escuelas europeas de psicología social: la investigación

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Escuelas europeas de psicología social: la investigación de representaciones sociales en Francia Robert M. Farr En el período de reconstrucción posterior a la segunda guerra mundial floreció en Francia, durante más de veinte años, una escuela de investiga- ción sobre “representaciones sociales” . Los estadounidenses desempeñaron un importante .papel en la reconstrucción de posguerra de la educación superior y la investigación en Europa y Japón; en Francia, en cambio, su influencia fue bastante escasa. La forma de psicología social que echó raíces y floreció en este 'último país fue propia de Francia y sólo recientemente se difundió más allá de las fronteras del mundo de habla francesa un cono- cimiento de la investigación, sobre representaciones sociales. Es bastante correcto decir que el origen de esta escuela se remonta a 1961, año de la publicación del libro de Moscovici, La psychanalyse: son image et son public. Esta obra fue la culminación de una serie de estudios realizados en los años cincuenta sobre las representaciones sociales del psicoanálisis, en varios sectores de la sociedad francesa y en varios medios de comunicación masiva de ese país. En su examen de los estudios de esta escuela, Herzlich la califica de escuela europea, esencialmente sociológica, de psicología social. La escuela francesa contrasta con la escuela dominante en psicología social, que era entonces, y es todavía, estadounidense. Esta escuela dominante es más una psicología social psicológica que una psico- logía social sociológica. La investigación francesa moderna sobre represen- taciones sociales puede ser calificada con exactitud como una crítica sólida del carácter puramente “psicológico” de gran parte de la teoría y la inves- tigación estadounidenses sobre actitudes y opiniones. ^..Moscavici (.1972) pudo plantear el,interrogante: “¿Qué -es social-en psicología social?” , y ■•ápfojpar ' ron-seguridad Ja_.iespu.est£: “No mucho,,. jcsatogU s’J j l','--- v 2 ’ que las “representaciones sociales” puedan ser establecidas como fenómeno, Tu psicología social ¡udr.-'t ser definida como el estudio de dichas represen- taciones.' Una breve revisión de la historia de la psicología (como práctica exj^e- rimental y como ciencia social) puede contribuir a esclarecer el carácter

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Escuelas europeas de psicología social: la investigación de representaciones sociales en Francia

Robert M. Farr

E n el período de reconstrucción posterior a la segunda guerra m undial floreció en Francia, durante más de veinte años, una escuela de investiga­ción sobre “ representaciones sociales” . Los estadounidenses desem peñaron un im portante .pap el en la reconstrucción de posguerra de la educación superior y la investigación en E uropa y Japón ; en Francia, en cam bio, su influencia fue bastante escasa. L a form a de psicología social que echó raíces y floreció en este 'ú ltim o país fue prop ia de Francia y sólo recientem ente se difundió más allá de las fronteras del m undo de habla francesa un con o ­

cim iento de la investigación, sobre representaciones sociales.

Es bastante correcto decir que el origen de esta escuela se rem onta a 1961, año de la pub licación del libro de M oscovici, La psychanalyse: son image et son public. Esta obra fue la culm inación de una serie de estudios realizados en los años cincuenta sobre las representaciones sociales del

psicoanálisis, en varios sectores de la sociedad francesa y en varios m edios de com unicación m asiva de ese país. En su exam en de los estudios de esta

escuela, H erzlich la califica de escuela europea, esencialmente sociológica, de psicología social. L a escuela francesa contrasta con la escuela dom inante en psicología social, que era entonces, y es todavía, estadounidense. Esta escuela dom inante es más una psicología social psicológica que una psico ­logía social sociológica. L a investigación francesa m oderna sobre represen ­taciones sociales pu ede ser calificada con exactitud com o una crítica sólida del carácter puram ente “ psicológico” de gran parte de la teoría y la inves­tigación estadounidenses sobre actitudes y opiniones. ^..Moscavici (.1972) pudo plantear el,in terrogan te : “¿Q u é -es social - e n psicología social?” , y

■•ápfojpar 'ron-seguridad Ja_.iespu.est£: “ N o mucho,,. jc s a to g U s ’J j l','--- v 2 ’ que las “ representaciones sociales” puedan ser establecidas com o fenóm eno, Tu psicología social ¡udr.-'t ser defin ida como el estudio de dichas represen ­

taciones.'

