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Estudio de fragmentos cerámicos con inscripciones glificas del clásico temprano de Tikal JOSE MIGUEL GARCIA CAMPILLO M. JOSEFA IGLESIAS PONCE DE LEON ALFONSO LACADENA GARCIA-GALLO LUIS T. SANZ CASTRO (Universidad Complutense de Madrid) INTRODUCCION Este breve artículo tiene como objeto el estudio de ciertos fragmentos cerámicos decorados perte- necientes a dos vasijas diferentes que forman parte de un considerable concentración de materiales hallada en la ciudad de Tikal. La concentración es el Ilamado Depósito Proble- mático 21, localizado en la parte posterior de la Estructura 6D-20 del grupo habitacional 6D-V. Dado que, en ocasiones anteriores, hemos tratado este rasgo con mayor amplitud (Iglesias, 1987), los datos que aportamos son apenas orientativos. Por regla general, dentro del concepto de depó- sito problemático se incluye una variada gama de rasgos que presentan conflictos a la hora de en- cajarlos dentro de deposiciones convencionales, como inhumaciones u ofrendas. Siendo Tikal uno de los centros cuya excavación ha sido más intensiva, es natural que se disponga de una buena muestra de todo tipo de rasgos, catalogables o no, tanto de las investigaciones del Tikal Projet como del Proyecto Nacional Tikal. Hasta el momento, y a pesar de la buena comu- nicación existente entre investigadores de ambos programas arqueológicos, no ha sido posible Ilegar a una solución com ŭ n, aunque sería más acertado decir que en realidad, dada la complejidad del tema, carecemos de soluciones. Quizá uno de los problemas está en que no lo abordamos desde la óptica adecuada, o que nos faltan datos claves para resolverlo con una cierta fiabilidad, ya que, además, los ejemplos existentes en otros centros del área maya son mínimos. Ciertamente, es urgente hacer un análisis en profundidad de todo lo que ha sido catalogado como depósito problemático, y a partir de ello elaborar una clasificación más ajustada, ya que si bien contamos con elementos comunes a muchos de los depósitos desde tiempos preclásicos, las diferencias existentes pueden ser debidas tanto al desarrollo evolutivo general que se Ileva a cabo dentro de la cultura maya, como a circunstancias históricas específicas difíciles de detectar en el registro arqueológico. La visión que pueda darse a partir de los diferen- tes estudios realizados con materiales del D. P. 21 será siempre parcial, ya que está sujeta a los límites cronológicos del Clásico Temprano, pero al ser el depósito de mayor amplitud de todo Tikal nos aporta unas posibilidades de las que el resto care- cen. Este artículo hace referencia a solo cuatro frag- mentos cerámicos especiales en cuanto a su deco- ración, que si bien porcentualmente pasan inad- vertidos entre un volumen de cerca de 180.000 rescatados, cualitativamente pueden representar una nueva vía de trabajo, aunque ésta nos Ileve al final a nuevos interrogantes nnás que a soluciones. Los fragmentos corresponden a dos objetos di- ferentes, la primera muestra es de pequeño tamaño y pertenece al Tipo Pucté Indeterminado Plano- relieve (figura 1), y la segunda es parte de un cuenco profundo o cilindro tripode del Tipo Delirio Planorelieve, del que poseemos aproximadamente un 50% (figura 4). Dada que la muestra del D. P. 21 es de un tamaño poco corriente, se ha intenta- do un análisis espacial previo (Iglesias, 1988), y, aunque todavía no podemos sacar conclusiones al respecto, sabemos que nuestros ejemplos se en- cuentran en las cuadrículas de mayor concentra- ción de materiales, tanto cerámicos como líticos, malacológicos, etc. ESTUDIO EPIGRAFICO E ICONOGRAFICO DE LOS FRAGMENTOS PIEZA A En este fragmento (figura 1), que es posible perteneciera a un cilindro o cuenco profundo, se pueden apreciar hasta siete bloques glíficos, la mayoría de ellos incompletos. No hay constancia

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Estudio de fragmentos cerámicos con inscripcionesglificas del clásico temprano de Tikal

JOSE MIGUEL GARCIA CAMPILLOM. JOSEFA IGLESIAS PONCE DE LEONALFONSO LACADENA GARCIA-GALLO

LUIS T. SANZ CASTRO(Universidad Complutense de Madrid)

INTRODUCCION

Este breve artículo tiene como objeto el estudiode ciertos fragmentos cerámicos decorados perte-necientes a dos vasijas diferentes que forman partede un considerable concentración de materialeshallada en la ciudad de Tikal.

