espiritualidad sacerdotal · 2013-09-24 · para una espiritualidad sacerdotal centrada en el...
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PARA UNAESPIRITUALIDAD SACERDOTAL
CENTRADA EN EL EJERCICIODEL MINISTERIO
Cuadernos de Espiritualidad Sacerdotal 2
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PRESENTACIÓN“Así, pues, ejerciendo el ministerio del Espíritu y de la justicia (2 Co 3, 8-9), se fortalecen en la vida del Espíritu,
vida por las mismas acciones sagradas que realizan cada día, como por todo su ministerio, que ejercitan en unión
fructuoso del propio ministerio, porque aunque la gracia de Dios puede realizar la obra de la salvación, también por
quienes, hechos más dóciles al impulso y guía del Espíritu Santo, por su íntima unión con Cristo y su santidad de
(PO 12).
I. El Ministerio del Espíritu y la Contemplación Apostólica
El texto conciliar alude a una cita de la segunda carta de San Pablo a los Corintios que reza así:
“4 Es Cristo el que nos da esta seguridad delante de Dios, 5 no porque podamos atribuirnos algo que venga de
6 El nos ha capacitado para que seamos los ministros de una Nueva Alianza, que no reside en la letra, sino en el
7 Ahora bien, si el ministerio que lleva a la muerte –grabado sobre piedras– fue inaugurado con tanta gloria que los
8 ¡cuánto más glorioso será el ministerio del Espíritu!
9 Y si el ministerio que llevaba a la condenación fue tan glorioso, ¡cuál no será la gloria del ministerio que conduce
El Espíritu Santo es quien hace entrar en un mayor conocimiento de Jesucristo. Es él quien transforma poco a poco la humanidad del presbítero para que se convierta en “otro Cristo”, sal y luz en el corazón del mundo.
hombres y en preferencia a los pobres. Así, nos convertimos en los colaboradores del Espíritu y los siervos de la obra
historia de las personas, de las comunidades y del mundo. El colaborador del Ministerio del Espíritu ha de ser un contemplativo y pastor vigilante del Espíritu que antecede, acompaña y prosigue la misión pastoral.
Es en una “mirada teologal”
corazón de las personas y en las circunstancias de la vida. Se trata de discernir ahí donde “alguna vez también se anticipa visiblemente a la acción apostólica, lo mismo que la acompaña y dirige incesantemente de varios modos (AG 4). La “revisión de vida” y el “cuaderno de pastoral”, que presentamos en este Cuaderno son esenciales para ello.
de la misión de la cual no es propietario. Un Ministerio Espiritual –en el Espíritu- nos urge a docilidad al Espíritu de
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Jesús. ¿Qué lugar se da en nuestras vidas de presbíteros a la oración cotidiana al Espíritu Santo?Los presbíteros estamos llamados a la contemplación de la acción del Espíritu Santo en las personas concretas, en los apóstoles que formamos y que nos ayudan en nuestra misión, en nuestras comunidades y movimientos, en los
mundo más humano, y en nosotros mismos, en nuestro servicio alegre a la evangelización.
Podemos decir que en los presbíteros debería haber una oración espontánea al Espíritu Santo, además de la oración
litúrgica y particularmente de la epíclesis eucarística. conscientes de la necesidad de soledad, de desierto, de montaña, de “pasar a la otra orilla”, para acoger el Espíritu que nutre nuestra oración con la Palabra y la vida de la gente.
Precisamente para ello la Revisión de Vida y el Cuaderno de Vida que explicaremos en este Cuaderno resultan ser
Si le cantamos e invocamos
Jesucristo”, “Ayúdame a renunciar a mi propio espíritu”, “Jesús, dame tu Espíritu”… nuestra acción pastoral estará “descentrada” del propio yo y atenta a la vida por donde el Espíritu actúa y señala sus caminos.
¡Pero hay que pedirlo más! Le oramos poco de manera explícita. Olvidamos pedirlo…lo sentimos marginal en nuestra vida. Hay que compartir más con las gentes la relectura de la obra del Espíritu en su historia.