U n a breve revisión de la historia de la psicología (com o práctica exj^e- rim ental y com o ciencia social) puede contribuir a esclarecer el carácter

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único de la investigación sobre representaciones sociales. A nte todo será necesario com prender algo de la prim itiva diferencia entre psicologías “ co ­lectivas” y psicologías “ individuales” . Esto servirá, en parte, para explicar por qué existen todavía, inclusive hoy, escuelas de psicología social separadas y autónom as: “ sociológicas” y “ psicológicas” . C ierto conocim iento sobre “ representaciones colectivas” nos perm itirá com prender m ejor la naturaleza

de las “ representaciones sociales” . Adem ás, los antecedentes históricos arro ­jarán luz sobre los orígenes europeos de varias escuelas diferentes de psi­cología social, e inclusive de escuelas — com o las interaccionistas simbólicas de psicología social dentro de la sociología norteam ericana—- que han florecido en Estados U nidos y no en Europa.

Antecedentes históricos. Wundt y los orígenes de la psicología como ciencia experimental y social

W undt es am pliam ente con ocid o com o padre fun dador de la psicología experimental. D urante el X X I I Congreso Internacional de Psicología reunido

en Leipzig en 1980, los participantes pudieron celebrar cien años de psi­cología experimental desde que W u ndt creara su Instituto Psicológico en

esa ciudad en 1879.|L a>d en cia experimental de Wundt_s.e -basó en un ai>4- lisis de los contenidos de la conciencia . m ediante la introspección. | Por consiguiente, esta prim itiva psicología experim ental fue, bastante explíci ­tamente, una psicología de la conciencia del individuo.

Para el futuro desarrollo de la psicología com o disciplina, las im plicacio ­nes de esta concepción particular de la conciencia hum ana fueron profu n ­das. A qu í será suficiente señalar algunas de esas im plicaciones:

a. L a con cepción de W u n d t de la conciencia del individuo era una con ­cepción no social. Esto im plicó que, desde el in icio, tam bién la psicología experimental fuera no social. Sólo mág faju-de^-u n o -d c . .los. discípulos. «Je

W undt, el filósofo norteam ericano G . H . M ead, desarrolló, un. .íaodelo. de autoconciencia del hornbre’. que era en esencia social. lEs interesante que l\IeáH io tiaya'Tiecho partiendo, del concepto de gesto hum ano, que tom ó de la psicología social de W u n d t y no de su psicología experimental^

b. El carácter lim itado de la concepción de W u nd t de la conciencia obli ­g ó a Freud a denom inar “ m etapsicologia” a su teoría del inconsciente, puesto que los procesos mentales en que estaba interesado no eran pasibles de exploración m ediante la introspección, es decir, no podían ser traídos a la conciencia. L a psicología experimental de Leipzig puede también explicar por qué Freud no previo que cualquier con form ación de sus teorías pod ía venir de esa escuela, p or ejem plo cuando se le ofreció , y él rechazó, evidencia experimental que fundam entara su n oción de represión. ¿C ó m o podía una ciencia experim ental, centrada exclusivamente en los fenóm enos de la conciencia, arrojar luz sobre la acción de fuerzas inconscientes?

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c j L o m ism o que Freud, W u n d t sabía, que había m uchos importantes fenom enos de Ja mente hum ana que n o pod ían investigarse en el labora ­torio por m edió de la introspección.. Creía, por ejem plo, que ninguno de los procesos cognoscitivos superiores del hom bre podía investigarse expe ­rim entalm ente en el laboratorio. D e esta convicción derivan dos im por ­tantes consecuencias: 1]J W undt pensaba .qye, la ciencia .experimental que había creado tenia un alcance e.strictamente lim itado. Sus limitaciones derivaban de su m etodología, es decir, la introspección. Los seguidores de W u ndt en la nueva ciencia experimental no com partían su pu nto de vista sobre dichas ¡imitaciones. t Éstas podrían superarse prescindiendo, de la m etodología.;; Es lo que, en esencia, h icieron los behavioristas en Estados

P h id o ^ J L a psicología dejó entonces de ser una ciencia de la mente para convele r s e , en C¡entiiL»ág}, co m p orta m ie n to ^ ] |Vundt p ensaSarque su aen cía

_.es;p£r¡njiental necesitaba ser com plem entada con el estadio de la m ente en sociedad, fuera d e l laboratorio, lo cual sólo pod ía llevarse a cabo, con métodos n o experimentales. „ Éste fue el tema de su psicología social o

Vollcefpsfcholbgie, que publicó en diez volúmenes entre 1900 y 1920.