La concentración es el Ilamado Depósito Proble-mático 21, localizado en la parte posterior de laEstructura 6D-20 del grupo habitacional 6D-V.Dado que, en ocasiones anteriores, hemos tratadoeste rasgo con mayor amplitud (Iglesias, 1987),los datos que aportamos son apenas orientativos.

Por regla general, dentro del concepto de depó-sito problemático se incluye una variada gama derasgos que presentan conflictos a la hora de en-cajarlos dentro de deposiciones convencionales,como inhumaciones u ofrendas.

Siendo Tikal uno de los centros cuya excavaciónha sido más intensiva, es natural que se dispongade una buena muestra de todo tipo de rasgos,catalogables o no, tanto de las investigaciones delTikal Projet como del Proyecto Nacional Tikal.

Hasta el momento, y a pesar de la buena comu-nicación existente entre investigadores de ambosprogramas arqueológicos, no ha sido posible Ilegara una solución com ŭ n, aunque sería más acertadodecir que en realidad, dada la complejidad deltema, carecemos de soluciones.

Quizá uno de los problemas está en que no loabordamos desde la óptica adecuada, o que nosfaltan datos claves para resolverlo con una ciertafiabilidad, ya que, además, los ejemplos existentesen otros centros del área maya son mínimos.

Ciertamente, es urgente hacer un análisis enprofundidad de todo lo que ha sido catalogadocomo depósito problemático, y a partir de elloelaborar una clasificación más ajustada, ya que sibien contamos con elementos comunes a muchosde los depósitos desde tiempos preclásicos, lasdiferencias existentes pueden ser debidas tanto aldesarrollo evolutivo general que se Ileva a cabo

dentro de la cultura maya, como a circunstanciashistóricas específicas difíciles de detectar en elregistro arqueológico.

La visión que pueda darse a partir de los diferen-tes estudios realizados con materiales del D. P. 21será siempre parcial, ya que está sujeta a los límitescronológicos del Clásico Temprano, pero al ser eldepósito de mayor amplitud de todo Tikal nosaporta unas posibilidades de las que el resto care-cen.

Este artículo hace referencia a solo cuatro frag-mentos cerámicos especiales en cuanto a su deco-ración, que si bien porcentualmente pasan inad-vertidos entre un volumen de cerca de 180.000rescatados, cualitativamente pueden representaruna nueva vía de trabajo, aunque ésta nos Ileve alfinal a nuevos interrogantes nnás que a soluciones.

Los fragmentos corresponden a dos objetos di-ferentes, la primera muestra es de pequeño tamañoy pertenece al Tipo Pucté Indeterminado Plano-relieve (figura 1), y la segunda es parte de uncuenco profundo o cilindro tripode del Tipo DelirioPlanorelieve, del que poseemos aproximadamenteun 50% (figura 4). Dada que la muestra del D. P.21 es de un tamaño poco corriente, se ha intenta-do un análisis espacial previo (Iglesias, 1988), y,aunque todavía no podemos sacar conclusiones alrespecto, sabemos que nuestros ejemplos se en-cuentran en las cuadrículas de mayor concentra-ción de materiales, tanto cerámicos como líticos,malacológicos, etc.

ESTUDIO EPIGRAFICO E ICONOGRAFICODE LOS FRAGMENTOS

PIEZA A

En este fragmento (figura 1), que es posibleperteneciera a un cilindro o cuenco profundo, sepueden apreciar hasta siete bloques glíficos, lamayoría de ellos incompletos. No hay constancia

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J. M. GARCIA, M. JOSEFA IGLESIAS, A. LACADENA, L. T. SANZ

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Figura 1. Fragmento glifico. Tipo Pucté IndeterminadoPlano-relieve.

