidos, gemelos, etc., velando siempre que no quede descubierto el suelo con el fin de conservar en lo posible su frescura y para no favorecer el crecimiento de los matorrales.

    En forma parecida hay que proceder en las plantaciones artificiales, en ellas principia la lucha naturalmente ms tarde, fenmeno que depende de la distancia en que fueron plantados los rboles. Primeramente conviene cortar la vegetacin originaria para evitar su influencia daina e intervenir despus

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    en la plantacin misma, suprimiendo uno u otro rbol que rivaliza perjudicial-mente con sus vecinos, no perdiendo tampoco aqu el punto de vista de criar un plantel lo ms uniforme posible.

    Despus de estos cuidados durante los primeros aos de la existencia del repoblado se puede dejar sin intervencin alguna hasta el momento en que comienza a hacerse estrecho nuevamente el arbolado; se observa en esta ocasin una lucha por la existencia ms pronunciada, lo que ocurrir por lo general entre los 8 y 12 aos. Ahora es cuando el selvicultor notar por prime-ra vez cuntos rboles estn condenados por leyes naturales a desaparecer sin darle utilidad alguna o, por lo menos dndole una entrada de poca importan-cia; pero a pesar de eso deben hacerse estas cortas de limpia por las razones expuestas ya.

    Referente a estas medidas culturales, nuestro deber es hacer ver aqu que es un error tener la esperanza de poder sacar aprovechamiento a cada uno de los rboles plantados originalmente; esta opinin tiene su origen en la propaganda que hacen anualmente las revistas y diarios las personas que se dedican a efectuar plantaciones con el plausible propsito de hacer creer a los interesados que las reforestaciones constituyen un negocio aun mejor de lo que en realidad son.

    No vamos a presentar aqu clculos y nmeros sobre rendimiento en efectivo, pues las circunstancias favorables de la actualidad del negocio ma-derero hablan por s mismos; nos limitamos indicar en un cuadro agregado al cap. V las masas de madera que es posible producir; se trata de resultados obtenidos en los pinares de la Compaa Carbonfera e Industrial de Lota; son rendimientos altamente satisfactorios, - que hacen soportable una prdida de rboles ocasionado por la eliminacin natural mencionada en el prrafo anterior.

    De la densidad del plantel depende en gran parte el valor de sus pro-ductos y por eso se adopta una distancia, cuando se inici la plantacin, que permite el cultivo de rboles de una buena altura y que tengan troncos lo ms cilndricos posible con un mnimum de nudos.

    El tiempo oportuno para efectuar la ltima corta de limpia est indicado por los mismos rboles, se notar entonces que principian a secarse las ramas

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    de ms abajo por la falta de la luz y aireamiento, lo que significa que ha llega-do el momento para dar por medio de la corta de limpia ms espacio a aquellos rboles que prometen dar una renta satisfactoria en el futuro. Tambin en esta faena se sacan todos los rboles defectuosos y los demasiado dominantes que ponen en peligro un crecimiento normal de sus vecinos. Es necesario de velar en estas cortas por no interrumpir la junta lateral de las copas por suprimir rboles tal vez con el fin de obtener del bosque nuevo ya utilidades anticipa-das; estas cortas excesivas daaran mucho a las plantaciones, pues las partes descubiertas del suelo estaran expuestas a los rayos del sol y facilitaran el movimiento de viento, ocasionando la evaporizacin de la humedad natural del terreno y paralizara en gran parte la vida de los bacterios de la capa su-perior del suelo, pues stos son indispensables para la descomposicin de la materia orgnica.

    Se comprender por lo antedicho la importancia de mantener los bos-ques en una densidad que asegura una elevacin de los rboles con un mni-mum de ramaje grueso, pero que poseen al mismo tiempo un follaje suficiente que permite un crecimiento y con eso un aumento de madera satisfactorio.

    No es costumbre de podar los pinares, pero en el caso de estimarlo con-veniente efectuarlo se presenta con la ltima corta de limpia la oportunidad de proceder. A nuestro juicio se debe podar los pinos solamente para evitar el pe-ligro de incendios, cortndoles las ramas secas de ms abajo, por ejemplo en las orillas de los caminos ms traficados, en los alrededores de las casas, etc.