W u ndt se em barcó en dicha empresa cuando ya tenía más de sesenta años, y su obra ha sido en gran parte ignorada por los historiadores oficiales de de la psicología no han tratado con benevolencia a W u ndt, cuya psicología que esta obra de W u nd t influyó sobre el desarrollo de otras ciencias sociales.

j ,L o s fenóm enos m entales co lectivos que fueron el tem a de estudio de su folk psychology ■— por ejem plo el lenguaje, los ñutos, la religión, la m agia y lenOmenos afines— no podían ser estudiados mediante la introspección.

T od os ellos eran productos culturales que estaban fuera del conocim iento

consciente de los individuos que los encarnan y trasmiten._¿Por esa razón W undt tuvo que tratar su psicología social com o algo separado de su ciencia experim ental, aunque estuviera relacionada con ésta. Los historiadores de la psicología no han tratado con benelocencia a W undt, cuya psicología experim ental ha sido rechazada y su psicología social ignorada. Sin embargo, el propio W u ndt consideró que estaban relacionadas: una era una psicología de la m ente individual; la otra era psicología de la mente colectiva.

En otra parte he exam inado la influencia de W u n d t sobre el desarrollo de ciencias sociales distintas d e la psicología (Farr, 1978, 1982). N o sería conveniente seguir elaborando aquí ese tema. Para mis propósitos actuales, será suficiente señalar los nombres de algunos destacados cientí­ficos sociales que recibieron influencia de W undt y, en especial, de su psi­cología social. W u n d t trató con seriedad los productos culturales tales com o las lenguas, los mitos y las religiones. E n su folk psychology se ocu pó de hacer inferencias acerca de la naturaleza de la “ m ente prim itiva” a partir de estudios de la estructura de las lenguas habladas por el hom bre. C on ­sideró la mente hum ana com o un producto natural que había surgido en el curso de la evolución humana. lE l con ocim iento de la mente hum ana involucraba el estudio com parativo de la cultura.M e manera m uy similar a com o D arw in había utilizado eFestudio com parativo de las especies para llegar a com prender la evolución del cuerpo hum ano. En el desarrollo de

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su Volkerpsychologie, W u nd t utilizó los relatos antropológicos de que pu do disponer. M alinowski estaba en Leipzig y recib ió una evidente influencia de W undt. Freud fue llevado a escribir Totem y tabú por su desacuerdo con la explicación de W u n d t sobre el totemismo.

IW undt pintó con fuertes con&astes la diferencia entre lo colectivo y lo

individual. Los trato p o r separado porque no pu do, determ inar có n p r e ­cisión de que m anera se ¡relacionaban entre s L lE l filósofo estadounidense G . H . M ead estuvo inscrito com o alumno de W undt en Leipzig en el se­mestre de invierno de 1888-1889. Pudo analizar también los prim eros v o ­

lúmenes de la Volkerpsychologie de W undt cuando fueron publicados en Leipzig. dM ead _ basó su p s i c ología social en una cuidadosa lectura de

' P -g v in W unldj^( véase ' F a ir, Í 9 8 t } ) . Q a a a *deraEa q u e la mente surgía de la interacción social. El “ yo” surge de la interacción dentro de una com unidad de “ otros” que com parten una lengua

y una cultura comunes.^ M ead era un filósofo social, y sus conferencias

en C hicago soüre la m ente, el yo y la sociedad echaron las bases de la escuela interaccionista sim bólica de psicología social en la sociología esta­dounidense (M ead , 1934). Tam bién otro cien tífico .socia l de C h icago — el destacado sociólogo W . I. Thom as— estuvo inscrito com o alum no de W undt en Leipzig en 1907-1908. El célebre estudio que realizó junto con