del orden de lectura correcto, aunque pareceríamás aconsejable, por lo que luego se dirá, conside-rar un orden de columnas verticales. A1 se trata, alparecer, de la parte posterior (orejera) de un cefal-morfo, con un signo k'in infijo. A2 es un glifoverbal a juzgar por el postfijo, T-181, y cuyo signoprincipal es una variante de T-522; su significadonos es desconocido. A3 es un nominal, compuestopor una cabeza humana y el glifo emblema de Tikalcon un «ah-po» como suprafijo. A4 es posible quese trate de un adorno o motivo no glífico, aunque aefectos prácticos esta consideración no es relevan-te debido a la minima parte que se ha conservado yque impide todo análisis. En la columna derecha,B1 es un glifo verbal interpretado por la mayoría delos investigadores como «nacer» o ((nacimiento».

Figura 2. Nominales de la «Señora de Tikal». a) Estela23, C4; b) Estela 26, B9 (seg ŭ n Jones y Satterthwaite,1982; figs. 36 y 44).

B2 es un nombre o título, conocido como «ScrollBaby». B3 sería un segundo titulo, corriente en lostextos tempranos de Tikal, que consta aquí de T-86:522 (188).

En principio, pues, cabe pensar en dos accionesverbales sobre —o realizadas por— sendos perso-najes. El primero de ellos (bloque A3) podríatratarse del sujeto de la élite gobernante de Tikalconocido como «Señora de Tikal», identificado enlas Estelas 23 y 26 (figura 2). En la Estela 23 seindica la fecha de nacimiento de la «Señora deTikal» con una Serie Inicial, 9.3.9.13.3 9 Akbal 11Mol (ca. 504 d. C.).

Esta información nos permitiría fechar el frag-mento cerámico —se supone que su fractura fuecontemporánea con el tiempo de vida de la señorade Tikal en un período entre 504 y 560 d. C.aproximadamente (se desconoce la fecha de lamuerte de este personaje), lo que en términoscerámicos correspondería a la fase Manik 3b (La-porte, 1989: 18).

Sin embargo, existen, en nuestra opinión, razo-nes para fechar este texto en una época mástemprana. El análisis pormenorizado de las grafíasde algunos de los signos presentes nos hacen

Figura 3. Glifos de la Estela 31 de Tikal, G17-G19(seg ŭ n Jones y Satterthwaite, 1982: fig. 52).

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ao MAYAB

situar esta inscripción entre 8.18.10.0.0 y9.0.10.0.0 (ca. 406-445 d. C.), Manik 3a.

Por otra parte, la aparición del personaje de lacolumna derecha, sujeto del verbo nacer en B1,permitiría corroborar esta segunda datación alter-nativa. La combinación presente en los bloquesB2-B3 de nuestro fragmento podemos documen-tarla en la Estela 31, H18-H19 (figura 3), dondeforman parte de la cláusula nominal de un perso-naje relacionado con el rey «Cielo Tormentoso». Larelación entre ambos viene dada por el glifo H17,que admite una lectura fonética vi-ta-h(i), vitah. Elcarácter de la relación representada por el términovitah es desconocido, aunque, a juzgar por losejemplos de sus apariciones en las inscripciones,parece razonable suponer que relaciona a ego conuna persona de su misma generación, afín o con-sangulnea. De esta forma, si admitimos que en elfragmento cerámico se menciona al mismo indivi-duo que figura en la cláusula citada de la Estela 31,nos resulta una época cercana al reinado de «CieloTormentoso» (8.19.10.0.0-9.1.1.10.10; 426-457d. C. seg ŭ n Jones y Satterthwaite, 1982: Tabla 6).

Admitida esta posibilidad, resulta difícil enton-ces poder identificar al personaje del bloque B3como a la misma mujer que se menciona en lasEstelas 23 y 26. Hay que señalar, además, la nopresencia en el bloque B3 del signo T-98, que síforma parte del nominal de la Señora de Tikal enlas estelas mencionadas.

En resumen, el texto glífico del fragmento delObjeto A presenta información dinástica referida aun personaje femenino desconocido, y a un se-gundo personaje que se relaciona de alguna mane-ra con el gobernante «Cielo Tormentoso»; ambospersonajes pertenecen, sin duda, a la élite políticade la ciudad de Tikal. Todos los indicios epigráfi-cos indican que el fragmento fue decorado en unperíodo que se extiende entre el 426 y 445 d. C.;esto es, la ŭ ltima época de la fase Manik 3a.