    Hemos observado en muchas ocasiones una poda efectuada en pinares nuevos de 3 a 5 aos, tal vez con la intencin de intensificar el crecimiento o con el fin de criar madera desprovista de nudos; este procedimiento lo consi-deramos muy perjudicial para el nuevo plantel, pues por l quedan excluidos todos los factores que contribuyen a mantener el suelo en condiciones que aseguran un buen desarrollo de los rboles. Esto es mantener el suelo cubierto y abrigado para producir una humificacin, lo que quedara interrumpido por sacar las ramas frondosas, dando as una libre entrada a los rayos de sol a la superficie con las consecuencias funestas ya enumeradas.

    La lmina II demuestra una plantacin de 4 aos donde los pinos prin-cipian entrelazarse y haciendo sombra al suelo con su follaje, lo que hace

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    Lmina II.

    desaparecer los pastos y las dems vegetaciones espontneas, cumpliendo as una misin importantsima en la vida futura del bosque.

    En la lmina III se ve la misma plantacin podada en una forma como nunca debe hacerse por las razones explicadas en prrafos anteriores; se le ha suprimido a los pinitos el 50% de sus ramas verdes, cuyo desaparecimiento tiene que disminuir y atrasar el crecimiento de los rboles forzosamente, pues todo el mundo sabe que las hojas constituyen rganos de suma importancia en la vida de los vegetales.

    Solamente en casos especiales se puede permitir una poda de los pinos, eso es por ejemplo cuando un pinar de ms edad presenta por sus numerossi-mas ramas secas un peligro para incendios, lo que hay que evitar especialmen-te, como dijimos ya en las orillas de los caminos, etc.

    La lmina IV indica cmo se efecta la corta en la mejor forma: se debe evitar con la supresin de las ramas heridas grandes, debindose hacer el corte en el sentido oblicuo, dejando lo ms corto posible la parte que queda unida al tronco, pues de lo contrario se introduce en la parte leosa y se obtiene as madera nudosa y de poco valor (corte a-b).

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    Lmina IV.

    El corte se hace con una tijera podadora o cuando se trata de ramas gruesas se emplea el serrucho.

    La poca ms conveniente para efectuar los trabajos de la poda es el invierno; elegimos estos meses no por ser el perodo de descanso vegetativo, pues como en el mayor de los casos se trata de una supresin de ramas secas y sin vida no tendra importancia la poca, sino recomendamos la temporada

    Lmina III.

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    de las lluvias para evitar incendios por la necesidad de quemar todos los des-perdicios, los que se queman en pequeos montones distanciados lo suficiente para no daar los rboles por el calor del fuego.

    Las cortas de raleamiento. Mientras que la ejecucin de las cortas de limpia se pueden considerar como un procedimiento ms o menos sencillo porque los mismos rboles indican por su estado la conveniencia de ser cor-tados (rboles secos, raquticos, etc.), se nos presenta todo lo contrario en las cortas de raleamiento. Se trata en este caso de una medida de cultivo bastante delicado que obliga al selvicultor a proceder con prudencia. Difcil es de in-dicar la poca del primer raleo, pues el tiempo apropiado depende de muchos factores, influyendo la zona, la calidad del suelo, la ubicacin del bosque, etc.; de todo modo se puede tomar de regla que conviene iniciar el primer raleamiento cuando se han secado las ramas de ms abajo en una altura de 5 a 8 metros a consecuencia de la estrechez de los rboles, lo que indica que es necesario de acudir en ayuda de aquellos rboles, que estn en peligro de ser dominados por los ms robustos, debindose ayudar en primer lugar a los que prometen dar un resultado econmico satisfactorio.

    El bosque se encuentra ahora en un estado que permite poder distin-guir claramente tres categoras de rboles: primero los rboles dominantes que constituyen la parte principal del arbolado; segundo, los rboles de la catego-ra media que estn dominados; pero no tanto que les permita rivalizar todava con xito con los de la primera categora, y el tercer grupo que se compone de los rboles dominados, daados por la presin lateral de sus vecinos que no les permita luchar ventajosamente.

    En la lmina V se pueden observar las tres categoras de rboles, pues aparecen el nmero 1, 3 y 5 como dominantes, el nmero 2 pertenece a la cate-gora media y el nmero 4 como un rbol dominado, que tiene ya los primeros sntomas de su decadencia y que tendr que salir con ocasin de la primera corta de raleamiento.

    Tambin en estas cortas de raleamiento se procura de no interrumpir la junta lateral de las copas, de modo que no se debe intervenir bruscamente, es necesario observar detenidamente cada rbol antes de asestarle el primer hachazo, lo que es, nos parece, razn suficiente para no encargar el trabajo

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    Lmina V.

    de indicar los rboles de los raleos a personas no interiorizadas en la idea de estas cortas.