Z n a n icd ri — The. .j>.olish. p í a s m t (1918-1920) — abordó las actitudes com o “ rep resen ^ cjon es^ olectivas” (véase Jaspars y Frase?,' éff' pretísá). L a idea de “ representaciones colectivas” proviene de Durkheim (véase la sección siguiente). Los psicólogos sociales franceses se rem itieron a Durkheim al iniciar el estudio de las representaciones sociales en los años cincuenta, y Durkheim también había recibido una fuerte influencia de W undt.

lE n la m oderna psicología quedan escasos a ningún rastro de las psico ­

logías colectivas de Sighele. L e Bon. W undt, Freud, M cD ou ga ll v la escuela

de C h icago.t En su libro más reciente, M oscov ici (1981) ha llam ado la atención sobre este hecho. |La psicologia ha quedado centrada tan exclusi­vam ente en el individuo que la dim ensión colectiva, prácticam ente ha des-' aparecido. | En la actualidad, algunas de armellas “ psicologías colectivas”

todavía soSreviven. principalm ente en la form a de psicologías sociales sociológicas preservadas den tro de. ciencias sociales distintasde la psicología.

-La m íluencia de la “ psicología colectiva” de W u nd t puede ser encontrada en el conüuctism o social de G . H . M ead, preservado I aunque yo diría que en form a distorsionada) en la escuela interaccionista sim bólica de la psico ­logía social en la sociología norteamericana. T am bién pueden encontrarse rastros de la "psicología colectiva” d&.,W,UBd.t en..Erf.nd y en el. concento de...D uA hjim ,<.de “ representaciones colectivas” , v por lo tanto también en la m oderna psicología social francesa. En la sociología estadounidense tam - b ién es posible detectar indicios de la psicología colectiva ae la escuela de

. Chj£ago. I Con trecm -.ncia estos inriirins actuales rlp las nsiroioirías colectivas

deL pasado existen Pastante inaependlriilltfmente~cfé~ la psicología m od em a .f En los estudios franceses de las representaciones sociales se encuentra una

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de las pocas áreas de “ d iálogo” entre una form a sociológica de la psicología social y m oderna psicología. Es probable que e] ritm o de este diálogo se acelere a m edida que la noticia del estudio de las representaciones sociales com ience a difundirse más allá de las fronteras del m undo de habla fran ­

cesa.

Durkheim y los orígenes de la ciencia social en Francia

En 1885-1886, D urkheim visitó varias universidades alemanas, incluida

la de Leipzig, y quedó im presionado por lo que vio. En particular, fue in flu ido p o r W undt. L e im presionaron la precisión y el rigor de sus estudios experimentales y el h echo de que había fundado su prop ia publicación

científica, Philosophische Studien, a través de la cual difundía los estudios realizados en su Instituto Psicológico. Pueden detectarse varios paralelos con la form a en que D urkheim estableció la sociología en Francia com o átscíplina independiente.•\|Erm otivo que tuvo W u ndt .para separar su psicología colectiva de en

psicología individual lú e que los fen ómenos m entales co lectivos (lengua, 'religión , mitos, m agia y fenóm enos a fin es), que eran ios temas de estudio de su Volkerpsychologie, no podían ser reducíaos a 1¿ c o nciencia del indi­v iduo, q ue era la base de su ciencia de laboratorio, ni tam poco analizados en función de ella. ^La lengua o la religión, razonaba W u nd t, n o podían haber sido “ inventadas” por un individuo. Eran en su origen el prnrinrjr,

colectivo de una folk community. L a prioridad (en el tiem po) de la cultura v la. sociedad por sobre el individuo es algo evidente en la Volkerpsychologje de W u ndt, pero no en su ciencia de laboratorio -J^ ue. G. H . M ea d quien

señaló de qué m anera el individuo surge de la m atriz.de interacciones gue

caracteriza 'a "üná sociedad ' d a d a .''S i bien W u n d t evaluó prontam ente la im portancia del idiom a, particularm ente para la com prensión de los pro ­cesos cognoscitivos superiores del hom bre, fue M ead quien señaló con m ayor precisión que el lenguaje era una form a peculiar de la gesticulación.