PIEZA B

Los fragmentos de que disponemos nos remitena un cuenco profundo o cilindro tripode de pataslosa que poseyó tres escenas, cada una de ellascompuesta por un par de individuos en posiciónsedente enfrentados y separados por una bandaglífica (figura 4). Este tipo de representación essimilar a la que encontramos en el vaso estucado

del entierro A-31 de Uaxact ŭ n (Smith, 55: fig. 1 a-b) y fechada para Tzakol 3.

El texto glífico de esta pieza consiste en doscolumnas verticales de cuatro bloques cada una.De una de ellas sólo se conserva el primer bloque(A1), mientras que de la otra es posible apreciarsolamente los tres ŭ ltimos (B2-B4). Afortunada-mente, la estructura de ambos textos está suficien-temente clara, representando dos típicas cláusulasnominales precedidas por un verbo introductorpersonal; este verbo consiste en los signos T-1.788 (A1), siendo la lectura más aceptada paraesta combinación lá de u-ba.

En nuestro caso sólo se ha conservado una delas cláusulas nominales (B2-B4). El bloque B2parece tratarse de la segunda parte de la expresiónverbal introductoria que se hallaba en B1 y quedebió ser idéntica a la que aparece en A1. Elbloque B3 presenta un primer glifo, cuyo significa-do desconocemos; un segundo glifo consiste en lacombinación T-544:23, K'IN(na), k'in. El bloqueB4 se compone de dos glifos, T-12:552.23 (B4a)y T-168:518 (B4b); las adscripciones fonéticas ylogográficas más aceptadas para estos signos dancomo resultado una lectura a-TAN-(na)-AHAW,atan ahaw, lo que podría tomarse como una refe-rencia a la esposa de un rey o señor. Esta posibili-dad es sumamente especulativa debido a lo pococlaro del bloque B3 (aunque presumimos que setrata de un nombre personal) y a la ausencia depronominales posesivos en el presunto glifo para«esposa» (B4a) (c. p. L. Schele).

No tenemos ning ŭ n criterio válido para afirmar odesechar la relación entre la cláusula nominal de lacolumna B y alguno de los cuatro personajes queaparecen representados en estas escenas. Igual-mente, no contamos con un n ŭ mero suficiente designos diagnósticos para intentar datar caligráfica-mente la inscripción. La ŭ nica posibilidad cronoló-gica que podemos ofrecer radica en la expresiónen B2, la cual, que sepamos, sólo aparece asociadaa una expresión verbal introductoria durante elClásico Temprano en Tikal en el texto conocidocomo el «Hombre de Tikal», bloque C2. Fashen(1988: 6) da como ŭ ltima fecha registrada en estainscripción 8.18.10.8.12 (ca. 406 d. C.); si seconsidera esta puntual coincidencia como un cri-terio válido de datación, el tiesto Tipo Deliriodebería pertenecer también a la fase Manik 3a, taly como lo indica un rasgo diagnóstico tan caracte-rístico como lo son las patas almenadas.

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Figura 4. Fragmentos pertenecientes a una misma vasija Tipo Delirio Plano-relieve.

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En cuanto al estudio iconográfico de esta pieza,se presenta complejo, ya que existen muchosproblemas a la hora de estudiar el arte del ClásicoTemprano, más a ŭ n cuando se trata de representa-ciones en cerámica. Dado que la pieza presenta unestado fragmentario (figura 4), las referencias sehacen en función de los tres fragmentos existentes(A, B y C) y de los individuos en ellos representa-dos (1, 2, 3 y 4). El fragmento A sería los restos deuna escena completa, mientras que vamos a asu-mir que el fragmento B formaba parte de la segun-da escena, acompañando al fragmento C.

Las dos escenas y la ŭ nica referencia de lo quedebió ser la tercera (extremo derecho del fragmen-to C) se encuentran rodeadas por una pequeñafranja compuesta por una serie de elementos•sobre las esquinas superiores aparece una formaestilizada de el signo de «agua», de com ŭ n repre-sentación a lo largo del Clásico Temprano (Hell-muth, 1987) (figura 5); el otro elemento, queconsiste en una línea de puntos gruesos enmarca-dos por finas líneas, no podemos determinar deque se trata, aunque en un principio nos basten las«bandas acuáticas» para suponer que la escena

Figura 5. Diversos ejemplos de bandas acuáticas (se-g ŭ n Hellmuth, 1987- figs. 179, 180 y 184).

está relacionada con la superficie acuática delInframundo.