    Es preferible dejar ms bien tupido el bosque que ralo. Muchas veces sin embargo, se presenta el caso de ejemplares oprimidos pero sanos y con la suficiente energa, los cuales, pensndolo bien tal vez se pueden salvar, cortndole el vecino que les molesta; entonces la circunstancia exige abrir el follaje y es inevitable que los rayos del sol lleguen al suelo hasta que se cierre nuevamente el claro abierto por la salida del rbol demasiado dominante. En la lmina VI se puede observar ese caso, donde el rbol 4, que tiene un desa-rrollo exorbitante por no haberlo sacado en el debido tiempo y con ocasin de las cortas de limpia; debido a su desarrollo libre tiene una copa excesivamente ancha, es ganchudo, tiene un tronco cnico, en fin, tiene todos los defectos que aconsejan de eliminarlo en esta primera corta de raleamiento por estar los rboles 3 y 5 todava en condiciones de poderlos salvar e incrementar as la masa de madera buena. Hay que tener presente, que si no se trata de ayudar a los rboles de la categora media en su juventud, cuando tiene vida y actividad bastante todava para renovar su follaje daado, despus ser tarde y se per-deran muchos rboles que podran haber sido salvados y que eran destinados a aumentar la renta, que con tanto derecho espera el propietario del capital invertido en el bosque.

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    Lmina VI.

    El claro producido por la corta del rbol 4 resulta grande, pero se ce-rrar hasta el prximo raleo con las copas de los vecinos que agradecern el auxilio prestado, cuando tenan fuerza bastante todava, con el aumento de sus alturas y grosores. En el caso cuando ya han sufrido los rboles 3 y 5 tanto que excluye la esperanza de hacerlos volver, entonces es preferible no eliminar el rbol 4. Los rboles 1, 2, 6 y 7 son rboles normales que no requieren inter-vencin alguna por ahora.

    En la lmina VII se pueden observar claramente las consecuencias de no haber cortado en su debido tiempo el rbol 3, se present aqu, hace aos

    Lmina VII.

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    Lmina VIII.

    La lmina IX demuestra el efecto de la eliminacin del rbol 3 del pro-blema del prrafo anterior; en efecto podemos observar el resultado previsto, cubriendo los rboles 2 y 4 el hueco dejado por el 3. Con eso se presenta ahora

    ya, el mismo caso explicado en el prrafo anterior (vea lmina VI), cuando se aconsejaba eliminar el rbol 4 con el fin de salvar los rboles 3 y 5, pero por una negligencia se escap el rbol 3 en el ejemplo VII, cuya madera resulta de poco valor por sus defectos y se perdieron adems los rboles 2 y 4 que podran haber sido productores de maderas de ms valor.

    En la lmina VIII presentamos una situacin algo difcil; se ve que los rboles 1, 3, 4 y 5 son rboles bien formados, pero resulta que el 3 empez a atrasarse tal vez por haber estado mal arraigado como sucede a veces con rboles mal plantados- de modo que era preferible cortarlos antes de que se inutilizara su madera casi en contradiccin de la regla de no abrir claros grandes- especialmente mirando el rbol 2 que est defectuoso y que debiera salir tambin; meditando bien el caso llegamos a la conclusin de dejarlo por tratarse de un rbol completamente sano con el nico objeto para que sirve con el tiempo cubrir con su follaje el claro ocasionado por la salida del rbol 3, pues el 2 tiene ahora la posibilidad de extenderse ms a la derecha, y cubrir con su sombra dentro de poco tiempo el suelo en compaa del rbol 4, cuya copa tambin se desarrollar hacia el vaco.

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    Lmina IX.

    la oportunidad de eliminar tambin el rbol 2 fiel a nuestro propsito de cul-tivar en lo posible solamente rboles de primera calidad, - pues de este modo damos ms lugar al rbol 1 por considerarlo en compaa de los 4 y 5 como rboles del provenir que prometen un buen resultado.

    Lmina X.

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    Lmina XI.

    En bosques uniformes donde el arbolado tiene una homogeneidad tal que no permite privilegio, se presenta al selvicultor a veces un verdadero pro-blema para elegir aquellos ejemplares que estn destinados para la formacin del ncleo de las explotaciones futuras; estos son casos que exigen bastante

    En la lmina X se nos presenta un ejemplo fcil de solucionar, pues en ese grupo se cortarn en el prximo raleo los rboles 2 y 4, los dems son rboles que hay que cuidar.