II. Conversiones a las que nos llama la Revisión de Vida y el Cuaderno de Vida
en nuestra vida para descubrir la obra del Espíritu, “que no es siempre
fundamental de buen pastor, que pide una intensa contemplación. Se trata de la contemplación de Cristo y
las personas.
combate contra el mundo, contra todo lo que en las estructuras y
carismas y las vocaciones.
sobre la obra del Espíritu Santo en las comunidades del Nuevo Testamento (Hechos de los Apóstoles y cartas paulinas), partiendo de las nuevas realidades de nuestra gente.
convertir nuestra acción
Vivir nuestro ministerio entre las comunidades como verdadero servicio a la obra del Paráclito, Espíritu
La Revisión de Vida entre Sacerdotes: nos ayudará un claro y denso artículo de Antonio Bravo, sacerdote de la Arquidiócesis de Madrid con muchos años de servicio a la espiritualidad de sacerdotes diocesanos en todo el mundo.
El Cuaderno de Pastoral: nos ayudará a entender su dinamismo y práctica una compilación de documentos realizada por Manuel Zubillaga, de la Arquidiócesis de México.
Ambos sacerdotes son miembros de la Asociación de los Sacerdotes del Prado.
escribir sus propias notas y eventualmente compartirlas para un mayor enriquecimiento.
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PRESENTACIÓN
I.
LA CONTEMPLACIÓN APOSTÓLICA 3
II.
1. LA REVISIÓN DE VIDA ENTRE SACERDOTES
I. 1.- La RV en sus orígenes. 72.- La RV, un bien de Iglesia destinado a cultivar y a recrear de manera continua. 9
II.1.- Una relectura creyente y comunitaria de la vida de los hombres. 112.- Un camino de discernimiento apostólico. 113.- Un camino de conversión del hacer ministerial. 124.- ¿Cómo describir la RV? 12
III.
2.- Reunidos en el nombre del Señor. 13
I.
II.
2.- El camino histórico del Buen Pastor. 21
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tal PARA UNA ESPIRITUALIDAD SACERDOTAL
CENTRADA EN EL EJERCICIO DEL MINISTERIO
III.
1.- El Espíritu y la novedad pascual. 222.- Colaboradores del Espíritu de su novedad. 23
I.
2.- El relato de lo sucedido. 273.- La escucha de los discípulos por el peregrino. 27
II.
2.- La confrontación con la experiencia eclesial. 293.- La confrontación con la persona del Resucitado, conocido en las Escrituras. 29
III. 1.- La decisión como conversión al Señor. 312.- La decisión en el Espíritu Santo. 31CONCLUSIONES 31
2. EL CUADERNO DE VIDA O CUADERNO DE PASTORAL
I. 35
II.
III. 39
IV.
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tal1. LA REVISIÓN DE VIDA
ENTRE SACERDOTES
Entre las prácticas para crecer en la vigilancia pastoral se encuentra la RV. Esta, como bien sabemos, procede de los movimientos obreros, en especial de la JOC. Pero con el tiempo se ha convertido en patrimonio eclesial, recomendable a los pastores.
salvaguardar en todo momento. Conocemos bien los riesgos en que se suele caer con frecuencia: la
más que denunciar las tentaciones, nuestro interés se centra en presentar la dinámica de la RV, tal como debería practicarse; en un segundo momento, se abordarán los presupuestos teológicos que la
entre los sacerdotes diocesanos; en un tercer momento diremos algo sobre actitudes humanas y espirituales requeridas, para avanzar en el camino de la contemplación en la vida.
I.
existencia según el Evangelio. ¿Cómo hacer?
acción para desarrollarse. Está en pleno proceso de crecimiento y necesita sentirse protagonista de
medios populares, sin estudios, pueden desarrollar su inteligencia, su voluntad, su acción y crecer en
Este breve recuerdo de los orígenes de la RV, nos será de gran utilidad para comprender el sentido de
A. Bravo
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La pedagogía activa de la RV parte siempre de la acción
manera protagonistas. Se les ayuda a descubrir el porqué de lo sucedido y también las actitudes que se han expresado a lo largo de esta actuación.
los dones que lo animan, de transformar la realidad y de transformarse en ese empeño. Estamos ante un camino de auténtica recreación de la persona, que ha de sentirse responsable de la historia humana. No puede ser un hombre resignado. Ha de aprender a ser hombre nuevo, colaborando en el perfeccionamiento del mundo, de sus ambientes.