jD urkheim ^ adm itió que existía una diferencia de niveles, y convirtió distinción de W u n d t entre su psicología colectiva y su psicología inrKyjr|,iol

en distinción entre sociología y psicología.^ En su artículo “ Représenta- tions individueiies et representations collectives” , Durkheim (1898 ) se pro ­nunció vigorosam ente por la independencia de la sociología respecto de la psicología, de m anera m uy similar á com o James había postulado ante­riorm ente la autonom ía de la psicología respecto de la fisiología. |DurkhHm estaba bastante satisfecho de dejar el estudio de las representaciones indivi ­duales en m anos de los psicólogos, siempre que se reconociera Que pl estudio de las '"representaciones colectivas” era territorio prop io rW W

.sociólogos. D m kh eiin insistía tanto com o W 'undt en que no se pod ía “ re ­du cir" los fenóm enos colectivos al nivel del individuo. |De todos los gran- des teóricos de la sociología , D urkheim fue el más intransigente en si] p™ i-

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¿jóa antipsicologista. ^JPero la psicología a la cual se opuso con m ayor v igor fue la psicología del individuo. .Liego a proyectar su prop ia form a de p sicología social, pero lo hizo del lado sociológico de la línea fronteriza que separa la sociología de la psicología. ^De la misma manera, lá escuela contem poránea francesa de investigación en psicología social tiene orien ­tación “ sociológica” y se opon e a las form as de psicología cuya naturaleza es puram ente “ individualista” .f En su clásico estudio sobre el suicidio, la insistencia de D urkheim en que

los “ hechos sociales-- n o pueden ser explicados en tem im os de ¡a psicología individual es perfectam ente com parable con la distinción que hacía W u n d t en tre su psicología colectiva y su psicología individua! insistencia en~

una "realidad social” independiente de la psicología del individuo es un Teit motvu 'q u e ’cáráxteríza á gran', pairie. d e j a investiga-ción francesa .contem - poráñea^sobre representaciones sociales. Si bien las representaciones “ co ­lectivas” y “ sociales” no deben s&r consideradas idénticas, son suficiente ­

m ente similares com o para justificar el tratamiento del estudio de las repre ­sentaciones sociales com o una psicología social sociológica. Para estudiar

las representaciones sociales se debe ir más allá de la psicología del indivi ­duo. Existe, por consiguiente, un contraste entre este trabajo y cualquier psicología centrada exclusivamente en el estudio del individuo. Sí bien quienes estudian las representaciones sociales no son durkheimianos en sen­tido estricto, son al m enos psicólogos sociales.

La representación social del psicoanálisis

La psychanalyse: son image et son public (1961 -1976 ), de M oscovici, señala el com ienzo de la escuela contem poránea francesa de investigación sobre representaciones sociales. M oscovici estaba interesado en la form a en que toda nueva teoría científica o política — en este caso una nueva teoría acerca del com portam iento hum ano— se difunde dentro de una cultura particular, en cóm o se transforma durante el proceso y de qué m anera altera la form a en que la gente se ve a sí misma y al m undo en

que vive.A l elaborar una nueva teoría, todo científico tiene en su m ente una n o ­

ción de la realidad. U n a vez que la publica o da una conferencia sobre ella, su teoría se convierte en una noción en ia realidad y de esa m anera pasa a ser, según razona M oscovici, un ob jeto legítim o de interés del psi­có logo social. El v ia je que hizo D arw in en The Beagle, por ejem plo, le perm itió observar ciertos hechos y recolectar varios ejemplares que, luego de haberlos estudiado y desarrollado una teoría que los explicara, io lleva ­ron a rever las nociones aceptadas (principalm ente religiosas) concernien ­tes a los orígenes del hom bre. Las repercusiones de su teoría fueron tales que, una vez que pu blicó sus descubrimientos, el m undo ya no volvería a ser el que había sido antes de dicha publicación . La conciencia que

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Darwin tuvo de las im plicaciones de su teoría lo hizo dudar y dem orar su publicación . Es interesante que esta dem ora le permitiera recolectar

mayores evidencias aún, de m od o que cuando finalm ente pu b licó su teoría el peso de las pruebas en favor de ésta era tan grande que, a pesar de su carácter polém ico, la teoría fue adoptada con bastante rapidez, al menos por parte de los científicos.