    En la lmina XI se presenta al selvicultor un grupo de pinos de ms edad que ha sido raleado ya en aos anteriores; se puede observar que el rbol 3, que fue dejado con ocasin del raleo anterior tal vez por haber tenido el aspecto de un rbol de porvenir, se atras lentamente hasta que es dominado por el desarrollo ventajoso de sus vecinos 1 y 5, lo que hace necesario por consiguiente elegir el tiempo oportuno para poder utilizar su madera ventajo-samente.

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    cuidado para dar a cada rbol por medio del raleo el lugar suficiente que le facilita un mayor desarrollo de su copa, procurando siempre al mismo tiempo de no interrumpir demasiado la unin lateral del arbolado.

    La lmina XII nos demuestra un grupo de pinos ms o menos parejos que hacen difcil la corta de raleamiento pero que al mismo tiempo exige que entresaquemos algunos ejemplares para dar oportunidad de un mejor, y sobre todo ms rpido desarrollo al bosque. A nuestro juicio ser la mejor solucin la siguiente: los rboles 1 y 11 son ejemplares que es necesario de conservar, sus vecinos 2 y 10 se cortan, quedando por consiguiente los rboles 3 y 9; aho-ra nos queda el grupo 4 a 8 cuya mejor solucin ser sacar los rboles 4, 6 y 8.

    Lmina XII.

    Un caso de una solucin mucho ms fcil que el anterior se nos presenta en la lmina XIII, se trata aqu de un bosque de ms edad ya, raleado ya en aos anteriores; el desarrollo de los rboles hace necesario una intervencin nuevamente, la que consiste en cortar los rboles 2, 4 y 6, pues su constitucin lo indica claramente, porque los pinos 2 y 4 pertenecen a los rboles domina-dos que ya no tienen crecimiento y el 6 se est secando por completo dentro de poco tiempo ms, lo que justifica su eliminacin para no perder su madera.

  • 38

    Lmina XIII.

    Un triste cuadro presenta la lmina XIV; se trata aqu de un pinar que por no haberse raleado en su debido tiempo se elev demasiado, causado por la estrechez en que se desarrollaron los rboles, los cuales adquirieron una forma excesivamente larga, delgada y dbil; resulta que en la ltima corta de raleamiento efectuado recin, fue cortado uno de los rboles dominantes (el tronco 4), el cual serva de apoyo a varios de sus vecinos ms inmediatos hasta el da de su eliminacin; de modo que cuando se cort el rbol 4 quedaron sus compaeros sin el sostn acostumbrado, inclinndose y quebrndose hacia el lado donde podan enderezarse antes, causando con eso un gran perjuicio al bosque. Este ejemplo ensea la necesidad de iniciar las cortas de raleamiento en el tiempo oportuno o no cortar, si se trata de raleos atrasados, los rboles de la clase dominante porque stos, por ser de los ms corpulentos, podran inducir al selvicultor de explotarlos sin pensar en las consecuencias fatales que produce este procedimiento. Tambin la intencin de ayudar y acelerar el desarrollo de los rboles 2, 3, 5 y 6 con la corta del rbol 4 se convierte en todo lo contrario y por eso se ve que de ningn modo debe atrasarse el raleo, especialmente en aquellas plantaciones plantadas en distancias juntas.

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    Lmina XIV.

    La naturaleza forma siempre en las orillas de los bosques una protec-cin que ejercitan los mismos rboles en los bordes del arbolado; estos rboles estn previstos con un ramaje denso hasta abajo con el fin de impedir el libre acceso de los vientos y de los rayos de sol al interior del bosque, evitando as una resecacin del suelo que es necesario para mantener un cierto grado de humedad en la capa superior formada por las hojas y dems desperdicios ca-dos de los rboles, pues, como hemos manifestado ya, la humedad es el nico medio que da actividad a los bacterios y a los insectos para poder convertir estas materias orgnicas en tierra vegetal (humus). En la lmina XV podemos observar los rboles 1 y 6 que desempean este papel importante de cortina de proteccin (Waldmantel), la cual hay que conservar hasta la corta final, habiendo desaparecido por la poda natural las ramificaciones interiores del bosque por falta de luz.

  • 40

    Lmina XV.

    Con esto hemos terminado la descripcin grfica de las cortas de ra-leamiento. Por tratarse de una operacin importantsima para la produccin de buenas maderas, tanto por la calidad como por la cantidad, recopilamos en pocas palabras lo tratado en los prrafos anteriores:

    1. Cada raleo tiene por objeto dar suficiente lugar a las copas de aque-llos rboles considerados como productores de una buena madera, pues de la luz que est a su disposicin depende su vigor, teniendo siempre cuidado de no abrir demasiado el conjunto.