Ser cristiano supone vivir la fe en lo cotidiano, es decir, en la transformación de una realidad
de San Pablo, recordaríamos que la creación entera espera la manifestación de la libertad
Si los miembros del grupo no rehuyen estas cuestiones, un día llegarán a preguntarse cómo
revelado en Jesucristo. En el proceso de la acción a la acción, de la libertad responsable al servicio de una nueva humanidad, los miembros del grupo estarán confrontados a las siguientes cuestiones: ¿Quién establece la dirección que ha de tomar
quien ha establecido un plan para este mundo? ¿Podemos llegar a conocer ese plan y
respuesta a todas sus cuestiones. Es evidente que estas cuestiones no se plantean así en
qué estrategia seguir en la acción, para llegar a las preguntas más profundas sobre la vida del hombre.
luchar contra el pecado del mundo tal como lo hiciera Jesús.
Cuando la RV está bien orientada, es un camino extraordinario para hacer hombres capaces de pensar, vivir y actuar en la luz del Hombre Nuevo, tal como ha sido creado en Cristo.
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Como puede verse, quien anima la RV ha de tener un buen conocimiento de las Escrituras y ha de ser un buen pedagogo. Por otra parte, entre los que se la practica se presupone una apertura a la fe. Si ésta faltase, la RV debería completarse con momentos más
sacerdote y en un contexto de cristiandad.
sí mismo en lugar de abrirse en la acción de gracias a Aque1 que hace todas las cosas nuevas. Quienes animan la RV de los militantes deberían estar muy atentos a seguir muy de cerca estos pasos cualitativos.
La RV no puede
la persona, sino que ha de pasar a una nueva acción, encaminada a transformar el mundo
En la nueva acción, los miembros del grupo se han esforzado por escuchar qué quiere
llevando ya la historia a su plenitud, asociándonos a su obra mediante la acción del Espíritu
a recrear de manera continua.
La RV constituye un auténtico patrimonio espiritual de la Iglesia. Ella nos enseña que el camino de la
de los hombres de acuerdo con su designio sobre el mundo y sobre cada uno de los hombres.
El hombre está llamado a ser santo en lo concreto de su vida. No digo que esto la Iglesia lo ignorase, pero la RV nos lo recuerda de manera muy oportuna, al tiempo que nos da la posibilidad de ponerlo en práctica como una comunidad de oyentes de la Palabra en el corazón de la existencia de los hombres.
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talII.
a Cristo, único Buen Pastor. Nuestro ministerio, por otra parte, se desarrolla en el camino de la comunidad, conscientes que en ella Cristo es servido.
al Pastor y siga sus indicaciones. Como participes del ministerio pastoral, los sacerdotes hemos de
Esta condición de “vigilantes” nos obliga a estar despiertos, a descubrir en la vida cotidiana la presencia
antes. Más que partir de nuestra acción, lo hacemos de la vida de los hombres. El Pastor debe estar
hemos sido gratuitamente asociados. El sacerdote no puede ser reducido a un funcionario, que se limitase a repetir de manera atemporal una serie de encargos o tareas. El ha sido puesto al frente de
en la historia de su Pueblo, desde los orígenes hasta el momento presente?, y ¿cómo podríamos darlo en el momento oportuno, si desconocemos la vida y necesidades de nuestros hermanos, los hombres, en especial los pobres?
Las cartas de S. Pablo son un buen testimonio de esta re-lectura creyente y comunitaria, a la que
las comunidades; así lo vemos dar gracias a Aquel que inicia y lleva a perfección la fe de los suyos. Pero también Pablo está atento a las necesidades profundas de unas comunidades marcadas por la
“Somos,
pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros...Y como cooperadores
suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios”
La RV ha de permitirnos vivir nuestro ministerio sacerdotal en el dinamismo de una comunidad de discípulos, caminando con Jesús por el camino de la comunidad y al servicio del anuncio del Reinado
invitándolos así a caminar con fe y con esperanza gozosa.
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En la RV buscamos también discernir si nuestro ministerio se inscribe en la perspectiva apostólica. Esto
En esta misma perspectiva, los pastores han de estar atentos para saber cómo están desarrollando la
Espíritu del Señor nos precede siempre, tiene ya un pueblo numeroso en las diferentes ciudades, incluso antes que el apóstol anuncie la Palabra. No podemos olvidar que el Verbo por su Encarnación se ha ligado a todo hombre; y que el poder de su resurrección está ya actuando en el mundo. El Espíritu está guiando a todo hombre al misterio pascual, es decir, al misterio de la plena liberación.
que todos se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad.