En cierto sentido, esta m oderna investigación que se realiza en Francia tiene afinidad con la sociología del conocim iento, M c ^ c c k v í c í . sin a n -

bargo, no le interesa tanto la difusión de conocim ientos en las com unidades de científicos com o la d ifu sión -de .teorías científicas, en. el público profano.

T^e Interesa la form a en que los individuos o grupos de individuos, com o función de su situación dentro de una sociedad y una cultura particulares, asimilan lo que les es “ extraño” o les llega de un ámbito distinto al cono- c ia s r Se interesa, por consiguiente, en el pensamiento profan o y en las epistemologías profanas. En sus observaciones preliminares á La psych- áticdyse: son image et son public, M oscov ici m enciona lo que se dice que

le d ijo Freud a Jung cuando llegaron a N ueva Y ork a com ienzos de siglo:

“ Estamos im portando la peste.” L o m ism o que D arw in en el ejem plo indicado antes, Freud tenía conciencia de las repercusiones culturales que tendría la aceptación de sus ideas y teorías. L ionel T rilling observó que el psicoanálisis se ha convertido en una especie de “ germ anía” en la cultura estadounidense. M ás recientem ente, M osco vi ci (en prensa) com entó la dificultad de quitar de circulación un térm ino técnico — neurosis, par e jem ­p lo— una vez que éste se ha difundido y dem ostrado su utilidad en la jerga profana. Es útil poder calificar a alguien de “ neurótico” , aun cuando las autoridades m édicas decidan desaprobar el em pleo profan o de la palabra. M oscov ici se referia al reciente intento de la profesión psiquiá ­trica en Estados U nidos de proscribir el uso de la palabra “ neurosis” en su sentido general, distinto de su em pleo más preciso en relación con psiconeu- rosis determinadas, j En los últim os años M oscovici ha hecho m ucho por d ar cuerpo a la visión de Tarde de la psicología social com o estudio com para ­tivo de conversaciones. JVtoscovici se interesa en el contenido de las conver ­saciones, en qué es lo que la gente d ice en cafés, en sitios de reunión, en las calles. M u chos investigadores de la escuela francesa contem poránea utilizan com o rutina el análisis de contenidos com o principal instrumento m etod ológ ico ; algunos utilizan inclusive la observación participante.

A M oscov ic i le interesa la m anera en que, a lo largo del tiempo, los pensamientos e ideas de un hom bre (verbigracia Freud, para tomar su

e jem p lo ; o D arwin, para tom ar e l 'm ío ) ílegari,^,,iafkÍ£,.,¿Qh ie ,gl pensa ­m iento de la mayoría de los demás. Su estudio sobre la representación social d e l psicoanálisis en la sociedad francesa durante los años cincuenta cons ­tituye una unidad con sus estudios de laboratorio sobre la influencia m ino ­ritaria (M oscov ici, 1976). Es característico que el lapso en que se ejerce esta in fluencia sea m u ch o m ayor que los pocos segundos utilizados por Asch (1956 ) en sus clásicos estudios de laboratorio sobre la experiencia de encontrarse en una m inoría de uno. M ás que en lo que habitualmente

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se denom ina “ con form idad” , M oscovici se ocu pa de creatividad e innova ­

ción , y p o r Jo tanto se interesa en la form a en que unos pocos individuos altam ente creativos llegan a influir sobre la “ opinión pública” y a con for ­m arla. A l principio el centro de sus intereses estaba en el cam po de las ideas; en las teorías científicas, por ejem plo, en las ideas de salud y enfer ­m edad, etcétera. M ás recientem ente se ha interesado en los estudios sobre el poder po lítico ; ha asesorado, por ejem plo, a nuevas minorías políticas com o los partidos ecologistas (véase una exposición de las ideas en que se basó este asesoramiento en M oscovici, 1977). T am bién estudió la manera en que los dictadores (tanto de derecha com o de izquierda) llegan al poder y se m antienen en él (M oscov ici, 1981). Este últim o estudio, que incluye una exposición sistemática de las ideas de L e Bon sobre las multitudes, explora las representaciones sociales que los líderes tienen de las masas qu e dirigen, así com o las representaciones sociales que dichas masas tienen de sus líderes. En el libro más reciente de M oscov ic i se otorga un lugar de

h onor al análisis hecho por Freud de los fenóm enos de masas. D e esta manera, veinte años después de haber inaugurado el estudio de las representaciones

sociales con su estudio sobre el psicoanálisis, M oscovici puede apelar nue ­vam ente a su conocim iento de Freud para arrojar luz sobre im portantes fenóm enos sociales de nuestra época. Su interés p o r Freud — y lo que de

él tom a— es prop io de un psicólogo social y n o de un devoto del psico ­análisis.