    Como regla general se puede decir: las races del rbol deben estar en la frescura del suelo, el tronco debe permanecer en la sombra y la copa debe disfrutar una iluminacin completa.

    2. Las cortas de raleamiento se repiten cuando la junta lateral de las copas ha alcanzado tal grado que empiezan a molestarse los rboles entre s nuevamente. Especialmente recomendamos tener los planteles jvenes, entre los 15 y 25 aos de edad, en una constante observacin, porque solamente en la juventud tienen los rboles la aptitud de desarrollarse en la forma deseada, de modo que un atraso de los raleos puede ser decisivo para el futuro del arbo-lado y su produccin, lo que hace necesario de regularizar la exigencia de la luz, por medio de las cortas de raleamiento ejecutadas con las reglas estableci-das; entonces tendr el planto una iluminacin que asegura el crecimiento de troncos rectos, lo ms cilndricos y elevados y desprovisto de un mnimum de

  • 41

    ramaje producido por una densidad adecuada cuya sombra origina al mismo tiempo la conservacin de la humedad natural tan necesaria para la descom-posicin de la capa orgnica. Paralelo a este cultivo hay que efectuar una seleccin adecuada de los rboles de porvenir (Zukunftsbaume). Trabajando en la forma indicada se tiene derecho a esperar un rendimiento satisfactorio de madera de alto valor industrial.

  • 42

    El propsito fundamental del autor con este captulo es servir de gua a los silvicultores chilenos para realizar un buen cultivo de sus plantaciones de pino radiata.

    Est escrito en un lenguaje muy prctico y fcil de entender para los silvicultores de esa poca (1938), la gran mayora no profesionales y con escasa cultura sobre prcticas de manejo de plantaciones en Chi-le. Cabe recordar que los primeros profesionales forestales chilenos estuvieron disponibles a contar de la segunda mitad de la dcada de los 50s.

    Los cuidados de los bosques que el ingeniero forestal Konrad Peters considera en este captulo los deno-mina:

    CORTAS DE LIMPIA YCORTAS DE RALEAMIENTO

    En esencia ambos son raleos con un mismo propsito final, cual es el lograr una poblacin de rboles a co-

    sechar lo ms homogneos posibles, que produzcan madera de primera calidad y dimensiones aceptables en el mercado, pero diferenciados por la etapa de desarrollo (edad) en que se realizan unas y otras.

    En ambos casos, las intervencio-nes deben ser suaves y numerosas (no dice cuntas, pero se deduce). Tampoco da parmetros objetivos de intensidad, de manera que las copas permanezcan unidas para evitar la llegada de los rayos del sol al suelo y con ello la prdida de hu-medad de ste y consiguiente des-composicin de la materia orgnica, al paralizar la actividad de las bacte-rias en la capa superior del suelo. A este ltimo aspecto, ms bien eco-lgico, don Konrad Peters le da mu-cha importancia, recalcando varias veces en este captulo que se tenga en consideracin como limitante a la intensidad de cada intervencin, sealando textualmente una regla general: las races del rbol de-ben estar en la frescura del suelo, el tronco debe permanecer en la

    Fernando Dunn Baladrn.Es Ingeniero Forestal, ejerci profesionalmente en la Cor-poracin Nacional Forestal y la empresa Forestal Mininco S.A.. Actualmente desarrolla actividades como empresario forestal.

    CUIDADOS DE LOS BOSQUES

  • 43

    sombra y la copa debe disfrutar una iluminacin completa.

    Las cortas suaves o de baja intensi-dad tambin seran con el propsito de controlar el desarrollo de las ma-lezas y limitar el dimetro de las ra-mas de los rboles, para obtener una mejor calidad de madera.

    La oportunidad de estas intervencio-nes est basada en la observacin permanente del bosque, al parecer a similitud del estilo alemn para el manejo del bosque nativo de espe-cies con madera de alto valor econ-mico y teniendo en cuenta los bajos costos de mano de obra de la poca en Chile. Por lo tanto se trata de un manejo individual de cada bosque, orientado ms bien al rbol que al bosque, basado en su permanen-te observacin, teniendo en cuenta referentes prcticos y descriptivos para determinar las oportunidad e in-tensidad de las intervenciones.