Bajo esta hipotética línea están actuando seis,aunque sólo tenemos constancia de cuatro, seresantropomorfos con similaridades y diferencias ensus vestimentas y adornos. Al menos dos indivi-duos visten una falda hasta las rodillas (Individuos1 y 2), una de ellas con el conocido diseño de red(Individuo 1), mientras que la otra posee grandesparches oscuros que indicarían la piel del jaguar(Individuo 2). Ambos personajes Ilevan grandescinturones bajo los que aparece un nudo de tela degrandes proporciones correspondiente a la ataduradel habitual taparrabos; lo mismo aparece en elindividuo 4, aunque éste carece de falda.

Las tres cabezas visibles Ilevan tocados zoomor-fos, con ligeras variaciones entre ellos. Las de 1 y 4visten un zoomorfo de morro alargado y prominen-te, con grandes ojos de pupilas cuadradas y bizcas.En la mandibula superior Ilevan al menos dosdientes, careciendo de mandibula inferior. AmbosIlevan orejeras y colgantes de largas y estilizadasplumas. Poseen, además, una serie de elementosdiferentes en cada tocado, de los que se descono-ce su significado y que pueden ser simplementedecorativos. El correspondiente al individuo 3 pa-rece ser diferente, pero desgraciadamente los res-tos que poseemos son muy parciales.

Los personajes 1, 2 y 4 rodean sus cuellos conun gran collar de cuentas, del cual pende a modode pectoral un elemento cuasi circular que proba-blemente Ileva el glifo nen (T-617) infijo. La manoderecha de los individuos podría estar sujetándoloal igual que se ve en la figura 6 que muestra larepresentación de una figura antropomorfa proce-dente de una vasija de Kaminaljuy ŭ (Kidder, Jen-nings y Shook, 1946; fig. 205 c).

Las diferencias más Ilamativas entre personajesestán en el individuo 1 con respecto a los otros, yaque presenta muñequeras y un adorno de plumasen su espalda. La impresión que esto aporta es quetodos ellos son diferentes, aunque relacionadosentre sí. Ello vuelve a hacerse patente si observa-mos su comportamiento gestual: todos ellos estánsentados a la manera oriental y de perfil al especta-dor. Elevan su brazo izquierdo para sujetar unelemento diferente para cada uno de ellos.

El individuo 1 sostiene una Cruz de Kan personi-ficada, de cuya parte superior emergen un grupode formas rectilineas, mientras que en su parteinferior hay un nuevo nen semicircular del que

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J. M. GARCIA, M. JOSEFA IGLESIAS, A. LACADENA, L. T. SANZ 43

penden tres volutas. El símbolo de la Cruz de Kanha sido identificado por Stuart (1988) como unode los símbolos de sangre; existe, pues, la posibili-dad que tanto las formas rectilíneas del extremosuperior como las volutas inferiores representensangre. No obstante, ninguna de las volutas tieneel perfil punteado que caracteriza este tipo derepresentaciones. Además, nuestro elemento infe-rior forma parte, en realidad de un complejo cabe-za-voluta, muy com ŭ n en los ejemplos del ClásicoTemprano. Por esta razón preferimos hablar devolutas sin decantarnos acerca de su significadoexacto.

El objeto que sujetaría el individuo 2 no serecuperó; no obstante, aparecen volutas semejan-tes a las mencionadas, esta vez en relación con uncom ŭ n motivo en forma de «U». Mientras el indivi-duo 3 porta un gran nenufar en su mano, nuestroindividuo 4 presenta una cabeza antropomorfa dela que penden dos semivolutas bien diferentes alas ya mencionadas en los otros tres casos. Sobreesta cabeza aparecen elementos de gran interésque pertenecen al Monstruo Nenufar (Water-lilyMonster) para Schele y Miller (1986: 280) y elMonstruo del Tocado Tubular (Tubular HeaddressMonster) para Hellmuth (1987: 360). En cualquie-ra de los dos casos la asociación con las superfi-cies acuáticas, y por ende al Inframundo, parececlara. Si bien hay que decir que, por lo queconocemos, las representaciones existentes sonzoomorfas, mientras que la nuestra es antropo-morfa.