En el m om ento de su publicación , la originalidad de La psychanalyse consistió en que habia^ tom ado com o ob jeto de estudio una teoría cientí ­fica . Fue necesario elegir una teoría que se hubiera difundido m ucho en la cultura específica que se estaba estudiando. Era el caso del psicoanálisis en la posguerra en Francia. Probablem ente se habría pod ido tom ar el psi­coanálisis en varios países sudamericanos, Brasil por ejem plo. Si bien Londres constituye un centro psicoanalítico internacional, en la sociedad y en la cultura británicas la teoría no se ha difundido m ucho. Este curioso fenóm eno es el que exam ina Servulo Figueira en sus estudios doctorales

en la Universidad de Londres. El otro ob jeto posible de estudio que

M oscov ic i consideró, pero que después decidió no realizar, fue el marxismo.

Tam bién en este caso se trataba de una teoría (esta vez política y econ ó ­m ica ) que se había d ifundido bastante en la Francia de posguerra. En la

actualidad M oscovici planea emprender un estudio de las representaciones sociales del marxismo en la Francia contem poránea. Es evidente que las teorías económ icas y políticas tienen im plicaciones sociales más directas que otros tipos de teoría científica. Existe tal vez una m ayor garantía a priori

de que sus representaciones sociales serán suficientem ente ricas y m ere ­cerán ser exploradas. En L ’age des joules (M oscov ici, 1981) M oscovici

traza una distinción entre las ciencias hechas p or la historia y las que. com o la econom ía política y la psicología colectiva, hacen historia cu an do son puestas en práctica.

Desde el punto de vista de la m etodología, la prim era mitad de La psychanalyse es bastante ortodoxa. M oscov ici utilizó cuestionarios estruc­

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turados y semiestructurados en varias muestras de la pob lación francesa (N = 2 2 6 5 ). L a m ayoría de sus muestras eran de fácil acceso, puesto que fueron tom adas en París y sus alrededores, aunque tam bién incluyeron una muestra representativa de la p ob lación francesa. Los estudios revelaron los diversos conocim ientos que la gente tenía del psicoanálisis, de su fun ­

dador y de sus usos y formas contem poráneos. L a segunda m itad del libro era más innovadora desde el punto de vista de la m etodología. M oscov ic i realizó un cu idadoso análisis de contenido de todos los artículos relacio ­nados con el psicoanálisis que aparecieron en 241 periódicos, revistas y diarios diferentes durante el período del l 9 de enero de 1952 al l 9 de m arzo de 1953. D e esta m anera, las muestras de M oscovici n o sólo cubrieron la d i ­

fusión de in form ación concerniente al psicoanálisis en varios sectores de la población francesa sino que tam bién interceptó, tom ó muestras y analizó la in form ación y propaganda que circuló en los m edios de com unicación masiva, relacionada con el ob jeto de estudio.

Los datos de M oscov ic i muestran todos los signos de la época, de pos ­guerra de los años cincuenta, que estuvieron dom inados, en Francia y en otras partes, por la guerra fría entre la U n ión Soviética y Estados U nidos. A lgunos aspectos de esta guerra fría aparecen tam bién en las representa ­ciones sociales que algunos hom bres y mujeres franceses se form aban del

psicoanálisis. M oscov ic i analiza la m anera en que la prensa católica llegó a un acuerdo con algo que podría considerarse com o una form a laica de la confesión. Después de todo, uno habla con el analista y le cuenta todos sus problem as y dificultades. Era bastante com ún, por consiguiente, re­presentárselo com o una especie de sacerdote laico. L o extraño es asimilado a lo con ocid o . M u y com únm ente el analista era considerado com o un tipo de m édico, con la interesante salvedad de que no prescribe drogas ni m edi­camentos. L a orientación general de la com unidad católica y de sus voceros era de aceptación del psicoanálisis. M ediante contraposiciones, M oscovici dem ostró que en esa época el psicoanálisis era rechazado por los marxistas franceses y la prensa marxista. El psicoanálisis era una ciencia popular que no se basaba en los principios marxistas. M oscov ici utilizó el rechazo del m arxism o p or parte de la prensa com unista com o un estudio de caso sobre propaganda.