    CORTAS DE LIMPIA

    Se plantea la realizacin de cortas de limpia cuando con el cierre del dosel se empiezan a apreciar los rboles defectuosos y ms dbiles, por efecto de la competencia. Esto comenzara a ocurrir en esas plan-taciones aproximadamente a los tres aos de edad, dependiendo de la densidad existente y de la producti-vidad del sitio. Adems de recomen-dar la extraccin de esos tipos de rboles, hace nfasis en la elimina-cin de aquellos sobre desarrollados (lobos) en relacin al resto, para

    lograr una mayor homogeneidad de los mismos en el bosque, aspecto al cual el autor tambin le da gran re-levancia.

    Aunque estas cortas tendran an ms importancia en reforestaciones, pues en ellas normalmente tienen una mayor densidad de rboles a causa de la regeneracin natural, las recomienda igualmente para las forestaciones, pero sin sealar den-sidades de plantacin por hectrea.

    Junto con las primeras cortas de lim-pia recomienda incluir la eliminacin de la vegetacin natural regenerada, de arbustos y matorrales pre-existen-tes. A esta intervencin la llamamos actualmente el desbrote, prctica incorporada hace algunas dcadas a la silvicultura de plantaciones en Chile, la cual hoy se efecta dentro de los dos primeros aos de edad, mayoritariamente con productos qu-micos, por ms duracin de su efec-to y menores costos.

    La oportunidad de la ltima corta de limpia recomienda el autor realizarla tambin en base a un indicador prc-tico, cual es cuando las ramas bajas comienzan a secarse.

    CORTAS DE RALEAMIENTO

    El autor seala que el estado de de-sarrollo del bosque al iniciar los ra-leos permite distinguir tres tipos de rboles o estratos sociales dentro de l: Dominantes, de Categora Media y Dominados.

  • 44

    La oportunidad del primer raleo est definida por un indicador prctico evaluable mediante la observacin del bosque, cual es cuando las ra-mas secas de los rboles alcancen entre 5 y 8 m de altura y se repitan stos cuando el desarrollo de las co-pas de rboles colindantes comien-cen a molestarse lateralmente.

    Se hace nfasis en que deben ser raleos suaves de manera de impedir la penetracin de los rayos solares hasta el suelo, controlar el desarro-llo de las ramas y lograr una forma cilndrica de los rboles a cosechar. Tambin el autor seala la conve-niencia de eliminar los rboles sobre desarrollados (lobos) para tender a individuos ms homogneos, aun-que esto signifique permitir por un tiempo el que los rayos solares lle-guen al suelo.

    No se seala cuntos raleos efec-tuar a lo largo de la rotacin, no se dan referencias en trminos de pa-rmetros dasomtricos como la can-tidad de rboles o el rea basal por hectrea a remover o dejar en pie, siendo la oportunidad de raleo y la densidad residual una consecuencia de los criterios de intervencin antes sealados.

    Sin embargo, el autor le da mucha importancia a no atrasar la oportu-nidad de los raleos, por el riesgo de la estabilidad del bosque y de no ob-tener la reaccin de crecimiento de-seada. En especial seala que hay que estar muy atento, especialmente entre los 15 y los 20 aos de edad.

    En la actualidad esa edad es consi-derada tarda para ralear, debiendo estar en la mayora de los sitios ter-minadas las intervenciones de raleo, teniendo presente una edad de rota-cin (con base econmica) de 22 a 25 aos.

    En este captulo sobre cuidados del bosque no se hace referencia a pro-ductos comerciales de los raleos ni a la edad de corta objetivo, sin em-bargo en el captulo V se seala que la madera redonda de los raleos se usaba en revestimiento de las mi-nas de carbn y que la edad de cor-ta era de 40 a 45 aos.

    El autor no proporciona informacin volumtrica ni econmica (costos, precios), limitndose a sealar que las prcticas de manejo sealadas en este captulo tienen suficiente compensacin con los rendimientos que permiten alcanzar en un escena-rio favorable del negocio maderero.

    Cabe recordar que este libro habla de 80 aos atrs y que recin hace 40 aos se public en Chile el pri-mer modelo de crecimiento, an con varias restricciones. De manera que era imposible determinar una edad de rotacin relativamente confiable.

    El propsito principal del autor con este captulo del libro (servir de gua al silvicultor para un buen cultivo de sus plantaciones), se ve expresado grficamente en quince figuras ma-nuscritas, con el bosque en distintas situaciones y las respectivas reco-mendaciones prcticas y didcticas

  • 45

    en relacin a lo que se debe hacer con los rboles segn su calidad y posicin social en el bosque (domi-nantes, de categora media y domi-nados).