La identificación de los individuos es franca-mente compleja, aunque los atributos que portan,tales como determinados rasgos faciales y la pre-sencia del glifo nen (T-61 7), nos indican que setratan de dioses. El problema viene a la hora deidentificar las deidades, ya que todos ellos poseencaracterísticas que aparecen en diferentes dioses,pero con ning ŭ n rasgo diagnóstico. Así existenejemplos de GI de la Triada de Palenque que seasemejan a los individuos 1 y 3, aunque el rasgodiagnóstico de la barba de pez no aparece.

Existen algunos elementos que Ilaman la aten-ción por su aparente originalidad, tal es el caso dela forma que presenta el ojo del individuo 4 y de lacabeza antropomorfa que sostiene en su mano, yaque la impresión es que los párpados de ambosestán cerrados.

El conjunto en sí nos presentaría tres panelescon seis dioses del Inframundo enfrentados, en

una imagen que Quirarte (1973) denomina de«espejo», y realizando alg ŭ n tipo de actividad ritualdesconocida para nosotros. Por otra parte, lostextos que separan las parejas no nos dan mayorluz sobre la acción, en buena medida por el hechode ser fragmentarios, pero posiblemente no guar-den una relación directa con las imágenes repre-sentadas.

Es un hecho evidente que nuestra muestra entrade lleno en el panorama de representaciones cier-tamente complejas que hacen su aparición encontextos funerarios del Clásico Temprano (Hell-muth, 1988).

CONCLUSIONES

La presentación de estos fragmentos y sus estu-dios epigráficos e iconográfico tiene como objetoponer de manifiesto la existencia de materialescerámicos de gran complejidad en un depósitoproblemático, cosa que, por otra parte, no esinusual durante el Clásico Temprano de Tikal(Moholy-Nagy, 1987; Laporte, 1989). Es evidenteque la localización de este tipo de cerámicas, enlas que está presente una clara relación con la élite,incluso con el linaje gobernante, se encuentrafuera de lo que podríamos tomar como su contextohabitual que generalmente sería el funerario.

Figura 6. Escena de un vaso de Kaminaljuyú represen-tando a un individuo sentado que sujeta el pectoral consu mano (según Kidder, Jennings y Shook, 1946: fig.205 c).

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La localización de algunos depósitos (22, 31,50, 77) en el interior de la Acrópolis Central o en elimportante grupo 6C-XVI puede estar más enconsonancia que en el caso de D. P. 21, 74 ó 231,que tienen contenidos formales más o menoscomparables y cuyas localizaciones están más dis-tantes del epicentro de Tikal.

Si asumimos que existe una relación entre losdiferentes contextos arquitectónicos (palacios,templos, grupos habitacionales de mayor o menorrango, etc.) y la presencia/ausencia de determina-dos tipos cerámicos complejos o foráneos, esevidente que al menos una parte de los contenidosde diversos depósitos problemáticos, especialmen-te del D. P. 21, debiera pertenecer a ajuares nodomésticos de personas de influencia en Tikal, lasŭ nicas con acceso a bienes tan costosos por suespecialización.

Las muestras que poseemos del Tikal Project

apuntan en la misma dirección, limitando la apari-ción de cerámicas con diseños glificos —incisos opintados— a contextos funerarios, rituales o pro-blemáticos (Haviland, W. c. p.).

No podemos olvidar que existe otro tipo demateriales no cerámicos que apoyan que parte delcontenido provenga originariamente de una inhu-mación de élite: cuentas de jade y cuarzo, frag-mentos de pirita y pizarra, cristal de roca, cuentasde concha, spondilus, hueso tallado, etc., e inclusoun porcentaje de cerámica doméstica.

Ciertamente, una buena parte de los materialesencontrados no está analizado más que desde elpunto de vista puramente clasificatorio, lo quedificulta una comprensión más profunda. Y quizácuando pongamos en completa relación todos ycada uno de sus componentes, la solución de estecomplicado «rompecabezas» de apenas 200.000piezas nos salte a la vista.

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