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Representaciones sociales de la salud y la enfermedad y del cuerpo humano

Existen ahora m uchos excelentes estudios com pletos de cam po de repre ­sentaciones sociales. A quí sólo será posible m encionar brevem ente algunos de los más interesantes. C laudine H erzlich (1969, 1973) analizó la repre ­sentación social de la salud y la enferm edad. E xploró las concepciones que la gente tenía de la salud y la enferm edad utilizando una entrevista ines- tructurada y grabada que duraba, en prom edio, una hora y m edia. Su

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Page 10: Escuelas europeas de psicología social: la investigación

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m onografía se basó en un análisis del contenido de las transcripciones de esas entrevistas. L a m ayoría de las ochenta personas de su muestra residían en París, pero H erzlich incluyó tam bién algunas personas de una aldea de N orm andía.

L a estructura de las representaciones sociales era m uy clara. L a salud se asociaba con el yo, con una relación arm oniosa entre hombres y natu ­raleza. L a salud no tenía un origen, es decir, no necesitaba ser explicada.

Se podía tener la suerte de haber nacido con una buena constitución y gozar por ello de salud excelente. L a enferm edad, en cam bio, sí necesi­taba ser explicada. Las “ causas” de la enferm edad eran en gran m edida ambientales. L a enferm edad era vinculada al carácter “ n o natural” de la vida en las ciudades modernas. L a vida urbana estaba asociada con un ritmo artificial de vida, con la com ida “ no natural” y con la contam inación. Esto contrastaba con la vida en el cam po, con la vida rural francesa del pasado.

C u an do el investigador sugería que, gracias a la m edicina m oderna,

en la actualidad la gente parecía vivir más tiem po que antes, la respuesta habitual era que la ca lidad de la vida no había m ejorado. Originalm ente, los entrevistados fueron elegidos de m od o que, en el m om ento de la entre ­vista, estuvieran sanos y n o enfermos. Se trataba, después de todo, de ex ­

plorar las representaciones sociales de la salud y la enferm edad y no el acom odam iento o la reacción a una enferm edad concreta. L a aparente discrepancia entre un deterioro general de la calidad de v ida y una ausen ­cia relativa de enferm edad en el m om ento de la entrevista fue m anejada inventando la noción de “ toxicidad” ’ . Esta n oción era un elem ento lógi ­camente necesario en la estructura de la representación social. El sistema estaba envenenado. N o se trataba de que u no estuviera realm ente enferm o, pero uno tam poco estaba bien. Era la fatiga y la debilidad nerviosa lo que había aum entado con el ritmo de la vida m oderna. L a resistencia que uno tenía a la enferm edad estaba debilitada. P or consiguiente, la falta

de enferm edad no era equiparada con la salud.

En la representación social había im plícitam ente una teoría “ gérm ica” de la enferm edad. Esto pod ía reflejar sim plem ente el persistente im pacto social de los descubrimientos de los grandes bioquím icos franceses quienes, alrededor de un siglo antes, habían logrado aislar e identificar varios agentes nocivos en el entorno del hom bre. Es interesante que H erzlich no encontrara casi ningún rastro de ninguna teoría “ culposa” de la enfer ­m edad, com o podría haberse inferido de la am plia difusión de nociones psicoanalíticas, es decir, la idea de que el individuo podría ser, en parte, la causa de sus propios problemas. Es posible también que el contexto social del cual fueron tomadas las respuestas haya contribuido a la estruc­tura de la representación (Farr, 1 9 7 7 ); por ejem plo, al invitar al entrevis ­tado a que hiciera atribuciones causales a dos estados con valores tan opuestos com o la salud y la enferm edad, habría una fuerte tendencia a atribuir el polo positivo (es decir, la salud) al yo y el polo negativo (la enferm edad) al entorno, al no yo. Este proceso fortalece la autoestim a y al