    PODA

    Don Konrad Peters no conceba la poda como prctica de mejoramien-to de la calidad de la madera. Slo justificaba una poda a ramas bajas y secas, para reducir el peligro de incendios, en lugares de mayor ries-go, como a orillas de caminos ms traficados y alrededor de casas. In-cluso seala que sta sera perjudi-cial para el nuevo plantel, pues por l quedan excluidos todos los factores que contribuyen a mantener el sue-lo en condiciones que aseguran un buen desarrollo de los rboles (ex-posicin a rayos solares y disminu-cin de humedad).

    Al respecto hay que comprender que en esa poca no exista el escena-rio de mercado para la madera clear que se tiene desde hace slo un par de dcadas. En la poca en que don Konrad Peters escribi su libro, exis-ta una oferta de maderas nativas de alta calidad, en el pas y en el extran-jero, por lo que la madera de pino ra-diata sin defectos no era requerida.

    Hoy en da las podas de pino radiata en Chile para mejorar la calidad de la madera son una prctica indiscutida, pues permiten obtener un producto demandado (madera sin defectos) y mejoran la rentabilidad del cultivo, al

    menos en los sitios de productividad media hacia arriba.

    Sin embargo el objetivo de la poda, disminuir el peligro de incendios, tal como lo seala don Konrad Peters, es una prctica que cada vez da muestras de mayor justificacin en Chile, considerando la alta ocurren-cia de estos siniestros y las dificul-tades de controlar su propagacin. Podas bajas (2,5 a 3 m de altura), impiden prcticamente la propaga-cin vertical del fuego (que no avan-ce por las copas) y con ello hacen ms lento y controlable su avance horizontal. A la vez pueden permitir la obtencin de una primera troza de mayor calidad de madera. stas de-beran realizarse al menos en reas de mayor riesgo de incendios (cer-cana de centros poblados y de alta ocurrencia).

    Cierre

    Finalmente quiero expresar que para el suscrito ha sido un honor el ser de-signado por mis colegas del Colegio de Ingenieros Forestales para co-mentar este captulo del libro escrito por tan relevante profesional para la historia forestal chilena, como don Konrad Peters, reeditado por nuestra institucin gremial.

    Al escribir mis comentarios sobre el libro de don Konrad Peters, no puedo dejar de recordar a su nieto, don Roland Peters Nario, destacado colega ingeniero forestal de nuestra poca y su importante aporte al sec-

  • 46

    tor forestal chileno en el mbito de la dasometra y la modelacin de creci-miento de las plantaciones de pino y eucaliptos en Chile, al cual aprove-cho de rendirle un sincero homenaje.

  • 47

    CAPTULO IV

    LA CORTA FINAL

    La corta final se hace convenientemente cuando los rboles han alcan-zado su mximo de desarrollo, es decir, cuando disminuye ya la actividad de los rboles de producir madera, lo que significa que ha llegado con eso la edad de cortabilidad que indica al selvicultor el turno que debe fijar para la explota-cin del bosque. El Pinus insignis, que es el rbol plantado con preferencia en Chile, llega a la edad de cortabilidad a los 40 a 45 aos. La forma de cultivo y explotacin de este rbol debe ser el Monte regular, pues l es un bosque de un manejo cmodo y sencillo.

    La corta final se efecta siguiendo el rgimen del Monte regular, en forma de matarrasa. Recomendamos principiar en lo posible con la corta de aquellas partes que no estn expuestas a los vientos reinantes de la regin para evitar destrozos por la quiebra y desarraigamiento del arbolado ocasionado por los temporales a encontrarse con una frente de rboles recin descubierta sin ninguna proteccin; por ejemplo si los vientos dominantes son del Sur y del Norte, entonces habra que empezar con la corta en direccin del Oeste al Este o viceversa.

    Sabemos lo ms bien que existe actualmente en la selvicultura moderna una fuerte tendencia de no cultivar los bosques en la forma del Monte regu-lar en el deseo de evitar las cortas a matarrasa, creyendo poderlo reemplazar

  • 48

    ventajosamente por un rgimen que se acerca al Monte irregular (Dauerwald), que no permite cortar en paos grandes y que est mezclado, si fuera posible, con varias especies de rboles de distintas edades en un solo sector, rejuvene-cindolos al modo natural en pequeos grupos esparcidos irregularmente. En vista que esta forma de bosque requiere un mximo de cuidado y preparacin del selvicultor nos parece por consiguiente no poder recomendar este sistema, tomando en cuenta especialmente el cultivo del pino que se reproduce con una facilidad admirable, asegurando una repoblacin natural en seguida de las cortas a matarrasa en el mayor de los casos.