Este camino de discernimiento no puede hacerse fuera de la comunidad de los discípulos. Es evidente
en cuanto colaboradores del único Buen Pastor.
Si la RV está bien hecha nos llevará a una obediencia madura, responsable y creativa. Nos hará
en la historia de los hombres, así como sus necesidades, nos sentiremos responsables de la acción de
la acción del Espíritu, nos lleva a sentirnos responsables de toda la vida del Pueblo santo. Finalmente, al interiorizar en el silencio y en la contemplación comunitaria la vida de los hombres, nos hacemos más aptos para encontrar los caminos de una auténtica pedagogía, de un verdadero testimonio de
en la respuesta que, como tal pueblo, estamos llamados a dar en el hoy de la historia.
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verdad de la existencia. Esto supone evitar un doble escollo: el convertirla en un tribunal, en un examen de conciencia, y la tentación de querer guardar la imagen a toda costa. Hay personas tan preocupadas
búsqueda de la verdad.
El grupo de RV se reúne, como los apóstoles, en torno al Maestro para contarle lo que han visto y oído de la vida de los hombres. Narran la vida al Señor que está en medio de los hermanos. Una comunidad de discípulos está siempre en torno al Resucitado. Esta convicción de fe es decisiva para los pastores. El único Maestro es Cristo, El es quien puede darnos a conocer el verdadero sentido de la realidad.
En el grupo de pastores, en consecuencia, la única autoridad la tiene la Palabra del Señor resucitado.
dominar o imponer sus criterios, habría olvidado el verdadero dinamismo de la contemplación en la vida cotidiana.
Este punto tiene una gran importancia. Si lo vivimos bien, el mismo hecho de narrar el hecho de vida se convierte ya en una oración. En la fe, cuando nos dirigimos a la comunidad, a quien queremos contarle
otra forma, es como si pretendiéramos ocultarle al Señor lo que El conoce de antemano. Jesús nos ha acompañado en la misión apostólica. Nada le es oculto, pero quiere volverlo a oír de nosotros para llevarnos por la voz de los hermanos a una inteligencia más profunda de la realidad.
Si esto es así debemos caer en la cuenta de nuestra responsabilidad, tanto para contar el hecho,
la RV es siempre una palabra de aliento y de esperanza para todos aquellos que están en camino.
haciendo en la vida de los hombres.
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Como nos lo recuerda nuestra fe, el Resucitado ha enviado el Espíritu a todos los miembros del Pueblo
aquellos que no son considerados por el mundo. El Espíritu se sirve de los pequeños y sencillos para
Espíritu puede hablarnos por medio de él.
de la existencia.
Con mucha frecuencia nos cuesta reconocer a nuestros hermanos. En una comunidad de RV hemos de aprender a acoger la palabra de los otros como una palabra proveniente del Espíritu. Ello hace que escuchemos al otro con una atención renovada. Quien no ha entrado en esta perspectiva está
ellos, mientras que el que cree en la iluminación del Espíritu, espera siempre una palabra nueva y sorprendente. Si ésta no llega, sigue esperando, pues nadie puede ponerle día y hora a la acción de
acto de fe en el Espíritu.
caminos del Señor. Pero son hombres limitados y parciales, hombres que se quedan con frecuencia
En el camino del diálogo, cada uno debe sentirse libre para expresar la verdad, tal como él la percibe. Pero esto no quiere decir imponerla a los demás, como tampoco defenderla a ultranza. En
por los otros miembros. En ese sentido la verdadera actitud del diálogo es la apertura a la verdad
misma existencia.
Este diálogo no puede llevarse adelante sin una profunda pobreza personal y comunitaria ante la existencia. En la RV no queremos dominar sobre la realidad, sino que nos abrimos a la luz que nos viene
En la comunidad apostólica, todos los miembros han de sentirse como verdaderos colaboradores del
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común es la misma, el crecimiento del pueblo, lo cual es muy diferente a querer hacer triunfar un proyecto propio.
del Espíritu. En este sentido la RV es una escuela permanente de nuestro hacer apostólico. Es cada día que estamos llamados a adecuar nuestro hacer a las necesidades reales del pueblo santo y profético.
está atento a las necesidades de la gente, pero sin quedar encadenado por las mismas. El permanece siempre libre. Su misión liberadora no consiste en solucionar los problemas de los hombres, sino
revelado en el misterio de Cristo.