  • 49

    CAPTULO V

    RENDIMIENTOS DE MADERA

    Los pinares pertenecientes a la Compaa Carbonfera e Industrial de Lota se estn explotando segn reglas del Monte regular y estamos en condi-ciones de poder presentar algunos resultados obtenidos por este rgimen. En efecto, hemos calculado los rendimientos de varios pinares de distintas eda-des, siendo las masas de madera indicadas, el resultado de las investigaciones hechas para la fijacin de los factores (Formzahl) y de las alturas de rboles tpicos constatado cientficamente.

    El objeto perseguido por los propietarios de plantaciones es por lo ge-neral obtener madera gruesa destinada a la elaboracin, por eso indicamos en el cuadro adjunto las masas del Pinus insignis obtenidas en las edades de 26 hasta 45 aos; aparecen en l todos los detalles necesarios para poder formarse una idea de lo que puede producir esa clase de pino, llamamos especialmente la atencin a los dimetros alcanzados en las distintas pocas. Por haberse tomado los dimetros de los rboles en varias parcelas de superficies deter-minados se ver por el nmero indicado cuntos ejemplares hay de existencia normalmente por hectrea en las edades indicadas despus de haber ejecutado las labores culturales y las cortas de raleamiento.

    Las masas arrojadas por los raleos, los cuales se pueden denominar ex-plotaciones preliminares (Vornutzung) estn calculadas tambin y agregadas

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  • 51

    a la madera en existencia del bosque de los rboles en pie de cuyo total se deduce la produccin media anual del pinar. Las masas que aparecen corres-ponden a maderas hasta grosores de 8 cm (Schaftholzmasse) sin inclusin del gramaje.

    Interesante es la observacin de la produccin de madera de la parcela N 1 y 2 del cuadro, siendo las dos de la misma edad de 26 aos, ha sido su produccin sin embargo diferente, lo que no consiste en este caso por una desigualdad de la calidad del suelo, sino el mayor rendimiento, tiene su nica explicacin en la aplicacin de medidas culturales que ha sido objeto la par-cela N 2, pues fue sometida a los cuidados necesarios para aumentar o, mejor dicho, para regularizar el crecimiento.

    Llama tambin la atencin en la parcela N 2 la alta explotacin pre-liminar que ha sido provocada intencionalmente por haberse plantado este bosque en una distancia tupida con el fin de obtener por medio de las cortas de raleamiento madera redonda de dimensiones delgadas destinada al revesti-miento de las minas de carbn.

    Respecto a los factores que figuran en el cuadro es nuestro deber de manifestar aqu que las investigaciones hechas estn muy lejos todava para poderlas considerar como terminadas; nuestro trabajo se puede tomar sola-mente como un pequeo principio, pues para llegar a conclusiones que tienen derecho de ser reconocidas cientficamente es preciso de completarlo con el examen de muchos miles de rboles crecidos en las ms variadas condiciones, de diferentes grosores y sobre todo, de diversas alturas. Ha sido interesan-te de haberse establecido que los factores encontrados para el Pinus insignis resultaron muy parecidos a los del Picea excelsa de los bosques de Alema-nia, lo que hemos constatado en la comparacin de nuestro pino con el picea que figura en las conocidas tablas de H. Behm, Berln, donde se encuentran resumidos los factores y los volmenes de los principales rboles forestales alemanes, que son los resultados de investigaciones minuciosas de un medio siglo de trabajo; por eso se comprender que nosotros, que estamos ocupados prcticamente en las faenas forestales, no tenemos el tiempo suficiente para llegar a conclusiones bien determinadas; basta por lo pronto la constatacin de la analoga de la talla entre las dos conferas.

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    A continuacin citamos algunos datos comparativos entre el Pinus in-signis y Picea excelsa, indicando la edad, altura, factor, base circular, masa producida y produccin media anual; referente al pino se trata de investiga-ciones hechas por el autor en los pinares de Lota, los datos del picea estn sa-cados de las Tablas auxiliares para la ordenacin de los bosques en Alemania. Las dos conferas crecieron en este caso en suelos iguales, notndose bastante semejante de sus factores, pero una gran diferencia en su altura, base circular y masa producida, lo que tiene su explicacin en el gran poder productivo del Pinus insignis, especialmen